el apetito de la injuria: libelo, censura eclesiástica y argumentación en la prensa del huila (...

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En este libro- resultado de una investigación histórica- estudio el discurso periodístico de la prensa católico-conservadora y la prensa liberal en el departamento del Huila, una provincia colombiana periférica, en las dos primeras décadas del siglo XX. En especial, me ocupo de examinar el género del libelo difamatorio, los episodios de censura eclesiástica a la prensa liberal, y los modos de argumentación propios de los agentes históricos enfrentados.El libro parte de una investigación histórica, pero se instala en un campo interdisciplinario que abarca la comunicación, la teoría de la argumentación y la sociología de la cultura.

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El apetito de la injuria / 1

2 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

El apetito de la injuria / 3

El apetito de la injuriaLibelo, censura eclesiástica y argumentación en la prensa del

Huila (1905-1922)

4 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

El apetito de la injuria / 5

Juan Carlos Acebedo Restrepo

Colección de InvestigaciónEditorial Universidad Surcolombiana

El apetito de la injuriaLibelo, censura eclesiástica y argumentación en la prensa del

Huila (1905-1922)

6 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

© Juan Carlos Acebedo Restrepo

© de esta ediciónEditorial Universidad Surcolombiana

Primera edición:Noviembre de 2008

ISBN 978-958-8154- -

Todos los derechos reservados.Prohibida su reproducción total o parcial

por cualquier medio sin permiso de la Editorial.

Diseño editorial de portada y páginas internas:María Constanza Cardoso Perdomo

Ilustración de portada y páginas interiores:Phanor Satizábal

Ilustración de portada:Mesa de Diálogos, Óleo-Lienzo

153 x 126 cms

Fotografía digital:María Mónica Bonilla

Impresión y encuadernación:

Impreso y hecho en Colombia

Editorial Universidad Surcolombianae-mail: [email protected]

Dirección: Avenida Pastrana Carrera 1a.Neiva - Huila - Colombia

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A la memoria de Arturo Alape (1938 – 2006), maestro y amigo.

A Jairo Ramírez Bahamón, quien nos contagió su pasión por la historiaregional y desbrozó buena parte del trayecto que otros hemos intentado

seguir.

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Aun cuando la indagación sobre asuntos históricos tenga un altocomponente de trabajo solitario por parte del investigador, sipersevera en su búsqueda podrá encontrar personas experimentadasque le ayudarán a remontar los obstáculos, con quienes podrádialogar sobre sus atisbos e interrogantes, y que le plantearándesafíos y oportunidades para avanzar en sus borradores. Este esel lugar para dejar constancia de estas pruebas de la solidaridadintelectual y del honrado cumplimiento del deber, por parte de otraspersonas que hicieron más transitable nuestro andar.

Los historiadores Bernardo Tovar Zambrano y Reynel Salas meinvitaron a participar con un artículo en la edición del sexto tomode la Historia General del Huila, publicado en 2005, con ocasión delcentenario del Departamento, y a realizar una ponencia en elCongreso de Historia Departamental organizado por la AcademiaHuilense de Historia el mismo año. Su aliento y generosasobservaciones fueron el estímulo principal para concluir el primercapítulo de este libro.

Asimismo, el profesor Fabio López de la Roche, adscrito al IEPRIde la Universidad Nacional, en su condición de Director de mi tesispara optar el título de Magíster en Historia en la UniversidadNacional, de la que se desprende este libro, aportó referenciasbibliográficas certeras, leyó y comentó con interés y rigor el

Agradecimientos

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anteproyecto y los borradores de los diversos capítulos, y meacompañó solidariamente en la defensa de mi monografía. Sugenerosa invitación a participar en una mesa coordinada por él sobreperiodismo y literatura en las Jornadas Andinas de LiteraturaLatinoameriecana Jalla 2006, realizadas en Bogotá, me sirvió deacicate para escribir el capítulo segundo. En tal ocasión, me beneficiéde los comentarios y aportes de Maryluz Vallejo Mejía y de NelsonCastellanos, con quienes comparto búsquedas similares. El textoque Fabio López de la Roche escribió a modo de prólogo para estelibro, sin duda contribuirá a la recepción crítica del mismo por partede la comunidad académica.

El diálogo y la asesoría de varios historiadores me aportaronpistas claves para recorrer caminos intrincados. La obra históricade Jairo Ramírez Bahamón, quien ha investigado a fondo la historiade la educación en el Huila y el Tolima, se convirtió en una brújulafundamental para mi labor. En el apartado de balance historiográficoy en el capítulo tres sobre el debate educativo, espero haber dejadoclaro el significado de su contribución para mi propia búsqueda yen general para la historiografía regional.

Por su parte, el profesor Francisco Ortega, adscrito al Departamentode Historia de la Universidad Nacional, escuchó con interés misinquietudes y hallazgos, aportó valiosa bibliografía y me ayudó adespejar algunos interrogantes fundamentales, alentándome a seguiradelante en mis pesquisas. Recibí también aliento y consejos de variosprofesores del Departamento de Historia de la Nacional, en especialde José Antonio Amaya, Pablo Rodríguez y Bernardo Tovar.

Gabriel Restrepo Forero y Susana Friedmann, profesores de laUniversidad Nacional, hicieron valiosos comentarios y recomendacionespara mejorar y complementar el texto.

Alfredo Olaya Amaya, profesor de la Universidad Surcolombiana,como experto en los ecosistemas regionales, me asesoró en elplanteamiento de la dimensión espacial y territorial del Huila, queincluyo en la introducción. También me nutrí de los aportes que alrespecto hizo el historiador huilense Reynel Salas.

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Arturo Alape conoció una parte de este trabajo y – pocas semanasantes de su muerte en octubre de 2006- me instó a concluirlo y apublicarlo. Sus indagaciones sobre la censura de prensa en Colombiafueron un estímulo importante para desarrollar el tema de la censuraeclesiástica.

Phanor Satizábal aportó la ilustración de portada y de las páginasinteriores de su serie «Dialogantes». La ilustración de la página 53fue elaborada especialmente para esta edición, a partir de unaamistosa conversación que sostuvimos en su casa sobre el contenidode este libro.

El Comité Editorial de la Universidad Surcolombiana y CeciliaRepizo, su Coordinadora, respaldaron la publicación de este libroen la Colección de Investigación. María Constanza Cardoso,diagramó e hizo la armada digital del libro con la destreza ypulcritud que ha demostrado y el cariño de siempre.

Como una evidencia palmaria del atraso dramático que tiene eldepartamento del Huila en materia de organización de sus archivoshistóricos, la mayor parte de la documentación sobre la prensahuilense se encontró en hemerotecas de Bogotá y Medellín; la otrase halló en el archivo de la Diócesis de Garzón y en la Biblioteca delSeminario de Garzón. Son especialmente valiosos los archivos deperiódicos huilenses que posee la Hemeroteca de la BibliotecaNacional de Colombia, institución sin cuyo apoyo y servicios nohubiera sido posible adelantar estas indagaciones.

Debo asimismo agradecer al Obispo de la Diócesis Garzón,Monseñor Rigoberto Corredor, y a Monseñor Agustín Sierra, VicarioGeneral, quienes me facilitaron la consulta del periódico El Eco delVaticano en los archivos de la Diócesis. El padre Guillermo Morales,profesor de Teología del Seminario de Garzón, colaboró con vivointerés en mis pesquisas en la Biblioteca del Seminario, pocos mesesantes de fallecer en el año 2007.

Mi esposa Mónica Bonilla realizó la fotografía digital de una partede los archivos de la prensa huilense que examiné en este trabajo, y

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ayudó a organizar mis documentos relacionados con el tema y adigitar los anexos. Su apoyo constante en el ámbito familiar mepermitió disponer de tiempos y espacios para lograr la necesariaconcentración que este tipo de trabajos reclama.

La Universidad Surcolombiana, a través de la Vicerrectoría deInvestigación y Proyección Social, dirigida en su momento por elDoctor Jairo Rodríguez R., apoyó mi labor con la asignación dealgunas horas de mi tiempo laboral en el lapso 2005-2006 paraadelantar estas pesquisas y con recursos financieros paradesplazamientos y la adquisición de bibliografía. Nancy Catherine,funcionaria de dicha dependencia, con su actitud diligente hizo másexpeditos los trámites para la ejecución de los recursos.

Los directivos y colegas de la Facultad de Ciencias Sociales yHumanas de la Universidad Surcolombiana, en especial los colegasdel Grupo de Investigación Memoria y Región al que pertenezco, juntocon los estudiantes del pregrado en Comunicación Social yPeriodismo, apoyaron esta búsqueda y disculparon mis ausenciascuando tuve que desplazarme a Bogotá o a Garzón a sumergirmeen los archivos de prensa.

A todos ellos mi sincero agradecimiento.

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Contenido

Pág.

Prólogo .............................................................................................xviiFabio López de la Roche

Introducción ................................................................................... xxv

1. CAPÍTULO I.PRENSA CATÓLICA: ANTILIBERALISMO,MORALIZACIÓN Y OPINIÓN PÚBLICA EN EL HUILA.El caso del semanario Dios y César de Garzón (1910-1913) 55

1.1 Religión y política: polémica en torno al folleto de RafaelUribe Uribe ...................................................................................... 72

1.2 Emergencia de una esfera pública de discusión ................. 80

2. CAPÍTULO II.CENSURA ECLESIÁSTICA Y LIBELO DIFAMATORIOEN LA PRENSA CATÓLICA Y LIBERAL DELDEPARTAMENTO DEL HUILA 89

2.1 Doctrina de la iglesia católica frente a la «mala prensa» .... 92

2.2 Censura eclesiástica de la prensa liberal del Huila ............ 97

14 / Juan Carlos Acebedo Restrepoxiv

2.3 Usos y abusos del libelo difamatorio ................................... 104

2.4 La lucha de las clasificaciones ............................................... 121

3. CAPÍTULO III.LA EDUCACIÓN EN EL HUILA (1909-1917): CAMPOESTRATÉGICO EN DISPUTA Y ASUNTO DE DEBATEPÚBLICO 131

3.1 El Colegio Paredes desafía la autoridaddel Obispo Rojas ............................................................................. 134

3.2 La exclusión de José Eustasio Rivera y el discursopedagógico moderno .................................................................... 136

3.3 La Normal de Señoritas de Neiva: comunión diaria ychoque de fueros ............................................................................ 143

3.4 Cartas cruzadas: la polémica de Ramón Alvira con elObispo Rojas ................................................................................... 150

3.5 Los rasgos paradójicos del proceso de modernidaden la región ...................................................................................... 173

3.6 El campo de la educación: lenta diferenciaciónde las esferas ................................................................................... 179

4. A MODO DE CONCLUSIONES 191

4.1 Interacciones comunicativas regionales, formación delcampo periodístico y proceso de modernidad 193

4.2 Modos de argumentación 196

4.3 Géneros discursivos y periodísticos 198

BIBLIOGRAFÍA 205

ANEXOS 217

El apetito de la injuria / 15

Pág.

Cuadro 1. Hechos del campo político y su repercusión enel campo del periodismo regional 61

Cuadro 2. Censura Eclesiástica a periódicos dirigidos por elperiodista y político liberal Anselmo Gaitán Useche en elDepartamento del Huila (1909-1929) 98

Cuadro 3. Interacciones entre el campo político (y religioso)y el campo del periodismo. Departamento del Huila:(1905-1922) 178

Cuadro 4. Posiciones y alianzas en el campo político 183

Lista de cuadros

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EEEEE l libro que a petición de su autor tengo el placer de presentar y el reto de invitar a su lectura, constituye un trabajo inter y

transdisciplinario entre la historia socio-cultural, el análisis deldiscurso, la teoría de la argumentación y la sociología de los camposde Pierre Bourdieu, tradiciones intelectuales que Juan CarlosAcebedo aplica al estudio de la prensa y del campo periodístico enel Departamento del Huila en las dos primeras décadas del sigloXX.

Dialogando de manera creativa con este instrumental teórico apartir de los hallazgos empíricos que va produciendo su revisiónjuiciosa de la historiografía política, de la educación y delperiodismo en la región, así como de los archivos de prensa y delos periódicos regionales de la época, el trabajo de Acebedo muestralas tensiones que se producen en una región de modernizaciónincipiente donde el control social, cultural y político de la poblaciónpor parte de la Iglesia católica, es desafiado por algunos intelectualeslaicos y por núcleos minoritarios de inspiración liberalizante yanticlerical.

Integrando el análisis de las prácticas discursivas y de los modosde argumentación al estudio del funcionamiento de la esfera públicaen el Huila, Juan Carlos Acebedo aporta elementos de juicio

Prólogo

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importantes para la comprensión de las características de la culturapolítica hegemónica en el Huila de aquellos años, que en muchosde sus rasgos de dogmatismo y de propensión a la uniformizacióncultural autoritaria de la población estaba en sintonía con el modelode la Regeneración y con los postulados antiliberales y actitudesantimodernas desarrollados por la hegemonía conservadora a nivelnacional.

Una mirada superficial al trabajo de Acebedo podría concluir queen este estudio sobre el periodismo y la hegemonía conservadoraen el Huila no habría nada novedoso y lo que estaría mostrando elautor tendría que ver con «más de lo mismo», con lo que yaconocemos como tendencia dominante a nivel nacional. A esterespecto habría que decir que la confirmación a nivel de una regióninsuficientemente estudiada y documentada, de una tendencianacionalmente dominante, contribuye a completar el mapa delfuncionamiento nacional de la cultura política en un determinadoperíodo. Más allá de esta función de ir completando ese mapa, larevisión adelantada por Acebedo de la historia cultural, educativay política del Huila en el período estudiado, aporta importanteselementos de juicio sobre la dinámica político-cultural regional ylocal, así como matices indispensables para la comprensión de lasfisuras y tensiones dentro de la propia tradición conservadora.

En este sentido resulta interesante la capacidad del trabajo deAcebedo de mostrar las resistencias activas y pasivas a la hegemoníaconservadora/clerical en el marco de las confrontaciones ideológicase intercambios retórico-políticos entre algunas de las figuras másvisibles de la polémica pública regional de aquellos días. Tambiénsu capacidad de llamar la atención sobre el funcionamiento en tantodispositivos críticos, de tradiciones democráticas y de librepensamiento heredadas del siglo XIX, actualizadas en contextosadversos de dominación autoritaria y oscurantista. No menosimportante resulta en la aproximación del autor a la comprensiónde las pugnas por el sentido de la acción política y cultural, suintento de observar las diferencias entre conservadores históricos ynacionalistas y la manera como ellas incidieron en cambios deconcepción y en ciertos virajes de las prácticas políticas dominantes

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en la región en el período estudiado. Las polémicas suscitadas porel famoso escrito de Rafael Uribe Uribe acerca «De cómo ser liberalen Colombia no es pecado», documentadas también en el caso deotras historias regionales, y sobre todo, la participación en estahistoria de un intelectual regional que luego iría a ocupar un lugarde honor no solo en la literatura colombiana sino a nivel de las letrashispanoamericanas, el entonces inspector educativo José EustasioRivera, constituyen también otros puntos de interés en laarticulaciones diversas entre lo nacional, lo capitalino y lo regional/local a nivel de la política, la educación y la cultura.

Pero tal vez el mérito principal del trabajo desarrollado porAcebedo es el de la exploración y visibilización de los formatos ylos géneros típicos del periodismo regional de aquellos días, de supapel en la pugna por el sentido y de su articulación con proyectosdogmáticos y autoritarios de tipo católico-tradicional: el libelodifamatorio, el pasquín, el decreto de excomunión, el poema satírico,la carta abierta, y la ligazón de ellos con el púlpito, el rumor, elepíteto despectivo y la autoría anónima o seudónima. Como lomuestra muy bien Acebedo, comentando las herencias recibidas porel periodismo de la cultura política doctrinaria y pasional del sigloXIX, el liberalismo solía recurrir también a algunos de esos géneros.

Esa articulación entre tradiciones de cultura política, formatos ygéneros periodísticos, y modalidades de comunicación con lasociedad, constituye una pauta metodológica importante para elanálisis de las propias culturas políticas en diferentes épocashistóricas. El conocimiento de esas articulaciones discursivas, modosde argumentación y formas de comunicación puede arrojarimportantes luces sobre la naturaleza autoritaria o democrática delos gobiernos, los líderes políticos y los partidos.

Un fenómeno como el régimen de verdad y el dogmatismopolítico-religioso estudiado por Acebedo en la vertiente católicaortodoxa del periodismo huilense de las primeras dos décadas delsiglo XX, podría pensarse hoy, desde una visión mecánica y linealdel progreso en la historia, como algo superado por la evoluciónposterior, las lógicas y las dinámicas de la modernización capitalista

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y de la modernidad burguesa en el país. Sin embargo, las realidadesde la vida moderna y de nuestra existencia en sociedadescontemporáneas con frecuencia solo declarativamente democráticas,son mucho más complejas, en la medida en que los procesos deafirmación de tradiciones de cultura democrática no necesariamentesiguen una línea ascendente o ininterrumpida –pueden tener lugarrenacimientos autoritarios y sacralizantes-, y que los dogmatismosy los autoritarismos están potencialmente presentes tanto a laderecha como a la izquierda del espectro político.

Pensemos por un instante en los discursos de muchas vertientesde la prensa de izquierda marxista de los años 60 y 70, en suspercepciones del materialismo histórico y dialéctico como verdadrevelada y «única doctrina correcta», en las concepciones y prácticasde sacralización del Partido, de su Secretario General o de su«Comité Central», o en el ideal militarista a fin de cuentas, así serevistiera de altruismo y vocación de servicio al pueblo y a la causa,de muchos jóvenes de entonces que anhelaban ser comandantes dela Revolución. No casualmente hablaba algún cientista sociallatinoamericano, a propósito de los años 60 y 70 en América Latina,como de una época de una gran «inflación ideológica». Tengo lacerteza de que nuestra izquierda armada, pero también la legal(académica, obrera, sindical, intelectual, universitaria, artística), hatenido que vivir -sobre todo desde la segunda mitad de los 80, hastanuestros días-, un nuevo proceso de secularización política ydesacralización de sus referentes políticos y ético-valorativos, deotro tipo, diferente de los procesos secularizantes agenciados porlos liberales decimonónicos o por los opositores a los casi cincuentaaños de hegemonía conservadora. Este nuevo ciclo de secularizaciónpolítica se ha dado también en las desmovilizaciones de lasguerrillas que se han producido desde finales de los años 80 yseguramente se seguirá dando, al menos en los militantes máscreyentes, más ideologizados y menos pragmáticos y utilitarios, entrelas futuras camadas de guerrilleros reincorporados a la vida civil.

Y a propósito de la comunicación y de la cuestión de sus formatosy géneros que aquí nos ocupa, ¿qué decir hoy de líderes como FidelCastro y de su comunicación política que acostumbró a masas de

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millones de personas a discursos maratónicos y verticales de cuatro,cinco o más horas, ante los cuales la única respuesta posible era elaplauso frenético y la comunión ideológica?

Con todo el sentido histórico que reconocemos tuvo la revolucióncubana para América Latina y para las luchas sociales en el mundo,y reconociendo el papel jugado por el propio Castro en el procesorevolucionario de su país y en la historia latinoamericanacontemporánea, ¿podríamos hoy reivindicar como deseable esemodelo retórico de discurso del poder? El socialismo del siglo XXI,a propósito de la emulación por Hugo Chávez de ese tipo decomunicación vertical de masas, ¿no debería propiciar formas máshorizontales y más respetuosas de comunicación del poder, queincorporaran incluso la propia disidencia o la validez de la distanciacrítica frente al mismo?

Toda esta reflexión sobre nuestro pasado reciente vale para decirque si bien muchos de los sectarismos y doctrinarismos delperiodismo estudiado por Acebedo se asociaban a característicasde las sociedades tradicionales y a sus pautas religioso-doctrinariasde integración social y cultural, nuestra experiencia periodística ycomunicativa moderna y contemporánea ha sido también la de otrashomogeneizaciones o uniformizaciones y la del funcionamientosocial de otras visiones sacras de la política y la sociedad.

A propósito de los géneros estudiados por Juan Carlos Acebedoy en particular del género del libelo difamatorio a comienzos delsiglo XX, no puedo dejar de mencionar la presencia notoria yapabullante, en la prensa electrónica y en las páginas de opinión deInternet colombianas de los últimos años, del epíteto despectivo yde la descalificación personal -con fuertes acentos moralistas- dequien piensa diferente, escudada también ahora en el anonimatodel pseudónimo, como lo estuvo en la sectaria prensa conservadoray clerical.

La política como creencia, como actitud fideísta y de cruzada,reaparece hoy también en Colombia, paradójicamente en contextosde secularización, acicateada por nuevas condiciones históricas de

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polarización alrededor de los temas del conflicto armado, deldesplazamiento y del secuestro, en amplios sectores del uribismoque no aceptan la más mínima disidencia ni la más mínima crítica asu cuasi-divinidad presidencial, así como en amplios sectores delantiuribismo absolutamente pasionales que no le conceden alpresidente la más mínima realización ni ningún mérito histórico yque en esa tónica apelan básicamente a los adjetivos descalificadores,en el tratamiento de la figura y las acciones del mandatario.

No solo impresiona de la actual coyuntura ese resurgimientoen buena medida espontaneo de la política como creencia, elcual seguramente tiene profundas motivaciones psicológico-sociales relacionadas con la dramática experiencia colectivasufrida por la sociedad colombiana en las últimas décadas.Llama la atención también el intento deliberado del propiopresidente de la república de utilizar la religión para granjearseel favor ciudadano, por ejemplo, arrodillándose ante el cuerpoembalsamado del beato Mariano Eusse, «Marianito», paraagradecer la l iberación de los 15 secuestrados que seencontraban en poder de las Farc, o rezando el rosario en elPalacio de Nariño junto con sus ministros con transmisión porel Canal de Televisión Institucional. Estos y otros actos públicossimilares han merecido varios artículos críticos de opinión yun editorial del diario liberal El Espectador preocupado por elregreso a actitudes correspondientes a épocas que se creíansuperadas y por el menoscabo que ese tipo de accionessimbólicas entrañaría de la pluralidad religiosa consagrada enla Constitución de 1991 («La conquista de la laicidad», editorialde El Espectador, viernes 18 de julio de 2008). Esa visión religiosay a veces estrechamente familista y moralista (como el recientellamado del presidente a la opinión pública y a los mandatariosparticipantes en la Cumbre Latinoamericana Antidrogas deCartagena, a concebir el problema de la droga no tanto comoestadistas, sino sobre todo como padres de familia), resulta nosolamente anacrónica sino regresiva en el ámbito de la políticainterna y de las relaciones internacionales.

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Pero tal vez por lo que tendríamos que preguntarnos,reconociendo el éxito publicitario del uso presidencial de viejosmotivos y actitudes religiosas aparentemente pasadas de moda, espor la profundidad y la efectiva expansión social de la secularizaciónen nuestra sociedad. También seguramente tendríamos quecuestionarnos los intelectuales en torno a las instancias y a la calidaddel diálogo que hemos desarrollado desde el pensamiento críticocon la cultura popular y con los propios sectores medios de lapoblación, alrededor de la democracia, la dominación simbólica, lamanipulación de los signos y el trabajo cotidiano de los medios decomunicación.

Quisiera decir, finalmente, que problemas como los del controlpolítico de los medios de comunicación -sobre todo de losaudiovisuales y en particular de la televisión, el medio de mayorincidencia hoy en Colombia en el moldeamiento de la opinión y enla producción de representaciones sobre la sociedad-; lasdificultades para el acceso a la emisión de sus opiniones yperspectivas por parte de una amplia gama de tradiciones ysensibilidades político-culturales que existen en nuestrassociedades, muchas veces sin voz pública y sin canales de expresión;o los problemas asociados al papel de los medios y del periodismoen la construcción de la realidad y de una opinión pública bieninformada sobre los asuntos locales, nacionales e internacionales,no son hoy menos graves que los del control de las imprentas y delos periódicos durante los años estudiados por Acebedo.

Es por ello que este tipo de investigaciones dedicadas a losdiscursos hegemónicos, a las modalidades de argumentación delos poderes dominantes y contendientes, representan no solo unacontribución académica a la investigación histórica de la prensa ydel periodismo regional, sino también unos insumos importantespara la reflexión histórica en torno a la conformación de nuestrasculturas políticas –en plural- y a uno de sus aspectos másimportantes: las pugnas por la definición periodística yextraperiodística de la realidad.

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Por lo tanto, este trabajo constituye también una incitación apensar una ciudadanía comunicativa conformada por ciudadanosmás conscientes de cómo funcionan las estrategias y los recursosretóricos del poder, y por ello mismo, más competentes paradecodificar sus modelos comunicativos y procedimientos retóricosy para elaborar discursos críticos propios y propuestas alternativasde interpretación y definición de la realidad.

Fabio López de la RochePittsburgh, PennsylvaniaAgosto 4 de 2008

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L os pocos estudios realizados sobre la prensa huilense, si bien describen con detalle el nombre de las publicaciones, sus

gestores principales y la ideología partidista o institucional a la quese adscribían, y relacionan estos datos con la evolución de las ideaspolíticas y de la historia de los partidos en la región, no se han ocupadoa profundidad de aprovechar ese valioso acervo documental paraexaminar las características de las formas discursivas y, dentro deellas, de los géneros periodísticos y los modos de argumentación,como vías para auscultar las tensiones del mundo cultural y del tejidosocial del Huila y la región en los años correspondientes.

Este libro se propone contribuir a resolver parcialmente ese vacíode nuestra historiografía, de tal manera que se pueda pasar de ladescripción externa de la prensa a un estudio de la misma comomediador cultural y herramienta de formulación y construcción delos discursos públicos de la sociedad.

A lo largo de estas páginas, procuraré arrojar luces sobre la siguientepregunta central de investigación: ¿Cuáles son las características deldiscurso periodístico de la prensa del Huila entre 1905 y 1922, y cómoevolucionaron sus formas y contenidos en tanto expresión de la pugnapor la hegemonía cultural entre el proyecto liberal emergente y laideología clerical conservadora predominante?

Introducción

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Me ocuparé de estudiar algunas de las controversias públicasque divulgaron los periódicos, así como los modos deargumentación utilizados por los contendientes, aspectos que hacenparte de lo que llamo discurso periodístico.

Identificar algunos asuntos claves del debate público adelantadoen la prensa huilense, me permitirá estudiar los argumentos endisputa, su relación con las tendencias políticas y socio-culturalesdel periodo, así como los modos peculiares de argumentación y losprocedimientos retóricos de los agentes históricos. Al analizaralgunos de los géneros discursivos y periodísticos utilizados,indagaré por las transformaciones del tejido social y comunicativoregional que se expresan a través de esas formas del discurso.

Procuraré establecer las formas de interrelación entre lastransformaciones socioculturales y políticas asociadas al incipienteproceso de modernidad regional del periodo estudiado, de un lado,y las estrategias persuasivas y simbólicas de los actores que sedisputan la hegemonía cultural, del otro.

Conviene indicar las motivaciones que tuve para circunscribirmi indagación al periodo 1905-1922, pese a que algunos de losfenómenos que examino tuvieron diversas expresiones en la regióny en el país al menos hasta la cuarta década del siglo veinte. Elaño de 1905 corresponde a la creación legal del Departamento delHuila, como parte de la reorganización territorial aupada porRafael Reyes, que dio lugar a la desmembración de la antiguaprovincia de Neiva del Departamento del Tolima. La búsquedade nuevos equilibrios electorales y de poder en el ámbito nacionalestá en la base de esta reorganización territorial. El periodoconcluye en 1922, cuando tiene lugar una inflexión muysignificativa para la historiografía huilense: la dimisión deMonseñor Esteban Rojas Tobar de su cargo como Obispo de laDiócesis de Garzón, tras cuatro décadas de esfuerzos por obtenery afianzar la hegemonía católica y conservadora en la provinciahuilense, constituye una suerte de desenlace –parcial, pero nomenos importante- de las tensiones y ásperas disputas de ordenpolítico, cultural y religioso que tuvieron lugar en las dos primeras

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décadas del siglo XX en el ámbito departamental. Así lo hansubrayado, entre otros, los historiadores huilenses Reynel Salas yJairo Ramírez Bahamón1.

1. Apuntes de historiografía regional

1.1 Territorio de frontera y cruce de caminos

Al sur del departamento del Huila se yergue el MacizoColombiano, del cual se desprenden las cordilleras Central y Orientalque recorren de sur a norte gran parte del territorio colombiano. Elrío Magdalena nace en el Macizo, y al descender forma el valle delAlto Magdalena, alimentado por decenas de ríos y afluentes quesurcan las vertientes de ambos ramales montañosos. El Huila formaentonces una especie de canoa, cuyas paredes laterales son lasvertientes de las mencionadas cordilleras; el piso interior de la canoaestá formado por el valle del río Grande de la Magdalena. Al sur, elHuila limita con los departamentos del Cauca y Caquetá, y a travésde la llamada Bota Caucana, se comunica con el Putumayo; al norte,llega hasta la desembocadura del río Cabrera en el Magdalena, apartir de la cual comienza el departamento del Tolima. A su vez, enesta dirección limita con Cundinamarca. Al occidente, limita con

1 Sin embargo, tanto en el plano regional como nacional, el fenómeno de la censuraeclesiástica a la prensa liberal se prolongó hasta mediados de siglo. Carlos Mario Perearegistra, por ejemplo, la prohibición de leer el diario liberal El Tiempo, bajo pena de pecadomortal, divulgada en 1943 por el Obispo de Ibagué Pedro María Rodríguez y otros preladosde la Iglesia Católica. Durante los cincuenta, la dictadura de Rojas Pinilla puso en prácticala censura previa y el cierre temporal de los periódicos de oposición. Por su parte, MaryluzVallejo dedica un capítulo de su libro «A plomo Herido» a estudiar otras formas de lacensura de prensa ejercitadas durante los primeros gobiernos del Frente Nacional, quecombinaron el cerco o asedio económico a los periódicos disidentes, con la persecucióny hostigamiento policivo a los redactores que incomodaban a los núcleos del poder políticoy económico.Para ampliar estos asuntos, ver las siguientes referencias:SALAS VARGAS, Reynel. El proceso político durante el siglo XX. En: Historia General delHuila. Neiva: Academia Huilense de Historia/Gobernación del Huila, 1994. Vol.2. pp.167-247.PEREA, Carlos Mario. Porque la sangre es espíritu. Imaginario y discurso político de lasélites capitalinas. Bogotá: IEPRI-Aguilar, 1996. 222 p.VALLEJO MEJIA, Maryluz. A plomo herido: una crónica del periodismo en Colombia(1880-1980). Bogotá: Planeta, 2006. 430 p.

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los departamentos de Cauca y Tolima. Al Oriente, comparte amplioslímites con el Caquetá y el Meta, los antiguos Territorios Nacionales,hoy convertidos en departamentos2.

La cordillera Oriental- que se levantó hace unos 54 millones de añosal inicio de la era Cenozoica- estableció una frontera natural entre elecosistema amazónico colombiano, y el Valle del Alto Magdalena en elque se asientan hoy los departamentos del Huila y Tolima. Sin embargo,a partir de la explotación de la quina y del caucho a finales del siglo XIXy comienzos del XX, se produjeron movimientos migratorios y decolonización por parte de habitantes del Huila y otras regiones hacia laspartes altas de la cordillera Oriental, el piedemonte amazónico y otrosespacios, lo cual dio lugar a la fundación de poblados o a la consolidaciónde otros, tales como Colombia, Baraya y Acevedo, en el departamentodel Huila; asimismo, Belén de los Andaquíes, San Vicente del Caguán yFlorencia, entre otros poblaciones pertenecientes al Caquetá, en granparte conformadas por colonos procedentes del Huila.

La vía carreteable Neiva-Garzón-Altamira-Guadalupe-Florencia,sólo se construyó en los años treinta del siglo veinte, a partir del trazode un antiguo camino de herradura, a consecuencia de la Guerra con elPerú y la necesidad de movilizar tropas, pertrechos y apoyos logísticoshacia las fronteras amazónicas abandonadas por la administracióncentral. El ferrocarril se convirtió en el más importante símbolo delansiado progreso, desde 1914, año en el que se expidió la Ley quedispuso la construcción de la línea Girardot-Neiva-Caquetá, hasta 1939,cuando finalmente arribó el tren a Neiva, al cabo de muchos tropiezose interrupciones, y fue recibido por los habitantes como la posibilidad

2 En éste apartado sobre los aspectos espaciales y geográficos del Huila, me apoyo antetodo en las aportaciones del profesor Alfredo Olaya Amaya, de la UniversidadSurcolombiana, y en especial en los siguientes textos:OLAYA AMAYA, Alfredo. El espacio del hombre Huilense. En: TOVAR Z, Bernardo (Dir.Ac). HISTORIA GENERAL DEL HUILA. 2 ed., Vol. 1. Neiva: Academia de Historia Huilense-Gobernación del Huila, p. 33-87, 2005.OLAYA AMAYA, Alfredo y SANCHEZ RAMIREZ, Mario (editores). Del MacizoColombiano al Desierto La Tatacoa: la ruta del río Magdalena en el Huila. Neiva: UniversidadSurcolombiana, 2005.

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de comenzar a superar las condiciones de insularidad y aislamientodel Departamento. A concluir ese tramo también contribuyó la guerracon el Perú en 1932, que convirtió a Neiva en ciudad estratégica para elcontrol territorial del sur de Colombia y de las fronteras. Empero, elproyecto inicial de extenderlo hasta Florencia remontando la cordilleraOriental se hundió en el olvido.

La cordillera Oriental desempeña una doble función: es un límite ofrontera natural entre los ecosistemas aludidos y, por otra parte, dalugar a la intercomunicación y tránsito entre los mismos, a través deantiguos caminos y senderos, y en la actualidad por medio de víascarreteables3 y de la navegación aérea. Se comunican los hombres perotambién las especies animales y los organismos biológicos, en lo queha sido considerado un Corredor de Transición Andino-Amazónica.Los ecosistemas de La Siberia, el Cerro Miraflores, y el Parque NacionalNatural Los Guácharos, entre otros, establecen corredores biológicosde intercambio y flujos entre los flancos este y oeste de la cordilleraoriental y entre la amazonia colombiana y el Valle del Alto Magdalena.

El territorio que hoy ocupa el departamento del Huila, ha sidoun cruce de caminos desde los tiempos de la Conquista y la Colonia.La ubicación geográfica del Huila en el área centro-sur de la regiónandina, la ha convertido en eslabón indispensable para conectar laecorregión amazónica y las fronteras nacionales del sur con el centropolítico-administrativo situado en el altiplano cundiboyacense. Laexplotación de la quina y del caucho, así como el conflicto fronterizocon el Perú, realzaron esta función del territorio huilense.

Remontando la cordillera Central- como lo hace la vía La Plata/Popayán4-, el Valle del Alta Magdalena se pone en contacto con lacuenca del río Cauca. Por cierto, la iglesia católica del sur del Huila

3 En la actualidad, las vías Neiva-Suaza-Florencia, la vía Neiva-Balsillas-San Vicente delCaguán, y la vía Neiva-Pitalito-Mocoa, comunican por vía terrestre al departamento delHuila y el centro del país con el Caquetá y el Putumayo.4 Asimismo, existen otras carreteras, tales como la que comunica a Pitalito-Isnos-Paletará-Popayán; y la que une a La Plata-Toés-Piendamó- Cali. Tales vías se concibieron con elpropósito de buscar una ruta hacia el occidente del país y el pacífico colombiano.

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dependió durante la mayor parte del siglo XIX de la Diócesis dePopayán, hasta la fundación de la Diócesis del Tolima. Por su parte,el Macizo Colombiano involucra áreas de los departamentos dePutumayo, Nariño, Cauca, Valle, Tolima, Huila y Caquetá,estableciendo posibilidades de intercambio entre sus ecosistemas.

El Vaticano funda en 1894 la Diócesis del Tolima- que abarcabalos actuales territorios de Huila y Tolima -, como una especie dereconocimiento por parte de la autoridad religiosa de una realidadpolítica aceptada desde mediados del siglo diecinueve, cuando secrea el Departamento del Tolima-, y le encarga su dirección a EstebanRojas Tobar, quien venía ejerciendo un liderazgo espiritual y políticocomo párroco en el sur del Huila desde su regreso de Roma en 1883.Pocos años después, el Obispo Rojas le propone al Papa León XIII lacreación de una nueva Diócesis con sede en Garzón (Huila), lo cualse decide en 1900 mediante un Decreto Consistorial. Como el paísestá convulsionado por la guerra de los Mil Días, la iniciativa sólo sehace efectiva en 1903, cuando finalizan las hostilidades.

Según el texto del Decreto Pontificio suscrito en Roma el 20 deMayo de 1900, el Obispo del Tolima argumentó que «su Diócesisera demasiado extensa; que en ella era imposible mantener fácil yexpedita comunicación entre el Pastor y los fieles; que los lugares yregiones de que está compuesta no solo estaban separados pordilatadas distancias, sino que por sus climas y otras circunstancias,eran del todo diversos…»5, lo cual demostraba la conveniencia deagrupar las provincias civiles de Neiva y del Sur –en el departamentodel Tolima- para constituir la Diócesis de Garzón, y formar la nuevaDiócesis de Ibagué con base en el territorio de las provincias delNorte y del Centro.

Mientras monseñor Ismael Perdomo Borrero, nacido en Gigante,Huila, y formado bajo la influencia de Rojas Tobar, se hace cargo dela Diócesis de Ibagué, éste se mantiene como Obispo de Garzón. Al

5 Citado por DIAZ JORDAN, Jenaro. Proceso histórico de pueblos y parroquias de laDiócesis de Garzón. Neiva: Imprenta Departamental, 1959. p. 313.

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finalizar los años veinte monseñor Perdomo asumirá comoArzobispo de Bogotá y principal jerarca de la Iglesia católicacolombiana, hasta su muerte en 1950.

En 1905, durante el gobierno de Rafael Reyes, se delimitan lasfronteras territoriales del naciente departamento del Huila, que sedesprende del Tolima, sobre el mapa trazado en 1901 por el ObispoRojas Tobar y por monseñor Antonio Vico, Delegado Apostólico, enel Decreto de Ejecución para configurar las nuevas Diócesis de Garzóne Ibagué6. «Voluntad de un Obispo, encastillado en su geografía,feudo eclesiástico- plantea William Fernando Torres-, el Huila eraentonces un Departamento-Diócesis», cuya capital administrativa eraNeiva, y Garzón su epicentro religioso y en gran parte político.

El mismo autor agrega:

El nuevo departamento estaba aislado del país por suscondiciones de encierro geográfico y con poca integraciónentre sus núcleos urbanos y subregiones por la prácticainexistencia de caminos de herradura. Su vínculo con lascapitales vecinas (Bogotá, Popayán, Ibagué) se realizabamediante penosas jornadas de a caballo o los champanes queempezaron a navegar el Magdalena entre Girardot y Neivaa partir de 1875. Aunque esta última fue elegida capital portradición y desarrollo, el poder religioso- como continuandola estrategia fundacional de la Conquista- ubica suepiscopado en Garzón, centro del territorio, desde dondepuede seguir los avatares de la política, vigilar sus haciendasy ejercer su tarea doctrinaria tanto en el manejo de las almascomo de la educación7.

6 Díaz Jordán anota: «Como según los decretos citados la Diócesis de Garzón comprendelas antiguas provincias de Neiva y del Sur, y éstas justamente vinieron a constituir elDepartamento del Huila, los límites de las circunscripciones eclesiásticas y civiles sonidénticos…» . Op.cit., p. 320.7 TORRES SILVA, William Fernando. De la insularidad al naufragio. En: MOSQUERA,Ricardo y otros. Huila años 80: economía, política y cultura. Neiva: UniversidadSurcolombiana, 1985, p. 76.

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El actual territorio del Huila constituyó un paso obligado en elcamino Bogotá-Popayán-Quito hasta finales del siglo XIX, cuandola colonización antioqueña y el crecimiento político y económicode Medellín cambiaron el eje Bogotá-Popayán por el eje Bogotá-Medellín. Esta circunstancia contribuyó al aislamiento queexperimentó el Huila al comenzar el siglo XX.

La decisión del Obispo Rojas de establecer la sede de la Diócesisen Garzón, no respondió únicamente el papel de este municipiocomo el principal símbolo del predominio religioso y político delconservatismo católico, con sólidas bases de apoyo social. Tuvo quever asimismo con la condición de Garzón como epicentro territorial,que actuaba como bisagra entre los subregiones norte, occidente ysur del nuevo departamento. A la vez, desde Garzón se desprendíanlos principales caminos y rutas que conectaban al Huila con Popayán,hacia el occidente, y con Florencia, al oriente.

Desde Garzón, el Obispo Esteban Rojas partió a lomo de caballo enmúltiples ocasiones, para realizar sus visitas pastorales a lo largo yancho del vasto territorio de la Diócesis. Desde allí ofreció también uneficaz apoyo logístico a los misioneros católicos que se establecieronen el Caquetá y el Putumayo, quienes a menudo se hospedaban enGarzón en sus viajes de ida y de regreso para las misiones. En un vastoterritorio virtualmente sin presencia eficaz del Estado, como lo haseñalado Gabriel Restrepo8, con una geografía abrupta y precariasvías de comunicación, sobresale el papel de la Iglesia Católica comofactor unificador de la población en el ámbito cultural y político.

De Garzón partió el Obispo en 1923 hacia Belén de los Andaquíes, enel Caquetá, para unirse a los misioneros capuchinos que adelantaban su

8 Estoy en deuda con el profesor Gabriel Restrepo Forero, de la Universidad Nacional,quien luego de una lectura juiciosa de este trabajo, recomendó incluir la dimensión espacio-temporal del Huila en los años estudiados, y en particular su condición de frontera con losantiguos territorios nacionales y la función de apoyo logístico a los grupos misioneroscatólicos en Caquetá y Putumayo, que cumplió la Diócesis de Garzón. En estas líneasapenas si alcanzo a esbozar algunos aspectos de esta dimensión, que requiere de nuevasindagaciones para ahondar en su significado.

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labor de evangelización entre los colonos y las comunidades indígenasde la amazonia, cuando constató que se había estrechado el espacioreligioso y político que había edificado en el Huila durante cerca decuatro décadas. Permaneció allí como misionero hasta 1927, cuando seradicó en Agua de Dios (Cundinamarca) hasta su muerte en 19339.

1.2 Estudios sobre la historia de la prensa huilense

Si bien no hay un estudio riguroso sobre la evolución del discursoperiodístico en la prensa regional, sí contamos con algunos valiosostrabajos acerca de las características socio-culturales de algunos de estospersonajes. Por ejemplo, Hilda Soledad Pachón compiló los escritosperiodísticos y la prosa no literaria de José Eustasio Rivera y analizósu formación como intelectual en el contexto de los años veinte; WilliamFernando Torres reseñó aspectos de la vida de «El cotudo» RamónAlvira Durán; Jonathan de la Sierra indagó acerca de la vida deReynaldo Matiz; Delimiro Moreno hizo un estudio biográfico deMonseñor Esteban Rojas Tobar; Jairo Ramírez Bahamón, por su parte,examinó el papel histórico del mencionado Obispo en el ámbito de laeducación, y Reynel Salas hizo lo propio en el ámbito político.

En nuestro medio, Camilo Francisco Salas ha llevado a cabo unaprimera aproximación a la historia del periodismo huilense en elsiglo XX, punto de partida necesario para cualquier indagaciónposterior10. Salas ha realizado una detallada descripción de losdiversos periódicos publicadas en el Huila en la pasada centuria,señalando su nombre, lapso de circulación, gestores principales ytendencia política o ideológica de los mismos, a partir de una amplialabor de consulta en las hemerotecas de varias ciudades. Y haseñalado, como rasgo principal, el carácter político partidista deese periodismo, y su marcada propensión por los temas del gobiernoy las disputas electorales. La metodología de análisis utilizada por

9 El historiador huilenese Reynel Salas enriqueció el primer borrador de este apartado condiversas anotaciones y datos obtenidos a lo largo de sus propias indagaciones, por locual le estoy muy agradecido.10 SALAS ORTIZ, Camilo Francisco. Historia del periodismo huilense: la prensa escrita.Neiva: Instituto Huilense de Cultura. 1994.

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Salas sitúa la historia de la prensa en el contexto de la historia delos partidos y las ideas políticas de nuestro país.

Salas propone una interesante periodización del periodismohuilense. Un primer lapso entre 1850 y 1886, signado por elpredominio de las ideas y la prensa liberal, concluye con laimposición de la Constitución centralista y conservadora de Nuñez.Entre 1886 y 1915, el autor identifica un segundo lapso, marcadopor la hegemonía de la prensa conservadora y clerical y la virtualextinción de la prensa de oposición. «Hacia 1915- señala Salas-, seinicia… un nuevo periodo. Su característica primordial es lapresencia de periódicos de tendencia liberal que surgen con el únicopropósito de hacerse voceros de sus ideas, agitar sus plataformaselectorales y defenderse del desconocimiento a que los habíasometido la prensa conservadora y católica»11.

Salas identifica un cuarto lapso comprendido entre 1936 y 1965, en elque los periódicos partidistas «sin ablandar completamente su posiciónideológica, comienzan a incorporar un lenguaje menos radical»12, y seinclinan a incorporar en sus páginas nuevos elementos relacionados conel desarrollo regional. A partir de 1965 y hasta 1990, el autor señala comorasgos predominantes el proceso de profesionalización de la labor delperiodista y la aparición de la prensa diaria.

La periodización que propone Camilo F. Salas, se apoyaprincipalmente en los periodos identificados en la historia políticanacional, con algunas variaciones y matices particulares.

El autor se propone rastrear la evolución de las ideas y delpensamiento político a lo largo del siglo XX en el departamento delHuila, a partir del examen de los editoriales de la prensa regional.El resultado de su labor lo resumió en un ensayo titulado «Evoluciónsocial y política del periodismo huilense: entre la política y el

11 SALAS, Camilo Francisco. Trayectoria del periodismo huilense. En: TOVAR, Bernardo(Dir. Cient.). Historia General del Huila. Neiva: Academia Huilense de Historia - Gobernacióndel Huila, 1994, vol.5, p. 98.12 Ibid., p. 98, 99.

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desarrollo económico regional», que constituye la parte sustancialy más original de su libro «Historia del periodismo Huilense: laprensa escrita». La primera parte de este libro es una introduccióndidáctica a partir de fuentes secundarias sobre la evolución delperiodismo colombiano y sobre la situación de los medios decomunicación a nivel nacional al inicio de los noventa.

Sermones y editoriales se utilizaron por las tendencias ideológicascontrapuestas para suplir la ausencia de un pensamiento unificadoen el ámbito regional, advierte Salas. El púlpito y la prensa seconstituyeron en escenarios de primer orden en la conformación deun incipiente espacio público. Los temas predominantes: la moralcatólica como soporte cultural de un orden tradicional, y la políticapartidista liberal y conservadora.

Nos referimos, en primer lugar, a la fuerte tendencia políticaque ha animado el periodismo regional. En efecto, la mayorparte de los periódicos y radioperiódicos difundidos por elHuila han tenido como principal razón la divulgación delcredo político liberal o conservador, en su manifestaciónestrictamente ideológica o a través de la interpretación de losfenómenos sociales y económicos a partir de sus postulados13.

La mayor contradicción a las ideas liberales provenía de partede la Iglesia Católica, la cual «aprovechaba todos los medios pararecalcar sus principios y mandamientos». Y enfatizaba ante todo enla defensa de su intervención en el sistema de la educación pública,«pues a partir de dicho aparato estaba en condiciones de oponerse,criticar y destruir la penetración de las ideas liberales y ofrecerleapoyo sustantivo a su aliado, el Partido Conservador…»14.

