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Cuadernos de Barrio Nº2 Encuesta de Cohesión Social: Una mirada de los Consejos Vecinales de Desarrollo de la Región Metropolitana

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Cuadernos de Barrio Nº2

Encuesta de Cohesión Social: Una mirada de los Consejos Vecinales de Desarrollo de la Región Metropolitana

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“¿qué democracia sería esa que nos permitiera dar nuestra opinión en los asuntos nacionales, pero que prescindiera de cada uno de nosotros a la hora de configurar las circunstancias de nuestra vida más cotidiana, esa que justamente se desenvuelve al amparo del barrio que habitamos?” Carlos Peña. Discurso inaugural de Diálogos de Barrios, Enero 2009, Universidad Diego Portales.

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INDICE I Presentación……………………..…………………………………………..………………..p.4 II Marco Referencial…..………………………………………………………………………..p.6

Reposición de un viejo tema: la cohesión social La cohesión social desde distintas perspectivas Cohesión social y barrios Recuperación de espacios públicos y ciudadanía

III Condiciones de producción de resultados ...………………………….…………..p. 10 IV. Resultados………………………………………………………………………...…….…..p.11

Calidad de la convivencia social Calidad de la convivencia política

V Conclusiones………………………………………………….……………………….……..…p.31 VI Bibliografía………………………………………………………………………………………p.33

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I PRESENTACIÓN

“…… Mi gobierno y yo queremos que las soluciones se tomen lo más cerca de la gente.

Yo quiero que lo que construyamos perdure, sea cuidado, sea amado y defendido por la gente para la cual y con la cual fue pensado”

(Presidenta Michelle Bachelet, Discurso Anuncios en materia de vivienda, 18 de julio de 2006).

A partir del año 2006 la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, se comprometió a iniciar un proceso de recuperación de 200 barrios en el país. Esta recuperación se ha iniciado y hoy en cada uno de estos barrios, se encuentran comunidades que diseñan y deciden, en conjunto a los gobiernos locales y regionales, asumiendo la condición de protagonistas de sus ciudades y barrios. En cada testimonio que emerge de los barrios, se encuentra una historia de transformación, que se ha venido construyendo a través del reencuentro de los vecinos con su historia, su identidad, con ellos mismos. Pero también, en donde el Estado ha introducido nuevas e innovadoras formas de trabajo con los ciudadanos en la construcción de las ciudades. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo, a través del Programa de Recuperación de Barrios, ha desarrollado en el país un enorme esfuerzo de innovación en materia de gestión de las políticas públicas, con una invitación abierta a construir la ciudad desde los barrios y desde los ciudadanos. Ello apunta a un nuevo urbanismo, uno de tipo ciudadano donde la recuperación física de los barrios está íntimamente ligada a las condiciones del desarrollo social, comunitario e institucional del territorio. Para fortalecer el trabajo que se está desarrollando en esta línea, el Programa de Recuperación de Barrios presenta un espacio de difusión y reflexión, “Cuadernos de Barrio”. Se trata de documentos de trabajo, cuya finalidad es poner a disposición de la comunidad diversos aportes, tanto académicos como de gestión, que amplíen la discusión acerca de la recuperación de barrios. Son muchos los temas que serán abordados y que concentran el debate que por estos días ha generado el programa. Temas como las condiciones sociales y las características morfológicas de los barrios, las particularidades que debe tener la metodología de trabajo, o las implicancias futuras de sostener un proceso de recuperación, son algunas de las cuestiones que abordaremos a través de los distintos números de “Cuadernos de Barrio”.

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En este número se presentan los resultados de la adaptación realizada a la Encuesta EcoSocial, en conjunto con la Universidad Diego Portales. Esta se realizó en el mes de enero 2009, en el marco de los Diálogos de Barrio de la Región Metropolitana. Aquí se analizan las opiniones y evaluaciones de consejeros vecinales de desarrollo, acerca de su percepción de la cohesión social, y también acerca de sus relaciones vecinales y proyecciones a partir del trabajo con el programa. Finalmente, sólo queda agradecer al Núcleo de Cohesión Social de la Universidad Diego Portales por su trabajo y colaboración. Abril 2009 Ministerio de Vivienda y Urbanismo Programa de Recuperación de Barrios

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II MARCO REFERENCIAL 1.- Reposición de un viejo tema: la cohesión social

Desde la perspectiva teórica, la temática de la cohesión social, remite a viejas discusiones disciplinarias en sociología, ciencia política y derecho. El debate sobre la cohesión social se inicia desde la sociología con Durkheim a fines del siglo XIX, en un contexto en que la división del trabajo introducía el fenómeno de la heterogeneidad social. Entonces se preguntaba de qué forma podría seguir la sociedad unida y no caer en la anarquía cuando se implanta un nuevo orden. En particular le preocupaba quién reemplazaría la función de unidad moral que había desempeñado la religión en el antiguo orden. Esta discusión ha permanecido por más de un siglo. Desde la ciencia política la preocupación por la legitimidad del orden político jurídico también se vincula con la preocupación por la cohesión social. En América Latina, la cuestión de la cohesión social ocupó un lugar central gran parte del siglo XX, particularmente asociada al proceso de activación comunitaria y la mayor conflictividad social. A partir de los 70 con la hegemonía del modelo social, basado en el mercado y el rol subsidiario del estado, la cohesión social se entendió como el resultado automático de la operación de estas instituciones, y por tanto, la cohesión social perdió presencia en el debate. La reposición del concepto vino de la mano del nacimiento de la Unión Europea en el año 1992, al incorporar en el Tratado de Maastrich un protocolo de cohesión económica y social con el fin de promover un progreso económico y social equilibrado.. La preocupación por las disparidades entre sus miembros, orienta a la Unión Europea a proponer la cohesión social como un componente de una “economía solidaria”, sustentada en un modelo social de titularidad de derechos que asegure el bienestar de todos sus miembros. A partir de 2004 la cohesión social se convierte en un elemento estratégico en la relación de la Unión Europea con América Latina y el Caribe. La Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en la ciudad de Guadalajara, México (mayo de 2004), subrayó en su declaración final la “determinación de construir sociedades más justas a través del fortalecimiento de la cohesión social”, destacando la responsabilidad y voluntad de los Gobiernos para dirigir procesos y reformas orientadas a aumentar la cohesión. En este marco, la iniciativa respecto de América Latina es el proyecto “Nueva Agenda de Cohesión Social en América Latina” destinado a plantear orientaciones e iniciativas para fomentar la cohesión social en América Latina, que desarrollan en conjunto la Comisión Europea, PNUD-Chile, con CIEPLAN, responsable de su dirección ejecutiva y técnica. Una de las actividades de esta iniciativa es generar conocimiento sobre los fundamentos de la cohesión en América Latina mediante la aplicación de la Encuesta Ecosocial en un conjunto de países de la región. El objetivo es levantar información en aspectos como movilidad, exclusión, segregación, expectativas, confianza social, confianza en las instituciones y otras variables relacionadas.

