el planeta azul amenazado por el cambio climÁtico

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EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO Intervención del Prof. Ramón Tamames en la sesión plenaria del martes 3.III.2015 de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

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Page 1: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Intervención del

Prof. Ramón Tamames

en la sesión plenaria del martes 3.III.2015 de la

Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

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ÍNDICE

1. Introito ............................................................................... 1

2. Un fantasma recorre el planeta: el calentamiento global ........... 2

3. Efectos del cambio climático sobre la biosfera .......................... 4

4. Metas para el futuro sobre una sociedad baja en carbono.......... 8

5. Negacionistas y escépticos ................................................. 12

6. El TL2: un algoritmo para el conservacionismo ....................... 15

7. Orígenes y desarrollo del protocolo de Kioto .......................... 16

8. Los dispositivos del protocolo de Kioto .................................. 20

A. Mitigación: la asignación de derechos de emisión ........... 22

B. Adaptación: disposición de co2, energías alternati-

vas, etc. ................................................................... 23

C. El mercado del carbono .............................................. 26

D. Geoingeniería ............................................................ 26

9. Un paréntesis sobre turbulencias energéticas ........................ 28

10. La filosofía de Kioto: la tragedia de los bienes comunes. ......... 30

11. En pos del Protocolo de París para después de Kioto ............... 31

A. El plan de acción de Bali, Copenhague y Cancún ............ 32

B. La plataforma de Durban ............................................ 33

C. Qatar y Varsovia: hacia 2015. El nuevo informe del IPCC ........................................................................ 34

12. La preparación del Protocolo de París 2015 ........................... 35

A. Francia coordinadora .................................................. 36

B. Las negociaciones China/EE.UU. y la política am-biental de Pekín en su declaración de abril de 2014 ........ 37

C. El programa de cambio climático de Obama .................. 39

13. Nueva York, 23.X.14, todo un big bang ................................. 41

14. La UE define sus criterios de cara a París 2015 ...................... 46

15. El acuerdo ambiental EE.UU./China de noviembre de 2014 y la nueva política de la República Popular ............................ 47

16. Lima COP-20: preparando el nuevo Protocolo ........................ 49

Anexo ..................................................................................... 53

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1. INTROITO

La primera vez que el autor tuvo conciencia directa, clara y personal de que vivía en un planeta en medio del universo, debió ser allá por

el lejanísimo año 1945, más o menos. Cuando con dos de mis her-manos (Rafael y Juan) y un amigo que vivía en la misma casa que

nosotros (Gonzalo Sol), subimos a la terraza del edificio en una noche

de verano sin luna, para escrutar el cielo.

Allí, con una claridad que hoy ya no existe en la atmósfera de nues-tras ciudades lumínicamente contaminadas, y con unos prismáticos

de diez aumentos y un mapa circular de la cúpula celeste, de esos que se ajustan según fechas concretas para una latitud determinada,

que había facilitado a mi padre un paciente suyo –alemán, muy ver-sado en cuestiones constelaciones y planetas—, recorrimos el firma-

mento entre exclamaciones y eurekas.

Con los rudimentarios conocimientos de cuerpos celestes que había-mos adquirido en las noches estrelladas de nuestras correrías monta-

ñeras por las Sierras de Guadarrama y de Gredos, pudimos identificar las constelaciones más conocidas: Osa Mayor, Osa Menor, Dragón

entre ellas dos, Casiopea, Cinturón de Orión, etc. Y fuimos compar-

tiendo nuestros hallazgos, pasándonos los prismáticos, y buscando más cuerpos siderales en el mapa circular, con la ayuda de una lin-

terna.

Luego mis conocimientos de astronomía fueron ampliándose, y du-rante mis viajes fuera de España siempre visité los planetarios de Pa-

rís y Londres, admirando la dimensión del universo que se nos ofrecía con sonoras explicaciones de voces en off. Con datos que por enton-

ces eran más inciertos que ahora, cuando ya tenemos las mediciones precisas del Big Bang (13.800 millones de años) y del diámetro del

cosmos, de 45.000 millones de años.

También todavía muy joven, me hice con un libro de Isaac Asimov titulado precisamente El Universo, que definitivamente me abrió los

ojos, para ya no cesar en leer todo lo que caía en mis manos (y lo

que buscaba), en la medida que podía entender, lecturas en verdad apasionantes.

Después, me han ido interesando otros aspectos ya más próximos

relacionados con el planeta azul en que vivimos. A los que dediqué mis libros Ecología y desarrollo sostenible (primera edición en 1985)

y posteriormente El grito de la Tierra (2010); respondiendo así a in-quietudes que fui manteniendo. Y de ellas, el cambio climático que se

trata en este texto, es, sin duda, la más ardua, por la creciente inci-dencia antrópica en el cambiante clima del planeta, y porque todos

los deterioros en curso convergen en ese problema.

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Actualmente, como se corrobora en estas primeras páginas, ya hay suficientes conocimientos de los niveles de riesgo que significa ese

cambio climático, como también se conocen los medios para frenarlo;

antes de que una serie de traumas pongan en definitivo peligro la vi-da de la especie humana en la Tierra que nos acoge. Algo que suce-

dería si entráramos en la fase de deterioro irreversible a que tan peli-grosamente estamos acercándonos.

Y eso es, lo que desde diversos enfoques de cuestiones y soluciones

abordamos de inmediato, para ver lo que se ha progresado, que es mucho; y lo que queda por hacer, que es mucho más. Con la pregun-

ta final, para contestar en las páginas que siguen, de si aún vamos a ser capaces de hacer lo que está pendiente, y si todavía estamos a

tiempo de conjurar los negros augurios que evocan los más pesimis-tas.

2. UN FANTASMA RECORRE EL PLANETA: EL CALENTAMIENTO GLOBAL

A mediados del siglo XX, el mundo, además de enfrentarse al peligro

de una tercera guerra mundial de carácter atómico, había entrado en

un claro deterioro de sus grandes equilibrios ecológicos, sobre todo con las previsiones sobre calentamiento global y cambio climático. Lo

que se revelaría, según muchos, como el mayor problema ecológico a medio y largo plazo para la humanidad. Dentro de un verdadero

cambio global, como propuso un grupo de destacados biocientíficos españoles en su libro de idéntico título; porque lo térmico y lo climá-

tico se engloban en un escenario mucho más complejo de actividades e impactos1.

Y siendo ese el tema central del que nos ocuparemos, se habrá ad-

vertido que en nuestro primer epígrafe se parafrasea el comienzo de El Manifiesto Comunista de 1848; aunque en vez del fantasma enton-

ces visionado por Marx y Engels para Europa, lo que ahora inquieta a los que conocen la cuestión, es cosa bien diferente: la amenaza sobre

la continuidad de la vida en el entero planeta Tierra tal como hoy lo

conocemos a causa del calentamiento global.

A diferencia de lo que sucedió con el Manifiesto de 1848, lo ecológico no es una cuestión de ideologías, y por ello no es un tema para discu-

tir ad nauseam: hay datos y más datos para decidir racionalmente. Y

1 Carlos M. Duarte (coordinador) con aportes de Juan Carlos Abanades, Susana

Agustí, Sergio Alonso, Gerardo Benito, Juan Carlos Ciscar, Jordi Dachs, Joan O.

Grimalt, Iván López, Carlos Montes, Mercedes Pardo, Aida F. Ríos, Rafael Simó,

Fernando Valladares, “Cambio global. Impacto de la actividad humana sobre el sis-

tema Tierra”, CSIC-Catarata, Madrid, 2009.

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se trata de un conjunto de riesgos prima facie casi tangibles, que

atraviesan la vida cotidiana de la humanidad en toda la orbe; con ca-da vez más claras relaciones de causa/efecto que se resumen en la

conexión calentamiento global/cambio climático, que se produce en la

atmósfera por la presencia en ella de gases de efecto invernadero (GEI).

En principio, el mecanismo del fenómeno que nos ocupa es bien sim-

ple: la luz y la radiación ultravioleta del sol penetran la atmósfera y calientan la superficie de la Tierra; para luego ser rerradiadas desde

la tierra con CO2 derivado de la acción humana, junto con los demás GEI. El resultado es la acumulación de esos gases en la estratosfera,

un incremento en la temperatura la Tierra y su atmósfera, lo que pre-cisamente denominamos calentamiento global, con un efecto similar

para el planeta como el que se observa en un invernadero de plantas (véase figura 1), en el cual se consigue más calor para así lograr un

crecimiento vegetal más rápido2.

Ese calentamiento global se observa, in crescendo, desde los tiempos

de la Revolución Industrial, y su efecto acumulativo no tiene ni co-rrección posible –por las numerosas variables incontrolables dentro

del proceso—, y mucho menos solución rápida. Aparte de que dentro del debate en curso, todavía son muchos los escépticos sobre si ese

calentamiento es antrópico por su origen. Como igualmente persisten diatribas sobre si las emisiones de GEI (véase cuadro 2) son tan no-

civas; desde el punto y hora en que el CO2 se considera por muchos (los primeros, los agricultores) como gas de vida, por su trascenden-

cia, ya puesta de relieve, en la nutrición de los vegetales.

En cualquier caso, hoy está demostrado el hecho de que el calenta-

miento al alza es en su mayor parte de origen antrópico, con efectos de los que hay numerosas evidencias; al estar sucediéndose, unos

tras otros, los años más cálidos de la historia; según certifica la Or-ganización Meteorológica Mundial (OMM), agencia especializada de la

ONU, que, en diciembre de 2009 presentó, en la Cumbre del Clima de Copenhague, un documento revelador de que la década 2000-2009

fue la más caliente desde que hay registros fiables (1850)3.

Por su parte, el secretario general de la OMM, Michel Jarraud, sinteti-zó así la situación también en 2009: "si se comparan los datos actua-

les con las estimaciones del pasado, estamos en el periodo más cálido

de los últimos 2.000 años”. El ya citado cuadro 2 es una relación de

2 “Efecto invernadero”, en Diccionario de Ciencias, Diccionarios Oxford-

Complutense, Madrid, 2004. 3 Rafael Méndez, “La década 2000-2009 es la más calurosa desde que hay regis-

tros”, El País, 9.XII.09.

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los GEI más importantes; y el gráfico 3 es bien expresivo de la evolu-

ción del calentamiento global, con un aumento de medio grado desde 1980.

La información sobre evolución de la temperatura terrestre del gráfico 3 se completa en los gráficos 4 y 5: emisiones de CO2 per cápita en

los países más contaminantes en 2012, y diagrama evolutivo (de

1990 a 2012) también de la contaminación per cápita.

3. EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO SOBRE LA BIOSFERA

Lo que está en juego en el tema que no ocupa es hacer posible la ex-pansión de las energías renovables –y entre ellas muy especialmente

termosolar y fotovoltaica— y frenar los efectos del cambio climáticos, que pueden ser muchos y muy diversos, y con no pocas dificultades

de predicción cuando se quiere descender a los detalle. Pero hay con-senso científico de que, si en vez de un alza de dos grados Celsius en

la temperatura media del planeta Tierra sobre el existente en la era preindustrial se llegara a cuatro, los problemas serian de una grave-

dad inimaginable y en gran medida irreversibles.

Tratando de resumirlo, los principales efectos del doble fenómeno son

los siguientes:

Fusión de los hielos polares, y significativamente de los glaciares de la Antártida y de Groenlandia, lo que significaría una elevación del nivel de mares y océanos; con graves consecuencias para todos los litorales ma-

rítimos del mundo, donde viven dos tercios de la población del planeta.

Perdida de salinidad de los mares, a causa de la entrada masiva de

agua dulce como consecuencia de la fusión de los hielos polares. Lo que, según algunas hipótesis, tendría como resultado cambios drásticos en

las grandes corrientes marinas. Habiéndose llegado a sugerir que en Eu-ropa habría alteraciones climáticas espectaculares como resultado de

una cierta desviación de la Corriente del Golfo. Liberación del metano de los suelos marinos, como efecto del calenta-

miento del agua del mar. Con su posible combustión en la superficie

marítima, habida cuenta de la alta facilidad de ignición del citado gas; que hoy permanece congelado en las zonas abisales de océanos y ma-

res. Además, podría producirse una situación similar con los fuertes de-pósitos de metano en el permafrost; especialmente en las extensas áreas de tundra del hemisferio norte.

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Figura 1: Efecto invernadero

Cuadro 2. Gases de efecto invernadero

Notas: PGC= potencial de calentamiento global referido al CO2; TMP= tiempo me-

dio de permanecimiento en la atmósfera en años.

Fuente: Jaime Lamo de Espinosa y Pedro Urbano Terrón, Seguridad Alimentaria y

Medio Ambiente, Asociación España-FAO, Eumedia, Madrid, 2010.

Efecto invernadero. Al igual que ocurre en un invernadero, la irradiación electromagnética que

recibe la Tierra atraviesa la atmósfera e interacciona con la corteza terrestre; como consecuencia

de esta interacción, aumenta la radiación de longitud de onda más larga, una parte de la cual

resulta retenida por los GEI en la atmósfera contribuyendo así al aumento de temperatura que

experimenta el planeta.

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Desertificación aun mayor de la existente. Como ya se evidencia en zo-

nas de gran extensión del Sahel, determinadas zonas de Asia meridio-nal, y en la ampliación de los ya grandes desiertos de Gobi, Kalahari,

etc.

Contaminación del aire por encima de los niveles que hoy miden los sensores; superándose en mucho los topes actuales de tolerancia para

la salud humana y a efectos de otros aspectos ambientales.

Acidificación de océanos y mares, al hacerse mayor su contenido de CO2

y otros GEI, con efectos muy negativos para gran número de especies marinas, que tendrían dificultades de supervivencia.

Mayor frecuencia de incendios, y con más fuerte intensidad, en toda cla-

se de bosques (las grandes fábricas de oxígeno del planeta). Y sobre to-do en los espacios húmedos tropicales, con efectos muy nocivos para la

biodiversidad y la estabilidad del clima; lo que a su vez contribuiría a un mayor impulso al deterioro de la calidad del aire en todo el mundo.

Agudización de algunos fenómenos climáticos, generándose sequias

más frecuentes, intensas y duraderas en determinadas zonas; con ma-yor numero y violencia de huracanes y tifones, con incidencia dramática

para la seguridad de las personas, y particularmente para la agricultura y el propio patrimonio inmobiliario de zonas de fuerte concentración po-

blacional, así como establecimientos turísticos costeros en zonas tropi-cales.

Interacción de los fenómenos anteriormente descritos, con posibilidades

de complicaciones ahora inimaginables, que significarían una gravedad mucho mayor de los problemas suscitados.

A las consecuencias ya examinadas, habría que agregar el estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, presentado por la FAO en

2014, relativo a los países del norte de África y de Oriente Medio, que

está cambiando a peor, la única región del mundo en que la propor-ción de personas sub-alimentadas ha aumentado entre 1990 y 2014,

del 6,6 por 100 al 7,7 por 1004. Situación que se atribuye al cambio climático con creciente escasez de agua y disminución de su calidad,

extinción de especies endémicas y agotamiento del suelo. Se prevé, además, que la desertización consiguiente provoque migraciones in-

ternas e internacionales.

Los perniciosos efectos del cambio climático que hemos ido viendo, no son ni cuentos de caminos, ni tampoco alarmas para temeraria-

mente aterrorizar a nadie. Se trata de secuelas científicamente previ-sibles, aunque en muchos casos no se disponga aún ni de gran preci-

sión, ni de la posible secuencia a lo largo de un tiempo que puede ser más o menos largo… o más o menos corto.

4 “Cambio climático e inseguridad alimentaria”, Afkar/Ideas, invierno 2014/2015.

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Gráfico 3

Claro es que el gráfico 3 necesita una aclaración: la ralentización del

fenómeno que nos ocupa, observada en los últimos años, tiene su ex-plicación en las profundidades del océano Atlántico. Según detallan in-

vestigadores de la Universidad de Washington en la revista Science, el calentamiento bajo la superficie del océano Atlántico explica por qué el aumento de la temperatura media global se ralentizara en la década

de 1990; a pesar de que la concentración de gases de efecto inverna-dero en la atmósfera no ha dejado de crecer5.

