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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III Cuestiones Metodológicas en el análisis conversacional. Por Paul Ten Have 1 i Resumen El análisis conversacional (AC), una tradición de investigación que se originó en la etnometodología, tiene algunas características metodológicas únicas. Estudia la organización social de la “conversación”, o “interacción hablada” (‘talk-in- interaction’), mediante una detallada inspección de grabaciones y transcripciones hechas de estas grabaciones. En este trabajo, voy a describir algunas de esas características con el interés de explorar sus raíces. Al hacerlo, discutiré los problemas y dilemas a los que se enfrenta el AC en su práctica diaria, usando como recursos la literatura y mi propia experiencia. Voy a presentar la estrategia de investigación del AC como una solución al problema de la etnometodología de la invisibilidad del sentido común y describirla en una forma idealizada como un procedimiento de siete pasos. Discutiré algunas de las mayores críticas elevadas contra éste y esbozaré algunos desarrollos recientes. El AC es una manera disciplinada de estudiar la organización local de episodios de interacción, su práctica metodológica única ha permitido a los que la practican producir una masa de ideas sobre los fundamentos procesales detallados de la vida cotidiana. Ha desarrollado algunas soluciones muy prácticas para algunos problemas metodológicos más bien complejos. Como tal es metodológicamente “impuro” pero funciona. Intereses y prácticas de Análisis Conversacional La mayoría de los practicantes del análisis conversacional evitan, en sus informes de investigación, una extensiva discusión teórica y metodológica. Los documentos de AC tienden a estar dedicados exclusivamente a una discusión basada en la empiria de cuestiones analíticas específicas. Esto puede contribuir a la confusión de los lectores que no tienen familiaridad con este estilo de investigación particular. Éstos usarán sus expectativas habituales, derivadas de la practica científico-social establecida, como marcos de referencia para entender esta especie inusual de práctica científica. Pero un reporte de AC generalmente no tendrá una discusión previa de la literatura para formular sus hipótesis, difícilmente algún detalle sobre situaciones de investigación o temas investigados, ninguna descripción de las técnicas de muestreo o procedimientos de codificación, ningún test ni ninguna estadística. En cambio, el lector es confrontado con una detallada discusión de las transcripciones de las grabaciones de i [N. del T.] Original en inglés: Ten Have, P. (1990): “Methodological issues in conversation analysis' Bulletin de Methodologie Sociologique, Nr. 27 (June): 23-51, Consultado el 1 de Marzo de 2004 en http://www2.fmg.uva.nl/emca/Mica.htm . 1

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III

Cuestiones Metodológicas en el análisis conversacional. Por Paul Ten Have1 i Resumen

El análisis conversacional (AC), una tradición de investigación que se originó en la etnometodología, tiene algunas características metodológicas únicas. Estudia la organización social de la “conversación”, o “interacción hablada” (‘talk-in-interaction’), mediante una detallada inspección de grabaciones y transcripciones hechas de estas grabaciones. En este trabajo, voy a describir algunas de esas características con el interés de explorar sus raíces. Al hacerlo, discutiré los problemas y dilemas a los que se enfrenta el AC en su práctica diaria, usando como recursos la literatura y mi propia experiencia. Voy a presentar la estrategia de investigación del AC como una solución al problema de la etnometodología de la invisibilidad del sentido común y describirla en una forma idealizada como un procedimiento de siete pasos. Discutiré algunas de las mayores críticas elevadas contra éste y esbozaré algunos desarrollos recientes. El AC es una manera disciplinada de estudiar la organización local de episodios de interacción, su práctica metodológica única ha permitido a los que la practican producir una masa de ideas sobre los fundamentos procesales detallados de la vida cotidiana. Ha desarrollado algunas soluciones muy prácticas para algunos problemas metodológicos más bien complejos. Como tal es metodológicamente “impuro” pero funciona.

Intereses y prácticas de Análisis Conversacional

La mayoría de los practicantes del análisis conversacional evitan, en sus informes de investigación, una extensiva discusión teórica y metodológica. Los documentos de AC tienden a estar dedicados exclusivamente a una discusión basada en la empiria de cuestiones analíticas específicas. Esto puede contribuir a la confusión de los lectores que no tienen familiaridad con este estilo de investigación particular. Éstos usarán sus expectativas habituales, derivadas de la practica científico-social establecida, como marcos de referencia para entender esta especie inusual de práctica científica. Pero un reporte de AC generalmente no tendrá una discusión previa de la literatura para formular sus hipótesis, difícilmente algún detalle sobre situaciones de investigación o temas investigados, ninguna descripción de las técnicas de muestreo o procedimientos de codificación, ningún test ni ninguna estadística. En cambio, el lector es confrontado con una detallada discusión de las transcripciones de las grabaciones de

i [N. del T.] Original en inglés: Ten Have, P. (1990): “Methodological issues in conversation analysis' Bulletin de Methodologie Sociologique, Nr. 27 (June): 23-51, Consultado el 1 de Marzo de 2004 en http://www2.fmg.uva.nl/emca/Mica.htm.

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III interacciones (mayormente verbales) en términos de dispositivos utilizados por los participantes.

Sin embargo, algunos de los primeros artículos que presentaban trabajos de AC, como Schegloff y Sacks (1973), incluían algunas explicaciones de los propósitos del AC. Y más recientemente, fue publicado un número creciente de trabajos y capítulos introductorios que presentan una accesible visión de la posición teórica y/ o metodológica del AC y/o hallazgos sustantivos2. Un importante agregado a esta literatura es la edición de una colección de fragmentos de las conferencias no publicadas de Harvey Sacks que tratan de cuestiones metodológicas en el AC (Sacks, 1984a).

La “metodología” que es presentada en estas fuentes es, sin embargo, diferente a la que uno puede encontrar en la literatura metodológica establecida. No hay casi prescripciones para seguir si uno quiere hacer “un buen AC”. Lo que uno encuentra son descripciones resumidas de prácticas que se utilizan en el AC, junto a algunas razones para estas prácticas. Lo que es presentado puede llamarse, en términos de la introducción de Schenkein (1978), un “esquema de mentalidad analítica”.

El razonamiento básico en AC parece ser que los procedimientos metodológicos deberían adecuarse a los materiales disponibles y a los problemas que uno está enfrentando, en vez de ser especificados a priori. Mientras las características esenciales de los materiales, por ejemplo grabaciones de flujos de interacción, y los propósitos generales de estudio, p. ej. un análisis procedimental de esos cursos, establecen amplios límites para lo que un analista puede responsablemente hacer, le dejan al investigador un amplio espacio para desarrollar los procedimientos heurísticos y argumentativos propios3 y los más apropiados. El AC podría concebirse como una trayectoria analítica específica que puede ser utilizada para alcanzar un tipo especifico de discernimiento sistemático de las formas en las que los miembros de la sociedad “hacen interacciones”. En su introducción a una colección de trabajos de investigación, Heritage y Atkinson (1984) escriben:

La meta central de la investigación de AC es la descripción y la explicación de las competencias que utilizan y en que se apoyan hablantes comunes al participar de interacciones socialmente organizadas inteligibles. En lo básico, este objetivo es el de describir los procedimientos por los cuales los hablantes producen su propio comportamiento y entienden y tratan el comportamiento de los otros. Una premisa básica es la propuesta de Garfinkel (1967:1) de que estas actividades – producir conducta y entendimiento y encargarse de éste- son logradas como productos explicables de conjuntos comunes de procedimientos.

Heritage y Atkinson (1984: 1).

