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¿Cuál es, entonces, la circunstancia excepcional que, aparte de los síntomas de subdesarroUo y dependencia visi- bles también en la mayor parte de América Latina, explica la singular experiencia histórica de México? La primera explicación que se nos ocurre es que la revo- lución mexicana fue parte de una tendencia más general que se estaba dando en las naciones latinoamericanas, cuyo desarrollo progresaba a un paso más acelerado, tendencia que en otros países de la región sólo asumió formas dife- rentes. Esta tendencia o movimiento consistía en el rápido desarrollo de una clase media que comenzaba a buscar ma- yor poder político y económico a medida que aumentaba su número y su importancia económica. En otros países latinoamericanos de tamaño y tasa de crecimiento comparables, las tradiciones parlamentarias les facilitaban mucho más a las clases medias el logro de sus objetivos con un mínimo de violencia, o ninguna. En Argentina, en 1916, el Partido Radical encabezado por Hi- pólito Yrigoyen, la mayoría de cuyos miembros pertenecía a la clase media, llegó al poder como resultado de una vic- toria electoral. En Brasil fue un poco más difícil obtener resultados semejantes. AlH fue necesario un golpe militar, ejecutado por un ejército fuertemente influido por la clase media, para transformar la estructura política del país en forma favorable a las clases medias. Sin embargo, las tradi- ciones de parlamentarismo y de la política de consenso eran tan fuertes en Brasil que el golpe se efectuó sin violen- cia y sin derramamiento de sangre. Sólo en México, como consecuencia de su larga tiadición de revueltas violentas y debido a que el país era gobernado por una dictadura au- tocrátíca, fue necesaria una revolución violenta para lograr la incorporación de las clases medias al proceso político. Si bien esta hipótesis tiene cierta vaHdez, no basta de ninguna manera para explicar la singularidad de la revolu- 10 letón mexicana. La victoria de fuerzas políticas inspiradas ^Or la clase media condujo a un periodo relativamente lar- *go de estabilidad política y gobierno parlamentario tanto »n Argentina como en Brasil. En México, en cambio, dio lugar a una de las más profundas revoluciones sociales en •la historia de América Latina. Los motivos de tal transfor- ímación deben encontrarse, creo yo, en la convergencia, en vísperas de la revolución, de tres procesos, cada uno de los íCUales se inició hacia principios del régimen de Díaz y casi K había cumplido hacia el final: la expropiación de las tie- rras comunales de las comunidades campesinas en el cen- tro y el sur del país; la transformación de la frontera con indios nómadas en una frontera con Estados Unidos y su consiguiente integración política y económica al resto del país así como a la esfera de influencia de Estados Unidos, y el surgimiento de México como escenario principal de la rivalidad europeo-estadounidense en América Latina. Expropiación de las tierras comunales de las comunidades eampesinas en el centro y el sur de México •Una parte del legado del régimen colonial español en to- das aquellas regiones de América Latina (México, Perú, Bolivia y Ecuador) en las que había, antes de la llegada de los europeos, una población indígena demográflcamente concentrada y socialmente diferenciada fueron las llama- das comunidades campesinas. Aunque una gran parte de las tierras de los indios fue expropiada por los conquistadores J transformada en grandes haciendas, una porción impor- tante siguió bajo el control directo de la Corona española. La opresión de los campesinos que habitaban estos pue- blos fue con frecuencia aún mayor que la que sufrían los peones en las haciendas. A diferencia de los hacendados, los corregidores (que 11

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  • ¿Cuál es, entonces , la c i r c u n s t a n c i a e x c e p c i o n a l q u e , aparte de los síntomas de subdesarroUo y d e pe nd e nc ia visi-bles también e n la mayor parte de Am é r ica Lat ina , expl ica la s ingular exper ienc ia histórica de México?

    L a p r i m e r a expl icación que se nos o c u r r e es que la revo-lución mexicana fue par te de u n a t e nd e nc ia más general que se estaba d a n d o en las naciones lat inoamericanas, cuyo desarrol lo progresaba a u n paso más acelerado, tendenc ia que en otros países de la región sólo asumió f o r m a s di fe -rentes. Esta tendencia o m o v i m i e n t o consistía en el rápido desarrol lo de u n a clase m e d i a que comenzaba a buscar ma-y o r p o d e r polí t ico y e c o n ó m i c o a m e d i d a que aumentaba su n ú m e r o y su i m p o r t a n c i a e c o n ó m i c a .

    E n otros países l a t i n o a m e r i c a n o s de t a m a ñ o y tasa de c r e c i m i e n t o comparables , las t r a d ic io ne s pa r la m e nt a r ia s les f a c i l i t a ba n m u c h o más a las clases medias el l o g r o de sus objetivos c o n u n m í n i m o de v io lenc ia , o n i n g u n a . E n A r g e n t i n a , en 1916, el Par t ido Radical encabezado p o r H i -pólito Yrigoyen, la mayoría de cuyos m i e m b r o s per tenec ía a la clase media , l legó al p o d e r c o m o resultado de u n a vic-t o r i a e lectoral . E n Brasi l fue u n p o c o más difícil o b t e n e r resultados semejantes. A l H fue necesario u n golpe mi l i tar , e jecutado p o r u n e jérci to f u e r t e m e n t e i n f l u i d o p o r la clase media , para t r a n s f o r m a r la es tructura pol í t ica d e l país en f o r m a favorable a las clases medias. Sin embargo , las t rad i -ciones de p a r l a m e n t a r i s m o y de la pol í t i ca de consenso eran tan fuertes en Brasi l que e l golpe se e fectuó sin v io len-cia y sin d e r r a m a m i e n t o de sangre. Sólo en México , c o m o consecuencia de su larga t iadic ión de revueltas violentas y d e b i d o a que el país era g o b e r n a d o p o r u n a d i c t a d u r a au-tocrátíca, fue necesaria u n a revolución v io lenta para lograr la incorporac ión de las clases medias al proceso polí t ico.

    Si b i e n esta hipótes is t i ene c i e r t a vaHdez, n o basta de n i n g u n a m a ne r a para expl icar la s ingular idad de la revolu-

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    letón mexicana . L a v i c t o r i a de fuerzas polít icas inspiradas ^ O r la clase m e d i a c o n d u j o a u n p e r i o d o relat ivamente lar-*go de es tabi l idad pol í t ica y g o b i e r n o p a r l a m e n t a r i o tanto »n A r g e n t i n a c o m o e n Brasil . E n México , en cambio , d i o lugar a u n a de las más p r o f u n d a s revoluciones sociales en •la h is tor ia de Amér ica La t ina . Los mot ivos de tal transfor-ímación deben encontrarse, creo yo, en la convergencia, en vísperas de la revolución, de tres procesos, cada u n o de los íCUales se inició hacia p r i n c i p i o s d e l rég imen de Díaz y casi K había c u m p l i d o hacia el final: la expropiac ión de las tie-rras comunales de las comunidades campesinas en e l cen-tro y el sur d e l país; la t ransformación de la f r o n t e r a c o n indios nómadas e n u n a f r o n t e r a c o n Estados U n i d o s y su consiguiente integración polít ica y e c o n ó m i c a al resto d e l país así c o m o a la esfera de i n f l u e n c i a de Estados U n i d o s , y el s u r g i m i e n t o de M é x i c o c o m o escenario p r i n c i p a l de la rivalidad europeo-estadounidense en América La t ina .

    Expropiación de las tierras comunales de las comunidades eampesinas en el centro y el sur de México

    •Una parte del legado d e l rég imen c o l o n i a l español en to-das aquellas reg iones de A m é r i c a L a t i n a ( M é x i c o , Perú , Bolivia y Ecuador) en las que había , antes de la l legada de los europeos, u n a poblac ión indígena demográ f l camente concentrada y socialmente d i fe renc iada f u e r o n las l lama-das comunidades campesinas. A u n q u e u n a gran parte de las tierras de los indios fue e x p r o p i a d a p o r los conquistadores J t ransformada en grandes haciendas, u n a porc ión i m p o r -tante siguió bajo el c o n t r o l d i rec to de la C o r o n a española. La opres ión de los campesinos q u e h a b i t a b a n estos p u e -blos fue c o n f recuencia aún mayor que la que sufrían los peones e n las haciendas.

    A d i f e r e n c i a de los hacendados, los correg idores (que

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  • e r a n los f u n c i o n a r i o s españoles encargados de g o b e r n a r a los i n d i o s ) sólo o c u p a b a n cargos temporales y la mayoría de las veces sólo les interesaba e x p r i m i r lo más posible a sus " p r o t e g i d o s " mientras e jerc ieran la a u t o r i d a d . A pesar de e l lo , las c o m u n i d a d e s campesinas p u d i e r o n conservar al-gunas caracter ís t icas de su organizac ión t r a d i c i o n a l y u n grado de a u t o n o m í a i n t e r n a que n o c o n o c i e r o n los peones de las grandes haciendas. Sobrev iv ieron al r é g i m e n colo-n i a l y, en el pe r io d o que siguió a la independencia , gracias al de b i l i t a mie nto d e l g o b i e r n o central , p u d i e r o n incluso mejo-rar en c ier ta m e d i d a su situación polí t ica y económica . "

    C o n el for ta lec imiento del aparato estatal durante el régi-m e n de Díaz y la construcción ele ferrocarr i les que aumenta-r o n e n o r m e m e n t e el va lor de la t i e r r a , las c o m u n i d a d e s campesinas tanto indígenas c o m o n o indígenas , así c o m o sus inst i tuc iones y propiedades , n o t a r d a r o n e n ser objeto de u n a serie de agresiones. E n su esfuerzo p o r "m o d e r n iz ar " el país, el régimen de Díaz se embarcó en u n a política agra-r ia radicalmente nueva. C e r r a n d o filas c o n los hacendados locales, lanzó u n a gran campaña de expropiación de las tie-rras comunales y de somet imiento político de los pueblos.

