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El diario de Paola: un año en Alemania

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Page 1: El diario de Paola: un año en Alemania

El diario de Paola:

un año en Alemania

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Índice

Episodio 1: 28 de julio de 2011 – Guía práctica para empacar maletas ........ 6

Episodio 2: 5 de agosto de 2011 – Llegar a Alemania… y vivir para contarlo! ..................................................................................................................... 10 Episodio 3: 10 de agosto de 2011 – El trozo de Colombia que vive en Alemania ...................................................................................................... 12 Episodio 4: 17 de agosto de 2011 – Ciudadanos del mundo ....................... 15 Episodio 5: 24 de agosto de 2011 – 29 colombianos dicen ......................... 19 Episodio 6: 31 de agosto de 2011 – Espontaneidad a la carta .................... 22 Episodio 7: 5 de septiembre de 2011 – Salpicón emocional ....................... 26 Episodio 8: 13 de septiembre de 2011 – Hannover, oh! Hannover ............. 29 Episodio 9: 21 de septiembre de 2011 – Quiero decirle adiós a las despedidas ................................................................................................... 32 Episodio 10: 28 de septiembre de 2011 – La nueva definición del mar ....... 35 Episodio 11: 5 de octubre de 2011 – Amsterdam sobre ruedas .................. 39 Episodio 12: 12 de octubre de 2011 – Cebada + lúpulo + agua = ¡La excusa perfecta para celebrar la cultura alemana! ................................................... 42 Episodio 13: 19 de octubre de 2011 – Dos semanas, mil historias ............. 45 Episodio 14: 26 de octubre de 2011 – Sobre el escritorio: papel, lápiz y apuntes en alemán ....................................................................................... 48 Episodio 15: 2 de noviembre de 2011 – De los sueños a las fotos ............. 51

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Episodio 16: 7 de noviembre de 2011 – Paisaje cromático ......................... 54 Episodio 17: 16 de noviembre de 2011 – Alemania entre las papilas gustativas ..................................................................................................... 58 Episodio 18: 23 de noviembre de 2011 – Una realidad más mágica que la fantasía ........................................................................................................ 62 Episodio 19: 30 de noviembre de 2011 – Viviendo al ritmo del reloj ........... 65 Episodio 20: 7 de diciembre de 2011 – De compras en el congelador ........ 68 Episodio 21: 14 de diciembre de 2011 – Mmm… ¡Huele a Navidad! .......... 72 Episodio 22: 20 de diciembre de 2011 – Una nueva dosis de cucos amarillos y uvas a media noche .................................................................................. 76 Episodio 23: 14 de enero de 2012 – Grazie 2011! ....................................... 77 Episodio 24: 18 de enero del 2012 – Los años no llegan solos ................... 84 Episodio 25: 24 de enero del 2012 – Vorstellungsgespräch: el equivalente alemán para “el coco” .................................................................................. 88 Episodio 26: 2 de febrero del 2012 – Blanco: el color de la paz, la pureza y la diversión! .................................................................................................. 92 Episodio 27: 8 de febrero del 2012 – Freizeit oder Lernen? Ese es el dilema de un estudiante en Alemania ...................................................................... 96 Episodio 28: 16 de febrero del 2012 – Final, final… no va más! ................. 99 Episodio 29: 23 de febrero del 2012 – La odisea de buscar vivienda en Alemania .................................................................................................... 103 Episodio 30: 29 de febrero de 2012 – Casa nueva, vida nueva ................ 107 Episodio 31: 8 de marzo de 2012 – Paola en el país de las maravillas ..... 111 Episodio 32: 15 de marzo de 2012 – Dime qué haces en tu tiempo libre y te diré quién eres ........................................................................................... 114

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Episodio 33: 22 de marzo de 2012 – Alemania no cumple la teoría del caos ................................................................................................................... 116 Episodio 34: 29 de marzo de 2012 - Sobredosis de polen ........................ 118 Episodio 35: 3 de abril de 2012 – La semana de ramos, peces y rezos .... 121 Episodio 36: 12 de abril de 2012 – Buscando huevos en los Campos Elíseos ................................................................................................................... 122 Episodio 37: 19 de abril de 2012 – Una serie de eventos desafortunados 125 Episodio 38: 26 de abril de 2012 – Die deutschen Städte ......................... 128 Episodio 39: 3 de mayo de 2012 – Esto no es Brüssel .............................. 131 Episodio 40: 8 de mayo de 2012 – La ciudad embrujada .......................... 134 Episodio 41: 14 de mayo de 2012 – Un plano, una taza de café y a trabajar! ................................................................................................................... 136 Episodio 43: 1 de junio de 2012 – De los mitos sobre los alemanes ......... 141 Episodio 44: 8 de junio de 2012 – Y Olé! ................................................... 143 Episodio 45: 14 de junio de 2012 – Del idioma de los ladridos .................. 145 Episodio 46: 21 de junio de 2012 – La fiebre de la pecosa en Alemania .. 148 Episodio 47: 29 de junio de 2012 – La visita del Herr Doktor .................... 151 Episodio 48: 5 de julio de 2012 – De preguntas sin respuesta y últimas veces .......................................................................................................... 153 Episodio 49: 13 de julio de 2012 – La familia DAAD .................................. 156 Episodio 50: 19 de julio de 2012 – Acerca de contrastes y delicias en la Europa del este .......................................................................................... 158 Episodio 51: 27 de julio de 2012 – Sonriendo como la Mona Lisa ............ 161 Episodio 52: 4 de agosto de 2012 - Transmitiendo desde el otro lado del charco: llegó el momento de la despedida ................................................. 164

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Diario de una estudiante colombiana en Alemania

“El diario de Paola” memorias del intercambio 2011- 2012

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Publicado por: DAAD Colombia

Centro de Información Cra. 11a # 93-52, Bogotá

Textos: Paola Andrea Molano Torres

Fotos: Paola Andrea Molano Torres

Edición: Angélica Hernández Barajas

Recopilación y montaje: Raphaela Bauer

Impresión: Agosto 2012 - 1

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Episodio 1: 28 de julio de 2011 – Guía práctica para empacar maletas

¿Cómo saber qué llevar y que no a un país desconocido en el que viviremos por un año? La misma pregunta pasa aún por mi mente y aunque ya tengo algunas ideas, que por supuesto compartiré con ustedes más adelante, el sentimiento extraño de empacar aún persiste… supongo que es porque el ejercicio de poner ciertas cosas en una maleta se asocia a cambiar de vida: el dónde vivimos lo cambiaremos de nuevo en un año cuando estemos empacando las maletas para regresar a Colombia, pero el cómo vivimos y afrontamos la vida, cambiará para siempre después de esta experiencia.

Mi mamá, siempre tan amorosa, tiene ese no sé qué de las mamás con el cual piensan en cosas útiles que a uno ni se le ocurren. Las mamás piensan en esas cosas no parecen necesarias, al menos de forma inmediata, pero que cuando se utilizan se sabe por qué tocaba meterlas en la maleta… Hay tantas cosas que quisiera llevar, pero el límite es claro: únicamente se puede llevar 1 maleta de 23 kg. En el momento que escribo este diario no he terminado de empacar, y por ende no sé aún si el espacio será suficiente. Por ahora me esmero en aplicar las habilidades adquiridas al jugar Tetris con el objetivo de optimizar el uso del espacio.

Disfrutando los últimos momentos con algunos de mis amigos.

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Busqué información de experiencia de otras personas y aquí les doy algunas recomendaciones a todos los que se preparan para un viaje, para ayudarles en esta dura labor de hacer maletas. ¿Qué cosas se deberían llevar?: ▪ Computador (ojalá con webcam para lidiar con los efectos de la distancia). ▪ Cámara fotográfica (para registrar cada momento) ▪ Suficiente ropa interior y camisetas como para 2 semanas, teniendo en cuenta que aún con un domicilio fijo no podremos lavar varias veces por semana. ▪ Si son de piel delicada, no olviden llevar los productos que sean necesarios, como cremas, desodorantes especiales, etc. Pero también me dijeron que en

Alemania existen industrias farmacéuticas muy reconocidas y muchos productos allá son más económicos.

▪ Un botiquín básico: curas, pastillas para el dolor de cabeza, antigripales, etc. (No se excedan en las cantidades. Esto es en caso de alguna eventualidad durante los primeros meses).

▪ Elementos adicionales como: Cable para conexión a internet (dado que, según dicen, es muy probable que este sea el medio de conexión y no de forma inalámbrica) y adaptadores para los enchufes (en Alemania por estándar los agujeros son redondos).

NO se recomienda llevar: Abrigos para el invierno, pues al parecer el frío es tal que lo que lleven no les servirán, pero si quitan espacio para otras cosas. Es mejor comprarlos allá, así como las botas para la nieve. Es mejor llevar las chaquetas que usamos habitualmente en Colombia para temporadas como otoño y primavera.

Se ve muy grande. Pero... ¿será suficiente?

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Tips adicionales: ▪ Objetos que ocupen gran volumen y que se puedan contraer, como mantas o chaquetas, se pueden envolver en papel vinilo (vinipel), y así aprovechar más el espacio de las maletas. Es mejor ubicar los zapatos con las suelas hacia el borde de la maleta y el espacio interno se

puede aprovechar para empacar otras cosas bien dobladas. Por ahora sólo queda esperar que no se nos olvide algo de suma importancia y

que la maleta, finalmente, sea lo suficientemente grande. Solo queda saber aprovechar nuestros últimos días al máximo ante la nostalgia de dejar ciertas

cosas imposibles de llevar, como mi cama, mi familia y amigos (aquí es el punto donde me pregunto por qué los científicos no han desarrollado aún las pastillas de chiquitolina). En un año volveremos con más equipaje del que llevamos y con experiencias que, gracias a Dios, no tienen límite en la aerolínea. En un año les podré contar qué cosas eran necesarias y no empaqué en mi maleta, y qué cosas inútiles me llevé!

De izquierda a derecha: Sven Werkmeister y Angélica Hernández (del DAAD Colombia). Mis 4 compañeros de la Universidad Nacional con los que viajaré el domingo a Alemania. En la mitad Dora Bernal (Directora ORI Ingeniería UN) y el profesor de alemán Humberto Celis.  

Despedida en la Uni. Nacional. De izquierda a derecha: Paola Molano (Yo!), Diego Rodríguez, David Peña, Juan David González, Carol Rojas (becarios que también viajarán conmigo a Alemania). Humberto Celis (profesor de alemán). En la mitad Dora Bernal (Directora ORI Ingeniería Univ. Nacional).

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Episodio 2: 5 de agosto de 2011 – Llegar a Alemania… y vivir para contarlo! “Diferente”, esa es la palabra que resume nuestros primeros días en Alemania. Aunque personalmente pensé en un principio que al arrancar el avión asimilaríamos que esta experiencia es real, creo que ha tomado un poco más de tiempo… De vez en cuando se nos sale un “Aquí en Colombia” o algo por el estilo. Sin embargo, y a pesar de que todo ha sido muy rápido, la organización de los alemanes, que en muchos sentidos es sorprendente, ha resultado nuestra mejor aliada a la hora de adaptarnos.

Desde el momento en que dejamos el valle de lágrimas en el cual convertimos el aeropuerto por el dolor de la despedida, sentimos el cambio. No es fácil hallarse “solo” (sin los seres queridos) en una experiencia tan novedosa. En la sala de espera fue notorio de manera inmediata que los alemanes son respetuosos y bastante silenciosos. Hablan en un volumen moderado, nunca gritan ni pitan en las calles. Tras un par de días ya llegamos a la conclusión de que si hay ruido en el bus, es porque hay un buen grupo de latinos adentro!

Disfrutando de las noches alemanas y de su arquitectura (Pueden comprobarlo, aún está claro el día!)

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En cuanto al cambio de horario, tan temido por todos, descubrí que el problema no es a qué hora se está acostumbrado a dormir, sino a comer. El cansancio del viaje ayudó a que durmiéramos tan pronto como fue de noche y estábamos

acomodados en nuestras habitaciones (que por cierto son bastante cómodas), pero el apetito ha tenido un desorden total pues no almorzamos bien los primeros días, ya que ese era para nuestro estómago el desayuno y, en cambio, queríamos comer mucho de noche pues sentíamos que era la hora de almorzar. Un par de días después ya el estómago está programado y ello nos ha permitido probar distintos platos y bebidas como Currywurst, Döner y distintos tipos de cerveza, que en palabras de David (becario joven ingeniero de la Universidad Nacional), “tienen diferentes personalidades”. El cansancio no lo manejamos muy bien aún, pues sale el sol a las 5 de la mañana y se oculta a eso de las 10:00 de la noche, por lo que los días son largos,

pero se disfrutan mucho. Sin embargo, el cuerpo ya nos está pasando cuenta de cobro y despertar solos en las mañanas ha resultado difícil. Sólo como ejemplo, hoy 3 de nosotros (incluida yo por desgracia), nos quedamos dormidos, y no llegamos a tiempo a clase de alemán. A pesar de eso todos sentimos que ha valido mucho la pena todo el esfuerzo que hemos hecho por estar en el país donde la densidad de autos VW, BMW, Audi y Mercedes es altísima, donde podemos olvidar un iPod Touch en el baño y tener la fortuna de encontrarlo de nuevo al día siguiente (como le ocurrió a Diana Pombo) y donde la gente, si bien no es tan abierta como los latinos, es bastante amable. Por ahora seguimos disfrutando cada momento, intentando descubrir que otras cosas nos ofrecen estas tierras y buscando la manera de hacer más llevadera la vida lejos de los seres que queremos y no están aquí.

David: Probando las diferentes personalidades de las famosas cervezas alemanas.

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Episodio 3: 10 de agosto de 2011 – El trozo de Colombia que vive en Alemania

Desde antes de llegar a Alemania, sabíamos que estar aquí abriría nuestra mente para valorar lo que somos y convertirnos en mejores personas y mejores colombianos. Al convivir con personas de distintas partes de nuestra querida patria hemos conocido más de ella y hemos descubierto cuán diferentes somos y cuánto nos une: el amor por nuestro país. Hasta este punto y si dejáramos de lado el regionalismo y los conflictos, todo parecería normal y realizable en cualquier parte del territorio nacional. Sin embargo, nuestra instancia en Alemania ha aportado a esta experiencia un ingrediente inesperado: Aquí se vive y se goza parte de nuestra cultura. Antes de tomar el avión para venir a Alemania, cargué mi computador de esa música que mueve el corazón y con ello hace mover las caderas; música que pensé no escucharía aquí, pues el concepto equivocado que tenemos en Colombia del alemán, es el de la persona “tiesa” que si se mueve, solo lo hace al ritmo de la música electrónica. Pero adivinen qué!… Asistimos a una fiesta de salsa, que de hecho es bastante común por estos lares, y si bien hemos recibido halagos por nuestras habilidades como bailarines, también es evidente el gusto

Becarios Jóvenes ingenieros Colombia 2011 en la fiesta de salsa acompañados por Olga Kister, quien nos ha recibido y acompañado en Marburg, y el becario tailandés Schavis, quien esa noche fue un colombiano más!

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que los alemanes sienten por este tipo de música: muchos bailan de una forma que, sinceramente, no esperábamos, mientras a otros, con menos fluidez, no les da vergüenza pararse en la pista e intentar. El español, por su parte, ha adquirido un nuevo sabor… A pesar de que asistimos a un curso de alemán y vivimos en un país de habla alemana, hemos ampliado bastante nuestro vocabulario en español. Sólo entre los becarios colombianos del DAAD, que somos de distintas regiones de Colombia, pedimos con frecuencia aclaraciones de lo que decimos, pues nos es difícil entendernos y sentimos que hablamos idiomas diferentes. Pero de todas maneras, con las traducciones español colombiano - español colombiano, aún podemos pasar un buen tiempo encontrando diferencias entre lo que decimos: que si la niña es un “bollo”, que si es un “petaco” o un “guacal” de cerveza, etc. Pero si así es hablar entre colombianos, ¡imagínense hablar con un mexicano! Mientras él se ríe de cómo yo le digo “motas” a lo que él le dice “pelusas”, a mi todavía me resulta gracioso escuchar en vivo y en directo y con ese acento tan característico un “qué chido” (en colombiano: super chévere, bacano), “me da huevo” (en colombiano: mamera, pereza) o “chingada” (mejor no traducirlo!).

Junto con los becarios del DAAD Andrés y Sophia... aprendiendo nuevas palabras y expresiones de todas las partes de Colombia.

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Al ampliar un poco más el horizonte encontramos algunos alemanes que nos sorprenden cuando nos hablan en español con una sonrisa en la boca, disfrutando cada palabra que dicen y entienden, pues este idioma les gusta y decidieron aprenderlo porque esa razón era suficiente. Lejos de casa extraño tantas cosas y soy consciente de lo irremplazables que son muchas otras que dejamos atrás, pero esa pequeña parte de nuestra cultura que es tan querida y valorada por los alemanes nos hace sentirnos menos lejos y nos recuerda que volveremos a la tierra de las uchuvas (que aquí son tan costosas!) para disfrutar más de ella, llevar lo bueno que aprenderemos aquí y construir país.

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Episodio 4: 17 de agosto de 2011 – Ciudadanos del mundo Siendo una ciudad pequeña, tranquila y llena de contenido histórico y cultural, Marburg ha sido más que apropiada como primer hogar en Alemania. Cada mañana encontramos un ambiente tranquilo al despertar, un sistema de transporte preciso y cómodo y una ciudad que nos recibe con paisajes asombrosos, con casas estéticamente perfectas y con una serenidad que nos ha permitido disfrutar cada momento.

En los pocos días que hemos vivido en Marburg, hemos sido testigos de su historia, su cultura y el esfuerzo que realizan por fomentar la tolerancia en una ciudad tan diversa. Hace pocos días asistimos a la tercera versión del Ramadanfest, donde las personas que profesan como fe el Islam abren su celebración del mes del Ramadán al resto de la ciudad, sin

importar su raza, creencia u origen. Además de disfrutar de una cena exquisita, vi cómo felizmente musulmanes y cristianos, nativos y extranjeros compartían una misma mesa y un mismo propósito: quieren vivir en paz y vivir

mejor… creo que esa ha sido la clave para mantener a Marburg como la ciudad que es, la ciudad que evoca a los cuentos de hadas de los hermanos Grimm, desde su arquitectura hasta su gente mágica. Tras dos semanas de maravillas e historias en Marburg, partimos hacia la famosa ciudad de Frankfurt am Main. El mito de esta gran ciudad alemana estaba por ser revelado a los becarios Jóvenes Ingenieros. Llegamos a la estación de tren, unos tranquilos, otros corriendo (aún se nos hace tarde en ocasiones). Miré entonces en el cajón de la memoria, y fui consciente de que alguna vez monté en el tren de la Sabana. Tenía entonces 5 años, pero el recuerdo es tan vago que aún no estoy segura si pertenece a ese viaje o a otro. Por lo anterior consideré esta como la primera vez, otra de las primeras veces que he vivido en estas dos semanas. Minutos después viajábamos a una velocidad apenas perceptible si se miraba por la ventana, pues adentro podría haber llevado una bandeja llena de tazas de café caliente sin el mayor problema.

David, Diego, Juan David, Carol y yo (tomando la foto) mientras paseábamos por una de las maravillosas calles de Marburg.  

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Llegamos a Frankfurt y teniendo un pie afuera del tren empezaron las cascadas de fotos. La arquitectura antigua y conservada de la estación del tren nos transportó a un pasado que vale la pena contemplar y con tan solo cruzar la puerta que se abría ante nosotros como la entrada hacia Frankfurt nos invadió un sentimiento que ni la película Volver al

futuro logra dimensionar: los grandes rascacielos de vidrio se mezclan con las pocas edificaciones antiguas que sobrevivieron a la guerra en un contraste indescriptible. Cada metro de ciudad que recorrimos era un metro memorable.

Junto a Sergio frente a la estación de tren en Frankfurt, cuya arquitectura genera deleite y cada detalle es de admirar.

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Pasando por las fotos con el famoso y gran signo del euro, la ciudad antigua y la iglesia St. Paul (que con su estructura cuenta la historia del pasado oscuro de Alemania y su renacer hacia la luz del futuro) llenábamos mente y alma de más y más memorias. Visitamos la Main Tower, que con sus 200 metros de altura nos proporcionó una vista fantástica de esta metrópolis, atravesada por un río, con tantos trozos verdes resaltando entre el cemento y con muchos tantos detalles más que con los pies tan cerca de la tierra no se pueden apreciar. Estando en la casa de Goethe aprendí más del pasado, abrí mis ojos con sorpresa en repetidas ocasiones por las extraordinarias reliquias que allí se encuentran y entendí, con pesar, que la guerra no solo arrebata el presente y obstaculiza el futuro, sino que también nos puede robar parte del pasado, pues esta casa fue devastada en la segunda guerra mundial y para transmitir al mundo lo que en ella representaba fue necesario reconstruirla.

Becarios Jóvenes Ingenieros Colombia 2011 al lado del famoso símbolo del euro en Frankfurt. Nadie quería quedar por fuera!

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Después de caminar por la calle Zeil, uno de los focos comerciales de Frankfurt, un descanso en el rio fue el cierre perfecto en esta ciudad, donde en medio del silencio nace un deseo más ávido de conocer más no sólo esta ciudad (pues un día no es en absoluto suficiente), sino el resto de Alemania y Europa, para seguir abriendo nuestros ojos con asombro, conocer la historia que a través de los libros no se alcanza a sentir y ser, como en el ideal de Alejandro Magno, ciudadanos de un mundo tan grande y tan diverso que

hay que verlo para creerlo!

El contraste entre la arquitectura antigua y moderna de Frankfurt que nos volvió locos: nunca elementos tan diferentes se han mezclado en una combinación tan exquisita.

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Episodio 5: 24 de agosto de 2011 – 29 colombianos dicen Los ojos cerrados, los demás sentidos atentos. El entorno podría ser cualquiera: podría estar sentada a la orilla del mar en una de las hermosas playas de Colombia, admirando esa línea delgada que separa cielo y tierra en los Llanos orientales o el verde profundo de la Sabana bogotana que se asoma por entre las cordilleras. Pero un par de palabras llegan arrastradas por el viento hasta mis oídos y abro mis ojos con premura. Alguien habla en alemán! Me doy cuenta que por un momento olvidé dónde estaba, olvidé que estoy en la tierra que desde hace años soñaba con conocer y que hoy, después de despertar cada mañana, ya no es solo una fantasía lejana. El sol que brilla en Alemania calienta mis días, su lluvia moja mi piel y su viento sopla en mi cara. ¿Cómo olvidar que estoy en la tierra de castillos y cuentos de hadas que siempre quise conocer? Una simple charla en el bus con mis compañeros colombianos basta para lograrlo. Sus historias salen empujadas desde el alma hasta mis oídos con una fuerza que transporta y hace invisibles por un momento las cabezas rubias y los ojos claros de los alemanes que puedan estar a nuestro alrededor. ¿Qué nos trae de vuelta al sueño vuelto realidad? Basta una palabra: el idioma es el mejor polo a tierra.

Hablamos entre nosotros en español, a veces intentamos hacerlo en alemán, por aquello de practicar, adquirir fluidez y ampliar nuestro vocabulario. Por supuesto, las colombianadas al hablar están a la orden del día, pues ya no solo se

trata de conocer una palabra, sino la expresión, lo cual es complicado, pues aunque hemos aprendido bastante en el día a día, muchas veces nos faltan las palabras (nunca las ganas) para transmitir una idea. No queremos ser frenados,

En las calles de Marburg junto a Carol, Juan David, David, y por último, Diego y Mauricio, quienes en las mañanas a veces hacen, como el mismo Mauro dice, una "Frau Gejoggt" (señora trotada!).

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así que hay que ser recursivos: si no sabemos las palabras, nos las inventamos! Y si lo que queremos decir es algo muy propio de nuestra cultura, y no existe una expresión en alemán para dicha situación, la traducción que termina en algo cómico, es nuestra mejor aliada. Hace unos días, en compañía de algunos de los becarios jóvenes ingenieros de Colombia, jugábamos Ultimate con uno de los alemanes (uno de los terrícolas más gentiles que hubiésemos podido encontrar). El ambiente deportivo evocaba a la expresión más sencilla y común de deporte en Colombia: los partidos de microfútbol callejeros, donde solo se necesita un balón (un frisbee en nuestro caso), un poco de espacio y ganas para poder jugar. Allí, en medio del juego empezaron a surgir estas expresiones tan utilizadas en microfútbol y que son tan propias de Colombia y, hasta donde sé, de ningún otro lugar. Fue así como surgió nuestra recursividad para traducir al alemán lo que queríamos decir: machen Sie mich berühmt (hágame famoso!), “Wenn Sie mich mögen” (Si me estima!) “Zu die Kette” (…a las cadenas!).

Tengo la certeza de que aquí puede haber un método realmente efectivo de aprendizaje del alemán, pues es aplicable a muchas otras pasiones como la música (ya hemos traducido algunas estrofas de canciones de géneros variados entre los cuales están Rock, reggaetón y baladas) o a cualquier aspecto de la vida diaria como “Die Hunde zuwerfen” (echar los perros!). Para algunos de nosotros se suma al reto del aprendizaje del alemán el del uso del inglés, pues en ocasiones necesitamos hablar en este idioma y es realmente complicado “cambiar el switch”, como decimos nosotros. La diferencia entre el alemán y el inglés definitivamente no solo radica en el vocabulario, sino también en la forma en la cual se estructuran las frases en la cabeza. Al iniciar la conversación es difícil, luego se hace posible hablar con mayor claridad y si ya se han consumido un par de cervezas (solo un par), es posible hablar con fluidez, lo cual también sucede en el caso del alemán.

Las escaleras que conducen al Schloß en Marburg... hasta una caminata se convierte en una oportunidad para mejorar nuestro alemán.  

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Por ahora es así como vivimos el cambio de idioma, y aunque no ha sido fácil, es evidente cómo día a día mejoramos, aprendemos palabras o expresiones nuevas y se vuelva más fácil entender y ser entendidos. Pronto tendremos que subir de escalón para no solo hablar, sino escribir, leer y entender el alemán académico que nos espera en nuestras universidades, donde no nos convendrá tomarnos unas cervezas antes de clase… sabremos solo hasta entonces si es patentable o no el método de traducción de dichos colombianos!

El día que probé la cerveza con banano. El deleite fue grande y adicionalmente gané fluidez para hablar. Eso se llama "matar dos pájaros de un solo tiro"!

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Episodio 6: 31 de agosto de 2011 – Espontaneidad a la carta Nuevamente nuestros ojos admiraban a toda velocidad los paisajes que, uno tras otro, desfilaban frente a la ventana del tren. Esta vez nuestra meta era Düsseldorf. El fin de semana se había “planeado” como una maratónica visita a dos ciudades (Düsseldorf y Aachen), una por día. Madrugamos aquella mañana para lograr nuestro objetivo y algunos de nosotros aprovechamos para dormir en el trayecto. La calma del tren fue perturbada, pero esta vez no por ser latinos, sino por un grupo de mujeres alemanas que tenían al parecer muchos motivos para brindar! Tal era su alegría que quisieron compartirla con algunos de nosotros, ofreciéndonos una copa del licor que ellas bebían y cuya identidad es aún un misterio para mí. Sabía y se veía similar a la piña colada, pero no lo era… es todo lo que sé.

Llegamos a Düsseldorf y de allí directo a la oficina de información del turista, de donde tomamos inmediatamente un mapa (lo cual definitivamente se ha convertido en una parte indispensable de nuestros viajes) y una lista de sitios por visitar: Nos habíamos ido sin tener más que una idea vaga de lo que nos esperaba. Gracias a Dios los alemanes saben que hay gente que viaja sin planear

No sabemos por qué brindaban las alemanas, pero junto con Luis Carlos brindamos por un mes de vivencias en Alemania y por los 11 meses que nos esperan. Prost!

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y ofrecen una solución para ello. Visitamos la Rheinturm, el Stadtmuseum, KIT (Kunst im Tunnel), el Marktplatz y el Schifffarhrtsmuseum entre otros, admiramos la mezcla verde-cemento de la ciudad mientras paseábamos por el Kö y almorzábamos en el jardín Landskrone y, lastimosamente nos perdimos de la historia y secretos que alberga el Mahn- und Gedenkstätte en honor a las víctimas que dejó el Nacional-Socialismo en Alemania, pues fue sólo hasta cuando estábamos parados frente al edificio que nos enteramos que estaba temporalmente cerrado por reparaciones.

Dado que la falta de planificación va de la mano con el llamado mal del “Siete pareceres”, cerca de las 6 de la tarde decidimos que íbamos a pasar la noche en Düsseldorf. Estábamos entonces en el Museo del Teatro. Nos acercamos a la recepción y preguntamos con nuestro casto alemán: - Disculpe, de casualidad sabe usted ¿dónde podemos encontrar una habitación para pasar la noche? El hombre de la recepción muy amablemente contestó: - Claro. ¿Para mañana o para la próxima semana? Cuando le explicamos que era para la misma noche su cara lo

dijo todo: definitivamente esta no es una situación normal para un alemán! Le tomó cerca de 5 minutos comprender cómo habíamos viajado a Düsseldorf, donde

Así empezó nuestra maratónica visita. El sentimiento de "pequeñez" se pierde entre la grandeza del sentimiento de conocer las maravillas de Düsseldorf.

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es bastante complicado encontrar una habitación, sin haber hecho una reservación. - “Das ist aber verrückt!” (Es una locura!) Exclamó al final de su estado de Shock mientras se acomodaba para buscar algo. Si algo he descubierto en Alemania es que se recibe mucha más ayuda de la que se espera. Cuando preguntamos esperábamos como máximo el nombre de un par de hostales, pero no, no sólo buscó en internet, sino que llamó a tres diferentes sitios preguntando por disponibilidad y por formas en que podríamos obtener un buen precio. Las llamadas empezaban con un saludo seguido de la explicación correspondiente a un caso tan excepcional… en otras palabras, él tenía frente a sí a 5 personas que habían viajado “muy espontáneamente” a Düsseldorf y buscaban hospedaje. Conclusión: No es que no planeemos las cosas, simplemente somos espontáneos! Salimos del museo con una habitación barata en un hostal y con un mapa de cómo llegar allí. Superamos este impase y a la mañana siguiente estábamos listos para visitar Aachen, la ciudad que Carlo Magno y Josefina (la esposa de Napoleón) encontraron en su tiempo asombrosa dejando allí una huella que la haría maravillosa. Los techos adornados con oro, las calles convertidas en teatro, los jardines y fuentes que adornan y cuentan la historia que envuelve la ciudad y el frío viento que nos acompañó esta tarde quedarán siempre impresos en nuestra memoria y lastimosamente no mucho en las fotos, pues otro error en nuestra serie de errores fue quedarnos con una única cámara útil… las demás se descargaron. De vuelta a casa sacamos nuestras propias conclusiones sobre este proceso de aprendizaje en carne propia y que resumo aquí como una lista de consejos al viajero espontáneo:

• Sería una buena idea planear el viaje un poco antes al día anterior del mismo.

• Hay que buscar y reservar un hostal lo antes posible. Si se quiere ahorrar siempre hay opciones que lo permiten (como Couchsurfing).

• Llevar cámaras bien cargadas… nosotros procuraremos hacerlo la próxima vez!

• No porque sea verano y en los días anteriores haya salido un sol maravilloso, significa que el clima será el mismo todos los días!... me arrepentí la mitad del viaje por no haber revisado las predicciones del clima y, en consecuencia, haberme llevado un suéter delgado que para nada iba acorde con la situación.

