cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

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Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores colectivos institución y coproducción. Covid-19 como obstáculo Titulo Tomás Cámara, Dulcinea - Autor/a; Romaní, Oriol - Autor/a; Sandoval Forero, Eduardo - Autor/a; Capera Figueroa, José Javier - Autor/a; Silva, Marcos de Araújo - Autor/a; Cárdenas Tomažič, Ana - Autor/a; Bialakowsky, Alberto L. - Autor/a; Blanco, Gabriela - Autor/a; Bukstein, Gabriela - Autor/a; Crudi, Roxana - Autor/a; Ferenaz, Juan B. - Autor/a; Grima, José Manuel - Autor/a; Montelongo Díaz, Luz M. - Autor/a; Autor(es) Buenos Aires Lugar CLACSO IIGG CEFIS AAS Editorial/Editor 2020 Fecha Cuadernos abiertos de crítica y coproducción Colección Desigualdad; Pandemia; COVID-19; Racismo; América Latina; Temas Doc. de trabajo / Informes Tipo de documento "http://biblioteca.clacso.org/clacso/gt/20201223100430/Cuadernos-abiertos-2.pdf" URL Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es Licencia Segui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO http://biblioteca.clacso.org Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) Conselho Latino-americano de Ciências Sociais (CLACSO) Latin American Council of Social Sciences (CLACSO) www.clacso.org

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Page 1: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores colectivos institución y

coproducción. Covid-19 como obstáculo

Titulo

Tomás Cámara, Dulcinea - Autor/a; Romaní, Oriol - Autor/a; Sandoval Forero,

Eduardo - Autor/a; Capera Figueroa, José Javier - Autor/a; Silva, Marcos de Araújo -

Autor/a; Cárdenas Tomažič, Ana - Autor/a; Bialakowsky, Alberto L. - Autor/a;

Blanco, Gabriela - Autor/a; Bukstein, Gabriela - Autor/a; Crudi, Roxana - Autor/a;

Ferenaz, Juan B. - Autor/a; Grima, José Manuel - Autor/a; Montelongo Díaz, Luz M. -

Autor/a;

Autor(es)

Buenos Aires Lugar

CLACSO

IIGG

CEFIS

AAS

Editorial/Editor

2020 Fecha

Cuadernos abiertos de crítica y coproducción Colección

Desigualdad; Pandemia; COVID-19; Racismo; América Latina; Temas

Doc. de trabajo / Informes Tipo de documento

"http://biblioteca.clacso.org/clacso/gt/20201223100430/Cuadernos-abiertos-2.pdf" URL

Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND

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Page 2: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Cuadernos Abiertos deCrítica y Coproducción

GRUPO DE TRABAJO CLACSOPráctica emancipadoras y metodologías decolonizadoras transformadoras

E J E T E M Á T I C O I I I : “ P R O D U C T O R E S , M É T O D O S Y M O V I M I E N T O S A L I N T E L E C T O S O C I A L ”

Autores colectivos institución y coproducción. Covid-19 como obstáculo

A Ñ O 2 0 2 0 C A P I T U L O I I

Page 3: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

C O O R D I N A C I Ó N E D I T O R I A L Y D I S E Ñ O D E L A C O L E C C I Ó N

A L B E R T O L . B I A L A K O W S K Y ,   L U Z M . M O N T E L O N G O D Í A ZY J U A N B . F E R E N A Z

O B R A S :J O S I D E L U S A R R E T A , P A T R I C I O C A L U T

Y G U I L L E R M I N A V I C T O R I A

P O E M A S :A L B E R T O L . B I A L A K O W S K Y Y N O R A M . H A I M O V I C I

C O O R D I N A C I Ó N E J E T E M Á T I C O I I I :

A L B E R T O L . B I A L A K O W S K Y , A N A C Á R D E N A S T O M A Ž I Č ,L U Z M . M O N T E L O N G O D Í A Z Y F É L I X R A Ú L E S P A Ñ A

C O O R D I N A C I Ó N G R U P O D E T R A B A J O C L A C S O :

A L I C I A I . P A L E R M O , N É L I D A M A R T H A R U I Z U R I B E ,J O R G E R O J A S H E R N Á N D E Z

I S B N : E N T R A M I T E

A Ñ O 2 0 2 0 C A P I T U L O I I

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura delos editores de la publicación. Los autores y/o  coautores son responsables de suscontenidos. Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos de lapresente publicación, siempre y cuando se cite la fuente completa y la direcciónelectrónica de la publicación.

Page 4: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

La construcción de paz indígena en Colombia: la resistencialiberadora del pueblo Nasa Wes’x-Tolima en tiempos del Covid-19.

Sinofobia, necropolítica y Racismo en el Brasil bolsonarista:Desigualdad, Big Data y contrainformaciones hacia la Pandemiadel Covid-19.

Alberto L. Bialakowsky, Gabriela Blanco, Gabriela Bukstein, Roxana Crudi, Juan B. Ferenaz, José Manuel Grima (Argentina) y Luz M. Montelongo(México)

Índice

Saludos a la nueva edición

Presentación obras

06

07Paisajes, avistajes y otras rebeliones (poema) 09

Epistemologíx transmodernx: Genealogías alternativas depensamiento frente a la pandemia.Dulcinea Tomás Cámara (Argentina)

10

Coproducción de saberes ante el covid-19. Una metodologíade trabajo en tiempos de pandemia.

24

Eduardo Andrés Sandoval Forero (México) y José Javier Capera (Colombia)

36

Oriol Romaní (España)

Marcos de Araújo Silva (Portugal)

45

Notas sobre la sociedad de la (in)visibilización. 58

Subjetividad entre la duplicidad y la unidad en tiempos depandemia.

69

Ana Cárdenas Tomažič (Chile-Eslovenia)

In memoriam de Pablo Ortiz (audiovisual)

Epílogo

93

94

Travesías (poema) 56

Editorial 04

Notes on the (in) visibilization Society Ana Cárdenas Tomažič (Chile-Eslovenia)

79

A l b e r t o L . B i a l a k o w s k y , L u z M . M o n t e l o n g o y J u a n B . F e r e n a z

J o r g e R o j a s H e r n á n d e z , A l i c i a I t a t í P a l e r m o y M a r t h a N é l i d a R u i z

Page 5: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Cuadernos Abiertos de Crítica y Coproducción-Capítulo IIEditorial

En esta filigrana que se va tejiendo en nuestros Cuadernos abiertos de Crítica y Coproducción seencontrarán disparadores, laberintos y ventanas por lo que se abren muchos cauces dirigidos a lacreación de un nuevo paradigma científico, lo cual implica henchir ese giro de la praxis intelectual,tornándola en modos de un esculpir dentro de la realidad social, una realidad múltiple a la vez audiovisuale inter-actuantes. En estos recorridos encontramos, sus editores, un hilo en común, mejor dicho aún, unfondo que puja por colocarse en primer plano el ser del sujeto colectivo que nos es propio e inescindible enla subjetividad, ya sea colonizada o no, emancipada o no. Así podríamos leer estos ensayos con otrosénfasis, sólo que aquí reside una clave relevante en la conjunción que significa una herramienta más parala crítica y la coproducción. El Cuaderno Abierto contiene una escritura dispar y disparada hacia todas lasfronteras visuales, auditi-vas y por sobre todo comprensivas. Ya que comprender aquí, implica impulsarcomo praxis científica conjugar conceptos y emociones, re-unir en la praxis el conocer y el conmover demodo inter-activo ético estético.

La conjunción del sintagma Crítica y Coproducción reúne en sus significados, muy caros al pensamien-to Abya Yala de emancipación y reciprocidad, la condición de sostener sistemáticamente su recursividad,ya que lo que resulta expresado teóricamente para el análisis social cabe también como praxis científica alas-os protagonistas del conocer. El contenido Abya Yala, señala la dimensión geopolítica delconocimiento, ya que comprobado está que todo saber no escapa al marco epistémico que le subyace. Porlo tanto, dicha crítica dialógica está dirigida a incidir analíticamente tanto en los contenidos científicoscomo en sus bases valorativas, laborales y contextuales. Se trata así de impulsar un método científico conun diseño que incluya, más allá del necesario posicionamiento epistemológico, tender un anclaje críticosistemático sobre la cosmovisión social y sus dinámicas reproductivas, las que constriñen y determinanpraxis fragmentarias, que a estos efectos hemos denominado “individualismo epistémico”.

Los rostros son múltiples, sin embargo, la primacía del poder los ha unificado étnicamente, voces y fa-ces originarias han sido soterradas, aquel tornasol ha quedado difuminado, la ciencia absorbida por elsistema ha espejado y participado en tallar y desgajar cuerpos y culturas, que otra cosa conceptual nosignifican acaso los “modelos hegemónicos” de disciplinas que sesgan historias, arquitecturas, ingenierías,medicinas, derechos o educación y sigue el listado… Hora es, como se demuestra que aquellos saberesreverdecidos deben ser recuperados y reinventar con ellos un inter-lenguaje dialógico. La dimensión dela relación social, al decir de Pablo González Casanova, debería integrar el método y así poder renovar lasdinámicas creativas del saber dominante orientado al solipsismo.

Acaso todo sea un juego de artificios con los logros de las ideologías dominantes, acaso la invisibilidadinvisibilidad obture la conciencia o las colonice transfigurándolas. Sin duda las dinámicas delpensamiento colectivo son operadas por los poderes, pero aún cuando asuman formas de la ceguera deescotomas, algo en su fondeado resiste e intenta esperanzada, como en estas escrituras cuadernas, afracturar esa opacidad para atravesarla y pugnar por emerger a superficie. Lo cual, no se malentienda, nosutura la totalidad del extrañamiento, pues acaso el giro se encuentra en revertir la plasticidad epistémicadel moldeado intelectual globo-fragmentario.

0 4

Page 6: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Este capítulo II de "Cuadernos Abiertos de Crítica y Coproducción: Autores colectivos institución ycoproducción. Covid-19 como obstáculo" presenta seis trabajos que desde diferentes posturas teóricasy experiencias académicas analizan la situación mundial de la pandemia producida por el Covid-19,como obstáculo epistémico, que ha visibilizado la profunda fragilidad social que acrecentó otras crisis. Seis textos donde autores toman la praxis científica críticamente e introducen en su quehacer formascoproductivas de producción de conocimiento y de la conformación de un colectivo de conocimiento:el papel y la posición adoptada por las Humanidades y la emergencia de una subjetividad contrahege-mónica (Dulcinea Tomás Cámara), la relación social de la actividad científica (Oriol Romaní), el uso delas narrativas en la coproducción con carácter decolonial e indígena en Colombia (Eduardo AndrésSandoval Forero y José Javier Capera), la visión del individualismo epistémico naturalizado que favore-cen políticas necropolítica (Marcos de Araújo Silva), la emergencia y profundización de la sociedad de la(in)visibilización (Ana Cárdenas Tomažič), seguido de su versión en ingles (Notes on the (in)visibiliza-(tion society). Y, por último, la duplicidad de la unidad subjetividad y la praxis científica (Alberto L.Bialakowsky, Gabriela Blanco, Gabriela Bukstein, Roxana Crudi, Juan B. Ferenaz, José Manuel Grima yLuz M. Montelongo).

Alberto L. Bialakowsky, Luz M. Montelongo y Juan B. Ferenaz

Coordinación editorial y diseño de la colección Eje temático III: “Productores, métodos y movimientos al intelecto social”

Grupo de Trabajo: "Práctica emancipadoras y metodologías decolonizadoras transformadoras"

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Saludos a la nueva edición de CuadernosAbiertos de Crítica y Coproducción

La Covid 19 conmueve al mundo y remece sus pilares Antropoceno, transgresores de la naturaleza y de lavida humana. A pesar de los miles años de experiencia existencial, de información y conocimientohistórico acumulado, la pandemia sorprendió a la inteligencia humana, a su infraestructura, sus aparatospolítico-burocráticos, su arrogante sentido de “superioridad” y a sus megarelatos modernizantes.

El entramado global del capital, montado sobre ilusiones de progreso universal –que excluye a miles demillones de personas, depreda comunidades y destruye biodiversidad-, ha resultado muy vulnerablefrente a un virus desconocido que se expande y visibiliza –devela, diría Adorno- las contradicciones ydebilidades del hipercapitalismo global del siglo XXI y sus instituciones, desprovisto de alternativas eco-humanas de desarrollo y felicidad.

El encadenamiento contemporáneo de multicrisis, alcanza hoy también a la epistemología, a los nom-bres y conceptos con los que trabajan las ciencias naturales y sociales, tradicionalmente. Afecta susrelatos particularizados y, muchas veces distanciados o ajenos a la realidad que buscan explicar ycomprender. Sus relatos suelen ser víctimas de la productividad científica indexada, que hace circular elconocimiento en el ámbito de la abstracción ontológica neoextractivista y atrapado en la trayectoria de laconsagración del individuo solo, orientado por la racionalidad del éxito personal des-socializado. Estalógica unilineal constituye un subproducto de la Era Individual, favorecida y fortalecida por elneoliberalismo en boga en las últimas décadas.

La pandemia y las crisis que la precedieron transforman profundamente el mundo y la convivenciahumana. Cambian también la manera de pensar y de construir pensamiento. En efecto, la tensiónconflictiva de la Era Moderna: individuo-comunidad- sociedad-naturaleza, se torna, con la llegadainesperada y trágica –por los millones de contagiados y fallecidos- de la pandemia, en el centro de lacrisis global y sus desafíos como posible superación.

La pandemia nos recuerda lo humano en su esencia y hábitat social. Nos habla de la comunidad y de lanecesidad de la intercomunicación humana -aunque sea con distancia social y confinamiento-,recobrando vigencia –incluso urgencia existencial -, el lenguaje de los cercanos, de dos o más queconversan: hogar natural de la convivencia y de ser en el otro, en el semejante que intercambia palabras,construye imágenes y pensamiento común, base de la vida moderna.

Ahora bien, la crisis socio-pandémica-climática, como la que estamos experimentando como sociedade individuos, tienen, por lo general, un carácter disruptivo que, dependiendo del curso que siga y se le dé,por los actores influyentes, pueden agravar aún más crisis o, bien representar oportunidades desuperación y mejora de las condiciones de vida y protección del planeta Tierra. Aprendiendo del desastrehumano-sanitario que representa la pandemia, es posible repensar la sociedad futura, mediante laconstrucción colectiva de alternativas de desarrollo.

En este sentido, valoramos el importante esfuerzo intelectual colectivo que representa la edición delCapitulo II de Cuadernos Abiertos de Crítica y Coproducción, producción Eje III, del Grupo de TrabajoCLACSO: “Prácticas emancipadoras y metodologías descolonizadoras y transformadoras”.

Jorge Rojas Hernández, Alicia Itatí Palermo y Martha Nélida Ruiz Coordinadores del Grupo de TrabajoCLACSO: Práctica emancipadoras y metodologías decolonizadoras transformadoras

0 6

Page 8: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Dirección del proyecto: Guilermina Victoria.Obras fotográficas: María Concepción de Lusarreta (Josi), Patricio Calut.

Las obras forman parte del proyecto interdisciplinario HABITANTES centrado en lo que los autores handenominado “arqueología estética contemporánea”. Dentro de esta búsqueda estética, los artistas habitanruinas con arte en un homenaje y reconocimiento a las mujeres que se han sobrepuesto al dolor ydevastación ante la desdicha  de perderlo todo, incluso a si mismas. Además, los autores con este proyectoartístico desean pronunciar palabras vigorosas y entonar cantos que se puedan oír en la tierra y bajo el agua.Simbolizar la pasión, representada en siluetas que habitan en su propio nombre. Porque cuando se mezclanla vehemencia de la naturaleza con el ímpetu del ser humano emerge un horizonte insondable y sagrado.

Arqueología Estética de las obras

Audiovisual: "Habitantes"In memoriam de Pablo Ortiz incluimos el audiovisual "Habitantes" ya que fue participe del mismo y suinterpretación formó parte de la performance en la Villa lago Epecuén -restos de la Villa-. Y que fueraproyectado en una noche sobre los paredones blanqueados por la sal, el mismo salitre que con la inundacióna fosilizó los árboles, otros quedaron acuáticos como la imagen que se exhibe en la portada de estecuaderno.

Serie: "In-quietudes", María Concepción de Lusarreta (Josi).

Serie: "Reflejo","Laguna de Epecuén" y "Límites", Patricio Calut.

0 7Sitio web Guilermina Víctoria: https://wilhelmina18.wixsite.com/arte-victoria/galeria-i#!).

Page 9: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Esculturas y fotografías : Johnson Tsang (Hong Kong).

Sus esculturas de porcelana interpretan las relaciones: entre las cosas, entre los seres humanos y las cosasque les rodean, y entre los propios humanos.

Las obras del escultor Johnson Tsang forman parte de diversos proyectos: Open Mind Series (2016), LucidDream Series (2016), Lucid Dream II (2018) y Still in One Piece III (2020).

Serie Open Mind: Open Mind VI

0 8

Relationship

Serie Lucid Dream: Symbiosis

Serie Lucid Dream II: Remembrance

Still in one piece III

Sitio web Johnson Tsang: https://johnsonblogy.wordpress.com

Page 10: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Paisajes, avistajes y otras rebeliones

Cenizas de salobraron silencios,

mangrullosoteando fuegos 

en el ocaso,no hubo fronteras,

precipitadasdespeñadas en

desenfrenolas invasiones con sus

raudalessubterráneos

 ni vestales

ni ánforas pompeyanas 

emergieron en danzaraíces

brazos calcáreosroídos muros

 desnudos marfiles

de su reinado blanco.

Inusitadosrostros

irrumpenpara llenar con

estampidosaetas

de ruptura en laruptura

negado lo anegado,esculturas

mordiendo silbidosentre fósiles ramajes

túnelesdescubriendo entre

quejidosarpegios

CoroDónde estarán las que

habitaronacaso en este ocaso

siguen aquísus huellas

 En tus espejos

vagan atardeceresdonde había mirada

brotan esfinges 

entretejido nácaren la intemperie

azulejay un pájaro cerril

 Imagentrueque

angostura del espaciogrieta del tiempo

sin fin

señales de arribo.

0 9

Page 11: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

Introducción

En este artículo, nos interesa, en primer lugar,dar cuenta de la eclosión de textos de cortefilosófico y político surgidos durante la pande-mia desatada en los meses de enero/marzo, asícomo durante la correspondiente cuarentena.Ello nos permitirá esbozar el papel y la posiciónadoptada por las Humanidades (en especial laFilosofía y el activismo político), durante eldevenir de la crisis por COVID-19. Seguidamen-te, centraremos nuestro análisis en la crítica queprodujo gran parte de una subjetividadcontrahegemónica, que alzó su voz envolúmenes colectivos de libre acceso, y cuyo ejevertebrador se cifró, mayoritariamente, enconsiderar a la pandemia como unaconsecuencia definitiva del sistema neoliberal, yque convirtió a esta en una sinécdoque de unorden global, patriarcal, neocolonial y racista: enúltima instancia, un dispositivo exacerbador deotras crisis que acompañaron a la propia crisissanitaria, que fue aprovechada por estoscolectivos como territorio de reivindicacionesmúltiples e interseccionales.

Covidología: Humanidades modo súbito

Uno de los aspectos más notables e inesperadosque surgió en el inicio de la crisis porcoronavirus, fue una intensa producción textualhumanística, en especial aquella directamenterelacionada con la filosofía y el activismopolítico.[1] Elementos transversales como elaislamiento y su gestión, las implicacionespolítico-sociales del distanciamiento, el impactode la crisis en comunidades específicas (p. ej.indígenas, feministas, anarquistas, zapatistas,LGTBIQ+, etc.), la respuesta de prácticasmedicinales y preventivas de tradición no-occidental, las estrategias autogestivas frente ala escasez/desigual distribución de recursos, lalucha decrecentista y ecologista, o lafeminización de la pandemia, entre otrosmotivos, fueron retomados de forma súbita enmúltiples plataformas, algunas incluso creadasad hoc para tales fines reivindicativos. En Europa, esta «explosión» enunciativafilosófica, se desató, sobre todo, en medios decomunicación online, y en diversas colaboracio-nes en volúmenes colectivos. En cierta forma,muchos filósofos que antaño reclamaban larestitución social, académica y pedagógica de lasHumanidades, encontraron en este escena- rio,una oportunidad precisa y certera para defendery ratificar el apremio de «pensar la pandemia»en clave humanística.

Epistemologíx transmodernx: Genealogíasalternativas de pensamiento frente a la pandemia

C U A D E R N O S A B I E R T O S D E C R Í T I C A Y C O P R O D U C C I Ó NC A P Í T U L O I I

D U L C I N E A T O M Á S C Á M A R A *

El bien individual no se opone al bien colectivo, el bien individual depende del bien colectivo.

Yásnaya Aguilar«Jëën pä’äm o la enfermedad del fuego»

1 0

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En este sentido, de forma muy patente y anteuna incerteza inimaginable, en Europa se revalo-rizaba y se blindaba una forma de producción deconocimiento alternativa al discurso monopolís-tico de la ciencia y la tecnología. El mainstream informativo, por otra parte,centró sus focos en una emergente «culturaoficial de seguridad», respaldada vigorosamentepor su correspondiente infodemia. Los massmedia orientaron sus discursos hacia unaexplotación acrítica del utilitarismo de laestadística (demografía) y de la atenciónsanitario-estatal normativa (tecnología), asícomo en expandir y consolidar la coberturainfrasociológica de nuevas modas y costumbres,en una suerte de narrativa domótico-panóptica.Ello condujo, al menos en Europa, a borrar,imperceptiblemente, otros tipos de riesgo,como, por ejemplo, la disolución de vitales lazosde proximidad y cohesión social, la suspensiónde otras reivindicaciones, las diversas desventa-jas de la tele enseñanza, o la disociación de unaempatía transfronteriza. Simultáneamente, y como ya mencionábamosen la introducción, la primera ola organizada depensadores y activistas, emprendieron unproceso de contestación temprana, y una partereseñable de algunas subjetividades contrahe-mónicas diseñaron unas propuestas depensamiento experimental, subversivo y reflexi-vo que se enunciaba desde un locus deresistencias múltiples e interseccionales, sobre-pasando y desafiando los discursos y las praxisnormativas en torno al virus. Partiendo de uncarácter político contundente, comprometi- doy fértil, filósofos, pensadores, y activistaslatinoamericanos —en ocasiones en tándem conotros pensadores y colectivos europeos—, fueray dentro del circuito académico, así comodiversas organizaciones de carácter libertario,comenzaron a construir un incipiente perorobusto corpus de textos críticos, originales yrenovadores en relación con el impacto no solodel confinamiento, sino también del significado

que la pandemia adquiría desde el prisma políti-camente poliédrico e intelectualmente prósperodel Sur.[2] Activados en «modo súbito», nacieron volú-menes colectivos e iconoclastas de acceso abi-erto como Queerentena: escrituras escurridizaspara la liberación de los cuerpos en cuarentena,Cuirentena: textos/cuerpos que se fugan delencierro de la cuarentena, Rejunte urgente paraotro fin del mundo posible, La rebelión encuarentena, Todo lo que nos queda es (el) ahora:textos con corazón y dignidad sobre la pandemiade nuestro tiempo, Contagio social: guerra declases microbiológica en China, Una pandemiallamada autoridad, Pandemia. Historias del Daño,Sopa de Wuhan, Capitalismo y pandemia —que,en un primer juego intertextual, anunciaba en suportada: «[Textos] no incluidos en la Sopa deWuhan»— y La fiebre, el segundo volumen de laserie del argentino Pablo Amadeo sobrepensamiento contemporáneo en tiempos depandemias. Dentro de la Biblioteca Masa Críticade CLACSO, el sociólogo decolonial Boaventurade Sousa Santos publicaba La cruel pedagogía delvirus, alineado con su proyecto de descoloniza-ción del conocimiento. También, desde Sudamé-rica, surgían varios volúmenes de escrituracolectiva, la cordobesa Obvio Microbio. Escritu-ras Urgentes en Pandemia veinte veinte, lasrosarinas Bitácora del virus: palabras del reposo,Bitácora de la intimidad, palabras del aislamien-to, y Bitácora del Porvenir I, palabras de una era,y El futuro después del COVID-19 que, desde elmarco del programa Argentina Futura, aunaba atreinta intelectuales de todo el país en torno al«nuevo futuro» en ciernes. Se configuraba así una propuesta tan ruptu-rista como prolífica para analizar, com- prendery combatir la pandemia en clave solida-ria,pluritópica e inclusiva. La premisa de algu-nosde estos libros apuntaba a que, si los discursosimperantes promovían una tensión tóxica yfalaz, entre el bien individual y el bien colectivo,ello no haría más que impedir la construcción de

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Page 13: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

estructuras de luchas de apoyo mutuo y decuidados, en comunidad y con un potentecapital social, afectivo y revolucionario. Nuestroartículo se propone desbrozar estas voces yfórmulas alternativas para ofrecer un panoramapreliminar de una potencial Epistemología delSur de la pandemia.

Otrxs genealogíxs: La pandemia comosinécdoque neoliberal, la cuarentena comometáfora de disciplina biopolítica

Más que realizar un estudio comparativo de lasobras mencionadas, o resumir y analizar cadauna de ellas de forma individual, este apartadopretende explorar la tendencia general que aúnaestas reflexiones, en el sentido de que, en estecorpus de textos, la pandemia se inscribe en elsistema neoliberal como un elemento que lodefine y es a la vez consecuencia natural de él.La pandemia, en las obras citadas, se erige comouna sinécdoque del neoliberalismo, y la crisis delcoronavirus, se perfila como un efecto evidenteasentado en un sistema político-económicoestructuralmente injusto y rapaz, patriarcal,homo/transófobo, racista, neocolonialista (eco-nómica pero también epistemológicamente) yextractivista. Es por ello, que, excluyendo elcorpus que surge desde un marco exclusivamen-te europeo o es de carácter autoral individual,nos centraremos en los ejes fundamentales que,para estos pensadores y activistas, funcionancomo «estructuras mutuamente estructurantes»entre la pandemia y el sistema neoliberalcontemporáneo. Para muchos de ellos y ellas,tan estrecha resulta esta relación de colaterali-dad, que, por citar solo un ejemplo, de SousaSantos compara la invisibili- dad del virus, con lapseudo-desparición/ debilitamiento del capita-lismo, el colonialismo y el patriarcado (se sus-tenta en la astucia que les permite desaparecercuando aún están vivos, o pare cer débilescuando permanecen fuertes», 2020, p.36) paraexplicar la forma en que, para él, la pandemia

funciona en toda regla como una alegoría de unsistema enfermo. De hecho, el Estado,responsable de una asimétrica distribución derecursos materiales (e inmateriales, como elriesgo), se constituye como cómplice de eseperjuicio orgánico. De hecho, el prólogo de unosde los volúmenes más paradigmáticos del citadocorpus, indica directamente esta circunstancia:

La enfermedad también como metáfora,como mito, como lugar de tránsito, comomasacre, como indignidad, como ocultación,como síntoma, como misterio. Laenfermedad que pueda darse (sea elcoronavirus, sea el autoritarismo, sea elcolonialismo –la enfermedad del wétiko[3]–señala ese algo inusual que nos hace daño).Es una parte esencial del pensar de lassociedades en los últimos años. Cuando sehabla de ella se vuelve contagiosamoralmente. Nos configuran las formas deentender(nos) en el mundo. Si algo es estevirus es un síntoma del capitalismo,patriarcal, colonial.[4] Se trata pues de unmomento, en un tiempo largo, un momentoimportante pues quiere meternos confórceps una reconfiguración del sistemaglobal («Invitación a leer», en Todo lo que nosqueda…, 2020, p.5).

También resulta necesario indicar que, en sumayoría, los volúmenes descartan activamente laadhesión a una gestión vertical, coactiva yoficial-estatal de la pandemia, y por el contrario,suscriben una tradición política arraigada ensu(s) H/historia(s), a saber, la de asumir laadministración del riesgo y de los cuidados deforma horizontal, solidaria y consensuada,rebajando la utilidad/funcionalidad absolutas(también, entendemos, debido a una ausencia yolvido institucionales) de los marcos de atenciónsanitaria y demográfica oficiales, apostando poruna firme estrategia de asistencia y autocuidado,así como de prácticas preventivas y de trata-

C U A D E R N O S A B I E R T O S D E C R Í T I C A Y C O P R O D U C C I Ó NC A P Í T U L O I I 1 2

Page 14: Cuadernos abiertos de crítica y coproducción : autores

miento tradicionales o ancestrales. De ello sedesprende, también, el análisis crítico quedesarrollan sobre los demás riesgos —aparte delos que acarrea la propia COVID-19— queacechan durante la cuarentena (disolución delcontacto, del afecto, de la libertad, delmovimiento, de la lucha, etc.). Ello supone que, apartir de estos textos, el capitalismo puede serdirectamente equiparado con un «virus», queincluso ha aprendido a mutar cuando se percibeamenazado:

¿Por qué no es tan fácil habitar la sensación depeligro y catástrofe inminente sin ir más allá?Poder imaginar un tiempo (y un lugar) sincapitalismo ni patriarcado es un ejercicio decreatividad, de ruptura con la indiferencia y eladormecimiento, un ejercicio de valentía yesperanza. Gran parte del poder que esgrimeese monstruo llamado imperialismo es que lesexplotades y oprimides no puedan dimensio-nar un tiempo y lugar posterior/distinto a suexistencia, haciéndolo casi perenne, omnipo-tente y omnipresente, aunque cambiante y sindudas, con capacidad de perfeccionarse en sucrueldad. Haciendo que se apueste gran partede los anhelos por mejores condiciones devida a los recambios que el sistema engendrapara sobrevivir y perpetuarse en el tiempo(Miri PF, «El fin del mundo vs. el fin delcapitalismo», en Rejunte Urgente…, 2020, p.57).

