caracterizacion jovenes infractores de ley

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Fundacin chilena por la Infancia, sus Derechos y su Futuro.

ESTUDIOCaracterizacin de Adolescentes Infractores de Ley Consumidores de Drogas y Judicializados de la Provincia de Concepcin, Ingresados al Programa Ambulatorio Intensivo CreSer Concepcin.

Fundacin Tierra de Esperanza

1. Antecedentes Institucionales.

Fundacin Tierra de Esperanza tiene sus orgenes en la fundacin Suiza Tierra de Hombres, institucin que se instal en nuestro pas en 1984. Aos despus Tierra de Hombres decide retirarse gradualmente de Chile, proceso que culmina con la creacin de Tierra de Esperanza en 1997, Fundacin de derecho privado sin fines de lucro que enfoca su trabajo con la infancia y adolescencia ms vulnerada de nuestro Pas.

Sus Principios y Valores se sustentan en las Convenciones Internacionales sobre los derechos de infancia, destacando el respeto por la vida de los nios y nias, el promover la paz y solidaridad sin ningn tipo de discriminacin y el propiciar la tolerancia y equidad entre las personas.

Su misin apunta a defender los derechos esenciales de la infancia ms vulnerada y marginada, sin consideracin de etnia, religin u opinin poltica, brindndole con afecto y conjuntamente con su familia y la comunidad, una atencin especializada y comprometida en asegurar la calidad de vida que les permita proyectar su futuro. Para lograr tal propsito, Tierra de Esperanza posee diferentes lneas de accin, entre las que se encuentran (i) la Proteccin de Derechos, (ii) el rea de Educacin, (iii) de Responsabilidad Juvenil y (iv) el Tratamiento del Consumo de Drogas.

Es dentro de esta ltima lnea de accin que se enmarca el presente estudio, el cual surge desde la necesidad institucional de generar conocimiento en miras a lograr una intervencin atingente a las caractersticas de los/as adolescentes atendidos, a la vez que como una contribucin a las entidades del Estado a cargo de la materia.

CARACTERIZACIN DE ADOLESCENTES INFRACTORES DE LEY CONSUMIDORES DE DROGAS Y JUDICIALIZADOS DE LA PROVINCIA DE CONCEPCIN, INGRESADOS AL PROGRAMA DE TRATAMIENTO AMBULATORIO INTENSIVO CRESER CONCEPCIN FUNDACIN TIERRA DE ESPERANZA.

Joanna Adolfssen, Sofa Bello, Joel Daz, Andrea Gonzlez, Paula Gonzlez, Julin Hernndez, Gonzalo Navarrete, Ana Quezada, Paulina Reyes, Lorena Trujillo, Nelson Villagrn. Fundacin Tierra de Esperanza.

Resumen

El tratamiento de adolescentes infractores de ley consumidores problemticos de drogas, exige la necesidad de caracterizacin de la poblacin, dada la complejidad del fenmeno y la escasa investigacin en Chile. Los objetivos del estudio apuntan a describir caractersticas clnicas y psicosociales de adolescentes ingresados al Programa Ambulatorio Intensivo CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza en la provincia de Concepcin, entre los perodos Junio 2007 a Diciembre 2009. Es un estudio cuantitativo, descriptivo, transversal, basado en una muestra no probabilstica. El procedimiento incluy la aplicacin de instrumentos diagnsticos al inicio del tratamiento, basados en cuestionarios de preguntas factuales y escalas estandarizadas. Los resultados reflejan tendencias sociodemogrficas marcadas de gnero, edad y etnia, experiencias escolares fracasadas, prcticas de consumo de drogas de alto riesgo, precariedad econmica, funciones parentales deficientes, dbil impacto de redes formales e intervenciones anteriores, un tercio presenta privacin de libertad anterior y un 51,3% se encuentra sancionado por delitos contra las personas. Se concluye la necesidad de disear intervenciones teraputicas que busquen integralidad y especificidad en la comprensin e intervencin del fenmeno, constatando que las dimensiones adolescencia, droga y delito, se asocian a mltiples variables clnicas, psicosociales y socioculturales que requieren ser integradas en las metodologas de intervencin.

Palabras claves: Caracterizacin, adolescentes, droga, delito, tratamiento.

2. Introduccin.

El tratamiento de adolescentes infractores de ley consumidores problemticos de drogas, reviste un entramado de aproximaciones dada la complejidad del fenmeno abordado. Estas mltiples explicaciones poseen sustrato clnico, socio- sanitario, cultural y/o jurdico, resultando difcil que cualquiera de ellas introduzca en sus observaciones sustratos de saberes distintos al propio. Sobre la base de la concepcin del consumo de drogas y del delito, entendidos como fenmenos multicausales y multifactoriales, es que las formas de intervencin debieran considerar esta complejidad y desarrollar estrategias que pretendan integrar la multiplicidad de factores asociados, entendiendo que ambos fenmenos son el resultado de variables individuales (biolgicas y psicolgicas), familiares, sociales (micro y macro) y culturales. Es as como, por ejemplo, los factores relacionados con la conducta delictiva juvenil pueden ser clasificados en diversos mbitos de procedencia, de acuerdo a un continuo que va desde el nivel individual hasta el nivel sociocultural (Trudel, 2000 en Rioseco y cols., 2009). De ah entonces lo necesario de buscar aprehender esta realidad en miras de ponderar las distintas variables como aporte a la evaluacin del impacto especfico de ellas.

