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Arquitectura e informática Por Javier Seguí de la Riva

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Arquitectura e informática

Por Javier Seguí de la Riva

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Javier Seguí de la Riva 191

La crisis del petróleo reforzó la crisis de la cultura occidental y supuso una conmo­

ción importante en los puntos de vista alegremente progresistas del capitalismo in­

dustrial. Como fenómeno complejo, la situación no se puede reducir con facilidad,

pero no interesa aquí tanto entrar en detalles analíticos, sino hacer notar un estado

de cosas que produce inevitables consecuencias.

Una de ellas ha sido la disminución significativa del ritmo de informatización, espe­

cialmente sentida en varios campos específicos. En el que es objeto de nuestra charla,

es evidente la debilitación, en estos últimos años, de lo que podría llamarse orienta­

ción informática de la arquitectura , en beneficio de un reforzamiento sustancial de

la corriente artesanal ideológica, de la que parece esperarse un replanteo simplifi­

cador, contrapuesto al progresismo indiscriminado de la logoritmización de procesos.

Este quiere ser el punto de vista o encuadre en el que se va a plantear el tema objeto

de esta exposición.

Para poder entrar en materia conviene, ahora, precisar los términos que se van a

utilizar.

Entendemos por informática el conjunto de ciencias y técnicas que se ocupan del

procesamiento y transmisión de la información; o la ciencia que estudia el trata­

miento racional de la información como soporte del conocimiento en los campos

científicos , técnicos y humanos, mediante el empleo de máquinas electrónicas pro­

gramables.

De la informática, en este sentido, se puede subrayar: que es ciencia con fundamen­

tos, principios, formalismos y sistematización propios, anclados en la lógica formal

y la matemática; que se ocupa de una de las bases del conocimiento lógico y con­

ceptual, cuál es la información, y que el tratamiento informático, en base a las má­

quinas programables, implica la algoritmización (cadenas de operaciones

aritméticas y lógicas aisladas o estructuradas en secuencias iterativas) 1 •

El tratamiento informático de los diversos campos del saber supone, así , la interpre­

tación en estructuras algorítmicas de los sistemas cognoscitivos a tratar, lo que, a

su vez, implica la organización de esos sistemas de acuerdo a principios y a hipó­

tesis específicas, cuyos fundamentos son desarrollados en la teoría general desiste­

mas y en la cibernética.

1• F. de Arriaga en el trabajo Bases para un tratamiento informático de la construcción analiza los

conceptos V métodos de la informática (Editado por ASIC).

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192 Arquitectura e informática

El princ1p10 cibernético de las analogías se enuncia así: si dado un problema del

tipo que sea (perteneciente a un campo cualquiera del conocimiento), podemos en­

contrar un modelo analógico tratable con ordenador y ese modelo resuelve el pro­

blema planteado, no podemos negar un cierto paralelismo isomórfico entre el

problema original y el problema modelado, siendo el modelo una buena simboliza ­

ción del problema. Si no ocurre así, nunca podremos estar seguros de si no hemos

sabido plantear la a nalogía2 .

Por arquitectura entenderemos el saber teórico -práctico que produce artefactos téc­

nicos, albergue y soporte de la actividad humana social.

A los productos de la actividad arquitectónica los llamaremos edificios (en sentido

genérico) o arquitecturas.

Desde un punto de vista conceptual, correspondiente al más alto discernimiento entre

especulación, ciencias y artes, la arquitectura es el saber que combina y compagina

saberes relativos a las ciencias, las humanidades y la tecnología y, fundiéndolos,

los interpreta en un producto técnico complejo.

El problema eterno de la arquitectura está centrado en el sincretismo del saber uni ­

versal y ha supuesto la polarización de sus fundamentos entre el gnoscitismo (mágico

o artístico), el cientifismo (empirista o positivista), y la negación de sus mismos fun­

damentos, en relación con teorizaciones críticas parciales de muy diversa proceden­

cia, vinculadas con toda clase de actitudes3 .

La arquitectura de diseño (la única arquitectura escolarizada y legalmente practica­

ble en muchos casos) supone un modo de producción altamente matizado en el trans­

curso de la cultura. Se basa en la confección de una presentación figural como

modelo a reproducir técnicamente (industrialmente).

Hechas estas convenciones de partida, vamos a entrar de lleno en el tema.