Sin embargo, para estos activistas y pensado-res, queda claro que la pandemia no detendrá larebelión: serán precisamente sus textos y susacciones, los que descarguen una reacciónefectiva contra todas las pandemias que losEstados imponen y administran. Para estos co-lectivos, la pandemia no solo equivale a corona-virus, sino a patriarcado, capitalismo, financiari-zación, precariedad laboral, explotación, Moder-nidad única, etc. De hecho, tan mortífero es elsistema actual como el propio virus, reflexiónque retoma el filósofo camerunés Achille Mbem-

be, indicándonos que en este contextopodríamos hablar de necroliberalismo, en cuanto«El sistema capitalista se basa en la distribucióndesigual de la oportunidad de vivir y morir, […]Este sistema siempre ha funcionado con la ideade que alguien vale más que otros. Los que notienen valor pueden ser descartados» (en Todo loque nos queda…, 2020, p.19). Otro texto clave enesta cadena de asociaciones (y que por suoriginalidad será reproducido en varios de loscitados volúmenes), es una reflexión anónimatitulada «Monólogo del virus»:

Agradecedme las dosis de verdad queprobareis durante las semanas que vienen:empezareis por fin a habitar vuestra propiavida, sin las mil escapatorias que, bien quemal, os hacen soportar lo insoportable. Sinhaberos dado cuenta, nunca os habíaismudado a vuestra propia existencia. […]Gracias a mí, durante un tiempo indefinido, notrabajareis más, vuestros hijos no irán a laescuela y, no obstante, esto será todo locontrario a unas vacaciones. Las vacacionesson ese tiempo que es preciso llenar a todacosta esperando el retorno previsto deltrabajo. Pero allá, en lo que se abre antevosotros, gracias a mí, no hay más tiemposdelimitados: se trata de una inmensa apertura.Yo os vuelvo inoperosos. Nada os obliga a queel no-mundo de antes vuelva. Todo estedisparate rentable puede quizás desaparecer.A fuerza de no cobrar, ¿Qué más natural queno pagar el alquiler? ¿Por qué ha de seguirpagando las facturas al banco quien ya, detodos modos, no puede trabajar? ¿No es unpoco suicida, en fin, vivir allí donde ni siquierapuede cultivarse un huerto? (Anónimo, enCapitalismo y Pandemia, 2020, p.11-12).

Este texto resulta especialmente impactantepara los lectores de este corpus ya que, porprimera vez, el virus se posiciona no comoverdugo apocalíptico ni como metáfora del neo-

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liberalismo, sino como proveedor de nuevasoportunidades, como logicista de una nuevamoral, como consignatario de esperanza: comoun verdadero agente antisistema. El textocompleto —que por cuestiones de espacio nopodemos reproducir aquí—, atesta una estocadamagistral a nuestra concepción reglamentaria dela pandemia: la enfermedad no era el virus sino elsistema en el que estábamos inmersos antes desu mesiánica y conveniente llegada. Enterradosen hábitos inhumanos de consumo compulsivo,en dinámicas de hiperproductividad y autoex-plotación, en aceleración y pobreza de tiempo yde afecto, en la convicción de que no existíanalternativas, el virus llega para salvarnos, paradespertar conciencias dormidas y liberarcuerpos subsumidos en la tiranía del capitalismode la (auto)precariedad y del (auto)consumo. A modo de resumen, en el corpus que nosocupa, la macroidentificación entre el virus y elsistema introduce una serie de motivostransversales e interdependientes. A continua-ción, proponemos una relación desglosada delos elementos más relevantes que hemos reco-gido, así como algunos ejemplos que pretendenilustrarlos. No se trata de un índice formal niexhaustivo, pero sí procura ofrecer un primeracercamiento a las piezas que componen lacolumna vertebral de un proyecto que equiparala pandemia al sistema neoliberal actual. Lossiguientes motivos son los que configuran estegran juego de espejos. Todos ellos son lossíntomas más evidentes de un mundo yacontagiado de diversos males que resultan inne-gablemente tóxicos: sin embargo, los textos nosolo sucumben al diagnóstico, sino que introdu-cen tácticas plurales de resistencia, tanto frenteal propio COVID-19 como a otros virus, tan omás virulentos que la propia enfermedad.

1. Pandemia (actual) / Epidemias (coloniales) /Otras emergencias sanitarias invisibilizadas(dengue, malaria, Sida, desnutrición, etc.)

Este primer motivo resulta muy ilustrativo de la

dinámica que pretende desgranar este artículo,ya que rentabiliza la pandemia actual y proponeun modelo comparativo de ciclos históricos deenfermedad, violencia y dominación —siempreenmarcado dentro de una crítica general contrael sistema de poder/subalternidad, pasado ypresente—estableciendo un nexo de continuidadentre esta epidemia y las epidemias provocadaspor los procesos colonizadores. Asimismo,reflexiona sobre la atención superlativa enmateria mediática, política y de recursosrecibida por la pandemia de COVID-19 enrelación con otras epidemias en curso, que, porafectar a colectivos más vulnerables y golpear alas regiones más perjudicadas del mundo, no hanmerecido la misma cobertura por parte de lospoderes sociales, económicos y políticos:«Empecemos por decir que acá al coronavirus leesperaba ya en la puerta el dengue, que vienematando en el trópico —sin titulares en losperiódicos— a las gentes malnutridas, a laswawas,[5] a quienes viven en las zonassuburbanas insalubres. El dengue y el coronavi-rus se saludaron, a un costado estaban la tuber-culosis y el cáncer que en esta parte del mundoson sentencias de muerte» (Galindo, en Sopa deWuhan, 2020, p.122). Por otra parte, textosparadigmáticos que retoman el primer motivoasociado a las pandemias fruto de la coloniza-ción son, por ejemplo, «Jëën Pä’äm o La enfer-medad del fuego» de la ya mencionada lingüistaajuujk Yásnaya Aguilar, que es reproducido envarios volúmenes:

En las periferias del capitalismo y del Estadohemos aprendido otras verdades, la familiaque hurta el maíz colectivo para escapar dela enfermedad está condenada a la falta deayuda y a los cuerpos insepultos, la poblaciónmixe que salió de la catástrofe demográficadel siglo XVI se organizó en estructurascomunales para resistir el establecimientopaulatino del régimen colonial y luego elestablecimiento del Estado, comunalmentehicieron la vida que hizo posible que a pesar

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de las cruentas epidemias, del despojo y laviolencia, aquí continuemos (en Todo lo quenos queda…, 2020, p.19-20).

Otro texto que seguirá esta línea es « EL CO-LONAVIRUS, la mayor pandemia sufrida en lahistoria de la humanidad» del intelectualcolombiano Carlos de Urabá:

Desde tiempos inmemoriales se han producidootras pandemias apocalípticas o bíblicas, peroquizás la más diabólica haya sido la que seprodujo a raíz del descubrimiento y conquistade América. […] El Nuevo Mundo seencontraba completamente aislado y sincontacto con Europa, Asia o África. Virginidadinmunológica y una falta de respuestadefensiva por parte de los nativos provocaronla hecatombe. En un plazo de 20 años lasguerras, la esclavitud y las enfermedadesprácticamente diezmaron un 90% de las tribusindígenas del Caribe. […] ¿Cómo es posibleque un puñado de conquistadores vencieran anaciones poderosas como los Aztecas o losIncas? Porque la guerra bacteriológicapropició la demoledora y fácil victoria de losconquistadores españoles. […] Por ejemplo,una gripe desconocida llamada la «gripe suinao gripe del cerdo» llegó en el segundo viaje deColón y se extendió con inmensa facilidad portodo el Caribe –como sucede hoy con elCOVID-19 (en Una pandemia llamada autori-dad, 2020, p.165-166).

Los ejemplos de la utilización de la pandemia actual para «des-encubrir» mecanismossimilares que fueron aprovechados por lospoderes de dominación en el pasado y en elpresente son múltiples y variados, y el paralelis-mo es empleado con pericia para establecer unaanalogía natural y provocadora.

2. Pedagogías críticas / Epistemologías del Sur/ Decolonialidad

Naturalmente, el mecanismo que estructuraestas obras, también se graba en un proyectoexplícito de decolonialidad (sensu Mignolo) asícomo de revalorización de discursos, prácticas yproducción de conocimiento(s) en clave «Sur».Aunque este será un elemento indiscutiblementetransversal, se manifiesta de manera específicaen la monografía La cruel pedagogía del virus(CLACSO, 2020) de Boaventura de Sousa Santos,un autor definitivo en el diseño de las citadasepistemologías alternativas. En esta línea, untexto asombroso que firma el filósofo paraguayoCristian Andino Rojas titulado «Confinamientoen el Sur o el asombro del colibrí» (enCovidosofía, 2020), nos invita a sumergirnos enla indagación filosófica de la pandemia desde elprisma mbyá-guaraní, sobrepasando el eurocén-trico búho de Minerva —el pensar crepuscularhegeliano—, para explorar las meditaciones queencierra el símbolo prehispánico del colibrí, enuna práctica filosófica «matinal», a saber, comouna forma de articular reflexivamente la reali-dad, permitiéndonos por tanto, poder debatirsobre la liberación y la transformación a partirde la generación de una nueva normalidadtransmoderna. Por ultimo, cabría destacar el volumen Coro-navirus y colonialidad (Lebrón Ortiz y ContrerasCapó, 2020) en donde se ofrecen al lector cincoclaves decoloniales para «repensar la lucha» nodesde fuera del sistema, sino desde los márgenesdel sistema (el «pensamiento fronteri- zo»mignoliano), otorgándole peso y atención a lasexperiencias, conocimientos y cosmogoníasOtras. Para ello, sus autores abanderan cincoclaves para repensar la pandemia en clave «Sur»:(1) análisis situados/propuestas atemperadas; (2)humanidad radical fanoniana; (3) afrofuturismo;(4) buen vivir dusseliano; y (5) ruptura con lasepistemologías occidentales y acercamiento aotros saberes desde nuevas lógicas y desde el

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mestizaje (sensu Cusicanqui).

3. Sinofobia/ Racismo / Xenofobia (y #BlackLives Matter)

Naturalmente, el «virus del racismo» tambiénencontró un buen reflejo en el coronavirus. Lasinofobia, denunciada por el colectivo Chuăngen Contagio social: guerra de clasesmicrobiológica en China (2020), destaca unaactitud de orientalismo exhibido por la mayoríade medios de comunicación mainstreamrespecto del «brote chino», en ocasionesseñalado incorrectamente como parte de unaconspiración/guerra comercial-bacteriológicadifundida por las redes sociales, o en su versiónmás intolerante, como producto de las«incivilizadas» costumbres e «insalubres» hábi-tos de la población china, relacionado conanimales silvestres vendidos en un mercadosemilegal (p.17). En esta línea, la propia Sopa deWuhan-miembro, en principio de estas «genea-logías alternativas»— fue señalada por exhibiruna actitud similar, en la nota «Sobre la portadaSopa de Wuhan: Comunicado para ASPO(Editorial) y Pablo Amadeo (Editor)»:[6]

Las voces de la ultraderecha nos preocupan amuchas personas. En tiempos de pandemia lasidentificamos y sabemos que es reprobable. Esodio. Es racismo. Y es sinofobia. ¿Qué ocurrecuando este discurso viene acompañado deuna compilación de escritos de pensadorxscontemporánexs? Se justifica. Se permiteporque se acompaña de unos textos que seleen profundos y reflexionados, se genera unaltar de adoración y se lee creatividad tras esediseño. Que si es una referencia, que si no haymaldad, que si admítelo, está ingenioso. Laportada de un libro o de una recopilación deautorxs no es menos importante que sucontenido. Si el contenido se presuponeanalítico, reflexivo y crítico con los tiempos depandemia, la portada debería de ser coherente

con ese lenguaje. Alimentar un imaginario quesitúa la culpa y el origen en Wuhan, China, esdemagogia. Una demagogia que sirve al restodel mundo para descargar el malestar actualen otrxs. Desde la diáspora china y otrascompañeras asiáticas «leídas como chinas» losabemos desde enero. Unxs legitiman elracismo y la sinofobia desde el juego político,otrxs lo hacen a través del humor. Pero otrxstambién a base de agresiones verbales yfísicas, de humillaciones e incluso a puñaladas(como pasó recientemente a un padre y a sushijxs de seis y dos años en Texas, EEUU).

Otro elemento que atraviesa estas publica-ciones es el del racismo y la violencia impuestasobre los cuerpos negros y de color, en abiertodiálogo con el movimiento #Black Lives Matter(que cobró una fuerza inusitada durante lacuarentena debido al asesinato de George Floyda manos de dos policías blancos). El texto«¿Vidas negras importan? Racismo y capitalismofrente a la pandemia en África» del PSTU desdeBrasil da buena cuenta de ello:

Los grandes medios no muestran que negros ynegras, en el Brasil, en el África, en Europa y en los Estados Unidos continúan muriendo amanos de la policía. No muestra que en Italia,por ejemplo, los decretos de Salvini, que cerrócentros de asistencia social, dejaron a millaresde inmigrantes en las calles, sin acceso a lasalud y sin ninguna protección. Que en losEstados Unidos, con un sistema de saludprivado, la población afroamericana no tendrásiquiera cómo hacerse los testes de Covid-19.Que en muchos países africanos, millaresmorirán por no conseguir camas en hospitales.Así como fue con el ébola, de nuevo, África pa-sa por un silenciamiento. Nadie llora por loscuerpos negros muertos, porque el racismo esese sistema ideológico que deshumaniza, quesegrega, que inferioriza, y que el capitalismose apropia para generar división en la clase (En

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Todo lo que nos queda…, 2020, p.57-58).

En muchos de estos textos, la xenofobia esequiparada a un virus que debe ser combatido, ygran parte de estos pensadores y activistas,insisten en la idea de que el racismo es muchomás mortal que la propia COVID-19.Adicionalmente, la última frase de George Floyd«No puedo respirar», y los síntomas eminente-mente respiratorios del coronavirus, entablan undiálogo de violencia intertextual/estructuralque es utilizado y rentabilizado por estas genea-logías alternativas para denunciar la opresiónhistórica y presente de la población negra, indí-gena y de color.

4. Colectivización del acompañamiento /Cuidados en comunidad

Otro elemento importante que se desmarcaexplícitamente de una atención sanitarianormativa y estatal, o privada pero regida por lasjerarquías, la monetización, el individualismo, yuna duración preestablecida y acotada en eltiempo, es la de los cuidados en comunidad y lacolectivización del acompañamiento, tal y comolo define la filósofa uruguaya Ana María Martínezde la Escalera en su texto «¿Qué puede elacompañar? Comunidades y coronavirus»(Covidosofía, 2020). Para esta académica, loscuidados en comunidad resultan diferenciales,es decir, se configuran a partir de «una serie deprácticas y trabajos a través de los cuales lasmujeres, sin recurrir a estructuras estatales, sesolidarizan unas con otras que están en riesgo[…] El acompañamiento pertenece a unadimensión colectiva de lo social que se autoor-ganiza más allá de políticas públicas einstituciones» (p.158). E n este corpus, también podemos encontrarvarias guías de recomendaciones sociosanitariasde marcado carácter autogestionario sobrecómo afrontar la pandemia en comunidad, y enlas que se explicita cuál es el significado especí-

fico de estas redes: «En su sentido apropiado, laayuda mutua no describe un programa quebrinde asistencia unidireccional a otros de lamisma manera que una organización caritativa.Por el contrario, es la práctica descentralizadade la atención recíproca, a través de la cual losparticipantes en una red se aseguran de quetodos obtengan lo que necesitan» (Enkis, 2020,p.11). También, la activista boliviana MaríaGalindo nos advierte —en vista de que endeterminados países latinoamericanos acudir aun hospital y depender del Estado para este tipode cuidados no es una opción viable ni realista—,y nos llama a la organización colectiva «Sabemosque la gestión de la enfermedad será mayormen-te domiciliaria, preparémonos socialmente paraeso» (en Sopa de Wuhan, 2020, p.126). Este puntocobra especial relevancia en el Sur, debido a ladebilidad estructural de los sistemas sanitarios(por lo general, centralizados y/o desabasteci-dos), el abandono institucional por parte delEstado de las zonas rurales/indígenas, sumado auna fuertemente establecida tradición socio-cultural de colectivización del acompañamientocomo táctica de supervivencia ante la margina-ción regional, y escasez de recursos general. Eneste sentido, se privilegia la gestión de base,participativa, afectiva y horizontal del riesgo.

5. Feminismo

A causa de que el encierro fue decretadooficialmente y afectó de forma categórica laesfera de lo doméstico, el feminismo ha tenido,durante la cuarentena, un espacio preponderan-te a la hora de poder manifestar los males queacarrearía para la mujer. Esto brindó una nuevaoportunidad para denunciar la «pandemia» deviolencia de género que antecedía la pandemiapor COVID-19, violencia que, para ellas, seríaincluso potenciada por el propio coronavirus:

Quedarse en casa es una apelación que paralas mujeres, para algunas más que otras, pero

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históricamente para todas, tiene un contenidode tal segregación al espacio privado que en-seguida despierta las peores sospechas. ¿Mequedo en casa si estoy inmersa en unarelación violenta, donde la desigualdadestructural entre los géneros que cimentó mirelación de pareja estalla ante el encierroobligado? ¿Me quedo en casa desinfectandocon lavandina y alcohol al 70 por ciento hastael mínimo objeto traído del exterior como sino lleváramos décadas diciendo que las tareasde cuidado son trabajo no pago? ¿Me quedo encasa atendiendo la demanda sin límites de lesniñes que creen tener a mamá todo el día paraelles? El slogan global será muy útil desde elpunto de vista sanitario, pero puede ser unatrampa mortal (Tessa, «Un mundo nuevo yfeminista», en Bitácoras de la intimidad, 2020,p.20-21).

Para muchísimas mujeres, el confinamiento nisiquiera sería una opción, en el sentido de que,(a) podrían quedar atrapadas con su agresor (lasestadísticas y llamadas de ayuda por violencia degénero se multiplicaron en todo el mundodurante la cuarentena); (b) asumirían/intensifi-carían su papel en las tareas de cuidados delhogar, los niños y niñas, o mayores dependien-tes; y (c) en otros casos, se verían abocadas asalir de sus casas —incluso combi-nando ambosroles— para trabajar (por lo general, en trabajosinformales o precarios) debido a que en muchoshogares del Sur, las mujeres producen el únicosustento de la economía familiar, o sencillamen-te se convierten en cabezas de familia monopa-rentales o extensas. Es por ello que, en forosfeministas, se pudo hablar de la «feminización»de la pandemia y de una muy anterior«pandemia de violencia de género» que seensañaba de forma integral contra las mujeres,siendo que la COVID-19 no hacía más queprofundizar una epidemia menos visible pero tano más peligrosa que el propio virus.

6. Identidades LGTBIQ+

Otro paralelismo clave desarrollado textualmen-te durante la cuarentena, fue el que asumió yprotagonizó, muy especialmente, la comunidadtrans, queer y travesti. Los volúmenes colectivosCuirentena: textos/ cuerpos que se fugan delencierro de la cuarentena (2020) y Queerentena,escrituras escurridizas para la liberación de loscuerpos en cuarentena (2020) fueron reveladoresen el sentido de que su propuesta políticaconvertía el encierro biopolítico por COVID-19en una metáfora del encierro estructural sufridopor este colectivo a manos de un sistemacis/heteronormativo y patriarcal: «Somos esosque confinaron a la abyección, haciendo de estaprecariedad un techo compartido con otrxs… Alabrigo de nuestras luchas, ¡seamos todxsbienvenidxs!» (Cuirentena…, 2020, p.8). Dehecho, también aprovecharon esta oportunidadpara visibilizar y reivindicar su situación dediscriminación y vulnerabilidad sistémica comouna «pandemia» simultánea e invisible:

El mundo se paraliza ante una pandemia yaunque este escenario nos angustia muchxsnosotrxs sabemos también de lo pandémicoque ha sido y sigue siendo el régimen hetero-cisnormativo y cuántas vidas, alrededor delmundo, sucumben día tras día ante laindiferencia e incluso la complicidad demuchxs que nunca-jamás se pararon a lucharcontra esa disciplina del cuerpo/deseo. Peronosotrxs, escurridizxs siempre, si algo hemossorteado es el encierro de sus placares y ahoratambién de sus presidios sanitarios. Noshemos fugado y nos seguiremos fugando detoda normalidad devenida en régimen»(Queerentena…, 2020, p.10).

La metáfora del encierro estaba servida. Deahí que la docente y activista feminista BárbaraBilbao, en su texto "nuevo hábitat" (La Fiebre,2020) indicara que volver al espacio de lo do-

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méstico siendo mujer, o lesbiana o travesti,implicaba, simbólica y literalmente, volver alespacio del secreto, del ocultamiento, del«clóset», por lo que se preguntaba acertadamen-te: "¿Qué pasó que nos olvidamos de politizareste territorio? ¿Será que tenemos que politizar-lo? La construcción del afuera y el adentro tam-bién es una frontera que funciona como controly disciplinamiento, y es un borde que considero,estamos perdiendo de vista por priorizar otros"(p.194).

7. Medicina tradicional / Prácticas ancestrales

Así como los cuidados comunitarios se postula-ban como un elemento fundamental para estasgenealogías alternativas, paralelamente, se hacíahincapié en la descolonización de los mis-hacíahincapié en la descolonización de los mis-mos,así como en la posibilidad de reconectar con lamedicina tradicional o las prácticas ancestralesen el desarrollo de estos cuidados. De hecho, larealizadora dinė/tesuque Jade Begay, proponía,por ejemplo: (1) sahumar y mantener los pies enla tierra (abrazar los rituales de fuerzaespiritual); (2) conectar con medicinas yconocimiento tradicional; y (3) construir comu-nidad (enmarcado en el proyecto decolonial deretornar al matriarcado, asumir la interdepen-dencia entre todos los seres, y revalorizar locomunitario por sobre lo individual) («Descolo-nizar los cuidados comunitarios como respuestaal COVID-19», en Todo lo que nos queda…, 2020,p. 129-135). De la misma manera, la lingüistaoaxaqueña Yásnaya Aguilar, apuntaba que «Si lapropagación del virus muestra los resortes de lasestructuras interrelacionadas en las que habita-mos, solo la colectivización del cuidado puedeparar la pandemia» (en Todo lo que nos queda…,2020: 14). Un artículo magnífico que recoge la necesi-dad de «pensar la pandemia en clave Sur» es elque firma Galindo, que insiste en la revaloriza-ción y el uso de la memoria tradicional de la sa-

nación, en descolonizar también la «mentesubyugada», que en una vuelta de tuercafanoniana y foucaultiana, habría aprendido adescalificar su propio conocimiento comoinválido:

[…] mientras rebusco mis libros de medicinaancestral para producir una fricciónrespiratoria antiviral, como las que hacíamoscuando Mujeres Creando era una farmaciapopular en una zona periférica de la ciudad,pienso en el absurdo. […] Necesitamosalimentarnos para esperar la enfermedad ycambiar de dieta para resistir. Necesitamosbuscar a nuestros kolliris[7] y fabricar conellas y ellos esos remedios no farmacéuticos,probar con nuestros cuerpos y explorar quénos sienta mejor. Necesitamos coquita pararesistir el hambre y harinas de cañahua, de amaranto, sopa de quinua. Todo eso que noshan enseñado a despreciar («Desobediencia,por tu culpa voy a sobrevivir», en Sopa deWuhan…, p.120-127).

8. Experiencias autogestionarias/Anarquismo/ Zapatismo

Aunque los textos provienen de diversosorígenes, muchos de ellos se inscribenexplícitamente en experiencias autogestionarias:de hecho, las firmas de muchos de estosvolúmenes son firmas de colectivos (websanarquistas, foros, periódicos) como la Federa-ción Anarquista de Turín, el Periódico ElAnarquista, la Asamblea Anarquista Autoconvo-cada, la Biblioteca Anarquista Disordine o laAsamblea defensa territorio maya. Los títulostambién nos ofrecen claves claras respecto de laideología que recorre la columna vertebral detodos estos textos: Una pandemia llamadaautoridad. Compilado anarquista y otros textossobre el Covid-19, el control social y la crisispermanente del capital (2020) o La rebelión encuarentena. Una guía anarquista de acción en -

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tiempos de pandemia (2020) son solo dosejemplos de la adscripción política de estasgenealogías, y de la equiparación que realizaronentre la pandemia por COVID-19 y las pandemiasde autoridad, control, explotación y dominación.En este apartado también cabe mencionar laencomiable labor desarrollada por el proyecto LaReci[8] (San Cristóbal de Las Casas, Chiapas)para difundir —y en ocasiones editar— granparte de estos volúmenes. Este taller comunal ycomunitario se convirtió, durante la cuarentena,en una plataforma de referencia, desde la que setransmitieron intensas y sugerentes charlas ydebates sobre la citada temática, en relación alCOVID-19, y al corpus político contemporáneodel border-thinking.

Lxs Paratextxs: Las «licencias» políticas (ypoéticas)

Por otra parte, y solo a modo de curiosidad peroque como objeto de estudio reclama un espaciode atención crítica en sí mismo- pero queexcede los objetivos de este artículo, - en esteapartado incluimos ejemplos de algunosparatextos de estas obras colectivas. Estos nosolo resultan enormemente provocativos, sinoque también ofrecen claves esenciales parapoder construir un análisis más rico y completo apartado incluimos ejemplos de algunosparatextos de estas obras colectivas. Estos nosolo resultan enormemente provocativos, sinoque también ofrecen claves esenciales parapoder construir un análisis más rico y completodel significado profundo de los textos. Elconcepto de paratexto, desarrollado inicialmen-te por Gérard Genette (1987), indica que auncuando los paratextos resulten subsi-diarios,estos funcionarán como guías de lectura y comopuntos de apoyo (en este caso, político-ideológicos) para fraguar el sentido del texto ensí. En este caso, la relación determinante que seestablece entre licencias de explotación/repro-

ducción alternativas, y el contenido del texto,certifican su compromiso, y conceden unasensación de integridad definitiva a la obra. Esdecir que existe un aprovechamiento inequívocamente táctico de dichas licencias —enocasiones tan reglamentarias como poéticas—,de forma que los ejes de pensamiento políticoquedan enmarcados, pero sobre todoplenamente sustentados, por los espacios másacabadamente formales.

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Fig. 1: De La rebelión en cuarentena.Una guía anarquista de acción entiempos de pandemia (2020, s.p.).

Fig. 2: De Todo lo que nos queda es (el)ahora: textos con corazón y dignidad sobrela pandemia de nuestro tiempo (2020, s.p.).

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(In)conclusiones: La pandemia como grietaposible

A pesar de la preliminaridad de las reflexiones«urgentes» surgidas en este escenario (y en esteartículo), así como de la incertidumbre propia deun contexto de producción (¿pos?) pandémico,estas obras reclaman una atención críticasorprendentemente postergada. Estasreflexiones no solo se constituyen comoverdaderos testimonios de gestióncontranormativa y bottom-up de la crisis de laCOVID-19, sino que, a su vez, nos recuerdan quedeterminadas culturas y tradiciones políticas yanos habrían advertido sobre peligros similares, ytrabajado de forma colectiva y eficaz paracontrarrestar obstáculos y riesgos precedentes.Resulta cuanto menos llamativo, que, a pesar deexpresar un desconcierto lógico, estaspropuestas rehúyan cualquier potencial«blackout de la crítica» (Cadahia y Cano, 2020), ycon mucha velocidad —fruto sin duda de suexperiencia activista— reciclen y renueven susideas para adaptarlas a un escenario queparecieran ya casi conocer. ¿Por qué? Porquepara estas «genealogías alternativas», muchossíntomas de la pandemia —sino todos—, noserían más que una cadena de signos y secuelasde pandemias antiguas (y no tan antiguas), deproblemas ya detectados y analizados, y deriesgos estructurales y reconocibles.

Es por ello que la equiparación sinecdóticaentre pandemia y neoliberalismo, los posicionacomo intérpretes aventajados. Esta condición lesotorga una suerte de «catalizador analítico» queculmina en sendos proyectos colmados depropuestas ágiles y visiblemente arraigadas.Visibilizar estas genealogías alternativas seconvierte entonces en una actitud deresponsabilidad académica y social: apoyartradiciones sistémicamente marginadas debeformar parte del proyecto de producción de

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Fig. 5: De Sopa de Wuhan (2020, p.13).

Fig. 4: De Cuirentena. Textos/cuerpos que se fugan delencierro de la cuarentena (2020, p.8).

Fig. 3: De Rejunte urgente para otro fin del mundo posible(2020, s.p.).

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conocimiento(s) actual y de promoción de prác-ticas emancipadoras y transformadoras. Esperemos que estas obras continúen cons-truyendo la raigambre de inclusión epistémicaque reclaman para sí y para el mundo.

Notas*Dulcinea Tomás Cámara (Buenos Aires, 1981) esdocente universitaria e investigadora en laUniversidad Politécnica de Madrid (UPM), en elDepartamento de Lingüística Aplicada. Eslicenciada en Historia, licenciada enAntropología Social y Cultural, diplomada enMigrantes y Protección de Refugiados, y doctoraen Filología (Estudios Africanos). Ha sido lacoordinadora del corpus subsahariano para laBiblioteca Africana de la Biblioteca VirtualMiguel de Cervantes, y ha publicado, junto conJosé Luis Caramés Lage, Prácticas de laantropología literaria: prosa, teatro y poesía(Bohodon, 2010), África indócil: una poética de laviolencia en la literatura africanacontemporánea (Verbum, 2017) y Covidosofía.Reflexiones filosóficas para el mundopospandemia (Paidós, 2020), además decapítulos de libros y artículos en revistasespecializadas. Ha participado comoinvestigadora en varios proyectos nacionales deI+D y forma parte del Grupo de Trabajo«Prácticas emancipatorias y metodologías des-colonizadoras transformadoras» Epistemologíasdel Sur, CLACSO).

[1] Estas ideas iniciales figuran en laintroducción a Covidosofía. Reflexionesfilosóficas para el mundo pospandemia (TomásCámara, 2020) editado por Paidós en junio deeste año, y son reproducidas en este primerapartado.

[2] Entendemos el «Sur» sensu de Sousa Santos,a saber, no como un espacio geográfico sinocomo un espacio-tiempo político, social y cultu-

ral de los colectivos vulnerados en elpasado y en el presente.

[3] Literalmente, «caníbal», la enfermedad quepadece el hombre blanco. En su libro Columbusand Other Cannibals de 1978, Jack Forbes ladefine como una psicosis, «la mayor enfermedadepidémica conocida por el hombre [blanco]» quese caracteriza por un consumo depredador, «elconsumo de la vida de otro para su propiopropósito o beneficio privado» (cfr.unsettlingamerica.wordpress.com/tag/wetiko/)

[4] Nuestro énfasis.

[5] En aymara: niño, niña, bebé.

[6] Véase texto completo en:https://bit.ly/31LnLmb

[7 Kolliri o «Qulliri»: sanador tradicional, médicoaymara.

