danzine 19 de abril 2012

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Vol 1. Hermosillo, Sonora, México 19 de abril de 2012 Publicación de Un Desierto para la Danza danzine www.undesiertoparaladanza.gob.mx H ermosillo está listo para una gran fiesta: este mes de abril, celebrare- mos veinte años de intensa vida de la muestra internacional Un Desierto para la Danza. A lo largo de dos décadas, El Desierto “desig- nación coloquial para este evento dancístico” ha dejado una profunda huella en el imaginario de aquellos sonorenses amantes del movimiento y del poder de la expresión del cuerpo escénico. También ha signado la sensibilidad de quienes, por vez pri- mera, en pasadas ediciones experimentaron el po- der y la magia del discurso de los cuerpos, en nutri- da relación con la iluminación, el sonido, el espacio y el silencio. Un Desierto para la Danza es ya una tradición en Sonora. Esta fiesta ha sido la zona de confluen- cia propiciadora del debate, la reflexión, el gozo, la intriga, el cuestionamiento y el aprendizaje, alrede- dor de la danza contemporánea regional, nacional e internacional; que cada primavera se reúne en nuestra tierra para festejar los infinitos potenciales de la expresión y la imaginación del movimiento humano. En esta vigésima edición, celebraremos la diversidad, la experimentación, la inteligencia, el juego y la memoria. Valoraremos la complejidad de la sencillez, los retos de la tradición, la voz apasio- nada, la mirada sutil, la importancia de la confron- tación y la movilización del pensamiento en el arte de la danza. En el transcurso de dos décadas nuestro De- sierto ha madurado; también hemos crecido sus or- ganizadores, anfitriones y los artistas que han dado lugar a cada edición. Nuestro público, el invitado especial a esta gran celebración, ha aumentado y expandido significativamente sus potenciales sen- sibles y su capacidad crítica. El ejercicio constante de ver y disfrutar la danza ha dado lugar a que, para el espectador sonorense, el acercamiento al arte dan- cístico resulte ya no importante, sino esencial; todo un logro y un acierto de los artistas de la danza de nuestro Estado, el Instituto Sonorense de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes. Sonora actualmente es, sin lugar a dudas, el principal punto de referencia de la danza contem- poránea en el interior del país. Ciertamente, la noble labor realizada por y para los amantes de la danza en torno a esta muestra, ha propiciado que gocemos de tan notable privilegio a nivel nacional. Un Desierto para la Danza nos espera este abril de 2012 para celebrar la actualidad y la diversidad, atributos in- dispensables del arte y el pensamiento de nuestro tiempo. Evoé Sotelo Escenógrafo, iluminador, vestuarista. No podría ser de otra manera si en el seno familiar la creación es síntoma de vida. Su madre ceramista, su padre también artesano. Mauricio Ascencio es la conse- cuencia de su profesión, y ad hoc su personalidad: un arte en cruz pende de su oreja derecha y es el colofón de su peculiar manera de vestir. Vino desde el Distrito Federal y a Un Desierto para la Danza a continuar su trabajo con la compañía Quiatora Monorriel, y también para impartir un taller de vestuario. Aquí su exposición: “El taller tiene que ver con una visión que tengo del vestuario como de los demás elementos, está articu- lado a partir de un lenguaje visual, me parece que las cosas en el escenario, la escenografía, iluminación y vestua- rio, antes que nada son un lenguaje visual, y como tal tiene ciertas herra- mientas para conseguir conceptual- mente un discurso. “Está más bien enfocado a revi- sar el lenguaje visual, los elementos que emite este lenguaje para la cons- trucción de un lenguaje simbólico, la construcción simbólica de una pieza, en realidad el taller es más lo previo a la confección de una prenda”. ¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo? “Me gusta mucho la posibilidad de esta perspectiva de construir rea- lidades a partir de mi propia percep- ción. Me gusta el hecho de que en lo escénico -y siento que en todas las artes sucede pero en lo escénico para mí es más claro-, hay una especie de comunión de muchas instancias y so- bre todo en mí como creador, con otro. Entonces esa comunión con muchas personas a partir de un puntos de vis- PARA LA DANZA UN DESIERTO ANIVERSARIO 20 La manera de percibir construye al artista Mauricio Ascencio: Carlos Sánchez ta particular es lo que más me gusta, y esa es otra de las cosas que trabajo en el taller, me gusta que la gente en- cuentre su manera de percibir, para mí eso hace a un artista: la manera parti- cular de percibir de cada uno es lo que te construye como artista”. —¿A partir de que la escenografía, iluminación, vestuario, también es su- gerencia, qué tan elemental es en tu oficio la literatura, la poesía? “Es todo. En realidad no hay una cosa en específico, no es que sea un lector voraz o que me la pase en el cine, en realidad siempre trabajo en no perder la capacidad de asombro de absolutamente todo, esa es la cla- ve, procuro tratar de ser una persona que se está sorprendiendo de abso- lutamente todo, y de ahí es de donde se nutre todo mi trabajo, me gusta ex- traer las cosas de la realidad tal cual, sin mayor proceso, me gusta ser como un antropólogo de la escena”. Entonces siempre estás trabajando. “En todo momento, mi herramienta es el lenguaje visual y no se detiene más que cuando cierro los ojos, y ni así”.

