entusiasmo y razón objetiva en la historia immanuel kant vigencia de la filosofía crítica.pdf
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BIBLIOTEC
UNIVERSIT RI
iencias Sociales Humanidades
Filosofia
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Pontificia Universidad
JAVERIANA
ogot
l nrnanuel
Kant
vigencia de la
filosofa
crtica
Siglo del ombre
ditores
EDICIONES UNIANDES
ditores
Felipe Castaeda
Vicente Durn
Luis Eduardo Hoyos
UNIVERSID D NACIONAL DE COLOMBI
S
EDE BOGOT
-
7/21/2019 Entusiasmo y Razn objetiva en la historia Immanuel Kant Vigencia de la filosofa crtica.pdf
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NDICE
'
PRESENTACION............................................................................ 11
ABREVIATURAS BIBLIOGRFICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . 15
l. VERDAD, REALIDAD Y SUBJETIVIDAD
La
critica
de
la
r zn pura de
Kant
vuelta a leer aos
despus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
19
Otfried Hoffe
Tubinga-Alemania)
Kant:
fundamento
y
abismo.........................................
................ 35
Flix uque
Madrid-Espaa)
Origen
y
legitimidad. La
metfora
poltica
de
la
epistemologa
de
Kant.......................................................................................
53
Gonzalo Serrano
Bogot-Colombia)
/
Una lectura no-representacionista
de
la posicin de
Kant
frente al escepticismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
..
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 7
Pedro
Stepanenko Ciudad de Mxico-Mxico)
Kant
y el
yo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Peter
aumann
Aberdeen-Escocia)
El yo trascendental kantiano: una
defensa de
la tesis
de
la
abstraccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
91
fran Lazos
Ciudad de Mxico-Mxico)
-
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4/24
El camino de Kant
hacia
el
esquematismo
. . . . . . . . . .. . . 111
lberto Rosales (Caracas-Venezuela)
El
esquematismo
trascendental
. . . . . . . . . .
125
Magdalena Holgun
(Bogot-Colombia)
Perspectivas
en conflicto: una interpretacin
de la
prueba
indirecta a favor
del idealismo
trascendental . . . . . . .
137
lejandro
Rosas
(Bogot-Colombia)
Il. OBLIGACIN, LIBERTAD Y DERECHO
La
actualidad
del
pensamiento moral de
Kant............................. 159
Vicente Durn
Casas
(Bogot-Colombia)
La
razn
prctica kantiana
. . . . . .. . . . . . . . .
183
Jacinto Rivera de Rosales
(Madrid-Espaa)
La unidad de la
filosofia
prctica
kantiana.
La
filosofia
del
derecho
de
Kant dentro
del
contexto
de
su
filosofa
moral. ......
215
RalfDreier
(Gotinga-Alemania)
Dos
programas radicales
de
objetivizacin''.
La
influencia
de Kant y
los
neokantianos en Hans
Kelsen................................ 243
Stanley L Paulson (St.
Louis-Estados
Unidos)
Tres
crticas
a
la
filosofia
prctica
kantiana ......... 279
Luis Eduardo Hoyos (Bogot-Colombia)
Kelsen
y
Kant sobre democracia
.. . .. . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . .. . ..
299
Rodolfo rango (Bogot-Colombia)
Existe
un concepto
moral del derecho
en
Kant?
. . . . . . . . . . . 327
delino
Braz
(Pars-Francia)
Libertad
y
necesidad prctica. El fundamento de la
obligatoriedad
de
la
moral
el
derecho
en
Kant
. . .. . . . .. . . ..
349
Wolfgang Kersting
(Kiel-Alemania)
La
definicin
de derecho
segn
Kant...........................................
379
Robert
lexy
(Kiel-Alemania)
-
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Depsito . Acerca
de
la estructura lgica
de
un ejemplo
kantiano de
argumentacin
moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
397
Konrad Cramer
(Gotinga-Alemania)
Immanuel
Kant: razn
y
revelacin.............................................
417
Friedo Ricken (Munich-Alemania)
III. ESTTICA, HISTORIA E ILUSTRACIN
Las huellas
de
lo
sublime
retrico en la Tercera Crtica de Kant..
463
Catalina
Gonzlez
(Atlanta-Estados
Unidos)
Ilustracin
y
modernidad
en Kant............................................... 4
79
Faustino Oncina
oves
(Valencia-Espaa)
Kant, el mal radical y la
modernidad
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 497
Wilson
Herrera (Bogot-Colombia)
El
cosmopolitismo
de
Kant..........................................................
523
Francis Cheneval
(Zrich-Suiza)
Entre la inmoralidad y la conveniencia
de
la guerra en
Kant.......
555
Felipe
Castaeda
(Bogot-Colombia)
La comunidad
tica
y la idea de una repblica mundial.
La contribucin
del escrito sobre la religin
de Kant
a
la
filosofia poltica
de las relaciones
internacionales.................
583
Matthias Lutz Bachmann
(Frankfurt-Alemania)
E t . '' , b . t.
1
h. t .
us1asmo y razon o ~ 1va en a 1s or1a ...... ...... ...... ..... ..... .
599
Sergio Sevilla (Valencia-Espaa)
IV ANEXOS
'
In
dice
de nombres
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
62
Indice analtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6 9
Obras de
Kant en espaol................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 643
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.
"ENTUSIASMO" Y "RAZ.N OBJETIVA" EN
LA
HISTORIA
Sergio Sevilla
niversidad de Valencia
Hace
ya
dos dcadas,
cuando Habermas valoraba el lugar
de
Teora
de
la accin comunicativa
en el
mapa de una
Teora Crtica
renovada
por
la
realizacin
de su
propio "giro lingstico",
propugnaba
por
la necesidad
de
pensar modelos formales
para la poltica actual
y
sealaba
a
Para
la
p z
perpetu PPP) como
modelo clsico
para
nuestra
necesidad de
pensar
sobre
cuestiones de principios
polticos y prcticos..
1
De
esa
conexin entre
filosofa
crtica
y poltica voy a
ocuparme
en esta
re
flexin
con
la
que contribuyo
a
conmemorar
el
bicentenario kantiano,
intentando no ignorar
que
el
momento
histrico
de
la
celebracin
arroja
nuevas luces y sombras
sobre
los
principales conceptos de la construc
cin
que
Kant
nos
ha
legado.
Esta
herencia no
puede asumirse tal
cual,
o.
bajo la
figura
de una
simple puesta
al
da, como
si
pudiramos
pensar
nuestro tiempo bajo el esquema de algn tipo
d-e
neo-kantismo como,
al parecer,
.
an
piensa
la
tica
del discurso". La
fuerza
del
pensamiento
de Kant
y la
novedad de
nuestro momento histrico exigen
una actitud
diferente:
la que, al modo constelativo de
Adorno,
pretende confrontar
l9s
conceptos con su
realizacin
para hacer
saltar el
momento
ideo-
lgico
con
el
que
aqullos pueden
ocultarnos
el carcter dialctico,
es
to
es, contradictorio
.,
del
mundo que
han
colaborado decisivamente
a
crear.
1 '
ll:
1
l. .
1
1
1
1 '
11
: .
.
; .
,
.
