consolidación del modelo productivo. propuestas para la nueva década

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III CONGRESO ANUAL "Consolidación del modelo productivo. Propuestas para la nueva década" 29, 30 y 31 de agosto 2011 Trabajo: “El estancamiento en los niveles de empleo en Argentina y su relación con las modificaciones acontecidas en el patrón de crecimiento en los últimos años” Autores : Nicolás Arceo y Mariana L. González Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA)

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e debe destacar que la consolidación de un patrón de crecimiento inclusivo y sustentable en el largo plazo requiere de una sensible mejora en los salarios de los trabajadores, para de esta forma revertir la inequitativa estructura distributiva heredada tras casi tres décadas de hegemonía laboral. Más aún cuando los reducidos costos laborales, cuya contracara es la persistencia de elevados niveles de beneficios en el sector empresario, no constituyen una traba para la inmensa mayoría de los sectores productores de bienes en nuestro país.

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III CONGRESO ANUAL

"Consolidación del modelo productivo. Propuestas

para la nueva década"

29, 30 y 31 de agosto 2011 Trabajo: “El estancamiento en los niveles de empleo en Argentina y su relación con las modificaciones acontecidas en el patrón de crecimiento en los últimos años” Autores: Nicolás Arceo y Mariana L. González Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA)

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El estancamiento en los niveles de empleo en Argentina y su relación con las modificaciones acontecidas en el patrón de crecimiento en los últimos años. 1. Introducción. La adopción de un nuevo patrón de crecimiento tras el colapso del régimen de convertibilidad posibilitó, como es sabido, una significativa expansión de la economía argentina. A la vez, se produjo un crecimiento inédito de los niveles de empleo, proceso que posibilitó una abruta contracción de la tasa de desocupación. En efecto, entre los años 2002 y 2010 el Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa anual acumulativa del 7,6%, a la par que se crearon casi 4,5 millones de puestos de trabajo en términos netos, conduciendo a un aumento de la tasa de empleo desde el 20,4% en el primer trimestre de 2003 a un 7,3% en el último trimestre de 2010. El colapso del régimen de convertibilidad en el año 2002, y la aguda devaluación de la moneda que lo acompañó, supuso una inédita transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el capital, posibilitando una sensible recomposición de la tasa de ganancia. A la vez, el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo determinó la conformación de una estructura de precios relativos marcadamente diferente a la prevaleciente durante el régimen de convertibilidad, conduciendo a la conformación y consolidación de un nuevo patrón de crecimiento en los años sucesivos. Los elevados niveles de competitividad alcanzados por los sectores productores de bienes, y en especial la industria manufacturera, permitieron la conformación de un sendero de crecimiento basado en el desarrollo de dichos sectores.1 En este contexto, se produjo un vertiginoso aumento del empleo sustentado en el abaratamiento relativo de la fuerza de trabajo frente al capital, pero también por el desarrollo de sectores altamente demandantes de mano de obra. En efecto, la expansión de los sectores productores de bienes, en particular de la industria manufacturera, posibilitó un crecimiento marcadamente más trabajo intensivo que el registrado en la década previa. Sin embargo, desde el año 2007 se asistió a un amesetamiento en la tasa de empleo. Si bien la población ocupada no se redujo, dejó de presentar una trayectoria claramente expansiva como la que había exhibido a lo largo del período comprendido entre los años 2002 y 2007. A la vez, el aumento en el ritmo de variación de los precios condujo a una estabilización de los salarios reales, quebrando de esta forma la tendencia expansiva que habían verificado los mismos desde el piso histórico al que habían sido reducidos en el año 2002. En este marco, a lo largo del trabajo propuesto se realiza una caracterización de la evolución del mercado de trabajo desde 2002 hasta la actualidad, diferenciando las tendencias observadas hasta 207 de las que tuvieron lugar con posterioridad. Asimismo, se busca determinar el origen de las modificaciones observadas en las principales variables ocupacionales en los últimos años. En particular, se evalua el impacto que tuvo sobre el mercado de trabajo el menor dinamismo relativo de los sectores productores de bienes.

