gallardo (1990)

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  • 7/25/2019 Gallardo (1990)

    1/12

    LA REVOLUCIN LITERARIA DE LOS POETAE

    NO

    VI

    1

    Introduccin

    La creciente expansin poltica romana hacia Oriente despus

    de la conquista de la cuenca mediterrnea la sumisin de Mace-

    donia y la de las ciudades griegas trajo como consecuencia nue-

    vos contactos y con ellos nuevas costumbres. Si en poca ante-

    rior a la que en este trabajo nos ocupa la concepcin griega de la

    vida haba penetrado en Roma imprimiendo nuevos ideales en la

    educacin y en la visin del mundo en los crculos ms cultos y

    avanzados -el de los Escipiones por ejemplo para desesperacin

    de Catn y los tradicionalistas- en el siglo

    I

    a.c. va a suceder

    algo parecido pero con ms agudeza an.

    La

    vinculacin con Atenas fue intensa y estrechas las relacio-

    nes de Roma con las capitales helensticas de Asia Menor: Prga-

    mo Nicea Antioquia etc. Tampoco hay que olvidar el contacto

    con la isla de Rodas. Por otra parte la egipcia Alejandra la ciu-

    dad culturalmente ms importante del orbe en aquellos momen-

    tos ejerca sobre los romanos una fascinante atraccin en todos

    los rdenes: baste recordar en el plano poltico las relaciones esta-

    blecidas con los Ptolomeos por Pompeyo despus por Julio C-

    sar. En el plano literario la cultura helenstica alejandrina -que

    por supuesto haba guardado cuidadosamente la herencia del he-

    lenismo clsico- estaba en candelero: Calmaco Euforin y File-

    tas fueron tan importantes e imprescindibles en Roma como ante-

    riormente lo haban sido los grandes autores del perodo clsico.

    Asimismo interesantes personalidades del mundo cultural helens-

    tico vivan en Roma como Partenio de Nicea. Se impone cada

    vez ms entre las clases pudientes viajar realizar estudios en los

    grandes y prestigiosos centros culturales griegos.

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    2 M

    D.

    GALLARDO

    El perodo que media entre la poca de Sila y la de Augusto

    fue crucial en la evolucin de las costumbres y de la cultura roma-

    nas. Esta evolucin es bien visible en toda la literatura, pero muy

    especialmente en la poesa. Aun reconociendo la enorme y ex-

    traordinaria importancia que, en el cambio que se produjo en la

    poesa, tuvieron las circunstancias de orden poltico, este cambio

    no fue solamente el reflejo de la tensin alcanzada por la poltica

    romana exterior e interior. Hecho que confirmara la tesis que si-

    glos ms tarde mantuviera Diderot uniendo el florecimiento de la

    poesa lrica a las fiebres de la vida pblica. Esta revolucin fue

    tambin en gran medida el resultado de la confluencia de una se-

    rie de causas bien diferentes entre las cuales hay que destacar:

    a

    El escepticismo religioso que hay a fines de la repblica:

    para gran parte de la sociedad los dioses tradicionales slo son

    una herencia de los antepasados. El espritu de la poca era fun-

    damentalmente laico.

    b El creciente individualismo que haca retroceder la antigua

    disciplina. Por ello se haca necesario dar validez a la nueva idio-

    sincrasia que va surgiendo. Cada vez se tenda ms a la autoafir-

    macin personal.

    c El hecho de que algunas motivaciones de la literatura ro-

    mana eran, en cierta medida, afines al arte alejandrino. Por ejem-

    plo el gusto por la crtica afilada, la uernacula festiuitas que se

    asocia perfectamente a la yambsgrafa jonia y alejandrina; la bus-

    queda de nuevas formas literarias, etc.

    Todo ello facilit en gran medida la conexin con el helenis-

    mo. Nuevos aires penetran en Roma y en los crculos culturales

    enfrentndose a quienes, despus de la obra de Ennio, Nevio, Ac-

    cio y Lucrecio, consideraban ya formada su poesa nacional. Des-

    de ese momento la literatura romana marchaba, imparable, por

    otros derroteros.

