criminologia juvenil

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INTRODUCCIÓN Los actos criminales siempre los llevan a cabo seres humanos. Hombres y mujeres, jóvenes y mayores, con su comisión, se convierten en delincuentes. Por esta razón, se hacen sospechosos de haber quebrantado la ley, son denunciados, perseguidos, castigados, y se intenta resocializarlos. Tal es la consideración del Derecho Penal: delincuente es el sujeto activo de la infracción penal, de cuya persecución, condena y envío a prisión se encargan los sistemas de control formal, escasamente preocupados de ahondar y comprender el porqué del delito, sus causas, efectos, remedios, etc. La ciencia criminológica investiga al delincuente y no solo se ocupa del objeto, función, extensión y explicación del delito. Una de las labores primordiales de la Criminología haya sido no sólo explorar quién es el delincuente y cómo se le reconoce, sino también cómo se le de tratar y como se le puede reconducir a la sociedad. La conducta criminal es un componente más de la conducta antisocial causada por la acción humana, entendida ésta como cualquier hecho que viole las reglas sociales o vaya contra los demás, es decir, el comportamiento que produce un delito, entendido este como toda conducta human externa, culpable, penalmente antijurídica y punible, cuando encaja en las descripciones del tipo legal y tiene señalada, en el Código Penal, una pena grave o menos grave. En la historia de la Criminología se han perfilado diversas corrientes que intentan comprender el origen y las razones del crimen desde diferentes puntos de vista. Tres son los principales enfoques: 1. El biológico: que considera que la conducta delictiva es consecuencia de alguna patología o trastorno orgánico. 2. El psicológico: que busca la explicación del comportamiento delictivo en el mundo anímico, en procesos psíquicos anormales o en vivencias subconscientes, o que estima que el comportamiento criminal tiene idénticas características y se rige por las mismas pautas que el comportamiento no criminal. 3. El sociológico: que contempla el hecho delictivo como “fenómeno social”. En los primeros análisis estadísticos realizados en el primera mitad del siglo XX se observó que la criminalidad no se distribuye de igual forma en todas las edades sino que, en general, la tasa de criminalidad crece en vertical hasta los 20 años, para caer progresivamente primero, y con más fuerza a partir de los 35, con la excepción de un cierto incremento de las conductas delictivas a partir de los 60 años. A.- DELINCUENCIA DE JOVENES Y MENORES. De La violencia juvenil es considerado una grave epidemia de este comienzo de siglo. Los menores de edad son los nuevos protagonistas de las crónicas violentas y los comunicadores sociales reiteran informaciones e investigaciones periodísticas sobre los “jóvenes violentos”. En amplios sectores de la sociedad se considera que existe “una clara ausencia de valores en los niños y jóvenes”. Ausencia que se vuelca finalmente en los más diversos patrones de comportamiento violento. Asesinatos, violaciones, robos y saqueos entre otros, encabezan la descripción de las violencias perpetradas en edades tempranas. Tal violencia se piensa, sin duda alguna, originada en fallos de los menores mismos. Esta convicción va tomando fuerte arraigo y hace que diversos países se encuentren discutiendo disminuir la edad legal en los que los menores pueden ser considerados imputables por los delitos que cometan. La delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos preferidos en los estudios sobre la criminología por: 1. Por la personalidad de su protagonista, que exige un esfuerzo adicional del investigador y de los operadores jurídicos para captar el significado de la conducta, para comprender a su autor y para prescribir la respuesta adecuada. 2. Por su repercusión social, que se explica, no obstante, más por el impacto de injustos estereotipos sociales que por al entidad real de la criminalidad. Fenómenos como el miedo al delito juegan un papel decisivo.

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Page 1: CRIMINOLOGIA JUVENIL

INTRODUCCIÓN

Los actos criminales siempre los llevan a cabo seres humanos. Hombres y mujeres, jóvenes y

mayores, con su comisión, se convierten en delincuentes. Por esta razón, se hacen sospechosos

de haber quebrantado la ley, son denunciados, perseguidos, castigados, y se intenta

resocializarlos. Tal es la consideración del Derecho Penal: delincuente es el sujeto activo de la

infracción penal, de cuya persecución, condena y envío a prisión se encargan los sistemas de

control formal, escasamente preocupados de ahondar y comprender el porqué del delito, sus

causas, efectos, remedios, etc.

La ciencia criminológica investiga al delincuente y no solo se ocupa del objeto, función, extensión

y explicación del delito. Una de las labores primordiales de la Criminología haya sido no sólo

explorar quién es el delincuente y cómo se le reconoce, sino también cómo se le de tratar y como

se le puede reconducir a la sociedad.

La conducta criminal es un componente más de la conducta antisocial causada por la acción

humana, entendida ésta como cualquier hecho que viole las reglas sociales o vaya contra los

demás, es decir, el comportamiento que produce un delito, entendido este como toda conducta

human externa, culpable, penalmente antijurídica y punible, cuando encaja en las descripciones

del tipo legal y tiene señalada, en el Código Penal, una pena grave o menos grave.