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Periodico diario del festival Un Desierto para la Danza 20

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Vol 1. Hermosillo, Sonora, México 19 de abril de 2012Publicación de Un Desierto para la Danza

danzinewww.undesiertoparaladanza.gob.mx

Hermosillo está listo para una gran fiesta: este mes de abril, celebrare-mos veinte años de intensa vida de la muestra internacional Un Desierto para la Danza.

A lo largo de dos décadas, El Desierto “desig-nación coloquial para este evento dancístico” ha dejado una profunda huella en el imaginario de aquellos sonorenses amantes del movimiento y del poder de la expresión del cuerpo escénico. También ha signado la sensibilidad de quienes, por vez pri-mera, en pasadas ediciones experimentaron el po-der y la magia del discurso de los cuerpos, en nutri-da relación con la iluminación, el sonido, el espacio y el silencio.

Un Desierto para la Danza es ya una tradición en Sonora. Esta fiesta ha sido la zona de confluen-cia propiciadora del debate, la reflexión, el gozo, la intriga, el cuestionamiento y el aprendizaje, alrede-dor de la danza contemporánea regional, nacional e internacional; que cada primavera se reúne en nuestra tierra para festejar los infinitos potenciales de la expresión y la imaginación del movimiento humano. En esta vigésima edición, celebraremos la diversidad, la experimentación, la inteligencia, el juego y la memoria. Valoraremos la complejidad de la sencillez, los retos de la tradición, la voz apasio-nada, la mirada sutil, la importancia de la confron-tación y la movilización del pensamiento en el arte de la danza.

En el transcurso de dos décadas nuestro De-sierto ha madurado; también hemos crecido sus or-ganizadores, anfitriones y los artistas que han dado lugar a cada edición. Nuestro público, el invitado especial a esta gran celebración, ha aumentado y expandido significativamente sus potenciales sen-

sibles y su capacidad crítica. El ejercicio constante de ver y disfrutar la danza ha dado lugar a que, para el espectador sonorense, el acercamiento al arte dan-cístico resulte ya no importante, sino esencial; todo un logro y un acierto de los artistas de la danza de nuestro Estado, el Instituto Sonorense de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Sonora actualmente es, sin lugar a dudas, el principal punto de referencia de la danza contem-poránea en el interior del país. Ciertamente, la noble labor realizada por y para los amantes de la danza en torno a esta muestra, ha propiciado que gocemos de tan notable privilegio a nivel nacional. Un Desierto para la Danza nos espera este abril de 2012 para celebrar la actualidad y la diversidad, atributos in-dispensables del arte y el pensamiento de nuestro tiempo.

Evoé Sotelo

Escenógrafo, iluminador, vestuarista. No podría ser de otra manera si en el seno familiar la creación es síntoma de vida. Su madre ceramista, su padre también artesano.

Mauricio Ascencio es la conse-cuencia de su profesión, y ad hoc su personalidad: un arte en cruz pende de su oreja derecha y es el colofón de su peculiar manera de vestir.

Vino desde el Distrito Federal y a Un Desierto para la Danza a continuar su trabajo con la compañía Quiatora Monorriel, y también para impartir un taller de vestuario. Aquí su exposición:

“El taller tiene que ver con una visión que tengo del vestuario como de los demás elementos, está articu-lado a partir de un lenguaje visual, me parece que las cosas en el escenario, la escenografía, iluminación y vestua-rio, antes que nada son un lenguaje visual, y como tal tiene ciertas herra-mientas para conseguir conceptual-mente un discurso.

“Está más bien enfocado a revi-sar el lenguaje visual, los elementos que emite este lenguaje para la cons-trucción de un lenguaje simbólico, la construcción simbólica de una pieza,

en realidad el taller es más lo previo a la confección de una prenda”.— ¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?

“Me gusta mucho la posibilidad de esta perspectiva de construir rea-lidades a partir de mi propia percep-ción. Me gusta el hecho de que en lo escénico -y siento que en todas las artes sucede pero en lo escénico para mí es más claro-, hay una especie de comunión de muchas instancias y so-bre todo en mí como creador, con otro. Entonces esa comunión con muchas personas a partir de un puntos de vis-

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La manera de percibir construye al artistaMauricio Ascencio:

Carlos Sánchez

ta particular es lo que más me gusta, y esa es otra de las cosas que trabajo en el taller, me gusta que la gente en-cuentre su manera de percibir, para mí eso hace a un artista: la manera parti-cular de percibir de cada uno es lo que te construye como artista”.

