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Documento de RoCarta Apostlica Ad Ecclesiam ChristiSobre las necesidades de Amrica Latina

Prembulo ConclusionesTTULO I : VOCACIONES Y FORMACIN DEL CLERO SECULAR Captulo I: Vocaciones para el Clero Secular Captulo II: Formacin en el Seminario Captulo III: Conservacin y mejora de la formacin del Sacerdote TTULO II : CLERO NO NACIONAL TTULO III : RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS 21 TTULO IV : AUXILIARES DEL CLERO Captulo I: Apostolado de los laicos en general Captulo II: Diversas formas de Accin Catlica y obras coordinadas Captulo III: Apostolado social y responsabilidad del cristiano en la vida cvico-poltica Captulo IV: Otros auxiliares del clero TTULO V: ORGANIZACIN DE LA CURA DE ALMAS TTULO VI: MEDIOS ESPECIALES DE PROPAGANDA TTULO VII: PROTESTANTISMO Y MOVIMIENTOS ANTICATLICOS: PRESERVACIN Y DEFENSA DE LA FE TTULO VIII : PROBLEMAS SOCIALES TTULO IX : MISIONES, INDIOS Y GENTE DE COLOR TTULO X : INMIGRACIN Y GENTE DE MAR Captulo I: Inmigracin 65 Captulo II: Gente de mar TTULO XI : CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO APNDICE A LAS CONLUSIONES DE LA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Recomendaciones

Conferencia General del Episcopado Latinoamericano

Carta Apostlica Ad Ecclesiam ChristiS.S. Po XII 29 de junio de 1955

Sobre las necesidades de Amrica Latina1. A la Iglesia de Cristo, que vive en los pases de Amrica latina, tan ilustres por su fidelidad a la religin y por sus glorias nacionales, as como por las esperanzas que ofrecen de un porvenir de mayores grandezas, se dirige hoy, con un inters igual al amor que le profesamos, Nuestro pensamiento.

Porque si a Nos, a quien por celeste designacin fue encomendado regir el rebano entero de Cristo, corresponde el cotidiano y solcito cuidado de todas las Iglesias, es muy natural que Nuestras miradas se vuelvan con particular insistencia a los numerosos fieles que viven en ese continente. Ellos constituyen de hecho aun dentro de la diversidad de patrias, unidos y hermanados por la vecindad geogrfica, por los vnculos de una comn civilizacin y, sobre todo, por el gran don recibido de la verdad evanglica, ms de la cuarta parte del orbe catlico: magnfica falange de hijos de la Iglesia, escuadrn compacto de generosa fidelidad a las tradiciones catlicas de sus padres. Esta visin conforta Nuestro nimo entre las amarguras de los combates y persecuciones a que estn expuestos, en no pocas partes del mundo, el nombre cristiano y la misma fe en Dios, y el culto que se le debe. Bien es verdad que en algunas regiones de Amrica Latina no han faltado, aun en nuestros mismos das y el recordarlo llena Nuestro espritu de profundo dolor, luchas y vejaciones contra la Iglesia. Pero nada hasta ahora, gracias sean dadas a Dios, ha logrado oscurecer en esas extensas regiones la luz salvadora que emana de la Cruz de Cristo, que, como aurora refulgente, se elev ah ya en los mismos albores de su civilizacin. 2. No debemos, sin embargo, ocultarte, venerable hermano, que a esta Nuestra consideracin va unida incesante una angustiosa congoja, al no ver todava resueltos los graves y siempre crecientes problemas de la Iglesia de Amrica Latina; sobre todo, aquel que con angustia y voces de alarma ha sido justamente denunciado como el ms grave y peligroso, y que an no ha recibido cumplida solucin: la insuficiencia de clero. Consecuencia es de unas causas ya bastante conocidas para que sea necesario recordarlas minuciosamente. Por ello, ya en el siglo pasado y aun ahora todava, por desgracia, no obstante los esfuerzos generosos realizados para poner remedio, la vida catlica en ese continente ofrece deficiencias cada da ms gravemente peligrosas, a pesar de estar, sin duda alguna, profundamente arraigada en los espritus y manifestarse, a veces exteriormente con hechos admirables, entre los que no ha faltado ni aun el martirio, corona de hroes. En efecto; donde falta el sacerdote o ste no es vaso de honor, santificado y til para el Seor, dispuesto para toda obra buena, se sigue, necesariamente, el oscurecimiento de la luz de la verdad religiosa, pierden vigor las leyes y preceptos de vida dictados por la religin, languidece cada vez ms la vida de la gracia, se corrompen fcilmente en relajacin e incuria las costumbres del pueblo, y se debilita, tanto en la vida pblica como en la privada, aquella saludable firmeza de propsito que tan slo puede manifestarse cuando cada cual se atiene, en todas las circunstancias, a las normas del Evangelio. Esta insuficiencia de clero secular y regular, que se nota hoy ms aguda y ms grave en relacin con los tiempos pasados, por la crecida mole actual de los problemas apostlicos de la Iglesia, impide o, al menos, retarda para los pueblos de Amrica

Latina, por Nos tan queridos, la consecucin, en el plano religioso, de aquellos progresos que tan felizmente se realizan en no pocos otros campos. 3. Nos, confiamos en la proteccin de Dios y en el patrocinio de la virgen Santsima, Reina de Amrica Latina, no condividimos los presagios que a algunos inspira una tal condicin de cosas, antes alimentamos en Nuestro corazn la esperanza de que dentro de poco Amrica Latina puede hallarse en condiciones de responder, con vigoroso empuje, a la vocacin apostlica que la Providencia divina parece haber asignado a ese gran continente, de ocupar un puesto preeminente en la nobilsima tarea de comunicar tambin a otros pueblos, en lo futuro, los ansiados dones de la salvacin y de la paz. Para lograr el cumplimiento de estos Nuestros deseos, es, sin embargo, necesario actuar con prontitud, con generoso empeo, con vigor; no dispersando preciosas energas, sino coordinndolas, de suerte que lleguen a resultar como multiplicadas, recurriendo, cuando fuere el caso a nuevas formas y nuevos mtodos de apostolado que, aun dentro de la fidelidad a la tradicin eclesistica, respondan mejor a las exigencias de los tiempos y aprovechen los medios del progreso moderno, que, si desgraciadamente sirven con frecuencia para el mal, pueden y deben tambin, en mano de los buenos, constituir un entusiasta instrumento para el trabajo intrpido por el triunfo de la virtud y la difusin de la verdad. 4. Por esta razn Nos ha parecido oportuno, accediendo tambin al deseo que Nos mostr el Episcopado de Amrica Latina, que la Jerarqua latino-americana se reuniese para proceder, en conjunto, al estudio profundo de los problemas y la determinacin de los medios ms aptos para resolverlos con la prontitud y perfeccin que las actuale s necesidades reclaman. Despus que cada uno de los sagrados Pastores haya realizado el trabajo preparatorio de examinar el presente estado y estudiar los remedios, se reunirn, en fecha prxima, en conferencia general los representantes delegados de las d iversas provincias eclesisticas y de las circunscripciones misioneras de Amrica Latina, para confrontar en comn los resultados del estudio efectuado y sacar, de mutuo acuerdo, preciosas conclusiones prcticas conducentes a un ms gozoso florecer de la vida catlica en el continente entero. Participando de sus preocupaciones tan movidas por celo apostlico, Nos queremos hallarnos presentes en su reunin por medio de ti, Nuestro venerable hermano, y Nos complace enviarles por medio de esta Carta, testimonio de profundo amor, estos saludables votos y esta Nuestra exhortacin. Tenemos por muy cierto Conferencia, los celosos y que, penetrando en el dignsimos Prelados programa a propuesto las a la llegarn tomar mejores

determinaciones para que, entre los hijos de sus patrias, lleguen a suscitarse, fomentarse y protegerse en la forma ms conveniente y eficaz, vocaciones cada vez ms numerosas, as para el sacerdocio como para el estado religioso; para que tambin los ministros de Dios y de la Iglesia, se formen, mediante la debida preparacin, para ser santos y dispuestos a todo bien; para que el espritu eclesistico de los llamados a

ello se conserve indemne, como su sagrado ministerio, en medio de tantos peligros y tentaciones; y, lo que an es ms, para que, creciendo siempre e intensificndose su consagracin a la piedad y al cumplimiento de sus deberes cotidianos, su vida sacerdotal est ntegramente libre de vaciedades y llena de plenitud. 5. Mas, porque puede bien preverse que durante bastante tiempo los llamados por divina vocacin al ministerio apostlico no sean suficientes para atender a las necesidades de las respectivas naciones, en santa porfa ha de cuidarse de que, en la mejor forma posible, estn al servicio de la Iglesia en Amrica Latina sacerdotes que ah llegaren, procedentes de otras naciones. Y no se les considere como extraos, puesto que todo sacerdote catlico tiene, como patria suya. aquella tierra donde, siendo fiel a su trabajo y apostolado, trabaja por los comienzos o por la floracin del Reino de Dios. 6. A otra cosa, no menos til, debern atender los Prelados participantes en la Conferencia: esto es, la posibilidad y conveniencia de usar para el trabajo apostlico, a aquellos que justamente se llaman auxiliares del clero. Nos referimos, en primer lugar, a los religiosos y religiosas que, por su misma vocacin divina, y por su vida de perfeccin, son los ms cercanos, y sern los mejores colaboradores de la accin apostlica; despus, las falanges de seglares que, ardiendo en caridad, se sienten llamados a la mies del Seor, que con dulce apremio les invita a que, en variadas maneras, cooperen con su actividad a las diversas obras de los operarios apostlicos, confiados en el celestial premio que les espera. Pensamos que, realmente, mientras perdurare el deficiente nmero de sacerdotes, entre aqullos es donde la Jerarqua eclesistica encontrar los auxiliares que necesitare, de modo providencial, para mantener y aumentar la labor de los sacerdotes. Y no menos persuadidos estamos Nos de que el apostolado en Amrica Latina habr de recibir ayuda no pequea, si todas las fuerzas apostlicas se dispusieren y emplearen en orden y concordia, para lo cual habr de preceder un serio estudio e investigacin de los mtodos de apostolado, ya comp robados por larga experiencia y por la prctica, que parecieren ms convenientes y adaptados a cada circunstancia; y tambin, si permanentemente se emplearen los nuevos recursos modernos radio y prensa para propagar e infundir eficazmente en los espritus la doctrina celestial y las enseanzas de la Iglesia, maestra de la verdad. As organizadas y ordenadas las fuerzas catlicas, podrn con mayor vigor mantenerse en lucha tan ardua como meritoria, para defender y ensanchar ms cada da el Reino de Dios. 7. Numerosas son, por desgracia, las prfidas insidias de los enemigos; para rechazarlas es necesaria suma vigilancia y energa. Tales son las insidias de la masonera, las doctrinas y propaganda de los protestantes, las diversas formas de laicismo, supersticin y espiritismo, que tanto ms penetran en todos cuanto ms grave es la ignorancia de las cosas divinas y ms adormecida la pereza en la vida cristiana: todas ellas sustituyen, desgraciadamente, el lugar propio de una fe sincera y verdadera, y tratan de apagar en vano la sed del pueblo que suspira por el Seor. Adanse,