    Esta n u e v a po l í t i ca t u v o p r o f u n d a s consecuencias en regiones d e l sur y el centro d e l país, a unque n i sus benefi -ciarios n i sus efectos f u e r o n idént icos en todas partes. Se manifestó sobre t o d o en las áreas e n que el a u m e n t o de la producc ión para el mercado y los nuevos ferrocarr i les ha-bían hecho dispararse el valor de la tierra. Sus beneficiarios a m e n u d o , p e r o n o exc lus ivamente , f u e r o n los hacenda-doN. También los inversionistas extranjeros, los comercian-ivn, ION burócratas, los caciques locales y los m i e m b r o s más m l l i i n udos de las comunidades p u d i e r o n lucrar c o n esas ex-pltt|»lHtiiHie8. A l p r i n c i p i o esta c a m p a ñ a tuvo g r a n éxito ya (|U«' ítí'ilci d r j ó a los pueblos la posesión de u n m í n i m o de lliMiHK y tW a u t o n o m í a polít ica. Se les permit ió conservar

    Linas tierras, ya fuera c o m o s ímbolo de su anter ior cate-aría po l í t i ca o p o r m o t i v o s e c o n ó m i c o s m u y concretos : ra i n d u c i r a p e r m a n e c e r cerca de las haciendas a u n a rza de trabajo lo suf ic ientemente numerosa y para que

    ta p u d i e r a sobrevivir en las temporadas en que los hacen-os n o r e q u e r í a n de sus servicios. T a m b i é n se les de jó servar c ier ta a u t o n o m í a polí t ica, p e r o sólo p o r q u e se

    rraron a ella c o n gran tenacidad. F ina lmente , sin embargo , esta c a m p a ñ a generó conside-

    "ble descontento. A l p r i n c i p i o sólo había provocado rebe-~nes esporádicas en diversas partes d e l centro y el sur de la

    ública, aplastadas c o n poco esfuerzo p o r el e jérci to fede-f l l . Sin e m b a r g o , c u a n d o las expropiac iones c o m e n z a r o n f i afectar los estados de M o r e l o s y G u e r r e r o , causaron la mayor rebe l ión campesina de la h is tor ia d e l México inde-pendiente , ya que muchas circunstancias especiales hacían

    estas r eg iones u n s e m i l l e r o de agi tac ión campesina , a de ellas era su cercanía a la capital , que había evitado

    e s u c u m b i e r a n al p r o v i n c i a n i s m o , c o n su consecuente ""ucción de exigencias materiales y restr icción d e l h o r i -nte c u l t u r a l . O t r a era la fac i l idad para conseguir armas. ! sierra favorecía la g u e r r a de guerr i l las y d i f i cu l taba los

    v imientos de las tropas federales; la dens idad de la p o -"•ción impedía la f ragmentac ión de las fuerzas campesi-

    , l o que c o n frecuencia había sido su perdición. Así, las r o p i a c i o n e s n o sólo e n g e n d r a r o n r e b e l d í a s ino q u e

    h i c i e r o n e n regiones d o n d e resultaba especialmente pe-Dsa.

    , , *Mediante su pol í t ica agraria, pues, el r é g i m e n de Díaz había ganado la enemistad de sectores i m p o r t a n t e s de la iblación, p e r o es poco p r o b a b l e que esta polít ica p o r sí

    h u b i e r a p o d i d o d e s t r u i r l o ; otros países lat ínoamerica-suf r i e ron procesos análogos sin que desembocaran en revolución nac ional . E n México , sin embargo , el p r o -

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  • b l e m a a g r a r i o se c o m b i n ó en f o r m a explos iva c o n o t ros dos procesos independientes .

    L a transformación de la frontera con los indios nómadas en frontera con Estados Unidos

    Antes de que Díaz l legara al poder, los estados de Sonora, C h i h u a h u a y Coahui la gozaban de u n a existencia práctica-m e n t e a u t ó n o m a . R e m o t o s y aislados, n o so lamente d e l resto de la repúbl ica sino d e l resto d e l m u n d o , v i r t u a l m e n -te independientes en l o político y autosuficientes en lo eco-n ó m i c o , eran la c o l u m n a v e r t e b r a l de la " f r o n t e r a " n o r t e de México . Sin embargo , en el ú l ü m o cuarto d e l siglo XIX, c o n la l legada de Díaz al p o d e r y u n f l u j o sin precedentes de inversiones extranjeras, p r i n c i p a l m e n t e es tadouniden-ses, hacia México , la zona f ronter iza del n o r t e de México se t rans formó de m a n e r a r a d i c a l al i m p o n e r Díaz y Estados U n i d o s respectivamente sus controles políticos y económi-cos sobre la región. L a construcc ión de fer rocarr i l es , i n i -ciada en la década de 1880, d e t e r m i n ó en f o r m a dramática el grado en que este ant iguo enclave había de integrarse al resto de México y a la esfera de i n f l u e n c i a estadounidense. Los ferrocarri les i lustraron de la manera más palpable que lo que a n t e r i o r m e n t e era u n a zona de colonización se estaba t r a n s f o r m a n d o en u n a f r o n t e r a , y que l o que antes h a b í a estado más allá d e l alcance de cualquier país se hallaba aho-ra al alcance de dos países al m i s m o t i e m p o .

    L a t ransformación p o h t i c a se inició al comenzar Díaz a demoler de m o d o sistemático los feudos prácticamente inde-pendientes de caudil los regionales tales c o m o Ignac io Pes-quei ra e n Sonora y L u i s Terrazas en C h i h u a h u a . C o m o es lógico, esto resultó más fácil en unos estados que en otros. Fue necesaria u n a intervenc ión m u c h o más agresiva, p o r e j e m p l o , para i m p o n e r el p o d e r de Díaz en C h i h u a h u a y

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    Sonora que en Coahui la , d o n d e algunas décadas antes, ito Juárez h a b í a m i n a d o gravemente e l p o d e r de la o l i -

    quía local al r o m p e r el f é r r e o c o n t r o l e jerc ido p o r San-go V i d a u r r i sobre la región." La t ransformación e c o n ó m i c a fue p r i n c i p a l m e n t e obra

    4e las inversiones estadounidenses q u e e m p e z a r o n a v o l -ptne sobre t o d o México a u n ritmo sin precedentes durante la década de 1880. L a parte que de este " d i l u v i o " de capital -tocó a la región d e l n o r t e fue s iempre especialmente gran-de. Hac ia 1902, p o r e j e m p l o , más de 2 2 % d e l t o t a l de las Inversiones estadounidenses en M é x i c o había correspondi -do a tres estados nor teños : 6.3% a C h i h u a h u a , 7.3% a So-nora y 9.5% a Coahui la , p r i m o r d i a l m e n t e en los ramos de minería, a g r i c u l t u r a y transportes . '

    Las repercus iones de esta d o b l e t r a n s f o r m a c i ó n de la EOna f r o n t e r i z a g o l p e a r o n en p r i m e r a instancia y m u y r u -damente a las mismas gentes que más habían c o n t r i b u i d o a hacer de la f r o n t e r a u n a región habitable y eran su p r o -ducto s ingular : los colonos mil i tares . A mediados del siglo XVIII la C o r o n a española había f u n d a d o colonias mi l i tares a lo l a rgo de la f r o n t e r a n o r t e para ahuyentar a las bandas de apaches y demás nómadas q u e m e r o d e a b a n p o r la re-gión. E l m é t o d o ut i l i zado era s iempre el m i s m o : se dotaba de tierra en esta zona a cualquiera que estuviera dispuesto a tomar posesión de el la y defender la c o n su vida. E n e l si-glo XIX B e n i t o J u á r e z siguió este e j emplo y estableció más colonias de ese tipo.

    Los habitantes de las colonias eran privi legiados en m u -chos sentidos en comparac ión c o n los de las comunidades campesinas d e l cent ro y d e l sur de la república . N o habían •ido p u p i l o s de la C o r o n a d u r a n t e el p e r i o d o co lonia l , s ino que g o z a r o n de derechos g e n e r a l m e n t e reservados a los españoles y a sus descendientes, los cr io l los . Eran propie ta -rios individuales de sus tierras y tenían derecho a venderlas

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  • o a c o m p r a r t ierras a d i c i o n a l e s / G e n e r a l m e n t e po se ía n más tierras y más ganado que los campesinos l ibres de las otras regiones de M é x ico . Ten ían derecho a u n a mayor au-t o n o m í a i n t e r n a en sus comunidades y n o sólo el derecho, sino el deber de p o r t a r armas.