La idea es que las conversaciones están ordenadas, no sólo para los analistas que observan, sino en primer lugar para los miembros participantes (Schegloff y Sacks, 1973:290; Sacks, 1984a: 22). Este orden es visto como el producto de un despliegue sistemático de métodos interaccionales especificables –“dispositivos”, “sistemas”, “aparatos”- que son usados por los miembros como soluciones para problemas organizacionales especificables en la interacción social. Estos métodos tienen una característica de dos caras: de un lado son bastante generales, por el otro, permiten una adaptación de sintonía fina a circunstancias locales; en los

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Los investigadores de AC insisten en el uso de grabaciones de audio y video de episodios de interacciones “ocurridas naturalmente” -es decir no experimentales- como sus datos básicos. Esta insistencia es bastante especial en las ciencias sociales y significa que algunas de sus fuentes de datos preferidas como: 1) datos de entrevistas como expresiones de opiniones y actitudes o descripciones de situaciones no presenciadas por el investigador, 2) estudios observacionales que se basan en notas de campo o procedimientos de codificación, 3) ejemplos idealizados o inventados basados en las intuiciones propias del investigador, y 4) metodologías experimentales, no son usadas en el AC. Todo este tipo de datos es visto como un producto excesivo de la manipulación, selección o reconstrucción del investigador o sus informantes basados en nociones preconcebidas de que es importante o probable. Heritage y Atkinson (1984: 2-3).

Los datos grabados, en cambio, son extremadamente ricos en detalles empíricos, que nunca podrían haber sido producidos por la imaginación de nadie.

El uso de datos grabados sirve como control de las limitaciones y fallas de la intuición y la recolección; expone al observador a un amplio rango de materiales y circunstancias de interacción y también provee una garantía de que las conclusiones analíticas no serán resultado de artefactos de idiosincrasia intuitiva, de la atención o de la recolección selectiva o de diseños experimentales. La disponibilidad de grabaciones permite repetidos y detallados exámenes de eventos de interacción particulares y de ahí aumenta grandemente el rango y la precisión de las observaciones que se pueden realizar. El uso de estos materiales tiene la ventaja adicional de proveer a los que escuchan, y en menor medida a los que leen, los reportes de investigación de un acceso directo a los datos sobre los que las afirmaciones analíticas son hechas, permitiendo así que estén disponibles para el escrutinio público de una manera que minimiza la influencia de la preconcepción individual.

Heritage y Atkinson (1984: 4).

Entonces las grabaciones son los datos básicos del AC. Las transcripciones hechas en base a éstas deben ser vistas como una forma conveniente de representar el material grabado de forma escrita, pero no como un substituto real (Pasthas y Anderson, 1990). Al hacer una transcripción el investigador está forzado a prestar atención a detalles de la interacción que se le escaparían a un oyente común. Una vez hechas, las transcripciones proveen al investigador de un acceso rápido a un amplio rango de episodios de interacción, que pueden ser inspeccionados con propósitos comparativos. Aún más, como se señaló, las transcripciones son provistas con su análisis como una parte esencial de los reportes de investigación de AC, lo que le da al lector una vía para chequear el análisis presentado, cosa que no está presente con otros métodos. Hay que enfatizar, sin embargo, que las transcripciones no pueden representar a las grabaciones en un completo detalle. Son siempre y necesariamente selectivas. El sistema usado en el AC está especialmente diseñado para revelar la forma secuencial del habla. Con el desarrollo del sistema a través de los años, más y más detalles de la producción secuencial real

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de la interacción hablada han sido agregados al “texto” básico escrito con ortografía standard. Desde su concepción en el trabajo de Sacks en los 60’s, este desarrollo se debe fundamentalmente al trabajo de Gail Jefferson, cuya sensitividad y precisión en la descripción de los detalles de interacción no ha sido igualada por nadie en este campo4. Aquí sigue un ejemplo de un fragmento de una consulta médica transcripta por ella5 ii. 13 Dr: Come'n sit down, (.) Missiz Sampson,= 14 Pt: =Yes 15 Dr: Ah 16 (0.3) 17 Dr: ¨t¨hhhh |^I |vdon't think we've |^met before |^h'v we 18 (1.0) 19 Pt: Well I've had this: u-sore throat on'n off, for weeks no:w.= 20 Dr: =|^Oo dear. 21 Pt: En I've got a cough- writs- it's- I've been you know choking 22 you know'n I'm[coughin]g- I'm getting no relief from= 23 Dr: [Mm|^hm,] 24 Pt: coughing it's just taw- choking that (.) [( ) back]of= 25 Dr: [¨h h h h h h ] 26 Pt: =my[( ) 27 Dr: [Do you bring any |vphlegm up when you |vcough. 28 (0.7) 29 Pt: Well- (0.2) e-yesterday I managed to be sick'n I di:d you 30 know,? but normally: i[t- 31 Dr: [But you: vomited then, 32 Pt: Ye:s u[h huh 33 Dr: [Mm. Como se nota, la elección de detalles a ser incluidos en una trascripción se debe en gran medida a las intuiciones desarrolladas por el AC, especialmente aquellas concernientes a la organización secuencial de la conversación (c.f. las superposiciones en varios lugares de la

ii [N. del T.] Se transcribe la versión original en inglés. Traducido sería aproximadamente así: 13 Dr: Pase siéntese, (.)Señora Sampson,= 14 Pt: =Sí 15 Dr: Ah 16 (0.3) 17 Dr: ¨t¨hhhh |^No |vcreo que nos hayamos |^conocido antes |^lo hicimos? 18 (1.0) 19 Pt: Bueno Tengo esto: dolor de garganta devezen cuando, por semanas aho:ra.= 20 Dr: =|^Oo querida. 21 Pt: y Tengo tos- órdenes- es- He estado Ud. sabe ahogándome 22 Ud. sabey estoy[tosien]do- No tengo ningún alivio por= 23 Dr: [Mm|^hm,] 24 Pt: toser es tan sólo lanzar- eso ahogándose (.) [( ) detrás]de= 25 Dr: [¨h h h h h h ] 26 Pt: =mi[( ) 27 Dr: [Le viene alguna |vflemma cuando |vtose. 28 (0.7) 29 Pt: Bueno- (0.2) a-ayer estuve enferma-y lo hi:ce Ud. 30 sabe,? Pero normalmente: es[to- 31 Dr: [Pero Ud.: vomitó entonces 32 Pt: Sí:í u[h huh 33 Dr: [Mm.

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los que hablan entienden un dicho por referencia a su carácter de turno dentro de la secuencia, provee de un recurso central para darle sentido al diálogo tanto para los participantes como para el analista que oye de casualidad.

(Heritage y Atkinson, 1984: 7).

Tomando una declaración específica como punto de referencia, podemos decir que mientras esté orientada a un estado de la interacción según se haya desarrollado hasta ese momento, va a mostrar esa orientación hacia un lado u otro, la declaración siguiente hará lo mismo. Entonces, mientras la declaración 1 puede exhibir una concepción específica de lo que está ocurriendo, la declaración 2 va a contener una concepción similar o diferente, luego de la cual el hablante de la declaración 1 puede reaccionar a eso con la declaración 3, posiblemente con otra versión (c.f. Schegloff y Sacks, 1973:297-8). De hecho, en “secuencias de reparación” esta negociación de la estructura es habitualmente bastante clara. Pero también en casos menos abiertos, estos procesos de negociación y acomodamiento interaccional ocurren continuamente (c.f. el significado de enfermo (sick) en la línea 29 de la trascripción anterior). Como fue sugerido en la última cita, estas circunstancias son un importante recurso para el analista conversacional, o, como argumentaré más adelante, una de las principales “estrategias de apoyo” del AC. El analista debería siempre comparar sus lecturas del significado de una declaración con las lecturas demostradas en declaraciones que siguen a la elegida. No se proveen pruebas definitivas, sin embargo, como Heritage y Atkinson (1984: 11) no fallan en notar, los entendimientos y negociaciones sobre entendimientos no serán en

