constantes filosÓficas del mal

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Page 1: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL
Page 2: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

A. El mal como “piedra de toque” de toda cosmovisión

�  La manera en que un pensador enfoca el problema del mal revela su posición frente a otros temas fundamentales: la libertad (o la ausencia de ella), la trascendencia (o la ausencia de ella), la existencia de un orden en la realidad (o la ausencia de ella).

�  Se puede decir que el problema del mal es la punta del “iceberg” por la que asoma toda una concepción de la realidad en su conjunto, y el puesto que el hombre ocupa en ella.

�  Es una suerte de “divisoria de aguas” filosóficas. �  Por eso, es un “test” casi infalible para que revela la

opción fundamental, intelectual y vital, que un autor (o una persona cualquiera) adopta frente a la realidad.

Page 3: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

A. El mal como “piedra de toque” de toda cosmovisión

Según ya se ha dicho, las “actitudes prácticas” frente al mal se apoyan en “actitudes teóricas” que, a su vez, son formas implícitas o explícitas de dos alternativas filosóficas fundamentales.

Page 4: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

a) O bien el mal es absolutamente inevitable: - Es necesario (no puede no darse). - Es una condición de nuestra existencia. - Es “ontológico”, tiene su origen permanente en el ser de las cosas, forma parte de la naturaleza de lo real, tanto como el bien.

Page 5: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

b) O bien no es absolutamente inevitable: - Es contingente (podría no darse, y debería no darse). - Aunque se da en muchos casos, no forma parte de nuestra condición natural, y puede y debe evitarse en la medida de lo posible. - No es una realidad fundamental como el bien, sino que es algo que es contrario al orden y a la naturaleza de las cosas. - Tiene un origen histórico y libre.

Page 6: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

A. El mal como “piedra de toque” de toda cosmovisión

� Estas dos formas de concebir el mal, son los vértices de dos alternativas de una “opción fundamental” o radical más profunda, que afecta a todos los temas relevantes de la existencia.

� Estas dos alternativas se pueden llamar genéricamente “realismo” e “inmanentismo”, según se otorgue la primacía a la realidad por sobre el sujeto, o al sujeto sobre la realidad.

Page 7: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

� Se llama realista, a toda persona (sea filósofo o no) que da una primacía, tanto en su consideración teórica como en su acción, a la realidad de las cosas por sobre sus propia subjetividad, sus deseos y sus impulsos.

� Se llama inmanentista (del latín: manere in, “permanecer en”), a toda persona que da primacía a su propia subjetividad por sobre la realidad de las cosas.

Page 8: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

�  Aunque toda persona tenga un poco de ambas, la opción por el “realismo” o el “inmanentismo” se manifiesta en la orientación fundamental de la vida de una persona. Es una opción radical, que afecta a su modo de ver las cosas y de tratarse a sí mismo y a los demás.

�  Como toda actitud práctica, la opción por el “realismo” o por el “inmanentismo” tiene una serie de supuestos y de consecuencias teóricas.

Page 9: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

�  Aunque se trate de una opción vital o existencial, cada una de estas alternativas tiene su correlato “teórico” o filosófico.

�  Esto no quiere decir que todo el que profesa el “realismo” o el “inmanentismo” a nivel teórico haya adoptado esa opción a nivel vital (o viceversa).

�  A nivel teórico, la diferencia entre el “realismo” y el “inmanentismo” se puede describir con una serie de tesis contrapuestas …

Page 10: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- Primacía de la contemplación sobre la acción: la realidad tiene una riqueza de la cual hay que aprender. Mi acción debe adecuarse y ser configurada por la naturaleza de las cosas. Toda acción adquiere su sentido y su eficacia de la contemplación. La voluntad se somete a la inteligencia, que descifra el sentido de las cosas (intus legere: “leer adentro”). La actitud fundamental es la del “asombro”.

- Primacía de la acción sobre la contemplación: no hay ninguna riqueza en la realidad que merezca ser contemplada. El único sentido brota de la propia actividad. La inteligencia debe someterse a la voluntad (todo discurso racional es ideológico o meramente justificatorio). La actitud fundamental es el “aburrimiento”, vivido con optimismo superficial (diversión) o con angustia profunda.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 11: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Inmanentismo: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach, 1845.

Page 12: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- Aceptación del orden dado: si la realidad merece ser contemplada, es porque hay un orden que no hemos impuesto, sino que nos viene dado y al que debemos adecuar la acción. No se trata de “fatalismo”, sino de reconocer que las cosas tienen su propia naturaleza y sólo pueden crecer y desarrollarse en la línea de lo que verdaderamente ya son.