A esta ralentización se la conoce como hiatus climático y se ha atribui-do a muchos factores, como cambios en el vapor de agua en la atmós-

fera, a las erupciones volcánicas y también al poderoso Océano Pacífi-co, que ha estado enviando grandes bolsas de agua fría a la superficie.

El estudio se apoya en decenas de millones de mediciones de tempera-tura y salinidad tomadas en todo el planeta por medio de boyas, flota-

dores y barcos desde 1970, y los datos, que cubren, desde la superfi-cie hasta los 1.500 metros de profundidad, han permitido a los investi-

gadores calcular el contenido de calor del agua y comprobar cómo ha cambiado con el tiempo. De modo que los resultados vienen a demos-trar que durante el parón climático, el océano Atlántico ha estado ab-

5 Araceli Acosta, “El océano Atlántico consigue ralentizar el calentamiento global”,

ABC, 22.VIII.2014.

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sorbiendo el calor que de otro modo hubiera calentado la superficie te-

rrestre.

Pero a pesar de esa desaceleración del calentamiento global apreciada a finales del siglo XX y primera parte del XXI, el IPCC subrayó, en marzo de 2014, que no sólo hay muchas pruebas abrumadoras que

evidencian el origen antrópico del cambio climático, sino que además cabe apreciar el rápido ascenso de las emisiones de GEI desde 2007

(gráficos 4 y 5).

A la vista de los datos expuestos, el IPCC estima que la concentración de C02 en la atmósfera no debería superar las 450 partes por millón

(ppm), a mediados de siglo en 2050 (el valor actual, 2014, está en 402). Y en ese sentido, hay que destacar el hecho de que en la parte

III del Quinto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que se presentó en abril de 2014, se

propugna limitar el incremento de la temperatura media global a dos grados Celsius sobre el que tenía el planeta antes de la revolución

industrial en el siglo XVIII. Debiéndose tener en cuenta que desde 1880 ya se ha incrementado en 0,85ºC, por lo cual es necesario re-

ducir las emisiones entre un 40 y un 70 por 100 respecto a 2010 a mediados del siglo XXI, y a casi cero para el final de la centuria. Lo

cual exige una dramática transformación del sistema eléctrico mun-

dial, y acabar con siglos de supremacía del carbón, el petróleo y el gas.

Ahora, en 2015, “la ignorancia sobre el cambio climático ha dejado de

ser una excusa”, manifiesta el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Mr. Michel Jarraud. En ese sentido, la clave de

todo reside en hacer la transición desde una economía basada en la producción de energías fósiles, a otra prácticamente cero en carbono.

De ahí la importancia de las renovables (volis nolis), junto con la efi-ciencia, el ahorro energético, etc.

4. METAS PARA EL FUTURO DE UNA SOCIEDAD BAJA EN CAR-BONO

Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la

quema de combustibles fósiles, la producción de cemento y otras formas de contaminación, que no dejan de crecer, harán que a finales

de 2014 se hayan alcanzado los 40.000 millones de toneladas de CO2 anuales, según las cifras recogidas en The Global Carbon Project

(GCP); una plataforma que compila los datos de una serie de institu-

tos de investigación de todo el mundo6. Que a pesar de los muchos

6 Se trata de un grupo internacional que preside el ex Presidente de México Felipe

Calderón.

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males que anuncia, tiene un mensaje esperanzador: “podemos alcan-

zar tanto mejor crecimiento y una mayor estabilidad climática, mer-ced al coste decreciente de las energías renovables y las oportunida-

des que ofrecen otros avances tecnológicos en términos de eficiencia

energética”7. Algo a tener muy en cuenta por los mayores contribu-yentes a las emisiones de GEI, que son China y EE.UU., cuando por

primera vez, las per cápita de la República Popular superan a las de la Unión Europea8.

Por su parte, en el III informe científico del IPCC (2014) se plantean

varios escenarios de futuro en función de cómo reaccione el mundo. Si no se hace nada, si no se recortan emisiones, las temperaturas

podrían subir hasta en 4,8 grados en 2100, con lo cual el volumen de los glaciares se reduciría en un 85 por 100 y el nivel del mar podría

subir hasta 0,82 metros, afectando gravemente al equilibrio de los ecosistemas. En cambio, si se toman las medidas de mitigación, y se

consiguen emisiones nulas a finales de este siglo, se podría limitar el aumento de la temperatura a dos grados9.

El señalado es el objetivo que ahora prevalece en las negociaciones mundiales sobre cambio climático, en la idea –subrayada en 2006 por

el economista británico Nicholas Stern –de que los costes de no combatir el cambio climático serían muy superiores a los de reducir

emisiones. “No se trata de una carrera entre crecimiento por un lado y responsabilidad climática en el otro; esa es una falsa dicotomía”,

señala Stern, presidente del Instituto Grantham de Investigación del Cambio Climático. Muy por el contrario, el economista –que en 2011

ganó el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la ca-tegoría de Cambio Climático—, sostiene que la transición a una eco-

nomía de bajo consumo de carbono ofrece nuevas oportunidades de crecimiento. Para lo cual el carbón, el petróleo y el gas extraídos ten-

drán que ser gradualmente retirados del consumo10.

Las observaciones expuestas hasta aquí, hay que ponerlas en el con-

texto de una previsión sobre cómo poder evolucionar los efectivos humanos que viven en ciudades, que entre el presente y el 2050 cre-

cerán de 3.900 a 6.300 millones de personas;, de modo que en pro-porción subirá del 54 por 100 al 67 por 100 de la población del plane-

ta, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas. En otras pa-labras, durante los próximos 36 años las ciudades del mundo se ex-

7 Editorial, “Saving the climate need not destroy the economy”, Financial Times,

22.IX.2014. 8 Araceli Acosta, “La quema de carbón lleva las emisiones a un nuevo récord”, ABC,

17.X.2014. 9 Joseba Elola, “El tiempo se agota”, El País, 30.XI.2014. 10 Pilita Clark, “UN climate proposals cast a cloud over future of leading oil and gas

producers”, Financial Times, 8.XII.2014.

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pandirán en el equivalente a seis Sao Paulos cada año, con intensidad

máxima en los países en vía de desarrollo (véase gráfico 6)11.

Gráfico 6: El proceso de urbanización

(Miles de millones de habitantes, previsión)

Países en desarrollo Países desarrollados

Fuente: Naciones Unidas

La concentración urbana a que nos referimos hace que en la actuali-dad las ciudades consuman más de dos tercios de la energía mundial

y representen el 70 por 100 de las emisiones globales de CO2. Un es-tado de cosas que se produce en medio de toda clase de dificultades

financieras de las administraciones locales, para mantener de forma adecuada los servicios públicos. Es evidente, pues, que la gestión de

las áreas urbanas requiere un cambio de modelo, a fin de conseguir

un equilibrio de sostenibilidad, reduciendo las emisiones contaminan-tes así como el consumo más racional de recursos naturales.

En el sentido apuntado, el crecimiento urbano obligará a que cada

vez sea mayor el número de ciudades inteligentes, que, según un es-tudio del IHS Technology, se cuadruplicarán en doce años. Entre

otras cosas porque las smart cities hacen más eficaz y eficiente el funcionamiento del entorno urbano, a base de lograr el máximo ren-

dimiento de las nuevas tecnologías.

Al referirse a este tema, Jordi Marín, responsable del área de Smart Cities de la empresa española Indra, plantea que la ciudad inteligente

debe implicar no sólo la implantación y el desarrollo de ciertos avan-ces tecnológicos, sino que debe contemplar igualmente un ambicioso

11 “Urbanisation. Roads of redemption”, The Economist, 21.VI.2014.

Urbana

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12

plan de concienciación, para que los ciudadanos conozcan y utilicen

todos los servicios que puedan ofrecérseles12.

5. NEGACIONISTAS Y ESCÉPTICOS

Después de la exposición hecha y de los problemas descritos en las

primeras secciones de esta ponencia, pasamos a revisar una serie de cuestiones conceptuales altamente controvertidas. Empezando por

recordar que la expresión calentamiento global (global warming) fue acuñada por Wallace Broecker, el científico que en 1975 publicó, en la

revista Science, un artículo con el título: “Cambio climático: ¿Estamos al borde de un acusado calentamiento global?”. Trabajo en el que

anunció que a principios del siglo XXI las temperaturas subirían, a causa de las emisiones de CO2 y otros gases de origen antrópico.

Predicción que se basó en sus trabajos como profesor en el Departa-mento de Ciencias Ambientales y de la Tierra de la Universidad de

Columbia, estimando además que el intercambio de GEI entre el océano y la atmósfera es un mecanismo clave a efectos de las varia-

ciones de la temperatura global.

A la pregunta que le hicieron a Broecker sobre si es mejor hablar de

calentamiento global o de cambio climático, la contestación fue in-teresante: “Cambio climático es un concepto nebuloso, y difuso. Yo

sigo defendiendo y creyendo en el calentamiento global, porque obe-dece a un principio de física: si seguimos aumentando los niveles de

CO2 en la atmósfera, el planeta va a calentarse más. Nos guste o no... Sí, ciertamente utilicé ese concepto en la revista Science, pero

realmente no fui el primero. La teoría llevaba rodando desde el siglo XIX debido a las investigaciones del científico sueco Svante Arrhenius

(véase foto 7), el primero en formular una tesis bien elemental pero también certera: quemando combustibles fósiles, se calienta el plane-

ta”13.

Pero a pesar de los estudios de Broecker, de la OMM y del IPCC, hay

muchos escépticos insistentes en que todo se trata de una “la mani-pulación mediática y política”. Y en ese sentido, es útil la lectura que

hizo de la entrevista que se hizo a Freeman Dyson, (del Institute for

Advanced Study de la Universidad de Princeton), en 2009, en el Ma-gazine semanal del New York Times. Más en concreto, Dyson, hombre

12 Elena Barrios entrevista a Jordi Marín, Director del centro de excelencia de Smart

Cities de Indra, “La tecnología permite imaginar escenarios de ciencia ficción”, La

Razón, 19.VIII.2014. 13 Wallace S. Broecker, “Climatic Change: Are We on the Brink of a Pronounced

Global Warming?”, Science, Vol. 189, No. 4201, 8 de agosto de 1975, pp. 460-463.

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13

Foto 7: Svante Arrhenius (1859-1927)

Fuente: Images Bank 2000.

Foto 8: Bjorn Lomborg (1965-)

Fuente: Images Bank 2000.

Físico y químico sueco, profesor en la

Universidad de Estocolmo. Su apre-

ciación científica se debe, principal-

mente, a los estudios que realizó so-

bre la ionización de los electrólitos

(1887), por los que se le concedió el

Premio Nobel. Primer enunciador de la

teoría sobre el calentamiento global

como consecuencia de las actividades

humanas de combustión, también

desarrolló la tesis de que los cometas

podrían haber trasmitido la vida a la

Tierra por medio de minúsculos seres

vivos (hipótesis de la panespermia).

Elaboró también una visión cosmogó-

nica explicativa de la evolución de los

astros. Tuvo fuerte influencia en la

novela de Pío Baroja, El cura de Mon-

león. (¡Léanla!).

Profesor en la Escuela de Negocios de Co-

penhague, escritor y figura destacada en el

debate ambiental, es muy conocido como au-

tor del polémico libro El ecologista escéptico.

En el cual expuso sus críticas sobre la teoría

de la incidencia antrópica del calentamiento

global, insistiendo en que éste es normal en

el contexto de la larga historia del clima. A la

postre, ha aceptado la teoría (la conversión

de Saulo de Tarso, que decimos); pero criti-

cando siempre los procedimientos de recorte

de emisiones de GEI con base en el Protocolo

de Kioto, para pronunciarse por la eficiencia

energética.

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14

de talante liberal, definió su actitud sobre el calentamiento global

emplearon tres frases: «Todo el alboroto sobre el calentamiento glo-bal es terriblemente exagerado. Es el primer artículo de fe de una re-

ligión secular mundial. El hecho de que el clima sea más cálido no me

asusta en absoluto»14.

Con todo, quién más destacó en la negación del cambio climático fue Bjorn Lomborg, el físico danés (foto 8), con su libro El ecologista es-

céptico15 publicado en 2001. En el que de manera contundente pro-clamó que la devastación del planeta por el calentamiento global es

una exageración sin base.

Pero luego, a Lomborg, con el tiempo, le sucedió algo parecido a lo que aconteció a Saulo de Tarso (más conocido por los cristianos como

San Pablo), cuando cayó de su caballo ante una aparición sobrenatu-ral en Damasco. Y ya se sabe que Saulo, judío pero ciudadano ro-

mano, perseguía a los seguidores de Cristo con gran afán. Hasta que con esa caída le llegó la revelación y su conversión (narrada in exten-

so en Los hechos de los Apóstoles)16. Y con ese cambio de actitud, en

septiembre de 2009, Lomborg manifestó:

Tenemos bien poco de qué presumir tras casi 20 años de esfuerzos por impedir el recalentamiento del planeta. Las promesas de reducir las emisiones de carbono que se hicieron en Río de Janeiro en 1992, no se

han convertido en realidad. Los compromisos más serios que se adqui-rieron en Kioto cinco años después, no han permitido mantener las

emisiones bajo control…

En definitiva, Lomborg dejó de poner en duda la amenaza del calen-

tamiento global, pero al tiempo subrayó que los métodos seguidos

hasta entonces para afrontar la situación no eran los mejores. Y en el sentido apuntado, Lomborg agregó:

Lo que deberíamos es estar invirtiendo mucho más en investigación y desarrollo de fuentes verdes de energía. Lo que necesitamos es que

los paneles solares sean tan baratos en los próximos 30 o 40 años que cual invirtiendo mucho más en investigación y desarrollo de fuen-

tes verdes de energía. Ahora son todavía muy caros y solo unos po-cos países ricos se los pueden permitir, por tanto hay que conseguir-los más económicos que los propios combustibles fósiles…17

15 Versión española de Espasa, agosto de 2005. 16 Biblia, Hechos de los Apóstoles, 9. Puede leerse en la versión de Nácar Colunga,

BAC, Madrid, 1959.

Page 19: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

15

6. EL TL2: UN ALGORITMO PARA EL CONSERVACIONISMO

Pero aparte de las dudas ya referidas sobre calentamiento global, hay

actitudes que aceptando como real el fenómeno, plantean su inquie-

tud sobre si podrá frenarse el fenómeno en cuestión. Con no poco es-cepticismo, al enunciar el algoritmo TL2: too little, too late; demasia-

do poco y demasiado tarde.

En otras palabras, según ese criterio, se llega demasiado tarde para atajar el calentamiento global, porque ya ha habido ingentes emisio-

nes de GEI que permanecen acumuladas y actuantes en la alta at-mósfera. De manera que el fenómeno puede ser irreversible; en tanto

que lo invertido en acciones concretas para contrapesarlas, ha sido igualmente demasiado poco. De manera que los GEI ya acumulados

en la atmósfera estarán en ella por lo menos un centenar de años, con una potente inercia de consecuencias devastadoras. Por consi-

guiente, los esfuerzos contra el calentamiento global no servirán de gran cosa13.

La idea del TL2 es una tesis que no puede demostrarse, pero a la cual deben asignarse considerables posibilidades. Por ello mismo, para de-

fender cabalmente las mejoras que per se derivan de luchar contra el calentamiento global, podemos constatar que, por mucho que no re-

sulte posible detener el cambio climático, sin embargo los nuevos métodos representan grandes ventajas para el sistema productivo y

la calidad de vida de cara al futuro.

En cualquier caso, está claro que las medidas preventivas para frenar el cambio climático, están en la línea de lo que puede ser la acción de

máxima racionalidad ambiental, y por ello mismo son buenas per se; se lleguen o no a producir los efectos nocivos ya considerados y cual-

quiera que sea su intensidad.

