diálogos farc y eln, hacia una agenda común

8
DIÁLOGOS CON FARC Y ELN Puntos de Encuentro y Divergencia en las agendas Hernando Castro Prieto Abogado Investigador UNIJS-GISDE Universidad Nacional de Colombia Antecedentes de Negociación con las Guerrillas Desde finales de los años ochenta, tras el mandato de paz que se delegó en el gobierno Betancur, distintos gobiernos han iniciado acercamientos, diálogos y negociaciones con el movimiento guerrillero colombiano. En aquellos primeros esfuerzos y emprendimientos por la paz el movimiento guerrillero se encontraba en un ascenso de favorabilidad política y crecimiento militar, no obstante la abrumadora dispersión de sus múltiples y variadas expresiones. Alrededor de una decena de agrupaciones armadas como el M-19, el EPL, la ADO, el PLA, el Quintín Lame, el MIR-Patria Libre, el ELN y las FARC, entre otros, surgieron tras el entusiasmo que sobrevino en la región tras la revolución Cubana, la cual, al identificarse con la revolución soviética, dio lugar a un tensionante capítulo de la guerra fría que se vivió no sólo en Colombia, sino también, a lo largo y ancho de todo el continente americano. Los acercamientos que derivaron en los primeros diálogos durante el gobierno de Betancur, fueron la antesala para las primeras negociaciones de paz exitosas, las cuales, se iniciaron durante el gobierno Barco y se concretaron en acuerdos durante el gobierno Gaviria. Allí agrupaciones como el M-19, el Quintín Lame, y el EPL, firmarían acuerdos de paz, dejarían las armas, y harían transito a organizaciones políticas inscritas en el marco de la democracia y del nuevo Estado Social de Derecho que devino a la Constituyente del 90 y la Constitución Política de 1991.

Upload: corp-nuevo-arco-iris

Post on 30-Mar-2016

212 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Desde finales de los años ochenta, tras el mandato de paz que se delegó en el gobierno Betancur, distintos gobiernos han iniciado acercamientos, diálogos y negociaciones con el movimiento guerrillero colombiano. En aquellos primeros esfuerzos y emprendimientos por la paz el movimiento guerrillero se encontraba en un ascenso de favorabilidad política y crecimiento militar, no obstante la abrumadora dispersión de sus múltiples y variadas expresiones.

TRANSCRIPT

DIÁLOGOS CON FARC Y ELN

Puntos de Encuentro y Divergencia en las agendas

Hernando Castro Prieto

Abogado Investigador UNIJS-GISDE Universidad Nacional de Colombia

Antecedentes de Negociación con las Guerrillas

Desde finales de los años ochenta, tras el mandato de paz que se delegó en el

gobierno Betancur, distintos gobiernos han iniciado acercamientos, diálogos y

negociaciones con el movimiento guerrillero colombiano. En aquellos primeros

esfuerzos y emprendimientos por la paz el movimiento guerrillero se encontraba

en un ascenso de favorabilidad política y crecimiento militar, no obstante la

abrumadora dispersión de sus múltiples y variadas expresiones.

Alrededor de una decena de agrupaciones armadas como el M-19, el EPL, la

ADO, el PLA, el Quintín Lame, el MIR-Patria Libre, el ELN y las FARC, entre otros,

surgieron tras el entusiasmo que sobrevino en la región tras la revolución Cubana,

la cual, al identificarse con la revolución soviética, dio lugar a un tensionante

capítulo de la guerra fría que se vivió no sólo en Colombia, sino también, a lo largo

y ancho de todo el continente americano.

Los acercamientos que derivaron en los primeros diálogos durante el gobierno de

Betancur, fueron la antesala para las primeras negociaciones de paz exitosas, las

cuales, se iniciaron durante el gobierno Barco y se concretaron en acuerdos

durante el gobierno Gaviria. Allí agrupaciones como el M-19, el Quintín Lame, y el

EPL, firmarían acuerdos de paz, dejarían las armas, y harían transito a

organizaciones políticas inscritas en el marco de la democracia y del nuevo Estado

Social de Derecho que devino a la Constituyente del 90 y la Constitución Política

de 1991.

