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Discurso íntegro de Sara Hernñandez

Madrid, Forum Europa. 18 de noviembre de 2015

Madrid, 18 de noviembre de 2015.

Muchas gracias Pedro, es para mí un gran honor ser presentada en este Foro

por mi Secretario General y por el que estoy segura de que será el próximo

presidente del Gobierno de España.

Quiero agradecer también a Nueva Economía Forum la oportunidad que me

bridan de participar en este encuentro.

Por supuesto también mi agradecimiento desde aquí a todas las autoridades

que nos acompañan, diputados, diputadas nacionales y autonómicas, alcaldes,

portavoces, concejales, concejalas, sindicatos, empresarios, compañeros,

amigos y amigas.

Son tiempos difíciles, desde luego lo son para quienes tenemos la

responsabilidad institucional de dirigir los Ayuntamientos. Me siento feliz y

honrada de ser la alcaldesa de Getafe tras las elecciones del pasado mes de

mayo, un sentimiento que comparto con los 43 compañeros socialistas de

Madrid que hoy gobiernan sus municipios.

Una de mis primeras medidas al frente del Ayuntamiento, puesta en marcha tan

solo unos días después de ocupar el cargo, fue la apertura de los comedores

escolares durante el verano, buscando garantizar que las familias con mayores

dificultades económicas pudiesen asegurar que sus hijos tuvieses cubiertas sus

necesidades más básicas.

Este es el sentido de los Ayuntamientos, por eso son tan importantes. La

Administración local permite conocer de primera mano los problemas,

existiendo una mayor conexión entre el vecino y sus representantes. Ahora



bien, ahí también radica uno de los principales retos: poner cara a cada

problema, encontrarles en la calle, saber que detrás de cada decisión se afecta

a tus iguales.

Ese es mi principal reto como Alcaldesa, conseguir que los ciudadanos sean de

nuevo los verdaderos protagonistas de los cambios que experimente Getafe,

convirtiéndose en un emblema de progreso, modernidad y solidaridad.

Todas las semanas recibo a vecinos en mi despacho. Como podéis imaginar no

es una tarea fácil, saber que hay tanta gente necesitada a la que no siempre se

puede ayudar, debido a las limitaciones competenciales y económicas a las que

estamos sometidas las entidades locales.

Efectivamente, además de con la restricción de recursos como consecuencia de

la crisis económica, los Alcaldes y Alcaldesas tenemos que bregar con los

recortes institucionales y competenciales que la Ley de Racionalización y

Sostenibilidad de la Administración Local del año 2013 nos ha impuesto.

Son, lo hemos dicho, un ataque frontal a la autonomía municipal. Un ataque

que tiene como consecuencia la pérdida para los ciudadanos de derechos y

prestaciones que hemos ido poniendo en pie desde que, en 1979, recuperamos

los Ayuntamientos democráticos.

Por eso es por lo que desde el PSOE reclamamos un nuevo marco legal, fruto

de un amplio consenso, en el que se definan con claridad las competencias

asumidas por las entidades locales y se les proporcione, paralelamente, los

recursos suficientes para ejercerlas, recordando, siempre, que son las

Administraciones más próximas y más accesibles a los ciudadanos.

Pero tengo claro que no es de mi condición de alcaldesa de lo que ustedes

esperan oírme hablar hoy. Sino de cuál es mi análisis de la situación por la que

atravesamos en Madrid y, en general, en toda España.

Amigas y amigos.

Quiero empezar refiriéndome a los atentados de París del pasado viernes.

Desde luego, toda mi solidaridad con las víctimas y con el pueblo y el Gobierno



de Francia. No hay ser humano decente que no se sienta, además de

conmovido, golpeado por esta tragedia. Si además ese ser humano es de

Madrid, tiene que sentirse, parisino. Parisino con memoria: la que nos ha traído

de nuevo, a nuestras cabezas y a nuestros corazones, la mañana terrible del 11

de marzo de 2004.

Todos aprendimos de aquellos hechos.

Aprendimos lo que es el dolor y lo que es la solidaridad.

