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En este número se abre una nueva Sección de la revista que, bajo la deno- minación genérica de DOCUMENTOS DEL CATASTRO, pretende cubrir un aspecto con escasa presencia en sus páginas hasta ahora como es la repro- ducción y análisis de documentos catastrales. El objetivo perseguido por los editores con esta nueva Sección es acercar al lector a la gran variedad de documentos que ha generado y compo- nen el Catastro, tanto el actual como los históricos, y a las posibilidades que muchos de ellos ofrecen para llevar a cabo investigaciones y estudios de muy distintos temas. En este número, la nueva Sección reco- ge dos textos bajo los títulos “La Nota de valor de las clases de tierra y los Estados locales del Catastro de Ense- nada” y “El Catastro de Rústica, fuente documental para la investigación bio- geográfica”. Ambos textos responden a la doble orientación que servirá de marco a las próximas colaboraciones que se irán incluyendo en los números sucesivos: describir y explicar documentos tex- tuales, cartográficos y fotográficos de los distintos catastros, tanto actuales como históricos; recoger notas breves sobre uso y aplicación de la información catastral en los muy diversos ámbitos de la investigación territorial. DOCUMENTOS DEL CATASTRO

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En este número se abre una nuevaSección de la revista que, bajo la deno-minación genérica de DOCUMENTOSDEL CATASTRO, pretende cubrir unaspecto con escasa presencia en suspáginas hasta ahora como es la repro-ducción y análisis de documentoscatastrales. El objetivo perseguido porlos editores con esta nueva Sección esacercar al lector a la gran variedad dedocumentos que ha generado y compo-nen el Catastro, tanto el actual comolos históricos, y a las posibilidades quemuchos de ellos ofrecen para llevar acabo investigaciones y estudios de muydistintos temas.

En este número, la nueva Sección reco-ge dos textos bajo los títulos “La Notade valor de las clases de tierra y losEstados locales del Catastro de Ense-nada” y “El Catastro de Rústica, fuentedocumental para la investigación bio-geográfica”. Ambos textos responden ala doble orientación que servirá demarco a las próximas colaboracionesque se irán incluyendo en los númerossucesivos:✦ describir y explicar documentos tex-tuales, cartográficos y fotográficos delos distintos catastros, tanto actualescomo históricos;✦ recoger notas breves sobre uso yaplicación de la información catastralen los muy diversos ámbitos de lainvestigación territorial.

DOCUMENTOS DEL CATASTRO

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DOCUMENTOS DEL CATASTRO ✦ 1

LA NOTA DE VALOR DE LAS CLASES DE TIE R R A

Y LO S E S TA D O S LOCAL E S D E L CATA S T R O D E E N S E N A DA

■ El documento catastral al que dedi-camos estas páginas –el que se repro-duce en la página siguiente– recibió ensu día el nombre de “nota de valor delas clases de tierra” o el de “tablillade las clases de tierra”. Se trata de undocumento esencial del Catastro deEnsenada, catastro realizado en todoslos territorios de la Corona de Castillaentre 1750 y 1759.

■ A este primer Catastro castellanodedicó en 2002 el Ministerio deHacienda una importante publicación:El Catastro de Ensenada, magna averi-guación fiscal para alivio de los vasa-llos y mejor conocimiento de los rei-nos, editada a iniciativa de la DirecciónGeneral del Catastro y bajo su concep-ción y coordinación.

