caso clínico bioético gerontológico

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2015 DOCTORADO EN SALUD PÚBLICA PRIMERA COHORTE AÑO 2015 TRABAJO FINAL DEL MÓDULO DE BIOÉTICA Y FILOSOFÍA DOCENTES: Dra. Mónica Vásquez Larsson Pbro. Andrés Tello Cornejo AUTOR: Dr. Jhon Ponce Alencastro Matrícula: 3450

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2015

DOCTORADO EN SALUD PÚBLICA

PRIMERA COHORTE AÑO 2015

TRABAJO FINAL DEL MÓDULO DE BIOÉTICA Y

FILOSOFÍA

DOCENTES: Dra. Mónica Vásquez Larsson

Pbro. Andrés Tello Cornejo

AUTOR: Dr. Jhon Ponce Alencastro

Matrícula: 3450

CASO CLÍNICO

SEXO: Femenino EDAD: 85 años

FECHA DE NACIMIENTO: 12-03-

1930 NACIONALIDAD: Argentina

OCUPACION: Ama de casa ESTADO CIVIL: Divorciada

DOMICILIO ACTUAL: Quilmes DNI: 1582422

OBRA SOCIAL: PAMI TEL: No

Nombre y Apellido: M. J. P. H.C: 7412

Motivo de consulta

Paciente refiere cefalea, disnea de medianos esfuerzos, constipación, dolor en

miembros inferiores durante la deambulación de cierta distancia, que mejora con

el reposo.

Menciona que ha sufrido episodios de más de dos caídas por año en los últimos

dos años con politraumatismos leves sin pérdida de conciencia y sin aparentes

secuelas osteoarticulares.

Además refiere tener discusiones con su hijo y nieto quienes viven con ella, debido

a que son fumadores y no quieren salir de la casa a fumar. El humo del cigarrillo le

perjudica notablemente causándole exacerbación de la disnea, ansiedad y crisis

de llanto.

La paciente muestra un profundo estado de tristeza sobre todo cuando menciona

que nadie le hace caso, que es una carga para sus cuatro hijos, sobre todo su hija

de 48 años de edad, quien es la única que le ayuda y la acompaña a los controles

médicos. Siente gran impotencia por su condición clínica, y reconoce que se dio

cuenta que el cigarrillo era dañino para su salud cuando le repercutió en

actividades de la vida diaria, causándole cierta limitación.

Manifestándose así: El momento que dejé el cigarrillo fue cuando intente cargar a

mi último nieto y no pude porque sentí una terrible fatiga y ahogo. Me sentí tan

inútil, porque poco a poco ya no podía hacer las cosas que normalmente hacía en

mi casa, a tal punto que de manera inexplicable he tenido caídas que me han

provocado más de un susto. Ante todo esto quisiera un día irme a dormir para ya

no despertar más. Pero al mismo tiempo quiero seguir viviendo para poder estar

junto a mis hijos y nietos/as, compartir mis experiencias para seguirlos formando y

ayudando.

Hace un mes acudí a mi médico de cabecera quien siempre me daba pautas e

indicaciones, muy amable conmigo. En esta ocasión reviso los exámenes que me

envió y lo que había manifestado el neurólogo sobre las causas de mis caídas

Siempre me hacía interconsultas con otros especialistas, pero al geriatra es la

primera vez que me envía, una vez que le conté del cómo me siento, me explico

que necesito un profesional que esté capacitado para atender a pacientes como

yo.

Entonces más me sentí diferente porque hasta mi médico de siempre me enviaba

con otra persona ¿Será que se cansó de mí? Me pregunte.

Días posteriores fuimos a visitar a un Geriatra o médico de viejos como le dicen

algunos, la recepción no fue muy amigable porque la señorita que atendía no

sonreía mucho y era muy apresurada. Yo sentía mucha agitación y angustia

porque no entendía bien que le decía a mi hija.

Tomamos asiento, la espera fue corta y nos recibió el médico en cuestión, me miro

saludándome amablemente, escucho un poco lo que yo intentaba decir, pero volcó

su mirada a mi hija haciéndole preguntas a ella y no a mí, ¿Qué carajos si la

enferma soy yo, la que siente soy yo, no mi hija?

A la final la consulta duro menos de quince minutos y eso porque transcribía la

información a un computador, para al final enviarnos a otro médico, un Psiquiatra.

La historia se repitió y me envió una pastilla que me produce mucho sueño y

debilidad general.