En la historia de la Criminología se han perfilado diversas corrientes que intentan comprender el

origen y las razones del crimen desde diferentes puntos de vista. Tres son los principales

enfoques:

1. El biológico: que considera que la conducta delictiva es consecuencia de alguna patología

o trastorno orgánico.

2. El psicológico: que busca la explicación del comportamiento delictivo en el mundo

anímico, en procesos psíquicos anormales o en vivencias subconscientes, o que estima

que el comportamiento criminal tiene idénticas características y se rige por las mismas

pautas que el comportamiento no criminal.

3. El sociológico: que contempla el hecho delictivo como “fenómeno social”.

En los primeros análisis estadísticos realizados en el primera mitad del siglo XX se observó que la

criminalidad no se distribuye de igual forma en todas las edades sino que, en general, la tasa de

criminalidad crece en vertical hasta los 20 años, para caer progresivamente primero, y con más

fuerza a partir de los 35, con la excepción de un cierto incremento de las conductas delictivas a

partir de los 60 años.

A.- DELINCUENCIA DE JOVENES Y MENORES.

De La violencia juvenil es considerado una grave epidemia de este comienzo de siglo. Los menores de

edad son los nuevos protagonistas de las crónicas violentas y los comunicadores sociales reiteran

informaciones e investigaciones periodísticas sobre los “jóvenes violentos”. En amplios sectores de

la sociedad se considera que existe “una clara ausencia de valores en los niños y jóvenes”.

Ausencia que se vuelca finalmente en los más diversos patrones de comportamiento violento.

Asesinatos, violaciones, robos y saqueos entre otros, encabezan la descripción de las violencias

perpetradas en edades tempranas. Tal violencia se piensa, sin duda alguna, originada en fallos de

los menores mismos. Esta convicción va tomando fuerte arraigo y hace que diversos países se

encuentren discutiendo disminuir la edad legal en los que los menores pueden ser considerados

imputables por los delitos que cometan.

La delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos preferidos en los estudios sobre la

criminología por:

1. Por la personalidad de su protagonista, que exige un esfuerzo adicional del investigador y

de los operadores jurídicos para captar el significado de la conducta, para comprender a

su autor y para prescribir la respuesta adecuada.

2. Por su repercusión social, que se explica, no obstante, más por el impacto de injustos

estereotipos sociales que por al entidad real de la criminalidad. Fenómenos como el

miedo al delito juegan un papel decisivo.

Page 2: CRIMINOLOGIA JUVENIL

3. Porque pone en evidencia los conflictos que enfrentan al mundo del derecho y al de

ciencia tanto en el diagnóstico como la intervención. Política y ciencia hablan lenguajes

diferentes.

La criminalidad de jóvenes y menores tiene interés desde el punto de vista técnico y político

porque la conducta desviada puede observarse mejor entre los jóvenes que en los adultos. Por

ello, los modelos teóricos explicativos de la delincuencia toman como referencia básica la

criminalidad juvenil, y los programas, medidas e instituciones que después se extenderán al

mundo de los adultos, son primero experimentados entre jóvenes y menores.

1.-Datos estadisticos

La adolescencia suscita preguntas e inquietudes que conducen al corazón del quehacer

criminológico, y allí nos encontramos con los aciertos, incertidumbres, avances y estancamientos

que caracterizan cualquier disciplina científica. La delincuencia juvenil ocupa un lugar destacado en

el conjunto del estudio de la criminalidad: alrededor del 5% de los delincuentes jóvenes comete

aproximadamente el 35% de los delitos.

La posible asociación entre la edad y la delincuencia ocupa un lugar interesante en la criminología.

El número de jóvenes y menores denunciados aumenta de modo continuado cada año, esta

tendencia creciente ha sido confirmada por numerosos estudios realizados tanto en España como

en otros países.

La edad de los jóvenes delincuentes es cada vez menor, ya actúen en solitario o formando bandas,

son cada vez más graves y peligrosos. Las investigaciones existentes muestran que la

participación en la mayoría de los delitos ascendía de un modo constante a medida que los

jóvenes crecían, alcanzando su punto máximo durante los últimos años de la adolescencia o, en

los casos de los delitos más violentos, en los primeros años de la veintena; a partir de entonces,

disminuyó la participación delictiva, a medida que aumento la edad de las personas. Así el modelo

empírico -denominado “curva edad delito”-, sugería que existía algo único sobre los años de

adolescencia que atraía a la mayoría de los jóvenes hacia algún tipo de delito, y a una minoría de

los jóvenes hacia una elevada incidencia del delito.

La mayoría de los autores proceden de las clases socioeconómicas más bajas, aunque se está

observando en los últimos tiempos una expansión de la criminalidad juvenil a las clases

acomodadas.

En cuanto a la mujer, como se puede comprobar en los gráficos, su participación en la

criminalidad, en términos absolutos, es mucho más reducida que la del hombre, aunque, en cifras

relativas, también se ha incrementado en los últimos años. Las mujeres, no obstante, se inician en

el delito más tarde, alcanzando las tasas de delincuencia su punto máximo en el tramo de edad de

25 a 30 años.