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En este sentido la “Encuesta de Cohesión Social” respondida por dirigentes sociales del Programa Quiero Mi Barrio, es tributaria de este trabajo. Con el debido acuerdo con CIEPLAN, el Núcleo Académico de Cohesión Social de la Universidad Diego Portales se ha propuesto profundizar en el conocimiento sobre los fundamentos de la cohesión social chilena, mediante la aplicación de la encuesta Ecosocial a distintos actores sociales. En este caso, por el contexto de aplicación se optó por una forma abreviada de la encuesta. El desarrollo del debate y la investigación vinculada al concepto de cohesión social, aparece como uno de los grandes desafíos institucionales y de la sociedad. En este sentido, el valor político del concepto, su capacidad evocativa y normativa en torno al vínculo social, la equidad y la ciudadanía han sido los ejes que han comprometido al Ministerio de Vivienda y Urbanismo y a la Universidad Diego Portales a sumarse al trabajo en este campo. 2. La cohesión social desde distintas perspectivas En el debate actual, las preguntas acerca de qué es lo que mantiene unida a la sociedad, o qué elementos contribuyen o actúan como “cemento” para sostener a las comunidades, capturan la atención de las instituciones y las sociedades. En este marco es posible reconocer a lo menos, tres perspectivas: Perspectiva norteamericana: La cohesión social reposa naturalmente en la sociedad civil, el mercado y las asociaciones, aquí el “cemento” de la unión social es la confianza entre extraños. Inspirado en las teorías de cooperación y del capital social, que enfatizan una disposición natural de las personas a confiar, asociarse y cooperar con extraños (fuera del círculo familiar). El concepto de cohesión social se identifica entonces con la capacidad de una sociedad para generar redes de cooperación efectivas entre extraños y para comprometer el interés y el respeto público en las acciones individuales más la capacidad de sancionar al que obtiene ventajas indebidas de la fuerza social. Desde esta perspectiva, la amenaza a la cohesión social, radica la violencia social y la criminalidad, en este registro es el temor, la fuente principal de destrucción de la confianza y la disposición a la colaboración. Lo opuesto a cohesión social es desorganización y anomia. Perspectiva europea La cohesión social es un logro de la sociedad para producir una distribución equitativa del poder, bienestar y prestigio social. Aquí el “cemento” de la unión social es la equidad. Inspirado en la cultura de derechos sociales, el concepto de cohesión social es equivalente al de integración social mediante el acceso garantizado legalmente a diferentes funciones y recursos sociales que provee el Estado. La cohesión se crea políticamente mediante la sanción legal de derechos que el Estado tiene la obligación de asegurar, independientemente de cualquier vínculo natural o tradicional. La amenaza a la cohesión viene dada por la polarización económica y/o social.

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Cuando la guerra fría se acabó, las rivalidades económicas se hicieron importantes. Como ya no existía la necesidad de asociarse y colaborar frente a la amenaza de la URSS, los norteamericanos, europeos occidentales y japoneses, iniciaron una serie de disputas en torno a las reglas comerciales, y su meta fue convertirse en líderes, desde sectores considerados estratégicos como el aeroespacial hasta las series de televisión. Es así como se da inicio a la geoeconomía, donde el interés radica en conquistar o mantener un papel protagónico en la economía mundial. Cobra mayor importancia, por ejemplo, quien será el futuro desarrollador de la próxima generación de aviones, ordenadores, productos biotecnológicos, servicios financieros, entre otros (Luttwak, 1998). La competitividad subordina la cooperación en el mundo desarrollado de hoy. Perspectiva latinoamericana La cohesión se anida en la cultura. Los resultados de la aplicación de la Encuesta Ecosocial 2007 mostró que la cohesión social en América Latina, no descansa sobre una base cívica y asociativa; ni tampoco sobre las capacidades de las instituciones de asegurar equidad (Valenzuela, 2008). La desorganización social, el temor, la escasa confianza interpersonal y los bajos niveles de participación en asociaciones debilitan el soporte cívico de la sociedad. Por otra parte, los sentimientos de alienación y la precaria confianza en las entidades del estado, a lo que se suman modestas tasas de lealtad democrática y una cierta legitimación de la violencia, debilitan el sustento institucional de la cohesión social. A partir de este diagnóstico, Valenzuela concluye que el fundamento de la cohesión social en Latinoamérica, encuentra su sustento en el plano de la cultura, específicamente en las relaciones de reciprocidad, en la lealtad a la nación, en las optimistas expectativas de movilidad social ascendente y en una marcada predisposición a legitimar la desigualdad social. Elementos como la comunidad, la religión, los lazos familiares y el populismo ocupan un lugar más central que el Estado, el mercado o la sociedad civil, en la construcción de la cohesión social latinoamericana. Situación que se verifica en Chile. 3.- Cohesión social y barrios Hasta hace poco tiempo, la ciudad era sólo un escenario para el conflicto social, hoy se postula que lo urbano es el factor crítico para entender la cohesión social y su quiebre. La relevancia de lo urbano no es sólo, porque vivamos en ciudades, sino porque a través del urbanismo se ha intentado resolver la conflictividad social. En el análisis del caso francés, Donzelot (cit, en Tironi 2008) concluye que la crisis de cohesión social tiene su origen en los inmensos complejos de vivienda social construidos a mediados del siglo pasado para ordenar la vida colectiva en la periferia y mitigar el descontento de clase y, finalmente, reconstruir el capital social erosionado por un crecimiento industrial que exacerbó las diferencias sociales.

