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RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de cocaína y carac- terísticas psicopatológicas es un tema relevante en estos momentos. El consumo de cocaína y las demandas de trata- miento por problemas con su consumo han aumentado en los últimos años. Determinadas características psicopatológicas pueden interferir en el desarrollo del tratamiento por problemas con el consumo de esta sustancia. El objetivo de este artículo es revisar las investigaciones más importantes, publicadas a nivel internacional y en nuestro país, que analizan la relación entre consumo de cocaína y características psicopatológicas. La revisión de los 41 estudios seleccionados nos lleva a concluir que el consumo de cocaína sea abuso o dependencia, como analizan unos u otros estudios, se asocia en un gran número de casos con tener otros trastornos asociados como dependencia del alcohol, trastornos de personalidad (especialmente el límite, paranoide, antisocial, histriónico, narcisista y pasivo-agresivo), depresión y ansiedad, entre los más importantes. Finalmente, se apuntan distintas limitaciones que existen en los estudios hasta ahora realizados y qué líneas principales se deben seguir en el futuro en este tipo de estudios. Palabras clave: cocaína, psicopatología, revisión, depresión, trastornos de personalidad, ansiedad, alcoholismo. Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión ANA LÓPEZ DURÁN Y ELISARDO BECOÑA IGLESIAS Universidad de Santiago de Compostela. Enviar correspondencia a: Ana López Durán. Universidad de Santiago de Compostela. Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Campus Universitario Sur. 15782. Santiago de Compostela. E-mail: [email protected] Recibido: 5 de diciembre de 2005. Aceptado: 27 de febrero de 2006. ADICCIONES, 2006 VOL.18 NÚM. 2 PÁGS.161-196 161 ABSTRACT Analysis of the relationship between cocaine consumption and psychopathological characteristics is a relevant topic at the present time. Cocaine use and the demand for treatment arising from problems associated with cocaine use have increased in the last few years. Certain psychopathological characteristics can interfere with the development of treatment related to cocaine abuse or dependence. The objective of this paper was to review the most relevant research, published at a national and international level, which analysed the relationship between cocaine use and psychopathological characteristics. A review of 41 selected studies leads us to conclude that cocaine use (abuse or dependence), as analysed in the studies, is associated in a large number of cases with several disorders such as alcohol dependence, personality disorders (especially borderline, paranoid, antisocial, histrionic, narcissist and passive- aggressive disorders), depression and anxiety are among the most important. Finally, we expose several limitations in the studies carried out and provide the principal lines that should be followed in the future in this type of studies. Key words: cocaine, psychopathology, review, depression, personality disorder, anxiety, alcoholism. INTRODUCCIÓN El consumo de cocaína en nuestra sociedad está aumentando en los últimos años. En la encuesta domiciliaria del Plan Nacional sobre Drogas realizada en población española en el año 2003, el 5.9% de las personas entre 15 y 64 años han consumido cocaína alguna vez en su vida y el 2.7% la han consumido en el último año (ver figura 1). Cuando comparamos estos porcentajes con los obtenidos en años previos, obser- vamos que hay un continuo crecimiento en el consu- mo de cocaína desde el año 1999 (PNSD, 2004). Este crecimiento también se aprecia en las demandas de tratamiento en los centros de drogodependencias: en el año 1991 había 943 personas en tratamiento por problemas con el consumo de cocaína y en 2001 el número era de 9.367 (PNSD, 2003), un 1000% más. Por otro lado, cada vez está cobrando más interés la evaluación de las características psicopatológicas que tienen las personas que demandan tratamiento en los centros de drogodependencias, por la reper- cusión que puede tener en el tratamiento del proble- ma con el consumo de drogas. First y Gladis (1996), Ochoa (2000), Rosenthal y Westreich (1999), San (2004), Swendsen y Merikangas (2000) y Ziedonis revisión

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RESUMEN

El análisis de la relación entre consumo de cocaína y carac-terísticas psicopatológicas es un tema relevante en estos momentos. El consumo de cocaína y las demandas de trata-miento por problemas con su consumo han aumentado en los últimos años. Determinadas características psicopatológicas pueden interferir en el desarrollo del tratamiento por problemas con el consumo de esta sustancia. El objetivo de este artículo es revisar las investigaciones más importantes, publicadas a nivel internacional y en nuestro país, que analizan la relación entre consumo de cocaína y características psicopatológicas. La revisión de los 41 estudios seleccionados nos lleva a concluir que el consumo de cocaína sea abuso o dependencia, como analizan unos u otros estudios, se asocia en un gran número de casos con tener otros trastornos asociados como dependencia del alcohol, trastornos de personalidad (especialmente el límite, paranoide, antisocial, histriónico, narcisista y pasivo-agresivo), depresión y ansiedad, entre los más importantes. Finalmente, se apuntan distintas limitaciones que existen en los estudios hasta ahora realizados y qué líneas principales se deben seguir en el futuro en este tipo de estudios.

Palabras clave: cocaína, psicopatología, revisión, depresión, trastornos de personalidad, ansiedad, alcoholismo.

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión

AnA López Durán y eLisArDo BecoñA igLesiAs

Universidad de Santiago de Compostela.

Enviar correspondencia a: Ana López Durán. Universidad de Santiago de Compostela. Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología.

Campus Universitario Sur. 15782. Santiago de Compostela. E-mail: [email protected]

Recibido: 5 de diciembre de 2005.Aceptado: 27 de febrero de 2006.

ADICCIONES, 2006 • Vol.18 Núm. 2 • Págs.161-196 161

ABSTRACT

Analysis of the relationship between cocaine consumption and psychopathological characteristics is a relevant topic at the present time. Cocaine use and the demand for treatment arising from problems associated with cocaine use have increased in the last few years. Certain psychopathological characteristics can interfere with the development of treatment related to cocaine abuse or dependence. The objective of this paper was to review the most relevant research, published at a national and international level, which analysed the relationship between cocaine use and psychopathological characteristics. A review of 41 selected studies leads us to conclude that cocaine use (abuse or dependence), as analysed in the studies, is associated in a large number of cases with several disorders such as alcohol dependence, personality disorders (especially borderline, paranoid, antisocial, histrionic, narcissist and passive-aggressive disorders), depression and anxiety are among the most important. Finally, we expose several limitations in the studies carried out and provide the principal lines that should be followed in the future in this type of studies.

Key words: cocaine, psychopathology, review, depression, personality disorder, anxiety, alcoholism.

INTRodUCCIóN

El consumo de cocaína en nuestra sociedad está aumentando en los últimos años. En la encuesta domiciliaria del Plan Nacional sobre Drogas realizada en población española en el año 2003, el 5.9% de las personas entre 15 y 64 años han consumido cocaína alguna vez en su vida y el 2.7% la han consumido en el último año (ver figura 1). Cuando comparamos estos porcentajes con los obtenidos en años previos, obser-vamos que hay un continuo crecimiento en el consu-mo de cocaína desde el año 1999 (PNSD, 2004). Este crecimiento también se aprecia en las demandas de

tratamiento en los centros de drogodependencias: en el año 1991 había 943 personas en tratamiento por problemas con el consumo de cocaína y en 2001 el número era de 9.367 (PNSD, 2003), un 1000% más.

Por otro lado, cada vez está cobrando más interés la evaluación de las características psicopatológicas que tienen las personas que demandan tratamiento en los centros de drogodependencias, por la reper-cusión que puede tener en el tratamiento del proble-ma con el consumo de drogas. First y Gladis (1996), Ochoa (2000), Rosenthal y Westreich (1999), San (2004), Swendsen y Merikangas (2000) y Ziedonis

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(1992) apuntan distintas razones para estudiar la rela-ción entre consumo de cocaína y problemas psicopa-tológicos. En primer lugar, por la alta prevalencia de problemas psicopatológicos entre los consumidores de cocaína. En el estudio Epidemiological Catchment Area del National Institute of Mental Health (ECA) rea-lizado por Regier et al. (1990), señalaron que un 76.1% de los sujetos con abuso o dependencia de la cocaína tienen un trastorno mental y el 84.8% presenta abuso o dependencia del alcohol (ver tabla 1). Y, en segundo lugar, porque la comorbilidad implica condiciones más crónicas, mayor resistencia al tratamiento y experi-mentan un deterioro psicosocial más severo.

Al hablar de la relación entre el consumo de cocaína y otros trastornos psiquiátricos, podemos establecer una clasificación en función de su orden de aparición (ver tabla 2). Un primer tipo señala que el consumo de cocaína es anterior a la aparición del trastorno psiquiá-trico. En este grupo encontramos los trastornos psi-quiátricos que son causados por los efectos tóxicos de la sustancia, el síndrome de abstinencia o la intoxi-cación que produce. Son los denominados trastornos inducidos por el consumo de cocaína y una vez aban-donado el consumo de cocaína y superado el síndro-me de abstinencia dicho trastorno desaparecerá. First y Gladis (1996) y Zimberg (1996) también señalan la posibilidad de que el consumo continuado de determi-nadas sustancias produzca un deterioro en el sistema nervioso central que va a permanecer mucho tiempo después de finalizado el consumo de la sustancia y que provoca un síndrome psiquiátrico.

Un segundo tipo, es que exista un trastorno psi-quiátrico previo y posteriormente aparezca el con-sumo de cocaína. En este caso el objetivo principal de la intervención es el trastorno psiquiátrico previo,

aunque se deben tener presentes ambos trastornos tanto en la evaluación como en el tratamiento. First y Gladis (1996) señalan tres explicaciones de la relación entre trastorno psiquiátrico primario y un consumo de sustancias secundario: la sustancia se utiliza para dis-minuir el malestar que provocan los síntomas del tras-torno psiquiátrico (hipótesis de la automedicación); el consumo se utiliza como mecanismo de afrontamien-to ante las consecuencias negativas derivadas del tras-torno psiquiátrico; o los síntomas psiquiátricos (como la baja autoestima dentro de los trastornos del estado de ánimo) son un factor de riesgo para desarrollar un trastorno por consumo de sustancias. Y una tercera asociación, es que ambos trastornos son indepen-dientes y no se relacionan en su inicio aunque en su curso pueden interactuar y potenciarse entre ambos (Zimberg, 1996). El individuo tiene un trastorno por consumo de sustancias y otro trastorno psiquiátrico, pero puede haber periodos en los que hay consumo de sustancias pero no síntomas psiquiátricos, y perio-dos en los que hay sintomatología psiquiátrica pero no aparece el consumo de sustancias. Otra posibilidad es que el trastorno psiquiátrico (ej., depresión o ansiedad) aparezca en un contexto de consumo de cocaína deri-vado de las consecuencias que tiene dicho consumo en la vida del individuo (pérdida de trabajo, problemas familiares......). Así, el abandono del mismo implicará mejoras en estas áreas aunque puede ser necesaria algún tipo de intervención para la normalización de las mismas. Por lo tanto se convertirá en un trastorno psi-quiátrico independiente.

Desde hace unos años se vienen realizando, a nivel internacional y en menor medida en nuestro país, estudios con consumidores de cocaína en los que se analiza si estas personas presentan o no determinados problemas psicopatológicos, pero son todavía escasos

Figura 1. Prevalencias de consumo de cocaína alguna vez en la vida y en los 12 meses previos en la encuesta en población española entre 15 y 64 años (%), 1995-2003. (PNSd,2004)

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los estudios que además analizan cómo es la asocia-ción entre consumo de cocaína y psicopatología (Gun-narsdöttir et al., 2000; Rosemblum, Fallon, Magura, Handelsman, Foote y Bernstein, 1999; Weiss, Mirin, Michael y Sollogub, 1986).Por lo tanto, la mayor parte de los estudios son descriptivos ya que no establecen hipótesis sobre las causas de dicha asociación.

El objetivo del presente estudio es realizar una revisión de los estudios más importantes que se han publicado en los últimos 20 años sobre la asociación entre psicopatología y trastornos por consumo de cocaína.

MéTodo

Revisión de las revistas que están en las bases de datos de Medline y Psycoinfo, y todos aquellos publicados en revistas de adicciones españolas. El periodo revisado es desde el año 1985 hasta el año 2004, ambos incluídos. Las palabras claves utilizadas han sido “cocaine”, “psychopathology”, “comorbidi-ty” y “assessment”. De cada uno de los estudios se recogen varios aspectos: objetivos, características de la muestra (tamaño, número de hombres y mujeres, existencia de diagnóstico de dependencia o abuso, tipo de sustancia consumida, vía principal de consu-

Tabla 1. Asociación entre trastorno mental y consumo de drogas según el estudio ECA

Cocaína Heroína Alcohol Cannabis

Algún trastorno mental 76.1% 65.2% 36.6% 50.1%

Esquizofrenia 16.7% 11.4% 3.8% 6%

Trastornos afectivos 34.7% 30.8% 13.4% 23.7%

Trastornos de ansiedad 33.3% 31.6% 19.4% 27.5%

Trastorno de personalidad antisocial 42.7% 36.7% 14.3% 14.7%

Abuso o dependencia del alcohol 84.8% 65.9% - 45.2%

Fuente: Regier et al. (1990)

Tabla 2. Trastornos primarios y secundarios

Dependencia de cocaína primario y trastorno psiquiátrico secundario

Trastornos inducidos por la cocaína que desaparecen tras finalizar la intoxi-cación o la abstinencia

Alteraciones permanentes por el deterioro del sistema nervioso central

Trastorno psiquiátrico primario y dependencia de la cocaína secun-dario

Automedicación: el consumo de cocaína es una “medicación” de los sínto-mas del trastorno psiquiátrico.

Afrontamiento: la cocaína se utiliza para afrontar determinados problemas asociados al trastorno psiquiátrico. Ej. mejorar las relaciones interpersona-les en una fobia social

Factor de riesgo: tener un trastorno psiquiátrico es un factor de riesgo para consumir cocaína.

Trastornos independientes

El trastorno psiquiátrico aparece por las consecuencias negativas derivadas del consumo de cocaína pero que persiste tras finalizar la intoxicación o la abstinencia.

La aparición de ambos trastornos no tiene relación.

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mo), instrumentos de evaluación, principales resulta-dos, criterios de inclusión y exclusión al seleccionar la muestra, y si se exige un periodo de abstinencia previo a la realización de la evaluación.

La selección de los estudios se realiza en función de la relevancia de los mismos en cuanto a caracterís-ticas y tamaño de la muestra e instrumentos de eva-luación que utilizan. Los estudios analizados tienen en común que la muestra está formada por consumido-res de cocaína a los que se evalúa uno o más proble-mas psicopatológicos (fundamentalmente depresión, ansiedad, trastornos de personalidad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y proble-mas con el consumo de alcohol).

RESUlTAdoS

De todos los artículos revisados se seleccionaron 41 estudios por su relevancia en el análisis de la rela-ción entre consumo de cocaína y psicopatología. A continuación describimos cada uno de estos estudios ordenados en función del el año de su publicación. De forma más abreviada pueden consultar las caracterís-ticas principales de los estudios seleccionados en la tabla 3.

Weiss et al. (1986) realizaron un estudio cuyo obje-tivo era definir el perfil clínico de los abusadores de cocaína, concretamente sus características diagnós-ticas en comparación con consumidores de otras sustancias. También intentaron comprobar si hay un subgrupo que utiliza la cocaína para automedicar un trastorno afectivo previo (hipótesis de la automedi-cación). La muestra que utilizaron era de 30 sujetos (63.3% son hombres) con diagnóstico de abuso de cocaína y mayores de 21 años, que habían sido admi-tidos a tratamiento hospitalario. La duración de dicho tratamiento era de aproximadamente cuatro semanas. Los diagnósticos, en base a los criterios del DSM-III, los hacen, tras tres semanas de hospitalización y por lo tanto de abstinencia, dos psiquiatras de forma independiente. Si coinciden se establece el diagnós-tico. Los instrumentos utilizados son los siguientes: entrevista clínica estructurada basada en los criterios del DSM-III para hacer los diagnósticos de los ejes I y II; el BDI (Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961); SCL-90 (Derogatis, Lipman y Covi, 1973); y Hamilton Depression Rating Scale (HDRS) (Hamilton, 1960). Los resultados señalaron que el 63.3% de los sujetos tienen en el eje I otro trastorno distinto al de consumo de sustancias, siendo el 53.3% de éstos, trastornos afectivos (20% de trastorno de depresión mayor, 16.7% de trastorno ciclotímico, 6.7% de tras-torno bipolar y 10% de depresión atípica). El 90% tiene algún trastorno de personalidad, siendo los más frecuentes los trastornos límite (26.7%), narcisista

(23.3%) e histriónico (16.7%). La prevalencia del tras-torno antisocial en este estudio es muy baja (sólo un sujeto) cuando la comparamos con otros estudios. La explicación que dan estos autores a los altos porcen-tajes de otros estudios, es que cada vez son más los consumidores de cocaína que antes eran consumido-res de heroína.

El 70% de la muestra señala uso actual de otras drogas y el 36.7% cumple los criterios de abuso o dependencia de alcohol, en el pasado o actual. Iden-tifican tres subgrupos de abusadores de cocaína: los pacientes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o depresión mayor que usan la cocaína inicialmente como automedicación de los síntomas desagradables, pero terminan abusando; los que tiene ciclotimia o trastorno bipolar y que usan la cocaína para aumentar las sensaciones eufóricas de la fase maníaca o como resultado de la falta de control que se produce durante esa fase; y pacientes con tras-torno de personalidad límite o narcisista. Por lo tanto, estos autores plantearon que en función del trastorno psiquiátrico que presentan se establece una asocia-ción diferente con el consumo de cocaína. Entre las limitaciones del estudio está la pequeña muestra que utilizan.

Gawin y Kleber (1986) realizaron un estudio para diferenciar entre los síntomas persistentes (asociados a un trastorno psiquiátrico) y los síntomas asociados a los “binges” de cocaína, y por lo tanto también a la abstinencia a la misma. La muestra está formada por 30 sujetos que demandan tratamiento por abuso de cocaína de tipo ambulatorio. Un 73% son hombres, y un 43% utilizan la vía intravenosa, un 37% la intrana-sal y un 20% la fumada. Como criterios de inclusión señalan: presencia de criterios de abuso de cocaína; consumo semanal, con un consumo total en los tres meses previos de 14 gramos o un gasto de 1400 dóla-res; la cocaína es la primera droga de abuso y no hay un consumo regular (más de dos veces al mes) de otras sustancias, salvo alcohol y marihuana.

Para establecer el diagnóstico de trastorno psi-quiátrico independiente, utilizaron los siguientes parámetros: si los síntomas continúan tras diez días sin consumir cocaína y hay datos de la existencia de tales síntomas durante periodos prolongados de abstinencia (más de siete días). Los instrumentos utilizados son la National Institute of Mental Health`s Diagnostic Inteview Schedule (DIS) (Robins, Helzer, Croughan y Ratcliff, 1981) para hacer los diagnósticos psiquiátricos y la HDRS, para analizar los síntomas neurovegetativos de la depresión. Los resultados muestran que cerca de la mitad de la muestra pre-senta trastornos psiquiátricos independientes. La prevalencia de estos trastornos del eje I es superior que en la población general. Respecto a la presencia de depresión los datos son similares a los de los con-sumidores de heroína, pero la presencia del trastorno

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a sa

lvo

alco

hol y

mar

ihua

na.

Wei

ss e

t al

. (19

88).

Psic

hopa

thol

ogy

in c

ocai

ne

abus

ers.

Com

para

r con

un

estu

dio

prev

io

de 1

982:

la

prev

alen

cia

de

los

tras

torn

os

afec

tivos

en

abus

ador

es, y

los

cam

bios

en

las

cara

cter

ístic

as

clín

icas

y

dem

ográ

ficas

de

los

que

dem

anda

n tr

atam

ient

o.

Son

149

suj

etos

con

di

agnó

stic

o de

abu

so

de c

ocaí

na, d

e un

a m

uest

ra t

otal

de

442

adm

isio

nes

en u

na

unid

ad d

e tr

atam

ient

o de

sus

tanc

ias

de u

n ho

spita

l, po

r co

nsum

o de

dis

tinta

s dr

ogas

. 74%

so

n ho

mbr

es.

La

eval

uaci

ón s

e ha

ce

al in

icio

y t

ras

las

4 se

man

as d

e tr

atam

ient

o y

con

abst

inen

cia

dem

ostr

ada.

HR

SD

BD

I

SC

L-90

-Hay

un

men

or p

orce

ntaj

e de

tra

stor

nos

afec

tivos

, cu

ando

se

com

para

con

el g

rupo

de

opiá

ceos

, que

en

la

mue

stra

de

1980

.-T

ras

dos

sem

anas

de

trat

amie

nto

los

sínt

omas

dep

resi

ón

dism

inuy

en m

ás q

ue e

n ot

ras

sust

anci

as.

-Des

taca

la p

reva

lenc

ia d

e ci

clot

imia

en

los

suje

tos

con

abus

o de

coc

aína

(11.

