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Cienc. Soco Esp. 1:83-93,1984 CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE El ESTUDIO DE PATRONES DE ASENTAMIENTO EN GUAYABO, TURRIAlBA Luis Hurtado de Mendoza lNTRODUCCION 1.as características y ubicación del sitio Guaya- bo (UCR-43) atestiguan un antiguo proceso wcio- cullural muy importante en la Vertiente CentrJI del Atlántico de Cosla Rica. El sitio. no sólo es de dimensiones considerables, si se le compara con otros de la región que drena el río Rc\'entazón. sino que posee restos monumentales con estructu- ra y función muy variadas (AguiJar 1972; Fonseca 1979) indicando niveles de concentr3,"¡ón ce po- blación muy signific31ivos y una compkjid:1.l1 orga- nizativa social. económica y política. fJue segura- mente corresponde al tipo de sociedad que ¡,e co- noce con el nombre gcnrrico Je' (Servi- ce 1962). Sin embargo. lo que ahora <!5 visible en el sitio Guayabo. no puede ser considerado COIllO el único remanente material de toda uns sociedad que haya vivido en el pasado. En otras palabras. el sitio Gua· yabo. no cuan impresionante' sea. resulta sólo un aspecto de lodo un sistema sociocultural que debe ser observado y estudiadlJ en términos de' dos grandes dimensiones, una y otra es· pacial. Hasta ahora, es talvel 1:1 primera dime'nsión la que m:ís ha concitado 1:1 atención de los investiga· dores. Según indican los vestigios culturales que se han recuperado del sitio Guayabo. éste' debe' haber estado habitado desde el primer milenio anterior a era. Las posibilidades de que esli.' } alTos lugares pudier3n contener restos culturales aún más antiguos son muy altas. No muy lejos. a unos 20 Kms. al Sur. se encuentran los sitios Finca Guardiria y Florencia (UCR·28B) que cuentan con materiales Ifticos que corresponden al períodú Paleo-lndio y al Arcaico. con antiguedades que bien pueden superar los 10 a 12 mil años. Pero la dimensión lemporal de las ocupaciones humanas en la región de Guayabo no es la única importante. la región debe ser observada también en terminos de una dimensión espacial variable. Aun cuando admitamos a.priori que el sitio Guaya· bo es el eje sociopolítico de la región, su ámbito de control no puede ser considerado como conslanle. Visto Guayabo como sislema sociocultural regio- nal, debe esperarse que haya estado romelido a cambios en el tiempo, dependiendo de faclores no bien conocidos todavía y que sólo podemos intuír. Estos cambios. tienen que haberse reflejado en di- mensiones variables y diversos grados de comple- jidad. no sólo de Guayabo sino de todos los asenta- mientos rela..:ionados que existen en la región. En resumen. debemos estar concientes del he- cho incuestionable de estar confrontando un pro- blema de investigación que involucra una profundi· dad temporal de varios milenios, en una región que contuvo un sistema s\1Ciocultural cuyas dimensio- nes ter rit ori a [es no conocemos. Consecuen- temente. la estrategia de investigación debe ade· cuarse a la complejidad ya la amplitud del proble- ma. Till estrategia, ha sido desarrollada y está siendo implcmentada por los investigadores de la Sección de Arquwlogía de la Universidad de Costa Rica. dentro de un Programa de Estudios Arqueológicos cuyo título pon.: de manifiesto las intenciones ceno trales del mismo; "Secuencia Cultural y Patrones dc ASl"l1tamienlo en la Ih-p,ióll de Guayabo de' Tu· rrialba··. Este linllo l<)ma en cuenta tanto la di- memióll ¡emporal como l:I espacial y los diversos pro}eCIOS de que se realizan dentro del Programa cubren aspectos especílleos del tema general. Por ejemplo. el proyecto de evaluación de las obras hidr:íuli..:as dd sitio Guayabo. que deSJ.- rrol1an los ingettlcros lIen:an Salís y Jorge Dubón y el arqueólogo Osear I'unseca Zamora. incide en los aspcctos constnJctivos y funcionales dd siste- ma de captación. almaCCn31lllenh> y de aguas en sólo el centro administralivo y ceremonial del siStema regiollal. I)or olro lado, el proyecto de detcnninación de la composición química de los

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Cienc. Soco Esp. 1:83-93,1984

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE El ESTUDIO DE PATRONES DEASENTAMIENTO EN GUAYABO, TURRIAlBA

Luis Hurtado de Mendoza

lNTRODUCCION

1.as características y ubicación del sitio Guaya­bo (UCR-43) atestiguan un antiguo proceso wcio­cullural muy importante en la Vertiente CentrJIdel Atlántico de Cosla Rica. El sitio. no sólo es dedimensiones considerables, si se le compara conotros de la región que drena el río Rc\'entazón.sino que posee restos monumentales con estructu­ra y función muy variadas (AguiJar 1972; Fonseca1979) indicando niveles de concentr3,"¡ón ce po­blación muy signific31ivos y una compkjid:1.l1 orga­nizativa social. económica y política. fJue segura­mente corresponde al tipo de sociedad que ¡,e co­noce con el nombre gcnrrico Je' ~acicazgos. (Servi­ce 1962).

Sin embargo. lo que ahora <!5 visible en el sitioGuayabo. no puede ser considerado COIllO el únicoremanente material de toda uns sociedad que hayavivido en el pasado. En otras palabras. el sitio Gua·yabo. no ¡rnport~ cuan impresionante' sea. resultasólo un aspecto de lodo un sistema socioculturalque debe ser observado y estudiadlJ en términos de'dos grandes dimensiones, una tel\lpor~l y otra es·pacial.

Hasta ahora, es talvel 1:1 primera dime'nsión laque m:ís ha concitado 1:1 atención de los investiga·dores. Según indican los vestigios culturales que sehan recuperado del sitio Guayabo. éste' debe' haberestado habitado desde el primer milenio anterior aOlI(~Slra era. Las posibilidades de que esli.' } alToslugares pudier3n contener restos culturales aúnmás antiguos son muy altas. No muy lejos. a unos20 Kms. al Sur. se encuentran los sitios FincaGuardiria y Florencia (UCR·28B) que cuentancon materiales Ifticos que corresponden al períodúPaleo-lndio y al Arcaico. con antiguedades quebien pueden superar los 10 a 12 mil años.

