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noviembre 2011 - nº 753 Revista de formación cristiana

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- nº 7

53

Revista de formación crist iana

Como podemos ir viendo en esta cronología histórica que prose-guimos en este número, nuestro tiempo no ha sido tiempo de facili-dad para la Iglesia y los cristianos. Ha sido un tiempo de persecucio-nes religiosas terribles; ha habido mártires a millares, más mártiresque en todo el resto de la historia de la Iglesia, del cristianismo.

Está claro que en los “tiempos recios”, que decía santa Teresa,el Señor suscita santos. Son la sal y la luz del mundo. Hay muchísi-mos los santos anónimos que conservan la bondad primigenia delhombre y de la creación.

Intercalados entre las fechas importantes de la Historiauniversal, van las fechas de muerte, o nacimiento para elcielo, de los 56 “santos” escogidos como representantesde otros muchísimos, conocidos o anónimos, de nuestrotiempo. Entre paréntesis va su fecha de nacimiento parapoderlos situar mejor en su tiempo.

TRAMO 2.º (1933-1959)

1933.–Adolfo Hitler al poder en Alemania. Dictadura nazi.1934.–Austria: el canciller Dollfuss asesinado por los nazis.

2 de mayo, en Roma † Vincenzo Gallo (n. 1899).1935.–Italia invade Abisinia.1936.–18 de julio. España: inicio de la guerra civil.

Intensificación de la persecución religiosa en la zona republicana.11 de agosto, en Hornachelos (Córdoba): † Victoria Díez (n. 1903).

23 de agosto, en Silla (Valencia): † Juan María de la Cruz(n. 1891).

1937.–Guerra chino-japonesa.1938.–Anschluss: unión (a la fuerza) de Austria a Alemania.

Inicio de la política antisemita nazi.26 abril, en San Isidro de Dueñas (Palencia): † Rafael Arnáiz(n. 1911).

1939.–Marzo: Pío XII, Papa hasta 1958.Abril: Italia invade Albania.Septiembre: Alemania y la URSS se reparten Polonia.Francia e Inglaterra declaran la guerra a Alemania.7 febrero, en Pont de Molins (Gerona): † Anselmo Polanco(n. 1881).

1940.–Junio: los alemanes invaden Bélgica, Holanda y Francia. Ygran parte de Europa.4 enero, en Madrid: † Manuel González (n. 1877).Italia declara la guerra a Francia e Inglaterra.De Gaulle en Londres forma el ‘Comité de la Francia libre’.

1941.–Alemania ataca a la URSS (22 de junio).4 enero, en París: Henri Bergson (n. 1859).14 agosto, en Auschwitz (Polonia): † Maximiliano M.ª Kolbe(n. 1894).Japón ataca por sorpresa Pearl Harbour (Hawai).Estados Unidos entra en guerra.Japón ocupa gran parte del Extremo Oriente.

1942.–9 agosto, en Auschwitz (Polonia): † Edith Stein (n. 1891).1943.–Batalla de Stalingrado.

Los aliados desembarcan en Italia.Caída de Mussolini.13 de agosto, en Berlín: † Santiago Gapp (n. 1897).

1944.–Desembarco aliado en Normandía (Francia).12 de mayo, en Nairobi (Kenia): † Edel Mary Quinn (n. 1907).

1945.–Conferencia de Yalta: reparto de Europa.1945.–Capitula Alemania (mayo) y queda dividida en dos.

Fundación de la ONU.1945.–Lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hiroshima

(6 agosto).Segunda bomba atómica: sobre Nagasaki (9 agosto).Capitulación de Japón (2 de septiembre).

1946.–19 marzo, en Münster (Alemania): † Clemens August von Ga-len (n. 1878).12 agosto, en Planegg (Alemania): † Karl Leisner (n. 1915).

1948.–Fundación del estado de Israel.1950.–Guerra de Corea hasta 1953: división en norte (comunista) y

sur (democrática).Guerra fría en el mundo: países democráticos-países comu-nistas.Proclamación de la República en la Unión India.

P. José María Salaverri, SM

El mundo en el que les tocó vivir

✴ ✴ ✴ ✴ ✴ ✴

(Continúa en la pág. 43)

REVISTA DE FORMACIÓNCRISTIANA

Año LIX – Número 753Noviembre de 2011

DIRECCIÓN

José María Sánchez Cremades

Vicente Muñoz Pellín

Sacerdotes del Corazón de Jesús

Blasco Ibáñez, 55

46021 Valencia

[email protected]

REDACTORES-COLABORADORES

Ariel Álvarez Valdés (R. Argentina)

Victorio Almodóvar Arteaga (Torrejón)

Ángeles Linares Lorente (Madrid)

Artemio López Merino (Ecuador)

Evaristo Martínez de Alegría (Roma)

Eduardo Perales Pons (Valencia)

José María Salaverri (Valencia)

Jorge Sans Vila (Roma)

José Luis Segura Lacruz (Venezuela)

José Mª Suárez Campos (Madrid)

EDICIÓN

Editorial EL REINO

Sacerdotes del Corazón de Jesús

(Padres Reparadores)

ADMINISTRACIÓN

Victorio Almodóvar Arteaga

Apartado 112 - Tel. 91 675 15 36

28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)

[email protected]

IMPRIME

GRÁFICAS DEHON

La Morera, 23-25

28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)

Tel. 91 675 15 36 - Fax 91 675 24 98

Depósito legal: M. 1.176-58

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

Francisco Antón Martínez

S umario

16 • Sociedad

36 • Páginas sociales

32 • Un nuevo diccionario

NUESTRA PORTADALos discípulos de León Dehon entienden la reparación como la acogida delEspíritu, como una respuesta al amor de Cristo por nosotros, una comunióncon su amor al Padre y una cooperación a su obra redentora en medio delmundo (Constituciones, 23). El P. Dehon se sintió tributario en esta materiaespecialmente de los escritos de santa Gertrudis de Helfta (1256-1302) y desanta Margarita María de Alacoque (1647-1690). A las revelaciones delCorazón de Jesús a ésta corresponde el grabado de portada.

4 Editorial Asís, 27 de octubre de 2011

5 Desde la fe Evaristo Martínez de Alegría, scj¿Por quién doblan las campanas?

8 El espejo Vicente Muñoz Pellín, scjde los días En tono menor

11 José María Suárez CamposAdiós entrañable a la revista

12 Divulgación Ariel Álvarez Valdésbíblica ¿Tuvo Jesús discípulas mujeres?

16 Sociedad Eusebio Gómez Navarro, ocdY junto a la cruz estaba María

17 Javier García Ruiz de Medina, sjEstimar a las Iglesias católicasorientales

19 ESPECIAL Nurya Martínez-Gayol, aciEL REINO La espiritualidad de la reparación

27 Para pensar Eduardo Perales Pons, scjSabiduría y prudencia

28 Ángeles Linares LorenteSúplicas a la santa Virgen

30 Objetivo, J. M. Salaverri Aranegui, smEducar Ir a lo esencial

32 Un nuevo Jorge Sans VilaDiccionario La morada del ser

34 Desde la vida José Luis Segura Lacruz, scjBuenos días

35 Entrevista Al Padre Ángel(Mensajeros de la Paz)

36 Páginas Manuel Briñón Domínguez, scjsociales La marcha teresiana

Medina del Campo-Alba de Tormes38 Celia Fernández, mcj

Desde Japón39 Juan José Romero

200 jubilados voluntariospara ir al infierno

41 Misión Artemio López Merino, scjy misioneros Nuestro proyecto misionero

en Ecuador

3el Reino

el Reinodel Corazón de Jesús

El memorable día 27 de octubre de 1986, elhoy beato Juan Pablo II y otros numerosos líderesreligiosos del mundo, protagonizaron gozosamen-te en Asís un acontecimiento en verdad insólito ysingular: en la ciudad del poverello san Franciscose reunieron para dialogar y, sobre todo, para orarjuntos a Dios, Padre de todos, por la entera huma-nidad de finales del siglo XX.

Veinticinco años después, en idéntica fechade este año del Señor de 2011 y tras convocatoriaaún más amplia del S. S. Benedicto XVI, confluye-ron de nuevo en Asís para lo que el cardenalGianfranco Ravasi*, presidente del Consejo Ponti-ficio para la Cultura, intuyó así en L’OsservatoreRomano: “Quien hace preguntas está en el cami-no de la verdad”.

Como excepción, en lugar de hablar nosotros,le cedemos a él la palabra al respecto de esta am-pliada presencia en el Encuentro querida expresa-mente por el Papa.

“Ha estado en Asís, junto a Benedicto XVI yla multitud de representantes de las diversas con-fesiones cristianas y de las religiones del mundo,un pequeño grupo de personas, figuras de la cultu-ra, de la ciencia, de la filosofía que no pertenecena ninguna confesión religiosa codificada, más aún,encarnan la multitud de los que no profesan nin-gún credo y, sin embargo, tienen una visión ética yhumanística del ser y del existir; tienen en comúnuna característica que expresaba bien un escritoragnóstico contemporáneo, Cormac McCarthycuando, en su novela Sunset limited, declaraba:«Quien hace preguntas, quiere la verdad. Mientrasque quien duda quiere que le digan que la verdadno existe».

Estos no creyentes, que han aceptado con in-terés ser peregrinos de la paz y la justicia junto alos creyentes, custodian en su mente y en su co-

razón algunas respuestas, concepciones y pers-pectivas, pero desean hacer preguntas a quienescreen, precisamente para una confrontación efi-caz en torno a nudos fundamentales donde se en-trelazan y se enredan los temas últimos comovida y muerte, verdad y engaño, trascendencia einmanencia, bien y mal, justicia y violencia, paz yguerra, amor y dolor. La presencia de este gruporestringido ha sido querida con convicción y soste-nida precisamente por Benedicto XVI, siguiendouna intuición que tuvo con ocasión de la Navidadde 2009, cuando durante el encuentro con susmás estrechos colaboradores –es decir, con losmiembros de la Curia romana– declaró: «Creoque la Iglesia debería abrir también hoy una espe-cie de ‘patio de los gentiles’ donde los hombrespuedan entrar en contacto de alguna manera conDios sin conocerlo y antes de que hayan encon-trado el acceso a su misterio. Al diálogo con lasreligiones debe añadirse hoy sobre todo el diálogocon aquellos para quienes la religión es algo ex-traño, para quienes Dios es desconocido y que, apesar de eso, no quisieran estar simplemente sinDios, sino acercarse a él al menos como Desco-nocido».

De estas palabras del Santo Padre surgió, enestos últimos meses, un «Patio de los gentiles»,es decir, un espacio de confrontación –los ojosfrente a los ojos, y los oídos a la escucha– comoacontecía en el homónimo espacio reservado alos paganos, los gentiles precisamente, dentrodel área del templo de Jerusalén. Ese «Patio delos gentiles» fue organizado por el Consejo ponti-ficio para la cultura e inaugurado solemnementeel pasado mes de marzo en París, en la Sorbona,en la Unesco, en la Académie Française, en laplaza de Notre-Dame; pero está destinado a re-producirse ramificándose en los meses futuros endecenas y decenas de ciudades (Bolonia, Buca-rest, Tirana, Barcelona, Marsella, Praga, Paler-mo, Quebec, Washington, etc.)”. ❦

EDITORIAL

ASÍS, 27 DE OCTUBRE DE 2011

4 el Reino

* Gianfranco Ravasi no es un personaje “de Curia” de toda la vida, aunque se desempeñe óptimamente en ella en asuntos decultura y arqueología. Es, quizá sobre todo, sacerdote, estudioso y hasta periodista, y fue durante largos años profesor y bibliote-cario en Milán, antes de ser llamado a sus actuales encargos en la Santa Sede. Entonces abandonó su diaria columna en el dia-rio Avvenire, que ha reanudado felizmente para sus lectores pasado un tiempo de, al parecer, “estratégica” pausa.

5el Reino

DESDE LA FE

¿POR QUIÉN SUENANLAS CAMPANAS? Evaristo Martínez de Alegría

El título de esta cinecolaboración, que ha venido llamando a vuestraspuertas desde 1975, no quiere sonar a toque de difuntos por los muertosen las sierras de Madrid, en la guerra fratricida que ensangrentó una Es-

paña que quiso y no supo vivir decorosamente su pobreza e ignorancia y, so-bre todo, olvidando sus raíces resecas y envejecidas, como sucede a esta cola-boración a punto de concluir.

No suena al premio Nobel que las hizo resonar por el mundo entero contandonuestra guerra civil y la tragedia de aquellas muertes insensatas, sino que evocaotros sonidos que están haciendo vibrar nuestra identidad, en otros tiempos, es-pecialmente religiosa. Hoy son campanas mudas, perdidas en tantas iglesias denuestros campos abandonados y en tantos pueblos con torres o espadañas de ve-letas locas o rotas, en estos años en que la fe y sus avatares de la vida vivida,han hecho más daño que un nublado.

Me gustaría saber en cuántas parroquias y comunidades, en estos meses decalor y sequía, hemos acudido al Señor que, como dicen los salmos, es el Dueñodel mar y cuanto contiene, de las aguas, la lluvia, la nieve y el rocío que des-ciende del Hermón.

Han pasado muchos años en los que personalmente he vivido, creo que interesa-do, la marcha de la Iglesia, en general, y española, en particular; de los seminarios,de las parroquias urbanas y rurales y de todo ese pequeño mundo cristiano al que elpostconcilio, con sus más y sus menos, lo fue dejando sin raíces -o tan a flor de tie-rra- que hoy aparecen retorcidas y sin agua y sin que, a estas alturas, sea fácil encon-trar labradores, hijos de la tierra, que entreguen su vida a hacer del campo una nuevareserva espiritual para dar a las ciudades un soplo nuevo del Espíritu, que lleve a ca-lles, plazas y casas, el oxígeno de la fe, como el propio Concilio Vaticano II.

Acabo de mirar la agencia de noticias Zenit y me he encontrado con lagrata noticia que viene de Plasencia donde, por fin, el 13 de este mes,el Vicario General, José Luis Hermoso, en un encuentro promovido en

Plasencia por la Universidad de Salamanca, expone su plan de evangelizaciónpara la España rural a través de un excelente estudio, del que nuestra iglesia es-taba tan necesitada. “La nueva evangelización tendrá dificultad de concretarseen vida de nuestras parroquias rurales si no renuncian a faenar exclusivamenteen la era trillada de misa, rosario y acto religioso –folklórico-cultural”, dijo. Ha-blando de comunidades de hasta diez mil habitantes, “el salto consistirá en ubi-carse en el lento, pero fructífero trabajo, de organizar la pequeña comunidad.”

El tránsito de la vida rural a la vida urbana, sobre todo la de los barrios, hamarcado profundamente el área de las familias y de la pastoral, cambiando hasta

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

mediados del siglo pasado la figura delos sacerdotes y religiosos; la falta devocaciones, acerca de la cual toda laIglesia, y en particular, la occidental,siente con agudeza la escasez; y unainconsistencia psicológica y moralque ha dado lugar a tantos escándalosy fallos y que, como decía hace pocosdías el Papa en Alemania, han provo-cado tantas deserciones.

S.S. Pablo VI que, recogiendoel testigo de manos del beato

Juan XXIII, (que convocóel Vaticano II hace justamente

50 años), decidió su continuaciónen 1963 y presidió su clausura

en diciembre de 1965.

Como gritaba desde el púlpito enmi parroquia un cura, santo varón,denunciando sin miedo la situaciónsocial y moral de las márgenes de laría de Bilbao, es lo que el Papa vienerepitiendo en sus discursos con frasesmás estudiadas: “¡Cristo sí, curasno!”

6 el Reino

La gran personalidad y la santidad de los Papas, el italiano Pablo VI, y el nue-vo astro de oriente, el polaco Juan Pablo II, quien decía que la Iglesia debía res-pirar a dos pulmones Oriente y Occidente, han sabido dirigir, providencialmen-te, el camino de la Iglesia, especialmente el segundo, a quien podemos llamar“nuestro Papa”, por su largo pontificado.

No podemos olvidar que las manifestaciones del Espíritu siempre han llevadoconsigo el viento, a veces una suave brisa, otras un fuerte viento, pero siemprecon aquel signo de presencia que, por una parte, sosiega el alma de los apóstolesy santos y, por otra remueve y hace ver que, pase lo que pase, Él sigue llevandoel timón de la Iglesia.

Los grandes teólogos de Concilio y Postconcilio han creado fuentes de doc-trina para los tiempos -y problemas- nuevos en campos de dogmática, mo-ral y bioética, a los que han acompañado toda una serie de encíclicas, mo-

tus propios, cartas apostólicas, infinidad de discursos, etc. Siempre he sido untanto crítico con toda esta gran cantidad de documentación, en muchas ocasio-nes, indigesta para quienes habíamos sido educados en la profunda sencillez

conciliar y libertad de crítica y pensamiento.

En alguna ocasión me permití comentar con mis feligreses o semi-naristas ante nombramientos de obispos e incluso de párrocos, quéimportante es la elección de pastores cercanos al pueblo de Dios, sen-sibles pastoral y humanamente a sus diocesanos, y señalaba que fue-ran capaces de regalarse un paseo entre ellos, sentarse a hablar y si setercia, hasta tomarse un café, pasarse por algunas casas, que sus curasles podían señalar, para compartir alegrías e ilusiones, duelos y espe-ranzas; visitar a los ingresados en hospitales, y residencias. Nunca hevisto un Señor Obispo, presidir un bautismo parroquial, sí en la Vigi-lia Pascual. Siempre están muy ocupados, claro.

Y comentaba que los obispos no sólo han de ser un buen padrepara sus curas sino un amigo para todos, como indica el ritual de laconsagración de los obispos. Nunca me gustó lo que dice el nuevopontifical sobre que los sacerdotes son presbíteros de segundo orden.

San Vicente de Paúl, escribo hoy en su memoria, tiene una carta-mensaje a sus hijos Paúles e hijas de la Caridad, que es todo un des-cubrir y hacerles ver hasta dónde puede llegar el servicio de la cari-dad, identificando al pobre a quien se atiende con el propio Cristo:“El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo y hay que pres-tarlo sin demora. Por esto si en el momento de la oración hay quellevar a algún pobre un medicamento o un auxilio cualquiera, id aél con ánimo bien tranquilo, y haced lo que convenga, ofreciéndoloa Dios como un prolongamiento de la oración.

Y no tengáis ningún escrúpulo ni remordimiento de concienciasi, por prestar algún servicio a los pobres, habéis dejado la oración;

LOS PASTORES, CON EL PUEBLO

Le había tocado vivir la guerra, laposguerra y parte del franquismo, enun mundo obrero alejado de la Iglesiapero que, ante la caridad y el dar lacara “del reverendo D. Germán”, enencuentros y fiestas le cantaban elhimno que le habían dedicado, baila-ban aurrezkus en la plaza de mi pue-blo, donde le habían enviado exiliado,diríamos hoy.

A los de la segunda generaciónconciliar nos ha tocado vivir, yo diríaque, hasta una situación revoluciona-ria. El año1968 fue, también para laIglesia, un proyecto de aventura, por-que dirigida por el Espíritu Santo,como Pueblo de Dios, estaba llamadaa revisar y poner en marcha cómo elamor de Dios, manifestado en CristoJesús, muerto y resucitado por noso-tros, era capaz de revolucionar, tam-bién, la sociedad civil.

Desde la fe

San Vicente de Paúl (1581-1660),Fundador de la Congregación de la Misión

(Padres Paúles) y de la Compañíade las Hijas de la Caridad.

7el Reino

salir de la presencia de Dios por algunas de las causas enu-meradas no es ningún desprecio a Dios, ya que es por élpor quien lo hacemos. Así pues, si dejáis la oración paraacudir con presteza en ayuda de algún pobre, recordad queaquel servicio lo prestáis al mismo Dios”.

En la revista del mes precedente se recoge, en las pági-nas sociales, un comentario de Don Raúl Berzosa, jovenobispo de Ciudad Rodrigo, sobre el sacerdocio, tan de ac-tualidad y tan claro, que deseo compartir con vosotros:“¿Todo se tambalea?... Desde hace unos años se habla dela crisis del sacerdocio, al menos en las naciones industria-lizadas de occidente… Los hechos hablan de un lenguajeduro, que no cabe desoír: ahí está la creciente escasez desacerdotes debida a la resistencia de los jóvenes a abrazarla forma actual del ministerio; ahí está la serie de abando-nos en una parte del clero, muchos fenómenos de cansan-cio y fatalismo producidos por la sobrecarga de trabajo y elagobio espiritual, y en otra, por la contestación y la protes-ta contra la autoridad espiritual, contra la autoridad episco-pal y papal y contra una forma de vida considerada anacró-nica e insoportable”…“socialmente los sacerdotes sesienten irrelevantes con una baja autoestima, que generatristeza, cierta culpabilidad y experimentan con fuerza lasoledad afectiva”… “Su espiritualidad les parece poco en-carnada en el nuevo contexto, azotada por el stress y debi-litada, muchas veces, por el paro pastoral encubierto sinlenguaje apropiado y poco profundo”. “En resumen, conti-núa diciendo el obispo, “el presbítero de hoy, aparececomo poco reconocido, poco amado, poco compensado,profundamente interpelado y socialmente como desvalido,en el lugar donde rompe el viento y a la intemperie”,

Y después de todos los escándalos de los últimos años,recuperar el valor de la vocación sacerdotal a nivel social,y aun dentro de la misma Iglesia, nos traen a la memorialas palabras de Jesús: “Vosotros sois mis amigos, no me habéis elegido voso-tros, os he elegido yo… Lo que os mando es que os améis los unos a los otroscomo yo os he amado.” ”Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado an-tes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo, pero comonos sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, también osperseguirán a vosotros”.