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Para Rubén Kaztman (2005) “la segregación residencial refiere al proceso por el cual la población de las ciudades se va localizando en espacios de composición social homogénea”. Esta dinámica de distribución espacial de la población, particularmente de la población en situación de pobreza, marcada por criterios de eficiencia económica constituye hoy una realidad de la ciudad latinoamericana que se encuentra plenamente institucionalizada y legitimada, y que cuestiona el estado de la integración social en nuestras ciudades y sociedades. Se trata como decía Bourdieu en la “Miseria del Mundo” (2006), de afirmar las distancias sociales a través de las distancias espaciales. Frente a esta realidad, la amenaza urbana para la cohesión social es la polarización social, que se expresa en una ciudad compuesta por barrios internamente homogéneos y heterogéneos entre sí. La segregación residencial, con su correlato en segregación laboral y segmentación educativa, se conjugan para restringir las interacciones sociales entre los mismos y el tránsito entre redes sociales acotadas al entorno próximo, profundizando la exclusión social. En este escenario, el desarrollo de un sentimiento de pertenencia a la “sociedad” se ve dificultado. Como lo señala Kaztman la concentración de hogares que enfrentan muchas carencias y la fragilidad del empleo, tienden a limitar la formación de redes de reciprocidad y la creación y mantenimiento de instituciones barriales; todo lo cual va en detrimento del tejido social comunitario. La importancia de la trama social del vecindario, radica en ser la fuente de sociabilidad, formación de identidad y sentido de pertenencia más próximo a los espacios privados de la gente. 4 - Recuperación de espacios públicos y ciudadanía Las ciudades y sus barrios proyectan la sociabilidad humana, por ello, como dice Peña (2009) la experiencia de vida cotidiana y democracia encuentra en ellos estrechos vínculos. “Si la democracia es el esfuerzo de las comunidades humanas por autogobernarse, es decir, si la democracia es el intento de que los seres humanos tengan el control de sus propias vidas, entonces es fácil advertir que sin un barrio participativo, en el que sus miembros y sus vecinos contribuyan mediante el diálogo a adoptar las decisiones que les afectan cotidianamente, no hay una democracia a la altura de sus propias aspiraciones”. Para que esta sociabilidad democrática se exprese se necesitan espacios públicos. El espacio público consiste en los bienes colectivos que la gente tiene en común. Este es un campo donde los actores sociales coordinan sus esfuerzos para fortalecer su capacidad de incidir en la formación de lo político, esto es, la preocupación compartida por los temas públicos. Así, el espacio público es espacio político, en tanto, es el lugar de encuentro del mercado, la comunidad, la sociedad civil organizada, la familia y la institucionalidad pública. Es en este sentido, que el Programa de Recuperación de Barrios constituye una oportunidad no sólo de introducir mejoras en las condiciones físicas del entorno de la vivienda, sino que plantea la encrucijada de seguir adelante con un habitar individualizado y reactivo ante el espacio público o recuperar la condición socializadora e integradora del espacio público, como lugar de encuentro y ejercicio de la ciudadanía.

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III CONDICIONES DE PRODUCCION DE LOS RESULTADOS a. Instrumento

El evento “Diálogos de Barrios” representó tanto para el Núcleo de Cohesión Social como para la Unidad de Estudios del Programa Quiero Mi Barrio una valiosa oportunidad para aproximarse a las percepciones sobre cohesión social de cientos de dirigentes en forma simultánea. En acuerdo con CIEPLAN, se tomó como base a la Encuesta Ecosocial con el propósito de tener parámetros de comparación a nivel nacional. Dado que la aplicación debía ser en un tiempo acotado en el programa del evento, se construyó un cuestionario con sólo algunas dimensiones de las evaluadas por la Ecosocial y se agregaron preguntas referidas al barrio y a la organización comunitaria y al programa. b. Muestra La muestra estuvo compuesta por 300 Consejeros vecinales miembros de los Consejos Vecinales de Desarrollo (CVD) de los cuales el 73% son mujeres y el 27% son hombres. Para efectos del análisis las edades se distribuyeron en tres grupos: menores de 30 (10%) entre 30 y 49 años (42 %) y entre 50 y más (49%). En el cuadro siguiente se expresa el detalle de la muestra.

MUJER HOMBRE TOTAL 29 y menos 18 11 29 30-39 25 16 41 40-49 68 16 84 50-59 66 10 76 60 y más 43 27 70 TOTAL 220 80 300

c. Fecha de aplicación: 14 de Enero 2009 d. Modalidad de administración del instrumento: Colectiva y auto administrada con facilitaciones a cargo de un equipo de estudiantes de la Universidad Diego Portales e. Análisis: Los resultados que a continuación se presentan corresponden a las siguientes dimensiones : Calidad de la convivencia social

a. confianza social b. participación comunitaria c. calidad del barrio d. responsabilidad por el desarrollo del barrio e. integración en la comunidad

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Calidad de la convivencia política

a. lealtad democrática b. confianza en las instituciones c. integración institucional d. Legitimación de las desigualdad

IV RESULTADOS ACERCA DE LA CALIDAD DE LA CONVIVIENCIA SOCIAL a.- Confianza Social La medición de confianza social contempla dos indicadores, expresados en las frases “se puede confiar en la mayoría de las personas o hay que tener cuidado con ellas” y “la mayoría de la gente actúa correctamente con uno o la mayoría trata de aprovecharse. Las respuestas muestran confianza social. Las respuestas de los consejeros dan cuenta de un estado de confianza social.

Entre los consejeros vecinales encuestados los niveles de confianza duplican a los que se encuentran en la población en general, lo cual se asocia con mayor disposición a la cooperación y las posibilidades de realizar trabajo en conjunto con contrapartes no conocidas. Los niveles de confianza son más altos entre los hombres (31%) y los dirigentes que tienen entre 30 y 49 años (27%). Los menores niveles de confianza se encuentran entre las mujeres (17,3%), los más jóvenes (14,3%) y los dirigentes que superan los 50 años de edad (17%).

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,0%

5,0%

10,0%

15,0%

20,0%

25,0%

30,0%

35,0%

14,3%

27,0%

17,0% 17,3%

31,6%

21,1%

Gráfico 1: ¿Ud. diría que se pueda confiar en la mayoría de las personas o hay que tener cuidado con ellas? Porcentaje que indica que se puede confiar en la mayoría de las personas

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Respecto de las intenciones cerca de la mitad de los entrevistados (46,5%) percibe que las personas tienen intenciones positivas, vale decir que “actúan correctamente con uno”. El resultado es más alto que el obtenido en la encuesta Ecosocial que llega al 34%.

Tal como en el caso de la confianza, los mayores niveles de juicio positivo sobre los otros se encuentran entre los hombres (63,6%) y quienes tienen entre 30 y 49 años (50%). Las diferencias con respecto a los otros grupos son menos marcadas que en la pregunta anterior. Se aprecia también el contraste antes anotado con respecto a la población general en la encuesta Ecosocial en el sentido que los niveles de confianza entre los jóvenes dirigentes son menores que entre los adultos. El efecto tiende a ser el opuesto en el caso de la población general. La interpretación puede apuntar a los efectos del rol dirigencial sobre la percepción de los otros. Una mayor exposición a círculos sociales diversos como la que experimenta un dirigente estaría asociada con un incremento en la confianza con respecto a otras personas. En todo caso, si bien no puede sostenerse que haya una relación causal o de aprendizaje, al menos se puede decir que quienes desempeñan roles dirigenciales poseen una confianza más desarrollada en el prójimo. Indice de confianza social Al combinar los dos ítemes anteriores puede establecerse una medida sintética de confianza en las personas o confianza comunitaria. El índice tendrá tres valores: alta confianza, confianza media y baja confianza. La alta confianza identifica a los dirigentes que confían en la gente y creen que ésta actúa correctamente.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

42,9%

50,0%

43,4%40,5%

63,6%

46,5%

Gráfico 2: ¿Ud. diría que la gente actúa correctamente con uno o trata de aprovecharse? Porcentaje que dice “la gente actúa correctamente con uno”.