El periodismo comprometido con la Regeneración pensabaque el orden que garantizaría el desenvolvimiento normal yprogresivo de la sociedad debía apuntalarse sobre cuatro pilares

13 Ibid., p. 97.14 Ibid., p. 102.

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básicos, a saber: centralización, fortalecimiento del Ejecutivo,apoyo a la iglesia Católica y utilización de la religión comofuerza educativa y de control social. A partir de aquí las vocesde la oposición irían siendo acalladas por leyes de prensa quecoartaron hasta la irracionalidad la libertad de expresión, ypor mecanismos sociales activados por los sacerdotes, a talpunto que en nuestro medio desapareció toda opiniónperiodística disidente y se experimentó un crecimiento singularde la prensa católica y conservadora15.

La prensa de oposición, sin embargo, comenzó a reaparecerdurante el gobierno de Reyes, y se multiplicó a lo largo de los añosveinte y treinta, cuando finaliza la Hegemonía Conservadora en elplano nacional con el triunfo de Olaya Herrera. El Deber, de RamónAlvira y La opinión de Anselmo Gaitán Useche, abren el camino alauge temporal de las publicaciones liberales en el Huila.

Al finalizar la segunda década del siglo veinte, según Salas,disminuye de modo ostensible el empuje periodístico de la Iglesialocal, medido en términos del volumen de las publicaciones. Se haconsolidado entonces una «generación formada en el más estrictocelo apostólico de Monseñor Esteban Rojas Tobar… que irrumpióen la vida pública del departamento y dejó su huella en las diversasactividades a las cuales tuvo acceso».

Camilo Francisco Salas identifica un hito que señala el inicio deuna tendencia hacia la modernización de la prensa regional, con lapublicación entre fines del 38 y comienzos del 40 del semanarioNeiva, dirigido por Emiliano Madrid, como órgano de la Gran Feriaexposición del Departamento.

Su aparición rompe la tradición, junto con el diariomimeografiado Notas del Día,- de Julio Arturo Tovar,correspondiente al mismo año-, de la edición de periódicoseminentemente políticos. En el primero se divulgaban ideas

15 Ibid., p. 104.

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relacionadas con el desarrollo económico del Huila y sepromovía el mejoramiento urbanístico y social de la ciudad,mientras que en el segundo aparecían informaciones decarácter general y crónicas de interés particular. En uno yen otro, los editoriales ideológicos fueron reemplazados porreflexiones prácticas sobre cómo activar el progreso y lamodernización, apartándose de los principios eminentementepartidistas y apoyándose más en las inquietudes gremiales16.

Salas llama la atención sobre el hecho de que la publicidad quefinanciaba estos medios correspondía en buena parte a empresasrecientemente formadas en el Huila. Mantenerse con base en la pautapublicitaria de empresas locales o entidades estatales, tiene ademásuna implicación de tipo ideológico: la tendencia a moderar el discursopolítico, a tornarlo menos beligerante en términos doctrinarios, comoresultado de la adaptación a las condiciones del mercado existente.

Cuando Salas emprendió su investigación, el campo de lahistoriografía de la prensa huilense solamente contaba con el artículode Anselmo Gaitán Useche escrito en 1939, que se consideraba el primerbalance historiográfico de la evolución de la prensa regional, escritopor uno de los protagonistas de esa historia. Había además algunasreferencias escuetas a la existencia de prensa huilense en lashemerotecas de Bogotá, Medellín, y quizá algún artículo breve, a modode anecdotario, en la revista Huila, de la Academia Huilense de Historia.

Por lo tanto, Camilo Francisco Salas es el primer autor que abordala prensa regional del Huila como objeto de investigación históricaespecífico; no como simple fuente documental para la investigaciónde temas políticos, económicos y sociales.

1.3 Jairo Ramírez Bahamón: pionero de la historia regional de la educaciónen el Tolima Grande

El primer trabajo que acercó a Jairo Ramírez a los estudios dehistoria de la educación, lo realizó para el libro Economía, Política y

16 Ibid., p. 116, 117.

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Cultura- Huila Años 80, obra colectiva que editó la UniversidadSurcolombiana, con ocasión de los 80 años de creación delDepartamento del Huila. Ricardo Mosquera, a la sazón Rector de lainstitución, le planteó la iniciativa a un grupo de profesoresuniversitarios y periodistas de la región, entre ellos a Jairo Ramírez,quien se desempeñaba como Director de la Oficina de Planeaciónde la Universidad. Participó en el libro con un texto que se apoyóprincipalmente en información estadística sobre la evolución de laeducación en el Huila durante el siglo XX. Como encontró muy pocainformación sobre las primeras décadas de vida del departamento,se interesó por indagar en posteriores estudios lo que había ocurridoen esos años.

Al comenzar los años noventa Ramírez Bahamón elaboró unproyecto para estudiar la educación en el Huila entre 1905 y 1940, elcual presentó a un seminario sobre metodología de la investigaciónhistórica dirigido por el profesor Bernardo Tovar. Inició una ardualabor de consulta de archivos en la Biblioteca Nacional y en el archivopersonal de Don Constantino Tello Ordóñez, en la Plata, en el quedescubrió una riqueza documental inagotable e inexplorada, quealimentó su pasión por el trabajo histórico. En esos primeros años delos noventa elaboró ponencias para el II Congreso de Historia en 1992y para el libro Neiva al filo del Milenio. Sus primeros textos dan cuentade esa visión panorámica, descriptiva y exploratoria.

Más adelante, con ocasión del centenario del Colegio de Elías en1993, el rector de ese colegio le propuso realizar un estudio históricosobre la institución de la cual eran exalumnos Jairo Ramírez y otrosdocentes de la Universidad Surcolombiana. Con el apoyo delprofesor Humberto Alvarado -Rector de la Usco en ese lapso- pudodedicarse tres o cuatro meses a consultar los archivos de Timaná,Elías y de la Diócesis de Garzón. Consiguió que monseñor LibardoRamírez, a la sazón Obispo de Garzón, le permitiera consultar laparte del archivo de la Diócesis que corresponde al período de 1900-1940, en la que está reunida y ordenada la documentación delperiodo de Monseñor Rojas Tobar. Este archivo permanecíahabitualmente cerrado y es presumible que no se consultaba desde

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los tiempos de Jenaro Díaz Jordán. Allí se encuentra la copiosacorrespondencia del Obispo Rojas. Hurgando en el archivo delcolegio de Elías, encontró la documentación sobre la expulsiónsimultánea de esa institución por presuntas faltas contra la moralde los estudiantes José Eustasio Rivera y Jenaro Díaz Jordán, dosjóvenes que con el pasar de los años serían personas de renombreen el ámbito de la cultura.

El conjunto de las anteriores indagaciones lo llevaron a inferirque si el Obispo Rojas había liderado una cruzada en contra de lasideas liberales en el Huila de tanta envergadura, tales ideas debíanhaber gozado de amplia difusión durante una parte del siglo XIX.Se tenía el prejuicio, heredado por la historiografía tradicional designo conservador, de que el Huila había sido predominantementecatólico y conservador desde los tiempos de la Colonia. Y seignoraban los hechos principales de la historia del siglo XIX en elHuila, que desmentían ese aserto. Por ello, Jairo Ramírez se interesócada vez más por indagar el siglo XIX en el Gran Tolima, que hasido su tema principal de investigación. Esto le permitió formularuna hipótesis que plasmó en la parte de conclusiones de su librosobre el Colegio de Elías, y que le sirvió de derrotero deinvestigación en la década siguiente, buscando documentarla ycomprobarla a través de sus libros y artículos.

Trabajando en el estudio sobre el Colegio de Elías, Jairo Ramírezdescubrió algo que no esperaba: contra la idea arraigada de que elHuila había tenido una educación profundamente católica desde laColonia hasta nuestros días, se dio cuenta de que durante la mayorparte del siglo XIX había primado la educación laica en la provincia;a fines del siglo XIX, bajo el liderazgo de Monseñor Rojas Tobar, seinició un proceso de largo aliento orientado a poner fin a lahegemonía del proyecto laico y a entronizar el proyecto depedagogía católica.

Todo lo anterior -señala Ramírez Bahamón- indicaclaramente una hegemonía de la oferta laica en la educaciónprimaria y secundaria del Departamento a lo largo del siglo

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pasado (diecinueve). Sin embargo, no se puede asimilar estehecho a la preeminencia del discurso pedagógico laico en laEscuela Huilense durante ese período; lo que existía era lapresencia mayoritaria de un proyecto educativo, entendidoeste como la legalidad institucional alcanzada por las fuerzasrepresentativas de un discurso pedagógico, llámese laico oreligioso. En otras palabras, aunque predominara unainstitucionalidad laica en el siglo pasado, los discursospedagógicos tanto laico como religioso estuvieron presentes,disputándose su hegemonía en la escuela huilense; a pesar deque sólo se contaba con centros docentes de carácter oficial eldiscurso religioso estaba inmerso en ellos a través de laenseñanza impartida por los maestros católicos y a través delapoyo ofrecido por algunos gobernantes proclives al mismo17.

Para concluir, por lo tanto, que la «coexistencia de los discursosen una misma institución habrían dado lugar a cierto grado detolerancia tácita y tal circunstancia constituía una especie de barrerao de atenuante en contra de una decidida implementación de lospostulados regeneracionistas»18.

«En definitiva -advierte Ramírez-, Elías surge como partesustancial de un macro-programa que se encaminaba a desarraigarlos efectos de una larga trayectoria laica y entronizar y procurarmayor presencia al proyecto de la pedagogía católica»19.

Llama la atención que en un artículo reciente escrito por Ramírez,titulado El obispo Rojas: puntal de la política educativa regeneracionista enel Tolima Grande, retorna como en espiral sobre esta hipótesis inicial,pero comprobándola con amplia documentación de fuentes directas.

Otra efemérides, la del Colegio Santa Librada, condujo a JairoRamírez a ocuparse de la historia de la más antigua institución

17 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo e IRIARTE CADENA, Antonio. El colegio de Elías o el finde la hegemonía del proyecto laico. Neiva: Universidad Surcolombiana, 1993. p. 45.18 Ibid., p. 46.19 Ibid., p. 48.

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secundaria del departamento, y por lo tanto a incursionar más afondo en el siglo XIX. Así pudo seguir el rastro de la influencia delas ideas santanderistas, utopistas cristianas y radicales en la primeramitad del siglo XIX, y ahondar en la significación de esa primeraelite intelectual de corte ilustrado- de la que hicieron parte RojasGarrido y Francisco Eustaquio Alvarez, entre otros- que lideró unmovimiento cultural del cual surgieron el Colegio Santa Librada yotras instituciones educativas en la provincia. De esas indagacionessurgieron sus libros sobre el Colegio Santa Librada y la escuela enla antigua provincia de Nieva (1819-1860).

Al investigar las vicisitudes del proyecto educativo del liberalismoradical en el Tolima Grande, en la segunda mitad del siglo XIX, JairoRamírez pudo valorar sus alcances, logros y también sus profundaslimitaciones, derivadas en parte de la resistencia al comienzo pasivay luego beligerante que le opusieron los poderes locales ligados conel gamonalismo, el clero y la gran propiedad territorial, quefinalmente dieron al traste con la más ambiciosa utopía educativadecimonónica y con el propio régimen radical, abriéndole el paso alas fuerzas de la Regeneración lideradas por Núñez.

La idea de construir una escuela pública que respondierapor la formación de personas capaces de reconocerse comociudadanos y como miembros activos de unainstitucionalidad civil, rondó en la mente de variosgobernantes de la región, buena parte del siglo pasado. Dichaidea cobró mayor fuerza durante la vigencia del EstadoSoberano del Tolima (1863-1885), pues los gobiernos de losúltimos diez años de dicho periodo, más cercanos alliberalismo radical, enfilaron sus esfuerzos no sólo hacia laconstrucción de la escuela pública, sino también y con especialénfasis hacia una escuela laica sin relaciones ni ataduras conel poder eclesiástico. Pero aquellos gobiernos impulsaron contal vehemencia su proyecto laico que alertaron e hicieronque se levantara en su contra la más abierta oposición porparte de los poderes locales, el gamonalismo y sectoresimportantes del clero. Estas fuerzas opositoras supieron

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aprovechar la guerra de 1885, encaminada a derrocar elgobierno de los radicales, para aplastar, al mismo tiempo, elproyecto de escuela laica que se venía construyendo20.

El trabajo de Jairo Ramírez es un esfuerzo por realizar una historia socialde la educación, y por ello le concede gran importancia a documentar elproceso político, económico y social que sirve de fundamento a las políticasy programas educativos. La evolución de la pedagogía, aunque tienereferencias en sus textos, no es su tema principal de interés.

El profesor Bernardo Tovar, en su prólogo al libro de JairoRamírez Historia social de una utopía escolar, señala lo siguiente:

Siendo la nueva historia de la educación un fenómenoreciente, su producción historiográfica es todavía poconumerosa. Aún más excepcionales son los estudios queabordan la historia educativa de tipo regional. En este sentidola obra de Ramírez es un tanto pionera en el cuadro de lashistoriografías regionales en nuestro país y, de hecho, essolitaria en los estudios huilenses y tolimenses. Elaborada conrigor, sustentada en una apreciable documentación, llena deinformación, de interesantes comentarios y sugerencias, laobra de Jairo Ramírez- de la nueva generación dehistoriadores huilenses- constituye un valioso aporte para lahistoriografía nacional y regional sobre la educación.

2. Aspectos teóricos

Entiendo por Discurso Periodístico un conjunto de enunciadoselaborados por los sujetos discursivos (hablantes) y divulgados entrelos destinatarios por los medios de prensa, en una situación históricay comunicativa específica. La principal función social del Discurso

20 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. La educación en el Huila 1885-1900. Monseñor Rojas porla Regeneración y por la Escuela. En: TOVAR ZAMBRANO, Bernardo (Dir. Cient.). HistoriaGeneral del Huila. Neiva: Academia Huilense de Historia – Gobernación del Huila. Volumen4, p. 15 - 34.

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Periodístico es la de participar en la disputa por la hegemonía de unassignificaciones sobre otras, esto es, en la lucha por el predominio deciertos modos de ver la realidad y de ciertas claves de interpretaciónacerca del acontecer social o de la realidad extraverbal. La situaciónhistórica y comunicativa concreta determina en gran parte el objetodel discurso (sus temáticas), la selección de los géneros periodísticosapropiados (y por tanto los rasgos de estilo y composición) y losmodos de argumentación pertinentes, en estrecha relación con laintencionalidad o voluntad discursiva de los hablantes y lasrespuestas previsibles o efectivas de los destinatarios21.

La prensa es un documento de inestimable valor histórico, auncuando su importancia no radica únicamente en la provisión dedatos precisos y referencias verificables, sino también, y cada vezde una manera más decisiva, como documento que permite indagarpor la subjetividad de un período y de unos actores sociales dados.«La peculiaridad de la prensa- advierten Uribe y Gaviria - radica enque constituye una fuente primaria que no sólo consigna lainformación sino que la interpreta, la valora, la señala, la exalta o lavitupera; en suma, toma partido frente a los sucesos ocurridos…».Y agregan: «En tanto que documento sesgado y subjetivo, la prensarefleja los imaginarios de una época, los sentidos comunes y lasmaneras mediante las cuales se argumenta o contra argumenta sobrelos más variados asuntos de la vida nacional…»22.

21 La anterior definición de Discurso Periodístico, la postulo como un concepto operativoválido dentro de los límites de la presente investigación, pues un concepto de caráctermás general exigiría mayor elaboración. Me he apoyado ante todo en la propuesta de M.Bajtín sobre los géneros discursivos. Asimismo, he tenido en cuenta la siguiente definiciónde Discurso que ofrecen Bonilla y García: (discurso es) «una construcción de significados,relaciones y sentidos que conforman una práctica comunicativa… Como tal, constituyeun objeto de significación que no sólo es un reflejo de los modos en que se representa lasociedad sino un espacio donde tienen lugar las disputas por lograr la hegemonía(institucionalización) de unas representaciones y no de otras». BONILLA V., Jorge Iván yGARCÍA R., María Eugenia. Los discursos del conflicto: espacio público, paro cívico yprensa en Colombia. Santa Fe de Bogotá: Universidad Javeriana, 1997. p. 22.22 URIBE DE H., María Teresa, y ÁLVAREZ GAVIRIA, Jesús María. Cien años de prensa enColombia 1840-1940: Catálogo indizado de la prensa existente en la Sala de Periódicos dela Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia. 2 ed. Medellín: Editorial Universidadde Antioquia, 2002. p p. xii, xiii.

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Según Bajtín23, los géneros discursivos son las formas típicas yrelativamente estables de los enunciados. Se pueden clasificar enprimarios o simples y secundarios o complejos. Los primeros, sesitúan en el campo de la comunicación discursiva inmediata (porejemplo, los diálogos cotidianos, las órdenes); los segundos, seinscriben en el de la comunicación cultural compleja (comunicaciónsociopolítica, científica, artística, periodística). Por lo tanto, losgéneros periodísticos, se inscriben en la clasificación de los génerosdiscursivos complejos.

La Historia Sociocultural, tal y como la concibe Roger Chartier,debe integrar tres dimensiones que anteriormente se expresaban porseparado: el análisis textual- a partir de los logros de la lingüística y elanálisis de discurso-; la historia de los formatos y las formas impresas,que no son meros soportes físicos sino que contribuyen en la creaciónde sentido y en la búsqueda de los públicos. Y, por último, el estudiode las prácticas de lectura diferenciadas según épocas, grupos, rasgosculturales, como procesos muy dinámicos y que contribuyen a lacreación de significaciones a partir de los usos y apropiaciones delos textos por parte de los lectores. En este orden de ideas, la escuchade un texto por parte de grupos de personas que no saben leer y sereúnen en torno a alguien que lee en voz alta, es otra de las formas delectura más usuales en comunidades rurales y ágrafas.

Tal enfoque, aplicado por Chartier a la historia del libro y la lecturaen Francia y en Europa entre los siglos XVI y XVIII, ofrece puntosde apoyo metodológico y teórico para nuestra investigación. Cabedestacar, por ejemplo, la distancia crítica que plantea el autor frentea los métodos de análisis textual que disuelven el referente socialpara plantear unos textos que se bastan a sí mismos y cuyasignificación se produce de modo automático. Es lo que se haconocido como el «giro lingüístico» vinculado con algunos autoresdeconstruccionistas. A la vez que toma distancia de estas posturas,Chartier demarca límites conceptuales con los enfoques del

23 BAJTIN, Mijail. Estética de la creación verbal. 12 ed. México: Siglo XXI, 2005. pp.248-293.

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marxismo vulgar, que establecen una relación mecánica entreestructuras sociales fijas y representaciones culturales, y no lograndescifrar el papel activo -no de simple reflejo- de talesrepresentaciones en la vida social.

Según Pierre Bourdieu24, desde la perspectiva de la sociologíade la cultura, la estructura de un campo se refiere al estado de larelación de fuerzas entre los agentes o instituciones que intervienenen la lucha por la distribución del capital específico acumulado, yen tal sentido se constituye en una red o configuración de relacionesobjetivas entre posiciones. Algunos ejemplos de campos en lasociedad moderna, serían los de la política, la filosofía, la religión,la ciencia, la economía, y de modo más específico, los camposartístico-literario, las grandes escuelas, el poder, el jurídico, elburocrático, el universitario; asimismo, el sistema escolar, lossindicatos, la Iglesia.

La lucha entre pretendientes y dominantes es un rasgo común atodos los campos. El duelo entre los recién llegados que pugnanpor romper los cerrojos de entrada, y aquellos instalados a sus anchasque tratan de defender su monopolio y de excluir la competencia.

Nos proponemos describir y analizar la conformación en las dosprimeras décadas del siglo XX del campo del periodismo en eldepartamento del Huila, examinar los agentes e instituciones quese involucran en la disputa por controlar el acceso a los periódicose imprentas como medios decisivos para divulgar doctrinas,pensamientos políticos, informaciones, entre los públicos letradose iletrados- por mediación de la lectura en voz alta-, y por incidiren la reconfiguración de una esfera pública de debate y controversia.Asimismo, estableceremos las relaciones entre el campo político, elcampo religioso y el periodístico, así como la relativaindiferenciación entre los mismos, como expresión del incipienteproceso de modernidad en la región.

24 BOURDIEU, Pierre y WACQUANT, Loic J. D. Respuestas: por una antropología reflexiva.México D.F: Grijalbo, 1995. p. 64.

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En las ciencias sociales contemporáneas y en los estudios sobrela comunicación, cada vez se invoca más la necesidad de «volver a laretórica», esa disciplina medular de la cultura antigua, pero evitandoreducirla a una simple teoría de las figuras de estilo o de la destrezadel hablar bien en público. Michel de Certeau, al proponer lareactualización de las claves de la antigua retórica, enfatiza en queésta - ignorada o menospreciada-, organiza sin embargo «con sus muyantiguos procedimientos el uso de la televisión o de la prensa, laformulación de proposiciones de compra o de opciones políticas, yla trivialidad de los intercambios cotidianos»25.

Por su parte, Adolfo León Gómez26, precisa que un sofisma puedeser persuasivo en un contexto dado, y dejar de serlo en otrascircunstancias. Si extrapolamos el aserto de Gómez a todaargumentación, le estaríamos confiriendo una dimensión históricainobjetable al estudio de las argumentaciones discursivas en contextossocioculturales específicos. No se trataría entonces de buscar verdadeseternas e inapelables, sino de examinar qué argumentaciones sonpersuasivas o convincentes en contextos socioculturales dados, y dequé manera dejan de serlo en otros contextos. Si la verdad y la pruebacientífica tienen una pretensión de validez intemporal, la argumentaciónpor su parte es pertinente, tiene peso, según las intenciones del orador,los rasgos del auditorio y las condiciones contextuales. Lo cual meparece clave para fundamentar una metodología del análisis históricode los discursos a partir de la teoría de la argumentación.

Chaim Perelman27 se puso a la cabeza del esfuerzo encaminadoa reactualizar la antigua retórica aristotélica, como herramienta parainterpretar realidades contemporáneas, y a sus resultados dados aconocer a mediados del siglo veinte los denominó Nueva Retóricao Teoría de la Argumentación.

25 CERTEAU, Michel de. La toma de la palabra y otros escritos políticos. Traducción deAlejandro Pescador. México, D.F.: Universidad Iberoamericana, 1995. p.14826 GÓMEZ, Adolfo León. Argumentación y sofismas. Santiago de Cali: Editorial Facultadde Humanidades, Universidad del Valle, 1993. p.14.27 PERELMAN, Ch. y OLBRECHTS, L. Tyteca. Tratado de la argumentación: la nuevaretórica. Madrid: Gredos, 1989.

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Si para los antiguos, el objeto de la retórica era ante todo el artede hablar en público en forma persuasiva, esto es, el uso del discursooral ante una multitud congregada en el ágora o la plaza pública,con el propósito de alcanzar su adhesión a las tesis que lespresentaba el orador, para Perelman el objeto de la retórica en nuestrotiempo es «el estudio de las técnicas discursivas que permitenprovocar o aumentar la adhesión de las personas a las tesispresentadas para su asentimiento»28, no sólo en la comunicaciónoral, sino también escrita, audiovisual, etc.

El análisis de la argumentación discursiva en un contexto socialy cultural determinado, puede ofrecer información válida acercade los rasgos culturales de los auditorios a los cuales se dirigentales discursos, puesto que la adaptación del discurso a lascaracterísticas peculiares de sus destinatarios, es una regla comúnpara todo orador competente. Desde el punto de vista metodológico,esta aseveración despeja un camino para estudiar las interaccionesentre la cultura oral campesina predominante en la sociedadhuilense de comienzos del siglo veinte, y las formas de la culturaletrada que se expresaban tanto en el discurso periodístico como enel sermón y la lectura en voz alta para públicos iletrados.

3. Aspectos metodológicos

En el apartado anterior, se reseñaron las premisas conceptualesen las que se apoya nuestra indagación, que en líneas gruesas seinscribe en lo que se ha denominado Historia Sociocultural. Hemosprocurado apoyarnos en los conceptos de Pierre Bourdieu sobrelos campos y sus lógicas de funcionamiento, así como en sus análisisde la censura. El estudio acerca de los modos de argumentación delos agentes históricos lo hemos basado en el trabajo de ChaimPerelman, explorando la dimensión retórica de los discursosperiodísticos en estrecha interacción con los entornos sociales yculturales en los cuales se produjeron y que intentaron modificaren uno u otro sentido.

28 Ibid., p. 36.

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Una aproximación inicial a la historiografía de la prensa regional, nospermitió realizar una primera selección de aquellos periódicos másrepresentativos de la prensa liberal, por un lado, y de la prensa clerical yconservadora, por el otro, a fin de realizar con ellos análisis a profundidadde sus contenidos y de las formas del discurso periodístico. Luego, seexaminaron de modo exhaustivo los archivos de prensa más importantesque poseen colecciones de la prensa huilense del periodo estudiado, con elpropósito de revisar los periódicos previamente seleccionados: en especial,la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Colombia, en Bogotá, y el Archivode la Diócesis de Garzón y la Biblioteca del Seminario de Garzón. Igualmente,se consultó la hemeroteca de la Universidad de Antioquia.

En los periódicos seleccionados, se identificaron unos ejes temáticosdel debate público del orden regional, que permitieron caracterizar lapostura o línea editorial de cada medio, así como los contenidospolíticos y culturales que defiende o impugna. Algunos de los temasestudiados del orden regional, fueron los siguientes: la campañamoralizadora a nivel departamental por parte de la Iglesia y la misiónjesuita, en 1912; la polémica entre el Obispo Rojas Tobar, la Iglesia y eldirigente liberal Rafael Uribe Uribe, con ocasión de la publicación porparte de éste del opúsculo De cómo el liberalismo colombiano no es pecado,el mismo año; las controversias en torno a la política educativa y deinstrucción; la participación del clero en política.

La importancia metodológica de seleccionar para su estudioalgunas polémicas o controversias claves escenificadas en los mediosde prensa regionales, tiene relación con el planteamiento de Bajtín:

Cada enunciado está lleno de ecos y reflejos de otrosenunciados, con los cuales se relaciona por la comunidad de esferade la comunicación discursiva. Todo enunciado debe seranalizado, desde un principio, como una respuesta a losenunciados anteriores de una esfera dada…; los refuta, losconfirma, los completa, se basa en ellos, los supone conocidos,los toma en cuenta de alguna manera… Uno no puede determinarsu propia postura sin correlacionarla con las de otros29.

29 Bajtín, Op.cit. p. 281.

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A partir de una revisión general y la posterior selección de textosde los periódicos más representativos- no sólo artículos editoriales,sino otros comentarios, secciones de sueltos o glosas, ensayos,resoluciones y documentos oficiales de la Iglesia, entre otros-, seexaminaron las estrategias y modos de argumentación de los diversosagentes o actores, los elementos retóricos utilizados en el esfuerzode persuadir y convencer a los públicos, las falacias y los usos diversosdel lenguaje. Adicionalmente, se hizo una breve descripción de losgéneros discursivos y periodísticos utilizados por la prensa.

La elección por parte de un agente histórico -en calidad dehablante u orador- de un género discursivo como el libelo, o eldecreto de excomunión, o el poema satírico o la carta abierta, no esalgo arbitrario sino que depende de un conjunto de factoreshistóricamente situados. Entre ellos, los rasgos propios de la época(cada época privilegia unos géneros discursivos sobre otros); lastemáticas o contenidos del discurso, que usualmente surgen de lacoyuntura dada y de la situación comunicativa específica; laintencionalidad o voluntad discursiva del hablante, así como losrasgos sociales y discursivos del interlocutor o destinatario; y, porúltimo, la posición o lugar que ocupa el locutor, en relación con elotro, con el interlocutor, en la estructura del campo periodístico ydel campo político.

Por lo tanto, evaluar y estudiar los géneros discursivos y suevolución, sus usos concretos y sus mutaciones, reviste un interéshistórico fundamental, pues constituye una de las vías o caminosmás fecundos para develar los contextos socioculturales e históricosa través de sus vestigios o huellas textuales; pero además, laevolución de esos géneros tiene una relevancia histórica propiacomo objeto de estudio, pues el discurso y los géneros discursivosson elementos claves de la comunicación humana, de las formas desociabilidad y por ende de la historia.

Lo anterior se complementó con un examen de la historiografíaregional y nacional en aspectos relevantes como la evolución de laeducación y la instrucción pública, las tendencias y el papel de la

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Iglesia Católica en el ámbito regional, nacional y universal, relatosbiográficos acerca de los principales protagonistas de este periodo,entre ellos la muy documentada Biografía del Excmo. monseñor EstebanRojas Tobar, Obispo dimisionario de Garzón, del padre Agustín Trujilloy otras reseñas sobre los periodistas liberales.

La disciplina histórica ha construido unos métodos para labúsqueda de documentos históricos, el trabajo en los archivos y elanálisis de la información recopilada. La crítica interna y externa dedocumentos históricos hace parte de ese acervo disciplinario.

La revisión cuidadosa de la documentación recopilada, permitióestablecer tramas significativas, hechos notorios, personajesrelevantes o textos de especial significado, todo lo cual incidió enel momento de darle los perfiles y contornos más definidos a lainvestigación, y ayudó a precisar o ajustar sus propios alcances ycontenidos temáticos. Por ejemplo, la lectura de la colección existentedel periódico Dios y César, órgano de la Diócesis de Garzón publicadoentre 1910 y 1913, permitió identificar un tema de la polémica públicaque no había previsto inicialmente: la campaña moralizadora de lamisión jesuita realizada en el Huila en 1912; asimismo, en esaspáginas apareció la viva controversia entre el Obispo Rojas y eldirigente liberal Rafael Uribe Uribe, lo cual a su vez ofreció pautaspara situar la historia regional en un contexto más nacional.

El primer capítulo de esta investigación, por lo tanto, se sostieneprincipalmente sobre la revisión, página a página, de un año delsemanario Dios y César. Más allá del registro simple de hechos oepisodios aislados, me interesó la posibilidad, sugerida por lalectura de la propia documentación, de hallar y resaltar algunastramas – en el sentido que le otorga a este término la narratología,esto es, hechos verdaderos de honda significación, con algunacontinuidad temporal, que sirvieran como ejes articuladores delrelato histórico y de su interpretación.

Asimismo, la revisión parcial de El Eco del Vaticano en el archivode la Diócesis de Garzón, me condujo a la Pastoral de Cuaresma de

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1917 del Obispo Rojas Tobar, un documento de excepcionalimportancia que sirvió para documentar el tema de la censuraeclesiástica a la prensa liberal, y me sugirió la idea de darle mayorrealce a este asunto. Así pude trabajar sobre una nueva trama, la dela censura clerical, que constituye el hilo conductor del segundocapítulo del libro. Al ordenar la documentación sobre censura yrealizar un cuadro con los principales episodios encontrados en dosdécadas, pude configurar en forma paulatina lo que considero unproblema relevante de análisis histórico. A la vez que organizaba lainformación específica y la estudiaba, revisé los aportes que sobreel tema de la censura tenían autores como Bourdieu y Perelman, yen ese viaje de ida y vuelta entre los documentos de archivo y lasiluminaciones de los teóricos, y de éstas nuevamente al escrutiniode los archivos, se fue produciendo esa especie de chispaesclarecedora, que es la metáfora que me sirve ahora para describirel proceso de la interpretación histórica.

En la investigación histórica, la documentación que logre reunir elhistoriador es el insumo y punto de partida principal para el procesode reflexión e interpretación histórica. Es preciso y necesario interrogarlos documentos, a partir de las preguntas, del problema deinvestigación, y volver a la teoría para asediar las aristas de losdocumentos. Seleccionar algunos libros y artículos de autores claves-no tienen que ser muchos pero sí bien escogidos-, cuyos aportes seanmuy pertinentes para iluminar el asunto o problema específico;examinarlos una y otra vez y pensarlos intensamente en relación y decara al problema y a los documentos reunidos. Así podríamos describiren términos operativos una fase esencial de la tarea del historiador.

Nótese que lo anterior obliga a que el propio investigadorexamine los archivos por sí mismo, no sólo por medio de auxiliaresy colaboradores; él es el que puede detectar, en un archivo o conjuntode periódicos, los documentos más significativos o claves. Por lotanto, la ventaja de poder contar con el apoyo de uno o variosauxiliares de investigación, si bien puede ser de gran utilidad, noreleva al historiador de tener un contacto directo, personal y asiduocon las fuentes documentales y el trabajo de archivo.

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No es tarea del historiador, cuando analiza las polémicas y losdiscursos de los actores históricos, ofrecer un fallo a posteriori sobrequién supuestamente tenía razón, lo cual sería incurrir enanacronismos ingenuos o en un tipo de crítica más partidista oideológica que de tipo histórico. Más bien se trata, con apoyo en lamoderna Teoría de la Argumentación y el Análisis de Discurso, deintentar establecer la relación entre los argumentos en juego y lacosmovisión de los actores que los sostienen en la arena del debatepúblico; de estudiar sus modos de argumentar no en términos dela verdad o falsedad de sus asertos sino de su potencial persuasivo–de su verosimilitud- en el contexto específico que se vivía; deprocurar asimismo establecer una correspondencia entre esos modospeculiares de argumentar, por un lado, y los rasgos del contextosocio cultural que se revelan por ese medio; y quizá, de examinarel impacto de todo ello en las audiencias de ese periodo, sus efectosconcretos en términos de recepción.

En suma, se trata de acercarse a una explicación de los contenidosy las formas de los discursos periodísticos, a partir de los contextosy de las tendencias históricas presentes en cada periodo o coyuntura.Teniendo presente que los rasgos y tensiones propias del campodel periodismo- con sus peculiaridades regionales y nacionales enun periodo histórico dado- operan como mediadores claves en estainterrelación entre los textos discursivos y los contextosextraverbales.

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CAPÍTULO I.

PRENSA CATÓLICA: ANTILIBERALISMO,MORALIZACIÓN Y OPINIÓN PÚBLICA

EN EL HUILA.El caso del semanario Dios y César de Garzón

(1910-1913)

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J airo Ramírez Bahamón30, en sus estudios sobre la historia de la educación durante el siglo XIX en el Gran Tolima, advierte

que a lo largo de dicha centuria en el Huila tuvieron amplia resonancialas ideas ilustradas y liberales, que dieron lugar a una actitud tolerantey a la convivencia de católicos y no católicos en las institucionesoficiales y en las escuelas, lo cual preocupó al Obispo Esteban RojasTobar, para quien la «permisividad» y el «indiferentismo religioso»eran expresión del poco arraigo que tenían en la región -al finalizar elsiglo XIX- las políticas culturales y educativas de losRegeneracionistas que apoyaban a Núñez y la Constitución del 86.

Siguiendo orientaciones precisas de El Vaticano, la Iglesialiderada por el Obispo Rojas Tobar organizó una campaña de largoaliento contra las ideas y portavoces del liberalismo, que se apoyóen periódicos católicos y conservadores, y adquirió especial enconotras la derrota del partido liberal en la llamada Guerra de los Mildías, a comienzos del siglo XX.30 Ver los textos de Jairo Ramírez Bahamón que se refieren al tema, entre ellos: El colegio deElías y el fin de la hegemonía del proyecto laico; La Escuela en la Antigua Provincia deNeiva 1819-1860; Historia Social de una Utopía Escolar. La educación en el Estado Soberanodel Tolima 1861-1886; El Obispo Rojas: puntal de la política educativa regeneracionista enel «Tolima Grande» (Revista Entornos, núm. 17); y los artículos del mismo autor publicadosen la Historia General del Huila. Asimismo, ver su último libro Esplendor y ocaso delproyecto de Escuela Liberal. Huila Siglo XIX.

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A la par con sus grandes campañas y con sus pasos deavanzada en procura de la escuela, libraba Rojas una dura batallapor hegemonizar una «buena prensa», entendida como tal aquellaque no difundiera ni ocultara los errores liberales. Fue esta unade las razones de mayor peso para su iniciativa de crear elperiódico institucional de la Diócesis, en 1896, con el nombre deLa Iglesia del Tolima (a partir de 1903 Eco del Vaticano)31.

Posteriormente se pusieron en circulación diversos medios deprensa católicos como Dios y César (1910-1913), órgano de la Diócesisde Garzón, El Bien Social, La Lid, entre otros.

Como reacción a lo anterior, los núcleos liberales existentes en elHuila crearon un abanico de periódicos de corta y mediana duración,que expresaron su resistencia ideológica y política, así como supropia iniciativa cultural, entre ellos: La Reivindicación, El Deber, LaOpinión, La Palabra, La Tenaza, La Información32.

Al respecto, el historiador católico Jenaro Díaz Jordán, desde laperspectiva de la Iglesia, anotó:

La prensa liberal de entonces insultó las creencias de nuestropueblo como nunca había sucedido, desafió a los católicos conun volterianismo descarado, usó un lenguaje intemperante ycasi brutal en sus desatinos, fue una cruzada maldita contra laiglesia y su sacerdocio, y esta es la verdadera explicación de porqué, como dicen los españoles, se dio estocada por cornada (...)la réplica al doctor Gaitán y a sus conmilitones era firme, y,como se dice vulgarmente, levantaba ampolla33.

31 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. La educación en el Huila del siglo XIX: Monseñor EstebanRojas Tobar, por la regeneración y por la escuela 1885-1900. En: TOVAR ZAMBRANO,Bernardo (Dir.Ac.). Historia General del Huila. Neiva: Academia Huilense de Historia –Gobernación del Huila. 1994. Vol. 4. p. 32.32 A continuación algunos datos cronológicos parciales sobre la prensa liberal huilense:La Reivindicación (1909); El Deber (1912-13); La Opinión (1912); La Palabra (1918-21); LaTenaza (1920-24); La Información (1926-1934).33 DÍAZ JORDÁN, Jenaro. Proceso histórico de pueblos y parroquias de la Diócesis deGarzón, Neiva: Diócesis de Garzón, 1959. p. 475.

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El padre Fernando Arango, misionero Jesuita que recorrió losmunicipios del Huila en 1912 acompañado por otros dos sacerdotes,se encargó de propinar varias de las estocadas a que hace referenciaDíaz Jordán, «con unas hojas tremendas de agresión a vecespersonalísima que él llamaba Triquitraques», en las que sancionabapúblicamente la conducta moral de algunas personas. Losmisioneros, con el respaldo activo del Obispo Rojas y de la Iglesiadel Huila, llevaron a cabo durante ese año una campañamoralizadora a fin de perseguir las uniones libres -que por esosdías se denominaban amancebamientos- y otras conductasconsideradas escandalosas.

Las orientaciones provenientes del Vaticano instaban a losobispos a organizar lo que se denominó «Cruzada Nacional de laPrensa Católica», como expresión de una campaña internacionalcontra las ideas liberales y socialistas que recorrían a Europa yAmérica Latina, poniendo en riesgo «la estabilidad política y losvalores de la civilización cristiana». Al respecto, Camilo FranciscoSalas planteó lo siguiente:

A esta empresa se debió la aparición, entre otros, de ElBien Social, La Defensa, El Obrero Católico, El Eco del Vaticano,La Razón, Los Andes, Triquitraques y Traquetriques, Hojas, ElSagitario, El Ciudadano, La Hoja de los Andes, La Voz Juvenil,El Impulso, El Porvenir, publicaciones unidas por el interésde defender los principios religiosos, fundamento del bienestarde la patria; favorecidas en la medida en que se impedía elacceso y la divulgación de las ideas liberales34.

La prensa de oposición en el Huila, sin embargo, reapareció trasla caída del gobierno del General Reyes (1909) y durante el mandatoRepublicano de Carlos E. Restrepo (1910-1914), y se multiplicó a lolargo de la segunda y tercera décadas, cuando finaliza la hegemonía

34 SALAS ORTIZ, Camilo Francisco. Trayectoria del Periodismo Huilense. En: TOVARZAMBRANO, Bernardo (Dir.Ac.). Historia General del Huila. Neiva: Academia Huilensede Historia – Gobernación del Huila, 1994. Vol. 5. p. 106, 107.

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conservadora en el plano nacional con el triunfo electoral de OlayaHerrera. El Deber, de Ramón Alvira Durán y La Opinión de AnselmoGaitán Useche, que se editaron en Neiva al finalizar el año de 1912-en parte como respuesta a los hechos que se analizarán en estaspáginas-, despejaron el camino para el resurgimiento de laspublicaciones liberales en el Huila.

Dios y César, órgano del Comité Diocesano de Garzón, dirigidopor el Presbítero Pedro María Rodríguez35, Vicario General de laDiócesis -quien años más tarde sería elevado a la categoría de Obispode Ibagué- comenzó a circular como semanario el 1 de septiembrede 1910, bajo el lema «Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo quees del César», el cual se ajusta de modo exacto a la temáticapredominante del medio de prensa: las controversiales relacionesentre religión católica y política.

En este capítulo examinaré las ediciones de Dios y Césarcorrespondientes al año de 1912 y, de modo especial, la participaciónactiva del periódico en la campaña moralizadora que lideró la misiónjesuita coordinada por el Padre Arango durante el primer semestre;y luego –a partir del mes de septiembre del mismo año- la polémicadel Obispo Esteban Rojas Tobar con el dirigente liberal Rafael UribeUribe36, a propósito de la publicación por parte de éste de un folletotitulado De cómo el liberalismo colombiano no es pecado.

35 Acerca del Pbro. Pedro María Rodríguez Andrade, director de Dios y César, acudimos alos siguientes datos ofrecidos por Jenaro Díaz: «Nació en Neiva el 22 de Febrero de 1873.Fue estudiante en el Seminario Conciliar de Bogotá y concluyó su carrera en Roma dondefue ordenado el 17 de Abril de 1897. Es doctor en Derecho por la Universidad Gregoriana.Al regresar de la ciudad eterna desempeñó sucesivamente los cargos de Capellán delColegio de Santa Librada, Cura de Timaná, Rector del Colegio de San Luis y del SeminarioDiocesano y Vicario General desde 1904 hasta 1920. Más tarde lo encontramos dirigiendolas parroquias de Anolaima y Funza, en la Arquidiócesis de Bogotá. Preconizado Obispode Ibagué, se consagró el 3 de Agosto de 1924». DÍAZ JORDÁN Op. cit., p. 339.Rodríguez murió el 5 de Noviembre de 1967, siete años después de haber entregado ladirección de la Diócesis de Ibagué a Monseñor Arturo Duque Villegas (Ver: Diócesis deGarzón: Cien años.1900-2000. Sanfafé de Bogotá, 2000) .36 Rafael Uribe Uribe fue asesinado en Bogotá en 1914, cuando era el principal jefe delPartido Liberal, en lo que se constituyó quizá en el primero de una larga lista de magnicidiospolíticos acaecidos durante el siglo XX en Colombia.

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Cuadro 1. Hechos del campo político y su repercusión en el campo delperiodismo regional.

Campo del Periodismo Huilense

Prensa Liberal yRepublicana

Fin del gobierno de RafaelReyes (1909)

Presidencia de Carlos E.Restrepo y gobiernoRepublicano (1910-1914)

(Desplazamiento temporal delas posiciones de mando en elgobierno departamental delPartido Conservador(sector Nacionalista)

La Palabra (Neiva,1918-1921)Renacimiento (Neiva,1921- )

Dimisión del Obispo EstebanRojas Tobar (1922)

Se suspendedurante dos años

(1922-24)

El Eco delVaticano

La TenazaEl RadicalLa Información

(1920-24)

(1926-34)

Hechos del campoPolítico Prensa católica -

conservadora

Rafael Núñez y La Regeneración(Constitución 1886 y Concordato1887)

Guerra civil de los Mil Días(1899-1902)

La Iglesia del TolimaÓrgano Diócesis delTolima

Virtual desaparición de laprensa liberal periódica en elHuila

Corresponsalías liberales aprensa de Bogotá e Ibagué(El Telegrama)

Creación del Departamentodel Huila (1905)

El Eco del Vaticano

Gaceta del Huila

(Garzón, 1903)

(Neiva, 1906- )

Órgano de la Diócesis deGarzón

Órgano de laGobernación

Gobierno de José VicenteConcha(1914-1918)

Elecciones febrero 1914

Asesinato de Rafael Uribe Uribe(14 octubre 1914)

El Símbolo(Neiva, feb. 1914-16)

Dios y César

El Bien Social

La LidLa Defensa

(Garzón,1910-13)

(Neiva,1911-13)

(Garzón, 1912-20)(Neiva, 1913-

14)Órgano DirectorioConservadorDepartamental

La Reivindicación

El Deber

La Opinión

(Neiva,1909)Órgano de la UniónRepublicana

(Neiva, 1912-13)Tendencia liberal bloquista

(Neiva, 1912- )Órgano Partido Republicano,y posteriormente órgano delPartido Liberal

Gobierno de Marco Fidel Suárez(1918-1921)Elecciones Asamblea del Huila1921: mayoría electoral dealianza entre liberales yconservadores históricos

Finaliza (Garzón,1920)

La Lid

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Me interesa indagar por las características específicas delresurgimiento- tras la derrota del proyecto liberal radical de lasegunda mitad del siglo XIX- de unos incipientes espacios públicosde naturaleza moderna, y la emergencia de un debate de ideas queinterpela a la llamada opinión pública, en medio de la más férreahegemonía política conservadora y de un orden social de tipotradicional fundado en el control de la Iglesia católica sobre la esferade la cultura, que, sin embargo, comienza a mostrar en ese lapsoalgunas grietas y fisuras37.

Misión jesuita y campaña moralizadora

Los sacerdotes Jesuitas Fernando Arango, Rafael López y RamónDíaz, arribaron a Neiva el 26 de Enero de 1912, atendiendo unainvitación de Monseñor Esteban Rojas para realizar una extensamisión por los distintos municipios del Huila. Dios y César los saludóen su edición del 31 de Enero y les deseó «una abundante cosechade sus apostólicas labores». Una semana después el periódicoinformó que antes de llegar a Garzón para participar en la SemanaSanta, los miembros de la Compañía de Jesús recorrerían lassiguientes localidades: Palermo, Retiro, Yaguará, Iquira y Gigante.

El 27 de Marzo del mismo año, en la sección de Dios y Césardenominada «Varia», se lee:

37 Al comenzar el año de 1912 no circula en el Huila ningún periódico liberal. El antecedenteinmediato es La Reivindicación (1909), de tendencia republicana aunque dirigido porAnselmo Gaitán Useche, liberal republicano, que fue censurado por el Obispo y no superóla novena edición. En cambio, hay tres periódicos católicos: El órgano oficial de la Diócesis,El Eco del Vaticano -que se publica desde 1903 y lo dirige el Obispo Esteban Rojas-; ElBien Social, de Neiva, que forma parte de la Cruzada Nacional de la Prensa Católica y esdirigido por Zoilo Rivera, un seglar conservador; y Dios y César, órgano del Comité Diocesanode Garzón, dirigido por el Vicario de la Diócesis, Presbítero Pedro María Rodríguez. Al finalizarese mismo año, resurgirá la prensa liberal en Neiva, a través de dos periódicos: El Deber, deRamón Alvira Durán, y La Opinión, de Anselmo Gaitán Useche (órgano del partidoRepublicano que apoya a Carlos E. Restrepo). Los hechos acaecidos en 1912 que se examinanen este capítulo, van a servir de aliciente a la aparición de esos periódicos liberales, loscuales abrirán varias grietas en el sólido edificio de la hegemonía católica y conservadora enel Huila en el campo de la prensa y en el ámbito político y educativo. Ver cuadro 1.