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ergio
Sevilla
La transformacin
que
esta perspectiva radicalizada ha de afrontar
es la propia prctica de la
filosofia
crtica que
formula el estatuto del
pens r en el horizonte
de
una poltica de la libertad,
que
constituye
su
verdadero
objetivo. Me
propongo
mostrar en
este
trabajo
las
alte
raciones profundas
que
Kant produce
en
su propio sistema, cuando
el
ejercicio
de ese mbito del
pensar
se convierte
en
anlisis de la
razn
histrica,
e
incluso,
en
diagnstico de su presente.
En
esos escritos, la
filosofia,
ejercida como
crtica,
desborda
y
cambia
el
uso
y
el
sentido
de
sus
propios
supuestos
iniciales:
la nocin de
libertad,
la
nocin
de
ex
perienciay
la gramtica
profunda
de
ambas,
la
visin
del mundo
des
de la relacin sujeto-objeto.
Cuando Kant
inicia su
exploracin del mbito del
pensar
en la
dialctica trascendental, formula
su
unidad
bsica,
la nocin de
idea ,
con una estrategia histrica
que desvela
su
propsito.
No
recurre,
ni
siquiera
menciona,
el
contexto ms
prximo:
el uso del trmino idea
en las filosofas
de Descartes,
Locke,
Hume
o Leibniz; prefiere a
stas
la acuacin del trmino en el
pensamiento
de Platn;
y segn
expre
sin
textual:
El terreno preferente donde Platn hall sus ideas fue el de todo
lo prctico,
es
decir,
el
de
la
libertad,
la
cual
depende,
a
su
vez,
de
conocimientos
que
son
producto genuino de
la
razn.
(CRP, A 314 B 371 - A
315
B 372)
La afirmacin de que
el pertinente desarrollo
de estas
consideracio
nes acerca de
lo
que es y
lo
que debe
ser,
de la idea de o n s t i t ~ i n
civil
o
de la idea de humanidad
constituye,
de
hecho,
la genuina
dignidad
de
la filosofa (CRP, A
319
B 375) nos revela, a lavez, el lugar que
Kant atribuye a
Platn
en
la
configuracin
del
mapa
de la actividad de
pensar
y
el
carcter de
fin
que en
el
sistema
de
la
crtica
ocupa
la
re-
flexin sobre lo poltico.
Antes de
adentrarnos
en
los escritos kantianos
en
los que
lo poltico
se piensa como
histrico,
es
conveniente
atender
a
la
definicin
de
lo
prctico, esto es, del mbito donde las ideas se tornan causas eficien
tes
(de
los
actos
y de sus
objetos)
A
317
374) como
territorio
de
la libertad.
A esta altura
de la primera
ritica
Kant
no
ha abordado la
antinomia de la libertad, lo
que no
le
impide
formular el ideal
de una
constitucin
que promueva
la
mayor libertad
humana''
como
una
idea necesaria , necesidad cuya problemtica
no
abordar por
el
momento.
Lo
que Kant
propone
aqu
es
la
necesidad
de que lleguen
a
existir instituciones de acuerdo
con
ideas como
objetivo
digno
del
-
lsofo, y a
ese respecto afirma:
600
-
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Entusiasmo razn objetiva )
en
la historia
Aunque esto no
llegue a
producirse nunca, la idea
que
presenta ese maximun
(de libertad) como
arquetipo
es plenamente adecuada
para aproximar
progre
sivamente
la
constitucin
jurdica
de
los hombres a la
mayor perfeccin posi
ble. En efecto,
nadie
puede ni debe determinar cul es el supremo
grado
en el
cual
tiene
que detenerse
la
humanidad,
ni,
por tanto, cul es la distancia que
necesariamente separa la idea
y su realizacin. Nadie
puede ni debe hacerlo
porque
se
trata precisamente de
la libertad, la cual es capaz
de
franquear toda
frontera predeterminada.
(CRP, A 317 / B 374)
Ese
grado
supremo de una
idea
desde el cual podemos calcular la
distancia
que nos separa de ella, y as efectuar la
crtica
de nuestra
situacip histrica presente, sealando a la vez la direccin
en
que
debemos salir de ella, es el
modo
kantiano de formular lo que ?
Teora
Crtica
po
.
sterior
llamar
la
instancia
crtica".
Kant
marca esa tarea
como el motivo central del mbito del pensamiento en la e d ~ d en
que
ste
ha de
traspasar
el objetivo de la teora tradicional porque,
dicho
con sus propias palabras, experiment.
una necesidad
muy
superior
a la consistente
en un
mero deletreo de la
unidad
sinttica
de los fenmenos, si queremos leerlos como una
experiencia A
3 4
/ B 370-371). El
pensamiento como .crtica necesita
abrir un espacio
que
trascienda el mbito del conocimiento cientfico de lo
dado.
Ese grado
supremo
de
la
u m n i d
no puede ni
debe
determinar
se, al
modo en
~ e determinamos los
conceptos,
porque nadie
puede
poner
fronteras a
la
libertad. La paradoja que
resulta
de
afirmar que
la libertad
es
una idea necesaria como
instancia
crtica y, a la vez,
que nadie puede
determinarla,
preanuncia las
dificultades
de
la Teora
Crtica posterior. Pero, sobre todo,
en este
momento conviene
observar
la
forma en que esa
paradoja
se hace productiva
primero
en el interior
de la propia reflexin kantiana.
Ello incide
con
especial claridad en su anlisis
de
la Idea e historia.
En
ella intenta Kant articular la
voluntad
de una
ciencia
de la socie
dad con la necesidad de
un
compromiso
prctico
cosmopolita y con
el pronstico de un
futuro
racional
para
la
especie; es el momento en
que la teora de la
razn pone
a la
vista
esa dimensin utpica que,
segn Adorno, todava tiene
en
Kant: su voluntad de ser el espacio com
partido
para
una
comunidad de
hombres libres.
A la
concepcin de
una
libertad que modifica constantemente
cualquier lmite lo cual corre el riesgo de
hacer
inviable
un
mapa
completo
de
la
razn
y,
por
tanto, de
hacerse
inviable a
s
misma
en
trminos kantianos-
vienen
a
aadirse
otras dos formas de considerar
la libertad: la
que
est implcita en la visin cientfica de la sociedad y
la
que viene postulada por nuestro
compromiso
con el progreso.
601
L
1
-
:
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'
.
.
Sergio Sevilla
En el caso
de
la mirada cientfica, que
ha de
ser posibilitada por
el anlisis
de
la nocin
de
historia, la libertad es aquello
que
hemos
de poner entre parntesis. Kant
comienza
su
artculo advirtindonos
que cualquiera sea el concepto que, en un plano metafisico, tenga-
mos de
la libertad
e
la voluntad
sus manifestaciones
fenomnicas
'
las
acciones
humanas,
se
hallan determinadas,
lo
mismo
que
los
dems fenmenos naturales, por.
as
leyes
generales
de
la
naturaleza
(IHUSC, 38). Si hemos de
hacer
posible una
ciencia
social, las accio-
nes humanas han
de
ser
consideradas
como un objeto, para que sea
posible constituirlas en las mismas
~ o n d i i o n e s
trascendentales
de
toda objetividad posible. Hemos de adoptar
la
posicin desimplicada
del
sujeto de
la ciencia, esto es, del sujeto que convierte
lo que
mira
en objeto, y entonces
las
tablas estadsticas anuales de los grandes
pases
nos
muestran
que
(las
acciones
que
al
actor
~
parecen
libres)
trascurren con arreglo
a leyes
naturales
constantes, no menos
que
los
cambios
atmosfricos
(op.
cit.
40).