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Menor 30 años

30 a 49 años

50 o más años

Mujer

Hombre

Total

0% 20% 40% 60% 80% 100%

10,7%

21,0%

14,9%

12,6%

30,0%

17,2%

35,7%

35,5%

31,8%

32,4%

37,5%

33,8%

53,6%

43,5%

53,4%

55,0%

32,5%

49,0%

Confianza BajaConfianza MediaConfianza Alta

Gráfico 3: Indice de Confianza Social

Las líneas de interpretación siguen la entregada para cada ítem, aunque resalta los valores de alta y baja confianza. En general, son pocos quienes confían abiertamente en todos los casos y aparece un nivel intermedio que otorga confianza con algunas reservas y que varía en un rango más o menos estrecho, que va entre 31,8% de los dirigentes de 50 o más años de edad hasta 37,5% entre los hombres. Si sólo se considera los dirigentes más desconfiados, ello alcanza prácticamente la mitad de los entrevistados (49%); pero los que confían bajo toda circunstancia llegan solamente a 17,2%. El nivel de confianza total de 17.2% que manifiestan los consejeros vecinales, son superiores a los resultados de estudios con muestras representativas de nivel nacional. En la encuesta Ecosocial Chile (2008) el índice de confianza social alcanza un 10%, semejante al 12,6% que marca para Chile la quinta Encuesta Mundial de Valores (2006). b. Participación comunitaria Los entrevistados realizaron un juicio con respecto al interés de la población en general por participar en cuatro organizaciones locales. La escala de respuesta identificó tres niveles de interés: alto, medio y bajo. Para fines de interpretación se ha dejado el nivel bajo, lo cual debe interpretarse como organizaciones que no concitan interés en la población. La participación asociativa está vinculada con la calidad del civismo de las personas, por cuanto constituyen una escuela de aprendizaje sobre las formas de vivir en la diversidad y desarrollar la ciudadanía.

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Un 57.4% de los consejeros de los CVD perciben que los vecinos no tienen interés por participar en las Juntas de Vecinos, lo cual revela su baja legitimidad en la población; sólo contrasta la percepción de los más jóvenes (38,5%), quienes perciben mayor interés que el resto de los dirigentes. Por contraste, el nivel más alto se encuentra entre los dirigentes de mayor edad (62,6%). Dado el tipo de población que respondió esta pregunta los porcentajes observados reflejan la experiencia de los dirigentes de mayor edad respecto a la pérdida de dinamismo de las Juntas de Vecinos, aisladas de la población y controladas por dirigentes de mayor edad que no logran desarrollar vínculos con la base social.

En cambio el 22.6 % de los consejeros vecinales perciben que muy pocos en la población carecen de interés por participar en clubes deportivos; incluso para los más jóvenes este segmento es prácticamente inexistente (11,5%). Aparte de la percepción de los jóvenes, no hay mayor diferencia por sexo o por edad.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,00%

10,00%

20,00%

30,00%

40,00%

50,00%

60,00%

70,00%

38,50%

55,90%

62,60%

58,10%55,40%

57,40%

Gráfico 4: Bajo interés por participar en Juntas de Vecinos

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,00%

5,00%

10,00%

15,00%

20,00%

25,00%

30,00%

11,50%

21,90%

24,80%

22,80% 22,20% 22,60%

Gráfico 5: Bajo interés por participar en clubes deportivos

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Respecto de los CVD (Centros Vecinales de Desarrollo). Los consejeros responden de forma pareja que 31,9% de la población tiene poco interés por participar, es decir el 70% consideraría participar en estas instancias.

De acuerdo con la mayor parte de los dirigentes 38,8% de los vecinos tiene bajo interés por participar en organizaciones religiosas. La única diferencia se encuentra entre los dirigentes más jóvenes, quienes perciben mucho menor interés (48,1%). A fin de cuentas, el mayor interés de los vecinos sería el deporte, le sigue los Comités Vecinales de Desarrollo (CVD), las organizaciones religiosas y el menor interés está en participar en las Juntas de Vecinos.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,00%

10,00%

20,00%

30,00%

40,00%

29,60%31,40% 31,10%

32,40%30,70%

31,90%

Gráfico 6: Bajo interés por participar en centros vecinales de desarrollo (CVD)

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,00%

10,00%

20,00%

30,00%

40,00%

50,00%

60,00%

48,10%

38,70%37,00%

38,60% 39,10% 38,80%

Gráfico 7: Bajo interés por participar en organizaciones religiosas

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c. Calidad del barrio En este punto se analizan preguntas incorporadas al cuestionario que estaban orientadas a recoger percepciones y evaluaciones de los consejeros vecinales de desarrollo, respecto de indicadores del barrio, la comunidad y expectativas respecto del programa. En primer lugar, se consultó a los consejeros acerca de la nota que le pondría a su barrio, a efectos de obtener una evaluación de las condiciones en las cuáles se desarrolla su vida cotidiana. Los datos muestran que la percepción es de aprobación más que de rechazo, es decir, los consejeros muestran una evaluación positiva de los atributos de su barrio. En términos generales, la distribución de las evaluaciones se concentra en las calificaciones altas, con una nota promedio 4,74 de evaluación del barrio y con casi el 90% de aprobación de su barrio. Aprobación que es compartida entre consejeros según género, aunque los hombres presentan una percepción menor que las mujeres, en relación con la evaluación del barrio.

DISTRIBUCIÓN DE LAS CALIFICACIONES. ¿QUÉ NOTA LE PONDRÍA A SU BARRIO?

1,5

1,5

9,3

23,9

40,0

17,6

6,3

1,4

1,4

9,5

32,5

35,1

14,9

5,4

1,4

1,4

9,3

26,2

38,7

16,8

6,1

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45

UNO

DOS

TRES

CUATRO

CINCO

SEIS

SIETE

MUJER VARÓN TOTAL Gráfico 8: Evaluación del barrio Esta aprobación positiva por parte de los consejeros, queda reflejada cuando se solicita evaluar algunos atributos del barrio, en particular, los referidos a servicios de seguridad, transporte, salud y educación.

