el enigma de la representación - ucm

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El enigma de la representación Comentarios a un libro de Alejandro Llano Antonio MILLÁN-PUELLES <Universidad Complutense) El término “laberinto” fue empleado por Leibniz para encarecer metafó- ricamente la extremada complicación —un auténtico enredo, con salida muy laboriosa-- de los problemas que la unidad y la distensión del continuo stmscí- tan y de los que plantea la entidad de la libertad. ¿,No seria igualmente pro- cedente considerar el problema de la representación, en sus complejas dimen- siones filosóficas, como otro verdadero laberinto, no menos intrincado y enredoso que los denunciados por Leibniz? La lectura del sugerente libro de Alejandro Llano El enigma de la repre- sentación (Editorial Síntesis, Madrid, 1999) me lleva a formularme esa pre- gunta y a responderla afirmativamente. Para justificar mi modo de respon- derla me bastan unas palabras del propio Alejandro Llano: “este libro no pre- tende descifrar el enigma, sino más bien confirmar que lo es. examinar sus raíces históricas y sopesar los planteamientos actuales que ofrezcan pistas para salir del laberinto”. En esta declaración de intenciones se termina lla- mando laberinto a lo que inicialmente se da cl nombre de enigma. ¿Es que enigma y laberinto son idénticos, al menos en ciertos casos y concretamente en el caso de la representación? Así, de hecho, lo entiende Alejandro Llano y ass, de hecho, lo entiendo yo, justamente en el caso de la representación. A pesar de lo cual no me es posible sustraerme a la idea de que al hablar de enigma se muestra Alejandro Llano más perplejo que al usar la metáfora del Revive, dc FISxei/ia 37 ¿pósa. ~¡. sí> m9’Y» n~sn 22. pgs. 282-298 Scrv,c¡o dc i’ubiicacioncs. ttn¡vcrs¡dad toraplutense. Madrúl

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El enigmade la representaciónComentariosa un libro deAlejandro Llano

Antonio MILLÁN-PUELLES

<UniversidadComplutense)

El término “laberinto” fue empleadopor Leibnizpara encarecermetafó-ricamentela extremadacomplicación—un auténticoenredo,con salidamuylaboriosa--de los problemasque la unidady la distensióndel continuostmscí-tan y de los que planteala entidadde la libertad. ¿,No seria igualmentepro-cedenteconsiderarel problemadela representación,en suscomplejasdimen-siones filosóficas, como otro verdaderolaberinto, no menos intrincado y

enredosoque los denunciadospor Leibniz?La lecturadel sugerentelibro deAlejandroLlano El enigmadela repre-

sentación(Editorial Síntesis,Madrid, 1999) me lleva a formularmeesapre-guntay a responderlaafirmativamente.Parajustificar mi modo de respon-derlame bastanunaspalabrasdel propioAlejandroLlano: “estelibro nopre-tendedescifrarel enigma,sino másbienconfirmarque lo es.examinarsusraíceshistóricasy sopesarlos planteamientosactualesque ofrezcanpistaspara salir del laberinto”. En estadeclaraciónde intencionesse termina lla-mandolaberinto a lo que inicialmentese da cl nombrede enigma.¿Esqueenigmay laberinto sonidénticos,al menosen ciertoscasosy concretamenteen el casode la representación?Así, de hecho,lo entiendeAlejandroLlano yass,de hecho, lo entiendoyo, justamenteen el casode la representación.Apesar de lo cual no me es posiblesustraermea la idea de que al hablardeenigmase muestraAlejandroLlanomás perplejoqueal usar lametáforadel

Revive, dc FISxei/ia 37 ¿pósa. ~¡. sí> m9’Y» n~sn 22. pgs. 282-298 Scrv,c¡o dc i’ubiicacioncs. ttn¡vcrs¡dad toraplutense. Madrúl

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laberinto.Porqueal hablardel enigmaconfiesaqueno pretendedescifrarlo,mientrasqueal referirseal laberintoalude,en cambio,aunasposiblespistasparasalir deél; y por lo tanto,dadoel título de laobra,cabepensar,a lavistade lo queacabode decir, queen este libro el aspectodubitativoy problemá-tico superaal resolutivoy doctrinal.

