el anonimato en la red

10
El anonimato en la red. Jara Santamaría Cebollero Grupo 53 Comunicación y Participación Ciudadana en la Red 1

Upload: guestc06e92

Post on 13-Feb-2017

661 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El Anonimato En La Red

El anonimato en la red.

Jara Santamaría CebolleroGrupo 53

Comunicación y Participación Ciudadana en la Red

1

Page 2: El Anonimato En La Red

Índice

Introducción: P. 31. Una nueva forma de comunicación: P.32. Los peligros del chat: P.5Conclusión: P.6Bibliografía: P.7

2

Page 3: El Anonimato En La Red

Introducción

En el día a día, tenemos nombres y apellidos. Desde el momento en que nos levantamos y vamos a desayunar, nuestros familiares o compañeros de piso nos saludan con nuestro nombre. Vamos al trabajo, o a la universidad, y la situación se repite. Lo mismo ocurre, incluso, cuando salimos por la calle o nos tomamos un café.

Y es que no se trata sólo del nombre. Éste sólo es uno de los muchos rasgos que forma parte de nuestra identidad. Nuestra apariencia, nuestra profesión, nuestra familia... son características que condicionan no sólo nuestra personalidad sino también lo que la gente espera de nosotros. Se espera, por ejemplo, un comportamiento diferente de un empresario prestigioso que de un voluntario de una ONG, aunque para ello muchas veces recurramos al estereotipo.

No obstante, es prácticamente imposible conocer del todo a una persona. Cada persona, en cuanto es singular e irrepetible, resulta totalmente imprevisible. Por mucho que creamos conocer a alguien, nunca podremos estar seguro de lo que siente, lo que piensa acerca de un determinado asunto, ni cómo le gustaría actuar. Pero quizás gracias al estereotipo, a la convención social, podemos prever cómo debe y va a actuar.

Cada persona, por decirlo de otra manera, conoce el rol que le es “asignado” y lo asume. Acepta qué debe o no hacer, no ya sólo condicionada por el código ético de su sociedad sino también de su clase, su familia etc.

Sin embargo, ¿qué ocurriría si pudiera, por un momento, desprenderse de ese rol? Podría, por ejemplo, salir a la calle con un pasamontañas y actuar según sus verdaderos intereses. No obstante, llamaría un poco la atención. La verdadera “libertad” se hallaría en un lugar donde todos llevaran pasamontañas, donde todos pudieran hablar y decidir lo que quisieran sin ser prejuzgados por una apariencia y un nombre.

Pues bien, ese lugar existe. Existe y es cada vez más demandado. Es, por supuesto, Internet. Un espacio donde la gente se relaciona bajo la protección de su pseudónimo. Donde –a priori- todo está permitido.

Es el lugar idóneo para el anonimato. Pero, ¿es todo tan positivo como puede parecernos a simple vista?

1. Una nueva forma de comunicación.

Los chats se han convertido en la principal manera de interactuar unos con otros sin mostrar nuestra verdadera identidad. Existen otras herramientas, como los foros o el Messenger. Sin embargo, quizás los chats, gracias a sus características, son elegidos por la mayor parte de los usuarios que buscan conocer a gente nueva.

La característica que más los define es

precisamente las facilidades que aporta con respecto al anonimato.

3

Page 4: El Anonimato En La Red

He podido encontrar algunos artículos que versaban sobre este tema, como por ejemplo “El chat y el messenger: instrumentos de entrenamiento en comunicación para tiempos de incertidumbre y baja atención”. Se trata de un artículo escrito por Roberto Balaguer Prestes (psicólogo especializado en el impacto de las nuevas tecnologías), que trata precisamente las consecuencias de los chats.

http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=209 Destaca la idea que ya hemos visto antes: “Si hay algo que caracteriza al chat es

la desinhibición y si existe algo que la alienta es el anonimato”. Es el mayor reclamo por parte del chat. Pero la cuestión quizás más interesante es averiguar por qué resulta tan atractiva la condición del anonimato, por qué resulta tan necesaria.

