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Catequesis para el Jubileo: La Familia, Centro de Amor y Misericordia Volumen No. 11: Familia, Visita para los Presos Octubre 2016

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Catequesis para el Jubileo: La Familia, Centro de Amor y Misericordia

Volumen No. 11: Familia, Visita para los Presos

Octubre 2016

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Octubre 2016

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Estimada Familia,

El 8 de diciembre de 2015, el Papa Francisco, abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro,

en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II, dando apertura

al Año Extraordinario de la Misericordia. Jubileo que concluirá el 20 de noviembre de 2016, en la

solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo; tiempo propicio para que la Iglesia haga más

fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.

“Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros

al hermano que encuentra en el camino de la vida”, fueron las palabras que el Santo Padre utilizó en la Bula

de convocatoria del 11 de abril en Roma, para ilustrar el tema central del jubileo, a la luz de la Palabra

del Señor: «Sed misericordiosos como el Padre» (cf. Lc 6, 36).

Desde los lineamientos pastorales y las actividades propuestas por el Pontificio Consejo para

la Nueva Evangelización, Dicasterio encargado por el Papa Francisco en animar este Jubileo,

presentamos un ciclo de doce Catequesis, bajo el tema: “La Familia, Centro de Amor y Misericordia”. Una

invitación para que la Comunidad Hispana, en sus hogares y parroquias, realicen a través de la

formación doctrinal y la acción pastoral, obras concretas de misericordia durante este año jubilar.

Lo invitamos para que sea parte de esta ruta catequética, haciendo eco de la Palabra de Dios y

convirtiendo a su familia en Centro de Amor y Misericordia.

William Cardona y Andrea Blanco

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El Papa Francisco, en su recorrido por Ciudad Juárez (México), el 17 de febrero de 2016, visitó los

presos del penal estatal no. 3

Más información, visite:

http://www.elmundo.es/internacional/2016/02/17/56c4ac4c22601d94128b4620.html

Transformar la familia o la parroquia en instrumentos de la misericordia de Dios hacia el prójimo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 25, 34-36

[34] Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen

posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. [35] Porque

tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y

ustedes me recibieron en su casa. [36] Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a

visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»

Preguntas:

1. ¿Qué dice el texto Sagrado?

2. ¿Qué nos dice el texto Sagrado hoy?

Tomada de la Biblia Latinoamericana: http://sagradaescritura.es.tripod.com/biblia/mateo.htm

Objetivo del tema

Iluminación Bíblica

Sabías que…

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Católicos Hispanos llevan la Palabra de Dios a los Presos

Por Andrea Acosta, El Pregonero

Más católicos hispanos se están movilizando para evangelizar a los presos, para llevarles una palabra

de esperanza y para hacerles sentir la misericordia de Dios.

"Queremos celebrar la misa, llevar la palabra, celebrar la liturgia eucaristía con diáconos", dijo Isidra

Molina, líder laica del Santuario del Sagrado Corazón de Washington, quien está plenamente

convencida de que no se trata solamente de ir a dar al encarcelado, sino también de recibir.

"Estas personas, en medio de su soledad, tristeza y abandono, tienen mucho que entregarnos a los

que gozamos de la libertad. Pueden darnos por ejemplo: su arrepentimiento, su aprendizaje de ver la

vida muy diferente de cómo la vemos afuera, su deseo de convertirse en personas de bien, sus deseos

de trabajar y de que hayan cambios en sus vidas y en la sociedad."

Isidra confiesa que es 'algo que tenía sembrado en su corazón desde hace años', por eso tomó la

decisión y participó junto a casi cuarenta personas en varios entrenamientos para conocer el proceso

de visitas en las prisiones y cómo servir mejor espiritualmente a los detenidos. Incluso ya tuvieron la

oportunidad de hacer un tour por una cárcel de Maryland.

Reconoce que después de la visita del papa Francisco a Washington, se ha acrecentado en su interior

el deseo de participar activamente en el ministerio carcelario en su iglesia. "Vemos que el Espíritu

Santo nos está impulsando", dijo quien pertenece a un grupo guiado por el padre Moisés Villalta.

Además se siente motivada por las palabras del Evangelio: "...estuve en la cárcel y me fuiste a ver..."