A parte de esto estuve escuchando a mi hijo hablar sobre la necesidad de

internarme en una residencia para viejos. Esto me preocupa mucho porque yo no

quiero que me encierren en esos lugares porque la gente que entra ahí se muere

más rápido y yo tengo mi casa.

Red social

Nombre y Apellido: M. A. J

Dirección: Luján TELEF: No refiere

Medio Social Continente: SI NO X

Antecedentes Familiares (Genograma)

Antecedentes Personales

HTA DBT: I II X TBQ X CANTIDAD: 3P/d DISLIPEMIA

TIPO:

Cardiovasculares: HTA Traumatológicos:

Respiratorios: EPOC Oftalmológicos:

Gastroenterológicos: Odontológicos: Prótesis dental superior

Nefrológicos: Gineco-Obstétricos: G04 P04 A0 C0

Reumatológicos: Quirúrgicos: Colecistectomía (40 años)

Hematológicos: Oncológicos:

Neurológicos: Psiquiátricos:

Endocrino metabólicos: Alergias Medicamentosas:

Dermatológicos: Otros:

Vivo

Fallecido

Infectológicos: Neumonía Comunitaria #

1 episodio

Medicación Habitual

VALORACION FUNCIONAL

INDICE DE KATZ - ACTIVIDADES BASICAS DE LA VIDA DIARIA

Puntuación Categorización

0/20 Independiente

INDICE DE LAWTON-BRODY-ACTIVIDADES INSTRUMENTALES DE LA VIDA

DIARIA

Puntuación Categorización

7/8 Dependencia media baja

Nutrición

Eunutrido: x

Desnutrido

Obeso

Caquéctico

Sueño

Normal:

Hipersomnio:

Insomnio: x

Continencia:

Urinaria si no Perm Temp.

Fecal si no Perm Temp

Enalapril 15mg VO

Atenolol 50 mg VO

Budesonide 320ug Inh

Picosulfato sodio 10 mg VO

Clonazepam 1mg VO

CUESTIONARIO CORTO DEL ESTADO MENTAL DE PFEIFFER

Puntuación Categorización

1/10 Estado mental conservado

TEST DEL RELOJ

Puntuación Categorización

9/9 Estado mental conservado

ESCALA DE YESAVAGE

Puntuación Categorización

5/15 Trastorno Depresivo Menor

MINI NUTRITIONAL ASSESSMENT (MNA) TEST DE CRIBAJE

Puntuación Categorización

22/30 Riesgo de malnutrición

VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL

Esfera Cognitiva: Estado cognitivo conservado

Esfera Funcional: Dependencia mínima

Esfera Social: Continente

Esfera Clínica: EPOC + HTA + Trastorno depresivo menor

Análisis Bioético del caso

El proceso de envejecimiento es variable, complejo y multidimensional. Es por

esto que existen cambios a los que el ser humano debe adaptarse reconociendo

sus limitaciones y experiencias ganadas en el recorrido de la vida.

Durante el desarrollo del ser humano, a través de las diferentes fases de su vida

se acumulan experiencias ganando recursos para sobrevivir.

Al envejecer son muchas las experiencias, pero los recursos disminuyen creando

cambios en las relaciones de poder e independencia, desarrollando cada vez más

dependencia a recuerdos, personas y posesiones, generándole monólogos

estresantes que cuestionan la realidad de la percepción con el pasado vivido,

distorsionándoles la interpretación de ciertas señales que su curso vital a tomado

para llegar a un triste final. (Zarebski, Hacia un buen envejecer, 2005)

Se trata de una paciente que llega a consulta por presentar sintomatología clínica

como la disnea de medianos esfuerzos, cefaleas, constipación y dolor en

miembros inferiores durante la deambulación que mejora con el reposo.

El envejecimiento de acuerdo a la forma como se ha vivido, y lo que se ha

consumido es una consecuencia relativa. En este caso explicándolo

biológicamente a nivel cardiovascular: (Tallis & Howard, 2007)

Disminución del peso y volumen del corazón, la elasticidad de los vasos

sanguíneos se reduce, el calibre de la aorta aumenta, los depósitos de grasa en

las paredes vasculares aumenta con la consecuente esclerosis y rigidez vascular.

Al existir aumento de las resistencias periféricas, se disminuye la tensión venosa,

con disminución de la velocidad de circulación y aumento del tiempo de

recuperación después del esfuerzo.

A nivel pulmonar se produce una disminución del peso y volumen de los

pulmones, con reducción del número de alveolos, dilatación de los bronquiolos y

conductos alveolares, disminución de la distensibilidad de la pared torácica con

alteración del parénquima pulmonar produciendo respiraciones superficiales y

disminución de la capacidad respiratoria.