En consecuencia, la política del Convenio Marco de Cambio Climático

de 1992 y de su Protocolo de Kioto —y lo que está previsto para su sustitución a partir de 2020 por el previsible Protocolo de París de

2015—, un nuevo marco regulatorio que según veremos podrá incluir todos los países del mundo—, suponen una política positiva; de cara

no solo a los actuales habitantes del planeta (solidaridad sincrónica), sino también, para las generaciones venideras (solidaridad diacróni-

ca); en la tendencia a una ética ecológica global de valor universal. Y en esa línea de pensamiento esquematizamos a continuación las ven-

tajas objetivas de la lucha contra el cambio climático:

Se consigue mayor eficiencia energética, lo cual significa reducir costes de manera muy importante; contribuyendo así a que los

precios de los combustibles no crezcan en función de una deman-da que de otra manera sería mucho mayor.

Page 20: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

16

Además, se avanza en las energías renovables (eólica, solar, bio-

masa, maremotriz, geotérmica, etc.), abriéndose paso de ese modo a nuevas posibilidades mucho más conservacionistas y lim-

pias; que además reducirán la dependencia de los actuales amos

del petróleo y del gas. A lo que también contribuye el renacimien-to nuclear, a pesar del efecto Fukushima.

Se administran mejor los recursos naturales, en contra de las ideas de desechos que va a parar a los vertederos, en lo que es

un derroche inadmisible. De forma que con el reciclado se da a las materias primas el valor que realmente tienen, para que una y

otra vez vuelvan al sistema productivo, con una fuerte reducción del gasto energético. De esa manera no se presiona tanto sobre

productos originarios del reino vegetal destinados a papel, cartón y textiles; y del reino mineral, respecto de toda clase de metales;

e incluso de inertes de la construcción.

Una mejor salud humana, al restaurarse las condiciones de la at-

mósfera; tema en el que en algunos casos, especialmente en Chi-na, se ha llegado a situaciones patéticas. En pocas palabras, el ai-

re puede volver a ser respirable, y al luchar también por el vertido

cero de efluentes nocivos, podrán preservarse los acuíferos para disponer de agua de calidad.

La defensa de los bosques húmedos tropicales y la aplicación de la biotecnología permiten conservar espacios naturales, al evitarse

su invasión para incorporarlos a la producción; favoreciéndose así la biodiversidad; al preservarse los hábitats de ciertas especies

que de otra forma estarían en cada vez mayor peligro de extin-ción.

En resumen, la meta de frenar el cambio climático, tal vez no pueda

alcanzarse por las razones que se aducen al formular el TL2. Pero con las medidas que ya están previstas, y en parte ya en marcha —

mitigación y adaptación, que se articulan desde la Convención Marco de 1992, el Protocolo de Kioto y otros acuerdos ulteriores—, estare-

mos mejor preparados para resistir las consecuencias de los cambios

previsibles. Y lo haremos con mayor conciencia de vivir con mayor racionabilidad y mejor comportamiento con el planeta, pensando en

las generaciones venideras como nos sugiere la ética ecológica.

7. ORÍGENES Y DESARROLLO DEL PROTOCOLO DE KIOTO

Tras una serie de antecedentes, la cuestión del calentamiento global y el subsiguiente cambio climático, se asumió como problema mun-

dial por las Naciones Unidas en 1992. Concretamente fue en la Confe-rencia de Rio de Janeiro conocida como Cumbre de la Tierra, en la

que se firmó el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio

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17

Climático (CMNUCC) del que con el tiempo (1997) se derivaría el Pro-

tocolo de Kioto.

Después de Rio-92, los países firmantes que ratificaron el Convenio

Marco, se reúnen anualmente en la Conferencia de las Partes (COP-, en inglés), de las que hasta 2014 ha habido veinte.

Las partes de la COP reconocen la existencia de cambios climáticos y la responsabilidad humana en el fenómeno, así como su responsabili-

dad para luchar contra el calentamiento global, a base de lograr una cierta estabilización de las concentraciones de gases de efecto inver-

nadero (GEI) en la atmósfera, a un nivel que no ponga en peligro el clima mundial.

Además de las partes de las COP que representan a los Estados fir-

mantes de la CMNUCC de 1992, está presente en sus reuniones la Unión Europea Por tanto, la CMNUCC es una convención universal;

con participación, como observadores, de actores no estatales de la sociedad: organizaciones gubernamentales y no gubernamentales

(ONG), colectividades territoriales, sindicatos, empresas, científicos, ecologistas, etc.

Las COP- se celebran por rotación en uno de los países de los cinco grupos regionales de la Organización de las Naciones Unidas que son

los siguientes: Asia-Pacífico; Europa Oriental; América Latina-Caribe; Europa Occidental y otros países (WEOG) y África. Con ese preceden-

te el grupo WEOG fue el que acordó acoger la Conferencia de 2015, y en mayo de 2013 eligió a Francia como sede de la COP-21, tras pre-

sentar París su candidatura durante la Conferencia de las Partes de Doha en 2012.

En la COP-1 se originó el Mandato de Berlín de 1995, por el cual se decidió ir a la elaboración de un protocolo anexo al CMNUCC, al obje-

to de fijar con la mayor concreción las medidas a tomar para recortar las emisiones de GEI. Eso es lo que se consiguió, en principio, en la

COP-3, diciembre de 1997, cuando en la antigua ciudad imperial ni-pona de Kioto se firmó el Protocolo de Kioto. En el que se identifican

las medidas para reducir las emisiones de GEI. Más concretamente, en el Protocolo se registró el compromiso de si-

tuar las emisiones en 2012 en un volumen equivalente al 95 por 100 de los niveles alcanzados en 1990, con una reducción anual del 5,2

por 100. Lo cual puede dar idea de una meta poco ambiciosa, lo que

no fue el caso: se trataba de bloquear definitivamente el aumento de las emisiones de GEI, e incluso reducirlas en el margen citado; y todo

eso en un plazo históricamente muy breve que al final se estableció entre 2005 y 2012.

Page 22: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

18

Pero ese compromiso no fue posible formalizarlo de inmediato y por

todos; pues EE.UU., que por entonces contaba con el 5 por 100 de la población mundial y que generaba la cuarta parte del total de los no-

civos efluentes en el planeta, se negó a suscribir los acuerdos que se

tomaron con ocasión de la siguiente conferencia climática, la COP-4, en la capital de Argentina, 1998; donde el país más poderoso del pla-

neta no firmó el Plan de Acción de Buenos Aires destinado a hacer efectivas las reducciones previstas en el Protocolo.

Sin embargo, a pocos días de terminar el encuentro, las autoridades

estadounidenses dieron su brazo a torcer, y merced al apoyo de su ecologista Vicepresidente, Al Gore, se aceptó la reducción prevista

para 2012. Sin embargo, como dice la vieja máxima, “poco duró la alegría en la casa del pobre”, pues el Presidente George W. Bush, a

principios del 2001, después de haberlo advertido en su campaña electoral, retiró totalmente el apoyo de su país al Protocolo; que aún

no se había ratificado por el Congreso de EE.UU.

Seguidamente, las partes del CMNUCC trabajaron con intensidad, y

en la COP-7, Marrakech 2001, se dio luz verde al mecanismo del Pro-tocolo. Para lo cual, hubieron de superarse obstáculos importantes,

sobre todo respecto de Rusia y Japón. En el primer caso, porque hubo de asegurarse a esa federación euroasiática –como núcleo central de

la antigua URSS—, un gran volumen de emisiones permitidas, a base de respetar sus niveles máximos históricos de producción y contami-

nación de antes del proceso de desindustrialización sufrido por la desaparición de la Unión Soviética en 1991. A lo cual se unieron las

valoraciones de las capacidades de absorción de carbono de los bos-ques, y sobre todo de la taiga del Norte de la Rusia europea y de Si-

beria. Circunstancias que luego permitirían a Moscú negociar la venta de sus cuantiosos derechos de emisión a países industrializados de

Europa Occidental, Japón, etc.

Por su parte, los nipones suscitaron una cuestión en principio difícil-

mente soluble: la no aceptación del régimen sancionador previsto pa-ra cumplir los términos del acuerdo. Sin lo cual, obviamente, el Pro-

tocolo de Kioto se habría quedado en papel mojado. Por ello, hubo de recurrirse a los buenos oficios diplomáticos de la UE para resolver la

resistencia de Tokio, dando un tiempo extra para que la decisión ade-cuada se tomara en la Dieta, el complejo parlamento de Tokio.

Tras el acuerdo del COP-7 de 2001 de Marrakech, la negociación se

centró en aspectos clave a efectos de aplicación del Protocolo, del ti-po de cómo contabilizar las emisiones, la función de los bosques co-

mo sumideros de CO2, y el cumplimiento efectivo de los compromi-sos. El acuerdo de Marrakech hubo de ratificarse por los parlamentos

Page 23: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

19

Cronograma 9: IPCC, CMNUCC, Protocolo de Kioto

Page 24: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

20

nacionales de los Estados adherentes, de modo que todavía pasaron

varios años, hasta que el 16.II.2005, en la COP-11 de Montreal, entró en vigor el Protocolo, al haberse ratificado por Rusia en 2004.

Se cumplió así la regla 55-55: ratificar 55 Estados, representativos en su conjunto de más del 55 por 100 de las emisiones globales. Y en la

misma cumbre de Montreal se puso en marcha el mecanismo de ne-gociaciones sobre la aplicación del Protocolo de Kioto; con sus

reuniones propias, las MOP (meetings of the Protocole), que aparecen en el cronograma 9. Y a las que, lógicamente, EE.UU. no asistió nun-

ca.

8. LOS DISPOSITIVOS DEL PROTOCOLO DE KIOTO

Calibrado con mayor o menor precisión el calentamiento global, el consenso científico lo que propone es limitar las emisiones de GEI, de

modo que alcancen su máximo nivel antes de 2020, para luego irse reduciendo; hasta situarse en menos de 20.000 millones de toneladas

de CO2 en 2050. Esa reducción de los GEI supondría un recorte entre

el 25 y el 40 por 100 respecto a lo emitido en 1990, en el caso de los países desarrollados; y de menor intensidad en el caso de los Estados

en vías de desarrollo.

En cuanto al coste del esfuerzo reductor de GEI, los expertos del IV Informe del IPCC (2007), concluyeron que no sería tan elevado; co-

mo mucho, el equivalente al 0,2 por 100 del PIB global anual a lo lar-go de esos tres lustros. Una opinión muy optimista, que se basa en la

idea de que con la innovación tecnológica y la generalización de las energías renovables, el desastre anunciado del cambio climático po-

drá evitarse. Estimándose que “será mejor actuar al bajo coste pre-visto actualmente, en vez de incurrir en la inanición para afrontar

más adelante lo que tendría costes inconmensurables”.

El mensaje emitido desde la COP- de Bangkok (2007), resultó muy claro para todos los países: lo primero es reducir los subsidios que se

conceden a los combustibles fósiles, a lo que debe agregarse la po-tenciación de las energías renovables, y mantener el recurso de la

nuclear. La conclusión de todo ello, la expresó el propio presidente

del IPCC, el hindú Rajendra Pachauri: “Quedarse de brazos cruzados no es una opción”8. Precisamente Pachauri recibió en 2007 el Premio

Nobel de la Paz, otorgado al IPCC, al mismo tiempo que a Al Gore (véanse fotos 10 y 11).

Page 25: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

21

Foto 10: Rajendra K. Pachauri (1940-)

Fuente: Images Bank 2000.

Foto 11: Al Gore (1948-)

Fuente: Images Bank 2000.

Su labor al frente del Panel Interguber-

namental para el Cambio Climático

(IPCC) ha sido muy notable, coordinan-

do sus cuatro informes; en el último de

los cuales ya se confirma la influencia

antrópica, por las actividades humanas

relacionadas sobre todo con el consumo

de combustibles fósiles. En 2007 reco-

gió, junto con Al Gore, el Premio Nobel

concedido a su organización, que cola-

bora activamente con todos los traba-

jos de la CMNUCC. Ha reconocido va-

rios errores del IPCC en cuanto a los

glaciares del Himalaya y el deshielo en

los polos.

Figura destacada del Partido Demócrata

de EE.UU., Senador por Tennessee, fue

candidato a la presidencia de EE.UU. y al

no conseguir la nominación, aceptó la

propuesta de Bill Clinton para ocupar la

vicepresidencia del país durante dos

mandatos (1993-2001). Asistió a la Cum-

bre de la Tierra de Río-92, y desde allí

preconizó la firma de la CMNUCC y ya

como vicepresidente también del Protoco-

lo de Kioto. Autor del documental Una

verdad inconveniente, su labor en pro de

la lucha contra el calentamiento global, le

deparó la concesión del Premio Nobel de

la Paz de 2007, junto al IPCC, represen-

tado por Rajendra K. Pachauri.

Page 26: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

22

En el Protocolo de Kioto se diseñaron los dos métodos principales de lucha contra las EGI: mitigar y adaptar. Con la mitigación, los disposi-

tivos a emplear son los recortes de emisiones conforme a los planes de asignaciones basadas en el propio Protocolo, que veremos segui-

damente. En cuanto a la adaptación, se trata de las energías alterna-tivas, recuperación de desechos, y otros instrumentos. Además, nos

ocuparemos de dos métodos complementarios: el mercado de car-

bono y la bioenergía.

A. Mitigación: la asignación de derechos de emisión

En la idea de facilitar la transición a una sociedad baja en carbono con los menores gastos sociales, el Protocolo de Kioto estableció un

sistema de asignación de derechos de emisión, inicialmente libres de cargo, para los principales contaminadores. De modo que a cada país

comprometido con el recorte de emisiones de GEI, se le fijaron unos topes determinados.

Cada Estado traduce esos máximos de emisión en su respectivo Plan

Nacional de Asignaciones (PNA); para la redistribución de las asigna-ciones recibidas entre las empresas de las diferentes ramas industria-

les: centrales térmicas, siderurgias, cementeras, azulejeras, quími-

cas, etc. Si bien todavía quedan al margen una serie de sectores difu-sos que no entran en el sistema reductor: parque automovilístico,

aviación, agricultura y otras actividades. Segmentos que en el futuro habrán de tomarse en consideración, pues ese conjunto exento aún

supone más del 60 por 100 del total de las afluencias de GEI.

Lo que se asigna como derechos de emisión, se cuantifica en tonela-das de CO2; y los demás GEI por su equivalencia en términos de CO2.

Eso sucede con el vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano (CH4) y ozono (O3).

Los halocarbonos17 son también gases de intenso efecto invernadero,

pero en la CMNUCC se emplea la expresión GEI en sentido restringi-do, excluyendo los gases sometidos a control en los términos del Pro-

tocolo de Montreal de protección de la capa de ozono.

17 Los halocarbonos son compuestos que contienen cloro, bromo o flúor y carbono.

Algunos de ellos también incoloros. Los halocarbonos son compuestos que contie-

nen cloro, bromo o flúor y carbono. Algunos de ellos también incorporan hidrogeno.

Pueden actuar como potentes GEI en la atmosfera. Los halocarbonos con cloro y

bromo son los que están relacionados con el agotamiento de la capa de ozono, co-

mo los CFC (clorofluorocarbonos con sólo cloro, flúor y carbono; los HCFC (hidroclo-

rofluorocarbonos), llevan también hidrógeno; los HFC (hidrofluorocarbonos), con-

tienen hidrógeno, flúor y carbono en su composición; y los halones, carbono, flúor

y/o cloro, y bromo.

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23

Respecto de la mitigación, hay dos críticas a resolver en el futuro: la

necesidad de reducir progresivamente las asignaciones; y la segunda y complementaria: impedir que se siga con emisiones indefinidamen-

te merced a la compra de derechos de emisión en el mercado de car-

bono, lo cual prolongaría el problema indefinidamente.

B. Adaptación: disposición de CO2, energías alternativas, etc.

Algunos manifiestan rotundamente que el calentamiento global es una especie de cuento de terror para una sociedad que todavía no

tiene verdaderas capacidades de predicción. En el polo opuesto, sur-gen las argumentaciones, en el sentido de que si el cambio climático

no se ataja, ello puede significar, a no tan largo plazo, una dramática alteración, a peor, de las condiciones climáticas para la civilización

humana entre el cero y el infinito.

