feld, fotografía y desaparición

47
37 Fotografía y desaparición en Argentina. Consideraciones sobre la foto de Alice Domon y Léonie Duquet tomada en el sótano de la ESMA Claudia Feld * * La investigación en la que se basa este artículo fue realizada en el marco de la beca posdoctoral Hermès (2008) y del programa “Directeur d’Etudes Associés” (2010), ambos financiados por la Fondation Maison des Sciences de l’Homme de París. Agradezco a Dominique Fournier, de la FMSH, por el apoyo recibido. Agradezco a Natalia Fortuny, Jordana Blejmar, Luis Ignacio García y Cora Gamarnik por sus comentarios a una primera versión de este texto. Agradezco a Nadia Tahir por su ayuda en la búsqueda de informaciones en Francia.

Upload: lucila-pellettieri

Post on 17-Dec-2015

18 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Feld, Fotografía y Desaparición

TRANSCRIPT

  • 37

    Fotografa y desaparicin en Argentina.Consideraciones sobre la foto de Alice Domon y Lonie Duquet tomada en el stano de la ESMA

    Claudia Feld*

    * La investigacin en la que se basa este artculo fue realizada en el marco de la beca posdoctoral Herms (2008) y del programa Directeur dEtudes Associs (2010), ambos financiados por la Fondation Maison des Sciences de lHomme de Pars. Agradezco a Dominique Fournier, de la FMSH, por el apoyo recibido. Agradezco a Natalia Fortuny, Jordana Blejmar, Luis Ignacio Garca y Cora Gamarnik por sus comentarios a una primera versin de este texto. Agradezco a Nadia Tahir por su ayuda en la bsqueda de informaciones en Francia.

  • 39

    IntroduccIn

    Entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, en diversos operativos de la Armada realizados en Buenos Aires, fueron secuestradas doce personas, integrantes de un grupo ms amplio que se reuna frecuentemente en la Iglesia de la Santa Cruz para denunciar y organizar la bsqueda de sus familiares desaparecidos. Entre los secuestrados del grupo haba madres de desaparecidos, militantes de derechos humanos y dos religiosas francesas de la Congregacin de las Misiones Extranjeras de Pars en Argentina: Alice Domon y Lonie Duquet.

    Tanto Domon como Duquet vivan en la Argentina desde haca muchos aos, dedicadas a diversas misiones humanitarias1. Alice Domon tena, adems, una fuerte participacin en la accin social. Haba colaborado con los campesinos de las Ligas Agrarias en la provincia de Corrientes y, durante los meses anteriores a su secuestro, haba trabajado activamente junto a las Madres de Plaza de Mayo y el Movimiento Ecumnico por los Derechos Humanos (MEDH) en la bsqueda de informaciones sobre la suerte corrida por los desaparecidos y en la denuncia pblica de esos casos.

    Los secuestros fueron realizados a plena luz del da en diversos lugares, pero el ms notorio de esos operativos fue el de siete personas capturadas

    1 Alice Domon haba llegado a la Argentina en 1967 y Lonie Duquet en 1949. Para un retrato de las religiosas y sus actividades en la Argentina, ver Cabrejas, 1998 y Pierron, 2009.

    Claudia Feld

  • 40

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    al mismo tiempo, a la salida de una misa en la puerta de la Iglesia de la Santa Cruz, el 8 de diciembre.

    Mucho tiempo despus, se supo que el Grupo de Tareas 3.3.2, pertene-ciente a la Armada argentina, haba planificado y llevado a cabo estos se-cuestros, con informacin suministrada por el teniente de fragata Alfredo Astiz, que se haba infiltrado en la agrupacin de Madres hacindose pasar por el hermano de un desaparecido.

    Segn testimonios conocidos posteriormente, las doce personas secues-tradas fueron llevadas a la ESMA2, donde fueron torturadas y manteni-das en cautiverio clandestino durante varios das, hasta que finalmente fueron asesinadas. Desde entonces, sus nombres figuran en la larga lista de desaparecidos en la Argentina3. Ante la protesta diplomtica francesa, los miembros del Grupo de Tareas de la ESMA hicieron circular una in-formacin falsa para culpar a la organizacin guerrillera Montoneros del secuestro de las monjas. Esa informacin fue acompaada por una foto sacada en el stano de la ESMA: la ltima que muestra a las religiosas vivas y una de las pocas imgenes fotogrficas que se conocen de personas desaparecidas, retratadas dentro de un centro clandestino de detencin.

    En este trabajo, quisiera proponer algunas preguntas y consideraciones acerca de esta fotografa. El anlisis de la foto misma se desarrollar a travs de la indagacin sobre los modos en que esa fotografa fue presen-tada y mostrada en el espacio pblico, particularmente en la prensa y la televisin, tanto en el perodo de la dictadura como despus. Me referir puntualmente a la prensa argentina y francesa del momento inmediata-

    2 Adems de las siete personas secuestradas en la Iglesia Santa Cruz, tres hombres del mismo grupo fueron secuestrados ese mismo da, y dos das despus el 10 de diciembre- fueron secuestradas la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de Devicenti, y la religiosa francesa Lonie Duquet. La Escuela de Mecnica de la Armada (ESMA) fue un importante centro clandestino de detencin de la ltima dictadura argentina, por el que se calcula que pasaron alrededor de 4000 detenidos-desaparecidos, de los que sobrevivieron cerca de 200. Existen varios testimonios de sobrevivientes de la ESMA que vieron a Alice Domon y Lonie Duquet cautivas all. Para un testimonio producido durante la dictadura, ver C.A.D.H.U., 1979: 55-57.3 El cuerpo de Lonie Duquet, junto con los de tres madres de desaparecidos y otra de las mujeres secuestradas en ese operativo, fue identificado en 2005 en una tumba NN en el cementerio de General Lavalle, que guardaba restos encontrados en las costas del mar Argentino en 1977 y 1978. Los restos de Duquet fueron identificados el 29 de agosto de 2005.

  • 41

    mente posterior a los secuestros, y a algunos programas emitidos por la televisin francesa en las dcadas de los 80 y 90. Ms precisamente, qui-siera indagar, a partir de esta foto y de sus sucesivas reutilizaciones, en tres problemticas que ligan a la fotografa con la memoria de la desaparicin en la Argentina.

    En primer lugar, es posible interrogar el estatuto de esa foto en tanto prue-ba y, ms especficamente, en tanto prueba de la desaparicin. Como es sabido, la desaparicin forzada, principal modalidad represiva instaurada por la ltima dictadura militar argentina (1976-1983), se bas en la falta de visibilidad pblica de sus acciones ms sangrientas: si los secuestros de las vctimas eran visibles, ya que muchas veces se hacan en lugares pblicos y en presencia de testigos, luego se ocultaba lo que suceda con las vctimas. La dictadura torturaba y asesinaba a sus opositores en centros clandestinos de detencin cuyas imgenes no se vean pblicamente, al mismo tiempo que negaba su existencia y ocultaba o suprima las huellas que pudieran permitir ligar esos sitios con la actividad represiva. Lo que suceda adentro de los centros clandestinos raramente poda ser visto afuera, aunque como sealar ms adelante esas fronteras fueron ms porosas y permeables de lo que podra suponerse.

    Una vez terminada la dictadura, no se han encontrado imgenes en la Argentina como las producidas en los campos de concentracin nazis por las tropas de liberacin, ni films de propaganda como los realizados por el mismo nacionalsocialismo durante el funcionamiento de los campos, ni fotografas privadas como las tomadas por soldados nazis durante los fusilamientos de prisioneros (Baer 2006). Un sobreviviente de la ESMA, Vctor Basterra, logr escabullir entre sus ropas y sacar de ese lugar una se-rie de fotos de personas desaparecidas tomadas all, aunque en su mayora esos rostros se ubicaban en lugares no reconocibles4. Solo con el tiempo, y travs de un trabajo memorial especfico que se ha conjugado con los diversos momentos en que Basterra brind su testimonio, estas imgenes

    4 Se trata principalmente de fotografas de represores y de algunas personas secuestradas, cuyos negativos y copias Basterra pudo salvar de su destruccin y sacar afuera. Algunas de estas fotos se han publicado en Brodsky, 2005. Para un anlisis sobre estas fotografas, ver Ana Longoni y Luis Garca, 2012.Para consideraciones sobre el rol de esas fotos en la memoria de la desaparicin y en el debate sobre la construccin de un museo en el predio de la ESMA, ver Bell, 2010 y Andermann, 2011.

    Claudia Feld

  • 42

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    han podido empezar a ser reconocidas como documentos visuales de la desaparicin. Y aun as, constituyen una excepcin que no hace ms que enfatizar la falta de documentos visuales sobre este crimen especfico. Por todo esto, la nocin de desaparicin propone desafos singulares para la fotografa, si se tiene en cuenta la contradiccin inherente que parecera haber entre la foto como huella y como imagen, y la desaparicin como sistema de borramiento y ocultamiento de huellas y de imgenes.

    En su carcter de ndice, la fotografa trae al presente las huellas de lo suce-dido. Tal como afirm Roland Barthes, el referente captado por la cmara tiene que haber existido para que la imagen se produzca: nunca puedo negar en la Fotografa que la cosa haya estado all. Hay una doble posicin conjunta: de realidad y de pasado (Barthes, 1990: 135-136). Aunque Philippe Dubois sostiene que el principio de la huella, por esencial que sea, slo marca un momento del proceso fotogrfico (Dubois, 1986: 49), es este registro de la cmara el que permite construir un reservorio de imgenes que pueden ser ledas como pruebas del pasado. Entonces, la primera problemtica que atraviesa nuestro anlisis tiene que ver con el modo en que esta foto singular, tomada en el stano de la ESMA a dos religiosas que ya estaban desaparecidas, para ser publicada como prueba de vida aun despus de su muerte, puede cuestionar el estatuto de huella y de prueba de la fotografa. Si esta foto es una prueba de algo, prueba de qu es? En suma, la primera cuestin que explora este artculo es el carc-ter problemtico del vnculo entre fotografa y desaparicin.

    La segunda cuestin a examinar tiene que ver con el tambin problem-tico vnculo entre fotografa y representacin del horror. En qu medida esta foto puede ser vista como un documento de las atrocidades ocurridas dentro del centro clandestino de detencin? La problemtica, ampliamen-te trabajada por muchos autores, acerca de la manera en que las atrocida-des se muestran en el espacio pblico, lo que Rancire (2010) llama la imagen intolerable, se propone aqu con una entrada singular. Puede ser leda esta foto como imagen del horror? Qu caractersticas de esta fotografa permitiran esta lectura?