Esbozada
la
posicin
del sujeto objetivante,
Kant
introduce
un
-
gundo modo
de
estar en la
realidad
histrica cuando afirma:
No se imaginan
los
hombres
en
particular
ni
tampoco los
mismos pueblos
que, al perseguir cada cual su propsito, segn su
talante,
y a menudo en
mutua
oposicin, siguen insensiblemente;
como hilo conductor, la intencin
de
la
Naturaleza,
que
ellos
ignoran,
ni
cmo
participan
en
una
empresa
que,
de
ser
es conocida, no les importara
gran cosa o
p.
cit. 40).
Hay, por tanto,
la
posicin de los que participan en una
empre-
sa ,
que
actan segn los propsitos , o el talante , e incluso en
mutua oposicin .
Es la posicin del agente libre
o
del
participante
no
consciente
del
conjunto.
Frente a l
la
idea de historia tiene que
hacer
posible justamente la
conciencia cientfica
de
la
sociedad como
conjunto, y por eso ha de construir un
punto
de vista terico desde
el
cual la
ciencia
se haga
viable;
esa
funcin cumple
el concepto de
intencin
de
la
naturaleza ' que en otro momento (op. cit. 48) se
con-
vierte en
sabio
creador ; la posibilidad
de considerar
la historia
como
un mundo de fenmenos objetivos pasa por la adopcin
de
un punto
de
vista objetivan
e: el
punto
de vista que Putnam denomina del ojo
de Dios . Toda
representacin
de
la verdad
como
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((Entusiasmo
y
((razn objetiv )en l
hi
stori
La
filosofia
de la historia,
en
analoga con
lo
que
le
sucede
a
la epis
temologa
de la
fisica,
necesita
construir
el
punto de
vista
de
un
sujeto
que, como observador desimplicado, garantice en ltima instancia la
objetividad del conocimiento. El posible cientfico
de la
historia
tendr
que
aproximarse
lo
ms
que
pueda
a
ese
punto
de vista
hipottico
des
de el
cual
se harn visibles
las
relaciones legales entre los.fenmenos
histricos, es
decir, entre
las
acciones
humanas
consideradas como
objetos. No
hay,
en
ese
mbito, espacio para la libertad
dado
que se
persigue una
ciencia
de la
experiencia objetiva;
por eso afirma
Kant
que esas
leyes,
de
existir,
no son conocidas por
el
agente histrico
.y,
lo
que es
ms, de serie conocidas
no
le
importaran
gran
cosa
(op.
cit.
40). Hay
en
esta perspectiva dos tesis
de
fondo
acerca
de
la
naturaleza
de
la
construccin de
una
ciencia.
Consiste
la
primera
en
la
afirmacin
de que
sta
se apoya necesariamente en la
elaboracin
del punto de
vista
de la objetividad imparcial; y esos dos ideales, objetividad e im
parcialidad,
postulan
como
correlatouna
posicin:
la de sujeto desim
plicado. El conocimiento queda as
vinculado
al modelo de la relacin
sujeto-objeto,
paradigma
que
marca sus virtualidades
y
sus
lmites.
La segunda tesis desarrolla
las
implicaciones del ideal de la impar
cialidad que supone no tmar parte, es
decir,
no ser participante. Y
en
el
caso de
la
historia,
Kant
lo
reconoce
en
1798,
slo
podramos
adoptar una perspectiva
copernicana'', desde
la
.
que se vean
leyes,
desde
el
punto de
vista
de la
Providencia' ' (GHP,
1
02),
es
decir,
saliendo
del tiempo
a
la eternidad, dejando de ser sujetos histricos
.
Por eso
la historia no
podr
acceder finalmente, en
los textos
kantianos, al
estatuto
de conocimiento de fenmenos.
Pero
ese desenlace
no
est
an
a
la vista
en
el
texto
de 1784, que empieza
a
desenredar la madeja
de los hilos conductores para una ciencia de
la
historia,
en un
.anlisis
de
cuya
complejidad de perspectivas se alimentarn la concepcin
dialctica, la del historicismo de la
comprensin,
e incluso una cierta
parte de la
tradicin analtic-a.
Se
trata, es
cierto,
de
una filosofa
del sujeto;
pero
sera
ms exacto
decir que
aqu
se
esboza una teora de la pluralidad
de
los
sujetos,
o
de las
posiciones
de los sujetos, que
descubrimos inevitablemente
al desentraar la
nocin ,
de
historia.
Porque, si
bien
es
cierto
que la
voluntad de ciencia
obliga a
suponer la posicin de
un
observador
absoluto, la
introduccin
de la nocin de
('hombre -contra
toda
vo
luntad
de
poner
entre parntesis la
l ibertad-
reintroduce de hecho la
perspectiva
del agente
de la
razn prctica.
Kant introduce la nocin de unas disposiciones naturales cuyo
despliegue es el soporte
.
de
una
presencia
progresiva
de la
razn
en la
historia.
Pero,
al pensar su
lgica, lo
hace segn dos
modelos
distintos;
6 3
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Sergio Sevilla
al hablar de la lgica de
un
desarrollo completo de
las
disposiciones
naturales
de
una criatura (IHUSC, 42), piensa el orden histrico bajo
el
prisma
de la teleologa natural biolgica.
Cuando,
en cambio,
se
concreta la nocin
criatura en
la
nocin
de hombres (como nicas
criaturas
racionales sobre
la
tierra)'',
el desarrollo
se
piensa
como pro
greso, y la vida histrica como '(aprendizaje op. cit . 42-43). El modelo
biolgico hubiera permitido pensar la historia, en.principio, como el
conocimiento
de
un
orden fenomnico natural. El modelo del apren
dizaje
introduce
la
perspectiva
de un
participante responsable
que,
a.
diferencia
del sujeto
observador,
necesita concebirse
como agente
libre dentro
.del
proceso histrico. Para
l, el
progreso de la
razn
en las
instituciones
sociales
debe constituir
la meta de
sus esfuerzos, pues-
de lo
contrario
habra que considerar las disposiciones
naturales,
en
su
mayor
parte,
como ociosas
y sin
finalidad;
lo cual cancelara
todos
los
principios prcticos [ ..] op. cit. 43). La teleologa de la naturaleza
no
importa gran
cosa
al hombre; la teleologa del aprendizaje se convierte.
para
l en deber, aunque ello sea de modo
analgico;
el
deber
histrico
de colaborar con
el
progreso no
es moral,
pero su negacin cancelara
los
principios
prcticos.
Analicemos la
distincin
entre
estas posiciones en
el terreno.de la
nocin
de libertad.
La
posicin
que he llamado de sujeto desimplicado .;
que
ve
las acciones histricas
como fenmenos
objetivos,
procede de
hecho como si
fuera
cierto
el
concepto de libertad de la tercera antino
mia:
No hay
libertad.
Todo
cuanto
sucede
en el mundo se desarrolla
exclusivamer1te segn leyes de la
naturaleza
(CRP, 445 B 473).
La anttesis
de
la tercera antinomia pone en juego
un concepto de
libertad
caracterizado
por
dos rasgos: el primero nos
dice
que la libertad
en
sentido
rascendental es concebible como tipo especfico de
causali
dad conforme a la cualpuedan producirse los acontecimientos del mun
do (CRP, A 445 B 473),
como
la capacidad de
iniciar
absolutamente
un
curso
de acontecimientos
que
carece de
causa
antecedente.
En
o
secuencia,
su segundo
rasgo es
su independencia
respecto
a
cualquier
ley de la
naturaleza.