En particular, la adolescencia parece ser una edad privilegiada para el ingreso a las prcticas delictuales y el consumo problemtico de drogas. Es posible concebir a la adolescencia como un perodo donde se hacen necesarios un conjunto de ajustes en el individuo para funcionar con respecto a s mismo y al medio. A su vez estos ajustes inciden y se matizan por el medio social donde se desarrolla el adolescente. Es as como algunas caractersticas de la adolescencia que constituyen mayor vulnerabilidad, tales como la tendencia al hedonismo y, por tanto, a la bsqueda del placer fcil; el presentismo, es decir, el placer que tiene que ser ahora y no despus; la necesidad de transformacin qumica de los estados de nimo; la impulsividad y la baja tolerancia de la frustracin, entregan un contexto que facilita que los adolescentes desarrollen vulnerabilidad. As, la conducta de consumo y la conducta transgresora se deben analizar desde la perspectiva de la comprensin de la conducta, pero tambin desde una perspectiva histrica (Arbex, 2002), siendo necesario mirar cmo estos aspectos psicosociales estn influenciados y, en dependencia directa, por factores socio-culturales. De acuerdo a ello, en adolescentes infractores de ley consumidores problemticos de drogas, ser necesario atender al lugar que ocupa el delito y la droga en la construccin de la identidad y en su historia vital, incluyendo en la ptica del interventor, desde las dimensiones individuales, hasta aquellas de orden cultural.

Entendiendo la importante carga valrica presente en la comprensin del fenmeno, es que resulta atingente conocer sus caractersticas desde una observacin bio- psico- social, que permita auscultar la compleja articulacin del fenmeno. De esta manera, se presenta a continuacin los resultados de una sistematizacin de un grupo de adolescentes sancionados por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente N 20.084 y que han sido derivados al Programa de Tratamiento CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza. Sus resultados pretenden ser guas que se traducen en decisiones para la intervencin, a la vez que en insumos complementarios para el abordaje con esta poblacin y sus especificidades en otros contextos.

3. Planteamiento del Problema.

A partir de la promulgacin de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescentes N 20.084 (en adelante LRPA), se viene a poner nuevamente de relieve en nuestro Pas el tratamiento de adolescentes que han cometido delito, para lo cual el Estado implementa sanciones y una oferta socio educativa, que dentro de sus lineamientos, incluye a aquellos que presentan consumo problemtico de drogas, dado que es sabido la alta prevalencia de consumo de sustancias en esta poblacin. As, viene a existir la necesidad de dar cumplimiento a la sancin accesoria del artculo 7 de la mencionada Ley, as como tambin a la existencia de un recurso para aquellos jvenes que voluntariamente deseen acceder a un tratamiento con nfasis en el abordaje del consumo de drogas y de la salud mental en general.

Considerando la necesidad de establecer diagnsticos acerca del comportamiento de las propuestas del Estado a tres aos de funcionamiento de la Ley, el presente estudio precisa conocer su operacionalizacin a travs de una caracterizacin en una muestra de sujetos con consumo problemtico de drogas y prcticas delictuales judicializadas, lo que viene a aportar a este mbito de estudio, en el que nuestro Pas se encuentra en proceso de evaluacin y de acumulacin de acerbo investigativo. De esta manera y tomando en cuenta la incipiente investigacin en Chile sobre la materia, el inters se centra en generar informacin que fomente el entregar una mejor atencin e intervencin a la poblacin, as como tambin a entregar nuevos insumos a aquellas instancias gubernamentales y no-gubernamentales involucradas con el fenmeno del consumo de drogas en jvenes con prcticas delictuales. Lo anterior, entendiendo que el consumo de drogas se encuentra presente en la mayora de los adolescentes infractores de los distintos sistemas del Servicio Nacional de Menores (en adelante SENAME) y que se trata de una poblacin especfica con altos ndices de consumo problemtico y variables de riesgo asociadas.

As mismo, la informacin referida a jvenes etiquetados de infractores de ley con consumo problemtico aparece escasa en nuestro Pas, y ms an, se encuentra sustentada preferentemente desde el mundo judicial, limitando el espectro de anlisis ms bien a sus prcticas delictivas y/o de consumo de drogas. Del incipiente nivel de investigacin y de la importante carga valrica asociada a la comprensin de ambos fenmenos, se presentan nuevas complejidades para la objetivacin y operacionalizacin del tratamiento con esta poblacin, ante lo que resulta necesario establecer criterios que orienten la intervencin en miras de lograr una atencin especializada y concordante con sus realidades, necesidades, cosmovisiones, creencias, valores y procesos de construccin identitaria.