    Entre los debates ms conocidos acerca de la representacin del horror me-diante fotografas en este caso vinculadas con el Holocausto, es posible

  • 43

    mencionar el que tuvo como protagonistas a Georges Didi-Huberman, Claude Lanzmann, Grard Wajcman y otros intelectuales franceses. El de-bate se centr en cuatro fotografas tomadas por miembros del Sonderkom-mando5 en los crematorios de Auschwitz-Birkenau y luego arrancadas al infierno (Didi-Huberman, 2003) y mostradas en otros mbitos y momen-tos histricos. La polmica incluye varios ejes: si esas fotos documentan el horror; si deben ser mostradas en el espacio pblico, dnde y de qu manera; si pueden informar, en alguna medida, sobre las atrocidades come-tidas all, entre otras cuestiones (Didi-Huberman, 2003). No quisiera in-ternarme aqu en esta extensa polmica, sino slo sealar un aspecto de ella que puede ser til para analizar la fotografa especfica trabajada en este ar-tculo. Se trata de saber de qu manera esta foto da a ver algo ms de lo que (aparentemente) muestra. Si son su marco (Buttler, 2009) y su situacin de enunciacin (Didi-Huberman, 2003) los que informan sobre el horror tanto o ms que el referente fotografiado. En este punto, la comparacin de esta foto con las cuatro fotografas de los crematorios de Auschwitz en-cuentra su lmite, ya que, tal como seala Didi-Huberman, aquellas cuatro fotos fueron tomadas por miembros del Sonderkommando en una accin de resistencia, y por ello, cuando su situacin de enunciacin se hace visible, permite rescatar del olvido tanto lo fotografiado (la aniquilacin de millo-nes de judos en las cmaras de gas) como el acto fragmentario, heroico, improbable de querer contar al mundo lo que all ocurra. En cambio, la foto que estamos analizando aqu fue tomada por los perpetradores en el stano de la ESMA a dos personas desaparecidas con el fin de generar una prueba falsa sobre su destino y darla a conocer pblicamente. Por lo tanto, ese marco y esa situacin de enunciacin slo pueden aparecer, en la imagen, como una pregunta abierta acerca de quin tom la foto, cundo y dnde fue tomada. Estos son los interrogantes claves que definen el crimen de la desaparicin (dnde estn los desaparecidos, qu les pas, quines los llevaron?). Nos preguntamos si son ese marco y esa situacin de enunciacin los que aqu pueden considerarse como documento del horror. Es decir, si esa misma pregunta abierta, que se hace visible en la imagen, es la que documenta el horror justamente por la incapacidad que tenemos nosotros, los espectadores de esa imagen para contestarla.5 Comando especial formado por prisioneros de los campos de exterminio, cuya tarea era incinerar los cuerpos de las personas asesinadas en las cmaras de gas, extrayndoles previamente aquellos elementos que los nazis consideraban tiles (cabellos, dientes de oro, ropa, etc.). Ver Levi, 1987: 49-51.

    Claudia Feld

  • 44

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    Finalmente, la tercera temtica a abordar tiene que ver con la posteriori-dad del acontecimiento y los usos de esta fotografa en la configuracin de memorias sobre la desaparicin. En sus sucesivas reutilizaciones, por ms de treinta aos, esta foto ha sido repetida, reencuadrada y mostrada con diversos montajes, en mltiples medios de comunicacin. Uno de los efectos de la estetizacin progresiva de la imagen (Didi-Huberman, 2003) ha sido el borramiento de la particular situacin de enunciacin que re-cin mencionamos: es decir, la omisin de las marcas que permiten inferir que la foto fue sacada por los perpetradores en el stano de la ESMA a dos personas que pronto seran asesinadas.

    Un primer problema, por lo tanto, en relacin con el modo en que esta foto singular se articula con una memoria sobre la desaparicin de las monjas francesas, es pensar qu nuevos sentidos se construyen al reen-cuadrar y reeditar la foto. Un segundo problema tiene que ver con el he-cho mismo de que esa foto se repita constantemente. Es sabido que los discursos memoriales que se presentan en el espacio pblico tienden a configurar o conformar figuras fuertes que, con el tiempo, pueden trans-formarse en emblemticas y que, en determinados momentos, condensan significaciones y estabilizan sentidos sobre el pasado. Estas figuras fuertes funcionan como contrapeso de la dispersin de sentidos que ofrecen los recuerdos, tanto en un nivel individual como colectivo6.

    En referencia puntual al uso de las fotografas en este proceso, Marie-An-ne Matard-Bonucci (1995) habla de conos emblemticos y Marianne Hirsch (2001) de un proceso de iconizacin. Por lo tanto, siguiendo a Hirsch, es posible preguntarse en qu medida la repeticin de esta imagen termina borrando o amortiguando su carcter perturbador, su posibili-dad de seguir comunicando algo del orden de lo intolerable7. Me interesa justamente abordar esa tensin propia de las memorias mediatizadas: la tensin entre el carcter nico y disruptivo del acontecimiento en cues-tin (la desaparicin de personas como mtodo de aniquilacin bajo el terrorismo de Estado en la Argentina) y las representaciones cada vez ms

    6 La nocin de trabajo de encuadramiento analizada por Pollak (2006) permite examinar ms profundamente este proceso de seleccin y estabilizacin. 7 No tomar aqu el concepto de postmemory trabajado centralmente en la obra de M. Hirsch, porque no creo que puede aplicarse mecnicamente y sin matices a este caso especfico, pero es claro que la nocin de iconizacin remite a ese proceso estudiado por Hirsch.

  • 45

    estabilizadas y repetitivas que difunden los medios de comunicacin y que son, a su vez, la condicin para que la temtica se vuelva accesible para un pblico masivo.

    Aunque no estn tratadas estrictamente en este orden, las consideraciones que siguen atraviesan estas tres grandes problemticas.

    LAs notIcIAs

    En un contexto dictatorial de censura y fuerte control sobre los medios de comunicacin, los diarios argentinos8 informaron sobre el secuestro de las religiosas varios das despus, el 14 de diciembre de 1977, cuando el caso tom estado pblico por el entredicho diplomtico que supona la deten-cin de dos personas de nacionalidad francesa sin que las autoridades de ese pas fueran informadas9. Los ttulos de los diarios argentinos del 14 y 15 de diciembre hacen referencia a la protesta francesa ante el secuestro de las dos religiosas y al pedido de informaciones sobre su suerte.

    En una estrategia que siguieron casi todos los diarios argentinos durante la dictadura, debido a que la censura prohiba publicar informaciones que no fueran confirmadas por una fuente oficial (Blaustein y Zubieta, 1998), los diarios del 14 y 15 de diciembre describen las denuncias y reproducen los comunicados de la Cancillera argentina, sin ofrecer una crnica clara sobre los hechos ni buscar fuentes alternativas o testigos que pudieran relatar esos acontecimientos de primera mano. Las informaciones varan, a veces en el mismo diario, de uno a otro da, y abundan las imprecisio-nes: no hay exactitud sobre los nombres de las personas secuestradas (la ortografa y los nombres van variando de una edicin a otra), ni sobre

    8 Fueron consultados para este trabajo los diarios La Nacin, Clarn, La Opinin, La Prensa, Crnica, La Razn, El Cronista Comercial y Buenos Aires Herald del mes de diciembre de 1977. A los fines de la problemtica planteada aqu, omitiremos en este anlisis la informacin relativa a cada uno de los diarios analizados (su formato y estilo discursivo, a qu ideologa responden, cul es su estructura econmica, a qu pblico se dirige cada uno de ellos), y nos centraremos en las constantes, sealando slo las diferencias que resulten significativas en la cobertura de esta temtica puntual.9 Segn sealaron los diarios franceses de ese momento: la Argentina firm una convencin de Viena sobre las relaciones diplomticas y consulares, que obliga a los pases signatarios a informar a una embajada cuando uno de sus ciudadanos es arrestado (Le Monde, 16/12/1977, p. 10).

    Claudia Feld

  • 46

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    la cantidad de secuestrados en ese grupo (7, 15, 20?), ni acerca de los operativos realizados (a veces se dice errneamente que las dos monjas fueron secuestradas el 8 de diciembre, otras veces se precisa que Domon fue secuestrada el 8 y Duquet el 10).

    Ms que dar noticias sobre los secuestros, lo que comunican los diarios es la denuncia hecha por Francia y por esa razn el foco de la informacin est puesto en las monjas, y no en el secuestro de un grupo de personas. Si bien era la primera vez que la represin se diriga tan claramente a un grupo de familiares de desaparecidos y tocaba especialmente a la organi-zacin Madres de Plaza de Mayo cuya presidenta, Azucena Villaflor de Devicenti, fue secuestrada el 10 de diciembre, muy pocos diarios infor-man que entre los secuestrados haba madres y otros familiares de desapa-recidos. Sin embargo, el gran vaco de informacin en estos diarios no se refiere tanto a los secuestrados como a los autores del hecho. Se habla de la actuacin de grupos armados a los que los diarios no les asignan identidad alguna y, por supuesto, no los vinculan de ninguna manera con la actuacin de la Junta militar en el poder.

    La excepcin importante, en cuanto a las informaciones que circularon durante esos das en la prensa argentina, la present el diario de habla inglesa Buenos Aires Herald10, que informa, en su tapa del 13 de diciem-bre de 1977, sobre el secuestro del grupo: all da una descripcin deta-llada de los hechos y de las personas secuestradas, con precisiones sobre los organismos de derechos humanos afectados (el MEDH y las Madres de Plaza de Mayo). En esa nota, se menciona a una religiosa secuestrada dentro del grupo, sister Alicia, pero no se dice que es francesa11. El tono de la nota es de denuncia y puede inferirse que fue escrita a partir de un testimonio de primera mano, aunque no se menciona fuente algu-na. El artculo tambin seala que la polica no dio informaciones sobre el hecho y habla de la falta de respuestas a los habeas corpus presentados. Una nota editorial del mismo da, firmada por su director Robert Cox y publicada en ingls y en espaol, expresa las sospechas acerca de que los

    10 Desde 1976, el Herald haba publicado numerosas denuncias sobre desapariciones. Para una descripcin ms precisa de la actuacin de este diario durante la dictadura (Schindel, 2004). Las primeras noticias sobre los secuestros del grupo Santa Cruz que aparecieron en el Herald se publicaron el 10 y el 11 de diciembre de 1977.11 Disappearances worry petitioners, Buenos Aires Herald, 13 de diciembre de 1977, p. 1. Adems del Herald, la noticia aparece muy tempranamente en el diario La Prensa del 12 de diciembre de 1977.

  • 47

    autores de los secuestros hayan actuado con algn tipo de acuerdo de la Junta militar:

    Si los ocupantes de los coches sin identificacin no eran in-tegrantes de los cuerpos de seguridad, cmo es posible que hayan podido operar tan desembozadamente en una de las metrpolis ms frreamente vigiladas del mundo? (Qu es lo que est pasando?, Buenos Aires Herald, 13/12/1977, p. 8)

    Mientras tanto, en esos primeros das, los diarios franceses12 denuncian la desaparicin de un grupo de entre 15 y 20 personas y ponen el acento en el hecho de que eran madres de familia y familiares de desaparecidos. Libration informa sobre el secuestro del grupo el da 12 y Le Monde el da 13, antes de que se hagan pblicas las acciones del gobierno francs frente a estos hechos. En estos artculos, no se menciona a las dos religiosas. Re-cin el 14 de diciembre aparecen ttulos sobre el secuestro de las monjas13, al mismo tiempo que se informa sobre las protestas del gobierno francs ante el ministerio de Relaciones Exteriores argentino.