1 Sobre el cambio en las rentabilidades relativas en la posconvertibilidad, ver Azpiazu y Schorr (2008).

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2. La evolución del mercado de trabajo al inicio de la posconvertibilidad. El colapso del régimen de convertibilidad dio paso a la progresiva consolidación de un nuevo patrón de crecimiento, cuyo eje central fue el mantenimiento de un tipo de cambio competitivo.2 Las características del mismo, así como los elevados niveles de capacidad ociosa existentes en aquellos años posibilitaron una notoria expansión de la economía argentina. En efecto, entre los años 2003 y 2007 el Producto Interno Bruto (PIB) creció en total 52,7% (8,8% anual acumulativo), traccionado por el aumento del consumo, la inversión y las exportaciones. Se debe señalar que el tipo de cambio real vigente tras la devaluación de la moneda se estableció en niveles marcadamente superiores a los existentes durante la década de 1990, implicando una severa modificación de la estructura de precios relativos. Por un lado, se abarató en términos relativos la mano de obra frente al capital; por otro, se incrementaron relativamente los precios de los bienes en relación con los de los servicios. Así, el crecimiento de los sectores productores de bienes fue superior al de los servicios: mientras que, como se dijo, la economía en su conjunto se expandió a una tasa anual acumulativa del 8,8%, los sectores productores de bienes lo hicieron al 10,2% anual y la industria manufacturera al 10,3% anual. A su vez, no se puede dejar de mencionar que la devaluación de la moneda en 2002 supuso, por su magnitud, una inédita transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el capital, proceso que posibilitó una abrupta recomposición de la tasa de ganancia. Dicha recomposición potenció la recuperación económica, a la vez que hizo viables producciones previamente vedadas por su falta de competitividad internacional. Por lo tanto, este perfil de crecimiento contrasta con lo sucedido en las décadas pasadas, en particular durante el plan de convertibilidad, cuando la elevada rentabilidad de las colocaciones financieras, la apertura externa y los reiterados episodios de sobrevaluación de la moneda determinaron la contracción de buena parte de los sectores productores de bienes (la excepción estuvo constituida por aquellos ligados al procesamiento de recursos básicos y a esquemas preferenciales de promoción y protección).3 En efecto, si se analiza la evolución de los distintos sectores a lo largo de la vigencia del plan de convertibilidad, se observa una expansión del sector servicios por encima de la media de la economía, mientras que se registra un crecimiento inferior de los sectores productores de bienes, en particular del sector manufacturero. En cambio, tras el colapso del régimen de convertibilidad la tasa de crecimiento anual acumulativa del sector productor de bienes, entre ellos el sector manufacturero, fue un 15,5% superior a la existente en el promedio de la economía (Gráfico Nº 1). Cabe resaltar que el sector agropecuario no acompañó en general el dinamismo de los sectores productores de bienes, ya que se expandió a una tasa que fue aproximadamente la mitad de la tasa de crecimiento del conjunto de la economía. Este crecimiento diferencial a nivel sectorial fue determinante en la evolución del mercado de trabajo durante la posconvertibilidad, en donde se verificó un sensible incremento del empleo, a la vez que disminuía la tasa de desocupación. En efecto, en el 2 Los ejes de la política económica tras la devaluación de 2002 se encuentran delineados en CENDA (2004). 3 Al respecto, ver Altimir y Beccaria (1999), Campos et al (2010), Damill y Frenkel (2006), Lindenboim y Serino (2000).

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período comprendido entre octubre de 2002 y el primer trimestre del 2007, se crearon a nivel urbano aproximadamente cuatro millones de puestos de trabajo que no sólo posibilitaron recuperar la tasa de empleo existente en la fase expansiva del régimen de convertibilidad, sino que también permitieron superar los máximos históricos registrados a mediados de los años setenta.

Gráfico Nº 1. Tasa de crecimiento anual acumulativa por sector con respecto a la tasa de crecimiento global de la economía (a precios constantes), 1991-2007.

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1991/2001 2002/2007

Sectores productores de bienesIndustria manufactureraSectores productores de servicios

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Ministerio de Economía.

El incremento en el nivel de empleo en la economía fue acompañado además por un crecimiento aún mayor del empleo pleno: la proporción de ocupados no subocupados como porcentaje de la población total pasó de 26,8% a 37,4% en el período mencionado. Ello implicó una aguda contracción en la tasa de subocupación4 que pasó de representar el 19,9% de la población económicamente activa a finales del 2002 al 9,2% en el primer trimestre del 2007 (Gráfico Nº 2). La elevación de los niveles de empleo en la posconvertibilidad obedeció a diversos factores, pero fue la expansión de los sectores productores de bienes un determinante central de este proceso. En efecto, la elevada demanda de mano de obra por parte de estos sectores, en particular de la industria manufacturera, posibilitó un crecimiento mucho más trabajo intensivo que el registrado en la década pasada. A la vez, la contracción de los salarios reales tras la devaluación de la moneda abarató el costo relativo de la mano de obra con respecto al capital en el conjunto de la economía Argentina. Esta reducción del costo laboral permitió un crecimiento más trabajo

4 La tasa de subocupación mide la proporción de ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales y desearían trabajar más horas, realicen o no una búsqueda activa, como proporción de la población económicamente activa. La PEA (población económicamente activa) agrupa a la población ocupada y a los no ocupados que buscan activamente un empleo.

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intensivo, en la totalidad de los sectores, que el existente durante la vigencia del régimen de convertibilidad, cuando la sobrevaluación de la moneda abarataba el costo de incorporación de los bienes de capital. Asimismo, no se puede dejar de mencionar que el elevado nivel de capacidad ociosa, existente en la inmensa mayoría de las ramas productivas tras el colapso del régimen de convertibilidad, posibilitó una relativamente rápida recuperación del nivel de actividad y del empleo.

Gráfico Nº 2. Evolución de las tasas de empleo y de empleo pleno, 1974 – 2007. Total de aglomerados urbanos (en porcentajes sobre la población).

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Nota: Se empalmaron las series puntual y continua de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre la base de

información del primer trimestre de 2003. Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.