4. Antecedentes.

Fundacin Tierra de Esperanza, en sus 13 aos de funcionamiento, ha dedicado su misin a defender los derechos de la infancia ms vulnerada del pas. Dentro de ello, el Programa CreSer Concepcin nace como programa piloto el ao 2003, para otorgar tratamiento de drogas a adolescentes infractores de ley en toda la regin del Bio Bio. Con la puesta en marcha de la Ley 20.084, se especializa en el tratamiento de adolescentes con prcticas delictuales, como un dispositivo ambulatorio del Programa de Tratamiento Integral de Adolescentes infractores de Ley con Consumo Problemtico de Alcohol Drogas y Otros Trastornos de Salud Mental, del convenio CONACE- SENAME- FONASA- MINSAL. De esta manera, el presente estudio nace de la necesidad institucional de generar conocimiento en miras de lograr una intervencin atingente a las caractersticas de los/as jvenes que inician tratamiento de drogas y salud mental en l, a la vez que contribuir a las entidades del Estado a cargo del diseo de orientaciones tcnicas para la poblacin, como nuevos insumos para su evaluacin.

5. Objetivos e Hiptesis.

Objetivo General.

Describir caractersticas clnicas y psicosociales, de adolescentes ingresados al Programa Ambulatorio Intensivo CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza en la provincia de Concepcin, entre los perodos Junio 2007 a Diciembre 2009.

Objetivos Especficos. Describir caractersticas sociodemogrficas de adolescentes ingresados al PAI1 CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir caractersticas familiares y socioeconmicas de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir antecedentes tempranos del desarrollo de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir antecedentes de vulneracin y maltrato de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir caractersticas de escolaridad de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir caractersticas institucionales y judiciales de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir caractersticas de consumo de drogas de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Describir caractersticas de tratamientos anteriores de drogas y salud mental de adolescentes ingresados al PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Hiptesis.

Dentro de las caractersticas clnicas y psicosociales de adolescentes infractores de ley con consumo problemtico de drogas, se presentan caractersticas familiares y econmicas adversas, antecedentes tempranos del desarrollo de riesgo, experiencias de fracaso y frustracin escolar, vinculacin con redes

1

PAI, entindase como la sigla que resume el nombre del dispositivo Programa Ambulatorio Intensivo.

institucionales de escaso soporte, historias de maltrato y vulneracin y compromiso con el consumo de drogas extremadamente alto.

6. Metodologa.

Es un estudio cuantitativo, descriptivo, transversal, basado en una muestra no probabilstica, basado en las caractersticas clnicas y psicosociales de los/as adolescentes ingresados al Programa de tratamiento CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

El universo lo conforman los/as adolescentes atendidos por el Programa entre Junio de 2007 y Diciembre de 2009, que han sido derivados desde los Programas de Responsabilidad Penal Adolescente del SENAME. As mismo, para su incorporacin deban presentar un consumo de drogas considerado problemtico en abuso o dependencia segn los criterios DSM-IV. Tambin constituyeron criterios de ingreso, las comunas de residencia de quienes ingresan a tratamiento, siendo exclusivamente las que pertenecen al territorio correspondiente a la jurisdiccin del Servicio de Salud de Concepcin, a excepcin de Coronel y Lota.

Se realiz un muestreo de conveniencia, incluyendo a aquellos/as jvenes que, cumpliendo los criterios muestrales, ingresaron al Programa junto con la puesta en marcha de la LRPA, esto en Junio de 2007, ya que venan de procesos anteriores a la Ley en el mismo Programa, cuando ste se presentaba de manera piloto en la regin del Bio Bio. Para el resto de jvenes que ingres con posterioridad a la puesta en marcha de la Ley 20.084, la seleccin de ingreso a la muestra qued determinada por los siguientes criterios: (i) Ingreso efectivo al Programa de Tratamiento Ambulatorio Intensivo CreSer Concepcin entre los meses de Junio de 2007 y Diciembre de 2009; (ii) Completar al menos el proceso de diagnstico que el Programa ha determinado para identificar las caractersticas generales de los/as jvenes y sus familias, vale decir, a lo menos dos meses de tratamiento en el Programa y (iii) Contar con la posibilidad real de comprobar la informacin obtenida por medio de los instrumentos diagnsticos a travs de diversas instancias, esto es, entrevistas de ms de un profesional con el/la joven y su familia, generar cruce de informacin con otros Programas de orden psicosocial que hayan o estn atendiendo al/la joven y su familia y, finalmente, la reevaluacin de ciertas variables y/o dimensiones durante el proceso de tratamiento, a partir de la consolidacin de un vnculo teraputico confiable.

Bajo estas consideraciones, qued delimitada la muestra que finalmente se incluye en el estudio, la cual cuenta con treinta y nueve (39) casos de un total de sesenta y dos (62) ingresos al Programa durante las

fechas establecidas por el estudio. El procedimiento incluy informacin que fue obtenida a travs de la aplicacin de cuestionarios principalmente con preguntas factuales y escalas estandarizadas que indagaban diferentes materias y que fueron aplicados por los profesionales competentes a cada temtica (Psicloga, Psiquiatra, Tcnico en Rehabilitacin de drogas, Trabajadora Social, Profesor y Socilogo). Los instrumentos son aplicados a todos/as los/as jvenes durante el primer mes y medio de tratamiento, etapa que se concibe en el Programa como la etapa de diagnstico. Es de esta forma, que se accedi a sus antecedentes sociodemogrficos, realidades y experiencias en torno al consumo de drogas, antecedentes del desarrollo, antecedentes econmicos y sociales, tratamientos anteriores, antecedentes escolares, y antecedentes de vulneracin y maltrato. Es a partir de estas ocho dimensiones en las que se agruparon las variables que incorporan los instrumentos diagnsticos, que se determinaron las caractersticas que finalmente se presentan en el estudio final, como una forma de incluir aquella informacin ms relevantes para cumplir con los objetivos que la investigacin se propuso.