Revisar qué hay por visitar y qué no se puede visitar por cuestiones de reparación o disponibilidad son dos preguntas que hay que responder antes de llegar a la ciudad.

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Espero que al final de este año la planificación sea más nuestra aliada y menos esa característica deseable pero no propia de nosotros. Mientras tanto tengo confianza en que seguiremos disfrutando cada instante tal y como venga, espontáneo o fríamente calculado…por algo siempre se dice que de los errores se aprende y que las mejores cosas suceden cuando no se han planeado.

Descubriendo en cada esquina las maravillas de Aachen.

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Episodio 7: 5 de septiembre de 2011 – Salpicón emocional Un mes atrás, en nuestra primera lección del curso de alemán, aprendimos una palabra que quedó grabada en nuestra mente, y que creo será difícil de olvidar dada la frecuencia de su uso: Heimweh, ese sentimiento de añoranza por nuestra patria, nuestra casa, los brazos cálidos de las personas que queremos y las sonrisas sinceras y alegres de quienes nos esperan en Colombia. En medio de los males varios que algunos hemos sufrido (y que van desde resfriados hasta guayabos) es imposible no caer en la nostalgia y sentir que los miles de kilómetros de mar y tierra que nos separan del hogar se hacen más extensos. ¡Cuánto soñamos con las caricias tiernas de nuestros padres y con los caldos de papa cuyo efecto “levantamuertos” radica en el amor con que se preparan!

Cada uno busca lidiar con el Heimweh a su manera, unos con comida, otros con música, otros con caminatas y otros con una mezcla de todo lo anterior, pues ya no resulta sorprendente el encontrarse personajes como Andrew, que en medio del bosque aparece con cánticos a todo pulmón y una barra de Milka en las manos. La semana pasada, fue muy melancólica para muchos de nosotros. Ya celebramos un mes de estar en tierras alemanas, y esto trajo consigo un respiro, una inyección con sabor a Colombia y a familia. El papá de

Mauricio, uno de los jóvenes ingenieros, vino de visita y

Lidiando el Heimweh con un bocadillo. Aunque no soy fan de los bocadillos, ese exquisito dulce supo a gloria acompañado de un vaso de leche.

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transmitió ese ser y sentir que sólo tienen quienes han tenido hijos y los han criado con tanto amor y que, por tanto, es simplemente imposible para una simple mortal como yo reflejar en palabras. Las experiencias, emociones y charlas conducían siempre a una feliz conclusión: en las 20 letras que “intercambio académico” tiene, nunca se verá reflejado el trasfondo del asunto. Conocer, reír y compartir con personas cuyo origen es muchas veces asombroso, sumado al hecho de vivir únicamente bajo las ordenes propias, son aportes excepcionales que sólo ve con claridad quien ya ha vivido lo suficiente como para valorarlo.

Para cerrar la semana, planeamos un picnic intercultural con amigos de Croacia y Turquía, a cuyos oídos había llegado la fama del sabor inigualable de las arepas colombianas, por lo que el sentarse al lado del río en una tarde de verano parecía la ocasión perfecta para que sus paladares vírgenes supieran de lo que se estaban perdiendo. Con el ánimo por las nubes y al ritmo de “Tamarindo seco”, “Caracoles de colores” y “el Mapalé”, entre muchas otras, cocinamos las arepas para luego probarlas con una avidez inimaginable y, aunque al principio supieron a gloria, finalmente tuvimos que aceptar, con un poco de resignación, que definitivamente no quedaron como deberían. A fin de cuentas nuestros invitados internacionales se llevaron una leve idea de qué es una arepa acompañada de las aclaraciones del caso (que los ingredientes y la falta de experticia en la cocina no ayudaron).

La entusiasta preparación de unas arepas bastante decepcionantes.

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Tras una semana tan “Heimweh-suda” concluyo que no queda más solución que aprender a llevar este sentimiento y asimilar que la vida simplemente es así, un camino con muchas bifurcaciones en el que no siempre podemos ir de la mano con quienes queremos. El transcurso del tiempo nos persigue y perseguirá generando tristeza por donde se mire. Por una parte, hace un mes que el contacto más cercano con nuestra familia y amigos se limita a lo que permite Skype (que, en mi humilde opinión, merece desde el Nobel hasta la Cruz de Boyacá). Pero desde la otra perspectiva, nos queda un mes menos en Alemania viviendo experiencias que no queremos que lleguen a su fin. Miramos atrás, pero seguimos mirando hacia delante esperando que el tiempo pase rápido para el reencuentro y lento para alcanzar a vivir al máximo lo que ofrece la experiencia comprimida en las 20 letras.

Con un par de cervezas compensamos el sabor de las arepas. Una nueva oportunidad para compartir, esta vez, con el papá de Mauro, Ümit (de Turquía) y Maja (de Croacia).

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Episodio 8: 13 de septiembre de 2011 – Hannover, oh! Hannover Tras una noche de vino y música nos encontramos en la parada del bus a las 5:50 a.m. para iniciar una nueva travesía por Alemania. Cuatro horas en tren que incluyeron estudiada de vocabulario, charlas, risas y un par de siestas nos llevaron a la capital del Estado de Niedersachsen: la famosa ciudad de Hannover. Esta vez, a raíz de la enseñanza de experiencias anteriores, habíamos hecho una preselección de los sitios que visitaríamos, consultamos previamente los costos asociados y definimos la ruta más óptima que nos permitiría poder conocer estos lugares en tan solo 8 horas. El clima, que últimamente se había caracterizado por un desfile de días grises, cambió a nuestro favor para ser absolutamente perfecto, lo cual hizo aún más placentera la caminata por cada calle de Hannover. No hubo ni uno solo de mis sentidos que no se estremeciera a lo largo del día. No fue posible evitar que mi piel se erizara al ver tan de cerca las esculturas en honor a hombres que van ligados a la cultura y al orgullo alemán, como Mozart, Beethoven o Lutero, pues ya no son simplemente nombres, fechas y eventos en las páginas de un libro, son realidades con una huella impresa en el mundo que aceleran el corazón porque ya no son ajenas. El turno para el deleite visual llegó con la Nueva Rathaus, simplemente imponente, en perfecta sincronía con un entorno tan fabulosamente bello que es tomado como escenario para las fotos de revistas (como pudimos atestiguar). Su majestuosidad sobrevivió a los ataques

que devastaron con el resto de la ciudad, una ciudad que al igual que muchas otras es tan bella, que parece increíble que hace tan solo 66 años solo fuera habitada por ruinas y desolación. Una mañana tan emocionante que llegaba a su fin y una tarde llena de expectativas que se avecinaba merecían un almuerzo que incluyera más que un par de Sándwiches. Un mercado se atravesó convenientemente en nuestro camino y en él encontramos de todo: vegetales y frutas en su estado más colorido y perfecto, tiendas de vino, carnes y quesos en todas sus presentaciones y un par de ofertas culinarias a precios que se ajustan al bolsillo de los estudiantes. Las papilas gustativas se vieron entonces envueltas en un juego de sabores que no pude disfrutar más, bien fuese por el hambre tan aguda que tenía, por la calidad del plato o por las dos.

Al lado del hombre que tanto admiramos por ser el fundador, por así decirlo, del alemán... Lutero.  

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A continuación, con barriga llena y corazón contento, nos dirigimos a los famosos jardines de Herrenhäuser. El sol no sólo complementó el recorrido con la temperatura y luz adecuadas, sino que logró extraer de las flores un aroma que no se puede condensar en frasquitos de cristal. Las fuentes, esculturas, lagos y edificaciones se pueden ver posteriormente en las fotos, por supuesto, sin acarrear la misma energía. Pero la fragancia, lastimosamente, no se puede colgar como anexo en Facebook. Sólo puedo decir que los instantes en los que le negué la oportunidad a mis ojos de admirar el paisaje para así poderme concentrar en disfrutar de las esencias traídas por el aire hasta mi nariz fueron unos minutos muy bien invertidos. Sin embargo, lo mejor no llegó sino hasta el final de nuestro recorrido, cuando nos aventuramos hacia el palacio Marienburg, destino que, sinceramente, en un principio no era más que una opción lejana de la cual nos enteramos en la oficina de información al turista. Para alcanzar a tomar el tren de regreso debíamos ir y volver en un tiempo récord, por lo cual, para acortar camino, nos adentramos en el bosque, el cual se convirtió de alguna manera en un portal hacia el pasado. A medida que nos acercábamos al palacio se hacían más claros los sonidos de las panderetas y la música medieval. Los oídos anticipaban la aparición de trajes de

Parte de los jardines de Herrenhäuser que se convirtieron en un deleite para los ojos y la nariz.

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hadas, princesas y gitanas que fueron lucidos allí en un acontecimiento cuya sincronización con nuestra llegada sólo pudo haber sido ajustada por una fuerza divina. Quince minutos antes o después no hubiéramos encontrado mucho, pero justo cuando terminábamos de ascender hacia el castillo llegaba un grupo de personas que festejaba algún evento escolar y que con su presencia lograron de alguna manera revivir este castillo y hacerlo más que una simple obra arquitectónica.

Aún no termino de sorprenderme. Cada ciudad espera con un torbellino de emociones que hace desvanecer cualquier dolor de pies o cansancio que el cuerpo sienta, porque de alguna manera hay un impulso en estos lugares que traspasa cualquier barrera física o temporal. Espero que la planeación celestial y el buen clima que nos llevó a Hannover con tanta ilusión y nos trajo con una sonrisa que traducía todo lo vivido nos siga acompañando en nuestro proyecto “Vive Alemania, viaja por ella”.

Viviendo la tradicional y antigua Alemania en un escenario fascinante. Por 30 minutos vivimos en un cuento de hadas.

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Episodio 9: 21 de septiembre de 2011 – Quiero decirle adiós a las despedidas Frente a una maleta vacía que debe ser llenada con todas mis pertenencias y la incertidumbre de no saber con exactitud qué me espera en el sitio al cual me dirijo, la adrenalina inunda nuevamente mi cuerpo y un poco de tristeza me invade. Dos preguntas pasan por mi mente: ¿Tengo un Deja vu? o ¿Realmente estoy pasando por todo esto de nuevo? La segunda es la respuesta. Tras dos meses de vivencias, que ni en el más loco de mis sueños podría condensar, debemos partir de la ciudad que nos recibió de la manera más grandiosa. El paisaje que veo cada mañana, cada edificio y calle de Marburg se sienten tan familiares para mí que no puedo negar que la nostalgia de la despedida vuelve a tocar mi puerta.

¿Cómo es que un lugar tan extraño, como lo fue Marburg en un principio, logra en tan sólo 60 días convertirse en un segundo hogar? La respuesta está en que es una ciudad tan bella y dinámica que permite ser redescubierta cada vez que una persona presta un poco de atención a lo que le rodea. Pero lo que más extrañaré de Marburg no son sus calles, sino las personas que en ellas encontré. Aparte de

Jugando un juego típico alemán con Stefan (de Alemania), Jenny y Minela (de Albania). Buenos momentos que no quisiera que terminaran!

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los 28 colombianos que viajaron conmigo e hicieron de esta ciudad un hogar, he conocido gente de tantas partes del mundo con quienes quisiera poder compartir más tiempo. Si de algo me arrepiento es de haber sido tan tímida en un principio, pues tal vez hubiera podido aprovechar aún más estos dos meses. La que creo es la mayor enseñanza que esta experiencia me ha dejado hasta el momento es que la timidez no hace más que separarnos de lo que podría ser fabuloso. Una vez esta barrera es superada podemos encontrar en muchas personas un tesoro que no solo hace la vida más fácil y amena, sino que aporta tanto que realmente puedo darme cuenta que al volver a Colombia no seré la misma… seré mejor persona!

De un momento a otro todos empezamos a hablar de cuándo debíamos dejar nuestras habitaciones, cuándo viajaríamos a nuestras respectivas ciudades de destino y qué debíamos hacer de despedida. Desde ese momento, en el cual noté que se acercaba la fecha de partir, empecé a sentir que dejaba algo muy mío atrás. Por supuesto, nunca se comparará con el hecho de separarme de mi familia y amigos de toda la vida, pero realmente me enamoré de Marburg. A pesar de que ya he tenido la oportunidad de conocer varias ciudades de Alemania, realmente no puedo imaginar un mejor lugar que este para empezar esta experiencia. Intento guardar en mi mente cada detalle que puedo, cada parada del bus, la vista

Junto con mi amigo, el atleta colombiano Carlos Izquierdo (más conocido como Carlos Links) en uno de los paisajes más alucinantes de Marburg.

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fabulosa desde el Schloss, el cantar de los cuervos que nos transportaba a las películas de Harry Potter, las Konditorei… extrañaré cada fragmento. Espero con ansias volver a hablar con los amigos que aquí dejo y en un futuro volver a Marburg para percibir la magia que encierra esta ciudad. Anhelo que el club que hemos conformado los 29 colombianos que aquí llegamos siga unido a pesar de las distancias que nos separarán de aquí en adelante. Quiero volver a ser saludada con la energía única que lo hace Andrew, quiero volver a hablar con Mau, que se ha convertido en un gran amigo, quiero seguir conociendo el mundo al lado de mis amigos de la Universidad Nacional y encontrar en detalles tan sencillos un motivo para reír. Deseo que todos nos podamos sentar nuevamente

alrededor de una mesa a compartir un almuerzo… Siento tristeza de dejar Marburg y despedirme de muchas personas, pero la vivencia que he tenido aquí sólo me llena de expectativas, porque sé que puedo llegar a un lugar completamente

desconocido y en medio de la gentileza de tantas personas sentirme cómoda y feliz. Nunca me acostumbraré a las despedidas, pero al pensar en Marburg no puedo más que sonreír por todo lo bueno que aquí he vivido… Danke Marburg y Auf Wiedersehen!

Despedida de nuestra amiga croata Maia. Aprendimos a hacer pizza y tuvimos una buena velada.  

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Episodio 10: 28 de septiembre de 2011 – La nueva definición del mar Una brisa fría, fresca y revitalizante agita mi cabello mientras entre los dedos de mis pies descalzos siento la arena fría y húmeda. Dos días atrás habíamos llegado a la ciudad de Hamburg, famosa por su tamaño, su posición portuaria y su mercado de pescado. Vivir una de las ciudades más grandes de Alemania se presenta ante nosotros como una aventura… pero nunca esperé para este viaje un desenlace tan poco convencional.

Arribamos una noche de viernes. Un pie afuera de la estación de trenes y de repente todo se siente diferente. El ruido, la gente, el transporte, la estructura de la ciudad misma se mezcla en un choque contra los nervios después de vivir dos meses en la tranquilidad de una ciudad pequeña. Por unos instantes me sentí en los zapatos de aquellos que, por cualquier motivo, llegan de ciudades pequeñas a otras tan monstruosas como Bogotá. La sorpresa se torna muchas veces en miedo y la confusión no ayuda con la ansiedad. Admito que en un principio no quería ni tomar una foto, pues temía perder mi cámara (por robo) en el intento. Y no es que Hamburg sea insegura, pero tengo un par de recuerdos bien arraigados que se relacionan con hurto de elementos tecnológicos en las calles y que simplemente vinieron a mí en el ambiente agitado de esta ciudad. Una hora después un parte de tranquilidad y un lugar donde dormir llegaron de manos de un amigo colombiano, a quien tras varios años de vivir en tierras germánicas le bastaron unas galletas festival, un Bom-Bom-Bum y unos minutos de plática para sentirse en su tierra natal.

Una vista panorámica del interior de Hamburg, donde atestiguamos los contrastes, la belleza y la arquitectura de una de las ciudades más grandes de Alemania

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Viviendo la magia a las orillas del Elbe. La música en conjunto con la interpretación realizada por esta mujer fué sencillamente exquisita.

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La mañana siguiente inició con un viaje por los ferris. No solo fue el frío de la brisa lo que nos puso los pelos de punta: el paisaje, el ambiente y la gente hicieron del recorrido algo especial. Un túnel que conduce de un lado del Elbe al otro, la iglesia de St. Michaelis, la Rathaus, las calles, los lagos, los grupos de Jazz tocando al interior de los U-Bahn… todo fue bueno, memorable y agitado aquel día. En la noche, siguiendo la fama de la calle de St. Pauli, fuimos a recorrerla. Muchos bares a lado y lado, la música, la bulla y la gente es lo que puedo atestiguar. Los secretos que encierra la Herbertstraße permanecieron así, en secreto, al menos para Carol y para mí, pues el acceso es sólo permitido para hombres, por lo que nosotras no pudimos hacer más que esperar a nuestros compañeros en el Burger King más cercano para luego verlos llegar con una sonrisa en la boca… esta queda como tarea a un futuro diarista hombre. 5:30 am del domingo. Todos estamos listos para un nuevo día que estaría sazonado con pescado. Nos dirigimos al Fischmarkt que, siendo una subasta única de pescado crudo y cocido, chocolates y plantas, se convirtió en el lugar perfecto para la primera comida del día. En medio de un “Oktoberfest Hamburg”, que tomó lugar en medio del mercado, nuestro paladar degustó al ritmo de buen Rock en vivo un desayuno bastante peculiar: Pescado semicrudo con cerveza. ¿Nutritivo? Si ¿Delicioso? Lo dejo al criterio personal… De allí nos encaminamos al último destino de nuestra travesía. Una pequeña ciudad llamada Cuxhaven, ubicada en las costas del mar del Norte, nos recibió con un clima frío y una vista increíble. Dos horas atrás la última ola había tocado estas playas y aún faltaban cuatro horas más para que la arena volviera a ser cubierta por el agua. La profundidad del mar es tan baja que con la marea el nivel no asciende más de 2 metros, lo cual conduce a un paisaje alucinante y a la oportunidad de caminar hasta 1 kilómetro mar adentro sin mojar más que las plantas de los pies. Y así lo hicimos… La arena fría soportaba nuestros cuerpos mientras en el horizonte había barcos que, dado el efecto de profundidad, parecían navegando sobre la arena.

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Creo que siempre asocié las playas a un clima caliente y vestidos de baño, pero no… allí estaba yo con mucha ropa encima y sintiendo la brisa fría en mi cuerpo mientras recogía conchas de la arena. Fue como redescubrir el concepto de mar de una muy buena manera, que pagó con creces las largas horas de viaje y que nos llevó a casa con una sonrisa en los labios.

A pesar el frío nos vimos envueltos en un remolino de energía y alegría ante un paisaje único en las costas del mar del norte.

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Episodio 11: 5 de octubre de 2011 – Amsterdam sobre ruedas 15 países de Europa se unen sin fronteras que nos limiten y con una visa Schengen en nuestras manos parece que nada pudiera interponerse entre nosotros y los países vecinos. Atraídos por el irresistible llamado de la tierra de los molinos y los tulipanes, nos montamos en un bus a la mitad de la noche. La mañana siguiente presenciamos al lado del río en una de las ciudades más majestuosas que he conocido un amanecer que no era el alemán ni el colombiano: bienvenidos a Amsterdam!

Las primeras horas fueron destinadas al reconocimiento del terreno y a la visita de algunos destinos culturales: el museo de Van Gogh me enseño a valorar el arte en una manera en que nunca antes lo había hecho, pues si bien había escuchado sobre este artista, admito que vivía casi en total ignorancia respecto a su vida y como ésta se conectaba con su obra. Por su parte, el museo de Ana Frank me sacudió el espíritu… estaba allí, recorriendo los espacios donde esta niña escribió las páginas que leí más o menos cuando tenía su edad y que encontré muchas veces tan cargadas de madurez, impotencia y temor que a veces olvidaba que era una historia de la vida real, porque no podía imaginar que una persona tuviera que

Posando en uno de los sitios más fotografiados de Amsterdam. Así comenzó una excelente travesía.

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pasar y afrontar tantas cosas a tan corta edad. En contraste encontramos al museo de los cocteles. -¿Qué de raro puede haber en este museo?- pensé en un principio, pues realmente consideraba que no era un tema tan amplio o inaudito como para generar sorpresa… Diez minutos en este museo bastaron para que se cayera la anterior premisa. Los visitantes nos sumergimos en un espacio interactivo en el que todos los sentidos son invitados a participar, por lo que salimos de allí con una sonrisa enorme en los labios y con toda la energía para seguir conociendo esta ciudad maravillosa. Quien aún ligue los museos al aburrimiento debería pensarlo de nuevo…

Nuestra travesía se vio alegrada por muchas otras experiencias, entre las cuales vale la pena destacar un almuerzo sencillo mientras navegábamos por los canales que atraviesan la ciudad, una visita al Ajax-Arena, apropiado para amantes del Fútbol como Diego (quien no paraba de reír y tomar fotos) y, por supuesto, una caminata por el distrito rojo, algo que realmente me generaba algo de nervios en un principio (12 años en un colegio de monjas dejan su huella), pero que a fin de cuentas hacía parte de esta experiencia y resultó ser mucho menos dramático de lo que pensaba. La imagen de capital nacional ha quedado totalmente patas arriba después de esta visita. Los rascacielos, los anuncios lumínicos y el tráfico automovilístico pesado son cambiados en esta ciudad por las construcciones clásicas, una luz

El cierre fantástico de un museo no convencional: El museo de los cocteles.

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tenue en las noches (que hace la ciudad muy romántica e inspiradora) y un flujo de bicicletas bastante importante. Desde niños hasta ancianos y desde estudiantes hasta ejecutivos, con sus trajes y hasta en tacones, andan sobre dos ruedas. Inmersos en el tráfico de las bicicletas no podía creer lo que veían mis ojos: decenas de estos vehículos parados esperando la luz verde en los semáforos mientras muchos otros transitaban de un lado a otro teniendo más prioridad en las vías que peatones y carros.

Al mando de mi bicicleta (pues realmente valía la pena rentar una) pasé por muchos momentos de angustia, porque realmente no es fácil manejarla en medio de lo que podrían considerarse ríos bicicletas (y menos con la poca práctica que han dejado visitas

esporádicas a la ciclovía), pero realmente no puedo encontrar nada más maravilloso que el hecho de poder respirar un aire limpio al costo de hacer ejercicio… es saludable por donde se le mire. El estilo de vida europeo se nos ha mostrado distinto en cada país. Nuestra mirada hacia las posibilidades de lo que puede llegar a ser bueno y malo se amplía cada día más, mientras cada nueva experiencia nos bombardea con sorpresas que dos meses atrás se me hacían sencillamente imposibles. Sin estudiar mucho de ingeniería durante este tiempo, considero que he recibido tanta información valiosa y aplicable que no puedo hacer más que quitármele el sombrero a quien haya acuñado el término de la universidad de la vida y esperar con ansias lo que traerán los meses venideros.

La luz tenue reflejada sobre el agua de los canales de esta bella ciudad nos obligaba a parar en varias ocasiones simplemente para admirar lo que teníamos en frente.

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Episodio 12: 12 de octubre de 2011 – Cebada + lúpulo + agua = ¡La excusa perfecta para celebrar la cultura alemana! La espuma blanca se mecía sobre el líquido claro y amarillo al ritmo de los brindis y cánticos mientras el ambiente de alegría y tradición nos envolvía en uno de los festivales más conocidos de Alemania. Con más de 200 años de historia, el Oktoberfest sigue reuniendo a miles de personas de todas partes del mundo con el objetivo de celebrar la cultura alemana y, más particularmente, la Baviera. Estoy segura que los monjes que en la edad media refinaron la producción de cerveza nunca imaginaron que sólo en las tierras germánicas llegarían a existir más de 1300 Brauereien (productoras de cerveza) y, con ello, una oferta de alrededor de cinco mil distintos tipos de cerveza. Pero aunque muchos piensan que esta bebida a base de cebada es el único tema de este y muchos otros festivales reconocidos en Alemania, como el Volksfest (en Stuttgart) o el Bergkirchweih (en Erlangen), hay muchos otros aspectos culturales que toman estos eventos como punto de encuentro y que saltan a la vista uno tras otro a medida que uno se adentra en esta gran celebración.

Para llegar al gigantesco festival basta con caminar en la dirección de la corriente de un río de personas que visten los típicos pantalones de cuero y dirndl. Carritos chocones, montañas rusas, ruedas de la fortuna y juegos de puntería, entre otros, acompañan las carpas de comida y

cerveza, haciendo a este festejo una oportunidad para que cualquiera pueda divertirse. Los Brezel con, o sin mantequilla, una oferta amplia de salchichas para todos los gustos, sándwiches de pescado y Schnitzel y muchas otras comidas estaban allí, al alcance de todo aquel que simplemente quisiera probarlos. Los famosos Lebkuchen colgaban de los cuellos de los visitantes en distintos tamaños expresando con sus mensajes azucarados decenas de ideas y sentimientos.

Deleitándonos con los Brezel, los Lebkuchen y el ambiente que se vive dentro y fuera de las carpas en el Oktoberfest.

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La entrada a las carpas puede ser una verdadera odisea pues todo el mundo quiere participar de la fiesta que toma lugar dentro de ellas, pero el espacio es por lo general insuficiente. La solución recomendada para no estar mucho tiempo esperando en las filas con una opción escasa de entrar está en el famoso refrán “Al que madruga, Dios le ayuda”… Llegando allí antes de las 10 am encontrar una mesa es sencillo y es así como la diversión comienza: Un vaso enorme, pesado y lleno de cerveza es puesto sobre la mesa. Muchos degustan con cuidado cada sorbo de la dorada bebida mientras otros lo dejan fluir por su garganta a la velocidad que la práctica se los permite. Atónita vi en varias ocasiones cómo un litro de cerveza era consumido en menos de 20 segundos y en solo un sorbo, al tiempo que los espectadores aplaudían dando ánimo a quien realiza esta fabulosa hazaña.

Un par de horas más tarde la música se encarga de llevar la energía de evento a sus puntos más altos. Canciones de distintos géneros, artistas e idiomas son interpretadas… de repente un ritmo típico empieza a sonar y las sillas se convierten en tarimas donde la gente baila, salta, ríe y, por supuesto, sigue bebiendo y brindando. Todos cantan entonces distintos versos que más parecieran un himno para este festival: en una sola voz todos recitan frases cuya complejidad permite que los extranjeros las aprendan rápido y que los que ya estén pasados de tragos puedan cantarlas sin problema.

Un par de horas más tarde la música se encarga de llevar la energía de evento a sus puntos más altos. Canciones de distintos géneros, artistas e idiomas son interpretadas… de repente un ritmo típico empieza a sonar y las sillas se convierten en tarimas donde la gente baila, salta, ríe y, por supuesto, sigue bebiendo y brindando. Todos cantan entonces distintos versos que más parecieran un himno para este festival: en una sola voz todos recitan frases cuya complejidad permite que los extranjeros las aprendan rápido y que los que ya estén pasados de tragos puedan cantarlas sin problema.

La alegre celebración toma como escenario cada mesa, donde dirndls y pantalones de cuero se mueven al ritmo de los cánticos de este festival.

Nada mejor que este ambiente alegre para el reencuentro de amigos y un brindis por estar en Alemania.

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Nunca fui muy amiga de las grandes masas de gente, y menos cuando hay licor de por medio, pero vivir el Oktoberfest cambió mi opinión al respecto. La oportunidad de brindar con alemanes que estamos en este país y el celebrar con los amigos que aquí he hecho y que se han convertido en una pequeña familia para mí, hicieron de esta una experiencia única. Cuando pienso en lo que encontré al interior de este evento, viene automáticamente a mí la imagen de un festejo conjunto donde todos, amigos y recién conocidos, alemanes y extranjeros, nos sumergimos en una ola germánica de energía que hace que cualquiera se sienta cómodo y que la sensación de forastero se desvanezca. Es como estar por un momento en casa. Estar allí da las fuerzas para sentirse, como dice la canción que allí aprendí, tan fuerte como un tigre, tan grande como una jirafa y celebrar que en Alemania cada día puede ser “So ein schöner Tag”.

Uno de los experimentados jóvenes que con asombrosa rapidez consume litros de cerveza.

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Episodio 13: 19 de octubre de 2011 – Dos semanas, mil historias Doppeltes Abitur fueron definitivamente dos palabras que en los últimos meses me hicieron pasar por circunstancias inesperadas. El cambio del sistema educativo alemán unido a otros factores políticos hizo que este año la cantidad de estudiantes que ingresaron a las universidades aumentara de manera importante. El resultado: muchas de las personas que aplicamos por una residencia universitaria no la conseguimos, con lo que inició una lucha increíble para conseguir vivienda, lo cual logré tan solo mes y medio atrás. Sin embargo podría mudarme a este nuevo hogar sólo dos semanas después de mi fecha de llegada a Erlangen.

No había opción de quedarme en otra ciudad durante estas semanas, pues había algunas formalidades de la universidad que tenían lugar en este tiempo… tenía que estar en Erlangen. ¿Dónde dormiría estas dos semanas? ¿Encontraría mi cuerpo su sitio de descanso en la banca de un parque? Realmente no tenía ni

la más mínima idea de qué haría hasta que, sin pedirlo, recibí una oferta hospitalaria de

otro joven ingeniero colombiano para quedarme en su casa durante este periodo de tiempo. Con esta seguridad me dirigí a la ciudad que será mi lugar de residencia durante los próximos 5 meses. Por mi llegada solitaria en una estación de tren desconocida esperaba el más cálido de los comités de bienvenida. Tres colombianos y un alemán estaban allí, recibiéndome con un abrazo reconfortante en esos momentos de desconcierto que invaden cuando uno se enfrenta a lo desconocido. Mis primeros pasos por Erlangen fueron acompañados por varios kilos de equipaje, una luz tenue que resalta la belleza nocturna de la ciudad y por una primera instrucción de cómo es la vida, ésta, la Fahradstadt (ciudad de bicicletas), en donde en medio de las calles para autos, abundan las vías exclusivas para peatones y bicis, lo que hace a este último un medio indispensable de movilización al interior de la ciudad. Con una bicicleta cualquier destino es

En cualquier parte del mundo es posible sentirse como en casa. Una bandeja paisa nos transportó a nuestra hermosa Antioquia

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alcanzable en menos de 20 minutos, por lo que es difícil encontrar a una persona que no se movilice, al menos un par de días a la semana, por el movimiento de los pedales. Llegó el tan anhelado día en que empezaría el curso de orientación en la universidad. Fue fácil despertarme en la mañana (lo cual por lo general no es así) pues la mezcla de emoción, ansiedad y nervios del primer día, tan conocida por todos cuando entramos al colegio o a la universidad, estaba allí de nuevo. Los nervios se desvanecieron en el momento en que me senté entre tantas otras personas, que sin importar el idioma materno o el origen, estaban allí, viviendo y, a su manera, sintiendo esta nueva experiencia. El alemán ha tomado desde entonces un nivel superior, pues ya no era un requisito, un reto o el medio de comunicación con los alemanes; este idioma, y no el inglés (como solía suceder en el pasado) se convirtió en un puente que permite el acceso a un mundo de culturas y costumbres. Un evento llamado Noche internacional fue la mayor demostración de ello. Mesas largas llenos de platos cuyos nombres si acaso puedo recordar fueron en un principio el centro de atracción, alrededor del cual sólo el idioma alemán podía escucharse. Torrijas, tortas de chocolate, sushi y, por supuesto, arepas y chicharrones, entre muchas otras delicias de todas partes del mundo estaban allí para mostrar el sazón que se esconde en cada esquina del mundo. Luego el escenario fue abordado por cantantes y bailarines, que dejaron la pena a un lado porque era más grande el orgullo que tenían por su cultura, su origen y sus costumbres.