¿Cómo evaluaría los siguientes servicios? (%) Muy Bueno y bueno Regular Mala y muy mala Escuelas primarias 37,7 34,5 26,1 Escuelas secundarias 29,0 36,6 22,9 Servicios de salud 27,9 38,1 31,8 Transporte público 24,1 29,3 43,8 Policía 13,8 44,6 40,9 Fuente: Cuestionario UDP-PRB “Cohesión Social desde la perspectiva de los Consejeros Vecinales de Desarrollo de la Región Metropolitana”, 2009.

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En términos generales, los consejeros evalúan positivamente el conjunto de servicios consultados. Los servicios de educación tanto primaria como secundaria, son los de mejor evaluación en su barrio. Sin embargo, respecto de las escuelas secundarias un 11,5% menciona que en su barrio no existe disposición de establecimientos de este tipo. Posteriormente, aparecen los servicios de salud, seguido de los servicios de transporte público y policía. d. Responsabilidad por el desarrollo de los barrios Las preguntas respecto a la responsabilidad en el desarrollo de los barrios incorpora cuatro instancias y pregunta por alta media o baja responsabilidad. Dada la pauta de repuesta, ella puede tratarse de forma agregada, considerando las respuestas para alta participación.

¿Qué responsabilidad cree que debieran tener los siguientes actores en el mejoramiento del barrio? Porcentaje que responde Alta responsabilidad

Menor 30

años 30 a 49

años 50 o más

años Mujer Hombre Total Gobierno 53,8% 82,8% 88,0% 83,3% 80,3% 82,5%

Cada vecino 100,0% 89,0% 79,4% 87,4% 82,2% 86,0% El municipio 92,3% 90,8% 86,7% 89,1% 90,5% 89,5%

Organizaciones sociales del barrio 88,5% 86,7% 82,9% 85,2% 86,5% 85,6%

Todos los actores mencionados obtienen en promedio sobre 80% de menciones respecto de su responsabilidad. La única variación notable se encuentra entre los dirigentes más jóvenes, que entregan mucha menor responsabilidad al gobierno (53,8%). Puede suponerse que todos ellos conciben que se trata de socios potenciales en un proyecto de mejoramiento. Si alguna discriminación puede ofrecerse es que como principal responsable se percibe al municipio (89,5%), seguido por los vecinos (86%) y las organizaciones sociales del barrio (85,6%). El gobierno figura más atrás dada la respuesta de los más jóvenes. Complementariamente, la respuesta respecto de la necesidad que todas las organizaciones sociales trabajen juntas por el progreso del barrio alcanza prácticamente unanimidad (97,8%). e. Integración social La encuesta ocupa una escala de tres ítemes con cinco niveles de respuesta cada uno, que evalúan la distancia de los dirigentes entrevistados con respecto a situaciones de exclusión social. Las afirmaciones están planteadas de forma que las respuestas de acuerdo indican una percepción de marginación personal, respecto de las ideas, procesos y apoyo social.

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Respecto de las ideas, la experiencia de inclusión relativamente difundida, pues prácticamente la mitad de ellos (48,9%) piensa que sus ideas son tomadas en cuenta. Consistente con su condición de dirigentes. Mayor nivel entre los hombres (63,4%) y menores entre los de mayor edad (42%) y las mujeres (44%).

Respecto de los procesos, la afirmación “siempre me dejan al margen de las cosas alcanza un Nivel alto de desacuerdo (61,8%) lo que revela que, acorde con su posición de dirigentes, rara vez se encuentran marginados de los acontecimientos. Niveles de desacuerdo mayores entre los hombres (69,1%) y los menores de 50 años (alrededor de 65%).

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

55,2% 55,1%

42,0%44,0%

63,4%

48,9%

Lo que yo piense no le importa mucho a nadie

Gráfico 9: Lo que yo piense no le importa mucho a nadie. En desacuerdo y Muy en desacuerdo.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

80,0%

65,5% 65,0%

56,5%59,4%

69,1%

61,8%

Gráfico 10: Siempre me dejan al margen de las cosas... En desacuerdo y Muy en desacuerdo.

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Respecto del apoyo social, el nivel de desacuerdo alto (62,2%) con la afirmación “la gente que me rodea haría poco por ayudarme si me pasara algo” revela confianza en la disponibilidad de apoyo social en su entorno. Cabe hacer notar que, si bien no hay efectos marcados del sexo, la confianza tiende a disminuir a medida que avanza la edad, partiendo en 69% entre los más jóvenes para descender a 56,7% entre los dirigentes de 50 años o más. Es probable que el tipo de apoyo que requieren las personas mayores, independiente de su sexo, no esté disponible en su entorno como lo está para personas más jóvenes. O bien puede ser que los más jóvenes demanden menos apoyo que los mayores. En todo caso hay un efecto marcado de la edad. Indice de integración social Los tres ítemes pueden sumarse de forma que se obtiene una escala que resume la distancia entre situaciones de marginación e integración, cuyo puntaje varía de 3 a 15. Para fines de la presentación la escala será seccionada en los valores entre 12 y 15, que reflejan un consistente rechazo a las afirmaciones de marginación en todas las dimensiones.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

80,0%

69,0%66,9%

56,7%

63,0%60,0%

62,2%

Gráfico11: La gente que me rodea haría poco por ayudarme si me pasara algo. En desacuerdo y Muy en desacuerdo.

20

La percepción consistente de integración social se refiere al rechazo de las tres afirmaciones que conforman la escala. El nivel global no sobrepasa la mitad de los entrevistados (40,1%) o, dicho de otra forma, en más de la mitad de ellos hay algún sentimiento de marginación. Además, pueden advertirse variaciones marcadas al considerar el sexo y la edad de los entrevistados. Los hombres se sienten consistentemente más integrados que las mujeres, mostrando porcentajes de 50% y 36,6% respectivamente. La marcada diferencia resalta que los efectos de discriminación de género están presentes entre los dirigentes, ya que en las mujeres el sentimiento de marginación aparece más marcado. En el caso de la edad, la sensación de integración pierde su peso a medida que avanza la edad, pasando de 55,2% entre los más jóvenes a 33,1% entre los de mayor edad. Dado el tipo de datos no es posible afirmar si la variación apreciada se debe a un cambio que ocurre de todas formas con la edad o bien a un cambio generacional en términos de los sentimientos de integración social. f. Felicidad La pregunta sobre la felicidad de las personas es un indicador del bienestar general. En el cuestionario se preguntó por el nivel de felicidad en una escala de cinco niveles.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%55,2%