7. Resultados y Discusin.

Antecedentes Socio- demogrficos.

La edad de los adolescente presenta su mayor concentracin porcentual en el segmento etreo correspondiente a los 17 aos, con un 41,03%, lo cual se acerca a los resultados expuestos por el estudio a cargo de la Pontificia Universidad Catlica en 2007, toda vez que ste seala que el promedio de edad de los infractores de ley es de 16 aos (Instituto de Sociologa, 2007). Igualmente en base a lo referido por un informe diagnstico de la implementacin de la Ley 20.084 emitido por SENAME, el grupo de edad ms numeroso, es tambin los 17 aos (SENAME, 2010). Para el caso del presente estudio, la segunda mayora porcentual se ubica en los/as jvenes de 16 aos con un 30,77%, por lo que los 16 y 17 aos representan al 71,8% de la muestra.

En relacin al sexo de los/as adolescentes, se evidencia la importante diferencia porcentual entre los hombres y mujeres atendidos por el Programa. La mayora corresponde a hombres, con un 92,31%, lo que se condice con lo referido por el Estudio de la Pontificia Universidad Catlica, el cual seala que el 88,7% de los jvenes encuestados es hombre (Instituto de Sociologa, 2007). Por su parte segn el informe entregado por SENAME en relacin a los casos ingresados a las distintas medidas y sanciones de la Ley 20.084 entre los aos 2008 y 2009, los hombres constituyen el 88,6%. Segn el mismo informe y recabando los ingresos de adolescentes atendidos en centros de tratamiento en convenio con CONACE entre los aos

2007 a 2009, los hombres alcanzan alrededor del 92% del total de usuarios/as (SENAME, 2010), coincidente con lo arrojado en el presente estudio.

Para el caso de la presencia de algn adulto responsable que acompae el proceso al momento del ingreso a tratamiento, se constata que los/as adolescentes, en un 94,87%, cuentan con algn adulto responsable o figura significativa presente en su proceso. Segn lo definido operacionalmente para esta variable, se trata de aquella figura que se observa como presente y demandante de tratamiento, durante la fase inicial del mismo. Los datos antes expuestos sugieren la importancia de tener presente que se trata de jvenes con al menos un vnculo sostenido de manera significativa hacia una figura adulta y con permanencia en un sistema familiar que no conduce a la caracterizacin de un perfil de jvenes con agrupaciones en caleta de pares.

En relacin al parentesco del adulto responsable que acompaa en el ingreso a tratamiento, se destaca que en el 87,18% de los casos, sta se trata de la figura materna. La ausencia de figuras masculinas y especficamente del padre, que para este estudio representa al 2,56%, amerita reflexiones coincidentes con lo expuesto por la Pontificia Universidad Catlica en 2007. Segn ese estudio, en su dimensin cualitativa, la valoracin positiva que hacen los/as jvenes de la figura femenina, representada por la figura maternal (madre, ta, abuela), ocupa un lugar privilegiado en sus declaraciones, en contraposicin con la del padre ausente o padrastro (Instituto de Sociologa, 2007).

Por ltimo en relacin a la etnia de los/as adolescentes, se obtiene una representacin porcentual de un 5,13%. Considerando que la etnia que se encuentra presente en la VIII regin corresponde mayoritariamente a la mapuche, es constatable que la mayor concentracin de esta poblacin se encuentra viviendo en sus propias comunidades, por lo que son los/as jvenes que provienen desde all quienes se declaran como tales. Los/as adolescentes atendidos con ascendencia mapuche, se caracterizan por vivir en las ciudades, generalmente no se sienten identificados con su etnia y muchas veces no tienen conocimiento del origen de su apellido. La prevalencia de jvenes infractores con consumo problemtico provenientes de comunidades ha resultado bajo, observndose en este pequeo grupo, a adolescentes con prcticas delictuales correspondientes preferentemente a agresin, violencia o rias, y con un consumo de drogas que se caracteriza por el uso del alcohol como droga principal. En tanto los/as jvenes de ascendencia indgena que se involucran en el delito de robo o similares y con prcticas de policonsumo, ms bien corresponden a aquellos de poblacin urbana.

Antecedentes Familiares y Socio Econmicos.

En relacin a los antecedentes de pertenencia de la conformacin familiar, menos de la mitad de los/as adolescentes vive con ambos padres (41,03%), a pesar que casi el 90% de ellos/as naci en un contexto de matrimonio o de convivencia de sus progenitores.