Fue así como en medio de charlas, formalidades, eventos que permitieron el intercambio cultural y las cosas simples de la vida, transcurrieron estas dos semanas, que en un principio parecía que serían eternas, pero que al final no fueron más que una gran demostración de la generosidad de los colombianos y la gentileza de los anfitriones que en Erlangen habitan.

Maravillosa demonstración de la cultura japonesa. La música y el baile evocaban las caricaturas que veíamos cuando niños, siendo para todos un momento memorable.

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A pesar del corto tiempo que llevo en Erlangen siento que saldré de aquí con muchos buenos recuerdos y experiencias encima. En solo dos semanas esta situación conjunta de estar en un lugar nuevo y desconocido ha unido a personas de más de 20 países de todo el mundo y ha conducido a la formación de, como nosotros mismos lo hemos llamado, una “Familia internacional”. En otras palabras, cada vez es más notorio cómo ir a estudiar a Alemania abre las puertas no sólo a la convivencia con alemanes, y con ello empaparse de su cultura y conocimiento, sino que permite conocer una gran parte del mundo con sólo sentarse a tomar un café o salir a bailar. Es simplemente bueno saber que a pesar de las dificultades algo muy bueno siempre puede surgir y que no sabemos qué maravillosas sorpresas nos esperan a la vuelta de la esquina.

Una parte de la familia internacional que hemos conformado los estudiantes de todas partes del mundo.

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Episodio 14: 26 de octubre de 2011 – Sobre el escritorio: papel, lápiz y apuntes en alemán Hace casi cuatro años desperté con el corazón en la mano y me dirigí a mis primeras clases en la universidad Nacional de Colombia. Estoy más que segura de que los nervios estaban bastante explícitos en mi rostro de primípara y venían de la mano con la ansiedad por el inicio de un nuevo periodo lleno de retos. Ese flujo de adrenalina que hoy recuerdo tan felizmente, pues marcó el comienzo de lo que sería la realización de muchas metas (como el llegar a tierras alemanas), es de nuevo el telonero de una etapa de mi existencia.

Tras una travesía de 20 minutos en bicicleta desde mi hogar hasta la Technische Fakultät (y que, dadas las condiciones climáticas actuales, caracterizadas por frio y un par de lluvias, no creo que repita en un futuro cercano), ingresaba yo a un aula para recibir clases consideradas de nivel avanzado pero luciendo la misma cara de Ersti (primípara) de hace algunos años. Esta vez mi entrada fue un poco más notoria, no porque haya llegado tarde (se me ha pegado un poco o mucho de la puntualidad alemana), sino porque mis características físicas, que por estos lares resultan tan exóticas, hacen que mis entradas a los recintos sean menos discretas.

Un regalo de bienvenida de la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg!

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A los pocos minutos de ingresar al aula y con una alta probabilidad de entender un porcentaje bajo de lo que sería dicho en la hora y media venidera, todos mis sentidos estaban atentos para capturar cualquier pequeña información. La profesora, que al igual que todos los demás profesores de universidades alemanas tiene una experiencia y número de títulos que la ubican muy arriba en el ámbito académico, dirige su mirada al auditorio y con un rostro gentil pronuncia sus primeras palabras. De repente, y un poco desubicada, noto que la clase es en inglés. Aunque estaba preparada para soportar ese golpe idiomático, caí en cuenta que de alguna manera todos los que estábamos en el recinto, alemanes y extranjeros, estábamos en la misma situación: recibiendo clase en un lenguaje que no es el propio y consideré que si bien no me cuesta entender el inglés como en ocasiones sí el alemán, este era un buen calentamiento para mis demás clases.

En las horas siguientes mi cerebro se “sobremotorizó”, pues muchas veces el profesor hablaba tan rápido que sólo lograba entender algunas palabras en el aire y el resto del trabajo se concentraba en construir una idea dado el contexto. En otras ocasiones, cuando era más claro el contenido, la satisfacción me invadía, pues estaba recibiendo información sobre temas relacionados con las áreas de la ciencia que tanto me apasionan en un idioma que he aprendido a querer y valorar tanto como el alemán. Al final de las clases golpeaba con ánimo el escritorio, muy al estilo alemán, no solo Encuentro futbolístico entre robots! Cada acercamiento de la

pequeña pelota al arco generaba euforia entre los espectadores.

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agradeciendo al profesor por su clase, sino también a modo de celebración por lo que estaba viviendo. En medio de este ingreso al medio académico asistí además a un evento que considero, desde sus bases, sencillamente sorprendente, pues para ser llevado a cabo requiere de un trabajo sincrónico y efectivo entre la ciudad, la industria y la universidad. Die lange Nacht der Wissenschaften proporciona a la ciudadanía en general (niños, adultos mayores, padres y estudiantes) la posibilidad de empaparse un poco de ciencia, de encontrar sus intereses en el mundo científico y de disfrutar del conocimiento en diversas áreas como medicina, química e ingeniería, entre muchas otras, está allí, al alcance de todos. Ver allí equipos asombrosos, tecnologías fascinantes y el hecho de poder subirme a un auto por el cual normalmente se me desencajaría la quijada en Colombia y además, estando frente al volante, poder darme cuenta de qué tan lejos han llegado los productores de carros, fue similar a la sensación de un niño en una dulcería: felicidad pura!

El temor no ha sido la respuesta al esfuerzo extra que requerirá entender los contenidos de mis materias dada la diferencia idiomática, así como tampoco al reto que implican la autonomía y la buena distribución del tiempo (dado que no hay casi tareas y todo se limita en la mayoría de los casos a una gran prueba al final del semestre). Muy por el contrario siento que tantas metas que tengo puestas en mi futuro serán alcanzables por las características que este sistema me ayudará a desarrollar y, de repente, me siento más adulta. Cuatro meses sin visitar las aulas y de repente un Boom en lo que aprendo y cómo lo aprendo es el mejor impulso para empezar este, mi primer semestre en una universidad alemana.

Mi experiencia dentro de este simulador del Audi 6 se resume en sorpresa absoluta. De alguna manera me sentí atropellada por la tecnología.

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Episodio 15: 2 de noviembre de 2011 – De los sueños a las fotos En tiempos de monarcas, en los cuales se inspiran las historias de caballeros, doncellas y criaturas fantásticas, un soberano buscaba el sitio de su residencia. Entre los majestuosos paisajes que tenían lugar entre las pequeñas montañas, las colinas y los valles del estado de Sajonia se asomaba el río Elba, al lado del cual este rey se recostó para descansar en medio de su búsqueda. El aire fresco que acariciaba los árboles y que generaba un susurro entre las hojas de los árboles, lo llevaron a cerrar los ojos y adentrarse en el mundo de los sueños, donde su ilimitada imaginación le reveló impresionantes imágenes de lo que podría ser una ciudad en la rivera de aquel río y que se traducían en el lugar perfecto para vivir y, así, hallarse en un sueño cada mañana. Al despertar, este hombre de origen noble se propuso hacer dicho mensaje de Morfeo una realidad y fundó allí la ciudad que hoy lleva por nombre Dresden.

Esta ciudad reúne, como nunca antes mis ojos habían visto, una riqueza arquitectónica que sólo el más loco de los sueños podría encarnar. Una tras otra, las fabulosas construcciones, los inspiradores paisajes y suculentas representaciones de lo que fue el pasado aparecieron ante mí para quedar selladas en la memoria. Una tras otra aparecieron: en un sentido demasiado

5 amigos en una ciudad soñada se representan en la emoción que aquí les muestro. No en vano los demás turistas nos miraban con algo de extrañeza: es imposible no volverse loco ante tantas cosas extraordinarias.

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literal, pues en la Altstadt no es posible alejarse de una de estas exquisitas obras sin encontrarse con otra y sorprender nuevamente al espíritu.

Nos adentramos en este centro histórico por el Zwinger, una edificación que con 400 años de historia sigue mostrando en su belleza que es el escenario perfecto para bailes de ensueño y noches de festejo al mejor estilo de la realeza, representada por una corona dorada gigante que emerge de uno de los muros que rodean al jardín. La vista de esta fortaleza es simplemente perfecta desde las terrazas que, adornadas por las esculturas de desnudos al mejor estilo clásico, abren un portal en el tiempo y permiten disfrutar aún más de la belleza del entorno. En una caminata a lo largo de la cual nos encontraríamos con iglesias impresionantes, la ópera y muchas otras delicias históricas, no nos hacía nada más que un cambio en la vestimenta para estar del todo en otro mundo. Los carruajes halados por caballos, las calles empedradas y los árboles otoñales hacían de cada metro recorrido el objetivo del flash de

nuestras cámaras. La fama de una iglesia que fue destruida en la guerra y reconstruida por el trabajo conjunto de muchos países había llegado hasta nuestros oídos. La Frauenkirche, una cúpula que nace en el suelo y que, en el contraste blanco y negro de los ladrillos que la conforman, muestra al mundo una mezcla entre lo bueno de la

reconciliación y lo devastador de la guerra, estaba finalmente allí, frente a nosotros. Esta ciudad, una de las más importantes de la antigua DDR (Deutsche Demokratische Republik) y uno de los destinos turísticos predilectos en las épocas de villancicos y árboles de navidad, no puede representar mejor los deseos oníricos de aquel monarca. Al final de los días que tuvimos para recorrer tan mágico lugar, la conclusión era el cansancio de los pies no refleja las ganas del espíritu, pues una y otra vez podríamos recorrer aquellas calles y vivir en el sueño del que aquel rey nunca quiso despertar.

El baile de Cenicienta pudo tener este paisaje como telón de fondo. Sin importar el clima o la hora el Zwinger cautiva!

La famosa iglesia en ruinas por más de 50 años, hoy es uno de los símbolos más dicientes de lo maravillosa que es Dresden.

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No señores! no nos colamos en la toma de la fotografía para una postal. La vista de la ciudad, desde cualquier rincón, podría ser una foto de catálogo, y qué mejores modelos que 5 colombianos!

La belleza y el pasado nos siguen por todas las calles de Dresden. Los carruajes son comunes en esta ciudad de la que no es posible escapar de las sorpresas.

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Episodio 16: 7 de noviembre de 2011 – Paisaje cromático Hace muchos años estiraba mis brazos hasta más no poder para alcanzar a tomar la mano de mis papás mientras caminaba hacia el jardín infantil con un morral de Minie en la espalda y en la cabeza tal vez sólo un pequeño tesoro de palabras y canciones que probablemente aprendí de los juegos con mi hermano o escuchando Colorín Coloradio, la que era mi emisora favorita por esas épocas. Mis padres habían intentado en casa enseñarme lo básico, esas pequeñeces con las cuales se sorprende a los familiares cuando van de visita: los números del 1 al 20, qué sonidos emiten los animales y algunos colores. Ahora estaba la profesora en frente mostrando una gama gigante de tonalidades. Azul, amarillo y rojo ya eran bien conocidos, pero un mundo de variaciones en medio de ellos era el nuevo tema. Entonces compuse con pintura en los dedos el degradé de los colores cálidos, conjunto de naranjas de distinta intensidad ubicados entre el rojo y el amarillo. En ese entonces era un juego entre los sentidos y la memoria; hoy es netamente emocional.

Sin utilizar las herramientas del Photoshop, les presento un cuadro alucinante. ¿Quién no se asombra con estos paisajes? El otoño se presenta como la obra artística más sublime que ningún artista ha logrado transmitir del todo en sus pinturas. Semanas atrás el verde de las hojas empezó a desvanecerse para darle paso a otro color. Las calles largas con árboles a los lados, los parques y las enredaderas llegaron a su punto máximo de belleza, en una forma tal que eriza los sentidos. Parecemos niños de nuevo, expresando sorpresa sólo con mirar un árbol, jugando con las hojas que yacen en el suelo, disfrutando el simple hecho de mirar cómo éstas son recogidas con un soplador y, en fin, viviendo el primer otoño de nuestras vidas. El otoño se presenta como la obra artística más sublime que ningún artista ha logrado transmitir del todo en sus pinturas. Semanas atrás el verde de las hojas empezó a desvanecerse para darle paso a otro color. Las calles largas con árboles a los lados, los

parques y las enredaderas llegaron a su punto máximo de belleza, en una forma tal que eriza los sentidos. Parecemos niños de nuevo, expresando sorpresa sólo con mirar un árbol, jugando con las hojas que yacen en el suelo, disfrutando el

Junto al mejor compañero de juegos que pude tener en mi infancia y mi persona favorita en todo el mundo: mi hermano! Aquí estamos después de juegos, letras y colores en el jardín infantil.

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simple hecho de mirar cómo éstas son recogidas con un soplador y, en fin, viviendo el primer otoño de nuestras vidas.

El otoño se presenta como la obra artística más sublime que ningún artista ha logrado transmitir del todo en sus pinturas. Semanas atrás el verde de las hojas empezó a desvanecerse para darle paso a otro color. Las calles largas con árboles a los lados, los parques y las enredaderas llegaron a su punto máximo de belleza, en una forma tal que eriza los sentidos. Parecemos niños de nuevo, expresando sorpresa sólo con mirar un árbol, jugando con las hojas que yacen en el suelo, disfrutando el simple hecho de mirar cómo éstas son recogidas con un soplador y, en fin, viviendo el primer otoño de nuestras vidas. Cada vez que vemos más de tres tonos distintos en los árboles es un acontecimiento que merece una foto del paisaje, otra con los amigos y otra potencial foto para el perfil en Facebook (es fácil jugar al modelo cuando ya se tiene el paraje perfecto para ello). Debemos disfrutar cada instante, pues cada paisaje puede quedar atrás con el simple soplar de la brisa que se lleva las hojas que se mecen tranquilas hacia el suelo y dejan atrás una rama cada vez más desnuda. Sin embargo, cada vez que el aire hace esto presenciamos un nuevo

Sin utilizar las herramientas del Photoshop, les presento un cuadro alucinante. ¿Quién no se asombra con estos paisajes?

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tipo de precipitación: “¡Llueven hojas!” hemos dicho en más de una ocasión, y entonces nos quedamos paralizados mirando cómo ocurre o seguimos disfrutamos el hecho de estar bajo la “lluvia”.

Los colores del otoño pertenecen a esa llamada gama cálida a pesar de que esta estación es la antesala al invierno y con su clima nos entrena poco a poco para ello. Descubro sin embargo que el título de “cálidos” que portan estos colores no es sólo el resultado de lo que podría verse en tierras desérticas o en los atardeceres tropicales (como los famosos atardeceres llaneros que tanto extraño), sino porque a pesar del frío del entorno esta mágica mezcla cromática hace más cálida y memorable nuestra estadía y podemos volver a ser como hace tantos años en el jardín infantil: niños que enloquecen con esta nueva experiencia y que, con o sin muchas palabras en su Wortschatz, no dicen mucho, bien sea porque a veces es mejor callar y disfrutar de lo que vemos o porque las palabras simplemente no alcanzan para describir este maravilloso paisaje…

Guerras de hojas, disfrutar del sonido que se produce al patearlas y tomar miles de fotos son planes ideales en esta mágica época del año.

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Una tarde de otoño es perfecta para disfrutar de una "lluvia otoñal".

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Episodio 17: 16 de noviembre de 2011 – Alemania entre las papilas gustativas Tal vez el sentido que más nos liga a nuestra cultura y nuestro hogar es el del gusto. Todos sabemos a qué sabe la comida de casa y el sabor de uno u otro plato es capaz de cruzar cualquier frontera para transportarnos a tierras lejanas. Sin embargo, muchas veces es la misma lengua la que sirve como puente para conocer y disfrutar de otras culturas. Tres meses y medio en tierras alemanas han permitido que ya tengamos platos favoritos o que muchas veces nos den antojos de comidas que meses atrás no podíamos ni pronunciar. Sea esta la oportunidad para compartir muy a groso modo, a qué sabe Alemania!

Uno de los componentes más fundamentales de la comida alemana tiene la cola retorcida y la nariz “chata”. Siendo casi el 70% de la carne que se consume en Alemania de procedencia porcina, es difícil encontrar en la carta un plato que no contenga cerdo. Las salchichas, que se encuentran en formas tan variadas como las mismas regiones de Alemania, son por lo general de cerdo, aunque también las hay de res y, menos popularmente, de pollo. El antecesor del Hot Dog (La famosa Bratwurst) se presenta ante los turistas como una salchicha que

Oscar, Carlos y Andrew disfrutan de una de las delicias más comunes en las ferias Alemanas. El Pan sirve como excusa para sostener la enorme salchicha.

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frecuentemente duplica en longitud al pan que la contiene y que, desde mi humilde punto de vista, no es más que aquel objeto que impide que la parte cárnica entre en contacto con la mano del consumidor. Por su parte, el Schnitzel (lomo de cerdo apanado) es el plato base en la carta de los restaurantes típicos alemanes, aunque se pueden encontrar en formas que evocan los sabores de distintas partes del mundo. Con o sin queso, en compañía de champiñones o fríjoles, o simplemente sin nada, este plato es uno de esos que definitivamente debe ser probado. Entre los acompañamientos están, por supuesto, las papas en todas sus presentaciones: a la francesa, en puré, en ensalada o al vapor, estos tubérculos están casi siempre sobre el plato.

Sin embargo, hay dos platos que, para mi paladar, están en la cima del sabor. El primero desentierra una cálida mañana de domingo dos meses atrás. Ante nosotros se servía uno de los desayunos más fantásticos que he visto en mi vida. Mis amigos y yo no podíamos mirar a la mesa sin sonreír, porque era simplemente maravilloso ver cómo la mezcla de los colores y el contenido de los platos seducían a las papilas gustativas. Una tabla de frutas, quesos y carnes acompañada de distintos panes que jamás habíamos visto pero que degustamos

Al final no quedó más que la cáscara de un trozo de piña! El desayuno alemán nos dejó con la boca abierta y la lengua feliz.

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con el mayor de los gustos, así como huevos y bebidas frías y calientes, se combinaron en un típico desayuno alemán que se tradujo en felicidad gustativa.

Juan David disfrutando uno de nuestros platos favoritos, el Auflauf. Nada como los que encontramos en Marburg!

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Los Aufläufe, por su parte, son nada más que la traducción y puesta en escena de la palabra E-X-Q-U-I-S-I-T-O! Lo que se oculta entre la capa de queso horneada y el bol de cerámica puede realmente erizar cada centímetro de piel. El sabor cremoso de las verduras, carnes, pastas y papas (o lo que se quiera incluir en el plato) sube el volumen del cántico de los ángeles y al final del plato queda el mejor sentimiento: barriga llena de Auflauf, corazón contento. Solo la escritura de estas líneas me abre el apetito y, aunque de antemano sé que a causa de estas y muchas otras delicias alemanas (como las que abundan en las Konditoreien) la aguja de la balanza que marca mi peso y el de todos los 29 jóvenes colombianos que llegamos meses atrás se ha desplazado un poco hacia la derecha, nuestras papilas gustativas no pueden estar más contentas con el sabor alemán y nosotros no podemos estar más seguros cuando, antes de un primer bocado, pronunciamos las palabras: “Guten Appetit!”.

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Episodio 18: 23 de noviembre de 2011 – Una realidad más mágica que la fantasía Creo que a más de uno se le pusieron los vellos de punta y le brillaron los ojos de niño sólo con el hecho de ver, en la introducción de alguna película de Disney, aquel castillo majestuoso con el que nos adentrábamos en historias como La bella durmiente. No era para menos: ese castillo lograba reunir, sólo con su arquitectura, toda la fantasía que un niño puede llegar a albergar. Cientos de años atrás fue justamente esa fantasía la que llevó a un rey (denominado por muchos el rey loco) a convertir sus sueños infantiles en realidad y a hacer de su casa la puesta en escena de lo que pasaba por su imaginación. Señores y señoras, bienvenidos al castillo de Neuschwanstein!

Entre los Alpes se asoma una construcción con la delicadeza y elegancia del cisne que la inspira. Su fama ha seducido a los soñadores de todas partes del mundo y los ha traído hasta su interior, donde toda fantasía parece realizable. ¿Qué hace tan maravilloso a este castillo en comparación con todos los demás? El secreto de su magia está en que fue

Disney: El castillo que de niños relacionábamos directamente con la fantasía resultó ser real.

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pensado para que fuera extraordinario. Asuntos de seguridad por posibles guerras no entraban dentro de los parámetros del diseño… El castillo debía ser simplemente bello.

En nuestro ascenso hacia este mágico lugar, encontramos una tienda donde podríamos comprar aquel detalle que se ha convertido esencial para compartir con nuestros seres queridos nuestras travesías en las tierras europeas: las postales. Al ver en estas imágenes lo que nos esperaba metros arriba, pensé con un poco de desconfianza que algunas de las cosas que allí aparecían no eran más que el resultado de la ayuda embellecedora del Photoshop y que se les había ido la mano al intentar embellecer el paisaje. Pero minutos más tarde retiraría con el mayor de los gustos lo anteriormente dicho. El castillo y todo su entorno son tan maravillosos que incluso en vivo y en directo vimos detalles que solo parecerían posibles con un programa de edición de imágenes. La fachada y el interior del castillo son una mezcla de demencia e ingeniería que resultan de la mente de un loco soñador. Muy sorprendidos observamos que más allá del oro, los paisajes y los detalles artísticos, las fantasías del rey Ludwig II no se referían sólo a su niñez, sino también al futuro: una completa red de luz y electricidad, el primer teléfono

Adivina adivinador... ¿Esta foto es de verdad o de mentiras? Aunque parece editada esto es lo que vieron nuestros ojos en vivo y en directo!

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móvil de la historia y una cocina que fue pensada con cerebro de físico, fueron el mayor testimonio de que a partir de los sueños se llegan a las grandes ideas.

Estando allí es fácil darse cuenta por qué este castillo logró inspirar a Walt Disney y, con ello, hizo que tantos niños alrededor del mundo se enamoraran del hecho de soñar. Siempre me han encantado esos paisajes en los que su mezcla de

detalles propios de otra época en sincronía con las maravillas de la naturaleza me hacen sentir como en un cuento de hadas… Esta fue la oportunidad para ver un paisaje que no se inspira en las fantasías infantiles: vimos el nido del mundo imaginario que nos rodeó de niños y el sentimiento es, naturalmente, mágico.

La cuota colombiana en medio de los soñadores de todo el mundo que llegan a visitar el maravilloso castillo.

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Episodio 19: 30 de noviembre de 2011 – Viviendo al ritmo del reloj 5:00 en punto de la mañana en la maravillosa Bogotá: mis ojos se abrían con toda la pereza que puede expresar el deseo de dormir “5 minuticos más”. Mi adorada madre, quien fue hasta hace pocos meses mi despertador (sí, lo admito! Con 20 años de existencia encima mi mamá aún me levanta en las mañanas) pasaba de un tono tierno a uno de preocupación cuando esos “5 minuticos” se transformaban en 10 o incluso hasta 15. ¿Por qué el afán? Finalmente salir 5 o diez minutos más tarde de casa no representan mucho… llegaré a clase “a tiempo”. El inconveniente es cuando se llega a tierras germanas y ese “a tiempo” colombiano ya no funciona para los alemanes. Definitivamente no hay equivalencia entre el “a tiempo” en Colombia y el “a tiempo” en Alemania. Para muchas personas ser puntuales en Colombia significa que no se tiene un desfase en la llegada superior a 10 minutos ¡Cómo me jactaba yo de mis llegadas puntuales! Sin embargo, cuando un alemán dice “Um 11 Uhr” es a las 11:00. Así no más: once horas cero cero minutos. Nada de retraso! La puntualidad se toma en serio y el tiempo antes o después de la hora acordada (para lo cual ya no se dice um sino gegen) no superará los 5 minutos.

¿Por qué tal afición por el movimiento de las manecillas del reloj? Los primeros maravillosos días de mi estadía en Alemania, observaba cómo la gente miraba con insistencia el reloj. En las paradas del bus, cuando se suben al bus, cuando caminan o cuando hablan. Y en ese momento recordé que cuando era niña mi papá me decía que le resultaba incómodo que las personas miraran seguido el reloj, pues según él, le quitaban la tranquilidad a momentos que no tenían que ser acelerados o sometidos a afanes. Así nos criamos y el cambio a un sistema realmente puntual no ha sido tarea fácil, y si no, que lo diga María (becaria joven ingeniera de la universidad del Norte). Ya en nuestra primera noche en Alemania, Hassan, quien nos recogió en el aeropuerto y nos llevó sanos y salvos hasta nuestra casa en Marburg, nos recalcó con insistencia (a sabiendas de nuestra naturaleza colombiana) que la mañana siguiente todos debíamos

Las tablas que mirábamos antes con asombro por la precisión de la llegada del bus, y que ahora observamos con impaciencia comparando la hora que es y a la que llega el bus.

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estar “püntlich!”a las 7:40 am en la parada del bus para llegar a tiempo a nuestro destino. 28 de los 29 jóvenes ingenieros 2011-2012 cumplimos con la cita, bien sea porque no podíamos dormir bien dado el cambio de horario o porque al sonar el despertador la emoción no dio tiempo para “5 minuticos más”. Pero faltaba alguien: María, que salió casi 10 minutos después, corriendo con los zapatos en la mano. Y esos 10 minutos tuvieron su efecto, pues muy a las 7:40 am, el bus estaba arrancando. El buen funcionamiento del sistema de transporte alemán se debe a la conciencia del tic-tac del reloj y es así como el hecho de vivir y viajar en Alemania se ha hecho mucho más fácil. La página del Deutsche Bahn dice con precisión la hora de partida y llegada a cada ciudad, así como la duración de los trasbordos que se deben realizar. Esa planeación temporal y espacial de lo que pasa sobre los rieles alemanes es tan fundamental que no hay joven ingeniero que no viaje con un Fahrplan en la mano.

Casi cuatro meses después de bajarnos del avión con ruta Bogotá-Frankfurt entendemos razones para ser puntuales a lo alemán. Por ejemplo, ya tenemos claro que unos minutos de retraso pueden significar una modificación radical de los planes, que ya aprendimos a hacer. Fue así como, por ejemplo, debido a una reparación del S-Bahn en Hamburg llegamos tan sólo 3 minutos más tarde de lo esperado al Hauptbahnhof, perdiendo el tren de regreso a casa. Tuvimos que esperar 4 horas más para tomar el siguiente tren, que ya no llegaría a las 10:30 pm a Marburg sino a las 5:30 am del día siguiente (día que por cierto era lunes, es decir, teníamos clase a las 8:30 am). Pero al fin y al cabo “¿qué son 3 minuticos?”.

Aquí una página donde el Fahrplan puede ser consultado. En la parte inferior vemos además que uno de cada cincuenta trenes llega con un retraso importante: La puntualidad es parte del sistema!

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Con la llegada del otoño y el descenso gradual de la temperatura encontramos un nuevo argumento: no hay ser humano sobre la tierra que sin ser masoquista le agrade el hecho de esperar así sea un minuto cuando la temperatura es de 0°C o menos. Cada segundo pasa demasiado lento, como si el frío lograra incluso congelar el tiempo. Ahora soy yo la que mira con insistencia la hora, comparo lo que aparece en la tabla de la parada del bus y lo que encuentro en el reloj y pienso que un minuto no es mucho… es demasiado! Si no se tiene un reloj en la mano es imposible vivir Alemania de una buena manera y creo que este es uno de los buenos aportes que nos deja este intercambio. Ya no ajustamos nuestro tiempo a las actividades sino nuestros planes al tiempo, ya aprecio el sonar de las

campanas de la Martin Luther Kirche (a pocas cuadras de mi casa en Erlangen), que cada 15 minutos me recuerda que el tiempo transcurre y que no hay tiempo que perder (finalmente es 1 año en Alemania que se pasa volando!), e

incluso, ya nos indignamos por la impuntualidad del bus o de otras personas… Ya somos puntuales y así tenemos al tiempo como nuestro mejor aliado.

No solo es religión, no solo arquitectura. La Martin Luther Kirche se ha convertido en mi mejor aliado para notar el paso del tiempo.

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Episodio 20: 7 de diciembre de 2011 – De compras en el congelador 29 colombianos jóvenes ingenieros llegamos en aquellos días de verano, cuando el sol brillaba de 5:00 am a 10:00 pm, la gente salía de su casa en chanclas y los estudiantes leían a la orilla del río “ligeritos de ropa” aprovechando el benévolo clima. Cualquier camiseta era suficiente y solo por si llegaba a ventear demasiado en la mañana, un sweater delgado se llevaba encima. Pasó un mes y algunos de los jóvenes ingenieros empezaron a quejarse cuando la temperatura era menor a 20 grados. Algunos becarios de la Costa, iniciando por Luis Carlos, así como los de Cali y Medellín miraban a los bogotanos preguntándose cómo soportábamos a diario aquel clima de la “Nevera”, como le dicen a Bogotá algunos habitantes de las regiones cálidas de Colombia. ¿Pero qué pasa cuando el clima es más frío que el de la "Nevera" y es más bien como el del congelador?

¿-20, -10 o -5 grados? Ningún número que tenga un menos por delante para referirse a la temperatura que te espera con tan solo abrir la puerta suena bien. Preguntamos una y otra vez qué temperaturas nos esperarían en invierno y un número por el estilo estaba en la respuesta. ¿Cómo enfrentarnos a ese clima? ¿Qué vestir cuando se sabe que vienen tiempos en los que no solo el frío sino también el viento, la lluvia y la nieve se ponen ante nosotros como un reto a la supervivencia?

Buscando el gorro perfecto para complementar mi vestimenta de invierno. Los alemanes ya toman el invierno con mucho humor... esperamos que nosotros también podamos hacerlo.

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Con estas y muchas otras preguntas nos aventuramos en un proceso del cual ninguno de los jóvenes ingenieros tenía idea y cuyo objetivo era encontrar elementos para el guardaropas que fueran buenos, bonitos (en la medida de lo posible) y baratos. En los días “fríos” (eran fríos sin comillas antes de que empezáramos a vivir temperaturas por debajo de 5 grados) observábamos en la calle a los alemanes prestando atención a qué traían puesto. Queríamos descubrir sólo con el análisis ingenieril de su vestimenta el secreto que les permitía estar en la calle frescos como una lechuga mientras nosotros tiritábamos de frío. Visitábamos luego las tiendas, veíamos y nos probábamos una prenda tras otra… “Esta es bien caliente” decíamos en algunos casos, pero al final no se compraba nada. -¿Es lo suficientemente caliente como para enfrentarse a un invierno

alemán?- era una pregunta que siempre quedaba en el tintero y que nos impedía llegar a la caja con certeza y comprar una prenda, pues finalmente una cosa es vestir una chaqueta al interior de un almacén (que muy seguramente tiene la calefacción prendida) y otra es tenerla puesta a la intemperie, ojalá con una ráfaga de viento otoñal o con San Pedro haciendo de las suyas bien sea en forma de gotas de agua o copos de nieve. Con la mejoría en nuestra capacidad de expresión y comprensión del idioma y con uno que otro conocido alemán dejamos de hacer conjeturas y fuimos directo a la fuente. Preguntamos qué se debe y qué no se debe vestir, qué hay que comprar, cómo deben ser los zapatos, las chaquetas…. y adivinen qué? ¡No se imaginan la cantidad de cosas que hay que tener en cuenta! A modo de ejemplo comparto con ustedes cómo fue mi compra de zapatos: con algunas ideas en la mente (como que los zapatos para invierno deben tener recubrimiento de Fleece en su interior y que

el material externo debía ser preferiblemente cuero), me dirigí en búsqueda del par de zapatos que vestirían mis delicados piececillos durante los fríos días de invierno. Busqué y busqué. Encontré muchos pares que no me gustaron por el material, otros por el estilo… otros por el precio. Después de días de visitas a las tiendas encontré unos zapatos que parecían los indicados: no sólo lucían cálidos, también eran lindos y económicos. En un impulso adquisitivo tomé el preciado par y me dirigí hacia la caja. Un momento de cordura y de nuevo la inseguridad de si servirían o no estaba allí, así que me contuve, tomé el celular y llamé a uno de los alemanes que nos habían dado algunos tips para comprar. Fue en mi rescate y

Junto con Jenifer Rocha (estudiante de intercambio de la universidad Nacional) probando una de las muchas opciones en un cuarto adaptado para simular las temperaturas del invierno. Las chaquetas pasaron la prueba... el precio no.