Parareforzaresaimpresión--que no es,sin embargo,laqueen definitivatengopor acertada—,reproduzcounasfrasesque aparecenen la última pági-nadel trabajoen cuestión:“Si atentamentelo pensamos,no sabemosbien loquesignificanla plenitud y laprivación,lo buenoy lo malo, lo materialy loespiritual,la afirmacióny la negación,la justiciay la corrupción,la mentiray la verdad,la realidady la apariencia,el conocimientoy el error,el sueñoy

la vigilia.”Estoyde acuerdocon que no sabemosde una maneraexbaustivao per-

fecta lo quetodasesascosassignifican,aunqueyo no diría queno lo sabe-mosbien si con ello hubierade entendersequeni siquieracontamoscon elpositivo punto de partidaindispensableparaahondarreflexivamenteen ellase inclusoparala posibilidaddemantener,sin palmariacontradicción,quenosabemosbien lo quesignifican. PeroelpensamientodeAlejandroLlano estárealmentebien lejosde un escepticismosemejante,como lo pruebael hecho

de que en esa mismaúltima páginase nos dice que “el empeñopor llegar aentenderde maneramás precisay penetranteesasnoemonesfundamentales(serefiere a las más elementalesy primitivas), ocultastantasvecesbajo laespesacapa de los interesescotidianos,nos vuelve a situar en los iniciossocráticosdel quehacerfilosófico”. Patentemente,no se puedeentender“deunamaneramásprecisay penetrante”lo quesin ningunaprecisiónni pene-

traciótíhubierasido entendido.Queda,por tanto,claroque,si bienel autorde El enigmadela represen-

tación no se proponedescifraresteenigma,sino confirmarlocomotal, no es,sin embargo,eso lo único, ni lo mejor,queen definitiva consigue;antesporel contrario,mientrasmás reafirmay corroboraque es un enigmala repre-sentación,másclaraslucesaciertaa proyectarsobreella, resultandoasí unclaroscurodondelo cierto, sin excluir enteramentelo dudoso,le confiereun

sentidosin el cual seríaininteligible.

El término griegoaYvLy~cí tieneen su uso máshabitualel significadodealgo oscuroo equivoco.Y si tenemospresentela abigarradamultitud de los

sentidosde la palabra“representación”en susconcretosusosa travésde lahistoria de la filosofia, no podremosdejar de reconocerque estapalabraesequivocay, en cuantotal, oscura. Es éste,sin duda, un hecho meramente

El enigmade/arepresentacion 289

semántico,peroqueha de sertenidoen cuentaparapoderfijar conexactitudquées lo que se discuteal tratarel problemade si la representaciónes,o noes,mediaciónen la actividadcognoscitiva:si en ningún casolo es, o silo esen todoso solamenteen algunos(y entoncesdequémanera).

La polivalenciasemánticade lavoz “representación”no estábienatendi-da por Heideggeren las siguientesconsideraciones(cuya insuficienciapri-níordial,de la queresultanotrascolaterales,radicaprecisamenteen laabusi-va estrechezde lo que por “representación”se entiende en ellas):“Supongamosquealguienprofiere,vuelto de espaldasa lapared, laproposi-ción verdadera‘el cuadrocolgadode la paredestá torcido’ (...) ¿A qué serefiere el que profiere la proposicióncuandojuzga —sin percibir el cuadro,limitándosea representárselo-—?¿Arepresentaciones’?Ciertamentequeno, si

“representación”hubierade significar aquí representarseen el sentidode unprocesopsiquico.Tampocose refiere a representacionesen el sentidode lorepresentado,mientrasqueporestoseentiendauna‘imagen’de la ‘cosareal’colgadade la pared.El proferir la proposición‘limitándosea representarse’el cuadro,se refiere, conarreglo a su sentidomás genuino,al cuadro‘real’que cuelgade la pared.Esto es lo mentado,no ningunaotra cosa”(F/ ver y

el lien¿pu, pág 238 de la versióncastellana,en segundaedición,de .1. Caos>.