44,0%

33,1%36,6%

50,0%

40,1%

Gráfico12: Percepción consistente de integración social

21

En el nivel de felicidad más alto de la escala se encuentra 35,3% de los entrevistados, sin mayores diferencias en términos de sexo o edad. En el peldaño siguiente (“Bastante Feliz”, que no se muestra) se encuentra 38,9% de la población; sumando los dos primeros peldaños se encuentra 74,2% de los entrevistados. En la encuesta Ecosocial, la respuesta alcanza 62% de la población sin mayores variaciones entre estratos. Aparentemente, la condición de dirigente está asociada con un sentimiento de bienestar, lo cual puede deberse a su contacto con otras personas y niveles de actividad y responsabilidad por el resto.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total0,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

33,3%32,2%

38,5%

35,7%34,2%

35,3%

Gráfico13: En general y teniendo en cuenta todos los aspectos de la vida se siente "Muy Feliz"

22

ACERCA DE LA CALIDAD DE LA CONVIVENCIA POLITICA a. Lealtad democrática En la estimación de lealtad democrática se ha procurado combinar una referencia a la forma de gobierno, y la otra, a la extensión y profundidad con que deben respetarse los derechos constitucionales. Los entrevistados debieron elegir entre afirmaciones sobre gobierno democrático, autoritarismo o indiferencia. El mayor nivel de aprobación lo lleva la afirmación de que “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno” (65,8%). Los niveles de aprobación son mayores entre los hombres (76%) que entre las mujeres (62,1%) lo cual está sobre el nivel nacional (55%). Se aprecia también un descenso en la preferencia por un gobierno democrático junto con la disminución de la edad: entre los dirigentes de mayor edad 74,4% prefiere la democracia a cualquier otra forma de gobierno, porcentaje que desciende a 48% entre los más jóvenes. La democracia alcanza mayor legitimidad entre los de mayor edad.

Menor 30 años30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

80,0%

48,0%

60,2%

74,4%

62,1%

76,0%

65,8%

Gráfico14: La democracia es mejor que cualquier otra forma de gobierno

El respeto de los derechos individuales es un componente fuerte del actual régimen democrático. Los entrevistados fueron expuestos a dos afirmaciones entre las que debían elegir, una de carácter genérico respecto de los derechos de las personas bajo toda circunstancia y otra que establecía una excepción en el caso de los criminales, a los cuales no se les debían acordar los mismos derechos que a las personas honestas. La segunda afirmación suele asociarse con tendencias autoritarias y puntos de vista más conservadores.

23

La afirmación acerca del respeto estricto a los derechos de las personas alcanza el mayor apoyo entre los dirigentes entrevistados (62%), lo cual esta sobre el nivel nacional (51%). Las principales desviaciones respecto del total se observan entre los hombres (72,6%) quienes son más partidarios del respeto de los derechos individuales bajo toda circunstancia; entre los más jóvenes el apoyo a esta afirmación desciende a 48,1%. Aunque los jóvenes en esta muestra son pocos, por lo que los resultados pueden no representar el cuadro general, debe tomarse con cuidado la orientación más conservadora que se observa entre los jóvenes. La lealtad democrática de los consejeros vecinales es levemente superior al promedio nacional. b. Legitimidad de la desigualdad Un aspecto decisivo en la percepción de la estructura social es el conjunto de creencias y actitudes respecto de la distribución de la riqueza. Diversos estudios han mostrado que una opinión favorable sobre la disponibilidad de oportunidades y explicaciones fuertemente individualista en torno al logro contribuyen a legitimar la desigualdad social. La encuesta evalúa este segundo aspectos a través de la exploración por la legitimidad de la riqueza y la pobreza. Legitimidad de la riqueza Las razones para la riqueza se exploran a través de cuatro sentencias que se agrupan en dos categorías: el esfuerzo personal y las ventajas derivadas de desigualdades previamente existentes. El esfuerzo personal puede tomar la forma de habilidad y talento personal, así como iniciativa y trabajo duro. Los factores asociados con ventajas derivadas desigualdades previas corresponden a patrimonio heredado y la capacidad para ejercer influencia.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

70,0%

80,0%

48,1%

63,2% 63,6%

58,2%

72,6%

62,0%

Gráfico15: Los derechos de las personas se deben respetar en toda circunstancia

24

Los factores asociados con el esfuerzo personal se llevan el grueso de las respuestas, especialmente iniciativa y trabajo (36,8%), seguido por habilidad y talento (29,8%). Entre ambas alternativas se alcanza dos tercios de las respuestas (66,6%). La confianza en el esfuerzo personal es más alto entre las mujeres (71,5%) que entre los hombres (52,1%). Puede interpretarse que los entrevistados tienden a percibir una sociedad más abierta en las cuales existen oportunidades para que todo el mundo mejore sus condiciones de vida a condición de que ponga el suficiente esfuerzo. No obstante, debe anotarse que esta percepción se encuentra más entre las mujeres que los hombres.

Gráfico17: Primera y Segunda razón combinadas. Porcentaje sobre total de respuestas

Menor 30 años

30 a 49 años

50 o más años

Mujer

Hombre

Total

0% 20% 40% 60% 80% 100%

38%

38%

35%

39%

30%

37%

27%

30%

30%

32%

22%

30%

15%

18%

21%

17%

26%

19%

20%

14%

14%

12%

21%

14%

Influencia y contactos socialesEl dinero heredado de su familiaGran habilidad y talento personalIniciativa y trabajo duro

Gráfico16: Primera razón para que la gente tenga dinero. Porcentaje sobre total de respuestas

Menor 30 años

30 a 49 años

50 o más años

Mujer

Hombre

Total

0% 20% 40% 60% 80% 100%

35%

34%

26%

32%

25%

30%

55%

59%

66%

63%

58%

62%

10%

7%

8%

5%

18%

8%

Ventajas SocialesEsfuerzo y VentajasEsfuerzo Personal

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La pregunta solicitaba una segunda razón, combinando ambas respuestas se tiene las siguientes atribuciones:, esfuerzo y ventajas, ventajas sociales y esfuerzo personal. La distribución muestra que un abrumador 61,8% entrega respuestas que combinan la confianza en el esfuerzo personal con ciertas ventajas afincadas en la desigualdad previa. Las respuestas que apuntan en forma consistente al esfuerzo personal corresponden a 30% de los entrevistados, con mayor peso entre las mujeres (32,1%) que entre los hombres (25%). Este tipo de respuestas también es frecuente en los menores de 50 años. Cabe también anotar que hay escaso peso de respuestas afincadas en la pura ventaja (7,9%), lo cual revela que aún cuando hay recursos derivados de ventajas, ellos pueden ser improductivos si no van acompañados con el esfuerzo personal. Legitimidad de la pobreza Las razones que se atribuyen al origen de la pobreza pueden clasificarse en dos factores principales: los individuales y los estructurales. Entre los primeros deben considerarse “flojera y falta de iniciativa”, así como “vicios y alcoholismo”. Los factores estructurales se refieren a la reproducción intergeneracional de la pobreza – “que los padres también sean pobres” – y “discriminación social”.