En lo referido a la constitucin familiar, los datos presentan que en el 66,67% de los casos, se trata de jvenes nacidos bajo la constitucin del Matrimonio. De ellos, slo el 57,69% segua constitudo como tal. En un 23,08% de los casos la relacin sostenida al momento del nacimiento de los/as jvenes haba sido de convivencia, de los cuales slo el 11,11% segua constituido como pareja; similar porcentaje viva en una institucin a cargo de SENAME; en un 7,69%, el nacimiento de los/as jvenes se produjo en el contexto de una Relacin Ocasional, de los cuales slo un tercio continuaba viviendo con su madre; y finalmente, llama la atencin que un 2,56% no presenta grupo familiar. Si se suman los porcentajes de hijos/as nacidos/as fuera del matrimonio, estos representan el 30,77% de la muestra, situacin similar a la realidad nacional de la poca en que estos jvenes nacieron (finales de los ochenta y principios de los noventa). Sin embargo, estas cifras en la actualidad superan el 60%, reflejando una nueva forma de concebir la familia en cuanto a construccin social (Valds y Valds, 2005).

En base a la clasificacin establecida por la Comisin Nacional de la Familia en su definicin acerca de los distintos modelos de organizacin familiar, se han establecidos los distintos grupos de familias que conforman los/as adolescentes de la muestra. Los resultados se comportan de la siguiente manera: un 38,46% de ellas corresponde a Familia Nuclear Biparental, es decir aquella integrada por el padre y la madre, con uno o ms hijos, seguida en un 25,64% de Familias Nucleares Monoparentales, correspondientes a aquellas integradas por uno de los padres y uno o ms hijos. Siguiendo lo planteado por esta Comisin, tambin se ha reconocido la existencia de una forma de organizacin familiar cada vez ms frecuente, dados los cambios culturales y demogrficos en nuestro pas, correspondiente a la Familia Reconstituida, que corresponde a aquella formada por una pareja, con o sin hijos comunes, que integra hijos de uniones conyugales anteriores, de uno o ambos miembros de la pareja. En esta clasificacin se ubica la tercera mayora porcentual, con un 12,82%, mismo porcentaje que la Extensa Monoparental, la cual se configura por la presencia de uno de los progenitores y, por lo general, con parte de la familia de origen de ste/a. Al respecto, en un estudio realizado en la VIII regin con adolescentes infractores de ley, se concluy tambin que el 38% de los adolescentes de la muestra vivan con ambos padres (Rioseco y Cols., 2009).

Los datos expuestos coinciden tambin con los resultados del CENSO del ao 2002, los que con relacin al tema de las caractersticas de las familias contemporneas chilenas, muestra que la mayora de la poblacin vive en familia, siendo las de tipo nuclear las ms frecuentes, desplazando a las extendidas. Las familias nucleares son de preferencia biparentales, con una madre y un padre a cargo del hogar. Sin embargo se observa un aumento del nmero de las familias monoparentales, junto con las familias reconstituidas (Instituto Nacional de Estadsticas, 2003). En este sentido, las clasificaciones familiares de los/as jvenes de la muestra, no presenta grandes diferencias en torno a las caractersticas de las familias chilenas contemporneas en general.

En relacin a las condiciones de habitabilidad de los/as adolescentes y el acceso a servicios bsicos, los datos reflejan que un 44,74% de los casos, se trata de jvenes y familias que habitan viviendas menores a 400 UF, y un 15,79% lo hace en viviendas clasificadas como mayores a 400 Unidades de Fomento. Considerando que slo un 5,26% lo hace en una situacin precaria de vivienda (mediaguas y/o pieza), es posible hipotetizar, que desde las polticas de vivienda que el Estado ha implementado durante los ltimos aos, un nmero importante de las familias atendidas, han sido reubicadas en otros asentamientos territoriales, en pos de otorgar mejores condiciones de habitabilidad. Sin embargo, es reconocido por los beneficiarios de estos Programas, que muchas veces tales polticas han trado consigo importantes experiencias de desarraigo que no han considerado las caractersticas socioculturales de la poblacin, trayendo con ello importantes dificultades de adaptabilidad ante nuevos escenarios de convivencia social ajenos a sus prcticas sostenidas por aos en espacios de redes formales e informales cargadas de historicidad e identidad. Finalmente, en un porcentaje no menor, especficamente en un 31,58% de los casos, se trata de viviendas clasificadas como autoconstruccin, forma en la que tradicionalmente se configuraron los barrios a partir de las tomas de terreno durante los poblamientos en las diversas comunas de la zona. Junto a esto, la cesin de terrenos entre las familias, es tambin una prctica recurrente en aquellos sectores donde la costumbre de seguir perteneciendo al sector de procedencia constituye un factor identitario especfico y donde la autoconstruccin forma parte de esa pertenencia.

En relacin a la tenencia de la vivienda, se evidencia que ms del 50% de los/as jvenes y familias de la muestra, se encuentra en calidad de propietario no deudor. Del total de propietarios no deudores, el 75% son propietarios de una vivienda menor de 400 UF, un 10% son propietarios de una vivienda mayor de 400 UF, mismo porcentaje para quienes presentan una vivienda autoconstruida. Estos datos muestran que los beneficios estatales para la obtencin de viviendas bsicas, se concentran en la poblacin de menores recursos, condicionando a ciertas caractersticas la obtencin del mismo.

