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Emilio Barco Royo María Cruz Navarro Pérez Facultad de Ciencias Empresariales Economía y Empresa Título Director/es Facultad Titulación Departamento TESIS DOCTORAL Curso Académico Factores determinantes del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su adaptación a los cambios en el entorno económico Autor/es

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Emilio Barco Royo

María Cruz Navarro Pérez

Facultad de Ciencias Empresariales

Economía y Empresa

Título

Director/es

Facultad

Titulación

Departamento

TESIS DOCTORAL

Curso Académico

Factores determinantes del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su adaptación a los

cambios en el entorno económico

Autor/es

© El autor© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2014

publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]

Factores determinantes del funcionamiento económico del sector vitivinícolaen la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su adaptación a

los cambios en el entorno económico, tesis doctoralde Emilio Barco Royo, dirigida por María Cruz Navarro Pérez (publicada por la Universidad

de La Rioja), se difunde bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a lostitulares del copyright.

Factores determinantes del funcionamiento económico del

sector vitivinícola en la Denominación de Origen

Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su adaptación a los cambios en el

entorno económico Tesis doctoral

Universidad de La Rioja Departamento de Economía y Empresa

Noviembre 2012

Emilio Barco Royo

Factores determinantes del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y

su adaptación a los cambios en el entorno económico

Tesis doctoral Universidad de La Rioja

Departamento de Economía y Empresa Noviembre 2012

Emilio Barco Royo

Agradecimientos Quiero agradecer el apoyo y la ayuda recibida de la directora de la tesis, la profesora Mª Cruz Navarro, y destacar, especialmente, la disponibilidad y generosidad que ha mostrado durante todo el tiempo que ha llevado la elaboración de la misma. Asimismo quiero agradecerle sus esclarecedores comentarios y observaciones, y su minuciosa revisión de las versiones preliminares de cada uno de los capítulos que forman la tesis. Basta decir, en prueba de mi agradecimiento, que con ella he aprendido todo lo que se de economía. Quiero agradecer también al profesor Fernando Antoñanzas sus acertados comentarios sobre cuestiones relevantes en el campo de la economía internacional y de la regulación. Entre los agradecimientos que deseo hacer por el estímulo y la ayuda recibida durante todos estos años en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la Rioja quiero citar aquí a los profesores Jesús Manuel Ramírez y Mariola Pinillos, con cuyo apoyo he contado siempre en mi vida personal y académica. Por último, tengo que hacer una mención especial a todas las personas que desde hace más de treinta años me han regalado su amistad y su saber, ya que con ellos he aprendido todo lo que se de este sector, desde podar una cepa, hasta disfrutar del contenido de una botella de vino compartida, mientras me enseñaban, por ejemplo, la factura de la primera prensa comprada el año 1905, las complejidades del mercado inglés, los costes de la última vendimia o cómo debía cumplimentar un impreso para declarar el movimiento de un vino, el arranque de una viña o solicitar permiso para realizar una plantación, que para todo esto, y para mucho más, hay papeles que cumplimentar en este sector. Gracias a todos.

A Soraya

Factores determinantes del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y

su adaptación a los cambios en el entorno económico1

Tesis doctoral

Noviembre 2012

Doctorando: Emilio Barco Royo

Directora: Mª Cruz Navarro Pérez

1 Para llevar a cabo este trabajo de investigación se ha contado con las ayudas para la realización de tesis doctoral de la UR (ATUR) durante los años 2009 y 2010 y con las ayudas a proyectos de investigación de la UR, con la financiación del Banco de Santander (API) en los años 2009 a 2012.

Índice Introducción ........................................................................................................ 1 Capítulo Primero ................................................................................................ 5 Características generales del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja .................................................................................. 5 Introducción ........................................................................................................ 5 1 Espacio de producción ................................................................................ 9 2 Determinantes de la producción y del crecimiento .................................... 11 3 Producto .................................................................................................... 16 4 Agentes económicos ................................................................................. 19 5 Mercado .................................................................................................... 23 6 Marco Institucional .................................................................................... 30

6.1 Disposiciones supranacionales .......................................................... 31 6.2 Disposiciones nacionales y regionales ............................................... 34

7 Funcionamiento económico y disposiciones institucionales ...................... 37 Capítulo segundo ............................................................................................. 41 Marco teórico y metodológico ........................................................................... 41 Introducción ...................................................................................................... 41 1 Revisión de los estudios sobre la modernización del sector agrario en España ................................................................................................. 42

1.1 Primeros trabajos: el debate entre ruralistas y marxistas sobre la modernización agraria .................................................................................. 43 1.2 Las nuevas aportaciones: las perspectivas agroecológica e institucional ........................................................................................ 45

1.2.1 La perspectiva agroecología .......................................................... 45 1.2.2 La perspectiva institucional ............................................................ 48

2 Marco teórico y enfoques para el análisis ................................................. 51 2.1 La Denominación de Origen .............................................................. 51 2.2 Las teorías neoinstitucionalistas ........................................................ 57 2.3 Un enfoque alternativo: la teoría de la regulación no convencional

o el enfoque francés de la regulación ............................................... 62 2.3.1 Fundamentos teóricos .................................................................... 62 2.3.2 Aplicaciones en el sector vitivinícola ............................................. 72

2.4 El modelo de análisis para el sector vitivinícola en la DOCa Rioja. ... 80 3 Metodología y fuentes ............................................................................... 84

3.1 En el análisis histórico ........................................................................ 84 3.2 En el análisis de la situación actual.................................................... 86

Capítulo tercero ................................................................................................ 89 La Historia cuenta ............................................................................................ 89 Introducción ...................................................................................................... 89 1 Primera etapa: vino corriente para mercados locales protegidos .............. 90

1.1 Primero fue el vino... y después la vid (siglos VII a. C., a IV d. C.) .. 92 1.2 El origen del poder municipal para regular (siglos V a XIV) ............. 97 1.3 La delimitación del espacio geográfico del Rioja (siglos XV al XVI) . 103 1.4 Proteccionismo y mercado (siglos XVII y XVIII) ............................... 111

2 Segunda etapa: Cambios en las disposiciones institucionales y en el régimen económico de funcionamiento durante el siglo XIX.…. 124

2.1 Factores determinantes de los cambios ........................................... 126 2.1.1 Factores generales: circunstancias políticas y económicas ......... 127 2.1.2 Factores específicos: plagas y enfermedades .......................... 133

2.2 Cambios en las disposiciones institucionales .................................. 142 2.3 Análisis económico del sector vitivinícola riojano en el siglo XIX.

Hacia un nuevo régimen económico de funcionamiento .................. 144 2.3.1 Los usos del suelo y la importancia del viñedo en la región: crecimiento y especialización ....................................................... 145 2.3.2 Rendimientos y producción .......................................................... 152 2.3.3 Demanda ...................................................................................... 159 2.3.4 Cambios en el modo de producción ............................................. 162 2.3.5 Los precios del vino ...................................................................... 175 2.3.6 Nuevo régimen económico de funcionamiento en el sector ......... 185

3 Tercera etapa: la institucionalización del vino de Rioja: de DO a DOCa 188 3.1 Factores generales: circunstancias políticas y económicas que influyen en los cambios en el sector vitivinícola durante el siglo XX 189 3.2 Los cambios en las disposiciones institucionales: de la filoxera a la Denominación de Origen Calificada ................................................. 198

3.2.1 El origen del Origen: cuando nace la DO Rioja ............................ 200 3.2.2 Del Estatuto del vino de 1932 a la Ley del Vino, la Viña y los Alcoholes de 1970 ........................................................................ 206 3.2.3 De DO a DOCa ............................................................................. 214

3.3 Análisis económico del sector vitivinícola en el siglo XX. Crisis filoxérica y reconstrucción ................................................................ 218

4 Las lecciones de la Historia ..................................................................... 230 4.1 Factores determinantes del funcionamiento económico del sector .. 230 4.2 Tensiones y elementos de cambio en situaciones críticas ............... 234 4.3 Los regímenes económicos de funcionamiento ............................... 237 4.4 Las disposiciones institucionales ..................................................... 242 4.5 Los modos de regulación y el desarrollo del sector vitivinícola

en la DOCa Rioja ........................................................................... 244 Capítulo cuarto ............................................................................................... 251 Factores de cambio en el modo de regulación actual en la DOCa Rioja ....... 251 Introducción .................................................................................................... 251 1 Entorno económico internacional en el que actúa el sector vitivinícola .. 254

1.1 Globalización económica ................................................................. 255 1.2 Influencia de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones ............................................................................... 257 1.3 Irrupción de nuevos países en el escenario económico

internacional ..................................................................................... 259 1.4 Reducción de las barreras comerciales en el ámbito agrario ........... 260 1.5 La progresiva liberalización de la política agrícola ........................... 262 1.6 La reducción de los costes de transacción por el avance en la integración económica en la UE ...................................................... 264 1.7 Importancia creciente de los tipos de cambio .................................. 266

2 El sector vitivinícola en el contexto internacional. Disposiciones institucionales y mercado. ............................................... 268

2.1 Las disposiciones institucionales al terminar el siglo XX .................. 269 2.1.1 Las disposiciones institucionales como factor de segmentación

del mercado. Los casos de las Indicaciones Geográficas y de las Denominaciones de Origen. ............................................... 271

2.1.2 Disposiciones supranacionales .................................................... 275 2.1.3 La Organización Común del Mercado del vino en la

Unión Europea en el marco de la PAC ........................................ 277 2.1.4 La Ley del vino en España y los reglamentos de las DDOO ........ 285

2.2 Características del mercado mundial del vino .................................. 287 2.2.1 Potencial de producción, oferta, consumo e intercambios comerciales. ................................................................................. 288 2.2.2 Condicionantes de la capacidad competitiva ................................ 300 2.2.3 Diversos modos de producción y de consumo ............................. 309

3 Tensiones y situaciones críticas en el modo de regulación de la DOCa Rioja ................................................................................... 319 4 Impacto de las tensiones y de los factores de cambio sobre el modo de regulación en la DOCa Rioja ............................................... 327

4.1 Aspectos metodológicos .................................................................. 328 4.2 Resultados del trabajo de campo. .................................................... 333

4.2.1 Espacio de producción ................................................................. 333 4.2.2 Determinantes de la producción y del crecimiento ....................... 334 4.2.3 Tipo de producto .......................................................................... 337 4.2.4 Agentes económicos .................................................................... 339 4.2.5 Mercado ....................................................................................... 340 4.2.6 Disposiciones institucionales ........................................................ 342 4.2.7 Resultados generales ................................................................... 344

Capítulo quinto ............................................................................................... 347 Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación ......................... 347 Anexos ........................................................................................................... 365

Anexos Capítulo I ....................................................................................... 366 Anexos Capítulo II ...................................................................................... 378 Anexos Capítulo III ..................................................................................... 383 Anexos Capítulo IV ..................................................................................... 388

Referencias Bibliográficas .............................................................................. 421

Referencias bibliográficas: Capítulo I ......................................................... 421 Referencias bibliográficas: Capítulo II ........................................................ 425 Referencias bibliográficas: Capítulo III ....................................................... 435 Referencias bibliográficas Capítulo IV ........................................................ 449

Índice de figuras Relación de figuras capítulo 1 Título

Página

Figura 1.1 Mapa de términos municipales que integran el espacio de producción de la DOCa Rioja según relación superficie de viñedo/superficie cultivada (2007)

11

Figura 1.2 Flujo de la uva y del vino en la DOCa Rioja (2007) 25 Figura 1.3 Composición de la OIPVR (2007-2011) 36 Relación de figuras capítulo 2 Título

Página

Figura 2.1 Aplicación de la teoría de la regulación de Bartolí y Boulet 74 Figura 2.2 Aplicación sectorial de la teoría de la regulación para el caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

83

Índice de cuadros Relación de cuadros capítulo 1 Título

Página

Cuadro 1.1 Evolución de la DOCa Rioja 1983-2011. Grandes cifras 8 Cuadro 1.2 Variación de la superficie de viñedo (1983-2011) 10 Cuadro 1.3 Distribución de los titulares de viñedo según superficie (2011)

13

Cuadro 1.4 Tiempos mínimos de envejecimiento 18 Cuadro 1.5 Titulares de viñedo (1982-2011) 20 Cuadro 1.6 Evolución del número de titulares de bodegas inscritas en la DOCa Rioja (1982-2011)

20

Cuadro 1.7 Capacidad de almacenamiento y crianza en la DOCa Rioja (litros) (1983-2011)

22

Cuadro 1.8 Estructura empresarial por volumen de ventas (2011) 23 Cuadro 1.9 Factores que influyen en la formación de los precios 28 Relación de cuadros capítulo 2 Título

Página

Cuadro 2.1 Corrientes de pensamiento en el enfoque de la regulación 65

Relación de cuadros capítulo 3 Título

Página

Cuadro 3.1 Pujas de los precios del vino realizadas por el Concejo de Haro en 1491 (maravedís por azumbre)

102

Cuadro 3.2 Rendimiento del viñedo en el municipio de Quel en el Catastro del Marqués de la Ensenada

118

Cuadro 3.3 Usos del suelo en la provincia de Logroño 1855, 1860, 1861 y 1881.

148

Cuadro 3.4 Localización comarcal de la superficie de viñedo1861-1881 (Has)

151

Cuadro 3.5 Rendimiento del viñedo en Logroño (1959) 156 Cuadro 3.6 Rendimientos del viñedo en varios municipios de la provincia de Logroño, 1861 (Litros por hectárea)

157

Cuadro 3.7 Estimación del rendimiento y de la producción de vino en la provincia de Logroño entre 1861 y 1881

158

Cuadro 3.8 Consumo de vino en la provincia de Logroño, 1858-1861 160 Cuadro 3.9 Destino de la producción de vino de la provincia de Logroño, 1884

161

Cuadro 3.10 Gastos de producción vino en Logroño (1861) 165 Cuadro 3.11 Gastos de producción de vino en varios municipios de la provincia de Logroño (pesetas por hectárea) (1881)

165

Cuadro 3.12 Gastos de producción en Calahorra, Cenicero y Haro (1881)

166

Cuadro 3.13 Estructura de los gastos de producción (% Del gasto total)

167

Cuadro 3.14 Evolución de la superficie de viñedo en los municipios de la DOCa Rioja (1857-1935)

218

Cuadro 3.15 Evolución de la superficie de viñedo, del rendimiento y de la producción en los municipios de la DOCa Rioja (1890-1935)

220

Cuadro 3.16 Evolución de la superficie de viñedo en los municipios de la DOCa Rioja (1944-1982)

223

Cuadro 3.17 Producción, precios y exportación de vino de Rioja (1970-1976)

226

Cuadro 3.18 Estructura de elaboración por tipo de vino en España y en Logroño, 1935, 1944 y 1950 (en porcentaje)

227

Cuadro 3.19 Estructura de elaboración por grandes tipos de vino en España y en Logroño, 1935, 1944, 1950, 1960 y 1970 (en porcentaje)

228

Cuadro 3.20 Situaciones críticas determinantes de cambios en el funcionamiento económico del sector y/o en las disposiciones institucionales

236

Cuadro 3.21 Esquema temporal de la evolución de las características del modo de producción vitivinícola y del régimen económico de funcionamiento en la Denominación de Origen Rioja hasta 1833-62

238

Cuadro 3.22 Esquema temporal de la evolución de las características del modo de producción vitivinícola y del régimen económico de funcionamiento en la Denominación de Origen Rioja desde 1862

239

hasta 1886-91 Cuadro 3.23 Esquema temporal de la evolución de las características del modo de producción vitivinícola y del régimen económico de funcionamiento en la Denominación de Origen Rioja desde 1991

240

Cuadro 3.24 Tipo de crecimiento y orientación comercial 241 Cuadro 3.25 Evolución de las disposiciones institucionales en la Denominación de Origen Rioja

243

Cuadro 3.26 La regulación del sector vitivinícola en Rioja: los regímenes económicos de funcionamiento y su articulación con las disposiciones institucionales

246

Cuadro 3.27 Efectos del modo de regulación para los vinos de Rioja hasta 1833-62

247

Cuadro 3.28 Efectos del modo de regulación para los vinos de Rioja entre 1862 y 1986-91

247

Cuadro 3.29 Efectos del modo de regulación para los vinos de Rioja desde 1991

248

Cuadro 3.30 Características de los factores determinantes del modo de regulación y del modelo de desarrollo del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

249

Relación de cuadros capítulo 4 Título

Página

Cuadro 4.1 Soluciones TIC en el sector vitivinícola 259 Cuadro 4.2 Evolución del presupuesto OCM del sector vitivinícola por medidas (millones de euros)

282

Cuadro 4.3 Cambios en las medidas de regulación (Reglamento 479/2008 por el que se aprueba la OCM del sector vitivinícola)

284

Cuadro 4.4 Producción mundial de vino por grupos de países 1986/90-2006/10 (miles de hectolitros)

291

Cuadro 4.5 Consumo mundial de vino por grupos de países 1986/90-2006/10 (miles de hectolitros)

293

Cuadro 4.6 Principales países exportadores de vino 2009 295 Cuadro 4.7 Principales países importadores de vino 296 Cuadro 4.8 Balance de aprovisionamiento de vino UE 27 (millones de Hectolitros)

298

Cuadro 4.9 Precios comparativos en destino según país de origen en 2011 (Índice 1991 = 100)

306

Cuadro 4.10 Características del funcionamiento económico del sector vitivinícola

318

Cuadro 4.11 Situación crítica en la DOCa Rioja, 1988-1994 322 Cuadro 4.12 Situación crítica en la DOCa Rioja, 1998-2002 323 Cuadro 4.13 Situación crítica en la DOCa Rioja, 2007 - ? 324 Cuadro 4.14 Tensiones y factores de cambio en el modo de regulación en la DOCa Rioja

330

Cuadro 4.15 Factores de cambio asociados a los elementos que caracterizan el modo de regulación de la DOCa Rioja

331

Cuadro 4.16 Impacto de los factores de cambio sobre los elementos que caracterizan el modo de regulación en la Doca Rioja

345

Índice de gráficos Relación de gráficos capítulo 1 Título

Página

Gráfico 1.1 Evolución del rendimiento en la DOCa Rioja (kilos por hectárea) (1985-2011)

15

Gráfico 1.2 Estructura de las ventas por tipo de vino de la DOCa Rioja (1983-2011)

18

Gráfico 1.3 Estructura de elaboración por agentes económicos (1983-2011)

21

Gráfico 1.4 Precios pagados por la uva y por el vino en la DOCa Rioja (1970-2011)

27

Gráfico 1.5 Evolución de las ventas de vino de la DOCa Rioja (millones de litros) (1979-2011)

29

Relación de gráficos capítulo 3 Título

Página

Gráfico 3. 1 Producción anual de vino. Medias decenales 1550-1830 (Hectolitros)

114

Gráfico 3. 2 Evolución mensual del precio medio del vino en la provincia de Logroño 1855-1874 (pesetas por litro)

184

Gráfico 3. 3 Evolución de la superficie de viñedo en la DOCa Rioja 1898-1935 (hectáreas)

220

Gráfico 3. 4 Producción de vino en la DOCa Rioja 1890-1935 (Hectolitros)

221

Gráfico 3. 5 Rendimiento medio del viñedo en la DOCa Rioja 1898-1935 (Litros por hectárea)

221

Relación de gráficos capítulo 4 Título

Página

Gráfico 4.1 Evolución de la superficie de viñedo y de la producción mundial de vino (1961-2010)

291

Gráfico 4.2 Evolución de la producción y del consumo de vino en el mundo (miles de hectolitros)

293

Gráfico 4.3 Distribución de las exportaciones mundiales de vino 1981/85-2006/10 (en porcentaje)

296

Gráfico 4.4 Proyección a 2030 de la distribución por países de la producción mundial de vino

299

Gráfico 4.5 Proyección a 2030 de la distribución por países del consumo mundial de vino

300

Gráfico 4.6 Evolución del tipo de cambio de la peseta respecto al 302

ECU/€ y al $ Gráfico 4.7 Evolución del tipo de cambio de la Libra y el Dólar respecto al Euro

303

Gráfico 4.8 Evolución de las ventas y de los precios de la uva y del vino exportado

321

Gráfico 4.9 Evolución de las ventas anuales acumuladas mes a mes (mayo 2006-junio 2012)

325

Índice de anexos

Relación de anexos capítulo 2 Título

Página

Anexo C 2.1 Fuentes bibliográficas con información relevante para la investigación histórica

378

Anexo C 2.2 Fuentes primarias utilizadas en la investigación histórica 380 Anexo C 2.3 Fuentes bibliográficas con información relevante para el estudio del sector en el mundo

381

Anexo C 2.4 Bases de datos utilizadas en la investigación 382

Relación de anexos capítulo 1 Título Página

Anexo C 1.1 Relación de municipios que forman el espacio de producción de la DOCa Rioja

366

Anexo C 1.2 Evolución superficie de viñedo en la DOC Rioja (1983-2011)

367

Anexo C 1.3 Evolución de la producción total y amparada (1970-2011)

368

Anexo C 1.4 Rendimiento medio (kilos por hectárea) (1983-2011) 369 Anexo C 1.5 Estructura de venta del vino de la DOCa Rioja según envejecimiento (%) (1983-2011)

370

Anexo C 1.6 Elaboración de vino amparado por subsectores (litros) (1983-2011)

371

Anexo C 1.7 Precios de la uva y del vino aplicados por la Consejería de Agricultura (1983-2009)

372

Anexo C 1.8 Precio de la uva y del vino (euros) (1970-2012) 373 Anexo C 1.9 Ventas de vino (millones de litros) (1979-2011) 374 Anexo C 1.10 Destino de las exportaciones (millones de litros) (1984-2011)

375

Anexo C 1.11 Precios medios de exportación 2011 (euros/litro) 376 Anexo C 1.12 Ventas de vino por color (1992-2011) 377

Relación de anexos capítulo 3 Título

Página

Anexo C 3.1 Rendimientos estimados el año 1861 (litros por hectárea)

383

Anexo C 3.2 Vinos premiados en la exposición de 1857 384 Anexo C 3.3 Tipos de vinos presentados en la exposición del año 1874

384

Anexo C 3.4 Relación de grandes cosecheros que presentan vinos en la exposición del año 1877

385

Anexo C 3.5 Precios medios anuales del vino en la provincia de Logroño (pesetas por litro)

386

Anexo 3.6 Estructura de elaboración de vino en España y en Logroño 1935, 1944, 1950, 1960 y 1970 ( en porcentaje)

387

Relación de anexos capítulo 4 Título

Página

Anexo C 4.1 Evolución de la superficie de viñedo en el mundo (hectáreas) (1961-2009) Fuente Faostat

388

Anexo C 4.2 Evolución de la superficie de viñedo en el mundo (1995-2010) Fuente OIV

389

Anexo C 4.3 Superficie de viñedo en los principales países (miles de hectáreas) 2002-2010)

390

Anexo C 4.4 Evolución de la producción mundial de vino (1961-2010) 391 Anexo C 4.5 Producción de vino. Medias por quinquenios 392 Anexo C.6 Consumo de vino en los principales países (miles de hectolitros)

393

Anexo C 4.7 Proyección de la distribución de la producción de vino entre los principales países (1996-2030)

394

Anexo C 4.8 Proyección de la distribución del consumo de vino entre los principales países (1996-2030)

395

Anexo C 4.9 Participación en los intercambios mundiales de vino por grupos de países (1981/85-2010)

396

Anexo C 4.10 Comercio mundial de vino. Exportaciones (millones de hectolitros) (1981/85-2010)

397

Anexo C 4.11 Simulación 1 Influencia de los tipos de cambio 398 Anexo C 4.12 Simulación 2 Influencia de los tipos de cambio 401 Anexo C 4.13 Simulación 3 Influencia de los tipos de cambio 403 Anexo C 4.14 Cuestionario guía para entrevista 410 Anexo C 4.15 Documento de descripción del entorno 413 Anexo C 4.16 Relación de personas entrevistadas 419

Introducción

1

“It is essential to understand that there are different wine segments, characterized by very different ways of appreciating wine and different prices.

Accordingly, such segments of wine consumption among new consumers require a segmented supply, which may also imply different regulations”.

The liberalisation of planning Rights in the EU wine sector

Study, European Parliament, 2012

Introducción

El objetivo de esta investigación es identificar los factores determinantes

del modelo de desarrollo y del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su adaptación a los cambios que se producen en el entorno económico en el que actúa el sector. Con ello se demostrará que las características actuales del sector son el resultado de su adaptación permanente al conjunto de la economía a lo largo del tiempo y de la interacción que se produce entre los factores que determinan su funcionamiento y las disposiciones institucionales vigentes en cada momento. El estudio del caso de la DOCa Rioja, enmarcado en el escenario global que caracteriza hoy el funcionamiento económico del sector vitivinícola, permitirá, también, valorar si esta afirmación puede extenderse a otras zonas vitivinícolas, una vez particularizados los modos de producción y las disposiciones institucionales existentes en cada una de ellas.

Para el sector agrario, las investigaciones que han pretendido conocer el ajuste de esta actividad a la evolución social y económica se desarrollaron, con especial intensidad, en los años setenta y fueron planteadas desde una doble perspectiva: una centrada en el proceso de modernización del sector y otra, en su inserción en el modo de producción de las economías de mercado, para lo cual se considera que el sector agrario es el primer eslabón de la cadena denominada “Sistema Agroalimentario”.

En ese momento, el sector vitivinícola no fue objeto de un tratamiento diferenciado; no obstante, el análisis de cada subsector dentro del conjunto del sector agrario ha mostrado la existencia de rasgos propios que justifican la conveniencia de una investigación particular, lo cual se constata de manera especial en el caso del vitivinícola. Los principales estudios que han analizado esta actividad desde una perspectiva económica, en particular aquellos planteados en el ámbito de la DOCa Rioja, se centran en la los factores competitivos de las empresas, en su internacionalización y/o en la importancia del sector en la economía de la región. Aunque la mayoría ha hecho referencia a las normas que regulan el sector, ninguno aborda los determinantes que han impulsado el conjunto de disposiciones institucionales que condicionan su funcionamiento económico y que permiten ampliar el campo de análisis más allá de las organizaciones (sean estas de empresas, de trabajadores, de grupos de interés o el Estado). Esta es, precisamente, una de las aportaciones de este trabajo, en él no se aíslan los factores económicos de las instituciones, el modelo de análisis se basa justo en lo contrario, en su interrelación. Otra se deriva de la perspectiva histórica con la que se plantea la investigación; con ella, es posible disponer de una visión dinámica y continua de la actividad del sector desde la antigüedad hasta hoy, lo que facilita la compresión de las

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razones que animan los cambios producidos en su funcionamiento económico y en las disposiciones institucionales.

La delimitación de un sector pasa por definir el producto que ofrece, su composición a partir de los factores que intervienen en su producción, las características del proceso productivo, las alternativas de producción disponibles, los agentes económicos que intervienen en el mercado, la evolución que le ha llevado a una determinada situación en el momento al que se refiera el análisis, la interdependencia con otros sectores y/o productos y, por último, las reglas del juego que determinan las interrelaciones entre todos ellos. Todos estos elementos adquieren en el sector vitivinícola especial relevancia. La introducción de “la calidad”, como variable de identificación, condiciona los procesos y las estrategias empresariales, fracciona la oferta y la demanda y precisa, para su concreción y aplicación, de acuerdos entre los agentes, plasmados en normas específicas. El marco institucional adquiere importancia dado que determina la propia naturaleza del producto, segmenta la oferta y la demanda en función del tipo de vino ofertado y consumido, establece restricciones en la función de producción y en las características de los factores productivos, impone barreras de entrada y salida a las empresas, determina las condiciones con las que éstas interactúan con sus competidores, ofrece garantía a los consumidores y actúa como un elemento de diferenciación añadido al que, de manera particular, pueda desarrollar cada empresa. El sector vitivinícola riojano es un caso de referencia de indudable interés para llevar a cabo una investigación de carácter sectorial para alcanzar los objetivos planteados. En su evolución se han sucedido cambios que afectan tanto al espacio de producción, como al producto ofertado y que, en una parte significativa, serán consecuencia de disposiciones institucionales que han ido imponiendo restricciones en el funcionamiento económico del sector. El trabajo se ha estructurado en cinco capítulos. En el primero se describen las características del objeto de la investigación, el sector vitivinícola en la DOCa. Para ello se realiza una síntesis de su funcionamiento económico y estructura productiva, con especial referencia al marco institucional y al juego de intereses existentes. La explicación a que se anteponga esta descripción a la determinación del marco teórico, se encuentra en que la diversidad de agentes económicos y de modos de producción que conviven en el sector, unida a la interacción que se produce entre disposiciones institucionales y funcionamiento económico, influyen en la metodología a aplicar en la investigación, por lo que, su previo conocimiento puede ayudar a comprender el proceso de elección del marco teórico en que se va a situar la investigación.

Este proceso de elección estará condicionado por cinco premisas. Primera, en una investigación de tipo sectorial el producto adquiere un papel relevante que, en este caso, se refuerza por la existencia de la Denominación de Origen Calificada, figura a considerar en la determinación del modelo de análisis. Segunda, el funcionamiento económico del sector esta condicionado por las instituciones, por lo que éstas deben ser parte importante en la investigación. Tercera, evitar un tipo de análisis que fue habitual en las investigaciones sobre el sector agrario y que enfrenta las actividades agrarias con las no agrarias, destacando las relaciones entre agentes económicos, como base para el funcionamiento del sector, frente a modelos de análisis centrados en las peculiaridades de los mercados y en las diferencias interprofesionales. Cuarta, el dinamismo que muestra el sector obliga a asumir

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que su configuración actual es el resultado de una evolución en la que han ido cambiando los agentes económicos, las relaciones entre ellos y el entorno en el que operan, en una sucesión de situaciones de crecimiento y de crisis, por lo que es necesario incorporar una visión temporal de largo alcance, como exigen unas relaciones dinámicas y unas características en permanente proceso de modificación. Quinta, el desarrollo del sector se ve influenciado por factores de cambio que se generan tanto en el propio sector, como en el entorno económico en el que éste actúa, por lo que el modelo de análisis no puede ignorar el marco general en el que se sitúa esta actividad sectorial.

El estudio histórico será una parte esencial de la investigación para tener una visión dinámica del funcionamiento económico del sector con sus etapas de crecimiento y de crisis. El modo de producción existente en cada momento, los shocks externos e internos a las que se enfrentan los agentes económicos, los intereses particulares que entran en conflicto, la organización de dichos intereses, los cambios que se producen en otras actividades agrarias, la variación de la posición relativa del sector vitivinícola, la evolución económica general y los cambios permanentes en las prioridades sociales, condicionan las relaciones y elementos institucionales que se van definiendo y establecen las bases sobre las que se asientan, a lo largo de la Historia, las características del sector, siendo las actuales, el resultado de una larga evolución.

El enfoque francés de la teoría de la regulación ofrece un marco teórico para el estudio del sector al combinar la perspectiva histórica y la institucional, entendiendo las instituciones no solo como las organizaciones sino también como los condicionamientos formales e informales y sus poderes de coacción que ajustan los intereses particulares al funcionamiento económico del sector.

Los trabajos realizados por diversos economistas franceses, especialmente aquellos incluidos en el Groupe de Recherches sur la Régulation en Economie Capitaliste (GRREC) (Destanne de Bernis fundamentalmente) y aquellos vinculados al Centre d´Estudes Prospectives et de Recherches d´Economie Mathématique Appliquée à la Planification (CEPREMAP) de París (Aglietta, Boyer y Lipietz, entre otros), constituyen la base teórica del modelo de análisis que se presenta en el capítulo segundo.

El marco teórico elegido para llevar a cabo esta investigación, se aplica, en el capitulo tercero, al estudio de la evolución del sector vitivinícola riojano desde la antigüedad hasta hoy. El objetivo es presentar una visión no fragmentada por periodos históricos del desarrollo del sector en la que se relacionan el entorno económico en el que actúa el sector, el modo de producción que sustenta su funcionamiento económico y las disposiciones institucionales que lo condicionan. La primera conclusión que se extrae de esta forma de “mirar el sector” es que su actual configuración hunde sus raíces en la Historia y que son muy profundas aquellas que generaron el asentamiento en la región del producto primero y del cultivo después, para acabar delimitando, un espacio de producción de manera natural inicialmente y por disposición institucional desde la segunda década del siglo XX.

La larga trayectoria seguida por el sector se manifiesta también en la antigüedad y pervivencia de un conjunto de representaciones del vino, prácticas culturales, referencias a la calidad y al origen, normas, acuerdos, rutinas y tradiciones de las que, todavía hoy, es posible reconocer su huella.

En este capítulo se hace un recorrido a lo largo de casi dos milenios, superficial hasta el siglo XVIII y más detallado desde este momento, para

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comprobar, primero, la existencia de tres etapas en la configuración de las características actuales del sector y, después, para observar cómo se configuran estas características, a partir de la articulación de unos determinados regímenes económicos de funcionamiento y unas disposiciones institucionales, que son el resultado de un proceso histórico en el que se dan situaciones críticas que, en determinadas circunstancias, pueden generar factores de cambio, exógenos al sector, unas veces, y endógenos otras, que ponen a prueba la capacidad de resolución de conflictos del modo de regulación existente y evidencian las tensiones que afectan a su funcionamiento económico.

En cada una de las etapas identificadas se producen alteraciones que afectan a unos u otros factores considerados determinantes del funcionamiento económico del sector (espacio de producción, producto, condicionantes de la producción y del crecimiento, agentes económicos, mercado y disposiciones institucionales). El anális de estos cambios es la base para la identificación de los diferentes modos de regulación asociados a cada una de estas etapas y, es obvio, por el marco sectorial de esta investigación, que el producto desempeña un papel relevante. Tomando como referencia las modificaciones que se producen en el tipo de producto ofertado por el sector, la primera etapa llega hasta la parte central del siglo XIX y en ella el único producto que se ofrece es vino corriente y la estructura económica del sector tiene un carácter plural. La segunda va desde los años centrales del siglo XIX hasta la última década del siglo XX y en ella conviven dos ofertas diferentes, una de vino corriente y otra de vino fino o criado, dualidad que con el nacimiento de la Denominación de Origen Rioja se transformará en una oferta de vino corriente no amparado por la Denominación y vino de calidad, joven o criado, amparado por la Denominación. La tercera etapa se inicia en los años noventa del siglo XX y en ella las condiciones impuestas por el reglamento de la denominación al modo de producción y de comercio, determinan el vino de calidad, joven o criado, como el único producto ofertado por la DOCa Rioja, manteniéndose la diversidad en la estructura económica del sector.

Esta última etapa comienza a configurarse en la década de los años ochenta del siglo XX y coincide con una alteración radical del mercado mundial del vino. En la internacionalización del sector se enfrentan dos formas diferentes de entender su funcionamiento económico y el papel de las instituciones, lo que provoca tensiones que ponen a prueba la capacidad de adaptación a los cambios del modo de regulación existente actualmente en la DOCa Rioja. La actual crisis económica esta actuando como catalizador de estas tensiones y genera factores de cambio que pueden alumbrar un nuevo modo de regulación. La capacidad de estos factores para modificar el modelo de desarrollo actual de la DOCa, se somete a la opinión de un grupo de expertos representativos del sector. A todo ello se presta atención en el capítulo cuarto.

Las conclusiones del trabajo se presentan en el capítulo quinto en el que se exponen, también, tanto las limitaciones impuestas al inicio del trabajo, como aquellas encontradas en su desarrollo que tienen que ver con el marco teórico elegido y con las fuentes de información. Por último, se apuntan algunas líneas de investigación a desarrollar a partir del modelo de análisis aplicado en esta investigación y de los resultados obtenidos.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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"Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca"

Antonio Machado

Soledades. Poesías completas. Espasa Calpe 1977

Capítulo Primero Características generales del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja Introducción

De acuerdo al objetivo planteado en la investigación, identificar los

factores determinantes del modelo de desarrollo y del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y su adaptación a la evolución del entorno económico, resulta obligado comenzar con una descripción del objeto de la investigación en la actualidad y de los elementos estructurales que lo caracterizan.

Si bien esta exposición de las características, estructura y funcionamiento económico del sector vitivinícola en el ámbito de la DOCa Rioja, pudiera haberse realizado posteriormente, esto es, una vez planteados los fundamentos teóricos en los que se apoyará la investigación, se ha creído conveniente anticiparla, ya que su conocimiento, se considera imprescindible para la elección del marco teórico y del modelo de análisis a aplicar.

La identificación de las características de un sector puede hacerse desde distintas perspectivas. Desde el lado de la oferta el análisis se centraría en la estructura de producción, el producto o productos ofertados y los agentes económicos que actúan en el sector, y desde el lado de la demanda, en la estructura de los mercados. En el caso del sector vitivinícola no solo es necesaria una doble perspectiva, oferta y demanda, sino que, además, es preciso tener en cuenta algunas particularidades que ponen de manifiesto los estudios sobre el sector2.

El análisis del sector en el mundo muestra que existen grandes diferencias entre unas y otras zonas productoras de vino, diferencias que no pueden explicarse totalmente mediante factores agroclimáticos que condicionan la estructura de producción, las características del producto y con ello la oferta, ni tampoco se derivan exclusivamente de la estructura del mercado, sino que son consecuencia también de la forma en la que el sector vitivinícola ha ido adaptándose a los cambios que se producen en el conjunto de la economía, lo cual responde a una determinada evolución a lo largo de la historia y del marco institucional existente en cada lugar3.

Si no se tienen en cuenta, ni la perspectiva histórica, ni el marco institucional, no es fácil explicar la pluralidad existente en el sector vitivinícola

2 Pueden consultarse los trabajos de, Giraud-Héraud, et al., 2002; Green et al., 2004; Albisu et al., 2004; García et al., 2004; Barco et al., 2006. 3 En esta investigación se verá cómo, el sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja, es, hoy, el resultado de un proceso histórico de cambios en el funcionamiento económico del sector y de la concreción de un marco institucional, que se ha ido modificando a lo largo el tiempo.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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mundial. Esta pluralidad se manifiesta en múltiples aspectos que van, desde el mismo producto (vinos de calidad y vinos de mesa o corrientes en la jerga común), hasta la estructura de producción existente (tamaño de las empresas, fórmula societaria –sociedades mercantiles y cooperativas-), pasando por las estrategias competitivas aplicadas por las empresas, las regiones y/o los países (competencia en precio y diferenciación). Es obvio que esta pluralidad se genera, mantiene, acrecienta o reduce en la medida en que el marco institucional introduce o no mecanismos de regulación que la animan como, por ejemplo, las indicaciones de calidad4, la intervención pública en determinados tipos de vinos y el control de la producción mediante la restricción de plantaciones.

La DOCa Rioja es un caso de análisis útil para entender el impacto de los factores que se vienen apuntando en la configuración del sector y las consecuencias que se derivan de la existencia de un modelo plural en su funcionamiento económico. Las restricciones que impone la Denominación de Origen Calificada, condicionan y determinan el enfoque del análisis a realizar para su caracterización. No se trata de describir las características del sector vitivinícola en una región o país determinado, sino de un sector orientado a la producción de un tipo de vino determinado (“con Denominación de Origen Calificada Rioja”) y que solo puede producirse en el ámbito geográfico que define la DOCa Rioja (“en la Denominación de Origen Calificada Rioja”).

Por ello, y en consecuencia con el objetivo planteado en la investigación, se ha optado por realizar un análisis centrado en los aspectos generales del sector en el que se combinan las perspectivas de la oferta y de la demanda, con la que aporta el conocimiento de las instituciones5. A partir de esta múltiple visión, el campo de análisis puede delimitarse no sólo a partir del funcionamiento económico del sector, sino también, a partir de las reglas de juego y el juego de intereses existente en él6.

La estructura normativa y las instituciones que la acompañan, determinan las reglas del juego a las que está sometido el sector vitivinícola, y

4 Así se definen la denominación de origen y la indicación geográfica en el artículo 2 del Reglamento (CE) Nº 510/2006 del Consejo de 20 de marzo de 2006 sobre la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen de los productos agrícolas y alimenticios (Reglamento de aplicación 1898/2006. Reglamentos de modificación 417 y 628 de 2008.): A efectos del presente Reglamento se entenderá por: a) «denominación de origen»: el nombre de una región, de un lugar determinado o, en casos excepcionales, de un país, que sirve para designar un producto agrícola o un producto alimenticio — originario de dicha región, de dicho lugar determinado o de dicho país, — cuya calidad o características se deban fundamental o exclusivamente al medio geográfico con sus factores naturales y humanos, y — cuya producción, transformación y elaboración se realicen en la zona geográfica delimitada. b) «indicación geográfica»: el nombre de una región, de un lugar determinado o, en casos excepcionales, de un país, que sirve para designar un producto agrícola o un producto alimenticio — originario de dicha región, de dicho lugar determinado o de dicho país, — que posea una cualidad determinada, una reputación u otra característica que pueda atribuirse a dicho origen geográfico, y — cuya producción, transformación o elaboración se realicen en la zona geográfica delimitada. 5 Se asume aquí el pensamiento de Douglas North (1981), que considera las instituciones como las reglas de juego y están constituidas por condicionamientos formales (reglas, leyes, constituciones…), condicionamientos informales (normas de comportamiento, convenciones, códigos de conducta,…) y por sus poderes de coacción. 6 Esta opción soslaya el análisis del sector desde una perspectiva empresarial. Para una descripción de las características generales del sector en la DOCa Rioja y la delimitación del ámbito de negocio desde una perspectiva empresarial puede consultarse la tesis “Análisis de los factores explicativos del éxito empresarial: una aplicación al sector de Denominación de Origen Calificada Rioja” (Sáinz, 2002)

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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condicionan la propia definición del producto, las posibilidades de entrada de nuevas empresas, las prácticas de cultivo y elaboración, la presentación del producto, las condiciones de acceso a los mercados y, en la medida en que no son las mismas para todas las empresas, tienen implicaciones diferenciadas en su capacidad competitiva.

En el ámbito vitivinícola el marco normativo es especialmente complejo, desde la Organización Mundial del Comercio (OMC), al Consejo Regulador que gestiona una Denominación de Origen, se van intercalando eslabones que, con un criterio que va de lo más internacional a lo más local, incluyen los acuerdos y la legislación supranacional, nacional y regional, en su caso.

A todo ello hay que añadir las organizaciones que canalizan los intereses de los diferentes agentes económicos que actúan en el sector y las relaciones que se establecen entre ellas, y que puede adoptar carácter formal (Organización Interprofesional del Vino de Rioja -OIPVR- en el caso de la DOCa Rioja) o no. Nuevamente es posible en este ámbito profesional, identificar distintos niveles de organización que van desde lo local, hasta lo supranacional.

En este marco complejo, la norma que determina de una manera más directa el funcionamiento económico del sector en la DOCa Rioja, es la Orden APA/3465/2004, de 20 de octubre, por la que se aprueba el Reglamento de la Denominación de Origen Calificada “Rioja” y de su Consejo Regulador y que, por supuesto, ha de respetar toda la legislación de ámbito territorial superior a la que está sometido el territorio amparado por la denominación.

A partir de la lectura del articulado de esta legislación fundamental para el funcionamiento del sector, pueden apuntarse ya los primeros factores para la caracterización del sector: zona de producción, producto, prácticas culturales, registros (de productores, elaboradores, almacenistas, criadores y embotelladores) y gestión y control de la denominación. Si a estos factores se añaden, las principales variables que definen el producto final, las relaciones entre los diferentes agentes económicos que actúan en la DOCa y los mercados a través de los cuales se canaliza el intercambio, se obtiene la relación de factores que permiten estructurar el análisis del funcionamiento económico del sector:

1. Espacio geográfico que delimita la DOCa como agrupación de

términos municipales 2. Determinantes de la producción y del crecimiento 3. Tipo de producto 4. Agentes económicos que participan en cada fase de la cadena

producción-elaboración-comercialización 5. Mercado 6. Marco institucional

En lo que sigue, y a partir de la descripción de estos factores, se

identifican las características generales del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la DOCa Rioja a lo largo de las tres últimas décadas7. El

7 Se acepta como hipótesis, que se validará a lo largo de la investigación, que, aunque las características actuales de la DOCa Rioja son el resultado de su evolución histórica, algunas de ellas quedan determinadas en la década de los años ochenta y son consecuencia tanto de factores externos al sector, como por ejemplo la incorporación de España a las Comunidades Europeas en 1986, como internos,

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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análisis no se limita a la mera descripción de los elementos característicos del sector, ya que la revisión de los datos disponibles desde principios de los años ochenta, muestra que la situación actual, no responde a una estructura estática en el tiempo sino que, por el contrario, es el resultado de cambios que alteran, de manera radical, la caracterización de la DOCa que se haría con datos de la década de los años ochenta, respecto a la de hoy.

Del análisis irá emergiendo una visión poliédrica de una etapa caracterizada por un crecimiento sostenido (cuadro 1.1), no exenta de tensiones y crisis de corta duración, en la que, al menos, tres cuestiones deberán quedar claras, las características de la oferta y el comportamiento de las ventas que permiten conocer la dinámica económica en la DOCa, la importancia de las instituciones y su articulación con el funcionamiento económico del sector.

Los datos que se utilizan en este análisis han sido obtenidos de las bases de datos, no publicadas, del Consejo Regulador de la DOCa Rioja y, en el caso de los precios de la uva y del vino se utilizan datos de bases propias obtenidos mediante una red de información local, no sistematizada, que se ha ido alimentando desde 1980, como se verá en el capítulo siguiente en el que se recogen las fuentes y los aspectos metodológicos aplicados en la investigación.

A lo largo del capítulo se exponen los datos que ilustran la descripción de cada uno de los factores de análisis y la información detallada se recoge en un anexo estadístico al final del trabajo.

Cuadro 1.1

Evolución de la DOCa Rioja 1983-2011. Grandes cifras

Variación

1983 1990 2000 2011 1983=100

Superficie registrada (Hectáreas) 38.349 46.972 57.448 63.825 166

Producción total o real (millones de litros) 106 166 369 277 261

Producción amparada (millones de litros) 106 161 311 268 253

Ventas (millones de litros) 108 104 160 269 249

Mercado interior 77 78 120 177 230

Mercado exterior 31 26 40 92 297

Capacidad de almacenamiento (millones de litros) (1) 531 604 1.196 1.403 264

En depósito 447 481 984 1.111 249

En barrica 84 123 212 292 348

Existencias a 31/12 (Millones de litros) 285 482 769 836 296

Ratio existencias/ventas 3 4,63 4,6 3,11

Número de titulares de viñedo (1) 12.612 17.325 19.171 17.316 137

Número de titulares de bodega de crianza 63 125 222 382 606

Bodegas con registro embotellador 443 583

(1) Datos del año 1982 en el año 1983

Fuente: elaboración propia con datos CR DOCa

como es el caso de todos aquellos que aparecen asociados al paso de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada, como la aprobación de los planes de control cuantitativo -1981- y cualitativo-1986- y la prohibición de venta de vino a granel desde 1993.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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1 Espacio de producción

Una de las restricciones que impone el Reglamento de la denominación de origen es, “que la producción, transformación y elaboración se realicen en la zona geográfica delimitada”. Por lo tanto, desde el momento en que el sector acepta la disciplina de la denominación, el espacio de producción, en este caso del vino con (o de la) Denominación de Origen Calificada Rioja (en lo que sigue vino de Rioja), queda delimitado por una norma, y no de forma natural, ni tampoco por el mercado.

Este espacio queda perfectamente definido, en el caso de la DOCa Rioja, en el artículo 4, apartado 1 de la Orden APA/3465/2004 que se refiere a la zona de producción. En él se agrupan los términos municipales en tres subzonas denominadas Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa (ver anexo C 1.1).

La DOCa ampara, el año 2011, una superficie de 63.825 hectáreas de viñedo que se distribuye entre tres comunidades autónomas: La Rioja aporta el 68,4 por ciento de la misma, Álava el 21 y Navarra el 10,6. En total son 142 términos municipales (118 son de La Rioja, 15 de Álava, 8 de Navarra y uno, Miranda de Ebro (finca Ternero), de Castilla y León). Tan sólo dos municipios superan las tres mil hectáreas de viñedo, Alfaro y Laguardia, y 19 tienen una superficie de viñedo comprendida entre mil y dos mil hectáreas. El peso relativo del espacio vitivinícola en cada uno de estos municipios es variable, dándose, en algunos casos, una situación de monocultivo con pocas o nulas posibilidades para un crecimiento de tipo extensivo y en otros, la superficie de viñedo, representa una parte pequeña de la superficie cultivada.

El potencial productivo está condicionado por tres limitaciones de carácter institucional. La primera, es la delimitación del espacio de producción y con ella se establece un límite máximo a la superficie potencial de cultivo vinculado al territorio amparado. La segunda restricción se encuentra en la falta de libertad para realizar nuevas plantaciones (derechos de plantación)8. La tercera, afecta al rendimiento que, como se verá, en una denominación de origen está acotado, y en la DOCa Rioja se limita, como máximo, a 6.500 kilos de uva por hectárea en las variedades de uva tinta y a 9.000 en las de blanca, con un rendimiento de transformación uva/vino también acotado en el 70 por ciento.

En este escenario restrictivo del potencial productivo para el sector vitivinícola de la Unión Europea, la superficie de viñedo inscrita en el registro del Consejo Regulador de la DOCa Rioja ha pasado de 38.347 hectáreas en el año 1983 a 63.825 en el año 2011. El resultado es que entre 1983 y 1994, la superficie de viñedo creció a una tasa media anual del 2,6 por ciento, coincidiendo con un periodo de fuerte presión, por parte del sector, para que se permitiera plantar, especialmente en los años anteriores a la entrada de España en las Comunidades Europeas (1986). Las mayores tasas de crecimiento se observan en los últimos años de la década de los noventa y primeros años del siglo XXI, cuando se registran crecimientos del 4,1 por ciento en el año 2000 y del 4,7 por ciento en el año 2001, después de unos años de fuerte aumento de las ventas (máximo de la década de los 90 el año 1998) y

8 La normativa comunitaria, madiante lo dispuesto en la Organización Común del Mercado del vino (OCM) o las prohíbe sin excepciones (periodo 1987-1999), o las autoriza excepcionalmente en zonas de producción de vinos de calidad, limitándolas en cantidad (68.000 hectáreas entre 1999 y 2010).

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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también de precios altos para la uva y el vino (Barco, 2008). El ajuste de los precios de la materia prima, tras el descenso de las ventas en los años 1999 y 2000, se refleja en la menor demanda de plantaciones lo que, junto a los acuerdos adoptados por el sector a partir del año 2003 para el control del potencial productivo se refleja en la reducida tasa de variación que presenta la superficie vitícola en los últimos años (cuadro 1.2 y anexo C 1.2).

Cuadro 1.2 Variación de la superficie de viñedo (1983-2011)

Periodo Tasa Anual de Variación

1983-1994 2,60

1994-2002 2,51

2002-2011 0,32

1983-2011 1,84

Fuente: elaboración propia La aparente contradicción entre la restricción normativa y el

comportamiento de la superficie de viñedo en la DOCa Rioja, se entiende al analizar la evolución que ha tenido el tratamiento del control del potencial productivo, a través de las nuevas plantaciones, en el marco de la Organización Común del Mercado del vino (OCM). La OCM vigente entre los años 1987 y 1999 las prohíbe y la nueva OCM aprobada el año 1999, mantiene la prohibición hasta el año 2010, con la excepción de 51.000 hectáreas que se reparten entre los Estados miembros, más 17.000 que gestiona directamente la Unión Europea, todas ellas destinadas a la producción de vinos de calidad. Parte del crecimiento del viñedo en la DOCa Rioja se explica por esta excepción en la prohibición de plantaciones y el resto, por la transferencia de derechos de plantación desde otras regiones y por la inscripción de viñedos históricos no inscritos anteriormente.

Al margen de la fuente de la que surgen las nuevas hectáreas, interesa subrayar que en un escenario en el que no hay libertad de plantación, y sí fuertes restricciones al crecimiento de la superficie de viñedo, la DOCa Rioja ha aumentado su potencial productivo por esta vía.

Cuando se desciende en el análisis a un ámbito municipal, la distribución territorial de la superficie de cultivo presenta notables diferencias, tanto en el grado de especialización productiva, como en su contribución a la expansión general del sector. En el territorio protegido por la denominación la superficie cultivada ocupa 183.511 hectáreas por lo que la superficie dedicada al viñedo representa, aproximadamente, la tercera parte de la misma. La importancia del viñedo en algunos municipios, en términos absolutos, se destaca cuando se pone en relación el viñedo con la superficie cultivada en cada uno de ellos, observándose la existencia de zonas con un alto grado de especialización productiva (Figura 1.1) y en las que es mínima la posibilidad de un crecimiento de la producción por la vía del aumento de la superficie.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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Figura 1.1

Mapa de términos municipales que integran el espacio de producción de la DOCa Rioja, según relación superficie de viñedo/superficie cultivada

(2007)

2 Determinantes de la producción y del crecimiento

Las tres últimas décadas muestran un crecimiento de la producción

(Cuadro 1.1 y Anexo C 1.3) que es el resultado del impulso de dos factores, de una parte, el crecimiento de la superficie (crecimiento de tipo extensivo), ya mencionado en el apartado anterior y, de otra, el aumento del rendimiento9

(crecimiento de tipo intensivo). La conjugación de ambos factores, explicará que el crecimiento de la producción, combine una componente de carácter extensivo y otra de carácter intensivo. En el caso de la DOCa Rioja, ambos tipos de crecimiento están restringidos institucionalmente y, sin embargo, en las últimas décadas la producción total se ha multiplicado por 2,61 y la producción amparada10 por 2,53, pasando, la primera, de 106 millones de litros en el año 1983, a 277 en 2011 y, la segunda, de 106 a 268 en el mismo periodo. Conocido el comportamiento de la primera variable que determina el comportamiento de la producción, interesa, ahora, ver que ha pasado con el rendimiento. Éste, está limitado por lo establecido en el Reglamento de la denominación. De una parte el artículo 8 fija los rendimientos máximos por 9 Hay que distinguir entre rendimiento total o real, que son los kilos de uva o litros de vino producidos por hectárea y rendimiento amparado que es la producción protegida por la denominación y que queda acotada por el reglamento de la denominación y cada año por las normas de campaña. 10 Producción amparada es la que puede comercializarse como DOCa Rioja

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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hectárea en 6.500 kilos para las variedades de uvas tintas y en 9.000 kilos para las blancas11 y de otra, el artículo 10, que limita el volumen de mosto por kilo de uva.12

Más allá de las limitaciones normativas, el rendimiento estará condicionado por variables directamente relacionadas con el modo de producción, en particular con: prácticas culturales, parcelación, localización, tamaño de las explotaciones, edad y variedades.

Las prácticas culturales están reguladas en el artículo 6 del Reglamento. En él se establecen, la densidad de las plantaciones (entre 2.850 y 4.000 cepas por hectárea), las cantidades y periodo óptimo para el riego, los sistemas de poda con establecimiento del número máximo de yemas por hectárea, y la supeditación de todas las prácticas al límite impuesto al rendimiento.

Estas limitaciones normativas contribuyen a caracterizar la estructura de producción existente y que se manifiesta a través del grado de parcelación, la localización del viñedo en zonas de secano o de regadío, la estructura de propiedad, la edad de las plantaciones y las variedades cultivadas.

Una característica de la DOCa Rioja es el elevado grado de parcelación en el viñedo, 120.627 parcelas en el año 2011, con una superficie media por parcela de 0,52 hectáreas y no se observan modificaciones significativas en las últimas décadas.

Sí se ha producido, sin embargo, un cambio en la distribución de la superficie cultivada de viñedo entre tierras de secano y de regadío13. Los datos censales del año 2009 sitúan la superficie de viñedo en regadío, solo en La Rioja, en 8.602 hectáreas por lo que no es arriesgado pensar que, en el conjunto de la DOCa, este tipo de cultivo represente, ya, más del 25 por ciento de la superficie14.

11 El artículo 8 del Reglamento dice: 1. La producción máxima admitida por hectárea será de 65 quintales métricos de uva para las variedades tintas, y de 90 quintales métricos para las variedades blancas. 2. Este límite podrá ser modificado anualmente por el Consejo Regulador, a iniciativa propia o a petición de los inscritos interesados, efectuada con anterioridad a la vendimia, previos los asesoramientos y comprobaciones necesarios, de conformidad con lo previsto en la letra d) del apartado 2 del artículo 26 de la Ley 24/2003, sin que pueda superar, al alza, el 125 por 100 de los valores indicados en el anterior apartado. 3. En función de las circunstancias de la campaña el Consejo Regulador podrá reducir la producción máxima admitida por hectárea establecida en el apartado 1 de este artículo requiriéndose para ello un acuerdo adoptado por una mayoría cualificada de dos tercios de los miembros del Pleno. 4. La uva procedente de viñedos cuyos rendimientos sean superiores al límite autorizado no podrá ser utilizada en la elaboración de vinos protegidos por esta denominación, debiendo adoptar el Consejo Regulador las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de este precepto. 12 Artículo 10 “se aplicarán presiones adecuadas para la extracción del mosto o del vino y su separación de los orujos, de forma que el rendimiento no sea superior a 70 litros de vino por cada 100 kilogramos de vendimia. Las fracciones de mosto o vino obtenidas por presiones inadecuadas no podrán, en ningún caso, ser destinadas a la elaboración de vinos protegidos. El límite de litros de vino por cada 100 kilogramos de vendimia podrá ser modificado, excepcionalmente, por el Consejo Regulador, a iniciativa propia o a petición de los inscritos interesados, hasta un máximo de 72 litros por cada 100 kilogramos. En función de las circunstancias de la denominación, en determinadas campañas, el Consejo Regulador podrá reducir el rendimiento máximo de transformación de uva a vino, requiriéndose para ello un acuerdo adoptado por una mayoría cualificada de los dos tercios de los miembros del Pleno”. 13 “En el año 1983 sólo 978 hectáreas se localizaban en tierras de regadío permanente o eventual. Hoy son más de 8.000, pasando así del 2,6 al 13 por ciento de la superficie total de la DOCa Rioja” (Barco., 2008:181) 14 En la publicación “Los indicadores municipales de La Rioja, 2012” del Instituto de Estadística de La Rioja, de fecha 24 de septiembre de 2012, se recoje la cifra de 44.344 hectáraes de viñedo en La Rioja, de las cuales, 12.271 se localizan en tierras de regadío.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

13

Desde la perspectiva de la estructura de propiedad, según tamaño15, no se observan cambios radicales en las últimas décadas. En el año 2011 había 17.316 titulares16 de viñedo inscritos en el registro correspondiente del Consejo Regulador, manteniéndose la pluralidad que caracteriza a la denominación desde esta perspectiva de la propiedad: muchos pequeños propietarios (menos de 5 hectáreas) que representan el 79 por ciento de los titulares pero que concentran menos de la tercera parte del viñedo y pocos medianos y grandes propietarios (más de 20 hectáreas) que representan el 1,3 por ciento de los titulares y son titulares de casi el 15 por ciento del viñedo inscrito en la denominación. Entre ambos grupos un colectivo de 3.467 titulares que concentran casi la mitad del viñedo inscrito (cuadro 1.3). Esta pluralidad en la estructura de propiedad en la que conviven explotaciones de tamaño muy diferente, es otra característica del sector en la DOCa Rioja y que, como ya se verá, se repite también en la estructura empresarial (elaboración, crianza y comercialización). No es fácil explicar esta diversidad, si se ignora el marco institucional que condiciona el funcionamiento económico del sector.

Cuadro 1.3 Distribución de los titulares de viñedo según superficie (2011)

Titulares % Acumulado Superficie (Has.) % Acumulado

< 1 Hectárea 6.209 35,86 35,86 2.954 4,63 4,63

de 1 a 2,5 4.474 25,84 61,69 7.282 11,40 16,03

de 2,51 a 5 2.929 16,91 78,61 10.418 16,31 32,34

de 5.01 a 10 2.431 14,04 92,65 17.194 26,92 59,26

de 10,01 a 20 1.036 5,98 98,63 13.811 21,62 80,88

de 20,01 a 30 118 0,68 99,31 2.802 4,39 85,27

de 30,01 a 50 70 0,40 99,72 2.640 4,13 89,40

de 50,01 a 100 30 0,17 99,89 2.035 3,19 92,59

> de 100,01 19 0,11 100,00 4.733 7,41 100,00

TOTAL 17.316 100,00 63.868 100,00

Fuente: elaboración propia con datos del CR de la DOCa Rioja

Otra variable determinante del comportamiento del rendimiento, es la edad del viñedo, por cuanto es menor la productividad del viñedo viejo.17 Una parte del crecimiento del sector, desde los años ochenta, es consecuencia del

15 Las explotaciones de menor tamaño presentan niveles tecnológicos más bajos que se manifiestan en menores rendimientos (Oliva, 2009, Cáceres et al., 2004) 16 El número de titulares es mayor que el número de explotaciones vitivinícolas ya que en algunas explotaciones hay varios titulares por razones fiscales o de organización de vendimia, por ejemplo. En el caso de la Comunidad Autónoma de La Rioja hay 13.190 titulares inscritos y, sin embargo, el número de titulares de explotaciones de viñedo que da el censo agrario de 2009 es de 5.952, observándose que en el censo apenas se declaran explotaciones de menos de 1 hectárea cuando en el registro de titulares del Consejo Regulador hay 6.209 en la DOCa. 17 Como referencia se considera que el viñedo entra en producción a partir de su segundo año en tendencia creciente hasta alcanzar el rendimiento máximo permitido a partir de su cuarto o quinto año. Desde esa edad el viñedo puede alcanzar la máxima productividad permitida por el reglamento hasta su envejecimiento, empezando entonces a decrecer, considerándose viñedo viejo aquel con cuarenta o más años.

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rejuvenecimiento de las cepas. Si en al año 1983, una de cada tres cepas plantadas en la DOCa tenía más de cuarenta años, hoy, sólo el 10,80 por ciento de la superficie es viñedo viejo, representando las plantaciones realizadas en los últimos diez años, el 28,4 por ciento del total. Este rejuvenecimiento se refleja en el aumento del rendimiento medio obtenido en la denominación.

El artículo 5 del Reglamento se refiere a las variedades18 que, hasta el año 2008, se reducían a las siete tradicionales, cuatro tintas, tempranillo, garnacha, graciano y mazuelo y tres blancas, viura, garnacha blanca y malvasía y que, desde ese año, se han complementado con las variedades blancas, Chardonnay, Sauvignon blanc, Verdejo, Maturana blanca, Tempranillo blanco y Turruntés19.

Entre 1983 y 2011 el crecimiento ha estado acompañado también de una especialización productiva que concentra la producción de uva (y consecuentemente la de vino) en las variedades tintas (de una relación 80/20 entre tintas y blancas en 1983, se ha pasado a la relación actual 94/6) y entre éstas principalmente en la variedad tempranillo (41 por ciento de la superficie total de viñedo de la DOCa en 1983 y 80,9 por ciento en 2011), con pérdida de superficie en la variedad garnacha tinta.

Desde la perspectiva del rendimiento, y dejando al margen el efecto sobre el volumen de vino blanco elaborado y comercializado, este cambio varietal se refleja en la reducción del rendimiento medio tipo por hectárea20 que ha pasado de 6.996 kilos por hectárea el año 199121 a 6.652 en 2011.

A estos cambios en la estructura de producción hay que añadir aquellos asociados al proceso de modernización tecnológica como la utilización de material vegetal más productivo y menos sometido a las variaciones derivadas de condiciones climatológicas adversas, uso de productos fitosanitarios que reducen las mermas por plagas y enfermedades e innovaciones en maquinaria y herramientas para labores de suelo y manejo de la planta que influyen en la productividad de la tierra.

En definitiva, la evolución del rendimiento por hectárea, es el resultado de un conjunto de cambios que, con carácter general, explican el aumento del mismo y entre los que sólo el cambio varietal, por la reducción de la superficie cultivada con variedades blancas, actúa en sentido contrario.

La consecuencia de esta evolución en la estructura productiva del sector, en la que se producen cambios que actúan en diferentes direcciones respecto del rendimiento, no es otra que el aumento del rendimiento medio real obtenido22, que, si hasta el año 1995 no alcanzaba ningún año el rendimiento

18 “La elaboración de los vinos protegidos se realizará exclusivamente con uvas de las variedades siguientes: Tempranillo, Garnacha, Graciano, Mazuelo y Maturana tinta, entre las tintas, y Malvasía, Garnacha Blanca, Viura, Chardonnay, Sauvignon blanc, Verdejo, Maturana blanca, Tempranillo blanco y Turruntés, entre las blancas. De estas variedades se consideran preferentes las siguientes: Tempranillo, entre las tintas, y Viura, entre las blancas”. 19 El año 2012, todavía no se habían autorizado nuevas plantaciones con estas variedades, siendo éste, uno de los debates abiertos actualmente en la denominación entre viticultores y vinicultores 20 Obtenido este rendimiento como resultado de dividir la producción máxima permitida con rendimiento del 100 por cien en tintas y blancas (superficie de tintas por 6.500 kilos más superficie de blancas por 9.000 kilos) por la superficie total de viñedo (superficie de tintas más superficie de blancas). 21 Se considera 1991 por ser el año en el que el rendimiento máximo en uvas tintas se elevó de 6.000 a los 6.500 kilos por hectárea, 22 Se define este rendimiento como el obtenido de forma natural, esto es, el resultado de dividir la producción total de uva por la superficie productiva.

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medio tipo, desde el año 1996 lo supera frecuentemente (gráfico 1.1 y Anexo C 1.4).

El aumento del rendimiento llevó al sector a adoptar acuerdos para su contención. Así, por ejemplo, en el año 2007 se limita la entrada de uva en bodega, de forma que solo se elabora la uva correspondiente al rendimiento amparado en cada campaña más un 10 por ciento en concepto de stock cualitativo voluntario23 y otro 10 por ciento adicional, que se ira reduciendo progresivamente ( al 8 y al 5 por ciento), para desaparecer a partir de la tercera campaña, y del cual, sólo la mitad abastecerá el mercado de vino de Rioja, destinándose el resto a destilar. Los acuerdos del sector para la limitación del rendimiento se aprueban en febrero de 2007 y se aplican desde la cosecha de ese año, observándose el efecto de ajuste que tienen entre el rendimiento medio real (con cien por cien) y el rendimiento medio tipo (ver gráfico 1.1).

Gráfico 1.1 Evolución del rendimiento en la DOCa Rioja (kilos por hectárea)

(1985-2011)

El resultado conjunto de aumento de superficie y rendimiento explica la

evolución de la producción en la DOCa Rioja que ha pasado de una producción amparada de 106 millones de litros el año 1983 a 268 en 2011. Desde los primeros años ochenta, la producción de vino de Rioja ha crecido a una tasa media anual acumulativa del 4 por ciento, por lo que la producción total se ha multiplicado por 2,61 en apenas tres décadas (por 2,53 si se considera sólo la producción amparada).

23 Este mecanismo de regulación ha estado vigente desde el año 2007 hasta la cosecha de 2010.

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16

Este crecimiento se explica casi a partes iguales por la variación de las dos componentes que determinan la producción, la superficie productiva y el rendimiento, por lo que cabe concluir este apartado afirmando que en las últimas décadas el sector vitivinícola en la DOCa Rioja ha tenido un crecimiento extensivo e intensivo, que refleja la conjugación de los diferentes intereses existentes en el sector desde esta perspectiva y que se han puesto de manifiesto al analizar la relación entre la superficie vitícola y la superficie cultivada en los municipios que forman parte de la DOCa.

3 Producto

La importancia del marco institucional, en el funcionamiento económico

del sector, se pone de manifiesto, de forma clara, en el momento mismo en el que se ve la definición del producto sobre el que se articula la actividad, el vino, “el producto obtenido exclusivamente por fermentación alcohólica, total o parcial, de uva fresca, estrujada o no, o de mosto de uva” y que cumple los requisitos mínimos establecidos en el anexo IV del Reglamento (CE) nº 479/2008 del Consejo de 29 de abril de 2008 por el que se establece la Organización Común del Mercado vitivinícola (OCM).

Tradicionalmente la normativa comunitaria distinguía dos grandes grupos de vinos, vinos de mesa y vinos de calidad producidos en una región determinada (vcprd), clasificación que ha estado vigente hasta el año 2008 cuando entra en vigor la nueva OCM del sector en la que los vinos se clasifican en vinos sin Indicación Geográfica (IG) y vinos con Indicación Geográfica. Los vinos con Indicación Geográfica pueden ser de dos tipos, vinos con Indicación Geográfica Protegida (IGP) y vinos con Denominación de Origen Protegida (DOP). En el artículo 34 del Reglamento (CE) 479/2008 se definen las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas y, en el caso de una denominación de origen, queda establecida la vinculación entre la calidad del producto y el medio en el que se produce, restringiendo su producción y elaboración, exclusivamente, al territorio de la denominación. En el caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, el producto que protege la denominación queda identificado en el artículo primero del Reglamento de la Denominación de Origen Calificada Rioja y de su Consejo Regulador (Orden APA/3465/2004, de 20 de octubre), y de acuerdo con lo dispuesto en la Ley 24/2003, de la Viña y del Vino, de 10 de julio, y el Reglamento (CE) nº 479/2008 del Consejo de 29 de abril de 2008, por el que se establece la Organización Común del Mercado vitivinícola, “quedan protegidos con la denominación de origen calificada "Rioja" los vinos de calidad tradicionalmente designados bajo esta denominación geográfica que, reuniendo las características definidas en este Reglamento, cumplan en su producción, elaboración, crianza y envejecimiento todos los requisitos exigidos en el mismo y en la legislación vigente que les sea aplicable”.

Del contenido de este artículo se deducen al menos, tres cuestiones que merecen ser destacadas, la primera, que el vino producido en la DOCa Rioja es de calidad protegido por una Denominación de Origen, la segunda, que pueden elaborarse diferentes tipos de vinos de acuerdo a lo establecido en el Reglamento sobre crianza y envejecimiento y la tercera, la importancia del marco normativo en la segmentación de la oferta a través del tipo de producto.

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17

El producto ofertado puede ser analizado a partir de diferentes características, color, variedad y envejecimiento son las más importantes. En el caso de la DOCa Rioja la variedad no ha sido la variable de referencia para presentar el vino ante los consumidores y segmentar la oferta24, aún cuando, como ya se ha visto, se da una estrecha relación entre el vino de Rioja y la variedad dominante, tempranillo.

Por lo que respecta al color, cada vez es más marginal, debido a la pérdida de importancia de la producción de uvas blancas y a una menor elaboración de vinos blancos y rosados, en favor de los vinos tintos, que concentran la mayor parte de la producción. Si en los primeros años de la década de los ochenta, el vino blanco y rosado, representaban más de la cuarta parte de la elaboración y ventas de Rioja, en el año 2011, los vinos tintos representan el 90 por ciento y los blancos el 5 por ciento. El precio es la variable que se utiliza para justificar este cambio. Los bajos precios pagados por la uva blanca, que no compensaba el mayor rendimiento, fueron la causa que animó la sustitución de variedades blancas por tintas25. En las últimas campañas comienza a notarse el efecto de este ajuste y el precio de la uva blanca empieza a subir, lo que se refleja en la demanda de plantaciones de uva blanca por parte del sector26.

El criterio que tradicionalmente, al menos desde el siglo XIX, ha segmentado la oferta y la demanda en el sector vitivinícola riojano, y a diferencia de lo que ocurre en otras zonas productoras27, tiene que ver con el tiempo de envejecimiento, regulado en el capítulo IV del Reglamento de la denominación. Este proceso permite poner en el mercado cada año, además del vino joven o sin crianza, tres tipos diferentes de vinos envejecidos: vino de crianza, término utilizado para vinos de, al menos tres años, que han permanecido un año como mínimo en barrica; vino de reserva, que requiere un envejecimiento mínimo en barrica de roble de un año y en botella de dos; y vino de gran reserva, que corresponde a vinos de alta calidad, que han envejecido un mínimo de dos años en barrica de roble y tres en botella28 (cuadro 1.4).

24 A diferencia de lo que ocurre en otras zonas de producción y especialmente en los denominados Nuevos Países Productores (NPP), EEUU, Australia, Sudáfrica, Chile y Argentina, en los que la variedad es utilizada como referencia, junto con el nombre de la empresa, ante los consumidores. 25 La disposición al cambio animada por los precios relativos, encuentra un estímulo claro en la Organización Común de Mercado aprobada en 1999. Su Reglamento prevé la aplicación de programas de reestructuración y reconversión del viñedo con fondos de la OCM a partir del año 2000. En el territorio de la DOCa Rioja una parte importante de estos fondos han servido para financiar este cambio varietal. 26 En este contexto se aprobó la inclusión de nuevas variedades blancas entre las autorizadas en la DOCa Rioja, junto a las tradicionales y la autorización de nuevas plantaciones que no se han llevado a cabo ante la presión de los productores, en un escenario de precios a la baja desde el año 2008. 27 Como se verá en el capítulo tercero de esta investigación, la crianza de los vinos aparece en Rioja como respuesta a una situación crítica por la que atraviesa el sector desde finales del siglo XVIII y que permitirá segmentar la oferta entre vinos corrientes y vinos finos o criados, contribuyendo a configurar un sector más dinámico y complejo y al mismo tiempo estableciendo diferencias entre esta región y otras zonas de producción vitivinícola. 28 Las condiciones impuestas a cada tipo de vino varían en función del color y pueden consultarse en el artículo 13 del Reglamento de la denominación.

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Cuadro 1.4

Tiempos mínimos de envejecimiento (años)

Envejecimiento

Edad Barrica Botella Total

Joven Sin envejecimiento

Crianza + de 2 1 1

Reserva + de 3 1 2 3

Gran Reserva + de 5 2 3 5

Fuente: elaboración propia

En 2011, de cada 100 botellas vendidas, aproximadamente 43 son de vino joven y 57 de vinos criados (39 crianzas, 16 reservas, y 2 grandes reservas). El año 1983 la estructura de las ventas, según este criterio, era muy diferente, 55, vino joven, 36, crianza, 6, reserva y 3, gran reserva (Anexo C 1.5). El cambio en la estructura, que coincide con una situación crítica de descenso de las ventas entre 1999 y 2001, se consolida a partir de 2003 y se está poniendo a prueba en los últimos años (Gráfico 1.2).

Gráfico 1.2 Estructura de las ventas por tipo de vino de la DOCa Rioja (en porcentaje)

(1983-2011)

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Este cambio en las estructura de las ventas adquiere una mayor importancia si se tiene en cuenta la demanda adicional de vino que se genera, para poder cumplir con los requisitos mínimos que el Reglamento impone en cuanto a tiempo de permanencia del vino en bodega. Además, otros dos efectos se derivan del mismo, el aumento de la inversión para cubrir las necesidades de envejecimiento en barrica y botella y el aumento del valor añadido que se genera en el sector, por el desplazamiento de la oferta hacia productos de mayor precio y mayor valor añadido (Sáinz, 2002). 4 Agentes económicos

En el proceso de producción de uva, elaboración del vino, almacenamiento y crianza, participan cinco tipos de agentes económicos, viticultores no asociados que no elaboran (9.747 el año 2011), viticultores no asociados que elaboran o cosecheros (313), viticultores asociados (7.256 en 37 cooperativas), almacenistas (88) y criadores (382). Del total de operadores inscritos en los diferentes registros29 del Consejo Regulador, 583 están inscritos en el registro de bodegas embotelladoras.

Cada uno de estos agentes puede identificarse de la forma siguiente: viticultor no asociado que no elabora, es aquél productor que no elabora vino, vendiendo su producción de uva íntegramente en este mercado; el cosechero puede transformar su propia producción en vino de forma individual; cooperativa es la asociación de productores que transforma conjuntamente la producción de sus socios; almacenista es quien almacena vino30 y criadores son las bodegas de crianza que transforman en vino las uvas propias y las adquiridas en el mercado de materia prima y cumplen unas condiciones mínimas en cuanto a parque de barricas (artículo 22 del Reglamento de la denominación).

Al margen de la clásica división productores y bodegueros, este cuadro de agentes económicos, viene a reforzar la idea de pluralidad que se ha puesto de manifiesto al considerar el tamaño de la explotación, en el análisis de la estructura de propiedad vitícola. En este caso, las variables que la generan son, la elaboración, la asociación y la crianza. Teniendo en cuenta la primera de ellas, en la DOCa Rioja conviven viticultores elaboradores y viticultores no elaboradores (Cuadro 1.5). Entre los elaboradores se encuentra los cosecheros y los cooperativistas y todos ellos pueden, o no, ser criadores. Es obvio que esta segmentación hace más complejo el juego de intereses y, con ello, las relaciones interprofesionales en el sector.

La primera variable de clasificación apuntada permite apreciar la existencia de dos grandes grupos, viticultores no elaboradores (9.747) y viticultores elaboradores (7.569). Los primeros están obligados a vender su uva, cada año, en el mercado que se genera en el territorio de la denominación (mercado en origen), en tanto que los otros, pueden vender su producción

29 En el capítulo VI del Reglamento, artículo 18, se detallan los registros en los que deberán estar inscritos todos los operadores: de viñas, de bodegas de elaboración, de bodegas de almacenamiento, de bodegas de crianza y de bodegas embotelladoras. 30 Al margen de lo establecido en el artículo 21 del Reglamento de la DOCa que dice: “en el Registro de Bodegas de Almacenamiento se inscribirán todas aquellas situadas en la zona de producción que se dediquen exclusivamente al almacenamiento de vinos amparados por la denominación de origen calificada”, un almacenista puede ser también elaborador. Cuando es sólo almacenista aparece en el registro con el código AA y si es almacenista y elaborador con el código AE.

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como uva y/o como vino. Cada grupo opera en un mercado que, como se verá en el siguiente apartado, presenta características propias que los diferencia. En las últimas décadas se ha producido un importante aumento en el número de viticultores no asociados y ha disminuido el número de cosecheros. La consecuencia obvia de este proceso es el aumento del volumen de uva en el mercado en origen y la pérdida de poder negociador de los productores elaboradores.

En el grupo de viticultores elaboradores, la capacidad de elaborar es lo único que tienen en común cosecheros (313) y cooperativistas (7.256). A partir de ahí, es muy difícil encontrar puntos de encuentro entre los intereses de uno y otro grupo, por razones que van, desde el tamaño, hasta la fórmula jurídica que sustenta a uno y otro tipo de negocio31. El hecho de que algunos cosecheros y algunas cooperativas participen en el proceso de crianza, viene a subrayar todas estas diferencias existentes entre los productores.

Cuadro 1.5

Titulares de viñedo

1982 1990 2000 2011

Asociados 7.822 8.043 7.775 7.256

No asociados 4.790 9.282 11.396 10.060

* Elaboran 2.080 2.497 2.227 313

* Venden uva 2.710 6.785 9.169 9.747

Total 12.612 17.325 19.171 17.316

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Cuadro 1.6 Evolución del número de titulares de bodegas inscritas en la DOCa Rioja

Bodega de: 1982 1990 2000 2001 2011

Cosechero 2.080 2.497 2.227 958 (*) 313

Cooperativa 30 34 37 38 37

Almacenamiento 80 86 97 90 88

Crianza 63 125 222 255 382

Total 2.253 2.742 2.583 1.341 820

(*) el año 2001 pasan a estar no operativas 1.471 bodegas que pertenecen a 1.299 titulares con una capacidad de 70 millones de litros y en 2010 se ajusta nuevamente el registro de cosecheros dejando sólo las bodegas que elaboran

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

En la evolución del número de titulares de bodegas (cuadro 1.6) hay que subrayar dos cosas, la reducción del número de bodegas de cosechero (dejando al margen las actualizaciones registrales) y el aumento en bodegas de crianza. Esta evolución no se explica, sólo, por el abandono de la actividad por 31 En general los cosecheros son autónomos o constituyen empresas familiares de pequeño o mediano tamaño.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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parte de los cosecheros y la atracción del segmento de la crianza, sino que es necesario, además, tener en cuenta que entre estas dos tendencias hay una conexión que se deriva del marco normativo, a saber, hasta el año 1991 para inscribirse en el registro de bodegas de crianza el reglamento exigía tener un mínimo de 500 barricas de 225 litros de capacidad y, desde ese año, el número mínimo de barricas se reduce primero a 100 y luego a 50. Este cambio normativo facilita la inscripción de algunos cosecheros, en el registro de criadores.

Estos agentes económicos, titulares de bodega, son los que elaboran el vino y por ello esta evolución que se acaba de comentar y la influencia que en ella ha tenido el cambio normativo, se refleja también en la estructura que presenta la elaboración del vino. Si se prescinde de los almacenistas, que representan menos del 3 por ciento del volumen de vino elaborado, se observa (Gráfico 1. 3 y anexo C 1.6) cómo ha cambiado la estructura de elaboración. Si a principios de los años ochenta el peso en la elaboración de los tres grandes grupos era similar, cosecheros (30,5), cooperativas (35,9) y criadores (28,1), hoy, la situación es muy distinta, los cosecheros elaboran el 5,1 por ciento, las cooperativas el 31,5 y los criadores el 61. La estructura descrita anticipa ya algunos de los cambios que se han producido, como se verá, en el mercado en origen.

Gráfico 1.3 Estructura de elaboración por agentes económicos (1983-2011)

0,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Cosecheros 30,5% 22,4% 17,8% 16,6% 15,2% 12,8% 11,2% 10,1% 10,1% 10,5% 10,8% 9,2% 8,3% 7,6% 6,4% 5,8% 5,4% 5,2% 5,1% 5,1%

Cooperativas 35,9% 34,2% 33,8% 30,1% 30,7% 30,1% 31,4% 33,4% 33,2% 32,9% 30,4% 30,9% 31,7% 29,7% 29,5% 29,9% 29,6% 30,9% 30,4% 31,5%

Almacenistas 5,6% 4,0% 3,9% 4,3% 4,3% 4,9% 5,3% 3,7% 3,3% 3,4% 4,0% 3,6% 2,8% 2,8% 4,6% 2,4% 2,6% 2,4% 2,6% 2,5%

Criadores 28,1% 39,5% 44,6% 49,0% 49,8% 52,3% 52,1% 52,8% 53,4% 53,3% 54,9% 56,3% 57,2% 59,8% 59,5% 61,9% 62,3% 61,5% 62,0% 61,0%

1983 1990 1993 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

22

La evolución que se observa en el número y en la participación en la elaboración de cada uno de estos agentes económicos32, permite afirmar que, en las últimas décadas, se ha producido un cambio significativo en la estructura histórica del sector en la que el cosechero ocupaba un papel relevante junto a la figura del criador. El cosechero, como elaborador y vendedor de vino joven, mayoritariamente a granel, ha ido desapareciendo al mismo tiempo que emerge con fuerza la figura del cosechero criador esto es, el viejo cosechero protagonista en los siglos anteriores de la historia del Rioja, entra en el siglo XXI, como una bodega, generalmente de tipo familiar, que elabora su producción de uva, y vende vino embotellado joven o criado. La situación económica del sector en las últimas décadas ha facilitado este cambio (Barco, 2008: 92).

La importancia de cada uno de estos agentes económicos en la elaboración y crianza del vino se refleja en la distribución entre ellos de la capacidad de almacenamiento y de crianza existente en la denominación33 (cuadro 1.7). Hay que subrayar la poca capacidad de crianza que tienen las cooperativas, menos del 4 por ciento, cuando, como ya se ha visto, elaboran el 30 por ciento del vino, lo que es un claro indicador del bajo grado de integración vertical de los viticultores asociados.

Cuadro 1.7 Capacidad de almacenamiento y crianza (litros)

Depósito Barrica Total

1983

Cosecheros 66.364.000 0 66.364.000

Cooperativas 97.750.607 112.500 97.863.107

Almacenistas 28.117.661 0 28.117.661

Criadores 255.228.782 83.791.476 339.020.258

TOTAL 447.461.050 83.903.976 531.365.026

2011

Cosecheros 57.876.886 0 57.876.886

Cooperativas 255.138.620 9.866.100 265.004.720

Almacenistas 31.695.772 0 31.695.772

Criadores 766.522.226 281.422.435 1.047.944.661

TOTAL 1.111.233.504 291.288.535 1.402.522.039

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja Al analizar el tamaño de las empresas, a partir del volumen de vino

comercializado (cuadro 1.8), se refuerza la idea de pluralidad existente en el sector que se ha destacado anteriormente. Desde esta perspectiva, el sector vitivinícola en la DOCa Rioja, se caracteriza por un elevado número (436) de

32 El número de bodegas de crianza se ha multiplicado por seis, se ha mantenido el número de viticultores asociados en cooperativas, y ha disminuido el número de cosecheros y su importancia en la elaboración de vino. 33 Esta capacidad determina el volumen máximo de vino que pueden alcanzar las existencias de la DOCa.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

23

bodegas pequeñas que comercializan menos de medio millón de litros cada una y muy pocas (12, de las que solo una de ellas es cooperativa) medianas y grandes bodegas que venden cada una más de 5 millones de litros. Entre estos dos grupos hay 65 pequeñas y medianas bodegas, de las que 59 son bodegas de criadores y 6 son cooperativas34.

Cuadro 1.8 Estructura empresarial por volumen de ventas (2011)

Ventas millones de litros Bodegas (000) litros % Bodegas % ventas

Acumulado Titulares Ventas

> 10 5 71.328 0,97% 26,53% 0,97% 26,53%

de 9 a 10 0 0 0,00% 0,00% 0,97% 26,53%

de 8 a 9 4 34.393 0,78% 12,79% 1,75% 39,32%

de 7 a 8 1 7.121 0,19% 2,65% 1,95% 41,96%

de 6 a 7 2 12.079 0,39% 4,49% 2,34% 46,46%

de 5 a 6 0 0 0,00% 0,00% 2,34% 46,46%

de 4 a 5 3 13.781 0,58% 5,12% 2,92% 51,58%

de 3 a 4 9 32.014 1,75% 11,91% 4,68% 63,49%

de 2 a 3 7 16.308 1,36% 6,06% 6,04% 69,55%

de 1 a 2 14 19.943 2,73% 7,42% 8,77% 76,97%

de 0,5 a 1 32 24.004 6,24% 8,93% 15,01% 85,89%

< de 0,5 436 37.934 84,99% 14,11% 100,00% 100,00%

TOTAL 513 268.905 100,00% 100,00%

Fuente: elaboración propia con datos del C R de la DOCa Rioja Esta estructura plural que, como se verá, hunde sus raíces en la historia,

se ha mantenido en las últimas décadas y constituye un rasgo característico de la DOCa Rioja, que, a la vista de lo que ha sido en general, la modernización agraria en el conjunto del sistema agroalimentario y, en particular, el proceso de modernización del sector vitivinícola, no puede explicarse si se prescinde del marco institucional en el que actúa el sector y que condiciona, como se está viendo, su estructura y funcionamiento económico. 5 Mercado

Los intercambios entre los diferentes agentes económicos que operan en la DOCa Rioja y entre éstos y los consumidores, se canalizan a través de dos mercados, uno para la materia prima, uva o vino, que aquí se denominará mercado en origen y, otro, para el producto final, mercado en destino. Para entender el funcionamiento de estos dos mercados, hay que tener en cuenta, una vez más, el marco normativo. La Denominación de Origen condiciona las características del mercado en origen en el que se intercambia uva o vino a granel, en tanto que en él, sólo intervienen personas naturales o jurídicas 34 En el estudio realizado por el Gobierno de La Rioja et al. (2011) con datos de los años 2009 y 2010, basado en encuesta a 298 bodegas de la DOCa Rioja (49,4 por ciento del universo) se concluye que el 60,4 por ciento de las bodegas facturan menos de 600.000 euros, el 17,8 por ciento entre 600.000 y 1,5 millones y el 21,8 por ciento más de 1,5 millones.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

24

inscritas en los Registros previstos por el Consejo Regulador, sólo se intercambia uva procedente de viñas registradas, sólo vino elaborado con dichas uvas y, a su vez, las bodegas sólo se pueden abastecer con uva y vino adquirido en este mercado.35

Por otro lado, del atributo de Calificada que acompaña a la Denominación de Origen Rioja desde el año 1991, se derivan también algunos condicionantes para el producto que llega al mercado final y entre estos destaca el que toda la producción ha de venderse embotellada. Esta restricción acaba con una práctica habitual hasta el año 1993, la venta de vino a granel.

La descripción de los agentes económicos que operan en la denominación ha puesto de manifiesto el cambio producido en la estructura de elaboración y el efecto que dicho cambio ha tenido en el mercado en origen. “En los años noventa se invierte la relación entre la parte de la producción que se vende en uva y la que se vende en vino (40/60 en 1990 y 57/43 en el año 2000). Esta tendencia se consolida en la primera década del siglo XXI, vendiéndose en el año 2007 sólo el 36 por ciento de la producción como vino” (Barco, 2008:104).

La estructura actual de este mercado presenta las siguientes características (ver figura 1.2):

1. De la producción amparada un 78 por ciento se intercambia, como

uva o como vino, en el mercado en origen. El resto hasta el 100 por cien, comprende el 14 por ciento de producción propia de uva de las bodegas de crianza36, el 7 por ciento que se quedan las cooperativas de la aportación de sus socios, para elaborar vino, embotellarlo y venderlo en el mercado final, y el 1 por ciento que aportan los cosecheros a dicho mercado.

2. La oferta de vino en el mercado en origen representa tan solo el 28 por ciento de la producción amparada.

3. La oferta de materia prima en forma de uva, se ha atomizado más respecto del año 1990, al aumentar el número de oferentes (6.785 viticultores vendían uva en el año 1990, frente a 9.169 en el año 2000 y 9.747 en 2011).

35 Parte del articulado del Reglamento de la Denominación de Origen Calificada Rioja y de su Consejo Regulador regula estos aspectos. Concretamente el artículo 26 dedicado a los derechos y obligaciones para el uso de la DOC Rioja dice:

1. Sólo las personas naturales o jurídicas que tengan inscritos en los Registros indicados en el artículo 18 sus viñedos o instalaciones podrán producir uva con destino a la elaboración de vinos amparados por la denominación de origen calificada "Rioja" o elaborar o criar vinos que hayan de ser protegidos por la misma.

2. Sólo puede aplicarse la denominación de origen calificada "Rioja" a los vinos procedentes de bodegas inscritas en los Registros correspondientes que hayan sido producidos y elaborados conforme a las normas exigidas por este Reglamento, y que reúnan las condiciones enológicas y organolépticas que deben caracterizarlos.

Y en el 27, dedicado a la exclusividad de producción elaboración y almacenamiento: 1. En las bodegas inscritas en los Registros que figuran en el artículo 18 no podrá introducirse más

que uva procedente de viñas inscritas y mosto o vino procedente de otras bodegas inscritas. 2. Las personas físicas o jurídicas que tengan inscritas viñas o bodegas sólo podrán tener

almacenadas sus uvas, mostos o vinos en los terrenos o locales declarados en la inscripción perdiendo en caso contrario el derecho a la denominación. 36 El grado de autoabastecimiento de las bodegas de crianza se sitúa en el entorno del 17 por ciento, lo que, junto con la poca participación de los viticultores en la crianza y comercialización de vino embotellado, indica un bajo nivel de integración vertical en el sector.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

25

Oferta de uva y vino en la DOC

Bodegas de crianza (89,5 %)

Bodegas de almacenamiento

(2,5 %)

Mercado en origen

Uva 64 %

Vino 36 %

Producción propia bodegas de crianza

14 %

Cooperativas 6 %

Viticultores 44%

Cosecheros 6%

Cooperativas 30 %

Mercado en destino

7 %

23 %

1 %

5 %

4. La demanda está todavía más concentrada que en el año 1990 en las bodegas de crianza37 (95 por ciento en el año 1990 y 97 por ciento en el año 2000 y 97,5 por ciento en 2007).

Figura 1.2 Flujo de la uva y del vino en la DOCa Rioja (2007)

Fuente: Elaboración propia

El 69 por ciento de las bodegas de crianza, el 45 por ciento de las de

almacenamiento y el 25 por ciento de los cosecheros se abastecen de uva en el mercado en origen y la mayoría de ellas tiene proveedores habituales con o sin relación contractual, siendo más frecuente el contrato verbal que el escrito. Entre las bodegas de mayor tamaño el grado de autoaprovisionamiento es bajo, el 59,1 por ciento cubre con producción propia menos del 25 por ciento de

37 No se conoce la importancia del movimiento de vino, joven y criado, entre bodegas, al no facilitar el Consejo Regulador información de este mercado intraindustrial. El estudio de este mercado contribuiría a entender mejor las relaciones que se establecen entre las empresas de la región y valorar, desde esta perspectiva, las alianzas y estrategias de los diferentes grupos de interés.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

26

sus necesidades, el 31,8 entre el 25 y el 75 por ciento y el 9,1 por ciento más del 75 por ciento38. (Gobierno de La Rioja et al., 2011).

Tener o no tener viñedo propio para cubrir total o parcialmente sus necesidades es una de las decisiones a las que recurrentemente se enfrentan las empresas vitivinícolas de la región, observándose, al menos, dos estrategias diferentes, por un lado de aquellas bodegas, en algunos casos centenarias, que tienen viñedo propio y cubren una parte de sus necesidades y, por otro, aquellas que renuncian a tenerlo39 y procuran controlar la calidad de las uvas o de los vinos de sus proveedores.

En este mercado en origen, los precios de la uva y del vino tienen un papel relevante, ya que han sido y son determinantes en muchas de las decisiones adoptadas por el sector para su funcionamiento económico, decisiones que, en determinados casos, se reflejan en cambios en el marco institucional. Sirva como ejemplo el acuerdo, al que ya se ha hecho referencia, alcanzado por el sector el año 2007 para regular la oferta40 por el que se fija el rendimiento amparado, se limita la entrada de uva en bodega y se crea el stock cualitativo, vinculando al valor de la ratio de almacenamiento, definida como el cociente entre las existencias y las salidas totales de vino41 (ventas más autoconsumo más mermas), su destino al mercado de vino con DOCa Rioja o total o parcialmente a destilar. El objetivo de este acuerdo es conseguir estabilidad en los precios, para satisfacer los diferentes intereses existentes en el sector y animar el crecimiento de las ventas.

Para entender el funcionamiento económico del sector, las razones por las que se adoptan algunas decisiones y las relaciones interprofesionales existentes, es importante destacar tres cuestiones que tienen que ver con el comportamiento y evolución de los precios: su volatilidad, la existencia de factores condicionantes, a priori, de los precios de la uva y del vino y la relación observada entre la tendencia de los precios y el comportamiento de la ratio de almacenamiento.

Es imprescindible, antes de describir el comportamiento de los precios, realizar algunas consideraciones metodológicas. La primera tiene que ver con la diversidad de productos ofertados, (variedad, color, calidad y aptitud para la crianza son algunas de las variables que la hacen posible), sin embargo no siempre esta diversidad se refleja en los precios de la materia prima, aunque si lo haga en el precio del producto final, y casi nunca queda recogida en los datos disponibles. La segunda consideración que es preciso realizar es que no

38 Es preciso tener en cuenta que entre éstas se incluyen las cooperativas (cuatro en la muestra, dos medianas y dos grandes) 39 En esta decisión influyen entre otros factores, la estrategia comercial de la empresa y el uso o no de la imagen del paisaje de viñedo y de la producción propia como valor añadido, el volumen elaborado y el tipo de vino con el que se identifica la empresa, su estructura financiera y sus resultados económicos, el valor de los derechos de plantación, las características del mercado en origen y los precios de la uva y del vino en este mercado. 40 Este acuerdo se concreta en la limitación de la producción amparada al cien por cien del rendimiento establecido en el reglamento de la denominación, con posibilidad de fijarla por debajo si hay desequilibrio entre oferta y demanda en origen, la no entrada en bodega de mas producción que la amparada más un diez por ciento en concepto de stock cualitativo voluntario y otro diez por ciento excepcionalmente el primer año de aplicación del acuerdo, que se reduce al ocho por ciento el segundo año y al cinco el tercero, para desaparecer después definitivamente. 41 La relación entre esta ratio y el comportamiento de los precios muestra cómo, tomando como valor de referencia para la ratio el tiempo de rotación del vino en bodega, que se sitúa en 3 cuando se define esta ratio por primera vez (Barco, 2002), los precios del vino tienden a subir cuando el valor de la ratio se sitúa por debajo de tres y lo contrario ocurre cuando la ratio toma valores superiores a tres.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

27

existe una fuente institucional que recoja, elabore y publique la serie de precios, salvo aquellos que utiliza la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de La Rioja para valorar la producción anual del sector vitivinícola y que no se publican (Anexo C 1.7). Y, por último, no puede ignorarse que si se quieren comparar las series temporales de los precios de la uva y del vino, el precio de la uva para la cosecha del año “t” se paga en ese año, mientras que el precio del vino elaborado esa cosecha se paga en el año “t+1”.

La serie de precios de la uva y del vino, desde el año 197042, (Anexo C 1.8) muestra una gran volatilidad (Gráfico 1.4) que no puede ser explicada atendiendo únicamente al comportamiento de la oferta y de la demanda. Esta fluctuación de los precios ha sido, tradicionalmente, motivo de preocupación en el sector, en unos casos para los demandantes de uva y/o vino y, en otros, para los productores. Por ello han intentado, en repetidas ocasiones, alcanzar algún acuerdo para reducir su volatilidad, aunque finalmente se impone una realidad que hace imposible un acuerdo global, por el que se sigue trabajando, como se verá en capítulos posteriores de esta investigación, lo que no impide que se alcancen acuerdos puntuales para dar estabilidad a los precios.

Gráfico 1.4 Precios pagados por la uva y por el vino en la DOCa Rioja

(1970-2011)

42 Los precios de la uva y del vino con los que se trabaja se han recopilado por el autor de esta investigación desde los últimos años de la década de los setenta a partir de fuentes propias de información y se refieren al precio de la uva tinta y del vino tinto, materias primas principales en el mercado en origen de la DOCa Rioja

0,000

0,500

1,000

1,500

2,000

2,500

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2010

Fuente: elaboración propia

€/kilo €/litro

En este gráfico el precio del vino en el año t es el que se paga por el vino en el año t+1 Por ejemplo, el precio del año 2011 es 0,95 euros por litro que es precio pagado por el vino en el año 2012

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

28

La serie de precios pagados por el vino, además de una alta volatilidad, muestra cómo, hasta la última década del siglo XX, éstos se comportan de forma que cada cinco años se alcanza un precio máximo (1973, 1978, 1983, 1988 y 1993) con descenso y recuperación en los años siguientes. Este comportamiento cambia en 1993, iniciándose desde este año, un periodo de crecimiento que llegará hasta el año 1999. Este aumento de los precios de la materia prima se refleja en los precios de venta del vino embotellado, joven y criado, con impacto sobre las ventas que caen, como se verá, en 1999 y 2000, generándose una crisis de corta duración a la que el sector hace frente ajustando los precios de venta, ajuste que se traslada a los precios de la materia prima, y adoptando decisiones que tratan de mantener el equilibrio entre oferta y demanda para controlar las fluctuaciones de los precios.

En este contexto hay que situar el nacimiento, el año 2003, de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR) y los acuerdos dirigidos, en unos casos, a incentivar la demanda (plan estratégico, promoción...), en otros, a controlar la oferta (limitación de rendimiento, control de plantaciones y acuerdo para eliminar el exceso de producción) y el, ya mencionado, acuerdo alcanzado el año 2007, por el que se crea el stock cualitativo.

En los sucesivos intentos del sector para alcanzar acuerdos que den estabilidad a los precios, se ha buscado algún indicador de referencia que permitiera explicar y anticipar su comportamiento, aceptando que existen diferencias significativas entre los factores que influyen en la formación de los precios de la uva y del vino (cuadro 1.9)

Cuadro 1.9 Factores que influyen en la formación de los precios

De la uva Del vino Cosecha esperada Expectativas próxima cosecha en primavera

Ventas campaña anterior Ventas primeros meses del año

Existencias en poder de los productores Existencias en poder de los productores

Calidad de la cosecha Calidad de la cosecha

Expectativas mercado crianza Aptitud para la crianza

Nivel de existencias Nivel de existencias

Estrategias empresariales Estrategias empresariales

Fuente: elaboración propia

Estas diferencias, observadas en la formación de los precios de las dos materias primas con las que se opera en el mercado en origen de la DOCa Rioja, hacen más compleja la búsqueda de mecanismos que moderen su volatilidad, al darse situaciones de negocio que son aprovechadas por los operadores mejor informados y situados. El acuerdo de regulación para el control de la oferta alcanzado por el sector para las campañas 2008, 2009 y 2010 utiliza por primera vez un indicador que trata de anticipar el comportamiento de los precios para restringir

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

29

su volatilidad, la ratio de almacenamiento definida, como ya se ha dicho, por la relación entre las existencias y las salidas al inicio de cada campaña. El destino del stock cualitativo43 creado como mecanismo de regulación de la oferta se vincula al comportamiento de esta ratio de forma que cuando su valor es inferior a 2,85 todo el volumen en stock pasa a ser vino amparado por la DOCa Rioja, cuando el valor se encuentra entre 2,85 y 3 se ampara el 50 por ciento, enviándose a destilar el resto y cuando es superior a 3 todo se envía a destilar. Los esfuerzos del sector dirigidos a alcanzar acuerdos que den estabilidad a los precios persiguen un objetivo común a todos los intereses existentes, el crecimiento de las ventas en el mercado final que permita la rentabilidad en todas las partes de la cadena, desde la producción hasta la distribución. El impacto de la crisis económica mundial en el sector se refleja, a partir del año 2008, además de en el descenso de las ventas, en la ruptura de acuerdos alcanzados anteriormente entre los agentes económicos y en tensiones en las relaciones interprofesionales, como se verá posteriormente.

Las ventas de vino de la DOCa Rioja han crecido desde los cien millones de litros en los primeros años de la década de los ochenta, hasta 267 millones de litros vendidos el año 2010, con un objetivo, recogido en el Plan Estratégico aprobado por el sector, de alcanzar los 290 millones a corto plazo (gráfico 1.5).

En esta tendencia de crecimiento durante el periodo considerado, se observan, no obstante, algunas excepciones en las que caen las ventas, las más recientes en los años 1999-2000 y 2008-2009 (Anexo C 1.9) asociadas, la primera, al fuerte aumento del precio medio de venta registrado en esos años y la segunda, a una situación de crisis económica global44.

Gráfico 1.5

Evolución de las ventas de vino de la DOCa Rioja (millones de litros) (1979-2011)

43 Voluntariamente cada productor puede constituir el stock con una cantidad igual o inferior al 10 por ciento de su producción amparada. 44 Ambas situaciones se analizan en profundidad en el capítulo cuarto de esta investigación.

0

50

100

150

200

250

300

Fu

ent¨

: el

abo

raci

ón

pro

pia

co

n d

ato

s C

R d

e la

DO

Ca

Rio

ja

Mercado exterior 26 24 27 32 31 28 29 30 36 34 27 26 29 34 39 57 59 59 68 71 57 40 60 72 66 69 71 79 85 80 72 86 92

Mercado interior 62 69 69 79 77 68 68 75 77 83 78 78 100 115 120 140 126 119 137 151 139 120 160 178 170 182 179 183 187 172 164 181 177

1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

30

Las ventas se dirigen mayoritariamente al mercado nacional en el que los vinos de esta región, ostentan un liderazgo claro entre los vinos de calidad, con una cuota de mercado del 37,6 por ciento en el año 2011. Los vinos de Rioja han llegado a tener una cuota del 44,3 del consumo de vinos con DO (año 1994) y, aunque actualmente tengan un menor peso en el consumo nacional de vino de calidad, siguen ocupando el primer puesto de forma clara, ya que la siguiente Denominación en volumen de ventas, Ribera de Duero, tiene una cuota del 8,9 por ciento. Además ocupan el primer lugar en el consumo de vinos con DO en todas las regiones españolas (Nielssen, 2011).

A pesar de esta posición de liderazgo en el mercado nacional, el fuerte descenso del consumo de vino en España45 limita las posibilidades de crecimiento en este mercado, por lo que la estrategia comercial de la DOCa Rioja, se ha centrado en el mercado exterior y, preferentemente, en cuatro destinos, Estados Unidos, Suecia, Inglaterra y Alemania46. Esta reciente estrategia arroja ya algunos resultados, como el mayor crecimiento de las ventas en el exterior y cambios en los destinos de las exportaciones, con una mejor posición en los mercados de precio medio de venta mas alto (Inglaterra y Estados Unidos) que desplazan a mercados tradicionales de destino del Rioja como Alemania (Anexo C 1.10), de precio medio más bajo (Anexo C 1.11).

Al analizar la estructura de las ventas por tipo de vino se observa:

La especialización, que concentra la producción en las variedades tintas, se proyecta sobre las ventas de forma que disminuyen las salidas de vinos rosados y blancos, que han pasado de representar la cuarta parte de las ventas a menos del 10 por ciento. Este descenso es más acusado en los vinos rosados (Anexo C1.12).

El volumen vendido de vinos criados (crianzas, reservas y grandes reservas), por primera vez, es superior al de vinos jóvenes. Este cambio que se apunta el año 1999, y que parece consolidarse a partir del año 2003, constituye uno de los cambios estructurales más importantes acaecidos en el sector en las últimas décadas.

Del total del vino vendido en 2011, el 43,2 por ciento es vino joven, el 39,1 crianza, el 15,6 reserva y el 2,1 gran reserva.

Del análisis del mercado final en las últimas décadas se deduce, no solo

un cambio en la estructura por tipo de vino, concentración de las ventas en vinos tintos y aumento en vinos criados, sino también en el destino de las ventas, con una mayor orientación hacia el mercado exterior, aún cuando todavía, el mercado interior representa más de las dos terceras partes de las ventas. 6 Marco Institucional

La política vitivinícola, como conjunto de normas que regula la actividad en el sector y las instituciones que actúan en él, establecen las reglas de juego sin las cuales no es posible entender el funcionamiento económico del sector al condicionar desde la definición del producto, hasta su presentación ante los

45 El panel de consumo que cada año elabora el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino muestra como entre 1997 y 2010 el consumo per cápita de vino en España ha pasado de 36 a 16 litros. 46 Plan Estratégico del vino de Rioja 2005-2020 Consejo Regulador de la DOCa Rioja.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

31

consumidores, imponiendo entre ambos extremos prácticas de cultivo y elaboración, barreras de entrada, condiciones de acceso a los mercados y limitaciones a la capacidad competitiva de las empresas. En este sector, las disposiciones institucionales son especialmente prolijas y abarcan tanto los acuerdos supranacionales como las regulaciones territoriales y pactos entre agentes económicos locales. En el caso de la DOCa Rioja este entramado complejo que condiciona las actuaciones del sector, puede ser sintetizado, siguiendo un criterio que va de lo más internacional a lo más local, como sigue: 6.1 Disposiciones supranacionales

Se incluyen aquí las que emanan de una organización específica del

sector, la Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV), los acuerdos sobre el sector alcanzados en la Organización Mundial de Comercio (OMC), los acuerdos bilaterales entre países y la política vitivinícola en la Unión Europea.

La Oficina Internacional de la Viña y del Vino (OIV) con sede en

París. Por un Convenio internacional de fecha 29 de noviembre de 1924, los Gobiernos de España, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Luxemburgo, Portugal y Túnez decidieron crear una Oficina Internacional del Vino. Por una decisión de 4 de septiembre de 1958 de los Estados miembros de la época, dicha oficina tomó el nombre de Oficina Internacional de la Viña y del Vino. Esta Organización intergubernamental cuenta, a 1 de octubre de 2011, con cuarenta y cinco Estados miembros a los cuales se agregan en calidad de Estados observadores los antiguos miembros de la Oficina Internacional del Vino.

La OIV trabaja como organismo intergubernamental relacionado con aspectos científicos y técnicos, con un lógico protagonismo de los países europeos, donde se localizan las zonas de mayor producción y realiza recomendaciones en materias relacionadas con las condiciones de producción, las prácticas enológicas, la definición o descripción de los productos, y los métodos de análisis y valoración de los productos vinícolas47. Un gran número de normas de la OIV han sido transformadas en reglamentación por la propia Unión Europea.

El protagonismo de la OIV en matera enológica fue cuestionado en los últimos años del siglo XX por los principales países productores no europeos, que crearon la Organización de Productores de Vino del Nuevo Mundo (New World Wine Producers Organisation-NWWPO). Cuatro de ellos (Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda) firmaron en abril de 2001 el Acuerdo de Adelaida sobre prácticas enológicas, con el objetivo oficial de evitar que éstas sean utilizadas como obstáculo al comercio, por razones ajenas a la información a los consumidores sobre seguridad de los alimentos.

47 Acuerdo del 3 de abril de 2001, por el cual se creó la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Artículo 2 1. En el marco de sus competencias, los objetivos de la O.I.V. son los siguientes: a) indicar a sus miembros las medidas que permitan tener en cuenta las preocupaciones de los productores, consumidores y demás actores del sector vitivinícola ; b) asistir a las otras organizaciones internacionales intergubernamentales y no gubernamentales, en particular a las que tienen actividades normativas ; c) contribuir a la armonización internacional de las prácticas y normas existentes y, cuando sea necesario, a la elaboración de nuevas normas internacionales a fin de mejorar las condiciones de elaboración y comercialización de los productos vitivinícolas, tomando en cuenta los intereses de los consumidores.

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La Organización Mundial de Comercio nace, en 1995, tras la firma de los acuerdos en la Ronda Uruguay del GATT (Acuerdo General de Aranceles de Aduanas y Comercio) y asume, entre otros compromisos, los sucesivos acuerdos que conformaban GATT. Con carácter general, el sector agrario ha sido una excepción en los principios y bases del GATT en su búsqueda de una progresiva liberalización del comercio. La Ronda Uruguay, aborda por primera vez una reforma ambiciosa de los elementos que limitan el comercio de productos agrarios. De hecho son los acuerdos alcanzados en este ámbito uno de sus principales logros, que entre otros efectos obligan a introducir reformas significativas en las políticas agrarias más proteccionistas y que, en el caso de la Unión Europea, marcó un punto de inflexión en el funcionamiento de su Política Agraria Común (PAC).

Los acuerdos adoptados afectan especialmente a las condiciones de acceso a los mercados, a las ayudas internas que reciben los agricultores y a las subvenciones a la exportación. Como consecuencia de lo anterior, los instrumentos comerciales de la UE que afectan a sus intercambios de vino con países terceros, fueron reformados en 1995 a raíz de la entrada en vigor de los acuerdos de la Ronda Uruguay. Las reformas de la Organización Común del Mercado del vino, en 1999 y la última en 2008, se justifican, en parte, por los compromisos adquiridos por la Unión Europea en la OMC. Así, por ejemplo, los instrumentos internos de apoyo tuvieron que modificarse para la aprobación de la reforma de 1999 y en 2008 los acuerdos de comercio internacional condicionan los mecanismos de sostenimiento de precios y, en general, las ayudas que se vayan a canalizar en el futuro hacia el sector, desvinculándolas de la producción.

Aunque los cambios, en principio, afectan de forma especial al vino de mesa, influyen en numerosas decisiones normativas y presupuestarias que acaban influyendo directa e indirectamente en los vinos de calidad. Desde esta perspectiva adquiere especial importancia, en general para la Unión Europea, el reconocimiento internacional de su sistema de protección de la calidad basado en las denominaciones de origen e indicaciones geográficas, de ahí su defensa de estas indicaciones en las discusiones sobre comercio internacional celebradas en el seno de la OMC, con la misma intensidad como la que pueda poner Estados Unidos, por ejemplo, en la defensa de las marcas de empresa.

En el acuerdo alcanzado en la Ronda Uruguay del GATT (firmado en Marrakech en 1994) se recoge en el anexo 1C el “Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio” ADPIC (TRIPS) que en los artículos 22 y 23 hace referencia a las indicaciones geográficas48. El correcto funcionamiento del registro de indicaciones

48 Artículo 22 Protección de las indicaciones geográficas 1.A los efectos de lo dispuesto en el presente Acuerdo, indicaciones geográficas son las que identifiquen un producto como originario del territorio de un Miembro o de una región o localidad de ese territorio, cuando determinada calidad, reputación, u otra característica del producto sea imputable fundamentalmente a su origen geográfico. 2.En relación con las indicaciones geográficas, los Miembros arbitrarán los medios legales para que las partes interesadas puedan impedir: a)la utilización de cualquier medio que, en la designación o presentación del producto, indique o sugiera que el producto de que se trate proviene de una región geográfica distinta del verdadero lugar de origen, de modo que induzca al público a error en cuanto al origen geográfico del producto; b)cualquier otra utilización que constituya un acto de competencia desleal, en el sentido del artículo 10bis del Convenio de París (1967). 3.Todo Miembro, de oficio si su legislación lo permite, o a petición de una parte interesada, denegará o invalidará el registro de una marca de fábrica o de comercio que contenga o consista en una indicación

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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geográficas y del sistema multilateral de notificación, es la pieza fundamental para evitar conflictos en el comercio internacional, por usos fraudulentos de los nombre de indicaciones geográficas.

Los acuerdos comerciales bilaterales, en el caso de la Unión

Europea, pueden firmarse de forma bilateral o multilateral con cualquier país del mundo. En particular, en el marco de estos tratados bilaterales hay varios que son de vital importancia para el sector vinícola, por las posibilidades que se abren a los exportadores desde esos países firmantes. Entre éstos se encuentran los tratados firmados por la UE con Sudáfrica, Chile, Australia, México, Suiza y Estados Unidos. En ocasiones son específicos del sector y en otras, se enmarcan en acuerdos más amplios. Su contenido no puede entenderse al margen de las diferencias en niveles de desarrollo de los países firmantes y con ello, de sus ventajas comparativas en el comercio, ni de las prioridades comerciales de cada país. Contando con las consideraciones generales que de lo anterior se deriva, acaba habiendo dos aspectos que resultan claves en los compromisos que afectan al sector, las prácticas enológicas y la protección de indicaciones geográficas49.

La Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea, es la base

de la normativa del sector vitivinícola en este ámbito territorial. Su estructura actual refleja la filosofía de las sucesivas reformas de la PAC llevadas a cabo desde la década de los años noventa (1992 y 2003) y es precisamente en este marco, donde ve la luz la actual Organización Común del Mercado del vino50

geográfica respecto de productos no originarios del territorio indicado, si el uso de tal indicación en la marca de fábrica o de comercio para esos productos en ese Miembro es de naturaleza tal que induzca al público a error en cuanto al verdadero lugar de origen. 4.La protección prevista en los párrafos 1, 2 y 3 será aplicable contra toda indicación geográfica que, aunque literalmente verdadera en cuanto al territorio, región o localidad de origen de los productos, dé al público una idea falsa de que éstos se originan en otro territorio. Artículo 23Protección adicional de las indicaciones geográficas de los vinos y bebidas espirituosas 1. Cada Miembro establecerá los medios legales para que las partes interesadas puedan impedir la utilización de una indicación geográfica que identifique vinos para productos de ese género que no sean originarios del lugar designado por la indicación geográfica de que se trate, o que identifique bebidas espirituosas para productos de ese género que no sean originarios del lugar designado por la indicación geográfica en cuestión, incluso cuando se indique el verdadero origen del producto o se utilice la indicación geográfica traducida o acompañada de expresiones tales como "clase", "tipo", "estilo", "imitación" u otras análogas. 2. De oficio, si la legislación de un Miembro lo permite, o a petición de una parte interesada, el registro de toda marca de fábrica o de comercio para vinos que contenga o consista en una indicación geográfica que identifique vinos, o para bebidas espirituosas que contenga o consista en una indicación geográfica que identifique bebidas espirituosas, se denegará o invalidará para los vinos o las bebidas espirituosas que no tengan ese origen. 3. En el caso de indicaciones geográficas homónimas para los vinos, la protección se concederá a cada indicación con sujeción a lo dispuesto en el párrafo 4 del artículo 22. Cada Miembro establecerá las condiciones prácticas en que se diferenciarán entre sí las indicaciones homónimas de que se trate, teniendo en cuenta la necesidad de asegurarse de que los productores interesados reciban un trato equitativo y que los consumidores no sean inducidos a error. 4. Para facilitar la protección de las indicaciones geográficas para los vinos, en el Consejo de los ADPIC se entablarán negociaciones sobre el establecimiento de un sistema multilateral de notificación y registro de las indicaciones geográficas de vinos que sean susceptibles de protección en los Miembros participantes en ese sistema. 49 Sobra insistir la importancia que estos acuerdos pueden tener para resolver o evitar conflictos como el que protagonizan la DOCa y Argentina, por el uso del nombre Rioja en la comercialización de vinos producidos en una zona de dicho país que comparte nombre con esta región. 50 Reglamento 479/2008 del Consejo de 29 de abril de 2008 por el que se establece la organización común del mercado vitivinícola, se modifican los Reglamentos (CE) nº 1493/1999, (CE) nº 1782/2003, (CE) nº 1290/2005 y (CE) nº 3/2008 y se derogan los Reglamentos (CEE) nº 2392/86 y (CE) nº

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(OCM), que se integra en la Organización Común de Mercado única. El actual marco normativo comunitario para el sector vitivinícola, que será estudiado con detalle en posteriores capítulos, se basa en el control del potencial productivo de la Unión Europea hasta el año 2015 en que esta prevista la liberalización de las nuevas plantaciones de viñedo51, la eliminación de todos los mecanismos de regulación del mercado, la simplificación de las prácticas enológicas y clasificación de los vinos52 y la transferencia de los recursos presupuestarios a los Estados Miembros para financiar los Programas Nacionales de Apoyo al sector vitivinícola. 6.2 Disposiciones nacionales y regionales

Se incluye la legislación nacional, regional y los reglamentos de las Denominaciones de Origen.

La normativa española, de ámbito nacional, se concreta en la Ley

24/2003 de la Viña y del Vino y es fiel reflejo del reparto de competencias que condiciona la regulación del sector vitivinícola. De una parte, reconoce de la supremacía de las normas que emanan de la UE sobre el ordenamiento jurídico interno y, de otra, reconoce las competencias en materia de agricultura (y por tanto, las relativas al cultivo de la vid y a sus productos), que corresponden a las Comunidades Autónomas. Responde al compromiso, que según la Constitución, atribuye al Estado la competencia exclusiva en materia de bases y coordinación de la planificación general de la actividad económica y la necesidad de ordenar y conciliar dicho ámbito competencial.

La Ley consta de tres títulos fundamentales que tratan sucesivamente de los aspectos generales de la vitivinicultura53, de la protección del origen y la calidad de los vinos54 y del régimen sancionador aplicable a las infracciones administrativas en materia de vitivinicultura y en relación con los niveles de protección de los vinos.

Con esta ley se modifica la clasificación de los vinos existente hasta entonces, considerándose, para los vinos tranquilos, los siguientes niveles ordenados de menor a mayor exigencia en gestión y control: vinos de mesa, vinos de la tierra, vinos con indicación geográfica de calidad, vinos con

1493/1999, que se integra en Reglamento (CE) nº 1234/2007 del Consejo de 22 de octubre de 2007 por el que se crea una organización común de mercados agrícolas y se establecen disposiciones específicas para determinados productos agrícolas (Reglamento único para las OCM) versión consolidada de fecha 1 de enero de 2011 51 Los derechos de plantación expiran el 31 de diciembre de 2015 o, a más tardar, el 31 de diciembre de 2018 si así lo aprueba algún Estado miembro, si no se modifica el acuerdo por el que se aprueba la actual OCM (ver el informe Estudio sobre los impactos socioeconómicos y territoriales de la liberalización de los derechos de plantaciones vitícolas en www.arev.org, última visita 22 de agosto de 2012). 52 Desaparecen los conceptos “vino de mesa” y “vino de calidad producido en una región determinada” y se definen dos tipos de vinos “sin indicación geográfica” y “con indicación geográfica” y entre estos se distinguen los vinos “con Denominación de Origen Protegida” y los vinos “con Indicación Geográfica Protegida” . 53 Entre otros, incluye aspectos relacionados con la definición de los productos, de las prácticas de cultivo, plantaciones y replantaciones, riego, aumento artificial de la graduación alcohólica natural, y arranque de las viñas. 54 De ahí resultan las distintas categorías de vinos utilizadas hasta ahora: los de mesa con derecho al uso de menciones geográficas, los vinos de calidad producidos en regiones determinadas, los de calidad con indicación geográfica, los vinos con denominación de origen calificada o no, y los vinos de pagos, con sus correspondientes órganos de gestión.

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Denominación de Origen, vinos con Denominación de Origen Calificada y vinos de pago.

Los vinos con Denominación de Origen Calificada deberán cumplir los requisitos recogidos en el artículo 23 de la Ley y entre éstos se encuentra que la gestión debe estar encargada a un órgano denominado Consejo Regulador. En el artículo 27 se dice que los órganos de gestión y de control deberán estar separados.

Este marco normativo, de carácter nacional, se completa con la legislación de cada una de las Comunidades Autónomas. En el caso de La Rioja, el año 2002 se aprobó la primera ley de vitivinicultura, Ley 8/2002, de 18 de octubre, de Vitivinicultura de La Rioja, que no ha tenido modificaciones para su adaptación a los cambios que se han producido posteriormente en la legislación nacional y de la Unión Europea.

El Reglamento de la Denominación de Origen Calificada Rioja55 que,

como ya se ha ido comentando a lo largo de este capítulo, regula todo lo referido al espacio de producción, prácticas culturales y enológicas, rendimientos, variedades, registros, elaboración, tipos de vino, condiciones de envejecimiento, embotellado, etiquetado, presentación, gestión, control y sanciones.

Respecto del órgano de gestión de la DOCa Rioja, Consejo Regulador, la Ley 24/2003, abre la posibilidad de que éste tenga carácter interprofesional56. Con ello, el Pleno del Consejo Regulador que era, hasta el año 2004, el resultado de un proceso electoral, en el que participaban todos los inscritos en los diferentes registros existentes, ha pasado a estar formado por los miembros de la Junta Directiva de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR), constituida por 32 vocales, que representan a todas las organizaciones del sector. En consecuencia, los miembros que componen el Pleno no son elegidos mediante un proceso electoral, sino que representan a las organizaciones del sector productor y comercializador que participan en la OIPVR. La estructura actual del Pleno del Consejo Regulador es la proyección de la representatividad económica que tiene cada organización57, con un sistema mayoritario de toma de decisiones y sin que existan límites que impidan minorías de bloqueo en el número de votos que puede tener una organización58.

55 Orden APA/3465/2004, de 20 de octubre, por la que se aprueba el Reglamento de la Denominación de Origen Calificada "Rioja" y de su Consejo Regulador. 56 Así, la disposición adicional octava de dicha Ley dice: “Cuando el ámbito geográfico de una organización interprofesional agroalimentaria coincida con la zona de producción y elaboración de un v.c.p.r.d. y en la misma paridad entre los diferentes subsectores, de conformidad con lo establecido en el artículo 25 de esta ley, dicha organización interprofesional, si se encuentra regulada al amparo de lo dispuesto en la Ley 38/1994, de 30 de diciembre, de organizaciones interprofesionales agroalimentarias, podrá asumir directamente las funciones propias del órgano de gestión y por tanto ser reconocida como tal a todos los efectos, o en el caso de que se opte por un órgano de gestión de naturaleza pública, éste podrá constituirse con la misma representatividad e iguales consecuencias.” 57 Cada sector, productor y comercial, cuenta con cien votos. Los votos de cada organización dependen del número de hectáreas o del valor de los litros de vino comercializados, de los titulares que quieren ser representados por dicha organización y no es el resultado de un proceso electoral en el que cada inscrito tiene un voto, independientemente de la superficie de viñedo que cultive y/o de los litros de vino que críe o comercialice. 58 Cualquier acuerdo debe contar con al menos el cincuenta por ciento de los votos de cada una de las partes, producción y comercio, y con al menos el 75 por ciento de los votos totales.

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Cada una de estas Organizaciones que forman parte de la OIPVR, se integran en organizaciones de ámbito nacional y éstas, a su vez, en otras de ámbito supranacional en el marco de la Unión Europea59, creando un entramado de grupos de interés que se manifiesta cada vez que se aborda algún cambio en el marco institucional en cualquiera de sus niveles.

Figura 1.3

Composición de la OIPVR (2007-2011)

59 Por ejemplo las Cooperativas se integran en la Confederación de Cooperativas Agrarias de España (CCAE) y ésta en el Comité de Gestión de las Cooperativas Agrarias de la UE (COGECA), y las Organizaciones Profesionales Agrarias forman parte de organizaciones nacionales que se integran en el Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias de la UE (COPA).

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7 Funcionamiento económico y disposiciones institucionales

La descripción llevada a cabo del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, permite constatar la complejidad de los factores que están determinando su funcionamiento económico y la importancia de las disposiciones institucionales. Así mismo, se ha puesto de manifiesto la necesidad de dotar al análisis de un componente dinámico que permita explicar la evolución seguida por el sector vitivinícola en la DOCa Rioja. La evolución más reciente, últimas tres décadas, muestra:

1. Un comportamiento diferente en el sector vitivinícola que en el

conjunto del sector agrario. 2. La existencia de factores externos que, junto a aquellos otros

propios del sector, orientan los principales cambios que se han producido en la DOCa Rioja.

3. La permanencia, en ese escenario de cambio, de algunas características propias del sector vitivinícola, que se han configurado a lo largo de su evolución histórica.

Aunque se ha dejado fuera del análisis la estructura económica general

y la del sector agrario en particular, conviene tener presente que el sector vitivinícola comparte un escenario de cambio con el sector agrario, aunque diferirá de manera radical en la orientación de dichos cambios y en los datos relativos que los ilustran.

La pérdida de importancia del sector agrario en la estructura del empleo y del valor de la producción, es una de las consecuencias de este proceso de cambio que se destaca en todos los trabajos realizados sobre la modernización agraria, tanto a nivel nacional, como regional60. En el caso del sector agrario riojano, además, se ha producido también una pérdida de superficie cultivada y abandono de muchos cultivos tradicionales, especialmente hortofrutícolas, con cambios importantes en la estructura productiva y del valor de la producción final agraria (Barco et al., 2002).

La evolución del sector vitivinícola en la región durante las últimas décadas, contrasta con este comportamiento general del sector agrario. No sólo ha aumentado la superficie cultivada de viñedo, sino que se han producido algunos cambios de carácter estructural que han reforzado la importancia del sector en la región. Aunque las fuentes disponibles no permiten cuantificar lo que representa el vino en la economía regional61, sí se conoce la importancia que tiene el sector en la producción agraria. Así, por ejemplo, en La Rioja, el vino ha pasado de representar menos del 15 por ciento del valor de la producción final agraria62, en los primeros años de la década de los ochenta63

60 Pueden consultarse García, 1994, Sumpsi, 1994, Atance et al., 2000; Naredo, 1996; Tió et al.,1999. 61 Se conoce la valoración realizada a partir de los valores bursátiles de las bodegas cotizadas de la DOCa Rioja, de las operaciones de capital riesgo realizadas, el análisis de las cuentas anuales y de los flujos de caja, recogida en Gómez-Bezares et al., 2003 y en la tesis doctoral de Larreina, 2005. 62 La valoración de la producción del sector se realiza teniendo en cuenta la parte de la producción que se vende en el mercado en origen como uva y la parte que se vende como vino, valorando a precios diferentes las uvas tintas y blancas y los vinos según su colr, de acuerdo a los precios pagados en el mercado. 63 Las cuentas regionales del año 1980 valoran la producción de vino en 2.999 millones de pesetas y el valor de la producción final agraria en 21.621 millones.

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(Tió, 1993), a aportar el 40 por ciento el año 2008, según el último Anuario de Estadística Agraria Regional publicado por el Gobierno de la Rioja.64 No obstante hay que destacar que este porcentaje ha sufrido fuertes oscilaciones en los últimos tres lustros, variando desde el 22 por ciento de 1994, hasta el 50 por ciento en 1998, siempre en función del comportamiento de los precios, y con ello, del valor monetario de la producción.

También es conocida la importancia que el sector tiene en la industria de alimentación y bebidas regional, de las 805 unidades productivas que, en 2007, estaban contabilizadas en esta rama, 462, esto es, un 57 por ciento, se dedican a la elaboración de bebidas. El mismo porcentaje, en España, no llega al 17 por ciento (Directorio de empresas del INE.

Es menos conocido el efecto de arrastre que tiene el sector, hacia atrás (sectores industriales de vidrio, corcho, tonelería, cápsulas, artes gráficas, a diferentes actividades de servicios y por supuesto, a los productores de uva) y hacia delante (hostelería, restauración y comercio) a lo largo de toda la cadena de actividades que acaban definiendo el producto final y que pueden llegar a constituir por su localización un distrito industrial. Sin embargo, en las últimas décadas se observa un aumento importante de actividades vinculadas de una u otra forma con el sector, aún cuando todavía no pueda cuantificarse.65

Este proceso de cambio o modernización del sector agrario en general, y del sector vitivinícola en particular, se aceleró durante los años ochenta por factores externos al sector de gran relevancia, como la entrada de España en las Comunidades Europeas el año 1986, que implicó la aplicación de la Política Agraria Común y de los acuerdos supranacionales, que acabarán determinando algunos de los cambios normativos y de organización del sector que se han producido en los últimos años.

Internamente, la propia esencia de la denominación se altera a raíz de su paso de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada el año 1991, previo establecimiento de los sistemas de control cuantitativo (1981) y cualitativo (1986) como requisitos imprescindibles para acceder al nivel superior. Este cambio se acompaña de un aumento del rendimiento máximo permitido en variedades de uva tinta (de 6.000 a 6.500 kilos por hectárea) y de la obligación de que, a partir de 1993, todo el vino salga del territorio de la

64 Las producciones vitivinícolas en La Rioja (incluidos subproductos) se valoraron en 244 millones de euros , la producción agrícola en 473 y la agraria en 573. El VAB del sector agrario representa en La Rioja el 7,4 por ciento del VAB total (6.456 millones de euros en 2006). Las materias primas, uva-vino-subproductos, aportan, aproximadamente, el 3 por ciento del VAB regional. Si se consideran el producto terminado y las ventas en el mercado nacional y en exportación se sabe que el valor de las exportaciones de vino embotellado en los últimos años ha oscilado alrededor de los 350 millones de euros y el valor de la totalidad de las exportaciones de la región es de unos 1.000 millones de euros. Estas cifras sitúan la importancia relativa del sector en las exportaciones totales de la región en el 3,5 por ciento. El valor de las ventas de vino de Rioja en el mercado nacional se estima en 650 millones de euros y en el año 2007 el valor de las ventas de productos industriales producidos en La Rioja, en el mercado nacional alcanzó la cifra de 4.107 millones de euros (1.710 alimentación, bebidas y tabaco) En resumen las ventas de vino representaron el 15,8 por ciento de las ventas totales. Si se consideran las ventas en el mercado nacional y la exportación, el valor de las ventas totales se sitúa en unos 1.000 millones de euros en los años 2006 y 2007. En el año 2007, según la encuesta industrial del INE, la facturación total del sector de bebidas alcohólicas fue de 1.118 millones de euros de los cuales 630 corresponderían a vinos con DO. Los gastos de explotación ascendieron a 996 millones de euros (esto da una idea de los flujos con suministradores de materiales auxiliares, materia prima... la mitad, aproximadamente, corresponde a materias primas, un 20 por ciento a materiales auxiliares y otro 20 por ciento a servicios exteriores). 65 Los trabajos que recientemente ha llevado a cabo el Instituto regional de estadística del Gobierno de La Rioja, para disponer de un marco input-output, permitirán realizar este tipo de valoraciones en futuras investigaciones.

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denominación en botella, prohibiéndose la salida de graneles, lo que modificará la estructura de las ventas.

Una menor exigencia para acceder al proceso de crianza, al reducir de 500 a 50 el número de barricas mínimo exigido para inscribirse en el registro de bodegas de crianza, es otro de los cambios normativos del que se derivan dos importantes consecuencias: aumento del número de bodegas de crianza, especialmente de pequeño y mediano tamaño, y cambio en la estructura de elaboración, con mayor peso de los criadores en detrimento de los cosecheros, al surgir una figura hasta entonces desconocida en la historia del Rioja, la del “cosechero criador”.

A estos cambios de carácter normativo, que alteran el funcionamiento económico del sector, hay que añadir el cambio en la organización para la gestión de la DOCa, que se produce a partir del año 2003, con la creación de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR), que asume las funciones de gestión encomendadas al Consejo Regulador pasando, así, de un modelo de gestión basado en representatividad de carácter electoral, a otro en el que la representatividad tiene carácter económico.

En este escenario de cambio la producción sigue, salvo en años puntuales, una tendencia creciente que obedece a la influencia de dos factores, aumento de la superficie de viñedo (crecimiento extensivo) y del rendimiento (crecimiento intensivo).

Cambio en la localización del viñedo, de secano hacia regadío, especialización productiva monovarietal, tempranillo, y rejuvenecimiento del viñedo, han sido los principales factores determinantes del comportamiento del rendimiento66, que desde la segunda mitad de la década de los noventa alcanza y supera el rendimiento máximo reglamentario, cerrando con ello la vía intensiva para el crecimiento de la producción.

Conviene destacar que este aumento del rendimiento se ha complementado con el de la superficie de viñedo que, como se ha dicho, se ha producido en un contexto en el que las nuevas plantaciones han estado prohibidas, salvo excepciones específicas reguladas, por lo que, lo ocurrido en la DOCa Rioja, puede presentarse como un ejemplo de vía alternativa entre dos escenarios extremos, uno que prohíbe las nuevas plantaciones y otro en el que hay libertad de plantación.

Este comportamiento de la producción ha estado acompañado por el crecimiento de las ventas, tanto en el mercado nacional como en el exterior, con una orientación estratégica que ha querido potenciar el crecimiento de las exportaciones. El aumento de las ventas ha coincidido con la concentración de la oferta en vinos tintos y un cambio en la estructura del tipo de vino vendido según envejecimiento, al aumentar las ventas de vinos criados, ampliando, así, el segmento de mercado de precio más alto.

Junto a los cambios que se han producido en las últimas décadas y que dan cuenta de la dinámica de la actividad vitivinícola regional, hay que destacar aquellas características del sector en la DOCa Rioja que muestran una clara vocación de permanencia.

Una de ellas es la propia sucesión de variables sobre las que se ha articulado el análisis realizado (espacio de producción, determinantes de la producción y del crecimiento, producto, agentes económicos, mercado y marco

66 Estos cambios han estado acompañados de las mejoras introducidas en el material vegetal utilizado en las plantaciones, en el manejo del suelo y en el cultivo.

Capítulo I Características generales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

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institucional) que determinan la naturaleza y el funcionamiento económico del sector en la DOCa y que son el resultado de un proceso que requiere un periodo de análisis más amplio que se realizará en los próximos capítulos.

Otra de estas características es el carácter plural del funcionamiento económico del sector que queda reflejado en cuatro ámbitos:

1. La estructura de propiedad del viñedo con muchos pequeños

propietarios (menos de 2,5 hectáreas de viñedo) y pocos medianos y grandes propietarios (más de 50 hectáreas) muy especializados.

2. La existencia de diferentes grupos de interés entre los productores. Por un lado los viticultores asociados (cooperativistas mayoritariamente) y por otro los viticultores no asociados y entre éstos dos grupos, los cosecheros, que elaboran su producción de uva, y los viticultores que la venden, generándose, en consecuencia, dos mercados en origen de características diferentes, un mercado para la uva y otro para el vino.

3. La estructura de las empresas que, atendiendo al volumen de ventas, se caracteriza por un elevado número de pequeñas bodegas (menos de medio millón de litros) y muy pocas medianas y grandes (más de 10 millones).

4. La oferta de dos tipos de vinos diferentes desde la perspectiva del envejecimiento, vino sin crianza o joven y vino criado (crianza, reserva y gran reserva) que cubren diferentes segmentos de la demanda y de precios.

El bajo grado de integración vertical, tanto hacia atrás por parte de las

bodegas (aproximadamente el 14 por ciento del viñedo es propiedad de las bodegas de crianza) como hacia delante por los viticultores (apenas crían el 4 por ciento y realizan el 8 por ciento de las ventas en botella), ayuda a entender este funcionamiento económico plural del sector vitivinícola riojano que se apoya en la existencia de una única marca genérica y colectiva, DOCa Rioja, que permite a las pequeñas empresas beneficiarse de economías de escala en marketing, en convivencia con las marcas privadas de las empresas.

El equilibrio en las relaciones interprofesionales, que se ve tensionado en cada situación crítica que afecta al sector y que obliga a adoptar decisiones en el órgano de gestión de la denominación, Consejo Regulador, parece ser un factor fundamental, que deberá ser estudiado a la luz de la evolución histórica, de este funcionamiento económico plural que caracteriza al sector vitivinícola en la región.

En los próximos capítulos se quiere demostrar que estas características del sector vitivinícola en la DOCa Rioja en la actualidad, son el resultado de un largo proceso de evolución en el que el producto tiene un papel relevante y el funcionamiento económico del sector interactúa con las disposiciones institucionales, de forma que éstas lo condicionan y, a su vez, determinadas situaciones críticas, animan cambios, y todo ello en un entorno económico del que se derivan amenazas y oportunidades para el desarrollo del sector. Todas estas consideraciones que se derivan de la caracterización actual del sector determinan las condiciones que es necesario imponer al modelo de análisis que se aplicará en la investigación.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

41

“Si la caja de herramientas de los economistas contiene básicamente modelos teóricos empíricamente contrastables solo bajo ciertos supuestos

sistémicos, relevantes para unas etapas o situaciones históricas y no otras, entonces las pretensiones de la economía como ciencia predictiva

resultan bastante devaluadas”.

Enric Tello La Historia cuenta.

Del crecimiento económico al desarrollo humano sostenible. El viejo topo Ediciones. 2005.

Página 45

“La confianza entre los agentes económicos, y de estos en sus instituciones, forma parte de esa nueva forma de capital, el social,

que, sin menoscabo de la necesaria competencia, permite formas de colaboración generadoras de ganancias sociales. Se considera un elemento

favorecedor del crecimiento y otras variables económicas”.

Emilio Ontiveros La desigualdad no es rentable

Suplemento Negocios del diario El País, 1 de mayo de 2011

Capítulo segundo Marco teórico y metodológico Introducción

El análisis del sector vitivinícola a nivel mundial muestra la existencia de diferentes modos de producción, comercialización y consumo en los países productores y cada uno de ellos se adapta a las características que presenta el conjunto de la economía, definiendo la forma en la que el sector se inserta en ella. El estudio del sector vitivinícola en la DOCa Rioja para determinar los factores que explican su funcionamiento económico, teniendo en cuenta las instituciones y planteado con perspectiva histórica, debería aportar luz sobre los elementos que explican estas diferencias, contribuyendo a completar el cuadro de los resultados obtenidos con este trabajo de investigación.

No ha sido éste un enfoque que se haya seguido en las investigaciones llevadas a cabo sobre el sector vitivinícola en España en los últimos años, aunque se han elaborado excelentes trabajos y tesis doctorales que analizan aspectos concretos de esta actividad desde distintas perspectivas. El estudio de la competitividad internacional y la creación de valor de las bodegas exportadoras de la DOCa Rioja, se encuentra en la tesis de San Martín (1999). Los factores competitivos de la industria vitivinícola y la explicación de los factores del éxito empresarial han sido estudiados por Sáinz (2002) para el caso de la DOCa Rioja y por Aroca (2006) para los vinos de la Comunidad Valenciana. La relación entre el desarrollo económico regional y la actividad vitivinícola ha sido investigada en Rioja por Larreina (2005) y para la región de La Manchuela, en Castilla la Mancha, por Sánchez (2007). La comercialización,

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la integración de los mercados y la influencia de la organización común del mercado del vino se ha abordado en diferentes trabajos de investigación (Triguero, 2001; Navarro, 2000; Martínez, 2002). En la formación del capitalismo en el sector entre los siglos XVIII y XIX en el Marco del Jerez se centra la tesis de Maldonado (1998). Las fórmulas organizativas han sido estudiadas por Medina (2011), que estudia las bodegas cooperativas en Castilla La Mancha durante la segunda mitad del siglo XX, Díaz-Barceló (2007), que compara los resultados económicos de las cooperativas vitivinícolas manchegas con los de empresas europeas que operan en el sector, por Salazar (2008), en el caso de la DOCa Rioja y por Fernández (2008) que centra su investigación en papel de el las relaciones contractuales, también en esta denominación. El efecto económico de la denominación de origen ha sido investigado por Castillo (2003) y los aspectos jurídicos son, magistralmente, tratados en las tesis de, Maroño (1998), González (2001) y Coello (2008).

Si en el caso concreto del sector vitivinícola no se han encontrado estudios en los que se analiza su integración en el conjunto de la economía y la influencia del marco institucional en su funcionamiento económico, no ocurre lo mismo cuando se trata del sector agrario, ya que este proceso se estudió con especial intensidad en los años setenta desde una doble perspectiva, por un lado, la modernización del sector y, por otro, su inserción en el modo de producción de las economías de mercado.

En estos análisis el sector agrario es considerado como una parte más de lo que se conoce como “sistema agroalimentario o sistema alimentario” (Malassis, 1998; Sanz, 2002), en el que la producción agraria es el primer eslabón de la cadena producción-elaboración-comercialización-distribución-consumo. El mayor grado de internacionalización de la economía hace que los análisis del sistema agroalimentario de un país o de una región se sitúen, actualmente, en un contexto global.

Los sistemas alimentarios se transforman bajo el efecto de las variables de cambio que afectan a la sociedad distinguiéndose tres grandes sistemas a lo largo de la historia: el preagrario, el agrario y el agroindustrial (Malassis, 1998). Estas tres grandes etapas quedan marcadas por dos grandes revoluciones técnicas, el origen de la agricultura en el neolítico, que introducirá el incentivo para la mejora de la eficiencia y de la productividad a través de los derechos exclusivos de propiedad (Douglas North, 1981) y las revoluciones industriales del siglo XIX. Hoy, el sistema alimentario se ha industrializado, internacionalizado y capitalizado y esta evolución ha ido acompañada de un cambio estructural que afecta tanto a la producción, como al consumo.

1 Revisión de los estudios sobre la modernización del sector agrario en España

El abanico temático de los trabajos de investigación centrados en el

sector agrario es amplio y diversos son los objetivos que se quieren alcanzar, variando a lo largo del tiempo. Así, si en España, en los años sesenta y setenta del siglo XX fueron frecuentes aquellos orientados a conocer el proceso de modernización del sector agrario y su integración en el conjunto de la economía, en las dos últimas décadas de ese siglo, el interés de los

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investigadores viró hacia la política agraria común, el mercado internacional y las nuevas políticas rural y territorial que afectan al sector, cobrando fuerza, en unos casos un enfoque más sectorial y, en otros, un enfoque más institucional.

Desde una perspectiva sociológica, el profesor Alfonso Ortí, hace un recorrido histórico en el que recopila buena parte de los trabajos que se ocupan de la modernización agraria española para describir las tres fases por las que, en su opinión pasó el sector (Ortí, 1992). En la primera, que cubre el largo periodo que va desde 1766 hasta 1959, el sector agrario español responde a las exigencias planteadas por la Revolución Industrial, generación de excedente de capital y de trabajo, y configuración de una agricultura comercial; la segunda, que tiene lugar entre los años 1959 y 1986, se caracteriza por la desagrarización de la estructura económica y de la población activa, aumento de la productividad, formación de excedentes creciente y empresarialización incompleta y, por último, la tercera fase, que comienza en 1986 con la incorporación de España a las Comunidades Europeas y que se caracteriza por la integración en la Política Agraria Común (PAC), la desagrarización económica del mundo rural y la emergencia de un neoruralismo postindustrial de carácter conservacionista.

El avance de la globalización y los cambios que se han producido en las dos últimas décadas tanto en la PAC como en el mercado mundial de materias primas agrarias, animan a pensar en la apertura de una nueva fase en el proceso de modernización del sector, aún hoy muy poco estudiada. El trabajo de recopilación bibliográfica, análisis y síntesis de los principales estudios sobre esta cuestión en España, llevado a cabo en esta investigación, permite apuntar la existencia de dos etapas en el estudio del proceso de modernización de la agricultura española. La primera llega hasta la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986, tal y como apunta el profesor Ortí, y en ella abundan los trabajos con marcados enfoques marxista y/o ruralista; la segunda abarca desde finales de los años ochenta hasta hoy, imponiéndose los enfoques que integran las prespectivas, económica, social, ambiental e institucional en el análisis sectorial. 1.1 Primeros trabajos: el debate entre ruralistas y marxistas sobre la modernización agraria

Durante la primera etapa son abundantes los trabajos centrados en el análisis del proceso de modernización de la agricultura española desde dos perspectivas diferentes, por un lado, la que siguen aquellos autores adscritos en los años setenta del siglo XX a la denominada “escuela ruralista” (hoy neoruralista) y, por otro, la de aquellos que se inspiran en las corrientes de análisis marxista.

El punto de partida común, para ambos grupos, es que el modo de organización industrial de la producción no ha demostrado ser eficaz en todos los sectores y en particular en el sector agrario, entre otras razones porque en este sector hay factores biológicos, climáticos y sociales, que hacen que las formas de desarrollo y de organización de las fuerzas productivas aplicadas en la industria no den los resultados esperados, facilitando la existencia de formas de producción muy diferentes (explotación familiar, cooperativa...) que son, en ocasiones y en algunos casos, sostenidas por determinadas condiciones sociales y políticas. ¿Cómo se explican estas características particulares del

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sector agrario en la actualidad, en el marco de una economía globalizada? ¿Cuál es su futuro? ¿Se mantendrán? ¿Se transformarán? ¿Desaparecerán?

Es en las respuestas a estas preguntas donde se desdobla el camino a seguir por unos y otros investigadores. Para los economistas de la escuela ruralista, esta especificidad del sector agrario es irreducible a la lógica del funcionamiento de la economía de mercado, en tanto que, para los que son considerados seguidores de la teoría marxista, aunque más tarde y más lentamente que en otros sectores, en la agricultura se acabará imponiendo el modo de producción capitalista.

Los trabajos basados en la teoría ruralista sobre la evolución y modernización de la agricultura española no son tan abundantes como en el caso francés, aún cuando algunos investigadores, más desde el área de la sociología que de la de la economía, hayan desarrollado trabajos de gran interés, destacando el ya citado Alfonso Ortí, Eduardo Moyano, Roberto Sancho y Eduardo Sevilla (Sevilla, 1984).

Desde la perspectiva marxista han sido varios los estudios que han analizado “la cuestión agraria” en España, siguiendo el método desarrollado por Kautsky en su célebre obra “La cuestión agraria” (Kautsky, 1970). En la década de los años setenta verán la luz algunos de los trabajos principales que abordan la modernización de la agricultura española. Para José Luis García Delgado, la aparición de la obra de José Manuel Naredo “La agricultura en el desarrollo capitalista español (1940-1970)”, puso fin a una larga espera para cubrir inicialmente uno de los más importantes vacíos en el análisis de la `cuestión agraria´ en la España contemporánea o, dicho de otra forma, uno de los aspectos menos conocidos del proceso de formación de la sociedad capitalista española (García Delgado, 1976). En esta obra se analiza, en una primera parte, el trasvase de capital de la agricultura hacia otros sectores productivos (representando así uno de los papeles asignados por los análisis marxistas a la contribución del sector agrario al proceso de industrialización de la economía); en la segunda parte se analiza importancia del crédito en el trasvase de recursos agrarios y, por último, se aborda la aportación del excedente de mano de obra generado por la modernización-mecanización del sector agrario67.

En ese enfoque estructural de la evolución de la agricultura española sitúa también Alfonso Ortí a los economistas José Luis García Delgado y Santiago Roldán. Para estos economistas la crisis de la agricultura tradicional debe entenderse, ante todo, como subordinación progresiva al mercado, en cuanto categoría fundamental de un modo de producción capitalista, de todo un sector productivo (García Delgado et al., 1973).

También en el trabajo coordinado por la profesora Miren Etxezarreta (Etxezarreta, 1979) y dentro de la misma corriente de pensamiento identificada por el profesor Ortí, se incluyen algunos textos de gran interés para entender la evolución de la agricultura española como el de Claude Servolín “La absorción de la agricultura en el modo de producción capitalista”.

67 La metodología aplicada en el análisis recogido en esta obra colectiva se mantiene en el trabajo posterior de José Manuel Naredo en el que analiza la evolución de la agricultura española entre 1940 y 1990 (Naredo, 1996). Esta obra es considerada por Alfonso Ortí como la mejor síntesis de la orientación y temática de la nueva economía/sociología estructural de los años 1960-70 (Ortí, 1992) centrada en las relaciones entre desarrollo capitalista y la crisis de las formas tradicionales de producción agraria.

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Emilio Pérez Touriño (1983) analiza la pequeña producción campesina y su inserción en el modo de producción capitalista partiendo del análisis crítico del modelo de Chayanov (1974) y de la definición de economía campesina que utiliza Theodor Shanim (1976), para definir en la segunda parte de su obra el concepto pequeña producción campesina como un modo de producción del sistema económico-social capitalista, manteniendo la tesis de que la pequeña producción campesina constituye una combinación específica de fuerzas productivas y relaciones sociales de producción, no separable del sistema económico en el que surge y se desarrolla.

En síntesis, a la vista de los trabajos consultados el proceso de modernización agrícola y su inserción en el conjunto del sistema agroalimentario ha sido interpretado por una gran mayoría de autores que presentan sus resultados durante esta etapa como la integración del sector en el modo de producción “fordista” basado, tal y como lo define Robert Boyer (Boyer, 1992) en la racionalización del trabajo y mecanización al máximo, en primero concebir el producto, luego producir y organizar el trabajo, en vender lo que se sabe producir y en producir, a costes decrecientes, bienes estandarizados aunque sean de mediana calidad. 1.2 Las nuevas aportaciones: las perspectivas agroecológica e institucional

En la última década del siglo XX los enfoques ruralista y marxista sobre la evolución y modernización de la agricultura española se enriquecieron con las aportaciones realizadas desde dos perspectivas muy diferentes:

(a) la perspectiva de la agroecología, que integra las visiones

sociológicas (E. Sevilla Guzmán), históricas (M. González de Molina), económicas (J. Martínez Alier) y antropológicas (V. Toledo).

(b) la perspectiva institucional, que incorpora al análisis las relaciones entre los agentes económicos y el marco normativo existente en cada momento y su influencia en el funcionamiento económico del sector tanto a nivel global (J. Mª García Álvarez Coque) como de la Unión Europea (C. Tió Saraleguí y A. Masot Martí).

1.2.1 La perspectiva agroecología

Para algunos de estos autores (González et al., 1993) la cuestión agraria se ha abordado desde dos grandes enfoques, el liberal, al que califican, en su aplicación a la parcela agraria, como teoría de la modernización agraria, y el marxista. Estos autores echan de menos en ambos enfoques el esfuerzo sistemático para aplicar la historia a la teoría social agraria y por ello plantean “las relaciones entre lo tradicional y lo moderno en términos de incompatibilidad y enfrentamiento lo que –unido a una categorización ética sobre la bondad del progreso- han impedido estudiar adecuadamente fenómenos como el campesinado o el latifundio, categorizándolos a priori como atrasado, superados por la historia, a desaparecer, o ineficientes” (González et al.,

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1993:33). En consecuencia, ambas corrientes de pensamiento, condenan a la desaparición, por anacrónicas, determinadas formas de explotación.