■ Hasta que en 1750 comienzan las ave-riguaciones catastrales de Ensenada, se carecía de información catastralalguna, y tampoco había tipo alguno deregistro de la propiedad. Cada labradorconocía sus tierras y, casi siempre,también las de los vecinos, delimitán-dolas con los consabidos mojones, queaún subsisten en nuestros campos.También sabían los labradores la cabi-da de cada una de sus tierras, no sien-do en este caso sinónimos cabida ysuperficie, pues entonces lo que leimportaba al labrador no era la super-ficie física de su tierra sino la capaci-dad productiva de la misma. De ahíque, con gran sentido pragmático, encasi toda Castilla se emplearan las lla-

madas medidas de puño. Dicho enotros términos, una tierra, aunque sedijera de una fanega de superficie,medía más o menos según su calidad,pues el labrador delimitaba tal unidadde medida en función de que le cupiesela simiente contenida en una fanega(medida de capacidad de áridos equiva-lente a 55,5 litros). Por consiguiente,empleaban el término fanega parareferirse a dos realidades: cantidad degrano contenida en una artesa concapacidad de 55,5 litros a la que llama-ban fanega, y extensión de tierra nece-saria para sembrar dichos litros, exten-sión que era mayor o menor en funciónde sus características edáficas. El pe-queño Lugar de Cortiguera, que forma-ba parte del Valle de Sedano en Bur-gos, responderá con precisión a estetema de las medidas cuando le pregun-tan las autoridades catastrales: “Que lamedida de tierra de que usa este Pue-blo la tienen regulada toda la vida porla que ocupa una fanega de trigo tiradaa puño”.

■ En los meses del verano de 1749 estu-vieron reunidos en Madrid durante mu-chos días las seis máximas autoridadesde la Corona, si exceptuamos los minis-tros del rey. Esas autoridades erancinco Intendentes y el Regente de laAudiencia de Barcelona. Recibieronorden del monarca Fernando VI de jun-tarse en la “posada” de uno de ellos, elmarqués de Malespina, hasta acordarlas reglas por las que habían de regirselas averiguaciones catastrales que se

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pondrían en marcha el año siguiente,1750.

■ Fue en esas reuniones en las que seredactó el método de trabajo, de catas-tración y de verificación. A la hora dever qué hacer con las tierras, llegarona las siguientes conclusiones:

◗ En cada pueblo se clasificarían las tie-rras en función de su aprovechamientoy de su calidad. El documento que seestudia (véase de nuevo pág. anterior),correspondiente al pueblo burgalés deHuerta del Rey, habla de cinco aprove-chamientos: huerta (“guertta”), era,prado, cañamar y tierra de secano(“sno”). Y en algunas de ellas, variascalidades: en prado tres y otras tantasen el secano, y en los demás casos unacalidad única, la primera.

◗ En cada pueblo, además, responde-rían su alcalde, regidores y peritosdesignados a un cuestionario de 40preguntas, que daría lugar al docu-mento catastral conocido como res-puestas generales. Entre las pregun-tas, se incluirían varias por las que sesabría la cosecha quinquenal media decada tipo de tierra y el precio al que sevendían sus frutos. Con esos datos sedebía proceder después a fijar el valordel producto anual medio de cada tipode tierra, que, por basarse en la mediade los rendimientos del anterior quin-quenio, se consideraba válido, puespromediaba con bastante probabilidadun año bueno, dos medios y otros dosde regulares a malos.

◗ Si nos fijamos de nuevo en el docu-mento comentado, y bajamos hasta latierra de secano de 1ª calidad, veremosque dice: “La fanega de tierra secanade primera calidad produze el primeraño quatro fanegas i media de trigo, elsegundo seis de zebada, descansa elterzero, a prezio de doze reales fanegade trigo y siete la de zebada, asciende

a treinta y dos reales, corresponde a lasegunda clase”. ¿Qué otros datosmanejaron y qué cálculos hicieron parafijar el producto anual de una fanegade tierra secana de 1ª calidad en 32reales? (digamos, sobre la marcha, queel real de vellón equivalía a 34 marave-díes):

◗ Primero hicieron la cuenta de la pro-ducción en un ciclo trianual, con dosaños de cosecha y otro de descanso:– primer año: 4,5 fanegas de trigo, a 12 reales la fanega, 54 reales.- segundo año: 6 fanegas de cebada, a 7 reales la fanega, 42 reales.- tercer año: descanso, 0 reales.- suma de los 3 años = 96 reales- media anual en el ciclo: 32 reales.

