construccion de la subjetividad obrera

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    CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD EN TORNO AL CONTROL, RESISTE

    Y ADAPTACIÓN EN EL PROCESO DEL TR (Estudio de caso)

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    CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD O

    EN TORNO AL CONTROL, RESISTE

    Y ADAPTACIÓN EN EL PROCESO DEL TR (Estudio de caso)

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    CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD OBRERAEN TORNO AL CONTROL, RESISTENCIAY ADAPTACIÓN EN EL PROCESO DEL TRABAJO(Estudio de caso)

    Primera edición 2010

    D.R. © Universidad Autónoma de AguascalientesAv. Universidad 940

    Ciudad UniversitariaAguascalientes, Ags., 20131

    D.R. © Daniel Gutiérrez CastorenaD.R. © Pablo Gutiérrez Castorena

    ISBN 978-607-7745-29-7

    Impreso y hecho en México/ Made and printed in Mexico

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    INTRODUCCIÓN 9

    CAPÍTULO I 13 Los debates en torno al trabajo y la cultura obrera 33

    La centralidad del trabajo: los alcances en México 36 Control, resistencia y adaptación 39 La lucha obrera por el control del proceso de trabajo 39

    Resistencia obrera al control del proceso de trabajo por 49 parte de la gerencia

    La adaptación obrera a los procesos productivos 57

    CAPÍTULO II 61 Suplemento para Mascotas Muñoz 63

    Magaña S.A. de C.V. (SUMMMA) Perfil de la fuerza de trabajo 63

    Proceso de trabajo 65 Control del proceso de trabajo 66

    Control del proceso de trabajo en la empresa SUMMMA 67

    CAPÍTULO III 71 ÍNDICE Subjetividad y mandos medios en torno al control del 73

    proceso de trabajo de SUMMMA

    CAPÍTULO IV 85 El proceso subjetivo de los trabajadores según el control 87

    del proceso de trabajo CAPÍTULO V 97

    Subjetividad y resistencia de los trabajadores en torno al 99 control del proceso de trabajo

    CAPÍTULO VI 117 Subjetividad y adaptación de los trabajadores 119

    en el proceso de trabajo

    CAPÍTULO VII 131 Introducción 133

    El caso de la Manufactura 133 Maquinaria Triunfo S.A. de C.V.

    Perfil de la fuerza de trabajo en Maquinaria Triunfo 133 El control del proceso de trabajo 137

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    CAPÍTULO VIII 143 El control según la subjetividad 145 de los mandos medios de MT

    CAPÍTULO IX

    161

    El control según la subjetividad 163 de los trabajadores de MT

    CAPÍTULO X 185 La resistencia obrera en Maquinaria Triunfo 187

    desde una perspectiva subjetiva

    CAPÍTULO XI 213 La constitución subjetiva de la adaptación a controles 215

    productivos en obreros de Maquinaria Triunfo

    CAPÍTULO XII 233 Resultados comparativos de los casos estudiados 235

    (debate sobre la conciencia obrera y su acción colectiva)

    CONCLUSIONES 245

    BIBLIOGRAFÍA 251

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    INTRODUCCIÓN

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    El siglo XX puede considerarse como el siglo de las grandes luchas obre-ras: surgieron organizaciones de trabajadores que reivindicaban mejo-res condiciones de vida, reducción de la jornada de trabajo y salariosque permitieron la reproducción del obrero y su familia asegurando suexistencia. Las organizaciones obreras se transformaron en sindicatos, enfederaciones y hasta lograron conformar partidos obreros. Aspiraron notan sólo a establecer leyes que les dieran vigencia y permanencia a susreivindicaciones a través de su incorporación en los códigos referentes a larelación capital-trabajo, sino también intentaron y, en algunos países, logra-

    ron establecer un gobierno que respondiera a los intereses y aspiracionesde la clase trabajadora. Sin embargo, a finales del siglo pasado, muchos deesos intentos se derrumbaron estrepitosamente, otros se transformaron engobiernos en donde impera la lógica del capital con formas autoritarias delejercicio del poder. En estos momentos, incluso, se está cuestionando laexistencia de la propia clase obrera, pues se menciona que en el mundo deltrabajo ya no tiene la importancia y la centralidad que tuvo en la generaciónde la riqueza social, sino que son otras actividades, como la financiera y losservicios, las que adquirieron gran relevancia.

    Tomando en cuenta estas reflexiones, se realizó una investigación queexplicara qué sucede con los trabajadores, qué piensan los trabajadoresacerca de lo que realizan cotidianamente, qué sienten respecto a las activi-dades y relaciones que establecen diariamente con sus superiores y con suscompañeros. Para ello se seleccionaron tres aspectos que tienen que vercon su trabajo: control, resistencia y adaptación; estos aspectos tienen unarelación directa con las actividades productivas. Pero, es necesario aclararque estos aspectos no son nuevos, sino que han sido estudiados por au-tores como Burawoy, Edwards, Thompson, Braverman, Panzieri, entre otros,a mediados y finales de la centuria pasada. Por tanto, el propósito de estainvestigación no es descubrir que en las empresas existe control, resistenciao adaptación por parte de los trabajadores, sino conocer cómo se construyela subjetividad obrera en torno al control, resistencia y adaptación, y así ex-plicar cuáles son los sentimientos que se suscitan entre ellos en el piso dela fábrica. De esta manera, se hacen las siguientes preguntas: ¿por qué noconstruyen en su subjetividad un deseo de organización, un sindicato quepermita negociar mejores condiciones de trabajo, salarios y prestaciones?,¿por qué no se genera en ellos la necesidad de organizarse como lo hicie-ron los trabajadores en el siglo pasado?

    Este trabajo puede dar respuesta a éstas y otras interrogantes que seelaboraron para guiar esta investigación; también es necesario aclarar que,por su naturaleza, no es una investigación que pretenda ser representativade todos los trabajadores de Aguascalientes, pues esto es un estudio de dos

    casos, de dos empresas, con perfiles muy diferentes. ¿Por qué dos casos?

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    Porque el campo de estudio de lo que algunos expertos en Relaciones In-dustriales llaman "el estudio del clima laboral", las gerencias se muestran re-nuentes a que se realicen estos estudios. Así, visitamos a varias de ellas, en-tregamos los instrumentos de investigación, como los formatos de encuestay los guiones de entrevistas y, posteriormente, nos citaban para decirnos queno tenían tiempo o no les interesaba que se aplicaran en sus empresas.

    Por lo demás y en relación con el contenido del libro, éste presentadoce capítulos. En el primero se hizo un recuento teórico del estado queguarda el debate en torno al trabajo, la centralidad y la importancia del mis-

    mo, así como de los principales exponentes de lo que se denomina el con-trol, la resistencia y la adaptación con la finalidad de que el lector tenga lainformación teórica necesaria para que pueda introducirse en el tema.

    En los capítulos II, III, IV, Vy VI se efectuó un análisis de las dimensionespropuestas, tomando en consideración y describiendo la parte estructuralde la empresa SUMMMA; de esta manera se comienza con una descripcióndel perfil de la fuerza de trabajo al estudiar variables como sexo, edad, esco-laridad, puestos de trabajo, así como una descripción general del procesode trabajo. En los capítulos restantes se realizó una reconstrucción en tornoa la subjetividad de los mandos medios respecto al control que ellos aplican,así como de la subjetividad de los trabajadores respecto de este control,su resistencia o su adaptación. De la misma manera, se abordó la empresaMaquinaria Triunfo en los capítulos VIl al XI. En el capítulo XII, se hizo un aná-lisis comparativo de las dos empresas en donde se contrastan las distintasvariables enunciadas, sus preferencias y sus particularidades. Finalmente, enlas conclusiones se exponen los principales hallazgos y los aportes que nospermitieron comprender esta realidad de los trabajadores.

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    CAP TULO I

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    Para discutir los últimos debates sobre cultura laboral es necesario re-visar cuál es la polémica que gira en torno a lo subjetivo en los sujetossociales, ya que es el tema en el que se enmarca la discusión que serádesarrollada en los siguientes capítulos y que ordenará los tres proble-mas que dieron lugar a los planteamientos de este trabajo: control, resis-tencia y adaptación.

    La problemática de la subjetividad en los sujetos sociales no serestringe tan sólo a explicar cómo un individuo logra adaptarse a un es-pacio social determinado1 por medio de la adquisición de valores, sím-

    bolos y signos culturales, sino que, además, implica otros problemas quese pueden expresar racional, psicológica, estética y emotivamente. Estoselementos presentes en la subjetividad de los sujetos tienen, implícitos ala vez, procesos que no terminan nunca de cumplir esta función, o porel contrario, pueden llegar a expresarse en constituciones subjetivas quelogran transformar el mundo.

    Lo anterior nos muestra que es necesario trabajar en torno a unaconcepción de subjetividad que no siga criterios teórico-conceptuales deordenación de la realidad, en la que la caracterización de la subjetividaddebe estar ordenada bajo criterios abiertos a la realidad de los sujetos,en los cuales ésta no debe encontrar obstáculos teóricos temático-exclu-yentes; y tampoco límites (de forma sistémica académica) a que los mis-mos puedan alcanzar a construir determinado panorama de la realidadde forma colectiva, sin ser dicho análisis una visión particular e individualexclusivamente.

    Por lo tanto, la discusión anterior plantea que se deben respetardos concepciones de subjetividad, que deben ir conectadas para quelos sujetos sociales analizados no se vean limitados al momento de serabordados de forma colectiva en este estudio. Esto es, no se debe limitara los sujetos sociales con los instrumentos conceptuales estructuradospor los teóricos y tampoco dejar la discusión tan sólo en uno de los com-

    ponentes intervinientes en el análisis de la subjetividad: lo psicológicoindividual. En caso de ser alcanzado tal objetivo será posible recuperar,de los sujetos sociales, una subjetividad constitutiva que parta de la ex-presión de lo colectivo.