El Papa, en su reciente viaje a Alemania, contaba que una vez preguntaron a laMadre Teresa de Calcuta qué era lo primero que había que cambiar en la Iglesia,y con esa agudeza que tienen los santos, respondió: Usted y yo. El Papa comenta:“La Iglesia no son los demás, somos todos nosotros, los bautizados. Cada cristia-no y la comunidad de los creyentes están llamados a un conversión continua”.

A final de su visita, decía a los alemanes y, también, a nosotros: “Animo a laIglesia en Alemania a seguir con fuerza y confianza en el camino de la fe, quehace volver a las personas a las raíces, al núcleo esencial de la Buena Noticia deCristo. Surgirán pequeñas comunidades de creyentes y, ya existen que, con el

propio entusiasmo, difundan rayos deluz en la sociedad pluralista, suscitan-do en otros la inquietud de buscar laluz que da la vida en abundancia.“Nada hay más bello que conocerlo ycomunicar a los otros la amistad conÉl (Homilía en el inicio solemne delPontificado, 24.04.2005).

De esta experiencia crece al final lacerteza: “Donde está Dios, allí hayfuturo”. ❦

Desde la fe

Mons. Raúl Berzosa, nuevo obispode Ciudad Rodrigo, ante la atenta

mirada del Nuncio del Papa,expresaba: Es tiempo de esperanza,

de gracia y de trabajar por lacivilización del amor y de la vida.

8 el Reino

1. El pasado mes de julio fue renovada por el Superiorgeneral de la Congregación la composición del Gobiernode los PP. Reparadores en España y Ecuador. Confirmadocomo Superior provincial el M.R.P. Jesús Valdezate Sotopara un 2º trienio, sus consejeros sonhoy los PP. José Luis Munilla, JuanJosé Arnaiz, Juan María López de SanRomán y Manuel Briñón. Dejaron elConsejo los PP. José Joaquín Izurzu,Francisco Javier Larrea y ValerianoGómez, tras dilatados años de servicioa la Provincia religiosa española desdesu puesto. También se ha producido re-novación en la “comunidad territorial”de Ecuador, en la que el R.P. José LuisDomínguez González ha sustituido alfrente de la misma al P. Artemio López(ver los pies de las ilustraciones de“Misión y misioneros” en las páginas41-42 de este mismo número de la re-vista).

2. Durante el mismo mes tuvo lugaren Lisboa la VIII Semana ibérica deformación permanente. La serie se ini-ció a raíz de una reunión conjunta delos Consejos portugués y español, en laque el entonces Superior general y 6ºsucesor del venerable P. Dehon, Rdv-mo. P. Antonio Panteghini (con man-dato de 1979 a 1991) los emplazó consencilla contundencia a realizar alguna actividad formativaconjunta como Provincias ibéricas. La I Semana tuvo lugaren 1981 en Salamanca, siendo Superior provincial el R.P.José María Sánchez Cremades.

Uno a la noticia anterior –por tratarse de persona perte-neciente a una nación también “ibérica” y de cultura portu-guesa– la de que el Santo Padre acaba de nombrar arzobis-po de Florianópolis, en Brasil, a Mons. Wilson TadeuJönck, SCJ. Me complace personalmente reseñarla, ya queescribo en tono menor, porque durante tres años fui su ve-cino de habitación en Roma, donde ya sacerdote estudiabapsicología, distinguiéndome con su amistad. En la actuali-dad son diez los obispos de la Congregación en Brasil, dosde ellos eméritos: el Card. Eusebio Oscar Scheid y Mons.Geraldo Dantas de Andrade.

3. Con el comienzo del curso 2011-2012 ha quedadoerigida una nueva comunidad SCJ en San Javier (Murcia),que es la número 14 de las que nuestra Provincia religiosatiene en España. Se espera que pronto nazca también laque recibirá el nombre de Quito-II, en Ecuador. Los reli-

NOTICIAS DE LA FAMILIA DEHONIANA

EL ESPEJO DE LOS DÍAS

EN TONO MENOR Vicente Muñoz Pellín

giosos de San Javier son, por el momento, tres y gestiona-rán el colegio que una Congregación religiosa femenina seha visto obligada a abandonar por dificultades de personal.A lo que parece, la nueva obra ha despertado interés y has-ta ilusión en nuestra Provincia. Y es que, como dice el pro-verbio –adoptado por determinada editorial–, “o crece, o

muere”.

4. El pasado día 24 de septiembre secelebraron en Valencia –como se hicie-ra el año pasado en Puente la Reina, se-gún noticié en el número 742 de la re-vista– los Jubileos de Vida religiosa delP. José Manuel Álvarez Iglesias y míopropio (50 años de la profesión de losvotos de pobreza, celibato consagrado yobediencia), y de Ordenación sacerdotalde los PP. Pedro Remírez Gaviria (50años) y José Luis Munilla Martínez (25años), superior de esa comunidad y ac-tual viceprovincial. Estuvieron presen-tes muchos familiares y algunos ami-gos, así feligreses de la parroquia de sanFrancisco Javier y números compañerosde Congregación. Deo gratias!

Según ya ha sido anunciado, en elaño 2012 la celebración volverá a Sala-manca, para festejar los 50 años devida religiosa del Hno. Emiliano Her-nández de Arriba y del P. Adolfo Urbi-na Rioja –procurador de misiones trasel fallecimiento del P. Benigno García–y los 25 del P. José Luis Miguel Iz-

quierdo, además de los 25 años de sacerdocio del P. Fer-nando Rodríguez Garrapucho.

5. Durante el presente mes de noviembre (días 19 a 22)tendrá lugar en la sede central de nuestra escuela superiorde negocios ESIC en Pozuelo de Alarcón un importanteacontecimiento de ámbito internacional, organizado pornuestro Gobierno general SCJ con la colaboración de laProvincia y la propia Escuela. Su preparación ha sido co-ordinada por D. José María Suárez Campos, directivo deESIC y que, precisamente, dio origen en su día a la presen-te sección de la revista “El Reino” (El espejo de los días).Las Jornadas de la llamada “Aula pensamiento cristiano”tendrán, en este caso, dos partes: la primera, sobre la Encí-clica de Benedicto XVI “Caritas in veritate” (días 19-20);la segunda tiene por título “Justicia, paz y reconciliación”(días 22-23).

6. Este año 2011 –del que no he tenido oportunidad deglosarlo aquí en su condición de Año Internacional del Vo-luntariado– se ha cumplido un decenio de la beatificación

El canto evangélico de Maríaal visitar a su pariente Isabel,

en versión del abad benedictinoargentino M. Menapace

(de un recordatorio de los jubileosde vida religiosa).

9el Reino

Comienzo afirmando sencillamente que, hasta el presen-te, ambas cosas me agradan. Cuando preveo un fin de se-mana casero me alegro, veo el inmediato futuro con mástranquilidad y hasta con optimismo –singularmente por laposibilidad que me ofrece de tener tiempo libre y algúndescanso, así como ponerme al día en cualquiera de esas

tareas pendien-tes, que siemprehay, por no ha-blar de gozarmás de la vidade comunidad.

Pero tampocome importa salirpara viajes nece-sarios o muyconvenientes. Enoctubre he debi-do hacerlo hastaen exceso, paraacudir a reunio-nes de Comisio-nes de la Pro-vincia religiosa,convivencias detipo pastoral opor otros moti-vos. En una de

esas salidas, que hice en medios públicos de transporte, meencontré con que disponía en Madrid de todo un atardeceren un espléndido otoñal sábado, y –puede que en virtudtambién de mi mirada abierta– vi a la capital de Españacomo la ciudad alegre y confiada en la que viviera casi 15años en las décadas de los setenta y los ochenta del siglopasado; decidí recorrer a pie el tra-yecto desde la estación del ferroca-rril de Puerta de Atocha hasta la sa-lida de Barcelona en María deMolina; imaginaba de antemano elespectáculo esplendoroso e inclusosedante de los árboles de hojas mul-ticolores en el Botánico o el Retiro,subiendo por la calle Alfonso XII; lasiempre sorprendente Puerta de Al-calá, que estaría ya iluminada, y lacuidada presentación de estableci-mientos y escaparates de la calle Se-

ESTAR EN CASA O SALIR DE ELLA rrano hasta más arriba del Museo Arqueológico en fase deremodelación, a espaldas de la Biblioteca Nacional. Me lla-maría la atención especialmente –tengo afición por valorarlas imágenes de marca– el atractivo de los rótulos de los es-tablecimientos de restauración, hasta el punto de que hicealgunas fotografías, al no retrasar a nadie con mis paradas.

Por otro lado, en el tren había conocido que ese día ha-bía un importante acto en la Real Academia Española, ydeterminé cerciorame de su paradero, que recordaba cerca-no a la estación de los tiempos de mi aludida estancia en laciudad. Al preguntar a un guardia jurado si existía en la es-tación un puesto de Información urbana, me dijo que no,que a pocos metros de donde estábamos había «otra cosa»;y resultó que, justo al lado de esa otra cosa, se encontrabaun Servicio Municipal de Información, claramente rotula-do, con dos señoritas en el mostrador a pesar de ser sábado.Pregunté a una de ellas por la Real Academia Española, yme devolvió la pregunta: ¿A qué Academia se refiere, pueshay muchas? Le respondí que a la de la Lengua, no sinañadir quedamente que cuando uno habla de la RAE seestá refiriendo a esa precisamente: a ninguna otra. Con se-riedad profesional me facilitó un plano en el que marcó ellugar en que nos encontrábamos y el emplazamiento de lacalle Academia, añadiéndome que podía ir muy bien a pie,si no era pesado el equipaje que llevaba. Me pareció bienlo de caminar, pues el médico me recomienda siempre elejercicio físico y la exposición directa al sol y, por las tare-as pendientes, últimamente no practicaba mucho ni lo unoni lo otro.

Al cabo de tres apretados días, tras cubrir media docenade trayectos en tren por tierras de España y dos en auto-móvil, regresé a Valencia. No suelo acceder a mi ordena-dor desde fuera de casa; por eso, ya aquí, después de borrarde la bandeja de entrada los ee-mails comerciales, teníaante los ojos una lista de más de treinta que atender; encambio, solo una carta postal (proporción hoy al uso, hasta

el punto de que me temo que cual-quier día desaparecerán los buzonesde correos); pero fue una carta en-trañable : la joven hija de un com-pañero decidía trasladarse a Madriddesde Salamanca tras obtener en ju-nio en la Universidad Pontificia eltítulo de Periodismo, y se me mani-festaba resuelta a vivir en cristianodentro de la profesión, a pesar delas dificultades que preveía paraello... Todavía sigue vigente el co-rreo postal.

del P. Juan María de la Cruz García Méndez, protomártir denuestro Instituto religioso, muerto en Silla (Valencia) el 23de agosto de 1936 y beatificado por S.S. Juan Pablo II enRoma. Vivió entre nosotros ocupado y preocupado por susantificación, las vocaciones y el mantenimiento de nuestroprimer seminario. Digno émulo suyo fue, ciertamente, elVicepostulador de su causa de beatificación, el P. AntonioAguilera Álamo, fallecido en Pamplona, durante sus vaca-

ciones estivales en Puente la Reina, el 20 de agosto de2009. Fue ciertamente un hombre de Dios, voluntarioso ydotado de sentido práctica para una tarea que a muchos denosotros nos hubiera superado. El corazón me pedía hacetiempo tener esta breve evocación del P. Antonio, que fuesiervo fiel y prudente, como dice el Evangelio, al que Diospuso al frente de una misión tan importante para la vida deun Instituto religioso como es una causa de canonización.

El espejo de los días

En las inmediaciones de la madrileñaestación de Atocha, el monumentoa las víctimas de terrorismo.Enfrente, el museo Paleontológicoy la calle Alfonso XII, con el parquedel Retiro a mano derecha.

Anochecer entreSan Jerónimo el Realy el Museo del Prado.

10 el Reino

A propósito de un e-mail enviado por mi superior, heido a la biblioteca de mi comunidad para ver qué dice elDiccionario de la RAE de la palabra grosería. Leo en él: 1. Descortesía, falta grande de atención y respeto. 2. Tos-quedad, falta de finura. 3. Rusticidad, ignorancia.

Ahora pueden ya los lectores juzgar del texto anónimoque sigue, del que he corregido solo alguna imperfecciónlingüística y suprimido de su final algo que a más de unonos incomoda en este tipo de envíos: es decir, esa coda enla que el autor del envío se recomienda a sí mismo e inclu-so nos conmina a que difundamos sin pédida de tiempo sucorreo «a todos nuestros contactos», nada menos. Mi ma-lestar y el de algunos amigos estriba en que los destinata-rios creemos tener todos entendimiento y voluntad y no ne-cesitamos que nos digan lo que tenemos que hacer con loque leemos. Ya que, según afirmaba la Escolástica, «elbien se difunde por naturaleza»: Bonum diffusivum sui.Voy con el texto en cuestión:

–Grosería es que un catedrático de universidad o un ci-rujano de la sanidad pública ganen menos que el concejalde festejos de un ayuntamiento de tercera. No digamos, si setrata de un profesor o de un cirujano en Centros privados.

–Grosería, que los políticos se suban sus retribucionesen el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad,por supuesto, y al inicio de la legislatura).

–Grosería, la inmensa dis-tancia existente entre la jubila-ción de una viuda y la de undiputado.

–Grosería es que un ciudada-no tenga que cotizar 35 añospara percibir una jubilación y alos diputados les baste sólo contres o con seis, según los casos;y que los miembros del Gobier-no para cobrar la pensión máxi-ma solo necesiten jurar el car-go.

–Grosería, que los diputadossean los únicos trabajadores deeste país que están exentos detributar un tercio de su sueldoEstado.

–Grosería es colocar en laadministración a miles de ase-sores (léase: amigotes) con unsueldo que ya desearían los téc-nicos más cualificados.

–Grosería, la ingente canti-dad de dinero destinado a sos-tener a los partidos aprobadapor los mismos políticos que viven de ellos.

–Grosería, que a un político no se le exija superar la mí-nima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y, no di-gamos, alguna de carácter intelectual o cultural).

GROSERÍA ES –Grosería es el costo que representan para los ciudada-nos sus comidas, los coches oficiales, los chóferes, los via-jes (siempre en gran clase) y las tarjetas de crédito pordoquier.

–Grosería, que sus señorías tengan casi cinco meses deausencia del lugar de trabajo al año (48 días entre navi-dades y el mes de enero, unos 17 días en Semana Santa –apesar de que muchos de ellos se declaran no creyentes– yunos 82 días en verano).

–Grosería, que sus señorías cuando cesan en el cargotengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.

–Grosería es que ex ministros, ex secretarios de estadoy altos cargos de la política cuando cesan son los únicosciudadanos de este país que pueden legalmente percibirdos salarios del erario público.

–Grosería, que se utilice a los medios de comunicaciónpara transmitir a la sociedad que los funcionarios sólo re-presentan un costo para el bolsillo de los ciudadanos...

–Grosería, que nos oculten sus privilegios mientrasvuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sir-ven. Mientras, ¡hablan de política social y derechos so-ciales!

–Ésta debiera de ser una de esas cadenas que no se rom-pen, pues sólo nosotros podemos ponerle remedio a esto.

Por mi parte, añado a bote pronto que grosería (o la pa-labra que mejor corresponda) es también que primero de-fiendan las drogas “blandas”, luego persigan el tabaco has-

ta extremos increíbles ydespués hablen del “derecho”al cambio de sexo gratuito o aotras zarandajas, y –aún peor–del derecho exclusivo de la mu-jer, aún menor de edad, a inte-rrumpir su embarazo, sin facili-tar o permitir siquiera laadecuada información sobre lasconsecuencias de éste y despre-ciando incluso la objeción deconciencia de los profesionalesde la salud y el mismo jura-mento hipocrático. Ello no melleva a olvidar que han hechoalgunas cosas buenas, como lalucha contra el terror –aun coji-tranca–, el empeño por una ma-yor seguridad en el tráfico ro-dado y contra el alcoholismo, oel mismo logotipo generalizadoque, con los colores patrios, ad-vierte en todo soporte público yen cualquier tipo de impresoque se trata de una obra o undocumento concreto financiado

o emanado de un determinado Centro directivo estatal,perteneciente a un Ministerio concreto y, en última instan-cia, al Gobierno de España. Con tal de que el logotipo am-pare la verdad y las buenas causas. ❦

El espejo de los días

Grosería son las pintadas de todo tipoy en cualquier lugar (particularmente

en las señales de tráfico). La del grabadopodría considerarse discreta al lado

de la mayoría de ellas.

11el Reino

Empecé a escribir en El Reino hace ya muchos años(creo que más de 30). Durante algún tiempo mis artícu-los aparecían en una sección con el título general de “ElEspejo de los días”. Después, muchas ocupaciones ypoco tiempo me llevaron a interrumpir la frecuencia demis colaboraciones en la revista. Por fortuna, el P. Vi-cente Muñoz tomó mi relevoen la sección citada –con loque los lectores salieron sinduda ganando– y mi apariciónen las páginas de El Reino sefue espaciando, reduciéndosea poemas y cuentos navideñosy no recuerdo si algún otroartículo suelto, aunque, gene-rosamente, la Dirección de larevista ha mantenido mi nom-bre en el cuadro de redactoresy me ha seguido enviandomes tras mes la publicación,que recibo y leo con cariño.

La verdad es que El Reinoha venido siendo una revistamuy interesante, con un cua-dro de colaboradores habitua-les que han escrito en ella conprofundidad y con gracia pe-riodística, no sólo sobre temasespecíficamente religiosos,entre ellos los de explicaciónbíblica, actualidad religiosa,noticia de actividades de laCongregación SCJ, recuerdosmisioneros, etc., sino tambiénabriendo sus páginas a comentarios y criterios de orien-tación sobre múltiples temas de la sociedad y de la vidacotidiana, siempre con un magnífico editorial de su di-rector –el P. José María Sánchez Cremades– y con pági-nas monográficas sobre asuntos que por su interés o ac-tualidad se han venido tratando con mayor espacio.Creo sinceramente que, a lo largo de su historia, El Rei-no puede resistir honrosamente la comparación concualquier otra revista española de su género.

En fin, esta revista de información y divulgación reli-giosas ha venido sirviendo además, estoy seguro deello, como eje de una comunidad de lectores que, por sumedio, sentíamos una sensación de pertenencia casi fa-miliar a la Congregación editora y, en concreto, al grupoescogido de sus redactores y colaboradores. Esto sucede

a menudo con la prensa y conlas revistas, cuyos lectores ha-bituales llegan a ser verda-deros “fans” casi como losseguidores de un equipo de-portivo. Esto ha venido pasan-do también con El Reino.

Me dicen ahora que la revis-ta desaparece por fusión conotra publicación de los PP. Re-paradores y no seré yo quienponga en duda las razones,sin duda justificadas, que lle-van a ello. Pero no puedo evi-tar un sentimiento de nostal-gia, aun debiendo confesarque, por mi parte, he hechobien poco por su continuidad.Estoy seguro de que la nuevarevista recogerá el espíritu deEl Reino y, en consecuencia,sus lectores disfrutaremos demodo semejante con su lectu-ra. Es cierto que cuando unarevista o un periódico desapa-recen queda un “hueco” en elámbito que cubrían. Tambiénlo es que, en estos momentos,todos los esfuerzos de orien-

tación son pocos en un ambiente desorientado como elque nos toca vivir. Pero es de esperar que la nueva re-vista, fruto de la unión de dos anteriores, herede la for-taleza de ambas y resuene con voz más poderosa quecualquiera de ellas.

Estas líneas tienen un inevitable acento de despedidaa la querida revista El Reino. También lo son de saludoa la publicación que va a sustituirla y a la que, desdeaquí, deseo todo el éxito esperado. ❦

“El Reino del Corazón de Jesús”.Año I, número 1: enero de 1952.

EL ESPEJO DE LOS DÍAS

EN TONO MENORADIÓS ENTRAÑABLEA LA REVISTA José María Suárez Campos

12 el Reino

UNA LABORMASCULINA

Que Jesús tuvo discí-pulos varones es al-go que ningún estu-

dioso ha negado nunca.Sabemos que durante su vi-da pública se rodeó de ungrupo de hombres que loseguían a todas partes, loacompañaban en sus viajes,escuchaban sus enseñanzas,y lo ayudaban en la tarea depredicar y anunciar el Evan-gelio. La tradición siemprelo ha descrito en compañíade sus Doce apóstoles, re-corriendo con ellos los pue-blos y las aldeas de Palesti-na.

Pero ¿tuvo también discí-pulas mujeres? ¿Hubo al-gún grupo de señoras queformaban parte de su comi-tiva? De ser así, habríaconstituido un fenómenosorprendente y escandaloso, ya queentre los judíos del siglo I estabamal visto que un maestro enseñarala Biblia a mujeres, y que además sedejara acompañar por ellas. ¿Dicealgo el Nuevo Testamento sobre es-to?

Si leemos el primer Evangelioque se escribió, es decir, el de sanMarcos, veremos que Jesús sóloaparece rodeado de varones, nuncade mujeres. Ellos lo acompañan atodos lados: a comer con los peca-dores (Mc 2,15), a navegar por el la-go de Galilea (Mc 3,7), a predicar laPalabra de Dios (Mc 4,34), a curarlos enfermos (Mc 5,31), y a viajarpor el país (Mc 6,1). Eso lleva apensar que el movimiento fundadopor Jesús era exclusivamente mas-culino.