Como se mencionó, la modificación de los sectores que lideraron el crecimiento económico tuvo profundas implicancias en términos de la evolución del mercado de trabajo. Si bien el sector servicios generó empleo, aunque a tasas distintas, tanto durante la vigencia del régimen de convertibilidad como tras el colapso del mismo, el sector productor de bienes se destaca porque pasó de ser un sector expulsor de mano de obra a uno de los sectores más dinámicos en la creación de puestos de trabajo. En efecto, si consideramos la evolución del empleo registrado por sector de actividad se observa que los sectores productores de bienes lideraron el crecimiento en materia de empleo en el conjunto de la economía hasta el año 2007, registrando una tasa de crecimiento anual acumulativa del 10,7%. Es más, el empleo manufacturero se expandió al 8,7% anual acumulativo, en contraste con lo acontecido a lo largo del régimen de convertibilidad en donde se había contraído a una tasa anual acumulativa del 3,5%.5 En tanto, el empleo en los sectores productores de servicios se expandió a una tasa anual acumulativa del 8,5%. Se debe remarcar que, si bien este último sector no lideró el crecimiento del empleo se

5 Información elaborada sobre la base de la EPH-INDEC.

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expandió a tasas mayores que durante la vigencia del régimen de convertibilidad, en donde había registrado un crecimiento del 1,3% anual (Gráfico Nº 3). Como se dijo, el crecimiento del empleo en la posconvertibilidad, en particular hasta el año 2007, estuvo estrechamente asociado a la adopción de un patrón de crecimiento más trabajo intensivo que el existente en la década pasada. Este proceso queda en evidencia al analizar la evolución de la elasticidad empleo-producto, en donde se observa que por cada punto porcentual que se incrementaba el producto durante la vigencia del régimen de convertibilidad, el empleo se expandía un 0,19%, mientras que posteriormente, el empleo creció un 0,52% por cada punto porcentual de incremento del producto.6

Gráfico Nº 3. Evolución del empleo registrado por sector de actividad, 2002-2007 (en número índice base 1er trimestre de 2002 = 100).

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Sectores productores de bienes Ind. ManufactureraSectores productores de servicios

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información del SIPA.

Asimismo se debe recordar que la recuperación de los sectores productores de bienes, y con ellos la recuperación del empleo, se sustentó centralmente en la nueva estructura de precios relativos surgida como consecuencia de la devaluación, que implicó una enorme transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el capital, posibilitando una abrupta recomposición de la tasa de ganancia. En efecto, la política cambiaria fue un elemento central en la determinación de la distribución del excedente generado en la economía argentina, más aun cuando el elevado nivel de desempleo existente en el 2002 impidió una rápida recomposición de los salarios reales.7 6 La estimación de la elasticidad empleo-producto durante la vigencia del régimen de convertibilidad se realizó sólo en los años de crecimiento del PIB; en tanto que para la estimación de la elasticidad empleo-producto durante la posconvertibilidad se consideró el período comprendido entre el primer trimestre de 2003 y el cuarto trimestre de 2007, obviándose el año 2002 cuando se produjo una aguda contracción del PIB. 7 Cabe aclarar que para el cálculo de los salarios reales se utilizó el IPC-INDEC hasta 2006 y el IPC-7 provincias desde entonces.

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Recién a fines de 2003 los salarios reales comenzaron a recuperarse, impulsados por la política oficial de ingresos8 y el aumento del nivel de empleo, aunque sólo en 2007 alcanzaron a recuperar lo perdido por la devaluación. Esto permite inferir que buena parte de la competitividad alcanzada por los sectores productores de bienes durante la posconvertibilidad se basó en la presencia de reducidos salarios en la economía local. De esta forma, el proceso de recuperación de los salarios reales registrado desde el año 2003 fue erosionando uno de los pilares sobre los que se sustentó el crecimiento de la economía argentina durante dicha etapa. Más aún, ante la presencia de una significativa heterogeneidad en la estructura productiva argentina, la cual se profundizó aún más tras la devaluación de la moneda como consecuencia de la expansión de sectores manufactureros de baja productividad orientados a la sustitución de productos de origen externo. Dichos sectores son particularmente vulnerables a un aumento en los salarios reales, ya que esto puede conducir a la pérdida de su competitividad internacional. Es decir, ante la escasa productividad de la mayor parte de la industria local y la ausencia de barreras arancelarias externas, en algunos sectores la elevación de los salarios reales comprime la tasa de ganancia, mientras que en otros esta reducción implica la eliminación total de la posibilidad de competir con los productos externos y, con ello, la desarticulación productiva. En este contexto, el propio patrón de crecimiento, basado en un tipo de cambio competitivo, impuso límites estrechos a la expansión de los salarios y el empleo, ya que los sectores productores de bienes impulsados tras la devaluación de la moneda requieren para su supervivencia no sólo del mantenimiento de un tipo de cambio elevado sino también de salarios relativamente bajos. Pero a la vez, fueron dichos sectores quienes han sustentado el extraordinario crecimiento del empleo en los últimos años y su desaparición conlleva a la contracción del empleo y a la caída tendencial de los salarios al igual que aconteció durante el régimen de convertibilidad. Paradójicamente, tanto el mantenimiento como el desmantelamiento de los sectores productores de bienes que más se expandieron en el primer quinquenio de la posconvertibilidad, imponen límites estructurales a la recuperación de los salarios reales y consiguientemente a una mejora en las condiciones de vida de la población. En este sentido, la apreciación tendencial del tipo de cambio acontecida desde 2007, conjuntamente con la recuperación de los salarios reales, determinaron una creciente pérdida de competitividad de los sectores sustitutivos de importaciones, proceso que se ha reflejado en el estancamiento de los niveles de empleo desde finales del 2006 y en un menor crecimiento del conjunto de la industria manufacturera, tal como se analiza en la próxima sección.

8 La política llevada adelante por el Estado nacional tendiente a lograr una recuperación de los salarios reales se basó en la instrumentación de incrementos de suma fija sobre los salarios y en la elevación del salario mínimo, que se articularon con un cierto dinamismo en materia de negociaciones colectivas en diferentes sectores económicos.