Lo que González de Molina denomina “marxismo agrario”, elaborado a partir de las teorías de Karl Kautsky y Vladimir I. Lenin, no es otra cosa que el esquema teórico que interpreta la evolución de la estructura agraria en el proceso histórico a través de las siguientes características:

1. Evolución unilineal. Las transformaciones que operan en la agricultura responden al cambio de la sociedad global. Tal cambio está determinado por el crecimiento de las fuerzas productivas y por la configuración del progreso como resultado. Estas generan formas de polarización social en las que se produce un proceso acumulativo de formas de explotación.

2. Secuencia histórica. Las formas de explotación se insertan en fases históricas de evolución de las sociedades en las que la reproducción de las relaciones económicas y sociales responden a la lógica de funcionamiento del desarrollo de las fuerzas productivas. Se produce así una secuencia histórica de modos de producción irreconciliables entre sí.

3. Disolución del campesinado. La aparición del capitalismo, como modo de producción previo al socialista, determina la disolución del campesinado como organización socioeconómica característica de los modos de producción previos a él. La centralización y concentración, como procesos necesarios al capitalismo industrial, eliminan al campesinado de la agricultura al ser aquel incapaz de incorporarse al progreso técnico.

4. Superioridad del latifundismo. Las grandes posibilidades de adaptación de la gran explotación al funcionamiento de la agricultura capitalista, como una rama más de la industria, dotan al latifundio de una potencial superioridad técnica que, a través de las ventajas de economía de escala, permitirán el crecimiento de su composición orgánica del capital, avanzando así hacia la socialización de la producción agraria

5. Contraposición de la gran y pequeña explotación. Como resultado de lo anterior, la dinámica del capitalismo genera una confrontación entre el campesinado y el latifundismo que tiene como desenlace la proletarización del campesinado (teoría de la proletarización de Lenin) y la polarización social del campo (teoría de la polarización social agraria de Kautsky).

La influencia del marco conceptual marxista, en los análisis de las

formas de penetración del capitalismo en la agricultura, tiene como consecuencia el dominio de una interpretación macrosocial del cambio agrario desde una visión mecanicista de la agricultura en el proceso histórico. Se percibe el cambio social agrario sólo a través de “la transición de un modo de producción a otro y de la lucha efímera de éstos por la dominación del conjunto de las formas sociales sin la posibilidad de coexistencia” (González et al., 1993:46).

La evolución agraria durante el siglo XXI y la superación de la dicotomía tradicional/moderno por una nueva manera de entender la evolución de las sociedades en general y de la sociedad agraria en particular, ha puesto de

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manifiesto el vacío teórico de las teorías de la modernización agraria (liberal y marxista) para explicar “la cuestión agraria”.

La resistencia del campesinado a desaparecer con el desarrollo del capitalismo y la pervivencia estable, incluso, de otras formas de explotación no capitalistas, animó la necesidad de investigar por qué no se seguían los esquemas de evolución unilineales del modelo marxista. De estas investigaciones surgieron nuevos planteamientos teóricos para estudiar la evolución de los modos de producción no capitalistas y nuevas corrientes de opinión, en la misma escuela marxista, que aceptan la existencia de formas de explotación no capitalistas con carácter estable. La observación de la evolución económica en los países en vías de desarrollo permitió concluir, a algunos investigadores, que no solo era posible la coexistencia de diversos modos de producción, sino que era la forma más usual en la que el capitalismo se extendía por la periferia. (González et al., 1993:47).

La coexistencia de formas de producción diferentes ha sido vista por algunos autores como el indicador de que existe una transición entre modos de producción de determinadas formaciones sociales. Los procesos de transición son para Godelier los momentos en los que “los modos de producción, modos de pensamiento, modos de actuación individual o colectiva se ven confrontados a límites, internos o externos, y comienzan a agrietarse, a perder importancia, a descomponerse a riesgo de vegetar durante siglos en lugares menores, o también a extenderse por si mismos o por voluntad sistemática de grupos sociales que se oponen a su reproducción en nombre de otros modos de producir, pensar y actuar cuyo desarrollo desean” (Godelier, 1981:162).

Con las nuevas aportaciones surge una visión en la cual los cambios, son el resultado de las estrategias más o menos conscientes de los diversos grupos sociales, surgidos como consecuencia de la dinamización de las mismas, que la confrontación de intereses distintos y contradictorios genera (González et al.,1993). Partiendo de que la configuración histórica de nuevas formas de producción no surgen de golpe sino que son el resultado de una evolución y de la coexistencia de formas diferentes, González de Molina y Sevilla Guzmán, diseñan un esquema teórico en el que encuentra acomodo una interpretación más ajustada a los hechos de las modalidades históricas de penetración del capitalismo en la agricultura

Parten estos autores de la elaboración de las siguientes categorías: modo de producción, formación social, comunidad y forma de explotación que les permiten analizar el desarrollo del capitalismo en la agricultura “como la confrontación/adaptación dialéctica entre las formas de producción campesinas y la voluntad de subordinadora del capitalismo a través del mercado” (González et al., 1993:88). Para ellos, la lógica económica del campesinado se basa en la existencia de una fuerza de trabajo familiar y en la satisfacción de las demandas de unidad económica familiar campesina, por lo que los mecanismos a través de los que operan son esencialmente diferentes a los de la economía capitalista. Lo que determina el empleo de un nivel de fuerza de trabajo familiar no es su retribución, ya que para el campesinado no existe el concepto de salario. Para los campesinos son las necesidades que hay que satisfacer las que determinan la organización económica de la producción. Esta lógica campesina, caracterizada por la organización del trabajo familiar, las relaciones sociales y económicas de comunidad, la relación especial con la tierra como medio de producción, la influencia del pasado y un concepto

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particular de desarrollo, es la que les ha permitido, con sus adaptaciones a la evolución de la economía, subsistir y, en algunos casos, tener ventajas económicas frente a las grandes empresas agrarias.

El análisis de la evolución de la agricultura desde la perspectiva del campesinado, permite subrayar la racionalidad ecológica de las decisiones de los campesinos en el proceso de adaptación a los cambios, frente a lo que tradicionalmente se ha considerado como irracionalidad económica o resistencia de los campesinos al cambio, en términos de oposición o freno a los procesos de industrialización y modernización y, además, permite rechazar la idea de un desarrollo del capitalismo en la agricultura predeterminado en el que se enfrentan las grandes y las pequeñas explotaciones, como si el capitalismo hubiera mostrado su preferencia por las grandes, cuando no es tanto una cuestión de tamaño como de coexistencia de formas diferentes de explotación (González et al., 1993). 1.2.2 La perspectiva institucional

La estructura vitivinícola existente en algunas regiones, caracterizada por la diversidad de explotaciones y de empresas en cuanto al tamaño se refiere, como se ha visto en el caso de la DOCa Rioja, avala las tesis de la perspectiva agroecológica y anima a cuestionar aquella que, tanto desde la perspectiva de los análisis que se hacen tomando como base la teoría neoclásica, como desde la de aquellos que se apoyan en las tesis, marxista o neomarxista, sostiene que el sector agrario (agroalimentario) se vería abocado a la desaparición de las pequeñas explotaciones (empresas artesanales) y a una progresiva concentración. Esta premisa no se ha cumplido en algunos subsectores, lo que es evidente en el caso del vino, al menos en determinadas regiones productoras en las que conviven diferentes tipos de explotaciones y empresas vitivinícolas. Por ello, avanzada la modernización del sector agrario español en los años sesenta del siglo XX, los economistas considerados de la escuela ruralista aceptan que lo que se da en el sector agrario, es la convivencia entre el modo de producción capitalista y estructuras de producción no capitalistas. Esta convivencia se deriva, del lento proceso de concentración horizontal de las explotaciones, de la actitud ante la modernización de las explotaciones de tipo artesanal, de su capacidad para aceptar precios bajos y del desarrollo de formas específicas de relación entre estas explotaciones y los grandes grupos de transformación y comercialización.

La evolución del sector agrario, en el último tercio del siglo XX y en los primeros años del siglo XXI, no ha cerrado el debate sobre su integración en la economía de mercado y, aunque se han producido transformaciones que han reducido significativamente la importancia de las explotaciones de tipo familiar (Arnalte, 2008, Moyano, 2008 y Barco, 2003), que tanto protagonismo tuvo en el mantenimiento de una diversidad de modos de producción, según las teorías agroecológicas, ninguna teoría se ha impuesto sobre las demás. La reflexión que se plantea es la siguiente: cómo abordar hoy esta cuestión en un sector aparentemente reacio a los esquemas clásicos de organización industrial, con una gran diversidad de estructuras económicas, que lejos de ser un legado residual del pasado en vías de extinción, ponen de manifiesto la complejidad de las formas de reproducción social y económica.

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La respuesta a esta reflexión no puede buscarse a través del enfrentamiento agrario-no agrario, sino desde el punto de vista de observar las diferentes estructuras que conviven en el sector y sus relaciones. No sirve a este fin, ni el paradigma neoclásico que se apoya en el postulado de la racionalidad del comportamiento económico, basado en la optimización de funciones objetivos y en la construcción de una ciencia positiva a partir del estudio de un área económica autónoma y de unas normas de eficiencia que desarrolla, ni el paradigma marxista, basado en que los conflictos surgen entre los hombres y los grupos sociales como consecuencia de la producción y que la apropiación de la riqueza representa una base esencial de la dinámica económica.

Es frecuente que en el estudio de la evolución económica del sector agrario no se tengan en cuenta las aportaciones de los economistas agrarios y su particular visión de los problemas del sector y, en concreto, se tiende a ignorar la existencia de una lógica campesina en las decisiones económicas que toman los agricultores y el importante papel desempeñado por las instituciones en esta evolución. Es cierto, sin embargo, que en la mayor parte de las investigaciones sobre economía agraria en las que se aborda el papel de las instituciones se limita su influencia a los acuerdos institucionales que determinan las políticas agrarias, y al comportamiento y decisiones individuales de los agentes económicos. (García Álvarez Coque, 1991).

Es abundante la literatura referida a la intervención pública en el sector agrario y es preciso reconocer cómo, ésta, ha acabado teniendo unos rasgos propios dentro de la literatura dedicada a la intervención económica. La explicación puede encontrarse en la misma evolución de la economía agraria como disciplina a lo largo de la historia (García Álvarez Coque et al., 1996), que ha pasado de considerarse economía rural o rústica, hasta las primeras décadas de la edad contemporánea, para ser denominada economía agraria hasta los últimos años del siglo XX y comenzar en el siglo XXI una nueva trayectoria en la que la que se mezclan la producción y el territorio (Arnalte, et al., 2008), teniendo como denominador común la protección ambiental (Argemí, 2002).

Los niveles de intervención pública en el sector agrario, para el caso de la agricultura española, irán, desde los más simples mecanismos de protección de precios, que algunos autores reivindican ya en la década de los años cincuenta del siglo XX (Camilleri, 1952), hasta la plena aplicación de la Política Agraria Común a partir del año 1986, en los términos y plazos establecidos en el Tratado de Adhesión (Tió, 1986), pasando por los diferentes sistemas de intervención aplicados durante el régimen franquista (Gandarias, 1971, Cotorruelo, 1976 y Briz, 1982), a través de Fondo para la Ordenación y Regulación de las Producciones Agrarias (FORPA).

Además de los análisis comparados de las políticas agrarias, que estuvieron de actualidad en los años ochenta (Servolín, 1988), son muy variadas las perspectivas con las que se aborda esta cuestión de la intervención pública en el sector agrario. Van desde la influencia de los grupos de interés en su concreción y aplicación (Renard, 1994, Salvatici et al., 1993, De la Cuesta, 1987) hasta la evaluación de la eficiencia y equidad del gasto público en la agricultura (López et al., 1985; Atance et al., 2000; Atance et al., 2001), pasando por el papel de la política agraria en situaciones de crisis

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económica (Barceló, 1985 y Schmitt, 1986) y la evolución de la Política Agraria Común (Compés et al., 2009 y Massot, 2005).

El avance de la globalización, las tensiones en los mercados de materias primas agrarias y las preocupaciones ambientales, orientan en los últimos años las investigaciones sobre el sector agrario68, desplazando el interés por los procesos de modernización, que siguen estudiándose en algunos países de América Latina y de la cuenca africana del Mediterráneo. En Europa, las sucesivas reformas de la PAC, que se han aprobado desde el año 1992, han animado nuevas investigaciones en las que se combinan agricultura y territorio, para orientar la política agraria (Hervieu, 1996, Baptista et al., 2008, Arnalte et al., 2008) y han avivado también el debate sobre la necesidad o no de las políticas agrarias y la regulación de los mercados (Boussard, 1996). La dimensión estratégica de la agricultura ante el avance de la globalización (Abis et al., 2012a), los desequilibrios en el mercado mundial (Abis, 2012b), la volatilidad de los precios de las materias primas agrarias (Informe 2008 Banco Mundial, Arnalte, 2009, Huchet-Bourdon, 2011), el impacto ambiental de la actividad agraria (Europeam Commissión, 2010) y las políticas sectoriales y regionales (Moreno, 2011, Jordán et al., 2011, CIHEAM, 2010) centran en los últimos años las investigaciones en el sector agrario desde la perspectiva económica y es frecuente encontrar en ellos, referencias al marco institucional que van, desde la regulación de los mercados (OECD, 2011, Petit, 2012, Lecocq et al., 2011), hasta las relaciones interprofesionales (Danel et al., 2012).

El paradigma neoinstitucionalista corrige, en parte, las carencias que se observan en los estudios de la evolución del sector agrario, sobre todo al considerar la importancia de las instituciones para explicar de una forma más correcta el funcionamiento de la economía en su conjunto o de determinados aspectos parciales. En distintos países el nuevo paradigma está siendo utilizado por parte de los economistas agrarios ya que permite considerar determinados problemas apuntados por economistas agrarios "tradicionales" y que habían sido apartados por la teoría neoclásica, basada en unos supuestos de comportamiento que condicionaban los resultados. Este nuevo enfoque es de gran utilidad para explicar determinados aspectos del funcionamiento del sistema agroalimentario (integración y coordinación vertical, cooperativas de agricultores, problemas de contratación, problemas de innovación, etc) o del desarrollo rural, dos temas de gran actualidad e importancia como ampliación del campo de estudio de los economistas agrarios. Ahora bien, esta corriente de pensamiento, en la medida en que se centra en el estudio del comportamiento de las organizaciones, sean éstas empresas, sindicatos, grupos de presión o el Estado, parece equiparar institución con organización y con ello, pierde una parte de su campo de análisis. Es necesario reconocer, no obstante, que tal y como sostiene Kalmanovitz (2003:1), el neoinstitucionalismo hace una importante aportación “a la historia económica al plantear cómo las organizaciones sociales y los cambios históricos van construyendo una senda de desarrollo que depente en gran medida del pasado”.

68 Ver al respecto el monográfico “Economía agroalimentaria. Nuevos enfoques y perspectivas” en el nº 117 de Papeles de Economía (2008) y comparar su contenido con los monográficos dedicados al sector agrario (o agroalimentario) publicados por esta misma revista los años 1983 y 2003.

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2 Marco teórico y enfoques para el análisis

Es frecuente que los debates sobre el futuro de la agricultura acaben derivando hacia el papel de la política agraria. Esto se debe “tanto al peso creciente de la regulación como a la confianza del público en la capacidad del estado para influir en su estructura y desempeño. Sin embargo, aunque es innegable que la intervención pública lleva décadas conformando la agricultura en los principales países desarrollados, la situación del sector está también determinada por factores históricos, culturales, tecnológicos y sociales que no siempre la política puede contrarrestar” (Compés et al., 2009: 62).

A partir de esta reflexión cabe pensar que, por si sola, ninguna de las perspectivas que hasta ahora se han considerado en esta revisión, sobre el análisis de la modernización del sector agrario, incorpora la totalidad de los elementos que se consideran determinantes para estudiar el sector vitivinícola, si no se quiere ignorar la evolución histórica y la importancia de las instituciones. Esta es la razón que aconseja contemplar otros enfoques que permitan integrar las características propias del producto y del sector, las perspectivas histórica, social y económica, las bases de su funcionamiento económico y las instituciones.

Para ello se han seguido tres alternativas, una que surge a partir de la consideración del producto y de la Denominación de Origen (DO) en tanto que disposición institucional que condiciona la evolución y el funcionamiento económico del sector, otra a partir del estudio de las teorías neoinstitucionalistas y una tercera que integra la perspectiva histórica, el funcionamiento económico del sector y las disposiciones institucionales.

2.1 La Denominación de Origen

El papel desempeñado por las denominaciones de origen en el

funcionamiento económico del sector que sustenta el producto protegido por ella, puede analizarse desde diferentes puntos de vista.

Desde la perspectiva de los consumidores, esta figura permite la reducción de los costes de transacción, concretamente de los ocasionados en el proceso de obtención de información que corrige el desconocimiento o bien la asimetría de información existente de los agentes económicos. La asimetría de información, facilita la aparición de comportamientos oportunistas que, en el caso de una denominación en el sector vitivinícola, pueden darse en cualquier parte del proceso69, lo que aconseja la incorporación de controles. En España es el Consejo Regulador, como órgano de gestión y de control, el garante de la calidad de los productos ante los consumidores y el responsable de los controles en el proceso. Algunas investigaciones llevadas a cabo en denominaciones de origen concretas han puesto de manifiesto la eficiencia de los Consejos Reguladores para evitar comportamientos oportunistas y reducir los efectos derivados de las asimetrías de información (Ceruelo et al., 2004).

Los productores inscritos en una denominación asumen unas obligaciones que no tienen los productores de vino no inscritos y, por lo tanto,

69 Por ejemplo, en la producción de uva, la entrada en bodega de producción no amparada por la DO, el sobreprensado para obtener un rendimiento vino/uva mayor que el permitido por la regulación del proceso de elaboración, en la crianza no respetar los tiempo mínimos reglamentarios y en el comercio vender como DO vino que no lo es.

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no sometidos a las restricciones que establece el reglamento de la denominación70. Aceptar estas obligaciones conlleva la obtención de las posibles ventajas derivadas del uso del nombre de la denominación. Estas ventajas dependen, obviamente, del valor asignado por los consumidores a esta figura y se concretarán en su disposición a pagar un mayor precio por los productos amparados por ella71.

Si se tiene en cuenta que en una denominación existen costes compartidos para los miembros que deciden libremente formar parte de ella, que hay un mecanismo de exclusión y que se adoptan decisiones que afectan tanto al tamaño del grupo como a la cantidad del bien producido, cabe pensar que no es otra cosa que un “club” (De la Calle, 2002) que, como tal, impone barreras de entrada para ejercitar el uso de un determinado nombre geográfico, pero que permite compartirlo a quienes pertenecen al mismo. Desde esta perspectiva, las denominaciones de origen, introducen una distorsión en el funcionamiento del mercado al garantizar el “monopolio” de la utilización de una “etiqueta”, a aquellos productores incluidos en la zona de producción que aceptan el modo de producción y el funcionamiento económico de su actividad impuesto por el reglamento de la denominación. A cambio, los inscritos en ella, pueden utilizar el nombre de la denominación para articular sus estrategias de diferenciación.

En el ámbito del marketing, diversos autores han dejado claras las funciones que desempeñan las denominaciones de origen. El vino es considerado un “bien de búsqueda” (el conocimiento de sus características básicas es posible a priori), más que un “bien de experiencia” (el consumo del bien es necesario para hacerse una idea del mismo) y por ello, la información facilitada al consumidor es muy importante. Ahora bien, esa información puede facilitarse individualmente por cada empresa, o disponer de una información común que identifica las características básicas del producto (la que da la marca colectiva), al margen de la información que cada marca facilita (Mora, 2006 y Küster, 2012).

Algunos autores (Bello et al., 1996) consideran la denominación de origen como una marca común, colectiva o genérica, que identifica las características diferenciales respecto de los demás, de un producto agrario o agroalimentario producido, transformado y elaborado en la zona geográfica delimitada que da el nombre a la denominación y que es utilizada, conjuntamente con la marca de la empresa, para beneficiarse de las economías de escala generadas en el marketing. Con ello se reconoce una

70 Estas restricciones varían entre los diferentes países que utilizan esta figura, así por ejemplo, en el caso de España, el órgano de gestión de la DO, el Consejo Regulador, tiene capacidad para la inscripción de las nuevas plantaciones de viñedo y el registro de las instalaciones de elaboración, crianza y embotellado y no permite la libre comercialización de los productos obtenidos en el ámbito de la denominación. Así, la uva solo puede ser elaborada en bodegas inscritas y éstas sólo pueden comprar uva producida en viñedos también inscritos (Sáinz, 2002). La contrapartida a la aceptación de estas restricciones es la exclusividad en el uso en sus productos del nombre de la denominación, convertido en marca colectiva, así como la persecución por la administración de su uso indebido por aquellos que no se sometan a sus controles (De Jaime et al.,, 1994). 71 El trabajo llevado a cabo por Oana et al., (2011) en el que se analizan 30 estudios llevados a cabo en diferentes países y para diversos productos, entre ellos el vino, concluye que los productos con Indicación Geográfica (IG), tienen un precio superior al de los productos sin IG, un 13,3 por ciento de media, y que este “sobreprecio” es mayor en aquellos productos con restricciones mayores, como es el caso de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP). Puede consultarse también el trabajo de Perza Peiris (2010) sobre la aplicación de un modelo de precios hedónicos a los vinos catalanes, en el que se sintetizan los resultados de diversos trabajos sobre precios hedónicos en vinos.

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aplicación directa de las denominaciones de origen en la implementación de estrategias de diferenciación individuales y colectivas (multisectoriales). Cualquier empresa (o cualquier sector) puede buscar su ventaja competitiva mediante el liderazgo en costo o mediante la diferenciación (Porter, 1985). Esta opción puede ser individual o colectiva. Todas las estrategias asociadas a la denominación de origen, se basan en la diferenciación por la calidad del producto, tienen carácter colectivo y, evidentemente, se adoptan para defender los intereses de los productores que, libremente, la han elegido frente a la estrategia de competencia en precio.

Desde esta perspectiva, bien pudiera afirmarse que las denominaciones de origen no son marcas de garantía, ya que éstas tienen como objetivo principal el beneficio de los consumidores mientras que, las denominaciones de origen, buscan el beneficio de los productores (protegiéndoles frente al fraude, manteniendo su presencia en el mercado sin bajar el precio y/o manteniendo-aumentando la actividad en el territorio del que toma el nombre).

Pero la denominación de origen no protege solo los intereses de los productores ya que, en buena parte, esta defensa se apoya en la garantía que del producto se les da a los consumidores. A partir de ahí, las denominaciones de origen, han de verse como un instrumento capaz de vincular el producto y sus características, con el territorio, con el objetivo de defender los intereses de los productores, que cumplen, además, exigencias de trazabilidad y normas de calidad de producto y de proceso, lo que les permite garantizar a los consumidores la calidad. Por ello se puede concluir que, la denominación de origen, procura alcanzar tanto el beneficio de los productores, como el de los consumidores

En síntesis, desde una perspectiva económica general, esta figura desempeña, al menos, tres funciones diferentes que se han ido configurando a lo largo del siglo XX72:

1. Defensa frente al fraude. Esta función se encuentra en la génesis de

la denominación de origen asociada a la defensa de los productores de vino frente al fraude practicado con los “vinos artificiales”73 y las indicaciones de procedencia falsa.

2. Diferenciación. A medida que aumenta la demanda de productos de calidad, la diferenciación se adopta como estrategia empresarial y, ello, anima la aplicación de la denominación de origen a todo tipo de productos agrarios y alimentarios, extendiéndose desde el vino a otros productos.

3. Desarrollo regional. La vinculación que se establece entre la denominación de origen y el territorio del que toma el nombre ha hecho que, desde la década de los años ochenta del siglo XX, esta figura esté unida a proyectos de ordenación y desarrollo regional, surgiendo entonces la demanda de su extensión a productos no agroalimentarios.

72 En el capítulo siguiente se dedica un apartado al origen de esta figura jurídica y se analiza su importancia en el sector vitivinícola. 73 “Con cada hectolitro de alcohol de 94 grados se puede fabricar, mediante adición de agua y de colorantes y aromas, hasta 6,46 hectolitros de <<vino>> de 15 grados...” (Pan, 1994:158)

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La primera de estas funciones parece clara a la luz del origen de esta figura jurídica y de su uso por parte de los productores, siendo menos visible la importancia que tiene en la articulación de estrategias empresariales que se apartan de la competencia exclusivamente en precio. La denominación de origen “trae a primer plano” el producto y sus características y con ello su consideración como variable económica, base de la teoría económica sobre estrategias de diferenciación74, razón por la que encuentra acomodo en este tipo de estrategia. Ahora bien, no hay una única tendencia en el análisis de la diferenciación de producto, como bien consideran Bello et al., (1996) sino varias que, siguiendo a estos autores, se concretan en:

Teoría de la competencia monopolística. Estudia el papel que

desempeña la diferenciación del producto en los procesos de mercado y en la determinación de los precios. La diferenciación puede ser una vía para que la empresa obtenga un cierto grado de poder de monopolio local lo que le permitiría fijar precios por encima del coste marginal y causar con ello una pérdida de eficiencia del sistema económico.

Teoría de la especificidad del producto. La competencia en precios se elude mediante las características específicas del producto de forma que son estas características la variable estratégica esencial. En este caso, la utilidad para los consumidores, no se deriva del producto, sino de estas características diferenciales. La empresa se posiciona con su producto en un espacio de características en el que están posicionados los consumidores de acuerdo a sus preferencias y la distancia entre los productos, en ese espacio de características, determina el grado de competencia entre productos sustitutivos.

Teoría de Porter. Se basa en la información de los consumidores y en los costes de transacción. El consumidor busca información y ello implica un coste, por lo que sólo invertirá en información hasta que el beneficio marginal esperado de la mejor elección, iguale el coste marginal de la información en tiempo y dinero, y el vendedor puede “manipular” la información para condicionar la decisión del consumidor. En estas condiciones se producen asimetrías de información. La denominación de origen, precisamente por su carácter colectivo, evita

los riesgos indicados por cada una de estas teorías. En general, el mercado de productos agroalimentarios presenta una oferta heterogénea y especialmente en algunos casos, como por ejemplo en los vinos. Tal variedad de productos no homogéneos obedece a causas vinculadas a diferencias en tierras, variedades, climas, prácticas culturales, tecnología, entre otras. En los mercados todos los operadores buscan diferenciarse de sus competidores de una u otra manera y cada cual elige la forma que cree más eficaz.

Una gran heterogeneidad del mercado tiene como positivo, para los consumidores, que garantiza una amplia gama para cubrir sus preferencias y como negativo, un aumento del coste de elección y diferenciación.

Tanto la estrategia de diferenciación establecida en una denominación de origen, como la que adopta cada empresa, implican un coste que sólo se

74 El producto, como variable económica, no encuentra reconocimiento generalizado hasta el desarrollo de la nueva economía industrial que estableció los fundamentos económicos teóricos para las estrategias de diferenciación.

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verá compensado si aumenta la cantidad demandada o el precio. Desde el punto de vista del consumidor, una variada gama de productos le genera una mayor satisfacción, vinculada a las posibilidades de elegir el producto que mejor se ajuste a sus necesidades, pero también un coste asociado al proceso de elección. La posible respuesta ante la heterogeneidad de la oferta no es única y depende, entre otros factores, de la diferencia entre satisfacción y coste. Dicha respuesta condiciona la rentabilidad que pueda obtener la denominación de origen o la empresa, en la inversión que la estrategia de diferenciación requiere.

Cuando, para el consumidor, el coste es superior al beneficio que da una gama amplia, es deseable una disminución de la heterogeneidad, pero, ¿hasta dónde? Entre los dos extremos, producto homogéneo de una parte (standarización) y, de la otra, que cada operador pretenda ofrecer un producto que el consumidor pueda reconocer y diferenciar de los demás (heterogeneidad), se encuentra el punto óptimo en el que se maximizan las diferencias entre beneficio y coste y en el que la diferenciación resulta más eficaz (Giraud-Héraud et al., 1998).

El camino hacia la diferenciación del producto se puede centrar en la empresa o en el establecimiento de una denominación de origen. En el primer caso, la búsqueda de economías de escala provocará un aumento del tamaño de las unidades de producción y una reducción de su número. En el segundo, se facilita la convivencia entre grandes y pequeñas empresas, al reducir, tanto el coste de emisión de las señales de diferenciación (que se hace conjuntamente a través de la marca colectiva), como el coste de elección para el consumidor, gracias a la información que la marca colectiva le aporta. Esta convivencia, que facilita la denominación de origen, permite, también, mantener una gama amplia de productos, por la diferenciación que introducen las marcas privadas de las empresas que participan en la denominación, evitando con ello los riesgos subrayados por la teoría de la competencia monopolística.

La estrategia de diferenciación permite dar a los consumidores referencias (denominación) para diferenciar y elegir en la oferta tan heterogénea y trata de conseguir tres objetivos aparentemente contradictorios: mantener una gama diversa en la oferta (en oposición a la standarización), reducir el coste de diferenciación para las empresas y el de elección para el consumidor.

Visto desde esta perspectiva, el modelo de diferenciación por calidad, basado en las denominaciones de origen, tiene dos efectos sobre la oferta, uno, que disminuye las diferencias entre productores dentro de una misma denominación de origen, al garantizar una calidad mínima para el conjunto de la denominación y, dos, que aumenta la diferenciación con otros productos competidores.

Las denominaciones de origen contribuyen a “clarificar” la oferta, facilitando al consumidor la identificación del producto, lo que se traduce para ellos en un menor coste de obtención de información y de decisión y al mismo tiempo, le permite diferenciar tanto horizontal (respecto de otras denominaciones y del producto sin denominación) como verticalmente (entre los productos ofertados en la misma denominación)75 (Giraud-Héraud et al.,

75 Si la información que se le da al consumidor dice por ejemplo: Roncal curado o Rioja crianza, Roncal y Rioja facilitan la diferenciación horizontal, mientras que, curado y criado la vertical dentro de cada denominación al suponerse que hay también una oferta de semicurado, fresco… y de joven, reserva…

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1998). Cuanto más sencillas sean las señales de diferenciación, verticales y horizontales, tanto mejor. Y además, estas señales deben ser perfectamente entendibles para los consumidores si se quieren evitar asimetrías en la información.

Las denominaciones de origen contribuirán a mejorar la información del consumidor en la medida en que den una información compresiva que reduzca el coste de elección, y mantengan una oferta diversa que garantice la máxima satisfacción. El interrogante que surge a partir de ahí es doble, uno tiene que ver con el número óptimo de denominaciones de origen (convendría evitar una proliferación excesiva que confunda al consumidor manteniendo un número suficientemente alto como para que se garantice la diversidad) y, el otro, con las diferencias dentro de la propia denominación.

Parece por lo tanto necesario disponer de mecanismos que eviten la proliferación de denominaciones de origen para no tener un escenario saturado, pero también la situación contraria, esto es, que el número de denominaciones sea tan pequeño que se merme la diversidad de la oferta hasta el punto de no satisfacer los diferentes gustos de los consumidores. El riesgo aumenta si, además de ser pocas las denominaciones de origen, se reducen también las diferencias intradenominación76.

En el caso de la denominación de origen, como estrategia de diferenciación, no hay monopolio, sino competencia relativa, entre las empresas que participan en ella. Las características que definen el producto amparado, reducen el coste de búsqueda para los consumidores, sin merma de la diversidad en la oferta y la utilización del nombre de la denominación, como marca colectiva, reduce el coste de información de las empresas que participan en ella.

Del análisis realizado se infiere que la diferenciación del producto, y por ello la denominación de origen, permite a las empresas diseñar estrategias que eluden la competencia basada exclusivamente en precios. Desde esta perspectiva, la estrategia de diferenciación se percibe como una posibilidad para fijar la actividad al territorio, precisamente por ser una alternativa a la estrategia de liderazgo en coste a partir de una determinada ubicación que la facilita.

La identificación entre calidad y origen parece respaldada, al menos en el caso del vino, con explicaciones científico/edafológicas, pero se ha acabado proyectando, mediante reglamentación, a toda la producción agroalimentaria, lo cual resulta bastante forzado para algunos productos. ¿Por qué denunciar la producción de queso parmesano o del roncal en la cordillera andina o en las llanuras australianas, si los quesos allí producidos cumpliesen escrupulosamente los requisitos cualitativos exigidos en la elaboración de estos quesos por sus correspondientes reglamentos? Cabe una explicación, pero se encuentra más allá de las referencias a la calidad de los productos que, obviamente, la reglamentación quiere proteger: con la figura de denominación de origen, además de la calidad, se quiere proteger también el origen, esto es, el entorno humano y físico en el que se hace el producto. En esta idea se

76 Por ejemplo, en una DO de vinos, pueden reducirse las diferencias dentro de la denominación hasta el punto de hacer del vino envejecido la seña de identidad de la DO, no comercializando vino joven, dejando con ello desatendida la demanda de este tipo de vino o producir exclusivamente vino tinto, desatendiendo la demanda de blanco.

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apoya la tercera función que se le ha asignado a las denominaciones de origen, el desarrollo regional.

Si se acepta que la reglamentación que regula las Denominaciones de Origen Protegidas y las Indicaciones Geográficas Protegidas en la Unión Europea, además de querer proteger la calidad de un determinado producto, quiere también proteger “el entorno” en el que se produce, puede pensarse que, dichas figuras jurídicas, no son, sólo, meros instrumentos creados para garantizar a los consumidores la calidad del producto al que se refieren (marca de garantía) y procurar el beneficio de los productores (marca colectiva), sino que tienen, también, un papel importante en el desarrollo y en la ordenación del territorio del que toman el nombre (Linck et al., 2011).

A la vista de las funciones económicas desempeñadas por la denominación de origen, cabe pensar que, esta figura, en tanto que disposición institucional, condiciona de manera importante el funcionamiento económico del sector. “Tanto los sistemas productivos en los que se basa una Denominación de Origen, como los conocimientos que los estructuran, son construcciones sociales marcadas por la confrontación de intereses y expectativas a menudo contradictorias, por ello resulta difícil marcar con un sello de autenticidad disposiciones que derivan de representaciones parciales y subjetivas del pasado y de cambios que proceden de una exigencia de adaptación al mundo moderno” (Linck et al., 2011:173). Los riesgos de instrumentalización, la ausencia de criterios objetivos, el costo y las limitaciones propias de las pruebas de certificación del origen, la incidencia de los conflictos, han puesto la noción de origen en el corazón del debate científico77

La línea de trabajo basada en el concepto de denominación de origen sería de enorme interés, si el objetivo fuese sólo valorar el impacto que este mecanismo de intervención tiene en el sector, pero esta investigación pretende, además, indagar en las razones que llevaron a que fuera éste y no otro, el sistema por el que optó el sector como elemento básico para su desarrollo. Este motivo, junto a la existencia de otros elementos de carácter institucional, imprescindibles para el análisis, explica la necesidad de considerar un enfoque alternativo, que aborde de manera global el marco institucional.

2.2 Las teorías neoinstitucionalistas

La consideración de los fallos de mercado, más como regla que como

excepción, abrirá durante la segunda mitad del siglo XX nuevas vías de investigación. Desde la crítica a la teoría neoclásica, en tanto que se cuestiona su capacidad para explicar la realidad económica y su carácter estático, se desarrolla, a partir de los años cincuenta, la teoría de la Organización Industrial, basada en el planteamiento estructura-conducta-resultados, que rechaza la competencia perfecta como modelo ideal y que es parcialmente heterodoxa. A partir de los años ochenta dicho planteamiento da entrada a la teoría de juegos, siendo absorbida de nuevo por una perspectiva neoclásica (Caldentey, 1998).

Unos años más tarde, se cuestiona el papel asignado a la empresa en la teoría neoclásica frente al protagonismo de los precios en la asignación de recursos y en la toma de decisiones óptimas. A partir de ahí, se inicia la

77 Thierry Linck y Esteban Barragán (2011) afirman que este debate cobró sentido en el coloquio internacional “Localiser les produits: une voie durable au service de la diversité naturelle et culturelle des Suds?, celebrado en París, en la sede de la UNESCO, en junio de 2009.

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elaboración de nuevas teorías microeconómicas que reciben el nombre general de neoinstitucionalismo o nueva economía institucional.

Algunos autores consideran que el artículo “The nature of the firm” de Ronald H. Coase publicado en el año 1937 es la base de la nueva teoría institucionalista. En su discurso en el acto de entrega del premio Nóbel en Estocolmo el 9 de diciembre de 1991, el profesor Coase dijo: “Lo que yo he hecho es señalar la importancia que reviste para el funcionamiento del sistema económico lo que puede denominarse estructura institucional de la producción” (Coase, 1994:18).

En el planteamiento neoclásico convencional, las instituciones son consideradas como dadas, no formando parte de la teoría económica, sino de la historia. La postura neoinstitucional, por el contrario, considera que las relaciones económicas están profundamente estructuradas por el cuadro institucional o, en otras palabras, las instituciones son concebidas como mecanismos reguladores de la actividad económica, tal y como sostiene Michel Petit (1985), quien considera que las instituciones son diseñadas para resolver los conflictos de intereses económicos.

Los nuevos enfoques institucionalestas78 consideran el papel desempeñado por las instituciones en el funcionamiento de la economía, frente al dominio absoluto de las leyes económicas generales, el marginalismo y el individualismo metodológico (Caldentey, 1998, Kalmanovitz, 2003, Cataño, 2003). Algunos investigadores entienden las instituciones en los términos utilizados por Douglas North “Las instituciones son las reglas de juego y están constituidas por condiciones formales (reglas, leyes, constituciones), por condicionamientos informales (normas de comportamiento, convenciones, códigos de conducta) y por sus poderes de coacción” (Douglas North, 1994:360).

En el campo de la política agraria J. Mª Gárcía Álvarez-Coque, plantea la diferencia entre institución y organización y sostiene que “si de lo que se trata es de analizar cómo el proceso político configura la política agraria, puede ser operativo ampliar el concepto de institución, incluyendo bajo el mismo a toda regla o convención que module el comportamiento de los individuos, las organizaciones o la sociedad” (García Álvarez-Coqe, 1991:11). Esta propuesta se apoya en el concepto de institución que utilizan Runge, (1985), Hayami, et al., (1985), Petit, (1985) y Von Witzke, (1986), quienes consideran como institución “toda norma que asegura las expectativas de cada persona, con respecto a las demás, facilitando la coordinación entre las mismas en un mundo incierto” (García Ávarez-Coque, 1991:11).

Además de esta diferencia en la consideración de las instituciones, el institucionalismo sostiene que las empresas, con sus decisiones y actuaciones, influyen en la economía, que hay una integración entre lo micro y lo macroeconómico, que la racionalidad limitada (concepto introducido por Herber Simon, premio Nóbel 1978) se impone sobre la racionalidad substancial, lo que se traduce en la priorización de satisfacción frente al de maximización, que las

78 Surgen diversos enfoques al abrigo de las teorías neoinstiucionalistas. Unos se centran en el concepto de costes de transacción que se considera fundamental para establecer el nivel de fricción en un sistema económico y que cuando se “desmenuza” muestra la existencia de costes legales, de información, de vigilancia y de ejecución, cuya observación y análisis ocupa buena parte de los trabajos de Akerloff y de Stiglitz. Cuando se consideran los costos de emprender negocios surgen nuevos enfoques para el análisis como aquellos que se ocupan de las relaciones contractuales entre los agentes económicos.

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decisiones se toman en base a hábitos o rutinas, memoria y aprendizaje y que, frente al individualismo de los operadores del mercado, es preciso considerar que las decisiones se toman teniendo en cuenta otros operadores (holismo) y las convenciones aceptadas por sociedades o grupos.

La existencia de incertidumbre y de información incompleta, frecuentemente asimétrica, da lugar a contratos incompletos y al comportamiento oportunista de los operadores de mercado. El mercado de productos es sustituido, muy a menudo, por el mercado de organizaciones, estableciéndose los contratos en base a reputación o confianza de las empresas u organizaciones. En este contexto cobran relive los intereses de los diferentes grupos79 que, en función de las tendencias económicas a largo plazo, acabarán provocando tensión hacia el cambio (Petit, 1985) y un juego en el que se enfrentan “el regulador” y los grupos de interés que tratan de orientar la regulación en su propio beneficio80 (Stigler, 1971).

La tensión hacia el cambio es la idea que sustenta el marco conceptual de la teoría del cambio institucional que sostienen Petit, (1985) y Hayami y Ruttan (1985). El enfoque de Hayami y Ruttan consiste en la aplicación de la teoría de la innovación inducida al estudio del cambio institucional. "Este enfoque sitúa el cambio institucional como una sencilla extensión del análisis económico no representando una ruptura radical con la tradición neoclásica, sino más bien ampliándola para considerar el cambio institucional como endógeno al sistema económico” (García Álvarez-Coque, 1991: 26).

El análisis del sector agrario, en general, y del sector vitivinícola, en particular, procuran abundantes ejemplos que encajan con esta visión de la teoría neoinstitucionalista y que, a la luz de los principios de la teoría neoclásica, llevan a algunos economistas a hablar de irracionalidad campesina, al tomar decisiones de utilización y combinación de factores productivos, sencillamente porque en estas decisiones están influyendo, no solo factores más o menos objetivos, como las características del territorio sobre el que el agricultor realiza su actividad, el clima, el mercado, las posibilidades de aplicación de la tecnología disponible, el ordenamiento jurídico o los vínculos morales, sino, también, factores subjetivos de elección, consistentes en los distintos móviles e intereses que guían la conducta del empresario (Serpieri, 1946). Estos intereses pueden ser perfectamente extramercantiles, renunciando el empresario a renta monetaria, a cambio de satisfacer otros deseos o sentimientos81. También es frecuente, entre los economistas agrarios,

79 Para Annalisa Zezza (Gárcía Álvarez-Coque, 1991:85) la intervención pública bascula desde el modelo tipo PERT (Political Economic Resource Transfers) que tiene como objetivo corregir las ineficiencias del mercado, tal y como lo explica Rausser (1982), hacia otro modelo tipo PEST (Political Economic Seeking Transfers) que se caracteriza por el hecho de que los grupos de interés ejercen presiones sobre el Estado para lograr una normativa favorable a sus intereses. Este cambio ha animado diferentes modelos para el estudio de los grupos de interés (Modelos MOGRI). 80 En los años setenta se impone una corriente de pensamiento vinculada a la Escuela de Economía Política de Chicago, (Stigler, Posner, Peltzman y Becker) que sostiene la tesis de que el papel principal de la regulación gubernamental es la redistribución de riqueza a través de los instrumentos regulatorios (subvenciones directas, barreras de entrada, aranceles y otras medidas proteccionistas y fijación de precios) y no la corrección de las imperfecciones del mercado, como sostiene la teoría de la regulación convencional. 81 Es fácilmente observable en el sector agrario la importancia de la fuerza de la costumbre y la tendencia a ordenaciones aplicadas tradicionalmente en el pasado, cuando se trata de tomar decisiones. En conversaciones con empresarios bodegueros se observa cómo algunos de ellos dan más importancia a la apreciación de sus vinos por sus clientes y al grado de satisfacción expresado por éstos en su consumo que a un mayor nivel de rentabilidad económica y financiera

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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analizar el funcionamiento económico de las explotaciones agrarias en términos de eficiencia, y la política agraria como restricción de la competencia, pero no lo es tanto estudiar la capacidad de los agricultores para actuar como grupo de presión capaz de orientar las decisiones de política agraria en función de sus intereses (Schmitt, 1986).

Ya en la década de los años sesenta, el profesor Mario Bandini, en su obra “Economía Agraria”, plantea algunos conceptos muy próximos a los que utilizan los neoinstitucionalistas, de los que aquí conviene destacar tres: “Los hechos de la economía agraria no pueden ser adecuadamente interpretados si no se tiene en cuenta hasta que punto la agricultura se mueve bajo la influencia de las variaciones del sistema económico general y cómo, ella, a su vez, influye sobre este sistema” (Bandini, 1964:31); “Las acciones económicas de los agricultores no se desenvuelven en el vacío, sino en un ámbito histórico que viene caracterizado por determinadas instituciones humanas que no podemos de ninguna manera ignorar. De aquí el buen criterio de quienes, al mismo tiempo que niegan que la economía agraria pueda resolverse en la sociología, o en la política, afirman la necesidad de considerar en forma adecuada los fenómenos y las instituciones de naturaleza jurídica, política, sociológica, en cuanto éstos constituyen las condiciones básicas sobre las cuales el agricultor construye la realidad económica” (Bandini, 1964:16); “La actividad de todo agricultor se desenvuelve en un medio determinado que ejerce una profunda influencia sobre la elección económica, limitando su campo, marcando una determinada preferencia, poniendo obstáculos permanentes o temporales a la misma. El estudio del comportamiento económico del empresario agrario sólo adquiere realidad cuando se le proyecta sobre el medio en que actúa. Medio que comprende no solo el origen natural, sino también el que es fruto de la actividad humana presente o pasada, actividad que se traduce a su vez en una transformación casi permanente del medio.” (Bandini, 1964:31).

El modelo que propone el enfoque del cambio institucional supone aceptar que las tensiones generadas en la interactuación de las fuerzas económicas acaba induciendo el cambio, ahora bien, estas tensiones son el resultado de un determinado funcionamiento económico ya acontecido que no esta al margen de las instituciones existentes en ese momento, sino más bien, condicionado por ellas. Quiere esto decir que la consideración de este marco teórico sólo tiene sentido si el análisis económico e institucional es dinámico, esto es, si se contempla con perspectiva histórica.

En la investigación que se va a desarrollar, la dimensión histórica es especialmente importante dado que algunos aspectos esenciales del modo de funcionamiento económico y de las disposiciones institucionales en el ámbito del sector agrario en general y del vitivinícola en particular, solo son comprensibles y explicables a la luz de los determinantes históricos que los han generado y progresivamente consolidado.

Desde la perspectiva de la historia agraria, las instituciones económicas adquieren importancia de dos formas interrelacionadas: en primer lugar, ayudan a distinguir entre las variables dependientes y las independientes y en segundo lugar, facilitan la comprensión del modo en que las variables independientes influyen sobre las dependientes, a través de la aparición y funcionamiento de las instituciones (Bhaduri, 1998). Para comprender los fenómenos económicos en una situación histórica dada es necesario incorporar al análisis un punto de vista institucional que agrupe las variables relevantes en

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exógenas y endógenas y describa, causalmente, la influencia de éstas sobre aquellas.

Aún cuando el análisis se centre en un sector concreto y en un territorio concreto, esta perspectiva histórica ha de tener un marco de referencia global, el moderno sistema mundo que define Immanuel Wallerstein, en el que sitúa el origen del capitalismo partir del siglo XVI y el papel desempeñado por el sector agrario a través del abandono del modo de producción feudal (Wallerstein, 1979).

En determinados momentos y en determinadas regiones, el mercado de algunos productos agrarios muestra características que se comprenden mejor a la vista de distribución desigual del poder económico de los agentes que participan en él. La existencia de mecanismos institucionales puede equilibrar esta distribución desigual y, con ello, alterar las características de ese mercado82.

Dentro de la nueva economía institucional aparece un amplio cuadro de líneas de pensamiento y de investigación: costes de transacción, agencia, derechos de propiedad, convenciones, contratos, evolución, regulación..., entre otros. Una de las aplicaciones más importante de estas teorías en el ámbito de la economía agraria la lleva a cabo el equipo de investigación "Filieres et marchés agricoles" del Institut National de la Recherche Agronomique (INRA) de Montpellier, que analiza el sistema agroalimentario a través del concepto de mesosistemas, conjunto de agentes que tienen relaciones comerciales y no comerciales más intensas que con el resto de la economía. Dentro de los mesosistemas destaca el análisis de "filières", concepto ya clásico de la escuela francesa, y el de grupos territoriales y redes de empresas (Caldentey, 1998). Otros equipos que trabajan en la misma línea son el "Laboratoire d'economie industrielle agro-alimentaire" de Paris que en sus estudios de mercados, empresas, redes de empresas y "filières", integra los aspectos no mercantiles y los modos de organización, considerando los desarrollos teóricos recientes y el equipo de investigación "Regulation et agriculture" de Grenoble, que se ocupa de las corrientes heterodoxas y en particular de la escuela de la regulación y de la economía de las convenciones.

En Italia el concepto de los distritos industriales ha sido ampliamente aplicado a la agricultura y a la agroindustria por parte de distintos autores (Iacoponi, 1990 y 1993; Fanfani et al., 1991) y la teoría de los costes de transacción también ha sido aplicada al análisis de los mercados agrarios.

En España, los economistas agrarios o agroalimentarios no han mostrado mucho interés por estas teorías, excepción hecha de algunos economistas agrarios de la Universidad de Córdoba que han animado estudios del sector agrario desde alguna de las nuevas perspectivas planteadas por la teoría neoinstitucional (Oliveira, 1997).

82 Así por ejemplo, en el sector vitivinícola en la DOCa Rioja se observa que en situaciones de desequilibrio oferta-demanda aparecen tensiones en las relaciones entre productores y criadores y estas tensiones se reflejan en los precios de la materia prima uva y vino favoreciendo en unos casos, a los productores/vendedores y en otros, a los criadores/compradores

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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2.3 Un enfoque alternativo: la teoría de la regulación no convencional o el enfoque francés de la regulación

Los dos primeros caminos que se han seguido para definir el enfoque con el que abordar esta investigación, confirman la necesidad de integrar las perspectivas histórica, económica e institucional. Entre todos los trabajos consultados, los que mejor se adaptan a esta restricción han sido desarrollados por economistas franceses que han trabajado, en las últimas décadas, lo que ellos denominan la teoría de la regulación83, especialmente aquellos agrupados en el Groupe de Recherches sur la Régulation en Economie Capitaliste (GRREC) (G. Destanne de Bernis fundamentalmente) y de los vinculados al Centre d´Estudes Prospectives et de Recherches d´Economie Mathématique Appliquée à la Planification (CEPREMAP) de París (M. Aglietta, R. Boyer y A. Lipietz, entre otros).

Desde sus orígenes, todos los investigadores encuadrados en estos grupos han llevado a cabo numerosos trabajos en los que la historia desempeña un papel central84, asumiendo con ello la vieja idea de la escuela de Annales que establece una estrecha relación entre la historia y la teoría económica85.

En estos trabajos se considera la regulación como el conjunto de regularidades de origen institucional que compensan la inestabilidad inherente al sistema económico. Las características del sector vitivinícola, aconsejan, a priori, prestar atención a este marco teórico en el que se unen la perspectiva histórica y las instituciones, en tanto que éstas no surgen automáticamente y son consideradas como creaciones sociales, en la medida en que “las contradicciones internas de los sistemas socioeconómicos proporcionan el mecanismo para que el cambio se convierta en evolución” (Hobsbawm, 1998:159). 2.3.1 Fundamentos teóricos del enfoque francés de la regulación

La evolución de la economía en el último cuarto del siglo XX generó el debate sobre la heterogeneidad de los fenómenos económicos y la importancia que, en ello, tiene la información y las externalidades. Costosa, incompleta, desproporcionada y organizada en estructuras que distan de limitarse a los mercados, la información crea asimetrías, dando a algunos operadores económicos el poder sobre otros. La información es procesada por

83 Bustelo (2003) lo denonina el enfoque francés de la regulación en un claro intento de evitar la confusión con la teoría económica de la regulación que asigna un papel fundamental a las organizaciones y en particular al Estado (Stigler, 1971, Posner, 1975 y Peltzman, 1976, Segura, 1993, Martín, 2000, Plaza, 2006, ) 84 En los análisis en los que la noción de regulación desempeña un papel central en su desarrollo explicativode los hechos económicos, se basan siempre en la idea de que los fenómenos económicos son sociales e históricos. 85 El objetivo del análisis macroeconómico es doble, por un lado analizar la evolución del modo de producción y encontrar respuestas a preguntas del tipo: ¿Por qué y cómo se pasa de un crecimiento fuerte y regular a la inestabilidad? ¿Cómo explicar que en una misma época histórica el crecimiento y la crisis adoptan formas nacionales muy diferentes y que, incluso, se hacen más profundos los desequilibrios en ciertos países mientras que una relativa prosperidad se instala en otros? ¿Por qué, más allá de determinadas invariantes generales, las crisis revisten aspectos contrastados en el curso del tiempo y, por ejemplo, son diferentes en el siglo XIX, en el período entreguerras y en la actualidad?

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intermediarios situados entre los ámbitos micro y macroeconómicos, organizaciones que no son agregaciones propiamente dichas de agentes microeconómicos, sino conjuntos de relaciones no-mercantiles que contribuyen a crear consistencias dentro de la economía global (Aglietta, 2001).

Todo tipo de interdependencia no incorporada a los precios es considerada una externalidad. Las externalidades han minado la dicotomía entre bienes públicos y privados, han acentuado el papel desempeñado por la acción colectiva en la consecución de la eficacia económica y han contribuido notablemente a la mejor comprensión del proceso de crecimiento. En un mundo en el que la información es un problema y en el que las externalidades están cargadas de significado, no existe nada parecido a un equilibrio general de competencia perfecta. Ni razón alguna por la cual la máxima competencia hubiera de ser la mejor forma posible de relación entre los agentes económicos, toda vez que la competencia en estos contextos comporta la adopción de estrategias de comportamiento cuyos efectos podrían ser social, e inclusive individualmente, perjudiciales. Este es el entorno donde se presentan los problemas de la regulación. “La teoría de la regulación se interesa por los procesos económicos heterogéneos en los cuales se entretejen necesidad y contingencia, la fuerza del pasado y la creación de lo nuevo. Se ocupa de problemas que surgen, se reproducen y después se extinguen bajo los efectos del desarrollo desigual inherente al capitalismo.” (Aglietta, 2001:18 y 19).

El concepto de regulación que utiliza Aglietta va más allá de la regulación entendida sólo como el conjunto de acciones públicas que buscan mejorar la eficiencia en la asignación de los recursos, mediante la corrección de los fallos existentes en el mercado (Segura, 1991 y 1993). Es obvio, pero interesa destacarlo, que no hay que confundir la teoría de la regulación, en los términos que aquí se van a desarrollar, con la teoría económica de la regulación convencional (TERC) (Bustelo, 2003, Plaza, 2006), ni con la regulación entendida exclusivamente, como las acciones públicas que permiten mejorar la eficiencia con que asigna los recursos el mercado o aumentar el bienestar social de dicha asignación (Théret, 1988, Segura, 1993).

La nueva economía institucional, como se ha dicho, hace grandes aportaciones a la explicación de las actuaciones de regulación, tanto desde los supuestos básicos de la economía de los costes de transacción, de las relaciones de agencia o de la protección de los derechos de propiedad. Desde la perspectiva de los costes de transacción, hacer frente a estos costes y evitar comportamientos oportunistas, constituyen los objetivos de la actividad regulatoria. Por su parte, la eficiencia de la regulación ha sido objeto de interés a partir del análisis de las barreras de entrada y salida del sector, de la capacidad de recuperación de las inversiones realizadas, de los beneficios obtenidos por las empresas que son objeto de regulación, del tipo de estrategias seguidas por las empresas reguladas, de las ventajas competitivas ofrecidas a estas empresas y de la reducción de riesgos asociados al desarrollo de ciertas transacciones (Martín, 2000).

La idea de regulación que aquí se utilizará, no es exclusiva de la economía. En filosofía, Canguilhen utiliza el concepto de regulación entendiéndolo como el ajuste, con arreglo a ciertas normas, de una pluralidad de movimientos y de acciones y de sus efectos o productos que su diversidad hace inicialmente extraños los unos respecto de los otros.

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En química, la termodinámica del desequilibrio, desarrollada por el premio Nobel, Ilya Prigogine ha aportado a los regulacionistas la visión del dinamismo como un proceso de reorganización de un sistema abierto, causado por conflictos internos, en los que está el germen de un nuevo orden (el orden por el desorden) (Bustelo, 1994)

Desde la biología, Gerard Destanne de Bernis considera que en la naturaleza existen fuerzas de distinto origen que, en ausencia de influencias o regularidades que las hagan converger, tienden de forma natural a divergir. Llevada esta idea a la economía, plantea la existencia de fuerzas divergentes, que algunas veces tienden a converger por el efecto de ciertas normas sociales, rutinas, reglas, instituciones, regularidades... (Coriat, 1994)

Es cierto que el vocablo regulación se usa con acepciones y significados bien diferentes (Boyer, 1992): la regulación como concepto transversal en la teoría de sistemas, la regulación como intervención activa y consciente, por parte del Estado u otras organizaciones colectivas y la regulación como el conjunto de regularidades que compensan la inestabilidad inherente al sistema económico habida cuenta de las estructuras económicas y de las formas sociales en vigor, tal y como se ha indicado anteriormente. Esta última acepción es la que se identifica con el enfoque francés de la teoría de la regulación que se va a seguir en esta investigación, y que puede sintetizarse, siguiendo a Lipietz, como la forma mediante la cual se impone la unidad a través de la lucha de sus elementos.

Se considera que el fundador de lo que se denomina “teoría de la regulación”, así entendida, es Michel Aglietta con su tesis de 1974 y la publicación “Regulation et crisis du capitalisme” en el año 1976. Posteriormente esta teoría ha sido desarrollada por varios economistas franceses como Benjamín Coriat, Robert Boyer y Alain Lipietz, algunos americanos, Michael Piore y Charles Sabel y el japones Masahiko Aoki. Aunque de raíz francesa, de esta teoría han surgido diversas corrientes de pensamiento en todo el mundo desde la década de los años ochenta (Guerrero, 2004). En el siguiente cuadro se recogen algunas de las principales corrientes regulacionistas en la actualidad.

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Cuadro 2.1 Corrientes de pensamiento en la teoría de la regulación

Nombre Ideas principales Autores Escuelas francesas Teoría marxista de la regulación

Integración de la historia en la teoría económica. Existencia de fases en la evolución del capitalismo. Transición de una regulación capitalista “esencialmente ciega” a una regulación consciente de la economía.

Boccara P. Duharcourt P.

Groupe de Recherche su la Règulation des Économies Capitalistes (GRREC) (grupo de “los grenobleses”)

Crítica de la teoría del equilibrio general. Periodificación del capitalismo en tres fases, cada una con su modo de regulación: competitiva o liberal, monopolista simple y monopolista de Estado. La transformación estructural del capitalismo a largo plazo la explican a partir de crisis en el modo de regulación.

Borrely R. Bernis G. D. de Ruzza R. Di

Centre d´Estudes Prospectives et de Recherches d´Economie Mathématique Appliquée à la Planification (CEPREMAP) (grupo de “los parisinos”)

Critica la idea de que las estructuras se mantienen por si mismas casi automáticamente. La relación salarial, las grandes corporaciones y el capital financiero desempeñan un papel principal en el modo de regulación. Distinguen dos fases del capitalismo: extensiva (que coincide en su mayor parte con el modo competitivo del grupo de los grenobleses) e intensiva (modo monopolista).

Aglietta M. Boyer R. Lipietz A.

Escuelas no francesas Escuela de Ámsterdam Orientada principalmente hacia las

relaciones internacionales y las estrategias hegemónicas.

Bode R. Holman O. Overbeek H.

Escuela alemana Analiza, sobre todo, el papel del Estado y da gran importancia a otras formas de organización como la familia, la ciudad, el sistema de partidos, etc.

Hirsch J.

Escuela nórdica Resalta la importancia de las instituciones en el crecimiento económico.

Andersson J. Mjoset L

Escuelas norteamericanas Unas se ocupan del análisis del fordismo, del neofordismo y del postfordismo, otras se interesan por las condiciones específicas del crecimiento económico en EEUU después de la segunda guerra mundial y algunos autores se ocupan principalmente del mercado del trabajo desde el punto de vista de la tesis de la segmentación.

Gordon D. M. Weisskopf T. E. Harvey D. Bernstein E. Davis M. Piore M. J. Sabel C. F.

Fuente: elaboración propia a partir de Guerrero, 2004

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Todas las corrientes tienen en común la investigación de las condiciones en las cuales se forman ciertas regularidades que aseguran la reproducción y la estabilidad macroeconómica de un conjunto de fuerzas esencialmente diferentes (Coriat, 1994). Coriat destaca el concepto de “formas estructurales” introducido por Aglietta86, lo que permite rechazar el papel exclusivo del Estado como regulador de la reproducción del sistema económico, existiendo “categorías intermedias”87 que desempeñan un importante papel en esta reproducción.

En esta investigación se realizará una aplicación sectorial de esta teoría, por lo que es necesario, previamente, conocer los conceptos en los que se apoya su utilización en el análisis macroeconómico.

Con carácter general, en enfoque francés de la teoría de la regulación considera que un modelo de desarrollo tiene tres componentes principales: régimen económico de funcionamiento o de acumulación, modelo de organización del trabajo y un modo de regulación (Bustelo, 2003). Por régimen económico de funcionamiento o de acumulación se entiende el modo de transformación conjunta y compatible de las normas de producción, de distribución y de uso. Un régimen de acumulación permite durante un periodo largo adecuar las trasformaciones de las condiciones de producción y los cambios en las condiciones de consumo. Un régimen de acumulación se apoya en un modelo de organización del trabajo, que es el conjunto de los principios generales de organización del trabajo y de uso de las técnicas. Por modo de regulación se entiende el conjunto de normas, implícitas o explícitas, de mecanismos de compensación, de dispositivos de información... que ajustan permanentemente las expectativas y los comportamientos individuales a la lógica del conjunto del régimen de acumulación88.

La estabilidad o reproducción duradera de un régimen de acumulación depende de su articulación con un determinado modo de regulación y la combinación del régimen de acumulación, del modelo de organización del trabajo y del modo de regulación, determina un modelo de desarrollo (Bustelo, 1994). Estos conceptos básicos que el profesor Bustelo sintetiza en su trabajo, no se corresponden exactamente con los que aplican algunos de los principales regulacionistas franceses como, por ejemplo, Robert Boyer (1992).

La característica principal de este enfoque regulacionista es la importancia que le da a las formas de regulación, pero entendidas éstas desde un punto de vista estructural, esto es, en tanto que son consecuencia, o se derivan, de las relaciones sociales, salariales o mercantiles y concebidas como

86 “Las formas estructurales permiten comprender que el campo de las relaciones sociales del capitalismo no es ni una nebulosa de interdependencias funcionales ni el espacio de las relaciones de fuerza indeterminadas. Es un conjunto complejo cuya estructuración tiene lugar bajo la dominación de la relación salarial, dándole perennidad” (Aglietta, 1979:339). 87 R. Boyer a las formas estructurales las denomina “formas institucionales” y las define como “toda codificación de una o varias relaciones sociales fundamentales “ (Boyer, 1992:54) y a las categorías intermedias las denomina “nociones intermedias” (Boyer, 1979). Son precisamente estas nociones intermedias las que permiten pasar de un elevado grado de abstracción a proposiciones próximas a las vivencias de los agentes económicos. 88 En el conjunto de la economía estas normas se refieren a la forma de determinar los salarios, al tipo de competencia entre empresas y al modo de gestión de la política monetaria, por ejemplo.

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códigos que crean regularidades en el régimen de acumulación y en los comportamientos individuales y colectivos89.

Desde el siglo XIX, los regulacionistas distinguen, en los países desarrollados, dos regímenes económicos de funcionamiento o de acumulación sucesivos90 (Bustelo, 2003): uno que denominan de “acumulación extensiva” que llega hasta la Primera Guerra Mundial y que se caracteriza por la búsqueda de una mayor escala de producción, con normas productivas constantes y centrado en el sector de bienes de producción91 y otro posterior, denominado de “acumulación intensiva”, caracterizado por la profundización de la reorganización y de la mecanización del trabajo en el sentido de una mayor productividad laboral y de un mayor coeficiente de capital fijo, y centrado en el consumo de masas, es decir, en la producción de bienes de consumo para la mayoría de la población92.

Los modos de producción sobre los que se apoyan estos regímenes de acumulación son, respectivamente, el taylorista (introducción de la división social del trabajo y separación entre trabajo y saber del trabajador), y el fordista (que profundiza en la separación introducida por el taylorismo e introduce la cadena de producción semiautomática o línea de montaje, llevando hasta el límite la parcelación del trabajo para aumentar el rendimiento y mejorar el aprovechamiento de las economías de escala).

Históricamente se distinguen (Bustelo, 2003) también dos modos de regulación, uno, denominado competitivo (hasta los años treinta del siglo XX) que se caracteriza por, un ajuste a posteriori de la producción y de los salarios en función del comportamiento de los precios, por una fuerte sensibilidad de los precios a las condiciones de la demanda y por una gestión monetaria y crediticia basada en el estricto respeto de la disciplina monetaria y otro, llamado monopolista caracterizado por, una determinación a priori de la producción y de los salarios en función no ya de los precios, sino de las ganancias de productividad, por un mecanismo de formación de los precios basado en la posibilidad de que las grandes empresas administren sus precios mediante la aplicación de un margen o valor añadido con independencia relativa de las fluctuaciones de la demanda y por un tipo de gestión de la moneda y del crédito basado en la posibilidad de relajar sistemáticamente la disciplina monetaria.

Este enfoque francés de la regulación presenta la ventaja de combinar la tradición clásica con las propuestas planteadas por economistas que, en su momento, se alejaron de la ortodoxia vigente (Marx, Schumpeter y Keynes entre otros), a la vez que introduce en el análisis el desequilibrio, relaciona historia con teoría económica y, además, toma en consideración los aspectos sociales en el análisis económico. Además algunos críticos con este enfoque

89 En el sector vitivinícola la definición de la calidad es consecuencia de un proceso en el que se enfrentan intereses diferentes y es, por ello, una construcción social que segmenta la oferta y la demanda, condiciona la competitividad y la organización de la producción, es por lo tanto una variable económica más a considerar en las políticas empresariales, regionales y nacionales. 90 La terminología utilizada por Bustelo mezcla las periodificaciones que hacen la escuela “de los parisinos” y la escuela “de los grenobleses”. 91 El carácter extensivo de la acumulación se pone de manifiesto en un débil aumento de la productividad del trabajo, un crecimiento del consumo debido casi exclusivamente al aumento de la población y un incremento de la tasa de actividad o del número de horas trabajadas. 92 El carácter intensivo de la acumulación se manifiesta en la fuerte aceleración del aumento de la productividad del trabajo, el crecimiento del consumo per cápita y la reducción de la tasa de actividad y de la duración del tiempo de trabajo.

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(Jessop, 1997) le reconocen como aportación la idea de que la acumulación capitalista no se autorregula, es decir, que exige la presencia de un marco institucional (de unas formas de regulación). Entre los inconvenientes que subrayan sus críticos destacan: la complejidad de la terminología utilizada, el hecho de ser excesivamente funcionalista y simplista, y poner demasiado énfasis en la capacidad de las normas e instituciones sociales reguladoras para estabilizar la sociedad.

Para definir y ordenar los conceptos básicos que caracterizan este enfoque de la teoría de la regulación, tal y como la presenta Robert Boyer (1992)93, se seguirá el análisis realizado por este investigador basado en el concepto “modo de producción” y su articulación con “las formas institucionales”.

En el enfoque de la regulación que presenta R. Boyer con la expresión “modo de producción” se designa a toda forma específica de las relaciones de producción y de intercambio, es decir, de las relaciones sociales que rigen la producción y la reproducción de las condiciones materiales requeridas por la vida de los hombres en sociedad. Es entonces necesario explicitar, al describir un modo de producción, los vínculos entre relaciones sociales y organización económica. Desde esta perspectiva es evidente que no hay un único modo de producción puro que represente a todas las relaciones que constituyen una formación social94. De hecho es “un sistema complejo, una articulación de modos de producción lo que define sea la estructura en su conjunto de una sociedad determinada sea, cosa que resulta preferible y con lo que nos quedaremos aquí, su misma estructura económica” (Boyer, 1992:50).

A partir de esta idea de modo de producción Boyer plantea que estudiar las posibilidades a largo plazo de la acumulación, o del crecimiento, identificando las regularidades sociales y económicas que aseguran la estabilidad macroeconómica95. Todas estas regularidades definen “un régimen económico de funcionamiento o de acumulación” esto es, “el conjunto de regularidades que aseguran una progresión general y relativamente coherente de la acumulación del capital, es decir, que permiten reabsorber o extender en el tiempo las distorsiones y desequilibrios que nacen permanentemente del proceso mismo” (Boyer, 1992:53). Esta categoría muestra las condiciones en

93 Bajo el título “La teoría de la regulación. Un análisis crítico” presenta Robert Boyer la evolución de esta teoría y sus principales luces y sombras en un esfuerzo por alumbrar el camino de nuevos trabajos de investigación basados en la regulación, a la vez que propone una metodología a seguir apoyada en dos etapas: en la primera es necesario analizar las posibilidades a largo plazo de la acumulación, o del crecimiento en tanto que está vinculado al aumento del stock de capital, lo que se concreta en investigar la evolución de la organización de la producción, las características de la demanda y la articulación entre diferentes formas de producción; en la segunda hay que caracterizar la configuración exacta de las formas institucionales (o formas estructurales) y a partir de ellas, identificar el modo de regulación entendido éste como el conjunto de procedimientos y de comportamientos individuales y colectivos que permite reproducir las relaciones sociales, sostener el régimen de acumulación en vigor y asegurar la compatibilidad dinámica de un conjunto de decisiones descentralizadas sin que sea necesaria la interiorización por los agentes económicos de los principios de ajuste del conjunto del sistema (Boyer, 1992: 61). 94 En el capítulo tercero de esta investigación se identificará, en el sector vitivinícola en el ámbito de la DOCa Rioja, el modo de producción en cada momento histórico, a partir del conjunto de relaciones de producción y de intercambio, teniendo en cuenta que, en un análisis sectorial, el interés se desplaza hacia el producto que define al sector, lo que significa que las relaciones de producción y consumo están determinadas por el valor asignado al mismo. 95 Estas regularidades tienen que ver con la organización de la producción, la relación de los asalariados con los medios de producción, el reparto del valor generado, y la articulación de diferentes formas de producción.

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las que se obtienen y son repartidas las ganancias de productividad que, por supuesto, no tienen por qué ser únicas, existiendo pues diferentes regímenes de acumulación.

Un régimen de acumulación, en tanto que define el modo de transformación conjunta y compatible de las normas de producción, de distribución y de uso, permite durante un periodo largo, adecuar las transformaciones de las condiciones de producción y los cambios en las condiciones de consumo96. El análisis permitirá, también, identificar un modelo de organización del trabajo, esto es, el conjunto de los principios generales de organización del trabajo y de uso de las técnicas, en el que se apoya cada régimen económico de funcionamiento o de acumulación.

En la aplicación de esta teoría hay que caracterizar también la configuración exacta de las formas institucionales97 (o formas estructurales en la terminología de Aglietta) para poder identificar el modo de regulación. En un determinado régimen económico de funcionamiento y con unas formas institucionales concretas, el concepto modo de regulación surge cuando se quiere explicar cómo los agentes económicos llegan a ajustar sus decisiones día a día, no conociendo más que las limitaciones que encuentran localmente y no las leyes que se imponen de manera global. Es precisamente el modo de regulación el que permite dar el paso entre un conjunto de racionalidades limitadas, referidas a decisiones de producción y de intercambio múltiples y descentralizadas, y la posibilidad de coherencia dinámica del conjunto del sistema, teniendo en cuenta que la convergencia hacia un equilibrio estático, como aceptan las teorías tradicionales, es altamente improbable en las condiciones que caracterizan a las economías concretas (Boyer, 1992).

Este conjunto de procedimientos y de comportamientos, individuales y colectivos, tiene la triple propiedad de reproducir las relaciones sociales fundamentales a través de la conjunción de formas institucionales históricamente determinadas, sostener y dirigir el régimen de acumulación en vigor y asegurar la compatibilidad dinámica de un conjunto de decisiones descentralizadas, sin que sea necesaria la interiorización por los agentes económicos de los principios de ajuste del conjunto del sistema.

Para Robert Boyer, el modo de regulación así entendido, aspira a sustituir a la teoría de la elección individual y al concepto de equilibrio general, como punto de partida para el estudio de los fenómenos macroeconómicos. La principal razón es que las formas institucionales, modelan, canalizan y, en

96 Para identificar en cada momento el régimen económico de funcionamiento o de acumulación existente es necesario (Boyer, 1992), analizar el origen de las regularidades a partir de la forma exacta que revisten la concurrencia, la relación salarial o incluso la inserción en las relaciones internacionales, tener en cuenta que el carácter potencialmente desequilibrado de la acumulación subsiste, porque la recurrencia de crisis más o menos cíclicas es parte integrante del proceso de ajuste asociado a todo régimen de acumulación y considerar que la estabilización dinámica no esta necesariamente garantizada a largo plazo, porque el progresivo dominio y la profundización de un régimen de acumulación acaba por suscitar una nueva forma de crisis estructural. 97 Se define como forma institucional toda codificación de una o varias relaciones sociales fundamentales. Es evidente que se derivan de la caracterización que se hace del modo de producción dominante. Así por ejemplo, en el modo de producción capitalista la moneda, la relación salarial y la concurrencia o forma de competencia son formas institucionales fundamentales. También lo son las modalidades de inserción en el régimen internacional (economías abiertas o cerradas) y la forma de Estado. Algunas de estas formas institucionales (la relación salarial, la concurrencia y la inserción internacional) participan en la determinación del régimen de acumulación.

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algunos casos, obligan a los comportamientos individuales y predeterminan así, los mecanismos de ajuste en los mercados.

Si se acepta este punto de vista, los aspectos económicos y sociales aparecen relacionados e incluso los mercados de concurrencia perfecta, derivan de una concreción del espacio social, de una construcción a partir de relaciones de poder y de unas reglas jurídicas, lo cual no significa que no exista cierta autonomía para las estrategias individuales y heterogeneidad en los comportamientos dentro de un mismo conjunto de formas institucionales.

Aunque se encuentran diferentes formas de definir el concepto “modo de regulación”, entre los investigadores que trabajan con esta teoría, todos coinciden en que el modo de regulación queda determinado por la relación entre el régimen económico de funcionamiento y las formas institucionales existentes en cada momento. Así, por ejemplo, para Aglietta, un modo de regulación es un conjunto de mediaciones que aseguran que las distorsiones creadas por la acumulación de capital se mantengan dentro de unos límites compatibles con la cohesión social de cada nación. Esta compatibilidad siempre es observable en contextos y en momentos históricos específicos (Aglietta, 2001). Aceptada esta consideración, el estudio de la regulación no es sino el estudio de la transformación de las relaciones sociales que crean formas nuevas, tanto económicas, como no económicas, formas organizadas en estructuras y que reproducen el modo de producción (Aglieta, 1979).

Otros autores, como Liepietz (1982), sostienen que para que un modo de producción se realice y se reproduzca de forma duradera, es preciso que formas institucionales, procedimientos y costumbres, actúen como fuerzas coercitivas o incitadoras y conduzcan a los agentes privados a conformarse a esos esquemas. A este conjunto de formas, se le llama modo de regulación98.

Una vez definido el concepto modo de regulación a partir de la identificación del régimen económico de funcionamiento y de las formas institucionales que lo determinan, es preciso interrogarse acerca de cómo operan estas formas institucionales. Responder a esta pregunta es la única manera de poder explicar la lógica de las regularidades, su origen y también cuestionarlas. Robert Boyer apunta tres principios de acción en cuanto a las formas institucionales:

1. Normas jurídicas (ley, regla o reglamento), definidas en el nivel colectivo tienen como finalidad imponer, por la coerción, directa o simbólica y mediatizada, un determinado tipo de comportamiento a los grupos e individuos concernidos. Tan pronto como la ley entra en conflicto con las relaciones de poder existentes o en contradicción con la lógica de los intereses privados, aumenta el riesgo de soslayarla, lo que lleva a un segundo principio de acción

2. Compromisos entre agentes privados o grupos que, partiendo de sus intereses particulares, llegan a un cierto número de convenciones que rigen sus compromisos mutuos (el acuerdo salarial es un ejemplo).

3. Sistema de valores o de representaciones (la rutina sustituye a la espontaneidad y a la diversidad de las reacciones e iniciativas

98 Recuerda Liepietz que Canguilhem define la regulación como el ajuste, de acuerdo con alguna regla o norma, de una pluralidad de movimientos o de actos y de sus efectos o productos, cuya diversidad o cuya sucesión hace que, en un principio, sean extraños unos a otros.

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individuales). Este sistema de valores permite obtener una codificación implícita y una relativa homogeneidad en ausencia de leyes y/o de convenciones privadas.

Los dos primeros no son excluyentes, más bien al contrario, cada uno de

ellos puede animar al otro99. El tercero esta muy presente en la teoría económica institucionalista, en tanto que reconoce la existencia de una multitud de reglas, acuerdos, costumbres y normas y estudia su aparición y su efecto sobre los agentes económicos. “En comparación con la teoría microeconómica del individuo racional limitado por la escasez de recursos, la teoría económica institucional hace hincapié en una diversidad de relaciones. Éstas crean sistemas de coordinación más o menos extensos entre los jugadores microeconómicos, favorecen determinados modelos de comportamiento, sellan acuerdos y combinan objetivos individuales en metas colectivas. Así, pues, las instituciones cumplen funciones de mediación”. (Aglietta, 2001:27 y 28)

A partir de estos conceptos básicos toda investigación histórica, de largo plazo, debe ser capaz de comprender bajo qué condiciones un régimen económico de funcionamiento se extiende y define una forma estable de los ajustes económicos, o por el contrario perece y entra en crisis100.

Por ello, el objetivo de una investigación desde un enfoque regulacionista es analizar, a partir de la investigación histórica, las características de los periodos de crecimiento, primero, y de crisis, después, para conocer los modos de regulación existentes en cada caso, de forma que puedan identificarse los cambios de comportamiento que afectan tanto al régimen económico de funcionamiento, como a las formas institucionales, hasta el punto de alumbrar un nuevo modo de regulación.

Para algunos autores (Aglietta, 2001), hay una importante diferencia entre la teoría de la regulación, así concebida y la teoría institucionalista. La teoría institucionalista arroja una luz muy importante sobre los factores colectivos que condicionan el comportamiento de los actores económicos individuales y, por extensión, sobre los cambios en el entorno producidos por la interacción de los jugadores que intentan suavizar sus limitaciones, pero no puede explicar la existencia, coherencia o incoherencia de los modelos macroeconómicos. Tampoco la teoría de las convenciones resuelve este problema, en opinión de Aglietta, aún cuando esta teoría admite, explícitamente, la existencia de entidades colectivas que no son los resultados del comportamiento de individuos que actúan en condiciones de racionalidad limitada. Las entidades colectivas tienen para ella una existencia propia y por consiguiente, la teoría de las convenciones ofrece una amplia variedad de modelos de estudio de las formas institucionales (Dupuy et al., 1989), pero la transición a la macroeconomía está prácticamente ausente. Ésta es precisamente la transición que la teoría de la regulación no convencional trata de establecer ligando las formas institucionales con el régimen económico de

99 Por ejemplo la Organización Común de Mercado, en la UE y la Ley del vino, en España, animan las Organizaciones Interprofesionales en el sector vitivinícola y un acuerdo interprofesional puede generar un reglamento “extendiendo” al conjunto del sector los acuerdos interprofesionales. 100 “El análisis de los cambios experimentados por el capitalismo exige describir los procesos que acontecen en tiempos de crisis, confusión y cambios de modelos de comportamiento para percibir las semillas de un nuevo modo de regulación en medio mismo de la crisis que aqueja al viejo.” (Aglietta, 2001:28).

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funcionamiento o de acumulación existente, para identificar el modo de regulación en cada momento.

La teoría neoclásica consideraba a las instituciones simplemente como contratos entre actores económicos, en tanto que la teoría de las convenciones y el enfoque francés de la teoría de la regulación tienen en común que perciben explícitamente las instituciones como mecanismos de mediación. Pero también existen diferencias entre ambas teorías. La teoría de las convenciones tiende a comprender estos mecanismos como procesos espontáneos que surgen de la interacción dinámica de individuos que persiguen sus propios intereses. En cambio los regulacionistas hacen hincapié en el establecimiento y la búsqueda organizada de intereses colectivos. La creación de instituciones es un acto esencialmente político, y la política nunca es una ocupación individualizada101. (Aglietta, 2001:28 29 y Favereau, 1993) 2.3.2 Aplicaciones en el sector vitivinícola

Si el modelo de análisis propuesto en este marco teórico ha sido capaz de trasladar el concepto de las formas institucionales a la macroeconomía, la pregunta que se plantea ahora es, si se puede aplicar este modelo en ámbitos inferiores, por ejemplo, a nivel sectorial y qué relación se establece entre el entorno económico general y el sectorial. La respuesta a esta pregunta se encuentra en la tesis desarrollada por Bartolí y Boulet para el sector vitivinícola francés102 (Bartolí et al., 1989), en la crítica realizada por Boyer a la tesis de Bartolí y Boulet en tanto que aplicación sectorial de la teoría de la regulación (Boyer, 1990) y en los trabajos de Touzard (1994 y 1995) sobre el sector vitivinícola en la región del Languedoc, en los que se ensaya la aplicación de este marco teórico en un análisis sectorial/regional103.

a) Un análisis sectorial, el caso del sector vitivinícola francés.

Para poder hablar de regulación sectorial es preciso conocer en qué

condiciones se realiza la inserción de la actividad sectorial en una formación económica y social global y en qué medida este nivel específico de regulación en el sector, históricamente establecido y que no es un mero reflejo de las tendencias generales, se consolida o se debilita.

101 La teoría de la regulación, en esto coincide con la teoría de las convenciones, ve la economía a través de la organización. “Lo institucional, en sentido amplio, lejos de ser la envoltura de los comportamientos y de los mecanismos económicos, es a menudo el resultado, y a veces también el núcleo. El continente se ha vuelto el contenido: este cambio de perspectiva, que introduce esta teoría a comienzos de los años 70, es compartido por la economía de las convenciones. (...) Las formas institucionales no se disuelven en el comportamiento racional de los agentes individuales maximizadores de su utilidad esperada. Los objetos colectivos tienen una consistencia y una existencia propias, más allá de las representaciones individuales que de ellos se forman los agentes económicos” (Favereau, 1993:2). 102 El objetivo de la tesís de Pierre Bartolí y Daniel Boulet es explicar la evolución de la actividad vitivinícola y las condiciones de su inserción en la formación social francesa. Para ello parten de la revisión de los estudios que se ocupan de esta cuestión para el conjunto del sector agrario, lo que les enfrenta a los límites de las explicaciones generales para interpretar lo acontecido en el sector vitivinícola y crean el concepto “modo de regulación sectorial” como combinación de régimenes económicos de funcionamiento y de disposiciones institucionales para demostrar su hipótesis de que a nivel sectorial, y en ciertas condiciones, puede darse un adecuado nivel de regulación que no es un simple reflejo en esta actividad de las tendencias generales del conjuno del sistema económico. 103 Un estudio crítico de la aplicación de la teoría de la regulación en análisis económicos regionales se encuentra en el ensayo de Boyer (1995) a partir del análisis regulacionista llevado a cabo por J. Marc Touzard para el Languedoc francés.

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En esta tesis se aplican estas cuestiones al caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, entendido éste, como el conjunto de actividades que intervienen en la creación y realización del valor de los productos vitivinícolas distinguiendo tres subgrupos o ámbitos: el primero incluye el conjunto de actividades que tienen por objeto crear el producto bajo su forma de valor de uso, producción de materia prima, uva y su transformación en vino joven y/o criado (producto final)104, el segundo comprende el conjunto de actividades que tienen por objeto realizar el valor de cambio del producto bajo su forma monetaria (empresas de distribución y comercialización) y el tercero que incluye el conjunto de pautas de consumo y determina el lugar del vino en el consumo alimentario en particular y en general en los hábitos y costumbres sociales.

Desde el enfoque francés de la teoría de la regulación esta definición “funcional” del sector vitivinícola es insuficiente porque ignora el conjunto de instituciones, de normas, de procedimientos, de organizaciones,... que enmarcan y orientan el funcionamiento del sector y las relaciones entre los diferentes grupos que participan en su actividad.

El análisis económico del sector en términos de regulación debe permitir identificar, de forma dinámica, los regímenes de funcionamiento económico y las formas institucionales, así como su articulación, esto es, el modo de regulación existente en cada momento. A partir de este objetivo surge el problema de cómo trasladar a nivel sectorial cada uno de los conceptos en los que se apoya el análisis macroeconómico regulacionista.

En su tesis Bartolí y Boulet resuelven esta cuestión a partir de la identificación de lo que denominan “disposiciones institucionales” que hacen corresponder con el concepto de “forma institucional” del análisis macroeconómico. En el caso del sector vitivinícola entre estas “disposiciones” se incluyen: normas de calidad, condiciones de acceso a la producción, reglas públicas o profesionales de formación de precios y reglamentos internacionales (por ejemplo europeos y acuerdos en la Organización Mundial de Comercio). Estas “disposiciones institucionales” se relacionan con un “régimen económico de funcionamiento”105 definiendo lo que denominan “modo de regulación sectorial” en correspondencia con el concepto modo de regulación propio del análisis regulacionista macroeconómico.

En la figura 2.1 se recoge esquemáticamente la relación que establece Boyer entre el nivel macroeconómico y el sectorial, a partir de la tesis de Bartolí y Boulet (1989).

104 Se trata de las explotaciones vitícolas y bodegas elaboradoras no criadoras (cosecheros, cooperativas y almacenistas) en el caso de vinos jóvenes y graneles y de bodegas de crianza en el caso de vinos criados. 105 En el caso del sector vitivinícola en este “régimen económico de funcionamiento” Bartolí y Boulet incluyen: gestión de rentas en el caso de los vinos con DO y gestión de excedentes en el caso de los vinos de mesa; evolución de los precios en el sector; crecimiento en el caso de los vinos con DO y estancamiento o decrecimiento en el caso de los vinos de mesa.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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Figura 2. 1 Aplicación sectorial de la teoría de la regulación de Bartolí y Boulet

Fuente: Boyer, 1990

En este enfoque regulacionista, el sistema de regulación sectorial es, a la vez, el nivel intermedio del modo de regulación global, y el resultado institucional de la resolución de los conflictos propios de un sector concreto (Nefussi, 1987). Esta interpretación abre una nueva vía para la aplicación de esta teoría a nivel sectorial, al considera que, en el sector, confluyen y se combinan dos lógicas, a priori diferentes, los intereses y limitaciones propios del sector de una parte y las repercusiones y condiciones derivadas del modo de desarrollo global, de otra.

Es a partir de esta idea como Bartolí y Boulet definen “un conjunto original de nociones que aplican en el análisis sectorial por el método regulacionista” (Boyer, 1990:15) evitando cualquier proyección automática de los mecanismos de la regulación global sobre el sector106 y que son las que

106 Robert Boyer, en el estudio crítico que realiza sobre la aplicación de la teoría de la regulación en el sector vitivinícola francés que desarrollan Bartolí y Boulet en su tesis (Boyer. 1990) analiza otras vías diferentes de aproximación a la resolución del problema planteado por estos autores sobre cómo se relacionan lo sectorial y lo global en una análisis regulacionista, esto es: cuáles son a nivel sectorial las formas institucionales y cuál es el modo de regulación que determinan. La primera de estas vías que denomina “Proyección” justifica la representación de una economía sectorial como un objeto totalmente determinado por el modo de regulación global y que proyecta en el sector sus principales características. Los autores que aceptan esta tesis, generalmente norteamericanos, subrayan la mecanización del sector agrario, la revolución verde (mejora en las semillas y plantas), las nuevas tecnologías (fertilizantes químicos, herbicidas, pesticidas...), el descenso de los precios agrarios asociado al aumento de las producciones y el cambio en el modo de vida de los agricultores (integrándose en la sociedad de

Formas institucionales: Relaciones salariales Formas de concurrencia Naturaleza del Estado Inserción en el régimen

internacional

Modo de regulación: Naturaleza de los ajustes

coyunturales Forma del ciclo Tendencia a largo plazo

Economía global

Sector, ejemplo: vitivinícola

Disposiciones institucionales Normas de calidad Condiciones de acceso a la

producción Reglas públicas o profesionales de

formación de precios Reglamentos internacionales (por

ejemplo europeos y acuerdos en OMC)

Régimen económico de funcionamiento Gestión de rentas (DDOO) y de

excedentes (Vino de mesa) Evolución de precios en el sector Crecimiento (DDOO) y estancamiento -

decrecimiento (Vinos de mesa)

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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permiten resolver el problema planteado. Estas son las principales ideas que sustentan la aplicación sectorial del enfoque de la regulación en la tesis de Bartolí y Boulet.

a) Delimitar el campo de análisis sectorial por el juego de intereses existente

En el modelo walrasiano y, por extensión, en la teoría neoclásica, en el análisis del sector vitivinícola se debería delimitar el campo de la industria vitivinícola y se estaría tentado de considerar como homogéneo el valor de uso del vino. Se tendría que analizar en la formulación de la oferta y de la demanda en qué medida este producto es sustituto o complementario de otros bienes. La econometría podría ayudar a conocer las estimaciones de elasticidades precios y rentas correspondientes. En el análisis del sector desde la perspectiva regulacionista, el producto (en este caso el vino) no se define solo por el valor de uso y la tecnología utilizada, sino que se ha de tener en cuenta también los intereses económicos, las relaciones existentes entre ellos y los procesos de coordinación entre diferentes estrategias productivas. Desde esta perspectiva, no hay homogeneidad en la industria vitivinícola, ni en producción ni en consumo, lo que es evidente simplemente observando la existencia de los vinos de calidad (DO) y de los vinos de mesa. El comportamiento de la producción, del consumo y de los precios en ambos tipos de vinos no tiende a converger, al contrario, diverge. En consecuencia, el “uso social” del producto (vino en este caso) influye en la dinámica económica del sector, hasta el punto de llegar a generar dinámicas opuestas como en el caso de los vinos de calidad y de los vinos de mesa. En Europa, la configuración a lo largo de la historia, de estos dos tipos de vinos, uno como base fundamental de diferenciación social (DO) y otro como base nutricional (mesa), es el primer pilar sólido para facilitar la aplicación de este marco teórico en el sector, en tanto que considera la construcción, en y por la historia, de categorías propias en el análisis económico. b) Más allá del mercado, una multitud de actores colectivos.

consumo igual que lo hacen los obreros), como indicadores del establecimiento del equivalente del fordismo en el sector agrario a partir del New Deal en Estados Unidos y posteriormente en otros países. Las principales críticas a esta teoría las han realizado autores franceses sobre la base de que no es posible proyectar sobre Europa lo ocurrido en Estados Unidos, porque en Europa son distintas las relaciones históricas entre campesinos, industriales y financieros, existiendo aquí un mayor grado de compromiso para definir y alcanzar objetivos comunes (un ejemplo es lo que los historiadores denominan el pacto entre desiguales en el sector vitivinícola riojano). En la segunda de las vías denominada “Funcionalista” las características sectoriales son reconocidas pero se explican mediante el papel asignado al sector en el modelo de desarrollo global. Quienes aceptan esta teoría parten del reconocimiento de unas formas de producción en el sector agrario que conservan, sobre todo desde la perspectiva de la organización del trabajo, unas características propias, pero entienden que, aún con esas especificidades, el sector se inserta en el modelo de crecimiento global de después de la segunda guerra mundial, aunque se mantengan numerosas pequeñas explotaciones agrarias. El aumento de la productividad agraria facilita la pérdida de importancia del autoconsumo en las explotaciones agrarias y el aumento de la parte destinada al mercado, permitiendo que una parte de la renta agraria se destine a la adquisición de bienes de consumo, además de animar la canalización de mano de obra desde el sector agrario hacia otros sectores.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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En el caso del sector vitivinícola, la diferencia entre los vinos de calidad y los vinos de mesa no es el resultado de la simple constatación, por parte de los productores, de gustos diferenciados en los consumidores. En el origen de las denominaciones, se encuentra, en primer lugar, el deseo de defender a los productores frente al fraude, y más adelante, la necesidad de adoptar mecanismos que garantizan a los consumidores la calidad del producto. Como ya se ha visto, para alcanzar el objetivo de mantener las rentas de los productores de vino con DO se adoptan reglas y procedimientos que regulan, la calidad, los métodos de vinificación y de envejecimiento, los derechos de producción y la organización de la distribución, reglas que no se dan, al menos de la misma manera, en los vinos de mesa. En las denominaciones de origen, los productores se organizan (Consejos Reguladores) para preservar una imagen de marca que les permite obtener “una renta de monopolio”, obtener, a priori, mayores precios en el mercado que los vinos de mesa y disponer de dispositivos sectoriales que impidan o al menos dificulten, los comportamientos oportunistas (utilización de la marca colectiva). Las estrategias desarrolladas por los agentes económicos que actúan en una DO pueden apoyarse en la calidad para rehuir las estrategias exclusivamente basadas en la competencia en precios y, con ello, llevar al conjunto del sector hacia lógicas económicas diferentes a las habituales en otras actividades económicas. Es claro que, desde esta perspectiva, el sector vitivinícola presenta numerosas diferencias respecto a la mayor parte de los sectores, lo que anima a analizar su forma de organización y a identificar la influencia de las instituciones sobre ella. c) Las disposiciones institucionales condicionan la dinámica de los

sectores a largo plazo. Las reglas de juego que condicionan las estrategias de los agentes económicos pueden ser fruto de acuerdos interprofesionales o emanar del Estado. “Conforme a las teorías microeconómicas actuales, las reglas de juego son introducidas conjuntamente con las técnicas de producción y los gustos de los consumidores para definir el espacio de una regulación sectorial y lejos de ser un simple lubricante que facilita el equilibrio walrasiano, determinan en gran medida las relaciones y los ajustes entre los diferentes segmentos del sector” (Boyer, 1990, Keps, 1990). En los momentos de crisis vitivinícola, de igual forma que ocurre en las crisis económicas, se ponen de manifiesto incoherencias entre la lógica del mercado y las disposiciones institucionales vigentes hasta entonces, de forma que, los agentes económicos definen (caso de las Organizaciones Interprofesionales) y/o reivindican (ante los Estados) una nueva configuración institucional. A veces, y sobre todo cuando existen intereses enfrentados dentro del mismo sector (por ejemplo, vinos de calidad, vinos de mesa), es el Estado quien modifica esta configuración, sin el apoyo de parte, o de todos los componentes del sector. Interesa conocer si estas disposiciones institucionales son iguales y actúan de la misma forma en unos y en otros tipos de vinos.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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d) Dualismo de los regímenes económicos de funcionamiento. En la tesis de Bartolí y Boulet se entiende por régimen económico de funcionamiento “el conjunto de mecanismos económicos que garantizan, durante un periodo de tiempo, la reproducción de una actividad sectorial” (Boyer, 1990:21). Para Boyer esto es la transposición directa al plano sectorial de la definición usada en la teoría de la regulación y por ello permite considerar las influencias del modo de desarrollo general sobre el sector y de las disposiciones institucionales sobre el régimen económico del sector107. La oposición vinos de calidad/vinos de mesa es, a priori, un ejemplo claro de construcción social de regímenes económicos de funcionamiento, dos actividades, a priori, similares, siguen trayectorias totalmente diferentes108, constituyendo la más clara manifestación de cómo las instituciones y las formas de organización importan, porque pueden generar modos de regulación distintos.

En síntesis, el análisis del sector vitivinícola a partir del enfoque francés

de la teoría de la regulación debe permitir observar que las disposiciones institucionales no introducen únicamente “lubricante” para evitar las fricciones, contribuyendo así a un equilibrio invariante a largo plazo, sino que son mucho más importantes, por cuanto determinan el tipo de ajuste en situaciones de crisis y la dinámica económica a largo plazo.

Boyer (1990), en la crítica a la tesis de Bartolí y Boulet, considera que las nociones nuevas introducidas por ellos en el caso del sector vitivinícola, permiten completar y mejorar la forma en que se relacionan las aplicaciones de esta teoría a nivel global y a nivel sectorial y define una nueva vía denominada “Sintética” que considera el sector a la vez como un nivel posible de estructuración institucional y como un lugar de confrontación de las oportunidades, limitaciones y necesidades transmitidas por el modelo de desarrollo global.

La aceptación de esta nueva vía de investigación propuesta por Boyer permite profundizar más en el análisis del sector desde el enfoque regulacionista e ir más allá de la segmentación que provoca la existencia de vinos de calidad y vinos de mesa en este sector. La relación de influencia entre lo global y lo sectorial a partir de las amenazas y oportunidades, que de lo global se derivan para lo sectorial y de las posibles influencias de lo sectorial sobre lo global, animan a investigar acerca de, en qué medida, las disposiciones institucionales en el sector vitivinícola son construcciones sociales propias, la trayectoria histórica de las formas de organización existentes en el sector, la influencia de las crisis globales y/o sectoriales en la creación y/o modificación de las disposiciones institucionales (en particular la crisis actual) y la influencia de las disposiciones institucionales en el desarrollo de la producción.

107 Estas relaciones/influencias pueden variar en el tiempo y ser distintas para cada subsector. Por ejemplo, en el caso del vino puede ocurrir que los vinos de mesa sean más sensibles a la coyuntura general, con un descenso de la demanda, que los vinos de calidad, en los que hay aumento de la demanda. Debe comprobarse empíricamente, por ejemplo, si son iguales los regímenes de funcionamiento de los vinos de mesa y de los vinos de calidad. Lo que llevado al sector vitivinícola en la DOCa Rioja puede traducirse en observar si hay diferencias entre los vinos jóvenes y los criados. 108 Es el equivalente a nivel sectorial de lo que muestran los análisis regulacionistas sobre las trayectorias económicas nacionales.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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La evolución divergente que han seguido algunos vinos de calidad y los vinos de mesa en los últimos años plantea una reflexión y varias preguntas. Para algunos vinos es posible una intervención sectorial que los aísla de las incertidumbres y contradicciones que se derivan del conjunto de la economía, permitiendo soslayar, total o parcialmente, la crisis que afecta al conjunto del sector y con ello, se configura una situación de crecimiento para estos vinos y de crisis para otros. A partir de esta observación, y teniendo en cuenta que esta teoría considera que es, precisamente, en las crisis cuando se cambian las disposiciones institucionales, se plantean los siguientes interrogantes: ¿pueden modificarse parcialmente las disposiciones institucionales existentes para superar una situación de crisis sin definir otras totalmente nuevas?, ¿cómo se distingue, entre los factores determinantes de la crisis en el sector, aquellos que son endógenos de los que son consecuencia de la crisis global?, ¿es suficiente considerar solo los vinos de calidad y los vinos de mesa en el análisis del sector vitivinícola, sin tener en cuenta la marca como estrategia dominante en determinadas zonas de producción y en determinados mercados?

La vía propuesta por Boyer para trasladar a nivel sectorial la teoría de la regulación facilita la búsqueda de las respuestas a estas preguntas y, por ello, es la que se utilizará como base para definir el modelo a seguir en esta investigación. En él se considera también fundamental incorporar el entorno económico al análisis dado que permite valorar las amenazas y oportunidades que se derivan de la dinámica global y, al mismo tiempo, considerar también la influencia que las disposiciones sectoriales pueden tener sobre esta dinámica. b) Un análisis regional, el sector vitivinícola en el Languedoc.

Sectores y regiones son dos formas desagregadas de una misma formación económica nacional, en función de dos bases diferentes de interdependencia económica. Para un sector esta base corresponde a una cadena precisa de valor neto y/o a unas condiciones idénticas de producción y de valorización de bienes o de servicios, y para una región, se trata de relaciones de proximidad, de acceso a unos recursos localizados o de adaptación a un mismo desarrollo político.

Estas bases objetivas definen unos espacios económicos y unos espacios de coordinación. Para los regulacionistas, estos espacios no son simples cuadros de agregación y esta coordinación no es generada por el mercado sino que es, sobre todo, una construcción social y se apoya en compromisos, estructuras, e instituciones más o menos objetivables por los agentes económicos (reglas, rutinas, normas, organizaciones...)109.

Teniendo en cuenta que el objeto de esta tesis es el sector vitivinícola en el ámbito de la DOCa Rioja, parece oportuno reflexionar acerca del papel que juega el territorio en la regulación y la forma en que se relaciona lo global con lo regional en este marco teórico.

Siguiendo el mismo esquema aplicado por Boyer para describir las vías de paso del caso global al caso sectorial se tendrían estas cuatro formas de relacionar lo global con lo regional:

109 Tal aproximación es especialmente aplicable al caso de las denominaciones de origen en general y de la DOCa Rioja, en particular.

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1. Proyección: la economía regional no es sino la proyección de los grandes determinantes y compromisos macroeconómicos, esto es, no es mas que el desarrollo espacial del modelo de producción existente a nivel nacional (Damette et al., 1976).

2. Funcionalista: para otros autores (Lipietz, 1977) hay una articulación funcional de las regiones en el seno del modelo de desarrollo global. La región es sobre todo definida por su lugar en una división interregional del trabajo a nivel nacional e internacional.

3. Homología: esta tercera vía reconoce la dimensión endógena del desarrollo regional y aplica las categorías de la regulación en el territorio mediante una correspondencia entre los conceptos a nivel global y a nivel regional. Una región estaría por lo tanto asociada a un subrégimen de acumulación (Lipietz, 1977, 1990). La fascinación que provocó en los años 80 el concepto “distrito industrial” en Italia, llevó a varios autores a desarrollar esta vía. Estas formas de organización territorial de la producción constituirán el punto de partida de un nuevo modelo de desarrollo “post-fordista” (Piore et al., 1989 y Becattini, 1992)

4. Sintética: economistas y geógrafos trabajan hoy para estructurar una síntesis, reconociendo la dimensión endógena de las economías regionales y la determinación propia de sus estructuras económicas y espacial pero, al mismo tiempo, insisten sobre las condiciones macroeconómicas de su desarrollo (Benko et al., 1992)

La incorporación de la perspectiva regional en el análisis plantea la

necesidad de investigar si las disposiciones institucionales asignadas a un sector y a un territorio son específicas o no y, de qué manera, estas disposiciones pueden orientar (regular) los movimientos económicos en el sector y en la región.

Algunos estudios empíricos (Touzard, 1995) muestran que las bases objetivas de interdependencia económica de un sector o de una región pueden estructurar unas representaciones sociales colectivas, constituir espacios de convergencia de intereses en confrontación con el Estado110 o, por el contrario, inducir procesos particulares de resolución de tensiones internas específicas (Livet et al., 1991; Saglio, 1991). El sector y la región deben ser considerados como dos niveles potenciales de definición de reglas, de rutinas y de normas, en el margen permitido por la organización estatal.

El estudio conjunto sector más región va más allá de los análisis puramente sectoriales (sector-filiere) y de los análisis de economía regional y permite pensar en un espacio con características propias que hay que identificar, lo que puede hacerse desde diferentes perspectivas: la de la dinámica de la producción en el sector y en la región objeto de estudio, la de la representación social construida por los agentes que participan en el sector y la de las disposiciones institucionales que determinan el funcionamiento económico del sector en la región. Por ello, el análisis de un sector en un determinado espacio geográfico exige definir la intersección entre el sector y la región, esto es, identificar la actividad en el sector a nivel regional, analizar la evolución de esta intersección (del sector en la región) y la adaptación de las disposiciones institucionales propias a nivel sectorial o regional al régimen

110 Por ejemplo el caso Rioja con la marca nacional Viñedos de España impulsada por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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económico de funcionamiento del sector en la región, determinar cómo interaccionan las disposiciones institucionales a nivel sectorial y regional, o lo que es lo mismo, cómo una regulación sectorial puede influir en las formas de desarrollo regional y cómo los dispositivos institucionales regionales pueden llegar a generar dinámicas sectoriales, a veces divergentes.

La articulación entre sector y territorio exige considerar tres niveles de análisis: uno, relativo a las relaciones entre el sector y la región, otro, relativo a la articulación de estas relaciones en el seno de una región (la intersectorial) o de un sector (la interregional) y un tercero, en el que se tiene en cuenta la representación de la coherencia global entre sectores y regiones a nivel nacional111. Touzard (1994) en su tesis, sólo desarrolla el primer nivel estudiando la intersección sector-región, la evolución de esta intersección y las interacciones entre las disposiciones institucionales sectoriales y regionales.

El trabajo desarrollado en los próximos capítulos, se apoyará en la teoría de la regulación para analizar la evolución del sector vitivinícola y los factores que explican su dinámica de funcionamiento económico en la actualidad, en la DOCa Rioja. El espacio de análisis implica incorporar la articulación sector/región en el sentido expuesto por Touzard, pero centrando el trabajo en el sector, ya que la integración del análisis regional supera los límites impuestos a esta investigación.

2.4 El modelo de análisis para el sector vitivinícola en la DOCa Rioja.

Tal y como se ha ido exponiendo en los apartados precedentes, la

elección del marco teórico en el que se quiere situar esta investigación se hace a partir de la siguiente consideración: el actual modelo de desarrollo del sector vitivinícola es el resultado de una evolución en la que han ido cambiando, el valor de uso del producto que define al sector, los operadores económicos que intervienen, las relaciones entre ellos y el marco institucional en el que actúan. Por ello es necesario incorporar en el análisis una perspectiva histórica que permita conocer el origen y la evolución, tanto de estas relaciones, como del marco institucional en el que se producen y modifican. A su vez, las instituciones, en tanto que éstas no surgen automáticamente y son consideradas como creaciones sociales que evolucionan a lo largo del tiempo, pueden influir en los cambios que afectan al sector.

La necesidad de incorporar en el análisis ambas perspectivas, y la interrelación que existe entre ellas, es el principal argumento que justifica la elección del enfoque francés de la teoría de la regulación, en los términos en que aquí ha sido expuesta a partir de las experiencias aplicadas al sector vitivinícola francés, como marco para la investigación. Conviene recordar los tres conceptos básicos que determinan el modelo de desarrollo del sector y en torno a los cuales se articula buena parte del análisis que se lleva a cabo en los siguientes capítulos:

111 Su aplicación en el sector agrario se ha llevado a cabo desde diferentes puntos de vista. Unas veces, a partir del análisis de un número de explotaciones, otras, desde la perspectiva de las políticas agrarias y su influencia en el desarrollo sectorial y regional (Coulomb, 1991 y Bartoli, 1988) y, por último, también en algunas ocasiones desde el enfoque de la regulación (Laurent, 1992). Para Touzard la mayoría de estas investigaciones pecan de ser excesivamente sectoriales, y en muchos casos no abordan con profundidad suficiente las relaciones entre el sector y el territorio.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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Disposiciones institucionales, son el conjunto de normas implícitas y explícitas, acuerdos interprofesionales, reglas, rutinas y costumbres aceptadas en el sector y todos aquellos dispositivos que ajustan permanentemente las expectativas y los comportamientos individuales a la lógica del conjunto del sector en su funcionamiento económico.

Régimen económico de funcionamiento, es el conjunto de mecanismos económicos que adaptan de manera conjunta y compatible las formas de producción, de distribución y de uso, a las transformaciones que se producen en las condiciones de producción y de consumo, garantizando durante un periodo de tiempo la reproducción de la actividad sectorial. Todo régimen económico de funcionamiento tiene asociado un modo de producción en el que se apoya y que se define como la forma de organización de la producción, del intercambio y el uso de las técnicas.

Modo de regulación sectorial, es la articulación estable entre unas determinadas disposiciones institucionales y unos determinados regimenes económicos de funcionamiento en el sector, que permite su desarrollo.

El análisis del sector vitivinícola en la DOCa Rioja a partir del modelo propuesto, se extenderá a lo largo de un periodo que comienza en la edad antigua y termina en el siglo XXI, con especial atención a lo acontecido desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad. La amplia perspectiva temporal de la investigación servirá de contraste de las hipótesis que han ido incorporando los estudios regulacionistas que se han consultado. La adecuación del marco teórico podrá ser contrastada a la luz de la evolución del sector en la Historia. Por otro lado, será posible valorar el impacto de las crisis en las transformaciones estructurales, tal y como sostienen los investigadores del “grupo de los grenobleses” y también, analizar, como destacan los regulacionistas del “grupo de los parisinos”, la importancia de las disposiciones institucionales, y constatar su influencia en la existencia o no de diferentes fases (que tanto grenobleses como parisinos identifican) y que se irán descubriendo en la evolución del sector vitivinícola.

Por otra parte, el análisis permitirá explicar un ciclo de auge primero, y crisis después, de un determinado modo de regulación, como referencia fundamental para valorar la influencia que tienen las disposiciones institucionales en cada momento para modificarlo y, con ello, generar nuevos modelos de desarrollo.

Conviene recordar que el objetivo principal es encontrar la respuesta a la pregunta de investigación planteada, ¿Cuáles son los factores que determinan el funcionamiento económico del sector vitivinícola en la DOCa Rioja y su adaptación a los cambios en el entorno económico? Para ello es necesario identificar los regímenes económicos de funcionamiento y las disposiciones institucionales que se suceden en cada periodo, para lo cual es imprescindible conocer con la mayor precisión posible cinco elementos: el valor de uso asignado al vino en cada momento como condición necesaria para delimitar el campo de análisis sectorial a partir de los diferentes intereses existentes; la organización de la producción y de los intercambios que determinan regímenes económicos no excluyentes; las relaciones entre los diferentes agentes económicos que participan en el sector; las disposiciones institucionales que condicionan la dinámica económica del sector y, por último, cómo afectan al funcionamiento económico del sector y a las disposiciones institucionales, los cambios que se producen en el entorno económico.

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El esquema a seguir en el caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja (Figura 2.2) es una variante desarrollada para esta investigación a partir de la vía sintética definida por R. Boyer. En el gráfico se visualiza la integración de los elementos que serán esenciales en el análisis. De una parte el entorno económico, en el que se incorpora la terminología aplicada por los regulacionistas en la caracterización de las formas institucionales y del régimen económico de funcionamiento y de otra, los factores que caracterizan al sector vitivinícola en diferentes momentos, articulados en torno a las disposiciones institucionales y al régimen económico de funcionamiento. Se representa la interrelación entre el sector y el entorno y el impacto de los shocks producidos tanto por factores de cambio y tensión internos, como externos.

Se incorporan los principales elementos que, a priori, se considera que caracterizan al sector en la DOCa Rioja y que son consecuencia de su evolución histórica, a saber, las normas de calidad y el órgano de control (Consejo Regulador) y los acuerdos interprofesionales y se tiene en cuenta, para los vinos con Denominación de Origen, la segmentación que introduce el proceso de crianza y la existencia de dos estrategias de competencia diferentes en el mercado112, una basada en el mayor tamaño empresarial y en la internacionalización y otra basada en la diferenciación, lo que permite profundizar en el análisis del sector desde el enfoque regulacionista e ir más allá de la segmentación que provoca la existencia de vinos con Indicación Geográfica (IG) y vinos sin Indicación Geográfica en este sector, al introducir el factor de la crianza.

En síntesis, el modelo de análisis que se propone, tiene que identificar, en cada momento el modelo de desarrollo del sector vitivinícola a partir de la articulación entre las disposiciones institucionales y los regimenes económicos de funcionamiento, teniendo en cuenta el entorno económico en el que actúa el sector y las situaciones críticas, por cuanto que en ellas se generan tensiones y factores de cambio, endógenos y exógenos, que pueden acabar alumbrando nuevos modos de regulación y, en consecuencia, cambios en el modelo de desarrollo vigente.

Hasta este momento, ninguna investigación ha abordado el estudio de la DOCa Rioja incorporando todos los elementos que ahora van a ser tenidos en cuenta113. Con ello se conseguirá entender de una manera más precisa la estructura económica del sector, las diferencias que existen entre unas y otras zonas de producción de vino y la evolución divergente que se observa entre algunas de ellas, así como la existencia o no de comportamientos sectoriales que se apartan de las tendencias generales del sistema económico .

112 En el análisis del mercado se prestará atención a las características de los intercambios en origen, al consumo y a la estructura de las ventas, y no se aborda el análisis de la demanda por razones que tienen que ver, por un lado, con la información disponible (por ejemplo, sobre capacidad de compra y preferencias de los consumidores y productos complementarios y sustitutivos), que, o no se ha encontrado, o es escasa en muchos momentos en los que se precisaría disponer de información para completar el análisis realizado a partir del comportamiento de la oferta y, por otro, con la necesidad de acotar el campo de investigación que, como se verá, deja fuera la distribución y con ello buen aparte del mercado final y la relación con los consumidores. 113 En España no se ha encontrado ningún trabajo que, para ésta u otra zona de producción, haya desarrollado un análisis como el que aquí se pretende llevar a cabo, y salvo los estudios desarrollados en Francia, que se han citado en este capítulo, no se han encontrado análisis similares en otros países.

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Figura 2.2 Aplicación sectorial de la teoría de la regulación para el caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

Modelo de desarrollo del sector vitivinícola

Disposiciones institucionales Régimen económico de funcionamiento - Normas de calidad - Gestión de rentas (con Indicación Geográfica) - Condiciones de acceso a la producción y de excedentes (sin IG) y limitaciones de rendimiento - Evolución y control de precios

- Acuerdos interprofesionales - Tecnología e innovación - Reglas públicas o profesionales - Crecimiento (con IG) y estancamiento (sin IG) para la formación de los precios - Mercado segmentado por tipo de producto

- Legislación sectorial internacional, - Estrategias competitivas (tamaño y diferenciación) nacional y regional - Agentes económicos - Acuerdos internacionales - Determinantes del crecimiento

Entorno económico Formas institucionales Régimen económico de funcionamiento - Naturaleza del Estado - Modelos de organización del trabajo y recursos humanos - Formas de concurrencia - Tecnología vigente - Política económica - Estructura empresarial y estrategias competitivas - Inserción en el régimen internacional y política comercial - Comportamiento de los precios y de los salarios - Acuerdos empresarios/trabajadores y relaciones salariales - Naturaleza de los ajustes y tipo de crecimiento

Modo de regulación sectorial

Amenazas y oportunidades Posible efecto de retorno Crisis en el modo de regulación motivada por factores de cambio exógenos

Crisis en el modo de regulación motivada por factores de cambio endógenos

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3 Metodología y fuentes

La investigación a desarrollar, desde los fundamentos del enfoque francés de la teoría de la regulación, tiene dos componentes temporales bien diferenciadas, en un caso se abordan los cambios que se suceden a lo largo de la Historia, mientras que en el otro el análisis se centra en la situación actual. El trabajo en cada una de ellas precisa de metodologías y fuentes de información distintas, aún cuando en ambas, el marco teórico, exija el estudio del funcionamiento económico del sector y de las disposiciones institucionales en el contexto económico general.

El estudio de la evolución histórica del sector precisa de una búsqueda en los archivos, públicos y privados, que permita recopilar la información necesaria y su posterior sistematización y análisis, y, por supuesto, de la consulta de los trabajos publicados que se consideran relevantes para la investigación.

El análisis del funcionamiento económico del sector y de su articulación con las disposiciones institucionales en la actualidad se apoya en la consulta de fuentes secundarias y en la recopilación de información por parte del propio investigador, cuando las bases existentes no proporcionen la información necesaria que se considera imprescindible para el conocimiento de la situación y de las tendencias.

La importancia que, en la investigación, tienen las disposiciones institucionales exige, además, la consulta de repertorios normativos e incorporar la opinión de los agentes económicos que trabajan en el sector, como parte fundamental para complementar el análisis de las tendencias observadas. 3.1 En el análisis histórico

En la investigación de carácter histórico se han combinado tres tipos de fuentes de información y de datos:

1. Los estudios en los que, de manera principal o secundaria, el sector

vitivinícola ha sido analizado en cada momento histórico. Para ello se ha llevado a cabo una revisión exhaustiva de las fuentes existentes sobre la historia del sector vitivinícola en España, con especial atención al ámbito de la DOCa Rioja (Anexo C 2.1). El criterio de selección de los trabajos consultados ha sido doble:

La capacidad del contenido para explicar el funcionamiento

económico del sector. La posibilidad de extraer conclusiones válidas para aplicar la

teoría de la regulación en el análisis histórico del sector, esto es, tratando de identificar posibles modos de regulación a partir del análisis de las disposiciones institucionales y del modo de producción y los cambios que se pueden producir en ellos en determinadas circunstancias sociales, políticas y económicas.

2. La aplicación del marco teórico en el análisis histórico requiere

información detallada de algunas variables que no está disponible de

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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forma sistematizada en la bibliografía consultada, lo que obliga al investigador a consultar censos, registros, memorias, cartillas evaluatorias, informes y otros documentos que le facilitan la elaboración de series que permiten analizar la estructura del sector en momentos en los que se producen cambios significativos en su funcionamiento económico, como ocurre durante la segunda mitad del siglo XIX. La sistematización de los datos recogidos en estas fuentes documentales (Anexo C 2.2) y su análisis permite obtener un doble resultado: Por una parte se constituye como prueba documental de la

importancia económica del sector vitivinícola en la región y de la identificación de los factores que van a animar los cambios en la producción y en la elaboración en estos años.

Por otra, permiten generar series temporales de determinados datos relevantes para la investigación que no aparecen en ninguna de las referencias bibliográficas consultadas, aportando una información que puede ser de interés en futuras investigaciones. En este caso conviene hacer una mención especial a la serie de precios del vino elaborada a partir de la información publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Logroño entre los años 1855 y 1874.

3. Las fuentes secundarias disponibles en cada momento, constituyen el

tercer y último bloque de fuentes consultadas. La historia de las fuentes estadísticas en España es relativamente corta, más en el caso de sectores concretos como el que se estudia. Se han consultado las series históricas recogidas en los anuarios de Estadística de los fondos documentales del Instituto Nacional de Estadística y en los trabajos de Prados de la Escosura. Analizar, en términos de regulación, el cambio que se asocia a los años

centrales del siglo XIX exige tener la información suficiente para, primero, conocer la importancia del sector en la agricultura regional y, después, identificar los factores que animan las modificaciones que se van a producir en la producción y en la elaboración. Para ello, se estudiará la evolución de su potencial productivo, entendido éste, como el resultado de la evolución de la superficie de viñedo cultivada y de los rendimientos unitarios obtenidos.

Entre los elementos que, a priori, se consideran determinantes para entender los cambios que se van a producir en estos años se encuentran las características del entorno económico, las nuevas disposiciones institucionales, las plagas en el viñedo que impulsan alteraciones en ámbitos tan diferentes como la organización de la producción, la tecnología utilizada en todo el proceso y la demanda.

Es obvio que el precio del vino condiciona el funcionamiento económico del sector y, por ello, resulta de indudable interés disponer de una serie que muestre su comportamiento en los años centrales del siglo XIX y a partir de ahí, tratar de entender algunos de los cambios que se producen en el sector. Para ello se lleva a cabo un laborioso trabajo de recopilación de los precios del vino en todas las cabeceras de comarca de la provincia de Logroño y en la

Capítulo II Marco teórico y metodológico

86

capital, entre 1955 y 1974, publicados, quincenalmente, en el Boletín Oficial de la Provincia de Logroño (BOPL).

Aunque, sin duda, es relevante disponer de una visión global sobre la evolución de los precios del vino en cada uno de los pueblos para los que se ha recogido la información, así como observar la tendencia de los mismos, no lo es menos determinar si es posible, a estas alturas del siglo XIX, hablar con fundamento de un "precio medio provincial representativo", lo que obliga a valorar el problema de la homogeneidad, a nivel interno, entre las diferentes zonas vitícolas de la provincia de Logroño. Para ello se tienen en cuenta los resultados obtenidos del tratamiento de los datos recopilados mediante diferentes herramientas estadísticas. 3.2 En el análisis de la situación actual

Para entender el funcionamiento económico actual del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, es imprescindible situar su análisis en el escenario internacional, lo que requiere exponer las características del sector a nivel mundial y en los principales países productores. Estas características quedarán determinadas a partir del análisis de la oferta, de la demanda, de los intercambios comerciales y de la regulación existente a nivel global y en cada zona de producción en particular.

Se plantea por lo tanto, un análisis del sector vitivinícola en dos niveles, uno global en tanto se considera el mercado internacional como escenario para la competencia y otro local, que centra la actividad sectorial en el ámbito del territorio de la DOCa Rioja, y ello conlleva la utilización de fuentes diversas.

1. En el análisis del sector a nivel global, la metodología utilizada se basa

en:

Recopilación de información en fuentes bibliográficas, entre las que se consideran más relevantes las que se recogen en el Anexo C 2.3.

Recogida de datos, sistematización y análisis en las bases de datos que figuran en el Anexo C 2.4.

2. En el análisis del sector en la DOCa Rioja se ha trabajado con tres tipos

de fuentes de información: Recopilación, sistematización y análisis de datos disponibles en

los registros y bases de datos del Consejo Regulador de la Denominación y en las secciones de estadística de las Consejerías de Agricultura de los Gobiernos regionales de las tres Comunidades Autónomas con territorio en la DOCa Rioja. Este trabajo de análisis del sector se inició en el año 1983 y ha permitido crear una base de datos con información del sector desde la década de los años setenta que se mantiene actualizada, y, además, publicar cuatro análisis del sector en la DOCa Rioja, 1986, 1991, 2002 y 2008. Conviene señalar que la única serie disponible para la DOCa con las variables y en

Capítulo II Marco teórico y metodológico

87

intervalo temporal que aquí se utiliza es la que el autor de esta investigación ha recopilado en los últimos treinta años.

Trabajo de campo para la obtención de datos e información que no se encuentran en los registros, bases de datos e informes de las instituciones y organizaciones del sector, como, por ejemplo, los precios pagados a los productores por la uva y por el vino, y las opiniones personales sobre coyuntura del sector y tendencias esperadas. Para ello el investigador ha utilizado sus propias bases de datos elaboradas a partir de la red de informantes que creó al comienzo de la década de los años ochenta en el marco de otras investigaciones desarrolladas en el sector. Esta red se basa en un sistema de investigación participativa con intercambio de información en ambos sentidos y participan en ella cosecheros, cooperativistas, viticultores no asociados, criadores, comerciales y técnicos que trabajan en el sector en campo y en bodega, manteniéndose permanentemente actualizada en función de los cambios que se producen en la estructura de agentes económicos existente en el sector.

Trabajo de campo para entrevistar a una selección de personas representativas del sector. Este ejercicio de prospectiva se realiza a partir de la aplicación del método de expertos. En este caso se realizará una consulta a una muestra seleccionada de personas claves en la toma de decisiones en el sector con el fin de recabar su opinión sobre las posibles alternativas que se plantean para el futuro, situando estas opiniones a la luz de las tendencias observadas a partir de los datos analizados. El contenido de la entrevista estará fundamentado por las conclusiones derivadas de los análisis previos llevados a cabo. Los dos elementos claves para el desarrollo del trabajo de campo han sido el diseño de una encuesta que sirva de guía para la entrevista y la selección de las personas hacia las que se dirige la consulta. Ambos se concretan una vez estudiada la evolución del sector (capítulo 3) y realizado el análisis del entorno económico, del mercado mundial del vino y de las tensiones existentes en la DOCa Rioja. (capítulo 4).

Algunas de las bases de datos a las que se ha hecho referencia son el

resultado de un trabajo de campo que ha ido acompañado de un proceso metodológico que merece un análisis más detallado y que se recoge en el capítulo correspondiente en el que se hace referencia ellas.

Capítulo II Marco teórico y metodológico

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Capítulo III La Historia cuenta

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“Porque, finalmente, las viñas plantadas en el XVI tenían ya como objetivo el mercado y el beneficio,

en definitiva, la rentabilización de una inversión capitalista”.

José Luis Gómez Urdáñez El Rioja Histórico

La Denominación de Origen y su Consejo Regulador. Página 17

Capítulo tercero La Historia cuenta Introducción

No es fácil entender la situación actual del sector vitivinícola si se ignora

su evolución histórica. La diversidad existente en el sector tanto desde la perspectiva del producto (vino de mesa, vino de calidad), como desde la de los agentes económicos que actúan en él (viticultores no elaboradores, cosecheros, cooperativas, criadores, almacenistas...), la estructura empresarial (grandes, medianos y pequeños propietarios), y del grado de integración vertical, es el resultado de lo acontecido desde la antigüedad hasta hoy. La luz de la Historia ayuda a identificar las causas de esta diversidad, situándolas en el contexto en el que se producen.

El objetivo de este capítulo es analizar la evolución del sector desde la antigüedad para identificar los factores que determinan los diferentes modos de regulación y aceptar o rechazar que estos factores, para el caso de la DOCa Rioja, coinciden con aquellos que se han puesto de manifiesto en la descripción llevada a cabo en el capítulo primero, esto es, espacio de producción, determinantes de la producción y del crecimiento, producto, agentes económicos y sus relaciones, mercado y disposiciones institucionales.

El análisis del sector con perspectiva histórica, y teniendo en cuenta las características del entorno económico en el que actúa, permitirá, además, identificar las situaciones de crecimiento y de crisis que le afectan y, con ello, observar en qué medida, las situaciones críticas, inducen cambios, en su funcionamiento económico y/o en las disposiciones institucionales, que impulsan nuevos modos de producción que, a su vez, modifican el régimen de funcionamiento económico del sector, para acabar generando nuevos modos de regulación y, en consecuencia, cambios en el desarrollo del sector.

El estudio de la evolución del sector debe dar respuesta a dos cuestiones, desde cuándo la actividad vitivinícola ocupa un papel significativo en la actividad económica de la región y en su vida social y cómo se reflejaron en el sector vitivinícola los cambios sociales, políticos y económicos que se gestan durante la edad moderna y que acabarán alumbrando la caída del antiguo régimen y las revoluciones industriales, desde la segunda mitad el siglo XVIII.

Para encontrar las respuestas a estas cuestiones se ha considerado oportuno partir del conocimiento de la situación del sector en el mundo mediterráneo durante la antigüedad y en la época medieval, para entender su importancia en la región y conocer las bases en las que se apoya su evolución

Capítulo III La Historia cuenta

90

durante la edad moderna, hasta su consolidación como actividad económica significativa en la región durante la edad contemporánea.

Para la estructura temporal del capítulo se acepta como hipótesis, que el análisis de la evolución del sector bajo el enfoque de la regulación deberá confirmar o refutar, la existencia de tres grandes etapas que se corresponden con las consideradas para el conjunto del sistema agroalimentario (Malassis, 1998):

o Primera etapa: desde la antigüedad hasta los años centrales del

siglo XIX. o Segunda etapa: desde los años centrales del siglo XIX hasta la

segunda mitad del siglo XX. o Tercera etapa: desde la segunda mitad del siglo XX hasta la

actualidad Al igual que ocurre en los análisis sobre el sector agroalimentario (Sanz,

2002) la primera de estas etapas, a pesar de ser la más extensa en el tiempo, es la menos compleja para la identificación de los factores que determinan el funcionamiento económico del sector y las disposiciones institucionales que lo condicionan. Esta menor complejidad se deriva tanto de la mayor homogeneidad del producto (vino) como de las relaciones de dependencia que se establecen entre los agentes económicos en un sistema de organización de la producción y de los intercambios poco o nada dependiente del mercado y sometido a disposiciones institucionales.

En la segunda de las etapas definida es cuando, para el sistema agroalimentario en general, y a priori cabe pensar que para el sector vitivinícola en particular, se van a reflejar los grandes cambios sociales, políticos y económicos que alumbran la desaparición del antiguo régimen y las revoluciones industriales y, con ello, la posibilidad de cambios en las disposiciones institucionales y en el régimen económico de funcionamiento y en consecuencia en el modo de regulación existente hasta entonces.

La tercera, que se identifica en el análisis del sistema agroalimentario con su industrialización, internacionalización y capitalización, tiene que ser delimitada con precisión en el análisis del sector vitivinícola y en particular en el caso de la DOCa Rioja. Esta delimitación se hará a partir de los cambios observados en, el producto, la organización de la producción y de los intercambios, las relaciones entre los agentes económicos y las disposiciones institucionales.

Él capítulo concluye con un apartado final en el que, a modo de síntesis, se identifican los diferentes modelos de desarrollo y sus correspondientes modos de regulación que se han identificado en el estudio histórico del sector, a partir del modelo de análisis propuesto.

1 Primera etapa: vino corriente para mercados locales protegidos En los siglos que transcurren desde la ocupación romana de las tierras

que hoy constituyen la DOCa Rioja hasta los años centrales del siglo XIX, el cultivo de la vid va a pasar, de ser marginal en la economía de la región, a convertirse en la base de una importante industria que se irá desarrollando en

Capítulo III La Historia cuenta

91

los principales pueblos productores de vino durante la segunda mitad de ese siglo.

El sistema agrario preindustrial, con base energética orgánica, se ha considerado con frecuencia en los análisis económicos, como incapaz de generar cambios sustanciales que modificaran las condiciones de producción dominantes. Esta estrecha visión puede ser consecuencia del protagonismo que en los estudios de carácter histórico tiene el sistema cereal, ya que cuando se analiza el comportamiento de otros cultivos, como la vid por ejemplo, la conclusión a la que se llega es otra: la vid se manifiesta en su evolución histórica como un cultivo con un gran dinamismo y capacidad para transformar las estructuras agrarias, aún cuando estas transformaciones, en determinados momentos de la historia, se produzcan a ritmos que hoy pueden considerarse lentos.

Son muchas las causas que lastran el ritmo de las transformaciones: los sistemas de producción dominantes en cada momento (esclavismo en la antigüedad y feudalismo durante el Antiguo Régimen), las limitaciones físicas del comercio, la falta de innovación técnica y organizativa, factores climáticos que alteran las cosechas, las cargas fiscales y feudales y las figuras jurídicas que regulan el acceso a la tierra, el tiempo de vendimia y los mercados locales, por ejemplo.

Durante la edad moderna, la generalización de algunas innovaciones organizativas, que se estaban aplicando en la producción y en el comercio desde hace algunos siglos (uso más frecuente de la moneda y del crédito y compañías comerciales), provocaron el auge del comercio, sobre todo con América, y con ello, el avance de la especialización productiva en muchas regiones europeas, unas en producción textil, otras en metalúrgica y algunas, Burdeos por ejemplo, con el vino como actividad económica principal.

La Rioja no quedó al margen de este proceso y el vino se convirtió durante la segunda mitad del siglo XV y, sobre todo durante el siglo XVI, en uno de los más importantes motores económicos de la cuenca alta del Ebro, aunque será durante el siglo XVII cuando se consolide todo el entramado económico y social que se articula entorno al vino para identificar definitivamente a esta región con el sector (Ibáñez, 2002).

Esta identificación, entre el producto y la región, que se observa desde el siglo XVII, no puede entenderse al margen de la evolución del mercado y de los mecanismos de protección de los que gozaron los centros productores de la región, que iban desde la regulación de todo el proceso productivo, hasta la limitación o prohibición de acceso a los mercados locales de los vinos foráneos.

La “descomposición” del Antiguo Régimen junto a la evolución de las cosechas de vino en las últimas décadas del siglo XVIII generaron una situación crítica en el sector que tuvo que afrontar los cambios políticos y económicos asociados a la Revolución Liberal Burguesa durante la primera mitad del siglo XIX. La respuesta del sector a esta situación no se dará ahora desde el control de la producción y de los mercados al abrigo de los viejos privilegios proteccionistas sino que será de carácter empresarial, introduciendo innovaciones tecnológicas en la elaboración y organizativas en la gestión de la producción y del mercado, lo que condujo, por primera vez, a la convivencia en la región no solo de dos tipos de vinos diferentes, corriente y fino o criado, sino también de diferentes tipos de agentes económicos (productores, cosecheros, criadores y comerciantes).

Capítulo III La Historia cuenta

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Aunque es en el siglo XVII cuando surgen los primeros rasgos de la identificación del producto con el territorio, no será hasta el primer tercio del siglo XX, después de la crisis de producción que sufre el sector como consecuencia de la filoxera, cuando esta identificación cobre fuerza por la adopción de algunas disposiciones institucionales que identificarán a partir de entonces el producto con la denominación de origen que toma el nombre de la región en la que se hace, en este caso, Rioja.

1.1 Primero fue el vino... y después la vid (siglos VII a. C., a IV d. C.)

El consumo de vino fue antes que el cultivo de la vid en las tierras que

hoy constituyen la DOCa Rioja y, sólo, cuando las tierras de La Rioja se integran en la organización romana, se implanta en ellas su modelo agrario basado en la trilogía mediterránea del trigo, la vid y el olivo. A partir de ese momento, y durante bastantes años, el cultivo de la vid, que se adapta bien a las características de territorio, será no obstante marginal en la región y el consumo se cubre con vinos que llegan desde Italia primero (siglo III a. C) y más tarde de Tarraco y Barcino (Laietania) (siglo II a. C.).

Entre los siglos VII y VI a. C. sitúan los historiadores el conocimiento del vino por los pueblos que habitaban la ribera mediterránea de la península ibérica y aún tardaría unos cuantos siglos en extenderse por toda ella y alcanzar cierto prestigio social. En el siglo II a. C. las legiones romanas trajeron primero el vino hasta las tierras del Ebro y más tarde las vides. Primero llegó el vino, la vid vino después (Ibáñez, 2009).

Igual que ocurrió en otras zonas con condiciones climáticas favorables para el desarrollo de la vid, antes de la llegada de los romanos la existencia de vitis vinífera silvestre114 pudiera haber permitido la recolección de uvas y la obtención de vino, pero no hay pruebas que avalen esta hipótesis ni tampoco de que el vino formara parte de la dieta de los pobladores de la región.

Lo que si parece probado para los historiadores (Ibáñez, 2009:14) es que los pueblos que poblaban las tierras de la actual denominación de origen, Berones, Pelendones, Vascones y Arévacos conocieron el vino a través del comercio con fenicios y griegos y lo incorporaron a sus costumbres junto a la que es su bebida más frecuente, la cerveza. Para estos pueblos el vino va a ser una bebida escasa y por ello excepcional, no de consumo habitual. De esta característica del vino en las culturas de la antigüedad dan cuenta los historiadores en muchas regiones europeas y no dudan en citar a Estrabón cuando describe a los pueblos del norte peninsular apuntando que son bárbaros porque su bebida habitual es la cerveza y tienen poco vino, aunque este es muy apreciado.

En los territorios conquistados por Roma, el negocio del vino estará monopolizado por los intereses de la metrópoli, que impone un modelo colonial a favor de los vinos itálicos que permanece vigente hasta mediados del siglo I a. C. En este mercado global del vino de carácter colonial, las producciones autóctonas quedan restringidas al autoconsumo y estan sometidas a los tributos que conlleva la conquista.

Este modelo de abastecimiento de vino a través de la importación, entrará en decadencia en las tierras del valle del Ebro, en la última década del

114 Actualmente hay poblaciones de vides silvestres en los valles del Iregua, entre Viguera y Castañares de las Cuevas y del Najerilla, aguas arriba de Baños de Río Tobía.

Capítulo III La Historia cuenta

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siglo I a. C., cuando se imponen en los mercados los vinos layetanos y tarraconenses115.

Entre los factores que permitieron este cambio en el abastecimiento y comercio del vino destacan: la capacidad de las explotaciones vitivinícolas para adaptarse a las exigencias del mercado, la selección de variedades, las nuevas técnicas de cultivo, la capitalización de la actividad, el control de los transportes, la producción alfarera a pie de explotación y la red de influencias y de contactos para abrir oportunidades de negocio (Espinosa, 2011).

El camino que siguió la vid para instalarse en La Rioja fue distinto al del vino. El cultivo de la vid solo fue posible cuando la región se integra jurídicamente al imperio y se instaura el sistema romano de propiedad, lo que no ocurre hasta el fin de las guerras cántabras (29 a 19 a. C.). La etapa del Imperio Romano que se caracteriza por la progresiva concesión del derecho de ciudadanía a los provinciales116 hasta hacerlo universal con Caracala (212 d. C.), aportará dos características fundamentales a la organización vitivinícola, una, la extensión del cultivo por todo el territorio del imperio donde suelo y clima lo permitan y, otra, la regionalización, cuando no comarcalización, de los mercados (Espinosa, 2011).

Durante todo el siglo I d. C. Se consolida la organización territorial de la región y el uso agrario de las tierras entorno al Ebro y es, a finales de este siglo, cuando ya la vid se ha extendido por la región constituyendo, junto con el olivo, un instrumento de capitalización porque, tanto el aceite como el vino, son muy apreciados en los mercados.

El cultivo ocupa las tierras más fértiles de los valles, las labores se realizan con esclavos y hay un gran interés en su difusión, como muestran algunos de los escritos clásicos y tratados de agricultura de la época, por ejemplo el de Lucio Junio Moderato Colmuela, durante el siglo I d. C.

De la información que aportan los estudios sobre el sector en esta región durante todos estos siglos de la antigüedad, puede deducirse que el cultivo de la vid y el consumo de vino es marginal y que todavía tendrán que pasar varios siglos para que empiece a configurarse un modo de producción en el que se basen las relaciones de producción, comercio y consumo.

Aún cuando todavía es marginal la producción y el consumo en la región pueden apuntarse ya algunos factores (Billiard, 1913) que permiten identificar, en época tan temprana, el esbozo de lo que acabará siendo un determinado régimen económico de funcionamiento y un modo de regulación:

1. El vino en esta época es caro y constituye todo un símbolo social117 y

por ello se asocia su consumo a las élites que forman militares,

115 Los restos arqueológicos muestran la presencia exclusiva de ánforas tipo Dres. I, que eran las utilizadas para el comercio del vino importado de Italia, hasta finales del siglo I a. C., apareciendo en las décadas siguientes ánforas de los tipos Dres. 2-4 y Layetana I, en las que se transportaban los vinos layetanos y tarraconenses. En La Rioja se han encontrado restos en Calagurris, Graccurris y Vareia, también en La Aguadera en Viana y en Juliobriga (Retortillo-Reinosa). 116 La concesión de la ciudadanía a los provinciales que se inicia con Cesar y Augusto, desde mediados del siglo I d. C., permitió que éstos adquirieran el mismo derecho que los itálicos a prosperar mediante cualquier actividad económica y entre ellas el cultivo de la vid. Esto permitió el paso de un mercado global de características coloniales a una pluralidad de mercados regionales. 117 El vino en la época romana tiene un alto contenido alcohólico y tomado en estado puro (no rebajado con agua, miel...) se utiliza en ritos litúrgicos y funerarios para la evasión y la comunicación con “el más allá”. El valor simbólico del vino en diferentes culturas ha sido estudiado por el antrópolo Íñigo Jaúreguí, y sintetizado en su trabajo “El valor simbólico del vino en las tradiciones religiosas mediterráneas: de Ugarit a la Ley seca” que no está publicado (14 de noviembre de 2012) y que se ha podido consultar.

Capítulo III La Historia cuenta

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funcionarios, arrendadores de rentas y bienes del Estado, mercaderes y negociantes.

2. Su producción y su consumo está controlado por Roma y las provincias están obligadas a cumplir con lo ordenado para regular la producción y el consumo.

3. Aún siendo todavía marginal su cultivo, en comparación al nivel que alcanzará algunos siglos más tarde, el aumento del consumo y la rentabilidad del cultivo son las principales razones que están ya animando su expansión por todas las tierras del Imperio, generando las condiciones para que se produzca una situación de crecimiento primero y de crisis después, que tendrá consecuencias importantes sobre la producción y permitirá ver la importancia de las disposiciones institucionales.

A pesar de que el sector se encuentra todavía en un estado embrionario,

ya es posible encontrarle acomodo en el marco teórico que se ha tomado como base para el análisis. Así, un buen ejemplo de disposición institucional, de clara intervención en el sector, es el edicto del emperador Domiciano en el año 92 por el cual se ordenó el arranque de la mitad de las viñas en las provincias y se prohibió la plantación de nuevas viñas en Italia118.

La razón principal para la intervención se encuentra en la situación económica del sector y que bien se describe en los trabajos de Raymond Billiard (1913) sobre el vino en la antigüedad en los que se analiza la economía del sector y se recogen las aportaciones de autores clásicos como Varrón, Catón, Plinio el Viejo y Columela. En ellos se ve cómo, durante el siglo I d. C., se alcanzó un nivel muy alto de producción de vino que hizo que la relación entre el precio del trigo y del vino, que era de 1 a 2,72 a finales del siglo II a. C., pase a ser en el siglo primero de 1 a 0,72. Marcial en uno de sus escritos fechados en el año 88 cuenta que el agua puede venderse más fácilmente que el vino “Sit cisterna mihi quam vinea malo Ravennae, cum possim multo vendere pluris aquam” (Billiard, 1913:104). La crisis119 estalla y el emperador debe intervenir para limitar sus efectos.

¿Cuál fue la razón de esta intervención? Para los autores antiguos con esta medida se pretende aumentar la producción de cereales, cuya escasez provoca, además de problemas económicos, problemas políticos. Para los historiadores modernos la explicación no es tan simple (Santos, 1996 y Pereira, 1985).

Según Mommsen (1976), el edicto tenía como objetivo defender a

Italia de la competencia económica de las provincias. Para Stph. Gsell (1894), es válida la interpretación proteccionista

de Mommsen, y acepta la causa dada por Suetonio de abundancia de vino y escasez de cereales, y afirma que el edicto

118 El edicto del emperador Domiciano en el año 92 es, sin duda, el ejemplo de intervención más citado en los trabajos sobre el vino en la antigüedad. “Sabemos por los autores antiguos Suetonio (DOM. 7,2 y 14,12), Estacio (Sil. 4,3,11-12) y Philostrato (Vita Sophist. 1,21,6) que en el 92 d. C., el emperador Domiciano mandó que fueran arrancadas la mitad de las viñas de las provincias y prohibió plantar nuevas viñas en Italia”. (Santos, 1996:53). 119 Columela es muy crítico con quienes consideran que esta crisis es fruto de una sobreproducción, ya que considera que las causas que la generan son la falta de aplicación de las técnicas adecuadas y las limitaciones que restringen la libertad de los propietarios.

Capítulo III La Historia cuenta

95

no tuvo eficacia, ya que se pueden documentar grandes hambrunas en este periodo.

Según T. Frank (1959), el edicto fue solo motivado por la escasez de cereales y la sobreabundancia de vino y niega que el emperador pretendiera crear en las provincias un mercado para los excedentes italianos. Introduce, además, un elemento nuevo al afirmar que Domiciano quiso, con esta medida, ayudar a los campesinos de Italia y de las provincias, al aumentar la producción de grano en Italia y disminuir la de vino en las provincias.

Todavía en 1968 P. Petit (1968) seguía creyendo que Domiciano había querido proteger a Italia de la competencia de las provincias, pero ya no puede ignorar la importancia de la escasez de cereales en la decisión del emperador.

Desde la perspectiva de esta investigación, la importancia de este edicto

del emperador Domiciano en el año 92, trasciende del valor que obviamente tiene en tanto de disposición institucional formal que condiciona un modo de producción y con ello un régimen económico de funcionamiento en el sector. Identificar cuál fue la razón por la que el emperador toma esta decisión es el punto de partida para conocer la situación económica del sector y las relaciones de interés existentes en él, esto es, se podrá ver la existencia de un determinado régimen económico de funcionamiento para el que se promulga el edicto en cuestión.

El más completo análisis del edicto que se ha consultado (Pereira, 1985) parte del siguiente interrogante ¿porqué ha aumentado la producción de vino? y discute la respuesta que se basa en que la vid es el cultivo de mayor rentabilidad de toda la agricultura romana (Duncan-Jones, 1974). Esta discusión se apoya en los trabajos de H. W. Pleket, (1977), P. Veyne (1976) y de A. Carandini (1983). Este último autor dice que la gran rentabilidad del cultivo, de la que da cuenta Columela en su obra, ha de ser entendida solamente para un tipo específico de explotación (villa con esclavos), en un ambiente específico (propietarios ricos e influyentes, con acceso y control del transporte y del mercado), para un tipo específico de vino (de buena calidad, quizá muy elaborado) y en una época determinada. Según Carandini, deducir de los números presentados por Varrón y Columela que la extensión del cultivo por todo el imperio se debió a su alta rentabilidad es un sin sentido, dado que no hay un tipo único de explotación.

Para Pereira Menaut, la razón última en la que se apoya este edicto no es otra que la estabilidad del propio imperio y por ello asumió tan impopular medida que motivó incluso una embajada desde Asia para solicitar permiso para plantar viñas. Pero entonces, ¿cuál fue el efecto del edicto?

Philostrato narra cómo algunos provinciales se dirigieron alarmados al emperador y consiguieron permiso para plantar viñas en sus territorios y Suetonio cuenta que lo que finalmente lleva al emperador a retirar su edicto es la difusión de un panfleto en el que van escritos estos dos versos: Incluso si me comen por la raíz, todavía deberé producir suficiente fruta para hacer libaciones sobre el cadáver de César.

Las fuentes escritas y arqueológicas demuestran que la producción y exportación de vinos hispanos, por ejemplo, no va a sufrir ningún tipo de

Capítulo III La Historia cuenta

96

interrupción, lo que permite afirmar que el edicto, aunque pudo afectar a algunas áreas, no parece que tuviera grandes consecuencias. ¿Qué pasó en las tierras de La Rioja?

La expansión del cultivo, que se inicia durante el primer siglo de la era cristiana, continúo al menos hasta el siglo IV, con los únicos límites que imponen los intereses de los propietarios y la demanda de vino. La producción no parece que, en ningún caso, fuera más allá del abastecimiento del mercado local.

Aún tratándose de un cultivo marginal, lo que implica que no es posible hablar, todavía, ni de espacio geográfico de producción, ni de especialización vitivinícola local, si es posible identificar distintos agentes económicos que parecen mostrar ya, siquiera tímidamente, intereses diferentes tanto desde la perspectiva de la producción como desde la perspectiva del mercado, intereses que acabarán condicionando las disposiciones institucionales que afectan al sector y que muestran, ya en época tan temprana, la convivencia de modos diferentes de producción.

Así por ejemplo, el interés de los grandes propietarios se manifiesta en el mantenimiento de una producción agraria que permita un acceso más fácil a la moneda en los intercambios, basada en los cultivos de huerta, olivo y vid, generándose una gran competencia entre éstos y los cereales por el uso de las tierras cultivadas. Cierto es que en la antigüedad la primacía siempre la ostentó el cereal, pero por primera vez se plantea, en esta región, si ha de sembrarse el grano necesario para abastecer a la población e impedir la presencia del hambre o si se ha de procurar la máxima rentabilidad y la disponibilidad monetaria que ofrecía la venta del aceite y del vino.

Bajo la autoridad de Roma y el dominio agrario que ejercían los grandes propietarios locales, la vid se extendió en perjuicio del trigo, porque difícilmente iban a renunciar las ricas haciendas del Ebro a obtener los máximos beneficios posibles de sus tierras. Se afirma (Ibáñez, 2009) que con una calidad de suelo adecuado, llevando a cabo la explotación con esclavos, estando los centros urbanos de consumo próximos y con la adecuada calidad del vino, circunstancias todas ellas posibles en una buena parte de nuestra región, la rentabilidad de la viña podía ser del 7 al 10 por ciento, frente al 4 por ciento del cereal.

Diferentes van a ser los resultados que se obtienen en las explotaciones familiares y con poca tierra, las apartadas de los centros de consumo y en las tierras alejadas del Ebro, en las que el cultivo de la vid no se concibe desde la perspectiva del mercado sino simplemente para satisfacer las necesidades propias.

Estas observaciones sobre la producción y su articulación con el mercado en los primeros siglos de la era cristiana muestran ya la convivencia de diferentes regímenes económicos de funcionamiento en el sector. “El auge económico y el bienestar alcanzado con la paz romana permitió ofrecer un precio del pan asequible a las plebes, pero no ahuyentar el cíclico peligro del hambre, y una propiedad de la tierra marcadamente concentrada y destinada al mercado como la de nuestra región, permitió el desarrollo de la vitivinicultura, pero también que a finales del siglo III se manifestase una crisis del pequeño campesino y los consiguientes peligros de desestructuración social” (Ibáñez, 2009:16).

Capítulo III La Historia cuenta

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A partir del siglo IV ya es evidente la decadencia del Imperio Romano en tierras de La Rioja. La paz es puesta en entredicho, los caminos se hacen inseguros, los mercados comienzan a desintegrarse y el comercio de vino a larga distancia es inhabitual y acaba desapareciendo. La producción agraria deja de tener interés por el comercio y la tierra dedicada a olivo y viña disminuye, el trigo cobra mayor protagonismo porque hay que asegurar la alimentación cotidiana, de igual forma que el propietario de tierra procura disponer de todos los cultivos en sus heredades. Se impone la autarquía. Se obtiene menos vino que el necesario y las producciones y el consumo se reducen a lo local. Aun así, en tiempo de los visigodos, el vino es un producto preciado, de consumo generalizado y con valor como objeto de préstamo y usura.

1.2 El origen del poder municipal para regular (siglos V a XIV)

Entre los siglos V y XIV se van a producir algunos cambios que

acabarán modificando el espacio geográfico ocupado por el viñedo en la región, las disposiciones institucionales que condicionan la producción y el comercio y, también, aunque en menor medida, el funcionamiento económico del sector.

Desde la perspectiva del espacio se va a producir el inicio de un largo proceso de expansión del viñedo que, aún con muchos altibajos, hará que a partir del siglo XIII se empiece a configurar una identificación entre la región y el cultivo que se consolidará durante los siglos XVI y XVII.

El control de las disposiciones institucionales se va desplazar desde los monasterios, hacia las villas-municipios a medida que éstas van configurándose como importantes centros de producción y de consumo.

En el funcionamiento económico del sector, aunque el vino corriente siga siendo exclusivo en la producción y en el consumo, se refuerza su valor simbólico entre algunas clases sociales, se altera la estructura de propiedad del viñedo aumentando la dualidad existente grandes propietarios y pequeños propietarios, se observan cambios en la propiedad de los centros de venta por interés religioso (judíos) y económico (burgueses) y el eje articulador del comercio, que hasta ahora ha seguido la dirección Este-Oeste que marca el Camino de Santiago, bascula hacia el norte, buscando el abastecimiento de los pueblos vascos y el acceso a los puertos de Bilbao y de Santoña.

Los cambios que, durante estos siglos, van a afectar al territorio no pueden entenderse al margen del protagonismo que la iglesia tiene en el sector. Así, por ejemplo, algo tan importante para la configuración del espacio geográfico del Rioja como la adaptación de la vid en esta región a latitudes y alturas muy por encima de las que hoy estamos acostumbrados, el proceso de selección de las variedades más aptas y las particularidades regionales que adoptarán estas plantas y los cambios en la elaboración y calidad del vino están íntimamente ligadas a la iglesia cristiana. Se especula también con que la variedad de cepa tempranillo llegó a esta región a través del Camino de Santiago de las manos de los monjes cluniacenses y cistercienses y con ella la posibilidad de elaborar vinos menos amargos que los que se venía haciendo con las variedades tradicionales judaicocristianas, con las que se implantó el cultivo de viñedo en la región (Martínez, 1991).

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Durante toda la Edad Media, el monasterio es habitación, iglesia, despensa, botica, biblioteca, centro artesanal, granero y bodega. El monje almacena mucho vino porque vendido se convierte en el dinero que necesita para pagar por lo que no puede fabricar y que ha de buscar en los gremios de las ciudades, y también tiene vino, porque lo bebe120. Estos monasterios disponen de jurisdicción plena sobre muchos municipios y lugares, también sobre las gentes que los habitan121, pero también hay sitio para la propiedad individual en la que se cultivan viñas y se elabora vino.

Las redes económicas que establecen los cenobios son esenciales durante la Edad Media, incluso su influencia se prolonga durante la Edad Moderna, cohesionando y supervisando los centros productores y consumidores y decidiendo sobre los cultivos. La estabilidad de estas redes permitió el relanzamiento de la vitivinicultura riojana a partir del siglo X y su desarrollo en los siglos venideros.