La mayoría de los detenidos durante el 2002 en España tenían entre 21 y 30 años. El número de

detenidos decreció progresivamente en los siguientes intervalos de edad (de 31 a 40; de 41 a 50;

de 50 a 64 y más de 64 años), según datos del Ministerio del Interior publicados en febrero del

2004.

POBLACION RECLUSA POR SITUACION PROCESAL-PENAL, SEXO, AÑOS Y EDAD

PRESOS PREVENTIVOS EN EL AÑO 2004

Page 3: CRIMINOLOGIA JUVENIL

PENADOS EN EL AÑO 2004

FUENTE: MINISTERIO DEL INTERIOR

2.-Tipos de conductas delictivas entre los jovenes

Entre los jóvenes predominan cuantitativamente las infracciones contra la propiedad: hurtos,

robos con fuerza en las cosas, robos con violencia o intimidación, agresiones, etc.

De entre ellos el hurto es el delito cotidiano. Los hurtos más frecuentes son el de vehículos y los

hurtos en comercios, en cuya comisión la participación de niños y jóvenes ha aumentado

considerablemente, si bien, a la hora de valorar los datos estadísticos hay que tener en cuenta su

menor habilidad y, por tanto, su mayor probabilidad de ser sorprendidos.

En los últimos años han aparecido también nuevas conductas asóciales: destrucción de espacios,

edificios o mobiliario urbano, desórdenes y alteración de la paz pública, apropiación lúdica de

objetos de consumo; delitos cometidos por los gamberros del fútbol, actos violentos de protesta,

delitos relacionados con el consumo de drogas o alcohol, etc.

En la mujer prevalecen los delitos contra la salud pública, seguidos en importancia por los delitos

contra la propiedad y los delitos contra las personas.

3.- Geografia de la criminalidad

Las estadísticas ponen en evidencia que existe un enorme desnivel entre el campo y la ciudad: las

tasas de criminalidad son mucho elevadas en las grandes ciudades. Así, para determinados

delitos, se registra en las grandes ciudades a veces un número diez veces mayor que el campo. En

las sociedades liberales se cometen probablemente más delitos que en los sistemas sociales

Page 4: CRIMINOLOGIA JUVENIL

totalitarios, aun cuando en ambas formas de sociedad exista un desnivel entre la ciudad y el

campo.

Otro de los aspectos sociales clásicos relacionados con la conducta antisocial, es la clase social.

Generalmente se observa que en la áreas socio-económicamente pobres y marginales se registran

más delitos que las de mejor posición, pero esto sólo sucede en las zonas urbanas pero no en las

zonas rurales (Braithwaite, 1981).

En la ciudad es donde actúan con más intensidad los fenómenos de la industrialización, la

burocracia, el crecimiento demográfico y urbanización de las sociedades post-industriales.

Este tipo de sociedades ha traído ventajas innegables pero también acentúan la desorganización

social, los espacios privados minúsculos, los ruidos, el tráfico, las prisas, las aglomeraciones, la

pobreza, el cosmopolitismo, la heterogeneidad y anonimato acarrean disfunciones importantes que

can a incidir negativamente en el ámbito delincuencial: gregarismo, despersonalización,

insolidaridad, debilitamiento de la propia identidad o conflictos culturales.

Este cuadro se grava en barrios o zonas en los que reina el hacinamiento, la promiscuidad, la

suciedad y el desorden urbanístico: áreas deprimidas que presentan tasas más elevadas de

delincuencia.

La relación entre crimen y espacio fue advertida por primera vez por la Escuela de Chicago.

B.-RASGOS SOCIALES Y PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE JUVENIL

1.- La adolescencia y juventud

La adolescencia es una etapa esencialmente evolutiva de transición entre la infancia y el estado

adulto. En lo social, el adolescente debe atravesar un complejo proceso antes de lograr una plena

inserción en lo social, tras su rechazo instintivo de las normas y valores sociales establecidos por

los adultos y su adscripción a tipos de comportamiento social independientes. El joven ha de

aprender a ser ciudadano. Para Thomas Hobbes en Tratado del ciudadano (1647) “...el hombre

se hace apto para la Sociedad no por naturaleza, sino a base de entrenamiento”.

Es una etapa marcada por las crisis de identidad y por una serie de conflictos intra y

extrafamiliares y que los jóvenes han de resolver y superar para poder acreditarse como adultos.

Los problemas evolutivos que se presentan al joven puede traducirse en comportamientos sociales

problemáticos (gamberrismo, conductas arriesgadas, falta de integración, etc.)

Esas conductas inadaptadas no pueden ser analizadas fuera de contexto porque constituyen el

final de un proceso personal, son un resultado de:

1. Unas determinadas condiciones de crecimiento (psicológicas, estructurales, sociales,

demográficas e ideológicas).

2. De una respuesta que las dificultades con que el joven se encuentra reciben por parte de

la sociedad adulta.

2.-Perspectiva psicologica

El infractor joven presenta los siguientes rasgos de personalidad:

Actuación impulsiva: carece de autocontrol, de un filtro reflexivo que medie entre impulso

y conducta y le permita el análisis de la propia situación.

Pensamiento concreto: orientado a la acción, práctico, programado par el corto plazo; no

tiene un razonamiento abstracto.