    En este perodo, inevitablemente, van a chocar dos ideales, dos

    estilos, dos formas opuestas de entender la vida y, por consiguien-

    te, la literatura y el arte en general: la que llamaremos, utilizando

    terminologa ciceroniana, la del

    uir bonus

    y la nueva, la que deno-

    minaremos la del doctus poeta.

    En otras palabras la concepcin de la vida de la vieja sociedad

    romana tradicional y bien pensante y la nueva visin del mundo

    que representan los poetas jvenes, un tanto bohemios.

    Dos corrientes bien distintas, dos modelos de vida diferentes:

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    LA REVOLU I~N ITERARIA DE

    LOS

    POETAE

    NOVI

    el de la aristocracia y burguesa tradicionales y el de los jvenes

    cachorros de esa misma sociedad con sus ideales bohemios. Pero

    de bohemia dorada puesto que viven placenteramente gracias al

    rico patrimonio familiar no lo olvidemos.

    En efecto ni Catulo ni la mayora de sus amigos -como en

    poca despus Tibulo Propercio u Ovidio- pese al tpico ele-

    gaco del

    pauper poeta

    fueron en modo alguno pobres. Muy al

    contrario: su exquisita educacin su crculo de amistades su vida

    cotidiana -cmoda despreocupada y refinada- demuestran cla-

    ramente que aunque en algn momento la bolsa est vaca

    narn

    tui Catu lli plenus sacculus est araneorum

    Cat.

    XIII 8-9)

    y el poeta

    con bastantes deudas -cosa frecuente en la mejor sociedad de la

    poca empezando por el mismsimo Julio Csar- el patrimonio

    familiar era lo bastante considerable para permitirles semejante

    tipo de vida sin necesidad de someterse a las preocupaciones y

    avatares que conlleva el tener que ganarse el sustento.

    Estas dos formas contrapuestas de entender la vida estn re-

    presentadas fundamentalmente por dos nombres famosos: Cice-

    rn y Catulo.

    2. Vir bonus

    El

    uir bonus

    ideal haba sido identificado en poca anterior con

    Catn y en el siglo I a.c . -en opinin del pontfice Escvola-

    con el propio Cicern. Era el hombre de slida e integra forma-

    cin humana poltica y moral; experto en hablar y en hallar ia

    verdad que anhela para s mismo una formacin filosfico-enci-

    clopdica

    y

    cuyo aspecto intelectual refuerza el moral y poltico.

    Este

    uir bonus

    o

    ciuis romanus

    tradicional est caracterizado

    sobre todo por el amor a la patria el sentimiento del deber el va-

    lor guerrero

    y

    su disponibilidad para las exigencias de la vida pu-

    blica. En suma est caracterizado por la pietas, trmino conjunta-

    mente moral y religioso que no tiene traduccin exacta en nuestro

    idioma y que era entendido como cumplimiento puntual de todos

    los deberes hacia los dioses los hombres

    y

    la patria. Es

    pius

    aquel

    que es irreprochable tanto en el plano de su conducta pblica y

    privada como en el religioso.

    Cicern consideraba que la poesa tambin deba ser un arte

    que estuviera al servicio de la moral y de la patria. Con ello segua

    varias tradiciones:

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    22 M D GALLARDO

    a) La tradicin aristotlica de una poesa hecha exclusiva-

    mente para divulgar las verdades de la filosofa.

    b)

    La vinculacin casi romntica a los antiguos poetas de

    Roma; en especial a Ennio, cantor de su grandeza.

    c) La vieja idea compartida por gran parte de la sociedad ro-

    mana tradicional de que el arte debe exhortar a la virtud y no

    debe alentar el vicio.

    Frente a estos ideales era lgico que el aspecto libertario de los

    poetae novi

    disgustara a Cicern de la misma manera que le dis-

    gustaba el mundo galante y frvolo de parte de la sociedad de su

    poca como se observa claramente al comentar una cena en la que

    particip y en la que tambin estaba invitado Volumnia Cyteris:

    M e uero nihil istorum ne iuuenem quidem mou it num quam ; ne

    nunc senem Ad Fam.

    IX 26 este tipo de cosas no me han gustado

    nunca en realidad, ni cuando era joven, menos ahora que soy

    viejo).

    Era Cyteris una clebre actriz, antigua esclava, que haca las

    delicias de parte de la alta sociedad romana, vividora y cultivada.