    Entre el 14 y el 16 de diciembre, las notas de los diarios franceses (espe-cialmente Le Monde) informan sobre las distintas acciones del gobierno francs, en Pars y en Buenos Aires, destinadas a reclamar por el secuestro de las religiosas. En esas noticias los operativos se describen minuciosa-mente, se dan datos claros sobre la identidad de las dos monjas y sobre la pertenencia de los otros miembros del grupo al movimiento de derechos humanos. De todas maneras, cada diario lo hace con su propio formato, su estilo y su foco. Si comparamos, por ejemplo, Le Monde y Libration, observamos que mientras que para el primero el centro est puesto en las diversas acciones de reclamo del gobierno francs ante el argentino; para el segundo diario, en cambio, el foco est colocado en el hecho mismo de que haya desaparecidos en Argentina. Libration utiliza el secuestro de las monjas como punta de lanza para denunciar a la dictadura argentina y

    12 Fueron relevados Libration, Le Monde, Le Figaro, LHumanit, La Croix, France Soir de diciembre 1977 y enero 1978.13 Por ejemplo, aunque en la edicin del 13 de diciembre, Le Monde haba informado sobre el secuestro del grupo, recin el 14 de diciembre, el secuestro de las monjas es anunciado como una nueva noticia, sin establecer un vnculo con lo informado el da anterior. Deux religieuses franaises ont t enleves par des inconnus, p. 48.

    Claudia Feld

  • 48

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    sus mtodos represivos basados en secuestros, torturas y desapariciones14.

    En cuanto a los autores del hecho, los diarios franceses explicitan una fuerte sospecha acerca de que los grupos armados que efectuaron los se-cuestros podran vincularse con el gobierno dictatorial. De todos modos, ese vnculo se establece dbilmente: en las noticias aparecen caracterizados como policas de civil15, como grupos paralelos a las fuerzas armadas16 o como grupos fuera de control17.

    En ese mismo momento, en el contexto internacional, las denuncias con-tra la dictadura argentina haban recrudecido notoriamente. El gobierno de James Carter, en los Estados Unidos, haba comenzado a presionar a la Junta militar sobre la cuestin de los derechos humanos en el pas18, y ya eran audibles, en varios pases, las crticas a la realizacin del Mundial de Ftbol en la Argentina que se estaba planificando para junio de 197819. Si bien las denuncias sobre desaparecidos estaban presentes en la prensa internacional desde principios de la dictadura y, para entonces, ya haban

    14 VerEnlvement de deux religieuses franaises / Argentine: deux disparues en un jour, 15000 en deux ans (Secuestro de dos religiosas francesas / Argentina : dos desaparecidas en un da, 15000 en dos aos) (Libration, 14/12/1977, p. 11).15 Le Monde, 16/12/1977, p.10; La Croix, 16/12/1977, p. 7; France Soir, 16/12/1977, p. 5.16 Libration, 14/12/1977.17 La idea de que existan grupos fuera de control que actuaban en la represin fuera de las rdenes de los altos mandos de las Fuerzas Armadas est expresada en el diario Libration del 14 de diciembre como una crtica hacia Videla. Sin embargo, la misma Junta de gobierno alentaba el rumor de que existan esos grupos para ocultar el hecho de que la represin era, en realidad, planificada y sistemticamente llevada a cabo desde la cpula del Estado.18 En septiembre de 1977, en una reunin con James Carter y ante la preocupacin del mandatario norteamericano por los derechos humanos, Videla haba prometido una Navidad en Paz para la Argentina (La Nacin, 7/9/1977, p. 1). A lo largo de 1977, Patricia Derian, del departamento de Estado de los Estados Unidos, realiz tres visitas a la Argentina para pedir a los miembros de la Junta noticias sobre los desaparecidos. En noviembre, Cyrus Vance, secretario de Estado norteamericano, tambin visit el pas y se entrevist con los miembros de la Junta con el mismo propsito. Al mismo tiempo, los Estados Unidos amenazaban con embargar la venta de armas a la Argentina si no mejoraba la situacin de los derechos humanos. Ver Uriarte, 1991: 166-174.19 Esta accin fue particularmente importante en Francia. Se trataba de evitar que el Mundial de Ftbol tuviera lugar en un pas en donde el Estado violaba sistemticamente los derechos humanos. Segn Marina Franco, el primer llamado para el boicot del Mundial aparece en Le Monde en octubre de 1977 y el Comit de Boycott du Mondial de Football en Argentine (COBA) se form a fines de ese mismo ao (Franco, 2008: 182).

  • 49

    sido secuestradas miles de personas, algunas de ellas muy conocidas por su participacin en la cultura y en el periodismo argentinos20, el secuestro de dos religiosas seguido de una enrgica protesta del gobierno francs catapult al centro de la escena internacional la cuestin de los derechos humanos en la Argentina. Se trataba de un momento especialmente in-conveniente para afrontar una mala imagen por parte del gobierno dicta-torial argentino, y de un caso muy difcil de presentar como consecuencia habitual en las acciones de la llamada lucha contra la subversin, ya que las monjas no podan ser simplemente presentadas como subversivas ante la opinin internacional y la situacin ms bien se prestaba para mos-trar lo contrario: que el rgimen se ensaaba con personas inocentes. Esta caracterstica importaba tanto en el plano interno como hacia el exterior de la Argentina. Con respecto a la imagen de la Junta dentro de la Argen-tina, en relacin a este caso, Estela Schindel sostiene:

    Para la oligarqua argentina, aliada con los militares en el proyecto dictatorial, lo francs represent siempre un em-blema de cultura y elegancia (). En ese imaginario de cla-se, ciudadanos franceses deban contar con un crdito sim-blico adicional. Si a eso se agrega el hecho de ser mujeres, destinadas a un rol domstico y privado segn los valores tradicionales, y la condicin de religiosas, que impone auto-mticamente respeto en esos crculos ultracatlicos, las mon-jas francesas desaparecidas plantean una ecuacin difcil de cerrar para algunos sectores de la alianza cvico militar en el poder (Schindel, 2004).

    Por esas razones, el gobierno argentino que, en general, no daba ninguna explicacin acerca de los desaparecidos y, mucho menos, acerca de casos precisos de desapariciones, emiti un comunicado que se public en casi todos lo diarios de Buenos Aires el 17 de diciembre de 1977. Con un contenido bastante ambiguo, el comunicado pareca asignar la responsa-bilidad de los secuestros a lo que designaba como subversin. El texto comenzaba mencionando la desaparicin de un grupo de personas, entre

    20 Por ejemplo, el secuestro del periodista Jacobo Timerman, en abril de 1977, haba causado un gran impacto en la prensa internacional y fue la presin exterior la que favoreci su liberacin varios meses despus. En julio de 1977, la misma presin se hizo sentir ante la desaparicin del embajador argentino en Venezuela, Hctor Hidalgo Sol.

    Claudia Feld

  • 50

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    ellas dos religiosas, pero luego hablaba de la necesidad de erradicar todas las manifestaciones disociadoras de la comunidad nacional y repudiaba todo intento perturbador de la paz y la tranquilidad de los argentinos, condenando a la subversin encerrada en su nihilismo. Sin embargo, no daba ninguna informacin concreta sobre la suerte corrida por los secues-trados ni sobre los responsables de ese hecho. Los diarios argentinos pu-blicaron ese texto casi sin agregar comentarios al respecto21. Pero era claro que, para la magnitud que haban alcanzado las protestas internacionales, esa informacin no resultaba suficiente.

    AL borde de LA muerte

    Durante esos das, adems de la presin internacional y del entredicho diplomtico con Francia, el secuestro del grupo de la Santa Cruz des-encaden un sinnmero de tensiones al interior de la Junta militar de gobierno, reactiv un viejo conflicto entre la Marina y el Ejrcito, y cris-taliz muchas de las tensiones que existan en el interior de la Armada, fundamentalmente entre los mismos oficiales del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA. Estas cuestiones exceden, evidentemente, los alcances del presente artculo pero ayudan a explicar por qu los oficiales de la ESMA decidieron secuestrar en ese momento, y asesinar unos pocos das despus, a ese grupo preciso de personas (Goi, 1996)22.

    Baste decir que, aun dentro de este sistema represivo basado en el secre-to, con centros clandestinos de detencin instaurados por las tres armas en todo el pas, el operativo de secuestro y asesinato de las dos monjas

    21 Clarn, 17/12/1977, Repudi el gobierno la desaparicin de dos monjas francesas; La Opinin, 17/12/1977, La desaparicin de dos religiosas; La Prensa, 17/12/1977, Rechaza el gobierno el secuestro de personas; Buenos Aires Herald, 17/12/1977, Nihilistic subversin blamed / Govt. Repudiates nuns abduction; Crnica, 17/12/1977, El gobierno expres su vivo repudio por desaparicin de un grupo de personas, entre ellas dos religiosas.22 Las hiptesis por las que se lleva a cabo el operativo de secuestro en ese momento son muchas y recorren desde un enfrentamiento entre la Armada y el Ejrcito, hasta la sospecha por parte del Grupo de Tareas de la ESMA de haber encontrado, en ese grupo de madres y familiares reunidos en la Iglesia Santa Cruz, a una peligrosa clula subversiva que deban eliminar (Goi, 1996). Aqu no estamos tratando de proponer una respuesta a este interrogante, sino de subrayar cun excepcional fue el operativo, aun dentro de un sistema de excepcin, basado en el secuestro y la desaparicin de miles de personas de manera clandestina.

  • 51

    francesas estuvo especialmente rodeado de silencios que se proyectaron, incluso, al interior de la Junta y de la misma Armada (Goi, 1996). Una de las tentativas para mantener ese silencio tuvo como elemento central una fotografa de las monjas tomada dentro de la ESMA, y destinada paradjicamente a ser difundida pblicamente en ese mismo momento.

    La fotografa se tom en el stano del Casino de Oficiales de la ESMA23: las dos monjas fueron sentadas frente a una gran bandera de Montoneros, sosteniendo una copia de La Nacin del 14 de diciembre en primer plano (Goi, 1996: 109)24. Los Marinos utilizaron esa foto para acompaar un falso comunicado de Montoneros en el que la organizacin guerrillera se autoadjudicaba el secuestro de las religiosas y haca una serie de demandas a cambio de las secuestradas.

    Segn testimonios de sobrevivientes, la foto fue tomada cuando ya se ha-ba decidido la muerte de todos los miembros del grupo. De hecho, un testigo afirma que los marinos pensaban trucar la fecha del diario y seguir publicando la foto como prueba de vida:

    La idea de Acosta25 era sacarla con un diario y despus ir trucando el diario, para que se pensara mucho ms tiempo despus de haberlas eliminado que seguan vivas, una idea infantil que no se hizo nunca (Testimonio de Miguel Angel Lauletta, citado por Goi, 1996: 109).