- Rechazo de todo orden que no sea impuesto por el sujeto: no existe ningún orden al que nuestra inteligencia deba adecuarse. Todo orden es artificial y extrínseco. Por lo tanto, todo orden que no hayamos impuesto nosotros, debe ser rechazado.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 13: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Realismo: “La actividad humana no es más que la valoración del fondo substancial y personal del hombre, según las líneas de referencia que vinculan a cada persona con los demás seres. Mediante esta actividad, el hombre tiende a asimilarse a los valores que encarnan estos seres, a enriquecerse con ellos, a gozar de ellos. Y como él no es creador del universo, como tampoco es la causa de su propia naturaleza, el hombre no puede desarrollarse normalmente más que conformándose al orden de bienes que descubre. Estos bienes y su jerarquía se imponen a él, “valen”, y su “valer” es la norma de su actividad. Este “valer” se funda en último análisis en el ser, que es el valor fundamental; de igual modo, el primer principio de la actividad humana es “consentir” con el ser, con lo absoluto”. Louis de Raeymaeker, Filosofía del ser, 1968, p. 246.

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B. Realismo vs. inmanentismo

- Aceptación de los límites naturales: existen límites que son constitutivos de la naturaleza de las cosas (no ser elefante es condición para poder ser jirafa). La aceptación de los propios límites es condición para el enriquecimiento y crecimiento personal. Los límites no atentan contra la libertad, sino que son condición necesaria para ella (“decisión” implica siempre “corte”).

- Rechazo de todo límite: no existen límites naturales. Todo límite es esencialmente represivo y coercitivo. Es necesario romper con los límites para ser auténticamente libre. Si la libertad no es “absoluta”, no es en absoluto libertad.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 15: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Realismo: “Si quiero la libertad para dibujar una jirafa con cuello corto, pierdo la libertad para dibujar una verdadera jirafa”. Gilbert K. Chesterton, Ortodoxia, 1908.

Page 16: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “Nuestra cultura descansa totalmente en la coerción de los instintos. Todos y cada uno hemos renunciado a una parte de nuestro poderío, a una parte de las tendencias agresivas y vindicativas de nuestra personalidad, y de estas aportaciones ha nacido la común propiedad cultural de bienes materiales e ideales. La vida misma, y quizás muy principalmente los sentimientos familiares, derivados del erotismo, han sido los factores que han movido al hombre a tal renuncia, la cual ha ido haciéndose más amplia en el curso del desarrollo de la cultura”. Sigmund Freud, Psicología de la vida erótica, 1929, p. 34, 1929.

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “Por su parte, la religión se ha apresurado a sancionar inmediatamente tales limitaciones progresivas, ofrendando a la divinidad, como un sacrificio, cada nueva renuncia a la satisfacción de los instintos y declarando “sagrado” el nuevo provecho así aportado a la colectividad. Aquellos individuos a quienes una constitución indomable impide incorporarse a esta represión general de los instintos, son considerados, por la sociedad, como “delincuentes” y declarados fuera de la ley, a menos que su posición social o sus cualidades sobresalientes les permitan imponerse como “grandes hombres” o “héroes”.”. Sigmund Freud, Psicología de la vida erótica, 1929, p. 34, 1929.

Page 18: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- Aceptación de la alteridad: el “otro” es un sujeto real, distinto de mí, con su propia dignidad. Debo (y puedo) respetarlo y quererlo por lo que es. La relación de amor y amistad con los demás es fuente de enriquecimiento, siempre que no intente imponer o moldear al otro según mis deseos.

- Rechazo de la alteridad: el otro es siempre una amenaza para mi libertad y mi felicidad. Toda relación con los demás es de instrumentalización, de dominio y manipulación. “El infierno son los otros”.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 19: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “Ya os digo que todo, todo estaba previsto. Habían previsto que en un momento..., este..., yo me colocaría junto a la chimenea y que pondría mi mano sobre la estatua, con todas esas miradas sobre mí... Todas esas miradas que me devoran... […] Entonces esto es el infierno. Nunca lo hubiera creído... Ya os acordaréis: el azufre, la hoguera, las parrillas... Qué tontería todo eso... ¿Para qué las parrillas? El infierno son los demás”. Jean- Paul Sarte, A puerta cerrada, 1944.