Dentro de estas alteraciones funcionales hay cambios que condicionan la

acumulación del moco que predispone a padecer infecciones respiratorias sobre

agregadas, siendo estos cambios la disminución de la capacidad respiratoria,

reducción de la actividad ciliar, disminución del oxígeno tisular, reflejo tusígeno

disminuido y reducción de la difusión alvéolo capilar.

Muy a parte de los factores sociales y biológicos del envejecimiento que son

diferentes de acuerdo al género, se suma el hábito tabáquico con sus

consecuencias a nivel respiratorio, en este caso también tenemos factores

psíquicos como las manifestaciones de baja autoestima, tristeza y depresión que

se acentúan con la sintomatología respiratoria condicionando una situación de

estrés y por ende un envejecimiento patológico.

De acuerdo a las ideas de Bernice Neugarten la mediana edad en este caso está

marcado por un alto grado de nostalgia, indicándonos que se trata de un

envejecimiento patológico. Incrementándose la interioridad al ver que ahora no

puede hacer tareas que hacía antes, con presencia plena de un narcicismo

patológico por el posicionamiento negativo del “Yo Ideal” que no reconoce su

condición clínica actual la misma que es el eje principal de su comportamiento, a

causa de su hábito tabáquico que empezó desde los 14 años de edad. (Zarebski,

El trabajo psíquico del envejecer, 2005)

La paciente no reconoce ni acepta su condición de envejecimiento y desgaste, no

incorporando las marcas biológicas y sociales de su envejecimiento,

personificándose la muerte como una perspectiva propia de terminar con el

sufrimiento propio y de su familia, pero a la vez está la percepción del tiempo en

donde ella observa como transcurre su vida de una manera que no se imaginaba

ante los proyectos por cumplir como es colaborar con la crianza de sus nietos.

Pero este no es en sí un proyecto de vida, sino más bien un intento de establecer

y guiar a la nueva generación; para no sentirse empobrecida en lo personal.

(Zarebski, Perspectiva psicogerontológica para una vejez en movimiento, 2013)

De acuerdo a lo establecido por Erick Erikson en su teoría Epigenética donde se

integran procesos biológicos, psíquicos y sociales en el funcionamiento de la

persona, pero en este caso la paciente ha caído en un período de estancamiento

al fracasar en su proceso de generatividad con desesperaciones y recuerdos

nostálgicos en que el antes era mejor que el ahora sin un proyecto de futuro.

(Zarebski, El trabajo psíquico del envejecer, 2005)

El ser humano no sabe envejecer porque no se le enseña y no se lo prepara, son

cosas de las cuales tampoco se habla porque se lo ve como una probabilidad muy

remota de llegar a la vejez. Pero actualmente sabemos que este paradigma va

acortándose debido al triunfo de la salud pública en la longevidad pero no en

calidad de vida en la última edad.

La valoración de su autoestima ante sí y ante otros en función de lo que considera

como perfección del yo ideal, la lleva a esta persona a un estado negativo de

narcicismo patológico en donde es imposible ser como en la juventud, fuerte y

completa para su percepción frente a los retos de la vida. (Zarebski, El trabajo

psíquico del envejecer, 2005)

Nuevamente se observa que los factores biológicos influyen en lo psíquico y por

ende en lo social para empezar la distorsión emocional de lo que depara el futuro

en la vejez, frente a su familia que le da una continencia parcial.

Según (López, 2009) el grado de vinculación de las personas mayores con los

hijos suele ser muy estrecho; para ellos los hijos representan un importante

soporte emocional y sus potenciales cuidadores, si bien reivindican su autonomía

como valor en sus vidas.

Su hijo y el nieto que crio desde la que infancia muestran una conducta de

indiferencia , en respuesta a la actitud querellante de la señora que por cursar una

enfermedad respiratoria solicita que tomen conciencia que el fumar no es correcto,

sobre todo dentro de la casa.

La actitud sobre todo del hijo que hasta siente la imperiosa necesidad de internarla

en una residencia por el hecho de que no quiere tenerla presente en su vida nos

habla de un rechazo tanto a su madre como al envejecimiento.