    Esta es una primera caracterstica que quisiera sealar con respecto a esta foto: se trata de una fotografa tomada al borde de la muerte. No slo por-que se tom en un centro clandestino de detencin, o porque las mujeres

    23 El centro clandestino de detencin que funcion en el predio de la ESMA tuvo como epicentro de las actividades represivas al edificio denominado Casino de Oficiales. En su stano se aplicaban torturas pero tambin en distintos momentos de la dictadura hubo oficinas, una enfermera y un laboratorio fotogrfico.24 El testimonio de Ricardo Coquet, sobreviviente de la ESMA, en el archivo oral de Memoria Abierta incluye un fragmento sobre la manera en que, obligado por el grupo de tareas, debi confeccionar la bandera de Montoneros para esa fotografa. Ver http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/fch.php.25 El capitn de corbeta Jorge Eduardo Acosta fue el jefe del Grupo de Tareas del centro clandestino de detencin que funcion en la ESMA.

    Claudia Feld

  • 52

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    fotografiadas portan los rastros de los tormentos sufridos (elemento sobre el que volver ms adelante), sino porque es una foto elaborada para dar pruebas de vida cuando ellas ya hubieran sido asesinadas. Es una foto que, de algn modo, sella la suerte de las monjas: una vez que la imagen circulara fuera de la ESMA era improbable que ellas pudieran reaparecer con vida. Tal caracterstica hace que esta foto sea cualitativamente dife-rente de las ya mencionadas imgenes sustradas de la ESMA por el so-breviviente Vctor Basterra y luego utilizadas como prueba en diversas instancias judiciales. La foto de las monjas fue tomada con la intencin expresa de ser mostrada y circul pblicamente en el mismo momento en que la ESMA estaba funcionando como centro clandestino de detencin.

    Sontag (1977) y Berger (1980) hablan de la contigidad que hay entre el acto de matar y el de fotografiar: disparar un arma, disparar una cmara de fotos. No quisiera aqu tomar al pie de la letra esta metfora, sino sealar que esta fotografa exige volver a cuestionar la compleja contigidad entre el acto de fotografiar y el de matar en ese espacio especfico que era el centro clandestino de detencin. Por una parte, porque en muchos centros clan-destinos los detenidos eran fotografiados sistemticamente poco despus de su secuestro. Eso es lo que nos ensean las terribles fotos rescatadas de la ESMA por Basterra. Es decir, exista un circuito burocrtico-policial de registro fotogrfico de los detenidos ya desaparecidos, casi todos ellos luego asesinados, por el cual se podra haber establecido con certeza la suerte de esas personas, si todas las fotos se hubieran hallado26. Sabemos por diferentes testimonios que, en la tarea de borramiento y negacin que ejecutaron las Fuerzas Armadas, el asesinato y la desaparicin de los cuerpos fueron concatenados con la destruccin de esas fotografas y otros documentos probatorios poco antes del final de la dictadura. Por lo cual, la desaparicin de las personas, la de sus cuerpos y la de sus retratos reali-

    26 En ese sentido, Luis Garca y Ana Longoni (2012) llaman la atencin sobre un posible archivo del terror en Argentina: Es cierto que, a diferencia del Archivo del Terror en Paraguay que se recuper y se conserva intacto y abierto a la consulta, que entre otras cuestiones documenta minuciosamente todas las operaciones implicadas en la Operacin Condor, y donde hay ms de 20.000 fotos (incluso muchas de desaparecidos argentinos o en la Argentina), en nuestro pas no apareci (al menos por ahora) un archivo centralizado de la represin. Pero s hay indicios materiales, aqu y all, de que existi y fue sistemtico. Por otra parte, el archivo encontrado en el D2 de Crdoba, con negativos de fotos tomadas a personas detenidas y secuestradas en ese centro clandestino de detencin, tambin ampla las perspectivas de anlisis sobre ese archivo del terror destruido u oculto. Ver al respecto Magrin, 2011.

  • 53

    zados en el centro clandestino quedaron ligadas a un mismo acto desapa-recedor, a un mismo sistema de muerte.

    Por otra parte, en la ESMA la muerte era el gran secreto. Los testimo-nios de sobrevivientes dan cuenta del proceso de aniquilacin que all se realizaba, en sus diferentes etapas: el secuestro, la tortura, el cautiverio en condiciones inhumanas, los partos clandestinos, los abusos de todo tipo. Como ocurri en otros centros clandestinos de detencin instaurados por la dictadura, lo nico que, en su gran mayora, no pudieron presenciar estos testigos oculares que luego sobrevivieron era el asesinato, que se llevaba a cabo fuera de la visibilidad de los dems detenidos. La muerte, omnipresente en la ESMA, muy pocas veces era visible.

    Uno de los procedimientos ms usuales de asesinato fue lo que, mucho despus, se conoci como vuelos de la muerte: los secuestrados eran ba-jados al stano, adormecidos mediante una inyeccin, subidos a camiones que los depositaban en el aeropuerto donde se los meta en aviones. Desde esos aviones, se los arrojaba, adormecidos y todava vivos, al mar o a las aguas del Ro de la Plata. Si bien las personas que iban a ser asesinadas salan de Capucha y eran inyectadas en el stano, estas acciones no eran presenciadas directamente por los otros secuestrados. Los testimonios ha-blan de ruidos, de un ambiente muy tenso, de momentos en que no los dejaban circular por el Casino de Oficiales porque se estaba realizando un traslado, etctera27.

    Segn estos testimonios, los represores no mencionaban qu estaba ocu-rriendo: en general, se deca que esos detenidos iban a ser trasladados. El traslado era el eufemismo con el que se referan al asesinato de las personas secuestradas. De esta manera, la muerte se experimentaba en la ESMA como una nueva desaparicin. Los secuestrados, ya desaparecidos para el mundo exterior, eran ahora sustrados del Casino de Oficiales sin que nadie volviera a saber de ellos.

    27 Recin en 1995 se conoci el testimonio de Adolfo Scilingo, un represor de la ESMA encargado de los vuelos de la muerte. Si bien la informacin sobre esos vuelos se conoca previamente a travs de relatos fragmentarios y de rumores, la declaracin de Scilingo consisti en el primer relato pblico sobre los vuelos, proveniente de un testigo ocular. Ver Verbitsky, 1995.

    Claudia Feld

  • 54

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    Eso sucedi tambin en este caso particular. El momento en que las mon-jas fueron fotografiadas es relatado por un sobreviviente, Ricardo Coquet, en diversos testimonios. Coquet cuenta que oculto en el bao conti-guo vio, en un lugar del stano denominado huevera, la bandera de Montoneros (que haba sido confeccionada por l mismo) colgada en la pared con una mesa delante. Y luego estaban las dos monjas sentadas ah para ser fotografiadas.

    Ah vi que estaba primero el lugar y despus las monjas. Ped permiso, fui al bao y mir, y en ese momento no haba nada. Y despus fui ms tarde y estaba el escenario. Lo ped porque vi que pasaba un guardia llevando a una de las mon-jas (...) y entonces ah lo vi28.

    La foto muestra el diario del da 14 de diciembre de 1977. En recons-trucciones realizadas por el Equipo Argentino de Antropologa Forense, se postula que todo el grupo de la Santa Cruz fue asesinado en esa misma fecha. Era el mircoles siguiente al secuestro y es sabido que los vuelos de la muerte se realizaban en ese da de la semana. Por otra parte, los cuerpos encontrados en las costas cinco de los cuales fueron identificados mucho despus como parte de ese grupo fueron hallados entre el 20 de diciem-bre y el 16 de enero en las costas del Mar Argentino29.

    Es decir que, muy probablemente, el acto fotogrfico presenciado por Co-quet se produjo slo unas pocas horas antes del asesinato de las monjas.

    Una atroz irona se desprende de la coincidencia de estas fechas: cuando el caso empez a ser denunciado por la prensa internacional y tom esta-do pblico en la Argentina, cuando la foto se hizo conocida, cuando las presiones se hicieron ms fuertes y las personas que buscaban a este grupo podan tener la esperanza de que esa presin servira para conseguir la li-beracin de los/as secuestrados/as, todo el grupo ya haba sido asesinado30.

    28 De mi entrevista con Ricardo Coquet, realizada en Buenos Aires el 27 de agosto de 2012. Miguel ngel Lauletta tambin testimonia haber presenciado el momento en que tomaron la foto (citado en Goi, 1996).29 De mi entrevista con Maco Somigliana, del Equipo Argentino de Antropologa Forense, realizada en Buenos Aires el 3 de mayo de 2012.30 De algn modo, como se dijo, la accin de fotografiar a las religiosas est inscripta en la decisin de matar a todo el grupo. Segn Somigliana, cuando ellos les sacan la foto es porque ya

  • 55

    Por todo esto, la primera consideracin que propone esta la foto es la de su contigidad con la muerte, tanto en su coincidencia temporal como en calidad de acto que habilita el asesinato. Pero tambin la de su supervi-vencia como resto y rastro de lo que fue destruido, como huella material de esas vidas en cautiverio, antes de su definitiva desaparicin31.

    LA pubLIcAcIn de LA Foto

    Los marinos enviaron el comunicado, la foto y una carta manuscrita de Alice Domon a la agencia France-Presse de Buenos Aires el 17 de diciem-bre de 1977. La carta fue presumiblemente dictada en espaol por un oficial de la ESMA, pero escrita en francs por Alice Domon y dirigida al obispo de Toulouse, P. Guyot. Segn Yvonne Pierron (2009: 100), adems de la Agencia France-Presse, la embajada de Francia recibi una copia de los documentos.

    La foto de Domon y Duquet en el stano de la ESMA lleg en una carta certificada a las oficinas de la agencia France-Presse el sbado 17 de diciembre. El sobre contena asimismo la carta que los marinos haban forzado a Alicia a escribir y un largo comunicado con el sello de Montoneros reclaman-do la liberacin de 20 prisioneros del Proceso32. Se propona el intercambio de las monjas por una lista que inclua al ex presidente Hctor J. Cmpora y al dirigente sindical Loren-zo Miguel. () La carta lleg poco despus del medioda y fue entregada a la polica a las tres de la tarde para su anlisis. Para las seis, el Primer Cuerpo del Ejrcito ya haba citado a la misma como prueba de que los secuestros haban sido perpetrados por la subversin (Goi, 1996: 115).

    saben que las van a matar. En un sentido queman las naves. Si les sacan una foto con la bandera de Montoneros detrs, el curso de accin nico posible es que los maten, no los pueden soltar (entrevista realizada el 3 de mayo de 2012).31 En este caso particular, adems, la aparicin y posterior identificacin del cuerpo de una de las religiosas y de otras cuatro mujeres del grupo ha permitido recobrar los rastros materiales de la muerte y reconstruir el asesinato. 32 El rgimen dictatorial instaurado en la Argentina entre 1976 y 1983 se autodenomin Proceso de Reorganizacin Nacional, expresin que muchos abreviaban simplemente como Proceso.

    Claudia Feld

  • 56

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    Si bien las cartas con la foto llegaron a France-Presse, lo que difundi la prensa argentina fue solamente un comunicado del Primer Cuerpo del Ejrcito que aseguraba que los Montoneros haban secuestrado a las reli-giosas. Ese comunicado fue reproducido por los diarios argentinos, tex-tualmente en la mayora de los casos, el 18 de diciembre. Buenos Aires He-rald es el nico diario que se permite dudar sobre la veracidad de la carta de Montoneros citada por el Comunicado del Ejrcito. Su sospecha, que no se explicita directamente, tiene que ver con preguntar insistentemente por qu el (supuesto) comunicado de Montoneros no menciona a ningu-na de las otras personas secuestradas en el grupo. Lo que da a entender el Herald es que si realmente Montoneros hubiese tenido a las monjas y querido negociar con esos rehenes no debera haber omitido el hecho de que, junto con las religiosas, otras diez personas se hallaban en su poder33.