Aprendimos la fortaleza de la movilización ciudadana que, con su silencio, lanzó

un grito de rebelión, pero de rebelión activa: ¡no podrán con nosotros!; ¡no nos

dejaremos arrebatar libertades y derechos!; ¡no someteremos al miedo la

defensa de nuestro sistema de vida!

Aprendimos cómo se debe gestionar una crisis de esta dimensión, una gestión

no solo desde las administraciones sino fundamentalmente, una gestión

emocional sin romper nuestro modelo de convivencia basado en el respeto y la

tolerancia.

Aprendimos también que es necesario, ante sucesos que, además de víctimas,

originan trastornos de fondo en nuestra vida colectiva, poner los intereses

generales por encima de todo lo demás.

Por eso, a propuesta de nuestro Partido aceptada de inmediato por el Gobierno,

el PP y el PSOE suscribimos el Pacto contra el terrorismo yihadista. En aquel

momento, nos quedamos casi solos en su defensa, pero lo sacamos adelante y

tristemente, el tiempo nos ha dado la razón.

Estos días lo estamos reivindicando de nuevo. Pedro Sánchez ha dicho que

estamos abiertos a la incorporación de cuantas fuerzas políticas quieran

sumarse a él. Ya tenemos nuevos apoyos, aquellos mismos que en Febrero nos

trataban de electoralistas y partidistas. También tenemos quienes rehúsan

hacerlo. Es bueno saberlo, especialmente aquí, en Madrid.

Pero Amigas y amigos

Junto a los atentados de París, mi condición de alcaldesa, mi condición de



socialista y de mujer feminista, me hacen reclamar su atención, hacia otros

atentados que también se multiplican en estos días.

Estos no están lejos. Se producen en España, en nuestras ciudades y pueblos

con una frecuencia escalofriante, la última vez aquí, en Carabanchel.

Me refiero a la violencia de género, esa lacra machista, que en la última

semana y media, ha provocado la muerte de 9 mujeres. 9 mujeres que han

perdido la vida por el mero hecho de ser mujer, y que la han perdido a manos

de quienes, en algún momento de su vida, decían que las querían. ¿Qué

sarcasmo verdad?

Necesitábamos una Ley frente a esta maldición y la hicimos. Pero no podemos

seguir así, no podemos acostumbrarnos a estos hechos. Tenemos que dar un

paso más. Tenemos que poner los medios para que todas las fuerzas políticas

llamemos a toda la ciudadanía a un compromiso activo frente a la violencia

machista.

Le pido a mi Partido que refuerce su propuesta del Pacto estatal por la libertad

y la vida de las mujeres y sus hijos, que sensibilice a la ciudadanía, incorpore

un procedimiento para la actualización de la Ley Integral contra la violencia de

género y garantice medios de toda índole adecuados para poner fin a esta

tragedia social. Medios que han sido reducidos en estos cuatro años de forma

muy significativa.

Señoras y señores

Decía que estamos viviendo momentos difíciles. Es un periodo marcado por la

crisis económica, y la consiguiente escalada de paro y empobrecimiento de

muchas familias.

No voy a negar la mejora de los datos macroeconómicos. Pero sí voy a insistir

en que esos datos no se han traducido en una mejora paralela de las

condiciones de vida.

Porque los datos de empleo siguen siendo pavorosos.

Hablo de empleo, que es lo importante y no la elucubración sobre si el paro ha



descendido en unos miles o en unas decenas de miles. Olvidar que el empleo

es lo importante es querer olvidar que, hoy, trabajan menos personas que en

diciembre de 2011.

Y, además, quienes han accedido al empleo en estos cuatro años, y muchos de

los que no lo han perdido en este período, trabajan en condiciones de jornada,

salario e intranquilidad que hacen que el tener trabajo ya no sea sinónimo de

mantener una vida digna.

Me gustaría añadir, que este cambio de fondo no ha caído del cielo: es un

granizo que se desploma sobre la cabeza de los trabajadores desde las páginas

del Boletín Oficial del Estado como consecuencia exclusiva de la reforma laboral

aprobada por el Gobierno del PP.