El desarrollo de la informática y su indudable facilidad de asunción de ciertos pro­

blemas industriales, plantea, en los años 60, el experimento del tratamiento infor-

2 J. Seguí, M. V. G . Gui tián. Investigación en procesos de diseño . En este trabajo se discute el principio de computabi lidad V otros en los que se basa e l tratamiento informático de la arqu itectura (E. T. S . A. M.) .

3 J. Seguí. Teoría de la arquitectura-edificación. En Arquitectura teórica V disconformidad (E . T. S . A. M.) .

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mático (y en contrapartida sistemático) del diseño en ingeniería y, en su consecuen­

cia, del diseño en arquitectura".

Los pasos necesarios para poder pensar en el tratamiento informático de la arqui­

tectura, según lo que hemos visto, son: l º descripción operatoria de los procesos

arquitectónicos (globales o parciales}; 2º sistematización de los mismos, 3º modeli­

zación y 4º algoritmización.

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Fig. 1. Asimow. Mortología .

.

La historia del tratamiento informático de la arqui­

tectura de diseño durante estas dos décadas supone

la historia del esfuerzo por descubrir, sistematizar,

modelizar y algoritmizar los procesos puestos en

obra al diseñar arquitectura con las limitaciones

epistemológicas y críticas que esta actitud conlleva.

Cada intento de informatización supone, pues, una

definición del ámbito a tratar, una analítica del

mismo, el manejo modélico de estructuras matemáti­

cas y lógicas específicas y, como final, un conjunto

de hipótesis que soportan la analogía de base.

Sin entrar en una prolija descripción de cada ensayo

es difícil llegar a ver cuál es su auténtico alcance y

significación. Evitando en lo posible la premiosidad,

vamos a efectuar un recorrido arquitectónico por el

espectro de ensayos y propuestas más importantes,

dejando de lado los problemas genéricos comunes a

la arquitectura y otras técnicas, cuáles son el cálculo estructural, el presupuestado,

la gestión y control y la catalogación de productos industriales.

Quizás el primer acercamiento a la cuestión se produce al admitir el supuesto de

que se puede llegar a describir operatoriamente el proceso que se sigue al diseñar.

Un antecedente de esta postura está en el pragmatismo5 . Su ratificación había sido

consagrada con el éxito de la producción industrial.

4 J. Seguí. Planteamiento del tratamiento informático de la arquitectura. Publicado en la Revista Na­cional de Arquitectura (año 1971) .

5 Gregorv. The design Method. Es ilustrativo, al respecto, la lectura de W . James V Dewev. De James Pragmatism V de Dewev Experience and Nature .

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194 Arquitectura e informática

El primer esfuerzo descriptivo data de 1962, con Asimow. Luego se multiplica, al

punto. de que no es posible ningún ensayo informático sin una descomposición des­

criptiva de las operaciones.

Asimow en su Introducción to design6 promovía el análisis morfológico del proceso

completo de diseño-producción-uso-y-consunción de artefactos. Lo hacía de forma

empírica con graves dificultades conceptuales, pero su esquema sirvió de orientación

y referencia durante algún tiempo. Partía del confuso concepto de necesidad y dis­

tinguía fases (de análisis de facticidad, de diseño preliminar, de diseño detallado,

de planificación de la producción, de planificación de la distribución, de planifica­

ción del consumo y de planificación de la destrucción), cada una de las cuales era

considerada como proceso parcial, descomponible en series de operaciones, ajusta­

das a un esquema de planteamiento-operación-y-prueba que servía de definidor mor­

fológico. La morfologización de los procesos inaugura un gran esfuerzo descriptivo

del operar; que pronto se convierte en iniciativa al análisis fenomenológico del pro­

ceder. Análisis que comienza a descubrir las contradicciones lógicas del diseño, in­

mediatamente recogidas en el concepto de caja negra y en el de salto en el vacío y que convoca hasta una visceral repugnancia por parte de muchos diseñadores no

dispuestos a intentar desvelar sus angustias decisorias. La corriente analítica de pro­

cesos pronto es denominada corriente metodológica y subsiste, indiscriminada y con­

fundida, con la corriente fenomenológica que es su contraposición crítica. La primera

acomete la descripción, incluso desvirtuando el proceder, ajustándola a un desarrollo

estrictamente operativo. La segunda acomete la descripción ajustándola a las nocio­

nes y vivencias involucradas sacrificando, a veces, la operatividad. El esfuerzo des­

criptivo continúa hoy abierto al desarrollo como problemática básica de la

a rq u i tectu ra 7 .