    En los diarios, las noticias citan los puntos reclamados por Montoneros, pero no mencionan ni la carta de Alice Domon ni la fotografa. Ninguno de esos diarios publicados en Buenos Aires reprodujo la foto. Algunos das despus, el 21 de diciembre cuando los diarios franceses ya hablaban de la fotografa, el Herald mencion la foto aunque sin reproducirla34.

    Por su parte, los diarios franceses informaron sobre el fraguado mensaje de Montoneros uno o dos das despus que los argentinos35, cuando Monto-neros ya haba desmentido la noticia. La informacin fue justamente esa desmentida. Se habla del comunicado del Ejrcito para criticar la falsedad de la noticia difundida por el gobierno argentino, y se menciona tanto la carta manuscrita de Domon como la fotografa.

    Dos diarios franceses reproducen la imagen: France Soir, el 20 de diciem-bre, y Libration, el 21 de diciembre de 1977 (IMGENES 1, 2 y 3).

    33 Ver: New call for information on missing, Buenos Aires Herald, 20/12/1977, p. 1. Para una argumentacin detallada acerca de los signos que permitan inferir la falsedad del comunicado de Montoneros, ver Bousquet, 1983: 84 - 87.34 Es posible inferir que la foto no lleg a las redacciones de los diarios argentinos. Jean-Pierre Bousquet, el corresponsal de France-Presse que recibi el sobre con el comunicado fraguado, recuerda haber enviado toda la documentacin a la polica, por tratarse de un asunto que exceda sus competencias, y dice que conserv una copia del documento y de la foto que mand a Francia, a la central de la AFP. Segn l, la otra copia de la documentacin que lleg a la Embajada francesa tampoco fue enviada a los diarios (entrevista realizada por C. Feld y N. Tahir, el 21 de noviembre de 2010 en Narbonne, Francia).35 Libration y Le Figaro el 19/12; Le Monde y La Croix el 20/12/1977.

  • 57

    Imagen 1: Diario Libration, 21 de diciembre de 1977.

    Imagen 2: Diario Libration, 21 de diciembre de 1977. Detalle.

    Imagen 3: Diario France Soir, 20 de diciembre de 1977.

    Claudia Feld

  • 58

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    El primero, anuncia que se trata de la primera foto de las dos religiosas secuestradas en Argentina (France Soir, 20/12/1977, p. 3) y reproduce, a grandes rasgos, el informe de France-Presse donde se habla del comuni-cado de Montoneros, de la carta y de la foto, explicando en qu consis-ti el hecho, citando las dudas que los medios diplomticos expresaron acerca de la autenticidad del comunicado y aclarando que un portavoz de los Montoneros, en Pars, desminti formalmente toda participa-cin de su organizacin en el secuestro de las dos religiosas (France Soir, 20/12/1977, p. 3).

    Por su parte, Libration, que el 19 de diciembre ya haba expresado sus dudas acerca de la veracidad del mensaje de Montoneros36, insiste, en su comentario sobre la foto, acerca de los elementos que inducen a pensar que se trata de una falsificacin:

    Este documento sugiere, adems, el trucaje: contrariamente a lo que deja ver este documento, la sigla de Montoneros no es redonda sino ligeramente ovalada. Finalmente, la relacin entre el tamao de las letras de la pseudo sigla Montoneros y el de las dos religiosas muestra que esta foto fue tomada (si no se trata de un montaje) en una habitacin inmensa. Pues nos es difcil imaginar, teniendo en cuenta las condiciones de clan-destinidad en las que viven los Montoneros o el ERP en la Argentina, que hayan podido tener cautivas a las hermanas Alicia y Lonie en un galpn enorme. 37

    La nota de Libration pone en evidencia una segunda caracterstica que me gustara sealar con respecto a esta foto. Se trata de la incongruencia. Aun dentro de una esttica muy especfica (la de las fotos tomadas a secuestra-dos polticos, muy visible en los primeros aos 70 en Argentina) (IMA-GEN 4), esta fotografa rene elementos que no parecieran encontrarse en una tranquila convivencia dentro de la imagen, mediante una com-posicin que deja al descubierto la artificialidad del montaje: el diario La

    36 Libration, 19/12/1977, p. 9: Argentine / La junte intoxique / Elle attribue aux Montoneros lenlvement de deux religieuses franaises (Argentina/ La junta intoxica / Atribuye a los Montoneros el secuestro de dos religiosas francesas). Es necesario tener en cuenta que algunos diarios franceses como Le Monde no publicaban fotos en esa poca.37 Libration, 21/12/1977, p. 11: Argentine / Un document (mal) truqu du gnral Videla. El enfatizado me pertenece.

  • 59

    Nacin aparece en primer plano, ta-pando parte del cuerpo de Domon; el espacio es demasiado grande y las monjas se ven como perdidas en el ngulo inferior izquierdo; las letras de la palabra Montoneros no ter-minan de entrar en el encuadre ele-gido y el escudo ocupa demasiado lugar38. Hay una tensin evidente entre los distintos elementos que se yuxtaponen, entre la informacin que se quiere mostrar (la palabra Montoneros, la fecha del diario La Nacin) y la informacin que se quiere mantener oculta (dnde fue sacada la foto?, quines la sa-caron?). Por esas razones, Libration habla claramente de trucaje, evidenciando una tensin entre la verdad que estara intentando establecer esa supuesta prueba de vida y la men-tira difundida por los militares argentinos. En el anlisis de Libration, la foto parece invertir su valor: en lugar de ser un documento probatorio de una verdad incuestionable valor que, como ya dijimos, suele atribuirse a la fotografa, en general, por su carcter indicial y fuertemente referen-cial, se presenta como la prueba irrefutable de una mentira.

    Ms all de la interpretacin dada por Libration, puede considerarse a la foto y a todo el episodio del comunicado falso como parte de un complejo sistema de seales por el cual la dictadura diseminaba el terror, combinan-do ocultacin y visibilidad. La visibilidad de los operativos de secuestro se combinaba con la invisibilidad de lo ocurrido despus a las vctimas, y la aparicin de algunos cadveres sin identificacin (Schindel, 2004) y con signos de haber sido brutalmente torturados permita suponer que los secuestrados eran sometidos a algo horroroso. La dictadura buscaba que la sociedad viera esa invisibilizacin. Tal como ha sealado Pilar Calvei-ro (1998), el centro clandestino de detencin lograba diseminar el terror

    38 Tal como me ha sealado Cora Gamarnik en dilogo personal, aparentemente quien tom la foto se vio con el problema de hacer coincidir, en ese espacio rectangular que tena, todos los elementos necesarios. La foto termina resultando incmoda hasta en ese sentido.

    Claudia Feld

  • 60

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    hacia afuera mediante esa conjuncin de exhibicin y secreto: la sociedad saba y no saba al mismo tiempo, ya que reciba una informacin que le ofreca tantas certezas como dudas acerca del destino de los desaparecidos. Es por esta mezcla de ocultacin y visibilidad que algunos han caracte-rizado a la desaparicin como un sistema discreto de disciplinamiento social (Garca Castro, 2002), en el cual la combinacin entre informacin y secreto resultaba eficaz para reproducir el miedo.

    En ese marco, la foto de las monjas francesas tomada dentro de la ESMA puede analizarse como un documento que condensa esta problemtica y evidencia toda la perversidad de la discrecin en la modalidad represiva de la desaparicin de personas: la visibilidad y la exhibicin de las monjas vivas, aunque la foto circulara despus de su asesinato; la intencin de que la foto ocultara lo que pas realmente con ellas, en tanto se hacan visibles las hue-llas de los tormentos sufridos despus de su secuestro. Es en ese sentido que esta foto pone en tensin su propio carcter indicial y probatorio: es ndice, s, pero no slo por lo que puede verse en ella sino por aquello que mantiene oculto. Es ndice del secreto (o de la combinacin entre visibilidad y secreto) y, en ese sentido, la verdad que produce es una verdad otra. No tanto la que proviene de su referente, sino la que emana de su (invisible?) situacin de enunciacin. Volver sobre este punto ms adelante.

    LAs mIrAdAs deL retrAto

    A pesar de estas incongruencias, tensiones y contradicciones, esta fotogra-fa sigui circulando pblicamente a lo largo de ms de treinta aos. Entre las mltiples utilizaciones y reediciones de la foto quisiera detenerme so-lamente en algunas vinculadas con el uso de esa imagen en programas de la televisin francesa de los aos 80 y 90. Centrar el anlisis nicamente en la utilizacin de la foto, lo cual implicar dejar de lado ricas posibili-dades de anlisis que podran hacerse sobre el conjunto de la emisin y, ms generalmente, sobre las maneras en que la televisin francesa recuerda y representa la desaparicin de estas dos religiosas39. Tampoco se trata de un anlisis histrico de estas emisiones ni de una periodizacin, ya que no evocar el contexto de produccin ni las transformaciones generales en el

    39 Dada la falta de archivos televisivos y de una informacin sistemtica sobre los programas emitidos en la televisin argentina en los aos 80 y 90, no he conseguido acceder a programas argentinos que aborden especficamente esta temtica, producidos y difundidos en fechas similares a los estudiados en el presente trabajo.

  • 61

    campo de la representacin y de la memoria. Lo que importa es exami-nar las mltiples relaciones entre memoria e imagen que pueden tejerse a partir de una fotografa que presenta estas caractersticas singulares y que se ha transformado, con el tiempo, en un cono emblemtico (Matard-Bonucci, 1995) de la desaparicin de las dos monjas francesas.

    El primer programa a mencionar es un docudrama titulado La passion de sur Alice (La pasin de sor Alice), emitido en el marco de la emi-sin Mercredis de linformation, por TF 1, el 14 de abril de 1982. Este programa fue difundido cuando las noticias sobre la Argentina ocupaban la primera plana de muchos diarios franceses, por el desembarco argen-tino en Malvinas (origen de la guerra con Reino Unido) producido dos semanas antes. Mediante este gnero del docudrama, que mezcla la re-constitucin ficcional con algunas entrevistas realizadas a los testigos de los hechos, el periodista Michel Thoulouze, responsable del programa, entenda poder hablar de acontecimientos cuyo abordaje a travs de un reportaje clsico era imposible40.

    El programa recrea la vida de Alice Domon, desde su llegada a la Argenti-na, realizando una reconstitucin filmada de las acciones y los escenarios donde ocurrieron los hechos. En esta tarea, la emisin se permite algunas licencias dramticas como, por ejemplo, emplazar la accin en los cafeta-les de Nicaragua en lugar de hacerlo en las plantaciones de tabaco de la provincia argentina de Corrientes. Segn los realizadores, esto se debi al hecho de que era imposible filmar en la Argentina dado que la dictadura todava estaba en el poder.