Page 20: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- Apertura a la trascendencia: así como el “otro” no representa una amenaza para mi felicidad, tampoco lo representa la existencia del “Otro” (con mayúsculas). Si la realidad es rica, puede ser contemplada, tiene un orden y un sentido, se debe a que procede de una inteligencia infinita que la ha creado. Las cosas son cognoscibles porque han sido “pensadas”, y son “amables”, porque han sido “queridas”.

- Rechazo de toda trascendencia: no hay sentido en las cosas, porque no hay ninguna inteligencia que las haya creado. Lo que muchos llaman “Dios” o bien no existe en absoluto, o bien cabe identificarlo con el cosmos o la “totalidad” de las cosas (monismo, panteísmo, etc.), en cuyo caso es un principio impersonal, “inmanente” (no se distingue del mundo).

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 21: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Realismo: “El intelecto divino mide y no es medido; la cosa natural mide y es medida; pero nuestro intelecto es medido por las cosas naturales y no mide a éstas, aunque sí mide a las cosas artificiales. Por eso, la cosa natural, colocada entre dos intelectos, se dice verdadera en virtud de su adecuación a uno y otro. Pues, por su adecuación al intelecto divino, de dice verdadera en cuanto cumple aquello para lo que ha sido destinada por dicho intelecto, […]. Más por la adecuación al intelecto humano la cosa se dice verdadera en cuanto está ordenada por naturaleza a formar una verdadera estimación de sí misma”. Tomás de Aquino, Sobre la verdad, c. 1, art. 2.

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla”. Jean Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo, 1946.

Page 23: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- La felicidad es posible: si tenemos un deseo natural de ser felices, ese deseo no puede ser nunca desproporcionado, debe tener un objeto, y será alcanzable en la medida en que adecuemos nuestra acción a la naturaleza de las cosas (nuestra y de los demás). La perspectiva trascendente da la esperanza de que la felicidad completa es posible, y la vida presente es un “anticipo” de la plenitud futura.

- La existencia carece de sentido: Puede vivirse como una liberación, porque parece que uno debe forjar el propio destino. No obstante, el deseo de felicidad quedará siempre frustrado, porque carece de objeto. Al no haber ninguna naturaleza a la que la acción deba adecuarse, nada puede plenificar el deseo de felicidad.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 24: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Realismo: “...toda acción y elección parecen tender a algún bien; por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran. [...] Si existe un fin de nuestros actos querido por sí mismo, y los demás por él; y si es verdad también que no siempre elegimos una cosa en vista de otra –sería tanto como remontar al infinito, y nuestro anhelo sería vano y miserable–, es claro que ese fin último será entonces no sólo el bien, sino el bien soberano. Con respecto a nuestra vida, el conocimiento de este bien es cosa de gran momento, y teniéndolo presente, como los arqueros el blanco, acertaremos mejor donde conviene.” Aristóteles, Ética nicomaquea, libro I, c. 1 y 2.

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “La seducción sabe que el Otro jamás está al término del deseo, que el sujeto se engaña buscando lo que ama, que cualquier enunciado se equivoca buscando lo que dice. El secreto siempre es el del artificio. Es la necesidad de apuntar siempre fuera, de no buscar jamás al Otro...”. Jean Baudrillard, La transparencia del mal, 1991, p. 185.

Page 26: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- Existe auténtica libertad: existe la libertad pero no absoluta, sino como capacidad de autodeterminarse frente a los bienes. La libertad sólo adquiere su sentido en vistas al bien, aunque implica también la posibilidad de elegir mal. Somos más libres cuanto más nos determinamos al bien.

- No hay auténtica libertad: La libertad absoluta que parece obtenerse al no tener que responder a ningún orden dado (“Si Dios no existe, todo está permitido”, F. Dostoievski) es en última instancia en una condena, una pura indiferencia que gira en el vacío de una existencia absurda. Toda elección es mutilación de otras posibilidades. En el fondo “nada está permitido”, porque uno no se puede permitir querer nada en profundidad. Las opciones son “explotar o desvanecerse”.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 27: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “Esta nota debería ser muy fácil de entender. Todo lo que me enseñaron en los cursos de punk rock que he ido siguiendo a lo largo de los años, desde mi primer contacto con la, digamos, ética de la independencia y la vinculación con mi entorno ha resultado cierto. Ya hace demasiado tiempo que no me emociono ni escuchando ni creando música, ni tampoco escribiéndola, ni siquiera haciendo rock'n'roll. Me siento increíblemente culpable. Por ejemplo, cuando se apagan las luces antes del concierto y se oyen los gritos del público, a mí no me afectan tal como afectaban a Freddy Mercury, a quien parecía encantarle que el público le amase y adorase. Lo cual admiro y envidio muchísimo. […]”