También es punto de partida otro supuesto operatorio, cual es la definición de uni­

dades sustanciales básicas, con las cuales hay que suponer que se trabaja para ob­

tener una configuración arquitectónica. La elementarización arquitectónica tiene una

profunda tradición histórica, que se particulariza funcionalmente en el racionalismo.

6 Morris Asimow. lntroduction to design. Este trabajo ha sido recogido ampliamente comentado en muchos otros estudios.

7 A este respecto basta con acercarse a la literatura arquitectónica de los últimos años. Puede citarse a Arnheim The dynomics or architectural form, Bonta Sistemas de significación en arquitectura y La construcción lógica de la arquitectura.

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Javier Seguí de la Riva

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Fig. 2 . Moore. Estudio

195

La informatización de la arquitectura fuerza a que esta

discretización tenga características empíricas específicas,

analogizables con sistemas numéricos. El primer esfuerzo

definidor de unidades con un punto de vista informático

se apoya en el conductismo, data de los primeros años de

la década de los 60, y se debe a Moore (Activity Data Me­

thod)8. Como en el caso anterior, también esta discretiza­

ción es preceptiva y está presente en cada ensayo de

tratamiento informático. (fig. 2)

Vamos a precisar un poco más este punto .

El diseño arquitectónico puede entenderse como organiza­

ción de vacíos disponibles para albergar actividades hu­

manas (comportamientos). Ya Vitruvio indica cómo ha de

pensarse en los locales destinados a distintas actividades

para planear los edificios, en los edificios para planear

las ciudades y en los lugares naturales para configurar

edificios y ciudades. El vacío limitado, configurado, tra­

tado como medible y calificable, ha sido y es, en parte, la

de unidades espaciales . sustancia con que se piensa la arquitectura. Histórica-

mente ese vacío configurado ha sido entendido como en­

voltura trazada y construida , referencia y límite del uso,

de la visión y la simbolización. Con Bruno Taut y Alexander Klein 9 el vacío sustancial

comienza a entenderse como envolvente, como horma que es forma vacía producida

por huellas de los movimientos que puedan realizarse en su interior. Con esta mati­

zación, la unidad sustancial, referencia del pensamiento arquitectónico, comienza

a ser el vacío cualificado y determinado por las acciones y situaciones (funciones o

comportamientos} a que se destina. Desde el más estricto reduccionismo, el vacío

unitario comienza a entenderse como envolvente del movimiento o sedencia del

cuerpo humano, en relación a la concatenación de posiciones que toda actividad

supone. More y Longbone determinan unidades sustanciales de actividad conside­

rando posturas básicas, soporte de mobiliario, movimientos preparatorios y acce­

sorios y una serie de cualificaciones ambientales de confort10 . La unidad pasa a ser

8 El método de Moore fue presentado en el congreso de Portsmouth. Está recogido en Designmethods in architecture. 9 En El diseño racional de la casa se recoge la síntesis de este primer trabajo funcionalista .

10 El trabajo de referencia está publicado en Design methods in architecture.

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196 Arquitectura e informática

unidad ergonómica, vacío dimensionado y cualificado mínimo para que sea posible

una actividad. En este sentido nosotros mismos, en el Centro de Cálculo, elaboramos

una sistematización de las actividades en la que se tenían en cuenta diversos facto­

res11. (figs. 3, 4, 5, 6, 7, 8).

Con unidades sustanciales métricas definidas, la organización arquitectónica puede

descomponerse en niveles y pensarse en función de las operaciones realizables con

las unidades, (he aquí unos ejemplos de organización de un local) (figs. 9, l O, 11,

12, 13, 14).

Las unidades sustanciales así definidas permitían directamente tratamientos mate­

máticos y, en consecuencia, la utilización de modelos descriptivos de distinta índole.

Por los años 69-70, también en el Centro de Cálculo, nos ocupamos de describir el

comportamiento como cadenas de actividades, y se llegó a plantear un tratamiento

para el análisis y descripción de comportamiento social.

En consecuencia a este trabajo, no era difícil la elaboración de modelos matemáticos

de organización arquitectónica 12 .