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III muchos casos visibles fácilmente en la superficie de la conversación. Declaraciones subsecuentes no deben verse como ventanas no problemáticas de las mentes de los participantes. Muchos críticos del AC, sin embargo, parecen sugerir que ese es el objetivo básico del AC. Desde mi perspectiva, la interpretación del significado de las declaraciones para los participantes no es el fin por sí mismo, sino un medio posible para un fin, que es el análisis de la organización de las conversaciones. El hecho destacado anteriormente de que muchos trabajos de AC no contienen explicaciones programáticas, tiene como uno de sus efectos posibles que los lectores no estén informados de los objetivos y estrategias de investigación específicas del AC. Esta falta de conocimientos de los fundamentos puede ser una de las razones por las que las críticas al AC usualmente producen la impresión de perder el punto sobre lo que el AC es realmente. Por esta razón, parece provechoso proseguir mis explicaciones sobre los objetivos básicos del AC, antes de tratar algunas de estas críticas. La mejor manera de hacerlo, en mi opinión, es conectar la práctica del AC de nuevo con la posición de la etnometodología, desde la cual se ha desarrollado. Antes de hacer esto, presentaré una nueva cita, esta vez de una conferencia transcripta de Harvey Sacks6:

El objetivo grueso del trabajo que estoy haciendo es ver cuán precisamente los detalles de una conversación real que ocurre naturalmente puede ser sujeto de un análisis que va a producir la tecnología de la conversación. La idea es tomar secuencias singulares de conversaciones y separarlas de manera de encontrar reglas, técnicas, procedimientos, métodos y máximas (una colección de términos que más o menos se relacionan entre sí y que yo uso de manera intercambiable) que pueden usarse para generar las características ordenadas que encontramos en las conversaciones que analizamos. El punto es, entonces, regresar a las cosas singulares que observamos en una secuencia singular, con algunas reglas que gobiernan esas características singulares y también, necesariamente, gobiernan una gran cantidad de otros eventos.

Sacks (1984b): 411. Estrategias metodológicas en la etnometodología La etnometodología propone el estudio del orden social como éste es constituido en y a través de la conducta socialmente organizada de los miembros de la sociedad7. Harold Garfinkel derivó el problema del orden social y la noción de ser miembro de la teoría de la acción de Talcott Parsons. Pero la forma en que la ha abordado se deriva fundamentalmente de la tradición fenomenológica, especialmente “la fenomenología constitutiva de la actitud natural” como es concebida por Alfred Schutz. En la etnometodología, cualquiera sea el caso, los miembros pueden ser estudiados mediante un modelo procesal. La idea central es que los miembros están continuamente, en todo momento de su vida despierta (waking life), ocupados en establecer qué puede esperarse razonablemente que exista, conectando cualquier cosa que se les presente a su atención con elementos de su acervo de conocimientos. Este conocimiento consiste, como argumento Schutz, en tipificaciones y recetas, como tipos de acción, tipos de personas y tipos de cursos de acción (c.f. Schutz, 1962.) Los miembros demuestran

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Para escapar de algunos de los problemas prácticos y éticos generados por estos experimentos, se desarrolló una segunda estrategia. En ésta el investigador estudia su propia actividad de comprensión (sense-making work) colocándose en una suerte de situación extraordinaria. Ésta puede ser una situación en la que los procedimientos de comprensión de rutina seguramente fallan, o en la que uno debe dominar una tarea difícil y desconocida, o en la que uno es instruido por un miembro establecido a ver el mundo en la forma en que es natural para ellos pero no para uno. Mehan y Wood (1975) usan la expresión “convertirse en el fenómeno”, mientras Schwartz y Jacobs (1979) recomendaron la estrategia de convertirse en El Extranjero o El Novato. De los muchos ejemplos me gustaría mencionar el estudio de David Sudnow (1978) sobre convertirse en un pianista de jazz y el de Lawrence Wieder (1974) sobre cómo fue instruido en el uso del “código de los convictos” como un dispositivo interpretativo y explicativo general en una casa de adictos en libertad condicional.

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III La tercera estrategia es la que más se parece al trabajo tradicional. Consiste en observaciones cercanas de actividades situadas en su ambiente natural y su discusión con los practicantes experimentados (seasoned practitioners), a fin de estudiar las competencias involucradas en el desempeño rutinario de estas actividades. Para desarrollar este estudio cercano, o para poder estudiar estas actividades después del hecho, pueden usarse equipos de grabación. Ejemplos de este tipo de estudio pueden encontrarse en el trabajo de Garfinkel (1967) sobre jurados y jueces de primera instancia, el de Zimmermman (1969) sobre trabajadores (case-workers) en una agencia de bienestar y el de Lynch (1985) sobre científicos de laboratorios. La cuarta estrategia es la que ya he descripto como la que utiliza el AC. Involucra el estudio de las practicas ordinarias primero mediante la grabación mecánica de algunos de sus “productos” con el uso del audio o el vídeo. Estas grabaciones luego son transcriptas de una forma que se limite el uso de procedimientos del sentido común para escuchar qué es lo que se está diciendo y anotar cómo está siendo dicho. Las transcripciones son usadas para localizar algunos “productos” ordenados. Es la tarea del analista, entonces, formular un “dispositivo” que podría haber sido usado para producir ese “producto” y fenómenos como éste (c.f. Sacks, 1984a). En la práctica real, estas estrategias tienden a combinarse de varias maneras. Como ejemplo de los tres primeros tipos, existe una tendencia a usar citas literales de lo que ha sido dicho por los sujetos investigados, como en los reportes de Garfinkel (1967) de sus “experimentos”, mientras que en estudios más recientes la grabación y la transcripción tienden a ser usadas, como en Garfinkel y otros (1981) y Lynch (1985). Sin embargo, hay una gran diferencia entre estas tres estrategias –estudios etnometodológicos en el sentido estricto- y la cuarta –AC. En el primer grupo, se crean o buscan circunstancias específicas, en las que las actividades con sentido son más prominentes y por consiguiente más fáciles de estudiar. De esta forma la etnometodología exhibe una preferencia estratégica por lo extraordinario9. En contraste, el AC tiende a focalizarse en lo completamente mundano, la cháchara ordinaria de la vida cotidiana. Mientras en la etnometodología el “problema de la visibilidad” es resuelto, en parte, con la creación o selección de ambientes “extraños”, en el AC esta tarea de extrañamiento es realizada por la máquina de grabar y el proceso de transcripción.

La idea general detrás del uso de estas estrategias es, de este modo, evadirse hasta donde se pueda del uso del sentido común no pensado y no percibido que parece ser inherente a las prácticas empíricas en la sociología. La crítica etnometodológica de estas prácticas objeta que las “reconstrucciones” idealizadas y descontextualizadas de la vida social, hechas por los sujetos de investigación y/o el investigador, son estudiadas en vez de esa vida en su particularidad situada10. Entonces de los etnógrafos puede decirse que estudian sus propias notas de campo como recurso no examinado para su estudio de la vida comunitaria. O los investigadores que usan entrevistas estudian las respuestas que han grabado como recurso no examinado para su estudio de opiniones y actividades no observadas. En ambos casos la producción “situada” de estos materiales no recibe atención sistemática por derecho propio. El foco de estos estudios está en individuos o colectividades. En contraste a tal “individualismo metodológico” o “colectivismo”, la etnometodología y el AC suscriben una posición que Karin Knorr-Cetrina (1981) llama “situacionalismo metodológico” (methodological situationalism).

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La crítica anterior, sin embargo, puede también volverse en contra de la etnometodología y el AC. A pesar que el uso “no pensado” del sentido común puede minimizarse, no puede evitarse, pero este hecho no es reconocido habitualmente. Ahora discutiré dos casos donde autores etnometodólogos discuten el problema con bastante franqueza. El primero de estos es el “prefacio” de Don Zimmerman al estudio de Wieder (1974).

Zimmerman apunta al uso general, manifiesto (sensible) e inevitable de lo que llamamos “idealizaciones” en las ciencias naturales y sociales así como en la vida cotidiana. Las idealizaciones son construcciones selectivas, abstractas y lógicamente coherentes que son usadas para recolectar fenómenos en términos de características seleccionadas que se juzgan relevantes desde un punto de vista especifico, es decir teórico. Aunque él reconoce el éxito de este procedimiento en las ciencias naturales, ve ciertos problemas para su uso en las ciencias sociales: “una consecuencia necesaria es la supresión de grupos enteros de datos”. Él específicamente objeta el uso de tales idealizaciones que ignoran el hecho de que la idealización es una característica propia de la vida social estudiada.