4%).

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón

utili

zado

s: -

Dar

pos

itivo

por

co

nsum

o de

sus

tanc

ias

en lo

s co

ntro

les

de o

rina

Page 6: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión166

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

Ros

e et

al.

(198

9).

Com

pari

son

of t

he

char

acte

rist

ics

and

func

tion

ing

of c

ocai

ne

trea

tmen

t an

d co

cain

e re

sear

ch

subj

ects

.

Com

para

el

func

iona

mie

nto

y ca

ract

erís

ticas

de

abu

sado

res

de c

ocaí

na

volu

ntar

ios

para

un

a in

vest

igac

ión

y ab

usad

ores

en

pro

gram

as

de tr

atam

ient

o am

bula

torio

.

33 s

ujet

os c

on a

buso

de

coca

ína

a tr

atam

ient

o y

25 s

ujet

os c

on a

buso

de

coca

ína

volu

ntar

ios

para

la

inve

stig

ació

n.El

tota

l de

la m

uest

ra s

on

hom

bres

. En

ambo

s ca

sos

la m

uest

ra s

e se

lecc

iona

po

r dem

anda

de

adm

isió

n.

SCL-9

0

ASI Ship

ley

Inst

itute

fo

rLiv

ing

Scal

e,

para

eva

luar

el

func

iona

mie

nto

inte

lect

ual.

Se

dife

renc

ian

ambo

s gr

upos

en

las

cara

cter

ístic

as

dem

ográ

ficas

y la

ada

ptac

ión

a no

rmas

soc

iale

s.Lo

s vo

lunt

ario

s es

más

pro

babl

e qu

e se

invo

lucr

en e

n co

nduc

tas

crim

inal

es y

de

riesg

o; m

ient

ras

que

los

del g

rupo

de

trat

amie

nto

es m

ás p

roba

ble

que

fuer

an

arre

stad

os p

or c

ondu

cir

into

xica

dos.

Tam

bién

pun

túan

m

ás e

n an

sied

ad y

en

host

ilida

d en

el S

CL-9

0.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Sín

tom

as p

sico

pato

lógi

cos

gra

ves

qu

e

inca

pac

ite

n pa

ra l

a pa

rtic

ipac

ión

en e

l es

tudi

o.

Mal

ow e

t al

. (19

89).

Pers

onal

ity

diso

rder

s cl

assi

ficat

ion

and

sym

ptom

s in

coc

aine

and

op

ioid

add

icts

.

Eval

uar l

os

tras

torn

os d

e pe

rson

alid

ad e

n de

pend

ient

es d

e la

coc

aína

y e

n de

pend

ient

es d

e la

her

oína

.

117

suje

tos,

74

con

depe

nden

cia

de c

ocaí

na

y 43

con

dep

ende

ncia

de

opiá

ceos

, que

dem

anda

n tr

atam

ient

o ho

spita

lario

por

co

nsum

o de

dro

gas.

Se e

valú

an 1

4 dí

as d

espu

és

de la

adm

isió

n.

SC

ID

- En

el to

tal d

e la

mue

stra

hay

un

31%

de

prev

alen

cia

del

tras

torn

o an

tisoc

ial y

lím

ite.

- Lo

s de

dep

ende

ncia

de

coca

ína

tien

en m

enos

tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

y m

enor

dis

trés

sub

jetiv

o:

lo e

xplic

an p

orqu

e es

una

dro

ga d

e m

ayor

pop

ular

idad

y

acce

sibi

lidad

, es

más

apr

ecia

da p

or lo

s bu

scad

ores

de

sens

acio

nes

debi

do a

su

uso

recr

eativ

o; a

dem

ás ti

enen

a

la e

ntra

da a

trat

amie

nto

mej

ores

rede

s so

cial

es y

men

os

prob

lem

as re

laci

onad

os c

on e

l con

sum

o de

dro

gas.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Alte

raci

ón c

ereb

ral o

ps

icos

is- M

ante

nim

ient

o co

n m

etad

ona

o m

edic

ació

n ps

icot

rópi

ca- C

I < 8

0- H

isto

ria n

o co

nfirm

ada

de

depe

nden

cia

de c

ocaí

na o

he

roín

a.

Kle

inm

an e

t al

. (19

90).

Psic

hopa

thol

ogy

amon

g co

cain

e ab

user

s en

teri

ng

trea

tmen

t.

Eval

uar

dife

rent

es

indi

cado

res

psic

opat

ológ

icos

en

el m

omen

to

de e

ntra

da a

tr

atam

ient

o.

76 s

ujet

os c

on d

iagn

óstic

o de

abu

so d

e co

caín

a (c

rack

o

coca

ína)

que

dem

anda

n tr

atam

ient

o en

tre

juni

o y

novi

embr

e en

un

cent

ro

ambu

lato

rio. E

l 89%

son

ho

mbr

es.

BD

I

SC

L-90

AS

I

SC

ID-O

P

SC

ID-II

- Un

58%

tien

e al

gún

tras

torn

o de

per

sona

lidad

. - U

n 47

% t

iene

alg

ún t

ipo

de t

rast

orno

dep

resi

vo e

n la

vi

da.

- La

pun

tuac

ión

en e

l B

DI

es m

ayor

que

en

los

hero

inóm

anos

.- L

a pu

ntua

ción

en

el S

CL-

90 e

s su

perio

r a

la p

obla

ción

no

rmal

.- L

os s

ujet

os c

on tr

asto

rnos

dep

resi

vos

tiene

n un

a ed

ad

de in

icio

en

el u

so d

e m

arih

uana

, tab

aco

y co

caín

a m

ás

tem

pran

a.

Hay

más

pre

senc

ia d

e tr

asto

rnos

ant

isoc

iale

s qu

e en

otr

os e

stud

ios,

qui

zás

por i

nclu

ir a

cons

umid

ores

de

cra

ck; a

sí e

l per

fil d

e lo

s tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

es

más

sim

ilar a

l de

los

hero

inóm

anos

.

Cam

pbel

l y

Sta

rk (1

990)

. Ps

ycho

path

olog

y an

d pe

rson

alit

y ch

arac

teri

stic

s in

di

ffere

nt fo

rms

of

subs

tanc

e ab

use.

Com

para

r las

di

fere

ncia

s en

las

cara

cter

ístic

as

de p

erso

nalid

ad

entr

e gr

upos

de

abu

sado

res

de d

istin

tas

sust

anci

as.

100

suje

tos

de lo

s qu

e 34

so

n ab

usad

ores

de

coca

ína.

U

n 65

% s

on h

ombr

es.

Dem

anda

n tr

atam

ient

o am

bula

torio

y s

on

clas

ifica

dos

en fu

nció

n de

su

prim

era

drog

a de

abu

so.

MC

MI

SC

L-90

-Hay

un

alto

por

cent

aje

de s

ínto

mas

psi

copa

toló

gico

s en

tre

los

abus

ador

es q

ue a

cude

n a

trat

amie

nto,

por

lo

que

hay

may

ores

difi

culta

des

en e

l tra

tam

ient

o.-N

o ha

y un

per

fil d

eter

min

ado

de p

erso

nalid

ad s

egún

su

stan

cia

prin

cipa

l de

abu

so,

salv

o en

el

caso

de

anfe

tam

inas

.

Page 7: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 167

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

Cal

syn

y S

axon

(1

990)

. Per

sona

lity

diso

rder

sub

type

s am

ong

coca

ine

and

opio

id a

ddic

ts

usin

g th

e M

CM

I.

- Ide

ntifi

car s

ubtip

os

en fu

nció

n de

l eje

I y

el e

je II

.- C

ompa

rar l

os

adic

tos

a la

coc

aína

y

la h

eroí

na e

n es

os

subt

ipos

.- I

dent

ifica

r la

cova

riabi

lidad

del

ej

e I e

ntre

los

subt

ipos

de

tras

de

l eje

II s

ever

os y

m

oder

ados

.

100

suje

tos,

73

con

depe

nden

cia

de o

piác

eos

y 37

con

dep

ende

ncia

de

coca

ína;

a tr

atam

ient

o am

bula

torio

en

unho

spita

l de

vete

rano

s (s

on

todo

s ho

mbr

es)

MC

MI

- C

orro

bora

tra

bajo

s pr

evio

s qu

e se

ñala

n un

a al

ta

prev

alen

cia

de p

sico

pato

logí

a en

adi

ctos

a o

piác

eos

y a

coca

ína.

Hay

un

90%

con

tra

stor

nos

en e

l eje

II e

ntre

lo

s de

opi

áceo

s y

un 9

7% e

ntre

los

de c

ocaí

na.

- S

ínto

mas

psi

cótic

os:

hero

ína

11%

y c

ocaí

na 8

%;

alte

raci

ones

afe

ctiv

as:

41%

vs.

58%

; t

rast

orno

s de

per

sona

lidad

sev

eros

: 23

% v

s.19

% ;

pat

rone

s de

per

sona

lidad

nar

cisi

sta/

antis

ocia

l: 36

% v

s.28

%,

evita

tivo/

nega

tivis

ta: 2

0% v

s .4

2% ,y

dep

endi

ente

: 19%

vs

. 11%

.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Pre

sent

ar m

uest

ras

de

into

xica

ción

o s

ínto

mas

ag

udos

de

abst

inen

cia

(no

seña

lan

la e

xige

ncia

de

abs

tinen

cia)

Rec

ogen

est

udio

s qu

e ev

alúa

n la

pre

senc

ia d

e tr

asto

rnos

psi

quiá

tric

os

entr

e co

nsum

idor

es d

e su

stan

cias

.

den

ier

et

al. (

1991

). Ps

ycho

soci

al a

nd

Psyc

hopa

thol

ogy

diffe

renc

es in

ho

spit

aliz

ed

mal

e an

d fe

mal

e co

cain

e ab

user

s: a

re

tros

pect

ive

char

t re

view

.

Eval

uar

retr

ospe

ctiv

amen

te

los

dato

s de

ho

mbr

es y

muj

eres

qu

e ha

n es

tado

ho

spita

lizad

os p

or

prob

lem

as c

on la

co

caín

a

100

paci

ente

s, 5

0 ho

mbr

es y

50

muj

eres

, ho

spita

lizad

os p

or a

buso

o

depe

nden

cia

de c

ocaí

na,

edad

med

ia d

e 20

año

s, y

se

ñala

n la

coc

aína

com

o dr

oga

de e

lecc

ión.

La

eval

uaci

ón s

e re

aliz

a co

n un

a m

edia

de

8.6

días

tras

la

adm

isió

n (d

esvi

ació

n típ

ica

de 6

.22)

MM

PI

- Am

bos

grup

os m

uest

ran

alta

s ta

sas

de p

olic

onsu

mo,

lo

s ho

mbr

es m

ás e

n la

act

ualid

ad.

- Las

muj

eres

tie

nen

may

ores

ele

vaci

ones

en

el M

MPI

, es

más

pro

babl

e qu

e es

tán

dese

mpl

eada

s, t

enga

n tr

asto

rnos

psi

quiá

tric

os y

pro

blem

a fa

mili

ares

der

ivad

os

del c

onsu

mo

de s

usta

ncia

s, s

eñal

an q

ue e

s po

r fac

tore

s cu

ltura

les

y so

cial

es, p

orqu

e pr

esen

tan

más

con

duct

as

desv

iada

s, e

xper

imen

tan

más

pro

blem

as y

peo

r aju

ste.

- D

eman

dan

un t

rata

mie

nto

dife

renc

ial e

n fu

nció

n de

es

tas

dife

renc

ias.

Rou

nsav

ille

et a

l. (1

991)

. Psy

chia

tric

di

agno

ses

of

trea

tmen

t-se

ekin

g co

cain

e ab

user

s.

- Com

para

r una

m

uest

ra d

e ab

usad

ores

de

coca

ína

con

adic

tos

a op

iáce

os.

- Eva

luar

la

impo

rtan

cia

de

los

agon

ista

s de

la

coc

aína

, y/o

lo

s ef

ecto

s de

la

abst

inen

cia

en e

l di

agnó

stic

o de

de

pres

ión.

- La

rela

ción

ent

re e

l cu

rso

del a

buso

de

coca

ína

y el

inic

io

de o

tros

tras

torn

os

psiq

uiát

ricos

.

298

suje

tos

con

diag

nóst

ico

de a

buso

de

la c

ocaí

na q

ue

dem

anda

n tr

atam

ient

o (1

49 a

mbu

lato

rio y

149

ho

spita

lario

)

SAD

S-L

- Hay

un

55.7

% d

e pr

eval

enci

a ac

tual

, y u

n 73

.5%

alg

una

vez

en la

vid

a, d

e ot

ro tr

asto

rno

psiq

uiát

rico.

- May

or fr

ecue

ncia

de:

tras

torn

os a

fect

ivos

, de

ansi

edad

, pe

rson

alid

ad a

ntis

ocia

l y T

DA

H.

- Lo

s tr

asto

rnos

afe

ctiv

os y

el

alco

holis

mo

son

post

erio

res

al a

buso

de

coca

ína;

TD

AH

, an

sied

ad y

pe

rson

alid

ad a

ntis

ocia

l son

pre

vios

al a

buso

.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- D

ep

en

de

nci

a d

e

la

hero

ína

prev

ia a

l ab

uso

de c

ocaí

na ;

per

o no

ex

cluy

en e

l ab

uso

de

otra

s su

stan

cias

por

que

seña

lan

que

es n

orm

al

abus

ar d

e ot

ras

sust

anci

a an

tes

de la

coc

aína

, por

la

hipó

tesi

s de

“pu

erta

de

entr

ada”

.- S

eñal

an u

n m

ínim

o de

5

días

de

abst

inen

cia

para

ha

cer l

a ev

alua

ción

.

Page 8: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión168

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

don

at e

t al

. (1

992)

. MC

MI

diffe

renc

es

betw

een

alco

holic

s an

d co

cain

e ab

user

s: e

ffect

of

age

, sex

and

ra

ce.

Eval

uar e

l efe

cto

de la

s va

riabl

es

sexo

, eda

d y

raza

en

la p

untu

ació

n de

l M

CM

I, co

mpa

rand

o m

uest

ras

de

alco

hólic

os,

coca

inóm

anos

, y

depe

nden

cia

tant

o de

alc

ohol

com

o de

co

caín

a.

330

paci

ente

s,

244

hom

bres

y 8

6 m

ujer

es; a

dmiti

dos

a tr

atam

ient

o ho

spita

lario

por

de

pend

enci

a de

l al

coho

l, de

pend

enci

a de

coc

aína

o

depe

nden

cia

de

alco

hol y

coc

aína

.S

e ha

ce la

eva

luac

ión

tan

pron

to c

omo

está

n es

tabl

es.

MC

MI

- Las

dife

renc

ias

en e

l MC

MI e

stán

más

en

func

ión

del s

exo,

ed

ad y

raza

que

por

la s

usta

ncia

con

sum

ida.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Ten

er m

edic

ació

n ps

icot

rópi

ca.

Car

roll

et a

l. (1

993)

.o

ne-y

ear

follo

w-u

p st

atus

of

trea

tmen

t-se

ekin

g co

cain

e ab

user

s

Eval

uar a

par

tir

de u

n es

tudi

o lo

ngitu

dina

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un

año,

si l

a pr

esen

cia

de p

sico

pato

logí

a y

la s

ever

idad

de

la d

epen

denc

ia

pred

icen

los

resu

ltado

s de

tr

atam

ient

o en

ab

usad

ores

.

298

suje

tos

(66%

ho

mbr

es) c

on a

buso

da

la c

ocaí

na q

ue

dem

anda

n tr

atam

ient

o.

De

esto

s 29

8, 9

4 fu

eron

nu

evam

ente

eva

luad

os

al a

ño d

e in

icio

del

tr

atam

ient

o.

AS

I

SAD

S-L

Un

terc

io d

e la

mue

stra

(N

=94

) re

fier

e ab

stin

enci

a de

la

coca

ína

dura

nte

los

12 m

eses

, per

o la

exi

sten

cia

de a

bstin

enci

a no

est

á re

laci

onad

a co

n m

ejor

ías

en t

odas

las

áre

as d

e fu

ncio

nam

ient

o.La

ret

enci

ón e

n el

tra

tam

ient

o es

tá a

soci

ada

con

pobr

e fu

ncio

nam

ient

o ps

icol

ógic

o en

la e

valu

ació

n pr

evia

y e

xist

enci

a de

trat

amie

ntos

pre

vios

.H

ay t

res

varia

bles

pre

dict

oras

de

resu

ltado

s: la

sev

erid

ad e

n el

us

o de

dro

gas,

la s

ever

idad

de

los

sínt

omas

psi

copa

toló

gico

s y

la p

rese

ncia

de

alco

holis

mo.

No

indi

can

el ti

empo

de

abs

tinen

cia

en e

l co

nsum

o de

sus

tanc

ias

nece

sario

par

a re

aliz

ar la

ev

alua

ción

.

Car

roll,

R

ouns

avill

e,

et a

l. (1

993)

. A

lcoh

olis

m

in t

reat

men

t-se

ekin

g co

cain

e ab

user

s:

clin

ical

and

pr

ogno

stic

si

gnifi

canc

e.

- Eva

luar

tasa

s de

al

coho

lism

o en

los

dem

anda

ntes

de

trat

amie

nto

por

coca

ína

y si

se

dife

renc

ian

de lo

s qu

e no

dem

anda

n.

Con

ocer

las

dife

renc

ias

entr

e ab

usad

ores

coc

aína

al

cohó

licos

, y n

o al

cohó

licos

.Con

ocer

si

el o

rden

ent

re e

l in

icio

del

con

sum

o de

coc

aína

y d

pcia

. de

l alc

ohol

afe

cta

a la

sev

erid

ad o

el

resu

ltado

del

abu

so

de c

ocaí

na.C

ómo

afec

ta e

l alc

ohol

al

abus

o de

coc

aína

.

298

cons

umid

ores

de

coca

ína

que

dem

anda

n tr

atam

ient

o am

bula

torio

u

hosp

itala

rio. E

l 69%

so

n ho

mbr

es.

Deb

en te

ner

diag

nóst

ico

de a

buso

o

de d

epen

denc

ia.

AS

I

SAD

S-L

- Un

28.9

% ti

ene

depe

nden

cia

del a

lcoh

ol e

n la

act

ualid

ad, y

el

61.7

% a

lgun

a ve

z en

la v

ida.

Es

el d

iagn

óstic

o m

ás f

recu

ente

: de

pres

ión

may

or (5

% y

31%

; fo

bia

(12%

y 1

3%) y

per

sona

lidad

an

tisoc

ial (

7.7%

en

la v

ida)

.-

Dife

renc

ias

entr

e al

cohó

licos

y n

o al

cohó

licos

: m

ás a

lta

la p

reva

lenc

ia d

e al

coho

lism

o en

tre

hom

bres

, m

ás u

so d

e la

a in

tran

asal

, us

o de

otr

as d

roga

s, p

erio

dos

más

cor

tos

de

abst

inen

cia

y m

ás t

rata

mie

ntos

ant

erio

res;

una

dep

ende

ncia

m

ás s

ever

a, m

ás p

untu

ació

n en

el A

SI. A

niv

el p

siqu

iátr

ico

no

hay

dife

renc

ias

salv

o en

tras

torn

o an

tisoc

ial q

ue e

s su

perio

r en

los

alco

hólic

os (d

ifere

ncia

con

otr

os e

stud

ios)

.-

En

un 6

3% d

e lo

s ca

sos,

el

alco

holis

mo

es p

oste

rior

al

cons

umo

de c

ocaí

na.

Los

que

tiene

n al

coho

lism

o pr

imar

io

son

más

may

ores

, el i

nici

o de

l uso

de

coca

ína

es m

ás t

arde

, m

enor

uso

regu

lar d

e la

coc

aína

y m

ayor

es t

asas

de

tras

torn

os

psiq

uiát

ricos

en

la a

ctua

lidad

.-

Los

alco

hólic

os t

iene

n al

ta p

roba

bilid

ad d

e se

guir

sién

dolo

al

año

de

segu

imie

nto.

El

abus

o de

coc

aína

inc

rem

enta

la

prob

abili

dad

de u

n al

coho

lism

o se

cund

ario

.-Un

diag

nóst

ico

de

alco

holis

mo

en v

ida

está

aso

ciad

o co

n un

a m

ayor

sev

erid

ad d

el

cons

umo

de c

ocaí

na.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Dep

ende

ncia

de

la

hero

ína

que

prec

ede

al in

icio

de

la c

ocaí

na;

aunq

ue n

o ex

cluy

en a

los

que

tiene

n de

pend

enci

a de

otr

as s

usta

ncia

s po

r la

hipó

tesi

s de

“pu

erta

de

entr

ada”

.

Page 9: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 169

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

Wei

ss e

t al

. (19

93).

Pers

onal

ity

diso

rder

s in

coc

aine

de

pend

ence

.