adems, las perversas doctrinas, tan propagadas entre todos, que, so pretexto de la justicia social y de mejorar a las clases ms humildes, se empean por desarraigar de las almas el tesoro tan inestimable, de la religin. Otras muchas cuestiones, debidas a sendas iniciativas, se tratarn tambin en la Conferencia, pues a ello obliga la necesidad de las mismas y el amplsimo campo del apostolado abierto a los triunfos de la fe. Y entre otros temas de suma importancia, ciertamente no se olvidar ste que ahora sigue. Amrica, con hospitalaria caridad, acoge en sus amplias regiones, abundantes en minas, en productos agrcolas y en todo cuanto facilita la vida a gran nmero de personas a quienes la necesidad vital o la violenta persecucin obligan a alejarse de su tierra patria. Este intenso desplazamiento de tantos hombres presenta, como fcilmente se comprende, muchos problemas necesitados de solucin, sobre los cuales ya hablamos llamado la atencin en Nuestra constitucin apostlica Exsul familia, dando all preceptos y normas principalmente en lo que a la asistencia espiritual de los emigrantes se refiere. 8. Queremos, adems, llamar la atencin de todos sobre cunto convenga que la Iglesia desarrolle sus deberes maternales, con su clara doctrina y con incesante y previsora actuacin, en el campo social; cuestin, que, si ciertamente merece la mayor consideracin por parte de todos los pueblos, por peculiares razones debe preocupar a la solicitud pastoral de la sagrada Jerarqua en las naciones de Amrica Latina, pues se trata de materia ntimamente relacionada con el estado y mejora de la vida religiosa. Queremos, por fin, que todos consideren atentamente sobre las amplias posibilidades y grandes ventajas que se debern a una decidida colaboracin, a la que invitamos no slo a los Prelados y pueblos de Amrica Latina, sino tambin a todos los dems pueblos que, cada uno a su manera, pueden aportar sus recursos y auxilios. Y tenemos firme esperanza de que los medios ahora empleados se tornarn inmensamente multiplicados en lo futuro. Y los devolver ciertamente Amrica Latina a toda la Iglesia de Cristo cuando, como es de esperar, haya podido poner en activo a numerosas y preciosas energas que no parecen esperar sino la accin del sacerdote para contribuir intensamente al incremento del Reino de Cristo. Mientras, movidos de paternal afecto, alimentamos esta consoladora esperanza de un ms prspero porvenir, esperanza que confiamos al Corazn Sacratsimo de Jess y a la Inmaculada Virgen Madre de Dios, Nos sentimos feliz al impartirte, venerable hermano, as como a los queridsimos Cardenales, Arzobispos, Obispos y Prelados de Amrica Latina, y, sobre todo, a los que participarn en la prxim a conferencia de Ro de Janeiro, para que su empeo y sus trabajos obtengan abundantsimos frutos, Nuestra Bendicin Apostlica, que, de todo corazn, extendemos tambin a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas y a los fieles de toda Amrica Latina.

Prembulo

Los Cardenales del Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, y los Arzobispos y Obispos Delegados de las Provincias Eclesisticas y territorios de misin de Amrica Latina, por paternal y providencial decisin de Nuestro Santsimo Padre, el Papa Po XII, felizmente reinante, reunidos en Conferencia General de carcter no conciliar, del 25 de julio al 4 de agosto inclusive del ao mil novecientos cincuenta y cinco, en la ciudad de San Sebastin de Ro de Janeiro, bajo la presidencia del Emmo. Seor Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, Secretario de la Sagrada Congregacin Consistorial, nombrado para esta presidencia por su Santidad, en las Letras Apostlicas Ad Ecclesiam Christi1

, con la asistencia del Excmo. y Revdmo. Monseor Antonio Samor, Secretario

de la Sagrada Congregacin de Asuntos Eclesisticos Extraordinarios, y fielmente guiados por las sapientsimas consideraciones y normas que en dichas Letras se contienen, venimos en declarar que: 1. Hemos examinado atentamente la situacin religiosa de cada uno de los pases de la Amrica Latina, poblada por cerca de ciento cincuenta millones de fieles, tan profundamente cara a nuestro corazn de padres y pastores. 2. Hemos considerado, por tanto: a) lo mucho que, por la gracia de Dios, hay de laudable y consolador en esta situacin, todo Cristo; b) las deficiencias y dificultades que nacen de los peculiares problemas religiosos de nuestras Naciones y las que provienen de los movimientos anticatlicos que tienden a intensificarse en ellas; c) el angustioso problema, sobre todo, de la escasez de ambos cleros en todos los Pases del Continente, hoy ms acuciante y grave que en tiempos pasados, por la creciente magnitud de los problemas de ndole apostlica que incumben a la Iglesia3

lo

que

hace

de2

Latinoamrica

un

inmenso

continente

que

se

enorgullece de su fe catlica

, y una magnfica esperanza para toda la Iglesia de

.

3. Hemos tenido presente la necesidad, no slo de salvaguardar el patrimonio de la fe catlica en Amrica Latina, sino tambin de que este gran Continente responda plenamente conforme a los vivos deseos y anhelos del Vicario de Cristo a su vocacin apostlica. En consecuencia, confiando en el Santsimo Corazn de Jess y en la Inmaculada Virgen Mara, Madre de Dios, Reina de Amrica, hemos llegado a las conclusiones que a continuacin se expresan, y las proponemos respetuosamente a todo el Episcopado Latinoamericano, a fin de que puedan ser diligentemente estudiadas, junto con la documentacin de la Conferencia, no slo por cada uno de los Excmos. Ordinarios, sino tambin por las Conferencias Episcopales Nacionales y Provinciales para profundizar ms en la solucin de los problemas y aplicar concretamente a las necesidades de cada jurisdiccin eclesistica las sugerencias y remedios contenidos en dichas conclusiones. La Conferencia desea en esta circunstancia llamar la atencin de todos los Excmos. Ordinarios y de los sacerdotes Latinoamericanos sobre la conveniencia de tener presente cuanto sabiamente fue dispuesto en el Concilio Plenario Latinoamericano

celebrado en Roma en 1899

4

, que aIn hoy da constituye la base primordial del

desarrollo de la vida eclesistica y espiritual en el Continente.

1

A.A.S., XXXXVII (1955), pp. 539-544.2

Su Santidad Po XII, Letras Apostlicas citadas, n. 3.3

Su Santidad Po XII, Letras Apostlicas citadas, n. 2.4

Cf. Acta et decreta Concilii Plenarii Americae Latinae, y Appendix ad Concilium Plenarium Americae Latinae: Romae, ex Typographia Vaticana, 1900; Actas y decretos del Concilio Plenario de la Amrica Latina, traduccin oficial: Tipografa Vaticana, 1906.

ConclusionesTTULO I : VOCACIONES Y FORMACIN DEL CLERO SECULARCaptulo I: Vocaciones para el Clero SecularLa Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, habiendo tomado en especialsima consideracin la exigencia fundamental de una activa campaa en favor de las vocaciones sacerdotales, a fin de satisfacer con un nmero adecuado de sacerdotes virtuosos y apostlicos las crecientes necesidades espirituales y morales de los pueblos de Amrica Latina: 1. Recuerda la necesidad de emplear, en primer trmino, los medios sobrenaturales, y por tanto hace una apremiante llamada a todos los sacerdotes y fieles, para que sigan poniendo en prctica, de manera habitual y con una siempre mayor intensidad, el medio supremo sealado por Nuestro Seor Jesucristo: Rogate ergo Dominum messis ut mittat operarios in messe suam5

, insistiendo en la oracin, tanto individual como

colectiva, para alcanzar numerosas y selectas vocaciones al estado sacerdotal. 2. Llama la atencin sobre la importancia de emplear todos los medios aptos para intensificar la vida cristiana en los hogares, mediante misiones peridicas, ejercicios espirituales internos o externos, catequesis de adultos, predicacin constante, etc., para crear as el ambiente ms propicio al florecimiento de las vocaciones. 3. Urge la fundacin en todas las parroquias siempre que sea posible de la Obra de las Vocaciones Sacerdotales, afiliada a la Obra Pontificia a travs del competente organismo diocesano6

.

4. Con el objeto de que se formen las conciencias en la gravedad y trascendencia del problema, y se acente la responsabilidad que tienen en su solucin el Clero, los educadores, los fieles todos y, de manera especial, los padres de familia, que deben ser

los

instrumentos

ms

eficaces

en

la

obra

de

las

vocaciones,

recomienda

encarecidamente: a) la celebracin anual del Da del Seminario, con adecuados actos de piedad y con una intensa propaganda, que d a conocer a las almas la grandeza del Sacerdocio y la importancia capital de la labor formativa que se realiza en los seminarios; b) la celebracin en los seminarios y dondequiera parezca oportuno, de actos adecuados a los que se invite a los padres de familia, bienhechores, etc., para dar a conocer la importancia y las necesidades de la obra de formacin de los futuros sacerdotes para lograr una adecuada comprensin y colaboracin, sobre todo por parte de las familias. 5. Ruega de un modo especial a los sacerdotes, y en particular a los prrocos: a) que adems de cumplir fielmente lo prescrito en el canon 1353 del Cdigo de Derecho Cannico7

, procuren impulsar la creacin del llamado pequeo clero, o

grupo de nios y jvenes esmeradamente seleccionados y cuidadosamente atendidos por medio de la direccin espiritual, la instruccin religiosa, etc., que colaboren como aclitos en el servicio de la Iglesia, formando as un clima propicio en el que fcilmente pueda arraigar la semilla de la vocacin; b) que creen, donde an no existan, escuelas parroquiales, las cuales pueden constituir un ambiente particularmente favorable al nacimiento de las vocacio nes sacerdotales, y procuren tambin fomentar stas entre los alumnos de los dems centros de enseanza, desplegando un afn apostlico, que ganar en eficacia si se logra siempre una estrecha colaboracin entre los sacerdotes y los maestros; c) que se cultive de modo especial a los jvenes de las diversas asociaciones catlicas de carcter universitario, obrero, deportivo, etc. dndoles una ms intensa formacin cristiana; as, adems de prepararles para el apostolado seglar, se podr despertar en sus almas el deseo de servir a Dios en el Sacerdocio. 6. Subraya la importancia que tienen para favorecer tambin el aumento de las vocaciones: a) el nivel, no slo espiritual y moral, sino tambin social y material de los seminarios, conforme a las exigencias de la higiene y de la sana pedagoga; b) la preparacin literaria y cientfica de los aspirantes al sacerdocio, la cual debe ser por lo menos no inferior a la de los seglares que frecuentan anlogos cursos de estudios8

, cuidando de que, donde sea posible y parezca conveniente, se obtenga el

reconocimiento civil de los ttulos de estudio concedidos en los seminarios. 7. Aconseja que, aun dando toda la importancia debida a la esmerada seleccin de los candidatos al Sacerdocio, no se condescienda con inoportunas y exageradas consideraciones de raza, clase social o edad.

Captulo II: Formacin en el Seminario Art. I: Principios generalesLa Conferencia:

8. Recuerda que, segn las directrices y normas de la Santa Sede, el inters prctico y constante en la formacin de los sacerdotes, elegidos por el Seor para ser gua, luz, y maestros de los dems, debe ser considerado por los Excmos. Ordinarios como su deber apostlico de ms trascendencia. 9. Encarece: a) que todos los Superiores se esfuercen por mantener en los seminarios el ambiente espiritual, intelectual y humano necesario para formar santos, doctos e idneos sacerdotes; b) que se unifique el sentir de los superiores, profesores y confesores, de manera que en la formacin de los seminaristas procedan siempre sin diferencia de criterio, bajo la direccin del Rector9

.

