el rugido de calibán - la música noise como zona de autonomía temporal

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El rugido de Calibán LA MÚSICA NOISE COMO ZONA DE AUTONOMÍA TEMPORAL por Sísifo Pedroza elinstantedesisifo.net La ficción es un ámbito literario que, aunque trata de tramas y personajes imaginarios, muchas veces refleja la realidad mejor de lo que los relatos históricos pueden conseguir. En parte porque a través de metáforas logran expresar los tabúes sociales que no pueden ser nombrados de manera directa, y en parte porque por medio de figuras y situaciones extraordinarias manifiestan los temores, las fantasías, los deseos que desbordan el campo de lo realista, los cuentos, las novelas y las obras teatrales –entre otras formas de literatura ficticia– nos permiten observar aspectos de la cultura que no son evidentes a los análisis políticos, económicos o sociológicos que buscan explicar los fenómenos sociales únicamente a partir de sus “hechos” y “verdades”. Quizás por eso Marx comienza sus manuscritos Grundrisse haciendo referencia al personaje novelístico Robinson Crussoe, y McLuhan abre su Galaxia Gutemberg aludiendo al Rey Lear de Shakespeare. Siguiendo los pasos de McLuhan y de Marx, este artículo girará en torno a un personaje ficticio, casualmente tomado, al igual que el Rey Lear, de una tragedia shakespeareana. Sin embargo, en este caso no aludiremos a un héroe monárquico ni a alguna noble figura que nos muestre la versión más refinada de la “alta cultura”, sino que haremos referencia a un monstruo antiheróico que representa una amenaza a los valores culturales, a la jerarquía social y a la noción de justicia que la monarquía representara en la época de Shakespeare. Nos referimos, como puede suponerse por el título de este escrito, al esclavo monstruoso de La Tempestad: al humillado, al ruidoso, al deforme Calibán que el hechicero Próspero tuviera a su servicio. “Si descuidas o haces tu labor de mala gana”, dice Próspero a Calibán en las primeras escenas de la tragedia, “rugirás tanto que hasta las bestias temblarán de oirte”. La respuesta del monstruo ante tal advertencia pasa por distintos estadios a lo largo del drama, llegando al final a un terreno de ambigüedad en el que éste se resigna a obedecer al mago, pero sin retractarse del resentimiento que lo llevara escenas antes a tratar de asesinar a quien representa la prosperidad en este relato. ¿Por qué hablar de Calibán en un texto cuyo subtítulo alude a la música noise y a su presunta relación con los procesos de autonomía? Porque su historia puede ser interpretada como una analogía del sometimiento que el ruido tiene por parte de la “alta cultura” musical, y porque su rebeldía puede ser comparada con la subversión que las músicas ruidosas constituyen con respecto al paradigma artístico- cultural que domina en las sociedades capitalistas. Si Calibán es un personaje repugnante es porque carece de la nobleza que Próspero y su hija tienen como representantes de una clase social privilegiada; monstruo como los pobres, como los obreros, como los indígenas colonizados, como los ruidos molestos que la “música culta” debe evitar a toda costa, este personaje viene a representar el modo en el que los valores subjetivos son determinados por lo que Carlos Marx denominara hace siglo y medio

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Ensayo sobre música noise y autonomía, escrito por Sísifo Pedroza, publicado originalmente en: elinstantedesisifo.net

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  • El rugido de CalibnLA MSICA NOISE COMO ZONA DE AUTONOMA TEMPORAL

    por Ssifo Pedroza

    elinstantedesisifo.net

    La ficcin es un mbito literario que, aunque trata de tramas y personajes imaginarios, muchas vecesrefleja la realidad mejor de lo que los relatos histricos pueden conseguir. En parte porque a travs demetforas logran expresar los tabes sociales que no pueden ser nombrados de manera directa, y enparte porque por medio de figuras y situaciones extraordinarias manifiestan los temores, las fantasas,los deseos que desbordan el campo de lo realista, los cuentos, las novelas y las obras teatrales entreotras formas de literatura ficticia nos permiten observar aspectos de la cultura que no son evidentes alos anlisis polticos, econmicos o sociolgicos que buscan explicar los fenmenos socialesnicamente a partir de sus hechos y verdades. Quizs por eso Marx comienza sus manuscritosGrundrisse haciendo referencia al personaje novelstico Robinson Crussoe, y McLuhan abre su GalaxiaGutemberg aludiendo al Rey Lear de Shakespeare.