[8] https://www.facebook.com/LaReci.libros/

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La actual pandemia ha puesto de actualidad eldebate sobre el lugar que la ciencia tiene queocupar en nuestra sociedad, lo cual significatambién sobre qué es la ciencia y la necesidadque tenemos de guiarnos por sus orientacionesen la gestión de ciertos asuntos públicos, y laslimitaciones que ello puede tener. En unmomento de gran incertidumbre como este,desde muy distintas instancias, comenzando porlos poderes públicos, se pide a la ciencia unacerteza que, por su propia naturaleza, no puedeofrecer; sabemos que la ciencia implica poner encuestión de manera continuada las verdadesprovisionales a las que se ha llegado a través dedeterminadas metodologías, aunque es precisa-mente esta mirada crítica la que nos permiteafirmar alguna cosa con todo rigor y fundamen-to, frente a explicaciones alternativas que nopueden mostrar la consistencia en la que sebasan sus argumentos, y no sólo a nivelpuramente teórico, sino contrastándolo con larealidad. Es indiscutible, pues, que los conoci-mientos producidos por la actividad científicapueden orientarnos en las formas de actuar paraprevenir, paliar, incluso curar, en un determina-do momento, enfermedades como la covid-19.Desde luego, pueden sernos mucho más útilesque las ocurrencias, iluminaciones, teoríasconspiratorias y otros subproductos del miedoque tanto están circulando en estos momentos yque tanto pueden llegar a perjudicarnos desde el

punto de vista, no sólo de la salud, sino tambiénde la cohesión social. Pero que tengamos esto claro no quiere decirque no sea problemático lo que decíamos alprincipio, es decir, de qué hablamos cuandohablamos de ciencia y que rol puede jugar en unmomento de crisis como el presente. Precisa-mente la falta de un conocimiento preciso dequé se trata la pandemia que nos afecta, hapuesto de relieve las limitaciones y contradic-ciones de la «ciencia normal» (Bialakowski &Montelongo, 2020) y la necesidad de un debateepistemológico acerca de la articulación dedistintos tipos de saberes para poder actuar conla mayor eficacia posible frente a todos losproblemas, no sólo de salud, relacionados conella. Mas allá de entender la ciencia en un sentidoestrictamente popperiano, seguiremos a GarcíaJiménez (2008: 208) cuando propone que laciencia es «un saber racional, sistemático,metódico, crítico, parcial y, por ende, selectivo;una representación que es sometida al propiodictamen de la experiencia o de la racionalidad yla coherencia, y que trata de entender larealidad en toda su complejidad, no reflejándolatal cual es, sino indagando en las causas y en losporqués de los eventos que conforman el mundode la experiencia.» Este marco permite incluirdistintas aproximaciones teórico-metodológicasdependiendo del objeto de estudio y de las fina-

Coproducción de saberes ante el covid-19.Una metodología de trabajo en tiempos de

pandemia

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«La medicina es ciencia social, y la política no es otra cosa que medicina en gran escala”Rudolf Virchow

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lidades que tengamos al hacer el recorte de este. Cuando trabajamos sobre los procesos desalud, enfermedad, atención y prevención nosencontramos con que es un campo en el que hayun tipo de investigación científica hegemónica,que forma parte de la biomedicina; investigaciónampliamente orientada por principios positivis-tas, que sirve para determinadas cosas, pero quedeja fuera de su campo muchísimas más, con locual resulta ser un saber con amplias limitacio-nes en cuanto a su utilidad. Es por ello quedesde hace ya bastantes años se ha planteado lanecesidad de una epidemiología sociocultural, esdecir, de una indagación sobre los procesosmencionados al principio de este párrafo queademás de guiarse por la biología, la farmacolo-gía y otras ciencias naturales, se oriente tambiénpor la antropología médica, la sociología de lasalud, la psicología social, y demás cienciashumanas y sociales. De esta manera, nos obliga-mos a contemplar la articulación de todos losaspectos biológicos, ecológicos, culturales,sociales, económico- políticos... (Ver al respectoHaro, 2011). La epidemiología sociocultural parece ser unbuen instrumento para conocer lo mejor posiblecualquier padecimiento humano y, por lo tanto,estar en condiciones de poder actuar con ciertacapacidad respecto a él. Pero de manera cohe-rente con ella, no podemos pararnos hastadónde llega la actividad científica, por másamplia y compleja que esta sea. Necesitamoscontar con los saberes locales y los puntos devista de las personas/ grupos afectados por elpadecimiento sobre el que queremos trabajar. Eneste sentido es muy útil disponer de unaperspectiva relacional que, según Menéndez(2020), «incorpore al conjunto de actoressociales significativos que viven, sufren y actúanrespecto de dicho problema». Tenemos así quepara ser realmente científicos, debemos ir másallá y tener en cuenta todos esos otros saberesno científicos, fruto de la sistematización de laexperiencia a través de ciertas racionalidades si-

tuadas en contextos socio-ecológicos determi-nados; pero no puramente como «objetos» denuestro conocimiento, sino como «sujetos» conlos que establecemos una relación dialógica quepermita incorporarlos a nuestro conocimiento ya encontrar formas comunes de actuar en elsentido más amplio del término, hasta llegar a«sentir con ellos» las necesidades y metas aconseguir para ir transformando aquella realidadque produce los padecimientos. La necesidad de articular estos distintos tiposde conocimientos se pone más de relieve aún,cuando en una situación como es la del covid-19,son muchas las cosas que, desde el campoestrictamente científico, todavía se ignoran. Estapandemia, entre muchas otras cosas, haresultado ser un baño de humildad no sólo paraaquellos que piensan que con los grandesdesarrollos tecnológicos actuales podemosdominar el mundo, sino también para lasgrandes instituciones (entre ellas, las científicas)muy pagadas de sí mismas, que con su actualconfiguración pensaban que podían hacer lomismo. Pues no, el covid-19 nos ha puestodelante de unas evidencias que cada vez costarámás ocultar, quizás la principal de las cuales esque no se puede continuar gestionando lassociedades con el principio del desarrollismocontinuo, en beneficio de unos pocos, y endetrimento tanto de la mayoría de la población,como del mundo en el que vivimos, que es elúnico que tenemos. Estas reflexiones generales que he expuestoasí, un poco a vuelapluma, me sirven de intro-ducción para situar una experiencia concreta,que creo que se puede considerar como un casode coproducción de saberes. Me refiero a losdocumentos emanados del Consell Municipal deBenestar Social (CMBS), ente participativo delAyuntamiento de Barcelona que, junto con otrosvarios consejos de distintos tipos (sectoriales oterritoriales) como el Consell de Ciutat, elConsell de les Dones o el Consell de la Joventud,tiene ya bastantes años de existencia en dicho

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ayuntamiento. Y más en concreto, al documentoen el que se expone la reacción del CMBS deBarcelona frente a la irrupción de la Covid en laciudad, con todos sus impactos en las políticassociales. El CMBS es el órgano participativo en el quese discuten y se hacen propuestas acerca de laspolíticas municipales que hacen referencia a losDerechos Sociales, por lo que podemos afirmarque es muy sensible a los procesos deprecarización y a los distintos elementos decrisis que han aparecido o han aumentado en laciudad durante la actual situación. Estácompuesto por varios Grupos de Trabajo, que enla actualidad son los de Acción Comunitaria,Drogas, Envejecimiento, Igualdad de Oportuni-dades en la Infancia, Familias, Salud y«Sinhogarismo»[1]. Cada grupo tiene uncoordinador, que puede ejercer esta función dedistintas maneras: como dinamizador, con unliderazgo claro (o no), como un «atrapaideas»para debatirlas y hacerlas circular, etc., ya quecada grupo es un mundo. Pero lo interesante delcaso es que en todos los grupos, de una u otramanera, se encuentran desde los trabajadores ytrabajadoras de primera línea en los distintossectores, que son los que hacen funcionar losservicios municipales, tanto de titulacióndirecta, como los que funcionan a través deempresas del Tercer Sector, programas deFundaciones o ONGs, federaciones deasociaciones que trabajan en el sector, etc., queson muchísimos; los gestores y gestorasmunicipales de distintos niveles; algunasacadémicas y académicos que trabajan enlabores de asesoramiento, sea en programasconcretos o en el propio CMBS; asociaciones deafectados, El grupo de «Sinhogarismo» es elúnico que está compuesto solamente porpersonas sin hogar, por lo que es un grupo untanto distinto de los demás. En fin, sea comosea, la diversidad de experiencias y de puntos de vista en ellos está garantizada. Y todo con elapoyo del Departamento de Participación Social

y su secretaría técnica. Pero el CMBS no terminaaquí porque, aunque los grupos de trabajopuedan ser su elemento central, su composiciónes más amplia, ya que también son miembros delmismo representantes de otros Consejossectoriales como los citados más arriba,organismos municipales como la Agencia deSalud Pública o el Consorcio de ServiciosSociales, los representantes de los grupospolíticos del ayuntamiento, una variada repre-sentación de entidades sociales como Cruz Roja,Cáritas, Federación Catalana de Drogodepen-dencias, representantes de Asociaciones deVecinos y Vecinas, de Padres y Madres deEscuelas, de Empresas de Inserción, etc., junto arepresentantes sindicales, patronales, profesio-nales, de las universidades y algunosexpertos/as. Todos ellos presididos por la te-niente de alcaldesa de Derechos Sociales,Justicia Global, Feminismos y LGTBI, y una vice-presidenta asociativa, que es quien ejerce elliderazgo directo, como se ha visto muy biendurante este periodo.[2] El CMBS produce unos documentos anuales,que son los informes participativos, donde losgrupos hacen sus propuestas para las políticassociales municipales; y plurianuales, donde seevalúa el impacto que han tenido (o no) laspropuestas del CMBS. Y otros documentosespecíficos, como asumir y proponer comoCMBS la propuesta de algún Grupo de Trabajoconcreto (por ejemplo, la «Diagnosis de lasituación del «sinhogarismo» en Barcelona» en2015; el «Manifiesto del Grupo deDrogodependencias sobre los hechos del Ravaldel verano del 2017», después de unos conflictosen el centro histórico de BCN alrededor deltema drogas) o crear un grupo «ad hoc» para untema que para todos los grupos resultasignificativo, como fue el «Modelo operativopara el diseño de la atención integrada social ysanitaria» en la ciudad. El liderazgo de lavicepresidencia asociativa consistió en impulsarla detección de temas comunes a los distintos

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grupos, de buscar respuestas del CMBS antedeterminados conflictos, etc. Pero se vio sobretodo en el impulso a la actividad del CMBS frentea la pandemia. En efecto, ante la situación creada por elcovid-19, y con el confinamiento frente al mismo(y una vez vista la operatividad de lasherramientas digitales para la realización devideoconferencias), desde dicha vicepresidenciase impulsó un debate, primero en los grupos detrabajo, y luego al pleno del CMBS, sobre cuáleseran, a su parecer, los principales impactos de lacovid-19 sobre las políticas sociales deBarcelona, y qué medidas habría que adoptarpara poder salir de esta situación. Se creó ungrupo redactor del documento que tenía queproducirse a partir de las distintas aportaciones,grupo formado por la vicepresidenta, uncoordinador de un Grupo de trabajo, un expertoy dos representantes de entidades profesionales,y en el que se pensó qué metodología se podíaproponer para que dichas aportaciones fueran lomás ricas posible. Se optó por elaborar un guiono encuesta cualitativa que, en distintos gradosde concreción, recorría los dos aspectosgenerales (impacto y alternativas), pero al mismotiempo, en una reunión con los coordinadoresde grupos, se les animó (aunque, en realidad,creo que no hacía falta...) a que en cada uno deellos desarrollara la metodología que acordarancomo más conveniente en su grupo. Así fue. Mientras en un caso optaron porhacer varias reuniones telemáticas del grupopara ir debatiendo el tema y luego lacoordinadora o coordinador, a veces con laayuda de otra persona, elaboró los resultados, enotros funcionó distinto. En el caso de nuestrogrupo, opté por empezar con una ronda deconversaciones telefónicas con las 10 ó 12personas que consideraba «los más viejos dellugar», para saber cómo estaban y para calibrarsu receptividad, que resultó ser excelente; luegomandé la encuesta cualitativa dando unos plazosde respuesta; cuando estas llegaron – 22 de un

total de las aproximadamente 25 personas quenormalmente componen el grupo – se tuvo queelaborar una amplia síntesis, recogiendo todaslas posiciones, algunas bastante contradictoriasentre ellas. Se mandó esta elaboración al grupo,pidiendo comentarios al mismo, que se volvierona mandar a todo el mundo, antes de convocaruna reunión telemática (con asistencia de 18personas) en la que se discutieron los puntosmás conflictivos, se intentó profundizar en losconsiderados centrales, etc. El coordinadorelaboró un documento con las conclusiones, quese volvió a mandar al grupo por si había algunacorrección antes de darlo por definitivo. Mientras tanto, el grupo redactor, con losinputs de las distintas coordinadoras y coordi-nadores y su discusión, iba avanzando en laredacción de la introducción al documento,compuesto finalmente por esta introducción ycuatro o cinco propuestas y/o aportacionesbásicas de los distintos grupos, más el anexo conel documento completo que había producidocada grupo (que tenían entre 15 – 30 páginascada uno), del cual se habían extraído los puntosbásicos[3]. Hay que decir que el documento de referen-cia, además, ha «alimentado» al Pacte perBarcelona, un pacto de mínimos con todas lasprincipales fuerzas políticas y sociales de laciudad que, a través de diez puntos básicos deconsenso, se propone para salir de la pandemiacon la mayor cohesión social posible[4]. Asimis-mo, durante todo este proceso (del 14 de mayo al25 de junio de 2020), se ofrecieron un conjuntode cinco charlas que, a partir de la covid-19,incidieron en el núcleo duro del concepto dederechos sociales, charlas que se ofrecían tantoa los miembros del CMBS como a la ciudadaníaen general.[5] Los dos primeros párrafos del documentoseñalan el marco en el que se sitúa la reflexión ylas propuestas del mismo:

La pandemia ha puesto de manifiesto proble-

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mas que ya conocíamos, ha hecho emergerclaramente aquellos grupos, personas ysituaciones víctimas de las desigualdades, laviolencia y la exclusión estructural, quepodían quedar escondidos, y ha creado nuevasdificultades; tanto la pandemia como laposterior crisis socioeconómica están ponien-do de manifiesto aún más las desigualdades.Será necesario elaborar planes para situacio-nes de emergencia inmediata (por el riesgo derebrotes), y sobre todo para el futuro, en losque se contemple una gobernanza compartida,de coproducción y en la que se tengan encuenta tanto los aspectos sanitarios, como losaspectos económicos, sociales y emocionales,así como procurar mejorar los sistemas deinformación, comunicación y participación[6].

Es decir, se subraya el conocimiento previode la situación, lo que tiene su importanciacuando se afirma, a modo de aclaración, queesos problemas que ya se conocían, que giran entorno a las desigualdades como su eje principal,tienen sus raíces en la exclusión y la violenciaestructurales. No se trata de contentarsediciendo aquello de “toda la vida ha habidopobres y vamos a intentar paliar su situación”,sino de constatar que la emergencia de muchasy más o menos nuevas exclusiones, como lasligadas al origen étnico y las migraciones, algénero, a la vivienda o, simplemente, a lapobreza a pesar de tener un trabajo (o sea, ligadaal régimen de explotación laboral vigente), nohacen más que confirmar estas desigualdadesestructurales de las que la pobreza “de toda lavida” no era más que la punta del iceberg. Por lotanto, no se trata de “poner parches”, o sólo deeso, si no, en todo caso, hacerlo con la perspec-tiva del desarrollo de unas políticas de fondo quedoten a esos “parches”, más o menos grandes, dela continuidad, de la capacidad de ir establecien-do eslabones de unas cadenas que sustentencambios profundos a medio y largo plazo. En el documento esto queda expresado afir-

mando que “hay que evitar que la situación deemergencia restaure políticas de corteasistencial y caritativas. Su presencia puntualdeberá desaparecer en la perspectiva dereformas estructurales de fondo hacia unamayor redistribución económica, cohesión socialy sostenibilidad ambiental.” Así pues, al mismo tiempo que se reivindica lanecesidad de planes de emergencia, queda claroque, para hacer unas políticas sostenibles haciala transformación social, previendo el peligro desu abandono en función de los primeros cambiospolíticos que se puedan dar, estas políticasdeben hacerse desde la participación plena delos distintos sectores implicados. Estaríamos,pues, ante la participación social entendidacomo “un proceso de adquisición de poder, enun sentido de acceso y control sobre losrecursos considerados necesarios para protegerlos medios de vida y colocando el eje de lasdecisiones en el saber y poder locales. Por locual la población no sólo debe ser consultada,sino que debe intervenir en la toma dedecisiones” (Menéndez & Spinelli, 2006: 11).Hablar de salud, que es a lo que nos ha llevadoen primera instancia la pandemia de la covid-19,es hablar también de todos los demás aspectosde la vida, económicos, sociales y emocionales;en este sentido, la crisis de la covid-19 ha puestode relieve que el sistema socio-económicoactualmente dominante es altamente insalubre,mata a sectores cada vez más amplios de lapoblación, porque mata al mismo tiempo losrecursos más básicos del planeta, algunos de loscuales eran precisamente de los pocos quedisponían las poblaciones más vulnerables. Al mismo tiempo, en el segundo párrafo sellama la atención sobre algunos elementosmetodológicos fundamentales para la sostenibi-lidad de las políticas sociales transformadoras,pues se habla de cogobernanza, de coproduc-ción y de mejora de los sistemas de información,comunicación y participación. Mas allá de quesean palabras que puedan estar de moda, se tra-

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ta de conceptos que cuando los llenamos decontenido nos pueden ser muy útiles como guíade trabajo. Vale la pena subrayar, desde unpunto de vista metodológico, algunas de lasvirtualidades y contradicciones de la participa-ción social. Para ello recordaré lo que escribíhace unos años:

Hay que tener en cuenta que la participaciónrequiere una mirada metodológica que seacapaz de detectar la cotidianeidad en la que sedesarrollan los procesos de vida de laspoblaciones afectadas por esta participación,lo cual nos lleva a otra consecuencia, que es lade considerar como dato fundamental lo local.Es en cierto modo contradictorio con elpropio concepto de procesos de participaciónsocial no poner en el centro de su análisis elnivel de lo local, aquél en el que continuamen-te se reelaboran de forma dinámica, a partirde los constreñimientos y las posibilidades delas estructuras sociales, y en una, otra o enmuchas direcciones, los discursos hegemóni-cos, los comportamientos, las relaciones, etc.produciendo su consolidación, renovación,confrontación, o cualquiera de las posibilida-des híbridas que puedan darse. Se debe partirde este contexto real y cotidiano pues en él sedarán las posibilidades, o no, de participaciónde la población para conseguir determinadasfinalidades relacionadas con su salud ybienestar; aunque está claro que paragarantizar aquello que se puede conseguir,hay que articular el nivel local con otrosniveles más macro, en los que se toman las de-cisiones políticas. No habrá verdaderaparticipación local sin involucrarse de unamanera u otra en niveles más altos de decisiónpolítica, que garanticen la continuidad de loconseguido localmente dentro de un contextode transformación social más general.”(Romaní, 2016: 69).

La importancia primordial de lo que definimos

como “lo local”, aquello que sucede a pie decalle, donde se evidencian todas las complejida-des de nuestra vida cotidiana, se hace evidentecuando en las sesiones de los Grupos de Trabajodel CMBS empezamos a discutir cualquier tema.Para concretarlo, me ceñiré al Grupo Drogas,donde la opinión de un educador de calle queestá trabajando en un dispositivo de reducciónde daños, muchas veces no es la misma de la deun terapeuta que hace clínica en un hospital, nila de un consumidor organizado en alguna de lasasociaciones que allí están representadas (deconsumidores de cannabis y de opiáceos), ni dela de una médica de un Centro de AtenciónPrimaria, ni de la técnica de salud pública quetrabaja en el departamento de drogas, delabogado que trabaja en programas de drogas enlas cárceles, o de algún miembro de los cuerposde seguridad, para referirme a algunos de losperfiles que hay en el grupo. Detrás de cada unode ellos y ellas hay un conocimiento acumulado,a veces explícito, en el caso de algunas y algunosprofesionales de perfil más técnico, pero muchasveces poco más que como experiencia vital, cosaque no es poco, (y que, en ocasiones, puedecostar a su protagonista reconocer como talconocimiento), a partir de un tipo de relaciones,de lenguajes, de aprendizajes formales oinformales (normalmente de los dos tipos a lavez), de exigencias “morales” de tipo profesionalo personal, de inserciones institucionales o enorganizaciones sociales (o no)… en definitiva, dedistintas situaciones en las redes de poder queconfiguran las relaciones sociales y, endefinitiva, las realidades socioestructurales anivel local. La perspectiva situada que aporta cada per-sona que responde a alguno de estos perfiles, uotros existentes, viene matizada además por suedad, su condición de género, su biografíaespecífica, su capacidad relacional y otros as-pectos. Además, en estos meses de expansión de lapandemia y del confinamiento, todo ello se ha

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expresado también a través de los distintosniveles de incertidumbre, de angustia personal,de malestares emocionales diversos vividosdurante dicho periodo. Aunque, dentro de esemarco, podemos hablar de dos situacionesextremas, que en la realidad se habrán dado endistintos grados entre ellas: por un lado, laangustia de la persona que ha quedadoconfinada durante casi tres meses, sobre todo sivive sola, que toda su relación de trabajo, ypersonal, ha quedado reducida a las videoconfe-rencias y llamadas telefónicas, y que, en diversosmodos, puede estar muy influenciada (en formade adhesión o rechazo, y todas sus combinacio-nes) por los Medios de Comunicación Social y lasredes sociales; y por el otro, la persona que haquedado confinada en el trabajo junto a suscompañeros y compañeras y a las poblacionesmás precarizadas que nunca a las que atienden,que han compartido sus situaciones y angustias,su frustración por no poder atenderles debida-mente, que han podido llegar al agotamiento,pero que también han compartido su compañía ycalor, y otros elementos positivos, como losderivados de la acción social informal, en forma,por ejemplo, de la solidaridad vecinal en losmomentos más duros, sea la más espontánea,cuando los más pobres han compartido lo pocoque tienen con aquellos que todavía lo son másque ellos; o más organizada por distintossectores de la sociedad civil, como comedorespopulares o iniciativas semejantes. Las experien-cias vividas en este tiempo y las lecciones sacadade ellas habrán sido bastantes distintas, y esto seconstataba tanto en las repuestas al guion comoen las discusiones posteriores. Partiendo de si-tuaciones tan diversas, se entenderá que, para laelaboración del documento, todo el mundo harealizado un esfuerzo de consenso para alcanzarpropuestas operativas que permitan avanzarhacia un cambio en las políticas sociales enprimera instancia, pero no sólo esas, si no en lapolítica en sentido más amplio.

La dualidad de situaciones que acabamos deponer como ejemplo nos lleva a detenernos unpoco más en los malestares emocionales que hanemergido durante el confinamiento. Hay quereconocer que en las dos situaciones se puedenhaber producido fuertes tensiones emocionales,pero de naturaleza distinta, que necesitarán unadiferente forma de “reparación post-confina-miento”. La necesidad de cuidarse y cuidar conrelación a todos estos aspectos emocionales esuno de los aspectos que emergió en ciertocontraste con la anterior situación, antes de lapandemia. Ciertamente, y más teniendo encuenta quien manda actualmente en elayuntamiento de Barcelona[7], la política de loscuidados, por lo menos desde un punto de vistateórico, de orientación de las políticas, es unelemento central. Pero en la realidad cotidianano aparecía de manera tan relevante comocuando hemos visto las orejas al lobo.Seguramente no habrá sido solamente eso, sinoque un elemento que ha influido en suverbalización habrá sido también el de laslimitaciones que impone la relación interperso-nal de tipo virtual. Se han acabado los cafés coneste o con la otra antes o después de la reunióndel grupo, los abrazos y otras efusiones, lasmiradas cómplices, las caras de enfado oentusiasmo, a veces con las consiguientes inte-rrupciones cuando alguien está hablando, etc. Esde suponer que si las reuniones virtuales son tancansadas será, por lo menos en parte, por queexigen ser tan “cuadradas” para que funcionen,uno no puede expresar muchas de las cosas quefluyen cuando hay una relación personal directa,pues todas las expansiones emocionales, las filasy fobias, y la comunicación no verbal que estápresente en la reuniones presenciales quedandescartadas. Creo que una de las grandes virtualidades dedisponer de un sitio donde todas estas experien-cias se pueden reflexionar y compartir, es quelas mismas pueden pasar de mera experiencias a

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discurso elaborado, con capacidad paratransmitir a otras personas, mientras setransmite también a uno mismo aquella realidadde la que se quiere hablar y, sobre todo, sobre laque se quiere actuar para cambiarla, al poderelaborarla en forma de propuestas más o menosoperativas para enfocar determinadas políticassociales. O sea, una cierta capacidad deconcienciación de la experiencia y de crearrealidad, en el sentido de hacerla visible,transmisible y por lo tanto, ponerla en el tablerode las cosas a discutir para transformar; vaya,pasar de la queja a la propuesta. Y eso no a partirde discusiones sobre grandes principios omeramente teóricas, cosa que sería muyadecuada para una facultad o determinado ciclode conferencias, si no de temas concretos. Así escomo se hace normalmente en el CMBS; en losúltimos años, por ejemplo, se han detectado lasenormes dificultades que implica el estigmasocial hacia los drogodependientes (y nodigamos hacia las mujeres etiquetadas comotales!) para su tratamiento o inserción, lo que hallevado a analizar aspectos concretos de esteproblema, como las dificultades de las madresconsumidoras, los servicios de atención a lainfancia con padres y madres consumidoras, lapresencia del estigma entre los y las profesiona-les de la red de atención a las drogo-dependencias para definir acciones de mejora,también la formulación de indicadores de cómoafecta el estigma de los profesionales y serviciosno específicamente de drogas en sus formas deintervención sociosanitaria, o la necesidad dealgún dispositivo para acoger a las más vulnera-bles y estigmatizadas, mujeres que reúnen lacondición de consumidoras, emigrantes, sinhogar, víctimas de violencia de género otrabajadoras del sexo, muchas veces todas estascondiciones juntas. Otros temas han sido elenvejecimiento de la población atendida en loscentro de atención a drogodependientes, elanálisis de cómo se relaciona la distribución deservicios con la demanda, la necesidad de dispo-

poner de un glosario sobre drogas para ponerloa disposición de los Medios de ComunicaciónSocial, o la necesidad de disponer de un centrode acogida a todas aquellas personas conconsumos activos que viven en la calle y que,precisamente por ser consumidoras, no puedenacogerse a los albergues municipales. Este último ejemplo nos lleva a considerar unaspecto surgido también con la pandemia, y es elde que había cosas que parecían razonables,pero para las que nunca se encontraba elmomento de realizarlas, hasta el momento enque surge la urgencia desde el punto de vistasocial general (no el de los afectados, para loscuales aquello hacía ya tiempo que podía serurgente). A nivel macrosocial podemos poner elejemplo de la necesidad del cambio deorientación global de las políticas económicashacia la sostenibilidad social y ecológica, que vanindisolublemente ligadas, cambio que brilla porsu ausencia en contraste con su proclamadanecesidad. A nivel meso social nos referiremos,por ejemplo, a la necesidad de afianzar laspolíticas públicas, sobre todo sociosanitarias yeducativas, cosa que, de rebote, exige un mayorrigor fiscal que el existente, por lo menos ennuestro país y en muchos otros. Todo ello nodebería formar parte de ningún programa de unpartido, es una necesidad perentoria si noqueremos que “nos vuelva a pillar el toro” ysobrevivir como sociedad; otra cosa es que hayagrupos con mucho poder a los que esto puedano interesarles porque piensan (¡craso error!)que en la supuesta sociedad de individuos quesueñan en sus cabezas, ellos se salvarán de ladebacle. Y a nivel micro el ejemplo del alberguepara consumidores/as activos de drogas ensituación de calle ilustra como una necesidadque hacía años que se había detectado, sobre laque los distintos actores del sector estaban deacuerdo, pero con la que había sus problemas deconcreción en una situación de urgencia serealiza de un día para otro. Había problemaspara encontrar el sitio adecuado, tanto por el a-

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zote de la gentrificación que sufre Barcelona,que hace que cualquier terreno sea muy caro,como por las posibles reacciones vecinales encontra; ha habido también, en distintas épocas,falta de decisión política, en un problema que seacostumbra a considerar marginal. Pero cuandolas cosas, se han puesto mal, ahí está el albergue,y bienvenido sea… teniendo en cuenta quedebería de tratarse de una solución temporal, yaque la más definitiva tendría que ligarse a laexistencia de un parque público de viviendas dedistintos tipos, adaptadas a las necesidades de lapoblación. En realidad, esto me recuerda unpoco al surgimiento de las políticas de reducciónde daños en drogas poco después, o al mismotiempo (según los lugares), de la expansión delVIH- sida. ¿Se habrían consolidado estaspolíticas de no haber existido dicha expansión?¿Se habría actuado desde las instanciasinstitucionales de la misma manera frente a laspolíticas dañinas, cambiando aquellos aspectosque les daban este carácter? Se puede suponerque la urgencia de la situación hizo caer muchosprejuicios que facilitaron la realización depolíticas más inteligentes, aunque por desgracia,estas políticas, junto con su correlato de laregulación pública de todas las drogas, todavíano son hegemónicas y queda bastante trabajopor hacer. Hay un aspecto que se entrecruza con todoslos que hemos estado viendo hasta ahora, y queno quisiera dejar en el tintero. En muchas de lasintervenciones durante el confinamiento ydespués, ha surgido, de forma explícita o no, unacierta queja por parte de muchos y muchas delos trabajadores que realizan sus funcionesdentro de los servicios sociales que, de unaforma u otra, y haciéndolo desde distintasubicaciones institucionales, como hemos vistoya antes, son mayoría en los grupos de trabajodel CMBS. Se trata de sus situaciones laboralesy, más en concreto, de su invisibilización socialfrente a otras personas que trabajan, por ejem-plo, en el sector sanitario. Los aplausos desde

los balcones a las ocho de la noche eran para lossanitarios, y esto estaba muy bien. Pero luegohemos ido viendo como muchas trabajadoras ytrabajadores sociales han acabado haciendolabores casi tan de primera línea como las otras,sobre todo una vez finalizado el confinamiento,sin el mismo reconocimiento social. Lo cual noquiere decir que cuando se trata de concretarcondiciones laborales para uno y otro sector,sobre todo cuando a algunas y algunosresponsables políticos, de manera claramenteirresponsable, les parece que la urgencia de lapandemia ya ha pasado, no acaben siendobastante semejantes en los que están en primeralínea sea en uno u otro campo, es decir en losque, contra toda lógica, son generalmente losmás mal pagados. Evidentemente, esto se presenta conjunta-mente con la necesidad de defender lasempresas del Tercer Sector o las distintasorganizaciones que trabajan en el sector social,muchas de las cuales han tambaleado durante laprimera fase de la pandemia; es decir, tambiénen estos foros se defienden intereses, y siemprees interesante que esto quede claro. Y sonintereses muy legítimos e interesantes paradefender sobre todo cuando, desde hace unosaños, ha habido un desembarco en este sectorde un tipo de empresas basadas en fuertescapitales, algunos más locales, pero bastantes yade tipo internacional, como fondos de inversión.Y claro, se presentan como empresas del TercerSector pero, por la falta de controles políticos,son empresas que van a sacar el mayor beneficioposible, que van a la ganancia pura y dura y que, encima, pueden competir con ventaja respecto alas empresas del Tercer Sector más tradiciona-les, basadas en unos principios éticos claros. Lasescandalosas condiciones de vida y de trabajoque la covid-19 ha hecho emerger en algunasresidencias de ancianos propiedad de este tipode capitales ha puesto en evidencia algo que yase sabía, y es que el beneficio por el beneficio esincomparable con los programas y las políticas

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sociales. Y si la responsabilidad directa, inclusopenal, de algunas de las muertes y otras cosasque han pasado en este tipo de residencias es dela propiedad de estas. La responsabilidadpolítica de su falta de control es altamenteexigible en un momento como este. De hecho, en el documento del CMBS se exi-ge la clarificación de funciones de los distintosactores implicados en la intervención social:

“Si partimos del principio de que las políticaspúblicas son de responsabilidad pública, sedeberá determinar claramente las funcionesque se asignan a los diferentes entes,colectivos y agentes sociales implicado. Esdecir, qué facultades y servicios se dejan enmanos directas de las instituciones públicas,cuál es el rol de las entidades del tercer sectory de la comunidad (representar los colectivos,gestionar servicios, función social, etc.) y quépapel se asigna en los servicios sociales en lainiciativa mercantil y qué se les exige, paraevitar que se repitan algunas situacionesdramáticas vividas.”