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “[…] no puedo superar la frustración, la culpa y la hipersensibilidad hacia la gente. […] El típico piscis triste, sensible, insatisfecho, ¡dios mío! ¿por qué no puedo disfrutar? […]. Lo tengo todo, todo. Y lo aprecio, pero desde los siete años odio a la gente en general... Sólo porque parece que a la gente le resulta fácil relacionarse y ser comprensiva. ¡Comprensiva! sólo porque amo y me compadezco demasiado de la gente. Gracias a todos desde lo más profundo de mi estómago nauseabundo por vuestras cartas y vuestro interés durante los últimos años. Soy una criatura voluble y lunática. Se me ha acabado la pasión, y recuerden que es mejor explotar que ir desvaneciéndose...”. Kurt Cobain, 8 de abril de 1994.

Page 29: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- El hombre es una unidad corpóreo-espiritual: hay en el hombre distintas dimensiones, algunas más vinculadas con lo corpóreo, impulsos sensibles, pasiones; pero también hay una dimensión espiritual, que es el ámbito de la inteligencia, la voluntad, la libertad y el amor. Ambas dimensiones pueden y deben ser integradas para alcanzar la felicidad. La fuerza integradora de todas las fuerzas y dimensiones del sujeto es el “recto amor”.

- Dualismo antropológico (homo duplex): el hombre es un conjunto de impulsos contrapuestos, contradictorios, en permanente tensión, que se resuelve únicamente con la muerte. El “dualismo” se manifiesta como una separación y oposición entre la razón y la pasión, entre el espíritu y la materia, como una opción ineludible entre estas dos dimensiones. La represión total coincide con la máxima inmoralidad.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 30: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Realismo: “El amor, que hace que se ame bien lo que debe amarse, debe ser amado también con orden, y así existirá en nosotros la virtud, que trae consigo el vivir bien. Por eso me parece que la definición más breve y acertada de virtud es ésta: la virtud es el orden del amor”. San Agustín, La Ciudad de Dios, XV, 22.

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “Nosotros aceptamos que los instintos de los hombres no pertenecen más que a dos categorías: o bien son aquellos que tienden a conservar y unir –los denominamos “eróticos” [...], o bien son los instintos que tienden a destruir y a matar: los comprendemos en los términos “instinto de agresión” o de “destrucción”.” S. Freud, El porqué de la guerra, p. 325, en Obras completas, Ed Sudamericana, Buenos Aires, 1943.

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “El instinto de muerte se torna instinto de destrucción cuando, con la ayuda de órganos especiales, se dirige hacia fuera, hacia los objetos. El ser viviente protege, en cierta manera, su propia vida, destruyendo la vida ajena. Pero una parte del instinto de muerte se mantiene activa en el interior del ser; hemos tratado de explicar gran número de fenómenos normales y patológicos mediante esta interioridad del instinto de destrucción”. S. Freud, El porqué de la guerra, p. 327, en Obras completas, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1943.

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B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “El odio es, como relación con el objeto, más antiguo que el amor. Nace de la repulsa primitiva del mundo emisor de estímulos, por parte del Yo narcisista”. S. Freud, Psicología de masas y análisis del Yo, p. 142, en Obras completas, Biblioteca nueva, Madrid, 1924.

Page 34: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

- Cada ente o sustancia particular tiene su consistencia y dignidad propias: al haber límites naturales, las cosas tienen una identidad y una existencia propia (aunque recibida de Otro). Por su misma condición de “criatura”, cada cosa tiene una consitencia y unos contornos definidos, por los que se distingue tanto de Dios como de las demás cosas.

- Lo particular no tiene verdadera existencia: al no haber límites reales y naturales, todo está confundido en el “todo”, cada cosa es parte de una única realidad indiferenciada, donde los contornos son meras apariencias. Todo ser particular está destinado a la destrucción. Se puede vivir con el optimismo de quien ve las cosas desde la perspectiva del todo, o con la tragicidad de quien quiere sostener su existencia individual.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 35: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Realismo: “En virtud de la misma creación, todas las cosas están dotadas de una consistencia, verdad y bondad propias, tienen sus propias leyes y su orden que deben ser respetados por el hombre. […] La criatura sin el Creador desaparece. Por lo demás, todos los creyentes, de cualquier religión, han oído siempre en el lenguaje de la criatura la voz y la manifestación de Dios; cuando se olvida, la criatura queda en tinieblas”. Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 36.