Este proceso de cambio y consolidación del viñedo en la región asociado al cristianismo, tiene que analizarse teniendo en cuenta que, desde el verano del año 714, los musulmanes ya están en tierras de La Rioja y que permanecerán por las villas altoriojanas hasta el siglo IX, un siglo más por el centro de la región, Calahorra pasará a manos cristianas en 1045, y en el primer cuarto del siglo XII dejarán La Rioja.

Los cartularios de Albelda y San Millán, dan cuenta de que la población musulmana de La Rioja se dedicaba a una producción esencialmente cerealista, vinícola y hortícola, actividades que diferían muy poco de las ejercidas por los cristianos. El cronista Ahmad al-Râzî (889-955), al referirse a La Rioja menciona las fortalezas de Calahorra, Viguera y Nájera, y afirma que todo el mundo “se mareuilla e por la bondat del término su pan non ha par. Ha muchas viñas e muchas huertas e buenas tierras e crianças: e los suos frutales dan tan sobrosas frutas que non vos lo podría omne contar nin decir” (Ibáñez, 2009:18).

Los cartularios de los monasterios de San Millán, Valvanera, Albelda, Oña y Cardeña, entre otros, muestran claramente que, durante el reino pamplonés de Nájera (1035-1076), la viña es muy habitual por todas las tierras de La Rioja, tiende a concentrase en ciertas comarcas, es frecuentemente objeto de transacción y el viñedo pasa paulatinamente de manos de los pequeños a los grandes propietarios, especialmente a los cenobios. El interés por la viña es claro, entre la cuarta parte y la mitad de las transacciones, según se interpretan las fuentes (Ibáñez, 2009), son referencias documentales de viñas, frente a las que cuentan tierras de cereal (Fernández de la Pradilla, 1992).

La carta de población de Longares concedida por Don Gómez, obispo de Nájera el 25 de julio de 1063 es considerada, por algunos historiadores, como el primer testimonio en el que se documenta el cultivo de la vid en la región. En esta carta se imponía a los vecinos una servidumbre a favor del monasterio de San Martín de Albelda de dos días de arar, dos días de cavar,

120 El consumo por monje es de una hemina (un cuarto de litro) al día, al que debe acostumbrar añadir agua para que pierda su fuerza. La regla de las monjas de Santa Nunilo y Alodia de Nájera les permite beber la tercera parte de una hemina, aunque el voto no lo hace necesario. Con el tiempo las reglas se relajan y el consumo es mayor. 121 El abad de San Millán ejercía señorío al final de la Edad Media en tierras de La Rioja sobre Barrionuevo, Santurde (San Millán), Madriz, Pazuengos, Villaverde, Badarán, Villarejo, Cordovín, Cárdenas, Ledesma, Camprovín, Ventosa, Cihuri, Fonzaleche y Arce.

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dos días de entrar, dos días de cortar y uno de vendimiar, (vel qui in supra scripta villa habitare voluerint; et posuimus eis scriplnm, ut in anno serviant dúos dies ad arare, dúos dies ad cabare, dúos lies ad entrare, dúos dies ad secare, et uno die ad vendemiare)122.

Sin duda, el área más importante, que ya muestra cierta especialización en la viticultura, es la de Nájera, capital del reino, un gran núcleo urbano, con monasterio y paso del Camino de Santiago. Aquí se vincula el vino a cuevas (bodegas) y torculares (prensas), es objeto selecto al regalarse para redondear una venta y cotidiano, al incluirse entre los diezmos y en manos de siervos (mezquinos).

La documentación procedente de instituciones eclesiásticas, especialmente de monasterios como San Millán de la Cogolla o Santa María la Real de Nájera, pone de manifiesto tanto la expansión de la vid como su estancamiento o, cuando menos, el desplazamiento del centro de interés por el cultivo, desde los monasterios hacia las villas, a medida que se van consolidando en el territorio riojano unas nuevas formas de poblamiento y de articulación del poder caracterizadas por tener una muralla defensiva, un régimen jurídico privilegiado plasmado en los fueros, unas funciones económicas diversificadas y heterogeneidad de grupos y organizaciones sociales (Goicolea, 2007).

El impulso de los municipios riojanos se refuerza con la concesión de fueros (Nájera en 1020, Logroño en 1095, Santo Domingo de la Calzada y Haro en 1187), tras los que llegarán privilegios, ferias y derechos de paso. La regulación de la convivencia ciudadana incluye las actividades agrarias y también las de la vid y el vino. Algunos investigadores como Ibáñez Rodríguez S. (2009), consideran que en estas etapas iniciales del desarrollo de las villas del valle, tienen su origen los lagares de campo123, también llamados rupestres, de uso atemporal, su datación es difícil, únicamente se confirma en alguno de ellos su utilización con posterioridad a la Alta Edad Media, al haberse construido sobre necrópolis altomedievales124.

Durante el siglo XII la vid ya forma parte del paisaje agrario riojano con un sistema de plantación en desorden, ya que no se utilizan animales para llevar a cabo las labores y, en algunos casos, mezclando las cepas con árboles frutales. Durante el siglo XIII, caracterizado por un fuerte crecimiento demográfico y también económico, vuelve a plantearse el viejo debate sobre la ocupación de las tierras por viñedo o por cereales125, y parece ser que se produce algún retroceso en la extensión del viñedo en la región126.

122 Documento recogido por González, Colección de privilegios del archivo de Simancas, tomo VI esc. 235, pp. 65. Puede leerse online en Colección de Fueros Municipales y Cartas Pueblas, pp. 230. 123 Estos lagares permitían elaborar vino sin apenas fermentación (clarete), aprovechar los recursos ofrecidos por la naturaleza y evitar costes de transporte. Asimismo, muestran la precariedad de la época, la simplicidad en la elaboración del vino, al mismo tiempo que permitían, probablemente, escapar de la fiscalidad, y eran, sin duda, ejemplo de sociedades autárquicas, poco organizadas socialmente y obligadas al autoconsumo. De lo que no dejan duda es de la necesidad de disponer de vino. 124 Se encuentran por La Rioja Alta en Ábalos, San Vicente de la Sonsierra y Rivas de Tereso. Lagares al aire libre excavados en roca caliza y con cabidas entre 80 y 621 litros, junto a los que se encuentran agujeros, indicio de posibles prensas o efímeras construcciones de resguardo. En julio de 2012 se encontraron lagares rupestres en tierras de La Rioja Baja, en Arnedillo. 125 En el término de Logroño, García Turza (1996) ha distinguido dos momentos concretos del avance de la viña a costa del cereal. El primero tuvo lugar entre 1339 y 1379, en plena crisis socio-económica, y el segundo momento entre 1425 y 1470. En la primera de estas etapas la colegiata de San Martín de Albelda, en un afán por recuperar el valor de sus antiguas rentas, habría decidido arrendar sus parcelas, yermas en su totalidad, con la condición de que se plantasen de viña. En la segunda de las etapas, el

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Terminada la reconquista de las tierras de la región por los cristianos, se observan algunos cambios en la utilización del territorio, con mayor extensión de cereal y viña y menos de bosque y monte bajo, las referencias a los majuelos o viñas nuevas se multiplican, se intensifica la roturación de parcelas y comienza un proceso tendente a la unificación del paisaje agrario que dará lugar a los pagos, tierras de pan, junto a tierras de pan y viñas, junto a viñas. El crecimiento demográfico y la llegada de repobladores favorecerán todo este proceso. A partir de ahora la organización y articulación del territorio riojano y las explotaciones agrarias dependerá de los monasterios y de las villae, en un proceso que llevará siglos. En los primeros años son los monasterios127 los que tienen un mayor protagonismo en relación al cultivo, la elaboración y el consumo de vino y, posteriormente, y a medida que se consoliden las nuevas formas de poblamiento, son las ciudades las que toman el protagonismo.

Los “nuevos centros de poder en el sector” no son sino aquellas antiguas villae y granjas habitadas por hombres con propiedades individuales y campos de cultivo, que aprovechaban el bosque, los pastos y aguas, y con obligaciones ante el rey, los señores y los monasterios.128 El desplazamiento del protagonismo, desde los monasterios hacia las villas, se va a poner también de manifiesto en las disposiciones institucionales, que van a emanar, a partir de ahora, de estos nuevos centros de intervención en el sector, que encuentran los argumentos para ello en la garantía del abastecimiento a la población, la protección de las producciones locales, la defensa de los intereses de los propietarios de viñedo y la recaudación.

Los trabajos de Goicolea en diferentes municipios del ámbito actual de la DOCa Rioja129 ponen de manifiesto cómo las autoridades municipales, se preocupaban por proteger las viñas de sus términos, vedando la entrada de ganado en las mismas, y se encargaban, asimismo, de organizar y articular, a través de decretos y ordenanzas, las diferentes actividades agrícolas que se realizan dentro de sus jurisdicciones.

La gran dependencia que tienen las nuevas urbes de la producción agraria hace que las autoridades municipales estén especialmente interesadas en el control de la actividad agraria que se desarrolla en los núcleos rurales. Este afán se manifiesta a través de los numerosos “pactos y acuerdos suscritos por las ciudades y villas, entre ellas mismas, o con aldeas e instituciones eclesiásticas, por el aprovechamiento de términos agrícolas, pastizales, montes o aguas de riego” (Goicolea, 2007:218 y 219).

La presencia de la autoridad municipal es constante durante todo el año y se aprecia en la regulación de los trabajos y jornales, pero es especialmente intensa la intervención en los días de vendimia. La autoridad municipal es la

monasterio de Valcuerna y el cabildo de La Redonda se habrían servido de los censos como medio de explotar su hacienda, en parte también baldía. 126 Es posible que en general la vid estanque su avance en el siglo XIII, o quizá sólo ocurra que los camareros monasteriales no consideren oportuno dar mayor protagonismo a la vid en sus predios y la dejen en manos de las haciendas particulares (Ibáñez, 2009). 127 De entre los monasterios repobladores sobresaldrá el de San Millán de la Cogolla y, también, los de San Prudencio de Monte Laturce y San Martín de Albelda. 128 De entre estas colectividades con su correspondiente territorio destacarán las denominadas civitas o urbs, como Haro, Santo Domingo de la Calzada, Nájera, Viguera, Logroño, más adelante Calahorra, que controlarán y ejercerán su influencia sobre un territorio o el valle en el que se asientan. 129 Laguardia, San Vicente de la Sonsierra, Logroño, Nájera, Santo Domingo de la Calzada, Haro, Briones, Navarrete, Calahorra Arnedo y Alfaro.

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fuente principal de la que manan las disposiciones institucionales que condicionan el funcionamiento económico del sector en esta época.

El control del comercio del vino será objeto de disputa entre diferentes clases sociales y concepciones religiosas130 durante toda la Edad Media. Al final de esta época, emerge una clase social formada, principalmente, por jóvenes ricos y ociosos para los que el valor de algunos artículos de consumo no se basa en una mayor utilidad o comodidad en su uso sino en una mayor ostentación y, con ello, se refuerza el valor simbólico del vino, animando el control de su distribución.

Las muestras del poder municipal para controlar el sector son abundantes. A fines del siglo XV el propio poder real intervino en Logroño, instando al alcaide para que la puerta del puente de la ciudad se abriera a una hora temprana y se cerrara bien entrada la tarde, con objeto de que no se obstaculizara a los labradores logroñeses en el desempeño de sus actividades agrícolas en las tierras de cereal y en los pagos dedicados al viñedo.

En Arnedo era necesaria la licencia del concejo para iniciar la vendimia. En Santo Domingo de la Calzada, da cuenta Goicolea (2007:220): “en este ayuntamiento mandaron los dichos sennores que bayan a ver las binnas mannana dia de sennor Sant Miguel para si estan de vendemar que lo bean, y para que vistas vengan el sabado al ayuntamiento a hazer relaçion a los sennores para quando sera bueno de dar la vendimia”. Pero, incluso se llega, en algunos casos como el de Haro, a establecer los días en que se podía vendimiar y el volumen de uva que cada vecino podía traer a la villa: “que pueda cada uno vendimiar cada cuatro cargas e que lo pueda faser miércoles e juebes con que ninguno non sea osado de traer mas e si lo traxiere que pague de pena seiscientos maravedis”.

El celo de los ayuntamientos y su afán regulador es tal que también procuran el abastecimiento. Las tabernas, donde se despacha el vino por menudo, son municipales y el concejo habitualmente las da en arriendo. Todas las villas disponen de una o más. En ellas hay vino tinto o colorado y blanco. Estos dos tipos de vinos, junto al mosto y el aguapié, vino de baja graduación que se logra echando agua en el orujo del lagar, y el judiego, en Haro o Alfaro, son los únicos vinos documentados (Ibáñez, 2009).

El abastecimiento de vino a las tabernas correspondía a los productores de las ciudades y villas, aunque los gobiernos municipales podían establecer asimismo contratos con personas particulares (los taberneros) para el abasto de estos establecimientos en exclusividad. Así se pone de manifiesto en La Rioja Alta, concretamente en Haro o en Santo Domingo de la Calzada, ciudad en la que el 13 de julio de 1508 su gobierno municipal acordó con el vecino Juan de Zaldo que “aya de tener dos tabernas, la una en la Puebla e la otra donde vybe el dicho Çaldo” (Goicolea, 2007:228). El concejo fijaba igualmente los precios del vino en las modalidades de azumbre y cántara, pujándolos varias veces a lo largo de cada año. La vigilancia por el cumplimiento de los

130 Desde la óptica religiosa se observa cómo, durante la Edad Media, los judíos convirtieron el comercio del vino en uno de sus objetivos preferentes y lograron un elevado control de sus fases de producción y distribución, en lo que se interpreta como un intento de no depender del vino elaborado por un “no judío” por considerarlo como no conveniente (no kosher). En La Rioja, al menos durante la baja edad media (Pérez, 1995), los judíos figuran, con gran frecuencia, como propietarios de viñas y poseen, en algunas ciudades como Nájera y Calahorra, el monopolio en la distribución del vino, asociándose con un cristiano cuando no logran obtener la exclusiva municipal. Hasta su expulsión, en 1492, los judíos aumentan sus propiedades vitivinícolas en la región.

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precios fijados correspondía a los fieles, oficiales que asimismo se preocupaban de que el vino que se vendía en el núcleo urbano fuera de calidad y de que no faltara vino en las tabernas131.

Los datos sobre precios del vino en Haro en el año 1491, aportados por Goicolea (2007) a partir de las fuentes del Archivo Municipal de Haro, muestran como el vino blanco era más apreciado que el tinto.

Cuadro 3. 1 Pujas de los precios del vino realizadas por el Concejo de Haro en 1491

(maravedís por azumbre) Día y mes Vino tinto Vino blanco

7 de enero 4,5 5 6 de mayo 5 5,5 18 de julio 5,5 6 8 de septiembre 8 8,5 24 de octubre 5 5,5 Fuente: Goicolea 2007 con datos AMH: LA 1491

Las autoridades municipales reservaban asimismo todos los años un

buen número de cántaras de vino para la provisión de la villa, reserva que solía realizarse sobre el vino viejo, una vez que se iba a iniciar la vendimia, por temor a que la villa se quedara sin provisión hasta que se produjera el vino nuevo132.

El control del sector por los municipios llega hasta imponer que toda venta ha de proceder de las viñas de la villa, el vino foráneo está tajantemente prohibido y bajo ningún concepto podrá ser introducido en el municipio. Hay que mantener la producción local. Si faltase el vino, el forastero se importará con licencia y en casos extremos por ser partidas de carácter medicinal. Es imprescindible dar salida al vino propio de cada villa y las multas económicas para quien dificulte su venta son elevadas.

El poder municipal, sobre la producción y el mercado del vino, condiciona el funcionamiento económico del sector influyendo tanto en los hábitos de consumo como en la producción.

El vino, lentamente, se ha ido convirtiendo en el motor económico de las villas del valle del Ebro. Pero el vino es también producto de consumo y, como otros, susceptible de sisas e impuestos para financiar al concejo, al rey o pagar las cargas que se deben al señor. Comienza una nueva lucha, la de si se ha de proteger o no el vino de los impuestos. La batalla será desigual, allí donde la especialización hacia la vitivinicultura sea mayor, más se aligerará al vino de impuestos.

131 La documentación municipal de Haro ofrece bastantes testimonios sobre las infracciones cometidas por vecinos de la villa en relación con estos temas, y las consiguientes pesquisas llevadas a cabo por los fieles. En 1479 hay constancia de que Ferrand Sánchez fue multado por vender dos tipos de vino “lo uno malo e lo otro bueno todo rebuelto”, y en 1490 se multó a los taberneros por no tener vino en las tabernas durante varios días. 132 El 8 de septiembre de 1491, por ejemplo, se reservaron 2.000 cántaras en las mejores cubas de Haro, ordenándose “que estas esten y den para el pueblo, que non se aya de dar ninguna parte ni cantara de ellas a fuera parte, salvo que se vendan por renque para la villa por menudo”. (Goicolea, 2007:229). Similares disposiciones con respecto a la política de abastos ofrece la documentación de Nájera en el siglo XIV y primera mitad del XV, la de Logroño a fines del XV o la de Navarrete en la primera mitad del XVI que ha sido estudiada por Goicolea.

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En todos los pueblos del valle del Ebro133, y especialmente de La Rioja Alta, el viñedo compite con los cereales por el uso de las tierras cultivadas durante la segunda mitad del siglo XIV y durante todo el siglo XV. El paisaje de viñedo sigue presentando las mismas características, muy parcelado y parcelas que no superan en el mejor de los casos las 8 obradas y muchas con menos de dos obradas134.

Al final de la Edad Media la parte del vino que no se consume se destina al comercio de corta y media distancia. El antiguo eje comercial que va de este a oeste siguiendo el Camino francés es sustituido ahora por otro norte-sur, que se apoya en las rutas comerciales de la lana que buscan los puertos de Bilbao y Santoña, así como en la mayor cohesión de la diócesis calagurritana en tierras vascas. El mercado para los municipios desde Logroño hasta Haro está en Vitoria y su tierra, y en los municipios de la sierra riojana. Ocasionalmente, villas de la entidad de Haro colocan vino en Belorado o la ciudad de Burgos. Se inicia un comercio del vino más regular y también comienzan las desavenencias entre los núcleos productores por aprovisionar los municipios del norte. Hay disputas entre las villas riojanas para atraer a los mulateros, y, también, entre las villas que están a uno y otro lado del Ebro. La incertidumbre de los tiempos tampoco ayuda, los ayuntamientos tienen incluso que asegurar el tránsito de los comerciantes ante los capitanes de frontera y los señores feudales.

1.3 La delimitación del espacio geográfico del Rioja (siglos XV al XVI)

Durante los siglos XV y XVI se produce una nueva etapa de expansión

del cultivo de la vid en la región que hoy se identifica con la DOCa Rioja135. Este crecimiento del sector estará acompañado de cambios en su estructura que se manifiestan en:

La propiedad del viñedo, al aparecer ahora como propietarios algunos

municipios y ciudadanos que invierten sus capitales en el negocio vitivinícola. Los monasterios y las villas que articularon el funcionamiento económico del sector durante los siglos pasados unos como propietarios de las tierras y otros más que como propietarios, como reguladores de la producción, del comercio y del consumo, tendrán que asumir los cambios que se van a producir en el sector al incorporarse a él nuevos propietarios.

Aumento de la capacidad de elaboración y almacenamiento para hacer frente a una mayor producción como consecuencia del crecimiento extensivo que provocan las nuevas plantaciones de viñedo.

Un mayor grado de protección a las producciones locales y aumento del control del comercio por los municipios, tanto por razones de defensa de intereses de los propietarios, como por afán de recaudación.

133 A finales del xv aumentan las plantaciones de viña en pueblos de La Rioja Baja como Herce, Arnedo y Alfaro, y en Quel el señor de la villa permitirá que cada vecino hinque diez peonadas de viñas en tierra de secano. 134 Una obrada equivale a 200 cepas. 135 En lo que sigue se considera el espacio de producción del vino de Rioja como la suma de los municipios que hoy forman parte de la DOCa Rioja

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La principal consecuencia de esta expansión tiene que ver con el espacio de producción del Rioja. Al inicio del siglo XVI la vid se cultiva en el mayor número de municipios que jamás alcanzará, configurándose un área que tenía como vértices, villas más allá de Miranda de Ebro, municipios de la Bureba, la cabecera burgalesa del Río Tirón, tierras arriba de Santo Domingo de la Calzada por el río Oja, por Cirueña, San Millán de la Cogolla, Villaverde, Tobía, Anguiano en el río Najerilla, en el Leza en Trevijano, por el Iregua en Torrecilla de Cameros, por el río Cidacos en las villas y aldeas de Munilla y Enciso, por el Alhama en los pueblos sorianos de Magaña y San Pedro Manrique. También se cultiva en todos los municipios limítrofes con La Rioja en Zaragoza y Navarra y, por supuesto, se producía vino en la hoy Rioja Alavesa y más allá, en el Condado de Treviño.

Es en este momento cuando se inicia un nuevo proceso, el de la concentración espacial de la vid. Se empieza así a configurar en el siglo XVI el espacio (entendido todavía como el agregado de los diferentes municipios en los que el cultivo empieza a tener importancia económica –proceso de especialización- y no como conjunto territorial con intereses comunes) que delimitará siglos más tarde la figura jurídica de la Denominación de Origen y se abandona poco a poco el cultivo de viñedo en aquellos municipios que tienen peores condiciones climáticas y edafológicas para este cultivo, elaboran vinos de inferior calidad, están más alejados de las rutas comerciales y sus poderes municipales son débiles.

El cultivo se concentra en las villas junto al Ebro, fundamentalmente el espacio que encierra el rombo Haro, Nájera, Logroño y Laguardia y, en un alejado segundo puesto, el área comprendida entre Alfaro, Arnedo, Ausejo y Calahorra. El cultivo se circunscribe por debajo de la línea de altitud de los 700 metros y ni siquiera en todos los municipios. De un espacio superior a los cinco mil kilómetros cuadrados se pasará a los cuatro mil a finales del siglo XVI y no termina aquí la concentración, la tendencia continuará en la centuria siguiente.

Durante el siglo XVI Logroño fue el mayor centro productor de vino. Cuando en 1537 se decía que la dicha ciudad e vecinos de ella viven del vino e granjería de él e no tienen otros tratos, sus cosechas eran de 1,07 millones de litros, cincuenta años después, de 1,71 millones. Tras Logroño iban Fuenmayor y Haro, con casi medio millón de litros en 1540, pero mientras que Fuenmayor duplica su producción para finales de siglo, Haro la triplica. San Vicente de la Sonsierra y sus anejas casi cuadruplican sus cosechas. Laguardia y su tierra lograrán aforos de casi medio millón de litros de vino. Lo que ocurrió durante el siglo XVI en La Rioja Baja fue algo diferente. La producción de vino aumentó aunque con porcentajes levemente inferiores y, a diferencia de La Rioja Alta, el cereal creció en la misma proporción. La Rioja Baja se convertirá, en cuanto al vino, en un área de segundo orden, siempre pendiente de la competencia del resto de vinos de Rioja, de los navarros y de los aragoneses (Ibáñez, 2009).

La concentración trae aparejada otra transformación, si el número de pueblos productores de vino se reduce, no ocurre lo mismo con las hectáreas dedicadas a la vid, que se multiplican y lo hacen ocupando tierras nuevas y a costa del cereal. El proceso es espectacular en las tierras de La Rioja castellana, en el espacio Logroño, Nájera y Haro, donde se concentrará la mayor parte de la producción de vino de la región.

Las investigaciones de Ibáñez Rodríguez (2002) dan buena cuenta del crecimiento experimentado por el sector en la región durante el siglo XVI al

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estimar que, a comienzos de este siglo, se producía en el área de La Rioja unos diez millones de litros de vino, en 1540, más de catorce, y hacia 1590, más de veintinueve millones. Aproximadamente dos terceras partes de los caldos se elaboraban en los municipios que actualmente integran la Denominación de Origen Calificada Rioja y algo más de la mitad se encubaba sólo en los municipios de lo que hoy es La Rioja.

Todas las fuentes consultadas coinciden en que, durante el siglo XVI, se triplicó la producción de vino en la región y que ésta se duplico durante la segunda mitad del siglo. La causa parece evidente, se plantó viña, sobre todo en tiempos de los Reyes Católicos, a partir de 1530 y después de 1550. En estos años de bonanza económica y crecimiento demográfico, sobre todo en las ciudades, se roturaron nuevas tierras y aumentó el interés por el regadío allí donde era posible.

De la importancia que tuvieron los municipios en este proceso de expansión, llegando incluso a ser propietarios de viñedos, es un buen ejemplo lo ocurrido en el concejo de Haro, que hasta 1494 poseía muy pocas viñas, y que inició al año siguiente un proceso de compra de viñas y majuelos, haciéndose en 1495 con nueve viñas y dos majuelos de varios vecinos de la villa. Los libros de cuentas del concejo de Nájera informan, por su parte, de que el municipio najerillense poseía viñas en el siglo XV, algunas de las cuales, como las viñas de Cenicero o las de Hormilla, arrendaba en determinados años. Por lo que respecta a Rioja Baja, se tiene constancia de que el concejo de Arnedo poseía algunas viñas que, junto a las demás piezas, solía explotar mediante su arrendamiento a particulares.

No solo invirtieron en viñedo los municipios, también está documentado (Goicolea, 2007) el aumento de la compra de viñedos por los propios pobladores de las ciudades y villas riojanas136. La expansión del cultivo, en tanto que va generar una mayor producción, y la llegada de nuevos propietarios se va a reflejar en el aumento de la capacidad de elaboración y de almacenamiento. Así aparecen también nuevos propietarios de prensas, cubas y bodegas que, junto a las ya existentes, propiedad en muchos casos de monasterios e iglesias, contribuyen a consolidar los diferentes modos de producción existentes (grandes y pequeños propietarios de viñedo con y sin capacidad de elaboración y de almacenamiento) desplazando a los viejos propietarios de los siglos anteriores más identificados con el poder religioso o

136 Así lo hicieron judíos como Ismael Chacón, que en 1481 adquirió a los vecinos de Cuzcurrita, Pascual Sánchez y su mujer Sancha Fernández, varias propiedades, entre las que se encontraban viñas y una bodega en los términos de Cuzcurrita y Tirgo. Junto a los judíos de Haro, de Logroño o de Arnedo, los cristianos de las ciudades y villas riojanas destacaban asimismo como propietarios de viñedos, tal y como se puede comprobar en diversos testamentos. Entre estos propietarios cristianos lógicamente destacaban los miembros de las élites sociales de las ciudades y villas. Algunos son conocidos, por ejemplo, el vecino de Haro, Diego Fernández de Ladrera, que en 1490 compró toda la hacienda, incluidas viñas, que el hospital de Santiago de Vitoria poseía en el término de la villa. En Nájera destacaba también como propietario de viñedos el bachiller Pedro del Castillo, y en Santo Domingo de la Calzada poseían viñedos diversos miembros de la acaudalada familia Ocio. De la misma forma debieron ser propietarios de viñedos otras familias elitistas como los Soria, Yanguas, Moreno o Lezana de Logroño; los Salinas y Belorado de Nájera; los Romerino de Briones; los Frías de Alfaro; los Yanguas y Sánchez de Tejada de Calahorra; o los Zapata, Urdáñez y Bobadilla de Arnedo. Incluso, miembros de las élites sociales de comarcas cercanas también invirtieron, a lo largo del siglo XV y primeros años del XVI, en la compra de viñedos y olivares en localidades como Viana y Los Arcos, o en el entorno de Laguardia. Se trataba de miembros acomodados de la sociedad urbana alavesa, como los Díaz de Santa Cruz o los Alangua, representantes de la élite social de la villa de Salvatierra.

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nobiliar. Son muchos los ejemplos que documentan desde el siglo XIV estas inversiones en bodegas137.

La información que facilitan los trabajos consultados, en los que se aporta información sobre las bodegas, permite confirmar la convivencia de grandes y pequeños propietarios en el sector durante estos siglos. En la casa de García Gallego se inventariaron a fines del siglo XV “en la entrada de la casa una cuba buena de fasta quarenta cantaras e otra de diez cantaras vieia. En la bodega dos cubillos de fasta dos cantaras cada una e otra cuba de fasta cinquenta cantaras dos cubos de cada cinquenta cargas otra cuba de noventa cantaras otra cuba de veinte cantaras. Iten en la cueva en la entrada una cubilla de veint cantaras dos cubas grandes una de fasta ciento e veinte e la otra de fasta otras ciento e veint otra cuba grande de fasta treinta e cinco cantaras e una escalera andadera e vuen losador. En la camara de la casa esta un leguado nuevo de fasta ciento e cinquenta cantaras e unas llares pequenas” (Goicolea, 2007: 227).

En Nájera se tiene constancia, entre otras, de la bodega del bachiller Pedro del Castillo, un miembro de la pequeña nobleza, a quien, a principios del siglo XVI, la autoridad señorial le había castigado con la prohibición de encubar su vino en la ciudad, a la vez que su bodega había sido utilizada como establo para meter el caballo del alguacil mayor y las mulas del corregidor del duque de Nájera. Se conocen más datos sobre bodegas a partir de los bienes inventariados en testamentos de vecinos de Santo Domingo de la Calzada, Calahorra, Laguardia, Navarrete y Haro138.

En la localidad de Laguardia el profesor Ernesto García Fernández (1985) también ha constatado la presencia generalizada de bodegas en las casas de vecinos acomodados de la villa, valiéndose para ello de testamentos de la primera mitad del siglo XVI. Destacaban sobre todo las bodegas y cubas propiedad del clérigo Juan Pérez de Salas, de acuerdo con su testamento redactado en 1547, pero también las de otros vecinos como Toda de San Vicente. Como en otras villas riojanas, los testadores solían dejar cubas a sus hijos o sobrinos, lo que, para este autor, es una muestra más de la importancia del vino en la zona. Igualmente llama la atención en este sentido que cuando algún vecino tenía deudas se subastara en primer lugar el vino y los recipientes existentes en las bodegas y, asimismo, resulta reseñable la inversión que,

137 Ya en la primera mitad el siglo XIV se documentan bodegas de particulares como la que tiene en Logroño el labrador acomodado Pedro Martínez de Andújar, en cuya casa de la calle de la Caballería se inventariaban bodegas en 1466: “En la bodega estavan un basto con sus çinchas e dos açadas e un açadon navarrisco e un costal e una cuba de fasta çinquenta cantaras llena de tras mosto e una pala e un seron e una gamella pequeña de medir vino e una cuba de fasta veynte cantaras e otra cuba de fasta çinquenta cantaras llena de vino tinto e un poco de lino e una cuba grande fasta çien cantaras llena de vino tinto e otra cuba de veynte cantaras llena de vino blanco que es de la dicha Sancha Martinez e una alvarda e una escalera movediza. En la bodega de dentro de las dichas casas estava una coçina de vender vino e siete conportas vieias e nuevas e una cubilla pequeña de fasta çinco cantaras llena de vino blanco e dos cubos e uno de fasta ochenta cantaras e el otro de fasta quarenta cantaras e una cubilla de fasta veynte cantaras llena de vino blanco e otra cubilla de fasta otras veynte cantaras e mas tres cubas de tres mosto e çinco tablas de pino e dos trigueros” (Sáinz, 1983:216). 138 En Santo Domingo de la Calzada, en 1477, Juana García, viuda de Pedro Gutiérrez, dejaba a sus herederos una bodega con varias cubas, la mayor de cien cántaras; y en 1492, entre los bienes de Catalina Sánchez inventariados por Juan de Angulo y su mujer, se encontraba una bodega con varias tinas, desde treinta y cinco cántaras a seis cántaras, además de una gamella “rabuda para hacer cantaras de vino” (Goicolea, 2007:225). Por su parte, en Calahorra, en el testamento del clérigo del cabildo catedral, Martín Garcíez, redactado en 1412, se incluían varias viñas y majuelos, además de tres cubas en su bodega: una de setenta cántaras, otra de cuarenta y la tercera de diez cántaras.

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algunos miembros de la élite social de villas alavesas como Salvatierra, hacían en las actividades vitivinícolas de rioja alavesa139.

Los cambios que los nuevos propietarios van a introducir en la producción y en la elaboración, tienen más un carácter cuantitativo (aumento de la capacidad de elaboración y almacenamiento) que cualitativo, ya que apenas si se introducen mejoras en la forma de elaborar y guardar el vino. Estos cambios en el modo de producción van a ir acompañados de cambios en las disposiciones institucionales. La presencia de los concejos y de ciudadanos con gran poder económico e influencia política en el cultivo del viñedo y en la elaboración de vino va a reforzar, si cabe más, el proteccionismo de las producciones locales a partir del siglo XV en todos los municipios productores de vino de la región.

De las disposiciones institucionales conocidas,140 se deduce la existencia de un proteccionismo local que favorece los intereses de los grandes propietarios de viñedo, en los principales centros de producción y de consumo de la región, que se manifiesta a través de:

1. Control y regulación de la introducción de vino en la ciudad por

parte del concejo. En Nájera se documentan dos testimonios. El primero se remonta al año 1337, cuando se redactaron las condiciones por las que la aldea de Cenicero se incorporaba a la jurisdicción concejil del núcleo urbano. Entre el articulado del compromiso se establecía claramente la licencia que se otorgaba a los vecinos de Cenicero para que pudieran llevar a vender a Nájera cereal y vino. En el caso de este último producto se establecía como restricción que el vino comercializable debía corresponder exclusivamente a sus propias cosechas. El segundo testimonio tiene lugar casi un siglo después, en 1432, y fue realizado con el monasterio de Santa María la Real, con objeto de poner fin a los interminables pleitos que enfrentaban a ambas instituciones por cuestiones fiscales y por la introducción de vino en la ciudad. Según este acuerdo, el monasterio de Santa María la Real podría meter y encubar todo el vino que quisiera de sus viñas situadas en el custierazgo concejil, garantizándose, además, al monasterio la exención de los pechos reales y concejiles que se repartieran en el núcleo urbano. A cambio de ello, los monjes de Santa María deberían renunciar a los derechos que percibían del pescado, aceite y otros productos que se vendían en Nájera, además de contribuir anualmente, por el día de San Martín, a la hacienda municipal con la cantidad de 150 maravedís.

2. Prohibición de importación. En Logroño a finales del siglo XV está prohibida la importación de vino, salvo en el caso de que se hubiese consumido la cosecha propia, y se establece la prioridad de despachar la producción procedente de la ciudad en el caso de traer vino de fuera, aun siendo aquella producción de inferior calidad. Análogas disposiciones proteccionistas se observan en Navarrete hacia mediados

139 En Viñaspre, por ejemplo, Pedro García de Alangua poseía varios viñedos y dos casas, una de ellas con aparejos para meter vino; bienes que el 12 de marzo de 1532 donó a su yerno Pedro López de Lazárraga. 140 El trabajo de Goicolea Julián F. J., 2007 documenta muchas de estas disposiciones que sirven para conocer la intervención en el sector.

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del siglo XVI, cuando el concejo de esta villa trataba de proteger la producción propia de vino prohibiendo que se introdujeran caldos de otros lugares141.

3. Obligación de sacar a la venta las producciones locales para abastecer el mercado local antes que su exportación. Las actas municipales de Arnedo y Calahorra de principios del siglo XVI, también permiten acercarse con bastante detalle a la política de abastos de sus respectivos concejos. En el caso de Arnedo, la provisión de vino “por menudo” a la villa solía corresponder tanto a los vecinos productores de la misma como a los taberneros, y el concejo ponía buena diligencia en este apartado de la política económica de abastos. Efectivamente, el concejo velaba porque los vecinos de la villa no tuviesen dificultades para comprar vino “por menudo”, de manera que, cuando escaseaba la oferta, el concejo obligaba a los productores de la villa a sacar a vender una parte de su producción para la provisión de Arnedo, pujando al mismo tiempo el precio de venta que estaban obligados a respetar, y que el 12 de julio de 1534 se fijó en diez maravedís el azumbre. En los años de mala cosecha esta medida solía ir acompañada, además, de la obligatoriedad de que los productores de la villa no pudieran sacar el vino de la misma ni venderlo a extranjeros142.

4. Concesión de tabernas y fijación de precios de venta del vino. En el marco de la política económica de abastos de algunos concejos (caso de Arnedo por ejemplo) era “común costumbre” el poner un tabernero en la villa, previo contrato establecido con las autoridades municipales para dar abasto de vino. Ésta era una fórmula más de garantizar el abastecimiento de vino “por menudo” a la villa cuando éste escaseaba, era de poca calidad o cuando los productores se negaban a sacar a vender su vino. La conservación de algunos de estos contratos para la primera mitad del siglo XVI ha permitido conocer sus características fundamentales. Así, en primer lugar el andador pregonaba en la plaza la decisión concejil de poner tabernas en la villa, con objeto de que aquellos vecinos interesados pudiesen pujar en subasta pública los precios del vino en las condiciones más atractivas (precios más baratos). Establecida la puja y rematada en el mejor pujador, éste debía presentar a continuación a los fiadores que garantizaran el cumplimiento del compromiso adquirido para abastecer de vino a la villa143. Durante este proceso de expansión de la producción, la articulación

entre el régimen económico de funcionamiento del sector y las disposiciones

141 En efecto, entre las multas asentadas en el Libro de cuentas de 1542 se especificaba “que reçibimos de Francisco de Burgos de una pena que se le cargo porque traxo vino de fuera parte dozientos maravedis” (Goicolea,2007:230). 142 Así se pone de manifiesto en 1545, cuando el concejo de Arnedo decidió que “sin perjuizio del derecho e posesion, uso e costumbre que esta villa e su tierra tiene de vender el vino que coge a los que quisiere asy a los vesinos commo a los estrangeros, que por este anno de presente mientras fuere la voluntad del dicho concejo, que se vede la saca del vino y se pregone publicamente que ningun vezino ni abitante en esta villa non sea osado de vender ningun vino a ningund estrangero so pena de seisçientos maravedis” (Goicolea, 2007:231). 143 Así, el 4 de mayo de 1533, Pedro Sevilla se obligó a abastecer las tabernas, y para ello presentó como fiadores a los vecinos Juan López tendero, Juan López de Morillas y a Juan Sánchez del Collado “los quales dixeron que querian ser tales fiadores e todos tres juntamente con el dicho Pedro Sevilla se obligaban e obligaron con sus personas e bienes muebles e rayzes avidos e por aver” (Goicolea, 2007:231 y 232).

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institucionales no esta exenta de tensiones que se manifiestan a través del cuestionamiento del poder municipal para regular y controlar el comercio del vino y de los conflictos entre municipios por su celo en la protección de las producciones y de los mercados locales.

Un buen ejemplo del cuestionamiento del poder municipal para regular el comercio del vino es lo ocurrido en Calahorra en los primeros años del siglo XVI. La documentación de los Libros de actas hace referencia a los desórdenes ocasionados por los regatones144 y por el gran número de tabernas “cosarias” que expendían vino “forano” en la ciudad, lo cual perjudicaba a los productores de Calahorra.

A este problema los municipios respondieron reforzando su poder de control ordenando el cierre de todas las tabernas de los regatones, la tasa del precio de venta del vino, la prohibición a los ciudadanos del consumo en las tabernas sin permiso y limitando el número de tabernas autorizadas en cada municipio para la venta de vino.

Con estas medidas los municipios tratan de regular, de forma definitiva, el mercado local de vino, incrementando el control sobre los precios y la calidad del vino vendido en las tabernas por los productores de la ciudad, a la vez que se protege la producción propia y el abastecimiento de los vecinos. En el primero de los casos, “vedando” la venta de vino tinto o blanco de fuera hasta que se consumiera la producción propia, y, en el segundo, prohibiendo la salida de vino “para fuera de ella” con objeto de garantizar el abastecimiento del municipio. Únicamente cuando escaseaba el vino en la ciudad y peligraba su abasto, las autoridades municipales levantaban el “vedamiento” sobre la entrada de vino de fuera, aunque siempre previa licencia municipal y previa inspección por parte de los regidores de las partidas de vino que llegaban, pues éstos debían controlar la procedencia del vino y el precio que se había pagado por él en origen.

En algunos municipios el abastecimiento y su control se garantizaba mediante la realización de contratos de obligación entre el concejo y algún vecino de la ciudad para abastecer a la misma de vino “forano”145.

Los conflictos derivados del control del mercado entre municipios se van a dar, sobre todo, entre los núcleos urbanos de una y otra parte del Ebro con importantes producciones vinícolas, que a lo largo del siglo XV tienen como principal mercado el abastecimiento de ciudades, villas y lugares de las comarcas circundantes. El celo proteccionista de los municipios no obedece solo al interés de proteger las producciones locales. A esto hay que añadir la importancia que tiene el vino a efectos de recaudación. El vino se estaba convirtiendo en una de las principales vías de recaudación para muchos municipios, una razón más para velar por su protección.

La sisa del vino de Haro, que en 1485 se arrendó en 15.000 maravedís, gravaba un porcentaje (por cada treinta maravedís, se pagaba uno) del vino

144 Que vende al por menor los comestibles comprados al por mayor, Diccionario de la RAE 145 El 17 de agosto de 1514, por ejemplo, se sabe que el vecino de Calahorra, Juan Ortiz de Bobadilla, se obligó a abastecer a la ciudad de vino tinto hasta el día de Todos los Santos, comprometiéndose a respetar el precio fijado por el concejo (8 maravedís azumbre), pagar 2.100 maravedís por la alcabala del vino y hacer frente a una multa de 200 maravedís por cada vez que faltara vino en la taberna. Como contrapartida Juan Ortiz de Bobadilla se hacía con el monopolio de la venta de vino “forano” en la ciudad hasta la finalización del contrato, de manera que únicamente él podía dar licencias a otros vecinos para vender vino de fuera en la ciudad, a la vez que se convertía en el beneficiario de la alcabala del vino “forano” que se vendiera en Calahorra hasta el día de Todos los Santos.

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que vendían los vecinos de la villa, y ya desde principios del siglo XVI sus ingresos comenzaron a superar a los del pontazgo, constituyéndose, la sisa del vino, en la renta más importante del concejo en la primera década del siglo XVI (en 1503 superó los 30.000 maravedís). No menos trascendente era la renta de la cántara y sacar los cueros de Navarrete, aunque los datos conocidos sobre esta villa proceden ya de mediados del siglo XVI146. Como no podía ser de otra manera, las autoridades concejiles se preocupaban por la comercialización de los excedentes de vino y de ahí, los continuos pleitos por proteger sus derechos, pleitos que suponían importantes gastos, según se desprende de la documentación de Haro147. En efecto, entre los años 1475 y 1477 hay constancia de que el concejo de esta villa gastó 27.307 maravedís en las costas de un pleito que le enfrentaba con Vitoria, Salvatierra, Tierra de Álava, Laguardia y San Vicente de la Sonsierra por la saca de vino de Navarra. De igual forma, las autoridades concejiles se preocupaban de vigilar los pasos de la traviesa de Navarra, con objeto de controlar y embargar las cargas de vino ilegal que traían los mulateros del reino vecino.

Estos conflictos intermunicipales avalan la tesis de que, aunque en estos siglos se van configurando los límites de lo que acabará siendo, siglos más tarde, el espacio de producción protegido por la Denominación de Origen Rioja, no existen todavía intereses comunes entre los municipios en los que se cultiva la vid, que permitan afirmar que ya en esta época se encuentran los antecedentes de lo que será la denominación, por mucho que la utilización en 1560 de un anagrama formado por las iniciales de los apellidos de algunos cosecheros logroñeses y que se utilizaba como sello para grabar en los envases de vino que salía de la ciudad, haya sido considerada por algunos amantes de la cultura vitivinícola148 como el primer antecedente histórico de la Denominación de Origen Calificada Rioja.

Para concluir este apartado es preciso señalar que, durante este proceso de expansión del cultivo de la vid, vuelve a ponerse de manifiesto, una vez más, el conflicto por el uso del suelo entre viñedo y cereales. Los habitantes de la región no dedicaron sus tierras al cultivo de trigo, prefirieron la cebada y el viñedo. La cebada muy demandada como alimento del ganado mular que ya se utiliza en las labores de campo, pero sobre todo en el acarreo hacia los mercados y el vino porque da dinero. El resultado de este crecimiento extensivo del sector es el siguiente: entre 1550 y 1650 la producción de vino de Rioja alcanza los 25 millones de litros, con las fluctuaciones normales que caracterizan a las producciones agrícolas.149

146 En efecto, en 1542, la cuantía de esta renta, la más importante del concejo de Navarrete, ascendió a 29.000 maravedís, y algunos años después, en 1556, llegaba a la cifra de 75.000 maravedís (Goicolea, 2007). 147 En efecto, entre los años 1475 y 1477, hay constancia de que el concejo de esta villa gastó 27.307 maravedís en las costas de un pleito que le enfrentaba con Vitoria, Salvatierra, Tierra de Álava, Laguardia y San Vicente de la Sonsierra por la saca de vino de Navarra. 148 La Cofradía del vino de Rioja utiliza el anagrama como seña de identidad de la asociación y recuerda en sus escritos de difusión de la Cofradía que los cosecheros logroñeses dejaron constancia de este hecho ante el escribano público de Logroño, que lo relata así: ‘En la muy noble e muy leal cibda[d] de Logroño a bey[n]te e cinco di[a]s del mes de agosto del nascim[ien]to de n[uest]ro s[eño]r J[es]ucristo de myll e q[uinien]tos e sesenta años en presencia de mi b[e]rn[ardi]no R[odrigu]ez [e]scriu[an]o de su mag[est]ad real y p[ubli]co del n[u]m[er]o de la d[ic]ha cibdad y de los t[testigo]s yuso escriptos parescieron presentes Al[on]so Ruiz y fran[cis]co de sesma v[ecin]os desta d[ic]ha cibdad. 149 Los datos de Ibáñez Rodríguez S. (2002), muestran como entre 1610 y 1620 se registran cosechas de diez millones de litros y cosechas de cuarenta.

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1.4 Proteccionismo y mercado (siglos XVII y XVIII) Cómo se explica que en esta región se produzca un proceso de

expansión del viñedo al mismo tiempo que el cultivo se contrae en otras zonas de producción, y especialmente en la España meridional. Desde finales del siglo XVI y hasta los años finales del XVII, los precios que perciben los cosecheros de vino y aceite por sus respectivos caldos se reducen respecto de los del trigo, lo que anima la conversión de olivares y viñedos en terrenos de “pan llevar” (Llopis, 2010:84).

La explicación del comportamiento seguido por el viñedo en La Rioja, expansión durante los siglos XV y XVI y consolidación durante el XVII, se encuentra en tres factores que encuentran fácil acomodo en el marco teórico que se está aplicando en esta investigación, a saber:

La influencia en el sector del entorno económico y demográfico. La articulación entre producción y consumo ante los cambios que se

producen en el mercado. Las medidas proteccionistas que se adoptan desde los

ayuntamientos.

La influencia del entorno económico y demográfico Durante el siglo XVII hay problemas económicos, demográficos y

climáticos que afectan a las economías de todos los países europeos que, entre 1620 y 1650, se enfrentan a una situación de crisis que se resolverá de manera muy diferente en los países mediterráneos (donde se refuerzan los pilares del sistema feudal), que en los países al este del río Elba (se vuelve a sistemas de servidumbre, casi esclavistas) y que en los países del norte en los que se sientan las bases para superar el sistema de producción feudal. La Rioja no queda al margen de esta crisis que en la actividad vitivinícola se refleja en oscilaciones muy fuertes de las producciones y un descenso de la producción media durante todo el periodo.

Entre 1591 y 1630 la población de lo que hoy es la Comunidad Autónoma de la Rioja descendió en más de un 30 por ciento, pasando de ciento quince mil habitantes a ochenta mil (Ibáñez, 2002). La menor presión demográfica sobre la tierra facilitó la plantación de vid en tierras que hasta entonces eran dedicadas a cultivo de cereal. Este aumento de la superficie de viñedo fue especialmente importante a partir de 1630 coincidiendo con años de precios altos para el vino.

El aumento del cultivo de viñedo durante el primer cuarto del siglo XVII es fuente de conflictos en muchos municipios en los que se roturan nuevas tierras para hincar los sarmientos. La expansión del cultivo, a costa de las tierras dedicadas a pastos y cereal, se da en toda la península y, especialmente, en Andalucía, Cataluña y Castilla. En gran medida esta expansión del viñedo obedece al aumento de las exportaciones españolas de vino y de aguardiente hacia América que prácticamente se duplican durante la segunda mitad del siglo XVII (Huezt, 1967).

Hay ejemplos de roturaciones para viña en Alberite, Agoncillo, Murillo de Río Leza, Villamediana y San Asensio. Las quejas del Monasterio de la Estrella

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ante la justicia, porque los vecinos de San Asensio han roturado tierra y plantado vides en más de 160 hectáreas desde 1625, de nada sirven e indignado, el cenobio hinca otras 160 hectáreas de viña (Ibáñez, 2009).

En el año 1633 los ganaderos mesteños, que llevaban años quejándose a la corona de las roturaciones de pastizales que mermaban la alimentación del ganado, obtienen, del rey Felipe IV, la pragmática real de fecha 4 de marzo por la que se establecen las “reglas y capítulos que han de observarse para la conservación de las dehesas y pastos”, prohibiéndose en ella expresamente las roturaciones para plantar viñas e implantándose, desde el año 1634, la autorización real para realizar plantaciones.

En general esta prohibición no fue atendida y el viñedo siguió extendiéndose por todo el país y, en particular, por las tierras que hoy forman la DOCa Rioja. El aumento de la superficie de viñedo durante el siglo XVII no fue igual en todos las comarcas riojanas ya que fue mayor en La Rioja Alavesa que en la parte castellana150 aumentando la competencia en el mercado entre los pueblos alaveses y los castellanos. Este diferente comportamiento en la expansión del cultivo consolidó zonas de especialización vitícola, Logroño, Haro y Rioja Alavesa, menguó la importancia de algunas como Nájera y redujo el cultivo del viñedo a una situación marginal en otras como Santo Domingo de la Calzada, que encontró en el cereal la base de su sistema agrario.

Si el siglo XVI supuso la definición del área que ya para siempre será la del vino de Rioja, con el siglo XVII llega su consolidación de la mano del mercado. Dos de cada tres cántaras de vino producidas en La Rioja desde finales del siglo XVI se venden fuera de la región. En la segunda mitad del siglo XVIII la cifra alcanzó a tres de cada cuatro cántaras. “Los municipios y los vitivinicultores de entonces no inventaron nada nuevo, pero sí lograron que todo se pusiera al servicio de la vid y el vino, desde entonces su único medio de vida” (Ibáñez, 2009:27).

Cambios en el mercado

La expansión del viñedo riojano durante el siglo XVII no hubiera sido

posible si no se hubiera consolidado el mercado que, poco a poco, han ido ganando los cosecheros en tierras castellanas próximas y en Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, norte de Burgos, Cornisa Cantábrica y las exportaciones que salen de los puertos de Santoña, Bilbao y Santander a los que llega el Rioja (Huezt, 1993).

Hasta los años centrales del siglo XVII el mercado del Rioja quedaba delimitado al sur por Soria y las Sierras de Cameros y la Demanda; al norte por Vitoria, algunos pueblos de Vizcaya y ocasionalmente Bilbao; por el oeste los vinos de Castilla impedían el acceso hasta Burgos y Santander, y por el este era muy dura la competencia con los vinos navarros y aragoneses.

Durante el siglo XVII la crisis que afecta a la economía castellana151 se deja notar en las zonas productoras de vino (Duero, Cigales, Rueda, Toro...)

150 La villa de Laguardia y sus anejas cosecharán en la primera década del siglo XVII unos 0,7 millones de litros y, en la última, 1,67, con picos cercanos a los 2 millones de litros (Ibáñez, 2009). 151 También en Castilla la Mancha y Andalucía la crisis tuvo consecuencias sobre el sector vitivinícola. En Toledo la producción de vino disminuyó un 40 por ciento entre 1587-1595 y 1690-1698 y en Andalucía el descenso alcanzó el 70 por ciento entre 1572-1578 y 1694-1700. Entre las causas que provocan esta situación se encuentran, el aumento de la recaudación fiscal y la caída de las exportaciones a América. (Llopis, 2010:83)

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que, además de soportar importantes mermas en su población, sufren las consecuencias de malas cosechas, lo que provocó una gran desestructuración del entramado agrario existente hasta entonces (Huezt, 1967), lo que fue bien aprovechado por lo productores riojanos para romper los límites de su mercado por el oeste, llegando con sus caldos hasta Burgos y Santander y desplazando en parte del País Vasco a los vinos castellanos y gallegos.

A esta situación hay que añadir algunos cambios observados en el consumo (Ibáñez, 2002) al aumentar la demanda, en el País Vasco, del “vino clarete” (designación aplicada tanto al vino blanco, como al rosado) que es el vino mayoritariamente elaborado en la zona de producción delimitada por Haro-Najera-Logroño-Laguardia en la que se concentra la mayor parte del viñedo riojano.

Este aumento y cambio en la demanda de otras zonas, se reforzó, además, con un mayor consumo en la región debido a que muchos pueblos pasaron a ser compradores de vino a medida que el cultivo iba desapareciendo de las tierras más altas y concentrándose en los pueblos del valle del Ebro.

La producción se ajustó a estos cambios en el mercado, tanto aumentando la oferta, como modificando la elaboración en la medida en que el conocimiento y la tecnología del momento lo permitía. Hay que observar que la elaboración de claretes (al necesitar menos tiempo de encubado) es una solución óptima para poder absorber el aumento de producción debido a la expansión del viñedo, sin necesidad de aumentar la capacidad de elaboración en las bodegas152.

Entre los años 1650 y 1675 las producciones medias crecen hasta situarse entre los 35 y los 40 millones de litros, para descender, otra vez, hasta los 30 en el último cuarto del siglo XVII y durante el primer cuarto del siglo XVIII. Es a partir de 1725 cuando el crecimiento de la producción permite superar algunos años los 50 millones de litros, manteniéndose hasta la crisis de finales del siglo XVIII entre los 40 y los 50 millones de litros. Durante el siglo XVII el valor de la producción de vino pasó de 5,8 a 10,8 millones de ducados. La cántara de vino había pasado de 3,5 reales al inicio del siglo, a 5 reales y en la década de 1670 alcanzaría los 7 reales (Ibáñez, 2009).

152 Entre los años 1622 y 1659 el vino tinto elaborado en Nájera pasa de representar el 83 por ciento del total elaborado al 75 por ciento y eso cuando los vinos de este municipio abastecían principalmente a la sierra de Cameros demandante sobre todo de vino tinto. Caso diferente es el del Monasterio de la Estrella en san Asensio que abastece con sus vinos a pueblos del País Vasco y en consecuencia, entre 1556 y 1610 del total del vino producido un 60 por cinto es clarete, un 33 por ciento tinto y un 7 por ciento blanco (Ibáñez, 2002).

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Gráfico 3. 1 Producción anual de vino. Medias decenales 1550- 1830

(Hectolitros)

El comportamiento de los precios del vino en estos años explica solo

parcialmente el de la producción. Se dispone de datos aportados por Ibáñez (2002) que, como el autor advierte hay que utilizar con cautela y también de la serie de precios elaborada por Eliseo Sainz Ripa (1985), para los años comprendidos entre 1564 y 1812 para Logroño. Esta serie de precios permite observar cómo entre 1650 y 1675, los precios del vino se mantuvieron relativamente estables entre 4 y 5 reales por cántara, aunque sea grande la diferencia entre el precio mínimo registrado en este periodo, 2,5 reales en 1661 y el precio máximo, 10 reales en 1673. Entre 1675 y 1725 los precios van a presentar grandes fluctuaciones, situándose en un nivel medio inferior al alcanzado en las décadas anteriores, con muchos años con cotizaciones por debajo de los 4 reales por cántara. Esta volatilidad de los precios en estos años se refleja también en la serie aportada por Ibáñez (2002) con el valor de las producciones de vino en la región. Entre 1725 y 1885 los precios del vino presentan una tendencia creciente, registrándose los mayores precios durante la segunda mitad del siglo XVIII. La abundante cosecha de 1785 provocará su caída hasta 1 real, desde los 7,5 reales pagados el año 1781.

El aumento de la superficie de viñedo conllevó la construcción de nuevas bodegas como lo atestiguan los protocolos notariales de la época en las principales villas de la región153.

153 Estas bodegas podían ser de diferentes tipos. Las había integradas en el casco urbano con vivienda encima, como en Logroño, en la periferia del casco urbano formando barrios de bodegas, como en San Asensio, Alcanadre, e incluso separadas del núcleo urbano formando un cuerpo único de construcciones, como es el caso de Ollauri, Alberite, Quel o de Medrano. Muchas de los actuales barrios de bodegas comienzan a construirse durante estos años.

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Proteccionismo

Definido el mapa vitícola regional, asentados los principales núcleos de producción y consolidados los principales mercados de destino del vino de Rioja, los esfuerzos de los propietarios de viñedos y de bodegas, se centrarán en proteger férreamente lo conseguido. Nada nuevo sobre lo que ya se venía haciendo sobre todo cuando la protección sigue articulándose a nivel local y no regional. No existe el vino de Rioja, existe el de Haro, el de Logroño, el de Laguardia, el de Navarrete, el de Arnedo,...

Las medidas proteccionistas, que el profesor Gómez Urdañez identifica como “la primera institucionalización del rioja” adoptadas por lo municipios tienen que ver con: el control de todo el proceso de producción y, en particular, de la vendimia (bando de vendimia); el control de los costes de producción a través de la tasa de los salarios de los jornaleros del campo, para poder vender a menor precio que otros; la fijación del precio de venta del vino y de las cantidades a vender en cada momento; la prohibición de la entrada de vinos foráneos e incluso de los pueblos limítrofes y facilitar el acceso de los arrieros a los mercados locales.

Cada pueblo compite con el vecino y protege su producción y sus mercados y para ello casi todo vale. Las noticias sobre prendimientos, multas y procedimientos en contra de la entrada de vinos de las villas limítrofes, los de Castilla o de cualquier lugar, se multiplican y se hacen tan reiterativas que los ayuntamientos no pierden ocasión en consignarlo una y otra vez en sus actas.154 Logroño consiguió en 1630 licencia155 para obligar a los arrieros a llevarse en vino el valor de las mercancías vendidas en su mercado.156 En Haro las disposiciones son las mismas: quien entra a vender cargas de cualquier género ha de sacar otras tantas en vino al precio y postura corriente.

Cuando el recurso a los viejos y nuevos privilegios que protegen la producción local no es suficiente, se baja el precio para dar salida al vino y se recurre, incluso, a enviar espías que informan de los precios en otras plazas para atraer a los arrieros hacia la suya.

El control de los ayuntamientos no afecta sólo al abasto sino que llega a todas las partes del proceso de producción, desde la plantación hasta la elaboración pasando por las labores a realizar. Se delimitan los parajes mejores para plantar las viñas, el uso del agua para riego, las fechas de vendimia, el paso de carruajes por las calles que albergan las bodegas y, por supuesto, se tasan los salarios157.

154 Que no entre vino foráneo so pena… (Haro), que no se deje de beber el vino de los nos nuestros cosecheros (Fuenmayor), que se averigüe de donde procede el vino encubado en casa del licenciado, que sólo entre el vino blanco y ribadavia necesario para personas regaladas y enfermos (Logroño), que ningún vecino, durante el tiempo que hubiere vino en la ciudad y hasta que todos vendan, pueda traer vino de fuera (Calahorra) (Ibáñez, 2009). 155 Gómez Urdáñez da cuenta de los 12.000 ducados aportados por los compradores de las regidurías perpétuas para obtener la Real Provisión de 1630 (Gómez, 1994). 156 Os mandamos que agora y de aquí adelante podáis obligar y obliguéis a todos los arrieros de Álava y Vizcaya y Guipúzcoa que entraren en esa dicha ciudad de Logroño con herraje y otras mercaderías a que habiendo de llevar vino lo lleven y lo saquen de esa dicha ciudad dándoselo a los precios a que pasare en los lugares comarcanos compeliéndoles y apremiándoles a ello. 157 Los ayuntamientos llegan a regular los salarios de los jornaleros, establecen la duración de las jornadas de trabajo, que se tenga una campana en la iglesia de Santiago, la cual se toque a las siete horas de la mañana en verano y a las ocho en invierno, o les procura su alimento y alojamiento para evitar desórdenes y altercados: era notorio la gran desorden que había en lo de los obreros y jornaleros

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Pero si todo esto no era suficiente para controlar totalmente al sector, los ayuntamientos fueron todavía más lejos, impusieron la tasa del vino158, esto es, deciden el precio de venta de la cántara de vino, obligando a los cosecheros a ofrecerla al precio convenido, en las cantidades asignadas a cada cosechero del municipio y en la época del año establecida159 por los regidores, lo que les convertía de hecho “en un monopolio” en la venta del vino. Para Ibáñez, con ello se persigue alcanzar los siguientes objetivos: evitar cargarlo de impuestos, minimizar el impacto de los costes de producción, en especial los salarios de los jornaleros, contener la competencia entre los cosecheros locales y ofrecer un precio competitivo frente a las villas cercanas, pero rivales. Ahora bien estos objetivos parecen incompatibles cuando no contradictorios. La tasa del vino puede, efectivamente, contener la competencia entre cosecheros del mismo municipio e incluso ofrecer un precio más competitivo que los de las villas cercanas, sobre todo si el precio tasado es menor, pero en este caso cómo se entiende lo de minimizar los costes de producción y evitar cargarlo de impuestos.

La tasa del vino sólo cobra sentido si quienes la aplican son los propios cosecheros, esto es, si previamente los cosecheros “se han hecho regidores”, porque de esa forma no están fijando precios bajos para el vino sino altos, algo que solo es posible si se elimina la competencia entre cosecheros, y con ello compensan los costes de producción elevados y reducen la carga relativa de los impuestos. Pero claro esto solo es posible llevarlo a cabo si previamente también se han obtenido los oportunos privilegios que protegen el mercado local de las producciones de los pueblos vecinos. Es el mayor grado de proteccionismo aplicado al sector a lo largo de la historia160.

Los cosecheros logroñeses acabaron por dar forma jurídica a su monopolio y constituyeron una Junta de Cosecheros en 1729 coincidiendo con el comienzo de una nueva fase de expansión del cultivo que elevaría las producciones de vino de la región hasta los 50 millones de litros en la década de los años cuarenta del siglo XVIII.

A comienzos de este siglo, se producen 34,7 millones de litros de vino y al final, 51 millones. Su valor pasa de los 7,3 a los 25 millones de ducados. La producción de vino se multiplica por 1,5 y su valor, por 3,4. El precio y la producción fueron mejores en la segunda mitad del siglo y la bonanza trajo consigo los primeros problemas serios de superproducción.161

del campo, especialmente en esta dicha ciudad de Logroño. (…) De los costes de producción de la viña, los jornaleros representaban en la segunda mitad del siglo XVII el 64%; el salario, el 18,5% de los beneficios brutos que reportaba el vino (Ibáñez, 2009:28). 158 Inicialmente la tasa no distinguía tipos de vinos y posteriormente se diferenciaba el precio del vino vendido al por mayor a los mulateros y arrieros y el precio del vino vendido al pormenor, o a jarrillo, en las tabernas a los vecinos. 159 Los grandes propietarios que controlaban el ayuntamiento y con ello los aforos, sorteos y posturas para la venta del vino, se reservaban para sus vinos las fechas en las que los precios eran mayores, obligando a los pequeños cosecheros a vender en los meses de precio más bajo, enero y febrero, habitualmente. 160 Pero los intereses eran múltiples y las desavenencias entre los propios productores inevitables: los procedimientos de sorteos o suertes y posturas para establecer las listas nominales de venta, las cubas que debían despacharse, la cantidad, la época del año asignada para la venta…, todo era susceptible de amaño y fraude. Fue común obligar a los pequeños productores a vender en los meses inmediatamente posteriores a la vinificación, a partir de enero y febrero, y reservar las bodegas y cubas de los grandes viticultores, quienes dirigían los ayuntamientos, para los meses en los que la cántara alcanzase mejores precios. (Ibáñez, 2009). 161 En años como 1778, 1784, 1785, 1791, 1797 y 1798 se sobrepasaron los 60 millones de litros. Estas cosechas abundantes se reflejan en el comportamiento del precio del vino. El año 1778 el precio bajó de

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Lo ocurrido a finales del siglo XVIII confirma la estrecha relación entre la magnitud de las cosechas y los precios del vino, en un momento en el que no existe la posibilidad de almacenamiento y conservación del vino, tanto por razones de capacidad en las bodegas, como por las características del producto (vino corriente).

En los años centrales del siglo XVIII los datos recogidos en el Catastro del Marques de la Ensenada permiten pensar que la cuarta parte de las tierras cultivadas de la región estaban dedicadas al viñedo, con unos rendimientos que no superan los 1.500 litros de vino por hectárea y una estructura de propiedad que parece ya muy diferente de la existente en los siglos anteriores. Ahora son muchos los pequeños propietarios de parcelas pequeñas, entre 2 y 6 obradas de viña (menos de media hectárea), y también los medianos propietarios con muchas parcelas diseminadas por todo el término municipal con 30 ó 40 obradas (entre 2 y 3 hectáreas). Los grandes propietarios de tierras parece que se “anticipan” a la crisis de las últimas décadas del siglo y prefieren dedicar sus tierras al cultivo de trigo, dejando el viñedo en manos de los pequeños propietarios162. Si la viña era de los pequeños propietarios de tierra, el vino era de los grandes hacendados, porque la elaboración y venta del vino requiere de una importante inversión en instalaciones vinateras.

Esta es la conclusión que extrae Santiago Ibáñez de sus investigaciones en algunos municipios riojanos como Haro donde a mediados del siglo XVIII había 602 vecinos, las más de mil quinientas hectáreas de viñas del municipio estaban en manos de 479 instituciones e individuos incluidos avecindados y forasteros, pero tan sólo se contabilizan 76 bodegas o cuevas propiedad de 64 personas. Esto le permite concluir que la producción y la comercialización del vino en tierras de La Rioja fue asunto de medianos y grandes propietarios, con haciendas compuestas de viña y sembradura y que dispusieran de los medios de elaboración y cubaje del vino (bodega, lagos y prensas)

Para Gómez Urdáñez “el monopolio de los medios de vinificación y almacenamiento fue clave para excluir del negocio a los pequeños propietarios, convertidos en viticultores, pero no en vinicultores. Los lagos y las prensas eran en todos los pueblos propiedad de ricos cosecheros en buena parte eclesiásticos e hidalgos. En Cenicero, por ejemplo, había a mediados del siglo XVIII 90 propietarios que tenían bodega propia, pero solo 39 tenían lago. Al menos 13 de estos 39 eran eclesiásticos. En cuanto a las cuatro únicas prensas que había en el pueblo, eran propiedad de familias nobles: dos tenían los Angulo, una los marqueses de La Lapilla y otra los Montemayor” (Gómez Urdáñez, 2002:203).

7,75 reales la cántara registrado el año anterior, a 2,5; el año 1784 se pagó la cántara a 4 reales frente a los 5 del año anterior y en 1785, año de cosecha extraordinaria en cantidad, el vino se pagó a 1 real la cántara. La cosecha de 1791 se vendió a 5,5 reales la cántara (6,5 en 1790 y 8 en 1789); en 1795 se pagó a 9 reales la cántara y en 1796 a 12, bajando a 6,5 en 1797 y a 3 en 1798. 162 El mayor propietario de tierra en Logroño es el Cabildo eclesiástico de la Colegial de la Redonda, que posee 112 hectáreas, sólo 2,2 hectáreas son viña. El segundo es Félix Ignacio Sánchez Samaniego; su hacienda alcanza las 111 hectáreas, nada es viña. Hay que ir hasta el séptimo gran propietario de tierra en la ciudad para encontrar al primer hacendado que dispone de más viña que sembradura, Francisco Clavijo y Vergara con 63 hectáreas en total. En Haro los monasterios de Santa María de Herrera (57 hectáreas) y el de San Miguel del Monte (36 hectáreas), ambos en Miranda de Ebro, son el primero y segundo gran propietario en el municipio, y ambos con más viña que sembradura. Detrás vienen Ignacio Joseph de Velunza, Joseph Athanasio de Heredia y Urquizu… En Fuenmayor los grandes propietarios son Miguel Nieto Ceballos, Miguel y Mateo Fernández Bazán y Ana María Pérez Caballero; sus haciendas son casi por mitad viña. Dar cuenta de la pléyade de los pequeños propietarios de viña que hay en tierras del Rioja sería innumerable. Lo son cualquier Grijalba de Fuenmayor o Larrea de Badarán (Ibáñez, 2009).

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Estas conclusiones no son tan claras en el caso de otros municipios, como por ejemplo el de Quel en La Rioja Baja, para el que se han analizado los datos que aporta el Catastro del Marqués de la Ensenada163.

En las respuestas generales, décima pregunta en la que interroga por la superficie de las tierras y sus calidades, se lee que hay 1.979 fanegas de viñas en secano de las que 651 son de primera calidad, 1.110 de segunda y 438 de tercera y 51 fanegas en regadío de las que 15 son de primera calidad, 18 de segunda y 18 de tercera. En total hay 542 hectáreas de viñas en producción y 28 hectáreas de primera y segunda hoja que todavía no han entrado en producción.

En la respuesta a la pregunta 12 del interrogatorio del catastro, que se refiere a la “cantidad, calidad y variedad de los frutos” se dan los rendimientos para el viñedo en este municipio (Cuadro 3.2).

Cuadro 3. 2

Rendimiento del viñedo en el municipio de Quel en el Catastro del Marqués de la Ensenada (cántaras por fanega)

Viña regadío Viña secano

1ª calidad 19,5 1ª calidad 32 2ª calidad 15 2ª calidad 24 3ª calidad 10 3ª calidad 15 Nota: 1 fanega regadío = 2.040 varas = 3 peonadas = 600 cepas 1 fanega secano = 4.000 varas = 5,5 peonadas = 1.100 cepas Fuente: elaboración propia con datos del catastro

Aplicando estos rendimientos a la superficie de viñedo por calidades y

tipos recogida en el catastro se obtiene una producción de 54.785 cántaras de vino.¿Había capacidad para elaborar y almacenar esta cantidad de vino en el municipio?

En la respuesta a la pregunta 22, del mismo interrogatorio, se puede leer: “...y doscientas y veinte y quatro bodegas fuera de la población en tres varrios que llaman las Coronas que contienen en total cincuenta mil cántaras de cubaje...”

Para un censo de 338 vecinos que recoge el Catastro, con 196 labradores (1.408 habitantes en el censo de Floridablanca de 1787, con 93 labradores y 169 jornaleros) es muy elevado el número de bodegas existente, lo que anima a suponer que muchos jornaleros disponían de cueva-bodega aunque carecieran de prensa para la elaboración de vino.

En los libros de lo raíz, en los que se recogen los bienes declarados por los vecinos del municipio se localizan las bodegas censadas en tres barios denominados “primero, segundo y último”.

La capacidad total de las 224 bodegas identificadas en el Catastro es de 50.000 cántaras lo que hace una capacidad de 100 cántaras por hectárea de viñedo cultivado en el municipio, suficiente para una producción que oscila alrededor de 0,5 kilos de uva por cepa, a la densidad de plantación de 5,5 peonadas por fanega de secano (entre 3.500 y 4.000 cepas por hectárea).164

163 El primer dato sobre la extensión del cultivo de viñedo en Quel lo proporciona el Catastro del Marqués de la Ensenada realizado en 1752 y que para “las villas de Quel de Yuso y Suso” inicia las averiguaciones desde Calahorra el 29 de julio de ese año. 164 Una fanega igual a 4.000 varas cuadradas (1 fanega de viña secano = 2.800 metros cuadrados).

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A la vista de estos datos puede concluirse que, durante el siglo XVIII, se ha consolidado una estructura de pequeños y medianos propietarios en el sector que en muchos casos, y dependiendo de la zona de producción, características del suelo y propiedad del entorno del núcleo urbano, dispondrán de bodega propia para la guarda y conservación del vino y en otros no, siendo frecuente en toda la región la escasez de prensas, lo que da lugar al negocio del prensado a maquila165.

Una vez más aparece en el sector un modelo plural en la producción y en la elaboración caracterizado por unas relaciones entre pequeños, medianos y grandes propietarios que, difícilmente, pueden entenderse al margen de los privilegios de los que gozan los grandes propietarios, bien directamente o por el control que ejercen de los concejos y de los nuevos instrumentos que crean para seguir manteniéndolos.

Los pequeños y medianos cosecheros, sobre todo si no tienen capacidad de elaboración y guarda del vino, estarán supeditados al poder de los grandes propietarios que, ya desde el año 1729, encuentran en la Junta de Cosecheros un buen instrumento para la defensa de sus intereses.

El poder de la Junta aumentó durante todo el siglo de forma que si en sus comienzos ésta, fue un apéndice del ayuntamiento, cuarenta años más tarde el ayuntamiento era una sucursal de la Junta de Cosecheros (Alonso, 1991). Su poder se reafirmó en el último tercio del siglo XVIII con la constitución de la Real Sociedad Económica de Cosecheros de La Rioja Castellana166. Es a esta Real Sociedad a la que se le atribuyen los mayores desvelos para dotar a la región de la red de transporte y comunicación necesaria para llevar el vino a todos los lugares del mercado nacional y acercarlo a los puertos para su exportación167.

A partir de 1788, la Real Sociedad se convierte en la auténtica impulsora de la renovación de las infraestructuras viarias y dedica su atención a las carreteras estrechamente vinculadas al mercado del vino, las rutas que enlazan con Miranda y, desde allí, con Bilbao. Más tarde, aborda el trazado de la llamada ruta de la prosperidad, la hoy nacional 232, que acabará uniendo Logroño con Santander por Pancorbo, y que se da por concluida en 1831; también la carretera Logroño a Alfaro (1833). Los problemas económicos y la llegada de la Guerra de Independencia dejaron en suspenso las actividades de la Real Sociedad hasta que fueron asumidas por la Diputación Provincial (Ibáñez, 2009).

Los aires de libertad comercial que pretendía imponer la legislación durante la segunda mitad del siglo XVIII, son frenados por los poderes locales que se resisten a perder los viejos privilegios que tantos beneficios les reportan168.

165 Las labores de prensa se hacían pagando al propietario de la prensa 10 cántaras por cada pie de 1.000 cántaras de las cuales, 5 se daban del vino de la mañana, antes del corte de la prensa, y 5 del vino de la tarde. 166 Fundada por el Conde de Floridablanca, la presidía el obispo de Calahorra y la integraban veinticinco miembros elegidos entre los más ilustrados bajo el lema “prosperarás extrayendo”. 167 La Junta celebrada en Fuenmayor en 1765, conocedora de la deficitaria red de carreteras regionales, acometió el tema de su modernización. 168 Así, en el año 1768 el poder de la Junta se vio amenazado por D. Norberto Bustamante, Síndico General, quien obtuvo autorización de la Real chancillería de Valladolid para que no se pudiera obligar al arriero a sacar carga de vino. Se quejaba el Síndico de que desde el ayuntamiento se aplicaban a su capricho los Reales Decretos sobre libertad de comercio, “obligando al pueblo a que consumiese el vino a mayor precio del que podía pagar, al obligar sin la menor contemplación a los arrieros del señorío de

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Ya se ha dicho que la gran cosecha del año 1785, con casi 60 millones de litros, provocó la caída de los precios, que se mantuvieron bajos hasta 1789169 y con ello la aparición e una situación crítica en el sector. Se sabe, por los trabajos de Alonso Castroviejo e Ibáñez Rodríguez (1996), que la principal consecuencia de esta crisis fue que los medianos y grandes propietarios arrancaron los viñedos de las tierras más fértiles del secano y del regadío y las dedicaron a cultivar trigo. La razón: el aumento del precio del trigo, 29,38 reales la fanega en la década de 1770 y 45,45 en la de 1790, 45,2 en 1800 y 60,6 en 1810. Ahora bien: ¿cómo se trató de resolver esta situación crítica del sector vitivinícola?

Durante el último tercio del siglo XVIII se enfrentan dos formas diferentes de entender el futuro del viñedo en la región, de un lado, la de los cosecheros tradicionales que quieren frenar la expansión del cultivo y, sobre todo, evitar que los pequeños campesinos planten viñedo para seguir manteniendo ellos el control del sector, al tiempo que disponen de mano de obra suficiente y de trigo (que producirían los pequeños campesinos) a precio bajo y, de otro, la de algunos ilustrados que creen que el futuro del sector pasa por una diversificación agraria, cambios en la propiedad y mejoras en la elaboración170.

Entre los cosecheros riojanos no hubo una posición común para abordar la crisis de final de siglo. Buena parte de ellos, organizados a través de la Junta y de la Real Sociedad, depositaron todas sus esperanzas en la construcción del camino a Santander, y no parece que hicieran mucho caso de las recomendaciones que durante aquellos años divulgaban los ilustrados, como Jovellanos, para hacer frente a los males que aquejaban al sector agrario171.

La vía de cambios en la estructura productiva y en la propiedad, no se abordó de manera generalizada, aunque algunos cosecheros, a nivel particular, intentaron, por primera vez una solución a través de la mejora en la elaboración

Vizcaya y de las provincias de Guipúzcoa y Álava para que sacasen cargas de vino, en detrimento del comercio. Trataba de caciques a los cosecheros y, además, alegaba que, habiendo mandado su Majestad que se midiera el vino con la medida de Toledo, no lo cumplían, con grave perjuicio de los consumidores y del propio arriero” (Ollero, 1995:163). La Junta contraatacó acusando al Síndico de ser “mozo de pocos años sin conciencia ni experiencia, hombre procesado, arrestado y preso por demanda matrimonial...” y, por si esto no fuera suficiente añadía que con sus acusaciones D. Norberto buscaba su propio interés, al no ser propietario de viñedo en Logroño y si tenerlo en Viana y Elciego. El pleito lo ganó la ciudad de Logroño y al Síndico se le impuso una multa de 628 reales y 22 maravedís a pagar a la Junta por los daños ocasionados. 169 A lo largo de todo el siglo XVIII el precio medio del vino fue de 4,65 reales por cántara, registrándose el mínimo en el año 1785 (1 real) y el máximo en 1796 (12 reales). Los precios medios decenales oscilaron entre el mínimo de 3,5 registrado en la década de 1711 a 1720 y el máximo de 6,6 en la década de los noventa. 170 Del primer grupo es un buen ejemplo Félix María de Samaniego, fabulista y propietario de viñas en Laguardia, quien, a petición de su tío el conde de Peñaflorida, primer director de la Sociedad Bascongada, escribió en 1771 un conocido informe titulado “Los males de La Rioja” en el que viene a concluir que todos los males del sector se derivan de la excesiva extensión que se ha dado al cultivo del viñedo. 171 Los caminos por los que transitó Jovellanos en los dos viajes en los que pasó por La Rioja, 1795 y 1801, debían de atravesar las tierras más aptas para el viñedo ya que el ilustrado no vio sino viñas a su paso por la región, lo que chocaba con su idea de un sector agrario diversificado. Parece ser que tampoco le hablaron quienes le dieron aposento y conversación de otras mejoras que aquellas que se derivarían “del camino a Santander” para el futuro de La Rioja, cuando para él “el bien de esta provincia nunca penderá de los caminos; son, a la vez, necesarios, pero más riego, cerramiento de las tierras, división y población de las suertes, ganados, multiplicación y variedad de frutos, harán de esta provincia la primera de España” (Gómez Urdáñez, 2002:204 y 205). En este contexto de enfrentamiento entre el pensamiento ilustrado y el que sustenta los viejos privilegios en el debate sobre el remedio “a los males del Rioja” sitúa Gómez Urdáñez los esfuerzos del ilustrado riojano, Juan Antonio Llorente, quien, fente a los códigos rurales proteccionistas y severos, promulgaba en la primera década del siglo XIX, experimentación agronómica para resolver la crisis vitivinícola.

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del vino, avanzando hacia la calidad. Esta es la vía que siguieron los hermanos Quintano en su bodega de Labastida.

En julio de 1785 la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País celebra sus tradicionales juntas en Vergara (Bergara) y en ellas acuerda establecer un premio consistente en “una medalla de plata y patente de socio benemérito a quien mejor escribiese sobre los medios de restablecer la feraz provincia de Rioja, sugiriendo el modo de dar salida a su abundantísima cosecha de vinos, con los mejores arbitrios que puedan contribuir a su felicidad” (Otazu, 1996:91).

La convocatoria del premio tiene como objetivo conseguir un método de elaboración del vino que permita conservarlo en un largo viaje en el que se pueden producir alteraciones en él, por cambio climático brusco o malas condiciones en el transporte. Es evidente que, a estas alturas de siglo y dada la producción de vino alcanzada, el mercado interior se ha quedado pequeño y la salida al exterior demanda un cambio en las técnicas de vinificación.

Manuel Quintano, canónigo en Burgos, parece ser que viajó a Burdeos durante las vendimias de 1785 y 1786, ya que cuando se da noticia pública de los resultados de sus viajes se dice que había estado allí “personalmente en las últimas vendimias” (Otazu, 1996:92), aún cuando no exista constancia documental de ello.

En las juntas anuales de la Bascongada celebradas en Bilbao en julio de 1787 se da cuenta de una carta172 de Don Pedro de Atalay, vecino de La Habana con varias reflexiones sobre el modo de beneficiar los vinos de La Rioja para que se puedan comerciar con utilidad en la América. Para este comerciante los vinos de La Rioja se “torcerán y avinagrarán” al llegar a los calores del trópico si no se les trabaja con el cuidado que requieren, como así se hace con los vinos de las tierras bajas de Burdeos. Para ello recomienda: coción suficiente de forma que el vino adquiera el cuerpo necesario para resistir el transporte a otros climas; abandonar los pellejos bañados por dentro con pez que deja su sabor en el vino y sustituirlos por buenas barricas de roble; trasegar periódicamente173 y, por último, batirlo o azotarlo,174 pero advierte, “antes de darle esta agitación al vino se sacan de la barrica como unas veinte botellas y se le echan una docena de claras de huevos frescos que sirven para clarificarlo” (Otazu, 1996:94).

Leída la carta de Pedro de Atalay, los Extractos dan cuenta de que “un Eclesiástico ilustrado de La Rioja Alavesa, haciéndose cargo de las ventajas que pudiera sacar su patria, si llegase a poner sus vinos en estado de poderse conducir a las Américas y Reinos del Norte, quiso instruirse prácticamente por si mismo del modo con que en Burdeos se hacían sus famosos vinos y pasando a aquella ciudad personalmente en las últimas vendimias observó 1º) que el terreno de las viñas de Burdeos y Medoc es generalmente una mezcla de arena y cascajo menudo; 2º) que las uvas son las que en Rioja se llaman Gracianas, de cuya casta hay en ella bastante abundancia; 3º) que el modo de hacer allí el vino se reduce a pisar la uva luego que la traen de la viña en unos lagares de tabla bastante anchos para poderse manejar sin incomodarse los pisadores y como una vara de profundidad, con cierto declive, para que el

172 La carta se publica en los Extractos del año 1787 y esta fechada en La Habana el 22 de febrero de ese año. 173 Lo que Atalay llama “le tirer au fin” siguiendo la jerga bordelesa. 174 “le foueter” que dicen en Burdeos

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mosto corra a la parte más baja. Según se va pisando se le quita el escobajo o rampojo, separándolo enteramente con harpón, y no se usa de la prensa o trujal como en La Rioja, en cuya operación, sin duda, se comunica al vino muy malas cualidades. El mosto que sale después de pisar las uvas se echa en un gran cubo de tablas, que en La Rioja llaman Tina y allí es en donde solo el mosto con algunos hollejos que salieron con él del lagar, obra la fermentación, la cual hace elevar a la superficie del mosto los granos y hollejos y por consiguiente las partículas más crasas del vino, quedando abajo lo más puro y ligero de él. En el punto en el que se advierte disminuir la fermentación, se saca por abajo el vino, lo que suele ser a los cuatro o seis días, según el calor de la atmósfera. Sacado el vino de la tina se pone en los toneles y se hacen a tiempo oportunos los trasmudas y clarificación sobre lo que hay bastantes memorias impresas, singularmente las del Abate Roccier. Y finalmente observa que en La Rioja se cuece y fermenta el mosto con todo el rampojo y hollejo y además se prensa este con la mayor fuerza en el trujal o prensa; y también que no se clarifica aquí ni se le dan las trasmudas como en Francia, por cuyo motivo no se puede salir el de La Rioja tan agradable a la vista y al paladar y como tan cargado de partes térreas no puede conservarse mucho tiempo, ni menos transportarse a países distantes sin que, por el calor u otras causa, se siga luego su putrefacción. Con aquellos principios ha hecho este mismo Eclesiástico en el presente año una pequeña porción de vino con uvas de igual especie y de igual terreno al de Burdeos, y aunque el año, por tan repetidas lluvias, ha sido poco favorable para esta tentativa, con todo eso ha salido el vino para pasto en La Rioja. De ello ha hecho una corta remesa a Inglaterra para cerciorarse del éxito y saber la estimación que puede tener en aquel Reino, y el año que viene se informará por extenso de todo el público riojano, para que, en su vista, se anime a aprovecharse de la feliz situación de su provincia para la exportación de sus vinos y del suave clima que se los proporciona excelentes de todas las clases” (Otazu, 1996:95).

Los Quintano solicitaron en 1789 real autorización para enviar sus vinos a las colonias americanas, autorización que se les dio el 30 de enero de 1790 y empiezan a enviar vino hacia Méjico, La Habana y Veracruz. Pero esta autorización real va a tener su cara y su cruz. Sin ella quizás no se hubieran animado las inversiones que algunos seguidores y familiares de los Quintano hicieron en la zona de Labastida y San Vicente de la Sonsierra para elaborar el vino según el nuevo método de vinificación conocido como “método Burdeos” y quizás tampoco se hubieran encontrado los Quintano, y su método Burdeos, con la oposición de los restantes cosecheros de Labastida.

¿Por qué se produjo esta oposición? El nuevo método de vinificación supuso por primera vez en la historia del Rioja la segmentación de la oferta (y con ello de la demanda) en dos tipos de vinos, unos, los elaborados con el método antiguo y, otros, los elaborados con el nuevo método que incorpora a sus caldos una calidad tan superior a la del vino elaborado de forma tradicional, que a partir de entonces, a este vino se le llamó “ordinario”175. Y con esta segmentación estalló la guerra comercial entre los Quintano y el resto de cosecheros locales, que veían, cómo podían perder el viejo privilegio de controlar la producción y el comercio del vino por algo tan sencillo como la elaboración de diferentes tipos de vinos.

175 Algunos investigadores como Santiago Ibáñez utilizan el nombre de “vino común” (Ibáñez, 2009)

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Esta segmentación se refleja pronto en los precios de venta. En 1793 el vino elaborado por el método Burdeos (o al estilo de Burdeos) se cotizaba 10 reales más por cántara que el ordinario (o al estilo del país)176. Cierto es que el nuevo sistema de vinificación requiere mayores inversiones (se necesitan hornillos y calderas, barricas y utensilios nuevos, instalaciones adecuadas y también mano de obra especializada y, por lo tanto, más cara).

Los cosecheros de Labastida se encontraron ante la disyuntiva de invertir para innovar aplicando las nuevas técnicas de vinificación o perder capacidad competitiva en los mercados. ¿Qué hicieron? Lo que mejor sabían hacer, recurrir a las disposiciones institucionales para defender su método tradicional y frenar las nuevas técnicas de vinificación.

Los cosecheros de la época supieron jugar muy bien con la estructura social en la que se movían. Acusaron a los Quintano de utilizar su nuevo producto para ensanchar la brecha existente entre ricos y pobres, en la medida en que el vino que ellos elaboraban, por su mayor coste, pero sobre todo por su mayor precio, estaba destinado exclusivamente para el consumo de los ricos habitantes de las ciudades del país y de fuera de él. “En Labastida en 1801, esto hubiera podido expresarse así: los habitantes de las ciudades y de las colonias necesitan beber un vino más caro que el que producimos; es por eso que a los cosecheros más humildes nos van a llevar a la ruina. La innovación se hace a nuestra costa” (Otazu, 1996:102).

Reunidos los cosecheros en el otoño de 1801 deciden adoptar de nuevo el camino de la tradición, aprueban unas ordenanzas que reproducían las medidas más proteccionistas: sorteo para quienes hagan de corredores; sorteo para la orden de venta de las cosechas, sin apelación alguna; y precio uniforme para todos177.

Manuel Quintano recurre al Consejo de Castilla para solicitar que se le excluya del sorteo que se le quiere imponer, alegando que sería una injusticia querer obligar a vender estos vinos al precio que los demás comunes, porque, necesitaban de otro cuidado y esmero y de operaciones más costosas.

Los Quintano y los cosecheros de Labastida pleitean durante tres años y, curiosamente, no son los cosecheros menos acomodados los que encabezan las protestas,178 aunque si sean estos los que se presentan por los cosecheros acomodados como los que más están sufriendo las consecuencias de la nueva situación.

El Consejo se pronuncia definitivamente el 29 de agosto de 1804 declarando que “el vino que se fabrica y fabricase D. Manuel Quintano y cualquier vecino de Labastida por el método de Burdeos debe declararse exento por ahora y hasta que las circunstancias que ocurran exijan otra providencia de la suerte que previene la ordenanza (establecida por los cosecheros de Labastida) declarando que ésta no pudo comprender el citado vino” (Otazu, 1996:104).

176 La información recogida en Otazu de A. (1996) se contrasta con la facilitada por Gómez Urdañez que da para 1793 una cotización de 24 reales por cántara para el vino al estilo Burdeos cuando en el mercado de Logroño el vino al estilo del país se pagó ese año a 6 reales por cántara (Gómez Urdáñez, 2002). 177 “El precio de cántara de vino ha de ser arreglado al de comarca que la han de hacer las villas de San Vicente y Briñas” (Otazu, 1996:102). 178 Otazu da los nombres de los cosecheros apoderados para presentar recurso a la decisión del Consejo de 28 de enero de 1803 que da la razón a los Quintano y estos son: Francisco María de Paternina y Ruiz de Labastida y Juan Landa Tosantos, próximos a los innovadores.

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El fin de los pleitos llegó en plena crisis general. Los años 1803 y 1804 recuerdan los peores años de siglos anteriores (la cántara de vino bajó de los 10 reales del año 1801 y de los 8 de 1802 a 2,5 reales en 1803 y a 4 en 1804). Los propietarios de tierras trataron de afrontar esta situación de precios bajos elaborando un Código Rural “que no parecía tener otro instrumento para mejorar la situación de ruina de la región en su actividad agraria que “la represión y el castigo de todos aquellos campesinos que incumplieran sus obligaciones contractuales” (Alonso, 191:226).

Con la experiencia de los Quintano terminaba también el mundo de tradición y privilegio que había logrado sobrevivir desde el siglo XV. Después de la guerra nada será igual. “El sector vitivinícola riojano se encontró de nuevo en la encrucijada: no podía volver a desarrollarse en el mismo marco privilegiado que había fracaso rotundamente, pero tampoco sería capaz de afrontar los riesgos que impondría en el futuro el liberalismo y la incipiente capitalización del campo” (Gómez Urdáñez, 2002:209).

Habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo XIX para que se reconozcan los beneficios del método bordelés. Mientras, se sigue produciendo vino corriente. Los intereses particulares de algunos vitivinicultores explorarán la nueva vía abierta por los Quintano.179 En unos casos, ayudados por la Diputación Foral de Álava, que contrata por 3.000 francos al enólogo de Burdeos, Jean Pineau, que se instala en Laguardia con resultados desalentadores; en otros, por iniciativa privada y comercial, como las de, Francisco de Paula Rivas, Luciano Murrieta (Marqués de Murrieta) y Camilo Hurtado de Amézaga (Marqués del Riscal).

2 Segunda etapa: Cambios en las disposiciones institucionales y en el régimen económico de funcionamiento durante el siglo XIX.

Durante los primeros años del siglo XIX las cosechas siguieron siendo

abundantes hasta que se notan los efectos de la Guerra de la Independencia (1808-1814) y la producción de vino pasa de 50 a 30 millones de litros. La escasez de las cosechas se refleja en el comportamiento del precio del vino que alcanzó los 17 reales por cántara el año 1810. Terminado el conflicto las cosechas vuelven a la normalidad alcanzando algunos años los 60 millones de litros. En el segundo tercio del siglo el funcionamiento económico del sector estuvo influenciado por las guerras carlistas de 1833 a 1840180 y por las desamortizaciones llevadas a cabo por los gobiernos liberales, la de Mendizábal (1837 a 1849) y la de Madoz (1855 a 1867), en las que se ponen en venta las tierras de las instituciones eclesiásticas y de los concejos municipales.181

179 El investigador Teófilo Aguayo Campo (2010), da cuenta de cómo en 1819 un vecino de Navarrete de Álava acude al escribano de Elciego porque quiere acudir a la Chancillería de Valladolid en defensa de sus derechos para plantar la variedad de uva que él cree mejor para sus terrenos (garnacha) y cómo la junta de cosecheros solo permite plantar la variedad tempranillo, en orden a la calidad del producto. 180 Las mayores repercusiones se dieron en el aumento de los salarios por escasez de mano de obra y de ganados de labor 181 El cambio de la titularidad en la propiedad acabó generando una oligarquía agraria más fuerte e interesada por los cultivos destinados directamente al comercio, lo que se refleja en los precios por el remate de la viña en las desamortizaciones que fueron superiores a los de las tierras dedicadas a cultivo de cereales. Los nuevos compradores mantuvieron en sus manos la viña ante las expectativas de negocio que esta inversión alentaba, lo que no hicieron con otros cultivos (Ibáñez, 2009).

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Dejados atrás los conflictivos años de las primeras décadas del siglo XIX ¿cómo era el paisaje agrario riojano? ¿habían cambiado las técnicas de cultivo? ¿y las de elaboración y guarda del vino? ¿qué fue de aquellos consejos del ilustrado Jovellanos a su paso por la región que más de medio siglo después recuerda D. José Elvira, en la memoria leída ante los miembros de la Junta Provincial de Agricultura el año 1860, en la que, una vez más, reclama llamar la atención de los labradores y excitar su curiosidad, para que introduzcan un sistema más racional y lucrativo en el cultivo del suelo, y las mejoras posibles en los distintos ramos de la industria agrícola.182

A la vista de las palabras de D. José Elvira, la imagen idílica del paisaje riojano, que el Ilustre visitante Don Melchor Gaspar de Jovellanos dejó como consejo después de su paso por estas tierras, parece ser, todavía, tarea pendiente en los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX, como lo es, en esta investigación, encontrar respuesta a preguntas como: ¿Cuál era entonces la situación del sector agrario en la región? ¿Cómo se estaba adaptando a los cambios sociales, políticos y económicos que se producen en España? ¿Qué importancia tenía el cultivo del viñedo? Y la que parece más importante desde el enfoque que estamos aplicando en el análisis histórico del sector vitivinícola, ¿Cómo se van a reflejar, en el régimen económico de funcionamiento del sector vitivinícola y en las disposiciones institucionales, los cambios sociales, políticos y económicos, que se producen durante la primera mitad del siglo XIX?

La hipótesis que se plantea, a partir de estos interrogantes, es la siguiente: en los años centrales del siglo XIX, la respuesta del sector vitivinícola a la desaparición de los privilegios asociados al antiguo régimen no va a ser, como a finales del siglo XVIII, de carácter institucional y a la vieja usanza corporativista, sino que lo será de carácter empresarial, al surgir la figura del empresario bodeguero y empresas familiares o por acciones, que incorporan nuevas técnicas de producción, elaboración y crianza, alumbrando un nuevo modo de producción en el que se apoyará el régimen económico de funcionamiento del sector que se mantendrá vigente durante toda la segunda mitad del siglo XIX y buena parte del XX. Las innovaciones introducidas en la elaboración y guarda del vino, acabarán definiendo dos productos diferentes en el sector, el vino corriente y el vino fino o criado. Las disposiciones institucionales se orientarán ahora desde la perspectiva del mercado nacional y de la exportación, más que desde el control de la producción, de su organización y del mercado local. Con ello se define un nuevo modo de regulación en el sector muy diferente al existente en los siglos anteriores. Este nuevo modo de regulación, que se mantendrá hasta los años ochenta del siglo XX, terminará de definirse con las disposiciones institucionales que surgen a partir de la crisis de la filoxera durante las primeras décadas del siglo XX.

182 “En su rápido tránsito por este país, porque nunca camina despacio el proscrito, trató a los hombres más notables de la Provincia, y les hizo ver la riqueza latente de su suelo, los equivocados métodos de producción que empleaban, y los medios de desenvolver su energía productiva. Estos consejos se hubieran sepultado en el olvido, a no haberlos consignado en su epístola a Vargas. ‘Llevad, les dije, la onda fugitiva/ Del Ebro en torno hasta tocar la sierra;/ A Baco luego declarad la guerra,/ Y haced que reducido a sus collados/ Minerva, y Ceres cubran vuestra tierra./ Divididla, cercadla; y los no arados/ Campos llenad de activos moradores/ Y verlos heis felices y poblados’. ¡Cuan cierto es, Señores que una sola mirada del genio equivale a un siglo de meditación de los hombres vulgares! En solo ocho versos comprendió toda nuestra revolución agronómica” (Elvira, 1861:2).

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Para constatar la validez de esta hipótesis es necesario realizar un análisis detallado de la situación del sector vitivinícola en la región durante los siglos XIX y XX. Este análisis se estructura en cuatro apartados:

1. En el primero, se identifican los factores que impulsan los cambios que se van a producir en las disposiciones institucionales y en el modo de producción y, en consecuencia, en el régimen económico de funcionamiento del sector, derivados de los cambios en el entorno económico y político en el que éste actúa y del impacto de las plagas y enfermedades que durante todo el siglo XIX afectan al viñedo en Europa.

2. En el segundo, se analizan los cambios que se producen en las disposiciones institucionales como consecuencia de la disolución del Antíguo Régimen.

3. En el tercero, se caracteriza el nuevo régimen económico de funcionamiento a partir del análisis de la evolución del cultivo y de su importancia en el conjunto de la actividad agraria, de los rendimientos, de la producción de vino obtenida, de la demanda y del comportamiento de los precios de venta del vino como variable determinante de los resultados económicos que animan las inversiones y, con ello, los cambios en la producción y en la elaboración.

4. Y, por último, se estudia el proceso de institucionalización del sector vitivinícola durante el siglo XX a partir de la creación de la Denominación de Origen Rioja y su influencia en el funcionamiento económico del sector, como base para la consolidación del nuevo modo de regulación que se mantendrá hasta la última década del siglo.

2.1 Factores determinantes de los cambios Los cambios que durante el siglo XIX se van a producir en el sector

vitivinícola riojano van a estar determinados por factores generales que afectan al conjunto de las actividades económicas y por factores específicos que condicionan la actividad del sector. Entre los factores generales destacan: los cambios políticos y económicos que se producen durante la primera mitad del siglo XIX y que acaban con los privilegios del antiguo régimen; los avances en la industrialización; la mejora de las infraestructuras de transporte y comunicación; las relaciones comerciales con otros países y la política arancelaria.

Las plagas y enfermedades que afectan al viñedo europeo durante toda la segunda mitad del siglo XIX, constituyen el factor específico del sector que va a determinar algunos cambios en la producción y, sobre todo, va a influir en su comportamiento económico, ya que éste quedará condicionado por las relaciones comerciales que se establecen entre diferentes países productores al ritmo que marca la difusión de plagas y enfermedades. El aumento de las exportaciones de vino de la región para cubrir la demanda de aquellas zonas que tienen afectados sus viñedos por alguna de estas enfermedades y/o plagas, va a ser también un incentivo para la innovación en la elaboración, modificando el tipo de producto con el que, hasta este momento, se identifica a la región.

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2.1.1 Factores generales: circunstancias políticas y económicas

El siglo XIX es un periodo complejo tanto en lo económico como en lo

político, por lo que sería pretensioso proceder aquí una descripción pormenorizada de lo acontecido, que fuera más allá de aquellos aspectos que interesan al desarrollo de la investigación y que tienen que ver con el marco en el que actúa el sector vitivinícola regional.

Entre 1833 y 1874 se llevaron a cabo todas las transformaciones de la intervención del Estado en la economía ideadas por los pensadores liberales españoles (Comín, 2000). Algunos de los acontecimientos que se suceden en estos años tienen especial relevancia para explicar los cambios que se producen en el sector vitivinícola. Entre éstos destacan los cambios legislativos que acaban con la organización gremial y con los privilegios del antiguo régimen, el avance de la industrialización, las mejoras en los transportes y en las comunicaciones y la apertura comercial.

Si los cambios legislativos, durante el siglo XIX, crearon las condiciones para cambiar las disposiciones institucionales en las que se apoyaba el régimen económico de funcionamiento existente hasta ahora en el sector, el avance de la industrialización, unido a las mejoras en transportes y comunicaciones y a una mayor apertura comercial de la economía española, permitirá dar una respuesta de carácter empresarial, a los problemas a los que se enfrenta el sector vitivinícola en la región, definiendo un nuevo modo de producción caracterizado por la diversificación del producto, la aparición de nuevos agentes económicos, la especialización productiva y el acceso al mercado exterior.

Entre todos los cambios legislativos que acompañan a la revolución liberal burguesa183, interesa destacar, en este trabajo, aquellos que contribuyeron a acabar con los viejos privilegios que concentraban en los municipios y en las juntas de cosecheros la capacidad de tomar decisiones de carácter económico (calendario de venta, precios tasados, concesión de tabernas, bando de vendimia e impuestos), limitando la libertad de los productores y comerciantes que querían un entramado institucional que les permitiera desarrollar su actividad económica sin tantas restricciones como las del Antiguo Régimen (Comín, 2000). En el sector vitivinícola el impacto mayor de la legislación liberal es, sin duda, la llegada de la libre competencia184 en un mundo acostumbrado a los privilegios.

183 Estudiados con carácter general, entre otros autores, por Fontana J. (1977 y 1983), Tuñón de Lara M., (1980) y Tortella Casares G. (1981) y en el caso del sector agrario por García Sanz A. y Garrabú R. (1985 y 1990), los cambios legislativos, se pueden sintetizar en: desamortización eclesiástica, desvinculación de mayorazgos y disolución de señoríos, leyes de acotamiento de las propiedades territoriales, disolución de la Mesta, declaración de libertad de industria y comercio, con la abolición de los gremios y desaparicón del diezmo eclesiástico. Estas medidas se complementaron con la reforma tributaria de 1845 y la reforma arancelaria de 1849 y durante el bienio progresista con otras medidas de enorme importancia como la desamortización civil, y las leyes bancarias y ferroviaria. En el sexenio democrático se aprobó la ley minera que suponía la desamortización del subsuelo, el Arancel Figuerola, algo más librecambista, el desestanco de la sal, la privatización de algunas minas y una reforma monetaria. 184 En las Cortes de Cádiz se proclamaron los nuevos principios de propiedad y libertad y se aprobaron los nuevos decretos que debían permitir su desarrollo. Abolida la legislación gaditana en 1814 y rescatada durante el Trienio Liberal (1820-1823), fue de nuevo puesta en vigor y desarrollada entre 1834 y 1837 en sus puntos básicos, que no fueron cuestionados ni revisados en períodos constituyentes sucesivos. La excepción se encuentra en el de 1868-1869, donde se realizaban algunas formulaciones de liberalismo

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Ya en las primeras décadas del siglo XIX, y siguiendo la filosofía establecida por las Cortes de Cádiz, en algunos municipios se decreta la libertad de comercio,185 aunque habrá que esperar hasta 1833 para que la liberalización se promulgue con carácter general.186 Al año siguiente, otra ley terminaba con los gremios y las juntas al estilo de la de cosecheros, declarando libre el comercio de los "objetos de comer, beber y arder".187

El nuevo marco legal fue cuestionado todavía durante algunos años en aquellos municipios en los que los cosecheros seguían teniendo el poder para organizar al sector. “No lo vieron los Quintano, pero las resistencias eran ahora igual de fuertes, hasta el punto de obligar al Estado a decretar una orden específica contra el gremio de vinateros, instándoles a su disolución el 25 de febrero de 1834. Esta nueva legislación obligó también a la Real Sociedad de la Rioja Castellana a modificar parcialmente sus actividades, para desligarse, siquiera de puertas afuera, de su íntima vinculación con el sector vitivinícola y el proteccionismo a ultranza” (Gómez Urdáñez, 2000:41).

La consecuencia más inmediata de estos cambios legislativos en el sector fue la pérdida de su control por parte de los ayuntamientos, lo que se refleja en los numerosos conflictos que surgen en los primeros años de aplicación de la reforma liberal188.

Los ayuntamientos perdieron también la capacidad de controlar el mercado local a través de los impuestos, ya que la administración liberal

radical dignas de tenerse en cuenta, reflejo del ascenso al poder de la llamada «escuela economista». En el artículo 258 de la Constitución de Cádiz, es donde se estableció la necesidad de que el Código de Comercio fuese "uno mismo para toda la Monarquía". Los distintos gobiernos liberales y absolutistas fracasaron en sus intentos de codificar el Derecho Mercantil hasta que, en noviembre de 1827, el jurista gaditano Pedro Sáinz de Andino se ofreció a Fernando VII para redactar un Código de Comercio. Como resultado de aquella propuesta, el monarca creó una comisión especial, “compuesta de magistrados y jurisconsultos, y de personas versadas en las prácticas y usos mercantiles" para redactar un proyecto que, finalmente, el rey descartó en favor del texto elaborado por el propio Sáinz de Andino. El nuevo Código, formado por 1219 artículos, fue decretado, sancionado y promulgado por Fernando VII el 30 de mayo de 1829 con el objetivo de "dar al comercio un sistema de legislación uniforme, completo y fundado sobre los principios inalterables de la justicia y las reglas seguras de la conveniencia del mismo comercio". 185 En 1816, en Haro, de forma que por primera vez la compra y venta de vinos será totalmente libre, tanto en el tiempo como con respecto al precio y demás circunstancias del trato. 186 Real Orden de 27 de marzo de 1833 y Real Orden de 28 de octubre de 1833. 187 Real Decreto de la Regente Mª Cristina de 20 de enero de 1834 ”arreglando las asociaciones gremiales”, que en el caso del sector vitivinícola se concreta en el Real decreto de 25 de febrero de 1834. 188 Sirvan dos botones de muestra: el informe elaborado por la Real Sociedad Matritense de Amigos del País sobre la memoria elaborada por la Comisión nombrada el 11 de noviembre de 1833 “a fin de que propusiera los medios de cortar de raíz los errores perjudiciales que se oponían al progreso de la industria viñera”, y el pleito sostenido por el Ayuntamiento de Zarratón y varios vecinos de Casalarreina por denegar a éstos las licencias solicitadas para vendimiar el fruto de sus viñas, contraviniendo a lo prescrito en Reales Ordenes de 6 de mayo de 1842 y 4 de junio de 1847188 . En el primero de estos conflictos, la libertad es el argumento más utilizado para poner remedio a los males que aquejan al sector vitivinícola, “remover obstáculos, facilitar las comunicaciones y facilitar la útil y verdadera instrucción en las ciencias físicas y naturales”, proponiendo que “se deje en libertad el plantío de las viñas (...) y se remuevan todas las trabas que impiden la circulación y eliminar cuanto sea posible los derechos llamados reales y municipales que la entorpecen y obstruyen” (Legajo 68, carpeta 1 AMA). En el pleito que enfrenta a Don Tomás Ortiz y a varios vecinos más de Casalarreina, con el Ayuntamiento de Zarratón, el alcalde de este municipio utiliza el “adagio vulgar de ‘el miedo guarda la viña’”, para mantener bajo su tutela el control de la vendimia, estableciendo las reglas precisas que “todos menos media docena de díscolos, se atemperó a este sensato acuerdo y a pesar de ellos el fruto se conservó y recogió en tiempo oportuno: ellos por su propio capricho y sin atender a la conveniencia general exigieron vendimiar antes ¿Y que hizo esta autoridad? Lo primero deplorar que propietarios y hombres que por su posición debían aparecer como modelos de sensatez introdujesen la perturbación y la anarquía en el régimen administrativo del pueblo y enseguida adoptar las medidas conducentes para que no se viesen vulnerados los intereses generales de los demás propietarios” (Legajo 68 carpeta 4 AMA).

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simplificó la maraña fiscal y dividió la tributación en impuestos directos e impuestos indirectos, sobre todo los denominados “consumos” que incluían vino, aguardientes, cervezas, aceite y jabón y limitó el poder recaudador de los municipios. Los ayuntamientos y diputaciones provinciales podían cargar diversos arbitrios sobre estos impuestos, lo que, en algunos casos, conllevaba un incremento del precio final y, por consiguiente, un sin fin de practicas para evitarlo que iban, desde el contrabando de vino, hasta la adulteración sistemática de los caldos, mezclándolos con agua o enriqueciéndolos con alcoholes destilados en la propia ciudad, lo que eran claros delitos contra la salud pública, pero en ningún caso los ayuntamientos disponían de la capacidad que habían tenido en el pasado para proteger las producciones y los mercados locales189.

A la vez que se modifica el marco legislativo y, con ello, desaparecen muchas de las disposiciones institucionales que caracterizan el modo de regulación existente en el sector vitivinícola, se van a producir cambios importantes en la industrialización, los transportes y las comunicaciones y el acceso al mercado exterior.

Durante estos años, se procede a despejar el camino de la industrialización española del siglo XX, o a generar el marco institucional para que sea posible, eliminando obstáculos y creando las condiciones necesarias para facilitar el desarrollo industrial en el país. Todas las medidas que se adoptaron (desamortizaciones, liberación de bienes vinculados, abolición de señoríos, eliminación de aduanas interiores,...), pretenden, en mayor o menor grado, ganar margen de maniobra para la libre circulación de bienes, de trabajo y de capital, buscando la integración en el mercado de los diferentes sectores productivos (Tortella, 1985).

Hay de subrayar, además, otros factores importantes entre los años 1850 y 1870, para la modernización de la economía española y que no pueden separarse ni del avance de la industrialización, ni de la articulación del mercado interior, ni tampoco del acceso al mercado exterior: la construcción de nuevas infraestructuras de transporte y comunicación (ferroviaria principalmente190), la entrada de capitales y tecnología extranjera (de Francia e Inglaterra especialmente), la explotación de los recursos del subsuelo, la formación de una red de entidades bancarias y algunas innovaciones en la gestión y organización de empresas (Carreras et al., 2006).

La importancia de todos estos factores en la evolución de la economía española durante el siglo XIX sigue siendo objeto de un profundo debate entre los historiadores como pone de manifiesto Gómez Mendoza A. (1982) y participan en él importantes investigadores, (Sardá 1948, Tortellá 1985, Nadal 1975). Al margen del debate191 sobre la incidencia de cada uno de estos factores en la industrialización española y en la evolución de la economía, desde la perspectiva que en este trabajo más interesa, puede afirmarse que el ritmo al que se avanzó en la construcción de la infraestructura ferroviaria,

189 La picaresca y los fraudes asociados al vacío regulador que conlleva la pérdida de control del sector por parte de los ayuntamientos, serán años más tarde utilizados por el sector para demandar nuevas disposiciones institucionales para el control del fraude. 190 Ley General de Ferrocarril de junio de 1855 191 Sobre estas cuestiones, es especialmente ilustrativo el Cápitulo “El fracaso de la Revolución Industrial en España, 1830-1914", escrito por Jordi Nadal, incluido en el Tomo 4 de “Historia Económica de Europa”, así como El nacimiento de las sociedades industriales, editado por Carlo M. Cipolla (1982). Para valorar la importancia del ferrocarril consultar Comín et al. (1998) y Artola, (1978).

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condicionó la formación del mercado nacional y la presencia de muchos productos en los mercados exteriores, y sin ser “la panacea, que algunos contemporáneos pensaron, su contribución resultó trascendente” (Gómez Mendoza, 1989), citado en García Delgado (1999:34.)

En el caso de La Rioja fueron muchas las personas con intereses en el sector, que se implicaron en la construcción y financiación del trazado ferroviario por los principales pueblos productores de vino, por entender que, en buena parte, el acceso a los mercados exteriores estaba ahora vinculado más al tren, que a los barcos que zarpaban de los puertos cantábricos como en los siglos anteriores. El hecho de que el nuevo medio de trasporte pase por los principales pueblos vinateros hace pensar en el interés suscitado por las expectativas comerciales del Rioja. Con el ferrocarril se conseguiría sacar el vino reduciendo significativamente los costes de transporte, “se vencían de un plumazo los problemas de la saca del vino por montes y caminos maltrechos –trasportar un litro de vino a Francia por ferrocarril en la década de los ochenta costaba menos de 5 céntimos –“ (Gómez Urdáñez, 2000:61).

Pero el nuevo medio de transporte no sólo generó esperanza en el sector, trajo también preocupación. Después de poner en boca de los excelentísimos señores D. Joaquín Francisco Campuzano y D. Manuel Orovio, la excelencia de los vinos riojanos, se reconoce "la imperiosa necesidad de perfeccionar los vinos, si se ha de evitar la ruina de este interesante ramo, (…) en general, la superioridad de los vinos de Aragón, Navarra y Cataluña, se reconoció por todos la imposibilidad de sostener la competencia con aquellos, tan luego como se ponga en explotación la vía férrea y se abaraten por consiguiente los transportes192" .

El ferrocarril facilitó el acceso a los centros de consumo en el mercado interior y a los puertos desde los que acceder a los mercados exteriores, pero no fue suficiente para aumentar las exportaciones, ya que la política comercial exterior y el mayor o menor grado de protección en los países de destino, siguieron siendo los factores determinantes para la consecución de este objetivo.

Durante las primeras décadas del siglo XIX, y coincidiendo con la agonía del Antiguo Régimen, tiene lugar la cristalización de una nueva forma de pensar el desarrollo industrial dentro del nuevo marco político: el prohibicionismo liberal. En este modelo el intercambio interior se apoya en cereales “contra” tejidos y el exterior en la exportación de excedentes agrícolas y vitivinícolas por materias primas necesarias para el proceso industrial (Costas, 2000:462).

Los aranceles de 1841 y 1849 respondían a esta filosofía en tanto que se facilita la entrada de aquellos productos que la industria necesita y se dificulta la entrada de productos manufacturados193. El Arancel Figuerola de 1869, considerado más librecambista, quizás transmita esta percepción por cuanto sigue combinando una mayor apertura para las materias primas y productos semielaborados y protege de manera selectiva a la industria

192 Circular publicada en el BOPL nº 118 de fecha 1 de octubre de 1862. 193 Las máquinas e instrumentos que se introduzcan con destino a las industrias (…) pagarán de 1 a 14 por ciento del valor. Las materias primas que no se produzcan abundantemente en España, y que sirvan para el trabajo de la industria nacional (…) pagarán de 1 a 14 por ciento (…) y los artículos de manufactura extranjera que puedan hacer concurrencia a otras iguales de actual fabricación, pagarán de 25 a 50 por ciento. Base primera de la Ley de julio de 1849, Colección Legislativa Española Volumen XCVII, número 472.

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manufacturera. La base quinta de este arancel establecía que en seis años, esto es, en 1875, comenzaría la reducción de los derechos extraordinarios que seguían gravando los productos de la agricultura y la ganadería, pero esto no se llevó a cabo porque el primer gobierno canovista de la Restauración suspendió la entrada en vigor de este mecanismo desprotector.

El freno a la política librecambista no impidió que la economía española fuera abriéndose poco a poco, partiendo de unos niveles muy bajos, 7–8 por ciento194 en 1850, propios de un país que ponía los mayores obstáculos posibles a la entrada de productos extranjeros y tenía una escasa capacidad exportadora (Carreras et al., 2006), hasta alcanzar niveles del 22–23 por ciento a finales de siglo, para volver a cerrarse durante la primera mitad del siglo XX.

En el caso del vino, el aumento de la demanda, ya empezó a notarse, aunque solo fuera tímidamente, a partir de la rebaja arancelaria aplicada por Francia en el año 1854 (Pan, 1994:96) y también por el efecto de la guerra de Crimea, en toda Europa entre 1854 y 1856, pero no será hasta la década de los setenta, cuando la demanda francesa contribuya a triplicar la exportación de vino español.

En los años ochenta las cifras de comercio exterior español alcanzan niveles desconocidos hasta entonces, obteniéndose superavit comercial casi todos los años de ese periodo al que Serrano denomina “época de oro para el comercio exterior de España” (Serrano, 1987:46). La explicación a este comportamiento de comercio exterior se encuentra en lo que el profesor denomina “el sistema arancelario” y que define como “el todo inseparable que forman Arancel y tratados”. El avance en la liberalización no viene tanto de las rebajas arancelarias como de la firma de acuerdos comerciales en los que la aplicación de la segunda columna195 del arancel (tanto el de 1877 como el de 1882), más la cláusula de nación más favorecida, dan como resultado rebajas apreciables en los derechos que estimulan los intercambios. Entre las partidas de exportación españolas destacan el vino común, el de jerez y los minerales, productos que suponían más del setenta por ciento del total exportado en esos años.

De los numerosos acuerdos comerciales firmados por España, los más importantes son los firmados con Francia, en primerísimo lugar, e Inglaterra. En el tratado firmado con Francia en 1882 el vino común pasa de pagar en la aduana francesa 3,5 francos por hectolitro, que era lo establecido en el convenio de 1877, a solo 2 francos y, con ello, se produce un fuerte aumento del volumen de vino exportado a este país196.

No puede explicarse la evolución de las exportaciones exclusivamente a partir del comportamiento de la demanda y del mayor o menor grado de libertad para actuar que el Estado deja a los exportadores. “En presencia de barreras arancelarias generalizadas, tratamientos discriminatorios de unos países a otros y rondas negociadoras continuadas, los flujos comerciales son el resultado simultáneo de mercado e intervención” (Serrano, 1989:146). Para Serrano la competitividad de una mercancía no depende solo de sus costes de

194 Grado de apertura comercial expresado por el cociente (E+I)/PIB en tanto por ciento. 195 Los aranceles de la primera columna, mucho más altos, se aplicaban a los países con los que no se tenía acuerdos comerciales y eran utilizados como elemento de presión en las negociaciones de los tratados comerciales. 196 Los efectos de la filoxera, detectada en Francia en 1863, sobre la producción de vino en este país empezarán a notarse intensamente durante la década de los setenta y, sobre todo, en los ochenta, y con ellos el aumento de las compras de vino en el exterior (véase Serrano, 1987:173).

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producción y comercialización, sino también de los recargos o las dificultades que se le impongan a la entrada en otros mercados. Los aumentos o disminuciones de las ventas en el exterior, no dependen sólo de las decisiones que toman las empresas o de las condiciones de la oferta y la demanda, sino también de factores institucionales que pueden alterar radicalmente los precios y que deben ser tenidos en cuenta para explicar satisfactoriamente la realidad. Los ejemplos son múltiples, pero uno bastante significativo es lo ocurrido con el vino español a comienzos de los años noventa del siglo XIX. El promedio del vino exportado en el quinquenio 1887-1891 fue de 8,9 millones de hectolitros y, en el siguiente, 5,5; la competitividad de los vinos españoles no cambió mucho de una a otra etapa, pero en 1892 pasaron de pagar 2 francos por hectolitro a pagar 14,80 francos por hectolitro en Francia, destino del 80 por ciento de las exportaciones de vino de España. Por lo tanto no puede explicarse la caída de las ventas españolas sin invocar el proteccionismo francés (Serrano, 1989).

Si la situación política, durante buena parte del siglo XIX, puede calificarse de convulsa, no ocurre lo mismo con el comportamiento de los precios al consumo que puede resumirse en un siglo de estabilidad197 completa entre 1830-1936 (Carreras et al., 2006) aunque puedan distinguirse dos etapas muy diferentes, una deflacionista que cubriría prácticamente toda la primera mitad del siglo y otra de estabilidad de precios con aumento moderado, que arranca en 1853 y llega hasta el inicio de la primera guerra mundial198.

De las conclusiones elaboradas a partir de los trabajos de Sardá sobre la evolución económica en el siglo XIX, (Sardá, 1948), puede deducirse que el período en el que se considera empiezan a producirse los cambios más importantes en el régimen económico de funcionamiento del sector vitivinícola en La Rioja, estaría principalmente en la rama ascendente, (1855-1870), del gran ciclo económico que va de mediados del siglo XIX hasta 1898.

Con más del sesenta por ciento de la población activa de la región, casi la cuarta parte de la población, trabajando en el campo,199 y en un momento, la segunda mitad de la década de los años cincuenta, en el que aumenta el trabajo en el sector, tanto en campo como en bodega, es, precisamente, cuando se va a producir un aumento significativo del salario200 de los jornaleros.

197 La estabilidad básica de los precios a largo plazo, antes de 1913, no se contradice con el reconocimiento de algunos movimientos significativos. La serie arranca con una tendencia a la baja que alcanza el mínimo en 1849, interrumpida en 1838 y 1847 con fuertes aumentos de los precios de los alimentos causados por escasas cosechas. A partir de 1849 la tendencia se invierte y entre 1854 y 1857 se detecta un claro ciclo inflacionista, justificado por el encarecimiento de los alimentos asociado a la guerra de Crimea que provoca desabastecimiento de cereales en toda Europa. Otro momento alcista se produce en 1863 y 1864 asociado ahora al comportamiento del precio del algodón. Nuevamente el comportamiento del precio de los alimentos provoca una suave pendiente alcista que se prolongará desde 1868 hasta 1883, para continuar con pocas variaciones hasta 1913. (Carreras et al., 2006 :1.265). 198 En el apartado en el que se estudia el precio del vino se hará una descripción más detallada de esta variable. 199 Según el Censo de población de 1860, BOPL de 18 de octubre de 1861, sobre una población censada de 175.111 personas en la provincia de Logroño, 16.303 son propietarios, 5.489 arrendatarios y 21.090 jornaleros del campo. 200 En los pueblos de la ribera Navarra (Lana, 2002) los salarios de los hombres alcanzan su nivel máximo, 2 pesetas, durante la primera mitad del siglo XIX el año 1814, manteniéndose entre 1 y 1,5 pesetas hasta 1854, con el mínimo, 0,91, el año 1833. Desde 1854 hasta 1881 los jornales aumentan hasta alcanzar el máximo de 2,23 pesetas, situándose desde este año y hasta la segunda década del siglo XX en el entorno de 1,75 pesetas. Con el inicio de la Iª Guerra mundial los jornales aumentan extraordinariamente, desde las 2,2 pesetas de 1914 hasta 4,42 que se pagan el año 1921 y las 5,63 pesetas del año 1933.

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En conclusión, los cambios políticos que tienen lugar en España durante la primera mitad del siglo XIX van a alumbrar un entorno económico nuevo caracterizado por el avance hacia la industrialización, nuevas formas de organización empresarial201, una mayor integración del mercado interior y expansión comercial exterior, todo ello en un marco legislativo en el que han desaparecido los viejos privilegios señoriales y en el que los ayuntamientos tienen menos poder para controlar la producción y el mercado local.

Estos cambios, que se van consolidando a medida que avanza la la segunda mitad del siglo, traerán también a primer plano la preocupación por la calidad de los vinos de la región y su capacidad para competir con los producidos en otras zonas, preocupación que se acrecentará como consecuencia de la afección de los viñedos por plagas y enfermedades nunca antes conocidas en el sector, especialmente en el caso de la filoxera por el efecto que tendrá sobre la exportación202 de vino a Francia.

2.1.2 Factores específicos: plagas y enfermedades

Paradójicamente los cambios en los transportes y en las

comunicaciones que se producen durante todo el siglo XIX y que tanto beneficio dejarán en el sector, facilitan la llegada a Europa de tres plagas hasta entonces desconocidas: oidium, mildiu y filoxera. La reducción a más de la tercera parte del tiempo de los viajes intercontinentales, más los avances técnicos que permitían conservar por más tiempo las plantas para su transporte (caja de Ward), contribuyeron a una progresiva globalización ecológica del mundo, que acompañó a una mayor integración económica.

La primera de estas enfermedades se extendió por todas las zonas vitivinícolas de Europa durante la década de los años cincuenta y el sector tuvo hacer frente a la llamada "crisis del oidium”.

Se trata de una enfermedad causada por un hongo identificado en Inglaterra en 1845 y bautizado con el nombre de Oidium Tuckery, que se difundió con bastante rapidez por todo el continente. Hacia 1851 ya se había hecho notar en todas las zonas vitícolas de Francia, detectándose en España, en Orense y Valencia ese mismo año203.

Todos los informes, memorias y estudios consultados, fechados entre 1855 y 1865, hacen referencia a la enfermedad, a lo difícil que resuelta combatirla, a los cuantiosos gastos que origina y a lo mermadas que quedaron las cosechas como consecuencia de la misma.

201 El auge del comercio exterior animó las inversiones y la creación de empresas dedicadas exclusivamente al comercio del vino. Aparece así una figura nueva en el sector, el negociante de vinos o industrial bodeguero que puede tener o no viñedo en propiedad. Esta figura no tiene nada que ver con el cosechero, pequeño o gran propietario, que domina las relaciones en el sector durante los siglos anteriores. 202 Durante el quinquenio 1869-1873 las exportaciones españolas de vino fueron de 1.931.075 hectolitros por año; en 1874 las exportaciones fueron de 2.117.298 hl., en 1880 llegaron a los 6.223.030 Hl., y en 1883 alcanzaron los 7.564.388, de los que 6.139.193 Hl. se enviaron a Francia. (Fuente: Dirección General de Aduanas). 203 El 3 de febrero de 1854 el Ministerio de Fomento convoca, por Real Decreto, un concurso público para adjudicar un premio de 25.000 duros al autor del método más seguro y eficaz, de más fácil aplicación y más económico, en igualdad de circunstancias, para la curación de la enfermedad de las vides conocida con el nombre de Oidium-Tuckery o ceniza y polvillo de la vid, según se denomina a la enfermedad en dicha norma. Este concurso y las variadas y curiosas propuestas de quienes participan en él son una muestra clara del grado de preocupación existente en todo el país sobre la nueva enfermedad (Cortes, 1854).

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La primera referencia escrita que constata la presencia de la enfermedad en los viñedos riojanos es de 1852. El informe remitido por el Gobierno de la provincia a la Dirección de Agricultura en el Ministerio con fecha 10 de noviembre de 1852204, cita la enfermedad que se ha desarrollado en los viñedos de algunas de las otras provincias y describe el estado de la misma205 en La Rioja. Según se desprende de la lectura del informe citado, las viejas plagas y enfermedades seguían ocupando toda la atención en el año 1852 y la nueva enfermedad todavía no era conocida en la provincia de Logroño.

En la primavera de 1854 el Gobernador pide a la Junta provincial de Agricultura que proceda a estudiar la nueva enfermedad, y ésta encarga a Don José Elvira la preparación de una memoria206 sobre las características de la misma y formas de combatirla, memoria que es leída ante dicha Junta el día 24 de Mayo y remitida al Ministro de Fomento con fecha 2 de junio, y en la que se lee: “La plaga, afortunadamente aún no ha destruido los viñedos de nuestra provincia y se dejó ver en algunos puntos el año último de 1853...”.

Una semana más tarde, 9 de junio, el Gobierno provincial “participa (al Excmo. Sr. Ministro de Fomento) la reaparición del Oidium en un viñedo del pueblo de Lardero y los medios acordados para combatirlo”.207 Del contenido del escrito, por el que se da cuenta de esta “reaparición”, se deduce que ya durante el año 1853, Don José Elvira había observado la presencia de la enfermedad en unas parras de moscatel de su propiedad208, habiendo ensayado con éxito el tratamiento “mediante aspersiones de una disolución concentrada de hollín vegetal por medio de bombas de irrigación que al efecto mandé traer de Bayona de Francia”.

Durante media docena de años se probó de todo, a pesar de haberse comprobado ya la eficacia del azufre209 en el control de la enfermedad. La razón para seguir buscando otros remedios bien pudiera estar, más que en la ignorancia, en la carestía del producto.

204 AMA Legajo 13. 205 Sirva de ejemplo el siguiente párrafo (AMA, Legajo 13:12): “Por lo que respecta a nuestra provincia, si bien, como hemos dicho antes, nos hemos visto por ahora libres de tan terrible plaga, tenemos sin embargo que lamentar la aparición en el distrito desde Haro hasta Briones de otra conocida en el país desde muy antiguo con el nombre de sapo, el cual ha destruido en este año una buena parte de la cosecha en los referidos puntos”. 206 AMA, Legajo 13 Elvira Hernández J., 1854. 207 AMA Legajo 13. 208 Esta es la descripción de la nueva enfermedad que hace D. José Elvira una vez realizada su visita al término de Lardero: “A la entrada del pueblo estaba esperando un vecino del mismo para acompañarme a una viña próxima al Crucifijo sobre la derecha del antiguo camino de Nalda. El vidueño es casi en su totalidad mazuelo, plantado en un terreno arcilloso compacto que retiene la humedad con fuerza y la vegetación de la vid es muy frondosa. La exposición este-sureste resguardada al norte por una cordillera de mediana elevación; condiciones todas muy convenientes para el desarrollo del Oidium Tuckery. El vecino que me acompañó, me aseguró que en el año pasado había perdido la mitad de la cosecha porque muchísimas cepas se habían cubierto de un polvo como ceniza que secó las hojas y los racimos y que habiendo notado que algunos pámpanos adolecían ya de la misma enfermedad había bajado a dar parte al Sr. Gobernador”. Se recomienda poner en guardia a todos los Ayuntamientos, reconocer los viñedos y “aprovisionarse de algunas arrobas de cal para hacer las aplicaciones” que se indicaron en la memoria descriptiva de la enfermedad. Comienzan a conocerse los efectos de la enfermedad sobre los viñedos de la provincia y a aplicarse los tratamientos más variopintos, y alguno tan curioso como el de M. Pascal que recomendaba “poner a las cepas y sarmientos tiras o fajas de plomo a las cuales se pasa una lima bien fuerte, para facilitar la disolución u oxidación de ese metal” (Cortés, 1854:73). 209 En el mes de abril del año 1858 se inserta en el BOPL el siguiente anuncio: “REMEDIO CONTRA EL OIDIUM, Aviso interesante para los cosecheros de vino. En la Droguería de Celedonio Peral que vive en los Portales de esta Ciudad, nº 49, se venden por poco dinero unos aparatos, que por su sencillez están al alcance de todos, para azufrar en seco las cepas y parras,...”

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En otro escrito dirigido al Director General de Agricultura, Industria y Comercio, de fecha 23 de octubre de 1861, desde el Gobierno Provincial, en el que se da cuenta de la intensidad que presenta la enfermedad, y después de informar de que su azote ha reducido la cosecha de la provincia a la proporción de un diez por ciento, se lee, “...entre los remedios empleados el del azuframiento es el que ha dado algún resultado; pero como la experiencia presenta frecuentemente viñas azufradas, y al parecer con buen método, que no han producido el efecto que se deseaba, al paso que otras sin azufrar no han sido combatidas por la enfermedad, no puede calificarse el azufre como remedio seguro contra el oidium, si bien en este estado de perplejidad sobre la materia sea preciso convenir en que hasta ahora tampoco se reconoce otro remedio de mayores probabilidades”.210 Termina el escrito, demandando la disminución (otra vez, pues ya habían sido reducidos por Real Orden de 19 de junio de 1861), de los derechos de introducción del azufre en el país.

Las facilidades dadas a la importación de flor de azufre aumentó la oferta de este producto en todas las zonas productoras211 y permitió reducir el gasto para evitar los daños, contribuyendo a generalizar los tratamientos y a controlar la enfermedad.

Conocidos y aplicados los remedios para el control de la enfermedad, a partir del año 1863 las cosechas tienden a normalizarse y las preocupaciones de los cosecheros están más puestas en la situación de los mercados y en las mejoras en la elaboración, que en garantizar la producción.

No se ha estudiado el impacto que la crisis del oidium pudo tener entre los diferentes tipos de propietarios vitícolas y entre los jornaleros, con el objetivo de averiguar si ésta, influyó o no, en algo que diferentes autores han puesto de manifiesto, la existencia de un periodo regresivo en población en la provincia de Logroño, entre 1857 y 1877 (Bermejo et al., 1989:265 y Gallego, 1986:121). Sí es conocido que en los años de la crisis, el precio de los jornales212 aumentó considerablemente, en gran medida por la demanda de “brazos” para la realización de obras públicas, quejándose los viticultores del encarecimiento y falta de jornaleros en el campo213, por lo que cabe pensar que este cultivo pudo actuar como demandante de factor trabajo, en un periodo en el que los sectores ganaderos y la industria textil, y con ellos una parte importante de las poblaciones serranas de la provincia, se encuentran en una situación difícil, pudiendo llegar a producirse, también, el trabajo como asalariados de pequeños propietarios de viñedos incapaces de superar los efectos del oidium. Profundizar en estas cuestiones es, sin duda, tarea apasionante, pero desborda los límites impuestos a esta investigación.

Asumido como un coste más en el cultivo, el de los tratamientos para el control de la enfermedad, y dejados atrás sus efectos sobre las cosechas, el

210 AMA Legajo 13 Circular de la Sección de Fomento del Gobierno de la provincia de Logroño, dando cuenta al Ministerio de Fomento de la intensidad que presenta la enfermedad Oidium Tuckery en la provincia. 211 El 25 de junio de 1862 aparece el primer anuncio en el BOPL en el que se oferta a los viticultores "azufre para viña en casa de Eusebio Tornero, en la calle Mercaderes al precio de 112 reales el quintal de flor de azufre superior". 212 En los años 1820 a 1824 los jornales en el campo en La Rioja oscilaron entre 1,5 y 1,1 pesetas registrándose los mayores jornales en los meses de agosto y septiembre (1,6) y los más bajos (1) en noviembre y diciembre. En la década de los años sesenta los jornales en el campo se situaron en el entorno de 1,6 pesetas. Fuente: Sociedad Española de Historia Agraria, SEHA. 213 Observaciones incluidas por los peritos en la Cartilla de evaluación de la Ciudad de Logroño del año 1861.

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sector presenta al inicio de los años setenta algunas huellas dejadas por esta crisis que se manifiestan en:

1. La nueva enfermedad condicionó el desarrollo vitivinícola, en la medida

en que afectaba más a unas variedades de cepas que a otras, disminuyendo la superficie plantada con las variedades más débiles, tempranillo y mazuelo, y el aumento de las plantaciones con las variedades más resistentes como garnacha.

2. En La Rioja, y teniendo en cuenta las características agroclimáticas y de las condiciones ambientales que propician el desarrollo de la enfermedad, los efectos del oídio se dejaron notar con mayor intensidad en los viñedos de La Rioja Alta y en las parcelas localizadas en las vegas de los valles, lo que influyó, además de en la variación de las posiciones relativas de cada zona productora respecto de la producción total, en un aumento de la demanda de vino en las zonas menos afectadas por la enfermedad en campañas en las que ésta reduce considerablemente la producción.

3. El aumento en los costes de producción que supuso el gasto originado por los tratamientos necesarios para combatir la enfermedad y al que los viticultores intentaron hacer frente de dos formas, una aumentando la producción, tanto por la vía extensiva (nuevas plantaciones), como por la intensiva (mayor rendimiento) y, otra, tratando de eliminar o reducir el gasto en tratamientos importando vides americanas resistentes a la enfermedad, provocando con ello la peor de las consecuencias que asociamos a esta crisis del oidium, la llegada a Europa de dos nuevas plagas, el mildiu y la filoxera214 que, paradójicamente, tendrá, antes de su llegada a la región, efectos muy positivos para el sector vitivinícola riojano. Además de estas consecuencias directamente asociadas a la nueva

enfermedad, el aumento de la demanda exterior, que se produce al reducirse la producción francesa, actuará como incentivo para la mejora de la calidad de los vinos, tarea en la que ya se encontraban inmersos algunos ilustres cosecheros cuando llega el oidium a la región. Entre las iniciativas para mejorar la elaboración de los vinos, como condición necesaria para orientar la oferta hacia la exportación215, son bien conocidas las de El Duque de la Victoria216 en la

214 En un intento de reducir costes algunos viticultores importaron vides americanas resistentes al oidium. En 1861, un toscano, llamado Ridolfi plantó un viñedo con estas cepas. En 1866 otro viticultor bordelés, Lalineau, le imitó. En 1868 el cataclismo se desató: con las cepas importadas habían introducido en Europa el Phylloxera vastatris o “pulgón devastador”, conocido vulgarmente como la filoxera (Pelt et al., 2001) y algunos años después, de la mano del remedio contra la filoxera, injerto de vitis vinífera sobre pies americanos, llegó el mildiu, por ser las cepas resultantes muy sensibles a la plasmopara microorganismo causante de la enfermedad. 215 No parece que, a la vista de los comentarios que acerca del mercado exterior se recogen en la citada circular del año 1862 (BOPL nº 118), los vinos de Rioja se hubieran beneficiado, hasta ese año, de la fase expansiva de la economía que, hacia el año 1850, se generalizó en toda Europa, y que en el caso del vino se manifestó en "un aumento importante del consumo en aquellos países en los que constituía un elemento habitual de la dieta, como Francia, pero también en todos aquellos de la Europa septentrional, en los que siempre había sido un producto de minorías" (Pan, 1994:75). 216 "La mejor prueba de esta verdad es el fabuloso resultado de la exportación a varios puntos de Europa y América llevada a efecto en 1851 por el Excelentísimo Sr. Duque de la Victoria, únicamente con el levantado fin de abrir nuevos mercados a esta industria,..." (BOPL nº 118 miércoles 1 de octubre de 1862).

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provincia de Logroño, en La Rioja Alavesa la petición de D. Eugenio de Garagarza, director de la Escuela de Agricultura de Álava, a la Diputación, para que contratara al elaborador francés Pineau, para introducir en la comarca el sistema de vinificación del Medoc, D. Joaquín Francisco Campuzano, que ofrece en el año 1862 "libre entrada en su bodega de Cuzcurrita, a los cosecheros que se propongan examinar por si mismos los adelantos alcanzados, y los que se promete bajo una dirección inteligente y celosa,..." 217; así como las de Camilo Hurtado de Amézaga, Marqués del Riscal, Luciano de Murrieta, que utilizó las viñas y bodegas de Espartero, ya desde 1848 para la realización de diversos experimentos de elaboración y crianza de nuevos vinos, José Elvira, Salustiano Olózaga, Poves, Zubía, el Marqués de Terán, el Conde Albay o el Conde de Cirat, entre otros218.

Superada la crisis del oidium se inicia una etapa de expansión de la producción vitivinícola en la que se generan las condiciones que permiten denominar a los años posteriores a 1874, como la “edad de oro del vino español” y el sector vitivinícola riojano no quedará al margen de lo acontecido en el conjunto del sector. Esta fase, de crecimiento de la producción y de las ventas, alcanzó su nivel máximo a finales de la década de los años ochenta. En ese momento una nueva enfermedad, el mildiu, afecta a los viñedos riojanos. En La Rioja sus efectos se notan a partir de 1885, aunque en este caso los daños sobre las cosechas se producirán durante pocos años, ya que pronto los viticultores dispondrán del remedio para combatirla. Ese mismo año en Francia se encuentra y aplica con éxito el remedio que permite controlar la enfermedad: sulfato de cobre mezclado con cal, lo que se conoce vulgarmente con el nombre de caldo bordelés.

El mildiu, va a dejar, una única huella en el sector, el aumento219 de los gastos en el cultivo, justo lo contrario de lo que se pretendía con la importación de vides americanas.

Estos aumentos en los costes de producción vinculados al control de las dos enfermedades, oidium y mildiu, va a ser un incentivo más para la mejora en la elaboración de los vinos, buscando obtener mayores precios en los mercados para el vino ofertado.

La mencionada, líneas atrás, “edad de oro del vino español”, no puede desligarse de la extensión de una nueva enfermedad en los viñedos franceses. La filoxera se extiende, de forma generalizada, por este país a partir de 1868 y con ella se va a producir un descenso de la producción de vino220 que los comerciantes franceses tratarán de cubrir de dos formas bien diferentes, con importaciones o recurriendo al fraude.

La nueva enfermedad la causa un insecto, parásito de la vid, denominado Phylloxera vastratix que ataca la raíz de las cepas provocando su muerte. La solución a la nueva plaga se encontró en el arranque de los viñedos afectados, el desfonde del terreno y en la plantación del nuevo viñedo utilizando injertos en lugar de sarmientos. Los injertos se hacen sobre vides

217 BOPL nº 118 Circular citada 218 Ver Pan Montojo J., 1994:82-86. 219 Algunos autores estiman entorno al 10 por ciento “pues la fórmula para vencer la plaga, el “caldo bordelés”, necesitaba de la adquisición de maquinaria específica, las sulfatadoras, y de más mano de obra para aplicar el sulfato de cobre, lo que redujo considerablemente los márgenes de explotación (Gómez Urdáñez, 2000:62). 220 Durante el decenio 1870-79 la producción promedio anual de vino en Francia fue de 51,5 millones de hectolitros y en el decenio siguiente, 1880-89 de 29.677.095 hectolitros (Flores, 1901).

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americanas resistentes a la enfermedad sobre los que se coloca la variedad de vid europea que se quiere cultivar. Es evidente que la reconstrucción del viñedo filoxerado supuso un gran desembolso para el sector.

Para la historiografía francesa, si la crisis del oidium animó la elaboración de “vinos facticios”221 durante la primera mitad del siglo XIX, la crisis de la filoxera, por la escasez de vino que conlleva, estimuló la falsificación y el fraude, poniendo en el mercado los denominados “vinos artificiales” (Coello, 2008).

Estos vinos a los que se les añadía agua, alcohol industrial y materias colorantes, a veces incluso nocivas para la salud, crearon desconfianza en el mercado y las ventas se resintieron con la consiguiente caída de precios. De una media de unos quince reales la cántara a finales de los ochenta, se bajó a seis reales en Haro y a precios aún más reducidos en Cenicero, donde se cerraron ventas a sólo dos reales la cántara en los primeros años noventa222 (Gómez Urdáñez, 2002). Los datos recopilados por Teresa Carnero (1980) en el municipio de Cenicero muestran cómo, entre 1878 y 1891, todavía, el precio del vino común tinto, se mantuvo la mayor parte de los años por encima de los 20 céntimos por litro (13 reales la cántara) registrándose el mínimo el año 1888, cuando se pagó el litro a 11,5 céntimos y el máximo el año 1886 con 31,25 céntimos por litro.

Se ha tratado de explicar este comportamiento de los precios del vino a partir de la disminución de las exportaciones a Francia, lo que podría aceptarse, aunque solo como un factor más, una vez aprobado el arancel proteccionista de 1892223 pero en ningún caso antes. El comportamiento bajista de los precios, durante la segunda mitad de la década de los años ochenta, solo se explica por el aumento artificial de la producción de vino mediante la adulteración con alcohol procedente de Alemania224, en una cantidad que llegó a suponer el 25 por ciento de las existencias a finales de la década de 1880 (Simpson, 1995).

A pesar del impacto que pudieran tener puntualmente estos vinos artificiales sobre los precios del vino durante los años noventa, además en un contexto de caída generalizada de los precios agrarios que se inicia hacia 1873 y que durará hasta finales de la primera década del siglo XX (Pan, 1994), lo positivo de la invasión por la filoxera del viñedo francés, para los vinos españoles en general, y en particular para los de Rioja como se verá en el apartado en el que se analiza la demanda, es el aumento de las exportaciones225 a Francia.

Con la invasión filoxérica se ponen en marcha toda una serie de actuaciones que modificarán sustancialmente el marco institucional existente

221 Se consideran vinos facticios los que se elaboran imitando a los vinos típicos o de calidad identificados con el lugar donde se producen (origen). 222 Estas actuaciones extendieron una imagen de fraude generalizado que tardó muchos años en desaparecer y se considera el origen de la letra de la canción “los almacenes de Haro los vamos a quemar, se muere mucha gente de vino artificial…” 223 Ley de 11 de enero 224 Además de la producción de “vino artificial”, el alcohol de origen industrial de Alemania sustituyó al alcohol vínico español, relativamente más caro y, con ello, se dejaron de utilizar para estos usos entre 3,5 y 5 millones de hectolitros de vino que se dirigían a destilación (20 por ciento de la producción nacional). 225 Éstas pasaron de 1.105.000 hectolitros de vino común de promedio anual en el periodo 1866-70 a 2.047.000 hectolitros el año 1873, a 7.252.000 en 1883 y a 9.198.000 el año 1890. Las importaciones de vino por Francia alcanzaron su máximo nivel el año 1891 con 11.868.152 quintales métricos importados en barrica (por un valor de 356.044.560 francos) y 5.899 quintales importados en botella (por un valor de 385.600 francos) (Flores, 1901:148).

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en el sector. Desde los distintos ámbitos de la administración, Gobierno nacional, Diputaciones y Ayuntamientos, se adoptan medidas para el control de la enfermedad y las organizaciones de viticultores y de vinicultores que venían actuando en ámbitos tan diversos como el control del fraude y de los vinos artificiales o el fomento de las exportaciones226, encontrarán en la reconstrucción del viñedo filoxerado un amplio campo de actuación.

En España el Gobierno dictó en 1872 las primeras órdenes ministeriales alertando a las provincias. En 1874 se prohibió la importación de vides y sarmientos de los países filoxerados, y al año siguiente se envió una comisión a Francia para ampliar conocimientos. A pesar de estas tímidas medidas y la impresión más o menos generalizada de que la península se iba a ver libre de la invasión, ésta comenzó su imparable carrera en 1878, en las vides malagueñas y poco después en las catalanas. A partir de ese momento todo el país se iba a ver afectado, en un proceso de contagio muy lento que duró al menos veinte años En noviembre de 1896 se detectó la plaga en la comarca del valle alto del Arga (Navarra), para ir descendiendo lentamente hacia el Ebro. Las primeras vides filoxeradas de Rioja se produjeron en la zona de Navarra. En la provincia de Logroño la fecha fatídica fue el 5 de junio de 1899, día en que se comprobó la presencia de “Philloxera vastratix” en un viñedo de la localidad riojalteña de Sajazarra. A la Rioja alavesa llegó el parásito en el año 1900. (Gómez Urdáñez, 2002).

La resistencia de los viticultores a arrancar las vides filoxeradas y sustituirlas por pies americanos en los que injertar la cepa del país, debida tanto al temor a utilizar vides americanas (a través de ellas llegó la plaga), como al elevado coste de la labor, facilitó la aceptación de otras propuestas para combatir la filoxera227. Algunas tan pintorescas como la propuesta por el viticultor gallego Guillermo Varela que “en 1903 llegó a La Rioja con un antídoto que permitía, según su afirmación, “una radical y barata extinción del temido insecto” (Oestreicher, 1994). Los viticultores riojanos deberían depositar 250.000 pesetas en el Banco de España que, a los tres años y comprobado el éxito del antifiloxérico, le serían entregadas228. El naturalista Pau Oliver miembro de la Comisión Departamental de Defensa contra la filoxera en el departamento francés de Pirineos Orientales era partidario de tratar las viñas filoxeradas “con armas como la sumersión en agua, el sulfuro de carbono y la sustitución por vides americanas”. En algunas comarcas de Francia se consiguió frenar el avance de la filoxera inundando las viñas y aplicando al

226 En el Congreso de vinicultores celebrado el año 1886 en Madrid se abrió un pequeña polémica respecto del papel que el Estado debía jugar en la promoción del vino en el mercado exterior al entender algunos congresistas que los cónsules no debían tener capacidad para crear sindicatos de venta en el extranjero, por ser ésta misión de la iniciativa privada (Pan, 1994:237). 227 Antes de que se detectara la filoxera en la provincia, la Diputación de Logroño, hizo propia la iniciativa del riojano José Bellido quien propuso crear un “cinturón sanitario” conocido como “Plan Logroño” que pretendía la creación de una franja libre de viñedos de al menos 30 kilómetros que, aprovechando Los Monegros, seguiría por las sierras de Gúdar, Montes Universales, cordillera Ibérica por Guadalajara y Soria, norte de Burgos y sierras vascas, hasta enlazar de nuevo con los Pirineos en Navarra. De esta forma, eliminando solo pequeñas zonas de viñedo se conseguirían salvar las mejores zonas vitícolas de Zaragoza, Navarra, Logroño, sur de Álava y norte de Burgos. Esta iniciativa no prosperó. 228 Sesenta y nueve pueblos se movilizaron para recaudar el dinero y su desencanto con la solución comenzó en el mismo instante en que se conocieron los ingredientes de la mágica pócima: 81 litros de agua, 12,5 kilos de cal viva, 1 kilo de sulfato de cobre, 28 gramos de tabaco picado del más fuerte y 16 litros de orina masculina (posteriormente se admitiría también la femenina). La conclusión de los técnicos ante las pruebas realizadas en Autol y en San Vicente de la Sonsierra no dejaban lugar a la duda: como fertilizante resulta débil y como insecticida nulo.

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suelo sulfuro de carbono a dosis de 40 gramos por metro cuadrado. Ni estas medidas ni los “cordones preventivos”, creados mediante el arranque de las cepas en todo el perímetro de un territorio, sirvieron para frenar su avance. El arranque del viñedo y su posterior replantación fue la única medida eficaz. (Piqueras, 2005 ).

Detectado el primer foco, la difusión del ataque fue rápida y a los pocos días ya había focos en Briones y San Asensio en La Rioja Alta y también en Alfaro229, en La Rioja Baja. La filoxera en La Rioja acabará afectando a la mayor parte de la superficie de viñedo de la región. Conviene recordar que entre 1877 y 1902 se había producido un fuerte aumento de la superficie de viñedo en la provincia de Logroño, 31.100 hectáreas en el año 1877 y 52.592 en 1902, (Piqueras, 2005) cifra ésta última que coincide con la recogida en la Memoria del Servicio Vitícola provincial de Logroño publicada en 1912 y en la que se detalla la superficie de viñedo por partidos judiciales. Otras fuentes (Diputación Provincial) sitúan la superficie de viñedo en la provincia de Logroño en 47.536 hectáreas en el año 1898, cuando concluye el plazo de declaración de superficie para proceder al reparto del impuesto para atender a los gastos de extinción de la filoxera230. Para el año 1905 la mayor parte de la superficie de viñedo de la región había sido atacada por la filoxera y comienza el lento proceso de replantación del viñedo (Provedo, 2009) en el que Andreas Oestreicher (1996) sospecha que hay poco impulso para la replantación “tanto de los fuertes capitalistas, como de la administración controlada por ellos”. Las razones en las que apoya esta opinión son el exceso de producción de vino existente cuando llega la enfermedad, la capacidad de los industriales bodegueros para abastecerse con vinos procedentes de otras regiones y la poca capacidad de presión de los pequeños viticultores. Esta actitud pasiva cambió a partir de 1910, cuando la Diputación constata los efectos sociales que provoca la plaga y los viticultores se organizan.

La Diputación Provincial facilita estaquillas, estacas, barbados e injertos. En la campaña 1903-1904 la Diputación oferta patrones de 13 variedades a los precios de: 6 pesetas el millar de estaquillas; 15 pesetas el millar de estacas injertadas; 25 pesetas el millar de barbados y 125 pesetas el millar de injertos. Las variedades ofertadas son: graciano, tempranillo y mazuela. La oferta de la Diputación nunca fue suficiente para cubrir la demanda de los viticultores, por lo que se ponen en marcha numerosos viveros que ofrecen sus plantas231.