◗ Haciendo lo mismo con las demástierras, obtenían la “nota de valor” o“tablilla de tierras” para ese pueblo.¿Qué se hacía a continuación? Ordenarlas tierras según su producto, resul-tando en el caso que nos ocupa losiguiente:

Espezies Calid. Producto Clase(reales-mr) (orden)

Huerta 1ª 30-00 3ªEra 1ª 20-00 4ªPrado 1ª 18-00 5ªPrado 2ª 12-00 7ªPrado 3ª 8-00 9ªCañamar 1ª 36-00 1ªSecano 1ª 32-00 2ªSecano 2ª 17-25 6ªSecano 3ª 11-25 8ª

■ De esa manera quedaba completadala “nota de valor” o “tablilla”, en estecaso con nueve “clases“ catastrales ofiscales, la 1ª la del cañamar, al que leresulta un producto medio anual de 36reales por fanega. Y aunque sea volversobre lo andado, véase también, comonuevo ejemplo, cómo valoran esta tie-rra que llaman de “cañamar” y que,como veremos, sembraban indistinta-

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mente de lino o de cáñamo. Se trata detierras húmedas –propiamente seca-nas porque no se regaban–, con sueloprofundo y producción anual sin añosde descanso: “La fanega de tierrasecano de primera única calidad paracañamón o linaza, produze annual-mente, derramándola de cañamón,doze celemines de lo mismo i diez yocho azes de cáñamo sin grana.Derramándola de linaza produce dosfanegas [de simiente] y diez y ochohazes de lino sin grana. Estimando lafanega de ambas especies en diez iocho reales, y a medio real cada haz decáñamo i lino sin grana, asciende atreinta y seis reales, i corresponde a laprimera clase.”

■ La forma de calcular el producto esla ya vista. Si se siembra de cáñamo unaño, produce:– 12 celemines de simiente, es decir,una fanega (el celemín era una unidadsubmúltiplo, equivalente a 1/12 de lafanega); y como el precio era de 18 rea-les la fanega, el producto era de 18reales;– 18 haces o “mañas” de cáñamo, a ra-zón de medio real el haz, hacía 9 rea-les.

Y si se sembraba de lino, – 2 fanegas de “linueso” (así llamabana la simiente o grana del lino), con unvalor de 36 reales;– 18 haces o “mañas” de lino, que amedio real también producían 9 reales.

Sumando las cuatro partidas resultaun producto de 72 reales, que divididoentre dos años arroja un productoanual medio de 36 reales.

■ ¿Para qué servía, pues, la “tablilla”?La tablilla servía para obtener el valorcatastral de cada partida de tierra.Esas partidas habían sido primera-mente recogidas en las declaraciones(llamadas “memoriales”) de todos losvecinos del pueblo y de los forasteroscon tierras o bienes en el mismo. Una

vez que los memoriales obraban enpoder del funcionario enviado por laReal Hacienda para la averiguacióndel pueblo, éste encomendaba a ungrupo de peritos (generalmente unaparte era nombrada por el pueblo yotra parte por el funcionario respon-sable del Catastro) el examen y reco-nocimiento de todas las declaracio-nes, examen que se hacía en el propiocampo. Si se observaban errores odatos inexactos o incompletos, lospropios peritos anotaban lo correctoen los márgenes de la declaración, ala vez que dibujaban la forma de latierra y comprobaban los linderos, lacabida, ...

■ Reconocidas todas las tierras delpueblo, se pasaban –junto con otrosdatos– a un libro, el llamado libro de loraíz o de lo real. En el mismo se ibanescribiendo las partidas de formaordenada para cada propietario, dejan-do dos franjas anchas en blanco a unoy otro lado. En la franja derecha seanotaba precisamente la clase catas-tral, la de la tablilla, según se tratasede huerta, cañamar, era, etc. En la otrafranja se dibujaba la tierra. Y, por últi-mo, a un lado u otro, se anotaba elproducto de esa tierra concreta, cuyasuperficie figuraba en la descripción dela misma. De ese modo, si la partidadescribía una tierra cañamar de 2fanegas, bastaba multiplicar dichacabida por los 36 reales recogidos en latablilla para la unidad de superficie yse anotaba como valor catastral –enrealidad producto imponible– el resul-tante de 72 reales.