    Siguiendo los pasos de McLuhan y de Marx, este artculo girar en torno a un personaje ficticio,casualmente tomado, al igual que el Rey Lear, de una tragedia shakespeareana. Sin embargo, en estecaso no aludiremos a un hroe monrquico ni a alguna noble figura que nos muestre la versin msrefinada de la alta cultura, sino que haremos referencia a un monstruo antiherico que representa unaamenaza a los valores culturales, a la jerarqua social y a la nocin de justicia que la monarquarepresentara en la poca de Shakespeare. Nos referimos, como puede suponerse por el ttulo de esteescrito, al esclavo monstruoso de La Tempestad: al humillado, al ruidoso, al deforme Calibn que elhechicero Prspero tuviera a su servicio. Si descuidas o haces tu labor de mala gana, dice Prspero aCalibn en las primeras escenas de la tragedia, rugirs tanto que hasta las bestias temblarn de oirte.La respuesta del monstruo ante tal advertencia pasa por distintos estadios a lo largo del drama, llegandoal final a un terreno de ambigedad en el que ste se resigna a obedecer al mago, pero sin retractarsedel resentimiento que lo llevara escenas antes a tratar de asesinar a quien representa la prosperidad eneste relato.

    Por qu hablar de Calibn en un texto cuyo subttulo alude a la msica noise y a su presunta relacincon los procesos de autonoma? Porque su historia puede ser interpretada como una analoga delsometimiento que el ruido tiene por parte de la alta cultura musical, y porque su rebelda puede sercomparada con la subversin que las msicas ruidosas constituyen con respecto al paradigma artstico-cultural que domina en las sociedades capitalistas. Si Calibn es un personaje repugnante es porquecarece de la nobleza que Prspero y su hija tienen como representantes de una clase social privilegiada;monstruo como los pobres, como los obreros, como los indgenas colonizados, como los ruidosmolestos que la msica culta debe evitar a toda costa, este personaje viene a representar el modo enel que los valores subjetivos son determinados por lo que Carlos Marx denominara hace siglo y medio

  • como conflicto de clases. De la misma forma que la monstruosidad del esclavo viene dada por el amo,la definicin del ruido como excedente, como disturbio, como carente de sentido, viene dada por unaperspectiva que no fortuitamente corresponde al gusto musical de quienes tienen el poder poltico yfinanciero. El rugido de Calibn es el grito del excluido, del marginado, del proletariado, del que sedetesta pero es al mismo tiempo necesario para que la mquina automtica funcione. Pero qu ocurrecuando el monstruo se subleva, cuando encuentra un espacio de locucin y cuando subvierte los valoresde aqul que antao lo sometiera?

    De acuerdo con la lectura anti-colonialista que Michael Hardt y Antonio Negri hacen de nuestropersonaje, la cultura de Calibn es la cultura de resistencia que vuelve las armas de la dominacincolonial contra esta misma desde la perspectiva del colonizado, en su lucha por la liberacin Calibn,que est dotado de tanta o ms razn y civilizacin que los colonizadores, es monstruoso slo en lamedida en que su deseo de libertad excede los lmites de la relacin dialctica de biopoder (Hardt yNegri, Commonwealth, p.111). Segn estos autores, el actual contexto poltico y econmico ejercesobre las personas un poder que se extiende sobre los rasgos ms bsicos de la vida (de ah el trminobiopoder), por ejemplo sobre las relaciones sociales, el deseo, la sexualidad o el pensamiento. Desdeuna visin totalizante, este biopoder determinara la conducta y la necesidad afectiva de los sujetos paraque respondan a las necesidades unvocas del mercado; pero desde una visin desbordada, como la queellos relacionan con la rebelda de Calibn, emergen nuevas potencias sociales que no son vistas yacomo una mera negatividad que debe ser atacada, sino que encuentran un lugar de enunciacinalternativa que abre nuevos campos de resistencia y de transformacin cultural. Cuando dejamos dehablar del negativo que se opone a los principios de la positividad, y comenzamos a hablar del otro quese afirma como agente legtimo de formas alternativas de produccin, de pensamiento y de deseo,dejamos atrs la cultura de Prspero y entramos en un extrao territorio que en trminos musicalespuede ser comparado con el ruido, y particularmente con la msica estruendosa, deforme y sinsentido que genricamente se conoce como noise.