    Fue amiga de Marco Antonio y, en poca posterior a Cicern, de

    Cornelio Galo, el elegaco que en sus versos cant a su amada

    Lycoris, fcilmente identificable por sus lectores con Cyteris.

    Cmo desagradaba a Cicern la nueva poesa que se extenda

    por Roma, obra de los poetas que l llamaba despectivamente

    neoterici o noui cantores Euphorionis Tu sc. 111 y A d A t t .

    VI1 2,1, queda claro en Sen.,

    Epist. Mor.

    XL,IV 5:

    Negat Cicero

    si duplicetur sibi aetas habiturum se tempus quo legat lyricos

    dice

    Cicern que, aunque se le doblara la duracin de la vida, no ten-

    dra tiempo para leer a los lricos))).

    Claro que siempre es planteable la cuestin de a qu o a qui-

    nes se refiere con ese lyricos pues sabemos que en su juventud

    gust de las nuevas tendencias hasta el punto de que no slo escri-

    bi una

    Aratea

    sino tambin algunas poesas ligeras, como sabe-

    mos por Plutarco y Julio Capitolino. En todo caso, parece que los

    tiempos han cambiado, esos pecadillos de juventud han sido ol-

    vidados y una clara evolucin se ha producido en l.

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    3 Doctus P oeta

    a Precedentes alejandrinos

    El alejandrinismo apareci en Roma bastante antes de que co-

    menzara la actividad literaria de los poetae novi o neotricos. En-

    tre los precedentes destacan fundamentalmente dos grupos:

    a

    Los epigramistas preneotricos de la poca de Sila: Porcio

    Licinio, Valerio Edituo y Quinto Lutacio Catulo, entre otros. Ta-

    les epigramistas, adems de seguir la tradicin popular del epigra-

    ma latino, parece que cultivaron en sus composiciones un erotis-

    mo al que contribua una experiencia amorosa ms o menos real.

    b

    Poetas como Matio, Sueyo o Levio. Segn se puede intuir

    en los escasos fragmentos conservados, su inspiracin tena ya un

    cierto aroma alejandrino: brevedad y concisin, escenas de la vida

    corriente, etc. En cuanto a Levio, muchos eruditos lo consideran

    un anticipo de Catulo, salvo en la mtrica, pues fundamentalmen-

    te utilizaba versos ligados al drama. Su poesia, al igual que la de

    Catulo, estaba ligada a sus propios sentimientos, polemizaba fre-

    cuentemente, gustaba de la mitologa, etc.

    Levio

    y

    Matio introdujeron en Roma el llamado verso esca-

    zonte, el preferido de Catulo junto con el falecio.

    En resumen, se cree que estos poetas hicieron una poesa ins-

    pirada en sus sentimientos, desligada de toda preocupacin prcti-

    ca y que cuidaba extraordinariamente el

    ars

    Sus esfuerzos contribuyeron a desbrozar el camino que haban

    de recorrer Catulo y sus amigos en la tarea de combinar la elegan-

    cia refinada de la forma -fruto de un trabajo arduo y meticuloso

    a fin de lograr una tcnica perfecta en la composicin- con la

    experiencia individual de todo tipo de sentimientos.

    b

    Los poetas neotricos

    Valerio Catn, Porcio Licinio, Helvio Cinna, Furio Bibculo y

    Catulo fueron unos poetas de vanguardia, en lucha contra la vieja

    poesa de corte enniano que consideraban difusa, grandilocuente y

    excesivamente larga. Contra la

    gravitas

    de esta poesa se rebelan y

    con agresivo vigor condenan la

    rusticitas

    de los discpulos tardos

    de Ennio. la vez reafirman su individualidad como seres huma-

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    24 M D G LL RDO

    nos: la vida privada -con gran escndalo del mundo tradicional

    romano- se convierte en tema literario: tenan la gran audacia

    de expresar en versos sus sentimientos personales y, entre ellos, la

    pasin amorosa.

    Era natural que tal poesa no gustara a parte de la sociedad.