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MISIONES. Llegaron a esta ciudad en estos ocho días losRR.PP jesuitas. Con su fama de insignes Misioneros, no habrácatólico, que lo sea de veras, que no anhele verlos, escucharlosy seguir las inspiraciones de la gracia que ellos vienen atraernos en nombre de Dios. Llegue hasta ellos el homenajecordial de nuestro amor, respeto y veneración38.

Según la nota anterior, al finalizar marzo los misioneros arribarona Garzón, epicentro de la Diócesis, donde participaron en lacelebración de la Semana Santa, como se había anunciado. Allíorganizaron retiros espirituales con el clero en dos oportunidades -entre el diez y el diecinueve de Abril y entre el primero y el diez deMayo-39, así como conferencias públicas, y luego continuaron sugira por los demás municipios del sur del Departamento, que seprolongó hasta finales de Julio del mismo año, cuando regresaron aGarzón para celebrar allí el 31 de Julio la fiesta de S. Ignacio deLoyola, fundador de la Compañía de Jesús. Posteriormenteregresaron a sus lugares de origen para ponerse a las órdenes desus superiores.

Jenaro Díaz rememora de este modo el impacto de la misión delos Jesuitas por el Huila:

En estas controversias religiosas hay que hacer mencióntambién por el revuelo que levantó la campaña sobre la moralque desarrolló el Padre Arango de la Compañía de Jesús porlos años de 1913 (sic). El Misionero tenía físicamente tallaheroica y era hombre de ánimo resuelto, orador de inmensosrecursos, escritor acerado y sin miedo y tal vez haya queañadir también, sin consideración. Además de sus discursos,hizo campaña verdaderamente revolucionaria en pro de la

38 Ver Dios y César, núm. 80, Marzo 27 de 1912, p. 301. Otros datos sobre la misión jesuitafueron tomados de: Dios y César, núm. 72, enero 31 de 1912, pág. 270; núm. 73, febrero 3de 1912, p. 274. Ver asimismo: Ignacio Trujillo, Biografía del Excmo. Sr. Esteban RojasTobar. Bogotá, 1949, pág. 370.39 Ignacio A. Trujillo, Biografía del Excmo. Sr. Esteban Rojas Tobar. Obispo Dimisionario deGarzón, Bogotá, 1949, pág. 370.

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moral con unas hojas tremendas de agresión a vecespersonalísima que el llamaba Triquitraques. Sin duda lallamarada que levantaron los triquitraques contribuyó a quecesaran muchos escándalos públicos, pero los resentimientosno tuvieron límite40.

Diagnóstico y receta

Coincidiendo con la presencia en Garzón de la misión jesuita,Dios y César publicó el 4 de Abril un artículo titulado «La GranMuralla», firmado con el seudónimo de Jeremías, en el que se ofreceun diagnóstico global de los males del departamento y a la vez seprescribe como receta la profundización de la campaña moralizadoraen curso.

Existe en ciertos departamentos de la República unamuralla, que impide a los pueblos entrar en el camino de lacivilización y la grandeza. Esa muralla no es de granito, si lofuera, el valor de ésta nación, descendiente de héroes, sabríapulverizarla; no es de bronce ni de diamante, ni siquiera depolvo ó arenisca. Es una barrera de lodo moral y en ella seembotan las armas de la briosa juventud y pierden toda sufuerza las energías de cuantos a ella se acercan...41

A renglón seguido, el autor denuncia en tono airado la existenciade campos y «veredas en su totalidad habitadas por hombres ymujeres unidos solamente por el vínculo abyecto de sus apetitosbrutales», que han rehusado el matrimonio católico.

40 DÍAZ JORDÁN, Op. cit., p. 475. El autor incurre en una imprecisión cuando señala quela misión jesuita del padre Arango tuvo lugar en 1913, pues la revisión del periódico Diosy César no deja lugar a dudas sobre el hecho de que dicha correría se llevó a cabo un añoantes, en 1912. Pequeño yerro en una obra histórica documentada con mucho rigor.41 Dios y César, núm. 81, Abril 4 de 1912, pág. 303, 304. Es muy probable que Jeremías seael seudónimo utilizado por alguno de los misioneros, lo cual se refuerza con el hecho deque sus artículos comienzan a ser publicados en Dios y César cuando el padre Arango ylos demás jesuitas han arribado a Garzón. En una de sus notas Jeremías se presenta a símismo como organizador muy activo de las misiones. Lo mismo puede decirse de Tobías,el seudónimo de otro escritor católico del periodo.

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Todos los males de la comarca: el atraso económico, lamiseria, la medianía intelectual de sus líderes, etc, tienen porcausa última- según el diagnóstico de Jeremías- la inmoralidadde los habitantes. Si este obstáculo se remueve, «si ponemosremedio a este mal y curamos esta lepra, sin más, nuestroquerido departamento prosperará moral, intelectual, social yfísicamente; si seguimos como vamos, antes de medio siglo elHuila será un asilo de dementes y sus hogares, mansiones demiseria»42.

En la misma edición del periódico, un artículo firmado con elseudónimo de Tobías le dio continuidad a la propuesta del autorde «La Gran Muralla». Luego de sugerir que la responsabilidadprincipal de ese estado de cosas lamentable estribaba en la sociedadlocal -las gentes honradas y católicas de cada población-, por nohaber ejercido la debida sanción moral a las personas escandalosas,la cual debería ser continua, firme y universal, añadió:

No nos olvidemos de la más amarga de las verdades:«Dime con quien andas y te diré quien eres». Abramos unabismo en cada población, para que de un lado vivan lasfamilias honradas y del otro los imitadores del bruto, y queese abismo sea eterno, seguro, infranqueable43.

La convocación a «dividir los campos» y a «abrir un abismo»en cada localidad -por parte del periódico Diocesano-,conducirá inevitablemente a una mayor escisión y segmentaciónde la sociedad civil, ya no sólo a partir de las diferencias socialesexistentes, sino también su pretexto de las diferencias en laconducta moral de sus pobladores. Los moralizadores abogaránpor negarle la carta de ciudadanía a los habitantes que nociñeran su conducta personal a las rígidas pautas trazadas porla moral católica, y por lo tanto recomiendan evitar el saludo yel trato con ellos, así como no prestarles ninguna colaboración.

42 Ibíd.43 Dios y César, núm. 81, pág. 306.

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Lo cual se hará extensivo con el correr de los días a lossospechosos de heterodoxia –a los otros que son distintos anosotros-, proscribiéndolos ante la sociedad civil44.

Además del ostracismo social al que se debía someter a losimpuros, Jeremías prescribió la aplicación estricta de las leyesvigentes que castigaban el amancebamiento y otras formas delescándalo público, las cuales se habían quedado en el papel –segúnel escritor católico- por falta de energía de las autoridades y algunasargucias jurídicas de los tinterillos.

Veamos entonces cómo a partir de estos enfoques y directricesde la campaña moralizadora, procedieron las autoridadesdepartamentales y locales; y cómo lo hizo Dios y César con la famosasección «Permanente», en la que publicó cada semana la lista de losfuncionarios públicos que vivían amancebados.

Confección de listados y acoso judicial

No tardaron mucho las autoridades departamentales en satisfacerel requerimiento de la Iglesia católica, en el sentido de instar a losfuncionarios públicos de la rama ejecutiva a dar estrictocumplimiento a las leyes vigentes en materia de moralidad pública.

En la primera página de Dios y César del 25 de Abril de 1912, sedivulgó el texto completo de una circular dirigida a cada uno delos alcaldes del Huila, «con el objeto de procurar la mayor moralidaden el Municipio de su jurisdicción», firmada diez días antes porRafael Riaño, a la sazón Secretario de Gobierno Departamental.

44 Esta campaña perseguía conformar una opinión activa cimentada en la sanción moral. Sedebía ejercer presión social para que los individuos actuaran según los patrones socialmenteaceptados y evitaran de ese modo el aislamiento. Ahora bien, se invocaba una opiniónactiva mas no deliberante, ni sobre la base de la interacción entre sujetos racionalescolocados en pie de igualdad -según el modelo europeo documentado por Habermas yotros- sino más bien movilizada por el clero y los conservadores a partir de la difusión deprejuicios contra los disidentes y del temor de llegar a ser contaminado por la inmoralidado a ser visto como alguien que cohonesta y tolera las prácticas pecaminosas.

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En primer lugar -dice la circular-, es necesario establecersanción respecto de las personas que viven enamancebamiento público, para lo cual debe dársele aplicaciónal art. 7 de la ordenanza No. 21 de 1911, sin tener en cuentala posición social de las personas ó consideraciones quehagan perder la eficacia de la citada disposición....45

Más adelante la circular instruye a los alcaldes para perseguirla embriaguez, la vagancia, los juegos prohibidos y los delitoscontra la decencia pública y las buenas costumbres, aplicando enforma estricta las disposiciones del Código de Policía. Ypuntualiza:

El Decreto Ejecutivo No. 1171 de 1911 (...) dispone en suartículo 4º la formación de listas que comprendan: los nombresde los VAGOS, RATEROS, PROSTITUTAS, JUGADORES DEPROFESION, PROFUGOS DE LAS CARCELES YPRESIDIOS, BEODOS CONSUETUDINARIOS, LOCOS YDEMENTES, y en general, DE LAS PERSONAS DE MALASCOSTUMBRES O DE VIDA SOSPECHOSA QUE PUEDANSER PERNICIOSAS A LA SOCIEDAD, las cuales deberán serinformadas en los municipios para su remisión a la OficinaCentral de Investigación Criminal46.

Finalmente, el Secretario de Gobierno le concede a los alcaldesun plazo máximo de un mes para que procedan a la formación delas mencionadas listas y las remitan a su despacho.

El criterio de incluir en tales listados a las «personas de malascostumbres o de vida sospechosa que puedan ser perniciosas a lasociedad», plantea unas categorías tan amplias y escurridizas que,según la lente con la que se mirara, podría dar cabida a todos losdisidentes, opositores políticos y miembros de agrupaciones noafectas al orden católico conservador, tales como librepensadores,

45 Dios y César, núm. 84, Abril 25 de 1912.46 Ibíd., Las mayúsculas corresponden a la versión original del periódico.

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masones, protestantes, liberales y socialistas47. En un clima deintolerancia política como el que se respiraba en esos años, laadvertencia de Riaño en el sentido de que la disposición «nocomprende gremio o agrupación determinada», resultaba inocua einaplicable en la práctica.

Dios y César, en su edición 84, no dudó en calificar la disposición delSecretario de Gobierno departamental como una «circular modelo», yen aplaudir con entusiasmo a las autoridades por haberla enviado, locual por sí sólo bastaría- según el periódico- para «llenar de gloria alMandatario y de prosperidad al Departamento», siempre que se hicieracumplir «en todos sus detalles» por parte de las autoridades locales.

En la armónica coordinación de las autoridades civiles y eclesiásticas-como se advierte en el discurrir de la campaña moralizadora-, resideuna de las explicaciones de la enorme eficacia del trabajo cultural de laIglesia Católica en el Huila durante la hegemonía conservadora. Elrespaldo estatal, que no excluyó algunos roces y desavenienciascoyunturales, le confirió gran potencia a la acción del clero, lo cual setradujo en recursos y medios, apoyos legales, herramientas de coercióny, en suma, la posibilidad de emplear para la obtención de sus finestodas las ventajas que otorga la administración del poder estatal.

47 De hecho, Monseñor Rojas invocará este criterio de la circular para reclamar al GobiernoDepartamental por no atender algunos vetos y recomendaciones acerca de nombramientosde maestros y funcionarios de la rama de la instrucción pública, en una Resolución en la queadvierte que de no corregirse esta actitud se reserva el derecho de orientar a los padres defamilia para que abandonen las escuelas oficiales y a promover la fundación de escuelasprivadas dirigidas por el clero. En un párrafo se alude, sin nombrarlo, a José Eustasio Rivera,quien había sido nombrado de tiempo atrás como Inspector Escolar de dos provincias, y se vioforzado a abandonar el cargo por presiones del Obispo de Garzón ante el Ministro del Ramo. Enpalabras del Obispo Rojas: «Verdaderamente incomprensible es todo esto a tiempo que enrecientísima circular se ordena proceder contra «las personas de malas costumbres ó de vidasospechosa que puedan ser perniciosas a la sociedad» y «lanzar ostensiblemente o hacerlanzar del empleo al responsable o siquiera sospechoso de corrompidos manejos. ¡Y con todolas quejas de un Cura y de un Obispo en el desempeño de su misión pastoral no bastan paramirar ni como sospechoso a un empleado corrompido, sino que se aprovecha la ocasión parahacer sufrir á esos Ministros de Cristo malos tratamientos y marcados desprecios! ¡Así se trataa la Santa Iglesia, á cuyos esfuerzos se debe más de la mitad de los maestros que hoy funcionan¡».Ver «Resolución», Dios y César, Garzón, núm. 87, Mayo 15, 1912, págs. 326, 327.

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Sección «Permanente» y escarnio público

La sección «Permanente» en la última página de Dios y César seanunció en un artículo de la edición del 9 de Mayo de 1912, titulado«Seamos Patriotas», en el que se afirmó que la falta de acción porparte de las autoridades encargadas de corregir los extravíos moralesde los habitantes, había sido señalada por el gobierno departamentalcomo la primera causa de tantos desórdenes y escándalos.

Para ayudar en esta labor tan benéfica, en buena horaemprendida por nuestro Gobierno; hemos resuelto darlecuenta de las autoridades subalternas, que por sus manejosy costumbres son indignas de ocupar los puestos públicos. Aeste fin abriremos en «Dios y César» un «Permanente» parapublicar los nombres de los tales. Suplicamos por tanto, átodas las personas de buena voluntad, se dignen hacercuantas investigaciones puedan con el objeto de remitirnosdatos CONCRETOS, SEGUROS Y BIEN PROBADOS de laconducta moral de los Prefectos, Alcaldes, Jueces,Corregidores, Comisarios, Secretarios, etc48.

Seis semanas después, en la edición del 27 de junio, el periódicopublicó una «Advertencia» dirigida a «todos los amancebados encualquier estado, dignidad ó condición», informándoles que según elConcilio de Trento «los señores Obispos pueden- después de hechaslas debidas admoniciones- excomulgar a los que se resistieren a despedirá sus concubinas y á dejar las malas relaciones». También les notificaque el mismo Concilio autoriza a los Prelados a decretar pena dedestierro contra las mujeres que vivan públicamente amancebadas, paralo cual puede solicitar el respaldo de las autoridades civiles49.

La primera sección «Permanente» se publicó en la edición #88del 22 de mayo y se sostuvo durante doce ediciones consecutivas.Finalmente, desapareció en la edición #100 del 14 de Agosto de

48 Dios y César, núm. 86, mayo 9 de 1912.49 Dios y César, núm. 93, Junio 27 de 1912, p. 352.

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1912, según la versión de Dios y César, por cuanto ya había cumplidola función que se había propuesto: algunos funcionarios enmendaronsus malas conductas y otros fueron despedidos de sus cargos.

Es muy probable que otros factores de más peso hayan incidido enla decisión de suspender la sección «Permanente». De un lado, lamisión jesuita -que fue el principal acicate de la campaña moralizadora-para el mes de Agosto había concluido sus visitas a las localidades yabandonó el Huila para atender los requerimientos de sus superioresjerárquicos. Del otro, algunos católicos pusieron de presente susescrúpulos de conciencia respecto de las bondades de tal iniciativa.Adicionalmente, los núcleos liberales y algunos de sus dirigentes,reaccionaron de manera enérgica frente a lo que consideraron unapersecución política en su contra camuflada bajo fines moralistas, ypublicaron hojas volantes- entre ellas, unas llamadas Parches Porosos,que le salían al paso a los Triquitraques- boletines anónimos, y artículosde denuncia en la prensa liberal de Ibagué y de Bogotá. De este modo,los liberales procuraron reagrupar sus fuerzas y desarrollar iniciativaspolíticas y propagandísticas que suscitaron algún grado de desconciertoy preocupación entre los partidarios del orden establecido50.

Los episodios que se presentaron en Garzón a partir de lassindicaciones de conducta escandalosa que el semanario Dios y Césarlanzó contra el médico Esteban Tovar, un connotado personajeliberal que ejercía su profesión en la capital diocesana, ilustran de

50 El testimonio del dirigente y periodista liberal Anselmo Gaitán Useche, ilustra sobre lamanera como los integrantes de este partido reaccionaron frente a la ofensiva de prensade la Iglesia católica: « En «Dios y César, órgano de la curia, editado en la imprentaDiocesana», según se leía en su encabezamiento y dirigido por el hoy obispo de IbaguéMonseñor Rodríguez, se publicaba un «Permanente» titulado «Lista de los empleadospúblicos que viven amancebados»; y seguía la lista con los nombres propios de ellos yellas, los empleos desempeñados y detalles y comentarios de la más asquerosa y repugnantevulgaridad. Tal prensa entraba a saco en la vida privada de los ciudadanos y no se deteníaante ninguna consideración ni ante ningún límite, usando armas tan viles como la depropalar que yo estaba turberculoso; «el tuberculoso mediquillo» me llamaba, con elpropósito de alejarme clientela profesional». Ver Anselmo Gaitán Useche. Periódicos delHuila. Rojas Garrido, redactó uno de los primeros periódicos editados en el Huila. ElTiempo, Núm. 10000, Bogotá. (30, julio, 1939); Sec. 2, p. 23, 24.

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modo vivo las contradicciones y dificultades que la ofensivamoralizadora traía aparejadas. El editorial del número 86 de Dios yCésar, titulado «Libertad y Derecho», se refiere a un listado de másde 300 personas de Garzón «que viven escandalosamente», entreellos «médicos que han abusado de su profesión para cometer elcrimen con engaño y dolor». La edición siguiente publica una misivadel médico Esteban Tovar al Director solicitándole que le informe sien un párrafo del editorial se alude indirectamente a él, pues en otrasocasiones ha sido atacado por el semanario. Este le responde con unartículo anónimo en el que especifica las inculpaciones de conductainmoral contra el Dr. Tovar, con nuevos detalles de su vida personal.

El facultativo cae gravemente enfermo en Altamira, y tanto el Obispocomo el Vicario de la Diócesis le envían telegramas que publica Dios yCésar en los que se ofrecen para mediar por la salvación de su alma ante elCreador, a condición de que se arrepienta de sus pecados. Inesperadamente,el enfermo grave se recupera, y sus amigos y simpatizantes en Garzón leorganizan a manera de desagravio una concurrida cabalgata derecibimiento en la capital Diocesana, que es interpretada por algunasdamas piadosas como un duro traspiés para la campaña moralizadora.

El médico Tovar publica en la prensa liberal de Ibagué y deBogotá denuncias de persecución clerical en su contra, que incluyenamenazas contra su vida e integridad personal. Luego, Dios y Césarinicia una campaña ante el Gobernador en procura de lograr ladestitución del Alcalde de Garzón, a quien acusa de ser amigo yaliado de Esteban Tovar, que a esta altura ya es señalado comolugarteniente del jefe liberal Rafael Uribe Uribe51.

Como ocurrió en este caso, cada vez más el campo de la lucha tendíaa desplazarse del terreno de la conducta moral y privada, al escenariomás amplio y directo de la contienda política con el liberalismo, quehabía empezado a tonificar sus fuerzas en preparación de las eleccionesque se aproximaban.

51 Para seguir los episodios de esta trama, ver las siguientes ediciones: Dios y César,Garzón, núm. 86, Mayo 9, 1912; núm. 87, Mayo 15, 1912; núm. 88, Mayo 29, 1912; núm. 92,Junio 21, 1912; núm 93, junio 27, 1912; núm.100, Agosto 14, 1912.

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La publicación por parte de Rafael Uribe Uribe de un folletodirigido a los campesinos liberales de todo el país, que conteníainstrucciones precisas para que afrontaran el acoso clerical en laszonas rurales y le proponía a los jerarcas católicos que replantearansus relaciones con los partidos políticos, inauguró un nuevo capítulodel debate público en los últimos meses de 1912.

1.1 Religión y política: polémica en torno al folleto de RafaelUribe Uribe

La breve misiva de Rafael Uribe Uribe a Monseñor Esteban Rojas,Obispo de Garzón, en la que le anuncia el envío de su folleto, está fechadaen Bogotá el 3 de Septiembre de 1912. Este le respondió el 2 de Octubredesde Altamira, donde se encontraba en visita pastoral, pero antes dehacerlo redactó un documento público dirigido a los fieles de la Diócesismediante el cual reprobó el opúsculo del dirigente liberal.

En la portada de la edición # 107 de Dios y César, del 2 de Octubrede 1912, bajo el título de «Refutación», puede leerse una«Advertencia para leer al pueblo varias veces. No. 212», enviada alperiódico por el Obispo Rojas Tobar desde Nátaga, que en su primerpárrafo plantea lo siguiente:

El Señor Rafael Uribe Uribe ha enviado al Ilmo. Sr. Obispo,aunque hasta hoy veinticuatro de septiembre, no ha llegadotodavía, un folleto titulado «De cómo el liberalismo políticocolombiano no es pecado», diciendo que la doctrina expuesta enél es inobjetable y ortodoxa, arrogándose así ridículamente laautoridad de Maestro de la fe y de las costumbres; y lleva sulocura hasta amenazar con que se quejará contra el mismo señorObispo ante la Santa Sede si le reprueba su opúsculo. Aunqueéste por sí mismo se refuta ante las personas no desequilibradas,bueno será hacer notar a los fieles algo de lo mucho que tiene deerrores y aun de herejías veladas, calumnias, insultos, mentiras,amenazas, incoherencias, confusiones y contradicciones52.

52 Dios y César, núm. 107, Octubre 2 de 1912, y continúa en núm. 108, octubre 10 de 1912.

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El Obispo le reprocha a Uribe Uribe su audaz pretensión deinvadir «terreno ajeno y sagrado» interpretando a su amaño palabrasy documentos de los Pontífices y de la Santa Sede. En su larga misivade respuesta Monseñor Rojas refutará desde su perspectiva losprincipales argumentos del jefe liberal, pero en esta «Advertencia»inicial a los fieles prefiere partir de la descalificación del autor delfolleto negándole cualquier autoridad para tratar los temas queaborda -típico argumento ad hominem-, e insinuando de paso que noestaba en uso pleno de sus facultades mentales. Lo anterior es unaconsecuencia del principio general -defendido por el Obispo- deque la iglesia tiene un magisterio exclusivo en asuntos de doctrinareligiosa y que los seglares sólo podían acompañarla en esa laborbajo su estricta dirección y control y no por cuenta propia.

Hay unos temas -la doctrina, el dogma católico- que según elprelado son ajenos a la esfera de la deliberación pública y sólo seadmiten como objeto de predicación, catequesis, oración, pero node controversias en un ámbito de libre raciocinio, pues se consideranasuntos sagrados inherentes a las «verdades reveladas» o a lainfalibilidad del pontífice romano, y por lo tanto están más allá delos límites de la frágil razón humana.

Uribe Uribe, a contrapelo de ese modo de pensar, advirtió en sufolleto que no estaba en el caso de someter sus opiniones a laaprobación de la autoridad eclesiástica, porque «no las expongocomo creyente ni como incrédulo, sino como ciudadano que trata unamateria de interés público»,... y « desde un punto de vista laico» (la cursivaes mía)53.

Antes de proseguir conviene no perder de vista algunosantecedentes de la discusión. En la última década del siglo XIXcirculó en Colombia una reedición del libro de Félix Sardá y Salvany,un sacerdote y periodista español de tendencia Integrista ymonárquica, titulada precisamente El liberalismo es pecado, que si bien

53 URIBE URIBE, Rafael. De cómo el liberalismo político colombiano no es pecado. SantaFe de Bogotá: Planeta, 1994. p. 47.

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se escribió atendiendo a las circunstancias políticas peculiares deEspaña unos años atrás, fue adoptada en nuestro país como unaespecie de manual de propaganda antiliberal por sectoresconservadores y del clero. El Obispo de Pasto Ezequiel Moreno, quiengozaba de las abiertas simpatías de Monseñor Rojas, asumió el títulode ese libro como bandera de lucha político-religiosa, oponiéndose acualquier asomo de conciliación o «concordia» con el liberalismo,como el que se ensayó durante el quinquenio del general Reyes.

En 1901, en pleno fragor de la guerra civil, el Obispo Rojas dirigióuna circular «Sobre el liberalismo» al clero de su diócesis, en la quese calificaba a este partido político colombiano como «el mal de losmales» e instaba a los sacerdotes a trabajar por «su extirpación contoda seriedad» en el tiempo que «sólo Dios sabe».

En la mencionada circular, Monseñor Rojas planteó su posturaen estos términos:

Podemos formular nuestra doctrina en el siguientesilogismo, que os encargaremos estudiéis y meditéisprofundamente delante de Dios: Toda persona que profesao de cualquier modo favorece los errores reprobados porla Santa Sede peca, y este pecado, per se, es mortal; es asíque el partido liberal colombiano profesa y practica todoslos errores reprobados por la Santa Sede54 con el nombre

54 A continuación un aparte de la Circular sobre el Liberalismo (1901), de Monseñor RojasTobar: «No les vemos evidentemente admitir y poner en práctica las ideas liberales? El derechode insurrección justificado y reconocido; la voluntad popular proclamada como ley o reglapara todo; la opinión pública declarada como Supremo Tribunal que debe decidir de todo; loshechos consumados; la multitud y la fuerza como origen de autoridad y por consiguiente, elpueblo declarado como gobernador del gobierno, y no el gobierno como gobernador delpueblo; la más lamentable corrupción del concepto de autoridad, y pernicioso prurito dedesprestigiarla y hacerla despreciar; la licitud de cualesquiera medios para obtener un fin quese apetece con más o menos razón; la prescindencia del gobierno de Dios y de la determinaciónde la Divina Providencia en los asuntos públicos; la demasiada confianza en el juicio y opiniónpropios y la demasiada facilidad de publicarlos; difusión autorizada del error por medio de laprensa; la prescindencia de lo que la Iglesia dice por medio de sus prelados y ministros; todoesto es liberalismo que actualmente existe fervoroso en muchos cerebros que no se llamanliberales sino católicos…». Ver a: Ignacio A. Trujillo. Op. cit., p. 232, 233.

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de liberalismo; luego toda persona que favorece decualquier modo a ese partido peca per se mortalmente55.

Precisamente, el folleto de Uribe Uribe se ocupó de argumentarla falta de validez de la premisa menor del silogismo de MonseñorRojas- aunque sin aludir directamente al Obispo de Garzón, pueseste asunto se había convertido en debate nacional a partir de lareedición en nuestro país del libro de Sardá y Salvany- , y por tantoa desmontar la conclusión sectaria, con base en su libreinterpretación de varias Encíclicas y pronunciamientos de la SantaSede y de algunos prelados. Rafael Uribe sustentó que los liberalescolombianos en la práctica eran mayoritariamente católicos, que supartido no participaba de los errores condenados por el Vaticanobajo el nombre genérico de liberalismo, y por lo tanto propuso quela jerarquía eclesiástica disolviera su solidaridad política con elPartido Conservador y se aprestara a normalizar sus relaciones conel liberalismo en términos diferentes –de cooperación y no dehostilidad- a los que prevalecieron durante el siglo diecinueve.

Para subrayar el cambio de orientación política de su partidohacia un tratamiento moderado de sus diferencias con la Iglesiacatólica -una idea central que sin mucho énfasis se desarrolla en eltexto-, Uribe reiteró la disposición a aceptar que las relaciones Iglesia-Estado se regularan por medio del concordato, concesión inspiradaen el pragmatismo político que suponía abandonar un aspecto nodaldel programa liberal radical del siglo precedente.

Monseñor Rojas, por su parte, le replicó al jefe liberal que nosólo Pío IX condenó a los gobiernos liberales de mitad de siglodiecinueve por sus decretos contra la Iglesia, sino que la doctrinade su partido coincidía de modo claro con los errores liberalesdenunciados por la Santa Sede en el Syllabus, la Encíclica Cuanta Curay otros pronunciamientos de Pío IX y León XIII.

55 TRUJILLO, Op. cit., p. 229. El silogismo -una forma clásica de los argumentos lógicos-está compuesto por una premisa mayor, otra menor y una conclusión. El Obispo Rojas,educado en las formas de la retórica antigua y de la escolástica, apeló con frecuencia a losrazonamientos silogísticos en sus textos.

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Modos de argumentar

Apelando a una de sus formas predilectas de presentar susargumentos, Rojas Tobar eslabonará un silogismo con otro paradejar en claro que el partido liberal era anticatólico, ateo, y su jefeun hereje. Así, por ejemplo: «Es hereje todo bautizado que no aceptaalgún dogma de la fe. Es así que dicho señor (Uribe) manifiestaclaramente en su opúsculo que no acepta el magisterio infalible desu Iglesia, que es dogma de fe. Luego (Uribe) es hereje»56. (Losnombres entre paréntesis son añadidos míos).

Frente a este modo de argumentación muy típico de los escritorescatólicos, a partir de una cosmovisión en blanco y negro, queidentifica pares opuestos fijos e inamovibles, antinomias del tipo:verdad versus error, luz versus tinieblas, con Jesucristo o contraJesucristo, y que redunda en una simplificación interesada de larealidad, Uribe Uribe propone en su opúsculo recuperar algunosaspectos de la retórica escolástica.

Distinguo pudo ser una fórmula de vana sutileza en la antiguaargumentación escolástica, pero también fue y es todavíaexponente de la delicadeza de espíritu que no comprende enuna misma afirmación o negación cosas o hechos distintos, sinoque discierne entre ellos, con análisis fino y atención profunda,para establecer separaciones, considerar diferencias, hacersalvedades y restricciones y especificar y limitar los juicios.Distinguir viene a ser uno de los medios de aclarar57.

A los mismos teólogos habituados a usar en sus lucubraciones elcasuístico distinguo y el dialéctico concedo, dice irónicamente Uribe

56 TRUJILLO, Op. cit., p. 373. Otro ejemplo de silogismo utilizado por el Obispo Rojas, esel siguiente: «Toda sociedad o agrupación humana que se proponga cualesquiera fines,más aún si son de orden moral, con expresa e intencional prescindencia y desprecio de laRevelación, es enemiga del catolicismo y de la Iglesia Católica y del Redentor que lainstituyó. Es así que el partido liberal colombiano (...) prescinde precisamente en sus finespolíticos y sociales, de las verdades reveladas, y las desprecia. Luego es anticatólico».Ibid., p. 377.57 URIBE URIBE, Op. cit., p. 49.

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Uribe, se les ve «cuando se trata de liberalismo plantarse en el negoa tocateja, rechazar toda concesión como complacencia con el errory pretender simplificar la materia como para ponerla al alcance delos niños... y de los tontos».

Las formas dogmáticas y por tanto autoritarias de argumentación,a la vez que pretenden que el interlocutor acepte como ciertas unaspremisas que no se han probado con fundamentos válidos ysuficientes -lo que en Retórica se conoce como falacia de petición deprincipio- desdeñan el reconocimiento eventual por parte del oradorde la validez parcial o total de un argumento de su contendor, locual será considerado como una transacción indebida y unasupuesta falta de firmeza en los principios por parte del polemista.Por lo tanto, será preferible el uso reiterado por parte de éste de losepítetos despectivos y del procedimiento de la demonización delcontrincante58, a quien no se le reconocerá como sujeto racional enpie de igualdad, sino como parte del bando opuesto, de losenemigos, lo cual expresa un imaginario impregnado del lenguajepropio de la milicia.

Censura y formas de lectura

Quizá el Obispo Rojas al momento de redactar su respuesta aUribe Uribe todavía no conocía los términos del Decreto deMonseñor Bernardo Herrera, Arzobispo de Bogotá y Primado deColombia, que está fechado en Bogotá el 28 de septiembre del mismoaño, por medio del cual condena y proscribe el folleto del jefe liberal.El Presbítero Pedro María Rodríguez, Vicario General de la Diócesisde Garzón, lo da a conocer a los sacerdotes en circular interna del 14de Octubre, junto con algunas instrucciones precisas, entre ellas lade que sea leído a los fieles en «dos o más días de concurso»59.

58 Argumento ad personam ofensivo es la denominación genérica que se emplea en retóricapara clasificar los epítetos despectivos y otros agravios e insultos personales que seorientan a descalificar al adversario por sus defectos o errores, sin hacerse cargo derefutar con solidez sus razones. Ver: DIAZ, Alvaro. La argumentación escrita. Medellín:Editorial Universidad de Antioquia, 2002.59 TRUJILLO, Op. cit., p. 379.

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El decreto de Monseñor Herrera es un documento sucinto, en el quecaracteriza el folleto de Uribe y procede a prohibirlo, del siguiente modo:

Por todas estas razones, en ejercicio de nuestra autoridadepiscopal y para cumplir con el deber que nos incumbe decelar por la pureza de la fe católica y de precaver a los fielescontra todo peligro de perversión, hemos venido en proscribiry condenar, como por el presente decreto proscribimos ycondenamos el opúsculo intitulado «De cómo el liberalismopolítico colombiano no es pecado», escrito por el señor RafaelUribe Uribe y salido este mismo año de las prensas de El Liberal.Declaramos por tanto que a ningún católico, de cualquierestado o condición que sea, le es lícito leer, retener, vender,propagar o defender, de cualquier manera dicha publicación,y que todos cuantos tengan ejemplares de ella quedan en laobligación de entregarlos a la autoridad eclesiástica, biendirectamente o bien por medio de los respectivos Párrocos60.

Por su parte, el Vicario de la Diócesis, en la circular de marras,insta a los sacerdotes a «desplegar todo su celo a fin de que no circuleen sus parroquias el malhadado Opúsculo de Uribe Uribe y quedonde haya circulado se entregue a la Autoridad Eclesiástica sindemora». Asimismo, a los confesores les recomienda que no olviden,dado el caso, las preguntas «Ha leído U. u oído leer escritos prohibidos,o los ha vendido, prestado o retenido?» (la cursiva es mía)61. Laprecaución del presbítero Rodríguez se basa en las noticias que lehan llegado de que los liberales han nombrado catequistas para quelean y expliquen a los campesinos el contenido del folleto de RafaelUribe, lo cual es un indicio de que en esos años no era una prácticadesconocida en el Huila la lectura en voz alta para los iletrados.

El recurso de la prohibición de lecturas, acompañado no pocasveces de la excomunión a sus autores y a quienes no obedecieran lacensura, viene de una larga tradición de la Iglesia católica que se

60 Ibid., p. 380.61 Ibid., p. 379.

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remonta siglos atrás. Precisamente el Concilio PlenarioLatinoamericano que se llevó a efecto en Roma en 1899, dedicó unapartado de sus conclusiones denominado «De los libros yperiódicos malos», a establecer los criterios que debían ser tenidosen cuenta para proscribir las lecturas y «arrebatar de manos de losfieles» los textos que propalaban el veneno contra la fe.

En virtud de lo anterior, el folleto de Uribe Uribe pasó a formarparte del Indice de libros prohibidos por la Santa Sede, «distinción»que compartió en esos años con tan sólo otro libro de un autorcolombiano titulado Los Intransigentes, del sacerdote católico BaltasarVélez, quien se echó encima la censura eclesiástica justamente porhaberse manifestado en 1897 a favor de tender puentes deacercamiento y comprensión entre la Iglesia y los liberales62.

Sin embargo, a la institución eclesiástica no le bastó la censuratradicional breve y tajante del folleto de Uribe Uribe, sino que sevio precisada a desatar una verdadera campaña en su contra queincluyó la difusión de textos de polémica, refutación y debate. Lamisiva de Monseñor Rojas Tobar es una de las múltiples piezas deese concierto, al que se unirá un folleto del Obispo de Ibagué,artículos de prensa como la serie denominada «Pontífice laico» enDios y César, y algunos libros de clérigos.

Todo lo cual, paradójicamente, pondría en evidencia que la Iglesiaestaba abocada a la necesidad de persuadir a una opinión públicaemergente, a los campesinos liberales a los que se dirige Uribe Uribey a los habitantes de las urbes en crecimiento, y por lo tanto tendíaa colocarse en un plano de argumentación que admitía raciocinios,fundamentos y evidencias, con el fin de influenciar a públicos másamplios, así fuera para sostener puntos de vista intransigentes.

De cualquier modo, estos hechos y sus repercusiones ampliaronla esfera de la discusión pública, como un rasgo indiscutible del

62 Ver a Juan Camilo Rodríguez, «Prólogo: El liberalismo: ¿pecado o virtud?». En: URIBEURIBE, Rafael. De cómo el liberalismo colombiano no es pecado. Bogotá: Planeta, 1994. p.17 - 18.

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proceso de modernidad en ciernes, que combinará en el Huilaformas tradicionales de censura de la lectura como las aplicadas alfolleto de Uribe Uribe, con expresiones de deliberación pública apartir del intercambio de argumentos divergentes.

1.2 Emergencia de una esfera pública de discusión

1912 es un año sumamente interesante, que marca una suerte deinflexión para el Huila: la campaña moralizadora liderada por lamisión jesuita, la publicación del folleto de Rafael Uribe Uribe, asícomo las reacciones de la Iglesia frente al mismo, y la aparición dela prensa liberal en Neiva en las postrimerías del año, se puedeninterpretar como la emergencia embrionaria de un espacio públicode debate con rasgos contradictorios: tradicionalistas y modernos ala vez. De nuevo comienza a contar la opinión pública, la puja porincidir en su conformación por distintos medios, como un espacioen competencia o disputa entre diversos actores. En adelante, ya novolverá a ser un espacio de control omnímodo e indiscutible. Pervivela hegemonía conservadora, pero aparecen las primeras fisuras. Seatizan las diferencias entre «nacionalistas» e «históricos» en elconservatismo63, y los contendientes liberales, hasta ahorasilenciados y arrinconados, empiezan a tomar la palabra, a publicarsus periódicos propios, a disentir, a polemizar; y también a hacerlibelos difamatorios, que ya no son más exclusividad de los curas.

La campaña moralizadora de la misión jesuita y de la iglesiacatólica en su conjunto, se puede entender como una manera de forjaruna opinión pública entendida como sanción social de tipo moral alos elementos considerados extraños: los liberales, los contradictoresy los impíos. El uso ya no sólo de la predicación de los misionerosjesuitas, sino también de la prensa católica (tanto de periódicos comode hojas volantes esporádicas como los Triquitraques), y el respaldopor parte de las autoridades departamentales y locales, dan cuenta

63 Ver a: SALAS VARGAS, Reynel. El proceso político durante el siglo XX. En: TOVARZAMBRANO, Bernardo (Dir. Ac.). Historia General del Huila, Neiva: Academia Huilensede Historia – Gobernación del Huila. Vol. 2. p. 172, 178, 185, 188.

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del enorme esfuerzo orientado a crear una opinión pública alinderadacon la prédica moral católica, la cual derivará -más temprano quetarde y por la propia dinámica contradictoria de las circunstancias-,en opinión opuesta a las aspiraciones de reanimamiento del PartidoLiberal en el Huila y en todo el país.

Ese propósito, sin embargo, aunque alcanza algunos logros,tropieza con resistencias, desafíos e iniciativas contrahegemónicas,que darán lugar -en la interacción mutua entre los diversos factores-a la ampliación de los espacios del debate público, si bien acontrapelo de las intenciones de la cultura hegemónica que pujapor mantenerlos cerrados y clausurados. Como expresión de ello,surgen y se afianzan los intentos de regularizar una prensa liberalen el Huila como catalizadora del debate público en medio de lahegemonía conservadora y católica. Así empieza a agrietarse, sindejar de ser efectiva, dicha hegemonía. Para mantenerla, susdefensores deberán acudir también a formas del debate públicoracional y argumentado, combinándolas con los métodostradicionales de control: la censura eclesiástica, la excomunión, larepresión de las prácticas de lectura, que en todo caso ya resultaninsuficientes en las nuevas condiciones que están emergiendo, comose advierte en el debate entre Monseñor Rojas Tobar y el dirigenteliberal Rafael Uribe Uribe.

Los hechos y procesos descritos en este capítulo ilustran el climade intolerancia y los mecanismos concretos de coerción moral,judicial y cultural que eran utilizados en la época, lo que pudiéramosllamar el dispositivo de control social hegemónico.

El libelo difamatorio y el rumor, modos de comunicacióncaracterísticos de la sociedad tradicional, se emplean con intensidaden este periodo no sólo por los publicistas católicos, sino tambiénpor los núcleos liberales que intentan levantar cabeza y poner elpecho ante la avalancha clerical conservadora. En esa contradictoriareconfiguración de los espacios públicos modernos que se acentúaen 1912, el libelo, el epíteto despectivo, el argumento ad personamofensivo, los anónimos, adquirirán una gran relevancia, al lado de

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otros modos de comunicación de tipo más racional y con mayorfundamento argumentativo, como la polémica del Obispo Rojas conRafael Uribe Uribe y, unos años más tarde (en 1916), con RamónAlvira Durán.

En nuestras sociedades iberoamericanas, la lenta aparición deespacios públicos modernos -basados en la razón, la deliberación,la difusión de impresos y la extensión de las prácticas de lectura-tienen lugar en una estrecha imbricación con formas decomunicación más antiguas -que proceden de la sociedadtradicional- tales como el libelo difamatorio, el pasquín y el rumor64.

El púlpito se constituye en un espacio comunicativo de primerorden que posibilita la interacción comunicativa mediante el sermón-la palabra viva del sacerdote – que propaga mensajes e imaginariosentre los fieles letrados y, sobre todo, iletrados, aunque por lo generalde modo vertical y unidireccional. Se podría decir que el púlpito,como medio al servicio de la cultura hegemónica, y el rumor, desdeel ámbito de las prácticas comunicativas populares, constituyeronmodos de comunicación privilegiados en la sociedad huilensetradicional, que no desaparecieron con los procesos de modernidadsino que se entremezclaron con nuevos modos y medios decomunicación.

En el departamento del Huila durante el lapso estudiado, elsermón, el libelo y el rumor continuaron siendo formascomunicativas que predominaron por su impacto y eficacia; peroya no estaban solas: coexistían con la polémica y el debate a partirde razonamientos entre interlocutores que, si bien no estaban enpie de igualdad, pujaban por abolir o mantener- según el caso- losprivilegios instaurados. Tal es una de las funciones que cumple laprensa liberal periódica al finalizar el año doce.

64 GUERRA, Francoise Xavier y LEMPÉRIÉRE, Annick et al. Los espacios públicos enIberoamérica: ambiguedades y problemas. Siglos XVIII-XIX. México: Centro Francés deEstudios Mexicanos y Centroamericanos, Fondo de Cultura Económica, 1998. p. 5 - 21.

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Título: DIALOGANTES URBANOSAutor: PHANOR SATIZÁBAL

Técnica: ÓLEO - LIENZODimensión: 165 x 130 cms - 2001

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CAPÍTULO II.

CENSURA ECLESIÁSTICA Y LIBELODIFAMATORIO EN LA PRENSA CATÓLICA Y

LIBERAL DEL DEPARTAMENTODEL HUILA

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E n este capítulo se examinarán los vericuetos y rodeos que adoptó el incipiente proceso de modernidad en una sociedad regional

periférica y atrasada como la del Departamento del Huila(Colombia), durante las dos primeras décadas del siglo veinte. Larotunda hegemonía cultural y política alcanzada por losrepresentantes del orden católico-conservador durante el periodode la Regeneración, se sostuvo y reprodujo desde los púlpitos y enlas páginas de la prensa católica, mediante el sermón, la pastoral,el libelo difamatorio y la proscripción generalizada de laspublicaciones de autores disidentes o heterodoxos, bajo la amenazadel anatema y la excomunión para los lectores traviesos odesobedientes.

Por su parte, pequeños núcleos liberales empezaron a fustigar elsólido edificio de la hegemonía conservadora y a competir encondiciones muy desiguales con los púlpitos como espaciosprivilegiados de socialización del orden tradicional, mediante laedición de modestos periódicos de corte político que pusieron enentredicho la desembozada participación del clero en los asuntospolíticos a favor de una fracción dominante del Partido Conservador.La prensa liberal desplegó un discurso de contenido moderno querecuperó de cierto modo la memoria latente de la tradición liberal

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radical característica del siglo XIX en la región del Tolima Grande,sin renunciar al uso del libelo y de la invectiva política.

2.1 Doctrina de la iglesia católica frente a la «mala prensa»

Al finalizar el siglo XIX se reunieron en Roma los obispos de laIglesia Católica del subcontinente, en el Concilio PlenarioLatinoamericano. Los jerarcas unificaron orientaciones para suacción apostólica y procuraron aplicar las directrices del Vaticano alas cambiantes y complejas circunstancias de estos países. Entre otrosasuntos, dedicaron el capítulo II de sus conclusiones al tema de loque llamaron «los libros y periódicos malos».

Entre los diversos géneros de asechanzas con que los astutosenemigos de la Iglesia y de la sociedad tratan de seducir ycorromper a los pueblos, uno de los principales es el que hacetiempo suministra a sus perversos designios el mal uso del artede la imprenta. Por consiguiente todo su empeño es publicar,divulgar y multiplicar continuamente folletos, periódicos yhojas sueltas, llenas de mentiras, calumnias y seducciones65.

Los obispos debían, en su respectiva jurisdicción, «advertiroportunamente a los fieles el peligro y daño de tales lecturas.»Además, acordaron promover un conjunto de sanciones y penasinspiradas en el Código de Derecho Canónico, para todos aquellosque hicieran caso omiso de tales admoniciones, en calidad deautores, impresores, distribuidores o lectores.

Incurrirían en pena de Excomunión Atae Sententiae reservada de unmodo especial al Romano Pontífice, todos los que leyeren sinautorización del Papa «los libros de los apóstatas y herejes quedefienden la herejía, y los libros de cualquier autor nominalmenteprohibidos por Letras Apostólicas…», una suerte de índice de autoresy obras proscritos por el Vaticano que se renovaba en forma periódica.

65 CONCILIO PLENARIO DE LA AMERICA LATINA. Biblioteca Electrónica Cristiana-Bec- Ve Multimedios. [Online]. Abril 2002 [citado en 12 de Febrero de 2005]. Avalaible fromInternet: < URL:http://www.multimedios.org/docs/d000021/p000018.htm>.

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Se prohibieron también los «libros de heterodoxos que tratanexprofesso de religión, a no ser que conste que nada contienen contrarioa la fe católica»; así como «los libros que narran o enseñan ex professomaterias lascivas y obscenas», y los que «de propósito deliberado atacanla Sagrada Jerarquía, o el estado clerical o religioso»; asimismo aquellosque «enseñan o recomiendan los sortilegios, la adivinación, la magia,la evocación de los espíritus y otras supersticiones de este género»,como también los que «declaren lícito el duelo, el suicidio o eldivorcio», o que «traten de las sectas masónicas».

El Concilio facultó a los Obispos para que, actuando comodelegados de la Sede Apostólica, pudieran ejercer en formaoportuna la censura de libros y publicaciones que circularan en suámbito de influencia, ante la imposibilidad de mantener actualizadoel índice de textos prohibidos por parte del Vaticano.

Los pastores de almas, debían «arrebatar de manos de los fieles,aunque nominalmente no estén prohibidos», todos aquellos librosque contienen «herejías, errores, impiedades u obscenidades»; «losque atacan el buen nombre del prójimo, sobre todo de loseclesiásticos y los gobernantes»; así como «los que contienenejemplos y sentencias, narraciones o ficciones que hieren o vilipendianlos ritos eclesiásticos, las órdenes religiosas o su estado y dignidad;y sobre todo los que propagan el llamado Volterianismo, o sea eldesprecio, irrisión o por lo menos indiferentismo hacia la religión yla pureza de costumbres» (la cursiva es mía).