Así, los etnometodólogos pueden argumentar que estas idealizaciones en las ciencias humanas han ignorado el hecho de que la idealización ocurre naturalmente dentro del dominio de la teorización científica (el que, después de todo, es hecho dentro del mundo) y ocurre también dentro del dominio de la vida cotidiana – en la forma de tipificaciones del sentido común (..). para la etnometodología entonces la “idealización” (en su forma científica como de sentido común) es un fenómeno para estudiar, no un recurso (..). Por lo que los etnometodólogos deben ellos mismos idealizar sus fenómenos de alguna forma cuando desarrollan un análisis, su abordaje difiere de la teorización constructivista actual en que sus idealizaciones intentan incorporar la visión que, desde el principio, los miembros de la sociedad reconocen y logran las estructuras ordenadas de su mundo (...) a través del uso de las idealizaciones. Los fenómenos de interés, entonces, son los que Schutz (1962) refiere como fenómenos de segundo orden, a saber, las idealizaciones de los miembros sobre su conducta y la de los otros (..) la realidad social consiste en el sentido común, la actividad práctica de las “idealizaciones” cotidianas del mundo social y las actividades dentro de éste (...). Para los etnometodólogos a las idealizaciones (o construcciones racionales) del mundo social debe reconocérseles también como poseedoras de las características de ser “hechas desde dentro del mundo” y ser “partes y parcelas de este mundo”, p. ej., lo que Garfinkel (1967) llama “características reflexivas”.

Zimmerman en: Wieder (1974):22-3

Entonces las idealizaciones son usadas siempre e inevitablemente en la vida ordinaria como en la ciencia. El punto es reconocer esto y tomarlo en cuenta en las propias prácticas idealizantes. Cómo debe hacerse eso, es menos claro. Mi segundo caso arroja alguna luz sobre esto desde la perspectiva del AC.

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Como solución al controvertido problema de la relación entre conocimiento cultural compartido (conocimiento de los miembros) que el sociólogo posee y el aparato analítico que es su responsabilidad producir, propongo lo siguiente: a) el sociólogo inevitablemente se apoya en su conocimiento como miembro para reconocer las actividades que los participantes de la interacción realizan; por ejemplo, es por virtud de mi status como miembro competente que puedo recurrentemente localizar en mis transcripciones instancias de “la misma” actividad. Esto no es decir que los miembros son infalibles o que hay un acuerdo perfecto para reconocer una y varias instancias; es solamente decir que ninguna resolución de casos problemáticos puede ser realizada apoyándose en procedimientos que están supuestamente incontaminados del conocimiento de los miembros (resoluciones arbitrarias hechas con la intención de facilitar los problemas de “codificar”, no son de ninguna manera una resolución para esta empresa). b) El sociólogo habiendo tomado su decisión de primer nivel con base en el conocimiento de los miembros, debe entonces situar como problemático cómo es que las declaraciones salen como unidades de actividad reconocibles. Esto requiere que el sociólogo explique los recursos que él comparte con los participantes al darle sentido a las declaraciones en un fragmento de conversación. En cada paso del camino, inevitablemente, el sociólogo continuará usando su competencia socializada, mientras seguirá haciendo explícito cuáles son estos recursos y cómo los utiliza. No veo alternativa a estos procedimientos, excepto no prestar atención explícita al conocimiento socializado de uno mientras se continúa usándolo como ayuda indispensable. En breve, los descubrimientos sociológicos son ineluctablemente descubrimientos dentro de la sociedad.

Turner (1971): 177 Lo que Turner sugiere es que la investigación etnometodológica es hecha en dos fases. En la primera el investigador usa su propio conocimiento como miembro para interpretar sus materiales, mientras en la segunda él analiza esta interpretación desde una perspectiva procesal11. Los cuatro tipos de estrategias, discutidas previamente, difieren en la forma en que éstas producen sus materiales. Pero siempre el estudio de estos materiales puede ser visto como si estuviera organizado en estas dos fases de interpretación: como miembro y análisis procesal. En el libro de Wieder (1974) sobre las casas para adictos, por ejemplo, la primer parte está dedicada a un estudio etnográfico del escenario en el que emerge el concepto de Código del Convicto, mientras que la segunda trata de las formas en que este código es usado como dispositivo diario de interpretación y explicación. Un modelo de prácticas de investigación de AC Estas ideas pueden ser usadas para construir un modelo idealizado de prácticas de investigación de AC. 1. Como primer paso, la producción de los materiales a analizar es “delegada” en una máquina

a la que se le “ordena” grabar todo lo que pueda ser escuchado o visto mediante sus receptores. Aunque las grabaciones son en una cierta forma “selectivas”, esta selección no es naturalmente idealizadora, en el sentido dado por Zimmerman en la cita anterior. Hay,

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por supuesto, un factor humano en la decisión de grabar una conversación particular que involucra a los participantes en ese escenario en ese momento. En general al AC no le parecen problemáticas estas decisiones y sus consecuencias. Mientras la grabación suene “natural” se considera que provee datos útiles12. Esta base de datos primaria puede ser hecha más accesible a través de la transcripción, pero permanece “por siempre” disponible en su forma original.

2. Las transcripciones de las grabaciones son hechas de una manera que es, como describí antes, un compromiso práctico entre varios objetivos, consideraciones y circunstancias. Al hacer una transcripción uno inevitablemente usa su conocimiento de miembro, pero uno trata de restringir esto para entender qué esta siendo dicho y cómo está siendo dicho. Tanto el conocimiento informal de uno sobre lo que las declaraciones “significan” como los intereses analíticos propios van a predisponer a uno a escuchar ciertas cosas, pero uno puede tratar de chequear sistemáticamente lo que escuchó con la grabación. Uno también puede tener una transcripción chequeada por otros. Idealmente, el investigador debe realizar él mismo las transcripciones que va a usar. Cuando son usadas transcripciones ya disponibles, deben chequearse con las grabaciones. Con tiempo y experiencia cualquiera puede hacer una transcripción razonablemente aceptable que provee una representación útil, aunque siempre incompleta, de lo que fue dicho y cómo fue dicho.

3. El episodio a ser analizado puede ser seleccionado de las transcripciones basándose en una variedad de consideraciones. Uno puede seleccionar un conjunto particular de circunstancias, como comienzos de consultas, como en el fragmento citado antes. O puede reconocer la presencia de un interesante “fenómeno candidato” (como las discusiones sobre el significado de términos dudosos -lay- como “enfermo” -sick-). O uno puede estar intuitivamente intrigado por algunos materiales. Algunas veces los hablantes parecen tener bastante éxito en rescatar algunas cosas –Jefferson llama a esto “momentos virtuosos”- y éstas pueden proveer buenos puntos para empezar. El episodio generalmente consiste en una o más secuencias, en las que el interactuante inicia una acción y otro(s) reacciona(n) a ésta.

4. El investigador, entonces, trata de darle sentido al episodio, usando mayormente el sentido común, como Turner enfatizaba en la parte a) de la última cita. Este conocimiento es en principio procedimentalmente similar al que usan los interactuantes mismos para reconocer y producir el episodio bajo consideración. Esta interpretación está específicamente dirigida a una tipificación sobre qué puede pensarse que las declaraciones que forman la secuencia “hacen” y cómo esto que “hacen” se interconecta.

5. En un próximo paso, el investigador trata de explicar la interpretación previamente producida, con base en el sentido común, como Turner indica en la parte B de la cita. Un razonamiento es construido y que posiblemente conduce a la tipificación dada, especificando sus bases empíricas, p. ej. los detalles del episodio bajo consideración y sus recursos analíticos, el conocimiento de sentido común usado. En otras palabras, en esta fase del análisis el investigador usa tanto los detalles de la interacción como sus conocimientos como miembro como recurso para el estudio del conocimiento usado por los participantes para lograr la secuencia bajo consideración. De esta manera, éstas quedan disponibles para análisis ulteriores.