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minutos más tarde él estaba allí, mirando ese par de zapatos que me habían parecido tan perfectos con cara de que no lo eran en absoluto. No sólo el material interno y el externo son importantes, sino también las costuras (por allí puede entrar el frío). También es necesario tener en cuenta el grosor de la suela (entre más gruesa mejor, pues habrá más espacio entre los pies y el suelo frío), los perfiles de la suela (no queremos resbalar y caer cuando la nieve se derrita), la altura del zapato (por encima del tobillo), y en fin, había un montón de peros para mis zapatos perfectos, un sinfín de detallitos que no había considerado. Lo mismo sucede con la chaqueta, uno de los componentes más importantes en la lucha contra el frío. En las tiendas es posible encontrar una gran variedad en estilos y en precios. Hay muchas ofertas que vale la pena aprovechar y, adicionalmente, muchos foros de opinión en internet donde se puede encontrar (en caso de inexperticia) si una chaqueta es buena, cumple lo descrito por el productor o si tiene ventajas o desventajas según los propios compradores del producto. Para la siguiente “perla” debo mencionar que los alemanes son grandes. ¿Enloquecí? No… esta característica está a nuestro favor, pues muchas veces nosotros los colombianos, un poco más humildes en tamaño, tenemos acceso a una selecta sección en las tiendas: la sección para niños. Allí muy frecuentemente se encuentran chaquetas con las mismas características que aquellas que son para adultos (adultos de talla alemana por lo menos) pero que, por ser un poco más pequeñas, son también más baratas. Carol (joven ingeniera de la universidad Nacional y una de mis mejores compañeras de compras, chismes y tertulias), por ejemplo, encontró muchas opciones 30 euros por debajo del “precio adulto”, y todo por venir como lo más fino: en empaque pequeño!

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Noviembre pasó, muy frío según los colombianos, más caliente de lo habitual según los alemanes. El onceavo mes del año se despidió y nos dejó una gran experiencia en empacarnos capa tras capa entre chaquetas, bufandas, gorros y guantes. Ya no vale salir de casa sin un par de kilos de ropa de más encima y aunque aún no ha llegado lo

más crudo del invierno ya sabemos

que nos toca, en la medida de lo posible, salir sonriendo de casa, pues un mal gesto quedará congelado en nuestro rostro hasta que lleguemos al próximo lugar cerrado y con calefacción. El otoño se llevó las hojas de los árboles y nos trajo un reto a la resistencia. ¿Qué pasará cuando llegue el invierno con sus temperaturas de menos muchos grados? ¿Sobrevivirán los jóvenes ingenieros a la inclemencia del clima? Aún no lo sabemos, pero al menos ya tenemos algo en el ropero para decir que lo intentamos.

Amigos de München en nuestra visita a Neuswannstein. En el suelo ya se podía observar hielo, el día fue frío, pero nosotros ya estábamos preparados.

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Episodio 21: 14 de diciembre de 2011 – Mmm… ¡Huele a Navidad! Alemania no celebra Halloween, pero en cambio le gusta vestirse de rojo y verde desde mediados de Octubre. El espíritu navideño es una cosa del otro mundo, o al menos, de otro continente. Las luces navideñas han inundado las calles, los adornos están por doquier y aunque en muchos aspectos la celebración alemana no difiere de la colombiana, sí que ha llegado con un par de sorpresas. En medio del ajetreo de la universidad (que no dará pausa sino hasta el día previo a noche buena), pasaron los meses y de repente ahí estaba diciembre con su alegría. Llegó la navidad y su primer indicio no fue el frío, no fueron los adornos en las tiendas ni los pocos o muchos copos de nieve que han caído. No señores! La primera pista fue un dulce olor que navegó hasta nuestras narices.

Caminando por las calles de la pequeña Erlangen un olor a dulce navidad nos dijo que una celebración empezaba. En ese entonces sabíamos que el aroma era dulce pero no sabíamos que era el aroma de la navidad. Su fuente era un pequeño mercado ubicado en una de las plazas de la ciudad, donde no sólo encontramos los postres típicos de la navidad alemana (crepés, castañas calientes, frutas y nueces cubiertas de chocolate y los famosos Christstollen), sino también decenas de pequeñas cabañas de madera perfectas para comprar o simplemente admirar bolas de cristal, adornos navideños, artesanías y, en fin, un montón de sorpresas increíblemente bellas o curiosas.

Una dulce navidad... si que es dulce!

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Estos mercados están en cada ciudad de Alemania; unos pequeños y discretos, otros grandes y más famosos (como los de Nürnberg o Dresden). Cada uno de ellos están llenos de detalles que pueden generar desde un ¡Qué lindo!, hasta un ¡Qué horroroso!, tal como escuchamos de labios de David, joven ingeniero de la universidad Nacional. La fealdad de un elfo, más específicamente un Wunschbohnenelf (Elfo de los fríjoles de deseos), tomó a David por sorpresa y como un gesto vale más que mil palabras, solo su expresión le dijo a la mujer que vendía los horrorosos muñecos que no teníamos ni la más remota idea acerca de la historia que ellos albergan, una creencia que describe las instrucciones exactas para sembrar la mágica planta de fríjoles que premia cada fruto con un deseo.

El mercado de Navidad de Nürnberg nos entretuvo como a niños y fué la locación perfecta para encender el espíritu navideño.

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El primer día de Adviento los mercados abrieron sus puertas y muchos de nosotros, incluyéndome, ni siquiera sabíamos con qué se comía eso (el adviento) y por supuesto, el asombro al ver los llamados Adventskalender no tardó en llegar. Los maravillosos calendarios son un conjunto de puertillas tras las cuales se esconden sorpresas, una por cada día del adviento (del primero al veinticuatro de diciembre) y que pueden ser chocolates o personajes, de verdad o de mentiras. Así como lo oyen (o más bien lo leen), los Adventskalendar no solo son para llevar a casa, sino para disfrutar en la calle cuando se hacen vivientes. Ya adentrados en el espíritu navideño, Sankt Nikolaus no se hizo esperar y fue así cómo mientras salía de mi habitación medio dormida para bañarme antes de ir a clase, encontré en la entrada de mi puerta un regalo de chocolate. Sabía de qué se trataba, pues un amigo alemán me recordó que debía limpiar mis zapatos y ponerlos en la entrada para que Sankt Nikolaus me dejara el chocolatoso regalo. La verdad no lo hice, pero eso no evitó que alguien que oculta su barriga tras un traje rojo y blanco o algún vecino de identidad aún desconocida me alegrara una mañana de Adviento con una dulce sorpresa.

Feo por fuera y lleno de magia por dentro, el Wunschbohnenelf sorprendió a David y nos mostró que hay muchas sorpresas esperándonos en navidad.

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Ya llegó la navidad y extrañamos los buñuelos, los tutainas-tuturumainás, la típica propaganda del granito de café en televisión y, por supuesto, el ambiente familiar que le da a esta época más magia que una visita de Sankt Nickolaus o los deseos cumplidos por la planta de fríjoles de un elfo. Unos celebramos el día de las velitas, otros planeamos la celebración de las novenas y otros nos deleitamos con una taza de Glühwein (vino caliente) o un Lebkuchen mientras nos preparamos para vivir una navidad en tierras europeas, donde esperamos que el niño Dios nos encuentre a pesar de no tener el ritmo de los 50 de Joselito como pista.

Jose y Jenifer buscaron un rincón para celebrar la fiesta de las velitas. Pronto celebraremos las novenas como Dios manda: al sabor de un buñuelo y el cántico de los villancicos.

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Episodio 22: 20 de diciembre de 2011 – Una nueva dosis de cucos amarillos y uvas a media noche Un nuevo año que se nos escapa, pasó volando y dejó atrás miles de experiencias que hace tan solo 12 meses apenas eran un deseo, muy probablemente solo uno de los 12 deseos que pedimos mientras nos comíamos las 12 uvas a media noche. El año nuevo llegará cargado de cosas inesperadas y seguramente buenas y constructivas para los 29 becarios jóvenes ingenieros colombianos que llegamos a Alemania a mediados de este año. A todos ustedes queridos lectores que nos han acompañado en esta travesía, les mandamos nuestros mejores deseos para el año que se avecina. Disfruten de la navidad, de los platillos colombianos que tanto se añoran por estos lares, de un buen tiempo en familia y del conteo regresivo por la llegada del nuevo año.

A partir de la segunda semana de enero del 2012 estaré encantada de compartir con ustedes lo que sigue de esta experiencia. Miles de gracias por permitirme hacerlo hasta ahora y disfrutarlo conmigo. Nada más por decir en este año, únicamente les deseo FROHE WEIHNACHTEN UND EIN FROHES NEUES JAHR!

Desde la distancia, los 29 colombianos que llegamos juntos a Alemania para vivir esta experiencia, enviamos un gran saludo a todos, un cálido abrazo de navidad y los mejores deseos para el nuevo año!

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Episodio 23: 14 de enero de 2012 – Grazie 2011! Creo que nunca imaginé una navidad lejos de casa: el olor de la navidad siempre fue el olor de los buñuelos redondos o en forma de muñequitos que tan felizmente armaba de niña con mi papá, su sabor era el de todas esas delicias colombianas que en ninguna otra parte del mundo saben igual, su sonido era el de las panderetas al ritmo de un “Tutaina-tuturuma” y el sentimiento siempre fue el del abrazo cálido de mis papás, mi hermano y el resto de mi familia. Estando lejos de casa, donde ninguno de los anteriores componentes estaba cerca, era raro pensar que era navidad… pero debíamos hacernos a la idea.

Un atardecer en Roma... sin palabras.

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El mismo día en que llegaría el niño Jesús, llegamos 6 colombianos a tierras italianas. El cambio se sintió de inmediato cuando en vez de encontrarnos un cartel de Ausgang a la salida del aeropuerto, nos encontramos uno que decía Uscita, y cuando al mirar el paisaje nos encontramos con árboles que aún tenían hojas, y más aún, eran verdes y frondosos (en contraste con los árboles calvos que abundan en Alemania por estas épocas del año).

Con nuestras familias a cientos de kilómetros de distancia sólo nos teníamos a nosotros, esa pequeña familia de colombianos que conformamos con el tiempo al pasar por toda esta experiencia. Este festejo tenía entonces dos motivos: minimizar cuanto fuera posible la nostalgia por estar lejos de casa y, por supuesto, celebrar que estábamos juntos, viviendo algo que alguna vez fue un sueño y que hoy era el mejor regalo de navidad… ¡Era un festejo que merecía un banquete! Nos dirigimos al supermercado con la misma confianza que nos había llevado hasta Italia sin un vocabulario más allá de un Grazie o un Chao. ¿Qué tan complejo puede ser hacer compras en Italiano cuando es taaan parecido al español? Fácil fue… aunque la identidad de los productos a estas alturas del 2012 sigue siendo desconocida. Perniles de pollo que al parecer pudieran ser de pavo (o bien de terodáctilo) y algo que creímos que era arroz (pero que terminó siendo

Una cena en nuestra pequeña familia. Cada uno dio lo mejor de sí para obtener al final el maravilloso resultado.

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simplemente otra cosa) se conjugaron en un plato del cual todos nos sentimos orgullosos al final, pues después de 5 meses teníamos ante nuestros ojos un plato preparado con un sazón que parecía inalcanzable cuando comenzamos esta experiencia dadas nuestras limitadas habilidades culinarias. Juntos esperamos hasta la media noche, escuchando los clásicos de los 50 de Joselito, hablando con nuestras familias y en fin, viviendo una navidad lejos de casa. Muy a las doce nos unimos en un abrazo enérgico, brindamos con una copa de vino y nos fuimos a dormir, pues Roma nos esperaba para ser descubierta.

¿Qué hacer en Roma un 25 de diciembre? Se puede, por ejemplo, visitar la basílica de San Pedro, recibir misa allí adentro y luego, escuchar el saludo del Papa en muchos idiomas. Después es posible caminar por las calles de Roma y desencajarse la mandíbula por el asombro cada 2 cuadras, pues bien sean unas ruinas antiguas, un monumento imponente, una iglesia impresionante o, simplemente, un callejón que solo con su estilo

Mucha agua bajo nuestros pies y una mezcla de colores y paisajes nos despidieron de la maravillosa Italia.

La Basílica de San Pedro nos recibió con un sol como hace mucho no veíamos, mucho arte y belleza por doquier.

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deslumbra, pueden estar esperando a la vuelta de la esquina. Realmente creo que así tuviera todo el espacio del mundo para describir lo que vieron nuestros ojos y vivieron nuestros corazones en reacción a esas maravillas, no podría transmitir lo que fue estar frente a tanta belleza concentrada en una sola ciudad. Siempre vi documentales en los que hablaban del coliseo romano, de la fuente de Trevi, del Panteón y muchas otras maravillas romanas, pero jamás imaginé el “mapalé

emocional” que puede traer consigo el hecho de tener de frente éstas y muchas otras riquezas que dejó el paso de un imperio. Y no fue solo Roma quien nos recibió con arte, arquitectura y, por supuesto, mucha cultura y comida deliciosa. En ciudades como Florencia, Pisa, Milán y Bologna encontramos más y más tesoros para la vista, para el conocimiento e, incluso, para pasiones como el fútbol. El paso por estas cinco ciudades nos permitió ver en vivo y en directo al David y el fresco de la capilla Sixtina de Miguel Angel, los domos de Milán y Florencia, las ruinas del Foro Romano, la torre inclinada de Pisa, las torres de Bologna y miles de cosas más, que no nos dejaron solo miles de fotos, sino también un legado cultural inimaginable: aprendimos tanto sobre arte e historia que el ánimo del intelecto nos hacía olvidar el cansancio de los pies.

No podía faltar la foto en el histórico Coliseo Romano!

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Juan Daniel (estudiante de la Universidad Nacional residente en Münich) nos muestra como se disfruta y se vive el arte y la historia

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Siete días de cultura, asombro y diversión se pasaron volando y de repente era 31 de diciembre en la ciudad de los canales. Después de una buena comida que ya no compartimos seis sino once personas (algunos amigos de Stuttgart, Francia e Italia se unieron a la celebración) nos adentramos en el laberinto que constituyen las calles de Venecia. Caminamos hasta que nos encontramos en medio de la multitud que se reunía en la famosa plaza San Marco a la espera del 2012.

No solo disfrutaron los ojos y la mente. El paladar tuvo varios momentos de sublime entretención.

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Faltaban cinco para las doce, el año estaba por terminar, pero no podíamos correr a nuestras casas y abrazar a nuestras mamás. Estábamos rodeados de miles de personas de muchas partes del mundo en una de las ciudades más maravillosas del mundo… pero no estábamos en casa. De repente inicia el conteo regresivo: 5, 4, 3, 2, 1… y cogí de víctima a Juan Daniel!

Lo abracé tan fuerte que aún no sé cómo sobrevive: en ese abrazo (al igual que en navidad) quería transportar mi alma de alguna manera hasta el otro lado del Atlántico y ver ahí la cara amorosa de mi familia. Se había acabado el 2011, el año en que se definió este viaje, el año en que muchos nos desprendimos del seno del hogar para volvernos más independientes y maduros, el año que en 5 meses nos dejó tantas cosas buenas. Nos comimos las uvas (pidiendo los respectivos deseos) y prendimos, como hace muchos años no lo hacíamos, unas famosas chispitas mariposas que nos encontramos por el camino,

haciendo en esa pequeña isla en medio del mar de gente nuestra colombiana celebración. El show de fuegos artificiales inició y la multitud se quedó muda. En cada destello de luz la sorpresa de los que nos rodeaban eran la excusa para, en silencio, agradecer a Dios por todo lo que esos 365 días trajeron consigo y para pedir, que aunque lejos de casa, nuestras familias de una u otra manera nos pudieran sentir cerca. Días después de haber descubierto cada canal, de viajar por Vaporetto y disfrutar del arte y belleza de Venecia, regresamos a tierras alemanas. Tras 10 días en Italia fue un respiro el escuchar de nuevo una conversación en alemán, hablar sin agitar la mano con los dedos agrupados (lo cual hasta ahora seguimos creyendo es un elemento importante al momento de hablar italiano), ver los horarios de los buses y decir un espontáneo Danke o Entschuldigung sin que la gente nos mirara raro (pues sólo en contadas ocasiones atinamos diciendo las palabras en italiano o, incluso, en español). Noté entonces que aunque no es Colombia, Alemania ya tiene un aire a hogar… y sí que fue bueno regresar a casa. El ánimo de viaje tuvo que desvanecerse tan pronto como la maleta fue desempacada: quedan pocas semanas de clase y eso significa que se agota el tiempo para prepararnos para las Klausur (los famosos exámenes finales que tienen sobre si el peso completo de las materias que visitamos) y para conseguir una práctica en una firma alemana. Entre los libros, los apuntes y los cálculos vienen a nuestras mentes pensamientos sobre las hojas de vida, los Anschreiben y demás. Así es como empieza este nuevo conteo regresivo hacia el fin de semestre y nuestra próxima mudanza

Los fuegos artificiales a media noche en Venecia, celebrando lo que pasó en el 2011 y lo que llegará con el nuevo año.

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Episodio 24: 18 de enero del 2012 – Los años no llegan solos Esta historia comienza nadando en un espacio limitado y con muchas ganas de ver el mundo más allá de lo que permitía la piel del vientre de esa persona que con toda dulzura me había hospedado durante 9 meses. Motivos médicos me habían retenido un par de días más allí adentro, pero finalmente había llegado el momento de abrirme a la aventura de aprender, reír, llorar, equivocarme, volver a levantarme… en fin, la aventura de vivir había comenzado. La cuarta integrante de la familia

Molano Torres había llegado y la anhelada parejita finalmente se completó. El paso del tiempo parecería el que domina en los sueños y es así como en un día hay una montaña de pañales sucios en casa y al día siguiente ya se escuchaban mis primeras palabras, se admiraban mis primeros pasos, mis primeros

dibujos y se cantaba mi primer Happy Birthday.

Cada 20 de diciembre desde que tengo memoria me despertaba un beso en la frente y un desayuno en la cama que sabía al mejor manjar (pues había sido preparado con ese ingrediente de cuatro letras que las madres tienen de sobra: amor) y el día pasaba de la misma forma como había comenzado, feliz y lleno de muestras de cariño de familiares y amigos. Pero esta vez, 9400 km me separaban de los labios de mi mamá, de mi desayuno de cumpleaños y de las personas con las cuales había construido lazos de afecto a lo largo de mis 21 años. Descubrí, sin embargo, que por más solitaria que parezca la situación llegan regalos de cumpleaños de la manera más inesperada. La celebración comenzó días antes de que cumpliera un año más de vida. Personas que conocía de hace poco se reunieron para brindar conmigo y desearme en una sola voz “Zum

Un día se puede lucir un traje de ratona talla 2 y al día siguiente se celebra un cumpleaños en alemán. "Me parece que fué ayer"!... diría mi mamá.

Mis amigos colombianos me prepararon una torta de arequipe y otra de café colombiano, trayendo un pedazo de Colombia para celebrar.

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Geburtstag viel Glück”. ¿Quién lo diría? Estando tan lejos de casa el afecto no dio espera. Amigos de países como Rusia, España, Italia, Suiza, Estados Unidos, Brasil, Ucrania y, por supuesto, Alemania y Colombia hicieron de la celebración un momento memorable, pues no solo llegaron con detalles materiales, sino con su compañía y alegría para decirme que a miles de kilómetros de mi hogar no estaría sola y que estaban allí para celebrar conmigo y por mí.

Cuando por fin llegó el 20 de Diciembre no pude hacer pereza pues la emoción no me dejó. Si bien no tenía un delicioso desayuno frente a mí, tenía un par de regalos que había recibido con la instrucción precisa de no ser abiertos hasta que el día de mi cumpleaños llegara. Eran eso de las 6 de la mañana (justo media noche en Colombia) y yo estaba destapando un sobre que, después de dejar las manos de mi hermano, había cruzado el Atlántico y contenía mensajes que alegraron el corazón más que cualquier cosa. Estando tan lejos no hay nada más reanimante que recibir un sobre cargado de sentimiento… no me pregunten cuál es la diferencia con recibir un correo electrónico lleno de palabras bonitas pues la verdad no sé cómo explicarlo, pero encontrar en el correo una postal que tuvo que esperar y viajar una buena distancia para dar su mensaje tiene un toque mágico y especial, y más aún cuando se trata de fechas como la que estaba celebrando.

¿Cómo no estar contenta? Si te das cuenta de que a pesar de la distancia surgen amigos de todas partes del mundo para desearte lo mejor!  

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Con el ánimo mucho más arriba salí hacia la universidad y sólo con poner un pie fuera de mi casa noté que del cielo caía un preciado regalo: nieve! Tras esperar y esperar este tipo de precipitación (que sí que se ha extrañado en este atípico invierno) estaba allí, cayendo despacio al ritmo de las corrientes de viento para, finalmente, caer y vestir el paisaje de blanco.

A lo largo del día muchas sorpresas llegaron: un mini-ponqué de cumpleaños en medio de mi clase de alemán, regalos de personas que, a pesar de conocer hace

poco tiempo, se han convertido en una compañía inigualable y muchas muestras de afecto que desde la lejanía me dieron a entender que cuando una amistad es sincera y valiosa no importa la distancia, pues nunca estarás del todo solo. Mi 21º cumpleaños, el primero lejos de casa, me mostró lo valioso de la vida, pues más allá de un montón de días juntos, es esa cajita de momentos y personas que sin que te des cuenta dejan una huella imborrable y hacen todo un poco más fácil. Hoy solo puedo dar La colombianada del evento, a

falta de cuchillo, partimos la torta con una cédula colombiana!

El día que finalmente nevó. De regalo jugué con bolas de nieve y me comí un helado sabor "natural".

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gracias al cielo y a todas las personas que me rodearon con su cariño y dulce compañía y que, como lo dijo mi buena amiga y joven ingeniera de la Escuela de Ingeniería, Andrea Monroy, me permitieron “tener un poquito de alegría a pesar de estar lejos de casa”. Los años siguen llegando y esta vez, más que nunca, noté que no llegan solos. Este nuevo año de vida también llegó con nuevos retos y expectativas y es así como junto con mis amigos becarios nos hemos encaminado hacia el mundo laboral… ¡No olviden leer en el próximo episodio cómo ha sido la experiencia de tener una entrevista de trabajo en Alemania!

Desde la distancia confirmé lo valioso de los amigos que adoro y extraño desde la distancia.

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Episodio 25: 24 de enero del 2012 – Vorstellungsgespräch: el equivalente alemán para “el coco” Muchos años de preparación nos condujeron a este punto de nuestras vidas. Lo que veíamos en los libros, escuchábamos de nuestros maestros e imprimíamos sobre el papel, ahora se tiene que ver reflejado en la realidad. Empezamos a dar nuestros primeros pasos hacia el mundo laboral. Meses atrás inició la ardua labor de escribir el Anschreiben (carta de motivación), nuestra hoja de vida, traducir nuestras calificaciones y, en fin, ese trabajo que implica reflejar en unas cuantas páginas de qué estás hecho y por qué eres el apropiado para asumir una labor específica en cierta empresa. El caos comienza cuando se buscan los puestos de practicante disponibles. Es posible buscar directamente en las páginas web de las firmas o en bolsas de empleo disponibles en internet, como Stepstone, Jobbörse der Bundesagentur für Arbeit o bien, las bolsas de empleo disponibles en cada universidad. Aparece una práctica que resulta de interés, luego otra y otra… ¡de repente se tiene una lista rica en opciones! y confirmamos que Alemania, la tierra de las ideas, trae con cada una de ellas miles de oportunidades. Finalmente, tras múltiples revisiones, se envían las Bewerbungen y no queda más que esperar. Esta es realmente la prueba más grande de paciencia. En medio de

la eternidad que parecen los días, las semanas o los meses que se pueden llegar a esperan por una respuesta, pasan miles de preguntas por la mente: ¿Será que logré reflejar mis aptitudes como ingeniero? ¿Será que la redacción fue la apropiada? ¿Será que logro llenar las expectativas? O incluso, ¿Será que sonreí mucho o muy poco en la foto? ¿Será que…? ¿Será que…? Miles de divagaciones cruzan el

Estos son los rostros que conquistaron a las firmas alemanas. Aquí algunas de las famosas Bewerbungsphoto de los becarios.

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pensamiento y es que, a fin de cuentas, es nuestra primera solicitud de empleo y, más aún, en Alemania, por lo que miles de dudas e inseguridades llegan al imaginario y justo cuando se está al borde de la locura… ¡hay una entrevista a la vista! Estos Vorstellungsgespräche vienen de todas las formas y sabores, y es por ello que más vale haber enviado las solicitudes con la mayor conciencia posible. La invitación a estas entrevistas por lo general llegan al correo electrónico, hay detalles de la fecha y el medio por el cuál se establecerá el diálogo. A veces te quieren conocer de manera personal, otras veces, sólo con tu linda foto en la hoja de vida les bastó y lo que quieren es solamente escuchar tu voz al otro lado del teléfono (convirtiéndose el momento, de forma adicional, en una prueba de Hörverstehen que más vale la pena superar!). Subrayo líneas más arriba el por lo general porque a muchos nos tomó por sorpresa una llamada telefónica. Por ejemplo, nuestro querido James Garzón Real, becario de la Escuela Colombiana de Ingeniería y actualmente todo un experto en este tipo de entrevistas, admiraba los paisajes de Magdeburg por las ventanas del S-Bahn cuando la llamada de un número desconocido entró a su celular. Überraschung! Al otro lado de la línea le comunicaban que lo llamaba Siemens para realizar, justo en ese momento, una entrevista que duraría alrededor de 30 min. El mismo tipo de sorpresa le llegó estando en la biblioteca (cuando recibió una llamada de GORE) y a la mitad de su almuerzo (cuando de Bosch le preguntaron hasta qué hacía en sus ratos libres). Cuando la entrevista es personal un nuevo grupo de dudas e inseguridades llegan al ataque, pues ahora la presentación personal entra al juego. ¿Qué vestir? Lo observado en Colombia es el modelo y es así como lo hicimos: las niñas nos ponemos tacones y los niños desempolvan la corbata. Vestidos y alborotados dejamos nuestros hogares rogando regresar con buenas noticias y nos dirigimos hacia nuestra entrevista. El camino se traduce en cuestionarse a sí mismo esas típicas preguntas que uno cree que son posibles, como ¿Por qué debemos elegirlo? O ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? Es una manía a la que en algún punto se le debe poner freno, pues más vale mantener la calma para el anhelado momento. Se procura llegar con tiempo (siendo la puntualidad una característica que puede sumar puntos en la decisión), aunque no faltan los eventos que debidos al infortunio (o más bien, a la aún persistente falta de atención) te indican que debes tomar el bus en la dirección contraria y, con ello, llegas un par de minutos (o un par de horas) tarde a la entrevista, y entonces te preguntas a ti misma mientras te das golpes de pecho: “Será que loro viejo aprende a hablar?”.

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Dejando todas las complicaciones atrás te tranquilizas a ti mismo, te diriges hacia la puerta, entras con paso firme y te reportas. Tomas asiento y esperas. El pulso está un poco por encima de lo normal y los sentidos más atentos que nunca. Finalmente sale tu Ansprechpartner, te da la mano cálidamente y te invita seguir. Sentados frente a frente el reto comienza! ¡Llegó el momento de hablar alemán como Dios manda! En este punto las entrevistas, personales o telefónicas, con previo aviso o por sorpresa, toman formas nuevas. Se responden preguntas como ¿Cuáles fueron sus razones para venir a estudiar a Alemania?, ¿Qué le ha gustado hasta ahora de este país? ¿Dónde aprendió tan buen alemán? (un alago en medio de tanta tensión!). Sin embargo, también es posible que el evento no solo se trate de conocer de manera general los aspectos personales, académicos y profesionales del aspirante, sino de probar de manera certera las capacidades y conocimientos del mismo, y es así como también surgen preguntas del tipo ¿Cuál es el fundamento químico para usar solventes orgánicos en las baterías de litio? O ¿Cuál es el tamaño de partícula recomendado para un catalizador que será empleado en un reactor de dimensiones x y y? No importa lo que pase o lo que pregunten, solamente estás ahí y das lo mejor de ti, la conversación fluye y la gentileza de quien te entrevista (que fue la constante en todos los casos) hace todo un poco más llevadero. Abandonas el lugar con una respuesta en tus manos o te vas a la espera de una, que no tardará más de un par de días en llegar. Sin embargo, no me cabe duda que la entrevista que más quedará guardada en mi memoria fue justamente la más corta. Días atrás recibí un correo de nada más

De repente estos logos tomaron un nuevo significado. Estos son algunos de los primeros empleadores de los jóvenes ingenieros.

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y nada menos que Bayer, informándome que querían comunicarse conmigo telefónicamente, acordando para dicho fin fecha y hora. Sentada frente a mi escritorio en la calma de mi habitación sentía en mi cabeza el pasar de los segundos mientras miraba ansiosa el celular. 14:00 en mi reloj y entra una llamada. Respiro profundo y contesto. Mi interlocutor se presenta, me saluda y me informa que sólo tiene un par de dudas acerca de mi hoja de vida, que no hay nada que temer… Sin embargo ahí está de nuevo el pulso elevado y la adrenalina en niveles exorbitantes. Me pregunta por un par de cosas que había escrito en mi Anschreibeny de repente el idioma fluye como nunca antes: noté que no solo era la velocidad con la que hablaba, las respuestas eran claras y bien estructuradas (al parecer el alemán sufre mejoras importantes bajo presión). Después de 10 minutos escucho del otro lado del teléfono las siguientes palabras: “Ihre Bewerbung hat mir sehr gut gefallen und unser Gespräch gibt mir ein gutes Gefühl“ (Su aplicación me gustó bastante y nuestra conversación me da una buena impresión). Música para mis oídos… La información que llegaría después hacía alusión al proyecto específico en el que trabajaría y los pasos a seguir para formalizar que su humilde servidora había conseguido su práctica soñada!

Realmente todo el proceso se puede resumir en 6 letras: O-D-I-S-E-A. Sin embargo vale la pena saber que la historia tiene siempre uno o varios finales felices, pues a veces ante varias respuestas afirmativas el problema es decidir cuál de los puestos tomaremos. El secreto es no caer en la desesperación en ningún momento y la conclusión es que cada uno de estos eventos “entrevísticos” no son más que una oportunidad más para aprender (pues motiva a leer e informase sobre temas que antes quizás ni se habían oído nombrar), para usar un alemán más refinado (que sin que uno lo sepa está ahí, aguardando el momento para fluir) y para disfrutar nuevamente de la sencillez y cordialidad de los alemanes. El temido “coco” quedó atrás y hoy miramos hacia el frente, triunfantes y llenos de expectativas por un nuevo periodo que está por comenzar.