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3. Cambios en la economía y en el mercado de trabajo desde 2007. Evaluada en su conjunto, la etapa 2003-2010 se destaca por el elevado crecimiento económico y la extraordinaria creación de puestos de trabajo. En los últimos años de esta etapa, a partir de 2007, se observaron, sin embargo, algunos cambios en el patrón de crecimiento que afectaron también el funcionamiento del mercado laboral. La distinción de dichas transformaciones no es simple, ya que durante esos mismos años la economía pasó por un período de crecimiento, otro en que sufrió las consecuencias de la crisis económica mundial y luego una rápida recuperación. Aún así, es posible advertir una tendencia hacia la apreciación del tipo de cambio real que habría tenido consecuencias tanto sobre el dinamismo relativo de los distintos sectores de actividad como sobre la intensidad de la creación de empleo. En lo que sigue, se busca describir y explicar estos cambios.

Gráfico N° 4. Variación interanual del PIB y de la cantidad de ocupados (excluyendo planes de empleo) (en porcentajes), y elasticidad empleo-producto, IV-2003 a IV-2010.

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PIB Ocupados Elasticidad empleo-producto

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, EPH-INDEC y

proyecciones de población de INDEC. Nota: En el segundo y tercer trimestre de 2009 se verificó una elasticidad empleo-producto negativa, ya

que el nivel de ocupación se incrementó a pesar de la caída del producto. Dichos valores, por una cuestión de escala, no se incluyen en el gráfico.

Como se mencionó en la sección anterior, la actividad económica mostró un crecimiento elevado y estable desde inicios de 2003 y hasta fines de 2008. En efecto, entre el cuarto trimestre de 2002 y el mismo trimestre de 2008, la economía había crecido a una tasa anual acumulativa de 8,6% (Gráfico N° 4). Sobre el final de 2008, se registró una rápida desaceleración del crecimiento que puede atribuirse a los efectos de

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la crisis económica internacional, que impactó sobre nuestro país como sobre las demás economías de América Latina. Dicha crisis implicó que las tasas de variación del PIB se volvieran negativas en el segundo y tercer trimestre de 2009.9 Sin embargo, desde el trimestre siguiente la economía verificó una acelerada recuperación, de modo que en 2010 la tasa de crecimiento económico alcanzó el 9,2%. Es decir, el ritmo de la expansión volvió a situarse en los niveles previos al impacto de la crisis internacional.10 En términos de las tasas de crecimiento sectoriales, sin embargo, se produjo un cambio importante. Mientras que en los primeros años de la posconvertibilidad los sectores productores de bienes (en particular, industria y construcción) crecieron por encima del promedio de la economía, desde 2007 la tendencia se revirtió y los servicios comenzaron a expandirse más aceleradamente que el promedio. El impacto de la crisis internacional intensificó esta tendencia, dado que fueron los sectores productores de bienes los que se vieron más afectados por el mismo. Así, la tasa anual acumulativa registrada por el conjunto de los sectores productores de bienes entre 2003 y 2007 resultó de 9,2% y el PIB se expandió al 8,8%; mientras que entre 2007 y 2010 estos sectores crecieron al 3,2% y el PIB al 5,5% (Gráfico N° 5). Si bien desde el segundo trimestre de 2010 los sectores productores de bienes volvieron a mostrar una tasa de crecimiento interanual mayor a la de los servicios, cabe aclarar que se trata de tasas calculadas desde los deprimidos niveles de producción que se verificaron durante el momento previo de recesión asociado con la crisis global. Gráfico N°5: Tasas de crecimiento anual acumulativas del Producto Interno Bruto y del

valor agregado generado en la producción de bienes y servicios, 2003-2010, por subperíodos (en porcentajes).

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10

2003-2007 2007-2010

PIBSectores productores de bienesSectores productores de servicios

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales-INDEC.

9 Sobre el impacto de la crisis internacional en nuestro país y en particular en el mercado de trabajo, ver Arceo et al (2010), CENDA (2009). 10 Cabe aclarar que, dada la intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) que en los hechos se registra desde 2007, puede suponerse que existe cierto grado de sobreestimación en las cifras oficiales referidas al producto. Ver al respecto Fernández et al (2008).

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Entre los sectores productores de bienes, merece destacarse el comportamiento industrial, dado que este sector mostró en la posconvertibilidad una trayectoria radicalmente distinta a la que exhibió en la década de 1990. Fue, además, uno de los sectores que, como se mencionó, motorizó la creación de empleo desde 2003. Al respecto, los datos oficiales referidos a la producción industrial muestran que, una vez superado el impacto de la crisis internacional, la rama manufacturera volvió a tener un elevado crecimiento en 2010. La información proveniente de otras fuentes, sin embargo, muestra un incremento de la producción industrial marcadamente más modesto. Por ejemplo, de acuerdo con el Índice de Producción Industrial de FIEL en diciembre de 2010 este sector tenía un nivel de producción sólo 2,0% superior al del mismo mes de 2007 (Gráfico N°6). En suma, si bien no caben dudas respecto a la continuidad del crecimiento industrial y su recuperación desde mediados de 2009, la información resulta contradictoria respecto de la potencia de dicho crecimiento en comparación con la de los otros sectores. Se destaca, asimismo, la disparidad en la evolución de la producción de los distintos sectores industriales entre 2007 y 2010, y el hecho de que una parte significativa del crecimiento industrial tras la recuperación del impacto de la crisis mundial esté explicado por el sector automotriz.11 Gráfico N°6: Evolución del Estimador Mensual Industrial (EMI-INDEC) y del Índice

de Producción Industrial (IPI-FIEL), 2007-2010 (índice base enero 2007=100).