Pero la dimensión lemporal de las ocupacioneshumanas en la región de Guayabo no es la únicaimportante. la región debe ser observada también

en terminos de una dimensión espacial variable.Aun cuando admitamos a.priori que el sitio Guaya·bo es el eje sociopolítico de la región, su ámbito decontrol no puede ser considerado como conslanle.Visto Guayabo como sislema sociocultural regio­nal, debe esperarse que haya estado romelido acambios en el tiempo, dependiendo de faclores nobien conocidos todavía y que sólo podemos intuír.Estos cambios. tienen que haberse reflejado en di­mensiones variables y diversos grados de comple­jidad. no sólo de Guayabo sino de todos los asenta­mientos rela..:ionados que existen en la región.

En resumen. debemos estar concientes del he­cho incuestionable de estar confrontando un pro­blema de investigación que involucra una profundi·dad temporal de varios milenios, en una región quecontuvo un sistema s\1Ciocultural cuyas dimensio­n e s ter r i t ori a [es no conocemos. Consecuen­temente. la estrategia de investigación debe ade·cuarse a la complejidad ya la amplitud del proble­ma.

Till estrategia, ha sido desarrollada y está siendoimplcmentada por los investigadores de la Secciónde Arquwlogía de la Universidad de Costa Rica.dentro de un Programa de Estudios Arqueológicoscuyo título pon.: de manifiesto las intenciones cenotrales del mismo; "Secuencia Cultural y Patronesdc ASl"l1tamienlo en la Ih-p,ióll de Guayabo de' Tu·rrialba··. Este linllo l<)ma en cuenta tanto la di­memióll ¡emporal como l:I espacial y los diversospro}eCIOS de invest¡ga~iün que se realizan dentrodel Programa cubren aspectos especílleos del temageneral. Por ejemplo. el proyecto de evaluación delas obras hidr:íuli..:as dd sitio Guayabo. que deSJ.­rrol1an los ingettlcros lIen:an Salís y Jorge Dubóny el arqueólogo Osear I'unseca Zamora. incide enlos aspcctos constnJctivos y funcionales dd siste­ma de captación. almaCCn31lllenh> y ~'acuación deaguas en sólo el centro administralivo y ceremonialdel siStema regiollal. I)or olro lado, el proyecto dedetcnninación de la composición química de los

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materiales cerámicos hallados en sitios de la región,buscan determinar patrones de interrelación entre105 sitios y entre regiones, en base a comparacionesde las materias primas utilizadas. Este proyecto es­tá siendo realizado en la Escuela de F¡sica de laUniversidad de Costa Rica, a cargo de los Profeso­res Alfonso Salazar y luz María Moya. Otros pro­yectos, cubren aspectos tan diversos como la natu·raleza ambiental de la región de esn.tdios; palronesfunerarios precolombinos; función y status de si­tios en diversos períodos; caracterización morfo­lógica y funcional de materiales de piedra; patro­nes de captación de recurws, etc.

Esto implica toda una red de relaciones de in­vestigación inlcrdisciplinaria que trasciende la ins­titución universitaria e incluye una serie de entida­des de investigación y servicio, tanto nacionalescomo de fuera del país. Tambi~n supone la incor­poraci6n de fuentes de financiación externa, puesla magnitud crecienle del Programa y su compleji­dad así lo requieren.

En esta ocasi6n, no se va a exponer en detalletodo aquello que se ha venido incorporando al Pro­grama, sea en la implementaci6n efectiva de tareasde investigación o de administración, sino que sehará una discusi6n acerca de algunas conside­raciones teóricas y metodol6gicas que conciernenal tema espedfico de los estudios de patrones deasentamiento que se están haciendo en la región deGuayabo de Turrialba. La dimensión espacial desistemas socioculturales del pasado ha sido exa­min:l.da y expuesta operacionalmenle por una seriede investigadores, todos ellos preocupados por ex­plorar las relaciones que deben haber existido en­tre entidades arqueológicas distribuídas en un es­pacio geográfico detenninado. La meta de estosestudios. generalmente, ha sido la de obtener ¡nfor·mación acerca de la organización social y la econo­mía de sociedades antiguas, trascendiendo con esteconcepto el interés limitado de la Arqueología tra­dicional en los artefactos y sitios aislados. De prono10. la atención de los arqueólogos se muda de lasimple observación y descripción de objetos mate­ri:lles, a la deteffilinación de las relaciones entreobjetos, entre sitios, entre re$iones arqueológicas,a fin de deducir de lales relaciones aspectos delmodo de vida de la gente a nÍVel de sociedadescompletas, en perspectiva evolutiva, de cambioconSlante. Así, en vez de generar datos útiles rolopara museogr3fias e historias del arte, el arqueólo-

se halla en la posición de asumir un rol inelu­dible: el del científico social que produce infonna­ción etnográfica, antropol6gica.

LOS ESTUDIOS DE PATRONES DE ASEN­TAMIENTO

Anles que intentar conjugar las opiniones dediversos investigadores respecto de la conceptua­lización y metodología de los estudios de patronesde asentamiento, voy a resumir en esta sección laeficiente compilaci6n generada por uno de losprincipales implementadores de este tipo de inves­tigaciones en el Nuevo Mundo, Jeffrey R. Panons(1972) de la Universidad de Michigan. Tanto susexperiencias en México y Pení. como las de Gor­don Willey (1953) y WilIiam T. Sanders y asocia­dos (1979), han de dejarse traslucir en la maneracomo se eslán organizando nuestros estudios regio­nales en Costa Rica. (eg. Hurrodo de Mendozo yotros 1980).

Según Panons, la preocupación original por re·lacionar restos arqueol6gicos y organización socialpuede encontrarse en la obra de Lewis H. Morgan,a fines del siglo XIX. Sin embargo, no es sino en ladécada de los 40 que la influencia de Julian H.Sleward se deja sentir, alentando dos proyectosarqueológicos que se disei'iaron específicamentecomo estudios de procesos de cambio en palronesde asentamiento, a través del tiempo. Uno de estosse realizó en el valle del Mississippi, a cargo dePhillips, Ford y Griffin (1951): pero más notorie­dad adquirió el proyecto de Willey (1953) en elvalle de Virú, en la Costa Norte de Perú.