Las unidades espaciales ergonómicas, con su radical reduccionisma, mecanizaban

el tratamiento arquitectónico y no respondían a las exigencias proxémicas de la cul­

tura ni a la vivencia fenomenológica del espacio, tal como se piensa en el diseño o

Fig. 4 . Klein. Vacíos utilizables.

11 Cuaderno del CCUM ven Ordinateurs et créativité.

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Fig. 5. Moore. Longbone. Unidades.

12 Ordinateurs et créativité {architecture}. Conferencia de J. Seguí en el congreso del l. R. l. A. (París 1971 ) .

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Javier Seguí de lo Rivo

Fig. 6 . Envolvente de movimientos .

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Fig. 8 . Estudio de actividades.

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Fig. 10. Espacio de mueble.

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Fig. 7. Espacio de movimientos.

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Fig. 9 . Estudio de actividades.

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Fig. 11 . l:spacio de actividad.

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198 Arquitectura e informático

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Fig. 12 . Conexiones de unidades. Fig. 13. Unidades espaciales.

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Fig. 14. Componentes espaciales. Fig. 15. Composición de unidades espaciales.

como luego se habito o se percibe en la ciudad. El problema sigue abierto hoy, y

aunque no parece que hoyo ninguno contradicción insalvable entre el vac ío sustan­

cial ergonómi co y el e spac io habitado , pensado y aperc ibido, e s ind udable que no

se ha log rado uno sí ntesis conceptual y operativo satisfactor io 13•

Con uno desc ripción morfológico del proceso de d iseño y uno defini ción d e unidades

arq ui tectónicos , a unque tengan que ver entre sí, no se puede al canza r el tratamiento

13 El planteamiento del problema a pareció co n los human foctors y lo proxémico de Hall (The hidden

dimension) . Hoy siguen los esfuerzos e n estud ios como Personal space de Sommer y otros .

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informático. Para llegar a él es necesario sistematizar el proceso y los elementos a

manejar, especificando su operatividad y haciéndolo análogo a alguna estructura ló­

gica matemática que permita su algoritmización. Aquí es donde, junto a las dificul­

tades de la sistematización, el conflicto tradicional entre los procedimientos artísticos

y los lógicos se hace patente, de forma que cada ensayo de tratamiento supone un

delicado ejercicio de aclaración y crítica de la gnoseológica arquitectónica.

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F1g. 16 . Cadena de actividades.

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Fig. 17. Modelo de gen~rac1ón.

En este punto ha habido dos vías, la

que ha tratado de aplicar modelos ma­

temáticos de mayor o menor alcance

como sistemáticas estructurales que

tratan de abarcar el proceder arquitec­

tónico; y la que ha partido de la siste­

matización categorial de la propia

--.¡- arquitectura buscando, después, entre

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conveniente.

En relación a la primera vía se pueden

distinguir dos clases de intentos: la

aplicación de modelos matemáticos al

diseño como globalidad, campo en el

que caben citarse a Mesarovich 14 y su

esfuerzo por describir el diseño desde

la incipiente teoría de autómatas, Ar­

cher15 que ensaya la misma descrip­

ción ajustándola a la investigación

operativa y, en el camino de Newel,

Show y Simon, hombres como Eas·

tman 16 que tratan la descripción desde

la llamada resolución de problemas.

En todos estos casos es el modelo ma-

14 Marovic. Víews in General Systems theory

15 Archer. The structure of desígn process

16 Eastman. Ponencias en los EDRA 1, 2 , 3 y 4. Con posterioridad Eastman ha preparado y dictado cursos de diseño desde la perspectiva de la resolución de problemas.

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temático de partida el que define el sistema y asegura su algoritmicidad y en con­

secuencia, el planteamiento arquitectónico subyacente queda sometido y forzado al

primero. Aquí se trata, más bien, de ver si se puede reducir la arquitectura a la ope­

ratividad de diversas estructuras matemáticas, que de lo contrario. Estos trabajos,

quizás los menos espectaculares, han sido los más profundos. La analogización de

la investigación operativa con el proceder arquitectónico no lograba incluir en ella

la génesis de los criterios de diseño. Los otros dos ensayos, más poderosos, no lo­

graban pasar de la categorización lógica de operaciones genéricas.