Esas «fingidas narraciones que llamamos Novelas», advierten losjerarcas católicos, están entre los más peligrosos de los malos escritos, ypor lo tanto los confesores y predicadores «procurarán con todas susfuerzas que los fieles se abstengan por completo de tan peligrosa lectura».

Y en relación con la lectura de periódicos, se puntualizó:

Con todo ahínco deberá evitarse la pestífera propagaciónde los malos periódicos, porque consta por la experiencia detodos los días que el vigor de la fe y la moral cristiana se

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pierden fácilmente en los que no se guardan de su lectura.Ilícito es, por tanto, el cooperar de cualquier modo que fuerea la redacción de estos periódicos, o sostenerlos con dinero,sea por suscripción o de otro modo; ni se admitirá fácilmentela excusa que a menudo se alega de la necesidad de conocerlos negocios públicos en diversas fuentes, ni la presuntuosaafirmación de que no hay peligro alguno, debido a la firmezade principios católicos del lector, pues quien ama el peligro,en él perece….66

Finalmente, el Concilio Plenario Latinoamericano, siguiendo lasdirectrices del Papa León XIII, subrayó que no bastaba desechar losmalos escritos, sino que era urgente y «necesario oponer escritos aescritos en competencia no desigual». Por lo tanto, encargó a losObispos la misión de promover en cada región periódicos que«luchen por la religión y por la patria», sujetos a la orientación estrictade los prelados en cada Diócesis. Esto permitiría, según León XIII,que «… de allí de donde procede el veneno, salga también la triaca»67.

Entre el púlpito y las imprentas

Llama la atención la naturaleza de las imágenes asociadas con elcampo de la salud y la enfermedad, que emplearon los jerarcascatólicos para referirse a los peligros asociados a la divulgación dela prensa heterodoxa y liberal, la cual constituía, según ellos, unaespecie de «fuente envenenada» que amenazaba con «inocular einfectar» a los desprevenidos lectores católicos que se acercaran aella o bebieran de sus aguas. Por lo tanto, era preciso aislar a losfieles de esa fuente de contaminación (alejar, prohibir el contacto,huir de ella) y ofrecerles los «antídotos» eficaces contra el mal, la«vacuna» adecuada, que no era otra que la amplia difusión de laprensa y los escritos inspirados en la ortodoxia vaticana y católica.

66 Ibíd.67 «Triaca: 1. f. Preparado farmacéutico usado antiguamente, compuesto de muchosingredientes, entre ellos opio; su uso principal era como antídoto contra las mordedurasde los animales venenosos». Ver MOLINER, María, Diccionario de uso del español. Madrid:Gredos, 1998.

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En 1908 se reunió la Conferencia Episcopal de Colombia yposteriormente los obispos se congregaron de nuevo en 1912 y 1913.En las conclusiones de estos certámenes católicos se advierte lamanera específica como se adoptaron en nuestro país las directricesdel Concilio Plenario Latinoamericano que hemos reseñado, asícomo el esfuerzo de la Iglesia por hacer frente a lo que consideraronuna embestida del mundo moderno contra sus derechos y contra lafe católica. En el caso de Colombia, la pastoral de los obisposreunidos en la Conferencia de 1908 se refiere a una ofensiva de laprensa liberal contra las comunidades religiosas extranjeras, yadvierte que apelará a los recursos que le conceden el derechocanónico y la ley de prensa vigente en el país. Los preladosreconocen que «cada día crece el desenfreno en escribir y el diluviode libros malos sobre todo, y la insaciable avidez de leer, en todaslas clases de la sociedad, de suerte que los escritores públicos ejercenhoy día grande influencia en la opinión de los pueblos…»68.

Por lo tanto, la Conferencia Episcopal trazó dos orientaciones.Primero, que los católicos se abstuvieran de leer la mala prensa ylos malos libros, y para lograrlo los prohibió y condenó de modoestricto, con índice incluido. Se trató de un nuevo intento de controlarla lectura, proscribiendo un conjunto de textos bajo amenaza desanción eclesiástica. Segundo, instó al clero y a los fieles a que usaranla imprenta y la prensa para promover las ideas católicas y hacerlefrente a los «errores liberales», organizando una verdadera CruzadaNacional de la Prensa Católica.

La Iglesia Católica optó por utilizar unas herramientas típicas de lamodernidad -la prensa y la práctica periodística- para tratar de oponersea la tendencia secularizadora del orbe occidental y retomar posicionesen el seno de la sociedad moderna en plena ebullición. No dejó, portanto, de advertir la incidencia de la prensa en la configuración de laopinión pública, alimentada con los debates y las controversias de losdiarios. Como en la siguiente recomendación a los escritores católicos:

68 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Conclusiones, resoluciones y normas1908, 1912, 1913. Bogotá: Imprenta de San Bernardo, 1913. p.111.

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…en el ardor de la controversia, en la divergencia deopiniones, en el calor de la disputa, procuren no traspasarlos límites de la caridad y mansedumbre cristianas; nomolestar con palabras injuriosas, ni hacer juicios temerarioso calumniar a otros, y, sobre todo, lo que Dios no permita,no contrariar, con cualquier pretexto que fuere, lasdisposiciones de la autoridad eclesiástica69.

Recomendación orientada a «evitar ciertos defectos y abusos quepor desgracia, suelen introducirse a menudo en el desempeño deestas importantes funciones», como lo reconocen los propiosObispos.

Ese afán de la Iglesia Católica en Colombia por condenar yprohibir la prensa liberal, en especial a partir de 1908, es unaevidencia palmaria de que esta prensa se convirtió en unformidable adversario y contradictor del orden católico-conservador. En efecto, la prensa liberal se empeñó en crear yconsolidar un escenario alternativo al del púlpito, que compitieracon éste como espacio de socialización, en el contradictorio procesode tránsito a la sociedad moderna. Los actos de interdicción ycensura por parte de una autoridad hegemónica como laeclesiástica, nos informan a contraluz de la existencia inquietantede ese otro que se prohíbe, reconociéndole de hecho el desafío quesuponen sus prácticas contrahegemónicas.

A medida que avanza la oleada modernizadora en las primerasdécadas del siglo XX, los esfuerzos por controlar las lecturasmediante índices y prohibiciones, están condenados- en el medianoy largo plazo- a la inocuidad y por último al fracaso. Lo cual nosignifica que sea válido subestimar el impacto de la censuraeclesiástica entre los lectores católicos y en el conjunto de la sociedad,tanto más eficaz cuanto mayor fuera el poder cultural, religioso ypolítico de los voceros autorizados de la Iglesia y de la instituciónen su conjunto.

69 Ibíd., p. 115.

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2.2 Censura eclesiástica de la prensa liberal del Huila

Dos personajes de hondo calado y proyección simbolizan unduelo por la hegemonía cultural y política del nacientedepartamento del Huila, creado en 1905 mediante una ley quereorganizó el territorio nacional para fortalecer al gobierno central,debilitando algunos poderes regionales mediante un nuevoequilibrio electoral y político. Por un lado, Monseñor Esteban RojasTobar, oriundo del sur del Huila, hijo de un hacendado de raigambreconservadora que lo envió de su propio peculio a cursar estudiosreligiosos en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma. Rojas regresóal país en los años en que se imponía la Regeneración conservadoraliderada por Núñez, a cuya causa habría de dedicar el Obispo cercade cuatro décadas de labor ininterrumpida.

Por otro lado, Anselmo Gaitán Useche, médico, periodista ypolítico liberal de origen cundinamarqués, quien llegó a lomo demula a Neiva tras concluir la guerra de los Mil Días y recogiópacientemente los retazos dispersos del partido liberal en el Huila.Gaitán Useche, al lado de Ramón Alvira Durán, Reynaldo Matiz yotros dirigentes liberales, publicaron numerosos periódicos de cortepolítico para defender sus postulados y hacer frente a la hegemoníaconservadora en el ámbito departamental. Ellos debieron hacerfrente a reiteradas censuras por parte de la autoridad eclesiástica.Durante el gobierno de Rafael Reyes, Gaitán Useche fue apresado ysometido a pena de confinamiento, inicialmente en Mocoa y luegoen La Vega, Cundinamarca, por haber sido encontrado responsablede escribir unos artículos firmados con seudónimo sobre los abusosdel gobierno conservador en el Huila, que se publicaron enperiódicos de Bogotá.

La historia de veinte años de censuras a la prensa liberal en elHuila está resumida en el cuadro 2 , que analizaremos acontinuación.

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El apetito de la injuria / 99

Al examinar los casos específicos de censura eclesiástica, se advierteen primera instancia que hay una gradación en las sanciones o penas;en unos casos se trata de simples prohibiciones mediante las llamadasAdvertencias; en otros se impone la pena de pecado grave, o deexcomunión simple, y por último, la excomunión mayor reservadaal Sumo Pontífice. Aunque en todos los casos se trata de modalidadesde censura y de condena, un análisis más detallado de lascircunstancias del contexto y de las coyunturas políticas específicas,permitirá revelar las peculiaridades y los matices de cada sanción.

No se trata, como parece a simple vista, de una simple ymonótona reiteración de la misma condena. En el primer caso, conla sólo publicación mediante una hoja volante anónima de la«Advertencia para leer al pueblo varias veces», desapareció elperiódico en la novena edición. El palo no estaba para cucharas en1909, aunque el sólo hecho de la fugaz aparición de La Reivindicación,medio de prensa de la Unión Republicana –una alianza temporalde liberales y conservadores históricos que se formó en lucha contrael gobierno de Rafael Reyes- ya indicaba el inicio de una fisurasignificativa, que se haría más notoria a partir de 1912.

En este último año no sólo se continúa editando el periódico LaOpinión tras la divulgación de la nueva «Advertencia» clerical, sinoque en acto desafiante el periódico la reprodujo en primera páginay cuestionó la autoridad de su emisor anónimo.

Desconocemos la autoridad social y moral del autor de laAdvertencia para juzgar nuestra publicación; puesquienquiera que sea el autor está manchado con ser, por lomenos, cómplice, auxiliador y encubridor de los Triquitraquesy demás publicaciones similares que han estado saliendo enla imprentas católicas y expendiéndose en las casas curalesy que el público sensato y culto ha censurado como lo merecenpor indecentes, vulgares, inmorales y anticristianas70.

70 Advertencia para leer al pueblo varias veces. En: La Opinión, Núm.9, Neiva (21 diciembrede 1912); p. 1.

100 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

Las cosas empiezan a modificarse. Hay un pliegue, un intersticioverdadero en el dispositivo de control social hegemónico. La Iglesiaintentará más adelante bloquear la edición del periódico en laImprenta Departamental, y lo consigue poniendo en acción lasmayorías conservadoras de la Asamblea, mediante una Ordenanzaque prohíbe la publicación de impresos no oficiales en la empresaque administra la Gobernación. Pero La Opinión retorna semanasdespués mediante el apoyo de una de las pocas imprentas privadasque no estaba bajo el control del clero.

En la exposición de los motivos del Obispo Rojas en 1912 paraproscribir el medio de prensa republicano, advirtió a los católicosla existencia en territorio huilense de personas que eran activospropagandistas « de la desmoralización, defendiendo a todos losimpíos, corrompidos y corruptores de la sociedad; pronunciándoseenérgicamente contra la Iglesia y contra los esfuerzos que ella hacepor corregir o al menos neutralizar hechos escandalosos…»71, locual no es otra cosa que la constatación- en lenguaje moralista- deque en el campo religioso y político del Huila había aparecidootro actor o agente que ocupaba un lugar propio, y por lo tanto sehabía roto la forzada unanimidad que se vivía desde la finalizaciónde la guerra de los Mil Días, que trajo consigo la desarticulacióncompleta de las fuerzas liberales en el sur del Tolima y la hegemoníaincuestionable del partido Conservador Nacionalista.

En 1913 la Conferencia Episcopal de Colombia prohibió bajopena de excomunión mayor los periódicos: El Republicano, deBogotá; La Linterna, de Tunja, y La Acción Cultural, de Medellín; ybajo pena de pecado mortal condenó a otras seis publicaciones deámbito regional, de las cuales cuatro correspondían a periódicosdel Huila y el Tolima, entre ellas, La Opinión, de Neiva, El Cronista,de Ibagué, La Idea, de Líbano, e Informaciones, de Honda.

Monseñor Rojas divulgó en 1917 una extensa Carta Pastoral deCuaresma dedicada en forma exclusiva a argumentar la condena

71 Ibíd.

El apetito de la injuria / 101

eclesiástica a Anselmo Gaitán Useche y a los escritores de superiódico La Opinión, sobre quienes dejó caer la pena de excomuniónmayor reservada al Sumo Pontífice -la más grave de las sancionesque se le habían impuesto-, a la vez que proscribió la escuela de la«Unión Progresista de Neiva», un proyecto de institución privadadel núcleo liberal, bajo la dirección de Ramón Alvira Durán, otroperiodista y polemista de grandes dotes.

El panorama pasó de castaño a oscuro para los detentadores delpoder político y religioso en el departamento del Huila, en el lapsocomprendido entre 1917 y 1918. «Se nota una cierta tendencia oinclinación errónea y envenenada en algunos católicos a conciliarlotodo sin discreción alguna, y en consecuencia a manifestar adhesióny aun estimación a los peores enemigos de sus más fundamentalesy caras creencias»72, escribió Monseñor Rojas Tobar en losdocumentos de censura eclesiástica a La Palabra, lo cual se puedeleer como un reconocimiento de la fuerza que había adquirido ladisidencia conservadora de los llamados «históricos» y de lapreocupación del prelado por las alianzas que habían tejido conlos liberales. Lo anterior se constituye en un enorme desafío paralos conservadores «nacionalistas» apoyados por el Obispo.

La excomunión en 1918 del periódico La Palabra -nuevo nombreadoptado por los periodistas liberales tras la censura eclesiásticade La Opinión-, irá acompañada de numerosas procesiones dedesagravio a la Virgen María a todo lo ancho y largo deldepartamento, que tendrán como blanco al propio Gaitán Useche,quien en su calidad de Representante a la Cámara por el Huila sehabría opuesto a una proposición de homenaje a la Virgen, conocasión del Congreso Mariano organizado por el clero a nivelnacional. Mezcla de manifestación del sentimiento religioso de lapoblación y de movilización de un capital político antiliberal, ladisputa por la hegemonía ha llegado a tal punto de exacerbación,que el Obispo Rojas le confiesa a un familiar que todos los días

72 ROJAS TOBAR, Esteban, Obispo de Garzón. Excomunión contra «La Palabra» de Neiva.En: El Eco del Vaticano, Núm. 305 A, Garzón (2 de enero de 1919); pp. 1507-1508.

102 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

ruega a Dios para que alguno de los dos- Gaitán Useche o el propioRojas- salga definitivamente del territorio de la Diócesis73.

La junta liberal del Huila decidió suspender La Palabra al finalizar1921 y fundar como órgano del Directorio Departamental elperiódico Renacimiento, a fin de librar la batalla durante la campañaelectoral a la presidencia en apoyo del General Benjamín Herrera.«No tardó en recaer sobre mis actitudes - rememoró Gaitán Usecheen 1939- el gastado y desprestigiado recurso de la excomunión porcuarta vez. Conservo yo entre mis papeles viejos los telegramas enque el general Herrera y Luís Eduardo Nieto Caballero me felicitaronpor esa nueva consagración»74.

El duelo entre el prelado y el político y periodista liberal concluyócon la dimisión de Monseñor Esteban Rojas Tobar en 1922, quien dejósu cargo de Obispo y se internó como misionero en el Caquetá durantevarios años. Un conjunto de factores presionaron al Obispo a abandonarel terreno que había dominado por cuatro décadas consecutivas. Entreellos, tuvo mucha importancia la pérdida de la mayoría en la AsambleaDepartamental por parte de la corriente nacionalista del PartidoConservador, apoyada por la Iglesia, y la toma del control de la mismapor una alianza de liberales y conservadores disidentes.

Según Jenaro Díaz Jordán75, estos choques casi desaparecieronde la correspondencia de la Diócesis tras la dimisión de Rojas Tobar,con la excepción de la prohibición del periódico La Información -también dirigido por el infatigable Gaitán Useche- que profirió en

73 GAITAN USECHE, Anselmo. Periódicos del Huila. Rojas Garrido redactó uno de losprimeros periódicos editados en el Huila. En: El Tiempo, Bogotá. (30, julio, 1939); sec. 2, p.23, 24.74 Ibíd. Conviene precisar, sin embargo, que de acuerdo con el Cuadro 1, la sanción deexcomunión contra Renacimiento, fue la tercera y no la cuarta excomunión que recibióGaitán; en 1913 la Conferencia Episcopal le aplicó la sanción de «prohibición bajo pena depecado mortal» a La Opinión, y en 1909 y 1913 el Obispo profirió dos Advertencias, queen el Derecho Canónico son sanciones proporcionalmente menores a la pena deExcomunión.75 DIAZ JORDAN, Jenaro. Proceso histórico de pueblos y parroquias de la Diócesis deGarzón. Neiva: 1959, p. 475.

El apetito de la injuria / 103

1929 Monseñor José Ignacio López, el nuevo Obispo de la Diócesisde Garzón. Es el comienzo de otro periodo histórico, en el que lostemas del debate público se refieren ante todo al progreso y lamodernización económica de la región, en lo que coinciden liberalesy conservadores, quienes le bajan temporalmente el tono a lasdisputas en torno al tema religioso a través de los periódicos.

La mayor parte de los documentos oficiales que protocolizan lacensura eclesiástica de la prensa heterodoxa, tienen la forma de unaresolución breve y taxativa. Sin embargo, la «Carta Pastoral para laCuaresma»76 divulgada por el Obispo Rojas en febrero de 1917,sustenta el decreto de excomunión mayor mediante una elaboradaargumentación de contenido filosófico y doctrinario, en la que secita en extenso y se parafrasean los argumentos del adversario, apartir de una memoria histórica de las relaciones conflictivas entrela Iglesia y Anselmo Gaitán Useche, como máximo representantede la tendencia liberal en el departamento. Este documento revelamás los rasgos de una controversia de tipo moderno que los de unsimple bastonazo de autoridad. La pretensión de persuadir yconvencer a los católicos es tan importante en este caso como la demandar a callar a los impíos y heterodoxos.

No deja de llamar la atención el hecho de que la lectura de estascondenas y prohibiciones en el púlpito, en toda la geografía deldepartamento, pudo haber sido quizá la única manera de quepersonas iletradas del campo y de los municipios se enteraran de laexistencia de unos textos y de unos autores que no habrían podido«leer» de otra manera. De este modo se puede inferir un cierto tipode interacciones entre la cultura letrada y la cultura oralpredominante, propiciadas paradójicamente por los decretos decensura de la prensa liberal leídos en voz alta por los clérigos desdelos púlpitos.

76 ROJAS TOBAR, Esteban. Carta pastoral para la cuaresma, en la cual se condena «LaOpinión» y la Escuela de la «Unión Progresista de Neiva». En: El Eco del Vaticano, Núm.278, Garzón. (8, febrero, 1917).

104 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

La censura, según Bourdieu77, se puede considerar unamodalidad fuerte de violencia simbólica. La censura explícita,pública, sancionada por autoridad reconocida, no es sino una delas manifestaciones o formas de la censura; pero hay una censurade tipo estructural, que la establece el propio campo, y que si esperfecta funciona en forma invisible: cuando los agentes que ocupanposiciones claves en el campo no dicen sino lo que les está permitido,pues lo han interiorizado de tal modo que nadie tiene querecordárselos ni conminarlos a hablar o a callar.

El sólo hecho de que el portavoz reconocido de una institución conun poder social delegado, se pronuncie en términos de anunciar unacensura explícita, en este caso de tipo eclesiástico, es para el sociólogofrancés un indicador cierto de que algo no marcha como debería en elcampo específico, sugiere un cierto desorden, un riesgo, un desafío alque es preciso hacerle frente. La censura formal es el reconocimiento dela aparición del otro en el propio terreno que se consideraba bajo estrictocontrol. A mayor formalidad y rigor de la censura, más de bulto einquietante es la emergencia de esa interpelación a los portavocesautorizados de la hegemonía.

Según Perelman, la censura busca impedirle a los adversarios-mediante el control de los medios para comunicar las ideas- la creaciónde las condiciones previas a toda argumentación, entre ellas, el necesariocontacto intelectual, la creación de una comunidad efectiva de personasque exprese interés en debatir un asunto, pues «escuchar a alguien esmostrarse dispuesto a admitir eventualmente su punto de vista»78.

2.3 Usos y abusos del libelo difamatorio

El ataque personal con el propósito de desacreditar al adversario,el uso del epíteto despectivo y de los calificativos zahirientes, fueronrasgos característicos en este periodo tanto de los periódicos

77 BOURDIEU, Pierre. ¿Qué significa hablar?. Madrid: Akal, 2001. p. 109-110.78 PERELMAN, Chaim y OLBRECHTS-TYTECA, L. Tratado de la argumentación: la nuevaretórica. Madrid: Gredos. 1989, p. 48, 52, 105.

El apetito de la injuria / 105

católicos como de los liberales. En especial la prensa católica utilizóel recurso del seudónimo y del anónimo para divulgar sus libelos.La serie de hojas volantes denominada Triquitraques y Traquetriques,elaborada por una misión jesuita dirigida por el padre FernandoArango, que hizo una larga correría por todo el territorio del Huilaen 1912, tenía el propósito deliberado de levantar polvareda a partirde la exposición de los hechos considerados moralmente escandalososque involucraban a individuos sospechosos de heterodoxia y deimpiedad. Asimismo, la llamada «Sección permanente» del periódicoDios y Cesar, órgano de la Diócesis de Garzón, ese mismo año publicósemanalmente la lista de los funcionarios públicos que estaban«amancebados», con el nombre de sus compañeras, a las que por logeneral se les trataba en términos deshonrosos79.

El apetito de la injuria

Injuriar significa «ofender o insultar a alguien con palabras oacciones»80. Si la ofensa trae consigo una «acusación o imputacióngrave y falsa» contra un individuo, adquiere la denominación decalumnia, la cual ha sido tipificada como delito en los códigospenales de numerosos países. Es tan variada y persistente lautilización- en los periódicos huilenses del periodo estudiado- devocablos y textos que descalifican, agreden y ridiculizan alcontendiente político de uno u otro bando, que se podríaconfeccionar un sonoro vocabulario de improperios, al que RamónAlvira Durán llamó insultabulario, con irónica invención.

No hay que caer en la ingenuidad de pensar que esa apasionadarepartición de agravios provenía exclusivamente de una de las orillasdel litigio político. Se daban y recibían mandobles y latigazos deambos lados. Así por ejemplo, la primera edición del periódico LaReivindicación (1909), órgano local del naciente republicanismo, quehizo suyo un ideal de moderación y temperancia en el lenguajepolítico, no dejó de incluir en sus notas editoriales el siguiente párrafo:

79 Estos hechos los he estudiado en forma amplia en el primer capítulo de este libro.80 MOLINER, María. Diccionario de uso del español. Madrid: Gredos, 1998.

106 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

Todos aquellos que, muy a su pesar, se llaman hoyrepublicanos, después de que aplaudieron y aprobaroncuanto hizo Reyes en contra de la República, serían reyistasexaltados y nuestros más crueles verdugos, si el triunfo nohubiera coronado nuestro esfuerzo. Que está visto que habrápanegiristas y amantes de la podredumbre, mientras hayagusanos asquerosos, larvas inmundas, que vivan de lapodredumbre81. (La cursiva es mía)

Tres años después, el periódico La Opinión, que reemplazó alanterior como vocero del Partido Republicano, ofreció la siguienteradiografía de la prensa del Huila.

NUESTRA PRENSA. Triste idea se formaría del Huila quienlo juzgara por las publicaciones anónimas y sin fecha, editadasen la Imprenta Católica de esta ciudad o en la de la Diócesis deGarzón y expendidas en las casas curales; publicaciones en lasque se ha llegado a lanzar un mentís a un Alcalde y aún al mismoGobernador; en que se atribuyen, calumniosamente, a personashonorables, delitos como el robo, la estafa y el asesinato; en quese ataca la honra y la tranquilidad de las personas y de los hogaresy en que se exhiben en toda su repugnante desnudez, las llagassociales más ocultas. Todo esto en el lenguaje más vulgar y máshiriente, con los colores más escandalosos, con una saña y unatenacidad aterradoras, con deliberado recargo de epítetos y detallesque ofenden el rubor del más mundano82. (La cursiva es mía)

En la misma edición se reproduce un artículo del periódico LaGaceta Republicana83, editado en Bogotá, que denuncia los excesosde la prensa conservadora del Huila, en los siguientes términos:

81 Notas editoriales. En: La Reivindicación, No. 1, Neiva. (1, noviembre, 1909); p. 1.82 Nuestra prensa. En: La Opinión, No. 2, Neiva. (3, noviembre, 1912); p. 1.83 Maryluz Vallejo ofrece los siguientes datos: «1908. La Gaceta Republicana. Bogotá.Vespertino fundado y dirigido por Enrique Olaya Herrera para respaldar el Republicanismo…Cerró en 1919 bajo la dirección de Alberto Manrique Páramo». Ver: VALLEJO MEJIA,Maryluz. A plomo herido: una crónica del periodismo en Colombia (1880-1980). Bogotá:Planeta, 2006, p. 392.

El apetito de la injuria / 107

Se nos han enviado ejemplares de algunas publicaciones ytal es el lenguaje usado en ellas, tan sucios sus vocablos, tandenigrantes las inculpaciones, que es imposible pensar siquieraen dar mediana muestra de ellas. Sólo, y eso no siempre, podráoírse algo semejante en riñas de mujerzuelas de arroyo, entregentes del peor vocabulario. (La cursiva es mía).

La Gaceta Republicana se refiere a la circulación local de una hojaanónima titulada Traquetriqui Ramerón, «contra el probo caballerodoctor Ramón Salas H., que no tiene un solo aparte, el más pulcro,que pueda reproducirse», por lo que se abstiene de divulgar su texto,pero invita al lector interesado a leerlo en las oficinas del periódico.

Lo anterior revela hasta qué punto la prensa republicana y liberal delHuila a comienzos del siglo veinte, surgió acicateada por la ofensivapropagandística desplegada por el clero contra los liberales y heterodoxos,que empleó el libelo difamatorio como recurso privilegiado. Los redactoresde La Opinión reclaman una y otra vez la aplicación de la Ley de Prensavigente contra los injuriantes del establecimiento clerical conservador.

Son frecuentes además las descalificaciones a los oponentes conel argumento de que emplean un lenguaje inculto y desconocen lagramática y la sintaxis de la lengua española. Los escritores delperiodo como exponentes de la cultura letrada -y sin distingos deideología-, disputan entre sí por la legitimidad que les otorgaría eluso correcto de los cánones de la buena escritura. En el fondo,subyace la idea compartida de que los miembros de la poblacióniletrada que se expresan mediante su cultura oral, estaríaninhabilitados para participar con su propia voz en las contiendasque a través de la prensa libran entre sí las elites letradas.

Así por ejemplo, La Opinión se refiere a que en «una hoja insultantede la Imprenta Católica contra el Director de este periódico, se hablade su «poquísima gramática, el tinte de filosofía y los pocosrudimentos adquiridos en las aulas del error y de la mentira»84. El

84 En una hoja. En: La Opinión, No. 2, Neiva. (3, noviembre, 1912); p. 3.

108 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

dardo iba dirigido contra Anselmo Gaitán Useche, quien se defiendeaclarando que cursó sus estudios de bachillerato en el Colegio deColón y en el Colegio de San Bartolomé de la ciudad de Bogotá,este último dirigido por los jesuitas, y que adelantó estudios demedicina en la Universidad Nacional de Bogotá, que ya entoncesfiguraba entre las mejores universidades americanas. «¡Hasta dóndelleva a ciertos santos iluminados la ceguera pasional y el apetito dela injuria¡», concluye el autor de la glosa.

Por su parte, el periodista liberal Ramón Alvira Durán, en laprimera edición de su periódico El Deber, además de precisar uncriterio de atribución de la autoría para los artículos de ese medio,ofrece un compendio irónico de los epítetos que le han endosadosus contradictores políticos.

Los escritos que aparezcan sin firma son del Director, elmismo a quien los triquitraqueros llaman: el loco Alvira, elfuribundo bloquista, sin más autoridad que la de ser agentedel Indiscutible, que fue a los Estados Unidos baúl y volviópetaca, bruto, burro, ladrón, ignorante, calumniador y todoslos demás caramelitos del insultabulario de los iluminados(¿alumbrados?)85.

En el editorial de la edición No. 8 de su periódico, Alvira Duránseñala: «…Pasó el tiempo de las luchas sangrientas y llegó el de loscombates cívicos… Tengamos presente que ante un hombre honradoresuelto a defender sus derechos nada valen el puñal, las piedras ylos garrotes del fanatismo»86. Las piedras pueden hacer referencia alapedreamiento de la casa del liberal Ramón Salas en Neiva, por partede funcionarios conservadores, durante la gobernación de PedroRivera, y a otros casos semejantes en los municipios y veredas. Elpuñal, quizá aluda a la llamada Culebra, agrupación subrepticia a la

85 El término «bloquista» y el calificativo de «ser agente del Indiscutible», los utilizó laprensa católica y conservadora del periodo para referirse peyorativamente a los seguidoresdel dirigente liberal Rafael Uribe Uribe, como lo fue Ramón Alvira Durán. Ver: «El querompe, paga». En: El Deber, No. 1, Neiva. (12, octubre, 1912); p. 3.86 Editorial. En: El Deber, No. 8, Neiva. (1912).

El apetito de la injuria / 109

que se refiere Augusto Angel Santacoloma, que se dedicó a la agresiónfísica contra los disidentes liberales en Neiva durante los añosposteriores a la guerra de los Mil Días.

En una carta abierta dirigida a Gaitán Useche en 191287, AlviraDurán reconoce que durante el mandato republicano losconservadores de Neiva habían renunciado a las vías de hecho contrasus adversarios liberales, los cuales pudieron ejercer algunasgarantías políticas por cuanto el gobernador se las ofrecía, y porqueen el plano electoral liberales y conservadores se repartían pormitades las preferencias del electorado en la capital deldepartamento. Sin embargo, precisa Alvira, no sucedía lo mismoen otros municipios ni en las zonas rurales, donde la oposicióncontinuaba siendo acallada por los métodos tradicionales.

Alvira Durán se refiere a una hoja volante que publicó la imprentacatólica de la capital del departamento: «Al leerla se llena el alma deindignación contra ese anónimo que pretende seguir insultandoeternamente confiado en que la casa cural de Neiva ha de guardar sunombre para siempre». La disputa, precisa Alvira, se originó por lanegativa de los liberales de Campoalegre a la pretensión del ObispoRojas de que se le donara a la Iglesia una casa en dicho municipio.

A renglón seguido, el periodista liberal profiere la siguienteretahíla de agravios y adjetivos despectivos contra el libelistacatólico que se firma con el seudónimo de «El Colombiano», autordel mencionado anónimo:

¡Buitre hambrecido que revolotea alrededor de la próximatumba de un anciano¡ ! Cocodrilo borracho de cieno¡ ¡Víboratraidora¡ ¡Hiena pestífera que goza masticando las carnesdesgarradas de un hogar¡ ¡Chacal hidrófobo¡ ¡Criminal sinnombre¡ Todo eso y algo más eres tú, «colombiano»,descatolizador autorizado por tu amo Obispo88.

87 Ver ALVIRA, Ramón. Carta Abierta. En: El Deber, No. 3, Neiva. (6, noviembre, 1912); p. 1.88 Hoja volante No. 6. En: El Deber, No. 3, Neiva. (1912).

110 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

En otro suelto, Ramón Alvira desafía a los autores anónimos delos libelos contra los miembros del liberalismo: «A PERRANGO.¿Qué hay de los triquitraques de Villavieja y Baraya. ¿Qué se hizoel valiente adalid cruzado (liebre y cerdo) que se llamaba «ElHuilense»? El loco Alvira lo espera a pecho descubierto, comosiempre»89.

Si consideramos que el periódico El Deber comenzó a circular enoctubre de 1912 como órgano resueltamente liberal, que respaldabaa Rafael Uribe Uribe como jefe del partido, y que este medio deprensa era financiado y escrito casi en su totalidad por el propioRamón Alvira Durán, al punto de que el periódico se asociabacompletamente con la personalidad política de su director ypropietario- al estilo de la prensa decimonónica- , podemos hacernosa una idea del valor civil y de la fortaleza de carácter que suponíaerigir semejante pararrayos en medio de las tormentas que a cadapaso desataban el fanatismo religioso y político de raízconservadora. La imagen del «loco Alvira» recibiendo a pechodescubierto las descargas eléctricas de los usufructuarios de lahegemonía en el Huila, ilumina la aparición de las primeras fisurasen el edificio de la dominación tradicional, que una década mástarde se convertirán en verdaderas grietas que presionarán ladimisión del Obispo Rojas Tobar.

Yo calumnio, tu calumnias

Más allá del agravio y la ofensa, el recurso de la calumnia supone-como dijimos atrás- la imputación de cargos graves y falsos a unindividuo. El origen etimológico del término, alude al empleo deartificios y engaños por parte de quien la profiere, a fin de enlodary mancillar el buen nombre de una persona.

En el suelto de La Opinión que se reproduce a continuación, elperiódico republicano denuncia lo que considera un caso decalumnia y pide que se aplique a su autor la Ley de Prensa vigente

89 ALVIRA DURÁN, Ramón. En: El Deber, No. 3, Neiva. (1912).

El apetito de la injuria / 111

(Ley 51 de 1898), que en sus artículos 40, 41 y 48 tipificaba los delitosde calumnia e injuria. Como se trataba de una hoja editada en laImprenta Católica y firmada con seudónimo, se pide a lasautoridades que se le exija al director de dicha imprenta revelar elnombre verdadero del autor del texto, quien deberá presentar laspruebas en que soporta sus cargos, o de lo contrario, debe sersancionado por violación de la referida ley.

PEDIMOS JUSTICIA. En una hoja titulada El doctorSalasache firmada por Huilense y editada en la ImprentaCatólica de esta ciudad, hablando de la firma del señor FidelBahamón, puesta al pie de un telegrama dirigido por algunosvecinos de Aipe al señor Presidente de la República,quejándose de la conducta del Párroco Forero, se dice: «lamano que puso esa firma dicen que se halla manchada consangre inocente de dos víctimas….»90

«Se trata nada menos que de dos asesinatos cometidos por elseñor Fidel Bahamón, en víctimas inocentes, o de la más atroz delas calumnias levantadas contra un ciudadano honorable por el autorde la hoja mencionada», puntualiza el suelto de La Opinión.

Quizá por episodios como éste, el Obispo expidió en febrero de1912 un decreto prohibiendo la publicación en la imprenta católica decualquier texto que no fuera autorizado por una persona responsabledesignada por el prelado: una especie de tácito reconocimiento deciertos excesos de la prensa católica que pudieron incomodarlo91.

En el siguiente apartado examinaremos con detalle un caso queinvolucra una presunta calumnia dirigida contra el Obispo Rojaspor parte de un educador y periodista liberal, y la consiguienterespuesta de la prensa católica.

90 Pedimos justicia. En: La Opinión , No. 1, Neiva. (27, octubre, 1912); p. 2.91 El «Decreto sobre publicaciones en la prensa Diocesana», suscrito por el Obispo el 26de febrero de 1912, prohíbe la divulgación de cualquier escrito «que raye en ofensaspersonales ó dé pábulo a altercados y divisiones en la sociedad». Ver: Se obedece pero nose cumple. En: El Deber, No. 1, Neiva. (12, octubre, 1912); p. 2.

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Angel María Paredes: ¿el moscardón contra la aurora?

En Mayo de 1912, en los números 85, 86 y 88 del periódico Dios yCesar de Garzón, se publicó una serie de artículos titulada«Preguntas sencillas al señor Paredes», las cuales van firmadas conel seudónimo de «El cura viejo»92. La motivación inicial de esta seriepor parte del periódico diocesano, surgió de la necesidad deresponder o contraatacar a Paredes, quien semanas atrás habíapublicado en el diario El Tiempo de Bogotá un artículo breve, firmadopor él mismo, en el que insinuaba en forma implícita o indirectaque el obispo de Garzón era responsable de actos indecorososrelacionados con una custodia de la Iglesia de Paicol. Por difundiresta versión, Paredes fue llamado en adelante «el calumniador sinigual» por parte de la prensa católica.

Averiguar lo que hubo de realidad y lo que hubo de rumor sinfundamento en la imputación de Paredes al Obispo, es algo queexcede los alcances de nuestro trabajo. Por su parte, Dios y Césardedicó un extenso artículo a dar la versión del Obispo sobre elasunto, rechazando el señalamiento del pedagogo liberal.

La respuesta a la presunta calumnia de Paredes contra el Obispo,fue la serie de artículos mencionada, en la que se apela a su vez arumores -versiones no confirmadas y de las que no se ofrecen pruebas-para desacreditar al maestro Paredes y a su colegio. En primer lugar,se le sindica de impiedad por no haber aceptado realizar la profesiónde fe católica y no basar la enseñanza de su institución en la formaciónreligiosa; adicionalmente, se le acusa de inmoral por promover laeducación mixta, lo cual propiciaría la perversión sexual especialmentede las jóvenes. De modo reiterado, se acude al argumento ad personamofensivo, para persuadir a los padres de familia de retirarle su apoyo aParedes, a quien se señala de impío, ignorante, inmoral, y se calificacomo «calumniador sin igual», «hombre oscuro y de costumbresdepravadas»….»hombre impío y corrompido», «buitre», etc.

92 Es muy probable que el seudónimo «El cura viejo» corresponda al propio Obispo EstebanRojas.

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Veamos algunos apartes de las «Preguntas al Señor Paredes»:

Respóndame, señor director del Colegio de Campoalegre,a las siguientes preguntas:

¿Es usted casado, Sr. Paredes? ¿Tiene hijos crecidos? ¿Lostiene empleados en el colegio? Dígame con franqueza ¿Sushijos de Ud. han recibido educación moral suficiente y handado pruebas de ser jóvenes intachables en sus costumbres?

¿Es cierto y positivo que Ud. es suegro y está próximo a serabuelo por haber confiado indiscretamente la vigilancia delplantel a uno de sus pimpollos, al cual ha tenido que retirarviolento, después de haber labrado la desgracia de dos familiasy abierto dos fuentes de lágrimas en los ojos de dos madres,cuyas hijas desgraciadas se educaban en el colegio?

Mientras Ud, no responda satisfactoriamente a lasanteriores preguntas- concluye el articulista-, (…) los padresde familia no deschavetados, se verán en la obligación deretirar a sus prendas queridas…93

Con respecto al colegio privado que dirigía Paredes en elmunicipio de Yaguará y, posteriormente, en Campoalegre, en unaedición anterior94 se publicó un extenso artículo suscrito igualmentepor «Un cura viejo», como parte de los descargos del periódicodiocesano con respecto a las acusaciones de Angel María Paredescontra el Obispo de Garzón. Allí se lee lo siguiente:

El mencionado plantel es mixto; allí se reúnen niños y niñascreciditos, que sin vigilancia ninguna se tratan con más

93 Dios y César, No. 85, Garzón (2 , mayo, 1912). Y en la edición No. 88 del 22 de Mayo de1912, le añade las siguientes preguntas a Paredes:«1. ¿Porqué un padre de familia tuvo que retirar su hija de ese Colegio modelo para enviarlaal campo; ese hecho será cierto, ó las malas lenguas calumnian a su casto hijo?2. ¿Cuál será la causa de que ya sólo le quedan cuatro niñas y una docena de alumnos; la únicahembra interna tiene todas las garantías y el aislamiento que piden la edad, la condición y el sexo?3. ¿Porqué causa deja Ud. charlar a esos alumnos y alumnas á todas horas y en todo lugar?Todo eso no se opone á la disciplina de un plantel de educación, y sobre todo, no es muyopuesto á que se fomenten amistades peligrosísimas y picarísimas?».94 UN CURA VIEJO. Angel María Paredes, calumniador sin igual. En: Dios y César, No. 84,Garzón. (25, abril, 1912); p. 317.

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libertad de la que fuera menester, lo que da por resultado eldesarrollo de los instintos y el embotamiento de las facultadesintelectuales. Por esta parte el Colegio de Paredes es inmoral….

Y concluye: «Los padres de familia, aun cuando sean impíos éinmorales, no deben sacrificar a sus hijos tan tristemente; si le tienenlástima al Viejo, denle limosna, pero no lleven el odio á la Iglesiahasta el punto de vender á esos niños, por llevarle la contraria…».Es preciso aclarar que el Obispo divulgó en 1909 una condenapública al colegio Paredes, la cual se vio obligado a reiterar en 1914,pues los padres de familia no se arredraron y continuaron apoyandoal maestro liberal, pese a que con esa actitud incurrían -según elprelado- en pecado grave y no podían recibir los santos sacramentos.

Para caracterizar el artículo de Angel María Paredes en el queimplica indirectamente al Obispo en supuestos manejos indecorososde una custodia de la iglesia de Paicol, dice Un Cura Viejo: «…es elnegro del Congo escupiendo al sol; es el moscardón embistiendo ala Aurora; es Angel María Paredes atacando al Ilmo. Sr. Obispo».

La figura del autor: máscaras y rostros

«No se publicará ningún escrito que contenga cargos o ataquespersonales, sin que lleve al pie la firma del autor y esté concebidoen un lenguaje culto»95. Con esta breve advertencia publicada en laprimera edición del periódico La Opinión, órgano de prensarepublicano, se advierte el criterio editorial de no divulgaranónimos zahirientes, el cual se constituye en uno de los reclamosprincipales de este medio a la prensa católica. La Opinión no renunciaal uso del libelo, pero se le ponen dos condiciones: debe llevar firmaresponsable y estar concebido en «lenguaje culto».

Huilense (antioqueño?), Don Cucufacio, Néstor,Colombiano, Demitri, Taquígrafo y demás autores de laspublicaciones anónimas que salen de las prensas católicas

95 La Opinión, No. 1, Neiva. (27, octubre, 1912); p. 1.

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del Huila, no sean ustedes cobardes. ¿Porqué no firman susescritos? ¿Se averguenzan de ellos? ¿Reconocen que estánprocediendo indignamente? ¿Temen exponer al fuego susrabazos de paja? Tranquilícense, que Roberto Caicedo,Liborio Cuéllar, Angel M.Paredes, Esteban Tovar, FedericoArboleda, Roberto González, Lisímaco Quintero, RamónEscarpeta, Eustorgio Trujillo, Ramón Salas, Fidel Bahamón,Ramón Alvira, Carlos Hermida, los conservadores de acuartillo, como ustedes los llaman, y los liberales y losrepublicanos que hemos sido blanco de sus disparos, nosabemos atacar por la espalda ni a la sombra, ni seremoscapaces de usar como arma de defensa la exhibición de loscrímenes, defectos o vicios de ustedes, que acaso los obligana ocultar sus nombres convencidos de la ninguna autoridadsocial ni moral que ellos tienen96.

Para tener derecho a hablar «en nombre de la sociedad y de lamoral», dice el artículo de La Opinión, se precisa la «autoridad deuna firma responsable». En ese curioso contrapunto entre losseudónimos de los libelistas católicos y los nombres propios derepublicanos, liberales y conservadores disidentes, se pretendeinstaurar la renuncia explícita al uso del anónimo y del seudónimocomo un criterio clave para otorgar credibilidad y prestigio a losautores. Ello definiría, en términos retóricos, el ethos de la fuente.

En una glosa exaltada de El Deber, en respuesta a los ataquespersonales que le prodigaron publicaciones de la imprenta católicafirmadas bajo el seudónimo de Huilense, Ramón Alvira recoge unaamplio muestra de lo que él mismo denominó insultabulario clerical,y a renglón seguido le responde al libelista con la misma moneda,es decir, mediante injurias de grueso calibre. La diferencia esencialestriba en que Alvira responde con su firma por la autoría del libelo.

FIRME O NO ESCRIBA. Al cobarde que con el seudónimoHuilense intenta desde la imprenta católica hacerme daño con

96 Abajo el anónimo. En: La Opinión, No. 3, Neiva. (9, noviembre, 1912); p. 1.

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cargos velados porque tiene la seguridad de que no los puedeprobar, á ese salteador de mi honra, á ese lacayo ayuno decaballerosidad le notifico, yo Ramón Alvira D., que mientras élcontinúe desde su escondite llamándome ignorante, soez, tonto,hombre sin autoridad para hablar en defensa de la sociedad, petaca,baúl, zopenco, animal, borrego (sic), bruto y todo lo demás quebrota de su pluma de esclavo, le seguiré gritando a pechodescubierto: ¡ cobarde¡ ¡cobarde¡ ¡cobarde¡ ¡mil veces cobarde¡ Quepresente contra mí una sola declaración de un hombrehonrado¡ Yo revolveré los lodazales donde oculta su nombrey con la autoridad que me dan mi vida limpia de toda manchay todos mis antepasados entre quienes no ha habido ningúncriminal, ningún sacristán ni una alianza ilícita, con toda esaautoridad lo hundiré para siempre y le cerraré la puerta de loshogares honrados97. (La cursiva es mía).

Al puntualizar que su actitud desafiante descarta de plano latentación de apelar a las vías de hecho para resarcir su honra y subuen nombre, Alvira Durán define el miedo como la causa últimade que el autor de las injurias se oculte tras un seudónimo.

Quien oculta su nombre cuando escribe para el públicotratándose de ataques personales, es porque tiene miedo,mucho miedo. Si, como en el caso presente, no corre ni elmás remoto peligro de las vías de hecho; se oculta porquetiene conciencia de que está obrando mal; le tiene miedo,mucho miedo, a la sanción social98.

La autoridad moral que invoca Alvira en otros apartes del textoproviene no sólo de su vida honrada sino de todos sus antepasados,con lo cual se refiere a sus ascendientes que lo llevan a través deuna nítida genealogía a algunos españoles que participaron de laconquista del territorio y luego ejercieron cargos notables durantela Colonia y la República, como familia de hacendados y

97 Ramón Alvira Durán, Firme o no escriba. En: El Deber, No. 1, Neiva. (12, octubre, 1912).98 Ibíd.

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propietarios. Es una autoridad moral que el autor fundamenta,paradójicamente, en su pertenencia a un grupo social y familiarenraizado en la sociedad tradicional, la misma que se proponefustigar en sus cimientos religiosos y políticos.

Don Cucufacio

En la sección de sueltos de La Opinión, llamada «De Todo»,correspondiente a la primera edición del 27 de Octubre de 1912, seincluyó el siguiente texto:

SE ASEGURA en el público que al Presbítero OctavioHernández corresponde el seudónimo Don Cucufacio, elfotógrafo, que firma las publicaciones de El Bien Social tituladasPelículas, encaminadas a denigrar y a agraviar a nuestro dignoDirector de Instrucción Pública. Nos resistimos a creerlo, puesel Presbítero Hernández, en su triple condición de caballero,de sacerdote y de Inspector Local, está tríplemente obligadoa emplear un lenguaje más culto, moderado y respetuosopara con el señor Arboleda que, además de ser su prójimo,es, su superior jerárquico. Como el cargo es grave, esperamosque el presbítero Hernández lo desmienta, para lo cual leofrecemos gustosos las columnas de este periódico.

Uno de los motivos de censura y de amenaza de excomunión contrael Director de Instrucción Pública, según La Opinión, es el hecho deque éste se hubiera abstenido de fallar sobre la propiedad de un localque se disputaban el Consejo Municipal y la Iglesia Católica, con elargumento de que tal asunto era competencia del poder judicial.