La
existencia de libertad excluye la
posibilidad
de un conocimiento
cien fico: naturalezay libertad se
distinguen
como
legalidady ausen
cia de legalidad (CRP, A 447 B
475).
Por
eso
la necesidad de buscar
un
hilo
conductor
para
la
ciencia
de la historia tiene que
ver
con la
construccin de
un
punto de vista o
posicin
cognitiva que
excluya
la
existencia de libertad
en
los
fenmen
os histricos
.
La tesis
de la antinomia introduce la
nocin
de
una
causalidad por
libertad'' junto a la causalidad segn
leyes
de la naturaleza y la trata
como el
supuesto de una absoluta espontaneidad causal que
inicia
por
604
-
7/21/2019 Entusiasmo y Razn objetiva en la historia Immanuel Kant Vigencia de la filosofa crtica.pdf
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'(Entusiasmo y
razn
objetiva}'
en
la historia
s
misma una
serie de
fenmenos
que se desarrollan
segn leyes
de la
naturaleza, esto es,
una libertad
trascendental
(ibidem).
Tambin en
este caso la libertad est asociada
a
la causalidad,
lo
que concuerda
con la delimitacin del mbito de
lo
moral
que nos
ofrece el
comienzo
de
la
Dialctica
trascendental
como el
territorio
en que
la
razn
hu
mana
revela
verdadera causalidad, donde
las
ideas se
tornan
causas
eficientes (de
los actos
y
de sus
objetos),
es
decir
en
lo
moral
(CRP,
A
317 B 374).
Pero esa concepcin del acto libre
como
causalidad
por
la
razn ,
poco compatible en principio con la concepcin negativa de
.
la libertad propia de la tradicin
liberal, y
que tan directamente
cuadra
con la teora de una causalidad
por
deber,
propia del
imperativo cate
grico, coexiste, sin embargo,
en
el
texto de Kant con aquella
otra
en
que
la
libertad
parece tener
vida
propia
y,
al
revs
que
la
causalidad,
se concibe como una fuerza capaz de franquear
toda
frontera prede
terminada''
(op. cit., loe.
cit.).
Pero esta
segunda
concepcin,
tanto
en
la Critica de la
razn
pura
como en la dea de
una
historia universal en
sentido cosmopolita,
aparece
siempre
vinculada
a
contextos en
los que
se habla del desarrollo de la
especie
en el
espacio poltico. Los
rostros
de la libertad son distintos
segn
Kant
piense
en la moralidad
o
en la
poltica. Y
ambos
son
incompatibles con la perspectiva del Sujeto de la
ciencia
y,
en cambio,
estn
vinculados
a
la
lgica del
participante, moral
o cvico.
Desde
esta ltima
perspectiva afirma Kant que
el
mximo de
sarrollo de la razn debe convertirse en la meta de
sus
esfuerzos:
no del
cientfico sino del
participante histrico,
cuya
irrupcin
en el
segundo
principio
rompe
el hilo
conductor
para una
ciencia
de fenmenos, y
modifica la nocin
misma
de
razn , que
desborda las competencias
propias de
una facultad
terica
y
prctica
para
convertirse en
una
formad
e vida,
en una configuracin que se expresa en el
mundo
de los
fenmenos sociales,
en
una razn objetiva en la historia. De nuevo aqu,
la
ampliacin
del
sentido
del
concepto
de
razn
vuelve
a
hacer
proble-
.mtica
la tarea crtica
de trazar los lmites
de
un
mapa.
Es
en este con
texto
en
el
que se
afirma:
La razn en una
criatura significa
aquella facultad de ampliar
las
reglas
e
intenciones del
uso de todas
sus
fuerzas mucho ms
all
del
instinto
natural,
y no conoce lmites a sus proyectos. (IHUSC, 42-43. El
resaltado
es mo)
Como
corolario
de esta ampliacin del
significado
de
razn que
producen los conceptos de
aprendizaje
y
progreso, Kant convierte
en
tarea para
la
teora
de la razn la
bsqueda
de indicios
fenomnicos
de
su presencia cada vez
mayor en la experiencia
histrica; el
estado
de derecho
y
la paz sern los criterios para
detectarlos. Ello
ya sucede,
605
.
l
.
.
1;
; 1
; :
.
-
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Sergio
Sevilla
como veremos, en el artculo de 1784 y se reitera en el de 1798, tras
el desarrollo
en
el
texto de
1795
sobre Para la
paz
perpetua La
mera
secuencia cronolgica
nos
muestra hasta qu punto
el
tema
de
la
paz
estaba ya presente entre
la
primera
y
la segunda
Crtica
en la
medida
en que
Kant
ampla la
tarea
de la
filosofa
como
teora
de
la
razn
a
hablar de sta como fenmeno
en
la
historia
presente y
en
el horizonte
futuro de la
humanidad.
En esta
ampliacin
de la teora de la
razn
a la
historia
se muestran
los lmites de su voluntad arquitectnica; en la razn concebida como
facultad, Kant salva la unidad arquitectnica por apelacin a la teo-
ra de sus intereses. Y en
el conflicto
necesidad-libertad,
el individuo
abandonara el juego
indeciso
de la razn especulativa para atenerse
al
inters
prctico
(CRP, A
475
/ B 503). Pero
cuando se
trata
de
la
razn histrica no
podemos trazar su
mapa porque no
podemos
saber
sus lmites.
Ni
podemos trazar una
arquitectnica
precisa
porque el
hacer
prctico del
participante no puede
declararse
superior al
posible
saber cientfico del observador,
ni siquiera puede
conciliarse
con
l:
las
respectivas posiciones ante la libertad lo impiden. a diferencia de
las
posiciones participante / observador , la falta de
puentes entre
ellas,. .abren dos modos de comprensin del ser histrico del hombre
no fcilmente conciliables entre s.
Si
absolutizamos la
voluntad
de
ciencia
objetiva,
esto es, la posicin del sujeto observador que pone
entre
parntesis la libertad, formulamos un ideal de
ciencia
unifica
da y de intervencin tecnocrtica. Si, por el contrario, partimos del
compromiso del participante con la ampliacin efectiva de la razn,
su saber prxico
desborda
el marco del saber cientfico y de la moral
individual para introducir
una
nocin de libertad y de razn creadora
y
recreadora de sus propios lmites, en
una direccin
de la que no
tenemos
mapa posible. La
perspectiva
del
participante
que, usada
retrospectivamente, invita
a
un
saber de
comprensin
hermenutica
proyectada hacia
el
futuro,
presenta el aspecto
de
una
razn
abierta,
guiada
por la imaginacin productiva, capaz de producir lo nuevo en
el proceso de
aprendizaje
y de avanzar desplazando los propios lmites.
Como indicio de
que
lo
que sucede en
el proceso creativo de la i s t o r i ~
es
un
desarrollo racional, slo podemos
usar
como criterio dos nocio-
nes vinculadas a la de autonoma:
la
nocin de Estado de derecho y la
de
paz.
He u.sado, en el ttulo y en
las
lneas inmediatamente precedentes,
la
nocin
de razn
histrica
y la de razn
objetiva"
en Kant. Se
trata
terminolgicamente de un prstamo
hegeliano que,
sin embargo,
juzgo
pertinente
en
mi
contexto de anlisis aun cuando renuncio
a ocuparme
de las
relaciones histricas
entre esos
dos
autores.