Solamentedos son los sentidosde la “representación”en estetexto: eldeun acontecimientopsiquicoy el de la imagende unarealidadextramental.Ydesdeluego tieneHeideggerrazónal sostenerqueni lo uno ni lo otro sonlomentadopor quien profiere la proposiciónde que se trata, pueslo mentado

porquien la profierees,evidentemente,el cuadroreal quecuelgade lapared.Pero es el casoqueen [a concepciónaristotélicade la verdad--menosprecia-da por Heideggeral calificarla de muy generaly vaga—como concordancia(homoiosis,adaequatio)del juicio con su objeto, no va incluido, ni presu-puestoen modoalguno,que lo mentadopor quien haceel juicio - o, respec-tivamente.profierela proposición—no lo seaaquelloa lo cual algose leatri-buye en la afirmación o se le excluyeen la negación.Cabalmentela verdaddel juicio consisteen la concordanciao ajustede lo juzgado(y, en su caso,expresadomediantealgún signo instrumental>con su objeto. Ahora bien,salvo el cuadrotorcido quecuelgade lapared,sonrepresentacionesen la más

anchaacepciónde la palabra:el acto de imaginarnosesecuadrocuandonolo estamospercibiendo,la imagenconstituidaen eseacto, la percepcióndelcuadro,el juzgar(conpercepcióno sin ella) queel cuadroestátorcido.y, porúltimo, el contenidode esemismojuzgar,es decir, “el hechodeque”estátor-

AntonioMillón-PucHes290

cido el cuadro(un hechoque,comotal, no es ningún cuadro,ni estátorcidoni recto,ni cuelgade la pared.).

La peor —la másdecisiva— de las faltascometidaspor Heideggeren eltexto encuestiónes la inadvertenciadel carácterrepresentativoMr/cta sensu

queconvieneal contenidodel juzgarcuandoalguienprofiere(con o sinper-cepción)que el cuadrocolgadode la paredestátorcido. Todaproposiciónverdaderaes efectivamenteunarepresentación,por cuantotiene la índole deunaauténticamediaciónentreun sujeto queconocey un objeto conocido:unamediaciónpor virtud de la cual éste está dándoseintelectivainenteaaquél.En sumásdilatadaacepciónfilosófica, representares hacerlepresen-te algo,ya real, ya irreal, a un sujetocapazdeconocer,y deestasuertetodoconoceres un representary todo conocimientounarepresentación.Y por serla intelecciónjudicativa (no la simple aprehensión)la más alta forma del

conocimientohumano, tambiénes ella el modo máseminentede la repre-sentaciónsensulato queen el hombrees posible,y en consecuenciael con-tenido de ella tiene el carácterestrictamenterepresentativoen el grado másaltoporsu indolemediadoraentrela intelecciónjudicativay elobjetocorres-pondiente.(La intelecciónjudicativa es diferentede su contenido,peronocabeque se dé sin él).

La extremadapobrezadel sentidoheideggerianode la “representación”saltaa la vistacuandolo comparamosconel queestamismavoz tiene, y gr.,en Brentano,en Kant y en SantoTomás.Ello no obstante,es por completolícito limitar la atenciónaun determinadogrupoderepresentaciones,las quecabellamar constituidascomocontrapuestasalas constituyentes.La licitudde estalimitaciónsejustificaporserlasrepresentacionesconstituidaslas quemayoresdificultades ocasionanen la discusiónque el realismometafisicosostieneconel idealistno,porunaparte,y conelnaturalismoy el empirismoen general,por la otra. La diferenciaentrelas representacionesconstituyen-tes y las constituidasse pone de manifiestoal señalarque las quepertecenal grupo de las primerasson: a) las actividadesde la memoriay de la imagi-nación; b) la intelecciónsimplementeaprehensiva;e) la intelecciónjudicati-va; d) el razonamientoen el sentidode laactividadde razonar.Son, en cam-bio, representacionesconstituidas:a’) la imagenhechapor la memoria oconstruidapor la imaginación;b’) el conceptoformadoen y por el entendi-miento en la intelecciónsimplementeaprehensiva;e’> la complexiónlógicadel sujetoy elpredicado,establecidaen laactividaddejuzgar; d’) el artefac-to lógico elaboradoen la actividadde razonar.

[-latenidoAlejandroLlanoel claroaciertode concentrarsu interés(no de

El enigmade /a representación 291

un modo exclusivo,sino principal o preferente)en el tipo de representaciónconstituidaque es el conceptoformado en y por el entendimientoal ejercerla simple aprehensión.A ese tipo de representaciónconstituidase le da elnombrede“conceptoformal”. Ahora bien,cabepreguntarsesi no habríasidoaúnmásacertadoel haberpuestoel centrodel interésen el contenidode larepresentaciónjudicativa, por ser ésta,como ya arriba se ha dicho, la máseminenteforma de representaciónque en el hombrees posible. E inclusocabepreguntarse,a su vez, si no habríallegadoal máximo el aciertosituan-do en la propia representaciónjudicativa, no en su contenido,el centro delinterésde las reflexionessobreel enigmade la representaemon.