Esa discusión, en términos generales, presenta infinitas soluciones teóricas; o cero, si ninguna parece la correcta para todos en un cierto

momento. De modo que para encontrar una solución plausible habría

que ponerse de acuerdo previamente sobre gran número de hipótesis de trabajo. Lo cual resulta difícil por las actitudes dialécticas, e inclu-

so ideológicas, diametralmente opuestas sobre el tema.

En definitiva, cabe decir que solo es posible asumir dos posiciones: dejar las cosas como están, o hacerse cargo de los instrumentos y los

costes necesarios para ir a una sociedad baja en carbono. Y precisa-mente en eso consiste la adaptación: ir introduciendo una serie de

mecanismos de ahorro, de energías alternativas, de energía nuclear, recuperación y reciclado, etc.:

Disposición de los GEI con almacenamiento de carbono y su-

mideros Energías alternativas

- Fuerza del viento

- Luz y calor del sol - Biomasa

Energía nuclear Recuperación y reciclado

Sector agrario más ambiental Nuevo diseño eco-urbano

Ciudades ecológicas y tecnológicas

En la disposición de stocks de CO2 y otros GEI para almacenamiento, no entra el Protocolo de Kioto, tratándose, pues, de formas de proce-

der para reducir las emisiones; no suprimiéndolas, sino evitando que ciertas cantidades de GEI fluyan a la atmósfera. En el caso del alma-

cenamiento, se trata de estocar CO2 y otros gases en depósitos natu-rales, como minas abandonadas u oquedades geológicamente conve-

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24

nientes. De todo lo cual parece haber buenas posibilidades, pero no

exentas de contraindicaciones sobre posibles fugas futuras, acidifica-ción de las aguas marinas, etc.

En cuanto a los sumideros, otra forma de reducir el CO2 acumulado, nos encontramos con que los principales son los mares y los bosques.

Y precisamente para incentivar la expansión de estos e impedir una deforestación generalizada, se ha previsto el Programa RED+ de apo-

yo a la conservación forestal, sobre todo de los bosques húmedos tropicales.

En lo concerniente a las energías alternativas aún tienen costes eleva-

dos por comparación con las fósiles (carbón, petróleo y gas), por lo cual, para hacerlas viables, se les fijan condiciones tarifarias más favo-

rables a medio/largo plazo, modificables de tiempo en tiempo. Que se acuerdan tras largas negociaciones en las que el Estado hacen de árbi-

tro (al ser la energía en muchos casos un mercado de monopolio natu-ral), estableciéndose precios y cantidades máximas de producciones,

al objeto de no encarecer los inputs energéticos. Lo esencial del tema

estriba en que la subvención ayude al progreso tecnológico, para que un día las nuevas energías tengan costes comparables o incluso infe-

riores a los convencionales; pues no tendría sentido perpetuar las sub-venciones para instalaciones que no signifiquen avances efectivos.

Sobre el tema nuclear será interesante recordar que hacia el año

2000 se formo un cierto consenso en cuanto a que era necesario configurar el balance energético a base de un mix con todas las fuen-

tes de energía primaria: fósiles (carbón, petróleo y gas), renovables (hidroelectricidad), alternativas (eólica, termosolar, fotovoltaica, ma-

remotriz, geotérmica, y biomasa), y nuclear; pudiendo ser ésta la ac-tual de fisión (fragmentar los átomos de uranio) o la futura de fusión.

En ese contexto y a escala mundial, la tendencia general indica que

hasta 2010 (incidente de Fukushima), estuvo en marcha todo un Re-

nacimiento Nuclear: las grandes potencias iniciaron toda una carrera de construcciones de energía atómica: EE.UU. con una lista pendiente

de 13 centrales, China con una veintena ya en curso de construcción, Rusia con un programa muy avanzado, etc. Pero el grave accidente

nuclear por el tsunami frente a las costas japonesas de Fukushima puso en tela de juicio muchos de esos proyectos que, sin embargo,

parece recuperarse en buena parte, incluso en Japón.

Por otro lado, en la recuperación y reciclado de residuos, el progreso ha sido espectacular, pues los principios del desarrollo sostenible,

obliga en todos los países avanzados a reciclar toda clase de produc-tos ya usados y de desechos de los consumidos, en contra de la idea

anterior de recurrir a los vertederos. De ese modo, se trata de reducir al mínimo el impacto de las contaminaciones en una biosfera cada

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vez más amenazada; y al tiempo se busca mantener vivo un stock de

productos básicos que retornen a la cadena productiva con mayor efi-ciencia energética. Con lo cual se contribuye a menores emisiones de

GEI al ser necesaria mucha menos aportación de energía para la fa-

bricación de papel, vidrio, etc.

El nuevo diseño eco-urbano también es un tema importante de adap-tación, al ser en las ciudades, o en su entorno, donde se desarrolla la

industria y circula la mayor parte del tráfico urbano, y se ubican los puertos, aeropuertos, redes de transporte por carretera, etc. Lo que

hace de las ciudades los principales focos de emisiones de GEI que están provocando el calentamiento global y el cambio climático. Por

ello mismo, se plantea que las ciudades han de ser sostenibles, no siendo admisibles las operaciones improvisadas, o a merced de los

grupos más poderosos sin tener en cuenta las exigencias de preser-vación ambiental.

Cabe recordar que en 2014, más de la mitad de los 7.400 millones de

seres humanos son urbanitas de una u otra categoría, de modo que

la calidad de vida de la mayoría de los pobladores de la Tierra depen-de de si habitan ciudades sostenibles o no. Y para el 2050, previén-

dose que el planeta tendrá 9.000 millones de habitantes, el 70 por 100 de ellos vivirán en ciudades. Se trata, pues, de un problema in

crescendo que recibe una atención cada vez mayor.

La ciudad actual puede definirse como un lugar para vivir, desarro-llarse, trabajar, estudiar y convivir en sociedad; pasando a ser así,

como dice Roberto Camagni18 una totalidad significante en sí misma, una entidad socioeconómica autónoma. En ese sentido, la gestión y

mejora de la calidad de vida de los residentes urbanos requiere de una planificación espacial diversa y concreta; en cuestiones vitales

como infraestructuras básicas (agua, gas, electricidad, etc.), ordena-ción urbanística, transporte público, vertidos y residuos sólidos, ges-

tión de la energía.

En la dirección apuntada, las ciudades sostenibles significan adapta-

ción, en tanto que con las aún más avanzadas, las ecológicas y las smartcities, se busca, vía ingeniería futurista, un horizonte utópico;

generalmente en la idea de replicarlas ulteriormente cuanto más me-jor para luchar contra el deterioro ambiental y en definitiva en pro de

una sociedad baja en carbono.

18 Roberto Camagni, Economía urbana, versión española de Antoni Bosch Editor,

Barcelona, 2005.

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26

C. Mercado de carbono

En esta parte de la regulación derivada del Protocolo de Kioto, solo

cabe hablar del lanzamiento del Mercado Europeo de Carbono, que se

produjo el 1 de enero de 2005, con un primer periodo que terminó el 31 de diciembre de 2007. El segundo período comenzó el 1 de enero

de 2008, con duración de cinco años, hasta 2012; y como sistema transitorio, para facilitar el ajuste a los topes de los planes nacionales

de asignación de derechos gratuitos. De modo que cualquier empresa de cualquier país que tenga compromisos concretos y que supere su

asignación, debe estar en la situación de adquirir derechos de emisión en el mercado de carbono; comprándolos a industrias que al ir con-

taminando menos, consiguen excedentes de sus asignaciones, que ciertamente puedan enajenar.

El sistema del mercado de CO2 fue diseñado en la UE para que las

empresas cumplan con el Protocolo de Kioto, pero al tiempo, se acep-tó que en el mercado haya intermediarios en la compraventa —

brokers del aire limpio—, con la opción de trabajar en él. A lo que se

incorporaron no sólo empresas generadoras de GEI, sino también fondos de capital y particulares.

La compraventa de derechos de emisión –con un mismo precio en

toda la UE— tiene mucho de virtual, al tratarse de operaciones infor-máticas. La bolsa de CO2 cierra la operación una vez que tiene los

derechos disponibles del vendedor y el dinero del comprador. El pre-cio lo conforman la oferta y la demanda, y el bróker percibe su comi-

sión/tonelada19.

D. Geoingeniería

Se trata de un aspecto de la lucha contra la acumulación de los GEI que no se previo para nada en el Protocolo de Kioto. Pero las muchas

referencias a la cuestión, obligan a estudiar el tema, especialmente

cuando este documento ha sido especialmente redactado para el Congreso de FIDIC en Río de Janeiro, 2014.

La geoingeniería cabe considerarse como una nueva rama de I+D

surgida ante los problemas del cambio climático, con la finalidad de compensar o superar sus efectos. En esa dirección, desde la Funda-

ción Bill y Melinda Gates se ha propuesto diseñar sistemas para dete-ner los huracanes, a base de flotas de buques que mezclarían el agua

19 Ana Gessa Perera, José Antonio Jurado Martín y Inmaculada Rabadán Martín, “El

cumplimiento del Protocolo de Kioto en tiempos de crisis: ¿una oportunidad o una

amenaza?”, Boletín Económico de ICE, Nº 2979, del 16 al 31 de diciembre de 2009.

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27

caliente de la superficie de los océanos con el líquido más frío de las

profundidades20.

Pero además del creador de Microsoft, otros nombres propios recono-

cidos están patentizando su interés por la geoingeniería. Así sucede con el físico y asesor científico del Gobierno de EE.UU., John Holdren,

que ha elogiado el proyecto indo-alemán denominado Lohafex, de depositar hierro en los fondos marinos del Atlántico Sur. En la idea de

que ese hierro alimentaría el plancton, el cual tras su muerte atrapa-ría el CO2.

De manera análoga, otros investigadores proponen incrementar la

capacidad de absorción de los océanos de CO2, mediante la disemina-ción de carbonato cálcico, o incluso dejando proliferar las medusas.

Otra posibilidad es la inyección de partículas en suspensión en la par-te alta de la atmósfera para enfriar el planeta. Una idea que surgió

del episodio de la erupción del volcán Pinatubo (Isla de Luzón, Filipi-nas, 1991) que arrojó millones de toneladas de CO2 y de azufre a la

estratosfera, y que tras propagarse por todo el mundo, formó una

nube de partículas que durante 15 meses, reflejó los rayos solares; con un descenso de la temperatura global de medio grado centígrado.

Un fenómeno a partir del cual James Lovelock propuso la posibilidad de introducir azufre en los depósitos de combustible de los aviones

comerciales, para expulsarlo durante su vuelo.

En contra de todo lo anterior, la Sociedad Americana de Meteorología (AMS en su sigla inglesa) reconoce que la geoingeniería podría con-

tribuir a frenar el cambio climático. Para acto seguido subrayar que cualquier experimento debe considerarse con mucha cautela; ya que

manipular el sistema atmosférico, tal vez acabaría por acarrear con-secuencias adversas imprevisibles e irreversibles.

Algunos expertos se han mostrado aún más reacios a las propuestas

de la geoingeniería: la idea de fertilizar las aguas marinas es algo que

podría acarrear consecuencias muy negativas según Ricardo Aguilar, de la organización Oceana. Ya que el funcionamiento del mar es más

complejo de lo que parece, tal como quedó en evidencia tras el fraca-so del antes comentado proyecto Lohafex. Debiendo tenerse en cuen-

ta, además, que la Convención de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (1992), prohíbe la fertilización oceánica.

Por otro lado, la idea de reflejar parte de la luz solar con aerosoles

tiene sus inconvenientes. El Grupo ETC, una ONG canadiense que se ocupa de geoingeniería desde 2006, advirtió que las partículas con-

20 Alex Fernández Muerza, “Geoingeniería: modificar el clima a voluntad”,

www.consumer.es.

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28

taminarían la atmósfera y, una vez puesto en marcha el proceso, ya

no podría detenerse. Las consecuencias podrían ser muy graves: de-terioro de la capa de ozono, aumento de las sequías, disminución de

las cosechas, acidificación de los océanos, y daños para la salud hu-

mana. Además, al recibirse menos radiación solar, la producción de helioenergía descendería.

Los expertos críticos de la geoingeniería también destacan que si ésta

alcanzara un mediano éxito, se daría la falsa sensación de haberse resuelto el problema del cambio climático. Tras lo cual, las institucio-

nes gubernamentales eliminarían los incentivos para frenar las emi-siones de GEI, de modo que la dependencia de los combustibles fósi-

les podría alargarse, con grave perjuicio para el progreso tecnológico de las energías renovables.

9. UN PARÉNTESIS SOBRE TURBULENCIAS ENERGÉTICAS

1960 fue una fecha trascendente en la historia petrolera, pues ese

año se constituyó la Organización de Países Exportadores de Petróleo,

OPEP, con acta de fundación que se firmó el 14 de septiembre, por cinco Estados miembros: Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudí, y Venezue-

la. Posteriormente, se integraron Qatar, Libia, Indonesia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia y Nigeria. Y en 2007 Angola, en tanto que en

2008 se dio de baja Indonesia. La sede de la entidad se fijó en Viena.

La actitud de los países importadores de petróleo ante las decisiones cartelizadoras que fue tomando la OPEP, se tradujo –

fundamentalmente como consecuencia del choque petrolero de 1973, que elevó el precio del crudo de dos dólares/barril en 1973 a 14 en

1974— en la Conferencia energética de Washington, febrero de 1974, de la que nació la Agencia Internacional de la Energía (AIE); como

respuesta global asociada a la OCDE, y con sede en París.

En el escenario descrito, la OPEP ha ido perdiendo fuerza ante la am-

pliación productiva de los países petroleros fuera de ella. De modo que hoy, con una producción mundial de unos 93 millones de barri-

les/día (cada barril, 159 litros), los Estados miembros de la organiza-ción no controlan más de un tercio. En una tendencia de fuerte cre-

cimiento de la oferta, con costes crecientes, de modo que el pico de Hubbert –el máximo de producción petrolera que se alcanzará, para

empezar a decrecer después—, va alejándose más y más.

Concretando, buena parte del problema que en el mercado de hidro-carburos se ha originado, se debe al fuerte incremento de la produc-

ción de gas y petróleo de esquisto (shale gas, shale oil) que, desde hace un lustro, están contribuyendo decisivamente a recrecer la ofer-

ta y generar la bajada de precios en curso. Por la proliferación del fracking (fragmentación hidráulica, en la terminología oficial españo-

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29

la), para obtener, con baja inversión y muy rápidamente los dos hi-

drocarburos principales; en términos muy competitivos con los yaci-mientos convencionales. Y con fuertes reservas shale en todo el

mundo, China ya sueña con una hipotética independencia energética

y una autoliberación del combustible más contaminante, que es el carbón.

A la abundancia del shale, hay que agregar que muchos viejos yaci-

mientos petroleros que se daban definitivamente por agotados (con aprovechamientos reales muchas veces de no más del 15 por 100 de

su contenido real de crudo), están entrando otra vez en explotación. Hasta el punto en que EE.UU., con esas explotaciones revividas y las

del shale, se ha aumentado, en cinco años, la producción de crudo; con 20.000 nuevos pozos abiertos en Dakota del Norte y Texas prin-

cipalmente. Lo que supone un tercio más de producción, para llegar a nueve millones de barriles/día, sólo un millón menos que Arabia Sau-

dí, el máximo productor mundial, todavía. De modo que EE.UU. está consiguiendo el autoabastecimiento, e incluso podrá volver a ser nue-

vamente una potencia exportadora.

Todo lo que hemos expuesto –junto con la desaceleración del creci-

miento de China, Japón y varios países europeos—, explica por qué los mercados energéticos han experimentado en 2014 un cambio re-

volucionario: el precio del barril (b), el Brent que se toma como refe-rencia en Europa, ha pasado de 115 dólares/b en junio, a 60 en di-

ciembre, con una caída del 48 por 100 en sólo seis meses.