Gráfico18: Razón más importantes de la pobreza. Porcentaje sobre total de respuestas En los entrevistados predominan las respuestas que atribuyen la pobreza a factores individuales, especialmente “flojera y falta de iniciativa” (52,3%), seguido por “vicios y alcoholismo” (19,7%); entre ambos factores alcanzan 72%. La atribución de la pobreza a factores individuales es más alta entre las mujeres y los menores de 30 años (76,6% en ambos estratos). El peso de los factores individuales es menor entre los dirigentes que tienen entre 30 y 49 años, así como entre los hombres (59,5% en ambos estratos). Al combinar la primera y segunda razón la atribución a factores exclusivamente individuales desciende al 32,2%, pero también desciende la atribución a factores estructurales (6,3%). De esta forma, 61,3% de los entrevistados atribuye la pobreza a una combinación de ambos factores.

Menor 30 años

30 a 49 años

50 o más años

Mujer

Hombre

Total

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

56%

42%

52%

56%

42%

52%

21%

18%

20%

20%

18%

20%

16%

16%

16%

16%

16%

16%

8%

24%

12%

8%

24%

12%

Razón más importante para que una persona sea pobre

La flojera y la falta de iniciativa

Los vicios y el alcoholismo

La discriminación social

Que los padres también sean pobres

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Las respuestas indican que los dirigentes de los comités vecinales se apartan marcadamente de las pautas encontradas en la encuesta Ecosocial para el nivel nacional, en las cuales 44% atribuye la pobreza a factores individuales y 10% a factores estructurales. c. Confianza en las instituciones El cuestionario incluye una pregunta que pide al entrevistado indicar su confianza en seis instituciones, lo cual habitualmente es utilizado para reportar su grado de legitimidad entre la población. Con el fin de hacer los resultados comparables con la encuesta Ecosocial se reportan los porcentajes de entrevistados en los niveles más bajos de la escala de respuesta.

Porcentaje de personas que poseen poca o ninguna confianza en las siguientes instituciones

Menor

30 años 30 a 49

años 50 o más

años Mujer Hombre Total Gobierno 34,5% 34,4% 25,7% 29,9% 33,8% 30,9%

Congreso 48,3% 62,4% 59,5% 58,5% 65,0% 60,2%

Partidos políticos 55,2% 75,2% 72,3% 71,9% 72,5% 72,0%Alcaldes 37,9% 39,2% 39,9% 41,1% 37,5% 40,1%

Tribunales de justicia 48,3% 69,6% 73,0% 70,5% 66,3% 69,4%

Policía 41,4% 60,8% 53,4% 60,7% 40,0% 55,3% Los menores niveles de desconfianza se refieren al gobierno que en total alcanza 30,9% de rechazo. La desconfianza es menor entre los mayores de edad (25,7%) y se incrementa entre los menores de 50 años (34,4%). Entre hombres y mujeres la diferencia es leve. Entre los alcaldes los niveles de desconfianza son los segundos más bajos entre los entrevistados (40,1%); no hay mayores diferencias respecto de su edad o sexo. En ambos casos, los niveles de desconfianza son sensiblemente menores a los observados en la población chilena en general por la encuesta Ecosocial. Esta los ubica en 50% para el gobierno y 54% para los alcaldes. Puede hipotetizarse que la cercanía y el trabajo conjunto con organismos de gobierno y alcaldes contribuyó a incrementar los nieles de confianza entre los dirigentes, por contraste con la población general. Otra posible interpretación es que identifiquen “gobierno” con la Presidenta, lo cual acerca el valor al observado en la encuesta nacional. La desconfianza respecto de la policía alcanza 55,3% en el total de entrevistados. La desconfianza es mayor entre las mujeres (60,7%) que entre los hombres (40%); es también más alta entre los dirigentes que tienen entre 30 y 49 años. Los niveles de desconfianza son considerablemente mayores que en la encuesta Ecosocial, en la cual alcanza 40%, constituyendo la institución mejor evaluada del conjunto. La desconfianza en los tribunales de justicia es 69,4%, y sólo desciende entre los dirigentes más jóvenes (48,3%). El nivel observado es muy cercano al reportado en la encuesta Ecosocial (66%). Aparentemente, los esfuerzos por modernizar los sistemas procesales, aún no han logrado incrementar la confianza en la operación de la justicia.

27

Los ítemes considerados en la encuesta incluyen al congreso y los partidos políticos, que pertenecen al sistema de representación política. Las evaluaciones de ambos son diferentes, alcanzando la desconfianza 60,2% par el Congreso y 72% para los partidos políticos; los niveles son menores a los reportados en la encuesta Ecosocial para nivel nacional, donde alcanzan 70% y 80%, respectivamente. Los niveles de desconfianza en el sistema de representación son las más altas de la escala, revelando la distancia de los dirigentes y la población en general respecto de las instancias que la componen. Hay una indicación de que el congreso posee mejor evaluación que los partidos políticos, pero en ambos casos son altas.

d. Integración Institucional Las frases como: “la gente que dirige el país no le importa lo que le pase a las personas como uno”; las autoridades no harían nada si hubiera un problema grave en mi barrio o vecindario” y “la mayor parte de las personas con poder solo tratan de aprovecharse de personas como yo” exploran la distancia con las instituciones y el poder (distancia vertical). Respecto de la dirigencia del país, el nivel de desconfianza es relativamente alto, que se mantiene parejo por sexo y edad.

28

La idea que las autoridades no harían nada encuentra menos sustento en esta muestra de consejeros vecinales, manifestando menor desconfianza hacia ellas, especialmente entre los hombres (24%); la desconfianza tiende a incrementarse con la edad, aunque las diferencias no ameritan mayor elaboración.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

27,6%30,0%

33,6% 33,6%

24,0%

31,1%

Gráfico20: Las autoridades no harían nada... Muy de acuerdo y De acuerdo

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

41,4%43,7%

42,1% 43,2% 42,9% 43,1%

Gráfico19 : A la gente que dirige el país no le importa... Muy de acuerdo y De acuerdo

29

La percepción de las personas con poder como aprovechadores muestra un nivel relativamente elevado entre estos dirigentes (44,5%). No se aprecian diferencias entre sexos, pero si un incremento en la distancia desde los más jóvenes (31%) hacia los de mayor edad (48,2%).