- Eva

luar

la p

reva

lenc

ia

de lo

s tr

asto

rnos

de

per

sona

lidad

en

suj

etos

con

de

pend

enci

a de

la

coca

ína,

tant

o du

rant

e la

abs

tinen

cia

com

o du

rant

e el

uso

de

sust

anci

as.

- Si t

iene

n un

di

agnó

stic

o di

fere

nte

cuan

do c

onsu

men

dr

ogas

y c

uand

o no

lo

hace

n.-S

i hay

pat

rone

s co

mun

es a

trav

és d

e lo

s qu

e el

con

sum

o de

sus

tanc

ias

pued

e af

ecta

r al d

iagn

óstic

o de

l tra

stor

no d

e pe

rson

alid

ad.

50 p

acie

ntes

ho

spita

lizad

os p

or

depe

nden

cia

de la

co

caín

a.U

n 58

% s

on h

ombr

es,

un 4

8% c

onsu

men

por

a na

sal,

un 4

4% p

or

vía

fum

ada

y un

8%

por

in

trav

enos

a.

El 8

6% ti

ene

otro

tr

asto

rno

por u

so d

e su

stan

cias

, y u

n 43

%

tiene

has

ta u

n te

rcer

o.

SCID

-II

- U

n 74

% d

e lo

s su

jeto

s, t

iene

n al

men

os u

n di

agnó

stic

o de

tras

torn

o de

per

sona

lidad

.- L

os t

rast

orno

s de

per

sona

lidad

se

pres

enta

n ta

nto

dura

nte

el u

so d

e su

stan

cias

, com

o en

la

abst

inen

cia.

.-

Señ

alan

que

hay

sol

apam

ient

o en

tre

los

sínt

omas

par

a di

agno

stic

ar t

rast

orno

de

pers

onal

idad

y t

rast

orno

por

con

sum

o de

su

stan

cias

; por

lo q

ue h

ay li

mita

cion

es c

on e

l D

SM p

ara

eval

uar a

est

os p

acie

ntes

.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Psi

cosi

s ag

uda

- Dis

func

ión

orgá

nica

sig

nific

ativ

a.- O

tro

diag

nóst

ico

en e

l eje

I pr

evio

al i

nici

o de

l con

sum

o de

su

stan

cias

La e

valu

ació

n se

real

izó

dura

nte

la

2ª s

eman

a de

hos

pita

lizac

ión.

Cas

tane

da,

R. (

1994

). Em

piri

cal

asse

ssm

ent

of t

he s

elf-

med

icat

ion

hypo

thes

is

amon

g du

ally

di

agno

sed

inpa

tien

ts.

Eval

uar l

a hi

póte

sis

de

la a

utom

edic

ació

n en

su

jeto

s co

n tr

asto

rno

de p

erso

nalid

ad y

la

s ex

pect

ativ

as d

e lo

s ef

ecto

s de

uso

de

dro

gas

en lo

s sí

ntom

as p

siqu

iátr

icos

y

cogn

itivo

s.

83 p

acie

ntes

, 31

depe

ndie

ntes

de

la c

ocaí

na (1

6 qu

e co

nsum

en c

ocaí

na

por v

ía in

tran

asal

y

15 fu

man

cra

ck)

adm

itido

s en

se

rvic

ios

psiq

uiát

ricos

(h

ospi

taliz

ados

) con

di

agnó

stic

o de

tras

torn

o pe

rson

alid

ad y

de

depe

nden

cia

de u

na

sust

anci

a.

SC

L-90,

par

a ev

alua

r lo

s sí

ntom

as

psiq

uiát

ricos

Se

adm

inis

tra

cuan

do n

o pr

esen

tan

psic

osis

ag

uda,

into

xica

ción

, o

abst

inen

cia;

aun

que

no m

ás ta

rde

de u

n m

es tr

as la

adm

isió

n.

Mod

ified

Min

i-men

tal

Exam

inat

ion

NIS

, par

a m

edir

el

dete

rioro

cog

nitiv

o

- No

hay

dife

renc

ias

en e

l SC

L-90

- R

echa

za la

hip

ótes

is d

e la

aut

omed

icac

ión:

pa

cien

tes

con

sim

ilar

psic

opat

olog

ía u

san

dist

inta

s dr

ogas

y la

s ex

pect

ativ

as d

e m

ejor

ía o

ag

rava

mie

nto

varía

n se

gún

la d

roga

y n

o se

gún

el t

rast

orno

de

pers

onal

idad

. Los

del

gru

po d

e co

nsum

o de

coc

aína

per

cibe

n qu

e em

peor

an

sus

sínt

omas

psi

quiá

tric

os y

hay

un

dete

rioro

co

gniti

vo p

or e

l con

sum

o.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón :

- Más

de

una

depe

nden

cia

a su

stan

cias

, u o

tro

diag

nóst

ico

en

el e

je I.

Page 10: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión170

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RU

MEN

TOS

RES

ULT

AD

OS

CO

MEN

TAR

IOS

Bal

l et

al. (

1995

). S

ubty

pes

of

coca

ine

abus

ers:

su

ppor

t fo

r a

type

A –

typ

e B

di

stin

ctio

n.

Apl

icar

la c

lasi

ficac

ión

de B

abor

et a

l. (1

992)

con

suj

etos

al

cohó

licos

(tip

olog

ía A

y

B) a

otr

as s

usta

ncia

s co

mo

la c

ocaí

na.

Inic

ialm

ente

se

lecc

iona

n tr

es

grup

os d

e va

riabl

es:

fact

ores

de

riesg

o pr

emór

bido

s, v

aria

bles

re

laci

onad

as c

on e

l ab

uso

de s

usta

ncia

s y

prob

lem

as

psiq

uiát

ricos

. Po

ster

iorm

ente

aden

var

iabl

es

psic

osoc

iale

s y

dem

ográ

ficas

, otr

as

rela

cion

adas

con

el

abus

o de

sus

tanc

ias

y la

his

toria

fam

iliar

de

pro

blem

as

psiq

uiát

ricos

399

suje

tos

con

abus

o de

coc

aína

(6

9% h

ombr

es y

31

% m

ujer

es) q

ue

está

n a

trat

amie

nto

ambu

lato

rio,

trat

amie

nto

hosp

itala

rio o

no

está

n a

trat

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nto.

ASI

SAD

S-L

Fam

ily h

isto

ry o

f R

DC

Sens

atio

n Se

ekin

g Sc

ale,

fo

rm IV

, eva

lúa

la b

úsqu

eda

de

sens

acio

nes

BD

I

MA

ST

CA

ST (C

ocai

ne

Ass

essm

ent

Scre

enin

g Te

st)

para

eva

luar

la

seve

ridad

del

ab

uso

de la

co

caín

a

Hay

una

gra

n co

nsis

tenc

ia c

on la

tip

olog

ía d

e lo

s su

jeto

s co

n pr

oble

mas

de

alco

holis

mo

seña

lada

por

Bab

or e

t al

. (1

992)

.

Un

33%

de

la m

uest

ra fo

rman

el t

ipo

B y

un

67%

el t

ipo

A.

El t

ipo

B t

iene

más

fac

tore

s pr

emór

bido

s, m

ayor

sev

eri-

dad

en e

l abu

so d

e dr

ogas

y a

lcoh

ol, m

ayor

det

erio

ro p

si-

coso

cial

rela

cion

ado

con

el c

onsu

mo

de d

roga

s, c

ondu

cta

antis

ocia

l, y

prob

lem

as p

siqu

iátr

ico

com

órbi

dos.

En e

l cas

o de

suj

etos

hos

pita

lizad

os,

los

porc

enta

jes

de

tipo

A y

B s

on s

imila

res,

per

o en

el c

aso

del t

rata

mie

nto

ambu

lato

rio y

no

trat

amie

nto

el p

orce

ntaj

e de

tip

o A

es

supe

rior a

l tip

o B

.

La p

untu

ació

n m

edia

en

el B

DI e

s su

perio

r en

los

suje

tos

del t

ipo

B (1

0.4;

D.T

. 6.7

) que

en

el ti

po A

(7.6

; D.T

. 6.2

).

No

hay

dife

renc

ias

en a

mba

s gr

upos

al a

naliz

ar la

s ta

sas

del a

bstin

enci

a y

el u

so d

e tr

atam

ient

os.

No

esta

blec

en u

n pe

riodo

de

abs

tinen

cia

en e

l co

nsum

o de

coc

aína

par

a ha

cer l

a ev

alua

ción

.

Flyn

n et

al

. (19

95).

Rel

anti

onsh

ip

betw

een

drug

pr

efer

ence

an

d in

dica

tors

of

psy

chia

tric

im

pair

men

t.

Inve

stig

ar la

rela

ción

en

tre

pref

eren

cia

por

coca

ína

o he

roín

a y

alte

raci

ones

ps

iqui

átric

as.

282

suje

tos:

par

a 14

6 su

dro

ga fa

vorit

a es

la

hero

ína

y pa

ra 1

36 e

s la

coc

aína

. Un

68%

so

n ho

mbr

es y

93%

de

raza

neg

ra.

Son

suje

tos

a tr

atam

ient

o qu

e pa

rtic

ipan

en

un e

stud

io p

ara

incr

emen

tar l

a di

spon

ibili

dad

de

trat

amie

ntos

y

eval

uar l

as d

istin

tas

estr

ateg

ias

de

trat

amie

nto

exis

tent

es.

La

eval

uaci

ón c

on

el M

CM

I se

real

izó

tras

dos

sem

anas

de

trat

amie

nto.

The

Indi

vidu

al

Ass

essm

ent

Prof

ile, e

valú

a di

stin

tas

área

s de

l pac

ient

e (e

n el

mom

ento

de

la

adm

isió

n)

MC

MI-I

I

- A

mbo

s gr

upos

mue

stra

n el

evad

o di

stré

s ps

icol

ógic

o,

pero

más

el

grup

o qu

e tie

ne c

omo

drog

a fa

vorit

a la

co

caín

a.

- Los

del

gru

po d

e co

caín

a so

n m

ás jó

vene

s, t

iene

n m

ás

tasa

s de

alte

raci

ones

men

tale

s; y

llev

an m

enos

tie

mpo

co

nsum

iend

o su

dro

ga d

e el

ecci

ón; l

o qu

e pu

ede

indi

car

que

la c

ocaí

na t

iene

may

ores

efe

ctos

neg

ativ

os e

n el

in

divi

duo

y en

la s

ocie

dad.

- E

n lo

s pa

tron

es d

e pe

rson

alid

ad d

esta

can

en l

os

cons

umid

ores

de

coca

ína

resp

ecto

a h

eroí

na: e

vita

tivo,

de

pend

ient

e, h

istr

ióni

co,

antis

ocia

l, pa

sivo

-agr

esiv

o,

auto

dest

ruct

ivo

y lím

ite.

Page 11: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 171

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

EST

UD

IOO

BJE

TIVO

MU

EST

RA

INST

RU

ME

NTO

SR

ES

ULT

AD

OS

CO

ME

NTA

RIO

S

Mar

low

e et

al.

(199

7). I

mpa

ct

of c

omor

bid

pers

onal

ity

diso

rder

s an

d pe

rson

alit

y di

sord

er

sym

ptom

s on

ou

tcom

es o

f be

havi

oura

l tr

eatm

ent

for

coca

ine

depe

nden

ce.

Exam

inar

el i

mpa

cto

del t

rast

orno

y

sínt

omas

de

pers

onal

idad

en

el re

sulta

do d

e un

trat

amie

nto

cond

uctu

al d

e la

de

pend

enci

a de

la

coca

ína.

Se

eval

úa

ansi

edad

, dep

resi

ón,

seve

ridad

del

uso

de

drog

as y

tras

torn

os

de p

erso

nalid

ad.

137

suje

tos

con

depe

nden

cia

de la

co

caín

a (8

7% d

e cr

ack,

7%

esn

ifada

y 6

%

intr

aven

osa)

. Un

86%

so

n ho

mbr

es.

Son

adm

isio

nes

cons

ecut

ivas

en

un p

rogr

ama

de

inve

stig

ació

n y

trat

amie

nto

de la

co

caín

a qu

e co

mpl

etan

la

eva

luac

ión

dura

nte

dos

sem

anas

.

SC

ID-II

(se

pasa

en

la 2

ª se

man

a)

ASI

(al i

nici

o)

BD

I

BA

I (a

mbo

s al

fina

l de

la

prim

era

sem

ana)

- Pa

rece

no

habe

r re

laci

ón e

ntre

pre

senc

ia

de t

rast

orno

de

pers

onal

idad

y a

usen

cia,

re

spec

to a

los

res

ulta

dos

del

trat

amie

nto.

Lo

s tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

dep

endi

ente

s m

uest

ran

mej

ores

res

ulta

dos,

com

para

ndo

con

los

dem

ás tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

.-

Mej

ores

res

ulta

dos

con

la c

ondi

ción

de

trat

amie

nto

cogn

itivo

-con

duct

ual

- La

pre

senc

ia d

e ot

ro t

rast

orno

del

eje

I

(dep

resi

ón)

no m

ejor

a lo

s re

sulta

dos

en lo

s qu

e tie

nen

tras

torn

o de

per

sona

lidad

, com

o ap

unta

n ot

ros

auto

res.

Myr

ick

y B

rady

(199

7).

Soc

ial p

hobi

a in

coc

aine

de

pend

ent

indi

vidu

als.

Exp

lora

r la

pr

eval

enci

a y

cara

cter

ístic

as

clín

icas

de

la fo

bia

soci

al e

n su

jeto

s qu

e de

man

dan

trat

amie

nto

por

depe

nden

cia

de

coca

ína.

158

suje

tos

con

depe

nden

cia

de

la c

ocaí

na q

ue

dem

anda

n tr

atam

ient

o fa

rmac

ológ

ico

en

un p

rogr

ama

de 1

2 se

man

as.

Se

real

iza

la e

valu

ació

n tr

as 5

-10

días

de

abst

inen

cia.

SCID

I y

II

HR

SD

BD

I

ASI

- H

ay u

n 13

.9%

de

prev

alen

cia

de f

obia

so

cial

.-

El

grup

o co

n fo

bia

soci

al t

iene

may

or

punt

uaci

ón e

n el

BD

I y

en e

l H

RS

D;

más

pr

obab

ilida

d de

ten

er o

tro

tras

torn

o de

an

sied

ad, i

deac

ión

suic

ida,

par

anoi

a as

ocia

da

al c

onsu

mo

y m

ás p

olic

onsu

mo

en e

l mes

pr

evio

al i

nici

o de

l tra

tam

ient

o.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Dep

ende

ncia

de

otra

su

stan

cia,

tras

torn

o ps

icót

ico

o in

esta

bilid

ad m

édic

a.Só

lo h

acen

dia

gnós

tico

si lo

s sí

ntom

as s

on p

revi

os a

l ini

cio

del c

onsu

mo

o pe

rsis

ten

tras

si

ete

días

de

abst

inen

cia.

Lim

itaci

ones

: Se

deb

en e

sper

ar e

ntre

2-4

se

man

as d

e ab

stin

enci

a, n

o só

lo 5

-10

días

.

Cra

ig e

t al

. (1

997)

. MC

MI-

III-d

eriv

ed

typo

logi

cal

anal

ysis

of

coc

aine

an

d he

roin

e ad

dict

s.

- Det

erm

inar

si l

os

perfi

les

de c

onsu

mi-

dore

s de

sus

tanc

ias

eval

uado

s co

n el

M

CM

I-I y

II, c

oin-

cide

n co

n el

III.

Si

los

perfi

les

halla

dos

son

sim

ilare

s a

los

exis

tent

es e

n la

lit

erat

ura.

- Eva

luar

si

los

perf

iles

corr

elac

iona

n co

n co

rrel

atos

ext

erno

s de

rele

vanc

ia c

línic

a.

441

hom

bres

de

raza

ne

gra

hosp

italiz

ados

en

un

prog

ram

a de

tr

atam

ient

o de

abu

so d

e su

stan

cias

en

un c

entr

o m

édic

o de

vet

eran

os.

Cum

plen

los

crite

rios

de

depe

nden

cia

o ab

uso

de

hero

ína,

o d

e co

caín

a, o

am

bos.

Sobr

e el

50%

tien

e ta

mbi

én p

robl

emas

de

abus

o de

alc

ohol

.La

eva

luac

ión

se re

aliz

ó un

a ve

z fin

aliz

ada

la

desi

ntox

icac

ión.

MC

MI-I

II

- Hay

ele

vaci

ones

en

la e

scal

a de

pe

rson

alid

ad a

ntis

ocia

l, en

la d

e ab

uso

de

drog

as y

en

la d

e ab

uso

de a

lcoh

ol.

- Los

resu

ltado

s de

los

dato

s ob

teni

dos

con

vers

ione

s an

terio

res

tam

bién

se

pued

en

com

para

r con

el M

CM

I-III

Lim

itaci

ón:

- No

esta

blec

en d

ifere

ncia

s en

tre

los

tres

gru

pos

de

cons

umid

ores

.

Page 12: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión172

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

EST

UD

IOO

BJE

TIVO

MU

EST

RA

INST

RU

ME

NTO

SR

ES

ULT

AD

OS

CO

ME

NTA

RIO

S

Son

ne y

Bra

dy

(199

8). d

iagn

osis

of

per

sona

lity

diso

rder

s in

coc

aine

-de

pend

ent

indi

vidu

als

Expl

orar

el i

mpa

cto

del u

so d

e co

caín

a en

el d

iagn

óstic

o de

l tra

stor

no d

e pe

rson

alid

ad e

n un

est

udio

de

doce

sem

anas

de

dur

ació

n. L

a ev

alua

ción

se

hace

al

inic

io y

tras

las

doce

sem

anas

.

47 s

ujet

os c

on d

epen

denc

ia

de c

ocaí

na q

ue p

arti

cipa

n en

u

n e

stu

dio

de

tra

tam

ien

to

farm

acol

ógic

o, t

ras

dem

anda

r tr

atam

ient

o po

r ello

.U

n 59

.9%

son

hom

bres

y l

a m

ayor

ía c

onsu

mid

ores

de

crac

k.

SCID

-I

SCID

-II

- E

l 66

.7%

cum

plen

los

cri

teri

os d

e al

m

enos

un

tras

torn

o de

per

sona

lidad

.-L

ímite

: 40%

; par

anoi

de: 2

8.9%

; ant

isoc

ial:

24.4

% y

nar

cisi

sta:

22.

2%.

- M

enos

uso

de

coca

ína

está

aso

ciad

o co

n la

dis

min

ució

n de

los

tra

stor

nos

de

pers

onal

idad

; cu

ando

com

para

mos

la

eval

uaci

ón in

icia

l y la

fina

l.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Dep

ende

ncia

de

otra

su

stan

cia

dife

rent

e a

la

coca

ína.

- Tom

ar u

na m

edic

ació

n di

fere

nte

a la

del

est

udio

(c

arba

maz

epin

a).

- Ten

er u

n tr

asto

rno

psic

ótic

o o

esta

r ine

stab

le m

édic

amen

te.

Exig

en 1

4 dí

as d

e ab

stin

enci

a pa

ra h

acer

un

diag

nóst

ico.

Seña

lan

que

las

dife

renc

ias

en

la p

reva

lenc

ia d

el a

ntis

ocia

l es

por l

as d

ifere

ncia

s en

el n

ivel

so

cioe

conó

mic

o.

Ros

enbl

um e

t al

. (1

999)

. The

au-

tono

my

of m

ood

diso

rder

s am

ong

coca

ine-

usin

g m

etha

done

pa

tien

ts.

Eval

uar e

l ord

en

tem

pora

l de

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io

de lo

s tr

asto

rnos

de

est

ado

de

ánim

o y

la

depe

nden

cia

de

sust

anci

as.

Iden

tific

ar la

pe

rsis

tenc

ia

y la

sev

erid

ad

de e

l tra

stor

no

esta

do d

e an

imo

en p

erio

dos

de

abst

inen

cia.

67 s

ujet

os d

epen

dien

tes

de la

co

caín

a a

trat

amie

nto

en P

MM

(5

5% s

on m

ujer

es).

Son

asi

gnad

os a

dos

tip

os

de t

rata

mie

nto

dist

into

s, y

fo

rman

par

te d

e un

a m

uest

ra

más

am

plia

util

izad

a pa

ra o

tro

estu

dio.

BSI

, la

seve

ridad

de

los

sínt

omas

ps

iqui

átric

os.

SCID

, la

depe

nden

cia,

tr

asto

rnos

psi

cótic

os

y de

l est

ado

de

ánim

o.

POM

S(Se

verit

y of

Moo

ds S

tate

s)

seve

ridad

de

los

tras

torn

os d

el

esta

do d

e án

imo

- U

n 27

% d

e lo

s tr

asto

rnos

de

esta

do d

e án

imo

son

inde

pend

ient

es.