Rigidez cognitiva: tiene dificultades para captar los matices de una situación concreta, es

incapaz de desarrollar opciones distintas a las anteriormente adoptadas, etc.

Poseen rudimentarios mecanismos de auto-justificación, que se desmoronan si se les

enfrenta al mal que efectivamente han ocasionado, dejándolos desprotegidos frente al

complejo de culpa.

Page 5: CRIMINOLOGIA JUVENIL

Déficit de autoestima: buscan en el comportamiento delictivo la sensación de poder o de

dominio del mundo.

Distorsiones valorativas: es incapaz de captar las reglas, convencionales, actitudes y

conductas de los diversos grupos sociales.

3.-El joven y la sociedad actual

En la actualidad, la juventud de los países desarrollados occidentales ha crecido en un marco

político democrático y plural.

Han disfrutado de unas posibilidades educativas como nunca se han tenido en el pasado. Las tasas

de escolarización son más largas y las posibilidades de acceso a la educación menos dependientes

del origen social de la familia.

La oferta en el ámbito recreativo, de ocio, etc., es muy amplia y diversa.

Pero la sociedad del bienestar puede producir efectos perversos:

1. Por un lado, hay un excesiva delegación de responsabilidades en el Estado, los jóvenes

sienten que esa amplia oferta educativa, cultual, de ocio, etc., les viene dada, que no

tienen por qué esforzarse, los que conlleva una cierta acomodación.

2. La cultura consumista crea artificialmente necesidades y practica un hedonismo insaciable

incapaz de postergar la satisfacción del placer o de planificar con sensatez el futuro a

medio plazo.

3. Ausencia de referencias globales dentro de la sociedad, hemos pasado del pluralismo al

relativismo del “todo vale”, lo que conduce a un individualismo absoluto.

La distancia intergeneracional entre padres e hijos es menor que en generaciones anteriores; la

familia se ha democratizado y flexibilizado. Pero también se ha vuelto más irresponsable respecto

a su misión de educar e instruir. Es una “débil” transmisora de contenidos, debiendo a los cambios

profundos que se están operando en la estructura familiar y a los nuevos papeles del hombre y de

la mujer, lo que puede repercutir desfavorablemente en la integración social de los hijos.

Los jóvenes encuentran graves dificultades para acceder al mundo laboral, lo que dificulta su

emancipación de la familia. El desempleo afecta fundamentalmente a los jóvenes de entre 16 y 24

años. Jóvenes que realizan las peores clases de trabajo, que ven su futuro como una realidad

incierta. Uno de los componentes más importantes, entre la multitud de causas que exacerban las

violencias sociales, es efectivamente el desempleo. Los niveles altos de desempleo crónico son, en

sí mismos, una forma de violencia social. Violencia dirigida directamente contra hombres y

mujeres que están en condiciones de trabajar y además necesitan hacerlo.

La definición de desempleo que da el Diccionario de la Real Academia es escueta y tajante.

Desempleo es un paro forzoso. Esta definición de desempleo es la única que indica lo impuesto del

hecho, como situación no deseada y, por extensión, el carácter de acto violento que está implícito

en él. La violencia que el desempleo implica o ejerce sobre los desocupados queda confirmada al ver el significado que para la Academia tiene la palabra forzoso1 significa:

1. Fuerte, recio o violento.

2. Violento, contra razón y derecho.

3. Que no se puede excusar.

4. Que tiene grandes fuerzas.

El desempleo no es meramente un juego de variables económicas, es además, un acto violento

que padecen quienes no consiguen trabajo.

C.-FACTORES DE RIESGO Y DE PROTECCION EN LA CRIMINALIDAD JUVENIL

La investigación y la experiencia han puesto de manifiesto que entre los delincuentes es frecuente

que coincidan ciertas características. En la medida que estos predictores sean mejor conocidos se

podrá mejorar la explicación del crimen, identificar a aquellos niños que corren un mayor riesgo de

delinquir aunque aún no hayan mostrado signos de desorden y llevar a cabo una prevención

Page 6: CRIMINOLOGIA JUVENIL

eficaz, disminuyendo las condiciones que llevan a la comisión de delitos. Factores de riesgo

individuales y familiares más importantes:

1. Impulsividad: la impulsividad es la dimensión más crucial de la personalidad que predice

una conducta antisocial. Existen un gran número de construcciones sobre la escasa

capacidad de controlar la conducta. Estas incluyen la impulsividad, la hiperactividad, la

agitación, la torpeza, el hecho de no considerar las consecuencias antes de actuar,

escaso auto control, búsqueda de sensaciones, etc.

Muchos estudios muestran que la hiperactividad predice una delincuencia posterior.

Ejemplo, en le proyecto perinatal de Copenhague, la hiperactividad a las edades

comprendidas entre los 11 y los 13 años predijeron significativamente arrestos por

violencia hasta la edad de 22 años, especialmente entre los chicos que experimentaron

complicaciones de entrega.