Enriquecerse con la acción social, buscar elbeneficio del capital aplicándolo a los serviciossociales es una ruindad. Otra cosa es el beneficiosocial, es decir, el hecho de que unas buenaspolíticas sociales a medio y largo plazo podránsalir más baratas que la piedra de Sísifo en la quese han convertido muchas políticas socialesactualmente; pero esto requiere inicialmente deunas fuertes inversiones públicas. ¿Se sabráaprovechar este momento en que habrá unafuerte inyección pública de recursos parahacerlo? Creo que el análisis de un tipo de coproduc-ción de saberes como el del CMBS y, más enconcreto, de su actividad durante la pandemia,nos lleva a contemplar la importancia de un tipode producción teórica que, si se quiere, es esen-cialmente técnica, pero que no se puede desligaren absoluto de sus aspectos sociales y político-

culturales. Esta creación de un discurso concapacidad movilizadora al que antes se ha hechoreferencia, es también la creación de un ciertocorpus técnico, así como de una cierta "tradicióncultural local” en la que el conjunto más activode las y los afectadas por diversos problemassociales, y los y las profesionales de diverso tipoque trabajan en ellos, y con ellos y ellas, hacenun cierto planteamiento sociopolítico, que nopartidista, para la defensa de los derechossociales básicos de la ciudadanía de Barcelona.Si no se tiene en cuenta esta dimensión políticano se podrán dar tampoco soluciones supuesta-tamente técnicas a determinados problemassociales estructurales. Y la existencia de estediscurso técnico- político es fundamental para lasustentabilidad de la acción política en losservicios sociales en general. Si determinadascosas que, mediante un amplio consenso, sedemuestra que son necesarias no se asumendesde los niveles de decisión política, seránecesario explicar por qué, y eso siempre espositivo para la vida ciudadana. Si repasamos, en la segunda parte del docu-mento, las distintas propuestas que hacen losgrupos de trabajo, vemos de manera muyconcreta como desde cada uno de los sectoresimplicados hay propuestas específicas delsector, pero al mismo tiempo la confluenciahacia este sustrato sociopolítico y cultural quede algún modo puede sustentar mejor laspropuestas técnicas. Por ejemplo, el protagonis-mo de la comunidad y el fomento y la defensa dela participación de los propios afectados, seanestos niños, personas mayores o drogodepen-dientes; el trabajo en redes lo más transversalesposible; la urgencia en la aplicación de la RentaGarantizada de Ciudadanía (autónoma) y/o delIngreso Mínimo Vital (estatal), mientras no dejade reivindicarse la Renta Básica Universal, queahorraría muchos de los problemas de esas otrasayudas condicionadas, que acaban excluyendomuchas veces a las poblaciones más precariascomo los sin hogar; la reivindicación de los ser-

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vicios sociales, generales o sectoriales (sería elcaso de la red de atención a drogodependien-tes) como servicios esenciales; o la propuesta delgrupo de envejecimiento, muy en la línea de loque se plantea en este texto:

“Creación de un programa funcional,incorporando la perspectiva de las personasmayores, con el fin de revisar y analizar lasactuaciones durante la crisis de la Covid -19 afin de producir conocimiento orientado a lageneración de nuevas prácticas y la concreciónde cuestiones a investigar (como los impactosdel confinamiento en forma de malestaremocional y de problemas de salud)”.

La adquisición y la renovación constante detodo este corpus de conocimiento medianteprocesos colaborativos de coproducción tieneunas indudables ventajas metodológicas, tantoen el sentido de que permiten una evaluaciónmucho más afinada de los problemas a tratar,pues estos son analizados a la luz de las distintasperspectivas aportadas; como porque compro-meten de manera más emotivamente radicada atodos sus protagonistas que cuando se trata demedidas impuestas desde fuera, por más queuno pueda estar de acuerdo con ellas. Se trata,creo yo, de una manera de encontrar aquellasformas comunes de actuar que planteábamos alinicio del texto, hasta llegar a conocer y sentircon el conjunto de la comunidad implicada lasnecesidades y metas a conseguir para transfor-mar la realidad. Con el análisis de este caso he querido apor-tar elementos para la reflexión acerca, por unlado, del papel de la ciencia en estos tiempos depandemia en un ámbito concreto. Y, por el otro,de la necesidad de ampliar sus horizontes hacianuevos niveles de complejidad que en realidad permitan que la ciencia sea más funcional a losintereses que tiene que servir, es decir, a los dela mayoría de la población, mediante la copro -

cción de saberes, que es donde, final-mente,más se ha centrado la cuestión. En el primercaso, se ha apuntado la necesidad de unaepidemiología sociocultural, que con la aporta-ción de las distintas disciplinas permita unconocimiento mucho más profundo y arraigadoa los distintos aspectos de la realidad paracombatir los padecimientos personales ysociales a los que nos enfrentamos. En elsegundo, hemos insistido en la necesidad de irmás allá de las fronteras estrictamentecientíficas para incorporar, en el sentido fuertedel término (embodiment), distintos tipos desaberes, desde los más legos y los puramenteexperienciales, a otros quizás ya más técnicosque parten de perspectivas prácticas. Creo que la sistematización de todos estossaberes, que se van produciendo de maneracolaborativa mientras se va actuando sobre larealidad, es un camino en el que todavía haymucho que recorrer y que nos plantea unconjunto de exigencias epistemológicas siqueremos ir construyendo una determinadaciencia, que pueda ser un instrumento útil parala transformación social.

Notas

*Medical Anthropology Research Center (MARC),Universidad «Rovira i Virgili» (URV)Coordinador del «Grupo Drogas» del CMBS[1],Ayuntamiento de Barcelona

[1]Sobre el concepto de «sinhogarismo»(«sensellarisme», en catalán), se puede ver unabuena aproximación crítica en Sales (2014).

[2]Para ver con más detalle la composición delCMBS, así como los documentos que produce, sepuede acudir a: https://bit.ly/36UTh34

[3]El documento puede verse en:https://bit.ly/2IQ9Eph

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[4]El documento puede verse en:https://ajuntament.barcelona.cat/premsa/wp-content/uploads/2020/07/4_5816732745082079193.pdf

[5]El ciclo de charlas se puede encontrar en:https://www.barcelona.cat/infobarcelona/ca/cicle-xerrades-covid-19-del-consell-municipal-de-benestar-social_970072.html

[6]Tanto este texto como las otras citas que seharán del documento están traducidas delcatalán por el autor

[7]El grupo de la alcaldesa, Ada Colau, Barcelonaen Comú, aliado con el Partit dels Socialistes deCatalunya

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Introducción

La lógica teórica de pensar una epistemologíadel sur como un campo emergente en lasciencias sociales, tiene que ver con lomencionado por el sociólogo portuguésBoaventura de Sousa Santos, cuando reconoceque:

las Epistemología del Sur[1] son el reclamo denuevos procesos de producción, de valoriza-ción de conocimientos válidos, científicos y nocientíficos, y de nuevas relaciones entrediferentes tipos de conocimiento, a partir delas prácticas de las clases y grupos socialesque han sufrido, de manera sistemática,destrucción, opresión y discriminación causa-das por el capitalismo, el colonialismo y todaslas naturalizaciones de la desigualdad en lasque se han desdoblado (Santos, 2011:16).

El sentido de reconocer un cambio de para-digma teniendo en cuenta las corrientestradicionales del conocimiento en las cienciassociales, radica en la capacidad de generar unespacio alternativo que incorpore la diversidadde pensamientos, saberes y prácticas queconfluyen en función de la praxis del sujeto en ydesde la comunidad, por ello, emerge lasepistemologías del sur como un campo teórico –metodológico que está en diálogo con la perspe-ctiva latinoamericana de los estudios de paz. La

ctiva latinoamericana de los estudios de paz. Lacual complejiza aspectos como los problemassocio-culturales, los conflictos, las violencias yla justicia sociales al interior de la sociedades ygrupos excluidos de nuestros tiempos (Alonso, J& Ramírez, J, 1997). En este contexto, reconocer la existencia deuna corriente de pensamiento como son lasepistemologías del sur, se constituye en unaoportunidad orientada a indagar distintasformas de hacer –pensando y reflexionar –construyendo sobre el diálogo de saberes queexisten en los fenómenos y las problemáticas delos sujetos sociales en su espacio decoexistencia socio-cultural en comunidad. Partede esta situación responde a la necesidad dedesplegar argumentos estructurales en funciónde formular, reconstruir y legitimar la experien-cia (saber) procedente de la intersubjetividad delsujeto que apuesta por una sociedad justa, librey pacífica en su diario vivir (Santos, 2011). El sentido práctico de proponer el enfoque delas epistemologías del sur en relación con losestudios de paz, responde a la posibilidad deasumir nuevos procesos de valorización,producción y construcción de conocimientoscientíficos, populares, individuales y colectivos,los cuales contribuyan a la constitución de unsaber que responda a las demandas de losactores que han sufrido de forma sistemática laopresión, violencia discriminación, racismo y

La construcción de paz indígena en Colombia: la resistencia liberadora del pueblo

Nasa Wes’x-Tolima en tiempos del Covid-19

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negación de su condición humana encomunidad. Un elemento central del presente artículo,consiste en establecer un campo de diálogoabierto entre los estudios de paz latinoamerica-nos y las epistemologías del sur (Santos, 2009),lo que significa asumir una mirada crítica sobrelos procesos de paz institucionalizados yplanteados desde el poder político de los gruposhegemónicos, en contraposición a las experien-cias de paces desde y con los grupos popularesy/o subalternos como es la praxis de los pueblosindígenas en Latinoamérica (Sandoval, 2013). La necesidad de reconocer la emergencia deun paradigma alternativo que pone en cuestiónla lógica del Estado liberal sobre la paz, tal comolo argumenta Fontan, al discutir la tradición delos estudios de paz promovidos por lasuniversidades, instituciones y organismos inter-nacionales, los cuales establecen una postura apartir de los intereses del capital privado y elestablecimiento de una industria encargada demercantilizar los discursos, narrativas o pro-yectos derivados de las sociedades en conflictoque enmarcan la re-solución de los mismosdiscursos, a través de la construcción deprocesos de paces integrales desde abajo y demodo horizontal en la esfera pública (Fontan,2013).

Desarrollo

La visión tradicional por estudiar y/o analizar elconflicto proveniente de los estudios de paz ensu mayor dimensión representa una categoríaasociada con la violencia. En esta perspectiva deinvestigación se han generado una serie delíneas alternativas construidas desde la dinámicadel SUR- SUR que significa un punto medular enla geopolítica del conocimiento. Así pues, la pazcomo un tema de investigación ha sido teorizadadesde dos visiones centrales, la de corte euro-céntrico y la alternativa que propone contextua-lizar los tema a partir de un enfoque latinoame-

ricano. La compleja tarea de seguir avanzando en laconstrucción de teorías que permitan pensar einnovar los paradigmas al interior de lasciencias, responde a la lógica de conceptualizardesde la experiencia intersubjetiva, lascontradicciones de la realidad y la praxis delsujeto en su determinado tiempo/espacio. Asípues, reflexionar sobre un método, una teoría ouna escuela de pensamiento que tenga lacapacidad de canalizar la dimensión epistémicade los estudios de paz en el marco de unaperspectiva Latinoamericana, simboliza un retode larga duración. De esta manera, la sociología política Latino-americana representa una interdisciplina delconocimiento entre la ciencia política y lasociología, que tiene la capacidad de articularmétodos y metodologías para explicar,comprender o interpretar los fenómenos socia-les de nuestra época, siendo el Estado, lasociedad civil, los actores sociales, las institucio-nes, los movimientos sociales y las organizacio-nes político- sociales, encargadas de estableceruna agenda en el marco de demandas concretasen aspectos como la paz, la violencia, el conflic-to, la corrupción, la lucha social y el poderpolítico entre otros. La lógica analítica y epistémica de la sociolo-gía política, se caracteriza por realizar análisissobre los sistemas sociales y políticos, teniendoen cuenta la acción de los actores al interior delEstado, lo que implica todo un ejercicio dereflexividad frente a la dinámica formal einformal que existe al interior de la sociedadcivil, siendo un referente que permite construirteorías que tenga la capacidad de comprenderescenarios conflictos en donde la violencia, eldespojo y la exclusión, lo cual ha toma fuerzadebido a las consecuencias de exterminiopoblación y construcción de terror/miedo porparte del Covid-19, dicha situación hacen partede la necesidad de configurar la emergencia delos discursos contra-hegemónicos de construir

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la paz desde la praxis liberadora de los actoresen su respectiva comunidad (Márquez-Fernández, 2008). Sin embargo, es de gran relevancia la cons-trucción de puntos epistémico en donde seapuesta por superar la dependencia y rediccio-nismo teórico-conceptual, dando el salto acorrientes alternas pensadas desde la condiciónintersubjetiva de los actores. Lo que demuestraconcebir la sociología política descolonizadoracomo un campo epistémico coherente confenómenos como la paz, la violencia y elconflicto en las sociedades modernas. Lacapacidad de articular discursos, narrativas yteorías bajo la condición de un hibridointerdisciplinario, refleja el conjunto de varia-bles, datos, conceptos, teorías, categorías ymétodos que constituyen la dimensiónepistémica de la sociología política (Sartori,1969). La capacidad de orientar temáticas y enfoquesdesde la concepción de la sociología política,representa la necesidad de reflexionar sobreaspectos concretos que instituyen los debatesdel Estado, la sociedad civil, las instituciones, lasélites, los poderes populares y políticos entreotros. Así pues, plantear una perspectiva de lasociología política de la paz, tiene que ver conuna iniciativa epistémica y teórica que cuestionalos enfoques tradicionales (marxista, empírica,instrumentalista, funcional e institucional)(Oyhandy, 2010), para dar el salto a corrientessubalternas inmersas en los discursos de ladescolonización del saber (Santos, 2010). La base teórica de la sociología política en elanálisis de dimensiones como lo social, lopolítico, la política, lo cultural y la subjetividadentre otras, se configura como un sendero quepermite la teorización de los objetos/sujetos deestudios propios de la investigación social. A suvez, emerge una corriente subalterna quecuestiona las estructuras cerradas/tradicionalesde este campo del conocimiento, en donde el a-nálisis de aspectos como las relaciones de po-

der, la correlación de fuerzas, la autoridad, elgobierno, los actores sociales y los movimientosse articulan como temáticas acordes a laspropiedades ontológicas de la sociología de lapolítica. Dicha corriente alterna enfocada a re-pensarlos campos analíticos del conocimiento queconstituyen la sociología política ha logradoestablecer una discusión al interior del espacioacadémico, que establece una ecología desaberes que asume un diálogo abierto e inter-subjetivo con las comunidades, pueblos ymovimientos sub-alternos en donde lainteracción se plantea en el marco de unahorizontalidad del conocimiento y una reflexiónen el marco de los estudios descoloniales(Walsh, Schiwy, & Castro-Gómez, 2009). Asípues, adquiere relevancia la paz como tema,problema y fenómeno de investigación, a partirde una dimensión descolonizadora de laintersección entre la ciencia política y lasociología presentes en Nuestra América. De este modo, los aporte realizados dedistinguidos investigadores vinculados a lasescuelas, teorías y paradigmas de los estudios depaz como son Galtung, Vicenc Fisas, FranciscoMuñoz, John Paul Lederach y Vicent Martínezentre otros, señalan que los estudios de paz sonun campo de gran relevancia en el mundo de lasciencias sociales dado la capacidad de proble-matizar categorías como son el conflicto, elpost-conflicto, la resolución, la mediación y laconstrucción de paz en medio de ambienteshostiles y constante tipo de violencia (simbólica,familiar, ambiental, armada, política) (Galtung,2003). Las discusiones de esta serie de teóricos seincorporan en la dimensión de los estudios depaz liberales/eurocéntricos, los cuales reconocela paz como un proceso de construcción desdela ciudadanía e intervención del Estado, siendouna corriente que articula las instituciones, lasociedad civil y el sector privado en el marco de

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aplicar procesos para la resolución de losconflictos. Los estudios de paz aparecieroncomo una muestra por superar la geopolítica delconflicto y la guerra, intentando promover laconstrucción de una cultura, un modelo y undiseño de paz en donde interactúen los distintosactores sociales, económicos y políticos desde ladimensión de la resolución de los conflictos y elconsenso de los actores nacionales ytransicionales encargados de mediar en losdistintos contextos conflictivos de la sociedadmoderna (Sandoval, 2016). Aunque dichas investigaciones son de granrelevancia en el campo de los estudios de paz,todavía no logran articular la dimensión socio-cultural de actores alternos como son: lospueblos indígenas, comunidades agrarias,afrodescendientes y populares entre otras, loque refleja una lectura pensadas de los gruposhegemónicos siendo un factor que impulsa lareflexión de una corriente descolonizadora de lapaz en el marco de las dinámicas subalternasque se gestan en Latinoamérica. Al mismotiempo, constituye un campo epistémico enconstrucción que establezca un diálogohorizontal entre la sociología política, losestudios de paz y la praxis del sujeto en losterritorios. De este modo, la construcción de paz realiza-da por la Comunidad indígena Nasa Wes’xresponde a categorías como el buen vivir, la pazterritorial, la comunalidad, el indigenismo anti-sistémico, la praxis comunitaria y la pazdescolonial. Una serie de temas que se articulancon la construcción territorial realizada por estepueblo en defensa de la vida, la naturaleza, elrespeto, la tierra y el territorio demostrando quedesde abajo se puede fabricar un acuerdo deforma horizontal y que responda a las necesida-des reales de los actores que han vivido el con-flicto y la violencia de manera contundente y di-recta en su comunidad (Escobar, 2016).

Tal como ha sido narrado por los habitantes

de Gaitania – Tolima:

después de un año de diálogos, el sueño de lapaz comenzó a ser realidad. El 26 de julio de1996, 50 indígenas en representación de lacomunidad Nasa Wes’x se subieron a unachiva, se vistieron con uniformes deportivos yllevaron balones de fútbol, para pasardesapercibidos y llegar sin problemas hasta lavereda La Esmeralda, de Planadas, donde, encompañía de Maya Moschart, de la Cruz RojaInternacional, y monseñor José Luis Serna,firmaron el pacto de paz. Desde el mismo díaquedaron atrás odios, deseos de venganza yrencor. Ninguno de los 600 niños yadolescentes que habitan las ocho veredasconoce de cerca la violencia. Han llorado lapartida de familiares o amigos, fallecidos porvejez o enfermedad, pero no saben delágrimas, de soledad, ni de la angustia queprovoca el terror de la guerra. Escuchan ensus clases de historia los relatos deprofesores, y en sus casas a los protagonistasde un conflicto con las FARC que no deseanrepetir porque les dejó cientos de viudas yhuérfanos (Garzón, 2015).

Aunque dicho proceso de negociación y acu-erdo no fue reconocido por las esferasinstitucionales y/o gubernamentales, en laactualidad representa un antecedente de unalógica de paz desde los territorios. En donde lapostura de las élites, los grupos económicos ygamonales de la región entraron en una crisis dedominación dado el cumplimiento masivo eintegral que lleva más de dos décadas entre lacomunidad indígena y la guerrilla de las FARC-EP (Molano, 2015). La necesidad de reconocer dicha experienciade paz indígena como un insumo que fortalecelos estudios de caso, situados o vivencias de lasnarrativas gestadas en el programa de la moder-nidad-colonialidad, permite reconocer la perti-

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nencia de los estudios descoloniales enarticulación con las luchas, demandas yresistencias socioculturales de grupos de abajoen contravía de los intereses de actores político-mafiosos que des-legitiman y desvirtúan laesencia real/autentica de los acuerdos depacificación del conflicto armado por parte de lacomunidad indígena Nasa Wes’x- Tolima. Así pues, la praxis de los pueblos indígenas seconstituye como un elemento de autonomía,resistencia, participación y defensa de la vida yel territorio frente a situaciones estructuralescomo es el conflicto armado en Colombia. Lanecesidad de describir desde una narrativacrítica este proceso de paz territorial y acuerdocomunal responde a un ejercicio investigativoriguroso que permita develar las principalescaracterísticas que constituyeron este aconteci-miento simbólico de interacción subalterna,descolonial e indígena, para así lograr mostrareste clivaje frente al momento coyuntural quevive la sociedad colombiana en un momento de“postconflicto y/o post-acuerdo” entre lasFARC-EP y el Gobierno Nacional. La aproximación teórico-conceptual descritaa lo largo del artículo, demuestra la pertinenciade realizar la presente investigación sobre “elproceso autónomo de paz indígena: la resistenciasentipensante del pueblo Nasa Wes’x Tolima –Colombia 1996-2017". a partir de la necesidad decuestionar la concepción de paz institucional,normativa y estatal que establecen los gruposhegemónicos en los territorios. La razón decuestionar desde abajo los esquemas/diseños depacificación, la no repetición y la consolidaciónde una paz estable y duradera, responde a unaconcepción de reconocer los limites, las contra-dicciones y las esculturas que configuraron elacuerdo de paz colonial/colonizador entre elgobierno nacional y la guerrilla de la Farc-EP,siendo un antecedente distinto de lo que implicala paz indígena del Pueblo Nasa Wes´x que seencuentra afectado por los prejuicios negativos

de índole multidimensional del Covid-19. Debido a esta situación del pueblo Nasa Wes´s-Tolima frente al Covid -19 en articulación con laONIC[2] y el movimiento indígena nacional, haseñalado de forma concreta algunos requeri-mientos como es:

La ONIC solicita la intermediación de la OMS -OPS, CEPAL y ONU para gestionar de maneraURGENTE la instalación de una mesa detrabajo con capacidad de toma de decisionesen la que participen el Instituto Nacional deSalud, el Ministerio de Salud y el Ministeriodel Interior para priorizar el diseño eimplementación de un plan de atención conenfoque diferencial concertado entre la ONICy el Gobierno Nacional, que aborde y solucio-ne temas fundamentales para la pervivencia delos pueblos, entre otros:1. Protocolos deatención y articulación con el sistema de salud2. Garantías para mitigar técnica y económica-mente la llegada del pico de la pandemia a losterritorios indígenas 3. Vinculación oficial delSMT - ONIC a los procesos de Vigilancia Co-munitaria de la pandemia. 4. Ajuste y mejora-miento de la calidad de la información sobre laautoidentificación étnica que se presenta so-bre los Pueblos y Naciones Indígenas deColombia (Onic, 2020).

Los daños que ha dejado el Covid-19 a lospueblos indígena en Colombia, responde a uncontexto en donde:

se registra un total de 442.343 familiasindígenas en alerta por probabilidad decontagio; identifica un incremento de 16.717familias en riesgo con respecto del boletín044, lo que representa un aumento del 4% a lareferida fecha de corte. Del total de familias,se encuentran en riesgo extremo: 1%, muyalto: 2%, alto: 10%, moderado: 1% y bajo: 74%,según prevalencia, letalidad y cercanía a un

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radio entre 15 y 45 kilómetros de los centrospoblados con casos confirmados (Onic, 2020).

En la actualidad el exterminio sistémico, laviolencia armada y el despojo territorial siguensiendo fenómenos constantes que afecta deforma radical el tejido de paz y buen vivir de lascomunidades indígenas. A esto se suma la faltade condiciones materiales, inmateriales y orgá-nicas que ha traído el Covid-19, al ser unasituación que ha permitido la profundización delas olas de violencia armada, política y simbólicacontra los lideres, gobernadores y movimientosindígenas en Colombia. Tal como sucede en materia de contagios querepercute en el exterminio poblacional de lascomunidades originarias, ya que para la fecha sepresenta un escenario donde:

El SMT ha identificado que la curva decontagio de la población indígena se vuelveexponencial, por lo que actualmente ha llega-do a los 10.062 casos para Pueblos Indígenas.En los 153 días desde que el Sistema deMonitoreo Territorial - SMT (ONIC) seencuentra haciendo el seguimiento al virus ala fecha, en promedio, en las comunidades seestarían presentando 66 casos diarios nuevosy cada 11 días se está duplicando el número decasos positivos. A nivel nacional, el virus se haexpandido a 1.006 municipios y 9 áreas nomunicipalizadas: Yavaraté y Pacoa (Vaupés), LaChorrera, La Pedrera, Puerto Santander, Tara-pacá (Amazonas), Mapiripana, San Felipe yPuerto Colombia (Guainía). Para los Pueblos yNaciones Indígenas el virus ha llegado a 318municipios y 7 áreas no municipalizadas”(Onic, 2020).

Sin dejar a un lado, las pérdidas de los sabe-dores, taitas y ancianos ancestros que son lospromotores de la cultura, imaginario, lengua ysaber de los pueblos indígenas en sus territorios.

Lo que ha sido un golpe profundo al interior delas venas, sentires y raíces de las comunidadesindígenas, al ser permisibles a las olas decontagio, rebrotes y polución de agentescontaminantes del Covid-19.

Conclusiones

La experiencia de paz promovida por el puebloindígena Nasa Wes’x – Tolima, simboliza unfenómeno social de larga duración que interpelalas narrativas oficiales y lógicas político-burocráticas sumidas en la racionalidad instru-mental, privada y cerrada de los grupostradicionales, los cuales reproducen lasprácticas, modos y diseños de exclusión,dominación y control por parte del poderpolítico colonizador de las mafias al interior dela esfera pública. La resistencia sentipensantes y las luchas po-pulares por construir otras epistemes yrealidades desde abajo por parte de lacomunidad indígena Nasa Wes’x – Tolima enmedio de la pandemia Covid-19, expresa unasituación que genera un punto de inflexióndescolonial dado que rompe con las perspectivasclásicas de la paz, es decir, lograr generar unaatmosfera propia de una ecología de saberes,sentires y praxis liberadoras que ven la pazcomo un escenario de posibilidades basada en eldiálogo abierto, deliberativo y comunitario. En últimas, la cosmovisión de ser actorespedagogos de paz , armonía y equilibro en susterritorios el pueblo Nasa Wes’x, tiene comosentido legitimar otras episteme político-comunales, que rompen con los modelosmonoculturales y enajenadores de los sentires,emociones, vivencias y circunstancias del sujetoindígena en dialogicidad y coexistencia con losactores, tierra, cultura y paz que constituyen susdinámicas identitarias al ser un sujeto colectivo étnico en defensa por otros mundos posible endonde exista tierra, territorio, unidad, justicia ycultura de paz/paces basadas en el buen vivir

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comunitario que con el paso del tiempo se vieneresquebrajando por los daños del Covid-19 alinterior de los territorios.

Notas

*El presente artículo es parte del proyecto deinvestigación “Pueblos indígenas en Colombia:resistencia, autonomía y buen vivir en tiemposdel Covid-19” por parte de la Red/RevistaCoPaLa (México/Colombia) y Revista FAIA(Argentina). Se agradece la corrección de estilode la literata Indira Henríquez.

**Doctor en Sociología, Universidad NacionalAutónoma de México. Maestro en EstudiosLatinoamericanos, Universidad Autónoma delEstado de México, y Antropólogo Social, EscuelaNacional de Antropología e Historia (México).Miembro de la Academia Mexicana de la Cienciay del Sistema Nacional de Investigadores deMéxico, nivel III. Profesor invitado deuniversidades de Estados Unidos, América delSur, España e Italia. Fundador y CoordinadorAcadémico de la Maestría y Doctorado enEducación para la Paz y la Convivencia Escolaren México. Investigador-Profesor del CIEAP,Universidad Autónoma del Estado de México.Correo electrónico: [email protected]

***Doctorante en Ciencias Sociales y Políticasde la Universidad Iberoamericana (México).Maestro en sociología política del Instituto deInvestigaciones Dr. José María Luis Mora.Politólogo de la Universidad del Tolima. Analistapolítico y columnista del periódico el Nuevo Día(Colombia) y Rebelión.org (España). Correo:[email protected] - http://josecaperafigueroa.blogspot.mx/

[1] La discusión analítica de largo alcance sobrelas epistemologías del sur, ha sido un tema degran interés desde la década de los ochenta porteóricos y teóricas, localizados en el sur global(América Latina, África, Asia y la periferia deEuropa). Los cuales parten de asumir elreconocimiento de un sujeto oprimido/invisibilizado que denota otras formas de asumirlas realidades en función de su praxis liberadora.Parte de esta dinámica teorética está asociada aun pensamiento crítico descolonial y una seriede enfoques alternos en las ciencias socialescomo: la política, ecología, economía, filosofía yteología de la liberación, la descolonización, ladescolonialidad, los feminismos, los estudios depaz y la pedagogía descolonial solo pormencionar algunos campos emergentesinmersos en esta lógica del pensamiento. Quetiene como finalidad Hacer grietas a una cienciahegemónica y eurocéntrica del saber queimponte/apuesta por un universalismoepistémico al interior de las ciencias sociales.Véase: 1) De Sousa Santos, Boaventura.Refundación del Estado en América Latina.Perspectivas desde una epistemología del Sur. LaPaz: Plural, 2010. 2) María Paula Meneses yKarina Bidaseca (Coordinadoras). Epistemologíasdel Sur / Epistemologías do Sul. Buenos Aires:CLACSO/Coímbra: CES, 2018. 3) De SousaSantos, Boaventura. Epistemologías del sur.Utopía y praxis latinoamericana, 16(54), 17-39,2011.