Ante el ambiente de clamor popular por una Asamblea Constituyente vivido a

finales de los ochenta el cual se expreso masivamente en el movimiento de la

“séptima papeleta”, el fin formal de la guerra fría que se simbolizó a nivel mundial

en la caída del muro de Berlín, el naciente movimiento civil por la paz que

entonces reaccionaba no sólo, ni principalmente ante la violencia guerrillera sino

fundamentalmente ante la violencia terrorista del narcotráfico; los grupos

guerrilleros y movimientos políticos que sintonizaron con éste espíritu, se sumaron

al pacto nacional de paz, reconciliación y refundación de la patria que tuvo lugar

entonces, y que se simbolizó y sintetizó en la nueva Constitución de 1991.

Sin embargo, el proceso de paz que la nación emprendió a finales de los ochenta,

aún mantiene como irresoluto el alcanzar un acuerdo de paz con las FARC y el

ELN. Desde la perspectiva de un alto Comisionado para la Paz, la dificultad se ha

basado en el hecho de que “Los procesos de paz exitosos que se adelantaron a

finales de la administración de Virgilio Barco y comienzos de la administración de

César Gaviria Trujillo, partieron de una decisión por parte de grupos guerrilleros

como el M-19 y el EPL de dejar las armas, actitud estimulada por la posibilidad de

lograr una participación política amplia dentro de la vida nacional. Las FARC y el

ELN siempre han visto estos procesos como una traición a los ideales

revolucionarios que ellos encarnan, manteniendo su rechazo a la desmovilización

y el desarme. Su modelo de negociación sigue orientado a consolidarse como

fuerza política mientras mantienen las armas en la mano. De allí lo difícil que ha

resultado para los distintos gobiernos avanzar con ellos en un diálogos útil.”

(Restrepo L. C., 2008, pág. 4)

Antecedentes de Negociación Con las FARC y el ELN

Tanto las FARC como el ELN hacen parte de las denominadas guerrillas de

primera generación, lo cual implica que éstas son las más antiguas en el actual

conflicto colombiano, las mismas, surgieron a mediados del siglo XX, en el marco

del inicio de la guerra fría. En medio de éste contexto de tensiones

internacionales, tanto una como otra organización, responderían de manera

directa a determinados proyectos internacionales recibiendo apoyo, recursos y

formación de éstos, es así, que mientras Cuba fue el principal impulsor del

proyecto del ELN, la Unión Soviética lo fue del Partido Comunista y de las FARC.

Ésta diferencia de enfoque doctrinal, sumado a la diferencia entre las zonas de

inicio de su actividades y sus mecanismos de articulación con las bases allí

establecidas, han estructurado una marcada diferencia de carácter de cada una de

éstas organizaciones guerrilleras, que sin embargo, y además de coincidir en el

tiempo, lo hacen también en el sentido de que ambas se reclaman como marxistas

leninistas, comunistas, revolucionarias, antiimperialistas y político militares.

En tal sentido vale recalcar que las características del semblante político de un

actor armado como las FARC y el ELN, no sólo se definen por las doctrinas

teóricas que deciden asumir, sino también, por la base poblacional en que la cual

se sustenta tal proyecto y, fundamentalmente, por la interpretación que éstas

bases hagan de tales contenidos doctrinarios.

Mientras que las FARC vieron su génesis en 1962 en el sur del Tolima y el

Sumapaz, el ELN lo haría en 1964 en Simacota, Santander. En el comienzo las

bases de las FARC se componían esencialmente por los campesinos colonos de

las mismas zonas fundacionales brindándoles alguna estabilidad, permanencia y

conocimiento del terreno, las del ELN, surgen de un grupo de estudiantes

enviados a Cuba en la denominada Brigada José Antonio Galán, los cuales,

después de haber recibido formación y estímulo en Cuba, serían enviados a la

zona dónde iniciarían un foco guerrillero.

En un principio y por alrededor de 20 años el ELN no privilegiaría el trabajo de

construcción de bases sociales, el llamado Frente Amplio de Camilo Torres no

pasaría de las reuniones de promoción que el propio Camilo adelantó durante un

año antes de su fatídico ingreso a la guerrilla, por tal motivo, el ELN adolece de

una bases sólidas, estables y permanentes, los pocos esfuerzos que ésta

organización emprendió en éste sentido entraron en contradicción con el

fundamentalista núcleo armado y se desprendieron de la esfera de influencia

directa de ésta organización en la denominada Corriente de Renovación

Socialista. Aquel rasgo foquista, tan peculiar en el ELN, trato de superarse desde

comienzos de los años noventa cuando Manuel Pérez, el entonces Comandante

en jefe de ésta organización guerrillera lo identificó como la “desviación foquista”.