Desde la perspectiva de las disposiciones institucionales, la replantación del viñedo provocó tanto la intervención pública como la privada. En La Rioja la Caja Vitícola Provincial creada por la Diputación de Logroño es, sin duda, una de las iniciativas públicas de replantación postfiloxérica más

229 “En la jurisdicción de esta ciudad, la filoxera se halla en lo que se llama Monegro, sitio enclavado en las proximidades de la carretera de Grávalos, en lo que se conoce por el Picazo”, (Diario La Rioja de 23 de julio de 1899). 230 La Real Orden de 18 de julio de 1885 disponía, entre otras medidas, que para atender a los gastos que ocasiona la vigilancia y extinción de la filoxera, así como el pago de las indemnizaciones correspondientes, se establece un impuesto anual de una peseta por hectárea de viñedo en las provincias invadidas y limítrofes y de 0,25 pesetas para el resto de las provincias. Cuando en 1896 la filoxera llega a Navarra, los viñedos de La Rioja pasan de pagar 0,25 a pagar 1 peseta por hectárea y con ello aumentan los problemas para su recaudación. 231 “Vides americanas de Adolfo Herrate, propietario viticultor en Haro, Rioja. Viticultores. Comprad en esta vuestra casa, que no los habéis de encontrar mejores. Precio de 50 a 135 pesetas. Los hay en blanco viura de un metro minimun de brote. Barbados, estacas y estaquillas a precios sin competencia. Todo libre de pedrisco y de toda enfermedad criptogámica”, se lee en el anuncio publicado en La Rioja el día 1 de enero de 1910.

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interesante de toda la península (Oestreicher, 2001). Entre las iniciativas privadas destacan las adoptadas por las Sociedades de Labradores en muchos municipios de la región y especialmente interesante, por reunir en ella diferentes intereses, es la Junta de Fomento de intereses Locales de Haro232, en la que participan las más importantes bodegas del municipio (CVNE, Rioja Alta, Carlos Serres, Muga, Martínez Lacuesta,...), cosecheros locales y el Ayuntamiento. La Junta recaudó 33.000 pesetas más 3.500 pesetas anuales, que permitieron adquirir varios trenes de desfonde. Además, en 1905 la Junta puso en marcha una escuela de injertadores233.

La necesidad de disponer de injertos para replantar animó, una vez vencida la desconfianza de los viticultores, la puesta en marcha de un negocio nuevo en el sector: viverista productor y comerciante de plantas injertadas de vid y de barbados americanos. Hubo iniciativas de carácter público y privado y algunas bodegas pusieron en marcha viveros para cubrir sus necesidades y las de los viticultores a los que compraban sus uvas o su vino234.

También a la filoxera “se debe” otro cambio importante en las disposiciones institucionales que determinan el modo de regulación del sector a finales del siglo XIX, ya que a raíz de la aparición de la filoxera en 1878, y tras una serie de iniciativas fustradas235 se creó la Estación Enológica en Haro,236 que tan importante ha sido para la evolución del sector durante el siglo XX.

Iniciados durante los primeros años del siglo XX los trabajos de reconstrucción del viñedo, el sector que surgirá de la superación de la crisis provocada por la filoxera presenta algunas características que lo diferencian de aquel que, a mediados del siglo XIX, se enfrenta a enfermedades hasta entonces desconocidas237. Entre los cambios asociados a la filoxera destacan:

1. Inicialmente (previo a la invasión del viñedo de la región) un aumento de la demanda exterior, por la merma de la producción que provoca la filoxera en Francia, con el consiguiente aumento del precio del vino y, a largo plazo, una mayor orientación hacia el mercado exterior.

232 La iniciativa de creación de la Junta partió del abogado y propietario de viñedos, Ricaredo Sáenz de Santa María, “típico representante de la burguesía viticola riojana (Oestreicher, 1996:603). 233 En esta iniciativa “predominan los intereses de los grandes, puesto que tanto la escuela de injertadores, como la adquisición de maquinaria que servía sobre todo para ser empleada en fincas de cierto tamaño, tenían poco sentido para un viticultor modesto” (Oestreicher, 1996:604). 234 Entre las bodegas que pusieron en marcha viveros se encuentra Marqués del Riscal, que en 1902, vendía a sus proveedores los barbados de cepas americanas a precio de coste. 235 Por una Real Orden de 24 de noviembre de 1879 se estableció una estación vitícola en Málaga y un año después, Real Orden de 5 de mayo de 1880, se dispuso la formación de una red de estaciones vitícolas y enológicas situadas en Zaragoza, Sagunto (Valencia), Ciudad Real y Tarragona, que apenas si lograron ponerse en marcha durante la década de los años ochenta. 236 El 10 de septiembre de 1888 por Real Decreto del Ministerio de Fomento, Gaceta de Madrid de 13/9/1888, se dispone la creación de cuatro Escuelas de Enología o estaciones enotécnicas en las provincias de Alicante, Ciudad Real, Logroño y Zamora y una Estación enológica central en Madrid. Tampoco en esta ocasión las escuelas se pondrán en marcha. Hay que esperar al año 1892 cuando un nuevo Real Decreto de 15 de enero, crea las Estaciones Enológicas. En julio de 1892 se nombra a Don Manuel Díaz Alonso Director de la Estación Enológica de Haro y el 6 de octubre comienza a funcionar el centro. 237 La forma en la que los viticultores y bodegueros reaccionan ante la filoxera en las diferentes regiones vitivinícolas españolas, marcará el futuro del sector en cada una de ellas y será uno de los principales factores que explican las trayectorias divergentes que se observan entre algunas de ellas a lo largo del siglo XX. A este respecto es interesante conocer los trabajos sobre la crisis filoxérica realizados en diferentes regiones (Morilla, 1988, Oestreicher, 1996 y Piqueras, 2005)

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2. Reducción de la superficie de viñedo y, en consecuencia, de la producción de vino en la región, que tardará muchos años en alcanzar el nivel de los años anteriores a la invasión.

3. Mejora en la calidad de los vinos para atender las exigencias de la demanda francesa, con la consolidación de la elaboración de un tipo de vino, el vino fino, envejecido en barrica de roble.

4. Nuevas disposiciones instituciones que se manifiestan, por un lado, en una mayor presencia del Estado en el funcionamiento del sector, con especial incidencia en el sistema arancelario, en el control de la producción y del movimiento del material vegetal utilizado en la plantación de viñedo, en el control de los vinos falsificados y sucedáneos, en la reducción y reforma de los impuestos al consumo de vino y en la regulación de los vinos destinados a destilar y, por otro, en la creación de asociaciones de viticultores y vinicultores y la puesta en marcha de estaciones y escuelas de viticultura y enología (Estaciones Enológicas) En conclusión, las plagas y enfermedades en el viñedo, oidium (1854 en

La Rioja), mildiu (1885) y filoxera (1899) tuvieron consecuencias tanto en el régimen económico de funcionamiento del sector como en las disposiciones institucionales, en la medida en que se produjeron cambios en el mercado por la demanda de vino en las zonas productoras afectadas, se modificó el modo de producción por las innovaciones en el cultivo y en la elaboración que permitieron obtener diferentes tipos de vinos, cambiaron las relaciones entre los agentes económicos. Durante el siglo XX, nuevas disposiciones institucionales consolidarán el nuevo régimen económico de funcionamiento del sector que se configura durante esta segunda mitad del siglo XIX.

2.2 Cambios en las disposiciones institucionales

Con la disolución del Antiguo Régimen y en el marco de un Estado

liberal, el mercado cobra protagonismo en el funcionamiento económico del sector (Garrabú, 1985) y las disposiciones institucionales de carácter formal y la intervención del Estado, se orientan más desde la perspectiva de la integración del sector en el mercado, nacional y exterior, que desde la protección de las producciones y de los mercados locales.

En este contexto los diferentes Gobiernos del nuevo Estado liberal, se interesan por conocer cuál es la situación del sector como paso previo para la adopción de medidas que orienten su modernización, lo que consideran imprescindible para una mejor integración en el mercado.

Desde 1847 en adelante el Ministerio de Fomento trata de articular una política de apoyo al sector agrario en la que el sector vitivinícola ocupa un papel destacado. Las limitaciones presupuestarias se imponen y por ello se restringe la capacidad de intervención del Estado, que se centrará en el fomento de la difusión de las nuevas técnicas de producción en el sector a través de la puesta en marcha de una red de centros de investigación, docencia y difusión, y en la organización de Exposiciones y, en particular, en el caso del vino, en la Exposición Nacional Vitivinícola de 1877, como escaparate al exterior y punto de partida deseado para ordenar la actuación pública en el

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sector y trasmitir la imagen de España como “la bodega del mundo” (Pan, 1994).

La intervención en el sector se plantea a partir de su conocimiento, tanto en términos estadísticos, como de las características analíticas de los vinos elaborados en España. El esfuerzo realizado en 1877 para cubrir las lagunas existentes en estas materias dio escasos resultados, pero sirvió para establecer las bases en las que apoyarán los trabajos posteriores llevados a cabo por los ingenieros del Servicio Agronómico que se crea el año 1879.

La demanda exterior de vino, sobre todo francesa, durante los años sesenta y setenta, hizo que la política arancelaria, los acuerdos comerciales y la promoción exterior, constituyeran la parte fundamental, casi exclusiva, de la acción del Estado en materia vitivinícola durante estas décadas (Kondo, 1990).

En los años ochenta el sistema arancelario, definido por las políticas arancelarias y los tratados, facilita la integración del sector vitivinícola en el mercado exterior (Serrano, 1989) y con ello se trae a primer plano el debate acerca de a quién corresponde la labor de la promoción del vino en este mercado. Ya se ha comentado la importancia que tuvo, en el Congreso de vinicultores celebrado el año 1886 en Madrid, el debate acerca del papel que el Estado debía jugar en la promoción del vino en el mercado exterior, enfrentándose dos posiciones diferentes, una que rechaza su intervención por entender que esta labor correspondía exclusivamente a la iniciativa privada y, otra, que considera oportuna la labor comercial de los cónsules.

En el ámbito del mercado interior la actuación del Estado fue muy limitada hasta la década de los años noventa por el auge de las exportaciones que generó una “expansión sectorial libre, sin regulaciones públicas efectivas de ningún género” (Pan, 1994:278). Las medidas adoptadas, desde la perspectiva del mercado interior, persiguen, aumentar el consumo de vino mediante la supresión de los sucedáneos y falsificaciones, lo que acabará concretándose, en el siglo XX, en la protección de marcas e indicaciones de procedencia, la rebaja del precio de venta al público mediante la reforma de los gravámenes fiscales y la puesta en marcha de un mecanismo de destilación para resolver los problemas de la industria alcoholera, sin que ello provocara aumento de los precios del vino.

Por primera vez, el 11 de marzo de 1892, se recoge en un Real Decreto la definición de vino, “el líquido resultante de la fermentación de las uvas, sin adición de sustancias extrañas a los componentes de las mismas” (Yravedra, 2000). Esta definición jurídica se adopta para reforzar la imagen del vino español en el exterior en un momento en el que se reducen las exportaciones a Francia y fue objeto de duras contestaciones por parte de la industria licorera, elaboradores de Jerez y representantes de países exportadores de alcoholes industriales. Sus protestas encontraban razón de ser en la prohibición de añadir alcohol no vínico, yeso (por encima de dos gramos por litro), colorantes, ácido salicílico, sales metálicas, glicerina y glucosa artificial, entre otros aditivos frecuentes hasta entonces (Pan, 1994).

La administración liberal simplificó la maraña fiscal y dividió la tributación en impuestos directos e impuestos indirectos, sobre todo los denominados “consumos” que incluían al vino, aguardientes, cervezas, aceite y jabón. Entre 1845 y 1888 se producen ocho modificaciones en la tarifa a aplicar. En muchos municipios la presión de los grupos representantes de los intereses de los cosecheros, conseguía negociar y reducir el encabezamiento y la supresión del

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impuesto será una reivindicación constante del sector, durante los últimos años del siglo XIX y primeros del XX (Carnero, 1980).

El problema de los alcoholes centró buena parte de la intervención del Estado en el sector durante estos años del siglo XIX. La razón es simple: en todos los países los impuestos al alcohol son una fuente importante de recaudación. El problema en España se plantea por las presiones de los diferentes grupos de interés, a saber, países productores de alcohol industrial que abastecen el mercado español,238 azucareras de caña de las colonias americanas y de remolacha en España y productores de vino que quieren destilar sus excedentes de producción para obtener alcohol. La política arancelaria permitía aceptar o excluir del mercado nacional a los productores de alcoholes industriales extranjeros, pero no evitaba ni las protestas diplomáticas, ni el nacimiento de una industria alcoholera nacional, de la mano de las industrias azucareras (Fernández, 2008).

El déficit público en la década de los noventa y la reducción del impuesto de consumos, animó el aumento del impuesto al alcohol y con ello las presiones de los diferentes grupos de interés. En el proyecto de Ley de presupuestos para el ejercicio 1892-93 se sentaron las bases del nuevo impuesto mediante el cual se protegía el alcohol de vino.239 En 1893, la alianza de todos los intereses ajenos al sector, dio un vuelco a esta situación y se unificó en 37,5 pesetas por hectolitro el impuesto a los alcoholes no vínicos y se sustituyó el impuesto al alcohol vínico por una patente de fabricación. El problema de los alcoholes siguió sin resolverse y los diferentes grupos de presión defenderán sus intereses ante el Estado durante las primeras décadas del siglo XX.

Con la invasión de la filoxera, como ya se ha visto, se ponen en marcha importantes actuaciones que modificarán el marco institucional existente en el sector y que se reflejan en una mayor presencia del Estado en el funcionamiento económico del sector, en la creación de asociaciones de viticultores y de vinicultores que se constituyen como grupos de presión para canalizar los diferentes intereses existentes en el sector y en la puesta en marcha de centros de experimentación, formación y difusión (Estaciones Enológicas).

Desde los distintos ámbitos de la administración, Gobierno nacional, Diputaciones y Ayuntamientos, se adoptarán medidas para el control de la enfermedad y las organizaciones de viticultores y de vinicultores que venían actuando en ámbitos tan diversos como el control del fraude y de los vinos artificiales o el fomento de las exportaciones, encontrarán en la reconstrucción del viñedo filoxerado un amplio campo de actuación.

2.3 Análisis económico del sector vitivinícola riojano en el siglo XIX. Hacia un nuevo régimen económico de funcionamiento

Los cambios que, durante el siglo XIX, se produjeron en el sector

vitivinícola riojano, acontecen en una etapa de crecimiento de la producción y

238 El uso de alcoholes industriales para la elevación del grado alcohólico en los vinos españoles es frecuente en estos años y genera importantes tensiones en el sector. 239 El impuesto para el alcohol vínico se fija en 25 céntimos por grado y hectolitro frente a 1 peseta por grado y hectolitro para los alcoholes industriales, 85 céntimos para los alcoholes de caña antillanos de más de 60 grados y 60 céntimos para los de menos de 60 (Pan, 1994: 298).

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de la demanda y modificaron tanto la organización de la producción y de los intercambios, como la estructura de los agentes económicos que actúan en él y sus relaciones, y acabaron segmentando la oferta, al poner en el mercado, además de los vinos tradicionales, vinos finos o criados, alumbraron un núevo régimen económico de funcionamiento que acabará de consolidarse durante el siglo XX. Esta es la hipótesis que se quiere contrastar en este apartado. Para ello, se estudiará la importancia del viñedo en la región y su evolución a partir del potencial de producción determinado por la superficie de viñedo y su rendimiento, subrayando los cambios que se producen en el cultivo y en la elaboración como factores determinantes del aumento de la productividad. Las innovaciones introducidas en la elaboración, que afectan al tipo de producto, se identifican a partir de los cambios que se producen en el mercado. Por último se analiza el comportamiento de los precios del vino en estos años como factor determinante del aumento de la productividad y de las inversiones necesarias para la aplicación de las nuevas técnicas de producción y elaboración que definirán un nuevo modo de producción en el sector.

2.3.1 Los usos del suelo y la importancia del viñedo en la región: crecimiento y especialización

La falta de información sistematizada en las fuentes estadísticas

utilizadas para el siglo XIX, no facilita el conocimiento riguroso de algunas variables fundamentales para el estudio económico del sector como son: la superficie de viñedo y su relación con la superficie total cultivada, los rendimientos obtenidos, la producción y la demanda de vino240. No obstante la disponibilidad de documentos que de manera directa o indirecta recopilan información del sector durante estos años, pueden ayudar a reconstruir la evolución de estas variables, aún cuando ninguno de ellos permita, por si solo, conocer la importancia del cultivo en la región y su evolución.

Entre las fuentes consultadas las respuestas a los diversos interrogatorios241 que, desde el Ministerio de Fomento, se dirige a todas las Juntas Provinciales de Agricultura para interesarse sobre el estado de diferentes cuestiones (formación, uso de maquinaria…), apenas si aportan información de interés para conocer ni los usos del suelo ni la importancia del cultivo de viñedo en la región. A nivel nacional es frecuente utilizar como principales fuentes de información el Censo de Frutos y Manufacturas de 1799 y el Anuario Estadístico de 1859-60242.

240 Sobre las fuentes cuantitativas para la Historia económica en España es indispensable el trabajo de Coll et al. (1995) publicado por el Banco de España en su serie Estudios de Historia Económica. 241 En 1862, “Interrogatorio sobre mejoras en la agricultura y conocimiento de la enseñanza agrícola en Granjas Escuela”, Legajo 160 Carpeta 10 Archivo Ministerio de Agricultura (AMA). En 1864, interrogatorio para conocer las máquinas empleadas en la agricultura y el grado de satisfacción existente entre los labradores por el uso de las mismas, Legajo 160, carpeta 10, AMA. 242 A partir de estas fuentes algunos autores concluyen que a partir de la Guerra de la Independencia, y hasta mediados de siglo, la producción agraria española se expandió merced al desmoronamiento de las barreras institucionales que el Antiguo Régimen había venido oponiendo al crecimiento de la agricultura. “Esta expansión agraria de la primera mitad del siglo XIX tuvo como principales protagonistas a los cereales y la vid, y como principal víctima a la ganadería, ya que la extensión de la superficie cultivada se hizo en gran parte a costa de prados, pastizales y cañadas" (Tortella, 1985:82-83). “En el caso de la vid, y para el conjunto del país entre el Censo de Frutos y Manufacturas de 1799, publicado el año 1803, y el Anuario de 1859-60 elaborado por la Comisión de estadística, se produjo un crecimiento anual acumulado de la superficie de viñedo estimado entre el 0,7 y el 1,1 por ciento” (Pan, 1994:48).

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Hay que hacer notar que ambas fuentes han sido severamente criticadas. El Censo lo fue por Fontana (1967), quien recomendaba a los historiadores que no hicieran uso de esta fuente. Esta actitud crítica es compartida por Anes (1970c), aún cuando, como hace notar Prados de la Escosura, las cifras que proporciona Anes sobre la producción de cereales en 1791 y 1797 parecen confirmar las de aquel (Censo) para 1799 (Prados, 1988).

Respecto de la segunda fuente, el Anuario, es preciso recordar el siguiente comentario: "Si, a pesar de sus limitaciones las cifras de 1799 llegaron a ser publicadas, no sucedió igual con las de 1857243, que fueron objeto de una acerba crítica por el prestigioso agrónomo coetáneo, Fermín Caballero. En efecto, las estimaciones alternativas de Caballero han recibido tanta o más atención que las originales de la Junta General de Estadística. Tortella ha señalado, sin embargo, que, con todo, los datos de la Junta son más plausibles que las cifras rectificadas de Caballero" (Prados, 1988:120).

De confirmarse la estimación realizada por Montojo para la evolución de la superficie vitícola nacional, entre el 0,7 y el 1,1 por ciento de crecimiento anual acumulado entre las fechas de estas dos fuentes de información, el viñedo sería uno de los cultivos más expansivos durante estos años de profundas transformaciones que abarcan la primera mitad del siglo XIX. Su crecimiento sería superior al estimado para la población, el 0,63 por ciento anual, mayor también en términos físicos que los valores atribuidos por Prados de la Escosura al crecimiento del Producto Interior Bruto, un 0,72 por ciento, y del producto agrícola, comprendido en el tramo 0,2-0,5 por ciento entre 1800 y 1860. “Esta expansión vitícola a lo largo de estas décadas no fue, sin embargo, un proceso homogéneo en el espacio y en el tiempo. Ya hemos aludido a la existencia de una fase general de estancamiento productivo que dejó paso, entre 1814 y 1820, a un claro aumento de la superficie del viñedo. A partir de este punto las trayectorias de las diferentes áreas vitícolas se separan" (Pan, 1994:49).

Los trabajos consultados (García, 1980, Bilbao et al. 1984; Huetz, 1967; Sanz, 1988 y Alonso et al.., 1990) no permiten establecer ninguna conclusión acerca de la evolución vitivinícola en La Rioja durante la primera mitad del siglo XIX, por lo que la hipótesis establecida por Pan Montojo de "cierta estabilidad en los centros tradicionales de cultivo", debe ser probada a la luz de los datos que puedan aportar otras fuentes que permitan responder a preguntas como: ¿Cual fue el comportamiento en La Rioja? ¿Continúa en los años treinta y cuarenta la recuperación del viñedo que apuntan algunas investigaciones (Alonso, 1991:176)? ¿Qué pasó en la segunda mitad del siglo?

Para dar respuesta a estas preguntas se trabajará, principalmente, con dos fuentes de datos que se consideran fundamentales para conocer la evolución del sector en la región durante la segunda mitad del siglo XIX, sobre

243 Para los años centrales del siglo XIX el dato oficial en el que aparece la mayor superficie de viñedo en La Rioja (y en España), se encuentra en el comunicado que remitió el Gobierno español al de Inglaterra, y que éste publicó en un libro titulado “Statistical tables relating to foreing Countries, 1858", en el que la superficie vitícola de la Provincia de Logroño se cifra en 71.100 hectáreas y la de España en 1.492.925. Estos datos están sacados del primer ensayo de estadística agraria llevado a cabo el año 1857 por la Junta General de Agricultura. Según esta fuente Logroño sería la segunda provincia española, detrás de Barcelona, en superficie vitícola. No parece que esta cifra pueda sostenerse y más parece un disparate que un fiel reflejo de la realidad. Referencia a este escrito y al libro se encuentra en la página 60 del “Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877" dirigido al Excmo. Ministro de Fomento, Sr. Conde de Toreno, publicado en Madrid el año 1878, Imprenta y Fundición de Manuel Tello. AMA Biblioteca SIG 7.529

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todo porque proporcionan información a nivel municipal en dos años considerados significativos en esta etapa, 1861 y 1881: la “Memoria acerca de los trabajos estadísticos en los que aparece parcial y totalmente la riqueza de esta provincia en cumplimiento de la prevención 19 de la circular de la Dirección General de Contribuciones de 6 de diciembre de 1860”244 y el informe del Ingeniero Mariano Gutiérrez y Gutiérrez, remitido de forma parcial en diferentes momentos a la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio del Ministerio de Fomento, (9 y 23 de marzo de 1881 y 14 de junio) y completo el 29 de septiembre del mismo año,245 que se realizó sobre la base de la información aportada por los Ayuntamientos.246

La información obtenida partir de estas fuentes se complementará con los datos aportados por el trabajo de Domingo Gallego Martínez (1986), que presenta el cuadro general de los aprovechamientos agrícolas del suelo en 1855247 y con la información recogida en el año 1876 por D. Antonio Tadeo Delgado y Masnata, con datos que han sido tomados de los centros administrativos de la provincia y de las publicaciones oficiales248. Todas estas fuentes249 permiten tener una visión global sobre la situación del sector agrario en los años cincuenta del siglo XIX, que, desde la perspectiva de los aprovechamientos agrarios del suelo, se presenta tal y como se recoge en el cuadro 3.3.

244 Archivo Histórico Provincial de Logroño, Hacienda 352. 245 Fuente AMA legajo 257, “Estadística de producción de cereales, harina, olivo, aceite, vid y vino de todos los pueblos de La Rioja, Informe del Ingeniero Agrónomo Mariano Gutiérrez y Gutiérrez firmado el día 10 de septiembre de 1881 246 De la información facilitada por los Ayuntamientos se queja el Gobernador Presidente D. Tadeo Salvador y el Ingeniero firmante, de “que por el mal sistema que en España se sigue en el registro de cuanto se produce y gasta, no les es posible a nuestros agricultores hacer una distribución equitativa de los gastos entre los distintos cultivos, ni asegurar la parte que cada uno de los elementos de la producción ha tomado en esta. De aquí la imperfección de este trabajo por su poca exactitud, cuanto por la escasa amplitud de los detalles; máxime si se repara la tendencia que los pueblos tienen de aminorar su riqueza, de aumentar los gastos y aminorar los rendimientos, por virtud de la torcida creencia de que todas estas investigaciones propenden a elevarles el tipo de contribuciones y se resisten a creer que tenga por objeto la más equitativa repartición de los impuestos y saber la verdadera riqueza del país”. (Escrito nº 814 de la JPAIC de Logroño, 29 de setiembre de 1881, AMA legajo 257). 247 Fuente de los datos, Dirección General de Contribuciones, 1855. 248 “y que si bien no todos son de absoluta actualidad, los menos recientes corresponden, cuando más, a los trabajos llevados a cabo en los años 1857 y 1860; habiéndose preferido a los del momento, ya por lo incompletamente que han sido facilitados, ya porque la divergencia de sus resultados hace que se tenga mayor confianza en aquellos,...” (Delgado y Masnata, 1876). 249 Se dispone también de datos para el año 1860 (Delgado y Masnata, 1976) existiendo similitud con las cifras dadas por Gallego Martínez para el año 1855. Las notas de advertencia que se encuentran en la memoria de 1860, permiten pensar que la fuente pudiera ser la misma y por ello corresponder ambas al año 1855 o bien corresponder, las de Delgado y Masnata, a las recogidas en el año 1857, por mandato de la Real Orden de 23 de julio sobre estudios relativos al territorio y evaluación de la riqueza agrícola y pecuaria.

Capítulo III La Historia cuenta

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Cuadro 3. 3

Usos del suelo en la provincia de Logroño1855, 1861 y 1881 Cultivo 1855 1861 1881 TAV 1855/61 TAV 1855/81 TAV 1861/81

Cereales 97.145 71.791 -1,50

Secano sd 85.881 62.011 -1,62

Regadío sd 11.264 9.780 -0,70

% S/tierras cultivadas sd 72,6% 50,7%

Leguminosas sd 4.179 sd

Regadío sd 4.179 sd

% S/tierras cultivadas sd 3,1% sd

Intensivos huerta sd 904 sd

Secano sd sd sd

Regadío sd 904 sd

% S/tierras cultivadas sd 0,7% sd

Total herbáceos(1) 98.163 102.228 102.227 0,68 0,16 0,00

Secano 83.563 85.881 89.662 0,46 0,27 0,22

Regadío 14.600 16.347 12.612 1,90 -0,56 -1,29

% S/tierras cultivadas 76,7% 76,4% 72,2%

Viñedo (2) 24.586 26.575 33.548 1,31 1,20 1,17

Secano 21.999 23.117 29.844 0,83 1,18 1,29

Regadío 2.587 3.458 3.704 4,96 1,39 0,34

% S/tierras cultivadas 19,2% 19,9% 23,7%

Olivar 3.742 4.877 5.826 4,51 1,72 0,89

Secano 1.490 2.739 2.768 10,68 2,41 0,05

Regadío 2.252 2.138 3.058 -0,86 1,18 1,81

% S/tierras cultivadas 2,9% 3,6% 4,1%

Frutales 1470 124 sd -33,78

Secano sd 0 sd

Regadío 1470 124 sd -33,78

% S/tierras cultivadas 1,1% 0,1%

Total leñosos 29.798 31.576 39.374 0,97 1,08 1,11

Secano 23.489 25.856 sd 1,61

Regadío 6.309 5.720 sd -1,62

% S/tierras cultivadas 23,3% 23,6% 27,8%

T. tierras cultivadas 127.961 133.804 141.601 0,75 0,39 0,28

Secano 107.052 111.737 sd 0,72

Regadío 20.909 22.067 sd 0,90

% S/tierras cultivadas 100,0% 100,0% 100,0%

Prados sd 22.411 sd

Secano sd 20.574 sd

Regadío sd 1.837 sd

M. alto, bajo y pastos 322950 10.964 sd

Secano 322.950 10.964 sd

Regadío sd 0 sd

Otros usos sd 25.251 sd

Secano sd 25.251 sd

Regadío sd 0 sd

TOTAL 450.911 192.430 sd

Secano 430.002 168.526 sd

Regadío 20.909 23.904 sd Fuente: elaboración propia a partir de, para 1855 Gallego Martínez D., 1986 a; para 1861 Memoria de la Dirección General de Contribuciones, Archivo Histórico Provincial de Logroño (AHPL, Hacienda 352, “Memoria acerca de los trabajos estadísticos en los que aparece parcial y totalmente la riqueza de esta provincia, en cumplimiento de la prevención 19 de la circular de la Dirección General de Contribuciones de 6 de Diciembre de 1860; para 1881 Gutiérrez y Gutiérrez M., 1881. (1) La superficie total cultivada de herbáceos en el año 1881 es estimada por Gallego Martínez, al no incluirse en el informe otros datos que los referidos a cereales, viñedo y olivar. (2) Los datos obtenidos directamente de los estadillos de 1881 arrojan una superficie de viñedo de 33.671 hectáreas (Fuente legajo 257 AMA).

Capítulo III La Historia cuenta

149

Los datos recogidos en el cuadro 3.3 permiten definir los usos agrarios del suelo durante la segunda mitad del siglo XIX:

1. En el año 1855 las tierras cultivadas representaban la cuarta parte de la

superficie provincial, dominando el sistema cereal (trigo, cebada centeno, avena, maíz) que ocupa más de las tres cuartas partes de las tierras labradas y hortalizas con escasa importancia.

2. La superficie de regadío representa el 16,34 por ciento de la superficie cultivada y esta ocupada mayoritariamente por cultivos herbáceos.

3. Entre los años 1855 y 1881 se produce un importante aumento de la superficie cultivada (13.640 hectáreas que representan el 10,9 por ciento de la superficie cultivada en 1855) observándose un crecimiento mayor entre 1855 y 1861 (TAV = 0,75) que entre 1861 y 1881 (TAV = 0,28)250.

4. Entre los años 1855 y 1861 la tierra cultivada aumenta en 5.843 hectáreas (4,6 por ciento) dedicándose la mayor parte de las mismas a cultivo de cereales (3.854 hectáreas). La superficie de viñedo aumentó durante este periodo en 1.989 hectáreas (871 en regadío) que representan una tasa anual de variación media acumulada del 1,31 por ciento, por lo que bien puede afirmarse que el proceso de expansión de la superficie vitícola se inicia antes de comenzar la década de los años sesenta y, por lo que ya apuntan estos primeros datos, a un ritmo superior al que se observa durante todo el periodo 1855-1881 (TAV = 1,2 por ciento).

5. El viñedo entre 1855 y 1881 pasa de representar el 19,2 por ciento de la superficie cultivada a representar el 23,7 por ciento, aumentando la superficie de viñedo en 8.962 hectáreas, lo que representa el 36,45 por ciento respecto de la superficie de 1855, y se localiza principalmente (89,48 por ciento) en tierras de secano.

6. Cabe concluir que es en los primeros años del periodo 1855-1881 cuando se produce el aumento más importante en la superficie cultivada, destinándose las nuevas tierras, principalmente, al cultivo de cereales y, en menor medida, a viñedo, (1855-1861), produciéndose a partir de 1861 un aumento de la superficie vitícola, aumento que se debe más a la sustitución de cereal por viñedo que al aumento de la superficie labrada. Esta expansión del cultivo de viñedo, que muestran los datos

analizados, la confirman las respuestas al “Interrogatorio de 1º de mayo de 1884, del Consejo superior de Agricultura, Industria y Comercio, contestado por el Consejo Provincial de Logroño el día 6 de mayo de 1885"251, en el que se cifra la superficie vitícola de la provincia en 34.684 hectáreas, de las cuales

250 Este comportamiento coincide con el observado por Bringas Gutierrez (2009) quien identifica tres etapas a la hora de identificar el crecimiento d ela producción agraria en España durante el siglo XIX. “La primera de estas etapas, que comprende los dos primeros tercios del siglo XIX, se caracteriza por un incremento de la producción agrícola basado en la incorporación al proceso productivo de un número creciente de unidades de los factores tierra y trabajo, mientras que las tasas de la productividad simple de los factores no sufren variaciones significativas en sus tendencias, al igual que ocurre con la tasa de la productividad total de los factores. Coincidiendo totalmente con la interpretación historiográfica más habitual, el hecho más destacado de la primera mitad del siglo XIX es la expansión de la producción agrícola proporcional al crecimiento demográfico y al avance de las tierras destinadas al cultivo de cereales” (Bringas, 2009:161). 251 AMA legajo 85 carpeta 1

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2.116 se localizan en regadío constante, 127 en regadío eventual y 640 se cultivan conjuntamente con olivos. Estos datos permiten afirmar que el viñedo se sigue localizando en tierras de secano y que la expansión del cultivo se ha realizado casi exclusivamente en el secano.

Los datos conocidos para el conjunto de la provincia en los años 1861 y 1881 están desagregados por municipios, por lo que es posible elaborar los mapas de localización de la superficie vitícola en estas dos fechas, y realizar, a partir de ellos, algunas observaciones importantes:

En el año 1861, existen cuatro zonas bien diferenciadas en la provincia en cuanto a la participación del viñedo en la superficie agraria útil252:

Zona de especialización vitícola, localizada en torno a Haro, donde

se encuentran los municipios que dedican al viñedo más del 40 por ciento de su Superficie Agraria Útil (SAU), con casos de fuerte especialización como Briñas, con casi el cien por cien, San Vicente de La Sonsierra (77,26%), Gimileo (74,07), Villalba (71,75), Briones (60,36), Haro (58,09), Abalos (56,18), Cuzcurrita (55,92) y Ollauri (51,92). En los veinte municipios que se incluyen en este grupo, se localiza el 43,6 por ciento de la superficie de viñedo de la provincia.

Zona con presencia significativa de viñedo, el viñedo representa entre el 20 y el 40 por ciento de la SAU, y se localiza también en La Rioja Alta, Valle del río Najerilla, con algunos pueblos de La Rioja Media, Moncalvillo e Iregua, y en el Valle del Cidacos en La Rioja Baja. Algunos pueblos presentan un nivel alto de ocupación de sus tierras por el viñedo: Alesanco (38,7 por ciento), Lardero (37,33), Arnedo (35,45), Fuenmayor (34,54), Arenzana de Abajo (28,7), Cárdenas (28,46), Herce (28,31), Navarrete (28), Medrano (25,94) y Quel (25,83).

Zona de transición, localizada principalmente en La Rioja Media y Baja, con superficies de viñedo que representan en cada municipio entre el 10 y el 20 por ciento de su superficie agraria útil. Se extiende desde Moncalvillo por Logroño y el Iregua, hasta el valle de Ocón. Entre los pueblos incluidos en este grupo se encuentran: Villamediana (19,47 por ciento), Sojuela (19,36), Corera (18,66), Torremontalvo (18,57), Alberite (18,53), Aguilar (18,14), Alcanadre (16,51), Tudelilla (16,32), Logroño (16,28) y El Villar de Arnedo (15,31).

Zona de cultivo marginal, en el resto de los municipios el viñedo es casi marginal, ocupando menos del diez por ciento de la SAU. Se incluyen en este grupo 38 municipios que representan en conjunto, menos del diez por ciento de la superficie vitícola de la región.

El mapa vitícola de la región en el año 1881 es mucho menos

homogéneo que el de veinte años antes, lo que anima a pensar que se han producido algunos cambios significativos en el cultivo del viñedo durante estos años que, sin alterar profundamente la estructura vitícola, han modificado el mapa de la distribución de la superficie plantada de viña, observándose:

252 En las dos primeras zonas se localiza el 70 por ciento de la superfice vitícola.

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Una zona de especialización vitícola, que se sigue concentrando principalmente en La Rioja Alta y en la que los municipios con más del 40 por ciento de su SAU dedicada al viñedo concentran ahora el 57 por ciento de la superficie vitícola de la región.

Un aumento considerable de la superficie de viñedo en municipios de la Rioja Baja y Media, como Rincón de Soto, Grávalos, Fuenmayor y Leza, que pasarían a situarse dentro del grupo de especialización vitícola, extendiéndose esta zona desde el entorno de Haro, hacia municipios de la zona de Santo Domingo de la Calzada y del Valle del Najerilla.

Una mayor presencia respecto de 1861, de municipios de las áreas de transición Sierra-Valle en las zonas con porcentajes de viñedo sobre SAU superiores al 20 por ciento, especialmente en La Rioja Media y Baja, entre los ríos Leza y Alhama, y abandono del cultivo en algunos municipios del entorno de Santo Domingo de la Calzada.

Para interpretar los cambios que muestran las dos fuentes de datos a

nivel municipal, basta observar el siguiente cuadro, en el que se agrupan los municipios de acuerdo a la comarcalización253 que actualmente se utiliza. La expansión vitícola que se produjo entre 1861 y 1881, apenas si se nota en zona de La Rioja Media (9,7 por ciento de aumento respecto de la superficie de 1861), en tanto que la superficie de La Rioja Alta aumenta un 28,6 por ciento, cifra ligeramente superior al crecimiento regional (26,2), lo que le permite aumentar su participación sobre el total de la superficie vitícola de la provincia. En La Rioja Baja se produce un aumento del 30,8 por ciento, por lo que aumenta su participación en el total provincial. En conclusión: entre 1861 y 1881 se ha plantado viña por toda la provincia, pero especialmente en La Rioja Baja. Solo cuatro municipios de esta comarca, Alfaro, Grávalos, Cervera del Río Alhama y Rincón de Soto254, explican el 31 por ciento del aumento de la superficie de viñedo en la región entre estas dos fechas.

Cuadro 3.4 Localización comarcal de la superficie de viñedo 1861-1881 (hectáreas)

Comarca 1861 % / Total 1881 % / Total Variación Rioja Alta 15.912 59,9% 20.464 61,0% 28,6%

Sierra Rioja Alta 0 0,0% 28 0,1%

Rioja Media 5.504 20,7% 6.038 18,0% 9,7%

Sierra Rioja Media 0 0,0% 65 0,2%

Rioja Baja 5.005 18,8% 6.546 19,5% 30,8%

Sierra rioja Baja 154 0,6% 407 1,2% 164,3%

TOTAL 26.575 100,0% 33.548 100,0% 26,2%

Fuente: Elaboración propia con datos Memoria 1861 e Informe 1881

253 Comarcalización Agraria llevada a cabo por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en el año 1978. 254 Entre 1861 y 1881 el aumento de la superficie de viñedo en estos municipios fue: Alfaro 917 hectáreas, Grávalos 603, Cervera del Río Alhama 323 y Rincón de Soto 307.

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Para el actual territorio de la DOCa Rioja la superficie total de viñedo en el año 1857 era de 33.908 hectáreas (24.586 en la provincia de Logroño, 7.322 en Álava y 2.000 en Navarra). En el año 1881 esta superficie alcanzaba 47.326 hectáreas, 33.671 en la provincia de Logroño, 10.556 en Álava y 3.099 en Navarra (Gómez Urdáñez, 2000:78).

A la vista de estos datos, puede afirmarse que, durante la segunda mitad del siglo XIX, se produce una expansión del cultivo del viñedo, que ocupa parte de las tierras dedicadas antes a cereales, y que en este proceso de expansión aumenta la especialización vitícola en la comarca de La Rioja Alta y Rioja Alavesa, y el cultivo adquiere en algunos municipios de La Rioja Baja el protagonismo que nunca antes había tenido.

2.3.2 Rendimientos y producción

Conocida la importancia del cultivo de viñedo en la región y la evolución

de la superficie vitícola durante la segunda mitad del siglo XIX, procede ahora averiguar el comportamiento de la producción. Una primera aproximación, a partir de las fuentes documentales disponibles, ofrece resultados que, a priori, parecen estar muy alejados de la realidad. Puede leerse en el BOPL de fecha 1 de octubre de 1862: "La exuberancia de las grandes cosechas de La Rioja, que por término medio se valuaban no hace muchos años, en trece millones de cántaras, sin contar apenas con otros mercados que las montañas de Santander y las provincias vascongadas, insuficientes para consumir tan extraordinaria producción, originó de tal modo su menosprecio, que en muchos puntos se empleaba el vino para amasar el yeso que se invertía en la fabricación de edificios, siendo infinitos los en que se arrojaba a los ríos para dar cabida al de la cosecha inmediata".

Se puede afirmar, sin duda alguna, que la cifra de producción dada en esta circular, más de 208 millones de litros, parece excesiva, ya que, con los rendimientos que cabe esperar en estos años, supondría que se cultivaba de viñedo casi toda la superficie labrada de La Rioja.

Si el dato de producción citado anteriormente hay que descartarlo por excesivo, quizás sea preciso hacer lo mismo, pero por lo contrario, con las cifras que aporta D. Antonio Tadeo Delgado y Masnata en la Memoria de 1876, 20.507.403 litros de vino en la cosecha de 1874 y 31.231.833 litros de producción media en los años anteriores.

Sin llegar a los extremos apuntados, el resto de documentos consultados no ofrece resultados concluyentes, ni sobre rendimientos, ni sobre producción y, en algunos casos, presentan una información contradictoria, así por ejemplo:

Los datos recogidos en el ensayo estadístico del año 1857, dan una

producción en Logroño de 20.474.700 litros de vino, 12.200 de vinagre y 169.700 de aguardiente, estimándose la producción total nacional en 540.501.300 litros, cifra que fue rechazada por la Junta General de Estadística por exigua255. Estas cifras chocan con las dadas por D. José

255 Se sabe que en los últimos años de la década de los cincuenta y los primeros de los sesenta las producciones se redujeron de forma importante como consecuencia del ataque del Oidium Tuckery, pero, en cualquier caso estas cifras parecen excesivamente bajas. En un informe remitido en octubre de 1861 al Ministerio de Fomento, el Gobierno de la provincia se queja del azote de la plaga “hasta el extremo de

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Elvira en la Memoria leída en la Junta Provincial de Agricultura el día 4 de junio de 1.860, que tampoco permiten conocer con fiabilidad la producción de vino en la región: “En estos años de escasez, a pesar de tener este caldo un precio tan subido, apenas pueden nuestros cosecheros cubrir los gastos del cultivo. Este ramo de la industria agrícola es el de más valor é importancia de todos nuestros productos. Los seis a nueve millones de cántaras que por término medio produce nuestro suelo en los años normales, son la esperanza más segura de nuestro porvenir” (Elvira, 1860:5).

Los rendimientos declarados en el año 1877 para la confección de la memoria de la Exposición Nacional Vinícola, oscilan entre el máximo de Rioja Alavesa, 3.500 litros por hectárea y el mínimo de Soria, 800 litros. El rendimiento en la provincia de Logroño se cifra en 1.500 litros por hectárea. Dice la Secretaría de la Junta de Agricultura que “estas cifras las ha admitido desde luego como ciertas, aunque sólo en el concepto de un mínimun. En el hecho de ser declaradas; porque aquí, en materia de estadísticas de este género, jamás se ha dado el caso de que las declaraciones de los productores pequen por exceso” (Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877, AMA Biblioteca SIG 7.529:71). En su afán por aproximarse a la producción real del país, los redactores del Estudio manejan las superficies y los rendimientos hasta conseguir una producción de 32.897.273 hectolitros, en España, de los cuales 1.066.500 se producirían en la provincia de Logroño256.

En la Memoria presentada al Jurado de la Exposición Vinícola Nacional del año 1877 sobre los vinos del Marques de Riscal257 se lee, “La cosecha era entonces de 2.800 cántaras sobre 400 obradas (22 hectáreas). Después se han plantado y agregado hasta 1.000 obradas (55 hectáreas), cuya producción media llegará en breve de 6.200 a 8.000 cántaras (1.000 a 1.280 hectolitros), y se aumentará hasta 40 ó 50 hectolitros por hectárea cuando lleguen a buena edad los plantíos nuevos”, y en los datos económicos que aporta se incluyen los siguientes rendimientos: 2.036 litros por hectárea en el primer año, “que fue malo” y 2.545 litros por hectárea en el segundo, “que fue mediano”. En definitiva, las tres fuentes apuntadas estiman producciones que van

desde 20 hasta 144 millones de litros. Lo que sí resulta evidente a la vista de la información analizada, sobre el comportamiento del rendimiento y de la producción es el impacto del oidium sobre la producción de vino en la región. Esta información se contrasta a la vista de los datos conocidos para algunos municipios258 en los que el cultivo tiene gran importancia.

hallarse reducida la cosecha de la provincia a la proporción de un diez por ciento” (AMA Legajo 14, carpeta 3). 256 Recuérdese que en este Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional del año 1877, se estimaba la superficie de viñedo en la provincia de Logroño en 71.100 hectáreas. 257 “Memoria sobre la elaboración de los vinos del Marques del Riscal en El Ciego de Álava”, Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento, IV,I, 1877. IER. 258 Así por ejemplo, en la ciudad de Haro, la media de producción de los años para los que se conoce el aforo, entre 1801 y 1853, (antes del oidium), es de 188.931 cántaras; entre 1854 (primer año de ataque de oidium) y 1860, la producción media se reduce a 81.509 cántaras, y entre 1868 y 1873 la producción media vuelve a subir, hasta situarse en 205.458 cántaras. Desde 1801 a 1845, los aforos presentan oscilaciones importantes, desde el máximo que se alcanza el año 1834 con 356.545 cántaras y el mínimo del año 1801 de 99.747. Para La Rioja Baja, los datos de Calahorra parecen indicar lo mismo, el aforo del

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Un segundo aspecto que parece constatarse en todos los documentos es el carácter recurrente de las series de producción conocidas en las que “se van sucediendo, con cierta alternancia, períodos de rendimientos altos y bajos. Esto se observa con especial claridad en el caso de La Rioja. (...) Las etapas de rendimientos muy bajos se explican por los efectos catastróficos de las enfermedades criptogámicas (oidium y mildeu principalmente), y de la invasión filoxérica. Los niveles altos que les suceden suponen la vuelta a la normalidad” (Gallego, 1986:525).

A la vista de toda esta información no es arriesgado pensar que la tendencia de la producción durante la segunda mitad del siglo XIX fuera claramente ascendente, a medida que los viticultores disponen y aplican los medios necesarios para controlar el oidium. Es muy probable que los rendimientos por hectárea antes de la enfermedad y una vez controlada fuesen similares, con unos años, desde 1855 a 1862, de rendimientos bajos como consecuencia de los ataques incontrolados de oidium, seguidos de una recuperación hacia la normalidad.

A falta de datos sobre los rendimientos en la década de los años cincuenta, cuando todavía no se ha detectado el oidium en la región, se tratará de averiguar los rendimientos en los años en los que éste ha sido controlado y cuando todavía no ha llegado la nueva enfermedad que afectará al viñedo riojano desde 1885, el Mildiu, y a partir de ellos estimar la evolución de la producción de vino en la región durante la segunda mitad del siglo XIX.

Para ello se han utilizado los datos recogidos en la Memoria de la Dirección General de Contribuciones del año 1861 (AHPL, Hacienda 352), en el informe emitido por el ingeniero Gutierrez y Gutierrez M., en 1881 (AMA Legajo 257, carpeta 1) y en las respuestas al interrogatorio de primero de octubre de 1884 (AMA, Legajo 85, carpeta 1) que dan información a nivel municipal y por calidades de tierra y localización del viñedo en secano o regadío y, para el año 1861, incluyen, además, el valor de las producciones. Estos datos se van a complementar y contrastar con las cartillas evaluatorias del municipio de Logroño en 1859 y las de varios municipios de la región en el año 1881 (AHPL, Legajo 2.847).

A partir de la información recogida por estas fuentes documentales e introduciendo algunos supuestos adicionales sobre la proporción de cada clase de tierra, pueden estimarse los rendimientos medios obtenidos en la región en función del tipo de cultivo (secano y regadío) y, a partir de ellos, deducir la producción de vino. En la Memoria de la Dirección General de Contribuciones del año 1861 se incluye el valor de la producción de vino en cada municipio según calidad y tipo de tierra. Conocido el precio medio al que los peritos han realizado estas valoraciones259 puede calcularse, indirectamente, el rendimiento medio asignado a cada uno de los municipios260 (ver anexo C 3.1).

año 1852 fue de 62.590 cántaras y de 48.711 en 1854, cayendo hasta 24.140 en 1859. (Huezt, 1967:401 y 520). 259 En el BOPL nº 34 de fecha 21 de marzo de 1859 se publica el “Estado del precio medio que han tenido los granos y caldos en los pueblos cabeza de Partido en el decenio 1848 a 1857, ambos incluidos”, a efectos de realizar las cartillas de evaluación que permitan actualizar y completar los amillaramientos llevados a cabo el año 1852. Este estado de precios es corregido por la circular de la Administración Principal de Hacienda Pública de la Provincia de Logroño que se publica en el BOPL nº 72 de fecha 17 de junio de 1859. 260 Es preciso hacer constar que los peritos encargados de confeccionar las cartillas evaluatorias en cada pueblo, insisten en sus anotaciones en que el elemento más importante de ocultación de la riqueza no es la merma en la superficie de viñedo, sino la declaración de tierra cultivada en una clase de inferior

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Por las observaciones incluidas en las cartillas de varios municipios y por una circular de la Diputación publicada en el BOPL, se sabe que los rendimientos utilizados en el cálculo de los productos incluidos en las cartillas evaluatorias corresponden a los de una situación productiva normal y no a los de las cosechas de los años 1855 a 1861, muy mermadas por efecto del oidum.261

En el supuesto de que en todos los pueblos se hubiera aplicado el mismo criterio de valoración que en la ciudad de Logroño (se valoró a 7 reales la arroba y no al precio oficial de 11 reales), el rendimiento medio en viñas de primera de secano se elevaría hasta 2.918 litros por hectárea y hasta 2.992 litros en el regadío, con rendimientos máximos de 3.098 y 3.678 litros respectivamente.

Para tratar de profundizar más sobre esta cuestión, se han analizado los datos incluidos en la cartilla de evaluación del año 1859 de la ciudad de Logroño262, en la que el valor asignado a las tierras se sitúa entre el mínimo de 84 reales de vellón por fanega correspondiente a las viñas de secano de tercera calidad y el máximo de 280 de las tierras de primera calidad en regadío.

Las observaciones que se incorporan, a la cartilla evaluatoria incluyen el precio al que se valoró la producción, que fue, como ya se ha dicho, de 7 reales la arroba, cuatro menos que el precio medio del periodo 1848-1857 publicado en el BOPL, “en consideración de las mermas y de los arbitrios o impuestos municipales que soporta el vino”. Descontando en las viñas olivares los productos imputados al olivar, teniendo en cuenta que en Logroño la fanega de tierra tiene una superficie de 2.722 varas cuadradas y realizados los cálculos correspondientes según la superficie de viñedo para cada clase y tipo de tierra se obtiene un cuadro de rendimientos para el municipio de Logroño que oscila entre el mínimo asignado a las viñas con olivos en tierras de tercera en secano, 340 litros por hectárea, y el máximo de 3.426 litros por hectárea en tierras de primera calidad en regadío263.

calidad a la real, tratando con ello de cubrir (ante Hacienda) la merma de producción causada por el oidium. Por ello el cálculo del rendimiento que se ha realizado, para algunos pueblos con mayor superficie vitícola, se hace a partir de las tierras de primera y aún así, son varios los casos en los que los resultados obtenidos parecen injustificadamente bajos. 261 “Esta Diputación, conocedora a fondo de las inmensas pérdidas que viene experimentando la provincia a causa de las escasísimas cosechas de vino debido al desarrollo y notable incremento que ha tomado el oidium en los últimos ocho años, sin que por esto las contribuciones se hayan aliviado en lo más mínimo, antes por el contrario, van creciendo de año en año,...” (BOPL de fecha 25 de abril de 1862). 262 Archivo Histórico Provincial, Fondos de Hacienda. 263 Los peritos dicen en sus comentarios incluidos en las observaciones de la cartilla de Logroño que en el caso de las viñas y viñas olivares, “han estampado unos productos que en modo alguno se obtienen a pesar de los enormes gastos que su cultivo trae consigo. Han considerado también que la Cartilla podrá servir para un período de cinco o diez años en cuyo tiempo, aunque no se vislumbra hoy ni el más pequeño indicio, de que la enfermedad del oidium pueda desaparecer abrigando la esperanza de que, como en algunos puntos ha sucedido, se extinga aquí también, o que si tenaz perviviere, causando los estragos que en la actualidad, reduciendo a la nulidad completa la cosecha del vino, se decidirán muchos contribuyentes a variar de cultivo, aplicando sus fincas a otros que sin tantos gastos, den aunque más cortos, unos positivos rendimientos. Por eso, pero sin potestad, pero reservándose el derecho de promover la reclamación oportuna de agravio como y cuando lo creyesen conveniente sobre los exagerados productos que se figuran hoy a las viñas, han acordado después de un maduro examen someter a la superior aprobación y firmar el presente documento, hecho según su buen saber y entender en Logroño a quince de julio de mil ochocientos cincuenta y nueve”. (Observaciones en la “Carpeta que comprende diez y nueve demostraciones de productos y gastos de los términos de regadío y secano enclavados en el término jurisdiccional de la Ciudad de Logroño, las cuales sirven de comprobante a la cartilla formada al efecto”. AHP de Logroño, Fondos de Hacienda).

Capítulo III La Historia cuenta

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Cuadro 3. 5

Rendimiento del viñedo en Logroño (1859)

Regadío Litros por hectárea por tipo de tierra

Tierra de 1º Tierra de 2ª Tierra de 3ª

Viñas que se hacen con 5 y más viajes 3.426 2.740 2.055

Viñas que se hacen con 3 y 4 viajes 3.426 2.740 2.055

Viñas y olivares 1.350 1.000 675

Secano

Viñas 2.740 2.055 1.028

Viñas olivares 1.000 670 340

Fuente: elaboración propia con datos cartilla evaluatoria 1859 Estos rendimientos que se recogen en la cartilla evaluatoria de Logroño,

(40, 32 y 24 cántaras por fanega de 2.722 varas cuadradas en tierras de regadío de primera, segunda y tercera respectivamente, y de 32, 24 y 12 en tierras de secano, primera, segunda y tercera), tratan de modificarse a la baja en las nuevas evaluaciones realizadas en el año 1881, proponiéndose 30, 24, y 18 cántaras por fanega en regadío y 22, 17 y 10 en secano, siendo esta propuesta rechazada por la Administración, que considera que las antiguas producciones se ajustan mejor a la realidad, siendo “la baja injustificable al haber mejores útiles y prensas” 264.

En el resumen del Informe elaborado por el Ingeniero Mariano Gutiérrez y Gutiérrez en el año 1881, se cifra la producción de vino en la provincia de Logroño en 1.286.909 hectolitros265, cantidad que, a priori, parece exagerada para la época, a la vista de las declaraciones de rendimientos que se recogen para los diferentes municipios. Entre estas declaraciones hay diferencias muy importantes que van desde rendimientos de 700 litros por hectárea en algunos municipios hasta los 8.300 en Torremontalbo, siendo más frecuentes rendimientos que oscilan entre los 2.900 litros declarados en Fuenmayor y Briñas y los 1.600 declarados Alesón y Tudelilla, por ejemplo.

Los datos obtenidos para el año 1881 pueden contrastarse con los que se incluyen en las respuestas al interrogatorio del año 1884. En ellas se cifra la producción de vino en la provincia de Logroño en 421.386 hectolitros, con un rendimiento medio de 1.215 litros por hectárea, “efecto del mal estado en que quedaron las viñas por los hielos del año anterior”. En el mismo documento se incluye la producción de 1883 que es de 316.041 hectolitros, haciéndose constar que por el “efecto de los hielos en primavera de este año hubo gran pérdida”. También se encuentra en él la producción media obtenida en el quinquenio 1880-1884 que se cifra en 527.735 hectolitros, de los cuales

264 AHP, Cartillas evaluatorias 1881, en cumplimiento del Reglamento Orgánico de 10 de diciembre de 1878 para la reforma de los amillaramientos. Legajo 2.847, Fondos de Hacienda. 265 Esta cifra no está justificada ni se apoya en ninguno de los datos recogidos en el informe, entrando, además en contradicción con alguno de ellos, como por ejemplo el valor de la producción por hectárea, que se dice es de 150 pesetas, lo que a los precios que se recogen en el propio informe, entre 14 y 21 pesetas por hectolitro,(resumiendo el Ingeniero un precio medio de 16 pesetas) significaría un rendimiento medio de mil litros por hectárea, lo que daría una producción total de medio millón de hectolitros aplicando este rendimiento a la cifra errónea que se recoge en el informe (55.174,2 hectáreas) y de un tercio de millón según la superficie que arroja la suma de las superficies declaradas por los pueblos (33.671).

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477.015 se obtienen en viñas de secano, 3.032 en viñas de regadío eventual, 38.032 en viñas de riego constante y 9.600 en viñas con olivar.

Teniendo en cuenta la superficie incluida en cada tipo de viñedo el rendimiento medio en el quinquenio 1880-1884 se sitúa, según este documento, entre 1.500 litros de vino por hectárea obtenidos en las viñas de secano y viñas con olivar y los 1.800 litros por hectárea en las viñas de riego constante.

Las cartillas evaluatorias de varios municipios en el año 1881266, permiten conocer los rendimientos medios asignados por los peritos según clases de tierra. Estos rendimientos van desde los 640 litros por hectárea de las tierras de tercera en secano en el municipio de Lardero267, hasta los 5.181 en las tierras de regadío de primera clase en Cenicero (cuadro 3.6).

Cuadro 3. 6 Rendimientos del viñedo en varios municipios de la provincia de Logroño el

año 1881

Litros por Hectárea

Municipio Tierra de: 1ª 2ª 3ª

Bañares Secano 3.097 2.645 2.258

Aldeanueva de Ebro Secano 2.016 1.484 807

Alfaro Secano 1.790 1.452 1.298

Calahorra Regadío eventual 1.613 1.290 968

Calahorra Secano 1.210 968 807

Cenicero Regadío 5.181 4.267 3.352

Cenicero Secano 3.962 3.200 2.438

Haro Secano 3.048 2.373 1.925

Lardero Regadío 1.613 1.210 807

Lardero Secano 1.291 968 645

Santo Domingo de la C. Secano 3.161 2.694 2.323

Fuente: Elaboración propia con datos de cartillas evaluatorias de 1881

En síntesis, la información obtenida de las fuentes consultadas esta

sesgada, en unos casos al alza por el poco celo de los encargados de aportar y/o de recoger los datos y en otros a la baja por razones fiscales o de prevención excesiva ante los daños causados por plagas y enfermedades como en el caso del oidium. El resultado es un cuadro de datos contradictorio que es necesario trabajar con cautela.

Hecha esta precisión y ajustadas las valoraciones de los datos utilizados para los años 1861 y 1881268, a las proporciones de cada clase de tierra que declaran los municipios, menos del 20 por ciento de primera, y,

266 AHP Legajo 2.847 Fondos de Hacienda. 267 En la cartilla de Lardero, el perito D. Canuto Pedro Oñoro, sigue “echando mano” del oidium para justificar tan bajos rendimientos. 268 En 1861 la superficie de viñedo productivo 26.575 hectáreas, de las cuales 3.027 son viñas en regadío y 451 viñas-olivares en regadío y 41 en secano. El rendimiento medio de las viñas olivares se estima en 1.875 litros por hectárea. En el año 1881 del total de hectáreas de viñedo, 33.548, se localizan en secano 29.844.

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aproximadamente, el 50 por ciento de segunda, y las correcciones realizadas por los peritos, puede estimarse que:

1. En el año 1861 el rendimiento medio oscila entre 1.600 y 1.850 litros de

vino por hectárea, con grandes diferencias entre municipios (de 2.200 a 2.600 en La Rioja Alta y entre 1.000 y 1.700 en La Rioja Baja) y entre las tierras de regadío (2.200 a 2.600 litros) y las de secano ( 1.500 a 1.700). La producción de vino en la provincia de Logroño oscila entre lo 40 y los 50 millones de litros (unos tres millones de cántaras)269.

2. En el año 1881 el rendimiento medio se sitúa entre 1.900 y 2.200 litros por hectárea, con rendimientos máximos en La Rioja Alta (2.500 a 3.000 litros) y mínimos en La Rioja Baja (1.200 a 1800 litros). En el viñedo de regadío el rendimiento medio oscila entre 2.500 y 3.000 litros y en secano entre 1.850 y 2.100. La producción de vino en la provincia de Logroño se sitúa entre 64 y 74 millones de litros.

Cuadro 3. 7 Estimación del rendimiento y de la producción de vino

en la provincia de Logroño entre 1861 y 1881

1861 1881

Rendimiento medio Litros/Hectárea Litros/Hectárea

En regadío 2.200-2600 2.500-3000

En secano 1.500-1700 1.850-2100

Rendimiento medio mínimo 1.600 1.900

Rendimiento medio máximo 1.850 2.200

Producción de vino Litros Litros

En regadío

Mínimo 7.607.600 9.267.500

Máximo 8.990.800 11.112.000

En secano

Mínimo 34.675.500 55.211.400

Máximo 39.298.900 62.672.400

Total

Mínimo 42.283.100 64.478.900

Máximo 48.289.700 73.784.400

Fuente: elaboración propia con datos 1859, 1861, 1881 y 1884 El aumento de la producción de vino entre 1861 y 1881 es tanto

consecuencia del crecimiento de la superficie de viñedo (unas 7.000 hectáreas en la provincia de Logroño y 13.000 en los municipios que hoy forman parte de la DOCa Rioja), como por el aumento de los rendimientos, casi en un veinte por ciento.

269 Esta producción anual media incluye la posibilidad de cosechas abundantes, más de cinco millones de cántaras de vino, y cosechas escasas por debajo incluso de los dos millones, siendo precisamente estas oscilaciones una de las características básicas del sector en estos años.

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Para el conjunto de los municipios que hoy integran la DOCa Rioja la producción de vino que se situaba en los años centrales del siglo XIX entre 60 y 70 millones de litros, pasó a oscilar entre los 90 y los 100 millones de litros en la década de los años ochenta.

Dos resultados importantes para estimar una variable para la que no se tenía información fiable y sin duda a tener en cuenta junto al comportamiento de la superficie, de la demanda y de los precios, para entender los cambios que se están produciendo en el sector.

2.3.3 Demanda

Las fuentes disponibles para estimar el comportamiento de la demanda

de vino son más escasas que en el caso de la producción. Hasta 1850, casi todo son especulaciones. A nivel nacional parece haber acuerdo en torno a dos circunstancias que se derivan del contexto económico en el que actúa el sector, por un lado, el aumento del consumo de vino en el mercado interior, consecuencia del crecimiento demográfico y de la urbanización (Pan, 1994) y, por otro, el crecimiento de las exportaciones de vino de España, que se observa ya entre 1830 y 1854, hasta alcanzar los 840.100 hectolitros y que será mucho mayor durante los años setenta, por el aumento de la demanda francesa.

En el caso de La Rioja el descenso demográfico que acontece durante la primera mitad del siglo XIX (primera guerra carlista y cólera morbo de 1834, son algunas de las explicaciones que se han dado), se reflejará, probablemente, en una merma del consumo de vino en la región. Por otro lado, la presencia de vino de la provincia en los mercados exteriores no tiene especial relevancia en estos años (tal y como se deduce de todas las quejas que años más tarde se recogen en informes, memorias y circulares en las que se habla de los mercados270), por lo que difícilmente pudo beneficiarse del aumento de la demanda exterior.

Iniciada ya la segunda mitad del siglo XIX, se produce un aumento significativo de la demanda de vino que se justifica por la expansión económica en la mayoría de los países europeos, que dura hasta 1873, por la urbanización y, sobre todo, por la red de transportes, que perimte articular los mercados nacionales y facilita la exportación. Este comportamiento de la demanda coincide con cambios en los hábitos de los consumidores que animan la elaboración de nuevos tipos de vinos y la mejora de la calidad. Todo ello permitió lo que Pan Montojo llama “democratización y diferenciación” en el consumo de vino (Pan, 1994:78).

En la provincia de Logroño el efecto de la demanda exterior, francesa especialmente, no se notará hasta la década de los años setenta, centrándose los esfuerzos del sector, en estos primeros años de la segunda mitad del siglo, en el control del oidium.

Para conocer los destinos de la producción de vino de la región se ha recurrido a dos fuentes de información, el Anuario Estadístico de España,

270 En los informes que desde diferentes embajadas españolas en el extranjero se envían al Ministerio de Fomento, hay referencias a vinos de Cataluña, de Málaga, de Jerez,... y a sus precios de venta en diferentes países. Referencias de vino de Rioja sólo se ha encontrado una en Puerto Rico donde se vendía vino de Rioja a 15 y 17 pesos el barril (AMA Legajo 257 carpeta 1).

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160

publicado por la Junta General de Estadística 1860-1861271, que contiene datos sobre consumo en la provincia de Logroño y el interrogatorio de 1884 que incluye un cálculo estimativo del consumo provincial y aporta también datos sobre el comercio a otras provincias y a exportación.

Los datos del Anuario Estadístico cifran el consumo anual de vino en la provincia de Logroño entre 1858 y 1861 en 13.560.737 litros lo que representa un consumo de 78,04 litros por persona y año.

Cuadro 3.8 Consumo de vino en la provincia de Logroño 1858-1861

Consumo en litros

Año Total Per cápita

1858 17.168.594 98,77

1859 12.444.649 71,65

1860 12.440.117 71,60

1861 12.189.586 70,17

Media 1858-1861 13.560.737 78,04

Fuente: elaboración propia con datos Anuario estadístico de España, publicado por la Junta General de Estadística 1860:1861

El consumo medio per cápita en España es, según el Anuario, de 32,44

litros. En la clasificación provincial, Logroño ocupa el segundo lugar, después de Palencia que tiene un consumo de 83,21 litros por persona y año, seguida por Segovia con 77,62, Madrid, 72,13, Guadalajara 71,8 y Zamora con 67,11 litros per cápita.

En las respuestas al interrogatorio de 1884, se estima el consumo total en la provincia de Logroño en 15.432.700 litros, a partir de un consumo diario de medio litro de vino para los hombres mayores de 16 años (55.048), y un consumo de un cuarto de litro para las mujeres mayores de 16 años (59.031). Se incluye, también, entre las respuestas a las preguntas que se refieren al comercio, información sobre el destino del vino, leyéndose que se exportan “al extranjero término medio anual 372.400 hectolitros”, y que al comercio de vinos con las provincias “se calculan 25.000 hectolitros de vinos finos y 15.000 hectolitros ordinarios de color”.

Para la producción de 566.727 hectolitros de vino considerada en esta fuente, durante la primera mitad de la década de los años ochenta, casi las dos terceras partes van al mercado exterior, un 27,2 por ciento se consume en la provincia y solo un 7,1 por ciento se dirige al mercado nacional.272

271 “Anuario estadístico de España, publicado por la Junta General de Estadística 1860:1861" Imprenta Nacional, Madrid, 1862:1863. 272 Respuestas al Interrogatorio de 1º de octubre de 1884. A pesar de insistir por dos veces en esta respuesta, parece elevada la cantidad que se dice con destino al extranjero, no disponiendo por ahora de otras fuentes para poder contrastarlo, ya que la que se recoge en el informe del Ingeniero Mariano Gutiérrez y Gutiérrez del año 1881, en concepto de “exportación”, 180.338,2 hectolitros, incluye como destinos Francia, Vizcaya, La Sierra, Burgos, Belorado, Pradoluengo, Santo Domingo, Pedroso, Anguiano, Canales, Miranda y Haro. En el caso de España el total de vino exportado en el año 1884, fue de 6.539.538 Hectolitros, 3,34 veces el volumen exportado en el año 1868 (Carnero, 1980).

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Cuadro 3. 9 Destino de la producción de vino de la provincia de Logroño 1884

Destino Hectolitros Estructura (%)

Consumo en la provincia de Logroño 154.327 27,2%

Mercado nacional 40.000 7,1%

Exportación 372.400 65,7%

Total 566.727 100,0%

Fuente: Datos Interrogatorio 1884 La mayoría de los vinos de Rioja exportados son tintos ordinarios,

estimándose la exportación de vinos finos tipo Medoc en unos 5.000 hectolitros. De este tipo de vinos se envían a otras provincias unos 25.000 hectolitros.

En la década de los años setenta los vinos de la provincia de Logroño, comienzan a beneficiarse de la articulación del mercado nacional y del tirón de la demanda, especialmente del mercado francés, comenzando otra etapa bien diferente para el sector vitivinícola en la que la mejora de la calidad del vino, será un objetivo principal para algunos productores.

No es casual, por lo tanto, que en el último cuarto de siglo surjan nuevas empresas bodegueras atraídas por los beneficios que genera este sector en expansión y con una fuerte demanda que se mantendrá hasta la década de los noventa, animada, sobre todo, por la baja producción de los viñedos franceses afectados por la filoxera desde el año 1868 como ya se ha indicado.

Algunos análisis mediante modelos econométricos de los factores determinantes a largo plazo de las exportaciones españolas de vino de mesa, como el aplicado para el periodo 1871-1935, por Pinilla y Serrano (2008)273 permiten confirmar la importancia que las barreras arancelarias tuvieron en los flujos de la exportación y también la influencia de la afinidad cultural existente con los consumidores de los países de destino, pero sobre todo confirman los resultados obtenidos para el conjunto de la economía que ponen de relieve la vulnerabilidad de las exportaciones frente a cambios repentinos en las políticas comerciales, destinadas a estimular la producción nacional. Los resultados obtenidos por Pinilla y Serrano muestran también cómo, durante todo este período, el comercio del vino se benefició de una reducción sustancial de los costes de transporte.

Especialmente interesante resulta la conclusión a la que llegan estos autores sobre la inelasticidad de la demanda respecto de la renta en lo que respecta a los productos agrícolas, lo que se suele considerar como un grave obstáculo para un mayor dinamismo del comercio de tales artículos y que en el caso del vino de mesa, se traduce en un problema mayor ya que, durante el último tercio del siglo XIX, era sólo un elemento de consumo masivo en los países de la orilla norte del Mediterráneo, lo que limita aún más el crecimiento en su comercio. Sólo en aquellos países que recibieron muchos inmigrantes

273 Estos autores utilizan un modelo basado en “la ecuación de gravedad” que aplican al vino de mesa español exportado a los principales países de consumo de vino.

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162

europeos (por ejemplo, Argentina o Uruguay) fue posible ampliar las exportaciones.

Sin menospreciar el impacto que tuvo el arancel francés de 1892,274 el mercado de este país no se cerró para los vinos españoles ya que las exportaciones todavía se mantuvieron altas durante algunos años. Las ventas de vino se sostienen, además, por el aumento de la demanda en España y en América, sobre todo de vinos “finos de mesa”, lo que reforzó la disposición de algunas bodegas, entre ellas varias de Rioja, para orientar su producción hacia este tipo de vinos.

Con el aumento de la demanda de vinos finos (tipo Medoc se denominarán también en La Rioja) se van a producir cambios importantes en el modo de producción existente hasta ahora en Rioja, que acabarán por definir un nuevo régimen económico de funcionamiento en el que aparecen claramente diferenciados dos tipos de vino, corriente y fino275, y la figura casi exclusiva del cosechero tradicional, pequeño o gran propietario, se diluye en un entramado de agentes económicos y de intereses mucho más complejo.276

Los resultados hasta ahora obtenidos sobre el comportamiento de las variables analizadas: superficie, rendimiento, producción y demanda, avalan la idea de un sector expansivo durante la segunda mitad del siglo XIX. En esta expansión el crecimiento de la demanda exterior va a desempeñar un papel fundamental, tanto cuantitativa como cualitativamente. Una parte de la misma se dirige hacia los vinos finos, y animará inversiones en el sector. Estas inversiones se van a reflejar en importantes cambios en la producción y en la elaboración del vino. Se establecen así las bases para el desarrollo de un modo de producción en el que se apoyará el nuevo régimen económico de funcionamiento del sector en los años finales del siglo XIX y buena parte del XX.

2.3.4 Cambios en el modo de producción

Analizado el comportamiento de la producción durante la segunda mitad

del siglo XIX, a partir del aumento de la superficie cultivada de viñedo, y del aumento del rendimiento medio obtenido, interesa ahora conocer los cambios que tienen lugar en el proceso de producción y de elaboración, en la medida en que permiten explicar el incremento de la productividad en la superficie cultivada de viñedo277.

274 A pesar del aumento del arancel en Francia, que supuso para los vinos españoles pasar de pagar 2 euros por hectolitro a pagar 14,80, las exportaciones cayeron durante la década de los noventa solo un 20 por ciento gracias al uso de puertos francos y a la depreciación de la peseta, por lo que los precios del vino comenzaron a ascender de nuevo a partir de 1895. 275 Para cuya elaboración se seleccionan las uvas por las que se empiezan a pagar precios diferentes, tal y como apunta Gómez Urdáñez, “a pesar de la abundancia de caldos, bodegas como Marqués de Riscal o Cosme Palacios, que habían apostado decididamente por el mercado interior de calidad, pagaban cerca de una peseta por kilo de uva en 1895, un precio muy superior al común” (Gómez Urdáñez, 2000:63). 276 Entramado en el que “la diferenciación entre los viticultores, aquellos que se dedicaban exclusivamente al cultivo de la vid, los vinicultores, elaboradores de vino y comercializadores del producto, y los especuladores, comerciantes y mixtificadores, es ya una realidad justo antes de que la filoxera diera el empujón definitivo a la reconversión del sector vitivinícola riojano” (Gómez Urdáñez, 2000:63). 277 Nótese que los rendimientos en la época se presentan en litros de vino por hectárea y no en kilos de uva, por lo que cualquier aumento en los mismos es el resultado de lo ocurrido en campo y en bodega.

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Si bien no se van a producir cambios significativos en la estructura de propiedad ni en la organización de la producción (convivencia de dos modos diferentes, uno de tipo familiar en las pequeñas explotaciones y otro de carácter ”empresarial” con utilización de mano de obra jornalera en campo y en bodega), la expansión de la producción no es ajena a cambios significativos en el proceso de producción reflejados en las variedades cultivadas y en los sistemas de cultivo y elaboración. Las razones que justifican estos cambios son diversas y van desde la adaptación del sector tanto a las situaciones que crean las plagas y enfermedades, como a las características de la demanda del mercado exterior. En síntesis, los cambios observados afectan a cinco variables: sistema de cultivo, coste de producción y estructuras del gasto que determinan diferentes sistemas de producción, técnica de elaboración, segmentación de la demanda y tipo de vino elaborado.

Es fundamental entender la importancia de los cambios que se van a producir en estos años para comprender la nueva estructura del sector a final de siglo. No todos los agentes económicos van a responder de la misma manera a los estímulos que se suceden. Algunos se quedan al margen de los mismos y otros, por el contrario, lideran los cambios. La aparición de una nueva figura en el sector, la del vinicultor, bodeguero o negociante de vino (en la terminología francesa), que compra vino a los cosecheros para su comercialización como vino corriente o como fino, aumenta la competencia entre éstos, obligándoles a mejorar la calidad y a reducir los costes de producción. Cuando los cosecheros no son capaces de introducir los cambios necesarios para ser más eficientes, son las propias bodegas los que los llevan a cabo.

En las Memorias e informes de la época se hace referencia a los diferentes sistemas de plantación del viñedo y a las técnicas de cultivo, constatándose que, en los años centrales del siglo XIX, las plantaciones de viñedo se realizaban “hincando estaquillas y reponiéndose las marras con barbados producidos en viveros que se establecen al mismo tiempo de plantar el majuelo. Esta es la práctica comúnmente empleada en La Rioja Alta y Media, en tanto que en La Rioja Baja suele formarse el majuelo con barbados”. (Delgado, 1876:73).

Desde la poda hasta la vendimia, todas las labores, que a lo largo del año realizan los viticultores, están detalladas perfectamente en las memorias y tratados de la época. De su lectura puede concluirse que, durante la segunda mitad del siglo XIX, se van a producir cambios en los sistemas de plantación y cultivo de la vid para conseguir un doble objetivo, reducir los costes de producción y aumentar la producción por la vía de la intensificación. Entre los años sesenta y ochenta estos cambios se concretan en tres aspectos:

Las plantaciones se disponen ya a marco real y pocas veces al

tresbolillo, con anchuras que oscilan entre 1,10 y 1,70 metros, (3.500 cepas por hectárea al marco de 1,70, cifra que coincide con las recogidas en algunas de las fuentes citadas). Este sistema de plantación indica que ya se esta introduciendo el uso del ganado de labor en el cultivo del viñedo, aún cuando en los datos de gastos analizados, la labor de cava siga teniendo un peso significativo.

La poda se realiza en vaso, dejando de dos a cinco pulgares, según el vigor de la cepa, y dos yemas por pulgar, “cachipodándolas” (maestreo)

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al terminar la vendimia y rejuveneciendo con mugrones. Las labores que se realizan son: cavar, binar y rebinar, alumbrar, desacollar, espergurar y acogombrar, dependiendo de las características del terreno el que se realicen todos ellas o sólo algunas. Para fertilizar se emplea únicamente estiércol de cuadra, solo o mezclado con orujo, que se entierra al pie de la cepa o se esparce por las calles.

Las variedades más extendidas son: tempranillo, mazuela, garnacha, colgadera, ligeruela, torrontés, graciano, jaén blanco, rivadavia, malvasía, moscatel negro, morato, náves, y para emparrados moscatel común o rojo, uva de San Diego y de San Gerónimo278.

Para la segunda mitad del siglo XIX se ha llevado a cabo una estimación

de costes a partir del estudio de los principales documentos disponibles que contienen información económica referida a los procesos de producción de uva y elaboración de vino. En particular se han utilizado: la Memoria de la Dirección General de Contribuciones del año 1861 y las cartillas evaluatorias de varios municipios del año 1881, como fuente de información para determinar los costes de producción en el cultivo del viñedo y, sobre todo, para observar si existen, ya en esos años, formas diferentes de organizar la producción que permitan confirmar con datos aquello que de la lectura de las memorias e informes parece concluirse.

Aunque no es posible unificar los criterios de desagregación, por tipos y clases de tierras, empleados en cada una de estas fuentes, los datos obtenidos permiten conocer algunos elementos determinantes de la estructura de costes:

1. Los gastos según labor por hectárea de viña en el año 1861, en varios

municipios, incluido Logroño, para las tierras de secano y de regadío según calidades. Estos gastos, en tierras de primera calidad son de 190,75 pesetas por hectárea en secano y de 254,25 en regadío (cuadro 3.10).

2. Los gastos por hectárea de viña según la categoría de la tierra en varios municipios en el año 1881279. El gasto menor, en tierra de primera, se da en Lardero con 130 pesetas por hectárea de viñedo en secano y el mayor en tierra de regadío en Cenicero, 398 pesetas (cuadro 3.11) 280.

278 Sobre las variedades y su uso en determinados momentos para aumentar la producción es interesante el siguiente comentario que se puede leer en la Memoria de Delgado y Masnata: “En el vidado se observa también, que no se ha tenido mucho tino en la elección de las castas ni en su ordenación en los plantíos. Efecto, sin duda, del afán de sacar grandes cantidades de caldos, en épocas tales como la primera guerra civil, en que estos tuvieron mucha salida y buen precio cualquiera que fuese su calidad; los cosecheros dieron en plantar ciertas castas y llegaron a propagarse mucho las uvas mazuelas, jaén y otras clases agrias que son muy esquilmeñas, pero cuya vegetación no encuentra condiciones favorables en el país y cuyo fruto produce vinos muy endebles. La garnacha, aunque no tan fecunda, pero siéndolo bastante, vejeta muy bien y da una uva excelente para la vinificación. Las opuestas condiciones de vida que encuentran estas castas en el país han sido evidenciadas con motivo de la epidemia del oidium. Mientras que la garnacha permanecía intacta o poco contagiada, no había una cepa de las otras clases indicadas que no estuviese invadida” (Delgado, 1876:75 y 76). 279 Cartillas evaluatorias, AHP Fondos de Hacienda, Legajo 2.847 280 Algunas de las diferencias importantes que se observan en este cuadro de gastos se derivan de que en algunos casos, como por ejemplo en Cenicero, Haro, Bañares y Santo Domingo, se aporta estiércol cada cinco años, lo que eleva considerablemente el coste. Además el precio de los jornales varían entre 1,50 pesetas y 2,50 pesetas, dependiendo del tipo de labor y del municipio, observándose los mayores jornales en Haro (1,50 pesetas peón para podar, desacollar y amugronar, 1,75 pesetas peón para estercolar, 2,50 para cavar y binar y 2,73 para vendimiar). Las diferencias entre secano y regadío se

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3. La estructura según las labores de los gastos por hectárea de viña según calidad y tipo de tierra, en el año 1881, en los municipios de Calahorra, Cenicero y Haro. Para tierras de secano de la misma calidad, primera, los gastos ascienden a 198,87 pesetas por hectárea en Calahorra, a 314,22 en Haro y a 348,23 en Cenicero (cuadro 3.12).

Cuadro 3. 10

Gastos de producción de vino en Logroño (1861) (Pesetas por hectárea de primera calidad)

Labor Secano Regadío

Gasto de poda 13 16

Desacuello y hurgoneo 10,5 13,75

Limpiar ríos y ocupación en regar 13,75

Cavar 25 peones a 7 reales el peón 43,75 55

Edrar a la mitad 22 27,5

Escarda 7,75 13

Cortar la uva 13 12

Acarreo a 42 reales punta de arriero 36,75 47

Alquiler de lago, embetunarlo, lucirlo,

Descargar, pisar la uva, encubar y otros gastos 33,5 43,25

Por venta del cubaje a 1/4 de real por cántara 10,5 13

Total 190,75 254,25

Fuente: elaboración propia con datos cartilla evaluatoria de Logroño 1861

Cuadro 3. 11 Gastos de producción de vino en varios municipios

de la provincia de Logroño (Pesetas por hectárea) (1881)

Municipio Categoría de la tierra

1ª 2ª 3ª

Bañares Secano 340 322 296

Aldeanueva de Ebro Secano 265 206 126

Calahorra Regadío eventual 212 173 143

Calahorra Secano 199 170 142

Cenicero Regadío 398 356 312

Cenicero Secano 348 315 285

Haro Secano 314 289 272

Lardero Regadío 177 149 120

Lardero Secano 130 115 92

Santo Domingo Secano 374 337 313

Fuente: elaboración propia con datos de cartillas evaluatorias de 1881

observan en el coste del riego (unas 17 pesetas por hectárea en tierras de primera clase) y en el mayor gasto por vendimia y elaboración, debido a un rendimiento mayor por hectárea.

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Cuadro 3. 12

Gastos de producción en Calahorra, Cenicero y Haro (Pesetas por hectárea de primera calidad en tierras de secano) (1881)

Calahorra Cenicero Haro

Poda (5, 7 y 6 peones) 8,75 10,5 9

Desacollar y poner murgones (1, 2 peones) 1,75 3 3

Cavar (35, 25 y 25 peones) 61,25 62,5 59,75

Binar (la mitad de cavar) 30,62 35 33,46

Espergurar-escardar (5 peones) 7,5 10,95

Estiércol ( 0, 38 y 25 carros/quinquenio) 83,6 69,35

Tirar y tapar estiércol (0, 5 y 5 peones) 8,5 7,2

Vendimiar (5, 0, 8 peones) 8,75 21,84

Acarreo de las uvas 14 28,5

Vendimia y acarreo 65

Reposición de vides 30 18 18

Arreglo aperos de labranza y guarderío 1,25 5 5

Elaborar vino 12 49,63 17,67

Reparar envases y conservación 18,5 30,5

Preparar lago y limpiar vasijas 12

TOTAL GASTOS 198,87 348,23 314,22

Fuente: elaboración propia con datos de cartillas evaluatorias de 1881 Del análisis de los rendimientos obtenidos en los diferentes municipios y

de la estructura de los gastos en el cultivo a partir de las labores realizadas, recogida en los cuadros anteriores cabe deducir la existencia de dos modelos de producción diferentes que pueden denominarse:

Modelo de producción tradicional, menos intensivo que se ha

identificando en Calahorra, caracterizado básicamente por no utilizar estiércol y obtener rendimientos medios-bajos.

Modelo de producción moderno, más intensivo, que se aplica en Haro, que utiliza la fertilización con estiércol y obtiene rendimientos altos. La estructura del gasto en cada uno de estos modelos, que se recoge en

el cuadro 3.13, muestra, además de la importancia de la fertilización como factor distintivo, la diferencia existente en el gasto en vendimia y acarreo de las uvas.

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Cuadro 3. 13 Estructura de los gastos de producción (% Del gasto total)

Labores y tareas en campo y bodega

Modelo de producción

Tradicional Moderno Labores de invierno (poda, desacuello, poner murgones y replantar) 20,4 9,5

Labores de la tierra (cavar y binar) 46,2 29,7

Estercolado 24,4

Labores de vendimia y arreglo aperos 12,0 21,1

Elaboración vino (gastos de bodega) 21,4 15,3

Total 100,0 100,0

Fuente: elaboración propia De la estructura de gastos analizada, cabe extraer algunas conclusiones

que permiten identificar factores que definen un nuevo modo de producción en campo distinto del vigente hasta mediados del siglo XIX, a saber:

1. La estructura de los gastos en el año 1861 (labores de invierno 12 por

ciento, labores de la tierra 35 por ciento, vendimia 30 por ciento y elaboración de vino 23 por ciento), es similar a la estructura que, en el año 1881 mantiene el modelo tradicional, si se consideran conjuntamente las labores de campo y las de bodega, observándose las mayores diferencias en los gastos de vendimia que, relativamente, son mayores en aquel año, siendo menor el gasto relativo en labores de la tierra y de invierno.

2. En el año 1881 los gastos en las labores de invierno (podar, replantar, cavar y binar) son similares en los tres municipios considerados, como también los son los gastos de bodega (42,5 pesetas en Calahorra, 49,63 en Cenicero y 48,17 en Haro). La diferencia entre Calahorra y los otros dos municipios se encuentra en el abonado y en la vendimia. Estos dos conceptos marcan la diferencia que existe en el coste total. El gasto en vendimia esta condicionado por el rendimiento (menor en Calahorra), y por el mayor precio de los jornales en vendimia en Haro y en Cenicero (2,73 y 2,50 pesetas) que en Calahorra (1,75).

3. Entre los años 1861 y 1881 se producen cambios significativos en las labores realizadas en el viñedo que conllevan un aumento de los rendimientos, mayor en los municipios de La Rioja Alta. Estos cambios traen asociado un comportamiento desigual en los costes de producción por hectárea: aumentan en las zonas en las que se intensifica el cultivo (estercolado y riego) y se mantienen en las zonas en las que no hay intensificación o ésta es menor.

4. Los costes de producción por litro de vino, según los rendimientos medios en cada uno de estos dos modelos de cultivo en secano (Calahorra, 1.210 litros por hectárea y Haro 3.048 litros), serían de 10 céntimos por litro en el modelo moderno y de 16 céntimos por litro en el modelo tradicional.

5. Si se comparan los datos en valor recogidos por los peritos en las cartillas de evaluación de los dos municipios de referencia para los dos

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modelos de producción considerados en los años 1861 y 1881, se observa que en ambos casos el valor asignado a la producción de vino en el municipio ha crecido en torno al 72 por ciento (72,5 en Calahorra y 71 en Haro) aunque por razones bien diferentes. En Calahorra el mayor valor de la producción se debe principalmente al aumento del precio al que los peritos la valoran, de 15 a 23 céntimos el litro, y en Haro el mayor valor es debido al aumento del rendimiento, (ya que el precio desciende dos céntimos por litro). Además, no se observa el mismo comportamiento en los gastos. Estos crecen mucho más en Haro (150 por ciento), que en Calahorra (109 por ciento). La conclusión es que en Calahorra aumenta el resultado económico (diferencia entre el valor de la producción y el gasto) en un 27,7 por ciento y en Haro tan sólo en un 7 por ciento. En consecuencia, la diferencia que existía en el año 1861 en el resultado económico entre estos municipios (modelos), se ha reducido hasta el punto de que en 1881 la ratio entre resultado económico y valor de la producción es la misma en ambos modelos (34,52 en Calahorra y 34,42 en Haro).

6. Visto el proceso de modernización exclusivamente desde la perspectiva de la producción, el modelo moderno, más intensivo, solo obtiene un aumento del rendimiento económico capaz de compensar el aumento del coste de producción asociado a la intensificación, y que, por lo tanto, garantice un beneficio mayor, si el comportamiento del precio no distorsiona los resultados. Sólo cuando las mejoras cualitativas se sumen a la intensificación productiva, y el mercado valore de forma diferente unos y otros vinos, se verá recompensado económicamente el esfuerzo realizado. Si las diferencias observadas en los sistemas de producción entre unas

y otras zonas de la región permiten comprobar la existencia de diversos ritmos en la evolución del sector hacia modelos de producción más intensivos, generando diferencias entre viticultores, los cambios que se van a producir en la elaboración van a establecer una clara segmentación entre los agentes económicos existentes en el sector, que se distinguirán, entre otros aspectos, por su capacidad para liderar los cambios que se suceden, en la medida en que unos y no otros los lideren. Conviene, antes de analizar estos cambios, tener en cuenta dos consideraciones previas:

La propiedad del viñedo presenta una estructura plural, muchos

pequeños propietarios con un pequeño porcentaje de la superficie de viñedo y un número pequeño de grandes propietarios que concentran una parte importante de esta superficie. Entre estos grupos se encuentran los cosecheros de tamaño medio.

El negocio vitivinícola, hasta ahora unido a la figura del propietario-cosechero, se va a separar en dos actividades que pueden funcionar independientemente, la del viticultor productor de uva o vino y la del vinicultor, elaborador y/o criador y comercializador de vino. Sin menospreciar, por supuesto, la importancia que tienen los cambios

en el cultivo, las mayores transformaciones van a tener lugar en las bodegas. A la altura de 1884, la preocupación por la calidad del vino y la mejora de los

Capítulo III La Historia cuenta

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sistemas de elaboración seguía siendo objeto de comentario en Memorias e Informes281.

Las críticas al método de elaboración tradicional, son abundantes en las memorias e informes de la época. Así mismo se descubren diversas y variadas recomendaciones a los cosecheros para la mejora de los vinos, aunque casi siempre se dude de la aplicación de las mismas debido, sobre todo, a la escasez de recursos que tienen la mayoría de los propietarios, que lo son de muy poca superficie.282

En estos años el viticultor es también vinicultor, no es fabricante, sino cosechero de vinos, (Delgado, 1876), pero no todos los viticultores disponían de medios propios para la elaboración del vino y el alquiler y/o el uso compartido de lagos y cubas era bastante frecuente. En estas condiciones no es arriesgado pensar en un “dominio” de la condición de viticultor sobre la de vinicultor, que además se vería favorecida coyuntural y repetidamente por el alza del precio del vino. Con ello difícilmente se daban las condiciones para que los cosecheros desviaran su mirada desde las cepas hacia la bodega. Elaboraban vino porque lo que producían, uvas, se consumía como vino. Sólo el desarrollo de los mercados, interior y exterior, abrirá nuevas oportunidades de negocio y con ello la mejora de las técnicas de elaboración, el desarrollo de la industria vínica y, a la postre, la separación de esas dos figuras, la de viticultor y la de vinicultor, que hasta mediados del siglo XIX permanecían unidas en la persona del propietario-cosechero.

En la segunda mitad del siglo XIX, y a medida que se van introduciendo los cambios en la elaboración, en la región conviven dos tipos de vinos: el corriente o común y el vino fino. El primero, también conocido como grosero o de cosechero, es el que se venía elaborando desde tiempo inmemorial en tierras de La Rioja. Se vendía al por mayor y en jarrillo. Era el resultado de uvas de variedades Garnacha blanca, Garnacha tinta, Graciano, Malvasía, Mazuelo, Tempranillo, Viura, Calagraño, también conocida como Doradilla, Jaén, Maturana tinta y blanca, Malverdre, Monastel, Morisca, Ribadavia y otras de dudosa terminología como la cornigacha, marata o la nageril (Ibáñez, 2009).

Mientras el vino corriente se obtiene con un proceso y una tecnología tradicional, el vino fino requiere para su elaboración de una tecnología más acorde con el tiempo de las revoluciones industriales en las que nace. El nuevo vino, necesita uvas bien maduras, despalillado, tinas limpias con azufre para la fermentación, prensas, barricas para su envejecimiento, trasiegos frecuentes, clarificaciones, etc., en definitiva, inversión.

281 Así por ejemplo, en la respuesta segunda de la sección tercera, técnica, al Interrogatorio del año 1884, se dice que la vendimia se realiza entre el 15 y el 20 de octubre, ocurriendo que “la variedad garnacha algunos años no madura por completo efecto del frío y humedades de los 20 días anteriores a la vendimia”. El proceso de elaboración es descrito en este informe de la forma siguiente: “Mezcladas las diferentes variedades de fruto se depositan en cubos de haya o chopo abiertos, de cabida 1,5 hectolitros, trasladando a cubas de roble o lagos de cabida 150 a 200 hectolitros. Y a medida que las cargas se van depositando, se pisan y una vez llena la cuba, se deja hasta terminar la fermentación tumultuosa. Terminada ésta se remueve la masa en 5 ó 6 días, y concluida la fermentación se quita raspa y orujo para someterlo al prensado, mezclando el vino obtenido así, con el primero, en cubas de roble de cabida 20 a 100 hectolitros. El trasiego de los vinos ordinarios se lleva a cabo en los meses de enero a marzo”. Durante la segunda mitad de la década de los setenta y durante la de los ochenta, se introducen las prensas manuales de hierro en todas las regiones vitivinícolas españolas, y a ello contribuye en gran medida la empresa logroñesa Marrodán e hijo (Pan, 1994). 282 “La inmensa mayoría de los cosecheros son propietarios de una pequeña heredad y de escasos recursos, que tienen que concurrir con su trabajo de aquella y subvenir a sus necesidades con la inmediata realización de la misma.” (Interrogatorio de 1884:58).

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Es evidente que las mejoras que se introducen en la elaboración, además de generar cambios importantes en las características de los vinos, con el tiempo, acabarán beneficiando a todos los cosecheros. Sólo hace falta echar un vistazo a las listas de los productos de la provincia de Logroño presentados y premiados en tres Exposiciones en fechas comprendidas en el periodo en el que se está analizando el sector: la Exposición Agrícola de 1857, la Exposición Universal de Londres de 1874 y la Exposición Vinícola Nacional de 1877.

En la exposición del año 1857 resultan premiados cuarenta y dos productos presentados de la provincia de Logroño283, entre los cuales sólo hay cuatro de vinos (anexo C 3.2), correspondiendo el resto a trigo, cebada, almortas, guisantes, judías, habas, lentejas, regaliz, cortezas de árbol, plantas medicinales, lino, vinagre, aguardiente, alcohol, aceite, ciruelas pasas y conservas variadas.

A la exposición de Bayona en el año 1864 se envían vinos de once municipios de la provincia y en la exposición Universal de Londres de 1874,284 la situación es ya muy diferente, presentan vinos 185 cosecheros de los siguientes pueblos: Briñas, Cenicero, Cuzcurrita, Arnedo, Fuenmayor, Alfaro, Logroño, Haro, Briones, Autol, Ollauri, Casalarreina, Zarratón, Calahorra, Anguciana, San Asensio, Rincón de Soto, Herramélluri, El Redal, Murillo, Rodezno, Alberite, Huércanos, Alcanadre, Nájera, Alesanco, Tirgo, Ribafrecha y Aldeanueva de Ebro, con un total de 675 botellas entre las que se encuentra un amplio abanico de vinos y premios (anexo C 3.3).

Durante toda la década de los años sesenta se van a producir los primeros cambios en la elaboración y con ellos, la venta de vinos hechos al estilo Burdeos. Se suceden iniciativas tanto públicas como privadas para facilitar la divulgación e introducción de las nuevas técnicas. Entre las primeras destacan las Diputaciones de Álava285 y de Logroño.286 Entre las privadas hay que señalar las de Francisco de Paula Rivas, Luciano Murrieta (Marqués de Murrieta) y Camilo Hurtado de Amézaga ( Marqués del Riscal).

El interés por el nuevo vino en la provincia de Logroño lo manifestaron tempranamente Espartero y Murrieta.287 De Paula Rivas pide en 1866 la autorización de embotellar el vino que había obtenido en Vitoria siguiendo el sistema Médoc. El ayuntamiento acepta por seis meses y ese año expide al extranjero 624 botellas. En la Asamblea provincial de noviembre de 1867, el

283 BOPL nº 31 de fecha 12 de marzo de 1858. 284 BOPL de fecha 21 de mayo de 1874 pp. 1.130 a 1.136. 285 La Diputación contrata por 3.000 francos al enólogo de Burdeos Jean Pineau, que se instala en Laguardia con resultados desalentadores 286 La Diputación de Logroño, a imitación de la de Álava, hace venir a un bodeguero del Médoc, que esta en la región durante tres años y sin que se puedan presentar resultados de su trabajo. 287 Luciano Murrieta efectúa sus primeras vinificaciones según el procedimiento bordelés en 1848, método que ha conocido durante su exilio político. Con ayuda de Baldomero Espartero, duque de la Victoria, sus caldos son reconocidos con cruz de plata en la Exposición General de Agricultura celebrada en Madrid en 1857. Varios reveses le apartan de su entretenimiento, hasta que en 1872 comienza a levantar su bodega de Igay. Cuenta la leyenda que lo hizo después de que en el tren Irún-Madrid se encontrase con un español procedente de Méjico que se declara ferviente amante del vino que tomó de un tonel procedente del barco que se había estrellado en los arrecifes de la entrada de Veracruz, uno de los cincuenta que el Marqués había perdido tras dejar otros tantos en La Habana. Murrieta indaga sobre la conservación de los vinos en las barricas durante largos periodos de tiempo y sobre el trasiego sucesivo para lograr vinos cada vez más estables que puedan llegar a cualquier lugar del mundo. Empieza a valorar la mejora organoléptica que tienen los vinos durante su proceso de envejecimiento y la cesión de aromas y sabores al vino que aporta la madera con la que se construyen las barricas. Sus desvelos dan fruto, y en 1878 sus vinos son altamente considerados en la Exposición Universal de París.

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Diputado General subraya el progreso de los nuevos vinos, vendidos a un precio casi el triple que el de los vinos comunes.

Por otro lado, el Marqués del Riscal experimenta con sus viñas para lograr caldos a imitación de los franceses. Los excelentes resultados que consigue con sus vinos en la Exposición Universal de Dublín en 1866 le animan, y construye en 1868 una gran bodega en su hacienda de Torrea, en Elciego. Los nuevos vinos los elabora bajo la asesoría del enólogo Pineau, que acaba de rescindir su contrato con la Diputación. “La bodega es imitación de las francesas en su construcción y en la obtención de vino fino, incluidos los cubos de 85 hectolitros para la fermentación de la uva despalillada y las mil barricas de 228 litros para el envejecimiento del vino. (Ibáñez, 2009:34).

A la Exposición Vinícola Nacional de 1877 concurren 484 expositores de la provincia de Logroño, de 76 municipios, con 565 muestras de vinos, obteniendo 8 premios de Afinación, 60 de Perfección y 151 de Mención. Entre los vinos con medalla en esta Exposición, destacan los tipo Medoc de los años 1863, 1864 y 1865 presentados por el Sr. Conde de Cirat y de Villafranqueza.

La diversidad de vinos presentados es tan amplia o mayor que la de la Exposición de Londres, correspondiendo el mayor número de muestras a vinos de pasto tintos, que en opinión del Jurado “han fermentado con el hollejo, en general de muy buena calidad, aunque algunos tengan un gusto a terruño bastante pronunciado”, y a vinos claretes que “son producto de mostos fermentados sin hollejo, malos en general, de un color falso, torcidos y desprovistos completamente de calidad” (Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877:180).

La Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento publicó en 1877 una memoria sobre la “Elaboración de los vinos tintos del Marqués del Riscal en Elciego de Álava”, que se había presentado al Jurado de la Exposición Nacional Vinícola de ese año. En ella, además de dar las oportunas instrucciones para la fabricación de vino fino de mesa, el autor añade datos económicos. Después de ofrecer una hipótesis de rendimientos durante tres años con cosechas malas o regulares en dos haciendas similares, una basada en los métodos de cultivo y elaboración tradicionales y la otra siguiendo las nuevas técnicas, llegaba a las siguientes conclusiones: la fabricación usual renta al propietario un interés medio por el capital invertido del 3,6 por ciento, en tanto que la moderna o perfeccionada devenga un interés medio del 7,7 por ciento, algo más del doble. Pero no acababan aquí las ventajas: “en resumen, se ve que fabricando como hasta ahora en Rioja se saca un interés muy reducido al capital que se invierte y sobre todo se ve que un año malo es desastroso, pues baja el producto a una cifra que apenas permite atender a las primeras necesidades de una familia. El producto líquido medio es de 31 reales por obrada. Con una vinificación bien entendida asciende a 155 reales, pero atribuyendo 8% de interés al capital invertido en más, el producto líquido se reduce a 63 reales por obrada, el doble de antes. Ni eso es todo. Ese vino debe alcanzar un precio bastante más alto” (Gómez Urdáñez, 2000:66).

Los cosecheros que acuden a esta Exposición de 1877, presentan una declaración del volumen de su cosecha, lo que permite observar la existencia de una gran diversidad en cuanto al tamaño (Anexo C 3.4). El conjunto de los cosecheros que presentan vinos declaran obtener una cosecha anual de 148.803 hectolitros, con una producción media por cosechero de 353 hectolitros, sin embargo un grupo importante declara producciones muy

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superiores a la media288. Los trece mayores productores que presentan vinos a la exposición (2,6 por ciento del total), declaran una producción que representa el 11,10 por ciento del total declarado por los 484 expositores presentes en la Exposición, lo que sin duda es un indicador de la estructura existente en la producción de vino en la provincia.

Los cincuenta mayores contribuyentes por propiedad vitícola289, producen 57.350 hectolitros, lo que representa más del doce por ciento de la producción media anual estimada anteriormente. Aceptando como buena la cifra de 5.630 productores de vino que aparece en el Estudio sobre la Exposición de 1877, se obtiene una propiedad del viñedo diversa, con un porcentaje muy pequeño de propietarios (menos del 1 por ciento) que concentra más del 12 por ciento de la superficie vitícola (con propiedades que oscilarían entre las 40 y las 200 hectáreas de viñedo) y un gran número de pequeños viticultores con muy poca superficie de viñedo (menos de 3 hectáreas). Entre estos dos grupos de grandes y pequeños propietarios de viñedo se encuentran otros dos grupos bien diferentes: un tipo medio de viticultor con una producción entre 100 y 250 hectolitros de vino, que cultiva entre 5 y 15 hectáreas, y un grupo más reducido de propietarios que cultivan entre 15 y 40 hectáreas de viñedo.

Cabe concluir que la década de los ochenta se inicia con un cambio significativo en la estructura de elaboración de los vinos (Oestreicher, 1994a), que tendrá su repercusión en la estructura de las industrias bodegueras290, pero que no alterará de distribución de la propiedad del viñedo. Se ha mejorado la elaboración, se ha diversificado la oferta abriendo el abanico de calidades y de precios y las características organolépticas muestran que los vinos presentados de la provincia de Logroño ya no todos son aquellos vinos pastosos de cuerpo y de alta graduación.291 Son vinos que están en condiciones de presentarse en los mercados de otras provincias y en el extranjero, y algunos propietarios trabajan en esa dirección.

Con estos cambios llega la diferenciación entre buenos y malos vinos y con ello las marcas, antes de que se instalen las primeras bodegas “industriales” familiares o societarias. “Las marcas que mayor aceptación tienen en los mercados extranjeros, especialmente Burdeos y París, son las de los Señores Díez de Velasco y Compañía, Serrano Marcelino y Compañía, Señor Conde de Cirat, Sr Marques de Terán, Santiago Cañedo, de Ollauri, Galo Poves de Casalarreina, Estefanía de Cuzcurrita y Sociedad Vinícola del Norte” (Interrogatorio de fecha 1º de octubre de 1884, respuesta 4ª y 1º sección comercial).

288 Hay que hacer notar que 62 concursantes no aportan datos de producción entre ellos algunos importantes como el Conde de Cirat y algunos otros que declaran una producción menor que la recogida en la relación de los cincuenta mayores contribuyentes por producción vitícola del año 1878. “Relación de los cincuenta mayores contribuyentes por propiedad vitícola en esta provincia con expresión de la cantidad a que asciende su cosecha anual”. Relación manuscrita que acompaña el escrito remitido desde el Gobierno Civil de la Provincia de Logroño al Director General de Instrucción Pública , Agricultura e Industria, de fecha 26 de julio de 1878. AMA Legajo 19 carpeta 9. 289 Puede cotejarse esta relación con la que presenta, en sus estudios sobre las élites de propietarios del campo el profesor Bermejo Martín (1989:344). 290 En el trabajo de Andreas Oestreicher (1994a) se destaca la heterogeneidad que existe en las industrias bodegueras riojanas a finales del siglo XIX y primeros años del XX, debido, principalmente, al tipo de producto con el que trabajan y a la actividad desarrollada. 291 Más de la tercera parte de los vinos analizados tiene una graduación inferior a trece y se presentan limpios y de color agradable, según se recoge en el informe elaborado por el Jefe del Laboratorio, encargado de analizar los vinos de la exposición de 1877, D. Luis Justo y Villanueva,

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En el Interrogatorio de 1884, se completa posteriormente esta primera relación de marcas con los nombres de Don Pedro García y Compañía, D. Rafael Arjona y D. Enrique Tosantos, “de gran fama en la provincia y muy conocidas entre el comercio”. El vino de Rioja se ha integrado en el mercado, tanto en el interior, como en el exterior.

Aunque para algunos los nuevos vinos, como los del Marqués del Riscal y las cosechas del Marqués de Murrieta son entretenimiento de pudientes exquisitos, son también el germen de una nueva forma de producir vino de Rioja, que permitirá que algunas bodegas dedicadas a la elaboración de vinos corrientes y a su comercialización a granel, ensayen esta nueva vía de elaboración de vinos criados y su comercialización con marca. Esta será la evolución normal que antes o después siguen la mayor parte de las bodegas, con una excepción, la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE), constituida en 1878, bajo la denominación Real de Asúa Corcuera y Cia., con sede en Bilbao y una nueva bodega en Haro, que elabora desde su origen vinos de tipo Medoc a partir de uva adquirida a los viticultores locales.

Otras empresas creadas en estos años como, López de Heredia (1877), Félix Azpilicueta (1881), Felipe Ugalde (1882) y Conde Montezuma (posteriormente Gómez Cruzado) (1886), que años más tarde tendrán un papel destacado en la producción de vinos finos, se dedican principalmente al comercio al por mayor de vino.

A pesar de la importancia que tendrá esta innovación en los años venideros, en términos de volumen, el nuevo vino es todavía marginal. De hecho, las dieciocho bodegas, diez de ellas en Haro, que se fundaron entre 1868 y 1902, teóricamente para producir vino fino de alta calidad, embotellado al estilo bordelés y para exportar a Francia, producían unos 3,5 millones de litros, lo que apenas representa el 4 por ciento de la producción de vino de Rioja “que otros elevan al 7 %” (Ibáñez, 2009:33).

De los hechos analizados se derivan algunas de las características del sector a finales del siglo XIX que permiten identificar las bases de lo que será el nuevo modo de regulación que se consolidará en las próximas décadas:

1. En los años setenta el sector vitivinícola de la región presenta una

estructura plural en la propiedad del viñedo, muchos pequeños propietarios y un número reducido de grandes propietarios (menos del 1 por ciento) que concentran más del 12 por ciento de la superficie de viñedo de la región; elabora una gran diversidad de vinos, aunque todavía siga siendo muy mayoritaria la producción de vino corriente o de pasto, y tiene gran capacidad de adaptación a los cambios que se están produciendo en la demanda.

2. También en las bodegas hay una gran heterogeneidad, como pone de manifiesto el Boletín Oficial de la Provincia de Logroño, al publicar la relación de contribuyentes, en la que distingue entre “Criadores de vino” (que se identifica con grandes bodegas), “Criadores de vino de cosecha propia” (pequeñas y medianas), “Exportadores” y “Especuladores”.

3. En el mercado se presentan diferentes tipos de vinos pero dos concentran la mayor parte de la oferta: vino corriente y vino fino o criado.

4. A partir de la década de los setenta, y con la progresiva separación de las figuras de viticultor y vinicultor, lo que antes era un único mercado, el del vino, se fracciona en varios mercados. Un mercado en origen

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(transacciones dentro de la región con dos posibilidades de oferta y demanda, uva y vino) y un mercado en destino en el que se ofertan y se demandan diferentes tipos de vinos (corrientes y finos en la versión más simple).

5. La rentabilidad de la crianza, basada en la gran diferencia entre los precios de los vinos corrientes y los vinos criados292, ocupó buena parte del discurso oficial de los años centrales del siglo XIX, animando a los cosecheros a realizar las inversiones necesarias para mejorar la calidad del vino y criarlo.

6. La mayor parte de los propietarios de viñedo no estaban en condiciones de poder hacer frente a las inversiones necesarias para una adecuada elaboración y solo una minoría de cosecheros las realizó. A ellos se sumaron algunos inversores que colocaron su capital en el negocio del vino, y construyeron algunas de las bodegas centenarias existentes en la actualidad.

7. El abanico de precios se abre en los productos finales y ello se refleja en tensiones sobre los precios en origen. El sector vitivinícola se ha instalado en la nueva economía y ha nacido la vitivinicultura moderna, el negocio del vino en si mismo, desvinculado de las cepas. La memoria del Marqués del Riscal lo dice claramente, se han encontrado otras fórmulas no sólo para mejorar la rentabilidad del capital invertido, sino también, para evitar que los años de mala cosecha sean desastrosos. A partir de este momento, los años desastrosos ya no serán lo mismo para los cosecheros sin “fabricación perfeccionada” que para aquellos que cuenten con ella. A la luz de la Historia puede afirmarse que ahora si “han ganado sus pleitos los Quintano”. En conclusión, aunque a finales del siglo XIX la producción de vino de

Rioja siga siendo muy mayoritariamente de vino corriente, los cambios que se han producido durante los últimos cincuenta años son de tal calado, que permiten identificar ya un nuevo régimen económico de funcionamiento en el sector caracterizado por tres elementos:

Primero, un cambio en el valor de uso del producto al convivir dos

tipos de vinos diferentes, los vinos corrientes y los, todavía, minoritarios vinos finos o criados, lo que genera unas posibilidades de producción y de mercado antes inexistentes.

Segundo, la separación de los negocios vitícolas y vinícolas, hasta ahora unidos en la figura del tradicional propietario-cosechero, y la aparición de empresas de elaboración, crianza y comercialización, junto a especuladores (comerciantes exclusivamente) de vino, hace que sean más complejas las relaciones interprofesionales y que cambien los juegos de intereses entre los diferentes agentes económicos que participan en el sector.

292 Si hasta 1875 puede prestarse a debate la necesidad o no, de diferenciar tipos de vinos al estudiar los precios en el mercado final, a partir de este año, es absolutamente necesario dadas las diferencias existentes, una cántara de vino criado durante dos o tres años podía pagarse hasta ocho veces más cara que un vino corriente.

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Tercero, la liberalización política y económica resta protagonismo a las disposiciones institucionales normativas en favor del mercado y de las relaciones entre agentes económicos del sector.

2.3.5 Los precios del vino Conocida la importancia del viñedo en la región, su proceso de

expansión e identificados los cambios que se producen en el modo de producción, interesa saber si los resultados económicos obtenidos en el sector fueron o no un factor determinante de los mismos. Para ello se ha analizado el comportamiento de los precios del vino.

Para poder valorar correctamente la importancia que tuvieron los precios del vino, como factor que refuerza la tendencia al cambio que anima lo ocurrido en el entorno político y económico durante estos años centrales del siglo XIX, es necesario conocer el comportamiento general de los precios en España, para situarlos en un marco económico más general que el que se puede inferir a partir, exclusivamente, de la información obtenida acerca del comportamiento de un solo sector, el vitivinícola en este caso.

Como ya se ha visto, en el apartado en el que se analiza el entorno político y económico en el que actúa el sector, desde la perspectiva del comportamiento de los precios al consumo, el siglo XIX se caracterizó por una gran estabilidad, lo que no significa que no existieran movimientos significativos relacionados con determinadas situaciones políticas y económicas (Carreras et al., 2006). Por ello, y sin merma de esta estabilidad, pueden distinguirse, sin embargo, dos etapas muy diferentes, una deflacionista que cubriría prácticamente toda la primera mitad del siglo y otra de estabilidad de precios con aumento moderado, que arranca en la segunda mitad de los años cincuenta y llega hasta el inicio de la primera guerra mundial (Sardá, 1948).

1. Etapa deflacionista. El índice de precios en España elaborado por

Sardá293, se sitúa en el año 1812 en 224,44 (base 1913=100). Desde este año se inicia un descenso que alcanzará su mínimo a final de la década de los años veinte (75,45 en el año 1830).294 Después de 1830 a pesar de haberse sobrepasado el punto mínimo, la deflación continúa todavía algunos años en España. En realidad, la tendencia de los precios no experimenta sino un ligero crecimiento entre 1835 y 1839295 que coincide con las consecuencias de la guerra carlista. Sin embargo este movimiento es de poca duración y hacia 1840, el índice vuelve a bajar, alcanzando un nuevo punto mínimo en 1843.296 Entre los años 1844 y 1847 los precios aumentan sin que ello signifique el final de esta

293 Elaborado a partir del comportamiento de los precios de nueve productos de consumo, algunos de ellos básicos: arroz, aceite de oliva, cebada, harina, trigo, azúcar, algodón, café y cacao. 294 Los precios del trigo caen desde un índice 272,7 a 73,8 en el mismo período de tiempo; los de la cebada de 245,7 a 53,3 y los del aceite de oliva de 178,5 a 73,8. 295 No puede ignorarse la legislación fuertemente proteccionista del mercado de los cereales y su influencia en la expansión del cultivo, a favor de los intereses de los nuevos burgueses compradores de tierras, como señala Nicolas Sánchez Albornoz (1963). 296 El nivel más bajo del índice General elaborado por Sardá en la primera mitad del siglo XIX se da en el año 1843, (70,14), observándose como los precios de la cebada siguen cayendo hasta 1845 en que alcanzan el índice mínimo, (44), ocurriendo lo mismo en los precios del aceite, (73,8 en 1845) y del trigo, (79,5).

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etapa depresiva, "en realidad, el crecimiento del capitalismo industrial y comercial inglés y el enriquecimiento de su burguesía se inicia ya entre 1830 y 1840, tomando mayor consistencia en la década de 1840 a 1850. En España no logra superarse en realidad la depresión hasta mucho más tarde: sólo hasta 1854. Todo el período hasta esa fecha esta dominado en España por una política monetaria francamente deflacionista que retrasa el desarrollo de la economía española" (Sardá, 1948:310). Internacionalmente la segunda mitad del siglo XIX se inicia con una etapa en la que los precios tienden al alza, coincidiendo con un período de perturbaciones políticas297 y cambios importantes en los transportes y en las comunicaciones.298

2. Subida de los precios. En el año 1853 el índice General de Precios elaborado por Sardá se sitúa en 73,15 (1913 = 100) y a partir de ese año inicia una lenta recuperación que muestra la salida de la etapa de depresión. No hay que olvidar que al llegar el año 1854 se producen importantes acontecimientos que influyen en la situación económica: en el orden monetario la devaluación de la plata y la reanudación de las acuñaciones en oro, y, en el orden político, la sublevación progresista que dio el poder al Gobierno Espartero-O'Donnell. Externamente tampoco puede olvidarse que la guerra de Crimea (1853/56), provocó un alza internacional de los precios, que sin duda, contribuyó a la recuperación299. El aumento de los precios, que se inicia en 1854, mantiene el índice alto durante varios años, hasta 1875, a pesar de la existencia de algunos descensos coyunturales en 1857, 1866 y 1873. En este período se produce además, según Sardá, "la más importante afluencia de capitales extranjeros a España, que se invierten en negocios mineros y ferroviarios. Como contrapartida España se equipa como país moderno, y su economía empresarial capitalista se desarrolla" (Sardá, 1948:311). Durante estos años, 1850 a 1870/75, el índice de precios internacional se ha mantenido en alza, iniciándose alrededor de 1875, en todo el mundo, un cambio de tendencia que llega al mínimo el año 1896. La estabilidad política y el aumento del precio del oro parecen ser las causas. En España se produce un comportamiento particular respecto de lo ocurrido en otros países. En primer lugar una baja de precios que parece apuntarse en 1865, es superada al año siguiente, volviendo a alcanzar, el índice, niveles máximos en 1870, para caer hasta 1876 y volver nuevamente a subir, justo cuando comenzaba a caer en todo el mundo. En esta nueva etapa se dan fuertes desviaciones entre el comportamiento del índice de precios español y los

297 En el orden político sucesivamente se produce la Revolución del 48 en Francia y Austria, la guerra de Crimea, la guerra de secesión americana, las guerras austro-prusiana y franco-prusiana. En España, dentro de este período cae la Monarquía de Isabel II, se instaura la monarquía de Saboya, viene la República y luego el golpe de Estado de Pavía. La política monetaria esta marcada por las devaluaciones de 1848, 1854, 1861, 1864 y 1868. 298 En el orden económico se produce en esta etapa una extraordinaria expansión en el sector ferroviario, que es clave en la articulación del mercado. 299 El impacto de esta guerra se notó en el fuerte aumento de los precios del trigo entre 1853 y 1856, que pasaron de un índice 79,1 a 125, descendiendo ligeramente después de 1857, para entrar en un período, hasta 1883, de mayor estabilidad, algo que no ocurrió en las bruscas oscilaciones registradas en los precios del trigo en la primera mitad del siglo; basta observar el comportamiento de los precios entre 1845, (índice igual a 79,5), 1847, (199,4) y 1850 (72,7).

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índices de otros países. No hay que olvidar los importantes cambios introducidos en la política monetaria española a partir de 1868. El proceso de cambio que se está analizando en el sector vitivinícola

acontece, por lo tanto, en un momento de aumento moderado de los precios en España que será más acusado en la última década del siglo XIX y primera del XX.

Respecto del comportamiento de los precios del vino, la información para la primera mitad del siglo es escasa, tanto a nivel regional como nacional. En el caso de España, los precios conocidos parecen avalar la hipótesis de una caída tendencial hasta finales de la década de los veinte y su atonía en los años posteriores300 (Pan, 1994:55).

Para La Rioja, la serie de precios decenales elaborada por Alonso Castroviejo (1991) muestra un descenso importante en la cotización del vino entre los años 1810 y 1830, aún cuando pueda considerarse excesivamente alta la cotización registrada en el año 1810, cifrada en 13 reales por cántara (0,20 pesetas por litro), y que bien pudiera obedecer a la repetición de algunas cosechas escasas durante la primara década del siglo301. En el año 1830 la cotización media se sitúa en 4,3 reales (0,067 pesetas por litro) en tanto que a comienzos del siglo ésta se situó en 6,5 reales (0,10 pesetas por litro).

Otras fuentes (Bermejo et al., 1989:60-64), apuntan que en el año 1835 la cotización del vino era de 4 reales la cántara (0,0625 pesetas por litro), pagándose en los meses finales de 1837, en todos los mercados a más de 10 reales (0,156 pesetas por litro), excepto en Arnedo y en Torrecilla. Desciende el precio durante los primeros meses de 1838, para retomar el precio del año anterior en otoño. En 1839 se mantienen las mismas expectativas, salvo en los Partidos Judiciales no productores, que ascienden los precios. La vuelta a las cotizaciones alcanzadas en los primeros meses de 1835 se retrasa hasta 1840.

En el BOPL nº 107 de fecha 31 de agosto de 1855302 se publican los precios medios a los que se vende el vino en los nueve mercados, cabecera de partido judicial, entre los años 1845 y 1854. El precio medio obtenido a partir de las cotizaciones en los nueve mercados para los que se recogen las cotizaciones medias en este período es de 7 reales de vellón y 15 maravedís por cántara, esto es, 7,458 reales (0,116 pesetas por litro) una vez realizada la conversión a céntimos.303 La cotización media más alta de ese período, fue la

300 Se conoce también el comportamiento de los precios del vino en algunos mercados regionales, observándose como en Zaragoza el nivel máximo se alcanza en el quinquenio 1825-1829, (índice 111,85 para un índice igual a 100 en el quinquenio 1810-1814), descendiendo continuamente desde esos años hasta el quinquenio 1845-1849 con un índice 48,52. En el mercado de Barcelona el precio del vino desciende hasta el quinquenio 1830-34, en el que alcanza un índice 35,23, (índice 100 en el quinquenio 1810-14), produciéndose una ligera recuperación, cuando no estabilidad, hasta el quinquenio 1845-49, índice 42,19, seguida de un fuerte aumento de los precios hasta alcanzar en el quinquenio 1855-1859 el índice 110,80 (Kondo, 1990:198 a 204). 301 Se estima que la producción de vino en la provincia de Logroño se situó durante el primer quinquenio del siglo XIX en una media anual entre treinta y treinta y cinco millones de litros, la más baja observada antes de la llegada de la crisis del oidium. 302 Hay que subrayar la fecha de publicación de estos precios medios para el período 1845-54 en el BOPL, por cuanto que la circular de la Dirección General de Contribuciones en la que se dispone que "se proceda a la redacción de un estado arreglado al modelo nº 3, con objeto de que consten los precios medios que hayan tenido los frutos en los mercados de las cabezas de partido judicial de esa provincia durante el decenio que comprende los años de 1845 al 1854...", es de fecha 6 de octubre de 1855, posterior como puede verse a la publicación en el BOPL de la serie de precios reclamada a todos los jefes políticos provinciales. 303 A partir del 30 de diciembre de 1855 un real de 34 maravedís, pasó a tener cien céntimos.

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del mercado de Santo Domingo de la Calzada, 12,32 reales y la mínima la de Arnedo, 5,21 reales.304

Cabe pensar a la vista de esta información, que durante toda la primera mitad del siglo XIX los precios del vino en la provincia de Logroño oscilaron en la banda 4,3 y 6,5 reales por cántara (0,07 y 0,10 pesetas por litro), con un periodo excepcional de precios más altos en la segunda mitad de la década de los años treinta, coincidiendo con la crisis de subsistencias de 1835 y descenso durante los años cuarenta. La recuperación de los precios se iniciaría en la década de los años cincuenta.

Esta hipótesis se confirma al comparar los precios publicados en el BOPL para dos periodos, el primero 1845-1854 y el segundo 1848-1857305. Para el primero, el precio medio en la provincia de Logroño fue 0,116 pesetas por litro y para el segundo 0,17, con precio máximo en Santo Domingo de la Calzada (16 reales la arroba) y mínimo en Nájera (8 reales la arroba). La sustitución de los precios medios registrados en los años 1845, 1846 y 1847, por los precios medios de los años 1855, 1856 y 1857, eleva el precio medio de la provincia en más del cincuenta por ciento.

Los datos anteriores permiten concluir que, la segunda mitad del siglo XIX se inicia con una tendencia alcista de los precios del vino, que se verá reforzada por la escasez de la producción consecuencia de la crisis del oidium que se produce a partir de 1854.

Para la segunda mitad del siglo XIX la información sobre el comportamiento del precio del vino a nivel nacional es más abundante y se han considerado los trabajos de tres autores que son referencia en la materia:

1.- Nicolás Sánchez Albornoz, publica en el año 1981 los resultados

del estudio realizado en el año 1979 sobre la serie de los precios medios mensuales del vino entre 1861 y 1890, correspondientes a las cuarenta y ocho provincias de España, recopilados a partir de la información que la Gaceta de Madrid publicó regularmente entre estos años. Las series cubren mes por mes treinta años y han sido objeto de un importante tratamiento estadístico para obtener algunas conclusiones referidas a la posibilidad de obtener un precio medio nacional para el vino, la homogeneidad regional de las cotizaciones, la existencia de comportamientos cíclicos, etc.

Después de aplicar, a esta serie de datos, el mismo tratamiento estadístico que a las series obtenidas para el trigo y la cebada, Nicolás Sánchez Albornoz trata de observar, desde la perspectiva sectorial del vino, la existencia o no de movimientos o tendencias que aporten luz a la tesis de "la articulación del mercado nacional", y después de un laborioso trabajo termina concluyendo: "La heterogeneidad del producto no sólo prohíbe promediar o buscar cualquier expresión común al conjunto de las series; también desaconseja comparar trayectorias. Decididamente, las series oficiales del vino no son todas homologables. Otro orden de problemas es el de la propiedad del elevamiento. Las cantidades se reiteran; abundan deslices tipográficos y anotaciones arbitrarias; más aún, hay inconsistencia en el error. Por todo ello, la concomitancia de las series sale mal parada. Hoy por hoy no cabe asegurar

304 Llama ya, de entrada, la atención las diferencias tan grandes que se observan entre los precios de algunos mercados, especialmente cuando estas diferencias se producen entre dos mercados de Cabezas de Partido Judicial relativamente próximas y sin impedimentos geográficos de comunicación. 305 Publicada el año 1859

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que serie se salva de reparos. Seguramente las hay. ¿Cuántas? ¿Como probarlo?. La vuelta a los archivos se impone. Reconstruir series a partir de los boletines provinciales, prensa privada o de cualquier otra fuente disponible se torna ineludible. Los precios que esta documentación permita juntar habrán de referirse inequívocamente a un producto homogéneo y, puntualmente, a un mercado local. Las variaciones en el tiempo irán así registradas con detalle y exactitud. (...) Las series del vino de la Gaceta no pueden ser fundamento de una investigación sustantiva; a lo sumo, punto de partida, una suerte de estribo, para nuevas investigaciones sobre precios" (Sánchez-Albornoz et al., 1981:29 y 30).

2.- Teresa Carnero Arbat, publicó las series de precios del vino

incluidas en su trabajo de tesis doctoral,306 elaboradas a partir de la información de una fuente hasta entonces inexplorada, “Los vinos y los aceites”, revista de agricultura en general y especialmente del cultivo de la vid y del olivo y de la fabricación y comercio de los vinos y aceites en España y en el extranjero. El primer número de esta revista quincenal apareció el 15 de enero de 1878, y salió a la calle sin interrupción hasta 1891, abriéndose en este año un paréntesis que parece cerrarse en el año 1895, fecha en la que Teresa Carnero cree que definitivamente deja de publicarse. En este trabajo se recogen los precios mensuales y anuales del vino común tinto y seco entre 1878 y 1891 para el mayor número de mercados de La Mancha, La Rioja, País Valenciano y Cataluña. La revista proporcionaba datos de sesenta y siete mercados: quince manchegos, catorce riojanos, treinta y cuatro valencianos y cuatro catalanes. Las lagunas existentes obligan a la autora a desechar bastantes de estos mercados. En el caso de La Rioja se incluye la información de cinco mercados: Cenicero, Haro, Ollauri, Briones y Autol, existiendo importantes lagunas en casi todos ellos. En opinión de la autora, las zonas más perjudicadas por la criba (de la información), son La Rioja y el País Valenciano. La primera por haber tenido que despreciarse sus principales mercados, excepto Cenicero. (Carnero, 1981).

Después de realizar el correspondiente estudio estadístico de las series de precios recopiladas, la autora concluye, en lo referido al análisis territorial, que en el precio del vino común, tinto y seco, su evolución no depende sólo, ni tan siquiera principalmente, de tendencias generales que influyan sobre la evolución económica global de una zona. La graduación, el color e incluso el sabor determinan su precio en gran medida, y ello depende entre otros factores de las características del terreno. Hablar en estas condiciones de zonas vinícolas en función exclusivamente de criterios geográficos, sin ningún tipo de matizaciones, puede provocar importantes sesgos en las conclusiones si se ignoran las consideraciones anteriores (Carnero, 1981).

3.- El Grupo de Estudios de Historia Rural (GEHR) publicó el año

1981 un trabajo sobre "las dificultades para reconstruir la serie de las cotizaciones del vino, 1874-1907", (GEHR 1881) completando la información recogida por Sánchez Albornoz con la serie de precios mensuales y anuales del vino entre 1874 y 1907, en nueve provincias españolas, Barcelona, Cádiz, Ciudad Real, Granada, Logroño, Málaga, Orense, Valencia y Valladolid, y el

306 Una síntesis de esta tesis se encuentra en la publicación "Expansión vinícola y atraso agrario, 1870-1900", Carnero (1980).

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precio medio nacional, utilizando como fuente el Boletín Semanal de Estadística y Mercados (1891-1902), BSEM, y el Boletín de Comercio, Información Agrícola y Estadística de Mercados (1902-1907), BCIAEM, revistas que son la continuación de la Gaceta de Madrid como fuente oficial de precios.

En la crítica de las fuentes, puede leerse: "Recuérdese que hasta aquí hemos argumentado bajo la hipótesis de precios provinciales del vino (los que aparecen en la GM) representativos de la correspondiente provincia. Ya es hora de verificar este punto, no sea que estemos construyendo castillos de naipes. La comprobación a que nos referimos es fácil, pues los precios provinciales de la GM son la media aritmética de las cotizaciones que cada producto obtenía en los 'pueblos cabeza de partido'. (...) Si los precios medios provinciales publicados en la GM fueran representativos de sus cotizaciones originales, que corresponden a los 'pueblos cabezas de partido', se referirían a un producto homogéneo y serían útiles, desde el punto de vista de estadística y de la historia; y si ocurriera lo contrario, los desecharíamos como inservibles para la investigación. (...) El resultado es tan evidente como desolador. En el interior de las provincias se reproduce una dispersión de magnitud similar a la que se observa en España, cuando sólo se consideran los precios provinciales. De las nueve escogidas, Logroño es la única excepción de la regla" (GEHR 1981:19 y 20).

En las conclusiones de este trabajo se indica que las fuentes oficiales, GM, BSEM, BCIAEM, BATEM (Boletín de Agricultura Técnica y Económica) y también los Boletines Provinciales, no garantizan ni la homogeneidad ni la representatividad de los precios medios del vino y que la cierta heterogeneidad y el desigual comportamiento de los precios del producto vino común, hacen pensar en un mercado distinto y más complejo que el de los cereales y el del aceite de oliva.

A nivel regional el único estudio publicado que se ha encontrado en el que se hace referencia a los precios del vino en la provincia de Logroño durante esta segunda mitad del siglo XIX, fue realizado por J. C. Bilbao y S. Coello (1982) en el marco más amplio del estudio de los precios de los artículos de primera necesidad, abarcando sólo los años de 1855 a 1860. La fuente utilizada es el Boletín Oficial de la Provincia de Logroño (BOPL) y en la publicación solo se recogen los precios mensuales del vino en Logroño, sin realizarse comentario alguno sobre los precios en los restantes pueblos cabezas de partido judicial, también incluidos en la relación quincenal publicada en el BOPL.307

Por ello se ha considerado necesario recopilar y estudiar los precios de venta del vino en las ocho cabeceras de comarca y en la capital publicados quincenalmente en el BOPL entre 1855 y 1874.

Antes de realizar el análisis de estos precios es preciso tener en cuenta dos consideraciones: primera, que la fuente que se va a utilizar cumple los requisitos308 que el GEHR considera necesarios para aceptarla como buena309

307 Sí se recoge, en este trabajo, el precio medio en cada uno de estos pueblos en el período 1845-1854, publicado en el BOPL nº 107 del año 1855. 308 "para considerar 'buena' una fuente de precios del vino, habrían de concurrir, como mínimo los siguientes requisitos: 1.- Que se refiera a un producto homogéneo y distinga calidades de vino; 2.- Que proporcione precios de pueblos, sobre todo de los localizados en comarcas vitícolas, para evitar así la heterogeneidad de los promedios provinciales; 3.- Que facilite, al menos, precios del vino común, único tipo de vino donde cabe esperar un nivel de homogeneidad aceptable para el conjunto, o buena parte de

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y, segunda, que en los precios publicados en el BOPL está incluido el impuesto al consumo.310

Se ha comentado, en apartados anteriores, el problema que la determinación del precio a aplicar representaba para los peritos encargados de valorar las producciones vinícolas de los municipios. Basta recordar, como ejemplo, una de las observaciones realizadas por el perito encargado de realizar la cartilla evaluatoria de la ciudad de Logroño el año 1859, cuando, atendiendo a las quejas de los productores por la escasez de las cosechas debido a la enfermedad del oidium, consentía en reducir el precio del vino a utilizar en el cálculo del producto, de 11 a 7 reales de vellón por arroba, justificando esta baja como “partida de mermas o gasto el arbitrio o impuesto municipal que tienen aquellos artículos. Porque sabido es que el precio de la venta para fuera de la población disminuye aquella merma, cuando así se verifica, y si se hace dentro, lleva consigo el cosechero la obligación de pagar aquel gravamen”.311

No puede ignorarse que el vino, era, en estos años, un producto de consumo y, en consecuencia, un producto clave para “realizar la carga impositiva”. 312 Como ejemplo basta decir que en la ciudad de Logroño lo recaudado por el impuesto de consumos en el vino en 1890-1891, representó el 94,77 por ciento del total de los “encabezamientos y arriendos de todas las especies de consumo, incluso la sal y alcoholes”, un total de 142.800 pesetas para un aforo de 1.184.368 litros, 0,12 pesetas por litro de vino en concepto de impuesto de consumo, o lo que es lo mismo, 9,17 pesetas por habitante.

Entre 1845 y 1888 se producen ocho modificaciones en la tarifa a aplicar (Salvador, 1893 ). De una banda (mínimo - máximo) en 1845 de (0,01 – 0,1015 pesetas por litro) se pasa a (0,025 - 0,125) en el año 1888. En el año 1856 la tarifa era: (0,0156-0,0703) y en el año 1874 (0,02-0,10). Esto quiere decir que si un Ayuntamiento, por ejemplo en el año 1874, sitúa el impuesto en el máximo de la tarifa tendríamos una carga de 20 céntimos por litro de vino, (10 para el Tesoro y 10 por el recargo municipal), lo que, probablemente, vendría a más que duplicar el precio medio del vino.

Se sabe también que muchos municipios establecían acuerdos para la recaudación de estos impuestos,313 y “que en más de 7.000 municipios, se cobra el impuesto de consumos por repartimiento y que no se hace en él la

España y 4.- Que la periodicidad de las cotizaciones no sea superior al mes, a fin de hacer visible la estacionalidad de las mismas".(GEHR 1981:26) 309 Que los precios publicados en el BOPL se refieren al vino común se deduce de la comparación de los precios publicados en esta fuente con los precios conocidos para diferentes tipos de vinos enviados a las sucesivas exposiciones comentadas y de los precios del vino común recogidos en las cartillas de evaluación de los años 1861 y 1881 con las que se trabajado. 310 Sánchez Albornoz, hace notar que cuando el Gobierno requiere a mediados del siglo XIX a los Ayuntamientos precios en plaza, en ellos “debió quedar incorporado el impuesto de consumo que a la entrada de los pueblos o de las ciudades se pagaba en los fielatos" (Sánchez., 1981:8). Todos los impuestos que gravan el vino se resumen en uno a partir del 23 de marzo de 1845, cuando se implanta el “impuesto de consumos”, por el que se fija la tarifa mínima y máxima sobre la que se calculará el impuesto para el Tesoro, pudiendo los Ayuntamientos establecer el correspondiente recargo municipal, (encabezamiento). 311 AHP Cartilla evaluatoria de la Ciudad de Logroño, 1859, Fondos de Hacienda 352. 312 “...ha de tenerse en cuenta de una parte que la productividad de los impuestos no depende tanto de los pocos muchos que proporcionan las clases elevadas de la sociedad como de los muchos pocos que aportan los que constituyen la verdadera masa de contribuyentes ...”, (Salvador, 1893:9). 313 Ver la instrucción “para la administración y recaudación en todos los pueblos del reino de la contribución de consumos, establecido por el Real Decreto de 15 del corriente”, insertada en el BOPL nº 1 de fecha 2 de enero de 1857.

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distinción entre lo que corresponde al vino y a las demás especies tarifadas, de suerte que en la mayor parte de los pueblos, no paga el vino ni con mucho el mínimo de la tarifa” (Salvador, 1893:27). En muchos municipios la presión de los grupos representantes de los intereses de los cosecheros, conseguía negociar y reducir el encabezamiento314 y la supresión del impuesto será una reivindicación contraste del sector durante los próximos años.315

Los datos publicados en el BOPL permiten obtener los precios medios para cada uno de los años investigados, en los nueve mercados para los que se ha recogido la información y a partir de ellos conocer el precio medio provincial (anexo C 3.5). Conocido también el precio medio en la década 1845-1854 se ha elaborado un índice para el precio medio provincial obtenido para cada año (índice precio medio provincial 1845-1854 = 100).

Puede observarse que durante todo el período el precio del vino, se mantiene muy por encima del precio medio de la década anterior. El precio medio provincial del vino entre 1855 y 1874 fue de 0,207 pesetas el litro, casi el doble que el precio medio provincial, 0,116 pesetas por litro, registrado entre 1845 y 1854.

Respecto de la concentración o dispersión espacial de los precios respecto de la media, la desviación estándar, como primera aproximación al grado de dispersión, cada año toma valores que oscilan entre el mínimo, 0,037, registrado en los años 1864 y 1867, (lo que representa un 22 por ciento del precio medio), y el máximo, 0,082, registrado en el año 1862, que representa el 31 por ciento del precio medio de ese año.

Los precios registrados en Alfaro, Arnedo, Calahorra y Cervera del Río Alhama se sitúan generalmente por debajo del precio medio provincial, en tanto que los precios del resto de los mercados son mayores. Esta observación permite pensar, en una partición del territorio en dos zonas, Rioja Baja (Alfaro, Arnedo, Calahorra y Cervera), y Rioja Alta (Haro, Logroño, Nájera, Santo Domingo y Torrecilla en Cameros).

Los precios de Arnedo se sitúan casi todos los años fuera del extremo inferior del intervalo que determina la media más/menos la desviación típica. Los precios registrados en Alfaro, Calahorra y Nájera acompañan eventualmente a los de Arnedo. Caso contrario es el de Santo Domingo de la Calzada, cuyos precios superan el extremo superior del intervalo considerado. Lo mismo ocurre algunos años con los precios registrados en Cervera del Río Alhama, Haro, Logroño y Torrecilla en Cameros.

Reduciendo la amplitud del intervalo en torno a la media a más/menos un cuarto de la desviación típica, se observa que los precios registrados en Arnedo y Santo Domingo de la Calzada se quedan sistemáticamente fuera de

314 Representantes de viticultores de varios pueblos de la provincia presentan propuestas a la Comisión encargada de estudiar este impuesto en el año 1888. Los viticultores de San Vicente proponían un impuesto para el Tesoro de dos céntimos por litro de vino y los de Haro una escala progresiva en función del nº de habitantes partiendo de 25 céntimos por cántara en los pueblos con menos de 4.000 habitantes , hasta llegar a 1,50 pesetas por cántara en los de más de 100.000 habitantes. (Salvador, 1893:26 y 48). 315 En el diario La Rioja de fecha 10 de julio de 1893 se informa de la asamblea de viticultores y vinicultores celebrada en Logroño y se lee: las peticiones expuestas “en tono respetuoso” y “no revolucionario” fueron las siguientes: 1.- Exención provisional de todo impuesto que no sea contribución territorial. 2.- Libertad completa para la destilación y circulación de los alcoholes vínicos, sosteniendo o elevando los impuestos a los industriales. 3.- Libertad para la elaboración y circulación de los vinos finos, ínterin esta industria no haya tomado el conveniente desarrollo. 4.- Rebaja de las tarifas de ferrocarriles en lo que se relaciona con el transporte de los vinos. 5.- Prohibición absoluta de toda clase de vinos artificiales, tan perjudiciales para la salud pública.

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este intervalo, los del primero por defecto y los del segundo por exceso. Los precios de estos dos mercados "se compensan" en el cálculo del precio medio provincial.

Los precios máximos se registran en aquellos mercados situados en zonas con características agroclimáticas en las que el cultivo del viñedo es, cuando no imposible, al menos técnicamente complicado, (Cervera del Río Alhama, Santo Domingo de la Calzada y Torrecilla en Cameros).

Para observar la dispersión de los precios recogidos para cada mercado respecto del precio provincial se ha calculado el coeficiente de variación espacial (CVe) que resulta de dividir la desviación típica por la media aritmética. Entre 1855 y 1874 este coeficiente toma un valor medio igual a 0,26 con un mínimo (0,09), registrado en el diciembre de 1857 y un máximo, (0,39), en mayo de 1870. El valor obtenido para el coeficiente de variación espacial, permite pensar que el mercado del vino en la provincia de Logroño en los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX, presenta un cierto grado de homogeneidad, en la medida en que el precio medio provincial explica casi las tres cuartas partes, 74 por ciento, de las variaciones de los precios de los nueve mercados a partir de los cuales se forma.

La evolución del precio medio provincial mes a mes permite observar dos períodos diferenciados, uno que llega hasta la vendimia del año 1863, en el que los precios se mantienen en el nivel más alto de la serie y caracterizado por movimientos bruscos que muestran una gran volatilidad en los precios mensuales (el precio medio anual 1855-1863 es 0,25 pesetas por litro) y un segundo período en el que los precios después de descender, parecen mantenerse estables, con una ligera tendencia al alza, después del fuerte descenso que se produce durante 1863 (el precio medio anual 1864-1874 es 0,17 pesetas por litro).

El primero de estos periodos coincide, básicamente, con los años en los que la producción se ve afectada por el oidium por lo que difícilmente pueden disociarse la enfermedad y las características que presenta el comportamiento de los precios del vino en estos años. Respecto del periodo que abarca los últimos diez años analizados, hay que recordar la recuperación de las cosechas a partir de 1863, una vez controlado el oidium, lo que justificaría el descenso de los precios y el posterior aumento de la demanda durante los primeros años de la década de los setenta. La menor volatilidad de los precios durante estos años podría justificarse, parcialmente, por algunos de los cambios introducidos en el proceso de producción y, sobre todo, en elaboración para permitir la crianza. Cabe pues considerar un mayor grado de modernización sectorial a partir de una mayor estabilidad en los precios.

Se han constatado algunas diferencias poco significativas entre el precio medio obtenido a partir de los precios medios de los nueve mercados estudiados y el precio medio provincial que se publica en el BOPL desde el año 1860316 y entre éste y el precio medio obtenido por Sánchez Albornoz para la provincia de Logroño utilizando como fuente de información la Gaceta de

316 Las diferencias se dan en los años 1862 (0,234 pesetas por litro de precio medio provincial publicado en el BOPL y 0,261 el calculado a partir de los precios de los nueve mercados), 1866 (0,163 en BOPL y 0,154 calculado), 1870 (0,167 en BOPL y 0,175 calculado), 1871 (0,189 en BOPL y 0,168 calculado), 1873 (0,24 en BOPL y 0,185 calculado) y 1874 (0,206 en BOPL y 0,188 calculado).

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Madrid317 (Sánchez, 1979). La serie de precios del vino publicada por Sánchez Albornoz, tiene como limitación que sólo incluye el precio medio provincial por lo que no es posible conocer el comportamiento en cada uno de los mercados, pero permite completar la información que se ha obtenido a partir del BOPL al prolongar la serie del precio medio provincial hasta el mes de diciembre de 1890.

La evolución del precio medio del vino en la provincia de Logroño que se presenta en el gráfico 3.2, subraya la existencia de los dos periodos señalados a partir de los datos recogidos en el cuadro anterior y confirma además la tendencia al alza de los precios apuntada hasta 1874, tendencia que se mantiene hasta los años centrales de la década de los ochenta, cuando primero, la demanda francesa318 hace subir los precios durante 1880 y 1881 y después será la reducción de la producción por el mildiu, la causante de alzas considerables en los precios durante 1885 y 1886. La vuelta a al normalidad en la producción, una vez controlada la enfermedad y el descenso de la demanda francesa cambiará la tendencia de los precios en la última década del siglo.

Gráfico 3.2 Evolución mensual del precio medio provincial del vino en Logroño

(pesetas por litro)

317 En el año 1861, 0,207 pesetas por litro como precio medio anual provincial de los precios medios mensuales publicados en el BOPL y 0,22 el precio medio anual provincial de los precios medios mensuales publicados en la Gaceta. 318 En la primera mitad de la década de los ochenta comienza a notarse en el comportamiento de los precios la demanda francesa. La cosecha del año 1880 es mayor que la del año anterior y el mosto se oferta a 12 reales la cántara (0,19 pesetas por litro) en algunos pueblos como es el caso de Cuzcurrita y las uvas se venden a 6 reales la arroba las blancas (0,13 pesetas por kilo) y a 6,5 las negras. Iniciada la venta de la nueva cosecha los precios comienzan a subir, pagándose la cántara a 18 reales en Alfaro y a 20 en Aldeanueva de Ebro. En Ollauri compran ese año los comerciantes franceses 4.000 cántaras a 14 reales la cántara. (Lacalzada, 1982).

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En consecuencia, la expansión del sector vitivinícola riojano durante la

segunda mitad del siglo XIX, causada tanto por el aumento de la superficie de viñedo (crecimiento extensivo) como del rendimiento (crecimiento intensivo), coincide con un aumento de la demanda exterior que se ve reflejado en el comportamiento de los precios del vino, que durante estos años, y al margen de su volatilidad en determinados momentos, van a situarse en niveles superiores a los registrados en los años centrales del siglo XIX. El aumento de la producción y de los precios permitió la mejora de las rentas en el sector y aumentó su atractivo para las inversiones que se llevaron a cabo durante estos años, tanto en campo como en bodega.

2.3.6 Nuevo régimen económico de funcionamiento en el sector

El análisis realizado permite confirmar la hipótesis, establecida al inicio de

este apartado según la cual durante la segunda mitad del siglo XIX en el sector vitivinícola riojano se produce simultáneamente una situación de expansión productiva tanto por la vía extensiva (aumento de la superficie vitícola) como por la vía intensiva (aumento del rendimiento) y un cambio en el modo de producción que se refleja en la segmentación de la oferta, vinos corrientes y vinos finos, y en una mayor complejidad en las relaciones interprofesionales, al surgir nuevos agentes económicos vinculados a la actividad vinícola, aún cuando se mantenga una estructura de tipo familiar-campesino en las pequeñas explotaciones. Todo ello configura un nuevo régimen económico de funcionamiento, de carácter plural319, que se articula con unas disposiciones institucionales en las que el mercado y las relaciones entre viticultores y vinicultores cobran protagonismo frente a la normativa que emana de las diferentes administraciones. Este proceso de expansión y cambio se concreta en:

1. Durante la segunda mitad del siglo XIX se produce una expansión del

cultivo del viñedo, que ocupa parte de las tierras dedicadas antes a cereales, aumenta la especialización vitícola en la comarca de La Rioja Alta y Rioja Alavesa, y el cultivo adquiere también en algunos municipios de La Rioja Baja el protagonismo que nunca antes había tenido.

2. Entre 1861 y 1881 la producción de vino en el territorio que hoy constituye la DOCa Rioja pasa de 60-70 millones de litros de vino registrados en los años sesenta hasta los 90–100 millones en el año 1881. Este aumento es tanto consecuencia del crecimiento de la superficie de viñedo (unas 7.000 hectáreas en la provincia de Logroño y 13.000 en los municipios que hoy forman parte de la DOCa Rioja), como por el aumento de los rendimientos, casi en un veinte por ciento.

3. El crecimiento de la demanda exterior es un factor determinante de esta expansión, así como de los cambios en la elaboración ya que, al

319 Esta pluralidad queda determinada por la existencia de dos tipos de vinos, corrientes y finos o criados y de diferentes tipos de viticultores y vinicultores, pequeños, medianos y grandes propietarios, con y sin medios de elaboración y con organización de la producción y del trabajo de tipo familiar o mediante la contratación de jornaleros. Andreas Oestreicher (1994a) cita los grupos de bodegueros considerados a efectos del pago de la contribución industrial: Criador de vino, Criador de vino de cosecha propia, Exportador y Especulador.

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orientarse una parte de ella hacia los vinos finos, se animan las inversiones necesarias para ello.

4. Estas inversiones se van a reflejar en importantes cambios en la producción y en la elaboración del vino que establecen las bases para el desarrollo de un modo de producción que supera los límites del modo tradicional que se ha mantenido a lo largo de la Historia apoyándose en unas disposiciones institucionales que lo protegen. Este nuevo modo de producción es la base en la que se apoya el régimen económico de funcionamiento del sector que surge en las últimas décadas del siglo XIX y se consolida durante buena parte del XX.

5. Entre 1861 y 1881 se producen cambios importantes en el cultivo para reducir los costes de producción y aumentar los rendimientos. Estos cambios permiten diferenciar entre dos modelos de producción, uno que se ha denominado “modelo de producción tradicional”, caracterizado por el mantenimiento de las prácticas culturales tradicionales y la obtención de menores rendimientos y otro denominado “modelo de producción moderno o intensivo”, caracterizado básicamente por la aplicación de estiércol y la obtención de rendimientos superiores. En el primero la estructura de los gastos sigue siendo similar a la del año 1861, representando la elaboración el 21,4 por ciento de los gastos de producción, y en el segundo el abonado constituye la partida mayor de gasto, casi la cuarta parte, en tanto que la elaboración representa el 15,3 por ciento.

6. Los costes de producción por litro de vino, según los rendimientos medios en cada uno de estos dos modelos de cultivo en secano (Calahorra, 1.210 litros por hectárea y Haro 3.048 litros), serían de 10 céntimos por litro en el modelo moderno y de 16 céntimos por litro en el modelo tradicional. Sólo la diferencia en el precio pagado por el vino que se elabora con la producción de uno y otro modelo distorsiona los resultados económicos y permite cuestionar la mayor rentabilidad del modelo de producción moderno, que se acabará imponiendo en condiciones de igualdad de precios.

7. Las diferencias observadas en los sistemas de producción entre unas y otras zonas de la región permiten comprobar la existencia de ritmos diferentes en la evolución del sector hacia modelos de producción más intensivos, generándose así diferencias entre cosecheros.

8. De igual forma los cambios que se producen en la elaboración van a establecer una clara segmentación entre los agentes económicos existentes en el sector en función de cómo se enfrenten a ellos, obviándolos en unos casos, o liderándolos en otros.

9. La propiedad del viñedo presenta durante la segunda mitad del siglo XIX una estructura plural, con muchos pequeños propietarios con un modo de producción tradicional de tipo familiar-campesino y un número reducido de grandes propietarios (menos del 1 por ciento) que tiene más del 12 por ciento de la superficie de viñedo de la región y que utiliza trabajo asalariado.

10. Se elabora una gran diversidad de vinos y aunque, todavía, siga siendo muy mayoritaria la producción de vino corriente o de pasto, la elaboración de vinos finos abre nuevas vías en producción y elaboración

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y aumenta la capacidad de adaptación a los cambios que se están produciendo en la demanda.