- Los

que

tien

en tr

asto

rnos

inde

pend

ient

es

cons

umie

ron

men

os s

usta

ncia

s en

los

úl

tim

os 3

0 dí

as.

Los

de t

rast

orno

s no

-in

depe

ndie

ntes

tie

nen

más

con

sum

os d

e al

coho

l y c

ocaí

na.

- Es

más

pro

babl

e qu

e lo

s qu

e tie

nen

un

tras

torn

o in

depe

ndie

nte

com

plet

en e

l tr

atam

ient

o.

Crit

erio

s de

incl

usió

n:

- Dep

ende

ncia

de

la c

ocaí

na,

uso

de c

ocaí

na e

n el

pas

ado

mes

, dos

is d

e m

etad

ona

esta

ble,

y tr

asto

rno

de e

stad

o de

áni

mo

(no

dist

imia

).C

riter

ios

de e

xclu

sión

:-T

rast

orno

psi

cótic

o (n

o se

exc

luye

a lo

s qu

e co

nsum

en o

tras

dro

gas)

Siq

uela

nd

et a

l. (1

999)

. C

ocai

ne-in

duce

d m

ood

diso

rder

: pr

eval

ence

rat

es

and

psyc

hiat

ric

sym

ptom

s in

an

out

pati

ent

coca

ine-

depe

nden

t sa

mpl

e

Exam

inar

y

com

para

r las

tasa

s de

pre

vale

ncia

y

los

patr

ones

de

sín

tom

as d

e lo

s tr

asto

rnos

in

duci

dos

por

sust

anci

as (D

SM)

y de

los

tras

torn

os

de e

stad

o de

án

imo

243

depe

ndie

ntes

de

la c

ocaí

na:

68%

hom

bres

, 75%

cra

ck, 4

1%

con

depe

nden

cia

del a

lcoh

ol,

11%

del

can

nabi

s, 2

0% c

on

tras

torn

o de

ans

ieda

d, y

48%

tr

asto

rno

de p

erso

nalid

ad (1

9%

antis

ocia

l). S

elec

cion

ados

en

hos

pita

les,

clín

icas

y p

or

anun

cios

. Se

eval

úan

tras

30

día

s de

est

abili

zaci

ón y

1

sem

ana

de a

bstin

enci

a.

BD

I

HR

SD

BSI

BA

I (an

sied

ad)

SCID

-P

- E

n la

eva

luac

ión

inic

ial,

hay

un 1

2%

con

tras

torn

o de

pres

ivo

indu

cido

por

la

coca

ína.

-Los

de

tras

torn

o in

duci

do a

l te

ner

que

cum

plir

sól

o un

sín

tom

a (t

rist

eza

o an

hedo

nia)

, se

dife

renc

ian

sólo

en

1-2

sínt

omas

de

los

que

no ti

ene

depr

esió

n.

Lim

itaci

ones

: - A

l ser

eva

luad

os tr

as u

na

sem

ana

de a

bstin

enci

a, lo

s pa

cien

tes

tiene

n m

enos

ntom

as q

ue a

l ini

cio

de la

m

ism

a.

Page 13: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 173

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

Nad

eau

et a

l. (1

999)

. Pre

va-

lenc

e of

per

son-

alit

y di

sord

ers

amon

g cl

ient

s in

tre

atm

ent

for

addi

ctio

n.

Eval

uar l

a pr

esen

cia

de

tras

torn

os d

e pe

rson

alid

ad

en s

ujet

os a

tr

atam

ient

o po

r co

nsum

o de

dr

ogas

255

suje

tos

(182

hom

bres

y

73 m

ujer

es)

, no

ind

ica

el

me

ro

de

su

jeto

s en

fun

ción

de

la d

roga

qu

e co

nsum

en.

Est

án a

tr

atam

ient

o en

cen

tros

de

drog

odep

ende

ncia

s.La

eva

luac

ión

se h

izo

7 dí

as d

espu

és d

e in

icia

r el

tr

atam

ient

o

MC

MI-I

-Un

88.2

% ti

ene

TB>

84 e

n al

men

os u

na e

scal

a de

l eje

II-U

n 56

.9%

, TB

>84

en

la e

scal

a pa

sivo

-agr

esiv

a y

un

52.9

% e

n la

dep

endi

ente

-Hay

dife

renc

ias

sign

ific

ativ

as e

n fu

nció

n de

l se

xo:

las

muj

eres

pun

túan

más

alto

que

los

hom

bres

en

las

esca

las

hist

rióni

ca, e

squi

zotíp

ica,

lím

ite y

par

anoi

de

Sán

chez

-Her

-vá

s, To

más

, et

al.

(200

0).

Eval

uaci

ón

psic

opat

ológ

ica

de p

acie

ntes

de

pend

ient

es

de la

coc

aína

.

Eval

uar l

a pr

esen

cia

de

psic

opat

olog

ía

en p

acie

ntes

qu

e de

man

dan

trat

amie

nto

por

abus

o de

coc

aína

. Se

com

para

con

un

grup

o co

ntro

l.

35 s

ujet

os c

on d

iagn

óstic

o de

abu

so d

e co

caín

a qu

e d

em

and

an

trat

amie

nto

(8

5.7%

son

hom

bres

); y

40

suje

tos

de g

rupo

con

trol

, si

n pr

oble

mas

por

con

sum

o de

dro

gas.

BSI

(Brie

f sym

ptom

in

vent

ory)

- P

reva

lenc

ia a

lta

de d

isti

mia

, de

pres

ión

atíp

ica

y ci

clot

imia

. -

Punt

uaci

ones

más

alt

as e

n to

do p

ara

el g

rupo

de

cons

umid

ores

de

coca

ína,

sal

vo e

n se

nsib

ilida

d in

terp

erso

nal.

- D

esta

can

las

punt

uaci

ones

en:

ide

ació

n pa

rano

ide,

ob

sesi

ón –

com

puls

ión,

ans

ieda

d, d

epre

sión

y h

ostil

idad

.

Se a

dmin

istr

a en

el p

ri-m

er c

onta

cto

con

el

cent

ro y

se

excl

uyen

a

los

suje

tos

que

tiene

n al

tera

cion

es m

enta

les

grav

es, o

est

án b

ajo

los

efec

tos

de la

sus

tanc

ia.

Gun

nars

dött

ir

et a

l. (2

000)

. In

divi

dual

di

ffere

nces

am

ong

coca

ine

user

s.

Det

erm

inar

si h

ay

dos

grup

os e

n lo

s co

nsum

idor

es

de c

ocaí

na, l

os

de e

vita

ción

de

l dañ

o (p

ara

evita

r el a

fect

o ne

gativ

o) y

los

que

busc

an e

l efe

cto

posi

tivo

(usu

ario

s so

ciop

átic

os).

18 p

acie

ntes

con

abu

so

de c

ocaí

na h

ospi

taliz

ados

en

un

cent

ro m

édic

o pa

ra

vete

rano

s. E

l to

tal

de l

a m

uest

ra s

on h

ombr

es.

BD

I

STA

I

Clo

ning

er`s

tr

idim

ensi

onal

pe

rson

ality

qu

estio

nnai

re

Los

resu

ltado

s m

uest

ran

que

el g

rupo

de

auto

med

icac

ión

tiene

alto

s ni

vele

s de

ans

ieda

d ra

sgo,

per

o se

esp

erab

a qu

e ta

mbi

én t

uvie

ran

alto

s ni

vele

s de

dep

resi

ón,

pero

en

est

o am

bos

grup

os p

untú

an ig

ual,

plan

tean

que

es

debi

do a

l con

sum

o cr

ónic

o de

coc

aína

.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

-Ine

stab

ilida

d m

édic

a,

esqu

izof

reni

a o

dem

en-

cia

o´l

eary

et

al.

(200

0). T

he

rela

tion

ship

be

twee

n an

xiet

y le

vels

an

d ou

tcom

e of

co

cain

e ab

use

trea

tmen

t.

Exam

inar

el p

apel

de

la a

nsie

dad

en e

l cur

so d

el

trat

amie

nto

y tr

es

mes

es d

espu

és d

e fin

aliz

arlo

.

108

paci

ente

s co

nsum

idor

es

de

co

caín

a, 7

1.3

% s

on

ho

mb

res,

q

ue

e

stán

a

trat

amie

nto

ambu

lato

rio

de

ti

po

c

og

nit

ivo

-co

nduc

tual

(ha

bilid

ades

de

afro

ntam

ient

o).

La e

valu

ació

n se

rea

liza

en

el p

re-t

rata

mie

nto,

pos

t-tr

atam

ient

o y

a lo

s tr

es

me

ses

de

fin

aliz

ado

el

trat

amie

nto.

SC

ID-P

par

a ev

alua

r la

pres

enci

a ac

tual

o p

asad

a de

tr

asto

rnos

afe

ctiv

os

STA

I

ASI Coc

aine

Neg

ativ

e C

onse

quen

ces

Che

cklis

t

- La

ansi

edad

est

ado

dism

inuy

e de

sde

el p

re-tr

atam

ient

o al

pos

t y p

erm

anec

e es

tabl

e a

los

tres

mes

es; p

or lo

que

no

es

prec

isa

una

inte

rven

ción

esp

ecifi

ca.

- A

más

ans

ieda

d ra

sgo:

más

pun

tuac

ión

en e

l A

SI

y se

ñala

n m

ás c

onse

cuen

cias

neg

ativ

as a

soci

adas

al

con

sum

o; y

men

or t

iem

po a

tra

tam

ient

o (n

o m

ás

reca

ídas

, per

o sí

más

aba

ndon

os).

- Sug

iere

n qu

e lo

s al

tos

nive

les

de a

nsie

dad

y de

dis

trés

in

crem

enta

n la

mot

ivac

ión

para

bus

car t

rata

mie

nto.

Crit

erio

s de

incl

usió

n:

- Dia

gnós

tico

de d

epen

-de

ncia

de

la c

ocaí

na e

n la

act

ualid

ad.

- Uso

de

coca

ína

en lo

s pa

sado

s 6

mes

es.

- N

o ha

y ev

iden

cias

de

psic

osis

act

ivas

.

Page 14: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de
Page 15: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 175

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

Forc

ada

et

al. (

2001

). Tr

asto

rno

s d

e p

erso

nal

idad

en

ad

icto

s a

la

coca

ína.

Est

udia

r lo

s tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

en

suj

etos

de

pend

ient

es

de la

coc

aína

40 s

ujet

os, 8

muj

eres

y

32 h

ombr

es, c

on

depe

nden

cia

de la

co

caín

a qu

e in

icia

n tr

atam

ient

o en

tre

los

mes

es d

e en

ero

y di

ciem

bre

en u

na U

CA

.

IPD

E

- La

pre

senc

ia d

el t

rast

orno

lím

ite e

s m

uy s

uper

ior

a la

del

tra

stor

no a

ntis

ocia

l en

los

depe

ndie

ntes

de

la c

ocaí

na, a

l con

trar

io q

ue e

n lo

s de

pend

ient

es d

el

alco

hol o

la h

eroí

na.

- P

rese

ncia

del

tra

stor

no l

ímit

e: 2

0%;

obse

sivo

-co

mpu

lsiv

o: 5

%;

por

depe

nden

cia:

5%

ant

isoc

ial:

2.5%

e h

istr

ióni

co: 2

.5%

.

Sán

chez

-Her

vás

et a

l. (2

002)

. Tr

atam

ien

to d

e la

dep

end

enci

a a

coca

ína:

est

ud

io

de

seg

uim

ien

to

de

seis

mes

es

Eva

luar

los

resu

ltado

s de

un

tra

tam

ient

o co

gniti

vo-

cond

uctu

al d

e de

pend

enci

a de

la

coc

aína

de

seis

mes

es d

e du

raci

ón.

Dep

endi

ente

s de

la

coca

ína

que

dem

anda

n tr

atam

ient

o en

una

U

CA

, son

eva

luad

os a

l in

icio

y t

ras

6 m

eses

de

trat

amie

nto.

No

se in

dica

el n

úmer

o de

suj

etos

que

form

an

la m

uest

ra.

BD

I

STA

I

BS

I

- R

educ

ción

en

el n

úmer

o de

día

s de

con

sum

o de

co

caín

a .

- Red

ucci

ón e

n el

núm

ero

de r

ecaí

das.

- M

ejor

a de

l bi

enes

tar

psíq

uico

, se

red

ucen

las

pu

ntua

cion

es i

nici

ales

de

depr

esió

n, a

nsie

dad

y di

stré

ss p

sico

lógi

co.

Es

una

com

unic

ació

n en

el C

ongr

eso

de

Soc

iodr

ogal

coho

l de

2002

.

Sán

chez

-H

ervá

s, To

mas

, et

al.

(200

2).

Cal

idad

de

vid

a,

psi

cop

ato

log

ía,

pro

ceso

s d

e ca

mb

io

e h

isto

rial

ad

icti

vo e

n la

d

epen

den

cia

a su

stan

cias

p

sico

acti

vas.

Ana

lizar

div

ersa

s va

riabl

es s

obre

pr

oces

os

de c

ambi

o,

calid

ad d

e vi

da,

psic

opat

olog

ía e

hi

stor

ial a

dict

ivo

en t

res

grup

os

de d

epen

dien

tes

a su

stan

cias

di

stin

tas,

con

el

obj

etiv

o de

ver

si h

ay

dife

renc

ias

entr

e el

los.

Son

107

pac

ient

es, 4

5 co

n de

pend

enci

a de

la

coca

ína

(Un

92.7

% s

on

hom

bres

).S

on s

ujet

os q

ue

solic

itan

trat

amie

nto

en

el s

egun

do s

emes

tre

del 2

002

en u

na U

CA

co

n di

agnó

stic

o de

de

pend

enci

a al

alc

ohol

, co

caín

a o

hero

ína.

STA

I

BD

I

WH

OQ

OL-

BR

EE

F,

eval

úa la

cal

idad

de

vid

a

Inve

ntar

io d

e Pr

oces

os d

e C

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o

BS

I

- N

o ha

y di

fere

ncia

s en

cal

idad

de

vida

, pr

oces

os

de c

ambi

o y

psic

opat

olog

ía;

se d

ifere

ncia

n en

el

proc

eso

de e

volu

ción

de

su h

isto

rial d

e co

nsum

o y

fact

ores

rel

acio

nado

s (c

ocaí

na:

men

os a

ntig

üeda

d en

el c

onsu

mo

y m

enos

año

s de

abu

so).

- Coc

aína

: a m

ás a

ños

de c

onsu

mo,

men

os p

roce

sos

de

co

nci

en

ciac

ión

, co

ntr

aco

nd

icio

nam

ien

to y

co

ntro

l de

estím

ulos

; a m

ás a

ños

de a

buso

, men

os

proc

esos

de

cont

raco

ndic

iona

mie

nto

y co

ntro

l de

estím

ulos

.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Difi

culta

d pa

ra c

ubrir

las

prue

bas

o es

tar

en e

stad

o de

into

xica

ción

.

No

seña

lan

si s

e pr

ecis

a un

pe

riodo

de

abst

inen

cia

a la

su

stan

cia

para

com

plet

ar

las

prue

bas.

San

z y

larr

azab

al

(200

2).

Co

mo

rbili

dad

de

dp

cia

de

coca

ína

y tr

asto

rno

s d

e p

erso

nal

idad

. Im

plic

acio

nes

cl

ínic

as y

p

ron

óst

icas

.

- Est

udia

r la

pr

eval

enci

a de

lo

s tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

en

paci

ente

s co

n de

pend

enci

a de

la

coc

aína

.- A

naliz

ar la

ev

oluc

ión

del

trat

amie

nto

en

func

ión

de la

ex

iste

ncia

de

com

orbi

lidad

.

65 p

acie

ntes

con

de

pend

enci

a de

la

coc

aína

(49

son

hom

bres

), qu

e ac

uden

a

cent

ros

de s

alud

men

tal

y qu

e m

antie

nen

el

trat

amie

nto

dura

nte

un

mín

imo

de 1

2 se

man

as.

La e

valu

ació

n se

rea

liza

tras

4 s

eman

as d

e ab

stin

enci

a

IPD

ES

e co

nfirm

a el

dia

gnós

tico

a tr

avés

de

una

entr

evis

ta

sem

iest

ruct

urad

a.

- U

n 64

% p

rese

nta

tras

torn

os d

e pe

rson

alid

ad;

de

esto

s el

56.

9% t

iene

más

de

uno.

- P

rese

ncia

del

lím

ite:

21.

5%;

hist

rión

ico:

20%

; an

tisoc

ial.:

15.

4%;

depe

ndie

nte:

15.

8%;

narc

isis

ta:

9.2%

.- A

soci

acio

nes

más

fre

cuen

tes:

lím

ite e

his

trió

nico

; an

tisoc

ial e

his

trió

nico

; lim

ite y

ant

isoc

ial;

limite

y

narc

isis

ta; h

istr

ióni

co y

nar

cisi

sta.

- La

exis

tenc

ia d

e tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

inci

de

nega

tiva

men

te e

n la

evo

luci

ón d

el t

rast

orno

de

cons

umo

de d

roga

s.

Crit

erio

s de

exc

lusi

ón:

- Ten

er c

onsu

mos

mix

tos

- Más

de

un d

iagn

óstic

o en

el

eje

I.- N

o co

nseg

uir

una

abst

inen

cia

mín

ima

de 4

se

man

as.

Page 16: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión176

Tab

la 3

. Est

ud

ios

sob

re e

l co

nsu

mo

de

coca

ína

y p

sico

pat

olo

gía

(co

nti

nu

ació

n)

ESTU

DIO

OBJ

ETIV

OM

UES

TRA

INST

RUM

ENTO

SRE

SULT

ADO

SCO

MEN

TARI

OS

Pedr

ero

et a

l. (2

003)

. Pre

vale

ncia

e

inte

nsid

ad d

e tr

asto

rnos

de

pers

onal

idad

en

adic

tos

a su

stan

cias

en

tra

tam

ient

o en

un

cent

ro d

e at

enci

ón a

las

drog

odep

ende

ncia

s

Eval

uar c

on u

n es

tudi

o tr

ansv

ersa

l, la

pre

senc

ia e

in

tens

idad

de

los

tras

torn

os

de p

erso

nalid

ad

en s

ujet

os a

tr

atam

ient

o en

un

cent

ro

de a

tenc

ión

al

drog

odep

endi

ente

co

n ab

uso

o de

pend

enci

a de

su

stan

cias

141

suje

tos

(105

ho

mbr

es y

36

muj

eres

) de

los

que

32 e

stán

por

pr

oble

mas

con

el

cons

umo

de c

ocaí

na

MC

MI-I

I

-Un

83%

del

tot

al d

e la

mue

stra

tie

ne u

na T

B>

74

en e

l eje

II-E

l pas

ivo-

agre

sivo

es

el m

ás f

recu

ente

ent

re lo

s ho

mbr

es y

el d

epen

dien

te e

ntre

las

muj

eres

.-

En

los

cons

umid

ores

de

coca

ína

los

más

fr

ecue

ntes

son

el p

asiv

o-ag

resi

vo, e

l dep

endi

ente

y

entr

e lo

s qu

e M

illon

con

side

ra g

rave

s, e

l lím

ite (u

n 31

.3%

)-

Con

cluy

en q

ue l

os t

rast

orno

s de

per

sona

lidad

, al

igua

l que

el e

je I,

dis

min

uyen

con

el a

vanc

e de

l tr

atam

ient

o

Kar

lsgo

dt e

t al

. (2

003)

. Psy

chos

ocia

l st

ress

and

the

du

rati

on o

f co

cain

e us

e in

non

-tr

eatm

ent

seek

ing

indi

vidu

als

wit

h co

cain

e de

pend

ence

Ana

lizar

la re

laci

ón

entr

e es

trés

ps

icos

ocia

l y

uso

de c

ocaí

na

en s

ujet

os c

on

depe

nden

cia

que

no e

stán

a

trat

amie

nto

36 s

ujet

os c

on

depe

nden

cia

de la

co

caín

a (n

o se

ñala

n el

por

cent

aje

de

hom

bres

y m

ujer

es)

que

part

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Page 17: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 177

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Page 18: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisión178

bipolar/ciclotimia es superior entre los consumidores de cocaína. Al comparar los sujetos que presentan trastornos psiquiátricos con los que no, se observa que aunque los consumos de cocaína son inferiores entre los primeros, el nivel de deterioro que presen-tan es similar a los que consumen más cantidad. Además solicitan antes tratamiento.

Por lo tanto, hay un alto porcentaje de trastornos psiquiátricos independientes entre los abusadores de cocaína, y en estos casos presentan un nivel de dete-rioro superior. Entre las limitaciones de este estudio encontramos que utilizan una muestra muy pequeña con diagnóstico de abuso y no de dependencia y que para establecer un diagnóstico psiquiátrico indepen-diente sólo señalan diez días de abstinencia.