Ha sido una pérdida de derechos laborales cuyas consecuencias se han

multiplicado en la calidad de vida de los ciudadanos por efecto de los recortes

en los servicios públicos esenciales, que también ha aprobado el Gobierno.

Hablo de sanidad, de educación, de servicios sociales, de atención a la

dependencia, de protección a los inmigrantes, de copagos crecientes, de freno

al incremento de las pensiones y un largo etcétera.

Todo, en el BOE. Todo, del PP. Todo tipo de recortes sobre la conquista de

derechos que se implantaron por Gobiernos socialistas con carácter universal,

público y gratuito. Reducción de una obra de gobiernos socialistas que ahora

muchos presentan como su propio programa de gobierno. Pero llevan sello del

socialismo, que los ciudadanos no ignoran ni ignorarán.

Junto al deterioro social, estos años también han provocado una fuerte crisis

política e institucional.

Es una crisis que se vincula con la frustración con la que los ciudadanos han

visto la incapacidad de la democracia para protegerlos en sus derechos

amenazados y dañados por la crisis económica.

Es una crisis que se acrecienta por la acumulación de promesas incumplidas,

compromisos violados y programas reducidos a la recopilación de mentiras por

parte del Gobierno.



Es una crisis que se multiplica por la resistencia de muchas organizaciones

políticas y agentes sociales a percibir los cambios que nuestra sociedad ha

experimentado y que, en vez de llevarles a abrirse, les han sorprendido

encerrados en sí mismos y blindados en torno a sus élites directivas.

Es una crisis que apunta a instituciones mal diseñadas (el Senado es un

ejemplo constante), que reclama el reconocimiento de la efectiva participación

ciudadana, que exige protección efectiva de derechos.

Es una crisis que se ha extendido hasta poner en cuestión el modelo de Estado

consagrado en la Constitución como consecuencia, fundamentalmente, del

desafío separatista planteado en Cataluña.

Pedro has expresado con contundencia la posición de los socialistas. Frente a

un ataque frontal a la Constitución y la ley, no cabe sino la aplicación estricta

de la Constitución y la Ley.

Si existe un problema no vale con ponerse de lado y no actuar, debemos ser

capaces de articular nuevos mecanismos de cohesión y fortalecer aquello que

puede sentirse deteriorado.

Al igual que nadie está legitimado para arremeter contra la democracia, cuando

esta se ve atacada, se necesita igualmente una profunda responsabilidad

política para atajar los problemas. En este sentido, tanto desde el Gobierno de

la Nación como desde los partidos independentistas se han cometido muchas

irresponsabilidades.

El Partido Popular no ha hecho más que alentar la confrontación. A todos nos

vienen a la cabeza, declaraciones altisonantes o salidas enfrentadas

frontalmente a toda posibilidad de diálogo. Olvidando que a un problema

político sólo puede darse unas solución política.

Pero también estamos ante un escenario de irresponsabilidad por parte de

quienes utilizan arbitrariamente unas instituciones, que son las de todos los

catalanes, que nacen de la propia Constitución que ahora denostan, para

intentar situar a Cataluña fuera de toda legalidad.

Unos y otros, rupturistas y los que por toda acción sólo presentan palabras



huecas de unidad, han provocado por un lado una fractura en la sociedad

catalana, que ha supuesto coartar la libertad de ciudadanos en un intento por

uniformar la diversidad y la pluralidad.

Y han originado, por otro, un espectáculo bochornoso de apoyos y no apoyos

que mantienen congeladas como en un mal sueño a las instituciones

autonómicas.

No hay que añadir mucho más. Salvo reafirmar la voluntad del PSOE de Madrid,

de contribuir, de la mano de los socialistas catalanes, a una solución justa,

acordada y duradera de la mano de una reforma sensata de la Constitución que

aborde al completo la trama de problemas que afectan al conjunto de las

Comunidades Autónomas y obligue, que no es poco, a que el Gobierno de la

Generalitat, se centre en los problemas de paro y protección social que sufren

los catalanes, que son muchos.