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significativo para apoyar el análisis de una declaración particular es inspeccionar su respuesta, declaraciones siguientes y secuencias. El análisis de los participantes de las declaraciones y secuencias elegidas puede desarrollarse ahí. Los participantes pueden, por ejemplo, referirse a un episodio, explícito o implícito, mucho después en la interacción, y al hacerlo dar una pista de cómo ellos lo “oyeron”.

7. Otro apoyo para un análisis particular puede encontrarse continuando el proceso analítico en el que el episodio actual y su análisis van a ser comparados a otros casos. Como queda claro en la cita anterior de Sacks, un análisis de AC siempre es comparativo, directa o indirectamente. La idea es que los dispositivos usados para reconocer y producir una instancia particular son similares a aquellos usados en muchas otras. El sentido común usado en el paso 4 proviene de, como argumentó Schutz, las propias experiencias de uno y de las de los otros transmitidas a través de ejemplos y explicaciones habladas. Y tanto en este paso como en los siguientes los resultados analíticos previos de uno y los de los otros van a jugar también un papel. La comparación con casos similares o diferentes, sea implícita o explícita, es un recurso importante de lo que es llamado “análisis de casos individuales”, que se focalizan en la explicación de un episodio en particular. Pero es la estrategia principal en muchos otros proyectos de AC, los llamados “estudios de colección”, en los que “colecciones” de instancias que son similares o semejantes de manera relevante son sistemáticamente comparados. Y también hay trabajos que usan un diseño intermedio entre estos tipos13.

En el fragmento citado antes, el episodio único puede ser inspeccionado primero en sí mismo, pero aun en ese caso las “escuchas” particulares van a tender a estar basadas en expectativas generales sobre lo que es probable o “normal” en circunstancias de una consulta, p.ej. formular quejas, o dar una respuesta a un tipo particular de declaración, como mencionar que no se han conocido antes. Con esto como respaldo podemos ver que la expresión del paciente “Bueno, tengo esto, la garganta inflamada, por semanas ahora” (línea 19) corresponde al primero, pero no al segundo. Uno podría usar una observación como ésta como punto de partida del análisis posterior, tomando ejemplo de otras consultas y considerando los descubrimientos de análisis anteriores sobre estas ocasiones (c.f. Heath, 1981; Ten Have, 1980, 1987).

Debe remarcarse, entonces, que el esquema de siete pasos representa una idealización y puede no ser avalada por otros AC. La formulación del paso 4 y su separación de este y los pasos siguientes puede ser especialmente debatible. Muchos investigadores tenderían a unir los pasos 4, 5 y 6. Yo argumento, sin embargo, que puede ser algo bueno considerar por separado al paso 4, en el sentido de que uno trata de explicar el significado local de las declaraciones y secuencias independientemente del interés analítico del proyecto en el que uno trabaja14. En mi opinión, entonces, este esquema representa algunas de las tendencias intelectuales básicas del AC., aunque el orden sugerido aquí, por supuesto, no está estrictamente adherido a la práctica real. Los investigadores, por ejemplo, van a retornar seguidamente a las fases tempranas. Y el paso 7, cuando es tomado en su forma explícita, obliga al investigador a reciclar los pasos 3 al 6 para cada instancia en particular usada en la comparación.

Empezando por el paso 4, una interpretación de sentido común local de un episodio, el esquema sugiere que esta interpretación sea considerada nuevamente en los pasos siguientes,

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Como indiqué antes, el AC tiende a usar una base de datos muy restringida, p. ej.

grabaciones de interacciones que ocurrieron naturalmente. Esto es habitualmente visto como una limitación a la validez de sus descubrimientos. Desde el punto de vista del AC, sin embargo, es más bien un punto fuerte de sus resultados analíticos, si éstos se construyen únicamente con base en los datos grabados. Las críticas en este punto pueden tomar una variedad de formas. Se ha hecho referencia a “datos faltantes” respecto a los participantes, como las usuales variables macrosociológicas (nivel socioeconómico, edad, género), posición institucional, historia personal. Habitualmente los críticos tienden a quejarse de que el contexto institucional de la interacción es desatendido analíticamente por el AC (Cicourel, 1981). Y otros se preguntan por qué no son utilizados los recursos como las entrevistas con los participantes, sus comentarios en las grabaciones o la interpretación del material grabado por paneles de legos (lay panels).

Me encargaré del asunto institucional primero. Para entender la posición del AC en este punto, debemos volver al comienzo del AC en los trabajos tempranos de Harvey Sacks y Emanuel Schegloff. En esa fase temprana estos especialistas estaban trabajando con materiales de ambientes institucionales, tales como llamadas a un sitio de emergencias psiquiátricas o a la policía en casos de desastres. Pero estos estudios mostraron que los participantes en tales circunstancias institucionales inusuales usaban dispositivos para la interacción que eran bastante comunes. Estos dispositivos, entonces, podrían -o probablemente es lo mejor- ser estudiados en circunstancias menos predefinidas y dramáticas, tales como conversaciones comunes entre pares.

La elección de la “conversación” ha sido presentada como arbitraria (Schegloff y Sacks, 1973: 289-290), pero con la prudencia de la retrospectiva, puede juzgarse como afortunada. La conversación ordinaria parece tener una importancia mayor en la vida social, tanto para “viejos” como “nuevos” miembros, es la base para el entendimiento intersubjetivo, y también un tipo de “reserva tecnológica” para cualquier tipo de vida social más “formal” o “restringida”15. Visto así, ha sido una decisión sabia concentrarse, al menos por una cierta cantidad de tiempo, en las conversaciones más ordinarias como materiales de análisis. Su banalidad ha sido un activo más que una deficiencia, dado que no hay obvia ni pre-dada significancia funcional para prejuzgar lo que está pasando con los datos.

En desarrollos posteriores del AC, sin embargo, vemos que muchos miembros de generaciones más tardías han vuelto al análisis de las interacciones en ambientes “institucionales”16. Audiencias previas al juicio, audiencias en la corte, entrevistas en las noticias, encuentros médicos, interacciones en el aula o manifestaciones políticas han estado entre los objetos de análisis. Lo que estos investigadores han hecho es, para decirlo en pocas palabras, usar el repertorio de dispositivos conversacionales, descriptos por la primera generación de AC mayormente en base a las conversaciones ordinarias, para explorar cómo este repertorio es usado restrictivamente por miembros para constituir episodios de la vida

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Es dentro de estas secuencias locales de habla, y sólo ahí, que estas instituciones son a fin de cuentas y de manera conciente habladas para que existan (talked into being). (..) los detalles de secuencias pequeñas y locales que al principio parecen estrechas, insignificantes y contextualmente no interesantes, se convierten en los recursos principales por los que son evocados los marcos más grandes de la actividad institucionalizada. Estos contextos institucionales son creados como declaraciones visibles de asuntos fundamentados turno por turno. Es finalmente a través de tales significados que las “instituciones” existen como organizaciones informadas (accountable) de las acciones sociales.

Heritage (1984: 290)

Para decirlo francamente, las explicaciones de lo que ocurre en cualquier tipo de interacción, institucional o no, que hacen referencia a “previstos” (fixed givens) tales como identidades y funciones institucionales, recursos o relaciones institucionalizadas, o lo que sea, no son aceptables para el AC, hasta que la relevancia procesal local sea demostrada17. Y aun en ese momento, lo que puede decirse concerniente a esos momentos es sólo que sus propiedades o relaciones son realizadas por el habla en ese momento y tiempo. Por ejemplo, en mi propio trabajo sobre consultas médicas, pienso que puedo mostrar que una “consulta médica” es solamente constituida durante partes específicas del encuentro, y mediante significados analizables, mientras que en otros momentos algo como una “conversación” u otro tipo de interacción está ocurriendo (ten Have, 1989a). El mismo tipo de razonamiento puede aplicarse a ciertas propiedades e identidades que son, para los miembros, consideradas estables dentro de los escenarios, tales como ser un paciente o un médico, y también aquellas que son pensadas como constantes en cualquier escenario, como la edad o el sexo (c.f. Garfinkel, 1967: 116-85).