    Un discurso comn en los anlisis sobre este tipo de msica es que sta constituye una prcticapotencialmente propicia para que escuchas y ruidistas disloquen sus valores y costumbres, sus formasde pensar, de sentir y de relacionarse con el desarrollo tecnolgico (leer, por ejemplo, el conocido libroNoise/Music de Paul Hegarty, o el tambin famoso Ensayo sobre la economa poltica de la msica deJacques Attali). No obstante, una pregunta que suele quedar abierta en los debates sobre el tema eshasta qu punto dicha potencia puede actualizarse para conformar procesos sociales que transformen larealidad de manera efectiva, generando alternativas concretas al sistema cultural todava dominante, yhasta dnde esto tendra consecuencias polticas que nos llevaran a reafirmar la hiptesis que Attalipropone en el ensayo referido, a saber, la de que en las prcticas de ruido se pueden observar destellosde una forma de organizacin social distinta de la que rige el aparato capitalista. En otras palabras, lacuestin es si la teora sobre el noise nos habla de un fenmeno que puede ser observado en la prcticacotidiana de quienes se dedican a hacer msica con ruido, o si se entregan a una reflexin abstracta entorno a circunstancias que difcilmente se articulan en los hechos. Aunque no pretendemos dar en estebreve ensayo una respuesta definitiva a dicha interrogante, lo que s podemos afirmar es que en todocaso, de ser el noise un espacio cultural en el que existen rasgos de un sistema social alternativo, stosresultan excepcionales frente a un mercado cultural que absorbe a la vasta mayora de las expresiones

  • artsticas, incluidas muchas expresiones ruidistas, en un sistema de produccin ms afn a los preceptoscapitalistas que a las cualidades de autonoma, horizontalidad y cooperacin que tanto Hardt y Negricomo Attali consideran caractersticas del sistema socio-cultural que vendra a suplantar al capitalismo.Estamos sugiriendo, acaso, que todas estas travesas argumentativas no son ms que ficcionesincapaces de culminar en propuestas de transformacin realista?

    S y no. S porque en los escritos sobre el tema es comn que no se estudie a profundidad cmo laindustria cultural absorbe y enmarca a la mayora de las prcticas de noise, (y de muchas otrasexpresiones presuntamente contra-culturales), en una lgica mercantil que contradice los argumentosms progresistas y revolucionarios sobre este particular; no porque a pesar de su carcter minoritario ydel constante riesgo a ser neutralizados por el sistema artstico dominante, existen diversos proyectosruidistas que apuestan por un sistema de produccin que no se rige por la propiedad privada, por elindividualismo ni por la explotacin laboral, y que exploran formas de sensibilidad que van en unadireccin distinta a las que son promovidas por las grandes industrias musicales como ejemplo de ello,basta pensar en que la escena noisera sigue dependiendo en buena medida de las disquerasindependientes y de los eventos autogestionados para seguir existiendo. Aunado a ello, cabe enfatizarque, adems de sus acciones sonoras, es comn que los msicos ruidistas enuncien discursos que vanen contra de los cdigos mercantiles que se observan en otros contextos. Es verdad que los discursos nosiempre son del todo congruentes con los actos de sus autores, de la misma manera que los relatos deficcin no siempre corresponden directamente con las circunstancias sociales que les sirven de modelo,pero esto no elimina que el hecho mismo de enunciar un determinado posicionamiento es seal de queaquello que se expresa forma parte de un imaginario, y de que ello repercute en la produccin yrecepcin, en este caso, de las msicas ruidosas; si las ficciones ms disparatadas tienen importantesefectos en el mundo que las alberga, por qu no habran los discursos ms ingenuamenterevolucionarios sobre el ruido tener tambin efectos sobre la realidad que les sirve de contexto?