En la edición siguiente del medio de prensa republicano, se puedeleer:

EN LA PELICULA OCTAVA de El Bien Social se hace alDirector de Instrucción Pública y al Inspector Provincial deLa Plata, «en gran parte responsables» de cierto supuestoasesinato complicado con adulterio, ocurrido recientemente

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en Carnicerías y en que juega papel principal la Maestra deEscuela. Tenemos ya que, para Don Cucufacio el Director deInstrucción Pública es, según palabras textuales, no sólo unnecio, estólido, pretensioso, soberbio, inepto, cobarde, traidor,republicano, agente del Indiscutible, defraudador de los bienes dela Iglesia y sacrílego, y por consiguiente merecedor deexcomunión, sino también «responsable en gran parte» deun probable asesinato con circunstancias agravantísimas. Loraro es que con todo esto, los señores Arboleda y Muñozgozan, en grado envidiable para muchos, de la sinceraestimación social hasta de sus adversarios políticos y de laconfianza del Gobierno, uno de los más honrados y patriotasque ha tenido el país99. (la cursiva es mía)

El anterior texto recopila un listado de epítetos despectivos queacompañan una campaña denigratoria de Don Cucufacio contra elseñor Federico Arboleda Cuéllar, Director de Instrucción PúblicaDepartamental, con el propósito velado de crear un clima propiciopara retomar más adelante el control de la rama educativa en eldepartamento por parte de los conservadores nacionalistas; esecontrol lo perdieron durante el gobierno republicano y lorecuperaron al término de éste en 1914, con el retorno de donMilciades Gómez a la mencionada Dirección, como lo examinaremosen el tercer capítulo.

En la edición No. 9 de La Opinión, del 21 de diciembre de 1912, sedivulgó un suelto con el título «Como se ha llegado a creer»,dedicado a exaltar y ponderar la labor de Federico Arboleda Cuellar-conservador histórico, aliado de Gaitán Useche-, quien había sidonombrado en esos días como Gobernador interino. La Opiniónsubraya las que considera como ejecutorias administrativas deArboleda y resalta su actitud tolerante: se habría negado a firmarun decreto del gobernador Pedro Rivera en el que se despedía confines electorales a todos los alcaldes liberales y republicanos.Asimismo, Arboleda habría promovido la destitución de

99 La Opinión, No. 2, Neiva. (3, noviembre, 1912); p. 3.

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funcionarios de la gobernación que apedrearon la casa del liberalRamón Salas H. Don Cucufacio, el fotógrafo, lo tuvo entre ceja y cejapor su labor en el ramo educativo, como expresión de las diferenciasde la Iglesia con la administración republicana en esta materia.

Don Eusebio Caro, colaborador del periódico El Deber100, escribióun agudo comentario que relaciona el pugilato por motivos religiososy el abuso del libelo en las dos primeras décadas del siglo veinte enel Huila, con la ausencia de un verdadero desarrollo industrial yeconómico de la comarca, es decir, con la falta de modernización, conla pervivencia de relaciones tradicionales en la economía regional.«No abrigo duda –señaló Caro- de que el desarrollo industrialmorigerará nuestra exaltación política y religiosa. La abundancia enlos hogares puede ser causa de calma en los espíritus…». En todocaso, tras la dimisión de Monseñor Esteban Rojas Tobar de su cargode Obispo en 1922, se experimentó una suerte de tregua o paréntesisen las confrontaciones abiertas por el tema religioso, y tanto liberalescomo conservadores actualizaron su agenda concentrando su interésprimordial en los asuntos del desarrollo y la modernizacióneconómica de la provincia.

Los núcleos liberales y del republicanismo, al crear en 1912 suspropios medios de prensa, se hicieron a un arma de lucha simbólicaimportante. Impugnaron las prácticas hegemónicas y enfatizaronen dos aspectos, a saber: la oposición al uso generalizado delanónimo y de los seudónimos por parte de los escritores de la prensacatólica; y la exigencia de que se usara la firma responsable en todosy cada uno de los artículos, o bien, que se estableciera con todaclaridad la autoría de los textos periodísticos. Asimismo,preconizaron el abandono del lenguaje agresivo y soez; en el casode los republicanos, reclamaron un uso moderado y culto dellenguaje, de lo cual no siempre dieron buen ejemplo, pues -comolo describimos en las páginas anteriores-, el empleo de un lenguajecargado de epítetos zahirientes no fue exclusivo de la prensa católica.En fin de cuentas, sin embargo, los periodistas adscritos a estos

100 Eusebio Caro. No más triquitraques. En: El Deber, No. 5, Neiva. (1912).

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partidos no renunciaron al uso del libelo contra sus adversarios,aunque por lo general respondieron con su firma por sus escritos.

En 1929, en carta privada dirigida por Monseñor Esteban Rojas asu amigo Roberto Macías, desde su retiro en Agua de Dios, deploradel uso de la calumnia y los ataques personales -mediante un panfletoanónimo titulado «Puntos»- contra líderes del conservatismo huilense(Charry y Andrade, del sector nacionalista apoyado por Rojas)101.

Este pecado no ha sido el único de esa especie en el Huila,pues no siempre se ha predicado la palabra de Dios, sino ladel hombre: desahogos de malas pasiones, difamaciones,calumnias, ataques a personas, aun consideradas en altadignidad eclesiástica, sólo porque no opinan como elpredicador: estos predicadores sí que deben temer el castigodivino del Dueño de la predicación a Quien gravementeofenden; no los pobres fieles que en nada pecan con dar elvoto por cualquier lista, con tal que no contenga impíos, pormás que tales predicadores la reprueben.

Si Monseñor Rojas Tobar se lamenta en 1929 de que lacostumbre de la difamación, el ataque personal y la calumniapersevere -para entonces los afectados son sus propios amigospolíticos, en medio de la honda división conservadora que seprodujo en las elecciones presidenciales de ese año-, es porquesin duda esta práctica está arraigada en la cultura políticacolombiana y regional del periodo. Se trata de una huella oimpronta cultural profunda, que se deriva de la «estructuraantagonista de pensamiento» legada por décadas e incluso siglosde influencia cultural y religiosa de la Iglesia Católica en nuestropaís, como lo advierte Rafael Gutiérrez Girardot102.

101 Carta de Monseñor Esteban Rojas Tobar, dirigida a don Roberto Macías (en Neiva), yfirmada en Agua de Dios (Cundinamarca), 11 de Febrero de 1929. Biblioteca del Seminariode Garzón.102 GUTIÉRREZ GIRARDOT, Rafael. Universidad y sociedad. En: Argumentos, No. 14-15,16-17, Bogotá, 1986, p. 63-76.

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2.4 La lucha de las clasificaciones

En la medida de sus posibilidades, dice Bourdieu, «no hayagente social que no desee tener ese poder de nombrar y de hacerel mundo nombrándolo: chismes, calumnias, maledicencias,insultos, elogios, acusaciones, críticas, polémicas, alabanzas sonsólo el pan nuestro de cada día», como parte de los actos solemnesde celebración o condena que incumben a las autoridadesreconocidas. Por medio del insulto, un individuo que actúa ennombre propio o de un grupo social más o menos importante,«manifiesta a alguien que tiene tal o cual propiedad haciéndolesaber, al tiempo, que se comporta de acuerdo con la esencia socialque le es así asignada»103.

Y agrega:

La institución de una identidad, que puede ser un título denobleza o un insulto («tu no eres más que un….»), es laimposición de un nombre, es decir, de una esencia social (…)Es significar a alguien lo que es y significarle que tiene queconducirse consecuentemente a como se le ha significado. Elindicativo es en este caso un imperativo (…) Instituir, dar unadefinición social, una identidad, es también imponer límites104.

En este orden de ideas, el libelo difamatorio fue uno de losrecursos –junto a la censura- al alcance del poder eclesiástico comonervio del poder hegemónico regional, para intentar poner a raya alos díscolos, los desobedientes y los advenedizos que pretendíancuestionar la dominación.

Por otro lado, y desde la perspectiva de las prácticas discursivasliberales, el libelo, el panfleto y la invectiva política se ligaron auna tradición de la cultura del liberalismo radical del siglo XIX enColombia y América Latina, que tuvo representantes destacados

103 BOURDIEU, Pierre. Op.cit. p. 65-66.104 Ibíd. p. 81.

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como Juan de Dios Uribe -conocido como el «Indio Uribe»105- y JoséMaría Vargas Vila. En el tránsito de la sociedad tradicional a lamoderna, las culturas populares- como lo sugiere Martín Barbero106-,emplearon el humor satírico, lo grotesco, la blasfemia y las cartasanónimas para librar luchas simbólicas contra los poderesestablecidos que avasallaban sus condiciones de vida y suscostumbres. En qué medida los panfletistas liberales y/ o católicosse nutrieron de estas fuentes de la cultura popular, es un asuntoque ameritaría un tratamiento más hondo. Lo que sí queda claro alexaminar los archivos de la prensa huilense del periodo, es que losprincipales contendientes en la disputa por la hegemonía culturaly política, no desdeñaron el empleo del libelo difamatorio comoherramienta de lucha simbólica, que entremezclaban con otros textosargumentativos basados en razonamientos persuasivos.

A modo de colofón

Con notable retraso y lentitud con respecto a la evolución modernadel periodismo en Bogotá y otras regiones107, la prensa huilensecomenzó a introducir, en las dos primeras décadas del siglo veinte,tímidas innovaciones en los géneros periodísticos, el lenguaje y el

105 Sanín Cano llamó al Indio Uribe «el más alto representante de la invectiva justa yresonante». Escritor político, periodista y crítico literario, así como partícipe de variasguerras civiles decimonónicas en las huestes del liberalismo radical, el Indio Uribe «poneen cuanto escribe toda su alma, y apenas por excepción hace un esfuerzo por explicarse lasituación de sus contendores. Era Uribe un temperamento de escritor que anda siemprerevolviendo las ideas. Tuvo muchas, las acariciaba con deleite, retozaba con ellas, pero lesnegaba carta de naturaleza a las opuestas. Su pensamiento estaba tan lleno a todas horas,que el diálogo le resultaba una forma de abdicación. Llevaba consigo mismo un eternomonólogo de la razón contra sus enemigos, a quienes apenas les concedía el derecho acontradecirle…Lanzaba sus ideas a la plaza pública con el fervor de la convicción y enarranque de entusiasmo, pero no tuvo la paciencia necesaria para escuchar a los disidentesni la ingenuidad requerida para contradecirles». Ver: SANIN CANO, Baldomero. «Juan deDios Uribe», en: El oficio de lector. Colombia: Biblioteca Ayacucho, s.f., pp. 94-98.106 MARTIN BARBERO, Jesús. De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura yhegemonía. 4 ed. México: Gustavo Gilli, 1997. p. 83, 108.107 El tema ha sido tratado a profundidad recientemente por Maryluz Vallejo, en una documentadacrónica histórica que abarca el periodo de transición entre la prensa decimonónica y la prensade naturaleza moderna en nuestro país. Ver: VALLEJO MEJIA, Maryluz. A plomo herido: unacrónica del periodismo en Colombia (1880-1980). Bogotá: Planeta, 2006.

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tratamiento de los temas de actualidad, que, sin embargo, nomodificaron su naturaleza fundamental de prensa doctrinaria ypolítica arraigada en el modelo decimonónico.

La matriz dualista de pensamiento108 que condujo en América Latinaa pensar la modernidad y la modernización como entidades autónomase independientes, no permitía advertir que los procesos de modernidadde los países del subcontinente no han dependido principalmente dela intencionalidad de los agentes sociales y los actores políticos- expresadaen el contenido de sus discursos- sino que han sido un resultadohistórico, esto es, un producto del cruce, el choque y la combinaciónde diversas fuerzas y procesos. Por un lado, los cambios operados enel orden económico y en las relaciones sociales, así como lastransformaciones en los modos de sentir y percibir la realidad por partede la población; por el otro, la ampliación de la esfera del debatepúblico, propiciada por la controversia a través de la prensa y otrosmedios masivos, entre discursos católico-conservadores, liberales ysocialistas, en tanto manifestación pública en el plano discursivo de lalucha social y política. Otros factores como la función modernizadorade la escuela pública y del acceso masivo de la población a los medioselectrónicos, en especial la radio y la televisión, han sido subrayadospor algunos autores latinoamericanos.

Lo que produce un efecto de modernidad – aunque tímido o incipienteen el caso en estudio- no es el contenido del discurso liberal por símismo ni su simple divulgación, sino el hecho de que se instaure enla práctica un espacio público de debate y controversia, que involucraprogresivamente a los auditorios subalternos, aún a contrapelo delas intenciones- por ejemplo-, de la Iglesia Católica. En este sentido,clérigos y publicistas liberales, en tanto interlocutores en ese debateabierto, llevaron agua al molino de las formas peculiares de lamodernidad en el departamento del Huila. Lo cual no obsta parasubrayar que la prensa liberal fue un elemento dinamizador de lamayor importancia en este proceso.

108 Ver al respecto el artículo de Jesús Martín Barbero, «Nuestros modos de estar en elmundo», Revista Número, No. 37, Bogotá, Jun.-Agos., 2003, pp. Separata VII-XII.

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Título: ESPACIO PARA DIÁLOGOSAutor: PHANOR SATIZÁBAL

Técnica: ÓLEO - LIENZODimensión: 156 x 126 cms - 2001

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CAPÍTULO III.

LA EDUCACIÓN EN EL HUILA (1909-1917):CAMPO ESTRATÉGICO EN DISPUTA Y

ASUNTO DE DEBATE PÚBLICO

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L os asuntos relativos a la cuestión educativa, despertaron amplia controversia pública en las décadas iniciales del siglo

veinte, lo cual puede constatarse al examinar el volumen deeditoriales, artículos, ensayos, sueltos, y notas breves referidos altema en las páginas de los periódicos. El interés por el tema y elcarácter marcadamente político y doctrinario de la polémica, teníahondas raíces en el siglo XIX; no olvidemos que una de las guerrasciviles de dicha centuria se conoció como la guerra de las escuelas: unlevantamiento armado del Partido Conservador aupado por variosobispos en abierta oposición al programa educativo que elliberalismo radical promovía desde el gobierno nacional.

La historia social de la educación en el Tolima y el Huila duranteel siglo XIX y la primera parte del siglo XX, ha sido construida demodo admirable en la ya extensa obra de Jairo Ramírez Bahamón,historiador huilense contemporáneo. Sobre el mapa elaborado porél y siguiendo sus pistas y señales principales para orientarnos enel terreno, en este capítulo intentaré examinar algunos debates sobreasuntos específicos relacionados con el ramo de la educación, queregistran con algún relieve los periódicos entre 1909 y 1917. Entreellos, la prohibición episcopal del Colegio de Angel María Paredes;la campaña contra José Eustasio Rivera cuando se desempeñó comoInspector Escolar de provincia; la polémica del clero con Leandro

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Medina, Director Departamental de Instrucción Pública, en torno ala práctica de la comunión diaria en la Normal de Señoritas de Neiva;y finalmente, el intercambio epistolar entre el obispo Rojas Tobar yRamón Alvira Durán, periodista liberal, en torno a la creación deuna escuela privada en Neiva dirigida por los liberales, y la CartaPastoral en la que el obispo condena este proyecto.

El examen más detenido de las estrategias argumentativas delos representantes del poder eclesiástico hegemónico, por un lado,y de los núcleos liberales contendientes, por el otro, nos alentará ahacer algunas incursiones en la reflexión más general sobre las rutaspeculiares del proceso de modernidad en el departamento, y lascomplejas relaciones entre los campos educativo, religioso y político.

3.1 El Colegio Paredes desafía la autoridad del Obispo Rojas

«Una de las mayores contrariedades del Sr Rojas en punto a educación,fue el colegio fundado por don Angel María Paredes en Yaguará»,rememora Jenaro Díaz Jordán. Aunque muchos discípulos del señorParedes reconocen la capacidad y vocación pedagógica del maestro,«desgraciadamente flaqueó por donde menos lo debía, por el aspectoreligioso». Por lo tanto, el señor Obispo promulgó el 20 de Febrero de1909 un decreto de reprobación del colegio109, en los siguientes términos:

Por cuanto el señor D. Angel Paredes, institutor deYaguará, tiene ideas y opiniones contrarias al dogma católico,lo cual nos consta no solo personalmente sino también portestimonios fidedignos.

Por cuando dicho señor se ha resistido a todos los esfuerzosamigables y paternales que por más de un año le hemos hecho porhacerle abandonar sus errores y adherirse franca y sinceramente alas enseñanzas de la Iglesia. Por cuanto se ha denegado a hacer laprofesión de fe católica como Institutor y antes al contrario haceprofesión práctica de no obedecer los mandamientos de la Iglesia…

109 Ver DÍAZ JORDAN, Jenaro. Proceso histórico de pueblos y parroquias de la Diócesisde Garzón. Neiva: 1959, p. 466, 467.

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Y atendiendo asimismo –continúa el Obispo- a claras directricesdel Vaticano vigentes desde 1849, «DECRETAMOS 1) No puedenlos padres de familia sin reato de conciencia colocar sus hijos enestablecimiento dirigido por el Sr. Angel Paredes. 2) Los padres defamilia que contravengan esta disposición, cometen pecado gravey quedan privados de recibir los santos sacramentos…».

«Con todo -narra Díaz Jordán-, el colegio siguió funcionando siemprecon el mismo espíritu y los padres de familia no se arredraban… Nosabemos cómo terminó este instituto, único que desafió durante variosaños al Sr. Rojas en su administración episcopal».

En 1914, cinco años después, el Obispo reiteró la proscripcióndel Colegio Paredes, mediante un nuevo decreto. Luego de recordarla prohibición que hizo en 1909, y la que más tarde profirió laConferencia Episcopal, Monseñor Rojas añade:

Este establecimiento, merced al extravío de varios padresde familia, y al prestigio que, con desprecio de triviales debereslegales, ha querido darle el Gobierno de este Departamento,se ha sostenido hasta hoy, y si no ha progresado en lotemporal, sí en impiedad y desmoralización, como era deesperarse.

En él se hace ostentación de prescindir de Dios, de la Religión,y de la Ley Divina; en él se practica la más completa libertad enla vida privada de los alumnos; en él se ha establecido desde unprincipio la enseñanza común a niños y jóvenes de ambos sexos;y todo esto, unido al desprecio de las enseñanzas de la Iglesiarespecto de educación y a que se reputan por nada los peligrosde la juventud, ha producido continuamente públicas yverdaderamente horrorosas consecuencias contrarias a la moralcristiana y a la simple honestidad natural110.

110 Nueva condenación del Colegio Paredes. En: El Símbolo, No. 4, Neiva. (11, abril, 1914);p. 1, 2. El decreto aparece firmado por el Obispo Esteban Rojas el 26 de Marzo de 1914,durante la «Santa Visita en el Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes de Nátaga».

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Con base en lo anterior, continúa el Obispo, «afirmamos que esestablecimiento de ateísmo y corrupción, no de educación yformación de buenos y rectos ciudadanos». Y concluye:

Por todo esto renovamos la prohibición y declaramoscriminales a las personas que coloquen niños o niñas en eseestablecimiento o lo favorezcan de cualquier modo; y no podránser absueltas (….) mientras se arrepientan de corazón y reparenen lo posible el mal que han hecho. (la cursiva es nuestra)

Finalmente, se dispone que el decreto sea publicado todos losdías festivos en las iglesias de Campoalegre y Yaguará, y dos vecespor mes en las demás iglesias y capillas de la Diócesis.

En 1912, como lo reseñamos en el capítulo segundo, Angel MaríaParedes publicó un suelto en un periódico bogotano en el que acusóveladamente al Obispo Rojas de presuntas maniobras indecorosas enrelación con la antigua custodia de la iglesia de Paicol, lo cual desatóuna airada respuesta de la prensa católica que, en adelante, llamará aParedes el «calumniador sin igual». Paredes se une a Anselmo GaitánUseche y cumple temporalmente la función de administrador delperiódico La Opinión, a partir de su fundación en 1912.

3.2 La exclusión de José Eustasio Rivera y el discurso pedagógicomoderno

En su documentado libro sobre el autor de La Vorágine, HildaSoledad Pachón afirma:

Al graduarse, Rivera consigue el empleo de supervisorescolar en las ciudades de Ibagué y Neiva (1909-1911). Sinembargo, a pesar de la discreción esperada de los funcionariospúblicos, se manifiesta contra la rígida mentalidad que leimpusieron en su educación escolar, en dos ocasiones: en unaconferencia a los artesanos de Ibagué (La conciencia del yo,1910), en donde había un brote de socialismo, y en otra charla,en 1911, a las gentes de su Neiva natal, por entonces una

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población de poco menos de 20.000 habitantes. En suintervención, Rivera se expresa a favor, entre otras cosas, delos muchachos despiertos e impetuosos- como él lo había sido-y de una educación para las mujeres más práctica y menosconventual…111

En un enérgico pronunciamiento del Obispo Rojas Tobar publicadoen todos los periódicos católicos de Neiva y Garzón en mayo de 1912,en el que ventilaba públicamente los roces y diferencias en materia depolítica educativa que sostenía la Iglesia con los gobernantes de filiaciónrepublicana en el departamento, se puede leer la siguiente alusiónindirecta: «Por eso se aplauden neciamente expresiones impías y hastablasfemas, que en público y en ocasión solemne profiere unadolescente, á quien, recién salido de la escuela, se ha colocado en elalto puesto de Inspector Escolar de dos provincias»112.

¿A quién se refería, sin mencionar su nombre, el Obispo Rojas?Para saberlo, basta con examinar la edición No. 13 del periódico ElBien Social, publicado en Neiva el 23 de Diciembre de 1911, órganodel Comité Local de la Cruzada Nacional de la Prensa Católica,dirigido a la sazón por el seglar Zoilo Rivera. En la segunda páginase puede leer el artículo «Conferencia Pedagógica», sin firma, elcual nos despejará el interrogante.

El artículo comienza indicando que Don José Eustasio Rivera,joven Inspector Escolar de la provincia de Neiva, dictó unaconferencia sobre pedagogía en la sesión solemne de la EscuelaNormal de señoritas de la ciudad, en desarrollo de la cual «emitióconceptos que en manera alguna podemos admitir…». Y agrega:

Nos parece que el novel conferencista se encariña no pococon las ideas ateas acerca de la educación, pues al exponer

111 PACHON FARIAS, Hilda Soledad. Los intelectuales colombianos en los años 20: Elcaso de José Eustasio Rivera. Santafé de Bogotá: Colcultura, 1993. p. 47.112 ROJAS TOBAR, Esteban, Obispo de Garzón. Resolución. En: Dios y César, Núm. 87,Garzón. (15, mayo, 1912); p. 1.

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los factores de una educación superior, ideal si se quiere,omitió el sentimiento religioso, que tan poderosas influenciasejerce sobre la mente y el corazón del niño (…) La labor deleducador deber ser labor de ennoblecimiento, y en donde nose enseña sino á rastrear lo humano, lo puramente humano,el niño, lejos de ser ennoblecido, es degradado, amenguadosobre toda ponderación. La empresa del educador debe serempresa de santidad, pues los maestros son sacerdotes queofician en el altar de los corazones niños, y en donde se excluyeó se omite el germen de santidad que brota del sentimientoreligioso, no se encontrará sino un inmenso acervo de maldady de perversión (…) con la historia en la mano podemos probarque la ciencia sin Dios es nube de donde se desgajantempestades furiosas que todo lo arruinan y todo lo desolan,es aborto del infierno que infierniza (sic) el mundo113.

A renglón seguido, el anónimo articulista católico parafrasea otropunto «indigestable» de la mencionada conferencia: «que los niñosde mayores esperanzas son aquellos de carácter despierto, impetuoso,violento, que nada sufren y de todo van tomando venganza; y quelos niños pacíficos, tolerantes y hasta amables son individuos de losque la sociedad y la patria nada pueden esperar…». Rivera habríasostenido asimismo –según este comentarista- que «la enseñanzaevangélica de poner la otra mejilla á quien nos hiere en la primera,no es practicable en el mundo sino en los claustros…».

Más no es raro que el Conferencista piense eso de Jesucristo,pues no tuvo inconveniente en lanzar esta expresión: Jesús deGalilea, Sócrates y otros que se llamaron maestros, fueron losprimeros en conquistar las glorias del Magisterio. Esto de poneren la misma línea á Jesucristo y a Sócrates; esto de humanizará Jesucristo; es algo ya muy grave; lo repetimos, es algo quehuele á impiedad por no decir á blasfemia; es algo que enmanera alguna debe decirlo un individuo que se llama católico,á una sociedad que finca su gloria en ser católica114.

113 Conferencia Pedagógica. En: El Bien Social, núm. 13, Neiva. (23, diciembre, 1911); p. 2, 3.114 Ibíd.

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En relación con el asunto de la educación de la mujer, Riverahabría afirmado que «las Señoritas deben ser educadas hoy para lasociedad y no para los claustros».

De lo reseñado anteriormente, el articulista de El Bien Socialconcluye que «no es educación cristiana la que pretende implantarnosel señor Inspector Escolar de la Provincia de Neiva en el Departamentodel Huila, ni la que desean las personas que la aplaudieron, si es quesabían lo que hacían».

¿Cómo interpretar la polémica pública del clero con José EustasioRivera en torno a la cuestión educativa? Forman parte de esa trama,los siguientes episodios: la aparición de elementos de otro discursopedagógico emergente de rasgos modernos, en competencia con eldiscurso hasta ahora dominante del clero; los esfuerzos para negarleel derecho de entrada al campo, a un «adolescente recién salido dela escuela», y de contera impío y blasfemo; y, finalmente, la exclusiónde Rivera mediante artículos de prensa, pronunciamientos dereprobación y la presión ante Marco Fidel Suárez, Ministro del ramo.

Cercano por orígenes familiares y por afinidades a la fracción delos conservadores históricos, Rivera fue portavoz de un discursopedagógico con elementos modernos. Debido a que carecemos hastaahora de una versión íntegra de la conferencia de Rivera, loselementos modernos de su discurso pedagógico apenas se insinúanfragmentariamente en la paráfrasis y la refutación que nos ofrece elartículo de El Bien Social.

Rivera, a tono con sus colegas de la generación del Centenario,como más tarde se les denominaría, habría enfilado baterías en estaconferencia contra algunos aspectos de la pedagogía tradicional,tales como su pobre comprensión acerca de la psicología del niño,su noción de la disciplina escolar como inmovilidad y sometimientorígido del cuerpo de los alumnos, y la práctica de educar a la mujerpara la vida hogareña o monástica y no para una participación másabierta en el ámbito de lo público. Al no enfatizar en la importancia

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que el aspecto religioso tenía para la pedagogía católica, comoverdadero eje articulador de la formación de los alumnos y losfuturos maestros, se hizo sospechoso de impiedad; y al mencionara Jesucristo al lado de Sócrates, humanizándolo hasta cierto punto,se echó encima la acusación de blasfemia.

Es el campo específico, puntualiza Bourdieu, el que impone atodos los agentes que participan en él, mediante una censuraestructural, aquello que resulta indecible e innombrable. Por eso,el articulista católico de El Bien Social, se siente autorizado parasostener, refiriéndose a los conceptos sobre pedagogía divulgadospor Rivera: «es algo que en manera alguna debe decirlo unindividuo que se llama católico, á una sociedad que finca su gloriaen ser católica». Una de las formas más eficaces de censura, consisteen colocar en los cargos y posiciones desde los cuales es posiblehablar con autoridad, a aquellas personas que sólo dirán lo que lacensura interiorizada les impele a pronunciar. Así las cosas, seentiende el desenlace de este caso para el joven José Eustasio Rivera.

Saenz, Saldarriaga y Ospina, al estudiar la historia de la pedagogíaen Colombia en la primera mitad del siglo veinte, señalan que «entre1912 y 1930 intelectuales modernos, tanto liberales comoconservadores, ponen en circulación los discursos de reformaeducativa de la pedagogía activa y su crítica a la escuela tradicionaleuropea y norteamericana»115. Entre los conservadores, mencionana Miguel Jiménez López y Rafael Bernal Jiménez, y entre los liberalesa Felipe Lleras Camargo y Agustín Nieto Caballero.

Las críticas a la escuela tradicional por parte de estosintelectuales, como se advierte en el episodio que hemos reseñadodel joven Rivera, «se dirigen fundamentalmente hacia su ignoranciade las nuevas concepciones acerca de la infancia y su funcionamiento

115 SAENZ OBREGON, Javier, SALDARRIAGA, Oscar y OSPINA, Armando. Mirar lainfancia: pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903-1946. Vol. 2. Medellín:Colciencias/Ediciones Foro Nacional por Colombia/Ediciones Uniandes/ EditorialUniversidad de Antioquia, 1997. p. 52, 53.

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psicológico, así como hacia su régimen disciplinario y suaislamiento del medio», y evitan de cierto modo la polémicaexplícita en torno a «los fines morales de formación de un hombrecatólico y practicante de las virtudes cristianas»116.

Rafael Bernal Jiménez, por ejemplo, al ofrecer una radiografía delos vicios del funcionamiento de las escuelas tradicionales enColombia, destacaba, entre otros, elementos como los siguientes:la «ignorancia de la personalidad del niño y de su psicologíaparticular»; la «disciplina inadaptada y tendiente a inhibir lamayoría de las actividades espontáneas del cuerpo y del espíritu»;el «abuso del rigor y ausencia de ejercicios físicos adaptados; y la«ausencia de contacto entre la escuela y sociedad, entre el trabajoescolar y la vida exterior, entre los padres y los maestros»117.

En la sección de sueltos del periódico El Bien Social, luego depresentar un saludo de bienvenida al Señor Juan B. Moreno Arango,nombrado como nuevo Inspector Escolar de Instrucción Pública enreemplazo de José Eustasio Rivera, se puede leer lo siguiente:

INSTRUCCIÓN PUBLICAEl Ilustrísimo Señor Obispo en la misa que celebró en esta

Iglesia el domingo 4 del corriente invitó a los fieles a que leayudacen á dar gracias á Dios por haber desaparecido lasgraves dificultades y peligros que hubo el año último en laEducación, la cual merece, en su concepto, la confianza dela Iglesia y de los padres de familia no sólo en esta ciudadsino también en todo el Departamento118.

José Eustasio Rivera salió de Neiva en 1912, según lo dijo, «deun sotanazo». Años atrás había sido también expulsado del

116 Ibid., p. 52.117 BERNAL JIMÉNEZ, Rafael. La reforme Educative en Colombia. Roma: Imp. Agustinniene,1932, p.1 - 11, citado por: SAENZ OBREGON, Javier, SALDARRIAGA, Oscar y OSPINA,Armando. Mirar la infancia: pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903-1946. Vol.2, Medellín: Colciencias/Ediciones Foro Nacional por Colombia/Ediciones Uniandes/Editorial Universidad de Antioquia, 1997. p. 52, 53.118 El Bien Social, No. 14, Neiva. (10, febrero, 1912); p. 3.

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Seminario de Elías, por presunto comportamiento inmoral, junto asus compañeros Jenaro Díaz Jordán y Milcíadez Hernández.Monseñor Rojas ahora podía respirar a sus anchas, pues un «católicode tuerca y tornillo» había reemplazado al díscolo Rivera119, quienretornó quizá de buena gana a Bogotá a inscribirse en el programade Derecho de la Universidad Nacional, y a retomar el caminocreativo que lo llevaría a ser un personaje de primer orden en laliteratura nacional y latinoamericana. No había espacios para él ensu provincia natal, que se empeñaba en defenestrarlo; él construyósu propio ámbito, primero en el país y luego en el continente.

El padre Ignacio Trujillo, biógrafo de Monseñor Rojas, reproduceuna extensa carta abierta del Obispo al Director de InstrucciónPública del Departamento120, que data de 1914, y equivocadamentele asigna como destinatario a José Eustasio Rivera. En realidad lamisiva iba dirigida al Señor Leandro Medina, como veremos en elapartado siguiente. El contraste de las fuentes de prensa disponiblespermiten ahora corregir el error, dado que Rivera se desempeñó,no como Director de Instrucción Pública Departamental, sino en uncargo más modesto: como Inspector Escolar de Neiva e Ibagué, y seretiró del mismo al comenzar el año de 1912.

119 En la Sección Varia de Dios y César, puede leerse el siguiente suelto: «EN REEMPLAZO-De D. José E. Rivera, como Inspector Provincial de Instrucción Pública de Neiva, hannombrado al Dr. J.B. Moreno Arango, católico de tuerca y tornillo, defensor de los derechosde la Iglesia. Muy bien!....Así si ¿quién dirá nada?...». Dios y César, núm. 73, Garzón. (8,febrero, 1912); p.274. La misma cita fue recogida por Hilda Soledad Pachón en su estudiosobre José Eustasio Rivera.120 TRUJILLO, Ignacio A. Biografía del Excmo. Sr. Esteban Rojas Tobar, Obispo Dimisionariode Garzón. Bogotá: 1949. p. 406 - 420.Refiriéndose a la mencionada Carta Abierta, dice Trujillo: «El segundo documento, másimportante y trascendental que el anterior, se refiere a un penoso incidente que se presentóen la Escuela Normal de Señoritas de Neiva, siendo director general de I.P. el doctor JoséEustasio Rivera… La carta del señor obispo es más bien una relación de lo ocurrido, puesya lo más grave estaba remediado. La ponemos aquí como muestra de que el señor Rojasno miraba la persona que ejerciera la autoridad para reprender los actos que él creía lesivosa la autoridad de la santa Iglesia». Para verificar la fecha y el destinatario de la CartaAbierta del Obispo, se pueden consultar las siguientes fuentes: El Símbolo, Neiva, núm. 1al 6, 1914.

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3.3 La Normal de Señoritas de Neiva: comunión diaria y choquede fueros

En la edición No. 1 de El Símbolo121, semanario conservadorpublicado en Neiva, del 20 de marzo de 1914, aparece un artículotitulado «Los sucesos de la Normal», firmado por el PresbíteroOctavio Hernández.

La Normal de Señoritas de Neiva, informa el autor, se fundó en1909. Su primera directora fue Doña Rosalía Charry de Leyva (madredel presbítero Luis Calixto Leyva). La reemplazó en el cargoEnriqueta Solano Durán.

El 29 de noviembre de 1913, dice Hernández, el Director Generalde Instrucción Pública del Departamento, Dr. Leandro Medina,«prohibió verbalmente la comunión diaria, cuando la Directoratitular…como el que voluntariamente se ha constituido en capellánde la Escuela (el propio Hernández), se encontraban ausentes conlegítima excusa». (La frase en cursiva es mía).

Las estudiantes de la Normal eran levantadas muy temprano enlas mañanas y salían diariamente de las instalaciones de la Normalhacia la Iglesia a recibir la comunión. El Director de Instrucciónconsideró que tanto la hora en la que se hacía levantar a las alumnas,como la práctica de salir cada mañana del plantel para concurrir ala misa, eran violatorias del reglamento vigente para las normales anivel nacional, y procedió a ordenar de modo verbal la suspensiónde tales prácticas cotidianas. Posteriormente, ratificó por escrito su

121 Desde la primera edición de El Símbolo (en especial entre la primera y la sexta) seplantea la controversia sobre el tema de la Instrucción pública. La polémica involucra alDirector General de Instrucción pública, Dr. Leandro Medina, al Presbítero OctavioHernández y al Obispo Rojas Tobar y tuvo repercusiones en el resto de la prensa católicay liberal del Huila. Hay cinco documentos claves que soportan esta polémica en el semanarioEl Símbolo, así: el artículo de Octavio Hernández en el número 1; la carta de rectificaciónde Leandro Medina en el número 5; la carta abierta del Obispo Rojas a Leandro Medina enlos números 5 y 6; y el artículo de respuesta de Hernández a la rectificación de Medina, enel número 6.

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decisión y dispuso que se ofreciera comunión a las alumnas de laNormal únicamente los domingos y los días de fiesta religiosa dedoble precepto.

Lo anterior sirvió de argumento a Enriqueta Solano, Directora dela Normal, quien por esos días se encontraba en Bogotá, parapresentar renuncia a su cargo. Posteriormente, las profesoras AdrianaArosemena, Subdirectora, y Berta Solano Durán, tambiénrenunciaron.

En medio del forcejeo a que dio lugar la intervención de LeandroMedina, se convino a regañadientes que el Obispo Rojas Tobarautorizara al presbítero Octavio Hernández, capellán de la Normal,para que ofreciera misa diaria y la comunión a alumnas y maestrasdentro del establecimiento educativo. Con esta medida se superóprovisionalmente el litigio, aunque la diferencia de enfoques sobreel asunto educativo se hizo más explícita. En el intermedio, huboun cruce de cartas entre Medina y el Ministro del ramo.

La fórmula mediadora fue aceptada por el Director de Instrucción,según Hernández, «por presión del Ministro» de Instrucción Pública.Para el sacerdote Octavio Hernández, el Director de Instrucción teníafacultad para llamar al cumplimiento estricto del reglamento de lasnormales, pero no la de prohibir la diaria comunión, la cualpertenece al fuero interno o de conciencia de los católicos.

En el artículo que estamos glosando, no aparece nunca el nombrepropio del destinatario: Leandro Medina, Director de InstrucciónPública Departamental. Tampoco figura el nombre en la Carta Abiertaque un tiempo después le dirige el Obispo Rojas. No parece casualesta omisión. Medina es -para los clérigos que lo controvierten- unfuncionario sin nombre propio, una sombra, un accidente.

En la edición No. 5 de El Símbolo, se reproduce el artículo «Laverdad en los sucesos de la normal», firmado por Leandro Medina,que se publica por solicitud expresa del remitente. Al inicio delmismo, Medina dice que es una rectificación al artículo del Presbítero

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Hernández que hemos reseñado, la cual debió salir publicada en lasegunda edición de El Símbolo, pero que se abstuvo de enviarla porcuanto el destinatario estaba en duelo por la muerte de su madre.

El debate de fondo -según lo plantea Medina- tiene que ver conel asunto de hasta donde llega el fuero eclesiástico y donde empiezael fuero del Estado en materia de instrucción pública. En otrostérminos, es un asunto de delimitación de competencias entre lasautoridades civiles y eclesiásticas, y, por lo tanto, una cuestión depuja de poderes en el área educativa.

El Símbolo surge en la coyuntura de las elecciones de 1914, que ledan el triunfo al candidato del Partido Conservador, José VicenteConcha, con el apoyo del jefe liberal Rafael Uribe Uribe; por su parteel Partido Republicano, hasta ese año en el gobierno, obtiene una muybaja votación en los comicios. Es el fin del experimento republicano yel Partido Conservador se apresta a retomar el poder en el planonacional y regional, con el apoyo muy resuelto de la Iglesia Católica122.

Medina se declara católico convencido pero no adulador,cumplidor de su deber y con suficiente carácter como para afrontarla censura eclesiástica de que fue objeto por sus polémicasdecisiones. «Pero no se me hará retroceder porque ya lo tengo dicho:me rompo, pero no me doblo»123, puntualizó en su misiva derespuesta al presbítero Hernández.

122 A la par, en una nota política, El Símbolo informa que los señores Calixto Leiva, padre delpresbítero Luís Calixto Leyva, y Milciades Gómez, hombre de confianza del Obispo Rojas enel ramo de la educación y futuro Director Departamental de Instrucción a partir de ese mismoaño -1914-, fueron nombrados presidente y vicepresidente, respectivamente, de la AsambleaDepartamental del Huila para el segundo periodo. Ver: El Símbolo, núm. 3, Neiva. (1914).En el No. 4 del mismo periódico, se reproduce la segunda condenación al colegio de AngelMaría Paredes por parte del Obispo Rojas.123 «Me rompo, pero no me doblo», es el título de un breve texto sarcástico publicado porLa Lid, el periódico católico de Garzón, en medio de esta polémica con Leandro Medina, al retomaruna expresión suya con la que pretendía subrayar su firmeza de carácter. A continuación se reproducenalgunos apartes del mencionado texto: «San Miguel se dobló-Lucifer se rompió. Abel se dobló-Caínse rompió…Magdalena se dobló- Judas se rompió. San Pedro y S. Pablo se doblaron -Nerón serompió…S. Ignacio se dobló- Lutero se rompió…La humildad se dobló siempre- La soberbia serompió y se romperá eternamente.» Ver: La Lid, núm. 46, Garzón. (13, mayo, 1914); p. 3.

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Los contendientes discuten fundamentos de facto, por ejemplo, si esverdad que las normalistas se levantaban a las 4 a.m o antes -comosostiene Medina- o media hora más tarde, como asegura Hernández,para a continuación endilgarle eufemísticamente al primero la acusaciónde que «se aleja de la verdad». Luego, Medina accede, en aras de laconciliación, a aceptar un incumplimiento menor al citado reglamento,autorizando que las alumnas se levanten a las 5 a.m y no a las 5:15 a.m.,como lo preveía la norma; pero Hernández le sale al paso afirmandoque el propio Director de Instrucción había dicho con anterioridad queél no podía autorizar la más mínima infracción del Reglamento Nacionalde las Normales; de este modo, el sacerdote saca provecho de estasvacilaciones para poner en aprietos al insumiso Director. Hernández,con sutilezas y distinciones casuísticas busca poner en ridículo a Medinay salir avante sin ceder un milímetro en su postura.

A propósito de lo anterior, Leandro Medina, en la parteintroductoria de su artículo de rectificación, dice que la controversiano se da en pie de igualdad, pues su oponente siempre podrá alegarsu condición de sacerdote para reclamar la validez de susargumentos, pese a que Medina se autoproclama católico militante.

No sin gran repugnancia entro a rebatir estos cargos y arestablecer la verdad; lo primero, porque no habiendo tenido nuncaantes de ahora qué contestar libelos infamatorios y habiendo sidosiempre extraño a ellos por educación y por temperamento, mehallaré tan corto y tan atajado, que echaré menos la ventaja deuna pluma largamente ejercitada en el género de la literaturacorrosiva; y lo segundo, porque, por una amarga ironía de la suertetengo que habérmelas con un sacerdote cuando a todos ellos herespetado y venerado siempre, aunque sin mojigaterías niadulaciones melosas; porque voy a medirme con un adversarioque hiere como hombre y exigirá que al parar sus golpes se respetesu calidad de ministro del Altísimo, cosa que haré con gusto, aunquede ahí resulte que combatimos con armas desiguales124.

124 MEDINA, Leandro. La verdad en los sucesos de la Normal. En: El Símbolo, núm. 5,Neiva. (18, abril, 1914); p. 2-4.

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Para demostrar su catolicismo, Medina afirma que demoró sullegada al Huila para asumir el cargo de Director de Instrucción,porque asistió en Bogotá al Congreso Eucarístico Nacional realizadoel año anterior (1913), como delegado de comunidades católicas delsuroccidente del país.

La siguiente edición de El Símbolo (número 6), incluye un artículodel presbítero Octavio Hernández titulado «Los sucesos de laNormal (Contrarréplica)»125, en la que éste responde al artículo deLeandro Medina.

Como sacerdote católico protesto contra el abuso de tomarun texto de la Sagrada Escritura y palabras de los Doctores dela Iglesia para cohonestar una serie de fanfarronerías, dicterios,imputaciones calumniosas y dichos irónicos y gitanescos, quelejos de desmentir mis afirmaciones primeras, las han reforzadoen gran manera, pues quien contesta de ese modo declara suimpotencia para salir airoso126.

A renglón seguido, el autor acude a una típica falacia de apelacióna la piedad y a las emociones (Ad misericordiam): «En cuanto a mí,no contestaré a esos sarcasmos, pues no son la voz de la dignidad yde la razón, y como discípulo -aunque indigno- de AQUEL queperdonó en la Cruz, perdono, ante la tumba- fresca todavía- de mimadre inolvidable, al que ha proferido esos insultos que han venidoa sangrar mi ya despedazado corazón».

En desarrollo de su artículo, Hernández se dedica en formaminuciosa a intentar refutar los argumentos de Medina,endilgándole imprecisiones, confusiones, omisiones voluntarias yflagrantes contradicciones. No es cierto, afirma el sacerdote, que sehiciera levantar a las alumnas de la Normal a las 4 a.m, sino mediahora más tarde. Y si se contrarió en algo el reglamento en este aspecto

125 HERNÁNDEZ, Octavio, Pbro. Los sucesos de la Normal (Contrarréplica). En: El Símbolo,núm. 6, Neiva. (24, abril, 1914); p. 3, 4.126 Ibid., p. 3.

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del horario, no fue por «espíritu de rebeldía al reglamento», sinopor una razón netamente pedagógica: las normas nacionales sehicieron para clima frío y en Neiva el clima es en exceso caluroso,por lo que lo más conveniente es madrugar más de lo establecido.Al Director de Instrucción le habría faltado «tinte deverdad…porque calló un hecho importante y grave que debióexpresar» en su informe al Gobernador, al omitir su decisión deprohibir la práctica de la comunión diaria de las alumnas,encubriendo este hecho con la exigencia del cumplimiento estrictode un artículo del reglamento de las Normales. Tal proscripciónhabría sido, según Hernández, la verdadera razón de la renunciaque presentaron la Directora de la Normal y dos profesoras más, yno un supuesto «germen de rebelión» frente a la estricta aplicacióndel reglamento, como lo sugirió Medina127.

En la edición No. 5 de El Símbolo, de abril 18 de 1914, se reproduceen primera página la parte inicial de la «Carta Abierta del IlustrísimoSr. Obispo de Garzón al Director de Instrucción Pública del Huila»128.La extensa misiva de Monseñor Rojas, desarrolla en primer lugarlos aspectos relacionados con las normas constitucionales,concordatarias y las disposiciones del Ministerio de Instrucción, queestablecen el marco legal y jurídico de la tutela de la Iglesia Católicasobre el aparato educativo estatal. A continuación, puntualiza ladoctrina de la Iglesia y, en particular, del Papa, acerca de laconveniencia de estimular la comunión diaria de los creyentes. Conbase en los anteriores principios legales y doctrinarios, evalúa la

127 Ibíd.128 La referida Carta Abierta forma parte de la coyuntura de polémicas y roces entre laIglesia regional y el gobierno republicano que se instaura entre 1910 y 1914, del quetambién hizo parte José Eustasio Rivera como Inspector Local de Educación. Cuando seelabora y divulga la misiva, ya el Obispo Rojas sabe que los Republicanos perdieron laselecciones presidenciales de 1914, y que el conservatismo volverá al poder a nivel nacionalcon Concha. Uno de los protagonistas de este episodio es el presbítero Octavio Hernández,que a la sazón cumplía funciones en Neiva, y quien más adelante se desplazará a Garzón,donde se desempeñará como Secretario del Obispo y encargado de la prensa católica,entre otras funciones de mucha confianza encomendadas por el prelado. El texto completode la Carta Abierta se puede consultar En: El Símbolo, núms. 5, 6, Neiva. (1914).

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disposición del Director de Instrucción en relación con la comunióndiaria de las alumnas de la Normal, y concluye que tal medida esilegal, anticonstitucional, anticoncordataria, además de inconsultae imprudente.

El problema central del debate, según el Obispo, es el de lapreeminencia de la autoridad civil o eclesiástica en los asuntoseducativos129.

Terminaré afirmando que según los principios expuestos,el Gobierno y todos sus agentes están obligados por preceptoconstitucional y por alto compromiso concordatario a doscosas, en todo lo relativo a organización, dirección e inspecciónde la Instrucción Pública: a seguir en tales asuntos lasindicaciones de la Iglesia, y a no ejercer en los mismos asuntosacto ninguno, como precepto, permisión o prohibición, que seoponga a los dogmas, o enseñanzas de la Iglesia130.