Lo
que
me
importa
606
j
i
i
'
-
7/21/2019 Entusiasmo y Razn objetiva en la historia Immanuel Kant Vigencia de la filosofa crtica.pdf
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(tEntusiasmo y ((razn objetiva en l
histori
subrayar con esa expresin es el hecho de que el anlisis de la idea
de
historia
hace que Kant, que ha
definido la teora
de
la razn como
tema
de la filosofia
cuando sta ya
no
puede
seguir
siendo
un discurso
de primer orden
sobre
el ser o la sustancia, y ha elaborado
un
mapa
arquitectnico de la razn
segn
la
lgica
trascendental
del juicio
y
del
silogismo, se ve obligado a introducir un nuevo hilo conductor, histo
rificando en
estadios
la antropologa crtica de
Rousseau,
lo que lleva
a convertir en
tema
filosfico la
racionalizacin
de
las
instituciones
sociales y polticas, esto es, el
antagonismo
social, la sociedad civil, el
derecho
y la
economa.
Esa trasformacin
tiene
algo de paradjico
si
se
compara
con el punto de partida que, en principio,
no
es otro
que
el
anlisis
del
contenido
noemtico de una idea que,
como
tal, deba
de :
ducirse
del principio
de inferencia
de
un
razonamiento
y,
adems, no
hubiera
podido
tener uso emprico vlido.
Sin
embargo, ante
el
cruce
d.e
motivos tericos y prcticos que la
idea
de historia contiene, el an
lisis
trascendental
resulta
ser
demasiado limitado y Kant trasciende
el
modelo analtico de la
lgica
sujeto-objeto
en
la direccin
de un
an
lisis de eso
que
he llamado razn objetiva", con lo
que abre
un campo
diferente
a
la prctica de la
filosofia como
teora
de
la razn. Esa am
pliacin de la nocin de
razn le lleva a
plantear de
un modo
nuevo la
relacin
entre
lo sensible y lo inteligible,
es
decir, la relacin
entre
los
fenmenos sociales causalmente regidos y la accin racional, o racio
nalizadora,
libremente
ejercida
por
el participante sobre esos
fenme
nos.
La
voluntad de esclarecer
ese
otro modo no
trascendental-
de
hacer la
teora
de la
razn obliga a
plantear el
problema
en estos trmi
nos: en
qu
consiste
el carcter racionalizador de la accin del parti
cipante
histrico
y cules son los indicios fenomnicos de la razn
ob
jetiva
en la sociedad?
El
esquema
ideal
de
los
estadios
evolutivos
de
una
razn
objetiva
est
guiado,
como he dicho, por una
lectura
temporalizadora de la
an
tropologa
crtica de
Rousseau.
En
el
artculo de
1786 sobre
omienzo
presunto de la historia
hum n
(PIHH) se perfila su sentido como el
de un trnsito de la
rudeza
a la
cultura, entendida
como autonoma,
esto es,
como
realizacin de la
razn y
de la libertad.
Pero
en el nuevo
contexto,
esas
nociones adquieren un nuevo sentido. Kant
es muy
consciente de la ausencia en este
anlisis
de
un hilo
conductor
lgico-
trascendental de una
razn
que se produce
a
s misma en la accin
his
trica de los hombres y
por
eso dice de sus conjeturas
que
tienen que
presentarse
como
movimientos que se
le
consienten
a
la
imaginacin,
acompaada
de razn,
para recreo y
salud del
nimo y
en ningn
caso
como algo serio" (PIHH, 68). Sin hilo conductor de carcter lgico,
ni
607
1
l .
l
.
.
. :
-
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((Entusiasmo y (razn
objetiva en la historia
valor
premoral
que posibilita el desarrollo ulterior de lo
moral
al ser la
verdadera base
de
toda sociabilidad
loe.
cit.). La
razn se
objetiva
en
la textura de la socialidad
que
produce el
participante al
limitar con
su
accin
la
naturaleza
y al sustituirla, en
su
esfera
propia, por
un or
den
moral,
en
el
sentido
amplio
de esta palabra.
En
la tercera
fase de desarrollo de
la razn
aparece la reflexiva ex-
pectacin
del
futuro que se manifiesta en la preparacin y cuidado por
loS fines lejanos, en la conciencia de la
muerte
y en el consuelo de la
posteridad familiar.
En
estas formas de
conducta el
progreso de la
ra
cionalidad
expresa
fenomnicamente el
problema
que
plantea la arqui
tectnica
trascendental
como inters mixto
de la razn, bajo la
forma de
la pregunta qu
puedo
esperar? , que
abre
el camino a la ley prctica
bien
en
sentido pragmtico
(felicidad),
bien
en
sentido moral
(dignidad
de
ser
feliz) (CRP, A 805-806 / B 833-834).
La
cuarta
fase,
la que ms importa para conocer
el
sentido
que
tiene
en Kant la idea de
una
sociedad plenamente
racional,
es de incierta
ubicacin respecto
al tiempo de
nuestra
accin; contiene los temas de
lo que Foueault
ha
llamado una o n t o l o g a
del presente ;
diagnostica
el
momento
histrico del
filsofo, pero lo hace anticipando
tareas
que
se
refieren
al
futuro,
sin
cuya pre-visin
no puede el participante
dar
sentido
a
su
accin
actual.
La figura
que presenta
el ltimo
paso
de
esa
razn
histrica consisti en que comprendi el hombre (no ms que
barruntndolo) que
l constitua el genuino fin de
la naturaleza
y nada
de lo que
rebulle
sobre la tierra poda hacerle en esto la
competencia
(PIHH, 75).
Al
describrir
ejemplos
de este desarrollo de la razn,
Kant
seala con precisin los
mbitos
respectivos
de una razn instrumen
tal y una
razn
de fines.
La
valoracin instrumental de la naturaleza
fsica y de los animales, a los que,
dice Kant, ya
no consideraba
como
compaeros
en la
creacin sino
co
.
mo
medos
e
instrumentos puestos
a disposicin de su
voluntad
para el logro
de sus propsitos op. cit.
7 6), ~ s t b l e c e una
relacin
entre razn y
naturaleza
que culmina en la
lgica
de
la
relacin del
hombre con la
naturaleza
propia;
es
la lgica
de internalizacin
del
sacrificio
como
renuncia, sealada por Adorno
como el
carcter
dialctico del principio
de
la Ilustracin. Dicho con sus
propias
palabras:
El espritu subjetivo, que disuelve la animacin de
la naturaleza, slo domina a la naturaleza 'desanimada'
imitando
su
rigidez y disolvindose
l
mismo en
cuanto
animado. .
La valoracin
de Kant, an
dominada
por el
optimismo
del progreso de la especie, no
es insensible a la dimensin negativa
de
esa racionalizacin:
-
7/21/2019 Entusiasmo y Razn objetiva en la historia Immanuel Kant Vigencia de la filosofa crtica.pdf
17/24
ergio evilla
tal cambio representa una prdida; para la naturaleza,
cuyo
fin en el
hombre
se
orienta hacia
la especie, fue
una
ganancia (PIHH, 79). Esa
dialctica del
progreso
racional, en la
que
Kant coincide
con
Rousseau,
deja
como perdedores a la naturaleza fisica y
al
individuo,
dimensiones
stas
que,
pensadas
segn
la
categora de
lo
particular'',
el idealismo
se apresurar a excluir del mbito de la verdaderavida , es decir, de la
vida del espritu . Aunque ese tratamiento no sea responsable ante
la
naturaleza,
uno
de
los motivos por los que Hans Jonas piensa
que
han
periclitado los
paradigmas clsicos de
la tica,
centrados
en el hombre
en las consecuencias a corto plazo,
es
justo
sealar
que el dualismo
kantiano,
en el
que
la
materia
jams
desaparece
en su sntesis
con
la
forma,
conduce
a una utopa,
formal
pero positiva,
de
la reconcilia
cin de
la
naturaleza
con
la
cultura.