Incidiendo en el tema que nos ocupa, hay que citar también las ener-gías alternativas –solar, eólica, biomasa, maremotriz, geotérmica,

incluso un nuevo renacimiento nuclear en China y una vuelta a esa energía en Japón después de Fukushima-2011—, que, de una forma u

otra, van restando mercado a los combustibles fósiles. En una ten-dencia que seguirá adelante, por la política universalmente ya man-

comunada de la lucha contra el calentamiento global y en pro de fre-

nar el cambio climático.

Diremos, además, que ahora la cuestión fundamental radica en cuál será el nivel al que bajarán los precios internacionales del oro negro,

con hipótesis de que podría llegarse a la cota de 40 dólares/b. Un precio que pondría en pérdida a muchos países productores: en parte

a Rusia, también a Irán, y en mayor proporción a Venezuela y a las explotaciones de aguas profundas de EE.UU. y México en el Golfo. Y

cabe pensar, igualmente, que las prospecciones y posibles procesos de producción se frenarán en muchos casos: el Atlántico brasileño,

extensas áreas de arenas petrolíferas de Canadá, y otras zonas, con toda clase de incertidumbres, con inversiones que actualmente se ci-

fran en 150.000 millones de dólares.

Page 34: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

30

Desde el enfoque macroeconómico, el análisis inmediato revela que la

bajada de precios será buena para los países grandes consumidores e importadores, como sucede con Europa, Japón y China. Pues en prin-

cipio, se ha calculado (The Economist), una transferencia de benefi-

cios de 1,3 billones de dólares en un año. Pero estando esas tres áreas muy conectadas a los grandes exportadores, que sufrirán la

baja de precios y la disminución de sus recursos, a la postre habrá una fuerte caída de demanda, que acabará perjudicando a los que

hoy ven alegremente el hundimiento de las cotizaciones del barril.

Y hay todavía, en el cuadro macroeconómico general, y particular-mente en el de la UE, otra consecuencia a considerar: con la deflación

en curso y la pérdida de exportaciones por la esperable desacelera-ción de demanda de los países petroleros, tendrá que haber una polí-

tica económica compensatoria a escala de toda la Unión. Los disposi-tivos eurocomunitarios, sobre todo dentro de la Eurozona, tendrán

que revigorizarse: más acción por parte del BCE con sus políticas de QE (quantitative easing), como lo hizo el Sistema de la Reserva Fede-

ral de EE.UU. durante más de tres años. A lo cual habrá de agregarse

el impulso de la Comisión Europea al Plan Juncker de 315.000 millo-nes de euros para la inversión.

Y por último, y lo más importante en lo que nos concierne en el tema

que nos ocupa, la nueva baratura de la energía de origen fósil podría ralentizar –por sus ventajas económicas inmediatas a efectos de

competitividad pura y dura— los propósitos de una sociedad baja en carbono. E incluso, esa baratura podría poner en peligro la senda al

Protocolo de París de 2015 que estudiamos más adelante.

10. LA FILOSOFÍA DE KIOTO: LA TRAGEDIA DE LOS BIENES COMUNES.

Después de la larga exposición hecha sobre el Protocolo de Kioto –

recordando siempre que es el precedente de lo que podrá ser el Pro-

tocolo de París de 2015, a aplicar desde 2020—, hay que preguntarse sobre cuál es la filosofía subyacente de ese acuerdo internacional. Y

en ese sentido, una buena expresión teórica es la que ofrece la idea de la tragedia de los bienes comunes, que se patentiza en numerosas

ocasiones, cuando no hay una demarcación clara de la propiedad de una serie de bienes que en principio son accesibles por todos, libre-

mente. Situación en la que si no hay las regulaciones adecuadas, se impone el espolio y la rapiña, con el efecto del gradual deterioro de

tales bienes. Es preciso, pues, una ordenación del usufructo de tales

Page 35: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

31

recursos, para hacer posible su buen uso garantizando, en una ex-

pectativa de sostenibilidad a largo plazo21.

A gran escala, la tragedia de los bienes comunes es evidente en los

mares y océanos; cuyas aguas internacionales, más allá de las 200 millas, la Zona, no son propiedad de nadie, por mucho que teórica-

mente la gestione Naciones Unidas. De hecho, la Zona se considera propiedad común de todos, incontrolados; y en tales condiciones, no

es extraño que los más diversos agentes desaprensivos (free riders) se aprovechen de la situación con todas sus malas artes, a costa de

todo, con redes de arrastre de malla mínima, sin respetar la ley, bur-lando las vedas.

Pero no se trata sólo de capturas de pesca. También ocurre, que al no

ser de nadie las aguas marinas, a ellas se arrojan, casi siempre en medio de la más absoluta impunidad, cualquier clase de inmundicias

(como sucede con el lavado de los petroleros, el vertido de residuos tóxicos, etc.), sabiendo que las secuelas de tan pernicioso comporta-

miento no tendrán, en principio, coste para el causante; al no estar

vigente de manera real en esos vastos espacios, el principio de quien contamina paga, por la falta de autoridad efectiva y de vigilancia para

hacer cumplir ese precepto. Y lo indicado sobre los océanos y mares es aplicable a la atmósfera según se ha visto ya con cierto detalle.

La conclusión parece clara: si se quiere cambiar el actual y patético

estado de cosas, será necesario considerar, con todas las cautelas del caso, la posibilidad de una asignación particularizada de los recursos

no controlados por nadie, o eufemísticamente de propiedad común. Lo cual significa, en la lógica de Kioto, que en vez de bienes comunes

desregulados y no supervisados, el bien común de la biosfera (empe-zando por el aire) pasa a ser un bien global, regulado internacional-

mente para evitar su trágico deterioro que afecta a todos, pues no hay fronteras que separan la circulación atmosférica del planeta.

Y hechas las aclaraciones sobre el paso de los bienes comunes a glo-bales, entramos en la apreciación de cómo el Protocolo de Kioto se ha

revelado insuficiente para resolver los problemas, con la necesidad de prolongar su vida y abarcar mucho más en su aplicación.

11. EN POS DEL PROTOCOLO DE PARÍS PARA DESPUÉS DE

KIOTO

En este documento hemos visto como a partir de la Convención Mar-co de Cambio Climático de 1992 se derivo el Protocolo de Kioto

21 G. Hardin, Journal of Heredity 50, 68 (1959), S. von Hoernor, Science 137, 18

(1962).

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32

(1997), que entro en vigor en 2005 y que con una serie de ajustes

estará vigente –para los países que lo aplican— hasta 2020. Como también hemos examinado el modo en que funciona el Protocolo en-

tre los Estado que lo cumplen; fundamentalmente los Estados de la

Unión Europea, Rusia, Japón, Canadá y pocos más. Con la excepción de EE.UU. y China, en el caso de. EE.UU. porque no lo ratificó. Y en el

de China porque al ser considerado todavía en 2005 como país en vías de desarrollo, sus prescripciones no le obligaron a ello. De modo

y manera que los dos países más contaminadores del planeta han es-tado, hasta el momento, al margen de los esfuerzos que implica el

Protocolo.

En esa situación, las Partes de la Convención han estudiado una serie

de circunstancias a tener en cuenta para hacer posible un Protocolo nuevo admisible para todos.

A. El plan de Acción de Bali, Copenhague y Cancún

En la dirección apuntada, en 2007 (COP-13, MOP3) se llego al acuer-

do conocido como Plan de Acción de Bali, con el que se abrió oficial-mente la negociaciones post-2012, con miras a adoptar un nuevo

acuerdo internacional a finales de 2009, a fin de dar continuidad al

primer periodo del Protocolo de Kioto.

Las Partes del Acuerdo Marco (CMP) fijaron las normas del proceso de negociación post-2012, con una lista (no limitativa) de cinco temas a

abordar: implementación de una “visión compartida de la cooperación a largo plazo” para alcanzar el objetivo principal de la Convención;

modalidades relativas a la reducción de las emisiones de los países desarrollados y de los países en desarrollo (verificación, papel del

bosque, enfoques sectoriales...); adaptación; tecnología y financia-ción.

Al año siguiente de Bali, en 2008 (COP-14, CMP4), en la reunión de

Poznan (Polonia), bajo presidencia francesa de la Unión Europea, los 27 países de la UE llegaron a un consenso sobre los medios para

cumplir con su compromiso de reducción global de sus emisiones de

gases con efecto invernadero de cara al futuro de revisión del Proto-colo; que cifraron en una contracción del 20 por 100 en 2020 respec-

to a 1990, e incluso se convino en llegar a un 30 por 100, en el hipo-tético caso de que se lograra un acuerdo internacional de verdad am-

bicioso en la siguiente COP- de Copenhague en 2009.

Pero en la Conferencia de Copenhague en 2009 (COP-15, CMP5), las cosas no fueron como se había pensado. Aunque las observaciones

sobre el fracaso del encuentro resultaron excesivas15, pues en el tex-to suscrito por los líderes mundiales en la capital danesa, se fijaron

objetivos que hasta entonces no habían podido afianzarse; sobre diez

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33

puntos concretos, siendo el punto principal la limitación del calenta-

miento climático a 2°C por encima de la temperatura anterior a la re-volución industrial.

Para no superar ese tope máximo, en Copenhague se cifro un es-fuerzo financiero en pro de los países desarrollados, en 30.000 millo-

nes de dólares anuales para el periodo 2010-2012, que habrían de aumentarse a 100.000 millones de dólares anuales para 2013- 2020.

En un ambiente mucho menos promisorio, ya por la crisis económica

que se desató en 2007, en la conferencia de Cancún de 2010 (COP-16-CMP6) se consolidaron los acuerdos alcanzados en Copenhague y

se continuó con las discusiones en los grupos de trabajo sobre la fu-tura Convención del Clima y acerca de la posible continuidad del Pro-

tocolo de Kioto. Para lo cual se postularon los siguientes objetivos:

El aumento de la temperatura media mundial deberá mantenerse por debajo de 2 grados Celsius respecto a la existente antes de la

Revolución Industrial.

Necesidad de organizar un proceso para reforzar la transparencia de las acciones emprendidas por las Partes de la Convención y del

Protocolo Exigencia efectiva de una financiación de 100.000 millones de dó-

lares USA anuales hasta el 2020 por los países industrializados; así como lanzamiento de un Fondo Verde para frenar el cambio

climático. Reforzamiento de las acciones en pro de la adaptación (energías

alternativas, etc.) Puesta en marcha del lanzamiento de un mecanismo, “ REDD +”,

para reducir las emisiones procedentes de la deforestación y de-gradación de los bosques en los países en desarrollo.

Transferencia de tecnologías de los países ricos hacia los países en desarrollo.

B. La plataforma de Durban

Posteriormente a Copenhague y Cancún, en Durban (Sudáfrica), en 2011 (COP-17 CMP7): se adoptaron los acuerdos que precisamente

se denominan “Plataforma de Durban”, de la cual lo más relevante fueron los siguientes puntos:

El lanzamiento de un proceso destinado a reflexionar sobre un “protocolo, como instrumento jurídico que tenga fuerza de ley”,

de manera que el nuevo instrumento (que daría continuidad al de Kioto), debería adoptarse en 2015 para entrar en aplicación a par-

tir de 2020.

Page 38: EL PLANETA AZUL AMENAZADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

34

La puesta en marcha de un plan de trabajo para identificar opcio-

nes que permitan salvar la brecha de ambición; entre las actuales promesas de los países de reducir las emisiones de aquí al 2020,

y el objetivo de mantener el calentamiento climático por debajo

de 2 °C en los términos ya indicados. El 1 de enero de 2013 debería comenzar un nuevo periodo de

compromiso del Protocolo de Kioto, con duración de ocho años hasta 2020. De hecho se haría una prórroga del texto de 1997,

con algunas modificaciones, y los mismos ausentes de siempre (China y EE.UU.).

El lanzamiento efectivo del Fondo Verde de apoyo de los países ricos a los que están en vías de desarrollo.

La publicación de los inventarios de emisiones de los países en desarrollo cada dos años.

C. Qatar y Varsovia: hacia 2015. El nuevo informe del IPCC

Los compromisos de la Plataforma de Durban para el futuro fueron

haciéndose realidad en buena parte merced al tesón de los Estados

miembros de la Unión Europea que desempeñaron un destacado pa-pel: las propuestas iniciales de la Unión constituyeron la base del

compromiso alcanzado en Durban.

En la ulterior Conferencia de 2012, en Doha (Qatar) (COP-18 CMP8), se logró garantizar la continuidad del Protocolo de Kioto, hasta 2020,

según lo ya previsto. Y además se sentaron las bases del futuro Pro-tocolo a alcanzar en la COP- de 2015 en Paris. Concretamente esas

bases fueron las siguientes:

Adopción de un programa de trabajo para los diversos contenidos de la Plataforma de Durban.

Programa de trabajo sobre la financiación a largo plazo. Lanzamiento de un proceso destinado a reexaminar el objetivo de

dos grados Celsius para dar consistencia a ese nivel de ambición.

La siguiente reunión a la de Qatar, en 2013 (COP-19 CMP9) tuvo lu-

gar en Varsovia, y contó, a diferencia de otras precedentes, con la casi primicia del último estudio del IPCC; en concreto el resumen del

Quinto Informe, destinado a los responsables políticos, que comenzó a difundirse en septiembre de 2013 y del que se extractan dos pasa-

jes:

El calentamiento del sistema climático es inequívoco (…). La at-mósfera y el océano se han calentado, los totales de hielo y nieve

han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentracio-nes de gases de efecto invernadero han aumentado.

En términos probabilísticos, Por el factor antrópico, se pasa de un 66 por 100, a un 95 por 100...de manera que éste es “el momen-

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35

to de luchar contra el cambio climático: ni mañana, ni pasado,

Ahora mismo”. Así lo afirmó la Secretaria General de la Conven-ción Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la costa-

rricense Christiana Figueres.

En la COP-19 de Varsovia hubo consenso otra vez, sobre la necesidad

primordial de actuar contra el cambio climático a través de un pacto global de reducción de las emisiones de GEI. Además, se reiteró, la

necesidad de proporcionar fondos económicos y asistencia técnica suficientes para que los países no desarrollados puedan preparar sus

objetivos de reducción de emisiones con suficiente antelación a la COP-21 de París en 2015. En Varsovia también se vio que los acuer-

dos de EE.UU. con China eran más necesarios que nunca, ya que es-tos dos países juntos suman el 41 por 100 de las emisiones de com-

bustibles fósiles en 201222.

Filipinas tuvo un especial protagonismo en la conferencia de Varsovia, debido al tifón Haiyan, que significo un total de 5.000 muertos, y que,

sin poder atribuirse directamente al cambio climático, evidenció trági-

camente la vulnerabilidad de los países más pobres en materia de clima. Por eso, uno de los acuerdos más importantes de la COP de

Varsovia fue la creación de un fondo específico de daños y pérdidas, con el objetivo de atender urgentemente los efectos del cambio cli-

mático. Idea que fue muy bien acogida por los países más vulnera-bles a los fenómenos meteorológicos extremos: los Estados miembros

de la AOSIS (Alianza de pequeños Estados insulares). Además en la COP-19, se discutió y se avanzó en temas concretos de mitigación y

adaptación y sobre los bosques (REDD+).

Como apuntó Connie Hedergaard, Comisaria de acción por el Clima de la UE, lo más importante de Varsovia, fue crear una hoja de ruta

para la COP-21 de París, con objetivos y calendario concretos para que en 2015 pueda firmarse el nuevo Protocolo. Por ello mismo, las

previsiones de la COP-20, en Lima (diciembre de 2014) han ganado

en importancia, pues en ella, deberán solucionarse cuestiones com-plejas para dejar todo listo de cara a la de París (COP-21).

12. LA PREPARACIÓN DEL PROTOCOLO DE PARÍS DE 2015

En definitiva, y como hemos ido apreciando, la COP-21-CMP-11 de

Paris en 2015, marcará un hito decisivo, que en sus grandes líneas, seguirá lo acordado en la Plataforma de Durban. Así, por primera vez

después de más de 20 años de negociación en la ONU, todos los paí-ses, incluyendo a los mayores emisores de GEI podrán estar efecti-

22 Según The Global Carbon Project, China 27 por 100, EE.UU. 14 por 100. Un tema

al que nos referimos más delante de manera específica.