[2] Organización Nacional Indígena de Colombia.

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Introducción

La pandemia del Covid-19 llegó a Brasil junto conmuchas contrainformaciones, profundizan-do ytambién actualizando con nuevos matices lascuestiones históricas y socioculturales queenvuelven la biopolítica (Foucault, 1997, 2004) yla Decolonialidad (Escobar Y Mignolo, 2010) eneste país sudamericano. Es decir, mientras lamayoría de los medios de comunicación tradi-cionales y el Ministerio de la Salud de Brasildivulgaban informaciones oficiales y oriundas dela OMS (Organización Mundial de la Salud) o deinstitutos como la Universidad John Hopkins(EEUU), crecía vertiginosamente y concomitantela propagación del Covid-19, una verdadera redde contrainformaciones oriunda de gruposconservadores. Un contexto que, como mirare-mos adelante, puede ser analizado como elresultado de un proceso articulado deproducción de la muerte, una avanzada etapa delnecrocapitalismo (Banerjee, 2008) desde una delas heterotopias latinoame- ricanas. Esta citada red está compuesta por segmen-tos políticos, empresariales, ideológicos, religio-sos y mediáticos que tienen en común trescaracterísticas principales: 1) Rechazo a la ideade que el aislamiento horizontal sería laprincipal y la más eficaz medida para contener lapropagación del coronavirus [3], 2) Convicciónde que el nuevo coronavirus tendría sido fabri-

cado de propósito en laboratorios chinos con laintención de destruir las economías occidentalesy favorecer el supuesto "imperialis-mo comunista” de China, 3) Fuerte estima eidentificación con las ideas políticas de lospresidentes Jair Bolsonaro y Donald Trump,junto a un gran desprecio por los organismoscomo la Organización Mundial de la Salud(OMS),que consideran como representantes de lo quellaman “globalismo” (Márquez y Laje, 2016,Carvalho, 2016), presentado como un proyectode gobernanza global que, según tales visiones,amenazaría las soberanías nacionales y pretendedifundir ideales “progresistas” a todo el mundo. Esta crisis, no sólo es una crisis de salud, sinoque ha visibilizado aún más la crisis social, endonde, se pueden observar diversas formas en lacomunidad científica, y los gobiernos enfrentany compiten en “la carrera” por encontrar losmedicamentos y la vacuna que combatan laenfermedad del COVID-19. Como lo mencionanBialakowsky y Montelongo (2020) la competen-cia corre el riesgo de centrarse en fragmenta-ciones geopolíticas, y así obtener las patentes depropiedad intelectual e impedir que sea consi-derada como bien común de la humanidad. Diversos gobiernos, entre ellos, el de Brasilhan impulsado medidas que refuerzan elindividualismo epistémico naturalizado que fa-vorecen las políticas necropolíticas. Estas refle-

Sinofobia, necropolítica y Racismo en el Brasilbolsonarista: Desigualdad, Big Data y

contrainformaciones hacia la Pandemia del Covid-19

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xiones nos conducen a profundizar el diálogo ysumarnos al debate de la urgente necesidad detransformación desde el sistema científico,orientado a un giro epistémico y a fortalecerformas dialógicas y coproductivas en la produc-ción de conocimiento.

Biopolítica, pandemias e historicidad

La pandemia del Covid-19, a diferencia de otraspandemias, está marcada por la modernidadtardía y sus elementos constituyentes, como,por ejemplo, el activismo digital (Bennett, 2003;Dourish e Bell, 2011; Miller e Sinanan, 2014;Miller et al, 2016). Tal modalidad de activismoutilizado por grupos conservadores o liberales esrenombrado como: “comunicación deresistencia” o “publicidades alternativas” que“empoderarían”, “visibilizarían” y “quebrarían losespirales de silencio” que se circunscriben en lasopiniones de lo que ellos a menudo clasificancomo “diabólico” por ser “progresista, izquier-dista, anticristiano, feminista y abortista” (Costa,2015, 2018). En Brasil y también en EE. UU. (el país “ideal”para los bolsonaristas) [4] , grupos fundamenta-listas religiosos, especuladores financieros einversores de la agroindustria o de la industriade las armas, desde hace algunos años estánperfeccionando sus herramientas comunicacio-nales para lograr con mayor eficacia susobjetivos en las “disputas por narrativas” en lascuales sus objetivos políticos y económicosestán insertados. Como lo señalan Bialakowsky y otros (2020),en esta crisis quedan en interrogación losmedios de comunicación que sobreimprimen laresponsabilidad individual para prevenir la“circulación del contagio” y des-cuidan ladimensión de la composición determinante delproceso social de salud-enfermedad colectiva,ya que se considera que las conductas gregariasson vehículos del contagio colectivo de pande-

mia. De esta manera, se conceptualiza que lasubjetividad supone una dualidad que contienedos dimensiones en una: la singular (individual) yla plural (colectiva) (Bialakowsky, et al, 2020a),sistémicamente se deduce que en los alcancessobre el intelecto social (Bialakowsky et al,2020b), en época contemporánea, la colonialidaddel poder (Quijano, 2000) intrusa al ser opacadala dimensión social subjetiva. De manera evidente, portales de noticias afavor del gobierno Bolsonaro manipulan,difunden y/o producen big data, es decir, datosmasivos(principalmente temas económicos y,recientemente, epidemiológicos) y contenidos através de las diversas aplicaciones móviles o porlas redes sociales del internet. Además,percibimos como las “lives” (transmisiones endirecto), desarrollan contenidos educativos, yproducciones audiovisuales autónomas quepueden ser compartidas por internet sin laintermediación de los medios de comunicacióntradicionales. Todas estas acciones (entre otras)constituyen un conjunto amplio de posibilidadescomunicacionales y, consecuentes, (bio)políticasque son cada vez más difundidas por estosmedios alternativos. Sin embargo, tales gruposbolsonaristas no han perdido la oportunidad deexplotar estas tecnologías para “crear unenemigo” (preferencialmente China, ya que es, laprincipal economía mundial concurrente de losEstados Unidos), un “culpable” por la Covid-19, ylimitar o impedir esfuerzos solidarios einternacionales en contra la pandemia. No se puede olvidar que desde el siglo XIX enBrasil, se han documentado hechos que nospermiten reflexionar sobre la Sinofobia en esepaís. Los primeros registros de la presencia depersonas de origen chino en el territoriobrasileño datan de 1812. Aproximadamente 400personas oriundas del territorio de Macaoinvitadas por Don João VI llegaron a Sao Paulopara trabajar en la plantación de té y en laconstrucción de una ferrovía en Río de Janeiro(capital del país en esa época). En los años si-

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guientes, grupos pequeños y esporádicos dechinos llegaron a Brasil y empezaron aparticipar, entre otras cosas, en la importaciónde objetos orientales:

Económicamente, el Brasil y el Oriente sehabían acercado al punto del comercio regulare irregular entre los dos, constituyerondurante la era colonial de Brasil en una de lasbases más sólidas del sistema agrario ypatriarcal brasileño. (Freyre, 2003: 37)

Tiempo después algunos grandes inversores ypropietarios de las tierras, empezaron a articulariniciativas e introducir a los trabajadoresasiáticos (principalmente chinos) en Brasil. Pues,en ese tiempo, trabajadores esclavos fueronexpulsados de las haciendas y se necesitabannuevos trabajadores “libres”. Según GilbertoFreyre (2003), quienes defendían la importaciónde trabajadores asiáticos para Brasil queríansatisfacer intereses de los ingleses, que luchabancontra el tráfico de esclavos e ignoraban queafricanos y chinos “libres” serían, esclavizadosen el sistema patriarcal brasileño. Freyreargumenta que tales iniciativas no habían sidoconsolidadas debido al nuevo prestigio queEuropa ganaba en Brasil como modelo decivilización perfecta después de la transferenciade la corte portuguesa para el Río de Janeiro en1808, hecho que, culminó en una“desvalorización del tipo de hombre y de valoresde la cultura extra-europeos”. Aunque, no setenga certeza de estas articulaciones, lo ciertoes que fueron suficientes para la difusión en elterritorio brasileño de un temor por el“mongolismo”. Para Freyre, este temor se traducía en untemor por una posible “invasión amarilla” que seintensificó a tal punto que, en la segunda mitaddel siglo XIX en Brasil algunos “hombres deciencia”, como el renombrado médico CostaFerraz divulgó en un importante periódicocientífico un artículo llamado “El mongolismo

amenaza el Brasil,” con la intención de alertar ala población brasileña sobre la “invasiónamarilla” y su “grave peligro”. En su manifiesto,Costa Ferraz(1879) afirma que:

Brasil, víctima del terrible cáncer de laesclavitud, como una de las causas que másinfluye en el retraso del país retraso amenazaa más de medio siglo de independencia, con elmayor de todos los flagelos, que es el de lainoculación del mongolismo [5].

No existen datos oficiales de los flujos migra-torios de chinos a Brasil de la segunda mitad delsiglo XIX hasta la década de 1950. Pero, lascitadas tensiones político-sociales que atravesóBrasil en aquella época son caracterizadas amenudo como cruciales para comprender ese“vacío” que empezó a ser revertido con lacreación de la República Popular de China y conlos cambios en las políticas migratoriasbrasileñas a partir de la promulgación de laConstitución de 1946. Para Freyre, las razonesque explican la participación de los científicos eintelectuales brasileños a lo del siglo XIX, apronunciarse en contra de la “invasión amarilla”eran principalmente de una naturaleza eugénica,y no, de una naturaleza higiénica o cultural. En realidad, tales discusiones y reinterpreta-ciones de los ideales eugénicos originarios deEuropa influenciaron las decisiones políticas queincentivaron la inmigración europea para lamano de obra esclava. Pero, además, tambiénestas discusiones fueron importantes fundame-ntos para el trabajo de diversos intelectuales queestudian lo (inter)racial no como una de lascuestiones centrales, sino sobre la construcción(o recuperación) de la (idea de) nación brasileña. Debemos añadir que en las primeras décadasdel siglo XX pensadores como Edgar Roquette-Pinto y Oliveira Vianna influyeron eninfluenciado, el gobierno brasileño a seguirpolíticas migratorias estadounidenses que enfa-

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tizaban la necesidad de seleccionar a losinmigrantes, poniendo a los negros y losasiáticos en las últimas posiciones del ranking delas preferencias (Diwan, 2007). Es decir, la actualSinofobia que hay en Brasil no ha surgido “de lanada”, sino se dinamizó y se han actualizadodiversos prejuicios históricos que hacen parte dela formación del pueblo brasileño: una formaciónque está profundamente marcada por elracismo, la intolerancia y las violencias físicas ysimbólicas prolongadas desde la época colonialde la. Una vez más, la búsqueda de un chivoexpiatorio se repite. En su libro “Epidemiología Española, o Histo-ria Cronológica de la Pestes, Contagios, Epidemiasy Epizootias”, Joaquín de Villalba (2018) explicaque diversos pueblos que forman el actualEstado español han sufrido prejuicios y rechazospor otros pueblos que se consideran “máscivilizados” por tener otras sus costumbresalimentarias o de organización social, Estospueblos “más civilizados” culpan a los otrospueblos por algunas pestes y epidemias quedevastaron Europa desde el siglo XVIII,principalmente la gripe española de 1918-1920, lapeor del siglo XX. Las estimaciones de personasmuertas durante esa pandemia no son ciertas,pero algunos autores hablan entre 50 y 100millones de muertos (Palese; García Sastre,2005). De esta manera, se puede observar desde unplano discursivo una lucha entre paradigmascoloniales, cuyo efecto, reproduce unaprogresión de la alianza corporativo-estatal-científica y los enfoques científicos alternativoscríticos (González Casanova, 2017). A nivel delmarco epistémico [6] emergen principalmente,las crisis en las etapas regresivas necropolíticas(Bialakowsky y Montelongo, 2020).

Sinofobia, Big Data y necropolítica

Desde inicios del mes de marzo de 2020, y antes del aumento vertiginoso del número de

personas contagiadas y fallecidas por la Covid-19en Brasil y EE. UU., Bolsonaro y Trump enrepetidas ocasiones expresaron la idea de que ellockdown (el cierre total) de las fronterasinternas de sus países no se debía de adoptar.Estos dos políticos ignoraron la situación que yase había visto en Italia y España, donde la faltade unificación de las políticas de confinamientoy el aplazamiento de la declaración nacional deestado de alarma o de emergencia habíanpotenciado la propagación masiva del Covid-19entre las regiones de tales países, teniendoconsecuencias catastróficas de índolehumanitaria. catástrofes humanitarias. “Hay quesalvar los empleos”, ha dicho diversas vecesBolsonaro repitiendo como un títere parte dealgunos discursos de Trump. Además, tanto Bolsonaro como Trump pre-sentan una sinergia ideológica al preocuparsemás en buscar culpables por la pandemia que encuidar y proteger las vidas de los ciudadanos.Incapaces de asumir sus responsabilidades y deadministrar pactos federativos con los estadoseficaces para la prevención de los contagios yatención a los enfermos en sus países, Trump yBolsonaro no han tenido ninguna precaución enacusar a China por la pandemia. Según ellos, lapropagación mundial podría haber sidocontrolada por el gobierno chino, pero estegobierno permitió el brote al dejar salir a losciudadanos de la provincia de Wuhan con laintención de romper y colapsar las economíasnacionales. Ante esta situación económica lasolución sería la compra de las empresas enbancarrota y lucrar con la venta de productosnecesarios en esta pandemia, como lo son lasmascarillas. Diversos estudios científicos niegan esta teo-ría de la conspiración[7], pero la insistencia yrepetición de estas falacias y sus replicacionespor las redes sociales, en Brasil y en EE. UU.,generan verdaderas cadenas de contrainforma-ción epidemiológica, manipulación de big data yfake news un aumento significativo de lo que po-

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dríamos llamar Sinofobia en Brasil. Algunos estudios indican que existen aproxi-madamente 50 mil inmigrantes chinos en Brasil(esta estimativa no incluye los indocumentados)y con el actual escenario de un aumentosignificativo de una potencialización de losrelatos de agresiones físicas, injurias ydiscriminaciones (que ya existían antes de lapandemia), es posible encontrar en Brasil rasgosde Sinofobia, caracterizada por una aversión porla China y por sus representantes, particular-mente los inmigrantes y empresarios chinos,muy presentes en las mayores ciudadesbrasileñas, como, por ejemplo, São Paulo, Rio deJaneiro y Belo Horizonte. Esto ocurre principalmente porque algunosrepresentantes del gobierno brasileño(siguiendo el ejemplo de Trump y Pompeo,secretario de estado de EEUU), como el Ministrode la Educación, Abraham Weintraub, o eldiputado federal Eduardo Bolsonaro (hijo de JairBolsonaro), entre otros, divulgaron reiterada-mente en sus perfiles oficiales en las redessociales de internet, materiales como imágenes,vídeos y noticias de periódicos sensacionalistasque manipulan o fabrican big data[8] (Mayer-Schönberger y Cukier, 2013), en los cuales lapandemia del Covid-19 es presentada como sifuera una prueba irrefutable de la supuestaambición y la “falta de valores éticos y cristia-nos” que, segundo tales políticos, seríanintrínsecas de China y particularmente[9] de surégimen político. El clima político entre Brasil y China ha llega-do a un punto de tensión importante, ya que elembajador chino en Brasilia exigió en marzo deeste año, la retractación por publicacionesdespreciativas y discriminatorias hechas porEduardo Bolsonaro y Weintraub[10]. Perfiles ycanales de “influencers ” en Youtube, Instagramy principalmente en Portales de noticias comoTerça Livre[11] producen sistemáticamentecontrainformaciones: sus periodistas cuestionanlas medidas de aislamiento social adoptadas por

los estados brasileños, las normativas de la OMSsobre la pandemia y llegan al punto de levantardudas sobre la veracidad de los números de losmuertos y contagiados por Covid-19 en Brasil, eincentivan a la población a ejercer "desobedien-cia civil”, es decir, no seguir las reglas delconfinamiento. Publicaciones similares más el propio contex-to de la pandemia como la producida por elCovid-19 influyen en el comportamiento socialde una parte significativa de la poblaciónbrasileña, acciones como despreciar las reglassanitarias o el confinamiento hicieron que elnuevo coronavirus se difundiera aún más yprovocase más contagios y muertes.Exactamente, esto fue lo que sucedió en diversasmetrópolis brasileñas. El bolsonarismo puede ser evaluado científi-camente como una ideología política quefortalece y legitima los prejuicios y los discursosde odio y muerte hacia personas cuyas vidas sonconsideradas “inútiles” o “sin valor”. Aunque, haymovimientos de resistencia epistémica endiversos grupos de científicos brasileños, debemos reconocer que sus ineficacias sonherederas no solamente de la falta de canalesefectivos de comunicación con la mayoría de lapoblación, sino que, también tal ineficacia esuno de los reflejos más crueles del elitismo y delracismo que son históricamente inherentes aeste sistema científico, herencia del positivismofrancés, influenciado por las ideologíasestadounidenses y, consecuentemente, muyfragmentado. Se podría considerar que el sistema científicoinfluenciado por las políticas neoliberales yutilitarista tiene, por desgracia, una parte deculpa en el verdadero genocidio de vidas pobresy vulnerables que la pandemia del Covid-19 haprovocado en Brasil. La pandemia del Covid-19ha dejado claro como la necropolítica (Mbembe,2011), es decir, la política hacia la muerte. Comolo resaltan Cárdenas y Bialakowsky (2020) el nú-

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cleo argumentativo de esta perspectiva teóricaqueda sintetizado en: “dejar vivir y hacer morir” .puede trabajar de diversas maneras y cómo estamodalidad político-ideológica se representa enLatinoamérica. Lo anterior, nos lleva a pensar lanecesidad de hacer un giro epistémico yempezar a “descolonizar”, o sea, restituir lasoberanía a las poblaciones tradicionales. Pues,esta pandemia reforzó los estados depermanencia de la colonialidad y evidenció suconcatenación a redes internacionales delimperialismo capitalista actual, pues, en Brasilnunca acontecieron efectivos procesos dedescolonización. Además, esta coyuntura decrisis sanitaria mundial ha aclarado de maneramuy fuerte facetas del capitalismo y delcolonialismo contemporáneo (Mason, 2016,Oppenheimer, 2018, Cortina y Serra, 2016) congrupos indígenas siendo diezmados por lapandemia, y también con muchas pérdidas devidas humanas (principalmente en las periferias)a causa del no cumplimiento de las reglas deaislamiento social (no cumplimiento que esincentivado por segmentos del gobiernoBolsonaro y sus grupos apoyadoresconservadores). Luchar contra la necropolítica y sus dispositi-vos de necropoder (Estévez, 2018) o, al menos,denunciar su terrible existencia es defender elderecho inalienable a la vida, derecho que cadavez más relativizado por las políticasneoliberales, principalmente en estos tiempos deincertidumbre y catástrofes humanitarias. ParaNorberto Bobbio (1992), los derechos naturalesson derechos históricos y nacieron al inicio de laEra Moderna, juntamente con una concepciónindividualista de sociedad, tornándose como elprincipal indicador de los ideales de “desarrollo”y “progreso”. Aunado a lo anterior, Bobbio reafirma la pre-cedencia de los derechos civiles y políticos porencima de los derechos económicos y sociales.En su visión, “el problema fundamental conrelación a los derechos del hombre, hoy, no es

tanto el de justificarlos, sino de protegerlos”(Bobbio, 1992, p. 24, traducción nuestra). O sea,en la perspectiva de Bobbio, la “era de losderechos” se constituye como una problemáticafundamentalmente política, y por eso,conflictiva, principalmente cuando tenemoscomo referencias de análisis realidades tancomplejas e históricamente marcadas porprocesos de barbarie social, exclusión,metacapitalismo y marginalidad como son lastristes realidades que vivimos actualmente enLatinoamérica en tiempos de la pandemia delCovid-19. Estudios sobre la historicidad de la Sinofobiaen Brasil (Dwan, 2007) evidencian que lainterseccionalidad en las luchas democráticasbrasileñas actuales, que agregan luchas porderechos de colectivos como las personas decolor, las personas de procedencia de China, laspersonas pobres, las personas LGTBI, lasmujeres, etc., y también dejan claro cómo losrecursos de producción comunicativa de losmedios conservadores brasileños producenconstantemente (e históricamente) alteridadesconflictivas basadas en el racismo, machismo,misoginia, clasismo y LGBTfobia, es decir,produciendo “otros” lejanos y odiados frente alideal/idealizado norteamericano y colonizador.Es en contra de este continuum de imperialismo,colonización y dependencia que debemoscoproducir y luchar colectivamente.

Consideraciones Finales

Este artículo ha contextualizado brevemente laSinofobia (concebida de forma semejante a otrosprocesos de exclusión y discriminación) en lahistoria del Brasil, desde la primera mitad delsiglo XIX hasta la contemporaneidad. Los datospresentados sugieren que las reflexiones socio-antropológicas necesitan no solamentereconocer factores como los big data en posiblesmanipulaciones, construcciones y difusiones masivas de fake news, sino también, comprender

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cómo efectivamente tales factores puedenactuar en contextos nacionales específicos, yasea influenciando los comportamientos socialesdelante de una pandemia como ocultandovariables importantes como la manipulaciónmediática (que podríamos también llamar decolonización de las subjetividades, utilizando elconcepto de Nora Merlin, 2014) en procesoselectorales supuestamente democráticos comofueron los casos del Brexit o de las elecciones deTrump y Bolsonaro, en EEUU y Brasil,respectivamente. En este contexto de pandemia, la sociedad brasileña, que ya estaba profundamente divididay polarizada en términos políticos e ideológicos,está también inmersa en una guerra deinformaciones y fake news, dónde, los preceptosde verdad, solidaridad y honestidad parecendesgraciadamente, denotar realidadesintangibles para una gran parte de la población.Esto es porque esa misma inmensa yheterogénea población recibe cotidianamentenoticias falsas, vídeos tendenciosos e imágenesque promueven el odio y el desconocimientocontra la China o cualquiera que piensediferente. De esta manera, todos estosmateriales simbólicos constituyen y crean unconjunto de subjetividades, una arquitectura dela creencia (Peterson, 1999) que refuerzan losprejuicios, la colonialidad, el imperialismo y losracismos en una sociedad como la brasileña, quenunca ha conocido verdaderamente la soberanía,la isonomía jurídica, la tolerancia y la igualdadsocial. No podemos olvidar que la actual Sinofobiaen Brasil viene sumarse a otros graves prejuiciosy discriminaciones históricas hacia las personasindígenas, las mujeres, las personas de color, laspersonas trans, las personas con algunadiscapacidad física o intelectual discapacitados ylas personas que viven en situación de pobreza.Por lo que, hablamos de una estructurasociocultural, biopolítica y colonial que haceparte de la historia brasileña desde su formación

como Estado-nación. La guerra mediática, ladesinformación y la manipulación de big dataestán literalmente ayudando en la producción desubjetividades, y que los datos científicosoficiales y que, como consecuencia, colaborancon las negligencias individuales ygubernamentales (ayuntamientos, etc.) y con elaltísimo número de contagiados y muertos enBrasil por la Covid-19. No por casualidad, Brasiles el segundo país con el mayor número decontagiados en el mundo, solamente detrás deEE. UU.[12] Es en este sentido que podríamosanalíticamente clasificar la política bolsonaristaen Brasil como una necropolítica. Además, no podemos olvidar que la negligen-cia hacia los femicidios, los exterminios de laspoblaciones indígenas o grupos más vulnerablestambién constituyen modalidades denecropolítica que por desgracia están presentesen otros países latinoamericanos y no solamenteen Brasil. Es decir, hemos analizado un contextomuy particular, pero que puede ser reflexionadode una forma más amplia y articulada a otrasheterotopías de países vecinos. Delante de los datos expuestos, es posibleafirmar que esta guerra biopolítica, mediática ycomunicacional alrededor de la pandemia delCovid-19 constituyen verdaderos dispositivos delas tecnologías necropolíticas (Mbembe, 2011) queestán literalmente exterminando importantessegmentos de la población brasileña,particularmente aquellos más vulnerables, queen términos neomarxistas, podrían ser llamadoscomo parte de los "nuevos lumpemproletaria-dos”: los desafiliados de Robert Castel (2007,2003) o los chavs de Owen Jones (2012). Por supuesto, esta guerra mediática, marcadapor difusión masiva de fake news y manipulaciónde big data, también profundiza las bases de lafrágil democracia brasileña. La elección de JairBolsonaro fue impulsada, entre otros factores,por la difusión masiva de fake news contra susadversarios políticos y también por gruposneocolonizadores ligados a la agroindustria, al

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extractivismo minero, al armamentismo y alfundamentalismo religioso (De Almeida, 2019;Pinheiro-Machado e Scalco, 2018; Silva, 2019).Quizás, deberíamos pensar el actual contexto decrisis sanitaria a partir de las contribucionesteóricas de Walter Mignolo (2007, 2009a, 2009b,2011), Arturo Escobar y Walter Mignolo (2010),Ramón Grosfoguel (2010), Paulo HenriqueMartins (2012), y Madina V. Tlostanova y WalterMignolo (2012), pues estos autores sugierenepistemologías e inter-epistemologías, es decir,diálogos epistémicos simétricos que intentansuperar las estructuras de poder, lasmodalidades de dominación, las jerarquizacionesinternas, y las nuevas formas a través de lascuales las colonialidades, las dependencias y losimperialismos se están presentes en lacotidianeidad de las heterogéneas poblacioneslatino-americanas, sobre todo en estosexcepcionales tiempos de pandemia. Estas posibles interepistemologías podrían podrían permitir alejarnos de los “lugares-comunes”, de las meras políticas de laidentidad[13] y no continuar restringiendonuestros campos de acción hacia modalidadesde interculturalidad funcional (Grosfoguel, 2010;Mignolo, 2011), es decir, que contempladiscusiones sobre diferencia, pero que no lograncambiar efectivamente las estructuras y lasrelaciones de poder. Ahora más que nunca,nuestras producciones de conocimiento nodeberían ser hechas “sobre” los contagiados, lossupervivientes, los ajusticiados o los explotados,sino con la participación efectiva de ellas/os, esdecir, desde y con una responsabilidad deintegrar al cuerpo productor. Es decir, “traer asíteóricamente al análisis crítico las prácticas delpoder anatomo-políticas (sobre los individuos) ala vez que biopolíticas (sobre las poblaciones)”(Bialakowsky y Montelongo, 2020:20). Hablando sobre el papel de la ciencia en Ar-gentina y en Brasil antes de la Pandemia(Bialakowsky, Bukstein y Montelongo, 2019) se-ñalaban que en la producción de conocimiento

neoliberal se destacan tres elementos: 1) laprivatización del conocimiento, 2) elindividualismo epistémico y 3) La reducción delsistema científico tecnológico público. Frente aesto la coproducción investigativa es planteadaallí como una ampliación de la investigaciónindividual, una estrategias de resistencia y luchacolectiva en contra de estos imperativosneoliberales y, también necropolíticos. Se presentan perspectivas que evidencian que lacoproducción no debe reducirse a una praxisexperimental sino, a la “creación de un derechoinalienable de producción de conocimientos comobien común y diálogo de descubrimiento entresujetos coproductores.” (ibid).En el caso de Brasil, las diversas iniciativascontra-hegemónicas, emancipatorias, descolo-nizadoras, insurgentes y transformadoras debenser cada vez valoradas, pues, constituyenprácticas fundamentales para la preservación delprincipal bien común que es la vida, tandespreciada por aquellos que a causa demodalidades de etnocentrismos, clasismos,racismos, misoginias, machismos y del heteropa-triarcado o por objetivos económicos, creen quepodrían continuar ejerciendo la necropolítica(que también se hace a través del femicidio,LGBTfobia, extrema pobreza, explotaciones, etc.)sin que hubieran resistencias o conflictossociales y políticos. Por fin, creo que la ciencia (en su vertientehegemónica, utilitarista, elitista, mecanicista,pragmática y concatenada más con objetivospolíticos e ideológicos que con el bienestarsocial o la isonomía jurídica) en Brasil en lasúltimas décadas y particularmente en este añode 2020, ha desarrollado mecanismosepistemológicos para ofrecer, crear y fortalecersubjetividades y cosmologías responsables por laSinofobia en Brasil. Concomitantemente, estamisma vertiente de la ciencia continúavilipendiando y criminalizando las luchassociales en contra del racismo, de los derechosde las mujeres y de las minorías étnicas y de la

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defensa de la diversidad sexual y de género.Espero que este artículo inspire la coproducciónde otras producciones comprometidas con elcambio social en esta coyuntura tan complejacomo es la de la pandemia del Covid-19 en lasheterotopias de Latinoamérica.

Addendum

El autor de este texto es un superviviente delCovid-19 que junto a sus colegas investigadoressociales latinoamericanos continuaráncoproduciendo y luchando para que, con estaactual pandemia, estemos siempre conscientesde los impactos biopolíticos de nuestrasproducciones sociológicas y en contra delavance del necrocapitalismo y de lanecropolítica, antes y después de la actualpandemia del Covid-19.

Notas

[1] Doctor en Antropología Social. Investigadorde CRIA (Portugal) y CLACSO (Grupo de Trabajo:Prácticas emancipatorias y metodologíasdescolonizadoras transformadoras).

[2] Agradezco el importante apoyo del Lic. JuanFerenaz y la Dra. Luz María Montelongo por eltrabajo coproductivo en los aportes teóricos, asícomo en la edición del texto al español.

[3] Estos grupos sociales y políticos no sonactuantes solamente en Brasil, sino también enArgentina, EEUU, España, Francia y en otrospaíses. Sus miembros defienden que elaislamiento vertical (donde solamente laspersonas de los llamados grupos de riesgo –personas mayores o que tengan algunaenfermedad crónica permanecerán aisladas),sería más eficiente que el aislamiento horizontal(donde todas las personas se quedan aisladas).Además, las personas de estos grupos sostienen

la idea de que el aislamiento vertical ayudaría ala “salud económica”, es decir, preservar losempleos y disminuiría los impactos económicosde la pandemia.