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Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC y Fundación de Investigaciones Económicas

Latinoamericanas (FIEL).

El crecimiento del empleo hasta el año 2007 estuvo estrechamente asociado a la adopción de un patrón de crecimiento más trabajo intensivo que el existente en la década pasada, como ya fuera señalado en la sección anterior. De todas formas, es

11 Según CEU-UIA (2011), los sectores automotriz y metalmecánico explicaron en conjunto 62,3% del incremento interanual de la industria manufacturera en abril de 2011, a pesar de tener una ponderación de 21,6% en el índice de actividad industrial. La significativamente mayor tasa relativa de crecimiento del sector automotriz se observa también a través del IPI de FIEL y el EMI del INDEC.

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preciso remarcar que se produjo una caída tendencial de la elasticidad empleo-producto, encontrándose actualmente en valores cercanos a los existentes en el promedio del régimen de convertibilidad (Gráfico N° 3). Esta elasticidad sólo adoptó valores elevados en aquellos trimestres en los cuales la producción local fue afectada por el impacto de la crisis internacional. En dicho período, el empleo continuó elevándose a pesar de la recesión económica, en gran medida como consecuencia de la adopción de rápidas medidas contracíclicas y debido a la corta duración que tuvo la recesión. Luego, aunque la economía comenzó a recuperarse y a crecer nuevamente a tasas elevadas, el empleo continuó incrementándose de forma muy limitada. Este escaso dinamismo de la ocupación se reflejó en un estancamiento de la tasa de empleo, que se mantiene desde 2007 en torno al 42% de la población. Ello es consecuencia del hecho de que el ritmo de incremento de la ocupación resultó muy similar al del crecimiento poblacional. Así, en el cuarto trimestre de 2010, la tasa de empleo alcanzó el 42,4%, cuando había sido de 42,1% en el mismo trimestre de 2007 (Gráfico N° 7). Esta estabilidad en la tasa de empleo contrasta con el alto crecimiento que tuvo entre 2003 y 2007. También los niveles de empleo pleno evidenciaron cierto estancamiento desde mediados del 2007. De este modo, tanto la reducción en la tasa de desocupación como en la tasa de subocupación ha sido limitada entre estos años. Entre el cuarto trimestre de 2007 y el mismo trimestre de 2010, la tasa de desocupación se redujo sólo de 7,5% a 7,3%, mientras que la tasa de subocupación pasó de 9,1% a 8,4%.

Gráfico Nº 7. Tasas trimestrales de empleo, empleo pleno, desocupación y subocupación, 2007-2011 (en porcentajes).

41,7 42

,4

42,4

42,1

42,0

42,2

42,1 42

,6

42,3

41,8

41,9 42

,4

42,2 42,5

42,5

42,4

42,4

10,0

9,39,1

8,6

9,2 9,1 9,1

10,610,610,3

9,9

8,8

8,48,2

7,47,5

8,4

7,8

8,4

7,3

8,4

7,3

9,8

8,1

8,5

8,0

8,89,1

8,3

7,9

7,5

9,3

8,2

9,2

30

32

34

36

38

40

42

44

I-200

7

II-20

07

III-2

007

IV-2

007

I-200

8

II-20

08

III-2

008

IV-2

008

I-200

9

II-20

09

III-2

009

IV-2

009

I-201

0

II-20

10

III-2

010

IV-2

010

I-201

1

Tasa

de

empl

eo y

de

empl

eo p

leno

(% s

obre

pob

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ón)

6

7

8

9

10

11

12

Tasa

de

deso

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y s

uboc

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ión

(% s

obre

PEA

)

Empleo Empleo pleno Desocupación Subocupación

Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.

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El descenso en la dinámica de la ocupación obedeció principalmente a una desaceleración del crecimiento del empleo asalariado; ya que los empleos no asalariados se incrementaron a una tasa mayor en 2007-2010 que entre 2003 y 2007 (Gráfico N° 8). En cambio, las ocupaciones de los asalariados registrados tuvieron una fuerte reducción en su tasa de expansión, que pasó de ser del 9,2% anual entre 2003 y 2007 al 4,1% entre dicho año y 2010. Por su parte, los empleos de los asalariados no registrados mostraron una disminución en términos absolutos en este último período, que implicó que se redujeran a una tasa anual acumulativa equivalente al 2,6% por año.12

Gráfico N° 8. Tasas anuales acumulativas de variación del empleo, según categoría ocupacional. Total aglomerados urbanos (en porcentajes)

5,4%

9,2%

4,5%

0,7%1,5%

4,1%

-2,6%

1,2%

-4%

-2%

0%

2%

4%

6%

8%

10%

Totalocupados

Registrados Noregistrados

Noasalariados

2003-20072007-2010

Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.

Nota: Se excluyó de los ocupados a aquellos cuya ocupación principal consistía en un plan de empleo.

La diferenciación del empleo por rama de actividad devela que la menor tasa de incremento del empleo se verifica tanto en los sectores productores de bienes como en los de servicios. Sin embargo, la desaceleración resulta significativamente más marcada en los primeros. Esta característica distingue a la evolución del empleo sectorial respecto de lo ocurrido en los primeros años de la posconvertibilidad. Tal como se muestra en el Cuadro N° 1, los sectores productores de bienes, cuyo empleo creció holgadamente por sobre el promedio entre los cuartos trimestres de 2003 y de 2007, tienen en el mismo trimestre de 2010 un nivel de ocupación que es levemente inferior al de 2007. Es decir que en estos sectores el ascenso de la ocupación desde 2009 no logró revertir la caída que sucedió como consecuencia del impacto de la crisis mundial en nuestro país.