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36

vamente vinculados a un acuerdo universal sobre el clima, que entra-

ría en vigor en 2020.

Por ahora, la previsión es que ese acuerdo sea una revisión del Proto-

colo de Kioto. Aunque admitiendo, dentro del nuevo esquema, toda una serie de diferentes métodos de mitigación y adaptación, en el

sentido asignado con anterioridad a esos dos conceptos, en este do-

cumento.

En otras palabras, no se intentara imponer a todos los Estados miembros de la Convención Marco del 92 el sistema del Protocolo de

1997, con su método de recorte de emisiones de GEI. Por el contra-rio, cada país quedara libre de plantear sus propios objetivos con

medidores del tipo de eficiencia energética, cuotas de utilización de alternativas dentro del balance energético total, etc.

El proceso de negociación en lo que queda de 2014 y hasta diciembre de 2015 va a ser muy intenso y con hitos muy importantes, en parti-

cular la cumbre organizada por el Secretario General de Naciones Unidas para el 23 de septiembre 2014 en Nueva York y la Conferencia

de las Partes en Lima en diciembre 2014. (COP- 20-MOP10 Lima).

En ese contexto, en septiembre de 2012, el presidente de la Republi-ca Francesa, François Hollande, anunció la candidatura de su país pa-

ra ser la anfitriona, en 2015, del gran evento, de la 21ª COP- de la CMNUCC, y del undécimo periodo de sesiones de la Reunión de las

Partes en el Protocolo de Kioto (CMP-13).

A. Francia coordinadora

Al objeto de preparar la celebración de esa conferencia, Francia deci-

dió organizarla en Paris. Y más concretamente, en el emplazamiento del antiguo aeropuerto de Le Bourget, que ofrece buenas capacidades

de acogida y de acceso para las delegaciones, desde el punto de vista logístico; y también para la sociedad civil y los medios, que son com-

ponentes esenciales del éxito de la conferencia.

Francia propuso y consiguió ser la sede de la COP-21 “para dar ejem-plo de respeto medioambiental, desde el punto y hora en que sus

emisiones de GEI por habitante se sitúan entre las más bajas del mundo”, merced a su prioritaria política de energía nuclear. Por otra

parte, Francia cuenta con una estrategia propia de transición ecológi-

ca y energética hacia un futuro bajo en carbono.

A los efectos indicados, el Gobierno de París trabajará en particular con los países en un horizonte de máxima cooperación. Y con sus so-

cios de la Unión Europea, hará lo necesario para mantenerla a la van-guardia de la lucha contra el desafío climático. A ese respecto, el pre-

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sidente Hollande anunció, durante su discurso de apertura de la con-

ferencia medioambiental de la UE en junio de 2014, que en la COP-21 (París), Francia defenderá una postura ambiciosa, centrada en el ob-

jetivo de reducción del 40 por 100 de las emisiones de gases de efec-

to invernadero en 2030 y del 60 por 100 en 2040 (siempre respecto a la base de 1990) según lo acordado en el marco de las discusiones

europeas. Además, Francia se compromete a desarrollar una verda-dera diplomacia medioambiental, durante el quinquenio de la presi-

dencia de Hollande.

Por otra parte, Francia ha sabido valorar la importancia de la COP-21 en conexión con otros proyectos de las Naciones Unidas. Más concre-

tamente, la comunidad internacional debe decidir en los años 2015 y 2016 sobre la Financiación del Desarrollo (Adis Abeba, Conferencia de

la ONU de julio 2015), el establecimiento de un sistema de Protección Internacional de los Océanos (Nueva York, agosto 2015) los Objetivos

del Milenio de Desarrollo Sostenible (también Nueva York, octubre 2015) para finalmente llegar a la COP-21 en París, diciembre 2015.

En ese contexto de varias megaconferencias de las Naciones Unidas en un lapso tan corto, crecen las preguntas en torno a cómo financiar

la transición a un modelo económico mundial sostenible ambiental-mente; o sobre cómo promover una prosperidad inclusiva, que re-

vierta la tendencia actual hacia el incremento de las desigualdades y el empobrecimiento de las clases medias en Europa y Estados Unidos.

Por eso mismo, de cara al gran encuentro de Paris de 2015, la política sobre el cambio climático ha de desarrollarse en tres niveles:

El primer nivel es la búsqueda de la ejemplaridad nacional, a tra-

vés de un mix energético bajo en carbono. El segundo nivel está marcado por lo beneficioso de los compro-

misos. Tema en el cual el libro blanco publicado por la Comisión Europea en enero de 2014 es todo un paradigma, pues plantea

una reducción, como ya se vio antes, de emisiones de 40 por 100

de cara al 2030, con respecto a 1990. Con un objetivo de 27 por 100 de energías renovables a escala europea.

El tercer nivel es la solidaridad internacional, mediante la movili-zación, de cara a 2020, de 100.000 millones de dólares por año

de financiaciones públicas y privadas para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente al cambio climático. El Fondo Verde para

el Clima habrá de ser el instrumento principal de financiamiento internacional en los países en desarrollo.

B. Las negociaciones China/EE.UU. y la política ambiental de

Pekín en su declaración de abril de 2014

A nadie se le oculta que solucionar la cuestión del cambio climático es algo que está muy relacionado con las actitudes de los dos países

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38

más contaminadores del mundo, que según ya vimos son China y

EE.UU. (conjuntamente, G-2, Chin-USA, o Chimérica). Advirtiéndose que para hacer realidad el futuro Protocolo de París 2015 a ratificar

en 2020, era completamente necesario que los dos superpoderes se

pusieran de acuerdo entre ellos, pues hay una especie de posición por ambas partes de “que si tú no lo haces, no lo haré yo” y según y có-

mo cada uno; para de ese modo no perder ventajas en la carrera económica y política que hay entre los dos países.

En la dirección indicada, Xi Zhenhua, negociador principal chino en

temas de cambio climático, informó el 27 de abril de 2014 que su país está negociando con EE.UU. un gran convenio sobre reducción de

las emisiones de GEI, para que la Conferencia del Clima de París en 2015 no acabara en un gran fracaso. En la idea de que los dos países

puedan tener claro que sus respectivos poderíos económico y político no se verán mermados a causa de un acuerdo sobre el clima.

En el sentido que apuntamos, el ya citado Xi Zhanhua aclaró que el

principal método a seguir por China para reducir sus emisiones de

GEI sería a través de un fuerte incremento de su eficiencia energéti-ca; siendo bueno al respecto recordar que mientras en la UE se nece-

sitan emitir 354 toneladas de CO2 para un valor constante de PIB; en EE.UU. son precisas 591; y en el caso de China 1.139, lo que equivale

a 3,2 veces lo de Europa. Por otra parte, y de cara a cumplir con los objetivos del nuevo Protocolo de París 2015, China ha lanzado siete

programas piloto (ETS, emissions trading schemes), que abarcarán a 250 millones de personas23.

El anuncio de Xi Zhenhua fue importante para apreciar que, finalmen-

te, había una decisión en Pekín de poner término a la patética situa-ción de contaminaciones ubicuas, que castigan a cientos de millones

de ciudadanos; en las grandes urbes y en las áreas industriales, re-cortando su esperanza de vida, sobre todo a causa de las enfermeda-

des pulmonares y cardiovasculares y el cáncer antrópicamente indu-

cido.

El anuncio que Xi Zhenhua hizo el 27.IV.2014 fue confirmado de in-mediato por Todd Stern, la contraparte estadounidense en las nego-

ciaciones sobre el clima, lo que engrosó las razones para que EE.UU. fuera tomándose más en serio las previsiones sobre el previsible Pro-

tocolo de París de 2015. Especialmente, debemos recordarlo, porque fue la falta de aplicación de China e India del Protocolo de Kioto lo

que formalmente hizo que el Congreso de EE.UU. no lo ratificara en 1997. Además, hasta 2014, Pekín fijaba sus objetivos basándose en

23 Javier Solana, “Las grietas del cambio climático”, El País, 15.VIII.2014.

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39

sus emisiones per cápita, muy inferiores todavía a las de EE.UU. (co-

mo pudo verse en el gráfico 5)24.

Una de las principales apuestas de las autoridades chinas para cum-

plir sus compromisos, se anunció también en abril de 2014, es la energía atómica: el país cuenta actualmente con 21 reactores nuclea-

res y tiene previsto construir 28 más a efectos de incrementar su ge-neración de energía nuclear: de 19,1 gigavatios anuales a 58 gigava-

tios —el triple— en seis años, hacia 202025.

Para mayor conocimiento del escenario energético, diremos que se-gún datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de la República Popu-

lar, el 67,5 por 100 de la energía producida en el país durante 2013 procedió de la combustión de carbón, seguido del petróleo (16,8) y

del gas natural (5,9); en tanto que los combustibles no fósiles supu-sieron el 9,8, entre los cuales se encuentra la energía nuclear, con un

2 por 100; cuando ésta supone un 19,4 por 100 del total del suminis-tro energético en Estados Unidos y llega al 73,3 por 100 en Francia.

C. El programa de cambio climático de Obama

“De aquellos polvos, vienen estos lodos”, podría decirse, a la vista del reciente informe presentado a Obama, en la Casa Blanca (principios

de mayo de 2014), sobre el cambio climático en EE.UU.: “no está ha-ciéndose lo suficiente –ni a escala local, ni estadual, ni nacional—,

para frenar los efectos que el calentamiento global va teniendo en un clima que, cada vez resulta menos previsible y más traumático”. Eso

dijo el Presidente a propósito de un documento elaborado por un con-junto de instituciones y científicos, con un total de 841 páginas y toda

clase de informaciones que fueron calificadas de alarmantes.

En esa dirección, el máximo de alarma se produjo con la tormenta tropical Sandy que llegó a Nueva York en 2012; que podría ser una

muestra del creciente estrés climático en el país de mayor desarrollo

tecnológico del mundo, con consecuencias devastadoras atribuibles al cambio climático en términos de calores intensos y sequías, fuegos

salvajes de bosques, sequías en algunas zonas, lluvias más que to-rrenciales en otras, y calamidades que seguramente ya no pueden

llamarse naturales.

Según Obama, a medio y largo plazo el cambio climático incontrolado dificultaría en muchos casos la disponibilidad de agua, el suministro

24 “La ruta hacia París se despeja”, Informe Semanal de Política Exterior, nº 915,

24.XI.2014. 25 Xavier Fontdeglòria, “La energía nuclear se erige como la principal alternativa”, El

País, 28.XII.2014.

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40

de alimentos –por el daño producido en las cosechas y en el sector

pecuario—, con toda clase de anomalías meteorológicas, antes poco frecuentes, y que están convirtiéndose en habituales. Y en la misma

tendencia, se advierte cómo el permafrost esté fundiéndose en Alas-

ka, y las tormentas estén llevando mucha más agua a Nueva Inglate-rra, produciéndose, además, toda clase de alteraciones climáticas en

el Midwest y en el área de las Montañas Rocosas, y con fuertes se-quías en todo el Oeste del país, especialmente dramáticas en Califor-

nia.

A ese respecto, cabe reseñar que tras quince años de sequía, el nivel de agua en el Embalse Powell, junto a la mega-presa de Glen Can-

yon, se situaba en el otoño de 2014 en el 50 por 100 de su capaci-dad, por el descenso catastrófico del caudal del río Colorado, que

abastece a 40 millones de personas de las metrópolis del Sur de Cali-fornia, y sobre todo de Los Ángeles; así como Las Vegas (Nevada) y

Phoenix (Arizona)26. Y es que la sequía se extiende ahora desde Te-xas hasta Oregón, con California en el máximo riesgo: de los últimos

dieciséis años en ese Estado, once de los cuales se califican oficial-

mente de secos, con la destrucción de miles de hectáreas de cultivos y el peligro de que cese la migración anual de los salmones por el río

Sacramento.

Pero a pesar de la gravedad de la situación, en EE.UU. no parecen preocupar mayormente a la ciudadanía según las encuestas de opi-

nión: la mayoría de la gente expresa preocupación por el empleo, la elevación del salario mínimo, o incluso alguna referencia de política

internacional, como la posibilidad de una bomba nuclear iraní. Sin embargo, y casi paradójicamente, la mayoría de los estadounidenses

manifiesta estar a favor de la reducción de emisiones de GEI, en una serie de casos concretos. Como sucede con una larga serie de ciuda-

des, conjuntamente, entre sí, e incluso estados de la Unión que bus-can sendas convergentes27.

El propósito de Obama –que aspira a dejar un legado memorable en términos de medio ambiente—, se ha traducido ya en una propuesta

concreta: recortar para el 2030 las emisiones de CO2, para mantener los niveles de 2005. Lo cual equivaldría, en palabras de la Environ-

mental Protection Agency (EPA), a retirar dos tercios del parque au-tomovilístico de EE.UU. de la circulación.

Con tales propósitos, Obama, en su segundo mandato y con una

fuerte oposición del Partido Republicano, hará uso de una previsión

26 Andy Robinson, “El fin del Lejano Oeste”, La Vanguardia, 30.XI.2014. 27 Ramón Tamames, “Más y menos de lo mismo”, La Razón. A tu salud. Verde,

18.V.2014.

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41

de 1970 incluida en la Ley de Aire Limpio, que permite al Presidente

de EE.UU., a través de la EPA y sin autorización previa del Congreso, a tomar decisiones de gran alcance en términos energéticos y am-

bientales, para así proteger la salud y el bienestar de los ciudadanos.

En cuanto a las razones por las que el Partido Republicano se ha con-vertido en el partido de la contaminación, Paul Krugman sostiene28:

No siempre ha sido así. La Ley de Aire Puro de 1970, base jurídica pa-

ra las acciones medioambientales del Gobierno de Obama, fue aproba-da en el Senado con el acuerdo total de ambos partidos, por 73 votos a favor y ninguno en contra, y firmada por Richard Nixon. Y la principal

enmienda a esa ley –que entre otras cosas permitió el sistema de lími-tes máximos e intercambio que limita la lluvia ácida—, fue firmada en

1990 por el expresidente George H. W. Bush. En cambio, actualmente el movimiento conservador insiste en que la administración pública es siempre el problema y nunca la solución, creando así la creencia de

que los problemas medioambientales son falsos y que la política me-dioambiental hundirá la economía.

Un factor nuevo, del otoño de 2014 en la política mundial sobre

el clima y que afecta sobre todo a EE.UU. es el impacto de la ba-jada del precio del crudo [véase los gráficos 12 y 13], existiendo

también una especie de teoría conspirativa que apunta a una es-trategia geopolítica trazada entre EE.UU. y Arabia Saudí para

torpedear las economías de los países menos afines (Rusia, Ve-nezuela, Irán, etc.), especialmente después de la guerra de

Ucrania y el notorio enfrentamiento entre la Administración de Barack Obama y el Ejecutivo de Vladímir Putin29.

¿Afectará este escenario de precios bajos del crudo a las energías reno-

vables que aún tienen costes mayores? Y es que como dice Warren Buf-fett “cuando baja la marea se ve quién va desnudo” y eso es lo que se

está viviendo con la bajada de precios: “las energías renovables tam-bién se tendrán que poner las pilas”, es el colofón de Buffet.

13. NUEVA YORK, 23.X.2014, TODO UN BIG BANG

¿Qué sucederá con el gran problema que nos ha ocupado a lo largo de este documento? La COP-21 de París 2015 está abocada al éxito,

en principio. Pero nadie puede descartar que un empeoramiento de las relaciones internacionales –como sucede con las crisis de Ucrania,

la de Oriente Medio, Corea del Norte, etc.— pueda desbaratar tantos propósitos. De ahí la importancia de salvaguardar las mejores previ-

siones para la COP-21. Y en ese sentido, en mayo de 2014, hubo un

28 Paul Krugman, “Contaminación y política”, El País, 30.XI.2014. 29 Luis M. Ontoso, “La guerra comercial iniciada por la OPEP, origen del desplome

del crudo”, ABC, 21.XII.2014.