El segundo intento consiste en seleccionar ciertos procedimientos matemáticos es­

tructurados y utilizarlos como modelos de partes o conjuntos de operaciones aislados

en los procesos de diseño. En esta dirección, más simple que la primera, se ha pro­

ducido mucho trabajo, aunque la limitación de su alcance sea evidente. En este en­

cuadre caen los trabajos de Alexander 17 que se limitan a la puesta en práctica de

un modelo que permite simplificar relaciones, definidas como vinculaciones entre

elementos arquitectónicos: concebidos como vacíos destinados a la actividad. Tam­

bién pueden citarse los trabajos de Whitehead y Eldars 18 que consisten en la apli­

cación de la programación lineal a la minimización de recorridos en el interior de

edificios completamente definidos arquitectónicamente. Este procedimiento consiste

en la evaluación de los paseos de los usuarios entre locales de un cierto edificio di­

señado, y el cálculo de la disposición óptima de esos locales para que los paseos

{tiempo de paseo) sean mínimos. En esta aplicación, por supuesto, la forma de los

locales y la estructura del edificio han de estar determinadas antes de proceder a

la optimización. Morón 19 otro representante de este enfoque, intenta la aplicación

de las propiedades duales de los grafos para obtener disposiciones espaciales, a

partir de esquemas de relación entre unidades arquitectónicas. (figs. 18, 19 , 20)

La debilidad de estos enfrentamientos en bloque, es que son excesivamente empíricos

y, en consecuencia , pasan por alto la auténtica problemática epistemológica del di­

seño, con su carácter conjetural simbolizador y creativo. Sin embargo, hay que decir

que las dificultades encontradas en los intentos de modelización total han arrojado

17 Alexander. Notas para la síntesis de la Forma. Sobre este libro se ha reflexionado con profusión en los últimos años.

18 Los trabajos de estos autores (en varios congresos) han aparecido en varias publicaciones. Pueden

consultarse en La sfida elettronica.

19 Op. cit. 18

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Javier Seguí de la Riva

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Fig. 20. Morán Grafo de relaciones y espacio dual.

y están arrojando más luz sobre los procesos de diseño,

anterior reconocida en la historia de la arquitectura.

. que ninguna otra postura

Hacia el año 68-70 se plantea la tarea de acometer la categorización de las opera­

ciones, principios y elementos del diseño para, a partir de ahí, arrancar a la bús­

queda de los enfoques informáticos pertinentes. Esta vía de esfuerzos, asentada en

el análisis fenomenológico del proceder, genera gran cantidad de especulaciones y

desemboca en una fuerte crítica cognoscitiva, que produce interesantes categoriza­

ciones sistemáticas de partes del proceso. Por supuesto que las orientaciones y te-

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202 Arquitectura e informática

máticas expuestas con anterioridad no se detienen y se superponen en esta nueva

actitud, que se desarrolla en el campo de la epistemología y en el de la teoría de

sistemas, con una aparente gran dispersión en relación a los enfoques particulares

que se dan a los trabajos.

Quizás, las notas más destacadas de esta corriente de estudios son estas dos. En

primer lugar, los planteamientos son más modestos, más experimentales y básicos.

Ya no se utilizan títulos y presentaciones tan pretenciosos.

Y en segundo lugar, no se pretenden forzamientos informáticos espectaculares. La

denominación de sistemas de ayuda al diseño pertenece a esta actitud y trata de

poner a punto tratamientos informáticos circunscritos a su natural alcance operativo.

Dentro de este encuadre cabe citar bastantes trabajos.

En la perspectiva de la sistematización están los trabajos de Janes, Markus Eastmann

y Simon 20 . Entre nosotros Juan Navarro y el Grupo de Sistemas artificiales, entonces

compuestos por unos cuantos estudiantes, acometen el análisis del diseño a partir

de un enfoque cibernética , llegando a categorizar muchas de sus relaciones diná­

micas21 . Nosotros mismos, a partir del análisis de las operaciones que llevan a cabo

los diseñadores al diseñar logramos algunas categorizaciones todavía válidas hoy,

capaces de fundamentar sistemas conversacionales de ayuda y orientación en el di­

seño22 . Negroponte en el M IT, a partir de planteamientos de tratamiento gráfico

como el GRAFT, y el SKECHPAD, elabora el sistema Urban 5 que, además de ser uno

de los sistemas más sofisticados y primeros de ayuda al diseño, es una categoriza­

ción analítica importante del comportamiento de los diseñadores. El Urban 5 es un

sistema interactivo que permite visualizar decisiones de diseño, por pasos interco­

nectados en distintos órdenes23 . lfig. 21,22)

En la perspectiva de la más pura experimentabilidad hay que citar el trabajo Archi-

20 Se hace mención a un buen con junto de estudios. Son especialmente destacados:

Jones Design Methods, Ma rkus Building performance. Simon The Sc iences of artifitial.