    El docudrama reconstruye el secuestro y el cautiverio en el centro clandes-tino de detencin aunque no menciona el nombre de la ESMA, e inclu-ye crudas escenas de tortura, protagonizadas por la actriz que representa el papel de Alice Domon. La escena especfica en la que les tomaron la foto a las monjas tiene lugar a los 46 minutos de comenzado el programa, de una duracin total de una hora. Con la bandera colgada detrs de ellas sobre la que se lee la inscripcin Montoneros en letras rojas, Alice se encuentra con Lonie por primera vez desde que lleg al centro clandestino de de-tencin. All se desarrolla un dilogo entre ambas, en el que Alice le pide perdn a Lonie por haberla involucrado: Perdname, encontraron tu

    40 El gnero docudrama resultaba en ese entonces novedoso para la televisin francesa. Thoulouze explica las caractersticas del gnero en una entrevista realizada por la revista Telerama en relacin al docudrama sobre las religiosas desaparecidas (Sorg, 1982).

    Claudia Feld

  • 62

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    direccin en mi libreta. No tendra que haber ido a tu casa, le dice. Este dilogo, aunque inverosmil, es coherente con la centralidad dramtica otorgada a Alice y con la necesidad del guin de explicar que Duquet no tena el mismo compromiso poltico que Domon41. Lo interesante para el anlisis de la escena no es tanto la reconstitucin que hace el programa de la foto en s (IMAGEN 5), sino la recreacin del instante preciso en que la foto fue tomada (IMAGEN 6).

    Lo que el docudrama reconstituye aqu es justamente la informacin que haba sido escamoteada por la foto originaria, el fuera-de-campo de la foto; esto es, los interrogantes principales que se desprenden de la fotografa pu-blicada en 1977: quin tom la foto?, dnde fue tomada? El programa de Michel Thoulouze hace aparecer esas informaciones en imgenes. Son informaciones poco precisas, ya que slo vemos un muro desnudo, algu-nos elementos que podran sealar la tortura (una baera, un balde42) y un soldado con un uniforme que no tena nada que ver con los utilizados en la ESMA (IMAGEN 6).Sin embargo, es necesario sealar que la imagen original, como toda foto, ya portaba las huellas de ese fuera-de-campo que los marinos se esforzaban

    41 La escena de la conversacin entre ellas resulta inverosmil si se tienen en cuenta las condiciones de cautiverio en la ESMA. Por otra parte, es sabido que el secuestro de Duquet respondi a razones ms complejas que la de una simple direccin encontrada en una agenda.42 El mtodo de tortura denominado submarino consista en sumergir la cabeza de un/a prisionero/a en un recipiente de agua sucia.

    Imagen 5: Programa televisivo La passion de sur Alice, emitido por TF 1 el 14 de abril de 1982.

  • 63

    por mantener oculto. Entre los mltiples indicadores del fuera-de-campo, Philippe Dubois hace referencia a la mirada de las personas retratadas. Segn Dubois, en la mirada de una persona retratada se establece

    un fuera-de-campo que acta en la profundidad de la ima-gen, o ms bien es su avanzada, que no desborda por los costados sino por delante, razn que lo convierte en el origen del corte. Un fuera-de-campo que posiciona explcitamente al operador, que lo integra ms o menos como interlocutor invisible, que designa su lugar y que es el lugar de la mira-da constituyente de la escena y del campo mismo (Dubois 1986: 164. Enfatizado por el autor).

    En el juego de miradas, en lo que estaban viendo Alice y Lonie al ser fotografiadas, se inscribe, por lo tanto, ese fuera-de-campo de la foto: el secreto que los marinos queran mantener oculto43. Pero esas miradas, en la foto original, no parecen estar viendo nada en particular: Lonie tiene la vista perdida, Alice una mirada reconcentrada, una mirada oscura, plena de rabia, segn el testimonio de alguien que las conoci.

    43 Insisto en que se trata de una foto tomada para que circulara fuera de la ESMA en ese momento, a diferencia de las fotos sustradas de la ESMA por Basterra. En ese sentido, como ya se seal, hay algo que la foto quiere mostrar hacia fuera, pero al hacerlo deja en evidencia tambin ese secreto. En otras palabras, la foto exhibe el secreto en su calidad de secreto.

    Imagen 6: Programa televisivo La passion de sur Alice, emitido por TF 1 el 14 de abril de 1982.

    Claudia Feld

  • 64

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    Me detengo en la aterradora foto de las dos mujeres. Qu atrocidad Mi pobre Lonie est irreconocible. No tiene puesto los anteojos y su mirada parece perdida. Su boca est cerrada, su expresin es dura, sus cabellos revueltos. A su izquierda, yace mi Caty, su mirada es oscura, plena de rabia, su mandbula est contrada. Tiene aspecto fatigado y parece muy delgada (Pierron 2009: 100-101).

    Es como si tambin a ellas les estuviera vedada la visin que a nosotros, es-pectadores de la foto, se nos impide. Como si la venda con la que se cubra los ojos de los secuestrados todava estuviera presente44. Es en ese sentido que la foto deja ver el centro clandestino de detencin: porque el espacio que rodea a las religiosas no puede ser penetrado por sus miradas. Es el marco de la foto (Buttler, 2009), la frontera entre lo que puede verse y lo que ha quedado fuera del encuadre, lo que instaura un arco de preguntas abiertas sobre las condiciones en que esa foto fue tomada a dos personas ya desaparecidas. En ese sentido, el espacio que rodea a las religiosas retra-tadas es, como se dijo, el indicio de un secreto, seala aquello que quiere mantenerse oculto a la mirada y al conocimiento de cualquiera que vea la foto. Pero tambin esta foto deja ver el centro clandestino de detencin en aquello que no accede fcilmente a nuestras miradas, no porque quede fuera del encuadre sino porque se mantiene velado en la foto misma, inac-cesible a una mirada rpida y exhibido solamente por un trabajo posterior con la foto, por un nuevo marco y una nueva presentacin, como por ejemplo los signos de torturas (volver luego sobre este punto).

    La nocin de fuera-de-campo, por otra parte, no slo envuelve la pregunta sobre dnde fue tomada la foto sino tambin acerca de quin la tom: un miembro del grupo de tareas?, otro prisionero que realizaba trabajo esclavo?, el propio torturador, como en la interpretacin que propone el docudrama? Por algunos testimonios de sobrevivientes que se conocieron mucho despus, pudo saberse que el fotgrafo fue un detenido-desapa-

    44 Los secuestrados de la ESMA eran tabicados con un anteojito o especie de antifaz de gnero oscuro, sin orificios para los ojos, que se utilizaba para impedir la visin del entorno venda sobre los ojos sobre el que, muchas veces, se colocaba una capucha (Actis et alt. 2001). Valeria Manzano habla de una posicin de venda para referirse al quiebre subjetivo que produce el ingreso al centro clandestino y que se instituye como una mediacin en el contacto entre secuestrados y represores. Cfr. Manzano 2009: 162-163. La incapacidad de ver de los prisioneros de campos de concentracin nazis ha sido sealada por mltiples anlisis, entre otros Levi 1987 y Felman 1990.

  • 65

    recido que realizaba trabajo esclavo45 en el laboratorio fotogrfico de la ESMA. Verbitsky (2005: 160) seala que se trat de Marcelo Camilo Her-nndez, secuestrado en la ESMA desde el 10 de enero de 1977. Qu tipo de mirada era la que poda plasmar all ese fotgrafo? Este dato nos permi-te pensar que la foto no encarna, como podra haber sucedido, la mirada directa de los represores sobre sus vctimas, sino que presenta, justamente, el cruce de estos dos tipos de miradas: la del prisionero-fotgrafo que mira a las monjas a travs de la lente de la cmara segn las instrucciones del Grupo de Tareas y bajo su amenaza, y la mirada de las mujeres retratadas, oscurecida en esa situacin lmite, pero que pareciera albergar el nico punto de rabia y resistencia, el ltimo enclave de subjetividad entre el momento de la tortura y el del asesinato.

    El anlisis del fuera-de-campo, en suma, permite problematizar las condi-ciones de enunciacin de la foto y abre la pregunta sobre cules de esas condiciones que, como hemos dicho, los marinos ocultan cuidadosamen-te son visibles a pesar de (o justamente por) ese ocultamiento. Es por la mirada y la expresin del rostro de las religiosas, pero tambin por su difcil ubicacin en el espacio y por los elementos que disfrazan el fondo irrecono-cible de esa escena, que la foto da a ver no slo la figura de las monjas sino tambin su condicin de secuestradas. Es una foto robada, arrancada a ellas, tomada a su pesar. La foto no slo muestra la violencia en un sentido es-tricto sino que la replica, es parte de esa violencia a la que las monjas fueron sometidas en el centro clandestino de detencin.

    LAs hueLLAs deL cAutIverIo

    Otro programa televisivo al que quisiera referirme es la emisin Rsistan-ces, del 5 de septiembre de 1985: un programa periodstico especialmen-te dedicado a la cuestin de los derechos humanos, emitido por Antenne 2 y conducido por el periodista Bernard Langlois. Cuando esta emisin fue difundida, ya haba concluido la dictadura en la Argentina y se estaba

    45 En la ESMA funcion un sistema que la Marina denomin de recuperacin de detenidos: algunos detenidos-desaparecidos eran forzados a realizar tareas de mantenimiento del lugar, trabajos de Inteligencia para la Marina y tareas vinculadas a delitos comunes cometidos por los represores de la ESMA (robo de propiedades, estafas, etc.). En la actualidad, los sobrevivientes y las instituciones vinculadas con la defensa de los derechos humanos utilizan la categora de trabajo esclavo para referirse a ese tipo de tareas realizadas bajo amenaza de muerte.

    Claudia Feld

  • 66

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    llevando a cabo el juicio a los ex comandantes. Eran cotidianos en la pren-sa argentina los testimonios de sobrevivientes de centros clandestinos de detencin, entre ellos, de la ESMA46.

    En ese marco, el programa Rsistances opta por incluir un testigo inha-bitual, que es presentado como un torturador de la ESMA de nombre Claudio Vallejos. Con una puesta en escena cercana al documental tra-dicional, la emisin reconstruye la historia del secuestro y el asesinato de la monjas, utilizando como soporte visual un recorrido filmado por los diversos escenarios que, segn ese testigo, transitaron las religiosas despus de haber sido secuestradas.

    Las imgenes son casi todas tomadas desde un auto en movimiento, en el que habla Vallejos. Esto se debi a que, segn el presentador, Vallejos era perseguido en Argentina y fue llevado, para la filmacin, clandesti-namente a Buenos Aires desde su lugar de residencia, en Ro de Janeiro. Dice el presentador: La reconstitucin del itinerario de las dos monjas francesas se realizara, por lo tanto, bajo libertad vigilada y todos los luga-res seran filmados con cmara oculta.

    El testimonio de Vallejos no coincide con lo que los sobrevivientes de la ESMA dijeron, en ese momento y posteriormente, sobre lo ocurrido a las religiosas y por eso puede sospecharse que este testimonio sea en parte

    46 Sobre el papel de los medios de comunicacin argentinos durante el juicio a los ex comandantes, ver Feld, 2002.

    Imagen 7: Programa televisivo Rsistances, emitido por Antenne 2 el 5 de septiembre de 1985.