El otro ámbito de la discusión tiene que ver con la importanciade las prácticas de piedad como aspecto nodal en la formación delas virtudes cristianas y de la educación católica de las alumnas,por encima de los conocimientos positivos, en especial si se preparancomo futuras maestras. Al respecto, el Obispo sostiene que «unamaestra sin virtud cristiana es más bien una ruina que un adelantopara la sociedad», y que «las mejores maestras son las que educan alo religioso y a lo monástico».

129 Al respecto, el Obispo cita en extenso la circular número 373 del Ministerio de InstrucciónPública, del 22 de febrero de 1912, dirigida a los directores generales de instrucción pública,de la que tomamos textualmente lo siguiente: «… las autoridades escolares administrativasno están autorizadas para introducir novedades y prohibiciones respecto de lo que hayasido establecido en los establecimientos oficiales docentes en materia de religión, moral ypiedad por recomendación o con la aprobación de la autoridad eclesiástica, por cuantoesas materias son de la exclusiva competencia de ésta, y si en ellas tuvieran a la vezjurisdicción las autoridades escolares, se plantearía una situación anómala y penosa,fecunda en conflictos entre éstas y aquella autoridad, de los que se originarían inmensosmales para la niñez, la juventud y la sociedad».130 Nótese la concordancia entre la conclusión del Obispo y la directriz del Ministerio delramo transcrita en la nota anterior.

150 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

Este episodio hay que interpretarlo como expresión de la pujapor la secularización de la educación y de sus altibajos. Al respecto,la postura de los republicanos fue ambigua, como lo muestra elhecho de que tuvieron durante un periodo a Marco Fidel Suárez,dirigente conservador nacionalista muy cercano a los jerarcascatólicos, como Ministro de Instrucción Pública. El episodio tienelugar en el tramo final del gobierno Republicano, cuando susdirigentes han perdido las elecciones a la presidencia y es inminenteel retorno al poder del Partido Conservador.

El examen de las cartas cruzadas de Leandro Medina y OctavioHernández ofrece interés, si bien no se trata de documentos estratégicos,como sí lo es la carta abierta del Obispo Rojas a Medina, la cual trazalas líneas gruesas de una política de fondo para el siguiente periodode la hegemonía conservadora y clerical en la educación, que pondráen práctica en el Huila Milcíades Gómez, discípulo y representanteseglar del Obispo en el gobierno departamental.

3.4 Cartas cruzadas: la polémica de Ramón Alvira con el ObispoRojas

Los dirigentes liberales del Huila, con el auspicio de una logiamasónica de Bogotá que había promovido la creación de un capítulolocal en Neiva131, acordaron en 1916 fundar una escuela de carácter

131 Anselmo Gaitán Useche ofrece la siguiente versión sobre los orígenes de la escuelaprivada auspiciada por los liberales en Neiva en 1916: «Una de las mayores dificultadescon que entonces tropezábamos los liberales y que nos ponía en condiciones deinferioridad era que carecíamos de una imprenta medianamente servible, a tiempo que losconservadores contaban con las prensas de la curia. Felizmente se presentó un buen día enque un comisionado de una logia masónica vino a fundar la logia de esta ciudad, cuya basefue un triángulo constituido por Luís Felipe Blanco, Guillermo E. Borrero y yo. Dicha entidadpatrocinó dos laudables obras: una escuela privada que quedó bajo la dirección de RamónAlvira y en la cual actuamos como profesores gratuitos varios liberales; y la consecución deuna imprenta, modesta pero suficiente para nuestras necesidades más apremiantes, y en lacual empezó a editarse, bajo mi dirección «La Palabra», y se han seguido editando casi todoslos periódicos liberales que han aparecido desde entonces». Ver: GAITAN USECHE, Anselmo.Periódicos del Huila. Rojas Garrido redactó uno de los primeros periódicos editados en elHuila. En: El Tiempo, Bogotá. (30, julio, 1939); p. 23, 24.

El apetito de la injuria / 151

privado en esta ciudad, y le encargaron la dirección de la misma alperiodista liberal Ramón Alvira Durán. Otros destacados liberalesse desempeñaron como profesores a título gratuito.

En ejercicio de sus funciones como director de la escuela, AlviraDurán le dirigió a Monseñor Rojas una breve carta, en la que lesolicitaba el nombramiento de un sacerdote para que dictara la clasede religión en su escuela, la cual obtuvo ese mismo día respuestapor parte del Obispo. De este modo se dio inicio a unacorrespondencia inicialmente privada entre ambos personajes, quepoco tiempo después se hizo pública. Vamos a ocuparnos conmayor detenimiento de estos documentos, que nos parecen muyreveladores de las concepciones y de los modos de argumentar dedos personas que ejercieron roles de indiscutible liderazgo en lacontroversia pública regional a comienzos del siglo veinte.

Alvira Durán escribió lo siguiente:

Ilustrísimo Señor:- Aprovecho la oportunidad de hallarseSu Señoría en esta ciudad, para suplicarle se digne designarla persona que Su Señoría tenga a bien para que dicte la clasede Religión, en la escuela que dirijo, a los alumnos cuyospadres lo soliciten, garantizándole a Su Señoría que elprofesor que se nombre tendrá absoluta libertad eindependencia en el desempeño de su cargo. Espero el favorde una pronta respuesta y me suscribo de Su Señoría atentoS.S. (Fdo.) Ramón Alvira D.

El Obispo Rojas respondió:

Neiva, noviembre 22 de 1916. -Señor don Ramón AlviraD. L.C.- acabo de recibir su atenta carta de hoy, y me apresuroa manifestarle que con mucho gusto encargaré a algúnsacerdote de enseñar la Religión en su escuela, siempre queusted y los demás directores se presten a cumplir lascondiciones que para ello se requieren, a saber:

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Primera. «Hacer en presencia del Ordinario o de unsacerdote delegado por él, la profesión de fe prescrita por elConcilio Plenario de la América Latina».

Segunda. «Establecer las prácticas de piedad propias detodo cristiano y que el Ordinario señale».

Tercera. «Reconocer el derecho que tiene el Obispo deinspeccionar por sí o por medio de un delegado la marchadel establecimiento en lo moral y religioso, y de objetar ladesignación de los catedráticos y de los textos adoptados,cuando constituyan peligro para la fe o las buenas costumbresde los discípulos» (Conferencia Episcopal de 1913, número71 y siguientes).

En espera del honor de su respuesta, permaneceré aquíhasta el fin de la presente semana, y me es grato suscribirmede usted atento servidor, ESTEBAN, Obispo132.

En la anterior solicitud, Ramón Alvira Durán se atiene a una tradiciónheredada de la política educativa de los liberales radicales del sigoXIX, que establecieron la escuela laica -no confesional- y con respecto ala enseñanza de la religión, le suprimieron el carácter obligatorio queluego entronizaría la Constitución de 1886 y el Concordato, pero dejaronla posibilidad de que se impartiera clases de religión católica en lasescuelas por parte de sacerdotes a solicitud de los padres de familia.

Empero, Ignacio Trujillo, biógrafo de Rojas, vio en la solicitudde Alvira una estratagema liberal para proteger a la naciente escuelade la prohibición eclesiástica y darle viabilidad a la misma, evitandoque se repitiera lo que sucedió en 1909 con el colegio fundado porAngel María Paredes en Yaguará.

Las condiciones establecidas por el prelado no eran una invenciónpersonal, sino aplicación de políticas claramente establecidas por

132 El Eco del Vaticano, Núm. 274-A, Garzón. (1916); p. 1002.

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la Iglesia Católica en distintos eventos. En su misiva de respuestamenciona dos: el Concilio Plenario Latinoamericano, realizado enRoma en 1899, al cual asistieron cerca de medio centenar de obisposde América Latina, entre ellos varios colombianos, incluido elpropio Rojas; y la Conferencia Episcopal de 1913, realizada enBogotá.

El Concilio Plenario Latino Americano, en el apartado 5 delcapítulo primero de sus conclusiones relativas a la profesión de fe,estableció:

Adhiriéndonos a las prescripciones apostólicas declaramosque están obligados a hacer con el corazón y con los labios lacanónica profesión de Fe, según la fórmula de Pio IV en laConstitución Iniunctum Nobis, y de Pio IX en el decreto de laS. Congregación del Concilio de 20 de Enero de 1877: ....(vieneen seguida la enumeración de personas vinculadas al clero y a laiglesia como los asistentes a los sínodos diocesanos, y los vicariosgenerales, los rectores de seminarios, y, finalmente), «h) todos,sean clérigos o seglares, los maestros de letras sagradas oprofanas en los Seminarios mayores o menores, en los Institutos,Colegios, o escuelas sujetas por legítima obediencia a lajurisdicción eclesiástica, aun cuando en ellas sólo se enseñenlos primeros rudimentos a niños o a niñas: para los maestrosde escuela servirá una fórmula breve de profesión de fe, enidioma vulgar...» (la anotación en cursiva es mía)

La tercera condición: el derecho del Obispo a realizar lainspección, prohibir y revisar libros y objetar maestros, estácontenida en el Concordato. Es decir, era política de Estado desde1887.

Alvira respondió con la siguiente misiva:

Ilustrísimo Señor: En mi poder la atenta respuesta con queSu Señoría se dignó honrar mi carta de ayer.

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Es para mí muy penoso no poder allanar los inconvenientesque resultan de las condiciones que se requieren para que unsacerdote dicte la clase de Religión en esta escuela.

Primero. No creo que tengo derecho para pedir a losprofesores de mi escuela nada en materias que son deldominio exclusivo de cada uno de ellos. Respetoprofundamente las ideas religiosas de los demás, sean lasque fueren, porque reconozco con entera franqueza que enesas materias puedo yo mismo estar en el error por lafragilidad humana.

Segundo. No estando yo investido del carácter de ministrode un culto, mi misión es totalmente terrenal y porconsiguiente no debo impedir a nadie que practique lo quecrea verdadero. En este caso el derecho del padre de un niñoes antes que el del Director de una escuela.

Tercera. Las puertas de mi escuela están abiertas a todahora para toda persona que desee informarse de la conductamoral de los alumnos y con mayor razón para su Señoríacuya estricta y severa moralidad soy el primero en reconocery admirar.

Si a pesar de estas dificultades que, como dije al principio,no depende de mi voluntad allanar, Su Señoría creyereconveniente que se dicte la clase de Religión, prometo a SuSeñoría que la persona que venga será rodeada del respeto yconsideración debidos a su ministerio.

Agradecido de la atención que se ha servido dedicar aeste asunto tengo el honor de suscribirme de Su Señoríaatento y seguro servidor. (Fdo.) Ramón Alvira D.- Neiva,noviembre 23 de 1916133.

133 Ibid.

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El punto uno y dos de la respuesta de Alvira, se apoyan en elprincipio de la tolerancia, tan caro a los Ilustrados y asumido porlos liberales del siglo XIX. Alvira propugna por el «respeto profundopor las ideas religiosas de los demás, sean las que fueren», y enconsecuencia, el «no impedir a nadie que practique lo que creaverdadero», lo cual es diferente a establecer como pauta obligatoriala observancia de las prácticas piadosas en las escuelas -asistencia amisa, confesión regular, comunión frecuente o diaria, oracionescolectivas, entre otras-, como lo reclama el prelado.

Dos días después Monseñor Rojas dio respuesta a su corresponsaly amplió su argumentación.

Diócesis de Garzón. -Despacho Episcopal.- Neiva,noviembre 25 de 1916.

Señor Don Ramón Alvira D.-L-C.- Por su carta del 23quedo enterado de que en su escuela no es posible establecerni la profesión ni las prácticas de la Religión Cristiana, niimpedir el daño que resultará para la misma fe y para lamoralidad de los niños, al poner maestros de quienes puedadudarse si creen o no en Dios, en el Redentor del mundo, enlas verdades que ha enseñado y deberes que ha impuesto alos hombres; esto, respecto de los demás profesores, ya que,respecto de usted mismo y de su fe y sus creencias, guardausted un silencio harto significativo…134

Rojas dice a continuación que Alvira Durán reconoce confranqueza que en materia religiosa podría estar en el error; de elloinfiere que esa «confesión» -así la llama- es gravísima y deconsecuencias funestas, por ser un error voluntario y que se refiereal «más importante asunto que pueda haber para su persona».

A renglón seguido plantea Rojas: «Esto que le digo es verdadaunque usted no quiera aceptarlo: sería grandísimo absurdo pensar

134 Ibid., p. 1007.

156 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

que Dios, en sus juicios y operaciones, tuviera que aguardar laaprobación de las criaturas». Se habla pues a partir de la verdadrevelada por el propio Dios, la cual no aguarda la aprobación denadie y no admite discusión ni deliberación racional, sino feincondicional.

Es oportuno preguntarse, entonces, ¿porqué Monseñor Rojas, decierto modo, «se rebaja» a polemizar con alguien a quien considerafalto de fe, incrédulo? Más adelante, en su misiva, esboza unaprobable explicación, del siguiente modo:

He aquí la razón por la cual, aunque los términos de su cartason perentorios, como de un maestro que enseña lo que juzgainfaliblemente cierto, sin embargo, ya que usted ha queridotratarme ese asunto con notable cultura, voy a hacerle algunasreflexiones sobre algunas de las ideas que usted expresa,reflexiones que sí definen en última instancia nuestra situación.

Si nos atenemos a lo dicho por Monseñor Rojas, el tratamiento«culto» y deferente con el que Alvira ha presentado su solicitud-que contrasta con el tono virulento de la polémica pública que hansostenido los publicistas católicos y liberales en los periódicos,desde que Alvira fundó El Deber en 1912 y continuó luego su faenade polemista agudo y frentero- ha predispuesto favorablemente alObispo a responder en extenso.

Se cuida el obispo Rojas de puntualizar en tono vertical que lasreflexiones que va a plantear «definen en última instancia nuestrasituación», es decir, que serían la última palabra sobre el asunto.Aspiración que no ve satisfecha cuando recibe la ingeniosa respuestade Alvira, en la que este se atreve a poner en cuestión varias de laspremisas de Rojas, contrastándolas con las enseñanzas bíblicas yotras prácticas consuetudinarias de la Iglesia Católica.

Alvira -haciendo uso de ardides propios de la táctica de losdominados- polemiza con el Obispo en su propio campo: el de la

El apetito de la injuria / 157

interpretación de las sagradas escrituras y los mensajes bíblicos.Según De Certeau135, la táctica permite a los dominados subvertirlos términos de un discurso hegemónico desde los plieguesinteriores de ese mismo discurso. Luego, Alvira se empeña en latarea de minar la autoridad del Obispo ante los ciudadanos a partirde una aparente aceptación del discurso oficial de la iglesia católica.Esto es lo que llevó al padre Ignacio Trujillo a decir que en las misivasde respuesta del periodista liberal se advierte «la rebelde altanería delseñor Alvira, que no hablaba por cuenta propia sino con inspiraciónsecreta de sus poderdantes y compinches» (la cursiva es mía)136.

Rojas Tobar comienza su argumentación con una típica peticiónde principio, esto es, una falacia de la argumentación en virtud de lacual se pretende que el interlocutor acepte en forma anticipada comoverdadera, una premisa que todavía no ha sido demostrada en elcurso de la discusión. Es la siguiente:

El hecho de solicitar usted espontáneamente que la Iglesiaestablezca en su escuela la enseñanza religiosa, no tiene otracausa que un reconocimiento franco que usted hace delhecho evidente de que todas las familias de estos pueblospertenecen a la religión de cristo: si usted pensara que lasfamilias de los niños que usted educa eran familias judías,mahometanas o idólatras, no tendría explicación sumencionada solicitud137.

Petición de principio que se concreta en la premisa de que «todaslas familias de estos pueblos pertenecen a la religión de Cristo»,uno de esos tópicos o lugares comunes que todavía hoy se emplea.En este caso un tópico de cantidad, pues decir todos es mucho máscontundente que decir gran parte o la mayoría, como en su respuestaulterior aclara Alvira Durán, al afirmar: «Solicité la enseñanza

135 Ver: ORTEGA, Francisco (Edit. Acad.). La irrupción de lo impensado: Cátedra de estudiosculturales Michel de Certeau. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2004.136 TRUJILLO, Op.cit., p. 483.137 El Eco del Vaticano, Núm. 274-A, Garzón. (1916).

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religiosa porque creo que el hombre, para practicar la religión,necesita conocerla; y como es verdad que en Colombia la mayoría delas familias son cristianas, es necesario que conozcan la religióncristiana». (la cursiva es mía).

Enseguida Rojas plantea que encuentra una clara contradicción ensu interlocutor, pues a la vez que reconoce que los niños de su escuelapertenecen a familias católicas, se niega a educarlos según lasexigencias y condiciones que establece la Iglesia Católica - profesiónde fe, prácticas piadosas y supervisión del Obispo sobre textos ymaestros-. De lo cual infiere una paradoja que le sirve de estribillo oleitmotiv de su argumentación, en los siguientes términos: «ustedestaría educando niños cristianos anticristianamente».

A renglón seguido Rojas se dedica a refutar lo que él y la Iglesiadenominan el indiferentismo religioso, uno de los «errores» de ese tiempomás acerbamente perseguidos por el Obispo, y que él considera unaherencia perniciosa de los gobiernos liberales del siglo XIX, con granarraigo en la región, según el diagnóstico que hizo al finalizar esa centuriaen el primer Sínodo de la Diócesis del Tolima. De tal error derivaba algoque él no admitía: la tranquila convivencia de católicos y no católicos enlas esferas de la vida cotidiana y la sociedad civil, que se propuso eliminarmediante la inculcación de la intransigencia en materia religiosa.

Según el Concilio Plenario Latinoamericano:

Rechazamos y condenamos los errores del indiferentismo,o sea de aquellos que afirman que cada cual es libre paraabrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de suconciencia, juzgare verdadera; que los hombres, sea cualfuere su culto y religión, pueden hallar el camino de lasalvación y conseguir la eterna gloria: o que por lo menos,hay que fomentar esperanzas sobre la eterna salvación deaquellos que no viven en el seno de la verdadera iglesia138.

138 CONCILIO PLENARIO DE LA AMÉRICA LATINA. Biblioteca Electrónica Cristiana-Bec- Ve Multimedios. [Online]. Abril 2002 [citado en 12 de Febrero de 2005]. Avalaible fromInternet: < URL:http://www.multimedios.org/docs/d000021/p000018.htm>.

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Monseñor Rojas Tobar encuentra en la carta de Alvira expresionesde ese error:

Extraña sobremanera lo que usted dice, que la religiosidadde los maestros es cosa exclusiva del dominio de ellos, sobrela cual nada puede exigírseles; es pues esa religiosidad cosacompletamente extraña y ajena a su escuela, de tal suerteque nada importa el que en ella enseñen maestros impíos,ateos, blasfemos, enemigos de cristo redentor y rebeldes asus enseñanzas139.

Y unas líneas más abajo, insiste en subrayar el error de laindiferencia religiosa en la educación que le atribuye a Alvira,cuando éste dice que al no ser ministro de un culto su misión en laescuela es completamente terrenal. Luego de preguntarle si no creeen la existencia de un alma inmortal que diferencia al hombre delas bestias, lo interroga en los siguientes términos: «¿No tendránlos que no son ministros la misión de salvar su propia alma y noestorbar, al menos, la salvación de los demás?»140.

En otro lugar de su misiva, Rojas sienta su tesis o punto de vistaprincipal en esta cuestión, al sostener que:

El buen estado de las relaciones del hombre con Dios es elprimer constitutivo de su honradez y rectitud, la primera cualidaddel buen ciudadano, del miembro digno de la sociedad; es portanto el primer fundamento de la recta formación humana; yeducación que prescinda de este fundamento no formará jamáshombres honrados y rectos, buenos ni dignos ciudadanos141.

La cual es una de las más importantes premisas del proyectoeducativo católico, que en Colombia se hizo política de Estado luegode la derrota militar y política del proyecto laico- de la utopía

139 El Eco del Vaticano, Núm. 274-A, Garzón. (1916).140 Ibíd.141 Ibíd.

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educativa liberal- a mediados de la década de los ochenta del sigloXIX y con el advenimiento de la Regeneración, la Constitución del86 y el Concordato del año siguiente. Es por ello que los maestrosformados en las Normales del radicalismo, fueron descartados deplano al iniciar el régimen de Núñez y la Hegemonía Conservadora.No eran garantía para una formación de la niñez y la juventud en lareligión católica, lo que se consideraba la piedra angular de laeducación. Y se optó, como lo documenta Jairo Ramírez Bahamón,por traer comunidades religiosas europeas para que se hicierancargo de los colegios y de la educación en la región.

Como particular, le dice Rojas a Alvira, «comete usted un yerro alprofesar respeto profundo a las opiniones ajenas cuando son grave yperniciosamente erróneas»142. Para más adelante concluir: «Vea pues yjuzgue usted mismo si, siendo todas esas cosas así, (…) podré yo comoprelado católico dar aprobación y autorización a su escuela, dando enella enseñanza religiosa que harían fingida, nugatoria y burlesca lossolos ejemplos, ideas y espíritu de los superiores....». No deja de llamarla atención la expresión de Rojas: Vea y juzgue usted mismo, que podríaser una fórmula que condensara el enfoque positivista y moderno dejuzgar con la propia cabeza a partir de la observación empírica, unpensamiento en las antípodas del punto de vista del Obispo Rojas,pero que acá aflora como una suerte de concesión a la naturaleza delinterlocutor, aunque sólo de modo formal.

Las cosas no se quedaron allí, como tal vez aspiraba el prelado,quizá porque desconocía el carácter de Ramón Alvira Durán, hechocomo pocos para la polémica pública, sagaz publicista dueño deuna lógica implacable, como lo describe el propio Jenaro DíazJordán.

Veamos apartes de la extensa respuesta de Alvira Durán:

Llegué a creer que mi petición sería atendida, fundadoen las prácticas de la misma Religión. En efecto: Jesucristo

142 Ibid.

El apetito de la injuria / 161

ordenó a sus Apóstoles que fueran a predicar y enseñar lareligión a toda la humanidad y en ninguna parte consta queles ordenara que exigieran la profesión de la fe a los habitantesde una ciudad o nación como condición indispensable paradarles la enseñanza; antes, por el contrario, creo haberentendido que les dijo que podían, por un momento, dejar elrebaño fiel para ir en busca de la oveja descarriada. La IglesiaCatólica ha enviado sus ministros a catequizar los incrédulosy nunca les ha ordenado que exijan a esos incrédulos laprofesión de fe antes de enseñarles la religión, y si su Señoríatuviera que ir a catequizar los salvajes de Caquetá es posibleque no empezara por exigir como condición indispensablela profesión de fe de los capitanes o caciques: y el director esa una escuela como el cacique a una tribu143.

Y más adelante, siguiendo con sus comparaciones irónicas: «De la cartade Su señoría se ve claramente que a los profesores de la Escuela y a mínos considera como los lobos y a los discípulos como las ovejas en peligro.¿Qué cuentas rendirá al dueño del rebaño el pastor que no quiso defenderloaún con previo aviso del lobo?» Ironía basada en la comparación queestablece su autor con imágenes bíblicas de todos conocidas.

En tercer lugar -dice Alvira-: reconozco la posibilidad deestar en el error porque no me creo infalible. La infalibilidaden materia de religión está reservada al Papa. Y alproclamarme yo mismo infalible (que a eso equivaldría elhecho de negar la posibilidad de estar en el error) cometeríano solo una herejía sino una insigne tontería. Pero lo que síno creo haber dicho es que mi error sea voluntario. Para míel error deja de ser error para convertirse en delito desde elmomento en que es voluntario.

Alvira Durán se mueve con habilidad en el mismo terreno de suadversario, es decir, convierte un argumento que le había dado pie a

143 Escuela Anticristiana. Correspondencia y Pastoral. En: El Eco del Vaticano, núms. 274By 275, Garzón. (22, diciembre, 1916); p. 1014,1015.

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Rojas para decir que Alvira confesaba con franqueza la posibilidadde estar errado, en una alusión directa al principio de la infalibilidaddel Papa, que ha dado lugar a interminables discusiones entre losteólogos católicos. Quiere sorprender al Obispo Rojas en sus propiascontradicciones, enredarlo en sus propias premisas. No porque Alviracrea a pie juntillas en el dogma de la infalibilidad papal -no tenemossuficientes elementos ni apoyo documental para caracterizar las ideasde Alvira en relación con el problema religioso-, sino porque suinterlocutor sí cree en él y puede por tanto ser sensible a su refutación.

«En cuarto lugar- prosigue Alvira Durán- : Es verdad que he dichoque las ideas religiosas son del dominio exclusivo de cada cual yesto es lo que entiendo por tolerancia»144. De este modo se explicitandos principios contrapuestos: de un lado, la tolerancia liberal oilustrada; del otro, la intransigencia religiosa -y por ende política-,que es el otro modo de denominar la campaña contra el llamadoindiferentismo religioso por parte de la iglesia.

La idea de la tolerancia se refuerza con el siguiente argumentode Alvira, formulado a partir de una pregunta retórica:

Me llama la atención este principio sentado por Su Señoría:«Si como particular comete usted un yerro al profesor respetoprofundo a las opiniones ajenas cuando son grave yperniciosamente erróneas». De suerte que si yo creo que lasideas de Su Señoría son graves y perniciosamente erróneasno estoy obligado a respetarlas? La moral nos ordenapracticar nuestras ideas y los que creen una cosa y practicanotra son llamados hipócritas. Si todos aceptáramos esteprincipio de Su Señoría tendríamos necesariamente queponerlo en práctica. ¿Dónde iría a parar la humanidad?

Lo que Alvira está advirtiendo es la profunda fragmentación de lasociedad civil que se derivaría de la puesta en práctica de losprincipios de la intransigencia religiosa y de la renuncia a la tolerancia.

144 Ibid., p. 1016.

El apetito de la injuria / 163

«Pero quizá el más original de sus argumentos -dice Jenaro Díaza propósito de Alvira- fue el excogitado para probar que la fe desus alumnos no podía correr peligro»145.

Es el siguiente:

En sexto lugar, dice su señoría que los sólos ejemplos, ideasy espíritu de los superiores de mi escuela harían fingida,nugatoria y burlesca la enseñanza religiosa. Esta afirmaciónsí me llena a mí de extrañeza, porque yo estaba convencidode que la fe de Su Señoría era indiscutible. Cristo mismoaseguró a San Pedro que el error no prevalecería nunca contrasu iglesia ¿Cree por ventura su señoría que la verdad es tanfrágil que la vayan a derrocar media docena de impíos? Yotengo que creer que su señoría no meditó su concepto, puesde otro modo su fe, de la cual yo no quiero dudar, seríaproblemática146.

El anterior argumento está construido con los siguienteselementos: una concesión inicial, cuando se cita la tesis del oponente;una refutación posterior que incluye un garante basado en el ethosde la fuente («Cristo mismo aseguró»... es decir, es palabra de Dios,es confiable). Y una pregunta retórica para señalar la contradicciónentre el argumento de Rojas y la premisa de Alvira presentada comoproveniente del propio Cristo. Concluye con fina ironía al devolverlea Rojas, levemente modificada, una frase que él le había dirigido aAlvira en carta anterior («pues de otro modo su honradez, de lacual no quiero dudar, sería problemática»).

Y una advertencia final de Alvira Durán: «Únicamente mereservo el derecho de publicar esta correspondencia, si, como laúltima parte de la carta de Su Señoría lo deja comprender, miescuela es atacada desde el púlpito o por la prensa». Como en

145 DÍAZ JORDAN, Op.cit., p. 465.146 Escuela Anticristiana. Correspondencia y Pastoral. En: El Eco del Vaticano, núms. 274By 275, Garzón. (22, diciembre, 1916); p. 1017.

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efecto lo fue, a partir de una Carta Pastoral que suscribió el obispoen el mes de diciembre de 1916 –pocos días después de este crucede misivas- «para alertar a los padres de familia contra losgravísimos peligros religiosos y morales de la escuela del señorAlvira», como dice Ignacio Trujillo, el biógrafo de Rojas. Monseñorhizo circular su pastoral por la Diócesis, para ser leída en todoslos púlpitos, y en ella prohibía a los padres de familia matriculara sus hijos en el colegio de Alvira. La publicación oficial deldocumento episcopal se hizo en El Eco del Vaticano, números 274 By 275, del 22 de diciembre de 1916.

La pastoral de Rojas contra la escuela de Ramón Alvira Durán.En la introducción de su carta pastoral, Monseñor Rojas establecela premisa de que «....la Iglesia tiene derecho, independiente de todopoder humano, a que en todas las escuelas públicas y privadas laformación y educación cristiana de los niños y jóvenes esté sujeta asu jurisdicción, y a que de ningún modo se den enseñanzas ni aúnlevemente opuestas a la verdad católica», para lo cual se apoya enlos Decretos 673 y 674 del Concilio Plenario Latino Americano. Yagrega:

Por eso Pio IX (Encíclica Nostis et Nobiscum, a losObispos de Italia, de 8 de diciembre de 1849) manda quelos Obispos empleen toda su influencia y autoridad paraque los institutores sean irreprensibles por su conductatanto moral como religiosa, y que sean capaces de ponera sus alumnos en disposición de conocer y evitar losfunestos errores y engaños de los impíos y servir asíútilmente a la sociedad. Por eso mismo Pío IV(Constitución In sacrosancta de 13 de noviembre de 1564),«renovando lo prescrito por los cánones y confirmadopor la costumbre general de los católicos», mandaron quetodos los maestros o profesores de escuelas o colegioshicieran públicamente profesión de fe; y últimamente PíoIX en 1877 ( Decreto del 20 de enero de la S.C. delConcilio), el Concilio Plenario de la América Latina en1899 (Decreto 5), y el Santo Padre Pío X en 1910 (Motu

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propio Sacrorum Antist itum , de 1 de septiembre),renovaron el precepto de la profesión de fe, señalandofórmulas para distintos casos147.

La anterior cita textual sirve para ejemplificar el modo peculiarde argumentación que utiliza como fundamento predilecto el ethosde la fuente: una verdadera artillería de citas y referencias adocumentos pontificios- que incluye a varios Papas, inclusoantiguos- y a otros documentos de la Iglesia en general, así como laapelación permanente a la Biblia como texto sagrado.

Por lo demás, Monseñor Rojas fue siempre un Obispo obedientedel Vaticano; muchos rasgos suyos corresponden a su celo poraplicar las directrices del Papa. El nombre que dio al órgano oficialde la Diócesis: El Eco del Vaticano, no fue casual ni gratuito. Lo cualno obsta para que nos interroguemos acerca de los maticespersonales o las mediaciones que pudo haber realizado el Obispopara adecuar su discurso, y en especial, la práctica de la Iglesia alas peculiaridades socioculturales y políticas de la región y eldepartamento.

Uso de la pregunta retórica

La siguiente cita del Obispo sirve para ejemplificar la modalidadde argumentación mediante el uso de una serie de preguntasretóricas.

En efecto, cómo podrá nadie formar rectamente suconciencia sin el temor de Dios? Y cómo podrá tener prácticotemor de Dios si prescinde de lo que El haya enseñado oprescrito, si lo rechaza o se rebela contra ello, o se atreve adeterminar por su propio querer cuáles son o no son esasdivinas enseñanzas y preceptos? Con qué derecho podráningún particular erigirse así en juez de sí mismo por su

147 Escuela anticristiana. Correspondencia y Pastoral. En: El Eco del Vaticano, núm. 274B y275, Garzón. (22, diciembre, 1916); p. 1019-1020.

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propia autoridad, para aceptar unas enseñanzas y otras no,para obedecer unas leyes y otras no, o para recibir unas uotras y rechazar el vehículo perpetuo de transmisión, elinstituto perenne e infalible de enseñanza, la autoridadlegítima de dirección que Dios estableció, para que, mientrashubiera hombres que salvar en la tierra, fuese fácil y seguro paratodos el conocimiento de tales leyes y enseñanzas? Y cómo podránadie establecer bien en su conciencia las enseñanzas y leyesdivinas, si en sus primeros años, en su formación y educación, sele enseñó teórica o prácticamente que esas enseñanzas y leyesson cosa secundaria y de ninguna importancia para la vida, ymucho más si vio en sus modelos, que son sus preceptores,ejemplos de protesta o rebelión contra ellas ?...148

Un poco más adelante, Monseñor Rojas dirá, como preludio a lapresentación del caso específico de la escuela de Alvira, lo siguiente:«Por los documentos que anteceden comprenderéis cuáles son lospeligros y esfuerzos a que nos referimos. La sociedad llamada«Unión Progresista», establecida en esta ciudad de Neiva, ha abiertorecientemente aquí mismo una escuela cuya Dirección rechaza desí la autoridad y el magisterio de la Iglesia...». «Los documentosque anteceden»..., hace referencia a la publicación de lacorrespondencia entre Alvira Durán y el Obispo Rojas, que precedenen El Eco del Vaticano a la publicación de la Pastoral.

Es decir, la pregunta retórica como recurso de argumentación, surgeen este caso en el contexto de un debate o una polémica, en el que lacontraparte ha expuesto de modo abierto sus ideas y argumentos. Eneste sentido, hace parte del esfuerzo de refutación del contradictor.

Conviene interrogarnos: ¿porqué Monseñor Rojas resuelvepublicar toda la correspondencia entre él y Alvira, y no simplementesu carta pastoral o condenación? La advertencia de Alvira Durán, alfinal de una de las cartas, en el sentido de que revelaría el contenido

148 Ibid., p. 1020, 1021.

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de la correspondencia si el Obispo decide condenar públicamentesu escuela, de cierto modo obliga al Obispo a proceder de esamanera inusual y algo contradictoria. Pues, ¿para qué proscribircon tanto ahínco las «malas lecturas» a los católicos, si luego se lesda a conocer en los periódicos católicos las cartas en las que unperiodista liberal expone sus doctrinas impías y polemiza con elObispo?

En lo anterior se advierte de qué manera el debate de los liberalescon el clero católico, a través de la prensa, tiende a ampliar la esferade lo público, a visibilizar las ideas contrapuestas y en pugna, lamayor parte de las veces a contrapelo de la voluntad de los agenteshegemónicos que habrían preferido mantener constreñido el espacioy ocultas las razones de los adversarios. En tales condiciones, el estilode los escritores tiende a tornarse más polémico y la argumentaciónadquiere formas especiales, que no pueden eludir, por ejemplo, laconcesión –cita del argumento del oponente con el fin de refutarlo arenglón seguido-, o la pregunta retórica, y en ocasiones, el epítetodespectivo, o el intento de reducir al absurdo las tesis del oponente.

Se trata pues de indagar de qué manera el estilo puede tomarsecomo un indicador del contexto sociocultural y de la situacióncomunicativa que este determina. Asimismo, buscamos advertir enlas formas y modos de argumentar -sin perder de vista los contenidoso tesis en disputa- las señales que el contexto histórico y socioculturalimprime en la piel del discurso, tanto hegemónico como subalterno.

Por otra parte, regresando al análisis del contenido del párrafocitado, a lo que apunta Rojas en última instancia es a minar el criteriode autonomía del sujeto o individuo, entendida en términosKantianos como la mayoría de edad, la capacidad de pensar con supropia cabeza: uno de los pilares del edificio cultural de lamodernidad. La noción que defiende la Iglesia en estos años detradicionalismo, es la de la completa sujeción del individuo a Diosy a las disposiciones y doctrinas de la Iglesia, que lo representa. Esla noción de la obediencia a la jerarquía católica, en primer lugar,guía y soporte mental del orden establecido.

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De la lectura de la pastoral de Monseñor Rojas en la parte en laque controvierte punto a punto la última carta de Alvira, se advierteque para el Obispo los argumentos de Alvira se refutan desde dosperspectivas: la del sentido común -la cual no desarrolla- y laperspectiva lógica, que sí profundiza.

La contradicción lógica de Alvira en el tema de la infabilidad delPapa, según Rojas, se advierte en el hecho de que afirma creer enese dogma pero al final no cree o es inconsecuente con ello.

Además, se contradice a sí mismo, aceptando de palabrala infalibilidad del Papa, y negándola con el hecho deresistirse a la enseñanza del mismo Papa sobre profesión defe; de palabra confiesa que reputarse infalible es una herejíay una tontería, y con el hecho incurre en esa herejía y tonteríade declararse él mismo infalible, resistiéndose a creer que estáerrado en su terca resistencia a las enseñanzas pontificias;dice que sólo el Papa es infalible, y por consiguiente afirmaque los Obispos no lo son; y como juzga que éstos estánengañados al aceptar y poner en práctica la enseñanza delPapa sobre profesión de fe, tiene que juzgar igualmente queel Papa los engaña en esa enseñanza. El Papa, pues, en lamente del señor Director, es infalible, pero puede engañaren sus enseñanzas! Es infalible y no lo es!149

Otro error de lógica de Alvira, según el análisis del Obispo, es elde equiparar en el mismo plano la labor que hace la iglesia enprocura de lograr la conversión de los infieles -a los que no se puedepedir profesión de fe-, con la que lleva a cabo con los cristianos ybautizados, a los que sí debe pedirles dicha profesión.

En efecto, riñendo con la lógica y aún con el sentidocomún, establece con triste insistencia una paridad completaentre la enseñanza dada a los infieles para convertirlos a lafe, a los cuales sería absurdo exigirles que la profesasen antes

149 Ibid., p. 1023.

El apetito de la injuria / 169

de enseñársela y hacérsela abrazar, y la que se dá a los niñosy adultos, discípulos y maestros, ya cristianos, quienes, segúnel Catecismo son hombres que tienen la fe en Jesucristo, que laprofesaron en el bautismo y están ofrecidos u obligados al santoservicio y obediencia del mismo Cristo y de la Iglesia; quienesestán obligados a la profesión de fe, ya por la naturaleza de lamisma fe, ya porque se la ordena uno de los primeros y mástriviales preceptos del mismo Catecismo: No basta creerinteriormente, sino que es necesario confesar exteriormente lo quecreemos150.

Acude también Rojas al argumento adhóminem, en el siguientepárrafo en el cual se pregunta qué sabe Alvira de la labor delsacerdocio y de sus tareas, como para atreverse a recomendarleconductas y pareceres a la Iglesia.

El señor Alvira afirma que el sacerdocio carece de objeto sitodos los hombres tienen la misión extraterrenal de salvar susalmas; qué sabrá el señor Alvira de lo que es el sacerdocio? Quésabrá de lo que es salvación del alma y de lo que son las otrasmisiones sobrenaturales de los hombres y del influjo del sacerdocioen todo ello? Cualquier niño de escuela, cualquier obrero omujercita de pueblo pueden enseñárselo151.

Es ignorante el contradictor en asuntos de religión pues es seglar,afirma el prelado. Mediante el argumento adhóminem, no se refutanlas razones del oponente de un modo directo, sino que se descalificala competencia de este en el plano personal para opinarlegítimamente o con autoridad sobre el asunto. La cita anterior delObispo inicia con una concesión- cita indirecta del argumentocontrario-. Luego, el argumento adhóminem se presenta bajo la formade una serie de interrogantes retóricos y una aseveración final quele resta autoridad al interlocutor indicando que personas sininstrucción ni relevancia social pueden enseñarle lo que ignora.

150 Ibid., p. 1022.151 Ibid., p. 1024.

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En otros apartes Rojas sugiere reiteradamente que Alvira estaríaloco, sin que sea claro si lo dice en sentido literal o figurado.

Continúa el Obispo su refutación:

En el punto sexto llega a un extremo increíble que parecelocura. Afirma que la iglesia puede y debe prestarse a autorizarla enseñanza de «media docena de impíos», como se llamaél a sí mismo y a sus comprofesores; y que ningún temordebe tener la Iglesia de que esa enseñanza haga daño a lareligión de los alumnos, puesto que el Redentor prometió nopermitir que el error y la impiedad venzan a la Iglesia152.

«Nadie que no sea ignorante ni esté loco», reitera Rojas, puedeconfundir, como lo hace Alvira, la indefectibilidad de la Iglesia comoinstitución, con la fe subjetiva de sus miembros, máxime si estosson débiles niños que no tienen ninguna firmeza y seguridad en sufe, y respiran la atmósfera nociva de una escuela anticristiana.

Tergiversación del argumento

Sostiene el Obispo Rojas:

En el segundo párrafo del punto cuarto establece que esvirtud moral obligatoria el seguir siempre las ideas propias,sin cuidarse de que sean o no erróneas o perniciosas, so penade ser hipócrita; y que igualmente es virtud obligatoriaprofesar profundo respeto al error, y, consiguientemente, ala maldad de los demás, que es lo que él llama tolerancia153.

Rojas acude en este párrafo a una evidente tergiversación delargumento de su oponente, que se advierte al cotejar el texto originaly la paráfrasis del Obispo. Sostiene literalmente Alvira: «Respetoprofundamente las ideas religiosas de los demás, sean las que fueren,

152 Ibid., p. 1027.153 Ibid., p. 1024, 1025.

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porque reconozco con entera franqueza que en estas materias puedoyo mismo estar en el error por la fragilidad humana»154. La definiciónde tolerancia resulta trastocada a su amaño en la paráfrasis del Obispo.

A continuación, Rojas formula una serie de interrogantes con elobjeto de poner de presente las que a su juicio serían flagrantescontradicciones de Alvira, a partir del momento en el que intentaraponer en práctica su concepto sobre la tolerancia.

Por lo pronto nos ocurren algunas dificultades: ¿cómo hará elseñor Alvira para practicar él y hacer practicar de sus discípulosestas dos virtudes? ¿cómo corregirá de modo eficaz los defectosmorales de sus discípulos, sin irrespetarles sus ideas malas y sinexponerse a que estos lo llamen hipócrita porque no practica elrespeto profundo que profesa a las ideas ajenas? ¿Cómo podránlos alumnos poner en práctica estas enseñanzas, si para practicaren todo sus propias ideas, y no ser hipócritas, con frecuenciachocarán con ideas contrarias de sus compañeros, quienes muybien podrán quejarse de irrespeto y de intolerancia?155

Para no incurrir en estos absurdos, advierte Monseñor Rojas, seríapreciso hacer la distinción que propone la Iglesia «entre los erroreso pecados y las personas que los profesan o cometen, ordenandoque se ame a las personas y se detesten, combatan y destruyan loserrores y pecados».

Alvira profesa la autonomía moral y mental del individuo, yMonseñor Rojas la completa sumisión de éste a la Iglesia y a Dios,la obediencia total; lo cual es un aspecto clave del contenidofilosófico del debate. Asimismo, la controversia gira alrededor deltema o la noción de tolerancia, tan cara a los ilustrados modernos ytan opuesta a los puntos de vista de los católicos ultramontanos ytradicionalistas.

154 TRUJILLO, Op. cit., p. 483.155 Escuela anticristiana. Correspondencia y Pastoral. En: El Eco del Vaticano, núm. 274B y275, Garzón. (22, diciembre, 1916); p. 1025.

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Síntesis sobre los modos de argumentar del Obispo Rojas

• El uso permanente del garante y los fundamentos a partir delethos de la fuente, en este caso la doctrina y documentos de los distin-tos pontífices y otras disposiciones de la Iglesia, tanto actuales comoantiguas: «lo dice el Papa», «lo sostiene el Concilio», «lo asegura laEncíclica», o bien, «lo afirma el evangelio». También, las propiaspastorales y condenas del prelado de Garzón, son una fuente deautoridad que se invoca en forma constante.

• El argumento de que los contendientes atacan verdadesreveladas por Dios, lo cual de por sí es pecado, cuando se discute opolemiza con la Iglesia, que las administra entre los hombres.Argumento humano contingente versus verdad revelada por Dios(por medio de la Iglesia). Es decir, los argumentos no compiten enun plano de igualdad sino de profunda inequidad. Es la fe, en últimainstancia, y no la razón, la que debe resolver ciertos litigios o debates.Fe versus argumentos racionales.

• En esta pastoral se usa intensivamente la pregunta o interrogaciónretórica, con una cierta carga de sarcasmo. Hay párrafos enteros enlos que los argumentos de Alvira se transforman en interrogantes,buscando reducirlos al absurdo.

• El intento de reducir al absurdo el argumento contrario, medianterecursos como desnudar su contradicción lógica implícita o discurrirsobre las consecuencias hipotéticas de su aplicación concreta.

• Se incluyen en este caso algunas concesiones, -citas delpensamiento de Alvira- que luego se refutan o sirven parapresentarlo como si estuviera en contradicción consigo mismo.

• Si bien hay una suerte de reconocimiento tácito de la existenciade un interlocutor/contradictor válido -a quien se le dedica unacorrespondencia y luego dos pastorales consecutivas-, también hayvarios apartados en los que se emplean argumentos adhóminemdespectivos para descalificar a Ramón Alvira, insinuando que no estáen sus cabales, que podría estar loco, o que es ignorante en materiareligiosa, entre otros. Este tratamiento es sin duda contradictorio eneste caso, y se advierten algunas dudas del Obispo sobre la mejormanera de tratar el asunto, dudas que tienen que ver con suvaloración de la correlación de fuerzas con el adversario en el campo.

El apetito de la injuria / 173

• El otro -el heterodoxo, el disidente- sin embargo, existe paraquien ocupa las posiciones de mando, tiene un nombre, expresaunas ideas que es preciso considerar y analizar, se le reconoce dehecho un estatus de contradictor, lo cual expresa una ciertacorrelación de fuerzas en el campo, en el que las fuerzas emergenteshan ocupado un lugar -así sea precario e inestable- y amenazan dealgún modo la hegemonía. El campo deviene un espacio decompetencia y no de unanimismo, como lo fue atrás de modotemporal.

• La refutación del Obispo al ideólogo liberal acude a argumentosde sentido común, en unos casos y en otros a argumentos de tipo lógico:por ejemplo, el principio de no contradicción. En el primer caso sedice que hasta un niño, cualquier mujercita u obrero sabe cual es larespuesta correcta que ignora el interlocutor (¿invocación a losefectos culturales de largos años de arraigar una cosmovisióncatólica y conservadora en la población, no ajena a algunos prejuiciosy estereotipos?). En el segundo se emplean argumentos desde ciertaperspectiva lógica que habría que desentrañar. Por ejemplo, losconceptos bipolares verdad versus error, condena versus salvación,y otros, son una constante. ¿Qué lógica se oculta detrás de estosargumentos? Ahondar al respecto supondría una aproximación apartir de la epistemología, la cual, si bien es necesaria, está por fueradel alcance de nuestra indagación actual.

3.5 Los rasgos paradójicos del proceso de modernidad en laregión

Jairo Ramírez considera que la Regeneración, al lado de launificación espiritual y cultural alrededor de la Iglesia Católica-elemento de cohesión nacional en torno a un imaginario compartidode nación y sociedad, acorde con los esfuerzos centralizadores enlo político y administrativo- procuró una educación que, sindescuidar ni un momento la formación religiosa, sirviera tambiénde aprestamiento para el trabajo, en términos de que diera respuestaa las exigencias de un mercado capitalista en ampliación. De allí losproyectos -no llevados a la práctica sino un tiempo después- depromover escuelas de artes y oficios y una educación práctica para

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el desempeño laboral en nuevos oficios, los cuales fueronformulados en discursos y planes, pero solo lentamentematerializados en el Gran Tolima156.

Aseveró Marx que a un hombre no debe juzgársele por lo que éldice de sí mismo, sino por sus actos, por sus acciones. Lo cual esválido también para los partidos y corrientes políticas en general. YMalraux advirtió a su turno que se conoce más a un hombre por loque calla que por lo que dice. En este sentido, la Iglesia y el PartidoConservador en el Huila, en tanto fuerzas hegemónicas en el lapsoen estudio, experimentaron la paradójica situación de sostener arajatabla un discurso no sólo antiliberal sino antimoderno- el cualbebía ante todo de las fuentes vaticanas de Pio IX y otros- que enocasiones no concordaba con medidas, acciones, o con los efectosinvoluntarios y no perseguidos de sus propios actos, que de unmodo u otro llevaban agua al molino de los procesos de modernidady modernización en el país y en la región.