21 El grupo SA (sistemas artific ia les) hizo varios traba jos. El Cuaderno 2 del C.C .U.M. recoge en pro­

fundidad la temática tratada .

22 J . Seguí y M.Y.G . Guit ián . Experiencias en diseño; J . Seguí. Nuevas experiencias en diseño; J . Seguí y M.V.G. Guitián Modelo de formalización .

23 Negroponte. Urban 5 . Congreso del l . R . l.A . (París , 1971 J.

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Javier Segu í de la Riva

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Fig. 21. Modelo de diseño.

203

fl9- 23. Architeclunt Madllne. -

Fig, 25. Rccoro<lo.

tecture Machíne de Negroponte24, basado en el diseño de aparatos cibernéticos ca­

paces de responder al comportamiento de colectividades de animales, cambiando

la configuración del medio de partida. Este y otros trabajos parecidos , plantean la

posibilidad de incorporación del tratamiento de la información como auxiliar en

procesos de diseño vivos, donde la misión informática queda circunscrita al análisis,

más bien que a la toma de decisiones. (fig. 23)

En la perspectiva de los desarrollos específicos , que cubren áreas parciales en los

procesos generales de diseño , hay muchos trabajos.

24 Negroponte. The architecture Machine .

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204 Arquitectura e informática

En el campo de la ergonomía, tras los pasos de la Boening que logra poner a punto

un sistema de simultación del comportamiento de los pilotos, aparecen modelos

como el SAMY y, entre nosotros, el RECADERO que sirve para comprobar la ade­

cuación de los espacios a las dimensiones y movimientos del hombre, considerado

como estructura con caracteres fisiológicos básicos25 . (figs. 24, 25)

En el campo del comportamiento, G. Camareno y J. Sarquis, entre nosotros, diseñan

una gramática para la simulación del comportamiento de grupos de organismos26 •

Son también importantes una gran colección de trabajos destinados a fines especí­

ficos que, aunque limitados en su alcance, cubren diversos aspectos y problemáticas

de los, procesos de diseño. Benholtz27 desarrolla un programa que produce confi­

guraciones planas de espacios a partir de matrices de proximidad, con el fin de que

los resultados sirvan de incentivo creativo. Auguer28 desarrolla un programa que

permite la óptima colocación de unidades respecto al soleamiento y las vistas en lu­

gares de características topográficas definidas. Bond 29 desarrolla un programa que

ajusta y regulariza modularmente diseños. El West Sousex Council 30 desarrolla un

conjunto de programas que cubren partes diversas del proceso de diseño, desde la

coordinación modular, hasta el presupuesto, aunque de modo inconexo. Por fin son

de gran relevancia un gran conjunto de trabajos fundados en la realización de pers­

pectivas cambiantes, que permiten la exploración del aspecto de los diseños desde

su primera definición 3 1.(figs. 26, 27, 28, 29)

En este último desarrollo, anterior a la paralización de casi todas las investigaciones

en 197 4, ya estaba implícito y asumido el conflicto creativo del arte y su protago­

nismo simbólico dentro de las sociedades. Pero sin querer, se estaba yendo hacia

una nueva e increíble complejificación, que alejaba cada vez más a grandes sectores

profesionales y sociales en el enredo de las discusiones y disquisiciones epistemoló­

gicas y metodológicas inherentes a una laboriosa y difícil tarea.

25 los estudios realizados en España a este respecto se recogen en el trabajo de Carlos Sevilla en In­vestigación de procesos de diseño (E. T.S .A.M.J

26 G . Camarero y J. Sarquís. Ponencia en el congreso de arquitectura y automática de Madrid.

27 Benholtz. EDRA 2.

28 Auger The architecf and the compufer.

29 Este trabajo ha sido publicado en La sfida elettronica.

30 Architect-compufer-sysfem.

31 Peraita . Programa PERSPE.

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Javier Seguí de la Riva

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Fig. 26. Benholtz. Composición de espacios.