■ La tablilla era, pues, utilísima, puesfacilitaba el cálculo del valor catastral.No está de más señalar que, a pesar detodo, los cálculos eran engorrosos,pues ni las superficies eran casi nuncavalores enteros, ni el valor de la unidadde medida era tampoco siempre unacifra en reales, pues abundaron los

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Figura 2.Memorial delmonasteriobenedictino de San Pedroen Gumiel deHizán, Burgos.

Figura 3.Doble páginadel Libro de lo Real deCastrojeriz,Burgos.

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casos en que tales valores venían dadosen reales y maravedíes, e inclusomedios, cuartos u otras fracciones demaravedí. Y si la cabida no venía dadaen fanegas sino en celemines, medioscelemines u otros submúltiplos, la cosapodía tener bemoles. La escala demedidas comenzaba en la fanega y des-cendía a la media fanega (1/2), quartilla(1/4), celemín (1/12), medio celemín(1/24), quartillo (1/48), medio quartillo(1/96), ochavo (1/192), medio ochavo(1/384) y ochavillo (1/768 de fanega).Para comprobar la complejidad del cál-culo, ejercítese el lector como reto yobtenga el valor catastral de una tierrade 2 fanegas, 3 celemines y 1/2 quartillode secano de 2ª calidad si a la fanega dedicha clase se le asigna un valor en latablilla de 17 reales y 25 maravedíes y1/2 la fanega.

■ En la página anterior se reproducendos documentos catastrales, el dearriba (Figura 2) de Gumiel de Hizán, yel de abajo (Figura 3) de Castrojeriz,poblaciones ambas también burgale-sas. En el primero de ellos se ha reco-gido una doble página del memorial odeclaración del monasterio benedicti-no de San Pedro. En el segundo, unadoble página del libro de lo real deCastrojeriz. Ambos sirven de muestrade algunos de los comentarios recogi-dos. En el de Gumiel, los peritos recti-fican una de las partidas declaradas,la que dice: “Trescientas y cinquentafanegas de sembradura de pan lle-var...” (pan llevar equivale a cerealpanificable); y los peritos anotan almargen: “Se consideraron 470 fanegasen esta forma...”. El memorial mona-cal iba firmado por fray Anselmo Real,que no había dudado en firmarlo comoveraz “in verbo sacerdotis”. En cuantoal de Castrojeriz, puede observarsecómo se dibujan rudimentariamentelas tierras y cómo se anota a la dere-cha su “clase” y a la izquierda su“producto”.

■ A mayor abundancia, y con el propó-sito de clarificar el método catastral deEnsenada, se traen a colación nuevosejemplos tomados del minúsculo Lugarde Cortiguera, antes citado al hablar delas medidas “de puño”. En este pueblose prepara una bella portada a su librode lo real de legos (estado secular),libro que llaman “de lo mayor”. Véase:

■ A este mismo pueblo correspondenlas imágenes reproducidas en la páginasiguiente: su “tablilla” de tierras, ricaen información y que ocupa tres hojas(se reproducen dos), y dos de sus pági-nas “de lo mayor”, en las que puedeapreciarse que en nada se diferenciande las de Castrojeriz. En la tablilla setasan hasta los árboles, e incluso se fijala manera de valorar una tierra conárboles dispersos interpolados. Y en laspáginas de “lo real” o “mayor”, no seolvida anotar en las cabeceras la pala-bra “clases”, que no cabe confundir con“calidades”, pues las clases refieren ala fijación del producto o líquido impo-nible.