11. El negocio vitivinícola, hasta ahora unido a la figura del propietario-cosechero, se va a separar en dos actividades que pueden funcionar independientemente, la del viticultor productor de uva o vino y la del vinicultor, elaborador y/o criador y comercializador de vino. Con ello, lo que antes era un único mercado, el del vino, se fracciona en varios mercados. Un mercado en origen (transacciones dentro de la región con dos posibilidades de oferta y demanda, uva y vino) y un mercado en destino en el que se ofertan y se demandan diferentes tipos de vinos (corrientes y finos en la versión más simple).

12. La rentabilidad de la crianza, basada en la gran diferencia entre los precios de los vinos corrientes y los vinos criados, ocupó buena parte del discurso institucional de los años centrales del siglo XIX, animando a los cosecheros a realizar las inversiones necesarias para mejorar la calidad del vino y criarlo.

13. La mayor parte de los propietarios de viñedo no estaban en condiciones de poder hacer frente a las inversiones necesarias para una adecuada elaboración. Solo una minoría de cosecheros realizó las inversiones que las nuevas técnicas exigían. A ellos se sumaron algunos inversores que colocaron su capital en el negocio del vino, y construyeron algunas de las bodegas centenarias existentes en la actualidad320. Con ello aumenta la diversidad profesional y las relaciones entre los agentes económicos se hacen más complejas.

14. El abanico de precios se abre en los productos finales y ello acabará reflejándose en tensiones sobre los precios en origen. El sector vitivinícola se ha instalado en la nueva economía y ha nacido la vitivinicultura moderna en la que es posible el negocio del vino en si mismo, esto es, desvinculado de las cepas, lo que conlleva tensiones en las relaciones entre viti y vinicultores y plantea la necesidad de un marco de relaciones en el converjan los diferentes intereses existentes.

15. Durante esta etapa de expansión del cultivo y de cambios en la producción y en la elaboración los precios se mantuvieron en niveles altos, por encima del precio medio registrado en la década 1845-1854.

16. Esta situación de expansión productiva y precios altos fue posible en los primeros años (1855-1863), por la reducción de la producción como consecuencia de la enfermedad Oidium Tuckery, y a partir de la segunda mitad de los años sesenta, solo puede explicarse por un aumento de la demanda, especialmente del mercado exterior, al verse los viñedos franceses invadidos, desde ese año por la filoxera y, coyunturalmente, por la escasez de algunas cosechas como ocurrió en los años centrales de la década de los ochenta como consecuencia del mildiu.

320 Marqués del Riscal (1868), Marqués de Murrieta y Bodegas de Arizaga (1872), López de Heredia (1877), Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) (1879), Bodega El Romeral (1881), Bodegas Ugalde y Muerza (1882), las hoy denominadas Bodegas Gómez Cruzado y Carlos Serres (1886), Franco Españolas, Riojanas, Lagunilla, Montecillo y Martínez Bujanda en 1890, Bodegas Palacios (1894) Martínez Lacuesta (1895) y Federico Paternina (1898). En este grupo de bodegas conviven empresas de tipo familar con otras de tipo societario que se basan en diferentes fórmulas mercantiles.

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La llegada de la última plaga del siglo a las tierras riojanas, la filoxera, truncará definitivamente este largo periodo de crecimiento y de bonanza económica, generará tensiones entre viticultores y bodegueros, provocará la demanda de protección por una parte del sector, y el alumbramiento de nuevas disposiciones institucionales que se irán definiendo durante las primeras décadas del siglo XX y que, al articularse con el régimen económico de funcionamiento que ha surgido en la segunda mitad del siglo XIX, generará el modo de regulación vigente hasta la última década del siglo XX cuando se pasa de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada.

3 Tercera etapa: la institucionalización del vino de Rioja: de DO a DOCa

Los últimos años del siglo XIX y primeros del XX son fundamentales

para entender el origen del modo de regulación que caracterizará al sector durante la mayor parte del nuevo siglo y sobre el que se llevarán a cabo los cambios necesarios para alumbrar el modo de regulación actual que caracteriza el modelo de desarrollo del sector vitivinícola en la tercera y última etapa de la historia del Rioja. .

Los cambios que se van a producir en las disposiciones institucionales, primero como consecuencia de la llegada de la filoxera a la región y, después, con la creación de la Denominación de Origen Rioja, son factores determinantes del nuevo modo de regulación que estará vigente hasta las últimas décadas del siglo XX.

Ambos hechos animan actuaciones individuales y colectivas que se reflejarán tanto en las labores de reconstrucción del viñedo, como en la creación de instituciones de apoyo al sector y en la demanda de protección y garantía de la calidad.

Se inicia así un periodo en el que, a diferencia de lo ocurrido en el siglo XIX, las disposiciones institucionales reguladoras de la actividad en el sector, desempeñarán un papel mucho más importante en los cambios que se van a producir en su funcionamiento económico, que las transformaciones en el modo de producción y en el mercado.

Si en el siglo XIX es imprescindible conocer el comportamiento de la producción y de los intercambios, en el siglo XX lo es estudiar los cambios que se van a producir en las disposiciones institucionales. Dicho esto, es preciso destacar que no pueden soslayarse ni el impacto de la filoxera en la evolución del sector, ni el proceso de reconstrucción del viñedo, por lo que se prestará especial atención a lo ocurrido durante las primeras décadas del siglo. Así mismo es necesario evaluar en qué medida se consolida el cambio iniciado en el siglo anterior que diversifica tanto la producción de vino en la región con la elaboración de vinos finos o criados, como los agentes económicos que actúan en el sector. Estas serán las dos líneas principales a seguir en el análisis del funcionamiento económico del sector durante estos años del siglo XX.

Los cambios en las disposiciones institucionales asociados unos a la filoxera y otros a las reivindicaciones del sector, acabarán de definirse y se completarán con otros de enorme trascendencia para el futuro del sector a lo largo del siglo XX, identificándose tres periodos diferentes, que culminarán en la que se ha considerado la tercera etapa en la evolución del sistema agroalimentario (Malassis, 1998): el primero que coincide con el nacimiento de

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la Denominación de Origen Rioja en el primer tercio del siglo XX; el segundo se identifica con el desarrollo del marco normativo nacional en el que actúa el sector, que va desde la década de los años 30 hasta los años setenta y, el tercero, que llega hasta la última década del siglo XX, cunado culminan todos los cambios que hacen posible el paso de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada.

La segmentación de la oferta y la demanda, por el marco normativo existente durante estos años, animará divergencias regionales321 que se manifestarán a través de tres vías: el tipo de vino producido, la intensificación del uso de recursos productivos y el grado de mercantilización (Bartolí et al., 1990).

En el caso de Rioja, las nuevas disposiciones institucionales, articuladas con el régimen económico de funcionamiento que alumbró el desarrollo del sector durante la segunda mitad del siglo XIX, definirán un nuevo modo de regulación caracterizado por la distinción entre vinos corrientes y vinos finos o criados, la protección de la calidad como estrategia de diferenciación para posicionarse en el mercado y la convivencia, no exenta de tensiones, entre diferentes grupos de interés, tanto entre viticultores, como entre vinicultores.

3.1 Factores generales: circunstancias políticas y económicas que influyen en los cambios en el sector vitivinícola durante el siglo XX

La evolución del sector vitivinícola en la región durante las primeras

décadas del siglo XX está determinada por la filoxera. La plaga genera una situación crítica a la que el sector tratará de hacer frente realizando las inversiones necesarias para la reconstrucción del viñedo y, sobre todo, demandando medidas de protección. La recuperación de la superficie de viñedo va a ser el gran objetivo a conseguir durante el siglo XX y aún cuando nunca se llegue a cultivar la extensión de viñedo que había en la región antes del ataque de la filoxera, los cambios que se van a producir en el sector durante este siglo muestran dos situaciones muy diferentes a comienzo y final del mismo.

Estos cambios se producen en un entorno político y económico de una gran complejidad (Tortellá, 2000), que se manifiesta a través de los diferentes sistemas políticos que se van a suceder en España y en las características que presenta la economía española, en el marco internacional, en momentos tan diferentes como: la “Belle époque” y el orden económico internacional asociado al sistema de tipo de cambio patrón oro que se mantiene hasta la primera guerra mundial; los “felices años veinte”; la gran depresión de los años treinta y la segunda guerra mundial como punto final de una década especialmente turbulenta en el caso de España; el origen de un nuevo orden económico internacional a partir del los acuerdos de la Conferencia de Bretton Woods; el nacimiento de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA) primero y de la Comunidad Económica Europea (CEE) después, como referencia de integración política y económica en Europa; la ruptura del sistema monetario internacional y el aumento del precio de la energía en los primeros años setenta; ajustes y reconversión del sistema productivo en los años ochenta e integración en la Comunidad Económica Europea.

321 En el caso del sector vitivinícola español, las divergencias regionales, obedecen, también, a las diferentes maneras de afrontar la crisis filoxérica y el proceso de replantación del viñedo.

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Conocida esta complejidad, sería muy atrevido, desde la perspectiva de esta investigación, realizar un estudio detallado del entorno político y económico durante el siglo XX que vaya más allá de la identificación de aquellos factores de carácter general que pudieran condicionar tanto las disposiciones institucionales en el sector vitivinícola, como su funcionamiento económico. Entre estos factores destacan: la forma de gobierno y la política económica, las diferencias en la senda de crecimiento seguida por la economía española respecto de los países de su entorno, el grado de apertura comercial y la incorporación de factores básicos para la modernización del sistema productivo y, en particular, del sector agrario.

Desde la perspectiva política, durante las últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX, el marco institucional en España permaneció estable.322 En los años comprendidos entre las dos guerras mundiales el entorno político español es más inestable. Al periodo de la Restauración le siguió una dictadura, tras el golpe de Estado del general Primo de Rivera en septiembre de 1923, que duró hasta su dimisión en 1930. Durante estos años se produce una creciente intervención y regulación de la actividad económica (Comín, 1987 y Fraile, 1998) y en este contexto es en el que el sector vitivinícola riojano encontrará el terreno adecuado para conseguir su demanda de protección frente al fraude, mediante el reconocimiento y delimitación de la zona de producción del vino de Rioja en lo que será, desde el año 1925, la Denominación de Origen Rioja.

El triunfo republicano en las elecciones municipales de abril de 1931 es seguido de la abdicación de Alfonso XIII y la formación del Gobierno de la Segunda República. En agosto de 1931, se va a reflejar en las Cortes el trabajo que, en las últimas décadas, han desarrollado los diferentes grupos de interés que existen en el sector vitivinícola en España, al constituirse el Grupo Parlamentario Vitivinícola, que llegará a contar con 76 Diputados (Pan et al.., 1995).

Bajo el mandato de un Gobierno republicano se aprobará, en 1932, la primera legislación vitivinícola nacional que pretende regular de forma global el sector (Pino, 2005), el “Estatuto del vino”. El objetivo es ordenar el sector, según se declara en la exposición de su preámbulo, algo que no se había conseguido con la Ley del vino y de los alcoholes recogida en el Decreto-Ley de 29 de abril de 1926, con la que se había querido poner un punto y final al conflicto entre viticultores, vinicultores e industriales azucareros sobre los alcoholes (Fernández, 2008). La victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 y sus planes políticos y económicos se truncaron con el golpe de Estado del general Franco y tres años de guerra civil (Comín, 2002).

Políticamente España permanece bajo el signo de la dictadura franquista hasta 1975 cuando se inicia el proceso constituyente que acabará con la aprobación de la Constitución en diciembre de 1978 y la convocatoria de

322 A la muerte de Alfonso XII, en 1885, asumió la jefatura del Estado la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena hasta 1902, cuando alcanzó la mayoría de edad Alfonso XIII que reinaría hasta el año 1931. En el Gobierno se alternan conservadores y liberales, destacando las experiencias renovadoras de Maura entre 1907 y 1909 y los intentos de Canalejas por reducir las tensiones sociales entre 1910 y 1912. Esta estabilidad interior fue sacudida por los movimientos nacionalistas en las colonias, guerra de independencia de Cuba entre 1895 y 1898 y de Filipinas (1896-1898). La pérdida colonial provocó una corriente de opinión contraria a la modernización económica del país a la que se opuso otra, liderada por Ortega y Gasset, de carácter liberal y aperturista que adoptó el lema “Europa, la solución” (Maluquer, 2002).

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elecciones en 1979, para la formación de las dos cámaras legislativas, Congreso y Senado, que marca el comienzo de una nueva etapa democrática en la Historia de España, con una monarquía parlamentaria.

Durante los años de dictadura las disposiciones institucionales en el sector vitivinícola están condicionadas por la falta de libertad de los agentes económicos para organizarse, reivindicar y alcanzar acuerdos, por estar todos ellos integrados en el denominado “sindicato vertical de la vid y del vino”. En esta organización se adoptan los acuerdos relativos al sector, entre otros el de revitalizar el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja, en el año 1944,323 eso sí, eligiendo desde el Gobierno Civil y la Organización Sindical a los miembros que constituirán el pleno del Consejo y que se encargarán de redactar el nuevo Reglamento que fue aprobado y publicado en el Boletín Oficial del Estado el 28 de abril de 1947. Éste permaneció vigente hasta el año 1953 cuando, el 16 de abril, se aprueba otro Reglamento que se gesta en el mismo contexto de falta de libertad, igual que ocurrió con su reforma en el año 1956 y con los debates para la redacción del nuevo Reglamento durante los años sesenta que acabaría aprobándose el año 1970. La democracia no llega al Consejo Regulador hasta el 23 de mayo de 1982 cuando viticultores y vinicultores votan para elegir a sus representantes en él.

La integración en la Comunidad Económica Europea, el 1 de enero de 1986, va acondicionar el marco político en el que se adoptan las disposiciones institucionales que afectan al sector y también su funcionamiento económico.

Esta perspectiva política de lo acontecido en España durante el siglo XX debe complementarse con lo ocurrido durante estos años en la economía española. Los trabajos de Prados de la Escosura sobre el comportamiento del PIB324 en España, muestra dos cambios de tendencia y uno de nivel325 en la evolución a largo plazo de la economía española y permite subrayar la existencia de tres grandes fases que cubren: la primera de 1850 a 1950, la segunda desde 1950 hasta 1974 y la última desde 1974 hasta el nuevo siglo. En la primera de estas etapas, la Guerra Civil (1936-1939) supuso un descenso a un nivel inferior.

Frente a otras visiones que muestran un siglo XIX de fracaso y un siglo XX de éxito económico, Prados de la Escosura (2003) postula la continuidad en el crecimiento a largo plazo entre 1850 y 1950. Esta interpretación del comportamiento de la economía española, considera que la continuidad a largo plazo del crecimiento es compatible con oscilaciones cíclicas u ondas largas, en las que la tasa de crecimiento difiere de la tendencia a largo plazo. En dichos ciclos influirían las variaciones en la política económica, el acceso al mercado internacional y el cambio tecnológico.

323 El día 14 de diciembre de 1944 el diario Nueva Rioja publica el siguiente anuncio insertado por los nacional-sindicalistas, para animar a los vitivinicultores a asistir a una asamblea del sector a celebrar el día 19 de diciembre en el local Cinema Social, en la calle Calvo Sotelo de Logroño: “Viticultor riojano: La protección de la denominación de origen “Rioja” equivale a: 1. Revalorizar los vinos riojanos. 2. Aumentar las exportaciones de calidad. 3. Crear nuevos tipos. 4. Cuidar con esmero la crianza de los existentes. 5. Conquistar para la Rioja y España un prestigio comercial de primer orden. ¡Une tu esfuerzo al de la Organización Sindical! ¡Exige que tu Hermandad esté presente en la Asamblea de vitivinicultores que se celebrará en Logroño el próximo día 19” (Gómez, 2000:103). 324 En ellos se analizan las estimaciones del PIB realizadas por Alcaide (1976), Carreras (1985), Naredo (1991) y Schwartz (1976), entre otras. 325 Los cambios de tendencia suponen ruptura en el ritmo de crecimiento a largo plazo, mientras que los cambios de nivel representan una elevación o, como en el caso de los años de la Guerra Civil, un descenso de la actividad económica que no se traduce en una alteración de la tasa secular de crecimiento (Prados, 2003).

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El comportamiento de la economía española, aún con particularidades, no escapa “a una razonable tipificación dentro de las experiencias continentales. Es decir, con tonalidades propias en no pocos pasajes de su historia contemporánea, y con ritmos y características específicas, la trayectoria económica de España a lo largo de los dos últimos siglos responde, sin duda, a un patrón general de crecimiento plenamente europeo, compartido, en sus grandes tendencias, tanto por los países de la fachada atlántica como, con mayor sincronía aún, por los de la cuenca mediterránea” (García Delgado, 1999b:8). Para García Delgado, este comportamiento general no puede ocultar dos rasgos peculiares, uno, la posición siempre distante de los niveles de bienestar existentes en España y en los países más pujantes como Francia, Gran Bretaña y Alemania y, dos, la sintonía temporal de los ritmos de avance de la economía española con los que siguen los países mediterráneos, situándose siempre España a medio camino entre los avances de Italia y de Portugal.

En la etapa de crecimiento continuo y moderado entre 1850 y 1950 pueden distinguirse cuatro grandes fases. Las dos primeras cubren los años comprendidos entre 1850 y 1920, con 1883 como el punto de inflexión, mientras que la tercera correspondería a los años 1920-1929 y, la cuarta, al periodo 1929-1952.

En la primera fase, 1850-1883, se aprecia un crecimiento del producto por habitante sensiblemente superior al del resto del siglo XIX. Prados de la Escosura (2003) subraya que es difícil precisar cuánto es atribuible a lo que se denomina efecto reconstrucción, esto es, a la expansión experimentada tras la inestabilidad política y los conflictos bélicos que acompañaron a la introducción de un nuevo marco institucional durante la primera mitad del siglo XIX.

Entre 1860 y 1890 se produce un avance importante en la industrialización del país con la entrada de tecnología y capital que permitió recuperar parte del retraso acumulado respecto de otros países europeos326 (Carreras, 2003). Este comportamiento del sector industrial, que se reflejó claramente en el sector vitivinícola como ya se ha visto, cambió en la última década del siglo XIX, lo que unido a la crisis agraria finisecular contribuyó a frenar el crecimiento de la economía española.

Entre la segunda mitad de los años ochenta del siglo XIX y 1920 se aprecia una divergencia entre el comportamiento de la economía española y el de los países más avanzados de Europa327. Se trata de un largo periodo de estabilidad institucional que habría facilitado la inversión y el crecimiento pero en el que la crisis agraria de final de siglo primero y después el menor crecimiento del producto industrial, lastrarán el comportamiento de la economía. La recuperación durante estos años fue muy lenta a causa de una baja inversión pública, condicionada por las deudas de guerra, y un consumo privado reducido y poco expansivo (Maluquer, 2003).

Desde la década de los años setenta del siglo XIX aumentaron las exportaciones de trigo procedente de Estados Unidos, Canadá, Argentina e India y con ello los precios descendieron en el mercado mundial. También

326 El producto real per cápita de España el año 1860 era el 72,6 por ciento de la media de Gran Bretaña, Francia y Alemania, el 79,6 por ciento se alcanzó en 1880, descendiendo al 76,2 por ciento en 1890 (García Delgado, 1999b) 327 El producto real per cápita de España en 1913 era el 70,2 por ciento de la media de Gran Bretaña, Francia y Alemania.

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bajaron los precios del aceite, de la carne y de la lana. En España los efectos comenzaron a notarse en la década de los ochenta y la situación se hizo crítica en la segunda mitad de los años noventa. Sólo el sector vitivinícola quedó, en esos años, al margen de la crisis por la gran demanda exterior. Cuando en los años noventa se contraen las exportaciones de vino y bajan los precios del vino, la crisis cobra toda su magnitud328. La respuesta del sector agrario a esta crisis fue la demanda de regulación del comercio exterior.

La salida de la crisis se logró a través de una reacción proteccionista, más que mediante la introducción de transformaciones estructurales en el sector agrario, lo que acabó reflejándose en el aumento de los precios al consumo (Maluquer, 2003). Esto no impidió que empezara a consolidarse un cambio en las orientaciones productivas en el siguiente sentido, disminuye el peso de cereales, vino y aceite en el valor de la producción final agraria y aumenta el de frutas, especialmente cítricos, hortalizas, carne y cultivos industriales como la remolacha azucarera. Estos cambios en las orientaciones productivas, continuarán durante todo el siglo XX de forma que el cereal pasa de representar el 27,8 por ciento de la producción final agraria de España el año 1890 a representar el 16,2 por ciento en el quinquenio 1960-64. Similar comportamiento tienen viñedo, 18,5 por ciento en 1890 y 4,1 por ciento en 1960-64 y aceite, del 7,9 por ciento al 4,9 en el mismo periodo. Por el contrario, el valor de la producción frutícola pasa de aportar el 2,1 al 12,7 por ciento, el de las hortícolas del 13,2 al 16,4 y el de la carne del 12,2 al 14,7 (Prados, 2003).

Sin menospreciar la importancia de la crisis agraria, para Prados de la Escosura, el creciente aislacionismo de la economía española constituye la hipótesis más razonable para explicar que, pese a la estabilidad institucional lograda durante la Restauración, tuviera lugar una acentuada desaceleración del crecimiento. Además de aumentar la protección arancelaria329, la exclusión de la peseta del sistema monetario internacional, va a significar un freno para la integración española en la economía internacional, aún cuando “nuestra singular opción monetaria no habría tenido influencia sostenida en las barreras protectoras, ni interferido a largo plazo, por tanto, en los flujos de comercio”, (Serrano et al., 1998:85), ya que las fluctuaciones nominales de la peseta se limitaron a compensar los desfases de la evolución de precios nacionales y extranjeros, jugando en consecuencia un papel neutral en términos de protección y reserva del mercado interno.

Durante los años que dura la primera guerra mundial la economía española se beneficia de su posición de país neutral, lo que le permite mejorar su balanza de pagos.330 Al terminar la guerra el país vuelve a enfrentarse a los problemas derivados de su deficiente sistema productivo y de transporte,

328 Las respuestas a los cuestionarios enviados por la Comisión creada en 1887 para estudiar la crisis, recogidas en “La crisis agrícola y pecuaria”, ilustran la situación por la que pasaron muchos pequeños propietarios que vieron cómo sus tierras eran embargadas por la Hacienda pública por impago de contribuciones (Gil Andrés, 1995). 329 El arancel aprobado por el Parlamento español el año 1891, acusadamente proteccionista, es considerado por algunos economistas como un cambio de estrategia de desarrollo por parte del gobierno y de los agentes económicos hacia una política nacionalista, que se irá intensificando en las décadas siguientes, caracterizada por el proteccionismo arancelario, el fomento de las producciones nacionales a través de medidas como exenciones y privilegios fiscales, primas, subsidios y contratos por parte del sector público, orientadas todas ellas a animar el crecimiento de determinados sectores (Carreras, 2003:185) 330 Entre 1914 y 1919 la balanza comercial y de servicios presentó superávit, pasando del 1,1 al 6,5 por ciento del PIB (Comín, 2002)

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agravados por el impacto de la guerra en el conjunto de la economía europea, y a la competencia exterior en los primeros años veinte.

La tercera fase correspondería a los años veinte (1920-1929). En esta década destaca el fuerte crecimiento económico coincidiendo con la dictadura de Primo de Rivera. Durante estos años se produce una creciente intervención y regulación de la actividad económica (Comín, 1987 y Fraile, 1998) que para algunos economistas se refleja especialmente en la protección del mercado nacional y en la inversión en infraestructuras, lo que supuso un impulso al crecimiento (Velarde, 1968). Por el contrario, otros economistas sostienen que el proteccionismo condujo a una oligopolización de la economía española que redujo los incentivos para el cambio tecnológico (Fraile, 1991) y contribuyó a la expansión del gasto público mediante el aumento de la oferta monetaria y la deuda pública, lo que creó tensión sobre los precios y en el tipo de cambio (Martín, 1984 y Palafox, 1991). Es en este periodo cuando se van a concretar las demandas del sector vitivinícola riojano para la concesión de la Denominación de Origen Rioja.

La renta nacional de España se dobló en el primer tercio del siglo XX produciéndose, además, lo que García Delgado, (1999) denomina “crecimiento económico moderno”, y que asocia a cambios significativos en los métodos fabriles331 y en la propia estructura de cada uno de los sectores y a las transformaciones demográficas que se reflejan, especialmente, en el aumento de la esperanza de vida (de 35 a 50 años) y en el proceso de urbanización (se duplica el censo de las principales capitales).

En el sector agrario, aún predominante en la estructura productiva española, una vez superada la crisis finisecular, comienzan a darse los primeros pasos hacia su modernización: nuevas técnicas de laboreo por el uso generalizado del arado de vertedera, uso de abonos y fertilizantes, nuevos cultivos, forrajeros e industriales como la remolacha, y orientación de las producciones de aceite, frutas, hortalizas y vino hacia la exportación. Este proceso de modernización agraria estuvo acompañado del descenso de trabajadores en el sector, lo que se tradujo en un aumento importante de la productividad tanto de la tierra, como del trabajo, y así lo ponen de manifiesto diferentes trabajos del Grupo de Estudios de Historia Rural (1983 a y b).

El sector agrario riojano, en pleno proceso de reconstrucción del viñedo, y a pesar del enorme esfuerzo que esto supuso, aún fue capaz de avanzar por la senda de la modernización. El sector hizo frente a la crisis agraria finisecular aumentando las producciones de remolacha, hortalizas y frutas (GEHR, 1991), incrementando la superficie de regadío al abrigo de las obras para la realización de centrales hidroeléctricas, invirtiendo en la fabricación de conservas vegetales, mejorando la elaboración de los vinos mediante la introducción de nuevas prensas332 y aumentando la capacidad de crianza (Gómez Urdáñez, 2000).

331 En los años veinte se produce lo que Carreras y Tafunell (2003) denominan segundo estadio de la industrialización española, debido, sobre todo, al efecto de cinco fuerzas impulsoras: las fuertes inversiones en equipamiento industrial, el aumento de la construcción residencial, la electrificación, la creación de distritos o aglomeraciones industriales y el programa inversor del Estado 332 La empresa Marrodán creada en Logroño abastecerá de modernas prensas a buena parte de las bodegas españolas durante todo el siglo XX.

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Algunas bodegas se enfrentaron a esta situación crítica realizando importantes inversiones. Es el caso de las bodegas R. Lópéz de Heredia333 que contrata a la empresa Construcciones Hidráulicas y Civiles de Eugenio Rivera y al arquitecto Martínez Zapata para la realización del suelo de hormigón del patio de la bodega, más de 1.000 metros cuadrados, que en aquel momento fue la mayor obra con cemento armado realizada por una empresa privada en España. También en esta bodega se van a sustituir las viejas máquinas de vapor para la obtención de energía por la energía eléctrica producida en la central del río Ebro desde el año 1904. Tampoco se descuidaron las inversiones en las dos principales vías de innovación de la época, el año 1903 se instaló el teléfono en la bodega, en 1907 se adquiere el primer automóvil y en 1919 se compra un camión marca Exshaw, parque de vehículos que se completará con dos Bugatti comprados en 1920 y 1924 y tres vagones de ferrocarril rotulados “Viña Tondonia” para el transporte de los vinos.334

Pero no solo se realizaron inversiones en bodega, las hubo también en el campo y en la red comercial y creación de marcas. López Heredia comienza en 1906 la adquisición de fincas en el término Hondón y en 1910 inicia las labores de desfonde, para lo cual compra un malacate a utilizar con la máquina locomóvil que había adquirido el año 1901. En 1910 se desfonda la finca Tondonia y en 1912 se planta335. El año 1907 Don Rafael López de Heredia crea una sociedad con Pedro Llana Sanino y los hermanos Pedro y Enrique Lepine para poner en marcha un empresa de publicidad que de a conocer sus vinos. El proyecto se materializa, por ejemplo, en la publicidad que se coloca en telones de teatros, la valla del casino de Madrid, las estaciones de ferrocarril y en los tranvías de la capital336. Las principales inversiones de la bodega en red comercial se hicieron en Madrid, 19 personas trabajando el año 1919, pero también se crearon “Depósitos” en las principales ciudades destacando los de Sevilla, Valencia, Cartagena, Santander, Bilbao y San Sebastián.

En el primer tercio del siglo XX se va a definir lo que será el sistema agroalimentario riojano que pervivirá durante todo el siglo y que se basa en los cultivos de viñedo (aprovechando las áreas de secano), remolacha, frutas y hortalizas (en tierras de regadío) para abastecer a las bodegas, a las azucareras y a las fábricas de conservas vegetales337. El ferrocarril actuará durante buena parte del siglo XX como eje articulador entre la oferta agroalimentaria riojana y la demanda.

Durante los años veinte el sector vitivinícola riojano, y en particular los elaboradores de vinos finos, se beneficiaron del aumento de la demanda exterior, lo que se reflejó en el aumento de los precios, que oscilaron entre 0,30 y 0,35 pesetas por litro, no observándose diferencias significativas entre los precios pagados en al región y los precios medios del vino registrados en

333 Todos los datos de inversión referidos a Bodegas Rafael López de Heredia se han obtenido de los archivos de la bodega. 334 El año 1904 trabajan en la bodega R. López de Heredia 21 empleados y ese mismo año la empresa creó tres fondos, uno de enfermedad , uno de ahorro y otro de vivienda. 335 La finca tiene una extensión de 60 hectáreas de las cuales se plantan apenas la cuarta parte, entre 200 y 250.000 cepas. Durante estos años en las labores de campo participaban más de 100 personas, en 1913 hay trabajando 162 jornaleros y 7 mulas. La primera cosecha, que se obtiene el año 1914, da una producción de 18 comportones. 336 Como se aprecia en una foto de referencia a las manifestaciones que tuvieron lugar el día 14 de abril de 1931. 337 El año 1915 en Calahorra trabajaban 33 fábricas de conservas vegetales que daban trabajo a más de 1.700 personas (Ochagavía, 1950)

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España. En estos años se animan las inversiones en el sector y se crean nuevas sociedades como Berberana en Ollauri, el año 1920, Gurpegui en San Adrian (1921) o Ramón Bilbao en Haro (1921).

En la primera mitad de los años treinta se quiebra la intensa expansión de la década anterior (Prados, 2003). El impacto de la Gran Depresión en España se ha considerado menor que en otros países a la vista del comportamiento menos deflacionista de los precios de los productos y de los factores de producción (Comín, 1987). Sin embargo, si los efectos de la crisis fueron menores hasta 1932, todos los análisis coinciden en que fueron más persistentes, entre otras razones por la aplicación de una política presupuestaria restrictiva y la interrupción de las obras públicas, junto a la incertidumbre acerca del nuevo régimen político (Palafox, 1991). A esta postura se oponen quienes sostienen que las políticas monetaria y fiscal, no fueron restrictivas sino todo lo contrario, en la medida en que el presupuesto fue empleado como un instrumento anticíclico a fin de compensar la caída de la inversión privada y de las exportaciones (Comín et al., 1984).

Las medidas de carácter proteccionista. que muchos países adoptaron durante estos años de crisis, acabaron con la etapa de relativa bonanza vivida en el sector vitivinícola riojano durante los años veinte.338 Las exportaciones españolas de vino339 caen un treinta por ciento y las de Rioja un quince (Gómez Urdáñez, 2002). Para hacer frente a esta situación, el Gobierno republicano, firmó un Arreglo comercial con Francia, principal país de destino, por el que se establecía un contingente de 1,8 millones de hectolitros.

Desde la perspectiva del comercio exterior, existiendo situaciones muy diferentes durante este largo periodo de tiempo como ponen de manifiesto, entre otros, los trabajos de Serrano (1997), Carreras y Tafunell (2003), Tena (2005), “la mirada ingenua sobre las series del sector exterior” de Serrano, Sabaté y Gadea (2008:98) muestra que, entre 1869 y 1935, las series de importaciones, exportaciones y grado de apertura real “carecen de memoria y responden a continuos shocks de carácter contrario que resultan en una volatilidad moderada. Esos vaivenes son, en realidad, reflejo de una economía atrasada, con un sector exterior de estructura igualmente atrasada”. Para estos autores el dominio de los productos primarios340 en el comercio exterior español y el poco peso de los servicios marcan la evolución del comercio exterior en estos años, sin que éste llegara a influir sobre el crecimiento.

En la segunda mitad de los años treinta y durante la década de los cuarenta se produce una ruptura estructural en las series del sector exterior

338 El año 1931 Francia aprueba el Statut de la Viticulture, que recoge un amplio paquete de medidas para hacer frente a la crisis por la que atraviesa el sector. Entre estas medidas destacan: impuesto sobre los altos rendimientos, prohibición de plantar durante diez años a los viticultores que tengan más de 10 hectáreas de viña o recojan más de 500 hectolitros de vino, bloqueo de una parte de la producción en las bodegas en periodos de precios bajos, destilación de parte de la cosecha cuando hay excedentes, prohibición de la chaptalización (elevación del grado alcohólico) y precio mínimo a los productores (prix social). 339 El año 1930 Francia “cierra” su mercado a las exportaciones de vino español al elevar los derechos arancelarios hasta 85 francos por hectolitro y, además, aprueba la Ley Anticoupage que prohíbe la mezcla de vinos franceses y españoles. La consecuencia es clara, de 1,8 millones de hectolitros exportados a Francia el año 1929 se pasa a 0,3 millones en 1934 (Fernández, 2008). 340 Las exportaciones españolas supusieron, como promedio del decenio de 1922 a 1931, una cifra anual de 1.746 millones de pesetas. Y, de ellos, nada menos que 1.218 (el 69,8 por 100 del total) correspondían a exportaciones del sector agrario. Si se prescinde de los subsectores forestal y ganadero, entonces la cifra se reduce a 989 millones, pero de todas formas sigue suponiendo todavía el 56,6 por 100 del total de lo exportado (GEHR, 1983a:239)

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español para dar paso a una nueva etapa, 1960-1999, que Serrano, Sabaté y Gadea denominan de “madurez” porque las series ahora acumulan memoria, de manera que el comercio de cada año puede predecirse a partir de la trayectoria anterior y la volatilidad prácticamente desaparece. Otra vez es la estructura de la composición del comercio exterior la que explica esta nueva situación, por el aumento de la importancia de los productos manufacturados en las exportaciones desde la década de los años cincuenta.

Al estancamiento de la actividad económica agregada entre 1929 y 1935, siguió una contracción durante los conflictos bélicos civil y mundial. La débil recuperación entre 1944 y 1952 resulta llamativa en el contexto internacional341. La economía española no alcanzó los niveles máximos de PIB de preguerra (1929), hasta 1951, en términos absolutos, y hasta 1955, por habitante (Prados, 2003).

El sector agrario presenta en los años cuarenta unos resultados desoladores. El descenso de la producción estuvo acompañado de una intensa intervención de Estado para ordenar y regular la producción y los mercados en los principales sectores, especialmente en los cereales, lo que contribuyó a generar mercados especulativos en los que los precios multiplicaban por cuatro o por cinco los precios de intervención. Durante la autarquía las exportaciones de vino de Rioja apenas fueron simbólicas, así por ejemplo, Alemania que había importado tres millones de litros el año 1938, con el inicio de la guerra mundial redujo las importaciones a apenas unos cientos de litros y a Francia entre 1937 y 1947 se exportaron 90 litros. Suiza y Méjico fueron de los pocos mercados que siguieron comprando vino de Rioja durante los años cuarenta. “El Rioja, si así puede llamarse a los pocos caldos que se vendían con ese nombre pero sin ninguna garantía, fue dramáticamente afectado por la depresión. El viñedo volvía a ser para los agricultores un complemento de renta y el escaso negocio, expuesto y poco rentable. Amplias extensiones de viña se perdieron…” (Gómez Urdáñez, 2000:100).

Es en este contexto, en el que, tanto por razones políticas (impulso desde el régimen a la actividad cooperativizada), como por razones de racionalidad en la modernización de la elaboración (adquisición de prensas, depósitos, filtros…), van a crearse las primeras bodegas cooperativas en los pueblos de la Denominación (Murillo en 1943, Quel, 1947, Autol, 1955, Aldeanueva y Alcanadre, 1956).

La liberalización económica y la apertura al exterior que se derivan de la aprobación del Plan Nacional de Estabilización en 1959, permitieron, pese al mantenimiento de una política intervencionista en muchos sectores, y en particular en el agrario, iniciar una etapa de fuerte crecimiento económico que durará hasta la crisis de los años setenta. Durante estos años la economía española recorta su diferencia en términos de renta per cápita con los países de su entorno, pero mantiene importantes problemas que acabarán poniéndose de manifiesto con toda su crudeza en los años setenta, como consecuencia del intervencionismo regulador del régimen, especialmente intenso en los factores de producción, trabajo y capital principalmente (Serrano et al., 2002).

341 La recuperación de las economías europeas que en 1945 habían salido de la guerra fue incomparablemente más rápida. Les bastaron tres o cuatro años para completar la reconstrucción económica, mientras que España necesitó más de una década. España volvía a estar, respecto de Europa, como en 1940: al 52 por ciento de su PIB per cápita (Carreras, 2003:280). El año 1938 el producto real per cápita en España era el 40,7 por ciento de la media de Gran Bretaña, Francia y Alemania, en 1950 el 59,2 por ciento y en 1960 el 51,3 (García Delgado, 1999b:9)

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El crecimiento de la economía española durante los años sesenta y la situación del sector en la denominación van a animar las inversiones en nuevas bodegas (Ugarte, Alkorta, Ortigüela, Azpilicueta, García La Fuente, Entrena,…) y en la mejora de los procesos de elaboración y de crianza. A ello contribuye también el comportamiento de las ventas en el exterior. Hasta los años sesenta las exportaciones se mantienen por debajo de los 10 millones de litros con algunas excepciones puntuales como los años 1949, 1954 y 1958. El año 1967 se exportan 19,9 millones de litros y 44 millones el año 1971. Sin menospreciar la influencia del nuevo marco de política económica, tanto internacional como española que proporciona un entorno de apertura (Serrano et al., 2008), los productores riojanos se quejaban durante estos años de los bajos precios pagados por las uvas y por el vino, argumentando que la causa no era otra que el afán desmesurado de las bodegas en abrir nuevos mercados, lo que les llevaba a exportar a unos precios tan bajos, que solo los compensaban con la desgravación fiscal que recibían por las exportaciones (Gaviria et al., 1981).

La crisis de los setenta coincide con el cambio de régimen político en España lo que se refleja en el retraso en la adopción de medidas de ajuste y en una superación tardía de la misma que la prolongará casi hasta la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) el 1 de enero de 1986, que abrirá una nueva etapa para la economía española. Durante las dos últimas décadas del siglo XX la economía española se ajusta definitivamente a la evolución de la economía europea, especialmente con su integración en la Unión Monetaria y se van a producir, en el nuevo marco político, cambios sociales y económicos de enorme importancia. Desde la perspectiva del sector agrario en general, y en particular para el sector vitivinícola, la entrada en la CEE, va a significar la conclusión del proceso de modernización tantas veces ralentizado a lo largo del siglo XX y la aplicación en el sector de la Política Agraria Común, que será el marco de referencia para las disposiciones institucionales con las que se articula el régimen económico de funcionamiento existente en la actualidad en el sector vitivinícola riojano, como se verá en el capítulo siguiente.

3.2 Los cambios en las disposiciones institucionales: de la filoxera a la Denominación de Origen Calificada

Con la invasión de los viñedos riojanos por la filoxera comenzó un

periodo de años muy duros para los agricultores de la regió, no exento de tensiones y revueltas (Gil Andrés, 1995). Con la enfermedad se fueron, además de muchas cepas, algunas ilusiones y, sobre todo, se establecieron las bases para nuevos cambios ahora no tanto en el modo de producción y en el régimen económico de funcionamiento del sector como en las disposiciones institucionales. Para Coello Martín (2008:73), la defensa contra la filoxera no solo genera “modelos organizativos mesocorporativos342 en la ordenación del comercio vitivinícola, sino que va a afectar a la distribución y estructura del vidueño europeo, modificará las prácticas de cultivo tradicionales, renovará y

342 El corporativismo se define (Schmitter, 1992) como un sistema de representación de intereses que está configurado por un número limitado de organizaciones, las cuales están funcionalmente diferenciadas, jerárquicamente ordenadas y son reconocidas y autorizadas por el Estado. El sistema de representación puede tener un carácter macro, micro, sectorial, regional…. Coello aplica el concepto mesocorporativo ante un dominio de carácter territorial.

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seleccionará las viníferas, y dará pie a una mayor preocupación por la defensa de la calidad en la viticultura y en la vinicultura. Fraude y filoxera están, a la postre en el origen no solo de la reconstrucción del viñedo en los países vitícolas, sino en buena medida son la causa de la ordenación jurídica de las plantaciones de viñedos, de la definición normativa de carácter negativo del vino y de los productos derivados, así como de la protección de la calidad de los vinos asociada a una precisa indicación geográfica”.

Como ya se ha visto, desde la perspectiva de las disposiciones institucionales, la replantación del viñedo provocó tanto la intervención pública como la privada. Además de las Comisiones de defensa creadas por iniciativa ministerial, en la región surgieron iniciativas tanto a nivel provincial como local. Diputaciones y Ayuntamientos pusieron en marcha numerosas iniciativas públicas y animaron las privadas, alguna tan importante como los Sindicatos Agrícolas Católicos que en la mayoría de los casos surgen, al abrigo de la ley de 1906, para canalizar las reivindicaciones343 de los viticultores en plena expansión de la filoxera. En 1909 trece sindicatos locales crean la Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos y, con ello, modifican el escenario existente hasta entonces en las fuerzas productivas del sector. En 1912 existen ya cuarenta sindicatos locales que llegarán hasta los 148 en 1917, siendo La Rioja la región española con más organizaciones de este tipo (Oestreicher, 2001).

Otro cambio importante en las disposiciones institucionales, que determinan el modo de regulación del sector a finales del siglo XIX, aparece también asociado a la filoxera, ya que a raíz de su aparición, la Comisión provincial de Defensa de Málaga, propuso la creación de una Estación vitícola en esta provincia, que investigase aquellas cepas americanas y asiáticas más resistentes al insecto y que mejor se adaptasen al terreno, que estableciese plantaciones de las mismas y que suministrase sarmientos a los labradores afectados para poder replantar sus campos. Esta iniciativa no prosperó pero, ante el avance de la plaga, en mayo de 1880, el Gobierno determinó crear cinco estaciones vitícolas en Zaragoza, Tarragona, Sagunto (Valencia), Málaga, a la que se dio una nueva oportunidad y Ciudad Real. Todas las Estaciones, a excepción de la de Málaga, de la que se retiró todo el material entregado, se pusieron en funcionamiento. Pero no fue hasta 1888 cuando el ministro de Fomento, el liberal José Canalejas y Méndez, dio un impulso considerable a la investigación agronómica disponiendo la organización de nuevos centros experimentales. Se dispone la creación de cuatro Escuelas enotécnicas en Alicante, Ciudad Real, Logroño y Zamora, así como una Estación Enológica Central, anexa a la Escuela General de Agricultura de Madrid. Estas escuelas no llegaron a instalarse por falta de recursos.

Años más tarde, estos centros siguen siendo necesarios y el 15 de enero de 1892, Aureliano Linares Rivas, como Ministro de Fomento, firma un nuevo decreto que recoge el espíritu del de 1888 y que en su artículo primero dice: se crean una Estación enológica central en el Instituto Agrícola de Alfonso XII y las que el Gobierno considere necesarias en las comarcas vitícolas de

343 En muchas provincias a través de estas organizaciones se canalizaron las dos principales reivindicaciones del sector en estas primeras décadas del siglo XX, la protección frente al fraude y la eliminación del impuesto al consumo que recaudaban los ayuntamientos y que podía llegar a duplicar el precio del vino. Así, por ejemplo, en el diario de sesiones del Senado de día 7 de diciembre de 1901 se recoge la petición nº 9 correspondiente a la Asociación de Cosecheros de Vinos de Cenicero suplicando se suprima el impuesto de consumos sobre el vino, a fin de evitar la ruina de la vinicultura (página 1135 Diario de sesiones).

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mayor importancia. La Real Orden de 25 de enero de 1892, de la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio designa a la ciudad de Haro como lugar elegido para instalar el centro.

En su primer año de funcionamiento, con Mariano Díaz Alonso, como director interino, se consiguieron dos cosas, en primer lugar, unos locales con todo lo necesario para la fabricación del vino y, en segundo, un primer grupo de alumnos (aproximadamente unos 50) que asistieron a un irregular curso de conferencias. Un año después se añade al centro un campo de experiencias y se dedica una atención muy intensa a la formación de enólogos.

Cuando la filoxera se detecta en los viñedos de la región, el centro había avanzado muy poco, incluso su Director, Víctor Manso de Zúñiga, escribe al final de la primera década del nuevo siglo (el XX), que todos los esfuerzos realizados hasta esta época habían sido "estériles". Sin embargo, durante 19 años consecutivos se inscribieron 427 alumnos, y se examinaron 123 como capataces y 104 como aprendices, aprobando 93 y 71 respectivamente. En el año diez estaban colocados 63 en diferentes bodegas del país y del extranjero (Bermejo, 1993).

El mismo año, 1892, y coincidiendo con la llegada al Gobierno de los liberales, se va a abordar la reforma del impuesto de consumos344 cuya eliminación para el vino es una demanda del sector, que arrecia con la discusión de las tarifas arancelarias con Francia. En los años siguientes, y a través de la correspondiente Ley de presupuestos, se plantearon diferentes propuestas para transformar el impuesto de consumos en un impuesto a la producción, pero fue mayor la fuerza de la oposición al cambio, y estos intentos de reforma fracasaron345 (Pan, 1994).

En el año 1905, y después de la “congelación” de los recargos municipales al vino que se recoge en el articulado de la Ley de alcoholes de 1904, con la creación de la comisión extraparlamentaria para el estudio de los consumos, se inician los trabajos, que concluirán con la Ley de 12 de junio de 1911 por la que se suprime definitivamente el impuesto después de un proceso gradual de reducción y eliminación parcial del mismo346.

3.2.1 El origen del Origen: cuando nace la DO Rioja

La historia legislativa de las denominaciones de origen es relativamente

reciente, finales del siglo XIX, cuando “se inicia una tímida protección de estas denominaciones como consecuencia de la reacción que, en el ámbito internacional, se despierta en contra de las falsas indicaciones de procedencia de los productos”( López, 1996:39).

El año 1878, en la Exposición Universal de París, se presenta un proyecto para constituir una “Unión General para la Protección de la Propiedad Industrial” que, mediante la celebración de Conferencias anuales resuelva los problemas planteados en comercio internacional. En la Conferencia del año

344 Por Real Decreto de 10 de enero de 1893 se crea una comisión presidida por el riojano Amós Salvador, para “el estudio y proposición del sistema y de los procedimientos más eficaces para mejorar el impuesto de Consumos que grava los vinos nacionales” 345 En 1904, en el articulado de la Ley de alcoholes de Osma, se ratifica la imposibilidad de aumentar los recargos municipales sobre el vino. 346 Los representantes del sector no abandonaron definitivamente sus reivindicaciones en materia de impuestos ya que en 1917 se autorizó a los ayuntamientos a imponer arbitrios sobre las bebidas alcohólicas.

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1883 se aprueba el Convenio de la Unión de París para la Propiedad Industrial, 20 de marzo, en el que se incorpora el cuadro de sanciones que debían aplicar los Estados miembros: “a todo producto que lleve falsamente como indicación de procedencia, el nombre de una localidad determinada, cuando esta indicación esté unida a un nombre comercial ficticio o adoptado con una intención fraudulenta” (artículo 10).

El texto no contentó a todos los países al considerar algunos que la protección acordada no era suficiente y, por ello, en sucesivas Conferencias, se intentó su modificación, intentos que acabaron reflejándose en el “Arreglo de Madrid” de 14 de abril de 1891, relativo a la represión de las indicaciones de procedencia falsas o falaces. En él se lee: “Los tribunales de cada país habrán de decidir cuales serán las apelaciones347 que, por razón de su carácter genérico, queden fuera del presente arreglo; las apelaciones regionales de procedencia de los productos vinícolas no estarán sin embargo comprendidas en la reserva de este artículo” (Artículo 4, Arreglo de Madrid).

La Ley de 16 de mayo de 1902 sobre Propiedad Industrial y Comercial, permite la utilización de marcas colectivas con el nombre geográfico “del lugar de fabricación, elaboración o extracción de un producto”. Al abrigo de esta Ley, se propone la creación de la marca colectiva Rioja para la defensa contra el fraude de los productores de vino. Se abre así, en la región, el debate que se venía dando desde finales del siglo XIX, en algunas regiones europeas productoras de vino, acerca de la conveniencia de proteger frente al fraude, los vinos producidos en regiones determinadas, mediante indicaciones de procedencia o denominaciones de origen.

Pero no será hasta 1932 cuando se produzca “la introducción de la denominación de origen en nuestro ordenamiento jurídico” (Maroño, 2002:53). Esto se hizo mediante el Decreto de 18 de abril de 1932 del que emanó posteriormente otro Decreto de 8 de septiembre, en el que se recoge el Estatuto del vino, elevado a Ley el 26 de mayo de 1933, y que define en su artículo 30 la denominación de origen de esta manera: “A los efectos de la protección establecida en el artículo anterior, se entenderá por denominación de origen, los nombres geográficos conocidos en el mercado nacional o extranjero, como empleados para la designación de vinos típicos que respondan a unas características especiales de producción y a unos procedimientos de elaboración y crianza utilizados en la comarca o región de la que toman el nombre geográfico” (Artículo 30 Estatuto del vino 1932).

Lo establecido en el Estatuto del vino fue reelaborado en la Ley 25/1970 de 2 de diciembre, del Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes, que dedica el título tercero a “la protección de la calidad ” y que perfecciona el régimen de las denominaciones de origen, recogiendo los avances que se han producido, en esa fecha, en los acuerdos a nivel internacional, como en el Arreglo de Lisboa (1958), momento en el que se produce el reconocimiento de las denominaciones de origen en el ámbito internacional: “Se entiende por denominación de origen, en el sentido del presente Arreglo, la denominación geográfica de un país, de una región o de una localidad que sirva para designar un producto del mismo y cuya calidad o características se deban exclusiva o esencialmente al medio geográfico, comprendidos los factores naturales y los factores humanos” (Artículo 2, punto 1, Arreglo de Lisboa).

347 Nótese la influencia francesa en la redacción del articulado

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A partir de esta definición se establece una doble conexión (Fernández, 1970), primera entre el lugar geográfico y la producción y, segunda, entre la calidad del producto y el suelo, generándose así la concepción naturalista o francesa de las denominaciones de origen, que no permite fácilmente desvincular la denominación de las características del territorio.

Con la aprobación del Estatuto del vino, obtiene respaldo legal la posibilidad de segmentar la oferta y la demanda por la diferenciación entre vinos corrientes y vinos de calidad asociados al territorio que delimita una denominación de origen. Esta segmentación que, en el caso del vino de Rioja, era ya evidente desde las experiencias de los hermanos Quintano en el siglo XVIII, adquiere ahora una nueva dimensión. Además, con la nueva legislación se institucionaliza el control del potencial productivo (necesidad de autorización administrativa para plantar), se establezcan las bases para la defensa del producto contra el fraude y se abre la posibilidad de articular estrategias de diferenciación para competir en los mercados. Todo esto se irá perfilando en años sucesivos, como se verá, una vez superado el largo paréntesis que impone la guerra de 1936 y la postguerra, primero, a través de la legislación española (Ley del Vino, la Viña y los Alcoholes de 1970) y, después, de la legislación comunitaria (Organización Común del Mercado del vino).

El debate sobre la protección “del origen” del vino de Rioja surge como consecuencia de la situación creada por la filoxera durante las dos primeras décadas del siglo XX que reduce, considerablemente, la producción, en unos años en los que hay un aumento de la demanda, lo que animó a algunos bodegueros a comprar vino en otras regiones que salían al mercado con la marca Rioja. A medida que las producciones fueron normalizándose, aumentó la tensión entre viticultores y bodegueros hasta el punto de que aquellos reclamaron la necesidad de regular el uso del nombre “Rioja” de acuerdo a la legislación recientemente aprobada sobre esta materia. Esta pretensión de los productores contó con el apoyo de los técnicos que trabajaban en la Estación de Viticultura y Enología de Haro y también con la de algunas bodegas (Gómez Urdáñez, 2009).

En este contexto, el nacimiento de la DO Rioja es posible por la confluencia de cinco factores:

1. Los cambios ya realizados en elaboración y crianza que permiten

diferenciar unos vinos de otros y animan la petición de control del fraude a través de la protección del “origen de los vinos” por una parte del sector.

2. Actuaciones de una parte de los agentes económicos que crean un ambiente propicio para la adopción de medidas proteccionistas.

3. La existencia de grupos de interés con capacidad para canalizar sus demandas de protección de los vinos producidos en una región determinada.

4. El respaldo institucional a estas demandas 5. El desarrollo de un marco legal general que las ampara

Durante la década de los años veinte fueron muchos los motivos para la

tensión entre los diferentes intereses existentes en el sector vitivinícola español

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en general, y riojano en particular, desde el uso de alcoholes industriales348, hasta los controles para evitar los fraudes349. De un lado las organizaciones que representaban a los viticultores, agrupadas en la Confederación Nacional de Viticultores350 y, de otro, aquellas que defendían los intereses de los exportadores y distribuidores, la Asociación Nacional de Vinicultores e Industrias Derivadas,351 presidida en 1924 por Santiago Ugarte, que dirigía Bodegas Bilbaínas, una de las principales bodegas exportadoras de Rioja (Fernández, 2008).

En los "felices años veinte", e incluso antes, en "La Bella Época", dos organizaciones riojanas interesadas en el negocio del vino lucharon por alcanzar un "status" de protección oficial de lo producido y elaborado en La Rioja.352 De una parte, la potente Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos, patrocinada y dirigida por los grandes hacendados, que busca sobre todo la protección de los productos de la viña. De otra, la Asociación de Bodegueros de La Rioja que busca lo mismo pero en favor de los criadores y exportadores de vinos353.

En noviembre de 1923, el presidente de las Bodegas Cooperativas de los Sindicatos Agrícolas Católicos de La Rioja Alta de Haro, J. Felipe Ruiz del Castillo, elevó una exposición al presidente del directorio Militar, Teniente General Primo de Rivera, estructurada en un preámbulo y un Reglamento, para el eficaz cumplimiento de las disposiciones contenidas en la ley de propiedad industrial de 6 de mayo de 1902 y demás concordantes, sobre la indicación de procedencia de los vinos de la provincia de Logroño-Rioja (Navajas, 1995).

En el articulado propuesto se recoge el establecimiento de precintos para el embotellado y guías de circulación de sus vinos, realización de aforos y controles para evitar y sancionar, en su caso, el fraude.

Esta propuesta había sido apoyada por el Consejo de Fomento de Logroño, la Comisión Provincial, la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Logroño, la Cámara Agrícola de Logroño y el Ayuntamiento Constitucional de Logroño y se adhirieron a la misma la Federación de los Sindicatos Agrícolas Católicos de la Rioja, 131 corporaciones y un cosechero y exportador de Haro, Ricardo Ugalde (Navajas, 1995). El proyecto no tuvo el apoyo de la Asociación de Exportadores de Vinos de La Rioja y su presidente, José Mª Martínez

348 En Francia se aprobó el año 1922 la prohibición de los alcoholes industriales para uso de boca en los denominados Accords de Béziers. 349 La posibilidad de proteger la procedencia de los vinos y su calidad ante los consumidores permitió a las diferentes empresas (a nivel individual) y las regiones vitivinícolas (a nivel colectivo) optar por estrategias productivas y comerciales diferentes y así unas eligieron la vía de la producción de grandes cantidades de vino corriente al menor coste posible para abastecer una demanda de precios bajos y otras optaron por modos de producción que restringen la producción a favor de la calidad aunque con coste mayor (Galtier, 1958). 350 El año 1924 las organizaciones La Unió de Vinyaters, La Unión de Viticultores de Levante y la Federación de Sindicatos Agrícolas de La Rioja crearon la Confederación Nacional de Viticultores, con un objetivo como prioritario, conseguir una Ley de Alcoholes que prohibiera el uso de alcoholes industriales para boca. 351 Se creó en 1922 y se opone a la petición de los viticultores de prohibir el uso de alcoholes industriales y de la implantación de documentos-guía para el control del movimiento del alcohol. 352 Este enfrentamiento proyecta en la región y en el modo de producción que en ella existe las tensiones que a nivel nacional hay en el sector y que se centran principalmente en el denominado “problema de los alcoholes” (Carnero, 1981, Fernández, 2008 y Pan, 1994) que trata de resolverse desde el Estado con la aprobación del Decreto-Ley de 29 de abril de 1926 del vino y de los alcoholes. 353 Con acuerdos y disensos alcanzaron sus objetivos en los años de la dictadura de Primo de Rivera. Se lograba definir un mapa de las tierras del Rioja (la Denominación) y establecer un comité de Control (el Consejo Regulador). (Bermejo, en www. berbemer.com, última consulta 13 de julio de 2012).

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Lacuesta, dirigió un escrito al Directorio en el que explicaba que lo pretendido por las cooperativas produciría efectos bien distintos a los que daban por seguros los Sindicatos Católicos de la región y rechazaba cualquier acusación de fraude para los criadores y exportadores354.

Las posiciones que cada parte adoptó, muestran la existencia de una clara diferencia de intereses entre viticultores y vinicultores observándose, incluso, posiciones diferentes dentro de cada uno de estos dos grupos. Efectivamente, durante las dos primeras décadas del siglo XX algunas empresas ya habían definido su estrategia de especialización en vinos de mayor calidad, crianzas y reservas355 con lo que ello implica de necesidades de inversión y financiación de existencias. La adopción de estas estrategias de calidad con crianza, va acompañada de una mayor preocupación por las uvas y los vinos adquiridos lo que en unos casos (Bodegas López de Heredia por ejemplo) se traduce en el objetivo de alcanzar un elevado grado de autoaprovisionamiento con viñas propias y, en otros, (caso de la Compañía Vitivinícola de Norte Eespaña –CVNE-) en la compra de uvas con controles en campo a viticultores y elaboración por la bodega, disminuyendo las compras de vinos a cosecheros356. La experiencia de las bodegas que siguen esta estrategia de elaboración de vinos de calidad con crianza, algunas como se ha visto desde los primeros años de la década de los cincuenta del siglo XIX, va a tener un efecto de arrastre en el sector definiendo, de forma todavía más clara que durante el siglo anterior, la existencia de los dos grupos de interés principales en la producción de vino de Rioja: el que reune a las bodegas criadoras y aquel que defiende los intereses de las bodegas que trabajan preferentemente con vinos corrientes. Esta segmentación se va a traducir en dos estrategias diferentes en la relación con los viticultores y cosecheros. En definitiva, aquellos grupos de interés que surgen con la segmentación de la producción entre vinos finos y vinos corrientes, se van a constituir ahora en grupos de presión, para la defensa de sus intereses en el sector.

En el primer grupo la necesidad de disponer de materia prima de calidad y con aptitudes para la crianza animará a alcanzar el mayor grado posible de autoaprovisionamiento con viñedo propio o a establecer relaciones contractuales357 con los viticultores y cosecheros que les garantizan un suministro mínimo, pero sobre todo, la calidad exigida a las uvas y/o al vino. En el segundo grupo la relación con los viticultores y cosecheros es fuente de conflicto en tanto que las bodegas que lo integran, buscan abastecerse de uva y de vino allí donde mejores precios obtienen y, por eso, para ellas cualquier limitación a la entrada de vino o de uva de otras regiones es inaceptable.

354 Entre las bodegas existían diferentes opiniones ya que durante toda la crisis filoxérica un grupo de cinco bodegas, Marqués de Riscal, Marqués de Murrieta, López de Heredia, Felipe Ugalde y Palacios (Laguardia) habían renunciado a comprar vino fuera de la región identificando sus vinos con los producidos en Rioja. También la Compañía Vitivinícola del Norte de España (CVNE) parece ser que desde 1900 tiene definida su estrategia de abandono progresivo de sus ventas a granel de vinos tintos más o menos tipificados y su creciente especialización en la comercialización de varios tipos estables que con el tiempo serán embotellados y etiquetados en origen (Hernández, 2001). 355 La CVNE tiene a 31 de diciembre de 1935 unas existencias de 18.000 hectolitros de las que solo que el 17 por ciento es de ese año y el 14 por ciento de 1934 (Hernández, 2001). 356 La evolución de la estructura de compras de uva y de vino de la CVNE muestra cómo, a partir de 1901, con la excepción de la cosecha de 1905, disminuye la compra de vino a cosecheros de La Rioja y de Navarra y aumenta la elaboración propia (Hernández, 2001). 357 La CVNE pone en marcha, en los años 20 del siglo XX, un sistema contractual con pago de adelantos o anticipos de parte del valor de la cosecha a los viticultores, lo que le garantiza el suministro de la uva seleccionada antes de la vendimia en el campo y también la fijación del precio de compra.

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Los cambios en las disposiciones institucionales, tanto aquellos de carácter normativo que apoyan la diferenciación del producto a través de la calidad, por ejemplo la creación de la Denominación de Origen Rioja a partir de 1925, como los acuerdos entre agentes económicos en sus relaciones comerciales, se convierten en factores determinantes del modo de producción y, en definitiva, condicionan el régimen económico de funcionamiento del sector. A medida que esta estrategia de crianza-calidad va consolidándose en la región, aumenta la presión sobre los viticultores y cosecheros. Sobre los primeros para que produzcan las uvas de calidad que las bodegas exigen y sobre los cosecheros para que introduzcan los cambios y la tecnología adecuada en la elaboración para la obtención de la calidad demandada en los vinos. Esto va a provocar cambios estructurales en el sector, ya que muchos cosecheros no van a poder hacer frente a las inversiones necesarias para realizar estas mejoras.

El 9 de junio de 1925 se publicaba en la Gaceta, la Real Orden Comunicada de 6 de junio por la que se dispone: Que de conformidad con lo informado por los Ministerios de Hacienda y de Trabajo, Comercio e Industria, se denieguen las peticiones contenidas en los artículos 1º al 7º, ambos inclusive, del proyecto de Reglamento presentado por las Bodegas Cooperativas de Rioja Alta; artículo 1º, que previo el cumplimiento de los requisitos determinados por la ley de Propiedad industrial y reglamentación de la misma, se autorice a la Región Riojana para la creación, con el carácter de marca colectiva, de un precinto sobre los envases en la forma solicitada en el artículo 8º del proyecto de Reglamento antes citado. El 22 de octubre de 1926 un Real Decreto firmado por Alfonso XIII y el Ministro de Trabajo, Comercio e Industria, Eduardo Aunós Pérez, ponía en marcha su primer Consejo Regulador.

El 11 de diciembre del mismo año se sabían los nombres de los integrantes de la Comisión permanente y los de los miembros del Consejo residentes en la “región riojana”, identificada, según los nombramientos, con las provincias de Logroño, Álava y Navarra. El 11 de enero de 1927 se constituía oficialmente el Consejo Regulador en Logroño y empezaba a trabajar en las primeras tareas. La única modificación legal se produciría un año después, el 24 de febrero de 1928, al añadirse, también por Real Orden (Gaceta de Madrid, 27-II-1928), un miembro más en el Consejo, el representante de la Asociación de Exportadores de vino de Rioja, con la condición de vocal. De los quince miembros del primer Consejo, seis eran de la provincia de Logroño, reconociéndose así su hegemonía en la Denominación, cuatro de la provincia de Álava y dos de la de Navarra. Los tres restantes representaban a los Ministerios. (Gómez Urdáñez, 2002).

El Consejo Regulador se encargó de redactar el Reglamento para el funcionamiento de la Denominación de Origen Rioja, que se publicó el 24 de febrero de 1928, y procedió a delimitar los municipios que formaban parte de la denominación, publicándose el 30 de marzo de 1929 la “Relación acordada por el Consejo Regulador de La Rioja de los pueblos de las provincias de Logroño, Álava y Navarra”.

Este primer Reglamento se estructura en cinco Títulos con 31 artículos y en ellos se definen la personalidad, el objeto y los fines del Consejo. Es un “organismo oficial sujeto a la jurisdicción del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria que representa a la región riojana en todo cuanto se refiere a la

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indicación de procedencia de sus vinos y empleo de su marca colectiva de garantía”. Su objeto es “la defensa y fomento de la industria vitivinícola de la región de La Rioja”, el registro y regulación de esta marca, así como la denuncia y la propuesta de sanciones por “usurpación” de la misma. Los fines perseguidos son: el empleo exclusivo de los vinos cosechados en los pueblos de la región riojana con el nombre de esta denominación, admitiéndose sólo “en circunstancias excepcionales” el empleo de un 20 por ciento como máximo, de “caldos exóticos”; el establecimiento de un Registro de cosechas y de los sellos correspondientes a las mismas; la certificación de la marca colectiva con un sello y un precinto que será adherido a los envases y/o botellas; y el control de la comercialización con “guías”. Las facultades globales del Consejo se refieren a todo lo relacionado con “la indicación de procedencia de los vinos de La Rioja”, y en consecuencia, a “sostener y acrecentar su prestigio” mediante el control de las “condiciones de terreno, clases de vides, cultivo y elaboración de los vinos”.

Se había logrado definir un mapa de las tierras de producción del vino de Rioja y establecer un comité de control, pero “ni los cooperativistas confesionales del sindicalismo católico agrario, ni el dinámico grupo de los bodegueros quedaron satisfechos con lo legislado desde el Ministerio de Agricultura. Pero algo es algo debieron de pensar”. (Bermejo, en www. berbemer.com).

3.2.2 Del Estatuto del vino de 1932 a la Ley del Vino, la Viña y los Alcoholes de 1970

En pleno proceso de recuperación del viñedo filoxerado, en un contexto

caracterizado a nivel general por la crisis económica mundial que anima el proteccionismo y reduce la demanda exterior y en un año, 1932, en el que se refleja en el precio del vino de Rioja la abundante cosecha del año anterior, Marcelino Domingo, ministro de Agricultura, Industria y Comercio de la República, intenta reorganizar el sector vitivinícola español, como se ha dicho, mediante un decreto de fecha 8 de septiembre de 1932, que acabará después, el 26 de mayo de 1933, convertido en Ley358.

Es importante observar que la nueva Ley, conocida como Estatuto del vino, se acompaña del subtítulo, “Regulación de su producción y venta”. Intención que queda bien reflejada en su preámbulo.359

Con el Estatuto se marca definitivamente el camino a seguir en los próximos años para la “institucionalización del sector vitivinícola”, factor

358 Decreto de 8 de septiembre de 1932 (elevado a ley por la de 26 de mayo de 1933) aprobando el Estatuto del vino. Regulación de su producción y venta. 359 “Propósito es del presente Estatuto y de sus disposiciones complementarias atender y en lo posible remediar estos males fijando claramente la naturaleza y nombre de los diferentes vinos y bebidas alcohólicas, prácticas permitidas y prohibidas en su producción y crianza, y garantías de que su pureza no ha de alterarse en descrédito del producto, al circular en el comercio; defendiendo las denominaciones de origen, ya universalmente acreditadas, contra toda usurpación de fuera o dentro del país; reprimiendo enérgicamente los fraudes; racionalizando las nuevas plantaciones posibles, de suerte que no vengan a agravar con una desmesurada concurrencia de caldos la crisis actual de la vinicultura; ampliando las enseñanzas y servicios enológicos del estado de modo que contribuyan a mejorar la calidad de los productos, y la aptitud de los productores; estimulando la organización corporativa de los sectores interesados en las diferentes actividades e industrias de la vitivinicultura y estableciendo un sistema de colaboración y enlace de aquellos con los organismos del Estado, por medio del Instituto Nacional del Vino, cuya necesidad se hacía sentir desde mucho tiempo en España, sin que los poderes públicos acertaran a recogerla y formalizarla” (Estatuto del vino 1932).

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fundamental en la definición del modo de producción en el que se apoya el régimen económico de funcionamiento del sector vitivinícola riojano que se gesta en el siglo XIX y termina de configurase definitivamente durante estos años del siglo XX.

El modo de producción que define el nuevo estatuto queda delimitado por:

1. La definición del producto vino360 (artículo 1) y los diferentes tipos

(corriente, chacolí, generoso, espumoso....) (Artículo 2). 2. Prácticas permitidas y prohibidas en la elaboración del vino (artículos 8 a

10). 3. Obligación de declarar cada año la cosecha y dar cuenta del vino

comercializado (artículos 11 a 28). 4. Se protegen como denominaciones de origen los nombres geográficos

empleados para la designación de los vinos españoles361 (artículos 29 a 38).

5. Control del potencial productivo362 con prohibición expresa de las nuevas plantaciones en regadío (artículos 67 a 69).

6. Organización corporativa363 y articulación a través del Instituto Nacional del Vino. (artículos 75 a 89). Además, el Estatuto introduce algunos cambios que afectan

significativamente a la organización del sector vitivinícola riojano y que pueden concretarse en:

A efectos de representación en los organismos nacionales, la

Denominación de Origen Rioja se integra en una de las catorce regiones definidas para todo el país, la región “Rioja”, formada por las provincias de Logroño, Álava y Burgos, pero la crianza y exportación de vinos se ubica en la región Norte, una de las cuatro existentes, “integrada por las zonas correspondientes a los Sindicatos oficiales de Centro y Noroeste de España, Guipúzcoa y Rioja”.

360 “Se dará el nombre de vino únicamente al producto resultante de la fermentación alcohólica, total o parcial, del zumo de las uvas frescas, sin adición de ninguna sustancia ni práctica de otras manipulaciones que las especificadas como permitidas en otros artículos de esta disposición” (artículo 1 Estatuto del vino 1932). Se quiere resolver el problema de los “vinos artificiales”. 361 En el artículo 34 se detallan los nombres geográficos protegidos por denominación de origen. La relación comienza por Rioja. 362 La intervención administrativa en la plantación de viñedos, reflejada en diversas normas de la legislación de alcoholes, adquiere carta de naturaleza y perfil más o menos definido en el Estatuto del vino de 1932 (Coello et al., 2005:135). Se prohíben las nuevas plantaciones salvo autorizaciones específicas en terrenos “que no sean susceptibles de otra explotación remuneradora...” (artículo 67). 363 “...los diversos intereses afectados por el problema vitivinícola alcoholero, se agruparán en las siguientes organizaciones: viticultura o intereses de producción (Confederación Nacional de Viticultores); vinicultura, comprendiendo bajo esta denominación al comercio de vinos que se dedica exclusivamente al mercado interior, o sea detallistas, elaboradores y comerciantes al por mayor sin derecho a exportar (Asociación Nacional de Vinicultores e Industrias derivadas del vino); crianza y exportación de vinos, que alcanza desde los criadores y comerciantes y especuladores con derecho a exportar, hasta los criadores y exportadores de vinos (Federación de los Criadores y Exportadores de los vinos de España); Licorería (Confederación Nacional de Fabricantes de Aguardientes compuestos y Licores); Fabricación de alcohol de vino y demás productos de la uva (Federación de Destiladores y Rectificadores de Alcohol Vínico de España); Fabricación de alcoholes industriales (Asociación de Fabricantes de Alcoholes Industriales). (Artículo 75).

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En todas las provincias españolas se constituye una Junta Vitivinícola Provincial que participa en el Consejo Regulador con dos miembros pero, además, esta Junta, debía entender “en todo lo relacionado con el cumplimiento de la presente disposición, formación de expedientes, imposición de sanciones y cuanto se relacione con el mejoramiento y pureza de los productos de la vid, alcoholes, bebidas alcohólicas y sus derivados”. La importancia de esta Junta es obvia, pues asume importantes funciones otorgadas al Consejo Regulador de la DO Rioja.

La reorganización que propone el Estatuto provoca una inmediata movilización de todos los sectores e instituciones implicados, entre ellos el viejo Consejo Regulador, la institución que debía adaptar su composición y sus objetivos al nuevo marco legal. En 1936, el Consejo Regulador apenas había empezado a debatir el

Reglamento que desarrollaría las competencias otorgadas por el Estatuto del Vino y “paradójicamente la ley no sería derogada hasta el final del franquismo, mientras el Consejo, al resucitar en 1945, se inspiró en la legislación anterior, la de Primo de Rivera, que había propiciado la creación de la Denominación y el primer Consejo” (Gómez Urdáñez, 2002:105).

Con el franquismo los viticultores españoles van a ver atendidas algunas de las reivindicaciones que llevaban planteando durante las tres primeras décadas del siglo, especialmente aquellas que tienen que ver con el uso de alcoholes industriales. En plena guerra y en la zona nacional, se crea la Comisión Interministerial del Alcohol, auténtico monopolio del alcohol industrial, para atender las necesidades de guerra, pero que se mantiene al terminar ésta, y se decreta la exclusividad del alcohol vínico para uso de boca, una de las viejas reivindicaciones de los viticultores. El año 1941 se disolvió el Instituto Nacional del Vino y todos los grupos de interés se integraron en el Sindicato Nacional de la Vid, que plantea como objetivos de la política vitivinícola del régimen, el saneamiento de la producción, mejora de la calidad, persecución del fraude, estímulo del consumo y de la exportación y defensa de las Denominaciones de Origen (Fernández, 2008).

El 25 de marzo de 1947 se aprueba el nuevo Reglamento de la DO Rioja propuesto por el Consejo Regulador (Boletín Oficial del Estado el 28 de abril de 1947). El nuevo texto, estructurado en cinco capítulos y 39 artículos, delimita el ámbito geográfico de la Denominación; ampara sólo los vinos elaborados con uvas de la zona delimitada; la crianza debe efectuarse obligatoriamente en las bodegas comprendidas en la zona Rioja; define las variedades de uva (tempranillo, garnacha, graciano y mazuelo para las tintas y malvasía, garnacha blanca, calagraño y viura para las blancas) y establece algunas excepciones sobre la procedencia de las uvas y de los vinos “cuando lo aconsejaren las necesidades del comercio interior y exterior”364

Este Reglamento no permitió articular los intereses de los agentes económicos que actuaban en la denominación, ni tampoco la defensa frente al fraude. En el año 1953 se procede a su reforma (16 de abril de 1953, BOE de

364 El Consejo podría autorizar “la introducción en las bodegas de crianza de vinos similares de otras procedencias, con el único fin de practicar operaciones enológicas y para que en añadas defectuosas pueda establecerse la normalidad del vino”.

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23 junio) con el objetivo de hacer más eficaz la labor del Consejo Regulador.365 El cambio más notable respecto del Reglamento anterior es que se autoriza a las bodegas a introducir vino de otras zonas en una cantidad que no puede superar el 20 por ciento de las existencias anuales,366 cuando la cosecha haya sido deficiente. A pesar de las buenas intenciones del Reglamento de 1953, seguía existiendo la insalvable contradicción: el Consejo carecía de una financiación adecuada para hacer frente a sus cometidos.

En las décadas de los años cuarenta y cincuenta se crean, como ya se ha dicho, las primeras bodegas cooperativas367 en los pueblos de la Denominación y, con ello, se configura definitivamente la estructura del sector en producción (viticultores asociados y viticultores no asociados) y elaboración (cosecheros, cooperativas, almacenistas y criadores) que se mantendrá hasta la actualidad.

En los años sesenta el debate sobre la necesidad de reforzar las medidas para el control del fraude, será el principal foco de tensión entre los vocales que constituyen el pleno del Consejo Regulador en representación de los diferentes agentes económicos del sector. El detonante de esta tensión fue la pretensión del Consejo Regulador de separar la elaboración de los vinos protegidos por la Denominación de la elaboración de vinos no amparados por ésta, práctica que era frecuente en numerosas bodegas de la región y que, a juicio del Consejo, dificultaba el control y facilitaba el fraude.

El acuerdo se tomó el 18 de noviembre de 1961 y fue inmediatamente contestado por los almacenistas368 que argumentaron que la transformación de sus instalaciones sería demasiado costosa, amenazando con dejar de comprar vino de Rioja. Los criadores exportadores mantenían una posición más ambigua, aunque en general estaban de acuerdo con la separación, mientras los viticultores se mostraron radicalmente a favor.

El acuerdo no se aplicó y, por ello, el 12 de enero de 1963 los viticultores presentaron una moción pidiendo al Consejo que se cumpliera el acuerdo y amenazaban con abandonar sus vocalías, al tiempo que exponían las que consideraban estratagemas fraudulentas (Gómez Urdáñez, 2002):

1. Vinos para quema que son sustituidos por vinos de otras regiones. 2. Vinos de Rioja deficientes que mezclados con blancos de otras zonas

salen al mercado como claretes Rioja. 3. Mezcla de vinos de Rioja con otros de otra procedencia que salen al

mercado, parte como Rioja y el resto como ‘especiales’, con el nombre del pueblo y provincia (Logroño, Álava), vinos que se consumen en el norte.

4. Cesión o venta de guías de origen que se emplean para amparar vinos de otras procedencias.

365 Se mejoran los registros y los controles a partir de los precintos con la marca de la Denominación que serán expedidos exclusivamente por el Consejo Regulador. 366 Entre los años 1956 a 1961 la suma de las cosechas en la Denominación ascendió a 480 millones de litros y el Consejo Regulador autorizó la entrada de 60 millones de litros de otras zonas. 367 Sobre la influencia de las disposiciones institucionales en el auge cooperativista en el sector vitivinícola español en la segunda mitad del siglo XX, puede consultarse la tesis doctoral de Medina Albadalejo (2011). Las conclusiones de este trabajo son que el principal factor desencadenante del proceso de expansión del cooperativismo vitivinícola durante la segunda mitad del siglo XX en España fue la existencia de un marco legislativo específico y la ayuda del Estado franquista, especialmente en el ámbito financiero mediante la concesión de subvenciones y créditos a bajo interés. 368 Bodegas granelistas que no hacen crianza.

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5. Bodegas de producción que ceden o venden sus guías de vinos declarados a los almacenistas.

6. Elaboración dentro de la zona con uvas de fuera, cuyos vinos se declaran como Rioja, cediendo posteriormente sus guías a otros almacenistas.

7. Entrada en Rioja de vinos ajenos a la Denominación, que masivamente salen con factura comercial del Estatuto del vino fechada en Navarrete, Fuenmayor, etc. De esta forma aparecen en el mercado vinos ajenos a esta zona que el cliente los admite, por su procedencia de bodega, como originarios de la misma. La necesidad de volver a reformar el Reglamento estaba sobre la mesa.

El primer borrador se presentó en la sesión de 22 de junio de 1963, pero no se aprobaría hasta 1970 después de un largo y tenso debate.

Este debate se inicia el año 1964, cuando se obtiene en la región una cosecha histórica en calidad y también en cantidad, y en un momento en el que aumenta el interés de algunos inversores por el negocio vitivinícola de Rioja.369 Los nuevos inversores vendrán a completar el ya complejo juego de intereses existente en la Denominación que se refleja en los debates que suscitan las diferentes propuestas para la redacción del nuevo Reglamento.

Desde el sector elaborador se perfilan dos grupos, por un lado, el grupo de los almacenistas y, por otro, el grupo de criadores exportadores. Las enmiendas de los almacenistas cuestionan, entre otras competencias, la capacidad del Consejo para establecer las variedades de viñedo protegidas, marcar las zonas de denominación y crianza y establecer las características de los diversos vinos típicos. Se oponen también a que el Consejo pueda rechazar inscripciones de bodegas en sus correspondientes registros. En definitiva, el voto particular de los representantes de este grupo cuestiona algunos de los fundamentos básicos que el Consejo Regulador, a pesar de sus escasos medios, había logrado ya afianzar (Gómez Urdáñez, 2002).

Un informe elaborado con datos de los años 1956 a 1961 para evaluar el peso que tenía cada uno de los grupos de bodegas, puso de manifiesto que el grupo minoritario de bodegas de almacenamiento representaba el 64,5 por ciento de las exportaciones en volumen y el 38,8 por ciento en valor y en el mercado interior vendían el 27,5 por ciento en volumen (litros) y el 15,9 por ciento en valor. Estas cifras ponían de manifiesto la importancia de este grupo de bodegas, pero también evidenciaban dos formas muy diferentes de entender el negocio: para unos el objetivo era alcanzar el mayor volumen de ventas aún a costa de operar con vinos de bajo precio no protegidos por la Denominación,370 mientras que para otros el objetivo era vender vinos de calidad a precios más altos, con la garantía de la denominación. Dos estrategias divergentes que todavía tardarían algunos años en confluir en una única, la de la DOCa Rioja.

369 Inversiones en elaboración, crianza y comercialización de la mano de grupos empresariales que en algunos casos están ya presentes en el sector (Ugarte, Alkorta, Ortigüela, Azpilicueta, García Lafuente, Entrena...). 370 Las cinco bodegas que representaban esta estrategia concentraban el 72,5 por ciento de las compras de vino que llegaban a La Rioja desde otras zonas productoras

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En los años sesenta la venta de vino a granel constituía el grueso del negocio371 y no era fácil plantear alternativas que tuvieran como objetivo para la Denominación la venta exclusiva de vino en botella.

El proceso que se vive durante estas décadas en el sector en Rioja, aún existiendo características particulares, no puede aislarse de lo que acontece a nivel nacional. Los daños provocados por la guerra,372 y las cosechas escasas373 durante los años cuarenta, junto al aumento de la demanda de uva para la obtención de azúcar y de vino para destilar y obtener aguardiente, animaron el aumento de los precios del vino, un 70 por ciento entre 1939 y 1948 (Fernández, 2008) y, con ello, las plantaciones de viñedo. Esta situación de bonanza cambió radicalmente en la década de los años cincuenta cuando coinciden una gran cosecha de remolacha en 1952 y una gran cosecha de vino en 1953, con lo que, además de caer el precio del vino, vuelve a resurgir, una vez más, el conflicto de los alcoholes y, con él, afloran los distintos intereses y alternativas para afrontar la situaciones de crisis. Se estima que sobran 2 millones de hectolitros de vino y el Ministerio de Agricultura considera que habría que arrancar 140.000 hectáreas de viñedo con un coste, por incentivos al arranque, de 1.200 millones de pesetas. La alternativa que se plantea, ante este excesivo coste, es la de intervenir retirando vino para reducir el excedente con un coste de unos 200 millones de pesetas.

En este contexto los viticultores, a través del Sindicato Nacional de la Vid, piden medidas de protección para el sector tomando como referencia las que se aprueban en Francia el año 1953 y que se concretan en: impuesto a los rendimientos altos, bloqueo de cosechas en situación de excedentes, prestación vínica obligatoria (10-16 por ciento de la cosecha), prohibición de plantaciones con las variedades más productivas y creación del Institut des Vins de Consommation Courante (IVCC). Estas medidas se complementan en 1959 con un sistema de precios objetivo, indicativo y de intervención y un stock regulador que divide la producción en dos partes, una denominada quantum que sale al mercado libremente y otra hors-quantum que solo sale al mercado si la cosecha es escasa (Bardissa, 1976).

En la campaña 1953-54 el ministerio de Agricultura aprueba las siguientes medidas para el sector: establecimiento de un precio de garantía para el vino, (se fija en 12,50 pesetas el hectogrado para esa campaña), sistema de eliminación de excedentes mediante compras públicas, ayudas al almacenamiento privado voluntario (se establece un cupo de 1 millón de hectolitros de los que la mitad se harán en La Mancha), se crea la Comisión de Compras de Excedentes de Vinos (CCEV) con un presupuesto de 200 millones de pesetas y el 50 por ciento del impuesto del alcohol. Con estas medidas, más las Compensaciones374 aprobadas el año 1963 para compensar el precio del alcohol, se concreta la política vitivinícola del régimen.

371 Los vinos embotellados exportados durante ese año sólo representaban el 9% del valor del total, mientras los que salían en garrafones y barrilería llegaban hasta el 29,7% del valor total del segmento, y los vendidos a granel, en bocoy, fudre, cisternas etc., eran nada menos que el 67,6% del total. 372 Durante la guerra se destruyeron unas 150.000 hectáreas de viñedo, el 8,3 por ciento de la superficie plantada en 1936 según Carlos Barciela (1986) 373 Algunos años la cosecha cae por los daños causados por el mildiu ya que desde 1943 el sulfato de cobre se raciona y el precio al que se vende es muy alto, como referencia el año 1955 para comprar 100 kilos de sulfato de cobre en Francia se necesitan 3 hectolitros de vino y en España 15 (Fernández, 2008). 374 Compensación interior por la que todos los elaboradores obtenían alcohol vínico a coste reducido de forma que todo el alcohol usado alcanzara un precio máximo de 33 pesetas. Compensación exterior por la

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Durante la segunda mitad de los años sesenta esta política empieza a cuestionarse en los informes que elabora el propio Ministerio de Agricultura a raíz de la elaboración del Segundo Plan de Desarrollo 1968-1971375 y de la creación del Fondo para la Ordenación de las Producciones y Precios Agrarios (FORPPA) el año 1968, que asume la política vitivinícola376. Se achaca al precio de garantía y a la intervención pública, el aumento de la producción377 y del gasto público, sin que ello se refleje en una mejora de la calidad. Esta idea ha sido rebatida recientemente a partir del estudio de lo ocurrido en La Mancha, donde el aumento de la producción no se debió a los precios de garantía sino a la expansión de la demanda de vino y de alcohol (Fernández, 2008).

En este contexto se van a producir modificaciones en las disposiciones institucionales en tres ámbitos diferentes, en las Comunidades Europeas, en España y en la DO Rioja.

A nivel europeo se aprueba el año 1970 la primera Organización Común del Mercado del vino (OCM) que se apoya en dos principios básicos que se corresponden con las dos vías alternativas que conviven en el sector desde principios de siglo: orientación de la producción hacia la calidad (que se concretará en la reglamentación sobre vinos de calidad producidos en una región determinada, vcprd), y protección del mercado comunitario frente a las importaciones de países terceros con el objetivo de garantizar un precio mínimo a los productores.

La política vitivinícola española, que trata durante la década de los setenta de acercarse a la política comunitaria, cuenta desde el año 1972 con medidas de protección de la calidad vía denominaciones de origen y mecanismo de regulación de mercado que utiliza un sistema de precios similar al de la OCM del vino, basado en un precio testigo, un precio indicativo y un precio de intervención, todo ello regulado a través del Decreto del 21 de marzo de 1972 por el que se aprueba el Reglamento para la ejecución de la Ley 25 de 2 de diciembre de 1970, por la que se aprueba el nuevo Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes del Estado Español, vigente hasta el año 2003.

La Ley o Estatuto de 1970, de acuerdo a la materia a regular, según se lee en su texto, se estructura en seis títulos más uno preliminar:

1. El preliminar esta dedicado a definiciones y conceptos (artículo 1 a 34). 2. El título primero se dedica a la viña (artículos 35 a 54). La política de

plantaciones queda en manos del Gobierno y se prohíbe el riego.. 3. El título segundo regula todo lo relacionado con la elaboración de vino,

alcoholes y otros productos (artículos 55 a 78). 4. El título tercero regula la protección a la calidad (artículos 79 a 103). Se

regulan las Denominaciones de Origen, los Consejos Reguladores y un nuevo organismo, el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen

que todo exportador recibía 5 litros de alcohol por cada 100 hectolitros exportados a 18 pesetas, precio similar al del alcohol de melaza en el mercado internacional. 375 En el Plan se apoya la concentración de explotaciones, la homogeneización y tipificación de la oferta de vino común y las ayudas para la eliminación de viñedo productor de uvas de baja calidad. 376 El FORPPA apoya la reconversión del viñedo, préstamos a la inversión, formación de los productores, ayudas a la comercialización y promoción del consumo de vino de calidad. 377 El aumento de la producción llevó al Ministerio de Agricultura a prohibir las plantaciones a partir de 1966, excepto en las zonas protegidas por Denominación de Origen y también a cambiar la filosofía de la intervención en el sector, desde 1967 el control de los excedentes se hará a través del control del potencial productivo (plantaciones y arranques) y no de la intervención en el mercado.

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(INDO). El título consta de cuatro Capítulos: El capítulo primero (art. 79 a 83); se dedica a la definición de Denominación de Origen de los vinos y a la protección legal de lo definido. El segundo (artículos 84 a 94) concreta las instituciones y los miembros encargados de todo lo articulado en el capítulo anterior y de su potenciación. El tercero (artículos 95 a 97) se refiere a las Denominaciones de origen de otros productos y Denominaciones Específicas Y el cuarto (artículos 98 a 103) desarrolla la creación del INDO, un "Organismo autónomo adscrito al Ministerio de Agricultura", que tiene carácter orientador, pero que en realidad restringe considerablemente las anteriores competencias otorgadas a los Consejos Reguladores por el Estatuto de 1932.

5. El título cuarto se refiere a la regulación del mercado (artículos 104 a 118). Cada campaña vínico-alcoholera será objeto de regulación por Decreto de la Presidencia de Gobierno378. Se regula también la circulación de los vinos y el comercio exterior.

6. El título quinto establece las sanciones en caso de infracción (artículos 119 a 132).

7. El título sexto se dedica al catastro vitícola y vinícola (artículos 133 y 134). En la Denominación de Origen Rioja, después de un largo proceso de

debate en el que se manifiesta la existencia de intereses diferentes, el día 27 de octubre de 1970 se aprueba el Reglamento del Consejo Regulador de la denominación, publicado en el B.O.E. de 20 de noviembre del mismo año.

Tanto este Reglamento, como la Ley del vino y su Reglamento de 1972, aportan cambios significativos para el futuro del sector y su organización en esta región. En el caso de Rioja el mantenimiento de la calidad constituye la base del nuevo Reglamento. Para ello, se restringen las zonas productivas y las de crianza, con lo que se reduce el anterior Mapa Vitivinícola del Rioja379; determina y clasifica los terrenos y viñedos, reclamando la urgente inscripción en los "Registros de Viñas", hasta ahora nunca realizada pese a la obligatoriedad; discrimina en las nuevas plantaciones unas variedades sobre otras; prohíbe las prácticas vitícolas que incrementen los rendimientos en detrimento de la calidad (la vigilancia sobre la poda es una de sus preocupaciones); y hasta la misma institución del Consejo Regulador, "pierde el carácter de entidad estatal autónoma", quedándose en "órgano desconcentrado" supeditado "a las órdenes del Ministerio de Agricultura, del que depende". Además, se ocupa de aspectos relacionados con la rentabilidad del cultivo, al establecer, en su artículo cincuenta, la necesidad de "adaptar medidas precisas para que la adquisición de la uva y vinos entre bodegas y viticultores inscritos se efectúe a precio justo, de acuerdo con las producciones de cada campaña y fluctuaciones del mercado" (Gómez, 2002:157).

Estos cambios en las disposiciones institucionales ponen el punto final al recorrido iniciado a finales del siglo XIX para alcanzar un nuevo modo de regulación en el sector vitivinícola riojano. Si durante la segunda mitad del siglo

378 En esta regulación se establece la entrega vínica obligatoria y los precios a percibir por la misma. 379 Salen de la Denominación todos los municipios de montaña de la provincia de Logroño. La zona de crianza se limita aún más al incluirse únicamente un total de veintisiete términos municipales: diez en la comarca de la Rioja Alta, seis en la de la Rioja Alavesa, once en la comarca de la Rioja Baja, y uno solo en Navarra.

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XIX se gestó el nuevo régimen económico de funcionamiento asociado a los cambios que animan la revolución liberal burguesa y la revolución industrial, en las décadas que van de la crisis de la filoxera a la Ley del vino, se generaron las disposiciones institucionales con las que aquel se articulará, para terminar de definir el modo de regulación con el que el sector vitivinícola riojano llega a las últimas décadas del siglo XX. 3.2.3 De DO a DOCa

Durante la segunda mitad de la década de los años sesenta y con la

crisis de los años setenta, entró en el sector capital extranjero y de grupos de inversión nacionales vinculados al sector financiero380, a los que se les ha asignado, el liderazgo de “la revolución vinícola en La Rioja con el objetivo de adaptarse a los cambios de la demanda y poder beneficiarse de la expansión del consumo de vinos de calidad” (Fernández, 2008:256). Si bien tamaña afirmación parece desproporcionada a la vista de las posiciones que cada grupo de interés defendió en las reuniones plenarias del Consejo Regulador (Gómez Urdáñez, 2000), si puede afirmarse que estos nuevos inversores contribuyeron a animar el debate, latente desde principio de siglo, sobre la estrategia de negocio a seguir en la Denominación en base a: vinos embotellados o graneles y vinos jóvenes o vinos criados. La forma en la que se resuelve este debate entre los diferentes grupos de interés existentes en el sector va a condicionar el futuro de la DO Rioja. En el fondo lo que se estaba decidiendo, no era otra cosa que la adopción de una u otra estrategia en el sector: la de diferenciación basada en el control de la calidad o la de competencia en precios, trabajando con grandes volúmenes (y todo tipo de vinos) buscando economías de escala.

No hay que olvidar que durante los años sesenta y primeros setenta la DO estaba instalada en “el todo vale” para vender vino (sea de Rioja o de cualquiera otra región). La “pelea por la sangría” es un buen ejemplo de esta situación381. El Consejo permitió la elaboración de sangrías en las bodegas de la DO, hasta 1972, aunque matizando que no se pondría el sello del Consejo en sus etiquetas y que sólo se otorgarían certificados especiales para su comercialización, pero todavía se admitía que en las botellas se pusiera "Esta sangría ha sido elaborada en Rioja". La permisividad se acabó en mayo de

380 En 1968 Banesto toma parte de bodegas AGE (la empresa creada por tres familias históricas en la DO Rioja, Azpilicueta, García Lafuente y Entrena); en 1973 Rumasa adquiere dos bodegas históricas en la DO Rioja, Paternina y Franco Españolas; Osborne compra bodegas Montecillo y Domecq invierte en la región; Aparecen las multinacionales Seagram´s y Distillers and Vintners; La mayor destilería del mundo Schenley invierte en AGE; Bankunión y Bankinter se posicionan en Rioja a través de Bodegas El Coto y Bodegas Riojanas respectivamente; el banco Bilbao adquiere el grupo SAVIN (Campo Viejo) y desde 1970 Pepsi-cola distribuye la sangría que se elabora en Bodegas Santiago. 381 El vocal Ángel de Santiago Calleja, representante suplente de los vinicultores dentro del grupo de los criadores, fue el primero en encender la chispa de la gran polémica al hacer, ante el pleno del 22 de abril (de 1971), una encendida exposición en favor de la elaboración de sangrías. Resumió la historia del caldo nacional diciendo que en La Rioja se inició su comercialización en el año 1964 y que en 1970 la exportación había supuesto 100 millones de pesetas. Además, la sangría, según Calleja, se había elaborado con vino de Rioja de baja calidad y precio, entre 110 y 125 pesetas la cántara, por lo que, en consecuencia, añadía el vocal, aportaba dos beneficios a la Denominación: además de potenciar la comercialización del vino de Rioja al dar a conocer su nombre en el exterior, ayudaba a los viticultores que así podían vender sus vinos de baja graduación. Pedía por ello que las sangrías, producto típicamente español, fueran apoyadas por la administración y por el Consejo Regulador. Finalmente, recordaba que en Estados Unidos el mercado de la sangría estaba en auge y que se habían hecho grandes inversiones para producirla y publicitarla (Gómez Urdáñez, 2002:163).

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1972. A partir de entonces, el Consejo acuerda la prohibición de importar vinos tintos para sangrías y ordena eliminar la etiqueta que hacía referencia a Rioja en las botellas. Definitivamente, a partir del 1 de julio de 1973 quedaba prohibida la elaboración en las bodegas de la Denominación382.

En el fondo del debate, lo que está presente es el interés de algunos operadores en que se permita la entrada de vinos de fuera de la Denominación y, por ello, cuando se plantea su prohibición se recurre a un nuevo argumento para retrasar la adopción de esta decisión, se plantea el problema de la escasez de producción de uva blanca para cubrir la demanda de vino blanco.

En abril de 1971 se aprueba la entrada de vino blanco durante los años siguientes según las siguientes previsiones: en 1971 se importarían cinco millones de litros; en 1972 y 1973 medio millón menos; en 1974 cuatro y en 1975 tres. Sin embargo, este programa quinquenal se incumplió reiteradamente. Las diferencias frente a las cuotas asignadas fueron: en 1971 entraron 6.847.578 litros; y en 1972 y 1973 el desfase aún fue mayor, pues se importaron respectivamente 8.500.000 y 7.750.000 de litros. Los excesos se justificaron apelando a la corta cosecha del 71 y a los defectos del vino blanco de la de 1972, argumentos que no pudieron seguir utilizándose en los años siguientes, dada la magnitud de las cosechas de 1973 y 1974, que pusieron de manifiesto que las importaciones de vino blanco no eran necesarias (Gómez Urdáñez, 2002). Otra medida adoptada por el Consejo, para hacer frente a la demanda de vino blanco, fue la inclusión en su presupuesto de una partida para ayudar a las plantaciones de variedades viura y malvasía, 5 pesetas por planta, lo que hizo que del total de solicitudes de plantación entre 1970 y 1972, la gran mayoría fueran de estas dos variedades, en detrimento de la garnacha, variedad que en el año 1973 fue también subvencionada en La Rioja Baja383.

Todas estas preocupaciones por la calidad y la defensa de las producciones de la DO acabarán recogiéndose en el nuevo Reglamento de la Denominación que se aprueba por una Orden del Ministerio de Agricultura de 2 de junio de 1976. Densidad de plantación, formas de poda, nuevas plantaciones, y control de las producciones, son algunas de las novedades introducidas para avanzar en la estrategia de diferenciación del vino de Rioja, al mismo tiempo que el Reglamento se adapta a la Ley de 1970 y el Consejo Regulador se supedita a los organismos nacionales existentes, abriendo una etapa de clara consolidación institucional del sector.

En los últimos años de la década de los setenta se debate acaloradamente sobre el modo de producción y sobre las reglas de juego en la DO Rioja y las dicotomías granel-embotellado y jóvenes-criados, que bien pueden traducirse, también, por vinos corrientes (de mesa) o vinos de calidad, lo que sería, en términos de estrategia, competencia por precio o competencia por diferenciación. Desde la perspectiva del modo de producción se debate sobre la adopción o no de restricciones (densidad de plantación, sistemas de conducción y poda, rendimiento máximo, prácticas de elaboración y de crianza...) y desde el punto de vista de las disposiciones institucionales, el debate se centra en la regulación de los procesos de producción, elaboración y

382 Igualmente se separó de las bodegas de elaboración de vino de Rioja la elaboración de otros productos como vermuts, mostos,... 383 A comienzos del año 1977, se subvencionaban con las 5 pesetas por cepa 78.903 cepas, se denegaba la ayuda a 43.614 cepas y quedaban como dudosas otras 29.957 cepas (Gómez Urdáñez, 2002).

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crianza, para llegar a controlar cuantitativa y cualitativamente el vino de la DO que sale al mercado.

El modo de producción que se propone, como base para un nuevo régimen económico de funcionamiento del sector, y que encuentra muchas resistencias entre algunos operadores, se basa en:

1. Registros de viñedos, viticultores y bodegas 2. Prácticas de producción y elaboración que limitan los rendimientos384

para obtener vinos de calidad. 3. Prohibición de elaborar uva no producida en el territorio de la DO. 4. La no convivencia en una misma instalación de uvas y vinos de distintas

procedencias.385 5. Control de la cantidad de uva producida y del volumen de vino

elaborado. 6. Control del volumen de vino en proceso de crianza y de las existencias. 7. Control, mediante etiquetas numeradas, del volumen de vino que sale al

mercado (control cuantitativo)386. 8. Control y garantía de la procedencia y calidad de todos los vinos

elaborados mediante análisis y cata (control cualitativo)387. 9. Prohibición de la comercialización de vino a granel.

El debate sobre las consecuencias para el sector, derivadas de la

implantación de este modo de producción, centrará las actuaciones de los vocales del Consejo Regulador en la década de los años ochenta. Durante la primera mitad de esta década se aplicarán todas las medidas para la mejora de la calidad y los medios para controlarla y garantizarla a los consumidores.

Este proceso concluirá con la puesta en marcha a partir de 1980 de dos controles: primero el control cuantitativo que se aplica desde 1981 y que incluye la indicación de la añada en la etiqueta de los vinos comercializados como DO Rioja388 y desde el año 1986 el control cualitativo que garantiza mediante analítica y cata, la procedencia y características de todas las partidas de vino que salen al mercado.

No puede ignorarse que en estas decisiones, adoptadas durante los primeros años ochenta, estuvo siempre presente el nuevo escenario en el que España iba a actuar a partir de 1986, la Comunidad Económica Europea, que para el sector implicaba, una vez terminado el periodo transitorio acordado, la aplicación de la Organización Común del Mercado del vino con todo lo que conlleva desde la perspectiva de las disposiciones institucionales.

La adopción de los sistemas de control junto con la decisión de abandonar la venta de vinos a granel, permite a la DO Rioja solicitar la

384 En variedades tintas se autorizan 6.000 kilos por hectárea y 9.000 en blancas y en elaboración 72 litros por cada 100 kilos de uva. 385 No pueden elaborase vinos con DO y vinos sin DO en una misma instalación. 386 Boletín Oficial de la Provincia de Logroño del día 25 de marzo de 1980 387 Los Decretos 13/85, de 29 de marzo de la Comunidad Autónoma de La Rioja, 95/85 de 2 de abril de la Comunidad Autónoma del País Vasco, y 62/85 de 20 de marzo de la Comunidad Foral de Navarra fijaban con claridad las bases de la regulación, ajustadas a un Plan de calidad. "El control de calidad se puede sintetizar en tres acciones claras, que son: la toma de muestras, la cata y el análisis. La toma de muestra es competencia de las Consejerías; la cata está compartida por el Consejo Regulador y las Consejerías; y los análisis están realizados por profesionales" (Gómez Urdáñez, 2002:229). 388 Si un vino lleva más de un 15 por ciento de otras cosechas no podrá utilizar la mención de ninguna añada y deberá comercializarse bajo la identificación C.V.C. (Conjunto de Varias Cosechas)

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concesión de la Denominación de Origen Calificada, aspiración que algunos operadores ya habían manifestado durante la década de los años setenta.

El Reglamento aprobado por Orden de 3 de abril de 1991 recoge la nueva mención de la Denominación. Desde esa fecha, Rioja es la primera y única Denominación de Origen Calificada de España. Desde la perspectiva del modo de producción esta mención conlleva: El desarrollo de un sistema de evaluación químico y sensorial (plan de

control cualitativo puesto en marcha en los años ochenta) reglado en la Resolución de la Dirección General de política Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de 7 de enero de 1992, que se extiende por todo el proceso de producción hasta la llegada del vino al mercado, determinando la aptitud del mismo a partir de partidas representativas de no más de 100.000 litros.

La constatación, como condición previa para la concesión de la mención de Calificada, de que el precio de la uva de Rioja es al menos equivalente al doble de la retribución media de la uva utilizada para vinificación.

La elaboración de un mapa de suelos de la DO que permita determinar su aptitud vitícola y delimitación cartográfica.

La garantía del producto mediante la emisión de contraetiquetas seriadas y numeradas que identifiquen de manera individualizada a todos y cada uno de los envases que se ponen en el mercado, de forma que se garantice su trazabilidad.

El principio de separación de bodegas, de forma que no cabe la introducción de uva o vino no procedente de viñedos inscritos en la DO, en las bodegas inscritas en ella.

La obligatoriedad del embotellado en origen desde el 1 de enero de 1993. La prohibición de la venta de vino a granel fue la medida más

contestada, hasta el punto de que la disputa llegó hasta la Corte Europea de Justicia, ya que algunos importadores se consideraron perjudicados por esta medida, al entender que suponía una barrera a la libre circulación que imponía desde 1993 el Mercado Único. El Alto Tribunal falló el procedimiento el 16 de mayo de 2000 y determinó que en el caso de la DOCa Rioja la obligatoriedad del embotellado en origen venía justificada por el fin perseguido: la protección del fondo de comercio e imagen del producto, a cuyo logro también contribuyen el resto de obligaciones que conlleva el carácter de Calificada.

Coincidiendo con la aprobación de la DOCa se modifica el Reglamento para rebajar las condiciones exigidas, en cuanto al número mínimo de barricas, para ser criador. De las 500 barricas se pasa en 1991 a 100 y desde 1993 a 50. Este cambio, que reduce la barrera de entrada al proceso de crianza, animó a algunos cosecheros a dar el paso necesario para hacerse criadores.

El cambio que en las disposiciones institucionales que supone el paso de DO a DOCa impulsa un nuevo modo de producción en el que se apoya el régimen económico de funcionamiento existente en la actualidad y que en su articulación con las disposiciones institucionales en vigor define el modo de regulación hoy existente en el sector vitivinícola de Rioja.

Capítulo III La Historia cuenta

218

3.3 Análisis económico del sector vitivinícola en el siglo XX. Crisis filoxérica y reconstrucción

Desde la perspectiva de la producción de vino en la región, durante los

últimos años del siglo XIX y primeros del XX se aceleró el proceso de expansión del viñedo. Si entre 1861 y 1881 la superficie plantada de viña en la provincia de Logroño pasó de 26.575 hectáreas a 33.548, en el año 1898 había alcanzado las 47.536 hectáreas,389 y en 1902 las 52.592 hectáreas390.

La evolución de la superficie de viñedo entre 1881 y 1922 permite apreciar el impacto de la filoxera en la región. En el año 1881 la superficie total de viñedo en los municipios que hoy forman parte de la DOCa Rioja era 47.203 hectáreas (33.548 en Logroño, 10.556 en Álava y 3.099 en Navarra), en el año 1902 el viñedo ocupa 69.440 hectáreas391 (52.592 hectáreas en Logroño, 13.860 en Álava y 2.988 en Navarra) y en 1909 hay 27.588 hectáreas (24.300 en Logroño, 2.268 en Álava y 1.020 en Navarra). Para el año 1905 la mayor parte del viñedo de la región ha sido atacado por la filoxera, 36.692 hectáreas en la provincia de Logroño, quedando en producción tan solo 15.900 hectáreas (Provedo, 2009). Se inicia un lento proceso de recuperación hasta alcanzar el año 1935 las 34.466 hectáreas en el conjunto del actual territorio de la DOCa.

Cuadro 3. 14

Evolución de la superficie de viñedo en los municipios de la DOCa Rioja (1857–1935)

1857 1881 1890 1902 1909 1922 1931 1935

Logroño 24.586 33.548 52.392 52.592 24.300 27.850 27.800 27.725

Álava 7.322 10.556 12.585 13.860 2.268 4.685 3.558 3.812

Navarra 2.000 3.099 3.106 2.988 1.020 2.184 2.899 2.929

Total 33.908 47.203 68.083 69.440 27.588 34.719 34.257 34.466

Fuente: años 1857 y 1890 El Rioja Histórico; 1881 elaboración propia con datos Informe y 1902, 1909, 1922, 1931 y 1935 elaboración propia con datos GEHR.

La superficie de viñedo en España alcanzó su mínimo el año 1914 con

1.2401.125 hectáreas iniciándose desde entonces un proceso de recuperación que hace que en el año 1935 se cultiven ya 1.463.411 hectáreas (GEHR, 1991). La producción nacional de vino que había caído392 hasta los 15 millones de hectolitros en el quinquenio 1906-1910, alcanzó los 19 millones de hectolitros entre 1911 y 1920, para superar los 22 en la década de los veinte. Este comportamiento de la producción obedece tanto al aumento de la superficie como del rendimiento medio que alcanzó los 2.700 kilos de uva por 389 Datos de la Diputación Provincial de Logroño en las declaraciones de superficie para proceder la reparto del impuesto para atender a los gastos de extinción de la filoxera. 390 Memoria del Servicio Vitícola provincial de Logroño publicada en 1912. Otra fuente consultada, la estadística de la producción vitícola del anuario del Ministerio de Agricultura, cifra en 46.500 hectáreas la superficie de viñedo en la provincia de Logroño el año 1904. 391 Se acepta este dato a falta de otras fuentes que permitan contrastarlo, pero es obligado apuntar que parece excesivamente elevado (casi mil hectáreas más de viñedo por año desde 1881) y que parece contradecir, las cifras de producción aportadas por Gómez Urdáñez (2009) 100 millones de litros a finales del siglo XIX y 60 millones entre 1915 y 1920. Hay que observar que entre 1881 y 1890 el viñedo en la provincia de Logroño crece a una tasa de variación media acumulada anual del 5,04 por ciento, en Álava esta tasa es del 1,97 y del 0,03 en Navarra ¿Cómo se explica este comportamiento tan diferente entre las tierras de las dos orillas del Ebro que hasta ahora habían mantenido tendencias similares? 392 El año 1890 la producción nacional de mosto fue de 24.351.076 hectolitros, alcanzando el máximo nivel el año 1893 con 36.599.090 hectolitros (GEHR, 1991).

Capítulo III La Historia cuenta

219

hectárea con un crecimiento superior al 5 por ciento entre 1912 y 1932. En el mismo periodo aumentó también el rendimiento en la transformación uva-vino que pasó del 62 al 65 por ciento (Anuarios estadísticos 1904-1967).

Durante la primera mitad de la década de los años treinta la recuperación de la superficie de viñedo no evitó las fuertes variaciones en las cosechas, que oscilaron entre los 17 millones de hectolitros del año 1935 y los 21,7 del año anterior (GEHR, 1991).

El impacto de la filoxera en el sector fue muy diferente por zonas. El avance más rápido se produjo en el Valle del Ebro donde también fueron mayores las consecuencias en los primeros años, con descensos importantes de superficie de viñedo y de producción.

En el espacio de la actual DOCa Rioja, la mayor parte de la superficie de viñedo393, en estas primeras décadas del siglo XX, se localiza en tierras de secano, (4.952 hectáreas en regadío en La Rioja), lo que condiciona los rendimientos que se sitúan alrededor de los 2.500 kilos por hectárea, con un máximo en La Rioja el año 1925 con 4.750 kilos de uva por hectárea y un mínimo en 1926 de 2.000 kilos. En La Rioja el rendimiento de transformación uva vino oscila entre el 63 por ciento de 1928 y el 72 por ciento de 1933.

De una superficie media en el periodo 1890-1904 de 65.620 hectáreas, se pasa a 30.373 en el periodo 1905-1914, iniciándose una lenta recuperación que llevará a que en el año 1935 todavía la superficie de viñedo en la DOCa sea la mitad de la existente antes de la filoxera.

La producción de vino en el área de la DOCa Rioja alcanzó los máximos niveles en los años de la última década del siglo XIX, con una cifra espectacular en la cosecha del año 1900 con 1.726.065 hectolitros394. Hasta 1904, cuando empieza a disminuir la superficie de viñedo por la filoxera, la producción oscila entre los 705.685 hectolitros en 1903 y los 827.468 en 1902. A partir de 1905, el descenso de la producción es espectacular: 254.763 hectolitros en 1905; 236.667 en 1906; 172.234 en 1907; 103.803 en 1908 y 102.573 en 1909. Menos superficie de viñedo y bajos rendimientos395 sobre todo, explican esta situación.

La producción comienza a recuperarse a partir de 1916 tras la cosecha mínima de 42.099 hectolitros del año 1915 (124 litros por hectárea) y se sitúa en los años veinte en una media anual de 777.762 hectolitros y alcanza los 608.898 en la primera mitad de los años treinta, con rendimiento medios de 2.264 litros por hectárea y 1.772 respectivamente.

Entre 1929 y 1938 la producción de vino de Rioja osciló entre el máximo registrado el año 1931 (90,5 millones de litros) y el mínimo del año 1938 (41,7) con unos rendimientos medios que oscilaron entre los 1.418 litros por hectárea

393 Para la elaboración de los datos sobre superficie de viñedo y producciones se ha trabajado con dos fuentes de información, las series recopiladas por el Grupo de Estudios de Historia Rural (1991) que cubren el periodo 1890-1935 y los anuarios de estadística agraria publicados por el Ministerio de Agricultura desde el año 1904, que incluyen también datos sobre rendimientos en producción de uva y elaboración de vino, tipos de vinos y precios para algunos años. 394 La mayor cosecha alcanzada hasta entonces había sido la del año 1893 con 1.469.530 hectolitros. 395 En estos años los rendimientos no superaron los 400 litros por hectárea, menos de la quinta parte de los obtenidos en los años prefiloxéricos. El rendimiento medio durante el periodo 1905-1914 cae hasta el 14 por ciento del registrado durante 1890-1904, recuperándose en las dos décadas posteriores hasta alcanzar en 1935 el 126 por ciento de este rendimiento medio. Este comportamiento en los años de recuperación de la filoxera permite que la producción durante el periodo 1915-1935 alcance el 63 por ciento de la producción media registrada en el periodo prefiloxérico.

Capítulo III La Historia cuenta

220

del año 1930 y los 2.293 del año 1931. Los precios pagados por la uva y el vino que se mantenían estables, a finales de los años veinte y comienzo de los treinta, en 0,35 pesetas por litro de vino y 0,24 pesetas por kilo de uva cayeron hasta 0,19 pesetas por litro de vino en el año 1933, recuperándose a partir de las cosechas escasas de 1937 y 1938, cuando la uva se pagó a 0,43 pesetas el kilo y el vino a más de 0,60 pesetas el litro.

Durante el periodo republicano la producción de vino osciló entre el mínimo de 51,9 millones de litros del año 1935 y el máximo de 90,54 millones del año 1931. Entre 1936 y 1939, las cosechas fueron escasas, 49,7 millones de litros en 1937 y 41,7 el año siguiente.

Cuadro 3. 15

Evolución de la superficie de viñedo, del rendimiento y de la producción en los municipios de la DOCa Rioja

Media

1890-1904 Índice

1890/04=100Media

1905-1914Índice

1890/04=100Media

1915-1935 Índice

1890/14=100

Superficie (Has.) 65.620 100 30.373 46 33.523 51

Rendimiento (L/Ha.) 1.576 100 488 31 1.989 126

Producción (Hl.) 1.073.653 100 149.722 14 672.146 63

Fuente: elaboración propia con datos GEHR

Gráfico 3.3 Evolución de la superficie de viñedo en la DOCa Rioja 1898-1935

(hectáreas)

Superficie de viñedo en la DOCa Rioja 1898-1935 (hectáreas)

0

10.000

20.000

30.000

40.000

50.000

60.000

70.000

80.000

1898

1899

1900

1901

1902

1903

1904

1905

1906

1907

1908

1909

1910

1911

1912

1913

1914

1915

1916

1917

1918

1919

1920

1921

1922

1923

1924

1925

1926

1927

1928

1929

1930

1931

1932

1933

1934

1935

Fuente: elaboración propia con datos GEHR

Capítulo III La Historia cuenta

221

Gráfico 3.4 Producción de vino en la DOCa Rioja 1890-1935 (Hectolitros)

Gráfico 3. 5 Rendimiento medio del viñedo en la DOCa Rioja 1898-1935

(Litros por hectárea)

Rendimiento medio en la DOCa Rioja 1898-1935 (Litros por hectárea)

0

500

1.000

1.500

2.000

2.500

3.000

3.500

1898

1900

1902

1904

1906

1908

1910

1912

1914

1916

1918

1920

1922

1924

1926

1928

1930

1932

1934

Fuente: elaboración propia con datos GEHR

Capítulo III La Historia cuenta

222

Desde la perspectiva de la demanda, durante la década de los años

veinte, aumentaron las exportaciones de vino y el sector, parcialmente recuperado de los daños de la filoxera, pudo beneficiarse de algunos años con precios396 buenos para la cosecha.

Esta etapa de relativa bonanza se truncará con la crisis de los años treinta, y así lo refleja la Cámara de Comercio en la memoria de 1932: “La política de contingentes y las dificultades de orden arancelario que, como consecuencia del proteccionismo de ciertos países, nacido por la ineludible necesidad de defender sus respectivas producciones, redujeron el volumen del intercambio comercial, se hicieron sentir en la demarcación de esta Cámara, que cuenta con típicos productos de exportación como son frutas, vinos y conservas, sufriendo más que otras regiones españolas las consecuencias del déficit en nuestro comercio exterior” (Gómez Urdáñez, 2002:102).

Entre otros problemas concretos, la Cámara señalaba el bloqueo del crédito, los protestos de letras de cambio y algunas quiebras bancarias. Todo ello en una coyuntura de paralización de ventas y disminución de precios. El resultado fue que entre 1929 y 1933 las exportaciones españolas cayeron un 30 por ciento y aunque el Rioja parece menos afectado, con una caída del total exportado del 15 por ciento. La crisis había incidido drásticamente en la línea abierta por las bodegas de calidad, pues la salida de vino embotellado se redujo hasta una tercera parte. Desde entonces el Rioja entró en una dinámica que costaría décadas frenar, la de la exportación de graneles. Es preciso subrayar dos cuestiones importantes, una, que en estos años, el principal mercado del Rioja es el mercado nacional, ya que el volumen exportado representa menos del 5 por ciento de la producción y, otra, la importancia que tiene en la exportación el vino embotellado, ya que representa la cuarta parte del total exportado.

La evolución del sector a nivel nacional, durante el primer tercio del siglo XX, no puede entenderse al margen de las relaciones que se establecen entre los diferentes grupos de interés existentes en él y los sucesivos Gobiernos a través de las disposiciones institucionales formales. La investigación sobre esta cuestión desarrollada por Eva Fernández García (2008) concluye afirmando que “antes de la Guerra Civil la legislación sobre el vino y alcohol transfirió rentas a los exportadores y los productores de alcohol industrial. El fracaso de los viticultores para obtener protección gubernamental confirma la idea de que los políticos redistribuyeron rentas a ciertos grupos a cambio de apoyo político. La política vitivinícola aseguró a los exportadores una oferta abundante de vino barato para que pudieran competir en el mercado internacional a través de los precios, mientras aseguró a la industria azucarera, que sufría un importante problema de excedentes, el mercado nacional del alcohol” (Fernández, 2008:309).

En la década de los años cuarenta continúa la recuperación de la superficie de viñedo, 28.268 hectáreas en La Rioja, con 5.199 en regadío en el año 1940. Los rendimientos, presentan variaciones importantes, entre 1.000 y 2.000 kilos de uva por hectárea en secano y entre 2.400 y 3.500 en regadío, lo que se refleja en el comportamiento de las producciones, 326.411 hectolitros el

396 Los precios oscilaron entre 0,30 y 0,35 pesetas por litro y no se observan diferencias significativas entre los precios pagados en la región y los precios medios del vino pagados en España.

Capítulo III La Historia cuenta

223

año 1940 y 741.723 en 1944 (Anuarios de Estadística Agraria 1904-1967). Para el conjunto del territorio de la denominación, la producción de vino oscila en estos años entre los 50 y los 100 millones de litros.

Los precios pagados por la uva y el vino siguen presentando, igual que las producciones, grandes variaciones pero son superiores a los pagados en las décadas anteriores, entre 0,80 pesetas por litro en el año 1940 y 1,35 en el año 1944. Los precios del vino de Rioja siguen siendo, todavía, similares a los precios medios pagados en España397.

En las décadas de los años cincuenta y sesenta los precios de la uva y del vino fluctúan en función del volumen de la cosecha. En los años cincuenta el precio máximo pagado por las uvas se registra el año 1958, con 5 pesetas por kilo de uva, coincidiendo con dos cosechas seguidas de poca producción, 1957 y 1958. El precio mínimo en esa década se da en los años 1953 y 1954, 1,6 pesetas por kilo, años de cosechas normales en la región398. Durante la primera mitad de la década de los sesenta los precios pagados por las uvas oscilan entre 3,02 pesetas por kilo del año 1961 y las 3,4 del año 1963.

Cuadro 3.16 Evolución de la superficie de viñedo en los municipios de la DOCa Rioja (1944-1982)

1944 1950 1960 1964 1976 1982

Logroño 28.892 30.817 32.989 33.110 29.394 26.371

Álava 4.146 4.850 5.873 6.359 7.014 7.562

Navarra 3.102 3.535 3.368 3.998 3.021 2.553

Total 36.140 39.202 42.230 43.467 39.429 36.486

Fuente: El Rioja Histórico El proceso de recuperación del viñedo llega hasta la década de los años

sesenta. El año 1964 la superficie cultivada en el territorio de la Denominación es de 43.467 hectáreas y en el año 1967 esta superficie ha descendido hasta 40.429 hectáreas para seguir descendiendo hasta las 39.375 registradas el año 1970 (Anuario estadístico MAPA, 1967).

Durante los años sesenta se van a recoger las mayores cosechas alcanzadas hasta ahora durante este siglo, superándose el año 1964 los 140 millones de litros. También las exportaciones aumentan de manera significativa hasta alcanzar en el año 1969 los 28,1 millones de litros. Esta situación expansiva del sector en la denominación se va a truncar con el inicio de la nueva década.

Este comportamiento es similar al del conjunto del país. La campaña 1964-65 se elaboran en España 34,86 millones de hectolitros y al año siguiente 27,04 y 31,36 en la campaña 1966-67. A esta sucesión de cosechas 397 Ya se ha comentado que entre 1939 y 1948 el precio medio del vino en España aumentó un 70 por ciento como consecuencia de las cosechas escasas por daños en los cultivos, mildiu y filoxera en Mancha, y mayor demanda de uva para obtención de azúcar y de vino para aguardiente. 398 La gran cosecha en España en 1953, con 23 millones de hectolitros junto a la gran cosecha de remolacha de 1952, que permite poner en el mercado alcohol de melaza a precio bajo, provoca un descenso del precio medio del vino desde las 12,5 pesetas por hectogrado en los primeros meses de la campaña 1952-53 hasta las 9,4 pesetas en 1953-54 (Fernández, 2008).

Capítulo III La Historia cuenta

224

excepcionales le sigue una serie de malas cosechas entre 1967 y 1972 que provocó una situación de escasez399 que no puede resolverse recurriendo a las existencias por su bajo nivel. A las escasas cosechas en esos años hay que añadir el fuerte aumento de la demanda exterior y del consumo interno,400 especialmente de vino tinto, lo que se tradujo en un aumento de los precios de este tipo de vino. Para frenar el alza del precio del vino tinto el Gobierno se planteó la entrada de vino de Argelia, lo que provocó las protestas de los viticultores.401 La segunda opción del Gobierno para controlar el alza del precio fue tasar los precios de venta de mayoristas y minoristas, con las consiguientes protestas de estos grupos.

La cosecha 1973-74, en la que se elaboraron 42 millones de hectolitros de vino, ayudó a paliar la situación y contener la elevación de los precios generando excedentes, sobretodo de vino blanco. La década de los años setenta termina con una cosecha record de 48 millones de hectolitros en el año 1979 en un escenario internacional caracterizado por la acumulación de excedentes, especialmente en Francia e Italia402, que debaten sobre la reforma de la OCM del vino para hacer frente a esta situación. En la nueva década, en la que España se integra en la CEE, los excedentes determinarán la política vitivinícola. Estas situaciones cíclicas de cosechas escasas y de acumulación de excedentes, con su impacto en el comportamiento de los precios, son un buen catalizador para observar las dos estrategias diferentes que se siguen en el sector durante todo el siglo: mientras unos productores (y con ellos algunas regiones) abren el debate sobre el tipo de vino que se ofrece y la mejora de la calidad y su garantía a través de la Denominación de Origen (es el caso de Rioja), otros demandan más protección a través del aumento del precio de garantía en la intervención y de la retirada de vino del mercado403 (es el caso de Mancha404).

En la DO Rioja los años setenta se recuerdan por la crítica situación del sector y por el debate abierto entorno al futuro de la denominación. Como consecuencia del aumento de la superficie de viñedo y de un mayor

399 El poco volumen de las cosechas no es debido al efecto de plagas, enfermedades o clima sino que obedece al cambio que se produjo en los criterios para la admisión de vinos para la intervención, al no admitirse los de baja calidad que, en los años anteriores, se producían exclusivamente para las compras públicas, actuando los mecanismos de intervención como incentivos a la producción. 400 El consumo per cápita de vino que en el periodo 1950-54 era en España de 50 litros al año, alcanzó los 69 en 1975-79, iniciando desde estos años un descenso continuado. En Francia el consumo per cápita anual subió desde los 90 litros en los años 1945-48 a los 137 en 1955-59, descendiendo desde estos años. En Italia el consumo asciende hasta la segunda mitad de la década de los sesenta, 110 litros, descendiendo desde entonces (OIV). 401 Se autorizaron importaciones el año 1972 de 160.000 hectolitros y el año 1973 de 830.000. 402 Entre 1971 y 1975 los excedentes mundiales de vino se estiman por la OIV en 33 millones de hectolitros y entre 1986 y 1990 en 65, de los que un 27 por ciento se encuentran en Italia, un 23 por ciento en Francia y un 18 por ciento en España. 403 El precio de garantía que era de 27 pesetas el hectogrado en la campaña 1963-64 se fija en 32 hasta la campaña 1969-70, en 35 en la siguiente, en 40 en la campaña 1971-72 , para alcanzar las 95 en la 1978-79 y las 120 en la siguiente. En cuanto a la retirada de vino del mercado, la campaña 1964-65 se destilaron 9,06 millones de hectolitros, casi el 30 por ciento de la cosecha, y en la campaña 1979-80 entre el vino inmovilizado con ayudas al almacenamiento y el vino destilado se retiraron del mercado 23,24 millones de hectolitros, casi la mitad de la cosecha. 404 Mancha que a finales del siglo XIX concentra el 12 por ciento del viñedo de España llegará a tener en 1989 casi el 45 por ciento. La gran expansión del viñedo en esta región se produce sobre todo, a partir de 1950 y apoyándose en la variedad Airén que hace que esta región produzca el 40 por ciento del vino blanco del país. La razón de esta expansión no se encuentra en la protección del precio de garantía sino en el aumento de la demanda interior (más de 10 litros por persona y año), en el aumento de la demanda exterior (de 3 a 6 millones de hectolitros) y en el aumento de la demanda para alcohol (la producción de brandy se multiplicó por 5 entre 1958 y 1979) (Fernández, 2008).

Capítulo III La Historia cuenta

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rendimiento en la producción405, las cosechas de vino de Rioja se situaron alrededor de los 100 millones de litros, 96.100.500 el año 1967 y 115.699.700 el año 1970. Así se desató la crisis: la cosecha del año 1971 cayó hasta los 50.520.000 litros como consecuencia de un fuerte ataque de mildiu en el viñedo406, esta fuerte caída de la producción coincide con un aumento considerable de las exportaciones, 28.235.647 litros el año 1970, 32.667.070 el año 1971 y 36.039.842 en 1972, lo que se traduce en un descenso de las existencias, 81.403.207 litros a 31 de diciembre de 1971, y en un fuerte aumento de los precios, 5,25 pesetas por kilo de uva en 1970 y 16 en 1973407. Este comportamiento del sector unido a la crisis económica de los años setenta se refleja en el hundimiento de las exportaciones de vino de Rioja, 20.335.819 litros el año 1973 y 9.372.952 el año 1974 (cuadro 3.17).

Como factor añadido en esta crisis hay que apuntar que aunque la producción se recupera en el año 1972, con 97.103.500 litros, buena parte de la cosecha de ese año no alcanzó la graduación mínima exigida por el Consejo Regulador (muchos vinos tenían menos de 9 grados), lo que avivó el debate existente sobre la entrada de vino de otras regiones y los sistemas de control de la denominación. Con ello se sentaron las bases para adoptar decisiones que modificarán las disposiciones institucionales con el objetivo de superar la crisis e iniciar una nueva etapa de crecimiento.

El 9 de enero de 1975 el Pleno del Consejo Regulador debate sobre la crisis del sector y se plantea la necesidad de evaluar la situación. Las existencias de vino en las bodegas de la Denominación en el mes de abril de ese año superan lo trescientos millones de litros408. El problema que se plantea ahora es el del almacenamiento de la cosecha del año siguiente (Gómez Urdáñez, 2002). La caída de las ventas afectó especialmente a los graneles ya que el vino que salía embotellado aguantó mejor la crisis (5.937.000 litros se vendieron el año 1969 y 12.852.000 en 1977). En los años siguientes el negocio del vino embotellado siguió creciendo en tanto que menguaba el de los graneles, de forma que en el año 1982 de un total de 31.824.638 litros exportados, 21.876.865 fueron embotellados.

405 En los años sesenta los rendimientos habían aumentado respecto de los registrados durante la primera mitad del siglo y superaron los 4.500 kilos por hectárea en varias cosechas, como por ejemplo la mítica del año 1964, recordada por su excelente calidad, en la que el rendimiento medio en la denominación fue de 4.800 kilos de uva por hectárea en las viñas de secano y de 6.000 en las de regadío. 406 La cosecha 1971-72 también fue escasa en España, 24,72 millones de hectolitros. 407 “Si hasta la mala cosecha del 72 los precios de uvas y de vino propuestos en el Consejo por los dos sectores fueron respetados –los resultados finales fueron prácticamente las medias de las propuestas–, no sucedería lo mismo con los precios de 1973. En las discusiones no se alcanzó el consenso y se decidió no establecer ningún tipo fijo de precios, ni para la uva ni para el vino. El resultado se dejó al albur del mercado y el precio de la uva de 1973 osciló entre las 11 y las 25 pesetas., con una media en torno a las 16, el valor más alto de toda la historia del vino de Rioja” (Gómez Urdáñez, 2002:140). Para la campaña de 1974 los viticultores defendieron la misma estrategia, pero los representantes de los vinicultores se opusieron, con lo que se recurrió a una Comisión de arbitraje. Ésta detalló los precios minuciosamente por subzonas, comarcas y grados alcanzados. Se establecieron hasta trece demarcaciones para señalar los precios de la uva –media docena en la Rioja Alta, cuatro en la Baja y tres en la Rioja Alavesa – y una ratio para pagar el grado. Con todo, el resultado final fue que el precio medio de la uva se situó en el nivel más alto de la banda propuesta por la Comisión de arbitraje. Se llegó hasta las 13 pesetas por kilo. Durante 1975 y 1976 no habrá nuevas imposiciones, ni precios mínimos ni máximos. 408 Los criadores-exportadores acumulaban en sus bodegas 171.868.630 litros; las cooperativas 71.541.861; los almacenistas 32.468.089 y los cosecheros otros 45 millones (estimados).

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Cuadro 3.17 Producción, precios y exportación de vino de Rioja (1970-1976)

Producción (litros) Pesetas/kilo Pesetas/litro Exportación (litros)

1970 115.699.700 5,25 6,68 28.235.647

1971 50.520.000 8,3 16,8 32.667.070

1972 97.103.500 9,75 15,9 36.039.842

1973 123.375.300 16 21,6 20.335.819

1974 128.088.000 13 14,6 9.372.952

1975 84.820.800 9 19,3 10.916.295

1976 94.542.800 13 38,7 16.349.865

Fuente: elaboración propia con datos El Rioja Histórico y Anuarios Estadística Agraria (MAPA) Si durante la década de los años setenta es necesario subrayar las

fuertes variaciones que se observan en la producción, durante los años ochenta hay que apuntar, como característica principal de esta década, el aumento de la producción que se sitúa todos los años por encima de los cien millones de litros, con mínimo de 103 millones el año 1983 y máximo de 173 el año 1985. Las ventas durante esta década oscilan en torno a los 100 millones de litros. El comportamiento de la producción y de las ventas se refleja en los precios de la uva (y del vino) que “presentan, hasta los últimos años de la década de los ochenta un comportamiento cíclico con una duración de cinco años con periodos muy cortos de crecimiento y decrecimiento de los precios (de 2 a 3 años) entre los niveles de precios máximos que se alcanzan en los años 1973, 1978, 1983 y 1988” (Barco, 2002:86).

Coincidiendo con el proceso de recuperación de la superficie de viñedo durante la primera mitad del siglo XX, se consolida la estructura de elaboración a partir de la segmentación entre vinos corrientes y vinos finos o criados, que se ha gestado durante las décadas anteriores y que forma parte de la base en la que se apoyó el cambio de régimen económico de funcionamiento en el sector.

Es preciso subrayar esta observación, por cuanto que en ella se encuentra una parte significativa de las diferencias que, durante la segunda mitad del siglo XX, se observan entre las regiones vitivinícolas españolas409. En la segunda mitad de la década de los años treinta, los vinos finos ocupan ya un hueco significativo en el mercado y su producción es un factor determinante de las diferencias entre unas y otras zonas de producción. Rioja muestra una orientación mayor hacia la elaboración de vinos finos que otras regiones vitivinícolas. En el año 1935 los vinos finos (tintos, blancos y rosados) representan el 2,57 por ciento del total elaborado en España y en la provincia de Logroño estos vinos representan el 5,74 por ciento, elaborándose en esta provincia el 10,76 por ciento del vino tinto fino elaborado en España, el 1,03 del blanco fino y el 13,37 por ciento del rosado fino.

Esta orientación se consolida durante los años cuarenta de forma que al llegar a 1950 los vinos de Rioja representan ya la tercera parte del total del vino

409 Es interesante comparar lo ocurrido en Rioja con lo acontecido en otras regiones vitivinícolas españolas, para ello pueden consultarse los trabajos de Eva Fernández (2010) que permite comparar las trayectorias divergentes del sector en Rioja y en Castilla la Mancha y el de Mª Concepción Estella Álvarez (2008), que aporta lo acontecido en el proceso de industrialización del sector en el Campo de Cariñena.

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fino elaborado en España (ver anexo 3.6). En esta región, la elaboración de este tipo de vinos ha seguido aumentando hasta alcanzar el 15,34 por ciento del total elaborado, en tanto que en España siguen representando el 2,67 por ciento del total del mosto elaborado.

Cuadro 3.18 Estructura de elaboración por tipo de vino en España y en Logroño

1935 y 1970 (en porcentaje)

1935 1970

Tipo España Logroño España Logroño

Tinto común 44,84 61,98 29,32 55,00

Blanco común 29,15 5,47 34,92 1,19

Rosado y clarete común 19,76 25,01 14,87 22,09

Tinto fino 0,9 5,00 0,96 14,00

Blanco fino 0,8 0,50 0,96 2,46

Rosado y clarete fino 0,87 2,04 0,56 3,00

Licor dulce 0,77 0,75

Licor seco 0,88 8,52

Mistela blanca 0,68

Mistela tinta 0,41

Espumosos 0,12 1,58 0,21

Mostos 0,71

Aperitivos y tónicos 0,11 0,43 0,15

Otros usos 7,13 1,90

Total 100 100 100 100

Fuente: Anuarios de Estadística Agraria 1935, 1944 y 1950 La consecuencia de esta orientación divergente en la elaboración entre

La Rioja y otras zonas de producción es evidente, en 1950 La Rioja presenta ya una estructura en la elaboración diferente a la del conjunto del país. Esta estructura regional se caracteriza por:

La importancia del vino tinto, que representa el 70 por ciento del total

elaborado, en tanto que en España este tipo de vino representan el 43 por ciento.

La poca importancia de la elaboración de vinos blancos, 3,4 por ciento frente al 34,4 que representan en España

El aumento continuado del volumen elaborado de vinos finos, que alcanza en los años centrales del siglo el 15 por ciento de la elaboración de vino en la región.

Al llegar a los años sesenta y setenta esta estructura de elaboración en

Rioja se ha consolidado y los vinos finos representan ya el 20 por ciento del total elaborado en la región y de ella sale más de la mitad del vino fino de España.

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Cuadro 3.19

Estructura de elaboración por grandes tipos de vino en España y en Logroño, 1935, 1944, 1950, 1960 y 1970 (en porcentaje)

Vinos comunes Vinos finos Otros Total

1935

España 93,75 2,57 3,68 100,00

Logroño 92,46 7,54 0,00 100,00

1944

España 92,38 2,11 5,51 100,00

Logroño 88,73 11,20 0,07 100,00

1950

España 90,74 2,67 6,59 100,00

Logroño 84,32 15,35 0,33 100,00

1960

España 89,98 2,40 7,62 100,00

Logroño 79,12 19,80 1,08 100,00

1970

España 79,11 2,49 18,40 100,00

Logroño 78,27 19,47 2,26 100,00

Fuente: elaboración propia con datos Anuarios de Estadística Agraria

La importancia de los vinos de calidad en la estructura productiva de

Rioja se pone de manifiesto al comparar la participación de la región en las exportaciones en términos de volumen y de valor. El año 1968 del total de las exportaciones de vino españolas Rioja exportó, a través de las 27 empresas que aquel año operaron en el mercado exterior,410 el 14,8 por ciento del volumen y el 23,8 por ciento del valor (Fernández, 2008). La orientación de la producción vitivinícola de la región hacia los vinos de calidad se consolidará durante los años ochenta, como ya se ha dicho, con la aprobación y puesta en marcha de los controles cuantitativos y cualitativos como condición necesaria para pasar de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada. Además, con la DOCa, se cambian las condiciones para ser bodega de crianza, se separan físicamente los negocios de vino con Denominación de Origen Calificada y cualquier otro tipo de vino y se obliga a la venta de todo el vino en botella, estableciéndose las bases de un nuevo modo de producción que sustenta el funcionamiento económico del sector durante la última década del siglo XX y primeros años del nuevo siglo.

El nuevo régimen económico de funcionamiento sigue manteniendo un carácter plural, tanto desde la perspectiva del producto como desde la perspectiva de los agentes económicos411. Si bien ahora la pluralidad en el

410 Entre las diez primeras empresas exportadoras de vino se encuentran cuatro que operan en la Denominación de Origen Rioja. 411 En las últimas décadas del siglo XX y durante el siglo XXI se mantiene la estructura de agentes económicos que se completó con el nacimiento de las bodegas cooperativas durante la segunda mitad del siglo XX, pero se producen algunos cambios relevantes que tienen que ver, sobre todo, con la figura del cosechero, en tanto que éste asume un nuevo papel, el de criador, y con el modelo de producción de las explotaciones vitícolas, en las que pierde protagonismo el carácter familiar a favor de fómas de organización de los recursos y del trabajo más de tipo empresarial.

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producto ofertado no se manifiesta en la existencia de vinos corrientes y vinos de calidad (identificados con los finos o criados), como en la etapa anterior, al no poder convivir en un misma instalación vino sin y con DOCa, ni ampararse bajo el nombre de Rioja el vino corriente. La pluralidad la facilita ahora la crianza que permite dos modos diferentes de producción, uno para el vino sin crianza y otro para los vinos criados (crianza, reserva y gran reserva). Desde la perspectiva de los agentes económicos la pluralidad se pone de manifiesto de diversas formas, y no solo por la dicotomía clásica viticultor-vinicultor o productor y bodeguero. En el grupo de viticultores los hay que se asocian con otros para elaborar (cooperativistas), hay quienes elaboran su propia cosecha (cosecheros) y los hay que venden su producción en uva y no elaboran vino. Además cosecheros y cooperativistas pueden ser o no criadores, igual que ocurre con los vinicultores, que pueden ser criadores o solo almacenistas.

En la década de los años noventa del siglo XX, este nuevo régimen económico de funcionamiento, que se asocia al paso de DO a DOCa, se articula con otras disposiciones institucionales como consecuencia de su integración en un escenario global en el que los acuerdos de comercio internacional conviven con la normativa comunitaria, la legislación nacional y regional, alumbrando el modo de regulación actual caracterizado por tener un espacio de producción delimitado, además de por las condiciones ambientales que exige el cultivo, por lo establecido en el Reglamento de la denominación, un modelo de crecimiento limitado institucionalmente al controlarse el rendimiento y el potencial productivo, ofertar exclusivamente vino con DOCa embotellado, pero que mantiene la diversidad a través del criterio de envejecimiento, mantener la pluralidad de agentes económicos que históricamente ha caracterizado al sector, pero ahora, con un marco de relaciones interprofesionales normalizado, una orientación preferente hacia el mercado exterior y un amplio abanico de disposiciones institucionales que condicionan su funcionamiento económico.

Con estos cambios, que se han gestado durante la segunda mitad del siglo XX, se inicia la tercera etapa en la evolución del sector vitivinícola riojano, que se hace coincidir con el paso de DO a DOCa en el año 1991. La importancia de esta decisión, de marcadazo carácter institucional, es la razón que justifica el retraso en el arranque de esta etapa en el sector vitivinícola riojano, respecto del conjunto del sistema agroalimentario, de acuerdo a la tesis de Malassis (1988) apuntada al plantear la estructura temporal del capítulo que ahora concluye.

Durante la primera década del siglo XXI el sector se ha enfrentado una vez más a una situación crítica, que se explica fundamentalmente a partir del entorno económico en el que actúa, aumento de la competencia y caída de la demanda, más que por factores propios del sector. A través de las propuestas, planteadas por las diferentes asociaciones representativas de los diversos agentes económicos que operan en la DOCa, para hacer frente a esta situación se han puesto de manifiesto los diferentes intereses existentes que muestran, una vez más, el carácter plural del funcionamiento económico del sector. De la adopción de unas u otras medidas dependerá que en los próximos años el sector siga manteniendo el actual modo de regulación que, como se acaba de ver, tiene su origen en los años ochenta del siglo XX o que se modifiquen las disposiciones institucionales y el modo de producción existente en la actualidad y, con ello, el régimen de funcionamiento económico del sector, definiendo en

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su articulación, un nuevo modo de regulación. Identificar los factores que pueden impulsar estos cambios es el objetivo del próximo capítulo.

4 Las lecciones de la Historia

Como se ha visto a lo largo del capítulo, la configuración actual del

sector vitivinícola en la DOCa Rioja hunde sus raíces en la historia. Son especialmente profundas aquellas que generan el asentamiento en la región del producto primero y del cultivo después. También las que acaban delimitando un espacio geográfico caracterizado, inicialmente, a través de la especialización productiva en los territorios de los municipios que forman parte de él y más adelante por unas disposiciones institucionales de carácter formal en las que se especifican los términos municipales que se integran en la denominación.

La larga trayectoria seguida por el sector vitivinícola se manifiesta también en la antigüedad y pervivencia de un conjunto de representaciones del vino (dimensión simbólica, litúrgica, festiva,...), prácticas culturales regladas (bandos de labores, vendimia,...), referencias del producto (a la calidad, a la tipicidad, al origen...), normas (de producción, comercialización,...) y disposiciones relativas a la producción, elaboración y comercio del vino (calendarios de venta, formas de elaboración, precios tasados...).

En este capítulo se ha hecho un recorrido a lo largo de casi dos milenios, muy superficial hasta el siglo XVIII y más detallado a partir de ese momento, para comprobar, primero, la existencia de tres etapas en la configuración de las características actuales del sector y, después, para observar cómo se configuran esta características, en tanto que articulación de unas disposiciones institucionales y un régimen económico de funcionamiento, que son el resultado de un proceso histórico en el que se dan situaciones críticas que, en determinadas circunstancias, pueden ser un factor de cambio que los condiciona, ajusta y modifica.

De las tres etapas identificadas, las dos primeras coinciden con las consideradas en la evolución del conjunto del sistema agroalimentario, observándose un retraso en el inicio de la tercera, en el caso del sector vitivinícola riojano, debido a la importancia que tiene en este sector el paso de de DO a DOCa.

Las características del sector son el resultado de esta larga evolución y tienen su origen en modos de producción y disposiciones institucionales antiguos que se han ido modificando y adaptando a los diferentes contextos históricos en cada una de estas etapas, definiendo en cada una de ellas un modelo de desarrollo del sector. La diferenciación entre vinos corrientes y vinos de calidad es un buen ejemplo de esta evolución-adaptación, como también lo es la estructura interprofesional existente en la actualidad para la toma de decisiones, frente al dominio de los grandes cosecheros durante la edad moderna. 4.1 Factores determinantes del funcionamiento económico del sector

El análisis histórico realizado permite concluir que la delimitación del espacio de producción, los determinantes de la producción y del crecimiento, el producto, el mercado, los agentes económicos con las relaciones existentes

Capítulo III La Historia cuenta

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entre ellos y las disposiciones institucionales, son factores determinantes de las características del sector y de su funcionamiento económico, confirmando la tesis establecida en el capítulo anterior en el que se ha presentado el modelo de análisis aplicado en la investigación.

Aunque hasta la Edad Moderna el cultivo en la región puede considerarse marginal y sin que pueda hablarse siquiera todavía de un espacio geográfico de producción ni de especialización vitivinícola regional, si es posible identificar el tipo de producto que se elabora, vino corriente, también a los distintos agentes económicos que muestran ya intereses diferentes tanto desde la perspectiva de la producción como desde la perspectiva del mercado, que sigue teniendo un marcado carácter local, intereses que acabarán condicionando las disposiciones institucionales que afectan al sector y que muestran, ya en época tan temprana, la convivencia de modos diferentes de producción. Los grandes propietarios manifiestan su preferencia por el cultivo de la vid en detrimento del cereal y con una orientación hacia el mercado, en tanto que los pequeños propietarios, sobre todo en las zonas más apartadas de los centros de consumo, conciben el cultivo casi exclusivamente para satisfacer sus necesidades.

Durante la Edad Media los cambios que se producen en el sector acaban modificando: el espacio geográfico ocupado por el viñedo en la región, las disposiciones institucionales que condicionan la producción y el comercio y, aunque en menor medida, afectan también al funcionamiento económico del sector. Desde la perspectiva del espacio, y coincidiendo con un proceso de expansión del cultivo, se configura una identificación entre la región y el cultivo de viñedo que se consolidará durante los siglos XVI y XVII a medida que se va definiendo de forma natural, esto es a partir de las condiciones ambientales que permiten el desarrollo de la planta, el espacio de producción del vino de Rioja.

En estos siglos el control del sector se desplaza desde las redes creadas por los monasterios hacia las villas-municipios a medida que estos espacios se conforman como centros de consumo, en unos casos, y de producción y consumo en las regiones vitivinícolas, como es el caso de La Rioja.

Al comienzo de la Edad Moderna se observan algunos cambios en el funcionamiento económico del sector, y aunque el vino corriente siga siendo exclusivo en la producción y en el consumo, se refuerza su valor simbólico entre algunas clases sociales; se altera la estructura de propiedad del viñedo aumentando la dualidad existente grandes-pequeños propietarios; se observan cambios en la propiedad de los centros de venta por interés religioso (judíos) y económico (burgueses) y el eje articulador del comercio, que hasta ahora ha seguido la dirección Este-Oeste que marca el Camino de Santiago, bascula hacia el norte buscando el abastecimiento de los pueblos vascos y el acceso a los puertos de Bilbao y de Santoña.

En el siglo XVII aumenta la superficie cultivada de viñedo en la región y se concentra en los municipios que siglos más tarde configurarán el espacio de la Denominación de Origen Rioja, abandonándose en aquellos que tienen peores aptitudes para el desarrollo de las vides y están más alejados de los centros de consumo. Al mismo tiempo se amplia el mercado del Rioja, a municipios de Castilla y del País Vasco y con el acceso a los principales puertos del norte desde los que canalizan las exportaciones.

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Durante este proceso de expansión conviven en la región dos regímenes de funcionamiento económico diferentes. Uno se identifica con los grandes propietarios que disponen de los medios de producción y elaboración necesarios, que orienta su producción al mercado local y regional y que tienen capacidad a través de los concejos primero y de las Juntas de cosecheros después, para influir en las disposiciones institucionales, y proteger con ellos sus intereses en el sector. El otro se asocia con los medianos y pequeños propietarios que se apoyan en un modo de producción de tipo familiar-campesino, que producen más para el autoabastecimiento que para el mercado, en algunos casos carecen de los medios necesarios para la elaboración y para el almacenamiento, dependiendo de los grandes propietarios de lagos, prensas y cubas, y tienen escaso o nulo poder para influir en las disposiciones institucionales. La relación, que aparentemente es de dependencia, es considerada por algunos investigadores, como un “pacto entre desiguales” necesario para el desarrollo vitivinícola de la región.

Esta diversidad que se manifiesta en el sector hasta finales del siglo XVIII, es consecuencia, por lo tanto, de las diferencias en la estructura de los agentes económicos y no del tipo de vino elaborado por unos y otros propietarios de viñedo. Desde finales del siglo XVIII, un nuevo factor se suma a los que hasta ahora venían determinando esta pluralidad, la posibilidad de elaborar y ofertar un nuevo tipo de vino, el fino o criado. Los cambios en la elaboración, ensayados por algunos cosecheros, como vía para resolver la situación crítica a la que se enfrentan durante las últimas décadas de este siglo, permiten segmentar la producción, y con ello la oferta y el mercado, en vinos corrientes y vinos finos o criados. Aunque esta alternativa no prosperó en aquellos años, por la resistencia que opusieron muchos cosecheros, protegidos por las disposiciones institucionales existentes, sí se crearon las condiciones para que estos cambios se generalizaran durante la segunda mitad del siglo XIX, en un entorno político y económico en el que desaparecen muchas de las disposiciones institucionales que determinaban el funcionamiento económico del sector, especialmente todas aquellas que restringen la libertad de comercio.

Los cambios legislativos que trae la revolución liberal burguesa, las innovaciones en la elaboración del vino introducidas durante la primera revolución industrial y la generalización del modelo de producción capitalista en el sector agrario, abren la posibilidad de que los vitivinicultores, y con ello las regiones productoras de vino, sigan caminos alternativos en respuesta a los problemas a los que se enfrenta el sector en los años centrales del siglo XIX. Estas posibles alternativas se concretan en diferentes estructuras de costes y de rendimientos y en la oferta de productos diferenciados, determinando así los fundamentos en los que se apoyará su ventaja comparativa a la hora de adoptar una u otra alternativa.

Así, mientras unos productores orientan su producción de vino hacia la obtención de grandes volúmenes de vinos corrientes, otros inician el camino hacia la producción de vinos de calidad. A nivel regional la implantación de una u otra estrategia aparece condicionada, entre otros factores, por: la presencia en la región de productores con capacidad para invertir y poner en el mercado los vinos de calidad; la existencia de demanda solvente que abastecer en este tipo de vinos y la proximidad de la producción a los centros de consumo o, en su defecto, la disponibilidad de la necesaria red de transporte y comunicación para conectar oferta y demanda.

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La convivencia de estas dos formas de concebir el producto, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, es determinante para la progresiva consolidación de los grupos de interés que se enfrenta, ya desde hace casi un siglo, al plantear alternativas cuando se producen situaciones críticas.

Segmentación de la oferta y diversidad de intereses se irán consolidando durante la segunda mitad del siglo XIX coincidiendo con un proceso de crecimiento del sector y durante buena parte del siglo XX, especialmente a partir de la creación de la Denominación de Origen Rioja. El debate sobre la convivencia en el territorio de la denominación de dos modos de producción, uno basado en la producción de vinos corrientes y, otro, en la producción de vinos finos o criados primero, y de calidad después, se mantendrá abierto, no obstante, hasta las últimas décadas del siglo XX.

Si los cambios políticos que se producen durante la primera mitad del siglo XIX, van a poner fin a las disposiciones institucionales que restringen la libertad de producción y de comercio y, con ello, se generan las condiciones para la diversificación desde la perspectiva del producto, durante el siglo XX se va a aprobar todo el marco legislativo, a nivel nacional y europeo, que permite la existencia de dos productos diferentes en el mismo sector: vinos de mesa y vinos de calidad, en la jerga jurídica de las disposiciones formales. A partir de esta segmentación de la oferta según el tipo de vino, el sector puede elegir entre dos estrategias diferentes para competir en el mercado, una basada en la diferenciación con restricciones en producción y elaboración (modelo que se apoya en la elaboración de vinos de calidad protegidos por una Denominación de Origen) y otra basada en la competencia en precio (modelo apoyado en la elaboración de vinos corrientes sin restricciones en la producción).