LAS EXTRAÑASEXPECTADORAS

Pero el final del Evangelio nos de-para una sorpresa. Cuando Jesússe halla clavado en la cruz, des-

pués de morir, Marcos dice que “habíaallí unas mujeres mirando desde lejos.Entre ellas estaba María Magdalena,María la madre de Santiago el menory de José, y Salomé. Ellas seguían aJesús y lo servían cuando estaba enGalilea. Y había también muchasotras, que habían subido con él a Je-rusalén” (Mc 15,40-41).

Se trata de un dato sorprendente.Nunca antes Marcos nos había conta-do que Jesús tenía mujeres que lo se-guían. Sólo después de su muerte,

aparecen ellas mencionadaspor primera vez.

¿Quiénes son estas muje-res? Marcos da el nombre dealgunas de ellas, las más co-nocidas en su ambiente, y nosseñala tres características.

La primera es que “se-guían” a Jesús. El verbo “se-guir” es un verbo especial,que los Evangelios suelen re-servar para los discípulos deJesús. Por ejemplo, cuandoJesús llamó a Pedro y An-drés que estaban pescando,ellos dejaron las redes y “losiguieron” (Mc 1,18). Cuan-do llamó a Santiago y a Juan,también dejaron a su padre y“lo siguieron” (Mt 4,22).Cuando invitó a Leví, sólo ledijo “sígueme”, y él “lo si-guió” (Mc 2,14). Y al hom-bre rico lo llamó diciendo:“sígueme” (Mc 10,21).

Es que, según Marcos, unade las condiciones que Jesús

había puesto a sus discípulos era que“lo siguieran” (Mc 8,34). Se tratabade algo tan fundamental, y la idea es-taba tan arraigada en los Doce, queuna vez se cuenta que el apóstol Juanencontró por el camino a un hombremuy bueno, creyente, que hasta reali-zaba milagros, pero no fue considera-do discípulo porque “no seguía” a Je-sús (Mc 9,38). Y cuando los Docequisieron recordarle a Jesús que eranverdaderos discípulos, le dijeron: “no-sotros te hemos seguido” (Mc 10,28).

CON LA ESCUELA A CUESTAS

Osea que el seguimiento a Je-sús era uno de los rasgos fun-damentales que tenía el grupo

de discípulos. Pero no era un segui-

DIVULGACIÓN BÍBLICA

¿TUVO JESÚS DISCÍPULASMUJERES? Ariel Álvarez Valdés

La Magdalena, tras la resurreccióndel Señor.

13el Reino

miento simbólico, comocuando nosotros decimos“yo sigo a tal autor” para de-cir simplemente que segui-mos sus ideas. No. Jesús pe-día el seguimiento físico,literal, por los lugares y pue-blos que él recorría predi-cando y curando enfermos.O sea, seguir a Jesús signifi-ca abandonar la casa, la fa-milia y el trabajo, para dedi-carse de lleno a unministerio itinerante. No sepodía “seguir” a Jesús per-maneciendo uno en su casa.

Ésa era la principal dife-rencia con los demás maes-tros y rabinos de su época.Éstos reunían a sus discípu-los en un edificio o centrode estudio, donde les ense-ñanban la Ley, y después losmandaban de vuelta a suscasas. Además, el plan de estudios ha-bía inventado algo novedoso. No losconvocaba a ninguna escuela, ni lesofrecía un curso fijo: los invitaba aexperimentar en su propia vida laBuena Noticia que él predicaba. Y pa-ra eso los llevaba a todas partes paraque vieran cómo aparecía el Reino deDios entre la gente: curando enfer-mos, liberando a los oprimidos, per-donando a los pecadores, contagiandoesperanza a los desahuciados. Por esoera necesario un seguimiento físico aJesús.

Seguir a él, pues, era la caracterís-tica singular de sus discípulos. Ahorabien, si Marcos nos dice que aquellasmujeres que estaban al pie de la cruz“seguían a Jesús”, es porque forma-ban parte del grupo itinerante de susdiscípulos.

NO SÓLO LAVAR LOS PLATOS

Lo segundo que el evangelista di-ce de ellas es que “servían” a Je-sús cuando estaba en Galilea.

¿Qué clase de servicio prestaban enel grupo? Normalmente se piensa que

hacían trabajos “de mujeres”, es decir:cocinar, servir la mesa, lavar los pla-tos, coser la ropa. Un grupo itineran-te como el de Jesús necesitaría de al-guien que se ocupara de estosmenesteres.

Y bien podía haber sido ésa la ta-rea de ellas. Pero, en primer lugar, ve-mos que muchas de estas funciones enel grupo las cumplían los varones.Así, los discípulos aparecen sirviendola comida (Mc 6,41), recogiendo lassobras que quedaban (Jn 6,12), com-prando alimentos (Jn 4,8). Éstas,pues, no se consideraban tareas feme-ninas.

Además, en el Evangelio de Mar-cos la palabra “servir” no significa ha-cer tareas domésticas, sino anunciar elEvangelio. En efecto, Jesús al hablarde su misión en este mundo, dijo queél no vino “a ser servido sino a ser-vir, y a dar su vida” (Mc 10,48). Osea que servir, en el lenguaje evangé-lico, equivale a dar la vida por loshermanos, pero cumpliendo una mi-sión evangelizadora. Ésa misma, diceJesús, es la misión de todo discípulo

(Lc 12,35-48; 17,7-10). In-cluso la perfección cristianase obtiene con el servicio(Mt 25,44).

O sea que si estas mujeres“servían” a Jesús, es porquede alguna manera predica-ban el Evangelio, sanabanenfermos, expulsaban de-monios y realizaban las mis-mas funciones de los demásdiscípulos, no porque cum-plían tareas de cocina y lim-pieza.

Por último, Marcos diceque ellas “habían subidocon Jesús a Jerusalén”. Esdecir, no eran mujeres loca-les, que al enterarse de sumuerte se habían reunido es-pontáneamente a contemplarel macabro espectáculo, sinomujeres de Galilea, que ha-bían viajado con Jesús y susdiscípulos a Jerusalén paracelebrar la fiesta de Pascua.

Habían hecho, pues, el largo viaje re-latado en Mc 10,1-11,11.

OTROS NOMBRES PEROLA MISMA FUNCIÓN

Si Jesús tuvo durante su vida pú-blica, además de los Doce, ungrupo de mujeres que lo acom-

pañaban en sus viajes y en su misión,¿por qué Marcos guardó silencio so-bre ellas durante todo el Evangelio, ysólo al final las menciona? Posible-mente porque su presencia en el gru-po de Jesús era un dato escandalosopara los lectores. Por eso prefirió nonombrarlas. Pero el hecho de queellas hubieran estado presentes duran-te su muerte, e incluso durante su re-surrección, era tan conocido, queMarcos ya no pudo callarlo. Por esoterminó mencionándolas al final, yexplicando quiénes eran y de dóndehabían venido.

Pero Marcos no es el único evan-gelista que las menciona. TambiénMateo, al relatar la muerte de Jesús,agrega: “Había allí muchas mujeres

Divulgación bíblica

Jesús con la madre de los hijosde Cebedeo.

14 el Reino

mirando desde lejos, aquéllas que ha-bían seguido a Jesús desde Galileapara servirlo. Entre ellas estaban Ma-ría Magdalena, María la madre deSantiago y de José, y la madre de loshijos de Zebedeo” (Mt 27,55-56).

Mateo, al igual que Marcos, da elnombre de tres de ellas. Sólo cambiael de la tercera mujer. Mientras Mar-cos cita a Salomé, Mateo habla de lamadre de los hijos de Zebedeo (es de-cir, la madre de Santiago y Juan). Po-siblemente porque Mateo no sabíaquién era Salomé; en cambio sabíaque la madre de los Zebedeo estuvosiguiendo a Jesús durante su vida. Enefecto, la menciona en una escena (Mt20,20).

De todos modos, lo que nos dice deellas es lo mismo que Marcos: queseguían al Señor, y que lo servían.

AUNQUE PERJUDICABAA SU MARIDO

Tmbién Lucas mencio-na a las mujeres dis-cípulas al final de la

vida de Jesús (Lc 23,49;23,55). Pero este autor nosdepara una sorpresa, pueshizo algo que ningún otroevangelista se animó a ha-cer: las menciona comoacompañantes de Jesús “du-rante” su vida pública.

En efecto, en cierta oca-sión en que Jesús iba deviaje por Galilea, dice Lu-cas: “Recorría las ciudadesy pueblos, proclamando yanunciando el Reino deDios; lo acompañaban losDoce y algunas mujeresque habían sido curadas deespíritus malignos y enfer-medades: María llamadaMagdalena, de la que ha-bían salido siete demonios;Juana, mujer de Cusa, unadministrador de Herodes;Susana, y muchas otras quelo servían con sus bienes”(Lc 8,1-3).

Notemos cómo el evangelista colo-ca tanto a los Doce como a las muje-res en un mismo nivel, puesto que unea los dos grupos con la conjunción“y”, que sirve para igualarlos. Nos di-ce además que eran mujeres de buenaposición económica, puesto que ayu-daban material y económicamente elmovimiento de Jesús con su propiodinero.

Pero sobre todo resulta interesantever los nombres que aparecen en lalista, especialmente el de una tal Jua-na. De ella se nos explica que estabacasada con Cusa. Ahora bien, éste eranada menos que el administrador deHerodes antipas, gobernador de Gali-lea, con quien Jesús se llevaba tanmal. La tensión entre ambos se debíaa que Antipas había hecho degollar aJuan el Bautista, por considerarlo suenemigo.

¿Qué habrá dicho ahora Antipas alenterarse de que la esposa de su ge-rente general andaba deambulandoatrás de Jesús, un Maestro revolu-

cionario, radical, y para colmo exdiscípulo de Juan el Bautista? Paraempeorar las cosas, en cierta ocasiónJesús mismo criticó públicamente aAntipas llamándolo “zorro”, por sutemperamento pérfido y codicioso(Lc 13,31-32).

Todo esto, ¿habrá hecho peligrar lasituación laboral de Cusa? ¿Se habráenojado el gobernador con él y lo ha-brá expulsado de su trabajo? No lo sa-bemos. Lo que sí sabemos es que Jua-na, a pesar de que su seguimiento aJesús ponía en riesgo la carrera de sumarido, nunca abandonó al Maestro, ylo siguió hasta el final (Lc 24,10).

LAS LECCIONES FEMENINAS

El hecho de que los Evangeliosmencionen nada menos que encinco oportunidades a un grupo

de mujeres que seguían a Jesús, es sinduda un indicio de que estamos anteun valioso testimonio histórico.

Pero falta responder auna pregunta. ¿Estas muje-res escuchaban también lasenseñanzas privadas de Je-sús o no? ¿Estaban, tam-bién en ese sentido, al mis-mo nivel que los discípulosvarones?

La cuestión es importan-te porque en tiempos de Je-sús los judíos no permitíanque las mujeres estudiaranla Palabra de Dios. Se pen-saba que ellas estaban encondiciones intelectualesinferiores respecto del va-rón, y que era peligroso en-señarles algo tan sagradopor los errores que podíansacar de las Escrituras. Sa-bemos, por ejemplo, quelos rabinos solían decir:“Es preferible quemar el li-bro de la Ley, antes que en-señarle a una mujer”. Otromaestro judío, Rabí Eliezer,en el siglo I d.C. comenta-ba: “Quien le enseña a suhija la Ley, le enseña obs-

Divulgación bíblica

Juana, mujer de Cusa.

15el Reino

cenidades”. También decían losrabinos: “Todos los males queexisten en el mundo entran por eltiempo que los hombres pierdenhablando con las mujeres”.

Frente a este clima adversohacia la enseñanza de las muje-res, ¿cómo actuó Jesús?

Los Evangelios no nos dicennada. Sin embargo, cuando ellasvan a su tumba la mañana dePascua, y la encuentran vacía,cuenta san Lucas que se les apa-recen dos ángeles y les dicen:“¿Por qué buscan entre losmuertos al que está vivo? No es-tá aquí, ha resucitado. Recuer-den cómo les habló cuando esta-ba todavía en Galilea, diciendo:«Es necesario que el Hijo delHombre sea entregado en manosde los pecadores y sea crucifica-do, y al tercer día resucite»”. Y Lu-cas continúa: “Ellas entonces recor-daron sus palabras” (Lc 24,5-8).

Notemos cómo en este pasaje se re-pite dos veces la palabra “recordar”.O sea que, según Lucas, las mujerestambién habían escuchado las ense-ñanzas privadas que Jesús había im-partido en Galilea, sobre los últimosacontecimientos de su vida, y que enlos Evangelios aparecen como trans-mitidas sólo a los varones (Lc 9,18-27).

Igualmente Marcos (16,6-7) da aentender que las mujeres participaronde esas enseñanzas.

UNA OSADÍA ESCANDALOSA

Durante su vida Jesús creó unnuevo tipo de discipulado itine-rante. Es decir, creó un grupo

de discípulos para que lo acompaña-ran por todas partes, escuchando yaprendiendo sus enseñanzas por el ca-mino. Pero su actitud más innovadoray audaz fue la de haber admitido enese grupo a mujeres que viajaban conél, compartiendo esas instrucciones.

En su época, a las mujeres no se lespermitían semejantes libertades. Noera bien visto que ellas tuvieran trato

directo con hombres que no fueransus propios familiares (Jn 4,27). Ycuando asistían al Templo con motivode una fiesta religiosa, no podían in-gresar en el patio donde estaban loshombres y debía permanecer en unclaustro exclusivo para ellas. Asimis-mo cuando iban a rezar a las sinago-gas, debían permanecer separadas delos varones en un lugar diferente.

Alejadas de los problemas sociales,excluidas de la vida pública, apartadasde los debates religiosos, sin compe-tencia en cuestiones políticas, la mu-jer en general era la gran perdedora enla sociedad judía de los tiempos de Je-sús. Su función se reducía práctica-mente al cuidado de la casa y de loshijos.

Por eso no deja de sorprender laosadía del Maestro de Nazaret. Si nosponemos en el lugar de sus contem-poráneos, podemos imaginar el espec-táculo que brindaría aquel grupo demujeres.

LA APTITUD DEL CORAZÓN

Ya de por sí la gente criticaba aJesús diciendo que era un co-milón y un borracho, amigo de

pecadores (Mt 11,19) y de pros-titutas (Lc 7,39); lo tildaba de lo-co (Mc 3,20-21) y endemoniado(Jn 8,48). Pero verlo ademásacompañado de un séquito demujeres sin maridos, algunas delas cuales eran antiguas endemo-niadas, que lo sostenían econó-micamente con su dinero, y queviajaban con él por las zonas ru-rales de Galilea, escuchando yaprendiendo sus enseñanzas almismo nivel que los varones, de-bió de haber sido algo escanda-loso, y sin duda debió de haberaumentado la desconfianza haciasu persona, en la sociedad cam-pesina tradicional de aquel tiem-po.

Al verlo pasar, la gente sinduda se preguntaría cómo eraposible que un maestro afamado

como él admitiera a personas que latradición judía consideraba no aptaspara el estudio y el servicio religioso.Pero la respuesta de Jesús, al aceptar-las en su grupo, fue que toda personaes apta para el servicio de Dios.

Los golpes de la vida, la incom-prensión de la sociedad, las críticas denuestras familia, van haciendo quemucha gente poco a poco se sienta in-capaz de muchas cosas, se crea infe-rior a los demás, se piense no apta pa-ra las tareas que la rodean, y sospecheque no está a la altura de los desafíosmodernos. Pero no es así. En las ma-nos de Jesús, en el grupo de Jesús, enla escuela de Jesús, todos somos va-liosos e importantes. Más aún, todossomos necesarios. De aquellas muje-res, a quienes la sociedad de su épocano las consideraba, Jesús supo sacarenormes riquezas y descubrir un po-tencial impresionante. Porque nuestrovalor como personas no depende de laaceptación de los demás, ni de que losotros nos reconozcan o aprueben. De-pende del llamado de Jesús a cadauno. Eso es lo que vuelve a alguienextraordinariamente importante.

Y él sigue hoy llamándonos a hacercosas grandiosas. A todos. Basta conescucharlo, y preguntarle: ¿a dóndenos quieres llevar? ❦

Divulgación bíblica

Las santas mujeres, en el sepulcro.

16 el Reino

Y JUNTO A LA CRUZESTABA MARÍA Eusebio Gómez Navarro, ocd

SOCIEDAD

En el trascoro de la catedral de Palencia nos encontramos con unpequeño retablo dedicado a los Siete dolores de la Virgen, obradel pintor flamenco Jan Joset de Calcar y encargado por el

obispo Juan Rodríguez de Fonseca.El anciano Simeón había predicho que una espada de dolor atra-

vesaría el alma de la Madre de Jesús. Y efectivamente, siete cuchi-llos atravesaron el corazón de la Virgen: La profecía de Simeón; lahuida a Egipto, la pérdida de Jesús en Jerusalén a los 12 años; el en-cuentro de María con su Hijo en la calle de la Amargura, la agonía yla muerte de Jesús en la cruz; el descendimiento de la cruz; la se-pultura del cuerpo de su hijo.

Hay varias advocaciones referentes al dolor que padeció María:la Virgen de las Angustias, la Dolorosa, la Virgen del Martirio, de laEspada... La madre siempre estuvo unida al dolor y a la muerte desu hijo, “varón de dolores”, “desecho de la humanidad”, “siervode siervos”, “cordero llevado al matadero”, como le llamaron losprofetas.

Una espada atravesará tu alma (Lc 2,35), le pronosticó el anciano Simeón,con ocasión de la presentación en el templo de su hijo. “Pero, puesto que lavida humana es en todos los tiempos padecer, la imagen de la Madre quepadece, la imagen de los ‘rahamim’ de Dios, ha llegado a ser muy impor-tante para la cristiandad” (Cardenal J. Ratzinger).

Los dolores de María fueron los siguientes:El menosprecio y la indiferencia de los hombres cuando no le dieron po-

sada para que naciera su Hijo;La pobreza de Belén;La espada profetizada por el anciano Simeón;La huida y destierro a Egipto;La pérdida de Jesús en el templo;La monotonía de la vida ordinaria en Nazaret;Presenciar la muerte de su Hijo en la cruz.María vio como su hijo, nada más nacer, es perseguido a muerte y tiene

que huir.La imagen de la Piedad, la Virgen María cargando a su Hijo muerto en su

regazo, expresa el amor y el dolor de la Madre Santísima. Y expresa, tam-bién la esperanza. Ella sabía, sin poderlo entender del todo, que la muerte desu Hijo no sería el final de la historia.

El tema de los dolores de la Virgen se desarrolla en la piedad popular y enel arte en la Edad Media. Desde el siglo XI por influencia de San Anselmo ySan Bernardo, la devoción de los fieles comenzó a centrarse en la pasión deCristo y en el dolor de la Virgen.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre; la hermana de su madre, Maríala de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al dis-cípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego,dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la

recibió en su casa (Jn 19,25-28). Lamadre acompaña al hijo en todos losacontecimientos de su vida, grandesy pequeños; pero está presente en elmomento del dolor. Así estuvo Ma-ría con Jesús, en Jerusalén, en elCalvario, “junto a la cruz”.

María conocía el dolor y sabíaque la noche que le esperaba eramuy negra; pero nunca imaginó quefuera tan larga y tan profunda. LaVirgen de los Dolores nos invita aparticipar en su dolor. Mejor dicho,nos invita a participar en el dolor desu Hijo. En el Evangelio Jesús prea-nuncia su crucifixión y dice: “El quequiera venir conmigo, que renunciea sí mismo, que cargue con su cruzy que me siga. Pues el que quierasalvar su vida la perderá; pero elque pierda su vida por mí y por elEvangelio, la salvará” (Mc 8,34-35).

María nos acompaña en nuestrodolor y en nuestra cruz, como acom-pañó a su hijo. ❦

Parte superior del retablo de SanDionisio y Santa Margarita, obra de

Vicente Macip.

17el Reino

Dentro de la tercera sesión delConcilio Vaticano II, otoño de1964, fue aprobado el docu-

mento “Decreto sobre las IglesiasCatólicas Orientales”. En él se afir-ma que la Iglesia santa y católicaconsta de fieles unidos por la mismafe, los mismos sacramentos y elmismo gobierno y, agrupados en va-rias colectividades, constituyen lasIglesias particulares o ritos. Estaafirmación puede ser sorprendentepara nosotros que apenas conoce-mos otro rito que el romano o latino,mayoritario dentro de la Iglesia.

UN POCO DE HISTORIA

Desde muy antiguo se fueronconfigurando entre las comu-nidades cristianas primitivas,

ritos diferentes, que procedían detradiciones apostólicas distintas.Para algunas sedes episcopales parti-cularmente relevantes se reservó el

ESTIMAR A LAS IGLESIAS CATÓLICASORIENTALES Javier García Ruiz de Medina, sj

SOCIEDAD

Meses después de la visita de Benedicto XVI a Tierra Santa, del 10 al 24 de octubre del año pasado se celebró enRoma una asamblea especial del Sínodo de los obispos de Oriente Medio. En el grabado, concelebración de

prelados de distintos ritos católicos orientales y también del rito romano.

título de “patriarcados”. A mediados del siglo V se enumeran estos cinco:Roma, en Occidente, y Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén enOriente.