Respondoen primer lugara la segundapregunta,por cuantoéstacondi-emonaobjetivamentelaprimera.Y lo querespondoes: en todoslos casosdelconocimientointelectivo la representaciónconstituidatieneel carácterde larepresentaciónen mayor grado que el propio de la representaciónconstitu-yente,dadoquese intercala(ontológicamentehablando)entreéstay suobje-to —naturalmente,en los casosen queel objetoesreal—, por másqueello nosc nos hagapresentede unamaneraexplícita,temática,en la actituddirecta,sino sólo en la reflexión.

A su vez, y ahorarespondoa la segundapregunta,la representaciónjudi-cativa, aunquees la más alta forma del conocimientohumano,es también,justamenteporello mismo,menosbásicao radicalquela intelecciónsimple-menteaprehensiva,por virtud de lo cual el contenidode aquéllaes tambiénmenosbásicoo radicalqueel deésta,detal suerte,por tanto,quelo inásacer-tadoal tratarel problemade la representaciónes centrarel interésprincipal-menteen el conceptoformal.

Los dos capítulosextremnos,quiero decirel primero y el último, de Elenigmade la representaciónsuministranlos datos imprescindibles,esencia-les,paraemitenderglobalmente,en síntesisdoctrinal,lo que los otros capítu-los nos muestrande unamaneradialéctica y, digámosloasí,a retazos(talcomo Leibniz confesabahaber hecho —par lambeaux—-sus EnsayosdeTeodicea,asimismodialécticosen sudesarrollo,sin perjuicio de la unidadfundamentalde la doctrina).En el libro queAlejandro Llano ha dedicadoaexponersus ideassobrela representaciónlos capítulosque van del 2 al 15integranun conjuntoqueno puededejarde parecerun verdaderototumreto-lutum si lo miramos apresuradamentey de un modo superficial. El propioAlejandroLlano considerasu libro como“un diálogo másbienrapsódico”ydonde“el ordende apariciónde las conversacionesno respetaen absolutolasecuenciacronológica” Parajustificar este modo de procederno seríapor

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completoinoportunotraeraqula colación la conocidaconsignaantihegelia-na: ‘pretensiónde sistema,pretensióndementira”. Perocreoqueenestecasono se trata tanto de una aversiónal sistematismocuanto de un comporta-mientoautobiográficoen el sentidode laexposiciónde las propiasreaccio-nespersonalessurgidasenel contactocon lasideasqueen muydistintosfiló-sofos atañendirecta o indirectamenteal problemade la representación.Ybienpuedeentendersequeesasreaccionespropias,personales,no aparezcanni se sucedanconun rígido atenimientoal ordenpuramentecronológicodelahistoria de la filoso-Ha.

Los pensadorestomadosen consideraciónson muynumerosos,todoslosnecesarios,y conno pocosde ellosel diálogo se reiteraenmásde unaoca-sión, aunqueen función, por supuesto,de exigenciascontextualesdiferentes,entrelas cualesabundanlas detenninadasporasuntoscomplementariosde lacuestiónprincipal y que dilatan el ámbito de los supuestosy de las conse-cuenciasde la principal de las cuestionesqueen él se plantean.

AlejandroLlanohahechoun ingenteesfuerzoporsacarala luz, uno poruno, los soterradoshilos quese entrecruzanen el problemade la representa-ción en virtud, por un lado,de lasmuy diversasperspectivasde los filósofosquese hanocupadode él y, por otra parte,enrazón de la intrínsecacomple-jidad del asunto.Notengola pretensiónde esquematizaren unaspocaspági-naslos resultadosde losmuchosy muypulcros análisis quese hacenen estelibro. Pero,en cambio, me es licito y posibleel referirmea algunasde lastesisquecreo másenjundiosas,sin dejarde advertir queya hayciertospre-ludios de ellas en otra obra del mismo autor, la que lleva el titulo deMetafisicay lenguaje.Talespreludiosse cifran especialmenteen la interpre-tacióndel conceptoformal comosignoformal de la realidadentendida,com-portándosecomoun signo que, sin dejarsever de unamaneraexpresa,noslleva directamentea la realidadpor él significada,en oposiciónal signoins-trumental,quesólo cumple supeculiarcometidosi explícitay temáticamen-te se nos muestra.Lasreflexionesqueper /ongumet latum desenvuelvenyratifican en El enigma de la representaciónlo preludiadoen Metafísica y