    Hac ia 1885, sin embargo , los apaches f u e r o n finalmente derrotados y la zona f r o n t e r i z a se volvió no t a b le m e nt e más t r a n q u i l a . N i los hacendados n i e l g o b i e r n o tenían ya nece-sidad d e l apoyo m i l i t a r de los campesinos, p e r o sí c re ían necesitar la t i e r r a que estos campesinos habían hecho p r o -duct iva c o n tanto esfuerzo, y n o t u v i e r o n el m e n o r escrú-p u l o para volverse en co nt r a de sus ant iguos aliados y p r o -tectores.

    U n a vez que los p r i m e r o s ferrocarr i les enlazaron al nor -te de México c o n las regiones centrales d e l país y c o n Esta-dos U n i d o s en 1885, e l creciente valor de la t i e r r a de los campesinos provocó u n a o la de e x p r o p i a c i o n e s . Las p r i -meras en sufrir las f u e r o n las colonias más r e c ie n t e m e nt e establecidas, p e r o n i s iquiera las más antiguas y prestigia-das se salvaron. E l r e s e n t i m i e n t o fue gr a nd e . "Vemos c o n p r o f u n d o pesar que esos terrenos que estimamos en j u s t i -cia c o m o nuestros, p o r q u e los hemos r e c i b i d o de padres a hi jos y f e c u n d a d o c o n el trabajo constante de más de u n si-g lo , van pasando a manos de extraños m e d i a n t e u n senci-l l o d e n u n c i o y el pago de unos cuantos pesos", escribieron los habitantes d e l p u e b l o de N a m i q u i p a al presidente Díaz en 1908 (sin m u c h o é x i t o ) . "Si usted n o se sirve i m p a r t i r -nos su valiosa protecc ión, tendremos que abandonar nues-tros hogares e m i g r a n d o en busca d e l sustento ." ' U n emisa-r i o enviado a México e n representac ión de o t r a de las más antiguas colonias militares de Chihuahua , la d é j a n o s , se que-j ó amargamente a Díaz ( también sin éxi to) en los siguien-tes términos :

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    A dos leguas de Janos se encuentra la C o l o n i a "Fernán-dez Lea l " , próspera , p e r o cuyos dueños viven c o n t o d a c o m o d i d a d , en Estados U n i d o s , mientras nosotros, que hemos s u f r i d o c o n las invasiones de los bárbaros a los que nuestros padres des terraron , n o podemos obtener el t e r r e n o . ' '

    Las comunidades mi l i tares d e l n o r t e n o sólo p e r d i e r o n V lUS t ierras sino también sus preciados derechos polít icos,

    al más est imado de loscuales era su autonomí a m u n i c i p a l . El derecho de e legir sus propias autor idades munic ipa les había sido o t o r g a d o of i c ia lmente a m u c h o s asentamientos

    % m el siglo XVIII p o r la C o r o n a española. Después de la i n -Id e p e n d e n c i a f u e c o n f i r m a d o y e x t e n d i d o a otros asenta-mientos de reciente fundación. Sin embargo , la mayor ga-rantía de esta a u t o n o m í a n o era la autor izac ión o f i c i a l eoncedida p o r cua lquier régimen e f ímero , sino la atomiza-ción y e l a is lamiento de las colonias fronterizas, que persis-.. lleron hasta mediados d e l siglo XIX. Además, en contraste con los habitantes de los pueblos l ibres, en el m o m e n t o ál-g i d o de las guerras c o n t r a los apaches, m u c h o s hacenda-

    ' I dOl p r e f i r i e r o n abandonar sus haciendas antes que e n f r e n -^' Itrios. Todos ellos regresaron a sus propiedades a finales I.» del siglo XIX. C o n su apoyo y e l d e l g o b i e r n o de Díaz, las

    iUtoridades estatales p u d i e r o n hacer caso omiso de estos de-rtchos y t rad ic iones consagrados, y u s u r p a r e l p r i v i l e g i o de n o m b r a r a su a r b i t r i o func ionar ios tales c o m o los jefes políticos y presidentes m u n i c i p a l e s . "

    La p é r d i d a de la a u t o n o m í a m u n i c i p a l desper tó casi tonta pasión c o m o la pérd ida de las tierras. E l 16 de n o -viembre de 1910, cuando la poblac ión d e l an t iguo p u e b l o ihinterizo de C u c h i l l o Parado e m p u ñ ó sus rif les y se unió a

    . I M tuerzas revolucionarias, su d e m a n d a más candente era la éiltltución d e l pres idente m u n i c i p a l que se les había i m -

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  • puesto."^ Y l o que impulsó a los habitantes d e l p u e b l o serra-n o de Bachíniva en C h i h u a h u a a unirse a la revolución en 1910 fue que las autoridades estatales habían despojado de su cargo a u n presidente m u n i c i p a l p o p u l a r m e n t e electo y lo habían sust i tuido p o r el usurero d e l pueblo . ' *

    Si b i e n el descontento campesino n o alcanzó p r o p o r c i o -nes revolucionarias sino hasta 1910, la expropiac ión de las t ierras y la supresión de los derechos t radic ionales prec i -p i t a r o n levantamientos esporádicos m u c h o antes de que se in i c ia ra la revolución. E n C h i h u a h u a , p o r e j e m p l o , el go-b i e r n o p e r d i ó más de q u i n i e n t o s h o m b r e s en u n a l u c h a que se pro longó dos años co nt r a unos sesenta campesinos insurgentes d e l p u e b l o de T o m ó c h i c , quienes en 1892 de-c lararon que sólo estaban obligados a respetar la ley div ina y se r e b e l a r o n co nt r a los abusos d e l g o b i e r n o . "

    Las repercusiones de la t ransformación de la zona f r o n -teriza afectaron también a o t r o g r u p o de campesinos: el de los indígenas q u e h a b í a n l o g r a d o conservar sus t ierras y c ier to grado de a ut o no m ía d u r a n t e el p e r i o d o c o l o n i a l es-p a ñ o l y e l p r i m e r m e d i o siglo de i n d e p e n d e n c i a . A di fe-renc ia de los colonos mi l i ta res que estaban concentrados p r i n c i p a l m e n t e en el estado de C h i h u a h u a , e l g r u p o indí-gena más m i l i t a n t e provenía d e l c o n t i g u o estado de Sono-ra. Era el de los yaquis, que habi taban u n a de las regiones más fértiles d e l estado, e l valle de l r ío Yaqui . Había hab ido varios intentos frustrados de despojarlos de sus tierras, pe-r o n o f u e s ino hasta q u e Díaz l legó a l p o d e r c u a n d o se m o n t ó u n a ofensiva m i l i t a r concentrada c o n el ob je to de expulsar los . L a c a m p a ñ a e n c o n t r ó u n a feroz resistencia. H u b o largas y cruentas batallas que costaron muchas vidas de ambos bandos y, a unque las tropas federales l o g r a r o n fi-n a l m e n t e d e r r o t a r al c o n t i n g e n t e más f o r m i d a b l e de los yaquis y capturar a su j e fe , Cajeme, j a m á s l o g r a r o n ext i rpa i to ta lmente la resistencia g u e r r i l l e r a . ' '

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    Estos dos grupos campesinos tradicionales - l o s colonos iterizos y los i n d i o s - se e n c o n t r a r o n , pues, indefensos

    'jt las agresiones descaradas cont ra su p r o p i e d a d e inde-dencia hasta el final d e l siglo. Los únicos aliados que

    dieron encontrar antes de 1900 f u e r o n los antiguos cau-los, t e r r a t e n i e n t e s q u e h a b í a n s ido expulsados de sus

    ciones de p o d e r polí t ico. Luis Terrazas, el la t i fundis ta rico de C h i h u a h u a y ex g o b e r n a d o r del estado, a lentó

    Cretamente a los rebeldes de T o m ó c h i c c o n la esperanza, lenamente jus t i f i cada , de que podr ían desacreditar a su rincipal r i v a l . L a u r o C a r r i l l o , entonces g o b e r n a d o r de l i h u a h u a y p r o t e g i d o de Díaz, y provocar su caída políti-

    I , " De manera semejante, J o s é María Maytorena, próspero 'liacendado d e l sur de Sonora perteneciente a u n a destaca-Ha dinastía l a t i fundis ta y cuyas aspiraciones polít icas t a m -JMén habían sido frustradas p o r el g o b i e r n o de Díaz, br indó ftftlgio a los rebeldes yaquis fugit ivos. ' "

    Los campesinos , s in e m b a r g o , n o r e c i b i e r o n antes de 1900 el apoyo de n i n g u n a clase n o r u r a l en esos estados. Elto se debió senci l lamente a que la t ransformación de la región f r o n t e r i z a tuvo efectos m u c h o más benéf i cos para 1M clases medias y para la clase obrera industr ia l que para los tampesinos. Las inversiones extranjeras en proyectos tales Como la c o n s t r u c c i ó n f e r r o v i a r i a m u l t i p l i c a r o n e n o r m e -mente las o p o r t u n i d a d e s económicas de estas clases, y an-iel de 1900 p r o d u j e r o n u n alza significativa en los salarios reales." Además, el d e r r o c a m i e n t o p o r Díaz de las antiguas oligarquías políticas había creado vacantes que la clase me-dia pudo l lenar y desde cuyas posiciones p u d o ejercer, cuan-do menos p o r u n t i e m p o , algún p o d e r real , hasta quedar una vez más desplazada p o r la nueva oligarquía que se fue fbrmando.