En este orden de ideas, Ramírez examina lo que él denomina lasdos facetas del papel de Milciades Gómez, el hombre de confianzadel Obispo Rojas en la dirección de la rama educativa en el Huila,quien no sólo promovió el confesionalismo católico en el sector contoda decisión y procuró mantener a raya la influencia liberal en laescuela, sino que auspició también reglamentaciones, planes yacciones gubernamentales que de hecho contribuyeron a laorganización administrativa de la escuela en términos modernos ya la profesionalización del maestro.

Pero al lado del Milciades Gómez fomentador de lacatolicidad de la escuela se observó a un Milciadesadministrador diligente, organizador infatigable y defensorde la educación en general. A iniciativa suya se estableció enel Huila un sólido sistema de organización, dirección y

156 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. Predominio del discurso ilustrado y liberal en el Huiladurante el siglo XIX: un proceso maliciosamente olvidado. En: I Bienal de Ensayo JoaquínGarcía Borrero. Neiva: Universidad Surcolombiana, 2005. p. 15 - 39.

El apetito de la injuria / 175

clasificación de las escuelas y se adoptó un mecanismo deasignación de salarios atendiendo a las características de lacomunidad, de la escuela y del propio maestro. Además, esjusto reconocer que la mayor parte de sus iniciativasreglamentadoras contaron con la participación de loseducadores a través de los Liceos y Asambleas pedagógicas.Es así que el plan de estudios para la enseñanza elemental,el plan de las escuelas superiores y el reglamento de lasescuelas, convertidos en norma durante su administración,fueron producto de las discusiones en aquellos eventos dediálogo entre administración y maestros.

En el campo de la cobertura también hay que reconocerlelogros importantes, toda vez que al término de su mandato losíndices de crecimiento escolar superaban los obtenidos engobiernos precedentes (…) Se observa allí que las escuelaspasaron de 115 en 1914 a 141 en 1922 y la matrícula de 6.161a 10.866 alumnos y alumnas en el mismo lapso, lo cual representaun incremento del 76%. Nótese que de 1905 a 1914 la matrículahabía pasado apenas de 4,778 alumnos y alumnas a 6.1161, locual representa un crecimiento de solo el 28.9%157.

Asimismo, Reynel Salas, en su agudo estudio sobre el procesopolítico en el Huila durante el siglo XX158, advierte que desdemediados de la década de los veinte y con mayor fuerza a partir de1922, la búsqueda del progreso concebido en términos prácticoscomo la construcción de carreteras, la expansión de la red ferroviaria,la dotación de infraestructura de servicios públicos en los cascosurbanos, entre otros aspectos, se convirtió en un anhelo compartidotanto por liberales como por conservadores, y llegó a ser el elemento

157 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. De la influencia ilustrada y liberal a la consolidación delproyecto católico. Escuela huilense: 1829-1922. En: La Universidad Surcolombiana piensala Región: perspectivas de investigación en el primer centenario del Huila. Neiva:Universidad Surcolombiana, 2005. p. 196.158 SALAS VARGAS, Reynel. El proceso político durante el siglo XX. En: TOVARZAMBRANO, Bernardo (Dir.Ac.). Historia General del Huila. Neiva: Academia Huilensede Historia – Gobernación del Huila, 1994. Vol. 2. p. 167 - 247.

176 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

principal de convocatoria política partidista en los años veinte ytreinta, con lo cual se relegó a un plano secundario la controversiasobre asuntos religiosos y doctrinarios, que fue el signo de la vidapolítica departamental hasta la salida del Obispo Rojas Tobar en 1922.

No se puede perder de vista, sin embargo, que en el caso delHuila, la división del partido conservador hegemónico en doscorrientes -los llamados Nacionalistas o Charristas, apoyados porel Obispo Rojas, y los llamados Históricos- puso de presente laexistencia de tales contradicciones al seno del PartidoConservador, lo cual incidió, junto con otros factores, en laprogresiva pérdida de influencia y control político de las posturasortodoxas y tradicionalistas del Obispo y del círculo charrista.Lo anterior condujo a la formalización de la división azul durantelas sesiones de la Asamblea Departamental de 1921, y elconsiguiente logro de la mayoría electoral por parte de ladisidencia histórica del conservatismo, proclive a las alianzas conlos liberales, así como al ulterior retiro del Obispo Rojas en 1922,ante la pérdida de apoyo político en lo regional ypresumiblemente por parte del Vaticano.

Lo anterior muestra que el Partido Conservador hegemónico nopermaneció inmune a la influencia de las ideas modernizantes, porlo menos en lo que se refiere a su sector Histórico.

La huella que muchos lustros después dejará en la mentalidad yla cultura de los huilenses la obra cultural del Obispo Rojas y suIglesia, nos permite reflexionar sobre las peculiaridades de losprocesos culturales, más propios de la mediana y larga duraciónque de los plazos cortos y coyunturales. Obtener una hegemoníacultural supone años de esfuerzos sostenidos -a Monseñor Rojas lecostó cuatro décadas de persistente labor-, pero sus efectos e impactono desaparecen de la noche a la mañana con la ausencia física de sugestor, sino que se prolongan en el tiempo a través de diversosmecanismos, entre ellos, mediante la influencia de los hombres-maestros, funcionarios, sacerdotes, intelectuales- que se formaron

El apetito de la injuria / 177

bajo la impronta de ese proyecto cultural. Y casi nunca desaparecentotalmente, sino que se mezclan e imbrican con nuevos elementosculturales, en forma de culturas residuales que, sin embargo,interactúan con las nuevas formas de la cultura hegemónica o emergentey la condicionan en alguna medida159.

La obsesión que muestra el Obispo Rojas Tobar contra elliberalismo, sirve como indicador de la presencia de un discurso yde unas prácticas liberales extendidas en la sociedad regional durantela segunda mitad del siglo diecinueve. La llamada profesión de fe comorequisito obligatorio para el ejercicio de la docencia, que incluía unrenglón explícito de condena a los «secuaces del partido liberal», sirvede huella o de señal de que no es una realidad incontrovertible lapregonada hegemonía conservadora en el Huila, en formaininterrumpida desde la colonia hasta nuestros días, como ciertahistoriografía conservadora –narrativa propia de un actor políticohegemónico- pretendió establecer sin ninguna discusión posible160.

Habituados en los medios académicos a examinar nuestrodiscurrir histórico con base en la aporía modernidad versus tradición,de la cual se derivaría el par de opuestos: elites liberalesmodernizantes versus elites clerical-conservadoras tradicionalistasy antimodernizantes, pueden resultar perturbadoras las nuevasmiradas según las cuales los procesos de modernidad y tradiciónen América Latina no se plantean como polos fijos y contrapuestos,sino como elementos que se interpenetran, confabulan, complicany entremezclan, en una dinámica históricamente determinada quecubre el tránsito del siglo diecinueve al siglo veinte y las primerasdécadas de este último161.

159 WILLIAMS, Raymond. Marxismo y literatura. Barcelona: Ediciones Península, 1997.160 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. Predominio del discurso ilustrado y liberal en el Huiladurante el siglo XIX: un proceso maliciosamente olvidado. En: I Bienal de Ensayo JoaquínGarcía Borrero. Neiva: Universidad Surcolombiana, 2005. p. 15-39.161 Al respecto, conviene tener en cuenta los aportes de Jesús Martín Barbero, FabioLópez de la Roche y Francisco Ortega, entre otros.

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Cuadro 3. Interacciones entre el campo político (y religioso) y el campo delperiodismo. Departamento del Huila: (1905-1922).

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Partido Republicano

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Partido Liberal

Instituciones del CampoPolítico (y religioso)

Instituciones del Campo del Periodismo

Iglesia Católica(Diócesis de Garzón)

Partido Conservador(sector Nacionalista)

Partido Conservador(sector Histórico)

El Eco del Vaticano

Dios y César

La Lid

(Garzón, 1903)

(Garzón, 1910-13)

(Garzón, 1912-20)

El Bien Social

El Símbolo(Neiva, 1911-13)

(Neiva, 1914-16)

El Porvenir(Órgano disidencia conservadora)

La Reivindicación

La Opinión

(Neiva, 1909)

(Neiva, 1912)

El DeberEl CarnavalLa PalabraLa Tenaza

Renacimiento

El Radical

(Neiva, 1912)(Fco. Mogollón)

(Neiva, 1918-21)(Neiva, 1920-24 )

(Reynaldo Matiz)(Neiva, 1921- )

(Reynaldo Matiz)(Neiva)

(Ramón Alvira, Arcadio Perdomo)

El apetito de la injuria / 179

3.6 El campo de la educación: lenta diferenciación de las esferas

Durante el periodo de predominio del liberalismo radical en elsiglo XIX, tuvo lugar la hegemonía de su proyecto educativo laico,pero- como lo precisa Ramírez Bahamón-, no desapareció el discursocatólico en ese ámbito, sino que se mantuvo en una relación deconvivencia más o menos pacífica con el discurso liberal, lo cual nofue óbice para que en coyunturas específicas se agudizaran los rocesy las resistencias locales.

Más tarde, los hechos en el campo político-militar (en especial,la Guerra Civil del 85, la Constitución del 86, el Concordato del 87 yla Guerra de los Mil Días), trastocaron a fondo la relación de fuerzasdentro del campo político y, en consecuencia, también en eleducativo, a tal punto que durante varios años desaparece casi todoasomo de resistencia de los ayer dominantes y hoy dominados: losliberales. «La hegemonía eclesiástica se impondrá en todo»,profetizaba el Obispo Rojas respecto a la educación en el Huila yTolima al finalizar el siglo XIX: sueño de una hegemonía rotunda ysin fisuras.

Al despuntar el siglo veinte, tienen lugar otros cambios de fondoen el campo político: la caída del General Reyes en 1909, losreagrupamientos políticos y especialmente la aparición de lallamada Alianza Republicana, y el triunfo electoral de Carlos ERestrepo a nombre del republicanismo, con el apoyo de una fracciónconservadora y de un sector del liberalismo. Los anteriores hechos,posibilitan el desplazamiento temporal de las posiciones de mandoen el gobierno del Huila de la fracción dominante del PartidoConservador -los Nacionalistas o Charristas, apoyados por el ObispoRojas-; en consecuencia, se abren algunos espacios e intersticios parala acción política a los liberales moderados como Anselmo GaitánUseche, quien en ese periodo se une a los republicanos y abandonalas toldas de Rafael Uribe Uribe.

Tras el Sínodo de la Iglesia del Tolima a finales de siglo XIX,Monseñor Rojas consigue hegemonizar por completo el sector de

180 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

la educación, prescindiendo de los maestros formados en lasnormales del liberalismo y trayendo comunidades religiosas delexterior, en especial de Europa, para que se hagan cargo de escuelasy colegios; fundando escuelas parroquiales y privadas luego de ladevastación de la guerra de fin de siglo; estableciendo el requisitode la profesión de fe para el magisterio, a fin de garantizar el controlabsoluto sobre el cuerpo docente; y colocando a Milciades Gómez -uno de los seglares conservadores más leales al Obispo- al frentede la Instrucción Pública en el plano departamental durante un largoperiodo162.

En este panorama se destacan varios elementos. Primero, elimpacto que tienen los cambios fuertes en el campo político-militar,sobre la educación, la prensa y la cultura en su conjunto. Segundo,el hecho de que el Obispo Rojas tenía muy claro que el trabajo decontrol de la educación, por un lado, y de la prensa, por el otro,eran complementarios y se alimentaban mutuamente. Tercero, elmodo como el campo de la educación está atravesado por el debatepolítico-religioso y lo que sucede en este plano, como resultado dela mínima diferenciación entre los mencionados campos, propia delpeso de la sociedad tradicional y de los caminos sinuosos que recorreel proceso de modernidad en ciernes que, a la postre, conducirá auna mayor diferenciación de los mismos, en especial a partir de losaños treinta del siglo XX.

Las escuelas parroquiales que ordena crear el Obispo despuésde la guerra de fin de siglo, son la expresión temporal de lasubordinación absoluta del campo educativo al religioso, como ejearticulador. Luego, muchas de ellas regresan a la administracióndel Estado, pero se mantiene el control y vigilancia del clero sobrelas mismas, al tenor del Concordato vigente.

¿Puede hablarse en el Huila, durante las dos o tres primerasdécadas del siglo veinte, de campos claramente diferenciados del

162 RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. De la influencia ilustrada y liberal a la consolidación delproyecto católico. Escuela huilense: 1829 - 1922. Op.cit.

El apetito de la injuria / 181

periodismo, la política, la religión, la educación y la cultura?Difícilmente. Más bien cabe hablar de una mixtura, de una suertede indiferenciación de tales campos, en la que, por ejemplo, elperiodismo está imbricado estrechamente con la lucha política, porun lado, y con la acción religiosa, por el otro; pero a la vez, religióncatólica, lucha política y poder del Estado, son facetas de un mismoproceso de construcción de hegemonía. Monseñor Rojas ejercía unadoble función: como jerarca de la Iglesia Católica y como líder deuna fracción política conservadora -la de los Nacionalistas oCharristas-. La prensa católica reclamaba mas que nada su derechoa intervenir de modo activo en política e inclusive en las elecciones,como lo hicieron sin reato alguno Dios y Cesar y El Eco del Vaticano,los cuales eran órganos al mismo tiempo religiosos, doctrinarios yde lucha política antiliberal.

A su turno, el aparato escolar o educativo, duramente conquistadopor el clero y el Partido Conservador tras la derrota del proyectolaico de escuela, era una extensión o una rama estratégica deldominio religioso y político, lo cual se evidenciaba en los controlesextremos en la selección de los maestros por parte de la Iglesia.Esta se guiaba por el criterio explícito de garantizar ante todo quelos educadores fueran confiables en términos políticos y religiosos,aunque no fuesen pedagogos competentes.

Hay unas fronteras difusas y una gran movilidad o intercambiosentre los campos de la religión y la política, como se evidenciódurante la campaña moralizadora de 1912. Como expresión de loanterior, se hizo habitual la práctica de presentarle al Obispo laslistas del directorio conservador para los comicios, a fin de queejerciera una suerte de derecho de veto sobre sus integrantes, obien para que le diera el aval correspondiente, lo que a su vezgarantizaba la movilización de curas y fieles en el apoyo activo atales candidatos.

Por eso la pérdida de la mayoría por parte de los Charristas oNacionalistas en la elección de dignatarios de la AsambleaDepartamental del Huila en 1921, por cuenta de una alianza de

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conservadores históricos y de liberales, se constituye en uno de losfactores que desencadenan la crisis que produce la dimisión delObispo Rojas el año siguiente163. Como hemos venido analizando,los hechos que tienen lugar en el ámbito de la política regionalrepercuten de modo directo en el religioso, pues ambos camposestán estrechamente conectados.

Otros factores nacionales e internacionales, como la actitud delVaticano, que al parecer le quitó respaldo a Monseñor Rojas en esacoyuntura, habría que analizarlos con más finura y mayordocumentación. Se asiste a una fuerte oleada modernizadora en el paísen todos los órdenes. La finalización de la Primera Guerra Mundial, eltriunfo reciente de las revoluciones mexicana y soviética, el agotamientoprogresivo de la hegemonía conservadora, son hechos indicativos deque tanto en lo interno como en lo externo se están experimentandofuertes mutaciones, que no dejan de tener su efecto en nuestra sociedadparroquial, aunque siempre a través de mediaciones concretas de ordennacional y regional, que no se pueden desconocer.

163 SALAS VARGAS, Reynel. Op.cit., p. 188 - 193.

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Cuadro 4. Posiciones y alianzas en el campo político.

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Partido Conservador(sector Nacionalista)

Iglesia Católica(Diócesis de Garzón)

Partido Conservador(sector Histórico)

Partido Republicano

Partido Liberal

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A MODO DE CONCLUSIONES

4.

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4.1 Interacciones comunicativas regionales, formación del campoperiodístico y proceso de modernidad

D urante el periodo histórico conocido como la Hegemonía Conservadora (1885- 1930), en la sociedad regional del Gran

Tolima y, a partir de 1905, del naciente departamento del Huila, lasinteracciones comunicativas predominantes estaban constituidaspor el púlpito católico - modo de comunicación y espacio desocialización privilegiado -, el sermón como género discursivo quele era propio, así como por diversas manifestaciones de la culturaoral campesina y mestiza, tales como el rumor, la anécdota, lascoplas, los rajaleñas, los pregones de los buhoneros, entre otras.

El púlpito se había constituido desde la Colonia en un escenariocomunicativo de primer orden, que le garantizaba a los sacerdotes-como voceros de la cultura hegemónica y tradicional- propagarmensajes e imaginarios religiosos y políticos entre los fieles,mediante la palabra viva del sacerdote que llegaba tanto a los oídosde los analfabetas como de los letrados.

De modo simultáneo, la publicación de periódicos de signocatólico y conservador en las imprentas de la Iglesia católica,principalmente en Garzón y en Neiva (El Eco del Vaticano, como

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órgano oficial de la Diócesis de Garzón, se empieza a editar en1903), así como de periódicos de corte republicano y liberal a partirde 1909 y con especial perseverancia desde 1912, sometidos la mayorparte del tiempo a formas drásticas de persecución y censuraeclesiástica, dieron lugar a nuevas interacciones comunicativas queno dependían del contacto cara a cara ni de la coincidencia en unmismo tiempo y lugar de los productores de mensajes y de losreceptores. No debe perderse de vista, sin embargo, que losantecedentes de la prensa huilense se remontan a mediados del sigloXIX, cuando surgen los primeros periódicos regionales.

El acceso a las imprentas y a la palabra impresa por parte de losnúcleos liberales emergentes del Huila a partir de 1912- si descontamosla prensa liberal del siglo diecinueve y la fugaz circulación de LaReivindicación en 1909-, aunque con tirajes reducidos y circulaciónsemanal o quincenal, les permitió a aquellos romper el monopolio delpúlpito como espacio de socialización y plantearle una firmeimpugnación a los publicistas de la prensa católica, la cual se distribuíaen las casas curales y resonaba en los púlpitos mediante la lectura envoz alta de parte de sus contenidos realizada por los sacerdotes. Laspolémicas y debates en los que se trenzaron los periódicos católicos yliberales, en especial durante la segunda década del siglo veinte, dieronlugar a nuevos espacios públicos con rasgos modernos, y a lareconfiguración paulatina de una opinión pública deliberante, quehabía sucumbido bajo el cerrojo autoritario de la RegeneraciónConservadora y en los fragores de la Guerra de los Mil Días.

¿Qué capital específico- siguiendo el enfoque de Bourdieu-, estabaen juego en el campo periodístico regional, en proceso deconformación al comenzar el siglo XX? Nada menos que laposibilidad de acceso y control por parte de los agentes históricos delos medios para la difusión de las ideas y de la información -tanto losperiódicos como las imprentas- y lo que a partir de ese acceso a losmedios se puede lograr en términos de incidencia en la formación deopinión pública y en la participación eficaz en la lucha política decara a públicos más o menos amplios.

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Antes de la fundación de las primeras emisoras de radio en elámbito local y departamental y, por supuesto, de la inauguraciónde la televisión durante el gobierno de Rojas Pinilla, la sociedadhuilense se comunicaba principalmente mediante la palabra vivaen interacciones cara a cara, y a través de periódicos de circulaciónlocal y regional. Las elites políticas y culturales podían accedertambién a la prensa nacional y en algunos casos a la internacional.A partir de la década del treinta, los huilenses podían sintonizaremisoras de radio que emitían desde Bogotá y otras ciudades ypaíses. La repercusión del cine y de la difusión de libros y otrosimpresos, en el periodo estudiado, aún no ha sido evaluada en elámbito regional a partir de una documentación suficiente. En todocaso, primaban en el Huila las formas orales de comunicación sobrelas escritas y las audiovisuales, y no pocas veces los textos impresossuministraban material para la lectura en voz alta a grupos que nosabían leer ni escribir.

Lo que se advierte en las dos o tres primeras décadas del siglopasado en el Huila, es la mínima diferenciación de las esferas ocampos de la religión, la política, la prensa y la educación, comoexpresión de un modelo de sociedad tradicional -sometida entodo caso a procesos de modernidad en ciernes y paradójicos-fundada en el control de la Iglesia Católica sobre la esfera de lacultura en su conjunto, en el que el Obispo era al mismo tiempoprimera autoridad eclesiástica y líder de una fracción o grupopolítico conservador. Un modelo en el que la Iglesia en virtuddel Concordato vigente controlaba a su arbitrio el aparato escolarpúblico y privado, y los periódicos eran, o bien órganos clericalesy del Partido Conservador, o bien órganos de los partidospolíticos Liberal, Republicano o de sus subgrupos, y sededicaban ante todo a la política y la divulgación de la doctrinaantes que a informar. En efecto, sólo hasta finales de los añostreinta y comienzos de los cuarenta aparecerán en el ámbitodepartamental –con rezago respecto a Bogotá y otras regiones-algunos conatos de prensa informativa con parámetrosmodernos, no partidistas.

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4.2 Modos de argumentación

Las formas de argumentación típicas de los escritores católicos delperiodo, se basan en la pretensión de que la Iglesia como instituciónes portadora de verdades reveladas por una fuente sobrenatural ytrascendente, las cuales están más allá del escrutinio racional y de laverificación por métodos inspirados en la ciencia y/o en ladeliberación pública. A los periodistas y escritores liberales oheterodoxos, no se les reconoce como sujetos racionales con los cualesse polemiza en pie de igualdad, sino como individuos adscritos aagrupaciones que combaten los dogmas de la Iglesia y las creenciasreligiosas. Por tanto, en contra de ellos procede la denuncia de susintenciones dañinas, pues se trataría de sujetos peligrosos, ante loscuales los buenos católicos deben guardar distancia, no escucharlosy alejarse de su influencia venenosa, etc. De allí que la argumentacióncatólica adopte por lo general formas dogmáticas y autoritarias, locual se traduce en el intento de forjar una imagen demoníaca deladversario o contrincante, apelando a recursos como el ataquepersonal, el epíteto despectivo, la injuria y el libelo difamatorio. Seimpone entonces la noción «amigo/enemigo» y la estructuraantagonista de pensamiento, como lo sugiere Gutiérrez Girardot.

Sin embargo, la Iglesia Católica y el conservatismo tambiénexperimentaron la necesidad de ejercer influencia sobre una opiniónpública emergente, conformada no sólo por los campesinos liberalessino también por los nuevos habitantes de las urbes en crecimiento,lo cual los llevó a participar en el escenario del debate público através de los periódicos, utilizando en ocasiones formas deargumentación persuasivas que admitían raciocinios, fundamentosy evidencias empíricas, así fuera para sostener en última instanciapuntos de vista intransigentes.

La lenta pero progresiva ampliación de la esfera de la deliberaciónpública regional, como un rasgo propio del incipiente proceso demodernidad, traerá aparejadas formas tradicionales de censura -comolas aplicadas al folleto de Uribe Uribe y a los periódicos dirigidos

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por Anselmo Gaitán Useche-, con expresiones de debate público apartir del intercambio de argumentos divergentes. Como lo ilustranlas controversias que se suscitan a partir de la reaparición de laprensa liberal, que combinan fuertes argumentaciones de lado ylado, con el ejercicio de la censura eclesiástica a esa misma prensacon la cual la Iglesia se ve obligada a polemizar, aunque no renunciea su propósito de excluirla del campo periodístico mediante lainterdicción y el anatema.

El razonamiento mediante silogismos era una de las formaspredilectas por el Obispo Esteban Rojas Tobar para presentar susargumentos contra el liberalismo, lo cual le permitió insistir en laconclusión de que ser liberal era pecado, a partir de la premisa generalde que toda persona o agrupación que incurriera en los errorescondenados por la Iglesia Católica -entre ellos las ideas liberales yracionalistas que se extendieron durante el siglo XIX como un correlatode los procesos de modernidad y modernización-, era culpable delpecado de herejía. Según Monseñor Rojas, todo cuestionamiento a lavalidez de esa tesis general era inadmisible, pues el hecho simple deque estuviera respaldada por un documento del Vaticano y por elnombre del Papa, la colocaba fuera de toda duda y controversia, deconformidad con el dogma de la infalibilidad del Sumo Pontífice.

Pretender que el interlocutor acepte como válidas unas premisasque no se han probado con fundamentos suficientes, amparadosúnicamente en el ethos, el prestigio o la autoridad de la fuente, obien en la fe religiosa, es otro de los rasgos de estos modos deargumentación dogmáticos. A ello habría que añadir el uso delargumento ad baculom, por medio del cual se utilizaba la amenazadel uso de la fuerza y del poder -como en las Advertencias al puebloy los decretos de censura eclesiástica- a fin de sujetar y someter acontrol a los individuos y grupos que adoptaban iniciativas opuestaso contrarias a la normativa hegemónica, lo cual los situaba en elbando de los contendientes.

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Los escritores liberales, por su parte, sin renunciar a la injuria yel libelo contra los representantes de la Iglesia Católica y delconservatismo –géneros que tenían hondas raíces en las prácticasdiscursivas del liberalismo radical del siglo XIX en Colombia y enLatinoamérica- reclamaban que la prensa católica y conservadoraabandonara la costumbre del anónimo y del seudónimo muyextendida durante el mencionado siglo, y por lo general respaldabansus textos más cáusticos con su nombre propio. Concientes de susdesventajas coyunturales en términos de acceso a posiciones dedominio y control, propias de un contexto en el que la hegemoníaconservadora en los campos político y cultural era una realidad vivay tangible, hicieron uso de la ironía y el sarcasmo con el propósitode desacralizar el poder y de exponerlo a la mirada corrosiva delhumor y de la crítica irreverente. Un ejemplo de ello es el estilo deRamón Alvira Durán, tal y como se advierte en el intercambioepistolar con el Obispo Rojas, a propósito de la solicitud del primerode que se nombrara un cura para que dictara la clase de religión enla escuela que habían fundado los liberales en Neiva en 1916.

A las anteriores consideraciones acerca de las formas retóricasde argumentación y los contenidos de los debates públicos, habríaque añadir un examen de los géneros discursivos y periodísticosprevalecientes. Tomados en su conjunto, tales aspectos forman parteesencial de lo que denomino discurso periodístico.

4.3 Géneros discursivos y periodísticos

La primera constatación que sale al encuentro del investigadorque examina los archivos de la prensa huilense de las dos primerasdécadas del siglo veinte, es la de que los géneros periodísticospropiamente dichos, no se pueden estudiar sino en estrecha relacióncon otras formas del discurso público de honda raigambretradicional, tanto de carácter escrito como oral, tales como el sermón,la carta pastoral, los discursos demostrativos o epidícticos(pronunciados durante homenajes, celebraciones y ceremoniasfúnebres), y el libelo difamatorio.

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La documentación de archivo de la prensa regional del periodo,nos sitúa frente a un tipo de periodismo que todavía comportacaracterísticas muy propias de la prensa decimonónica, tales comosu naturaleza partidista y doctrinaria, la primacía del comentario deopinión (artículo editorial, suelto, ensayo, etc.) sobre los génerosinformativos y narrativos que apenas asoman en forma embrionariay marginal (noticia, entrevista, crónica, etc.). En el ámbito internacional-y especialmente en los EE.UU,- tales rasgos estuvieron sometidos afuertes mutaciones a partir de las tres últimas décadas del siglodiecinueve, en las que se sitúa la emergencia de lo que hoy en día seconoce como el estilo del periodismo moderno. Varios periódicoseditados en Bogotá al finalizar dicho centuria y en los inicios del sigloveinte, incorporaron algunas de estas novedades, entre ellos ElTelegrama y El Correo Nacional. La prensa de la provincia huilense, sinembargo, mantendrá hasta bien entrado el siglo veinte los rasgosdistintivos de la prensa del diecinueve, sin dejar por ello de recibiralgunos influjos y fecundaciones por parte de la prensa moderna.

En las páginas de los periódicos huilenses del periodoencontramos una diversidad de géneros. Entre ellos, el folletín decontenido moralizante o costumbrista (un texto narrativo de ficciónpublicado por entregas en los semanarios católicos); el uso intensivodel género de opinión conocido como suelto o glosa, que permitíacomentar en pocas líneas hechos de actualidad en el ámbito local yregional, con su cuota de valoración subjetiva, crítica mordaz o finohumor, bajo la responsabilidad colectiva de los editores del medioo de su director; el ensayo breve de tema científico, histórico,religioso, educativo o político; y una variedad de génerosdiscursivos de la Iglesia católica traspuestos a la prensa: encíclicaspapales, cartas pastorales, resoluciones del Obispo, «advertenciaspara leer al pueblo varias veces», entre otros discursos escritos dela jerarquía eclesiástica, la mayor parte de los cuales debían serleídos en voz alta por los curas desde los púlpitos durante lacelebración de la eucaristía, para que llegasen a los oídos no sólode los fieles letrados sino también, y sobre todo, de los que no sabíanleer ni escribir, que para esos años eran la mayor parte de lapoblación.

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Las dos primeras décadas del siglo veinte en Colombia y en elHuila, han sido estudiadas como un periodo de transición, uno decuyos signos distintivos es la aparición -tanto en la esfera de lasrelaciones económicas como en la cultural- de formas incipientesde sociabilidad de tipo moderno, en estrecha imbricación ycoexistencia con los modos tradicionales heredados del pasado. Porlo tanto, antes que una ruptura tajante se advierte una diversidadde formas discursivas y de prácticas culturales en tensa convivencia.La lenta y contradictoria emergencia de espacios públicos denaturaleza moderna, asociados con la difusión creciente de la prensay de los impresos en general, con la extensión de las prácticas delectura y con la diversificación de los espacios para la deliberaciónpública a partir del intercambio de argumentos racionalmentefundamentados, tuvo lugar en forma simultánea con la pervivenciade modos de comunicación que hundían sus raíces en la sociedadtradicional, tales como el sermón, el libelo y el rumor.

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1. FUENTES DOCUMENTALES

1.1 Archivos

Biblioteca Nacional de Colombia (Santafé de Bogotá).Hemeroteca. Colección de prensa colombiana. Prensa de Huila yTolima (1900-1930).

Biblioteca de la Universidad de Antioquia, Hemeroteca, Colecciónde prensa colombiana, sección Huila y Tolima (1900-1930).

Archivo de la Arquidiócesis de Garzón, Huila, Colección delperiódico El Eco Vaticano, entre 1903-1950.

Archivo del Seminario Conciliar de Garzón.

1.2 Periódicos

El Eco del Vaticano, Garzón, 1903.

La Reivindicación, Neiva, 1909.

BIBLIOGRAFÍA

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La Opinión, Neiva, 1912.

El Deber, Neiva, 1912.

Dios y Cesar, Garzón, 1910.

El Bien Social, Neiva, 1911.

La Lid, Garzón, 1912.

El Símbolo, Neiva, 1914.

1.3 Catálogos

SALAS VARGAS, Reynel. Relación de periódicos editados en elDepartamento del Huila, existentes en la Hemeroteca de laBiblioteca Nacional. Revista Huila, # 37; 1987.

CASAS F., Rafael. Catálogo de todos los periódicos que existendesde su fundación hasta el año 1915. Bogotá; 1917. Edición oficial.Imprenta Nacional.

SALAS, Camilo Francisco. Historia del periodismo huilense.Neiva: 1994 ( En especial, ver los capítulos siguientes: «Periódicosdel Huila hasta 1939» p.167-177, e «Indice cronológico depublicaciones huilenses», p. 189 - 220)

URIBE DE H., María Teresa, y ÁLVAREZ GAVIRIA, Jesús María.Cien años de prensa en Colombia 1840-1940: Catálogo indizado dela prensa existente en la Sala de Periódicos de la Biblioteca Centralde la Universidad de Antioquia. 2 ed. Medellín: EditorialUniversidad de Antioquia, 2002. p. 371.

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2. Libros y artículos

2.1 Textos relacionados directamente con la investigación

CONCILIO PLENARIO DE LA AMÉRICA LATINA. BibliotecaElectrónica Cristiana-Bec- Ve Multimedios. [Online]. Abril 2002[citado en 12 de Febrero de 2005]. Avalaible fromInternet:<URL:http:// www.multimedios.org/docs/d000021/p000018.htm>.

CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Conclusiones,resoluciones y normas 1908, 1912, 1913. Bogotá: Imprenta de SanBernardo, 1913.

DIAZ JORDAN, Jenaro. Proceso histórico de pueblos y parroquiasde la Diócesis de Garzón. Neiva: Imprenta Departamental, 1959.

GAITÁN USECHE, Anselmo. Periódicos del Huila hasta 1939.En: SALAS ORTIZ, Camilo Francisco. Historia del periodismohuilense: la prensa escrita. Neiva: Instituto Huilense de Cultura,1994. p. 177 - 188.

OLAYA AMAYA, Alfredo. El espacio del hombre Huilense. En:TOVAR Z, Bernardo (Dir. Ac). HISTORIA GENERAL DEL HUILA.2 ed.,Vol. 1. Neiva: Academia de Historia Huilense-Gobernacióndel Huila, p. 33-87, 2005.

OLAYA AMAYA, Alfredo y SÁNCHEZ RAMÍREZ, Mario(editores). Del Macizo Colombiano al Desierto La Tatacoa: la rutadel río Magdalena en el Huila. Neiva: Universidad Surcolombiana,2005.

PACHÓN FARÍAS, Hilda Soledad. Los intelectuales colombianosen los años veinte: el caso de José Eustasio Rivera. Santafé de Bogotá:Colcultura, 1993.

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RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo e IRIARTE CADENA, Antonio, Elcolegio de Elías o el fin de la hegemonía del proyecto laico,Universidad Surcolombiana, Neiva, 1993, 70 p.

RAMÍREZ BAHAMÓN, Jairo. La educación en el Huila a finalesdel siglo XIX: Monseñor Esteban Rojas Tobar, por la regeneración ypor la escuela 1885 - 1900. En : TOVAR, Bernardo (Dir.Ac.). HistoriaGeneral del Huila. Neiva: Academia Huilense de Historia –Gobernación del Huila, 1994. Vol. 4. p. 15 - 34.

________ El Santa Librada del siglo XIX. Neiva: UniversidadSurcolombiana – ECOPETROL - Fondo de Autores Huilenses, 1995,372 p.

________ Historia social de una utopía escolar: la educación enel Estado Soberano del Tolima 1861-1886. Neiva: UniversidadSurcolombiana - Instituto Huilense de Cultura, 1998. 350 p.

________ La Escuela en la antigua provincia de Neiva 1819 – 1860.Neiva: Fondo de Autores Huilenses - Universidad Surcolombiana,2000. 165 p.

________ De la influencia ilustrada y liberal a la consolidacióndel proyecto católica. Escuela Huilense 1819-1922. En: OLAYAAMAYA, Alfredo y otros (edits.). La Usco piensa la región:perspectivas de investigación en el primer centenario del Huila.Neiva: Universidad Surcolombiana. 2005. pp.179-198.

________ Esplendor y Ocaso del proyecto de Escuela Liberal:Huila Siglo XIX. Neiva: Editorial Universidad Surcolombiana, 2007.233 p.

SALAS ORTIZ, Camilo Francisco. Historia del periodismohuilense: la prensa escrita. Neiva: Instituto Huilense de Cultura,1994.

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________ Trayectoria del periodismo huilense. En: TOVAR,Bernardo (Dir. Cient.). Historia General del Huila. Neiva: AcademiaHuilense de Historia -Gobernación del Huila, 1994. Vol.5. p. 97 -164.

SALAS VARGAS, Reynel. El proceso político durante el siglo XX.En: Historia General del Huila. Neiva: Academia Huilense deHistoria -Gobernación del Huila, 1994. Vol.2. p. 167-247.

________ Relación de periódicos editados en el Departamentodel Huila, existentes en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional.Revista Huila, # 37; 1987.

SANIN CANO, Baldomero. Juan de Dios Uribe. En: El oficio delector. Colombia: Biblioteca Ayacucho, s.f., p. 94 - 98.

TORRES SILVA, William Fernando. De la insularidad alnaufragio. En: MOSQUERA, Ricardo y otros. Huila años 80:economía, política y cultura. Neiva: Universidad Surcolombiana,1985, pp.75-95.

2.2 Textos teóricos y metodológicos

ARISTOTELES. Arte poética. Arte retórica. Segunda edición.México: Porrúa, 2002. 239 p.

BAJTIN, Mijaíl. Estética de la creación verbal. 12 ed. México D.F:Siglo XXI, 2005.

BIDEGAIN, Ana María y otros. Historia del cristianismo enColombia. Corrientes y diversidad. Bogotá: Taurus, 2004. 509 p.

BLOCH, Marc. Apología para la historia o el oficio del historiador.México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2001. 157 p.

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BONILLA V., Jorge Iván y GARCÍA R., María Eugenia. Losdiscursos del conflicto: espacio público, paro cívico y prensa enColombia. Santa Fe de Bogotá: Universidad Javeriana, 1997.

BOURDIEU, Pierre. ¿Qué significa hablar? Madrid: Akal, 2001.160 p.

________ Las reglas del arte: génesis y estructura del campoliterario. 3 ed. Barcelona: Anagrama, 2002. 514 p.

________ Sociología y Cultura. México: Grijalbo, 1990. 317 p.

BOURDIEU, Pierre y WACQUANT, Loic J.D. Respuestas: por unaantropología reflexiva. México D.F: Grijalbo, 1995. 229 p.

CHARTIER, Roger. El mundo como representación: Estudiossobre historia cultural. 2 ed. Barcelona: Gedisa, 1995. 274 p.

________ El orden de los libros: Lectores, autores, bibliotecas enEuropa entre los siglos XIV y XVIII, Barcelona: Gedisa, 2000, 183 p.

________ Las revoluciones de la cultura escrita: diálogo eintervenciones, Barcelona: Gedisa, 2000, 108 p.

________ Cultura escrita, literatura e historia: Conversaciones con RogerChartier. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1999. 271 p.

CHINCHILLA PAWLING, Perla. De la compositio loci a laRepública de las letras: predicación jesuita en el siglo XVIInovohispano. México D.F: Universidad Iberoamericana, 2004. 372 p.

DIAZ, Alvaro. La argumentación escrita. Segunda edición.Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2002. 145 p.

GÓMEZ GIRALDO, Adolfo León. Argumentos y falacias.Santiago de Cali: Editorial Facultad de Humanidades, Universidaddel Valle, 1993. 125 p.

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HENRÍQUEZ, Cecilia. Imperio y ocaso del Sagrado Corazón enColombia. Un estudio histórico-simbólico. Bogotá: AltamirEdiciones, 1996. p. 181.

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LÓPEZ DE LA ROCHE, Fabio. Historia, modernidades, mediosy ciudadanía en los estudios culturales latinoamericanos. En:BARBERO, Jesús Martín y LÓPEZ DE LA ROCHE, Fabio (eds.).Cultura, medios y sociedad. Bogotá: Ces/Universidad Nacional,1998. pp.114- 151.

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ORTEGA, Francisco ( Edit. Ac.). La irrupción de lo impensado:Cátedra de estudios culturales Michel de Certeau. Bogotá: EditorialPontificia Universidad Javeriana, 2004. 346 p.

PEREA, Carlos Mario. Porque la sangre es espíritu. Imaginario ydiscurso político de las elites capitalinas. Bogotá: Iepri-Aguilar, 1996.222 p.

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SÁENZ OBREGÓN, Javier; SALDARRIAGA, Oscar y OSPINA,Armando. Mirar la infancia: Pedagogía, moral y modernidad enColombia, 1903-1946. 2 vol. Medellín: Colciencias, Ediciones ForoNacional por Colombia, Ediciones Uniandes, Editorial Universidadde Antioquia, 1997.

SUNKEL, Guillermo. Razón y pasión en la prensa popular. Unestudio sobre cultura popular, cultura de masas y cultura política.Santiago: Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales,1995.

________ La prensa sensacionalista y los sectores populares.Bogotá: Norma, 2002.

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________ Prensa y Revolución a finales del siglo XVIII.Contribución a un análisis de la formación de la ideología de laindependencia nacional. Medellín: La Carreta Editores E.U., 2004.151 p.

VALLEJO MEJÍA, Maryluz. A plomo herido: una crónica delperiodismo en Colombia (1880-1980). Bogotá: Planeta, 2006. 430 p.

WILLIAMS, Raymond. Marxismo y literatura. Barcelona:Península, 1997. 251 p.

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3. Textos complementarios

FORERO GUTIERREZ, Alfonso. Historia del periodismocolombiano: estado de la cuestión. En: Revista Palabra – Clave.Bogotá: Universidad de la Sabana- Facultad de Comunicación, 2001.Num. 4. p. 51 – 72.

HOYOS NARANJO, Juan José. Un pionero del reportaje: Franciscode Paula Muñoz y «El crimen de Aguacatal». Medellín: HombreNuevo Editores, 2002. 524 p.

________ Periodismo y literatura: el reportaje en Colombia.Medellín: Centro de Investigaciones, Facultad de Comunicaciones,Universidad de Antioquia, 1997.

OTERO MUÑOZ, Gustavo. Historia del periodismo en Colombiadesde la introducción de la imprenta hasta el fin de la conquistaespañola 1737-1819. Bogotá: Minerva, 1936.

________ Historia del periodismo colombiano 1791-1890. Bogotá:Minerva, 1936.

SEPTIMA CÁTEDRA ANUAL DE HISTORIA ERNESTORESTREPO TIRADO. Medios y Nación: historia de los medios decomunicación en Colombia. Bogotá: Ministerio de Cultura/ Aguilar,2003.

SANTOS CALDERÓN, Enrique. El periodismo en Colombia.1886 - 1986. En: TIRADO MEJÍA, Alvaro (Dir.Cien.). Nueva Historiade Colombia. Bogotá: Planeta, 2001. Vol. 6. p 109 - 136.

SAMPER PIZANO, Daniel. Antología de grandes reportajescolombianos. Bogotá: Aguilar, 2001. 445 p.

VALLEJO MEJÍA, Maryluz. La crónica en Colombia: Medio siglode oro. Bogotá: Presidencia de la República, 1997. 397 p.

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ANEXOS

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Se incluyen como anexos un par de documentos de la mayorsignificación, los cuales representan versiones sobre los hechos y tramasasociados a la historia de la prensa huilense en las dos primeras décadasdel siglo veinte, en la pluma de reconocidos protagonistas. En primerlugar, la «Carta Pastoral de Cuaresma en la cual se condena a «LaOpinión» y la Escuela de la «Unión Progresista» de Neiva»1, suscritapor monseñor Esteban Rojas Tobar, que fue divulgada originalmenteen El Eco del Vaticano- órgano oficial de la Diócesis de Garzón-, en febrerode 1917. En segundo lugar, el artículo escrito por Anselmo GaitánUseche, periodista y dirigente liberal, publicado por el diario El Tiempoen 1939 bajo el título «Periódicos del Huila. Rojas Garrido redactó unode los primeros periódicos editados en el Huila»2, a modo de crónicay balance retrospectivo de la prensa huilense.

La Pastoral de Cuaresma de Rojas- hasta donde han llegadonuestras pesquisas- se reproduce íntegra por primera vez despuésde la edición original de este documento en 1917 en El Eco delVaticano. En ella, Rojas documenta los conflictos con Anselmo GaitánUseche, el más importante periodista liberal del periodo, fundadory director de numerosos periódicos que fueron objeto de censuraeclesiástica por parte del Obispo.

Luego de una introducción sobre la doctrina de la fe, el Obispo RojasTobar reproduce los variados documentos de condena y censura

Nota Preliminar

1 ROJAS TOBAR, Esteban. Carta pastoral para la Cuaresma en la cual se condena «LaOpinión» y la Escuela de la «Unión Progresista» de Neiva. En: El Eco del Vaticano, Núm.278, Garzón. (8, Febrero, 1917); p. 1065-1080. (Archivo de la Diócesis de Garzón).2 GAITAN USECHE, Anselmo. Periódicos del Huila. Rojas Garrido redactó uno de losprimeros periódicos editados en el Huila. En: El Tiempo, Núm. 10.000, Bogotá. (30, Julio,1939); sec. 2, p. 23, 24.

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proferidos contra Gaitán Useche y sus medios de prensa, desde la primera«Advertencia para leer al pueblo varias veces» divulgada en 1909 contrael periódico La Reivindicación. Un análisis parcial del contenido de estaPastoral se incluyó como parte del capítulo segundo de este libro. Convieneaclarar que el documento lo encontré durante la revisión del archivo de laDiócesis de Garzón, donde reposa la colección más completa de El Eco delVaticano. Al reproducirlo acá, procuro ampliar el acervo de fuentesoriginales con un documento clave, que ofrece la perspectiva y la memoriade un agente hegemónico y un protagonista de primer orden.

Por otro lado, el artículo de Anselmo Gaitán Useche - que hastaahora había sido considerado como el primer balance retrospectivode esta historia realizado por uno de sus personajes-, es undocumento conocido y citado en múltiples ocasiones en lahistoriografía huilense. Empero, la versión que se reproduce comoanexo en este libro, ha sido confrontada con el texto originalpublicado por el diario El Tiempo en 1939 y con la que publicó larevista Neiva en 1942. De este modo, el lector podrá acceder a undocumento que conserva fidelidad con el texto original, y no incurreen las omisiones, adulteraciones y errores – voluntarios oaccidentales- que infortunadamente se han presentado en algunasreproducciones del mencionado artículo.

Escrito por solicitud del periodista y político liberal Eduardo Santospara la edición especial correspondiente al número 10.000 del diarioliberal capitalino, el artículo de Gaitán Useche es al mismo tiempo eltestimonio personal de su autor como uno de los protagonistas de lahistoria que narra, y una suerte de balance retrospectivo realizado desdeuna de las orillas del conflicto: la liberal y republicana.

Al reproducir los textos del Obispo Rojas y de Anselmo GaitánUseche, uno al lado del otro, en versiones confiables y cotejadas consus originales, el lector interesado podrá adelantar su propio análisisy tener en cuenta matices que anteriormente permanecían en la sombra.

Adicionalmente, se reproduce como anexo el texto de la«Excomunión contra La Palabra de Neiva»3, divulgado por El Ecodel Vaticano en enero de 1919, que le da continuidad temporal a latrama de la censura eclesiástica descrita en la Pastoral de Cuaresmade febrero de 1917.3 ROJAS TOBAR, Esteban. Excomunión contra «La Palabra» de Neiva. En: El Eco delVaticano, Núm. 305 A, Garzón. (2, enero, 1919); p. 1507-1508.

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CARTA PASTORAL PARA LA CUARESMA,en la cual se condena «La Opinión» y la Escuela de

«La Unión Progresista» de Neiva.

NOS ESTEBAN ROJAS,POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA

SEDE APOSTOLICA,OBISPO DE GARZON

Al venerable Clero secular y regular y a todos los fieles denuestra Diócesis,

Salud y bendición en JESUS, nuestro Salvador, y en MARIA, suInmaculada Madre.