    Imagen 8.

  • 67

    falso, ya que a diferencia de los mltiples testigos que pudieron ver a las secuestradas en la ESMA e informaron sobre el caso Vallejos afirma que el cautiverio se prolong durante varios meses y que no estuvieron slo en la ESMA sino en diferentes lugares47. En el programa de televisin, ese testimonio que relata con detalle torturas horrorosas es utilizado para magnificar el calvario sufrido por las religiosas48.

    La foto de las monjas aparece como parte de la escenografa en la presenta-cin del programa. Ante un muro desnudo, el presentador est de pie jun-to a un panel con la foto (IMAGEN 7) y luego la cmara realiza un acer-camiento que termina en la imagen de Domon y Duquet (IMGENES 8 y 9). En esta reutilizacin de la foto, lo ms notorio es el nuevo encuadre que se ha hecho de la imagen: en este recorte quedan borrados el espacio que rodea a las monjas y la bandera con la inscripcin Montoneros. Si bien en el resto del programa se habla de la ESMA y se informa que las religiosas fueron llevadas all, en ningn momento se menciona que esa fotografa fue tomada dentro de ese centro clandestino de detencin.

    El nuevo encuadre de la foto pone los rostros en el centro de la imagen y hace resaltar las sombras que rodean a las mujeres retratadas. De esta ma-nera, ayuda a reforzar el alegato que quiere construir el programa contra 47 Un testimonio de Vallejos sobre el Grupo de Tareas 3.3.2. de la ESMA y que se centra casi exclusivamente en el secuestro del embajador Hidalgo Sol, apareci en la revista La Semana, nmeros 399 y 400 (julio y agosto de 1984). Esta revista no presenta a Vallejos como testigo del secuestro de las monjas francesas.48 En las emisiones analizadas abundan las referencias a la figura de Alice Domon hechas en claves religiosas. La referencia al martirologio es central en muchas de ellas.

    Imagen 9.

    Claudia Feld

  • 68

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    los crmenes de la dictadura. En los rostros se resalta la palidez, la delgadez en la cara de Alice. Puede inferirse que las mujeres han sufrido malos tra-tos y torturas. Adems, la ubicacin de la foto sobre un pared vaca genera el efecto de sentido de que ellas se hallan en una situacin particularmente srdida (este sentido est reforzado por la msica con la que se realiza el acercamiento visual hacia la foto). El nuevo encuadre destaca, por lo tan-to, las huellas de las condiciones de cautiverio.

    Ms all de que este encuadre est al servicio de la construccin de una dramatizacin ms acentuada, es un marco que pone en evidencia nuevas informaciones difcilmente advertibles en el encuadre y el soporte anterio-res. Este recorte no incluye informaciones sobre el lugar, ni siquiera esas seales que disfrazaban el sitio ocultando el stano de la ESMA, sino que se centra en el rostro de las religiosas. Por lo tanto, esta presentacin no enfatiza tanto las seales que permitiran preguntar dnde estaban las personas retratadas, sino aquellas que interrogan sobre lo que les pas.

    La relacin entre fotografa y tortura ha sido analizada profundamente por Susan Sontag (2003) y por Judith Buttler (2009), quienes se inte-rrogan sobre el tipo de mirada que requieren las fotos de atrocidades,

    Imagen 10: Fotografa de Graciela Alberti tomada por el Grupo de Tareas de la ESMA. Reproducida en Brodsky, Marcelo, Memoria en construccin. El debate sobre la ESMA, Buenos Aires, La Marca Editora, 2005.

  • 69

    la nocin de humanidad que subyace a estas fotografas, y la respuesta indignada (Buttler) o anestesiada (Sontag) que el pblico podra tener ante tales imgenes. Esta discusin excede los alcances de este trabajo, sin embargo permite iluminar un campo de referencias para pensar el tratamiento y el anlisis de imgenes de este tipo. Al respecto, quisiera slo sealar dos puntos. Primero, que la foto que estamos examinando se diferencia sustancialmente de las analizadas por Sontag y Buttler en el hecho de que no se trata de una imagen que espectacularice la violencia: ni lo que Sontag denomina fotografas del genocidio (2003: 101), ni las fotos de prisioneros siendo torturados en Abu Ghraib como las que analiza Buttler (2009). Segundo, que las atrocidades fotografiadas aqu se hacen visibles slo cuando una nueva presentacin y un encuadre diferente tienen lugar, tanto redimensionando la imagen como agregan-do profundidad a su contenido.

    No es el acto de torturar lo que se ha fotografiado aqu sino las huellas de tortura en los rostros de las vctimas. Como hemos dicho, la foto no persigue la finalidad de mostrar esto, sino otros elementos colocados en la imagen de manera ms visible (el diario, la bandera de Montoneros). Por eso, estas otras informaciones (los signos de torturas) se mantienen como en un fondo de significacin. No dan a ver lo que el fotgrafo quiso mostrar (Buttler, 2009) sino lo que se muestra a pesar de la foto misma. Y emergen cuando se produce una visin ms detenida de la foto, cuya inteleccin es facilitada por este nuevo encuadre.

    En este aspecto, esta foto singular puede compararse con algunas de las fotografas rescatadas de la ESMA por Basterra. Ms precisamente, con la foto de Graciela Alberti, que integra el conjunto de retratos de dete-nidos-desaparecidos fotografiados por el Grupo de Tareas (IMAGEN 10). Es la presentacin de la foto en un formato estetizado y de mejor calidad, que ha vuelto a mostrar las imgenes veinte aos despus de que fueran publicadas por primera vez, lo que ha permitido que en el rostro abotargado de Graciela Alberti pudieran advertirse las huellas de las torturas sufridas por ella en el centro clandestino de detencin (Feld, 2012).

    Tanto en esa foto como en la de las monjas francesas, la tortura aparece tal como postulan Longoni y Garca como una presencia espectral, que genera todo un juego de tensiones y transfiguraciones entre el antes y el

    Claudia Feld

  • 70

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    despus de la detencin, entre la identidad del/la militante secuestrado/a y la visibilidad de la persona desaparecida y torturada en un centro clan-destino de detencin:

    La tortura, que atraviesa espectralmente la superficie de es-tas fotos, atenta contra la construccin de la imagen del mi-litante heroico, apenas transfigurado en mrtir por la dicta-dura: la tortura corroe el aura de las memorias heroizantes. (Longoni y Garca, 2012)

    Por lo tanto, la foto de las monjas francesas, ahora reencuadrada y con los rostros mostrados en detalle, da a ver tambin aqu la experiencia del cen-tro clandestino de detencin, ya no como espacio visible/ocultado, sino como mquina de tortura cuyas huellas se hacen visibles en los cuerpos de las vctimas49.

    LA Foto como cAso

    Por otra parte, en este nuevo uso, la fotografa devela otra caracterstica: es el documento que informa quines fueron las monjas desaparecidas. Su valor de verdad se ha trastocado y no es posible observar las marcas de origen del documento. Por eso, en este contexto la foto cobra un valor ilustrativo, ya no con respecto a las mentiras de los militares ni al fuera-de-campo constituido por la ESMA, sino a la mera existencia de aquellas personas a quienes los militares han hecho desaparecer.

    En otras emisiones difundidas posteriormente, principalmente noticieros televisivos, se mantendr y reforzar esta funcin ilustrativa de la foto. Al respecto, podemos mencionar una tensin importante entre esta foto particular y otras que aparecen en los programas televisivos, en las que las religiosas se ven sonrientes, de cuerpo entero, vestidas con ropa de calle o con hbitos, en accin. Los programas televisivos recurren a una serie de estrategias para juntar en imgenes a las dos monjas, pero slo en esta foto

    49 A diferencia de lo que postulan Longoni y Garca para las fotos de militantes secuestrados/as en la ESMA, en el caso de las monjas francesas las menciones al martirologio y al sufrimiento se producen repetidamente y con valor positivo en los relatos aqu analizados.

  • 71

    han sido retratadas una junto a la otra. Por esta razn, la foto puede constituirse en una ilustracin de lo que el periodismo denomina el caso de las dos religiosas des-aparecidas y es usada en los pro-gramas para entrar en tema. En muchos noticieros franceses de los aos 90, la foto y el caso pasan a ser equivalentes en la escena tele-visiva. Esta es una prctica comn en las reproducciones de fotos en televisin: las fotografas se mues-tran sin mencionar a los autores ni indicar el contexto en que fueron tomadas. Sin embargo, lo llamativo aqu es que para mostrar esa verdad del caso, los programas televisivos no dudan en recurrir muchas veces a nuevos trucos y fotomontajes que alejan an ms la foto de su origen. Slo dos ejemplos.

    En el noticiero de TF 1 del 26 de febrero de 1996, que habla de la queja de Francia por la no extradicin de Alfredo Astiz, ante la visita del entonces presidente argentino Carlos Menem a Pars50, la fotografa de las monjas aparece como fondo de la presentacin de la noticia, pero desprovista de todo marco espacial: no se ven ni el diario La Nacin, ni la bandera, y por supuesto no se hace ninguna mencin al hecho de que la foto fue tomada dentro de la ESMA. Se han borrado las sombras que rodean los retratos y esos rostros aparecen singularmente limpios, casi como un logotipo, sobre un fondo de televisores encendidos (IMAGEN 11). Por lo tanto, aqu, el borramiento es doble: se borran los indicadores de las situacin de enun-ciacin (la bandera, el diario, lo que haca de esta foto una fallida prueba de vida construida por el Grupo de Tareas), pero tambin se borran los

    50 Debido a la ley de Obediencia Debida, Astiz no era perseguido, en ese momento, por la justicia argentina. Sin embargo, fue juzgado en ausencia, en Francia, en el ao 1990 y condenado a prisin perpetua por su participacin en el secuestro y la desaparicin de Domon y Duquet. Desde entonces, el gobierno francs reclam su extradicin al argentino. El presidente Menem neg la extradicin repetidas veces. Despus de 2005, con la reapertura de los juicios en Argentina, se reabrieron las causas a los represores de la ESMA, entre ellos Astiz, quien fue condenado a prisin perpetua por este caso en 2011.

    Claudia Feld

  • 72

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    indicios de las condiciones de cautiverio que se remarcaban en el uso an-teriormente examinado.

    Otro ejemplo parecido es el del noticiero de France 3 del 25 de febrero de 1996, que informa sobre el mismo hecho. Aqu se muestra a la foto de las monjas detrs de la presentadora del noticiero, pero esta vez se ha cambia-do el orden en el espacio. No aparecen una al lado de la otra, sino que Ali-ce est arriba y Lonie abajo (IMAGEN 12). Luego queda slo la imagen de la foto y se las ve una junto a la otra, pero es como si se hubiera puesto una lente de aumento sobre el rostro de sor Alice, que en la siguiente imagen ha queda solo, mientras el rostro de Lonie se ha desvanecido (IMGENES 13 y 14). La centralidad de Alice en el relato de muchos de estos programas es ilustrada aqu por el fotomontaje que vuelve a sacar de contexto y a fragmentar aun ms la foto tomada en la ESMA.