[4] Desde enero de 2019, politólogos brasileños yextranjeros intentan comprender y definir elbolsonarismo. Entendemos que cualquierdefinición aplicable a este término debecontemplar el elemento de la contradicción:pues, ideológicamente, el bolsonarismo puedeser definido como una amalgama deconservadorismo, neoliberalismo económico,autoritarismo, ultranacionalismo yfundamentalismo religioso. Es decir, enconsonancia con diversos estudios recientes,podemos afirmar que el bolsonarismo es unaideología de extrema-derecha, ya que estábasado en una idea anacrónica y autoritaria denacionalismo que no respecta la pluralidad depensamiento ni tampoco la diversidad de su población (De Almeida, 2019; Pinheiro-Machadoe Scalco, 2018; Silva, 2019).

[5] “O Mongolismo ameaça o Brasil”, Anaisbrasilienses de medicina, Rio de Janeiro, tomoXXXI, nº 2, 1879, p.11. apud Freyre, G. (2003).Joaquim Nabuco (1983) también se presentócomo uno de los principales oposicionistas aeste proyecto y de forma enfática dijo que: “Elprincipal efecto de la esclavitud sobre la nuestrapoblación fue, así, africanizarla, saturarla desangre negro, como el principal efecto decualquier grande empresa de inmigración de laChina sería mongolizarla, saturarla de sangreamarillo” (Nabuco, 1949: 119). Analizando estosescritos de Nabuco, José Luis Petruccelli (1996)argumenta que la “patria ideal”, deseada por estereconocido abolicionista, era un país queapreciaba muchísimo la inmigración europea ysu corriente de sangre caucásico vivaz, enérgicoy sano que podría ser absorto sin peligro, acontrapelo de una ola china, “con que la grandepropiedad aspira a viciar y corromper aún más

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nuestra raza” (Nabuco, 1949: 218). ParaPetruccelli, Joaquim Nabuco preconizabaabiertamente la inmigración europea para elemblanquecimiento de la población brasileña ypara eso, lanzaba a menudo un discursocontradictorio: que se oponía por motivosraciales a la inmigración china y que,simultáneamente, afirmaba que no existíanprejuicios raciales en Brasil. (Traducción propia).

[6] En el marco epistémico de la ciencia sesitúan los significados eco-sociales, lasregulaciones y las dinámicas de trabajo.

[7] https://bit.ly/3kDNALC (Acceso en 15 demayo 2020). https://lat.ms/2ISpeAX (Acceso en 10 mayo2020).

[8] Según Mayer-Schönberger y Cukier: “Laindustria de la inteligencia empresarial y elsoftware analítico se levanta de antiguo sobre lapromesa a los clientes de “una única versión dela verdad”: el popular cliché alrededor del año2000 en labios de los vendedores de tecnologíade estas áreas. Los ejecutivos usaban la frase sinintención irónica. Algunos lo siguen haciendo.Con ella, lo que quieren decir es que cualquieraque acceda a los sistemas de tecnología de lainformación de una empresa puede disponer delos mismos datos; que el equipo de márketing yel de ventas no tienen que pelearse por quiéntiene las cifras de ventas o de clientes correctasantes de que empiece la reunión. Sus interesespodrían estar más en línea si los hechos fuerancoherentes, suele pensarse. Pero la idea de “unaúnica versión de la realidad” está por cambiar departido. Estamos empezando a comprender nosolo que a lo mejor es imposible que exista unaúnica versión de la realidad, sino también queperseguirla es una pérdida de tiempo. Para acce-der a los beneficios de la explotación de losdatos a escala, tenemos que aceptar que laimprecisión es lo normal y esperable, no algo

que debamos tratar de eliminar. Incluso estamosempezando a ver cómo el espíritu de lainexactitud invade una de las áreas másintolerantes con la imprecisión: el diseño debases de datos.” (Mayer-Schönberger y Cukier,2013: 32-33).

[9]https://www.fr.de/politik/corona-brasilien-mehr-100000-corona-faelle-brasilien13642304.html (Noticia de 5 de abril 2020).

[10] En marzo de 2020, Weintraub ha sidoformalmente acusado por el gobierno chino depromover racismo contra el pueblo chino.Mientras aguarda su juzgado por el STF(Superior Tribunal Federal, la más alta corte dejusticia de Brasil), él continúa como Ministro dela Educación del gobierno Bolsonaro. Diversosperiódicos han publicado este casohttps://bit.ly/3lY3ouh (Noticia de 7 Abril 2020)https://bit.ly/2Kq65H7 (Noticia de 6 de abril2020)

[11] Uno de los portales conservadores ybolsonaristas más actuantes y que ya fueformalmente acusado por la justicia brasileña dedivulgar fake news y manipular big dataprovenientes de organismos internacionalessegún sus objetivos particulares o mismo decrear big data para respaldar sus informaciones.

[12] https://bit.ly/2KbOAdd (Acceso en 23 mayo2020). https://bit.ly/373U8yv (Acceso en 25mayo 2020).

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Ella (vos) dice de decirmelo que se escapacomo un correr

o descendero atisbar

desprendersede los gélidos

esos cristalinos azulesuna vezlas ví,

cayendo por las murallasde los fiordosy desfiladeros

entre esmeraldas y ocres,nunca imaginé

que las aguas fueran tan purasderramando sus lenguajes

minerales milenarios

Travesías

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Notas sobre la sociedad de la (in)visibilización En el presente texto busco profundizar algunosaspectos que en dos textos previos (CárdenasTomažič 2020a, 2020b) simplemente mencioné oesbocé en relación a lo que he llamado la"sociedad de la (in)visibilización". La tesis centralde este texto es que actualmente estamosviviendo el surgimiento de un nuevo ordensocial cuyas estructuras, instituciones yprácticas sociales de (in)visibilización están ocu-rriendo a nivel global, creciendo exponencial-mente y volviéndose componentes centrales delas sociedades contemporáneas.

(In)visibilización social Mi punto de partida es el hecho de que no sólolas identidades y las relaciones humanas seestructuran y desarrollan a partir de dinámicasde visibilización e invisibilización, sino que también los órdenes sociales. Básicamente,comprendo bajo el término de "visibilización" elproceso mediante el cual se hacen comunicablesy captables a la percepción humana lasestructuras, instituciones y prácticas sociales,en especial aquellas de poder o mejo dicho, dedominación y sus resultantes desigualdadessociales. Complementariamente, entiendo en-tonces bajo "invisibilización" el proceso median-te el cual las estructuras, instituciones y prácti-

cas de dominación y de desigualdad social no sehacen o dejan de ser perceptibles para los sereshumanos, en especial para su percepción(audio)visual. El modo en que entiendo (in)visibilizaciónsocial tiene entonces, por lo menos parcialmen-te, una influencia goffmana (Goffman [1959]1990) y bourdiana (Bourdieu ([1979] 2010). Sinembargo, y como argumentaré brevemente eneste texto, entiendo también la (in)visibiliza-ción de estructuras, instituciones y prácticas dedominación y de desigualdad social en unsegundo y más amplio sentido. Concretamente,lo concibo en términos de las dinámicas de (no)reconocimiento, es decir, de reconocimiento ynegación de determinados grupos sociales porparte del derecho y la política social. En estesentido, el concepto de (in)visibilización social lofundo también muy fuertamente en el debatesobre la justicia social, específicamente sobre laredistribución y el reconomiento social(Fraser/Honneth 2003). Por último, el concepto de (in)visibilizaciónsocial escrito con este paréntesis busca hacervisible la interdependencia ineherente de lasestructuras y dinámicas de visibilización einvisibilización social: Éstas están relacionadasmutuamente y han contribuido sistemáticamen-te a la producción y reproducción de órdenessociales basados en la dominación y la desigual-dad social. Concretamente, en la historia de la

Notas sobre la sociedad de la (in)visibilización

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A N A C Á R D E N A S T O M A Z I C *

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humanidad podemos ver una y otra vez cómo lasdinámicas de invisibilización de toda forma deexplotación y maltrato humano, es decir, desufrimiento humano (sea una persona, un gruposocial y/o sociedades completas) están siempreligadas a estructuras y dinámicas devisibilización de relaciones de dominación ydesigualdad social. Éstas dan cuenta del poderque tiene quien explota y maltrata. Quien oquienes poseen el poder en una determinadasociedad lo hacen y pueden hacer visible bajo elsupuesto de que están dadas las condicionesmateriales y normativas para que el dañoconferido quede impune o mejor dicho, invisible.Esas dinámicas de dominación son unaprecondición y una consecuencia para laproducción y reproducción de un orden social,pero también para su cambio.

Capitalismo e (in)visibilización social

Así como sitúo el foco analítico en lavisibilización e invisibilización de las relacionesde dominación y las desigualdades socialesresultantes a partir de éstas, el presente análisislo circunscribo a las sociedades capitalistas.Esto, pues hasta el momento no ha habido unorden político, económico y cultural alguno quehaya logrado expandirse con tal alcance a nivelmundial como lo ha hecho el orden socialcapitalista. Esto lo digo con preocupación yrechazo, no con admiración. En relación a las sociedades capitalistas,constato que dicho orden ha generadoestructuras sociales, instituciones y prácticas devisibilización e invisibilización social quesistemáticamente han contribuido a laproducción y reproducción de relaciones dedominación y de desigualdad social. Estas no sonni han sido sólo dinámicas relativas a los "estata-dos de excepción" (Agamben 2005), como son lasdictaduras o estados de emergencia, sino quecorresponden también y por sobre todo las asíllamadas democracias liberales. De hecho, la

expansión y acumulación capitalista histórica ysistemáticamente se ha basado en la produccióny la reproducción de relaciones de dominación ydesigualdades sociales como lo ha sido laeslavitud, el trabajo penitenciario y diferentesotras formas de explotación humana, comobrillantemente lo han indicado y analizado, entreotras-os, Angela Davis (Davis 1998), Frantz Fanon(Fanon ([1961]) y Karl Marx (Marx ([1867] 2008).Este es el punto de partida tanto de mi reflexiónacerca de la (in)visibilización social así comotambién para la formulación del concepto acercade la sociedad de la (in)visibilización.

Ficciones capitalistas y luchas sociales por elreconocimiento y la redistibución

Las desigualdades sociales que han sidoproducidas en el marco del capitalismo y susdiversas etapas de desarrollo han intentado serinvisibilizadas por las elites gobernantes pormedio de un conjunto de ficciones sociales, esdecir, medios que artificialmente permitenproducir y reproducir el orden capitalista (Marx[1867] 2008; Polanyi [1944] 2001). Algunos ejem-plos actuales al respecto son las así llamadasdemocracias, los estados de bienestar y lossistemas de justicia. Todas estas ficcionessociales, en sus diversas variedades capitalistas(Hall/Soskice 2001), tienen como característicacomún el tener una escasa o nula relación con lasvivencias y necesidades diarias de la mayoría delas personas en el mundo, especialmente dequienes sufren de manera más profunda y directalas desigualdades sociales resultantes de aquellasficciones. Me refiero especialmente a las personasdesempleadas, en prisión, en centros dedetención o campos de refugiados, sin casa niacceso al sistema de salud, pero con hambre, sedy/o frío. En este punto quiero referirme brevemente ados ficciones sociales, mediante las cuales esespecialmente evidente el modo en que lasrelaciones de dominación y desigualdad social son

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son la prueba más cruel y evidente de un ordensocial que, a nivel global, intenta (in)visibilizarlas desigualdades sociales que afectanprincipalmente a poblaciones de escasosrecursos materiales, en especial a aquellosgrupos raciales y étnicos que sistemáticamenteson segregados en y de los mercados laborales anivel mundial (e.g. Cárdenas Tomažič 2018, 2019).En efecto, actualmente hay por lo bajo 188millones de personas desempleadas, 165 millonesde personas subempleadas y 630 millones de"trabajadoras-os pobres" a nivel mundial (ILO2020a).

La emergencia de la sociedad de la(in)visibilización

La tesis que quiero dejar planteada acá es queaquellas dinámicas de (in)visibilización socialparecieran estar progresivamente cambiandocon el surgimiento de lo que he llamado la"sociedad de la (in)visibilización". Este es unorden social cuyas estructuras sociales,instituciones y prácticas sociales de(in)visibilización se están estableciendo a nivelglobal, creciendo exponencialmente yvolviéndose componentes centrales de lassociedades contemporáneas. La emergencia de este orden social se basapor lo menos parcialmente en la "sociedad red",el orden social descrito por Manuel Castells enlos ´90s. Éste se funda en el desarrollo y lamasificación de las tecnologías de la informacióny comunicación (ICT), las que progresivamentepermiten la comunicación humana a nivel global,es decir, las interrelaciones así como laproducción y el intercambio de informaciónmundialmente. En este sentido, la sociedad redes un orden social global emergente en donde lainfraestructura tecnológica vincula a personas yorganizaciones. Desde cuando Castells introdujo el conceptode "sociedad red" en la discusión sociológica, elcambio tecnológico ha continuado. Actualmente

tenemos más posibilidades de interconexión,pero también de (in)visibilización, específica-mente de (re)presentación (audio)visual denuestras interrelaciones. Concretamente, con eladvenimiento del siglo XXI el acceso al internet ya los smartphones se han incrementadoexponencialmente, pese a las aún importantesdiferencias regionales (ITU 2019). En esteescenario, cada vez más personas puedengenerar por sí mismas imágenes, específicamen-nte información tanto visual como audiovisual(fotos, videos, etc.) y difundirlas instantánea-mente a nivel mundial. Adicionalmente, lossocial media, plataformas tales como Facebook,YouTube y Instagram, han ido conformando unainfraestructura digital que nos permite (por lomenos aparentemente) expresarnos no sólo demanera escrita sino que crecientemente demanera (audio)visual. Ésta es una forma decomunicación que hasta hace poco correspondíaal oligopolio de los medios de comunicación demasas, es decir, eran esos medios quienesprincipalmente poseían las tecnologías quepermitían esa comunicación visual yespecialmente audiovisual. Actualmente, esa re-lación pareciera por lo menos parcialmenteestar dándose vuelta. En efecto, la informaciónaudiovisual que están generando las personasestá siendo crecientemente una fuente deinformación básica para los medios decomunicación, en especial para la televisión y losmedios de comunicación que informan en línea. La reflexión sobre estas nuevas tecnologías lasitúo dentro de la tradición sociológica críticaacerca de la sociedad, las tecnologíasproductivas y los medios de comunicación.Concretamente, estoy considerando los aportesteóricos realizados por Marx ([1867] 2008; [1932]2007) en el área de la teoría social y posterioressociólogas-os en el área de la Sociología del Tra-bajo (tales como Braverman 1974; Burawoy 1979)así como por la Escuela de Frankfurt,particularmente su análisis sobre los medios decomunicación de masas en las sociedades capi-

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talistas (Adorno 2001; Adorno/Horkheimer[1947] 2011). Particularmente, estoy teniendo encuenta las reflexiones acerca del carácterdialéctico, es decir, tanto alienante comoemancipador que pueden tener las tecnologíasproductivas como las tecnologías de lainformación y comunicación. Al respecto, los estudios críticos contempo-ráneos acerca del internet y los social mediatambién destacan las contradicciones del actualdesarrollo tecnológico (Allmer 2015). Por unlado, se han ampliado las posibilidades decomunicarnos y de interconectarnos gratuita-mente a través del internet, las aplicaciones demensajería instantánea y las plataformas desocial media. Por otro lado, estos bienesaparentemente comunes y neutrales evidencianrápidamente que el acceso y la circulación de lainformación está mediada por los Tech Giants,en especial, por Facebook y Google (Segev 2010;Siva Vaidhyanathan ([1997] 2018)[5]. Estasempresas tienen múltiples posibilidades derecolección y selección de nuestros datos y conello de control, comodificación, dominación ydiscriminación en y desde el mundo digital (EliPariser 2012; Noble 2018). Block y Riesewieck ya retrataron brillantemente esas dinámicas en sudocumental "The Cleaners" (2018). Pese a las contradicciones del actual desarro-llo tecnológico, me parece que hay allí por lomenos algunas posibilidades de resignificaciónde esas tecnologías con fines emancipatorios ycon ello de visibilización de las relaciones dedesigualdad existentes. Por un lado, estos TechGiants nos necesitan. Sin nosotras-os, elnegocio se les acaba. Por otro lado, nuestrolenguaje (audio)visual tiene infinitas posibilida-podes de síntesis y simbolización, permitiendointegrar diversos sentidos, lo que lleva a superarmuchas de las barreras que tiene el lenguajeescrito. Éste ha sido y es aún un lenguajeprincipalmente ilustrado y con ello burgués yclasista, pese a la expansión del acceso a lossistemas educacionales o mejor di-

cho, debido a su creciente privatización. Almismo tiempo, el lenguaje (audio)visual es, porsu capacidad de síntesis, un lenguaje quepermite comunicar una gran cantidad deinformación en un tiempo muy reducido, siendoentonces también un lenguaje muy funcional alproceso de aceleración (Beschleunigung)descrito por Rosa (2005). Ciertamente las tecnologías de la informa-ción y comunicación no han sido creadas parallevar al colapso del capitalismo, sino que másbien para dinamizar el modo de expansión yacumulación capitalista (Marx [1867] 2008); Rosa2009). Sin embargo, el uso social que estánteniendo estas nuevas tecnologías, no sólo loestá dinamizando, sino que incipientemente loestá también cuestionando.

Momentos constitutivos de la sociedad de la(in)visibilización

En mis textos previos acerca de la "sociedad dela (in)visibilización" planteo, a grandes rasgos,dos momentos constitutivos, a los cuales mereferiré a continuación: alienación socio-digitaly emancipación socio-digital. El primero de estos momentos constitutivos,el cual sigue siendo predominante hasta ahora,es aquel donde la expansión del internet, lossmartphones, las aplicaciones de mensajeríainstantánea y en especial de los social mediaestán no sólo "permitiéndonos" sino que tambiénforzándonos a volvernos más visibles, específi-camente a vivir en un estado de constanteaudio-visualización de nosotras-os mismas-os.Concretamente, estas nuevas tecnologías hemostendido a utilizarlas primera y principalmentepara auto-representarnos e incluso auto-promocionarnos (self-branding, Scolere et al.2018), es decir, para hacernos más visibles en elmundo del trabajo, las relaciones de amistad, depareja, etc. Estas tendencia de auto-visibilización está

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vinculadas artificialmente entre sí en lassociedades capitalistas contemporáneas: Losestados de bienestar y los sistemas de justicia.En el caso de este último, el carácter ficcional enque las relaciones de dominación y desigualdadsocial son (in)visibilizadas es especialmenteevidente. Concretamente, los sistemas dejusticia se han ido constituyendo en la institu-ción que, supuestamente, debería visibilizar,penalizar y compensar, entre otras, las desigual-dades sociales. Un hecho especialmente claro alrespecto ha sido la proclamación de laDeclaración Universal de los Derechos Humanos(UDHR) en 1948. Ésta estableció los fundamentosmorales y legales para reconocer la igualdadante la ley de todas-os los seres humanos y conello, supuestamente, para combatir lasinequidades a nivel mundial. En el marco de ese contexto legal, las protes-tas y movimientos sociales desde mediados delS. XX y comienzos del S. XXI han tendido, engeneral, a buscar el reconocimiento legal degrupos oprimidos así como un mayor acceso alos derechos y las políticas de bienestar social(Berberoglu 2019; Cárdenas Tomažič/NavarroOyarzún 2013; Castells 1996, [2012] 2015;Kornbluh 2007). Si bien se observan ciertosavances en el reconocimiento de algunosderechos políticos, económicos y sociales apartir de movimientos feministas, de minoríasraciales, étnicas y sexuales, entre otros, el hechoes que dichos avances han sido insuficientes.Existe todavía una gran distancia entre losderechos reconocidos y las experienciasconcretas de aquellos grupos en relación a laspolíticas de bienestar. Más aún, lo que seobserva es que los estados de bienestar hantendido a actuar como "generadores demúltiples formas de nuevas, "secundarias" desigualdades"[1] (Lessenich 2012: 39) y con ellocomo invisibilizadores de las desigualdadessociales, permitiendo así la reproducción delorden capitalista. A partir de los ´70s y con el advenimiento de

la época neoliberal, esta ambigüedad estatal seha tornado hacia una renovada apatía estatal omejor dicho, hacia una "restauración del poderde clase"[2] (Harvey [2005] 2019: 9).Concretamente, las elites gobernantes, especial-mente en los países de temprana neoliberaliza-ción, como ha sido el caso de los EstadosUnidos, optaron simplemente por ignorar lasdemandas por una mayor distribución de lariqueza (Phillips-Fein 2017). Por el contrario,pasaron desde un "combate contra la pobreza"hacia un literal "combate en contra de lospobres"[3], siendo el encarcelamiento su destinocada vez más habitual (Wacquant [1999] 2010;[2004] 2009). Esta misma tendencia ha ocurridoen Chile (Cárdenas Tomažič, 2010, 2011), el asíllamado "primer gran experimento de formaciónde un Estado liberal"[4] (Harvey [2005] 2019: 12). Las sociedades capitalistas han continuadoentonces perpetuando la (in)visibilización de lasdesigualdades sociales, siendo irónicamente lossistemas de bienestar y en especial los sistemasjudiciales a nivel mundial dos pilares fundamen-tales para reproducir dicho orden social en clarasincronización con los mercados laborales, losque conforman el corazón mismo de lassociedades capitalistas. Algunos de los ejemplosmás claros respecto a esta (in)visibilización delas desigualdades sociales es el incrementoglobal de las inequidades en términos de losingresos y la riqueza en las últimas décadas.Estas son dinámicas que claramente estánrelacionadas con las estructuras y el funciona-miento segregador de los mercados laborales(Cárdenas Tomažič 2019) así como con lacreciente incapacidad de los estados debienestar para compenzar dichas dinámicasinequitativas (World Inequality Lab 2018). Másaún, las actuales diversas formas de encarcela-miento, sean cárceles clásicas de todo tipo (IC-PS/ICPR 2018) así como los centros de deten-ción y los campos de refugiad@s (IOM 2018),

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claramente ligada la emergencia de unasubjetividad neoliberal descrita en diagnósticossociológicos previos sobre procesos sociales deactivación (Lessenich 2005), singularización(Reckwitz 2017) y quantificación (Mau 2019). Sinembargo, esta auto-visibilización pareciera estartambién estrechamente relacionada con lacreciente competencia en los mercados detrabajo. Cada vez más personas se integran a losmercados laborales a nivel mundial (ILOSTATexplorer 2020)[6]. Esta tendencia implica unacomodifcación masiva de las poblaciones, esdecir, una transformación sistemática de sereshumanos en mercancías que luchan por la mejoralocación en los mercados laborales. A su vez, anivel mundial las sociedades han alcanzado sunivel más alto de urbanización (United Nations2018, 2019). Esta tendencia está generando unamayor concentración espacial de la fuerza detrabajo, especialmente en las así llamadasciudades globales y megaciudades, intensivandodicha lucha por la alocación. Por último, ladigitalización tanto de los procesos de trabajocomo los mercados laborales han trasladado lacompetencia por los puestos de trabajo desde unnivel local/nacional a un nivel global. Esto sedebe especialmente a la crecientedeslocalización geográfica de los procesosproductivos y la creación de plataformas para laintermediación laboral y la conformación deredes profesionales (tales como LinkedIn, quetambién es de propiedad de Facebook), quebuscan estructurar la demanda y oferta detrabajo globalmente. La sociedad de la (in)visibilización ha tendidoentonces a reproducir el carácter ficcional omejor dicho, inhumano que, de acuerdo a Marx(2007 [1932]), tienen todas las sociedadescapitalistas. En el mundo digital, así como en elmundo análogo, tendemos a posicionarnossocialmente a partir de visualizar nuestro sercomodificado de manera competitiva. Estosignifica que sentimos la necesidad de ubicarnosa nosotras-os mismos en medio del mundo aná-

logo y digital, suprimiendo al mismo tiemponuestra capacidad relacional con la naturaleza,es decir, con todo ser viviente, incluidos otras-os seres humanas-os y nosotras-os mismas-os. En consecuencia, la sociedad de la (in)visibi-lización ha desarrollado su propia forma dealienación: la alienación digital. Mientras másimágenes producimos de nosotras-os mismas-oscomo mercancías, más perdemos nuestracapacidad para percibir y representar a las-osotras-os y sus condiciones de vida yexperiencias. Éste es particularmente el caso detodas-os aquellas-os que desafían este mundo ynuestro ser comodificado cuando su marginali-dad o mejor dicho, su invisibilización se vuelvevisible. Una percepción y representaciónsistemática de las desigualdades sociales en elmundo digital significaría, entonces, elreconocimiento del "otra-o" discriminado comoun ser humano, suprimiendo con ello la lógicacompetitiva en que vivimos, o mejor dicho, en lacual, en mayor o menor medida, hemos aceptadovivir. La sociedad de la (in)visibilización, sin em-bargo, nos ofrece potencialmente también laposibilidad de hacer visibles a otras-os, enespecial a aquellas-os que han sido invisibiliza-dos por siglos. Más aún, este nuevo orden socialpareciera constituir un nuevo lugar temporal yespacial para desafiar y transformar la (in)visibi-lización de las estructuras y dinámicas dedominación y desigualdad social. En mis textos previos acerca de la sociedadde la (in)visibilización también menciono unsegundo momento, que me parece que es el queestamos pudiendo observar hoy. En estesegundo momento es posible ver que junto aestas dinámicas de alienación vinculadas a laauto-visibilización parecieran emerger tambiéndinámicas sociales de tipo emancipatorias.Concretamente, a partir de las oportunidades devisibilización que ofrecen estas nuevastecnologías, el orden social está siendocuestionado por medio de la visibilización de

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diversas situaciones y dinámicas de desigualdadsocial existentes. En efecto, personas así como tambiénmovi-mientos sociales tales como Black Lives Matter,Ni Una Menos, #MeToo, el mov. francés de los"chalecos amarillos" (Gilets Jaunes) y#FridaysForFuture han ido visibilizando y conello desafiando diversas formas de desigualdadsocial a través de sus protestas y especialmentepor medio de los social media. De esta manera,han ido cuestionado la (in)visibilización de lasdesigualdades sociales que ha sido una caracte-crística de los medios de comunicación de masas(e.g. Servaes/Oyedemi 2016). Mi argu-mento alrespecto es que personas y en especial los asíllamados nuevos movimientos sociales se basanactualmente no sólo en la interconexión de susmiembros y sus demandas, como lo ha planteadoCastells (1997, 2012) así como también Hardt yNegri (2004), sino que crecientemente en laaudio)visualización de sí mismos y sus demandasa nivel global. En relación a este segundo momento de visi-bilización, me parece que el asesinato de GeorgeFloyd, ocurrido el 25 de Mayo de este año enMinneapolis, representa un momento decisivoen las dinámicas de (in)visibilización de lasestructuras y dinámicas de desigualdad social anivel mundial. Su extrangulamiento y con ello, suasesinato por parte de policías a vista de todaslas personas que pasaban en ese momento porallí fue filmado por una joven pasante y luegodifundido viralmente, volviéndose un símbolo desiglos de desigualdades raciales así como declase y género en el mundo. Ese video se havuelto también una evidencia legal central paraprocesar a los cuatro policías involucrados enese asesinato de tipo racista. Este ha sido unhecho inédito en una sociedad en donde elpoder policial ha tenido absoluta impunidad, tendencia que ciertamente ha sido típica en la(in)visibilización de las desigualdades sociales anivel mundial.

En el marco de la actual pandemia global porel virus covid-19, la cual ha dado cuenta yreforzado aún más las múltiples desigualdadessociales existentes, aquel momento de visibili-zación ha llevado la atención a otros asesinatosde motivación racista ocurridos en los EstadosUnidos, como el de Breonna Taylor y AhmaudArbery. Aquel momento de visibilización hatraído también a la memoria, las discrimina-ciones y los asesinatos de tipo racista ocurridosen las sociedades "ex-coloniales" tales como enFrancia, Bélgica, el Reino Unido y Alemania. La ola actual de protestas sociales, especial-mente en los Estados Unidos y en las sociedades"ex-coloniales", es entonces una respuesta a losinfinitos asesinatos de tipo racista así como unamanifestación del sufrimiento humano persis-tente y de una demanda histórica por justiciasocial. En este sentido, estas protestas parecie-ran estar también haciendo visibles las diversasficciones del capitalismo contemporáneo en dossentidos: En su sentido engañoso (täuschend) ydecepcionante (enttäuschend). Hago este juegode palabras en alemán para hacer evidente quela democracia, los estados de bienestar, lossistemas de justicia y en especial la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos sólo en elpapel aseguran la equidad a todos los sereshumanos. Con cada nuevo "update" de estasficciones se hacen también más evidente todaslas desigualdades que han intentado (in)visibi-lizar.

¿Hacia dónde va la sociedad de la(in)visibilización? En el marco de las protestas actuales y la mayorvisibilización de diversos formas de desigualdadsocial es fácil pensar que el mundo puedecambiar de forma rápida y profunda. Sinembargo, la sociedad de la (in)visibilización siguesiendo un orden social capitalista con sus propi-as contradicciones. Esto significa que la compe-

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tencia social, es decir, la competencia entre losseres humanos y las inequidades sociales van dela mano, una dinámica que afecta tanto lasposibilidades así como los límites de(in)visibilización de las inequidades sociales. Más aún, las estructuras y dinámicas socialesde invisibilización y visibilización de lasrelaciones de dominación y sus resultantesinequidades sociales continúan estandoestrechamente relacionadas entre sí en lasociedad de la (in)visibilización. Son ycontinuarán siendo dinámicas de dominación,específicamente de (in)visibilización de lasdesigualdades sociales y los movimientossociales basados en éstas. La visibilización de las inequidades sociales en la sociedad de la (in)visibilización es así unalucha diaria, una que está transformando elmundo digital en un terreno disputado. Asímismo, dicho proceso de transformación estáclaramente desdibujando los límites entre elmundo digital y análogo en términos de lasluchas por la redistribución y el reconocimientosocial. Al respecto, las dinámicas desilenciamiento o mejor dicho de invisibilizaciónen ambos mundos no se han hecho esperar. Esasí como la represión policial e incluso militarviene acompañada de discursos de odio en línea(online hate speech), noticias falsas (fake news)y/o una difusión selectiva de la información(audio)visual por parte de los medios decomunicación y los social media. Hacia dónde seinclinará el péndulo de la (in)visibilización estátodavía por verse. Sin embargo, lo que sí estáclaro, es que el debate público y la lucha socialpor mayor reconocimiento y justicia social seestá desplazando desde una disputa oral yescrita hacia una disputa simbólica (Bourdieu1989), específicamente hacia una disputa(audio)visual.