Con el desarrollo del cristianismo se hacen presentes doctrinas que en algúnpunto se separan de la fe revelada. Es lo que llamamos herejías. Hubo en elMedio Oriente colectividades cristianas que no aceptaron el Concilio de Éfeso(431) o el de Calcedonia (451). Sus ideas cristológicas se apartaron de la fecomún y dieron lugar a Iglesias, respectivamente, nestorianas y monofisitas.

Por diversos motivos históricos, de los cuatro Patriarcados orientales fueel de Constantinopla el que alcanzó mayor importancia e influencia. En1054, el Patriarca de esa ciudad rompió la unidad católica al negar su obe-diencia al Patriarca de Roma, el Papa. Se produce así el gran Cisma deOriente. A sus seguidores les conocemos por el apelativo de “Ortodoxos”,es decir”, “de recta doctrina”, como ellos se denominaban a sí mismos pues,efectivamente, se habían mantenido libres de herejías como las citadas másarriba y otras.

Cuando durante la Edad Media se va extendiendo el cristianismo median-te la evangelización de las distintas regiones europeas, la mayoría de las zo-nas evangelizadas por misioneros bizantinos quedó, a partir del Cisma, bajola Iglesia de Constantinopla. Esto explica que naciones actuales como Bul-garia, Rusia y otras, pertenezcan mayoritariamente a la Iglesia Ortodoxa.

Pero no todas las colectividades cristianas de Oriente rompieron su uni-dad católica. Así por ejemplo, la Iglesia Ítalo-Albanesa o la Iglesia Maronita(Líbano). Por otra parte, en diversos momentos de la Baja Edad Media, de laEdad Moderna o después, hubo colectivos cristianos procedentes de Iglesias

18 el Reino

nestorianas, monofisitas y ortodoxas, que volvieron a la fe católica. Otros,sin embargo, como bien sabemos, no han procedido así. Esta vuelta a la feplena y a la unidad con Roma no les supuso adoptar el rito latino, sino quemantuvieron sus legítimos ritos y tradiciones.

LOS CATÓLICOS ORIENTALES HOY

Podemos enumerar en la actualidad una veintena de estos colectivos, quese extienden por la Europa del Este y Oriente Medio, hasta la India yalgunos puntos de África, (incluso de América y Australia, a causa de

la emigración). Son, por ejemplo, las Iglesias Católicas Caldea, Siro-Mala-bar, Siro-Malankara, Armenia, Copta, Etíope, Siria, Melkita, Ucraniana, Ru-tena, Rumana, Griega, Búlgara, etc.

“Las Iglesias particulares de Oriente y Occidente, aunque en parte difie-ran entre sí en los ritos, es decir, liturgia, disciplina eclesiástica y patrimo-nio espiritual, están encomendadas por igual al gobierno pastoral del Ro-mano Pontífice. Gozan de igual dignidad, ninguna de ellas aventaja a lasdemás por razón del rito y todas tienen iguales derechos y obligaciones”.Son palabras del mencionado Decreto del Concilio Vaticano II, que másadelante afirma: “La historia, las tradiciones y muchísimas institucioneseclesiásticas atestiguan cuán beneméritas de la Iglesia Universal son lasIglesias orientales. Provéase, pues, a la protección e incremento de todaslas Iglesias particulares”.

El Papa visitó en junio de 2007 uno de los organismos de la Curia Roma-na, que es la Congregación para las Iglesias Orientales. Instituida en 1917por Benedicto XV, tenía como fin asegurar a los orientales católicos la soli-citud de la Iglesia, la cual acompañaría a muchos de ellos en la hora de lapersecución, no precisamente breve, que se desató por entonces.

En su visita, Benedicto XVI lesdirigió palabras como las siguientes:“Son las Iglesias Orientales las quede modo especial conservan el ecodel primer anuncio evangélico; lasmás antiguas memorias de los sig-nos realizados por el Señor; los pri-meros reflejos de la luz pascual y elresplandor del fuego nunca apagadoen Pentecostés. Su patrimonio espi-ritual, arraigado en la enseñanza delos Apóstoles y de los Padres, hadado vida a venerables tradicioneslitúrgicas, teológicas y disciplinares,mostrando la capacidad que tiene ‘elpensamiento de Cristo’ de fecundarlas culturas y la historia”.

MUCHOS, EN SITUACIÓN DRAMÁTICA

“De mis labios –les dijo tam-bién Su Santidad– se elevasobre todo una apremiante

invocación de paz para Tierra Santa,Irak y Líbano, y demás territoriospuestos bajo la jurisdicción de estaCongregación. Que las Iglesias y losdiscípulos del Señor permanezcandonde, por su nacimiento, los ha pues-to la divina Providencia; donde mere-cen permanecer con una presencia quese remonta hasta los inicios del cristia-nismo. A lo largo de los siglos se handistinguido por un amor indiscutible einseparable a su fe, a su pueblos y a sutierra. Hoy el Papa agradece de nuevoa los orientales su fidelidad pagadacon sangre, de la que quedan páginasadmirables a lo largo de los siglos has-ta el martirologio contemporáneo”.

Ojalá que, con motivo de esta in-tención que el Santo Padre enco-mienda a nuestras oraciones en estemes, crezcamos en conocimiento yaprecio de nuestros hermanos católi-cos orientales, de su riqueza doctri-nal y venerables tradiciones, y de suejemplar vivencia de la fe, en mediode persecuciones y dificultades detodo tipo. ❦

Sociedad

Árabes palestinos de rito melkita-católico, en Belén. Es evidentesu adhesión al sucesor de Pedro.

19el Reino

ESPECIAL EL REINO

La ESPIRITUALIDADdela REPARACIÓNNuryaMartínez-Gayol,aci

Hablamos de una “espiritualidad” para referirnosa un valor central del mensaje cristiano, o un

conjunto de ellos, que inspiran un cierto “estilo de vida”,formado por actitudes que animan todos los aspectos dela vida y que no se limita a determinadas y aisladas prác-ticas de devoción. Sin embargo, son las prácticas las queestructuran una espiritualidad formalmente, y así, paracomprender la espiritualidad de la reparación, vamos acomenzar con una consideración sobre sus prácticas máshabituales.

Fuera del contexto del sacramento de reconciliación,las prácticas cristianas que tienen orientación “reparado-ra” se sitúan principalmente dentro de las coordenadas dela espiritualidad del corazón de Jesús. Parten de la con-ciencia de que el amor divino, revelado a la humanidadmediante el símbolo del corazón de Jesús, es un amorpoco correspondido, y de la necesidad de que se ofrezcareparación por esta situación. Algunas de estas prácticasreparadoras se relacionan estrechamente con la presenciade Jesús en la Eucaristía y su sufrimiento en su Pasión.

Entre estas prácticas se incluyen la hora santa, y losactos de desagravio durante la comunión sacramental,que cobran un relieve especial en los primeros viernesde cada mes y en la solemnidad litúrgica del SagradoCorazón. Los desagravios también pueden ser realizadosdurante la adoración al Santísimo Sacramento. La consa-gración al Sagrado Corazón, la veneración de la imagendel mismo y el apostolado social, son otras prácticas queposeen un sentido reparador.

1. Losorígenesdelasprácticasreparadorasdelamodernidad

En este apartado vamos a tratar de cómo han surgidolas prácticas actuales de la espiritualidad de la repa-

ración, con el trasfondo del panorama socio-religioso dellugar de sus orígenes en el siglo XVII y de ciertas ela-boraciones propias del siglo XIX. Vamos a comenzarcon aquellas que se derivan de las revelaciones a santaMargarita María, pasando luego a las que se deben másbien a desarrollos posteriores.

a) Las prácticas que se derivande las revelaciones a santa Margarita María

Las prácticas de más larga tradición en la espirituali-dad reparadora tienen su origen en las experiencias espi-rituales de santa Margarita María Alacoque (1647-1690). Ella vivía en Francia en un tiempo de cambios ra-dicales en la mentalidad colectiva.

Se aplicó la crítica racionalista del Iluminismo almodo de concebir la vida, poniendo en cuestión valores

como el orden, la disciplina, la autoridad y la jerarquía,introduciendo el sueño de la igualdad de todos los sereshumanos y afirmando el derecho natural en lugar del de-recho divino. Los libertinos rechazaron el cristianismo,bajo pretexto de la decadencia moral del clero y de lascontroversias y guerras de religión, aunque movidos porel principio del placer y a partir de su interpretación dela doctrina de la predestinación.

El clima religioso de la época estuvo marcado por unlado, por el jansenismo, que en la estela de la teología dela predestinación incorporaba el pesimismo del unilatera-lismo agustiniano, y que acentuaba los atributos de unajusticia divina arbitraria en contraste con la debilidad, mi-seria e impotencia humanas. Contrapuestos a esta corrien-te influyente se encontraban el quietismo y el humanismodevoto de san Francisco de Sales, co-fundador de la con-gregación religiosa de la Visitación, que tranquilizaban alos fieles aterrorizados por el dios terrible de los jansenis-tas. La óptica del jansenismo consideraba las experienciasreligiosas derivadas de la oración no-discursiva comomuy sospechosas, porque podrían esconder intervencio-nes diabólicas, y, aliado a otros motivos complejos porcuestionar la validez del quietismo, desencadenó una seriadesconfianza con respecto a la mística. En una dimensiónmás bien activa, Francisco de Sales enfatizaba la bondadhumana y nuestra respuesta al amor de Dios.

El espíritu de la contrarreforma percibió la ruptura enla unidad de la Iglesia como consecuencia grave del pe-cado de ingratitud a Dios. La interiorización de esa per-cepción condujo al sentimiento de “dolor por las ofensasa Dios y por las almas de los pecadores” y a la idea deque las injurias contra Dios tienen que ser compensadas,mientras abundaron “visiones y lamentos por los mu-chos que se pierden”. La sacudida provocada por el jan-senismo no dejó desaparecer del horizonte la preguntaansiosa por la salvación personal, la cual desembocó enun clima propicio para la “búsqueda de indicios de lasalvación”, sea por la pertenencia a la Iglesia, sea pormedio de prácticas consideradas “infalibles” o “segurísi-mas” para la salvación.

Nacida en una aldea, y por ella en cierta manera almargen de la crisis socio-religiosa de su época, Margari-ta María vivió su infancia y adolescencia bajo el signode otro tipo de turbulencia, la de una persecución do-méstica que se estalló cuando varios familiares asumie-ron control de la casa después de la muerte de su padre.La experiencia de los malos tratos junto con la contem-plación de Jesús en su Pasión produjo en ella “una espe-cie de sublimación del sufrimiento”, pues encontró senti-do a lo que le pasaba al verlo como ocasión de aprendera sufrir como Jesús y conformarse con él.

Religiosa de la Visitación en Paray-le-Monial, Marga-rita María tuvo una sucesión de visiones de Jesucristo,

ESPECIAL EL REINO

las principales de las cuales acontecieron entre los años1673-1675. Entre las prácticas que surgieron a conse-cuencia de sus visiones se destacan la veneración de laimagen del corazón de Jesús, la consagración al SagradoCorazón, la hora santa y la comunión reparadora.

i. La veneración de la imagen del Corazón de Jesús

ii. La consagración al Sagrado Corazón de Jesús

En 1689, tras la crisis nacional provocada por la revo-lución inglesa de 1688, la santa recibió una comunica-ción con el encargo de hacerla llegar al “rey-sol” LuisXIV y a su corte, en la que Jesús pedía que se consagra-ran a su corazón con intención reparadora. El lenguajedel mensaje establece un paralelo entre las honras pro-pias de la realeza temporal y las que deben ser prestadasal corazón de Jesús, del mismo modo que la emblemáti-ca de su corazón se viste de trazos reales al representarlas llagas, las llamas y la corona de espinas resplande-ciendo como el sol. El mensaje revela una percepcióndel rey como figura de derecho divino, defensor de laIglesia y con poder de influencia sobre las decisioneseclesiásticas, a fin de garantizar un reconocimiento litúr-gico oficial para esta devoción.

Aunque parece que este mensaje nunca llegó a ser co-municado a su destinatario, después de la muerte de lasanta siguió una larga historia de diversos esfuerzos paraalcanzar esta meta litúrgica, con éxitos parciales a lo lar-go del camino, hasta la extensión de la fiesta del Sagra-do Corazón a la Iglesia universal en 1856.

iii. La hora santa

En la tercera gran visión, que tuvo lugar delante delSantísimo Sacramento expuesto, Jesús le reveló a Mar-garita María su sagrado corazón y las maravillas y el ex-ceso de su amor para con los seres humanos. Se quejó dela ingratitud y la frialdad con que se recibía este amor,diciendo que estas le dolían aun más que los sufrimien-tos de su pasión. Jesús le pidió suplir estas ingratitudes,mediante lo que llegó a ser denominada “la hora santa”.

“[...] todas las noches del jueves al viernes te haré partíci-pe de la tristeza mortal que tuve a bien sentir en el huertode los Olivos; esta tristeza te reducirá, sin que tú puedascomprenderlo, a una especie de agonía más dura de so-portar que la muerte. Y a fin de acompañarte en la humil-de oración que presenté entonces a mi Padre en medio detodas mis angustias, te levantarás entre once y doce de lanoche para postrarte conmigo durante una hora, con lafaz en tierra, para calmar la cólera divina, pidiendo mise-ricordia por los pecadores, como para ablandar, de algu-na manera, la amargura que yo sentí con el desamparo enque me dejaron mis apóstoles, lo cual me obligó a re-prenderles por no haber podido vigilar una hora conmi-go. Y durante esta hora harás lo que te enseño [...]”.

En el contexto de acompañar a Jesús en su agonía enel Huerto, aparecen dos temas significativos. Uno es la

idea de que esta acción de compartir su gran aflicciónpueda “consolar” a Jesús. Encontramos ecos de esta no-ción en otras ocasiones, por ejemplo cuando las tres Per-sonas de la Santísima Trinidad aparecieron a la santa. Enesta ocasión el Padre le entregó “una grosísima cruz,toda cubierta de espinos, con todos los instrumentos dela Pasión” como “el mismo regalo que hice a mi muyamado Hijo”; y Jesús le dijo que iba a clavarla en la cruzpara que ella le hiciera “fiel compañía”. Recibió un reca-do parecido un año en el tiempo de Carnaval, después dehaber comulgado.

El otro tema significativo es el de la “cólera divina”que está pronta para desatarse contra los pecadores, peroque pueda ser “calmada” por medio de la oración al esti-lo de la hora santa. En los escritos de Margarita Maríaencontramos frecuentes referencias al “castigo” de lospecados y la necesidad de “satisfacer la divina justicia”.Jesús le pidió ser la “víctima de inmolación” que reci-biera los castigos destinados a los culpables, a modo desustitución, y así salvarlos. De esta manera le asoció a suPasión. Si a veces estos castigos asumían la forma dedolores y tormentos físicos, otras lo hacían en forma dehumillaciones y desprecios por parte de sus hermanas decomunidad.

Jesús deseaba que Margarita María fuera conformadacon él en su Pasión, y ella ardía con ese mismo deseo.Esta dedicación total no admitía lugar para cualquierplacer o alegría, sino el de saber que se iba conformandocada vez más a la imagen del Señor en su sufrimiento.Jesús le explicó que este camino de la cruz era el mejorpara hacerla semejante a él, y que la vida de gozo erapara la eternidad. Sin embargo, la santa experimentabala misericordia divina en medio de sus sufrimientos. Ysentía como el Señor iba transformando todo lo que ha-bía de pecado en ella.

La joven visitandina tenía una viva conciencia de lacomunión de los santos y santas, tanto para con sus con-temporáneas en la vida religiosa como para con las “al-mas” del Purgatorio. Con espíritu generoso, se ofrecíacomo “víctima de inmolación” para ambos grupos.

iv. La comunión reparadora

En una época en que no se comulgaba con frecuen-cia, Jesús incentivó a santa Margarita María para que

20 el Reino

El Corazón de Jesús con santa Margarita Maríade Alacoque, en el convento de las religiosas

de la Visitación (Paray-le-Monial, Francia)

ESPECIAL EL REINO

21el Reino

comulgara todas las veces que pudiera, y de modo espe-cial se lo pidió todos los primeros viernes del mes. Antela realidad de las comuniones indignas, e incluyéndosea sí misma como posible ofensora en este punto, la san-ta quería “vengar” en sí misma las “injurias” que el Se-ñor recibía en el Santísimo Sacramento. A veces lo ha-cía por medio de penitencias rigurosas, otras vecesofreciendo los desprecios que ella misma recibía conti-nuamente en su vida diaria, y otras veces a través de lacomunión reparadora.

Un día durante la octava del Santísimo Sacramento,estando Margarita María delante del altar de exposicióny consciente de haber recibido muchas y grandes graciasde Dios, se sentía fuertemente impelida a corresponderlede alguna manera, a “pagarle amor con amor”. Esto esta-ba en continuidad con una actitud que vivía desde su ju-ventud, cuando pasaba días y noches consumiéndosecomo antorcha encendida delante del Santísimo Sacra-mento, “para pagarle amor con amor”. Con este tema es-tamos en el meollo de la espiritualidad del corazón de Je-sús, pues se trata ante todo de la redamatio, el re-amar aDios que nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,19). Pero esteamor divino es un amor rechazado y despreciado, y así laredamatio asume un tono reparador.

En la llamada “gran revelación”, Jesús respondió a estedeseo que la santa sentía de devolverle amor, diciéndoleque la mejor manera de corresponderle sería hacer lo quetantas veces ya se le había pedido. Dando continuidad altema del amor rechazado, se le pidió una fiesta litúrgicaparticular en que se honrara su sagrado corazón y se desa-graviara su honor mediante una comunión reparadora:

“He aquí este corazón que tanto ha amado a los hom-bres, que nada ha ahorrado hasta agotarse y consumirsepara demostrarles su amor, y en reconocimiento no re-cibo de la mayor parte sino ingratitud, por sus irreve-rencias y sacrilegios y por la frialdad y desprecio conque me tratan en este Sacramento de amor. Pero lo queme es más sensible es que son corazones que me estánconsagrados los que me tratan así. Por eso te pido quesea dedicado el primer viernes después de la octava delsantísimo Sacramento a una fiesta particular para hon-rar mi corazón comulgando ese día y reparando su ho-nor por medio de un acto de desagravio, para expiar lasinjurias que ha recibido durante el tiempo que ha estadoexpuesto en los altares [...]”.

Para completar esta comunicación, Jesús prometió de-rramar abundantes bendiciones sobre quienes le rindie-ran honra a su corazón de la manera en que pidió y queincentivaran a que otras personas hicieran lo mismo.

b) Desarrollos en las prácticas reparadoras

Constatamos que la influencia de santa Margarita Ma-ría no solamente contribuyó a la expansión de la espiri-tualidad reparadora, sino la dotó con una forma estableque ha movido a multitudes de fieles, con carácter dura-dero hasta los tiempos actuales. Para completar nuestraexposición de la “vivencia clásica”, vamos a dirigir nues-

tra mirada a algunos desarrollos en las prácticas reparado-ras posteriores a las revelaciones a la santa que, en efecto,son extensiones de sus propias intuiciones y vivencias.Trataremos de la adoración al Santísimo Sacramento, delreinado social del corazón de Jesús y del apostolado so-cial. Consideraremos también la evolución que se operacon respecto a la cuestión del objeto de la reparación.

i. La adoración al Santísimo Sacramento

Para entrar en el tema de la adoración eucarísticacomo práctica reparadora, nos detendremos brevementeconsiderando algunos elementos de la tradición anterior.Desde antes de los tiempos de Margarita María, la prácti-ca devocional de las Cuarenta Horas en los días del car-naval tenía un carácter expiatorio, lo cual contribuyó aintroducir en el culto eucarístico popular una dimensiónreparadora. Y ya en el siglo XVII, la adoración perpetuadel Santísimo Sacramento con intención reparadora fuepracticada por asociaciones laicas y por varias congrega-ciones religiosas.

Si bien algunas de las visiones principales de la santa tu-vieron lugar mientras adoraba al Santísimo expuesto en elaltar, la adoración no le fue solicitada en las peticiones di-vinas como una práctica específica. Sin embargo, ella defi-nió el homenaje particular para honrar al corazón de Jesúscomo “una compensación reparadora de amor y de adora-ción”. Le pidió a la comunidad de la Visitación en Dijonque estableciera una Sociedad para la adoración perpetuadel Sagrado Corazón de Jesús, la cual tuvo mucho éxito, yla idea no demoró en multiplicarse después de su muerte.Los asociados y asociadas se unían a Jesús en su oración deoblación e intercesión a la hora de su sacrificio (cf. Jn 17),y/o en el Huerto de los Olivos, y su oración reparadora ex-presaba a veces el arrepentimiento, a veces la alabanza oun acto de desagravio. Vemos que esta práctica de la ado-ración integra unos elementos de la Hora Santa, otros de lacomunión reparadora, y el espíritu de la redamatio.