En síntesis el sentimiento de alienación (distancia con la institucionalidad) considerando las respuestas de acuerdo en los tres ítemes, es levemente menor que en la población general (46%). Para el conjunto de consejeros vecinales, se observa cercanía en algunas dimensiones, con el poder en algunas. No hay mayor diferencia entre sexos. El sentimiento de alineación se incrementa con la edad, especialmente desde los 30 años; los dirigentes más jóvenes tienden a sentirse menos alienados con respecto al poder.

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

10,0%

20,0%

30,0%

40,0%

50,0%

60,0%

31,0%

43,0%

48,2%45,3%

42,3%44,5%

Gráfico21: La mayor parte de las personas con poder sólo tratan de aprovecharse... Muy de acuerdo y De acuerdo

30

Menor 30 años 30 a 49 años 50 o más años Mujer Hombre Total,0%

5,0%

10,0%

15,0%

20,0%

25,0%

30,0%

13,8%

21,6%

25,7%

23,2%22,5% 23,0%

Gráfico22: Percepción de alienación con respecto al poder

31

V. CONCLUSIONES La cohesión social tal como hemos venido trabajando en este Cuaderno de Barrio, se debe entender como el resultado de diversos componentes, que sólo como un proceso multidimensional explican la posición y las relaciones que tienen los ciudadanos con el sistema social. En este sentido, como lo plantea la CEPAL (2007), el concepto de cohesión social está compuesto de diferentes nociones. En primer lugar como capital social, es decir, el estado normativo, y de las redes y lazos sociales de confianza en una sociedad. La segunda, como integración social, es decir, la provisión de un nivel mínimo de bienestar consistente con el nivel de desarrollo de un país. La tercera, como inclusión social, es decir, la capacidad de una sociedad de tener una respuesta institucional que incorpore a la pluralidad de actores. Y la cuarta, como ética social, es decir, el desarrollo de valores compartidos como la solidaridad y la reciprocidad. El concepto de cohesión social también debe ser entendido como relacional y sistémico, cuyas implicancias pueden reflejarse o verse profundizadas, tanto positiva como negativamente, en el territorio. Como lo señala Kaztman (2005), para el caso de la situación de aislamiento social de los pobres, la concentración de hogares que enfrentan muchas carencias y la fragilidad del empleo, tienden a limitar la formación de redes de reciprocidad, y la creación y mantenimiento de instituciones barriales; todo lo cual va en detrimento del tejido social comunitario. La importancia de la trama social del vecindario, radica entonces, en ser la fuente de sociabilidad, formación de identidad y sentido de pertenencia más próxima a los espacios privados de la gente. Los resultados del cuestionario aplicado a los consejeros vecinales de desarrollo de la región metropolitana, muestran un nivel de cohesión social, entendida como confianza social, superior al parámetro entregado por la ECoSocial 2008, y superior también al parámetro nacional que entrega la Encuesta Mundial de Valores 2006. Si entendemos la cohesión social como la formación de capital social, los consejeros muestran una mayor disposición al trabajo colaborativo con personas desconocidas. En este sentido, presentan un mayor nivel de confianza y expectativas acerca de la proyección de su acción dirigencial, lo que hace pensar positivamente en el objetivo de recuperación barrial, basado en una acción intersectorial y con participación de pluralidad de actores, públicos y privados. Como integración social, la cohesión muestra que los consejeros evalúan positivamente las condiciones de habitabilidad que poseen. Sin embargo, presentan una alta propensión a demandar mejoras en las condiciones e indicadores urbanos de sus viviendas y barrios. Desde esta perspectiva, el programa es evaluado positivamente, en tanto, es percibido como una oportunidad de mejoras significativas de su entorno inmediato. Si el desafío de la cohesión social se mira desde la perspectiva de la inclusión social, los resultados muestran no sólo una mayor disposición al trabajo colaborativo, sino que también, una mayor confianza en el trabajo de las instituciones, particularmente valoradas resultan las instituciones de gobierno y municipio.

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Respecto de los objetivos que se plantea el Programa Recuperación de Barrios, en materia de inclusión social, los resultados nos muestran que los consejeros manifiestan que la responsabilidad fundamental en la recuperación es compartida y plural, que constituye el foco del programa presentado por la Presidenta Michelle Bachelet. Por otro lado, los mayores índices de felicidad que expresan pueden entenderse como el resultado de los espacios de participación y decisión que el Programa ha generado, el Consejo Vecinal de Desarrollo, y el mayor reconocimiento social que de su trabajo se ha realizado. Finalmente, como ética social, la cohesión social aparece manifestada por los consejeros a través de una mayor lealtad democrática, interés por participar y recuperar la experiencia de proyectos compartidos. En este sentido, la reconstrucción de la identidad, la memoria colectiva y los valores comunes, constituyen requisitos fundamentales para el fortalecimiento de la convivencia social y de un mayor civismo basado en la solidaridad y reciprocidad.

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VI. BIBLIOGRAFIA Bordieu, P. (2000) . La miseria del mundo. Fondo de cultura Económica. Buenos Aires. CEPAL (2007). Cohesión Social: Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe. Durkheim E. (1987). La división del trabajo. Akal. Encuesta Ecosocial (2007). http://www.ecosocialsurvey.org/archivos/ecosocial_chile (2 Marzo 2009). Encuesta Mundial de Valores (2006). http://www.worldvaluessurvey.org/ (10 abril 2009) Katzman, R. (2001). Seducidos y abandonados: el aislamiento social de los pobres urbanos. Revista CEPAL 75 Katzman, R.; Rematoso, A. (2005). Separación espacial, empleo y pobreza en Montevideo. Revista CEPAL 87. Luttwak, E. (1998). Turbo Capitalism: Winners and Losers in the Global Economy. HarperInformation. New York, U.S.A. Tratado de la Unión Europea. (1992) Maastrich http://europa.eu.int/eur-lex/lex/es/treaties/index.htm 4 enero 2007 Tironi, E.. Editor (2008). Redes, Estado y Mercados. Soportes de la cohesión social latinoamericana. Colección CIEPLAN. Uqbar Editores , Santiago de Chile. Tironi, E.; Sorj, B. Cohesión social en América Latina: un marco de investigación. http://www.pensamientoiberoamericano.org/xnumeros/1/pdf/pensamientoIberoamericano. (10 enero2009) Valenzuela, E. (2008). Desorganización, Solidaridad, y Movilidad. En Vínculos, Creencias e Ilusiones. La cohesión social de los latinoamericanos. Colección CIEPLAN. Uqbar Editores. Santiago de Chile.