Este proyecto, fue seguramente el primer casode aplicación del conceplo de distribución regionalde asentamientos como esfue17.o para inferir proce­sos socioculturales del pasado. Su valor mayor, sinembargo, a criterio de Parsons, estriba en el hechode que se constituyó en un ejemplo formal de las

dimensiones, utilidad y potencialidades de este ti­po de estudios en la Arqueología. La definiciónque hace WilIey del término "Patrones de Asenta·miento" traduce eficientemente este sentir:

... el término . .. es definido corno la maneraen que la gente se ha dispuesto en el terreno enque vivió. Se refiere a sus casos, a su arreglo yalo naturaleza y ubicoción de otros rasgos quepertenecen a su vida en comunidad. Estos asen­tamientos reflejan el ambiente natural, el niveltecnológico en que se operaba y los institucio­nes de interacción y control social que lo cultu­ro monten/o. Puesto que los patrones de asentQ-­miento son, en gran medido, consecuencia di­recto de necesidades culturales, ofrecen un pun­to inicial estratégico para logror interpretar fun·cionolmente o los culturas arqueológicos ". (Wi­/ley 1953: J).

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Posteriormente a este trabajo, WiUey elaboróaun más sus ideas agregando que los asentamientosson un renejo directo de actividades sociales yeco­nómicas a un nivel de eficiencia que ningún otroaspecto de la cultura material que estudian los ar­queólogos, podía superar. Sin embargo, no recla­mó para este tipo de estudios ningün status como"nuevo método'" sino que aseguró que se tratabade una expansión de la atención del arqueólogohacia un tipo de información que había sido des­cuidado hasta entonces.

La semilla pronto generó fruto, aúnque más dis­persa y lenlamente de lo que se hubiera deseado.Un etnólogo, de apellido Vogt (1956), ilustró estu­dios de patrones de asentamiento en términos deconvergencia para investigadores de Etnología,Geografía y Arqueología, haciendo ver las posibili­dades prácticas del uso de las analogías etnográfI­cas en tareas de interpretación de datos arqueoló­gicos y geognincos. En Arqueología, específica­mente, se destacaron los trabajos de William San­ders, quien introdujo no solo mayor formalidad yestructura al trabajo de investigación, sino que ade­más contribuyó significativamente en teoría, incor­porando conceptos como el de -'simbiosis regio­nal" y al operacionalizar análisis de distribución deasentamientos humanos en el contexto general desistemas cuya base económica fue la agricultUra.con especialización local e intercambio interregio­nal de productos.

Una distinción útil que hizo Sanders, fue la quedefinió asentamientos zonales y asentamientos co­munales. Los primeros, referidos a la distribuciónregional de diversas comunidades de tamaños dife·rentes, a distancias diferentes y con densidades po­blacionales variables. Todas estas eran capaces deproveer información valiosa acerca de sus relacio·nes simbióticas. esto es, de mutua dependencia pa·ra su subsistencia y desarrollo. Los asentamientoscomunales. por otro lado, son las unidades de po­blación que vive en cercana asociación dentro decomunid::ades de tipos diversos, cada una de lascuales con su propia organización del espacio. tra­ducida en eslructuras edificadas, calles. concentra·ciones de población en diversos niveles de densidady con características sociopolítieas y económicasvariables.

Otra de las peculiaridades que hizo del trabajode Sanders mucho más útil que el de otros im'esti­gadorcs, fue por que no se limitó a muestras deasentamientos seleccionadas de acuerdo a criterioscuestionables, sino que insistió en las revisiones dela toUlidad del área de una región en estudio. Esteprocedimiento. suplementado con excavaciones deprueba en sitios seleccionados. culminó en una ri-

queza insuperable de datos. Cuando la prospecciónsuperficial de un sitio no lograba proveer informa­ción sobre la densidad ocupacional del mismo, lascalas y trincheras lo lograban, sobre todo en ausen­cia de estructuras monumentales.

En 1958, se publicó el primer intento serio degenerar y comprobar hipótesis acerca de las rela­ciones entre la organización social y los patronesde asentamiento de una sociedad antigua del Neo­litico Inferior (Chong 1958). Se trataba de unasociedad sin clases y con una base económica deagricultura simple. Posteriormente, el mismoChang intentó construir una tipología de asenta­mientos para grupos aborigenes del Artico, trabajoen el que acuñó el concepto fundamental de "re­gión de subsistencia anual" entendida como el te·rritorio sobre el que se mueve la gente de una co­munidad durante un ciclo anual, ocupando asenta­mientos diversos de acuerdo a un patlÓn de explo­tación de recursos regido por las estaciones del,"o.

En la década de los 60, el desarrollo de los estu­dios de patrones de asentamiento se dirigió a lasuperación de limitaciones metodológicas y analíti­cas, siendo el aporte más importante la introduc­ción del concepto de "sistema de asentamientos"como una elaboración refinada de la "región desubsistencia anual" de Chang. Según indica Par­sons, parece que fue Winters (1969) quien utilizóel concepto por primera vez en su estudio en elvalle de Wabash, definiendo términos de la siguien­te manera:

,. Patrón de Asentamientos. Re/ación geográfico yfisiográfica de un grupo de sftlos contemporá.neos, propios de una misma sociedad.

2. Sistema de Asentamientos. Relación soc/o-eco­nómica entre sitios contemporáneos de una mis·ma sociedad.

Aquí he introducido el término "sociedad" ensustitución de "cultura", preferido por Win!ers,pues parece más adecuado el objeto real de estudiode la Arqueología. En todo caso, según este autor,una cultura, o sociedad, es definible respecto deaIra mediante la observación de rangos de distribu­ción espacial de elementos estilisticos culturalespropios de los materiales retolectados. Pero paradistinguir un "sislema" de otro, se requiere controlsobre información acerca de no sólo la funciónsocio-eeonómica de cada sitio, sino además de laépoca del ano en que ha sido ocupado.