    No fue sino hasta 1900-1910 c u a n d o la disposición favo-rable de estos grupos hacia el rég imen se alteró, ya que en

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  • esos diez años las inversiones extranjeras c o m e n z a r o n a re-velar su lado negativo. Las inversiones se ñ i e r o n aceleran-d o a u n r i t m o ver t ig inoso : ent re 1900 y 1910 la inversión extran jera en M é x i c o se triplicó en re lac ión c o n la cant i -d a d i n v e r t i d a e n t r e 1876 y 1900.''' U n a de las consecuen-cias de este c rec imiento ñre u n a tasa de inflación altísima, que r e d u j o en f o r m a drástica los salarios reales de la clase m e d i a y la clase obrera i n d u s t r i a l y limitó notab lemente las o p o r t u n i d a d e s de inversión de los empresar ios de clase m e d i a al hacer más difícil la ob tenc ión de créditos. E l go-b i e r n o a u m e n t ó la carga soportada p o r estos dos gr upo s al elevar sus impuestos para compensar la reducc ión en e l va-l o r de los impuestos pagados p o r los inversionistas extran-j e ros y la ol igarquía local . O t r a consecuencia d e l a u m e n t o en la inversión extranjera fue u n a mayor v u l n e r a b i l i d a d al ciclo e c o n ó m i c o de Estados U n i d o s , v u l n e r a b i l i d a d que se manif iesta en la f o r m a más dolorosa d u r a n t e la crisis eco-n ó m i c a de 1907. L a carga soportada p o r las clases medias y trabajadoras a u m e n t ó nuevamente a causa de u n factor ex-t e r n o : la repatriación de miles de trabajadores mexicanos despedidos de las minas y fábricas estadounidenses d u r a n -te cada recesión.

    Para las clases medias, la reducción de los ingresos y el a u m e n t o de los impuestos constituían sólo dos elementos de una situación social y económica en rápido proceso de de-ter ioro . Entre 1900 y 1910 se r e d u j e r o n dramáticamente sus o p o r t u n i d a d e s de ascenso en la escala social d e b i d o a las nuevas estructuras políticas establecidas p o r Díaz en e l nor-te de México . E n los últimos años de su régimen, Díaz re-nunc ió a separar el poder político del e c o n ó m i c o y a l i m i t a r e l p o d e r polí t ico de las oligarquías regionales en sus esta-dos. E n consecuencia, los puestos y los empleos guberna-mentales o torgados c o m o p r e m i o a la fidelidad pol í t ica , que en México s iempre habían sido determinantes para la

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    rvivencia de las clases medias, cayeron bajo el c o n t r o l lusivo de esas ol igarquías estatales. A l m i s m o t i e m p o , S p o d e r o s o s g r u p o s e j e r c í a n u n g r a d o c r e c i e n t e de

    minio sobre las a u t o r i d a d e s reg ionales y locales, q u e frecuencia habían sido u n f e u d o t r a d i c i o n a l de las cla-

    medias. Ent re estas últimas empezó a surgir u n p r o f u n -resent imiento cont ra dichas oligarquías estatales. A fin cuentas, pues, y a pesar de u n p r i n c i p i o a lentador , la nsformación de la región f r o n t e r i z a fue desgastando el oyó de q u e gozaba e l r é g i m e n de Díaz e n t r e la p o b l a -

    1 urbana. E l descontento en el seno de la clase obrera i n d u s t r i a l y las clases medias se manifestaba en la intensificación de sentimientos nacionalistas. Todavía es mater ia de dispu-

    entre los historiadores qué tan h o n d o era ese nacionalis-nO y hasta qué p u n t o contribuyó al estallido de la revolu-líón. Esa d isputa se centra sobre t o d o en u n a manifestación ipecífica d e l n a c i o n a l i s m o : e l s e n t i m i e n t o ant ies tadou-

    llldense. * Para m u c h o s mexicanos, la g u e r r a c o n Estados U n i d o s lÉín 1847, en la que México perdió la m i t a d de su t e r r i t o r i o ,

    era aún u n recuerdo vivido a pesar del tiempo t ranscurr ido . Acontecimientos más recientes también habían c o n t r i b u i -'do al sent imiento nacionaUsta antiestadounidense. D u r a n t e '«1 periodo de Díaz, México había rec ib ido u n abundante ca-pital estadounidense que se concentraba en los f e r r o c a r r i -les, las minas, el petró leo y las tierras. A p r o x i m a d a m e n t e , treinta m i l estadounidenses vivían e n M é x i c o . Francisco Bulnes, u n o de los pr inc ipales ideólogos d e l Par t ido Cien-tífico escribió, en el m o m e n t o c u l m i n a n t e de la revolución mexicana: " E n su o r i g e n , la revolución mexicana tuvo u n «rácter marcadamente bóxer , y estuvo d i r i g i d a p r i n c i p a l -mente c o n t r a la i n f l u e n c i a , el pres t ig io y los intereses de l i t a d o s Unidos".^"

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  • Bulnes consideraba que ese r e s e n t i m i e n t o se d e b ía en g r a n par te a u n a serie de enormes concesiones otorgadas p o r e l g o b i e r n o de Díaz a los intereses estadounidenses. I d e n t i f i c a b a más de v e i n t e concesiones, e n t r e las cuales las siguientes habían provocado en su opinión g r a n i n d i g -nac ión :

    1 . El haber v e n d i d o la m i t a d de la Baja Ca l i forn ia a cam-bio de casi nada al señor Louis HuUer, de extracción alema-na y natura l izado estadounidense, q u i e n la entregó a u n a empresa colonizadora estadounidense. El Nacional, periódi-co de gran circulación, inició la campaña y causó gran alar-ma. Sostenía que Baja Ca l i forn ia seguiría los pasos de Texas, desde el m o m e n t o en que los mismos métodos de bajeza y traición fueran empleados contra el p u e b l o mexicano.

    2. E l g o b i e r n o era acusado de haber c o n s e n f i d o cam-bios en el código de minería , i n c l u i d a la cláusula que asig-na al d u e ñ o de la t i e r ra los depósitos de carbón que pue-d e n ser encontrados en ella, sólo c o n e l fin de enr iquecer a los concesionarios de las tierras n o reclamadas en el esta-d o de Coahui la , que habían a d q u i r i d o las tierras de Sabina p o r u n a suma ins igni f icante c o n vistas a vendérselas al m u l -timillonario estadounidense H u n t i n g t o n .

    3. E l haber v e n d i d o , p o r casi nada, tres m i l lo ne s de hec-táreas de tierras excelentes, en el estado de C h i h u a h u a , a dos favori tos d e l g o b i e r n o m e x i c a n o , para que p u d i e r a n revendérse las al s e ñ o r Hearst , famoso m i l l o n a r i o , q u i e n constantemente conspiró c o n t r a la i n t e g r i d a d d e l t e r r i t o -r i o mexicano hasta el p u n t o de provocar u n a intervención armada.

    4. E l haber o t o r ga d o concesiones para explotar los cam-pos p e t r o l e r o s a c o m p a ñ í a s extranjeras , e n t r e las cuales p r e d o m i n a b a n las estadounidenses. E l haberlas exentado también de los impuestos de exportación d e l p r o d u c t o c r u -d o o r e f i n a d o , p r i v a n d o c o n e l lo al p u e b l o m e x i c a n o d e l

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    -o m e d i o a su disposición para derivar algún benef ic io la explotación de su g r a n r iqueza nac ional . 5. E l haber p e r m i t i d o a los G u g g e n h e i m m o n o p o l i z a r

    i c o m p l e t a m e n t e la i m p o r t a n t e i n d u s t r i a meta lúrgica , la que dependía el progreso de la miner ía en el país. Los

    U g g e n h e i m c o n t r o l a b a n las f u n d i d o r a s de M o n t e r r e y , 1 Luis Potosí , Aguascalientes y Velardena, en D u r a n g o , y

    "Uerían p o n e r u n pie en las de Pachuca y Real de l M o n t e , ¿ r z a n d o a retirjirse a todas las compañías que habían inver-ddo grandes capitales en empresas f u n d i d o r a s y mineras.'-"

    , Para m u c h o s mexicanos q u e n o le ían los per iódicos o .que n o se p r e o c u p a b a n demasiado p o r l o que sucedía fue-,ni de su región, tal vez estos factores n o f u e r a n m u y i m p o r -ítontes. Por o t r a par te , entre las clases medias y los trabaja-4ores industriales existía la poderosa impresión de que los empleados y obreros estadounidenses gozaban u n a situa-ción pr iv i legiada en las empresas de p r o p i e d a d estadouni-dense e n México . E n Cananea, Sonora, los m i n e r o s m e x i -canos f u e r o n a la huelga y protes taron p o r q u e los m i n e r o s de o r i g e n estadounidense o b t e n í a n salarios m u y superio-res a los de los mineros mexicanos p o r realizar trabajos s imi-lares. Los colonos m o r m o n e s en el d i s t r i t o ch ihuahuense de Galeana suscitaban la i r a de los rancheros mex icanos p o r su creciente c o n t r o l sobre la e c o n o m í a de la región.