10. Considera de gran utilidad la creacin de una confederacin Latinoamericana de Seminarios que promoviendo reuniones peridicas, principalmente de los Rectores y Directores Espirituales, logre la mayor uniformidad en la formacin sacerdotal y sea medio eficaz para facilitar el intercambio de impresiones y experiencias sobre planes de estudio, mtodos de enseanza, textos, problemas espirituales y pedaggicos, etc. 11. Conforme a las reiteradas instancias de los Sumos Pontfices, expresa fervientemente a los Excmos. Ordinarios el deseo de que todas las Dicesis procuren enviar a Roma algunos de entre los mejores alumnos, para perfeccionar su formacin sacerdotal en el Pontificio Colegio Po Latino Americano o en el Pontific Colegio Po io Brasileo.

Art. II: Formacin espiritualDado que la eficacia de la formacin recibida por los seminaristas y los frutos de su futuro ministerio sacerdotal dependen de que adquieran, ya en el Seminario, la necesaria vida interior, que les llevar a considerar y valorar todas las cosas a la luz de una profunda y constante visin sobrenatural, la Conferencia: 12. Insiste en la necesidad de: a) que se escojan para los cargos de Superiores y profesores de los Seminarios, tanto Mayores como Menores, sacerdotes virtuosos y doctos, que con la palabra y el ejemplo sean de continua edificacin para los seminaristas posible, elegir prefectos de entre los mismos alumnos; b) que se haga con particular prudencia la designacin del Director Espiritual, llamado a desempear, bajo este aspecto, una misin tan decisiva; c) que el Director Espiritual pueda entregarse a su labor con una dedicacin plena, sin que otras actividades le distraigan de la que es su principal obligacin; d) que, cuando los alumnos sean muy numerosos, se designen algunos sacerdotes que ayuden en su tarea al Director Espiritual, y se pueda as, dedicar a cada seminarista el tiempo que necesite; e) que, conforme a lo prescrito en el canon 1361 - 1 del Cdigo de Derecho Cannico, se designe un nmero suficiente de confesores, cuidadosamente elegidos, a quienes los seminaristas puedan acudir con libertad.10

, y que se evite, en lo

13. Aconseja con especial inters que: a) los Rectores y dems Superiores, y de modo particular, los Directores Espirituales, tengan un trato constante e individual con los seminaristas, para que la confianza filial de los alumnos en los Superiores, que nacer de ese trato, facilite su mejor formacin; b) el Director Espiritual, en las instrucciones colectivas a los alumnos, siga un programa previamente estudiado con el Rector; c) los Directores Espirituales se dediquen con el mximo empeo a crear en los aspirantes al Sacerdocio el hbito de una profunda vida interior, les instruyan con prudencia acerca de la vida que en realidad van a llevar fuera del Seminario, y les expongan las dificultades que habrn de encontrar, al mismo tiempo que los medios poderosos de que disponen para ser fieles a su altsima vocacin. 14. Recomienda asimismo que: a) se eduque a los seminaristas en la imitacin de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y en la dependencia del Obispo, de cuyo apostolado es cooperador el sacerdote, inculcando, especialmente en los estudiantes de teologa, la conviccin prctica de la grandeza del apostolado sacerdotal y de la necesidad y posibilidad de santificarse en l, ensendoles que el propio ministerio pastoral es fuente de santificacin y de perfeccin; b) se fomente el conocimiento y la imitacin de los sacerdotes del Clero secular que han alcanzado la santidad, cuyos ejemplos, vida y culto deben ser cada da ms estudiados y divulgados; c) se forme a los seminaristas, muy solcitamente, en una piedad slida, exenta de toda sensiblera, ajena a cualquier especie de falso y peligroso misticismo; d) se inculque fuertemente en los futuros sacerdotes el espritu de humildad, obediencia, abnegacin y sacrificio; e) respecto a la castidad, el Director Espiritual y los confesores obse rven fielmente las normas dadas por la Santa Sede oportuno impartir. 15. Ruega a los Superiores de los Seminarios: a) que procuren fomentar entre los alumnos un sano espritu de fraternidad y de familia; b) que tengan un especial cuidado en las vacaciones de los seminaristas, acortndose en lo posible su duracin fuera del Seminario, y procurando que sirvan tambin, tanto para que el seminarista adquiera un conocimiento ms perfecto y real del modo de pensar y sentir del pueblo, como para que tenga ocasin de acrisolar su virtud.11

y las peculiares directrices que el Obispo creyera

Art. III: Formacin culturalLa Conferencia: 16. Recuerda que los aspirantes al Sacerdocio deben recibir una formacin doctrinal profunda y adecuada a las exigencias actuales, para que as puedan, con la predicacin,

la catequesis y otras formas de instruccin, disipar las tinieblas de la ignorancia religiosa de los pueblos. 17. Ruega encarecidamente que el estudio de las sagradas disciplinas comprenda tambin el examen de los problemas especficos, procedentes de errores doctrinales corrientes en las regiones donde los futuros sacerdotes ejercern su mi isterio. n 18. Insiste en la necesidad de que se procure completar la formacin cultural de los seminaristas con un adecuado conocimiento de las soluciones dadas por la Iglesia a las diferentes cuestiones sociales de actualidad.

Art. IV: Formacin humana19. Considerando la conveniencia de procurar tambin el desarrollo de las virtudes y de las buenas cualidades naturales de los seminaristas, para que la perfectio naturae facilite y favorezca la accin sobrenatural de la gracia en las almas, la Conferencia recomienda, en particular, a los Superiores de los Seminarios: a) que den gran importancia al estudio y formacin del carcter de los alumnos, as como al conocimiento y posible desarrollo de sus cualidades personales, con el fin de informar tambin al Obispo para que los nuevos sacerdotes puedan ser destinados a los ministerios que les sean ms apropiados; b) que fomenten el espritu de responsabilidad en cada uno de los seminaristas, de modo que se habiten a proceder en conciencia y por convencimiento del propio deber .12

Art. V: Preparacin para el ejercicio del ministerio pastoral20. La Conferencia, estimando como parte fundamental en la formacin de los candidatos al Sacerdocio la adecuada preparacin inmediata, necesaria para el prudente y celoso desarrollo de su futura labor apostlica, sugiere; a) que los profesores de teologa pastoral, adems de ocuparse de la tcnica de la asignatura, instruyan prudentemente a sus alumnos sobre las dificultades de orden moral que podrn encontrar en el ejercicio de su ministerio, y sobre los medios ms aptos para vencerlas; b) que los Superiores aprovechen la catequesis y las organizaciones de Accin Catlica, para ir introduciendo progresivamente a los seminaristas en el ministerio pastoral y en el contacto con los fieles; c) que se ensee a los futuros sacerdotes a orientar y a ilustrar a los fieles, de modo prctico y eficaz, sobre la verdad de la Santa Religin, disipando los errores que siembran los acatlicos y los enemigos de la Iglesia, y asimismo a combatir de manera asequible, la propaganda de las teoras materialistas del comunismo, exponiendo con claridad y sencillez las soluciones cristianas a los problemas sociales.

Captulo III: Conservacin y mejora de la formacin del SacerdoteLa Conferencia:

21. Quiere expresar su vivo deseo de que crezca an ms en el nimo de todos los sacerdotes la preocupacin constante por conservar y mejorar la formacin asctica, doctrinal y humana que recibieron en el Seminario, con el afn de asegurar tambin la fecundidad y la eficacia de su ministerio pastoral; por lo tanto: 22. Ruega, de modo especial, a todos los sacerdotes, que mediten y lleven a la prctica las normas dadas por los Sumos Pontfices, y concretamente por el Santo Padre Po XII en la Exhortacin Apostlica Menti Nostrae sobre la santidad sacerdotal 13 . 23. Encarece a los sacerdotes, con particular inters: a) que cumplan todo lo dispuesto en el canon 125 2 del Cdigo de Derecho Cannico, es decir, la prctica diaria de la oracin mental14

, la visita al Santsimo

Sacramento, el rezo del Santo Rosario y el examen de conciencia; b) que acudan a la confesin semanal o al menos quincenal, al retiro mensual y cada ao, si es posible, a los ejercicios espirituales; c) que vivan el espritu de la liturgia y sean asiduos en la meditacin de libros espirituales y, sobre todo, de la Sagrada Escritura, verdadera fuente de vida sobrenatural15

;

d) que cultiven una sobrenatural amistad con sus hermanos sacerdotes, capaz de llevarles a ayudarse mutuamente, y de un modo especial en el terreno espiritual. 24. Aconseja a los Excmos. Ordinarios que: a) fomenten, en la medida que sea posible, la vida comn del clero, como aconseja y alaba el Cdigo de Derecho Cannico sacerdote; c) utilicen los medios ms experimentados para aliviar a los sacerdotes las preocupaciones econmicas, que pueden restarles atencin y sensibilidad para los problemas espirituales y apostlicos: las soluciones concretas se acomodarn, lgicamente, a las circunstancias de cada regin, pero servir de gran ayuda conocer y estudiar los sistemas empleados con xito en otras Dicesis; d) estimulen la difusin entre el Clero de los documentos Pontificios, libros y revistas catlicas de actualidad, para que quede debidamente informado sobre las soluciones a los distintos problemas del momento; buen medio podra ser la creacin dentro de cada Dicesis de bibliotecas circulantes para los sacerdotes 17 ; e) cuiden de que las peridicas conferencias sacerdotales se tengan de forma fraternal y atrayente, como medio para perfeccionar los estudios eclesisticos y para intensificar la vida sobrenatural; f) recomienden a todos los sacerdotes, y especialmente a los ms jvenes, gran cuidado en las lecturas, prefiriendo las que pueden hacerles mayor bien espiritual, y evitando las que no sean idneas para un ministro del Seor. 25. Respecto a los sacerdotes jvenes, se permite sugerir a los Excmos. Ordinarios, que tengan con ellos un contacto singularmente frecuente y p aternal, a fin de conocerles, sostenerles y guiarles mejor en el comienzo de su vida sacerdotal.16

;

b) establezcan asociaciones sacerdotales, que contribuyan al bien espiritual del

26. Aconseja asimismo que se procure: a) colocar a los recin ordenados junto a sacerdotes ejemplares y de experiencia, que con las enseanzas de su vida y sus consejos les inculquen los hbitos de una santa vida sacerdotal y les ayuden a ser fieles en los ejercicios de piedad; b) organizar equipos sacerdotales por ejemplo para misiones, obras sociales, trabajos catequsticos y otras formas de apostolado en los que, entre otras ventajas, los sacerdotes jvenes puedan encontrar en sus cohermanos de ms edad y experiencia, ayuda desde el punto de vista espiritual y pastoral. 27. Finalmente, cree oportuno recomendar vivsimamente a los sacerdotes que, intensificando el espritu sobrenatural y la conciencia de la unidad substancial del sacerdocio catlico, alimenten los vnculos de hermandad, de respeto y de caridad con todos sus cohermanos, seculares o religiosos, nativos o provenientes de otros Pases, y sepan colaborar fraternalmente en el comn ideal de la gloria de Dios y salvacin de las almas.