    An hoy, a finales del siglo xx hay quien no la entiende y sigue

    sorprendindose, veamos un par de ejemplos:

    En la lucha contra la tirana de la pasin, si un indivi-

    duo se deja vencer slo es un esclavo que llama duea a una

    mujer de conducta irregular que es capaz de imponrsele. Si

    esta desgracia sucede a alguien, nadie publica su vergenza

    en las plazas pblicas; la elega sera ridcula y absurda si hu-

    biera sido la confidente verdadera que -desde el petrarquis-

    mo- se ha credo. La elega es insincera, est escrita para

    divertir, es una paradoja placentera que habla de una desgra-

    cia como de algo bello y de una mujer de vida irregular como

    de un ser adorable es una ficcin humorstica de un mundo

    trastocado)) (Veyne,

    L lgie rotique romaine,

    p. 206).

    Las amadas de las eleeias slo son nombres nada les

    confiere rasgos individuales o una identidad, la imagen que el

    poeta da de estas jvenes tiende a variar de un poema

    a

    otro (G. Williams,

    Tradition and originality in Roman

    Poetry,

    p. 560).

    En el extremo contrario se encuentra la obra de Claude Ram-

    baux, T r o i s a n a l y s e s d e l m o u r , Pars 1985. Sabido es que, hasta

    ahora, quienes han querido reconstruir la cronologa real o imagi-

    naria de los amores de Lesbia y Catulo, han debido cambiar el or-

    den en que aparecen los poemas que lo reflejan, en el l iber que he-

    mos conservado, independientemente del hecho de si es o no este

    l iber, tal como hoy lo tenemos, el conjunto de la obra de Catulo

    o simplemente una recopilacin.

    C.

    Rambaux hace todo un alarde jreinventando? jreconstru-

    yendo? tales amores sin variar ni un solo poema de los ciento die-

    cisis, adems, dentro de la mejor tradicin de novela rosa, en-

    cuentra un final feliz del que nadie en veintin siglos se haba per-

    catado. Tal desenlace feliz tiene lugar en el poema 109. La cosa

    queda as:

    l.a parte, poemas 1-60: Catulo relata su historia. Al final

    no puede ocultar sus sufrimientos y proclama a los cuatro

    vientos sus cuitas, p. 34.

    2 a

    parte, poemas

    61-68, longiora

    o

    docta:

    Reflexiona so-

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    LA REVOLUCIN LITERARIA

    E

    LOS POETAE NOVI

    bre las causas de su fracaso, sus aspiraciones, su situacin

    etctera, pero sin hablar directamente de ello. Para lograrlo

    juega con los mitos.

    Al

    final de estos poemas est dispuesto

    a reconciliarse con Lesbia, reconoce que exager las infideli-

    dades de que se lamentaba y que debe ser menos posesivo, p.

    46.

    3. parte, poemas 69-1 16: hay de todo, por ejemplo entre

    los poemas 83-92, se convence de que finalmente es amado

    por Lesbia. El 109 es el de la reconciliacin final, como he-

    mos dicho. Los poemas 110-115 muestran que por encon-

    trar la dicha junto a la mujer amada no se resuelven todos

    los problemas)),

    o .

    c., p. 66, y esos poemas deben considerar-

    se como precauciones contra las tentaciones que amenazan la

    dicha tan dificilmente lograda, p. 66. El 116, cierre del libro,

    lo considera una rplica en negativo de la introduccin.

    En mi opinin, los autores mencionados no han entendido que

    las composiciones de Catulo -por ms tengamos en cuenta que

    en l Apolo obedece a Eros siempre

    y

    que su tcnica no es una

    pura creacin intelectual, que emana de ella el sentimiento, cf.

    H.

    Bardon, L art

    de

    la cornposition chez Catulle Pars 1943, p.

    71-

    y

    posteriormente las de Tibulo o Propercio, son la expresin

    de una sensibilidad en ocasiones amorosa, pero no de un enamo-

    rado ingenuo, que expresa sentimientos simples, sino de un roma-

    no cultivado, esteta

    y

    artista. Artista sobre todo. Por ello esas

    composiciones deben ser estudiadas desde el punto de vista de una

    creacin artstica sabia, incluso en la aparente simplicidad de algu-

    nos de los procedimientos que utiliza. Estas composiciones son

    ante todo la expresin de un arte, es decir la puesta en prctica de

    unos medios, que gozan de larga tradicin

    y

    que han sido apren-

    didos, en maestros ya consagrados, hecha por un hombre, que ha

    recibido una cultura multiforme y que est especialmente dotado

    para esta labor.