Hasta la década de los años setenta del siglo XX se mantiene en la región el debate sobre la convivencia o no de estas dos estrategias que se concreta en la oferta de dos tipos de vino, uno producido y elaborado en la región, amparado por la Denominación de Origen Rioja y otro que llega de otras zonas de producción y se comercializa desde Rioja. En la década de los años noventa, como consecuencia de los cambios introducidos por las disposiciones institucionales que acompañan el paso de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada, la dualidad que hasta ahora existía en la oferta, desaparece al producirse, únicamente, vino de calidad protegido por la DOCa.

La oferta de un único producto, el vino protegido por la Denominación, no conlleva la desaparición de la pluralidad en el funcionamiento económico del sector, ya que nuevos criterios en la segmentación de la oferta, sin crianza, crianza, reserva y gran reserva, entre otros factores, permitirán la convivencia de diferentes modos de producción y, en consecuencia, la existencia de diferentes regímenes económicos de funcionamiento.

Esta pluralidad que, como se ha visto, es consecuencia, en determinados momentos, de la convivencia de diferentes tipos de vino, y en otros obedece a las características que presentan los agentes económicos que operan en el sector, se refleja en la estructura de los grupos de interés existentes en la denominación en cada momento a lo largo de la historia. Esta estructura evoluciona y se adapta a los cambios que se han dado en el modo de producción, hasta configurar el abanico actual de intereses en el sector: viticultores no elaboradores, cosecheros, cooperativas, almacenistas y criadores, con variadas y diversas asociaciones en cada uno de ellos, que

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actúan como grupos de presión en la toma de decisiones en las diferentes instituciones en las que participan.

4.2 Tensiones y elementos de cambio en situaciones críticas

Las características actuales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, son el resultado de este largo proceso histórico en el que se suceden etapas de crecimiento y situaciones críticas en las que se producen tensiones y debates que acaban provocando cambios que afectan tanto al régimen de funcionamiento económico del sector, como a las disposiciones institucionales con las que éste se articula para definir el modo de regulación existente en cada momento.

En estas situaciones críticas es cuando aparecen de forma más clara los diferentes intereses existentes en el sector y cuando, el debate que provoca el enfrentamiento de alternativas diferentes, genera las condiciones que animan cambios. Las crisis obedecen, en unos casos, a factores propios del sector, por ejemplo, un desequilibro entre la oferta y las ventas, como ocurrió a finales del siglo XVIII, con el crecimiento de la producción o a finales del XIX por la escasez que acaba animando el fraude. En otros se deben a factores externos, como los cambios políticos y económicos que se producen durante la primera mitad el siglo XIX y que modifican radicalmente las disposiciones institucionales existentes, orientando la producción hacia el mercado y, en determinados momentos, estas situaciones críticas son la manifestación de una característica particular del sector agrario en general y del vitivinícola en particular, como la aleatoriedad de las cosechas o su fragilidad ante plagas y enfermedades, de lo que es un buen ejemplo la situación creada por la filoxera.

Las profundas raíces en la Historia que sustentan las características actuales del sector en la DOCa, no impiden, por tanto, que el sector presente una gran fragilidad, como se pone de manifiesto en cada una de las situaciones críticas analizadas en este capítulo y que son determinantes de los cambios que se van a producir en las disposiciones institucionales en unos casos y en el régimen económico de funcionamiento en otros y de las que son buenos ejemplos, como ya se ha indicado, los cambios técnicos en la elaboración y la introducción de la crianza, en respuesta a la crisis de final del siglo XVIII y primeras décadas del XIX, o la Denominación de Origen ante la generalización del fraude en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX.

Una mayor integración en el mercado puede ser el factor desencadenante de una situación crítica, como se ha visto que ocurre durante los siglos XVII y XVIII, cuando la mayor presencia del vino de Rioja en los mercados vasco y castellano, anima el aumento de los precios y con ello la producción hasta acabar generando, a finales del siglo XVIII, una crisis de sobreproducción a la que tratan de hacer frente los cosecheros a través de dos vías diferentes, unos mediante la introducción de innovaciones en la elaboración y otros manteniendo el modo tradicional de producción y reforzando las restricciones al comercio.

A medida que aumenta la integración del sector en el mercado, y en tanto no exista una respuesta técnica, al problema de la aleatoriedad de las cosechas, propia del sector agrario en general, aumenta también su fragilidad y el riesgo de que se produzcan situaciones críticas por desequilibrio entre la oferta y la demanda es mayor. Este riesgo se ve agudizado en el sector

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vitivinícola al no existir destino distinto para la producción de las cepas que el de la elaboración de vino. Los cambios en el modo de producción, que acontecen durante la segunda mitad del siglo XIX, van a paliar, en parte, este problema en la medida en que, con el proceso de crianza, además de aumentar la capacidad de almacenamiento, puede aplazarse la salida del vino al mercado.

En estas situaciones se produce un choque entre los diferentes intereses existentes en cada momento en el sector que se acentúan al aumentar la rivalidad entre los agentes económicos que participan en él, manifestándose esta rivalidad en distintos niveles en función del estado del mercado, de la tecnología e, incluso, del tipo de producto. Son ejemplos de esta rivalidad, como ya se ha visto, los enfrentamientos en el siglo XVIII entre cosecheros ante las innovaciones en la elaboración, entre los siglos XIX y XX el cuestionamiento de los vinos artificiales, en la primera mitad del siglo XX la protección de los vinos por una denominación de origen y en la segunda mitad de este siglo la prohibición de la venta de graneles en la DOCa Rioja. En los primeros años del siglo XXI esta rivalidad se está manifestando, por ejemplo, en la gestión de los excedentes (producción no amparada por exceso de rendimiento) y su destino (abandono, destilación o mercado de vino sin denominación).

Es, precisamente, a partir de estas situaciones críticas, y en el debate que genera el enfrentamiento de distintas vías para la solución de los problemas planteados, cuando se dan las condiciones para el cambio en las disposiciones institucionales y/o en el modo de producción que acaban alumbrando cambios en el régimen económico de funcionamiento en el sector y, en definitiva, nuevos modos de regulación. Así, las características actuales del sector en la DOCa Rioja, son el resultado de la actuación de todos los factores de cambio que han generado las sucesivas situaciones críticas por las que el sector ha pasado en su larga historia.

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Cuadro 3.20

Situaciones críticas determinantes de cambios en el funcionamiento económico del sector y/o en las disposiciones institucionales

Crecimiento y crisis a finales del siglo XVIII

Expansión comercial a las provincias limítrofes durante la segunda mitad del siglo XVII y el siglo XVIII que anima los precios y el aumento de la producción, lo que acaba generando excedentes y con ellos el descenso de los precios. Las disposiciones institucionales existentes a finales del siglo XVIII se cuestionan por algunos cosecheros innovadores en la elaboración a raíz del exceso de producción y del descenso de los precios. Se enfrentan los intereses de los grandes cosecheros que controlan el poder local y los de los cosecheros innovadores que tratan de mejorar la elaboración del producto como vía para superar la crisis. Estos intentos de modernización fracasan ante la falta de libertad en el sector.

Primera mitad del siglo XIX y crisis del oidium

Producciones condicionadas por los conflictos bélicos que se reflejan en una gran volatilidad de los precios que concluye con su aumento generalizado en los años centrales del siglo, como consecuencia de la reducción de las cosechas por efecto del oidium Cambian el marco político y económico y, con ello, se generan las condiciones para que las respuestas a los problemas del sector desde la perspectiva del mercado se antepongan a las medidas asociadas a disposiciones institucionales. Una parte del sector va a liderar los cambios en el modo de elaboración que no acabaron de cuajar a finales del siglo XVIII

Segunda mitad del siglo XIX y crisis filoxérica

Crecimiento de la producción por aumento de la superficie cultivada y de los rendimientos, tanto en campo como en bodega, cambio en el modo de producción y de elaboración con producción de vino corriente y vino fino o criado, nuevos agentes económicos, consolidación del mercado nacional, aumento de la demanda exterior y precios altos hasta la última década del siglo, cuando al descenso de las ventas se une el impacto de la filoxera. Generalización del fraude y petición de medidas de control como alternativa, son las salidas que el sector plantea ante la situación crítica que se vive en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX. Enfrentamiento entre grupos de interés: almacenistas, criadores exportadores por un lado y por otro los viticultores y cosecheros asociados en los sindicatos católicos entorno a la demanda de protección del “origen de los vinos”. La concesión de la protección de una Denominación de Origen va a ser la respuesta de carácter institucional con la que se aborda la salida de esta situación. Con ello se consolida institucionalmente la segmentación de la oferta por tipo de vino, corriente y fino o criado, y la estructura de los agentes económicos que actúan en el sector.

Siglo XX

La recuperación de la superficie de viñedo perdida como consecuencia de la filoxera discurre acompañada del aumento de la elaboración de vinos finos, pero sin que se haya cerrado el debate acerca del tipo de vino con el que se identifica la producción de la región en la que conviven los dos modos de producción. Este debate se mantiene abierto hasta los años setenta cuando una nueva crisis, por desequilibrio entre la oferta y la demanda, provoca un fuerte descenso de los precios de la uva y del vino y el enfrentamiento, una vez más, entre aquellos que quieren orientar el sector hacia la producción de vinos corrientes sin restricciones por disposiciones institucionales y aquellos que optan por el vino criado y las limitaciones necesarias para la obtención de vinos de calidad. Este debate se cerrará en los años ochenta con la aprobación y puesta en marcha de los controles cuantitativos y cualitativos en cada cosecha que son condición necesaria para la obtención de la Denominación de Origen Calificada de la que goza la región desde el año 1991. La nueva etapa que se abre con la DOCa, refleja bien el proceso de crecimiento y crisis, ya que el crecimiento que caracteriza esta etapa, no ha estado exento de crisis de corta duración que provocan tensiones en las relaciones interprofesionales. Fuente: elaboración propia

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4.3 Los regímenes económicos de funcionamiento

Desde la perspectiva del funcionamiento económico del sector, en el

caso del vino de Rioja, se distinguen tres etapas, cada una de ellas con su correspondiente régimen económico de funcionamiento en el que el tipo de producto aparece como un factor determinante del mismo. La primera llega hasta la parte central del siglo XIX y en ella el único producto que se ofrece es vino corriente y la estructura económica del sector tiene un carácter plural. La segunda va desde los años centrales del siglo XIX hasta la última década del siglo XX y en ella conviven dos ofertas diferentes, una de vino corriente y otra de vino fino o criado, dualidad que con el nacimiento de la Denominación de Origen Rioja se transformará en una oferta de vino corriente no amparado por la Denominación y vino de calidad, joven o criado, amparado por la Denominación. La tercera etapa se inicia en los años noventa del siglo XX y en ella las condiciones impuestas por el reglamento de la denominación al modo de producción y de comercio, determinan el vino de calidad, joven o criado, como el único producto ofertado por la DOCa Rioja, manteniéndose la diversidad en la estructura económica del sector.

Los cambios en el modo de producción, desde los años centrales del siglo XIX, van a facilitar la existencia de un régimen económico de funcionamiento plural, con unos productores orientados hacia la elaboración y hacia el mercado de vinos corrientes y otros hacia los vinos finos o criados. Así, a finales del siglo XIX, aunque la producción de vino de Rioja siga siendo muy mayoritariamente de vino corriente, la posibilidad de elaborar vinos finos o criados, permite la separación de los negocios vitícolas y vinícolas, hasta ahora unidos en la figura del tradicional propietario-cosechero y la aparición de empresas de elaboración, crianza y comercialización, junto a especuladores (comerciantes exclusivamente) de vino. Con ello se hacen más complejas las relaciones interprofesionales y cambian los juegos de intereses entre los diferentes agentes económicos que participan en el sector.

Este nuevo régimen económico de funcionamiento de carácter plural será reforzado por las disposiciones institucionales por las que se regula todo lo referente a la Denominación de Origen Rioja durante la segunda década del siglo XX. Con la Denominación la dualidad que genera el tipo de producto se concreta en la producción de vinos corrientes y vinos de calidad protegidos por la denominación, que pueden ser sin crianza o criados (finos). Desde la perspectiva del mercado, la demanda de vinos finos de Rioja, irá consolidando esta estructura dual durante todo el siglo XX, como lo pone de manifiesto la diferencia que, en cuanto al tipo de vino elaborado, existe entre la región y el conjunto del país ya en los años centrales de siglo, con un mayor peso del vino fino en esta región.

En cada una de las etapas identificadas, además de producirse situaciones críticas con capacidad para modificar el funcionamiento económico del sector y/o las disposiciones institucionales, es posible caracterizar el correspondiente régimen económico de funcionamiento, como se ha visto, a partir de los siguientes factores: espacio de producción, determinantes de la producción y del crecimiento, producto, agentes económicos y relaciones que se establecen entre ellos, mercado y disposiciones institucionales.

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Cuadro 3.21

Esquema temporal de la evolución de las características del modo de producción vitivinícola y del régimen económico de funcionamiento

en la Denominación de Origen Rioja hasta 1833-62 Espacio de producción: no delimitado pero ajustándose de forma natural a los límites actuales de la denominación a medida que avanza la edad moderna y aumenta la superficie cultivada y, con ello, la producción. Determinantes de la producción y del crecimiento: expansión del cultivo y aumento de la producción (de 25 a 50 millones de litros) basado en el aumento de la superficie plantada de viñedo (crecimiento extensivo) en tres etapas: la primera de 1550 a 1650 con producciones que oscilan alrededor de los 22 millones de litros; la segunda de 1650 a 1730 con producciones entorno a 35 millones de litros y la tercera de 1730 a 1785 con producciones medias anuales de 50 millones de litros. Producto: vino corriente. Mercado: local y regional muy protegido. Agentes económicos: grandes cosecheros-señores propietarios con capacidad de elaborar y almacenar el vino (lagos y prensa propia) como figura dominante y pequeños propietarios cosecheros o no, pero sin posibilidad de elaborar (sin prensa) y poca capacidad de almacenamiento, como figura secundaria. Disposiciones institucionales: redes de poder de carácter político (antigüedad) y religioso (monasterios en la edad media) y control municipal de la producción y del comercio de vino durante la edad moderna y hasta la disolución del antiguo régimen. Situación crítica determinante de los cambios: crisis por sobreproducción agravada por inestabilidad política y guerras que se refleja en el descenso de los precios. Se cuestiona el modelo de elaboración tradicional y se llevan a cabo las primeras experiencias de moderna elaboración, como iniciativas privadas para la superación de la crisis, que chocan con los viejos privilegios y el poder municipal para regular el sector. Fuente: elaboración propia

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Cuadro 3.22

Esquema temporal de la evolución de las características del modo de producción vitivinícola y del régimen económico de funcionamiento

en la Denominación de Origen Rioja desde 1833-62 hasta 1986-91 Espacio de producción: Delimitado de forma natural hasta 1925 y por disposición institucional formal (Reglamento Denominación de Origen) desde esa fecha. Determinantes de la producción y del crecimiento: expansión del cultivo y aumento de la producción hasta los 100 millones de litros a finales del siglo XIX, con crecimiento en estos años tanto extensivo (aumento de la superficie de viñedo), como intensivo (aumento del rendimiento) por cambios técnicos en la producción (de la cava, al ganado de labor y estercolado) y cambio varietal hacia garnacho y en la elaboración (vinificación sin raspón, trasiegos, clarificación y crianza). Crisis con destrucción de viñedo por filoxera y caída de la producción desde 1899 y lenta recuperación de superficie y producción durante todo el siglo XX. Producto: vino corriente y vino fino o criado. Aumenta la producción de vinos finos o criados, generándose una estructura de producción de vino diferente en Rioja (más tinto y fino) que en el conjunto del país. Mercado: mercado interior dominante y orientación hacia el mercado exterior con fuerte demanda francesa en los años setenta y ochenta del siglo XIX que influirá en el comportamiento alcista de los precios del vino durante buena parte de este periodo. Pérdida de mercados exteriores durante el periodo de recuperación del viñedo filoxerado y el aislamiento de los años cuarenta. Mercado nacional dominante con aumento de exportación. Agentes económicos: bodegas de elaboración, crianza y comercialización como agente principal, cosecheros con o sin bodega y viticultor sin bodega como secundarios hasta los años centrales del siglo XX, cuando se crean las bodegas cooperativas y se configura la estructura actual de producción-elaboración del vino de Rioja en origen: viticultores no asociados (cosecheros y vendedores de uva), viticultores asociados o cooperativistas, almacenistas y criadores. Disposiciones institucionales: Disposiciones institucionales vinculadas a la reconstrucción del viñedo filoxerado y la experimentación y formación (estación enológica). Lucha contra el fraude y protección de la calidad por la DO. Primer marco legal para el sector a nivel nacional y delimitación del espacio de producción y prácticas de cultivo y elaboración para Rioja a través de los sucesivos Reglamentos de la denominación Situación crítica determinante de los cambios: asociadas en unos casos a enfermedades nuevas como oidium, mildiu y, especialmente a la filoxera. Enfrentamiento ante la generalización del fraude a finales del siglo XIX entre los diferentes agentes económicos, almacenistas, criadores y exportadores por un lado y por otro los viticultores y cosecheros asociados en los sindicatos católicos. En los años setenta y ochenta se producen crisis periódicas cortas (5 años) con descenso inicial de la superficie y de la producción, y ajustes de precios de la materia prima. Fuente: elaboración propia

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Cuadro 3.23

Esquema temporal de la evolución de las características del modo de producción vitivinícola y del régimen económico de funcionamiento

en la Denominación de Origen Rioja desde 1991 Espacio de producción: Delimitado por disposición institucional formal (Reglamento de la Denominación de Origen Calificada Rioja), con mapa de aptitud vitícola y exclusividad de producción de vino con IG Determinantes de la producción y del crecimiento: de carácter extensivo e intensivo hasta la segunda mitad de la década de los noventa cuando se alcanza el rendimiento máximo autorizado y el crecimiento es, a partir de entonces, exclusivamente de tipo extensivo. Producto: vino de calidad con Denominación de Origen que, al margen del color, puede ser: sin crianza, crianza, reserva o gran reserva, dependiendo del tiempo y forma de envejecimiento. Mercado: se prohíbe la salida de vino a granel (1993) y hay una mayor orientación hacia el mercado exterior con concentración de las ventas en los principales países de destino. Agentes económicos: viticultores no asociados (cosecheros o vendedores de uva), viticultores asociados, almacenistas y criadores en origen y distribuidores en destino. Cambio en la figura del cosechero tradicional con aumento de la figura cosechero-criador y pérdida de protagonismo de la explotación familiar. Disposiciones institucionales: aceptación del modo de producción basado en la calidad y adaptación del Reglamento de la Denominación de Origen Rioja para conseguir la mejora de la calidad, el control del fraude y la garantía a los consumidores, con el objetivo de vender exclusivamente el vino producido y embotellado en el territorio de la denominación. Puesta en marcha del plan de control cuantitativo (añadas mediante contraetiquetas y precintas numeradas y seriadas) y del plan de control de calidad. Denominación de Origen Calificada desde el año 1991. Desde el año 1986 aplicación de la normativa comunitaria vigente en el sector y de los acuerdos comerciales y sobre prácticas enológicas firmados por la Comunidad con terceros países en el marco de la OMC y de forma bilateral. Situación crítica determinante de los cambios: crisis de corta duración por desequilibrio oferta demanda que se refleja en descensos bruscos de los precios en origen y en tensiones en las relaciones interprofesionales. Fuente: elaboración propia

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En la primera de estas etapas (hasta los años centrales del siglo XIX) el régimen económico de funcionamiento del sector vitivinícola riojano se apoya en la demanda del mercado local-regional sin acceso al mercado exterior y su crecimiento se basa en el aumento de la superficie de viñedo (extensivo) y no en el aumento del rendimiento por falta de innovaciones en el modo de producción.

Entre los años centrales del siglo XIX y 1991, a la demanda de un mercado nacional, articulado ya desde la segunda mitad del siglo XIX, hay que añadir la demanda exterior, sobre todo francesa, como consecuencia de la filoxera, con lo que el régimen económico de funcionamiento del sector comienza a tener una mayor influencia del mercado exterior y su crecimiento obedece tanto al aumento de la superficie de viñedo, excepción hecha del periodo de crisis filoxérica, como del rendimiento (intensivo), consecuencia de las innovaciones que se aplican en el sector a partir de la segunda mitad del siglo XIX, tanto en campo como en bodega.

Desde 1991, aún siendo todavía dominante la demanda del mercado interior en la estructura de las ventas, la demanda exterior condiciona el desarrollo del sector y su funcionamiento económico. El crecimiento en esta etapa es exclusivamente de carácter extensivo a partir de la segunda mitad de la década de los noventa, cuando se alcanzan normalmente los niveles máximos permitidos en los rendimientos de producción y elaboración por el Reglamento de la DOCa, y el crecimiento de carácter intensivo no es posible, salvo cambios en las disposiciones institucionales.

Cuadro 3.24 Tipo de crecimiento y orientación comercial

Hasta 1833-62 De 1862 a 1986-91 Desde 1991 Crecimiento Extensivo Extensivo

e intensivo

Extensivo e intensivo hasta 1995 y extensivo desde entonces

Orientación comercial

Mercado local-regional

Mercado nacional dominante e inicio de exportación

Mercado nacional y avance hacia exportación

Los diferentes regímenes económicos de funcionamiento no pueden

explicarse al margen de las disposiciones institucionales existentes en cada momento. El análisis histórico ha puesto de manifiesto su importancia en cada una de las etapas consideradas. Se ha descrito la densa red de reglas, acuerdos y privilegios que protegen la actividad vitivinícola y el comercio durante la Edad Media, la Edad Moderna y parte de la Contemporánea y cómo, estas reglas, se van adaptando a los cambios sociales, políticos y económicos que tienen lugar, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

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4.4 Las disposiciones institucionales Hasta la disolución del antiguo régimen la mayoría de las disposiciones

institucionales tienen carácter local en tanto que sus objetivos prioritarios son defensa de las producciones locales y el control del comercio, de ámbito local-regional. Con los cambios políticos que trae la revolución liberal burguesa se abre un largo periodo, que llega hasta el primer tercio del siglo XX, en el que la pérdida de poder de los municipios para controlar el sector, hace que sea el mercado más que las disposiciones institucionales, el que orienta los cambios que se van a producir durante la segunda mitad del siglo XIX en el funcionamiento económico del sector.

La lucha contra la filoxera primero y después la regulación de la producción y del comercio de los vinos de calidad (Denominación de Origen) en las primeras décadas del siglo XX, abren un periodo en el que las disposiciones institucionales vuelven a cobrar protagonismo, pero ahora no ya vinculadas al poder local sino al poder del Estado y, aunque todavía en estas fechas tímidamente, a compromisos internacionales de producción y de comercio. Las disposiciones institucionales que antes del siglo XIX tenían un marcado carácter municipal en lógica correspondencia con el dominio de los mercados locales-regionales, se han adaptado a los cambios que llegan del mercado, en la medida en que ya se ha articulado el mercado nacional y cobra más importancia la exportación, y tienen ahora un carácter nacional con visos de avanzar hacia lo global.

Desde el comienzo del siglo XX las disposiciones asociadas a las Denominaciones de Origen, van a condicionar el funcionamiento económico del sector en tanto que segmentan la oferta y con ella también la demanda, permitiendo la adopción de dos modos diferentes de producción y de consumo en torno a los que, durante todo el siglo, el sector vitivinícola se irá articulando, tanto a nivel individual (productores) como regional, dando lugar a dos regímenes económicos de funcionamiento identificados cada uno de ellos, con el tipo de vino producido y con las características de la demanda que se quiere abastecer.

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Cuadro 3.25

Evolución de las disposiciones institucionales en la Denominación de Origen Rioja

Hasta 1833-62 Disposiciones institucionales formales de carácter local orientadas al control de la producción y del comercio del vino. Producción y comercio en manos de grandes propietarios y de las redes creadas por los monasterios hasta que, entre los siglos XI y XII, se articula el poder municipal y los concejos pasan a ejercer el control del sector. Los grandes cosecheros, primero a través de los concejos y después de las Juntas de cosecheros, utilizan la restricción del comercio para la defensa de sus intereses en el sector. Convivencia entre grandes y pequeños cosecheros en el denominado “pacto entre desiguales” en el que las relaciones entre sectores están dominadas por los grandes propietarios. Desde el siglo XVIII las Juntas de cosecheros canalizan los intereses de los grupos dominantes en el sector. Libertad de organización de la producción y de comercio con la disolución del Antiguo Régimen. Reformas en el sistema de impuestos que gravan el consumo de vino y mayor orientación del sector hacia el mercado. Desde 1862 hasta 1986-91 La crisis filoxérica anima la intervención pública en el sector tanto para la lucha contra la plaga y la reconstrucción del viñedo filoxerado, como para mejorar los conocimientos en el sector (Estación Enológica de Haro). El fraude en la elaboración y comercio del vino impulsa la demanda de regulación y de protección de la producción regional que encuentra apoyo en los convenios internacionales que se aprueban en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. Se crea la Denominación de Origen Rioja el año 1925 como instrumento para la defensa de los productores frente al fraude y del Consejo Regulador como órgano de gestión de la DO. Definición legal del vino y primera legislación vitivinícola nacional, Estatuto del vino de 1932. Parálisis organizativa del sector durante la guerra civil y los años cuarenta y cincuenta. Se crean las bodegas cooperativas y se configura la estructura actual de producción-elaboración del vino de Rioja: viticultores no asociados (cosecheros o vendedores de uva), viticultores asociados, almacenistas y criadores. Adaptación del Reglamento de la Denominación de Origen Rioja a la Ley nacional del vino de 1970 y debate sobre dos modos diferentes de producción y de consumo: uno basado en la diferenciación por calidad y otro basado en la búsqueda de grandes volúmenes de ventas compitiendo con todo tipo de productos en precios. Inclusión en el Reglamento de la DO del plan de control cuantitativo (añadas mediante contraetiquetas y precintas numeradas y seriadas) y del plan de control de calidad, en los años ochenta como paso previo a la concesión de la Denominación de Origen Calificada el año 1991. Incorporación de España a la CEE el año 1986, con la aplicación de la Organización Común del Mercado del vino y toda la reglamentación comunitaria aplicada en el sector, además de los acuerdos comerciales en la OMC y sobre prácticas enológicas firmados por la CEE con países terceros. Desde 1991 Adaptación del Reglamento de la DOCa a los cambios legislativos que se derivan de las sucesivas reformas de la Organización Común del Mercado del Vino y de la nueva Ley del vino en España en el año 2003. Constitución de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR). Fuente: elaboración propia

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Las disposiciones institucionales en el sector no se pueden desvincular de los grandes intereses sociales y económicos existentes en él y determinan, en cada momento, la actuación de las fuerzas productivas o agentes económicos y de las relaciones interprofesionales. Estos intereses son muy diferentes en cada una de las etapas que se han considerado. Hasta mediados del siglo XIX están marcadas por el dominio de los grandes propietarios y el poder de los municipios y por las relaciones que se establecen entre éstos y los comerciantes y consumidores urbanos. A partir de los cambios en el modo de producción, durante la segunda mitad del siglo XIX, que permiten la desvinculación de los dos negocios que hasta entonces convivían en la figura del cosechero, viticultura por un lado y vinicultura por otro, las relaciones entre viticultores y bodegueros se establecen de forma que aquellos son los proveedores de la materia prima que éstos necesitan para realizar su actividad, desempeñando el precio de la uva y del vino a granel un papel fundamental.

Desde la adopción de la estrategia de diferenciación por calidad que conlleva la DOCa, en la última década del siglo XX, las relaciones interprofesionales en el sector vitivinícola riojano desempeñan un papel principal, adaptando las decisiones para la gestión de la denominación a la estructura plural, con muchos pequeños propietarios y pocos medianos y grandes, existente tanto en el sector vitícola como en el vinícola. Desde las perspectivas del comercio y de la relación con los consumidores, la característica principal es el dominio de los grandes propietarios hasta el siglo XIX, y de las bodegas de crianza desde entonces.

4.5 Los modos de regulación y el desarrollo del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

Como se ha repetido insistentemente, ni el tipo de producto que se

ofrece, ni la relación entre los diferentes agentes económicos, pueden entenderse al margen de las disposiciones institucionales existentes en cada momento. Hasta las décadas centrales del siglo XIX los privilegios reales, los acuerdos municipales y de las Juntas de cosecheros determinan el modo de producción y de comercio y, con ello, el tipo de vino que se oferta y se consume. Todo este entramado de reglas define también la relación entre las diferentes fuerzas productivas, con el dominio, de los intereses de los grandes propietarios. Se configura así un modo de regulación, que estará vigente hasta los años centrales del siglo XIX, caracterizado por un elevado grado de proteccionismo y un funcionamiento económico centrado en los mercados locales que en adelante se denominará “proteccionista con mercado local”.

Los cambios que se producen a partir de la segunda mitad del siglo XIX acaban alumbrando, como se ha visto, un nuevo modo de regulación que se denominará “liberal con mercado nacional” por su clara orientación hacia el mercado interior, a pesar del aumento de la exportación en esos años, y por la pérdida de protagonismo de las disposiciones institucionales en el funcionamiento económico del sector.

La diferenciación entre vinos corrientes y vinos finos o de calidad que se produce durante el siglo XX no hubiera sido posible sin todo el aparato legislativo que se genera a todos los niveles, internacional, nacional y regional. La estrategia de diferenciación adoptada por la DOCa Rioja no puede entenderse al margen del marco legal que le proporcionan los acuerdos de

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comercio internacional firmados por la UE con otros países en la OMC, la regulación comunitaria para el sector recogida en la OCM del vino, la legislación nacional y el Reglamento de la denominación. Todo este entramado institucional se complementa en los primeros años del siglo XXI con la creación de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja y su protagonismo en la toma de decisiones para el funcionamiento económico del sector. Esto, junto a la orientación hacia el mercado exterior que guía el crecimiento del sector en los últimos años, justifica que el actual modo de regulación se denomine aquí, “interprofesional con mercado global”.

En síntesis, hasta el siglo XIX, en un sistema político y económico propio del Antiguo Régimen, conviven en la región diferentes modos de producción (grandes y pequeños propietarios, con capacidad de elaboración y de almacenamiento o sin ella) que producen un único tipo de vino, denominado aquí corriente y desde la segunda mitad el siglo XIX, en el caso de Rioja, pueden observarse dos regímenes económicos de funcionamiento diferentes en función del tipo de producto, uno basado en la producción y el comercio de vinos corrientes y otro basado en la producción y el comercio de vinos finos o criados, con cambios, también en el modo de producción, aún cuando sigan conviviendo propietarios con formas de organización del trabajo diferentes (trabajo familiar y asalariado y distintos tamaños.

Esta evolución no puede disociarse de los cambios que se han producido en el entorno político y económico en el que actúa el sector. La crisis de finales del siglo XIX y principios del XX, que coincide con la filoxera, agrandará la brecha abierta entre estos dos regímenes económicos, en la medida en que determinadas disposiciones institucionales animan la protección de la calidad, definiéndose desde principios del siglo XX, no solo en esta región, sino en todas las zonas vitivinícolas de Europa, dos estrategias económicas diferentes, que marcarán, hasta hoy, la trayectoria seguida por el sector en todas las zonas de producción. De un lado la de los productores de vino corriente, que se verán sometidos a situaciones de precios bajos cuando se producen cosechas abundantes y que no disponen de mecanismos para hacer frente a la sobreproducción y, de otro, los productores de vino fino o criado que tienen mayor capacidad para afrontar estas situaciones críticas y que centran sus demandas en la protección de la calidad como base para articular su estrategia competitiva en el mercado basada en la diferenciación más que en la competencia en precio. No es casual, por ello, que las demandas de los productores de vino corriente se basen, precisamente, en la necesidad de intervenciones públicas que garanticen el mantenimiento de los precios. Durante las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX cada país productor de vino en Europa aplicará una determinada política vitivinícola con el objetivo o bien de reducir los excedentes mediante el control del potencial productivo o bien de eliminarlos a través de medidas de intervención en el mercado, destilaciones principalmente. En España la política vitivinícola, durante estas décadas, esta condicionada por los intereses enfrentados de la industria alcoholera, los viticultores y los vinicultores y la destilación es la vía utilizada para resolver el problema de los excedentes favoreciendo con ello los intereses de la industria alcoholera y de licores. Desde los años setenta estas demandas encontrarán respuesta en las medidas de regulación del mercado contempladas en las sucesivas Organizaciones Comunes de Mercado para los vinos de mesa.

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Cuadro 3.26 La regulación del sector vitivinícola en Rioja: los regímenes económicos de funcionamiento y su articulación con las disposiciones institucionales

Desde la perspectiva de:

Nivel Hasta 1833-62 Modo de regulación proteccionista

con mercado local

Desde 1862 hasta 1986-91 Modo de regulación liberal

con mercado nacional

Desde 1991 Modo de regulación interprofesional

con mercado global Producto Producción

Comercio

Vino corriente

Vino corriente

Vino corriente Vino criado Vino corriente Vino criado

Vino de calidad (VCPRD) : joven, crianza, reserva y gran reserva Vino de calidad (VCPRD) : joven, crianza, reserva y gran reserva

Agentes económicos y relaciones interprofesionales

Producción

Comercio

Dominio de grandes propietarios-cosecheros (señores)

Local-regional sin posibilidad de exportación sostenida

Aparece el negocio vinícola con nuevos agentes económicos, almacenistas y criadores, que se suman a cosecheros tradicionales y viticultores sin medios para la elaboración. El vino corriente en el mercado local-regional El vino fino o criado mayoritariamente se exporta

Vitivinicultura profesional. Viticultores en modelo dual (muchos pequeños a tiempo parcial y pocos medianos y grandes profesionalizados). Bodegas con estructura dual (muchas pequeñas y medianas y pocas grandes) Interés regional por la economía del sector.

Dominio de las bodegas de crianza

Disposiciones institucionales

Producción

Comercio

Privilegios reales, acuerdos municipales y juntas de cosecheros.

Poder político y redes monásticas hasta la edad moderna y después acuerdos municipales, Juntas de cosecheros y sociedades de amigos del país

Ley de 16 de mayo de 1902 sobre Propiedad Industrial y Comercial. Ley de 29 de abril de 1926 del vino y de los alcoholes. Decreto de 18 de abril de 1932 Estatuto del vino, elevado a Ley el 26 de mayo de 1933, y que define en su artículo 30 la denominación de origen. Real Decreto de 22 de octubre de 1926 por el que se crea el Consejo Regulador. Ley 25 de 20 de noviembre de 1970, Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes. Sindicatos de viticultores y asociaciones de almacenistas y exportadores. Asociación de Exportadores de vino de Rioja. Acuerdos comerciales entre España y otros países

OCM del vino en la UE, Ley 24/2003 de España y Reglamento de la DOCa Rioja de 3 de abril de 1991 Acuerdos interprofesionales. Organizaciones Profesionales Agrarias, Federación de Cooperativas y Asociaciones de empresas vínicas.

Asociaciones de criadores y exportadores. Acuerdos de comercio internacional (OMC)

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En el caso de la DOCa Rioja toda la trayectoria seguida por el sector durante el siglo XX no es sino el fiel reflejo de la articulación primero y la consolidación después (años ochenta) de una estrategia basada en la diferenciación por calidad. En cada situación crítica vivida por el sector se encuentran disposiciones institucionales nuevas que orientan la dirección a seguir en esta estrategia. El modo de regulación actual en la DOCa Rioja es el resultado de la evolución del sector desde la antigüedad y así se pone de manifiesto cuando se analizan, en cada una de las etapas consideradas, los medios utilizados para el control de los precios, de los ingresos y de la competencia y las consecuencias que de su aplicación se derivan.

Cuadro 3.27 Efectos del modo de regulación para los vinos de Rioja hasta 1833-62

Modo de regulación proteccionista con mercado local Objetivos Medios Consecuencias

Control de precios Privilegios reales; acuerdos municipales; juntas de cosecheros

Eliminación de la competencia

Control de los ingresos Regulación de labores, salarios y precios

Eliminación de la competencia y consolidación de la estructura dominante (grandes propietarios-señores)

Control de la competencia Rechazo de las innovaciones y de la diferenciación del producto. Pacto entre desiguales dominado por los grandes propietarios.

Limitación al crecimiento de la producción de tipo intensivo, y a la expansión comercial

Fuente: elaboración propia

Cuadro 3.28 Efectos del modo de regulación para los vinos de Rioja

desde 1862 hasta 1986-91 Modo de regulación liberal con mercado nacional

Objetivos Medios Consecuencias Control de precios Dominio de las bodegas en las

relaciones interprofesionales, entrada de vino de otras regiones y desde 1970 política de plantaciones

Fraude y tensiones interprofesionales

Control de los ingresos Aumento de la capacidad de crianza y control del vino embotellado

Tímidos avances en el control del fraude

Control de la competencia Internamente luchas por el control del Consejo Regulador y en los mercados venta de vino procedente de otras regiones

Fraude y tensiones interprofesionales

Fuente: elaboración propia

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Cuadro 3.29 Efectos del modo de regulación para los vinos de Rioja desde 1991

Modo de regulación interprofesional con mercado global Objetivos Medios Consecuencias

Control de precios Política de plantaciones, fijación del rendimiento y control cuantitativo de la oferta (añadas con contraetiquetas numeradas)

Limitación del crecimiento y de la oferta con efecto sobre los precios

Control de ingresos Control cualitativo (analítica y cata por lotes homogéneos) para diferenciación del producto y segmentación de la oferta por crianza.

Caracterización del producto tipo de Rioja y control del fraude como base para diferenciación de los vinos corrientes en precio (mayor)

Control de la competencia

Barreras de entrada en el sector (prohibición de plantaciones y valor del derecho de plantación)

Freno al crecimiento

Fuente: elaboración propia La convivencia de dos regímenes económicos de funcionamiento

diferentes en el sector vitivinícola europeo permite también la convivencia de disposiciones institucionales formales diferentes y de organización específicas del sector. Así, en el caso de la DOCa Rioja la orientación de la producción hacia el vino de calidad, seguida desde los años ochenta del siglo XX, no hubiera sido posible sin un control cuantitativo y cualitativo de la producción, que impone fuertes restricciones al crecimiento y a la entrada en el sector. La imposición de estas restricciones requiere a su vez o de la existencia de una mayoría suficiente para imponerlas al conjunto del sector o de un marco estable de relaciones interprofesionales que conjugue los diferentes intereses existentes y encuentre el denominador común para el acuerdo.

Por último, en el modelo de análisis que se ha aplicado, ha demostrado su utilidad para identificar el modo de regulación existente en cada momento en el sector vitivinícola riojano y, además, ha permitido validar la hipótesis de que los factores determinantes del funcionamiento económico del sector y, en consecuencia, del modelo de desarrollo vitivinícola, son:

1. Espacio geográfico que delimita la DOCa como agrupación de

términos municipales 2. Determinantes de la producción y del crecimiento 3. Tipo de producto 4. Agentes económicos que participan en cada fase de la cadena

producción-elaboración-comercialización 5. Mercado 6. Disposiciones institucionales

El análisis histórico realizado permite observar la evolución que ha

seguido el sector en el espacio hoy delimitado por la DOCa Rioja desde la perspectiva de cada uno de estos factores determinantes del modo de regulación existente en cada momento.

Capítulo III La Historia cuenta

249

Cuadro 3.30

Características de los factores determinantes del modo de regulación y del modelo de desarrollo del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

Hasta 1833-62Modo de regulación proteccionista con

mercado local

1862 – 1986-91Modo de regulación liberal con mercado

nacional

Desde 1991 Modo de regulación

interprofesional con mercado global

1 Espacio de producción

Sin delimitar Bases para delimitación (Denominación de Origen)

Delimitado por disposición institucional formal (Reglamento DOCa Rioja) con mapa de aptitud vitícola y exclusividad de producción de vino con IG

2 Determinantes de la producción y del crecimiento

Ambientales, tecnológicos e institucionales Crecimiento extensivo por limitación tecnológica

Ambientales Crecimiento extensivo e intensivo

Ambientales e institucionales Crecimiento extensivo por limitación institucional

3 Tipo de producto Vino corriente Vino corriente y vino fino

Vino de calidad joven y criado

4 Agentes económicos

Cosechero-propietario Cosechero, viticultor no asociado, cooperativista, almacenista y criador.

Cosechero, viticultor no asociado, cooperativista, almacenista y criador, con cambio en la figura del cosechero y en el modo de producción basado en la explotación familiar que tiende a desaparecer

5 Mercado Local-regional Nacional poca exportación

Nacional con orientación a exportación

6 Disposiciones institucionales

Hasta la edad moderna basadas en redes de poder político y/o religioso (monásticas) y después control municipal de producción y de comercio

Mercado y disposiciones legislativas nacionales y de la Denominación de Origen.

Mercado, disposiciones legislativas internacionales (Organización Común del Mercado, Organización Mundial de Comercio, acuerdos bilaterales...) legislación nacional, Reglamento DOCa y Acuerdo Interprofesional

Fuente: elaboración propia

El modelo de desarrollo que sigue el sector vitivinícola en cada una de las etapas que se identifican con estos modos de regulación, tal y como aquí se ha mostrado no esta al margen de las características del entorno en el que actúa, ni tampoco al margen del marco institucional supranacional y nacional que determina su funcionamiento, pero presenta, como se ha visto, algunos rasgos que permiten observar diferencias con el desarrollo del sector en otras zonas vitivinícolas. Estas diferencias que se van consolidando durante todo el siglo XX y que, tienen que ver, sobre todo, con el tipo de producto y la estrategia competitiva del sector acabarán de concretarse con el paso de DO a DOCa (la venta de vino exclusivamente embotellado y el envecemiento en barrica, son algunos ejemplos que conviene recordar). La incorporación a la Denominación de Origen del atributo de “Calificada” es el resultado de una decisión voluntaria del sector vitivinícola riojano; con ella elavan a la categoría de norma de obligado cumplimiento la definición de su modelo de desarrollo en un escenario global en el que, aparentemente no hay demasiado margen para la definición de modelos particulares que se apartan del marco general que marca la competencia en el mercado y las disposiciones institucionales supranacionales.

Capítulo III La Historia cuenta

250

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

251

“Lo peor, en lo peor, es esperar lo peor” Filosofía malausseniana

Daniel Penac

La pequeña vendedora de prosa

“Nos interesa mucho destacar que se trata precisamente de eso, de conjeturas

o prospecciones sobre el futuro probable de esas relaciones entre políticas y mercados,

pues una predicción exacta debe ser descartada, debido al propio entorno general de incertidumbre…”

Xosé Carlos Arias y Antón Costas

La torre de la arrogancia. Políticas y mercados después de la tormenta. Página 19

Capítulo cuarto Factores de cambio en el modo de regulación actual en la DOCa Rioja Introducción

El análisis realizado en el capítulo anterior ha puesto de manifiesto que el modo de regulación existente actualmente en la DOCa Rioja, es el resultado, de la consolidación de sus rasgos básicos a lo largo de la Historia y de la acción de varios factores que, en los años setenta y ochenta, impulsaron cambios en las disposiciones institucionales y en el modo de producción que determina el funcionamiento económico del sector. Se han identificado factores externos, como la entrada de España en las Comunidades Europeas, y factores internos derivados de las respuestas que los diferentes agentes económicos que actúan en el sector dan ante determinadas situaciones críticas, en particular, la que se produce durante los años setenta, cuando se enfrentan dos formas diferentes de entender el funcionamiento económico del sector en la región. Estas diferencias se manifiestan en la orientación productiva del sector, en unos casos hacia vinos corrientes, sin restricciones por disposiciones institucionales, y en otros hacia vinos criados, aceptando las limitaciones necesarias para la obtención de vinos de calidad. Dos posiciones que conviven desde que, en los años centrales del siglo XIX, se segmentó la oferta al producirse vinos finos o criados, además de los vinos corrientes.

Las decisiones adoptadas por el sector se concretarán en los cambios necesarios en las disposiciones institucionales para pasar de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada el año 1991 y con ello a un nuevo modo de regulación caracterizado por:

1. Delimitación cartográfica de un espacio de producción que se

corresponde con los terrenos que se consideran aptos para producir vino amparado por la DOCa, en los municipios incluidos en el Reglamento de la denominación.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

252

2. Oferta controlada por la existencia de derechos de plantación y rendimientos máximos en la producción y en la elaboración.

3. Producción exclusiva de vino de calidad pero que mantiene la dualidad al ofertar vino joven y vino criado.

4. Pluralidad de modos de producción que se manifiesta en el mercado de materia prima en el que se intercambia uva y vino y en el que conviven viticultores no elaboradores que venden su producción en uva, cosecheros y cooperativistas que operan en el mercado de uva y de vino, y compradores que pueden ser almacenistas o criadores.

5. Prohibición de entrada de uvas, mostos y vinos de otras procedencias en las instalaciones en las que se elabora, almacena, cría y embotella el vino de la DOCa.

6. Salida del vino al mercado exclusivamente embotellado desde las bodegas inscritas y ubicadas en la zona delimitada una vez superados un control cualitativo y un control cuantitativo basado en añadas con contraetiquetas y precintas numeradas y seriadas.

7. Restricciones para los procesos de envejecimiento que lo limitan a la crianza en barrica de roble de 225 litros de capacidad, sin posibilidad del uso de otros procedimientos autorizados por la legislación nacional y comunitaria.

8. Orientación hacia el mercado exterior aún cuando todavía siga siendo mayoritaria la demanda del mercado interior.

En el actual modo de regulación existente en la DOCa, la política de

plantaciones y el control del rendimiento condicionan el crecimiento de la producción y con ello, los precios de la materia prima, uva y vino. La existencia de derechos de plantación, además de actuar como factor limitante del crecimiento de tipo extensivo, es también un mecanismo de control de la competencia, al dar valor al derecho de plantación y con ello imponer barreras de entrada. El control del potencial productivo no ha impedido el crecimiento de la producción que, hasta la segunda mitad de los años noventa, ha sido consecuencia, tanto del aumento de la superficie de viñedo, como del rendimiento, obedeciendo desde entonces, exclusivamente, al comportamiento de la superficie, una vez que los rendimientos normalmente alcanzan los máximos permitidos.

Las restricciones impuestas por el marco normativo y que definen el modo de producción del sector en la DOCa Rioja, condicionan su capacidad competitiva en un mercado global en el que se enfrentan formas muy diferentes de entender la producción y la relación con los consumidores. Con el aumento de la competencia, se generan situaciones críticas en las que unos productores desplazan a otros del mercado, y se definen factores de cambio que tienen que ver con el mayor o menor grado de regulación existente en el sector y con su funcionamiento económico.

El análisis realizado de la evolución del sector vitivinícola en la DOCa Rioja ha puesto de manifiesto que los cambios más significativos producidos en el sector durante los últimos siglos obedecen a shocks externos, a la pugna entre diferentes maneras de enfrentarse a ellos y a la insuficiencia del régimen económico de funcionamiento vigente para dar una respuesta eficaz a los requerimientos impuestos por el nuevo escenario. Esta es la situación a la que hoy se enfrenta el sector vitivinícola en la DOCa Rioja. De manera progresiva

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

253

en las tres últimas décadas la estructura mundial del sector vitivinícola ha experimentado un cambio radical, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda, con tres rasgos distintivos fundamentales: progresiva internacionalización, aumento de la competencia y peso creciente en el comercio de los productores que actúan bajo una forma de entender el sector mucho menos regulada que la que se fue imponiendo desde finales del siglo XIX en los países tradicionalmente productores, donde se enmarca la DOCa Rioja.

En este escenario cambiante, parece discutible que las disposiciones institucionales que determinan el funcionamiento económico del sector en la DOCa Rioja y su adaptación a los cambios que se están produciendo sean óptimas. Prueba de ello son las tensiones a que esta sometido el modo de regulación actual y que se reflejan, entre otras variables, en la caída de las ventas de vino de Rioja en determinados momentos, como ocurrió en 2008 y 2009, en el ajuste de los precios de la materia prima y en el impacto desigual de la crisis en los diferentes agentes económicos. Todo ello acaba provocando la ruptura de acuerdos y desequilibrios en las relaciones interprofesionales. Las tres crisis de corta duración que han afectado al sector vitivinícola riojano, enmarcadas en el ciclo largo de crecimiento coincidente con el actual modo de regulación, aunque obedecen a factores explicativos diferentes, aportan elementos de interés para profundizar en este análisis. Resulta especialmente ilustrativa la que se inicia el año 2008 y que es preciso enmarcar en un escenario de crisis global.

El descenso de los precios de la uva y del vino en el mercado en origen a partir del año 2008, está definiendo un nuevo escenario en el que se han desequilibrado las relaciones interprofesionales y en el que se producen alianzas entre los diferentes agentes económicos entorno a propuestas concretas que, si prosperan, pueden impulsar cambios en las disposiciones institucionales y en el régimen económico de funcionamiento, que acabarían alumbrando un nuevo modo de regulación.

El objetivo de este capítulo es identificar los factores de cambio que tensionan el modo de regulación de la DOCa Rioja, a partir de las características del entorno económico y del análisis de la evolución del marco institucional, del funcionamiento del mercado mundial del vino, y de las propuestas y actuaciones que las organizaciones de la DOCa Rioja están articulando para dar respuesta a la situación por la que atraviesa el sector.

El contenido se ha estructurado en cuatro apartados. En el primero se describe el entorno económico internacional que permite contextualizar la situación actual del sector y los factores de cambio. El segundo apartado se dedica a analizar las disposiciones institucionales que condicionan el funcionamiento económico del sector y la evolución del mercado mundial del vino subrayando los elementos relevantes diseñados para la consecución de los objetivos que dichas disposiciones persiguen. En el tercero se analizan las situaciones críticas que han afectado al sector en las últimas décadas y las tensiones generadas que ponen a prueba tanto el funcionamiento económico de la denominación como las disposiciones institucionales que lo determinan. Por último, se recogen los factores de cambio identificados a partir del análisis realizado en cada uno de los apartados anteriores y se someten a la reflexión y opinión de una muestra de agentes económicos que actúan en la DOCa para valorar el impacto que pueden tener sobre el actual modo de regulación.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

254

1 Entorno económico internacional en el que actúa el sector vitivinícola

La crisis económica y financiera iniciada en 2007 monopoliza en la actualidad el debate económico. La dimensión global de la misma, su complejidad, los efectos que está ocasionando, primero en el ámbito financiero y mas adelante en la producción, el comercio y el empleo, el hecho de estar poniendo en tela de juicio las bases reguladoras del sistema económico, y la dificultad, tanto en la explicación académica de la misma, como en la adopción de medidas de política económica eficaces, son los principales motivos que justifican la atención prioritaria que está recibiendo en todas las esferas, sean políticas, académicas o sociales, y la preocupación que provoca entre los ciudadanos412.

La sociedad se encuentra hoy en el que, posiblemente, sea un punto de inflexión en las relaciones económicas internacionales. Los problemas financieros y económicos interactúan en proceso perverso en el que las dificultades en un ámbito limitan las posibilidades de recuperación del otro. Mientras el epicentro se situó en un principio en Estados Unidos, a partir de 2010 será la Unión Europea y las turbulencias generadas por el crecimiento del los déficits públicos y las dificultades de colocación de deuda soberana en muchos de los países de la Zona Euro, la que está cambiando las expectativas de recuperación a nivel mundial, a la vez que pone en entredicho los principales pilares en los que se sustenta la unión monetaria y la propia Unión Europea.413

Los retos abiertos ante la magnitud de los problemas ocasionados por la crisis, discurren en paralelo a otros iniciados antes y en riesgo de verse relegados a un segundo plano y, a la vez, compiten con nuevos desafíos cuya respuesta no se podrá postergar. De los procesos que habían arrancado al comenzar el nuevo siglo, algunos parecen anclados en un segundo plano que no encuentra acomodo en las agendas políticas. Uno, de indiscutible importancia, era la Ronda negociadora iniciada en el seno de la Organización Mundial del Comercio, bajo el lema Comercio y Desarrollo, y de la que hoy apenas se habla, a pesar del riesgo proteccionista que acompaña a la crisis. Por otro lado, en paralelo a un inevitable camino hacia la definición de un nuevo orden económico internacional, deberá revisarse el papel que han de jugar las nuevas economías emergentes, en un escenario global de toma de decisiones. A pesar de la poca disposición de las tradicionales potencias hegemónicas a ceder poder de decisión, no parece que pueda avanzarse en la propuesta de reglas y soluciones, sin contar con países cuya dimensión se ve reforzada por la circunstancia de ser acreedores en un mundo con desequilibrios financieros, que requerirá de su connivencia frente a aquellos, Estados Unidos entre otros, que no pueden olvidar su posición deudora. Será difícil explicar, en este caso, la inacción que sufre la Ronda de Doha, dado que

412 Para un análisis general de las causas de la crisis puede consultarse, De la Dehesa, 2009. Roubini et al., 2010 y Cassidy, 2010. Este último se centra en los factores financieros. Una perspectiva complementaria puede encontrarse en Reinhart et al., 2010a y 2010b, donde se revisan diversos episodios de crisis financieras incidiendo en sus similitudes y diferencias. 413 En http://ec.europa.eu/economy-finance/eu pueden consultarse informes y estudios sobre la situación económica en la Unión Europea con especial referencia al impacto de la crisis (European Economic Forecast. Autumn 2011. European Economy 6/2011, provisional version)

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

255

precisamente ha sido la falta de gobierno supranacional uno de los factores responsables de los problemas actuales.

El sector vitivinícola, en particular el amparado por la DOCa Rioja, no es ajeno a estas circunstancias, y el impacto de la crisis se manifiesta, una vez más, en propuestas de cambio y en tensiones entre los grupos con los se identifican las diferentes maneras de entender el producto, el proceso de producción y de comercialización, que es preciso analizar con una perspectiva temporal más amplia. La estructura económica del sector a nivel internacional, que será analizada en el próximo apartado, adquiere su configuración actual a resultas de los cambios que se producen en los últimos treinta años. Aunque, no es posible analizar en unas páginas los fundamentos de la economía internacional desde los años ochenta hasta la actualidad414, resulta necesario considerar aquellas características que, han influido en una composición de la oferta y la demanda muy diferente de la que había prevalecido en periodos anteriores. Los principales factores que han resultado esenciales en este proceso son:

a) Globalización económica b) Influencia de las nuevas tecnologías de la información y las

comunicaciones c) Irrupción de nuevos países en el escenario económico internacional d) Reducción de las barreras comerciales en el ámbito agrario e) Progresiva liberalización de la política agrícola en los países

avanzados que tradicionalmente han contado con mecanismos más proteccionistas, en particular en la Unión Europea

f) En un ámbito más local, la reducción de los costes de transacción unidos a la puesta en marcha del Mercado Único europeo, y más delante a la Unión Monetaria.

g) Importancia creciente de los tipos de cambio 1.1 Globalización económica

El diccionario de la Real Academia de la Lengua española define la globalización como “la tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”. Sorprende la dimensión exclusivamente económica de dicha

414 No puede ignorarse la magnitud de los cambios que se van a producir a partir de la crisis de los años setenta y que constituyen el armazón de las políticas económicas de muchos países durante las décadas siguientes imponiendo “una nueva perspectiva de lo que se requiere para el desarrollo” (Krugman, 1999). Esta nueva perspectiva se conoce como “consenso de Washington” y fue aceptada por las grandes instituciones financieras internacionales, la banca y los gobiernos de algunos de los países más ricos del mundo. “La idea es que la virtud victoriana en política económica –mercados libres y moneda sólida– es la clave del desarrollo económico. Liberalicen el comercio, privaticen las empresas estatales, equilibren el presupuesto, fijen el tipo de cambio y se habrán establecido las bases del despegue económico; busquen un país que haya hecho estas cosas y en él cabrá esperar, con toda confianza, pingües beneficios de las inversiones” (Krugman, 1999:151). Estas ideas o principios fundamentales que inspiraron a finales de 1989 el consenso de Washington acabaron por establecer un marco rígido de doctrina económica a exigir a los países en desarrollo durante la década de los noventa, resumida en estos “diez mandamientos”: Disciplina fiscal, reordenamiento de las prioridades del gasto público, reforma Impositiva, liberalización de las tasas de interés, una tasa de cambio competitiva, liberalización del comercio internacional (trade liberalization), liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas, privatización, desregulación y derechos de propiedad.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

256

definición, no obstante, en la práctica, implica un reconocimiento explícito del ámbito, el económico, en el que la idea de globalización alcanza su máxima expresión. De hecho es, por ejemplo, la gran asimetría entre el avance en la globalización económica respecto a la globalización política, uno de los elementos en los que se basa la compleja situación económica que se vive en la actualidad.

La evidencias del carácter global de la economía son indiscutibles: el crecimiento del comercio internacional, la presencia creciente de multinacionales, la fragmentación de los procesos de producción, la rapidez con la que se transmiten los problemas económicos y financieros (la actual crisis económica es una manifestación clara de ello) son sólo algunos ejemplos del las consecuencias de la globalización415. Todos ellos se convierten a su vez en factores aceleradores que se suman a aquellos que hacen posible este proceso: los acuerdo políticos que han permitido la reducción de las barreras al comercio, a la libre circulación de capitales y a la inversión directa, los avances en el transporte o las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, son los principales exponentes (Tugores, 2010). Se han llevado a cabo numerosos estudios con el propósito de conocer las causas y consecuencias de este proceso, y sus cambios a lo largo de la historia.416

Al considerar la idea de globalización en la descripción del escenario económico internacional es preciso tener dos matices presentes, primero el hecho de que no se trata de un fenómeno actual y, segundo, su avance asimétrico.

A mediados del siglo XIX cabía hablar de un elevado nivel de globalización económica, tanto en el movimiento de mercancías417, como de capitales o de personas (Obsfelt et al., 2004). En aquel momento, actuaron como factores aceleradores los avances en los transportes (ferrocarril) y las comunicaciones (telégrafo). Dos diferencias con la situación actual tienen que ver con el mayor grado de movilidad de personas que había hace un siglo y, sobre todo, con que, en aquel momento, no existía el pacto social que se tradujera en el estado del bienestar y las políticas macroeconómicas actuales. Desde entonces, ha habido avances y retrocesos en el nivel de globalización, se paraliza entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial y toma un claro impulso con el Orden Económico Internacional establecido tras la Segunda

415 Un análisis completo de este proceso lo realiza Guillermo de la Dehesa Romero (2007). En esta nueva edición de Comprender la globalización, actualizada y muy ampliada, el autor intenta explicar en qué consiste el proceso de globalización creciente de la economía mundial y qué efectos está teniendo en el ámbito económico, político e incluso cultural. Cómo afecta a Estados, gobiernos, empresas y grupos humanos en general, y a España en particular. Para el autor, la globalización es positiva en cuanto que representa un importante progreso para la economía mundial, aumentando su eficiencia y su potencial de crecimiento. Pero como todo cambio profundo, puede plantear problemas de equidad ya que habrá personas y países que no saldrán beneficiados o que se quedarán descolgados de dicho proceso. Para conseguir que la globalización tenga un amplio apoyo, habrá que evitar que haya perdedores netos y ayudarles a que mejoren y superen su situación. El libro está escrito, como es ya habitual en el autor, de forma sencilla y clara para que pueda ser comprendido por un lector no experto en economía, sin por ello restarle rigor y profundidad en el análisis. 416 Feenestra et al. (2008) ofrece una buena síntesis. El Banco Mundial dedicó su informe de Global Economic Perspects de 2005 a analizar la incidencia del comercio sobre el desarrollo (Trade, Regionalism a Development). En un ámbito más particular destacan las análisis orientado a analizar el impacto de la puesta en marcha de una Unión Aduanera, y del mercado único en el ámbito de la UE, un buen ejemplo en este sentido es el trabajo de Allen et al., (1998). 417 Su impacto en el sector vitivinícolas se ha analizado en el capítulo anterior

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

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Guerra Mundial418 (Robbie, 2005)419. Lo que sí es característico de las últimas décadas es la gran aceleración que experimenta el proceso de globalización económica gracias a los avances en las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Más adelante se tratará este punto.

El segundo matiz, las asimetrías de la globalización, se hacen evidentes cuando la globalización se analiza bajo tres perspectivas. Una es la relacionada con las diferencias en el avance de este proceso según el tipo de mercado, nada tendrá que ver el financiero, con los mercados agrarios (en el apartado d) y e) se desarrolla esta cuestión); otra, la que emerge cuando se revisan las amenazas y oportunidades que se abren en una economía global según el país, o el tipo de empresa para el que se particularice el análisis, y la tercera, en realidad muy relacionada con las anteriores, que se detecta cuando se revisa el reparto de costes y beneficios asociados a la ampliación del tamaño de los mercados, ejercicio esté que se ha hecho con frecuencia para el caso del comercio internacional. Cabria añadir una cuarta perspectiva, a la que ya se ha aludido al comenzar este apartado, y es la gran diferencia entre el avance en la globalización económica y política, con las implicaciones que ello tiene en términos de problemas de regulación,420 en la posibilidad de corregir los fallos de los mercados globales y en la ausencia de soluciones eficaces y sostenibles frente a problemas planetarios, dos históricos tendrán que ver con la pobreza y los recursos medioambientales. Los problemas que subyacen al crecimiento del precio de los alimentos es un buen ejemplo para entender las asimetrías y problemas detectados.

El sector vitivinícola cambiará su estructura internacional en un momento de aceleración del proceso de globalización, de cambios en la tradicional excepción regulatoria que había acompañado a los mercados agrarios y con las oportunidades de organización y comercialización que acompañan a las nuevas tecnologías. 1.2 Influencia de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones

Las grandes transformaciones tecnológicas, de las que internet es el símbolo principal, han impulsado la tendencia hacia la mundialización y la internacionalización de la economía, a la que no escapa ninguna región del planeta (Alonso, 2010). Los cambios que ha provocado son notables, además de ser el principal factor acelerador de la globalización en las últimas décadas, especialmente en el ámbito financiero, permite a las empresas planificar y

418 El que se denominaba entonces Nuevo Orden Económico Internacional se asentó en tres pilares institucionales el Banco Mundial, el GATT y el Fondo Monetario Internacional. 419 Robbie Robertson hace una reinterpretación de la historia de la humanidad como un proceso de globalización creciente, que se ha acelerado en los últimos cinco siglos. Cada una de ellas ha cambiado el contexto en el que viven los humanos y la forma en que se ven a sí mismos y al mundo. En concreto, ha hecho posible el desarrollo de una conciencia global. Pero todavía es una conciencia débil y vulnerable y para entender la importancia de una conciencia global hay que contextualizar la globalización históricamente. Y eso es lo que hace el autor de este libro. Sobre todo conocer qué problemas internacionales, guerras o crisis económicas ha provocado cada ola de globalización y aprender las lecciones de la historia para analizar si la actual ola de globalización podría conducir en la misma dirección. 420 El equilibrio en la relación entre poder político y poder de los mercados financieros que es considerado por algunos economistas como condición necesaria para un crecimiento estable y duradero y una distribución virtuosa de sus frutos se rompió a partir de los años ochenta coincidiendo con el proceso de globalización y desregulación (Arias et al., 2011:10-11).

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

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producir de manera más eficiente y da nuevas oportunidades a sus estrategias de negocio421. Las nuevas tecnologías permiten que la ejecución de tareas aisladas se haga de manera más eficiente, proporciona nuevos medios de comunicación entre las personas, y aporta tecnologías que las empresas usan para reestructurar las interacciones entre grupos de empleados o con terceras partes. Estas aplicaciones convierten a las TIC en uno de los elementos que ha contribuido al fenómeno de la multilocalización de empresas422 que es otro de los rasgos que caracteriza hoy a la economía internacional, facilitando la fragmentación de los procesos de producción y facilitando la gestión de estructuras empresariales cada vez más complejas. Diversos trabajos describen las aplicaciones que las tecnologías de la información tiene para la empresa (Sánchez, 2005, McAfee, 2006, Torrent i Sellens et al., 2010).

Las implicaciones en el ámbito empresarial son notables: Cada actividad requiere crear, procesar y comunicar información y

las TIC pueden cohesionar dichas actividades haciendo que la información en tiempo real esté disponible dentro y fuera de la empresa

La competencia en Internet permite que empresas muy pequeñas amenacen a las grandes en casi cualquier sector

Las TIC (Internet muy especialmente) rompen barreras físicas y cohesionan grupos geográficamente alejados

Posibilitan la eliminación de barreras y el trabajo en equipo, facilitando la comunicación

Abarata la distribución de determinados activos Permite almacenamiento y acceso a la información en cualquier

momento Produce un mejor balance de la información en los mercados

(comparar ofertas, precios, …) En particular en el sector vitivinícola las soluciones tecnológicas abarcan

desde el campo hasta la distribución, pasando por la bodega, la gestión y organización de la empresa vitivinícola423.

421 Son innumerables los documentos dedicados sus implicaciones económicas, dos ejemplos: la revista Economistas, en 2009, dedica el número 121 completo a la oportunidades que ofrecen las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), y el número 370 de la revista Economía Industrial, está orientado a analizar Las TIC y el entorno económico y empresarial. 422 La multilocalización industrial es un fenómeno vinculado a diferentes factores: a la posibilidad de separar las distintas fases del proceso de producción de una empresa, a la creciente libertad para ubicar cada una de estas fases allí donde encuentren más ventajas competitivas, al incremento de la estandarización de los procesos de producción, al desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones que, entre otras ventajas, ofrecen posibilidades de gestionar de manera eficaz estructuras empresariales más complejas, (Myro et al., 2004). 423 Dentro de los objetivos del documento ‘Estrategia para el Vino en España 2007-2010’ del MARM, el objetivo estratégico 1.61 está explícitamente dedicado a las TIC en el sector, con objeto de “propiciar el uso de las nuevas tecnologías para mejorar la intercomunicación”. Las principales líneas de actuación son: Facilitar el acceso a las TIC de los operadores comprometidos con la competitividad vitivinícola; Seleccionar información relevante para los operadores (específicamente bajo arquitectura TIC) y Fomentar la interacción electrónica entre los operadores.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

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Cuadro 4.1 Soluciones TIC en el sector vitivinícola Proceso Tareas Soluciones

Viticultura (producción de uva)

Gestión de labores, tratamientos, operarios, plagas, abonados, etc. Control de meteorología. Riego. Seguimiento de estados fenológicos y de maduración. Optimización de tiempos maquinaria. Gestión de vendimia. Trazabilidad

Aplicaciones gestión campo. Sensores de campo. Tecnología o Soluciones GPS. Tecnología y soluciones GIS. Tecnología y soluciones RFID

Elaboración y crianza Control de parámetros en los procesos de elaboración y crianza. Control predictivo. Control climático. Trazabilidad del vino, control de contraetiquetas. Gestión de bodega, materias auxiliares, proveedores. Enlace con procesos de campo y almacén. Programación y gestión de embotellados. Gestión de lotes

Sensores generales y específicos. Aplicaciones específicas bodega. Autómatas programables y robotización del embotellado. Soluciones SCM y ERP. Tecnología y Soluciones RFID. soluciones GIS. Tecnología y Soluciones RFID

Comercialización y distribución

Estrategias de venta. Análisis área comercial objetivo. Posicionamiento en segmento/perfil consumidor. Imagen marca, campañas de publicidad. Acceso a clientes. Seguimiento de lotes en distribución y puntos de venta

Soluciones CRM. Comercio electrónico/Página Web. Business Intelligence. Pick and put to Light. Tecnología y soluciones RFID.

GPS son las siglas de Global Positioning System, sistema de posicionamiento global GIS son las siglas de Geographic Information System. Sistema de información geográfica. RFID son las siglas de Radio Frequency IDentification o identificación por radiofrecuencia. SCM (Supply Chain Management ) o Gestión de la cadena de suministro. ERP (Enterprise Resource Planning) o Sistemas de Planificación de Recursos Empresariales. CRM (Customer Relationship Management) o Software para la Administración de la Relación con los Clientes. Fuente: elaboración propia a partir de: Libro Blanco de las TIC en el sector vitivinícola, Junta de Castilla y León.

1.3 Irrupción de nuevos países en el escenario económico internacional

Las economías emergentes se han convertido en protagonistas a nivel global en los años recientes, han avanzado posiciones de manera acelerada en los ranking de las principales variables económicas (exportaciones, importaciones e inversión extranjera, entre otras), lideran el crecimiento económico mundial, especialmente en la actual crisis económica, cuyo impacto tiene poco que ver con el que sufren los países desarrollados, acumulan un volumen de reservas internacionales que les da un papel clave en la evolución de los tipos de cambio y en la respuesta a las necesidades de financiación de muchos países desarrollados (García et al., 2011).

No existe una única definición para delimitar este bloque de países, al combinar la recogida en el Informe de Economías Emergentes de 2008 del Center for Knowledge Societies, con la del FTSE Group, la de Dow Jones y la del MSCI obtenemos una lista de 45 países de características muy diversas que tienen en común una actividad social o de negocios en rápido crecimiento e industrialización. Pero al incorporar la relevancia de los países en la economía internacional destaca el denominado grupo aglutinado bajo el

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término BRIC en referencia a Brasil, Rusia, China e India 424. Este grupo ocupa una cuarta parte de la superficie terrestre, más del 40 por ciento de la población y la previsión es que, en unas décadas, se convertirán en las economías más relevantes del mundo, protagonizando un cambio en el poder económico y político global. Un documento ocasional publicado recientemente por el Banco de España (Orgaz et al., 2011), examina el creciente peso de las economías emergentes y en desarrollo en las principales variables económicas y financieras globales, prestando especial atención al grupo BRIC, y repasa su participación en algunos foros e instituciones clave de la gobernanza económica mundial, para determinar en qué medida se corresponden con su actual peso económico.

El mundo vitivinícola no es ajeno a los cambios en el reparto de papeles que se está produciendo en el escenario internacional. Primero porque algunos de los denominados nuevos países productores incluyen en sus filas a economías emergentes, y segundo por la reorientación que está provocando en los mercados objetivos del sector. 1.4 Reducción de las barreras comerciales en el ámbito agrario

Primero el GATT y desde 1995, la Organización Mundial del Comercio (OMC) se han ocupado de las normas que rigen el comercio entre los países, a nivel mundial o casi mundial. Su núcleo actual está constituido por los Acuerdos de la OMC, negociados y firmados por la mayoría de los países que participan en el comercio mundial. Estos documentos establecen las normas jurídicas fundamentales del comercio internacional. Son esencialmente contratos que obligan a los gobiernos a mantener sus políticas comerciales dentro de límites convenidos. El propósito primordial del sistema ha sido ayudar a que las corrientes comerciales circulen con la máxima libertad posible, siempre que no se produzcan efectos secundarios desfavorables. Esto significa la eliminación parcial de obstáculos, asegurar la transparencia de las normas y también establecer mecanismos para resolver las diferencias que se producen por el hecho de que las relaciones comerciales llevan a menudo aparejados intereses contrapuestos.

Aunque el GATT original se aplicaba al comercio de productos agropecuarios, tenía diversas excepciones y permitía que los países utilizaran algunas medidas no arancelarias, como los contingentes de importación, o subvenciones al comercio de productos agropecuarios que acabó por estar muy distorsionado. Dichas excepciones han tenido mucho que ver con el deseo de los países más desarrollados de proteger sectores relativamente poco competitivos y han propiciado una notable diferencia en los repartos de los beneficios del comercio internacional según se analice desde el punto de vista de los países cuyas ventajas competitivas se manifestaban en los sectores manufactureros, frente a aquellos especializados en el sector primario.

Los países en desarrollo vienen manifestando quejas acerca de la asimetría que supone que la teórica liberalización de mercancías, haya encontrado sus principales excepciones en los productos agrícolas, que son precisamente los bienes en los que estos países tienen más ventajas competitivas. Las presiones internacionales a favor de una progresiva

424 Este término fue empleado por primera vez por el economista jefe de Goldman Sach, Jim O’Neil, en su publicación de 2001, The world needs better economics BRICs.

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liberalización de los sectores tradicionalmente protegidos, propiciaron que éstos, fueran dos de los temas tratados en la ronda Uruguay, la última Ronda Negociadora celebrada bajo “el paraguas” del GATT.

La Ronda Uruguay produjo el primer acuerdo multilateral relevante dedicado al sector agrícola. Las nuevas normas y compromisos se aplican a tres ámbitos que serán fundamentales para estos productos: uno relativo al acceso a los mercados (entre otras consecuencias implicó una "arancelización”, esto es, la conversión de los contingentes y otros tipos de medidas en aranceles), otro vinculado a las ayudas (muchas de las cuales pasan a estar prohibidas , particularmente aquellas que sostienen los precios internos o que subvencionan de alguna manera la producción, y estimulan el exceso de producción) y por último, el relacionado con las subvenciones a la exportación (limitando el gasto destinado a las subvenciones y a la cantidad de exportaciones subvencionadas)425.

Las negociaciones sobre la agricultura se retoman a principios de 2000, de conformidad con el artículo 20 del Acuerdo sobre la Agricultura, de la OMC. Para noviembre de 2001, cuando se celebró la Conferencia Ministerial de Doha, 121 gobiernos habían presentado un gran número de propuestas de negociación que se incorporan a la nueva Ronda Negociadora. La conclusión de las negociaciones prevista para 2006 está hoy parada. De una parte, la complejidad de los objetivos previstos, de otra, el creciente poder negociador de las economías emergentes, reacias a aceptar las imposiciones de los países desarrollados y, por último, los cambios en las prioridades que se producen con la crisis iniciada en 2007, son las principales razones que explican el que, de momento, es preciso calificar de fracaso de la OMC.

Los cambios producidos en el marco institucional que regula el sector vitivinícola en la UE, son un fiel reflejo de la tendencia liberalizadora que afecta a los mercados agrarios y que la crisis ha puesto en cuestión, generando una situación de incertidumbre que no se resolverá hasta la aprobación de la nueva PAC para el periodo 2013-2020.

425 El nacimiento, en 1994, con la Conferencia de Marraquech, de la OMC, terminó con la excepción agraria en el multilateralismo con la formalización de un Acuerdo Agrícola (AA). Este marco agrario de la OMC tiene tres grandes ejes con directa incidencia en la PAC: En la esfera del apoyo interno, se impuso con el AA el principio de disociación (decoupling/découplage) del apoyo respecto a la producción, a partir del cual se catalogaron las medidas de apoyo público según su grado de distorsión en la producción y el comercio agrarios, lo que dio lugar a tres Cajas: (1) la Caja Verde, o medidas compatibles con el multilateralismo, con posibilidad de otorgamiento discrecional por las autoridades públicas en función de las disponibilidades financieras y prioridades existentes a nivel interno; (2) la Caja Ámbar, integrada por precios y ayudas en principio incompatibles y, consecuentemente, en paulatino proceso de reducción; y, por último, (3) la Caja Azul, compuesta de ayudas a los productores calculadas en base a referencias históricas y sometidas a controles de la producción, en principio con carácter transitorio y con vocación de ser finalmente sumidas en la Caja Ambar. Complementariamente, se aprobó una Cláusula de Mínimis, que permitía no contabilizar el apoyo, general o por producto, que no superara en valor el 5% de la producción final agraria. En el ámbito del acceso a los mercados: (1) se consolidaron los contingentes arancelarios existentes y se constituyeron otros con carácter mínimo destinados a garantizar la importación de al menos el 5% del consumo interno de un producto o grupo de productos; (2) se introdujo la tarificación (o conversión en derechos aduaneros fijos) de todas las medidas de protección en frontera existentes, con su paralela reducción entre los años 1995 y 2000 en un 36%, salvo casos excepcionales (lo que, entre otras cosas, comportó la desaparición de los famosos prélèvements o exacciones reguladoras de la Comunidad, verdaderos derechos variables en frontera que, hasta ese momento, habían sostenido los sistemas de intervención); y, en fin, (3) se creó una cláusula especial de salvaguardia para el caso de incrementos desmesurados de los volúmenes de importación o grandes fluctuaciones en los precios internacionales. En materia de fomento a la exportación se dispuso dentro del AA la reducción en el período 1995-2000 de las subvenciones existentes (restituciones en el caso de la UE), tanto en los volúmenes exportados (21%) como en los montantes otorgados (36%). (Massot, 2004:9)

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1.5 La progresiva liberalización de la política agrícola Durante los años ochenta las políticas agrarias de los países

desarrollados, y en particular la Política Agraria Común en la Unión Europea, son cuestionadas por muchos países en el marco de las negociaciones sobre comercio internacional, por considerarlas excesivamente proteccionistas426 y no neutrales en los intercambios comerciales. En el caso de la Unión Europea, el aumento del gasto agrícola, como consecuencia de los excedentes generados en muchos sectores, y las restricciones presupuestarias, refuerzan la presión que llega desde el exterior, para reformar la PAC eliminando los mecanismos de sostenimiento de los precios internos y las medidas de regulación del mercado, dejando que los precios comunitarios se acerquen a los del mercado mundial, para facilitar con ello la rebaja arancelaria demandada en la OMC y la reducción de las restituciones a la exportación y el volumen de exportaciones con restitución (Massot, 2000, Tió, 2003, García, 2004).

En este contexto se inician durante la segunda mitad de los años ochenta los trabajos previos a la reforma que se aprobará en 1992 y que marcará la dirección a seguir,427 en las sucesivas reformas: Agenda 2000 y revisión intermedia de 2003.

La reforma del año 1992 marca un cambio en los mecanismos de apoyo al sector agrario que se venían aplicando desde el origen de la PAC en el año 1962 y que se recogen en cada una de las Organizaciones Comunes de Mercado (OCM) existentes. De un apoyo basado en el sostenimiento de los precios mediante mecanismos de regulación del mercado y protección en frontera, se pasa a un mecanismo de ayuda directa por superficie cultivada o por cabeza de ganado, primero vinculada a la producción (entre 1993 y 2004) y desvinculada total o parcialmente después (desde la reforma de 2003). Este cambio conlleva la eliminación de los mecanismos de sostenimiento de los precios de los productos regulados en la Unión Europea, dejando que éstos se acerquen a los precios del mercado mundial (generalmente más bajos). El impacto del descenso de los precios sobre la renta agraria se compensará con las ayudas directas en la reforma de 1992 y con el pago único a partir de la revisión de 2003.

Con este cambio en el sistema de apoyo al sector agrario el coste del mismo pasa de los consumidores (que pagaban precios más altos que los del mercado mundial cuando compraban alimentos) a los contribuyentes (que nutren con el pago de los impuestos el presupuesto de la Unión donde se contempla el gasto para el pago único) (García, 2006).

426 La PAC que se derivaba del Tratado de Roma era una política de precios, en tanto que tenía como su mecanismo privilegiado de intervención a los llamados precios de garantía por los que los agricultores, de no encontrar una remuneración digna en el mercado para sus productos, podían acudir a un organismo público nacional que se los pagaba al importe prefijado por las Instituciones Comunitarias para su posterior almacenamiento, todo ello a cargo del Presupuesto Comunitario (FEOGA). Lógicamente, este sistema de precios mínimos sólo podía pervivir de ir acompañado de una adecuada protección en frontera que impidiera la entrada de producciones del exterior a precios más bajos que los de la intervención y, complementariamente, de subvenciones a la exportación para el caso que hubiera un exceso de oferta sin salida en el mercado interno y que debiera consecuentemente ser vendida en los mercados mundiales en competencia con los productos de otros países, por lo general a precios más bajos (Massot, 2004: 6). 427 “La consecuente necesidad de compatibilizar los instrumentos de regulación, apoyo y protección en frontera de los mercados agrarios europeos con el progresivo imperio de un ordenamiento superior, derivado de los Acuerdos de Marraquech de 1994, que no existía en los albores de la PAC” (Massot, 2004:1)

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Hasta que se produce esta reforma toda la PAC se apoya en “un único pilar” definido por los precios y las medidas para su sostenimiento. Desde 1992 se habla de “un segundo pilar” como soporte de la PAC: desarrollo rural. Este segundo pilar se consolida y cobra importancia (traspaso de fondos del primero) con la aprobación de la Agenda 2000.

Esta nueva concepción de la PAC se apoya con un nuevo discurso, el del futuro del mundo rural, con el que se trata de justificar tanto el cambio de orientación en el sistema de apoyo al sector, como la puesta en marcha de la nueva política de desarrollo rural (Massot, 2005). Este nuevo discurso se justifica, a partir de las demandas que, según la Comisión Europea, la sociedad plantea al sector agrario en esos años finales del siglo XX: protección del medio ambiente, bienestar de los animales, equilibrio territorial y calidad y seguridad de los alimentos (se supone garantizada ya la cantidad).

La condicionalidad y el desacoplamiento de las ayudas (total o parcial) de la producción son los dos ejes sobre los que se apoyó la reforma de la PAC del 2003. Con la nueva PAC el apoyo al sector agrario será un apoyo a la renta, y no un sistema de mantenimiento de precios, ni tampoco de ayudas directas. Con el nuevo sistema se quiere recompensar a los agricultores y ganaderos por su aportación de bienes intangibles a la sociedad vinculados a la preservación del medio y de la cultura tradicional (Massot, 2003a). Todas las ayudas directas se transforman en un pago único que puede estar total o parcialmente desvinculado de la producción. El importe del pago único se calcula a partir de las ayudas directas que el agricultor o el ganadero recibió de media en los años 2000, 2001 y 2002 (García, 2006).

Las sucesivas reformas ponen de manifiesto la fuerte influencia del Acuerdo Agrario de Marraquech en la PAC imponiéndole una sensible desprotección del mercado interno, la reducción de sus subvenciones a la exportación, y una paulatina revisión del modelo de apoyo para hacerlo más compatible con el marco multilateral (Massot, 2004:15).

La propuesta de la Comisión para después de 2012 (COM 2011- 625 final/2), hay que situarla en el escenario de fondo, que dibuja la serie de fracasos en las negociaciones sobre comercio internacional desde Seattle (diciembre de 1999), Cancún (2003), Hong Kong (diciembre 2005) y Postdam (2007), en el empeño de fomentar un modelo fundamentalista de los mercados a nivel multilateral y crecientes dificultades para implantar nuevas formas de integración regional que desconozcan el conjunto de intereses de sus potenciales beneficiarios (Massot, 2004).

En su propuesta la Comisión avanza en la dirección marcada en las reformas anteriores: liberalización de las producciones agrarias y eliminación de los mecanismos de regulación de los mercados. Una vez eliminadas las cuotas en el sector lácteo a partir de 2015, se aborda en esta ocasión la desaparición de las cuotas azucareras en el sector remolachero y de los derechos de plantación de viñedo en el sector vitivinícola.428

La parálisis en la que se encuentran las negociaciones de la Ronda Doha, las crisis alimentarias que se han reproducido desde el año 2007 y que han afectado sobre todo al comportamiento de los precios de cereales y oleaginosas y el impacto que está teniendo la crisis en el sector agrario, han

428 Con la última reforma de la OCM del sector vitivinícola (Reglamento 479/2008) se aprobó por el Consejo la desaparición de los derechos de plantación el 31 de diciembre de 2015 o el 31 de diciembre de 2018 si así lo acordaba algún Estado Miembro (artículo 90).

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contribuido a modificar la posición que mantenían algunos países comunitarios sobre la desregulación de los mercados agrarios y la liberalización de las producciones, entre ellos España, que, en concreto en el sector vitivinícola, ha pasado en los últimos meses del año 2011 de apoyar la eliminación de los derechos de plantación de viñedo a oponerse, alineándose así con los principales países productores de la UE que reclaman sea reconsiderada esta decisión en el marco de la reforma de la PAC que ahora se debate.429

Un aspecto de capital importancia como éste, de la libertad de plantación en la UE, es todavía hoy un factor de incertidumbre en el análisis sobre el futuro del sector y en la identificación de los factores de cambio, cuando hasta ahora y de acuerdo al contenido de la OCM vigente la única incertidumbre era si la liberalización tendría lugar el 1 de enero de 2016 o tres años más tarde si así lo decidía el Gobierno correspondiente. 1.6 La reducción de los costes de transacción por el avance en la integración económica en la UE

En los países que forman parte del mercado único europeo (1993), las

personas, los bienes, los servicios y los capitales circulan con la misma libertad que en el interior de un país. Lo que empezó siendo una Unión Aduanera experimenta un gran paso adelante partir de la aprobación del Acta única Europea. Desde 1993 se cuenta con leyes que han permitido eliminar las barreras técnicas, normativas, jurídicas y burocráticas que obstaculizaban el libre comercio y la libre circulación. La protección del mercado único se consigue gracias a una compleja reglamentación y a la política de competencia cuyo objetivo es mantener la libre circulación de bienes y servicios. La libre circulación de las personas se garantiza en virtud del Acuerdo de Schengen, que elimina los controles en la mayoría de las fronteras interiores de la UE y los refuerza en las exteriores. No hay controles fronterizos entre 22 Estados miembros. Cinco países mantienen sus controles fronterizos con los demás países de la UE: Chipre, Irlanda, el Reino Unido, Bulgaria y Rumanía.

En el momento de su puesta en marcha proliferan numerosos artículos cuyo objetivo será analizar su impacto sobre la economía europea.430 Entre los elaborados con posterioridad a su puesta en marcha destaca el estudio de los efectos del Mercado Único para la economía española realizado por Sosvilla et al., (1998).431 Por otro lado también han sido numerosos los que se han centrado en el impacto específico sobre el sector agropecuario y sobre la

429 El comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, en intervención parlamentaria en el Parlamento Europeo el día 14 de diciembre de 2011 abrió la puerta a una posible revisión de la eliminación de los derechos de plantación al afirmar que "ahora que la Eurocámara tiene poder legislativo, existe la posibilidad de revisar la abolición de esos derechos, decidida en 2008, si pueden demostrarse vínculos entre los derechos y la calidad del vino” (Diario Expansión 15 de diciembre de 2011). 430 La Revista del Instituto de Estudios Económicos dedicó dos números íntegros, uno en 1986 y otro en 1988, a su estudio. 431 Este trabajo integra la evidencia disponible para España sobre los efectos del Mercado Único Europeo (MUE) en un marco macroeconómico proporcionado por el modelo HERMIN-España de FEDEA. Dicha evidencia se utiliza y se completa mediante la caracterización de una serie de shocks que se derivarían del establecimiento del MUE para la economía española. Además de seguir los pasos del informe Cecchini, calculando los efectos considerados en aquel estudio para la economía española, se simulan las consecuencias macroeconómicas de los ajustes que sufre el sector manufacturero y los efectos beneficiosos de los flujos de inversión MUE gracias a estos últimos efectos.

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industria agroalimentaria, sirva de ejemplo el trabajo de Kühl (1991)432. Entre los estudios más recientes destaca el Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el "Libro Verde de la Comisión sobre opciones para avanzar hacia un Derecho contractual europeo para consumidores y empresas" COM(2010) 348 final (2011/C 84/01), que entre otros aspectos reconoce la reducción de costes de transacción que se producen gracias al mercado único europeo.

Pero para consolidar un auténtico Mercado Único Europeo parecía necesaria una sola moneda. De ahí que, tras la aprobación del Acta Única Europea se inicia un proceso para la puesta en marcha de una Unión Monetaria, que después de algunos avatares culminará primero, con la aprobación en 1993 del Tratado de la Unión Europea que, entre otros aspectos, incluye las bases del marco normativo que la hace posible, y finalmente, con el nacimiento de la moneda común en 1999. Son muchos los trabajos que tienen por objeto el estudio de los efectos de una Unión Monetaria.433 Los principales beneficios que reconocen todos ellos, son los que tienen que ver con la eliminación del riesgo de cambio y reducción de los costes de transacción. Otros trabajos, Micco et al., (2003), se centran en el efecto de la unión monetaria sobre el comercio entre países integrados en la moneda común.

Atendiendo al impacto que las fluctuaciones del tipo de cambio, unidas a los precios tiene sobre la competitividad de los países, y considerando la parte del comercio que se produce entre los países de la Zona Euro, es posible cuantificar a través del tipo de cambio real, las implicaciones que ha tenido la moneda común sobre los países de la Zona Euro. Sobra señalar que el vino no es producto ajeno a esta tendencia, más cuando se tiene en cuenta la estructura de las importaciones y exportaciones del sector dentro de la UE.

La actual crisis económica, especialmente en su última etapa ha trasladado el centro del debate precisamente a la Zona Euro. Con la crisis, la Unión Monetaria ha demostrado tener dos debilidades fundamentales: una, los países mantenían su soberanía en política económica, en particular política fiscal434 y dos, no dispone de mecanismos para hacer frente a crisis asimétricas (entre otras limitaciones, la UE cuenta con un raquítico presupuesto del 1% del PNB, con cada vez mayores reticencias de los países financiadores netos a aumentar cualquier esfuerzo financiero)

432 En este estudio se recogen algunas ideas sobre las posibilidades estratégicas de que disponen las empresas agroindustriales europeas y no europeas para aprovechar mejor las oportunidades que ofrece la plena realización del Mercado Único Europeo. Tras una primera parte en que se realiza una breve revisión del programa legislativo comunitario, se hace un análisis de las estrategias que las empresas pueden utilizar como modelo de respuesta a las modificaciones de la Política Comunitaria. El artículo destaca los cambios en el entorno competitivo que originará la plena realización del mercado interior. Dado el elevado número de sectores y la fragmentación del mercado que predomina en alguno de ellos, se propone una tipología del sector y en base a ello se analizan las diferencias en el entorno competitivo que reflejen las principales disparidades en la concentración del sector, su grado de madurez y su exposición a la competencia internacional. . 433 Una visión del debate inherente a la integración monetaria en Europa, que se produce antes y después de su nacimiento es, el que recogen los monográficos de Economic Policy publicados en abril de 1998 y octubre de 2003. 434 Los mecanismos de coordinación y control inicialmente previstos: Pacto de estabilidad y crecimiento y los Procedimientos de coordinación de las políticas fiscales y macroeconómicas han resultado insuficientes.

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Resulta, cuanto menos curioso releer ahora los comentarios de Robert Mundell sobre el Euro, escritos en el año 2002 435, para constatar el optimismo que acompañó al nacimiento de la Unión Monetaria, que entre otros aspectos se manifestaba en el poco peso que en ese momento se otorgaba a los que podrían ser los inconvenientes de una Unión Monetaria en Europa, y que tenían que ver con el hecho de que fuese un verdadera zona monetaria óptima. Las reformas que debaten desde el año 2011 los Jefes de Estado en las Cumbres de la Unión, deberían ayudar a corregir algunos de estos defectos, pero de momento, las economías periféricas de forma especial, España entre otros, sufren las consecuencias de unas limitaciones que se suman a otras vinculadas a sus particulares modelos de crecimiento, y de gestión pública436. 1.7 Importancia creciente de los tipos de cambio

Uno de los factores determinantes de la competitividad tiene que ver con el precio del producto. En los mercados internacionales, éste estará condicionado por el tipo de cambio vigente entre la moneda nacional y la del mercado de destino.

En las últimas décadas, los análisis relacionados con el tipo de cambio han adquirido un especial interés, no sólo porque la progresiva internacionalización de las empresas otorga una importancia creciente a este factor, sino por los acontecimientos que fueron sucediendo a partir del final del sistema de Bretton Woods. Se inicia en aquel momento un periodo en el que los países fueron adoptando diferentes estrategias cambiarias. El abanico de posibilidades y la diversidad de regímenes que conviven en la actualidad queda reflejado en la clasificación que periódicamente lleva a cabo el Fondo Monetario Internacional,437 de acuerdo a criterios establecidos por dicha institución.438

Dentro de la diversidad apuntada, cabe llevar a cabo una segmentación básica, la que se plantea al distinguir regímenes de tipo de cambio fijo, más o menos estrictos, y regímenes de tipo de cambio flexibles. Vinculado a esta división, se sitúa un debate que ha ocupado a académicos y políticos, y que ha venido analizando las ventajas y limitaciones entre ambos sistemas.439 Aunque hay una coincidencia en cuanto a las ventajas de la estabilidad cambiaria, aparecen posturas irreconciliables cuando se plantean los mecanismos que la

435 Una síntesis fue Publicado en Anuario El Mundo 2002: La Era del Euro (pp. 110-111). Robert Mundell fue galardonado en 1999 con el Premio Nóbel de economía. Entre otras, una de sus principales aportaciones tiene que ver con las Zonas Monetarias óptimas. Ver Mundell, 1998 y 2002. 436 El 2 de marzo de 2012 UE los Jefes de Estado y Gobierno de todos los países miembros de la UE, a excepción del Reino Unido y la República Checa, firmaron el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza (TECG) en la Unión Económica y Monetaria. Un tratado pretende proteger la estabilidad de toda la zona euro. 437 La última es la publicada en 2009 y que puede consultarse en : http://www.imf.org/external/np/mfd/er/2008/eng/0408.htm 438 Entre otras dificultades la clasificación del sistema cambiario existente en cada país exige diferenciar, regímenes de jure (el declarado por los países) del régimen de facto (el que se puede observar), y determinar las apreciaciones en la que se basará dicha clasificación. El Fondo Monetario Internacional, viene realizando un considerable esfuerzo en este sentido, los criterios más recientes se resumen en FMI 2009. 439 Son innumerable los trabajos que han estudiado esta cuestión, algunos ejemplos son los de: Husaina et al., (2005), Chinn et al., (2008), Flood et al., (2005) y Harms et ali, (2009). En estos documentos pueden encontrarse referencias teóricas y empíricas de las implicaciones de unos y otros regímenes así como de las diferencias que se detectan según el análisis se lleve a cabo desde el punto de vista de los países en desarrollo o de las economías avanzadas.

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propicien. Esta discusión adquiere un interés especial cuando se centra en el ámbito de la Unión Europea.

El periodo de inestabilidad cambiaria abierto tras la crisis del sistema de Bretton Woods, tendrá consecuencias especialmente costosas para los países de la entonces Comunidad Económica Europea, dado el nivel de relaciones entre los países integrados en ella y la diversidad de monedas existente. Dichos inconvenientes acabaran propiciando el inicio de un proceso que termina con la puesta en marcha del Sistema Monetario Europeo en 1979, y más adelante, en una Unión Monetaria (Grauve, 2011 y Wyplosz, 2006).

A partir de 1999, los países de la Zona Euro se beneficiaron de una reducción de los costes de transacción, especialmente los vinculados al cambio de moneda y al riesgo de cambio, y de unas inmejorables condiciones de financiación a reducidos tipos de interés. El precio pagado por ello fue una pérdida de soberanía en política económica y la renuncia al tipo de cambio como mecanismo de corrección de desequilibrios. Con la crisis económica iniciada en 2008, los países del euro habrán de sufrir el peso de estos costes para sus economías y para su margen de decisión en política económica. Pero además, se hace realidad otro riesgo, minimizado en el debate político que acompañó a la muestra en marcha de la Unión Monetaria, y es el que se produciría ante una crisis asimétrica, en ausencia de mecanismos presupuestarios suficientemente potentes, que compensasen los inconvenientes de una política monetaria única. En este contexto hay que analizar los problemas a los que se enfrentan un grupo de países de la Zona Euro, España es uno de ellos, y la necesidad de reformar los tratados para corregir algunas de las limitaciones con las que nació la Unión Monetaria.

Junto a los mencionados, es preciso citar otro ámbito de atención creciente relacionado con las monedas y el tipo de cambio. La conjunción de diversos factores440 desembocan en un escenario de fuertes tensiones monetarias, que llegan a adquirir la denominación de “Guerra de divisas” (FMI 2011 y Machinea, 2011). Dichas tensiones se están traduciendo, de una parte, en intervenciones por parte de las autoridades monetarias orientadas a influir en el tipo de cambio de su moneda y, de otra, en la permanente reclamación hacia algunos países para que ajusten su tipo de cambio a sus fundamentos económicos, en este caso China es el destinatario principal de la demanda, dado que existe un consenso general acerca de una situación de infravaloración del yuan, que favorece excesivamente las exportaciones chinas.

Todo ello evidencia la necesidad de reformular las reglas monetarias y financieras internacionales y propicia una situación de incertidumbre y desconfianza que acaba afectando directa o indirectamente a todos los agentes económicos.

La complejidad del problema, evidenciada en la visión macroeconómica que se viene manteniendo, se simplifica cuando la cuestión se analiza desde el punto de vista de un sector o una empresa. En este caso el elemento clave será, cómo el tipo de cambio afecta al éxito de la empresa en su estrategia comercial. El análisis requiere concretar los mercados de destino, las monedas

440 Cabe destacar, una multipolaridad en las relaciones económicas internacionales, el protagonismo crecientes de las economías emergentes, especialmente el bloque BRIC, la convivencia entre los países más relevantes en el escenario internacional de diferentes sistemas cambiarios, los desequilibrios en las posición financiera de dichos países, la influencia del tipo de cambio en la posición competitiva, y finalmente, los problemas generados en un contexto de profunda crisis económica.

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que intervienen y la posición de los principales competidores. El estudio particularizado para el sector vitivinícola bajo la perspectiva, de España y de la DOCa Rioja, se lleva a cabo en el siguiente apartado.

El escenario descrito, genera elementos de tensión que afectan al sector vitivinícola. El aumento del tamaño de los mercados que acompaña al proceso de incorporación de nuevos países productores y la progresiva desregulación en el ámbito agrario, implican un cambio en el nivel de competencia y, en consecuencia, exigen a las empresas que operan en él, una respuesta para mejorar su capacidad competitiva. La respuesta desde la DOCa Rioja esta limitada en gran medida por las disposiciones institucionales en las que se basa su modelo de desarrollo y, por ello, se generan tensiones entre quienes abogan por la modificación de determinados aspectos que entienden merman la capacidad competitiva de las empresas que actúan en la DOCa en este escenario global y quienes consideran que el marco actual diseñado para la protección y defensa no afecta a la capacidad competiva del sector sino que puede reforzar las estrategias particulares de las empresas.

Entender el origen de estas tensiones requiere que, con carácter previo, se conozcan los límites que se derivan tanto de las características del mercado internacional del vino como del marco normativo que condiciona el funcionamiento económico del sector vitivinícola en la DOCa, parte del cual ya se anticipó en el primer capítulo de esta investigación. 2 El sector vitivinícola en el contexto internacional. Disposiciones institucionales y mercado.

Como se ha visto en el capítulo anterior los regímenes económicos de

funcionamiento, que se ajustan permanentemente a los cambios que se producen en la producción y en el mercado, interactúan con las disposiciones institucionales, que a su vez evolucionan adaptándose a estos cambios. Hasta el siglo XIX éstas actúan localmente, en tanto que tienen como objetivos prioritarios la defensa de las producciones en cada municipio y el control del comercio que es, hasta entonces, mayoritariamente de ámbito local-regional. Con los cambios políticos que trae la revolución liberal burguesa se abre un largo periodo de tiempo, que llega hasta el primer tercio del siglo XX, en el que la pérdida de poder de los municipios para disponer en el sector, hace que el mercado gane protagonismo en la orientación de los cambios que se van a producir durante la segunda mitad del siglo XIX en el funcionamiento económico del sector. La lucha contra la filoxera, primero y, después, la regulación de la producción y del comercio de los vinos de calidad en las primeras décadas del siglo XX abren una nueva etapa en la que de nuevo las disposiciones institucionales pasan a ocupar el primer plano, pero ahora no ya vinculadas al poder local sino al poder del Estado y, aunque todavía en estas fechas tímidamente, a compromisos internacionales de comercio. Esto ocurre al mismo tiempo que se articula el mercado nacional y adquiere importancia la exportación. Pero será, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, cuando se consolide el mercado mundial, y con ello el carácter global de las disposiciones institucionales.

En los últimos años del siglo XX se producen algunos cambios en el comportamiento de la producción y del consumo de vino que contribuyen a aumentar el grado de rivalidad a nivel mundial. Esta rivalidad no sólo se

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observará entre empresas que operan en el sector (Bacchus 2006 y Albisu L. M. et al., 2004) sino que se pondrá de manifiesto también en las estrategias nacionales y regionales pensadas para mejorar la capacidad competitiva del sector a nivel de región y/o de país (Bardají et al., 2011). En aquellos años la estrategia diseñada por Australia para liderar el mercado mundial del vino se convirtió en el referente obligado para todos los países productores-exportadores que perdían protagonismo en un mercado mundial cada vez más competitivo, caracterizado por el aumento de la oferta y el descenso del consumo (Barco et al., 2006).

En ese escenario de rivalidad creciente, las disposiciones institucionales existentes en cada país cobran relieve en el debate, hasta el punto de que en el mercado no sólo se enfrentan dos modos de producción y dos estrategias comerciales diferentes, que se identifican con dos grupos de países, el de los Países Tradicionalmente Productores (PTP) localizados en Europa, y el de los Nuevos Países Productores (NPP) situados en América (EEUU, Argentina y Chile), África (África del Sur) y Oceanía (Australia y Nueva Zelanda),441 sino que, además, se oponen dos formas de entender las relaciones entre los operadores económicos y la regulación internacional del mercado de vinos.

Es en este contexto donde la diferenciación cualitativa del producto adquiere una importancia fundamental, dada la diversidad de criterios que sobre las normas que regulan la calidad tienen los países productores de la Unión Europea y los NPP, diferencias que llegan incluso en algunos casos a afectar a la propia definición del producto. De la discusión que se mantiene en los foros internacionales se deduce que la potencial intervención pública en este sector no se reduce a la simple concesión de garantías sobre precios y rentas, sino más bien a planteamientos más complejos, basados en la protección de la calidad y claramente distintos del concepto clásico de apoyo a la agricultura (García, et al., 2004).

Por ello, y de acuerdo al marco teórico en el que se sitúa esta investigación, es necesario analizar tanto los cambios que se están produciendo en el mercado mundial desde la perspectiva del potencial productivo, de la demanda y de los intercambios comerciales, como aquellos que afectan a las disposiciones institucionales, en particular, a las diferentes posiciones que mantienen los países en los aspectos cuantitativos y cualitativos sometidos a regulación.

Los debates que estos cambios están generando en el sector cuestionan la validez del modo de regulación actual en la DOCa Rioja para adaptarse a la evolución de la oferta y de la demanda (cambio en el tipo de producto ofertado y formato de presentación) y a los cambios en las disposiciones institucionales que afectan a elementos básicos para el funcionamiento económico del sector en la región como la regulación de los derechos de plantación del viñedo en el marco de la PAC y los órganos de gestión y de control de la denominación.

2.1 Las disposiciones institucionales al terminar el siglo XX

La OIV considera, de acuerdo al contenido del Código Internacional de

Prácticas Enológicas que “el vino es exclusivamente la bebida que resulta de la

441 Este grupo de países se completará en los primeros años del siglo XXI con la incorporación de China a la vista del avance de la producción y el consumo de vino en este país (ver El mercado del vino en China, Notas sectoriales del ICEX 2009)

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fermentación alcohólica completa o parcial de la uva fresca, estrujada o no, o del mosto de uva. Su grado alcohólico adquirido no puede ser inferior a 8,5 por ciento volumétrico. Sin embargo, teniendo en cuenta las condiciones climáticas, de terruño o de variedad, de factores cualitativos especiales o de tradiciones propias de ciertos viñedos, el grado alcohólico total mínimo podrá establecerse en 7 por ciento por medio de una legislación particular de la región considerada”.

Aceptada esta definición del producto y por lo tanto excluidos los vinos especiales (vinos de flor o de velo como los finos, olorosos..., los vinos enriquecidos, los espumosos, los gasificados...), sigue siendo pertinente hablar de producción de vinos (en plural), en tanto que esta producción se oferta diferenciando entre vinos sin o con indicación de procedencia lo que, en el caso de la Unión Europea son vinos sin o con indicación geográfica de procedencia.

Siendo, aparentemente, un único producto el que se oferta, la segmentación que aquí se subraya,442 ha permitido diseñar y aplicar estrategias diferentes a nivel de empresa, de región y/o de país, para posicionarse en el mercado. Esta diversidad abre posibilidades de negocio que pueden quedar ocultas en un escenario modélico en el que se supone la homogeneidad del producto443 en un mercado no perfecto, en el que determinados fallos444 justifican la intervención pública (Wolf, 1993), lo que es muy habitual en el sector agrario.445

El debate sobre los límites, e incluso sobre la necesidad, de la regulación en el sector agrario ha ocupado una parte importante en las agendas de las reuniones en la Organización Mundial de Comercio en las últimas décadas y, también, en las discusiones sobre la Política Agraria Común en el seno de la Unión Europea, en el marco de la globalización del sistema agroalimentario.

El sector vitivinícola en todas las regiones productoras de vino del mundo es un buen ejemplo para entender los dos tipos de fuerzas que actúan en este proceso de globalización. Por un lado, las presiones hacia una liberalización del comercio y de los flujos de capital, aún cuando ello conlleve una homogeneización de la oferta y un avance de la competencia exclusivamente en precios y, por el otro, las nuevas tendencias de la demanda

442 Esta segmentación de la oferta esta tan consolidada que la propia OIV, al analizar el comportamiento de los precios del vino en sus informes de situación anuales, diferencia entre unos y otros vinos cuando estudia las tendencias en consumo y precios. 443 La teoría económica clásica analiza un escenario modélico en el que oferentes y demandantes establecen sus intercambios a través del mecanismo de precios, encargado de actuar como señal válida para que el productor ajuste su oferta a la demanda. En este marco teórico los bienes son homogéneos y tanto oferentes como demandantes son tomadores de precios en un entorno económico caracterizado por la transparencia (información no costosa). Cuando una demanda creciente fuerza el alza de los precios de un bien, nuevos oferentes desearán entrar en ese mercado en busca de las rentas obtenidas por lo oferentes iniciales. Si no hay barreras de entrada se producirá el crecimiento de la oferta con la correspondiente caída del precio, corrección del mercado orientada a igualar en el largo plazo los costes marginales con los ingresos marginales de cada oferente (Demsetz, 1986). 444 Los fallos clásicos son las “externalidades” (imposibilidad de alcanzar una cantidad óptima), las “imperfecciones del mercado” (información difusa para los agentes, que impide el funcionamiento de los precios como señales) y “los rendimientos crecientes” (el primer oferente que ocupa el mercado neutraliza estratégicamente toda competencia) y a estos algunos autores añaden el de “los problemas de justicia distributiva” generados por el reparto de los recursos. 445 La realidad muestra, y el sector agrario es un buen ejemplo, que la intervención pública en los mercados supera en mucho el tamaño teóricamente óptimo y ello se justifica, además de por la necesaria corrección de los fallos de mercado, por asegurar rentas a determinados productores, estableciendo barreras a la entrada de nuevos oferentes u otros mecanismos de intervención en el mercado (De la Calle, 2002).

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hacia la valoración de la diferenciación de los hábitos de consumo mediante criterios de calidad.

2.1.1 Las disposiciones institucionales como factor de segmentación del mercado. Los casos de las Indicaciones Geográficas y de las Denominaciones de Origen.

El sector vitivinícola en la Unión Europea, al igual que el conjunto del

sector agroalimentario, se encuentra sometido a fuerzas que actúan en sentidos contrarios, unas que tratan de mejorar su capacidad para competir en precios y otras que utilizan estrategias de diferenciación basadas en la calidad del producto. En el caso de la DOCa Rioja, cualquier cambio que limite la capacidad de la Denominación para articular estrategias de diferenciación generará tensiones sobre el actual modo de regulación.

Ahora bien, la calidad no es un concepto espontáneo que pueda defenderse por las propias fuerzas del mercado y que surge sin necesidad de intervención pública (García et al., 2004). Cuando la relación calidad-regulación se analiza con una perspectiva internacional adquieren relevancia dos cuestiones: las características del enfoque normativo europeo para regular el sector, frente a las tendencias liberalizadoras en los denominados Nuevos Países Productores y su capacidad para competir frente a estas nuevas tendencias de producción no sometida a control.

El modelo europeo se basa en la noción de territorio como factor determinante de la calidad,446 lo que se concreta en la figura jurídica de Indicación Geográfica. Aparentemente, la globalización de los mercados podría actuar en un sentido contrario a este enfoque normativo que regula la calidad. El marketing moderno puede ayudar a satisfacer las demandas de los consumidores utilizando, no la calidad vinculada al territorio sino otras posibilidades vinculadas a: la variedad, la marca y la innovación del producto. Este nuevo enfoque, dominante en los NPP,447 no precisa del mismo tipo de disposiciones institucionales que el modelo europeo, lo que se traduce en discrepancias en los foros internacionales de debate sobre comercio internacional.

En el año 1992 se regulan a nivel comunitario las Indicaciones Geográficas, las Denominaciones de Origen (Reglamento 2081/92) y las Especialidades Tradicionales Garantizadas (Reglamento 2082/92) en productos agrícolas y alimenticios (hoy Reglamentos 510/2006 y 509/2006 respectivamente).

En la actualidad la legislación comunitaria contempla estas figuras de protección de la calidad vinculada al origen o a la tradición:448

446 El vino y algunos otros productos agroalimentarios aparecen muy vinculados al territorio en el que se producen y ello lleva a algunos autores como Asero et al. (2009) a considerarlos productos PIT, esto es Productos Intensivos en Territorio. 447 Las disposiciones aplicadas al sector en algunos de estos países, como Estados Unidos, están más orientados a proporcionar a los consumidores una información acerca de la naturaleza del producto, dejando en segundo plano su origen geográfico y todo ello sin normativa que imponga restricciones en el modo de producción 448 Para el vino, en el Reglamento 479/2008 por el que se establece la OCM del sector en el Capítulo IV, artículo 34 se definen las Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas en los siguientes términos: a) «denominación de origen»: el nombre de una región, de un lugar determinado o, en casos excepcionales, de un país, que sirve para designar un producto referido en el artículo 33, apartado 1, que cumple los requisitos siguientes: i) su calidad y sus características se deben básica o exclusivamente a un

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La Denominación de Origen Protegida (DOP) designa el nombre de

un producto cuya producción, transformación y elaboración deben realizarse en una zona geográfica determinada, con unos conocimientos específicos reconocidos y comprobados.

En la Indicación Geográfica Protegida (IGP) el vínculo con el medio geográfico sigue presente en al menos una de las etapas de la producción, de la transformación o de la elaboración. Además, el producto se puede beneficiar de una buena reputación.

La certificación Especialidad Tradicional Garantizada (ETG) no hace referencia al origen, sino que tiene por objeto destacar una composición tradicional del producto o un modo de producción tradicional Uno de los elementos que anima el debate es la posibilidad de

cuantificar o visualizar las consecuencias económicas de los diferentes mecanismos de intervención. Resulta relativamente sencillo medir los efectos de las medidas aplicadas por la Unión Europea para el control del potencial productivo (limitación de la oferta y barreras de entrada) y para la regulación del mercado a través de fijación de precios y destilaciones,449 y es complicado en el caso de aquellas medidas que, como la Indicación Geográfica, segmentan la oferta y la demanda.

En general, todos los países productores miran con interés el sistema de garantía europeo de Indicación Geográfica para vincular el producto con el territorio, pero en los NPP en los que se aplica es menos restrictivo. Sirvan de ejemplo los casos de Australia, Chile y Estados Unidos. En el caso de Australia, el matiz es que la IG es una descripción oficial de una zona, de una región o de una subregión vitícola, con el objetivo principal de defender en el mercado internacional la utilización del nombre de la región, limitando su utilización a la descripción de los vinos producidos a partir de las variedades incluidas en la IG. La única restricción que se impone es que, al menos, el 85 por ciento de la uva debe proceder de la IG para utilizar su nombre y, si se indica el año en la etiqueta, al menos el 85 por ciento del vino debe ser del año indicado (Rohan et al., 2007).

En Estados Unidos, el sistema esta pensado exclusivamente para informar al consumidor sobre la procedencia de los vinos y tiene diferentes niveles que, ordenados de menor a mayor nivel de exigencia son los siguientes: Política (utiliza el nombre del Estado y se exige que al menos el 75 por ciento de la uva haya sido producida en ese Estado); American Viticulture Areas (AVA), se exige que la menos el 85 por ciento de la uva proceda del área (hay 150 de las cuales 94 están en California); Vineyard Designation, se exige

entorno geográfico particular, con los factores naturales y humanos inherentes a él, ii) las uvas utilizadas en su elaboración proceden exclusivamente de esa zona geográfica, iii) la elaboración tiene lugar en esa zona geográfica, iv) se obtiene de variedades de vid de la especie Vitis vinífera; b) «indicación geográfica»: una indicación que se refiere a una región, a un lugar determinado o, en casos excepcionales, a un país, que sirve para designar un producto referido en el artículo 33, apartado 1, que cumple los requisitos siguientes: i) posee una calidad, una reputación u otras características específicas atribuibles a su origen geográfico, ii) al menos el 85 % de la uva utilizada en su elaboración procede exclusivamente de esa zona geográfica, iii) la elaboración tiene lugar en esa zona geográfica, iv) se obtiene de variedades de vid de la especie Vitis vinífera o de un cruce entre esta especie y otras especies del género Vitis. 449 Mecanismos de intervención que se mantienen hasta la última reforma de la OCM.

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que el 95 por ciento de la uva sea de la zona delimitada, y Estate Bottle, que no es una IG propiamente dicha, sino una indicación que puede ponerse en la etiqueta cuando la totalidad de la uva procede de una AVA por ejemplo y que la bodega está también localizada en esa área y tiene el control de la producción de uva y de su elaboración (Bardají, 1993 y Thach, 2007)).

En el caso de Chile las indicaciones geográficas se crearon en virtud del decreto 464 del Ministerio de Agricultura en el año 1995. Sin embargo, existían antecedentes, que en forma tímida, se referían a las indicaciones geográficas vitivinícolas.450 Curiosamente, la propia UE animó en esos años el interés de los productores chilenos por esta figura, aunque con menores restricciones que en la Unión Europea. La principal razón que impulsó esta tendencia fue que los aranceles a la importación de vino de países terceros por la UE eran más bajos para los vinos con IG.

Además de un carácter más restrictivo, el modelo europeo de Indicación Geográfica presenta también una característica importante que lo diferencia de las disposiciones existentes en otras zonas productoras del mundo, la autoorganización del sector. Se consigue a través de los órganos de gestión y control de las IG de calidad (Consejo Regulador en el caso de la Denominación de Origen), que en determinadas circunstancias coinciden o están relacionados con las Organizaciones Interprofesionales. Ambas formas de autoorganización están reguladas en el sector vitivinícola europeo a través de la Organización Común de Mercado del vino.

Recientes trabajos de investigación han venido a subrayar la importancia económica de la identificación geográfica del producto con el territorio (Yagüe et al., 2002, Benavente, 2010 y Antonelli et al., 2012), incluso en el caso de algunos países incluidos en el grupo de NPP como Australia y Estados Unidos (Ashenfelter, 2008). Los análisis de las denominaciones de origen, desde un punto de vista socioeconómico,451 indican que, más allá de los objetivos económicos (en el mercado interno o internacional), el aumento de la globalización de la producción y del consumo de vino implica trabajar con cuestiones más complejas y en las que la garantía de procedencia del producto cobra un papel relevante.452

Detrás de la defensa que la UE hace de las IG subyace, sin duda, el papel que estas figuras desempeñan en la articulación social y económica del sector, ya que toda IG conlleva una delimitación territorial (zona de producción y de crianza en el caso de los vinos) a partir de una disposición institucional (Reglamento de la IG o de la DO) y un órgano de gestión y control453 (Consejo Regulador). La importancia que, desde una perspectiva económica, tiene esta figura, ya se ha analizado en el capítulo segundo de esta investigación, donde también se ha puesto de manifiesto su incidencia en la evolución y el funcionamiento económico del sector y, en particular, su capacidad para segmentar la oferta y facilitar la adopción de estrategias de diferenciación para competir en el mercado.

450 El Decreto Nº 82 del ministerio de Agricultura del año 1980 y el Decreto Nº 267 del mismo Ministerio del año 1979. 451 Ver trabajo en Emilia-Romagna de Silvia Gatti, (Gatti, 2010). 452 Véanse las investigaciones desarrolladas en diferentes campos como: las implicaciones del cambio climático para las indicaciones geográficas de Australia (Anderson, 2009), los aspectos del desarrollo histórico de las AVA (Costanigro et al., 2009), y la administración general del territorio y de su valor (Croos et al., 2009). 453 Órganos que, en el caso de España, deben estar separados (Ley 24/2003)

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Para que una denominación de origen pueda desempeñar todas sus funciones económicas (defensa frente al fraude, garantía a los consumidores y vincular actividad al territorio) y ser una estrategia colectiva de diferenciación, debe cumplir cuatro requisitos:

Ofrecer al consumidor un valor superior al de otras formas de

regulación alternativas, bien porque el coste de búsqueda de información es menor o bien porque le proporciona una mayor satisfacción.

Tener una base de diferenciación difícilmente imitable. Ser económicamente viable, para todos y cada uno de los agentes

económicos que participan en ella. Tener reconocimiento internacional para evitar conflictos en comercio

mundial.

Estos requisitos hacen que el modo de producción y de consumo quede

condicionado por las disposiciones institucionales existentes en cada momento, disposiciones que necesitan del reconocimiento internacional, al menos en algunos de sus componentes principales. Si una denominación de origen no satisface alguna de estas condiciones podrá impedir el uso comercial de su nombre a quienes no produzcan, elaboren y transformen en la región de origen, pero no evitará que las empresas se trasladen a otras zonas a producir y/o elaborar productos similares que competirán en el mercado con el producto amparado por la denominación, esto es, no serán útiles para desempeñar la tercera función que se les ha asignado, contribuir al desarrollo regional.

El uso de las denominaciones de origen, en tanto que se basan en un sistema normativo y en la medida en que son consideradas un derecho de propiedad intelectual, queda supeditado al reconocimiento que encuentren en las políticas estatales e internacionales (Boyer-Paillard, 2009), y ahí se encuentra la raíz de la importancia de su reconocimiento y aceptación por todos los países que forman parte de la OMC, como ya se ha indicado.

La Denominación de Origen, es por lo tanto, un buen ejemplo para entender la importancia de las disposiciones institucionales en el funcionamiento económico del sector, y no es posible comprenderlo si se ignoran el conjunto de reglas de juego, acuerdos, rutinas..., bajo cuya disciplina operan los diferentes agentes económicos y que, en definitiva, limitan o condicionan los mercados. El hecho de que las reglas no sean comunes a todos los países y empresas, da lugar a una realidad compleja que, entre otras consecuencias, explica, en parte, las diferencias existentes entre los países productores de vino.

En el caso de España, estas reglas emanan de tres ámbitos de decisión que van desde las organizaciones e instituciones de carácter supranacional como la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la Organización Mundial de Comercio (OMC), los acuerdos bilaterales de comercio internacional y la Organización Común del Mercado del vino (OCM), integrada en la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, hasta las diferentes normas desarrolladas por el Estado, las Comunidades Autónomas u otras instituciones con capacidad normativa, como es el caso de los Consejos Reguladores para las Denominaciones de Origen.

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En el caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja y en tanto que la figura de la denominación de origen constituye la piedra angular del actual modo de regulación, es obvio el impacto que sobre éste tendrá cualquier cambio que se produzca como consecuencia de las diferentes posiciones que los países productores mantengan en los foros internacionales y, en particular, en la OMC.

2.1.2 Disposiciones supranacionales

La institución internacional que más allá de la Unión Europea, tiene

capacidad para influir directa o indirectamente en el marco normativo que afecta al sector vitivinícola es la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países, a nivel mundial o casi mundial. Su núcleo está constituido por los Acuerdos de la OMC, negociados y firmados por la mayoría de los países que participan en el comercio mundial. Estos documentos establecen las normas jurídicas fundamentales del comercio internacional. Son esencialmente contratos que obligan a los gobiernos a mantener sus políticas comerciales dentro de límites convenidos.

El propósito primordial del sistema es ayudar a que las corrientes comerciales circulen con la máxima libertad posible, siempre que no se produzcan efectos secundarios desfavorables. Esto significa, en la práctica ,actuar sobre tres aspectos: la eliminación de obstáculos, asegurar que los particulares, las empresas y los gobiernos conozcan cuáles son las normas que rigen el comercio en todo el mundo, dándoles la seguridad de que las políticas no sufrirán cambios abruptos y ayudar a resolver las diferencias. Las relaciones comerciales llevan a menudo aparejados intereses contrapuestos. Los acuerdos, necesitan muchas veces ser interpretados.

Para alcanzar estos objetivos, los países, se apoyaron inicialmente,, en unos principios de funcionamiento en los que el sector agrario se contemplaba como una excepción. Esta consideración permitía mantener, en el sector agrario, prácticas prohibidas para las producciones manufactureras como eran los contingentes o las subvenciones a la exportación. Pero las presiones internacionales a favor de la progresiva liberalización de los sectores tradicionalmente protegidos, propiciaron que en la Ronda Uruguay del GATT se le prestara especial atención. En estas negociaciones se alcanzó el primer acuerdo multilateral dedicado al sector cuya finalidad es reformar el comercio de productos agroalimentarios y lograr que las políticas estén más orientadas al mercado. Ello aumentaría la previsibilidad y la seguridad, tanto para los países importadores como para los exportadores. Las normas y compromisos acordados, se aplican en tres ámbitos: el acceso a los mercados, la ayuda interna y las subvenciones a la exportación

Para la Unión Europea es fundamental el reconocimiento internacional de su sistema de protección de la calidad basado en las denominaciones de origen e indicaciones geográficas, de ahí su defensa de estas indicaciones en las discusiones sobre comercio internacional celebradas en el seno de la Organización Mundial de Comercio, con la misma intensidad como la que pueda poner Estados Unidos, por ejemplo, en la defensa de las marcas de empresa.

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En el acuerdo alcanzado en el GATT (firmado en Marrakech en 1994) se recoge en el anexo 1C el “Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio” ADPIC (TRIPS) que en los artículos 22 y 23 hace referencia a las indicaciones geográficas.

El correcto funcionamiento del registro de indicaciones geográficas y del sistema multilateral de notificación es la pieza fundamental para evitar conflictos en el comercio internacional, por usos fraudulentos de los nombre de indicaciones geográficas o por homonimias, como es el planteado entre la DOCa Rioja y la región homónima de Argentina.

Ya en el seno de la OMC, las cuestiones agrarias se retoman en las negociaciones de la Ronda de Doha en cuyo marco 121 países presentan el año 2001 sus propuestas de negociación, estando previsto que las negociaciones concluyeran en 2005, lo que no ocurrió. La crisis iniciada en 2008 supuso el estancamiento de las negociaciones que se habían centrado en profundizar en el acceso a los mercados, la reducción de la ayuda interna y la eliminación de las subvenciones a la exportación para el año 2013.

En el informe que presentó al Consejo General el 14 de febrero de 2012, el Director General de la OMC, Pascal Lamy dijo que “dado el entorno político actual, lo más realista y pragmático es avanzar a pequeños pasos, progresando gradualmente en las partes de la Ronda de Doha que estén maduras y replanteando aquellas en las que persistan diferencias mayores”.454 Los objetivos planteados para el sector agrario siguen sin alcanzarse.

Al margen de la OMC, históricamente, el vino cuenta con una organización internacional, la Oficina Internacional de la Viña y del Vino (OIV) creada en 1924, con sede en París. La OIV trabaja como organismo intergubernamental relacionado con aspectos científicos y técnicos, con un lógico protagonismo de los países europeos, donde se localizan las zonas de mayor producción. La OIV realiza recomendaciones en materias relacionadas con las condiciones de producción, las prácticas enológicas, la definición o descripción de los productos, y los métodos de análisis y valoración de los productos vinícolas. Un gran número de normas de la OIV han sido transformadas en reglamentación por la propia Unión Europea.

En el ámbito del comercio internacional, es importante el grado de reconocimiento que la organización puede obtener de otros organismos como la FAO o la propia OMC. Si este reconocimiento es elevado, las normas de la OIV podrían convertirse en práctica internacionalmente aceptada en el caso de controversias dentro de la OMC. Esta influencia o reconocimiento puede obtenerse también a través del Codex Alimentarius, el código internacional en materias relacionadas con la calidad de los alimentos y los procedimientos de inspección y certificación relacionados. Como ejemplo de esta influencia, a recomendación de la OIV se suprimieron del Codex cuatro aditivos actualmente aprobados para su uso en los Estados Unidos (García et al.. 2004).

Para contrarrestar la actividad de la OIV y de la Unión Europea en la conformación de normas internacionales, los países del Nuevo Mundo se reúnen, regularmente, en el seno de la Organización de Productores de Vino del Nuevo Mundo (New World Wine Producers Organisation-NWWPO). Cuatro de ellos (Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda) firmaron en abril de 2001 el Acuerdo de Adelaida sobre prácticas enológicas, con el objetivo oficial

454 http://www.wto.org/spanish/news_s/news12_s/gc_rpt_14feb12_s.htm

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de evitar que éstas sean utilizadas como obstáculo al comercio, por razones ajenas a la información a los consumidores sobre seguridad de los alimentos, lo que representa un paso importante hacia la constitución de una alianza estratégica frente a la Unión Europea. Otros países como Chile, Sudáfrica y Argentina, participan también en estas discusiones. Estos procesos han obligado a la UE a redoblar su acción diplomática para que la propia OMC acepte unos principios generales de protección de la calidad que deberían ser reconocidos por los países del Nuevo Mundo.

2.1.3 La Organización Común del Mercado del vino en la Unión Europea en el marco de la PAC

El vino aparece ya en el anexo II del Tratado de Roma como sector

integrante de la Política Agrícola Común (PAC) a la que se refieren los artículos 33 a 38 ambos inclusive, y que se aplicará desde el año 1962. Esta política se apoya en tres principios básicos: preferencia comunitaria, unificación de mercados de los países miembros y solidaridad financiera. Los seis países fundadores tienen que “construir” un mercado único para este producto. Tres países productores, dos de ellos exportadores, Francia e Italia, y uno importador, Alemania, negocian un acuerdo que se concreta en la primera Organización Común del Mercado del vino aprobada en 1970 (RCEE nº 816 y nº 817/70).

Esta OCM del vino esta muy influenciada por el dominio francés en el sector, y se ajusta a la estructura de producción y consumo, así como a la regulación francesa basada en la diferenciación vinos de mesa (VDM) y vinos de calidad producidos en una región determinada (VQPRD). No es casual por lo tanto que, desde 1970 hasta la última reforma del año 2008, todas las Organizaciones Comunes de Mercado del vino consten de dos Reglamentos, uno ,en el que se recogen todas las medidas que regulan el conjunto del sector (potencial productivo, precios, regulación del mercado, relación con países terceros, etiquetado y prácticas enológicas) y, otro, exclusivo para la regulación de los vinos de calidad. Junto con los mecanismos de protección en frontera y de regulación del mercado (más o menos proteccionistas en diferentes momentos), los otros dos pilares básicos de la regulación del sector en la Unión Europea son el control del potencial productivo (con prohibición de plantaciones o autorizaciones limitadas y controladas) y la diferenciación entre vino de mesa y vino de calidad. La existencia de derechos para la plantación de vides (regulados por las administraciones) constituye una barrera de entrada en el sector y contribuye de manera muy relevante a definir el modo de producción en los países comunitarios.

La intervención de la UE en el mercado del vino va más allá de la necesaria corrección de los fallos clásicos del mercado, pretende asegurar las rentas a los productores, llegando incluso a “crear escasez” en el mercado utilizando barreras de entrada (derechos de plantación) y regulando la oferta, (incentivos al arranque del viñedo, régimen de precios y de regulación que elimina, por la vía de la destilación, vino de mesa del mercado). El mecanismo de reducción de la oferta beneficia tanto a los productores de vinos de mesa como de calidad y el de fijación de precios para el vino destilado trata de proteger las rentas de los productores de vinos de mesa.

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Atendiendo a estas diferentes formas de sostener las rentas de los productores, el sector vitivinícola de la DOCa Rioja no se va a beneficiar de medidas destinadas a regular el mercado como las destilaciones, el almacenamiento y el uso alternativo del mosto en el aumento del grado alcohólico. Sin embargo, el funcionamiento económico del sector en la DOCa Rioja se ve condicionado por todas aquellas medidas que tienen que ver con el control del potencial productivo, las prácticas enológicas, la calidad, el etiquetado y la información a los consumidores. Teniendo en cuenta esta consideración, es evidente que, según cual haya sido la orientación de las sucesivas reformas de la OCM, el sector vitivinícola de la DOCa se verá afectado en mayor o en menor grado por la normativa comunitaria.

Las sucesivas ampliaciones de la UE incorporan nuevos países productores, con lo que se reducen las influencias de cada uno de los países miembros en las correspondientes reformas de la OCM y se modula el grado de proteccionismo del sector, pero sin cambiar el modelo adoptado en los años setenta para proteger las rentas de los productores. Se mantiene un sistema basado en el control del potencial productivo y en la diferencia entre vinos de mesa y vinos de calidad, que se acaba proyectando sobre los modos de producción y de consumo en todos los países de la Unión Europea y que, entre otros efectos, provoca un intenso debate en la OMC relativo a los mecanismos de apoyo al sector que se admiten como válidos y, en particular, sobre el concepto de propiedad asociado a las Denominaciones de Origen que protegen y garantizan a los consumidores la calidad de los vinos producidos en determinadas regiones.

Es en la última reforma (Reglamento (CE) nº 479/2008 del Consejo de 29 de abril de 2008) cuando se modifica parcialmente la segmentación al desaparecer la mención a “vino de mesa” y distinguirse únicamente entre vinos sin Indicación Geográfica (sin IG) y vinos con Indicación Geográfica (IG), pudiendo éstos ser con Indicación Geográfica de Procedencia (IGP) o con Denominación de Origen Protegida (DOP). El concepto Denominación de Origen en el que se apoyan los vinos de calidad sigue contemplándose, pues, en el nuevo Reglamento comunitario (artículo 34 Reglamento 479/2008).

La configuración actual del sector vitivinícola en la Unión Europea es, por lo tanto, el resultado de la evolución de la reglamentación recogida en las diferentes Organizaciones Comunes de Mercado que han estado vigentes desde el año 1970. Cada país de la UE desarrolla su legislación nacional y/o regional teniendo como marco de referencia la reglamentación comunitaria. La normativa comunitaria da margen a los Estados para incorporar particularidades.455

Las formas de intervención recogidas en la OCM vigente en cada momento se van a apoyar en el control de la producción, en la regulación del mercado con destilaciones de vino de mesa, en la protección en frontera con mecanismos arancelarios y no arancelarios (como las prácticas enológicas autorizadas) y en la diferencia entre vinos de mesa y vinos de calidad. Las medidas incorporadas en las sucesivas OCMs que directamente condicionan la

455 Hay países en los que la producción de vino sin IG es dominante (Italia) y los hay en los que la mayor parte de la superficie de viñedo está protegida por alguna IG (Francia y España, por ejemplo) y habrá diferencias en el mayor protagonismo que tienen las Organizaciones Interprofesionales en la articulación del sector, así por ejemplo, son una pieza fundamental en la organización del modo de producción y de consumo en Francia y no lo son en otros países como España e Italia.

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oferta y la demanda generan efectos fácilmente observables. Resultan menos evidentes los efectos de otras prácticas aparentemente no intervensionistas como la distinción entre vinos de mesa y vinos de calidad, en la jerga tradicional, y la propia existencia de Denominaciones de Origen y/o Indicaciones Geográficas.

La primera OCM aprobada en el año 1970 se puede calificar de relativamente poco intervensionista, si se atiende a los instrumentos previstos para llevar a cabo la intervención: ayuda al almacenamiento para ajustar los desequilibrios entre campañas, y destilaciones excepcionales, en el supuesto de que persista una situación excedentaria.

En los años en los que se negocia el contenido de la OCM no hay una gran preocupación por los excedentes en el sector (las cosechas abundantes que generan excedentes se producen excepcionalmente en 1973 y 1974) y, por ello, el objetivo de la reglamentación no es tanto el control del potencial productivo y la gestión de los excedentes, como la articulación de un mercado unificado entre los seis países miembros y la definición de las condiciones para el acceso a ese mercado de las producciones de otros países productores. Así, tienen especial importancia en esta primera OCM cuestiones como: definición de vino, elevación del grado alcohólico (enriquecimiento), prácticas enológicas, gestión administrativa del potencial productivo (catastros, registros, variedades...), gestión administrativa de la calidad (Denominaciones de Origen, Consejos Reguladores, Organizaciones Interprofesionales...) y comercio con países terceros.

Las abundantes cosechas de 1973 y 1974 crearon las condiciones para la aparición de excedentes que se consideran de carácter estructural a medida que se acerca el final de la década de los años setenta y, con ello, se sientan las bases en torno a las cuales girará la reforma de 1979, esto es, la necesidad de controlar el potencial de producción y su adaptación cuantitativa y cualitativa a la demanda, que concluirá con la aprobación de la nueva OCM, Reglamentos nº 337 y nº 338/1979 (para los vqprd).

En la OCM con la que el sector vitivinícola de la UE entra en los años ochenta, el control del potencial productivo es un eje de actuación principal que se apoya en la prohibición de nuevas plantaciones456, en las ayudas para el abandono temporal o definitivo del cultivo, y en la ayuda a la reestructuración del viñedo para la mejora de la calidad. El segundo eje de la nueva OCM son los mecanismos de gestión del mercado para sostener los precios de los vinos de mesa consistentes en una amplia gama de tipos de destilación que irán cambiando, en función del nivel de excedentes. Se mantienen las ayudas al almacenamiento y las restituciones a la exportación.

En los años ochenta, la preocupación por los excedentes en la UE orienta la intervención pública hacia el control del potencial productivo y la limitación de la oferta. Mientras, en otras zonas de producción (Australia por ejemplo) se sientan las bases para la internacionalización del sector y el aumento de la producción.

La incorporación a la UE de Grecia (1981), España y Portugal (1986) va a contribuir al aumento del excedente y con ello del gasto agrícola, en un momento en el que la articulación del Mercado Único demanda la asignación

456 El Tribunal de Justicia de la Comunidad Europa, del año 1979 (asunto 44/79) consideró que este sistema solo podía ser provisional y por ello se estableció una fecha límite cuyo plazo ha sido prorrogado por las OCM sucesivas.

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de recursos a otras políticas. A esta razón de carácter interno, para reformar la OCM, se unirán otras derivadas de las negociaciones establecidas con el inicio de la Ronda Uruguay del GATT, donde se cuestionan los mecanismos de sostenimiento de precios, la protección en frontera y las restituciones a la exportación.

Razones internas y externas explican los cambios introducidos en la nueva OCM. Los Reglamentos nº 822 y nº 823/1987 (para los vqprd) que la desarrollan recogen y contemplan algunas novedades: congelan los precios institucionales, ajustan las ayudas al abandono en función de los rendimientos (menos rendimiento menos ayuda) tratando de que se arranquen las viñas más productivas, posibilitan la destilación de vino de mesa a precio bajo instaurando un mecanismo de corresponsabilidad con los productores, eliminan programadamente las ayudas al almacenamiento y algunos tipos de destilación (aquellos que incentivan el aumento del rendimiento) y fijan un contingente para la destilación preventiva.

Los resultados, de unas medidas orientadas a reducir los excedentes sin aumentar el gasto, se hacen enseguida evidentes. La campaña 1993-94 es la última en la que se utiliza la destilación obligatoria y desde el año 1996 la Comisión decide restringir la aplicación de las ayudas al abandono definitivo. A final de siglo va asentándose la idea de que los excedentes han sido controlados, coincidiendo con años de escasa cosecha (los centrales de la década de los noventa) y el aumento de la demanda a nivel mundial.

Un elemento común a las sucesivas reformas será la consolidación de dos segmentos de vinos, vinos de mesa y vinos de calidad, bien reflejada en una asimétrica evolución de precios y ventas. El aumento de precios y de ventas en vinos de calidad justifica que la reforma de 1999, contemple la posibilidad de incrementar la producción en este segmento de vinos. Todo ello enmarcado en la filosofía general que orientó la reforma de la PAC.

En este escenario se plantea una nueva reforma de la OCM, ahora sobre la base de que es posible aumentar la producción, al menos en los vinos de calidad. La OCM reformada, Reglamento nº 1493/1999, hay que enmarcarla, contando con dos elementos de referencia, las características particulares del sector en aquel momento, y la filosofía general que orienta la reforma de la PAC desde el año 1988, que no es otra que la que se deriva de la necesidad de controlar el gasto agrario y eliminar todos aquellos mecanismos de apoyo al sector que se considera distorsionan el libre comercio.

La OCM aprobada en el año 1999, se dotó de un presupuesto anual de 1.277 millones de euros (20 por ciento más que la media del periodo 1987-1997) y se articuló sobre los siguientes ejes:

Control del potencial productivo: prohibición de nuevas plantaciones

hasta el año 2010, autorización de plantaciones en zonas productoras de vinos de calidad con demanda mayor que la oferta (51.000 hectáreas a repartir por EEMM y 17.000 más de reserva que gestiona la UE directamente); programas de reestructuración y reconversión del viñedo, primas por abandono definitivo y regularización, (con sanción, del viñedo ilegal plantado antes de agosto de 1998 y sanción y arranque del plantado después de esta fecha).

Precios y regulación del mercado: ayuda al almacenamiento privado, ayuda a la utilización de mosto y mosto concentrado para

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enriquecimiento (chaptalización), prestaciones vínicas (destilación de subproductos), destilación de vino de uvas de doble uso; destilación para obtener alcohol para uso de boca y destilación de crisis.

Diferenciación: entre vinos de mesa y vinos de calidad producidos en regiones determinadas, con normas específicas para estos últimos.

Prácticas enológicas: autorización de la elevación del grado alcohólico (chaptalización) y requisitos para vinificación.

Comercio con países terceros: restituciones a la exportación, certificados de importación, derechos arancelarios, medidas de salvaguarda y normas técnicas. La nueva OCM supone un cambio significativo para los intereses del

sector vitivinícola riojano que hasta entonces apenas se había beneficiado de las medidas de la OCM con respaldo presupuestario, excepción hecha, de las ayudas a la destilación de los subproductos obtenidos en vinificación (prestaciones vínicas). Las dos medidas mejor acogidas por los agentes económicos de la DOCa Rioja, fueron, la posibilidad de aumentar el potencial productivo en un momento de gran demanda de nuevas plantaciones y las ayudas a la reestructuración y reconversión. Las dos acabarán contribuyendo a un crecimiento de la producción, de carácter extensivo (el derivado del aumento de la superficie de viñedo), e intensivo (el provocado por los cambios incentivados por las ayudas a la reestructuración que contribuyen a acelerar la sustitución de variedades blancas por tintas, la disminución de la superficie de viñedo formado en vaso y el aumento de la superficie de viñedo con riego).

Desde el año 1988, momento en el que se empieza a aplicar la reforma aprobada en el año 1987, y hasta el año 2007 el presupuesto medio asignado a la OCM fue de 1.113 millones de euros, distinguiéndose claramente los dos periodos que corresponden a cada una de las organizaciones comunes vigentes en estos años (Cuadro 4.2). Hasta el año 2000 el presupuesto medio anual fue de 1.018,44 millones de euros, con una elevada desviación típica como consecuencia de las fuertes oscilaciones en el gasto de las dos principales medidas contempladas en la OCM durante estos años, destilaciones (57,21 por ciento del presupuesto) y las ayudas para el abandono del cultivo (18,99 por ciento). Entre los años 2001 y 2007, el presupuesto anual medio fue de 1.288,69 millones de euros, y refleja el cambio que se produce en la orientación de la nueva OCM: disminución del gasto en destilaciones y abandono del cultivo, e incorporación de la reestructuración y reconversión del viñedo (34,02 por ciento del presupuesto).

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Cuadro 4.2

Evolución del presupuesto OCM del sector vitivinícola por medidas (millones de euros)

1988/2000 2001/2007

Media Desviación % Medida Media Desviación % MedidaRestituciones a la exportación 52,64 22,31 5,17% 18,60 3,83 1,44%Ayuda al almacenamiento de vino y mosto 49,88 14,81 4,90% 62,43 7,78 4,84%Destilaciones y pérdidas venta de alcohol 582,69 271,32 57,21% 578,00 102,58 44,85%Ayuda a la utilización de mostos 136,74 30,56 13,43% 159,29 20,47 12,36%

Abandono del viñedo 193,42 162,59 18,99% 34,97 34,83 2,71%Reestructuración y reconversión del viñedo 0,00 0,00 0,00% 438,44 43,97 34,02%

Otras 3,06 3,74 0,30% -4,27 3,26 -0,33%

TOTAL 1.018,44 305,20 100,00% 1.288,69 138,20 100,00%

Fuente: elaboración propia con datos Expost evaluation of the Common Market Organisation for wine DG Agricultura 2002 e informes financieros anuales FEOGA y presupuesto 2007 UE

En el año 2004, como consecuencia de las sucesivas reformas de las

Organizaciones Comunes de Mercado amparadas por la PAC, la Comisión plantea nuevamente la necesidad de reformar la del vino. La reforma se plantea nuevamente tanto por razones externas a la UE (compromisos en las negociaciones sobre comercio mundial en la Organización Mundial de Comercio), como internas (eliminación de mecanismos de intervención y regulación considerados ineficientes). Algunos mecanismos de intervención, además de ser cuestionados en la OMC, plantean problemas para el control del gasto agrícola y para su inclusión en la OCM única, en particular, para la aplicación de los mecanismos de apoyo en el marco del Régimen de Pago Único de la PAC.

En el análisis que realiza la Comisión sobre el entorno del sector utiliza diferentes argumentos para justificar su propuesta de reforma, entre otros:

Descenso del consumo de vino en la UE. Aumento de las importaciones de vino en la UE a mayor ritmo que el

crecimiento de las exportaciones. Aumento de los excedentes de vino, que no han logrado controlar las

medidas de regulación del mercado (consideradas por ello ineficaces además de ineficientes en algunos casos457).

457 Evaluación ex post de la Organización Común del Mercado del Vino. Resumen ejecutivo. Preparado para Comisión Europea-DG Agricultura. Tender AGRI/Evaluación/2002/6 y Ex post evaluation of the Common Market Organisation for win. Final Report.

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Aumento de la competencia en el mercado mundial y debilidad de la posición comunitaria debido, en parte, al coste derivado de la existencia de derechos de plantación en la UE.

Complejidad y rigidez en la adopción y aplicación de las prácticas enológicas y en las normas de etiquetado (que también reduce la capacidad para competir del sector de la UE).

Caída de precios y pérdida de renta de los productores. A partir de este análisis, la Comisión define los objetivos a conseguir con

la nueva OCM: uno, aumentar la competitividad de los productores de vino de la Unión Europea, dos, instaurar un régimen vitivinícola basado en normas claras y simples, así como en reglas eficaces que permitan equilibrar la oferta y la demanda y tres, instaurar un régimen vitivinícola que preserve las mejores tradiciones de la producción vitivinícola de la UE, refuerce el tejido social en numerosas zonas rurales y garantice el respeto del medio ambiente (COM 2007). Para alcanzarlos propone articular la nueva OCM sobre tres ejes: reducción del potencial productivo de la UE mediante arranques incentivados, eliminación de los derechos de plantación y de todos los mecanismos de regulación del mercado, simplificación de la clasificación de los vinos y mayor grado de apertura comercial.

La nueva OCM aprobada a finales del año 2007, entra en vigor en la campaña 2008-2009. Las principales novedades afectan al gasto, a las medidas de control del potencial productivo y de regulación del mercado, al papel que juegan los Estados Miembros y a la relación con otros pilares de la PAC como entorno rural o medio ambiente. Con la nueva normativa se da un paso hacia la liberalización del sector y se “renacionaliza” la política vitivinícola, al transferir a los Estados miembros el presupuesto para la aplicación de las medidas contempladas en la OCM. Destacan también, en línea con la liberalización del sector, la simplificación en la clasificación de los vinos y la homogeneidad en etiquetado con posibilidad de indicación de añada y variedad para todos lo vinos. La desaparición de algunos conceptos ya clásicos en las sucesivas OCMs (vinos de mesa y de calidad) y la segmentación a partir de las Indicaciones Geográficas, define un nuevo marco para la presentación de los productos en el mercado.

El cuadro 4.3 sintetiza los aspectos fundamentales regulados por la OCM así como los que se simplifican y eliminan respecto de la normativa anterior.

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Cuadro 4.3

Cambios en las medidas de regulación (Reglamento 479/2008 por el que se aprueba la OCM del sector vitivinícola)

Medidas Nuevas Simplificadas Suprimidas Opcionales a nivel

nacional Arranque de 175.000 hectáreas hasta 2012

Prácticas enológicas Almacenamiento privado

Ayudas alcohol para uso de boca, destilación de crisis y subproductos (hasta 2016)

Dotaciones nacionales para financiar los Programas Nacionales de Apoyo al sector

Política de calidad e indicaciones geográficas

Restituciones a la exportación

Ayudas al mosto para enriquecimiento (hasta 2016)

Transferencia al Desarrollo Rural

Etiquetado Destilación de vino de uvas de doble uso

Promoción e información

Almacenamiento público de alcohol

Requisitos ambientales

Ayudas al mosto para zumo de uva

Admisión de hectáreas de viñedo para el pago único

Derechos de plantación desde 1 de enero 2016 (opcionalmente desde el 1 de enero de 2018)

Fuente: elaboración propia El fin de la actual perspectiva financiera (2007-2013) obliga a una nueva

revisión de la PAC con la que elaborar los presupuestos para el periodo 2014-2020. En octubre de 2011 la Comisión presentó su propuesta para la reforma de la PAC y el presupuesto previsto para esta política. En ella se mantienen los dos pilares tradicionales, ayudas directas y desarrollo rural, y ambos contribuirán a conseguir los objetivos establecidos de competitividad económica, medioambiental, social y territorial. El primer pilar con medidas anuales y el segundo con medidas plurianuales. Las ayudas directas o pagos a los agricultores y ganaderos se apoyan en cinco nuevos conceptos: pago básico, pago verde (greening), pago a explotaciones en zonas con limitaciones naturales, pago por incorporación de jóvenes y pago acoplado. Los dos primeros son obligatorios para todos los Estados miembros y al pago verde deberá destinarse el 30 por ciento del presupuesto asignado a cada país mediante el Límite Máximo Nacional (LMN), comúnmente llamado “sobre nacional”. Para apoyar a las explotaciones en zonas con limitaciones naturales los Estados podrán dedicar como máximo el 5 por ciento del presupuesto y hasta el 2 por ciento para apoyar la incorporación de menores de 40 años al sector. Cada Estado puede dedicar también hasta un 5 por ciento de su presupuesto para mantener pagos acoplados a la producción (para cuya percepción es necesario producir y no solo cultivar).

En esta propuesta la Comisión recuerda la desaparición de los derechos de plantación de viñedo aprobada en la OCM del sector y la eliminación de las

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cuotas en el sector lácteo, y lo hace al proponer la desaparición de las cuotas de producción en el sector remolachero-azucarero.

En el mes de julio de 2011 comenzaron los trabajos para realizar la evaluación del impacto de la desaparición de derechos de plantación, que se espera concluyan antes de final de 2012, de forma que sus resultados sirvan para adoptar las oportunas decisiones en el marco de la nueva PAC.458

El sector vitivinícola riojano ha pasado de una situación de poca o nula dependencia de las medidas incluidas en la OCM (años setenta y ochenta) a otra en la que los elementos vinculantes eran esenciales y por lo tanto de gran impacto. Algunos de los cambios adoptados tras la última reforma, especialmente la desaparición de los derechos de plantación y la simplificación de las normas de etiquetado, afectan a elementos básicos de su actual modo de regulación. La orientación que tome la PAC a partir de la reforma que ahora se debate, y especialmente en lo referente a los derechos de plantación, condicionará el futuro del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, por lo que la incertidumbre459 generada desde la probación de la actual OCM es un importante elemento de tensión a considerar.

2.1.4 La Ley del vino en España y los reglamentos de las DDOO

En España la Ley 24/2003, de 10 de julio, de la Viña y del Vino460 es una

ley básica, de aplicación en todo el territorio español que tiene que conjugar las limitaciones derivadas de la normativa comunitaria, con las competencias de las comunidades autónomas, tratando de establecer reglas de juego que sirvan de referencia para las leyes específicas autonómicas o pueda ser aplicada por aquellas comunidades que no cuentan con este tipo de norma.

458 En noviembre de 2011 varios países, han presentado propuestas para que en los debates sobre la reforma de la PAC se incluya el tema de los derechos de plantación, manifestando su interés en que se sigan aplicando (Alemania, Francia, Italia, España, Chipre, Luxemburgo, Hungría, Austria, Portugal, Rumanía, Eslovaquia y República Checa). En el mes de mayo de 2012 la Comisión de Agricultura del Parlamento español aprueba pedir al Gobierno el apoyo al mantenimiento de los derechos de plantación. La Comisión Europea en la primavera de 2012, constituye un Grupo de Alto Nivel para debatir sobre el futuro de los derechos de plantación y en este marco, once países miembros han pedido a la Comisión que éstos se mantengan, Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Hungría, Eslovenia, Republica Checa, Austria, Grecia y Bulgaria. El día 21 de septiembre de 2012, en la tercera reunión del Grupo de Alto Nivel, el Director General de Agricultura, José Manuel Silva, planteó que el sistema de derechos de plantación actual no puede prorrogarse, porque sería, dar un paso atrás y propuso un nuevo sistema, mucho más flexible, que controlaría los vinos con Denominación de Origen Protegida (DOP) o Indicación Geográfica Protegida (IGP) mientras que liberaría totalmente los vinos sin denominación. Este nuevo sistema estaría basado en dos herramientas fundamentales: la gestión de plantaciones DOP e IGP y una cláusula de salvaguardia. La gestión de las plantaciones DOP e IGP estaría a cargo de los actores económicos, como serían interprofesiones, organizaciones de productores y organismos de gestión. Todas las decisiones tendrían que ser aprobadas por las autoridades nacionales o regionales. En el sistema de gestión se podrían introducir criterios objetivos, no discriminatorios, como ser joven agricultor. La cláusula de salvaguardia tendría como finalidad evitar un excesivo crecimiento de viñedos de una determinada DOP o IGP que podría llevar a hundir su mercado. Esta cláusula sería activada por los Estados Miembro o por la Comisión, cuando se sobrepasaran ciertos umbrales preestablecidos. La aplicación de esta cláusula significaría que se pararían las nuevas plantaciones. Estas dos medidas funcionarían exclusivamente para los viñedos de DOP o IGP, mientras que es resto de los viñedos estarían liberalizados. 459 Esta incertidumbre se refleja en un descenso del precio pagado por el derecho de plantación en el mercado que, en el caso de la DOCa Rioja, y al margen del efecto que puede tener en dicho precio el descenso de los precios pagados por la uva y por el vino en origen, ha bajado de los 30.000 euros por hectárea pagados hasta el año 2008 a menos de la mitad (ver informe Etude sur les impacts socio-économiques et territoriaux de la libéralisation des droits de plantations viticoles, Montaigne, 2012, en www.arev.org, última visita 22 de agosto de 2012). 460 Que deroga la de 1970

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La Ley se estructura en cuatro títulos: aspectos generales y definiciones, protección del origen, régimen sancionador y Consejo Español de Vitivinicultura.

Entre las definiciones se encuentra la de vino y la de vino tranquilo de calidad producido en una región determinada (vtcprd) atendiendo a la definición de vcprd recogida en el articulo 54 del Reglamento 1493/1999 (OCM del vino).

En el título segundo, artículo 13, se recogen los niveles de clasificación de los vinos ordenados de menor a mayor nivel de exigencia de la siguiente manera: vinos de mesa, vinos de la tierra, vinos de calidad con indicación geográfica, vinos con Denominación de Origen, Vinos con Denominación de Origen Calificada y vinos de Pago.