lenguajeacercadel conceptoformal tienensumejorlogro,ami modode ver,en las páginasdedicadasa la manerasegúnla cual la teoría clásicade larepresentaciónes expuestapor J. Poinsot (o sea,por Juande SantoTomás,aquienllamaAlejandroLlano por su nombrecivil, con la intención,optimistaquizá en exceso,de evitar que los difundidos prejuiciosantitomistashaganoscurasen lamentede algúnlector las lúcidasenseñanzasdelautordelcéle-bre CursusPhilosophicusTizomisticus).Pero incluso antesde esaspáginas

El enigmade la representación 293

dejaAlejandroLlano rigurosamenteestablecidoenvariasocasioneslo queélentiendeaquipor mediación.“La tesisde la necesidadde la representacióncognoscitivaequivalealaafirmacióndequeelconocimientono puedeimpli-car en todossusnivelesun contactoinmediatocon la realidadconocida.Porlo menosen algunosde susámbitosse requiere unaciertamediación,con-sistenteen laelevacióndel contenidocognoscitivoa la altura de la operaciónpropia de la facultadde quese trate.Tal mediaciónes unarepresentación(...>en el sentidodeunaaperturacognoscitivaquehagapresentela realidadcono-cidade tal maneraquela convierta,dealgún modo, en luminosay asequibleal saberhumano” (páginas21 y 22).

La mismatesisvuelveaapareceren otro texto: “Hemosde reitemarquelaindole representativaque se adscribeal conceptoen la teoría del conoci-miento clásica no coincide con el sentido moderno de repraesentatiooVorstellung.En el entornode la metafísicarealistael conceptono sustituyeala forma real, sino que—por el contrario— remitea ella,justo porqueconellase identifica intencionalmente.El ‘estarpor’ o ‘suponer’ no equivale aquiasuperponer’a la realidadefectivauna segundainstancia,poseedorade una

realidadobjetivaquedispensarade la investigaciónde cosasy casosreales”(pág. 134).

Una aparentecontradicciónen las enseñanzasde J Poinsotacercadelconceptoformal podríaverseenel hechode queen ellasse sostiene,por unlado,que“el conceptomismono es un medioparaconocer”y, por otro lado,se leatTibuyela índolede “un medioen el cual” se conocelacosaentendida.La dificultad se resuelveaclarando—así lo haceAlejandro Llano expresa-mente—que ese“medio en el cual” es formal e intrínsecoa lapotenciacog-noscitiva.O dicho de otra manera:no es lo mismo sersólo un medioparaconocerqueserun medioen el conocer.Respectode la actividadcognosciti-va el primeroes previo y extrínseco,mientrasqueel segundoes intrinsecoysimultáneo.En El enigmade la representaciónes decisivoel empeñoquesuautorpone endistinguir, con la máximaclaridad,entrela teoríaclá’ica dc larepresentación,esencialmentecoherentey solidaria con el másaudazrealis-mo metafísico,y las teoríasrealistasy empiristasqueinterpretanla repre-sentacióncomo algo sustitutivode la realidadde las cosas,quedandoasí elsujetocognoscentebloqueadoen su propia entidadaislada,incapaz,porcom-pleto, de abrirsecognoscitivamentea las demásrealidades.A esasteoríasracionalistasy empiristasse las llama, en el libro quecomento,“representa-cionistas”,no porserlas únicasqueadmitenrepresentaciones,sino por man-tenerquelas representacionesson lo únicoconocidopor el hombreo, cuan-

Antonio Millón-Puches294

do menos,lo único quepor elhombrees conocidode unamaneradirecta.Enestemismolibro son calificadasde “anti-representacionistas”las tesissegúnlas cualesno hayen el hombreotros conocimientosquelos quedirectamen-te, sinningúntipo demediaciónrepresentativa,nos ponenen contactocon lascosas.Portodo lo cual puedepensarsequeAlejandroLlano seoponetanto al“representacionismo”comoal “anti-representacionismo”,sin dejardeadmi-tir las representacionesconsistentesen conceptosformales (ademásde laspropiasde la memoriay de la imaginación)o, mejor aún,justamenteporadmitir estasrepresentacionescomomediosintrínsecosy formalesen elcasode los conocimientosintelectivosdel hombre.