Page 36: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Realismo: “Dios fortalece lo que es unido para una amistad y comunión recíproca, y lo que es distinto para que sea singular, e inconfuso e impromiscuo, según su propia razón y definición. Y salva los órdenes y direcciones para el bien propio de cada cosa”. Pseudo-Dionisio Areopagita, Sobre los nombres de Dios, 337.

Page 37: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

“El absoluto abandono de la trascendencia lleva lógicamente consigo una total adhesión a la inmanencia. Nada de eterno hay en el hombre, debe morir todo entero, y nada hay en él que salvar. Más puede darse a sí mismo, darse enteramente al todo del que es una partecita, al flujo interminable que constituye la única realidad y arrastra la suerte de toda la humanidad. […] el ateo positivo o absoluto se da por entero al todo –social o cósmico- en evolución que todo se lo traga. Y no solamente queda satisfecho de morir en él, como una brizna de yerba entre el barro de la tierra, y hacerlo más fértil disolviéndose en él, sino que hasta consiente en que la totalidad de su ser, con todos sus valores, bienes y creencias, sea, como lo decía hace un instante, entregado a ese gran Minotauro que es la historia. El deber y la virtud no son para él sino una total sumisión e inmolación de sí mismo a la sacra voracidad del devenir”. J. Maritain, Significación del ateísmo contemporáneo.

Page 38: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Inmanentismo: “Yo no soy el ser particular que reposa sobre sí mismo para sí, sino el que renuncia a sí y desaparece en la sustancia como accidente suyo. […] Así le pertenece a ésta toda determinación, toda particularidad y, por tanto, yo también; ella en cuanto universal se apodera de mí.” Hegel, Filosofía de la religión, I. C. 1, s.2, III 2.

Page 39: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

Inmanentismo: “Unas veces pongo el acento sobre mi conciencia empírica finita en oposición a la infinitud, otras veces me repudio, me maldigo y concedo la primacía a la conciencia infinita. […] Yo no soy uno de los elementos de la lucha, soy los dos, soy la lucha misma. Soy el fuego y el agua que se tocan, el contacto, la unidad de lo que se repele absolutamente.” Hegel, Filosofía de la religión, I c.3, s.2, II 1.

Page 40: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “Así es el curso de la Naturaleza, así el círculo eterno que todo lo que existe está obligado a trazar. De este modo el movimiento hace nacer, conservar por algún tiempo y destruye sucesivamente las partes del universo las unas por las otras, mientras la suma de la existencia permanece siempre igual”. Barón d’Holbach, Sistema de la naturaleza, I, cap. 3.

Page 41: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo Inmanentismo: “¡Tú, pobre desgraciado!, que te encuentras sin cesar en contradicción contigo mismo, ¡máquina desordenada que no puede adecuarse ni a su Naturaleza ni a la de sus asociados!, no temas el castigo de tus crímenes en la otra vida: ¿no eres ya cruelmente castigado? Tus locuras, tus hábitos vergonzosos, tus excesos, ¿no perjudican tu salud? ¿No arrastras asqueado una vida fatigada por tus excesos? ¿No te castiga el aburrimiento por tus pasiones saciadas? […] ¿No has sentido el miedo de las miradas de tus semejantes? ¿No has temblado en tu soledad sin cesar bajo la sospecha de que la terrible verdad desvelara tus tenebrosas fechorías? No temas el futuro, pues pondrá fin a los merecidos tormentos que te infliges a tí mismo. La muerte, al liberar a la tierra de un peso incómodo, te liberará a ti de tu más cruel enemigo”. Barón d’Holbach, Sistema de la naturaleza, I, conclusión.

Page 42: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

B. Realismo vs. inmanentismo

� En este contexto, ¿qué ocurre con el mal?

� ¿Qué concepción del mal es consistente con la opción “realista” y cuál con la opción “inmanentista”?

� Podría pensarse que el “realismo” es más proclive a “aceptar” el mal como algo “natural”, dado que acepta los límites.

� No obstante…

Page 43: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

El mal es una auténtico desorden, contrario a la naturaleza de las cosas: solo puede haber auténticamente “mal”, allí donde hay un orden natural previo, que puede ser quebrantado. Lo malo es obrar contra los límites que señalan las naturalezas de las cosas.