Notas

[1] Traducción propia. En su versión original estaafirmación ha sido formulada en alemán y ensingular de la siguiente manera: "Insofern istSozialstaat ein Generator multipler Formenneuer, „sekundärer" Ungleichheiten."

[2] Traducción propia. En original: "(...) therestoration of class power".

[3] Estoy haciendo alusión a uno de losprincipales lemas de la actual campaña PoorPeople´s Campain: A National Call for a MoralRevival que, tal como su nombre lo indica, buscarevivir y retomar la campaña anti-pobreza de1968 llevada a cabo en el marco del movimientopor los derechos civiles en los Estados Unidos.Actualmente, esa campaña está siendomaterializada de manera visual por el artista ydiseñador Jesse Purcell, cuyo foco es laelaboración de material visual para movimientossociales (https://bit.ly/3nFV56q).

[4] Traducción propia. En original: "(...) the firstgreat experiment with neo-liberal stateformation (...)".

[5] Cabe tener presente que Facebook, ademásde poseer las plataformas Facebook e Instagram,es dueño de WhatsApp, una de las principalesaplicaciones de mensajería instantánea queactualmente también permiten enviar material(audio)visual. En el caso de Google, éste poseediversos servicios que permiten intercambiarmaterial (audio)visual tales como Gmail y GoogleDrive, además de ser dueño de la plataformapara videos Youtube y de las aplicacionesmóviles Google Duo y Google Hangout, siendoesta última progresivamente reemplazada porGoogle Meet y Google Chat.

[6] ILOSTAT explorer, Labour force by sex andage, https://bit.ly/2H308OC

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In this paper, I explore in more depth certainaspects discussed in two previous papers(Cárdenas Tomažič 2020a, 2020b) relating to theconceptualization of what I term the“(in)visibilization society.” The main thesis ofthis paper is that we are currently facing the riseof a social order whose (in)visibilizationstructures, institutions, and practices aregrowing exponentially at a global level, and arebecoming fundamental components ofcontemporary society.

Social (in)visibilization The starting point for my argument is that, inaddition to structuring identities and socialrelations, visibilization and invisibilizationdynamics also structure social orders. By“visibilization” I mean the process wherebystructures, institutions, and social practices areable to be communicated and captured byhuman perception, especially those relating topower, or rather domination, and the resultingsocial inequalities. By “invisibilization” I refer tothe process whereby domination structures,institutions, and practices, as well as socialinequalities, cease to be perceptible to humanbeings – particularly in terms of audio-visualperception. My understanding of social (in)visibilization isinfluenced, at least in part, by Goffman (e.g.

[1959] 1990) and Bourdieu (e.g. [1979] 2010).However, as I briefly argue in this paper, Iunderstand the (in)visibilization of dominationstructures, institutions, and practices, as well astheir resulting social inequalities, in a second,broader sense. Concretely, I conceive them interms of the dynamics of (non) recognition –that is, the recognition or denial of certain socialgroups by the law and social policies. In thissense, my concept of social (in)visibilization isstrongly rooted in the debate on social justice, inparticular social redistribution and socialrecognition (e.g. Fraser/Honneth 2003). Finally, the concept of social (in)visibilization– as presented with these parentheses –seeks torender visible the inherent interdependencies ofsocial invisibilization and visibilization structu-res and dynamics. These are interrelated andhave contributed systematically to theproduction and reproduction of social ordersbased on domination and social inequality. Infact, the history of humanity shows that theinvisibilization dynamics of any form of humanexploitation, mistreatment and, therefore, ofhuman suffering (of a person, a social group,and/or a whole society) are always linked tosocial structures and dynamics of visibilization.They make evident the power of whom isexploiting and abusing. Those who have powerin society make their power visible on theassumption that the prevailing material and nor-

Notes on the (in)visibilization society

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A N A C Á R D E N A S T O M A Z I C *

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mative conditions ensure any harm they haveconferred or are conferring will go unpunished –or rather, be rendered invisible. This dynamic ofdomination is a precondition and also aconsequence of this social order.

Capitalism and social (in)visibilization

My analysis of the visibilization andinvisibilization of domination relationships andtheir social inequalities centers on capitalistsocieties. This is because no other political,economic, and cultural order has, so far,expanded to the same global extent as thecapitalist social order. This order has generatedsocial structures, institutions, and practices ofsocial visibilization and invisibilization whichhave systematically contributed to theproduction and reproduction of dominationrelationships and social inequalities. These arenot social dynamics of “states of exception”(Agamben 2005), such as dictatorships oremergency states, but instead correspond tomost so-called liberal democracies. In fact,capitalistic expansion and accumulation hashistorically and systematically relied on theproduction and reproduction of socialinequalities, in particular slavery, prison laborand many other forms of (in)visibilized humanexploitation, as indicated and brilliantly analyzedby, among others, Angela Davis (e.g. Davis 1998),Frantz Fanon (e.g. Fanon 1961), and Karl Marx(Marx (e.g. [1867] 2008). This historical fact andtrend, as well as the associated criticalliterature, represents the starting point for myreflections on social (in)visibilization and, as Iargue in the following pages, the(in)visibilization society. While many obvious contemporary examplesof human exploitation and suffering (Renault2018) consist of so-called forced labor, I alsoconsider the “enforcement continuum” (e.g.Cárdenas/Bialakowsky 2015), or rather the(in)visibilization continuum of labor in capitalist

societies. Accordingly, I take into account so-called “paid work”. In particular, precarious andinformal labor, especially among the workingpoor, is at the center of social (in)visibilization incontemporary societies, with such jobs oftenreceiving no social recognition of any kind. So-called “care work”, as feminist literature hassystematically pointed out (e.g. Ehrenreich/Hochschild 2003; Pfau-Effinger/ Geissler 2005),represents another clear example of social(in)visibilization in (re)productive terms. It israrely considered a form of work, although it isessential for securing our existence and thestability of the social capitalist order, as hasbecome clear during the current globalpandemic. The invisibilization of different socialgroups in contemporary societies and at theglobal level thus constitutes a social foundationfor the visibilization of a few.

Capitalist fictions and social struggles forrecognition and redistribution

Ruling elites have used a set of social fictions to(in)visibilize social inequalities within capitalismand its different developmental stages. Thesemeans allow the production and reproduction ofthe capitalist social order (e.g. Marx [1867] 2008;Polanyi [1944] 2001). Current examples includeso-called democracies, social welfare systemsand justice systems. All these social fictions,regardless of their capitalistic varieties(Hall/Soskice 2001), have as a commoncharacteristic little or no relation to the dailyexperiences and needs of most people in theworld, in particular those who suffer in moreprofound and direct ways from the socialinequalities resulting from these fictions, suchas unemployed persons, individuals in prisons,detention centers or refugee camps, homelesspersons, and those without access to the healthsystem who may be experiencing hunger, thirstand cold. At this point I would like to refer briefly to

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two social fictions, through which the socialrelations of domination and social inequalitieswithin current capitalist societies areparticularly evident: the social welfare systemand the justice system. In the case of the latter,the fictional character of the way in whichrelationships of domination and social inequali-ties is especially evident. Justice systems havebecome the social institution par excellence tosupposedly render visible, penalize, andcompensate social inequalities, among others.The Declaration of Human Rights (UDHR),established in 1948, set the legal and moralfoundations for recognizing equality before thelaw for all human beings, and on this basis, theworldwide fight against social inequalities. In this context, protests and social movemen-ts since the mid-20th century have tended, ingeneral, to seek legal recognition for oppressedsocial groups as well as a greater access towelfare rights and policies (e.g. Berberoglu 2019;Cárdenas Tomažič/Navarro Oyarzún 2013;Castells 1996, [2012] 2015; Kornbluh 2007). Someprogress has been made in regard to therecognition of certain political, economic, andsocial rights based on feminist activism andmovements of racial, ethnic, and sexualminorities, among others. However, suchprogress is clearly insufficient. There remains ahuge distance between recognized rights andthe concrete experiences of these groups inrelation to social policies. Moreover, welfarestates have tended to act as “generators ofmultiple forms of new, “secondary”inequalities”[1] (e.g. Lessenich 2012) and,therefore, as (in)visibilizers of social inequalities,thereby permitting and reinforcing the(re)production of the capitalist social order. Since the 1970s and with the beginning of theneoliberal age, this ambiguity on the part of thestate has been transformed into apathy, orrather into the “restoration of class power”(Harvey [2005] 2019: 9). Concretely, the ruling

elites, especially in countries which adoptedneo-liberalization, as was the case of the UnitedStates, decided to ignore demands for greaterdistribution of wealth (e.g. Phillips-Fein 2017).Instead, they shifted from the “war on poverty”to a war on poor people [2], with incarcerationas the end destination (Wacquant [1999] 2010;[2004] 2009). The same trend occurred in Chile(Cárdenas Tomažič, 2010, 2011) in the form of“the first great experiment with neoliberal stateformation” (Harvey [2005] 2019: 12). Capitalist societies are thus perpetuating the(in)visibilization of social inequalities via thewelfare system and, especially, the judicialsystem – two core pillars of the reproduction ofthis social order – in total synchronization withlabor markets, which constitute the heart ofcapitalist societies. One of the strongestexamples of the (in)visibilization of socialinequalities is the global increase in income andwealth inequality over recent decades (WorldInequality Lab 2018). These dynamics are clearlylinked to the discriminatory structure andfunctioning of labor markets (e.g. CárdenasTomažič 2019), as well as to the growingincapacity of welfare states to compensate forthem (e.g. World Inequality Lab 2018). Moreover,increasing incarceration trends in all of theirforms, such as prisons and jails (e.g. ICPS/ICPR2018) as well as detention centers and refugeecamps (e.g. IOM 2018), are the most evident andcruel proof of a social order that at the globallevel is trying to (in)visibilize social inequalitieswhich affect mostly populations with limitedmaterial resources, in particular specific racialand ethnic groups who are systematicallysegregated across labor markets worldwide (e.g.Cárdenas Tomažič 2018, 2019). In fact, currentlythere are at least 188 million unemployedpersons, 165 million underemployed people, and630 million working poor worldwide (ILO2020a).

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The rise of the (in)visibilization society

These dynamics of social (in)visibilization seemsto be changing in relation to the rise of the“(in)visibilization society”. This is a social orderwhose (in)visibilization structures, institutions,and practices are growing exponentially at aglobal level, and are becoming fundamentalcomponents of contemporary society. The emergence of this social order is at leastpartially embedded in the “network society,” asocial order described by Manuel Castells in the1990s, based on the development and massifica-tion of information and communication techno-logies (ICTs), which progressively enable globalcommunication – in other words, the productionand exchange of information around the world.The network society is thus a global social orderwhere technological infrastructures link peopleand organizations. Since Castells first propounded his concept ofthe network society, technological change hasevolved and the (in)visibilization possibilities – inparticular the audio-visual opportunities to(re)present and (re)produce them – have becomeimmense. With the advent of the 21st century,access to the Internet and smartphones, in spiteof important regional differences, has increasedexponentially worldwide (ITU 2019). More andmore people are able to generate their ownimages, specifically visual and audio-visualinformation (pictures, videos, etc.) anddisseminate them instantly. In addition, socialmedia platforms such as Facebook, Instagramand YouTube have shaped a digitalinfrastructure that "allows" us (at leastapparently) to express oneself in written and,increasingly, in audio-visual forms. This form ofcommunication, until recently, corresponded tothe mass media oligopoly; however, the audio-visual information that people are generatingtoday is increasingly becoming a basicinformation source for the media, in particulartelevision and online media.

I situate my reflections on these new techno-logies within the critical sociological traditionon society, productive technologies, andinformation and communication technologies.oncretely, I consider the theoretical contribu-tions made by Marx ([1867] 2008; [1932] 2007) insocial theory and later sociologists in the area ofthe Sociology of Work (e.g. Braverman 1974;Burawoy 1979) as well as the Frankfurter School,in particular their analysis on the mass media incapitalist societies (Adorno 2001; Adorno/Hork-heimer [1947] 2011). I pay special attention toreflections on the dialectical character ofalienation and emancipation resulting from theuse of productive technologies as well asinformation and commu-nication technologies.In this regard, current critical studies on theInternet and social media also highlight thecontradictions of current technological develop-ment (e.g. Allmer 2015). On the one hand, theseinclude the possibilities of communication andinterconnection for free via the Internet,multifunctioning messaging apps and socialmedia; on the other, these apparently commonand neutral goods demonstrate that the accessand circulation of information is mediated by theTech Giants, in particular, Facebook and Google(Segev 2010; Siva Vaidhyanathan ([1997]2018)[3]. These firms present multiple possibilities fordata collection and selection, and thus forcontrol, commodification, domination, anddiscrimination in and by the digital world (EliPariser 2012; Noble 2018). Block and Riesewieckhave already portrayed those dynamics in theirremarkable documentary film The Cleaners(2018). Contradictions in current technologicaldevelopment aside, I believe that possibilitiesexist to re-signify these technologies in anemancipatory way and, thereby, to visualizeexistent social inequalities. On the one hand, theTech Giants needs us. Without us, their businessis over. On the other, our audio-visual language

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contains endless possibilities of synthesis andsymbolization, allowing for the integration ofdiverse senses, and enabling us to transcendbarriers implicit in the written language. Thewritten language, which depends on a complexhandling of signs, remains fundamentallybourgeois and classist – despite greater accessto the educational systems, or rather because oftheir increasing privatization. Audiovisual len-guage, however, as a result of its capacity forsynthesis and symbolization, allows to commu-nicate a huge amount of information in a veryshort time. In this sense, it also plays afunctional role in the acceleration process(Beschleunigung) described by Rosa (2005). Information and communication technologieshave not been created to lead to the collapse ofcapitalism, but rather to dynamize thecapitalistic mode of expansion and accumulation(Marx [1867] 2008); Rosa 2009). However, thecurrent social use of these technologies is notonly dynamizing, but also increasingly ques-tioning its modes.

Constituent moments of the (in)visibilizationsociety My previous papers on the (in)visibilizationsociety refer broadly to two constituentmoments of this proposed social order: socio-digital alienation and socio-digital emancipation. The first of these constituent moments describes the point at which the expansion of theInternet, instant messaging apps, and, inparticular, social media not only allows butabove all forces us to render ourselves morevisible – to live in a state of constant audio-visual self-portrayal. Accordingly, these newtechnologies tend to be used primarily andprincipally for self-representation, self-promo-tion, and even self-branding (Scolere et al. 2018)– to make us more visible in the world of work,friendship, partnership relations, etc. This trend of self-visibilization is clearlylinked to the rise of a neoliberal subjectivity des-

cribed in previous sociological diagnoses onsocial processes of activation (Lessenich 2005),singularization (Reckwitz 2017), and quantifica-tion (Mau 2019). However, this trend of self-visibilization also seems to be related toincreasing competition in labor markets. Moreand more people are participating in labormarkets worldwide (ILOSTAT explorer 2020)[4],a dynamic which implies the commodification ofpopulations on a massive scale, in other words,the systematic transformation of human beingsinto commodities which struggle to achieve thebest possible allocation in labor markets.Simultaneously, societies worldwide havereached their highest level of urbanization(United Nations 2018, 2019). This trend isincreasing the spatial concentration of the laborforce, particularly in so-called “global cities” and"megacities”, and consequently intensifying thestruggle for self-allocation. Finally, the digitali-zation of labor processes and labor markets haveshifted the competition for jobs from the loca/national level to the global level. This is a resultlargely of the increasing geographical de-location of labor processes and the creation ofplatforms for professional networking (such asLinkedIn, which is also owned by Facebook),which aim to structure labor force demand andoffer at the global level. The (in)visibilization society, thus, reprodu-ces the fictional or rather inhuman characterconstituent, according to Marx (2007 [1932]), ofall capitalist societies. In the digital world, as inthe analog world, we mainly position ourselvessocially by visibilizing our commodified self in acompetitive manner. This means that we feel weneed and have to position ourselves in themiddle of the analog and digital world by sup-pressing our relational capacity with nature –with every being, including ourselves and otherhuman beings. Accordingly, the (in)visibilization society hasdeveloped its own form of alienation: socio-digital alienation. The more images we produce

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of ourselves as a commodity, the more we losethe capacity to perceive and to represent “theothers” and their living conditions andexperiences. This is particularly the case for allthose who challenge this commodified worldand our commodified self when theirmarginalization or rather invisibilization beco-mes visible. Systematic perception andrepresentation of social inequalities within thedigital world would thus signify recognition ofthe discriminated “others” as human beings,while cancelling out the com-petitive logic inwhich we all live, or rather in which we, more orless, have accepted to live. However, the (in)visibilization society alsogives us a potential opportunity to render othersmore visible, in particular those who have beeninvisibilized for centuries. Moreover, this newsocial order seems to constitute a new spatialand temporal space for challenging andchanging the (in)visibilization structures anddynamics of social inequalities. In my previous papers on the (in)visibilizationsociety, I mentioned a second constituentmoment also observable today. This concernsemerging emancipatory social dynamics in thecontext of the above-mentioned alienationdynamic related to auto-visibilization. Concre-tely, the emerging visibilization opportunitiesbased on these new technologies is resulting inthe visibilization of different inequalitysituations and dynamics, thus questioning thecurrent social order. In fact, in recent years, individuals and socialmovements such as Black Lives Matter, Ni UnaMenos, #MeToo, the Gilets Jaunes, and#FridaysForFuture have been visibilizing diffe-rent forms of social inequality through theirprotests and, in particular, social media. Thesechannels have challenged the (in)visibilization ofsocial inequalities that have been characteristicof mass media representations (e.g. Servaes/Oyedemi 2016). Furthermore, these social move-ments are based not only on the interconnec-

tions of their members and their demands, asstated by Castells (1997, 2012) as well as Hardtand Negri (2004), but increasingly on the(audio)visualization of their selves and theirdemands at the global level. The killing of George Floyd, which occurredon May 25, 2020 in Minneapolis represents adefining moment in the (in)visibilization of socialstructures and dynamics of social inequalitiesworldwide. His suffocation and, thus, hisassassination by police officers in broaddaylight, in clear view of witnesses, was filmedand subsequently spread around the world,becoming a viral symbol of centuries ofworldwide racial inequalities and related classand gender disparities. The video also became akey piece of legal evidence used to charge allfour police officers within days. This was anunprecedented event for a society in which thepolice have enjoyed absolute impunity, a trendtypical of the (in)visibilization dynamics of socialinequalities worldwide. Amid the global COVID-19 pandemic, wich hasalso highlighted and reproduced multipleexisting social inequalities, this moment of(in)visibilization also drew attention to themurders of Breonna Taylor, Ahmaud Arbery, andinnumerable other racially motivated killings inthe US and in “former” colonialist societies, suchas France, Belgium, the United Kingdom, andGermany. The current wave of social protests, especia-lly in the United States and in “former”colonialist societies, thus represents a responseto the infinite racially motivated killings as wellas a manifestation of persistent human sufferingand an historical demand for social justice.These protests render visible the differentfictions of contemporary capitalism in twosenses – the misleading (täuschend) and thedisappointing (enttäuschend) – I make this playon words in German to emphasize the fact thatdemocracy, the welfare state, judicial systemsand, in particular, the Declaration of Human Ri-

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ghts ensure equality for all human beings onlyon paper. With every “update” of those fictions,the level of inequalities that have been(in)visibilized becomes increasingly evident.

Where is the (in)visibilization society going?

Within the framework of current social protestand increasing visibilization of different forms ofsocial inequality, it would not be unreasonableto expect society to shift in rapid and profoundways. However, the (in)visibilization societyremains a capitalist society with its owncontradictions. This means that socialcompetition and social inequalities go hand-in-hand within the (in)visibilization society, adynamic that affects both the possibilities andlimits of (in)visibilizing social inequalities. Moreover, social structures and dynamics ofinvisibilization and the visibilization of socialinequalities are still closely interrelated withinthe (in)visibilization society. There are –and willcontinue to be – social dynamics of domination,or rather of invisibilization, regarding currentsocial inequality trends and the development ofsocial movements based on them. The visibilization of social inequalities in the(in)visibilization society is thus an everydaystruggle, and one that is transforming the digitalworld into a contested terrain. This trnasforma-tion process is clearly blurring the limitsbetween the digital and the analog world interms of the struggle for social redistributionand recognition. This struggle has beenconfronted by the rapid emergence of dynamicsof silencing, or rather invisibilization – in bothworlds. Police repression, online hate speech,fake news and/or selective dissemination ofaudio-visual information from the mainstreamand social media are clear manifestations of the-se social dynamics. Where the (in)visibilizationpendulum will swing is yet to be seen. However,it is already clear that public debate and socialstruggle for greater social recognition and justi-

ce is shifting from oral and written disputestowards a more symbolic struggle (e.g. Bourdieu1989), in particular an audio-visual one.

Notes

*Ana Cárdenas Tomažič, Department ofSociology, Ludwig-Maximiliams- Universität München (LMU Munich) [email protected]

[1] Own translation. In its original version thisstatement is formulated in German as follows:"Insofern ist Sozialstaat ein Generator multiplerFormen neuer, "sekundärer" Ungleichheiten".

[2] I am alluding here to one of the main slogansof the Poor People‘s Campaign: A National Callfor a Moral Revival, which, as it name indicates,seeks to revive the anti-poverty campaign of1968 launched by the civil rights movement inthe United States. The new campaign is beingled on the visual front by the artist and designerJesse Purcell, who produces visual materials forsocial movements(https://justseeds.org/artist/jessepurcell).

[3] It should be noted that Facebook, in additionto owning the platforms Facebook andInstagram, is the owner of WhatsApp, one of themain multifunction messaging apps that alsoenables the sending of audio-visual material. Inthe case of Google, the company offers differentservices for exchanging audio-visual material(e.g. Gmail and Google Drive). In addition,Google owns YouTube, the main platform forvideos, as well as the mobile apps Google Duoand Google Hangout, which are being replacedprogressively by Google Meet and Google Chat.

[4] ILOSTAT explorer, Labour force by sex andage, https://bit.ly/3kLSmGM

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cede una gramática del “pensarnos” (en plural),bastaría sólo citar el lenguaje y sus símbolospara develar el #reflexiono" sólo es partecomponente de eslabones creados colectiva-mente (Maliandi, 2002).[1] ¿Dónde situamos este cuestionamiento en-tonces? En el abandono de la producciónintelectual encarnada por el sujeto múltiple y enla obstaculización de la circulación de formasespirales que eslabonan una praxis dirigida aentretejer el pensar-transformar singular con elpensar-transformar colectivo. Contenidos éstosque pueden sintetizarse con la mención delejercicio hegemónico del individualismo episté-mico, tal que prevalece formalmente en elmétodo científico y en sus cadenas educativas,tal que en su conjunción con las fuerzas produc-tivas del sistema, colocan al planeta al borde desu sustentabilidad y colapso.[2] En el primer número de este “Cuadernosabiertos de Crítica y Coproducción” se menciona-

1.Notas iniciales. Sobre la metáfora derostro/s y cuerpo/s.

El rostro se sostiene con el cuerpo, el cuerpo sesostiene con la relación social que lo encarna.Utilizamos esta metáfora para comprender lapraxis intelectual del productor-autor y nutrircon significados conceptuales esta duplicidadcorporal entre el sujeto productor intelectualsingular y la comunidad epistémica que losostiene como autor. En esta praxis se producendos dinámicas: la primera se refiere alpensamiento singular (“en soledad”) y la segundaconnota al pensamiento en colectivo. Undevenir, inclinado al solipsismo, partiendo de lamáxima cartesiana “cogito ergo sum”, bien podríacolocarse como “mascarón de proa” en elfrontispicio de las academias que declinan supotencialidad del “pensamos” (cogitamus). Pues,en nuestra interpretación, solamente es posiblela ocurrencia del pensarse en soledad si lo pre-

Subjetividad entre la duplicidad y la unidad en tiempos de pandemia

A L B E R T O L . B I A L A K O W S K Y , G A B R I E L A B L A N C O , G A B R I E L A B U K S T E I N ,

R O X A N A C R U D I , J U A N B . F E R E N A Z , J O S É M A N U E L G R I M A Y L U Z M . M O N T E L O N G O

Esta vez no es sólo la experiencia colectiva la que transformará al sujeto singular. Ahoratambién debe suceder lo inverso, el deseo ético del propio sujeto singular (que no es el

individualismo) debe ser un agente de subversión de lo colectivo. (Alemán, 2020)

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Ba que en esta de "sorpresiva" época de pande-mia global provocada por un virus que producela enfermedad denominada COVID-19, las-oscientíficos junto con los gobiernos se encuen-tran embarcados en una carrera competitivaacelerada, sumidos preponderantemente porencontrar medicamentos que combatan laenfermedad, como la vacuna para su prevención.Esta carrera constituye en realidad también unalucha descarnada, nada ingenua, por laobtención de: patentes de propiedad intelectual,pugnas entre corporaciones, prestigios singula-res, geopolítica y/o solipsismos nacionalistas(Bialakowsky y Montelongo, 2020). Marc señala que la gestación de un boom co-laborativo mundial está cambiando la forma dehacer ciencia: apoyado en la inteligenciacolectiva, experimenta con el Covid-19 unimpulso tan contagioso como el coronavirus.Ahora bien, ¿significa esto un cambio deparadigma? Reflexionando sobre la producciónde fármacos y la industria farmacéutica. ¿escientífico competir en forma utilitarista, o bien,es científico colaborar cuando se trata de unobjetivo de bien común? (Bialakowsky yMontelongo, 2020). ¿Quién garantizará que loslaboratorios de especialidades medicinales noculminen haciendo prevalecer la ley delmercado? Por lo tanto, estableciendo un recorteregional de su distribución y acceso social.Quizá sea importante colocar la mirada endestacar cuándo los procesos de produccióncientífica colectivos responden a aquel logos delbien común y cuando lo hacen en función delmercado. Estas reflexiones nos conducen, como colec-tivo académico-investigativo, a profundizar eldiálogo y sumarnos al debate de los inmunera-bles escritos académicos con la intención dedestacar la necesidad de contribuir con cambiossociales, ecológicos, económicos y políticos parala transformación. El punto inicial comohipótesis de este ensayo, es observar que elsistema científico contiene en su dinámica pro-

cesos investigativos investigativo fragmentado.Prevalece en dicha dinámica el individualismoepistémico que se encuentra metódicamentenaturalizado[3], construido desde una lógica ensus procesos de trabajo que armonizan conclaves sustanciales del andamiaje ideológiconeoliberal. Este Este trabajo no se adentra de resolver lasposturas filosóficas o centradas en una perspec-tiva psicológica entre los conceptos de sujeto,subjetividades y subjetividad, sino que intentaredefinirlos en relación con su captura ycolonización en los procesos de producción deconocimientos, observados bajo el clivaje queimplica la actual crisis del orbe a raíz expansivadel fenómeno pandemia. En adelante este textose divide tres secciones, para arribar luego a lasconclusiones. La primera, indaga sobre latensión existente entre una subjetividadcolectiva y una subjetividad individual, comoresultado un proceso de hegemonía[4], queimplica la formación de un colectivo social quetiene por carácter una composición fragmenta-ria, en donde la lógica que predomina es la delgoce poder “de” y “para” lo singular subjetivo, ensustitución del vínculo socialmente con el Otro.En el segundo apartado se desarrolla el análisisde la cadena de producción científica, que tieneentre sus orígenes en el paradigma de lailustración y fundamentalmente en el enraizadopositivista del siglo XIX. Por último, en el tercerapartado se desarrolla la propuesta de loscomponentes que integran el método[5] de lacoproducción investigativa.

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2. Sobre la subjetividad neoliberal en laproducción científica

Resulta complejo diseccionar los componentessubjetivos que intervienen en la produccióncientífica dado el enorme acumulado al quepodemos recurrir sobre su comprensión einterpretación. Un trazado diagonal quepodríamos trazar para referirnos a ellos sería ladistinción de dos dimensiones, una que refiere alsujeto singular (individual) y otro que refiere alsujeto plural (colectivo) (Guattari - Rolnik. 2006:45). Por cierto, esta duplicidad contenida en launidad subjetiva y sus pliegues pueden tomarcomo referencia el concepto sujeto social-individual:

[El planteo de la materialidad dialéctica delsujeto]. Tenía que ser genuinamentehistórica y abierta, en lugar de estarencerrada dentro de los confines de los“absolutos” liberales –(desde la “naturalezahumana” hasta el estado moderno, y desde la“mano invisible” hasta la procurapersonalista del beneficio propio dentro delos horizontes del mercado capitalista). Te-nía que orientarse hacia la constitución delsujeto social-individual real, en lugar del tan

ficticio modelo de la individualidad aislada(que servía para dar una falsa representaciónde las relaciones de poder impuestas, queemanaban de los imperativos cosificados delcapital, como manifestaciones ideales delindividuo en libre procura de su elecciónsoberana de “placer” y "utilidad"). (Mészáros,s/f, 599-600).

La constitución del sujeto se produce a partirde su inserción y apropiación en y del ordensimbólico de la cultura. Para Michel Foucault, lasubjetividad es una construcción en el procesosocial de “individuación”, que en el marco dedisciplinas y formaciones culturales que “obligaal individuo a depender y ser controlado pordiscursos, prácticas, códigos y normas” (1986:29-31). Así, la subjetividad es materializada en elmarco de una dinámica social la cual intervienen“prácticas discursivas concretas” (Weeks,1993:283), que organizan a su vez la forma dehacerse y percibirse (Zemelman, 1997). Cabe destacar que esta relación entre dupli-cidad y unidad subjetiva social no se articula demanera absoluta sino de manera ortogonalhistóricamente. Tiene lugar así brechas subjeti-vas de consentimiento, rechazo, resistencias ytransformación. Se trata de un proceso quedesde el pensamiento de Ernesto Laclau de unaconfiguración identitaria condicionada por lascircunstancias históricas, políticas, culturales yotras, que producen formas de reflexionar y depercibir la realidad, frente a las cuales laspersonas y colectividades pueden identificarsecomo también colisionar.[6] Diversos autores como Jorge Alemán (2016),Nora Merlín (2019) y Suely Rolnik (2019)sostienen que la lógica neoliberal pretendeaprehender la totalidad del proceso deproducción subjetiva, capturando la determina-ción productiva del propio lenguaje. De ahí quela subjetividad se configura como un campo deintervención de poder y de control, en especial,

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si operan como forma del acontecer-mundo(Laval y Dardot, 2016) en un sistema dedominación socio – histórico, en donde el capitalse convierte es una forma de dominaciónque requiere la producción de subjetividadesque dinamicen su reproducción socio–metabólica (Mészáros, 2010). Retomando la postura ensayada por ChristianLaval y Pierre Dardot, (2016), podría sostenerseque nos encontramos en una fase neoliberal delsistema mundial que cristaliza el diseño de unprograma de transformación radical de lasociedad y de los individuos donde:

El proceso de neoliberalización de lassociedades y de las mentes ha superado ciertopunto, es la misma realidad social la que seconvierte en neoliberal […] Cuanto más sedespliega la lógica dominante, más destruyetodo aquello que podría contenerla y más serefuerza ella misma” (Laval y Dardot, 2016:33).