Este ministerio está siendo coordinado por el diácono Nehemías Molina

([email protected]). "Tenemos unos 26 voluntarios y la principal motivación es lo que nos

pide Jesús. También, quedamos muy motivados después de la visita del Santo Padre Francisco a

Estados Unidos cuando nos invitó a dar un paso más y salir de nuestras parroquias a buscar al que

sufre de soledad, al que necesita escuchar que Dios le ama y que -a pesar de su sufrimiento- Dios

estará a su lado", dijo el diácono.

Confirmó que el ministerio carcelario en su santuario está empezando con mucho entusiasmo. En

enero, laicos y sacerdotes fueron a hacer un recorrido por un centro correccional del condado de

Montgomery. La arquidiócesis también les está guiando en los procedimientos para visitar las cárceles.

Hecho de Vida

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Misericordia para los presos

Varios fieles de la parroquia San Camilo de Silver Spring, Maryland, también están enfocándose en

dedicar su tiempo a los encarcelados, mientras fortalecen formalmente su ministerio penitenciario.

Carlos Tejada Merlos reconoce que hay mucha necesidad ahí adentro... "Al escuchar los testimonios

de personas que tienen 40 años presas y que nadie ha ido a verlos ni nadie les ha dado una carta en

años, podemos darnos cuenta de lo grande que es el amor misericordioso de Dios."

Desde hace cuatro años que este feligrés salvadoreño es parte de un grupo ecuménico, con mayoría

de católicos, que se juntan para llevar el mensaje de Jesucristo a los que están en las cárceles.

Este ministerio de prisiones Kairos, organiza anualmente un retiro en el cual los voluntarios pasan

cuatro días dentro de una prisión y tienen la oportunidad de conversar con ellos y entregarles cartas,

regalos como biblias y galletas.

Varios parroquianos de San Camilo están recibiendo entrenamiento sabatino en una iglesia en

Frederick, para que el próximo retiro del 7 al 10 de abril en 'Maryland Correctional Hagerstown'

(MCH) sea muy enriquecedor para los presos y los que les van a servir con amor cristiano.

"Es un retiro espiritual para hacerles saber que hay alguien que los quiere perdonar y es el Señor. A

los que están dentro de esas cuatro paredes, les llevamos el mensaje de que hay alguien que los ama,

que tiene misericordia y está dispuesto a perdonarlos', expresó Carlos la semana pasada.

Ya ha vivido la experiencia de cuatro retiros y afirma que ha sido muy impactante, pero -al mismo

tiempo- una gran bendición de Dios. "He dictado charlas y he liderado mesas de diálogo. He podido

conocer mejor el valor de la familia y cómo vivir en esta sociedad."

Se confiesa impresionado al ver cómo Dios es capaz de transformar y sacar adelante a las personas -

incluso dentro de la cárcel-. "Ellos se sienten libres y gozosos porque han descubierto tras las rejas

que Dios es grande y Dios es amor."

Tomado del portal de Internet: http://elpreg.org/Content/Home/-2 http://elpreg.org/Content/Social/Social/Article/Cat-licos-hispanos-llevan-palabra-de-Dios-a-presos/-2/-2/10133

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Viaje Apostólico del Papa Francisco a México

Visita al Centro de Readaptación Social (cereso 3) de Ciudad Juárez

Miércoles 17 de febrero de 2016

Queridos hermanos y hermanas:

Estoy concluyendo mi visita a México. No quería irme sin venir a saludarlos, sin celebrar el Jubileo de

la Misericordia con ustedes.

Agradezco de corazón las palabras de saludo que me han dirigido, en las que manifiestan tantas

esperanzas y aspiraciones, como también tantos dolores, temores e interrogantes.

En el viaje a África, en la ciudad de Bangui, pude abrir la primera puerta de la misericordia para el

mundo entero –de este Jubileo, porque la primera puerta de la Misericordia la abrió nuestro Padre

Dios con su Hijo Jesús–. Hoy, junto a ustedes y con ustedes, quiero reafirmar una vez más la confianza

a la que Jesús nos impulsa: la misericordia que abraza a todos y en todos los rincones de la tierra. No

hay espacio donde su misericordia no pueda llegar, no hay espacio ni persona a la que no pueda tocar.

Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es recordar el camino urgente que debemos tomar

para romper los círculos de la violencia y de la delincuencia. Ya tenemos varias décadas perdidas

pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los

problemas de encima, creyendo que esas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Nos

hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la

vida de las personas; «sus» vidas, las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de

este círculo de violencia.