    D u r a n t e el régimen de Díaz, gracias a los ferrocarr i les y al fin de las guerras contra los apaches, u n n ú m e r o sin pre-cedentes de mexicanos fue a buscar trabajo en Estados U n i -dos. E n el sur, y sobre t o d o en Texas y Ar izona , d o n d e m u -chos de ellos trabíijaban, tuv ieron que enfrentar u n a grave discr iminación. Los sent imientos ant iestadounidenses se mani fes taron de m a n e r a dramática en el verano de 1910, cuando llegó a México la not i c ia de que u n a m u l t i t u d había l inchado al mexicano A n t o n i o Rodríguez, en Texas. H u b o grandes manifestaciones antiestadounidenses en varias c iu-

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  • dades mexicanas. E n consecuencia, el D e p a r t a m e n t o de Es-tado pidió a sus cónsules que l levaran a cabo u n a encuesta sobre las actitudes antiestadounidenses en México .

    Los resultados son reveladores, a unque es necesario de-cir que los cónsules n o eran profesionales de las encuestas y tenían sólo medios l imi tados para cal ibrar la opinión pú-blica. Por o t ra parte , la mayoría eran cónsules honorar ios , es decir h o m b r e s de negocios estadounidenses que habían v iv ido largo t i e m p o en sus zonas y las c o n o c í a n b i e n . Te-nían constantes contactos c o n mexicanos y c ier ta idea de l o que éstos sentían. L a encuesta se llevó a cabo en marzo de 1911, c u a n d o la revolución mexicana ya había estallado y la mayoría de los cónsules, a unque n o todos, registraron fuer tes s e n t i m i e n t o s ant ies tadounidenses . E l de Salina Cruz escribió: "E l d is t r i to es ant íestadounidense, a n t i Díaz y p r o r r e v o l u c i o n a r i o " . E l cónsul de D u r a n g o i n f o r m a b a : "95% d e l d i s t r i to ant iestadounidense. 75% p r o r r e v o l u c i o -n a r i o " . E l cónsul de C h i h u a h u a decía : "Sent imiento anties-t a d o u n i d e n s e genera l en t o d o e l estado p a r t i c u l a r m e n t e en las ciudades y a l o largo de las l íneas férreas ; considerar al 9 5 % de la gente c o m o p r o r r e v o l u c i o n a r i a " . I n f o r m e s igua lmente graves en cuanto a la animadversión co nt r a los estadounidenses l l e g a r o n de la c i u d a d de M é xico , Agua.s-calientes, Veracruz. Por o t ra parte , más al sur, en Tabasco, Chiapas o Acapulco, los cónsules de Estados U n i d o s se mues-t r a n más optimistas.-'^

    Si tomamos en cuenta tales reportes , cabía esperar que la revolución suscitara violentos ataques c o n t r a las propie -dades y las vidas de los estadounidenses, sobre t o d o en las pr imeras etapas, cua nd o M a d e r o tenía po co o ningún con-t r o l sobre m u c h o s de sus seguidores. Pero n o se p r o d u j o n i n g ú n ataque y n o h u b o n i n g ú n p a r e c i d o c o n las masa-cres de extranjeros que h i c i e r o n los bó xe r s en C h i n a . Cier-tamente , el m i e d o a u n a posible in tervenc ión de Estados

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    OS p u d o i n f l u i r e n los revo luc ionar ios . Sin e m b a r g o , ñor n o es expl icación suficiente para la ausencia de

    es contra estadounidenses. E n etapas posteriores de la ución, cuando existía la impresión de qvie Estados U n i -

    Intervenía en los asuntos d e l país, n i n g u n a considera-de ese t i p o f renó a los revoluc ionar ios . O t r o factores

    eron pesar en esa fal ta de v io lenc ia cont ra los estadou-ses y sus propiedades .

    Un factor que n o debemos subestimar es que, sobre t o d o e l n o r t e , m u c h o s propie tar ios de tierras es tadouniden-•Utílizaban métodos capitalistas más que los semifeuda-que existían en muchas haciendas mexicanas. Pagaban efectivo, y n o en vales para la t i e n d a de raya, y n o i n t e n -

    forzarlos a permanecer en sus fincas, c o m o o c u r r í a e jemplo en muchas de las de Terrazas. Esto n o se d e b í a a su m e n t a l i d a d más capital ista , s ino t a m b i é n a q u e ron tarde a zonas d o n d e la m a n o de o b r a era escasa, atraerse a los t raba jadores c o n f r e c u e n c i a t u v i e r o n

    ofrecer mejores condic iones que las existentes e n las endas mexicanas.

    Otro fac tor que también pesó sobre t o d o en e l n o r t e y unos sent imientos más ambivalentes que hostiles ha-

    Estados U n i d o s fue la i n f l u e n c i a de la c u l t u r a estadou-*nse. C o m o señala el h i s tor iador B a r r y Carr :

    La i n f l u e n c i a de Estados U n i d o s se manifestaba e n otras íreas además de la p u r a m e n t e e c o n ó m i c a . Q u i e n e s vi-sitaban e l noroes te p r o n t o p e r c i b í a n e l c a r á c t e r esta-dounidense de las poblaciones y el estilo de v ida . C o m o c o m e n t ó u n escritor francés, los mexicanos de otros es-tados l l amaban a los sonorenses "los yanquis de M é x i c o " p o r su v i g o r o s o c r e c i m i e n t o y p r o g r e s o y su es t recha relación c o n Estados U n i d o s . Práct icamente todas las fa-mil ias de las clases comerciantes y rancheras enviaban a

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  • sus hi jos a la escuela en Estados U n i d o s . Sin d u d a , en-tonces, el contacto con la sociedad y las ideas "l iberales" d e l o t r o lado de la f r o n t e r a era u n rasgo posi t ivo en la politización de la clase media sonorense, y lo mismo se po-dría decir de C h i h u a h u a y otros estados.'^

    N o hay d u d a de que la simpatía que m o s t r a r o n hacia los maderistas los más diversos gr upo s e n Estados U n i d o s , des-de los hombres: :de negocios y los f u n c i o n a r i o s f ronter izos hasta grandes sectores de la opinión pública, también con-tribuyó al c o m p o r t a m i e n t o de los revolucionar ios mexica-nos ante los intereses estadounidenses.

    Estas actitudes cambiar ían radica lmente después de que las tropas de Estados U n i d o s o c u p a r o n Veracruz en 1914 e i n v a d i e r o n C h i h u a h u a en 1916-1917.

    También s u r g i e r o n en este p e r i o d o expresiones de des-c o n t e n t o en u n g r u p o r u r a l q u e hasta entonces se había mostrado pasivo y dócil tanto ante los grandes terratenien-tes c o m o ante las autoridades gubernamenta les estatales y nacionales. Era e l que f o r m a b a n los peones de la hacienda t r a d i c i o n a l , sector de la p o b l a c i ó n agrar ia q u e , desde l , i época colonial , estaba proporc iona lmente me jor representa-d o en el n o r t e que en el resto d e l país. Pero antes de entrar en los mot ivos de su descontento, serán necesarias unas pa-labras de advertencia para dis ipar la idea de que la revolu-c ión m e x ica na fue u n a revolución de los peones iniciada p o r los más pobres y en la cual pelearon los que más sufrían. Los hechos históricos n o c o n f i r m a n esta apreciación: i n d i can más b i e n que e l i m p u l s o p r i n c i p a l de la revolución no p r o v i n o de los peones.

    Los hechos históricos tampoco c o n f i r m a n la idea de q iu ' la revolución se originó allí d o n d e las privaciones espiritua les y materiales de los peones eran mayores. De hecho , el n o r t e " r e v o l u c i o n a r i o " de México ofrec ía a sus peones un

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    1 de vida notablemente superior al que tenían los peones el sur comparat ivamente "no revoluc ionar io" , d o n d e el "ma de " s e r v i d u m b r e p o r deudas"^' hab ía degenerado

    l legar a convert i rse e n u n a v i r t u a l esc lavi tud, p e r o ""e el estricto a is lamiento y supervisión de los peones a extremadamente difícil organizar u n a revolución. E n

    haciendas d e l n o r t e n o preva lec ieron d u r a n t e la era de • ni la esclavitud n i el vasallaje. L a servidumbre p o r en-

    a m i e n t o , todavía m u y a m p l i a m e n t e d i f u n d i d a a me-os d e l siglo XIX, h a b í a i d o p e r d i e n d o v igenc ia e n el

    "te de México y en el suroeste de Estados U n i d o s , gracias desarrol lo de la miner ía y la industr ia , que ofrecían opor-

    idades alternativas de empleo . Sólo persistía en u n nú-"ro l i m i t a d o de haciendas e n los estados de D u r a n g o ,

    huahua y Sonora . E n la mayor ía de las haciendas, e l guo t i p o de p e ó n fue sust i tu ido p o r u n nuevo trabaja-res idente , a l t a m e n t e d i f e r e n c i a d o y es trat i f i cado e n to a los derechos que podía ejercer y los salarios que