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42

encuentro en Abu Dhabi (Emiratos) presidida por el Secretario Gene-

ral de la ONU, Ban Ki-Moon –con asistencia de personas como Tony Blair y Felipe Calderón y una serie de expertos— para impulsar la

Cumbre especial prevista para el 23 de septiembre en Nueva York;

que será de Jefes de Estado y de Gobierno, con vistas a impulsar to-do el proceso de futura Convención de París de 2015.

La reunión de Abu Dabhi no fue muy promisoria a los efectos del pro-

greso de la proyectada renovación del Protocolo de Kioto, pues se lle-vo a cabo con no pocas improvisaciones, evidenciándose la falta de

dominio del tema, la escasa pertinencia de alguno de los asistentes, etc. en cambio, en la reunión de Nueva York (23 de septiembre de

2014), los resultados aparentes superaron todo lo previsto.

Unas 1.600 organizaciones llevaron a las calles unas 300.000 perso-nas —según cálculos de los convocantes— que llenaron de color, di-

versidad y reivindicaciones el asfalto neoyorquino. No fue una marcha ecologista, sino mucho más que eso: un grito global para impedir que

la temperatura del planeta siga ascendiendo, condenando a la huma-

nidad a todo tipo de catástrofes30.

La marcha contó con la presencia de políticos, empresarios, actores y líderes sociales, desde el secretario general de Naciones Unidas, Ban

Ki-moon, al exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore, pasando por el actor Leonardo DiCaprio, embajador especial de Naciones Unidas,

el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, o el alcalde de Nue-va York, Bill de Blasio. DiCaprio desfiló en el grupo de los pueblos in-

dígenas semioculto tras una tupida barba y una gorra. Uno de los momentos más emotivos se produjo en la Sexta Avenida a las 13.00

horas. Allí se celebró un minuto de silencio por las víctimas del cam-bio climático. Transcurrido ese tiempo, un estruendo de fanfarrias

volvió a resonar en las calles de la ciudad.

Después de la manifestación, en la sesión celebrada en la ONU el

23.IX.14, en Nueva York, el viceprimer ministro chino Zhang Gaoli manifestó a los delegados que su país se comprometerá a “hacer

frente al grave desafío de París-2015”. Y añadió que no estaba ha-ciendo esto a petición de los demás, sino por nuestra propia iniciati-

va. “Vamos a anunciar –dijo— las acciones sobre el cambio climático tan pronto como nos sea posible, lo que dará lugar a notables progre-

sos en la reducción de la intensidad de carbono, el aumento de la

30 Vicente Jiménez y Sandro Pozzi, “Grito mundial para salvar la tierra”, El País,

22.IX.2014.

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43

Gráfico 12

Gráfico 13

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44

proporción de combustibles no fósiles y la ampliación de la superficie

de bosques”. Zhang también reiteró los planes, ya vistos antes, de recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero por unidad de

PIB: se trata de llegar a una reducción del 45 por 100 para 2020, en

comparación con los niveles de 200531. Estas promesas se concreta-rían con la definitiva propuesta china en Lima (COP-20) en diciembre

de 2014, según se verá.

En todo caso, esa nueva actitud de China tenía algo que ver con el hecho de que según el Informe Global Carbon, las emisiones de la

República Popular representan ya el 28 por 100 del total mundial y son mayores que las de EE.UU. y la UE conjuntamente. Y en contra

de lo anunciado por Zhang Gaolí, los 60 científicos internacionales que compilaron el referido estudio sobre China dicen que en 2019

China emitirá tanto como EE.UU., la UE y la India juntos.

Las emisiones de China han estado creciendo tan rápido, que ahora exceden de Europa sobre una base per cápita: 7,2 toneladas por per-

sona a 6,8 toneladas por habitante, respectivamente. Aunque debe

aclararse que Europa y EE.UU. (que tiene la emisión de 16,4 tonela-das por persona) "exportan" una gran cantidad de sus emisiones me-

diante la compra de productos en China.

Por su parte, Barack Obama, presidente de EE.UU., destacó en Nueva York, el mismo 23.IX.14, que no hay un “conflicto entre tener un me-

dio ambiente sano y un crecimiento robusto”, y reconoció al tiempo que su país es “uno de los creadores del problema, por lo cual las

grandes economías deben liderar el proceso de cambio”32.

Otro testimonio importante en Nueva York fue el del presidente fran-cés François Hollande, quien manifestó que “necesitamos un acuerdo

para los próximos 30 años, para conseguir un tratado que marque la transición hacia un nuevo marco energético. Todos tenemos que co-

laborar, tanto países desarrollados como en desarrollo”. Y en la mis-

ma línea se pronunció el presidente peruano Ollanta Humala, el anfi-trión en Lima 2014.

Por su parte, Felipe VI de España, en lo que fue su primera interven-

ción ante la ONU como Rey, indicó que «no podemos esperar más» en la lucha contra el cambio climático. Seguido atentamente por la

Reina Letizia, Don Felipe manifestó: «mi país ha sido pionero en la puesta en marcha de medidas para la reducción efectiva de emisio-

31 “Debate warms up. Beijing signals it will curb carbón emissions”,

https://www.hsbcnet.com/gbm/global-insights/week-in-china/2014/debate-warms-

up.html 32 Sandro Pozzi, “La ONU impulsa la acción por el clima sin compromisos firmes”, El

País, 24.IX.2014.

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45

nes. Nuestro objetivo es descarbonizar más nuestro modelo económi-

co. Que nadie se llame a engaño. Ninguno de los países aquí repre-sentados puede esperar. Detrás del ascenso de unos pocos grados de

temperatura, están en juego vidas humanas y la continuidad misma de nuestras sociedades»33.

Cerca de un millar de compañías en más de 70 países apoyaron la

reunión de Nueva York, ante la necesidad de desarrollar mecanismos que reflejen de una manera adecuada el coste de la contaminación,

estableciendo un precio lo suficientemente alto al carbono para que se desincentive la inversión en la economía de los combustibles fósi-

les y se acelere así la transición a las energías renovables. También se habló de adoptar medidas fiscales para reducir el apoyo público a

las petroleras.

Hubo otras previsiones para combatir la deforestación, o para reducir

las emisiones de efecto invernadero en las ciudades. En esa dirección, un grupo de alcaldes que representa a casi 230 ciudades y 400 millo-

nes de ciudadanos, desde Río de Janeiro, en Brasil, a Seúl, en Corea del Sur, formara así una red para conseguir una reducción equivalen-

te al 50 por 100 del uso actual de carbono a escala global.

En el sector industrial, varias compañías energéticas presentaron una asociación con algunos países productores para reducir las emisiones

33 M. Torres, “Don Felipe pide ‘acelerar el paso’ frente al cambio climático”, La Ra-

zón, 24.IX.2014.

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de metano derivadas de la producción de petróleo y coordinar accio-

nes en las renovables. También nació una alianza parecida en el sec-tor del transporte para desarrollar tecnologías de eficiencia energéti-

ca. Además, hubo múltiples iniciativas para preparar a las comunida-

des, sobre todo en las zonas costeras, frente a eventos meteorológi-cos extremos34.

Y como colofón, las palabras más sentidas en Nueva York fueron las

del actor Leonardo DiCaprio: “No es una cuestión de política, sino de supervivencia” 35.

14. LA UE DEFINE SUS CRITERIOS DE CARA A PARÍS 2015

En la madrugada del 24 de octubre de 2014 se alcanzó un acuerdo

por los 28 Estados de la UE, a propuesta de la Comisión Europea, un proyecto que durante varias horas estuvo en el aire36. Más concreta-

mente, la Comisión sacó adelante su proyecto vinculante de reducir un 40 por 100 en 2030 las emisiones de carbono en la UE en relación

con el nivel de 1990, un ritmo mucho más ambicioso que el de las

dos superpotencias mundiales. Un acuerdo al que algunos países del Este de la Unión —con Polonia el más combativo—, por su resistencia

al ser sus industrias –basadas principalmente en el carbón— mucho más contaminantes que las del resto de Europa. Y para compensar-

los, el Consejo Europeo aceptó crear una especie de bolsa de dere-chos de emisión a asignar a los países con menor PIB per cápita, pre-

cisamente los orientales de la UE.

También el 24.X.2014 se logró el acuerdo de que la energía de reno-vables utilizada en la UE ascienda en 2030 al 27 por 100 del consumo

total. Con la idea de que, diez años antes de esa fecha, en 2020, se revisará el referido objetivo para ver si es posible elevarlo al 30 por

100. Una meta que supone duplicar con creces el actual consumo de renovables, en torno al 11 por 100, según cifras de 2012. Lo cual

significa que lejos de frenar la expansión de las renovables –como el

Gobierno español hizo en 2013 con un sistema de nueva tarificación—

34 Subrayemos también, que a menos de una semana para la Cumbre del Clima

organizada por la ONU el 23.IX.2014, 18 de las mayores compañías de España die-

ron un paso adelante y escenificaron su compromiso para reducir sus emisiones de

gases de efecto invernadero, relanzando inversiones medioambientales siempre

que se establezca un marco legal adecuado para ello34. Diez de esas 18 empresas

son del Ibex-35: Acciona, BBVA, Ferrovial, OHL, Técnicas Reunidas, Banco Santan-

der, FCC, Mapfre, Inditex y Telefónica. Las otras ocho son: Mango, NH Hoteles, Iso-

ver, Renfe, Heineken, Ecoalf, Ence, Grupo Hera. Pero faltan empresas de procesos

y proyectos como Indra, Técnicas Reunidas o Typsa. 35 E.G.S., “15 meses decisivos para luchar contra el calentamiento con el reto de

superar Kioto”, El País, 24.IX.2014. 36 Lucía Abellán, “Los Veintiocho pactan reducir un 40 por 100 las emisiones en

2030 y elevar las renovables”, El País, 25.X.2014.

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47

será necesario multiplicar su aporte por casi tres a escala de toda la

UE.

Esa necesidad de impulsar las renovables (y al tiempo de limitar la

dependencia energética de Rusia, que cubre alrededor de un tercio de la demanda europea de gas), favoreció el pacto para mejorar las in-

terconexiones en las zonas más aisladas del continente, entre ellas España y Portugal. A tales efectos, la UE adoptará medidas urgentes

para asegurar que cada país pueda transferir o recibir energía a tra-vés de su frontera equivalente al 10 por 100 de la capacidad de pro-

ducción en 2020 (y del 15 por 100 en 2030). Para lograrlo, esas co-nexiones serán consideradas proyectos de interés común (con finan-

ciación comunitaria) y se les dará la máxima prioridad.

15. EL ACUERDO AMBIENTAL EE.UU./CHINA DE NOVIEMBRE DE 2014 Y LA NUEVA POLÍTICA DE LA REPÚBLICA POPU-

LAR

A EE.UU. y China les separan muchas cosas, los derechos humanos

entre ellas. Pero en la visita de noviembre de 2014 del presidente de EE.UU., Barack Obama, a Pekín –para asistir a una reunión de la

APEC—, los dos Gobiernos optaron por el pragmatismo en materia de medio ambiente, con el resultado de un acuerdo “histórico” sobre

cambio climático entre los dos países más contaminantes del plane-ta37. Un pacto que confirmó las previsiones de ambos países de abril

del mismo año, que ya analizamos antes.

El pacto de noviembre de 2014 prevé que para 2025 EE.UU. recorte sus emisiones de GEI entre un 26 por 100 y un 28 por 100 con res-

pecto a los niveles de 2005. En tanto que China —el mayor contami-nador del planeta— podrá seguir aumentando sus emisiones hasta

alcanzar su nivel máximo en torno a 2030 —o antes si fuera posible—, fecha en la que iniciará la reducción. Se fijó así por primera vez un

plazo por Pekín para iniciar la rebaja de sus emisiones.

Fue el creciente descontento social lo que convirtió el aire limpio en

una auténtica prioridad política para el Gobierno de Xi Jinping (junto a la lucha contra la corrupción), con la constatación de que entre

enero y septiembre de 2014, las denuncias por contaminación en China se duplicaran respecto al mismo periodo de 2013. Siendo un

hecho relevante que unas 190.000 empresas fueron castigadas en el

37 Macarena Vidal Liy, “China se compromete por primera vez a reducir sus emisio-

nes contaminantes”, El País, 13.XI.2014.

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último bienio por violar leyes medioambientales con multas impues-

tas que ascendieron al equivalente a 520 millones de euros38.

El encuentro de APEC de noviembre fue precedido por el cierre tem-

poral de miles de fábricas en torno a Pekín, con la suspensión de la mitad del parque automovilístico a efectos de circular por la ciudad, a

fin de evitar la densa niebla contaminante. Pero acabado el foro APEC volvió a ennegrecerse el aire, declarándose la alerta azul, nivel peli-

groso, instándose a los residentes a permanecer en el interior de los edificios39.

Ulteriormente, el 1 de enero de 2015, entró en vigor una nueva ver-

sión de la Ley de Protección Medioambiental, previéndose multas mu-cho más fuertes a quienes contaminen y a los funcionarios que lo to-

leren. De ese modo, la indiferencia que las autoridades mostraban hasta 2012 por considerar el smog una consecuencia inevitable del

crecimiento económico, llegó a su fin.

A propósito de las emisiones de GEI, el exministro chino de Sanidad,

Chen Zhu, calculó en enero de 2014 que cada año mueren prematu-ramente entre 350.000 y 500.000 chinos debido a la contaminación

atmosférica; y un año antes, en 2013, un estudio publicado en The British Medical Journal y patrocinado por la Asociación Nacional de

Ciencias Naturales de China y el Consejo Nacional Australiano para la Salud y la Investigación Médica, vinculaba la polución del aire en Pe-

kín con la pérdida de años de vida de sus ciudadanos. De ahí que ha-ya prosperado la venta de purificadores de aire para hogar u oficina,

los mejores de fabricación sueca, y que pueden llegar a costar 2.000 euros por unidad. En 2013, la venta de esos aparatos, que sólo lim-

pian un porcentaje muy bajo del aire a respirar, tuvo un volumen de 463 millones de euros, el doble que en 2012, según la estimación de

Daxue Consulting40.

Por otra parte, en China, el 20 por 100 del suelo de cultivo está con-

taminado, al igual que el 60 por 100 de la superficie de agua dulce, algo que ha comenzado a impactar a la economía ralentizándola. Así,

el malestar de la población del país con respecto a la polución es cada vez mayor, algo tangible en las redes sociales y en las frecuentes

manifestaciones de protesta. Como resultado de todo ello, en sep-tiembre de 2013, China lanzó un amplio plan nacional de lucha contra la

contaminación. Y en marzo de 2014 el primer ministro, Li Keqiang, de-

38 Macarena Vidal Liy, “La contaminación ahoga al régimen chino”, El País,

28.XII.2014. 39 http://www.globalasia.com/actualidad/sociedad/beijing-emite-alerta-por-esmog 40 Información facilitada al autor por su hija Alicia –agregada comercial en

Shanghái—, en conversación mantenida el 2.I.2015.

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49

claró la “guerra a la polución”, que aseguraba que se combatirá “con el

mismo vigor con que nos enfrentamos a la pobreza”.

Las medidas parecen haber comenzado a tener algún fruto. Un estu-

dio de Greenpeace indica que en el primer semestre de 2014 la con-taminación en Pekín descendió casi un 10 por 100 con respecto a

2013. El consumo de carbón —que representa dos tercios del balance energético chino— descendió en octubre de 2014 por primera vez en

la historia moderna.

Meses después, en Lima, China confirmó su objetivo de disminuir sus emisiones en cifras absolutas a partir de 2030, y si es posible, antes.

Asimismo manifestó que las fuentes de energía no generadoras de emisiones supondrán al menos el 20 por 100 de su mix energético

para ese mismo año. Lo cual implica que las renovables (eólica y so-lar), la nuclear y quizás otras tecnologías cero-emisiones –como la

captura y secuestro del carbono—, alcancen una cifra equiparable a su actual parque de generación eléctrica basado en el carbón (alrede-

dor de 1.000 gigavatios)41. A tales efectos, será preciso recordar que

China consume tanto como el resto del mundo junto (3.800 millones de Tm en 201242).