La necesidad de conocer función y estaeiona­lidad de muchos sitios en una región. impuso cier­tas exigencias metodológicas a fin de lograr darosconfiables sobre una amplia variedad de temas

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"ecológicos". De pronto se hizo indispensable lacolecci6n y registro de datos sobre flora y fauna,disponibilidad de especies. clima. técnicas de apro­Visionamiento, aspectos arquitectónicos y distribu­ción diferencial de tipos de artefactos.

Paralelamente, las necesidades entre sitios, re­quirieron de cada vez mayor uso de tecoicas decuantificación y medición. Por ejemplo, Wintersgeneró un "¡ndice Sistemático" diseí'iado para me­dir diferencias funcionales entre sitios. Este índice,está definido por una expresión matemática quepuede traducirse de la siguiente manera:

IF=- UF+ UP + UD I uedonde: IF, es el Indlce sistemótico de función;

UF, es el numero de artefoctos de fabrica­ción;UP, es el número de artefoctos de proce­samiento;UD, es el número de artefactos de usod.xnéstico; yue, es el numero de artefactos para cazor.

Obviamente, inclusa un artefacto de medicióntan rudimentario como este índice de variabilidadfuncional, requiere de un perfeccionamiento de lastécnicas de recolección y obtención de muestras deartefactos a fin de asegurar comparaciones confia­bles. Fue por esta razón, precisamente, que tantoVeseelius (1960) como Binford (1964) argumenta­ron activamente en favor de un mayor rigor en laaplicación de procedimientos de selección demuestras en estudios de patrones regionales deasentamiento, Sin embargo, estos estudios conti·nuaron realizándose, tanto en Mesoamérica comoen el Medio Oriente, de acuerdo a la tradición esta­blecida por Willey, esto es, enfatizando las pros­pecciones regionales extensas, sistemáticas y Jomá~ exhaustivas posible, cubriendo áreas de cien­tos a miles de kilómetros cuadrados, a fin de defi­nir la extensión del sistema, delinear problemasvastos de investigación y fonnular hipótesis acercade la función, demografía, uso de la tierra y lae~lructura política de sitios y regiones, con miras alograr su col1)probación y refinamiento medianteinvestigaciones sucesivas más intensas.

De acuerdo a Parsons. la década de los 60 ex pe­rimentó también un proceso de adopción de loscriterios básicos y de la metodología de patronesde asentamiento. por parte de investigadores demuchos otros lugares del mundo, pero hasta enton­ces, no se había logrado reconstruír efICientementeningún sistema de asentamientos a gran escala. Sinembargo, se había generado lodo el aparato analí­tico y metodológico que podía hacer esto posible.

lo que se vislumbra en los trabajos de Struever enel valle del l\Iinois, En una serie de infonnes, esteinvestigador proporcionó la racionalización de unaestrategia de investigación "ideal" que debía per­mitir la descripción y explicación de los cambiosculturales que ocurrieron en forma muy rápida enel valle del IIlinois, de un período Woodland Tem·prano a otro, denominado Woodland Medio. Dadala relevancia de estos trabajos para el caso de lasinvestigaciones en la región de Guayabo. en CostaRica, conviene Ilacer una resena de los mismos.Aquí Ilay necesidad de limitarnos a lo que exponeParsons, pero quienes esten inleresados en involu­crarse seriamente en estudios de patrones de asen­tamiento, deben consultar en detalle los textos ori­ginales de Struever (1968. 1971).

Strue\'er y el Valle dellllinois

Investigaciones anteriores ya habían indicadoque en el valle del IIlinois Ilabíáse producido unacomplejización cultural entre los períodos Wood­land Temprano y Woodland Medio. En base a estasobservaciones, Struever generó una nipótesis gene­ral en el sentido de que Ulla serie de presionesselectivas habrían operado durante los dos últimossiglos antes del inicio de nuestra era, provocandocambios significativos en la subsistencia y la orga­nización social. a modo de respuestas adaptativas.

Para comprobar esta hipótesis, Struever se im­puso la tarea de describir tanto la subsistencia co­mo la organización social de los sistemas sociocul­turales que existieron en los dos periodos ya men­cionados. Además, debía delinear las presiones se­lectivas que habrían afectado al primer sistema; ytendría que mostrar cómo es que los cambios per­'cibibles en el sistema posterior eran consecuenciasdirectas de tale~ presiones, Sin lugar a dudas, lapiedra angular de su diseño de investigación era lareconstrucción de los sistemas de asentamientosque se habían configurado secuencialmente en eltiempo.

Idealmente, la investigación debla iniciarse conuna reconstrucción del ambiente natural del pasa­do, incluyendo zonas microambientales. Luego, ca­da uno de estos debía ser revisado y sometido aprospección superficial a fin de ubicar un númerorepresentativo de sitios. bajo la suposición de quela localización de ciertas actividades tiene que estarrelacionada con las necesidades de exlfacción yex­plotación de los recursos que son propios de cadazona microambiental.

Si se hace el regislfo de sitios con cuidado y sedetermina su tiempo de ocupación. es posible en­tonces generar mapas de distribución de silios paracada período. La función de cada sitio, por otro

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lado, puede determinarse si los procedimientos derecolección superficial de artefactos son adecua­dos; y si su análisis nos da pautas de su filiacióncronológica y su función económica, pennitiendoademás la generación de una tipología de sitiospara cada período. La abundancia relativa de cadatipo de artefacto en cada sitio es fundamental paralograr esto último.

En seguida, se procede a la excavación cuidado­sa de por lo menos dos sitios de cada tipo definidopara cada periodo con la finalidad de definir ran­gos de variabilidad funcional en cada periodo. Estoexige una revisión de toda la superficie de cadasitio; y excavaciones de prueba, ubicadas al azar,en base a una división geométrica del sitio en cua­drículas de igual tamaño.

Las excavaciones más extensas, disei\adas aagregar infonnación a la que se genera median le lasactividades anteriores, se deben orientar de acuer­do a criterios de defmición de areas de actividaddentro de las que se puede detenninar la relaciónexacta entre artefactos de diversos tipos: y éstos,con configuraciones claramente asociadas.