    En primer lugar se encuentra la concepción de la subjetividad quecree que los sujetos pueden crear una construcción de sentido acorde alas estructuras sociales, políticas y económicas. Esta perspectiva recono-

    1 El concepto de espacio social es entendido aquí en un sentido amplio, sobre todo nosreferirnos a aquellas realidades que pueden tener cualquier estructura de organización,tanto formal como informal; estas realidades pueden ser una localidad, una nación, unaorganización social, etcétera.

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    ce que las estructuras desempeñan un papel importante en la conductade los sujetos, pero no al grado de limitar por completo las acciones delos mismos (Bourdieu, 1996:133). Es decir, las estructuras no llegan a ex-presarse como determinantes, la subjetividad de los sujetos -en este casollamados por Pierre Bordieu, agentes- puede llegar a expresarse en es-trategias, a partir de lo ya percibido y apreciado por éstos (Bourdieu 1996:134); o ya sea para liberarse de las estructuras en un primer momento opara construir otras nuevas más tarde; esto es, aquellas que más les con-vengan (Giddens, 1993:161). Esta misma concepción otorga a los sujetossociales la capacidad de interpretar, de manera previa, la realidad por me-dio de la experiencia cotidiana en su interacción social. Aquí los sujetos, alinterpretar significados a través de la interacción que han experimentado-más concretamente con las relaciones de poder y morales-, pueden lle-gar a construir sentidos que se expresen en acciones (Giddens, 1993:162).

    Así, para Alain Touraine los sujetos sociales al reconocerse -en elplano psicológico- con capacidades racionales y deseos, se objetivany se reconocen como tales al resistirse a las estructuras en las que seencuentran, llegando más delante a constituirse en sujetos sociales yactores de movimientos sociales, bajo una perspectiva de subjetividad endesarrollo (Gutiérrez Castorena, Pablo, 2006: 81).

    La concepción de subjetividad que revisamos someramente tiene lacualidad de ver a los sujetos sociales sumergidos en los diferentes tiposde estructuras sociales, pero esa condición no limita que éstos puedanconstruir otras nuevas. La mediación que utilizan los autores para conectara los sujetos con las estructuras puede ser muy variada y dependerá delparadigma que privilegien; por ejemplo, Anthony Giddens utiliza la estruc-tura del lenguaje como mediadora entre las estructuras y la interpretaciónanticipada que hacen los sujetos de su entorno a través de una doble her-menéutica. Desde otra perspectiva, pero centrándose en el mismo objetivo,Pierre Bourdieu reconoce la presencia de las estructuras culturales, socia-les y económicas en los sujetos, con la diferencia de que éstas son vistascomo regularidades con respecto a ellos, en las cuales se mueven perma-nentemente. Aquí, los sujetos, quizá repitan estructuras con sus acciones,pero con la posibilidad de imprimir en cada una de ellas cierta diferencia yparticularidad, debido a que en cada situación existe un tipo de estrategiadistinta. La importancia de distinguir entre estructura y regularidad estribaen el hecho de que los sujetos pueden decidir, por medio de estrategias,algunas soluciones diversas aun cuando terminan reproduciendo la culturaen la que se encuentran.

    El caso de Alain Touraine es algo similar a las subjetividades quemencionamos en el párrafo anterior. Este autor considera que los sujetos

    van pasando por distintas etapas de conciencia, según van rompiendo con

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    ciertas estructuras moral-psicológicas, que determinan al hombre en susvidas. El autor basa su propuesta en la problemática que plantea George H.Mead, con la diferencia que Touraine observa que mientras los sujetos semantienen bajo criterios morales (estructurales), éstos no pueden liberarsey mucho menos llegar a un grado de conciencia tal que los lleve a cam-biar las estructuras que los condicionan. Sólo cuando los sujetos llegan areconocerse como parte de lo real, es decir, de lo objetivado, entonces sepodrán reconocer como subjetividad. De alcanzarse lo anterior, la cons-trucción de subjetividad para la acción colectiva en los sujetos socialespuede servir para que éstos se reconozcan como actores sociales y, pro-bablemente, como parte de un movimiento social que termine en construiruna nueva estructura en la sociedad (Touraine, 1994:105).

    La perspectiva de la subjetividad que acabamos de revisar se ligaen mayor o menor medida con una visión estructuralista-psicologista. Estaperspectiva tiene esa condición por el hecho de que reconoce en los su- jetos la presencia de una determinada estructura, que ordena en ciertosmomentos la conducta de éstos; entonces estamos hablando de la simpleposibilidad de producir una estructura o, en su caso, reproducir la ya exis-tente a partir de que el sujeto se identifique a sí mismo por medio del "yo"o el "mí" en cada momento de su vida social. Ahora bien, lo anterior nos

    lleva a realizar las siguientes preguntas: ¿por qué producir o reproducirla estructura simplemente? ¿Por qué los autores anteriores le otorgana los sujetos sociales la posibilidad de escapar subjetivamente de lasestructuras, para luego construir en su mente el sentido de sus accionescolectivas en beneficio o en contra de ellas? Los autores quieren mencio-nar que los sujetos viven de manera permanente en estructuras sociales,culturales y económicas, pero en ellos reside la posibilidad de reproducirlas ya existentes o cambiarlas.

    La perspectiva anterior de subjetividad -de acuerdo con los tresteóricos mencionados-, como construcción analítica para el estudio delos sujetos sociales, parte de una concepción teórica-estructural de cómoesta subjetividad se mueve en las colectividades, pero en este caso ter-mina respondiendo a ciertos criterios teóricos de acuerdo a cómo losautores entiendan y privilegien determinada estructura. Así, por ejemplo,Giddens establece una idea de subjetividad que depende en gran medi-da de la actuación de la estructura del lenguaje en las personas; Bordieula expresa de acuerdo con la construcción que tiene de la categoría dehabitas -la estructura de las costumbres sociales-; y Touraine lo refierea criterios de paradigmas psicologistas, de estructuras analíticas del "yo",y el "mí".

    Pero antes de desarrollar y plantear otras respuestas, debemos es-clarecer por qué es necesario buscar propuestas que estén libres de

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    nociones de subjetividad psicologistas e individualistas, las cuales llevana construir ciertas nociones de construcción de subjetividad colectiva porparte de algunos autores.

    La preocupación anterior es válida debido a que resulta lógico pen-sar que son las propuestas psicologistas -como así las hemos agrupadoen este trabajo para identificar las propuestas teóricas que llevan susaportaciones de subjetividad al terreno de lo cognitivo-, las que dominanla discusión que pretendemos plantear, debido a que los individuos unavez que entran en el ejercicio de conocer el "yo", el "mí" o, en su caso, el"tú", están polemizando directamente el problema de la conciencia indivi-dual y, a su vez, la problemática de la identidad.

    El problema reside en que en esta discusión es necesario esclare-cer los alcances de la propuesta psicologista, máxime en el cómo llega aser discutido y concebido el sujeto o, en el peor de los casos, el individuo,en cuanto ente generador de una conciencia, de una identidad -cono-cer su "yo", su "mí" y, en dado caso, el "tú" que también caracteriza- y,en cuanto a la acción, qué es lo que lo motiva a llevar a cabo accionescolectivas, ya que de este modo se podrá conocer el tipo de subjetividadde la que hablan estos pensadores, en la cual -en caso de despejar lapolémica que pretendemos abordar- podremos avanzar en la discusión

    que hemos dejado pendiente hasta el momento. Efectivamente, tanto psicólogos como pensadores sociales y cultu-ralistas que se apoyan en nociones como el "yo" y el "mí", para conocerla conciencia que tienen los individuos, lo hacen en función de un de-terminado proceso, cuya finalidad es alcanzar la identidad que les co-rresponde. Una vez que esa identidad ha sido esclarecida, sus accionescorresponderán con su nuevo estado de conciencia.

    ¿Qué implica la afirmación anterior? Implica varias nociones queincumben cuatro problemas epistémico-metodológicos:

    • Primero, en cuanto a la noción de sujeto, toda persona se ve restringi-da subjetivamente, ya que para ser capaz de conocerse a sí misma yentender su "yo" depende de procesos racionales internos que estánsujetos, en gran parte, a ciertos sucesos que vive y ha vivido desde lainfancia hasta su adultez, llevándola a un estado determinado de con-ciencia en su identidad. Como resultado tenemos que dicha concienciaestá, por lo tanto, determinada por su experiencia particular; es decir,la conciencia subjetiva a la que llegan los individuos es parcial e indi-vidualizada, ya que se mantendrá acorde con lo que, particularmente,cada uno de los individuos tenga acceso en el transcurso de su vida,quedando lejos de alcanzar nociones identitarias colectivas. Esta si-

    tuación dista mucho, teóricamente, del hecho de que los individuos

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    comprendan realidades concretas, limitando así, que éstos descubranpor sí solos, metodológicamente, el proceso social en que están in-mersos.

    • Segundo, el individuo, en este caso, va alcanzando cierta concienciaconforme va haciendo racional su identidad individual, implicando quelos mecanismos metodológicos de la persona sean remitidos a cues-tiones teóricas y que se alejen de dimensiones epistémicas utilizadaspara alcanzar dicha identidad individual. Por ejemplo, estos procesosracionales van a estar directamente relacionados con las diferenciaciones que el individuo encuentre al momento de observar a las per-sonas que lo rodean, como lo afirma Niklas Luhmann, o en funcióndel descubrimiento que él mismo pueda hacer de aquellos obstáculossubjetivos personales que le impiden hacer consciente sus limitacionessociales, ya sean fobias, miedos, frustraciones, etc., como lo argumentaSigmund Freud. Por otro lado, Eric Ericsson, con base en la propuestapiagetana, considera que éstos son simplemente procesos racionalesindividuales puros desarrollados desde la niñez hasta la adultez. En estaúltima tendencia, observamos que los sujetos se encerraron en un cír-culo subjetivo individual, en el que las estructuras, ya sean psicológicas,simbólicas, culturales o, como en este caso, sociales, se convierten en

    la meta cognitiva para alcanzar la conciencia, pues si los individuos noson capaces de llegar a conocer tales estructuras, su nivel de concien-cia no será plena y se encontrarán en un círculo del que nunca seráncapaces de escapar y, mucho menos, ser conscientes de los actos quepuedan llevar a cabo.