En el estudio de Cambridge, los chicos que los profesores consideraron con falta de

concentración o agitación, detectados por los padres, compañeros, o profesores como

los más atrevidos o los que asumen más riesgos, y aquellos que fueron los más

impulsivos en las pruebas psicomotoras a unas edades de entre o y 10 años, tendían a

convertirse en delincuentes más adelante en su vida. El atrevimiento, la escasa

concentración y la agitación predijeron condenas oficiales y delincuencia autoinformada,

y consecuentemente, el atrevimiento fue uno de los mejores factores independientes de

predicción (Farrington 1992). La investigación más importante sobre las diferentes

medidas de impulsividad fue llevada a cabo en el Estudio sobre la Juventud de Pittsburg

realizado por White (1994)

2. Inteligencia escasa y rendimiento escolar bajo: son factores de riesgo importantes que

predicen la delincuencia (Moffitt, 1993). Un CI bajo medio en los primeros años de la

vida predice una delincuencia posterior. En un estudio longitudinal prospectivo de unos

120 varones en Estocolmo, un CI bajo medido a la edad de 3 años predijo de un modo

significativo una delincuencia oficial registrada hasta la edad de 30 años (Stattin y

Klackenberg-Larsson 1993). Los delincuentes reiterativos (con 4 delitos o más)

mostraron un CI medio de 88 a la edad de 3 años, mientras que los no delincuentes

mostraron un CI medio de 101.

En el estudio de Cambridge, la mitad de los chicos que obtuvieron una puntuación de 90

o menor en un test de CI no verbal (Matrices Progresivas de Raven) a edades de entre

8 y 10 años fueron condenados como delincuentes juveniles en relación con el resto

(West y Farrington, 1973).

3. Educación de los niños y abuso de los niños: de todos los factores relacionados con la

educación de los niños, la escasa supervisión parental es el factor de predicción de la

delincuencia más fuerte y más replicable, y la disciplina dura o punitiva (que implica el

castigo físico) es asimismo un importante factor de predicción (Haapasalo y Pokela,

1999).

Parece existir una transmisión significativa intergeneracional de la conducta agresiva y

violenta de padres a hijos, tal como Widom (1989) halló en un estudio sobre el abuso

de los niños en Indianápolis. Era bastante probable que los niños que sufrieron abusos

físicos hasta la edad de 11 años, se convirtiesen en delincuentes violentos durante los

15 años siguientes. Asimismo el maltrato registrado a niños de edades inferiores a 12

años predijo un violencia auto informada entre las edades de 14 y 18 años, con

independencia del género, etnia, el nivel socioeconómico, y la estructura familiar.

4. Conflictos parentales y familias rotas: muchos estudios muestran que los hogares rotos o

las familias rotas predicen la delincuencia, y que los conflictos parentales predicen una

conducta antisocial posterior. En el estudio de Newcastle realizado a cien familias,

Kolvin (1988) comentaron que la ruptura conyugal en los primeros cinco años de los

hijos predijeron sus condenas posteriores hasta los 32 años. De modo similar, en el

estudio de Dunedin, en Nueva Zelanda descubrieron que los niños expuestos a

discordias entre sus padres, y a multitud de cambios de cuidadores tendían a

convertirse en personas antisociales y delincuentes. En general, el factor más

importante fue la trayectoria posterior a la ruptura. Los chicos que permanecieron con

su madre después de la separación mostraron el mismo índice de delincuencia que los

Page 7: CRIMINOLOGIA JUVENIL

chicos precedentes de familias intactas con escaso nivel de conflicto. Los chicos que

permanecieron con su padre, con parientes u otros mostraron un índice elevado de

delincuencia.

5. Padres delincuentes: en sus estudios McCord (1977) y Robins (1975) mostraron que los

padres delincuentes tendían a tener hijos delincuentes. En el estudio de Cambridge,

resultó destacable la concentración de los delitos en un pequeño número de familias. El

hecho de tener un padre, una madre, un hermano o una hermana condenados predijo

de un modo significativo las propias condenas de los chicos. El pariente más importante

fue el padre; los arrestos de los padres predijeron la delincuencia de los chicos con

independencia del resto de los parientes arrestados.

6. Familias numerosas: muchos estudios muestran que las familias numerosas predicen la

delincuencia. Por ejemplo, en el estudio Nacional del Reino Unido sobre Salud y

Desarrollo, Wadsworth (1979) descubrió que el porcentaje de los chicos que

oficialmente eran delincuentes aumentó desde un 9% para las familias con un hijo

hasta un 24% para las familias con cuatro o más hijos. El hecho que un niño tuviese

cuatro o más hermanos al llegar su décimo cumpleaños, doblaba su riesgo de ser

condenado como delincuente juvenil.

D.- AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA JUVENIL

1.- Jóvenes detenidos.

Según el Anuario Estadístico del Ministerio del Interior del 2002 centrado en datos procedentes de

la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Ertzantza, donde se tienen en cuenta en al detención de

menores las edades comprendidas entre los 13 y los 20 años y la nacionalidad. El número de

detenidos crece conforme aumenta la edad de los jóvenes. Así, entre los menores de edad,

destaca el número de detenidos con 17 años (8.884). en términos absolutos, el número de

jóvenes detenidos entre los 18 y 20 años (43.710) casi duplica al número de detenidos menores

de edad (26.670).