Como el autor dice y como ya hemos adelantado en la introducción, un individuo se ve obligado a cumplir una serie de exigencias en el día a día. Es ese “rol” del que hemos hablado. Entrar a un chat, por tanto, supone un paréntesis.

Camuflado tras la pantalla, bajo la protección de un pseudónimo, puede ser quien realmente es sin miedo a represalias. Más aún, puede ser quien quiera ser. El

anonimato ofrece esa especie de fantasía, mediante la cual no debes rendir cuentas de tus actuaciones ni lo que digas. Por un momento, puedes jugar a ser un personaje.

Al entrar a los chats, elegimos nuestro nick, nuestro color de letra, e incluso podemos inventarnos una apariencia física que resulte atractiva. Nadie va a juzgarnos porque, realmente, nadie va a saber si decimos o no la verdad.

Como dice el autor, “El anonimato por su parte, libera al individuo a la vez que lo deja a merced de sí mismo”. Esto resulta una paradoja interesante. La persona que interactúa desde un chat, se ve repentinamente liberado de presiones externas, y sólo ha de rendir cuentas a sí mismo, a sus propios prejuicios.

Por otra parte, pone en relieve una idea que resume muy bien el comportamiento de los usuarios frente al chat. Dice que la vergüenza es real y no virtual. Es decir, que es la mirada censuradora, por poner un ejemplo, la que es capaz de hacernos sentir culpables. Es algo tan sencillo como la popular frase de “no podría volver a mirarle a los ojos”. Es precisamente la mirada, de un amigo o no, la que puede condicionar nuestra manera de actuar. En el momento en que colocamos un obstáculo que nos aparte de esa mirada, actuamos sin miedo.

Por eso Internet resulta tan importante. Un individuo puede mentir con total tranquilidad porque sabe que lo peor que puede ocurrir es que descubran su farsa y bloqueen sus conversaciones. No habrá de soportar su mirada, en la vida real. Dice el autor “La vergüenza es real, no virtual. Los afectos no conocen de bites.”

Como ya hemos dicho, en el chat, la gente configura sus personajes según la imagen que pretendan dar al resto de usuarios. Supone esto un despliegue de aspectos de su personalidad que no puede darse en situaciones cotidianas. Así, son los aspectos eróticos o agresivos los que más salen a la luz en estos contextos; aspectos que raramente se pueden demostrar con libertad en la vida real.

4

Page 5: El Anonimato En La Red

Por otra parte, todos intentamos destacar nuestros aspectos positivos, escondiendo aquellos negativos. Todo esto lleva a una posterior decepción si se diera un encuentro cara a cara, lo que pone en relieve la diferencia que existe entre realidad y virtualidad.

Es curioso, con todo esto, cómo la gente sigue entrando a los chats y buscando conversaciones con gente que, como todos saben, puede estar mintiendo. El autor define la actitud de los usuarios como un “juego con la incertidumbre”. Sabemos que pueden mentirnos, a la vez que sabemos que algo de todo ello puede ser verdad. Jugamos con ello, mentimos también. Intentamos, quizás, averiguar por nuestra cuenta qué parte de todo lo que nos dicen es fiable, jugamos a descubrirnos.

Muchas veces las conversaciones se dejan guiar por impulsos, por lo que queremos decir en cada momento, sin mirar a largo plazo puesto que es fácil que no volvamos a coincidir con ese usuario con el que hablamos el otro día. No obstante, también hay un sector de gente que repite la experiencia prácticamente a diario, refugiado en el mismo pseudónimo.

En esos casos, desarrolla una personalidad, la perfecciona cada día y, de la misma manera que se va dando a conocer, se conoce a sí mismo. Llegados a ese punto es cuando al usuario le resulta difícil discernir realidad de ficción.