Finalmente, y sólo después de haber comple·tado todo lo anterior, puede exponerse seccionescompletas de sitios identificables como superficiesestables del pasado. Este paso está dirigido a pro­veer una muestra mucho más completa, que señaleaún mejor la variabilidad en el contenido de arte­factos en los sitios y sus asociaciones con configu­raciones y rasgos arquitectónicos, si los hay.

Sólo cuando todos estos pasos ideales han sidocompletados, debía ser posible producir, previoanálisis de la información, una descripción apropia­da de los dos sistemas de asentamiento en estudio.Sin embargo, es aquí necesario anotar que es sólola descripción 10 que se ha logrado y no la explica­ción del cambio de un sistema a otro. Según Strue·ver, para hacer esto sería necesario someter otrasregiones adyacentes al mismo procedimiento de in·vestigación a fin de lograr una comprensión cabalde las presiones selectivas que estuvieron actuandosobre el sistema total de todo el valle del 111inois.

o pareciera ser necesario decirlo. pero hastaahora, no se ha realizado un programa de investiga­ciones de las dimensiones expuestas por Strnever.de manera que su esquema ideal, en base a expe­riencias en el valle del lIIinois, solamente tenninasiendo un recordatorio de lo que los programas deinvestigación no están haciendo; y consecuente­mente, de lo que no pueden lograr. Sin embargo,hay que recordar también que el artículo de Par­som, el cual incluye este último comentario, in·c1uía sólo aquellos estudios que se estaban reali­zando, o que habían concluído, antes de la década

de los 70. Posteriormente. el mismo Parsons. enMéxico y Perú; Sanders y sus asociados en México:y OtrOS investigadores en otras partes del mundo.han estado implementando estudios de patrones de~ntamiento, logrando éxítos sustanciales en con­secusión de infonnación a la vez que experiencia.todo lo cual nos debe ayudar a perfeccionar y de­sarrollar este tipo de investigaciones.

PATRONES REGIONALES DE ASENTA­MIENTO EN GUAYABO

La experiencia de Guayabo de Turrialba tienesus antecedentes en los estudios de Anastasia Alfa­ro, a fines del siglo XIX; y en las investigaciones deindole regional realizadas por Kennedy (1967) enla década de los 60. Sin embargo, a nivel de estu­dios continuados y que involucraran a una mismainstitución a lo largo de muchos años. sólo es en1964 que encontramos los esfuel7.os de Carlos 1-1.Aguilar, de la Universidad de Costa Rica. tendien­tes a esclarecer la naturaleza estructural y posicióncronológica del sitio Guayabo, como esfuerLO deinvestigación y de rescate arqueológicos a largoplazo. Estos esfuenos se tradujeron en una mono­grafía (Agul/ar 1972) y la declaración del sitio co­mo Monumento Nacional en 1973. El proyecto derescate arqueológico se reactivÓ en 1978 bajo ladirección de Aguilar, dando lugar a la re·excava­ción del sitio. la ampliación de un plano detalladodel mismo y un inento inicial de definición de suestructura y función. (Fonseca 1979).

Alentados por estos éxitos Fonseca y Hurtadode Mendoza (1980) disenaron un proyeclo de in­vestigación más ambicioso, haciendo explícita laintención de realizar estudios con perspectiva re·gional, a largo plazo y utilizando una estrategiaintcrdisciplinaria, Este proyecto, cuyas primerasmanifestaciones se implementaron todavia comotareas propias del proyecto de Trabajo ComunalUniversitario (Hurtado de Mendoza y otros 1980)fue aprobado por la Vicerrector!a de Investigaciónde la Universidad de Costa Rica, en Enero de1981, pennitiendo ampliar significativamente susactividades desde entonces.

Como se ha visto antes, el tílUlo de este proyec­10 pone en evidencia la importancia que se le da almacroanálisis implícito en un estudio de patronesde asentamiento. A pesar de la variedad de estu·dios arqueológicos que se han realizado en el Nue­vo Mundo, aún no se puede decir que las fonnas deadaptación de las poblaciones humanas y a las con­diciones ambientales de los bosques tropicales es­tén completamente exploradas, ni menos aún com­prendidas. Incluso es el caso especifico en Costa

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Rica, tales formas de adaptación permanecen su­mamente indefinidas, taIvez principalmente comouna consecuencia de la naturaleza fragmentaria dela gran mayoría de las investigaciones. Sin embar­go, dadas las condiciones mínimas para un progr~

ma institucional de investigaciones como el queproponen Fonseca y Hurtado de Mendaza, pareceser que tales limitaciones podrían ser superadas.

La región de Guayabo y el valle Medio del Re­ventazón proveen posibilidades ilimitadas para in­tentar dilucidar problemas de lanta importanciacomo determinar las radees indígenas de la culturacostarricense: así como para comprender mejorprocesos de cambio en modos de vida a través deno menos de tres estadios evolutivos de desarrollocultural: bandas, tribus y cacicazgos. El paso delsegundo tipo de sociedades hacia el tercero, es ade­más de crucial importancia para ayudamos a com­prender procesos de diferenciación social y origende clases sociales, en circunstancias ambientalesque no parecen haber variado drásticamente en losúltimos dos o tres milenios.

La dirección usual de las investigaciones arque~lógicas en Occidente, es de índole culturalista(idealista, dirían algunos). Esto es, se buscan res­puestas explicativas en factores sociales y cultura­les propios de una misma sociedad; o peor aún. enfactores del mismo género pero de origen externo.El concepto central que subyace tal actitud enCosta Rica es el que define al país como divididoen áreas de "influencia" mesoamericana y suda­mericana. No cabe en estas actitudes la posibilidadde que Costa Rica haya sido parte integral de talescircunstancias socioculturales. Se prefiere percibiral pais como una entidad pasiva, proclive a situa·ciones foráneas, antes que como una sociedad queha tenido su propio desarrollo con, y a pesar, delas influencias externas. La capacidad de acepta·ción y rechazo y de incorporación de lo que es útilpara una mayor y mejor adecuación al ambientenatural local, no puede ser descartada sin evidenciaconcreta. Las respuestas, no estan seguramente enesquemas teóricos absolutistas que se presentan enla literatura como dicotomías marcadas. Hay queexplorar, sin embargo, las diversas facetas que pre·senta todo proceso sociocultural particular, de ma·nera que se pueda determjnar qué elementos resul·tan del desarrollo local o prístino: y cuáles otrosfactores fueron incorporados desde fuera constitu­yendo el aspecto secundario del mismo desarrollo.