Llama la atención que haya más extranjeros detenidos que españoles entre los 18 y los 20 años

de edad. La representatividad de los extranjeros menores de dad detenidos oscila entre un

19,86% para los menores de 13 a 15 años y el 21,73% de los jóvenes entre 16 y 17 años. La

proporción se desborda para los jóvenes entre 18 y 20 años, ya que el 50,92% de los jóvenes

detenidos de esas edades eran extranjeros.

Últimamente se ha observado en los delincuentes jóvenes una creciente brutalidad y ánimo de

dañar en la comisión de actos delictivos; con absoluto desprecio a la vida, integridad y dignidad de

las personas, atentan contra ellas de modo gratuito, sin que sea necesario para conseguir los fines

de la acción delictiva.

2.- Manifestaciones de criminalidad juvenil violenta.

1. Crímenes motivados políticamente.

Se diferencian de los delitos comunes en que, en aquellos, el autor realiza una acción

punible como instrumento de un fin político o moral que va más allá de lo personal.

Los movimientos terroristas han estado básicamente integrados por miembros de la

clase media educada, por lo que no parece que haya sido la penuria la que ha

impulsado a estas personas a asumir el comportamiento terrorista sino, más bien, la

frustración, el desengaño tras la falta de éxito de los movimientos estudiantiles,

conflictos intergeneracionales, etc..

En cuanto a la tipología de los terroristas, se han observado diferencias entre el

terrorismo de derechas y el de izquierdas.

o El terrorismo de izquierdas, los condenados por actos preparatorios o de apoyo

son mayoritariamente jóvenes entre los 20 y 30 años, miembros de las clases

medias-altas, con estudios medios o universitarios o que ejercen profesiones

liberales o funcionariales, en su mayoría no tienen antecedentes penales. En

cambio, los ejecutores de los atentados suelen ser más jóvenes,

pertenecientes a clases sociales bajas y con antecedentes penales (ejemplo la

Page 8: CRIMINOLOGIA JUVENIL

KALE BORROKA en el País Vasco). Se ha advertido también una participación de

las mujeres más elevada que en otros tipos delictivos.

o En cuanto al terrorismo de derechas, suelen ser jóvenes varones con padres de

valores burgueses convencionales, con estudios primarios o medios,

socializados en medios de extrema derecha y con un rigorismo moral que

tiende a despreciar al ser humano.

2. Manifestaciones y movidas estudiantiles.

El joven es rebelde y, más aún, el joven estudiante, que está en contacto con el saber y

la ciencia, con el razonamiento y la crítica. En todo caso, conviene distinguir entre los

manifestantes políticos y los perturbadores violentos (que son los que utilizan los

acontecimientos políticos como una ocasión para descargar su frustración y su

agresividad).

3. Vandalismo.

Fenómeno esencialmente urbano que se caracteriza por la producción gratuita de

estragos materiales en escuelas, medios de transporte, aparcamientos, cabinas de

teléfonos, fachadas de edificios, etc.

El vandalismo puede perseguir fines adquisitivos (destruir para apoderarse de bienes),

tácticos (para llamar al atención sobre una situación), ideológicos, vengativos (ataque

de bienes representativos de determinadas personas o grupos), lúdicos o perversos. La

mayoría de estos actos vandálicos son llevados a cabo por grupos compuestos por

jóvenes de capas sociales bajas.

4. Homicidios.

Un gran número de homicidios son cometidos por jóvenes de 20 a 30 años. Es a esas

edades cuando el individuo se reafirma como persona y ha de tomar decisiones claves

para su fututo; ello puede llevarle a chocar con otros sujetos y, si carece de la necesaria

inhibición, puede llegar a atentar contra la vida de otros.

La mayor parte de los homicidas son varones pertenecientes a la clase media-baja, a

ámbitos sociales y económicamente marginados en los que la violencia es una forma

normal de respuesta; un 50% son consumidores habituales de alcohol o drogas o

representan síntomas de su consumo en el momento de la agresión.

Mucho de los homicidios se cometen en el curso de una pelea o discusión; pero también

se cometen en el ámbito familiar o como medio de resolver un conflicto entre el autor y

la víctima.

5. Agresiones sexuales.

La agresión sexual en general y la violación en particular es probablemente uno de los

delitos que más controversia suscita en la opinión pública y que más reacciones sociales

contradictorias genera. Por una parte es uno de los delitos que la gente califica como

más grave. Se considera tan grave e incluso más que el homicidio o el atentado

terrorista. Se piensa que es el acto más horroroso que una persona puede sufrir y en el

que la víctima, además de padecer el delito, queda indefensa ante un sistema de

justicia que según los ciudadanos no castiga duramente como debiera a los violadores.

Los agresores sexuales suelen ser hombre jóvenes de entre 20 y 25 años, poco

atractivos y acomplejados, con un bajo nivel cultural y económico, con tendencias

agresivas, alto nivel de consumo de alcohol y drogas y con un historial familiar

problemático. En todos los casos las ofensas sexuales reflejan una dificultad para el

establecimiento de una relación sexual plena, simétricas y recíprocamente asumidas.