5

Luc X, 2.6

A.A.S., XXXIII (1941), p. 479 y XXXV (1943), pp. 369-373.7

Dent

operam

sacerdotes,

praesertim

parochi,

ut

pueros,

qui

indicia

praebeant

ecclesiasticae vocationis, peculiaribus curis a saeculi contagiis arceant, ad pietatem informent, primis litterarum studiis imbuat divinaeque in eis vocationis germen foveant. Cf. tambin Discursos de Su Santidad Po XII a los Prrocos y Predicadores de Cuaresma (6 de febrero de 1951): A.A.S., XXXXIII (1951), pp. 116-117; y (8 de marzo de 1952): A.A.S., XXXXIV (1952), p. 223.8

Cf. Exhortacin Apostlica de Su Santidad Po II Menti Nostrae: A.A.S., XXXXII (1950), p. 687.9

Cf. can. 1360 2 C.I.C.10

Cf. can. 1360 1 C.I.C.11

Sacra Congregatio de Seminariis et Studiorum Universitatibus, Prot. n. 419-43-55: Per i Direttori Spirituali dei Seminari.

12

Cf. Menti Nostrae, l. c., p. 68613

A.A.S., XXXXII (1950), pp. 657-702.14

Cf. tambin Exhortacin Apostlica Menti Nostrae, l. c., pp. 671-672.15

Cf. Carta Encclica Mediator Dei, de Su Santidad Po XII: A.A.S., XXXIX (1947), pp. 521-600.16

Can. 134; cf. Menti Nostrae, l. c., p. 693.17

Cf. Menti Nostrae, l. c., p. 693.

TTULO II : CLERO NO NACIONAL28. La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano mientras reconoce que la solucin del grave problema de la escasez de Clero en los Pases de Amrica Latina se encuentra principalmente en el aumento de las vocaciones nativas, considera, sin embargo insustituible dado que esta tarea es lenta y urge resolver el problema, al menos parcialmente la cooperacin de numerosos sacerdotes, seculares y religiosos, de otras naciones. 29. La Conferencia aprovecha esta solemne ocasin para expresar su agradecimiento a la Santa Sede y a los Obispos de todos los Pases que han estado enviando sacerdotes a Amrica Latina, ya sea para directo servicio de la Dicesis, ya sea con el encargo de missionarii emigrantium18

, como tambin a las rdenes y

Congregaciones Religiosas, a las Sociedades de vida en comn y a los Institutos Seculares, que, en todo tiempo y de manera especial en estos ltimos aos, han intensificado el envo de personal al Continente Latinoamericano. 30. La Conferencia, ante la urgente necesidad del aumento del Clero en la presente situacin de Amrica Latina: a) recurre filialmente a la Santa Sede para que, una vez ms, interponga su valimiento ante los Excmos. Ordinarios de las naciones con clero ms abundante, para que faciliten la venida de muchos sacerdotes a Amrica Latina; b) suplica respetuosamente a la Sede Apostlica que adopte los otros medios que crea ms convenientes, para asegurar de modo constante, durante el tiempo necesario, el providencial envo de clero. 31. La Conferencia asimismo acuerda dirigirse respetuosamente a los Superiores Mayores de las rdenes y Congregaciones Religiosas y a los de las Sociedades de vida en comn y de los Institutos Seculares, para que contribuyan a aliviar esta necesidad de

Clero, atendiendo, siempre que les sea posible, las peticiones que les hagan los Excmos. Prelados diocesanos de Amrica Latina, y enven en consecuencia sacerdotes a estas Dicesis. 32. La Conferencia juzga conveniente: a) recordar la necesidad de que se cumplan con exactitud todas las disposiciones cannicas contenidas en la Constitucin Apostlica Exsul Familia sobre inmigracin de sacerdotes a otras Dicesis 19 ; b) aconsejar que estos sacerdotes adems de preparados para el ministerio sacerdotal sean tambin fsicamente aptos para la labor que han de realizar en la nacin o en la Dicesis a que sean destinados, y que, como norma general, no excedan de los treinta y cinco aos de edad; c) sugerir que en lo posible se favorezca la incardinacin de los sacerdotes procedentes de otras naciones, salvo siempre lo dispuesto en la Exsul Familia20

.

33. La Conferencia cree tambin aconsejable que se estudien las posibilidades y la conveniencia del envo de seminaristas de cursos superiores, para terminar sus estud ios en los Seminarios Latinoamericanos, con el fin de obtener as una ms fcil adaptacin a las costumbres y al medio ambiente que habr de ser su futuro campo de apostolado.

18

Cf. Constitucin Apostlica Exsul Familia, Ttulo II, cap. III, art. 24: A.A.S., XXXXIV (1952), p. 698.19

Ttulo II, cap. I, art. 2, 3, 5: l. c., pp. 693-694.20

Ttulo II, cap. I, art. 3 2: l. c., p. 693.

TTULO III : RELIGIOSOS Y RELIGIOSASLa Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:

21

34. Aprovecha esta solemne ocasin para ofrecer un tributo de agradecimiento: a) a todos los religiosos que dedicaron ntegra su vida y muchos en grado heroico a conquistar para la fe de Cristo las tierras de Amrica Latina, entre los que recuerda con particular veneracin, a San Francisco Solano, San Pedro Claver, San Luis Bertrn y al Venerable Jos de Anchieta; b) a todas las rdenes y Congregaciones religiosas, Sociedades de vida en comn e Institutos Seculares, de hombres y de mujeres, que sea con el ministerio sacerdotal, sea con la oracin, el sacrificio, la catequesis, la enseanza, las obras de asistencia y otras formas de apostolado, trabajan tan eficazmente colaborando en la conservacin e incremento de la vida cristiana en el Continente Americano. 35. Espera que, para mayor eficacia apostlica, se haga ms efectiva de d en da a la cooperacin fraternal de los religiosos y religiosas con el Clero secular. Con este fin hace votos:

a) para que los miembros de las Comunidades religiosas, no slo cumplan con celo y fidelidad los ministerios parroquiales o cooperen a ellos en las parroquias que legtimamente se les haya encomendado, sino que tambin, siguiendo la letra 22 y el espritu del Cdigo de Derecho Cannico, salva la disciplina religiosa y sin detrimento de sus ministerios propios y especficos, se esfuercen, en la medida de lo posible y con sincero y fraternal empeo, en ayudar a los Prrocos de las Dicesis, seculares o religiosas, en sus mltiples ministerios parroquiales, de modo especial en los suburbios de las grandes ciudades y en las zonas alejadas de las parroquias ms extensas; a su vez, en armona con el texto y la mente del Cdigo de Derecho Cannico23

, los

Excelentsimos Ordinarios y los Prrocos utilizarn con complacencia la ayuda de los religiosos, especialmente de los que viven en la Dicesis, en sus ministerios propios y peculiares y sobre todo en el sagrado ministerio 24 ; b) para que, con el fin de facilitar esta cooperacin, no se difiera el establecimiento en todas las Naciones Latinoamericanas de las Conferencias de los Superiores Mayores Religiosos. 36. Exhorta paternalmente a los Religiosos y a las Religiosas para que: a) mantenindose fieles al espritu y a los fines de sus respectivos Institutos, se esfuercen en corresponder, con la generosidad de sus Fundadores, a las necesidades y exigencias del tiempo presente; b) procuren adaptarse al ambiente en que actan, sin exagerado y nocivo apego a costumbres o actitudes extraas a l; c) procuren an mediante la difusin de las devociones propias de cada Instituto si han sido aprobadas por la Santa Sede cooperar a la slida formacin del pueblo, haciendo servir tales devociones al incremento de una vida ntegramente cristiana y para la defensa de la fe contra los errores y peligros que la amenazan. 37. La Conferencia recordando una vez ms el objeto central de sus preocupaciones, es decir, la escasez de las fuerzas apostlicas en Amrica Latina: a) hace votos para que las familias religiosas puedan aumentar en los Pases Latinoamericanos el nmero de sus miembros con abundantes y selectas vocaciones, cuidando siempre celosamente su firmeza y calidad; este cuidado debe ser naturalmente an ms extremado y severo cuando se trate de vocaciones al sacerdocio; b) desea por lo tanto que se apoye y se favorezca en cada Dicesis, junto con la de las Vocaciones Sacerdotales, la Obra de las Vocaciones Religiosas, recientemente instituida por la Santa Sede25

;

c) por otra parte, pide encarecidamente a todos los Religiosos que, especialmente en los lugares donde hay mayor escasez de Clero, presten su eficaz y decidida ayuda para fomentar y favorecer el reclutamiento de las vocaciones eclesisticas, que, encaminadas al Seminario, puedan proveer suficientemente a las necesidades de las respectivas Dicesis. 38. Considerando la importancia que tienen, para la vida de la Dicesis, la presencia y ayuda de los Religiosos, Sacerdotes o no, y de las Religiosas siempre que estn bien

formados y preparados para las tareas apostlicas, la Conferencia se permite encarecer vivamente a los Superiores competentes: a) que para las casas de formacin escojan siempre religiosos integralmente ejemplares; b) que cuiden con el mayor inters de la preparacin intelectual especializada de sus sbditos para las tareas propias del Instituto y, en particular, para la enseanza de la religin y del catecismo, sea en sus propios Colegios, sea en otros centros. 39. La Conferencia quiere recordar las prescripciones cannicas relativas: a) al examen previo de los Ordenandos, tanto si son seculares como si son religiosos26

; b) al paso de los miembros de las religiones y aun tambin, por razonable

analoga, de los otros Institutos de perfeccin al Seminario diocesano, previos los informes necesarios, que deben darse conforme a la verdad, graviter onerata conscientia, y recurriendo cuando sea necesario a la Santa Sede 27 ; c) a la recepcin de religiosos en las Dicesis, evitando, a este respecto, aun las apariencias de una inoportuna facilitacin a abandonar el estado de perfeccin 28 . 40. Por lo que se refiere en particular a las religiosas, la Conferencia: 1) Aconseja a las Superioras Mayores que con el fin de aumentar la eficacia de la labor de sus religiosas: a) procuren que todas adquieran la ms slida formacin espiritual, asctica y doctrinal, y que en el mayor nmero posible reciban en escuelas superiores de religin, de pedagoga, de servicio social, para enfermeras etc. diplomas que las acrediten en el desempeo de sus misiones especficas; b) cuiden que las dedicadas a la labor de enfermeras en clnicas y hospitales, adems de poseer la necesaria preparacin profesional, conozcan adecuadamente las normas de la deontologa catlica relativas a su delicado campo de actividad. 2) Ruega a los Excmos. Obispos y a los Revdmos. Superiores interesad os, pongan particular cuidado en la designacin de los Sacerdotes que han de desempear su ministerio en favor de las religiosas y de sus Instituciones y vigilen a fin de que ellos: a) atiendan a estas almas consagradas a Dios, con la mayor dedicacin y es pritu sobrenatural, conscientes de que el bien que de esta manera operan, redunda tambin en pro de otras almas; b) procuren desempear por lo tanto, con todo celo, su oficio, especialmente en lo que se refiere a la predicacin, a la confesin y direccin espiritual; c) eviten, en conformidad con las disposiciones cannicas, cualquier indebida ingerencia en el rgimen de la comunidad; d) observen en el trato con las religiosas y alumnas las normas dictadas por la prudencia y por la dignidad propia del sacerdote. 41. Se sugiere a los Excmos. Ordinarios, que para favorecer el beneficioso desarrollo de los Institutos femeninos de perfeccin establezcan el da de las

Vocaciones Religiosas Femeninas, que podra coincidir con el Domingo siguiente a la fiesta de la Presentacin de Nuestra Seora en el Templo.