En la segunda ubicacin porcentual de tenencia de vivienda, con un 15,79%, se encuentran aquellas familias que habitan viviendas cedidas. Finalmente, con un 13,16%, se encuentran aquellos que habitan en asentamientos irregulares, caracterizados generalmente por contextos de habitabilidad precarios, sostenidos por aos y frente a los que muchas agrupaciones barriales han presentado oposicin a ser trasladados a otros espacios territoriales distantes a los que han permanecido, muchas veces por ms de una generacin.

Casi la totalidad de las familias de los/as adolescentes que participan de la muestra, presenta servicio bsico de electricidad, sin embargo, de ellos, un 81,58% corresponde a medidor de uso legal y un 15,79% que lo obtiene desde el tendido ilegal; un 7,89% de las familias y jvenes de la muestra, an no cuentan con medios bsicos de dignificacin de sus condiciones de habitabilidad en lo que a eliminacin de excretas se refiere, con todas las repercusiones negativas que de ello es posible presuponer.

De acuerdo a los lmites de pobreza e indigencia urbana y rural establecidos segn la CASEN 2009, la caracterizacin socioeconmica familiar de los/as adolescentes presentes en la muestra, los clasifica dentro de indigencia urbana en el 57,89% de los casos. Lo sigue en una segunda mayora porcentual la clasificacin de pobreza urbana, mientras que la clasificacin de no pobres, alcanza al 21,05%. De acuerdo a los anlisis a partir de los resultados de esta ltima encuesta, el ingreso promedio per cpita del decil ms bajo en la poblacin chilena, asciende a $114.005 (Mideplan, 2010), ingresos que en comparacin con los antecedentes de la muestra del estudio, se presentan casi tres veces ms altos que el 58% de las familias de jvenes en tratamiento. As mismo, se muestran casi dos veces ms altos que el 20% de la muestra del estudio que clasifican como pobres urbanos, considerando slo los lmites superiores de la clasificacin de pobreza e indigencia que estima la encuesta CASEN. Estudios en poblacin similar confirman la relevancia de lo anterior, una vez que una investigacin realizada con adolescentes infractores de ley de la provincia de Concepcin, seala que como factores de riesgo socioeconmicos se han identificado las desventajas socioeconmicas, donde la pobreza ha sido asociada al estrs familiar, el que impactara la capacidad de los padres para responder adecuadamente ante problemas y necesidades de sus hijos (Rioseco y Cols., 2009).

Antecedentes Tempranos del Desarrollo.

Con un porcentaje de 89,74% casos vlidos, se recaban los siguientes antecedentes tempranos del desarrollo: Un 50% de los casos de la muestra, presenta asistencia en la Unidad de Alto Riesgo Obsttrico; en un 94,12% de los casos, el embarazo es cursado bajo controles mdicos y ginecobsttricos regulares. As

mismo, un 76,47% de las madres de los/as adolescentes se realiz ecografas; el uso de medicamentos con o sin prescripcin mdica, se presenta en el 9,38% de los casos; en un 74,29%, el parto corresponde a va vaginal, mientras en un 25,71% corresponde a cesrea. En un 16,67% se presenta alguna patologa perinatal.

La lactancia materna se presenta en un 94,12%. Del total que ha recibido la lactancia materna, en el 30% sta se mantiene por entre 1 a 3 meses, seguido del 23,33%, para el periodo de 19 a 24 meses. Ms de 24 meses, representan al 16,67%. En general, quienes mantienen la lactancia por un perodo superior a los 12 meses, alcanza al 46,67%.

El uso de frmacos con o sin prescripcin mdica durante la lactancia, se presenta en el 6,06%. Los controles peditricos regulares, se presentan en un 96,97%. As mismo, las vacunas obligatorias son suministradas en un 100% a los/as adolescentes del Programa. Un 8,82% de las madres reporta diagnstico de depresin post parto, la que, para efectos del presente estudio, ha sido operacionalizada a partir de haber recibido el diagnstico desde alguna instancias formal de salud.

En relacin a otros antecedentes tempranos del desarrollo, en un 97,22% de los casos se reporta un desarrollo psicomotor normal en los/as adolescentes. Para el caso de la adquisicin del lenguaje, ste es reportado dentro de parmetros normales en un 86,11% de los casos. As mismo, el control de esfnter es referido por las madres en parmetros normativos, en un 94,44% de los casos de la muestra.

Antecedentes de Vulneracin y Maltrato.

En relacin al acceso a servicios bsicos en general, del total de la muestra, un 20,51% presenta dificultades en el acceso a estos servicios, los cuales hacen referencia a vivienda, a servicios de salud, educacin, entre otros.

En relacin a la presencia de abandono o negligencia por parte de sus figuras parentales, un 94,87% presenta este tipo de vulneracin, transformndose en una generalidad en la poblacin de la muestra. Segn un informe evaluativo de la Ley 20.084 a cargo de SENAME, se concluye que es posible advertir un desanclaje de los/as jvenes desde sus familias de origen, y un distanciamiento de los referentes territoriales ms habituales, en tanto experimentan procesos de expulsin y desvinculacin de sus familias y convierten la calle, en un espacio de operaciones y de sociabilidad bsica. La tendencia general, es a reconocer un

contexto de relaciones que instalan al/a joven en el marco de familias disfuncionales, con pocas capacidades protectoras (SENAME, 2010).