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Figura 4. Cortiguera

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Figuras 5 y 6.Cortiguera

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■ Recogidos los memoriales del pueblo,reconocidas todas las tierras y pasadasa limpio en el libro de lo real las parti-das correspondientes, se estaba en con-diciones de elaborar los “estados loca-les”, nombre que se daba en lanormativa catastral –Ynstrucción anejaal Real Decreto de 10 de octubre de1749– a los estadillos con los resúme-nes cuantitativos de determinados datoscatastrales. Los estados se ordenaronhacer para facilitar ulteriormente laagregación de los datos de todos lospueblos de cada provincia, de maneraque, agregando después los de las 22provincias castellanas, se obtuviera lariqueza nacional imponible, sobre lacual estaba previsto calcular la únicacontribución, consistente en un porcen-taje sobre dicha riqueza que supusieraun importe igual a lo que la RealHacienda venía recaudando por las lla-madas “rentas provinciales”, que sequerían suprimir por ser muy complejasy absolutamente faltas de equidad.

■ La normativa catastral establecehacer cinco modelos de estados, quedistingue con letras:

◗ El eessttaaddoo DD se destinaba a recoger elnúmero de medidas de tierra quehabía en el término del lugar catastra-do, así como su producto en reales devellón, calculado a partir del valordado a la unidad de cada una de lasclases de tierra que previamente sehan establecido en esa localidad.Obsérvese que hablamos de “medidasde tierra”, que el Sistema MétricoDecimal todavía no se ha inventado, yque éstas eran distintas de unos pue-blos a otros e incluso en muchos pue-blos se utilizaban dos o más medidasdistintas en función de que el tipo deaprovechamiento fuese sembradura desecano, viñedo, olivar, regadío, erial.(Quien desee profundizar en esteámbito leerá con provecho la obra deAmparo FERRER RODRÍGUEZ y Arturo FER-NÁNDEZ ARCAS (1996): Las medidas de

LOS ESTADOS LOCALES Y PROVINCIALES

Figura 7.Estado de laletra Dcorrespon-diente a legosen Cercedilla,población hoymadrileña yentonces deGuadalajara.

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tierra en Andalucía según el Catastrode Ensenada. Madrid, Centro de Ges-tión Catastral y Cooperación Tributariay Tabapress, Colección Alcabala delViento, serie alfabética, libro E).

◗ El eessttaaddoo EE debía recoger el valor delos restantes bienes reales (molinos,ya fueran harineros, de aceite, depapel, de pólvora..., casas, pajares,corrales, hornos, batanes, lavaderosde lanas, tejeras, serrerías, ferrerías,tenerías, caleras, calderas de aguar-diente o jabón, barcas, lavaderos delanas, etc.) y lo percibido por rentas dederechos (sisas, arbitrios, tercias rea-les, diezmos y primicias, juros, censos,ferias y mercados, etc.). Estaría com-puesto por tantas columnas como ren-tas y bienes distintos hubiese en eltérmino.

◗ El eessttaaddoo FF estaría dedicado a las uti-lidades derivadas del ejercicio de lasactividades profesionales. En él seabrirían tantas columnas como oficiosy actividades se ejercieran en la locali-dad: maestros de primeras letras,boticarios, médicos, confiteros, taber-neros, mesoneros, panaderos, carnice-ros, arrieros, doradores, chocolateros,escribanos, administradores de ren-tas...

◗ El eessttaaddoo GG habría de constituir unauténtico censo de población activasujeta al impuesto de “lo personal”, unimpuesto estamental pagado sólo porlos varones del estado general de edadcomprendida entre 18 y 60 años. Encada pueblo y provincia, este Estadotiene tantas columnas como oficiosejerzan los hombres que queden suje-tos a cotizacion por tal concepto(labradores, jornaleros, carpinteros,tejedores, cardadores, tintoreros, sas-tres, herreros, alfareros, carreteros,bataneros, mesoneros, molineros,etc.). Cada columna suele aparecersubdividida en otras dos o tres subco-

lumnas, dedicadas a recoger losmaestros, oficiales y aprendices decada oficio de los que hay en la villa.Este Estado provincial, en general, esde gran formato, desplegable, lo que

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hace que su manejo no sea fácil y debahacerse con el máximo cuidado.