La Constitución de 1978 nos ha proporcionado el paraguas para conseguir y

garantizar los derechos y libertades, la fundamentación del Estado social, las

estructuras de participación democrática, el desarrollo de la descentralización

política y el reconocimiento de la diversidad. En definitiva, ha facilitado la

convivencia y el bienestar de los españoles.

En un marco donde la convivencia está tambaleándose, donde el bienestar de

la totalidad de la población ha desaparecido, no cabe duda de que hablar de

reforma de la Constitución cobra más sentido que nunca.

La mitad de la población, yo misma, no hemos participado en la aprobación de

la Constitución. Somos una sociedad completamente diferente a la de aquellos

año.

El PSOE siempre estará orgulloso de la Constitución, no pretendemos un nuevo

proyecto constitucional, reconocemos que los cimientos sobre los que hoy nos

encontramos son muy sólidos. Ahora bien, sí que requieren adecuación a las

nuevas necesidades, planteamientos o simplemente mejorar aquello que en su

día no se pudo abarcar.



Amigos,

La crisis también, y sobre todo, se llama corrupción. Si siempre produce

rechazo, éste se agranda hasta lo insoportable cuando el enriquecimiento de

unos pocos, a costa de los recursos públicos, convive con el empobrecimiento

objetivo de buena parte de la población.

Y estos han sido años de sucesión cotidiana de noticias que nos informaban de

tramas corruptas, de altos cargos implicados, de tarjetas opacas, de contratos

públicos amañados, de comisiones ilícitas, de vergonzosas amnistías fiscales y

hasta de financiación ilegal de partidos. “Luis, sé fuerte”, lo explica todo.

En la Comunidad de Madrid sabemos mucho de esto, Gurtel, Púnica, coches

quemados y áticos misteriosos. Si a eso se añade que muy pocos asuntos se

han dilucidado ante la Justicia y aún no existen condenas; que la sospecha de

que las millonarias cantidades que se manejan siguen a buen recaudo en

cuentas opacas de paraísos fiscales; que tenemos déficits de medios humanos y

materiales para luchar preventivamente contra la corrupción y también para

hacer pagar sus cuentas a quienes han sido sorprendidos, no resulta extraña la

crisis de confianza de la ciudadanía.

Los socialistas de Madrid trabajamos incansablemente, para abrir un horizonte

de ilusión el próximo 20 de diciembre, para que la creación de empleo de

calidad y tender la mano a quien más lo necesita, sean los objetivos

fundamentales del nuevo Gobierno socialista, un nuevo Gobierno, que recupere

la dignidad de la política.

Señoras y señores

Alguna vez he dicho que Madrid es lo que más se identifica con España. No

porque aquí esté la capital del país. Sino porque la región y la ciudad es una

amalgama permanente de gentes venidas de todos los rincones de España, que

aquí viven, trabajan, forman familias.

“Madrid, qué bien suena tu nombre, rompeolas de todas las Españas”.



Ese grito desgarrado de Machado sigue siendo actual. Por eso es por lo que

también en Madrid se proyecta esta crisis plural y multiforme a la que me he

referido. Y también aquí se ha manifestado con su permanente vigor, la

inquietud de los ciudadanos en numerosas mareas frente a la gestión de

recortes y privatizaciones.

En Madrid lo sabemos bien, porque Madrid por desgracia se ha convertido en

uno de los laboratorios de esos experimentos que luego el PP ha exportado a

todo el país.

Los socialistas nos enfrentamos a un gran reto en Madrid, pero creedme que

desde mi posición os puedo asegurar que estamos preparados. Muchas veces

me preguntan que queda del Madrid de Tierno Galván, pues nos queda mucho.

Nos quedan los valores socialistas y las ganas de seguir luchando contra las

injusticias.

Porque de igual forma que digo que el PSOE es el partido que mejor representa

a España, también somos quienes mejor reflejamos el sentir de los madrileños.

Me niego a pensar que la imagen que puedan tener de nosotros desde fuera

sean las políticas de recortes del PP. Me niego a imaginar que cuando los

españoles piensan en Madrid, sólo se acuerdan de las privatizaciones

educativas y sanitarias del PP. Porque por mucho que nos cuenten, por el

momento sólo han cambiado la cara, pero no el fondo.