El hombre
renuncia
al
dominio
sobre el hombre en cuanto entra a participar en
la
igualdad de todos
los seres
racionales
cualquiera
que fuese
su rango aqu, no
en la
razn
considerada
como
simple instrumento para la
satisfaccin
de
diversas inclinaciones, reside el
fundamento
de la ilimitada igualdad
de los seres humanos (op. cit. 76).
Este
reconocimiento positivo
que
el principio de igualdad establece entre los hombres ha
de aplicarse
tambin para
que
el
desarrollo
de la humanidad como especie moral
no contradiga a la especie natural
op.
cit. 79-80). La utopa positiva
recoge las
huellas de
esa contradiccin en su
propia
expresin:
Como
estas disposiciones
estaban
preparadas para
el
estado
natural
sufren
violencia con el avance e la cultura
y sta sufre con ellas, hasta que el arte
perfecto se convierte
en
naturaleza;
que
es
en
lo
que
consiste la meta final del
destino
moral de la especie humana. (PIHH, 80. El resaltado es mo)
La meta final, de la
que estamos
lejos
como
sociedad en la
que
la
ilustracin no ha hecho ms que comenzar,
tiene
que asumir que
el
avance
de
la
cultura hace
sufrirviolencia a la naturaleza; el reto utpico
de
la razn, su perspectiva
consoladora de futuro
consiste en darse a
s
msma
una forma tal que la convierta en
segunda
naturaleza y
cese
toda violencia,
superando as
una contradiccin que,
segn
Kant,
[ .. ] slo
una constitucin
civil
perfecta
(fin supremo de la cultura) pudiera
cancelar, mientras
que por ahora
la distancia
entre
Naturaleza
cultura
se
llena, como
es
sabido, de
todos
los vicios de sus
consecuencias,
de todas las
miserias
humanas.
(Op.
cit.
91)
El concepto
de razn
objetiva en la
historia comporta
en
Kant una
promesa
de felicidad,
que se
ampla a la especie
en
los conceptos de cos
mopolitismo
paz perpetua.
610
-
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''Entusiasmo y '(razn objetiva n la historia
La dialctica entre la guerra y la paz es uno
de
los
aspectos de ese
antagonismo
que en
el
hombre se expresa
como insociable sociabili-
dad'' que
rige todos los
pasos
de
la
rudeza a la cultura , de la libertad
sin ley a
la
autonoma,
de
la
sociedad patolgicamente provocada a
la
formacin de
un
todo
moral (IHUSC,
46-4
7).
La
discordia el
trabajo op cit.,
48)
son las
violencias
de que se
sirve el
plan general de
la
especie. para lograr, contra el deseo de los individuos,
una
sociedad
pacfica autnoma. En 1786 afirma Kant:
Al
nivel
de la
cultura
en que
se halla
todava la
humanidad,
la guerra sigue
siendo
un
medio ineludible para hacer avanzar
a
aqulla;
y slo
sabe
Dios
cundo-
despus
de
haber
logrado
una
cultura
completa, podra ser
saluda-
ble,
hasta
posible,
una
paz
perpetua.
(PIHH, 86)
La paz
sera, por tanto,
el corolario
de una sociedad regida por la
razn
y
un
criterio para
saber
que sta rige
efectivamente
los asuntos
humanos. En 1798 se presenta la desaparicin,
segn
principios ,
de la guerra agresiva como un indicio, negativo pero emprico, de que
la
especie humana
progresa
hacia mejor (GHP, 106). La nocin de paz
opera por tanto
eri tres formas; como
concordia
.en el
mundo de
los
instintos naturales que
ha
de ser
rota
por
la
discordia que permite
el
progreso de la
razn;
en
el otro extremo, como
paz perpetua dentro de
los estados
como paz
perpetua
entre ellos,
de acuerdo con princi
pios
de una legislacin universal. En el
momento presente,
en que
la
Ilustracin
no ha hecho ms que comenzar, el diagnstico filosfico
de
Kant se
centra
en la
bsqueda
de indicios
fenom11:icos
que muestren
la
presencia de intereses
empricos
que hagan
cada vez
menos plau
sibles
los
conflictos blicos.
En una
consideracin
de los hechos
que prescinda de todo
hilo con
ductor
de
la
razn
no
es
posible excluir
la
posibilidad
de
la
barbarie
y
de la
guerra como panorama
estable de
las
acciones humanas:
No se puede predecir, por tanto, si
la disensin,
tan connatural a nuestra espe
cie, no acabar por prepararnos, a pesar
de
nuestro estado
tan
.civilizado, un
tal
infierno
de males que
en l
se
aniquilen
por una brbara
devastacin
ese
estado
todos
los
progresos
culturales
realizados hasta
el
da.
(IHUSC, 55)
Una mera
inspeccin
del
presente,
que no adopte la hiptesis de
la
teleologa, no puede excluir
esa posibilidad
atenindose
a lo que sabe
mos
del
hombre
y a la
madera
tan retorcida'' op. cit., 51)
de que
est
hecho
.Pero
un
diagnstico filosfico
est comprometido con
el
punto
de vista
del sentido;
Kant
lo
establece al
preguntar:
es razonable,
611
-
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ergio evilla
acaso,
suponer la
finalidad de la Naturaleza
en
sus partes y rechazarla
en
su conjunto?''
op.
cit.
55). Un diagnstico filosfico
del
presente
ha de establecer su propio
punto
de vista
conceptual
que nace de un
compromiso
con
la
razn, subjetivay
objetiva.
Ese compromiso se sabe
previo y
hasta precario
y, a
menos
que se acredite en
su
relacin con
los
hechos, su resultado podra
no
ser
otra cosa que una ocurrencia
o algo
asi como una
novela ,
como reconoce el noveno
principio
de la
IHUSC.
En el caso
de
Kant el punto
de vista
conceptual es claro: el hom-
bre
slo -alcanza
su dignidad moral
como
especie
en
el marco de
una
constitucin
civil perfecta
que supone, para
serlo,
una
federacin
de
naciones (IHUSC, 52). Pero, para
no
ser arbitrario, el
marco
conceptual
necesita algn
tipo
de
relacin
con
los
hechos
que,
a
su
luz,
se hacen
significativos. A
ese
respecto,
el
diagnstico
filosfico
de Kant
se
pone
a
prueba
en una relacin que adopta tres puntos
de vista, excluida de
entrada una
relacin del tipo de
la verificacin ernprica. En
primer
lugar
menciona
Kant el punto
de vista
del agente histrico comprome-
tido: Se ve
que la
filosofa
puede tambin
tener
su
quiliasmo
pero
tal
que, para su introduccin, su idea, aunque de muy
lejos,
puede
ser
propulsora,
es
decir, lo menos
fantasiosa
posible (op.
cit.
57-58). El
punto ie
vista
inteligible
no est
inscrito en los
hechos, pero la idea
puede ser propulsora; esto
es,
puede
tener
funcin prctica porque
el
agente comprometido
con
la razn pue e inscribirlaen
el
mundo de las
acciones. Desde
el
punto
de
vista del participante, la
idea
de historia
no puede poner entre parntesis la libertad.