12 Debe tenerse en cuenta que parte del incremento en los ocupados asalariados registrados y del descenso en los no registradas podría deberse al registro de puestos que previamente no lo estaban.

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Este comportamiento de los sectores productores de bienes obedece en gran medida al desempeño de la industria y de la construcción. Entre el cuarto trimestre de 2003 y el mismo trimestre de 2007 la ocupación en la industria creció al 6,1% anual, un valor superior al correspondiente al conjunto de los sectores. En cambio, entre los cuartos trimestres de 2007 y de 2010 la tasa de expansión del empleo industrial se redujo al 0,4% anual, aunque el valor agregado del sector en ese mismo período habría crecido al 4,7%. Al interior de la industria, los sectores productores de maquinaria y equipo, de textiles y cuero, y de metales y productos de metal estuvieron entre los que empeoraron en mayor medida su desempeño en términos de creación de empleo. En una situación diferente se encuentra el sector de alimentos y bebidas, que tuvo un aumento en su nivel empleo significativamente mayor desde 2007 que entre 2003 y ese año. La fabricación de automotores, por su parte, aunque disminuyó levemente la tasa de crecimiento del empleo, continúa aumentando la ocupación a un ritmo significativamente elevado.

Cuadro N° 1. Tasas anuales acumulativas de variación del empleo, según rama de actividad. Total aglomerados urbanos, 4° trimestres (en porcentajes).

2003-2010 2003-2007 2007-2010 Total empleo 3,1 4,5 1,2 Sectores productores de bienes 4,0 7,2 -0,1 Sectores productores de servicios 2,8 3,7 1,6 Total industria 3,6 6,1 0,4

Alimentos, bebidas y tabaco 2,0 0,3 4,4 Textiles y cuero 2,4 7,3 -3,9 Madera y papel (incluye edición e impresión) 2,5 5,6 -1,5 Refinación del petróleo, ind. química, caucho y plástico 4,6 5,7 3,0

Productos Minerales no metálicos 7,1 11,5 1,5 Industrias metálicas básicas y productos metálicos 6,8 10,6 1,9

Vehículos automotores 9,3 12,1 5,6 Maquinaria y equipo -0,3 7,1 -9,5 Resto industria 5,2 6,5 3,4

Electricidad, gas y agua 3,0 6,0 -0,9 Construcción 4,7 9,2 -0,9 Comercio y reparaciones 1,4 1,4 1,4 Restaurantes y hoteles 3,8 5,5 1,5 Transporte, almacenamiento y comunicaciones 2,2 3,2 0,9 Intermediación financiera y svs. financieros 3,2 5,0 0,9 Svs. Inmobiliarios y empresariales 4,4 6,6 1,7 Administración pública y Defensa 4,4 3,6 5,6 Enseñanza 3,3 4,0 2,4 Servicios sociales y de salud 2,2 3,0 1,2 Servicios comunitarios, sociales y personales 2,9 5,4 -0,3

Fuente: Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC. Nota: Se excluyó de los ocupados a aquellos cuya ocupación principal consistía en un plan de empleo. No se considera al empleo en el sector agropecuario, dado que la EPH es representativa de los grandes

aglomerados urbanos.

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Es decir que el desempeño resultó relativamente mejor en sectores que cuentan con ventajas competitivas naturales, como los de alimentos, o con un régimen de promoción especial, como es el caso del automotriz. En cambio, disminuyó fuertemente la creación de empleo en sectores dedicados principalmente a las ventas al mercado interno, aquellos que se habían reactivado en gran medida gracias a la vigencia de un tipo de cambio elevado. Es posible argumentar que la gradual apreciación de la moneda local que se produjo como consecuencia de la elevación del nivel general de precios desde 200713 tiene relación con este menor dinamismo de los sectores sustitutivos, y de la industria en general, para continuar generando puestos de trabajo a una tasa elevada. Si bien el nivel del tipo de cambio real multilateral se ubica aún en valores sensiblemente más elevados que los vigentes durante el régimen de convertibilidad, su apreciación relativa puede estar afectando las posibilidades de crecimiento de los eslabones más débiles del entramado fabril.