Weiss, Mirin, Griffin y Michael (1988) realizaron un estudio para comparar dos muestras diferentes, una del periodo 1980-82 y otra de 1982-86, respecto a la prevalencia de los trastornos afectivos y los cam-bios en las características clínicas y demográficas de los que buscan tratamiento por abuso de cocaína. La muestra de 1982-86 la forman 149 abusadores de cocaína, de una muestra total de 442 admisiones por consumo de distintas drogas en ese periodo de tiem-po. El 74% son hombres que han sido admitidos en una unidad hospitalaria de tratamiento de sustancias. La evaluación se realiza al inicio y al final de la segun-da y la cuarta semana de hospitalización, siendo con-dición necesaria el mantenimiento de la abstinencia. Utilizaron el HDRS, BDI, y SCL-90. Los diagnósticos con el DSM-III son realizados tras cuatro semanas de hospitalización.

Los resultados señalan que en la muestra actual, en comparación con la primera, hay una menor pre-valencia de trastornos afectivos: un 20.1% (8.7% de trastorno de depresión mayor, 11.4% de trastorno ciclotímico y 4.7% de trastorno bipolar) y en el estudio previo un 50%. Al compararlos con los consumidores de otras sustancias se observa que tras dos semanas de tratamiento los síntomas depresivos disminuyen más que entre los consumidores de otras sustan-cias. Hay una alta prevalencia del trastorno ciclotími-co (11.4%) entre los abusadores de cocaína, lo cual explican que no se debe a la automedicación de los síntomas de la fase depresiva, sino para intensificar y prolongar la fase maníaca. La ausencia de agarofobia con trastorno de pánico en esta muestra indica que entre los sujetos que con este trastorno es poco pro-bable el abuso de cocaína de forma crónica, debido a la capacidad de ésta de precipitar ataques de pánico. La prevalencia del TDAH es del 4.7% y respecto a los trastornos de personalidad la prevalencia del trastorno antisocial es del 16.1%.

Para explicar las diferencias con la muestra de 1982, señalan que el aumento en la disponibilidad y accesibilidad a la cocaína provoca que la presencia del

trastorno afectivo premórbido sea considerado un fac-tor de riesgo menos importante para el desarrollo de problemas de abuso de cocaína. Por lo tanto, a medi-da que se incrementa el porcentaje de consumidores, disminuye la proporción de psicopatología afectiva previa.

Rose, Brown y Haertzen (1989) analizaron las características y el funcionamiento de los abusadores de cocaína, comparando una muestra de voluntarios y una muestra de pacientes que acuden a un programa de tratamiento ambulatorio con diagnóstico de abuso de la cocaína según el DSM-III. La muestra de sujetos voluntarios es de 25 y la de sujetos a tratamiento es de 33. Son todos hombres. El único criterio de exclu-sión es que tengan algún trastorno psicopatológico que limite su participación en el estudio. Los instru-mentos utilizados son: el SCL-90-R (Derogatis, 1977) para evaluar los síntomas psicológicos y la severidad global; el Addiction Severity Index (ASI) (McLellan, Luborsky, O`Brien y Woody, 1980); y The Shipley Ins-titute for Living Scale (Shipley, 1949) para evaluar el funcionamiento intelectual.

Los resultados obtenidos señalan que ambas muestras se diferencian en cuanto a las características demográficas, los voluntarios son mayoritariamente de raza negra y no están casados, y en la adaptación a las normas sociales. La muestra de voluntarios es más probable que se involucren en conductas crimina-les y en actividades de riesgo, y la muestra de sujetos a tratamiento es más probable que fueran arrestados por conducir intoxicados. Respecto a las puntuaciones del SCL-90-R, destacan las puntuaciones más altas que obtienen los sujetos de la muestra en tratamiento en las áreas de ansiedad (64.5% frente al 58% de los que no están en tratamiento) y hostilidad (59.3% fren-te a 53.5% de los que no están en tratamiento) con diferencias significativas entre ambos grupos.

Debido a la importancia que tienen las variables demográficas, analizan la presencia de psicopatolo-gía en función del estatus marital: los solteros que están en tratamiento presentan mayor psicopatología que los solteros de la muestra de voluntarios y que los casados de la muestra de tratamiento. Hay dife-rencias significativas entre los solteros y casados en tratamiento en las escalas de psicoticismo, depresión, somatización, sensibilidad interpersonal, ansiedad, ansiedad fóbica y el índice general sintomático. Entre los solteros en tratamiento y los solteros del grupo de no tratamiento, hay diferencias significativas en las escalas de somatización, ansiedad y hostilidad. Como limitación principal de este estudio está la pequeña muestra que utilizan, tanto en el grupo de voluntarios como en el grupo que está a tratamiento.

Malow, West, Williams y Sutker (1989) evaluaron y compararon los trastornos de personalidad en depen-dientes de la cocaína y dependientes de la heroína.

Page 19: Consumo de cocaína y psicopatología asociada: una revisiónfundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/150.pdf · 2015-07-24 · RESUMEN El análisis de la relación entre consumo de

Ana López Durán, Elisardo Becoña Iglesias 179

La muestra la componen 117 sujetos que demandan tratamiento hospitalario por consumo de drogas, 74 sujetos con dependencia de cocaína y 43 con dependencia de opiáceos. Como criterios de exclu-sión señalan la presencia de alteraciones cerebrales o psicosis, estar en mantenimiento con metadona o recibir medicación psicotrópica, tener un CI inferior a 80, o no tener diagnóstico de dependencia de cocaí-na y heroína. La evaluación se realiza 14 días después de la admisión con la SCID (Spitzer y Williams, 1986). En la totalidad de la muestra hay una prevalencia del 16% del trastorno límite, del 15% del trastorno anti-social y del 7% del paranoide. En el caso concreto de los dependientes de la cocaína, presentan un menor porcentaje de trastornos de personalidad y un menor distrés subjetivo. Un 6% de trastorno límite en los pacientes de cocaína frente a un 35% de los pacien-tes de heroína, y un 12% de prevalencia del trastorno antisocial en los pacientes de cocaína frente a un 21% de los de heroína. La explicación dada por los auto-res es que la cocaína es una droga más popular y de mayor accesibilidad que la heroína, es más apreciada por los buscadores de sensaciones por su uso recrea-tivo, y en el momento de entrada a tratamiento tienen mejores redes sociales y menos problemas relaciona-dos con el consumo de drogas.

Kleinman et al. (1990) realizaron la evaluación de determinados indicadores psicopatológicos en el momento de la entrada a tratamiento. La muestra la forman 76 sujetos con abuso de cocaína, consumido-res de crack (un 73%) o de cocaína, que demandan tratamiento. Un 89% de la muestra son hombres. La evaluación se realiza durante el transcurso de dos entrevistas de dos horas y media de duración cada una, en las que administraron los siguientes instru-mentos: BDI, SCL-90, ASI, SCID-OP y SCID-II (Spi-tzer y Williams, 1986), y un cuestionario elaborado para la ocasión para analizar la historia de consumo de drogas.

Los resultados indicaron que un 58% de la mues-tra tiene algún trastorno de personalidad, los más fre-cuentes: el antisocial (21%), pasivo-agresivo (21%), límite (18%) y autodestructivo (18%). El 47% ha tenido algún trastorno depresivo en la vida y de éstos el 28% tiene un diagnóstico de depresión mayor en la actuali-dad. Los sujetos con trastornos depresivos tienen una edad de inicio del consumo de marihuana, tabaco y cocaína, más temprana. La puntuación media en el BDI es de 16.67.

Respecto al uso de otras drogas, el 22% tiene problemas con el alcohol, y el 79% son fuertes con-sumidores de marihuana. Comparando con otras poblaciones las puntuaciones obtenidas en el BDI son superiores a una muestra de heroinómanos, y las pun-tuaciones en el SCL-90 son superiores a una muestra de la población normal.

Hay que señalar que la alta presencia del trastor-no antisocial que se obtiene en este estudio, puede explicarse por la presencia de consumidores de crack, cuyo perfil se asemeja más al de los consumidores de heroína. Por lo tanto, en este estudio hay una alta prevalencia de trastornos de personalidad, trastornos afectivos y consumo de otras sustancias entre los sujetos con diagnóstico de abuso de cocaína.

Campbell y Stark (1990) compararon las diferen-cias respecto a las características de personalidad entre abusadores de distintas sustancias. La muestra la componen 100 sujetos (65% hombres) que deman-dan tratamiento ambulatorio y que son clasificados en función de su primera droga de abuso. En la mues-tra hay 34 sujetos con trastorno por abuso de cocaí-na. Los instrumentos utilizados son el MCMI (Millon, 1977) y el SCL-90-R que se administran en el momen-to de la admisión.

Los resultados señalaron una mayor psicopatolo-gía entre los abusadores que acuden a tratamiento. Presentan diferencias significativas en comparación con un grupo de población psiquiátrica, en 10 de las 20 escalas del MCMI. En ocho escalas la puntuación del grupo de abuso de drogas es superior: narcisis-ta, antisocial, pasivo-agresiva, esquizoide, ansiedad y abuso de alcohol (p < .001). En dos escalas la pun-tuación de la muestra psiquiátrica es superior, la esquizotípica y la compulsiva (p < .001). Al comparar los sujetos en función de la droga de abuso sólo hay diferencias significativas en la escala esquizoide, la prevalencia es superior en el grupo de abusadores de las anfetaminas.

Respecto al SCL-90-R, al comparar los grupos de consumidores se observan diferencias significativas en cuatro escalas: sensibilidad interpersonal, hostili-dad, ideación paranoide y psicoticismo. El grupo de consumidores de cocaína es el que presenta mayores puntuaciones en las escalas de ideación paranoide y hostilidad.

Concluyen que hay un mayor grado de psicopato-logía en los abusadores de sustancias que demandan tratamiento. Las dificultades que pueden aparecer en el tratamiento se deben también a la alta probabilidad de tener un trastorno de la personalidad. No hay un perfil determinado en función de la droga consumida, salvo en el caso de los abusadores de anfetaminas. Por lo tanto, no se apoya la hipótesis de que la droga es elegida en función de unas características de per-sonalidad determinadas.

Calsyn y Saxon (1990) realizaron un estudio con tres objetivos: identificar la existencia de subgrupos entre los consumidores en función de la presencia de trastornos en los ejes I y II; comparar a los consumido-res de cocaína y heroína en función de esos subtipos; e identificar la covariabilidad del eje I entre los subti-pos de trastornos del eje II severos y moderados. La

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muestra la forman 100 sujetos (todos son hombres) que inician tratamiento ambulatorio en un hospital de veteranos entre enero de 1985 y junio de 1987 (73 sujetos dependencia de la heroína y 37 dependencia de la cocaína). Los criterios de exclusión que utilizaron fueron presentar muestras de intoxicación o síntomas agudos de abstinencia. La evaluación se realiza entre la segunda y tercera semana de tratamiento. El instru-mento utilizado es el MCMI (Millon, 1982).

Los resultados confirmaron trabajos previos que apuntan una alta prevalencia de trastornos psicopato-lógicos entre consumidores de sustancias. El 90% de los dependientes de opiáceos y el 97% de los depen-dientes de la cocaína, presentan trastornos en el eje II. Un 11% de los pacientes de heroína y un 8% de los de cocaína tienen síntomas psicóticos, un 41% de los pacientes de heroína y un 58% de los de cocaí-na presentan alteraciones afectivas y un 23% de los pacientes de heroína frente a un 19% de los de cocaí-na tienen trastornos de personalidad severos. Entre los trastornos de personalidad destaca que un 36% de los pacientes de heroína y un 28% de los de cocaí-na presenta el trastorno narcisista o el antisocial, un 20% de los pacientes de heroína y un 42% de los de cocaína presentan el pasivo-agresivo y un 19% de los pacientes de heroína y un 11% de los de cocaína pre-sentan el trastorno dependiente. También evaluaron la presencia de psicopatología en función del trastorno de personalidad, obteniendo que son los pacientes con trastorno pasivo-agresivo los que tienen más pro-blemas psicopatológicos: un 28% presenta síntomas psicóticos, un 76% tiene alteraciones afectivas y un 52% tiene trastorno de personalidad severo.

Entre las limitaciones de este estudio, además de las características de la muestra utilizada y el tamaño limitado de la muestra de cocainómanos, está que no señalan la exigencia de mantenimiento de la abstinen-cia para poder realizar la evaluación.

Denier, Thevos, Latham y Randall (1991) evaluaron retrospectivamente los datos de personas que han estado hospitalizadas por problemas con el consumo de cocaína, con el objetivo de establecer compara-ciones en función del sexo. La muestra la componen cien pacientes, 50 hombres y 50 mujeres con una edad aproximada de 20 años, que han estado hospi-talizados por problemas de abuso o dependencia de la cocaína. Como criterios de inclusión se señalan que tenga un perfil válido del MMPI y que señalen a la cocaína como droga de elección. La evaluación se realiza con una media de 8.6 días (desviación típica de 6.22) tras la admisión a tratamiento, y se revisa la siguiente información: características sociodemográ-ficas, características del uso de sustancias y caracte-rísticas psicosociológicas. En este último apartado se recogen las puntuaciones del MMPI.

Los datos analizados muestran que tanto hombres como mujeres tienen altas tasas de policonsumo, aunque son los hombres los que presentan más tasas en el momento de la evaluación. Las mujeres en com-paración con los hombres presentan: mayores eleva-ciones en el MMPI, es más probable que presenten trastornos psiquiátricos, que estén desempleadas y que tengan problemas familiares derivados del con-sumo de sustancias. La causa de estas diferencias, según los autores, está en factores culturales y socia-les porque las mujeres presentan conductas más des-viadas, experimentan más problemas y un peor ajuste. Para concluir demandan que se establezca un trata-miento diferencial en función de estas diferencias.

Rounsaville, Foley, Carroll, Budde, Prusoff y Gawin (1991) realizaron un estudio en el que se planteaban tres objetivos: comparar una muestra de consumido-res de cocaína con adictos a opiáceos; determinar la importancia de considerar el impacto de los agonistas de la cocaína y/o de los efectos de la abstinencia a la hora de hacer un diagnóstico de depresión; y estable-cer la relación entre el curso del consumo de cocaína y el inicio de otros trastornos psiquiátricos. La muestra la componen 298 sujetos que demandan tratamiento ambulatorio (n=149) u hospitalario (n=149) por abuso de cocaína. Como criterio de exclusión está que el sujeto tenga dependencia de la heroína antes de que aparezca el abuso de cocaína, aunque no excluyen la dependencia previa de otras sustancias como el can-nabis o el alcohol. Lo justifican a partir de la hipóte-sis de la “puerta de entrada”: para llegar a consumir cocaína previamente se consume tabaco, alcohol, y cannabis.

La evaluación fue realizada tras un mínimo de cinco días de abstinencia, y los diagnósticos de depresión, ansiedad y paranoia sólo se establece si persisten tras diez días de abstinencia. El instrumento que se utiliza es la SADS-L (Endicott y Spitzer, 1978) que evalúa la presencia de trastornos afectivos y esquizofrenia en algún momento de la vida. Los resultados señalan que de la muestra de abusadores de la cocaína presentan un 55.7% otro trastorno psiquiátrico en la actualidad, y un 73.3% lo han tenido en algún momento de la vida. Los trastornos que se recogen con más frecuencia son los trastornos afectivos (44.3% en el momento actual y 60.7% alguna vez en la vida), los de ansiedad (15.8% en el momento actual y 20.8% alguna vez en la vida), alcoholismo (28.9% en el momento actual y 61.7% alguna vez en la vida), el TDAH (34.9%), ludo-patía (14.8%), ideación suicida (22.5%) y personalidad antisocial (7.7%). Respecto al orden de inicio de los trastornos y el consumo de cocaína, señalan que los trastornos de ansiedad, de personalidad antisocial y el TDAH son previos al abuso de cocaína.

Carroll y Rounsaville (1992) realizaron un estudio para comparar los sujetos que demandan tratamiento por abuso de cocaína, con los que no lo demandan,

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en distintas variables. La muestra está formada por 298 sujetos (69% son hombres) que demandan tra-tamiento y 101 que no demandan tratamiento (67% son hombres). Los sujetos que demandan tratamien-to son seleccionados a partir de la demanda de tra-tamiento hospitalario o ambulatorio. La muestra que no demanda tratamiento fue seleccionada a través de referencias o con el método de “bola de nieve”. Los criterios de exclusión que siguieron fueron la existen-cia de historia de dependencia de heroína y ser menor de edad. Como criterio de inclusión se señala la exis-tencia de diagnóstico de abuso o de dependencia de la cocaína.

Los instrumentos utilizados son los siguientes: el ASI, BDI, The Social Adjustment Scale (Weissman y Bothwell, 1976) utilizado para medir el uso de sus-tancias, el nivel de funcionamiento y los problemas relacionados con el uso de sustancias, y el SADS-L para realizar los diagnósticos psiquiátricos. Utilizan una puntuación de 12 como punto de corte para el BDI para detectar la presencia de trastornos depre-sivos (se basan en el estudio realizado por Weiss, Griffin y Mirin (1989) con consumidores de cocaína hospitalizados).

No han encontraron diferencias entre el grupo de demandantes de tratamiento y el de no demandantes en cuanto a severidad y cronicidad del uso de cocaí-na, estrategias de autocontrol, y prevalencia actual y en vida de los trastornos psiquiátricos. Excepto en las tasas de trastorno de depresión mayor en el momen-to presente (7% vs. 1%) y de TDAH (34% vs. 20%), superiores en el grupo que está en tratamiento. Por lo tanto, las diferencias entre ambos grupos aparecen en que los que no acuden a tratamiento tienen un mayor policonsumo de sustancias, menos consecuen-cias negativas asociadas al consumo, menos males-tar subjetivo, menor participación en actividades de adultos pero mejor ajuste social, más involucrados en problemas legales en el pasado y en actividades ile-gales en la actualidad, y tasas más bajas de TDAH y de depresión mayor en el momento actual. A partir de estos resultados llegan a la conclusión de que el demandar o no tratamiento no se debe a las caracte-rísticas del consumo, sino a las consecuencias deriva-das del mismo.

Donat, Walters y Hume (1992) tenían como objeti-vo evaluar el efecto de las variables sexo, edad y raza en las puntuaciones del MCMI, comparando mues-tras de alcohólicos, cocainómanos, y dependientes del alcohol y de la cocaína conjuntamente. La mues-tra está formada por 330 pacientes: 244 hombres y 86 mujeres. Son sujetos que han sido admitidos a tratamiento hospitalario por dependencia de alcohol (N =163), cocaína (N =64), o de ambas sustancias (N =103). El criterio de exclusión es estar recibiendo medicación psicotrópica. La evaluación se realizaba tan pronto como consideraban, a través de una entre-

vista personal, que el paciente podía ser evaluado o se consultaba a un psicólogo clínico. El instrumento utilizado es el MCMI (Millon, 1982). Los resultados obtenidos señalaron que las puntuaciones en el MCMI van más en función de la edad, sexo y raza, que por la sustancia de la que son dependientes los sujetos. Las variables de sexo y raza correlacionan positivamente con las escalas de obsesión-compulsión, esquizotípi-ca, trastorno de ansiedad y distimia; la variable edad correlaciona inversamente con las escalas de narci-sismo, histriónico, pasivo-agresivo, antisocial, bipolar-manía, trastorno alucinatorio y abuso de drogas. Por lo tanto, no se puede establecer un perfil determinado en función de la sustancia de la que es dependiente el sujeto.

Entre las limitaciones del estudio está que no seña-lan la necesidad de un periodo de abstinencia determi-nado para realizar la evaluación.

Carroll, Power, Bryant y Rounsaville (1993) reali-zaron un estudio para evaluar, a través de un estudio longitudinal de un año, si la presencia de psicopato-logía y la severidad de la dependencia predicen los resultados de tratamiento en abusadores de cocaína. La muestra inicial estaba formada por 298 sujetos (66% hombres) con abuso de la cocaína que deman-dan tratamiento ambulatorio u hospitalario. De estos 298 sujetos, 94 fueron nuevamente evaluados tras un año de tratamiento. Los instrumentos de evaluación utilizados fueron el ASI para evaluar el uso de sustan-cias, el nivel de funcionamiento y los problemas rela-cionados con el consumo de sustancias. Para evaluar los problemas psiquiátricos de utilizaron la SADS-L.

Se encontraron diferencias significativas entre el inicio del tratamiento y al año en las áreas de empleo, uso de drogas, relaciones familiares y ámbito psicoló-gico del ASI. En el uso de cocaína, alcohol y cannabis en el último mes, problemas familiares y actividades ilegales en el último mes. Abuso de drogas, alcoho-lismo y presencia de algún trastorno de ansiedad en el momento presente. En todas estas variables hubo una disminución, excepto en el alcoholismo y presen-cia de trastorno de ansiedad, en los que se produjo un incremento al año de inicio del tratamiento.