    ía obtener. Se desarrolló u n a escala social que ascendía ! los peones que aún quedaban hasta los arrendatarios en algunas haciendas d e l estado de Chihuahua.^'

    En las haciendas d e l n o r t e d e s e m p e ñ ó u n papel i m p o r -te otro g r u p o más, que sólo existía e n f o r m a m u y l i m i t a -en el sur: e l cons t i tu ido p o r los vaqueros. C o m o es n a t u -, la cría de ganado se convirtió en la p r i n c i p a l i n d u s t r i a aquellas regiones d e l n o r t e de M é x i c o d o n d e la fa l ta de

    provisión a b u n d a n t e de agua h a b í a i m p e d i d o la ex-sión de la agr icu l tura . Los vaqueros estaban b i e n arma-y con f recuencia eran dueños de sus p r o p i o s caballos; , de hecho , u n a clase pr iv i legiada. Se les pagaba m e j o r a los campesinos, muchos eran dueños de sus propias zas de g a n a d o , que pastaban e n las t ierras de la ha-

    , y tenían mayores o p o r t u n i d a d e s de ascender en la social que los campesinos. Por cada siete u ocho va-

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  • q u e r o s h a b í a u n capataz q u e r e c i b í a e l d o b l e d e l salar n o r m a l de u n o de el los . C u a l q u i e r a q u e se q u e d a r a u t i e m p o suficiente en la misma h a c i e n d a t e n í a muchas pi habi l idades de l legar a esta posición.-' ' E n t é r m i n o s genci les, pues, la situación de los trabajadores residentes en li haciendas d e l n o r t e era m e j o r que la de sus análogos en c resto d e l país, y sin e m b a r g o sus re laciones c o n los ha(cr dados e r a n c o n f recuencia m u c h o más conf l ic t ivas .

    Este a n t a g o n i s m o p u e d e expl icarse p o r e l q u e b r a n i i c m i e n t o de la re lac ión patr iarca l e n t r e e l p e ó n t radic ioni i l (cuyos antepasados, en la mayoría de los casos, habían vivi-d o en la m i s m a hacienda d ur a nt e siglos) y el hacendado, i c lación que había caracterizado t a n t o al n o r t e c o m o al c

  • de que en los ranchos de los estados vecinos del o t r o lado de la f r o n t e r a se pagaban mejores salarios y se ofrecían mejo-res condic iones de vida . Mi les de ellos, sobre t o d o vaque-ros, se f u e r o n a buscar trabajo en los ranchos d e l suroeste estadounidense. Los que regresaban a México volvían c o n nuevas dudas respecto a la b o n d a d patr iarca l de los hacen-dados mexicanos, que les pagaban sólo u n a fracción de lo que recibían en Estados U n i d o s .

    O t r o factor adic ional de descontento parece haberse l i -m i t a d o tan sólo al caso de los peones que trabajaban en las enormes haciendas de los Terrazas, en el estado de Chihua-hua . Allí, a d i ferenc ia de lo que sucedía en la mayoría de las haciendas d e l n o r t e , n o habían desaparecido las restriccio-nes a la l i b e r t a d de m o v i m i e n t o , tales c o m o la servidumbre p o r e n d e u d a m i e n t o . L a resistencia d e l viejo caudi l lo a r o m -per con las formas tradicionales de servidumbre se combina-ba c o n u n a capacidad excepcional para imponer las . Debi -d o a su e n o r m e p o d e r e c o n ó m i c o y polí t ico. Terrazas tenía los medios de i m p o n e r p o r la fuerza u n sistema cada vez más i m p o p u l a r de s e r v i d u m b r e p o r e n d e u d a m i e n t o , que la mayoría de los trabajadores aceptaba de m a l grado.

    E n contraste c o n los peones " tradicionales" , que se en-contraban p r i n c i p a l m e n t e en C h i h u a h u a y en m e n o r pro-porc ión en Sonora, c o m e n z ó a surgir en las haciendas un n u e v o t i p o de t r a b a j a d o r a g r í c o l a " m o d e r n o " , especial-m e n t e en u n tercer estado n o r t e ñ o d e l cual proceder ía un sector i m p o r t a n t e d e l m o v i m i e n t o r e v o l u c i o n a r i o de l nor-te: Coahui la .

    E l t é r m i n o "peón m o d e r n o " es quizá el más apropiado para designar a los mi les de emigrantes de la región cen-t r a l d e l país, m u c h o s de ellos campesinos despojados de sus tierras, que acudían en grandes n ú m e r o s a las regiones norteñas de reciente explotación. L a mayoría se asentaron en u n a z o n a r e d u c i d a , d o n d e tuvo l u g a r e l c r e c i m i e n t o

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    .. «conómico tal vez más acelerado del p e r i o d o por f i r i s ta : la R>na de L a Laguna, en Coahui la y D u r a n g o . E n sus campos

    ' i l g o d o n e r o s se pagaban los salarios agrícolas más altos de •: todo e l país. Allí, además, todas las formas de trabajo for -

    lado, c o m o la s e r v i d u m b r e p o r e n d e u d a m i e n t o , h a b í a n p r á c t i c a m e n t e desaparecido. Hasta la tienda de raya era

    » distinta de las de la mayoría de las haciendas mexicanas. Se ' P*8aba a los trabajadores en efectivo, y n o en vales, con lo 1»' eual no se veían obl igados a l i m i t a r sus compras a la tienda

    de la hacienda. Los hacendados, que c o n frecuencia cobra-ban precios más bajos en sus tiendas que los comerciantes vecinos, u t i l izaban la tienda de raya c o m o incent ivo adicio-Ital para atraer la escasa m a n o de obra , y n o c o m o m e d i o para aumentar sus ganancias n i para atar a los peones a las haciendas."

    i * A pesar de estas ventajas, la región de L a Laguna, en que Pl habían asentado dichos inmigrantes , se convirtió en fuen-•fi casi inagotable de tropas revolucionarias d u r a n t e la dé-tada de 1910-1920.='-' E l m o t i v o f u n d a m e n t a l de el lo n o fue Í||Ue se opusieran a los terratenientes locales. Para muchos

    itnigrantes, l a s i tuación resul taba pos i t iva en c o m p a r a -in con la que habían t e n i d o en sus lugares de o r i g e n , en

    centro o el sur de México . Sólo veinte años y u n a genera-n más tarde ( c o n la generac ión ya nacida en el n o r t e ) campesinos de L a L a g u n a se v o l v i e r o n c o n t r a los ha-dados de la región.

    De hecho, en la revolución de 1910-1920 muchos de los ines que vivían en f o r m a p e r m a n e n t e en las haciendas le r e b e l a r o n c o n t r a s ino j u n t o c o n sus hacendados.'*''

    O los señores medievales europeos, algunos de los te-Itenientes de Sonora y de L a Laguna l legaron a encabezar la l u c h a a sus peones b i e n pagados y b i e n tratados. Los vínculos de los hacendados c o n los numerosos tra-

    lores n o residentes eran, p o r supuesto, menos fuertes

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  • que c o n los que residían en las haciendas en f o r m a perma-nente . Los trabajadores n o residentes constituían u n g r u p o más h e t e r o g é n e o desde e l p u n t o de vista social y económi-co, p e r o m u c h o s de ellos también p a r t i c i p a r o n m u y activa-m e n t e en la revolución, a veces c o n los hacendados y a veces c o n t r a ellos. Para la mayor ía ( n o pa r a todos) e l p r i n c i p a l m o t i v o de sus acciones revoluc ionar ias n o fue el h a m b r e de t i e r r a - q u e sólo los motivaría u n a generac ión más tar-d e - , sino la necesidad de sobrevivir. Los trabajadores tem-porales ga na ba n salarios m u y altos, e n c o m p a r a c i ó n con los que se pagaban genera lmente en México , pe r o estaban sujetos a u n a e x t r e m a i n s e g u r i d a d e n e l e m p l e o . Só lo en-c o n t r a b a n ese e m p l e o b i e n r e m u n e r a d o en los campos al-godoneros d u r a n t e u n a parte d e l a ñ o , y e l resto d e l t i e m p o t e n í a n q u e arreglárselas en o t r a p a r t e . E n L a L a g u n a al-g u n o s trabajadores ( l lamados "eventuales") pe r m a ne c ían cerca de las haciendas algodoneras e i n t e n t a b a n encontrar empleos ocasionales, a veces en la i n d u s t r i a o en la mine-ría , a veces en haciendas que p r o d u c í a n otras cosechas." O t r o s se convert ían en migrantes permanentes , a l ternan-d o su trabajo en la cosecha de a lgodón de L a L a g u n a con trabajos agrícolas o n o agrícolas en otras regiones de Méxi-co y en e l suroeste de Estados Unid o s . Era u n a f o r m a de vida s u m a m e n t e precar ia , ya q u e cada u n a de estas fuentes de e m p l e o estaba sujeta a fluctuaciones c íc l icas . E n p r o m e -d i o , cada tercer a ñ o la fal ta de l luvias suficientes disminuía la c o r r i e n t e d e l r ío Nazas y desquiciaba la producc ión de a lgodón en la región de L a Laguna, ' " y en ocasiones las de-presiones cíclicas afectaban n o sólo a la miner ía mexicana sino a las fuentes de trabajo i n d u s t r i a l y agrícola en Estados Unidos , * ' d o n d e los p r i m e r o s en ser despedidos eran los tra-bajadores mexicanos. S iempre q u e se perd ían las cosechas o h a b í a u n a d e p r e s i ó n e c o n ó m i c a , la s i tuación se volvía m u y difícil para los trabajadores m i g r a t o r i o s . C u a n d o coin-

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    todo, c o m o en el p e r i o d o de 1907-1910, se hacía ca-c a . " Agravaba la situación el hecho de que muchos

    i trabajadores m i g r a t o r i o s n o tenían pueblos o co-ones famihares d e l tipo que ofrece la f a m i l i a extensa

    i c t o n a l y que ayudan al t raba jador a sobrevivir, c o m o 1 caso de los campesinos d e l centro y del sur del país, precisamente su falta de raíces y su c o n t i n u a m o v i l i d a d "e los hac ía más proclives que los peones tradicionales Irse a los e jércitos revolucionar ios que luchaban lejos

    lU suelo nata l .