Se pretendió con este abanico dar respuesta a la demanda de los operadores del sector de disponer de vías de diferenciación intermedias entre los vinos de mesa y los vinos con DO. El nuevo sistema de clasificación cualitativa de los vinos que tiene en cuenta “el origen” es sin duda más complejo que el existente hasta entonces.

En el caso de los vinos con Denominación de Origen y Denominación de Origen Calificada, la gestión de la denominación deberá estar a cargo de un órgano de gestión denominado Consejo Regulador (artículo 22, punto 4). Además, en el artículo 27 se dice que “el reglamento de cada vcprd establecerá su sistema de control y que, en todo caso, estará separado de la gestión del mismo.

En la disposición adicional octava de la Ley se incluye la posibilidad de que, cuando el ámbito geográfico de actuación de una Organización Interprofesional coincida con el ámbito de producción y elaboración de un vino de calidad, la Organización Interprofesional podrá asumir directamente las funciones propias del órgano de gestión.

La Ley establece los requisitos necesarios para poder acceder a cada nivel y en el caso de los vcprd deberán especificarse en un Reglamento las siguientes cuestiones: delimitación de la zona geográfica basada en los factores naturales y humanos en su caso y, en especial, en las características edáficas y climáticas, indicación de las variedades de vid autorizadas y de las técnicas de cultivo para la producción de uva, características y condiciones de elaboración de los vinos, métodos de elaboración, descripción de los vinos y modos de presentación y comercialización.

En el caso de la DOCa Rioja las consecuencias del articulado anterior, se recogen en la Orden APA/3465/2004, de 20 de octubre, por la que se aprueba el Reglamento de la Denominación de Origen Calificada "Rioja" y de su Consejo Regulador. La sucesión de capítulos que incorpora establece las condiciones que ha de cumplir la producción, y van desde la delimitación de la zona geográfica de la DOCa, hasta los rendimientos máximos permitidos y las normas por las que se regula la vendimia, pasando por las variedades autorizadas y las prácticas culturales permitidas. El capítulo III regula aspectos relacionados con la elaboración: rendimientos máximos de transformación uva-vino, mezcla de variedades,... El capítulo IV incluye las normas que determinan lo relativo al envejecimiento y acceso a las menciones de crianza, reserva y gran reserva. En el quinto la calificación y características de los vinos. En el sexto todo lo relativo a los registros e inscripciones (registro de viñas, de bodegas de elaboración, de bodegas de almacenamiento, de bodegas de crianza y bodegas embotelladoras), en el séptimo los derechos y obligaciones

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de los titulares inscritos en cada uno de los registros correspondientes y en el capítulo octavo las funciones del Consejo Regulador como órgano de gestión de la DOCa.

La Ley de la Viña y del Vino de 2003, permitió el sistema de gestión existente actualmente en la DOCa Rioja en el que el Pleno del Consejo Regulador es la Junta Directiva de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja. Este modelo de gestión de la DOCa ha dado lugar en los últimos años a tensiones importantes en dos aspectos fundamentales para el funcionamiento del sector, la separación de los órganos de gestión y de control de la DOCa a los que obliga la Ley y la acreditación de la representatividad de las organizaciones para su participación en la OIPVR y, en consecuencia, en el Pleno del Consejo Regulador.

Durante el año 2011 el Ministerio de Agricultura presentó un anteproyecto para la aprobación de una Ley de calidad agroalimentaria461 que entre otros objetivos, pretende resolver estas tensiones, al menos aquellas que afectan a los mecanismos de control y de sanción, pieza fundamental en el reglamento de la DOCa y, en consecuencia, en su actual modo de regulación.

En el órgano de gestión de la DOCa se escenifican las tensiones que se vienen apuntando en los apartados anteriores, unos relacionados con la normativa y acuerdos supranacionales a los que la propia denominación está supeditada y, otros, vinculados a los cambios en el marco normativo nacional.

En síntesis, el marco normativo que determina las reglas a las que están los agentes que operan en la DOCa Rioja incorpora las restricciones impuestas por los acuerdos internacionales y las que emanan de la normativa europea, nacional y de la propia denominación. Su evolución pone de manifiesto un claro elemento de tensión, y que se manifiesta en una clara tendendencia a la liberalización impuesta por la Organización Mundial de Comercio y asumida por la propia Unión Europea, que choca contra los intereses establecidos de una parte del sector vitivinícola europeo en general y, en particular de la DOCa Rioja.Y todo en un escenario en el que los mercados son accesibles para los nuevos países productores que tienen marcos normativos mucho más flexibles. En el siguiente apartado se analiza la estructura actual del mercado internacional en el que compiten países con modos de producción muy diferentes en función de las disposiciones institucionales que los determinan y/o condicionan. 2.2 Características del mercado mundial del vino

Las tensiones que afectan al modo de regulación existente en la DOCa

Rioja ponen a prueba su capacidad para responder a los cambios que se producen en el mercado mundial del vino. Estas tensiones son provocadas por factores de cambio asociados, en unos casos, al comportamiento de la oferta, de la demanda y del comercio y, en otros, a las diferencias en los modos de producción y de consumo que existen en los principales países productores. La identificación de estos factores permitirá analizar su impacto sobre el modo de

461 El Ministerio de Agricultura, en la presentación del anteproyecto destacó que entre los objetivos y fines de la Ley se encuentran mejorar la vertebración y el funcionamiento de la cadena alimentaria, así como favorecer la competitividad de las empresas y el establecimiento del marco jurídico del sistema agroalimentario español, incluyendo la inspección y el régimen sancionador de las figuras de calidad diferenciada y el control de los alimentos y de los procesos a los que han sido sometidos.

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regulación de la DOCa Rioja. Para ello es necesario conocer el funcionamiento del mercado mundial del vino tanto en términos cuantitativos como cualitativos.

La descripción cuantitativa del funcionamiento económico del mercado internacional del vino462 se basa en el análisis del potencial productivo, del comportamiento del consumo y de los flujos comerciales, a partir de los datos de Eurostat y de la Comisión, en el caso de la Unión Europea y, a nivel mundial de la Organización Internacional del Vino (OIV) 463 y los recogidos por Faostat (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO), que permite desagregar la información por países y esta disponible desde el año 1961, lo que facilita el estudio de las tendencias de localización del cultivo, producción y consumo.464 2.2.1 Potencial de producción, oferta, consumo e intercambios

comerciales. La evolución de la superficie de viñedo en el mundo muestra un

decrecimiento sostenido hasta finales del siglo XX (casi 2 millones de hectáreas respecto de la década de los años sesenta465), que cesa en la primera década del nuevo siglo. La superficie se mantuvo por encima de los 9 millones de hectáreas hasta la década de los años ochenta, y a partir de entonces se reduce continuamente hasta llegar en el año 1998 al nivel mínimo con 7.214.978 hectáreas. La reducción obedece principalmente a los arranques llevados a cabo en la UE y en la antigua URSS.

Al descenso finisecular le sigue una recuperación en el período 1999-2009, con dos etapas diferenciadas, una que llega hasta 2003 caracterizada por altas tasas de crecimiento interanual (1,4 por ciento), y otra de lento crecimiento, cuando no estabilidad que llega hasta 2011 (Anexos C 4.1 y C 4.2).

La OIV en sus sucesivos informes, apunta las causas que explican esta evolución:

Un saldo de plantaciones-arranques netamente positivo en el conjunto

de los países del hemisferio sur y en los Estados Unidos (USA), especialmente entre 1995 y 2001. Este saldo tuvo una parada brusca entre 2002 y 2004, para crecer de nuevo, pero a un ritmo mucho menor a partir de 2004. En los últimos años de la primera década del siglo XXI algunos países del hemisferio sur, Australia y Sudáfrica, se enfrentaron al problema de excedentes de producción, lo que se tradujo en un retroceso de la superficie de viñedo.

462 Todos los datos se refieren a producción de vino, sin incluir mostos, ni jugo de uva y considerando todo tipo de vinos. El sector oferta una gran diversidad de “vinos” lo que sin duda es una de sus características principales, esto es, el producto ofertado no es uniforme, aunque se presente bajo el mismo nombre. 463 Informe de coyuntura octubre 2011 y Situación estadística del sector vitivinícola mundial 2007 en http://www.oiv.int/oiv/info/espublicationsstatistiques (última consulta 3 de agosto de 2012). 464 Es preciso subrayar que hasta los primeros años del siglo XX existen diferencias considerables entre ambas fuentes en algunas de las variables utilizadas, como es el caso de la superficie de viñedo (unas 600.000 hectáreas menos en Faostat que en las estadísticas de la OIV) debido, entre otras causas, a que Faostat considera únicamente la superficie de viñedo en producción. En los últimos años la OIV armoniza sus datos con los de Faostat de acuerdo al convenio de colaboración firmado en 2001 entre ambas entidades para todo lo referente al sector vitivinícola. 465 En el año 1961 la superficie de viñedo en el mundo era de 9.333.313 hectáreas y en 2009 de 7.437.141, según datos de Faostat

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El final de los programas de arranque de viñedo incentivado en la Unión Europea a partir de la campaña 1996/97 y la concesión de nuevos derechos de plantación a partir de 1999, que llevan a una recuperación temporal del viñedo en la UE a 15 que culmina en el 2000. A partir del año 2000 y considerando el viñedo europeo en su conjunto (no solo el de la UE), se entra en una nueva fase de pérdida de superficie que, en parte, obedece, una vez más, a los incentivos para el arranque de viñedo en la UE, acordados con la última reforma de la OCM.

En Asia el comportamiento del potencial productivo depende principalmente de tres países, China, donde la superficie de viñedo aumentó mucho entre 1998 y 2003, moderándose desde este año, Irán con un importante crecimiento de la superficie entre 2000 y 2005 y Turquía, país en el que disminuye la superficie de viñedo durante la última década.

El comportamiento medio de la superficie mundial de viñedo no puede

extrapolarse a todos los países. Mientras que en los principales países productores de vino en el mundo (España, Francia e Italia) la superficie ha descendido a tasas muy altas hasta los últimos años del siglo XX, ha aumentado en Australia, Estados Unidos, África del Sur y, sobre todo, en los últimos años, en China.

Estas diferencias han provocado un cambio en la localización geográfica tradicional del viñedo. La superficie de viñedo de Europa ha pasado de representar el 68,9 por ciento del total, en 1961, al 55,2 por ciento, en 2006. Por el contrario, el grupo de países formado por EEUU, Chile, Argentina, China, Australia y África del Sur pasa del 7,2 al 19,2.

La superficie de viñedo en la UE 27 se reduce a una tasa anual del 1,2 por ciento y la superficie productiva ha pasado de 3,83 millones de hectáreas (3,35 en EU 15) en el año 2000 a 3,52 millones (3,1 en EU 15) en 2007, con una proyección para la campaña 2015/2016 que la sitúa en 3,37 millones de hectáreas una vez descontadas las 175.000 hectáreas arrancadas con las ayudas aprobadas en la última reforma de la OCM del sector (Reglamento 429/2008). Al mismo tiempo que disminuye el potencial productivo de la UE la producción se desplaza hacia los vinos de calidad.466

El potencial productivo de los PTP integrados en la UE sigue disminuyendo como consecuencia del mantenimiento de los incentivos al arranque de viñedo y ello a pesar de la importancia que el sector tiene para la economía agraria de muchas regiones europeas467. Por su parte, algunos de los NPP se enfrentan ahora al problema de los excedentes de producción y no rechazan

466 Desde finales del siglo pasado, ha aumentado considerablemente la superficie dedicada a producir vino con IGP, 1.611.920 hectáreas en el año 1999 y 2.128.881 hectáreas en el año 2005. Actualmente, la superficie de viñedo dedicada a producir este tipo de vino en la UE, representa el 63,6 por ciento de la superficie total, destacando entre los diferentes países Alemania, Austria, Eslovenia y Luxemburgo por tener toda su superficie de viñedo dedicada a producir vinos con Indicación Geográfica. Chipre, Grecia, Italia y Portugal destinan la mayor parte de su superficie a producir de vino sin IGP y España, Francia, Hungría, Chequia y Eslovaquia tiene la mayor parte de su viñedo dedicado a producción de vinos con IGP. 467 El valor de la producción vitivinícola, 17.000 millones de euros, representó, en el año 2004, el 5,7 por ciento al valor de la Producción Final Agrícola de la UE (el trigo el 5,3, el aceite de oliva el 2,2 y el azúcar el 1,7 por ciento). En Italia (4.800 millones de euros), Luxemburgo, Portugal y Eslovenia este sector supone más del 10 por ciento de la producción agrícola, en Francia (8,300 millones) casi el 13 por ciento y en España (1.300 millones) el 3,1 por ciento. Si estos datos se analizan a nivel regional aparecen grandes diferencias.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

290

tajantemente la vía de reducción del potencial productivo, algo que parecía impensable en los años anteriores (Anexo C 4.3). Esta nueva situación, condicionará la evolución de la superficie de viñedo en los próximos años y, por lo tanto, la oferta de vino a nivel mundial.

Para el año 2010 la OIV sitúa la producción mundial de vino provisionalmente en 263,9 millones de hectolitros (aparte de zumos y mostos), inferior a la cosecha del año 2009 (271,2 millones de hectolitros)468. Es una producción similar a la de las campañas 2001, 2002 y 2003, y según la misma institución puede calificarse como escasa, sobre todo si se tiene en cuenta que sus previsiones para los próximos años estiman la producción mundial de vino en 300 millones de hectolitros.

La comparación conjunta de las series de superficie y de producción de vino permite destacar dos ideas:

El descenso de la superficie de viñedo no se ha traducido siempre en

una reducción de la oferta, ya que se ha visto compensado con el aumento de los rendimientos en algunos de los principales países productores, lo que es especialmente significativo hasta los años ochenta.

La producción de vinos, estabilizada entre 260 y 280 millones de hectolitros, sigue un patrón similar al descrito para la superficie, al menos en una de sus conclusiones más significativas, la disminución del peso de la UE en la oferta global. Desde el año 1961, la oferta de Francia, Italia, España, Alemania, Portugal y Rumanía -los mayores productores de vinos del mundo- ha pasado del 63,6 por ciento de la producción mundial, al 57 por ciento en 2009. Mientras tanto, los seis siguientes (Australia, EEUU, Chile, Argentina, África del Sur y China) han pasado de generar el 15,2 por ciento de los vinos en el año 1961, a producir, en 2009, el 28 por ciento. En los últimos años se ha moderado el crecimiento de la producción en estos nuevos productores, que llegaron a tener una cuota de producción superior al 30 por ciento el año 2006.

La evolución de la producción de vino de los seis principales países

productores del mundo es resultado de una tendencia dispar. De una parte disminuye en Francia e Italia y, de otra, aumenta en los nuevos países productores y en España, país en el que, posiblemente, lo siga haciendo como consecuencia del aumento del rendimiento medio, que previsiblemente continúe en los próximos años por la influencia de la reestructuración y reconversión que se está produciendo en el sector.469

468 La estimación realizada en octubre de 2011 para la producción de este año sitúa la cosecha mundial de vino entre los 264,3 y los 275,2 millones de hectolitros. 469 España, Italia y Francia son los grandes países productores de vino en la UE (86 por ciento de la producción total). España ocupa el primer lugar en superficie, pero no en producción aportando el 23 por ciento. Francia e Italia ocupan los primeros puestos en producción de vino, con el 33 y el 30 por ciento respectivamente.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

291

Gráfico 4.1 Evolución de la superficie de viñedo y de la producción mundial de vino

(1961-2010)

Cuadro 4.4 Producción mundial de vino por grupos de países 1986/90-2006/10

(miles de hectolitros)

Media 1986/90

Media 1991/95

Media 1996/00

Media 2001/05

Media 2006/10

EU 27 211.860 176.726 180.929 170.836 162.936

6 NPP 56.977 54.711 63.556 70.886 76.696

Resto 35.355 31.655 28.032 30.129 32.337

Mundo 304.192 263.092 272.517 271.851 271.968

EU 27 69,65% 67,17% 66,39% 62,84% 59,91%

6 NPP 18,73% 20,80% 23,32% 26,08% 28,20%

Resto 11,62% 12,03% 10,29% 11,08% 11,89%

Mundo 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00%

Fuente: elaboración propia con datos OIV

Nota: 6 NPP Argentina, Chile, China, Australia, EEUU y África del Sur

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292

Si desde el lado de la oferta se han producido cambios significativos en las últimas décadas, otro tanto ha ocurrido en la demanda. Los datos de la OIV para el año 2010 sitúan el consumo mundial de vino en 238 millones de hectolitros470, después de dos años de descenso, tras el máximo de 249 millones alcanzado en 2007. La crisis que arranca en 2008 truncó la tendencia creciente que se venía observando en el comportamiento de la demanda desde la década de los años noventa.

El análisis de la evolución del consumo de vino en el mundo en las últimas décadas permite subrayar los siguientes rasgos en su comportamiento (gráfico 4.2, cuadro 4.5 y anexo C 4.6): La demanda crece hasta el inicio de la década de los ochenta (299

millones de hectolitros el año 1981), para disminuir después hasta la segunda mitad de los años noventa (223 millones de hectolitros en 1996) e iniciar una nueva etapa de crecimiento (243 millones en 2007) hasta la crisis del año 2008.

El consumo presenta comportamientos diferentes al analizarlo por países. Disminuye en los países tradicionalmente productores (área mediterránea principalmente) y aumenta en algunos países que, en el pasado, no destacaban por su capacidad de producción y/o consumo. (Reino Unido, EEUU y China, entre otros).

La UE 27 ha pasado de representar el 65 por ciento del consumo mundial en la segunda mitad de los años ochenta, a representar el 57 en el quinquenio 2006/2010. En el mismo periodo, el peso de los 6 principales países del grupo de los NPP, crece desde el 21,4 hasta el 26,5 por ciento.

Este cambio cuantitativo esta acompañado en el caso de la UE por un cambio cualitativo, de gran importancia para el futuro del sector en algunas regiones vitivinícolas, que se produce en los hábitos del consumo que lo orienta hacia los vinos de calidad.471

Casi las tres cuartas partes del consumo mundial de vino se concentra en diez países, distinguiéndose entre ellos dos grupos, uno de productores/exportadores en los que el consumo disminuye, Francia, Italia, España, Argentina y Portugal y otro de importadores en el que aumenta el consumo, Estados Unidos, Alemania, China, Reino Unido y Rusia. Aparecen dos países emergentes en el mercado mundial del vino Rusia y China países que concentran ya el 10 por ciento del consumo mundial.

En términos per cápita los mayores consumos se dan en los países tradicionalmente productores y consumidores, Francia, Italia y España, pero sigue la tendencia a la baja en todos estos países, que contrasta con el aumento del consumo per cápita en Bulgaria, Rusia, Holanda, Suecia, China, Reino Unido, Chile, Australia, Hungría, Estados Unidos y Bélgica.

470 Las estimaciones para 2010 trabajan con una horquilla que tiene su mínimo en 230,4 millones de hectolitros y el máximo en 242,1. 471 El consumo humano directo en la UE disminuye desde el año 1984 a razón de 0,8 millones de hectolitros por año, y se observan comportamientos divergentes entre los vinos sin IGP, cuyo consumo disminuye, y los vinos con IGP, en los que aumenta. Del consumo total de vino, en la UE, la mitad aproximadamente corresponde ya a vinos con IGP.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

293

La crisis que se inicia el año 2008, además de provocar ajustes en el volumen y en las estrategias competitivas de las empresas está afectando también a la distribución, al orientarse las ventas hacia el canal de alimentación con mayor presencia de las tiendas descuento y marcas blancas en el sector (Rabobank Wine Quarterly, 2011).

Gráfico 4.2 Evolución de la producción y del consumo de vino en el mundo

(miles de hectolitros)

Cuadro 4.5 Consumo mundial de vino por grupos de países 1986/90-2006/10

(miles de hectolitros)

Media 1986/90 Media 1991/95 Media 1996/00 Media 2001/05 Media 2006/10

EU 27 156.353 146.928 143.688 143.296 138.769

6 NPP 51.489 48.786 53.548 57.756 64.465

Resto 32.402 28.163 27.017 32.537 39.606

Mundo 240.244 223.877 224.253 233.589 242.840

EU 27 65,1% 65,6% 64,1% 61,3% 57,1%

6 NPP 21,4% 21,8% 23,9% 24,7% 26,5%

Resto 13,5% 12,6% 12,0% 13,9% 16,3%

Mundo 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: elaboración propia con datos OIV

Nota: 6 NPP Argentina, Chile, China, Australia, EEUU y África del Sur

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

294

Independientemente de cual sea la evolución del consumo, desde finales del siglo pasado se observa un aumento importante de las exportaciones de vino a nivel mundial, que han pasado de representar la cuarta parte de la producción a representar ya más de la tercera parte, lo que muestra como la globalización es una realidad que se manifiesta con mayor intensidad en este sector que en otros productos del sistema agroalimentario (Albisu, 2009).

El comercio mundial se sitúa en torno a 90 millones de hectolitros,472 de los cuales casi las dos terceras partes se realiza en el ámbito de la UE, si se consideran tanto los intercambios entre países miembros como las exportaciones a países terceros. El impacto de la crisis económica a partir del año 2008, no se aprecia en la evolución de las exportaciones pero esta dejando huella en las características de los productos exportados y en las estrategias empresariales. Las empresas de los países exportadores han tenido que optar entre dos opciones posibles, bajar los precios para mantener las ventas en volumen o mantener los precios y arriesgarse a vender menos.

Durante el primer año de crisis los informes de coyuntura de la OIV apuntaban a que algunos países como Italia, Australia y Chile habían escogido la primera vía, mientras que España o Francia tendían a seguir la segunda. Este mecanismo de ajuste para hacer frente a la crisis ha estado acompañado por un aumento de las exportaciones de vino a granel,473 aumento que obedece a una estrategia de los distribuidores de los principales países importadores de vino, para conseguir captar la mayor parte del valor añadido.474

El análisis de los flujos comerciales durante el segundo año de la crisis pone de manifiesto que los diez primeros países exportadores del vino del mundo (cuadro 4.6) aguantaron su impacto en términos de volumen (7.971 millones de litros vendidos en 2009 frente a 7.904 en 2008) pero no en valor (16.200,7 millones de euros en 2009 frente a los 17.151,7 de 2008) con un ajuste de los precios de -0,14 euros por litro de vino exportado. Entre los principales países exportadores se observan dos estrategias muy diferentes respecto de los precios, Francia, Italia, España, Alemania y en mayor medida Australia y Chile, que los bajan y Portugal, Estados Unidos, Sudáfrica y Argentina que los suben. Los países del primer grupo consiguen con su estrategia de precios a la baja, con la excepción de España y Francia, aumentar sus ventas en volumen.

472 Las previsiones de la OIV para 2010 sitúan el volumen de las exportaciones de vino en 93,53 millones de hectolitros, con un crecimiento importante respecto del año 2009 en el que se registraron 87,29 millones de hectolitros (Informe anual de la presidencia de la OIV Oporto 2011) 473 “En consecuencia, la crisis ciertamente ha contribuido a aumentar la tendencia, ya señalada el año pasado, de que una parte creciente de los intercambios sea de vinos a granel. Esto tiene como corolario reforzar la complejidad de los intercambios, en los que la parte que toman las reexportaciones, principalmente en el marco de los intercambios transcontinentales, va en crecimiento. El despliegue de los intercambios (así como las dificultades de un seguimiento minucioso de los intercambios: confusión entre el granel y el envasado BIB [Bag in Box], entre origen y proveniencia…) es demasiado reciente para medir el peso de los diferentes mecanismos de adaptación sugeridos el año pasado y su carácter coyuntural o estructural para el futuro de los intercambios” (Informe de coyuntura, marzo 2011 OIV: 6-7). 474 Esta estrategia cuenta además con un fuerte argumento ambientalista a su favor, al tener las exportaciones de vino a granel un impacto menor.

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295

Cuadro 4.6 Principales países exportadores de vino 2009

Variación interanual 2008-2009 (en %)

Volumen Precio Valor

Francia -5,6 -6,6 -11,8

Italia 9,5 -9,1 -0,4

España -3 -6,7 -9,5

Alemania 0,3 -1,4 -1,1

Portugal -11,3 9,9 -2,5

Australia 7,9 -10,2 -3

Chile 27 -17,1 5,2

Estados Unidos -9,9 8,8 -2

Sudáfrica -1,3 5,6 4,3

Argentina -29,7 43 0,9

Fuente: elaboración propia con datos OEMV El año 2010 las exportaciones se recuperaron y todos los países,

excepto Sudáfrica aumentaron sus ventas en volumen y también en valor, con la excepción de Australia cuyo valor bajo un 8,8 por ciento respecto de 2009. Durante el primer semestre de 2011 siguieron aumentando en volumen y en valor las exportaciones de Francia, España, Italia y Estados Unidos pero cayeron las de Sudáfrica, Chile y Australia (Rabobank wine Quarterly octubre 2011).

Las compras de vino de los diez principales países importadores alcanzaron el año 2010 los 5.101,4 millones de litros frente a los 5.004,8 del año 2009, con un descenso en el precio medio del vino importado de 0,3 euros por litro. La combinación de volumen y precio se acaba reflejando en un descenso del valor del vino importado de 1.139,8 millones de euros (12.733 millones en 2010 frente a los 13.873,1 de 2009). En términos de volumen, las importaciones aumentaron en Estados Unidos, Alemania, Canadá, Japón, Suiza y Suecia y los precios medios de importación descendieron en todos lo países salvo en Méjico (cuadro 4.7).

Los cambios apuntados se reflejan en la estructura del comercio internacional de vino. Los Nuevos Países Productores (Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Chile, Argentina y África del Sur) han continuado ganando cuota de mercado hasta situarse en el 30 por ciento en el periodo 2006-2010 (gráfico 4.3) y los cinco principales países productores-exportadores de la UE (Francia, Italia, España, Portugal y Alemania) han pasado a representar el 62 por ciento del comercio mundial (Anexos C 4.9 y C 4.10).

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

296

Cuadro 4.7 Principales países importadores de vino 2010

Variación interanual 2009-2010 (en %)

Volumen Precio Valor

Reino Unido -1,9 -7,3 -9,1

Estados Unidos 7,7 -15,4 -8,8

Alemania 3,8 -10,2 -6,8

Canadá 4,3 -3,4 0,8

Bélgica -2,5 -13 -15,2

Japón 0,3 -19,5 -19,3

Países Bajos -4,9 -3,8 -8,6

Suiza 3,7 -3 0,6

Suecia 10,1 -7,2 2,2

Méjico -26,5 13,5 -16,6

Principales 1,9 -10 -8,2

Fuente: elaboración propia con datos OEMV

Gráfico 4.3 Distribución de las exportaciones mundiales de vino 1981/85-

2006/10 (en porcentaje)

75,6

78,8

75,5

71,2

65,1

62

1,6

3,1

8

14,8

23,3

30

14,1

10,3

5,1

4,9

3,1

2

8,7

7,8

11,4

9

8,5

6

0% 20% 40% 60% 80% 100%

1981/85

1986/90

1991/95

1996/00

2001/05

2006/10

Fuente: elaboración propia con datos OIV

5 PTP (Alem. Esp. Port. Fran. Ital.) NPP (Austrl/nZ. Arg. Chil. Africa S. EEUU) PECOs y Magreb Otros

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

297

Pero no solo se ha alterado la estructura del comercio mundial desde la perspectiva de los grandes grupos considerados. Dentro del grupo de los Países Tradicionalmente Productores, también se han producido cambios que conviene destacar. En la primera mitad de la década de los años ochenta, el 75,6 por ciento de las exportaciones mundiales la realizaban los cinco países productores-exportadores de la UE, Italia aportaba el 35 por ciento, Francia el 21, España el 12, Alemania el 5 y Portugal el 3. En el periodo 2006-2010, la estructura es muy diferente, Italia realiza el 21 por ciento de las exportaciones mundiales, España el 18, Francia el 16, Alemania el 4 y Portugal el 3. Los avances de los datos del año 2011 confirman este cambio y sitúan a España como el primer exportador de vino de la UE, por delante de Italia, con 22,309 millones de hectolitros exportados (26,3 por ciento más que en 2010) por un valor de 2.240,6 millones de euros (16,7 por ciento más que en 2010).475

La UE es el primer exportador de vino y también el gran mercado de importación. Las exportaciones de vino a países terceros han aumentado desde los 13,2 millones de litros de media en el periodo 2000/2005 hasta los 20,3 alcanzados en la campaña 2010/2011. Para 2015/2016, la Comisión estima que el volumen exportado se situará entre 18,5 y 22,4 millones de hectolitros.

Las exportaciones de vino de la UE a países terceros se han dirigido principalmente a Estados Unidos (4, 3 millones de hectolitros el año 2006), Rusia (3,3), Suiza (1,6), Canadá (1,5) y Japón (1,1) aunque en los últimos años se observan algunos cambios significativos, como el aumento del volumen exportado a China (1,6 millones en 2010, con un crecimiento ese año del 123 por ciento respecto de 2009)476 y aumentos importantes en Brasil (50 por ciento), Rusia (50) y Hong Kong (51).

Las importaciones de países terceros en la UE 27 han pasado de 4,6 millones de hectolitros el año 1995 a 13,5 el año 2010, con una tasa de crecimiento acumulado anual del 7,4, muy por encima del 4,9 por ciento al que han crecido las exportaciones de la UE a países terceros en el mismo periodo. En la proyección a la campaña 2015-2016 realizada por la Comisión, se espera que sigan creciendo hasta situarse entre 15 y 18,1 millones de hectolitros.

Si los datos se consideran en unidades monetarias, los resultados cambian. En el año 2010 el valor de las exportaciones de vino de la UE a países terceros superó los 6.710 millones de euros, frente a 4.187 millones de 2001. El año 2010 el valor del vino importado por la UE de países terceros fue de 2.346 millones de euros frente a los 2.235 del año 2001. Ese mismo año, el precio medio del litro importado por la UE fue de 1,74 euros (2,11 euros el año 2006) y el precio medio del litro exportado a países terceros fue de 3,3 euros el litro (3,23 en 2006).

Como ya se ha anticipado, desde la perspectiva de la presentación del producto, el cambio más importante que se ha producido en la última década tiene que ver con el cambio de formato. La exportación de vino a granel ha pasado de representar un 20 por ciento del total del vino exportado en el año

475 Datos de Aduanas analizados por el Observatorio Español del Mercado del Vino, febrero 2012, http://www.oemv.es 476 Según los datos facilitados por el OEMV, el año 2010 China importó 286,2 millones de litros de vino (65,4 por ciento más que en 2009) por valor de 604 millones de euros (85,6 por ciento más que en 2009). Más de la mitad del vino importado es envasado (146,4 millones de litros) con un precio medio de 3,39 euros por litro. Francia con 278,4 millones de litros es el principal suministrador de China, seguido de Australia (112,3), Chile (58,3) Italia (36,9) y España (36,1).

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

298

2000, al 43 por ciento en 2011477 (Rabobank Industry, 2012). Las razones de este crecimiento se encuentran en: la captación de valor añadido por el país importador (mil millones de dólares de negocio que se genera anualmente en los países de destino según el informe de Rabobank), la reducción de los costes de embotellado y de transporte (entre 1,5 y 3 dólares USA por caja de vino), los beneficios ambientales derivados de la no utilización del vidrio y menor peso transportado y la menor exposición a los costes por variaciones en los tipos de cambio. A la vista de la evolución pasada del potencial productivo, de la oferta, del consumo y de los intercambios comerciales cabe plantearse cómo se comportarán estas variables a corto y medio plazo.

Para el ámbito de la Unión Europea se conocen las previsiones realizadas por la Comisión a medio plazo a partir de los ajustes derivados de la aplicación de las medidas incluidas en la nueva OCM del sector (Perspectives à moyen terme du secteur viti-vinicole 2015-2016, julio 2009). Los escenarios considerados estiman tres posibles situaciones en cuanto a excedente, medio, bajo y alto, en función de las previsiones de producción, exportación, importación y utilizaciones.

Cuadro 4.8 Balance de aprovisionamiento de vino UE 27 (millones de Hectolitros)

Previsión 2015/2016

Escenario de excedente

Media

2001/06 2006/07 2007/08 Medio Bajo Alto

Superficie (000 hectáreas) 3.654 3.525 3.518 3.368 3.368 3.368

Rendimiento (Hl/Ha) 47,6 50,4 46 50,6 48,8 51,9

Producción 173,9 177,7 161,8 170,4 164,3 174,8

Importaciones 10,1 12,6 12,5 16,4 15 18,1

Disponibilidades (sin stock) 184 190,3 174,3 186,8 179,3 192,9

Utilizaciones Consumo humano per cápita 28,2 28,3 27,5 26,7 27,6 25,5

Consumo humano total 136,9 139,6 136 135,9 140,4 129,9Otros (prestaciones, alcohol, vermouth…) 16,1 17,7 15,9 16,6 16,3 16,7

Exportaciones 13,2 19,5 17,9 20,4 22,4 18,5

Excedente 1 17,8 13,6 4,4 13,9 0,1 27,8Destilación para alcohol uso de boca 9,2 13 6,8 6,5 6 7

Excedente 2 8,7 0,6 -2,4 7,4 -5,9 20,8

En % de la producción 5 0,3 4,4 11,9Fuente: Comisión Europea, Perspectives à moyen terme du secteur viti-vinicole 2015-2016, julio 2009

477 No se conoce la importancia que están teniendo las reexportaciones ni el comercio intraempresa en este sector. Como dato significativo puede apuntarse que en el año 2011 Francia aumento las importaciones de vino español en un 35 por ciento (379,6 millones de litros) mayoritariamente a granel.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

299

Pero la de la UE no es la única estimación disponible. Según Amspacher (2010) la producción mundial alcanzará el año 2030 los 334,88 millones de hectolitros (un 17,7 por ciento de aumento respecto de 2006). Los tres grandes proveedores del mercado mundial, Francia, Italia y España producirán en el año 2030 el 40 por ciento del total con cambios internos que aumentan la cuota española, del 11,15 por ciento en 1996 al 20,23 en el año 2030 disminuyendo de forma drástica las de Francia (del 22,02 al 11,55) e Italia (21,56 al 8,14). Entre los NPP Estados Unidos pasa del 6,92 por ciento de la producción mundial en 1996 al 9,29, Australia del 2,48 al 11,06, Chile del 1,40 al 5,24. Entre los países emergentes destaca China (del 1,60 al 4,40) (gráfico 4.4).

Gráfico 4.4 Proyección a 2030 de la distribución por países de la producción

mundial de vino

Las proyecciones de consumo para 2030, lo sitúan entre 234 y 275

millones de hectolitros. Desciende en Francia, (26,09 por ciento) en Italia, (37,9), en España (2,54), en Argentina (54,79), en Sudáfrica (36,5) y en Rumanía (7,4), y aumenta en EEUU (54,94 por ciento), Australia (66,16) Alemania (12,81) Chile (143,90), Portugal (110,55), Reino Unido (99,98), China (143,90) y Rusia (110,55).

Distribución de la producción de vino, proyección a 2030

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

1996 2030

Fuente: Amspacher W. H. 2010

Rumanía

Rusia

China

Reino Unido

Portugal

Chile

Alemania

África del Sur

Australia

Argentina

EEUU

España

Italia

Francia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

300

Gráfico 4.5 Proyección a 2030 de la distribución por países del consumo mundial

de vino

Estas proyecciones quedan condicionadas por las características que

presente el mercado internacional del vino en los próximos años478 y por la evolución de algunas de las variables que caracterizan el entorno económico en el que opera el sector. Entre estas variables dos se consideran especialmente relevantes desde la perspectiva del mercado mundial, el comportamiento de los tipos de cambio y los impuestos que gravan el consumo de vino.

La suma de incremento del número de oferentes en un escenario de contención de demandas, implica una amenaza con la que se han sentido especialmente afectados los países tradicionalmente productores. El resultado fundamental ha sido una disminución de su cuota de participación en el mercado mundial. España, sin embargo, ha aumentado su presencia en el mercado internacional, y en el caso de la DOCa Rioja, como se ha visto en el primer capítulo, y se subrayará en el próximo, el mercado exterior esta teniendo un comportamiento que permite compensar el descenso de las ventas en el mercado interior. 2.2.2 Condicionantes de la capacidad competitiva

Sin ignorar la importancia que tienen, en el comercio internacional, los acuerdos multilaterales y/o bilaterales para el mantenimiento o la reducción de

478 A este respecto es especialmente interesante el trabajo de Isabel Bardají y de Samir Mili (Bardají et al.., 2011) en el que se realiza un análisis de las tendencias del mercado mundial y se recaba la opinión de los operadores vitivinícolas españoles sobre los factores que condicionan las estrategias competitivas. Entre las conclusiones, relativas a la regulación, la importancia asignada a la diferenciación por la vía de la DO queda en un segundo plano, frente a las políticas de la OCM y nacionales para la promoción, la potenciación de las marcas y la flexibilidad en la prácticas.

Distribución del consumo mundial de vino

0%

20%

40%

60%

80%

100%

1996 2030

Fuente: Amspacher W. H.

Rumanía

Rusia

China

Reino Unido

Portugal

Chile

Alemania

África del Sur

Australia

Argentina

EEUU

España

Italia

Francia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

301

las barreras arancelarias y de las ayudas a la exportación (Bardají et al.., 2011), la capacidad competitiva de las empresas que operan en el mercado vitivinícola, se ve condicionada por múltiples factores de carácter micro y macroeconómico, observándose cómo, en los últimos años, están cobrando especial protagonismo aquellos vinculados con los tipos de cambio y con los impuestos.

Resulta evidente la influencia de ambos en el precio internacional de cualquier producto, en particular en el vino, y también el hecho de que el precio es clave, en el mix que acabará determinando un éxito, en la decisión final de compra. El resto de variables tendrán que ver, entre otros, con la calidad ofrecida y percibida del producto, el diseño, la promoción, la estrategia de comercialización utilizada y todo ello en términos relativos respecto a las actuaciones adoptadas por los principales competidores.

No es sencillo, aislar la influencia del tipo de cambio en la tendencia de las ventas de un producto, especialmente, si como ocurre en el caso del vino, no se somete fácilmente a criterios técnicos que permitan delimitar una tipología de vinos, que pudiera diferenciar bloques internamente homogéneos dentro de los cuales poder analizar la incidencia de una variable.

En esta investigación se ha realizado una aproximación a esta cuestión considerando como periodo de análisis479 el que abarca desde 1986 hasta la actualidad, coincidiendo básicamente con el que sirvió de referencia en la descripción de la DOCa en su configuración actual. El punto de partida coincide con el año en el que se hace efectiva la incorporación de España a las Comunidades Europeas, en la medida en que este hecho marca un punto de inflexión en el papel internacional que desempeñará el país y, en particular, en sus relaciones comerciales, financieras y de inversión. No puede olvidarse que ese momento no implica la incorporación plena al acerbo comunitario, sino el comienzo de un periodo transitorio, en un principio de 7 o 12 años, según sectores,480 en el que progresivamente se va completando la implementación del marco europeo. No obstante, el comportamiento de importaciones y exportaciones y de la inversión extranjera vienen a confirmar el impacto, casi inmediato, de la adhesión. A la entrada de España en las Comunidades Europeas, habrá que añadir otros momentos que afectan de manera significativa a las relaciones económicas y financieras del país, la incorporación al Sistema Monetario Europeo en 1989, la creación del mercado único en 1993 y la puesta en marcha de la Unión Monetaria en 1999.

Para delimitar las monedas respecto a las cuales valorar la evolución del tipo de cambio se tiene en cuenta481: principales países de destino históricos de las exportaciones de vinos de España y de Rioja (Alemania y Reino Unido); mercados de moderada o escasa implantación del producto pero de gran interés para el futuro (Suecia, Estados Unidos, China, India, y Brasil) y principales competidores reales o potenciales, dada su proyección en el mercado internacional (de los países tradicionalmente productores, Francia e Italia y de los nuevos productores, Australia, Chile y Argentina).

479 La mayor parte de los análisis que se llevan a cabo en este apartado, estarán incluidos en el periodo que va de 1986 a 2011. En algún casos, en particular, al realizar las primeras valoraciones acerca de la evolución del tipo de cambio, los años considerados se amplían. 480 Siete años para productos manufactureros, y doce para los agrícolas. 481 Todo ello se desprende del análisis sobre la situación del sector llevado a cabo en esta investigación.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

302

Los tipos de cambio se han obtenido a partir de las bases disponibles en el Banco de España, en Eurostat y en el Fondo Monetario Internacional. Con carácter general, los tipos de cambio bilaterales se referirán al euro o al dólar, según el análisis que se vaya a llevar a cabo, y en el caso de España, la moneda de referencia será la peseta, hasta 1999, y el euro desde ese momento. Dada la diferente dimensión de las monedas, cuando en el análisis intervengan años previos y posteriores a la Unión Monetaria, las pesetas se pasarán a euros, al tipo de cambio fijado en la incorporación a la Unión Monetaria.

El primer análisis ha de ser una aproximación a la evolución de la moneda española respecto a las principales divisas de referencia. En la medida en que el ECU se define como una cesta de monedas, la evolución del TC (Pts./ECU), puede utilizarse como un indicador de la evolución de la moneda española respecto a las principales divisas europeas hasta la puesta en marcha de la Unión Monetaria y la desaparición de la peseta como divisa, la segunda referencia inevitable será respecto al dólar. A partir de 1999 el interés se trasladará al dólar y a la libra.482

Gráfico 4.6 Evolución del tipo de cambio de la peseta respecto al ECU/€ y al $

Fuente: Elaboración propia con datos Eurostat

El periodo de análisis sintetizado en el Gráfico 4.6, muestra una etapa

de importantes oscilaciones en la cotización de la peseta, y una volatilidad que es más acusada cuando la moneda de referencia es el dólar. Desde el final de la dictadura hasta la entrada de España a las Comunidades Europeas la peseta experimenta una progresiva devaluación respecto a las principales monedas, que ajusta un tipo de cambio sobrevalorado, al valor de mercado compatible 482 Las monedas seleccionadas son las que presentan mayor interés desde el punto de vista del sector vitivinícola.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

303

con los fundamentos de la economía española. Parte de esa depreciación se compensa entre 1986 y 1988, entre otros motivos por la fuerte entrada de capitales que se produce a raíz de la integración española en el club europeo. La incorporación al Sistema Monetaria Europea inicia una etapa de relativa estabilidad respecto a las monedas europeas, aunque con una peseta sobrevalorada, como se demostrará posteriormente en los ajustes que se imponen con la crisis del Sistema Monetario Europeo. Entre 1992 y 1993, las dudas sobre el futuro de la Unión Monetaria que acompañan a los problemas en el proceso de ratificación del Tratado de la UE, en un contexto de libre circulación de capitales y de políticas económicas poco coordinadas, propicia fuertes convulsiones en el seno del Sistema Monetario Europeo que derivan en la salida de la libra y la lira del sistema, y en las sucesivas devaluaciones diversas monedas, un 20 por ciento en el caso de la peseta. Las turbulencias se acaban resolviendo tras la ampliación de las bandas de fluctuación que desincentiva los movimientos especulativos y, sobre todo, con la entrada en vigor del Tratado que abre las puertas a la Unión Monetaria y con él, a un tipo de cambio irrevocable que elimina el impacto de esta variable en las operaciones entre países de la zona euro.

Gráfico 4.7 Evolución del tipo de cambio de la Libra y el Dólar respecto al Euro

Fuente: Elaboración propia con datos Eurostat

A partir de 1999, el tipo de de cambio deja de influir en el precio del vino en los mercados de la zona euro. Respecto a terceros países y tomando como referencia el dólar y la libra, se descubre, nuevamente, una mayor volatilidad respecto al dólar, y una tendencia con algunos elementos comunes, pero con notables diferencias, tantos en los puntos de cambio de pendiente como en la intensidad de la fluctuaciones.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

304

En sus primeros meses de vida el euro se estrena con una progresiva depreciación respecto a ambas monedas que se prolonga hasta 2000 en el caso de la libra (entre enero de 1999 y abril de 2000 la depreciación del euro respecto a la libra es del 15%) y hasta 2001 en el del dólar (entre enero de 1999 y julio de 2001 el euro se deprecia un 26,5 % respecto al dólar). A partir de entonces cambia la tendencia y la fortaleza de la moneda europea se refleja en una apreciación respecto a ambas monedas. En relación a la libra llega al 20 por ciento y se mantiene hasta 2003 (entre abril de 2000 y mayo de 2003), se estabiliza hasta 2007 aunque con una moderada depreciación, para volver a apreciarse, especialmente a finales de 2008, coincidiendo con el momento en el que el impacto de la crisis financiera en Reino Unido alcanza su máxima intensidad, (al final de 2011 el euro se ha apreciado un 30 % respecto a la cotización de enero de 2007). Respecto al dólar la etapa de crisis está acompañada de grandes oscilaciones en la cotización euro dólar, en torno a una tendencia central decreciente, especialmente en 2011, fruto de los particulares problemas de la Zona Euro.

Al margen de las razones económicas que justificarían los cambios expuestos, resulta incuestionable el alcance de estas variaciones en la posición que tendrá un producto en el mercado. Con el fin de cuantificar de una manera más clara este impacto, se lleva a cabo una simulación que trata de analizar el efecto que el tipo de cambio tendría sobre el precio de una hipotética botella de vino, considerando diferentes posibilidades en cuanto al país de origen y de destino, y suponiendo constantes el resto de variables que podrían influir en el precios.

Las posibles combinaciones de mercados y competidores se justifican a partir del estudio llevado a cabo del mercado vitivinícola internacional, de la tradicional posición del Rioja en dicho mercado, y de los intereses estratégicos de cara al futuro. A partir de ahí los resultados se estructuran en tres bloques de análisis, en cada uno se especifica el periodo de estudio así como los destinos y competidores considerados:

Periodo de

Referencia Destinos Competidores

1- Mercado tradicional

1986-1999 Alemania y Reino Unido

Francia e Italia

2- Incorporación de nuevos competidores

1990-1999 Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Suecia

Francia, Italia Australia y Chile

3- Destinos a mantener o apotenciar

1999-2011 Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Suecia, China, Brasil y

México

Francia, Italia, Australia, Chile

Para aislar esta influencia del tipo de cambio, se van a incorporar cuatro hipótesis:

H1. El producto analizado es similar con independencia del país de origen. Esta es una hipótesis casi imposible de mantener en el caso del vino. No obstante, el análisis requiere asumir cierta homogeneidad del producto a efectos de la simulación

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

305

H2. El precio local del producto se mantiene constante en cada país durante el periodo considerado H3. En el momento inicial, las zonas de origen contempladas en el análisis producían el bien al mismo precio. H4. No se consideran costes de transacción

A partir de las series de tipos de cambio bilaterales de los países

implicados en el análisis, y dado un hipotético precio de partida, se calculan los precios según orígenes y destinos. El interés de la simulación es cuantificar el impacto de la evolución del tipo de cambio en el precio internacional del producto. Dado que esta evolución varía según se haya comportado cada moneda en términos relativos respecto a las demás monedas afectadas, el dato más relevante sería el que resulte de comparar precios en cada mercado de destino según el país de origen, y expresados en una moneda común (la del país de destino). Por último, y teniendo en cuenta que el análisis se lleva a cabo a partir de datos mensuales, parece oportuno seleccionar los momentos en los que se maximizan las diferencias transversales detectadas.

Resulta especialmente ilustrativo el análisis gráfico que se presenta en los anexos C 4.11, C 4.12 y C 4.13 y del que se extraen las siguientes conclusiones:

1. Entre 1986 y 1998 en Reino Unido y Alemania, los dos principales

mercados de destino de las exportaciones de vino, Italia y, en menor medida España, ven favorecida su capacidad competitiva frente a Francia como consecuencia de la evolución de los tipos de cambio de sus monedas respecto de la libra y del marco.

2. En la década de los años noventa, cuando se produce un avance significativo en la presencia de vinos procedentes de los Nuevos Países Productores en el mercado europeo, la evolución de los tipos de cambio favorece la capacidad competitiva de los vinos chilenos frente a los de otros países, en todos los mercados de destino. Por el contrario, Francia sufre los efectos del tipo de cambio y España e Italia, se benefician de las devaluaciones de sus monedas a partir de 1992. En estos años también los vinos australianos se ven favorecidos por la depreciación del dólar australiano frente a las principales divisas de los países importadores de vino, excepto en Suecia, país en el que es menor el efecto del tipo de cambio para la competitividad de todos los países exportadores de vino.

3. Desde 1999, en todos los mercados de destino, el impacto del tipo de cambio entre el euro y las monedas de estos países, hace que España, Francia e Italia se sitúen en una posición intermedia entre la de Chile, claramente beneficiado, y Australia, que pierde capacidad competitiva en todos los mercados. El índice de Chile toma el valor 80 (Índice España, Francia e Italia = 100) y el de Australia es 137,1.

4. Si se analiza la evolución de los tipos de cambio temporalmente (índice 1991=100) en los mercados de destino que no pertenecen a la zona euro se observa en cada uno de ellos el siguiente comportamiento: Reino Unido: En este mercado Chile tiene la mayor ventaja respecto

de sus competidores entre 2003 y 2008, los países comunitarios acusan la apreciación del euro respecto de la libra a partir de 2007 y

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

306

Australia soporta durante todo el periodo un efecto negativo derivado del tipo de cambio.

Estados Unidos: todos los países exportadores se benefician de una evolución favorable de los tipos de cambio de sus monedas respecto del dólar hasta el año 2003 y a partir de este año Chile mantiene una clara ventaja respecto de sus competidores.

Suecia: es el mercado en el que menor incidencia tiene el tipo de cambio sobre los precios y donde hay más estabilidad. También en este mercado Chile mejora entre 1999 y 2011 su competitividad por efecto del tipo de cambio respecto de sus competidores

China: desde el año 2002 la apreciación del euro y del dólar australiano merma la capacidad competitiva de España, Francia, Italia y Australia, en tanto que Chile sigue mejorando la suya. En 2011 solo Australia soporta un efecto negativo derivado del tipo de cambio en este mercado

Brasil: En este mercado todos los países han perdido capacidad competitiva en este periodo aunque se mantiene la misma situación relativa que se viene apuntando.

Méjico: al igual que Brasil todos los países notan efecto negativo del tipo de cambio sobre los precios desde el año 2004 en el caso de los países de la zona euro y de 2007 en el caso de Chile.

Cuadro 4.9 Precios comparativos en destino según país de origen en 2011

(Índice 1991 = 100) Reino Unido EEUU Suecia China Brasil Méjico

Chile 97,6 93,4 80,5 71,7 11,2 125,6 Francia, España e Italia 122 116,8 100,6 89,7 138,9 157 Australia 167,2 160,1 137,9 122,9 190,5 215,2 Fuente: elaboración propia

La formación de los precios y la evolución del consumo de vino a nivel

mundial no solo están condicionadas por los tipos de cambio, el comportamiento de la oferta, la evolución de los hábitos de los consumidores y por las estrategias comerciales de los diferentes países productores y empresas, sino también por los impuestos especiales al consumo de bebidas alcohólicas (accisas), el impuesto al consumo (IVA) aplicado en cada país y por las tarifas a la importación existentes en cada país de destino y que varían según el país de origen en función de los acuerdos comerciales bilaterales existentes que afectan al comercio del vino. En el caso de los países de la Unión Europea, antes de la puesta en marcha del mercado único en 1993, se aprobaron dos Directivas específicas para fijar los importes mínimos del impuesto especial al alcohol.483 En el año 2004 (COM 223 final de 26 de mayo de 2004) la Comisión autoriza la actualización de los tipos mínimos. En el caso de los vinos tranquilos (entre 0 y

483 Council Directive 92/84/EEC of 19 October 1992 on the approximation of the rates of excise duty on alcohol and alcoholic beverages y Council Directive 92/83/EEC of 19 October 1992 on the harmonisation of the structures of excise duties on alcoholic beverages and alcohol contained in other products.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

307

15 grados de alcohol) el abanico de tasas vigente484 es amplio: tres países, Irlanda (273 euros por hectolitro), Suecia (237,2), Reino Unido (246,65) y Finlandia (212) aplican los tipos más elevados; otro grupo de países entre los que se encuentran Bélgica, Dinamarca, Estonia, Lituania, Letonia, Holanda y Polonia, aplican tipos que oscilan entre los 34,71 euros por hectolitro de Polonia y los 82,28 de Dinamarca; un tercer grupo en el que solo esta Francia que aplica un tipo simbólico de 3,40 euros por hectolitro, más con fines de control que de recaudación y trece países que aplican un tipo cero para este impuesto especial. En el impuesto al consumo, IVA, las tarifas aplicadas al vino tranquilo varían desde el 12 por ciento de Portugal y Luxemburgo, hasta el 25 por ciento de Suecia, Dinamarca y Hungría. Con la crisis económica global el sector vitivinícola europeo ha mostrado su preocupación por el posible aumento de la fiscalidad soportada por el vino con el consiguiente impacto sobre el consumo.485 La Comisión, en sus informes económicos486 sobre el sector, incluye algunos comentarios sobre el impacto de las accisas y del IVA sobre el consumo, y hace referencia a los casos de Dinamarca y Austria países en los que la reducción del impuesto especial se tradujo en un aumento del consumo. Concluye que la incidencia de la carga fiscal sobre el comportamiento del consumo depende de varios factores explicativos y, en particular, en las diferentes cargas impositivas entre dos bebidas alcohólicas, por ejemplo el vino y la cerveza. El análisis que la Comisión realiza sobre la relación entre la evolución del consumo per cápita y el nivel de impuestos al vino, y que no permite concluir que una mayor carga fiscal impida el crecimiento del consumo, se basa en los casos de Irlanda y Dinamarca, países con altas cargas al consumo de vino. En el mercado del Reino Unido487 la evolución de los impuestos sobre el vino tranquilo ha seguido una tendencia creciente desde el año 2002, con un incremento medio de 0,034 libras por botella de 75 cl. (1,16 libras en 2002 y 1,81 en 2011). Sobre un precio de entrada de 1,638 libras por botella de 75 cl., los impuestos especiales488 suponen 1,81 libras, si se añaden 0,20 libras en concepto de transporte, 0,91 como margen del importador y 1,595 de margen minorista, el precio sobre el que se aplica el 20 por ciento de IVA es de 6,153 libras, por lo que el precio venta al público sería de 7,383 libras por botella. Entre los años 2005 y 2009 el consumo de vino ha descendido un 12,02 por ciento. Los ejemplos expuestos se limitan a la Unión Europea, y son solo una muestra del amplio espectro existente a nivel internacional en cuanto al marco fiscal al que está sometido el sector. Su influencia sobre productores y consumidores es evidente, ahora bien, puede que no lo sea tanto el impacto que tienen sobre los intercambios comerciales, por las posibles asimetrías que existen en algunos países de destino de las exportaciones al aplicar tarifas arancelarias diferentes según el país de procedencia del vino. Los acuerdos

484 Excise duty tables. Part I: Alcoholic beverages (DG TAXUD, January, 2006). 485 Análisis DAFO Grupo de Trabajo Estable Entorno socioeconómico y marco institucional de la Plataforma Tecnológica del Vino http://www.ptvino.com/ (última consulta 3 de agosto de 2012). 486 European Commission, Directorate-General for Agriculture and Rural Development. Wine, Economy of the sector, February, 2006, Working paper. 487 El mercado del vino tranquilo en el Reino Unido, Notas sectoriales, ICEX, Enero 2011. 488 Tasas al alcohol 28 de de marzo 2011

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

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comerciales bilaterales firmados entre países exportadores e importadores generan este tipo de asimetrías. Así, por ejemplo, en el Reino Unido, el vino de Chile se beneficia de un arancel menor (0,12 libras por litro de vino exportado a granel) que el de sus competidores argentinos, australianos y sudafricanos por el acuerdo bilateral firmado entre los dos países (Free Trade Agreement).489 Lo mismo ocurre en el caso del mercado chino donde los vinos chilenos se benefician de unas tarifas de importación muy inferiores a las de sus competidores (la mitad de las de Australia y Argentina y casi la cuarta parte que la de Estados Unidos). Esta diferencia es la principal causa de que un litro de vino chileno a granel se venda, en el mercado chino, a 4,90 yuan y uno estadounidense a 7,2 yuan.

A estos factores que influyen sobre el consumo y los flujos del comercio internacional de vino, hay que añadir los derivados de la complejidad de los mecanismos de acceso al mercado en algunos países, como por ejempolo Estados Unidos donde, además, existen tres tipos de impuestos que gravan el vino importado: los aranceles a la importación490, los impuestos federales (Federal Alcohol Excise Tax) y los impuestos estatales (State Excise Tax y Sales Tax) que son diferentes en cada Estado (ICEX 2010), y cada uno de ellos con su particular proceso burocrático y las correspondientes obligaciones de pasar por todas las partes de la cadena de distribución491, lo que se traduce en un aumento del precio final del producto492.

En algunos países, las barreras no arancelarias constituyen el principal problema para el intercambio. Es el caso de la Federación Rusa493, donde el propio Instituto de Comercio Exterior español advierte a las empresas españolas de que “Los procedimientos de certificación de producto e importación de bienes o servicios en la Federación Rusa se han convertido en una cuestión de idiosincrasia nacional: se trata de un procedimiento complicado a la vez que costoso y por ello, el mejor consejo que se le puede dar a un productor español que comercialice sus vinos en Rusia es que involucre a su contraparte rusa en estos trámites. No suele haber problemas puesto que los

489 Ver Rabobank Industry, 2012. The Incredible Bulk. The Rise in Global Bulk Wine Trade. Nota 296, enero 2012, pp. 9 - 11. 490 En el caso del vino español los vinos tranquilos de menos de 14 grados pagan según el formato de presentación. En recipientes de menos de 2 litros 0,0635 $ por litro, entre 2 y 4 litros, 0,0845 $/litro y en recipientes de más de 4 litros 0,140 $/litro. 491 Los Estados se agrupan en “no controlados” y “controlados”. En el primer grupo el importador vende directamente a los distribuidores y en el segundo el Estado participa directamente “en el negocio” reservándose el monopolio en la distribución de bebidas alcohólicas. Dicha reserva varía según los Estados: puede darse sólo en la fase mayorista (distribuidor), o alcanzar a toda la cadena de distribución, controlando también la venta al detalle (ICEX 2010). 492 Un vino tranquilo que llega al mercado de Estados Unidos a un precio de 72 dólares la caja (12 botellas de 75 cl.) tiene que pagar un arancel de 0,567 $, un impuesto Federal de 2,544 $ y un impuesto estatal de 0,452 $, en el caso del Estado de New York, con lo que el coste al importador es de 81,56 $/caja. A este coste hay que añadir el de transporte y almacenamiento (1,30 $), los márgenes del importador (24,47 $), del distribuidor (32,20 $) y el del detallista (69,77 $), lo que hace que el precio al restaurador sea de 139,53 $/caja, que con un margen del restaurador de 209,30 $/caja, pone la botella a disposición del consumidor a 29,07 $ (348,83 $/caja). 493 En la Federación Rusa existen cuatro exacciones a las que están sometida la importación de vino: Aranceles de importación que se aplican a todos los bienes importados (20 % en el caso del vino); Tasa de formalización aduanera: Aplicable a las mercancías que se introducen en territorio ruso (0,15 % del valor en aduana); IVA, para aquellos productos que se comercializan en Rusia (18 %) y Accisas: que se aplican sólo a determinados bienes como es el caso de las bebidas alcohólicas (6 rublos por litro para los vinos tranquilos en 2012)

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

309

importadores494 rusos conocen perfectamente los canales a través de las cuales pueden soslayar cualquier dificultad y aligerar la burocracia y duración de los procedimientos” (ICEX 2011b: 20).

En el escenario, sin duda complejo, que se viene analizando, actúan productores sometidos a diferentes marcos normativos y que, además, han defendido diferentes modos de producción en sus estrategias de desarrollo de negocio. La existencia de modelos alternativos al vigente en la DOCa Rioja es un elemento a considerar en la stensiones que se generan en la denominación, especialmente en un escenario de crisis. En definitiva, los productores apoyarán su modo de regulación en la medida en que siga ofreciendo respuestas eficaces para el sector y siempre que no se generalice la idea de que modelos alternativos ofrecen mejores soluciones.

Detrás de las grandes cifras del sector y de las características del entorno económico, existen diferentes realidades vitivinícolas que obedecen a la existencia de diferentes modos de producción y de consumo adaptados a las disposiciones institucionales existentes en cada país y con rasgos y particularidades que a veces se salen del marco general del análisis que sitúa a cada uno de los países productores en uno u otro de los dos grupos definidos.

Estas características particulares permiten identificar diferentes formas de funcionamiento económico en el sector y pueden generar tensiones en la DOCa Rioja, si se acaban imponiendo aquellas que vengan a cuestionar algunas de las bases que sustentan el actual modo de regulación existente en la denominación. 2.2.3 Diversos modos de producción y de consumo

Como se ha visto, los países productores y exportadores de vino de la Unión Europea, ponen en el mercado dos tipos de vinos, vinos sin IGP y vinos con IGP495 y con ello segmentan tanto la oferta como la demanda. Cada uno de estos dos mercados muestran, además, comportamientos diferentes496.

Esta segmentación se percibe más intensamente a partir de la segunda mitad de los años ochenta cuando aumenta la competencia en el mercado mundial y el modo de organización de la producción y del consumo específico de la Unión Europea no es compartido por otros países productores497. La tensión que genera la existencia de dos formas diferentes de entender la

494 Cualquier empresa que desee importar vinos en Rusia debe estar en posesión de dos licencias: Licencia del Ministerio de Comercio para la importación de vinos y bebidas alcohólicas y Licencia específica para la importación de vinos y bebidas alcohólicas 495 Los vinos con IGP pueden ser simplemente vinos con Indicación Geográfica de Procedencia o vinos con Denominación de Origen Protegida. 496 En la Unión Europea desciende el consumo de vino sin IGP y aumenta el de vino con IGP, y en el mercado exterior las ventas en volumen de los vinos sin IGP crecen a tasas anuales del 8,8 por ciento desde el año 2009 en tanto que los vinos con IGP lo hacen al 4,1 por ciento. El precio medio de exportación de los vinos sin IGP el año 2007 fue 1,35 euros el litro y el de los vinos con IGP 6.15 euros el litro. El año 2007 la UE exportó a países terceros 9.902.000 hectolitros de vino sin IGP por un valor total de 1.337,9 millones de euros, y 7.987.000 hectolitros de vino con IGP por valor de 4.912,5 millones de euros (Comisión 2009) 497 La base de datos E-Bacchus de la DGVI Agricultura de la Comisión Europea en su informe de julio de 2011 cifra en 2.988 las Indicaciones Geográficas que existen en el sector vitivinícola en el mundo. De éstas, 1.336 son Denominaciones de Origen Protegidas, de las que sólo 2 están fuera de la Unión Europea, una en EEUU y otra en Brasil. Hay 956 Indicaciones Geográficas Protegidas, de las que 587 están en la UE, 153 en África del Sur, 72 en Australia y 57 en Chile. Existen también 696 regiones en las que se indica la procedencia del vino, pero sin ningún tipo de restricción en la producción y elaboración, todas ellas localizadas en EEUU.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

310

regulación en el sector, aumenta durante los años noventa coincidiendo con una mayor presencia en el mercado de los vinos australianos, una vez que el sector de este país decide afrontar la crisis por la que atraviesa y elabora la propuesta de actuación conocida como “Strategy 2025”498, cuya aplicación permitió la reconversión y expansión del sector.

Las bases de la estrategia que empiezan a desarrollar a partir del año 1996 y que se revisan cada cinco años, poco tienen que ver con aquellas que sustentan el modelo aplicado en Europa y por ello, el caso australiano, merece una referencia especial en este análisis.

Como señalan Green et al. (2004), las principales características del plan australiano, además de ser una iniciativa que parte del ámbito privado, se apoyan en el desarrollo y valorización de un número limitado de variedades de cepas, en un importante esfuerzo de publicidad y promoción de las marcas de vinos elaborados a partir de ellas, y en un sistema de producción a gran escala en unidades de producción que se denominan “wineries”499. Las decisiones que toma la industria del vino australiana en estos años, son consecuencia de algunos cambios importantes que se gestan en las décadas anteriores y cuyo conocimiento es imprescindible para entender la evolución posterior del sector.

Históricamente la producción de vino en Australia se enfrentaba a dos factores limitantes: el elevado riesgo de heladas en las zonas de cultivo y las temperaturas altas durante la fermentación de los mostos. Cuando tecnológicamente ambas limitaciones se pueden resolver, cambio varietal en un caso y tecnología para refrigerar en el otro, el sector comienza un periodo de expansión que se conoce como “la edad de oro” de la vitivinicultura australiana y que cubre la década de los años setenta (Wilson, 2007).

Es en este momento cuando la industria del vino australiana define “su estilo de vino”: afrutado y con aromas intensos, un vino que su climatología y las nuevas variedades le permiten ofertar y con ello comienzan a vender la idea de que su vino es “sol en una botella”500. Este tipo de vino se basa en unas cualidades fáciles de apreciar y evaluar por los consumidores (Charters, 2005) y rápidamente aumenta el consumo en el mercado nacional pasando de consumos insignificantes, a 10 litros per cápita en los primeros años de la década de los ochenta. El éxito en el mercado doméstico anima la búsqueda de nuevos destinos y para ello se diseñan estrategias que permiten diferenciarse de los vinos europeos. Comienza la presencia del vino australiano en el mercado mundial y la industria se plantea esta cuestión: si los vinos australianos no son ya comparables a los europeos, entonces por qué las etiquetas siguen mostrando que son de estilo europeo: Moselle, Bourgone, Chablis, Chianti, Clairette,... La necesidad de cambio se produce en un momento en el que a nivel internacional se ha abierto el debate sobre “las reglas de juego” y el organismo australiano responsable de la legislación, la promoción y las prácticas enológicas, Australian Wine and Brandy Corporation

498 En mayo de 2007 esta estrategia fue revisada generándose un nuevo documento, “Wine Australia: Directions to 2025” que puede consultarse en http://www.wineaustralia.com/australia/ (última consulta 3 de agosto de 2012). 499 Este sistema es, en buena medida, similar al que ya venía desarrollándose en EEUU, en donde tuvo su primer gran promotor en el grupo E & J Gallo Wineries, que inicia y expande su actividad a partir de la segunda mitad de los años 80. 500 Esta idea se contrapone a la que se identifica con el modelo de los PTP, y en particular con Francia, para los que su vino es “historia y geografía en una botella” (Brémond, 2011).

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(AWBC)501, negocia los acuerdos en la OMC y los acuerdos bilaterales con otros países productores-exportadores de vino502.

Se ha producido un cambio en el modo de producción a partir de las innovaciones tecnológicas que da como resultado un producto diferente al que ofertan otras zonas de producción aunque se llame igual, vino, adaptado a la demanda de los consumidores. El cambio plantea a la industria australiana la necesidad de modificar algunas normas, como por ejemplo, las que regulan el etiquetado de los vinos aceptadas hasta entonces por todos los países que forman parte de la OIV.

De esta manera el modo tradicional de segmentar el mercado por los PTP, vino de mesa y vino de calidad, y la diferenciación de los vinos de calidad por su origen (territorio e historia) se enfrenta ahora a una nueva forma de relación con los consumidores basada exclusivamente en las características del producto.

El cambio de orientación no deja indiferentes a los agentes económicos de la DOCa Rioja. La nueva imagen de la oferta que animan los productores australianos, identificadas con el vino joven, afrutado y natural, choca con la de los vinos criados, pero puede encajar en la oferta de vinos jóvenes, todavía mayoritaria en Rioja en los años ochenta y noventa. Este cambio pone a prueba la capacidad de adaptación del modo de regulación existente en la DOCa Rioja.503

El nuevo modo de producción tiene un único objetivo: satisfacer la demanda del consumidor y facilitarle la compra. En consecuencia, la industria del vino australiana opta por ser flexible para poder adaptarse con rapidez a los cambios de la demanda y por ello, todas las decisiones relativas a la plantación, la producción y la distribución están orientadas a facilitar esta adaptación, cuando el cambio en la demanda es razonable.504 El resultado es

501 El Ministerio de Agricultura de Australia es responsable de las dos organizaciones sectoriales más importantes: Australian Wine and Brandy Corporation (AWBC) y Grape and Wine Research Development Corporation (GWRDC). La primera fue establecida en 1980 y tiene como función el promover y controlar las exportaciones de productos derivados de la uva, el consumo y venta de productos derivados de la uva tanto a nivel doméstico como internacional, mejorar la producción y llevar a cabo o apoyar investigaciones relacionadas al marketing . La segunda organización fue establecida en 1991 y sus objetivos son, a través de su apoyo a la investigación y el desarrollo, aumentar los beneficios económicos y sociales de los miembros de la industria del vino y de la comunidad en general a través de la mejora de la eficiencia, producción, procesamiento, almacenaje, transporte y marketing de la uva y el vino. El Australian Wine Export Council, entidad dependiente de la AWBC y responsable de la administración y coordinación de las distintas oficinas comerciales australianas del vino en el mundo, tiene como papel el desarrollar e implementar promociones para apoyar las exportaciones del vino. Sin embargo, su objetivo más importante es el de colaborar en la creación de la imagen internacional de Australia como país fuente de vinos diversos, de alta calidad y a un precio competitivo. El sector privado, por su parte, también posee organizaciones orientadas al apoyo y coordinación de la industria; existiendo un estrecho contacto entre todas ellas y las organizaciones sectoriales dependientes del Ministerio de Agricultura. Las organizaciones privadas más importantes son la Winemakers’ Federation of Australia, la Winegrape Growers Council of Australia y la Wine Grape Growers Australia. Cada una de ellas posee distintos miembros y sirve de nexo directo entre la industria y las instituciones gubernamentales de apoyo al sector (ICEX, 2011). 502 El 1 de septiembre de 2010 entró en vigor el acuerdo entre Australia y la UE sobre comercio del vino, que sustituye al firmado en el año 1994. Con el nuevo acuerdo la UE acepta las técnicas australianas de producción y elaboración de vino y a cambio Australia se compromete a respetar las Indicaciones Geográficas Protegidas de la UE y las expresiones tradicionales como “Sherry”, “manzanilla”, “oloroso”, “fino”, “rancio”, “porto”,… (puede consultarse el texto del acuerdo en http://www.wineaustralia.com/australia/) (última consulta 3 de agosto de 2012). 503 Un ejemplo es el debate abierto sobre la conveniencia de aumentar o no la producción de vino blanco 504 La flexibilidad de la industria vitivinícola australiana para adaptarse a los cambios en la demanda choca con la rigidez a la que se enfrentan muchas empresas riojanas, rigidez que es especialmente

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una organización del sector orientada exclusivamente hacia la investigación,505 la financiación y la promoción, y en una regulación que tiene como objetivo minimizar el coste de poner el producto en el mercado (mínima documentación para la exportación, tasas reducidas...).

En síntesis, la estrategia seguida por la industria del vino australiana se basa en un modo de producción y de intercambio y en una organización de la producción y del trabajo caracterizada por los siguientes elementos:

Se distinguen cuatro tipos de vinos, de mesa (tinto, blanco y rosado),

de postre, espumoso y fortificado506. No hay limitaciones territoriales en el movimiento de la producción La oferta está concentrada (pocos productores) y suficiente uva, de

un número limitado de variedades preferentes con la mayor homogeneidad cualitativa posible507. La variedad de uva es la base de identificación del producto (vino).

Existe una gama muy amplia de precios de la uva para cubrir diferentes segmentos de precios en vinos. Practica contractual a largo plazo entre bodegas y productores de uva.

Aparecen marcas privadas fuertes asociadas a una gama de productos homogéneos. Hay pocas empresas y con dimensión suficiente como para beneficiarse de economías de escala y poder cubrir las necesidades de una demanda cada vez más concentrada en grandes grupos de distribución. Sistema de producción industrial con alta integración vertical y elevado grado de concentración de la producción (las 5 mayores empresas concentran el 71 por ciento de la producción de vino)

La orientación principal del producto es la exportación y la base de la estrategia de ventas es el marketing.

El objetivo prioritario de crecimiento se establece en términos de volumen, antes que en valor, lo que implica estrategias de precios (estabilidad y entrada por gamas bajas de precio con objetivo de crecer después en las gamas de precios medios y alto).

El caso australiano, es un buen ejemplo para entender la adopción de un

modo de producción adaptado a los cambios de la demanda que cuestiona el sistema europeo, dominante hasta las últimas décadas del siglo XX, basado en la hipótesis de que los consumidores demandan un producto que garantice el mantenimiento de la historia y de la tradición (Stanford, 2000 y D´Hauteville et al., 2001).

notable cuando operan con vino criado, dadas las necesidades de inversión de activos fijos y en existencias que conlleva trabajar con este tipo de vino. 505 En el año 2000 las empresas australianas del sector aportaron la mitad de los 9 millones de $ USA (el Estado aportó 4,5 millones) invertidos en investigación y desarrollo, un cincuenta por ciento más que la inversión llevada a cabo por las empresas vitivinícolas de Estados Unidos (Moguillansky et al., 2006). 506 El Standard 4.51 Wine Production Requirements del Australia New Zealand Food Standards Code realiza una distinción entre brandy, fortified wine (vino fortificado), grape spirit (licor de uva), sparkling wine (vino espumoso) y wine (vino) y define cada una de estas categorías. 507 Es importante destacar que del total de la producción australiana el 60 por ciento aproximadamente corresponde a variedades de uva tinta y que entre éstas destacan tres: Shiraz, (41 por ciento), Cabernet Sauvignon, (29 por ciento) y Merlot, (12 por ciento). Entre las variedades blancas destacan: Chardonnay con el 51 por ciento, Suvignon blanc y Semillón con el 16 por ciento cada una.

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En los últimos años, el modelo de crecimiento del sector vitivinícola australiano se ha ajustado reduciendo la producción, aumentando el consumo interno y el volumen exportado (aunque no el valor que ha disminuido considerablemente), lo que, entre otros efectos, ha permitido reducir significativamente el volumen de existencias. Todo ello se ha realizado manteniendo una estructura empresarial en la que las veinte mayores bodegas realizan más del 90 por ciento de las ventas y más de la mitad exportan (1.230 de un total de 2.420 empresas), con una estrategia de exportación muy agresiva en precio que consigue aumentar las ventas en volumen (9,18 por ciento entre 2006 y 2010) aunque con pérdidas considerables de valor (-21,38 % entre 2006 y 2010). En la última década el modelo seguido por la industria del vino australiana, en el que la única política vitivinícola es la promoción de sus vinos en el mercado, esta teniendo problemas para mantener la producción y el sistema de relaciones contractuales entre productores de uva y wineries se muestra insuficiente para mantener el sector equilibrado recurriendo, cada vez más, las empresas a abastecerse en el mercado libre (Montaigne, 2012).

Otro caso especialmente interesante para la DOCa Rioja, a la vista de las tensiones que genera la mayor orientación de la PAC hacia la liberalización que, entre otros efectos, elimina los derechos de plantación, es el de Sudáfrica. La razón es la desregulación que se aplicó al sector vitivinícola de este país en los últimos años del siglo XX.

Desde los años veinte la industria vitivinícola sudafricana estuvo reglamentada por la Koöperatieve Wijnbouwers Vereniging (KWV) fundada en 1918. Esta organización se encargaba de fijar cuotas, precios mínimos para la producción y gestionaba el excedente. Con el fin del apartheid en 1994, la agricultura sudafricana en general, y el sector del vino en particular, ha evolucionado pasando, de ser una industria sumamente regulada y protegida, a convertirse en una actividad libre de todo tipo de restricciones, no subsidiada y abierta a la competencia a nivel mundial (Van Rooyen et alli, 2010).

La Ley de Comercialización de Productos Agrícolas de 1996 modificó notablemente la comercialización agrícola en el país mediante el cierre de las juntas de comercialización agrícola, la supresión de ciertos controles para la importación y la exportación, la eliminación de subsidios y la adopción de aranceles para la importación con el fin de proteger a la agricultura sudafricana de la competencia internacional desleal.

Estos cambios en las disposiciones institucionales han tenido consecuencias importantes en el funcionamiento económico y en la organización del sector (Carey, 2007) que pueden observarse en:

Una mayor orientación de la producción hacia la calidad Reducción del número de explotaciones vitícolas y aumento del

tamaño medio.508 Adaptación de los productores y de sus organizaciones a la

liberalización del comercio. Acuerdos contractuales entre granelistas y mayoristas con

productores y bodegas.509

508 Las explotaciones vitícolas se reducen un 21 por ciento y el número de productores un 4 por ciento, aumentando el tamaño medio de las explotaciones pero manteniéndose una estructura en la que domina la explotación de tipo familiar, 82 por ciento.

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Aumento del número de bodegas, sobre todo de las privadas (260 en 1996 y 581 en 2005 de las cuales el 51 por ciento elabora menos de 100 toneladas de uva).

Aumento de la venta directa en bodega (32 bodegas en 1996 y 118 en 2005).

Aumento de las exportaciones. Creación de empresas especializadas en la exportación de vino.510 El año 2002 se crea a Compañía Sur Africana de los Vinos y del

Brandy (SAWB) para homogeneizar la estructura representativa y comercial del sector.

Elaboración del Plan Estratégico “Vision 2020” en el año 2003 que es ejecutado por la Wine Industry Strategy & Industry Plan (WIP).511

Entre los NPP Chile y Argentina son otros casos de interés. En Chile, la

mayor parte de la producción de vino sale al mercado con una indicación de procedencia, que no obstante solo garantiza el origen del 75 por ciento de las uvas con las que se ha elaborado el vino512. El año 2009 de una producción total de 990 millones de litros de vino, 859 son vinos con DO según la legislación Chilena, 102 vinos sin DO y 25 vinos de mesa (Vergara, 2001).

El interés de Chile por la IGP abre una nueva vía para el uso internacional de esta figura pero con un matiz fundamental, reduciendo el nivel de control que asocian a ella los países productores de la UE. Si esta vía gana adeptos, aumentarán las tensiones sobre el modo de regulación basado en las IGP, como es el caso de la DOCa Rioja.

La estructura empresarial del sector en Chile presenta un elevado grado de concentración, con una enorme diferencia entre las tres mayores empresas, que tienen participaciones en el mercado en torno al 25 por ciento cada una y la cuarta empresa que tiene una cuota del 1,8 por ciento.513

Al analizar la evolución del sector vitivinícola en Argentina, se encuentran diferencias significativas con el resto de los países incluidos en el grupo de NPP de vino, tanto desde la perspectiva del mercado (Barco et al., 2007) como de la política vitivinícola (Montaigne, 2012). La historia vitivinícola del país contradice la idea de ausencia total de reglamentación vitivinícola con la que parece asociarse a los nuevos países productores. Además, en la década de los años ochenta Argentina trató de regular los derechos de plantación, pero fue incapaz de articular los instrumentos necesarios para su aplicación, pero si

509 Participan en estos acuerdos 495 bodegas privadas, 65 cooperativas y 21 mayoristas. Las bodegas privadas son mayoritariamente de pequeño y mediano tamaño y las bodegas de mayor tamaño son cooperativas (30 elaboran cada una más de 10.000 toneladas). 510 Entre estas empresas distribuidoras, las más grandes no tienen bodega de vinificación. 511 El Plan Estratégico se basa en cuatro programas: competitividad y rentabilidad, gestión sostenible de los recursos naturales, consumo de vino socialmente responsable y participación equitativa y emancipación de grupos históricamente más desfavorecidos y creación de la marca “África del Sur” para reforzar la imagen de los vinos del país en el exterior. 512 Indicación que se identifica con el nombre de Denominación de Origen pero que no cumple las exigencias impuestas por la DO en la legislación de la Unión Europea, ya que los vinos chilenos “con DO en sus etiquetas cumplen con condiciones establecidas como que al menos el 75 por ciento del vino sea producido con uvas provenientes del lugar indicado y que al menos un 75 por ciento de las uvas se inscriba en el cuadro de 29 cepas aceptadas. El 25 por ciento restante puede provenir de otros lugares y de variedades distintas a las señaladas” (García-Uriburu, 2010:15) 513 Concha y Toro (31 por ciento), Santa Rita (29) y VSPT (que es el resultado de la fusión en 2008 de viña San Pedro y Viña Tarapacá y tiene una cuota de mercado del 23 %) son las tres grandes compañías de Chile en el sector

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lo fue, previo acuerdo de las dos grandes regiones productoras de vino del país, Mendoza y San Juan, de poner en marcha, el año 1994, un mecanismo de regulación basado en la producción y comercialización de mosto y mosto concentrado con capacidad para estabilizar el mercado y sostener los precios del vino, en un contexto de liberalización y desregulación de la economía argentina.

El último de los casos sometidos a consideración, en este análisis de los modos de producción, es el de Estados Unidos, donde llama la atención la divergencia existente entre la tendencia a la concentración en la producción de uva (menos productores y con mayor base territorial) y la tendencia al aumento del número de bodegas, 919 en 1980, 2.700 en 1999 y 4.929 en 2007. El aumento del número de empresas en el sector puede considerarse una muestra del enorme interés mostrado a lo largo de los años por esta actividad, lo que ha permitido alcanzar una estructura en la que conviven grandes imperios bodegueros con pequeñas bodegas familiares (Pálla et al., 2007).

Algunas investigaciones recientes (Cyr et al., 2010) contradicen las predicciones realizadas por Flanagan (1986) que preveían una disminución del número de empresas pequeñas. Lo ocurrido en las últimas décadas muestra una configuración del tamaño empresarial que se distribuye de forma bimodal, con un aumento de los pequeños productores tanto en número como en cuota de mercado. Esta estructura empresarial anima el interés por la diferenciación del producto por el origen (Indicación Geográfica) sin que ello suponga la aplicación de restricciones.

Desde esta perspectiva de la estructura empresarial y a la vista de lo ocurrido en estos NPP, no cabe deducir la existencia de un modelo general de comportamiento, así mientras en Australia, Sudáfrica y Chile domina la tendencia a la concentración empresarial en Estados Unidos se está avanzando hacia un modelo plural, más propio de los países europeos, en el que conviven grandes, pequeñas y medianas empresas, con objetivos estratégicos que pueden llegar a ser complementarios.

Curiosamente, esta pluralidad se da en un país en el que no hay normas que regulen los rendimientos del viñedo, las prácticas culturales o las variedades cultivadas (Bardají, 1993). No existe ningún control sobre el potencial productivo porque se quiere evitar cualquier restricción a la entrada de nuevos empresarios en el sector al considerar que la iniciativa privada sólo puede quedar limitada en la medida en que afecte a la seguridad del consumidor. Bajo esta filosofía el comportamiento de las plantaciones se ajusta a la situación del mercado, existiendo márgenes muy amplios para la aplicación de unas u otras prácticas culturales y enológicas.

Pero, sin duda, la característica que más interesa destacar del sector vitivinícola norteamericano, atendiendo al objetivo de esta investigación, no se encuentra en el lado de la oferta sino en el de la demanda. La distribución y consumo de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos está regulada y controlada por diversas Agencias o Departamentos de carácter tanto Federal como Estatal, abarcando temas tan diversos como la fiscalidad, la seguridad alimentaria o la protección de la salud y de los consumidores o regulando cuestiones como las formas de comercialización. Ello conlleva, por tanto, la existencia de diferentes niveles, fases y procesos de regulación del mercado que aportan a la comercialización de estos productos una complejidad que

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quizás no se encuentre en otros casos ni países514 (Pálla et al., 2007). A la vista de esta regulación no se puede hablar de un mercado norteamericano sino de muchos mercados, más que Estados, dadas las regulaciones existentes, incluso por debajo de este nivel administrativo. El sistema que se aplica en la mayoría de los Estados, y en particular en los denominados “Estados con licencias”, se conoce con el nombre de Three-Tier System o “sistema de los tres escalones”. Por medio de este sistema, en la distribución de bebidas alcohólicas debe producirse por Ley la presencia obligada de las figuras del productor-suministrador, del mayorista y del minorista. La diferencia con cualquier otro país esta en que, en Estados Unidos, dichas figuras tienen que darse obligatoriamente quedando, además, definidos sus cometidos, obligaciones, derechos y régimen de licencias definidos por Ley. Es un modelo de regulación del mercado claramente intervencionista. Por mandato legal, la figura del productor-suministrador se encuentra separada del detallista, por una tercera figura, el mayorista. Este sistema se considera por la National Association of Beverage Importers (NABI) muy eficaz para evitar las prácticas monopolísticas y la posición dominante de los suministradores en el mercado.

Además, cada Estado tiene su sistema de regulación, distinguiéndose dos extremos: Estados Controlados y Estados con Licencia (la enmienda veintiuno otorga competencias casi plenas a los Estados en materia de regulación del sector de bebidas alcohólicas, competencias perfectamente desarrolladas desde 1931). Las diferentes formas de regular el mercado van desde el monopolio estatal en la compra y venta de bebidas alcohólicas (Estado Controlado), hasta la autorización de la venta de estas bebidas en tiendas de alimentación, a través de un sistema de concesión de licencias (Estado con Licencias), pasando por situaciones intermedias como la venta libre en tiendas especializadas (ICEX, 2010).

En este particular sistema de regulación, se puede incluso llegar a la exclusividad territorial, establecida bien por Ley o bien por contrato. La exclusividad permite a los mayoristas tener la exclusiva para comercializar los productos de los suministradores con los minoristas en una zona geográfica delimitada.

El control de la venta de alcohol es tan importante en este país que condiciona toda la normativa sobre etiquetado y publicidad de estas bebidas, llegando incluso a influir en la legislación que regula las indicaciones de procedencia de los vinos. El sistema de Denominaciones de Origen en Estados Unidos es muy diferente al europeo y esta diseñado, únicamente, para informar al consumidor sobre la procedencia geográfica de la uva utilizada en la elaboración de los vinos, no conteniendo ningún requerimiento que afecte a la calidad del producto o que pueda representar, de algún modo, una imagen de calidad del producto amparado con la denominación de cara al consumidor (Bardají, 1993).

Los casos analizados permiten constatar que aunque no existe un patrón único que unifique el modo de producción y distribución en los NPP, si existen tres elementos que permiten identificar un denominador común que, además, los diferencia de los PTP (Green et al., 2004 y Bardají, 2004 y Barco et al., 2007):

514 En la Constitución norteamericana, que tiene 7 artículos y 27 enmiendas constitucionales, dos de ellas se dediquen primero a la regulación y luego a desregulación aunque parcial de la producción y consumo de bebidas alcohólicas (Pálla et al., 2007:36)

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1) Reunir grandes cantidades de uva vinificable, con características

varietales similares y previamente establecidas, recolectadas en diferentes zonas. Esta concentración de materia prima permite masificar la producción y, consecuentemente, el volumen de vino obtenido, poniendo especial atención durante todo el proceso en garantizar un nivel de calidad con elevado grado de homogeneidad.

2) Grandes empresas con una elevada orientación al exterior y un sistema de producción industrial con marcas fuertes asociadas a una gama de productos homogéneos.

3) Estrategias de crecimiento vinculadas a la situación del mercado y no condicionadas por disposiciones institucionales que limiten el potencial productivo.

A partir de estas características adquieren singularidad otros tres elementos

que son propios de los PTP:

1) Segmentación de la oferta mediante disposiciones institucionales que regulan la calidad y su identificación con el territorio y con las prácticas culturales permitidas (caso de las Denominaciones de Origen).

2) Convivencia de empresas de tamaños muy diversos con orientación de las ventas hacia los mercados interiores y limitaciones de tamaño para internacionalizarse.

3) Estrategias de crecimiento dependientes de disposiciones institucionales para el control del potencial de producción e intervención en el mercado, con evidentes consecuencias económicas para los operadores.

Las particularidades de uno y otro grupo se sintetizan en el siguiente

cuadro:

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

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Cuadro 4.10

Características del funcionamiento económico del sector vitivinícola

Países Tradicionalmente Productores (PTP)

Nuevos Países Productores (NPP)

Localización Europa América, Australia y África del Sur. Actividad Tradicional agroindustrial Industrial comercial Diferenciación Por el origen (Indicación

Geográfica) Por la marca y por la variedad

Modernización Condicionada por mejora de la calidad que conlleva limitación de rendimiento

Sin limitaciones normativas para reducción de costes

Estrategia de comunicación

Imagen de calidad reforzada con: historia, cultura, tradición, territorio...

Flexibilidad para adaptarse a los cambios de la demanda, con aumento de la oferta y animación de la demanda con herramientas de mercado

Garantía a los consumidores

Por el origen como marca colectiva además de la marca de la empresa

Por la marca de la empresa

Concentración empresarial

Media - Baja Alta

Tamaño de las empresas

Pequeñas y medianas Medianas y grandes

Tendencia de la producción

Decreciente y condicionado por disposiciones institucionales

Creciente y condicionado por la evolución del mercado

Mercado Interior Fuerte y decreciendo Débil y creciendo Orientación a la exportación

Media Alta

Disposiciones institucionales

Con capacidad para controlar el potencial productivo y regular el mercado

Sin control del potencial productivo ni regulación del mercado

Fuente: elaboración propia

Como se ha podido observar, las disposiciones institucionales condicionan, en mayor o menor medida, el funcionamiento económico del sector en cada zona de producción, definiendo diversos modos de regulación que, con frecuencia, son también reducidos únicamente a dos, uno identificado con el grupo de países tradicionalmente productores caracterizado por un mayor protagonismo de las disposiciones institucionales y, otro, con los nuevos países productores en los que es menor la influencia de las disposiciones en el funcionamiento económico del sector. Y es precisamente en este escenario donde se sitúan las estrategias empresariales para competir en los próximos años, observándose cómo la evolución reciente del mercado mundial anima la idea de éxito empresarial con el modo de regulación asociado con el grupo de NPP, aún cuando sea notoria la heterogeneidad que existe entre los países que integran este grupo (Barco et al., 2007).

Las diferencias entre los dos grupos de países, unidas a su evolución, se ven reflejadas con frecuencia en los foros de discusión y en análisis del sector vitivinícola (Jefford, 2010), para acabar valorando con pesimismo las expectativas del sector en la Unión Europea. El pesimismo se hace especialmente visible cuando, a partir del año 2004, se abre el debate sobre la

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reforma de la Organización Común de Mercado del vino (OCM),515 y se acaba asumiendo, por la Comisión, como inevitable, el descenso de la superficie de viñedo en la UE, al tiempo que se cuestiona, por excesivamente reglamentista, su modo de producción, abogando por una modificación drástica, cuando no por su derogación, y todo, con el fin de mantener la posición del sector europeo en el mercado mundial.

Las diferentes formas en que las disposiciones institucionales interactúan con el régimen de funcionamiento económico del sector, en unos casos condicionando el modo de producción y en otros la distribución y el consumo, constituyen la piedra angular del escenario en el que actuará el sector en los próximos años, de ahí que las previsiones que hoy puedan realizarse a partir del análisis del comportamiento del potencial productivo y de la demanda, no dejan de ser meras conjeturas, por cuanto, cualquier cambio en las disposiciones institucionales, puede modificar las tendencias observadas. Cobran especial importancia, desde la perspectiva de la oferta, todas aquellas medidas que tienen que ver con el control del potencial productivo, el producto ofertado, las que vinculan la calidad con el origen y la estructura empresarial y, desde la de la demanda, todas aquellas normas relacionadas con el consumo de alcohol, incluidos impuestos y tasas, la salud, la seguridad vial y la protección del medio ambiente.516 3 Tensiones y situaciones críticas en el modo de regulación de la DOCa Rioja

El sector vitivinícola en la DOCa Rioja, se ha ido adaptando a los cambios producidos en las últimas décadas en el mercado mundial del vino, tanto, en su funcionamiento económico, como en las disposiciones institucionales. El proceso de adaptación no ha estado exento de tensiones y el sector ha pasado por situaciones críticas en las que se ha puesto a prueba la capacidad del modo de regulación existente para hacer frente a los cambios.

En este apartado se analizan las tensiones y situaciones críticas que se han producido en la DOCa Rioja desde la década de los años ochenta, periodo en el que, externamente, se produce la articulación del mercado mundial del vino, e internamente, se configura el actual modo de regulación.

El descenso de los precios de la uva y del vino en origen que acompañó a la caída de las ventas desde el inicio de la actual crisis económica, ha sido el catalizador que ha permitido constatar la magnitud de unas tensiones que el crecimiento del sector había ocultado. El desequilibrio en las relaciones interprofesionales y el cuestionamiento del modelo de gestión y control de la denominación, son las principales manifestaciones de las mismas.

El análisis del sector realizado en los capítulos anteriores permite, por una parte, entender hasta qué punto la caída de las ventas se debe a factores específicos de la actual crisis económica o si, por el contrario, comparte razones con las vividas en el pasado, y por otra, valorar si la tendencia reciente

515 Véanse los documentos elaborados por la Comisión previos a la reforma de la OCM del sector vitivinícola. Documento de trabajo febrero 2006, “Vino. OCM” y Documento de trabajo febrero 2006 “Vino. Economía del sector”. DGVI. 516 En la UE el descenso del consumo de vino se asocia a las campañas para la reducción del consumo de alcohol y a las medidas para aumentar la seguridad vial.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

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se enmarca en un movimiento coyuntural o forma parte de una secuencia de ciclo largo y que podría extenderse hasta abarcar más de medio siglo.

Las series históricas permiten constatar las propiedades cíclicas que caracterizan la evolución de las variables económicas. La economía ha ofrecido desarrollos teóricos relevantes en cuanto a los determinantes de los ciclos económicos y de su duración. La visión agregada ha sido habitual en este tipo de estudios y el componente sectorial no ha sido el más frecuente en los trabajos de investigación.

Tomando como referencia la definición de Lucas (1977) según la cual los ciclos son fluctuaciones recurrentes de la producción y el empleo en torno a una tendencia517, y asumiendo la propuesta de Hodrick et al. (1980) sobre lo que se entiende por tendencia518 cabe dibujar ciclos económicos, superpuestos sobre las líneas de tendencia que, a su vez, podrían ser crecientes o decrecientes. Si este ejercicio se aplica a diferentes sectores o países se encontrarán desviaciones más o menos acusadas. Un caso particular será el que se descubre cuando el análisis se aplica en el ámbito agrario. Entre otros motivos, la incidencia de factores ambientales específicos y no predecibles, alejan a las actividades agrarias de la línea que dibuja la evolución del conjunto de la economía. Su especificidad no resta interés al análisis, y resulta relevante tratar de constatar si, como señala Prescot (2005), una parte importante de las fluctuaciones cíclicas es la respuesta óptima a perturbaciones reales.

A continuación se analiza el comportamiento de las ventas y de los precios de la uva y del vino y las respuestas que se producen ante las perturbaciones reales sufridas por el sector vitivinícola en la DOCa Rioja en las últimas décadas.

Como ya se ha visto, desde la configuración del actual modo de regulación, en los años ochenta, el sector presenta una clara tendencia al crecimiento en todas las variables que determinan su capacidad de producción, elaboración, crianza y comercialización. Todo ello no ha impedido pasar por tres situaciones críticas que tienen en común la caída de las ventas, el aumento de las existencias, el descenso de los precios de la uva y del vino tanto en el mercado interior, como en la exportación.

La historia del Rioja muestra cómo las crisis pueden ser enmarcadas en ciclos de larga duración, al final de los cuales, el sector reacciona realizando ajustes que afectan, en unos casos, al modo de producción (cambios tecnológicos en producción, elaboración y crianza), con el objetivo de adaptar la oferta a la demanda, y en otros, introduciendo modificaciones en las disposiciones institucionales que establecen las reglas de juego. Por ello, el interés del análisis de las crisis que han afectado al sector del vino en la DOCa Rioja en las tres últimas décadas, va más allá de la identificación de las tensiones que generan y pretende conocer, además, las medidas adoptadas para su superación y cómo afectaron al funcionamiento económico del sector y a las disposiciones institucionales.

Producción, ventas, existencias, precios de la materia prima y del producto terminado, son las variables en las que se apoya el análisis

517 Lucas (1977) define los ciclos como fluctuaciones recurrentes de la producción y el empleo en torno a una tendencia, pero no establece una definición de tendencia. 518 Estos autores apuestan por una definición operativa de tendencia y la asocian a un estadístico bien definido como una función de una variable real. El estadístico de tendencia reproduce la curva suavizada que los economistas ajustan a los datos.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

321

comparado de las situaciones críticas identificadas durante unos años en los que la tendencia global del sector ha sido expansiva. En general se observa, (gráfico 4.8), como, crecimientos intensos van seguidos de caídas de ventas y de precios que se prolongan durante varios años. Se diferencian estas situaciones de otras en las que los descensos en el volumen de las ventas van acompañados de incrementos de precios.

Tomando como referencia el volumen de las ventas y los precios, y tomando como año de inicio aquel en el que las ventas alcanzan su máximo nivel y como año de finalización aquel en el que se inicia la recuperación del precio de la uva, es posible observar tres situaciones críticas: la primera se prolonga entre 1988 hasta 1994, la segunda entre 1998 y 2002 y la tercera que comienza en 2007 y que, en 2012, no puede darse todavía por concluida, al menos a la vista del comportamiento de los precios pagados por la materia prima, uva y vino, durante el año 2011519.

Gráfico 4.8 Evolución de las ventas y de los precios de la uva y del vino exportado

Cada una de las situaciones críticas presenta características específicas en cuanto al entorno en el que se desarrolla (tendencia del mercado mundial) y del comportamiento de las ventas y de los precios (de la uva y del vino en origen, y del vino embotellado en el mercado interior y en la exportación). La determinación de las causas que provocan la crisis en cada momento requiere la descripción del comportamiento de cada una de estas variables. Una vez identificadas las causas y sus consecuencias se trata de poner de manifiesto cuáles fueron las soluciones adoptadas en cada caso, los ajustes producidos

519 Los precios conocidos durante la vendimia de 2012, apuntan una clara recuperación, 0,83 euros por kilo de uva tinta y 0,70 para la uva blanca.

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Fuente: elaboración propia

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Precio medio exportación (euros por litro) Precio medio de la uva (euros por kilo) Ventas (millones de litros)

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

322

en el sector y los efectos de unas y otros en la recuperación de las ventas. Así mismo, conviene diferenciar entre los ajustes de mercado que se verían reflejados en la capacidad productiva o en la evolución de las ventas, y aquellos que obedecen a cambios en las disposiciones institucionales. Los cuadros 4.11, 4.12 y 4.13 sintetizan el análisis realizado:

Cuadro 4.11 Situación crítica en la DOCa Rioja, 1988-1994

Características: Las ventas pasaron de 117 millones de litros en 1988 a 104 en el año

1990. El precio del kilo de uva bajó de 0,60 euros por kilo el año 1988 a 0,24 en 1991 y el del vino de 0,93 euros por litro el año 1988 a 0,36 en 1991.Se observa una recuperación más rápida del precio del vino que del de la uva.

Causa: El motivo con el que se asocia el descenso de las ventas es el aumento de los

precios de venta del vino de la DOCa Rioja. El precio medio del litro exportado pasó de 1,6 euros en 1987 a 2,10 en 1990. En el mercado interior el precio medio de venta subió de 1,20 euros en 1987 a 1,90 en 1992 en el canal de alimentación y de 2,70 a 3,37 euros por botella en el canal HORECA entre esos mismos años.

Entorno: Durante el periodo considerado descendió el consumo mundial de vino,

(244,5 millones de hectolitros en 1988 y 223,7 en 1994). En el mercado interior el consumo cayó desde 19 millones de hectolitros de vino en 1988, hasta 15,61 en 1995. El entorno económico general esta marcado estos años especialmente por la incorporación de España a la CEE y por una situación de crisis que conllevó la devaluación de la peseta para mejorar la capacidad competitiva del país.

Ajustes:

En el mercado: El principal ajuste para hacer frente a la situación crítica que

afecta al sector se dejará sentir en los precios de venta del vino que baja hasta 1,9 euros en 1991 en exportación. Este ajuste de los precios se verá acompañado por el cambio de escenario para las exportaciones españolas, como consecuencia del avance del período transitorio establecido para los productos agrarios tras la incorporación de España a las Comunidades Europeas y a las devaluaciones de la peseta a partir de 1992.

En el marco legal: Las DO Rioja consigue, en 1991, ser la única

Denominación de Origen Calificada de España. Este cambio va acompañado de unas exigencias importantes que afectan al control del proceso productivo y que refuerzan la imagen de los vinos de Rioja. Se prohíbió la salida de vino a granel desde el año 1993 y se modificaron los criterios para ser criador, de exigir un mínimo de 500 barricas, se pasó a exigir 50.

Resultado: El repunte de las ventas es inmediato. Alcanzaron 129 millones de litros en

1991 y 149 en 1992. La senda de crecimiento se prolonga hasta 1998. Los precios de la uva se recuperaron con tres años de retraso respecto de las ventas. Las bodegas de crianza registradas en la DOCa pasan de 125 en el año 1990 a 222 en el 2000.

Fuente: elaboración propia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

323

Cuadro 4.12

Situación crítica en la DOCa Rioja, 1998-2002

Características: En dos años se perdieron 62 millones de litros de vino en ventas, al caer desde 222 millones de litros en 1998 a 196 en 1999 y a 160 en el año 2000. Los precios de la uva y del vino descendieron un 75 por ciento ( de 1,95 € por kilo en 1999 a 0,42 en 2001 y de 2,25 euros por litro de vino en 1999 a 0,60 en 2001).

Causa: Nuevamente el descenso de las ventas se asocia al aumento de los precios de

venta del vino de Rioja. El precio medio del litro exportado pasó de 3,22 euros en 1997 a 5,83 en 2000. En el mercado interior el precio medio de venta en el canal de alimentación pasó de 2,40 en 1997 y a 3,30 en 2000 y en el canal HORECA de 4,24 en 1997 a 4,74 en el 2000.

Entorno: Cambio en la tendencia de consumo mundial. Se inició una etapa de

aumento del consumo (229 millones de hectolitros en 1999 y 236 en 2003) que estuvo acompañado de un aumento de la competencia con mayor presencia en el mercado de los vinos de los NPP. Aplicación de los acuerdos de la Ronda Uruguay del GATT en comercio internacional y entrada en vigor de la Unión Monetaria.

Ajustes:

En el mercado: Ajuste de precios, que descendieron de 5,83 euros en 2000 a

4,2 en 2002 en el mercado exterior, y en el mercado interior cayeron hasta 3,17 euros en el canal de alimentación, manteniéndose en 4,8 en el canal HORECA.

En el marco legal: se puso en marcha la Organización Interprofesional del

Vino de Rioja (OIPVR) y cambió el sistema de elección de los miembros del pleno del Consejo Regulador (utilizando la vía abierta por la nueva Ley del vino del año 2003). Se pacta el control de rendimientos, la creación del stock de regulación y la cantidad máxima de uva que entra en bodega.

Resultado: las ventas subieron en 2001 a 220 millones de litros y en 2002 a 250,

iniciándose una progresión creciente, que alcanzó el máximo en el año 2007 con 272 millones de litros vendidos. Los precios se recuperaron con una secuencia temporal similar a las de las ventas pero se estabilizan en un nivel similar al que tenían entre 1995 y 1997.

Fuente: elaboración propia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

324

Los descensos acumulados de ventas son especialmente preocupantes

durante el primer semestre de 2009 ya que durante la segunda mitad de ese año se inicia un proceso de recuperación que permite acabar el año 2011 con un nivel de ventas próximo al de 2007 (gráfico 4.9).

Cuadro 4.13 Situación crítica en la DOCa Rioja, 2007 - ?

Características: En dos años, 2008 y 2009, las ventas descendieron en 36 millones

de litros: 272 millones en 2007 y 236 en 2009. Los precios medios de venta de la uva pasaron de 0,72 euros el kilo, a la mitad en 2009. El valor de las exportaciones pasa de 364,2 millones de euros en 2007 a 292,5 en 2009, subiendo a 345,32 en 2010.

Causa: Descenso del consumo mundial de vino. La Organización Internacional del

Vino (OIV) estima un descenso acumulado del 3 por ciento entre 2007 y 2009 (de 249 millones de litros a 237 en 2009).

Entorno: Cambios en el mercado mundial del vino con aumento de exportaciones a

granel y descenso de precios. Crisis que afecta de forma especial a la Unión Europea. Reforma de la OCM del vino con especial incidencia de la incertidumbre que genera la posible desaparición de los derechos de plantación.

Ajustes:

En el mercado: El precio medio del litro exportado baja de 4,31 euros a 4,04

en 2009 y en el mercado interior el precio medio de venta pasa de 4,1 a 3,9 euros por botella. El año 2011 se cierra con un precio medio del vino exportado de 4,03 euros.

En el marco legal: la OIPVR acuerda reducir el rendimiento amparado para la

cosecha 2010 al 90 por ciento en la producción de uva tinta (5.850 kilos por hectárea) y reducir al 69 por ciento el rendimiento de transformación uva-vino. Este acuerdo se aplicará automáticamente hasta que la ratio de almacenamiento se sitúe en el entorno del valor tres.

Resultado: Las ventas se recuperaron en el año 2010 alcanzando los 267 millones de

litros, y en el año 2011, se vuelve casi al nivel del año 2007, con 269 millones de litros vendidos. Sin embargo, los precios de la uva y del vino se mantienen bajos, lo que contribuye a aumentar la tensión en las relaciones interprofesionales. La ratio toma el valor tres a finales de 2011 y el sector no adopta ningún acuerdo para su control y la recuperación de los precios de la materia prima. En la vendimia de 2012, comienza a notarse la recuperación del precio de la uva como consecuencia de una cosecha escasa en toda Europa y, en particular, en la DOCa Rioja

Fuente: elaboración propia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

325

Gráfico 4.9 Evolución de la variación de las ventas inteanuales mes a mes en

porcentaje (mayo 2006-septiembre 2012)

Las sucesivas crisis analizadas actúan como catalizadores de las tensiones en el sector. En este sentido el impacto de la crisis actual será especialmente intenso dado que, a la complicada situación económica, se suman los cambios en las disposiciones institucionales de ámbito supranacional que generan incertidumbre. La caída de las ventas en 2008 y 2009 truncó la tendencia creciente de los años anteriores y con ello la posibilidad de alcanzar el objetivo de 288 millones de litros vendidos en 2009 tal y como planteaba el Plan Estratégico del vino de Rioja 2005-2020520 aprobado por el sector el año 2004. A partir de ahí crecen las tensiones entre viticultores y vinicultores, hasta el punto que parece imposible que se puedan alcanzar nuevos acuerdos sobre el control de la producción, una vez finalizado el de 2007, por el que se creó el stock regulador, aplicado hasta la vendimia del año 2010. La razón del desacuerdo se encuentra en el descenso de los precios de la uva y del vino, que, en opinión de los productores, se sitúa con frecuencia por debajo de los costes de producción.

El problema de los precios trata de resolverse mediante la adopción de una fórmula contractual. La discrepancia surge porque las Organizaciones Agrarias aspiran a establecer contratos con precios mínimos que cubran los costes de producción, mientras que las asociaciones de vinicultores se niegan al entender que los acuerdos de precios son contrarios a la legislación vigente y al funcionamiento del mercado.

520 Este Plan Estratégico se acompaña de un Plan Comercial para el vino de Rioja 2005-2009 en el que se plantean tres escenarios. Partiendo de unas ventas de 251 millones de litros el año 2004 el escenario pesimista las sitúa el año 2009 en 276 millones, el neutro en 288 y el optimista en 303.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

326

Al objeto de resolver el conflicto, se solicita la intervención del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, quien aprueba, la homologación de dos contrato-tipo de compraventa de uva y de vino521. En ellos se recoge la figura de una “Comisión de Seguimiento” que actuará “como Observatorio de Precios de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja”. Ni el contrato, en los términos publicado, ni esta Comisión, satisfacen a las Organizaciones Agrarias que siguen reivindicando la creación de una Observatorio de Precios que facilite la transparencia en el mercado en origen y contratos tipos con precios mínimos referenciados a los costes de producción.

A las discrepancias sobre las relaciones contractuales se ha añadido en los últimos meses de 2011, una más, relacionada con el criterio a seguir para acreditar la representatividad de las OPAS y de las Cooperativas en la OIPVR522.

El desequilibrio en las relaciones interprofesionales que conlleva la última crisis, ha sido el caldo de cultivo que ha permitido aflorar todas las discrepancias y tensiones existentes en la DOCa. Unas tienen que ver con las disposiciones institucionales y otras con el funcionamiento económico del sector y ocupan buena parte del debate que mantiene el sector. Entre las asociadas a las disposiciones institucionales hay que apuntar: la delimitación del espacio de producción y su relación con la desaparición de los derechos de plantación, la separación de las funciones de gestión y de control, el carácter interprofesional del órgano de gestión y el uso de las marcas privadas que operan en la DOCa en vinos de otras zonas de producción. Entre aquellas que afectan al funcionamiento económico del sector: la demanda, por una parte del sector, del aumento de la superficie cultivada con variedades de uva blanca, la modificación de los rendimientos amparados en producción y transformación523, el tipo de crecimiento (extensivo o intensivo), la venta del vino no amparado como vino sin IG, la posibilidad de que entre uva y/o vino procedente de otras zonas de producción, la adopción de medidas que den estabilidad y transparencia al mercado en origen facilitando unas relaciones comerciales estables y acuerdos a medio y largo plazo, una mayor integración vertical, innovaciones en el producto y en el formato de presentación a los consumidores, perfeccionamiento de los sistemas de control cuantitativo y cualitativo y modificación de tiempos y criterios para la crianza.

La suma de factores expuestos (estrategias de los competidores, evolución de las ventas y de los precios y tensiones internas) dibujan un

521 BOE nº 75 de 29 de marzo de 2011 Orden ARM/670/2011 de 16 de marzo por la que se homologa el contrato-tipo de compraventa de uva para elaboración de vinos amparados por la denominación de origen calificada Rioja, campaña 2011 y Orden ARM671/2011, de 16 de marzo, por la que se homologa el contrato-tipo de compraventa de vino amparado por la denominación de origen calificada Rioja, campaña 2011 (BOE nº 75 de fecha 29 de marzo de 2011). 522 El cúmulo de desacuerdos descrito, ha generado una situación de bloqueo en la toma de determinadas decisiones en el Consejo Regulador que afecta al funcionamiento de la DOCa al retrasarse la aprobación del presupuesto del Consejo Regulador para 2012. La principal consecuencia de las diferencias señaladas es que cobra fuerza una idea que pone en tela de juicio la razón de ser de la propia institución y con ello el cuestionamiento de la marca colectiva Rioja frente a las marcas privadas de las empresas que operan en la denominación. Además, crece la sensación de que el modo de representación de carácter interprofesional para la gestión de la DOCa Rioja, a través del Consejo Regulador, ha fracasado, sin que se sepa cual va ser la alternativa. 523 En la DOCa Rioja no ha sido posible la existencia de explotaciones que cubran sus costes de producción y generen beneficios con rendimientos que puedan oscilar, por ejemplo, entre, de 45 y 90 hectolitros por hectárea, abasteciendo un mercado que paga esas producciones a precios que cubren un abanico más amplio que el actual.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

327

escenario en el que parecen inevitables los ajustes, como ha ocurrido en otros momentos de la historia. El actual modo de regulación de la DOCa Rioja está sometido a un proceso del que puede salir reforzado en la medida que el sector articule una respuesta eficaz a los problemas, o bien ver modificadas sus bases de funcionamiento. Las decisiones de los agentes que lo integran determinarán el camino por el que finalmente avance la denominación. 4 Impacto de las tensiones y de los factores de cambio sobre el modo de regulación en la DOCa Rioja

El análisis realizado en los apartados anteriores permite concluir que, durante el último cuarto del siglo XX, el mercado del vino adquiere un carácter global en un contexto económico caracterizado por un mayor grado de libertad en los intercambios. En el nuevo escenario interactúan dos formas de entender el sector, una está impulsada por aquellos productores que quieren avanzar hacia un sector poco o nada regulado y con un elevado grado de liberalización del comercio, aún cuando ello conlleve una mayor homogeneización de la oferta y un domino de las estrategias competitivas basadas exclusivamente en el precio. La otra, se asocia a los productores que demandan el mantenimiento de las medidas de regulación que han permitido articular el mercado del vino a partir de criterios de calidad en los que basar estrategias competitivas de diferenciación.

Las tensiones derivadas de estas dos visiones acabarán afectando a las características del mercado mundial en todas sus dimensiones. Desde el lado de la oferta, emerge un grupo de países que se ha denominado Nuevos Países Productores (NPP) integrado por, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Chile, Argentina, Estados Unidos, y más recientemente China, que opone modos de producción y de relación con los consumidores diferentes a los que se aplican en los países europeos reunidos en el denominado grupo de Países Tradicionalmente Productores (PTP).

La mayoría de los nuevos países productores adquieren pronto protagonismo, también desde la perspectiva del consumo. Pasan de tener consumos per cápita de vino muy bajos, a superar a los registrados en países tradicionalmente consumidores. Los cambios en la producción y en el consumo estarán acompañados por una nueva estructura en los intercambios comerciales, caracterizada por una pérdida de protagonismo de los PTP y un aumento continuado de la cuota de mercado de los NPP.

En este escenario de cambios, cobra fuerza el debate entre el funcionamiento económico del sector propio de la Unión Europea, caracterizado por la influencia de las disposiciones institucionales en el control del potencial productivo, la regulación del mercado, la protección en frontera y la segmentación de la oferta entre vinos de mesa y vinos de calidad, y el de los nuevos países productores, con poca o nula influencia de las disposiciones institucionales.

Esta confrontación se complementa con la que se produce entre las dos estrategias con las que se busca ganar la carrera de la competitividad, una basada en incrementar la dimensión con el fin de aprovechar economías de escala y, con ello, desplazar a los competidores por precio y otra que trata de apoyarse en la diferenciación del producto para rehuir la competencia en precio como única vía para permanecer en el mercado.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

328

De este proceso de configuración del mercado global del vino y de cambios asociados a la imposición de una sobre otra, en las dos formas de entender la producción, el mercado y la regulación en el sector se derivan tensiones que afectan al modo de regulación existente en la DOCa Rioja, y que se agudizan como consecuencia de la crisis de carácter global que afecta a la economía desde el año 2008, cuyo impacto en la DOCa Rioja se ha analizado en el apartado anterior.

Estas tensiones están generando factores de cambio con capacidad suficiente para modificar algunos de los elementos básicos que caracterizan el modo de regulación existente: espacio de producción, tipo de producto, agentes económicos, mercado, especialización productiva, tipo de crecimiento, y disposiciones institucionales.

Que determinadas propuestas de cambio acaben modificando de forma relevante a alguno o a varios de estos elementos básicos, dependerá del juego de intereses existente acualmente en el sector, en el que se muestran las diferentes posturas de los agentes económicos y las de las organizaciones a través de las que estas se canalizan hacia el órgano de decisión de la denominación. Tener en cuenta estos elomentos es, precisamente, el objetivo del apartado que ahora comienza.

4.1 Aspectos metodológicos

En la DOCa no existe ningún mecanismo que permita conocer la

posición precisa de productores, elaboradores, criadores y representantes institucionales, más allá de lo manifestado en el debate que generan las tensiones existentes. Sin embargo, dos cuestiones parecen indudables, una, que el sector atraviesa un punto de inflexión en el que conocer, de primera mano, las diferentes posturas de los agentes económicos es la única vía de anticipar las opciones por las que puede avanzar en el futuro la DOCa y, dos, que, dado el carácter interprofesional del órgano de gestión de la denominación, estas opiniones canalizadas a través de las organizaciones que forman parte de la OIPVR, cobran un interés especial, ya que pueden traducirse en decisiones que afecten al funcionamiento de la DOCa, en la medida en que coincidan los intereses de los grupos de interés existentes. Si las posiciones son dispares y no forman grupo de opinión la posibilidad de cambios en la denominación serán menores.

Por estas razones, se ha considerado imprescindible llevar a cabo un trabajo de campo para entrevistar a una selección de personas representativas del sector. Este ejercicio de prospectiva se realiza a partir de la aplicación del método de expertos, que se apoya en la consulta a personas con un gran conocimiento sobre el funcionamiento del sector y del entorno en el que actúa, con el fin de conocer su opinión sobre las posibles alternativas que se plantean para el futuro, situando estas opiniones a la luz de las tendencias observadas a partir de los datos analizados en los apartados anteriores (método extrapolativo) (Bigues, 1985, Godet, 1997, Landeta, 1999 y 2002). En el caso de la DOCa Rioja, la aplicación de este tipo método cobra especial interés, como ya se ha dicho, por el carácter interprofesional del órgano de gestión de la denominación y, además, el trabajo previo realizado aporta los fundamentos que lo justifican:

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

329

Lo expuesto en los capítulos 3 y 4 fundamenta, por una parte, que el actual puede ser un momento de cambio estructural en el sector, y por otro, los factores que estimulan o promueven dicho cambio.

Los factores de cambio asociados al entorno económico y al mercado mundial del vino tienen gran influencia en la evolución del sector.

Las disposiciones institucionales condicionan el funcionamiento económico del sector, por lo que cualquier modificación en ellas puede provocar cambios importantes que afectan a algunos (o a todos) los elementos que caracterizan el modo de regulación existente en el sector.

El desarrollo del trabajo de campo requiere abordar dos tareas previas, el diseño de la encuesta que sirva de guía para la entrevista y la selección de las personas hacia las que se dirige la consulta. El diseño de la encuesta se ha realizado teniendo en cuenta los factores de cambio identificados a partir del análisis del entorno económico, del mercado mundial del vino y de aquellos que son objeto de debate entre los agentes económicos y tensionan el modo de regulación de la DOCa Rioja (Cuadro 4.14).

Cabe establecer relaciones entre los factores de cambio apuntados y los elementos de tensión identificados y uno o varios elementos básicos del modo de regulación de la DOCa. Estas relaciones, constituyen la base del cuadro que determina el hilo conductor de la encuesta trasladada a cada uno de los agentes económicos entrevistados (cuadro 4.15). En la encuesta se han incluido, además, algunas cuestiones de interés que tienen que ver con el modelo de crecimiento de la denominación y su capacidad competitiva en el mercado. Conviene mencionar que los factores de tensión que se sintetizan en el cuadro 4.14, se concretan en el momento de la entrevista atendiendo a la realidad de la denominación.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

330

Cuadro 4.14

Factores de cambio y elementos de tensión en el modo de regulación en la DOCa Rioja Asociados al entorno económico y al mercado mundial del vino

Paralización de las negociaciones en la Organización Mundial de Comercio

Desaparición de los derechos de plantación

Mayor incidencia de los tipos de cambio en la competitividad

Aumento de los impuestos especiales al consumo de alcohol

Mayor regulación del consumo de alcohol

Descenso del consumo de vino

Cambio en los canales de distribución con mayor peso del canal de alimentación

Cambio en la estructura del formato de exportación con aumento de granel

Nuevos formatos de presentación distintos del embotellado

Descenso de precios Asociados a la DOCa

Uso de la marca de la empresa con las marcas genéricas de diferentes Indicaciones Geográficas

Separación de los órganos de gestión y de control de la denominación

Continuidad del carácter interprofesional del órgano de gestión

Modificación del espacio de producción

Aumento de la superficie cultivada con variedades de uva blanca

Modificación de los rendimientos de producción y de transformación

Enfrentamiento entre dos tipos de crecimiento: extensivo e intensivo

Venta del vino no amparado por la denominación como vino sin Indicación Geográfica

Posibilidad de autorizar la entrada de uva y/o vino de otras zonas de producción

Establecimiento de relaciones contractuales en la compraventa de uva y de vino

Reducción del número de viticultores y cosecheros

Avance hacia un mayor grado de integración vertical

Introducción de Innovaciones en producto (venta a granel) y formato (B & B)

Cambios en tiempos y criterios aplicados en crianza

Modificación de los sistemas de control cuantitativo y cualitativo Fuente: Elaboración propia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

331

Cuadro 4.15

Factores de cambio y de tensión asociados a los elementos que caracterizan el modo de regulación de la DOCa Rioja

Elemento Factores de cambio y elementos de tensión

Espacio de producción

Modificación del espacio de producción por salida y/o entrada de municipios en la DOCa

Posibilidad de autorizar la entrada de uva y/o vino de otras zonas de producción

Desaparición de los derechos de plantación

Determinantes de la producción y del crecimiento

Aumento de la superficie cultivada con variedades de uva blanca Enfrentamiento entre dos tipos de crecimiento: extensivo e intensivo

(nuevas plantaciones con variedades de uva tinta) Modificación de rendimientos de producción y de transformación Desaparición de los derechos de plantación

Tipo de Producto

Venta del vino no amparado por la denominación como vino sin Indicación Geográfica

Comercialización de granel con DOCa Nuevos criterios de crianza en tiempo y método (nuevos procesos de

envejecimiento distintos de la barrica de 225 litros de capacidad) Admisión de formatos (B&B) para la comercialización que eliminan la

exclusividad del embotellado Modificación de los sistemas de control cuantitativo y cualitativo

Agentes económicos

Posibilidad de que se reduzca el número de viticultores (asociados y no asociados)

Posibilidad de reducción del número de cosecheros Posibilidad de alianzas y acuerdos entre cooperativas Avance hacia un mayor grado de integración vertical

Mercado

Establecimiento de un sistema de precios de garantía en origen Establecimiento de fórmulas que animen las relaciones comerciales

en origen Acuerdos contractuales a medio y largo plazo Mecanismos para aumentar la transparencia del mercado en origen Estrategia comercial para el mercado interior Estrategia comercial para el mercado exterior

Disposiciones institucionales

Cambios en el modelo de gestión interprofesional de la DOCa Desaparición de los derechos de plantación Cambios en los criterios de aplicación de los controles cuantitativo y

cualitativo Adaptación del Reglamento de la DOCa a la Ley 24/1993 con

separación de los órganos de gestión y de control Compatibilidad en el uso de las marcas privadas y genéricas Mayor apertura comercial Aumento de las tasas e impuestos al consumo de alcohol

Fuente: elaboración propia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

332

El cuestionario recogido en el anejo C 4.14, no hace más que concretar en forma de preguntas los factores y relaciones sintetizadas en el cuadro anterior. Dado el objetivo de la entrevista y el perfil de los entrevistados, el cuestionario, que éstos no conocen previamente, tiene carácter abierto y es, únicamente, una guía para orientar la conversación mantenida sobre los elementos básicos del modo de regulación, ya citados anteriormente y se adapta permanentemente a las opiniones y sugerencias que surgen durante la realización de la entrevista. A todos los entrevistados, se les comunicó verbalmente el contenido de la investigación que se esta desarrollando y el objetivo de la entrevista que se les solicita. También se les facilitó un documento básico sobre las características del escenario internacional, a partir del que se han identificado los factores de cambio asociados al entorno (anexo C 4.15).

La interactividad que se quiere dar al método empleado, hace que el cuestionario se haya ido ajustando a medida que se avanzaba en la realización de entrevistas en tanto durante las mismas iban surgiendo elementos nuevos que enriquecían la investigación. Esta interactividad implicó la realización de una segunda vuelta en 8 casos.

Las entrevistas las realizó el autor de esta investigación entre los días 28 de diciembre de 2011 y 24 de enero de 2012.

Para la selección de las personas hacia las que se dirige la consulta (anexo C 4.16) se tuvieron en cuenta las siguientes consideraciones:

La opinión de los agentes económicos que operan en la DOCa Rioja

debe complementarse con la de otras personas ajenas a la denominación pero vinculadas al sector vitivinícola. Por ello se incluye en la relación a dos técnicos que trabajan en organizaciones de ámbito nacional, un funcionario de la unidad de vino y alcohol de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, tres viticultores y dos representantes institucionales de otras regiones vitivinícolas españolas.

Del universo formado por los agentes económicos que operan en el sector y de participantes en el órgano de gestión de la DOCa, Consejo Regulador, se seleccionó una muestra integrada por 25 personas con amplios conocimientos del sector. En esta selección se tuvo en cuenta la estructura económica existente (viticultores no asociados, cosecheros, cooperativistas, almacenistas y criadores) y la composición de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja. Se seleccionaron 6 personas que participan en la OIPVR y en el Consejo Regulador (un técnico, tres representantes de los viticultores y 2 representantes de las bodegas de crianza), 3 cosecheros, 4 cooperativistas, 9 criadores y 3 técnicos que trabajan en el sector.

Ninguna de las personas entrevistadas conoce la identidad de las otras que participan en la consulta.

Las opiniones y reflexiones aportadas por el grupo de personas

entrevistadas, complementan las tendencias apreciadas en el análisis del entorno económico, del mercado mundial del vino y de las tensiones observadas a partir del estudio de las situaciones críticas identificadas en la DOCa Rioja durante el actual modo de regulación.

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4.2 Resultados del trabajo de campo.

El resultado de las entrevistas llevadas a cabo se articula en seis

apartados que vienen determinados por los elementos básicos que caracterizan el modo de regulación del sector en la DOCa. En cada uno de ellos se incluyen las opiniones recogidas entre los agentes económicos sobre el impacto de los factores de cambio y los elementos de tensión sobre el actual modo de regulación y su capacidad para modificar algunos de estos elementos básicos que lo caracterizan, alumbrando con ello un nuevo modo de regulación.

Como punto de partida, conviene tener presente que la entrevista comenzó, en todos los casos, con unas preguntas previas en las que se planteaba a los entrevistados la posibilidad de que no existiera la DOCa Rioja. Todas las personas entrevistadas coinciden en que la denominación es una buena herramienta para el acceso a los mercados, para generar actividad en la región y para la continuidad del negocio vitivinícola. Sólo se cuestiona, no tanto su existencia, como su funcionamiento, cuando las relaciones interprofesionales están excesivamente tensionadas, coincidiendo con determinadas situaciones críticas.

Sobre la posibilidad de que esta figura pudiera llegar a desaparecer a corto o medio plazo, sólo dos personas contemplan esta posibilidad bajo el supuesto de crisis continuada, siendo muy mayoritaria la posición de quienes piensan que la denominación como tal, no está cuestionada, sobre todo porque sigue siendo una buena herramienta para el funcionamiento económico del sector y, especialmente, en situaciones de crisis económica como la actual. 4.2.1 Espacio de producción

Este elemento básico del modo de regulación del sector en la DOCa Rioja puede verse alterado, directamente, por dos factores de cambio, la entrada o salida de municipios de la denominación y la aceptación de uva y/o vino procedente de municipios no incluidos en la denominación, e, indirectamente, por la desaparición de los derechos de plantación.

El sector se muestra unánime en lo que respecta a los dos primeros factores, se descarta la posibilidad de que pueda permitirse la entrada de uva y/o de vino de otras zonas de producción y tampoco se esperan modificaciones, por ampliación o reducción, del actual espacio de producción. Una vez resuelta la integración de los municipios navarros en la primera mitad de los años noventa, parece que quedo cerrada esta vía de crecimiento y entre los argumentos que se utilizan para avalar esta opinión, el citado con más frecuencia por los entrevistados, es que el interés por mantener el peso territorial de cada una de las tres CCAA que participan en la DOCa dificulta cualquier acuerdo de ingreso de nuevos términos municipales. Tampoco se ve probable a corto y medio plazo que algún municipio pueda salir del ámbito territorial de la denominación.

A medio y largo plazo, y solo bajo el supuesto de aumento de temperatura y escasez de precipitaciones que modifiquen las condiciones del cultivo y con ello las características del producto, algunos de los entrevistados se manifiestan a favor de ampliar la DOCa con la inclusión de municipios con

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tierras localizadas a mayor altitud, sin que esto se traduzca en un desequilibrio por exceso de oferta en el mercado de la materia prima.

La desaparición de los derechos de plantación, aunque no modificaría el mapa de la DOCa, si introduciría cambios que, en opinión de algunos de los entrevistados que representan al sector productor de zonas en las que el crecimiento extensivo ya no es posible dada la alta relación existente entre superficie de viñedo y superficie agraria útil, afectarían a la localización del viñedo, animando su desplazamiento hacia aquellas zonas en las que las explotaciones vitícolas pudieran tener una estructura con menores costes de producción524.

4.2.2 Determinantes de la producción y del crecimiento

Desde que, en la segunda mitad de la década de los años noventa, los rendimientos obtenidos se fueron ajustando o superaron el rendimiento máximo permitido por el Reglamento de la DOCa, la única vía de crecimiento posible es la extensiva, salvo que se aumenten los rendimientos amparados. La vía extensiva para el crecimiento esta restringida por las medidas para el control del potencial productivo recogidas en las diferentes Organizaciones Comunes de Mercado del sector vitivinícola. En definitiva, la existencia de derechos de plantación y la limitación del rendimiento son medidas fundamentales en el actual modo de regulación de la DOCa Rioja, y todo cambio que afecte a cualquiera de ellas o a ambas, puede suponer el paso a un nuevo modo de regulación.

A partir de una reflexión previa acerca de las posibilidades de crecimiento a corto y medio plazo de la producción de vino de la DOCa Rioja, se les plantean a las personas consultadas dos posibles escenarios en los que situar el modelo de crecimiento con el que se identifican: uno en el que se mantienen los derechos de plantación y otro en el que éstos desaparecen en 2016 o 2019.

En el primer caso, todos los consultados condicionan el crecimiento de la producción al crecimiento de la demanda. Las previsiones de los entrevistados sobre el crecimiento de la demanda a corto y medio plazo, no contemplan que sea tan elevado como para que pueda generar una situación de desequilibrio por falta de oferta. Contando con una expectativa de evolución de la demanda para los próximos años entre el 2 y el 3 por ciento, la mayoría de los consultados considera que no es necesario aumentar la superficie de viñedo525 y que el aumento de la demanda puede cubrirse perfectamente con el

524 Sobre el efecto de la desaparición de los derechos de plantación en diferentes zonas de producción, ver el estudio de impacto realizado por Etienne Montaigne (2012) por encargo de la AREV, el análisis para la región Rheinland-Pfalz en Alemania en Bogonos et al., 2012 y el estudio realizado por un grupo de expertos por encargo del Parlamento Europeo (2012). En éste, se ralizan varias simulaciones sobre el impacto de la desaparición de los derechos de plantación en diferentes supuestos y las conclusiones a las que llegan son que las variaciones en la superfcie plantada de viña, en un escenario de libertad de plantación y oferta superior a la demanda, estan fuertemente condicionadas por el precio del vino, con un retraso de 5 a 10 años y respuesta asimétrica por parte de los viticultores, esto es, la superfcie plantada de viñedo aumenta proporcionalmente al aumento del precio, y cuando el precio baja, el descenso de la supericie de viña es mucho menor. Todos los análisis incluidos en el estudio avalan la importancia de las políticas de control de la oferta en la UE, tales como el uso de los derechos de plantación y la necesidad de mantener esa herramientas para la estabilización del mercado. 525 En este punto de la entrevista aparece de forma recurrente la situación de parálisis en la que se encuentra la decisión adoptada en su día por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja de solicitar la

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margen de rendimientos, hasta el 125 por ciento sobre el rendimiento base (8.125 kilos en uvas tintas y 11.250 en blancas) que permite el Reglamento. Por lo tanto, las nuevas plantaciones solo se consideran como vía para el crecimiento, en una situación de expansión de la demanda que no pueda cubrirse por la vía del ajuste en el rendimiento amparado. Los representantes de los viticultores consideran, además, que el aumento de la superficie de viñedo no se puede ni siquiera plantear como opción para el crecimiento, mientras los precios de la uva y del vino no sean rentables para los productores, opinión que muestra de forma clara, tal y como se ya se ha indicado, cómo las opiniones expresadas por los diferentes agentes económicos están absolutamente condicionadas por un interés particular del control de la oferta como mecanismo para mantener o aumentar su cuota de participación en los beneficios que genera el sector.

El debate sobre el tipo de crecimiento no tiene cabida en aquellas zonas en las que el viñedo ocupa hoy más del 80 por ciento de las tierras cultivadas (Sonsierra, Rioja Alavesa y algunos municipios de La Rioja Alta) y todas las personas consultadas que realizan su actividad en municipios de estas zonas, son partidarias del modelo de crecimiento de tipo intensivo y creen que debería plantearse ya una modificación del Reglamento que permita aumentar los rendimientos amparados. La opción es este caso es si dicho aumento debe hacerse con carácter general o por municipios.

Algunos de los entrevistados plantean la posibilidad de que no exista rendimiento máximo y que solo se establezcan restricciones de producción para aquellos vinos que se consideran de máxima calidad, en un criterio de calificación totalmente diferente al actual. Para quienes son partidarios de esta opción sería el mercado el que impondría el ajuste en la producción, a través de los precios pagados por las uvas y los vinos obtenidas (os) con unos u otros rendimientos.

Estas dos opciones, aumento de rendimientos o eliminación de rendimientos amparados, se sometieron a la consideración de todos los entrevistados en una segunda ronda de consultas y ambas fueron rechazadas por una amplia mayoría. El argumento más utilizado para oponerse al aumento del rendimiento es que sería un paso atrás, después del esfuerzo realizado para que los productores incorporen a sus prácticas actividades destinadas a limitar el rendimiento, como por ejemplo la vendimia en verde526, en aras de mantener tanto la calidad como el equilibrio en el mercado en origen.

En cuanto al aumento del rendimiento en la transformación uva-vino, la calidad es el argumento utilizado por quienes se oponen a modificar la situación actual.

El segundo escenario planteado fue el de desaparición de los derechos de plantación. Sólo tres personas entre las entrevistadas se han mostrado a favor de su desaparición y de éstos dos verían bien la opción de que las DDOO pudieran seguir manteniéndolos527 y uno sólo defiende la libre plantación con

autorización de la transferencia de derechos de plantación de otras regiones para aumentar la superficie de viñedo cultivada con variedades de uva blanca en la DOCa. 526 Durante los meses de julio y agosto, y previa inspección de los servicios técnicos del Consejo Regulador, los productores quitan racimos de las cepas en aquellas parcelas en las que se estima un rendimiento superior al permitido. 527 Interesa recordar ahora, la propuesta presentada por el Director de General de Agricultura de la UE el 21 de septiembre de 2012, en el Grupo de Alto Nivel, creado por la Comisión para debatir sobre el futuro de los derechos de plantación. En ella se plantea que en las DOP y en las IGP, las organizaciones

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todas sus consecuencias, al entender que la libertad es la mejor regulación y que en este sector, por sus particulares características, no es fácil “que alguien entre a lo grande” aún existiendo libertad de plantación. Es obvio que en este segundo escenario el debate sobre el crecimiento se diluye por cuanto que no cabe la opción de elegir entre uno y otro modelo, extensivo e intensivo, al perder la DOCa el control del potencial productivo.

La mayor parte de las personas consultadas “se resiste” a situarse en este escenario hipotético, en unos casos porque consideran que de la mano de la reforma de la PAC en 2013, y a resultas de las presiones de los principales países productores528, la posición de la Comisión y del Consejo va a cambiar y los derechos se seguirán manteniendo y en otros, porque creen que, frente a las posiciones extremas derechos si, derechos no, se abrirá una tercera vía que dará cobertura legal a aquellas zonas de producción de vinos con denominación, que opten por seguir manteniendo los derechos en la totalidad de la superficie apta para el cultivo del viñedo existente, en los términos municipales que forman parte de la denominación.

La mayor parte de los consultados coinciden en que, con la desaparición de los derechos, desaparecería el actual modo de regulación y no ven posible una alternativa sin cambios radicales, por constituir éstos su piedra angular. Los más pesimistas creen que se avanzaría hacia un modelo de producción como el que se esta asentando en las grandes zonas de producción de vinos sin IG europeas, con localización de los viñedos en las zonas más fértiles y con menores costes de producción y grandes explotaciones gestionadas por empresas del sector o de servicios, en el que el viticultor tiene pocas posibilidades de sobrevivir529.

Uno de cada cinco entrevistados considera que, en este supuesto, es posible construir un nuevo modo de regulación sobre la base, no ya del control del potencial productivo, sino del control del rendimiento y de unas relaciones estables entre los diferentes agentes económicos, que permitieran el crecimiento ordenado de la producción, a partir del crecimiento de la demanda. Apoyan esta opinión en la idea de que en un escenario sin derechos de plantación, aunque teóricamente cualquiera puede incorporarse a la producción o aumentarla, en la práctica, solo es factible para quienes tengan resuelta la salida comercial de su producción. A partir de esta hipótesis solo caben dos alternativas, integrarse verticalmente (los viticultores hacia delante y los

interprofesionales o los órganos de gestión, puedan gestionar el potencial productivo con una clausula de salvaguarda para evitar excesos en el crecimiento, liberalizándose las plantaciones en las demás zonas. 528 La Comisión parlamentaria de Agricultura del Parlamento español acordó masivamente el 30 de mayo pasado una moción pidiendo al Gobierno español que reafirme su oposición a la supresión de los derechos de plantación. 529 La mayor parte de los impactos apuntados por las personas entrevistadas derivados de la desaparición de los derechos de plantación, coinciden con los recogidos en el informe elaborado por el profesor Etienne Mointagne y su equipo (Montaigne, 2012) por encargo de la Asamblea de Regiones Europeas Vitivinícolas (AREV): (1) el tamaño de la empresa no es prioritariamente sinónimo de economía de escala y de incremento de rentas (a partir de los datos del RICA en Francia), (2) que el precio de los derechos de plantación no recarga significativamente el costo de la creación de un viñedo, (3) que un sistema de derechos de plantaciones, cuando se utilice de manera laxista, no evita sin embargo la sobreproducción (Alentejo, Argentina, Aquitaine, Vallée de la Loire), frecuentemente con reacciones en cadena negativas sobre las regiones virtuosas, (4) que la ausencia de sistema de regulación de las plantaciones en los países del Nuevo Mundo competidores nuestros no les permitió evitar el desequilibrio, del mercado, (5) que otros países suprimieron este sistema, pero porqué resultaban incapaces de hacer respetar las reglas, e implementaron otros mecanismos de regulación del mercado (Argentina), (6) que el sistema de derechos de plantación no “rigidificó” el viñedo sino que permitió reasignaciones en las regiones para las cuales los mercados aparecían en crecimiento (Francia, Italia, Alentejo).

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criadores hacia atrás) o mantenerse cada uno en su actividad, estableciendo acuerdos estables que garanticen, a unos, la salida de sus producciones, a otros, el abastecimiento en las condiciones deseadas de cantidad y de calidad y, a todos, el equilibrio necesario para el funcionamiento económico de la DOCa, que permita la generación de valor añadido y el crecimiento sostenible.

4.2.3 Tipo de producto

En el modo de regulación actual, el producto en el que se basa el

funcionamiento económico de la DOCa Rioja es, únicamente, el vino amparado cada cosecha por la denominación (que según el color puede ser tinto, blanco o rosado y según la edad y proceso de envejecimiento530, sin crianza, crianza, reserva y gran reserva) y se comercializa solo embotellado.

Las tensiones derivadas de los cambios analizados en los apartados anteriores, y que afectan al tipo de producto ofertado por la DOCa y al formato de presentación a los consumidores, tienen que ver con la posible comercialización como vino sin Indicación Geográfica, del elaborado y no amparado por la denominación, con cambios en el control cualitativo aplicado para la calificación de los vinos, con la modificación de los criterios de crianza, y con la comercialización de vino amparado a granel y en nuevos formatos, renunciando a la exclusividad del embotellado.

Sobre la posibilidad de comercializar vino con DOCa a granel, todas las personas consultadas coinciden en su rechazo dado que los posibles beneficios derivados del aumento de las ventas en algunos mercados serían inferiores a las pérdidas por el deterioro de la imagen de Rioja. Sin embargo, en el resto de los temas planteados hay diversidad de opiniones. Algunos de los entrevistados entienden que, a medio y largo plazo, solo una gran presión de carácter ambiental con impacto sobre la demanda de vino de Rioja, podría llevar a replantear la exclusividad del embotellado.

Ninguna de las personas entrevistadas rechaza totalmente destinar al mercado el vino no amparado por exceso de rendimiento531, siempre que sea en pequeñas cantidades, resultado, exclusivamente, de la aplicación de los mecanismos de ajuste entre oferta y demanda en cada campaña y no porque se haya establecido previamente un volumen para este destino, ya que, si así fuera, se podría estar incentivando el aumento del rendimiento y con ello anular uno de los mecanismos básicos del modo de regulación actual, al mismo tiempo que repercutiría en la calidad de los vinos.

En cualquier caso, menos del diez por ciento de las personas consultadas se muestra a favor de la salida al mercado del vino elaborado y no amparado por exceso de rendimiento. No obstante, nadie cree que ello deba suponer una vuelta al modelo dual de funcionamiento económico previo al actual y que contemplaba la posibilidad de producir y ofertar dos tipos de vinos, uno con denominación de origen y otro sin indicación geográfica de procedencia. Entre los que defienden la posibilidad de vender el vino no amparado hay, a su vez, dos posiciones, por un lado, la de aquellos que

530 Exclusivamente en barrica de roble de 225 litros y en botella 531 La mayoría de los entrevistados considera que el problema del excedente por exceso de rendimiento no amparado y su salida al mercado como vino sin IG solo se ha planteado en al DOCa Rioja cuando los precios pagados por la uva y por el vino han caído hasta niveles que por un lado desincentivan la aplicación de prácticas que limitan la producción de manera voluntaria y por otro animan a los viticultores a buscar ingresos adicionales con la venta del excedente.

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consideran que sí debe tener salida comercial el excedente que se genera, una vez que se han aplicado los controles en campo para el cumplimiento de los rendimientos establecidos cada campaña, entendiendo que, en este supuesto, el volumen no amparado será muy pequeño y que su salida al mercado no tendría consecuencias para la DOCa. Por otro, esta la postura de quienes quieren un cambio más radical y consideran que, no solo debe salir al mercado el vino no amparado, como vino sin IG, sino que, además, entienden que deberían cambiarse los actuales criterios de calificación de los vinos, proponiendo diferenciar entre vinos amparados por la DOCa y vinos no amparados y, entre los primeros, establecer dos categorías, según sean aptos o no para la crianza. Los vinos no amparados saldrían al mercado como vinos sin IG. Para quienes postulan esta opción, los rendimientos fijados para cada campaña deberían situarse en un abanico que iría desde los 6.500, hasta los 8.500 kilos por hectárea, facilitando la diversidad de calidades (supuesta garantizada la mínima exigida para los vinos amparados por la DOCa) y con ello, también un abanico de precios más amplio que el actual para las uvas y los vinos en origen.

Esta propuesta de calificación se trasladó en una segunda ronda de entrevistas a los representantes de las asociaciones de criadores y comercializadores y de las bodegas de crianza, siendo muy mayoritario el rechazo a este tipo de calificación, especialmente el referido a apto y no apto para crianza. Por el contrario, se mostraron a favor de un control mejorado de la calificación que facilitara una mayor vinculación entre calidades y precios en origen.

Para algunos de los entrevistados, el sistema de calificación de los vinos no está a la altura del prestigio de la DOCa y debería perfeccionarse. En este sentido, una minoría considera que deberían modificarse los criterios de calificación de los vinos para atender nuevos productos del tipo, natural, turbio, sobre lías, entre otros.

En el año 2005 el Reglamento (CE) 2165/2005 del Consejo, de 20 de diciembre de 2005, que modifica el Reglamento (CE) 1493/1999 por el que se establece la organización común del mercado vitivinícola, incorporó la utilización de trozos de madera de roble en la elaboración de los vinos a las prácticas enológicas autorizadas del anexo IV de dicho reglamento. El Consejo Regulador de la DOCa Rioja propuso la prohibición de esta posibilidad en la denominación. La propuesta fue debatida y aprobada por el sector el año 2007 y su incorporación al Reglamento de la DOCa se recoge en la Orden APA/3332/2007 de 2 de noviembre por la que se modifica el Reglamento de la Denominación de Origen Calificada Rioja y de su Consejo Regulador532. La propuesta se recoge en esta Orden en los siguientes términos: “Dos. Se añade un apartado 7 en el artículo 10 del Reglamento, con el siguiente contenido: 7. No se podrán utilizar trozos de madera de roble en la elaboración y posteriores procesos, incluido almacenamiento, de los vinos protegidos por la denominación”.

Nadie de los entrevistados cuestiona esta decisión y todos creen que hay que seguir manteniendo el criterio de envejecer en barrica de 225 litros. La unanimidad no existe cuando se les plantea reducir los tiempos establecidos de

532 En esta Orden se incorpora también al Reglamento de la DOCa la Tarjeta de viticultor y el acuerdo alcanzado por el sector para la fijación de los rendimientos amparados, la creación del stock regulador y las entregas adicionales por causas climáticas.

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permanencia del vino en barrica y en botella para acceder a las distintas categorías. Todos se muestran abiertos a estudiar el impacto que tendría en la DOCa su modificación533, tanto desde la perspectiva de la capacidad de crianza actualmente existente y la necesaria, una vez modificados los tiempos, como de los costes y, en consecuencia, de los precios de venta de los vinos criados y su efecto sobre la demanda.

Respecto de la presentación del vino de la DOCa en formatos diferente a la botella, por ejemplo Bag in Box, más de las tres cuartas partes de las personas consultadas creen que es un tema a tratar con mucha calma ya que los beneficios que se pueden obtener en determinados mercados, por ejemplo los nórdicos, podrían no compensar el impacto negativo que pudiera afectar a la imagen del Rioja en otros mercados. Y consideran que sería muy difícil abrir esta posibilidad de venta en nuevos formatos para unos mercados y no para otros.

4.2.4 Agentes económicos

Desde el siglo XIX conviven en el sector diferentes agentes económicos,

ahora: viticultores no asociados (vendedores de uva o cosecheros), viticultores asociados, almacenistas y criadores. En cada caso la actividad responde a un modo de producción diferente. Las amenazas que pueden alterar esta característica histórica de la DOCa, tienen que ver con la reducción del número de viticultores no elaboradores, cosecheros y cooperativas y la concentración empresarial de las bodegas de crianza.

Entre los viticultores y representantes de las Organizaciones Agrarias es dominante la percepción de que a medio y largo plazo desaparecerán la gran mayoría de los pequeños productores. Asocian la magnitud y el ritmo de este proceso a la desaparición de los derechos de plantación y, por lo tanto, consideran su mantenimiento como un mecanismo necesario para la continuidad en el sector de los pequeños y medianos propietarios. Esta percepción no la tienen la mayoría de los representantes de la asociaciones de bodegas de crianza y comercialización y algunos de los empresarios consultados, aunque si creen que, a medio plazo, va a disminuir el número de titulares de viñedo inscrito en los registros del Consejo Regulador.

En cuanto a los cosecheros, la mayor parte de los entrevistados asocia su continuidad a su capacidad de mantener su presencia en el mercado, con productos diferenciados y vinculados al territorio, y una actividad agraria que busque la venta directa apoyándose en la figura del cliente-amigo. Todas las personas consultadas creen que el vino, a diferencia de otros productos, permite la adopción de un tipo de estrategias que facilitaría la continuidad de esta figura histórica de la DOCa Rioja.

Respecto de las cooperativas, todos los entrevistados excepto tres las considera necesarias en tanto que contribuyen al mecanismo de ajuste entre productores y compradores en el mercado en origen, pero entienden que deben profesionalizar la gestión, ya que, de no hacerlo, van a tener dificultades para mantenerse en el negocio. Entre los representantes del sector criador y comercial hay división de opiniones en cuanto al papel que deberían

533 Se planteó un escenario teórico para la reflexión en el que el tiempo mínimo de permanencia en barrica se reduce para todos los tipos de vinos a seis meses y el tiempo en botella se fija en un año para los crianzas y reservas y en dos para los grandes reservas.

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representar las cooperativas en el futuro. Para unos, éstas deberían limitarse exclusivamente a ser granelistas y cubrir las necesidades de producción de las empresas de crianza y comercialización; para otros, las cooperativas deberían participar en el mercado final ya que con ello captarían, directamente, las señales de la demanda y del conjunto del mercado y esto, facilitaría el establecimiento de acuerdos entre productores asociados y criadores en la gestión de la DOCa.

Para los entrevistados que representan a las cooperativas o son cooperativistas, el carácter local de la actividad de las cooperativas, dificulta cualquier iniciativa que, por la vía de la integración, alianzas u otras fórmulas similares, podría mejorar su capacidad competitiva. Todos ellos ven con preocupación el futuro de las cooperativas, sobre todo, por las bajas de socios sin relevo que conlleva la descapitalización de las cooperativas y un desequilibrio en su estructura de costes. Sólo por la vía de la legislación cooperativa creen, los entrevistados, que se podría acotar el impacto económico asociado a las devoluciones del capital social en caso de baja y, con ello, aún cuando no se resolviera el problema del descenso de actividad cooperativizada, si se atajaría su descapitalización.

Sobre el futuro de las empresas de crianza y comercialización, la mayoría de los entrevistados tiene la percepción de que no se va reducir su número por alianzas, compras o absorciones. Algunos justifican esta opinión porque creen que la incorporación de una marca más a los activos de una empresa, no aporta un valor añadido relevante. Creen que, simplemente, aquellas empresas que no puedan seguir el ritmo que esta marcando la distribución, desaparecerán. Todos coinciden en que se reducirá el número de bodegas de crianza que existe actualmente en la DOCa, pero que no se modificará la estructura caracterizada por la convivencia entre unas pocas empresas, grandes y medianas, y muchas pequeñas. Igual que se ha argumentado en el caso de los cosecheros, el tipo producto facilita el mantenimiento de las pequeñas empresas, aún cuando éstas tengan que ajustar su estructura de costes. Para todos, la existencia de la Denominación de Origen es una pieza fundamental para la continuidad de esta convivencia entre diferentes tipos de empresas.

Algunos comentarios realizados por representantes de bodegas de crianza y comercialización destacan el impacto que puede tener para el funcionamiento de la DOCa, el cambio que se esta produciendo en las empresas familiares, cuando los miembros de la familia dejan en manos de profesionales la gestión y la dirección. Este cambio en la gestión, puede provocar un cambio en los objetivos, y con ello, una modificación de una visión del negocio a medio y largo plazo, por otra en la que primen los resultados a corto plazo.

4.2.5 Mercado

Aunque algunas de las tensiones identificadas se derivan de los cambios que se están produciendo en el mercado global del vino, es en el mercado en origen donde mejor se perciben, como lo ha puesto de manifiesto el análisis realizado de la última situación crítica que esta viviendo el sector, desde el año 2007. El descenso de los precios de la uva y del vino en este mercado es el

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principal elemento de tensión en las relaciones interprofesionales que afecta a la toma de decisiones en la gestión de la denominación.

Las organizaciones agrarias proponen la fórmula contractual para las operaciones de compraventa de uva, con cláusula de precios que cubran los costes de producción, a lo que se oponen las asociaciones de criadores, porque entienden que esta práctica iría contra la libre competencia. Estas diferencias hacen que no se apliquen los contratos tipos recogidos en la Orden ARM/670/2011 de 16 de marzo.

A pesar de que cada una de las partes mantiene una posición clara, en las entrevistas se intentó encontrar puntos comunes que ayudaran a eliminar las tensiones en el mercado en origen. En concreto, en una segunda ronda de consultas, se sometió a consideración la propuesta realizada por una de las personas entrevistadas. La propuesta consiste en la aplicación de “medidas anticíclicas”, con el objetivo de dar estabilidad a los precios de la uva y del vino en el mercado en origen, por entender, que su alta volatilidad es la principal causa de las tensiones que afectan a las relaciones interprofesionales. Estas medidas se concretan en: animar el establecimiento de relaciones comerciales estables, alcanzar acuerdos a medio y largo plazo y avanzar hacia una mayor transparencia del mercado. Como herramientas para la aplicación de estas medidas se propone, un contrato lo más sencillo posible sin precios mínimos garantizados, y un observatorio económico.