La misericordia divina nos recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos en sociedad,

son un síntoma en muchos casos de silencios y de omisiones que han provocado una cultura del

descarte. Son un síntoma de una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que,

poco a poco, ha ido abandonando a sus hijos.

La misericordia nos recuerda que la reinserción no comienza acá en estas paredes; sino que comienza

antes, comienza «afuera», en las calles de la ciudad. La reinserción o rehabilitación comienza creando

un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar

contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en

todo el espectro social. Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque

prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social.

A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos

más que promover los procesos de reinserción que permitan atender los problemas sociales,

Meditemos…

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psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud. El problema de la seguridad

no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas

estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social.

La preocupación de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo o a los presos

(Mt 25,34-40), era para expresar las entrañas de misericordia del Padre, que se vuelve un imperativo

moral para toda sociedad que desea tener las condiciones necesarias para una mejor convivencia. En

la capacidad que tenga una sociedad de incluir a sus pobres, a sus enfermos o a sus presos está la

posibilidad de que ellos puedan sanar sus heridas y ser constructores de una buena convivencia. La

reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en

trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de

participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos, por nombrar sólo algunas

medidas. Ahí empieza todo proceso de reinserción.

Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer.

Es aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes. Celebrar

el Jubileo de la misericordia con ustedes es invitarlos a levantar la cabeza y a trabajar para ganar ese

espacio de libertad anhelado. Celebrar el Jubileo de la Misericordia con ustedes es repetir esa frase que

escuchamos recién, tan bien dicha y con tanta fuerza: «Cuando me dieron mi sentencia, alguien me

dijo: “No te preguntes por qué estás aquí sino para qué”»; y que este «para qué» nos lleve adelante,

que este «para qué» nos haga ir saltando las vallas de ese engaño social que cree que la seguridad y el

orden solamente se logra encarcelando.

Sabemos que no se puede volver atrás, sabemos que lo realizado, realizado está; pero, he querido

celebrar con ustedes el Jubileo de la misericordia, para que quede claro que eso no quiere decir que no

haya posibilidad de escribir una nueva historia, una nueva historia hacia delante: «para qué». Ustedes

sufren el dolor de la caída –y ojalá que todos nosotros suframos el dolor de las caídas escondidas y

tapadas–, sienten el arrepentimiento de sus actos y sé que, en tantos casos, entre grandes limitaciones,

buscan rehacer esa vida desde la soledad. Han conocido la fuerza del dolor y del pecado, no se olviden

que también tienen a su alcance la fuerza de la resurrección, la fuerza de la misericordia divina que

hace nuevas todas las cosas. Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que

posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que

generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la

violencia y la exclusión. Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir «experimentó el

infierno», puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira a la

gente, no siga cobrándose víctimas.

Y, al decirles estas cosas, recuerdo aquellas palabras de Jesús: «El que esté sin pecado que tire la primera

piedra», y yo me tendría que ir. Al decirles estas cosas no lo hago como quien da cátedra, con el dedo

en alto, lo hago desde la experiencia de mis propias heridas, de errores y pecados que el Señor quiso

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perdonar y reeducar. Lo hago desde la conciencia de que, sin su gracia y mi vigilancia, podría volver a

repetirlos. Hermanos, siempre me pregunto al entrar a una cárcel: «¿Por qué ellos y no yo?». Y es un

misterio de la misericordia divina; pero esa misericordia divina hoy la estamos celebrando todos

mirando hacia delante en esperanza.

Quisiera también alentar al personal que trabaja en este Centro u otros similares: a los dirigentes, a los

agentes de la Policía penitenciaria, a todos los que realizan cualquier tipo de asistencia en este Centro.

Y agradezco el esfuerzo de los capellanes, las personas consagradas, los laicos, que se dedican a

mantener viva la esperanza del Evangelio de la Misericordia en el reclusorio, los pastores, todos

aquellos que se acercan a darles la Palabra de Dios. Todos ustedes, no se olviden, pueden ser signos

de las entrañas del Padre. Nos necesitamos unos a otros, nos decía nuestra hermana recién, recordando

la carta a los Hebreos: «Siéntanse encarcelados con ellos».