Qui crediderit, et baptisatus fuerit, salvus erit; qui verenon crediderit, condemnabitur (Marc. XVI 16)

El que creyere y fuere bautizado se salvará; más el queno creyere se condenará (San Marcos, XVI, 16)

Venerables sacerdotes y amados fieles:

I

Es verdad que ningún hombre puede dar el primer paso hacia Diossin un auxilio divino llamado vocación o llamamiento, que consisteen una luz que ilumina y conforta al hombre para que crea en Dios,en su justicia, en su misericordia y en todo cuanto Él se ha dignadoenseñarle o revelarle. Y como Dios no quiere la perdición de nadie,sino que todos se conviertan y vivan, es certísimo que Dios concedea todos los hombres esa luz o llamamiento, al cual todos están

Anexo 1Anexo 1

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obligados a corresponder ejecutando el acto de creer. Lo primero,pues, que Dios le exige al hombre para salvarlo es que crea; y elprimer acto con que el hombre puede buscar a Dios es el de creer.La fe, pues, es el punto de partida en el camino del hombre hacia sueterno destino, es el fundamento de su salvación; y esto, no sólopor ser el primer paso y la condición indispensable para poderprincipiar a andar el camino, sino porque ese acto tiene que seguirsirviendo de base o fundamento a todos los demás actos y pasosque se han de dar en él. La fe es pues el elemento más importantede la vida, el más rico tesoro que Dios nos ha dado, es nuestra luz,es nuestro vigor: así como en la vida ordinaria nada puede hacersesin luz y sin tener las fuerzas y aptitudes requeridas para el objeto,así sin la fe es imposible hacer nada en orden a la salvación.

No hay cosa pues que deba el hombre estimar más que la fe; nohay otro bien para cuya conservación y aumento deba esforzarsecon más empeño. Decimos aumento porque, aunque la fe no es unbien que pueda adquirirse ni aumentarse con solas fuerzashumanas, sino que es un dón gratuito, infuso en nuestra alma porel Espíritu Divino que se nos da en el Bautismo, sin- embargo, ennuestra mano está ejercitarnos en esta virtud y obtener su aumentopor ese ejercicio y nuestros ruegos, mediante la gracia de Dios.Debemos pues desear ardientemente y pedir al Señor como losApóstoles que nos aumente la fe (S. Lucas, XVII, 5). Es verdad quea este deseo y ejercicio somos refractarios, porque el pecado quecometieron nuestros primeros padres, con el cual nacemos, esprecisamente la incredulidad: el demonio nos contagió con superfidia, con la cual se negó a creer y obedecer las palabras delCreador, e hizo que Adán y Eva dejasen de creer a Dios, sumaverdad, y le creyesen a él, padre de la mentira. Debemos puesimitar al padre del lunático del Evangelio (S. Marcos, XI, 16 y sigs.)quien con humildad, aunque con deficiente fe, pedía el remediode su hijo, y al oír de los labios del Redentor que la condiciónnecesaria para ello era la fe, y que nada había imposible para elque verdaderamente creyese, suplico postrado y con lágrimas alSeñor que le diese esa fe que aún le faltaba, y con esa humildesúplica obtuvo el cumplimiento de sus deseos.

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Y debemos hacerlo así con tanto mayor razón cuanto que, ademásde nuestra personal dificultad, tenemos nuestra fe rodeada deterribles enemigos y peligros externos, de suerte que, si essobrenatural y prodigiosa la infusión de ella por el Espíritu Santoen nuestra alma, no lo es menos su conservación y aumento.

De los siete impedimentos y peligros de la fe, enumerados por elConcilio Plenario de la América Latina, no hay duda que los másgraves y poderosos son los errores que se difunden y arraigan enlas familias y en los pueblos por medio de la imprenta y la enseñanzaescolar. Así lo han reconocido los Sumos Pontífices, quienes hanllamado siempre la atención de los Pastores y de los fieles haciaestos peligros, y dictado enérgicas providencias para librar de ellosa las almas. Por su parte los Prelados de la Santa Sede, en todas lastres Conferencias que han celebrado en 1908, 1912 y 13 y 1916, sehan ocupado preferentemente de este asunto, y dictado ordenacionesconcretas y acertadas contra los males de la enseñanza laica yanticristiana, y de la prensa impía; y Nós creemos convenienteinsistir en lo mismo, dando a nuestros amados fieles algunasenseñanzas, y dictando algunas disposiciones, pues, aunque loextraordinario y monstruoso de los errores que se trata de propagarcausa natural repulsión, y por eso parece menor el peligro, sinembargo, la insistencia en instruir oportuna e importunamente esun precepto apostólico (San Pablo, 2a Epístola a Timoteo, IV, 2 ), yel deber que nos incumbe es gravísimo; y esperamos que, así comopor nuestra parte queremos cumplirlo con fidelidad, los fieles porla suya no nos desatenderán, y así se verán libres de esos peligros yde la muerte que en ellos se oculta.

Ya comprenderéis que tratamos en primer lugar de un periódicoque fue prohibido por la Conferencia Episcopal de 1913, y ahora hareaparecido como órgano de la sociedad llamada «UniónProgresista», de Neiva; y en segundo lugar de la escuela que esasociedad ha fundado y que prohibimos en nuestra próxima anteriorPastoral.

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II

El Director de La Opinión, Dr. Anselmo Gaitán U., publicaba en 1909otro periódico titulado La Reivindicación, del cual dijimos entonces,en una Advertencia al pueblo, lo siguiente:

«La Reivindicación», periódico de Neiva, para establecer lasmalhadadas libertades «de palabra, de pensamiento, de cultos, etc.»,incurre en el absurdo de ateísmo, o negación a Dios, pues al tratardel origen del derecho suprime toda noción de Dios y de voluntado ley de Dios, como si pudieran existir derechos u obligaciones sinla voluntad del Creador que determina los unos e impone las otras;se mancha de panteísmo, pues afirma que existe un «Todo Universal,del que los distintos seres existentes no son sino formas ymanifestaciones»; establece el immoralísimo principio de utilidadcomo criterio que determina lo que es lícito o ilícito; niega la libertadhumana, pues dice que «todo hombre es esclavo de las necesidadese imposiciones de su organismo y de su medio, y tiene la necesidad,la libertad y el derecho de obrar y pensar de acuerdo con ellos», desuerte que no es responsable de lo que haga, pues lo hace por lanecesidad que lo fuerza a ello; y resulta además lastimosamenteser una misma cosa la libertad y la necesidad…!; establece lavoluntad de cada hombre como regla de sus acciones y de lasobligaciones de los demás para con él, pues dice que «ladeterminación de nuestra voluntad por la necesidad y por losmotivos que a ella le parecen más poderosos, obliga a los demás areconocernos el derecho y la libertad de obrar» como obramos, desuerte que hay tantas leyes morales como voluntades humanas,puesto que cada voluntad se forma su propia ley; dice sin distinciónalguna que «todo hombre tiene derecho a ser respetado en susafectos», por consiguiente inclusive los afectos criminales; niega lavirtud de la abnegación cristiana, pues dice que a nadie le es lícitohacer bien sino de lo que le sobra; corrompe la noción de la caridadcristiana, e incurre en otros muchos absurdos y monstruosos y muydañinos errores, en un artículo titulado «Noción del derecho y de lalibertad». [Número 4, página 14 de La Reivindicación]. En otrosnúmeros hay también varios errores anticatólicos.

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Nadie puede, pues, leer «La Reivindicación» de Neiva con laconciencia tranquila».

A fines de 1912 dijimos en otra Advertencia al pueblo:

«El periódico La Opinión, editado en la Imprenta Departamental, esateo, como su predecesor La Reivindicación, que fué reprobado poracto episcopal en 1909: prescinde absolutamente de toda idea deDios, de su Providencia y de su soberano influjo en todos los actoshumanos; atribuye a la naturaleza lo que sólo puede atribuirse alCreador, y hace recordar uno de los errores más vergonzosos de LaReivindicación, que tributó al sol los honores que sólo se deben aDios.

Proclama repetidas veces otro error de sumo daño para losindividuos y las sociedades, afirmando que la Religión es cosaexclusiva de la conciencia y del fuero interno, y por consiguientesin influencia alguna en los criterios u opiniones que determinan lavida externa, de suerte que el hombre puede ser religioso por dentroy ateo por fuera.

Proclama el principio revolucionario de que el pueblo es elverdadero soberano del Estado, principio reprobado, no sólo porla verdad católica, sino aun por la razón natural. Sinembargo sostieneque a la autoridad le deben obediencia los súbditos, aun cuandomande algo opuesto a los dogmas católicos, siendo así que todaautoridad deja de serlo desde el momento en que sus preceptospugnan con la voluntad del Creador, y que por consiguiente el nocumplir tales preceptos no es en verdad desobediencia a legítimaautoridad, sino verdadera obediencia a Dios.

Todas las doctrinas de La Opinión respiran el pésimo error delmodernismo tantas veces reprobado en estos tiempos por la SantaSede, maestra infalible del mundo…

…Es un periódico sumamente pernicioso para los intereses de lasociedad cristiana, y nadie puede leerlo con la conciencia tranquila».Esto dijimos en 1912.

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III

El Director de La Opinión continúa sosteniendo y enseñando estos yotros abominables errores.

Niega los dogmas de la Providencia divina, de la oración, elsacrificio y la expiación, cuando afirma (n. 55) que la creencia en loscastigos de Dios y en la satisfacción a su justicia por medio delayuno, las oraciones y sacrificios es un error que se opone del todoal progreso de la humanidad; por manera que Dios es un serinsensible e insano que para nada se cuida de sus creaturas ni deque éstas le ofendan o le obedezcan, y con haberlas redimido y hechoposible su salvación del pecado y de la desgracia eterna, las hacondenado a la imposibilidad de mejorar su suerte. Descomunalesabsurdos que no son sino consecuencias de otros mayores.

Sostiene que sin creer en Dios y sin practicar deberes ningunos paracon Él, puede perfectamente el hombre ser bueno y recto, y que alcontrario, la idea de Dios y de que existan deberes para con Él, sonprejuicios absurdos que se oponen a la recta formación y educacióndel hombre. Según esto, para el Dr. Gaitán Dios no es bueno, ni esorigen de nada bueno, sino al contrario: para el Dr. Gaitán Dios esmalo y origen de lo malo! Qué horror!

IV

Con esta ocasión habla de varios dioses, del Dios de los católicos, delDios de cualquiera de las religiones teístas, y afirma (n. 57) que no es unerror hablar de religiones sin Dios que son verdaderas religionesporque ligan al hombre con la naturaleza.

El sentido común basta a los fieles, aun los menos instruidos einteligentes, para comprender que es demasiada la torpeza de quienpretende hacer penetrar en mentes sanas la enseñanza de que nohay Dios, o de que los paganos estaban en lo cierto y en lo rectocuando adoraban varios dioses, tantos cuantos eran los vicios pordemás lamentables que servilmente practicaban; y ese mismosentido común les hará congratularse con la Santa Iglesia, que el 24

El apetito de la injuria / 225

de abril de 1870, en los cánones de la sesión 3ª del Concilio Vaticano,proclamó de modo expreso y terminante una verdad, de la cualellos nunca sospechaban pudiera ponerse en duda, a saber: «I. Sialguno negare que hay un solo y verdadero Dios, Creador y Dueño detodas las cosas visibles e invisibles, sea anatema», esto es,excomulgado o condenado.

V

Habla de «un dios confundido con el mundo, no distinto de éste, materiaincreada, infinita y eterna, de la cual no son sino múltiplesmanifestaciones y apariencias accidentales, variables y temporalestodo cuanto existe y sucede en el universo».

Aquí también basta el sentido común para comprender que lamateria no puede ser Dios, pues es imposible concebir un Dios quepueda corromperse, o sea descomponerse o dividirse en partesdiversas, como es la materia, cuya existencia consiste en estarcompuesta de varias partes o elementos constitutivos, separablesunos de los otros, y ser por lo mismo esencialmente corruptible,sujeta a mutaciones, cambios y corrupción. Es pues demasiado,inconcebible absurdo, pensar que la materia pueda ser increada,infinita y eterna como es Dios; y aquí nuevamente os invitamos acongratularos con la Iglesia por haber lanzado anatema el citadoConcilio, contra los que digan que la materia, o sean las cosasvisibles, no han sido creadas por Dios.

VI

Pero lo que es más inconcebible es aquello de que todo lo que existey sucede en el mundo no son sino múltiples manifestaciones yapariencias accidentales, variables y temporales del Dios-mundo,del Dios-materia. Por manera que el mismo Dios que, por mediodel sentido común y por boca de los sabios, enseña que no hay efectosin causa, ese mismo sería el dios-materia que por medio del Dr.Gaitán nos enseña que ningún efecto tiene causa, puesto que el efectoque los comprende todos, que es la existencia del mundo, haresultado sin causa, una vez que la materia es increada, esto es, que

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existe sin que nadie la haya hecho existir. En este mundo-dios delDr. Gaitán es pues una misma e idéntica cosa la verdad y el error, ynuestra inteligencia se alimenta lo mismo con éste que con aquella.

VII

Según este sistema, el mismo Dios que se manifiesta en las leyespara hacer rectos a los hombres y para castigarlos cuando delinquen,es el mismo que se manifiesta en ellos cuando caen en el delito. Loscriminales, pues, no son responsables, pues no son ellos los quepecan, sino Dios quien peca en ellos; y por tanto son inútiles einjustas las leyes, injustos y criminales los legisladores, inútil y vanala autoridad. Esta es la moral que por medio de su órgano legítimoproclama «La Unión Progresista» de Neiva, esta la educación quese da a los niños en su escuela.

VIII

El mismo Dios que, por medio del irrefragable testimonio de lahistoria, nos certifica que los cristianos de los tres primeros siglosfueron perseguidos, martirizados y entregados a la muerte porqueno quisieron ser infieles a la fe que habían profesado y prometidoal Redentor del mundo y que por eso hoy son honrados y veneradoscomo héroes, mártires del deber y de la virtud, ese mismo sería eldios-materia que, por medio del Dr. Gaitán, los calumnia diciendoque la causa de las persecuciones que sufrieron era el estarsindicados y acusados como criminales, y que por tanto, comofácilmente esos crímenes eran verdaderos, nosotros, al venerarlosen los altares, veneramos el crimen.

Dios es quien, por medio del testimonio histórico, que en todo elmundo constituye criterio infalible de certidumbre, nos dice que laIglesia siempre ha sido favorecedora de la ciencia, y que a ella y amuchos de sus hijos sabios se debe en gran parte el adelanto de lamisma; y ese mismo sería el dios-mundo que por medio de Gaitáncalumnia a la Iglesia diciendo que condena como delito lainvestigación científica.

El apetito de la injuria / 227

IX

El mismo Dios que por boca y ejemplo de su adorable Hijo elRedentor del mundo nos enseña que la humildad es una necesariavirtud, fundamento de todas las demás virtudes y única fuente deverdadera tranquilidad del alma (San Mateo, XI, 29), ese sería elmismo dios-materia que por medio del Dr. Gaitán (n. 58) nos enseñaque la humildad es el envilecimeinto de la humanidad, que lasoberanía del ángel caído es virtud, que la rebeldía es imprescindiblederecho; y se avanza a proferir la blasfemia y calumnia de que elRedentor fué rebelde y que dió ejemplo de rebeldía, Él, que porobediencia, como dice San Pablo (Epístola a los Filipenses, II, 8), sesometió a la muerte y a la muerte de Cruz. Así también, el mismoDios que sancionó y estableció el culto externo con todas susprácticas, aún las más minuciosas, en la antigua ley, haciendoconstruir el templo y aceptando con prodigios los sacrificios yfunciones de su dedicación, santificándolo y defendiéndolo deprofanaciones, obedeciendo Él mismo las prácticas prescritas porla ley, estableciendo el Divino Sacrificio y los Sacramentos con susceremonias, este mismo sería el dios-materia que vergonzosamente,en persona del Dr. Gaitán, nos afirmaría que el culto externo quepractica la Iglesia fué tomado por ésta del paganismo y de la idolatría,para poder engañar a los pueblos. En este mundo-dios, en queluciferinamente delira Gaitán, lo mismo es la santidad que el pecado,lo mismo las virtudes que los vicios; por lo mismo no hay para quetomarse trabajo ninguno por ser bueno, y en todo se puede seguir,como él dice, «no la fe, sino las enseñanzas e inspiracionesnaturales».

En otras partes niega que exista la ley eterna y su sanción: niegaque exista después de la muerte otra vida de premios y castigos, o,lo que es lo mismo, niega que el hombre tenga una alma espirituale inmortal; de suerte que no se diferencia un hombre de un brutosino en la figura corpórea, en lo que se diferencia un bruto de otrobruto. No habiendo pues premios que esperar ni castigos que temerdespués de la muerte, queda eliminado todo freno al vicio y aldesorden moral, y se deduce claramente que no existen deberes niobligaciones, pues ni hay nada bueno que esperar, como premio

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del deber cumplido, ni tampoco nada de malo que temer, comocastigo por haberse negado a cumplirlo. Será pues un loco quien nosiga en todo sus apetitos, por malos y depravados que sean. Pobresociedad! Pobre humanidad!

X

Pero si el verdadero y profundo envilecimiento, en que pretendeGaitán asumir a Dios y a su creatura el género humano, nos causaamarga tristeza, la Iglesia del Divino Redentor nos alienta y consuelapor medio de las siguientes definiciones dogmáticas del lugar citadodel Concilio Vaticano:

«2. Si alguno no se avergonzare de afirmar que, fuera de la materia,ninguna otra cosa existe, sea anatema.

3. Si alguno dijere que es una sola y misma la sustancia o esenciade Dios y la de todas las cosas, sea anatema.

4. Si alguno dijere que las cosas finitas, tanto las corporales comolas espirituales, o al menos las espirituales, han emanado de ladivina sustancia;

O que la sustancia de Dios, por medio de la manifestación oevolución de sí misma, se hace ella misma todas las cosas;

O por último, que Dios es un ente universal o sea indefinidoque, determinándose a sí mismo, constituye la universalidad delas cosas, distinguida en géneros, especies e individuos; seaanatema.

5. Si alguno no confiesa que el mundo y todas las cosas que en élse contienen, tanto espirituales como materiales, en toda susustancia, han sido producidas de la nada por Dios… seaanatema».

El apetito de la injuria / 229

XI

Prescindimos de otros muchos gravísimos dislates de La Opiniónpor no alargar demasiado esta Carta Pastoral. Varios de ellosquedaron refutados en la que os dirigimos de Neiva el 1º dediciembre último, al tratar de la escuela de «La Unión Progresista»,escuela cuyas enseñanzas son idénticas a las de La Opinión. Tanto eldirector del periódico como el de la Escuela, se han dirigido a Nóspor escrito y públicamente, para invitarnos a que vayamos a suescuela a oponernos a la enseñanza impía que en ella se da,afirmando que los maestros que ahí enseñan son impíos, y seproponen hacer impíos a los alumnos, añadiendo ambos, conabsurdo y diabólico sarcasmo, que ese es nuestro deber de pastorespara con las ovejas que arrebata el lobo, librarlas de la muerte sinquitarlas de sus garras, o hacer como un médico que se propusieracurar un enfermo contagiado, con la condición de no quitarlo dellugar de contagio, ni privarlo de las cosas que le producen el mal.Verdaderamente no parece que quienes tales cosas dicen tenganuso de razón; y son los maestros de la escuela progresista.

XII

Notad sin embargo que la idea fundamental que se persigue entodo esto es la de desembarazarse de Dios, librarse del recuerdo deDios, aniquilar en la mente de todos toda idea de Dios. Parece queDios les estorba para todo: estorba para vivir, estorba para la vidadoméstica, para la vida civil, estorba para todo; por eso se le haceguerra, por eso se le aborrece, por eso se aborrecen sus beneficios,se aborrece su Redención, se aborrece a su Hijo humanado y todocuanto El dijo, enseñó e hizo para nuestro bien. Quien lo creyera,amados fieles: aquí entre nosotros hay quien aborrezca a Dios conodio expreso y verdadero ¡hay quien aborrezca expresa yverdaderamente a quien murió en cruz por librar de la muerte algénero humano! ¿Y vosotros queréis que vuestros hijos siganrecibiendo tales enseñanzas?

230 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

XIII

Ya veis a qué extremos conduce el apartarse de la divina luz de lasanta fe. Ya veis qué absurdos, qué abominaciones ocupan elespíritu del hombre que ha abandonado la fe. Poned pues vosotrostodo vuestro esfuerzo en permanecer fieles a vuestro Señor yRedentor, y a sus enseñanzas que la santa madre Iglesia os trasmite.Afianzad cada fía más vuestras convicciones; hacedlas cada día mássólidas y profundas, no solo estudiando la Religión y los motivosde credibilidad, sino principalmente repitiendo los actos de lacreencia, fundados en la más humilde y confiada sujeción de vuestramente a la mente divina, que con tanta bondad se ha dignadodescubriros y enseñaros verdades, profundas sí e inefables, peroque llenan el espíritu de consuelo y esperanza, y son el únicofundamento de vida, no del todo pero sí en verdad, feliz en estemundo. Sobre todo cuidad de los peligros: cuidaos vosotros ycuidad a vuestros hijos y personas todas de vuestra casa. Nunca ospermitáis vosotros, ni permitáis a ninguno de los vuestros, leerescritos contrarios a la religión o a las buenas costumbres; noestrechéis relaciones con impíos, huid y haced huir a vuestros niñoslejos, muy lejos, de la enseñanzas de los impíos.

XIV

Para cumplir con el deber de nuestro cargo, y teniendo en cuenta elcontenido de la Constitución «Apostolicae Sedis» dada por Pío IX el12 de octubre de 1869, a saber: «Declaramos incursos de hecho enexcomunión especialmente reservada al Romano Pontífice a todoslos apóstatas de la fe cristiana y a todos y cada uno de los herejes,cualquiera que sea el nombre que lleven, y cualquiera que sea lasecta a que estén afiliados, lo mismo que a todos los que les crean…o los favorezcan»; declaramos lo siguiente:

El Dr. Anselmo Gaitán, Director del periódico La Opinión, como autorde los escritos absurdos y heréticos que acabamos de condenar,está incurso en excomunión mayor reservada especialmente al Sumo

El apetito de la injuria / 231

Pontífice, impuesta en los citados cánones del Concilio Vaticano yen el párrafo citado de la Constitución Apostolicae Sedis.

También incurren en la misma pena todos los escritores del dichoperiódico, los superiores y profesores de la Escuela fundada enNeiva por la Sociedad llamada «Unión Progresista» y cualesquieraotras personas, que crean, sostengan o defiendan las doctrinasheréticas del expresado periódico.

Prohibimos bajo pena de excomunión mayor: a) la suscripción alcitado periódico y su lectura; b) el hacer en él cualesquierapublicaciones; c) el imprimirlo, distribuirlo o prestarle apoyo; d) elcolocar o conservar alumnos en la escuela de la «Unión Progresista»de Neiva; e) el contribuir al sostenimiento de esa escuela o prestarleapoyo.

En esta excomunión incurrirán de hecho todas aquellas personasque conociendo esta disposición ejecuten cualquiera de los actospor ella prohibidos.

XV

Pedimos encarecidamente a los fieles todos, que hagan fervorosasy constantes oraciones para que el Señor, por intercesión de la DivinaMadre y Patrona de esta Diócesis, cuyo pie inmaculado le aplastóla cabeza a la serpiente, se digne dar término a estos males tangrandes y traer a buen camino a todos los extraviados.

XVI

En virtud de las facultades concedidas por la Santa Sede el 1º deenero de 1910, durables por diez años, sobre Indulto de ayuno yabstinencia, concedemos para el presente año dicho Indulto.

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Todos los fieles mayores de veintiún años que sean capaces por susalud y estado:

1º Ayunarán sin carne el miércoles de Ceniza, todos los viernes deCuaresma y el jueves santo;2º Ayunarán con carne los demás miércoles de Cuaresma y losviernes de Adviento.3º Guardarán la abstinencia sin ayunar, las cuatro Vigilias deNavidad, Pentecostés, San Pedro y la Asunción.

Los días de ayuno pueden tomar leche pero no huevos en eldesayuno, cuidando de no exceder la cantidad permitida que es lade unas dos onzas poco más o menos, sin contar el agua; puedentambién tomar leche y huevos en la colación de la noche, cuyacantidad es la de unas ocho onzas, también sin contar el agua.

Los menores de veintiún años no están obligados a otra cosa que aguardar la abstinencia en los días en que obliga ésta, a saber: elmiércoles de Ceniza, los viernes de Cuaresma, el jueves santo y lascuatro Vigilias de Navidad, Pentecostés, San Pedro y la Asunción.

Esta Pastoral será leída íntegramente en todas las iglesias y capillasde la Diócesis en días de concurso.

Dada en Garzón a 6 de febrero de 1917.

ESTEBANOBISPO DE GARZON

Por mandado de S.S.I.,OCTAVIO HERNANDEZ R.,Pbro. –Secretario.

El apetito de la injuria / 233

Excomunión contra «La Palabra» de Neiva.

NOS ESTEBAN ROJAS,POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE

APOSTOLICA,OBISPO DE GARZÓN.

CONSIDERANDO:

1. Que con el título de «La Palabra» ha reaparecido en Neiva elperiódico «La Opinión» que Nós prohibimos bajo censura en nuestraPastoral para la Cuaresma de 1917;2. Que no solamente continúa dicho periódico proclamando losmismos monstruosos errores de antes, sino que se ha dado a la tareade herir nuestro corazón de católicos en lo que todos creemos conmayor aprecio y en lo que fundamos nuestras más caras esperanzas,como son las verdades relativas a la sacratísima Persona de María,Madre de Dios y nuestra muy amada;3. Que se nota una cierta tendencia o inclinación errónea yenvenenada en algunos católicos a conciliarlo todo sin discreciónalguna, y en consecuencia a manifestar adhesión y aun estimación alos peores enemigos de sus más fundamentales y caras creencias;4. Que es gravísima obligación nuestra precaver con eficacia a loscatólicos contra este tan grave peligro de corrupción para ellos ysus familias;

DECRETAMOS:

Queda prohibido bajo pena de excomunión, en que se incurriráde hecho:1. El suscribirse al citado periódico «La Palabra» o el leerlo;

Anexo 2Anexo 2

234 / Juan Carlos Acebedo Restrepo

2. El imprimirlo, distribuirlo o prestarle apoyo;3. El hacer en él cualesquiera publicaciones.

Dado en Garzón, a 27 de diciembre de 1918, día de San JuanApostol y Evangelista.

(L.S.) ESTEBAN, OBISPO.

Por mandado de S.S.I.,

Octavio Hernández R.Pbro. Secretario

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Periódicos del Huila. Rojas Garrido redactó uno delos primeros periódicos editados en el Huila.

La demora en llegar a mis manos la atenta carta del director de «ElTiempo», en solicitud de un articulo «que sea una especie de reseñahistórica del periodismo en este departamento», no me permitióexcusarme oportunamente de tan honroso encargo ni hacer un trabajodigno de la edición número 10.000 del decano y mejor exponentede la prensa nacional.

Tarea enojosa y ardua ésta de escribir sobre actividades públicasen que se ha intervenido personalmente y de manera asidua ynotoria, como es el caso mío, tratándose de periodismo en estedepartamento. En algún periodiquito jocoso que se publicaba enesta ciudad, apareció, en una sección de «imposibles», el siguiente:«Que el doctor Gaitán no escriba». Así como en otra sección de «cosasinútiles», figuró «la peinilla del doctor Gaitán», aludiendo a mienveterada e inocultable calvicie. Ha sido tal mi afición a escribir, omejor, mi necesidad de escribir, necesidad impuesta por unimperativo de conciencia que reacciona automáticamente contra todainiquidad y toda injusticia, que en alguna época en que no había enesta ciudad un periódico liberal, escribí en un periódico conservadordisidente, fomentando la división y la pugna entre conservadoresdisidentes y charristas, pugna y división que aún subsisten. Y porcierto que dizque lo hice muy bien, como escritor disidente, al decirde mis cuasi-semi-copartidarios.

Recién pasada la guerra de los mil días vine por primera vez a estedepartamento, a Neiva, cuando todavía hacia parte del Tolima. Nose publicaba aquí periódico ninguno. Escribí alguna o algunas

Anexo 3Anexo 3

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crónicas políticas contra lo que el Señor Caro llamó «reinado azuldel Tolima»; crónicas que por conducto de mi prematuramentedesaparecido amigo Leopoldo Argáez, hijo del inolvidable donJerónimo, propietario de «El Telegrama», de Bogotá, fueron acogidasen dicho periódico conservador. Tuve que desistir de talespublicaciones por suspensión de «El Telegrama» y porque elentonces administrador de correos don Juan Romero O., muyconservador y muy devoto, pero hombre honorable, bienintencionado y ecuánime, me advirtió confidencialmente que habíarecibido orden de sus jefes políticos, de abrir mi correspondenciaporque se sospechaba que era yo el autor de aquellas publicaciones.

El departamento del Huila fue creación del llamado «quinquenionefando», El general Reyes, en su empeño de dividir para reinar,convirtió el país en una colcha de retazos. Y... chitón! chitón! Lasoberanía seccional calló. Uno de esos retazos fue el Huila, segregadodel Tolima. Antes de esta segregación se habían publicado en laque es hoy región del Huila, algunos periódicos. Por allá en el añode 1862 se publicó en Yaguará «El Centinela en campaña»; en 1857,«La Luz»; «El Vigilante» y «La Escuela», en 1880; «La República»en 1882; «La Estrella del Tolima», en el mismo año; «El Bien Público»en 1883; «La Reintegración» en 1884 y «EI Unitario» en 1886, todosde Neiva; y en 1893 «El Impulso», de Garzón. Apareció también enaquella época «El Alto Magdalena». No he podido obtener datossobre las condiciones editoriales, ni sobre los directores, contenidoy tendencias de estos periódicos. Debieron ser, como han seguidosiendo las posteriores publicaciones en el Huila, publicaciones devida efímera, semanales o mensuales, intermitentes y esporádicas.Me han informado que en «El Alto Magdalena», escribía RojasGarrido.

La precaria situación en que quedó el liberalismo después de laúltima guerra en todo el país, y especialmente en esta regióndominada por el fanatismo político-religioso más perseguidor,inclemente y agresivo, hacía imposible para los liberales todaactividad política en las condiciones ordinarias. Era un deber paracualquiera que estuviese en condiciones de iniciar y afrontar lalucha, hacerlo. La circunstancia de haber militado lejos de esta región

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y no encontrar aquí, por consiguiente prevenciones ni resentimientossurgidos de la guerra; mi juventud y mi profesión de médico, meponían, en mi concepto, en condiciones favorables y esperé elmomento oportuno.

Después de mis ensayos en «El Telegrama», hice mi primera salidadurante la administración Reyes; con tan mal éxito, que fui a dar alcuartel de la policía y se me decretó el confinamiento, primero enMocoa, y luego, por consideraciones especiales, a La Palma, enCundinamarca. Difícilmente obtuve que se me permitiera regresara esta ciudad.

Como órgano de los empleados públicos, semioficial y superficioso,apareció en esta ciudad en 1907, el periódico «Huila», editado en laimprenta oficial y con material y empleados oficiales. Losinconformes teníamos que contentarnos con morder el freno y tragarsaliva.

Derribada la dictadura al incontenible empuje cívico de la UniónRepublicana, de cuyo directorio seccional tuve el honor de sermiembro, en compañía de los generales Toribio Rivera y PlácidoSerrano y del doctor Augusto Martínez, confinado en esta ciudad,apareció, bajo la dirección de Augusto Martínez, Felipe Serrano yyo, «La Reivindicación». Al primero o segundo número se nosseparó Augusto Martínez, por no estar de acuerdo con la orientaciónmarcadamente liberal del periódico. Al octavo número nos cayó lacensura episcopal, que circuló profusamente en hojas volanteseditadas en la imprenta oficial, pero sin pie de imprenta; ilegalidadque denuncié ante las autoridades, naturalmente sin resultados.

Al llegar el doctor Roberto Caycedo S., como gobernador, nombradopor el presidente Carlos E. Restrepo, en reemplazo del generalPedro Rivera, logré celebrar con la gobernación un contrato en virtuddel cual se publicó en la imprenta departamental «La Opinión».Entre otras felicitaciones recibí un telegrama de Eduardo Santos yAlfonso Villegas, que ya publicaban «El TIEMPO»: telegrama quemás o menos decía: «Verdaderamente entusiasmados. Número unoentre adalides noble causa republicana. Así se escribe.» «El Diario»,

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de Nicolás Esguerra y Fidel Cano, «El TIEMPO» y «Sur América»,reprodujeron varios editoriales de «La Opinión» o acogieron variosartículos originales míos cuando la mayoría conservadora de laAsamblea Departamental prohibió la publicación de «La Opinión»en la imprenta oficial.

Contemporáneo de «La Opinión» fue «EI Deber» (1912), de RamónAlvira Durán, vocero de la fracción liberal bloquista o uribista. Noscombatimos reciamente. Alvira como bloquista y yo comorepublicano, lo que no impidió que más tarde militáramos juntosbajo la vieja insignia liberal. Es Ramón Alvira Durán un escritor ypolemista formidable, agresivo, irónico, cáustico, sarcástico y deuna lógica insuperable; condiciones que lo hacen temible. Con lospseudónimos de «Padre Arenales» y «Oídor de la Barra», ha escritopáginas amenas y de combate, leídas con deleite hasta por susmismos contendores.

En una vieja imprenta del señor Antonio Escorcia, conservador,dotada por mí de algunos elementos, reapareció «La Opinión»donde escribíamos Alvira y yo, con agresivo desparpajo. Fueentonces cuando el presbítero doctor Luis Calixto Leyva, despuésobispo de Barranquilla, nos dedicó a Alvira y a mí, en respuesta aalgunos de nuestros escritos, un soneto que terminaba con elsiguiente verso: «Yo os junto, oh par de víboras rastreras». El ardorde las luchas de esa época explica estos desplantes de quien fue unterrible polemista, un escritor castizo, inteligente e ilustrado, y unvirtuosísimo Ministro de Cristo, cuya reciente muerte fueunánimemente deplorada.

La prensa conservadora de esa época estuvo representada por «Diosy César» (1910) y «La Lid» (1912), de Garzón; y «El Bien Social»(1911) y «El Símbolo» (1914) de Neiva; periódicos generalmentedirigidos por sacerdotes, editados en imprentas clericales ydistribuidos en las casas curales. El lenguaje imperante de estaprensa ruborizaría a cualquier gente de arrabal. En «Dios y César,órgano de la curia, editado en la imprenta diocesana» según se leíaen su encabezamiento, y dirigido por el hoy Obispo de Ibagué, señorRodríguez, se publicaba un «Permanente» titulado «Lista de los

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empelados públicos que viven amancebados»; y seguía la lista conlos nombres propios de ellos y ellas, los empleos desempeñados ydetalles y comentarios de la más asquerosa y repugnantevulgaridad. Tal prensa entraba a saco en la vida privada de losciudadanos y no se detenía ante ninguna consideración ni anteningún límite, usando armas tan viles como la de propalar que yoestaba tuberculoso; «el tuberculoso mediquillo», me llamaba, conel propósito de alejarme clientela profesional.

Por este entonces anduvo en misión evangelizadora y moralizadoraun jesuita Arango que editaba unos volantes titulados«Triquitraques» y «Traquetriques», de la más burda y espesainmoralidad. A estos pasquines clericales se opusieron unosvolantes titulados «Parches Porosos», editados en máquinas deescribir y atribuidos al saleroso ingenio del señor Policarpo Sánchez.Entre estos «Parches Porosos» y una interpretación fisiopsicológicade las actividades del padre Arango, consignado en un escrito deEnrique Millán O., publicado en «El Republicano», de Bogotá,hicieron callar al jesuita, ya que no fue posible obtener de las altasautoridades eclesiásticas un correctivo o siquiera un paliativo paratanto desmán.

El Obispo de Garzón, señor Esteban Rojas, hombre sencillo, virtuoso,desinteresado y abnegado, pero demasiado apasionado y de uncriterio evangélico extraviado, autorizaba y patrocinaba estascampañas con el celo intransigente y tenaz del convencido, alegandoque lo malo no era que las cosas inmorales se publicaran, sino quesucedieran. Tenía la obsesión de que yo lo odiaba y por eso meodiaba. En sus escritos me llamaba «el advenedizo satánico», «elignominioso Gaitán», y otros calificativos por el estilo.

En una sesión del Senado, en 1920, durante una discusión que tuvecon el doctor José Joaquín Casas, leí algunas de esas publicacionesperiodísticas, que dejaron escandalizados a mis colegas, tantoliberales como conservadores. Al día siguiente el senador AquilinoGaitán me exigió que le facilitara, con carácter devolutivo, lospapeles leídos en la sesión anterior, para que los leyera el Superiorde una comunidad religiosa que se negaba a creer en la autenticidad

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de tales escritos. Cosa semejante le ocurrió al general Vásquez Cobo,cuando en una sesión de la Cámara de Representantes tuve ocasiónde leer algunos de ellos.

Por ese entonces vino al Huila el señor Francisco de A. Mogollónquien con un valor temerario resolvió meterse en la boca del lobo,publicando en el centro mismo de las actividades e influencias delObispo Rojas, «EI Carnaval», periódico que desarrolló unaadmirable campaña anticlerical. La labor de «El Carnaval» fue delas que perduran. Mogollón abrió surco. Minó la creencia de laintangibilidad de la autoridad clerical. Recientemente ha vuelto aesta ciudad este benemérito luchador liberal, pobre y casi ciego ysu presencia ha pasado inadvertida para sus copartidarios.

En la prensa conservadora disidente merece especial mención «ElPorvenir», desde cuyas columnas realizaron Agustín UribeAfanador y Matías Silva H., una brillante labor periodística. Llamótambién la atención pública y sorprendió a los conservadores porlo inesperada, la actitud altiva e independiente de otro conservador,don Eudoxio Perdomo quien se irguió por la prensa contra lasexageraciones de sus copartidarios, no obstante haber pasado ya laedad de las rectificaciones y de haber sido hombre ecuánime,sencillo y bondadoso. Los hijos de don Eudoxio militan hoy en lasfilas liberales.

La excomunión episcopal cayó al fin sobre «La Opinión», que nopor esto sino por inconvenientes editoriales, hubo de suspendersealgún tiempo después. Una de las mayores dificultades con queentonces tropezábamos los liberales y que nos ponía en condicionesde inferioridad era que carecíamos de una imprenta medianamenteservible, a tiempo que los conservadores contaban con las prensasde la curia. Felizmente se presentó un buen día en que uncomisionado de una logia masónica vino a fundar la logia de estaciudad, cuya base fue un triángulo constituido por Luis FelipeBlanco, Guillermo E. Borrero y yo. Dicha entidad patrocinó doslaudables obras: una escuela privada que quedó bajo la direcciónde Ramón Alvira y en la cual actuamos como profesores gratuitosvarios liberales; y la consecución de una imprenta, modesta pero

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suficiente para nuestras necesidades más apremiantes, y en la cualempezó a editarse bajo mi dirección «La Palabra», y se han seguidoeditando casi todos los periódicos liberales que han aparecido desdeentonces.

Como era natural, el clericalismo reaccionó violentamente. La sañaclerical llegó hasta el extremo de que el párroco de Neiva, PresbíteroJulián Quesada, no quiso solicitar los servicios de la banda demúsicos de esta ciudad para la fiesta patronal del 8 de diciembrede 1918, porque la banda había tocado en el recibimiento que mehizo el pueblo liberal a mi regreso de las sesiones del Congreso.Prefirió el Párroco contratar los servicios de la banda del Espinal.Algunos liberales traviesos, con la complaciente complicidad deldirector de dicha banda, me dieron con ella una serenata, lo quebastó para que el curita resolviera no aceptar los servicios de esabanda tampoco y se negara a reconocerle el valor del contrato. Eldoctor Roberto Scarpetta Durán como apoderado de los músicos,obtuvo para ellos el pago de trescientos pesos. Y en un sermóndominical, el párroco declaró que un derrumbe que destruyó enesos días algunas humildes viviendas, era castigo de Dios por elrecibimiento que se me había hecho. Y el párroco de San Mateo,Emigdio Artunduaga, el mismo que llamó a Jorge Isaacs «elescorpión del Cauca» y calificó «La María» de «novela corruptora»,exhortó a sus feligreses que pidieran a Dios que me eliminara deeste mundo. Y el señor Rojas, interrogado por una señora de mifamilia, muy devota, sobre sus diferencias conmigo, le contestó quelo único que podía decirle era que no había día que no le pidiera aDios que lo sacara a él de la diócesis o me sacara a mí. El doctorConcha, en charlas íntimas que tuvimos cuando en 1921 fue élPresidente de la Cámara y yo Vicepresidente habló de algunasgestiones hechas por el señor Rojas ante la Santa Sede, en este sentido.

Con pretexto de mi oposición y de mi voto negativo en la cámarade representantes, al proyecto de homenaje a la Virgen María, conocasión del congreso mariano, se inventó por los dirigentesconservadores y el clero, que yo había blasfemado contra la Madrede Dios y se provocó un plebiscito que desagravió a la Virgen pormedio de escritos, sermones, discursos, procesiones y otros actos

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religiosos en todo el departamento; plebiscito en que se llegó a loslímites del ridículo y cayó sobre mí y sobre «La Palabra» una nuevaexcomunión. A las sirvientes de mi casa se les aconsejó no mesirvieran y a las gentes del camino a mi finca se les ordenó noprestarme ningún servicio.

Para sortear los escrúpulos de creyentes que pudieran temer lalectura de un periódico excomulgado, había resuelto en anteriorescasos cambiar el nombre del periódico. Ya en esta terceraexcomunión le notifiqué al señor Rojas que no cambiaría el nombrepara evitar el trabajo de una nueva excomunión y porque habíaobservado que cada nueva excomunión aumentaba el número desuscriptores, hasta entre los mismos conservadores que yaempezaban a gustar el sabor de lo prohibido y de la curiosidad y afamiliarizarse hasta simpatizar con las actitudes irreverentes.

Cuando a fines de 1921 se inició la campaña electoral en que fueroncandidatos los generales Herrera y Ospina, se convino en una juntaliberal, que el periódico órgano del Directorio departamental sellamara «Renacimiento» para unificar la opinión liberal y porconsiguiente se suspendió «La Palabra».

Con motivo de los escandalosos fraudes y violencias con que seescamoteó el triunfo del candidato liberal, publiqué en«Renacimiento» un editorial titulado «Ahora qué sigue?»,en el cualdeclaraba que resultando infructuoso todo esfuerzo legal y pacíficodel liberalismo para el ejercicio de sus derechos y la conquista delpoder, no se le estaba dejando otro recurso que la guerra. A esteescrito hizo referencia el general Ospina en su respuesta al memorialde agravios del general Herrera como para respaldar la suposiciónde que el liberalismo se preparaba para la guerra. Igual referenciahizo en la Cámara de Representantes el Ministro de Gobierno,general Víctor M. Salazar.

No tardó en recaer sobre mis actitudes el gastado y esprestigiadorecurso de la excomunión por cuarta vez. Conservo entre mis papelesviejos los telegramas en que el general Herrera y Luis Eduardo NietoCaballero me felicitaron por esta nueva consagración.

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«La Tenaza» fue fundada por el señor Reynaldo Matiz, y «El Radical»por el doctor Roberto Scarpetta Durán y don Arcadio Perdomo ySerrano. Ambos periódicos eran liberales, pero empeñáronse enlucha de carácter personal en la cual intervino desde las columnasde «El Radical» Ramón Alvira Durán. Como consecuencia de laagresividad de esta lucha sobrevino la muerte del señor Matiz amanos del señor Perdomo. Este fue absuelto. Yo me hallaba enBogotá desde varios meses antes del deplorable suceso. Y sinembargo, casi quince años después, el año pasado, unradioperiódico de Bogotá y un cronista de «La Razón» informaronque yo había sido llamado a juicio por la Corte Suprema comoresponsable en la muerte del señor Matiz. La oportuna y terminanterectificación de la «La Razón» puso fin a la absurda y malévolainformación.

En un nuevo esfuerzo de unificación liberal surgió «La Información»bajo mi dirección y se suspendió «Renacimiento», de cuya direcciónme había retirado al dejar de hacer parte del DirectorioDepartamental.

Después del triunfo liberal de 1930, han aumentado los periódicosliberales. En 1933 circuló «Motivos», del señor Luis F. ColIazos, enNeiva. «El Debate» de Garzón, dirigido por el doctor Tulio Rubianoha tenido varias épocas y ha prestado al liberalismo importantesservicios en campañas electorales y doctrinarias. En 1934, tambiénen Garzón, apareció «El Frente», dirigido por el señor Alejo Borrero.En Neiva apareció «El Crisol» hábilmente dirigido por el señorRamón Echeverry Botero. Después de varias intermitencias, hareaparecido recientemente. En el mismo año circuló «Huila Liberal».En 1935 apareció «El Derecho», fundado por el señor EmilianoMadrid, uno de los huilenses de mayor espíritu público, que yaantes había publicado «Renovación» con ocasión de un concursopara reina de la belleza. «Horizontes», de Julio C. Losada, y «LuchaLiberal» de Vicente Cerquera, han sido publicaciones de tendenciaizquierdista. En Pitalito ha fundado el señor Luis M. Peña «Ecosdel Sur», más literario que político, con buen material.

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Como reacción contra las arbitrariedades, exclusivismos ypersecuciones de ciertos gobernantes seccionales liberales, se fundóen 1934 «La Voz Liberal», por iniciativa de un selecto grupo dejóvenes independientes, entre ellos José Domingo Liévano, Alfredoy Víctor M. Perdomo, Angel María Tovar y otros. Tuve el honor deser director de este periódico. Lo han sido también Néstor ArcePerdomo, Manuel Felipe Trujillo y Ernesto Esguerra Serrano. «LaVoz Liberal» fue el líder de la candidatura del doctor Eduardo Santosen este departamento.

De la misma época posterior al triunfo liberal de 1930, figuran en laprensa conservadora «Acción Conservadora», de Garzón, «Rosasy Espinas» (1932), de Neiva, más que político, de intereses generales,dirigido por el ilustrado é inteligente presbítero doctor Pedro JoséRamírez; «Heraldo Conservador» y «El Combate». Este último,agresivo y apasionado, ha contado con excelente grupo de escritoresde temple y estilo periodístico.

Entre la prensa no política debe citarse «El Huila Histórico», de laacademia de historia de esta ciudad, de la cual fueron alma y nervioel presbítero Octavio Hernández y el doctor Joaquin García Borrero.En 1908 se publicó «Neiva Literario». Digna de especial mención esla revista «Atenea», fundada por David Rivera y Manuel F. Trujillo,de selecto material. Entre los periódicos jocosos ha sobresalido «ElMoscardón» en el cual se exhibió ingenio del bueno.

El ramo educacionista ha tenido órganos como «La Educación»(1910), de Neiva. «La Revista Escolar» 1912, «Revista Pedagógica»(1916), «El Esfuerzo», fundado por el sindicato de maestros delHuila; «Juventud» dirigido por los distinguidos miembros delmagisterio señores Luis A. Cerquera y Pedro L. Alarcón.

Entre las publicaciones oficiales se encuentran: «Gaceta del Tolima(1863); «El Registro Oficial» (1877); «Gaceta del Huila» (1906); «ElMunicipal» (1884); «Relator Judicial»; «Revista de Agricultura». ElTribunal de lo Contencioso tiene actualmente su órgano depublicidad propio.

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Me haría demasiado largo si me propusiera mencionar todas laspublicaciones de escasa circulación, diminuto formato y cortaexistencia que han aparecido en varias poblaciones del departamentoy que han tenido un interés puramente local.

Presento excusas por los olvidos involuntarios en que haya incurridoen esta relación; olvidos explicables si se tiene en cuenta que no hetenido tiempo de consultar archivos ni en obtener autorizadas yverídicas informaciones extrañas y que he escrito al correr de lapluma, sin más interés que el de evitar la ausencia del Huila en lamuy interesante monografía del periodismo nacional, en muy buenahora iniciada por «El TIEMPO». La misma lectura de esta relaciónes la mejor explicación de por qué he tenido que hacer frecuentesreferencias a mis propias actuaciones en la prensa periódica delHuila.

ANSELMO GAITAN U.

Neiva, julio de 1939

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