    1910, h a b í a sólo u n g r u p o mex icano que en resu-cuentas se había benef ic iado c o n la transformación

    l zona f ronter iza : la nueva clase de los caudil los en C h i -ua y Sonora, que había comenzado a surgir de las ce-de la a n t e r i o r en el úl t imo cuarto d e l siglo XIX.

    Ita nueva clase era u n a amalgama de dinastías "de san-azul" y advenedizos. Algunas de las más antiguas, que ían q u e d a d o marg inadas d e l p o d e r e n el proceso de •formación efectuado p o r Díaz, p u d i e r o n regresar a su gua p o s i c i ó n . E n t r e ellas, la más p r o m i n e n t e era e l de los Terrazas, que hizo las paces c o n Díaz en 1903: a bendic ión de d o n P o r f i r i o , L u i s Terrazas volvió a ser m a d o r de C h i h u a h u a , cargo en que lo sucedió su yer-Inr ique Cree l y, más tarde, su h i j o , A l b e r t o Terrazas."* ! m i e m b r o s de la nueva clase de caudil los f u e r o n rec lu-I por Díaz entre las capas in fer iores de la vieja estruc-gobernante , e n e l curso de su reorganización polí t ica

    la r e g i ó n . E n t r e ellos, destacaban L u i s y L o r e n z o To-1, m i l i t a r e s q u e h a b í a n encabezado e n Sonora la fac-

    adicta a Díaz, d u r a n t e la victoriosa revuelta de éste en 6, y que desplazaron a Ignac io Pesqueira, q u i e n había Inado a l estado d u r a n t e m u c h o s años.*"

    ' l o s progresos e c o n ó m i c o s de estos g r u p o s habían sido iicndos ya desde antes de 1900. Además de sus fuentes

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  • t r a d i c i o n a l e s de ingresos, p u d i e r o n aprovechar otras com-p l e t a m e n t e nuevas, abiertas p o r la corr iente de inversiones extranjeras , su p a p e l de i n t e r m e d i a r i o s de las compañías ex-tranjeras q u e i n i c i a b a n operaciones en M é xico , la venta y e x p l o t a c i ó n de tierras públicas que antes de la l legada del f e r r o c a r r i l e r a n consideradas carentes de valor y, sobre to-d o , e l c o n t r o l d e l sistema de crédito en sus estados.*'

    A p a r t i r de 1900, a su p r e e m i n e n c i a e c o n ó m i c a u n i e r o n la p r e e m i n e n c i a pol í t i ca . Díaz d i o a los nuevos caudil los u n c o n t r o l casi i l i m i t a d o e n sus estados y c o l o c ó a m u c h o s de ellos e n puestos i m p o r t a n t e s d e n t r o d e l g o b i e r n o fede-r a l . E n ese m o m e n t o e l p o d e r de los nuevos caudil los exce-día los m á s desorb i tados sueños de los que v i v i e r o n e n la é p o c a a n t e r i o r a Díaz . C u a l q u i e r a q u e quis iera tener u n c a r g o e n e l g o b i e r n o , así f u e r a a n i v e l l o c a l , t e n í a que ser a p r o b a d o p o r los nuevos a d m i n i s t r a d o r e s d e l poder . C u a l q u i e r a q u e p r e s e n t a r a u n a d e m a n d a ten ía q u e ape-lar a los j u e c e s n o m b r a d o s p o r ellos. C u a l q u i e r a que ne-ces i tara c r é d i t o d e b í a r e c u r r i r a los bancos c o n t r o l a d o s p o r el los . C u a l q u i e r a q u e deseara obtener e m p l e o en una c o m p a ñ í a e x t r a n j e r a p r o b a b l e m e n t e tendr ía que depen-d e r de su m e d i a c i ó n . C u a l q u i e r a que p e r d i e r a sus tierras p o r h a b e r pasado éstas a manos de u n a c o m p a ñ í a deslin-dadora , p o d í a culpar los a ellos. L a nueva oligarquía local no só lo h a b í a sobrepasado a m p l i a m e n t e a la t r a d i c i o n a l en c u a n t o a l p o d e r q u e e jerc ía , s ino que también se había l i -b e r a d o d e las restr icc iones y obl igaciones que habían teni-d o q u e s o p o r t a r sus antecesores. N o necesitaba respetar la a u t o n o m í a m u n i c i p a l , n i t e n í a q u e o f r e c e r p r o t e c c i ó n c o n t r a los ataques de los apaches o c o n t r a las agresiones d e l g o b i e r n o f e d e r a l . E n consecuencia, n o es sorprenden-te q u e las o l igarquías chihuahuenses y sonorenses se con-v i r t i e r a n r á p i d a m e n t e e n b l a n c o de u n a o p o s i c i ó n que un i f i có a los g r u p o s más diversos de la poblac ión , si b ien

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    C O los u n í a f u e r a de su o d i o a esa o m n i p o t e n t e ol igar-' a caudinista." ' Los caudi l los de C o a h u i l a f u e r o n la e x c e p c i ó n . A d i fe -cia de l o sucedido en Sonora y C h i h u a h u a , en Coahui la hubo n i n g u n a alianza d u r a d e r a e n t r e la nueva ol igar-a y e l g o b i e r n o de Díaz. De hecho , a comienzos d e l nue-siglo se ha l laban en abierto e n f r e n t a m i e n t o .

    i En 1885, P o r f i r i o Díaz h a b í a env iado a u n h o m b r e de i su conf ianza, e l general B e r n a r d o Reyes, a los estados

    "1 noreste de la repúbl ica . N u e v o L e ó n y Coahui la , en ca-ad de c o m a n d a n t e m i l i t a r , c o n e l ob je to de someter e l ^erío de los caudi l los locales al g o b i e r n o centra l . E n u n ncipio Reyes tuvo éxito, p e r o p o c o d e s p u é s ^ e ser n o m -i o g o b e r n a d o r de Nuevo L e ó n en 1887, estableció u n a

    trecha a l ianza c o n los viejos c í rculos o l igárquicos , y se nvirtíó e n u n o de los caudil los más poderosos d e l país.*^

    Uando le d i e r o n la cartera d e l M i n i s t e r i o de G u e r r a , en 900, p u d o a u m e n t a r el apoyo ya considerable de que go-

    en e l e jérc i to . Se convirtió e n e l ú n i c o de los nuevos illos que puso e n e n t r e d i c h o e l p o d e r í o de la ol igar-

    fa financiera y po l í t i ca c o n o c i d a p o p u l a r m e n t e c o m o "Cient í f icos" p o r haber adoptado el posit ivismo de A u -

    fUl to C o m t e y e l d a r w i n i s m o social de H e r b e r t Spencer.*" 'Lat ambic iones de Reyes y de los g r u p o s noror ienta les v i n -culados a él desper taron la desconfianza de Díaz, q u i e n e n 1903 envió al genera l de regreso a N u e v o L e ó n y puso fin a l U papel c o m o m i n i s t r o de Guerra .

    h' Pero esta re legación de n i n g u n a m a n e r a i n d u j o a Reyes § abandonar su ambic ión de l legar a g o b e r n a r el país. E n 4008 hizo saber que abrigaba la esperanza de que Díaz lo Incluyera en su p l a n i l l a c o m o candidato a la vicepresiden-

    l en las elecciones de 1910. Era la suposición general que az, en vista de su avanzada edad, n o llegaría al final d e l r i o d o p r e s i d e n c i a l , y q u e l o s u c e d e r í a q u i e n o c u p a r a

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  • e l cargo de v i c e p r e s i d e n t e . Reyes se p r o p o n í a o b l i g a i r a Díaz a aceptar su c a n d i d a t u r a m o v i l i z a n d o a i m p o r t a n t e s sectores de las clases medias y altas en su favor.