21

Lo que aqu y en otros Ttulos se dice de los Religiosos y Religiosas, ha de aplicarse tambin, congrua congruis referendo, a los dems Estados de perfeccin, o sea: las Sociedades de vida en comn (cf. Ttulo XVII del Cdigo de Derecho Cannico) y los Institutos Seculares de los que trata la Constitucin Apostlica Provida Mater Ecclesia (A.A.S., XXXIX [1947], pp. 114-124).22

Can. 608 1 C.I.C.23

Can. 608 2 C.I.C.24

Por lo que se refiere a la labor de los Religiosos en el Sagrado ministerio bajo la dependencia de los Excmos. Ordinarios, la Conferencia hace suyas las palabras contenidas en la Comunicacin que le dirigi la Sagrada Congregacin de Religiosos:

a) Se recomienda no slo a todos los sacerdotes, sino tambin a los que profesan el estado de perfeccin que reaviven la conciencia de la unidad del Cuerpo del Ejrcito sacerdotal, religioso y apostlico, que en cada Dicesis o cincunscripcin eclesistica (c. 216 2), a las rdenes y bajo la direccin del Excmo. Ordinario (c. 198 1), debe luchar por el Reino de Dios y la salvacin y santificacin de todas las almas que forman la Grey de Cristo. Aunque por ttulos diversos es decir el Clero secular por incardinacin (c. 111 1-2), los miembros de los estados de perfeccin por adscripcin legtima como Clrigos (cc. 111 1 y 585) o por incorporacin a una Religin o Sociedad de perfeccin que, a norma del Derecho, ha sido admitida y como incardinada en la Dicesis todos forman parte de las fuerzas espirituales de la Dicesis y deben como tales, a norma del Cdigo y segn las modalidades legtimamente establecidas, trabajar fraternalmente unidos bajo la obediencia filial al nico Pastor Ordinario del lugar (c. 198 1).

b) Los Religiosos y todos los a ellos equiparados mirarn en el Obispo al Padre y Pastor de todos, y en particular de las almas consagradas a Dios, a la Iglesia y al apostolado en la Dicesis. Este constituye el campo de accin encomendado por el Seor al Obispo como a Jefe, Pastor y Padre, al Clero y Religiosos como a sbditos, hijos y colaboradores; y debern por tanto nutrir y fomentar hacia el Excmo. Ordinario diocesano sentimientos de confianza y de amor y espritu de colaboracin.25

A.A.S., XXXXVII (1955), pp. 266, 298-301.26

Can. 996 y 997 C.I.C.27

Can. 1363 8 C.I.C. y Decreto de las Sagradas Congregaciones de Religiosos y de Seminarios y Universidades: A.A.S., XXXIII (1941), p. 371.28

Can. 641 2 C.I.C.

TTULO IV : AUXILIARES DEL CLEROCaptulo I: Apostolado de los laicos en generalLa Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: 42. Desea subrayar de manera especial, el papel tan importante que corresponde a los seglares en la realizacin de la obra salvfica encomendada por Jesucristo a la Iglesia: colaboracin apostlica que se hace sentir con mayor urgencia en las regiones de Amrica Latina, por la escasez de sacerdotes, el elevado nmero de fieles a ellos encomendados, la gran extensin de las demarcaciones parroquiales, y, por ltimo, la dificultad de penetrar en ciertos ambientes 29 . 43. Juzga que para el mayor progreso de la colaboracin del laicado catlico en la accin apostlica en Amrica Latina, es de suma importancia difundir cada vez ms entre los fieles el exacto conocimiento de la posicin de los seglares dentro del Cuerpo Mstico de Cristo30

, formando la conciencia de los fieles, de modo que se persuadan

prcticamente que el apostolado aun siendo misin propia del sacerdote, no es exclusiva de l, sino que tambin les compete a ellos, por su mismo carcter de cristianos, siempre bajo la obediencia de los Obispos y de los Prrocos y dentro de las formas y oficios que no son privativos del ministerio sacerdotal31

. Por tanto es

necesario que tales principios sean oportunamente enseados e inculcados desde el Seminario a los futuros sacerdotes, para que sepan aprovecharse, como conviene, de la preciosa ayuda que les puede venir de la colaboracin de los laicos 32 . 44. Desea destacar que el tiempo y trabajo dedicados a la formacin de seglares competentes para que colaboren con la Jerarqua Eclesistica, estn muy tilmente empleados; y recomienda con encarecimiento, que esta formacin para el apostolado se comience a dar ya en la adolescencia y se intensifique en la juventud, proponiendo a la consideracin de los jvenes la grandeza del ideal de vivir, trabajar y luchar por Jesucristo. 45. Recuerda, finalmente, que el apostolado de los laicos no debe reducirse nicamente a colaborar con el sacerdote en el campo limitado de los actos de piedad, sino que, adems de un esfuerzo continuo por conservar y defender ntegramente la fe catlica, debe ser un apostolado misionero de conquista para la dilatacin del reino de Cristo en todos los sectores y ambientes, y particularmente all donde no pueda llegar la accin directa del sacerdote33

.

Captulo II: Diversas formas de Accin Catlica y obras coordinadasLa Conferencia: 46. Expresa su profunda satisfaccin al comprobar los frutos alcanzados en Amrica Latina por las diversas organizaciones de Accin Catlica, y manifiesta vivamente su deseo de que intensifiquen cada vez ms su trabajo apostlico, tan necesario y al mismo tiempo tan grato al corazn del Santo Padre.

47. Reafirma, segn el pensamiento de los Sumos Pontfices Po XI y Po XII, que la Accin Catlica, como colaboracin de los seglares en el apostolado jerrquico, constituye medio eficacsimo para la recristianizacin del pueblo y por lo tanto el cuidado de ella se ha de colocar entre los principales deberes del ministerio pastoral 34 . 48. Recomienda encarecidamente: a) que se procure organizar e incrementar la Accin Catlica en todas las parroquias de las Dicesis latinoamericanas, segn los deseos del Santo Padre Po XII 35 , y de acuerdo con lo que ya se ha decidido por la Jerarqua Eclesistica; b) que, atendida la importancia de la Accin Catlica en la vida de la Iglesia, sean designados, tanto en el orden nacional como en el diocesano, algunos sacerdotes exclusivamente dedicados a ella y convenientemen te preparados mediante cursos especiales y asambleas de estudio; c) que los educadores catlicos recuerden el deber que les incumbe de fundar y mantener vivos en sus establecimientos, centros de Accin Catlica; preocupndose de formar en ellos buenos militantes y capacitados dirigentes del apostolado seglar 36 ; d) que los Superiores y miembros de las rdenes y Congregaciones religiosas e Institutos seculares procuren favorecer eficazmente la organizacin y progreso de la Accin Catlica en los diversos Pases 37 . 49. Recomienda que, en cuanto sea posible, a efectos del apostolado externo, todas las Asociaciones catlicas ya sean las que por sus reglas, su naturaleza, su fin, sus designios y hechos38

han de considerarse pleno iure como Accin Catlica, ya sean

otras adheridas o auxiliares se coordinen parroquial, diocesana y nacionalmente con los respectivos organismos del ordenamiento prncipe, la Accin Catlica, para la unidad y la eficacia de la actividad comn de apostolado, manteniendo sin embargo cada una de las asociaciones sus propias caractersticas 39 . 50. Aprueba y alaba los esfuerzos realizados por el Secretariado Interamericano de Accin Catlica; ve con agrado las Semanas de Estudio ya celebradas, que proporcionan la oportunidad de un trabajo coordinado; y, a la vista de los halageos resultados obtenidos, desea que se intensifiquen estos encuentros y se les preste el apoyo que por su utilidad e importancia merecen.

Captulo III: Apostolado social y responsabilidad del cristiano en la vida cvico-poltica51. La Conferencia: a) recomienda de una manera peculiar a los miembros de organizaciones de Accin Catlica que estudien y difundan los principios cristianos y las orientaciones pontificias sobre los problemas sociales, econmicos y polticos, con el fin de ayudar eficazmente a formar la conciencia del pueblo en estos aspectos tan importantes de la doctrina de la Iglesia; b) hace votos a fin de que la Accin Catlica sepa de scubrir y suscitar entre sus militantes, verdaderas vocaciones a las actividades sociales y cvicas, y estimularlas a

una ptima capacitacin, no slo cientfica y tcnica sino tambin prctica, para dichas tareas tan importantes para el bien comn; c) exhorta muy encarecidamente a que la Accin Catlica promueva asociaciones y obras para la solucin de los problemas sociales que hoy da ms apremian en los Pases Latinoamericanos.

Captulo IV: Otros auxiliares del clero52. La Conferencia, recordando los servicios prestados a la Iglesia por otras formas de auxiliares del Clero, como en particular los doctrineros y otros similares colaboradores a la accin del Sacerdote, recomienda que se les agrupe en organizaciones adecuadas para proporcionarles una mejor formacin y una orientacin ms acorde con las directrices del apostolado seglar moderno, relacionndolas con la Accin Catlica.

29

Cf. Carta Vos Argentinae Episcopos de Su Santidad Po XI al Episcopado Argentino (4 de dicimembre de 1930), en Coleccin de Encclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid 1955, pp. 1078-1082; Carta Observantissimas litteras de Su Santidad Po XI al Episcopado de Colombia (14 de febrero de 1934), en la citada Coleccin, pp. 1111-1115; Carta Quamvis Nostra de Su Santidad Po XI al Episcopado del Brasil (27 de octubre de 1935), en la citada Coleccin, pp. 11181122; Carta Firmissimam constantiam de Su Santidad Po XI al Episcopado Mejicano (28 de marzo de 1937), en la citada Coleccin, pp. 1125-1134.30

Cf. Carta Encclica Mystici Corporis Christi de Su Santidad Po XII: A.A.S., XXXV (1943), pp. 193-248, en particular, 212-217.31

Cf. Discurso de Su Santidad Po XII con motivo de la creacin de nuevos Cardenales: A.A.S., XXXVII (1946), p. 149.32

Cf. Carta Observantissimas litteras de Su Santidad Po XI al Excmo. Episcopado de Colombia, l. c., p. 1113: Para esta tarea de formar a los jvenes en la sana doctrina, es a bsolutamente indispensable preparar, ya desde los ltimos aos del seminario, sacerdotes que conozcan a fondo la naturaleza propia de la Accin Catlica y sus fines peculiares.33

Discurso de Su Santidad Po XII a los delegados de la Accin Catlica Italiana: A.A.S., XXXXIII (1951), p. 377: La actividad de la Accin Catlica se extiende a todo el campo religioso y social, es decir, hasta donde llega la misin y la obra de la Iglesia.34