A pesar de que el ELN no pudo expandir de manera exitosa su proyecto por todo

el país, y de que su bases no fuesen estables y permanentes en la mayoría de los

casos, un par de núcleos ubicados en Santander y Arauca han sido los dos

principales centros históricos de ésta organización guerrillera, en los cuales, la

base campesina ha sido fundamental.

Éste par de diferencias metodológicas, que no las diferenciaron nunca del fin

estratégico de tomarse el poder por la fuerza, fueron el motivo que ambas

organizaciones encontraron para no unirse a lo largo de tantos años en los que

pretendieron disputarse el protagonismo de la “revolución armada” en Colombia, y

debido a ello, han construido cada una por aparte su propia historia de procesos y

agendas de negociación.

Las FARC es más experta en materia de negociaciones que el ELN y tiene una

propuesta más delimitada y concreta, es así que desde los diálogos que tuvieron

lugar durante el gobierno de Betancur, los del gobierno Gaviria, los acercamientos

con el gobierno Samper y los diálogos con el gobierno Pastrana, la Reforma

Agraria ha sido una constante. A esto se suma el hecho de que la guerrilla de las

FARC aunque no ha visto la negociación como un punto estratégico, sí lo ha

hecho como uno táctico desde los mismos orígenes de la organización.

Por su parte el ELN ha entrado de manera más tardía en las discusiones de

diálogos y negociaciones de paz, ya que la misma organización no contemplaba la

negociación ni como elemento estratégico, ni como elemento táctico de su

proyecto, sino hasta los acercamientos que tuvieron lugar durante la CGSB, donde

las demás organizaciones le imprimieron tal inquietud al ELN. Desde los diálogos

de Caracas con el gobierno Gaviria, el ELN empieza a considerar la necesidad de

tener propuestas para la negociación y entonces concibe a la Convención

Nacional como su propuesta, la cual reitera en los acercamientos con Pastrana y

Uribe.

Hoy se abre la posibilidad de dialogar de manera simultánea con ambas

organizaciones guerrilleras, posibilidad que no se concretaba desde el gobierno

Gaviria, por tal motivo vale la pena abrir la discusión sobre qué elementos de las

agendas de ambas organizaciones son comunes y cuáles divergentes.

Puntos de encuentro y Divergencia entre las Agendas

En el caso de las FARC, el eminente raigambre campesino y rural de sus bases

determina el contenido agrario y rural de sus propuestas, así también, la

prevalencia que le da a las propuestas que surgen del campesinado, y

principalmente, a las que surgen de sectores sobre los que ejerce especial

influencia. Es así que la propuesta de Reforma Agraria, es la principal

reivindicación que persiguen las FARC, y esta ha sido recurrente a lo largo de toda

la historia de acercamientos y de negociaciones con ésta agrupación armada. Del

mismo modo éste rasgo de la guerrilla de las FARC le ha hecho privilegiar en la

metodología de sus negociaciones sectores campesinos y las organizaciones

afines o que dependen de su proyecto.

Por su parte el ELN, a lo largo de la historia de los acercamientos de paz que ésta

organización ha adelantado con el Gobierno en alrededor de los últimos 15 años,

ha privilegiado como sectores de interés o de opinión a los sectores

pertenecientes y afines a la Corriente de Renovación Socialista, a la Iglesia

Católica, a las ONG amigas, además de que ha siempre dado una particular

relevancia al acompañamiento de la comunidad internacional.