2. Peligros del chat

La problemática del chat llega más lejos que todo esto. No se trata ya sólo de mantener conversaciones sin ser del todo sincero, ni de la decepción que puede conllevar un encuentro cara a cara y descubrir que la persona no es tal y como se mostraba en la pantalla.

El anonimato puede alcanzar una dimensión muy peligrosa, y es que no siempre los usuarios mienten de manera inocente. Han sido ya varios casos de jóvenes (especialmente chicas) que han mantenido relaciones virtuales con gente que aparentaba ser de su edad y luego resultó ser un adulto que, una vez obtenida toda la información necesaria acerca de ella, consiguió encontrarla.

Según un artículo en un periódico argentino (http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=326733) el 25% de los jóvenes que frecuentan un chat, vivieron una situación desagradable.

Se nombra, al principio del artículo, a una chica que fue violada tras haber concertado una cita por Internet. La noticia aparece completa en este enlace:

http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=19627

Según dice, ella creyó conocer a un chico y, en el momento de la cita, aparecieron tres hombres, que la forzaron. Sin embargo, este es sólo uno de los muchos casos que se dan. Dice también la presidenta de la AVIVI (Asociación de víctimas de violación), que en 2008 se han dado 10 casos de chicas violadas en una cita cara a cara tras haber concertado una cita por Internet.

Esto no hace sino resaltar la peligrosidad de una relación en la que nada podemos saber de

la persona que se esconde al otro lado de la pantalla. Se trata, por supuesto, de casos

5

Page 6: El Anonimato En La Red

extremos. Sin embargo, que ocurra relativamente poco no implica que no ocurra. Es necesario estar preparados para asumir que, en Internet, la gente miente.

La sociedad, afortunadamente, se ha concienciado de estos problemas y ha lanzado campañas de sensibilización. Un ejemplo de esto es, de entre tantas, la campaña de educación en el uso de Internet -> http://www.educared.pe/general/pro_art/1056/el-defensor--los-peligros-del-chat/

También he encontrado diversos videos en youtube que muestran esta doble cara del chat. http://www.youtube.com/watch?v=CaNxTG4P4LE (ojo con las citas en Internet). Se trata de un video que advierte de la peligrosidad del chat y aconseja sobre

su buen uso.

Las medidas, sin embargo, parecen insuficientes. La falta de atención por parte de las familias (según un sondeo realizado por la SAP el 53% de los padres no sabe si sus hijos tienen citas o contactos de Internet), así como la falta de conocimiento de los jóvenes que llegan completamente desprotegidos

a los chats, siguen siendo verdaderos obstáculos a la hora de proteger a los usuarios de situaciones tan desagradables como las que hemos nombrado antes.

Conclusión

El anonimato tiene una doble vertiente. Por un lado, supone una desinhibición necesaria para la “libertad” de las personas que se ven continuamente coartadas por sus exigencias sociales. Necesitan ese paréntesis para darse a conocer verdaderamente y, al mismo tiempo, conocerse a sí mismos.

No obstante, es necesario conocer los peligros que los chats pueden conllevar, para así ser precavidos y poder utilizar correctamente una herramienta que debería ser más beneficiosa que dañina.

Todo cuanto necesitamos son más campañas de sensibilización, una mayor información y educación de la red en los colegios, para así evitar situaciones dolorosas como tantas y tantas que han ocurrido y, desgraciadamente, siguen ocurriendo hoy en día.

Es una situación que puede y debe cambiar. Conseguirlo está en manos de todos.

6

Page 7: El Anonimato En La Red

BIBLIOGRAFÍA

Balaguer Prestes, Roberto, 2005, "El chat y el Messenger: instrumentos de entrenamiento en comunicación para tiempos de incertidumbre y baja atención". Ponencia presentada en el marco de las VIII Jornadas de AIDEP, The British Schools, Montevideo, 2005. Disponible en el ARCHIVO del Observatorio para la CiberSociedad en http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=209

http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=326733

http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=19627

http://www.educared.pe/general/pro_art/1056/el-defensor--los-peligros-del-chat/

http://www.youtube.com

7