6. Robos violentos.

En las últimas décadas ha aumentado vertiginosamente la participación de jóvenes

varones, que actúan mayoritariamente en grupo y con una absoluta falta de escrúpulos.

Los robos con fuerza en las cosas y los hurtos son los delitos más habituales entre los

Page 9: CRIMINOLOGIA JUVENIL

18 y 30 años. Predominan los pequeños robos banales: robos de bolsos, atracos a taxis,

robos con violencia hacia las personas, etc. Los atracos a bancos son menos frecuentes,

pero más brutales en su ejecución.

Según el Anuario Estadístico de 2002 del Ministerio del Interior. Fueron detenidos 9.131

jóvenes entre 18 y 30 años por Robo con Violencia o intimidación, siendo el 60%

aproximadamente cometido por extranjeros.

3.- Teorías sobre la agresión.

Son diversas teorías expuestas a la agresión.

1. Teorías de los impulsos, sostenidas tanto por Freud y los psicoanalistas ortodoxos. Estas

han sido fuertemente criticadas por su elevado componente especulativo y su falta de

rigor científico.

2. Perspectiva biofísica: experimentos efectuados con animales han venido a mostrar la

incidencia que la estimulación del hipotálamo lateral tiene en la manifestación de

conductas agresivas: la estimulación de la región lateral de la amígdala o de otras

partes del sistema límbico provoca respuestas agresivas, etc.

No obstante todos estos hallazgos han de ser interpretados con reservas porque

plantean hipótesis que no han podido demostrarse categóricamente.

3. Teorías psicológicas del aprendizaje. La más conocida es la hipótesis frustración-agresión

de Dollard: la agresión es siempre una reacción a la frustración. Esta hipótesis es hoy

unánimemente considerada falsa: no toda agresión es consecuencia de una frustración.

4. Ha habido autores que ha estudiado la relación existente entre la agresión y factores

como el calor (Carlsmith, Andersom y Baron), el ruido (Glass y Singer, Geen, etc.), el

dolor (Berkowitz) o los ataques interpersonales (Geee, Epstein, Zillmann).

Ninguna de estas teorías es plenamente satisfactoria. Por eso, hoy en día, prevalecen las teorías

multicausales que intentan, desde una perspectiva ecléctica, integrar factores individuales,

situacionales y ambientales.

4.- Bandas y Pandillas

La inmensa mayoría de los delitos violentos cometidos por adolescentes y jóvenes se lleva a cabo

en grupo.

Esa violencia, que se acentúa al asociarse, va dirigida en los más jóvenes sobre todo contra cosas,

y en los semiadultos, contra las personas.

Las bandas de delincuentes actúan preferentemente en las grandes ciudades. Se forman en las

escuelas, bloques de edificios, centros de juegos mecanizados, etc. Lugares donde los jóvenes

desarraigados pueden encontrar a sus iguales. Sus miembros suelen ser varones procedentes de

clases sociales bajas. Normalmente, se excluyen a las chicas, en los raros casos en que éstas son

admitidas, tienden a comportarse y a vestirse como los chicos.

El motivo fundamental del ingreso en una banda es la necesidad de seguridad. En la banda

encuentra la joven estima y afecto. A cambio, renuncia a su libertad y a su autonomía,

sometiéndose a la voluntad del grupo. Un joven “normal”, adaptado, guarda una cierta distancia

con el grupo debido a que recibe otras influencias; el grupo es sólo una etapa en su evolución. En

cambio, para el joven delincuente, el grupo es el punto de llegada, ejerce sobre él una fascinación

tan poderosa que eclipsa cualquier otra influencia.

En la banda encuentra también valores morales: lealtad, solidaridad, primacía del interés de todos

frente al interés particular. Esos valores operan sólo en el interior del grupo; no tienen vigencia

fuera de él; refuerzan su unidad, pero contribuyen a aislarlo del mundo que lo rodea.

La fuerza de la banda reside en su extrema unidad: unidad en cuanto a los móviles psicológicos,

reforzada por las actividades delictivas y rematadas por una estructura fuerte, que exige de sus

miembros estricta obediencia y conformismo.

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5.- Violencia, alcohol y drogas.

Parece existir una correlación entre el consumo de drogas o alcohol y ciertos comportamientos

violentos: reñir, pelearse, dañar mobiliario urbano, problemas con la policía, problemas de

carácter relacional con amigos, padres, profesores, problemas de rendimiento escolar, relaciones

sexuales no deseadas, etc...

Alrededor de un 10% de los individuos alcohólicos son jóvenes. El consumo de alcohol es

compulsivo, de fin de semana; es un consumo nocturno, festivo que no sólo esta aceptado sino

que, en ocasiones, se considera una conducta adecuada en sociedad- ejemplo el famoso

“botellón”-. Existe una conexión entre alcohol y delito, pero la cuestión de si el alcohol es una

causa de criminalidad no puede todavía ser respondida de manera concluyente.

Se exponen cuatro modelos teóricos explicativos de la relación alcohol-delito:

1. Efecto desinhibidor del alcohol: el individuo pierde el autocontrol y su disposición a la

agresión crece, lo que incrementa el riesgo de que la conducta desviada no criminal se

transforme en violencia.