Según Lowenthal la institucionalización de un viejo se produce en la mayoría de

los casos cuando cuando la persona a cargo del cuidado se agotó física,

emocional o financieramente, más que en relación a un empeoramiento de las

condiciones del viejo. En tal caso se produciría la muerte social de la persona con

el anonimato impersonal, la cosificación y la supresión del papel social por

degradación junto a la muerte biológica. (Matusevich, 1998)

En relación a las caídas más allá de los factores biológicos viéndolo desde el

punto de vista simplista se podría atribuir a causas neurológicas, osteoarticulares

como un síndrome de inestabilidad, cuyo miedo a caer es una de las

consecuencias psicosociales que se refleja como factor frecuente de

institucionalización con declinación funcional y social que contribuye a la pérdida

de independencia y autonomía del adulto mayor. (Kaplan, 2009)

Según la OMS, la caída se define como la consecuencia de cualquier

acontecimiento que precipita al individuo al suelo en contra de su voluntad. (Avilés

& Martínez, 2012)

El caminar es una actividad automática que requiere de funciones superiores a

través del sistema nervioso central que coordina y mantiene el equilibrio en

bipedestación, modulado a través del cerebelo y los reflejos posturales donde

participan la visión, sistema vestibular, y el sistema propioceptivo.

Según el estudio Dual-trask se demostró como marcador de futuras caídas el no

poder mantener una conversación y caminar al mismo tiempo, evaluando la

interacción entre lo cognitivo y la marcha. (Lunding-Olsson & el.al, 2009)

Muy a parte de la clasificación basada en la determinación del nivel sensorio-

motor afectado debemos tener presente las maneras de enfrentar el

envejecimiento: (Zarebski, La vejez ¿Es una caída?, s.f)

Los que piensan que es indispensable la caída y no quieren llegar a viejos.

Los que caen en la vejez, cayéndose

Los que piensan que es evitable la caída y se cuidan para no caerse.

Los que aprenden, en la vejez a no caer

La paciente va presentando una actitud de carencia en su vida de poder ser, hacer

y querer. Aparece un componente psíquico de la caída, en este caso de tipo

depresivo, asumiendo sus fallas como autocastigo dejándose llevar por el

negativismo de su “yo” ideal, reconociendo su vejez, como algo fatal y conflictivo,

no llevando un duelo normal, en donde la pérdida del objeto o sea la pérdida de

ese yo ideal criticado por el yo modificado (Zarebski, El trabajo psíquico del

envejecer, 2005) estructura la noción de perennidad de lo temporal como el

esquema corporal, el cual actuará como testigo de todo lo vivido, permitiéndome

proponer dentro del estudio de este caso el “Principio del Tiempo/Corporal” en

donde el paso del tiempo congela el esquema corporal subjetivo, que al hacerse

notorio ante los demás, desencadenaría una dicotomía entre lo vivido y lo ganado,

culpando patológicamente al tiempo no aprovechado, obsesionándose en que los

cambios presentes son la inexorable decaída multifuncional de su economía

corporal mientras se va envejeciendo.

Las caídas de esta paciente a quien no le encuentran ningún indicio de patologías

orgánicas responsables de este síntoma, son la causa de una alteración cognitiva

de tipo depresiva, en donde el dejarse caer implica infligir daño corporal en busca

de la comprensión y atención de los familiares que ya no son continentes con ella.

De esta manera se determina que el adulto mayor puede llegar a inflingirse daño

como un acto de destrucción de su cuerpo, teniendo como objetivo la

demostración de su tensión emocional, incomodidad física, dolor y baja auto-

estima, para fortalecer la dependencia hacia los miembros de su grupo familiar, sin

percatarse que también creará una visión de minusvalía ante la sociedad.

Puntos importantes

Desde el punto de vista bioético puedo mencionar:

El hijo no respeta la autonomía de su madre al querer institucionalizarla, e

interrumpir el curso de la vida de ella, predisponiéndola a un círculo vicioso de

lutos emocionales, más caídas e incrementar su depresión. Por el hecho de

considerarla un obstáculo para que él pueda hacer su voluntad en el lugar que

habita, sin ni siquiera el apoyar en los cuidados y controles de la paciente.

Inculcando esta actitud como algo natural a su hijo el cuál ha desarrollado un

prejuicio hacia lo que significa envejecer.

El médico de cabecera acostumbrado a realizar interconsultas para complementar

los diagnósticos realizados, en esta ocasión deriva a la paciente a otro profesional

pero si explicarle claramente los motivos que la paciente necesita saber sobre

porque debe recurrir a otra persona, por un lado está el principio de no

maleficencia que el médico aplica de buscar lo mejor para su paciente,

considerando que el ya no puede tratarla y que más bien se va a complicar el

estado de salud de la señora.