Pero
esa
objetivizacion
de la razn, para incribirse en
el mundo
de
los
fenmenos, necesita
ser
lo
menos fantasiosa
posible ,
es
decir,
ha de ser plausible desde
el punto
de vista
de
los
hechos
histricos. Y ello
establece
un segundo
punto
de vista
en el anlisis
de la
relacin entre lo sensible
y
lo inteli
gible:
quien hace
el
diagnstico
ha
de
considerar
los
fenmenos
como
indicios .
Es
el punto
de vista que
adopta
Kant
cuando afirma:
Lo
que importa ahora es si la experiencia nos descubre
algo
de semejante
curso
del
prop.sito
de la
naturaleza. Digo que
muy
poco (o
p. cit.
58).
La
experiencia aqu
no
verifica ni falsea una hiptesis; se mira hacia
ella como un conjunto
de signos
que pueden remitir en
la
direccin
del
significado
de
la
conjetura. Dado que sta
no puede
sernas indiferente,
qice Kant: Las
seales
ms
dbiles de su
aproximacin nos son
de
la
mayor
importancia
op.
cit., 58-59). Esas seales son, a
la
vez, de orden
cultural,
poltico
y
econmico. _
En
el orden cultural, Kant
seala
la necesidad que tienen
los
Es-
tados demantener
la
cultura interior ,
la
libertad
ciudadana ,
la
libertad de lucro
y
la libertad
religiosa; y ello
porque
los
Estados se
612
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'(Entusiasmo y
1
razn objetiva)) en la histori
hallan
entre s
en
una tan delicada relacin como los gobernantes
con
sus
sociedades.
Kant
busca los indicios
en
los cambios
que
en
su siglo se
han
producido
en esas esferas en
trminos
tales
que
esos
cambios
han
de
poner
lmites al poder con
slo
que
(la
humanidad)
comprenda
su
propio
beneficio" op.
cit.,
59). No
es
un
inters
puro,
sino
emprico, el que lleva a respetar la cultura interior , puesto que
redunda en poder
e
influencia sobre
los
dems Estados.
Tampoco
se respeta la
libertad
ciudadana por s misma, sino porque
su
res
triccin hara
disminuir.la vitalidad econmica de la
nacin,
especial
mente
del
comercio".
Es
la
libertad
de que
cada ciudadano busque
su
bienestar la
que mantiene
las
fuerzas
del
todo" y
la que impulsa.la
libertad religiosa y la
Ilustracin.
Dada esta tranformacin,
en
la
que
van derogndose
las
limitaciones
al
hacer
y
omitir
personales
o
p.
cit.,
59),
la
guerra
resulta
a los
Estados una
empresa artificiosa,
de
inseguro desenlace y los coloca
en
una
situacin de
deuda
pblica
en incremento
constante op. cit., 60). Esos indicios
empricos
hacen
plausible la conjetura de una Ilustracin creciente. Pero,
en
el plano
internacional,
hay un
fenmeno
econmico significativo
que hace
plau
sible la perspectiva
filosfica:
Adase a esto -dice Kant- la influencia que toda conmocin de un Estado,
gracias a
la
tupida red
que
sobre
esta
parte
del
mundo
en
que
vivimos extien-
den las industrias,
ejerce sobre los
dems,
y
de una manera
tan
sensible,
que
stos,
sin
ninguna referencia
legal
en
que
apqyarse, se
ofrecen como
rbitros,
preparndose
as desde
lejos
paraun futuro gran cuerpo
poltico del
que
el mun
do no
ofrece ejemplo. Loe. cit.)
La extensin del
sistema
econmico,
que
desborda el marco terri
torial
de los soberanos
polticos,
se convierte
en
indicio y acicate de
la
disminucin
de las guerras, y
en causa
posible de ~
formacin
de
un
derecho
y
un
cuerpo
poltico
supranacionales.
Cabe
preguntarse
qu
prueban esos indicios,
y
la respuesta
ha
de ser
doble: por ~
lado,
hacen plausible el punto de vista filosfico
sobre
el presente; por otro,
. .
dan
credibilidad a
la
esperanza
en un
Estado
de
ciudadana
mundial
o
cosmopolita". Efecto
propulsor, plausiblidad y esperanza es
lo
que cabe
esperar del diagnstico
filosfico
del presente
en
el
escrito de
1784.
Un punto
de vista nuevo, marcado
por
la Revolucip.
Francesa,
aparece
en el escrito sobre
el
progreso de
1798 (GHP). A ~ a
posicin
de
sujeto observador
que
acompaa la
voluntad de
una
ciep.cia,
que
1 .
ha
de
ser
claramente separada de la
posicin
del filsofo que hace un
diagnstico
de su tiempo, y al punto de
vista
del
agente histrico
que
introduce
la libertad, se aade ahora la posicin impracticable de un
6 3
l
1 :
11
1
1
1
.
1
. 1
1
[
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ergio evilla
observador
externo y
la
posicin
entusiasmada de
un
espectador. La
multiplicacin de perpectivas, que plantea
problemas
de consistencia
interna,
abre a cambio,
de mo
.
do manifiesto, la
complejidad
de una
filosofia que quiera pensar crticamente la historia en general y, de mo
do ms
.concreto,
la historia presente.
Kant es consciente de que el problema de ms dificil solucin
para
una
teora
de la historia consiste en la
eleccin
del punto de
vista,
esto
es, el problema de la posicin desde la que se ha de teorizar:
Acaso dependa
de la mala eleccin
del
punto de vista para contem
plar
la
marcha
de las cosas humanas,
el
que
nos
parezcan stas
tan
insensatas (GHP, 10.2).
Con
la metfora de la revolucin copernicana
en la astronoma,
Kant nos hace
ver
que
la posicin
de
un sujeto
de
conocimiento
cientfico,
cuya
problemtica
vertebr
la
epistemologa
moderna,
siempre
tuvo
como
trasfondo
la posicin de un sujeto
exte
rior absoluto,
esto es, la posicin que
en
los
trminos
de Hilary Putnam
hemos lla.mado el supuesto del ojo de Dios ,
para
el cual, en ltima
instancia, todo
lo que sucede
tiene una razn
suficiente. En el
caso
de
la historia esa perspectiva es tan necesaria como inviable.
Es necesaria
para un
a
ciencia
cuya
naturaleza
explicativa
incluyera la
prediccin;
es
inviable, porque
en
el
caso
de la historia el
tiempo
no es una constante
uniforme sino
el
mbito en
que
aparece
lo nuevo. La conexin
de las
leyes-naturales, explicativas y predictivas, no es posible en el espacio
de
la
libertad creadora,
y
el
punto
de
vista
del ojo de Dios no sirve
aqu para apoyar
o
legitimar la posicin de un sujeto de
conocimiento
objetivan
e.
En esta
situacin
Kant
establece
la tercera
posicin en
la que la ex
periencia-tampoco
aqu
tratada
como objeto de conocimiento-
pue
de ser signo de progreso.
o un
hecho que sea 'causa de progreso,
sino
un
hecho que
apunte
a l a modo de
''seal histrica
(signum
rememorativum, demonstrativum, prognosticum)
(GHP, 104),
esto
es,
la experiencia
como
seal de
lo inteligible,
la
Revolucin
Francesa.