Esta propuesta fue debatida con todas las personas consultadas y una amplia mayoría se mostró de acuerdo con la necesidad de crear esta nueva cultura en el sector pero, al mismo tiempo, manifestaron las dificultades que veían para la aplicación de este tipo de medidas. Entre éstas destacan las expuestas principalmente por los representantes de las organizaciones agrarias, al considerar que desde una perspectiva de negocio con un cierto carácter “especulativo”, a algunas empresas del sector no les interesa reducir la volatilidad de los precios.

No obstante, la unanimidad es casi total en el hecho de que, ésta idea, puede ser una buena línea para que la Organización Interprofesional encuentre una campo propio de trabajo y diferente del que asume al constituirse su Junta Directiva, en Pleno del Consejo Regulador, ya que permitiría diferenciar ambos campos de decisión.

Una nueva cultura en las relaciones interprofesionales requiere crear las condiciones que faciliten el acceso y transmisión de la información, el debate y la formación, para la toma de decisiones. Unas relaciones fluidas podrían ser la piedra angular en la que descanse un nuevo modo de regulación, inevitable si desaparecen los derechos de plantación. En este escenario, la que se apunta debería ser la prioridad, a corto y medio plazo, de la Organización Interprofesional. Cuando se pregunta acerca del posicionamiento de la DOCa en el mercado final, las tres cuartas partes de las personas consultadas ven complicado mantener la posición actual en el mercado nacional, y al mismo tiempo, apuntan como inevitable un desplazamiento de las ventas, en este mercado, hacia el canal de alimentación, de lo que se derivaría una minoración de su capacidad negociadora, provocando, posiblemente, un ajuste de los precios a la baja, que se acabaría trasladando a los precios de la uva y del vino en el mercado en origen. La secuencia expuesta justifica una coincidencia en la apuesta por el mercado exterior como principal estrategia de crecimiento.

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Desde esta perspectiva, la mayoría considera que las medidas adoptadas en los últimos años se han mostrado eficaces, tanto aquellas implementadas por el Consejo Regulador, en información y promoción, como las llevadas a cabo por la empresas, a través de sus redes de distribución y de relaciones comerciales. No obstante, varios hacen notar que no existe una relación directa entre el esfuerzo inversor realizado y el aumento de las ventas obtenido en algunos mercados, por ejemplo, citan, Estados Unidos. La mayoría de las personas consultadas, mas entre los elaboradores y criadores, que entre viticultores, considera que sigue siendo válido el contenido del Plan Estratégico aprobado y el análisis realizado sobre la evolución del mercado vitivinícola mundial de Rioja534, previo a la actualización del Plan comercial 2005-2009 para el periodo 2010-2014535. Según estas previsiones, y en un escenario optimista, las ventas totales de vino de Rioja, en el año 2014, alcanzarían los 287 millones de litros, 190 en el mercado nacional y 97 en el exterior. En el escenario pesimista, las ventas en el mercado nacional no superarían los 176 millones de litros y en el exterior se mantendrían al mismo nivel que en 2010. En los próximos años, el sector cree que hay que prestar atención a los mercados emergentes de Méjico, en el que consideran que Rioja tiene una buena posición competitiva, Brasil, China y Rusia, mercados estos últimos muy atractivos, pero en los que la posición de Rioja se considera muy débil, por lo que creen necesario realizar el máximo esfuerzo inversos posible y utilizar estrategias de entrada, aún a precios bajos. Desde esta perspectiva del mercado, algunos de los entrevistados entienden que Rioja esta perdiendo una gran oportunidad de mejorar su posición en el mercado de los vinos blancos al no aumentar la oferta de este tipo de vinos536, opinión que no comparten la mayoría de los representantes de los viticultores. 4.2.6 Disposiciones institucionales

Además de los derechos de plantación, hay tres elementos que

tensionan el modo actual de regulación y que tiene que ver con las disposiciones institucionales: la gestión interprofesional de la DOCa, los criterios aplicados para los controles cuantitativo y cualitativo y la adaptación del Reglamento de la denominación a la Ley 24/1993 en aspectos que se refieren al uso de marcas y a la separación de los órganos encargados de la gestión y del control y sanción. Las opiniones están muy divididas cuando cuestionan el carácter interprofesional o electoral del órgano de gestión. Más de la mitad de las personas entrevistadas están a favor de la continuidad del actual modelo de gestión aunque, entre éstas, varias manifiestan que deberían introducirse

534 Se ha consultado el documento fechado el 29 de marzo de 2011 denominado “Análisis de la evolución del mercado vitivinícola mundial de Rioja. Resumen ejecutivo (estrictamente privado y confidencial), elaborado para el Consejo Regulador por la consultora PriceWaterhouseCoopers. 535 Conviene apuntar que como el propio análisis para la actualización del Plan comercial concluye, el Plan estratégico no fue capaz de anticipar el impacto de la crisis 536 Actualmente se encuentra paralizada, por presión de las organizaciones agrarias, la autorización por las correspondientes Consejerías de Agricultura de los Gobiernos regionales con competencias en el territorio de la DOCa de la plantación de 2.500 hectáreas de viñedo procedentes de transferencias de derechos de plantación de otras regiones, con las nuevas variedades de uva blanca incorporadas al Reglamento de la denominación.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

343

cambios que permitieran ver que la Organización Interprofesional y el Consejo Regulador son dos cosas diferentes y para ello consideran fundamental dar contenido a la interprofesional. Según su criterio, esta organización debería canalizar todo lo relativo a relaciones contractuales, medidas para dar transparencia al mercado en origen y a un posible observatorio de precios.

Todos coinciden en que si el órgano de gestión tiene carácter interprofesional, deberían estar perfectamente definidos los criterios para la acreditación de la representatividad de las diferentes organizaciones en todos los subsectores (viticultores, cooperativas y criadores-comercializadores).

Quienes defienden un sistema electoral para determinar la composición del órgano de gestión de la DOCa respaldan su postura en la percepción de que la gestión interprofesional no ha contribuido a eliminar las tensiones, ni a resolver los problemas existentes en la denominación, sino más bien, creen que ha generado nuevos problemas y más tensiones.

Las opiniones están también divididas cuando se aborda la figura del presidente. Mientras unos consideran que debe ser miembro de alguna organización del sector, otros creen que ha de ser externo. Lo mismo ocurre cuando se plantea el carácter ejecutivo o representativo del presidente, siendo mayoritaria la opinión de quienes entienden que debería tener sólo carácter representativo.

Respecto de los controles cuantitativos y cualitativos, entre los representantes de los productores hay una opinión muy extendida de que los controles cuantitativos de la producción, que les afectan directamente a ellos, son más estrictos que los controles cualitativos. Respecto de los criterios de calificación de los vinos, la opinión mayoritaria es que deberían mejorarse considerablemente ya que, creen que, no están a la altura del prestigio que se le asigna a la DOCa Rioja en los mercados. Todos consideran urgente la adaptación a la Ley 24/203 en lo que se refiere a la separación de los órganos de gestión y de control y es muy mayoritaria la opinión de que el órgano de control debería tener carácter público, de hecho, solo dos de los entrevistados, entienden que el funcionamiento de la denominación no se vería alterado si el control lo llevara acabo una empresa privada.

El otro tema relacionado con la Ley del vino que venía siendo objeto de debate en el sector es el relativo a la posibilidad de que una misma marca comercial designe vinos de diferentes regiones o zonas vinícolas protegidas, a lo que se había opuesto la DOCa Rioja. Todas las personas consultadas defienden la posición de la denominación, contraria al uso de la marca comercial para vinos de diferentes procedencias, pero entienden que es una cuestión que difícilmente se podrá sostener a medio plazo. La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 5 de marzo de 2012537 parece dar la razón a esta previsión.

537 Sentencia del supremo sobre marcas, Recurso 1280/209. ROJ: STS 1216/2012 de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo de fecha 5 de marzo de 2012, Magistrado ponente D. Manuel Campos Sánchez-Bordona.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

344

4.2.7 Resultados generales

El resultado de las entrevistas, recogido en los apartados que han precedido a estas líneas, merece ser sintetizado con una perspectiva global. Entre las ideas destacadas (cuadro 4.16), resulta especialmente interesante la que tiene que ver con la necesidad de crear una nueva cultura en las relaciones interprofesionales como pilar básico de un nuevo modo de regulación, en un escenario en el que desaparecen los derechos de plantación.

Al margen del valor que tiene esta síntesis en tanto que refleja las opiniones más o menos mayoritarias de las personas entrevistadas sobre cada una de las cuestiones expuestas, la principal consecuencia va unida al papel que desempeñan las personas entrevistadas en la denominación, bien porque participan en sus órganos de gestión o bien porque comparten posturas con aquellos que integran los grupos de presión de los que forman parte y que serán quienes trasladen y/o defiendan sus posiciones en los órganos decisorios de la DOCa, donde los cambios pueden concretarse.

A corto y medio plazo no cabe esperar cambios radicales que alteren el modelo de desarrollo actual de la denominación y a largo plazo los posibles cambios aparecen condicionados por la decisión que se adopte en el ámbito europeo sobre los derechos de plantación. La magnitud de los cambios aparece directamente vinculada a la continuidad o no de este elemento fundamental en el actual modo de regulación del sector. Su desaparición, o modificación significativa que reduzca su capacidad para controlar el potencial productivo, puede alterar, desde los criterios actualmente empleados en el proceso de crianza, hasta el formato de presentación del producto en el mercado y, también el marco para la toma de decisiones hoy de carácter interprofesional.

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

345

Cuadro 4.16

Impacto de los factores de cambio y de tensión sobre los elementos básicos del modo de regulación en la DOCa Rioja

Elemento básico Impacto esperado

Delimitación del espacio de producción

No se esperan modificaciones por entrada y/o salida de municipios, salvo que en condiciones de necesidad de aumentar la oferta y aumento de temperaturas medias y descenso de pluviometría se pudiera plantear la entrada de municipios localizados a mayor altitud.

Si desaparecen lo derechos de plantación pueden producirse deslocalizaciones del viñedo dentro del ámbito de la DOCa con desplazamiento de las zonas con mayores dificultades estructurales hacia aquellas que facilitan la reducción de costes.

Determinantes de la producción y del crecimiento

El crecimiento de la producción se condiciona al aumento de la demanda, manteniendo una posición de equilibrio.

El crecimiento de carácter extensivo solo se plantea ante un fuerte crecimiento de la demanda que no es posible cubrir con el margen que establece el Reglamento (125 por ciento) para el rendimiento.

Mantenimiento de los rendimientos máximos actuales. Sin derechos de plantación los rendimientos máximos deberían

complementarse con un marco de relaciones estables entre los agentes económicos que permitan un crecimiento controlado.

Tipo de producto

Se mantiene la exclusividad del embotellado que solo se reconsideraría en un escenario de presión de carácter ambiental con impacto sobre las ventas de Rioja.

Posibilidad de mantener la salida al mercado como vino sin IG del excedente no amparado por la DOCa, siempre que esta oferta sea marginal, una vez aplicados los controles para ajustar la producción real a la amparada.

Es minoritaria la opción de abrir un abanico de rendimientos en producción y transformación que permitiera abastecer el mercado de vinos sin IG.

Mejora del sistema de calificación de los vinos Mantenimiento del método de crianza en barrica de roble de 225 litros. Posibilidad de acortar los tiempos de crianza Posibilidad de introducir nuevos formatos (B&B) para determinados

mercados y previo estudio de impacto.

Agentes económicos

Menor número de viticultores, dependiendo la magnitud de la reducción de la continuidad o no de los derechos de plantación.

Descenso del número de cosecheros. Descenso del número de cooperativas Reducción del número de bodegas de crianza pero mantenimiento de la

estructura actual de pequeñas, medianas y grandes empresas.

Mercado

Nueva cultura en las relaciones interprofesionales apoyada por contratos sin precios mínimos garantizados y por un observatorio económico que de transparencia al mercado en origen

Posibilidad de crecimiento en vinos blancos Orientación hacia el mercado exterior y especial atención a países BRIC

Disposiciones institucionales

Mantenimiento del carácter interprofesional del órgano de gestión de la denominación (Consejo Regulador).

Órgano de control de carácter público Mantenimiento de la prohibición del uso de la misma marca comercial

para vinos de distintas procedencias.

Fuente: elaboración propia

Capítulo IV Factores de cambio en el modo de regulación de la DOCa Rioja

346

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

347

“Conclusión. Aserto o proposición que se defendía en las antiguas escuelas universitarias”

Cuarta Acepción RAE. Diccionario de la Lengua española.

Vigésima segunda edición.

Capítulo quinto Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

La investigación que se ha llevado a cabo para identificar los factores determinantes del modelo de desarrollo y del funcionamiento económico del sector vitivinícola en la Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) ha puesto de manifiesto la complejidad de este sector en el que la composición de la oferta, la estructura de los mercados, las restricciones que determinan su función de producción, las relaciones entre los agentes y la definición del producto, desde la uva hasta la botella, están condicionados por un amplio abanico de disposiciones institucionales que, a su vez, están sometidas a las limitaciones impuestas por los acuerdos adoptados en la Unión Europea y los que emanan de organizaciones internacionales de cooperación.

La caracterización del sector en la actualidad, realizada en el capítulo primero, permite identificar los elementos a considerar en la discusión para la elección del marco teórico a aplicar en la investigación. El modelo de análisis debería tener en cuenta, además de las restricciones que impone la DOCa al producto que determina la actividad sectorial objeto de investigación, las disposiciones institucionales que condicionan su funcionamiento económico, las relaciones entre los agentes económicos, las situaciones críticas, en tanto que en ellas se generan tensiones y factores de cambio que pueden modificar el modelo de desarrollo del sector, y que todo ello debería contemplarse con perspectiva histórica y sin ignorar el entorno económico en el que actúa el sector.

El análisis histórico realizado confirma que esta realidad compleja que hoy muestra el sector, es el resultado de un proceso de desarrollo a lo largo del cual se ha ido adaptado a los cambios que se producen en el entorno económico y ha introducido modificaciones en los modos de producción y en las disposiciones institucionales, hasta configurar el modelo de desarrollo actual. Para conocer el origen y la magnitud de estos cambios ha sido necesario estudiar las diferentes situaciones críticas que han dejado alguna huella en los factores que caracterizan el funcionamiento económico del sector.

De acuerdo al modelo de análisis aplicado en la investigación, el estudio de estas situaciones críticas se ha realizado observando las tensiones generadas y los factores de cambio asociados, tanto al entorno en el que actúa el sector, como a aquellos que le son propios, y que afectan al régimen económico de funcionamiento y/o a las disposiciones institucionales.

En los años centrales del siglo XIX, la desaparición de todas las disposiciones del Antiguo Régimen y las plagas y enfermedades que afectan al cultivo, son el origen de las tensiones y factores de cambio que bebe afrontar el sector. Durante el siglo XX, estos factores están asociados a la configuración

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

348

de un marco normativo internacional y de un mercado global, en el que compiten diferentes modelos de producción y de organización.

El aumento de la competencia en el mercado mundial, con la incorporación de nuevos países productores con formas diferentes de organizar la producción y los intercambios comerciales, anima el debate sobre las estrategias competitivas y los modelos de desarrollo seguidos por unas u otras regiones productoras, trayendo a primer plano el papel que despeñan las disposiciones institucionales, especialmente el de aquellas de carácter formal que restringen el potencial de producción y/o condicionan el consumo. Este debate supera el clásico enfrentamiento regulación-desregulación, en la medida en que pone a prueba la capacidad de algunos modos de regulación con larga trayectoria histórica, como el vigente en la DOCa Rioja, para sostener un modelo de desarrollo en el que conviven diferentes formas de organizar la producción y en el que todavía se conservan costumbres, rutinas, relaciones y prácticas culturales propias de la sociedad campesina tradicional.

Las conclusiones que a continuación se presentan se ordenan manteniendo la misma secuencia de ideas y objetivos que se ha seguido en la sucesión de capítulos. El capítulo tercero, en el que se aborda la evolución del sector desde la antigüedad, termina con un apartado de resultados en el que se caracterizan los modos de regulación identificados en el desarrollo del sector. Lo mismo ocurre con el capítulo cuatro en el que se analiza la situación actual del sector y la posibilidad de un cambio en el modo de regulación. No se trata de repetir ahora las ideas que allí se presentaron, sino las que se derivan del trabajo considerado en su conjunto.

Por último, se recogen las limitaciones que se han impuesto al inicio del trabajo y aquellas que se han encontrado en su desarrollo. Constituye esta relación de limitaciones, el punto de apoyo para plantear algunas propuestas sobre futuras líneas de investigación que van desde la vuelta a los archivos, para obtener la información necesaria para completar las series de producción y de precios que permita conocer mejor el funcionamiento económico del sector en el pasado, hasta la réplica del modelo de investigación que aquí se ha aplicado, al sector vitivinícola de otras regiones productoras, siendo especialmente interesante el estudio comparado entre países tradicionalmente productores y nuevos países productores. Primera conclusión: una teoría adecuada El enfoque de la teoría de la regulación que se aplica en la investigación constituye el marco teórico adecuado para el estudio del proceso de modernización y de la adaptación del sector vitivinícola de la DOCa Rioja a los cambios que se producen en el entorno económico, ya que permite identificar los factores determinantes de las características actuales del sector. La idea que justifica este enfoque es la necesidad de combinar, con perspectiva histórica y en el marco del entorno económico existente en cada momento, el régimen económico de funcionamiento del sector y las disposiciones institucionales con las que éste interactúa.

En el modelo conceptual aplicado en el análisis del sector en esta investigación, las relaciones entre los agentes económicos, (en términos de confrontación y de colaboración) adquieren un papel relevante en la identificación de los regímenes económicos de funcionamiento, y lo mismo

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

349

ocurre con el producto y las restricciones que impone la DOCa, cuando se aborda el estudio de las disposiciones institucionales.

El análisis llevado a cabo corrobora la necesidad de incorporar una perspectiva histórica en el estudio del sector y de valorar cómo, en determinados momentos, la interacción de shocks externos, unida a las limitaciones de las disposiciones institucionales vigentes para articular respuestas, explica cambios en el modo de regulación del sector.

La aplicación de estas ideas en el estudio histórico de la DOCa Rioja realizado, confirma la hipótesis de que las características del sector vitivinícola en un determinado lugar son el resultado de su adaptación permanente a los cambios que se producen en el entorno económico y de la articulación entre un determinado régimen económico de funcionamiento, con las disposiciones institucionales existentes en ese lugar en cada momento.

Segunda conclusión: tres etapas

El estudio de la evolución del sector desde la antigüedad confirma la hipótesis de la existencia de tres etapas en la configuración de las características actuales del sector, que se identifican con las consideradas en la evolución del conjunto del sistema agroalimentario, observándose, en el caso de la DOCa Rioja, un retraso de algunas décadas en el inicio de la tercera de estas etapas en los años ochenta del siglo XX, lo que la hace coincidir con la tercera de las etapas del proceso de modernización de la agricultura española que considera la perspectiva sociológica. El desfase respecto del conjunto del sistema agroalimentario se explica por la influencia que tiene en el sector vitivinícola riojano el cambio en las disposiciones institucionales que acompaña el paso de Denominación de Origen, a Denominación de Origen Calificada, en la configuración del modo de regulación existente desde los años ochenta. La primera de estas etapas llega hasta los años centrales del siglo XIX, la segunda desde esos años hasta la última década del siglo XX y la tercera abarca los años noventa del siglo XX y los transcurridos del XXI. Las características del sector son el resultado de esta larga evolución y tienen su origen en modos de producción y disposiciones institucionales antiguos que se han ido modificando y adaptando a los diferentes contextos históricos en cada una de estas etapas. Tercera conclusión: sucesión de periodos de crecimiento y crisis

Las características actuales del sector vitivinícola en la DOCa Rioja, son el resultado de este largo proceso histórico en el que se suceden etapas de crecimiento y situaciones críticas, que animan cambios en el modo de producción y/o en las disposiciones institucionales. En las tres etapas identificadas se distinguen periodos largos de crecimiento, no exentos de momentos críticos, seguidos de periodos de crisis en los que se generan tensiones que ponen a prueba la capacidad de respuesta del modo de regulación existente, para hacer frente a esas situaciones críticas. La expansión del cultivo y crecimiento registrado durante los siglos XVI al XVIII, dan paso a más de medio siglo de estancamiento hasta que, en los años centrales del siglo XIX, factores exógenos (disolución del antiguo régimen) y endógenos (cambios técnicos que alteran el modo de producción) propician un

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

350

nuevo modo de regulación y con él, el inicio de un nuevo proceso de crecimiento que culminará con la crisis, asociada inicialmente a la filoxera, y que mantendrá al sector en una larga fase de lenta recuperación. Hay que esperar hasta los años setenta del siglo XX, para observar los últimos cambios que permitan culminar este proceso de recuperación y alumbrar el modo de regulación existente actualmente en el sector y que ahora esta sometido a tensiones asociadas a la crisis económica global. Cuarta conclusión: la crisis como factor de cambio

En las situaciones críticas se manifiestan nítidamente los diferentes intereses existentes en el sector. El debate que provoca la aparición de posiciones enfrentadas propicia condiciones de cambio. En general, una de las posturas tendrá carácter conservador, y sólo si el modo de regulación existente no aporta respuestas eficaces a las situaciones críticas, se acabarán imponiendo las posiciones que postulan un cambio de modelo. Así ocurrió a finales del siglo XVIII, cuando el sector tuvo que dar respuesta al desequilibrio entre oferta y demanda, por exceso de oferta, y se impuso la solución conservadora que encontró respaldo en los viejos privilegios del Antiguo Régimen todavía vigente, y también en la primera mitad del siglo XIX, pero ahora sin posibilidad de mantener posiciones conservadoras porque los cambios políticos y económicos modificaron radicalmente las disposiciones institucionales existentes en las que éstas se apoyaban. Quinta conclusión: diversidad de modos de producción

El sector vitivinícola riojano conserva en su evolución uno de sus rasgos fundamentales, la diversidad de modos de producción. La convivencia entre grandes cosecheros, con medios propios de elaboración, y pequeños propietarios de viñas dependientes de aquellos en la vinificación, propia del Antiguo Régimen, dará paso, a una estructura más diversa y compleja que va pareja con los cambios políticos que se producen durante la primera mitad del siglo XIX. La desaparición de las disposiciones institucionales que restringen la libertad de producción y de comercio, facilita la diversificación, tanto desde la perspectiva del producto (vino corriente y vino fino o criado), como de los agentes económicos (viticultor, cosechero, vinicultor y criador) y, de esta manera, se asientan los cimientos de una de las características básicas del sector vitivinícola riojano, la pluralidad, que se refleja en la oferta y en los modos de producción.

Durante el siglo XX se aprueba el marco legislativo, a nivel nacional y europeo, que permite la existencia de dos productos diferentes en el mismo sector: vinos de mesa y vinos de calidad. A partir de esta segmentación de la oferta, según el tipo de vino, el sector puede elegir entre dos estrategias diferentes para competir en el mercado: una basada en la diferenciación con restricciones en producción y elaboración (modelo que se apoya en la elaboración de vinos de calidad protegidos por una Denominación de Origen) y otra basada en la competencia en precio (modelo apoyado en la elaboración de vinos corrientes, sin restricciones en la producción).

En la tercera de las etapas identificadas, como consecuencia de los cambios introducidos por las disposiciones institucionales formales que

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

351

acompañan el paso de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada, la dualidad hasta ahora existente, en función del tipo de producto ofertado, desaparece, al producirse, únicamente, vino de calidad protegido por la Denominación. A pesar de ello, no se generará una merma en la pluralidad existente en el sector, ya que nuevos criterios en la segmentación de la oferta, (sin crianza, crianza, reserva y gran reserva), entre otros factores, permitirán la convivencia nuevamente de diferentes modos de producción.

Sexta conclusión: la importancia de las disposiciones institucionales

Los diferentes regímenes económicos de funcionamiento no pueden explicarse al margen de las disposiciones institucionales existentes en cada momento. El análisis histórico ha puesto de manifiesto su importancia en cada una de las etapas consideradas. Se ha descrito la densa red de reglas, acuerdos y privilegios que protegieron la actividad vitivinícola y el comercio durante la edad media, la edad moderna y parte de la contemporánea, y cómo estas reglas se fueron adaptando a los cambios sociales, políticos y económicos que tuvieron lugar, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Hasta la disolución del antiguo régimen la mayoría de las disposiciones institucionales tenían carácter local y sus objetivos prioritarios eran la defensa de las producciones locales y el control del comercio de ámbito local-regional. Con los cambios políticos que trae la revolución liberal burguesa, se abre un periodo que llega hasta el primer tercio del siglo XX, en el que la pérdida de poder de los municipios para controlar el sector hace que sea el mercado el que orienta los cambios que se van a producir en el funcionamiento económico del sector, durante la segunda mitad del siglo XIX.

La lucha contra la filoxera, primero, y la regulación de la producción y del comercio de los vinos de calidad (Denominación de Origen) después, abren un periodo en el que las disposiciones institucionales vuelven a cobrar protagonismo, pero ahora, no ya vinculadas al poder local, sino al poder del Estado y, de manera muy incipiente, a compromisos internacionales de producción y de comercio. Las disposiciones institucionales, que antes del siglo XIX tenían un marcado carácter municipal, en lógica correspondencia con el dominio de los mercados locales-regionales, se han adaptado a los cambios que llegan del mercado. En la medida en que ya se ha articulado el mercado nacional y cobra más importancia la exportación, aquellas tienen ahora un carácter nacional, con visos de avanzar hacia lo global.

Desde el comienzo del siglo XX, las disposiciones asociadas a las Denominaciones de Origen va a determinar el funcionamiento económico del sector, en tanto que segmentan la oferta y la demanda, permitiendo la adopción de dos modos diferentes de producción y de consumo. Durante todo el siglo, el sector vitivinícola se irá articulando, tanto a nivel individual (productores) como regional, en torno a dos regímenes económicos de funcionamiento condicionados por el tipo de vino producido y las características de la demanda que se quiere abastecer.

La estrategia de diferenciación adoptada por la Denominación de Origen Calificada Rioja en las últimas décadas del siglo XX no se puede entender al margen del marco legal que le proporcionan la Organización Mundial de Comercio (OMC), los acuerdos de comercio internacional firmados por la Unión

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

352

Europea con otros países, la regulación comunitaria para el sector recogida en la Organización Común del Mercado del vino, la legislación nacional y el Reglamento de la Denominación. Séptima conclusión: del pacto entre desiguales a las relaciones interprofesionales

Desde la perspectiva histórica, las disposiciones institucionales han estado vinculadas a los intereses sociales y económicos existentes en el sector en cada momento y reflejan la posición de poder de los diferentes agentes económicos y de sus relaciones interprofesionales. Estos intereses varían en cada una de las etapas consideradas. Hasta mediados del siglo XIX, se identifican con el dominio de los grandes propietarios y con el poder de los municipios, así como con las relaciones que se establecen entre aquellos y los comerciantes y consumidores urbanos. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, las relaciones en el sector, entre viticultores y bodegueros, se establecen de forma que aquellos son los proveedores de la materia prima, que éstos necesitan para realizar su actividad. En esta relación, el precio de la uva y del vino a granel desempeñará un papel fundamental. Desde que se acepta desarrollar una estrategia de diferenciación por calidad a partir de la Denominación de Origen Calificada, las relaciones interprofesionales en el sector vitivinícola riojano desempeñan un papel principal. Las decisiones para la gestión de la Denominación, se adapta a la estructura plural, con muchos pequeños propietarios y pocos medianos y grandes. En un sector como éste, con un nivel bajo de integración vertical, las relaciones entre los agentes económicos o son de dominio, como en la antigüedad o son de pacto, como pretenden serlo en la actualidad. Octava conclusión: tres modos de regulación

En cada una de las tres etapas identificadas es posible definir un modo de regulación del sector vitivinícola a partir de los siguientes factores: espacio de producción, determinantes de la producción y del crecimiento, producto, agentes económicos, mercado y disposiciones institucionales.

Hasta los años centrales del siglo XIX, el mercado de carácter local, protegido por los privilegios de los que gozan los municipios, caracteriza el modo de regulación. El sector está dominado por los intereses de los grandes cosecheros que producen vino corriente, en un espacio delimitado por las condiciones ambientales necesarias para el cultivo (modo de regulación proteccionista con mercado local).

El nuevo modo de regulación (liberal con mercado nacional), asociado a los cambios políticos y económicos de la revolución liberal burguesa y a las reacciones del sector para hacer frente a la crisis que se prolonga hasta la segunda mitad del siglo XIX, se caracteriza por una mayor diversidad del producto (vino corriente y vino criado o fino) y de los agentes económicos (viticultores, cosecheros, criadores, exportadores y especuladores) y por un dominio del mercado, sobre las disposiciones institucionales. Nuevamente una situación crítica, en este caso vinculada a la llegada de la filoxera a los viñedos de la región, impulsa la adopción de nuevas disposiciones que afectarán,

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

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especialmente, a la delimitación del espacio de producción y a la defensa contra el fraude por la vía de la Denominación de Origen.

Las tensiones provocadas por la larga crisis postfiloxérica durante buena parte del siglo XX, los cambios asociados a la entrada de España en la CEE y la globalización del sector vitivinícola en las últimas décadas del siglo XX, acabarán de alumbrar un nuevo modo de regulación en el sector (interprofesional con mercado global) que se concretará, primero, con el paso de Denominación de Origen a Denominación de Origen Calificada y, después, con una mayor orientación hacia el mercado exterior y una gestión interprofesional de la DOCa.

Características de los factores determinantes del modo de regulación y del modelo de desarrollo del sector vitivinícola en la DOCa Rioja

Hasta 1833-62Modo de regulación proteccionista con

mercado local

De1862 a 1986-91Modo de regulación liberal con mercado

nacional

Desde 1991 Modo de regulación

interprofesional con mercado global

1 Espacio de producción

Sin delimitar Bases para delimitación (Denominación de Origen)

Delimitado por disposición institucional formal (Reglamento DOCa Rioja) con mapa de aptitud vitícola y exclusividad de producción de vino con IG

2 Determinantes de la producción y del crecimiento

Ambientales, tecnológicos e institucionales Crecimiento extensivo por limitación tecnológica

Ambientales Crecimiento extensivo e intensivo

Ambientales e institucionales Crecimiento extensivo por limitación institucional

3 Tipo de producto Vino corriente Vino corriente y vino fino

Vino de calidad joven y criado

4 Agentes económicos

Cosechero-propietario Cosechero, viticultor no asociado, cooperativista, almacenista y criador.

Cosechero, viticultor no asociado, cooperativista, almacenista y criador, con cambio en la figura del cosechero y en el modo de producción basado en la explotación familiar que tiende a desaparecer

5 Mercado Local-regional Nacional poca exportación

Nacional con orientación a exportación

6 Disposiciones institucionales

Municipales de control de producción y de comercio

Mercado y disposiciones legislativas nacionales y de la Denominación de Origen.

Mercado, disposiciones legislativas internacionales (Organización Común del Mercado, Organización Mundial de Comercio, acuerdos bilaterales...) legislación nacional, Reglamento DOCa y Acuerdo Interprofesional

Fuente: elaboración propia

Novena conclusión: del control de precios y salarios, a los derechos de plantación

En el modo de regulación “proteccionista con mercado local” los grandes cosecheros protegen sus rentas a través del control del poder municipal. Los privilegios de los que gozan los municipios se reflejan en la protección de la producción, en la regulación del mercado local, labores y calendarios de venta y en la tasación de precios y salarios. Con ello, se elimina la competencia, se

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

354

mantiene el poder, a la vez que se frenan las innovaciones y el crecimiento, especialmente el de carácter intensivo.

En el modo de regulación “liberal con mercado nacional”, no hay instrumentos que permitan el control de los precios y por ello, se impone el juego de los intereses de los diferentes agentes económicos. Unos buscarán abastecerse al menor precio posible, dando lugar a diferentes tipos de fraude (vinos artificiales y vinos facticios) y otros, tratarán de obtener mayores ingresos por la vía de la diferenciación (crianza y embotellado). Las tensiones que inevitablemente acompañan a la situación descrita, provocan un desequilibrio en las relaciones entre los agentes económicos y diversas propuestas para la adopción de medidas que acaban animando políticas concretas con efectos sobre las rentas del sector, como son la puesta en marcha de Denominaciones de Origen en el primer tercio del siglo XX o el control de las plantaciones de viñedo en los años setenta. En este marco de relaciones, todos tratarán de mantener la mayor cuota de poder posible, tanto en el mercado (controlando la capacidad de elaboración, crianza y comercialización), como en las instituciones (Consejo Regulador en el caso de las denominaciones de origen).

En el modo de regulación actual los controles cuantitativos y cualitativos de la producción, que permiten al sector discriminar entre los vinos amparados y los no amparados por la DOCa Rioja y, en consecuencia, aptos o no aptos para comercializarse como tales, son el medio del que se sirve el sector para ejercer el control de las rentas, en un marco económico en el que cualquier mecanismo de fijación de precios es sospechoso de atentar contra la libre competencia. De estos controles, el que mayor impacto tiene es el cuantitativo. Se basa en la existencia de límites para las plantaciones de viñedo (derechos de plantación) y en la fijación de rendimientos máximos de producción y de elaboración y afectan, directamente, al crecimiento y a la oferta e, indirectamente, a los precios. Los derechos de plantación constituyen, además, una barrera de entrada en el sector, por lo que se utilizan como mecanismo de restricción de la competencia. Ambos mecanismos, control de las plantaciones y rendimientos, constituyen la piedra angular del funcionamiento económico del sector y por ello, son el centro de los debates entre los agentes económicos y constituyen el principal foco de tensiones en el modo de regulación “interprofesional-global” actual. Décima conclusión: bases del modo de regulación actual

Los factores que caracterizan el actual modo de regulación del sector vitivinícola en la DOCa Rioja son el resultado de la evolución del sector y de su adaptación a los cambios que se producen en el entorno económico en el que actúa, que se manifiestan en modificaciones en las disposiciones institucionales y/o en el régimen económico de funcionamiento del sector. El avance de la globalización, la importancia del mercado mundial del vino, la integración en las Comunidades Europeas y la aplicación de la Política Agraria Común, son elementos relevantes en la caracterización del modo de regulación vigente en la DOCa Rioja desde el año 1991.

A lo largo de esta investigación se han estudiado los factores explicativos y el momento en el que toman forma cada una de las siguientes

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

355

características básicas del actual modo de regulación del sector vitivinícola en la DOCa Rioja:

1. La delimitación cartográfica de un espacio de producción que se

corresponde con los terrenos considerados aptos para producir vino amparado por la DOCa, en los municipios incluidos en el Reglamento de la Denominación y exclusividad de producción de vino con IG.

2. Una oferta controlada por la existencia de derechos de plantación y rendimientos máximos en la producción y en la elaboración.

3. Producción exclusiva de vino de calidad pero, que mantiene la pluralidad al ofertar vino joven y vinos criados.

4. La prohibición de entrada de uvas, mostos y vinos de otras procedencias en las instalaciones en las que se elabora, almacena, cría y embotella el vino de la DOCa.

5. Una diversidad de modos de producción que se manifiesta en el mercado de materia prima en el que se intercambia uva y vino y en el que conviven viticultores no elaboradores, que venden su producción en uva, cosecheros y cooperativistas, que operan en el mercado de uva y de vino y compradores, que pueden ser almacenistas o criadores.

6. La exclusiva salida al mercado del vino, embotellado desde las bodegas inscritas y ubicadas en la zona delimitada, una vez superados un control cualitativo y un control cuantitativo, basado en añadas, con contraetiquetas y precintas numeradas y seriadas.

7. Unas restricciones para los procesos de envejecimiento que lo limitan a la crianza en barrica de roble de 225 litros de capacidad, sin posibilidad del uso de otros procedimientos, autorizados por la legislación nacional y comunitaria.

8. Una clara orientación hacia el mercado exterior, aún cuando todavía siga siendo mayoritaria la demanda del mercado interior.

9. Unas disposiciones institucionales que condicionan el funcionamiento económico del sector y en las que cobran protagonismo las relaciones interprofesionales.

Undécima conclusión: diversidad de modos de regulación en un mercado global

En las tres últimas décadas la estructura mundial del sector vitivinícola ha experimentado un cambio radical, tanto por el lado de la oferta, como por el de la demanda, con tres rasgos distintivos fundamentales: progresiva internacionalización, aumento de la competencia y peso creciente en el comercio de los productores que actúan bajo una forma de entender el sector mucho menos regulada que la que se fue imponiendo, desde finales del siglo XIX, en los países tradicionalmente productores.

La investigación realizada ha puesto de manifiesto que la diversidad de modos de producción, que caracteriza históricamente al sector vitivinícola en la DOCa Rioja, se observa, también, cuando se analiza el sector a nivel mundial. Esta característica, junto a una mayor o menor influencia de las disposiciones institucionales en el funcionamiento económico del sector, genera diferentes

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

356

modos de regulación. En cada zona vitivinícola existe un determinado modo de regulación en el que las disposiciones institucionales interactúan con el régimen de funcionamiento económico del sector, condicionando en unos casos el modo de producción y en otros la distribución y el consumo.

El análisis realizado del funcionamiento del mercado mundial del vino en las últimas décadas, permite concluir, que las disposiciones institucionales constituyen la piedra angular del escenario en el que actuará el sector en los próximos años, por lo que las previsiones que hoy puedan realizarse a partir del análisis del comportamiento del potencial productivo y de la demanda, no dejan de ser meras conjeturas, si no se consideran los cambios en las disposiciones institucionales que pueden alterar las tendencias observadas. Cobran especial importancia, desde el lado de la oferta, todas aquellas medidas que tienen que ver con el control del potencial productivo, el producto ofertado, las que vinculan la calidad con el origen y la estructura empresarial y, desde la de la demanda, todas aquellas normas relacionadas con el consumo de alcohol, la salud, la seguridad vial, la distribución, los impuestos y la protección del medio ambiente. Duodécima conclusión: hacia un modelo de desarrollo más autónomo

El sector vitivinícola en la DOCa Rioja, adoptó a lo largo de la Historia decisiones que le permitieron diferenciarse de otras regiones y avanzar en la configuración de un modelo de desarrollo propio, pero que en ningún momento pudo considerarse al margen de lo que institucionalmente establecían las políticas nacionales primero y supranacionales después.

El modelo de desarrollo que sigue el sector vitivinícola riojano en cada una de las etapas para las que se ha identificado el modo de regulación que lo determina, no puede desvincularse, ni de las características del entorno económico en el que actúa el sector, ni del marco institucional supranacional y nacional en el que se inserta la actividad, pero muestra algunos rasgos particulares que lo diferencian del desarrollo seguido por el sector vitivinícola en otras zonas de producción y que permiten afirmar que el sector ha sido parte activa en la configuración de su modelo de desarrollo.

Esto se hace más evidente en la medida en que, durante el siglo XX, se consolidan estas diferencias que tienen que ver, sobre todo, con el tipo de producto y la estrategia competitiva del sector, y que acabarán de concretarse, de forma clara, con el paso de DO a DOCa, decisión voluntaria del sector vitivinícola riojano, que ninguna otra zona de producción adopta en ese momento y que conlleva la adopción de prácticas que condicionan los modos de producción y las relaciones de intercambio (la venta de vino exclusivamente embotellado y el envejecimiento en barrica, son algunos ejemplos que conviene recordar), en un mercado global en el que, aparentemente, no hay demasiado margen para la definición de modelos particulares que se apartan del marco general que imponen la competencia y las disposiciones institucionales supranacionales.

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

357

Decimotercera conclusión: tensiones en el modo de regulación de la DOCa Rioja

La crisis económica actual está poniendo a prueba la capacidad de los diferentes modos de regulación existentes en el mundo para resolver las tensiones asociadas a los cambios que se están produciendo en el mercado y que se reflejan, en un aumento de la competencia en precio, con mayor peso de las ventas de vino a granel y avance del canal de alimentación en la distribución.

En este escenario cambiante muy competitivo, parece discutible que las disposiciones institucionales que determinan el funcionamiento económico del sector en la DOCa Rioja sean óptimas. El descenso de las ventas el año 2008, que se asocia al inicio de la crisis económica, que provoca un ajuste de los precios de la materia prima en el mercado en origen y un impacto desigual de la crisis en los diferentes agentes económicos, genera tensiones en el sector y pone a prueba la capacidad del modo de regulación vigente para resolverlas. La principal consecuencia es el desequilibrio en las relaciones interprofesionales, la ruptura de acuerdos básicos para el funcionamiento del sector y el debate de propuestas que, si prosperan, pueden impulsar cambios en las disposiciones institucionales y/o en el régimen de funcionamiento económico, que acabarían alumbrando un nuevo modo de regulación. Se han identificado tensiones y factores de cambio asociados, en unos casos, al entorno económico, al mercado mundial del vino y a las disposiciones institucionales globales, y en otros, a la DOCa, que pueden afectar a los elementos básicos del modo de regulación. Entre los primeros se encuentran la paralización de las negociaciones sobre comercio en la OMC, la desaparición de los derechos de plantación, la mayor influencia del tipo de cambio en la competitividad, las modificaciones experimentadas en los impuestos especiales y en la regulación del consumo de bebidas alcohólicas, los cambios en la distribución, el aumento de la ventas de vino a granel y el descenso de precios. Entre los asociados a la DOCa destacan la modificación del espacio de producción, la limitación de las nuevas plantaciones, la modificación de los rendimientos máximos, la posibilidad de producir vino no amparado por la denominación, el mantenimiento de la exclusividad del embotellado, los cambios en el control cualitativo, la modificación de los criterios de crianza, el uso restringido de las marcas, el establecimiento de relaciones contractuales y la forma de configurar el órgano de gestión de la denominación (interprofesional o electoral). Decimocuarta conclusión: hacia un nuevo modo de regulación

La experiencia histórica demuestra que la confluencia de factores de cambio externos e internos, acaban impulsando un nuevo modo de regulación. Para valorar esta posibilidad en la actualidad, se recaba la opinión a un grupo de personas con intereses en la denominación. Desde su punto de vista, hoy, la desaparición o no de los derechos de plantación es el principal elemento de incertidumbre en el sector. El que se mantenga la actual decisión recogida en la Organización Común de Mercado en el sector o que se produzca una modificación de la misma que tenga en cuenta las presiones que están llevando a cabo las organizaciones de productores, los Consejos Reguladores

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

358

de las Denominaciones de Origen y los Gobiernos de varios países de la UE, condicionará la continuidad del actual modo de regulación del sector vitivinícola en la DOCa Rioja. La pérdida por parte del sector del control del potencial productivo por esta vía significa, en la práctica, la liberalización total de la producción, ya que el mecanismo de limitación de rendimientos, por si solo, no parece suficiente si se pretende mantener un equilibrio entre oferta y demanda y para sostener las rentas.

En este escenario, un marco de relaciones estables entre los agentes económicos sería la piedra angular de un nuevo modo de regulación, caracterizado por un mayor protagonismo del mercado y de las relaciones interprofesionales, y un menor peso de las disposiciones institucionales de carácter normativo. Sin este marco sería difícil conservar los rasgos propios del sector (diversidad en el producto y en la estructura de producción, elaboración y crianza), y algunos de los elementos básicos que caracterizan el actual modo de regulación (espacio de producción, limitación de rendimientos, producción exclusiva de vino amparado por la denominación, criterios de crianza, exclusividad del embotellado y gestión interprofesional de la DOCa). Limitaciones y futuras líneas de investigación

Para la correcta valoración de los resultados obtenidos en esta investigación es necesario conocer las restricciones que afectan a su planteamiento y desarrollo y, en consecuencia, limitan los resultados y conclusiones.

La primera restricción impuesta en el planteamiento de la investigación tiene que ver con la no consideración de las variables internas que determinan las decisiones de las empresas, a pesar de que, obviamente, condicionan no solo los resultados obtenidos por ellas sino que pueden influir en el funcionamiento económico del conjunto del sector. En la elección del marco teórico aplicado en la investigación no se tuvieron en cuenta estos factores y en ella, se han priorizado los factores externos a la empresa, tanto los relacionados con el entorno económico y social en el que ésta actúa, y que investigaciones que adoptan otras perspectivas, consideran como “algo dado”, como aquellos que tienen que ver con el funcionamiento económico del sector (oferta, demanda, agentes económicos,…) y con las disposiciones institucionales.

De la misma manera que la empresa no puede considerarse como un ente aislado sino que esta inmerso en un entorno concreto, general y sectorial, que no se puede ignorar, cuando se analiza su capacidad competitiva o los factores que determinan sus resultados, lo mismo puede afirmarse en sentido contrario, el análisis sectorial, aún cuando tenga en cuenta el entorno, si no considera los factores internos que caracterizan la empresa y su comportamiento, ni los recursos de los que ésta dispone, pierde parte de su capacidad explicativa.

Esta restricción limita el alcance de los resultados obtenidos, pero, en ningún caso los invalida. Aceptando las influencias de esta limitación en el análisis sectorial, que algunas investigaciones tratan de demostrar, y asumiendo también que, en un mismo sector, son los factores internos de las empresas los que pueden justificar los diferentes resultados obtenidos por unas u otras empresas, no puede ignorarse la influencia que la evolución general y

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

359

particular de la empresa (la historia) y las disposiciones institucionales tienen en los resultados empresariales, más, como se demostrado en esta investigación, en un sector como el vitivinícola en general y, en particular, en el caso de la DOCa Rioja.

Pero hay más, en el modelo que se ha elegido para llevar a acabo esta investigación, la empresa no ocupa un papel aislado del resto de agentes económicos que participan en la cadena de valor del producto que define el sector, más bien al contrario, forma parte de un conjunto que, en esta investigación, se ha analizado a partir de las relaciones interprofesionales y no del modelo clásico en los análisis agrarios de confrontación entre agentes económicos. En este marco de relaciones, los juegos de intereses y sus resultados, condicionan las disposiciones institucionales que acaban afectando, tanto a los factores externos, como a los factores internos y, por ello, a los resultados de las empresas, por lo que éstas, son también parte activa en la configuración de algunos de los factores externos determinantes de su éxito.

Con el modelo de análisis que se ha utilizado se ha querido comprender, en cada momento, la relación que se establece entre unos y otros agentes económicos que intervienen en la creación de valor en el sector, desde la producción hasta el consumo. Al intentar alcanzar este objetivo es cuando aparece la segunda limitación, la escasa atención prestada a los dos últimos eslabones de la cadena, distribuidores y consumidores. Por supuesto que el consumo y sus características, así como los condicionantes que se derivan del marco institucional, han sido debidamente tratados en esta investigación en la medida en que lo exigía la identificación del modo de producción y de las relaciones de intercambio, pero en el análisis se ha impuesto el mercado en origen sobre el mercado final y por ello no se ha analizado en profundidad, ni los determinantes de la demanda, ni el papel de la distribución.

En la investigación llevada a cabo, el análisis de la demanda tiene un papel marginal y se ha limitado exclusivamente a aquellos aspectos básicos que tienen que ver con las ventas y algunas tendencias del consumo. Sin embargo es obvio el interés que tiene conocer su comportamiento desde otras perspectivas. Por su parte, es incuestionable el papel que acaba desempeñando la distribución en el comportamiento del consumo, en la estructura de la cadena de valor y en las disposiciones que tratan de influir en ella. Además, la importancia que tienen las relaciones interprofesionales en el actual modo de regulación existente en la DOCa Rioja, y la que se les asigna en el futuro, exige prestar atención especial a este segmento del sistema, hoy excluido de la toma de decisiones en tanto que no participa ni en los órganos de gestión de la denominación, ni en la organización interprofesional, quedando al margen de los acuerdos alcanzados para la regulación del sector.

Son muchos los trabajos que, en este sector y desde diferentes perspectivas, abordan la demanda y prestan atención especial a los consumidores, y a algunos de ellos se ha hecho referencia en los capítulos anteriores. No ocurre lo mismo con la distribución. No ha sido el campo de la distribución en el mercado vitivinícola objetivo frecuente de los investigadores y, por ello, no es fácil encontrar información más o menos estructurada y resultados que permitan integrar esta parte de la cadena en el modelo de análisis interprofesional que se ha planteado en esta investigación. Es sin duda una tarea pendiente para próximas investigaciones.

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

360

La tercera limitación tiene que ver con la cadena de valor y la participación en ella de los diferentes agentes económicos. En un sector hay algo más que un producto, un modo de producción, un mercado y unas disposiciones institucionales, elementos todos ellos incorporados al modelo de análisis que se ha seguido en esta investigación, hay todo un sistema de actividades en el que se insertan cada uno de los agentes económicos y su conocimiento es indispensable para entender el marco de referencia en el que cada uno compite y poder plantearse cómo se puede participar en las distintas actividades que generan valor dentro de ese sistema de empresas interdependientes.

La identificación de las diferentes etapas que caracterizan un determinado modo de producción, no es sólo importante en términos tecnológicos, sino que, también, tiene trascendencia económica dado que cada una de estas etapas crea y aporta una parte del valor del producto final. El valor añadido generado por el sector se va componiendo a lo largo del proceso de transformación al que se somete el producto. Cada empresa contribuye a la creación de valor a través de su participación en la transformación de unos recursos productivos en productos intermedios. El conjunto de todas las etapas de transformación constituye un “sistema o cadena de valor” que culmina en el precio al que el producto acaba llegando al consumidor. El conocimiento de esta cadena de valor, su estructura y la participación en ella de productores, elaboradores, criadores y distribuidores, acaba determinando el retorno de la actividad desarrollada por cada uno de los agentes y es fundamental, no sólo para tomar decisiones de empresa, sino también para hacer más trasparente el mercado en origen. Un mercado en origen más trasparente, como se ha concluido, es una de las vías para avanzar en la propuesta de crear un nuevo marco de relaciones interprofesionales como base del nuevo modo de regulación, que puede alumbrar la desaparición de algunos de los factores fundamentales del modo de regulación actual, como se ha visto en el capítulo cuarto.

En el caso del sector vitivinícola en la DOCa Rioja este sistema de valor incluye: producción de uva, elaboración, crianza en barrica, embotellado, crianza en botella, etiquetado, comercialización y venta al consumidor directamente o mediante distribución vía canal HORECA o alimentación. Formular el modelo que permita visualizar la estructura de esta cadena de valor, crear la red de informantes capaz de aportar la información necesaria y suficiente para elaborar la cadena y, además, mantenerla permanentemente actualizada, es, sin duda, una tarea apasionante para los próximos años.

La aplicación sectorial de la teoría de la regulación, que se ha llevado a cabo en esta investigación, exige, el análisis del entorno y de su influencia en el modelo de desarrollo del sector. Ahora bien, se ha renunciado, por sobrepasar los límites impuestos a la investigación, a realizar un análisis de la estructura económica general y la del sector agrario en particular y, también, a identificar el “posible efecto retorno” desde el sector hacia el entorno, como se verá más adelante. Conviene tener presente que el sector vitivinícola comparte un escenario de cambio con el sector agrario, aunque diferirá de manera radical en la orientación de dichos cambios y en los datos relativos que los ilustran. Esta es la cuarta de las limitaciones apuntadas en esta valoración final.

La última, de las restricciones que afectan al planteamiento de la investigación, ya ha sido expuesta ampliamente en el capítulo segundo en el

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

361

que se determina el modelo teórico que se aplica en el trabajo a desarrollar, la no consideración de la perspectiva territorial en la aplicación de la teoría de la regulación, más allá de lo que impone la delimitación del espacio de producción que se deriva del hecho de que el sector se sitúe en el marco de una Denominación de Origen Calificada. No se lleva a cabo un análisis de la economía regional que permita enmarcar y valorar la importancia económica del sector en la región y tampoco se plantea el estudio en términos de distrito industrial, aún cuando, en diferentes momentos, a lo largo de la investigación se haya puesto de manifiesto el efecto arrastre, hacia atrás (sectores industriales de vidrio, corcho, tonelería, cápsulas, artes gráficas, diferentes actividades de servicios y, por supuesto, a los productores de uva) y hacia delante (hostelería, restauración y comercio) que, desde la perspectiva económica, tiene el sector vitivinícola en determinadas regiones, en general, y, en particular, en el caso de la DOCa Rioja.

El interés de esta perspectiva aconseja un estudio específico que se enfrentaría a un problema relevante. La DOCa Rioja abarca un territorio repartido en tres Comunidades Autónomas por lo que no coincide esta demarcación territorial con aquella que habitualmente se sigue en la organización de la información estadística. Esta información, en particular las cuentas regionales y el Marco input-output, son piezas esenciales para abordar dicho trabajo. La necesidad de acotar el campo de investigación hizo que esta limitación se impusiera en su momento, y a lo largo del desarrollo del trabajo, la no existencia de este Marco para las tres regiones que participan con territorio en la DOCa Rioja, afianzó la decisión.

La incorporación de la perspectiva regional en el análisis plantea, además, la necesidad de investigar si las disposiciones institucionales asignadas a un sector y a un territorio son específicas o no y de qué manera estas disposiciones pueden orientar (regular) los movimientos económicos en el sector y en la región. Esta doble perspectiva de análisis conjunto, sectorial y regional, va más allá de los análisis puramente sectoriales y de los análisis de economía regional y permite pensar en un espacio con características propias que hay que identificar, lo que puede hacerse desde diferentes perspectivas como son: la dinámica de la producción del sector en la región objeto de estudio, la representación social construida por los agentes que participan en él y las disposiciones institucionales que determinan su funcionamiento económico. Este tipo de análisis en determinadas regiones, en las que el peso económico del sector es significativo, permitiría estudiar también lo que en el modelo de análisis que se ha aplicado en esta investigación se ha denominado “posible efecto de retorno” desde el ámbito económico sectorial, hacia el general. Su análisis puede concretarse en conocer cómo, una regulación sectorial puede influir en las formas de desarrollo regional y cómo, los dispositivos institucionales regionales, pueden llegar a generar dinámicas sectoriales a veces divergentes en unas y en otras regiones.

En el desarrollo de la investigación, aparecieron también restricciones que, en unos casos, tienen que ver con la ausencia de información estructurada y elaborada y, en otros, con la ausencia total de información y de fuentes a las que acudir para obtenerla. No se ha podido estudiar el impacto que crisis endógenas anteriores a la filoxera tuvieron entre los diferentes tipos de propietarios vitícolas y entre los jornaleros, y, con ello, conocer su repercusión en el comportamiento demográfico de la región y en algunos

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

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factores importantes que condicionan los resultados económicos, como la evolución de los salarios. Así, por ejemplo, en el caso del oidium, no se ha podido averiguar si ésta crisis, influyó o no, en algo que, diferentes autores han puesto de manifiesto, la existencia de un periodo regresivo en población en la provincia de Logroño, entre 1857 y 1877, coincidiendo con una etapa de expansión vitivinícola. Se impone la vuelta a los archivos, en próximas investigaciones.

A los archivos tuvo que ir el autor para conocer el comportamiento de los precios del vino en el siglo XIX, y tuvo que salir al campo para crear su propia red de informantes que le permitiera obtener la misma información en las últimas décadas del siglo XX y los años transcurridos del XXI. Entre medio, un largo siglo XX para el que la información sobre precios de la uva y del vino no es completa y, en algunos momentos, es dispar e, incluso, contradictoria. Sin duda es también terreno para trabajar.

En la caracterización de los modos de producción en el sector y de las modificaciones que en ellos se producen a lo largo del tiempo, se ha prestado atención a algunos cambios técnicos en campo y en bodega y la influencia de disposiciones institucionales que, en algún momento, tiene que ver con la investigación. No se ha incluido en el modelo de análisis, sin embargo, el importante papel que desempeñan, sobre todo durante el último modo de regulación identificado, los centros que trabajan en I+D+i, en general en el sector vitivinícola y, en particular, en el ámbito de la DOCa Rioja, (Universidad de Navarra, Universidad Pública de Navarra, Universidad de La Rioja y Universidad del País Vasco y los cinco Centros de investigación que operan en el territorio de la denominación: AZTI-Tecnalia, CNTA, CIDA, EVENA, NEIKER-Tecnalia y el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino). El impacto de algunos cambios técnicos se ha obviado en el desarrollo del trabajo y no se incluyen en el análisis los posibles resultados que pueden derivarse de las líneas de investigación en marcha en diferentes campos, sobre todo en viticultura y en enología, y que pueden acabar afectando a algunos de los factores considerados básicos en el modelo de desarrollo del sector vitivinícola en la DOCa Rioja que sustenta el actual modo de regulación, como, por ejemplo, el tipo de crecimiento, y/o el producto.

Las limitaciones expuestas anticipan futuras líneas de trabajo. A ellas se puede añadir otra, la réplica del modelo de análisis aplicado en esta investigación al caso de la DOCa Rioja a dos niveles: para el conjunto del sector vitivinícola español, donde tanto la larga trayectoria histórica, como la pluralidad de modos de producción avalan su utilización, y para otras regiones vitivinícolas en las que el sector opera en el marco de una Indicación Geográfica de Procedencia o Denominación de Origen Protegida. En el caso de aplicación del modelo en otras regiones vitivinícolas, el análisis comparado de los resultados obtenidos en estas nuevas investigaciones con los aquí presentados para la DOCa Rioja permitirá, además de contrastar la capacidad del modelo para explicar la dinámica económica del sector, explicar las divergencias regionales observadas en el mismo.

En la línea apuntada por esta propuesta, y a la vista del contenido expuesto en el capítulo tercero, donde se identifican algunas diferencias regionales a partir de los cambios que se producen a partir de la segunda mitad del siglo XIX y, sobre todo, en la primera mitad del XX, como respuesta a la crisis filoxérica y al problema de los alcoholes, sería muy interesante comparar

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

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los resultados obtenidos en La Rioja, con los de otra región en la que los intereses alcoholeros hayan tenido especial trascendencia en la configuración histórica de las características del sector, como sería el caso de La Mancha,.

En el marco de la Unión Europea, sería ilustrativo comparar los resultados de regiones en las que la estrategia de diferenciación por calidad es notoria, tales como, Burdeos y Borgoña en Francia, Cianti en Italia y Douro y Porto en Portugal. Y en el marco internacional, no hay ninguna duda del enorme interés que tendría, desarrollar exhaustivamente el análisis comparado de modos de producción y disposiciones institucionales, que en esta investigación se ha esbozado, aplicando el modelo al estudio del sector en alguna región productora de Chile, Argentina, Australia o California, en las que las disposiciones institucionales condicionan poco o nada, el funcionamiento económico del sector.

Durante el desarrollo de este trabajo, y en los años de actividad profesional dedicada al estudio del sector, se ha configurado una red de contactos en diferentes Denominaciones de Origen españolas y en regiones productoras de Francia, Italia, Portugal y Argentina que confluyeron en la creación del Groupe de Recherche Inter-Régions Européennes en Economie du Vin, (GREV), en el que el autor participó y que constituye una base fundamental para llevar a cabo líneas de investigación como la propuesta.

Capítulo V Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación

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Anexos

365

Anexos

Anexos

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Anexos Capítulo I

Anexo C 1.1 Relación de municipios que forman

el espacio de producción de la DOCa Rioja Orden APA/3465/2004 Apartado 1. La zona de producción de la denominación de origen calificada "Rioja" está constituida por los terrenos ubicados en los términos municipales que se citan en el apartado 2 de este artículo, que constituyen las subzonas denominadas Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa, y que el Consejo Regulador considere aptos para la producción de uva de las variedades que se indican en el artículo 5 con la calidad necesaria para producir vinos de las características específicas de los protegidos por la denominación. Apartado 2. Los términos municipales que constituyen las tres subzonas indicadas en el apartado anterior son: - Rioja Alta: Ábalos, Alesanco, Alesón, Anguciana, Arenzana de Abajo, Arenzana de Arriba, Azofra, Badarán, Bañares, Baños de Río Tobía, Baños de Rioja, Berceo, Bezares, Bobadilla, Briñas, Briones, Camprovín, Canillas, Cañas, Cárdenas, Casalarreina, Castañares de Rioja, Cellórigo, Cenicero, Cidamón, Cihuri, Cirueña, Cordovín, Cuzcurrita de Río Tirón, Daroca de Rioja, Entrena, Estollo, Foncea, Fonzaleche, Fuenmayor, Galbárruli, Gimileo, Haro, Hervías, Herramélluri, Hormilla, Hormilleja, Hornos de Moncalvillo, Huércanos, Lardero, Leiva, Logroño, Manjarrés, Matute, Medrano, Nájera, Navarrete, Ochánduri, Ollauri, Rodezno, Sajazarra, San Asensio, San Millán de Yécora, San Torcuato, San Vicente de la Sonsierra, Santa Coloma, Sojuela, Sorzano, Sotés, Tirgo, Tormantos, Torrecilla sobre Alesanco, Torremontalbo, Treviana, Tricio, Uruñuela, Ventosa, Villalba de Rioja, Villar de Torre, Villarejo y Zarratón, de la provincia de La Rioja, y el enclave del término municipal de Miranda de Ebro (Burgos), denominado "El Ternero". - Rioja Baja: Agoncillo, Aguilar del Río Alhama, Albelda, Alberite, Alcanadre, Aldeanueva de Ebro, Alfaro, Arnedillo, Arnedo, Arrúbal, Ausejo, Autol, Bergasa, Bergasilla, Calahorra, Cervera del Río Alhama, Clavijo, Corera, Cornago, El Redal, El Villar de Arnedo, Galilea, Grávalos, Herce, Igea, Lagunilla de Jubera, Leza del Río Leza, Molinos de Ocón, Murillo de Río Leza, Muro de Aguas, Nalda, Ocón (La Villa), Pradejón, Préjano, Quel, Ribafrecha, Rincón de Soto, Santa Engracia de Jubera (zona Norte), Santa Eulalia Bajera, Tudelilla, Villamediana de Iregua y Villarroya, de la provincia de La Rioja, y los de Andosilla, Aras, Azagra, Bargota, Mendavia, San Adrián, Sartaguda y Viana, de la provincia de Navarra. - Rioja Alavesa: Baños de Ebro, Barriobusto, Cripán, Elciego, Elvillar de Álava, Labastida, Labraza, Laguardia, Lanciego, Lapuebla de Labarca, Leza, Moreda de Álava, Navaridas, Oyón, Salinillas de Buradón, Samaniego, Villabuena de Álava y Yécora, de la provincia de Álava.

Anexos

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Anexo C 1.2 Evolución superficie de viñedo en la DOC Rioja (1983-2011)

(Hectáreas)

AÑO Productivo Improductivo Total TAV

1983 37.611 736 38.347

1990 43.074 3.897 46.971 2,9

1991 42.898 4.277 47.175 0,4

1992 44.079 4.365 48.444 2,7

1993 45.751 3.943 49.694 2,6

1994 47.192 3.661 50.853 2,3

1995 47.346 3.289 50.635 -0,4

1996 47.346 3.430 50.776 0,3

1997 47.765 4.501 52.266 2,9

1998 48.381 4.852 53.233 1,9

1999 49.135 6.035 55.170 3,6

2000 52.029 5.419 57.448 4,1

2001 53.820 6.351 60.171 4,7

2002 55.545 6.448 61.993 3

2003 56.580 5.567 62.147 0,2

2004 58.132 4.235 62.367 0,4

2005 59.212 3.982 63.194 1,3

2006 60.390 2.979 63.369 0,3

2007 60.773 2.797 63.570 0,3

2008 60.882 2.710 63.592 0,03

2009 61.270 1.945 63.215 -0,5

2010 61.960 1.970 63.930 1,1

2011 62.142 1.683 63.825 -0,1

TVMAA 1983-2011 (1) 1,84

(1) TVMAA Es la Tasa de Variación Media Acumulada Anual Fuente: elaboración propia con datos Consejo Regulador DOC Rioja

Anexos

368

Anexo C 1.3

Evolución de la producción total y amparada Producción

Año Total Amparada Variación/año anterior (000.000)Litros Total Amparada

1970 114 114 1971 54 54 -52,63% -52,63%1972 99 99 83,33% 83,33%1973 128 128 29,29% 29,29%1974 131 131 2,34% 2,34%1975 84 84 -35,88% -35,88%1976 96 96 14,29% 14,29%1977 66 66 -31,25% -31,25%1978 79 79 19,70% 19,70%1979 136 136 72,15% 72,15%1980 141 141 3,68% 3,68%1981 130 130 -7,80% -7,80%1982 113 113 -13,08% -13,08%1983 106 106 -6,19% -6,19%1984 117 110 10,38% 3,77%1985 178 173 52,14% 57,27%1986 126 120 -29,21% -30,64%1987 139 134 10,32% 11,67%1988 135 131 -2,88% -2,24%1989 167 161 23,70% 22,90%1990 166 161 -0,60% 0,00%1991 154 145 -7,23% -9,94%1992 157 150 1,95% 3,45%1993 181 174 15,29% 16,00%1994 177 169 -2,21% -2,87%1995 222 218 25,42% 28,99%1996 247 244 11,26% 11,93%1997 256 254 3,64% 4,10%1998 284 274 10,94% 7,87%1999 220 216 -22,54% -21,17%2000 355 310 61,36% 43,52%2001 258 242,35 -27,32% -21,82%2002 199 196,82 -22,87% -18,79%2003 317,18 298,42 59,39% 51,62%2004 331,8 269,7 4,61% -9,62%2005 311,5 273,94 -6,12% 1,57%2006 304,27 278,2 -2,32% 1,56%2007 300,18 273,68 -1,34% -1,62%2008 285,57 272,12 -4,87% -0,57%2009 297,8 277,6 4,28% 2,01%2010 284,3 255,9 -4,53% -7,82%2011 277,3 267,7 -2,46% 4,61%

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Anexos

369

Anexo C 1.4 Rendimiento medio (kilos por hectárea)

Año Tipo Real Rmr/Rmt (%)

1983 6.690 4.026 60

1984 6.680 4.308 64

1985 6.714 6.319 94

1986 6.698 4.448 66

1987 6.693 4.740 71

1988 6.642 4.291 65

1989 6.621 5.230 79

1990 6.607 5.266 80

1991 6.996 4.976 71

1992 6.967 4.870 70

1993 6.950 5.456 79

1994 6.936 5.121 74

1995 6.927 6.412 94

1996 6.919 7.197 105

1997 6.911 7.529 109

1998 6.898 7.993 116

1999 6.874 6.106 89

2000 6.852 9.431 138

2001 6.816 6.848 100

2002 6.774 5.118 76

2003 6.738 7.734 115

2004 6.714 8.124 121

2005 6.696 7.517 112

2006 6.685 6.979 104

2007 6.673 6.789 102

2008 6.667 6.515 98

2009 6.660 6.731 101

2010 6.655 6.378 96

2011 6.652 6.238 94

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Anexos

370

Anexo C 1.5 Estructura de venta del vino de la DOCa Rioja según envejecimiento (%)

Joven Crianza Reserva Gran reserva

1983 55 36 6 3

1984 56 34 7 3

1985 54 37 6 3

1986 57 33 7 3

1987 56 33 8 3

1988 54 36 7 3

1989 53 36 8 3

1990 54 35 8 3

1991 56 33 8 3

1992 59 31 8 2

1993 60 30 8 2

1994 60 29 9 2

1995 57,6 31,6 8,9 1,9

1996 55 36 6 3

1997 58 28 11 3

1998 56,9 29,5 11,3 2,3

1999 48,1 36,5 13,3 2,2

2000 41,2 41,0 15,3 2,6

2001 54,4 32,2 11,2 2,2

2002 53,14 33,02 11,75 2,09

2003 47,8 37 13 2,2

2004 46,9 37,7 13,4 2

2005 44,3 39,1 14,3 2,3

2006 42,6 39,1 16 2,3

2007 41,9 39,3 16,4 2,4

2008 41,7 40,3 15,8 2,2

2009 43,5 40,4 14,3 1,8

2010 42,5 39,4 16,2 1,9

2011 43,2 39 15,6 2,2

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Anexos

371

Anexo C 1.6 Elaboración de vino amparado por subsectores (litros)

Cosecheros Cooperativas Almacenistas Criadores TOTAL

1983 32.330.000 38.022.200 5.888.300 29.764.800 106.005.300

1990 37.121.480 56.580.958 6.562.177 65.394.472 165.659.087

1993 30.918.672 58.739.882 6.725.236 77.536.981 173.920.771

1995 36.159.562 65.602.587 9.290.432 106.858.387 217.910.968

1996 37.202.386 75.012.127 10.544.652 121.709.281 244.468.446

1997 32.546.032 76.210.810 12.323.800 132.493.815 253.574.457

1998 30.689.511 85.802.471 14.581.930 142.486.559 273.560.471

1999 21.902.832 72.170.154 8.022.639 114.146.120 216.241.745

2000 31.278.986 103.094.710 10.386.812 166.041.407 310.801.915

2001 25.325.606 79.632.844 8.172.887 129.216.655 242.347.992

2002 21.186.742 59.831.630 7.836.292 107.969.235 196.823.899

2003 27.343.761 92.187.947 10.851.713 168.035.347 298.418.768

2004 22.271.545 85.510.612 7.527.699 154.385.146 269.695.002

2005 20.852.822 81.464.086 7.760.584 163.861.410 273.938.902

2006 17.700.683 82.175.166 12.812.816 165.492.668 278.181.333

2007 15.757.148 81.920.590 6.527.658 169.482.141 273.687.537

2008 14.695.563 80.565.950 7.209.660 169.647.480 272.118.653

2009 14.568.985 85.691.608 6.647.025 170.650.382 277.558.000

2010 13.140.384 77.671.892 6.555.469 158.536.335 255.904.080

2011 13.523.549 84.266.589 6.714.865 163.142.688 267.647.691

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Anexos

372

Anexo C 1.7 Precios de la uva y del vino aplicados por la Consejería de Agricultura

€ kilo tinta € kilo blanca €/litro tinto €/litro rosado €/litro blanco

1983 0,29 0,22

1984 0,45 0,37

1985 0,31 0,3 0,45 0,43 0,43

1986 0,23 0,17 0,37 0,32 0,3

1987 0,51 0,38 0,53 0,49 0,34

1988 0,64 0,59 0,99 0,87 0,84

1989 0,43 0,38 0,56 0,54 0,54

1990 0,32 0,29 0,45 0,43 0,41

1991 0,31 0,26 0,44 0,41 0,37

1992 0,3 0,26 0,47 0,46 0,38

1993 0,27 0,22 0,47 0,46 0,35

1994 0,46 0,43 0,78 0,75 0,65

1995 0,78 0,73 1,15 1,11 1,08

1996 0,7 0,48 1,05 0,91 0,79

1997 0,73 0,52 1,75 1,18 1,02

1998 1,23 0,93 2,48 2,07 1,65

1999 2,13 0,9 1,99 1,45 1,2

2000 0,75 0,39 0,61 0,41 0,31

2001 0,49 0,18 1,19 0,64 0,49

2002 0,89 0,47 1,7 1,42 1,03

2003 0,82 0,55 1,14 1,03 0,77

2004 0,96 0,55 1,34 1,07 0,88

2005 0,92 0,56 1,33 1,04 0,89

2006 0,88 0,54 1,35 1,02 0,95

2007 0,92 0,68 1,47 1,12 1,1

2008 0,93 0,68 0,82 0,95 1,02

2009 0,49 0,52 0,7 0,79 0,76 Fuente: Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural

Anexos

373

Anexo C 1.8 Precio de la uva y del vino (euros)

Año €/kilo €/ litro Año €/kilo €/ litro Año €/kilo €/ litro

1970 0,03 0,05 1984 0,40 0,44 1998 1,26 1,50

1971 0,05 0,10 1985 0,27 0,43 1999 1,95 2,25

1972 0,05 0,10 1986 0,22 0,33 2000 0,75 1,50

1973 0,10 0,13 1987 0,43 0,73 2001 0,42 0,60

1974 0,08 0,09 1988 0,60 0,93 2002 0,72 1,20

1975 0,05 0,12 1989 0,39 0,63 2003 0,78 1,50

1976 0,10 0,23 1990 0,27 0,39 2004 0,72 1,32

1977 0,15 0,27 1991 0,24 0,36 2005 0,72 1,26

1978 0,17 0,33 1992 0,35 0,56 2006 0,72 1,20

1979 0,16 0,24 1993 0,32 0,87 2007 0,85 1,25

1980 0,14 0,23 1994 0,46 0,97 2008 0,70 1,50

1981 0,14 0,27 1995 0,78 1,23 2009 0,45 1,05

1982 0,19 0,43 1996 0,69 1,26 2010 0,45 0,75

1983 0,30 0,63 1997 0,78 1,35 2011 0,55 0,85

2012 0,95Nota: El precio pagado por el vino el vino el año "n" se ha elaborado con las uvas del año "n-1"

Fuente: elaboración propia

Anexos

374

Anexo C 1.9 Ventas de vino (millones de litros)

Año Mercado interior Mercado exterior Total

1979 62 26 88

1980 69 24 93

1981 69 27 96

1982 79 32 111

1983 77 31 108

1984 68 28 96

1985 68 29 97

1986 75 30 105

1987 77 36 113

1988 83 34 117

1989 78 27 105

1990 78 26 104

1991 100 29 129

1992 115 34 149

1993 120 39 159

1994 140 57 197

1995 126 59 185

1996 119 59 178

1997 137 68 205

1998 151 71 222

1999 139 57 196

2000 120 40 160

2001 160 60 220

2002 178 72 250

2003 170 66 236

2004 182 69 251

2005 179 71 250

2006 183 79 262

2007 187 85 272

2008 172 80 252

2009 164 72 236

2010 181 86 267

2011 177 92 269

Fuente: elaboración propia con datos CR de la DOCa Rioja

Anexos

375

Anexo C 1.10 Destino de las exportaciones (millones de litros)

1984 1990 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2008 2009 2010 2011

Alemania 1,9 4,4 13,2 16,6 16,8 13 4,2 10,1 14,8 12,6 13,76 14,13 16,7 18,2

Reino Unido 3,6 3,6 10,1 12,1 13,2 12 9,7 17,3 20,8 19,2 28,87 23,86 29,5 30,7

Suecia 1,5 1,6 9,5 9,6 9 6 3,9 5,1 5,3 4,4 3,52 3,4 3,4 3

Dinamarca 3,8 2,7 4,7 5,3 5,3 2,8 2,1 3,7 3,4 2,3 1,74 1,35 1,3 1,3

Suiza 6,6 4,5 4,3 4,8 5,7 5,2 4,2 6,2 6,4 5,8 6,26 6,62 6,5 6,5

Holanda 2,1 2 3,9 4,2 4,2 2,6 1,6 1,9 2,9 2,8 2,37 2,25 2,7 3,1

EEUU 2,2 1,4 2,9 3,3 3,2 3,4 3,4 3,9 4,8 5,4 6,95 5,98 7,7 8,6

Noruega 0,7 0,4 1,8 2 1,9 1,9 1,6 1,7 1,9 1,8 1,42 1,54 1,3 1,4

Francia 0,9 1 1 1,3 1,5 1,2 1,03 1,2 1,2 1,4 1,17 1,25 1,3 1,5

Japón 0,5 0,5 0,8 1,2 2,1 0,9 0,8 0,6 0,4 0,45 0,39 0,5 0,5 Méjico 1,2 1,2 1,6 1,8 1,97 1,55 2,1 2

Otros 4,7 4,4 6,6 7,3 8,7 7,8 7,37 8,7 10,6 10 11,42 10,08 12,9 15,1

TOTAL 28,5 26,5 58,8 67,7 71,6 56,8 41,1 60,4 72,1 66,1 79,9 72,4 85,9 91,9

Fuente: elaboración propia con datos CR

Anexos

376

Anexo C 1.11 Precios medios de exportación 2011 (euros/litro)

Blanco Rosado Tinto (medio) Tinto Medio

País Sin crianza Crianza Reserva G Reserva

Alemania 2,61 1,89 3,79 2,26 3,73 5,15 8,2 3,49

Reino Unido 2,67 2,43 3,59 2,39 3,17 4,49 8,81 3,52

Estados Unidos 3,6 3,48 4,84 3,08 4,3 7,29 12,15 4,71

Suecia 2,59 3,3 4,41 3 3,54 6,06 10,35 4,21

Dinamarca 3,07 2,94 4,87 3,49 3,56 5,82 8,95 4,76

Suiza 3,22 3,42 4,83 2,8 3,98 6,32 9,4 4,79

Medio export 2011 2,81 3,37 4,19 2,64 3,76 5,58 9,35 4,03

Variación 2011/10 -6,02% 31,13% 1,45% 0,76% -3,59% 6,49% 1,30% 0,25%

Medio export 2010 2,99 2,57 4,13 2,62 3,9 5,24 9,23 4,02

Variación 2010/09 4,18% 0,00% -1,20% 0,00% 1,83% -8,39% 0,22% -0,50%

Medio export 2009 2,87 2,57 4,18 2,62 3,83 5,72 9,21 4,04

Variación 2009/08 -0,69% 1,58% -6,49% -5,07% -2,54% -8,19% -8,72% -6,26%

Medio export 2008 2,89 2,53 4,47 2,76 3,93 6,23 10,09 4,31

Variación 2008/07 -0,34% 24,02% 1,82% 2,60% -1,26% -0,48% 3,81% 0,00%

Medio export 2007 2,9 2,04 4,39 2,69 3,98 6,26 9,72 4,31

Variación 2007/06 3,07% -1,49% -6,98% -3,19% -0,69%

Medio export 2006 2,61 4,04 6,73 10,04 4,34

Fuente: elaboración propia con datos C R de la DOCa Rioja

Anexos

377

Anexo C 1.12 Ventas de vino por color

Blanco Rosado Tinto TOTAL

1992 15.609.248 17.724.629 115.507.408 148.841.285

1993 16.965.516 17.628.385 122.122.479 156.716.380

1994 20.097.873 18.659.621 157.950.966 196.708.460

1995 17.229.948 17.186.058 150.490.371 184.906.377

1996 18.051.210 14.209.660 146.030.376 178.291.246

1997 19.335.459 13.987.954 171.916.088 205.239.501

1998 21.625.752 12.964.553 187.658.841 222.249.146

1999 18.116.906 9.064.168 168.398.459 195.579.533

2000 12.721.779 7.857.395 139.325.418 159.904.592

2001 14.094.137 8.040.758 198.257.298 220.392.193

2002 15.307.545 9.728.440 225.341.705 250.377.690

2003 12.872.901 8.845.873 214.726.056 236.444.830

2004 14.176.189 9.824.750 227.335.103 251.336.042

2005 15.986.004 10.660.151 224.025.623 250.671.778

2006 16.309.811 10.883.389 234.605.952 261.799.152

2007 15.830.737 11.489.990 244.730.171 272.050.898

2008 14.894.336 11.046.754 225.968.143 251.909.233

2009 14.438.620 10.737.043 210.922.232 236.097.895

2010 14.412.045 12.310.947 237.967.365 264.690.357

2011 14.321.706 13.324.661 241.259.170 268.905.537Fuente: Elaboración propia con datos CR

Anexos

378

Anexos Capítulo II

Anexo C 2.1 Fuentes bibliográficas con información relevante para la investigación histórica

Sector agrario y vitivinícola Autor Periodo de estudio Tema principal analizado

Coll et alii (1995) Todos Fuentes cuantitativas para el estudio de la Historia Económica

Colummela L. J. M. (edic. 1988)

Edad antigua Roma Agricultura en el imperio romano

Pereira Manaut G.(1987) Romanización Edicto de Domiciano Santos Yanguas, J. Edad antigua y media Producción y consumo Goicolea Julián F. J. (2002 y 2007)

Edad media Producción y consumo de vino en La Rioja

Ibáñez Rodríguez S. (1996, 2002 y 2009)

Edad moderna Producción, elaboración y consumo en La Rioja

Gómez Urdánez J. L. (1994, 2000 y 2002)

Siglos XVI al XX Producción, comercio y organización en el ámbito de la DOCa Rioja

Otazu De A. (1996) Siglo XVIII La Real Sociedad de Amigos de las Vascongadas y los hermanos Quintano

Chinchetru G. (1988) Siglos XVIII, XIX y XX El vino en Rioja alavesa Alonso Castroviejo J. J. Siglos XVIII y XIX Historiografía y Problemática en

Logroño Bermejo Martín F. (1989 y 1993)

Siglo XIX Economía riojana y grupos de interés político y económico

Coello Martín C. (2008) Siglos XIX y XX Bases históricas del derecho vitivinícola

Gallego Martínez D. (1986) Siglos XIX y XX Producción agraria en Navarra, Álava y La Rioja

Hernández Marco J. L. (1998, 1999 y 2001)

Siglos XIX y XX Empresas vitivinícolas

Huetz de Lemps, A. (1967 y 1993)

Siglos XVI al XX Producción, elaboración, comercio y consumo en el norte de España

Prados de la Escosura L. (1988)

Siglos XIX y XX Entorno económico

Pan Montojo, J. (1994) Siglo XIX Sector vitivinícola en España Garrabú R. (1985, 1988 y 1990)

Siglo XIX Sector agrario en España

Carnero Arbat T. (1980 y 1981)

Siglo XIX Precios vino

Grupo de Estudios de Historia Rural (GEHR) (1980 y 1981)

Siglo XIX Series de superficie y producción Precios del trigo y del vino

Navajas Zubeldia C. (1995)

Siglo XX D O y Consejo Regulador

Oestreicher, A. (1994, 1996 y 1999)

Siglo XX Crisis filoxera

Provedo González J. (1989 y 2009)

Siglo XX Crisis filoxera

Entorno político y económico Autor Periodo de estudio Tema principal analizado

Alcaide Inchausti J., (1976, 1986 y 2000)

Siglo XX Renta nacional

Anexos

379

Barciela López C., (1986 y 2000)

Siglo XX Política agraria

Bermejo Martín, F., (1989 y 1993)

Siglo XIX Política y economía regional (La Rioja9

Comín Comín F., (1984, 1987, 1998 y 2000)

Siglos XX Política monetaria y fiscal

Costas Comesaña A., (2000)

Siglos XIX y XX Política arancelaria e industrialización

Flores de Lemus A., (1901)

Siglo XIX Política comercial

García Delgado J. L. (1999)

Siglo XX Política económica

Llopis Agelán E., (2010) Siglo XVII Crisis económica Martín Aceña P., (1984) Siglo XX Política monetaria Nadal J. (1975) Siglo XIX y XX Economía española Naredo, J. M., (1991) Siglo XX Renta nacional Prados de la Escosura L., (1988 y 2003)

Siglos XIX y XX Economía española

Serrano Sanz J. Mª., (1987, 1989, 1997, 2002 y 2008)

Siglos XIX y XX Sistema arancelario y política comercial

Schwartz P., (1976) Siglo XX Renta nacional Tuñón de Lara M., (1980) Siglo XIX Revolución Liberal Burguesa Fuente: elaboración propia

Anexos

380

Anexo C 2.2

Fuentes primarias utilizadas en la investigación histórica Archivo Documento Información obtenida

Archivo Ministerio de Agricultura538 (AMA)

Memorias varias, 1860, 1862, 1876

Situación del sector agrario en La Rioja

AMA Legajo 160, carpeta 10 Mejoras y conocimientos en la agricultura 1864

AMA Legajo 8, carpeta 1 Mejora de la vitivinicultura en 1833

AMA Legajo 257, carpeta 1 Estadísticas de producciones en 1881

AMA SIG. HE 11 Anuario estadístico de España 1860-1861

AMA Legajo 85, carpeta 1 Superficie vitícola 1884 AMA SIG. 7.529 Exposición vinícola nacional

de 1877 AMA Legajo 14, carpeta 3 Enfermedad oidium AMA Legajo 13, carpeta 3 Oidium en La Rioja AMA Legajo 19, carpeta 9 Mayores contribuyentes con

producción de vino Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino

Biblioteca virtual Anuarios de estadística Agraria 1904 a 1987

Instituto de Estudios Riojanos (IER)

Gaceta Agrícola de Ministerio de Fomento, IV, I, 1877

Memoria Marqués de Riscal 1877

Archivo Histórico Provincial de Logroño (AHPL)

Fondos de Hacienda, Hacienda 352

Riqueza de la provincia DE Logroño 1862

AHPL Legajo 2.847 cartillas evaluatorias AHPL Catastro del Marqués de la

Ensenada Superficie de viñedo y bodegas en varios municipios

Archivo Municipal de Logroño (AML)

BOPL varios números Precios del vino en las cabeceras de comarca y en Logroño

AML BOPL 18 de octubre de 1861 Censo municipal 1860 Centro de Documentación Fundación para la Cultura del Vino Dinastía Vivanco

Varios Tecnología de produccióny elaboración siglos XVIII y XIX y repertorios legislativos

Archivo Diario La Rioja Varios Información publicada desde fianles del siglo XIX relativa al sector

Archivo privado Bodegas López de Heredia

Varios Inversiones en el sector, salarios, precios de la uva y del vino y tecnología

538 El Ministerio de Agricultura pasa a denominarse Ministerio de Medio Ambiente, Rural Marino (MMARM)

Anexos

381

Anexo C 2.3 Fuentes bibliográficas con información relevante para el estudio del sector en el mundo

Autor Área de estudio Tema principal analizado Gatti S., Giraud-Héraud, E. y Mili, S

Mundo Análisis del sector

Jefford A., Mundo Tendencias de producción y consumo Green R., Pierbattisti L. Mundo Tendencias de producción y consumo García Álvarez-Coque, JM., Mundo Acuerdos de comercio internacional Giraud-Héraud, E., Soler L. G., y Tanguy, H.,

Mundo Relaciones interprofesionales

Albisu, L. M. Mundo Estrategias empresariales Importancia de la Denominación de Origen

Gatti S. Mundo Denominación de Origen como mecanismo de protección

Bello Acebrón L., Mundo Denominación de Origen como estrategia de diferenciación

Castillo Valero J. S. Unión Europea España

Organización Común del Mercado del Vino Mercado del vino en España

D´Hauteville F., Laporte J. P Unión Europea Francia

Consumo

López Benítez, M. Unión Europea Denominaciones de Origen, marco legal Flanagan, A.B. Estados Unidos Análisis del sector Pálla Sagües Ö., y Bedard K Estados Unidos Análisis del sector Bardají Azcárate I. Estados Unidos Características del mercado Costanigro M., McCluskey J.J. and Goemans C.

Estados Unidos Mercado y precios

Carey V. África del Sur Análisis del sector Van Rooyen J., Stroebel L., Esterhuizen D

África del Sur Factores competitivos

Rohan J., Zidda P., y Lockshin L

Australia Francia

Análisis del sector

Wilson D Australia Organización del sector Fuente: elaboración propia

Anexos

382

Anexo C 2.4

Bases de datos utilizadas en la investigación Fuente Datos Información obtenida

Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV)

Superficie, producción, consumo e intercambios comerciales por países. Prácticas enológicas

Situación del sector vitivinícola en el mundo con desagregación por países. Notas de coyuntura semestrales Situación estadística, informe anual

Faostat Superficie, rendimiento, producción, consumo y comercio por países.

Situación del sector en el mundo

Eurostat Superficie, rendimiento, producción comercio, consumo, intra y extra comunitario y estructura de producción

Situación del sector en la UE

Eurostat-Comext Comercio exterior de la UE Comercio Winefacts Superficie, producción, por

variedades de uva, precios de la uva, estructura industrial y comercio

Situación del sector en Australia. Informes de situación en los principales países productores de vino.

E-Bacchus Registro de denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas en virtud del Reglamento (CE) nº 1234/2007 del Consejo

Denominaciones de Origen europeas más una lista de indicaciones geográficas y denominaciones de origen de países no pertenecientes a la UE protegidas en virtud de acuerdos bilaterales de comercio de vino entre la UE y dichos países,

Viniflorh Superficie, rendimientos, producción, estructura de producción desagregados a nivel regional

Observatorio del sector vitivinícola francés Análisis y tendencias del sector en Francia con datos nivel mundial

American Association of Wine Economists

Superficie, producción, consumo e intercambios comerciales por países. Prácticas enológicas. Análisis e informes

Situación del sector en principales países productores.

Fuente: elaboración propia

Anexos

383

Anexos Capítulo III

Anexo C 3.1 Rendimientos estimados el año 1861 (litros por hectárea)

Precios BOPL Tierras de secano Tierras de regadío Municipio Ptas./arroba 1ª 2ª 3ª 1ª 2ª 3ª Ábalos 11 2653 1892 722 Alcanadre 10 1717 1280 855 Aldeanueva de Ebro 10 2651 1953 1619 Alfaro 10 1050 905 789 1996 1312 1209 Anguciana 11 2304 1570 906 Arnedo 9 1709 1104 658 1444 1186 888 Ausejo 10 1163 1163 607 Autol 10 1705 1323 1002 1733 1485 1131 Briones 11 2219 1451 752 Briñas 11 2561 1566 1051 Calahorra 10 1163 1115 771 2575 2135 1788 Casalarreina 11 2368 1598 1062 Cenicero 11 1695 1370 1028 1628 1954 1642 Cervera del Río Alhama 12 824 611 1903 1115 780 Cuzcurrita del Río Tirón 11 2394 1823 1113 Fuenmayor 11 1566 1.198 602 1980 1589 1186 Haro (1) 11 1692 1998 1380 Hormilla 8 3206 2396 1593 Lardero 11 1423 924 720 2129 1706 1255 Logroño 11 1743 1308 655 2180 1743 1308 Nájera 8 2494 1688 841 3098 2106 1179 Navarrete 11 1352 991 577 1803 1416 706 Ochánduri 11 2187 1577 954 Ollauri 11 2299 1711 1242 Quel 9 2023 1616 1211 Rodezno 11 1421 865 Sajazarra 11 2228 1403 1191 San Asensio 11 1927 1331 934 San Vicente de la Sonsierra 11 3171 2251 1044 Tirgo 11 2830 2037 950 Treviana 11 2745 2145 1357 Tudelilla 9 2906 1818 1220 Villalba 11 1564 1106 667 Villar de Arnedo El 9 2057 1644 835 Zarratón 11 2214 911 1134

Media 2090 1498 958 2043 1613 1188 Máximo 3206 2396 1619 3098 2135 1788 Mínimo 1050 824 577 1444 1115 706

(1) se aplica a la superficie declarada en Haro la media de producción 1801-1853 de la que se obtiene un rendimiento medio de 1.952 litros por hectárea. Fuente: Elaboración propia con datos cartillas evaluatorias 1861

Anexos

384

Anexo C 3.2

Vinos premiados en la exposición de 1857

Autor Localidad Tipo de vino Medalla

D. José Elvira Logroño de pasto plata

Ex. Sr. Duque de la Victoria Logroño espumoso plata

D. Salustiano Olózaga Arnedo de pasto honorífica

D. Juan Bautista Plaza Navarrete generoso honorífica

Fuente: BOPL nº 31 de fecha 12 de marzo de 1858

Anexo C 3.3 Tipos de vinos presentados en la exposición del año 1874

Tipo de vino Ptas/litro Ptas/botella

Supurado Tokay de Rioja 5

De mesa 1

Común 0,12 a 0,15

Espumoso 4

De mesa tinto 0,25

De mesa ojo gallo 0,25

Común clarificado 0,12 a 0,18

Común sin trasegar 0,15

Seco amoscatelado 5

Clarete sin trasegar 0,18

Seco común 0,25

Rancio seco 0,4

Abocado 0,25

Medoc y trasegado (1867) 0,36 1

Común método Borgoña 0,18

Tinto 0,12 a 0,14

Clarete 0,12 a 0,14

Blanco 0,5

Depurado (1863) 1,5

Generoso (1862) 1,

Supurado (1855) 4,8

Blanco (1868) 2

Tinto (1869) 2

Fuente: BOPL de fecha 21 de mayo de 1874 págs. 1.130 a 1.136.

Anexos

385

Anexo C 3.4 Relación de grandes cosecheros que presentan vinos

en la exposición del año 1877

Nombre Localidad Hls. de cosecha

D. Isidro Corcuera Rodezno 1.640

D. Galo de Pobes y Quintano Ollauri 1.500

D. Esteban Mínguez Uruñuela 1.500

Sr. Marqués de Terán Ollauri 1.449

Srª. Condesa de Baños y Teba Baños de Rioja 1.320

D. Francisco Zulueta y Mendivil Briones 1.288

D. Abundio Ramírez de la Piscina San Vicente de la S. 1.200

D. José Mª Lerena Lerena Navarrete 1.200

D. Andrés Leandro Caballero Cenicero 1.166

D. Mariano Govantes Briones 1.127

D. Agapito Lavega Briñas 1.120

D. Mariano Gil Ramírez San Vicente 1.000

D. Benito Mª Vivanco Haro 1.000

Fuente: elaboración propia con datos Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877" pág. 180.

Anexos

386

Anexo C 3.5

Precios medios anuales del vino en la provincia de Logroño (pesetas por litro)

Media Alfaro Arnedo Calahorra Cervera Haro Logroño Nájera Sto. Domingo Torrecilla Media 1845-54=100

1845-1854 0,101 0,081 0,109 0,109 0,109 0,119 0,085 0,192 0,140 0,116 100

1855 0,221 0,179 0,187 0,288 0,221 0,207 0,186 0,307 0,242 0,226 195

1856 0,255 0,181 0,190 0,310 0,257 0,214 0,204 0,345 0,270 0,247 213

1857 0,317 0,218 0,291 0,319 0,288 0,268 0,246 0,356 0,306 0,290 249

1858 0,245 0,195 0,275 0,292 0,323 0,249 0,232 0,353 0,296 0,273 235

1859 0,176 0,166 0,157 0,266 0,306 0,264 0,237 0,378 0,267 0,246 212

1860 0,253 0,188 0,188 0,244 0,306 0,303 0,256 0,417 0,321 0,275 237

1861 0,207 178

1862 0,203 0,136 0,153 0,215 0,329 0,346 0,302 0,370 0,300 0,261 225

1863 0,230 0,179 0,153 0,214 0,242 0,270 0,276 0,360 0,309 0,248 213

1864 0,149 0,142 0,139 0,215 0,102 0,168 0,153 0,224 0,189 0,164 141

1865 0,120 0,120 0,120 0,203 0,095 0,216 0,148 0,199 0,170 0,155 133

1866 0,121 0,123 0,135 0,171 0,118 0,197 0,125 0,225 0,174 0,153 132

1867 0,122 0,123 0,197 0,142 0,147 0,185 0,123 0,229 0,185 0,161 139

1868 0,125 0,121 0,187 0,154 0,185 0,128 0,236 0,191 0,166 143

1869 0,120 0,125 0,205 0,157 0,163 0,134 0,229 0,204 0,167 144

1870 0,127 0,130 0,179 0,172 0,152 0,144 0,263 0,231 0,176 151

1871 0,144 0,113 0,162 0,176 0,144 0,147 0,258 0,198 0,168 144

1872 0,179 0,146 0,217 0,221 0,218 0,179 0,179 0,309 0,261 0,212 183

1873 0,171 0,126 0,238 0,205 0,162 0,192 0,138 0,250 0,187 0,185 159

1874 0,168 0,126 0,189 0,243 0,178 0,165 0,121 0,248 0,214 0,183 157

M. 1855-74 0,181 0,149 0,187 0,237 0,208 0,214 0,183 0,292 0,238 0,208 179

Fuente: elaboración propia con datos BOPL

Anexos

387

Anexo 3.6

Estructura de elaboración por tipo de vino en España y en Logroño, 1935, 1944, 1950, 1960 y 1970 (en porcentaje)

1935 1944 1950 1960 1970

Tipo España Logroño España Logroño España Logroño España Logroño España Logroño

Tinto común 44,84 61,98 44,2 61,46 41,37 57,51 32,59 48,12 29,32 55,00

Blanco común 29,15 5,47 32,53 1,06 33,54 1,41 44,07 1,00 34,92 1,19

Rosado y clarete común 19,76 25,01 15,65 26,21 15,82 25,40 13,31 30,00 14,87 22,09

Tinto fino 0,9 5,00 1,14 6,82 1,48 12,01 1,23 15,00 0,96 14,00

Blanco fino 0,8 0,50 0,6 2,45 0,84 1,96 0,80 3,00 0,96 2,46

Rosado y clarete fino 0,87 2,04 0,37 1,93 0,35 1,37 0,36 1,80 0,56 3,00

Licor dulce 0,77 0,73 1,12 1,45 0,75

Licor seco 0,88 2,25 2,79 3,33 8,52

Mistela blanca 0,68 0,46 0,61 0,84

Mistela tinta 0,41 0,28 0,29 0,35

Espumosos 0,12 0,14 0,14 0,07 1,09 0,37 1,58 0,21

Mostos 0,71 1,52 0,07 1,48 0,14 0,26 0,47

Aperitivos y tónicos 0,11 0,13 0,16 0,12 0,31 0,24 0,43 0,15

Otros usos 7,13 1,90

Total 100 100 100 100 100 100 100,00 100,00 100,00 100,00

Fuente: Anuarios de Estadística Agraria 1935, 1944 y 1950

Anexos

388

Anexos Capítulo IV

Anexo C 4.1 Evolución superficie de viñedo en el mundo (hectáreas)

Año Mundo Año Mundo

1961 9.333.113 1986 8.475.765

1962 9.382.918 1987 8.368.868

1963 9.491.889 1988 8.250.515

1964 9.619.200 1989 8.185.798

1965 9.586.778 1990 7.972.814

1966 9.488.955 1991 7.844.756

1967 9.474.774 1992 7.808.352

1968 9.392.240 1993 7.569.762

1969 9.181.277 1994 7.489.888

1970 9.090.138 1995 7.366.744

1971 9.047.368 1996 7.299.208

1972 9.062.127 1997 7.255.925

1973 9.053.221 1998 7.214.978

1974 9.086.239 1999 7.239.551

1975 9.158.944 2000 7.343.621

1976 9.269.608 2001 7.409.223

1977 9.276.366 2002 7.440.551

1978 9.286.412 2003 7.499.710

1979 9.202.998 2004 7.416.679

1980 9.218.090 2005 7.380.254

1981 9.226.845 2006 7.486.167

1982 9.099.918 2007 7.255.737

1983 8.865.318 2008 7.337.364

1984 8.739.464 2009 7.437.141

1985 8.623.755

Media 2000-09 7.400.645

Fuente: Faostat

Anexos

389

Anexo C 4.2 Evolución de la superficie de viñedo (miles

de hectáreas)

1995 7.805

1996 7.705

1997 7.653

1998 7.638

1999 7.720

2000 7.848

2001 7.875

2002 7.880

2003 7.887

2004 7.831

2005 7.806

2006 7.797

2007 7.757

2008 7.720

2009 7.647

2010 7.586

Fuente: OIV

Anexos

390

Anexo C 4.3

Superficie de viñedo en los principales países (miles de hectáreas)

2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

España 1.201,50 1.207,00 1.200,00 1.180,00 1.174,00 1.169,00 1.165,00 1.113,00 1.082,00

Francia 898,05 888,38 888,94 894,88 887,50 867,40 857,60 837,00 824,95

Italia 872,00 862,00 849,00 842,00 843,05 837,51 825,06 812,33 797,55

Turkía 570,00 570,00 559,00 554,70 552,36 520,96 517,83 505,00 505,00

China 421,83 452,58 445,05 442,18 453,65 474,79 480,43 485,34 490,00

EEUU 415,14 414,63 398,00 399,00 398,65 396,85 397,00 400,74 403,75

Irán 302,00 315,00 328,97 330,27 317,60 304,93 291,63 300,00 300,00

Portugal 249,00 249,00 247,00 248,00 249,00 248,00 246,16 243,90 242,85

Argentina 207,98 210,50 212,70 218,60 223,03 225,85 226,45 227,99 228,38

Rumanía 243,08 239,35 222,00 217,00 213,00 209,00 207,00 205,70 204,21

Chile 184,00 185,00 189,00 193,00 195,48 196,36 198,12 199,00 200,48

Australia 158,59 157,49 164,18 167,00 169,00 173,80 172,70 175,68 169,68

Moldavia 153,00 148,70 146,00 148,00 146,10 150,00 146,71 146,62 147,00

Sud África 129,00 132,10 133,00 134,00 134,00 133,00 132,00 132,00 131,00

Fuente: OIV

Anexos

391

Anexo C 4.4

Evolución de la producción mundial de vino (miles de hectolitros)

Año Miles de hectolitros Miles de hectolitros

1961 218.638 1986 326.245

1962 284.184 1987 328.943

1963 255.587 1988 278.586

1964 285.259 1989 292.974

1965 285.783 1990 290.085

1966 272.259 1991 260.361

1967 286.896 1992 295.620

1968 285.752 1993 263.413

1969 278.627 1994 261.290

1970 307.133 1995 257.988

1971 293.350 1996 277.395

1972 277.348 1997 271.314

1973 357.244 1998 269.592

1974 341.332 1999 290.133

1975 315.847 2000 291.896

1976 324.022 2001 273.679

1977 291.209 2002 269.435

1978 300.204 2003 276.511

1979 381.939 2004 315.399

1980 358.420 2005 289.631

1981 321.655 2006 282.524

1982 380.106 2007 266.100

1983 353.766 2008 268.100

1984 326.108 2009 269.900

1985 299.042 2010 254.900

Media 2000-2010 278.007

Fuente: Faostat

Anexos

392

Anexo C 4.5

Producción de vino. Medias por quinquenios (Miles de hectolitros)

1981/85 1986/90 1991/95 1996/00 2001/05 2006/10

Francia 67.462 64.641 52.886 56.271 51.872 46.249

Italia 72.146 65.715 60.768 54.386 48.496 48.172

España 33.964 33.519 26.438 34.162 37.202 36.075

EEUU 17.710 18.167 17.619 20.236 19.777 19.810

Argentina 20.463 19.914 15.588 13.456 14.305 14.313

Australia 4.026 4.285 4.810 7.380 11.465 11.982

China 2.734 5.140 9.581 11.325 12.000

Alemania 9.799 10.012 10.391 9.989 9.254 9.587

África del Sur 8.649 7.742 8.228 7.837 7.948 9.784

Portugal 9.076 8.455 7.276 6.828 7.322 6.225

Chile 6.600 4.135 3.326 5.066 6.066 8.807

Rumanía 8.700 7.133 5.529 6.173 5.568 5.541

Rusia 3.348 2.512 4.285 6.918

Grecia 5.002 4.244 3.668 3.832 3.664 3.601

Brasil 4.005 2.968 3.095 5.066 3.181 3.068

Hungría 4.985 10.974 3.823 4.126 2.735 3.288

Austria 2.867 2.733 2.485 2.351 2.598 2.557

Moldavia 4.008 2.151 2.429 2.000

Bulgaria 4.361 4.434 3.462 2.811 2.126 1.642

Yugoslavia 2.615 2.686 1.690 1.700

TOTAL 304.192 263.092 272.517 271.851 271.968

Fuente: OIV

Anexos

393

Anexo C 4.6

Consumo de vino (miles de hectolitros)

Media

1986/90 Media

2001/05 Variación Media

2006/10 Variación

Francia 41.715 34.014 -18,46% 31.468 -24,56%

Italia 36.621 28.451 -22,31% 26.175 -28,53%

EEUU 20.791 23.549 13,27% 27.650 32,99%

Alemania 18.389 19.867 8,04% 20.497 11,46%

Argentina 17.804 11.813 -33,65% 10.810 -39,29%

España 17.402 13.885 -20,21% 12.513 -28,09%

Rumanía 6.777 5.271 -22,22% 5.129 -24,32%

Reino Unido 6.039 10.422 72,58% 13.134 117,49%

Portugal 5.900 4.923 -16,56% 4.593 -22,16%

Chile 3.499 2.465 -29,54% 4.003 14,40%

África del Sur 3.359 3.627 7,97% 3.520 4,78%

Australia 3.297 4.188 27,02% 4.831 46,52%

Grecia 3.022 2.715 -10,16% 3.275 8,37%

China 2.739 12.114 342,28% 13.652 398,44%

Rusia 10.946

Mundo 240.244 233.589 -2,77% 242.840 1,08%

Fuente OIV

Anexos

394

Anexo C 4. 7 Proyección de la distribución de la producción de vino (en %)

País 1996 2010 2020 2030

Francia 22,02 17,03 14,11 11,55

Italia 21,56 15,14 11,42 8,14

España 11,15 15,61 18,07 20,23

EEUU 6,92 8,73 9,03 9,29

Argentina 4,65 5,45 5,78 6,07

Australia 2,47 6,33 8,85 11,06 África del Sur 3,3 3,4 3,58 3,73

Alemania 3,17 3,1 2,72 2,39

Chile 1,4 3,27 4,31 5,24

Portugal 3,48 2,42 2,31 2,21 Reino Unido 0 0 0 0

China 1,6 2,85 3,68 4,4

Rusia 0,75 1,16 1,43 1,67

Rumanía 2,01 1,58 1,08 0,64

PTP (7) 63,39 54,88 49,71 45,16

NPP (7) 21,09 31,19 36,66 41,46

Resto 15,52 13,93 13,63 13,38

Fuente: Amspacher W. H. 2010

Anexos

395

Anexo C 4.8

Proyección de la distribución del consumo de vino (en %)

País 1996 2010 2020 2030

Francia 16,46 13 10,79 8,86

Italia 14,52 10,76 8,3 6,16

España 5,85 5,7 5,21 4,78

EEUU 9,29 11,6 13,19 14,57

Argentina 6,28 4,15 2,91 1,82

Australia 1,54 2,12 2,46 2,76 África del Sur 1,77 1,36 1,06 0,8

Alemania 8,77 8,54 8,34 8,17

Chile 1,15 3,04 4,26 5,32

Portugal 2,89 4,94 6,65 8,15 Reino Unido 3,49 5,82 7,25 8,5

China 1,15 3,04 4,26 5,32

Rusia 2,89 4,94 6,65 8,15

Rumanía 2,56 2,22 2,03 1,87

PTP (7) 54,54 50,98 48,57 46,49

NPP (7) 24,07 30,25 34,79 38,74

Resto 21,39 18,77 16,64 14,77

Fuente: Amspacher W. H. 2010

Anexos

396

Anexo C 4.9

Participación en los intercambios mundiales (en porcentaje)

1981/85 1986/90 1991/95 1996/00 2001/05 2007 2008 2009 2010

5 PTP (Alem. Esp. Port. Fran. Ital.) 75,6 78,8 75,5 71,2 65,1 61,8 60,6 59,9 61,2

NPP (Austrl/nZ. Arg. Chil. Africa S. EEUU) 1,6 3,1 8 14,8 23,3 28 29,7 30,8 29,4

PECOs y Magreb 14,1 10,3 5,1 4,9 3,1 2,5 2,6 2 1,6

Otros 8,7 7,8 11,4 9 8,5 7,6 7,1 7,4 7,1 Fuente: elaboración propia con datos OIV

Anexos

397

Anexo C 4.10 Comercio mundial de vino. Exportaciones (Millones de hl.)

Media del periodo 1981/85 1986/90 1991/95 1996/00 2001/05 2006/10 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Francia 10,2 12,8 11,5 15,3 14,8 13,9 15,1 15,5 15,1 14,2 14,1 14,7 15,2 13,7 12,6 13,5 Italia 17,3 12,6 15,1 14,8 15 18,8 15,4 15,2 12,9 14,2 15,7 18 18,5 17,5 19,2 20,6 España 5,9 4,6 7,4 8,8 12,1 15,6 9,9 9,6 12,4 14 14,4 14,3 15,1 16,9 14,6 16,9 Alemania 2,6 2,7 2,7 2,3 2,6 3,6 2,4 2,4 2,8 2,7 3 3,1 3,5 3,6 3,6 3,9 Portugal 1,4 1,6 1,9 2,1 2,6 2,8 1,6 2,1 3,2 3,2 2,6 2,9 3,4 2,9 2,3 2,6 PECOs (1) 6,1 3,9 2,4 2,8 1,9 1,6 1,7 2,1 1,9 1,8 2 2,1 1,9 1,8 1,4 1,3 América del Sur (2) 0,3 0,4 1,5 3,2 5,5 9,4 4 4,8 5,9 6,3 6,4 7,7 9,7 10 9,7 10 EEUU 0,3 0,6 1,3 2,3 3,2 4,1 2,8 2,7 3,3 3,9 3,5 3,8 4,2 4,6 4 4,1 Africa del Sur 0,1 0 0,4 1,2 2,4 3,6 1,8 2,2 2,4 2,7 2,8 2,7 3,1 4,1 4 3,8 Magreb (3) 0,9 0,6 0,2 0,2 0,3 0,2 0,2 0,2 0,3 0,5 0,4 0,4 0,2 0,2 0,1 0,2 Oceanía (4) 0,1 0,3 1,1 2,2 5,8 8,6 3,9 5 5,6 6,9 7,5 8,2 8,6 7,9 8,8 9,4 Moldavia 1,4 1,3 1,9 0,9 1,4 1,5 2 2,3 2,4 1 0,6 1 1 1 Otros 4,3 3,5 6,3 4,4 4,3 5,5 4,4 4 4,4 4,3 4,9 5,3 5,5 5,7 5,7 5,6 Total 49,5 43,6 51,7 60,9 72,4 88,6 64,6 67,3 72,2 77 79,7 84,2 89,5 89,9 87 92,9 (1) Bulgaria, Hungría y Rumanía (2) Argentina y Chile (3) Argelia, Túnez y Marruecos (4) Australia y Nueva Zelanda Fuente: Elaboración propia con datos OIV provisionales para los años 2008, 2009 y 2010

Anexos

398

Anexo C 4.11 Simulación 1 Influencia de los tipos de cambio

En las simulaciones incluidas en los anejos C4.11 al C4.13, se han tenido en cuenta las siguientes consideraciones:

- Con el objetivo de que los gráficos sean visualmente comparables, los

extremos del eje vertical guardan la misma proporción en todos los casos. - En el punto de partida coinciden todos los países, como consecuencia de la

tercera hipótesis establecida. - La serie correspondiente a cada país está midiendo la ganancia o pérdida

de competitividad acumulada respecto al momento inicial, que se está produciendo vía tipo de cambio.

- Si trazamos una línea paralela al eje horizontal que comienza en el precio inicial, cuando un país se sitúa por debajo de dicha línea se está beneficiando de una ganancia de competitividad vía tipo de cambio (gracias a que su moneda se está depreciando respecto a la del mercado de destino), y lo contrario si está por encima.

- La posición de un país respecto al resto de competidores, permite valorar esta ganancia o pérdida de competitividad en términos relativos. En el cuadro que acompaña a los gráficos, se han seleccionado algunos momentos en los que las diferencias de precios debidas al tipo de cambio son más altas.

- El país de destino analizado será un importador neto de vino. La decisión de compra de los consumidores, dependerá, de cómo evoluciona el precio de un artículo concreto, pero también del abanico de precios entre productos sustitutivos y de su comportamiento relativo. Esto es, de la evolución de los precios relativos entre vinos procedentes de diferentes países.

Anexos

399

Anexos

400

Cuadro S.1 Precios comparativos en destino según país de origen

Precio del producto vendido en (1):

Alemania (en marcos) Reino Unido (en Libras) Diferencias transversales

y fabricado en y fabricado en Mercado alemán Mercado Reino Unido

España Francia Italia España Francia Italia Esp/Fra

nc Esp/It

ali Esp/Fra

nc Esp/It

ali

1986M01 1,598 1,598 1,598 0,459 0,459 0,459 1,00 1,00 1,00 1,00

1990M07 1,631 1,462 1,487 0,551 0,493 0,502 1,12 1,10 1,12 1,10

1992M08 1,557 1,445 1,434 0,553 0,513 0,509 1,08 1,09 1,08 1,09

1992M09 1,486 1,441 1,351 0,555 0,538 0,504 1,03 1,10 1,03 1,10

1992M10 1,404 1,445 1,235 0,573 0,589 0,504 0,97 1,14 0,97 1,14

1993M03 1,399 1,443 1,126 0,582 0,600 0,468 0,97 1,24 0,97 1,24

1993M08 1,221 1,401 1,151 0,483 0,554 0,455 0,87 1,06 0,87 1,06

1995M04 1,111 1,397 0,879 0,500 0,629 0,396 0,80 1,26 0,80 1,26

1998M12 1,175 1,462 1,100 0,421 0,524 0,394 0,80 1,07 0,80 1,07

(1) Se supone un precio inicial igual en todos los países equivalente a 100 pesetas 

 

Anexos

401

Anexo C 4.12 Simulación 2 Influencia de los tipos de cambio

 

 

  

 

 

Anexos

402

Cuadro S.2 Precios comparativos en destino según país de origen

Mercado de destino: Alemania (marcos)

y Producido en: España Francia Italia Australia Chile

1990M01 7,711 7,711 7,711 7,711 7,711

1990M07 8,154 7,825 7,851 7,570 7,473

1991M02 7,992 7,711 7,663 6,759 5,930

1992M09 7,430 7,714 7,132 6,086 5,205

1992M12 7,001 7,697 6,437 6,355 5,624

1993M08 6,107 7,501 6,076 6,698 5,624

1993M12 6,094 7,677 5,828 6,713 5,433

1998M12 5,876 7,827 5,809 6,025 4,780

1999M01 5,877 7,826 5,810 6,199 4,790

Mercado de destino: Reino Unido (Libras)

y Producido en: España Francia Italia Australia Chile

1990M01 2,760 2,760 2,760 2,760 2,760

1990M07 2,753 2,641 2,650 2,555 2,523

1991M02 2,748 2,651 2,634 2,324 2,039

1992M09 2,774 2,880 2,662 2,272 1,943

1992M12 2,853 3,136 2,623 2,589 2,292

1993M08 2,414 2,966 2,402 2,648 2,224

1993M12 2,390 3,011 2,285 2,632 2,131

1998M12 2,107 2,806 2,083 2,160 1,714

1999M01 2,112 2,813 2,088 2,228 1,722

Mercado de destino: USA (Dólares)

y Producido en: España Francia Italia Australia Chile

1990M01 4,557 4,557 4,557 4,557 4,557

1990M07 4,974 4,773 4,789 4,618 4,559

1991M02 5,400 5,211 5,178 4,567 4,007

1992M09 5,140 5,336 4,934 4,210 3,601

1992M12 4,428 4,868 4,071 4,019 3,557

1993M08 3,602 4,425 3,584 3,951 3,317

1993M12 3,562 4,488 3,407 3,924 3,176

1998M12 3,519 4,687 3,479 3,608 2,862

1999M01 3,488 4,645 3,448 3,679 2,843

Mercado de destino: Suecia (Corona)

y Producido en: España Francia Italia Australia Chile

1990M01 28,122 28,122 28,122 28,122 28,122

1990M07 29,589 28,394 28,487 27,468 27,118

1991M02 29,897 28,847 28,665 25,284 22,185

1992M09 27,478 28,529 26,377 22,507 19,251

1992M12 30,521 33,554 28,063 27,703 24,519

1993M08 29,041 35,675 28,894 31,856 26,746

1993M12 29,751 37,483 28,455 32,774 26,527

1998M12 28,372 37,791 28,045 29,088 23,076

1999M01 27,294 36,345 26,981 28,787 22,245

 

Anexos

403

Anexo C 4.13 Simulación 3 Influencia de los tipos de cambio  

3.1- Mercado alemán

  

Cuadro S 4.3.1 Precios comparativos en destino según país de origen  

Vendido en Alemania (euros) Índice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 3,000 3,000 3,000 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

1999M10 3,000 3,361 2,876 100,0 112,0 95,9 100,0 112,0 95,9

2000M05 3,000 3,513 3,499 100,0 117,1 116,6 100,0 117,1 116,6

2003M07 3,000 3,210 2,078 100,0 107,0 69,3 100,0 107,0 69,3

2004M01 3,000 3,369 2,289 100,0 112,3 76,3 100,0 112,3 76,3

2005M12 3,000 3,452 2,716 100,0 115,1 90,5 100,0 115,1 90,5

2008M12 3,000 2,744 1,898 100,0 91,5 63,3 100,0 91,5 63,3

2010M12 3,000 4,146 2,647 100,0 138,2 88,2 100,0 138,2 88,2

2011M11 3,000 4,112 2,400 100,0 137,1 80,0 100,0 137,1 80,0   

Anexos

404

3.2- Mercado de Reino Unido

 

Cuadro S 4.3.2 Precios comparativos en destino según país de origen Vendido en Reino Unido (LibrasÍndice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 2,109 2,109 2,109 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

1999M10 1,938 2,171 1,857 100,0 112,0 95,9 91,9 102,9 88,1

1999M11 1,911 2,172 1,879 100,0 113,6 98,3 90,6 103,0 89,1

2000M04 1,794 2,078 2,062 100,0 115,8 114,9 85,1 98,5 97,8

2000M06 1,888 2,174 2,072 100,0 115,1 109,8 89,5 103,1 98,3

2001M01 1,904 2,073 1,961 100,0 108,9 103,0 90,3 98,3 93,0

2001M07 1,826 1,988 1,783 100,0 108,9 97,6 86,6 94,3 84,5

2003M07 2,101 2,248 1,456 100,0 107,0 69,3 99,7 106,6 69,0

2003M11 2,078 2,339 1,566 100,0 112,5 75,3 98,6 110,9 74,3

2003M12 2,106 2,329 1,568 100,0 110,6 74,5 99,9 110,4 74,4

2004M01 2,076 2,332 1,585 100,0 112,3 76,3 98,5 110,6 75,1

2005M10 2,044 2,358 1,752 100,0 115,4 85,7 96,9 111,8 83,1

2005M12 2,038 2,345 1,845 100,0 115,1 90,5 96,6 111,2 87,5

2006M10 2,018 2,217 1,662 100,0 109,9 82,4 95,7 105,1 78,8

2008M04 2,385 2,589 1,873 100,0 108,6 78,5 113,1 122,8 88,8

2008M10 2,360 2,243 1,565 100,0 95,0 66,3 111,9 106,4 74,2

2009M01 2,755 2,580 1,855 100,0 93,7 67,3 130,6 122,3 88,0

2010M04 2,624 3,336 2,081 100,0 127,1 79,3 124,4 158,2 98,7

2010M08 2,471 3,169 2,082 100,0 128,2 84,3 117,2 150,3 98,8

2011M07 2,654 3,684 2,197 100,0 138,8 82,8 125,9 174,7 104,2

2011M11 2,572 3,526 2,058 100,0 137,1 80,0 122,0 167,2 97,6  

Anexos

405

3.3- Mercado de Estado Unidos

 

Cuadro S 4.3.3 Precios comparativos en destino según país de origen Vendido en USA (Dólares) Índice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 3,482 3,482 3,482 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

1999M06 3,113 3,622 3,299 100,0 116,3 106,0 89,4 104,0 94,7

1999M10 3,212 3,598 3,079 100,0 112,0 95,9 92,2 103,3 88,4

2000M05 2,718 3,183 3,170 100,0 117,1 116,6 78,0 91,4 91,0

2001M03 2,729 2,776 2,822 100,0 101,7 103,4 78,4 79,7 81,0

2001M07 2,582 2,811 2,521 100,0 108,9 97,6 74,1 80,7 72,4

2001M09 2,733 2,786 2,428 100,0 101,9 88,8 78,5 80,0 69,7

2002M12 3,055 3,107 2,359 100,0 101,7 77,2 87,7 89,2 67,7

2004M01 3,784 4,249 2,888 100,0 112,3 76,3 108,7 122,0 82,9

2005M12 3,557 4,093 3,220 100,0 115,1 90,5 102,1 117,5 92,5

2006M11 3,864 4,259 3,138 100,0 110,2 81,2 111,0 122,3 90,1

2008M05 4,667 5,238 3,522 100,0 112,2 75,5 134,0 150,4 101,1

2008M12 4,035 3,690 2,552 100,0 91,5 63,3 115,9 106,0 73,3

2009M10 4,445 5,001 3,038 100,0 112,5 68,4 127,6 143,6 87,2

2011M01 4,008 5,493 3,379 100,0 137,0 84,3 115,1 157,7 97,0

2011M11 4,067 5,574 3,254 100,0 137,1 80,0 116,8 160,1 93,4  

Anexos

406

3.4- Mercado de Suecia  

 

Cuadro S 4.3.4 Precios comparativos en destino según país de origen Vendido en Suecia (Corona) Índice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 27,248 27,248 27,248 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

1999M07 26,234 30,612 27,084 100,0 116,7 103,2 96,3 112,3 99,4

1999M08 26,256 29,346 26,664 100,0 111,8 101,6 96,4 107,7 97,9

2000M08 25,175 29,720 27,900 100,0 118,1 110,8 92,4 109,1 102,4

2001M03 27,379 27,856 28,317 100,0 101,7 103,4 100,5 102,2 103,9

2001M06 27,632 30,850 28,997 100,0 111,6 104,9 101,4 113,2 106,4

2001M09 29,023 29,588 25,777 100,0 101,9 88,8 106,5 108,6 94,6

2002M05 27,662 30,526 25,439 100,0 110,4 92,0 101,5 112,0 93,4

2003M02 27,437 27,853 18,857 100,0 101,5 68,7 100,7 102,2 69,2

2003M11 26,982 30,367 20,327 100,0 112,5 75,3 99,0 111,4 74,6

2004M06 27,429 28,847 19,374 100,0 105,2 70,6 100,7 105,9 71,1

2005M06 27,788 32,186 21,558 100,0 115,8 77,6 102,0 118,1 79,1

2006M06 27,705 29,783 22,272 100,0 107,5 80,4 101,7 109,3 81,7

2007M07 27,553 32,046 21,336 100,0 116,3 77,4 101,1 117,6 78,3

2008M12 32,261 29,505 20,409 100,0 91,5 63,3 118,4 108,3 74,9

2010M12 27,168 37,548 23,975 100,0 138,2 88,2 99,7 137,8 88,0

2011M11 27,416 37,580 21,937 100,0 137,1 80,0 100,6 137,9 80,5  

Anexos

407

3.5- Mercado de China

 

Cuadro S 4.3. 5 Precios comparativos en destino según país de origen Vendido en China (Yuan) Índice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 28,830 28,830 28,830 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

1999M07 25,702 29,991 26,535 100,0 116,7 103,2 89,1 104,0 92,0

2001M03 22,584 22,978 23,358 100,0 101,7 103,4 78,3 79,7 81,0

2001M06 21,185 23,652 22,232 100,0 111,6 104,9 73,5 82,0 77,1

2001M10 22,493 23,035 19,360 100,0 102,4 86,1 78,0 79,9 67,2

2002M04 21,996 24,457 21,045 100,0 111,2 95,7 76,3 84,8 73,0

2003M02 26,750 27,157 18,385 100,0 101,5 68,7 92,8 94,2 63,8

2004M02 31,403 35,510 23,484 100,0 113,1 74,8 108,9 123,2 81,5

2004M12 33,290 35,054 23,780 100,0 105,3 71,4 115,5 121,6 82,5

2005M10 29,157 33,639 24,992 100,0 115,4 85,7 101,1 116,7 86,7

2008M12 27,662 25,298 17,499 100,0 91,5 63,3 95,9 87,7 60,7

2011M11 25,846 35,428 20,681 100,0 137,1 80,0 89,7 122,9 71,7  

Anexos

408

3.6- Mercado de Brasil  

 

Cuadro S 4.3.6 Precios comparativos en destino según país de origen Vendido en Brasil (Real) Índice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 5,227 5,227 5,227 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

1999M07 5,587 6,520 5,769 100,0 116,7 103,2 106,9 124,7 110,4

1999M10 6,323 7,084 6,062 100,0 112,0 95,9 121,0 135,5 116,0

2000M01 5,482 6,537 5,738 100,0 119,2 104,7 104,9 125,0 109,8

2001M03 5,704 5,803 5,899 100,0 101,7 103,4 109,1 111,0 112,8

2001M06 6,091 6,800 6,392 100,0 111,6 104,9 116,5 130,1 122,3

2001M09 7,286 7,428 6,471 100,0 101,9 88,8 139,4 142,1 123,8

2002M04 6,164 6,854 5,897 100,0 111,2 95,7 117,9 131,1 112,8

2003M02 11,596 11,772 7,970 100,0 101,5 68,7 221,8 225,2 152,5

2004M04 10,439 11,890 7,899 100,0 113,9 75,7 199,7 227,5 151,1

2004M12 10,937 11,516 7,813 100,0 105,3 71,4 209,2 220,3 149,5

2005M09 8,461 9,718 7,109 100,0 114,9 84,0 161,9 185,9 136,0

2008M12 9,680 8,853 6,124 100,0 91,5 63,3 185,2 169,4 117,1

2011M11 7,263 9,956 5,811 100,0 137,1 80,0 138,9 190,5 111,2  

Anexos

409

3.7- Mercado México  

 

Cuadro S 4.3. 7 Precios comparativos en destino según país de origen Vendido en Mexico (Peso) Índice (Esp, Fr o It =100) Índice (1999M1=100)

y Producido en: Producido en: Producido en:

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

Esp

aña, F

rancia o

Italia

Au

stralia

Ch

ile

1999M01 35,473 35,473 35,473 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

2000M01 28,873 34,426 30,221 100,0 119,2 104,7 81,4 97,0 85,2

2001M03 26,207 26,663 27,104 100,0 101,7 103,4 73,9 75,2 76,4

2002M06 28,010 30,669 23,996 100,0 109,5 85,7 79,0 86,5 67,6

2003M02 35,324 35,860 24,278 100,0 101,5 68,7 99,6 101,1 68,4

2004M04 40,521 46,156 30,662 100,0 113,9 75,7 114,2 130,1 86,4

2005M06 39,509 45,761 30,651 100,0 115,8 77,6 111,4 129,0 86,4

2006M12 43,035 47,061 34,126 100,0 109,4 79,3 121,3 132,7 96,2

2007M10 46,213 53,654 35,763 100,0 116,1 77,4 130,3 151,3 100,8

2008M12 54,229 49,595 34,307 100,0 91,5 63,3 152,9 139,8 96,7

2010M04 49,187 62,532 39,005 100,0 127,1 79,3 138,7 176,3 110,0

2011M01 48,578 66,572 40,950 100,0 137,0 84,3 136,9 187,7 115,4

2011M11 55,694 76,341 44,563 100,0 137,1 80,0 157,0 215,2 125,6  

Anexos

410

Anexo C 4.14 Cuestionario guía para la entrevista

Cuestionario sobre factores de cambio en el modo de regulación de la

DOCa Rioja

Dirigido a agentes económicos de la DOCa Rioja Información del entrevistado Nombre y apellido: Puesto:

Localidad: A.- Cuestiones preliminares

1 ¿Cómo se imagina el sector sin la existencia de la Denominación?

2 ¿Podría llegar a ocurrir? B.- Factores de cambio que tensionan el funcionamiento económico Breve introducción: se sintetizan las características del escenario internacional en el que actúa el sector y lo factores de cambio identificados así como las tensiones que los mismos están generando en la denominación. B.1.- Espacio de producción 1 En los próximos años ¿es posible la modificación del actual

espacio de producción de la DOCa Rioja, por entrada de nuevos municipios o por la salida de algunos de los que actualmente la integran?

2 ¿Se muestra a favor o en contra de la desaparición de los

derechos de plantación? ¿Por qué? 3 Si se mantienen los derechos ¿Cuál cree que sería el efecto

sobre el funcionamiento económico del sector en la DOCa? 4 ¿Cuál sería el impacto de la desaparición de los derechos de

plantación sobre el funcionamiento económico del sector? 5 ¿Qué medidas deberían adoptarse en el supuesto de que los

derechos de plantación desaparecen para reducir su impacto? 6 ¿Qué opina del mantenimiento de los derechos de plantación sólo

en determinadas regiones con Indicación Geográfica de Procedencia?

Anexos

411

B.2.- Producto 7 ¿Debería permitirse la venta de graneles de vino de la DOCa

Rioja? 8 ¿Y en formatos diferentes de la botella de vidrio? ¿Con carácter

general o específicamente para determinados mercados? 9 ¿Debería comercializarse como vino sin Denominación de Origen

el desamparado por exceso de rendimiento en producción y/o transformación?

10 ¿Deberían modificarse los tiempos de envejecimiento para

crianzas, reservas y grandes reservas? 11 ¿Y las condiciones de envejecimiento? B.3.- Agentes económicos 12 ¿A medio y largo plazo se mantendrá la estructura actual de

pequeños y medianos productores? 13 ¿Cómo ve el futuro de los cosecheros? 14 ¿Y el de las cooperativas? 15 ¿Deberían producirse acuerdos, fusiones y/o alianzas entre

cooperativas para elaborar, criar y comercializar? 16 ¿Se reducirá el número de empresas de crianza? 17 ¿A medio y largo plazo la mayoría de las empresas de crianza y

comercialización serán grandes y desaparecerá el modelo actual en el que conviven pequeñas, medianas y grandes empresas?

B.4.- Mercado 18 ¿Debería existir alguna herramienta que evitara las fuertes

oscilaciones de los precios en origen? 19 ¿Los contratos tipo homologados? 20 ¿Es posible evitar la competencia en precio en el mercado final? 21 ¿Es posible crecer en el mercado interior?

Anexos

412

22 ¿Y en el exterior?

23 ¿Qué acciones deberían llevarse a cabo? 24 ¿Sigue siendo válido el Plan estratégico aprobado por el sector? 25 ¿Hacia que países deberían dirigirse las inversiones en

promoción? B.5.- Especialización productiva y tipo de crecimiento 26 ¿Es posible crecer en producción?

27 ¿En el supuesto de que se mantiene el derecho de plantación, el

crecimiento debería realizarse con nuevas plantaciones o aumentando el rendimiento amparado?

28 Si desaparece el derecho de plantación ¿podría controlarse el

crecimiento solo con la limitación de rendimientos? B.6.- Disposiciones institucionales 29 ¿Debería volverse a un sistema electoral para determinar la

composición del órgano de gestión (Consejo Regulador) de la denominación?

30 ¿Cree que la OIPVR ha funcionado adecuadamente? 31 ¿El presidente del Consejo Regulador debe ser del sector o ajeno

al sector?

32 ¿El presidente debe tener carácter ejecutivo o representativo?

33 ¿El órgano de control de la denominación debe ser público o privado?

34 ¿Qué opina sobre el uso de la misma marca en vinos de

diferentes procedencias?

35 ¿En el supuesto de que se mantiene el derecho de plantación, el crecimiento debería realizarse con nuevas plantaciones o aumentando el rendimiento amparado?

Anexos

413

Anexo C 4.15 Documento de descripción del entorno aportado a los entrivistados

La configuración del mercado global del vino, caracterizada principalmente por el aumento de los intercambios, el avance de los NPP y el enfrentamiento entre dos modos de regulación diferente genera, en la primera década del siglo XXI, un escenario en el que el éxito en el mercado internacional de algunos de los nuevos países se presenta como la prueba que avala un modo de regulación, en el que el funcionamiento económico del sector está poco o nada condicionado por las disposiciones institucionales, cuando no como prueba del fracaso del modo de regulación vigente en la UE.

Se aceptó en la UE que los factores determinantes del éxito de los NPP eran la dimensión de las empresas y su orientación a la exportación y la no existencia de restricciones en el modo de producción derivadas de disposiciones institucionales, lo que llevó a la Comisión Europea a proponer el año 2007 la reforma de la Organización Común del Mercado del vino que tuvo como principal objetivo eliminar todas las restricciones que reducen, en su opinión, la capacidad competitiva del sector frente a los NPP539.

Como resultado de los cambios que se han producido tanto en el funcionamiento económico del sector como en las disposiciones institucionales, especialmente en la UE, el sector vitivinícola mundial presenta hoy las siguientes tendencias:

Por el lado de la estructura del mercado, menor potencial productivo

en los países de la Unión Europea y ralentización del crecimiento en algunos de los NPP; aumenta la producción total con orientación dominante hacia vinos de calidad con Indicación Geográfica de Procedencia, tanto en la UE como en los NPP; mantenimiento o pequeño aumento del consumo global de vino con orientación hacia vinos de calidad; aumento de la competencia con mayor cuota de mercado de los NPP; mayor poder de negociación de la distribución y aumento de los intercambios comerciales globales con cambios en las características de los productos exportados (más graneles) y aumento de la competencia en precios.

Por el lado de las disposiciones institucionales, liberalización de las plantaciones de viñedo; desaparición de los mecanismos de intervención en el mercado y mayor importancia de las disposiciones institucionales en la tendencia y orientación del consumo, especialmente aquellas relacionadas con el consumo de alcohol y la salud y la seguridad vial. En el marco que dibujan estas tendencias hay que situar las que aún

hoy, y a pesar de todos los cambios que se han producido en el sector, siguen siendo las características fundamentales que determinan sus rasgos básicos y tradicionales: la gran diversidad de productos que se ofertan bajo el mismo nombre, esto es, cada vino es diferente, lo que aumenta su atracción como

539 Diferentes trabajos habían puesto de manifiesto que el éxito exportador de Australia no depende exclusivamente del tamaño empresarial, de las estrategias de marketing aplicadas y de un menor grado de regulación, ya que el precio se ha demostrado que es también una variable determinante (Barco et al., 2005).

Anexos

414

sector productivo, por la posibilidad de aplicar estrategias particulares de producción y de acceso al mercado; en algunas zonas de producción se vincula la calidad con un menor rendimiento de uva/vino; el consumo presenta mayor estabilidad que la producción por lo que los desequilibrios obedecen, generalmente, a factores de oferta; creciente competencia con margen estrecho entre producción y consumo, lo que se refleja en una alta volatilidad en los precios de algunos tipos de vinos; existencia de varios segmentos de precios asociados no solo al tipo de vino y a la marca, sino a veces también al país y/o a la región.

Estas particularidades han sido esgrimidas para justificar la ausencia de grandes marcas a nivel mundial540 y permiten que el sector pueda ser analizado tanto desde una perspectiva de industria de bebidas así como también desde la óptica de un negocio de bienes de lujo (Vergara, 2001), lo que facilita la convivencia de diferentes modos de producción y estrategias de relación con los consumidores que, a priori, pueden asociarse a los dos grupos de países considerados.

La crisis global que condiciona el mercado mundial del vino desde el año 2008, ha puesto de manifiesto de forma más clara lo que algunos análisis (Barco et alli, 2007) ya anticipaban541, que no es posible establecer de manera excluyente la existencia de dos únicos modos de regulación identificados cada uno de ellos con los dos grupos de países productores identificados, ni tampoco el éxito de las estrategias de un grupo, respecto de las del otro.

Una estrategia basada en un mayor tamaño empresarial y en la internacionalización (T+I), como la seguida por algunos de los nuevos países productores, puede ser eficaz cuando se aplica en un contexto ajeno a las limitaciones de producción y donde, además, el mercado interior es de pequeña dimensión; pero puede no serlo allí donde el consumo interior es importante y el crecimiento de la producción esta condicionado por disposiciones institucionales.

En estas condiciones caben otras estrategias más eficaces, por ejemplo basadas en diferenciación por calidad, para alcanzar un resultado óptimo en términos de crecimiento de la producción, aumento de las ventas, mantenimiento de una estructura empresarial diversa (grandes, medianas y pequeñas), dispersa en el territorio y sostenible a largo plazo.

La crisis actual esta poniendo a prueba las diferentes estrategias aplicadas hasta ahora en el sector y de ella se van a derivar cambios que va a favorecer unas u otras expectativas y en definitiva las futuras estrategias que se aplicarán en el sector en términos de empresa, región o país.

La crisis que arranca en 2008 además de afectar al consumo mundial de vino y a su estructura, ha modificado algunos de los factores que tienen que ver con las disposiciones institucionales que determinan el funcionamiento económico del sector y que contribuyeron a configurar su estructura actual

540 Por ejemplo Coca Cola Company entró en el negocio vitivinicola el año 1976 y salió del sector a finales de los años ochenta (Vergara, 2001) 541 La caída de la demanda de vino en el mercado mundial el año 2008, además de aumentar la competencia, actuó como catalizador de las estrategias adoptadas por los principales países exportadores. Todos los países, excepto Estados Unidos, bajaron sus precios aunque con resultados muy diferentes. Australia bajó sus precios en 2009 un 20,6 por ciento, lo que le permitió crecer en volumen (+10 por ciento) sacrificando parte del valor de sus ventas (-12,7 por ciento). Chile e Italia aumentan también sus ventas pero recortan su valor y Francia y España no consiguen mantener las ventas ni en volumen ni, por supuesto, en valor.

Anexos

415

durante las últimas décadas, en particular al avance en la apertura comercial negociada en la Organización Mundial de Comercio, la liberalización y desregulación del mercado puesta en marcha en el sector en la UE mediante la aprobación de la actual Organización Común de Mercado del vino (Reglamento (CE) nº 479/2008 del Consejo de 29 de abril de 2008), la evolución de los tipos de cambio, el aumento de los impuestos especiales y una mayor regulación del consumo de alcohol.

Los cambios observados en los últimos años pueden afectar, de una parte, a las decisiones políticas (responsables en última instancia del marco normativo) y de otra, a la estrategia de las empresas y de los consumidores y con ello, al funcionamiento económico del sector.

Las negociaciones en la Ronda Doha, que en el sector agrario se centraron en el contenido del proyecto de 10 de julio de 2008, se encuentran totalmente paralizadas y con ello las reducciones propuestas en el montante total de ayuda interna que distorsiona el comercio, que en el caso de la UE estaba previsto se redujera entre un 75 y un 85 por ciento, la eliminación de las restituciones a la exportación y la reducción de los aranceles para facilitar el acceso a los mercados.

La actual Organización Común del Mercado del vino de la UE se aprueba antes del inicio de la crisis y los cambios que introduce pretenden hacer frente a lo que la Comisión considera (COM -2007- 372 final) una debilidad de los productores europeos para ser competitivos en un mercado internacional del vino que la crisis ha modificado en algunos aspectos.

Si ya en el año 2007 cuando la Comisión Europea plantea sus propuestas para la nueva OCM, algunas de ellas son rechazadas por una parte del sector, por ejemplo la desaparición de los derechos de plantación el 31 de diciembre de 2015 (o tres años más tarde si así lo aprueba algún Estado Miembro en su territorio), los años de crisis han contribuido a reforzar esta oposición.

Y es en este nuevo contexto de crisis y de cuestionamiento de algunas de las bases de la reforma aprobada el año 2008, cuando la Comisión presenta (octubre de 2011) su propuesta para la reforma de la Política Agraria Común (COM 2011-625 final/2) que parece ignorar todo lo ocurrido en los últimos años y en particular la serie de fracasos en las negociaciones sobre comercio internacional desde Seattle (diciembre de 1999), Cancún (2003), Hong Kong (diciembre 2005) y Postdam (2007), en el empeño de fomentar un modelo fundamentalista de los mercados a nivel multilateral y crecientes dificultades para implantar nuevas formas de integración regional que desconozcan el conjunto de intereses de sus potenciales beneficiarios (Massot, 2004). Más bien al contrario, en su propuesta la Comisión avanza en la dirección ya marcada en las reformas anteriores: liberalización de las producciones agrarias y eliminación de los mecanismos de regulación de los mercados.

Sin embargo, la parálisis en la que se encuentran las negociaciones de la Ronda Doha, las crisis alimentarias que se han reproducido desde el año 2007 y que han afectado sobre todo al comportamiento de los precios de cereales y oleaginosas y el impacto que está teniendo la crisis en el sector agrario, han contribuido a modificar la posición que mantenían algunos países comunitarios sobre la desregulación de los mercados agrarios y la liberalización de las producciones. En concreto, y en el caso del sector vitivinícola, España ha pasado en los últimos meses del año 2011 de apoyar la eliminación de los

Anexos

416

derechos de plantación de viñedo a oponerse, alineándose así con los principales países productores de la UE que reclaman sea reconsiderada esta decisión en el marco de la reforma de la PAC que ahora se debate542.

En el mes de julio de 2011 la Comisión comenzó a trabajar en la evaluación del impacto de la desaparición de derechos de plantación, que se espera concluya antes de final de 2012, de forma que sus resultados sirvan para adoptar las oportunas decisiones en el marco de la nueva PAC543.

Un aspecto de capital importancia como éste de la libertad de plantación en la UE, sigue siendo todavía hoy un factor de incertidumbre en el análisis sobre el futuro del sector y en la identificación de los factores de cambio. El que la solución sea de uno u otro signo será determinante en la configuración del sector vitivinícola mundial durante las próximas décadas y, obviamente, condiciona uno de los elementos fundamentales del actual modo de regulación en la Doca Rioja.

Una encuesta publicada por Off Licence News (ICEX, 2012) sobre el estado del mercado del vino en el Reino Unido en 2011 recoge las principales preocupaciones de los importadores de vino de este país y entre estas destacan: la fluctuación del tipo de cambio (es señalada como la principal preocupación por el 86 por ciento de los encuestados), el aumento de los impuestos especiales544 (en segundo lugar por el 71 por ciento) una mayor regulación del consumo de alcohol (en tercer lugar por el 57 por ciento). El mercado inglés no es una excepción. Todas estas cuestiones preocupan al sector tanto en los países productores y exportadores como en los importadores por lo que constituyen, junto con las negociaciones de la Ronda Doha y la reforma de la PAC en la UE, el conjunto de factores de cambio de carácter institucional que determinarán el funcionamiento económico del sector a nivel mundial en los próximos años.

Desde la perspectiva del funcionamiento económico del sector, los datos del mercado mundial, permiten apuntar cuatro cambios asociados a la crisis: descenso del consumo, modificación de la estructura de la distribución, mayor presencia del formato granel y aumento de la competencia en precios.

El año 2008 se truncó la tendencia creciente que se venía observando en el comportamiento de la demanda mundial de vino desde la década de los años noventa. Después de alcanzar el máximo el año 2007 con 249 millones de hectolitros, el consumo cayó hasta los 238 que estima la OIV en el año 2010, con un comportamiento diferente por países545.

542 El comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, en intervención parlamentaria en el Parlamento Europeo el día 14 de diciembre de 2011 abrió la puerta a una posible revisión de la eliminación de los derechos de plantación al afirmar que "ahora que la Eurocámara tiene poder legislativo, existe la posibilidad de revisar la abolición de esos derechos, decidida en 2008, si pueden demostrarse vínculos entre los derechos y la calidad del vino” (Diario Expansión 15 de diciembre de 2011). Algunos países, entre ellos Reino Unido, Bulgaria, Países Bajos, Malta, Suecia, Estonia y Finlandia, se han manifestado a favor de la eliminación de los derechos de plantación. 543 En noviembre de 2011 varios países, han presentado propuestas para que en los debates sobre la reforma de la PAC se incluya el tema de los derechos de plantación, manifestando su interés en que se sigan aplicando. 544 Los impuestos especiales sobre el vino (entre 5,5 y 15 grados de alcohol) son 241,23 libras por hectolitro, esto es, 1,81 libras por botella de 75 cl. de 14 grados. Este impuesto ha pasado de 1,16 libras por botella en 2001 a 1,81 en 2011. 545 El consumo en la UE 15 en el año 2010 se situaría en 119,6 millones de hectolitros con un descenso de 0,2 millones respecto de 2009; el impacto de la crisis durante este año, es menor o apenas perceptible en Suiza, Australia y la República Checa y entre los nuevos países productores, en EEUU la demanda de vino se estabiliza, se recupera en Chile, África del Sur, Nueva Zelanda y Australia y cae en Argentina.

Anexos

417

Pero además de provocar ajustes en el volumen y en las estrategias competitivas de las empresas está afectando también a la distribución, al orientarse las ventas hacia el canal de alimentación con mayor presencia de las tiendas descuento y marcas blancas en el sector (Rabobank Wine Quarterly, 2011). En el caso del mercado del Reino Unido, el más importante del mundo en volumen junto con el alemán, entre los años 2006 y 2011 las ventas totales de vino han pasado de 1.376,6 millones de litros a 1.397,9 con un desplazamiento desde el canal On-Trade546 (20 por ciento de las ventas en 2006 y 17,4 en 2011) hacia el canal Off-Trade (82,6 por ciento de las ventas en 2011).

El impacto de la crisis económica a partir del año 2008, no se aprecia en una disminución de las exportaciones547, pero si esta dejando huella en las características de los productos exportados y en las estrategias empresariales, ya que las empresas de los países exportadores han tenido que optar entre dos opciones posibles, bajar los precios para mantener las ventas en volumen o mantener los precios y arriesgarse a vender menos. Durante el primer año de crisis los informes de coyuntura de la OIV apuntaban a que algunos países como Italia, Australia y Chile habían escogido la primera vía mientras que España o Francia tendían a seguir la segunda548.

Este mecanismo de ajuste para hacer frente a la crisis se ha tenido que compatibilizar con otro que los distribuidores han puesto en marcha, para repatriar una parte del valor añadido intentando que los vinos se exporten a granel549 y sean embotellados lo más cerca posible del lugar de consumo. Este segundo mecanismo articulado por la distribución cuenta además con un fuerte argumento ambientalista en tanto que las exportaciones de vino a granel tienen un impacto menor que el embotellado.

De lo expuesto cabe concluir que: La estructura internacional del sector vitivinícola mundial, que se

configura durante las tres últimas décadas como consecuencia de los cambios que afectan al conjunto de la economía y de las tensiones que generan la existencia en el sector de diferentes modos de producción y de regulación, se ve ahora sometida a la influencia de

546 On-Trade o canal detallista en el que se permite la venta de vino para su consumo fuera del local de venta y off-trade es el punto de venta en el que se permite el consumo (bar, pubs, restaurante…) (ICEX, 2012). 547 Los datos de la OIV sitúan las exportaciones mundiales de vino en 2007 en 89,45 millones de hectolitros de vino, 89,91 en 2008, 87,29 el año 2009 y 93,53 en 2010. 548 El análisis de los flujos comerciales durante el segundo año de la crisis pone de manifiesto que los diez primeros países exportadores del vino del mundo aguantaron su impacto en términos de volumen (7.971 millones de litros vendidos en 2009 frente a 7.904 en 2008) pero no en valor (16.200,7 millones de euros en 2009 frente a los 17.151,7 de 2008) con un ajuste de los precios de -0,14 euros por litro de vino exportado. Entre los principales países exportadores se observan dos estrategias muy diferentes respecto de los precios, Francia, Italia, España, Alemania y en mayor medida Australia y Chile, que los bajan y Portugal, Estados Unidos, Sudáfrica y Argentina que los suben. Los países del primer grupo consiguen con su estrategia de precios a la baja, con la excepción de España y Francia, aumentar sus ventas en volumen. El año 2010 las exportaciones se recuperaron y todos los países, excepto Sudáfrica aumentaron sus ventas en volumen y también en valor, con la excepción de Australia cuyo valor bajo un 8,8 por ciento respecto de 2009. Durante el primer semestre de 2011 siguieron aumentando en volumen y en valor las exportaciones de Francia, España, Italia y Estados Unidos pero cayeron las de Sudáfrica, Chile y Australia (Rabobank wine Quarterly octubre 2011). 549 Desde el año 2000 la estructura de las exportaciones de vino se ha modificado a favor del granel. Aquel año las exportaciones de granel representaron el 23 por ciento del total del vino exportado y en 2010 han alcanzaron el 43 por ciento (Rabobank, 2012)

Anexos

418

nuevos factores de cambio que aparecen asociados a la crisis económica mundial.

En este conjunto de factores es posible distinguir entre aquellos que tienen que ver con las disposiciones institucionales que determinan el modo de regulación del sector y aquellos derivados de su funcionamiento económico. Entre los primeros se han identificado: la paralización de la apertura comercial y acceso a los mercados en las negociaciones de la OMC, la oposición a la desaparición de los derechos de plantación en la UE, el comportamiento de los tipos de cambio, el aumento de los impuestos especiales al consumo de vino y una mayor regulación del consumo de alcohol.

Del análisis del funcionamiento económico del sector durante estos años de crisis se han deducido los siguientes factores de cambio: descenso o estabilidad del consumo, mayor protagonismo del canal de alimentación en la distribución, aumento de las exportaciones de vino a granel y en formatos BiB frente a las de embotellado y aumento de la competencia en precio.

En un mercado tan competitivo como el que se espera en los próximos

años, menos regulado en términos de control del potencial productivo y de intervención en el mercado, pero más sometido a disposiciones institucionales que condicionan y orientan el consumo, parece lógico pensar más que en la imposición de unas estrategias sobre otras, en la convivencia que permita la diversidad que siempre ha caracterizado a este sector y que se manifiesta en: diferentes tipos de vinos (sin y con IGP), formatos (granel, embotellado,…), empresas (grandes, medianas y pequeñas) y orientaciones comerciales (hacia el mercado interior y hacia la internacionalización). Y esto parece que es lo que esta ocurriendo a la vista de algunos cambios que se observan en el mercado desde el inicio de la crisis.

Anexos

419

Anexo C 4.16 Relación de personas entrevistadas

Relación de personas entrevistadas Nombre Institución y/o empresa

De fuera de la DOCa Rioja Rafael del Rey Observatorio Español del Mercado del

Vino (OEMV) Alicia Langreo SABORA Jesús Zorrilla Sección de Vitivinicultura Félix Báguena Vitivinicultor en Cariñena

Bodega GSV Manuel Sánchez Vitivinicultor en Castilla La Mancha Joan Santó Viticultor en Cataluña Ramón Huidobro Consejo Regulador Rías Baixas José Manuel Lavín Rutas del vino de España

De la DOCa Rioja José Luis Lapuente Secretario General Consejo

Regulador Luis Alberto Lecea Vitivinicultor, vocal de la OIPVR Eusebio Fernández Vitivinicultor, vocal de la OIPVR Fernando Ezquerro Viticultor cooperativista, vocal OIPVR José Luis Benítez Gerente Grupo Rioja, vocal OIPVR Íñigo Torres Gerente ABC, vocal OIPVR Félix Mato Viticultor cooperativista, Presidente

bodega Sonsierra Roberto Royo Viticultor cooperativista, Presidente

Vinícola de Alcanadre José Manuel Madorrán Técnico Federación de cooperativas

de Rioja José Antonio Benito Viticultor cooperativista, Presidente

BSE Abel Mendoza Vitivinicultor criador, Bodega Abel

Mendoza Maite Fernández Enóloga Jesús Puelles Vitivinicultor criador, Bodega Puelles Miguel Ángel Martínez Cosechero Ramiro Palacios Técnico en Desarrollo Rural,

asociación de cosecheros Luis Jiménez Cosechero Amador Escudero Vitivinicultor criador, Bodega

Escudero Jorge Muga Bodegas Muga Luis Vicente Elías Bodegas Rafael López de Heredia Miguel Merino Bodegas Miguel Merino Melquiades Entrena Bodegas Melquior Francisco Martínez Viticultor cooperativista Rogelio Jiménez Bodegas Paternina Félix Pérez Asociación de Juristas del vino Agustín Santolaya Bodegas Roda

Anexos

420

Referencias bibliográficas. Capítulo I

421

Referencias Bibliográficas Referencias bibliográficas: Capítulo I Albisu, L. M., et alii. (2004): “Estrategias empresariales y mercado internacional del vino”. Quaderns Agroambientals nº 5, Ed. IVIFA, pp. 1-111. Atance Muñiz, I.- Bardaji Azcárate, I.- Tió Saralegui, C. (2000): “Los efectos de diversos escenarios de ayudas agrícolas en la Unión Europea”. Información Comercial Española, ICE: Revista de economía, nº 783, 2000, pp. 101 a 117. Aroca Luján, E. (2006): La situación competitiva de la industria vinícola en la Comunidad Valenciana. Factores determinantes de la diferenciación de precios. Departamento de Economía y Ciencias Sociales. Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos. Universidad Politécnica de Valencia. Tesis doctoral. Australian Wine and Brandy Corporation. Wine Export. Approval report, varios

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