Maria Loaiza, muy elegante horas antes de su entrevista de trabajo en Siemenssignificado. Estos son algunos de los primeros empleadores de los jóvenes ingenieros.

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Episodio 26: 2 de febrero del 2012 – Blanco: el color de la paz, la pureza y la diversión! El vientre de mi mamá fue la mejor cámara de bronceado que uno se puede imaginar, y es así como nací con un color canela que me duraría 21 años, los 21 años en los que el sol con sus rayos evitó que ese color se perdiera. Algunas veces el color fue aumentando la intensidad un par de tonos y otras veces el sol bogotano de medio día me dejó al menos el famoso “bronceado de ciclovía” (una línea coloreada de mejilla a mejilla). Sin embargo, Alemania nos ha dejado una nueva enseñanza de mano de la experiencia; el sol no siempre es sinónimo de calor. En una mañana de otoño o de invierno se puede ver el sol brillando en la ventana y se cruza por la mente la maravillosa idea de salir de casa en camiseta manga corta, pero sólo a un par de metros de la puerta, uno se da cuenta que haberse puesto una chaqueta sería buena idea. Los rayos del sol parecen picos helados intentando penetrar la piel, como le pasó a nuestro joven ingeniero Mauricio en un par de ocasiones. El frío alemán ha logrado lo impensable: esa línea delgada que denotaba el límite entre la parte superior y las palmas de mis manos, debido a la diferencia de tonalidades, ha desaparecido poco a poco. Incluso pensé que con este proceso de blanqueado me podría mezclar entre los alemanes sin ser notada. Pero no!… ellos también van en reversa en la escala del color de la piel y mantenemos de esa forma la distancia cromática. Es decir, entre ellos me sigo viendo tan tropical como siempre, aunque mi piel sea testigo de que el clima no tiene nada de tropical. ¡Y eso que el invierno no ha estado tan frío este año! El calentamiento global hizo que esa equivalencia “invierno alemán = metros de nieve”, no se cumpliera tan exactamente y más bien los días pasaran como una tortuosa espera para quienes no conocíamos esa sustancia blanca que tan divertida se veía en las películas. En serio parecía que la temperatura y la nieve estuvieran jugando al gato y al ratón, pues cuando el termómetro marcaba temperaturas bajo cero, apenas si se veía una nube en el cielo y con ello las posibilidades de nieve era nulas. Mientras que cuando caían copos de nieve, incluso del tamaño de una pelota de golf, el ambiente estaba tan cálido (2°C) que apenas las preciosas bolitas blancas tocaban el pavimento se derretían al mismo tiempo que lo hacían nuestras

intenciones de jugar con ellas. Sin embargo, con el tiempo el equipo Temperatura y Nieve se apiadó de estos pobres muchachos y nos regaló un lindo despertar, en el cual tras abrir nuestras cortinas encontramos los techos, las calles y los carros vestidos de blanco. Fue entonces el momento de darse unas horas de descanso tras no haber visto más que letras y números por estar estudiando para los exámenes… Uno sale a caminar bajo la nieve y descubre que es una lluvia

fantástica que cae lentamente y se desplaza al ritmo del viento. Comprobamos

No se dejen engañar! Aquí una muestra de que el sol no es sinónimo de calor.

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entonces que los minúsculos copos que quedan enredados en el cabello o se posan sobre la chaqueta son tan perfectos como se veían en las fotos, y aunque la piel dice “No por favor!”, los deseos que tanto tiempo habían tardado en cumplirse te obligan a avanzar, y a pesar de soportar un frío nunca antes imaginable, uno se para allí, en la intemperie, mientras los alemanes te miran raro, pues no es normal ver a alguien riéndose solo, y menos con ese clima invernal.

Una vista tipo postal de nuestro esperado invierno... finalmente llegó! Apenas nevó lo suficientemente en serio como para poder jugar, hicimos todo lo que se supone se debe hacer. Por lo menos, lo que se supone debe hacer alguien que tiene 8 años o que disfruta de la nieve por primera vez. En una semana chuleamos todo lo que había en la lista. Nos batimos a duelo en una guerra de bolas de nieve, que si bien es divertida puede llegar a ser peligrosa si tu contrincante comprime mucho la nieve haciendo un misil indestructible. Si es un buen estratega de guerra, el misil de nieve después de golpear fuertemente el objetivo cae al suelo y permanece casi intacto. Igual de peligroso puede ser que el contrincante se te acerque corriendo felizmente y a menos de dos metros te dispare directamente en los ojos. Por unos minutos puedes quedar ciego. Así me atacó Andrea! Pero al menos, después del golpe no necesitaba ponerme hielo en el ojo, pues venía incluido en el arma que me había cegado.

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Los niños alemanes dominan con gran naturalidad el arte de esquiar y nosotros el arte de "hacer el oso", pero también dominamos el arte de disfrutar cada momento... así sea riéndonos de nosotros mismos. Por supuesto, también nos pusimos en la labor de construir un muñeco de nieve, lo cual requiere técnica para evitar que el muñeco se desarme antes de estar finalizado. Se acumula nieve sin descanso y al final se viste el helado monumento para darle un poco de personalidad… todo se vale: sombreros, bolsos, guantes, para que el muñeco de nieve también soporte el frío. Incluso puede ser vestido con hojas, muy al estilo de Adán y Eva.

Y como por el frío el apetito incrementa, no sólo se debe comer, sino también hacer deporte… o al menos intentarlo, si se trata de esquiar o, como lo fue en nuestro

A nuestros amigos de München les alcanzó la nieve para hacer un hombre de nieve. Acá en Erlangen sólo alcanzó para un enano de nieve... eso si, con mucha personalidad!!

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caso, hacer Snowboarding. En un principio no sabíamos ni cómo ponernos el equipo y realmente duramos alrededor de 15 minutos para ajustar la tabla a nuestros pies y darnos cuenta, al final del arduo proceso, que no teníamos ni la más remota idea de cómo nos íbamos a poner en pie. Intento tras intento fallido nos caíamos sobre la nieve de cola o de cara, y cuando por fin lo lográbamos, no conseguíamos avanzar más de un par de metros sin aterrizar de forma violenta sobre el frío y blanco piso. Tras cinco horas entre la nieve, el frío ni se siente, y hay momentos en los que uno se “recuesta” a ver el paisaje… como si fuera la playa. Al final del día, la conclusión es que esquiar es tal vez la única actividad invernal que no pudimos hacer como niños, pues vimos con frecuencia a infantes de 5 años deslizarse con la mayor gracia y facilidad sobre la nieve, mientras nosotros “hacíamos el oso” y nos reíamos de nosotros mismos.

Aunque hubo mejorías notables en nuestra “técnica”, nuestros avances nunca superaron los 20 metros antes de caer, pero no importaba: nuestras nalguitas pagaron el precio de la diversión, y el resto del cuerpo

también, pues todos los músculos duelen durante un par de días. Pasó una semana en la que vestimos de blanco, no por una boda ni mucho menos, sino porque tras nuestras muy entretenidas actividades de invierno, nos quedó nieve hasta en la ropa interior (y lo digo en serio). Sin embargo, ya llegó febrero y con ello los exámenes finales!!!! Es hora de volver a los números y las letras para prepararnos y así aguantar el final, que sin duda alguna será dramático, pero esperamos que también muy feliz.

Jose se olvidó del frío y se recostó en la nieve a disfrutar del paisaje, como si estuviera en una playa tropical.

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Episodio 27: 8 de febrero del 2012 – Freizeit oder Lernen? Ese es el dilema de un estudiante en Alemania Han estado en esas clases densas y confusas en las que dada la complejidad del tema sienten que están allí sentados sólo para llenarse de angustia y darse cuenta que necesitan estudiar mucho más? A lo largo de mi carrera he tenido varias de esas tormentosas horas de “Señor profesor, no sé de qué me habla!” Pero creo que siempre las superé con un poco de juicio en casa y consultas ocasionales a mis maestros. Ahora enfrentamos ese reto elevado a la “alema-nísima” potencia, pues ya no es una clase en la que el profesor habla sin ser comprendido, son absolutamente todas las clases que uno visita en la semana. El semestre comenzó con toda la energía del mundo, asistíamos a las clases y si entendíamos poco lo considerábamos como una parte obvia de la experiencia que con el tiempo se superaría para tener un final feliz. Pasan las semanas y uno se adapta un poco más al sistema: lleva los Scripts impresos, aprende a tomar apuntes en una mezcla de tres idiomas (alemán, español e inglés), se sienta en una posición estratégica, etc. Sin embargo, hay cosas que son difíciles de asimilar y creo que a más de uno se le pasó por la mente que al profesor se le había olvidado decir la primera clase cómo sería la división porcentual de la nota final. El profesor nunca dijo cuántos parciales y trabajos tendríamos que hacer. Pero… un momento! Parece que sólo a los colombianos nos pareció raro ese descuido del profesor. Todos los alemanes sabían lo que nosotros olvidamos: la aclaración de los porcentajes aquí no es necesaria, pues todo se reduce a una sola línea: “Klausur: 100%”.

Este diagrama fue la motivación que encontró Daniel, mi amigo de Brasil, en la primera diapositiva de uno de sus cursos. Es en serio, aquí es el todo por el todo! Esa equivalencia fue una angustia más que se sumó a la falta de comprensión de las primeras semanas, pero tras mirarla desde otra perspectiva no resulta tan

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desagradable la idea de jugarse el todo por el todo de un solo golpe, pues debo confesar que después de estudiar siete semestres en una universidad colombiana en medio de los miles de trabajos, parciales, informes, ejercicios y pocas horas de sueño, yo encontraba un poco graciosa la pregunta “¿Qué haces en tus tiempos libres?”, pues mis tiempos libres eran básicamente mis vacaciones, que claramente invertía en dormir lo que no había dormido durante el semestre anterior y en recargar las baterías para el ajetreo del semestre venidero. Pero para los alemanes la historia es otra, ellos tienen tiempo para todo. Por ejemplo, mi vecino Michael, estudiante de Odontología, no sólo va a la universidad durante el semestre, sino que de vez en cuando me deleita con conciertos de guitarra o violín, entrena voleibol, hace trabajos con madera, tiene novia y vida social. No hay un solo alemán al que no se le salten los ojos cuando les contaba que en Colombia a veces dormía cuatro horas al día o que a menudo hay que “pasar de largo” para cumplir con todas las obligaciones. Para la mayoría de los alemanes es impensable no dormir por lo menos 8 horas al día, lo recomendado para mantener buena salud mental y física.

Y no quiero decir que los alemanes no estudian durante el semestre (aunque obviamente también existen esos casos), es sólo que gozan de una capacidad increíble para distribuir el tiempo, cosa que lastimosamente, después de semestres de trabajar bajo presión, es el verdadero reto, pues

ahora estudiar durante el

¿No se les hace un cuadro familiar? Esto es casi impensable para un estudiante en Alemania.

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semestre es algo de libre albedrío. Yo me propuse desde un principio hacer buen uso de esa libertad, me propuse firmemente no descuidarme para no sorprenderme con los finales. Desde las primeras semanas visitaba la biblioteca y buscaba la bibliografía recomendada, pero cuando abría los libros, me daba cuenta que entendía tan poco, o a veces menos de lo que había entendido en clase. De pronto, los apuntes ya no son sólo un bloque de ideas importantes o interesantes, sino también una larga lista de “palabras que no conozco”, siendo el ejercicio de estudiar no sólo intentar comprender la teoría, sino aprender mucho, MUCHO vocabulario! Sin embargo, debo admitir que a pesar de ese propósito tan tierno y bello que me impuse al comenzar el semestre, hoy, faltando pocos días para esos decisivos exámenes, siento que me falta mucho por estudiar. Ese es el resultado de varias cosas. Por una parte, hubo semanas en las que el tiempo para estudiar fue prácticamente nulo, pues teníamos que hacernos cargo de la búsqueda de práctica o, sinceramente, faltaban ganas. Pero por otra parte, hay unas materias en particular que han puesto un punto alto para nuestra comprensión. En mi caso, es la materia que justamente más he estudiado pero aún así me tiene montada en una montaña rusa emocional: cuando llego a la sesión de ejercicios, después de haber leído y estudiado en casa, logro resolver los problemas con facilidad e, incluso, en un par de ocasiones hasta le he explicado a mis compañeros alemanes. Pero cuando voy a la Vorlesung (donde se explica la teoría), y a pesar de que sentía que iba por buen camino, pues ya mi comprensión había mejorado, vuelve esa sensación de “el profesor habla en japonés”. Pero no, no es japonés, es alemán y de todas maneras es como si fuera mandarín! Cada vez surgen nuevos términos que no comprendo, con lo cual no entiendo la idea, y la angustia de no entender la idea anterior me impide entender la siguiente y así… al final siento que en mi mente sólo hay dos ideas: un simio tocando platillos y que debo fingir para que en mi cara no se vea mi poca comprensión.

Tic-tac, tic-tac… la lucha contra el tiempo comienza! ¿Venceremos la doble barrera de la comprensión idioma-teoría?, ¿Seremos vencidos?, ¿Lograremos expresar sobre el papel nuestras ideas en alemán (con pequeñas ayudas del inglés) y demostrar que sí sabemos? Respuestas a estas y muchas otras preguntas en el próximo episodio…. La historia continúa…

La biblioteca de la Technische Fakultät. Ahí hemos pasado horas tratando de descifrar libros en alemán.

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Episodio 28: 16 de febrero del 2012 – Final, final… no va más! Un día de otoño estábamos en la semana de inducción, pensando en qué materias queríamos ver y conociendo nuestro nuevo hogar. De repente, las

semanas y los meses pasaron volando. El traicionero paso del reloj nos trajo silenciosamente hasta este momento, en el que ya sobrevivimos al invierno (por lo menos hoy volvimos a disfrutar temperaturas por encima de cero) y nos enfrentamos a los exámenes, o mejor dicho, a “EL Examen” de cada materia: el único y definitivo. Soñamos con ese 1.0 que en Colombia era tan temido, pero que aquí sabe a gloria (pues la

escala de calificaciones en Alemania es inversa) y esperamos que lo que llevamos en la cabeza logre hacer ese sueño realidad. Al inscribir los exámenes uno busca ser consciente de lo que viene por delante… y sí, se inscriben los exámenes y no las asignaturas, como es lo usual en nuestra querida Colombia. Ese modelo permite que uno visite cuanta materia desee para al final, según lo que se hizo durante el semestre, las obligaciones y el tiempo de estudio, decidir cuáles se quieren validar. Cuando al iniciar el semestre y tras muchas modificaciones imprimí mi horario de clases, un amigo alemán que me acompañaba me miró con cara de “qué ingenua eres” y me dijo que eso era mucho, que debía pensar que no es solo el tiempo de clase, sino también la

Un "Bestanden"... eso es con lo que un estudiante en Alemania sueña. A todos los becarios colombianos les deseo que lo reciban después de jugarse el "todo por el todo".

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preparación de El Final… Y yo pensaba para mis adentros: “¿en serio? Yo creí que eran muy pocas!”. En realidad eran pocas para lo normal, y lo había hecho así pues sabía que el ejercicio de aprender ingeniería en alemán no sería sencillo. Al momento de inscribir los exámenes lo pensé no dos, sino tres o tal vez más veces y con la mano en el corazón haría click 1, 2, 3, 4 y 5 veces… Cinco exámenes, cinco todo por el todo ¿Me estaba echando yo misma la soga al cuello? Algunos de los cursos que visitamos en el semestre eran de alemán. Nos hemos enfrentado una y otra vez a exámenes como esos en el último año, así que no parecería cosa del otro mundo. Sin embargo, en estos cursos el único alemán es el profesor y el Hörverstehen implica no solo entender alemán, sino un alemán maltratado y con un acento dado por el portugués, el italiano, el japonés, el mandarín, etc. Al final del semestre, y teniendo en cuenta que uno practica y aprende nuevas cosas a diario, la prueba final no parece tan difícil: es sólo cuestión de recordar un par de reglas gramaticales y aprender un par de palabras (o 295 como fue el caso de nuestro curso de Wortschatz). Para algunas materias el trabajo empieza un poco antes sí, por ejemplo, se tienen laboratorios o proyectos por entregar. Nuestro becario de la Universidad de Antioquia, Johnnatan, tenía un mes para desarrollar en Matlab, un programa de procesamiento de imágenes médicas. Un proyecto que, por supuesto, no van a dejar a cargo de un solo mortal. He ahí ese momento en el que uno mira a lado y lado, buscando en medio de un auditorio lleno al que será nuestro futuro compañero de trabajo. Decenas de caras desconocidas y de pronto un rostro familiar… una joven alemana que Johnny había conocido en una fiesta semanas atrás. ¿Ahora ven la importancia del Freizeit para un estudiante en Alemania? A ello seguirían semanas de trabajo intenso buscando comprender la teoría y traerla a la práctica, acompañando con tazas de café las agobiantes jornadas frente a un computador. Enfrentarse a una máquina que, debido a los complejos códigos, pedía al equipo colombo-alemán: "Bitte haben Sie ein bisschen Geduld." (Por favor, tenga usted paciencia). Un mes de trabajo que al final se debía resumir en una presentación de tres minutos. ¡Éxito rotundo! y luego… esperar por una calificación que aún es un misterio.

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Mi experiencia personal fue la de enfrentarme a una práctica de laboratorio. Realmente lo quería así desde el principio, pues sencillamente me encanta el trabajo práctico. Además, no me iba a perder la oportunidad de trabajar en un laboratorio alemán. Mi equipo de

trabajo fue aún más intercultural: estudiantes

de Turquía, Irán y Colombia estábamos allí para decir “Here we are!”… y así, tal cual, lo diríamos: en inglés, pues del grupo yo era la única que sabía alemán. Por supuesto, llegar a las prácticas era algo gracioso: después de estar inmersa en un ambiente de puro alemán, el hecho de ser recibida con un “Hi, how are you?” me causaba un corto circuito mental y muchas veces respondía en alemán o en Deutglish. Pero la dificultad en la comunicación no fue sólo por el idioma, sino por las diferencias en cómo hacíamos las cosas y distribuíamos el tiempo ¡En algunos momento creí que enloquecería! Pero al final un poco de paciencia y tolerancia dieron como resultado unos informes de laboratorio de los cuales me siento orgullosa y por los cuales hasta nos felicitaron! Los exámenes son otra historia. Sentados frente a un cuadernillo de no un par de hojas, sino tal vez 10 o más, rogamos al cielo para que el tiempo, ese mismo que antes voló, ahora pasara lento, muy, muy lento. Son 90 minutos, ni uno más ni uno menos para responder el examen, lo cual en un principio no suena tan mal. Pero al mirar alrededor y ver que el 90% de los compañeros son alemanes, uno

Nuestro becario Juan David prueba su proyecto final de la clase "Humanoides". Sin duda alguna, el "todo por el todo" también se puede disfrutar.

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recuerda que el examen está hecho para ellos, es decir, para que ellos lo resuelvan en 90 minutos. En el mismo tiempo, nosotros, los pequeños colombianos con español como lengua materna, debemos entender el enunciado y responder en alemán… Poner el verbo en la segunda posición o al final parece cualquier bobada si tienes que explicar modelos de ingeniería o aclarar la diferencia entre dos términos. El tiempo pasa, como ahora es costumbre, veloz. La orden: ¡Suelten los esferos y no va más! Lo que se logró se logró, y no queda más que esperar un par de semanas (que estoy segura se pasarán bien lentas) para saber si tenemos un bestanden o un temido durchgefallen.

¿Y qué pasa si la prueba es oral? Ya no son 90 minutos, son solo 30... media hora en la que uno puede ser bombardeado con preguntas del por qué y para qué de las cosas. Así fue mi primera Klausur: con tres eminencias en el tema frente a mi, cualquier falla que yo cometiera sería notada. Intenté explicar con la mayor fluidez posible cada término y cada modelo. Una vez terminado un tema iniciaba el otro y el otro. No hay tiempo para relajarse. ¿Cometí fallas? Sí. Me piden que salga un par de minutos y espere mientras toman una decisión. La puerta cerrada y yo afuera, desgastando las suelas de mis zapatos en un recorrido que no me lleva a ningún lado: voy de un lado a otro guiada por la impaciencia. Me abren la puerta y me informan que cometí errores, pero que lo que dije a media lengua (o al menos así lo sentí yo) alcanzó para demostrar lo que sabía y lo cual ellos calificarían con un maravilloso 1.3 (equivalente en Colombia a 4.8) Aún quedan exámenes por presentar, unos pronto y otros no tanto. Pero sea cual sea el

resultado, fue un semestre en el que sin duda alguna se aprendió! Se aprendió a organizar el tiempo, a tolerar las diferencias, a

acomodarnos a la novedad y jugarnos en 90, 30 o 3 minutos, el todo por el todo. Ahora se avecina el momento de darle una pausa a la vida de estudiante y entrar al mundo laboral. Y con este cambio, muchos no sólo cambiaremos de rutina, sino también de ciudad… y ¿Cómo es buscar casa en Alemania, en un lugar donde no se conoce a nadie? No se pierdan el próximo episodio.

El resultado de mi laboratorio de "Ioelectric focusing". Escribir los informes sí que fué un reto!

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Episodio 29: 23 de febrero del 2012 – La odisea de buscar vivienda en Alemania De nuevo se acerca el momento de empacar. Cada vez el espacio de las maletas que trajimos de Colombia se hace más insuficiente para llevar nuestras cosas y cada día se acerca más el final de esta historia. Sin embargo, empieza nuestra última etapa: ¡A trabajar se dijo! Algunos becarios colombianos iniciarán su práctica en las mismas ciudades donde hicieron su semestre de universidad y otros nos desplazaremos pocos o muchos kilómetros. En cualquier caso, es necesario buscar un nuevo techo y darle un toque hogareño para sentirlo como nuestro durante los cinco meses que nos quedan en Alemania. Conseguir una habitación es verdaderamente una odisea! Para quien crea que es tarea fácil, les cuento un par de detallitos que testifican todo lo contrario. En Alemania existen listas de las ciudades más bellas, las que tienen más estudiantes y, para nuestro interés y deleite, la lista de Las ciudades de Alemania en las cuales la renta es más costosa: München, Stuttgart, Hamburg, Karlsruhe y Köln están entre las primeras, de modo que las opciones económicas en dichas ciudades no tardan más de un par de días libres. Para encontrar una vivienda existen un par de herramientas que pueden ser muy útiles. La más utilizada es el mercado de vivienda (Wohnungsmarkt) en Internet, donde se encuentran páginas como: www.WG-gesucht.de www.studenten-wg.de www.immobilienscout24.de

Los criterios de búsqueda van de muy generales a muy específicos, y es así como uno puede elegir sólo por precio o tamaño de la habitación, o por detalles como las características de las personas con las que uno quiere vivir. Por ejemplo, que los Así se ven las largas listas de opciones. Más de 2000 resultados

no parece mal.

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compañeros de casa fumen o no, tengan mascota o pertenezcan a cierto rango de edad. Tras dar click en “filtrar”, aparecen muchas opciones (al menos en la mayoría de los casos) y así uno se puede pasar horas y horas entre mirar los anuncios, realizar llamadas y escribir emails. El problema se resume en que no somos los únicos que buscan hogar: hay miles de personas en la misma situación, así que de los muchos anuncios que uno revisa, tal vez 5 o menos (a veces ninguno) resulta en un nuevo hogar. Algunas empresas también envían a sus practicantes una lista de posibilidades para buscar vivienda. La lista puede ser de un par de páginas o de 5 hojas, como fue el caso de mi amiga colombiana Andrea, con quien aún recordamos esos días de angustia cuando pasamos por esta misma odisea meses atrás para encontrar un hogar en Erlangen. La odisea se repite, pues los días pasan, la fecha de mudarse se acerca y aún nada: se llamó a cada número de las 5 hojas y todo ya estaba ocupado.

Otra posibilidad es comunicarse con el Studentenwerk de la ciudad a la que uno se dirige. Esta organización estatal se encarga del bienestar de los estudiantes en las distintas ciudades, es decir, administran no sólo los restaurantes universitarios

Recordando nuestros buenos momentos en Marburg. Así se veía mi primera habitación en Alemania (propiedad del Studentenwerk)

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(llamados Mensas), sino también las residencias para los estudiantes. En Alemania, y como practicantes, no dejamos de ser estudiantes. Así, un par de llamadas y correos electrónicos pueden bastar, como ocurrió en el caso de nuestra querida becaria Sophia, cronista mensual del facebook del DAAD Colombia. En cualquiera de los casos, más vale hacer todo con la mayor seguridad, ojalá realizar un par de visitas a las ciudades para buscar otras ofertas en los periódicos locales, en las carteleras de las universidades o ver algunas de las opciones que se habían encontrado en Internet. Incluso, a veces hay que hacer entrevista y, como en el caso de la práctica, esperar a ver si la respuesta es un sí o un no. Dicho tipo de viajes cortos sí que fueron sustanciosos para Mauricio y María, becarios colombianos que se mudaran a Hanover y Erlangen respectivamente. Por su parte, mi historia parece más una novela policial sin final feliz. Durante varias semanas realicé la búsqueda de hogar. De hecho, buscar un lugar para vivir se convirtió en mi principal actividades de Freizeit cuando quería descansar de tanto estudiar para los exámenes. Pero como tenía esos exámenes, nunca tuve tiempo para viajar hasta Köln y Leverkusen y buscar personalmente una habitación y asistir a las entrevistas que piden en muchos casos para poder tener un cupo en una casa.

Así que sin mucho tiempo para viajar, realicé todo por internet. Encontré un anuncio muy interesante, envié un email y me respondieron que la habitación estaba libre y podría rentarla. La odisea parecía haber llegado a su fin. Mi arrendatario vivía en el extranjero, así que todo el contacto fue mediante e-mails en inglés y un par de conversaciones telefónicas. Firmamos un contrato y tras realizar un pago por adelantado, yo recibiría las llaves de mi futuro “hogar, dulce hogar”. Todo parecía bastante serio y en orden, hasta me enviaron fotos del lugar donde viviría y yo no podía ser más feliz. Tras realizar el pago sucedió lo que mi sexto sentido femenino en algún punto me avisó pero que fue silenciado por mi deseo de dejar la desconfianza atrás: mi arrendatario tomaría el título de estafador y desaparecería, por supuesto, sin enviar las llaves. Fue el peor fin de semana de mi vida. Me dirigí a la policía a realizar el denuncio y adivinen qué pasó! Me contaron que era la quinta

persona que en la última semana reportaba este tipo de acontecimientos sólo en

Esta era la cocina de mi supuesto hogar en Köln. Lástima que resultó en un una triste historia.

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Erlangen. Este denuncio se repite en todas las ciudades donde encontrar una vivienda es difícil y se ha convertido en un tipo común de estafa que realizan estas personas alojadas en el extranjero y que buscan aprovecharse de la necesidad de los estudiantes. No realizar ningún tipo de pago por adelantado y no firmar ningún acuerdo a distancia son recomendaciones que más vale tener en cuenta. Ya aprendida mi lección, eso si bien costosa, recibí el apoyo de esos amigos que hice en Erlangen y que tanto extrañaré y, por supuesto, de mi familia, que me dio su consuelo y fuerzas para continuar con la búsqueda. Hoy, a una semana de iniciar mi práctica, aún no tengo casa. Sin embargo, hay un par de posibilidades resultado de los miles de e-mails enviados, amigos de amigos que me pueden ayudar y del DAAD, quien me ha brindado su ayuda en estos momentos de crisis. El final de la odisea no lo sé ni yo por el momento, así que se los quedo debiendo. El próximo episodio desde la famosa y siempre bella Köln.

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Episodio 30: 29 de febrero de 2012 – Casa nueva, vida nueva Si alguien me pidiera dar la definición de la palabra Anstrengend sería sin duda alguna el resumen de estas últimas semanas. Estaba con la cabeza ocupada en mil asuntos: los exámenes, los papeles que hay que enviar para formalizar la práctica, la búsqueda de hogar en la ciudad destino, etc. Estaba tan concentrada en tantas cosas que creo que olvidé que el tiempo pasaba. El tiempo pasó y nuevamente llegó el momento de partir. Con ello a la larga lista de cosas por hacer se sumó el hecho de empacar maleta y despedir a los queridos amigos que hice en estos cinco meses. La pequeña Erlangen, Fahrrad- y Studentenstadt, tuvo un brillo y una hermosura especial los últimos días, cada detalle se quería quedar guardado en la memoria. Cada día que pasó fue un día menos de la vida estudiante en Alemania que nos dejó muchos buenos momentos y muchas personas queridas de muchas partes del mundo, amigos de Brasil, España, Italia, Rusia, Suiza, Alemania y muchos países más que saben que son bienvenidos y esperados en Colombia. Los anuncios de nuestro grupo en Facebook (Internationale Familie) dejaron de ser links de videos en alemán, canciones y planeación de actividades grupales para convertirse en una lista de invitaciones a fiestas de despedida y mensajes de adiós. Entre estudiar y tristes despedidas el tiempo libre estaba destinado a empacar, esa tediosa labor a la que ya le tenemos práctica pero que sigue siendo tan tortuosa como al principio. La ventaja es que ya no se selecciona entre miles y miles de objetos reunidos en años de vida: sólo entre cientos que reunimos en los últimos meses. La maleta de 23 kg con la cual llegué a Alemania se engordó y engordó pero el espacio aun así fue insuficiente. Ni con el uso de las bolsas de vacío (que como en su publicidad anuncian me permitieron ahorrar hasta 75% de espacio) la maleta dio abasto y me tocó, como último recurso comprar una segunda maleta, tan grande como la primera. ¿Y qué creen? El espacio tampoco bastó! Y mi equipaje de viaje se convirtió en dos maletas, un bolso que colgaba de una de ellas y un morral: ¡mi vida en Alemania sí que pesaba!

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Cuatro maletas enormes (cada una de más de 30 Kg), dos bolsos y una guitarra fueron nuestro equipaje. Jose y yo sacamos masa muscular como nunca antes.

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Mi última noche en Erlangen fue tan nostálgica como lo imaginé. Compartir unas últimas cervezas con los amigos, soñar juntos con un próximo encuentro y finalmente, dar un abrazo y un hasta pronto no es fácil. Con el corazón triste y el segundero del reloj que me afanaba me recosté por última vez en mi cama y dormí hasta que la alarma anunciaba que quedaban pocas horas para partir. Dado que soy un poco despistada desarrollé en Erlangen la costumbre de pregúntame antes de salir de mi habitación si tenía las siguientes tres cosas conmigo: 1. Celular, 2. Tarjeta del bus y 3. Llaves. Esta vez salía de mi habitación y esa costumbre me advirtió que era la última vez: me iba con celular y una tarjeta del bus que solo serviría una vez más, mientras mis llaves quedaban allí y yo no me llevaba más que un llavero solitario.

El ajetreo de subir al tren las dos maletas, aun cuando un par de amigos te ayudan, te hace olvidarte de todo lo demás. Una vez respiré de nuevo con un poco de calma se cerraron las puertas y el tren se movió dejando mi bella Erlangen atrás. Jose, querido amigo de la universidad Nacional, iba conmigo y las pocas horas de viaje que compartimos se convirtieron en verle el chiste a la situación. Después seguiría la travesía sola y obviamente surgió una y otra vez durante el camino como haría para cargar todo mi equipaje, cuando a duras penas podía levantar una de ellas con ambos brazos. La gentileza de los caballeros alemanes que veían a esta damisela en apuros solucionó el problema al subir y bajar de los trenes y en las zonas planas sí que saqué bíceps.