Que China fijara en Lima la fecha de 2030 es todo un logro, pero los

negociadores de EE.UU. aspiraban a que la fecha fuera 2025, a lo que se resistió Pekín. Sin embargo, habida cuenta de la dramática situa-

ción de las ciudades de la República Popular, es posible que la fecha de 2030 se sitúe en 2025… o antes.

Por último, señalemos que China, EE.UU. y la Unión Europea son res-

ponsables del 46 por 100 de las emisiones totales43. En consecuencia, si cumplen sus objetivos arrastrarán consigo la dinámica de emisio-

nes globales, incluyendo a India, Rusia, Indonesia, Brasil y Japón (los cinco grandes emisores siguientes), con lo cual podría salirse de la

cumbre de París con una esperanza razonable en la reconducción de

la crisis del clima44.

16. LIMA COP-20: PREPARANDO EL NUEVO PROTOCOLO

Tras el acuerdo entre EE.UU. y China de noviembre de 2014, la COP-20 de Lima empezó a vislumbrarse como el escenario de un gran pac-

to mundial sobre el cambio climático. Y efectivamente, en la Ciudad de los Reyes, fundada por Pizarro en 1535, entró en discusión el futu-

41 Antxón Olabe, “La era del carbón toca a su fin”, El País, 16.XII.2014. 42 China Statistical Yearbook, China Statistics Press, 2014. 43 Datos del World Resources Institute, 2014 44 The Economist, “Climate change. Dealing with denial”, 15.XI.2014.

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50

ro del planeta en esos aspectos, a lo largo de la vigésima Conferencia

sobre el Clima (COP-20), que sesionó desde el día 1 y al 14 de di-ciembre de 2014, congregando a 196 países, con nada menos que

10.000 participantes45.

El escenario para esta Cumbre lo explicitó el Ministro de Medio Am-

biente peruano, Manuel Pulgar: un 60 por 100 de su país está cubier-to por bosque amazónico, que ahora se ve amenazado por una rápida

y anárquica deforestación; debida a nuevas actividades rurales y con-cesiones a madereros y petroleros, con un futuro ambiental incierto

para zonas muy extensas.

Por su parte, el responsable del Panel Internacional del Cambio Cli-mático (IPCC), Rajendra Pachauri, subrayó en la apertura del COP-

20, que ésta puede ser la última oportunidad para un acuerdo plane-tario. A fin de evitar que la temperatura de la Tierra llegue en 2100 a

cuatro grados por encima de la existente antes de la Revolución In-dustrial (dos grados sería el máximo soportable).

La Conferencia de Lima terminó sus trabajos el domingo 14 de di-ciembre de 2014, con una buena noticia: por primera vez se consi-

guió el documento final con objetivo a largo plazo que pretenden al-canzar todos los países del mundo, esto es, lograr cero emisiones de

CO2 en el año 2050. Una puntualización histórica.

El acuerdo también recogió el compromiso de los países de presentar en el primer semestre de 2015 sus compromisos de reducción de

emisiones para 2020, un punto importante que formaba parte de los objetivos de la cumbre; aunque no se definió la información que ten-

drán que presentar los países, dejando en sus manos las metas que quieran alcanzar en términos de reducción de emisiones y otras ac-

ciones46.

Una versión poco optimista de Lima-2014 fue la que proporcionó el

World Wild Fund (WWF), que consideró el encuentro como un fracaso, al no haberse acordado planes específicos para reducir las emisiones

antes de 2020. En opinión de la principal organización ecologista a escala mundial, una decisión así «habría sentado las bases para ter-

minar la era de los combustibles fósiles y acelerar el paso hacia las energías renovables y una mayor eficiencia energética». El WWF sub-

rayó que el documento aprobado, tras dos semanas de negociaciones y 25 horas de prórroga, no pasa de ser una nueva declaración de in-

tenciones, de todo punto insuficiente para frenar el deshielo de los

45 Ramón Tamames, “Lima para 2020”, A tu salud. Verde, La Razón, 7.XII.2014. 46 R.R., “Sed de cambios en la cumbre del clima”, La Razón, 15.XII.2014.

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51

polos, la desertificación progresiva y otros efectos invernadero como

la deforestación y la pérdida de la biodiversidad:

Los gobiernos se han vuelto a comprometer a reducir el uso de com-bustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), pero ni se han concretado

porcentajes, ni se ha articulado un mecanismo financiero que permita a los países afectados por el calentamiento impulsar energías renova-

bles. Por otro lado, EE.UU. y China –los más contaminantes– dicen que aminorarán sus emisiones tóxicas a la atmósfera, pero sin ningún compromiso vinculante.

Una buena muestra del fracaso de la Cumbre de Lima es que el Fondo

Verde apenas ha sido dotado con 10.000 millones de dólares en lugar de los 100.000 millones inicialmente previstos.

Con un convenio tan genérico será muy difícil garantizar que la confe-rencia el año próximo en París sea el escenario de un acuerdo que sus-

tituya el Protocolo de Kioto, por el que la comunidad internacional se impuso la obligación de mitigar la emisión global de gases un 5 por

100 respecto de 1990, sin que se haya conseguido este objetivo47.

Pero, esas opiniones parecen un tanto pesimistas, pues el resultado

de Lima, apreciado fríamente, no es tan negativo. En primer lugar, se

abre al fin la vía para un acuerdo de todos los países para luchar, en la medida de sus capacidades y responsabilidades, contra el cambio

climático; algo impensable hace poco tiempo48, cuando parecía irreal que se alcanzaría un acuerdo definitivo con reducciones obligatorias.

De modo que el compromiso alcanzado, aunque a cifrar en la prima-vera de 2015, ayudará mucho a romper barreras y prejuicios, y a po-

ner en marcha el logro de importantes metas a largo plazo.

En cuanto al Fondo Verde, también las críticas del WWF parecen un tanto pesimistas; debiendo recordarse que esa hucha mundial para el

Clima es una realidad tras la conferencia de donantes organizada en Berlín el 20 de noviembre de 2014, cuando 22 países se comprome-

tieron en firme a aportar 9.600 millones de dólares: EE.UU. casi un tercio, 3.000 millones; Japón, 1.500 millones; Reino Unido, 1.100 mi-

llones; Francia y Alemania, 1.000 millones cada una; Italia, 313 mi-

llones; y España 150 millones49.

Sin embargo, preciso es reconocerlo, subsisten dudas: “Es muy fácil salir en la foto y decir yo aporto tanto pero, si el dinero a facilitar es

el que ya está en el presupuesto comprometido para ayuda al desa-rrollo, no pasa de ser una trampa en toda regla”, según manifestó en

47 “Otra cumbre sobre el clima fracasada por la falta de compromisos concretos”, El

Mundo, 15.XII.2014. 48 Pedro Linares, “Hay que ser realistas”, El País, 15.XII.2014. 49 Manuel Ansede, “El opaco cheque verde”, El País, 30.XI.2014.

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52

Lima Greenpeace Internacional. En ese sentido, el origen del dinero

prometido por EE.UU. está lleno de sombras, pues según The New York Times, “no está claro si los 3.000 millones de dólares saldrán de

fuentes de financiación ya existentes o si el presidente Barack Obama

tendrá que acudir al Congreso para pedir nuevos recursos”.

En cualquier caso, el paso más importante adoptado en Lima fue que todos los países participantes han de someter proyectos nacionales

para contener emisiones de carbón antes del final de marzo50. Docu-mentos que deberían disponer de cifras de reducción de emisiones

con objetivos anuales51.

En esas previsiones, parece está claro que los compromisos a adquirir no serán archivados en algún gabinete polvoriento de Bonn –donde

tiene su sede la Secretaría de Cambio Climático de Naciones Unidas—, sino que serán publicados por la organización; con una evaluación

de si el efecto acumulado de lo comprometido es suficiente para cumplir el objetivo de las Naciones Unidas de no superar la tempera-

turas en dos grados centígrados.

Claro es que tras valorar lo más positivo de Lima, también está claro

que tras la conferencia quedan muchas preguntas por contestar. La más importante, el cómo será compartida la carga de los recortes de

emisiones de GEI, pues las distintas naciones tienen responsabilida-des comunes y diferenciadas, con un compromiso pendiente de las

diferentes circunstancias nacionales.

Por lo demás, no es ningún secreto que la Unión Europea esperaba de Lima un resultado más ambicioso, para garantizar que los diferentes

países del futuro Protocolo de París se responsabilicen de alcanzar sus objetivos, mediante un sistema más sólido de evaluación de las res-

pectivas contribuciones52. Pero con todo, Lima fue la última etapa an-tes de entrar en la recta final al nuevo protocolo de París 2015, que

tanto podría significar para poner el problema del calentamiento glo-

bal bajo un control mundial efectivo: abriéndose de ese modo la ruta hacia una sociedad humana baja en carbono y de preservación de la

biosfera.

50 The Economist, “Climate diplomacy. Flexible or toothless?”,6.XII.2014. 51 Editorial, “The long road from Lima to a global climate deal”, Financial Times,

16.XII.2014. 52 Miguel Ángel Arias Cañete, “Luchar por un final feliz para las negociaciones sobre

el clima”, ABC, 23.XII.2014.

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53

ANEXO

I. ALGUNAS PREVISIONES DE THE ECONOMIST

Según los científicos, cortar las emisiones de dióxido de carbono es una parte esencial de reducir riesgos catastróficos del cambio climáti-

co. Aún así los gobiernos son continuamente contrarios al suministro de las estimaciones de cuanto carbón ahorra una política53. Así, The

Economist ha hecho una comparación global de esfuerzos de mitiga-ción de carbón, con los resultados que se reflejan en el cuadro 1, en

millones de toneladas para de CO2 para cada caso.

The Economist pidió a Climate Action Tracker, un grupo de científicos que estudian la política de emisiones y acciones, calcular la política

necesaria para conseguir el mayor impacto en 2020. Sus conclusio-nes, en el gráfico 2, sugieren que la influencia del régimen de ener-

gías renovables de la Unión Europea crecerá bastante. Como también tendrán efectos muy positivos los esfuerzos chinos para aumentar las

energías renovables y la eficiencia energética. Y lo mismo puede de-

cirse del Mecanismo de Desarrollo Limpio de las Naciones Unidas (CDM), que financia medidas de reducción de gas invernadero en paí-

ses en vía de desarrollo para compensar emisiones en ricos.

II. APRECIACIONES DEL FINANCIAL TIMES

Pilita Clark, en un importante artículo en el Financial Times54, ha tra-bajado sobre la posible evolución futura de las emisiones de GEI, so-

bre la base de los análisis de la Organización Mundial Meteorológica de las Naciones Unidas (WMO), que muestran como la concentración

de CO2 se elevó en 2014 a 2,9 partes por millón (ppm), el mayor aumento desde 1984.

Algunos científicos estuvieron advirtiendo durante años de que el lí-

mite para esa concentración debería estar en 350 ppm. Y en 2014,

según datos del Observatorio Mauna Loa en Hawai, que mide los ni-veles de CO2 desde 1958, en 2013 se llegó a 396 ppm y probable-

mente para seguramente alcanzar los 400 ppm en 2015 o 2016.

En definitiva, cada vez estamos más cerca del límite en que los cientí-ficos consideran que el calentamiento puede desencadenar cambios

peligrosos en el clima. Ese límite se fijó en 2 grados centígrados y

53 “Curbing climate change. The deepest cuts”, The Economist, 20.IX.2014. 54 Pilita Clark, “Carbon dioxide emissions surge”, Financial Times, 10.IX.2014.

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Cuadro 1:

Gráfico 2:

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55

The Global Carbon Project (GCP) indica refleja que ya hemos llegado

a dos tercios de esa cuota55.

Más en concreto, en 2014 llegaremos al nuevo récord de 40.000 mi-

llones de toneladas de CO2, por lo que a este ritmo llegaríamos al aumento de 2 grados en 30 años. Las 40 gigatoneladas de 2014 su-

pondrían una subida del 2,5 por 100 con respecto a 2013, lo que si-tuaría las emisiones globales un 65 por 100 por encima de los niveles

de 1990, el año de referencia en el Protocolo de Kioto.

Al ritmo de emisión actual, agotaríamos esa cuota en menos de 30 años. ¿Seremos capaces de no agotarla reduciendo las emisiones pa-

ra ir ganando tiempo y llegar al nivel cero de emisiones cerca de 2100?56

Este es el dilema que plantea el Informe de Síntesis de la quinta Eva-

luación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que se hizo público el 2.XI.14 en Copenhague, y que confirma que «la

influencia humana en el sistema climático es evidente y cada vez ma-

yor, con impactos observados en todos los continentes». Si no se controla el cambio climático, aumentará la probabilidad de impactos

«severos, generalizados e irreversibles».

Los diferentes escenarios analizados en el informe muestran que para tener una oportunidad probable de limitar el incremento de la tempe-

ratura media global a los 2ºC –hay que tener en cuenta que desde 1880 ya se ha incrementado en 0,85ºC– la concentración de CO2 en

la atmósfera debería rondar las 450 partes por millón (ppm) en 2100 (el valor actual, según vimos, está en 400). Para ello habría que re-

ducir las emisiones entre un 40 y un 70 por 100 con respecto a 2010 a mediados de siglo, y a casi cero para final del siglo. Y estas reduc-

ciones «sustanciales» en las emisiones solo pueden lograrse a partir de cambios a gran escala en los sistemas energéticos y en el uso del

suelo.

«Tenemos los medios para limitar el cambio climático», dijo Rajendra

Pachauri, presidente del IPCC, en Nueva York. «Las soluciones son múltiples y permiten la continuidad del desarrollo económico y hu-

mano. Todo lo que necesitamos es la voluntad de cambio». En el sen-tido apuntado, los expertos calculan que, sin esfuerzos adicionales

para reducir las emisiones, el aumento de la temperatura global a fi-

55 A. Acosta, “La temperatura global subirá 2ºC en 30 años si no se frenan las emi-

siones”, ABC, 22.IX.2014. 56 Araceli Acosta, “Los científicos reclaman un mundo sin emisiones en 2100”, ABC,

3.XI.2014.

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56

nal de siglo se dispararía como valor medio más probable entre 3,7 y

4,8ºC sobre el nivel preindustrial.

Cuadro 3:

Ese aumento de temperatura traería consigo olas de calor más fre-cuentes y de mayor duración, y que los eventos extremos de precipi-

tación sean más intensos y frecuentes. El océano continuará calen-tándose y acidificándose y el nivel del mar seguirá en aumento. Mu-

chos de estos impactos ya se han sentido en los últimos decenios. La atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y

hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentra-

ciones de dióxido de carbono han aumentado hasta niveles sin prece-dentes desde hace, por lo menos, 800.000 años, advierten el IPCC.

Cerca de un millar de compañías en más de 70 países apoyaron la

reunión de Nueva York, ante la necesidad de desarrollar mecanismos que reflejen de una manera adecuada el coste de la contaminación,

estableciendo un precio lo suficientemente alto al carbono para que se desincentive la inversión en la economía de los combustibles fósi-

les y se acelere así la transición a las energías renovables. También se habló de adoptar medidas fiscales para reducir el apoyo público a

las petroleras.

Hay otras previsiones para combatir la deforestación o para reducir las emisiones de efecto invernadero en las ciudades. Un grupo de al-

caldes que representa a casi 230 ciudades y 400 millones de ciuda-

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danos, desde Río de Janeiro, en Brasil, a Seúl, en Corea del Sur, for-

mara una red para conseguir una reducción equivalente al 50 por 100 del uso actual de carbono a escala global.

En el sector industrial, varias compañías energéticas presentaron una asociación con algunos países productores para reducir las emisiones

de metano derivadas de la producción de petróleo y coordinar accio-nes en las renovables. También nació una alianza parecida en el sec-

tor del transporte para desarrollar tecnologías de eficiencia energéti-ca. Además, hubo múltiples iniciativas para preparar a las comunida-

des, sobre todo en las zonas costeras, frente a eventos meteorológi-cos extremos.

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