    • Tercero, la polémica de subjetividad anterior resulta ser tal que al indi-viduo le es casi imposible alcanzar una conciencia que lo pueda llevara cuestionar aquellas estructuras en las que se mueve y mucho menos,romper con ellas, ya que la preocupación principal es conocerse a "símismo" y a su "yo" y, en determinados casos, el "tú" de las personas,siempre y cuando, claro está, ya hayan resuelto las dos primeras nocio-nes subjetivas de identificación personal.

    • Cuarto, la subjetividad psicologista que acabamos de aludir tiene otralimitación, sobre todo porque tiene que ver con lo colectivo, pues enella este factor se maneja con referencia a cuestiones culturales; esdecir, el "yo" y el "mí" se convierten en nociones colectivas cuandose identifican con determinados elementos culturales que norman laacción de los individuos. De esta manera, lo colectivo sigue parámetroscomo los que menciona Émile Durkheim en cuanto a la coacción so-cial de las estructuras culturales o, simplemente, elementos de culturacomo puede ser la normatividad, según el criterio de Talcott Parsons.

    En este caso, el "yo" se ve enfrentado con tales estructuras, pero lo

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    único que puede hacer es reproducirlas o adaptarse a ellas sin tener laposibilidad de romperlas. Esta noción psicológica-culturalista presentafuertes problemas en los niveles epistémico y metodológico, ya que alos sujetos no se les otorga la posibilidad de discutir las estructurascoercitivas, por poner un ejemplo, en las que se encuentra inmerso y,mucho menos, la posibilidad de idear estrategias de transformaciónpara cambiarlas debido a que la discusión principal es entender al "yo"interno y el "mí" que lo distingue de los demás, olvidando que las es-tructuras son construcciones de los sujetos y no a la inversa, cayendoen lo que el coautor de este estudio, Pablo Gutiérrez Castorena, llama"la perspectiva de la igualdad de la identidad" (2006: 61).

    Las cuatro argumentaciones anteriores nos llevan a considerar quelas subjetividades psicologistas, que se remiten a nociones básicas comoel "yo", el "mí" y el "tú", en último caso, limitan en gran parte los alcancesde este trabajo, ya que lo que pretendemos estudiar es cómo los sujetossociales obreros comprenden el control que se ejerce en ellos por partede las gerencias -control que surge de la relación social concreta entretrabajadores y patrones-, y cómo los mismos sujetos deciden resistirse oadaptarse, subjetivamente, a éstos. Ello implica la necesidad de trabajar

    con una idea de subjetividad que no se restrinja a lo psicológico y querecupere no sólo lo individual, sino que incorpore lo colectivo como acciónsocial articulada en lo concreto.

    Ahora bien, las propuestas analizadas no son todas las que han plan-teado la subjetividad, existen otros autores relevantes que trabajaron pro-puestas híbridas, resaltando, en mayor o menor medida, elementos no sólopsicologistas e individualistas, sino también subjetividades colectivas a partirde situaciones concretas, estos autores son: Alfred Schütz, Talcott Parsons,Harold Garfinkel y Erving Goffman y, en caso extremo, Michel Foucault, entreotros. En este caso, dedicaremos algunas líneas acerca de sus diferentesaportaciones en los apartados siguientes, aunque sin analizarlos individual-mente, sino en forma grupal, según sean las aportaciones que han logradosobre el tema.

    De los primeros cuatro autores tenemos el caso de Talcott Parsons,quien, por medio de una propuesta elaborada a partir de reunir tres ángu-los temáticos (social, cultural y psicológico), logró construir una propuestade subjetividad de los individuos, a partir de criterios apriorísticos. En cam-bio, Parsons, utilizando como base a autores como Max Weber, WilfredoPareto y Emilie Durkhiem, creyó haber alcanzado la subjetividad completade los individuos y de cómo éstos podrían ser analizados, a la par de susacciones, por medio de sus estructuras (Parsons, 1968: 783-836).

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    El problema de la subjetividad que nos muestra la propuesta de Par-sons es que pretende estructurarla de forma definitiva, sin que otorgueal individuo la posibilidad de expresar nuevas opciones no contempladaspor la estructura que propone el autor. Esta versión dura de estructurasubjetiva en los individuos, posteriormente, fue acremente criticada porlas mismas escuelas sociológicas norteamericanas y por otras europeas,e incluso por el marxismo. En el caso de los sociólogos de la escuela deChicago, éstos expresaban que la propuesta parsoniana consideraba alindividuo como un "pelele" (en el sentido de que los individuos podrían

    ser eliminados del análisis por la estructura que exponía Parsons, ya queera más que suficiente para conocer los motivos subjetivos necesariospara explicar las acciones humanas); los europeos encontraban en estapropuesta la ausencia completa del sujeto social (elemento distintivo dela tradición del pensamiento europeo); y los marxistas criticaban, entreotras cosas, que el estructuralismo parsoniano carecía de análisis de po-der y del estudio de la lucha de clases.

    Los otros tres pensadores que elaboraron un análisis estructuralde forma más flexible, apegado a lo concreto, y que resaltaron el sujetosocial fueron los tres aludidos en los dos párrafos anteriores. Cada unofue realizando su aportación para alcanzar una idea de sujeto social, en lacual su subjetividad estaba determinada por las condiciones temporalesy espaciales concretas. Esta tradición viene de las primeras discusionesque generaron pensadores como Mead, Cooley, Dewey y otros de la es-cuela de Chicago, pero éstos, a inicios del siglo XX, fueron desplaza-dos por el estructuralismo funcionalista encabezado por Parsons, y queretomando lo individual y lo contingente mostraron una nueva cara delpotencial que expresaban las personas en su entorno. Así pues, tenemosa Alfred Schütz, uno de los teóricos que trabajaron la fenomenología enlas ciencias sociales. Este autor se basó en el pensamiento de Husserly de su propuesta de conciencia de lo real, de lo cotidiano; sin embargointenta ir más lejos que éste y propone que el mundo que presencianlos individuos es intersubjetivo de cultura. Este autor "inserta la actividadintencional trascendental de Husserl en el contexto de órdenes culturalesparticulares y quiere mostrar que ambas desempeñan papeles esenciales".A su propuesta, el autor la llamó fenomenología mundana (Alexander, 1992:203). Este eje de estructuración que el autor intenta mencionar es lo queel autor presenta como lo que experimenta el individuo de lo cotidiano y sumundo-vida, pasando así a ser parte de su conciencia.

    Pero es precisamente uno de los alumnos de Schütz, Harold Gar-finkel, quien trabaja una de las ideas más fructíferas que conocemos hoyen día en el discurso cultural. Este autor colocó en el centro de la discusión

    una de la categorías que más aporta al análisis de la etnometodología en el

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    que los individuos y su contingencia social debían desarrollar, esta catego-ría es el "sentido común". En ésta el autor otorga a los sujetos la capacidadde conocer su mundo fenomenológico desde el punto de vista de deter-minados relatos, siguiendo así la construcción de sentidos comunes nor-mativamente estructurados, y siguiendo, a su vez, expresiones que tienendeterminada carga de interacción simbólica (Alexander, 1992: 211-223).

    El relato de los sujetos viene a ser la forma como el autor separa loque el individuo describe de su realidad y lo que el investigador consideraimportante para un estudio sociológico. Esto es el "sentido común" norma-tivo y los significados que posee cada individuo vienen a ser la parte de lasubjetividad que los individuos utilizan para operar sus relatos, distinguien-do así dos discursos en forma de relato (el de quien lo vive y el de quien lointerpreta), el del sujeto individual y el del investigador.

    La propuesta anterior nos lleva a retomar que la subjetividad de Gar-finkel es más individual que colectiva, más psicologista que social, y cargacierta dosis de estructura que responde a elementos teorizables apriori.También es cierto que la discusión anterior nos lleva a reconocer que esesentido común es parte de la conciencia de los individuos y que de algúnmodo es socializado y colectivo, ya que cada relato toma la particularidadde quien lo lleva a cabo, tomando así riqueza trascendental. El problema

    aquí es, ¿cómo determinar que esta conciencia del individuo es lo sufi-cientemente colectiva como para que el resto de la sociedad la retomepara cierta acción social colectiva? Este es un hecho que la propuestadel autor no responde por su fuerte sentido individual en el análisis y porsu carga estructural. Si bien es cierto que la propuesta de este pensadores de las más relevantes en los estudios culturales, por reconocer que elsujeto es quien lleva a cabo los relatos de las condiciones de vida en laque se encuentra, también es cierto que el análisis sigue siendo estruc-tural. Este hecho marca la posibilidad de que el análisis carezca de algúnelemento interviniente en la subjetividad de los sujetos y lo deje fuera deuna evaluación veraz y objetiva para quien relata una situación concreta ypara quien la interpreta. Lo anterior se debe al sentido individualista dela propuesta.

    Otra propuesta de un pensador no menos importante que los an-teriores es la de Erving Goffman. Este autor, siguiendo los pasos de Her-bert Blumer del interaccionismo simbólico quien, a su vez, se basó en otropensador como lo es Mead, considera que la vida es un escenario y laspersonas son el público. Aquí, Goffman intenta decirnos que entre un in-dividuo y otro existen representaciones y máscaras que intentan mediarsimbólicamente; los dramas son la parte central de la interacción y los ac-tos pueden ser conscientes e inconscientes según los actores. En este

    caso, la personalidad de los actores está totalmente separada, hasta cierto

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    punto, del sistema social y de la vida cultural, ya que las máscaras queutiliza el actor responden a criterios de ambientación, apariencias y moda-les, elementos de corte estructural. En pocas palabras, las máscaras soninstitucionales, no surgen de la inventiva, pues tienen representación y soncolectivas (Alexander, 1992: 189-191).