◗ El eessttaaddoo HH deberá contener el núme-ro de cabezas de ganado de las distin-

tas especies que haya en el pueblo y surendimiento anual en reales de vellón,haciendo constar también cuántas pas-tan fuera y cuántas dentro del término:bueyes, vacas, mulas, caballos, jumen-

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tos, ovejas, cabras, cerdos, colmenas,palomares, etcétera.

◗ Tanto los Estados locales como losprovinciales debían hacerse dobles,uno de cada letra para legos y otropara eclesiásticos, a excepción de laletra G, pues, como hemos adelantado,los eclesiásticos estaban exentos delgravamen por “lo personal”. Y se pre-guntará el lector: ¿por qué se hacenseparadamente los resúmenes o esta-dos de legos y de eclesiásticos? Loseclesiásticos estaban exentos demuchas de las contribuciones pagadaspor los legos. Ensenada, y el propiomonarca, quieren acabar con ese esta-do de cosas, y no para recaudar mássino para distribuir mejor. Pero some-ter a la Iglesia y al clero a una nuevafiscalidad no depende únicamente dela voluntad del rey; se necesita ineludi-blemente el consentimiento del Papa.Y como ese consentimiento aún no sehabía logrado (se conseguirá en 1757),se ordena separar los bienes de unos yotros por si finalmente no se logra ellaudable propósito de una mayor equi-dad.

■ Es mucho más lo que podría comen-tarse de todo esto, pero nos limitare-mos, para finalizar, a comentar elmétodo seguido para pasar los datos delos libros de lo real a los estados loca-les, y cómo se pasó de estos a los pro-vinciales.

■ El estado D local (véase la figura 7) deCercedilla es diáfano en cuanto almétodo. Dos sencillas filas: la superiorrecoge las 12 clases establecidas en esepueblo en la “tablilla de tierras”, desdeel producto superior por fanega (137reales), al inferior (cero reales), asigna-do en este caso a las tierras eriales,totalmente improductivas, ya fuese “pornaturaleza” o “por desidia”. En la filainferior se anotó el número de medidasde tierra existentes de cada clase. No

hubiese sobrado ordenar una tercerafila para registrar los importes de mul-tiplicar cada clase por las medidas detierra.

■ Para hacer el estado o resumenprovincial el método se complica,pues a cada pueblo se dio libertadpara establecer las clases de tierrasegún las valoraciones de los peritos.Siendo así, en una provincia comoBurgos, con casi dos mil puebloscatastrados, el número de clases dife-rentes resultantes podía llegar a sercuantiosísimo. Para estos casos, seordenó partir del valor provincialmayor y escalonar los valores en unnúmero prudente de clases hasta lle-gar al valor inferior, que casi siempreserá cero. De esta manera, cada unode los valores locales se ubicará noexactamente en su clase sino en elvalor más próximo, ya fuese haciaarriba como hacia abajo. En el casode Segovia (figura 8), se trabajaría conuna escala desde los 2.100 reales deproducto por fanega a los cero reales,concentrándose casi todos los datosen la mitad más baja de la escala,como puede apreciarse.

■ No trabajaron mal los cerca de cin-cuenta mil intendentes, comisionados,subdelegados, escribanos, geómetras,agrimensores, oficiales, escribientes,alarifes y peritos que catastraron lasCastillas hace ya 250 años.

Concepción Camarero BullónUniversidad Autónoma de Madrid

* Los documentos catastrales aquí reprodu-cidos se custodian en el Archivo Histórico dela Diputación de Burgos y en el Archivo His-tórico Nacional. La información se ha obteni-do básicamente en el Archivo General deSimancas y en los antes mencionados.Nuestro reconocimiento y el de CT Catastro atodos ellos.

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