cuento inventado

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Page 1: Cuento inventado

El osito Teddy y los cazadores

Había una vez un osito llamado Teddy siempre caminaba lentamente, daba tres pasos adelante y dos hacia atrás, seguidos de pequeños saltitos. Su pelambre era espesa y negra y vivía en el tronco de un grueso roble que a su vez, se hallaba rodeado por un profundo bosque de álamos y

sauces. Durante los fríos inviernos el osito permanecía todo el tiempo durmiendo dentro de su árbol porque era el sitio donde había decidido vivir, de manera definitiva, la consideraba su casa permanente.

Teddy era muy tranquilo y distinto a su compañero Tod que se mudaba, constantemente, de un árbol para el otro y en ocasiones vagaba por las montañas incluso bajo las grandes nevadas. Cuando llego la primavera, Teddy despertó de su profundo y alargado sueño, se sentía hambriento y bastante agotado. Por esta razón necesitaba llegar hasta el río vecino, se marcho a uno de los arroyos donde acostumbraba irse a bañar y pescar.

Teddy con sus grandes manos capturaba hasta tres salmones, entre los miles de peces que saltaban continuamente, en medio de unos fuertes corrientes de agua gris y bien heladas. Los mejores amigos de Teddy eran la lechuza Pody, el cuervo Teo y el ciervo Minne. Sabía de la

existencia del gran oso pardo Tod pero aún no había llegado a conocerlo. La lechuza le hablaba continuamente de él, le contaba que su pariente tenía por costumbre pasarse todo el tiempo caminando por las praderas del bosque.

Tod se escondía de los rifles que cazaban en el verano porque nunca podían remontarse hasta esas grandes alturas. Teddy veía al gran oso con frecuencia, en las noches se iba rumbo a los cerros donde se quedaba Tod para que Pody le contara viejas historias sobre sus antepasados, donde escapaban corriendo por los bosques durante las épocas de cacerías.

Pody le contaba que durante los meses de Julio y Agosto llegaban cientos de rifles para invadir los bosques y navegar en lanchas rápidas sobre las aguas del río, se habían vuelto una verdadera amenaza, no solo a Tod, sino también la vida de todos sus compañeros que poblaban el bosque.

Tod vivía con el temor de que entre los arbustos, los rifles aparecieran para dar con el o los animales que habitan en el Bosque.

Pody repetía constantemente que era necesario que desaparecieran para siempre las jornadas de caza en los veranos pero, por el momento, todos los animales tenían que andarse con muchísimo cuidado. La astuta lechuza Pody tuvo la feliz idea de crear un comité de vigilancia

para observar los bosques que fuera guiado por el cuervo Teo. El comité daría la alarma de la indeseable llegada en cualquier momento, de los temidos rifles al Bosque.

Teddy y Pody eran amigos inseparables. Cuando uno se marchaba a dormir la otra se preparaba para emprender sus largos vuelos nocturnos pero, antes de marcharse ambos decidieron conversar animadamente para no dormirse y estar alerta de los cazadores hasta que amaneciera y fuera de día

-¿Por qué te acuestas siempre tan temprano Teddy?, das la impresión de ser un oso aburrido y de mayor edad.

El osito escuchaba a Pody que se acostó encima del roble donde vivía. Conocía muy bien la voz de su amiga la lechuza y por eso miraba en dirección al cielo.

—Hola amiga, me acuesto hoy bien temprano porque siento mucho sueño, estoy cansado, en la tarde logré atrapar varios salmones cuando me fui a nadar al río, en realidad no me fue muy difícil la pesca porque había miles de peces saltando dentro del agua, me comí más de tres, estaban bien sabrosos, me siento repleto—Contesto Teddy

Page 2: Cuento inventado

—¿Tuviste precaución con los rifles, verdad?—Preguntó Pody

—Estamos viviendo un tiempo peligroso, te recuerdo que hay rincones del río que son visitados con frecuencia por los cazadores y sus rifles. La lechuza, al hablar, se paseaba de un lado al otro por encima de la rama donde estaba posada.

—No miré que nadie se me acercara, ni me estuviera observando, mientras estuve de pesca,

sólo recuerdo dos águilas con sus cabezas doradas que también llegaron para comer salmones pero se mantenían alejadas de mi sitio, no sentí ningún peligro…

—Así y todo debes cuidarte mucho, no te lo tomes tan a la ligera, sigue el ejemplo de Tod y

míralo como se escapa hasta las grandes montañas para estar a salvo y alejado de todos, principalmente, de los rifles que disparan sus fuegos mortales y certeros…

—Tienes mucha razón, en todo lo que dices mi astuta lechuza, mañana me iré a caminar con

mucha cautela hasta los bosques, allí probaré la miel que producen las abejas con sus enormes panales pero… ahora necesito dormir, por favor, si no te es mucha molestia ¿podrías dejarme en paz hasta mañana por la noche?

Tras estas últimas palabras el Teddy metió la cabeza dentro del roble y luego se estiró, lo más que pudo luego giró sobre su lomo para acomodarse, ampliamente, en su enorme colchón de hojas secas.

En cuestión de tres minutos estuvo profundamente dormido y comenzó a emitir con su garganta sus enormes y ruidosos aullidos, que fueron acompañados por fuertes ronquidos.

La lechuza Pody se quedó mirándolo sonriente y en silencio. Más tarde el ave nocturna levantó su vuelo en dirección al área de caza donde iba a comer roedores.

FIN