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Fig. 28. Ajuste de lo cales.

205

Fig. 27 . Anger. Díseño de 11 i111endas medulares.

7 -•

X

y

Fig. 29. Hossdorf. Perspectiva de escalera.

Con o sin informatización arquitectónica, había que seguir edificando y remode­

lando, para una sociedad insatisfecha ante el fracaso urbano del industrialismo.

Con la simple puesta en marcha informática de buenos bancos de datos, no parecía

justificado invertir en una aventura potencialmente controladora y, quizás, cognos­

citivamente perdida por mal planteada.

Hacia el ano 7 4 la orientación de la investigación en los departamentos universita­

rios cambia; de la informática se pasa a la exploración sociológica de la arquitec­

tu ra 32 .

32 Buena muestra de este giro son los proceedings de las últimas reuniones de los E.D.R.A. americanos.

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206 Arquitectura e informática

Sin embargo ha pasado algo: el diseño arquitectónico sólo se ha informatizado en

parte pero la informática ha recibido un campo nuevo de investigación; el de los

lenguajes de diseño33 .

Sin haber pasado de los ensayos iniciales, era evidente el primordial papel de la

investigación fenomenofógica y, en paralelo, también era evidente que los procedi­

mientos operátorios, puestos en obra al diseñar, eran comunes a multitud de disci­

plinas, encuadrables en el campo de la lógica y la teoría de sistemas. Podía

distinguirse bien entre lenguajes de diseño {principalmente lenguajes gráficos} y pro­

cedimientos de comprensión y significación del diseño.

Curiosamente la investigación universitaria de la arquitectura opta, preponderada­

mente, por la investigación fenomenológica, dejando el ámbito lógico lingüístico a

disposición de otros especialistas, aunque hago uso de él como potente referencia.

Esta opción ha llegado {en apariencia}, otra vez, a la dicotomía entre arte y pensa­

miento lógico; encrucijada eterna donde parece se debate la supervivencia de lo

no-lógico como motor de la creación.

Ya se sabía, pero, hacia los años 7 4-75, se hace evidente que la arquitectura es

magia producida. Me explico, que la arquitectura, como producto, es mucho más im­

portante y urgente que la aclaración de su modo profundo de proceder. Que la ar­

quitectura es arte misterioso y simbólico que se produce en el seno insistematizable

de la sociedad. Que la arquitectura pertenece al ámbito, aborrecido y negado, de

la metafísica y al, calurosamente aceptado, de la ideología como fundamento de las

superestructuras y de la confrontación social. Que la arquitectura es oficio impene­

trable y esotérico, inmodificable, y un instrumento poderosísimo de referencia social.

También, como en otras ocasiones, esta postura se extrema hasta presentarse como

irreconciliable con la otra, a pesar de no poderse distinguir, desde un punto de vista

epistemológico, sus subrayadas incompatibilidades. En algunas latitudes del globo,

como por ejemplo entre nosotros, en que las situaciones socio-políticas son críticas,

el recelo a las posturas analíticas positivistas y, de rechazo, a las posturas analíticas

de raíces idealistas se manifiesta con caracteres casi patológicos.

Hoy se vive la arquitectura y su información desde el más angustiado recelo. Pero tam­

bién puede encontrarse una causa razonable al fenómeno, junto a la crisis de la cultura.

33 Basta recordar la creación reciente de un gran conjunto de equipos de trabajo dedicados al tema (U. Autónoma de Madrid) y los trabajos de Hossdorf en Baileal.

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Javier Seguí de la Riva 207

El trabajo desarrollado y los descubrimientos realizados en el ámbito de la infor­

matización del diseño, con raíces en un sinnúmero de enfoques teóricos y procesa­

tivos, todavía no han sido reunidos ni enjuiciados. Falta una visión crítica con

perspectivas temporales amplias.

Algunos pensamos que, en los sucesos acumulados en estos experimentos, más que

en las realizaciones espectaculares, hay diseminada una información capaz de fun­

damentar una auténtica revolución del pensamiento arquitectónico (o socio-cultural,

como se prefiera).

Sólo esperamos que pueda llevarse a cabo en los próximos años.