A la luz de la restauración política y religiosa en Fran-cia en la primera mitad del siglo XIX, tiempo en que serealizaron misiones para desagraviar la muerte de LuisXVI y promover el restablecimiento del orden antiguo, ycomo elemento de la reacción de la Iglesia delante de losavances del ateísmo, la adoración reparadora recibió nue-vo empuje, confirmando su inclusión definitiva entre lasprácticas típicas de la espiritualidad reparadora moderna,aún bajo las formas de adoración nocturna o perpetua.Como veremos en el siguiente apartado, la nueva crisisprovocada por la guerra franco-prusiana, vinculada en lapercepción nacional con la simultánea crisis de la pérdidade los Estados Pontificios, condujo a la erección de la ba-sílica de Montmartre, donde se estableció una tradición deadoración perpetua que perdura hasta los tiempos actuales.

ii. De la consagración al reinado socialdel corazón de Jesús

Si Margarita María ya había puesto en marcha laconsagración de individuos o grupos al Sagrado Cora-zón, estas prácticas recibieron nuevo impulso a través

ESPECIAL EL REINO

del Apostolado de la Oración, que promovía particular-mente la consagración de las familias. El mensaje reci-bido por la santa en 1689 para el rey Luis XIV, que ha-bía aludido implícitamente a la realeza de Cristo, nollegó a ser difundido públicamente hasta los años 1860,y sirvió de estímulo para que varios países fueran con-sagrados al Sagrado Corazón, sea por parte del colegioepiscopal o de las autoridades políticas. Para coronaresta ola de consagraciones, los papas León XIII y PíoXI propusieron la consagración de todo el género hu-mano. El celo del P. Mateo Crawley-Boevey (1875-1960), apoyado por los papas Pío X y Benedicto XV,fue el responsable del movimiento de la entronizacióndel Sagrado Corazón en las casas, vinculado a la consa-gración de las familias.

De esta manera, a partir de la segunda mitad del sigloXIX se dio una convergencia de la idea de la realeza deCristo con los movimientos de consagración al SagradoCorazón y de su coronación y entronización. Esa con-vergencia contribuyó a la emergencia y consolidacióndel impulso por establecer en elmundo el “Reinado Social del Sagra-do Corazón de Jesús”, esfuerzo quefue protagonizado por el jesuita Hen-ri Ramière (1821-1884). Las consa-graciones de las personas, de las fa-milias y de la sociedad al corazón deJesús pasaron a ser consideradascomo modos de implantar su reinadosocial y como la manifestación ex-terna del mismo.

Ramière fue la figura destacada enla organización y expansión del Apos-tolado de la Oración bajo el lema Ad-veniat regnum tuum y a través del bo-letín El mensajero del corazón de Je-sús, y concebía el triunfo del corazónde Jesús sobre la tierra en términosmilenaristas. La secularización poste-rior a la revolución francesa, el cercode París en 1870 por los alemanes se-guido al año siguiente por el estableci-miento de la Comuna, y la pérdida delos Estados Pontificios también en1870, representaron una crisis fuerte para la Iglesia. Ra-mière asumió un papel central en los esfuerzos, no sola-mente para desagraviar estas ofensas a través del votopara la construcción de la basílica al Sagrado Corazón enMontmartre, sino también para restaurar los derechos yprivilegios pos-constantinos de la Iglesia, según los cua-les el triunfo del papa estaría indisociablemente vinculadoal triunfo del rey. El reinado del corazón de Jesús sería asíportador de la paz y justicia para la sociedad.

Sin necesariamente referirse explícitamente a estasconnotaciones políticas, Ramière describió la instaura-ción de este reinado en términos de oponer todos los ma-les con la práctica del amor:

“[...] el renacer de las almas y la regeneración de la so-ciedad dependen del establecimiento del Reinado delCorazón de Jesús. [...] Establezcamos en nosotros el

reinado del Corazón de Jesús, a fin de que este divinoCorazón pueda entonces servirse de nosotros para ex-tender tan bienhechor reinado a las almas que nos rode-an. [...] no oponer más que una sola influencia: el amor;y con esta sola vencer todas las influencias sociales;con este solo remedio curar todas las llagas mortales;con esta sola arma triunfar de todas las malicias infer-nales; establecer en el mundo el reinado del amor sobrelas ruinas del reinado del odio satánico y del egoísmohumano [...] Es la impresa que llamamos el reinado delCorazón de Jesús”.

El lenguaje de Ramière volvió a aparecer en los pro-nunciamientos de los papas León XIII, Benedicto XV yPío XI. Un ejemplo lo tenemos en la canonización deMargarita María Alacoque por el papa Benedicto XV en1920. De acuerdo con la interpretación que el mensaje dela santa a Luis XIV iba indirectamente dirigido a todoslos sucesores del rey, Benedicto XV insistió en el vínculoestrecho entre aquel mensaje de 1689 y la subsiguiente

consagración reparadora de Luis XVI,junto con su familia y su reino, en vís-peras de su ejecución en 1790. En elmismo discurso, el papa asoció la en-tronización solemne de la imagen delSagrado Corazón en las familias, y laconsagración de las mismas, con lapaz de las naciones, con el reinado so-cial de Jesucristo.

iii. El apostolado social

Para Ramière, se establecía el reina-do del corazón de Jesús no solamentepor medio de la consagración de loscorazones al Sagrado Corazón, sinotambién por la acción social a travésde la Iglesia, visitando a los enfermosy ayudando a los pobres. León Dehonprofundizó aún más en la extensión deeste reinado en el campo social. A tra-vés del empeño por divulgar el amordel Sagrado Corazón en la sociedad,trabajó por la promoción de la clase

obrera. Pero si Dehon vio a “la acción social cristiana” ya “la reparación” como dos corrientes en la espiritualidaddel corazón de Jesús, otros grupos llegaron a incorporaresta acción como práctica reparadora, a la luz de los desa-fíos del siglo XIX.

Respondieron a este impulso tratando de “sacar la espi-ritualidad reparadora de los claustros y de la vida de lapiedad para llevarla a la acción”. La Sociedad de MaríaReparadora unía la reparación de amor a Jesús con la ac-ción apostólica, ambas dimensiones vividas en unión conMaría. Pretendía que en sus obras, por una pedagogía es-piritual, se ayudara a “restaurar” la imagen de Jesús enlos corazones que el pecado había borrado. Durante estaépoca, surgieron “muchas congregaciones religiosas dedi-cadas a la enseñanza, que imprimían en la educación delespíritu reparador”, y otros tipos de apostolado social di-

22 el Reino

Celebración de la Eucaristíaen la Iglesia del Monasterio

de la Visitación de Paray-le-Monial.

ESPECIAL EL REINO

rigidos a la asistencia y alivio de los pobres, así comotambién las asociaciones reparadoras de los fieles, quecontribuían al dinamismo social y misionero de la Iglesia.

iv. El objeto de la reparación

El objeto de la devoción al corazón de Jesús fue temade debate candente a lo largo de los siglos después de lamuerte de santa Margarita María. A mediados del sigloXX, este objeto recibió una aclaración autoritativa en unaencíclica papal, a manera de una conclusión unificadorade las diversas posiciones teológicas, que lo entiendecomo el corazón de Jesús en cuanto simboliza su amor, enla totalidad de las dimensiones del amor sensible, huma-no-espiritual y divino. Sin embargo, mientras la historia dela reparación moderna ha coincidido con la historia de ladifusión de la espiritualidad del corazón de Jesús a la luzdel acontecimiento de Paray-le-Monial, la cuestión del ob-jeto propio de la reparación ha recibido escasa atención.

Sin ser tema de una reflexión específica, entró casi im-perceptiblemente en la espiritualidad reparadora la ex-presión “reparación al corazón de Jesús”, quizás debidoa la tendencia por la cual “se confunde o identifica la re-paración con la consolación” o aun con la consagración,las cuales se dirigen al Sagrado Corazón. Esta expresióndefine como el objeto de la reparación: el corazón de Je-sús; y ha funcionado como una fórmula general para in-dicar el conjunto de las prácticas reparadoras, aunquecada congregación religiosa, asociación laical o indivi-duo devoto privilegiara algunas prácticas sobre otras.

c) La confirmación de la reparación modernaen la teología y en el Magisterio

i. Las encíclicas de León XIII y Pío XI sobrelas prácticas reparadoras

En las encíclicas de los pontífices León XIII y Pío XIsobre la devoción al corazón de Jesús, que aparecieronen el espacio de menos de tres décadas, se pone en evi-dencia la influencia del pensamiento de Henri Ramière.La encíclica Annum Sacrum de León XIII en 1899 pro-clama el imperio de Jesucristo sobre todos los seres hu-manos, independientemente de su confesión religiosa, ylo fundamenta desde varios textos bíblicos y escritos desan Agustín y santo Tomás de Aquino. En una carta a la

Sagrada Congregación para los Ritos redactada pocas se-manas después de la encíclica, el papa retomó esta ideaal hablar del deseo que todos deberían tener para que lasociedad humana estuviera sujeta al reinado de Jesús, yque los gobiernos reconocieran su derecho real. Aconse-jó la práctica de los primeros viernes del mes.

León XIII presentó el acto de consagración como elreconocimiento y la aceptación del reinado de Jesús, asícomo también la respuesta de amor del ser humano alamor del Creador, la redamatio, en la perspectiva de laactividad misionera hacia los pueblos no-cristianos. Elacto de consagración fue visto a la vez como señal de es-peranza para mejores tiempos en las relaciones entre laIglesia y las autoridades civiles.

Bajo la influencia de las ideas de Ramière, Pío XIanunció la institución de la fiesta de Cristo Rey con suencíclica Quas primas en 1925. Consideró que el caminopara esto había sido preparado espléndidamente por lapráctica de la consagración de familias, ciudades y na-ciones al corazón de Jesús, y la del género humano pro-movida por León XIII. Expresó su convicción de que“no hay medio más eficaz para restablecer y vigorizar lapaz que procurar la restauración del reinado de Jesucris-to”, y su esperanza de que esta fiesta anual “impulse fe-lizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimoSalvador” y ayude grandemente “para condenar y repararde alguna manera esta pública apostasía, producida, contanto daño de la sociedad, por el laicismo”.

Su encíclica Miserentissimus Redemptor en 1928 rea-firma la centralidad del acto de consagración, en espíritude redamatio, y reitera la recomendación de que se la re-nueve cada año en la solemnidad de Cristo Rey. Sin em-bargo, al separar la consagración del “deber de la repara-ción”, visto como imprescindible para restablecer los de-rechos reales de Cristo, se dio efectivamente un desliza-miento del espíritu reparador “hacia la expiación delpecado de los pueblos”.

El tema central de esta encíclica se confirma en el sub-título, “la expiación que todos deben al Sagrado Corazónde Jesús”, único remedio contra los males de los tiem-pos. La obligación de compensar o desagraviar los ultra-jes y negligencias hacia el Sagrado Corazón se derivacomo consecuencia lógica del deber de la consagración odel amor, por el cual los fieles padecen con Cristo y leofrecen algún consuelo. No obstante, el deber de la repa-ración es sobre todo una exigencia de la justicia, porquehay que expiar las ofensas y reintegrar el orden violado.Por eso, el sentido de la reparación tiende a reducirse alo jurídico, manifestado en la utilización de los términosreparación, expiación y satisfacción como sinónimos:

“[...] es necesario satisfacer a Dios, juez justísimo ‘pornuestros innumerables pecados, ofensas y negligen-cias’. A la consagración [...] ha de añadirse la expiacióncon que totalmente se extingan los pecados, no sea quela santidad de la divina justicia rechace nuestra indigni-dad impudente, y repulse nuestra ofrenda, siéndole in-grata, en vez de aceptarla como agradable”.“Pero ninguna fuerza creada era suficiente para expiarlos crímenes de los hombres si el Hijo de Dios no hu-

23el Reino

Sepulcro de la santa visitandina en Paray-le-Monial.

ESPECIAL EL REINO

24 el Reino

biese tomado la humana naturaleza para repararla”.“[...] toda la fuerza de la expiación pende únicamente delcruento sacrificio de Cristo [...] por lo cual debe unirsecon este augustísimo sacrificio eucarístico la inmolaciónde los ministros y de los otros fieles para que también seofrezcan como ‘hostias vivas, santas, agradables a Dios’ ”.“Así, pues, como la consagración profesa y afirma launión con Cristo, así la expiación da principio a estaunión borrando las culpas, la perfecciona participandode sus padecimientos y la consuma ofreciendo sacrifi-cios por los hermanos”.

Pío XI confirma las prácticas de la comunión repara-dora y la hora santa a partir de su inspiración en santaMargarita María, y explica cómo estos actos de repara-ción consuelan a Cristo. Fueron previstos por él en suPasión, de la misma manera en que “los pecados de loshombres en cualquier tiempo cometidos fueron causa deque el Hijo de Dios se entregase a la muerte [...] cada pe-cado renueva a su modo la pasión del Señor [...]”. Su Pa-sión “en cierto modo se continúa y se completa en elCuerpo místico, que es la Iglesia”, y él “desea tenernospor socios en la expiación”.

El papa pide que en la fiesta del Sagrado Corazón “entodos los templos del mundo se rece solemnemente elacto de reparación al Sacratísimo Corazón de Jesús, cuyaoración ponemos al pie de esta carta”. Los intereses pas-torales revelados en esta oración son estrechos y marca-damente eclesiocéntricos. Falta una preocupación explí-cita por la humanidad doliente, por el pecado social, yuna perspectiva universalista.

ii. La teología de la reparaciónsegún Agostini

Escribiendo a la luz de Miserentissimus Redemptor,Enrico Agostini se dirige a la cuestión del objeto de la re-paración al distinguir dos formas de la misma. La repara-ción de justicia es teocéntrica, y la reparación de amorcristocéntrica. La reparación teocéntrica consiste en unareparación de honor y propiciación dirigida al Padre, en laque nos unimos a Jesús, participando en el sacrificio ofre-cido en el Calvario y renovado en cada Eucaristía. Ofre-cemos al Hijo y a nosotros mismos con él. La reparacióncristocéntrica consiste en una reparación de consolacióndirigida a Jesús al compartir su sufrimiento, tanto en suPasión como en los sufrimientos actuales de su CuerpoMístico. Al consolarle se repara también su honor.

Agostini ve las dos formas de reparación como indiso-lublemente unidas. Al reparar el honor del Padre, se re-para también el honor del Hijo. Más aún, la reparación alcorazón de Jesús se vuelve el medio para reparar al Pa-dre. Sin embargo, Jesús no constituye simplemente unmedio para la reparación al Padre, sino es un “términoabsoluto” de la reparación al igual que el Padre. El fininterno e inmediato de la devoción al Sagrado Corazónes precisamente la reparación cristocéntrica, y el fin ex-terno y último es la reparación teocéntrica.

El autor hace otras clasificaciones con respecto a la re-paración. Describe tres actos esenciales para restaurar el

orden que el pecado ha depuesto. La “reparación afecti-va” corresponde a lo que él ha presentado como “repara-ción cristocéntrica”. La “reparación efectiva” abarca elapostolado social así como obras de celo y mérito. La “re-paración aflictiva” consiste en expiar los pecados ajenosal asumir sacrificios y mortificaciones, como lo hizo Jesúspara salvarnos de la justicia vindicativa de Dios. Las “víc-timas de expiación” y las “víctimas de amor” se empeñancon generosidad especial en la reparación aflictiva.

Pocos años después de esta reflexión de Agostini, en1956 se celebró el centenario de la extensión de la fiestadel Sagrado Corazón a la Iglesia universal, y el papa PíoXII señaló la ocasión con la publicación de la encíclicaHaurietis Aquas. Puesto que en este documento se tratade dar una respuesta a varias críticas de la época hacia ladevoción al Corazón de Jesús, trataremos de ella en latercera parte de este capítulo.

iii. Eco de la reparación modernaen el Magisterio más reciente

Vamos ahora a considerar algunos ecos de la repara-ción en su herencia moderna que se encuentran en pro-nunciamientos magisteriales pos-conciliares, atentas alos elementos de continuidad y de contraste con respectoa la tradición anterior. Trataremos también del tema de lareparación en el Catecismo de la Iglesia Católica, porqueel pensamiento del Magisterio sobre el estatuto teológicodel término contribuye a nuestra comprensión del statusquaestionis de la reparación.

1. La reparación en los escritos de Pablo VI

El Concilio Vaticano II no dijo nada explícito sobre elculto al corazón de Jesús, hecho que desconcertó a variosinstitutos caracterizados por esta espiritualidad. Los res-pectivos superiores mayores le comunicaron al Papa el“conflicto de conciencia” que les paralizaba, al intentar elsilencio del Concilio como una manera de declarar estaespiritualidad caduca, y verse abocados a “ignorar elConcilio” para permanecer su carisma.

Para responder a esta dificultad, Pablo VI escribió lacarta apostólica Investigabiles divitias Christi en 1965,en la cual reafirma el valor del culto al Sagrado Corazónen su forma moderna y lo promueve sobre todas las otrasformas de devoción. Anima a los obispos a explicar susfundamentos doctrinales “de manera competente y com-

“Del Corazón de Jesús, abierto en la cruz,nace el nombre el hombre de corazón nuevo”,

proclama nuestra Regla de vida SCJ.

ESPECIAL EL REINO

25el Reino

pleta” al pueblo, para que realicen las prácticas de esteculto con renovado ardor. Se da continuidad con el len-guaje de la realeza de Cristo, de la reparación de los pe-cados mediante actos de reparación, y de la centralidadde la Eucaristía y la adoración, sin presentar novedades.

2. La reparación en los escritos de Juan Pablo II

El tema de la espiritualidad reparadora apareció confrecuencia en los escritos de Juan Pablo II. Menciona-mos de entrada un comentario que hizo antes de serpapa sobre la hora santa, presentándola de acuerdo conla tradición recibida de san Margarita María, en térmi-nos del esfuerzo de la Iglesia de reparar con su presen-cia la falta de los apóstoles dormidos en el Huerto de losOlivos, y de compensar la soledad de Jesús al participaren la oración de su corazón. Los siguientes ejemplosque presentamos provienen de discursos del papa sobreel culto del corazón de Jesús o sobre la piedad eucarísti-ca, o de ambos contextos.

Jesús Solano interpreta el mensaje de Juan Pablo II a lacongregación de los sacerdotes del Sagrado Corazón deJesús, en la ocasión de su Capítulo General en 1979, como“una autorizada confirmación de la actualidad de la repa-ración”. El papa citó la carta del P. Dehon que expresó elespíritu de la congregación como “un amor ardiente haciael Sagrado Corazón, una fiel imitación de sus virtudes,principalmente de la humildad, del celo, de la dulzura, delespíritu de inmolación; y un celo incansable para suscitar-le amigos y reparadores, que le consuelen con el propioamor”, y sin mayores aclaraciones sobre el significado dela reparación, confirmó la “perfecta contemporaneidad”del programa de este Instituto.

La exhortación apostólica en la festividad del JuevesSanto, Dominicae coenae, en 1980, recoge algunos ele-mentos esenciales de la espiritualidad reparadora al tratarde la adoración:

“Esta adoración nuestra [...] es también una apuesta quequiere corresponder a aquel amor inmolado que llegahasta la muerte en la cruz: es nuestra ‘Eucaristía’, es de-cir, nuestro agradecimiento, nuestra alabanza por haber-nos redimido con su muerte y hecho partícipes de su vidainmortal mediante su resurrec-ción. [...]La Iglesia y el mundo tienenuna gran necesidad del cultoeucarístico. Jesús nos espera eneste sacramento del amor. Noescatimemos tiempo para ir a

encontrarlo en la adoración, en la contemplación llenade fe y abierta a reparar las graves faltas y delitos delmundo. No cese nunca nuestra adoración”.

La dimensión de nuestro agradecimiento y alabanza esnuestra “correspondencia” al Amor que se entrega pornosotros, nuestro retorno de amor. La adoración tambiénabarca la dimensión de la “reparación” de las faltas y de-litos, apuntando implícitamente a una participación nues-tra en la obra salvadora de Jesús.

Unos meses después el papa visitó a la basílica del Sa-grado Corazón de Montmartre, cuya construcción habíasido impulsado por Ramière. Realizó el mismo vínculoentre la adoración y la reparación al referirse al significa-do de la basílica:

“[...] en la cual desde hace casi un siglo perdura la ince-sante adoración del Santísimo Sacramento, sin interrup-ción hay hombres que rezan, que adoran, que, en el espíri-tu de Santa Margarita María, ofrecen reparación a aquelCorazón que tanto ha amado al mundo, y al hombre eneste mundo, y que recibe de éste tantos ultrajes y olvidos”.

En 1986 Juan Pablo II realizó una peregrinación a Pa-ray-le-Monial, y en un discurso sobre la importancia delmensaje de santa Margarita María, comentó cómo ellaofrecía con generosidad los sufrimientos que le llegaronbajo muchas formas “en unión con la Pasión de Cristo,en reparación de los pecados del mundo”, y se sentía lla-mada a unirse a la obra de la misericordia divina median-te la entrega de sí misma. Destacó como frutos del cultodel corazón de Jesús el aumento de la oración y de lascomuniones eucarísticas.

Durante la peregrinación Juan Pablo II aprovechó paravisitar el túmulo del entonces beato Claudio La Colombiè-re, acompañante espiritual de santa Margarita María y laprimera persona que difundió los mensajes del SagradoCorazón. Después de rezar allí, escribió una carta al Prepó-sito general de la Compañía de Jesús, a la que reconoció supapel en la misión de promulgar la “devoción al corazón deJesús”, e incentivó a continuarla aún con más celo, viéndo-la como algo que “corresponde más que nunca a las expec-tativas de nuestro tiempo” y validando tanto sus fundamen-

tos teológicos como sus vínculoscon el dinamismo de la espirituali-dad ignaciana. Describió la “verda-dera reparación pedida por el Cora-zón del Salvador” en palabras muyparecidas a las que utilizó Ramièrecasi un siglo antes al hablar del esta-blecimiento del “Reino del corazónde Cristo”, identificando éste con la“civilización del amor”. Esta reinter-pretación de la reparación constituyeuna innovación significativa, quevolveremos a analizar y desarrollarmás adelante.

