carta diego montero a

2
Nueva España, año 1550 A QUIEN CORRESPONDA: Escribo esta carta para expresar mis sentimientos con respecto a las formas de crianza que en la actualidad se aplican. Quiero que dentro de algunas décadas alguien lea este escrito pueda notar las diferencias entre la futura época y ésta, para que observe la evolución, logre proponer y aplique modelos de crianza cada vez mejores. Soy un indio de 15 años y les quiero decir que, cuando acababa de nacer me expusieron al intenso frio; según mis padres, para que se me apretaran las carnes y me hiciera más fuerte. Además me acostumbraron desde muy temprana edad a realizar movimientos livianos y a cargar cosas sobre mi espalda “para evitar la pereza”. Algo que nunca se me olvidara es la plática que tuve con mi padre en los primeros años de mi infancia, en ella me dio muchos consejos para vivir en paz y estar en armonía con Dios, algunos de ellos son los siguientes: encomendarme al Dios que me crió, saludar a los mayores y menores; honrar y obedecer a mis padres; no burlarme de los ancianos o enfermos, no entremeterme, servir a los demás antes servirme a mí mismo, comer de lo que trabaje, no mentir, entre otras cosas. Aparte de estos buenos consejos, que sin duda refuerzan mis valores, cuando me case me dirán, como es costumbre, que debo ser obediente en mi trabajo, tomar lo que me pertenece, no ser perezoso y tener asegurada la vivienda para mi esposa e hijos. Me he dado cuenta de que a las mujeres también les dan consejos sus padres, pero son muy distintos a los que nos dan a nosotros los hombres. A ellas les dicen que deben cuidar de su casa, atender bien a sus maridos y otras exhortaciones similares a los de nosotros los hombres. Por otro lado, a los hijos de los señores y principales indios los disciplinan de otra forma. A las niñas las enseñan a hilar y

Upload: oscar-galmich

Post on 21-Aug-2015

38 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Carta diego montero a

Nueva España, año 1550

A QUIEN CORRESPONDA:

Escribo esta carta para expresar mis sentimientos con respecto a las formas de crianza que en la actualidad se aplican. Quiero que dentro de algunas décadas alguien lea este escrito pueda notar las diferencias entre la futura época y ésta, para que observe la evolución, logre proponer y aplique modelos de crianza cada vez mejores.

Soy un indio de 15 años y les quiero decir que, cuando acababa de nacer me expusieron al intenso frio; según mis padres, para que se me apretaran las carnes y me hiciera más fuerte. Además me acostumbraron desde muy temprana edad a realizar movimientos livianos y a cargar cosas sobre mi espalda “para evitar la pereza”.

Algo que nunca se me olvidara es la plática que tuve con mi padre en los primeros años de mi infancia, en ella me dio muchos consejos para vivir en paz y estar en armonía con Dios, algunos de ellos son los siguientes: encomendarme al Dios que me crió, saludar a los mayores y menores; honrar y obedecer a mis padres; no burlarme de los ancianos o enfermos, no entremeterme, servir a los demás antes servirme a mí mismo, comer de lo que trabaje, no mentir, entre otras cosas.

Aparte de estos buenos consejos, que sin duda refuerzan mis valores, cuando me case me dirán, como es costumbre, que debo ser obediente en mi trabajo, tomar lo que me pertenece, no ser perezoso y tener asegurada la vivienda para mi esposa e hijos.

Me he dado cuenta de que a las mujeres también les dan consejos sus padres, pero son muy distintos a los que nos dan a nosotros los hombres. A ellas les dicen que deben cuidar de su casa, atender bien a sus maridos y otras exhortaciones similares a los de nosotros los hombres.

Por otro lado, a los hijos de los señores y principales indios los disciplinan de otra forma. A las niñas las enseñan a hilar y tejer, pero las hacen velar, trabajar y madrugar “para que no sean ociosas”. Tal parece que sus padres quieren que sus hijas sean mudas, sordas y ciegas.

Entre los plebeyos y la gente común se castiga más rigurosamente a los hijos para disciplinarlos. Por ejemplo, si mentimos nos cortan una parte del labio como castigo. Además cuando llegamos a la edad de casarnos (20 años) debemos pedir licencia para buscar mujer, de lo contrario, recibiremos penitencia y la gente nos etiquetará como ingratos y malcriados.

Estos son algunos de los consejos y maneras de educar moralmente en la actualidad. Espero que quien lea esta carta en el futuro pueda retomar lo bueno de lo dicho en este escrito y rechazar lo malo para que los niños y jóvenes sean mejor educados.

ATENTAMENTE

Un habitante de la Nueva España.