En otras palabras, el neoliberalismo haimpuesto un marco normativo global queconlleva una racionalidad que abarca todos losaspectos de la realidad de la existencia eco-bio-social. En este proceso de subjetivación “elnuevo sujeto asume en sí y por sí mismo losobjetivos y funcionamientos del sistema, esdecir, se convierte en uno de los agentesprincipales de su extensión” (Laval y Dardot,2016: 9). La fase de desarrollo neoliberal, que acumuladesde sus inicios medio siglo ya, ha contribuidoa definir una subjetividad orientada al mercado yal consumismo, penetrada por una lógicafinancieración (Laval y Dardot, 2016):

Cada uno es capital, es decir, un valor que serevaloriza cada vez más a lo largo de su vidamediante inversiones. Podríamos decir que elsujeto que se genera a sí mismo bajo la formade la autovalorización es el sujeto convertidopor él mismo en capital financiero o el capi-

tal financiero convertido en sujeto, es decir,el capital mismo como forma de subjetiva-ción. En este sentido está justificado hablarde la subjetivación neoliberal como unaforma de subjetivación financiera (Laval yDardot, 2016: 82).

Esta subjetivación financiera abre un espaciopara la ilimitación [7] (pulsión de goce y pulsión)de acumulación, que se convierte en el régimende la subjetividad del sistema neoliberal, unalógica contenida en la hegemonía de valoriza-ción que, en términos del sujeto colectivo,produce como resultado “una identificación delsujeto con el aumento de su propio valor… lapromesa de la plenitud es conseguida alaumentar ilimitadamente el valor que el sujetoes por sí mismo” (Laval y Dardot, 2016). Esta operación se completa con la coloniza-ción y depredación sin ilimitada de los bienescomunes, como la biosfera o los denominados“recursos” naturales, trocados de bienes de usoa valores de cambio y adquiriendo formas deactivos del capital. Es decir, que adquieren. Además la operación extensiva de la relaciónsocial acreedor-deudor tiene alcances sistémi-cos tanto a nivel macro como micro. Dosaspectos pueden referir a estos efectos: losconsumos micro vía créditos y el endeudamientopúblico y privado. Los alcances financiero que seejercen a través de la deuda pública, por mediode programas de ajuste, tanto modelan comomodulan las formas del ser social y subjetivo(Lazzarato, 2013)[8]. El intelecto neoliberal ha conquistadohegemonía a través del montaje de la ficción quesostiene el desprendimiento, la escisión ficcio-nal, entre el sujeto singular y sujeto colectivo. Enesta unidad subjetiva dicha colonización consis-te en que en el cuerpo sujetado (Foucault, 1998),por medio de la individuación:

Así pues, creo que no hay que concebir alindividuo como una especie de núcleo ele-

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mental, átomo primitivo, materia múltiple einerte sobre la que se aplica y contra la quegolpea el poder, que somete a los individuos olos quiebra. En realidad, uno de los efectosprimeros del poder es precisamente hacer queun cuerpo, unos gestos, unos discursos, unosdeseos, se identifiquen y constituyan comoindividuos. Vale decir que el individuo no esquien está en frente del poder; es, creo, unode sus efectos primeros. El individuo es unefecto del poder y, al mismo tiempo, en lamedida misma en que lo es, es su relevo: elpoder transita por el individuo que haconstituido” (Foucault, 2000:38).

El sujeto actúa, en apariencia, subjetivamen-te prescindente de su dimensión plural, libradoasí a una disposición personal que formula unasupuesta subjetividad “naturalizada” solipsista,que niega en sí el vínculo y por lo tanto tambiénsu sujeción y de este modo materializar unasubjetividad enajenada.

3. Sobre el intelecto neoliberal

La predominancia del efecto que denominamosindividualismo epistémico en la produccióncientífica, aquella que se refugia en el“objetivismo neutral” [9], y carece en sudesarrollo sistemático de un replanteo de larelación social que se le impone, y refleja la esci-

sión en este dualismo sujeto singular /sujetoplural. Al decir de Rolando García:

Esta posición la hemos explorado con Piageten Psicogénesis e Historia de la ciencia, y heprocurado profundizarla en El conocimientoen construcción, precisando más su sentido: laciencia que se produjo en distintas culturasrespon- dió no solamente a mecanismosinternos del desarrollo del conocimiento, sinotambién a las características de la cultura en lacual se desarrolló” (García, 2006:120).

Esta referencia al efecto individualismo epis-témico, no debe confundirse como una crítica alindividualismo metodológico, si bien puedecontener esta crítica, se refiere a los valoressociales que subyacen en el “marco epistémico”que condiciona la producción científica. Tal queRolando García lo define:

“… Llamo yo el marco epistémico, es decir, laconcepción del mundo –los alemanes lo lla-man weltanschauung– que de entradacondiciona la manera de encarar losfenómenos. No es la influencia sobre unaspecto particular del desarrollo científico,sino la conceptualización de base que está enla cultura de la época y que no se cuestiona(…) Es un marco que se acepta de maneranatural, inconsciente” (García, 2002 :157).

Dentro de las dimensiones del marco epistémi-co dicha cosmovisión, conlleva la interiorizaciónacrítica de las relaciones sociales y productivasque se imponen en las dinámicas de producciónde conocimientos. Es en esta relación productivasocial donde se instala el “despotismo” de lacadena de montaje, la división del trabajo imponeuna la “cooperación despótica” (Bialakowsky yAntunes: 2005). Cuando ésta alcanza con sulógica productiva la modulación de la subjetividad,la sinergia del colectivo es colonizada y absorbida

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por el general intellect (Marx, 1997) (Virno, 2003),con la consecuente ocupación-sustracción de lasubjetividad plural en la subjetividad sujetada. Así este análisis es aplicable al sujeto produc-tor científico entretejido de políticas, programasy recursos ideológicos, que modelan suadherencia subjetiva. Por ejemplo:

el modelo neoliberal, fomenta y prioriza lacreación individual y el establecimiento deindicadores indexados de productividad en elmercado del conocimiento: se coloca a laciencia en una determinada esferas de la divi-sión del trabajo; se le resta de la necesariaaplicabilidad y se le encierra en las alturasinalcanzables de la abstracción y la falsaneutralidad. Esta concepción se correspondecon un modelo ideológico, una forma de evitarsu papel comprensivo de la realidad. Se lepriva conscientemente de sus capacidadesesclarecedoras y emancipadoras intrínsecas ala racionalidad científica. En suma, a losinvestigadores se les exige producir bienesempaquetados en conocimientos indexados, almargen de su sentido social y crítico.” (BarraRíos y Rojas, 2020: s/p).

Esta matriz se replica en los encadenamien-tos formativos tanto desde la educación básicacomo la universitaria, tales son las reproduccio-nes de división del trabajo entre áreascientíficas, filosóficas y estéticas, donde laprimacía el individualismo epistémico se revelacon una diversidad de facetas modélicas [10] ydisciplinarias (Foucault, 1976), como en lacosmovisión subyacente, las nociones históricosociales estáticas, operadas con una dinámicapedagógica asimétrica (pedagogía bancaria,Freire, 1972) signadas por la competitividad,méritos y certificaciones individuales (Biala- kowsky y Montelongo, 2020). Alternativamente, impulsar un pasaje de giroepistémico desde la “academia-neutralidad-objetivación” a la "intersubjetividad contextuali-

zada” exige una praxis “edu-investigativa”(Bialakowsky y Montelongo, 2020), basada enformas dialógicas y metodologías de coproduc-ción investigativa. Dentro de un proceso espiralde acciones inter-transferenciales entre sujetoscognoscentes, contribuyendo con ello a laconstrucción de una praxis con reciprocidad ygratuidad (Scannone, 2017), concibiendo laciencia como bien común. Tal praxis edu-investigativa, podría sintetizarse tal que“investigamos, aprendemos juntos, resolvemos oerramos juntos” (Favieri, 2020: 45). En consecuencia, tal pasaje constituye un ca-rácter del naciente paradigma, que promueve lacolaboración científica dialógica multidireccio-nal, dirigida a los pares, a la comunidad, a lasagencias reguladoras y a la sociedad[11]. En estaconstrucción se impone descubrir los condicio-namientos del paradigma científico y el enmas-caramiento totémico que ofrece la praxis de untrabajo académico (in)dividual en detrimento dela praxis colectiva concertada (Bialakowsky yLusnich, 2015). Asimismo, cabe interrogarse sobre el padeci-miento que como trabajadores no pueden eludirlas condiciones de subsunción del intelectosocial hegemónico (general intellect) orientado allucro[14], con los consecuentes controles de losespacios colectivos capaces de habilitar lapalabra y la emocionalidad (Sosa, 2020), quehacen al quehacer científico. Como así,confrontar el trabajo intelectual colonizado poresta relación de poder, que subordina (subsume)aquella subjetividad extrañada (escindida), quese le impone[15]. Un primer paso, en direcciónde este giro, consistirá en cuestionar dichoextrañamiento y, seguidamente, desarrollar conmetódicamente las interrogaciones que generaeste espacio intersubjetivo relacional (GonzálezCasanova, 2017) . Se trata entonces de un tipo derecursividad productiva ensayada en estaoperación epistémica que denominamoscoproducción investigativa.

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4. Sobre los rostros y cuerpos diversos.Subjetividad contextualizada y coproductiva

Cabe pensar sobre la formación de unasubjetividad productiva que sustituya laintroyección formulada desde el paradigmacolonial e individualista. Suely Rolnik afirma alrespecto: propongo designar al “inconscientecolonial-capitalista” a la política del inconscientedominante de este régimen y que atraviesa todasu historia, pues lo único que varían son susmodalidades junto con sus transmutaciones y susformas de abuso de la fuerza vital de creación ycooperación” (Rolnik, 2019: 32). Su propuesta esapropiarse de esa fuerza vital de creación, através una subjetividad científica coproductivaque pueda interrogarse por lo dado y a la vezconstruir a partir de otras lógicas por fuera deesta subsunción dominante. Llegado a este punto, cabe detenerse en lossignificados que contiene la praxis del método decoproducción investigativa. Inicialmente, puede amodo de metáfora, imaginarse que dicha praxis,encarna una práctica cinética que asci- ende ydesciende simultáneamente en círculosespirales. Tomando estas imágenes, la interven-ción científica y operativa de la coproduccióninvestigativa abarca las escalas micro y macro,así se parte con un núcleo investigativocoproductor situado y lleva su lógica aintervenciones en la comunidad epistémica másamplia e interpela las claves que sostienenepistémicamente el paradigma "normal".

Singularmente, dicho núcleo coproductor sebasa en la instalación de dispositivos[14]situados contextualmente, ya sea instituciones,comunidades o movimientos, planeados parasostener instalaciones de mediano y largo plazo,que materialicen el encuentro co-investigativo(Bialakowsky, 2002; Crudi et al, 2019). Donde ellenguaje dialógico encuentre cauces para tenderpuentes entre actores científicos y sociales enparidad, para generar así un proceso deinterrogación colectiva. Los efectos sociales delcoproducir incide sin duda en los colectivos, a lavez incidentes intersubjetivamente en la formade mutuas reciprocidades, tanto en la accióninvestigativa como en la distribución de coauto-rías. Nos encontramos desde el inicio en el campointelectual en un espacio de poder-saber,colocarlo en interacción con otros lenguajesimplicaría, por una parte, igualmente desarrollarla sistemática científica, al mismo tiempo quepor otra, expandir el derecho social a investigar.La praxis coproductiva requiere operacionestécnico metodológicas a la par que exige crear ysostener la existencia misma del colectivo co-creador (Bialakowsky, 2016). Como se deduce esta propuesta conlleva unreposicionamiento epistémico que interpela laslógicas de producción de conocimientos,abriendo la emergencia de los saberessubordinados y la integración de inteligencias.Abre demás el debate sobre un cuestionamientoético a la praxis científica "absorbida" sistémati-camente, habilitando su apropiación como biencomún social (Houtart, 2013). En este sentido,queda expuesto, la propuesta de la coproduc-ción investigativa supone una praxis dialógica enel espacio de una inteligencia colectiva.

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4. Síntesis a modo de cierre

En síntesis, con el desarrollo de este ensayo seha intentado colocar en juego de verdad lacomposición individual-social del sujeto[15],considerando la duplicidad que anida y sematerializa en la subjetividad, atendiendo al cli-vaje que implica el impacto Covid-19, para darcuenta, de manera más expuesta, su capturacolonial y que acumulan también procesos deextrañamiento en la propia producción deconocimientos científicos. Así en la primera sección se ha abordado losavatares del intelecto social hegemonizado porel pensamiento neoliberal y que inciden en dichaduplicidad. En un segundo apartado se haanalizado ya más específicamente su encadena-miento en la producción científica dominado porparadigma positivista unilateral e incidente en eldesarrollo de fuerzas productivas fuera decontrol eco-social. Para concluir, con un tercerpunto en el que postula la alternativa metodoló-gica y epistémica científica de la coproduccióninvestigativa. A modo de conclusión podría señalarse, luego de este recorrido, cómo los métodos científicosno permanecen ajenos a los procesos de“subjetivación neoliberal”, retroalimentanincluso en las formas sociales en que lacomunidad científica valida sus modos dehacer(ser) ciencia. Por lo que, se ha consideradola posibilidad de su reversión epistemológicapara imaginar “otro posible” proceso socio-intelectual, el cual que, a la par de la creación

científica incida en expandir una praxisdialógica, que eluda el pronunciado solipsismo. Ycuyos procesos de producción de conocimientosdesde inicio asuman dicha necesidad epistémica,para aunar metódica y sistemáticamente, en unamisma praxis tanto la creación de conocimien-tos como la de sus productores colectivos, sindiluir las singularidades subjetivas, sino y encambio así potenciarlas. La metodología de lacoproducción invita a repensar-nos, al mismotiempo que co-crear, en modo “ayni[16]”, nutri-do mutuas reciprocidades.

Cariátides

mascarones

perfiles

rostros en rostros

los mil y un días,

faces facetadas

una en otras

otras en una

espejos cristales

riman

tu mirada y la mía.

Notas

[1]“El pensamiento social que reduce la concien-cia a la subjetividad lleva en su extremo al«solipsismo metodológico», es decir, a la clausu-ra del sujeto. Si el pensador se atiene sólo aevidencias de conciencia, pierde de vista lo quede verdad interesa, es decir, la intersubjeti-vidad. En cambio, el paradigma del lenguajerepresenta la adopción de una perspectiva en laque lo intersubjetivo está asegurado desde elprincipio. El «yo pienso» cartesiano es sustituidopor el «nosotros argumentamos». Se abandonala concepción monológica de la razón y sereconoce en ésta–como indicara Habermas– elcarácter esencialmente dialógico. En el uso y lainterpretación de los signos lingüísticos estápresupuesta la realidad del interlocutor, o, para

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ser más exactos, de una «comunidad ilimitada decomunicación». Presupuestos como este son losque pueden descubrirse por vmedio de lareflexión pragmático-trascendental. La funda-mentación ética tiene que consistir, entonces,en el descubrimiento (o la explicitación o la re-construcción) de un principio ético-normativo”(Maliandi, 2002: 109).

[2]“A intensidade do processo letal é de tal ordemque já se fala da era do necroceno. Quer dizer, aera da produção em massa da morte. Já estamosdentro da sexta extinção em massa. Agora éacelerada de forma irrereável, dada a vontade dedominação da natureza e de seus mecanismos, daagressão direta à vida e à Gaia, a Terra viva, emfunção de um crescimento ilimitado, de umaacumulação absurda bens materiais a ponto decriar a Sobrecarga da Terra" (Boff, L. 2020).

[3]“... Es preciso recordar, en efecto, que laspolíticas neoliberales no son adaptaciones alógicas objetivas impuestas desde el exterior comolo hacen las leyes naturales, aunque así es comolas presentan, Estas políticas se las ingenian másbien para construir situaciones y reforzardinámicas que, mediante un efecto indirecto,obligan a los gobiernos a someterse a lasconsecuencias de las políticas anteriores que ellosmismo han llevado a cabo. Y es esta lógicaliteralmente infernal la que conduce a seguirpolíticas que agravan la situación aún más sicabe” (Laval y Dardot, 2016: 31).

[4]“Debemos hablar de sociedad neoliberal y nosolamente de política neoliberal o economíaneoliberal: aun siendo una sociedadindudablemente capitalista, esta sociedad vaacompañada de una forma singular delcapitalismo que requiere ser analizada en cuantoa su irreductible especificidad” (Laval y Dardot,2016: 68).

[5]Diferenciamos aquí metodología de método,ya que la primera la referimos a las técnicas e

instrumentos metodológicos usuales en laciencia, en cambio método a la coproduccióninvestigativa abarca las formas de instrumentarla práctica científica, como así incluye suintervención sistemática en el campo del “marcoepistémico" (Piaget y García, 1982) que subyace eimpregna la práctica científica.

[6]“No es que haya algo en mí que la estructuraoprimía y que su dislocación libera; soysimplemente arrojado en mi condición de sujetoporque no he logrado constituirme como objeto.La libertad así ganada respecto de la estructuraes, por lo tanto, inicialmente un hechotraumático. Estoy condenado a ser libre, perono, como los existencialistas afirman, porque yono tenga ninguna identidad estructural, sinoporque tengo una identidad estructural fallida...” (Laclau, 2000: 60). De esta manera, el sujeto seencuentra arrojado en una estructura cuya fallaoriginaria obliga al sujeto a actos deidentificación, es decir, a un sujeto que seconstruye (procesos de identificación), pero quenunca se convertirá en una identidad plena, osea como imposibilidad de constituirse comoobjetividad plena. Laclau retoma esta idea: “delas tesis Lacanianas del sujeto como falta, asumeque el sujeto es previo a la subjetivación endiferentes posiciones de sujeto, y que esteproceso de subjetivación es siempre incompleto”(Zizek,2000 :262).

[7]Esta operación se completa con la coloniza-ción y depredación ilimitada de los bienescomunes, como los de la biosfera o con losdenominados “recursos” naturales, trocados debienes de uso a valores de cambio y adquiriendoformas de activos del capital. Esta lógica nacedel creciente proceso de la mercantilización dela naturaleza, que convierte la compensación dela biodiversidad. Como lo explican los autoresLaval y Dardot (2016): “ tenemos derecho ahacerlo, a condición de que reemplacemos enotra parte lo que hemos destruido aquí. [...] Peropara llevar a cabo esta compensación primero

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hay que evaluar la suma de la pérdida a compen-sar. Hay que dar valor, por tanto, a los serviciosaportados por la naturaleza que son económica-mente evaluables que pueden ser poseídos,comprados, y vendidos” (74).

[8]Renato M. Fumero, al reseñar la obra deMaurizio Lazzarato: La fábrica del hombreendeudado. Ensayo sobre la condición neoliberal, la resume con acierto destacando que: “La deuda,tanto privada como pública, parece representarhoy una gran preocupación para los «dirigentes»económicos y políticos. Maurizio Lazzarato mues-tra, empero, que aquella, lejos de ser una amenazapara la economía capitalista, anida en el corazónmismo del proyecto neoliberal… el autordemuestra que la deuda es, ante todo, unaconstrucción política y que el vínculo entreacreedor y deudor es la relación socialfundamental de nuestras sociedades, una técnicasecuritaria de gobierno y control de lassubjetividades individuales y colectivas. Cada vezsomos más deudores del Estado, de los segurosprivados y, en general, de las empresas, y pararespetar nuestros compromisos se nos incita a serlos «empresarios» de nuestra vida, de nuestro«capital humano»…” (Fumero, 2013: 291).

[9]“Al invertir la competencia artística ocientífica en debates cívicos, los intelectualescorren riesgo de desilusionar a otros. Por unlado, pueden desilusionar a aquellos que en suuniverso académico cerrado eligen el caminovirtuoso de permanecer encerrados en la torrede marfil y que ven en el compromiso unaviolación de la famosa "neutralidad" (errónea-mente igualada a objetividad científica cuando esalgo inevitable, es decir, un hecho, que elescapismo es siempre imposible)” (Bourdieu,1999: párr. 13).

[10]Podría comprenderse el significado "modéli-co” por la modulación que la colonialidad delpoder (Quijano, 2000) ejercita a través de un

proceso de apropiación eco-socio-subjetiva. Unreciente descubrimiento de los investigadoresLuis Diambra y Andrés Alonso, al formular laexplicación sobre los efectos de la actualinvasión viral, resulta por caso sugerentes enforma metafórica: “Según explicaron loscientíficos, para multiplicarse los virus utilizan lamaquinaria de la célula que invaden. "Dentro deesos recursos que aprovechan hay unos llamadosARN de transferencia o tRNAs, por sus siglas eninglés, unas pequeñas moléculas que sirven parafabricar las proteínas necesarias tanto para elinvasor como para el huésped", dijeron. "Ese usohace que el virus provoque una deficiencia deciertas proteínas en la célula y lo que nosotroshicimos fue buscar específicamente cuáles son losmás utilizados por el coronavirus y de quémanera repercuten los déficits que traenaparejados" (Ámbito 2020).

[11]Emergen en esta línea vigorosas iniciativasasociativas internacionales, tal la recienteaparición de la Revista “Ciencia Digna”,impulsada por la Unión de CientíficosComprometidos con la Sociedad y la Naturalezade América Latina (Uccsnal): “Desde la Uccsnal sebusca amplificar las voces de quienes consideranque la ciencia tiene sentido si está al servicio de lanaturaleza y de los pueblos. Una ciencia queasume su posicionamiento ideológico, ético ypolítico como un punto de partida para pensarcríticamente, incluso sus propias estructuras. Unaciencia que no se subordina al mercado, ni aceptalas presiones de corporaciones, ni de gobiernospara pensar y/o actuar. (…)El conocimientocientífico es siempre parte de un proceso social,atravesado por tensiones, conflictos e intereses, ydonde los sistemas científico-tecnológicos sontambién generadores de riesgos sociales yambientales. Consideramos imprescindibledesarrollar análisis integrales y críticos de losdesarrollos científicos” (Aranda, 2020).

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[12]“Todo sistema, organización o empresaprecisa para funcionar de una ingeniería de lainteligencia en el trabajo. Es por ello que podemosafirmar que la empresa neoliberal y el sistemaeconómico en sí, no funcionan a partir de la solaacción de su lógica interna, sino que necesitaasimismo de ese “extra” que es el trabajo vivo.Ahora bien, el trabajo vivo reposa sobre la libertadde una voluntad y por lo tanto, hay que admitirque el sistema neoliberal, aunque inflija unsufrimiento a quienes trabajan, sólo puede man-tener su eficiencia y estabilidad gracias alconsentimiento de aquellos y aquellas que losirven” ( Dejours, 2006: 8).

[13]Cabe postular una forma de produccióncientífica que exceda la lógica de reproducciónsocio- metabólica del capital. Los científicosocupan un rol como trabajadores, tales como“trabajadores de la cultura” en el marco de unared de relaciones sociales que sostienen dichalógica. Dar el salto, implica también trascendercon otra racionalidad inspirada por el “logos de lagratuidad”: ”…la sabiduría de los pobres y lanovedad absoluta de sentido que se epifaniza en ladignidad sobreabundante de su personas, en susrelaciones solidarias, en la belleza de sus fiestas ysus símbolos, y muchas veces en la creatividadcomunitaria de sus nuevas praxis, muestran unagratuidad irreductible a la racionalidad dialécticade la negación de la negación o a una meraracionalidad trascendental o formal……esas expe-riencias epifanizan un “logos” de acción y pasióngratuitas, y por ende, de libertad.” (Scannone.1993; p. 213).

[14]Recuperamos para describir su dinámica enla forma en que Gilles Deleuze se refiere a laconcepción del dispositivo deleuziana (1990): “Enprimer lugar, es una especie de ovillo o madeja,un conjunto multilineal. Está compuesto de líneasde diferente naturaleza y esas líneas deldispositivo no abarcan ni rodean sistemas cadauno de los cuales sería homogéneo por su cuenta

(el objeto, el sujeto, el lenguaje), sino que siguendirecciones diferentes, forman procesos siempreen desequilibrio y esas líneas tanto se acercanunas a otras como se alejan unas de otras. Cadalínea está quebrada y sometida a variaciones dedirección (bifurcada, ahorquillada), sometida aderivaciones. Los objetos visibles, las enuncia-ciones formulables, las fuerzas en ejercicio, lossujetos en posición son como vectores o tensores.”(1990: 155).

[15]"...dos modos de pensar los reconozco encomportamientos y elecciones distintas enrelación con la pandemia. Personalmente creoque o nos salvamos todos o cortaremos la rama ala que nos agarramos al borde del precipicio.Claro que elijo la vía de la comunidad, como unacto libre de mi individualidad. Si en una traine-ra bogamos coordinados en la misma direccióntendremos mejores posibilidades para cuidarnuestras vidas y la del planeta. Sé que haypersonas que esto lo asimilan a la idea de vivirbajo el autoritarismo. Pero no tienen razón. Si latuvo, creo, el filósofo judío Martín Buber al decir:“El individuo es un hecho de la existencia en lamedida en que entra en relaciones vivas conotros individuos; la colectividad es un hecho dela existencia en la medida en que se edifica convivas unidades de relación”. Para Buber elindividuo se realiza en la comunidad, dicho demanera más precisa se hace más y mejorindividuo" (Perales, 2020).

[16]"… Sostendría que la traducción -másreveladora- refieren al ayni en un contexto detrabajo recíproco… aludiendo a los lazos de or-ganización social” (Murra, 1975: 307, orden ysubrayados de los autores).

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In Memoriam de Pablo Ortiz

Nota: Darle click a la imagen para ver el audiovisual

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Pablo Ortiz, historiador, sociólogo, militante, compositor e intérpretemusical.

Dirección: Guillermina Victoria Poesía: Alberto Leonardo Bialakowsky

Voz: Lucía Rodríguez Música e interpretación (guitarra): Pablo Ortiz Fotografías: Josi de Lusarreta y Patricio Calut

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C U A D E R N O S A B I E R T O S D E C R Í T I C A Y C O P R O D U C C I Ó NC A P Í T U L O I I

E P Í L O G O

La secuencia de estos Cuadernos de Crítica y Coproducción contiene múltiples significados. Se tratapor cierto de abordar científicamente una problemática compleja, poliédrica, en cuyas diferentescaras, a modo de holograma, se desarrollan claves conceptuales para impulsar un necesario giroepistémico en la praxis científica, especialmente en las ciencias sociales, singularmente en lasociología, y por extensión en las ciencias en general.

Sin duda, ya se deduce que este sintagma inicial Cuadernos de Crítica y Coproducción conforma unaunidad de una lógica que encadena tres eslabones. El que refiere a cuaderno como notas sucesivas yenlazadas de ensayos científicos, en con-texto de teorías críticas del pensamiento latinoamericano ycaribeño, y especialmente a un tipo específico de praxis investigativa cuyo significante decoproducción marca el sino de estos enlaces.

Los tres significados reunidos en una unidad conceptual apuntan a señalar un clivaje frente a losobstáculos del conocimiento, encrucijadas de senderos y puntos de partida hacia la producción de unvuelco científico dirigido a rotar el paradigma. Cuya validación no sólo dependerá solamente de unajuste coherente entre la teoría y sus ejemplares típicos de demostración, sino en esta nueva épocade la inclusión de una praxis transformadora productiva tanto exógena como endógena al sistemaproductor. Se parte así de una validación social de su coherencia y de la recursividad existente entresus afirmaciones teóricas y su práctica productiva.

A priori, puede considerarse que se trata sólo de un enfoque metodológico, pero sería así unequívoco, pues su planteo va más allá al desbordar un mero planteo técnico. Se trata entonces dedescubrir e impulsar un ser investigativo colectivo dirigido a interrogar sistemáticamente tanto alobjeto como al sujeto intelectual. Este método no claudica ni se suspende sus interrogacionescientíficas frente a la cosificación, pues el actual agotamiento del paradigma normal muestrajustamente en su impotencia, la reproducción las relaciones sociales de dominación a través delconocimiento “enclaustrado” y la profusión del individualismo epistémico.

Hemos hecho mención en alguna oportunidad que: “la coproducción más que una palabra es unapraxis”. Una praxis que atraviesa los contenidos conceptuales, las metodologías y su marcoepistémico, por ende, tiene una estructura corpórea, realmente existente, ya que señala como “objetode análisis” la composición concreta del producir. El productor colectivo está intrínsecamente ligadoen esta producción y en sus formas de poder, como así la teoría no puede escapar al lenguaje socialsituado con que se expone.

Así, estos Cuadernos de Crítica y Coproducción, son una invitación a participar en una aventuracientífica que tiene por condición navegar al unísono de remantes. Y por un instante, por un minuto,entretejer en base a esta urdimbre una trama de mutuas reciprocidades ayni.

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Grupo de Trabajo CLACSOCoordinación del Eje temático III

Alberto L. Bialakowsky (Argentina)Ana Cárdenas  (Alemania/Chile)Luz M. Montelongo D (México)

Félix R. España  (Bolivia)

Cuadernos de Crítica y Coproducción, son una invitación a participaren una aventura científica que tiene por condición navegar alunísono de remantes. Y por un instante, por un minuto, entretejeren base a esta urdimbre una trama de mutuas reciprocidades ayni.

Integrantes del Eje temático III

Marcos de Araújo  (Brasil / Portugal)Gabriela V. Blanco (Argentia)Gabriela Bukstein (Argentina)

Silvia Castillo (Argentina) Roxana Crudi (Argentina)

Juana Erramuspe (Argentina)Francisco Favieri (Argentina) Juan B. Ferenaz (Argentina)Rudis Y. Flores (El Salvador)José M. Grima (Argentina)Ever B. Luna (El Salvador) Nicolas Marrero (Uruguay)Mariana Mendy (Uruguay)

Sarai Miranda (México)Veronica Orellano (Argentina)

Rebeca Y.Orobio (Panamá)Alicia I. Palermo (Argentina)

Ruth Sosa (Argentina-Eje II Género(s) y Diversidad(es)) Sebastián Vera (Argentina)

Contacto: [email protected]

G R U P O D E T R A B A J O C L A C S OPráctica emancipadoras y metodologías decolonizadoras transformadoras

Eje temático III: “Productores, métodos y ovimientos al intelecto social”