    Con el trabajo de Goffman nos es posible identificar determinadasubjetividad en los individuos cargada de apariencias, mas no de fondosconstituidos en éstos. ¿Por qué afirmamos lo anterior? Porque lo que po-demos encontrar en la propuesta es una visión de subjetividad que denotaindividualidad, estructuras de signos convencionales y ejercicios de cómoson utilizados estos símbolos para que puedan relacionarse los individuos.No profundiza el autor en si los individuos construyen signos (máscaras) ynuevos ejercicios para alcanzar dramas de destrucción de lo establecido(normas). La propuesta en general se limita a descubrir una visión del mun-do en su forma ordenada, como tantas otras que fueron construidas porlos pensadores de las escuelas de Chicago y Harvard, respetando reglas y jugando con ellas.

    Pero no todos los estructuralistas cayeron en la lógica de respetopor las estructuras, en este caso tenemos a Michel Foucault. Este pen-sador tuvo una visión más amplia que muchos de los que trabajaron las

    estructuras en general, ya que propuso que las estructuras no siemprepermanecen intactas en el tiempo, sino que son los sujetos los que lasconstruyen y las modifican. La propuesta de Foucault contiene uno de loselementos más astutos en el estructuralismo, el análisis del poder. En estecaso, los sujetos sociales -a diferencia de los autores anteriores y de lospsicologistas-, pueden destruir estructuras en las que éste existe. La tesisde la discontinuidad de las estructuras marcó la entrada de cierto análisisque escapaba a todas las lógicas de los estructuralistas y llevó el análisis algrado de que son los sujetos sociales, y no los actores, individuos o agen-tes, los que construyen su mundo simbólico, pues éste reconoce que lateoría de los sujetos es una práctica (Foucault, 1997: 9,136-138).

    ¿Qué podemos percibir de las propuestas anteriores en términosde la subjetividad, que nos pueda servir como herramienta para el análisisde la clase obrera en el piso de la fábrica? En este caso podemos encon-trar ejercicios de cómo los sujetos pueden moverse y ver el mundo de locotidiano, cuyas subjetividades están determinadas por las estructuras enlas que existen o en las que les permiten ser lo que son. Éste seria el casode los primeros pensadores aludidos en páginas anteriores, situación quedenota, además, el hecho de que son visiones del cómo podemos abordarlo social (ya sea mundos del trabajo u otros), cuyas subjetividades expre-san también que están estructuradas, en menor o mayor medida, y que

    responden a la lógica que éstas les imponen. Salvo el caso de Foucault

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    quien sería el único en su género que propone la visión opuesta a las an-teriores, ya que la subjetividad de los sujetos sociales que describe implicaque éstos descubran el trasfondo del poder de las estructuras existentesy propongan en determinado momento que éstos pueden destruir talesestructuras de dominación cargadas de poder.

    Las propuestas anteriores sobre subjetividad tienen determinadoscriterios teórico-analíticos, que son precisamente lo que las distingue deaquellas que ya se han mencionado. A pesar de que son propuestas consuficiente sustento lógico, tienen problemas, como el que las estructurassiguen y seguirán desarrollándose por el camino de la incorporación de nue-vas variables no contempladas en propuestas anteriores y de que, por lotanto, habrá un teórico que llegue a la conclusión de que falta algo por agre-gar y analizar de las estructuras existentes en la realidad, sumando que serámucho más largo el recorrido en el ámbito de lo subjetivo. Por lo tanto, dadoel hecho de la problemática analizada, las propuestas de corte estructuralsiempre tendrán el problema de que tendrán un margen de espacio teóri-co alejado del objeto de estudio analizado, ya sea desde el punto de vistadel observador o del observado, o de ambos, olvidando algo por analizaro sobredimensionando/subdimensionado algún aspecto de la realidad; tales al caso de las propuestas anteriores que privilegian lo individual, y a

    partir de este enfoque, analizan lo colectivo, por mencionar un ejemplo. Deesta manera, a los enfoques teóricos mencionados les llamaremos "subje-tivad teórico-estructural".2

    Este concepto viene a contribuir en la distinción de aquellas pro-puestas que no privilegian lo psicológico (aunque muchas de ellas tienenun elemento común, el análisis basado en estructuras), pero que trabajanlo subjetivo desde el punto de vista de lo individual, y que además contri-buyen al análisis de la subjetividad; sin embargo adolecen de temáticasen sus propuestas en algunos casos (como el análisis del poder), o nocontemplan puntos intervinientes en algunos problemas concretos en elestudio de la clase obrera (la acción colectiva de los obreros cuando estánorganizados). Al proponer este concepto es posible visualizar lo que existeen materia de subjetividad, lo cual obliga a buscar propuestas ordenadorasque sean lo suficientemente abiertas para que no se vean limitadas en losdistintos aspectos que privilegian cada una, como intentar deducir, inducir,explicar apriori procesos, limitar la subjetividad de los sujetos estudiadosdebido a que se privilegian lógicas, visiones, apreciaciones, comprensiones,

    2 Dicha categoría sirve para identificar aquellas propuestas que, teniendo elementos co-munes, caen en la misma caracterización, como el uso de nociones de estructuras para

    explicar o analizar la subjetividad en su más diversa índole.

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    articulaciones, que, en muchos casos, no están presentes o no se hanconstituido en las mentes de las colectividades estudiadas.

    Por otro lado, existe un par de propuestas en cuanto al tema de sub- jetividad que trabaja dos conceptos importantes para el tema que nos ocu-pa, y que, a su vez, constituyen los pilares con los que se trabajó en esteestudio. La primera es la que propone recuperar el plano epistémico-meto-dológico en el que se encuentran los sujetos sociales a discutir, el cual lle-va a éstos no sólo a la posibilidad de reconocer estructuras, sino tambiénde poder cambiarlas, de hacer racional y objetivo lo que vive (conciencia

    histórica) y tener momentos no acabados de comprensión articulada dela realidad concreta que experimentan. Esta propuesta es la que elaboraHugo Zemelman, cuyo concepto central es la subjetividad constituyente. Lasegunda es la que lleva a cabo María Eugenia de la O, Enrique de la Garzay Javier Melgoza, la cual retoma la polémica que establece Zemelman delanálisis epistémico-metodológico y de la problematización de la realidad.Pero éstos combinan la propuesta anterior con algunos criterios estructu-ralistas que se sintetizan en la categoría de reconfiguración subjetiva.

    Hugo Zemelman elaboró una propuesta que no se queda en las ver-siones individuales-psicologistas que en este trabajo se han denominadocomo subjetividades teórico- estructurales.

    La categoría analítica de la subjetividad constituyente se encuentra enel marco de lo que el mismo autor llama subjetividades sociales. ¿Por quéllamarla de esa manera? Porque para el autor es una subjetividad que dejafuera las polémicas de las subjetividades de corte psicológico e individual.Zemelman considera que la subjetividad de lo colectivo de los sujetos so-ciales representa los distintos núcleos y espacios de la constitución de lasfuerzas sociales capaces de determinar construcciones sociales, en cuyadialéctica se visualizan tres tensiones principales: la memoria del sujetocomo manifestación de tradición e inercia, la utopía como constitución dela subjetividad social y la dimensión de opciones de construcción social. Enesta categoría de la subjetividad de lo social se incorporan problemáticasepistémico-metodológicas como los planos espacio-temporal y micro-ma-cro de los sujetos, así como elementos racionales e irracionales, ubicandotodo lo anterior en lo que Zemelman llama un estudio histórico-cultural,debido a que tres referentes con los que se vinculan los sujetos están pre-sentes en lo concreto de forma articulada: cierta necesidad de los sujetos,determinada experiencia y una visión a futuro (Zemelman, 1997: 21-24).

    La propuesta de Zemelman implica una noción de sujeto y de su sub- jetividad, en la cual existe la posibilidad de plantear discontinuidades conrespecto a la realidad cotidiana que vive -problema que remite al debate deconcebir la realidad como construcción de voluntades sociales, por un lado;

    y de ver al sujeto como potenciador de acciones colectivas, por el otro-,

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    negando cualquier "automatismo histórico"3 en los sujetos, pero implican-do, además, un doble problema: el de la conciencia y el de la voluntad deacción. El primero, el de la conciencia, por ser entendido en los sujetos através del conjunto de relaciones sociales de producción y por ser actor endeterminados momentos del devenir histórico; el segundo, el de la voluntadde acción, por conectarse con la subjetividad constituyente,que no implicanecesariamente actores completamente acabados, como los obreros. Esdecir, ambos nos llevan a la problemática de la constitución de la voluntadde construcción, que implica a su vez, la cuestión de la voluntad como lodialéctico entre lo individual y lo colectivo en los distintos núcleos colectivosy, asimismo, la de la construcción de la posibilidad de transformaciones devalores de sentido en los sujetos que están relacionados con la noción depertenencia en sus prácticas habituales de vida (Zemelman, 1997: 27-28).

    La otra propuesta de subjetividad se centra en la categoría analíticade la reconfiguración subjetiva, y los dos problemas que aborda son: laidentidad y el problema de la acción colectiva. Estas dos problemáticasson las que norman toda la propuesta.

    Al tratar de explicar en qué consiste la categoría aludida, los teóri-cos anteriores retoman algunas cuestiones de lIan Bizberg -quien, a suvez, retomó algunos elementos de Hegel-, Karl Marx y Antonio Gramsci,

    para llegar a la conclusión de que la subjetividad es parte del sentidocomún que tienen los sujetos sociales, el cual se construye por mediode significados que pueden ser orientados a la acción colectiva. En estecaso, la subjetividad no es una estructura, como lo consideran los teóri-cos del pensamiento de la perspectiva teórico-estructural, sino que:

    [...] es un proceso que pone en juego a las estructuras para dar signifi-cado a las acciones. Además, afirman que "ese proceso de significaciónpara dar sentido a las acciones lleva consigo una determinada identidad,que ofrece la posibilidad de construirse un determinado nosotros concierto grado de homogeneidad, en el que están implícitos unos signoscompartidos y una memoria colectiva común. Esta última hace referenciaa la experiencia colectiva de los sujetos (De la O, De la Garza y Melgoza,1998: 32, 33).