Dadas estas ideas y descubrimientos, cualquier preconcepción sobre las propiedades, relaciones y ocasiones que son usadas como la realidad dada en otras ramas de la ciencia social son puestas entre corchetes en un análisis como al que aspira el AC. En este sentido el AC es miembro de la familia de “ciencias fundadoras”, examinando lo pre-dado de la vida cotidiana (c.f. Lynch y otros, 1983: 208). Debe notarse que uno podría aun objetar, con esta base, que se mencione la identidad institucional de los hablantes (p.ej. Dr. y Pt.) como fue hecho en el fragmento de transcripción antes citado. La existencia y relevancia de tales identidades, estrictamente hablando, serán descubiertas en el análisis, como producto de las prácticas locales de los participantes.

Tipos similares de argumentos pueden utilizarse contra las críticas que acusan al AC de descuidar imprudentemente otras fuentes de datos, aparte de las grabaciones. Por ejemplo, cuando presento mi propio trabajo sobre consultas médicas a una audiencia no es del AC (non-CA), soy interrogado habitualmente acerca de por qué no utilizo otras varias fuentes de información para apoyar mis descubrimientos, tales como entrevistas con los participantes,

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Argumentos similares pueden levantarse contra el uso de grabaciones de casos como recurso de información sobre los antecedentes del paciente o las carreras médicas, y contra el uso de paneles legos para interpretar las grabaciones, para rechazar o confirmar las interpretaciones del investigador. Una y otra vez el practicante del AC sentirá que esos otros recursos pueden ser analizados en términos de sus propios procesos productivos (c.f. Heath, 1982.), pero que la información que éstos producen no puede prejuzgar el análisis detallado de los propios datos de la interacción y que no debe considerarse más valiosa que aquellos datos con fundamentos a priori.

La propia práctica interpretativa del AC

Argumentos como los antes referidos podrían, por supuesto, utilizarse en contra del propio AC, el que puede ser considerado simplemente como otro contexto que produce significado, tan extraño como el escenario original, como otros mencionaron más arriba. Estos argumentos, por cierto, representan un serio problema para el AC, el problema de cómo dar cuenta de sus propias contribuciones reflexivas a sus resultados. Este problema no puede ser resuelto en principio, sólo en la práctica. Uno puede tan sólo tratar de crear circunstancias y diseñar procedimientos que parecen promover las posibilidades de producir una lectura valiosa de lo que ocurrió. Lo que es valioso, sin embargo, depende del tipo de análisis al que uno se dedique. Y los intereses prácticos de participantes anteriores pueden perfectamente “explicar” lo que fue hecho con un motivo racionalizador, antes que con un interés imparcial en entender el episodio como un todo. Más aún, el marco interpretativo, usado por un investigador de AC, es diferente del de otro participante u otro observador lego. Tomando prestada la terminología desarrollada por Anthony Giddens (1984), podemos decir que mientras se asume que los miembros son “prácticamente” competentes para producir una interacción ordinaria, la transformación de este conocimiento en el tipo “discursivo” parece requerir un conocimiento especial, motivos especiales y mucho tiempo. Todas estas cosas no están disponibles al escuchar o ver sesiones con participantes o jueces legos independientes.

En términos de Alfred Schutz (1962), la actitud natural de los miembros está reñida con la actitud que toman por los investigadores, también y en especial cuando el primero es el objeto del segundo, como es el caso de todos los tipos de investigaciones orientadas

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En la visión del AC, como se explicó antes, se asume una competencia práctica general disponible para todos los miembros (c.f. Harold Garfinkel y Harvey Sacks, 1970:342). La misma competencia es usada por los investigadores de AC, pero de una manera diferente y por razones diferentes: para explicarla como parte de una empresa científica. No parece haber otra forma que el análisis laborioso de grabaciones detalladas para hacer este trabajo. Lo que ha sido cuestionado por críticos relativamente cercanos a la posición del AC, como Aarón Cicourel (1981) y Michael Lynch (1985), sin embargo, es la disponibilidad de la competencia práctica usada por los participantes para el analista que oye una conversación de casualidad, quien no tiene un íntimo conocimiento de los participantes y sus circunstancias. El AC parece asumir más una competencia “conversacional” general, mientras que sus críticos focalizan más en escenarios especializados o competencias atadas a las tareas. Como Lynch formuló esta crítica, mientras parece estar garantizada la existencia de una competencia general involucrada en la producción de la “conversación”, la aplicación de los resultados y conceptos del AC al estudio de episodios de “hablar del trabajo” (“shop talk”), divorciados de una investigación más comprensiva de su escenario original, revelaría solamente los aspectos “conversacionales” del diálogo, no aquellos que son constitutivos del carácter único de tareas y escenarios específicos. Para citar algunas de las formulaciones de Lynch:

La aplicación al por mayor de resultados de estudios de la conversación a investigaciones de situaciones específicas del trabajo produce una forma fácil de generar hallazgos analíticos mientras se deja inexplicado el carácter sustantivo y específico del trabajo que se está haciendo, en y a través de la conversación. Al elaborar sobre el uso situado de “estructuras” de conversación generales el analista recapitula los intereses extrínsecos de la sociología sobre el trabajo al usar un cuerpo de “estructuras” analíticas de la “sociedad en general” (o “conversación ordinaria” en este caso) para dar cuenta de instancias específicas de la conducta. Tal práctica garantiza una distancia analítica de las detalladas habilidades del trabajo como rasgo específico de estos escenarios.(..) El “sólo qué” del trabajo específicamente elude cualquier relato que subsuma un análisis del habla sobre el propio trabajo dentro de un analítico general de conversación (general conversation analytic)

(Lynch, 1985:9) Lo que Lynch objeta es tratar cualquier episodio de diálogo interaccional como una conversación, dado que por instancia el habla como parte del trabajo, podría también involucrar competencias que no son discernibles para investigadores que no conocen “el negocio”, pero éstos tienen que apoyarse en grabaciones de la interacción únicamente.

Visto desde esta perspectiva, es interesante notar que la mayoría de los estudios del AC sobre la interacción “institucional” trataron las de un tipo muy específico, llamémoslas interacciones profesional-lego. Este sub-género puede considerarse que ocupa un tipo de posición intermedia, entre por un lado “conversaciones” y del otro “hablar del trabajo”. Estos

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“resultados” del AC son respetados, pero del otro hay algunas dudas con respecto a la forma en que han sido obtenidos. Compare lo que sigue sobre el apoyo del AC en grabaciones y transcripciones:

No puedo decir que el AC que está tan situado con respecto a su fenómeno no explota la “distancia” analítica constituida en su uso de grabaciones y trascripciones de “conversaciones ordinarias”. Además, la relación del AC con las “conversaciones originales” es tal que provee una versión “alcanzada a oír” de cualquier conversación cuando la interpretación de las declaraciones es hecha desde la perspectiva de cómo estas declaraciones perduran para “cualquiera” que pueda oírlas aparte de aquellas personas que están en la conversación (aunque una familiaridad con la situación particular es obtenida y habitualmente se usa para “informar” el análisis). La posibilidad de reescuchar las grabaciones es adicionalmente un recurso para el desarrollo capacitado de “escuchar” por parte del analista, y este “escuchar” se desarrolla en formas detalladas que no son idénticas a ninguna “primer escucha” de una grabación, especialmente por practicantes naives del AC. Cómo esto es simétrico con el “escuchar” de los participantes originales de la conversación es una pregunta abierta.

Y él agrega: Mencioné estas características de la distancia analítica del AC no como una forma de encontrar defectos a ser corregidos, dado que estas características son idénticas a los recursos para encontrar “novedades” sobre la conversación que es de tal detalle y complejidad como para no poder realizarse sin el uso de grabaciones, colecciones sistemáticas de “instancias”, etc. Todas estas operaciones analíticas marcan al AC como una empresa analítica constructiva en muchos aspectos, pero con otras empresas similares existentes hay un reclamo fuerte por el descubrimiento de rasgos de la conversación que de alguna manera “exhiben” las actividades de los miembros como “orientadas” a ellos.