Juan Pablo II volvió a citar sucarta a Peter-Hans Kolvenbach,tanto en un discurso a los Misione-

Cartel alusivo al tránsitopor España de las reliquias

de santa Margarita Maríade Alacoque (junio de 2005):

“Tengo sed de ser amadopor los hombres en el

Santísimo Sacramento”,palabras del Corazón

de Cristo a la Santa.

26 el Reino

ESPECIAL EL REINO

ros del Sagrado Corazón con ocasión de su Capítulo Ge-neral en 1987, como en su mensaje en el centenario de laconsagración del género humano al Sagrado Corazón. Enla perspectiva de la inmensa misericordia divina, estemensaje ofreció otra definición de la reparación, como“cooperación apostólica a la salvación del mundo”. Elpapa le indicó a la referida congregación religiosa “el va-lor y la práctica de la reparación como elemento esencial”de la devoción al Sagrado Corazón, “elemento íntima-mente vinculado al deseo y a las condiciones necesariaspara la construcción de un mundo nuevo”. Otra vez nosencontramos con una visión transformada de la repara-ción, que ya no queda reducida a expresiones litúrgicas yesquemas jurídicos.

Sin embargo, las antiguas expresiones vuelven a apare-cer en otros pronunciamientos de Juan Pablo II. Terminóuna homilía en su patria en 1999 con la invocación: “Ha-gamos actos de reparación al Corazón divino por los peca-dos cometidos por nosotros y por nuestro prójimo. Repa-remos por el rechazo de la bondad y del amor de Dios”.La carta apostólica Mane nobiscum Domine de 2004 hizouna referencia a la reparación en el contexto de una exhor-tación a tratar la Eucaristía con máximo respeto: “Postré-monos largo rato ante Jesús en la Eucaristía, reparandocon nuestra fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos eincluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantaspartes del mundo”. Ambos ejemplos expresan la dimen-sión de la redamatio que se esfuerzo por remediar las fal-tas de amor. Mientras el primero tiene una perspectiva am-plia sobre la naturaleza del pecado, el segundo parece li-mitarse a la dimensión de las faltas de respeto y los sacri-legios para con la hostia consagrada.

En resumen, podemos decir que en Juan Pablo II coe-xisten interpretaciones y acentos novedosos sobre la com-prensión de la reparación con “indicaciones sobre lasprácticas de piedad o devoción” que encierran una com-prensión más bien jurídica. Él reconoció que queda mu-cho trabajo por hacer al alentar a cuantos “siguen culti-vando, profundizando y promoviendo en la Iglesia el cul-to al Corazón de Cristo, con lenguaje y formas adecuadosa nuestro tiempo, para poder transmitirlo a las generacio-nes futuras con el espíritu que siempre lo ha animado”.

Siguiendo en orden cronológico, pasamos a considerarla utilización del término reparación en el Catecismo dela Iglesia católica, que fue elaborado durante el pontifi-cado de Juan Pablo II. El contexto en que se habla de lareparación es el sacramento de la reconciliación, singuardar relación explícita con la espiritualidad reparado-ra. Situaremos el término reparación dentro del conjuntode vocablos de su campo semántico, para ir aclarando elvalor teológico que recibe.

3. La reparación en el Catecismode la Iglesia Católica

El Catecismo de la Iglesia Católica fue publicado en1992 “en orden a la aplicación del Concilio EcuménicoVaticano II”, con el objetivo de ser un compendio de todala doctrina sobre la fe y la moral y un “texto de referencia”

para una catequesis renovada en las fuentes vivas de lafe”. Es fruto de una amplia consulta entre el colegio epis-copal e institutos de teología y catequesis.

El lenguaje soteriológico del Catecismo recoge algu-nas afirmaciones del Concilio de Trento, pero sin una de-finición elaborada de los términos. En su resumen sobreel sacramento de la reconciliación, describe los efectosdel pecado en términos anselmianos: “Quien peca lesio-na el honor de Dios y su amor”. La perspectiva del Cate-cismo muestra, sin embargo, una concepción más desa-rrollada del pecado al reconocer que también lesiona a“su propia dignidad de hombre llamado a ser hijo deDios y el bien espiritual de la Iglesia, de la cual cadacristiano debe ser una piedra viva”. El sacrificio de Cris-to tiene “valor de redención, de reparación, de expiacióny de satisfacción”, y “Jesús repara por nuestras faltas ysatisface al Padre por nuestros pecados”. Sin dar mayo-res explicaciones sobre la reparación de Jesús, el Cate-cismo presenta la reparación de los seres humanos amodo de indemnización, lo que “la simple justicia exige”o “en virtud de la justicia conmutativa”, y en términos dela restitución de los bienes materiales o morales.

En cambio el “algo más” que el pecador “debe” hacerpara “reparar sus pecados” en orden a dirigirse a “los de-sórdenes qu el pecado causó”, al daño hecho a sí mismoy a sus relaciones con Dios y con el prójimo, supone “sa-tisfacer” o “expiar” sus pecados. “Esta satisfacción sellama también ‘penitencia’”. Después de poner variosejemplos de los actos de penitencia, se añade que “talespenitencias ayudan a configurarnos con Cristo, el Único,que expió nuestros pecados (cf. Rm 3,25; 1 Jn 2,1-2) unavez por todas”. El texto correspondiente de Trento espe-cifica que es la satisfacción la que nos conforma a él, locual confirma la consideración del Catecismo de “satis-facción” como sinónimo de “penitencia”. Constatamosasí la reparación en el Catecismo de términos que prácti-camente habían caído en desuso en otros documentosmagisteriales pos-Vaticano II, como “honra”, “satisfa-cer” y “expiar”.

La otra referencia que el Catecismo hace a la repara-ción es a propósito del culto eucarístico, con su citaciónde un fragmento del Dominicae coenae de Juan Pablo II,que ubica la reparación como el desagravio por los peca-dos del mundo realizado mediante la adoración. Apartede este ejemplo, el Catecismo utiliza el término repara-ción casi únicamente en un limitado sentido antropológi-co, sin conferirle propiamente valor teológico, aunque lositúa en el contexto de la satisfacción penitencial que sir-ve para recuperar la salud espiritual. ❦

La reparación es, ante todo, acogida del Espíritu deJesucristo, que nos identifica con Él: “El que no toma

su cruz y me sigue no puede ser discípulo mío”.

PARA PENSAR

Hace unos días tenía necesi-

dad de un libro que tengo enmi biblioteca personal. Lo

busqué y, aunque lo tuve ante misojos, no logré dar con él. La inu-tilidad de mis pesquisas me re-cuerda un hecho muy común entrelos humanos: teniendo a nuestroalcance el secreto de la vida di-chosa, nos afanamos sin lograr darcon él. Según el autor del libro delos Proverbios, en la sabiduría y laprudencia se encuentra el origende la dicha. “Dichoso el hombreque ha encontrado la sabiduría yel hombre que alcanza la pruden-cia; más vale su ganancia que laganancia de plata, su renta es ma-yor que la del oro. Más preciosaes que las perlas, nada de lo queama se le iguala” (Prov 3,13-15).Si esto es cierto, nos sorprende que el número de losque se proclaman dichosos sea más bien escaso. Pa-ra lograr la dicha basta alcanzar la sabiduría y la pru-dencia, que se nos ofrecen a todos; pero la verdad esque a menudo no damos con ellas. Y eso que Diosinculca la sabiduría en el interior de todo hombre (cf.Sal 50,8).

Podemos decir que sabiduría es el arte de discernirentre el bien y el mal, y concluir con la elección delbien. La gran dificultad se halla en tomar por bien loque sólo tiene apariencia de tal, siendo realmente unmal. El sabio no se deja llevar por apariencias, se es-fuerza por ver la auténtica realidad. En su apreciaciónno influyen mil factores que a otros obcecan y llevana la confusión. Descubierto el bien, no siempre es fá-cil su elección, porque a menudo ofrece mayor difi-cultad inclinarse por el bien que hacerlo por el mal.Pero el sabio se define por el bien.

La prudencia es la moderación en la conducta pa-ra acomodarla a lo que es sensato, discreto o exentode peligro. De la prudencia forman parte la pondera-ción, la deliberación, la cautela, la sagacidad.

El hombre que intenta prosperar en la vida se con-duce con prudencia y sabiduría, lo que no se consi-

gue sin seria reflexión sobre todocuanto constituye la realidad de suvida; reflexión que concluye con laelaboración de una moral, que dic-tamina lo que es bueno y lo que esmalo para el hombre. Cabe quenos preguntemos si la reflexión esun ejercicio frecuente y serio ennuestra vida, si pensamos sobre loque vamos a hacer y la conductaque conviene seguir. La reflexiónrequiere tiempo, y éste escasea.

En el libro de los Salmos se afir-ma: “Dichoso el hombre a quien túeducas, al que enseñas tu ley” (Sal93,12). “Dichoso el que, con vidaintachable, camina en la voluntaddel Señor” (Sal 118,1). Que la ley,la voluntad de otro sean origen dedicha o felicidad, que hagan di-choso al hombre tienen mucho de

paradójico, puesto que cuanto se nos impone desdefuera es siempre malquisto por el destinatario de laobligación. La ley de Dios, la voluntad del Señor, sonconsideradas a menudo como mera obligación, comoalgo que, sin justificación alguna, se nos manda o im-pone. Y la experiencia nos dice que todo cuanto nosobliga, lejos de hacernos dichosos, nos molesta y fas-tidia. Se impone la necesidad de un cambio de pers-pectiva. La ley de Dios es un auténtico valor en sí,da luz a los ojos, instruye al ignorante (cf. Sal 18,8-9), puesto que coincide con las exigencias de la na-turaleza humana que aspira a la plenitud de su ser. Enrigor no debería promulgarse una sola ley humanaque no esté justificada por el hecho de ser la expre-sión de una exigencia o necesidad del hombre desti-natario de la ley. Las señales de tráfico que vemos enlas carreteras, en principio, responden a una exigen-cia de respeto a la vida e integridad de cuantos porellas circulan. De hecho, no se han ido colocando ca-prichosamente, sino después de conocer los puntos enque se apreciaba una necesidad. ¿Hay que hacer lascosas porque están mandadas, o están mandadas por-que hay que hacerlas? La necesidad justifica la obli-gación, no viceversa. ❦

SABIDURÍA Y PRUDENCIA Eduardo Perales Pons

“Te gusta un corazón sincero y en mi interior me inculcas sabiduría” (Sal 50,8).

27el Reino

“Tenía necesidad de un libro...”;pero la sabiduría y, por descontado,

la prudencia, no están solo en loslibros, aunque éstos las ayudan.

PARA PENSAR

“PREPARANOS UN CAMINO SEGURO”

La Santísima Virgen como madre nos quiere deuna forma muy especial a cada uno de nosotros.Más que si cada uno fuésemos únicos para su cora-zón. Porque ella es toda Amor, madre del AmorHermoso. madre de Jesucristo.

En este recorrer de la vida para llegar a nuestrofin eterno de la vida feliz es importantísimo no sa-lirnos de nuestro camino. Suele ese camino venirmarcado por la propia vocación, por esa vocación

que esencialmente es la derivada de ser hijos deDios, que se empieza a recorrer con la gracia delbautismo.

Se reafirma con la confirmación. Se renueva una yotra vez por medio del sacramento de la penitencia. Senutre y alimenta con la sagrada eucaristía; con todoaquello que nos aumenta la gracia, y nos acerca más ymás a Dios que es nuestro principio, y nuestro fin.

Para vocaciones especiales como el orden y ma-trimonio existen los sacramentos concretos, que sereciben para esas concretas vocaciones.. Y la un-ción de los enfermos, que a todos puede y debe dar-nos, al recibirla bien, salud del cuerpo, si es conve-niente, y del alma; que nos aumenta las fuerzas y lagracia para ir hacia Dios.

Pero la santísima Virgen, nuestra madre y madrede la Iglesia, está presente, y debemos pedirle quelo esté no solo en circunstancias especiales, y dán-donos, como mediadora de la gracia, todo lo que encada momento necesitamos.

La Virgen, como madre buena nos prepara, dán-donos su mano y su protección, un camino seguro.Un camino que no tenga tropiezos y luchas no es niimaginable. Un camino seguro que no tenga dolortampoco es probable. Un camino sin poner esfuer-zo, interés y trabajo, tampoco existe.

Pero es seguro que la santísima Virgen recorrióel suyo sin verse libre de esfuerzo y lucha, pero congran amor, intenso amor, y toda su vida enterapuesta al servicio de su vocación: libremente acep-tada la llamada y respondida con plenitud.

La santísima Virgen puso su mirada en Dios, en-tregó su vida a Dios y la vivió con sencillez, ale-gría, amor y con naturalidad total: en su tiempo,con sus circunstancias, sin hacer alarde de nada, nipedir ningún privilegio. Recibió, tuvo y tiene losque Dios le dio.

Fue fiel en la fe, en la esperanza y en el amor.Ese camino que ella recorrió, en otras circunstan-

SÚPLICAS A LA SANTAVIRGEN Ángeles Linares Lorente

28 el Reino

Inmaculada, de Vicente López Portaña (1772-1850).Seminario Metropolitano de Valencia.

cias, las nuestras, la de cada unode nosotros, es el camino que he-mos de recorrer. Y tenemos quepedirle a la santísima Virgen quenos lo prepare ella para que seaseguro siempre.

Por nosotros mismos, solos,nada podemos, y lo vemos cadadía en el recorrido. Si para hacerlonos acercamos a la Virgen y le pe-dimos su ayuda; si le suplicamos yprocuramos copiarla en lo posible,desde luego iremos mejor en la lu-cha y encontraremos, con la graciade Dios que nunca nos falta, lasfuerzas que necesitamos para vivircada circunstancia de nuestra vida.

Solo con ver su vida, de la quese escribió poco, podemos admi-rar su fe; su humildad, su aban-dono, su confianza, su naturali-

dad, su alegría, su entrega total enlo pequeño y en lo grande.

En la vida oculta y en los po-cos momentos en los que se la viovivir, y ser ejemplo y modelo deoración, pedía con confianza yabandono, pedía con fe.

Fue modelo de servicio. Esodesde antes de ser madre, siéndo-lo, y cuando su maternidad secolmó totalmente al aceptarnos atodos al pié de la cruz.

Ella va delante siempre, y elcamino puede y debe ser seguro.Podemos cogernos de su mano;protegernos bajo su manto; rezar-le y suplicarle a todas horas. Quela santísima Virgen prepare cadadía nuestro camino, y con ella,será seguro y alegre. ❦

29el Reino

Para pensar

TRIBUNALDE DERECHOSHUMANOS:“NO EXISTEDERECHOAL ABORTO”

JesúsMartínezMadrid(ForumLibertas)

ElTribunalEuropeodeDerechosHumanoshavueltoaratificar,unavezmás,quenoexisteunderechoalabortoquedimanedirectamentede lostratados internacionalesenmateriadedere-choshumanosyque,portanto,nosepuedeexigiraningúnEstadoque legaliceelaborto.EstepronunciamientodelTribunaldeEstrasburgoponedemanifiestolaenormementiradelalegisla-ciónespañolade2010sobreelaborto,quesepresentaasímismaenlaexposicióndemotivosdelaLeycomosilamismafueseunaaplicaciónenEspañadeloqueprevénlasnormasinternaciona-les.Porotrolado,estasentenciadeEstrasburgoratificaunavezmásqueunaeventualnuevama-yoríapolíticaenEspaña,silodesea,puedederogarelabortovolviendoaprotegerlavidahumanadesdelaconcepción,sinporellooponerseaningunanormainternacionalenmateriadederechoshumanos.

Pienso,señordirector,queesconvenienterecordaraesterespectoque legalizarelabortooprohibirloes,enelesquemajurídicoactual,unaopciónpolíticadecadaEstado.Deahíquelasocie-dadtienetodosuderechoaexigirquesederoguelaactuallegislaciónpermisivadelabortoyseasustituidaporunanormativaprotectoradelDerechoalavidayalosreciénnacidosydelDerechodelamujerarecibirtodoelapoyonecesarioparasumaternidad.

Ayúdanos siempre, Señoray Madre nuestra, Virgen de la Calle.

30 el Reino

OBJETIVO, EDUCAR

IR A LO ESENCIAL José María Salaverri Aranegui, sm

¿UN VIAJE DIFÍCIL?

Ya es un tópico decir que los viajes del Papa, deeste Papa, son difíciles. Y hasta parece que hay

quien se complace en subrayarlo. A Alemania es di-fícil porque es un viaje a la vez pastoral y de Esta-do, pues tiene que intervenir ante un Bundestag don-de izquierda y verdes están en contra. Difícil porquese anuncia una ‘magna’ (¿?) manifestación en contra.Difícil por los lugares visitados, Berlín y lugares don-de hace unos años reinaba el comunismo; visita a Er-furt donde está el convento donde Lutero se hizo re-ligioso. Difícil porque las religiones cristianasmayoritarias, tanto católica como protestante, estánbajas de práctica y de fe. Difícil porque ciertos inte-lectuales católicos piden cambios estructurales... lode siempre, sacerdocio femenino, sacerdotes casados,democratización, etc. Difícil porque todavía están enel ambiente los casos de abusos a menores. Difícil talvez porque, según el dicho, “nadie es profeta en sutierra”. Pero es muy posible que esto último jueguea favor. En el fondo, lo digan o no, los alemanes es-tán orgullosos de que un compatriota suyo sea la ca-beza visible de la religión católica. Algo que les re-sarce de algún modo del vergonzoso pasado nazi...

SORPRESAS

Como siempre también, Benedicto XVI ha afron-tado el viaje pastoral con sencillez, fiado en el

Señor y preparando todo desde la fe... y haciendo unllamamiento a la razón.

Cuando le informan que va a haber una manifestación en contra, sor-prende diciendo que estamos en un país democrático y comprende que pue-de haber gente en contra y quiera mostrarlo. La famosa manifestación pasócasi desapercibida; según los organizadores hubo 15.000 personas y segúnla policía apenas 5.000. Cifras que pasan a la prensa española: un periódi-co tuvo la honradez de poner las dos cifras, pero otro sólo publicó la pri-mera...

En su discurso ante el Bundestag, del que se ausentaron en protesta al-gunos parlamentarios de izquierda y Verdes, cual no fue la sorpresa de to-dos cuando dedicó un buen párrafo a lo ecológico, a la defensa de la natu-raleza, incluida la persona humana, claro está. Y añadió, con cierta picardía,que con eso no estaba haciendo propaganda para ningún partido... Al finalaplaudió, en pie, hasta la izquierda.

ANTE TODO REAVIVARLA FE

Su primera preocupación ha sidoestimular a una comunidad cató-

lica que da la impresión de estar ins-talada y adormecida.

“La Iglesia no es una organiza-ción más enana sociedad democráti-ca, sino el mismo Cuerpo de Cristoy pertenecer a ese Cuerpo constitu-ye una decisión seria que cada unodebe tomar”.

En realidad, todos los caminos,todos los viajes del Santo Padre son difíciles.

31el Reino

“El daño no lo provocan sus ad-versarios, sino los cristianos medio-cres”.

“Los santos, aunque sean pocoscambian el mundo”.

Este llamamiento lo ha ido repi-tiendo en todas las eucaristías queha presidido y sobre todo ante elComité Central de los CatólicosAlemanes, en Friburgo el 24 de sep-tiembre. Allí empezó citando un di-cho de la beata Teresa de Calcuta.Cuando alguien le preguntó qué tie-ne que cambiar en la Iglesia, ellacontestó: “Vd y yo”. Respondiendoa quienes la Iglesia se renovarácambiando ciertas estructuras, res-pondió muy claramente cual es lamisión de la Iglesia:

“Encuentra su sentido exclu-sivamente en el compromiso deser instrumento de redención,de impregnar el mundo con lapalabra de Dios y de transfor-marlo al introducirlo en la uniónde amor con Dios... (...) Sin em-bargo también hay una tenden-cia contraria, la de una Iglesiaque se acomoda a este mundo,llega a ser autosuficiente y seadapta a sus criterios. Entoncesda una mayor importancia a laorganización y a la instituciona-lización que a su vocación deapertura”.

Esta tentación ya la había señaladoJuan Pablo II a los obispos alemanes.Por eso Benedicto XVI añade:

“Para corresponder a su verdade-ra tarea, la Iglesia debe una y otravez hacer el esfuerzo de separarsede lo mundano del mundo”.

TENDIENDO PUENTES

En Errfurt, tierra de Lutero, reno-vó su esperanza de seguir el ca-

mino difícil de la unidad, pero in-sistió en compartir lo más posible lo

que nos une: la Sagrada Escritura, la oración, el amor a Jesucristo, la cari-dad, la ayuda a los más abandonados...

Con los ortodoxos, les alentó a buscar la plena unidad y defender juntoslos valores esenciales del matrimonio, la familia, la vida... Y les alentó arealizar pronto el Concilio Panortodoxo. Fue una idea que ellos emprendie-ron hace unos años para encontrar la unidad entre ellos, pero que se en-cuentra estancado por las desconfianzas mutuas entre Patriarcados y lasiglesias autocéfalas.