El “orden” o el “desorden”, el “bien” y el “mal”, son solo una cuestión de perspectiva. Llamamos “malo” a lo que se opone a nuestros deseos particulares, pero desde una perspectiva objetiva no hay nada completamente “malo” o “bueno” (lo que considero bueno para mí puede ser malo para otro y viceversa).

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 44: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Inmanentismo: “La perfección y la imperfección no son en realidad sino modos de pensar, es decir, nociones que estamos habituados a forjar porque comparamos entre ellos a los individuos de igual especie o de igual género […] En cuanto al bien y al mal, no indican igualmente nada positivo en las cosas, consideradas al menos en sí mismas, y no son otra cosa que modos de pensar o nociones que nos formamos porque comparamos las cosas entre ellas”. B. Spinoza, Ética, IV, Prefacio.

Page 45: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Inmanentismo: “El orden y el desorden no son entonces más que palabras con las que designamos estados en los que se encuentran los seres particulares. […] el desorden en un ser no es, como se ha visto, más que su paso a un nuevo orden. Cuanto más rápido es ese paso, mayor es el desorden que experimenta. Lo que conduce el hombre a la muerte es, para él, el mayor de los desórdenes; no obstante, la muerte no es para el hombre más que un paso a un nuevo orden de existencia: está en el orden de la Naturaleza”. Barón d’Holbach, Sistema de la naturaleza, I, cap. 5.

Page 46: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

-  El mal es contingente: aunque hay mal en el mundo, este podría no haber existido o podría no existir. El mal es algo verdaderamente “dramático”, precisamente en la medida en que no debería ser, y podría evitarse. No forma parte esencial de la realidad. Aunque no siempre somos libres para no padecerlo, sí somos siempre libres de no cometerlo.

-  La existencia del mal es “necesaria”: lo que llamamos “mal” (aun desde nuestra perspectiva parcial) es algo inevitable, fatal, una realidad inextirpable que forma parte del mundo y de la que no podemos sustraernos. No somos libres ni para evitar padecerlo ni para evitar cometerlo. Se tiende al “maniqueísmo” o a la naturalización del mal.

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 47: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Inmanentismo: “[…] los nombres bajo los cuales los hombres han designado las causas ocultas que actúan en la Naturaleza y sus diversos efectos no son más que la necesidad considerada desde diferentes puntos de vista. Hemos encontrado que el orden es un encadenamiento necesario de causas y efectos del que nosotros vemos o creemos ver el conjunto, el enlace y la marcha, y que nos gusta cuando la encontramos conforme con nuestro ser. De la misma manera, hemos visto que lo que llamamos desorden es un encadenamiento de efectos y de causas necesarias que juzgamos desfavorables para nosotros o poco convenientes a nuestro ser”. Barón d’Holbach, Sistema de la naturaleza, I, conclusión.

Page 48: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Inmanentismo: “[...] puesto que el Bien no existe solo, síguese forzosamente que, en el proceso de salida originado por él, o si se prefiere, en ese continuo descenso y alejamiento, el término final después del cual ya no podría originarse cosa alguna, ése es el mal. Ahora bien, lo siguiente al Primero existe forzosamente; luego también lo último. Y esto es la materia, que ya no tiene nada de aquél. Y en esto consiste la forzosidad del mal”. Plotino Enéadas, I, trat. I, c. 7, 17-20

Page 49: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Inmanentismo: “Ahora bien, esa sustancia que subyace a las figuras, formas, estructuras, medidas y límites y que está adornada con ornato ajeno porque de por sí no posee bien alguno, sino que comparada con los seres es un fantasma, esa es precisamente la sustancia del mal –si puede haber una sustancia del mal– que el razonamiento descubre que es el Mal primario y el Mal en sí”. Plotino, Enéadas, I, 3, 35-40.

Page 50: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

El mal es entonces “privación” de bien debido: si toda la realidad ha sido pensada y querida por un ser trascendente, el mal no puede tener una “naturaleza” o un modo de ser “positivo”. Por lo tanto, debe ser una mera “ausencia” de bien; ahora bien, no cualquier ausencia de bien es un mal, sino solo la ausencia de aquellos bienes correspondientes a una naturaleza determinada.

El mal es la misma finitud o limitación: como no hay esencias o modos de ser, todo límite es malo, en la medida en que impide que seamos absolutos. No ser Dios es ya un mal, que solo puede ser remediado con la autodestrucción (naufragar en el “todo”).

