corresponsal de guerra
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DEFINICIÓN
Corresponsal es la persona que,
desde un país extranjero, se encarga
de enviar información de actualidad
a un medio de comunicación.
Ya sea un cámara, periodista o un
fotógrafo; y gracias a ellos el mundo
puede ver las atrocidades que traen
consigo una revuelta social o un
conflicto entre países, regiones y/o
religiones.
HISTORIA
El primer corresponsal de guerra del que
tenemos conocimiento, Tucídides, quien
hubiera podido tomar partido por el bando
ateniense, en la Guerra del Peloponeso,
siendo él mismo ateniense.
En su lugar, hizo de la objetividad su meta
y procuró cubrir la historia desde ambos
puntos de vista, presentando la posición
espartana tanto como la de la alianza
ateniense, y esforzándose en mantener el
equilibrio por encima del sentimiento
patriótico. Esta tradición fue mantenida por
sus sucesores, historiadores como
Jenofonte, el cual hizo hincapié en la
observación y la descripción.
DEL REPORTAJE A LA PROPAGANDA
Sin embargo, la era de las grandes guerras
patrióticas, comenzando al final del siglo XIX,
vivió un cambio en la manera en que las
corporaciones de los medios de comunicación
masiva esperaban que sus corresponsales
informasen sobre los conflictos. Estos cambios
fueron en gran parte el resultado de avances
estructurales en los medios, especialmente el
ascenso de la prensa popular. Un ejemplo
notorio es la forma en que William Randolph
Hearst aplicó la subjetividad a la guerra de
independencia de Cuba en favor de la ideología
estadounidense de "destino manifiesto",
preparando al público americano para las
intenciones militares norteamericanas en Cuba.
La Primera Guerra Mundial aceleró este proceso
de transformar el reportaje de guerra en
propaganda. Los corresponsales de guerra ya no se
consideraban observadores objetivos,
independientes del conflicto, sino como parte del
esfuerzo bélico de su nación. Su primera
responsabilidad era reforzar la moral pública y
apoyar la acción bélica, mas no reportar lo que
realmente sucedía en los campos de batalla.
James Francis Hurley
En 1917 se une al ejercito australiano AIF
(Australian Imperial Force) con el rango
honorario de Capitán. En plena tercera
Batalla de Ypres y a costa de su integridad
física(se le conoció con el sobrenombre de
“the mad photographer”) comenzó a
realizar sus curiosas instantáneas digo
curiosas porque las fotos de Hurley solían
ser composiciones de varias fotos a su
vez, dando lugar a ello a que en una
misma fotografía se contemplase, por
ejemplo, un combate aéreo y otro en tierra.
Ya, para el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los corresponsales
se identificaron más con los ejércitos que seguían, que con las
corporaciones de los medios para las cuales reportaban. Sus reportajes
fueron cuidadosamente monitoreados (y a menudo censurados) por
oficiales militares, y sus movimientos estrictamente controlados. Algunos
de los más valientes (y también desafortunados) alcanzaron el nivel de
guerreros, arriesgando y perdiendo sus vidas en pro de su deber. Su
papel se enmarcó en el contexto de la lucha nacional por la victoria.
Redujeron la guerra a una batalla entre el bien y el mal; el lado suyo
representaba el bien enfrentándose al mal. Esta reducción simplista, de
lo que en esencia constituía un choque de imperios, continuó hasta
entrada la guerra fría, cuando un nuevo enemigo fue identificado, un
nuevo demonio creado.
El primer desafío a ese paradigma dominante del periodismo occidental
apareció en las etapas postreras de la guerra de Vietnam, cuando los
reporteros norteamericanos comenzaron a objetivar su cobertura,
describiendo la guerra desde el punto de vista de los fracasos de su
propio lado. Su esfuerzo de contar la historia, tal como en realidad
ocurría, incluía descripciones de las atrocidades horripilantes cometidas
por su propio lado. Algunos comandantes norteamericanos, incluso,
culpan a los medios de comunicación por la derrota americana en
aquella guerra, aseverando que la cobertura negativa del conflicto
socavó la voluntad del pueblo norteamericano de continuar en apoyo
del esfuerzo bélico, y que obligó a los políticos a hacer caso omiso de
las fuerzas armadas (las cuales aún creían que la guerra se podía
ganar), ordenando la retirada.