En lo referente al maltrato fsico y psicolgico se observa que de la muestra, el 76,92% presenta maltrato fsico y el 97,44% maltrato psicolgico. Segn un estudio realizado con adolescentes infractores en la VIII regin, se constata igualmente altos ndices de maltrato y violencia, una vez que el 88% de los casos refieren haber vivido algn tipo de violencia psicolgica (Rioseco y Cols., 2009). De la misma forma, los ndices de violencia al interior de las familias ascienden al 87,18%, convirtindose en una experiencia cotidiana que presumiblemente los/as adolescentes pudieran proyectar a sus relaciones futuras. En este sentido, los modelos de crianza se transmiten de generacin en generacin como fenmenos culturales, la forma de percibir y comprender las necesidades de los nios estn incluidas implcita o explcitamente, lo mismo que la respuesta para satisfacer las necesidades y las formas de dar proteccin y educacin (Barudy y Dantagnan, 2005).

Segn la recoleccin de datos para la muestra en estudio, un 20,51% presenta antecedentes de haber sido abusado sexualmente, generalmente durante la primera y segunda infancia.

En relacin a la ltima variable de esta dimensin, relativa a la presencia de trabajo infantil, ste se observa en el 61,54% de los casos de la muestra. As mismo, del total de estos casos, una caracterstica esencial es que se presenta bajo la consideracin de peores forma de trabajo infantil, segn los criterios del convenio 182 de la OIT.

Antecedentes Escolares.

En relacin a la edad de ingreso a la educacin pre-escolar, el porcentaje mayoritario se concentra en los 4 aos con un 23,08% de los casos. Le siguen los 3 y 2 aos, con un 20,51% y un 17,95% respectivamente. La representacin porcentual siguiente, la constituye aquellos que no lo hacen nunca, con un 12,82%. Del 100% que no ingres a la educacin pre- escolar, un 80% de ellos corresponde a familia nuclear biparental, ante lo que se presume que desde prcticas de arraigo socio-cultural, los cuidadores privilegian al ncleo familiar como espacio de estimulacin temprana, por sobre las entidades formales educativas.

En cuanto a la adquisicin de lecto-escritura, en un 94,87% y en un 92,31% de los casos, los/as jvenes de la muestra presenta adquisicin de funciones bsicas de lectura y escritura, respectivamente. El estudio

igualmente indaga en relacin a la presencia de Trastornos del Aprendizaje presentes en la historia escolar. La variable hace alusin a Trastornos Especficos del Aprendizaje (TEA) que hayan requerido apoyo por parte de profesionales del rea. En este sentido, se concluye que en un 10,26% de los casos se encuentra presente alguno de estos trastornos que haya sido diagnosticado en algn momento del proceso de educacin.

La trayectoria escolar de los/as adolescentes considerados en la muestra, evidencia que en un 69,23% se ha presentado repitencia en algn ciclo de la educacin formal.

En relacin a la desercin escolar de los/as adolescentes, sta ser operacionalizada como aquel momento en que el/la joven deja de asistir al Sistema de Educacin formal. Segn esto, se trata de un 79,49% que en algn momento abandona su permanencia en el Sistema. En relacin a la edad en que se produce el abandono escolar, impresiona que ste mayoritariamente se site en los 14 aos, en un 28,13% de los casos. Otro porcentaje significativo de abandono escolar, se concentra en los 15 aos, con un 18,75%.

En cuanto a los/as adolescentes que se encontraban estudiando al momento de ingreso a tratamiento, los resultados arrojan que un 58,97% lo haca, mientras un 41,03% se encontraban fuera del sistema escolar. En complemento a lo anterior y segn datos entregados por SENAME en 2010, del total de atendidos en Centros de Internacin Provisoria, Centro Semi Cerrado, Programa de Libertad Asistida y Programa de Libertad Asistida Especial para el ao 2009, el 40,5% present un diagnstico escolar inicial de No incorporado a educacin (SENAME, 2010), lo cual coincide con lo expuesto en el presente estudio.

Tabla N 1 Edad de ingreso al Centro y Estudia actualmente. Estudia actualmente Total si no Edad de ingreso al 15 Centro 16 17 18 19 20 1 4 8 2 1 1 8 8 4 1 2 12 16 6 2

0 1 1 Total 16 23 39 Fuente: Fundacin Tierra de Esperanza, 2010.

La tabla N 1, en complemento a lo anterior, permite constatar que a medida que avanza la edad, disminuye el porcentaje de jvenes que permanece en el sistema escolar.

Tabla N 2 Escolaridad del/a joven y Estudia actualmente Estudia actualmente si Escolaridad del/a joven Total bsica incompleta bsica completa media incompleta 4 3 no 12 10 Total 16 13 10 39

9 1 16 23 Fuente: Fundacin Tierra de Esperanza, 2010.

La tabla N 2, refleja comportamientos en la trayectoria escolar de los/as jvenes, relacionados a la permanencia en el sistema segn ciclo escolar. As, se concluye que en el segmento de adolescentes con escolaridad bsica incompleta, se encuentra el mayor porcentaje de adolescentes fuera del Sistema.