La actitud de la recepcionista es uno de los factores desde donde empieza a

complicarse la percepción de la vejez, en donde ya tenemos una deshumanización

con la paciente, en donde se cosifica a la persona violentando su dignidad e

incrementando la dependencia hacia su hija (bastón social)

Estamos ante la pérdida del respeto sobre la persona, en donde no hay justicia por

la desigualdad y discriminación que esta sufre.

El geriatra a pesar del buen trato que le da, la paciente percibe la gran limitación

que el medico tiene para poderle explicar por qué tiene las caídas.

Puedo citar lo referido por (Insúa, 2006)

“La palabra interconsulta tiende a desplazar a consulta, por otra parte, es un pedido de opiniones a un colega sobre un enfermo, en la que el médico tratante mantiene la relación personal con el mismo y la responsabilidad de las indicaciones” (p.2)

Entonces el médico está siguiendo el principio de beneficencia en donde

promueve el mejor interés del paciente pero sin tener en cuenta la opinión de éste,

suponiendo el que posee una formación y conocimientos de los que el paciente

carece, por lo que aquél sabe y por tanto, decide lo más conveniente para éste al

enviarlo a otro médico en este caso el Psiquiatra, sin una valoración

Psicogerontologíca previa.

Una vez con el Psiquiatra no tenemos en claro como fue la consulta, pero muy a

parte de los instrumentos empleados para establecer el diagnóstico más acorde

en cuanto a salud mental podemos tener indicios de un trastorno depresivo menor,

estimándose que uno de cada siete adultos mayores sufre de algún tipo de

trastorno depresivo. (Revista Esperanza para la familia, 2012)

Conclusiones

Más allá de la asistencia médica el objetivo que tenemos como equipo sanitario es

lograr que la persona acepte y no luche contra los eventos biopsicosociales

propios del envejecimiento.

La mayoría de profesionales del equipo de salud siempre profesan principios

morales, empujados por la realidad, que se transforma en rutina, siendo relegados

y su accionar poco a poco se transforma ineficiente.

Es necesaria una interconsulta Psicológica siempre explicándole a la paciente que

existe una queja subjetiva de su estado mental, que necesita ser evaluado,

interpretando sus ansiedades para evitar preguntas burocráticas y tomar una

conducta terapéutica junto al equipo interdisciplinario de salud.

La continencia familiar dentro de un criterio holístico es indispensable, ya que

demanda tiempo, esfuerzo, dedicación y muchas otras cosas, pero lo que más

demanda es amor, solidaridad, lealtad, fidelidad, correspondencia, honrando a

aquellos que nos cuidaron, nos protegieron y nos dieron la vida.

El personal médico a cargo debe efectuar reuniones familiares para informar e

informarse, de lo que se va a efectuar siempre consultando a la paciente o a su

representante en caso de presentar algún grado de deterioro cognitivo.

Bibliografía

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caídas en Geriatría (pág. 58). España: @ Fundación Universitaria San

Antonio.

Insúa, J. (2006). Introducción. En Psicología médica, psicosemiología y

psicopatología (pág. 2). Buenos Aires: Libreria Akadia Editorial.

Kaplan, R. e. (2009). Inestabilidad, alteración de la marcha y caídas en ancianos.

En Los grandes síndromes geriátricos (pág. 22). Buenos Aires: Edimed-

Ediciones Médicas SRL.

López, D. (s.f de 2009). El rol de la familia en el cuidado del adulto mayor.

Recuperado el 30 de agosto de 2015, de SlideShare:

http://es.slideshare.net/yoyitaxD/ensayo-adulto-mayor

Lunding-Olsson, & el.al. (2009). Factores asociados con la aparición de caídas en

ancianos institucionalizados: un estudio de cohortes. ELSEVIER .

Matusevich, D. (1998). Envejecimiento e institucionalización geriátrica. En G.

Ferrero, Envejecimiento y vejez (págs. 122-123). Buenos Aires: Atuel.

Revista Esperanza para la familia. (2012). Recuperado el 27 de agosto de 2015,

de

http://www.esperanzaparalafamilia.com/Rev/Articulos/PDFs/PDF0234.pdf

Tallis, R., & Howard, F. (2007). En Brocklehurst´s Geriatría (págs. 490-503).

Madrid - España: Marbán Libros S.L.

Zarebski, G (2005) El trabajo psíquico del envejecer (págs. 8-12). Buenos Aires:

Universidad Maimónides.

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Zarebski, G. (2005). En Hacia un buen envejecer. Buenos Aires: Universidad

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Zarebski, G. (30 de marzo de 2013). Perspectiva psicogerontológica para una

vejez en movimiento. Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

Zarebski, G. (s.f). La vejez ¿Es una caída? Universidad Maimónides.