James Nachtwey (Siracusa, Nueva York, 1948)Robert Capa (Budapest, 1913 - Vietnam, 1954)
Roger Fenton llevó la fotografía hasta el campo de batalla. Robert Capa colocó a la fotografía en
primera línea de tiro. Y por fín, con James Nachtwey, se consigue llevar la fotografía hacia
aquellos a quienes debe mirar el periodismo de principios: las víctimas de la injusticia humana.
Dar voz a quienes no se les oye.
Alberto Peláez Su amplia experiencia como comunicador comenzó
en 1991 como Corresponsal Jefe en España del
corporativo mexicano de comunicación TELEVISA-
ECO. Durante la década de los 90 cubrió la mayoría
de los conflictos internacionales, como la Guerra del
Pérsico, el problema de Kurdistán, la crisis de
Corea del Norte y del Sur o las negociaciones de
paz entre Palestina e Israel.
Ha sido testigo, desde septiembre de 2001 hasta
febrero de 2002, de la Guerra contra Afganistán y
un año más tarde de la Guerra de Irak. Asimismo ha
asistido a las diferentes cumbres que la Unión
Europea ha tenido durante esta última década y ha
realizado la cobertura de algunos de los
acontecimientos más importantes a nivel social,
como la erupción del volcán Etna (Sicilia) en 1992 o
el fallecimiento de D. Juan de Borbón.
http://tvolucion.esmas.com/noticieros/primero-noticias/099003/alberto-pelaez-entrevisto-gadafi-1991/
Debido a que tanto los corresponsales de guerra como los periodistas en misión profesional
peligrosa son considerados civiles (articulo 50 del Protocolo Adicional I), y en caso de duda
se presume la condición de civil, conviene hacer mención a la protección genérica del
Protocolo Adicional I. La regulación tiene como piedra angular al artículo 50 (2), por el que
un civil no podrá ser, bajo ninguna circunstancia, objeto de un ataque militar.
Respecto de la inmunidad que gozan los civiles a los ataques militares directos, conviene
agregar que la muerte de los corresponsales que se encuentran entre militares (objetivos
legítimos de los ataques) serán legitimas siempre que la fuerza atacante cumplimente con el
resto de principios del DIH. En este punto cabe preguntarse si existen sistemas neutrales de
verificación que lleven a establecer con toda certeza el cumplimiento o no del derecho. La
esfera de intereses y confidencialidades políticas que flota paralelamente al marco jurídico
complica a menudo dichas labores.
No obstante, la presencia de los corresponsales entre las fuerzas militares genera una zona
gris de riesgo en la que el derecho no puede adentrarse ilimitadamente. La muerte
incidental, o común (y en nuestra opinión, erróneamente) denominada colateral, de los
corresponsales de guerra situados entre las fuerzas militares que están siendo lícitamente
atacadas, es un riego inherente a la situación fáctica, que ni la ley más concreta y mejor
redactada puede evitar.
PROTECCIÓN
José Couso Permuy
Fue un cámara y reportero gráfico
español que murió durante la invasión
de Irak de 2003 a causa de los
disparos de un carro de combate
estadounidense contra el Hotel
Palestine de la capital iraquí en el que
se encontraba.