Carta del Emmo. Card. Eugenio Pacelli, Secretario de Estado de S.S. a los Superiores Religiosos (15 de marzo de 1936): ...Como una de las tareas ms meritorias de los religiosos es la predicacin al clero, especialmente en los Ejercicios Espirituales, as, mejor preparados, podrn inculcar con mayor competencia y autoridad, juntamente con el cumplimiento de los dems deberes sacerdotales, tambin el de la Accin Catlica, que el Padre Santo, desde su primera encclica ha declarado que est in praecipuis sacri pastoris officiis (Coleccin de Encclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid, 1955, p. 1123).35

Cf. la Exhortacin Apostlica de Su Santidad Po XII a los Excmos. Ordinarios de Italia: A.A.S., XXXXII (1950), pp. 247-250): Creemos Nos deber de Nuestro ministerio apostlico el invitar una vez ms, con paternal insistencia, al clero que tiene cura de almas para que en todas las parroquias desde las perdidas en los campos o sobre los montes, hasta las de los grandes centros urbanos, se establezcan las cuatro Asociaciones fundamentales de Accin Catlica: la Juventud masculina y la Juventud femenina, la Unin de hombres y la Unin de mujeres. A este Nuestro deseo aadimos otro: el de que no falten en ninguna Dicesis las Asociaciones Universitarias y los dos Movimientos de los Laureados y de los Maestros.36

Carta Observantissimas litteras de Su Santidad Po XI, al Excmo. Episcopado de Colombia, l. c., p. 1115: ...Conviene que la Accin Catlica llegue a florecer no slo en las Universidades y en las escuelas secundarias, sino tambin en toda clase de escuelas para que, ya en ellas, los adolescentes se vayan instruyendo, encaminando o preparando para la Accin Catlica, a la cual ms tarde darn su nombre en las Asociaciones Superiores; todo lo cual, en v erdad, contribuir grandemente a su mejor formacin cristiana; Carta del Emmo. Card. Eugenio Pacelli, Secretario de Estado de Su Santidad, a los Superiores Religiosos, (15 de marzo de 1936): El Augusto Pontfice ha insistido en declarar, en diversas circunstancias, que la formacin en el espritu de apostolado, propio de la Accin Catlica, constituye un elemento esencial de la educacin en estos nuevos tiempos, una segura defensa de la vida cristiana... Un educador prudente no puede olvidarlo; de lo contrario, restringira los horizontes de bien que deben abrirse en el nimo generoso de los jvenes, privara a la Iglesia de preciosas ayudas y difcilmente alcanzara todos los fines de una verdadera educacin cristiana (l. c., pp. 1122-1123).37

Carta de la Sagrada Congregacin de Religiosos a los Superiores y Superioras de Ordenes y Congregaciones Religiosas (2 de febrero de 1947) sobre la cooperacin de los Religiosos a la Accin Catlica, en Coleccin de Encclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid, 1955, l. c., pp. 1213-1215.38

Vease la Constitucin Apostlica Bis saeculari relativa a las Congregaciones Marianas: A.A.S., XXXX (1948), pp. 393-402.

39

Cf. Discurso de Su Santidad Po XII a los Delegados diocesanos de la Accin Catlica Italiana: A.A.S., XXXII (1940), pp. 362-372: Honra ser de amoroso y amistoso afecto, si reina tambin la unin entre los miembros de la Accin Catlica y los de las otras Asociaciones. L a organizacin de la Accin Catlica Italiana, aunque sea el ordenamiento prncipe de los catlicos militantes, admite, sin embargo, junto a s a otras Asociaciones dependientes tambin de la autoridad eclesistica, algunas de las cuales al tener tambin fines y normas de apostolado, bien pueden llamarse colaboradoras del apostolado jerrquico: l. c., pp. 368-369.

TTULO V: ORGANIZACIN DE LA CURA DE ALMASLa Conferencia General del Episcopado Latino -Americano, consciente de la

importancia fundamental que tiene una ordenada y efectiva organizacin de la cura de almas para la vida catlica del pueblo y, por lo tanto, para la conservacin del carcter catlico de los Pases Latinoamericanos: 53. Estima oportuno recordar como idea bsica en esta materia, que la forma tradicional de la cura de almas sigue siendo insustituible y que, por consiguiente, debe mantenerse y vigorizarse, adaptndola a las exigencias del momento presente, sin dejar de recurrir a los medios nuevos probados como eficaces en la labor de ev angelizacin y a las formas extraordinarias de apostolado que parezcan aconsejables 40 . 54. Considera que es imprescindible la elaboracin en cada Dicesis, por parte de los Obispos, de un ordenado programa de apostolado, tomando siempre como base el plan lleno de sabidura y experiencia contenido en el Cdigo de Derecho Cannico, y teniendo tambin en cuenta la ayuda eficaz que pueden prestar los religiosos y religiosas. 55. Desea vivamente recordar y subrayar la importancia preeminente que compete a la Parroquia, clula bsica del Cuerpo Mstico de Cristo, como centro propulsor y coordinador de apostolado para el pleno y armnico desarrollo de toda accin apostlica41

. 56. Expresa su vivsimo anhelo de que los prrocos, que participan de la potestad

del Obispo de santificar, ensear y gobernar, procuren: 1) Santificar, buscando el progreso espiritual de sus fieles: a) con la administracin asidua de los Sacramentos, especialmente la Confesin y la Eucarista; b) promoviendo la asistencia frecuente y aun diaria a la Santa Misa, con el empleo de medios aptos para favorecer la consciente participacin de los fieles al Santo Sacrificio42

;

c) con un reflorecimiento de la devocin a Mara Santsima, Madre y Reina del Continente Americano; d) con la intensificacin de la vida litrgica y de las genuinas formas de piedad y devocin cristianas, cuidando celosamente de retraer a los fieles de cualquier prctica o manifestacin supersticiosa 43 .

2) Ensear, procurando dirigir todo su cuidado a instruir al pueblo en las verdades de la fe y en los preceptos de la moral, para que el mensaje de Cristo sea ampliamente conocido por todos y no puedan los enemigos de la Iglesia sembrar la duda y la indiferencia en las almas de los fieles, o aun llevarles hasta la apostasa; por consiguiente, pondrn los prrocos particular empeo en iluminar las inteligencias por medio de: a) la predicacin metdica, clara y adecuada de la palabra de Dios, sobre todo en la homila de la Santa Misa, y mediante cursos, misiones, novenarios, meses marianos y del Sagrado Corazn, etc., sabiendo que si se quiere resolver el gravsimo problema de la ignorancia religiosa, la predicacin ha de ser por excelencia didctica, con una tendencia firme y decidida a dar al pueblo un cuerpo claro de doctrina catlica y un conocimiento de la moral, de tal forma que los fieles sepan bien lo que deben creer y lo que deben practicar; b) la catequesis; c) la organizacin de Crculos de estudios, Conferencias, etc., y tambin, la utilizacin de los medios modernos de propaganda que sean asequibles como la radio, la prensa, etc. con el fin sobre todo de dar un conocimiento ms completo y profundo de puntos particulares de doctrina y de moral, como son los que se refieren a la cuestin social y a otros problemas de actualidad. 3) Gobernar a sus fieles: a) haciendo cumplir, con la firmeza y prudencia necesarias, las disposiciones de la Iglesia; b) organizando y orientando hacia objetivos concretos las Asociaciones parroquiales; c)preparando y formando apstoles seglares abnegados, decididos y entusiastas, capaces de realizar con xito las actividades, en bien de las almas, que corresponden a los laicos, y de oponerse con eficacia a las fuerzas del mal; d) preocupndose con particular ahnco en fomentar, descubrir y cultivar las vocaciones al estado sacerdotal y religioso. 57. Por lo que se refiere en particular al importantsimo tema de la instruccin catequstica, se permite llamar la atencin de los Excmos. Ordinarios: 1) Sobre la necesidad de que, en esta materia44

, se cumpla fielmente la sabia y

fecunda legislacin cannica en particular con respecto a: a) la creacin de la Oficina Catequstica Diocesana, que segn las disposiciones de la Santa Sede debe ser organizada en cada Dicesis 45 ; b) la ereccin en cada parroquia de la Cofrada de la Doctrina Cristiana46

.

2) Sobre la oportunidad de recurrir a todos los medios aptos aconsejados por la experiencia, para mejor organizar y hacer efectiva la labor catequstica en las Di cesis y Parroquias sugiriendo en particular: a) la edicin y distribucin de catecismos, a poder ser de texto nico y que tenga en cuenta las exigencias del mtodo cclico-intuitivo, conforme a las aportaciones de la moderna pedagoga catequstica;

b) la organizacin, con carcter diocesano si es posible o al menos nacional, de Almacenes Catequsticos que se encarguen de suministrar a las parroquias todo el material adecuado para la enseanza y propaganda del Catecismo; c) la institucin del Da Catequstico o fiesta de la Doctrina Cristiana47

, que debe

celebrarse con la mxima solemnidad y esplendor, para ensear al pueblo padres de familia, educadores, etc. sus obligaciones en esta materia, para lograr ayuda a las obras de catequesis, para hacer propaganda del material catequstico, etc. d) la constitucin de Escuelas Catequsticas donde ponga especialsimo inters en la formacin de los que, slidamente preparados y conscientes de su importantsima misin han de ensear luego el Catecismo al pueblo; y donde esto no sea posible, la organizacin de cursos para preparar catequistas que, adems de los sacerdotes y religiosos, puedan ayudar al prroco en la enseanza del Catecismo48

;

e) la fundacin en todos los Seminarios Mayores, segn las disposiciones del Cdigo de Derecho Cannico, de ctedras de Pedagoga Catequstica, dndoles la importancia relevante que tienen, y procurando que los estudios sean verdaderamente fructuosos. 3) Sobre la obligacin de cuidar que en las escuelas y colegios catlicos se d la debida importancia a las clases de religin, y de aprovechar tambin todas las posibilidades para organizar la enseanza religiosa an en las escuelas y colegios que no dependan de la Autoridad Eclesistica. 58. Aconseja como una ayuda muy til en la organizacin de la cura de almas, tanto en el campo diocesano como en el parroquial, la elaboracin de oportunas estadsticas religiosas, para lo cual ser muy ventajosa la exacta compilacin de los libros parroquiales y en particular del De statu animarum 49 . 59. Sugiere a los Excmos. Ordinarios la conveniencia de estudiar si en sus respectivos territorios es aconsejable y posible mejorar la actual organizacin econmica, con el fin de disminuir prudentemente desproporciones entre el Clero y tambin de obtener mayores posibilidades para el apostolado sacerdotal, salvas siempre las disposiciones cannicas, y recurriendo a la Santa Sede en caso de necesidad. 60. Teniendo en cuenta la situacin y las exigencias de los fieles que viven esparcidos en las parroquias rurales, y que representan un porcentaje muy alto de los catlicos de Amrica Latina, estima su deber subrayar la necesidad de afana rse por un adecuado desarrollo y mejoramiento de la cura de almas en este aspecto peculiar y sugiere, por tanto: a) suministrar a los sacerdotes desde el perodo del Seminario una profunda preparacin sobre los problemas de la vida rural; b) dar impulso a aquellas formas especficas de apostolado parroquial que mejor permitan llegar hasta los fieles esparcidos en los campos, lejos del centro de la parroquia, como por ejemplo: centros parroquiales agrupados en capillas rurales 50 , secciones separadas de catecismo, tanto para nios como para adultos, dando lecciones durante la semana, y sirvindose tambin de la ayuda de la radio, frecuentes misiones

rurales, Accin Catlica y social-catlica rurales con la formacin de dirigentes especializados; c) preocuparse no slo de la cura espiritual y moral de los campesinos, sino tambin de colaborar del mejor modo posible para la elevacin de sus condiciones de vida y trabajo, empleando los medios que en concreto parezcan posibles y oportunos, entre los cuales se recuerdan, por ejemplo, todas las iniciativas aptas para la formacin profesional (escuelas y cursos profesionales, ctedras ambulantes, semanas rurales, casas del campesino, etc.).