�  Realismo �  Inmanentismo

Page 51: CONSTANTES FILOSÓFICAS DEL MAL

C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Realismo: “Dado que el Creador de todas las naturalezas es sumamente bueno, todas las naturalezas son buenas”. San Agustín, Enchiridion, IV, 12, 1-2. “[…] dado que el mal no tiene ninguna naturaleza, este nombre no significa más que la privación del bien”. San Agustín, La ciudad de Dios, XI, 22, 22-23.

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C. Realismo e inmanentismo frente al mal

Realismo: “El mal es un defecto de bien que por naturaleza se debe tener”. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q. 38, a. 5, ad 1.

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Realismo: “Respondo que debe decirse que, como ha sido dicho, el mal implica la remoción del bien. Pero no cualquier remoción de bien se llama mal. Pues puede tomarse la remoción del bien ya privativamente, ya negativamente. Por consiguiente, la remoción del bien tomada negativamente, no tiene razón de mal, de otro modo se seguiría que aquellas cosas que de ningún modo son, serían malas; y además, que cualquier cosa sería mala, por el hecho de que no tiene el bien de otra cosa, de tal forma que el hombre sería malo porque no tiene la velocidad de la cabra o la fortaleza del león. Pero la remoción del bien tomada privativamente se llama mal, así como la privación de visión se llama ceguera”. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q. 48, a. 3.

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Realismo: “… decir que al hombre o a otro ente le falta ser el principio de sí mismo, es decir, ser absolutamente, es decir que no le falta nada; en efecto, como ser finito no puede ser absolutamente y, si lo fuera, sería Dios, dejaría de ser lo que es. Del mismo modo no tiene sentido decir que al hombre le falta la inmortalidad en la tierra o la libertad absoluta, etc., en cuanto no son de la competencia de su ser; si las poseyese, sería otro ser…

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Realismo: “… En pocas palabras: el límite es el constitutivo ontológico de todo ser y, como tal, no es ni una deficiencia ni una imperfección. Por tanto, no hay mal en lo que todo ente es en sus límites, pero es mal la corrupción de su ser o de su «bondad»; y es corrupción del hombre la ruptura del vínculo dialéctico consigo mismo, con las cosas, sus semejantes y Dios, es decir, el desconocimiento del ser y de su orden: el mal es desviación respecto del ser, el rechazo o violación del límite, que es el signo de la inteligencia.” M. F. Scciaca, El oscurecimiento de la inteligencia, 1973.

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Inmanentismo: “Oh, amigos míos: si existen dioses, ¿cómo podría yo soportar no ser Dios? Por tanto, no existen dioses”. F. Nietsche, Así hablaba Zaratustra.

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El mal es una realidad “secundaria”, que sólo puede existir a costa del bien: Sólo puede haber auténticamente “mal” allí donde hay naturalezas, esencias o modos de ser estables. Por eso la existencia del mal es “parasitaria”, existe en la medida en que corrompe al bien, al cual necesita para ser y actuar. “El bien puede encontrarse sin el mal, pero el mal no puede encontrarse sin el bien”.

Como el límite es inherente a la existencia concreta, entonces el mal es parte inextirpable de nuestra realidad como seres particulares. Como la existencia particular no tiene verdadera consistencia, entonces todo límite (y, por tant,o el mal, así como el bien) es mera “apariencia”. Esta condición se puede vivir con optimismo (si se ven las cosas desde la perspectiva del “todo”) o con pesimismo (si quiero conservar mi ser particular).

�  Realismo �  Inmanentismo

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“[…] si no tuviera un bien en el cual pudiera existir, entonces no podría existir el mal, porque no habría nada a partir de lo cual pudiera tener consistencia y originarse la corrupción, ni habría nada que pudiera corromperse, porque la corrupción no es más que la exterminación del bien”. San Agustín, Enchiridion, IV, 14, 69-73.

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Inmanentismo (optimista): “Si pudieras ver lo que ocurre detrás de la pantalla de esta vida, no sufrirías. Se trata de un espectáculo cinematográfico cósmico. Esta película que Dios proyecta sobre la pantalla de la tierra no tiene valor alguno para mí. […] Sin sombras o sin luces no podría haber película. El mal es la sombra que convierte el único haz de luz de Dios en películas o formas. Por consiguiente, el mal es la sombra de Dios que hace posible este espectáculo. Las sombras oscuras del mal están entremezcladas con el haz luminoso, blanco y puro de las virtudes de Dios. Él quiere que no te tomes estas películas muy en serio”. Paramahansa Yogananda, Por qué Dios permite el mal y cómo superarlo, c. 1.