Estas y otras consideraciones y posibilidades seestán organizando en un sistema flexible de hipó­tesis de trabajo apoyadas por teoría existente so­bre evolución sociocultural, pero en el caso deGuayabo la preferencia actitudinal en cuanto a la

metodología es marcadamente inductivista. Esto esuna consecuencia del estado en que se encuentranlas investigaciones arqeol6gicas en el país, donde lamayor preocupación ha sido el estudio de materia·les aqueológicos separados de su contexto ambien­tal, y muchas veces incluso apartados de su contex­to cultural. Lo que se ha venido considerando "es­trictamente arqueológico" es el artefacto por elartefacto mismo, olvidando que la Arqueologia esuna ciencia social cuyo objeto de estudio no essólo la cultura material, sino las sociedades huma­nas que produjeron y utilizaron tales materiales enel pasado. Consecuentemente, la generación de se­cuencias cerámicas, por ejemplo, no son el fin últi­mo de la investigación arqueol6gica sino tan soloun medio de organizar infonnación para poder rea­lizar inferencias sociológicas más aptas.

las limitaciones de un registro arqueológicoque ha ~sultado de investigaciones aisladas, oca·sionales, restringidas en objelivos y dirigidas a re­solver temas diversos e inconexos, pueden sin em­bargo ser trascendidas. El modelo de Struever esun buen ejemplo del tipo de estrategia general deinvestigación que debe aplicarse en estudios regi~

nales, pero no es el único, por supuesto. En añosmás recientes, como resultado de dos décadas deinvestigación en el campo, se han generado mode­los cada vez más perfeccionados y coherentes, queno sólo han buscado organizar el estudio de entida·des ""estrictamente" arqueológicas (eg. Chang1967; Clarke 1977), sino que han pretendido tras·cender esle nivel básico de descripci6n intentandohacer inferencias sociológicas. (Sanders y otros1979¡ Smlth 1976).

En esta dirección se ha producido una serie dccontribuciones que han tenido que ver con: l. laconcepción de sistemas socioculturales como jerar­quías de niveles inclusivos de agregación; 2. latransferencia de la atención principal del investiga­dor hacia sistemas relacionales, además de sólo lasentidades arqueológicas; y 3. procesos diacrónicosde desarrollo y cambio. Algunos aspectos de estascontribuciones se exponen a continuación.

Ni\'eles de Agregación y de Relación en Entida­des Arqueológicas

La necesidad de organización de la informaciónsobre patrones de asentamiento en Arqueología, setradujo en inlentos por distinguir lo que Clarke(1977) llamó "nivles de resolución de la Arque~

logía Espacial". La distinción original de Sanders(1956) de patrones de asentamiento "zonales" y';comunales" fue más ampliamente desanolladapor Trigger (1967), quién definió tres niveles bási­cos de análisis susceptibles de estudio por separado

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como: a) la estructura individual; b) el asentamien­to (o comunidad); y c) las relaciones espaciales en·tre asentamientos. Sin embargo, a pesar de queTrigger expone una serie de aspectos organizativossociales y culturales acerca de los cuales se podríaaveriguar el analizar cada nivel, su esquema no SI­

tisface las inquietudes de los investigadores queutilizan esquemas teóricos ecológicos-cuhurales.

La perspectiva sistémica de estas investiga­ciones, requiere de un grado eficiente de operacio­nalizaci6n y de cuantifICación en los análisis.. Estaexigencia, va de la mano con una necesidad deconfrontación del problema general de recons­trucción de ecosistemas en términos globales, tota·listas. La tendencia cuasí-ortodoxa de fragmentarecosistemas para su estudio por investigadores ais­lados, no es un procedimiento que puede ser a·ceptable (cf. CJarkt 1977; Jochim 1979) y cierta­mente resulta deseable que se descarte y sea tras­cendida por los estudios arqueológicos en la regiónde Guayabo.

Por otro lado, el concepto de "zonas" en San­ders y de relaciones intercomunales en Trigger,traían implícita la consideración de una dimensiónregional en el estudio arqueológico. No sólo estaperspectiva resuha consecuente con la perspectivatradicional del paradigma geográfico en Arqueolo­gía, sino que cumplía con una de las principalesinnovaciones en la metodología de la disciplina, enel sentido de ampliar su objeto de estudio asiste·mas socioculturales cuya dimensión es inobjetable­mente regional, trascendiendo la visión parroquial,Iocalista, propia del estudio de sitios ai~ados, cuyamáxima posibilidad de extrapolación a circunstan­cias y fenómenos más amplios y generales, con­frontó una crisis que se puso en evidencia a raízde los trabajos de interpretación y síntesis de V.Gordon Childe y Julian H. Steward, décadas atrás.

Obviamente, se hizo necesario también definirel concepto de regionalidad, en asociación con elconcepto de niveles de agregación de las entidadesarqueológicas. La concepción puramente geográfi­ca de regiones como

''formas del espacio, distinguibles por algunascarocter!stlcas que les asignan homogeneidad ocohesIón funcional" (Smith 1975),

tuvo que ser modificada para incluír la idea de

"diversos niveles de Integración dentro de unajerarqu!a de asentamientos humanos, lo que cul­mIna . .. en un solo sistema inclusivo de todoslos niveles de integración: la noción, un conti­nente, el mundo" (Smith 1976).

Seguramente, una de las mejores operacionaliza-

ciones de los conceptos de regi6n y de niveles deagregación se encuentra en uno de..los trabajos queDavid. L Clarke (1977) realizó antes de su muerteprematura. Considera tres niveles de resolución dela Arqueología Espacial: J. Nivel Micro, al interiorde estructuras; 2. Nivel Sem~micro, dentro de s~

tios arqueológicos; y 3. Nivel Macro, entre sitiosarqueológicos.