Se reunió con los judíos, con los musulmanes, con alguna de las víctimasde los abusos... Sí, tendiendo puentes, priorizando lo que une más que loque separa.

HUMILDAD Y SANTIDAD

Hay un párrafo al final de su discurso en Friburgo que me ha llamado laatención. Me da la impresión que ahí está la clave de la actuación de

Benedicto XVI cuando con toda sencillez une firmeza y verdad, fe y razón:

“La humildad que es una virtud que hoy no goza de gran estima, pe-ro los discípulos del Señor saben que esa virtud es por decirlo así el acei-te que hace fecundos los procesos de diálogo, fácil la celebración y cor-dial la unidad. Las personas humildes tienen los pies en la tierra. Perosobre todo escuchan a Cristo, la palabra de Dios que renueva sin cesara la Iglesia y a cada uno de sus miembros”.

Imposible glosar la hermosa vigilia que reunió a 35.000 jóvenes en Fri-burgo en el atardecer del día 24. Una gran fiesta de la Luz. Su consigna alos jóvenes, ya insistida en las JMJ de Madrid, sirve para todos:

“Tened la osadía de ser santos ardientes, en cuyos ojos y corazonesreluzca el amor de Cristo llevando la luz al mundo”. ❦

El grabado corresponde a la publicación de las OO.MM.PP.“Enfermos Misioneros”.

Objetivo, educar

32 el Reino

«Defecto de la visión consistente en que losrayos luminosos procedentes de objetos situadosa cierta distancia del ojo forman foco en un pun-

to anterior a la retina. Vulgarmente se llama “vis-ta corta”. Fig. Cortedad de alcances o miras».

Noto que pierdo vista. Como la pérdida es re-lativamente lenta me voy acostumbrando sin ex-cesivos sobre saltos.

A veces pienso que quizá haya que dejar dever para empezar a ver. Que la costumbre de mi-rar desde fuera nos incapacita quizá o nos limitapara ver la realidad profunda.

Cuando traduje «A corazón abierto» de Mi-chel Quoist encontré esa reflexión. Se la regalé aun oculista. ¡Ah, si supiera yo curar esa miopía!,me dijo.

«Esta mañana ante un rostro moribundo hecomprendido una vez más el prodigioso poderdel amor.

No sabía qué decir. ¿Qué se puede decir antela muerte que llega implacable? Miraba. Encon-traba feo a aquel viejo de rostro surcado por pro-fundas arrugas, rostro aceitoso de sudor dondeun extraño bombardeo había dejado cráteres ro-jos y negros entre los pelos mal afeitados.

Su mujer le cogía la mano. No se movía. En-tonces ella se inclinó murmurándole: «Cariño,el señor cura está aquí, ha venido a verte». Yen seguida se olvidó por completo de mi pre-sencia. Acariaba al viejo y le murmuraba pala-bras de ternura. Sorprendido, le oí decir:«Amor mío, ¿qué guapo eres, eres guapísi-mo...!». Yo estaba molesto. Me decía a mí mis-mo: ¿cómo se puede estar ciego hasta este pun-to? ¡El amor es ciego!

Entonces sucedió algo extraordinario. El hom-bre, sintiéndose acariciado, entreabrió los ojos.En su rostro apareció una sonrisa, una sonrisapálida, vacilante, como el sol cuando atraviesalas nubes oscuras. Miró largo rato a su mujer, sedisiparon las nubes y estalló la sonrisa irradiando

MIOPÍA

UN NUEVO DICCIONARIO

LA MORADA DEL SER Jorge Sans Vila

Textos: M. Teresa de Calcuta.Dibujos: José María de la Torre.

Se decía de noviembre –y puede seguirse diciendo– que era, es, el mes de los difuntos. Por aquellode que, tras la Solemnidad de Todos los Santos, la Iglesia celebra la Conmemoración de todos los fie-les difuntos. Sin olvidar nunca lo que dijo Jesús a los saduceos: “Dios no es un Dios de muertos, sinode vivos; pues para Él todos están vivos”. Y de que el año litúrgico termina con la solemnidad de Je-sucristo, rey del universo, el cual regnavit a ligno, reinó desde un madero.

33el Reino

el rostro. Comprendí. Yo también lo vi. Vi lo queella veía. ¡Era hermoso! Ella tenía razón. Eraella la que tenía razón. El amor no es ciego. Alcontrario, el amor deja ver lo que los otros noven. Permite descubrir al hombre más allá de surostro de carne, allí donde es único, allí dondesólo los que se aman pueden penetrar, admirar,extasiarse».

El guía era superculto, además de elegante. Tenía unavoz caliente. Me cayó bien desde el principio. Le seguíacomo manso cordero.

Entramos en la iglesia y todo fue bien hasta que ledio por lucirse con las bóvedas: baídas, tabicadas, es-quifadas...

Oír la palabra «bóveda» y sentirme invadido por unainmensa ternura, todo fue uno.

Me senté en un banco, alejándome del grupo. Y allíestuve no sé cuánto tiempo. Pasaba y repasaba la frasede Gabriel Marcel:

«He descubierto una cosa después de la muerte de mispadres, y es que lo que llamamos sobrevivir, en realidades subvivir, y aquellos a quienes no hemos dejado deamar con lo mejor de nosotros mismos se convierten enuna especie de bóveda palpitante, invisible, pero presenti-da e incluso rozada, bajo la cual avanzamos cada vez másencorvados, más arrancados a nosotros mismos, hasta elinstante en que todo quedará sumido en el amor».

La sabía sin saberla. La encontré aguda la primeravez que la leí. Pero entonces supe que era verdad (Mimadre acababa de morir).

...avanzar encorvado bajo una especie de bóveda pal-pitante, invisible, presentida, incluso rozada...

Por favor, no busquéis en el diccionario. Porque loque trae: «disposición y grado de intensidad de los di-versos colores de una pintura» es más bien colorido.

Colorido, es una flor roja asomando asustada en ungran campo de nieve. Colorido, es el titilar de una estre-lla en medio de la noche más negra. Colorido es unasonrisa amiga en una tarde gris. Colorido es...

Cada año, cuando llega el sábado de la semana «du-rante el año», al rezar el breviario, en el oficio de lectu-ra, disfruto con lo que cuenta el último capítulo del Deu-teronomio a propósito de la muerte de Moisés: «Tenía al

morir 120 años. Sus ojos no se le habían debilitado necdentes illius moti sunt». Los grises traductores, Dios lesperdone, traducen: «ni había decaído su vigor». Qué vi-gor ni qué tonterías. «Ni se le habían caído los dientes».Como suena. Moisés nunca fue al dentista. Y masticabaque daba gusto. Ni más ni menos. ¡Qué suerte!

Recuerdo ahora otra referencia bíblica, colorista tam-bién. En el libro de Job (28,10), hablando de la Sabidu-ría inaccesible al hombre, dice el texto original: «AbreNilos en las rocas». Los grises agrisan la traducción conaquello de «abre canales en las rocas». No, señores;abrir Nilos tiene más sabor y más color. Y más aún paraun oriental. Porque canales, canalejos y canalines loshay a patadas, pero Nilo sólo existe uno, el padre Nilo.

Colorido es... traducir al natural. ❦

COLORIDO

BÓVEDA

Un nuevo diccionario

Textos: M. Teresa de Calcuta.Dibujos: José María de la Torre.

34 el Reino

DESDE LA VIDA

BUENOS DÍAS José Luis Segura Lacruz

Entre personas de fe y en mo-mentos de confiado diálogo, sur-gen a veces preguntas como és-tas: ¿Rezas algo cuando tedespiertas por la mañana, antesde ir al trabajo o antes de co-menzar las tareas de la casa?¿Rezas por la noche antes de ir adormir?

Entre las variadas contestacio-nes que uno recibe, recuerdo al-gunas: Hago la señal de la cruz yme encomiendo al Señor; rezoun padrenuestro; me santiguo alsalir de la casa; rezo algo en elcoche o en el autobús; rezo unavemaría con los niños cuandovan saliendo para la escuela o elliceo; no rezo por la mañana,porque ando con prisas; suelo re-zar por la noche después de pe-dir perdón por alguna cosa; antesde dormir le rezo al ángel de laguarda con los niños; rezo antesde acostarme tres avemarías co-mo me enseñó mi madre... Otraspersonas podrían aportar cierta-mente más variantes sobre estetema.

Digo esto porque me llamó laatención la oración matutina delseñor Guido Loreto. Tratándosede una persona jubilada haceaños y de edad avanzada, no an-da, por supuesto, con prisas aldespertar. Los quebrantos de sa-lud le impiden ya salir a la calle.Vean, entonces, lo que me dijo,con toda naturalidad y sinceri-dad.

“Será por la edad, pero no ne-cesito despertador. Estoy siempredespierto cuando comienza aamanecer y aprovecho esos mo-

mentos tranquilos y silenciosos.No soy rezador de muchas ora-ciones pero rezo siempre el pa-drenuestro, el avemaría y el glo-ria dándole gracias a Dios por elnuevo día”.

Y, a continuación, añade algoque me sorprendió gratamente:

“Empiezo después a recordar atantas personas que me han co-nocido, me han ayudado y mehan querido en mi larga vida. Esun recuerdo agradable que meayuda a seguir dándole gracias aDios. Dirigiéndome a Él, le digo:¿Por qué, Señor, he conocidotanta gente buena y querida, queha tenido paciencia conmigo yme ha manifestado amor? Sabes,Señor, que nunca he tenido ni unpelo de santo. Fui un niño difícily después un joven inconforme,alborotado y alborotador. Másadelante, cometí muchos dispara-tes que no voy a contar ahora.Eso sí, nunca he querido hacerledaño a nadie y no he sido egoís-ta, porque me ha gustado com-

partir. Pero hacía “tremenduras”.Y la gente seguía queriéndome ycomo que comprendía mi carác-ter. Y ese repaso diario de perso-nas queridas me ayuda a sentir-me mejor”.

Queda pensativo y me añadealgo más:

“No soy de los que piensanque muchas de las cosas conse-guidas en esta vida se deben améritos personales. ¿Qué hubie-se sido de mí y dónde estaríaahora si no hubiera tenido a milado esas personas que tanto mequisieron y ya no están en estemundo? Gracias, también, porlas que me siguen ayudando enla vejez y en las limitacionesque me ha traído la enferme-dad”.

Pues yo también, Guido, quie-ro darle las gracias por su testi-monio. Me parece algo maravi-lloso saludar el amanecer decada día, con el corazón rebo-sando gratitud. ❦

La oración, que es ya servicio al prójimo, conduce a atender alegre yconfidamente al hermano necesitado, especialmente al niño.

(De Enfermos Misioneros n. 154).

35el Reino

ENTREVISTA

AL P. ÁNGEL (Mensajeros de la Paz)–Celebra sus bodas de oro

como sacerdote. ¿Ya tiene ga-nado el cielo?

–Nunca se tiene ganado has-ta el último momento, pero yocreo que al cielo va todo elmundo, menos los culpables delas guerras.

–Se dice que el cielo y el in-fierno están aquí...

–No. El cielo existe, seguro,en otra parte. Tengo dudas so-bre el infierno.

–Cuando ve la miseria, lacrueldad, la marginación, ¿veel infierno?

–Veo el dolor. Un dolor posiblede evitar si hubiera más justicia ymás voluntad de compartir.

–¿Lo mejor de estos 50 añosde sacerdocio?

–Comprobar que era verdadlo que me decía mi padre: la fe-licidad consiste en querer y de-jarse querer.

–¿Lo peor?–La impotencia. Ver morir a

niños en mis brazos sin poderhacer nada.

–¿Y entonces se preguntadónde está Dios?

–Sí, como se lo preguntó elPapa en su visita a Auschwitz.

–Bodas de oro: ¿echa de me-nos no haberse casado?

–Bueno, cuando llegas al fi-nal te sientes solo... Nadie pue-de decir que no echa de menosunos hijos. Yo tampoco lo diré.

–Es presidente de Mensaje-ros de la Paz. Ahora parece

que hay más mensajeros de laguerra...

–Hay más gente buena quemala, no lo dude.

–¿Los políticos le escuchan,o se lo quitan de encima comopueden?

–Me escuchan y a veces losincomodo, porque les digo co-sas que no les gusta oír, perome atienden y yo los quiero,aunque la verdad es que losquiero más cuando dejan lapolítica, porque pierden sober-bia.

–¿La crisis ha menguado lacaridad o...?

–Al contrario, cuantas másdificultades hay, más gentebuena aparece. El hombre no esun lobo para el hombre.

–Stéphane Hessel publica«¡Indignaos!». ¿Falta capaci-dad de indignación?

–Sí. Cristo gritó y se enfadómuchas veces. La santidad tam-bién requiere indignarse.

–¿Usted se indigna mucho?–Sí, me indigno mucho y

lloro mucho. Teresa de Calcu-ta, a la que conocí, se indig-naba mucho. Hay que serfuertes y gritar. Hay que in-dignarse.

–Casi le he confesado. ¿Sepone alguna penitencia?

–Póngamela usted, por favor.

–“Padre, aparta de mí esecáliz...” ❦El Padre Ángel, fundador de “Misioneros de la Paz”.

36 el Reino

PÁGINAS SOCIALES

LA MARCHA TERESIANAMEDINA DEL CAMPO-ALBA DE TORMES Manuel Briñón Domínguez, scj

Me piden muy amablemente queescriba algo sobre la XXXI

edición de esta Marcha Teresianapara la Revista EL REINO. Y lo hago,como dicen, encantado de la vida,porque es muy fácil para mí el lema.No lo es tanto poder expresar conpalabras todo lo que quisiera trans-mitir, porque esa “Marcha” es paravivirla. Y ya se sabe que no todo sepuede explicar con palabras.

Ya desde la edición del año pasa-do enfocamos el tema al preparar laJornada Mundial de la Juventud. Sila cruz de los jóvenes estaba reco-rriendo las diócesis de toda España,nos pareció muy bueno el lema queen boca de Santa Teresa nos podríaayudar a reflexionar durante loscuatro días de marcha: “En la cruzestá la vida”. Una vez que lo des-cubrimos y tuvimos todo un año pa-ra vivirlo, creíamos que era acerta-dísimo recoger el lema de estas JMJy pensamos en reflexionar sobre ellema: “Firmes en la fe”.

Me he puesto a escribir como un pose-so, y me doy cuenta ahora de que no hecomenzado por explicar qué es la MarchaTeresiana. Perdón. Intentaré hacerlo demodo muy resumido: El 17 de septiembrede cada año, un grupo de animados pere-grinos, tras una celebración litúrgica, sa-len desde el Convento de las Madres Car-melitas Descalzas de Medina del Campo(Valladolid) para recorrer el último cami-no que realizó santa Teresa de Jesús, parallegar a Alba de Tormes el día 20. Soncuatro días en que, de pueblo en pueblo,se va celebrando la fe y reflexionando so-bre el tema que cada año pretende hacer-nos conocer más a Jesucristo, obviamenteayudados por la Palabra de Dios y losconsejos de Santa Teresa.

¿Puedo relatar telegráficamente el recorrido y lo que acontece? Lo in-tento: el día 17, celebración de la Palabra y presentación del lema de laMarcha en la iglesia de las Carmelitas de Medina; y a caminar todos jun-tos, con la imagen de Santa Teresa, que cada año nos acompaña en su ca-rro tirado por una cabalgadura. Nueva celebración en El Campillo y co-mida. Despedida festiva en la plaza y... a seguir caminando. Encuentro enel camino con las gentes de Brahojos, Bobadilla, Villaverde y Nuevavilla:saludos y breve oración con ellos. Nos despedimos hasta otro año, si Diosquiere, y proseguimos la marcha. Parada en un pinar de la calzada de Me-dina para presentarse todos los peregrinos y Eucaristía en Carpio. Linter-nas en mano, avanzamos hasta Fresno el Viejo, donde cenamos. Como ca-da día, a las once de la noche se hace la reflexión de lo acontecido en eldía donde cada cual puede expresar en voz alta su experiencia. Y des-canso.

El día 18, tras el aseo y el desayuno, tiene lugar la celebración de la Pa-labra en el templo de impresionante románico-mudéjar de Fresno, y desdeallí llegamos a la ermita de la Virgen de la Soledad para cantar la Salve.Nos despedimos de la gente del pueblo, del que debo decir que es un ejem-plo de hospitalidad, y seguimos caminando para, en un momento dado, co-menzar el rezo del Rosario. En Cantalapiedra entramos en la iglesia parro-quial para la siguiente celebración de la Palabra, y llega la hora de comer.Tras una sobremesa de alegría desbordante nos dirigimos a la capilla delMonasterio del Sagrado Corazón de la MM. Clarisas, donde han preparadoun momento de oración en el que se une la dulzura del canto con la exqui-sitez de sus palabras. Se trata de una numerosa comunidad de hermanas que,con su sencillez franciscana, conquistan el alma de los peregrinos, que siem-

37el Reino

pre en su reflexión de la noche recuerdan ese momento como esencial enel día. Y de nuevo caminando llegamos al Pinar de Palaciosrubios. Nos es-peran personas de otros pueblos cercanos como Villaflores y Poveda de lasCintas. ¡Cuántos buenos recuerdos y experiencias de vida en ese Pinar! Ytras reanudar el camino unos kilómetros llegamos a Palacios, donde cele-bramos la Eucaristía diaria, cenamos, hacemos una pequeña fiesta y termi-namos reflexionando sobre lo vivido en el día.

El 19 es el día festivo de la Reconciliación. Madrugón y a caminar has-ta Zorita de la Frontera, donde se tiene la oración de la mañana y el desa-yuno. Hay que seguir caminando rápidamente para encontrarnos con unaexperiencia que nos derrumba: en una parada junto al camino reflexiona-mos sobre el perdón de Dios; y, antes de acercarnos a recibirlo, decidimosque es necesario perdonarnos primero entre nosotros: “como nosotros per-donamos a los que nos ofenden” diciéndonos de frente cada uno al otro: “Tequiero como eres” y dándole un abrazo. Y entramos decididos en el pueblode Aldeaseca de la Frontera para, en la celebración del perdón, recibir laabsolución sacramental. Comida fraternal y, en un acto en la plaza del pue-blo, recordamos que Teresa de Jesús no tuvo nada para comer en ese viajemás que unos higos secos: en su memoria cada peregrino come uno. Y aseguir caminando hasta La Nava de Sotrobal, donde tiene lugar la Eucaris-tía festiva tras un intenso día. Cenamos e iniciamos el festival del peregri-no, cada cual ofrece lo mejor de su “arte” y hace pasar un rato agradableal resto. Nos acompaña gente del pueblo y el salón está a rebosar. Fin defiesta y reflexión del día. A descansar.

El día 20, madrugón. Andando hasta Coca de Alba, donde tenemos unacelebración. Caminar hasta Peñarandilla, donde nos aguardan para una nue-va celebración de la Palabra. La catequesis de estos cuatro días, hilvanadade celebración en celebración, está a punto de llegar a su final. Después decomer nos despedimos de las gentes del lugar, aunque muchos ya desdeallí se animan a acompañar a Santa Teresa y sus compañeros de camino,porque Alba de Tormes está ya a un paso. Nos queda, en la cuesta Hijosa,hacer recapitulación de todo lo vivido, despedirnos el grupo más compac-to de forma particular, elevar nuestras manos al cielo con el compromisoque hemos ido madurando estos días, para presentarlo al Señor y que seaél quien nos ayude a mantenerlo. Poco después se produce la entrada detodo el grupo en Alba, es muy festiva. Pasamos a agradecer a las MM. Be-nedictinas la elaboración de la comida de estos días y, ya presurosos en-tramos jubilosos en la iglesia del Monasterio de la Anunciación de Alba

Páginas sociales

de Tormes. Allí, en frente, está real-mente ella, Teresa de Jesús, descan-sando desde hace 429 años. Laemoción se acrecienta y hace que laEucaristía sea vivida con mucha pa-sión. Y desde allí partimos a despe-dir a la imagen de Teresa que en elcarro nos ha acompañado esos 4días. Es un: “¡Hasta el año que vie-ne!”. Y la convicción de que ha me-recido la pena todo lo preparado,realizado y hasta padecido.

Este breve resumen no deja en-trever apenas nada de lo más im-portante, lo que se graba en la reti-na, en el oído, en el corazón, en elalma, y que este año 2011 ha sido:“Firmes en la fe”. La Marcha Tere-siana es algo que debe vivirse paraentender cabalmente lo que hoy heescrito. Dios nos hizo un regalodesde el IV Centenario de la Muer-te de Santa Teresa: la Marcha Tere-siana. Si realmente se quiere sabermás de ella, que no dude en pre-guntarlo. Pues informar cabalmentedaría para mucho tiempo. Sientoque por la rapidez en enviar mi co-laboración solicitada haya podidoser farragoso; pero he intentado ha-cerlo desde el corazón, casi sin re-pasar nada, como hacía la propiasanta. Dios me libre de compararmecon ella, pero es cierto que “no es-tá la cosa en pensar mucho, sino enamar mucho, y aquello que más osllamare a amar eso haced”, y es loque he hecho.

38 el Reino

DESDE JAPÓN Celia Fernández, mcj

Impresionados por toda la información que llega desde Japón, hemos recibido untestimoniodelahermanaCeliaFernández,MisioneradeCristoJesúsenelpaísasiático.

Acontinuación loreproducimos íntegramente,uniéndonosenoraciónatodas laspersonasafectadasporlatragedia.