En el último capítulo(el 16) se introducela distinciónentredos génerosde anti-representacionismo,el matizadoy el radical. “El primero(...) no pre-tendeeliminarlas representaciones,sino ajustarsu concepto.El segundo,encambio, arremetecontra lanoción misma de representación,por considerarquehayquedesandarlo andadoy explicarel conocimientohumanosin recu-rrir a estetipo de mediacionesintelectualeso imaginativas”(pág. 238).Ahora

bien, uno puede preguntarse:¿nohabriasido prácticamenteigual, o quizámejor, distinguir entreun representacionismomoderadoy un representacio-nismoradicalo absoluto?Mi respuestaes quedurantemuchotiempo haesta-do AlejandroLlano fuertementeinfluido por el antí-representacionismoqueél ahoracalifica deradical,sobretodo por el de Heideggery tambiénpor elde Wittgenstein,lo cual explicaque, aunhabiendocambiadoen buenapartesu posición ante ellos, se considereun anti-representacionistamatizado,envez de un matizadorepresentacionista.¿Porquéfue tan “sensible”aesosdospensadores?Creoquela explicacióndebebuscarseen laaversiónde ambosal idealismoy a todas las formasdel subjetivismo(ya racionalista,ya empi-rista), por másqueesaaversiónseacompatibleconun realismoambiguoenel casode Heidegger.

La opción en favor del pensamientorealista,al queen todossusescritosha permanecidoAlejandro Llano enteramentefiel, se hacebien perceptibleen lavaloraciónesencialmentepositivaqueel autordeEl enigmadela repre-sentación hace de O. Erege, reiterando lo que ya habíadicho de él enMetaJísicaylenguaje.La distinciónfVegeanadel sentidoy la referenciavuel-ve a serentendidacomo unatípica muestrade realismo:“(...) el sentidonoagota la realidadde la referencia:es unade sus manerasde darse es unaspectoparcial, pero no por ello subjetivo, comosubjetivaes la representa-ción. La realidadtrasciendenuestrosmodosde accesoa ella: estamosanteunatesistípicamenterealista”(pág.247).Ante estasafirmacionesyo me veo

El enigmade la representación 295

en el casode tenerquedecirque estoyde acuerdoen lo esencialconellas,perocon un acuerdo“matizado” por unadoblesalvedad.Ante todo, lo queFrege llama “representación”es cosa bien diferente de lo que estapalabrasignifica en La gnoseologíade la metafísicarealistade cuño aristotélico.TalcomoFrege la entiendees la representaciónunailustraciónimaginativaquea sumaneraacompañaal pensamientoobjetivoy que,adiferenciade éste,es

un coeficientesubjetivo, variable en los distintos sujetos cognoscentesyhastaencadauno de ellossegúnlos diversosmomentosy lassituacionespro-piamentepsíquicas.

Por otra parte,los distintos aspectos,todosellos necesariamenteparcia-les,en queunammsmarealidadsedaresultaríanimposiblessin ningunsule-to cognoscenteanteel cual tenganla posibilidadde aparecer,valgala expre-sion, por separado,i. e., no articuladosentresí. En la realidadmismade lacual son aspectosse dan juntos,radicalmenteunidos,pero estedarseno esningún dm-seante, sino esencialmenteun darseen. Así, pues,si los diversossentidoscorrespondientesa una misma referenciason distintasmanerasdequeuna y la mismarealidadestédadaantealgún sujetocognoscente,enton-

ces la parcialidadde esosaspectosen que los sentidosconsistentiene,juntoa un fundamentoin re, tambiénun cierto caráctel subjetivo: no el de una“mala subjetividad”,sino todo elposibley necesarioenun realismoquedeja-ría de serrealistasi no tomaseen consideraciónla realidad—desdeluego sulgeneris,peroindubitablerealidad— del sujetoquepuedecaptarpor separado

lo que fueradeél se encuentraunido.Nada hay en Frege que resulte identificableal conceptoformal como