    Volviendo al asunto de lo minoritario y de lo que tiende a ser neutralizado por el sistema artsticodominante, resulta interesante considerar la lectura que Hakim Bey nombre ficticio del pensadoranarquista Peter Lamborn Wilson hace de Calibn como un personaje que representa la autonoma yla libertad que potencialmente se albergan bajo el regazo del mismsimo imperio:

    Calibn, el salvaje, est alojado como un virus en la misma maquinaria del imperialismoocultista; los animales/humanos del bosque estn investidos desde un principio con el podermgico de lo marginal, lo excluido y lo desterrado. Por un lado Calibn es feo, y lanaturaleza una inmensidad aullante; por otro, Calibn es noble y soberano, y la naturalezaun Edn. (Hakim Bey, Zona Temporalmente Autnoma).

    Con estas palabras, Hakim Bey nos recuerda la imagen marxista del sepulturero capitalista que cava supropia tumba, de modo tal que la fuerza natural del monstruo ednico puede ser comparada con lafuerza comn que los trabajadores libres desarrollan con ayuda de los medios tecnolgicos. Aunquedebemos advertir que, a diferencia de la metfora marxista que deposita la potencia revolucionaria en laclase trabajadora en tanto masa social, la de Bey confa ms en los monstruos excepcionales queencuentran en su carcter efmero y minoritario su principal fuerza sublevante.

  • Para el filsofo anarquista, el trabajo poltico ms determinante en trminos de transformacin socialno es aqul que construye revoluciones permanentes (lo que es de por s una contradiccin detrminos), sino el que se concentra en generar sublevaciones transitorias que establezcan procesos deautonoma temporal. Bajo el nombre de Zona Temporalmente Autnoma (TAZ, por sus siglas eningls), Hakim Bey denomina a los procesos de liberacin que no pretenden ser duraderos niextenderse a nivel masivo, sino que se entregan a su especificidad histrica a sabiendas de que tarde otemprano sern recuperados por el poder hegemnico del cual se liberaron. Estas zonas pueden serpensadas como ocasiones de fiesta, en el sentido de que son eventos extra-ordinarios en los que se lasconductas sociales propias de la cotidianidad se ven transgredidas. En estas fiestas se generan nuevasformas de relacin social que bien podran ser la semilla de futuras revoluciones y procesos de cambiopermanente, o que bien podran limitarse a la experiencia liberadora del momento especfico en el queocurren; no es necesario que los procesos de autonoma se establezcan en instituciones revolucionariaspara que tengan efectos sociales inmediatos, efectos que para Bey pueden ser tanto o msdeterminantes para la vida que las circunstancias (macro)polticas: admitamos, propone el anarquista,que por una breve noche una repblica de deseos se vio gratificada. No confesaremos que la polticade esa noche tiene ms fuerza y realidad que, digamos, el gobierno de la nacin en pleno?. (Ibid.)

    Pensar el ruido, en su concrecin especfica en las prcticas de noise, como una Zona TemporalmenteAutnoma, puede ayudar a comprender los alcances reales de esta potencia ficticia. No obstante, estosigue sin explicar cmo podra el rugido de Calibn ser la expresin artstica de un sistema econmico,poltico y social que deje atrs los vicios de Prspero, en aras de un futuro ms libre y democrtico. Esposible que para esto no nos sea suficiente hablar de autonoma temporal, y tengamos que pasar ahablar de cuestiones ms amplias como la economa, la justicia social o la libertad cultural que slopuede ser comprendida en un proyecto de libertad social que no se conforme con excepciones festivas,sino que busque modificar los principios de opresin que siguen siendo la norma. No basta conencerrar a Calibn en un zoolgico de buenos tratos, ni con sacarlo los domingos a que corralibremente; as sigamos hablando en un tono ficticio, debemos ser capaces de imaginar un drama en elque las rejas se derrumben y en el que el monstruo deje de vivir subsumido en los conjuros delhechicero. Por supuesto, ste no es un problema que pueda resolverse nicamente a travs de la msicanoise ni de ninguna otra forma de expresin humana; sin embargo, el hecho de reconocer que elruidismo puede ser un espacio para la liberacin temporal, y al mismo tiempo de que esto no essuficiente para pensar en un proyecto de liberacin a gran escala, puede ser un primer paso para saberpor dnde caminar sin caer en la ilusin de que estamos volando.

    El rugido de CalibnLA MSICA NOISE COMO ZONA DE AUTONOMA TEMPORALpor Ssifo Pedroza