Lynch (1985): 196:n.17.

En breve, mientras se reconocen los aportes hechos por el AC, éste es visto como peligrosamente cercano a las prácticas “constructivas” que la etnometodología critica a la ciencia social convencional. Anteriormente en su libro Lynch denominó al AC como un recurso de “doble filo” para su trabajo. Su “distancia analítica es, de un lado objetada dado que se basa en una “perspectiva de escucha causal” (overhearer’s perspective), y en este aspecto no es fiel a la realidad fenomenológica de las multitudes interaccionales vividas que estudia, pero, por el otro, sus resultados nos traen “novedades” sobre el logro de una conversación que no parece estar disponible de otra formas. En una entrevista con Bennetta Jules Rosette (1985) Harold Garfinkel hizo algunos comentarios que van en este sentido. Por ejemplo, después de establecer que hay compatibilidades profundas en el foco de un análisis procedimental y la producción local, él agrega iii,

iii [N. del T.] En Francés en el original “Mais je me demande comment cette généralité peut être documentée et détaillée. Les scripts me mettent mal à l'aise. (..) Oui, les transcriptions. Je suis sceptique quant à l'utilisation d'une

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Pero me pregunto cómo esta generalidad puede documentarse y enumerarse. Los escritos me ponen incomodo. (..) Sí, las transcripciones. Soy escéptico en cuanto a la utilización de una teoría de los signos para tratar de un fenómeno como objeto teorizado. Se utiliza una teoría de los signos para analizar un objeto teorizado que es producido, reconocido y comprendido por y para sus miembros sola y enteramente in situ, dentro de detalles coherentes, inevitablemente pertinentes, y como tales. Se da una interpretación del significado de los signos con el fin de informar del signo-objeto a los intereses de la interrogación. ¿Pero está bien eso qué ustedes quieren? ¿No sería necesario más bien buscar la coherencia controlable, producida localmente y de manera endógena, de los detalles identificadores del objeto?

Jules-Rosette, 1985: 38

Lo que estos comentarios sugieren es que la estrategia desarrollada por el AC, mientras comienza con las mismas problemáticas que los otros tipos de etnometodología, está, por su apoyatura en la reificación de su objeto a partir de “la escucha por casualidad” de grabaciones y construcción de transcripciones, restringido al estudio de las corrientes conversacionales como prácticas situadas- En cambio, una representación secuencial estructural es estudiada desde la posición de “cualquiera”. Esto sugiere que algunas propuestas de la etnometodología fijan una posición más principista en relación al dilema metodológico que discutí anteriormente, que la que toma el AC, que puede ser visto como más comprensivo y práctico. Cuantificación y posibilidad de codificar (codability)18. Desde una perspectiva fenomenológica, entonces, el AC puede ser visto como peligrosamente cercano a transformarse simplemente en otra forma de “análisis constructivo”, esto es un tipo de análisis que constituye su propio objeto sin tomar esto en cuenta. Esto es especialmente agudo cuando consideramos las posibilidades de que el AC se desarrolle como una empresa cuantitativa, o más generalmente, las posibilidades de “Codificar” los fenómenos de interacción. Como se ha dicho antes, el AC apunta a analizar los dispositivos y las competencias a un nivel bastante general, disponible para “cualquiera”, prácticas que son relativamente “libres de contexto”, aunque capaces de una delicada “sensitividad contextual (Sacks y otros, 1978). Visto desde esta perspectiva, es bastante racional que muchos estudios de AC no se limiten a una extensa discusión de uno o unos pocos fragmentos de un diálogo, sino que pongan bajo examen sistemático colecciones más grandes de instancias. Cuando leemos estos tipos de estudios uno es golpeado por el uso muy frecuente (!) de varios tipos de expresiones de

théorie des signes pour traiter un phénomème comme object théorisé. (..) Une théorie des signes est utilisée pour analyser un object théorisé qui est produit, reconnu et compris par et pour ses membres seulement et entièrement in situ, dans des details cohérents, inévitablement pertinents, et en tant que tels. Une interprétation de la signification des signes est donnée afin de rapporter le signe-object aux intérêts de l'interrogation. Mais est-ce bien cela que vous voulez? Ne faut-il pas plutôt rechercher la cohérence contrôlable, produite localement et de façon endogène, des details identificateurs de l'object? Jules-Rosette, 1985: 38”

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III cuantificación, tales como “rutinariamente”, “regularmente”, “frecuentemente”, “un número sustancial”, “habitualmente”, “generalmente”, “recurrentemente”, “comparativamente raro”, “comúnmente”, “masivamente recurrente” y “ausente”. De esta forma, la discusión de instancias específicas recibe una amplia relevancia como tratamiento ejemplar de algo que es en algún sentido, típico o atípico. Usualmente, sin embargo, la información cuantitativa se mantiene relativamente vaga: el foco primario continua en los propios fragmentos citados. En contraste a este tipo común de “cuantificación” en el AC, podemos notar una cantidad de estudios que mientras reclaman una cierta relación con el AC, ponen su foco en la propia calificación, en el sentido de presentar sus mayores hallazgos en términos de tablas y porcentajes. Los ejemplos más conocidos de este tipo se encuentran en una serie de estudios de Candance West y Don Zimmerman sobre diferencias basadas en el género en el comportamiento interaccional, especialmente la interrupción (empezando con Zimmerman y West, 1975, c.f. West y Zimmerman, 1985). El mismo abordaje fue utilizado por West en sus últimos estudios sobre consultas médicas, focalizados en las interrupciones y en la distribución de varios tipos de preguntas entre los participantes (West, 1984). Con una orientación similar, Richard Frankel (1984) ha dado cuenta en su investigación sobre el uso por parte de los médicos de “la opción del tercer turno”, luego de que un paciente ha respondido una pregunta.

Lo que es remarcable de estos estudios es que mientras discuten algunos extractos cualitativamente, tienden a basar su conteo de instancias en criterios “objetivos” especificados. Por ejemplo, (West, 1984: 55), provee una “definición operacional” de una interrupción, refiriéndose a su trabajo anterior con Zimmerman:

Una interrupción es la iniciación de habla simultánea que se entromete profundamente en la estructura de las palabras en uso del hablante; operacionalmente, se encuentra más de una sílaba más allá del limite de una unidad tipo posiblemente completa.

Zimmerman y West, 1975: 113-115

Y en Frankel (1987: 157), encontramos un tipo de definición similar:

Para propósitos de análisis, todos los terceros turnos que contienen uno más términos contrastantes, p.ej. bueno-malo, correcto-incorrecto, verdadero-falso, etc. Son codificados como secuencias de Evaluación. De manera similar, todos los terceros turnos que contienen uno o más términos neutrales son codificados como secuencias de Reconocimiento (o acuse de recibo).

Aunque estas definiciones, especialmente la primera, presuponen algunas capacidades analíticas – por ejemplo poder diferenciar los límites de una unidad tipo- éstas tienden hacia el tipo de instrucciones de codificación que se encuentran en la sociología cuantitativa convencional. Un abordaje de este tipo implica que el análisis de cierto tipo de objetos puede ser especificado de forma tal que puede delegarse responsablemente a una “máquina” o un “dependiente”. Problemas similares de “codificabilidad” se encuentran cuando uno usa ciertos tipos de programas de computación para “asistir” en el análisis del material conversacional (Ten Have,