Decir adiós... una vez más! Aquí la despedida de nuestros amigos brasileros.

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¿A dónde me dirigía? ¿Recuerdan que hasta hace una semana no tenía hogar? Pues resulta que tras la tormenta llegaron varios anuncios de calma. Por una parte estaba lo que en Alemania llaman Vitamin B (B = Beziehungen) y en Colombia llamamos Contactos (amigos de amigos que vivían en Köln me ofrecieron un techo mientras encontraba algo). Por otro lado estuvo una solución definitiva que encontré tan solo 5 días atrás: si, señores y señoras, mi eterna búsqueda de hogar había llegado a su fin. Anoche llegué a mi nueva casa y sin conocer nadie en esta gran ciudad es momento de empezar a construir una vida aquí, así como hace meses lo hice en Erlangen con unos colombianos como apoyo.

Sin embargo este periodo definido como Anstrengend no ha terminado. El reloj apenas me dio tiempo para desempacar y ya mañana es ese día tan esperado: mañana empieza mi primer trabajo como ingeniera. La última etapa de este año en Alemania está por comenzar!

Las llaves de mi nuevo Hogar!

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Episodio 31: 8 de marzo de 2012 – Paola en el país de las maravillas Nuestras súplicas dieron frutos. Tras escribir muchas solicitudes, esperar respuestas, asimilar muchos no y alegrarnos por los sí, los 29 colombianos que llegamos a Alemania teníamos una práctica. Aunque la emoción se opacó por la locura que implican los períodos de cambio, una vez nos recuperamos recordamos qué fue lo que originó ese cuento de locos: llegó el momento de poner manos a la obra, de dejar de ver todo tan ideal como parecía en el tablero, de mostrar “la verraquera” y empezar a producir!

El primero de marzo de 2012 no era un día cualquiera, era el día en que empezaría esa nueva etapa y por lo tanto quería que todo fuera perfecto. Me levanté temprano, me arreglé como toda una ejecutiva, desayuné y salí de casa a tomar el S-Bahn que me llevaría a la hora indicada al sitio indicado. Todo estaba fríamente calculado pues la perfección en este día era mi deseo. Llegué con un poco de anticipación para ir con calma al sitio donde me entregarían mi identificación como

Wunderland!

Así empecé a notar lo cerca que estaba de ese sitio soñado.

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empleada de Bayer… si, Bayer, aquella empresa que uno escucha tanto nombrar y que parece tan irreal. De repente edificios con avisos que me indicaban que estaba allí, en ese sitio soñado y como era de esperarse resultó ser que Bayer es una empresa enorme, tanto así que los 20 minutos de anticipación con los que llegué sumado al mapa que me habían enviado de la empresa no bastaron. Caminaba, caminaba y caminaba, preguntaba, miraba la hora y seguía caminando. Era un ciclo que parecía nunca terminar. Además de todo, la humedad del aire contribuyó a que el peinado perfecto para mi día perfecto quedara atrás, y que mi pelo se convirtiera en la imagen del “antes” en los comerciales de alguna marca de Shampoo. Finalmente llegué (10 minutos tarde) y resultó ser que definitivamente hubiese sido útil conservar mi cabello liso y sedoso, pues tan pronto llegué tomaron la foto que quedaría impresa en mi carné y debo decir que no es de mis fotos favoritas. Sin embargo, si uno tapa por un segundo la foto con el pulgar, tan horroroso peinado queda en el olvido cuando uno ve esos dos nombres sobre el mismo documento: el de una de las empresas líderes en lo que a uno le apasiona y el propio.

Ahora tenía que encontrar la oficina de mi jefe y aunque no lo crean volví a caer en el ciclo caminar-preguntar-ver el reloj-caminar. De nuevo me perdí y cuando encontré el edificio no lograba entrar. Mi día no iba dentro de mi idea de lo perfecto. No encontré otra opción: llamé a mi jefe, le conté que estaba perdida así

Intentemos olvidar tan horrorosa foto por un momento y concentrémonos en lo demás!

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que salió a recogerme. Resulta ser que si mi jefe no es el jefe más amable del mundo, al menos si está dentro del top 5: ese día no sólo me explicó mi contrato, mis tareas y las normas de la empresa con la mayor paciencia del mundo, sino que además me ayudó a instalarme en la oficina y me llevó a almorzar con él. Imagínense ustedes! Esta humilde servidora almorzando en medio de un montón de ejecutivos: todos me veían y me saludaban en inglés, como si fuera algo instintivo, con lo que mi jefe les aclaraba que yo sabía alemán y así empezaba la conversación: ¿Desde hace cuánto estás en Alemania?, ¿Cuánto tiempo haz estudiado alemán?, etc. Todos demasiado gentiles y sencillos. Y no son sólo ellos, así son todos los demás, desde las personas de servicios generales, hasta los operarios y ejecutivos, y por supuesto los demás practicantes, todos sonríen, te saludan en los pasillos haciendo el ambiente de trabajo algo increíble.

Sé que decir que uno llega a su sitio soñado, al decir que se llega al trabajo, suena algo exagerado, pero es la única forma que encuentro para expresar lo que se siente llegar a ese sitio donde básicamente se resumen muchas de las cosas que apasionan y por las que finalmente estudiamos y trasnochamos tantas veces: es mi país de las maravillas! Me encanta saber que cada paso valió la pena: estudiar, aprender alemán, escribir la hoja de vida y todo lo demás rinde ahora sus frutos. Tras una semana de trabajo le he ido cogiendo el ritmo a la vida laboral, nada fácil por cierto, pero sencillamente me encanta y cuando miro atrás, pensando en aquel primer día, soy consciente de que no salió del todo como yo lo había planeado, pero en cambio fue mucho mejor, fue perfecto a su manera.

El final perfecto para mi día perfecto. Mis compañeros practicantes me invitaron a brindar con una Kölsch mi llegada a Köln y a Bayer. Prost!

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Episodio 32: 15 de marzo de 2012 – Dime qué haces en tu tiempo libre y te diré quién eres ¿Qué es lo primero que cruza por tu mente cuando escuchas la palabra “alemán”? Cosas buenas y malas se escuchan decir a menudo como respuesta a dicha pregunta. Muchos son prejuicios que a fin de cuentas sólo se resumen en mentiras, pero otras son grandes verdades que de una u otra forma describen la

cultura alemana: - Sí, se toma mucha cerveza! Aunque el consumo de café es mayor. - Sí, muchos son rubios y altos, y por esto a muchas latinas les toca llegar a acostumbrarse a andar en tacones o buscar ropa en la sección de niños. - Sí, son muy, pero muy trabajadores. Pero también son muy organizados con su tiempo y hacen muchas actividades en su tiempo libre. Alguna vez les conté que los alemanes tienen una capacidad única y envidiable para organizar el tiempo y lograr hacer lo que tienen que hacer, sin dejar de hacer lo que les gusta. En mis primeros días de trabajo noté algunas diferencias que tal vez tengan algo que ver. En mis últimas semanas en Erlangen, muchas veces la actividad de estudiar era mucho más compleja, y no debido precisamente a los temas o al cansancio, sino porque al hecho de estar frente a los libros y los apuntes, se sumaba el hecho de tener un par de pestañas inconvenientemente abiertas en internet, que me distraían cada tanto y que, por supuesto,

tenían poco o nada que ver con asuntos ingenieriles. Ese vicio tan duro de dejar! Pero en el trabajo es otro cuento, y todo el mundo hace lo que debe en las horas que debe, así que dichas páginas sólo son visitadas en el tiempo de descanso y después sólo sigue un click en Abmelden y manos de nuevo a la obra. ¿Pero qué hacen los alemanes en su tiempo libre? Sé que suena a ese tipo de preguntas que sólo surgen cuando hay un silencio incómodo por romper! Pero resulta que de alguna manera la respuesta a esa pregunta también describe cómo son los alemanes. El simple ejercicio de subir a un tren o a un bus nos da una primera respuesta. Yo me sentaba y miraba por la ventana mientras el 80% de las personas que me rodeaban llevaban un libro en la mano. Veinte años o cincuenta, da igual: todos con libros delgados o gordos aprovechando cada minuto de recorrido en leer. Me

De los alemanes y su cultura hay mucho más que conocer que cerveza, Lederhosen y salchichas.

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sentí muy inculta, lo admito! Y es así como tan pronto como recibí como regalo de cumpleaños un libro en alemán lo llevé conmigo en todos mis viajes en bus hacia y desde la universidad bastando sólo un par de semanas para leer el punto final y quedarme por un tiempo sin material de lectura. Hay muchas actividades que, por supuesto, dependen mucho del clima, en especial cuando de deportes al aire libre se trata, que sólo son recomendados en verano… o por lo menos eso pensé yo, hasta que en uno de esos tortuosos ir y venir a pie durante el invierno me topé no con una, sino con muchas personas que salían a correr. Creo que aún no termino de comprenderlo, pues si algo se aprende en invierno es que lo único que puede empeorar una baja temperatura es que la acompañe el viento, entonces ¿Por qué querer al viento congelándote la cara? Y aún más ¿cómo lo soportan? Un secreto alemán más que añadir a la lista. Tras una de esas caminatas invernales llegué a casa con ganas de un té caliente entre las manos. Mi plan para la noche: ver televisión (un ejercicio de Hörverstehen recomendadísimo). Tomo el control remoto entre mis manos y comienzo a hacer aquello que también suelo hacer en Colombia: “canalear”. Descubrí entonces que la televisión alemana tiene muchas cosas que también tiene la colombiana: hay dibujos animados, novelas, televentas, reality shows y demás. Sin embargo, encontré que la cantidad de programas educativos es impresionante! No sólo está el famoso “Quien quiere ser millonario”, hay programas de resolver crucigramas, de nuevos descubrimientos y hasta concursos sobre conocimiento de la cultura de las regiones alemanas.

Por supuesto, dentro de la lista de actividades también están los planes de salir a hablar, beber y festejar con amigos. En resumen, no sólo se debe creer que los alemanes son esos rubios altos que trabajan mucho y son muy puntuales. Por lo general los alemanes son personas gentiles, cultas y divertidas. Y gracias a estas características, me he reído mucho con mis compañeros practicantes, muchas veces de la vida en general, muchas veces de ellos, y muchas veces de mí misma.

Venir a Alemania me ha transformado, y no sólo por el simple hecho de cambiar de Continente, o porque abandoné el Hotel Mamá y aquí aprendí a vivir independiente, sino porque he encontrado en cada esquina un signo de la cultura alemana que es genial y envidiable, y que poco a poco intento aprender e integrar a mi estilo de vida, porque siento que me hace mejor. Qué viva la cultura alemana!

Los alemanes son más gentiles y amigables de lo que nos dicen los clichés. Celebremos por ello!

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Episodio 33: 22 de marzo de 2012 – Alemania no cumple la teoría del caos ¿Qué pasa cuando en el país de la puntualidad los medios de transporte entran en huelga? ¿Es el inicio de un caos sin precedentes para la población alemana? Esas y muchas otras preguntas pasaron por mi mente cuando en la oficina fui informada sobre tan molesto evento. Y es que no es para menos, 7 meses y medio aprendiendo y perfeccionando el arte de calcular el tiempo perfectamente para llegar de forma puntual a todas partes y ahora se me presenta tal calamidad. Mi día comienza con una alarma a las 6:00 am. Por mi mente medio-dormida solía pasar la idea: “ok, ya me levanto”. Pero pocos segundos después dormía de nuevo profundamente hasta que trascurrido mucho tiempo me despertaba exaltada sabiendo que había dormido de más. Ante tal inconveniente reforcé la primera alarma con un segundo despertador, y un tercero por si las moscas, con lo cual tengo el tiempo perfecto para arreglarme y desayunar. Cinco minutos antes de la hora exacta en la que debo salir de casa suena una nueva alarma, que me informa que se acerca el momento de partir. Doce minutos a pie y estoy en la estación del S-Bahn, que pasa muy a las 7:38 am, con lo que estaré a las 8:00 sentada frente a mi escritorio. TODO está fríamente calculado. Pero ahora la palabra Streik aparece en el itinerario y vienen a mí recuerdos de caminatas largas, trancones interminables y en fin, el colapso de la ciudad y con ello de mis nervios.

Sin embargo, la huelga al otro lado del Atlántico es muy diferente: por una parte, se sabe que habrá huelga con unos días de anticipación, con lo que hay tiempo para prepararse y no salir con total incertidumbre sobre lo que nos deparará el destino. Adicionalmente, el propósito de la huelga se puede resumir en que la misma ciudadanía encuentre la respuesta a una pregunta: “Qué sería de la ciudad si X servicio no fuera prestado?” por lo que en una huelga de transporte que

realiza el U-Bahn o los buses de la ciudad, como sucedió en las últimas semanas en Alemania, no se bloquean vías ni nada por el estilo, sino que simplemente no hay tráfico de dichos vehículos. Justo el día de la huelga tenía que realizar algunas formalidades en distintos puntos de la ciudad. ¡Vaya suerte la mía! No pasarían buses, no sería conducido ningún tren subterráneo… pero la huelga tampoco deja a la ciudad inmóvil: el S-

Los medios anuncian un Streik-Chaos. Un paro de transporte se avecina...

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Bahn funcionaría como de costumbre. El día anterior en los periódicos y demás medios de comunicación se especulaba sobre la magnitud del caos que la huelga provocaría. No tengo papás cerca que me acerquen en el carro, ni bicicleta que me salve en estas circunstancias… sólo queda esperar.

Mañana de huelga: suena la alarma de las 6 am y los dos refuerzos. Estoy en pie. Sigo mi rutina habitual, salgo de casa a las 7:24 como de costumbre, camino los doce minutos de siempre, notando en el camino que la cantidad de autos y bicicletas en la calle es mayor que de costumbre: primera señal de los acontecimientos. Al llegar a la estación encuentro que la

cantidad de personas que esperan el S-Bahn se triplicó y cuando el reloj marca las 7:38 el anhelado tren no se asoma. Pasan los minutos como si fueran eternos hasta que por fin llega el tren a su destino. “¡Indignante!” pienso sarcásticamente para mis adentros mientras me río un poco del resultado de la comparación entre el caos que esperaba y el que hasta ahora presencio: 5 minutos de retraso. Estando frente a las puertas del tren viene a mi mente un Deja vú: yo, subiéndome con más personas de lo habitual a un vehículo articulado rojo que muy probablemente, y dadas las circunstancias, va un poco lleno. ¡Ohhh Nein!... Respiro profundo, oprimo el botón para abrir las puertas y, en efecto, estaba más lleno que de costumbre. “No me pude sentar… esto es indignante!” pienso nuevamente con un poco de risa mientras entro sin problema al vagón, me acomodo de tal forma que no invado el espacio personal de nadie y nadie el mío y continuo con mi travesía. Al terminar el día sé que conté con suerte, pues justamente el único medio de transporte público que funcionó el día de la huelga es el que utilizo habitualmente con lo que mi cálculo del tiempo no se vio afectado en lo absoluto. Otras personas tuvieron que cambiar un poco más su rutina para salir con tiempo extra de anticipación y caminar hasta la estación más cercana. Sin embargo, hasta en esta situación tan caótica es la organización de los alemanes la que salva el día y hace que todo siga su curso, así sea con un par de minutos de retraso o un poco más de personas en el mismo vagón.

Un vehículo rojo y articulado se acerca. Qué me espera tras sus puertas?

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Episodio 34: 29 de marzo de 2012 - Sobredosis de polen Beep Beep! Suena el despertador. La preparación mental para salir de las cobijas comienza recordando que ahora pertenecemos al mundo laboral y con responsabilidades, por lo que no hay más cabida a la pereza. Al abrir los ojos y por la cantidad de luz que entra por la ventana concluyo que son mínimo las 9 am, es decir, voy más que tarde. Un salto gimnástico me pone en pie y a una velocidad impresionante para un recién levantado me dirijo hacia la ducha. A menudo ese metro cuadrado justo bajo el chorro de agua se convierte en un sitio de reflexión para mí, pero hoy esos minutos de meditación se reducen a un segundo en el cual cruza por mi afanada mente la pregunta: “Cómo es que de tres despertadores, tres se desconfiguran y suenan más tarde de lo que deberían?”… La única respuesta que se me ocurre en ese segundo de profundos pensamientos es la misma que le encuentro al hecho de no encontrar a menudo un objeto que estaba justo frente a mis ojos minutos atrás: hay un duende invisible en mi habitación que me hace la vida imposible (y se vino conmigo desde Colombia). Al regresar de mi maratónica ducha miro el reloj para saber en cuánto tiempo debo vestirme y salir: una hora! Recordé entonces, tras meses de ver amanecer tarde y anochecer temprano, que la luz del día no se puede tomar, al menos en esta latitud, como un indicio de la hora.

Con mis compañeros practicantes aprovechamos un rato bajo el sol para tomar nuestro almuerzo juntos mientras hacíamos "fotosíntesis".

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Aunque por momentos parecía eterno el invierno, se pasó volando, y es así como llegó la hora de preparar el bloqueador solar, las gafas de sol y la ropa ligera, pues por fin llegó la primavera. Debo decir que llegó inesperada: yo no salía a la calle sin portar buen abrigo y una bufanda. Sin embargo, una tarde al salir del trabajo, no pude avanzar más de un par de cuadras sin sentir que mi cálido abrigo se había convertido en un Sauna. Uno de mis compañeros me pregunta: ¿Acaso qué temperatura crees que hace? Mi yo deductivo sacó cuentas de lo que habían sido los días anteriores y pensé que como máximo esos podían ser 15˚C. Lo que aún no lograba asimilar es que con mi cálculo no lograba nada, pues el clima no sigue en lo absoluto alguna lógica y es así como a tan caluroso día

(eran 22˚C) le siguió otro igual de cálido y otro totalmente frío. El mejor aliado ante el misterio climático es el pronóstico del clima (que por estos lares sí funciona), que a su vez es uno de los secretos de la planeación alemana, pues al saber con un par de días de anticipación que el sol brillará uno se puede preparar para dejar de lado lo que uno de los becarios colombianos denominó: “actividades Indoors de invierno” (teniendo en cuenta que no daban ganas de salir) y disfrutar de lo que meses atrás no se hacía, como recostarse bajo el sol a “hacer fotosíntesis” o tomar un par de cervezas al lado del río. El reloj también cambió con la llegada de la primavera debido a que tuvimos que atrasarlo una hora. Es decir, que lo que para nuestro reloj interno significaba levantarse a las 6 am, ahora implica levantarse a las 5 am. Nos quitaron una hora de sueño! La misma que nos dieron de más en Octubre cuando hicimos el proceso contrario… aunque en ese entonces nos enteramos muy tarde: tras esperar en la estación por un amigo que había quedado de llegar a las 10:00 am y que llegaría una hora después sin recibir ni un solo reproche pues, a fin de cuentas, había llegado puntualmente.

Los planes junto al río pueden volver a escribirse sobre el calendario. Aquí recordamos nuestros primeros días en Alemania, donde ir a tomar una cerveza y montar en bote estaban entre nuestros planes preferidos.  

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El paisaje blanco invernal se torna poco a poco multicolor. Los árboles parecen estar en una competencia: premio al que haga florecer las flores más espectaculares. Así que los aman las flores, aquí definitivamente tienen de dónde escoger. Los días se alargan nuevamente señores y señoras, nos recuerdan que 8 meses atrás, en nuestro primer día en Alemania, pudimos disfrutar del sol hasta las 10 pm; nos recuerdan que poco a poco se va cerrando el ciclo y se acerca la hora de volver al país en donde, en cualquier mes del año, podemos escapar a la ciudad donde la primavera es eterna.

Los árboles calvos se visten de romance. Unas de las primeras muestras de la primavera junto al Rhein en Ludwishafen.

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Episodio 35: 3 de abril de 2012 – La semana de ramos, peces y rezos Llegó la semana de la pasión de Cristo, la semana de reflexión y descanso por la que todos solíamos rezar en la universidad y el colegio para que llegara. En Alemania esta semana llegó sin que me diera cuenta (con el trabajo los días pasan aún más rápido que de costumbre) pero llegó como se debe. Es así como yo también me tomaré unos días de reflexión, agradeceré por los buenos momentos que hasta ahora he vivido y, de paso, me daré un pequeño paseo a pocos kilómetros de la bella Köln.

Para no

interrumpir sus momentos de reflexión no tendremos diario esta semana… pero no se preocupen! La próxima semana les tendré un nuevo episodio. Por ahora solamente me resta desearles una semana muy feliz en familia y con amigos. Hasta la próxima!

Desde tierras europeas también oraremos, descansaremos y pasearemos!

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Episodio 36: 12 de abril de 2012 – Buscando huevos en los Campos Elíseos San Nicolás dejando chocolates en los zapatos de los niños, el niño Dios que llega al mundo con regalos, los reyes magos con sus obsequios… Han pasado una a una muchas de las festividades que se celebran alrededor del mundo. Casi las mismas fiestas que tenemos en Colombia pero con un sabor muy diferente, el sabor alemán. Semana Santa, por su parte, no es una semana festiva como tal, pues trabajamos hasta el jueves y nos tomamos de descanso Karlsfreitag (vienes santo) y Ostermontag (lunes de Pascua), día que sin duda alguna tiene una gran

importancia para la cultura alemana. Para mí era una tradición que sólo aparecía en las películas: pintar huevos, imaginar a un conejo que los esconde por doquier y emprender una búsqueda aventurera de los mismos. Un juego de niños que parecía fantástico hasta que descubrí que no era sólo de niños, con lo que ahora me parece más maravilloso todavía. Teniendo 4 días de descanso me auto-obsequié un viaje a una de las ciudades más visitadas de Europa. ¿Pistas? Es famosa por sus vinos, por su historia, la cruza un río y se puede decir que es la meca del amor. Una torre de hierro muy alta, un arco celebrando las victorias y el reflejo sobre el lienzo de una mujer de sonrisa misteriosa esperaban allí por mí. Paris era mi destino! Algo que aún es difícil de asimilar es que las ciudades más

maravillosas que uno se puede imaginar están justo al lado. Antes de venir a vivir a Alemania, para mí ciudades como Berlín, Paris, Roma o Praga, parecían una leyenda que debía ser comprobada. Pero ahora, estando en el viejo continente, basta con ajustarse los cinturones y alistar la cámara para dar testimonio de que esas ciudades en efecto existen y son aún más mágicas de lo que uno pensaba. Es así como desde Köln hasta Paris sólo me tomaron 5 horas en carro, una Mitfahrgelegenheit (carro compartido) que si bien me permitió ahorrar un par de euros, me puso los pelos de punta en un par de ocasiones. El conductor, un hombre de carácter “inflamable”, por así decirlo, no dudaba en poner la mano sobre el pito y gritar par de reclamos en francés ante cualquier eventualidad sobre

Qué mejor que disfrutar de Paris desayunando en una mañana soleada al lado de la torre Eifel.  

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la vía. Yo, que admiraba los paisajes o dormía me levantaba de un brinco y encontraba dichas situaciones tan pero tan alarmantes, que noté el efecto de los últimos meses: ME HE ALEMANIZADO!

Tras las inyecciones de adrenalina que recibí muy a contra de mi voluntad empezaron a aparecer carteles que anunciaban que me acercaba a mi meta y de repente estaba allí. La recorrimos en metro y a pie, desde muy temprano hasta muy tarde, y nos deleitamos con paisajes, música, arte e historia. Respecto a los últimos ítems debo decir que me sorprende que estén en esta lista, pues yo, demasiado apegada a los números, poco de historia y poco de arte; el tedio del museo, del cuadro colgado en la pared y de las fechas sobre los libros… todo eso me pareció por mucho tiempo inerte, falto de vida y emoción. Hoy sólo puedo decir Mea culpa!!! Y me arrepiento, me arrepiento y me vuelvo a arrepentir! Experimenté une experiencia religiosa en medio del Louvre, del Pompidou y del Orsay: no vi la luz al final del túnel o recibí mensajes divinos. Simplemente me puse frente a un par de pinturas que trasmitían tanto que

daban ganas de meterse en el lienzo y hacer parte de la escena. Descubrí a mirar más de lo que los ojos ven, a escuchar la historia que cuenta el artista con el cuadro y entendí por qué todo artista quiere ir a Paris.

La torre Eifel, el arco del triunfo, la iglesia del sagrado corazón, la tumba de Napoleón, los obeliscos, los campos Elíseos, el panteón, NotreDame (…) un mapa turístico de Paris parecía una lista eterna, asombrosamente eterna, y es así como a medio día de nuestro primer día en Paris nos dimos cuenta que visitar todos los puntos recomendados en 4 días era una misión imposible. Y que digan mis pies aún resentidos si no lo intentamos! Al final hicimos un filtro y quedó un top de seleccionados que en efecto visitamos y que nos

Y como si Paris no fuera lo suficientemente maravillosa y bella, la primavera llegó para adornarla aún más!

 

Mmmmm..... Ancas de Ranas...Olvide sus prejuicios y chúpese los dedos!

Arte: mi nuevo amor en la ciudad del amor.

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dejaron tiempo suficiente para, al sabor de un vino, una Creme Brulee, un anca de Rana (no tan mala a pesar de las expectativas) o simplemente con una buena charla, nos permitieron disfrutar de la verdadera Paris: la que no necesita de fila para ser admirada y que es la ciudad del amor no porque sea en extremo romántica (al menos ese ítem no se los puedo confirmar yo), sino porque deja a quien lo visita con tan poco aliento. Cada vistazo se convierte en un ir y venir de suspiros que sólo se da cuando uno está enamorado… nos enamoramos de Paris! Fue un viaje inolvidable, de principio a fin… y créanme que el fin fue toda una aventura. Una aventura tal que, sin el ánimo de ser mala, los dejaré en ascuas y

les contaré hasta la próxima semana. Por ahora Au revoir!!!

Después de meses, nos reencontramos en la ciudad del amor. Aquí posamos frente al arco del triunfo.

Je t'aime

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Episodio 37: 19 de abril de 2012 – Una serie de eventos desafortunados Era lunes de Pascua, nuestro último día en el maravilloso Paris, que con un sol enorme en el cielo o con nubes grises por doquier no dejaba de impresionar. Recuerdo que al despertar ésta fue la secuencia de pensamientos que cruzó mi mente: ▪ Cinco minuticos más ▪ ¿Cuáles cinco minuticos? Estamos en Paris! Cada minuto vale oro ▪ Qué lástima que hoy sea nuestro último día… llegó la hora de volver ▪ ¿Al fin, cómo me voy a devolver? En cuanto al cuarto punto, que con la angustia que trajo fue el que finalmente logró sacarme de entre las cobijas, debo aclarar que no se trató de falta de preparación: esos días de tanta frescura y espontaneidad quedaron atrás y es así como los viajes hasta los planeamos con meses de anticipación. La angustia llegó a mí debido a una mirada desilusionada que quedó grabada en mi mente el día que inició mi travesía hacia Paris.

Mitfahrgelegenheit: un invento que junto con la máquina lavavajillas y el pan alemán, está entre el top de las cosas pequeñas pero más maravillosas que extrañaré de Alemania. Este sistema se basa en el famoso principio Ganar-Ganar… el conductor, que tiene que viajar de A hasta B y tiene puestos libres en su vehículo, se ofrece a llevar a otras personas con el mismo destino compartiendo los gastos del viaje, siendo más barato y muchas veces más rápido que las otras posibilidades de transporte. El sistema implica que uno además confíe en el compromiso de la otra persona y, siendo la confiabilidad una de las muchas características del pueblo alemán, las Mitfahrgelegenheiten suelen andar sobre ruedas (literal y metafóricamente) sin el mayor problema.

Sin embargo, toda regla tiene su excepción y fui una sorprendida testigo de ello. Mientras esperaba a que llegara el Mitfahrer que me llevaría a Paris, conocí a una mujer que hacía lo mismo que yo, sólo que por lo que decía, era una espera sin esperanza (valga el juego de palabras): ya habían pasado 30 minutos de la hora

Yo y mi "salvaje" cabellera en Versalles. En mi mente: No me quiero ir!

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acordada y la persona no aparecía, y lo peor: no contestaba el celular! Mientras el carro en que yo iba arrancaba, ella se quedaba allí, “vestida y alborotada”.

El domingo llamé para confirmar no 1 ni 2 veces a la persona con la que había reservado mi Mitfahrgelegenheit de regreso a Köln, llamé muchas muchas veces sin tener éxito y el SMS que envié después de tanto intento tampoco fue respondido. Me imaginé a mí con la misma mirada de desilusión que vi en mi primer día de viaje, quedándome en Paris cuando debía ir a Köln. Me fui a dormir y me levanté con esa pregunta en mente: ¿Al fin, cómo me voy a devolver?

Me fui con maleta en mano para el palacio de Versalles pensando que si para las 11 am no tenía una respuesta debía sacar la malicia indígena que todo colombiano lleva dentro para buscar una solución. Al llegar era tanta la maravilla que no quería que el viaje terminara precipitada y tristemente debido a la incertidumbre. Justo media hora antes de que llegara esa hora límite que me había puesto, contestó el Mitfahrer y confirmó que en la tarde nos encontraríamos para regresar. Yo estaba totalmente feliz y sin la angustia, los jardines, el palacio, los panoramas y, por supuesto, la

compañía fueron disfrutados sin límites! Remar en los lagos (o por lo menos intentarlo, como ocurrió en el caso de Iván, amigo de la universidad Nacional residente en Paris) y montar en bicicleta por los campos que rodean el majestuoso Palacio fueron momentos insuperables que me hubiese podido perder! Pero como todo lo bueno, llegó a su fin y me dirigí al punto de encuentro acordado. Y oh sorpresa cuando allí mismo me encontré a mis dos amigos jóvenes ingenieros colombianos, James y Verónica, que también habían estado recorriendo las calles de Paris en aquellos días. Yo iba para Köln… ¿Y ellos? También! Aunque en realidad residen casi al otro lado de Alemania. Y resulta que lo que yo temía pero que no me pasó a mí, sí les pasó a ellos: los dejaron plantados! así que la única opción que encontraron fue viajar a Alemania, en otra dirección, pero a Alemania al fin y al cabo.

Los intentos casi fallidos de Iván por avanzar un par de metros en medio de las dóciles aguas de los canales en los jardines de Versalles.

Poco antes de partir recorrimos los jardines sobre dos ruedas.

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Todo parecía estar en el rumbo indicado, o al menos, se aproximaba a ello. Cruzamos la frontera entre Francia y Bélgica y nos acercábamos cada vez más y más a nuestro añorado destino, hasta que pocos kilómetros antes de llegar a la frontera con Alemania empezamos a escuchar un golpeteo que, aunque con ritmo, no sonaba nada bien y que sería otra primera vez… Nuestra primera pinchada en Europa. Como si no fuera suficiente la falta de energías en nuestros cuerpos y la falta de aire en el neumático trasero, tuvimos que soportar las consecuencias de ese dicho alemán que hemos confirmado cada día del mes: “April, April, der macht was er will…" El clima simplemente no sigue una tendencia, hace lo que quiere, y justamente, ese lunes a las 11 de la noche, se le antojó acompañar la pinchada con lluvia y mucho mucho frío.