Las conclusiones que obtuvieron fueron: un tercio de la muestra se mantuvo abstinente durante el pri-mer año de tratamiento, pero la abstinencia no implica la existencia de mejoría en todas las áreas evaluadas. Hay tres variables predictoras de los resultados: la severidad de la dependencia, la severidad de los sín-tomas psicológicos y la existencia de alcoholismo. Respecto a la retención en el tratamiento, los autores indican que la existencia de tratamientos previos, una puntuación severa en el ASI y la existencia de otros trastornos diferentes al consumo de sustancias según los criterios RDC, son variables relacionadas positiva-

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mente con la retención en el tratamiento pero también con la obtención de peores resultados en el mismo.

Carroll, Rounsaville y Bryant (1993) realizaron un estudio para evaluar las tasa de alcoholismo entre los sujetos que demandan tratamiento por abuso de cocaína y si se diferencian de los que no demandan tratamiento; determinar las diferencias entre los abu-sadores de cocaína alcohólicos y los no alcohólicos; determinar si la relación temporal de inicio de abuso de la cocaína y la dependencia del alcohol afecta a la severidad o al resultado del abuso de cocaína; y valo-rar cómo afecta el alcoholismo al curso del abuso de cocaína a través del tiempo. La muestra la forman 298 sujetos (un 69% son hombres) que demandan tratamiento ambulatorio u hospitalario por abuso (n =2) y dependencia (n =296) de la cocaína, siguiendo los criterios RDC (Spitzer, Endicott y Robins, 1978) y 100 sujetos con dependencia de la cocaína que no demandan tratamiento que fueron seleccionadas por el método “bola de nieve”. Al igual que en el estu-dio anterior sólo excluyen a los sujetos que presentan dependencia de la heroína previo al abuso de cocaína, y mantienen a los que presentan consumos de otras sustancias.

La evaluación se realiza al inicio del tratamiento y tras un año de seguimiento de la muestra. Se evalúa el uso de sustancias, el nivel de funcionamiento y los problemas relacionados con el uso de sustancias a través del ASI y una serie de cuestionarios para eva-luar el actual y pasado patrón de consumo de cocaína. Para determinar la presencia de trastornos psiquiátri-cos se administra la SADS-L. Para establecer el diag-nóstico de un trastorno independiente del consumo de sustancias, es preciso que haya un periodo de abs-tinencia de la cocaína, anfetaminas y alucinógenos, o un consumo regular de alcohol, sedantes o hipnóticos. Los resultados muestran que un 28.9% de los sujetos que demandan tratamiento tienen dependencia del alcohol en la actualidad, y un 61.7% lo ha tenido en algún momento de su vida. Es el diagnóstico que se realiza con mayor frecuencia. En el caso de los suje-tos que no demandan tratamiento los porcentajes son muy similares, un 28.7% de prevalencia en el momen-to actual y un 68.3% alguna vez en la vida. Los otros trastornos más frecuentes son: depresión mayor, 5% actual y 31% alguna vez en la vida; fobia, 12% en la actualidad y 13% alguna vez en la vida; y trastorno de personalidad antisocial, un 7.7% en la vida.

Las diferencias entre consumidores de cocaína alcohólicos y no alcohólicos están en que hay una mayor prevalencia del alcoholismo entre los hombres, los alcohólicos tienen preferentemente consumos de cocaína por vía intranasal, usan otras drogas, tienen periodos más cortos de abstinencia, más tratamien-tos anteriores, una dependencia más severa, y una puntuación mayor en el ASI. Respecto a la presencia de trastornos psiquiátricos, no hay diferencias entre

ambos grupos salvo en la presencia del trastorno antisocial de la personalidad que es superior en los alcohólicos (10.9% vs. 2.6%). En un 63% de los casos la dependencia del alcohol es posterior al abuso de cocaína. Los que presentan la dependencia del alco-hol como trastorno primario tienen mayor edad, un inicio del uso de cocaína más tardío, un uso menos regular de la misma y mayores tasas de trastorno psi-quiátrico en la actualidad. Respecto a la evolución tras un año de seguimiento se observa que los que pre-sentan el problema con el alcohol, tienen una alta pro-babilidad de seguir siendo alcohólicos. Concluyen que el abuso de cocaína incrementa la probabilidad de un alcoholismo secundario, y la existencia de un diagnós-tico de alcoholismo en algún momento de la vida está asociado con una mayor severidad en el consumo de cocaína.

Weiss, Mirin, Griffin, Gunderson y Hufford (1993) evaluaron la prevalencia de los trastornos de persona-lidad en sujetos con dependencia de la cocaína, tanto durante periodos de abstinencia como de consumo. Pretenden determinar si hay diferencias entre ambas situaciones y si hay patrones comunes a través de los que el consumo de sustancias puede afectar al diag-nóstico de trastorno de personalidad. La muestra está formada por 50 pacientes hospitalizados por depen-dencia de la cocaína, de los cuales un 58% son hom-bres, el 48% utiliza la vía nasal, un 44% la fumada y un 8% la intravenosa. Un 86% presenta otro trastorno por uso de sustancias, y un 43% tiene hasta un terce-ro. Como criterios de exclusión recogen la existencia de psicosis aguda, una disfunción orgánica significati-va y la existencia de otro diagnóstico en el eje I previo al inicio del consumo de sustancias.

La evaluación fue realizada durante la segunda semana de hospitalización y como instrumento diag-nóstico se utiliza la SCID-II. El 74% de la muestra presenta al menos un trastorno de personalidad (el 62% tiene más de uno), y aparecen tanto en los perio-dos de abstinencia como en los de consumo. Hay 73 diagnósticos que se mantienen en los dos perio-dos, hay ocho que se cumplen sólo en periodos de uso de drogas y 25 que se cumplen sólo en periodos de abstinencia. Los trastornos más frecuentes son el antisocial, el límite, el histriónico y el paranoide.

Estos autores señalan que hay solapamiento entre los síntomas para diagnosticar trastorno de persona-lidad y el trastorno por consumo de sustancias, por lo que habría limitaciones para evaluar con el DSM a estos pacientes. Además, también sería interesan-te evaluar tras un mayor tiempo de abstinencia para poder confirmar la estabilidad de los diagnósticos.

Castaneda (1994) pretendía evaluar la hipótesis de la automedicación en sujetos con trastornos de per-sonalidad, y el papel de las expectativas del uso de drogas en los síntomas psiquiátricos y cognitivos. La

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muestra es de 83 pacientes admitidos en servicios psiquiátricos hospitalarios que cumplen los criterios de diagnóstico de trastorno de personalidad y de depen-dencia de una sustancia. Del total de la muestra, 31 sujetos son dependientes de la cocaína de los que 16 consumen cocaína por vía intranasal y 15 son fuma-dores de crack. Como criterios de exclusión están la existencia de más de una dependencia de sustancias y otro diagnóstico en el eje I. Para realizar la evalua-ción utiliza los siguientes instrumentos: el SCL-90-R se administra para evaluar los síntomas psiquiátricos, cuando no presentan psicosis aguda, síntomas de intoxicación o abstinencia, aunque nunca más tarde de un mes tras la admisión. Para evaluar el deterio-ro cognitivo utilizó el Modified Mini-mental State Exa-mination (Teng y Chi, 1987) y el Neuropsychological Impairment Scale (O´Donnell y Reynolds, 1983).

Los resultados señalan que no hay diferencias en las puntuaciones en el SCL-90-R entre los distintos grupos de consumidores. Lo que se observa es que las expectativas sobre el agravamiento o mejoría de los síntomas varían en función de la droga consumi-da, y no ocurre lo mismo con el diagnóstico de perso-nalidad o con el perfil de síntomas, lo cual no apoya la hipótesis de la automedicación. Los consumidores de cocaína son los que perciben un mayor empeora-miento en todas las áreas como consecuencia de su consumo. Concluyen que pacientes con similar sinto-matología usan distintas drogas, experimentan distin-tos efectos, y desarrollan distintas expectativas sobre las consecuencias del uso de drogas.

Ball, Carroll, Babor y Rounsaville (1995) aplicaron la tipología desarrollada por Babor et al. (1992) para sujetos alcohólicos (tipo A - tipo B) a sujetos con pro-blemas de abuso de la cocaína. La muestra está for-mada por 399 sujetos con abuso o dependencia de la cocaína (69% son hombres). En tratamiento ambula-torio están 149 sujetos, otros 149 están hospitaliza-dos y 101 no están en tratamiento. Para establecer las tipologías seleccionaron inicialmente las siguientes variables: a) Factores de riesgo premórbidos: histo-ria familiar de abuso de sustancias, trastornos en la infancia, búsqueda de sensaciones y edad de inicio en el abuso de drogas; b) variables relacionadas con el abuso de sustancias: frecuencia en el uso de cocaí-na, años de consumo fuerte de cocaína, severidad en el abuso reciente de drogas y alcohol, dependencia del alcohol, dependencia de la cocaína, policonsu-mo, consecuencias físicas y consecuencias sociales; y c) Problemas psiquiátricos: síntomas de depresión, trastorno de personalidad antisocial y severidad psi-quiátrica. Posteriormente añadieron nuevas variables relacionadas con el abuso de sustancias, aspectos demográficos y psicosociales, historia de problemas psiquiátricos e historia familiar. A los 12 meses repiten algunas evaluaciones: dependencia del alcohol y de la

cocaína, deterioro psicosocial y tasas de abstinencia y uso de tratamientos.

Los instrumentos de evaluación que utilizaron fue-ron: el ASI, SADS-L , Family History RDC (FH-RDC, Andreason, Rice, Endicott, Reich y Coryell, 1986), Sensation Seeking Scale (SSS, Zuckerman, 1979), BDI, SAS (Weissman y Bothwell, 1976) y Michigan Alcoholism Screening Test (MAST, Selzer, 1971). Tam-bién diseñaron los autores de la investigación a par-tir del MAST, el Cocaine Assesment Screening Test (CAST).

Los resultados muestran una alta consistencia con las tipologías establecidas para los sujetos con pro-blemas con el alcohol. Un 33% de los sujetos forman parte del tipo B y se caracterizan por: un mayor por-centaje de factores premórbidos (porcentaje de con-sumo de drogas en la familia, 33% tipo A y 39% tipo B); trastornos en la infancia, media 11.2 en el tipo A y 15.9 en el tipo B; búsqueda de sensaciones, media 8.0 en el tipo A y 9.7 en el tipo B, y edad de inicio en el consumo de drogas, media en el tipo A 19.4 años y 17.5 años en el tipo B), más severidad en el abuso de drogas y alcohol (dependencia de la cocaína, media en el tipo A, 6.3 y en el tipo B, 7.1; dependencia del alcohol, media en el tipo A, 2.5 y en el tipo B, 3.1; frecuencia mensual en el uso de drogas, tipo A una media de 7.6 y en el tipo B, 24.5; y media de años de consumo fuerte de cocaína, tipo A una media de 3.2 años y tipo B una media de 4.5 años), deterioro psicosocial, presencia del trastorno de personalidad antisocial (tipo A puntuación media de 3.6 y tipo B, 4.3), y problemas psiquiátricos (puntuación media en el BDI del tipo A, 7.6 y del tipo B, 10.4; subescala del ASI de problemas psiquiátricos, puntuación media del tipo A, 3.4 y del tipo B, 4.4; y número de diagnósticos psiquiátricos en la vida, media del tipo A, 1.0 y del tipo B, 2.2). Concluyen que la presencia del trastorno de personalidad antisocial y la severidad del alcoholismo, son las dos variables más importantes para diferenciar entre los tipos A y B. No encuentran diferencias entre ambos tipos en lo que se refiere a las tasas de absti-nencia y al uso de tratamientos. Respecto a las impli-caciones de esta clasificación, los autores indican que este estudio señala la existencia de ciertos factores de vulnerabilidad (trastornos en la infancia, búsqueda de sensaciones...) que predisponen al sujeto a tener una dependencia de la cocaína más fuerte (tipo B).

Flynn et al. (1995) investigaron la relación entre pre-ferencia por el consumo de heroína o cocaína y la pre-sencia de alteraciones psiquiátricas. La muestra está formada por 282 sujetos, el 68% son hombres y un 93% son de raza negra. Son sujetos que están a tra-tamiento y que participan en un estudio que tiene por objetivo incrementar la disponibilidad de tratamientos y evaluar el funcionamiento de los ya existentes. Los sujetos se distribuyen en dos grupos: 146 pacientes

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que señalan la heroína como su droga favorita y 136 para los que su droga favorita es la cocaína.

La evaluación es realizada con el Individual Asses-sment Profile (Flynn et al., 1992) que determina el funcionamiento del sujeto en diversas áreas. Incluye la historia de consumo de drogas en el pasado y en la actualidad. Este cuestionario es administrado en el momento del inicio del estudio. Otro de los instru-mentos utilizados es el MCMI-II (Millon, 1987) que se administra tras dos semanas de tratamiento. Los resultados obtenidos muestran que ambos grupos presentan un elevado malestar psicológico, pero es el grupo que señala la cocaína como droga favorita el que presenta una puntuación más alta. Estos sujetos son más jóvenes, tienen más alteraciones mentales y llevan menos tiempo consumiendo la que señalan como su droga favorita. Todos estos datos parecen indicar que la cocaína es una sustancia que tiene efec-tos más negativos tanto en el individuo como en la sociedad. Respecto a la evaluación realizada con el MCMI-II, destacan las puntuaciones obtenidas por los sujetos que señalan que la cocaína es su droga favorita, en las siguientes escalas: trastorno de perso-nalidad evitativo, dependiente, histriónico, antisocial, pasivo-agresivo, autodestructivo y límite.

Entre las limitaciones de este estudio encontramos que seleccionan a los sujetos en función de su droga favorita, y no por criterios de dependencia.

Marlowe, Kirby, Festinger, Husband y Platt (1997) examinaron el impacto de distintos trastornos inclu-yendo los de personalidad en el resultado de un trata-miento conductual de la dependencia de la cocaína. Se evalúa la ansiedad, la depresión, la severidad del uso de drogas y los trastornos de personalidad. La mues-tra está formada por 137 sujetos (86% son hombres y la mayoría pertenecen a minorías étnicas) con depen-dencia de la cocaína que son admitidos en un progra-ma de investigación y de tratamiento de dependencia de la cocaína. Es un programa en el que los sujetos reciben entre una y cuatro condiciones de tratamien-to diferentes. El 87% de la muestra son fumadores de crack, el 7% esnifan cocaína y 6% la consumen por vía intravenosa. No siguen un criterio de exclusión por dependencia de otras sustancias, presentando dependencia de alcohol un 33% en la actualidad y un 39% en la vida; dependencia de cannabis un 19% en la actualidad y un 30% en la vida; dependencia de opiáceos un 6% en la actualidad y un 12% en la vida; dependencia de sedantes un 2% en la actualidad y un 5% en la vida, y dependencia de otros estimulantes un 1% en la actualidad y un 10% en la vida.

La evaluación se realiza durante las dos primeras semanas de inicio del tratamiento y utilizan los siguien-tes instrumentos: SCID-P para evaluar la dependencia de la cocaína; SCID-II para evaluar los trastornos de personalidad (esta entrevista se administra durante la

segunda semana); el ASI que se administra al inicio del tratamiento, el BDI y el Beck Anxiety Inventory (BAI, Beck y Steer, 1990), estos dos cuestionarios se administran al final de la primera semana.

Los datos de presencia de trastornos de persona-lidad son los siguientes: un 75% de la muestra pre-senta trastornos de personalidad, siendo los más frecuentes el antisocial, el paranoide, el límite y el nar-cisista. Los resultados recogen que parece no haber relación entre presencia y ausencia de los trastornos de personalidad respecto a los resultados del trata-miento. Son los sujetos con trastorno de personalidad dependiente los que muestran mejores resultados cuando los comparamos con los restantes trastornos de personalidad.

Los mejores resultados se obtienen con el progra-ma de tipo cognitivo-conductual. La presencia de otro trastorno en el eje I, distinto al uso de drogas (con-cretamente depresión), no mejora los resultados en los pacientes que tienen trastornos de personalidad, como habían señalado otros autores (Woody, McLe-llan, Luborsky y O`Brien, 1985; McGlashan, 1987; Pope, Jonas, Hudson, Cohen y Gunderson, 1983). Como limitación de este estudio señalar que la mues-tra está formada principalmente por fumadores de crack, lo cual limita la generalización de los resultados a los consumidores de cocaína por vía intranasal que es la más frecuente en nuestro medio.

Myrick y Brady (1997) evaluaron la prevalencia y características clínicas de la fobia social entre suje-tos que demandan tratamiento por dependencia de la cocaína. La muestra es de 158 sujetos con diagnósti-co de dependencia de la cocaína que demandan trata-miento en un programa de tratamiento farmacológico de dependencia de la cocaína de doce semanas de duración. Los criterios de exclusión que utilizan son la existencia de dependencia de otra sustancia, la exis-tencia de un trastorno psicótico o sujetos médicamen-te inestables.

La evaluación se realiza tras 5-10 días de abstinen-cia y sólo realizan diagnóstico de presencia de patolo-gía si los síntomas son previos al inicio del consumo o si persisten tras siete días de abstinencia. Los instru-mentos que utilizan en la evaluación son la SCID-I y II, ASI, BDI, HRSD, The Cocaine Experience Questio-nnaire (Satel et al., 1991), y The Quantitative Cocaine History.

Los resultados obtenidos señalan una prevalencia del 13.9% de fobia social. Este grupo de sujetos es el que obtiene mayores puntuaciones en el BDI y en el HRSD, tienen más probabilidad de tener otro tras-torno de ansiedad, mayor ideación suicida, más para-noia asociada al consumo, y más policonsumo en el mes previo de entrada al tratamiento. Como limitación de este estudio, los propios autores señalan que hay que esperar entre dos y cuatro semanas de abstinen-

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cia para establecer un diagnóstico claro y no sólo de cinco a diez días.

Craig, Bivens y Olson (1997) realizaron un estudio para evaluar el uso del MCMI-III. Se plantean tres objetivos: determinar si los perfiles de personalidad de consumidores de sustancias realizados con el MCMI-I y II, coinciden con el III; si los perfiles hallados son similares a los existentes en la literatura; y si dichos perfiles correlacionan con correlatos externos de rele-vancia clínica. La muestra está formada por 441 suje-tos, siendo la totalidad hombres y de raza negra. Están hospitalizados en un centro médico de veteranos en el que reciben tratamiento por abuso de sustancias. Los sujetos deben de cumplir los criterios de abuso o dependencia de heroína o de cocaína. Además, cerca del 50% de la muestra también presenta problemas de abuso de alcohol.

La evaluación fue realizada una vez finalizada la desintoxicación. El instrumento utilizado fue el MCMI-III (Millon, 1994). Los resultados muestran elevaciones en las escalas de personalidad anti-social, abuso de drogas y abuso de alcohol. Estos datos concluyen que es posible realizar compara-ciones entre el MCMI-III, y versiones anteriores de este instrumento. La limitación del estudio es que no establece diferencias entre los dos grupos de consu-midores, heroinómanos y cocainómanos, por lo que los datos obtenidos sólo se pueden aplicar a consu-midores de drogas en general.

Sonne y Brady (1998) analizaron el impacto del uso de cocaína en el diagnóstico de trastorno de persona-lidad en un estudio de doce semanas de duración. La muestra la componen 47 sujetos (59.9% son hombres y la mayoría consumidores de crack) con dependencia de la cocaína que participan en un estudio del trata-miento farmacológico de la dependencia, tras deman-dar tratamiento por ello. Los criterios de exclusión son la existencia de dependencia a otra sustancia, tomar alguna medicación diferente a la del estudio (carbama-zepina), tener un trastorno psicótico o estar médica-mente inestable. La evaluación se realiza tras 14 días de abstinencia y al final de las doce semanas de tra-tamiento. El instrumento utilizado es la SCID para los trastornos de los ejes I y II.

Los datos señalan una prevalencia del 66.7% de los trastornos de personalidad, destacando el trastor-no límite con un 40%, el paranoide con un 28.9%, el antisocial con un 24.4% y el narcisista con un 22.2%. Apuntan que las diferencias encontradas en la pre-valencia del trastorno antisocial en comparación con otros estudios, se deben fundamentalmente a las dife-rencias en el nivel socioeconómico de los pacientes de las distintas muestras. Al comparar la evaluación inicial y la final se observa que un menor uso de la cocaína durante el estudio está asociado con una dis-minución en los trastornos de personalidad. Los tras-

tornos límite y paranoide son los que más disminuyen durante la duración del estudio. La explicación que dan los autores es que los criterios diagnósticos de estos trastornos de personalidad se solapan con síntomas asociados al uso de cocaína y a la abstinencia de la misma. Como limitación del estudio está que la mayor parte de la muestra son consumidores de crack, por lo que hay problemas para extrapolar los resultados a los que consumen cocaína por otras vías.