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III 1989b). Estos programas admiten un limitado número de caracteres para “codificar” un ítem como una declaración o un episodio. Esta limitación fuerza al analista a documentar su análisis de instancia en una o dos palabras o en un acrónimo. El debe usar un repertorio limitado de códigos de una manera consistente. De esta manera son inevitablemente perdidos el significado y las propiedades específicas de instancias separadas. Mis sugerencias son construir esta iniciativa “desde abajo”, por así decirlo, esto es explicando el análisis de uno en relatos separados, ligados a los códigos, para poder reflexionar después sobre asuntos como la consistencia, el significado modificado, etc., en vez de usar las definiciones estipuladas alto-bajo (top-down). En otras palabras, uno puede desarrollar “rutinas del usuario” para permitir la examinación reflexiva como una estrategia para contrarrestar un cierre interpretativo prematuro. Lo que básicamente está en discusión es si uno puede ignorar el ambiente secuencial de los items interactivos, o más bien cómo ese ambiente puede estar implicado en cualquier tipo de codificación. En el AC, la expresión “ambiente secuencial” se refiere en primer instancia a las declaraciones que inmediatamente preceden y siguen. El significado de cualquier cosa hecha o ausente en una conversación depende en última instancia del “lugar” en el que es encontrado o del que está faltando (c.f. Schegloff, 1968, Schegloff y Sacks, 1973). Pero el ambiente más grande puede también ser importante, por ejemplo en la consulta médica la fase del encuentro (ten Have, 1987, 1990, 1991). En el estudio de West (1984) acerca de las preguntas iniciadas por el paciente, no se prestó atención a la fase en las que estás fueron introducidas, aunque en mi material esto parece ser decisivo para su aceptabilidad (Ten Have, 1991). Frankel (1984) ha simplificado este problema al restringir su material a los primero minutos del encuentro. Al codificar transcripciones para análisis asistidos por computadora, he propuesto incluir códigos para el ambiente secuencial como parte de la rutina. En breve, sea que uno codifica para investigar distribuciones o para propósitos de recuperación rápidas en la base de datos, la codificación deber ser sensible a los cambios de significados, especialmente en relación al cambio de ambientes.

Estos problemas pueden ser ilustrados parcialmente considerando algunos aspectos del fragmento citado al comienzo de este trabajo. Esto es claro desde la fase de apertura del encuentro, entonces las contribuciones del médico en la parte cubierta por las líneas 19-33 puede ser analizadas como instancias de “haciendo que recibe una queja de entrada”. Muchos de ellos empiezan con una superposición con el paciente y pueden clasificarse como “interrupciones” según West. Esta terminología sugiere cierta agresividad, una tendencia a forzar al paciente a hablar dentro de los marcos de lo que el médico establece como relevantes. Cuando estas contribuciones son analizadas más profundamente, sin embargo, y relacionadas a sus “objetivos”, parecen ser más bien de apoyo a los dichos del paciente y relativamente “tardías” en aparecer. Por ejemplo, la pregunta en la línea 27 se refiere a la “tos” de la 24 e incita al paciente a desarrollar su historia sobre este punto. El hecho de que “interrumpe” parece ser tanto producto de la forma apurada de hablar del paciente, como de la “impaciencia” del doctor (c.f. también su inhalación “anuncio” en la línea 25). De forma similar, la declaración en la línea 31, “Pero Ud.: vomitó entonces,”, se relaciona con la precedente “enferma y lo hice” (sink’n I di:d’) y es también “invitada” por el “Ud. sabe,?”, pero el paciente no le da un espacio abierto para seguirlo. En breve, las definiciones operacionales, aun cuando

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Universidad de Buenos Aires Traducción Juan M. Bustos Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Versión revisada por Ma. José Llanos Pozzi Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez Traducción y edición realizadas en 2do Cuat. de 2004 Metodología y Técnicas de la Investigación Social III ANEXO: notaciones de la transcripción Los símbolos usados en la transcripción son explicados aquí de manera resumida. Para una versión más amplia ver Atkinson & Heritage (1984): IX-XVI Las declaraciones que se superponen son marcadas con [ y a veces ] = conecta declaraciones “picaporte” ('latched' ) Los intervalos en y entre declaraciones son dados en segundos (0,3), un (.) es una pequeña pausa sin tiempo (small untimed pause.) Una coma marca una extensión del sonido que sigue. Las marcas de puntuación son usadas para indicar entonación: un punto una caída en el tono (stopping fall); una coma entonación continuada; un signo de pregunta una inflexión que se eleva Un guión marca un corte abrupto. Las flechas marcan cambios en la entonación en subida (|^)o en bajada (|v) El subrayado indica énfasis. Un signo de grado () marca un pasaje más suave de la conversación.. Las aspiraciones audibles son indicadas con hhh, las inhalaciones con ¨hhh. Los paréntesis vacíos encierran habla no identificable.

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NOTAS

1 Ésta es una versión electrónica de un trabajo publicado originariamente en el Bulletin de Méthodologie Sociologique, Nr. 27 (June): 23-51. Algunas referencias han sido actualizadas, pero aparte de esto, el texto es el que se publicó. Una primera versión fue leída en una sesión sobre 'Issues in Qualitative Data Interpretation', Research Committee 33, Logic and Methodology in Sociology, International Sociological Association, XIth World Congress of Sociology, New Delhi, August 1986. 2 Estos incluyen, en orden de publicación, Schenkein (1978: 1-6), Bergmann (1981), Levinson (1983: 284-370), Heritage (1984: 232-92), Heritage & Atkinson (1984), Heritage (1989), y Lee (1987). 3 Por conveniencia cuando ninguna persona particular es indicada, uso el género del escritor para decidir la elección de pronombres personales; no hay intención de excluir a nadie. 4 C.f. Jefferson, 1985 por su interpretación progresivamente refinada de la risa y sus amplificaciones. Para una discusión más extensa de las prácticas de transcripción, comprando los abordajes del AC, la Psicología Social y la Lingüística, ver Section 3: Transcription procedures, en Roger & Bull, 1989. Ver también Psathas & Anderson, 1990 5 Las convenciones de transcripción son resumidas en el anexo 6 Ninguna disciplina o escuela científica es la invención de un hombre, pero la contribución del difunto Harvey Sacks (murió en 1975) se acerca a tal posición. Sus conferencias transcriptas, que ahora han sido publicadas completas (Sacks, 1992), son un recurso continuo para los investigadores de AC. 7 Mi tratamiento de la etnometodología va a ser esquemático. Para exposiciones más elaboradas ver Heritage (1984, 1987). Livingston (1987) usa discusiones ejemplares de tópicos más que la historia intelectual para explicar su perspectiva. La fuente básica es Garfinkel (1967). 8 C.f. Giddens (1984) sobre conciencia 'práctica' versus 'discursiva'. 9 Esto parece menos para el tercer tipo. Hay una tendencia, sin embargo, a seleccionar escenarios en los que la producción de hechos es una tarea central, como en el ejemplo citado antes. Una tendencia similar es discernible en el trabajo mencionado de Aaron V. Cicourel. 10 Por esta razón esos análisis son llamados 'constructivos' (Garfinkel & Sacks, 1970). 11 Un modelo similar para la investigación etnometodológica fue desarrollado por Ilja Maso (1964). 12 Parece que la mayoría de la gente que sabe que está siendo grabada se va a acostumbrar a esta idea más bien rápido. Aún más, los tipos de detalles que interesan al AC no son los que pueden ser controlados concientemente de manera muy fácil. (c.f. Ten Have & Komter, 1982). 13 Ejemplo de estos tipos varios en el trabajo de Sacks y Schegloff son, para “análisis de caso singular”: Sacks, 1974, 1978, Schegloff, 1987; para “estudios de colección”: Sacks, et al. 1978 (1974), Schegloff, 1968; y para tipos mixtos: Schegloff, 1978. 14 Maso (1987) propone tal análisis independientemente de las preguntas de investigación principales como estrategia general en la investigación cualitativa 15 Ver Heritage (1984: 238) para una argumentación más extensiva en esta línea. Uno puede también considerar el hecho de que la participación en una conversación ordinaria parece ser una de las actividades humanas más difíciles de simular en una computadora (c.f. McTear, 1987). 16 Luego de la publicación original de este trabajo, dos colecciones editadas fueron publicadas y contienen discusiones sobre estos temas y sobre trabajos ejemplares, una editada por Boden & Zimmerman (1991), y la otra por Drew & Heritage (1992). 17 C.f. Schegloff (1991), quien usa la expresión “consiguiente procesal” ('procedural consequentiality'.) 18 Luego de la publicación de este trabajo, Schegloff (1993) produjo algunas “reflexiones” muy interesantes sobre el tema de la cuantificación en AC.