Luego de llamar a la ADAC, esperamos a que llegaran para que nos sacaran del embrollo (ya que el conductor no tenía la llave adecuada para cambiar el neumático) y fue grande nuestra alegría cuando llegaron! Pero la alegría duró alrededor de 5 minutos, hasta que nuestro salvador nos dijo que la llanta de repuesto no se ajustaba apropiadamente al rin y que por ello no podíamos seguir, o por lo menos no en ese auto… Parecía una pesadilla

que se negaba a terminar. Esperamos nuevamente, ahora por la grúa que nos llevaría a nosotros y al auto hasta Aachen, donde nos esperaba un auto prestado que nos permitiría continuar con la travesía. Esta serie de eventos desafortunados en la que resultó nuestro viaje de retorno hizo que el tiempo de viaje se extendiera casi 3 horas más de lo esperado y que llegáramos a casa en la madrugada para dormir sólo un par de horas más e irnos, yo a trabajar, y James y Verónica a la estación de tren, a continuar con su viaje a casa.

El agitado fin de semana terminó y ahora solo quedan 3 meses y medio de aventuras por Europa! Aventuras que esperamos sean tan emocionantes y maravillosas como ésta pero ojalá vengan con un poco menos de tragedia… Hasta la próxima!

La llanta desinflada que no nos logró desinflar el ánimo. Aquí James y Verónica se ríen de la situación

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Episodio 38: 26 de abril de 2012 – Die deutschen Städte

“Ponga 4 tazas de afanes, toneladas de smog y mezcle con el sonido interminable y arrítmico de los pitos. Revuelva hasta que los latidos del corazón estén a mil, aparezcan un par de nudos de estrés en el cuello y los oídos estén a punto de reventar. Para terminar sazone con basura en el suelo al gusto y empaque en un par de kilómetros cuadrados.” La anterior podría ser fácilmente la receta perfecta de una ciudad o, al menos, era esa mi imagen de ciudad hasta hace meses atrás: la velocidad, el ruido, las luces fuertes, multicolores y por doquier, los anuncios, la

basura… el estrés.

Por supuesto no puedo negar que también amé y amo la ciudad de la que vengo: Bogotá, con su diversidad, con sus calles llenas de sorpresas que tienen olor a cultura, a saltar los horizontes y, con bastante

frecuencia, a pollo asado (no negaré tampoco el hecho de que en Bogotá se come más pollo asado que ajiaco); pero tampoco puedo olvidar las mil y una veces que en medio de un trancón miré por entre los flequillos de las cortinas que decoraban las ventanas del bus hasta que la impaciencia se transformaba en resignación; o el efecto que tenía sobre mí ver las calles llenas de basura o pasar por debajo de un puente con olor a que en la cercanía no habían baños públicos.

Sin embargo uno llega a Alemania y se da cuenta que la receta del caos que parecía haberse transformado en ciudad no es una regla universal. Los rascacielos dejan de ser un requisito para ganar el título de ciudad, escuchar el sonido del pito se convierte en un acontecimiento rarísimo y el olor a pollo se cambia por el olor a Döner. Las ciudades alemanas (y podríamos decir que las europeas en general) realmente tienen una estructura muy diferente a las ciudades colombianas. La diferencia es que tienen una estructura, pues fueron planeadas y los cambios por las tendencias, la industrialización y las necesidades de los habitantes se ajustaron a esa estructura… y no al revés. Es así como por ejemplo la ciudad más grande de Alemania, Berlín, tiene alrededor de 3,5 millones de habitantes y eso es considerado mucho para una ciudad por estos lares (¿se pueden imaginar cómo se les saltan los ojos a los alemanes cuando les cuento que en Bogotá la población es el doble y sigue creciendo?). Las ciudades alemanas se convierten así en el centro de un conjunto de “pueblitos”, por así llamarlos, que se encuentran alrededor y teniendo un sistema de transporte tan ordenado el hecho de no vivir en la ciudad principal no es ningún problema y, de hecho, se convierte en una oportunidad perfecta para criar una familia o disfrutar

Tómese su tiempo para disfrutar de las ciudades alemanas!

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de la pensión: lejos del “caos” de la ciudad y más cerca de la naturaleza se tiene un ambiente perfecto.

Cada una de las ciudades europeas que hasta ahora he tenido la fortuna de visitar dejan un sabor distinto: el romance, la cultura, la historia y, por supuesto, la fiesta… cada ciudad tiene su encanto y uno, por supuesto, puede sentir la diferencia. Sin embargo hay una atracción turística por excelencia que se repite en absolutamente todas las ciudades y que tiene su esencia en que, más allá de todo

lo que hay por ver en una ciudad, la ciudad misma es la mayor

atracción. Los miradores: ya sean torres generalmente equipadas con ascensores que te llevan hasta su último piso a gran velocidad, o simplemente una colina en la cercanía, estos sitios tan concurridos tienen la capacidad de dejar sin aliento y no por la altura, sino porque de repente te regala como panorama una ciudad con un aire claro sobre si y una homogeneidad y al mismo tiempo miles de sorpresas en su arquitectura.

Pero en medio de toda esa planeación hay un par de sorpresas. ¿Por qué un turista en Europa siempre tiene entre sus manos un mapa? No es necesario tener un sentido de orientación demasiado malo (si usted sufre de este mal, como yo, no hay mapa que le vaya evitar perderse, créame). Uno abre estos bosquejos de la ciudad y se da cuenta que el que planeó la forma de las direcciones en las ciudades colombianas era más psico-rígido que el más psico-rígido de los alemanes. En vez de un montón de números y coordenadas que más bien parece un plano de algún parcial horripilante de

matemáticas, los mapas de las ciudades europeas parecen un poema escrito a la historia, a los deseos y a los sentimientos. En vez de Cra 4ª No. 66-77 uno encuentra que hay una calle a la libertad (Freiheitsstraße), una calleja de los

A dos minutos a pie de mi humilde hogar encuentro el refugio más maravilloso. Se los presento!

Wortlos... panorama de la capital de república Checa: la encantadora Praga.

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leones (Löwengasse) o, sin importar si uno está en Köln o en Erlangen, una calle berlinesa (Berlinerstraße). No hay lógica que seguir para llegar de aquí a allá… sólo un mapa lo puede guiar.

Otro de los privilegios de vivir en una ciudad alemana es que uno camina calle tras calle, desprevenido de lo que puede ocurrir y, de repente, se tropieza con un trozo de naturaleza. Esos recursos que en Colombia tenemos de sobra y que, tal vez por lo mismo, muchas veces no sabemos valorar y cuidar, son aquí un gran tesoro. Bien sea un lago, un bosque o una simple pradera, están ahí, en medio de la ciudad para darle un respiro a ella y a sus habitantes. Por esto actividades como salir a trotar al bosque o hacer el famoso y muy amado Wanderung (caminata

ecológica) no son actividades exclusivas de la gente play o planes de cada año, sino una parte de la rutina que permite alejarse del “estrés” de la ciudad (estrés para los alemanes… para mí es como ir al spa y que me hagan manicure) y despejar la mente.

Así que tome una cerveza alemana entre sus manos, diríjase a su calle de la felicidad (esa también existe… Freudenstraße) y disfrute del estrés de la ciudad alemana…

Una calle en honor al escritor Franz Kafka.

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Episodio 39: 3 de mayo de 2012 – Esto no es Brüssel

Cada país, grande o pequeño, esconde en sus paisajes una historia, una cultura especial y única. Esas particularidades logran sorprender a los turistas, quienes pueden obtener diferentes sensaciones de lo que ven: sorpresa,

magnificencia, pertenencia o total

desarraigo. Pero si me preguntan cuál fue mi percepción al pasar por la capital Belga, sólo cabe una palabra: Locura! Pisamos suelo belga con la luz nocturna del sol de las 9 pm sobre nuestras cabezas. Dos colombianos y una francesa de personalidad asombrosa nos adentramos por las calles del centro de la ciudad para saciar el hambre que las horas de viaje y el ajetreo de un día de trabajo habían dejado. Empezamos a sentir el aroma del aire belga: una mezcla de Waffles, cerveza y chocolate. La locura se veía venir. Descubrir Bruselas de día magnifica esa perspectiva. La ciudad parece solitaria hasta eso de las 10 am (la fiesta y la cerveza parece atenuar el ánimo madrugador). Poco después la ciudad enloquece: la gente empieza a salir por las calles y las excentricidades comienzan a salir a flote.

Disfrutando la comida típica Belga después de un día de locos.

En Bruselas las calles hablan por sí mismas de su genialidad.

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Uno de los emblemas de Bruselas, por ejemplo, es un niño con piel de bronce y cuyo encanto es orinar. El Manneken Pis, sólo con alardear de las ventajas de ser hombre al poder orinar de pie, logra reunir a turistas de todo el mundo. Ver a tanta gente emocionada con dicho hecho nos entró un poco en gracia pero aún faltaba la mejor parte: el niño no sólo tiene una vejiga de fama internacional sino un escuadrón especial que se encarga de su cambio de atuendo y un par de celebraciones en su nombre. Justo a tiempo llegamos para presenciar una de ellas: el niño dejaría de

orinar agua por unos minutos para orinar vino y calmar la sed de los visitantes. Un evento sin duda alguna inesperado y bastante entretenido. Al pasar por Bruselas no podíamos evitar pasar por el museo de Magritte. Llegué allí sabiendo poco de su arte (un hombre con manzana como rostro o una pipa que dice no serlo era lo único que, tras mucho meditar, podía asociar con el nombre… perdonarán la

ignorancia). Al adentrarse por los corredores del museo es como si uno empezara a tomar parte de alguna clase de juego: se convierte en un reto entender con sólo una imagen y un título (si es que lo uno tiene que ver con lo otro) que hay allí escondido. En realidad cada pintura se convierte en una adivinanza y uno comprende, finalmente, que una ciudad tan frenética y regocijante como ésta es la inspiración perfecta para tan delirante arte: el resultado no podía ser otro si se vive día a día en una ciudad en la que sólo 10 minutos de detenimiento permiten ver cosas tan surreales como un grupo de Elfas andantes

Este es el único hombre que, en vez de ser multado, es admirado por orinar en las calles europeas.

¿Esto no es una Pipa?... Alles Klar. Esto no es un Diario!

Inauguramos nuestros días en territorio Belga con una cerveza típica de Bruselas. ¿El sabor? la locura!

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que bailan Tap en los andenes o un matrimonio que un sábado a medio día decidió que era tiempo de contarle al mundo que ya se habían soportado 10 años el uno al otro. Magritte tenía, sin duda alguna, de dónde sacar material para sus obras.

Y por supuesto, no puedo pasar por alto el tema de la famosa cerveza belga. Probamos cuanto tipo se nos cruzó por el camino y seguí mi instinto de ingeniera química hasta encontrarme entre los cuartos en madera de una productora artesanal de cerveza. Disfrutamos los aromas, los sabores, las texturas… no se preocupen, también fuimos muy saludables y bebimos cerveza de frutas! Una molécula gigante de hierro (Atomium), las catedrales, el parlamento europeo… todo impresionante! Pero lo mejor de Bruselas es que uno solo puede caminar por caminar y encontrar sorpresa tras sorpresa en las paredes, pues ser la casa de Tin Tin no es gratis y es así como los muros encontraron un propósito muy caricaturesco. Tras dos días de locura encantadora en Bruselas tuvimos que partir… pero a un sitio tan mágico que el

espacio en este diario no me alcanza. Así que hasta la próxima!

Las calles caricaturescas de Bruselas.

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Episodio 40: 8 de mayo de 2012 – La ciudad embrujada Narices largas y puntudas, verrugas, risas malvadas y agudas que penetran los oídos, escobas voladoras como medio de transporte y la autoría de muchos eventos infortunados. Todas estas cosas juntas no tienen otro nombre: Brujas! Muchos le temen a dicha figura e, incluso, a uno que otro personaje femenino (con frecuencia si son suegras) se le ha dado dicho título expresando rechazo. Nada bueno parecería asociarse a dicha palabra. Nada hasta que uno escucha a la gente hablar de una ciudad maravillosa que lleva dicha temida palabra como nombre.

Cuando de pronto mencionaba por los pasillos de Bayer que visitaría dicha ciudad todos me asociaban de manera directa el nombre a una película que, sinceramente, ni siquiera conocía, pero cuyo título en alemán hablaba tan mal de

la ciudad como la palabra Brujas: “Brügge sehen und sterben” (Ver Brujas y morir). Ante tantos malos presagios uno no sabe si sea una buena idea ir a dicho rincón del mundo.

Sin embargo, no hay que apaciguar el aventurero que llevamos dentro y fue así como, con todas las expectativas, nos subimos en el tren Bruselas-Brujas. Al llegar la mirada se asoma tímida por la puerta de la estación central, como anticipando lo que espera al resto del cuerpo antes de que los pies toquen lo desconocido. Pero la mirada aceleró el paso y en pocos segundos estábamos allí, con la boca abierta y las ganas de conocer cada rincón totalmente despiertas. La luz tenue que acompañaba las calles empedradas, con los canales y la sobria arquitectura hacían que uno simplemente se dejara llevar por los caminos, que quisiera perderse por las calles (afortunadamente no era yo la que portaba el mapa).

Los famosos canales de Brujas.

Los paisajes encantados de Brujas. De noche o de día Brujas encanta.

El picnic sazonado con la brisa de las Costas belgas.

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La magia de la noche en Brujas, que la hacía tan romántica e inspiradora, no se perdió con la luz del sol. En este punto debo decir que no estoy del todo segura cuál es a todas estas la ciudad del amor, si Paris o Brujas, pues en las plazas, en las calles y en cada rincón se comprobaba que el romance estaba en el aire. Y no lo digo sólo por los jóvenes viajeros enamorados que visitaban la ciudad: parejas de todas las edades demostraban a su modo un amor tierno con pocos o muchos años de historia. Uno se da cuenta que no se necesita un restaurante costoso ni nada de lujos para que el amor florezca… compartir unas papas a la francesa sentados en cualquier rincón de un sitio concurrido puede ser el momento más hermoso. Deslumbrados con tanta belleza e historia decidimos ir más allá… 16 km más allá para ser más precisos, cobrándole a las piernas todo el ejercicio que no se había hecho en los últimos meses, pues fue un poco más de una hora en bicicleta lo que nos tomó llegar hasta la frontera con el mar. A pesar de un sol fuerte que hacía el clima perfecto (y que por cierto me permitió recuperar un poco de mi “morenidad” perdida durante el invierno) la playa estaba casi sola, haciendo nuestra visita exclusiva y la vista aún más maravillosa. Faltaba solo el cierre perfecto, uno de esos momentos donde la mente queda en calma para solamente admirar y guardar en la memoria: un picnic sencillo pero suficientemente especial para cerrar el viaje con broche de oro. Así terminó nuestro fin de semana Belga y dejamos atrás esa ciudad tan maravillosa, donde los cisnes dejan de ser un animal exótico para convertirse en el homólogo de las palomas en Bogotá y que, como bien lo supo expresar mi mamá cuando le conté sobre tan maravillosa experiencia: una ciudad que, lo único malo que tiene, es tan horripilante nombre.

No se necesita más, sólo la persona querida al lado y se tiene un cuadro muy tierno.

Sí hay brujas... y convirtieron a las palomas en cisnes.

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Episodio 41: 14 de mayo de 2012 – Un plano, una taza de café y a trabajar! El tiempo ha demostrado tener alas y es así como ha pasado volando frente a nuestras narices y, sin que nos diéramos cuenta, ya se acerca la fecha de tomar un avión de regreso a casa. Este año que casi llega a su fin nos proporcionó muchos momentos resumidos en distintas etapas: el colombiano que se ajusta al cambio, el que viaja, el que comparte con muchas otras culturas, el que estudia y, en estos últimos meses, el que trabaja. Y sí que les puedo decir que esta última etapa nos ha cambiado! Creo que uno pasa tantos años estudiando que a veces olvida qué viene después de ello y, siendo nuestra primera experiencia dentro del brazo económico haciendo aquello para lo cual nos hemos “quemado las pestañas” quiero compartir con ustedes cómo ha sido ésta experiencia.

Las 8 letras que TRABAJAR tiene implican tantas cosas que les aseguro es imposible comprender hasta cuándo uno realiza esa acción. En nuestro caso no se trata solamente de cumplir con las muchas responsabilidades que se asumen al momento de poner su nombre sobre el contrato: recordamos todo el esfuerzo y la adrenalina que se requirieron para obtener nuestra práctica en Alemania y por eso no queremos

decepcionar ni a la persona que nos seleccionó para dicho puesto y mucho menos a nosotros mismos, pues al fin y al cabo, es como una prueba de fuego que dará un indicio de si tenemos o no madera como ingenieros. Por lo mismo, cada tarea es un reto y uno se lo toma como personal. Debo confesar que ha habido momentos en los que hasta mis compañeros de oficina me dicen que me debería tomar una pausa para tomarme un café o un Chocciato, que es sólo una práctica y que uno está ahí para aprender. Y en efecto lo he aprendido, pero también he aprendido que un puesto de practicante en Alemania tal vez es una de las mayores ventajas de ser un estudiante en este país, pues esta experiencia, que para nosotros es tan única y valiosa, es para los estudiantes en las universidades alemanas un requisito. Por lo general los estudiantes alemanes hacen varias prácticas a lo largo de sus estudios, con lo cual, cuando se

Cada mañana y cada tarde me encuentro con este famoso símbolo (Bayerkreuz) que me anuncia que llegué a mi sitio de trabajo.

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gradúan, ya tienen una buena experiencia acumulada. Uno invoca en la mente todas aquellas clases que tuvo en la universidad, recuerda muchas veces “eso lo tenía en mis apuntes” y añora que los tuviera cerca aunque muchas veces eso ni ayudaría pues no todo y más bien poco funciona como en la teoría. Sin embargo, uno no está solo y es así como el título de Jefe se desvanece detrás del de Betreuer (consejero), quien está ahí justamente para eso, para ofrecer un consejo de mano de la experiencia. Me ha pasado con frecuencia que lo que duré pensando y desarrollando durante horas sin éxito, resulta tener una solución sencilla que ni se me había pasado por la mente pero que mi Betreuer se imaginó en pocos minutos.

Y los alemanes tienen clarísimo que el mundo laboral no es un jardín demargaritas y es por ello que las empresas invierten en ello que puede mitigar el estrés laboral, hacer a sus trabajadores más felices y, a fin de cuentas, más efectivos. Las salas de café, los

jardines y zonas verdes cerca a las instalaciones de la empresa y la

Kantine (que aunque suene a Cantina no es para beber… se trata del restaurante de la empresa) están para que lo frío y gris que puede tener la ingeniería tome una mejor forma y que el tiempo al día que se debe trabajar semana (a veces definidas o no dependiendo de la empresa) sean realmente productivas. Hoy considero a todos y cada uno de los trabajadores, pues ya sé, en carne propia que no es una tarea fácil despertar cada día a enfrentarse al reto laboral; pero por otro lado no puedo estar más feliz al saber que lo que voy a hacer en las próximas horas es lo que finalmente me apasiona tanto que me trajo hasta aquí, así de vez en cuando me quiera sacar un par de canas. Quedan unas pocas semanas de esta etapa como practicantes en Alemania y hay que aprovecharlas, aprendiendo y por supuesto disfrutando mucho de la vida laboral. Episodio 42: 24 de mayo de 2012 – Europa al natural

¿Estresado después de una mañana de arduo trabajo? A veces vale la pena darse 15 minutos de esparcimiento en el Japanischer Garten después del almuerzo para retomar fuerzas.

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Para nadie es un misterio que cada esquina del continente europeo encierra historia, arte y cultura. En las ciudades abundan los museos, las iglesias y construcciones de hace muchos años que siguen sorprendiendo a los visitantes como tal vez lo hicieron al momento de ser inauguradas. Aprendiendo tantas cosas nuevas y sabiendo que hay tantas maravillas por doquier (tantas que quizás una vida no alcanzaría para deleitarse con todas) uno se sorprende de escuchar cómo los propios europeos dicen con frecuencia: “ya conoces más de Europa que yo”. Y en efecto, creo que lo mismo sucede cuando un extranjero va a Colombia: terminan conociendo más de nuestra tierra querida que nosotros mismos.

En otras ocasiones, hablando de los muchos destinos que se quieren visitar, sale a flote el comentario de que ya es suficiente de historia y arte, y que por eso muchos europeos viajan a destinos como Sudamérica, pues prefieren deleitarse con las maravillas de la madre naturaleza. Entonces recordé mi imagen de Europa antes de pisar estas tierras: pensaba en los edificios de Gaudí, la

torre Eifel, las ruinas romanas, la puerta de Brandemburgo, etc. Todo

proveniente de la mano del hombre. Pero estando aquí la visión cambia: viajar en tren es parte del deleite mismo de viajar porque permite admirar los paisajes y ver maravillas como los Alpes, las playas, los bosques y las praderas embellecidas ya sea por la nieve o por las flores realmente deja sin aliento. Hace poco nos arriesgamos a una aventura ecológica. Las personas hablaban sin parar de una vista maravillosa en un rincón lleno de agua ubicado entre tres naciones vecinas. Recorrer el borde del Bodensee permite pisar suelo alemán, austriaco y suizo, aunque, para ser sincera, el paisaje parece del otro mundo, y más si a las azules aguas y a las montañas las acompaña un sol veraniego.

A disfrutar del verano y los paisajes europeos.

Un maravilloso atardecer en el Bodensee.

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El plan -camping- sonaba demasiado atractivo y más cuando uno intenta perderse un poco en la naturaleza. Al acercarnos al sitio de camping (pues dicho plan sólo es permitido en determinadas zonas) nos imaginábamos un gran espacio lleno de carpas, muy al estilo del camping colombiano (según lo que había oído, pues realmente soy novata en el tema). Llegamos y fue inevitable sentirnos fuera de lugar: el sitio de camping parecía más un parqueadero, pues sólo un pequeño número de personas tenían carpa y, en cambio, las casas rodantes abundaban. El estilo de viaje “guerrero” que se nos había pasado por la mente se cambiaba por el de comodidad móvil. Aunque la primera noche no dejábamos de encontrar eso como algo gracioso, a la mañana siguiente le encontramos su sentido: el camping alemán es también una excusa para hacer deporte y, es así, como acampar más allá de dormir en una carpa es levantarse temprano para montar bicicleta en el maravilloso entorno o hacer caminatas ecológicas. La llegada del verano se siente además con ese tipo de actividades, pues si nos habíamos especializado en los planes “indoors”, ahora no se desaprovecha ni un instante para sentarse a la orilla

del rio o hacer el amado Grill. Y porque en efecto los europeos son conscientes de que sus recursos naturales no son tan abundantes como los que nosotros tenemos, el cuidado que hacen de ellos

salta a la vista. Los ríos, los mares y en general, todo rincón de naturaleza que uno se puede encontrar está limpio y cuidado. Las aguas azules del Bodensee nos hacían “ojitos” y así nos decidimos a incursionar en una variedad de actividades para disfrutar de ellas. Buscamos un sitio para hacer Kayak y nos recibieron con la oferta de un paquete que incluía un curso introductorio de un día, dado que nunca antes habíamos montado en Kayak. No teníamos tanto tiempo para la introducción, así que a riesgo propio nos montamos en nuestros Kayaks sin tener una idea clara de siquiera cómo teníamos que tomar el remo. Un inicio dudoso y,

Nuestra pequeña carpa a pocos metros del parqueadero de casas rodantes.

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tras cinco minutos, nuestro pasado indígena salió a flote (literal y metafóricamente hablando). En un par de horas lográbamos alcanzar buena velocidad e, incluso, jugamos “Kayaks chocones”… resultamos siendo unos expertos completos.

Así nos vamos quitando la imagen de una Europa cubierta de cemento que teníamos antes en el imaginario y disfrutamos de los paisajes en cualquier época del año: las flores, las hojas otoñales, el verde veraniego o el blanco invernal… todo combina con la belleza del viejo pero muy muy bello continente.

Uno de los momentos más emocionantes de nuestra guerra de Kayaks chocones.

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Episodio 43: 1 de junio de 2012 – De los mitos sobre los alemanes La fama que tenemos como latinoamericanos y como colombianos alrededor del mundo es un tema de conversación cuando uno comparte con otra cultura. A menudo surgía la pregunta: ¿Qué es lo primero en lo que piensa la gente de tu país cuando escuchan....? Si uno dice “colombiano”, las respuestas pueden ser: en café, que son alegres, que bailan salsa o en que en Colombia hace mucho calor (me ha tocado explicar en repetidas ocasiones aquello de los pisos térmicos). Pero también está ese lado tortuoso: la cocaína, la guerra, los secuestros, la corrupción. Cuando en la pregunta al final se escuchaba “alemán” se me venían a la mente esas muchas maravillas que hicieron estar Alemania un sueño para mí. Sin embargo, la pregunta no era qué pensaba yo, sino las personas de mi país, y era fácil darse cuenta cómo no sólo nuestra fama está empañada por las acciones de unos pocos… sino la de los alemanes también: racistas y fríos es muchas veces la respuesta que en nuestro país se daría a esa pregunta. Así que este diario está dedicado justamente a eso, a contarles, de mano de la experiencia que estos meses me ha dejado, cuál es la imagen que me llevaré de los alemanes de regreso a casa.

Debo confesar que muchas personas, e incluso mis papás, miraban mi cara con un poco de angustia mientras comentaba que en poco tiempo mis zapatos pisarían tierras alemanas. En su mirada se leía la pregunta de qué sería de mí por estos lares teniendo en cuenta que el

tono de mi piel no es precisamente

blanca. Yo procuraba sacarme todos esos miedos de la cabeza y tranquilizarlos… pero no puedo negar que en el fondo sí tenía un poco de susto. Llegamos a Alemania. Pasaron los días, las semanas y hoy, 10 meses después de habernos bajado del avión y llegar a Alemania, no puedo recordar un momento en el que el color de mi piel haya sido una barrera.

Pluricultural: Alemania sabe que en la variedad está el placer.

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En cuanto a la frialdad en Alemania… sí, se sintió y mucho, en enero sobre todo, cuando hacía -20˚C. Por lo demás, Alemania no tiene nada de frío: obviamente se siente cierta diferencia. Uno en Colombia habla un par de veces y una relación se entabla,

un beso en la mejilla se da hasta en el primer encuentro. Mientras que aquí el saludo es de lejitos. Sin embargo, y así como uno se trata de adaptar a las costumbres de ellos, ellos procuran hacer lo mismo para hacerte sentir más cómodo, y de repente te sorprenden con un abrazo de saludo o un beso en la mejilla (incluso dos cuando piensan que es como en España). Por otra parte, el título de amigos es de verdad y sólo se lo dicen a personas que lo merecen y es así que, cuando te dicen “amigo/a” es un gran honor, pues los demás son solo “Bekannte” o “Kollegen” (“Conocidos” o “Colegas”). Y si uno está totalmente perdido, el mapa no sirve de nada y no hay GPS que lo saque del embrollo, no hay mejor sitio para eso que Alemania, pues solo basta poner gesto de confusión y en unos segundos hay una persona ofreciéndote ayuda. Lo digo muy en serio, pues me ha pasado no una sino varias veces. Y esa voluntad para ayudar es en todo: una duda, una maleta pesada, un consejo o lo que sea. Así que, a modo de agradecimiento a los excelentes anfitriones que han sido los alemanes, este es mi granito de arena en contra de los prejuicios que tanto a ellos como a nosotros como colombianos aún los persiguen: yo les muestro a ellos que de Colombia hay más que malas noticias y me alegro de ver que alemanes es igual a gentileza, colaboración, calidez y tolerancia.

Ellos nos mostraron su mejor lado... Nosotros tratamos de hacer lo mismo!

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Episodio 44: 8 de junio de 2012 – Y Olé! Sí señores! Parece que el verano ha llegado. A veces nos sorprende con una semana de clima bogotano (lluvia, algo de sol), pero de todas formas esos días pasan y sigue siendo verano, la estación del año donde todos los planes que se habían olvidado en el invierno se vuelven a poner en la lista de actividades y en la que, además, hay tiempo extra para hacerlo debido a que los días son más largos. El plan brisa, sol y playa, por ejemplo, se volvió a colar en nuestras agendas. Para cumplir con dicho plan tomamos un avión que nos llevaría al país de las tapas, la paella, el flamenco y los campeones del mundial. Barcelona nos recibió con muy buen clima y muy buen ánimo.

Debo confesar que en un principio me imaginaba a Barcelona como una ciudad con un carácter un poco más latino: quizás un medio de transporte poco estructurado y una ciudad un poco sucia. Pues resultó ser todo lo contrario. No solo pudimos viajar en metro muy cómodamente y sin mayor complicación,

sino que además cada estación y cada

calle parecían impecables y, más aún, una obra de arte. Y si a alguien le hubiesen vendado los ojos, se lo llevaran para Barcelona y le destaparan de nuevo los ojos en una calle cualquiera, estoy segura de que esa persona podría reconocer de inmediato el país: los balcones con puertas de madera, las flores colgando de la baranda y el estilo mismo de las casas le dan un aire español innegable. Uno va caminando por las calles barcelonesas y de repente, en medio de las fabulosas casas españolas aparece una obra que parece sacada bien sea de un cuento o de una película de Tim Burton. La construcción grita Gaudí por donde se les mire y es un estilo en realidad tan único y genial, que uno comprende por qué ese nombre retunda alrededor del mundo. Absolutamente todo deja con la boca abierta y, como en muchas otras ocasiones uno se pregunta por qué las cámaras no pueden capturar las imágenes en una forma tan increíble como lo hacen los ojos. La Sagrada Familia, la pedrera, la casa Batló, entre muchas otras: geniales, locas y, como se dice en alemán, Atemraubend (te roban el aliento).

Disfrutando del sol veraniego en la plaza España.

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Pero una casa en medio de muchas no era suficiente y es así como hay una zona de la ciudad, el monte Güell, en donde Gaudí vivió y, siendo así, cada edificio es de locos. Uno sube y sube por este monte en donde hasta la flora es diferente (cactus con flores multicolor) y, estando en una de las cimas se deslumbra la fabulosa ciudad en todo su esplendor: La Sagrada Familia y la Torre Agbar (Un edificio de cristal en forma de huevo) sobresalen sobre el resto y al fondo el mar, ese mar donde la gente disfruta del verano y cuyo puerto, el puerto Colón, no solo se trata de transporte marítimo, sino como el resto de la ciudad, tiene una arquitectura increíble y una vista para fotografiar.

Dejamos Barcelona pero nos llevamos recuerdos únicos de esa ciudad, también única. Aunque tuvimos un fin de semana en castellano (y también con mucho catalán) se acerca el momento definitivo de cambiar el modo idiomático a alemán nivel C1: la próxi

ma semana

algunos de los jóvenes ingenieros presentaremos el TestDaF y se pueden imaginar los nervios que tenemos! La próxima semana les contaré un poco más al respecto.

La esencia innegable de las calles españolas.  

El monte Güell, la obra de Gaudí.

La infaltable foto en la Sagrada Familia.