El terremoto que asoló la cos-ta este de Japón ocurrió el 11

de marzo. Sin embargo, los dañossufridos desde entonces no sólose conocen mejor sino que van enaumento, especialmente con lasexplosiones, los incendios y lasfugas radioactivas de las centra-les nucleares de Fukushima.

Me piden que cuente “desdedentro” de la Vida Religiosa y Ja-pón cómo estamos viviendo estatragedia para la que adjetivos co-mo dantesca o apocalíptica no son

bastante expresivos. Aunque, ¿qué puedo decir?... Vivo en la provin-cia de Chiba pero lejos de la costa y a varios cientos de kilómetros dela zona más devastada. Aquí sufrimos el terremoto (el más fuerte ex-perimentado por mí en los más de 30 años de misionera en Japón) ysufrimos algunas de sus consecuencias... pero son poca cosa si lo com-paramos con lo que vemos en TV. Verdaderamente no sé qué decir...

Así que entro en Internet, en la página de la Iglesia católica, parainformarme. La Diócesis de Sendai que es la que ha sufrido todo elpeso de esta catástrofe cuenta que algunas de sus iglesias han sufridoderrumbamientos y desperfectos... pero son pocas. Una religiosa deesa zona informa que todas las Hermanas de las 13 Congregacionesfemeninas repartidas en 31 casas están bien. El Obispado nos dice queun misionero canadiense ha muerto de un ataque al corazón pro-vocado por el seísmo. La Diócesis vecina, Saitama, también informa

de desperfectos en sus iglesias,y de algunos fieles que han te-nido que dejar sus casas y uti-lizar los refugios.

En Tokyo una parroquiaofrece ayuda psicológica y es-piritual para hacer frente alstress de estos momentos. Esoes todo.

Sigo escribiendo, pero amano. Ha comenzado un apa-gón eléctrico que durará treshoras. Están programados yrepartidos por zonas para pa-liar de alguna manera la faltade energía provocada por losaccidentes en las centraleseléctricas. Por las calles tran-sitan menos coches ya que nose puede comprar gasolina.Los trenes también funcionanbajo mínimos. En los super-mercados las estanterías estánvacías... y la gente, toda, loacepta sin quejas ni estriden-cias... es nuestro modo de so-lidarizarnos con los que estánsufriendo mucho más que no-sotras.

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200 JUBILADOS VOLUNTARIOSPARA IR AL INFIERNO Juan José Romero

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Vuelvo a mis pensamientos sobre la Iglesia y la vida religiosa en Ja-pón tan minoritaria ¿qué hace en estos momentos?... ¿Cómo afronta latragedia?... Las únicas imágenes que acuden a mi mente son la de lasal y la levadura en medio de todos, sencillamente, viviendo y su-friendo juntos. Pienso en esta Igleia y esta vida religiosa que es la míamientras veo por la ventana el pequeño campo de juegos del jardín deinfancia que regentamos. Mañana es ceremonia y las profesoras estánalineando sillas y poniendo flores para organizar un salón de actos alaire libre, ya que el edificio se resquebrajó con el temblor y es peli-groso usarlo. Todas trabajan uniendo esfuerzos para volver lo antes po-sible a la normalidad... Imagino que también las tres universidades,diez colegios de enseñanza secundaria y tanto parvularios de las Con-gregaciones Religiosas y las parroquias en la Diócesis de Sendai, es-tarán igualmente uniendo esfuerzos, trabajando juntos, católicos y nocatólicos, Hermanas y laicos, dando lo mejor de sí mismos... porque elReino de Dios es de todos y entre todos nos vamos acercando a él.

No somos los protagonistas... La Administración, las múltiplesONGs, las asociaciones de vecinos... funcionan perfectamente, estánmuy bien organizadas... lo que nosotras podemos hacer es colaborarcon ellos como una ciudadana más, como un grupo más. La VidaReligiosa por aquí no tiene poder... desde abajo, como todos, con to-dos, va aprendiendo y enseñando, dando y recibiendo... compartien-do. Esta es la imagen de Iglesia y de la Vida Religiosa que tambiénahora, en medio de la tragedia, sigue válida. Somos vecinos de la

gente, sin más privilegio que esaluz de esperanza que la fe poneen nuestro corazón. Decía ayerpor Televisión una señora: “lo heperdido absolutamente todo. Só-lo que queda la vida... pero talvez hubiera sido mejor perderlatambién” ¡Si pudiéramos estarcerca de estos agujeros de deses-peración callada para dar lamano! ...Esa es nuestra humildemisión: optar por la vida, acom-pañar esperanzadamente. En ca-da parroquia, en cada comu-nidad, estar con las puertasabierta, ofrecer, esperar... elanuncio del Evangelio en Asiase hace no a gritos sino en susu-rro... como se dijo hace bastantetiempo. Y ahora, tal vez ni eso...ahora es tiempo de silencio res-petuoso, dolorido... para acom-pañar el sufrimiento que nos ro-dea.

Decía San Francisco Javier, respecto a la evangelización que «nohay entre los infieles ningún pueblo más bien dotado que el ja-

ponés». Experiencia tenía y no es que lo agasajasen precisamente.Las virtudes humanas sobreabundan. Es una pena que alguno de

sus pastores actuales les consideren incapaces de recibir con plenitudel evangelio y les den sucedáneos insulsos, adaptaciones cursis yedulcoradas de la Buena Nueva. No se lo merecen.

La BBC trajo a colación la iniciativa de un grupo de 200 ingenie-ros y técnicos japoneses retirados, que se ofrecieron al gobierno paraser ellos, y no los jóvenes, los que procurasen terminar de solucionarel problema de la central nuclear de Fukusima. Porque aunque ya nosalga en los telediarios, aquella desgracia continúa.

Como aclara Yasuteru Yamada, promotor de la idea:«Tengo 72 años y la probabilidad de vivir entre trece y quince más.

En el caso de que la radiación me afecte, el cáncer tardaría entre vein-te y treinta años en aparecer».

A primera vista da la sensación de una frialdad estremecedora. Pe-ro que a Yamada se le han unido más de 200 personas altamente cua-

lificadas, y todas mayores de 60años, me parece asombroso yfuera de toda lógica; hay algomás.

Por si a alguno le quedan du-das de que sea un tema cultural,descartan que se les consideren‘kamikaze’: “No somos ‘kamika-ze’. Los ‘kamikaze’ fueron algoextraño, no hacían ninguna eva-luación del riesgo. Iban a morir.Pero nosotros vamos a volver.Tenemos que trabajar; pero mo-rir, nunca».

Saben que sus vidas corren pe-ligro y las ofrecen por sus her-manos. Creo que es fácil imagi-narse a San Francisco Javier

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consumido por las ganas de ha-blarles del Señor; del mismo mo-do que es incomprensible quehoy en día sea el único país demisión en el que disminuyen loscatólicos.

Y, sin cambiar de tema, hagoextensible esta pequeña alaban-za a todos esos ‘abuelos’ que re-nuncian a su merecido descansoy cargan sobre sí a los nietos pa-ra ayudar a sus hijos. Es menosespectacular, y probablementeno les dediquen un reportaje dela BBC, pero son igualmenteheroicos, aunque no sean inge-nieros. No exagero si digo que

el modo de vida moderno no se puede entender sin ellos, y tampo-co la transmisión de la fe. San Joaquín y Santa Ana, interceded porellos.

MISCELÁNEA1.-EFEMÉRIDES: Hace100añosquenacióelDíainternacionalde

lamujer.Enrecuerdodeestedía,Españahaemitidounamonedadeplatade20€,decursolegal,acuñadaenlaRealCasadelaMone-da,encuyoanversofigurandonJuanCarlosIydoñaSofía,mientrasqueelreversomuestraaClaraCampoamor,famosaactivistaporlosderechosfundamentalesdelasmujeresennuestropaís.

EstamosapuntodeclausurarelAño InternacionaldeVolun-tariado,quetantoaugeestáteniendoenlasúltimasdécadases-pecialmenteentrelosjóvenessensiblesalasnecesidadesajenasy,enparticular,delospaísesmáspobres.

Enelámbitoeclesialyaunenelglobal,2011hacelebradoelXXaniversariodelamuertedelP.PedroArrupe,28ºSu-periorGeneralde losJesuitas,“quizáelquemássabíayelmásqueridoenelmundo”(Nebreda),quemisionó largotiempoenJapóny,grandementeidentificadoconelVaticanoII,rigiósabiamentealaCompañíahastalaenfermedadquelellevaríaalamuertetraslargosañosdepostración,precisamenteeneldíadelafiestadelosMártiresJaponeses(5-2-1991).

“Señor,tedamosgraciasporlagraciadelministeriosacerdotal.Señor,bendícenosybendiceatodosloshombresdeestetiempoqueestánsedientosyenlabúsqueda”.AsíconcluyelaoracióncompuestaporBenedictoXVIconmoti-vodel60ºaniversariodesuordenacióncomosacerdote(29.6.2001).

2.SENCILLOSACIERTOS:Enunhoteldelacostaencontrésobreellavaboundípticoapaisado,gratoalavista,es-critoencuatrolenguas,quedecíaasí:“Estimadocliente:Estamosinmersosenunplandecalidadyrespetoalmedioambientequenospermitahacerlascosascadadíaunpocomejor.Porello,lerogamossucolaboración,evitandocon-sumirmásaguadelanecesaria,controlandolaaperturadelosgrifos,yaqueestazonaesdeficitariaenagua.También,silodesean,puedencolaborarutilizandomásdeundíalastoallas.Siesasí,manténganlascolgadasdelostoalleros;sideseaquelascambien,póngalassobreelbordedelabañera.Deestemodo,nosóloseahorraagua,sinoqueseredu-celautilizacióndeproductosquímicos”.

Porotraparte,pareceunaexcelenteidealadelosfabricantesquefiguranenlasbolsitasdeazúcaroenotrospro-ductosatinadasfrases,muchasvecesdepensadorescélebres,quellevanconsencillezareflexionar,dialogaryhastaasonreír:v.gr.“Elsilencioeselúnicoamigoquejamástraiciona”(Confucio);“Elamor,comolatos,nopuedeocultar-se”(Ovidio);“Buencorazónquebrantamalaventura”(Cervantes);“Sindinero,elhonornoesmásqueunaenferme-dad”(Racine);“Facilitarunabuenaaccióneslomismoquehacerla”o“Sitemolestaquetemientan,nopreguntes”,escogidasentrelasmásbreves;obienconsejossaludables,comoelsiguiente:“Darunlargopaseocontuhermanaeslaformaidealpararecorrerkilómetrosmientrasosponéisaldía”.

MISIÓN Y MISIONEROS

NUESTRO PROYECTO MISIONEROEN ECUADOR Artemio López Merino

Como tantísimas palabras del diccionariode la lengua castellana, también el vo-cablo “proyecto” tiene bastantes acep-

ciones y, por lo tanto, diversos y distintos sig-nificados. El que nosotros aplicamos yentendemos en nuestro enunciado es, simple-mente, el que se puede describir –más que de-finir– como: “plan para realizar algo” o, “ideaque se tiene de algo que se piensa hacer y decómo hacerlo”. Seguidamente, le añadimos lode “misionero en Ecuador”, para especificar,más que nada, de qué plan se trata y el lugardónde se está llevando a cabo dicho programa.

El pasado mes de octubre se cumplieron ca-torce años de esta experiencia misionera y,ciertamente, los que tuvimos la suerte de ini-ciarla, sabíamos perfectamente a qué veníamosa este país y cuál era la principal encomiendade nuestra provincia religiosa y Congregación.Esto significa que, además de unas enormesilusiones, también veníamos cargados de múl-tiples ideas y de numerosos planes que queríamos poner en marcha cuantoantes. Sin embargo, la conveniencia y necesidad de hacer un proyecto globaly documentado de la Misión de los SCJ en Ecuador, fue madurando con eltiempo y, especialmente, con la llegada de algunos religiosos más a estaCTE (Comunidad Territorial de Ecuador).

Sabedores de que hacer entonces un buen proyecto misionero era impor-tantísimo, nos tomamos todo el tiempo necesario –nada menos que cuatroaños– para un prolongado trabajo de reflexión, tal y como nos lo propusimosen aquella singular asamblea cuyo título sonaba nada menos que así de lindo:“Dehonianos con corazón fraterno y solidario para un nuevo Ecuador”.

En el transcurso de aquellos años, todas las reuniones y asambleas entrelas dos comunidades tuvieron, prioritariamente, el factor común de compar-tir enteramente nuestras vivencias apostólicas y tratar de canalizar las distin-tas realidades que íbamos asumiendo y definiendo desde nuestro caminarcomunitario.

Pero lo que teníamos más claro, y sin duda creo que lo conseguimos, fuedestacar en el documento del proyecto su razón de ser y lo que con él se pre-tendía:

• Orientar nuestra misión señalando los aspectos, criterios, líneas de ac-ción y opciones apostólicas que dan identidad a nuestra presencia enEcuador.

• Ayudarnos a proyectar el futuro de la Congregación en el país.Por supuesto, también recogimos en ese documento las orientaciones y

sugerencias recibidas de nuestros Superiores Generales en sus visitas aEcuador y a España, así como de la VII Conferencia general de nuestra Con-gregación pero, sin duda, el escrito que ilustra, completa y anima todo el

Proyecto de la Misión SCJ de Ecua-dor, es una carta –mejor “epístola”–(16-07-1.999) del P. Virginio Do-mingo Bressanelli (9º Superior Ge-neral de la Congregación), que con-servamos como un auténtico tesoroy verdadera perla preciosa. Este erabásicamente su esquema: I.- Signifi-cado de su presencia en Ecuador;II.- Tres grandes líneas: considéren-se siempre religiosos dehonianos enmisión –insertados en la Iglesia lo-cal– comprometidos en la opciónpor los pobres; III.- Algunas cues-tiones; IV. Proyección del futuroSCJ en Ecuador.

41el Reino

El P. Artemio López, autor durante15 años de esta sección

de la revista, acaba de dejarla dirección de nuestra obra en

Ecuador. A esta nación llegaron él,el P. Ramón Soriano

y el H. José M.ª Urbina a peticióndel Arzobispo de Portoviejo y del

Superior general scj, justo un siglodespués de que los nuestros fueran

expulsados en 1897.

42 el Reino

Misión y misioneros

TRES EJES PARALA PROYECCIONDE NUESTRA PRESENCIAEN ECUADOR

Somos “religiosos dehonianosen misión”: en esta premisaencontramos los tres ejes fun-

damentales para afianzar y dar ra-zón de ser a nuestra presencia enEcuador.

a/ La espiritualidad dehoniana:asumirla y compartirla.

Transmitir los fundamentos denuestra espiritualidad es parte denuestra misión.

“Se trata de plantear un estilo devida coherente con nuestra realidadde religiosos y con nuestra espiri-tualidad. ¡Eso es todo! ¡Eso basta!”(P. Virginio Bressanelli).

b/ La comunidad: centro denuestra vida.

La vida comunitaria es fundante;es nuestra primera tarea.

“La vida comunitaria se manifies-ta a través de signos concretos: unsuperior que ejerce verdaderamenteel ministerio de animación; un pro-

yecto comunitario y apostólico común; la oración y momentos fraternos; lacomunión de bienes; el respeto y la promoción de roles y talentos de cadauno” (P. Virginio Bressanelli).

c/ La misión: nuestro apostolado.Constitución 32: “Tras las huellas del Fundador, de acuerdo con los sig-

nos de los tiempos y en comunión con la vida de la Iglesia, queremos contri-buir a instaurar el reino de la justicia y la caridad cristiana en el mundo”.

“Para los Dehonianos la inserción plena y cordial en la iglesia local esfundamental. No podemos entender diversamente nuestra vocación y mi-sión. “Sentir con la Iglesia” fue determinante en la vida del P. Dehon, y lodebe ser también para nosotros”. (P. Virginio Bressanelli).

NUESTRA PROYECCION DE FUTURO

Atendiendo a la realidad de nuestras comunidades y a las insinuacio-nes del Padre General en su última visita, consideramos como prio-ritarias las siguientes opciones para la proyección de futuro de nues-

tra presencia SCJ en Ecuador:a/ Atención a la pastoral juvenil y vocacional.• Afianzar las experiencias que ya están iniciadas.• Revisar anualmente el proyecto de pastoral vocacional.• Reforzar nuestras experiencias de vida comunitaria.• Disponer de religiosos para el acompañamiento de los aspirantes a reli-

giosos.b/ Apertura al contexto congregacional latinoamericano.• Proponer la posibilidad de recibir en nuestras comunidades a hermanos

de otras provincias y la colaboración en los procesos de formación ini-cial.

• Solicitar la incorporación de re-ligiosos a nuestras comunidadesde España de cara a la organiza-ción de una tercera comunidad.

• Ofrecer nuestra disponibilidadpara que jóvenes religiosos pue-dan realizar con nosotros su ex-periencia de tirocinio.

• Mantener nuestra participaciónen los encuentros de congrega-ción en América.

c/ Implicación de los laicos ennuestra espiritualidad, apostoladoy vocaciones.

• Atender a la formación dequienes trabajan en nuestrasobras sociales y los agentes depastoral.

• Promocionar el laicado deho-niano.

• Afianzar la experiencia del vo-luntariado misionero.

• Organizar y animar a los bien-hechores de nuestras obras so-ciales. ❦

A la izquierda, el P. JoséLuis Domínguez,

nuevo responsablede las Comunidades scj

en Ecuador. Derecha:el Hno. Javier López,

profesor de Psicologíaen la Universidad

San Pablo-CEUde Madrid, durante

un período de ayudaa nuestros religiosos

en Ecuador (Javieres sobrino del

P. Artemio).

Padre bondadoso:tanto has amado al mundoque le entregaste a tu propio Hijo.

Él vino a salvar lo que estaba perdido.En supremo servicio, entregó su vidapara salvarnos del pecado y de la muerte.

Su costado abierto y su corazón traspasadoson para nosotros la expresión más evocadorade su amor y su solidaridad «hasta el extremo».

Hoy renovamos nuestra ofrenda a ti,animados a seguir los pasos de Jesús.Y, como discípulos del P. Dehon,estamos dispuestos a hacer de la unión con Cristoel principio y el centro de nuestra vida.

Acepta, Padre eterno, esta oblación de amor,y hazla cada vez más generosa.

Amén.

El supremo servicio de Jesús

SUSCRIPCIÓN PARA EL AÑO 2011PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN

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C/C 0075 0271 67 0600020261Banco Popular EspañolC/ Enmedio, 3428850 Torrejón de Ardoz

REVISTA EL REINO - Apartado 112. Tel. 91 675 15 36. 28850 TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID)

1951.–Plan Schuman. Creación de la CECA (Comunidad europea delcarbón y acero).

1952.–18 agosto, en Santiago de Chile: † Alberto Hurtado (n. 1901).11 noviembre, en Sofía (Bulgaria): † Eugenio Bossilkov(n. 1900).

1954.–Nueva Constitución en China. Mao Tse Tung.Indochina: los franceses vencidos en Dien Bien Fu.Vietnam dividido en dos: norte (comunista) y sur (democrático).Mayo, en Bucarest (Rumanía): † Vladimiro Ghika (n. 1873).19 agosto,en Sella (Italia): † Alcide de Gasperi (n. 1881).

1955.–España entra en la ONU.1957.–Tratado de Roma: creación de la Comunidad Económica Eu-

ropea. Comienzo de la independencia de los diversos estadosafricanos y asiáticos.

1958.–Juan XXIII, Papa hasta 1963.23 enero, en Tokio (Japón): † María Isabel Satoko Kitahara (n. 1929).

1959.–Triunfo de Fidel Castro en Cuba.Convocado el Concilio Vaticano II.

(Concluirá en diciembre)

“El porvenir de la Iglesia no puede venir y no vendrá másque de aquellos que tienen profundas raíces y viven en ple-nitud su fe. No puede venir de aquellos que no saben vivirmás que en el instante. Tampoco vendrá de los que criticana los demás y se consideran como la norma de la infalibili-dad, ni de los que escogen caminos fáciles y evitan el de laPasión, el de la Fe, de los que bautizan la mentira y los ve-jestorios...

El porvenir de la Iglesia, una vez más, llevará la marcade sus santos: es decir de aquellos hombres que en-cuentran un sentido detrás de las frases, y por eso mismoson modernos. De aquellos hombres capaces de ver conmás acuidad, porque su vida abarca espacios más am-plios. Esta muerte a sí mismo que libera al hombre, sólose adquiere en la paciencia de las pequeñas renuncias decada día”.

Joseph Ratzinger (1968)

No te inquietes por las dificultades de la vida,

por sus altibajos, por sus decepciones,

por su porvenir más o menos sombrío.

Quiere lo que Dios quiere.

Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades

el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,

acepta los designios de su Providencia.

Poco importa que te consideres un frustrado

si Dios te considera plenamente realizado;

a su gusto.

Piérdete confiado ciegamente en ese Dios

que te quiere para sí.

Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.

Piensa que estás en sus manos,

tanto más fuertemente cogido,

cuanto más decaído y triste te encuentres.

Vive feliz. Te lo suplico.

Vive en paz.

Que nada te altere.

Que nada sea capaz de quitarte tu paz.

Ni la fatiga psíquica. Ni tus faltas morales.

Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro,

una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor

continuamente te dirige.

Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,

como fuente de energía y criterio de verdad,

todo aquello que te llene de la paz de Dios.

Recuerda: cuanto te reprima e inquiete es falso.

Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida

y de las promesas de Dios.

Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste,

adora y confía...

P. Teilhard de Chardin, S.J.