signoformal de lo captadoen la simpleaprehensiónintelectiva.Lo quellamaFrege representaciónno tiene nadaque ver con lo que hacepresentea unapotenciacognoscitivaalgo objetivo. Pesea todo lo cual el antipsicologismode Fregeesaprovechableen la teoríarealistade la representaciónintelectiva,porque el término intencionaltemáticamentecaptadoen estarepresentaciónno lo es el conceptoformalconstituidoeny por elentendimiento,sino el con-ceptocalificado de objetivo, es decir, lo que Frege denomina,sin más,con-cepto(Begri/J), al quecorrespondeen el nivel de la intelecciónjudicativa lanoción fregeanade “pensamiento”(Gedanke>en la acepciónde pensamientopensado.no en la del ejerciciomismodel pensar

Alejandro Llano sc ha percatadode esta concordanciade Fregecon lalógicaclásicaenlazadaa la metafísicarealista: “el conceptofregeanonosremite(...) a la tradición de la lógicaclásicay de lametafísicarealista,en lasquelo predicableno es propiamenteel término (universalen el significar),

296 Antonio Millón-Puelles

ni el conceptoformal (universalen el representar),sino lo que, al menosdesdeSuárez,se llamael conceptoobjetivo (universalenelpredicar)” (pág.266). Y hacebienAlejandroLlano al recurrir en estepunto a Suárez,dadoquefue el filósofo granadinoquienmáscontribuyóadifundir el usode ladis-tinción entreel conceptoformal y el objetivo, si bienes cierto quela distin-cion ya estabahechaconanterioridad,y gr. en Capréolo,Tomásde Vio y elFerrariense,entreotros.

No cabedudade quees el realismometafisico,no el simplementeempí-

neo de Kant, el marcomás adecuadopara tratar a fondo y en todas susdimensionesel problemade la representación.Porquecuandose afirma, noya solamentela existenciade cosasindependientesde nuestroconocimiento,sino tambiénla existenciade un cierto conocimientonuestrode esascosas,laoposiciónde lo real y Lo aparentealcanza[aplenituddesusentido,hacien-do así posibley necesariala distinción entreel aparecerrepresentativode lorealy el aparecerrepresentativode la meraapariencia.El primero es el pro-pio de algoqueno se limita aaparecer,mientrasqueel segundoes,en cam-bio, el propiode lo quefuerade suapareceres puranada.

1-lay, por tanto, un intimo enlaceentreel problemade la representación

quehaceapareceralgorealy el queplanteanlasmerasapariencias,porcuan-to éstas son también objeto de representaciones.Ello explica las muchas

páginasqueapropósitode este punto dedicaAlejandro Llano a Platón, aKant, a las concepcionesracionalistay empiristade la representación,asicomoa la filosofía analíticadel lenguaje,juntocon lasabundantesalusionesalproblemade ladistinción entrelavigilia y el sueño.(La generosaatenciónde AlejandroLlano a la elucidaciónde lo irreal enmi Teoríadel objetopuroestádentro del mismo mareoen cl que se enlazanel problemade la repre-sentacióny el de los objetosdondeno hay realidad,sino meraobjetualidad).

Comparativamenteescasasson las páginasdedicadasa Aristóteles y aSantoTomás,pero la escasezcuantitativaquedasobradamentecompensada

por la decisivaintervenciónde las ideasde ambospensadoresen las objecio-nesa las diversastesis del anti-representacionismoradical, y todo ello escoherentecon la efectivatrayectoriaintelectualde AlejandroLlano. “Quienestoescribe—dice elautorde El enigmadela representación—esun profesor

de metafísica,estudiosode Kant, cultivadordel análisisdel lenguajey atraí-do crecientementepor la tradiciónaristotélica” (pág. II).