    Ahora bien, este elemento de identidad implícito en la concepciónde subjetividad de los autores mencionados hace patente que nace deprácticas cotidianas, junto a rupturas y asimilaciones de los aconteci-mientos colectivos, amén de que esa idea de identidad puede verse por

    3 Este término es de Pablo Gutiérrez presentado en el libro deInstrucción de sentido de

    identidad.

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    medio de sus campos involucrados: lo cognitivo, lo valorativo, la forma delrazonamiento común, la personalidad, el sentimiento, el sentido estéticoy, en fin, todos los discursos que puedan integrar los elementos anterio-res. En resumen:

    [...] la identidad, como parte de la subjetividad, se presenta como un as-pecto dinámico. Ese dinamismo de la identidad se conecta con las si-guientes características de subjetividad: a. la identidad puede tener partes estructuradas transindividuales, pero

    también partes de creación local;

    b. la identidad no sólo reconoce niveles de abstracción, sino también deprofundidad en el sentido gramsciano: desde los estratos fosilizados,sumidos en el inconsciente colectivo, hasta los actuados consciente-mente;

    c. la identidad posee partes estructuradas que implican la noción de es-tructuras parciales que pueden estar conectadas, pero no forma nece-sariamente un sistema coherente y totalmente articulado;

    d. las estructuras parciales y las partes de identidad pueden, dependien-do de circunstancias externas, reengancharse con extrema maleabili-dad, permaneciendo a la vez a otras estructuras fragmentadas;

    f. las estructuras parciales y las partes de identidad pueden reconocerfunciones de polisemia y mimetismo, de acuerdo con los enganches ylas circunstancias;

    g. "no todo está estructurado en la identidad ni todo es totalmente cohe-rente";

    h. [...] el concepto que sintetiza las proposiciones anteriores sobre los ele-mentos dinámicos de la subjetividad, es el de reconfiguración, esto es,la capacidad subjetiva de formar configuraciones dentro del proceso dedotación / atribución / construcción de sentido (De la O, De la Garza yMelgoza, 1998:34,35).

    En este caso, la categoría de reconfiguración es la ordenadora delos procesos de subjetividad. Esta categoría analítica observa estructurasparciales finitas con determinada capacidad de polisemia y mimetismo,cuyas relaciones no tienen la misma posibilidad, si bien mantienen ruti-nas de significación probadas en la vida cotidiana (De la O, De la Garza yMelgoza, 1998: 35).

    Cabe aclarar que las reconfiguraciones subjetivas, según los teóricosanalizados, en sí no existen, sino que se construyen a partir de elementosque conectan la voluntad colectiva -polémica gramciana-, la imposición, lono elegido y lo optado; es decir, las limitaciones y las acciones que abren

    caminos a lo posible. Así, entre acción colectiva e identidad, problemas

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    centrales de la subjetividad, interviene una más que recibe el nombre de"perspectiva de la subjetividad de las configuraciones dinámicas", quesurge de la polémica que depende de la presencia de otra categoríaidentificada como "voluntad colectiva", la cual viene a mediar entre losdos problemas ordenadores de la subjetividad, debido a la improbabilidadde que las acciones colectivas puedan presentarse (De la O, De la Garza yMelgoza, 1998: 36).

    La subjetividad anterior -perspectiva de la subjetividad de las confi-guraciones dinámicas- describe el proceso particular en las mentes colec-tivas, correspondiente a un espacio concreto que puede expresarse en larealidad a través de múltiples formas de acción colectiva o de un nosotrosrelativamente homogéneo; signos compartidos y memoria colectiva común(Cfr. De la O, De la Garza y Melgoza, 1998: 33).

    Ahora bien, las dos propuestas que acabamos de aludir tienen se-mejanzas y diferencias importantes. Si bien es cierto que la propuesta deDe la O, De la Garza y Melgoza y la de Zemelman son muy parecidas, cadauna aporta elementos analíticos particulares. Por ejemplo, la de Zemelmanresuelve algunos problemas cercanos a lo político, que en la propuestade reconfiguración no se encuentran elaborados de forma explícita, pueslos teóricos abordados no llegan a explicar cómo los sujetos sociales al-

    canzan acciones concretas de transformación cuando hacen referencia alos dos problemas subjetivos, ya antes mencionados como centrales, en losque proponen utilizar la categoría de voluntad colectiva como mediadora.Lo que pasa es que la categoría no es lo suficientemente consistentecomo para dar cuenta del alcance del problema a resolver: la mediaciónentre acción colectiva e identidad.

    Si nos atrevemos a afirmar lo anterior, es porque la categoría de vo-luntad colectiva evidencia que se encuentra más cerca de describir el proce-so del momento en que una colectividad desea emprender cambios en surealidad por medio de su experiencia individuo-colectivo -historia de vidacotidiana-, implicando a su vez, que ya se reconfiguraron las subjetividadesde los sujetos, y de determinar cómo dicha categoría puede dar cuenta deese proceso. Pero, ¿qué sucede en aquellos casos en donde los sujetos nohan reconfigurado sus sentidos de identidad; qué está pasando en sus subjeti-vidades? ¿Acaso no hay conciencia en los sujetos? o ¿éstos no han entendidodel todo lo que sucede en su vida cotidiana y, por tanto, no han encontra-do el sentido para llevar a cabo determinadas voluntades colectivas? ¿Setendría que hablar de conciencia falsa, como lo afirma Georg Lukács, cuan-do los sujetos no han encontrado el sentido adecuado para la acción y surespectiva transformación? (Lukács, 1969: 56). Éstas son algunas de lasinterrogantes que no resuelve la categoría de los autores aludidos, ni tam-

    poco se resuelve con la categoría de la voluntad colectiva que proponen

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    como mediación entre los problemas de identidad y la acción colectiva delos sujetos. Ambas no alcanzan a cumplir su función analítica en los casosconcretos que deseamos abordar, por lo que queda abierta la discusiónpara continuar polemizando el tema.

    Ahora bien, si reunimos las piezas analíticas antes descritas pode-mos llegar a la conclusión de que las dos propuestas de subjetividad soncomplementarías entre sí y de que llegan a las mismas metas con estruc-turas conceptuales distintas; en este caso, lo que resta mencionar es siexisten diferencias entre una y otra propuesta y si los resultados obtenidos,

    una vez utilizados, son los mismos o no. En este caso, ¿cuáles son las diferencias que existen en los con-ceptos propuestos por los autores revisados? El concepto de subjetividadconstituyente elaborado por Zemelman se encuentra ubicado en el planode lo epistémico-metodológíco, en el que los sujetos a estudiar se sitúanen realidades específicas; en tal caso, éstos y sus subjetividades son pro-ductos de las relaciones sociales cotidianas, en las que lo individual y locolectivo se conjugan perfectamente. El autor deja bien claro que lo quese pretende es que se visualicen los sujetos en las condiciones en lasque se desenvuelven, así como la plena libertad que tienen de ser ellos,precisamente, quienes aprehenden la realidad. El planteamiento referidoes verdaderamente polémico, ya que el autor no le atribuye a su categoríanada que tenga que ver con características teóricas explicativas, ideales oapriorísmos a la visión que puede alcanzar el sujeto social por el contrario,construye un concepto que ordena lo que los individuos alcanzan a com-prender de su realidad, con sus recursos metodológicos y conceptuales.En cambio, la categoría de reconfiguración de los autores mencionadospretende ubicar su propuesta en los mismos planos filosóficos que Zemel-man, mas no logra esclarecer las situaciones concretas en las que los su- jetos se desenvuelven, más bien intentan comprender conceptualmentelos distintos casos hipotéticos en los que los sujetos pueden presentarse,

    haciendo una lista de caracterizaciones para tales problemáticas. Estaafirmación la podemos corroborar en el apartado que se presentó cuan-do se revisó su propuesta al nivel de lo subjetivo.

    Este enfoque de subjetividad que intenta recuperar la relaciónepistemológica del "sujeto-objeto" nos parece que describe el funciona-miento de lo subjetivo en los sujetos sociales, más que problematizarlo;por ejemplo, nos presentan una propuesta que implica, de antemano, unalejamiento de las posturas epistémicas y metodológicas de Zemelmande manera general y un acercamiento a planteamientos teóricos de tipoestructural cuando mencionan que la subjetividad se relaciona con:

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    [...] la construcción de la significación que, para el sujeto, constituye el vín-culo entre la significación y la orientación para la acción [y que, además],no es una estructura, sino un proceso que pone en juego a las estructuraspara dar significación, [que a su vez] va de la percepción a las concepcio-nes filosóficas del mundo (De la O, De la Garza y Melgoza, 1998: 33).

    Esta afirmación se constata cuando analizamos las representacio-nes que hacen los autores de aquello que llaman dinamismo de la iden-tidad a través de las características de subjetividad que proponen, las

    cuales culminan con la construcción del concepto de reconfiguración;también podemos observar que en cada una de ellas se presenta unaestructura teórica de análisis epistémico-metodológico, pero en el fondoson "proposiciones" -como así le llaman los mismos autores, en el últimoinciso, a su caracterización-, pues tienden más a asemejarse a propues-tas cognitivas apriorísticas. Lo dicho puede ser constatado por el lectoral revisar las propuestas mismas. Los autores manejan la existencia dedeterminadas estructuras en su forma parcializada, hecho que denota unanálisis apriorístico de cómo se edifican las ideas de los sujetos socia-les; también argumentan que se puede encontrar el funcionamiento deestructuras fragmentadas, por lo que nuevamente incurren en el mismoejercicio teórico, para luego plantear la forma como se conectan entreellas. En general, se puede decir que la propuesta se asemeja a los razo-namientos posestructuralistas foucauleanos.