Rosemblum et al. (1999) pretendían evaluar el orden temporal de inicio de la dependencia de sus-tancias y del trastorno del estado de ánimo, además de identificar la persistencia y severidad del trastorno del estado de ánimo durante los periodos de abstinen-cia. La muestra es de 67 sujetos dependientes de la cocaína (el 55% son mujeres y la mayoría pertenecen a minorías étnicas) en tratamiento en programas de mantenimiento con metadona que forman parte de una muestra más amplia (N =187) seleccionada para otro estudio en el que se pretende comparar el resul-tado de seis meses de tratamiento entre un programa cognitivo-conductual y otro de baja intensidad.

Los criterios de inclusión en el estudio son: la exis-tencia de dependencia de cocaína, el uso de cocaína durante el mes anterior, tener una dosis de metadona estable y tener un trastorno del estado de ánimo, dis-tinto a la distimia. Como criterio de exclusión estaría la presencia de trastorno psicótico. No se excluyen a los sujetos que también tienen consumos de otras sus-tancias. Los instrumentos utilizados para la evaluación son: el BSI (Derogatis, 1975) para medir la severidad de los síntomas psiquiátricos; la SCID para evaluar la dependencia, los trastornos psicóticos y los trastor-nos del estado de ánimo; y el Profile of Mood States (POMS) (McNair, Lorr y Droppleman, 1971). Además destaca que utilizan un algoritmo para tomar la deci-sión del grado en que el trastorno afectivo depende del consumo de sustancias, es el Berstein Autonomy Rating Scale. Los resultados obtenidos son que en un 27% de los casos los trastornos del estado de ánimo son independientes del consumo de sustancias. Este dato coincide con otros estudios realizados previa-mente. Las diferencias entre los sujetos con trastorno independiente o con trastorno dependiente, radican en que es más probable que los primeros completen el tratamiento y además han consumido menos can-tidad de cocaína en los últimos 30 días. Los sujetos con trastorno del estado de ánimo dependiente de la cocaína, muestran mayores consumos de alcohol y de cocaína en el momento de la admisión. Respecto a la severidad de la sintomatología psiquiátrica parece no haber diferencias entre ambos grupos.

La probabilidad de finalizar el tratamiento fue un resultado inesperado. Los autores señalan que el opti-mismo sobre el uso de cocaína que tienen los sujetos con trastorno dependiente, provoca que estén menos motivados para mantener la abstinencia y finalizar el

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tratamiento. Como limitación de este estudio están las características de la muestra utilizada, ya que son sujetos que están a tratamiento con metadona y que por lo tanto todos han tenido una dependencia previa a la heroína.

Siqueland et al. (1999) pretendían examinar y com-parar las tasas de prevalencia y los patrones de sín-tomas de los trastornos inducidos por sustancias, y de trastornos del estado de ánimo. La muestra está formada por 243 dependientes de la cocaína (un 68% son hombres) que han sido seleccionados en hospita-les, clínicas y a través de anuncios. Las características de la muestra seleccionada son las siguientes: el 75% son consumidores de crack; un 45% tiene dependen-cia del alcohol; un 11% tiene dependencia del canna-bis; un 20% tiene algún trastorno de ansiedad; y un 48% algún trastorno de personalidad, concretamen-te un 19% tiene trastorno antisocial. Coincide con el estudio de Kleinman et al. (1990) en el que también obtienen una alta prevalencia del trastorno antisocial debido a que se trata de una muestra con importante presencia de consumidores de crack. La evaluación se realiza tras un periodo de estabilización de aproxima-damente 30 días, y se requiere una semana de abs-tinencia para empezar a realizarla. Los instrumentos utilizados son los siguientes: BDI, HDRS, el BSI, BAI y la SCID-P para evaluar la presencia de trastornos en el eje I en la actualidad.

Los resultados muestran que 192 sujetos no tie-nen ningún trastorno del estado de ánimo (puntuación media en el BDI = 7.9). Hay 15 sujetos con trastorno depresivo inducido por la cocaína (puntuación media en el BDI = 7.3). La diferencia entre los sujetos que no presentan ningún tipo de trastorno y los que tienen un trastorno inducido es mínima en algunos casos ya que para hacer un diagnóstico de trastorno afectivo inducido por sustancias sólo es precisa la presencia de tristeza o anhedonia. Hay 12 sujetos con trastorno distímico (puntuación media en el BDI =14.9) y 24 con trastorno de depresión mayor (puntuación media en el BDI =16.9).

Los mismos autores señalan, como limitación de este estudio, la realización de la evaluación tras una semana de abstinencia mantenida, ya que en ese momento los pacientes presentan menos síntomas que al inicio de la misma. A esto debemos añadir que se trata de una muestra formada principalmente por consumidores de crack. Por ello los resultados son difíciles de aplicar a los que consumen por la vía intranasal.

Nadeau, Landry y Racine (1999) evaluaron la pre-sencia de trastornos de personalidad en una muestra de 255 sujetos que están en tratamiento en centros de drogodependencias por problemas con el consu-mo de drogas (182 hombres y 73 mujeres). Para la evaluación se utilizó la primera edición del MCMI, y

esperaron siete días desde el inicio del tratamiento para evitar los síntomas de abstinencia.

Los resultados señalan que sólo el 11.8% de la muestra no tiene puntuaciones superiores a 84 en alguna de las escalas del eje II. Por lo tanto el 88.2% de los sujetos presentan una puntuación superior a 84 en al menos una de las escalas del eje II. El 56.9% de la muestra tiene una puntuación superior a 84 en la escala pasivo-agresiva, y un 52.9% en la escala dependiente; siendo las más prevalentes. Hay dife-rencias significativas en función del sexo, ya que las mujeres puntúan por encima de 84 más que los hom-bres en las siguientes escalas: histriónica, esquizotí-pica, límite y paranoide. Como limitaciones de este estudio los autores apuntan que el MCMI no es un instrumento diagnóstico, la intensidad de los trastor-nos del eje II está comprobado que disminuyen tras un periodo corto de tratamiento, y que la alta preva-lencia de la escala pasivo-agresiva obtenida en este estudio debe de ser interpretada con cuidado.

Sánchez, Tomás y Morales (2000) evalúan la pre-sencia de psicopatología en pacientes que demandan tratamiento por abuso de cocaína, y comparan los resultados obtenidos con los datos de un grupo con-trol. La muestra está formada por 35 sujetos (el 85.7% son hombres) con abuso de cocaína y 40 sujetos en el grupo control (el 87.5% son hombres) que no presen-tan problemas por consumo de drogas. La muestra de consumidores de cocaína fue seleccionada entre los sujetos que demandan tratamiento. El grupo control se seleccionó en escuelas para adultos. La evaluación fue realizada en el primer contacto de los pacientes con el centro, siendo los criterios de exclusión los siguientes: presentar alteraciones mentales graves y estar bajo los efectos de la sustancia. El instrumento utilizado en la evaluación es el BSI y para completar-la se realiza una entrevista estructurada que se admi-nistra a todos los pacientes que acuden al centro y que recoge los siguientes datos: sociodemográficos, legales, laborales, orgánicos, historia toxicológica, tratamientos previos, indicadores psicopatológicos y demanda.

Los resultados muestran que excepto en la esca-la de sensibilidad interpersonal los consumidores de cocaína presentan puntuaciones más altas en todas las escalas. Destacan las puntuaciones del grupo de consumidores en las escalas de ideación paranoide, obsesión-compulsión, ansiedad, depresión y hostili-dad. Hay diferencias significativas (p < .05) entre el grupo de consumidores y el grupo control en todas las escalas del BSI excepto en somatización, obse-sión-compulsión y sensibilidad interpersonal.

Entre las limitaciones del estudio está la utilización de muestras pequeñas tanto para el grupo de consu-midores como el de no consumidores, y que no espe-ran a la resolución de los síntomas de la abstinencia

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ya que la evaluación se realiza en el primer contacto de los pacientes con el centro.

Gunnarsdöttir et al. (2000) tenían como objetivo determinar si existen dos subgrupos dentro de los consumidores de cocaína, los de evitación del daño que es el grupo de la hipótesis de la automedica-ción (consumen para evitar el afecto negativo), y los que consumen buscando el efecto positivo que es el grupo de los buscadores de sensaciones (los que denominan como usuarios sociopáticos). Para ello uti-lizan una muestra de 18 sujetos con diagnóstico de abuso de cocaína que están hospitalizados en un cen-tro médico de veteranos. La totalidad de la muestra son hombres.

Los criterios de exclusión que utilizan son la exis-tencia de inestabilidad médica, y la presencia de esquizofrenia o demencia. Los instrumentos de eva-luación utilizados son: Cloninger s Tridimensional Per-sonality Questionnaire (Cloninger, Przybeck y Svrakic, 1991) para determinar el estilo de personalidad: auto-medicación o buscador de sensaciones; BDI; STAI; y se utiliza la tomografía por emisión de positrones para evaluar si hay diferencias en la actividad cerebral.

Los resultados confirman que el grupo de autome-dicación tiene puntuaciones más altas en ansiedad rasgo que el grupo de búsqueda de sensaciones. Se esperaba que en depresión su puntuación también fuera superior pero ambos grupos presentan niveles altos. La explicación que dan los autores es que la presencia de síntomas depresivos se debe al consu-mo crónico de cocaína. Las limitaciones de este estu-dio están en la limitada muestra que utilizan y en las características sociodemográficas de la misma, hom-bres a tratamiento en un hospital de veteranos.

O´Leary, Rohsenow, Martin, Colby, Eaton y Monti (2000) tenían como objetivo examinar el papel de la ansiedad durante el curso del tratamiento y tres meses después de haberlo finalizado. La muestra está compuesta por 108 pacientes (71.3% son hombres) consumidores de cocaína con diagnóstico de depen-dencia, que están a tratamiento ambulatorio en un programa de tipo cognitivo-conductual. Los criterios de inclusión son: presentar diagnóstico de dependen-cia de la cocaína en la actualidad, uso de la cocaína en los pasados seis meses y no presentar evidencias de psicosis adictivas.

La evaluación se realiza en tres momentos, en el pretratamiento, postratamiento y a los tres meses de finalizado el tratamiento. Los instrumentos utilizados son: la SCID-P, para evaluar la presencia actual o pasa-da de trastornos afectivos, el STAI, ASI y el Cocaine Negative Consequences Checklist (Michalec et al., 1996).

Los resultados señalan que hay un 71.9% de la muestra con dependencia o abuso del alcohol y un

78.2% con trastornos afectivos en algún momento de la vida (evaluado con la SCID-P). Los resultados obtenidos con el STAI son: en ansiedad estado la media pre-tratamiento es de 45.3, post-tratamien-to es de 36.8 y en el seguimiento es de 36.4. En el grupo control la puntuación media en ansiedad estado es de 35.0, y en ansiedad rasgo la puntuación en el pre-tratamiento es de 34.0, mientras que en el grupo experimental es de 53.4. La ansiedad estado disminu-ye desde al pretratamiento hasta el postratamiento, y permanece estable a los tres meses de finalizado el tratamiento, por lo tanto no es precisa una interven-ción específica. Una mayor puntuación en ansiedad rasgo está asociada con mayor puntuación en el ASI, más consecuencias negativas asociadas al consumo, y menor tiempo de tratamiento (no más recaídas, pero sí más abandonos). Estos autores señalan que la existencia de altos niveles de ansiedad y distrés incre-mentan la motivación para buscar tratamiento.

Sánchez, Morales y Tomás (2000) evaluaron la gravedad de la psicopatología entre dependientes de distintas drogas a través del BSI. Utilizaron una muestra de 118 sujetos, de los que 36 son depen-dientes de la cocaína. Los resultados obtenidos no indican la existencia de diferencias significativas en función de la droga consumida, las puntuaciones medias obtenidas en los índices generales para los tres grupos son las siguientes: en el índice general sintomático la puntuación del grupo de cocaína es de 0.95, el de alcohol es de 0.98 y el de heroína es de 0.92, en el total de síntomas positivos la puntuación del grupo de cocaína es de 27.44, el de alcohol es de 27.55 y el de heroína es de 26.68 y en el índice de distrés de los síntomas positivos la puntuación del grupo de cocaína es de 1.70, el de alcohol es de 1.83 y el de heroína es de 1.75. Concluyen que la grave-dad de la psicopatología no está en función del tipo de sustancia consumida, aunque sí se pueden esta-blecer diferencias en cuanto al tipo de síntomas que presentan. Entre las limitaciones del estudio hay que citar que no indican en que momento del tratamiento se administra el cuestionario.

Sánchez-Hervás, Gradolí y Morales (2001) realiza-ron un estudio para analizar la presencia de psicopa-tología entre los usuarios de una unidad de conductas adictivas mixta (alcohol y sustancias ilegales), y com-probar si tienen más problemas psicopatológicos que un grupo control sin problemas por uso de drogas. La muestra está formada por 216 sujetos con diagnósti-co de dependencia de alcohol, heroína o cocaína. El grupo de dependientes de la cocaína está formado por 42 sujetos, y el porcentaje de hombres en este grupo es de 90.5%. Como criterios de inclusión seña-lan: son sujetos que están en tratamiento en una uni-dad de conductas adictivas, tienen un diagnóstico de dependencia a la cocaína, al alcohol o a la heroína, no han consumido dicha sustancia en las últimas cuatro

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semanas (criterio de abstinencia) y no presentan diag-nóstico de dependencia a más de una sustancia. La evaluación se realiza con el BSI y con una entrevista estructurada que se administra a todos los pacientes que acuden a tratamiento al centro. Los resultados señalan que el grupo de dependientes obtienen pun-tuaciones más altas que el grupo control en todas las escalas del BSI. Destaca el caso de los dependientes de la cocaína que en comparación con el grupo con-trol, presentan puntuaciones más altas en las escalas de ideación paranoide (1.29), hostilidad (1.05), depre-sión (1.05), obsesivo-compulsivo (1.06), psicoticismo (0.94) y sensibilidad interpersonal (0.96). Además, obtienen las puntuaciones más altas en el índice de severidad y en el total de síntomas. Respecto a la comparación de las puntuaciones obtenidas por los tres grupos de dependientes de sustancias no se han encontrado diferencias significativas.

Heil, Badger y Higgins (2001) analizaron y compa-raron las diferencias en características demográficas, uso de drogas, necesidades de tratamiento y resul-tados del mismo, entre personas dependientes de la cocaína con y sin dependencia de alcohol. La muestra está formada por 302 admisiones consecutivas (70% de hombres) a tratamiento ambulatorio entre febrero de 1990 y abril de 1999. Se requiere el diagnóstico de dependencia de la cocaína para formar parte del estudio. Se realiza la evaluación en cuatro momentos distintos: al ingreso en el tratamiento, al finalizar el tratamiento (24 semanas después), al noveno mes y al año del inicio del mismo. La evaluación se realiza con los siguientes instrumentos: Psicoactive Abuse Disorder section of the DSM-III Checklist (Hudziak et al., 1993); ASI; una adaptación de la sección Cocai-ne Related Consequences del Cocaine Abuse Asses-ment Profile (Washton, Stone y Hendrickson, 1988); BDI; y MAST (Selzer, 1971).

Los resultados obtenidos con el MAST son que un 60% de la muestra cumple los criterios de depen-dencia del alcohol. Los sujetos que tienen problemas con la cocaína y con el consumo de alcohol, presen-tan más amplios y complejos problemas, y obtienen mayores puntuaciones en el ASI y en el BDI. La pun-tuación media en el BDI de los sujetos que tienen problemas con el alcohol y la cocaína es de 22.0 y de los que no tienen problemas con el alcohol, es de 17.7. Estos sujetos utilizan la cocaína principalmente por la vía nasal y en situaciones sociales. Los que no tienen problemas con el alcohol la consumen por la vía fumada, principalmente. Esto les lleva a demandar la necesidad de personalizar los tratamientos. Estos autores también apuntan que aunque se ha plantea-do que el consumo de alcohol puede incrementar el consumo de cocaína, también se puede señalar lo contrario: el consumo de cocaína incrementa el con-sumo de alcohol.

Mestre, Risco, Catalán e Ibarra (2001) evaluaron las características de personalidad y otros rasgos clí-nicos, a través del MCMI-II, con el objetivo de com-parar los perfiles de adictos a opiáceos y a la cocaína. La muestra está formada por 73 sujetos atendidos en una unidad de desintoxicación (58 hombres y 15 mujeres), de los cuales 11 solicitan desintoxicación por cocaína. La evaluación es realizada a partir del séptimo día tras el ingreso y el instrumento que uti-lizan es el MCMI-II. No indican si los sujetos tienen abuso o dependencia. Los resultados señalan que los consumidores de cocaína muestran puntuaciones más altas en las escalas de personalidad evitativa y límite, y en seis de las nueve escalas de síndromes clínicos: abuso de drogas, de alcohol, ansiedad, distimia, histe-riforme y depresión mayor. Todos los consumidores de cocaína tienen una puntuación TB > 74 en una o más escalas de personalidad, mientras que un 17.7% de los consumidores de heroína tiene un perfil dentro de la normalidad. Para concluir, los autores apuntan que el MCMI-II puede estar sobrevalorando la presen-cia de trastornos de personalidad, por lo que señalan la necesidad de realizar un estudio posterior utilizando una entrevista diagnóstica para confirmar la presencia de dichos trastornos.

Entre las limitaciones de este estudio están que utilizan una muestra pequeña y el periodo de abstinen-cia no es lo suficientemente amplio para que desapa-rezcan los síntomas de abstinencia. Además el MCMI no hace diagnóstico de trastornos de personalidad, por lo que siempre es necesario usar una entrevista diagnóstica para confirmar su presencia.

Forcada, Santos, Fons, González y Zamorano (2001) tenían por objetivo estudiar la presencia de trastornos de personalidad en adictos a la cocaína. La muestra está formada por 40 sujetos, 32 hom-bres y 8 mujeres, que inician tratamiento ambulatorio entre los meses de enero y diciembre en una unidad de conductas adictivas. Los sujetos deben presentar dependencia de cocaína para participar en el estudio. El instrumento utilizado es el IPDE. Los datos obte-nidos son los siguientes: un 20% presenta trastorno límite de la personalidad, un 5% trastorno obsesivo-compulsivo, un 5% trastorno por dependencia, 2.5% trastorno antisocial, y un 2.5% trastorno histriónico de la personalidad. Los resultados muestran que en los dependientes de la cocaína la presencia del trastorno límite de la personalidad es muy superior a la del tras-torno antisocial, al contrario de lo que sucede en los alcohólicos y heroinómanos. Las limitaciones de este estudio son que no señalan en que momento se reali-za la evaluación, y la muestra utilizada es pequeña.

Sánchez-Hervás et al. (2002) evaluaron los resulta-dos de un programa de tratamiento de dependencia de la cocaína de seis meses de duración. Se trata de un programa de tipo cognitivo-conductual. La muestra está formada por sujetos dependientes de la cocaína

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(no se señala en la publicación el número de sujetos que forman la muestra) que demandan tratamiento en una unidad de conductas adictivas. La evaluación se realiza al inicio del tratamiento y a los seis meses. Los instrumentos utilizados fueron los siguientes: BDI, STAI, BSI, una entrevista clínica estructurada y un sis-tema de controles de orina para detectar el consumo de cocaína. Los resultados obtenidos son que tras seis meses de tratamiento, hay una reducción en el número de días de consumo de cocaína y en el núme-ro de recaídas, y se aprecia una mejoría del bienes-tar psíquico, reduciéndose las puntuaciones iniciales de depresión, ansiedad y malestar psicológico. Por lo tanto, los síntomas psiquiátricos están en su mayor parte relacionados con el consumo de cocaína y las consecuencias derivadas del mismo.

Sánchez-Hervás, Tomás, Molina, del Olmo y Mora-les (2002) analizaron la calidad de vida, los procesos de cambio, la psicopatología y el historial adictivo en tres grupos de dependientes a distintas sustancias (alcohol, cocaína o heroína). La muestra es de 107 pacientes que solicitan tratamiento en el segundo semestre de 2000 en una unidad de conductas adicti-vas, con diagnóstico de dependencia a alcohol, cocaí-na o heroína. El grupo de dependientes de la cocaína está formado por 45 pacientes, de los cuales el 92.7% son hombres. Como criterios de exclusión se señalan la dificultad para completar las pruebas o encontrarse en estado de intoxicación. Los instrumentos de eva-luación utilizados son los siguientes: STAI, BDI, BSI, Cuestionario de Calidad de Vida (WHOQOL-BREEF) (OMS, 1993), y el Inventario de los Procesos de Cam-bio (Tejero, Trujols y Hernández, 1990). Los resultados obtenidos señalan que no hay diferencias en calidad de vida, procesos de cambio y psicopatología entre los tres grupos de pacientes, aunque las puntuacio-nes del grupo de alcohol son ligeramente más altas y las del grupo de cocaína son ligeramente más bajas. Las escalas de susceptibilidad personal y psicoticis-mo presentan una correlación positiva con la existen-cia de tratamientos previos, esto puede indicar que el fracaso en tratamientos anteriores puede producir una disminución de su autoestima y aparecen indicado-res de suspicacia y desconfianza. Las diferencias se encuentran en el proceso de evolución de su histo-rial de consumo y factores relacionados. En el caso concreto de los dependientes de la cocaína, presen-tan menos antigüedad en el consumo y menos años de abuso (7.4 y 4.2 años de media respectivamente). Hay una correlación negativa entre los años de consu-mo y la concienciación y control de estímulos, parece haber mayores dificultades en el control de impulsos y menor conciencia sobre el proceso adictivo cuanto más tiempo lleva consumiendo. La limitación de este estudio es que no indican si se precisa un periodo de abstinencia para completar las pruebas, sólo que los sujetos no estén intoxicados durante la realización de las mismas.