Antes de darles la bendición me gustaría que oráramos en silencio, todos juntos; cada uno sabe lo que

le va a decir al Señor, cada uno sabe de qué pedir perdón. Pero también les pido a ustedes que en esta

oración de silencio agrandemos el corazón para poder perdonar a la sociedad que no supo ayudarnos

y que tantas veces nos empujó a los errores. Que cada uno pida a Dios, desde la intimidad del corazón,

que nos ayude a creer en su misericordia. Oramos en silencio.

Y abrimos nuestro corazón para recibir la bendición del Señor.

Que el Señor los bendiga y los proteja, haga brillar su rostro sobre ustedes y les muestre su gracia, les

descubra su rostro y les conceda la Paz. Amén.

Y les pido que no se olviden de rezar por mí. Gracias.

Tomado del Portal de Internet del Vaticano: www.vatican.va http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/february/documents/papa-francesco_20160217_messico-detenuti.html

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¿Cuál es la confianza a la que Jesús nos impulsa y que el Papa Francisco quiso

reafirmar?

¿Qué tan grande ha sido su misericordia hacia los demás?

Según el Papa Francisco, ¿De qué nos hemos olvidado en lo que realmente debe ser

nuestra verdadera preocupación?

¿Te preocupas por los demás? ¿Por qué?

¿Qué tipo de síntomas son las cárceles que la misericordia nos recuerda?

¿Has descartado en alguna ocasión a alguien? por qué?

Qué piensas de esta frase del Papa Francisco: “En la capacidad que tenga una sociedad de

incluir a sus pobres, a sus enfermos o a sus presos está la posibilidad de que ellos puedan sanar sus

heridas y ser constructores de una buena convivencia”

A qué invita el Papa Francisco a los presos cuando les dice: Escribir una nueva historia

hacia adelante “para qué” …

¿Cuál es tu nueva historia?, para qué sirve?

¿Qué les dice el Papa Francisco a los que trabajan en este centro de reclusión?

¿A qué te comprometes después de profundizar esta catequesis?

Preguntémonos…

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En Familia:

Durante el tiempo que dure esta catequesis te invitamos a que lleven a la práctica el mayor número de las Obras de Misericordia, partiendo desde las personas que integran la familia y extendiéndolo a familiares y vecinos.

Con más familias:

Bajo la Bajo la autorización de su párroco y junto a catequistas y líderes de los diversos

ministerios parroquiales, programarán una semana dedicada a las obras de

misericordia:

Obras corporales:

1. Dar de comer al hambriento

2. Dar de beber al sediento

3. Dar posada al necesitado

4. Vestir al desnudo

5. Visitar al enfermo

6. Socorrer a los presos

7. Enterrar a los muertos

Obras Espirituales:

1. Enseñar al que no sabe

2. Dar buen consejo al que lo necesita

3. Corregir al que está en error

4. Perdonar las injurias

5. Consolar al triste

6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás

7. Rogar a Dios por vivos y difuntos

Para hacer esta programación, sugerimos las siguientes actividades que pueden

desarrollar durante esa semana:

- Reflexiones en la parroquia sobre las Obras de Misericordia.

- Invitar a los feligreses a cumplirlas y compartir sus experiencias en la

parroquia y a través de las redes sociales autorizadas.

- Hacer campañas de recolección de alimentos y ropa.

- En grupos de familia o ministeriales, visitarán a los enfermos, presos o

personas con otras necesidades.

Actuemos…

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Señor Jesucristo,

Tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo,

Y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.

Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero;

A la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura;

Hizo llorar a Pedro luego de la traición,

Y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.

Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana:

¡Si conocieras el don de Dios!

Tú eres el rostro visible del Padre invisible,

Del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia:

Haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.

Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad

Para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error:

Haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.

Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción

Para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor

Y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres

Proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos

Y restituir la vista a los ciegos.

Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia,

A ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén.

Tomado del Portal de Internet Jubileo de la Misericordia, www.im.va:

http://www.iubilaeummisericordiae.va/content/gdm/es/giubileo/preghiera.html

Oremos

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1) ¿Te pareció importante el tema?

2) ¿Qué puntos consideraste más relevantes de esta catequesis?

3) ¿Cómo te sentiste?

4) ¿Participaste activamente? ¿Sí, No Por qué?

5) ¿Notaste algún cambio en tus ideas u opiniones con respecto a la catequesis tratada?

6) ¿Cuál es tu compromiso a partir de ahora?

7) ¿Tienes alguna sugerencia?

Evaluemos…

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Notas