    Lo anterior resulta así debido a que los autores mencionados eli-gen un camino que cae en una postura apriorística de su propuesta,utilizando a pensadores connotados como Gramsci -quien llega a plan-teamientos socioculturales epistémico-metodológicos probados-, paraafirmar que su propuesta postula una problemática concreta (¡dea analí-tica de Zemelman para intentar abordar un tema con razonamiento arti-culado basándose en una realidad concreta), que luego lo combinan conpropuestas cercanas a los estructuralistas, al argüir que existen en lassubjetividades de los sujetos estructuras parciales que después se co-nectan entre sí, pero flexibilizadas por estos mismos. Todo lo anterior esutilizado como caracterización para luego llegar a construir su conceptoprincipal llamado reconfiguración.

    Ahora bien, en cuanto a la polémica, la acción colectiva, que es laque se relaciona con los problemas ordenadores de este estudio (control,resistencia y adaptación), sólo es posible mencionar algunas considera-ciones al respecto. El concepto de voluntad de acción, aludido en el textode Umbrales del pensamiento, de Zemelman, el cual es utilizado para darcuenta de la conciencia de los sujetos en momentos concretos del devenir

    histórico, conforma una categoría que viene a contribuir en aquellos casos

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    en que las subjetividades de una colectividad no han culminado en accio-nes concretas, pero que subjetivamente se presenta en los sujetos en susituación real; es decir, debido a que las condiciones de relaciones socia-les concretas están determinando a los sujetos, éstos quedan limitados enel accionar político.

    La propuesta de los autores resuelve sólo en parte la cuestión acercade si la categoría de voluntad colectiva cumple o no una mediación entre elproblema de identidad subjetiva y la acción colectiva de los sujetos socia-les, debido a que tratar estos conceptos tiene implicaciones muy fuertes

    que dejan de lado algunas situaciones en las que las subjetividades de lossujetos concretos no están presentes de forma completa en la identidad,ni en las acciones colectivas. Dado el caso, es probable que aparezca so-lamente una de las dos, o bien, ambas pueden estar ausentes y, aun así,existir una subjetividad determinada. Por ejemplo, en las subjetividadesde los sujetos no necesariamente están presentes identidades acabadasy acciones colectivas espontáneas. En este caso, la categoría mediadorade voluntad colectiva es pertinente si está de por medio una de las dos -identidad o acción colectiva-, pero cuando no se han expresado, ¿qué eslo que existe, subjetivamente hablando?

    Para dar respuesta a esta interrogante, uno de los autores de estetrabajo, Pablo Gutiérrez Castorena (2006: 94), ha desarrollado la propues-ta de la "voluntad de acción", que consiste en establecer una segundamediación entre los dos problemas principales de los autores aludidos,de tal forma que con ella se dé cuenta de los casos concretos en losque está presente o no la identidad e, igualmente, de cierta voluntad delos sujetos para alcanzar o no acciones concretas en sus espacios socia-les; cabe señalar que este último planteamiento se encuentra en fase deconstrucción. Este concepto, describe el proceso subjetivo en el cual lossujetos encuentran sentidos de identidad para la acción, aunque no lo hanarticulado socialmente. Para nosotros es claro que los sujetos ya entiendenel funcionamiento de las distintas fuerzas sociales, culturales y económicasque están ejerciendo influencia concreta sobre ellos; por ejemplo, las rela-ciones sociales concretas de la fábrica desarrollan una conciencia históri-ca determinada, a pesar de que en algunos casos no han podido concretaracciones colectivas derivadas de la conciencia subjetiva generada por susituación. Por tal motivo, la mediación que proponemos tiene la funciónde recuperar dichos casos en que los sujetos entienden lo que viven, auncuando no han llegado a estructurar voluntades colectivas.

    La mediación sugerida aquí no niega que los sujetos sean los queaprehenden su realidad, ni que sean ellos mismos los que con su lenguajelo expliquen. Esto implica que son los sujetos, a través de sus recursos

    metodológicos, quienes van descubriendo su realidad.

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    Así, con el fin de ampliar esta polémica, proponemos completar lamediación que los autores referidos plantean en su propuesta: "identidad-voluntad de acción-voluntad colectiva-acción-colectiva" (GutiérrezCastorena, R, 2006: 94), con la cual se pretende dar cuenta de cómo lossujetos sociales trabajadores analizan su realidad concreta y cómo ladescubren subjetivamente, a tal grado que les es factible o no llevar acabo acciones particulares como lo afirma Zemelman; no obstante quela subjetividad que han alcanzado se mueve en lo que este mismo autorllama subjetividad colectiva constituyente, debido a que los trabajadoresen una relación social concreta pueden experimentar las mismasdeterminantes sociales llegando así a construir ciertas subjetividadescolectivas o no, sin que este hecho no signifique la existencia deconfusiones subjetivas, inconciencias o falsas conciencias.

    Con esta categoría de subjetividad no se descarta que los sujetossociales lleven a cabo acciones particulares articuladas, respondiendo a es-trategias subjetivas específicas, como resistirse o adaptarse a problemascomo el control gerencial; sin embargo, sus acciones mantendrán ciertavisión y dirección colectiva; es decir, los sujetos de forma individual puedenaprehender su realidad subjetivamente, a pesar de no tener acciones colec-tivas concretas, y aprehender sus acciones individuales haciéndolas coincidir

    en un mismo plano.

    El concepto analítico mediador que se propone viene a brindar unabase para abordar la polémica de resistencia y adaptación desde el ángulode la subjetividad, en el cual no necesariamente responderá a criterios dereconfiguración o de subjetividad constituyente en los sujetos sociales.Estos temas por lo regular fueron tratados desde el análisis del compor-tamiento de los grupos humanos en el piso de la fábrica, (salvo ciertasexcepciones) y que sus aportaciones se vieron limitadas porque implicabanmetodologías cercanas a la interpretación (acción llevada a cabo por partedel investigador y no por el sujeto observado).

    Queremos aclarar que el problema anterior no se debe abordar sinantes revisar las principales discusiones que han dominado en el campo dela cultura laboral. Tales estudios representan las principales corrientes teóri-cas; por lo tanto, a continuación se revisarán los principales aportes teóricosque se relacionan, directa o indirectamente, con los estudios de la culturaobrera.

    Por esta razón, la siguiente parte de nuestro capítulo nos permitiráentender y visualizar cuáles han sido los alcances, logros y puntos temáti-cos más explorados por los estudiosos del tema que pueden contribuir ala consecución de los objetivos de esta investigación.

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    LOS DEBATES EN TORNO AL TRABAJO Y LA CULTURA OBRERA

    La mayoría de los autores que trabajan el tema de la cultura obrera coin-ciden en que éste ha sido poco estudiado y que actualmente constituyeun espacio importante para el debate teórico. Lo anterior ha sido así,debido a que este tema tiende a profundizar las nociones en cuanto acultura obrera que no se han explorado. Se ha aceptado, generalmente,que gran parte de los estudios en torno a la clase trabajadora han sido,en su momento, obras sociológicas empíricas y algunas otras han sido

    contribuciones de la tradición histórica, pero lo anterior no descarta queotras áreas temáticas puedan o estén trabajando el tema. Así, es posibleque la bibliografía existente acerca de cultura obrera la encontremos enmuchos otros campos temáticos.

    A partir de los cambios sociales que se han presentado en las últi-mas décadas dentro de la tradición en torno al estudio de la clase obrera,se pueden identificar las siguientes vertientes que abordan esta proble-mática:

    a. Las teorías que propusieron la existencia de una "nueva clase obrera" deautores como Mallet, Dahrendorf y Gortz.

    b. Las vertientes definidas como "tecnocráticas" derivadas de la nociónposindustrial y sustentadas principalmente por Bell y Touraine. c. El examen de los procesos de trabajo en las fábricas a cargo sobre todo

    de autores italianos, llamados "obreristas" como Panzieri y Negri. d. Un grupo de análisis que podría definirse de composición intermedia,

    el cual destaca como punto de discusión, la influencia de la fábrica ylos cambios tecnológicos operados en ésta que han culminado con laformación de la clase obrera y cuyos representantes más notables son:Touraine, Naville, Braverman, Shaiken y Burawoy.

    e. Por último, la vertiente histórica inglesa, preocupada por el análisis dela formación histórica de la clase obrera en Europa, como puede verseen los trabajos de Thompson, Hoggart, Williams y Jones (De la O, De laGarza y Melgoza, 1998: 43).

    Con base en esta clasificación de las vertientes acerca del estudiode la clase obrera, los autores citados realizan una revisión de las prin-cipales corrientes encargándose de subrayar sus concepciones acercade la clase trabajadora; ésta nos es pertinente para rescatar un conceptomás: el de cultura obrera. Así, valiéndonos de ella, pasaremos a realizarla siguiente reseña.

    La primera vertiente que nos atañe destaca la idea de la sociedadposindustrial, en ésta se plantea que la sociedad actual ya no está en

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    concordancia con la sociedad que había emergido del viejo capitalismoy que, por lo tanto, su producto más genuino, la clase obrera industrial,deja de ser, por sus condiciones materiales de vida, la clase represen-tante que posibilite generar el cambio social, siendo ésta sustituida enimportancia por los trabajadores de cuello blanco y por otros grupossociales.

    Autores de la misma tendencia de Serge Mallet ubicaban a estostrabajadores en una situación de pobreza como producto de los cambiosque se dan en la sociedad, mientras que, por el contrario, Ralf Dahrendorfubica a éstos en la abundancia, pues los mismos cambios mencionadosles generan situaciones favorables que contribuyen a la elevación de sunivel de vida; de tal suerte, las condiciones y las estructuras de clase delos trabajadores se ven transformadas. Se tiene la idea que el incrementoen los patrones de consumo producido por esta nueva situación separaal trabajador de su papel de productor y lo coloca como parte de unaclientela; ya no es un proletario, sino un consumidor.