En palabras del ex Comisionado de Paz Restrepo, “El ELN ha sabido siempre

combinar de manera audaz la acción política con los actos violentos. De hecho a

logrado mantener dentro de algunos sectores democráticos y a nivel internacional

la imagen de una guerrilla más pura e ideológica que las FARC, no obstante haber

llevado a cabo actos tan reprochables como el asesinato de personalidades y

dirigentes en Arauca (entre ellos un Obispo) mientras se robaban los dineros

públicos, la tragedia de Machuca, el secuestro del avión de Avianaca o los

secuestros masivos en Cali para presionar a la mesa de diálogos durante el

gobierno de Andrés Pastrana.” (Restrepo L. C., 2008, pág. 12)

En tal sentido, el principal elemento diferencial de ambas agendas no es de

contenido, más sí de concepción metodológica. Mientras que las FARC tienen

como elemento central de sus demandas el tema de la tierra, y en él, como

objetivo específico el de obtener una Reforma Agraria; el ELN busca una

Convención Nacional abierta en todos los temas, sin un tema de reivindicación

específico, más allá de las campañas que han hecho frente al tema

mineroenergético.

Sin embargo, en la misma medida en que la idea de convención nacional del ELN,

que es en alguna medida equiparable a la figura de la Asamblea Constituyente

contemplada en la Constitución Política de 1991, diferencia las propuestas de esta

organización con las de las FARC en materia metodológica, en el contenido

sustancial los equipara y se puede identificar la solicitud de Asamblea

Constituyente como un elemento común en las propuestas de éstas dos

organizaciones guerrilleras.

A su vez, la constante de la cooperación y mediación de la comunidad

internacional no sólo ha sido constante dentro de las perspectivas de las guerrillas,

también lo ha sido del gobierno, ya que “La experiencia sugiere que una de las

herramientas de las que se podría echar mano para flexibilizar las posiciones de

las partes y abrir un espacio de negociación apropiado para la discusión es la

inclusión de una tercera parte internacional. En el análisis de las anteriores

negociaciones se hizo evidente la importancia de un compromiso de la comunidad

internacional, tanto para hacer posible el inicio de nuevos diálogos de paz como

para presionar en el sentido de que las partes flexibilizaran sus posiciones. Aquí el

papel de Unasur puede ser decisivo, pues, en un contexto de constante

regionalización del conflicto colombiano, el interés internacional para evitar su

difusión, su “contagio” o por lo menos sus consecuencias negativas, parce ser

mayor. La solución negociada adquiere cada vez más el rótulo de “necesaria” para

la estabilidad regional.” (Aponte, 2011, pág. 217)

Además de éstos hechos que pudiesen ser comunes a la hora de entablar un

proceso de diálogos y negociaciones con las guerrillas de las FARC y el ELN, vale

la pena resaltar que su peculiar afán de protagonismos y su auto-concepto de

vanguardias que las ha mantenido siempre en la división, sigue sin ser superado.

Hoy mantienen sus fuerzas divididas, y llegan a las negociaciones con el natural

debilitamiento que deviene del haber desperdiciado dos décadas afrentándose

entre sí, debilitamiento que no sólo se expresa en sus estructuras militares, sino

también en las políticas y en las bases mismas que las sostienen, por cuanto los

aparatos militares, por auto concebirse como vanguardias, no le han dado

autonomía a sus bases y se han opuesto siempre a toda clase de experiencias de

unidad presumiendo que la división les traerá mejores resultados.

Hoy las FARC y el ELN que coinciden en el afán de protagonismo que deviene de

los diálogos, en la propuesta de Constituyente, en la estratégica de toma del poder

por la fuerza, de guerra popular prolongada y en que es mejor negociar con las

fuerzas divididas, proponen mesas separadas para discutir, y para pedir

esencialmente lo mismo, a la vez que pretenden estratégicamente lo mismo.

Sin embargo, la Colombia de hoy, si bien demanda del fin del conflicto y está

dispuesta a integrar a las FARC y ELN como fuerzas políticas en el marco de la

democracia y del Estado Social de Derecho, no esta tan abierta a una refundación

de la patria y a conceder una Constitución a minorías tan poco representativas,

demanda para la cual, el gravísimo grado de debilitamiento que la misma

arrogancia de éstas organizaciones les ha labrado, es tal, que ni aún uniendo sus

fuerzas tienen la capacidad de presionar semejante cosa.

Ante tal panorama, a las guerrillas de las FARC y el ELN les conviene aprovechar

la coyuntura, abrir su mente y replantearse sus visiones del país, por cuanto es

notable el desfase y la falta de sintonía que ambas organizaciones expresan hacia

la Colombia actual, lo demás será continuar en el proceso de descomposición,

debilitamiento y desprestigio en el que su arrogancia les ha puesto.