Por otro lado, se debe resaltar el elevado crecimiento relativo que registró el empleo en la rama Administración pública y defensa, que se expandió a una tasa anual acumulada de 5,6% anual entre los cuartos trimestres de 2007 y de 2010, significativamente por encima del promedio del empleo. De hecho, el aumento del empleo público total (no sólo el incluido en esta rama específica) logró compensar parcialmente el menor ritmo de generación de puestos de trabajo en el sector privado en este período. Entre los cuartos trimestres de 2003 y de 2007 el sector público explica el 15,5% del crecimiento del empleo urbano, mientras que dio cuenta de una proporción significativamente mayor entre 2007 y 2010: 31,6%. Si bien en parte este comportamiento es el resultado de las políticas anticíclicas llevadas a cabo por el gobierno ante el impacto de la crisis mundial, cabe destacar que se mantuvo tras la recuperación económica posterior. En síntesis, a partir de 2007 la generación de empleo tuvo un ritmo marcadamente inferior al verificado en el período inmediatamente anterior. Este comportamiento puede vincularse con el cambio en la dinámica del crecimiento de los sectores productivos, ya que los sectores productores de bienes dejaron de liderar el crecimiento, como había ocurrido al inicio de la posconvertibilidad, y se expandieron, en cambio, los sectores productores de servicios por encima del promedio. Según se argumenta, estos últimos tendrían una menor capacidad para crear puestos de trabajo y para motorizar el empleo global. En cuanto a los sectores productores de bienes, los cambios relativos en las tasas de generación de empleo de las distintas ramas industriales, pueden considerarse como una evidencia del hecho de que la apreciación cambiaria relativa implicó menores posibilidades de expansión para aquellos sectores sustitutivos, cuya producción está principalmente orientada al mercado interno, que habían crecido fuertemente al amparo de la protección cambiaria entre 2003 y 2007. Dado que estos sectores son relativamente intensivos en empleo, su desarrollo es crucial para garantizar que continúe descendiendo la tasa de desocupación. 13 El tipo de cambio real multilateral tuvo una reducción en su nivel del 23,6 entre julio de 2007 y diciembre de 2010. Ver al respecto CIFRA (2011).

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Para finalizar, cabe resaltar que el proceso de estancamiento en los niveles de empleo fue acompañado por el quiebre de la tendencia ascendente registrada en la remuneraciones reales de los trabajadores vigente desde el inicio del proceso de recuperación económica en el 2003. Así como entre 2003 y 2007 los ingresos reales del conjunto de los ocupados habían crecido a una tasa anual acumulativa de 6,9%, entre 2007 y 2010 se incrementaron sólo al 1,4% anual. La disminución del ritmo de crecimiento se da en un contexto en el cual estos ingresos apenas han alcanzado a recuperar los niveles vigentes hacia el final del período del régimen de convertibilidad. Es decir, sólo se produjo un ascenso en relación con la fuerte caída que sufrieron en 2002 pero, para el conjunto de los ocupados, el poder adquisitivo promedio de los ingresos reales no ha estado en consonancia con la extraordinaria expansión de la economía y de la productividad en la posconvertibilidad. 4. Reflexiones finales. Como se analizó en la sección anterior, se verificó a lo largo de los últimos años un estancamiento en los niveles de empleo, proceso que estuvo estrechamente asociado con la pérdida de competitividad externa en algunos sectores industriales, centralmente los orientados a la provisión de la demanda doméstica. Sin embargo, dicha pérdida de competitividad no obedece a un sensible incremento en los costos laborales en el conjunto de la economía argentina. Por el contrario, aún en 2010 se observaba un costo laboral sensiblemente más reducido que el prevaleciente a fines del régimen de convertibilidad, aunque esto no implica que algunas ramas productivas experimenten problemas de competitividad ante la elevación de los costos de sus niveles extraordinariamente reducidos que habían alcanzado tras la devaluación. De todas formas, desde diversos sectores se asocia el estancamiento en los niveles de empleo y los crecientes problemas de competitividad externa que enfrentan algunos sectores con incremento de las remuneraciones a lo largo de estos últimos años. Desde esta perspectiva, los aumentos que experimentaron los salarios no sólo elevaron los costos, sino que también fueron uno de los elementos determinantes del actual proceso inflacionario. Sin embargo, si se evalúa la evolución de las remuneraciones reales del conjunto de la población ocupada se observa que a finales del 2010 las mismas se encontraban levemente por debajo de los niveles que exhibían a finales del régimen de convertibilidad. Es más, el poder adquisitivo del salario real promedio prácticamente no se modificó desde 2007, a pesar de los sensibles incrementos nominales. Ante este escenario, la recurrencia de las afirmaciones surgidas, por lo general desde las usinas del sector empresario, que se refieren a un nivel de costos laborales similar al existente a finales del régimen de convertibilidad lleva a la necesidad de profundizar el análisis tendiente a estimar el costo salarial real en la economía argentina. En una primera instancia, se debe resaltar que la evolución del costo laboral no resulta equivalente a la trayectoria que exhibió el ingreso de los ocupados, ya que para los empresarios el costo laboral depende además de la evolución de la productividad. Es decir, el costo laboral para el sector empresario no está determinado solamente por el costo salarial directo (salarios brutos y contribuciones patronales), sino también por la cantidad de producto generado en promedio por cada trabajador. En suma, lo relevante

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en términos de la estructura de costos del empresario es el costo salarial por unidad de producto. Al respecto, se debe señalar que la existencia de elevados niveles de capacidad ociosa en la economía argentina, en una primera instancia, y el incremento en los niveles de inversión, posteriormente, posibilitaron un notorio crecimiento de la productividad por ocupado desde 2001, la cual se expandió a una tasa anual acumulativa del 2,5% anual entre ese año y 2010. De esta forma, la productividad por ocupado en 2010 era 19,8% más elevada que la registrada en el período comprendido entre los años 1995 y 2001. En otras palabras, cada trabajador producía en promedio casi un 20% más en el 2010 que en la última etapa del régimen de convertibilidad. Puede afirmarse entonces que los trabajadores prácticamente no se beneficiaron del aumento de la capacidad productiva de su trabajo, ya que las remuneraciones reales en el 2010 se situaban en niveles similares a los existentes en el 2001. En este contexto, resulta paradójico que las principales cámaras empresariales pretendan limitar en algunos años los aumentos salariales a las variaciones de productividad, cuando en la mayoría de ellos lo “olvidan”, apropiándose de esta forma de ganancias extraordinarias a través de una recomposición salarial que va muy por detrás de la productividad. Efectivamente, si bien las remuneraciones reales (incluidas las contribuciones patronales) del conjunto de los ocupados verificaron una sensible recuperación tras la abrupta contracción que habían experimentado en el 2002, se ubicaban en 2010 sólo un 1,5% por encima de los valores prevalecientes a fines del régimen de convertibilidad. No obstante, esto no implicó que la rentabilidad empresaria se retrotraiga a la situación imperante en ese momento, ya que, tal como se mencionó, se asistió a un significativo aumento de la productividad.