CASO HOTEL PALESTINA
El 8 de abril de 2003 José Couso se encontraba en el Hotel Palestine de Bagdad, lugar donde
se hospedaban numerosos periodistas extranjeros. En ese momento, una compañía de la 3ª
División de Infantería del Ejército estadounidense se encontraba luchando al otro lado del río
Tigris, donde recibían fuego de mortero y granadas propulsadas. Según el informe posterior
realizado por el Mando Central de los Estados Unidos (CENTCOM), el fuego enemigo era
dirigido por un observador que se encontraba junto al río Tigris, en la misma orilla que el hotel
Palestine. Tras la búsqueda del presunto observador, un tanque M1 Abrams disparó su cañón
de 120mm contra el hotel.
El proyectil del tanque impactó en el piso 15, en el cual se alojaba el equipo de la agencia
Reuters, resultando muerto en el acto el periodista ucraniano Taras Protsyuk. José Couso se
encontraba filmando en el piso inferior, siendo herido gravemente. Couso fue trasladado al
Hospital San Rafael de Bagdad, donde falleció mientras era operado.
José Couso estaba casado y tenía dos hijos.
REACCIONES TRAS LA MUERTE DE COUSO
El Pentágono reconoció la autoría del ataque alegando que los soldados que dispararon contra el
hotel, al mando del sargento Thomas Gibson, estaban respondiendo a fuego enemigo.
A la muerte del cámara se sucedieron varias manifestaciones de repulsa ante las sedes
diplomáticas de los Estados Unidos en España y diferentes acciones civiles y judiciales
encaminadas a resolver la culpabilidad de los implicados. A día de hoy se siguen realizando
concentraciones para pedir justicia por su muerte los días 8 de cada mes, frente a la embajada
estadounidense en Madrid.
• El 19 de octubre de 2005 la Audiencia Nacional abrió diligencias previas con una orden
internacional de detención contra tres de los militares estadounidenses imputados. En su
investigación llamó a declarar a los periodistas Olga Rodriguez, Jon Sistiaga y Carlos
Hernández.
• El 10 de marzo de 2006, la Sala Segunda sala de lo penal de la Audiencia Nacional archivó las
diligencias alegando que el suceso fue "un acto de guerra", decisión recurrida por la familia del
fallecido ante el Tribunal Supremo.
• El 5 de diciembre de 2006 el Tribunal Supremo estimó por unanimidad el recurso interpuesto
por la familia del cámara de Telecinco (*) José Couso contra la decisión de la Audiencia
Nacional de archivar la investigación.
• El 16 de enero de 2007, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz reactivó la
orden de 2005 de detención internacional contra los tres estadounidenses imputados
en la muerte de Couso, tras ganar a la fiscalía en una dura batalla legal. Pedraz acusa
a los militares de asesinato y de un delito contra la comunidad internacional.
• El 27 de abril de 2007, el juez Santiago Pedraz procesa a los tres militares de EEUU
por el asesinato de Couso. También les acusa de un delito contra la comunidad
internacional por atacar a periodistas. El magistrado dictó el procesamiento del
sargento Thomas Gibson, el capitán Philip Woldrford y el teniente coronel Philip de
Camp por un delito de asesinato (de 15 a 20 años de prisión) y otro contra la
comunidad internacional (de 10 a 15 años) aunque la Sala de lo Penal de este tribunal
revocó su decisión un año después (el 13 de mayo de 2008) respaldando la postura
de la Fiscalía, que pidió el archivo de la causa.
• El 21 de mayo de 2009, el juez Pedraz vuelve a procesar a los tres militares de
EEUU.5
• El 29 de julio de 2010, el mismo juez, Santiago Pedraz, lanza una orden de busca y
captura contra los tres militares estadounidenses imputados en el caso Couso. Se trata de
los tres militares que ocupaban el tanque que disparó contra el Hotel Palestine. La orden
implicaría su ingreso en prisión y llega después de que el Tribunal Supremo reabriera el
caso a principios de julio. Pedraz ha decidido estimar el recurso de las familias al entender
que los hechos podrían ser constitutivos de crímenes de guerra. Asimismo, ha solicitado
autorización al Consejo General del Poder Judicial para desplazarse a Irak entre octubre y
noviembre y realizar un análisis ocular de la zona del asesinato.