    Por otra parte, el conjunto de las composiciones erticas no

    tiene un carcter novelesco, es decir, no son el relato de una his-

    toria de principio o fin. El relato de los amores de Lesbia

    y

    Catu-

    lo -despus los de Tibulo y Delia, Cintia

    y

    Propercio- nunca

    fue escrito por esos poetas. Los diferentes incidentes que estn en

    la base de esas composiciones se presentan con gran autonoma

    y

    adems, estn trascendidos a la categora de arte. En resumen es-

    tas composiciones no son una novela, una historia o una confe-

    sin: son una obra de arte que responde a unas normas determi-

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    M D GALLARDO

    nadas y unos medios tambin determinados por una tradicin.

    Lo real da el punto de partida y a continuacin el poeta elige un

    cierto nmero de formas literarias segn su personal agrado

    como medio de expresin de su sentimiento amoroso o de cual-

    quier otro tipo logrando as una creacin artstica.

    Veamos en los textos de Catulo como palabras sacrosantas del

    tipo

    fides foedus pietas

    etc. tradicionalmente ligadas al compor-

    tamiento del uir bonus del ciuis romanus aparecen empleadas en

    un contexto distinto del tradicional. Las vemos ahora referidas a

    la profundidad fidelidad y lealtad que debe tener el sentimiento

    que une a los amantes. Naturalmente tal utilizacin deba provo-

    car el desagrado de los tradicionalistas por lo que a sus ojos con-

    llevaba de provocacin cinismo y probablemente sacrilegio apli-

    carlas a una relacin amorosa y por aadidura extramatrimonial.

    Igual sucede con la palabra perfidia: la deslealtad en el amor ser

    castigada antes o despus por Jpiter que tiene poder para ello

    como a instancias de Ariadna castig a Teseo en el poema 64

    con la muerte de su padre.

    Pero sucede que tales trminos los aplica tambin a las relacio-

    nes con sus amigos. Es por eso que una de las frecuentes infideli-

    dades de Lesbia o el mal comportamiento de un amigo le hacen

    prorrumpir igualmente en insultos e invectivas de todo tipo. Este

    hecho me parece que indica lo hondamente que Catulo senta el

    amor la amistad las obligaciones que ambos conllevan.

    En resumen las nuevas utilizaciones de estos vocablos -inde-

    pendientemente del escndalo que pudieran provocar entre sus

    contemporneos- lo nico que demuestran claramente en mi

    opinin es hasta qu punto estaban arraigados en el espritu de

    Catulo pese a su vida poco convencional los principios ms sli-

    dos y venerables de la moral romana puesto que los emplea para

    cimentar y consolidar lo que en l constituyen los sentimientos

    ms importantes de su propia existencia.

    Caracterstico de la poca es tambin si juzgamos por la obra

    de Catulo la libertad de que hacen gala estos poetas: Escribe Ca-

    tulo para s mismo y para sus amigos sin ningn otro condiciona-

    miento de tipo externo. Pero adems escribe lo que quiere con-

    tra quien le parece incluidos los partidarios del todopoderoso Ju-

    lio Csar e incluso el mismo Csar al que ataca ferozmente y no

    ahorra insultos por ms fuertes que stos sean antes de reconci-

    liarse con l -probablemente a instigacin paterna pues sola

    acoger en su casa al general- como indican Suetonio Diu. M

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    LA R E V O L U C I ~ N

    ITERARIA DE LOS POETAE N O V I

    27

    LXXIII y Tcito, Ann. IV 24, 10. De la misma libertad, que se-

    pamos, us Calvo.

    Esta libertad de expresin de finales de la Repblica contrasta

    vivamente con lo que va a suceder en el Imperio, en especial con

    los sucesores de Augusto, que la cercenarn sin contemplaciones,

    evitando cuidadosamente la publicacin y difusin de toda obra

    contraria a sus intereses.

    c

    El arte potico de los neotricos

    El arte de estos poetas

    y

    su vinculacin con el alejandrinismo

    o con cualesquiera otras corrientes, la prdida de sus obras -as

    como la de sus predecesores de la poca de Sila- hace que nues-

    tra informacin se reduzca a lo que podamos extraer de Catulo.