Gráfico Nº 9. Evolución del costo laboral, del costo laboral unitario y de la productividad a precios constantes, 2001 – 2010.

(en número índice base 2001 = 100)

100,0

94,897,8

99,1

103,1106,2

111,0

116,1

124,8

79,4

86,1 86,4

82,9

86,3

81,3

74,671,5

75,8

101,5100,1

96,395,9

91,4

116,1

78,7

73,1

76,6

60

70

80

90

100

110

120

130

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

Costo laboral

Productividad

Costo laboral unitario

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, Encuesta Permanente de Hogares-INDEC, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, IPC-INDEC e IPC-7

provincias.

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En este marco, el costo laboral unitario, es decir el costo laboral por unidad de producto, aunque se elevó tras la aguda contracción que había experimentado tras la devaluación de la moneda, en 2010 permanecía 21,7% por debajo de los valores prevalecientes en el período comprendido entre los años 1995 y 2001. Esta trayectoria resulta compatible con el aumento inicial y la posterior estabilización de la participación de la masa salarial en el producto, así como con el mantenimiento de niveles de rentabilidad sensiblemente más elevados que los registrados a lo largo de los años noventa (Gráfico Nº 9). Sin embargo, esta evolución del costo laboral unitario no resulta suficiente para evaluar la competitividad, en términos de los costos salariales, de nuestro país con respecto a la economía mundial, ya que no toma en consideración las variaciones acontecidas en el tipo de cambio real. En este sentido, es preciso estimar el costo laboral unitario en moneda extranjera, teniendo en cuenta el modo en que la evolución del tipo de cambio real ha incidido sobre la competitividad de la producción local. Para ello, tras corregirse la evolución del costo laboral unitario según el tipo de cambio real con respecto al dólar se observa que el mismo se situaba en el 2010 un 35,6% por debajo del existente en el período 1995-2001. Es más, si dicha relación se realiza tomando en consideración el tipo de cambio real multilateral, en base a los doce países que mayor intercambio comercial poseen con nuestro país, la reducción del costo laboral unitario fue aún más significativa: en 2010 este costo laboral unitario corregido por el tipo de cambio real multilateral resultó un 44,3% más reducido que el prevaleciente entre los años 1995 y 2001 (Gráfico Nº 10). Gráfico Nº 10. Evolución del costo laboral unitario corregido según tipo de cambio real

respecto al dólar y según tipo de cambio real multilateral. (en número índice base 2001 = 100)

34,2

38,341,3

59,9

73,4

32,0 32,734,3

39,2

44,947,8

51,2

64,0

49,0

100

30,433,2

33,8

20

30

40

50

60

70

80

90

100

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

Costo laboral unitario según tipo de cambio real respecto al dólar

Costo laboral unitario según tipo de cambio real multilateral

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, Centro de

Economía Internacional, Encuesta Permanente de Hogares-INDEC, Ministerio de Economía y Finanzas y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

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En síntesis, las evidencias mostradas implican que difícilmente se pueda considerar al costo laboral como el responsable del impulso inflacionario que sufrió nuestra economía en los últimos años, así como tampoco se lo puede asociar linealmente con la pérdida de competitividad experimentada en numerosos sectores manufactureros. Si bien las condiciones de vida de la clase trabajadora mejoraron sensiblemente a lo largo de la posconvertibilidad dicho proceso se sustentó centralmente en el aumento en el nivel de empleo, ya que las remuneraciones reales, a pesar del extraordinario nivel de crecimiento experimentado en esta etapa, sólo recuperaron lo perdido en el marco de la crisis final del régimen de convertibilidad. En este sentido, se debe destacar que la consolidación de un patrón de crecimiento inclusivo y sustentable en el largo plazo requiere de una sensible mejora en los salarios de los trabajadores, para de esta forma revertir la inequitativa estructura distributiva heredada tras casi tres décadas de hegemonía laboral. Más aún cuando los reducidos costos laborales, cuya contracara es la persistencia de elevados niveles de beneficios en el sector empresario, no constituyen una traba para la inmensa mayoría de los sectores productores de bienes en nuestro país. Sin embargo, esto no implica que los sectores sustitutivos de importaciones que fueron determinantes en la expansión del empleo en el primer quinquenio de la posconvertibilidad, no requieran de políticas específicas que posibiliten su expansión, aún en el marco de una elevación de los costos salariales. En los últimos años, quedó en evidencia que la utilización del tipo de cambio como única medida de protección resulta insuficiente, y se basa en la perduración de bajos niveles salariales en la economía local. Por lo tanto, la instauración de medidas de protección externa para dichos sectores se plantea como una necesidad central en pos de garantizar elevados niveles de empleo y crecientes remuneraciones reales. Referencias. Altimir, Oscar y Luis Beccaria (1999) “El mercado de trabajo bajo el nuevo régimen

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