Similar, en sus aspectos generales, al esquemade Trigger, este modelo se enriquece por la incor­poración de un conjunto de "matriccs de rclacio­nes espaciales" cntre entidadcs arqucológicas, co­mo sigue:

1. Nivcl Micro: ArtefactosConfiguracioncsEspacios de recursos

2. Nivel Semi-micro: ArtefactosEstructurasEspacios de recu nos

3. Nivel Macro: ArtefactosSitiosEspacios de recursos

Debe notarse que, mientras la categoría "arte­factos" es constante y homogenea; en cambio la de"Espacios de recursos" difiere en dimensión y ca­racterísticas en cada nivel. Por otro lado, cada ni­vel cuenta con una tercera categoría que les especuliar: "configuraciones" en el primero, "estruc­turas" en el segundo y "sitios" en el tercero. Sinembargo, estas categorías, al igual que el modelogeneral, presuponen jerarquización e inclusividad.Las configuraciones se incorporan en estructuras yestas se encuentran dentro de sitios.

El modelo, en su sencillez intrínseca, ofrece laposibilidad práctica de ubicar casi todo esfuerzoespecífico de investigación dentro de un esquemamayor, general. En el caso de los estudios arqueo­lógicos en la región de Guayabo, nos provee de unamplio marco de referencia metodológico, conse­cuente con la concepción de un Programa de Inves­tigaciones dentro del que se suscita una marcadadiversidad de proyectos específicos, aparentemen­te independientes pero que en el fondo correspon­den a un esfuerzo común, central, que requiere deuna estrategia coherente, interdisciplinaria, regio­nal y a largo plazo.

Por ejemplo, el estudio del sistema hidráulicodel sitio Guayabo, puede definirse como un esfuer·zo para delucidar las relaciones entre confIgUracio­nes, artefactos y espacios de recursos, al nivel in­terno de un sitio específico, siendo ubicable, portanto, en el segundo nivel de agregación o resolu·ción de un sistema arqueológico mayor de dimen-

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siones regionales. Por otro lado, las excavacioneshorizonta~s en el Monticulo 1 del mismo sitio(Operación 43-12) que buscan definir la naturalezafuncional de esta estructura específica, se ubicanen el nivel Micro; y los esfuerzos por detenninarpatrones relacionales a nivel de Zonas y Sub-regio­ocs específicas (eg. Operación 43-7), correspondenclaramente al nivel Macro.

No hay duda, que todas estas diversas tareasasociadas a muchas otras, son instancias específicasde resolución de problemas más amplios de investi­gación. los cuales tienen que ver con la descripciónde procesos socio-culturales en el pasado. en unaregión específica, pero hay que recordar que ladescripción, aún cuando es indispensable, no es su­ficiente en el quehacer científico generaL Hay pa­sos adicionales que deben darse si se pretende ex­plicar tales procesos; y eventualmente, si se buscagenerar mecanismos de predicción.

De acuerdo con Struever, el macro-analisis com­parativo inter·regional es necesario para intentarexplicar la transfonnación de un sistema en pers­pectiva diacrónica que incluya los condicionantesambientales (''presiones selectivas") que han actba­do sobre un sistema en el pasado. Esto significa,simplemente, que hay que agregar un nivel adicio­nal, inter·regional, a los estudios de patrones deasentamiento. Esta exigencia, sin embargo, no hadejado de ser prevista ni por la teorla geográfica nipor la teorla arqueológica. Smith (1976) exponeun esquema regional que puede, teóricamente, in­cluir a todo el mundo; pero en la práctica de lainvestigación arqueológica, existe de hecho, unatradición muy amplia y sostenida de estudios sobrelas relaciones inter·regionales prehistóricas de lasque investigadores de Costa Rica no han estadodesconectados como 10 atestigua la realización re·ciente de un simposio sobre este tema organizadopor el Museo Carnegie, en Pittsburgh. En tal opor­tunidad, investigadores de un proyecto en la regiónde Guayabo presentaron un infonne acerca de lasconsideracior:es teóricas, los procedimientos meto­dológicos y resultados preliminares de un análisiscomparativo, basado en la composición química derestos cerámicos, tendiente a explorar posibles vin­culaciones socio-cuiturales con poblaciones de laregión de Guanacaste. (Hurtodo de Mendoza, Sola­zar y Moya 1983).

Sin embargo, aún cuando Guanacaste no es unaregión muy alejada, en ténninos relativos que con·ciernan a procesos como el intercambio de produc­tos, tampoco parece ser una región que parecierahaber tenido relaciones importantes con la Ver·tiente Central del Atlántico. Por lo menos en loque respecta a cerámica policromada, se ha estable·

cido que fracciones mínimas, menores de un unopor ciento de las colecciones de tiestos provenien·tes de excavaciones en varios de los montículos delsitio Guayabo (AguiJar 1972) corresponden a tipospolicromados de Guanacaste. Mucho más impor­tantes parecen haber sido las relaciones con regio­nes adyacentes, más cercanas como la de Ta'Lari.en el macizo del Chirripó; Aguacaliente, en Carta­go; Tucurrique; y las tierras bajas del Siquirres,Guápiles y Guácimo. De hecho, las referencias et­nográficas parecen indicar que todas estas regionesestaban incorporadas dentro de un mismo sistemasociopolítico en el siglo XVI, conformado por unajerarquía bien establecida de no menos de una do­cena de caciques. Sin embargo, los datos arqueoló­gicos indican que tal situación de. integración ma­cro·regional no se dio en tiempos anteriores, cuan·do más debieron predominar cacicazgos regionalescompetitivos.

En resumen. el estudio de patrones de asenta­miento en la región de Guayabo, no implica sólo aesta región sino que debe incluir a otras regionesque hayan mantenido obvias vinculaciones en elpasado. Tales estudios tienen que realizarse dentrode un mismo esquema metodológico a fin de ase­gurar la comparación macro-analítica que Stroeverconsidera indispensable para lograr inferencias queayuden a generar o comprobar modelos teóricosexplicativos. Este último aspecto, que correspondea la perspectiva procesal de las investigaciones re­gionales, es discutido a continuación.