    Ello resulta doblemente peligroso pues de un lado, no podemos

    conocer exactamente cules son, en realidad, las innovaciones de

    este poeta, y de otro, se corre el riesgo de generalizar hallazgos y

    procedimientos que le son propios, especialmente porque su genio

    potico era de tal envergadura que no se encuadra dentro de una

    sola escuela, de forma que no puede pensarse en predecesores de

    un solo tipo, ni, por supuesto, encuadrarlo nicamente dentro del

    alejandrinismo.

    Por tanto, hay que ser extremadamente cautos al hablar del

    alejandrinismo o helenismo de Catulo. En realidad, podramos de-

    cir usando un trmino coloquial actualmente muy en boga, que

    pasa bastante de helenismo puro. Parece que Catulo nunca hizo

    el arte por el arte, ni en sus epigramas ni en sus elegas, ni en sus

    llamados

    carmina docta:

    siempre es su propia vida interior el mo-

    tor que pone en marcha su inspiracin. Utiliza temas, procedi-

    mientos, imgenes

    y

    formas heredadas de los poetas alejandrinos,

    pero con ellos analiza sus propios sentimientos.

    Este hacer del arte un instrumento para dilucidar sus conflic-

    tos internos es lo que le confiere una extraa apariencia de moder-

    nidad, an hoy da.

    Tambin el mito lo utiliza para esos mismos fines, incluso en

    sus poemas largos, que tradicionalmente haban sido considerados

    los ms doctos: La crtica moderna ha demostrado que en esas

    composiciones Catulo se expresa l mismo bajo la mscara de sus

    hroes

    y

    heronas. As sucede con el personaje de Atis en el poema

    63 y con Ariadna en el 64: ambos son el mismo Catulo. Sus que-

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    28 M

    D.

    G LL RDO

    jas y lamentos son los de Catulo. Por tanto, el mito tampoco es

    un mero adorno erudito. Tiene, como acab2mos de decir, otra

    funcin. Los cultos y fros poetas de Alejandra nunca hubieran

    podido creer en semejante evolucin de su refinado y erudito arte

    y, de haberla previsto, les hubiera gustado? Pero es que el

    ars

    casi nunca anula en Catulo al ingenium: el meticuloso y cuidado

    trabajo de la forma no anula su sensibilidad.

    Por todo lo expuesto, hoy se habla de la unidad del genio po-

    tico de Catulo. Efectivamente, uno de los logros ms interesantes

    de la crtica moderna ha sido deshacer la doble imagen que la

    Antigedad nos haba transmitido de l:

    a) Un poeta neotrico culto, laborioso, autor de

    carmina lon-

    giora maiora

    o

    docta

    vinculado a los procedimientos y estilo ale-

    jandrino. Precursor de Virgilio y los elegacos de poca de

    Augusto.

    b) Un escritor espontneo, que recoge influencias populares

    en las composiciones polimtricas y ymbicas que constituyen los

    llamados carmina minora. Precursor de Marcial.

    Crticos y eruditos actuales han demostrado ampliamente que

    no existe, ni nunca ha existido, tal divisin; que la misma intensi-

    dad de sentimiento inspiran los dos tipos de poemas; que los

    car-

    mina minora contienen la misma erudicin que los maiora; que esa

    homogeneidad de fondo se extiende igualmente a la lengua y es-

    tilo, como ha expuesto cumplidamente Ronconi en su recopilacin

    Studi Catulliani Brescia 1971) y recogen otros eruditos actuales.

    Cosa muy diferente es que el arte de Catulo sea de tal magni-

    tud y haya absorbido tan variadas tendencias, entre ellas la de la

    poesa popular, que pueda ser estudiado desde el punto de vista

    de la poesa culta o del de la poesa popular, como demuestra con

    el anlisis del

    Canto nupcial

    o

    Epitalamio L X I I Vesper erat ...

    obra maestra en la que se funden no slo la corriente culta y la

    popular, sino tambin influencias griegas, elicas y helensticas.