    La segunda vertiente, la "tecnocrática", está representada por Da-niel Bell y Alain Touraine. Para Bell, la sociedad industrial que caracterizóel viejo capitalismo ha quedado atrás y por eso la denomina sociedad"posindustrial" que da paso a una sociedad reorganizada; para Touraine

    la aplicación de la técnica será una característica de la sociedad posin-dustrial que trae consigo cambios económicos y sociales importantes,como el surgimiento de una casta de tecnócratas que sustituirían a losobreros industriales, que crean nuevas clases y nuevos conflictos. En elfondo de esto está la idea de suprimir la concepción de la misión históri-ca del proletariado como agente de transformación.

    La tercera vertiente denominada "obrerista" es la representada porRaniero Panzieri y Antonio Negri. La importancia de esta vertiente estribaen que se dirige a estudiar al obrero dentro de la fábrica; a partir del estu-dio de los procesos de trabajo hallarán nuevos espacios de observación enlos que quedará implicado el estudio de la subjetividad obrera. Para estosautores, el conflicto y el movimiento de lucha, expresada en una resistenciaconstante y silenciosa, ya no se dan tan sólo al exterior de la fábrica. Lacontradicción entre el capital y el trabajo implica una relación de conflictoque se expresa en el mantenimiento de comportamientos culturales.

    La cuarta vertiente, a la que De la O, De la Garza y Melgoza deno-minan intermedia, se caracteriza por explicar el impacto que ha tenido laintroducción de la tecnología moderna en el proceso de trabajo y en lostrabajadores.

    Como una primera repercusión de esa introducción tecnológica, semanifiesta una satisfacción por parte de los trabajadores o, de manera in-

    versa, una insatisfacción en el puesto de trabajo como consecuencia del

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    carácter alienante, rutinario y repetido del trabajo industrial. Por otro lado,también se destaca como tema de reflexión el efecto que tuvo la nuevatecnología en el proceso de la descalificación del trabajador, así como enel de la degradación del trabajo. Este hecho introdujo la idea de un ejerci-cio de control por parte de la gerencia en todo proceso del trabajo (Cfr.De la O, De la Garza y Mendoza, 1998: 47, 48).

    Finalmente, se encuentra la vertiente inglesa que rescata la tradi-ción histórica, la cual emprende la reconstrucción histórica, social y cultu-ral de la clase obrera, recuperando la tradición historiográfica de la clase

    trabajadora y de la historia popular. Sus orígenes se remontan a finalesdel siglo XIX y se prolongan hasta mediados del siglo XX. Sus partidariosponen énfasis en tres aspectos: la conciencia, la cultura y la ideología.

    Para Chas Critcher no existe "una tradición auto-consciente inte-rrelacionada con los escritos sociológicos que abordan la cultura de laclase obrera en Inglaterra". Por su parte, Richard Hoggart considera queprevalece un "deterioro de los valores tradicionales de la clase trabaja-dora por la influencia de la clase media"; lo más significativo del cambiosocial, según él, es el surgimiento de una sociedad de masas que pro-duce su propia cultura. Además, sostiene que no se puede construir unaimagen "total" de la clase obrera y propone ir más allá de los hábitospa-ra comprenderlos y entender qué significan(Cfr. De la O, De la Garzay Mendoza, 1998: 49-53).

    Un autor más de esta vertiente es Williams Thompson, cuyos tra-bajos, en general, identifican problemas de la clase trabajadora, comosu vulnerabilidad cultural, sus desventajas en el sistema educacional ylas condiciones de vida durante una época marcada por el término de laguerra. Un concepto que es importante señalar de este autor lo consti-tuye el de "experiencia de clase", el cual está influido por las relacionesproductivas bajo las cuales los hombres nacen. La conciencia de clase,por lo tanto, será el resultado de las tradiciones, los sistemas de valoresy las formas institucionales.

    Después de plantear las vertientes que analizan la clase obrera y lascondiciones para el estudio de su cultura, se concluye que la cultura nodebe concebirse como algo externo y desvinculado de la clase trabajado-ra, sino por el contrario:

    [...] es necesario pensar en el ámbito del trabajo como una forma culturalespecífica, generadora de comportamientos culturales que se desplazande la fábrica a la sociedad y de la sociedad a la fábrica, donde se trasladanvalores y conductas que diferencian el comportamiento y las prácticasculturales obreras de los sujetos. La reproducción de la clase obrera en la

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    fábrica se encuentra mediada [...] por las prácticas culturales cotidianas delos sujetos (De la O, De la Garza, Melgoza, 1998: 43-54).

    De esta manera, del tema de la cultura obrera recuperaremos lorelacionado con los procesos de producción y trabajo en la fábrica comola expresión de las experiencias cotidianas de los obreros en el espacioconcreto de la planta productiva.

    El siguiente punto a discutir es: ¿cuáles son las principales polémi-cas acerca de la centralidad del trabajo en México? Este punto es de suma

    importancia, ya que en él se tocan los aspectos que los estudiosos mexi-canos han desarrollado en los últimos 25 años. Cabe aclarar que se toma el tema de la centralidad del trabajo como

    el eje de discusión del marco teórico, debido a que en esta investigaciónse desea buscar el control del proceso del trabajo, las nuevas formas deresistencia obrera en las fábricas y la adaptación de los obreros a los nue-vos procesos productivos y laborales, siendo los problemas ordenadores:el control, la resistencia y la adaptación de los trabajadores a los procesosde producción, cuyo estudio se fundamenta desde la perspectiva de unalógica de reestructuración productiva de las empresas. Además, se debencontemplar problemas como la reproducción, la conciencia, la ideología dela clase obrera, por mencionar algunos, ya que se presentan implícitos den-tro de los tres problemas ordenadores mencionados.

    Ahora bien, la centralidad del trabajo, en este caso, es una problemá-tica que ha generado bastante discusión desde los distintos ángulos delaporte empírico. De esta forma, el punto que nos compete ahora tratar es,precisamente, el referente a esta polémica que acabamos de aludir.

    LA CENTRALIDAD DEL TRABAJO: LOS ALCANCES EN MÉXICO

    Lo que pretende el presente trabajo es ir recuperando aquellas catego-

    rías que contribuyen a nuestro tema, y si es necesario, construir algunasotras que nos permitan encontrar las conexiones analíticas de los proble-mas subjetivos de los sujetos obreros concretos.

    Cabe aclarar que no se busca con ello una revisión exhaustiva deltema, sino, simplemente, enumerar aquellos aspectos que son relevantespara nuestro estudio.

    El estudio del trabajo ha resaltado ciertos tópicos a nivel internacio-nal en las últimas décadas, así también en México se han privilegiado cier-tos aspectos temáticos; por ejemplo, Juan Luis Sariego llevó a cabo unexcelente recuento de cuáles han sido los debates y propuestas de losautores nacionales acerca del concepto de cultura obrera. En uno de sus

    ensayos el autor logra detectar cuatro de las principales líneas por las que

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    se ha seguido la discusión de este tema; a través de ellas podemos ver,en parte, lo que hemos afirmado con anterioridad.

    • La noción de que no se debe de utilizar el término de cultura obrera,sino más bien el de cultura de los obreros. Esto es así debido a queel concepto de cultura, según la antropología, es una categoría muyamplia y global, que sólo puede tener particularidades, es el caso delos obreros. Además, el término de cultura obrera, explica Sariego, queexpresa la opinión de quienes mantienen una postura antropológica,

    es sólo un concepto asignado más que una realidad histórica.• Existe la noción de la cultura obrera vista como cultura de masas. Aquíse ve a los obreros como producto de una industria cultural masiva quecreció a la par de las fábricas y de los polos de desarrollo manufactu-rero desde la posguerra hasta nuestros días.

    • Hay otra noción de cultura obrera concebida como resultado operativoconceptual para el análisis de lo económico que llevó a una diferencia-ción del término obrero. Esta diferenciación estaría marcada según elespacio en que se reproduce la clase obrera. Así se podría hablar decultura obrera y cultura urbana o popular.

    • Por último, Sariego encuentra otra noción que se mueve alrededor dela clase social; la cultura obrera sería aquella respuesta histórica quellevaron a cabo los obreros como resultado distinto del mundo que hanconstruido otras clases sociales(Cfr. Sariego, 1998: 90, 91).

    Con la anterior ordenación de las principales temáticas en tornoa las polémicas de la cultura del trabajo podemos encontrar claramentedos posturas principales dentro de los estudios de cultura de los obreroso, simplemente, obrera, como dirían otros. Esas dos principales líneas deestudio son: la antropología y la historia cultural.

    Para el caso de la visión antropológica, sus defensores tienen claroque la cultura de los obreros ocupa sólo un ángulo de los que existen enla cultura en general. Así que la cultura de los obreros es específica y suscategorías tienen poco o nada que ver con otras clases de cultura.

    La segunda postura de tipo histórico-cultural, retomada por algunosantropólogos y por estudiosos de lo social, concluye que los conceptosde cultura son distintos debido al enfoque que le han dado al objeto deestudio. En este caso, los estudios de la cultura obrera, principalmente,privilegian el trabajo de los obreros en el nivel de los procesos de pro-ducción. Así, con esta diferencia aunada al objeto de estudio definido entérminos históricos culturales se deriva otro tópico que contempla dosaspectos: la cultura de los obreros dentro y fuera de la fábrica.

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    De acuerdo con lo anterior, se puede observar que el concepto decultura que más contribuye al debate que deseamos desarrollar en torno alcontrol, resistencia y adaptación obrera es la que propone un análisis histó-rico cultural, debido a que recupera el mundo del trabajo como espacio deexperiencia para los obreros, experiencia que se traduce en la inclusiónde conocimientos que van adquiriendo los obreros con el paso del tiem-po. Éstos son los procesos subjetivos que se van constituyendo de formadinámica en los obreros y que contribuyen a la construcción de identidades;a parte de que están cargadas de visiones particulares de proyectos polí-ticos viables, que posiblemente puedan llegar a expresarse en voluntadesde acción colectiva.