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Inmanentismo (pesimista): “Veamos ahora los resultados de esa obra tan ensalzada, consideremos los actores que se mueven en ese escenario tan sólidamente establecido: vemos aparecer el dolor al mismo tiempo que la sensibilidad, y crecer a medida que ésta se hace inteligente. Vemos el deseo y el sufrimiento caminar al mismo paso, desarrollarse sin límites, hasta que por fin la vida humana no ofrece sino un asunto de tragedias y comedias. Y visto esto, si se es sincero, se estará poco dispuesto a entonar el Aleluya de los optimistas. Si Dios fue quien hizo este mundo no me gustaría ser ese Dios: la miseria del mundo me desgarraría el corazón…

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Inmanentismo (pesimista): … Supongamos un demonio creador. A él le podríamos gritar, mostrándole su creación: “- ¿Cómo te atreviste a interrumpir el reposo sagrado de la nada para hacer surgir una masa tal de desgracias y angustias?” Si se contempla la vida, el aspecto de su valor objetivo, es por lo menos dudoso que sea preferible a la nada. […] Querer, en esencia, es sufrir, y como vivir es querer, toda vida es esencialmente dolor. Cuanto más ilustrado, más sufre el hombre. La vida de la criatura humana no es sino una lucha por la existencia con la certeza de ser vencido. […] Una historia de dolor que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar siempre, morir luego, y así sucesivamente por los siglos de los siglos, hasta que nuestro planeta se despedace”. A. Schopenhauer, Los dolores del mundo, pp. 54-55.

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�  Si el problema del mal es la clave de bóveda de toda filosofía, es porque se encuentra ligado a las constantes filosóficas que definen las opciones últimas y más fundamentales.

�  Estas constantes y estas opciones se pueden graficar (según el filósofo argentino Juan Pablo Roldán), de modo esquemático, mediante dos “triángulos” cuyos extremos se reclaman entre sí:

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Realismo:

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�  El reconocimiento del carácter dramático del mal, como algo que “no debería ser”, conduce al reconocimiento de un orden natural, en el que cada cosa tiene un modo de ser y una dignidad propias, y donde hay auténtica libertad.

�  A su vez, sólo puede haber reconocimiento de un orden natural allí donde hay una visión “creacionista” del mundo, es decir, si se supone la existencia de un ser personal (inteligente y libre) que sea trascendente (distinto del mundo), pero que al mismo tiempo está presente en él, sosteniéndolo en el ser y manifestando su sabiduría a través de la verdad (o carácter inteligible) de las cosas.

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Inmanentismo:

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�  Si se pierde el sentido “dramático” del mal, si se lo identifica con la limitación y si se lo convierte en elemento inextirpable de la realidad, se pierde el sentido de la consistencia y dignidad de los seres particulares, y estos se diluyen como meras apariencias o figuras pasajeras, sin auténtica libertad.

�  A su vez, desaparece todo sentido de la trascendencia o de un más allá de este mundo. La realidad se vuelve una “totalidad” en la que todas las cosas se confunden. Ese “todo” inmanente puede ser visto a veces como “divino” (panteísmo), pero en el fondo es un todo “impersonal” con el que es imposible entrar en relación de amor libre (re-ligare).

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“Proporcionalmente a la pérdida del ser –y, por eso, de Dios–, ha habido siempre una disminución del sentido profundo de la libertad y, en consecuencia, de la verdadera alternativa entre el bien y el mal, de la naturaleza profunda del mal, que entonces se tiende fácilmente a ver como algo fatal o necesario, como componente de un progreso indefinido e inmanente o como constitutivo de la singularidad (optimismo colectivo, en Hegel y Marx; individualidad al fin desesperada, en Sartre y Heidegger)”. Carlos Cardona, Metafísica del bien y del mal, 1987, p. 168.

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�  La ubicación de estas constantes filosóficas del mal nos da las coordenadas para situarnos frente a este problema no de manera aislada, sino relacionándolo con las principales preguntas de la existencia (¿somos libres o estamos determinados? ¿es posible la felicidad? ¿somos personas con dignidad y un destino trascendente o somos meras partículas de un universo sin finalidad? ¿existe Dios? Etc.).

�  Esto nos permitirá tener una mirada más aguda frente a las diferentes respuestas o soluciones al así llamado “problema del mal”, porque nos permitirá ver con claridad las consecuencias que debemos necesariamente asumir en caso de que optemos por adoptar una u otra respuesta.