40

Cf. Exhortacin de Su Santidad Po XII a los Prrocos y Predicadores de Cuaresma: A.A.S., XXXXI (1949), p. 182 ss.41

Cf. Carta del Card. Ciriaci, Prefecto de la Sagrada Congregacin del Concilio, al -Emmo. Sr. Card. Santiago Lercano, Presidente de la IV Semana de modernizacin pastoral (2 de agosto de 1954): Coleccin de Encclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid, 1955, pp. 1561-1562; Carta de S.E. Mons. Juan Bautista Montini, Prosecretario de Estado, con motivo de la aludida IV Semana de modernizacin pastoral (6 de setiembre de 1954): Coleccin citada, pp. 1601-1602; Carta de S.E. Mons. Juan Bautista Montini, Prosecretario de Estado, a los Emmos. Sres. Cardenales Santiago M. Carlos McGuigan, Arzobispo de Toronto, y Pablo Emilio Lger, Arzobispo de Montral (18 de julio de 1953), con motivo de la nueva Semana Social en el Canad: Coleccin citada, pp. 1463-1467.42

Cf. Carta Encclica Mediator Dei: A.A.S., XXXIX (1947), pp. 521-600; de manera especial, p. 552: Conviene... que todos los fieles se den cuenta de que su principal deber y su mayor dignidad consiste en la participacin en el Sacrificio Eucarstico; y p. 560: Son, pues, dignos de alabanza quienes, deseosos de que el pueblo cristiano participe ms fcilmente y con mayor provecho en el Sacrificio Eucarstico, se esfuerzan en poner el Misal Romano en manos de los fieles...; se afanan para que la Liturgia, aun externamente, sea una accin sagrada, en la cual tomen realmente parte todos los presentes. Cf. tambin Discurso de Su Santidad Po XII a los Prrocos y Predicadores de Cuaresma: A.A.S., XXXV, (1943), pp. 113-114.43

Cf. Las Encclicas Mystici Corporis Christi: pp., 234-237, y Mediator Dei: l. c., p. 593.44

Cf. C.I.C., lib. III, tit. XX, cap. 1 can. 1329-1336; Motu Proprio Orbem Catholicum de Su Santidad Po XI: A.A.S., XV (1923), pp. 327-329; Decreto Provido sane de la Sagrada Congregacin del Concilio: A.A.S., XXVII (1935), pp. 145-154.45

Cf. Provido sane: l. c., p. 151.46

Cf. Encclica Acerbo nimis (15 de abril de 1905) de San Po X: Acta Pii X. P.M., vol. II, p. 81; can. 711 2 C.I.C., y Provido sane: l. c., p. 149.47

Cf. Provido sane: l. c., p. 151.48

Can. 1333 y 1334 C.I.C.49

Can. 470 1 C.I.C. Cf. Discurso de Su Santidad Po XII a los Prrocos y Predicadores de Cuaresma: A.A.S., XXXXIII (1951), p. 116.50

Cf. Discurso de Su Santidad Po XII a los Prrocos y Predicadores de Cuaresma: A.A.S., XXXXIV (1952), pp. 222-223.

TTULO VI: MEDIOS ESPECIALES DE PROPAGANDALa Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, ante la creciente

importancia, que adquieren en la sociedad actual la prensa, la radio y otros medios modernos de propaganda: 61. Hace votos para que: a) el Episcopado de cada Pas organice, al menos, un diario catlico nacional, al cual los Excmos. Prelados prestarn ayuda eficaz; b) se hagan cada vez ms atractivos los diarios y dems publicaciones catlicas, conforme a la tcnica moderna, con buena, informacin de noticias de actualidad y de inters, sin perder nunca de vista el criterio esencialmente catlico y los fines de apostolado que deben distinguir dichas publicaciones para que puedan llamarse verdaderamente catlicas. 62. Exhorta a que: a) se procure en cada Dicesis, que un grupo de sacerdotes trabaje con especial dedicacin en la prensa catlica, promovindola y prestndole tambin su colaboracin directa; b) se sigan promoviendo las Escuelas de Periodismo tanto para sacerdotes como para laicos; c) no dejen de aprovecharse en cada localidad, las buenas disposiciones de otros diarios para que respondan siempre mejor al carcter genuinamente catlico de los Pases Latinoamericanos, y para divulgar todo cuanto ayude a formar el justo y sano criterio de los lectores. 63. Aconseja: a) que se haga intensa y eficaz propaganda de la buena prensa, y que con tal fin, entre otras iniciativas, se celebre anualmente en cada Dicesis la Jornada de la Prensa Catlica, procurando conseguir nuevas suscripciones a peridicos y revistas catlicas, organizando colectas y haciendo conocer la eficacia y amplitud del apostolado de la prensa catlica;

b) que en las bibliotecas diocesanas, en las de los Seminarios y Colegios y aun, a ser posible, en las parroquiales, no falten las revistas catlicas ms formativas y adecuadas. 64. Para mayor eficacia del apostolado de la Prensa en Latinoamrica, sugiere con especial inters: a) que se cree una Confederacin Interamericana de diarios catlicos que redacte, al menos semanalmente, boletines de noticias de actualidad, envindolos a todas las publicaciones asociadas y dando adems facilidades para la reproduccin de artculos, canje de diarios y otras modalidades de ayuda mutua; b) que en cada Nacin se establezca una Central difusora o Secretariado de Prensa, que est en contacto con las correspondientes organizaciones de otros Pases, para lograr una mayor difusin de las publicaciones segn las respectivas necesidades; c) que se d particular apoyo e impulso a las revistas catlicas existentes y ya acreditadas en Amrica Latina. 65. Considerando la ayuda notable que, en situaciones como las de los Pases Latinoamericanos tan vastos y escasos de Clero puede representar el empleo de la radio para fines religiosos y educativos, como la experiencia ya viene demostrando expresa su conviccin de que es necesario: a) dar impulso a las formas prcticas de empleo de tal medio segn las exigencias y posibilidades de los diversos lugares, estimulando la instalacin de emisoras que estn dotadas de personal cultural y tcnicamente bien preparado para su direccin y funcionamiento; b) dar al respecto una preparacin adecuada en los Seminarios; c) dar normas concretas y oportunas, aun en el plano diocesano, sobre la organizacin y el empleo del apostolado radiofnico. 66. Aconseja encarecidamente asimismo, que se desarrolle una labor inteligente y celosa con los dirigentes y colaboradores de las radios estatales y comerciales para mejorar sus programas, de modo que se evite en ellos cuanto pueda ofender a la verdad y a la moral cristiana, y que se favorezca, lo ms posible cuanto pueda contribuir a una sana formacin de los oyentes. 67. Recogiendo el vivsimo anhelo de los Obispos, sacerdotes y fieles de Amrica Latina, la Conferencia expresa el ms ferviente deseo de que la voz augusta del Santo Padre pueda ser perfectamente oda en todo el Continente americano, por lo cual hace un apremiante llamamiento al fin de que todos cooperen entusisticamente para conseguir una mayor potencia de la Radio Vaticana. 68. La Conferencia, por ltimo, no quiere dejar de recomendar fervorosamente el estudio y la fiel observancia de las luminosas enseanzas pontificias relativas al cine 52 , la radio y la televisin53 51

,

.

51

Cf. Radiomensaje de Su Santidad Po XII: a) a los campesinos y a los fieles de Colombia, con motivo de la inauguracin de las nuevas instalaciones de Accin Cultural Popular: A.A.S., XXXXV (1953), p. 293-295; y b) a los fieles de Chile, con ocasin de la inaguracin de Radio Chilena: A.A.S., XXXXVI (1954), pp. 56-58.52

Cf. Carta Encclica Vigilanti cura de Su Santidad Po XI: A.A.S., XXVII (1936), pp. 249-263: Discursos de Su Santidad Po XII: a) sobre la importancia del arte cinematogrfico a Representantes de la Industria Cinematogrfica Italiana: A.A.S., XXXXVII (1955), pp. 501-512; y b) sobre el cine ideal, con motivo de la Asamblea de la Unin Internacional de los Empresarios de cine y de la Asamblea de la Federacin Internacional de los Distribuidores de pelculas: l. c., pp. 816-829.53

Exhortacin de Su Santidad Po XII a los Ordinarios de Italia: A.A.S., XXXXVI (1954), pp. 18-24; Statuto della Pont. Commissione per la Cinematografia, la Radio e la Televisione: l. c., pp. 738-784.

TTULO VII: PROTESTANTISMO Y MOVIMIENTOS ANTICATLICOS: PRESERVACIN Y DEFENSA DE LA FELa Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, frente al grave problema que plantean el protestantismo y los varios movimientos acatlicos que se han introducido en las Naciones Latinoamericanas, amenazando su tradicional cultura catlica: 69. Recomienda vivamente que se hagan efectivas todas las disposiciones del Cdigo de Derecho Cannico ordenadas a la preservacin y defensa de la fe, cuidando tambin del cumplimiento de las que se refieren a la previa censura y prohibicin de libros, revistas y dems publicaciones peligrosas 54 . 70. Encarece de manera especial: a) que se hagan cruzadas de oraciones, pidiendo por la preservacin y progreso de la fe catlica en Amrica Latina, y por la conversin de los enemigos de la Iglesia; b) que se aproveche, como arma preciossima en defensa de la fe, la piedad arraigada, intensa y filial del pueblo latinoamericano a la Virgen Santsima, venerada bajo las diversas advocaciones propias de cada regin. 71. Llama la atencin sobre la necesidad de formar convenientemente las conciencias de los catlicos en el deber de mantenerse fieles a la Iglesia y de defender su fe y la de sus hijos, preocupndose seriamente de que reciban una educacin catlica y evitando cuidadosamente el exponerles al peligro de la apostasa, sobre todo envindolos a instituciones catlicas 55 . 72. Recomienda encarecidamente la intensificacin del movimiento bblico, de tal forma que los fieles se habiten a la lectura frecuente y aun diaria de las Sagradas Escrituras, y sobre todo de los santos Evangelios, mediante:

a) ediciones populares de los Libros Sagrados debidamente anotadas, procurando orientar a los fieles sobre el modo de servirse de ellos para su edificacin espiritual, y poniendo de relieve los textos ms importantes y fundamentales, como los relativos al Primado de Pedro, a la infalibilidad del Magisterio Eclesistico, al valor de la Tradicin, etc.; b) cursos bblicos, dados tambin por radio y correspondencia; c) semanas bblicas populares; d) la celebracin del Da Nacional de la Biblia, en el domingo ms prximo a la fiesta de San Jernimo 56 . 73. Encarece con particular inters que: a) en los Seminarios Mayores y en los Institutos Teolgicos de los religiosos, se establezcan cursos especiales sobre las herejas actualmente diseminadas en las respectivas regiones; b) se instruya tambin debidamente a los catequistas laicos, formndoles en un profundo sentimiento de defensa y propagacin de la fe catlica entre sus hermanos. 74. Aconseja que se fomente, valindose principalmente de los seglares catlicos adscritos a organizaciones apostlicas, una prudente y caritativa aproximacin con los hermanos que se hayan apartado de la Iglesia: a) mediante el trato social y la amistad; b) procurando que asistan a Conferencias y cursos especiales para acatlicos. 75. Por lo que se refiere en particular al espiritismo y a la supersticin, sugiere que: 1) Se incluya en los catecismos un captulo especial sobre el espiritismo, y el mandamiento divino que prohibe las supersticiones, la magia y la invocacin de los muertos y de los espritus; 2) En las parroquias particularmente infestadas por el espiritismo: a) los sacerdotes hablen de l a los fieles, con caridad pero claramente, explicando la imposibilidad de continuar siendo catlicos adhirindose al espiritismo; insstase tambin en el grave deber que todos tienen de no contribuir, ni material ni moralmente, a la creacin o sostenimiento de las llamadas obras de caridad del espiritismo; b) los catequistas, los militantes de Accin Catlica, de las Congregaciones Marianas y de las otras asociaciones de apostolado, reciban un curso especial sobre el espiritismo y las principales objeciones y acusaciones que los espiritistas acostumbran proponer contra la Iglesia y la doctrina cristiana, a fin de que sean ellos los ms exactos en el cumplimiento de las disposiciones de la Iglesia en esta materia, y los ms activos en difundir entre los dems fieles la verdadera doctrina para preservarles de lamentables cadas. 76. Recomienda, con respecto a la masonera: a) que se forme sobre su carcter anticatlico la conciencia de los fieles con oportunas y documentadas instrucciones, y se les den a conocer las censuras que estn en vigor contra sta y otras sectas secretas 57 ;

b) que se favorezca la difusin en los Pases latinoamericanos de aquellas instituciones que puedan ayudar en la defensa contra las sectas secretas. 77. Exhorta a los catlicos a que nieguen su adhesin a las instituciones que, difundiendo una ideologa y una moral puramente naturales, prescinden del espritu cristiano y de los principios sobrenaturales en la educacin y en la vida de los individuos y de las Naciones. 78. Lamenta la propaganda que incluso algunas personas autorizadas hacen, con el pretexto del folklore, de ciertas prcticas supersticiosas, que son verdaderos actos de falso culto importados de regiones paganas.

54

Cf. C.I.C., lib. III, tit. XXIII, can. 1384-1405.55

Cf. can. 1374 C.I.C.56

Carta Encclica Divino afflante Spiritu de Su Santidad Po XII, De Sacrorum Bibliorum studiis opportune provebendis: A.A.S., XXXV (1943), pp. 297-325; y tambin la Instruccin de la Pontificia Comisin Bblica, De consociationibus biblicis et de conventibus ac coetibus eiusdem generis: A.A.S., XXXXVIII (1956), pp. 61-64.57

Cf. can. 2335; 693 1; 1065; 1453 1 y 3; 1240 1 n. 1; 1241 C.I.C.

TTULO VIII : PROBLEMAS SOCIALES79. La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano no puede dejar de expresar su honda preocupacin ante los problemas sociales de Amrica Latina y la situacin angustiosa en que se encuentra todava a pesar del cmulo de bienes que la Providencia ha dispensado al Continente una no pequea parte de sus habitantes, y en particular algunas clases de trabajadores del campo y de la ciudad, sin olvidar la llamada clase media, por los salarios insuficientes y la demanda de trabajo. Frente a tal panorama y al sinnmero de cuestiones prcticas que se presentan entre las cuales hay que destacar los problemas de la vivienda rural y obrera juntamente con los creados por el intenso proceso industrial en vas de realizacin en Amrica Latina la Conferencia siente el deber de subrayar de la manera ms decidida, la urgente necesidad de que todos los catlicos colaboren con empeo para buscar, a la luz de la doctrina de la Iglesia, una justa solucin; y con tal fin acuerda hacer sobre este punto un llamamiento especial58

.

80. La Conferencia, ve con satisfaccin todo el conjunto de obras que la caridad cristiana ha sugerido en las Naciones de Amrica Latina, para remediar, en parte al menos, tantos sufrimientos y amarguras; y alaba, igualmente, las diversas iniciativas y esfuerzos que, inspirados en los principios de la justicia social, se han hecho para

solucionar estos problemas, buscando, sobre todo, establecer la armona cristiana entre el capital y el trabajo. Sin embargo, comprobando cuanto dista todava el problema social en los Pases Latinoamericanos de su solucin cristiana, a pesar de tan laudables esfuerzos, proclama la urgencia de orientar e intensificar la labor social, encauzando las iniciativas hacia la raz misma de los males que han de remediarse, y dando a la Accin social catlica el espritu y las formas de coordinacin comunitaria que exige la gravedad de la situacin. 81. La Conferencia quiere subrayar la importancia fundamental que tienen, para Amrica Latina, las iniciativas dirigidas a la formacin de cuantos deseen trabajar en el campo social, junto con las de ndole directamente asistencial. 82. Confa asimismo que los seglares catlicos dedicados a la accin social adems , de desarrollar su actividad en obras especficamente catlicas, se hagan merecedores de que su colaboracin sea deseada y requerida tambin en otras instituciones tanto privadas como pblicas, por la seguridad de su doctrina, el espritu desinteresado de su accin y la perfeccin de sus conocimientos y del trabajo que realizan. 83. Mientras pone el acento sobre la necesidad de desarrollar una siempre ms amplia e intensa actividad social y benfica en favor de las clases ms necesitadas, la Conferencia no quiere cejar en el deber que le incumbe de llamar enrgicamente la atencin de todos los catlicos, sobre las insidias y peligros de las doctrinas marxistas y de la propaganda del comunismo59

, y sobre la necesidad de precaverse y defenderse

contra ellas principalmente all donde estn ms desarrolladas. 84. Por ltimo, la Conferencia acuerda expresar su particular inters por el problema de la elevacin espiritual y social de la poblacin indgena de Amrica Latina .60

58

Declaracin, n. III.59

Cf. Carta Encclica Quadragesimo anno de Su Santidad Po XI: A.A.S., XXIII (1931), pp. 213216; Carta Encclica Divini Redemptoris de Su Santidad Po XI: A.A.S., XXIX (1937), pp. 65-106; Radiomensaje de Navidad de Su Santidad Po XII: A.A.S., XXXV (1943), p. 16: Movida siempre por motivos religiosos, la Iglesia ha condenado los varios sistemas del socialismo marxista, y los condena tambin hoy porque es deber suyo y derecho permanente el defender a los hombres de corrientes e influencias que ponen en peligro su eterna salvacin; Decreto de la S. C. del Santo Oficio, de fecha 1 de julio de 1949: A.A.S., XXXXI (1949), p. 334.60

Cf. Declaracin, n. IV.

TTULO IX : MISIONES, INDIOS Y GENTE DE COLOR

La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, despus de haber sometido a detenido estudio el estado de las Misiones y las circunstancias en que la labor misional viene realizndose en el Continente Latinoamericano: 85. Alaba el celo apostlico con que los misioneros de Amrica Latina siguiendo el nobilsimo ejemplo de sus predecesores dedican sus actividades, sus energas, y an su propia vida, a la santa empresa de incorporar a la Iglesia Catlica a todos los habitantes de las zonas que an constituyen territorios de misin; y abriga la absoluta confianza de que continuarn, cada da con mayor entusiasmo, tan apostlica tarea. 86. Sugiere: a) que, con motivo de las Conferencias Episcopales o en otras circunstancias oportunas, procuren los Prelados de los territorios de Misin en cada Pas, tener tambin reuniones con el fin de estudiar sus problemas comunes; b) que se haga lo posible para que en cada circunscripcin misional se tenga al menos un Seminario Menor; y donde esto no fuere factible, se cree un Seminario Intermisional para la formacin del Clero nativo 61 ; c) que dada la escasez de misioneros, sobre todo en las regiones de un elevado porcentaje de poblacin indgena se favorezca la institucin de catequistas o doctrineros, que instruyan a los indios, dirijan sus rezos preparen para el bautismo de urgencia, asistan a los moribundos, etc.; d) que se procure que todas las escuelas de los territorios de Misin estn atendidas, si es posible, por personal religioso y siempre bajo el prudente control y vigilancia de la autoridad eclesistica; e) que se funden escuelas normales rurales, de artes y oficios, agrcolas y de labores domsticas para los nativos 62 ; f) que se fomenten en los territorios misionales las obras de asistencia social hospitales, asilos, sanatorios, dispensarios y se busque a este fin, donde sea posible, tambin la ayuda de la autoridad civil 63 ; g) que se incremente el nmero de equipos sanitarios de mdicos y enfermeras, integrados tambin, a ser posible, por religiosos y religiosas. 87. Hace votos a fin de que el mayor nmero posible de rdenes, Congregaciones e Institutos Seculares, de ambos sexos, as como de Institutos de asistencia social e Instituciones de seglares catlicos preocupados por el problema misional, enven a los territorios de Misin personal capacitado y especializado, en nmero y calidad cada da mayor. 88. Encarece a todos los Excmos. Prelados Diocesanos que, en sus respectivas jurisdicciones, fomenten generosamente la Unin Misional del Clero y las dems Obras Pontificias misionales64

.

89. La Conferencia recordando la accin especialsimamente benemrita de la Iglesia y de sus Misiones en la defensa y en la elevacin espiritual, moral y social de la poblacin indgena de Amrica Latina:

a) se permite recomendar encarecidamente a los Prelados de los territorios de Misin que continen vigorosamente en esta labor tan profundamente humana y cristiana, y ruega asimismo a todos los Excmos. Ordinarios, que se preocupen, interesando a su vez tambin a las autoridades civiles, para que los indgenas sean, siempre y en todas partes, amparados y protegidos en sus personas y bienes; b) expresa respetuosamente su deseo de que muy pronto se establezca en Amrica Latina una Institucin de carcter etnolgico e indigenista, que desarrollando una labor seria y bien organizada, contrarreste los peligros que dimanan de anlogas instituciones de inspiracin no catlica; c) exhorta a todos los catlicos, y de manera muy especial a los Profesores de Colegios e Institutos, que sigan esforzndose en eliminar todo uso y costumbre que pueda aparecer como discriminacin racial.

61

Cf. Carta Encclica Evangelii praecones: A.A.S., XXXXIII (1951), p. 508: Patet... Ecclesiam non posse novis in regionibus apte recteque constabiliri, nisi opportuna ac consentanea ibi habeatur rerum operumque ordinatio, ac praesertim nisi necessitatibus par clerus indigena rite sit institutus ac conformatus.62

Evangelii praecones: l. c., : Nemo est qui non videat quantopere intersit ut de alumnorum ludis, scholis, collegiis summa habeatur cura.63

Evangelii praecones, l. c., pp. 516-517.64

Evangelii praecones, l. c., pp. 525: Nos... enixe percupimus ut eadem (Missionalis Cleri Sodalitas) latius usque excrescat, ac sacerdotum iisdemque concrediti populi studiosiorem cotidie voluntatem exstimulet