El Gobierno de Cifuentes es el mismo Gobierno de Aguirre o Ignacio González,

el de las mismas políticas. El mismo Gobierno que anuncia un tercer intento

para adjudicar la ciudad de la Justica (como si el despilfarro hubiera sido poco

hasta el momento), el mismo gobierno que anuncia la creación de un abono

transporte para parados del que solo se beneficia el 0,4 % de los desempleados

de la región (2400 madrileños).

El Gobierno de Cifuentes habla de datos macroeconómicos, nosotros hablamos

de la gente, como todas esas familias que han perdido sus casas por culpa de

los fondos buitres. Nosotros hablamos de los cientos de miles de parados más

que hay en nuestra región en los últimos años.



Nosotros hablamos de los trabajadores pobres, acosados por contratos basura

y por la presión constante de gobiernos de derechas que no hacen sino recortar

derechos laborales y sociales.

El Madrid que el PSOE defendemos y queremos construir, se centra sobre todo

en el empleo. Para que los parados sean capaces de salir de esta situación

desesperada, y también para que los que migraron puedan retornar a

demostrar su valía en nuestras calles y plazas.

Los Socialistas Madrileños apostamos por generar los consensos necesarios con

los agentes sociales y sindicatos para crear empleo de calidad y un modelo de

relaciones laborales basado en el equilibrio de poder entre trabajadores y

empresarios, con una negociación colectiva activa y dinámica y una mayor

participación de los trabajadores en la toma de decisiones.

Sin renunciar a ninguna oportunidad de negocio debemos apostar claramente

por la investigación y el desarrollo. Las grandes oportunidades de nuestro país,

sin duda, pasan por nuestros investigadores.

En Madrid tienen su sede algunas de las mejores universidades públicas

españolas. Su labor debe ser potenciada y valorada. Aspirar a una economía

competitiva no puede hacerse de espaldas al conocimiento y a la innovación de

nuestras universidades, cuyos presupuestos han de verse claramente

incrementados en el próximo año.

Los socialistas hemos abanderado muchas luchas en Madrid, luchas sin las

cuales esta región no sería lo que hoy es. Por lo que el futuro de Madrid pasa

también por el socialismo.

Este es mi análisis de la situación de hoy. Fuerte desánimo de la ciudadanía;

una recuperación económica que, aunque cierta, aun es muy débil y, desde

luego, incapaz de generar el empleo digno que necesitamos; un explícito

movimiento ciudadano en demanda de un cambio político: en las políticas y en

la forma de hacer política.

Señoras y señores, amigas y amigos



Quedan 33 días hasta el 20 de diciembre.

33 días para que decidamos qué España queremos, si la España gris de Rajoy o

la España ilusionante y renovadora que proponemos desde el PSOE.

33 días para decidir si apostar por nuevos experimentos de laboratorio político

que sólo venden marketing, o por los hechos ya contrastados en progreso

social y económico que hemos conseguido los socialistas.

33 días para que elijamos entre la Ley Mordaza que nos impide expresarnos, o

la conquista de derechos y libertades que se han promocionado bajo el

paraguas de Gobiernos del PSOE.

Puedo compartir la opinión generalizada de que el Congreso de los Diputados

tendrá una composición más fragmentada que nunca y que, desde luego, es

impensable una mayoría absoluta.

La convicción es que el Partido Socialista obtendrá un buen resultado electoral:

en toda España y también en Madrid.

Me dirán ¿y en qué consiste esto? Fundamentalmente en dos cosas: en primer

lugar, que creo que, sin género de dudas, serán PP y PSOE quienes

compitamos por el primer puesto en votos y escaños y que en esa batalla

demasiadas voces han vendido la piel del oso antes cazarlo. Y, en segundo

lugar, creo, también sin género de dudas, que es el PSOE quien está en

mejores condiciones para, si es necesario, alcanzar un acuerdo para un

gobierno estable que afronte las reformas que el país necesita.

