enseñanzas del papa francisco no.111
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Enseñanzas del Papa Francisco No.111
Enseñanzas del Papa Francisco No.111
El 26 de julio dijo en sus palabras previas al rezo del ángelus,
refiriéndose al Evangelio del día: Jesús se encuentra a orillas del lago de Galilea,
y se ve rodeado de «mucha gente», atraída por los «signos que hacía con los enfermos» (v. 2).
En él actúa el poder misericordioso de Dios, que cura todo mal del cuerpo y del espíritu.
Pero Jesús no es solo sanador, sino que es también maestro:
en efecto, sube a la montaña y se sienta, con la actitud típica del maestro cuando
enseña; sube a esa «cátedra» natural creada por su
Padre celestial.
Entonces Jesús, que bien sabe lo que va a hacer, prueba a sus discípulos.
¿Qué hacer para dar de comer a todo ese gentío? Felipe, uno de los Doce, hace un cálculo rápido: si se organiza
una colecta, podrán recogerse como máximo doscientos denarios para comprar pan, el cual, con todo, no bastaría para
dar de comer a cinco mil personas.
Los discípulos razonan en términos de «mercado», pero Jesús reemplaza la
lógica de comprar con otra lógica: la de dar.
Y he aquí que Andrés, otro de los Apóstoles, hermano de Simón Pedro, presenta a
un muchacho que pone a disposición todo lo que
tiene: cinco panes y dos peces,
aunque, desde luego —dice Andrés—,
eso no es nada para toda esa gente (cf. v. 9).
Pero eso es precisamente lo que esperaba Jesús.
Ordena a los discípulos que hagan sentar a la gente;
después tomó esos panes y esos peces, dio gracias al
Padre y los repartió (cf. v. 11).
Estos gestos anticipan los de la Última Cena, que dan al pan de Jesús su significado
más auténtico.
El pan de Dios es el propio Jesús.
Al comulgar con él, recibimos su vida
en nosotros y nos convertimos en hijos del Padre celestial y en
hermanos entre nosotros.
¡Al comulgar nos
encontramos con Jesús realmente vivo y
resucitado! Participar en la Eucaristía significa entrar
en la lógica de Jesús: la lógica de la gratuidad, de
la compartición.
Y, por muy pobres que seamos, todos podemos dar algo.
«Comulgar» significa también obtener de Cristo la gracia que nos capacita para compartir con los demás
lo que somos y lo que tenemos.
La muchedumbre queda impresionada por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Jesús sacia no solo el hambre material, sino también la
más profunda: el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios.
Ante el sufrimiento, la soledad, la pobreza y las dificultades
de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? La queja no soluciona nada, pero podemos
ofrecer lo poco que tenemos, como el muchacho del Evangelio.
Tenemos, con toda seguridad, alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia…
¿Quién de nosotros no tiene sus «cinco panes y dos peces»?
¡Todos los tenemos!
Si estamos dispuestos a ponerlos en manos del Señor, bastarán para que en el mundo haya un poco más de
amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría.
¡Qué necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos de
solidaridad y de hacernos partícipes de su don.
Que nuestra oración sustente el compromiso de todos para que no falte nunca a nadie el Pan del cielo que da la vida eterna ni lo necesario para una vida digna, y para que se
afirme la lógica de la compartición y del amor. Que la Virgen María nos acompañe con su intercesión
maternal.
Palabras del Papa tras el rezo del «Ángelus»Queridos hermanos y hermanas:
Hoy se abren las inscripciones para la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el año que viene en Polonia.
He querido abrirlas yo mismo, y para ello he pedido que vengan aquí a mi lado un chico y
una chica, para que estén conmigo en el momento de abrir las
inscripciones, aquí delante de vosotros
[El Papa hace clic en la pantalla de una tableta que le es presentada].
Ya está: acabo de inscribirme a la Jornada como peregrino mediante este dispositivo electrónico. Esa
Jornada, que se celebrará durante el Año de la Misericordia, será, en cierto sentido, un Jubileo de la
Juventud, llamada a reflexionar sobre el tema: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia» (Mt 5, 7).
Invito a los jóvenes del mundo entero a vivir esa peregrinación, bien acudiendo a Cracovia, bien
participando en ese momento de gracia en sus propias comunidades.
Dentro de unos días se cumplirá el segundo aniversario de cuando,
en Siria, fue secuestrado el padre Paolo Dall’Oglio, estimado religioso para cuya liberación lanzo un
llamamiento emocionado y apremiante. Tampoco puedo olvidar a los obispos ortodoxos que han
sido secuestrados en Siria ni a todas las demás personas que, en las zonas de conflicto, han sido
secuestradas.
Espero que se dé un
compromiso renovado por parte de las autoridades competentes locales e
internacionales para que se devuelva pronto la
libertad a esos hermanos nuestros.
Con afecto y participación en sus sufrimientos,
queremos recordarlos en la oración y rezamos
todos juntos a la Virgen: «Dios te salve, María…».
Hoy, 26 de julio, la Iglesia conmemora a los santos Joaquín y
Ana, padres de la Bienaventurada Virgen María y, por consiguiente,
abuelos de Jesús. Con esta ocasión, quisiera saludar a todas las abuelas y a todos los abuelos, dándoles las gracias por su valiosa presencia en las
familias y para las nuevas generaciones. A todos los abuelos vivos —pero también a los que nos miran desde el cielo— los
saludamos y les dedicamos un fuerte aplauso…
Os deseo a todos un feliz domingo.
Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Feliz comida y hasta la vista!
En twitter dijo: Qué hermoso es anunciar a todos el amor de Dios que nos
salva y da sentido a nuestra vida.
El amor compasivo de Cristo es lo que nos da la libertad
y la felicidad verdaderas.
Es hora de cambiar de mentalidad y de dejar de pensar que nuestras acciones no tienen ningún impacto en
quien padece hambre.
Cuando todo se derrumba, lo que sostiene nuestra
esperanza es sólo esto:
Que Dios nos ama, que ama a todos.
Gracias. Por favor, les pido que recen por mí. #Ecuador #Bolivia #Paraguay
La Iglesia está llamada a estar siempre más atenta
y solícita hacia los débiles.
Quien ayuda a los enfermos y a los necesitados toca la carne de Cristo, vivo y presente entre
nosotros.
El testimonio cristiano es concreto. Las palabras sin el ejemplo son vacías.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen diapositivas, vida de Santos, Evangelio
del Domingo, etc. Escribe a:
con el título suscripciones.
Servicio Gratuito. Que Dios te llene de
bendiciones.Y que permanezcamos
unidos en el amor a Jesús.
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