Al describirsecomo un estudiosode Kant sequedaAlejandro Llano untanto coito. Porque,sin menguade sudiametraloposiciónal genialpensadorde Kénigsberg,siente a la vezpor él unaatracciónqueyo calificaríade irre-

El enigmadela rcprcrenta¿zcn 297

primible, tantomáscuantomayory másclaraesla discrepanciadoctrinal.Porlo quetocaa la autodescripcióncomo cultivadordel análisisdel lenguaje,la

consideroenteramentejustificada, sobretodo teniendoen cuentaque esteanálisispuedellevarsea cabo,y así de hechoha ocurridoen muy esencialescuestiones,sin incurrir paranadaen los prejuiciosantimetafisicosde susmas

estridentespartidarios.Por último, la crecienteatracciónde AlejandroLlano

por la tradiciónaristotélicaescosaqueya senotaen susanterioresescritosyqueen El enk’madela representaciónreapareceno sóloen la dimensióndoc-

trinal, sino asimismoen el estilo aporéticoy dialogante.Aristótelesy SantoTomássonnotoriosejemplosde eseestilo. A las ideasque les son adversas,

y de las cualesse esfuerzanpor extraeralgunaenseñanzapositiva,añadenlosreparosy objecionesque a ellos mismos se les ocurrensobre suspropiastesis.AlejandroLlano hace lo mismo,y en tancrecientemedidaquealguienpodríapensarque tal vezsepasade la raya.

Una prueba incontrovertiblede que quien se pasaríade la raya no esAlejandro Llano con su crecienteactitudaporéticay dialogante,sino el lec-

tor que interpretaseestaactitudcomo propiade un nihilista o de un escépti-co, es la inequívocay terminanteafirmación queaquélhacedel valor intui-tivo de la sensibilidadexterna.“Ciertamente,tambiénel conocimientosensi-

ble externoexigela admisiónde ‘especiesimpresas’,perosu papelno esotroquelaactualizaciónde facultades—que tambiénson,a sumodo,activas--paraqueconozcanuna determinadaforma, y en modo algunoseconcibencomo

objetosinternos que representasenobjetosexternos:el conocimiento(le lossentidosexternoses intuitivo” (pág. 177).

En abiertocontrastecon estatesisveo yo la del insignetomistaCoinelioFabro a quien nadie tacharíade escépticoo de nihilista— sobrela mismacuestión.De un lado estánsuspreguntas“¿por quédeberiaconduciral idea-lismo la especieexpresaen el sentido?,¿porqué la intencionalidadde la sen-

saciónseríamenosaptaque la intencionalidadde la ideaparaponeral espí-ritu en contactocon la realidad?,¿porquéel espíritu deberíaserextrañoa laprimeraconstitucióndel objeto sensible’?”(Percepciónvpensarniento,Lunsa,Pamplona,1978.págs.471-472).Y de otro lado se encuentranlas siguientes

observaciones:“másqueadmitiruna ‘especieexpresa’propiade los sentidosexternos,sequenamásbien sugerirunadoble fimción de la especieexpresade los sentidosinternos(aquí, la cogitativa): unarespectode la elaboración

del objeto (=- construcción)y otra parala aprehensióny determinaciónactualde los contenidossingularesde la sensación(Op. cit., nota 30 del cap IX, al

pie de la pág.471).

298 Antonio Mi/lán-.Pue//es

Las preguntasde Fabiono estánenmodoalguno respondidaspor él ensusobservacionessobrela doble función de la especieexpresade los senti-dos internos.Y, sobretodo, la primerapregunta—la másrelevante—puede,a

mi mododever, serrespondidadeestaforma: la admisiónde especiesexpre-sasen los sentidos(sesobreentiende,en losexternos)conduceen buenalógi-

ca al idealismoporque hace imposible la intuición sensorial—la captaciónestrictamentedirecta—de los datosa loscualesla sensibilidadexternaapun-ta, y esa captaciónsensustricto directaes necesariaparaque las especiesimpresasdel entendimientono seandeterminacionespuramenteinmanentes

en la acepciónde hallarse desprovistasde un verdaderofundamentorealextrasubjetivo.

Al final de su libro hablaAlejandroLlano de unasegundainmediación,quese daen el nivel del conocimientointelectual,a diferenciade la primerainmediación,quees la correspondientea La sensibilidadexterna.La existen-

te enel conocimientointelectualquedadescritacomola índole cuasiintuiti-

va de los primerosprincipios de ese conocimientoy como el carácternomediadoquepresentanlos conceptosmáselementalesy primitivos. Sin dudaalguna,se tratade unainmediaciónmuydiferentede la atribuible a la sensi-bilidad externa.Peroen resolucióncompartecon ella el hondo sentidorea-

listanítidamentepresenteen la integridadde las páginasde la densay magis-tral obraqueAlejandroLlano ha dedicadoal incitante enigmafilosófico de

la representacióncognoscitiva.