    En esta nueva utilizacin lo que impacta es la manera en que se han sus-trado de la foto informaciones fundamentales. No slo se ha borrado el espacio del centro clandestino de detencin (aun en su versin disfrazada y ocultada) y las seales de la falsa prueba de vida, sino tambin las huellas de tortura (aun en su difcil acceso a la visibilidad). Su funcin se ha retrotrado al rol tradicional del retrato de sealar la identidad de las personas fotografiadas, ya no lo que les pudo haber sucedido a estas dos personas en particular.

    Como hemos visto en el ejemplo anterior, el reencuadramiento puede crear sentidos muy diversos y puede tanto aadir informacin (los sig-

    Imagen 12: Noticiero TF 3, 25 de febrero de 1996. Imagen 13.

  • 73

    nos de torturas que se hacen ms notorios cuando los rostros ocupan el centro de la imagen), como sustraerla e invisibilizarla, estetizando la pre-sentacin y limpindola de sus elementos ms terribles.

    En este ltimo caso, por lo tanto, la accin de reencuadrar se asemeja a la que Didi-Huberman (2003) analiza para las fotos que ya mencionamos tomadas en el crematorio de Auschwitz:

    Sin duda, en esta operacin existe una buena e inconscien-te voluntad de aproximacin aislando lo que hay que ver, purificando la sustancia figurada de su peso no documental (Didi-Huberman, 2003: 61-61. Enfatizado por el autor).

    Pero, sigue diciendo Didi-Huberman, refirindose a dos de estas fotos de Auschwitz que han sido reencuadradas y de las que se ha quitado un borde negro para permitir ver mejor la situacin fotografiada del Comando Especial trabajando en la cremacin de cadveres:

    al encuadrar de nuevo estas fotografas, se comete una ma-nipulacin a la vez formal, histrica, tica y ontolgica. La masa negra que rodea la visin de los cadveres y de las fosas donde nada es visible proporciona, en realidad, una marca visual tan preciosa como todo el resto de la superficie revela-da. Esta masa donde nada es visible, es el espacio de la cmara de gas: la cmara oscura donde hubo que meterse para sacar al a luz el trabajo del Sonderkommando en el exterior, por

    Imagen 14.

    Claudia Feld

  • 74

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    encima de las fosas de incineracin. Esta masa negra nos pro-porciona, pues, la situacin en s misma, el espacio donde es posible la condicin de existencia de las propias fotografas (Didi-Huberman, 2003: 63. Enfatizado por el autor).

    Despojada, entonces, de esas marcas visuales que hacan aparecer tanto la situacin de enunciacin como las huellas del cautiverio, tanto las condi-ciones de posibilidad de la foto como su intencionalidad de esconder un secreto, la fotografa de las monjas francesas puede cumplir una ltima funcin, la de constituirse en una foto conmemorativa.

    LA memorIA

    El ltimo programa que quisiera analizar tiene que ver con la construccin de la imagen de las monjas como un cono de la memoria y con el lugar simblico que ocupan en el imaginario francs frente a otros casos de des-aparecidos. Las distintas acciones memoriales que se han realizado, tanto en Francia como en la Argentina, durante los ltimos treinta aos eviden-cian una tensin (que no analizar aqu) entre los miles de desaparecidos como conjunto y algunos casos particulares que tomaron estado pblico y se reconocen como especiales. En Argentina, en la memoria social se han destacado algunos nombres ms reconocibles que otros, varios de los cuales corresponden a personas secuestradas y asesinadas en la ESMA. Por ejem-plo, el escritor Rodolfo Walsh, la dirigente montonera Norma Arrostito, la fundadora de Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor de Devicenti51.

    En Francia, ese lugar de desaparecidos simblicos est ocupado casi ex-clusivamente por las dos monjas francesas, a pesar de que en total hubo 18 ciudadanos franceses desaparecidos en la Argentina, por los que se reclama verdad y justicia desde entonces. El otro nombre fuertemente emblemtico en las iniciativas memoriales francesas, ya no conectado con las vctimas sino con los perpetradores, es el de Alfredo Astiz, el teniente de fragata que se infiltr en el grupo de Madres y que consum la desapa-ricin de esas doce personas.

    51 Azucena Villaflor fue secuestrada dos das despus del operativo de la Iglesia Santa Cruz, como parte del mismo grupo. Su cuerpo fue identificado en 2005, al igual que el de Duquet, y se halla enterrado en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.

  • 75

    En un brevsimo programa de seis minutos emitido por France 2 el 27 de diciembre 1992, titulado Raconte52, una presentadora habla ante las cmaras y relata los hechos vinculados con la desaparicin de las monjas en la Argentina. El trabajo visual del programa es muy pobre y predomina la imagen frontal de la presentadora. Sin embargo, la foto de las monjas se incluye en un nuevo fotomontaje a travs de un fundido de imgenes que va desde los rostros de las religiosas (IMAGEN 15), pasando por las fotos de otros desaparecidos franceses (IMGENES 16 y 17), hasta un panel con muchos retratos de personas desaparecidas (IMAGEN 18), como si las caras de las monjas hubieran quedado incluidas en esos paneles y ban-deras con miles de fotos de desaparecidos que la Madres de Plaza de Mayo y otros organismos de derechos humanos construyeron para llevar a las

    52 Programa del cura Bernard Marliangeas, con la coordinacin de Marie-Bernardette Nol. Se trata de una emisin religiosa. No puedo dejar de notar el tono pedagogizante en el que se efecta el relato, que por momentos da la sensacin de que la presentadora estuviera contando un cuento para nios.

    Imagen 15: Programa televisivo Raconte, emitido por France 2 el 27 de diciembre 1992.

    Imagen 17.

    Imagen 16.

    Imagen 18.

    Claudia Feld

  • 76

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    marchas y manifestaciones pblicas. Las monjas quedan as incorporadas en uno de los soportes de la memoria ms significativos vinculados con los desaparecidos. De hecho, las fotos en blanco y negro de miles de rostros, pegadas en pancartas o banderas, y presentes en marchas y movilizaciones por los derechos humanos conforman una de las imgenes ms reconoci-bles de la desaparicin en la Argentina, desde los tiempos de la dictadura.

    En el marco de este programa, aquella foto que el Grupo de Tareas de la ESMA quiso alguna vez presentar como prueba de vida, es aqu utilizada como imagen de la desaparicin. Pero, en el montaje, esta fotografa sin-gular se ha agregado a un conjunto al que en verdad no pertenece. Existen muchos anlisis sobre el uso de estos retratos de desaparecidos, llevados el espacio pblico por el movimiento de derechos humanos como denuncia y como tentativa de sacar del anonimato a cada desaparecido y devolverle su identidad (Richard, 2000; Da Silva Catela, 2009; Longoni, 2010). To-dos esos anlisis subrayan el carcter previo de las fotos, a la desaparicin de las personas retratadas:

    las fotografas de los rostros de jvenes asesinados y des-aparecidos durante la dictadura argentina constituyen una de las formas ms usadas para recordarlos, representarlos, vivificarlos. () Estas pequeas fotos carnet en blanco y ne-gro no fueron pensadas para hacer historia. Generalmente pertenecan a los documentos de identidad o carnet de fi-liacin a clubes, bibliotecas, sindicatos, partidos polticos o universidades. De manera minoritaria, en el inicio del uso de las imgenes de los desaparecidos en el espacio pblico, hubo fotos que retrataban momentos de la vida de estos desapa-recidos. De esta forma, el origen de esas fotografas no tena nada que ver con su uso posterior. Realizadas ante la necesidad de ser usadas en los documentos o para retratar momentos felices de la vida en familia, a posteriori, con la desaparicin, adquirieron un objetivo particular: ser un instrumento de denuncia sobre la ausencia de personas en Argentina. Inau-guraron, as, una forma diferente de protesta contra la vio-lencia intranacional (Da Silva Catela, 2009: 342. Enfatiza-do nuestro).

  • 77

    Es necesario decir que, en los emprendimientos memoriales realizados por organizaciones de derechos humanos, tanto en la Argentina como en Francia, las fotos utilizadas para denunciar y recordar este caso son otras (IMAGEN 19). El mismo programa Raconte fue precedido por una pu-blicacin en la revista La vie, en la que la foto de Alice Domon era distinta (IMAGEN 20). En general, son fotos del lbum familiar, tal como sucede con muchas fotos de desaparecidos (Da Silva Catela, 2009).

    En cambio, esta fotografa de las monjas es una imagen de dos personas ya desaparecidas, que se hallan en ese espacio liminar entre la vida y la muerte que es el centro clandestino de detencin. Al borrar ese origen y al incorporar la foto en el panel de retratos de desaparecidos, el programa televisivo realiza una operacin de sentido por la cual suprime, primero, la imagen de las religiosas en vida (antes de ser secuestradas) y, despus, omite el hecho mismo de que los marinos las retrataron para posibilitar y ocultar su asesinato.

    Imagen 19: Folleto distribuido por organizaciones de derechos humanos en la lectura de la sentencia del juicio por la causa ESMA, 26 de octubre de 2011.

    Imagen 20: Revista La Vie, n 2424, 13 de febrero de 1992, pgina 89.

    Claudia Feld

  • 78

    Artculos de investigacin sobre Fotografa

    consIderAcIones FInALes

    En este breve recorrido acerca de esta fotografa de las religiosas, de sus reediciones y resignificaciones en algunos programas de la televisin fran-cesa, pueden observarse, a grandes rasgos, algunas de las operaciones que suelen realizar los medios de comunicacin, especialmente la televisin, cuando se ocupan del tema de la desaparicin de personas: reconstruir y recrear imgenes documentales que nunca existieron, realzar algunas caractersticas de las imgenes existentes para que muestren la sordidez y los signos de tortura, omitir el origen de las imgenes para que puedan confundirse con otras o incluirse en una serie a la que no pertenecen53. Todas son a la vez operaciones memoriales cuyo valor y significacin en el complejo proceso social que se denomina trabajo de la memoria (Jelin, 2002) quedan todava por ser investigados.

    Sin embargo, es necesario subrayar que el vnculo entre imgenes y des-aparicin se complejiza notoriamente cuando se analizan las pocas foto-grafas que se han tomado dentro de los centros clandestinos de detencin y que se difundieron en el espacio pblico

    En el caso de la ESMA, esta foto particular nos sirve para interrogar el complejo sistema de fronteras entre el adentro y el afuera que existi en el centro clandestino de detencin de la ESMA. Hasta dnde se ex-tenda el centro clandestino? Podemos hablar de una cierta porosidad de estas fronteras a travs de la circulacin de diversos elementos: personas, noticias y objetos que entraban y salan de all, usualmente como parte del llamado sistema de recuperacin de prisioneros instaurado por el grupo de tareas de la ESMA54. Un aspecto especfico de esa porosidad se refiere a las campaas periodsticas operadas desde la ESMA para negar la desaparicin de personas que estaban all cautivas55. La foto de las monjas,

    53 Para un anlisis de las imgenes utilizadas en la televisin argentina para representar la desaparicin de pe