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Episodio 45: 14 de junio de 2012 – Del idioma de los ladridos No nos digamos mentiras: mencionar que uno aprende alemán genera en la comunidad una reacción un poco diferente a la que produciría decir se está aprendiendo francés o italiano. Aún recuerdo cuando, al construir mis primeras frases en alemán, la gente me preguntaba: “¿Alemán? Pero si eso suena como a regaño!”. Muchos decían que incluso ‘Ich liebe dich’ (te amo) suena como una amenaza de muerte, y que una conversación entre amigos podría ser fácilmente un intercambio de insultos. Incluso recuerdo un comentario que salió a flote en una conferencia del DAAD, donde salió a modo de chiste: mientras el inglés es el idioma de los negocios y el francés el del amor, el alemán parece el lenguaje para entrenar a los perros! Pues bien, hace casi dos años empecé a aprender alemán con la meta de llegar a Alemania. Poco a poco ese idioma empezó a sonar familiar, aprenderlo se tornó interesante y de repente sonaba hermoso. Era nuestro compañero varias horas a la semana, pero once meses atrás se convirtió en todo lo que nos rodeaba: la publicidad, las preguntas, el estudio, los chistes, todo estaba en alemán. Los primeros días sólo podíamos decir frases tímidas a una velocidad no muy buena e incluso en los cursos de alemán, si alguien decía: “nos tratan como a niños de cinco años”, no podíamos evitar pensar cómo nos encantaría hablar en alemán como un niño de 5 años…

Dos semanas después, con esfuerzo y un poco de valentía al intentar hablar a pesar del miedo de hablar y cometer errores, el alemán empieza a fluir. El cerebro se encuentra sumergido en una salsa de declinaciones, Nebensätze y participios sin posibilidad de escapar, siendo su única opción la de unirse al “enemigo”. Cada salida a la calle, cada ida al supermercado, cada segundo en la

universidad o en el trabajo es la oportunidad para mejorar. Si uno quiere tener un espacio de aprendizaje más personal hay opciones por donde se vea, sólo hay que buscarlas y aprovecharlas. Ese es el caso del Tandem: al principio no sabía qué significaba, pero resulta que se trata de una bicicleta para dos. Aplicado al idioma es casi lo mismo: dos personas que buscan aprender un idioma, en mi

Durante los primeros días en Alemania..Aquí nuestro amigo Diego repasaba vocabulario antes de entrar a nuestra clase de alemán en Marburg...

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caso alemán y en el de mi Tandempartnerin español, unimos fuerzas para avanzar. Uno o dos encuentros a la semana servían para practicar un par de horas extra, para recibir consejos y, por supuesto, para compartir sobre la cultura. Nina, mi Tandempartnerin, me mostró y me enseñó mucho de Alemania y de la cultura Franken. Ella aprendió cómo es en realidad la vida en Colombia, cómo es la gente, la cultura y, dado su interés especial, la comida. Le enseñé que las bananas de pueden cocinar (o al menos así lo expresaba ella, teniendo en cuenta

que plátano, se dice Kochbanane) y, más aún, una vez aprendió a hacer patacones, los cocinó un par de veces para su familia. Todos fueron pequeños pasos que hoy por hoy nos permiten compartir y disfrutar mucho más de Alemania. A veces nosotros mismos nos sorprendemos: caminas tranquilamente, meditando sobre tu día y de repente te falta una palabra… ¿Qué pasa? Resulta que estabas pensando en

alemán! O no se sorprendan si incluso alguna vez escuchan a un amigo colombiano que, hablando entre sueños, balbucea frases completas y gramaticalmente perfectas en el idioma de Lutero. Incluso nuestros padres han aprendido a costa nuestra un par de palabras en alemán, pues en nuestras conversaciones aparecen con frecuencia palabras en alemán que ya son tan naturales, que incluso el traducirlas al español cuesta trabajo. Cantar canciones en alemán a grito herido, discutir a lado de una cerveza, pedir indicaciones en una calle desconocida y hasta chatear con los amigos alemanes por Facebook: todo nos trajo a un punto casi obligatorio: un examen de alemán. Mientras el Zertifikat Deutsch marcó el inicio de este año único, el

Aquí en una tarde de café con mi Tandem y con mi Buddypartner.

No hay escapatoria! El alemán se apodera de nuestros pensamientos.

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TestDaF, que muchos presentamos hoy, representa que nuestro nivel de alemán ya llegó a un punto que nos permitirá hacer estudios de postgrado en alemán. Así que, por donde se le mire, el alemán no es un lenguaje de perros: es el lenguaje que nos ha permitido cumplir muchos sueños y que nos cumplirá muchos más. A todos mis queridos becarios colombianos que presentaron o presentarán el examen: “Ich drücke euch die Daumen!”

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Episodio 46: 21 de junio de 2012 – La fiebre de la pecosa en Alemania Seguir un balón con la mirada, sentir la tensión del tiro en dirección al arco y cantar al final, como si se fueran a salir los pulmones un GOOOOL!!!!!!!!!!!!!!!!! es algo mundial. La pasión por el fútbol es algo que trasciende fronteras y en Alemania se vive con una pasión que, si soy sincera, a veces me parece de mentiras. Por estas fechas se celebra en Europa la EM (Europameisterschaft o Eurocopa). Desde hace un par de meses se escuchaban las expectativas de los resultados e, incluso, entre practicantes se organizó una “Polla” (en español colombiano significa “Apuesta”). El primer día se observaban los grupos de personas de otros países cantando en las calles sus victorias. Pero los alemanes, que por lo general son tranquilos y disfrutan del silencio y la calma ¿Cómo viven la pasión de un gol? ¿Cómo apoyan a su selección?

Junto con Mauro, amigo colombiano becario de la Universidad de los Andes, y Stefan, un amigo alemán de aquellos tiempos en Marburg, nos encontramos para recordar buenos momentos y, de paso, sentir la pasión futbolística alemana. Hasta para el fútbol se planea: llegan horas antes del

partido al sitio donde lo van a ver, llegan listos con sus camisetas y con los rostros pintados y ponen el ambiente cantando, gritando y saltando, como en cualquier otra parte del mundo.

Nos reunimos a observar el segundo partido el el estadio Lanxess-Arena en Köln. La pasión por el fútbol reunió a cientos de alemanes en ese mismo punto.

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En las calles se ve la bandera Schwarz-Rot-Gold por doquier. En las ventanas, en las camisetas, en los autos. Una pasión absoluta reflejada en la decoración, algo que aunque podría parecer muy normal para muchos, incluso para mí (aunque no soy amante del fútbol), significa demasiado para el pueblo alemán, detalle del cual sólo me enteré días atrás. Resulta ser que ese lado oscuro de la historia alemana ha tenido muchas repercusiones y, entre ellas, se encuentra el hecho de que, hasta hace pocos años, no era bien visto que la gente mostrara sentimiento patrio por Alemania pues lo asociaban con el nazismo. Hoy pueden gritar y vivir el amor por su país libremente, y ello hace que la fiesta futbolística tenga un sabor mucho más profundo que un gol.

Hoy los alemanes pueden disfrutar del amor por su país y mostrarlo en las calles. Aquí una ola de amor alemán en la Brandenburger Tor.

Mauro compartiendo una bebida con un hincha alemán en el primer partido de Alemania en la EM.

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Al iniciar el partido, todos de pie, cantan el himno alemán y con cada jugada el ánimo sube. El ambiente es el de amigos viviendo juntos la pasión y las mujeres viven con igual pasión cada jugada (no se imaginan la cantidad de conversaciones acerca de fútbol en las que dos de mis compañeras de oficina incurren con frecuencia). Es bastante entretenido porque en situaciones como esas uno nota cuán rápido es el español (ya me lo habían dicho un par de veces) y, aún más, cuán grande es la capacidad de los comentaristas colombianos para llevar esa velocidad a puntos en los cuales ni ellos respiran mucho ni uno comprende demasiado. La narración en alemán es más calmada y pausada. Uno nota las jugadas primordiales y los comentarios relajados sobre la técnica de los equipos. Un momento cumbre de silencio en que todos se ponen de pie y de repente TOOOOOOOOOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Los alemanes entonces sacan todo su espíritu gritón y parrandero que normalmente no demuestran, la fiesta se prende, los abrazos de celebración se dan por doquier, las mesas se convierten en pistas de baile y los cánticos retumban. La fiebre del fútbol, al parecer, no distingue ni siquiera culturas… Así que mientras la fiesta del fútbol continua por Europa y Alemania avanza en la EM, qué mejor que compartir con los amigos al sabor de un gol.

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Episodio 47: 29 de junio de 2012 – La visita del Herr Doktor Estando en estas tierras alemanas, los becarios colombianos hemos vivido cientos de aventuras. Mudanzas, viajes, clases, trabajo, amigos… miles de grandes y pequeños momentos que se convierten en memorias invaluables que llevamos con nosotros. No todo ha sido fácil, por supuesto que no! Lo que es difícil en Colombia para nosotros como jóvenes es aún más complicado de afrontar estando lejos de casa. Pero así hemos crecido y, aún más, nos hemos sostenido los unos a los otros al constituir, entre amigos, una familia. Ese cuidado familiar se ha visto hasta en momentos de enfermedad. Y es que justamente ese es el momento que uno nunca se imagina cuando empaca maletas para venir a un año de intercambio: uno piensa en las despedidas, las metas, los retos; pero a mí, por mucho, se me pasó por la mente que me podía dar gripa o dolor de cabeza. En efecto gripa nos dio. Alrededor de 20 de los 29 jóvenes ingenieros colombianos estuvimos por las calles de Marburg con pañuelo en mano, pues el cambio de clima sumado a la descarga de energía de los primeros días tuvo su efecto sobre nuestra salud.

A mí, que la gripa con particular frecuencia me patea, el estado de enfermedad me llegó a preocupar. Una noche no podía casi ni respirar y sin mamá que me

Jóvenes Ingenieros... ahí donde nos ven, tan sonrientes en Aachen, estábamos en la lucha contra un virus que dejó a solo pocos becarios colombianos en paz

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consintiera o me llevara al médico no sabía qué hacer. Me dirigí a un Hausarzt cerca de casa en Erlangen y me imaginé una cita normal: estetoscopio en pecho en espalda, medida de tensión, una receta médica al final y al final, irme a la casa a tomar té caliente. En efecto, así fue… sólo que a eso súmenle una prueba de capacidad pulmonar y, ya que no se veía muy bien, una radiografía pectoral. Todo ello por una señora gripa! Hasta me causó gracia (y en el fondo mucha preocupación) que me hicieran tanto estudio por una gripa, pero al final me di cuenta que el problema es que tal vez estaba acostumbrada a una atención médica en la que realmente no eran tan atentos, mientras que aquí no descansan hasta estar seguros del diagnóstico. Pero una de las mayores aventuras médicas de las que hemos sido testigos es la protagonizada por el becario con las mayores dotes de cantante y mi amigo secreto meses atrás: Luis Carlos. Resulta que él y otros becarios viajaron hasta Kassel para visitar al Hércules, uno de los símbolos de la ciudad. Estando allí y para disfrutar el buen clima de Septiembre el grupo inició un juego. Lastimosamente esos momentos de diversión fueron interrumpidos por un incidente: Un movimiento rápido y en falso harían que la rodilla de Luis Carlos quedara en una posición muy dolorosa. Tres minutos después había una ambulancia allí, pero ya que el dolor era tan insoportable Luis Carlos no podía decir más que “Mach mich schlafen” (palabras más o palabras menos para “pónganme anestesia”). Como no había un anestesiólogo entre el grupo de personas que lo atendían, no adivinan cuál fue la consecuencia: minutos después llegó el anhelado anestesiólogo… pero como estaban tan lejos no llegó de cualquier manera: llegó en Helicóptero!

Así que aunque en efecto los momentos de enfermedad nos dan nostalgia de hogar, con seguro médico en mano y los cuidados de nuestra pequeña familia de becarios DAAD hemos sobrevivido a todo y llevamos estas memorias y aventuras con nosotros. Aquí Luis Carlos y otros becarios de México y Colombia

disfrutando el paisaje en Kassel... momentos antes de la aventura médica de LuisCa.

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Episodio 48: 5 de julio de 2012 – De preguntas sin respuesta y últimas veces Nerviosismo, entusiasmo, expectativa: una mezcla de sentimientos justo antes de iniciar algo maravilloso y, más aún, si fue un sueño durante mucho tiempo. Pues bien, han pasado cuatro meses desde ese momento de entre quiero llorar de la emoción o correr del pánico, el momento en que por primera vez y con ritmo cardiaco acelerado entré a Bayer, mi primer empleador y mi mayor reto en Alemania.

Para ser sincera, era algo un poco más allá del hecho de que era mi primer trabajo o que debía poner mis conocimientos en práctica. Durante muchos años nunca me imaginé como “Paola la ingeniera” sino como “Paola la doctora” y esa imagen en mi mente sólo se fue días antes al cierre de inscripción para mi examen de

admisión a la Universidad Nacional. Fue un momento alocado en el que puse muchas cosas sobre la mesa y dejé atrás la respuesta que había dado durante años a la pregunta “¿qué quieres ser cuando seas grande?” para abrirle paso a una carrera que había aparecido como una opción sólo meses atrás. En la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, me aceptaron para ingeniería química y todo empezó a fluir: me iba bien, fui aprendiendo poco a poco miles de cosas interesantes y me fui encariñando con esa loca decisión. Pero siempre queda el “que hubiera sido si…” y más de una vez me pregunté si realmente esto era lo mío. Pues bien, ahora, en Alemania, y tras cuatro meses de hacerme una idea de cómo sería mi vida trabajando como ingeniera, finalmente tengo una respuesta: Hubo muchos días de estrés, sentada frente al computador, lidiando con un simulador que más de una vez me sacó canas. Y si, hubo momentos en los que hacía algo que en mi cabeza parecía funcionar pero que a fin de cuentas no era

En mi primer día como practicante en Bayer. Cuatro meses atrás cuando tuve por primera vez mi identificación.

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tan ideal según mis supervisores. Tuve muchos malos momentos en los que sentía que por más que trataba no daba lo suficiente y creo que más de una vez dije a mis papás: “me van a echar del trabajo”… lo siento, pero entro en pánico con facilidad. Debo decir que los dos primeros meses fueron terribles, era una montaña rusa de –lo hice bien, lo hice mal-. Pero luego vino la calma, conociendo mejor mi trabajo me movía como pez en el agua y cada nueva tarea que me ponían no resultaba en temor como al principio sino en interés.

Al final, cuatro meses se pasaron volando, como cuando uno se divierte y es porque, a fin de cuentas, tuve muy buenos momentos en Bayer. Conocí personas geniales, aprendí muchísimo, tengo una mejor

perspectiva ahora y, más aún, hoy no tengo nada más que decir a aquella joven impulsiva que cambió el rumbo de su vida en 3 días que Gracias, pues AMÉ mi trabajo en Bayer y hoy sé con certeza que fue la decisión correcta. Mis últimos días en Bayer fueron ocupados y nostálgicos. De repente todo evento estaba antecedido por un “la última vez que”: la última vez que voy a almorzar al restaurante de la empresa, la última vez que entro a Bayer, la última vez que tengo Chocciato-Time con mis compañeros de oficina (tiempo de esparcimiento y relax), la última vez que nos encontramos para una cerveza después de un largo día de trabajo. Hasta que llegó la última vez que llegaba a la oficina de mi jefe para una última reunión. La despedida llegó con muchas palabras que me hicieron orgullosa de mi trabajo y que, para resumir, me decían que no, esa podía no ser la última vez que me reunía con mi jefe, ni la última vez que entraba por esa puerta, ni el último Chocciato-Time: las puertas quedaron abiertas pues al parecer no soy la única persona feliz con el trabajo que hice en estos cuatro meses.

Uno de los muchos buenos momentos que tuve con mis compañeros de Bayer. Esta vez aprovechando del clima veraniego.

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Me despedí de mis compañeros con lo que se hace de costumbre: una torta para compartir y (ya que estamos en Alemania) un par de cervezas al final del día. Cuatro meses en Bayer pasaron, once meses

en Alemania pasaron y wow! Sí que me alegro de esa decisión que me trajo hasta aquí, donde tantos sueños se hicieron realidad, donde crecí tanto en lo personal y en lo profesional y sí que me alegro de poder usar, en esta ocasión en particular, aquella frase tan oxidada pero con sabor a gloria: esto no es un adiós, no es más que un hasta luego.

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Episodio 49: 13 de julio de 2012 – La familia DAAD Desde que obtuve el título de becaria del DAAD comencé a hacer parte de una familia de personas de todo el mundo que siguiendo una pasión por distintas áreas del conocimiento vimos a Alemania como “The Land of Ideas”, el escenario perfecto para desarrollar proyectos, alcanzar metas y cumplir sueños. Y como familia que se respete se reúne de vez en cuando para compartir todas aquellas experiencias, me dirigí a Münster, ciudad estudiantil por excelencia, para asistir a uno de los encuentros anuales de becarios del DAAD. Entramos a un auditorio a esperar el inicio del evento y tras unos minutos de chisme y tertulia con mi compañera de al lado, que además resultaba ser una practicante de Bayer, tanto al mirar al frente como al mirar atrás se veía cómo asiento tras asiento del auditorio se llenaba. Al final resultó ser que en la familia DAAD tenía muchísimos primos y, por tanto, Münster resguardó a cientos de becarios aquel fin de semana. Muchas veces se piensa que una beca es algo así como la lotería: las posibilidades de ganarse una son una en un millón. Pero las buenas noticias es que en este caso no todo está ligado a la suerte y por el contrario uno puede hacer mucho en orden a pertenecer al grupo de becarios, que este año consistía nada más y nada menos que en más de 60. 000 personas alrededor de Alemania y provenientes de todo el mundo.

Algo que me tomó por sorpresa fue la enorme cantidad de personas que ahora hablan español y que vienen de muchas partes del mundo. Estadounidenses, Eslovenos, Rusos,

Rumanos, entre muchos

otros, me dejaron con la boca abierta cuando se dirigían a mí en un español casi perfecto y sin acento. A fin de cuentas el español ha sido a lo largo de este viaje un elemento más para romper el hielo y conocer más a personas de otras culturas,

El auditorio de la Universidad de Münster minutos antes de iniciar el evento.

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que mediante el idioma quieren ver en Colombia mucho más de lo que se ve en las noticias y que al final piensan que somos personas muy chéveres (palabra que aprendieron muchos con ayuda colombiana). En el encuentro había personas de todas las edades y áreas del conocimiento. En su mayoría los asistentes realizaban sus estudios de maestría o doctorado, por lo cual Sophia, Diego, Andrew y yo, todos jóvenes ingenieros colombianos, no pudimos evitar sentirnos como los infantes del evento, ya que hasta ahora estamos realizando nuestro pregrado. Sin embargo, al ver y escuchar las historias de los demás asistentes se abre aún más la perspectiva y es inevitable notar que la ventana de las posibilidades en Alemania no solo está abierta, sino que además es enorme.

El recorrido por Münster, una ciudad en donde abundan las bicicletas y los estudiantes, resultó en una tarde encantadora, en la cual ni la lluvia logró mermar el ánimo con lo cual, aquella noche, la energía era más que suficiente para disfrutar del cierre del evento. Una cena junto al río y una noche de baile serían perfectos para terminar de integrar a esta gran familia.

Así que el fin de semana terminó con muchos rostros felices que reflejan el agradecimiento por las oportunidades que les ha dado una beca que a muchos se les hace imposible de alcanzar, pero que en realidad es un hecho del cual hoy miles y miles de personas dan testimonio. Gracias familia y amigos del DAAD!

En la mesa, becarios de Chile, Argentina y Colombia en nuestra primera noche en Münster.  

 

El encuentro de becarios también fue la ocasión perfecta para reencontrarme con amigos Jóvenes ingenieros colombianos. Aquí con Sophia (Cronista del DAAD Colombia), Diego y Andrew en nuestro recorrido por el centro de Münster.

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Episodio 50: 19 de julio de 2012 – Acerca de contrastes y delicias en la Europa del este Un país que resulta ser la frontera de dos mundos, mucho tiempo la puerta que permitiría tener el poder de todo lo que estaba más allá de él. Su capital transmite una energía única en sus calles y fachadas y tiene tanta diversidad en sí misma que no podría ser otra cosa que exquisita. Hoy les cuento sobre una de mis últimas travesías durante este año de intercambio, una ciudad que definitivamente da un buen cierre: Budapest.

La ciudad es definitivamente revitalizante para el alma y el cuerpo. En su nombre evoca dos elementos que tal vez resultan ser el conjuro que la hacen tan enérgica: Buda significa agua (lo que habla de las muchas termales que hay en la ciudad) y Pest fuego (que rememora las piedras ardientes en los tiempos de los húngaros, aunque para ser sincera, por estos días hablaba del verano que, a diferencia de Alemania, si parece haber llegado). La arquitectura deja sin aliento por su belleza y su nostalgia, pues en muchos casos su función es recordar lo inhumano del ser humano. Hay un distrito judío porque mucho antes del tiempo Nazi los judíos ya vivían la marginación debido a sus creencias y hay muchos muros que aún siguen en pie y que resultaban ser la

Uno de los emblemas arquitectónicos de Budapest: El parlamento.

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frontera del gueto que en pocos meses de ocupación llevó a la muerte a miles de seres humanos. Sin embargo, las historias de bondad también se encuentran en las calles de Budapest y muchos monumentos buscar recordar a aquellos que, arriesgando su vida, buscaron salvar la de muchos otros. Pero el contraste en esta maravillosa ciudad no sólo se debate entre la tristeza y la alegría de la vida o entre el agua y fuego de sus orígenes, sino también entre dos sistemas: el comunismo que reinó durante 45 años y el capitalismo que ha tratado de instaurarse en los últimos 20. El resultado es que por una parte la ciudad no sólo es muy barata, sino que en las calles se encuentran edificios clásicos y

modernos, viejos y nuevos. Muchos de los viejos se usan hoy como bares y resultan ser una atracción para muchos. Después de meses volvimos a probar una delicia que también es típica colombiana: el chicharrón! ¿Quién creería que tan lejos de casa me podría encontrar con semejante sorpresa en el plato? Los postres, las ensaladas y, por supuesto, el Goulash (un poco diferente al que se come en Colombia) fueron el deleite del paladar. Otro encanto es el que nos llevamos al disfrutar de esta maravillosa ciudad de noche, en la cual las luces resaltan aún más ciertas construcciones que son el emblema de la ciudad.

Conmemoración a la bondad de aquellos que ayudaron en medio del miedo y la desolación.

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En medio de la gentilidad de los habitantes (a modo de dato: en una cuadra no una, ni dos, sino tres personas diferentes nos ofrecieron ayuda al vernos buscando algo en un mapa) disfrutamos uno de nuestros últimos días en el viejo continente. El broche de oro fue un baño en

los famosos termales que, después de meses de trabajo y días de caminata, y ante un regreso que se aproxima a velocidades alarmantes, sirvió para alejar el estrés, aliviar un poco el cuerpo y prepararnos para el trago agri-dulce que es volver a la tierra del Sagrado Corazón de Jesús. Será que siendo esta la cuarta vez que en un año empacamos la vida en una maleta, ¿ya dominamos el arte? El momento de averiguarlo se aproxima…

Ruinbar: Uno de los edificios en ruinas que quedaron tras el comunismo es hoy sitio de alegría y reunión para los habitantes de Budapest.

La vista nocturna de la ciudad desde Buda. Maravillosa!

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Episodio 51: 27 de julio de 2012 – Sonriendo como la Mona Lisa Debo confesar que a estas alturas del camino no me cabe la menor duda de que el padre Tiempo le ha estado poniendo muy duro el pie al acelerador: Si me preguntan, han pasado tan solo un par de meses, pero el calendario dice lo contrario. Uno por uno los meses pasaron a una velocidad increíble y hoy escribo este episodio como escribí el primero: con miles de cosas por empacar, despedidas dolorosas por realizar y un avión que en 11 horas me ayudará a cruzar el océano.

La bipolaridad nos inunda: momentos de inmensa alegría por volver a casa, por el reencuentro que desde hace un año prometimos y anhelamos, por un momento de gloria en el que sabemos que escucharemos el canto de los ángeles al probar de nuevo una deliciosa comida colombiana con sabor a toda Colombia (porque hasta tamales hemos encontrado por estos lados, pero solo ayudan para lidiar con el antojo, pues el sabor a casa y a tierra querida aún se quedan cortos). Pero por otra parte no escapamos de momentos de nostalgia al pisar por última vez algún lugar, al ver por última vez el rostro de tantas personas valiosas que hicieron de este año una experiencia maravillosa y al pensar en el momento en que dejamos este hermoso país de contrastes y mitos que poco a poco nos robó el corazón y se

En nuestros primeros días en Alemania, Mauro ya conquistaba a las masas de todas las naciones con su carisma y talento musical.

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convirtió como en un segundo hogar. Fueron muchas las etapas que afrontamos en el país de la puntualidad y la cerveza: aprendimos a empezar de ceros y a construir una vida incluso lejos de los que siempre fueron y han sido nuestro soporte; asimilamos tantas diferencias con tantas culturas que hay en este mundo y aprendimos de ellas para volvernos quizás un poco más tolerantes, para valorar lo bueno e intentar mejorar lo malo (encabezando la lista estuvo el hecho de aprender el uso apropiado del reloj). Estudiamos, trabajamos, vimos fútbol, celebramos y vivimos a la alemana durante un año y así, poco a poco, todos sacamos un poco de Alemania y lo cultivamos en nuestras vidas. Si a eso se le suma la gentileza con la cual nuestros anfitriones nos recibieron en su país, no podemos negar que nos sentimos tan cómodos en este país que al principio parecía tan ajeno que ahora se nos hace difícil decir Auf Wiedersehen.

Tras dejar vacío mi escritorio en Bayer, las últimas semanas las he empleado en disfrutar de Europa, con su diversidad, su historia y clima veraniego (que en ocasiones, cuando llegamos a sentir no 25 ni 30 sino 40˚C nos hizo desear un poco del frio primaveral). Me divertí como nunca, conocí lugares de ensueño y me encontré con muchas personas que al compartir sus experiencias enriquecieron la

Marsella: uno de los paraísos que visité en mis últimos días en Europa. Una playa en Marsella como ninguna otra.

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mía. Después de un largo viaje se extraña el hogar y después de semanas de travesía extrañé a Alemania y a su gente, de modo que al volver para empacar mi vida en un par de maletas me alegré de estar en casa, me alegré del poco tiempo que queda para ver a mi familia y amigos y empecé la ardua tarea de empacar… nuevamente. Faltan dos días para que se enciendan las turbinas de aquel avión que me llevará a Colombia y como buena colombiana dejé la dolorosa tarea de empacar para el último momento. Los 29 becarios colombianos que estamos ahora en Alemania nos encontraremos nuevamente en un aeropuerto y miraremos por la ventana cómo nos alejamos de nuestro hogar alemán para aterrizar en el colombiano. No cabemos de la dicha ni de la tristeza así que no olviden llevar un paquete de pañuelos pues las lágrimas agridulces en el aeropuerto no se harán esperar.

El próximo episodio será desde Colombia y les contaré como fueron esos temidos y anhelados momentos del regreso. Por ahora solo queda la palabra de moda: Auf Wiedersehen.

En cada lugar hicimos amigos tan preciados que hacen tan difícil la despedida y que son una gran parte de lo que extrañaremos de este nuevo hogar.

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Episodio 52: 4 de agosto de 2012 - Transmitiendo desde el otro lado del charco: llegó el momento de la despedida Empacar la vida en una maleta (o en dos) puede ser una de las tareas más difíciles que se pueda tener. Implica, por un lado, que debemos tener una capacidad elevadísima para manejar bien el espacio y, por el otro, que ninguna huella material nuestra quedará tras nuestra partida. Los recuerdos, sin embargo, son imborrables y al abandonar nuestro “nido alemán” es inevitable dejar de sonreír por los buenos momentos y agradecer por cada segundo que pasamos allí.

Esa última mañana en Alemania, como de esperarse, no tuve que esperar al sonido del despertador para abrir los ojos. La emoción de volver a casa y la consternación de dejar aquel lugar, que ya se sentía tan propio, no permitieron “pegar el ojo” después de las 5 am, con lo que la travesía empezaría desde muy temprano. Desde allí seguiría una rutina de despedidas: “Adiós habitación, adiós estación del S-Bahn y adiós Köln”. En el aeropuerto se dio un espacio para el encuentro

de los 29 colombianos que un año atrás llegamos a Alemania tomando foto a todos los carteles en alemán que se nos cruzaban por el camino, tan entusiasmados y esperanzados de todo lo que se venía por delante. Al hablar de las experiencias de este año y hacer un balance de la situación llegábamos a la misma conclusión: cada esfuerzo valió la pena, cada meta se cumplió a cabalidad y todo, absolutamente todo lo que debía haberse hecho en este año se hizo y el crecimiento que vino con ello es tan grande que es difícil ver la vida con los mismos ojos que hace un año. El rol de turista, de huéspedes de un país maravilloso, de estudiantes de intercambio, de practicantes cumpliendo un sueño, de embajadores de esta Colombia querida, de amigos, de luchadores, de jóvenes independientes… todo ello nos trajo una cantidad asombrosa de aportes como personas y como profesionales. Aprendimos a sentir y a hacer sentir a través de nuestras vivencias y a entender un poco cómo funciona la mente y el corazón alemán, pues nuestro corazón, a fin de cuentas, terminó mutando un poco, y hoy late por el tricolor colombiano y también por el alemán.

Hace un año una primera foto de los jóvenes ingenieros colombianos en el aeropuerto de Frankfurt. Cómo hemos cambiado desde entonces!

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Once horas de vuelo pasaron rapidísimo: pocos dormimos, todos estábamos ansiosos por el aterrizaje. Los últimos quince minutos se hicieron eternos y debo decir que con cada metro que descendía el avión el corazón se aceleraba más y más. En esos quince minutos vi pasar la experiencia en Alemania ante mis ojos y las únicas palabras que podrían describirla eran: maravilloso, sublime, increíble y un gran GRACIAS ALEMANIA

por la oportunidad, por cada momento bueno o difícil que resultó constructivo, por abrir tus puertas para hacernos sentir en casa y devolvernos hoy a nuestro país no sólo con una maleta más cargada, sino con una perspectiva más amplia, con más herramientas para construir país y con un corazón más maduro, más tolerante y más consciente del mundo que nos rodea. Cada segundo la cara de mi familia se hacía más nítida y al salir del aeropuerto la emoción fue inevitable: a mis papás no los veía hace un año y a mi hermano, mi persona favorita en todo el mundo, hace año y medio. El abrazo del reencuentro es increíblemente cálido, las lágrimas brotan de alegría y la espera finalmente termina: estamos de nuevo en casa. Los primeros días no son fáciles del todo, pero son el momento de aventurarse a redescubrir nuestras ciudades. El solo hecho de escuchar español todo el día resulta extraño y sacarle la mano a un bus es bastante gracioso. A solo 12 horas del aterrizaje del avión en Colombia empezamos

Una caja que encontré alguna vez en un mercado de las pulgas en Erlangen se convirtió en el lugar donde guardo tesoros de esta maravillosa experiencia .

Horas antes de tomar nuestro vuelo fue la ocasión para tomarnos con Carol una última foto frente al Kölner Dom

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clases en nuestras universidades y retomar el ritmo (sumado al pequeño detalle, en mi caso, que resulta de vivir 2600 metros más cerca de las estrellas) ha resultado agotador. A mis queridos jóvenes ingenieros 2011-2012 les agradezco por abrir su mundo, su vida y sus experiencias para enriquecer a los demás y a los nuevos becarios les deseo muchos éxitos. Agradezco a todos los lectores que desde Colombia o Alemania me acompañaron en esta experiencia y, por supuesto, al DAAD por este maravilloso aporte que le han hecho a nuestras vidas. Así se cierra una etapa y comienza una nueva. El equipaje espiritual es mucho más grande que el material y al llegar a Colombia con todo lo que hemos aprendido y al mirar el camino que se abre ante nuestros ojos tras doce meses de aprendizaje intensivo puedo decir que esta experiencia no termina: solo queda en puntos suspensivos. THE END J

La última foto de los jóvenes ingenieros 2011-2012 en el aeropuerto El Dorado. A todos gracias y muchos éxitos!

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