    El creciente entusiasmo q u e u n a par te de las clases ailtas d e l noreste (y e n m e n o r g r a d o también algunos hacenida-dos sonorenses) d e m o s t r a b a n p o r Reyes suscitó u n a h o s t i -l i d a d cada vez m a y o r d e l r é g i m e n de Díaz. Esta animadwer-sión se expresaba e n e l h e c h o de que , a d i f e r e n c i a d e las élites de C h i h u a h u a y Sonora, a lgunos de cuyos repres>en-tantes Díaz h a b í a aceptado en su g o b i e r n o , los ricos y po-derosos comerc iantes y t e r r a t e n ie nt e s de la región de La L a g u n a q u e d a r o n exc lu idos t o t a l m e n t e d e l g o b i e r n o fe;de-r a l . Díaz d i o u n paso más al ob l igar a r e n u n c i a r al g o b e r n a -d o r M i g u e l Cárdenas, q u e tenía el apoyo de grandes gru]pos de hacendados en Coahui la , y al i m p e d i r la elección de o)tr() t e r ra teniente d e l m i s m o estado, Venust iano Carranza, res-p a l d a d o p o r la m a y o r par te de la clase alta coahuilensse."

    T a n t o la oposic ión de Díaz a este g r u p o de la élite n o r o -r i e n t a l c o m o el r e s e n t i m i e n t o de éste c o n t r a Díaz se vieirou tal vez agravados p o r e l creciente conf l i c to entre d i c h o ^ ñ i -p o y los intereses extranjeros . E l e n f r e n t a m i e n t o más ccino-c i d o , a unque n o e l ú n i c o , a fectó a la f a m i l i a más r ica d e La L a g u n a (y p r o b a b l e m e n t e de t o d o el estado de Coahui l la ) , los M a d e r o . (Esta f a m i l i a n u n c a h a b í a apoyado a Reyes, pe-r o u n o de sus m i e m b r o s más destacados, Francisco M a d e r o , había i n t e n t a d o d u r a n t e a lgunos años crear u n a oposiciióii pol í t ica al g o b i e r n o de Díaz.) A d i f e r e n c i a de las famillias Torres y Terrazas, la de los M a d e r o j a m á s había c o o p e r a d o a r m o n i o s a m e n t e c o n las c o m p a ñ í a s estadounidenses, siino q u e ya se h a b í a g a n a d o f a m a e n t r e ellas p o r sus abien-tas tácticas de e n f r e n t a m i e n t o . A finales d e l siglo, Franciísco M a d e r o había f o r m a d o y encabezado u n a coalición de ha-cendados laguneros para oponerse a que la c o m p a ñ í a ;aii-glo-estadounidense T l a h u a l i l o m o n o p o l i z a r a los dereclhos

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    el agua en esa zona, enteramente dependiente de la ac ión . Los M a d e r o c u l t i v a b a n guayule , sust i tuto d e l

    cho, l o q u e los puso e n c o n f l i c t o c o n la C o n t i n e n t a l bber C o m p a n y . O t r o p r o b l e m a surgió antes de 1910, bido a que los M a d e r o poseían el único h o r n o de f u n d i -

    del n o r t e de México que n o dependí a de la A m e r i c a n Iting a n d R e f i n i n g C o m p a n y . *

    Los M a d e r o n o se ha l laban solos en su rebeldía. M u c h o s m i e m b r o s de la clase alta n o r o r i e n t a l estaban intere-en los derechos sobre e l agua de L a L a g u n a , en el

    tivo d e l guayule y e n la o p e r a c i ó n i n d e p e n d i e n t e de "nos de fundic ión.

    ¡ Sin embargo , estos factores n o bastarían para expl i car qué a lgunos de los hacendados nor teños se d e c i d i e r o n

    fíente a rebelarse. L a reg ión n o r o r i e n t a l de M é x i c o era la única d e l país d o n d e se habían enf rentado los te-tenientes y e l g o b i e r n o f e d e r a l . T a m b i é n en Yucatán tía un enconado conf l i c to de t i p o parec ido . C o n objeto

    hacer subir en e l mercado m u n d i a l el prec io d e l hene-1, que era su cul t ivo básico, los hacendados de Yucatán

    ~bfan l legado a u n acuerdo c o n el Banco N a c i o n a l de Mé-"O para q u e éste c o m p r a r a grandes cantidades d e l p r o -Cto que ser ían re t i radas d e l m e r c a d o , a fin de q u e la manda superara la oferta. E n vez de respetar este acuerdo, ¡Banco, p o r i n f l u e n c i a del secretario de F o m e n t o , Olega-

    Molina, q u i e n m a n t e n í a estrechas ligas c o n el m a y o r p r a d o r de h e n e q u é n en e l país, la I n t e r n a t i o n a l H a r -"r Company, puso súbitamente a la venta t o d o el hene-n que t en ía almacenado. H u b o , e n consecuencia, u n a

    da sin precedentes d e l prec io d e l h e n e q u é n que llevó a os hacendados casi a la r u i n a . Pero, p o r descontentos

    es tuvieran c o n la po l í t i ca d e l g o b i e r n o c e n t r a l d e l I , los hacendados j a m á s h u b i e r a n pensado en l l amar a campesinos a levantarse c o n t r a él. Les tenían u n m i e d o

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  • m o r t a l y pensaban que ellos mismos serían el p r i m e r blanco de cua lquier rebe l ión de sus peones, que vivían en condi-ciones m u y próximas a la esclavitud y a quienes habían des-po jado de u n a g r a n parte de sus t ierras . *

    E n ca m bio , los hacendados revoluc ionar ios de Coahui-la, la mayoría situados en la zona de L a Laguna , n o tenían ese t i p o de temor . L a mayor parte de las tierras de L a Lagu-na habían estado deshabitadas antes de que los hacendados i n i c i a r a n su e x p l o t a c i ó n . A d i f e r e n c i a de los de Yucatán, ellos n o tenían que enfrentarse a u n a masa de campesinos despojados de sus t ierras. D a d o q u e los peones que traba-j a b a n en sus haciendas recibían los salarios más altos y go-zaban de la mayor l i b e r t a d en t o d o el ca m po m e x ica no , ha-b ía s u r g i d o u n n u e v o t i p o de re lac ión paterna l i s ta entre ellos. Los hacendados se esforzaban p o r forta lecer esta re-lación p r o p o r c i o n a n d o escuelas y servicios médicos a sus trabajadores. A l g u n o s de los más i lustrados, c o m o Francis-co M a d e r o , inc luso extendían estos servicios a los peones temporales , c o n l o que se ganaban su lealtad.*"

    A la larga, la confianza de los hacendados en la pasividad y leal tad de sus peones resultó co m ple t a m e nt e in fundada . E n la década de 1930, la segunda y tercera generaciones de peones laguneros o r g a n i z a r o n e l m o v i m i e n t o campesino más m i l i t a n t e de México y, en consecuencia, l o g r a r o n la re-f o r m a agraria más radical de esa década. Sin embargo , du-rante e l p e r i o d o de 1910-1920 - c o n algunas excepciones i m p o r t a n t e s - , ese o p t i m i s m o de los hacendados n o result(') in jus t i f i cado . E n vez de rebelarse c o n t r a ellos, la mayoría de los peones de L a L a g u n a prefirió unírseles para rebelat -se co nt r a e l g o b i e r n o federal .

    Por l o tanto , la clase alta d e l noreste, además de podero-sos m o t i v o s para rebelarse, tenía u n apoyo masivo q u e le permit ía hacer lo .

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    ticas de la zona fronteriza del norte de México

    desarrollos desiguales q u e hemos descr i to nos p l a n -1 preguntas obvias: ¿por qué se convirt ió e l n o r t e

    1 baluarte de la revolución mexicana , d e l cual surgie-ito sus dir igentes como sus ejércitos victoriosos? ¿Por

    I entre todas las regiones fronter izas de reciente desa-en el cont inente americano fue la d e l n o r t e de Méxi-"ticamente la única en d o n d e tuvo lugar u n victorioso

    'miento r e v o l u c i o n a r i o en g r a n escala? respuesta a la p r i m e r a pregunta está, obviamente, liga-

    la t ransformación e c o n ó m i c a t r e m e n d a m e n t e acele-, y en g ran parte i n d u c i d a desde el extranjero, que tuvo

    en el n o r t e de México y que p r o d u j o u n grave desa-e c o n ó m i c o y social. Pero el n o r t e de México n o fue la , reg ión q u e sufrió ese c a m b i o y desajuste. E l creci -to acelerado l igado a desajustes e c o n ó m i c o s y sociales

    lo también en otras regiones, tales c o m o Morelos , Vera-' y Yucatán, regiones d o n d e s u r g i e r o n , efect ivamente, •Imientos sociales que buscaban u n cambio radical , aun-no al m i s m o tiempo: la r e b e l i ó n zapatista estal ló en los en 1910, p e r o e n Veracruz y Yucatán esos m o v i -tos n o alcanzaron su apogeo hasta la década de 1920.

    Lo que distinguió a la revolución d e l n o r t e de M é x i c o aquellos otros m o v i m i e n t o s fue la diversidad de las cla-

    ' estratos sociales que se u n i e r o n y la mayor f a c i l i d a d conseguir armas.

    i característica s ingular d e l n o r t e fue que i m p o r t a n t e s clones de todas las clases sociales p a r t i c i p a r o n e n l a lución. Fue la única pairte d e l país, p o r e jemplo, d o n d e

    un estrato relativamente numeroso de hacendados re-"cionarios, cuyo apoyo a los m o v i m i e n t o s políticos con-gos a Díaz los llevó a aliarse c o n las clases medias, e i n c l u -ías bajas, de la sociedad.

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