Sanz y Larrazabal (2002) estudiaron la presencia de trastornos de la personalidad entre los depen-dientes de la cocaína y analizan la evolución del tratamiento en función de la existencia de comorbi-lidad. La muestra está formada por 65 sujetos (49 son hombres) que acuden a tratamiento a centros de salud mental. Los criterios de inclusión son: presen-tar criterios diagnósticos de dependencia de la cocaí-na y permanecer en tratamiento durante un mínimo de 12 semanas. Entre los criterios de exclusión están la existencia de consumos mixtos, tener más de un diagnóstico en el eje I, y no mantener una abstinen-cia mínima de cuatro semanas.

La evaluación se realiza tras cuatro semanas de abstinencia y se utiliza el International Personality Disorder Examination (IPDE) (OMS, 1996) y una entre-vista semiestructurada para confirmar la presencia del diagnóstico. Los resultados señalan que un 64% de la muestra de 65 sujetos presenta un trastorno de personalidad, y de éstos el 56.9% presenta más de uno. Un 21.1% presenta el trastorno límite de la per-sonalidad, un 20% el trastorno histriónico, un 15.4% el antisocial, un 15.8% el dependiente, y un 9.2% el narcisista. Las asociaciones más frecuentes que se presentan son: trastornos límite e histriónico; antiso-cial e histriónico; límite y antisocial; límite y narcisista; e histriónico y narcisista. Para concluir señalan que la presencia de trastornos de la personalidad incide negativamente en la evolución del tratamiento por consumo de drogas. Hay que destacar que la muestra es seleccionada entre sujetos que están en tratamien-to por la presencia de trastornos psiquiátricos y no por consumo de drogas.

Pedrero, Puerta, Lagares y Sáez (2003) evaluaron a través de un estudio transversal la presencia y la intensidad de los trastornos de personalidad de una muestra de sujetos en tratamiento en un centro de atención al drogodependiente que presentan abuso o dependencia a sustancias. La muestra está formada por 141 sujetos (105 hombres y 36 mujeres) de los que 32 reciben tratamiento por consumo de cocaína. Como instrumento de evaluación se utiliza el MCMI-II, la historia clínica y los datos de la entrevista de inicio de tratamiento. Los resultados señalan que un 83% de la muestra presenta una puntuación TB igual o superior a 75, sospecha de presencia de un tras-torno de la personalidad, destacan: el pasivo-agresivo como trastorno más frecuente entre los hombres y el dependiente entre las mujeres. En el caso concreto de los consumidores de cocaína los patrones más frecuentes son el pasivo-agresivo y el dependiente, y entre los trastornos que Millon considera más gra-ves (esquizotípico, límite y paranoide) destaca el límite con un 31.3% de los consumidores de cocaína que lo presentan. De éstos, un 18.8% tiene una puntua-ción TB superior a 84. Además, al hacer un estudio transversal constatan que al igual que ocurre en el

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eje I, a medida que avanza el tratamiento disminuye la puntuación en las escalas del MCMI que evalúan el eje II. Al comparar con estudios anteriores confir-man la elevada presencia de trastornos de persona-lidad entre los consumidores de sustancias, pero no obtienen puntuaciones tan altas en los trastornos lími-te y antisocial. Respecto a las limitaciones del estudio, destacar que el número de sujetos en tratamiento por cocaína es pequeño, y se desconoce si el diagnóstico es de dependencia o de abuso.

Karlsgodt, Lukas y Elman (2003) realizaron un estu-dio para analizar la relación entre el estrés psicosocial y el uso de cocaína en sujetos dependientes que no están en tratamiento. La muestra estaba formada por 36 sujetos con dependencia de la cocaína (no indican los porcentajes de hombres y mujeres) que realizaban un estudio para analizar los efectos de la cocaína en el cerebro. Como criterio de exclusión está no tener otro trastorno en el eje I, excepto abuso de alcohol o marihuana. Los instrumentos que utilizaron fueron: la SCID, el ASI, el STAI y el POMS (McNair et al., 1992) para evaluar el estrés, y la HRSD para evaluar los sínto-mas de depresión. Los resultados indicaron que altos niveles de estrés psicosocial están asociados a largo tiempo usando cocaína (media de años consumiendo: 13.5 vs. 7). Hay diferencias significativas en el STAI rasgo y estado entre los sujetos que tienen altos nive-les de estrés y los que tienen bajos niveles de estrés psicosocial (puntuación media en ansiedad rasgo: 34 y en ansiedad estado: 28.5). Las puntuaciones en el HRSD y en el POMS también son superiores en los sujetos con altos niveles de estrés. Estos resultados coinciden con estudios realizados con sujetos en trata-miento por consumo de sustancias que indicaban que el estrés está relacionado con el craving a la cocaína y las recaídas en el consumo.

Back, Sonne, Killen, Dansky y Brady (2003) eva-luaron las diferencias en severidad en el abuso de drogas, historia de traumas, síntomas del trastorno por estrés post-traumático (TPEPT), problemas psi-quiátricos comórbidos, y dependencia del alcohol o la cocaína en mujeres con TPEPT que demandan trata-miento. La muestra estaba formada por 133 mujeres con dependencia de la cocaína (N =39) o del alcohol (N = 94) que demandan tratamiento. Los criterios de exclusión son: presencia de trastorno psicótico o demencia, estar embarazada o durante la lactancia materna, ideación suicida u homicida, dependencia de otra sustancia (salvo café o nicotina) y la existencia de cualquier otro factor que impida completar la evalua-ción. Son precisos entre al menos diez y 14 días de abstinencia para realizar la evaluación.

Para evaluar el uso de sustancias se utilizó el ASI y la SCID, y para evaluar la historia de traumas y el TPEPT se usaron los siguientes cuestionarios: The National Women`s Study (NWS) PTSD module (Kil-patrick, Resnick, Saunders y Best, 1989), Clinician´s

Administered PTSD Scale (CAPS) (Blake et al., 1987), Impact of Events Scale (IES) (Horowitz, Wilner y Alva-rez, 1979) y Mississippi Scale for PTSD (MISS) (Keane, Caddell y Taylor, 1997).

Los resultados fueron que el grupo de dependien-tes de la cocaína tiene un mayor deterioro a nivel laboral, social y más problemas legales. El grupo con dependencia del alcohol está más expuesto a acci-dentes graves, con lesiones o sucesos vitales estre-santes, mayores tasas de depresión y fobia social y mayores puntuaciones en las subescalas de evitación e hiperactivación del CAPS. Concluyen que hay perfi-les diferentes entre las mujeres con TPEPT y consu-mo de sustancias, lo que va a tener implicaciones en el diseño de los tratamientos.

Levin, Evans, Vosburg, Horton, Brooks y Ng (2004) evaluaron a través de un estudio de seguimiento el impacto de la presencia del TDAH o de otros trastor-nos del eje I (ansiedad y depresión), en la retención y los resultados del tratamiento en una comunidad terapéutica. La muestra estaba formada por 135 suje-tos con dependencia de la cocaína (88% hombres) que están a tratamiento en una comunidad terapéu-tica. Los instrumentos utilizados son: la SCID I y II del DSM- IV para evaluar los trastornos de los ejes I y II, y la KID-SCID para evaluar el TDAH infantil y una versión modificada para evaluar el residual. Los resultados fueron que hay un 24% de la muestra con trastornos del estado de ánimo, concretamente depre-sión mayor. Un 33% presenta trastornos de ansiedad, un 17% presenta TDAH y un 47% tiene un trastor-no de personalidad (un 16% es de tipo paranoide, un 30% antisocial, un 5% es narcisista y un 5% evitativo, como trastornos de personalidad más prevalentes).

En función de estos datos establecieron tres gru-pos: pacientes sin ningún trastorno, pacientes con TDAH y pacientes con otro trastorno del eje I (depre-sión o ansiedad). Analizan las tasas de retención y los resultados del tratamiento. El porcentaje de abando-nos tempranos (menos de 60 días a tratamiento) es superior en el grupo de TDAH (35%), pero no hay diferencias significativas ya que el grupo sin trastorno tiene un 27% de abandonos. Sí, hay diferencias signi-ficativas en los abandonos tardíos (más de 60 días a tratamiento) porque el grupo de otro trastorno en el eje I, como cabía esperar, tienen un mayor porcentaje (74%). Los sujetos con TDAH es menos probable que finalicen el tratamiento (ninguno lo termina) que los que tienen otro trastorno en el eje I (9% lo acaban) o los que no tienen ningún trastorno (19% lo acaban).

Ros, Valoria y Nieto (2004) analizaron la prevalen-cia del TDAH infantil en sujetos que demandan tra-tamiento en una unidad de conductas adictivas por consumo de cocaína u otros estimulantes. La mues-tra estaba formada por un grupo experimental (n =70) con dependencia o abuso de la cocaína o anfetaminas

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que demandan tratamiento en un centro de drogode-pendencias, y un grupo control (n =30) seleccionados entre pacientes ambulatorios de un hospital comarcal. El criterio de selección del grupo control es que no tengan abuso o dependencia de sustancias tóxicas. La totalidad de la muestra (N =100) son varones. Los instrumentos utilizados fueron el módulo E de la SCID para trastornos del eje del DSM-IV para evaluar el trastorno por consumo de cocaína o anfetaminas, y un cuestionario creado en base a los criterios del TDAH según el DSM-IV para el paciente y otro para la fami-lia. Los resultados indicaron que en el grupo experi-mental sólo teniendo en cuenta la información que da el paciente, el porcentaje de TDAH en la infancia es del 54 %. Mientras que si se contempla la informa-ción que da también la familia el porcentaje disminuye el 21%. Es un porcentaje más cercano a estudios pre-vios realizados fuera de nuestro medio. En el grupo control el porcentaje de presencia del TDAH infantil es del 3% (no hay diferencias en función de la proce-dencia de la información). Respecto a la presencia del TDAH residual, hay un 12% del grupo experimental que lo tiene y esto equivale a un 62% de los que han tenido TDAH en la infancia. Concluyen que es nece-sario evaluar la presencia de los síntomas residuales del TDAH porque es un grupo de pacientes difíciles de tratar sino se tiene en cuenta estos síntomas. Ade-más, debido a su alta prevalencia en los consumidores de sustancias podría tenerse en cuenta como factor de riesgo para el consumo de drogas y diseñar actua-ciones concretas de prevención.

Pedrero, Puerta, Segura y Martínez (2004) evalua-ron la evolución de los síntomas psicopatológicos y el malestar de los pacientes que inician y desarrollan un tratamiento por abuso o dependencia de drogas. La muestra total es de 612 pacientes (544 hombres y 182 mujeres) que inician o están en tratamiento en distintos dispositivos de tratamiento de drogodepen-dencias por abuso o dependencia de drogas. De los 612 sujetos, 135 están por problemas con el consumo de cocaína.

La investigación estaba dividida en cinco estudios: 1) Estudio transversal con el total de la muestra (N =612); 2) estudio longitudinal con 111 pacientes (97 hombres y 14 mujeres) que inician desintoxicación ambulatoria por opiáceos; 3) estudio longitudinal con 221 sujetos (162 hombres y 59 mujeres), de los cua-les 55 están por consumo de cocaína, que están a tratamiento en comunidad terapéutica. El objetivo es conocer si hay diferencias en base a la psicopatolo-gía entre el éxito y fracaso del tratamiento; 4) estudio pre-post con pacientes que completan tratamiento en comunidad terapéutica, con 77 sujetos (54 hombres y 23 mujeres) de los que 21 están por consumo de cocaína; y 5) evaluar la influencia de los fármacos anti-depresivos en pacientes a tratamiento en comunidad terapéutica, comparando la evaluación inicial al inicio

del tratamiento con otra evaluación a los dos meses. La muestra la forman 22 sujetos (15 hombres y 7 mujeres) de los cuales 8 están por problemas con la cocaína.

El instrumento que utilizaron para hacer la evalua-ción es el SCL-90-R. Los resultados mostraron una reducción progresiva de la sintomatología de todas las escalas y en todos los estudios. La medicación no parece influir en la reducción de los síntomas psi-copatológicos. El éxito o fracaso en el tratamiento no se puede predecir por la sintomatología que presenta el sujeto, ni por el tipo de síntomas, ni por su inten-sidad.

El grupo de sujetos con problemas con el consumo de cocaína son los que tienen mayores puntuaciones medias en ansiedad, hostilidad, ideación paranoide, psicoticismo y en el índice general sintomático cuan-do se comparan con los que tienen problemas con la heroína, el alcohol o el cannabis. Respecto a las limita-ciones de este estudio, en primer lugar destacar que no se indica el diagnóstico de abuso o dependencia, y en segundo lugar que no se señala la necesidad de un periodo de abstinencia para realizar la evaluación.

dISCUSIóN

El objetivo de esta revisión ha sido recoger los estudios más importantes que evalúan la presencia de psicopatología en personas con abuso o depen-dencia de la cocaína. Para ello, hemos utilizado las más importantes bases de datos a nivel internacional y hemos revisado las principales publicaciones espa-ñolas sobre adicciones.

Para poder comparar los estudios realizados, tene-mos que comenzar indicando toda una serie de limita-ciones que tienen muchos de esos estudios. Son las siguientes:

1. La mayor parte de los estudios, excepto aque-llos en los que se quiere evaluar concretamente las diferencias en función del sexo, el porcentaje de hom-bres es superior al de mujeres. Incluso hay estudios, como los realizados con veteranos de guerra, en los que la totalidad de la muestra son hombres.

2. Respecto al lugar en donde se realiza el estu-dio, hay diferencias entre los sujetos que están en tratamiento por problemas por consumo de drogas en centros de drogodependencias, por presencia de trastorno psiquiátrico en unidades de salud mental o los que consumen cocaína pero no están a tratamien-to. Entre los que están en tratamiento por problemas con el consumo de drogas, también hay diferencias entre los que están en tratamiento ambulatorio y los que están ingresados en hospitales.

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3. La presencia de diagnóstico de abuso o depen-dencia de cocaína, a pesar de ser una variable muy relevante, ya que implica una mayor severidad en el consumo, no se contempla de forma clara en muchos de los estudios. Un porcentaje importante son estu-dios realizados con sujetos con diagnóstico de abuso de cocaína.

4. Lo mismo ocurre en caso del tipo de sustancia que se consume, un importante porcentaje de estu-dios americanos se realizan con consumidores de crack (la totalidad de la muestra o una parte impor-tante de la misma), lo que dificulta la comparación de los resultados con los estudios con consumidores de clorhidrato de cocaína.

5. El periodo de abstinencia necesario para realizar la evaluación es una variable fundamental para no con-fundir los síntomas de la intoxicación o del síndrome de abstinencia con los de otro trastorno psicopatoló-gico. El tiempo de abstinencia que se exige es muy variable y en muchos casos insuficiente. En algunos estudios no se exige abstinencia, en otros se piden sólo algunos días y otros señalan como requisito para la evaluación que el sujeto se encuentre estable.

6. En cuanto al tipo de instrumentos de evaluación utilizados, no se pueden establecer comparaciones entre los datos procedentes de entrevistas diag-nósticas y los que se obtienen con instrumentos de screening, ya que con estos últimos el objetivo no es realizar una evaluación categórica.

Debido a estas limitaciones cuando comparamos los resultados obtenidos en los distintos estudios ana-lizados, en muchos casos los datos son dispares. A continuación vamos a analizar qué podemos decir, en función de los estudios analizados, de las caracterís-ticas psicopatológicas más relevantes en los sujetos con abuso o dependencia de la cocaína.

Respecto a la relación entre consumo de cocaína y depresión, los porcentajes de presencia de problemas de depresión en el momento actual oscilan entre el 20.1% y el 53.3%. Los porcentajes de presencia de problemas de depresión alguna vez en la vida oscilan entre el 47% y el 78.2%.

Los estudios sobre la relación entre consumo de cocaína y problemas con el consumo de alcohol seña-lan una prevalencia de problemas con el consumo de alcohol en el momento actual entre el 28.9% y el 60%. El porcentaje de problemas con el consumo de alcohol alguna vez en la vida en sujetos con proble-mas con el consumo de cocaína oscila entre el 71.9% y el 36.7%.

La presencia del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en sujetos con problemas con el con-sumo de cocaína oscila entre el 4.7% y el 34.9%.

La asociación entre consumo de cocaína y pro-blemas de ansiedad es también otra de las variables estudiadas, los estudios revisados indican que tie-nen problemas de ansiedad entre el 15.8% y el 33% de las personas con problemas con el consumo de cocaína.

Los estudios realizados con el SCL-90, SCL-90-R o BSI, indican que las escalas de síntomas que más destacan en los sujetos con problemas con el con-sumo de cocaína son: ansiedad, hostilidad, ideación paranoide, depresión, psicoticismo, obsesión-compul-sión y sensibilidad interpersonal.

Respecto a la relación entre trastornos de perso-nalidad y problemas con el consumo de cocaína, los porcentajes de presencia de trastornos de personali-dad en estos sujetos oscilan entre el 97% y el 47%, siendo los trastornos más prevalentes: el límite, el antisocial, el histriónico, el narcisista, el pasivo-agre-sivo y el paranoide.

Por lo tanto, los problemas de depresión, determi-nados trastornos de personalidad y los problemas con el consumo de alcohol son los que con más frecuen-cia aparecen en las personas con problemas con el consumo de cocaína. Pero debemos recordar que en muchos de los estudios revisados no se contempla la necesidad del mantenimiento de la abstinencia para realizar la evaluación, por lo que los porcentajes de prevalencia pueden estar sobreestimados. Excepto en el caso de los problemas con el consumo de alco-hol, ya que en su evaluación no interfiere la existencia de consumos de cocaína o los síntomas del síndrome de abstinencia.

Respecto a las hipótesis planteadas previamente acerca de las relaciones entre consumo de cocaína y psicopatología (ver tabla 2), en los estudios revisa-dos apenas se hace referencia a las mismas. Analizan la prevalencia de determinados problemas psicopa-tológicos en la muestra pero sin apuntar explicacio-nes sobre dicha asociación. Podemos concluir, como señalan Kathzian (1997) y Mueser, Yarnold y Bellack (1991), que no hay una relación específica entre deter-minados problemas psicopatológicos y el consumo de una sustancia determinada, sino que la disponibili-dad y el coste de la sustancia es determinante para la elección de la misma independientemente de la pre-sencia o no de un problema psicopatológico.

Por lo tanto, los estudios revisados se centran en el análisis de la presencia de problemas psicopatoló-gicos en consumidores de cocaína sin apuntar hipóte-sis sobre dicha asociación. Pero es necesario concluir que los altos porcentajes de problemas psicopatoló-gicos que estos estudios han encontrado indican la necesidad de realizar una evaluación psicopatológica de todos las personas que demandan tratamiento por problemas con el consumo de drogas, y más concre-

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tamente con el consumo de cocaína (Ladero y Martín del Moral, 1998; Rosenthal y Westreich, 1999).

Para finalizar, apuntar la necesidad de realizar en nuestro entorno estudios con consumidores de cocaí-na debido a la notable importancia que está cobrando el consumo de esta sustancia. Hasta el momento, se han realizado pocos estudios, y los que se han reali-zado, han utilizado muestras pequeñas o no son per-sonas que tengan específicamente un diagnóstico de sólo dependencia de la cocaína. Pero los estudios que se vayan a realizar deben de tener el suficiente rigor metodológico para poder realizar comparaciones con otras investigaciones realizadas previamente, y por lo tanto avanzar en el conocimiento de las características de los consumidores de cocaína de nuestro entorno.

A todo lo anterior hay que añadir las limitacio-nes que tienen muchos estudios, tal y como hemos expuesto anteriormente. Futuros estudios deben corregirlos para poder llegar a conclusiones más con-sistentes sobre la persona con problemas de abuso o dependencia de la cocaína. Lo que sí queda claro con esta revisión es que las personas con abuso y/o dependencia de la cocaína tienen una importante comorbilidad asociada que exige su evaluación y su tratamiento para el mejor curso del trastorno y del propio tratamiento de la dependencia.

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