Y ahora pueden añadir, ¿y por qué cree usted, Sra. Hernández, que obtendrán

un buen resultado?

Les diré, para empezar, algo que, pese a la pregonada “crisis del bipartidismo”,

creo que sigue siendo cierto: el PSOE es mucho PSOE. No me refiero sólo a

nuestros 136 años de historia, dato que no es despreciable y que implica el

hecho cierto de que hemos sabido sobrevivir a todo lo imaginable durante ese

largo período de vida. Hemos aprendido mucho y lo hemos hecho, sobre todo,

en cada ocasión adversa.

También lo hemos hecho en estos últimos años. Hemos renovado nuestro



Partido no sólo en cuanto a sus dirigentes (les diría: mírenme, ¿soy de las de

siempre?) sino, lo que es más importante, en cuanto a su funcionamiento.

Transparencia Internacional nos ha calificado como el partido más transparente

de España. Hemos hecho públicos nuestras cuentas, el origen de nuestros

ingresos, las rentas y patrimonio de nuestros dirigentes y candidatos, las

normas internas de funcionamiento del Partido, nuestra estructura…todo.

Hemos decidido someter a elección directa de nuestros militantes a nuestros

Secretarios generales a todos los niveles y también a nuestros candidatos a la

Presidencia del Gobierno, a las Presidencias de Comunidades y a las Alcaldías.

Hemos acordado un régimen estricto de incompatibilidades para nuestros

cargos públicos y les hemos comprometido con un Código Etico de estricta

observancia.

Esto, hacia dentro.

Hacia fuera, hemos elaborado un programa electoral ambicioso que reclama la

recuperación de algunos derechos y algunas conquistas creadas por los

gobiernos socialistas y disminuidas o suprimidas por el PP.

Ofrecemos un nuevo modelo económico, con un fuerte compromiso con el

crecimiento y con el apoyo a la empresa, PYMES y autónomos, con la

estabilidad presupuestaria y con la sostenibilidad medioambiental, con sectores

nuevos y también con los tradicionales. Un modelo económico que combina el

compromiso con la Investigación y la innovación pero también con salarios

justos y condiciones laborales dignas.

Ofrecemos una apuesta decidida con la sociedad del conocimiento, convencidos

como estamos de que quien mejor formación tenga también tendrá mejores

oportunidades de empleo y convencidos, también, de que los países que

invierten en conocimiento, en formación, en educación, ganan el futuro.

Ofrecemos un compromiso con el Estado del bienestar, lo que significa servicios

públicos universales y esencialmente gestionados por las Administraciones

públicas. Esto se llama sanidad, educación, servicios sociales, pensiones,



dependencia, ayuda a la familia, atención a la infancia, vivienda. Y lo hacemos

con propuestas concretas. Entre ellas las dirigidas a garantizar la erradicación

de la pobreza, especialmente la infantil, mediante una nueva prestación, el

Ingreso Mínimo Vital; entre ellas, la recuperación del subsidio de desempleo

para todos los desempleados mayores de 52 años.

Ofrecemos, en fin, una respuesta audaz a los problemas de nuestra

democracia.

Es un buen programa. Entre otras cosas, y quiero resaltarlo, porque se ha

elaborado con la participación de miles de personas y colectivos culturales,

sanitarios, educativos, de igualdad, etc.

Dirigentes nuevos, funcionamiento nuevo, programa nuevo. Y también

candidato nuevo, Pedro Sánchez.

El Partido Socialista de Madrid se empeñará en hacer la mejor de las campañas

para conseguir el mejor de los resultados en nuestra región. Lo haremos por

Pedro pero también porque creemos que será la mejor forma de que el Partido

Socialista no sólo gane las elecciones generales sino que, sobre todo, vuelva a

tener la ocasión de demostrar que su existencia solo tiene un sentido, ponerse

al servicio de todos los ciudadanos. Eso es el socialismo y por eso soy socialista.

Muchas gracias

discurso íntegro de sara hernñandez · 2015. 11. 18. · oficina de prensa psm-psoe...

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