    Juan Luis Sariego plantea que en el ámbito laboral -en el que estáimplícita la dimensión del trabajo en un estudio que realizó en el sectorminero-, es en donde se confrontan experiencias, cuyas respuestas his-tóricas "implican sistemas de valores, modelos de comportamiento y for-mas de vida que apuntan hacia una visión del mundo y de las relacionessociales" (De la O, De la Garza y Melgoza, 1998: 61).

    Luis Reygadas es otro autor que acepta los postulados de Sariego,mas no todos. Menciona que Sariego, a pesar de ser antropólogo, hatratado el tema de la cultura en los trabajadores en un plano secundario -

    como muchos otros estudiosos del tema del trabajo-, subordinándolo atemas como la tecnología, la organización del trabajo, las relaciones labo-rales, etc. Reygadas afirma también que este autor no ha continuado conlas discusiones teóricas del concepto de cultura y no ha diseñado estra-tegias metodológicas para emprender el estudio de las culturas obrerasy del trabajo; además, no explica si dicho concepto aparece como unarespuesta histórica a las visiones de los sujetos, o bien, si todo en él estámezclado; no queda claro, continúa Reygadas, si la cultura es una prác-tica, un ethos o una concepción del mundo. Por otro lado, el término derespuesta implicado en el concepto es un mero reflejo de una realidadextracultural.

    Después de estos pronunciamientos, Reygadas propone agregar ala perspectiva metodológica de una historia de la cultura de Sariego, otraque privilegie lo histórico-semiótico; es decir, una concepción que pro-fundice en lo simbólico de los obreros y de sus actividades fabriles conla cual se experimente y se recuperen los distintos espacios sociales deestos sujetos y que, amén, dé cuenta de la intersección entre lo cultural ylo laboral; esa categoría de la que habla es la "cultura del trabajo":

    La relación entre la cultura y trabajo debe verse en ambas direcciones. Estoquiere decir, por una parte, que es necesario considerar cómo se generan en

    el trabajo significados que contribuyen a la estructuración de la cultura

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    de una sociedad. Por la otra, debe atenderse a la incidencia de la dimen-sión simbólica sobre los procesos de trabajo. Esto implica analizar las cul-turas obreras sobre el trabajo, pero no sólo eso. Hay sistemas simbólicosque los obreros comparten con categorías laborales y grupos socialesdiversos (Reygadas, 1998: 134-135).

    A continuación se presentan las polémicas de teóricos reconoci-dos que han trabajado los tres problemas ordenadores de la presenteinvestigación: el control, la resistencia y la adaptación de los obreros a losprocesos productivos.

    CONTROL, RESISTENCIA Y ADAPTACIÓN

    LA LUCHA OBRERA POR EL CONTROL DE LOS PROCESOS DE TRABAJO

    En todo sistema de producción social se requiere el uso de recursos fí-sicos y humanos. El capitalismo denomina administración(Management)al manejo de estos recursos; actividad especializada en la que se ma-nifiestan dos aspectos: la coordinación y el ejercicio de la autoridad. Lacoordinación es necesaria para evitar la anarquía en la producción y el

    desgaste innecesario de los instrumentos de trabajo, permitiendo un ma-nejo eficiente del mercado, las finanzas y otros factores; en tanto que elejercicio de la autoridad se da con el objetivo de obtener la obedienciade otros. Paul K. Edwards (1979: 17) presta atención a la clarificación delos componentes que son parte de cualquier sistema de control; es de-cir, en los mecanismos por los cuales los empleadores dirigen las tareasde trabajo e, igualmente, en los procedimientos que hacen posible queéstos supervisen y evalúen el logro de la producción y en aquellos con-cernientes al apartado de disciplina y recompensas.

    Tomando como referencia a Marx, en el capitalismo se dan dos pro-cesos en la relación capital-trabajo. En principio, el obrero necesita venderlo único con que cuenta que es su fuerza de trabajo, el empresario laadquiere y la pone a trabajar. Se establece así un proceso doble: el detrabajo y el de la valorización de éste. Es en tal proceso donde se producela ganancia de los empresarios -en términos marxistas, la plusvalía-, peropara ello se requiere de un control sistemático, ya que entre las partesinvolucradas está presente el conflicto de manera potencial, pues los em-presarios, para aumentar la ganancia, requieren reducir costos y dentrode éstos se encuentra la mercancía fuerza de trabajo; por el lado de losobreros, éstos requieren venderla a un precio superior para poder repro-ducirse y perpetuar su prole.

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    Los empresarios requieren de un control sistemático del procesode trabajo para administrar "eficientemente" los medios que utiliza el tra-bajador y el uso mismo de la fuerza de trabajo. Para ello utilizan métodoscada vez más sofisticados de administración y tecnología con la finalidadde garantizar este control. No obstante, el problema del control aparececuando se trata de explicar cómo éste es adquirido y mantenido. Marxacuñó dos conceptos para explicar la cuestión: el despotismo de fábricay la subordinación real del trabajo al capital.

    Ahora bien, el control no se busca por el control mismo, sino esimportante señalar que el capital busca permanentemente revolucionarel proceso de trabajo con el objeto de asegurar el incremento de la pro-ductividad y la ganancia; para ello se necesita mantener el control sobrelas condiciones de trabajo y la habilidad manual de los trabajadores, loque da un carácter permanente a esta lucha.

    Si se examina el proceso de transición de la manufactura a la granindustria, se puede observar cómo el capital fue desarrollando formas decontrol del personal y la disciplina mecánica de la fábrica. A pesar de suautoridad creciente no existía una estrategia consciente de parte de losempleadores hacia los trabajadores por el control, ésta se acentuó cuan-do aparecieron condiciones de competencia capitalista, a partir de ese

    momento los empleadores deciden incrementar su control y disminuir elpoder de los trabajadores (Edwards, 1979: 25). Es decir, los trabajadores,antes de la llegada de la gran industria, principalmente de las etapas delartesanado y la manufactura, tienen el control del "saber hacer"; son ellosquienes determinan las jornadas, los ritmos y el control del proceso de tra-bajo, lo cual constituye un freno para la valorización del capital. En la medi-da en que aparece la máquina y la fuerza de trabajo deja de ser la energíaque impulsa la producción, se comienza a dar un proceso de expropiacióndel "saber hacer" y el control lo comienza a retomar el capitalista.

    Esto llevó a una lucha constante por el control, entre los trabaja-dores y los empleadores, la cual adquiere distintos niveles y grados. Enla práctica, el grado de autoridad directa varió de una industria a otra, ladiferencia de formas de control y de organización del trabajo hicieronútil hablar de tipos de proceso de trabajo. Las circunstancias varían entrelos artesanos establecidos, la subcontratación y los mercados de trabajointernos, la emergente producción en masa y los restos de la industriadoméstica. En algunas de estas industrias, por ejemplo, la del algodón, elcontrol comenzó a ser ejercido a través de formas personales y técnicas(Burawoy, 1981:96).

    Por tanto, no se puede hablar de formas sistemáticas de controlque devengan de una sola estructura; cada proceso de trabajo y susdistintas variantes conforman la semilla en las cuales se experimentan

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    diversas formas de administración y control. Éstas se encuentran deter-minadas por distintos motivos, como la caída de la tasa de ganancia o ladebilidad en las formas tradicionales de control, entre otras; esto lleva aque se incrementen las luchas por obtener una mayor autoridad directasobre el trabajo por parte de mayordomos y mandos medios para reunirun mayor poder.

    Una de las formas que han vinculado el uso de la ciencia, la técnicay la administración para la elaboración de sistemas de control es el tayloris-mo, el cual, mediante su administración científica del trabajo, es visto comola más consciente expresión sistemática de la existencia de cambios en laorganización del trabajo. Por ello, el taylorismo se convirtió en el núcleocomponente de la estructura de control(Cfr. Thompson, 1983:127).

    Sin embargo, el experimento taylorista, como nuevo sistema de con-trol, despierta dudas al respecto:

    Braverman también ha sido criticado por confundir una estrategia particularpara ejercer la autoridad gerencial en el proceso de trabajo capitalista con'la autoridad gerencial' en sí misma. La dirección científica taylorista no essolamente una estrategia disponible para ejercer la autoridad gerencial ypara la realidad de la resistencia de los trabajadores a menudo no es muy

    apropiada (Friedman citado por Thompson, 1983:127).

    El cuestionamiento al taylorismo como método eficiente para el con-trol del proceso de trabajo ha sido por la forma de resistencia que generaen los trabajadores, poniendo a discusión la eficiencia de ese control. Deesta manera:

    [...] fue inevitable que el taylorismo fuera la vanguardia en la ofensiva de losempleadores contra la eficiencia y racionalidad de la administración de pe-ligrosas concepciones de los artesanos y el control por parte de los traba- jadores. Por tanto puede ser visto como un modo ideológico de legitimaciónde formas emergentes de administración sistemática que como un modo deorganizar el proceso de trabajo (Burawoy, 1978: 276).

    "Esto nos lleva a pensar en que hay que ser más cuidadoso en elexamen del papel que juega el taylorismo en el establecimiento de la admi-nistración sistemática" (Thompson, 1983: 130). La administración científicaes a menudo insuficiente como un modo seguro de control efectivo.

    Williams Thompson explica que los teóricos más relevantes delproblema del control, como Paul K. Edwards, Michael Burawoy y MiltonFriedman, consideran que la principal contradicción de la administración

    científica del trabajo es su rigidez, ya que su intento de crear un monopolio

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    de la concepción organizativa va en contra de los requerimientos indispen-sables para alentar una participación en el piso de la fábrica por parte delos trabajadores, la cual, a su vez, permitiría disminuir la supe