A
una
modalidad
de experlencia
que
no es constituida por la sntesis
cognitiva le
corresponde
una
posicin humana
de experiencia que no
es
la
del
sujeto
constituyente,
sino la del
espectador que toma
par-
tido
de
un modo
desinteresado.
Esa
paradoja constituye el ncleo de
la experiencia como
seal .
El sujeto contituyerite
h-ubiera
intentado
o ~ r e e r n o s
explicaciones causales
de un
fenmeno
que
hubiera
per
dido
as
su
carcter
moral.
Por
otra
parte,
el
participante
pertenece
a
' 'un pueblo
lleno
de espritu
y
es,
por
tanto, un agente
libre,
pero
no
se libra de la
sospecha
de
actuar por
intereses
empricos,
la
otra
forma de la
causaldad.
Para que una experiencia delate racionalidad
y libertad
moral
ha de serlo
para
alguien causalmente
desinteresado
614
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((Entusiasmo y ((razn objetiva'' n la historia
y que,
no obstante,
se vincule a ella con un inters puro o,
por
decirlo
en las palabras de
Kant,
para alguien con una participacin de su
deseo, rayana
en
el
estusiasmo,
cuya manifestacin, que lleva apa-
rejada un riesgo,
no puede reconocer otra causa que
una
disposicin
moral
del gnero
humano
(o
p.
cit.,
1 06).
El espectador,
en
tanto es
desinteresado , comparte
con
el sujeto el
rasgo
del
distanciamiento;
a
diferencia de ste,
sin
embargo, no convierte
la
experiencia en
objeto.
Con
el
participante comparte
el
rasgo de sentirla como propia tomando
partido, incluso con
"riesgo"; a diferencia
de
l,
no es un agente
efectivo
d
el suceso
y,
por
tanto,
su inters
puede
ser puramente
universalista,
es
decir, un inters p
or
la
razn
y por la humanidad.
Los rasgos
de
su experiencia son
bien
peculiares:
no produce
co-
nocimiento
ni
acta
por
deber; no
se
trata,
por tanto,
ni
de experiencia
cientficani
de
experiencia en
sentido
moral.
Es una tercera
modalidad
de experiencia que Kant llama
entusiasmo y
que
caracteriza
como
participacin
afectivaen
el bien"
(op cit., 107).
En
tanto es un
"afecto",
tiene
un matiz patolgico; en cuanto hace referencia al
concepto
de
derecho
loe. cit. , muestra una
tendencia
moral del gnero humano
op. cit., 105).
Es
un uso
del
concepto experiencia
que
no
encuentra
parangn unvoco con ningn otro en la obra kantiana. En ierto sen-
tido se
trata de
una
nocin de experiencia
que altera
profundamente
las
dos nociones
que
habitualmente
la
definen:
la
nocin de sujeto
y
la
de
objeto.
El entusiasmo del espectador
ante la
Revolucin Francesa
se muestra, a la vez, como
la experiencia de
un hecho y
de
un valor y,
en este caso, ambos pertenecen
a
la ' 'razn
objetiva".
Con tales condi-
cionamientos, para pensar
el
presente,
el filsofo se
ve
obligado a
aban-
donar los lmites
de la
filosofa del
sujeto.
Queda por
aclarar
las dimensiones de ese hecho
de
nuestro tiempo
que permiten
hacer
experiencia de
l
como
de
un valor
. Y
~ n t ofrece
al
respecto
un
doble
criterio;
por
una
parte
,
la autonoma
jurdica,
y
como
fin
de
sta, la tendencia
a
evitar la guerra agresiva.
La
autono-
ma
jurdica
se
entiende como una analoga
de
la autonoma moral.
El
Estado de
d e r ~ c h o nica
fuente de
autoridad a la que se
someten
todos los ciudadanos por
igual>
es el
anlogo emprico
del universalismo
moral del
imperativo categrico;
su fundamento en
el
derecho de
un
pueblo a darse a si mismo
la constitucin
convierte
la
soberana
en
autonoma.
No
obstante,
a
Kant
le
parece
necesario
garantizarque ese
inmenso
dispositivo
formal
est
guiado p
orun
fin; y
ste es la
aproxi-
macin
indefinida
hacia
la
paz
perpetua ,
que
no
ser
posible
hasta
que idnticas condiciones
se
generalicen en un plano cosmopolita. La
Revolucin Francesa no
puede
garantizar
el
cumplimiento
efectivo del
sentido de la historia porque,
como fenmeno, puede fracasar y
no es
615
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1
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.Sergio Sevilla
imposible que las cosas vuelvan a su antiguo cauce op. cit., 109);
pero la experiencia habr cumplido igualmente su funcin como "se
al": la de
mostrar
la posibilidad de aunar dentro
del
gnero humano
naturaleza y libertad .oe
cit.).
Al
comienzo
de
este
trabajo
sealaba
que
teorizar
la
razn
en la
his
toriaaltera el mapa
y
las nociones
resultantes
de una teora de la razn
realizada, en las obras mayores
de
Kant, como lgica trascendental
del discurso cientfico o.de las
normas
morales. Al teorizar
la
Taz.n
en
sus .objetivaciones
histricas
podemos resumir,
para acabar, que
ant
altera
el
lugar desde
el
cualfilosofa: no
es ya
el filsofo crtico un
analista de discursos cognitivos .o de sistemas normativos que le
han
sido dados
como punto
de
partida para
indagar sus
condiciones de
posibilidad.
Ahora
el filsofo crtico
se
mueve
entre
a
experiencia
y
el
punto
de vista de lo inteligible, sin hilo conductor lgico, puesto que
se trata
de
hacer un diagnstico de la
historia .
humana
.y de su propio
presente.
Los fenmenos,
siempre nuevos, sorprenden
y
se relacionan
con los criterios de
la
razn como meros indicios.
Demodo similar, se
alteran
fundamentalmente algunas nociones
clave del
sistema;
la libertad
multiplicasus sentidos
y
no
es slo
auto
noma racional",
sino
. ambin el juego de
ensayo
y error, o la actividad
creadora
de
valores
que desplaza
constantemente
sus propias fronte
ras
.
La
experiencia se
transforma hasta funcionar
como seal
y
alterar,
rebas
ndolo, el
paradigma sujeto-objeto. Ya
no
podemos entender
la
nocin
de experiencia
en el mismo.
sentido
en el que
la
ha elaborado el
mapa del
con
o.cimiento fenomnico
y
la
teora del sujeto constituyente.
A la
transformacin
que ste experimenta de
su
posicin de
b s e r v ~
dor a la posicin de espectador, le corresponde una alteracin de su
correlato
emprico,
que
une dimensiones
fcticas y
valorativas
en un
todo que funciona como seal.
Los textos
en que Kant se
convierte
en
filsofo del presente
despliegan
al.sujeto en una
pluralidad
de o s i i o ~
nes de experiencia, a
la
vez que abren
en
sta dimensiones que sealan
el
camino de la
superacin del
paradigma de la
reflexin. .
El modo de hacer
filosofia
que
Hegel caracterizab.a
como un captar
el
propio tiempo.en conceptos es todava teora de la razn, pero de una
ndole y
un proceder
bien distinto de
la prctica
canonizada de stfl:
como
teora
del conocimiento.
En
la
obra de
Kant encontramos ejem-
plos clsicos de ambas prcticas
de la
filosofia.
616
.
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7/21/2019 Entusiasmo y Razn objetiva en la historia Immanuel Kant Vigencia de la filosofa crtica.pdf
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((Entusiasmo y ((razn objetiva en la historia
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