    Esa composicin es un canto coral de inspiracin sfica y teocr-

    tea, pero es a la vez un claro espcimen de poesa popular por su

    elocucin y sntaxis y tambin por las imgenes que encierra y la

    melodia.

    Y

    es que Catulo es un poeta de sntesis, de armonizacin

    de contrarios. En su arte se funden, como en un crisol, la tradi-

    cin helenstica y la tradicin romana junto con variadas y dis-

    tintas influencias.

    Sus versos, aunque exquisitamente trabajados, reflejan en oca-

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    LA

    R EVOLUC I ~ N

    ITERARIA DE LOS P O E T A E NOV

    9

    siones el sermo uulgaris. Ello puede explicar bastantes de los Ila-

    mados arcasmos de su lengua. Arcasmos en relacin con la

    prosa literaria de Cicern y Csar, creacin sumamente artificiosa

    y alejada de la lengua cotidiana. Quiz, como apunta Granarolo,

    0.c. p. 154, bastantes de estos llamados arcasmos, sean trminos

    utilizados en la lengua cotidiana de la poca, al igual que lo era la

    pronunciacin vulgar del diptongo au en o: recordemos que Les-

    bia ha sido identificada con Clodia y no Claudia, pues cambi la

    pronunciacin de su nombre, quiz por solidaridad poltica con su

    hermano Clodio, hecho a admitir en una

    gens plebeia

    a instancias

    de Csar para que pudiera ser tribuno.

    En resumen, puesto que de la obra de los poetas latinos de la

    primera mitad del siglo a.c. slo hemos conservado la obra de

    Catulo, resulta muy difcil saber

    qu

    innovaciones pertenecen a los

    poetas latinos preneotricos o neotricos

    y

    dentro de estos lti-

    mos, cules pertenecen al grupo en su conjunto y cules, en reali-

    dad, son hallazgos personales de Catulo.

    4.

    Conclusiones

    Sintetizando lo expuesto a lo largo de este trabajo, y teniendo

    presente que slo conservamos a Catulo, las innovaciones de los

    poetas neotricos -independientemente de las cuestiones mtricas

    que no han sido estudiadas aqu- se centran fundamentalmente

    en los siguientes aspectos claramente revolucionarios:

    a La reafirmacin de su individualidad como seres humanos

    haciendo pasar a la literatura su vida privada y toda la variada

    gama de sentimientos que les provoca la sociedad y personas que

    los rodean. Hay que tener bien en cuenta que sus composiciones

    son la expresin de una sensibilidad, pero son ante todo la expre-

    sin de un arte, a travs de unos medios aprendidos en unos

    maestros y que tiene una larga tradicin.

    En cuanto al controvertido asunto de si el conjunto de las

    composiciones amorosas son fiel reflejo de unos amores reales,

    creo que el relato de los amores de Lesbia y Catulo -o en poca

    posterior de los amores de Tibulo y Delia, Cintia y Propercio-

    nunca fue escrito por esos poetas. Un hecho real, una situacin

    concreta, un simple recuerdo, da el punto de partida o base para

    el poema, que es siempre, ante todo

    y

    sobre todo, una creacin

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    M.

    D. GALLARDO

    artstica sabiamente realizada donde el poeta elige, entre todos los

    posibles, un cierto nmero de recursos literarios, de acuerdo con

    su gusto personal, como medio de expresin de su sentimiento.

    Los diferentes incidentes que estn en la base de las composicio-

    nes se presentan con gran autonoma y adems, estn trascendi-

    dos a la categora de arte.

    b El novedoso uso que hace Catulo de la mitologa para di-

    lucidar, por medio de los mitos, sobre sus propios conflictos inter-

    nos.

    c

    En el lxico, la utilizacin consciente y completamente en

    serio de palabras sacrosantas como fides foedus pietas etc. -que

    representan los principios ms slidos

    y

    venerables de la moral

    pblica romana- para definir sentimientos

    y

    relaciones afectivas

    personales, con el consiguiente escndalo que tal utilizacin entra-

    aba en s misma, pese a que, paradjicamente, como ms arriba

    he indicado, lo que en ltimo trmino demuestran es la vincula-

    cin ntima de Catulo a los conceptos tradicionales.

    M.

    D .

    G LL RDO

    Universidad Complutense