Desarrollo y Cambio de Sistemas Sociocultu·rales

De primera intención, hay que establecer quepara la implementación del estudio de patrones deasentamiento en la región de Guayabo, hubo nece­sidad de contar con algún mecanismo de controlcronológico. La razón básica compete a la preten·ción de establecer relaciones sistémicas entre enti­dades que hayan c~existido en el pasado, esto es,que hayan sido c'ontemporaneas, que hayan fun·cionado simultáneamente como partes integralesde sistemas mayores. El problema, en términos dela investigación arqueológica, se toma complejo enGuayabo por dos razones principales: l. la escasezde fechas de radiocarbonato o de cualquier otrotipo de controles cronométricos; y 2. la amplitudtemporal del proceso soci~cultural en la región.

No mas de unas Ireinta fcchas de radiocarbonose encuentran hasta ahora disponibles para toda laVertiente Central del Atlántico (Hurtado de Men­daza 1981); y no parece que las muestras que ac­tualmente se encuentran en laboratorios o queeventualmente se envien para procesamiento en un

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futuro cercano, vayan a incrementar este númeroen más de una o dos docenas. A esto se agrega elhecho de que las fechas disponibles se concentranen los últimos dos milenios, permitiendo cierto ni­vel de organización cronológica del estadía cerámi­co, pero descuidando períodos anteriores que seextiendan por unos diez milenios adicionales.

La consecuencia más obvia de esta deficienciaes que se postulen esquemas de periodizacióngTOJJO modo, dentro de los que se considera como"contemporineo" todo aquello que puede ser ubiocado dentro de fases culturales que pueden haberdurando varios siglos en algunos casos; pero mile­nios en otros. La necesidad de rermar secuencias ycronologias, es perentoria sin lugar a duda, sin per­juicio de que paralelamente al desarrollo de esque­mas y modelos descriptivos, se tengan en cuentamodelos teóricos explicativos.

Sin el deseo de menospreciar los esquemas tra­dicionales de evolución sociocultural que se pue­den identificar por su carácter unifactorial (o decausa impulsora única), aquí habrá que limitar ladiscusión a algunos modelos teÓricos más conse­cuentes con una perspectiva sistémica propia delparadigma ecolÓ8ico-cultural. Aún cuando es via­ble rescatar algunos conceptos que atail.en a instan·cias específicas de investigación, aquí se evita, deprimera intención, el culturalismo de White(1959), el humanismo idealista de Braidwood(1967), el intercambismo de Rathje (19 ) Yotrosesquemas teóricos que enfatizan la importancia dealgún factor, en términos universalistas. En cam·bio, se favorecen hipótesis generales que prefierenasignar importancia al efecto conjunto de una seriede factores cuya interacción se produce en ténni·nos de retroalimentación sistémica.

Preliminannente, tres de estos esquemas teóri­cos pueden ser citados: J. el modelo cibernético deFlannery (1966, 1968); 2. el modelo ecológico·demográfico de Binford (1968) y su versión apli­cada al caso de DetmaIVa Adena en Delaware (Co­tfln et 01. 1982; Custer 1983); y 3. el modelo mul·tilineal de Sanders y Webster (1978). Estos mode­los comparten car.acterísticas que los adecúan con­venientemente a una percepción de sistemas socio­culturales en ténninos totalistas y diacrónico­procesales, pero difieren en aspectos de forma yfondo. Su inclusión al caso de los estudios arqueo­lógicos en la regi6n de Guayabo, responde más a lanecesidad de ver en qué grado son aplicables a lanaturaleza de los procesos evolutivos socio-cultura­les en esta región. Aun cuando su generación obe­deció a necesidades de explicación de problemasfundamentales como son el origen de la agriculturay el desarrollo de sociedades complejas, sus ele-

mentas generales permiten su confrontación a in­formación vasta, que concierne a situaciones post·pleistocénicas en general.

En todo caso, no se trata de un intento deadopción y replicación de ninguno de estos mode­los, sino de un ejercicio de comprobación de supertinencia y aplicabilidad. El resultado, en últimainstancia, debía ser modificatorio, a partir de evi­dencia concreta que produzca el trabajo de investi­gación; o, de no ser esto posible por niveles dediscrepancia significativos., habría que generar es­quemas teóricos diferentes.

COMENTARIOS FINALES

En esta oportunidad, no se extenderi la discu­sión a aspectos detallados de estos modelos exph·cativos. Esa es una tarea que se reserva para otraocasi6n, pero parece pertinente concluír estas con­sideraciones generales con unjl meditación adicio­nal acerca de 10 que se ha expuesto.

Debe haber quedado esclarecido el hecho deque los estudios arqueológicos en la región de Gua­yabo, se vienen realizando en términos de un Pro­grama de Investigaciones regionales., interdiscipli­narias y a largo plazo, constituyendo un experi­mento de grandes proporciones tendiente a com­probar la aplicabilidad, utilidad, potenciales y limi·taciones del paradigma ecológico-cultural dentrode la disciplina. Este propósito general, requiere deuna estrategia de investigación totalista (holística)dentro de la que un estudio de patrones de asenta­miento, enriquecido por las contribuciones teóri·cas y metodológicas de varias décadas de experien­cia práctica, provee un marco metodológico de re­ferencia adecuado. La conjunción de teoría diversasobre comportamiento social humano, en camposcomo la economía, geografía, arquitectura, antro­pología, etología, física social, etc., dentro de loque se conoce como Arqueología Espacial y Análi­sis Regional, acrecienta las posibilidades no sólodel análisis estructural y funcional de sistemas so­cio-culturales del pasado, sino que, adicionado amodelos teóricos acerca de la evolución de la socie·dad y la cultura, debe permitir la elaboración deteoría critica que ayude a desarrollar cl paradigmaecolÓgico-cultural; o, en su defecto, a generar nue­va teoría.

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos la valiosa colaboración de los asis­tentes de investigación: Alfredo Aymerich por su

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trabajo de recopilación y transcripción de los do­cumentos depositados en el Archivo Nacional yelde la Municipalidad de (artago; a Roy Rivera por

su actitud Crlllca y aporte de importantes ideaspara la redacción del trabajo; a Cecilia Bolañospor la mecanografia y apoyo administrativo.

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