—¿A partir de que la escenografía, iluminación, vestuario, también es su-gerencia, qué tan elemental es en tu oficio la literatura, la poesía?

“Es todo. En realidad no hay una cosa en específico, no es que sea un lector voraz o que me la pase en el cine, en realidad siempre trabajo en no perder la capacidad de asombro de absolutamente todo, esa es la cla-ve, procuro tratar de ser una persona que se está sorprendiendo de abso-lutamente todo, y de ahí es de donde se nutre todo mi trabajo, me gusta ex-traer las cosas de la realidad tal cual, sin mayor proceso, me gusta ser como un antropólogo de la escena”.— Entonces siempre estás trabajando.“En todo momento, mi herramienta es el lenguaje visual y no se detiene más que cuando cierro los ojos, y ni así”.

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danzineVol 1. Hermosillo, Sonora, MéxicoCoordinación: Doris Arenas / Edición: Edith Cota / Colaboraciones: [email protected] Diseño: Argelia Juárez / Corrección: Rosy Orozco

19 de abril de 2012

UN DESIERTO PARA LA DANZA 2012

Qui

ator

aM

onor

riel

Nacieron como compañía de danza precisamente al nacer Un Desierto para la Danza. Benito González y Evoé Sotelo son Quiatora Monorriel. Ahora anfitriones, ahora en un reencuentro en la escena a manera de dueto, con una pieza para celebrar el vigésimo aniversario.

Evoé y Benito en el proscenio del Teatro de la Ciudad para conversarnos:—¿Qué implica llegar a los veinte años como grupo y ser anfitriones de Un Desierto para la Danza? Evoé: Implica una coincidencia feliz. Cumplimos veinte años también este año, y estamos celebrando junto al Desierto una trayectoria en la danza, por ese lado estamos contentos de ser anfitriones, por otra parte implica un recuento necesario, tanto de lo que ha significado el Desierto para Hermosillo, para Sonora, y para la danza, incluso del país, y también lo que ha significado para Quiatora, el Desierto. El Desierto para la Danza siempre ha sido para nosotros el escenario donde visualizamos presentar nuestras obras, cada una que hemos hecho en su momento, aún las que no se presentaron en el Desierto, presentar un trabajo en nuestra tierra es verlo completo, completar el ciclo.

Benito: Los veinte años te hacen reflexionar sobre el antes y el después: en qué ha hecho el tiempo en nosotros y por nosotros, y no sólo en nosotros, sino en el festival mismo. Lo primero que me salta es que la danza se ha movido mucho, en todos los sentidos. Creo que la danza que se hacía hace veinte años sigue haciéndose pero se ha diversificado mucho más, creo que hoy las propuestas son incluso hasta diametralmente opuestas unas con otras, y esa riqueza es benéfica para el espectador, para el arte mismo. Creo que también nosotros no podríamos decir que somos los mismos, en esencia seguimos siendo los mismos, pero siento que este estreno es el inicio de un nuevo ciclo de Quiatora, con mucha más certeza en el discurso que queremos plantear, totalmente convencidos de lo que estamos haciendo en todos los niveles: físico, conceptual, histórico.

—¿Parecería un plus que en esta edición presentan un dueto?Evoé: Es totalmente significativo que hayamos elegido hacer un dueto para celebrar veinte años, así iniciamos, siendo un dueto, bailando juntos, las primeras exploraciones que hicimos en la danza. Habíamos pensado en hacer un recuento de obras, invitar a muchísima gente, estuvimos a punto de hacer ese proyecto y a final de cuentas meditamos y nos dimos cuenta que teníamos que celebrarlo él y yo en escena con una pieza que nos significara, no con un recuento de obras viejas, sino con una pieza que nos evidenciara tal y como estamos en este lugar, como hacedores de la danza. Por eso la pieza es como es, creo que de alguna forma no pretende nada, no tiene ninguna intención de arrancar el aplauso, o de dejar feliz a nadie, si deja feliz a alguien qué bueno, a nosotros nos deja muy felices, en ese sentido. Hicimos esta pieza como hemos hecho todas las demás por una necesidad de investigar, por un gozo que encontramos en ello, y por una gran necesidad y un gusto de compartir nuestro trabajo.

Benito González: La pieza se llama Asunto latente, y es una elaboración sobre los sueños, los sueños de Evoé, específicamente.

Asunto latente: veinte años después

Hoy en el Desierto20:00 horas / Teatro de la Ciudad

“Asunto latente”Quiatora Monorriel / Hermosillo, MéxicoCoreógrafa: Evoé Sotelo