2. Causa común: se atribuye a uso de alcohol el carácter de síntoma.

3. Alcohol y criminalidad se condicionan recíprocamente: beber puede llevara al desempleo y

éste a la criminalidad o, a la inversa, puede ser un medio de huida ente los conflictos

sociales.

4. Conexión aparente: cabe la posibilidad de que los delincuentes alcohólicos estén

sobrevalorados en las estadísticas debido a que se dejan apresar con mayor facilidad.

E.- CRIMINALIDAD ENTRE LOS INMIGRANTES EXTRANJEROS

En lo países que albergan importantes colectivos de población foránea, se ha observado una

creciente participación en al delincuencia de inmigrantes extranjeros, particularmente de la

generación descendiente. Presentan tasas de criminalidad más elevadas, en términos relativos,

que la población oriunda. Ello es debido a que los jóvenes extranjeros crecen en sistemas

culturales con normas diferenciadas, sin estar firmemente anclados ni en la cultura de procedencia

ni en la del país que les hospeda, lo que obstaculiza su integración. Además se han intentado

explicar la criminalidad extranjera las teorías sociológicas del “conflicto de culturas”. Los

movimientos migratorios provocan fenómenos de desarraigo.

En el 2004 ha habido más extranjeros detenidos que españoles entre los 18 y los 20 años de

edad. La representatividad de los extranjeros menores de edad detenidos oscila entre un 19,86%

para los menores de 13 a 15 años y el 21,73% de los jóvenes entre 16 y 17 años. La proporción

se desborda par los jóvenes entre 18 y 20 años, ya que el 50,92% de los jóvenes detenidos de

esas edades eran extranjeros.

Sobresalen en frecuencia los delitos contra el patrimonio. La suma de todos ellos –robo con fuerza

en las cosas, robo con violencia o intimación, tirones, sustracción en el interior de vehículos,

sustracción de vehículos, hurtos y otros contra el patrimonio- suponen el 77,10% de todos los

hechos que ocasionan la detención de un menor de 18 años. El porcentaje de delitos contra el

patrimonio decrece hasta un 43,32% para los jóvenes entre los 18 y 20 años. Los homicidios y los

asesinatos son muy escasos, representado el 0,24 del total de delitos cometidos por jóvenes

menores de 18 años.

El joven extranjero puede ver dificultada su formación y su vida profesional por su defectuoso

conocimiento de la lengua del país receptor y porque su socialización está marcada a menudo por

el aislamiento en barrios similares a ghettos, en el estrato socioeconómico más bajo. Las tasas de

desempleo entre estos sectores de población son muy elevadas.

Dado que la generación de descendientes de extranjeros ha nacido o crecido, en su mayor parte,

en la cultura huésped, perdiendo progresivamente cualquier enlace con su país de origen, el

conflicto cultural debería manifestarse con menos fuerza que la primera generación. Sin embargo

los datos evidencian tasas más altas de delincuencia entre estos jóvenes. Ello podría explicarse

porque el conflicto cultual es un conflicto padres-hijos: es en el hogar donde aparecen fricciones

entre las normas tradicionales del país de procedencia y las de la nueva sociedad en la que viven.

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La actitud de la sociedad huésped puede contribuir a la mayor tasa de criminalidad de los jóvenes

extranjero si muestra un mayor grado de intolerancia y de susceptibilidad frente al delito, así

como un sistema diferenciado de control y sanción, caracterizado por una mayor perseguibilidad,

lo que, en todo caso, dependerá de la medida en que la sociedad se sienta desafiada o

amenazada.

No faltarán conflictos, porque para la población extranjera no hay otra posibilidad que la

integración y ésta se ve obstaculizada por la falta de voluntad en ambos grupos. Es preciso un

cambio en al forma de pensar, y una disposición de ambas partes al conocimiento y al

acercamiento sin prejuicios, para así crear un marco de convivencia provechosa.

CONCLUSIÓN

La criminalidad, muy especialmente la juvenil, es un fenómeno complejo que no cabe reducir a

una sola causa. Antes bien, nos hallamos ante un panorama típicamente característico de una

situación de poligénesis que desafía las interpretaciones simplistas. Las investigaciones actuales

no han sido todavía capaces de identificar todos los factores, evaluar su interrelación reciproca y,

menos aun, elaborar un modelo predictivo de validez universal. Con todo, disponemos de algunos

elementos que nos orientan, si quiera indiciariamente, para emprender la búsqueda racional de la

solución al problema. Sólo alcanzaremos resultados satisfactorios si gozamos de la suficiente

amplitud de miras para desechar nuestros prejuicios y analizar científicamente la realidad

circundante. A este ambicioso objetivo ha querido modestamente contribuir este trabajo.

Manuel Pacheco Gallardo. Secretario sustituto.

[email protected]

Quiero expresar mi agradecimiento a D. Jesus Manuel Villegas Fernandez Magistrado del Juzgado

de Instrucción No. 2 De Bilbao, por sus recomendaciones y consejos.

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