La escolaridad de los/as adolescentes se distribuye en un 41,03% para el caso de Educacin Bsica Incompleta; un 33,33% para Educacin Bsica Completa y un 25,64% para el caso de Educacin Media Incompleta. Mayoritariamente se trata de adolescentes que presentan escolaridad entre el primer y segundo ciclo bsico, representando un 74,36%. No se presentan jvenes con Educacin Media finalizada. Si se considera que el 74,36% de los/as adolescentes slo alcanza la educacin bsica completa o incompleta, se concluye que se trata de jvenes con un retraso escolar promedio de entre 4 a 6 aos, tomando como referencia la edad promedio de la muestra, la cual se sita en los 16 y 17 aos representando al 71,8% de los/as jvenes.

Antecedentes Institucionales y Judiciales.

Un 20,51% de los/as adolescentes, presenta ingresos a algn Programa de la Lnea de Proteccin del SENAME. Desde la recogida de datos, se presume la cifra pudiera resultar mayor de la referida por los/as adolescentes y sus familias, una vez que se observa que existen instituciones de proteccin que las familias no reconocen como tal. Igualmente se trata de adolescentes derivados que no ingresaron o permanecieron efectivamente, tal es el caso de los hogares de proteccin simple del SENAME. En cuanto a esta ltima

modalidad, se presume la cifra representa ms de lo concluido en el presente estudio, considerando reflexiones en torno a los procesos de institucionalizacin en general, que incluyen anlisis que posicionan en muchos casos a la internacin de los nios como una estrategia valorada positivamente por la familia y vista como un recurso auxiliar de la crianza. En este sentido, la internacin se transforma en un componente del estilo de vida de la familia y su estrategia de subsistencia (Mettifogo y Seplveda, 2005).

Un 58,97% de los casos presenta ingresos anteriores a algn Programa de la Lnea de Responsabilidad Penal Adolescente. De este total, en un 35,90% se trata de medidas privativas de libertad. Estas se refieren a las operando tanto antes de la LRPA, como las que surgen a partir de su implementacin. Para el caso de las medidas privativas de libertad, un 64,29% presenta una experiencia de privacin de libertad, un 14,29% dos experiencias, y en un 7,14% se trata de adolescentes que ha estado tres, cuatro o cinco veces privados de libertad. En general, quienes han estado privados de libertad ms de una vez, representan al 35,71%. Del total de adolescentes con medidas privativas de libertad, un 57,14% lo hace en CIP- CRC, un 14,29% lo hace en Centro de Administracin directa de Gendarmera de Chile (en adelante, GENCHI), un 7,14% lo hace en el antiguo sistema COD- CERECO y, por ltimo, un 21,43% lo hace tanto en CIP- CRC como en GENCHI. Al respecto, un estudio con adultos en Gendarmera encontr que el 60% de los condenados habra pasado por la red SENAME, enfatizando el problema de la calidad de la atencin. La hiptesis que ha surgido en torno a este estudio y percepciones similares, es que el sistema de atencin a la infancia vulnerada y a los infractores de ley generara un crculo perverso que lleva a reforzar conductas delictivas en sus usuarios (Troncoso, en Mettifogo y Seplveda, 2004). Se resalta lo propuesto en el mismo estudio, en lo relativo a que del paso por espacios institucionalizados de detencin, se recogen relatos de los/as jvenes que indican una circulacin cronificada por estos Centros, sin que haya un seguimiento o acompaamiento en medio libre posterior a cada detencin, constituyndose, en algunos casos, Centros propicios para el reforzamiento de identidades transgresoras (Mettifogo y Seplveda, 2005).

En cuanto a las vas de ingreso a tratamiento de los/as jvenes, se observa que aquellos que lo hacen por va voluntaria, corresponden al 84,62%; aquellos/as adolescentes sujetos/as al artculo 7 de la Ley 20.084 que estipula la Sancin Accesoria de drogas, lo hacen en un 7,69% y aquellos que han sido derivados desde algn Tribunal donde el Tratamiento aparece como una Suspensin Condicional del Procedimiento, tambin representan al 7,69% de los casos. Los resultados evidencian que an en ausencia de medidas punitivas de ingreso a tratamiento, los/as adolescentes de manera prioritaria, acceden voluntariamente a l. Lo anterior, a pesar de lo referido por el estudio de la Pontificia Universidad Catlica, que da cuenta que la Disposicin a Recibir Ayuda en quienes puntan como dependientes a las sustancias, alcanza slo al 32% de quienes se

encuentran en el Medio Libre, versus el 64% de quienes permanecen en algn Centro Privativo de Libertad (Instituto de Sociologa, 2007).

Las medidas o sanciones a partir de las cuales son derivados, corresponden a Libertad Asistida Especial, en un 33,33% de los casos; Programa de Intervencin Ambulatoria, PIA, en un 30,56%; Libertad Asistida, en un 8,33% de los casos; Semi Cerrado y Medida Cautelar, ambos con 11,11% de representatividad; y Servicios en Beneficio de la Comunidad, con un 2,78%. De entre los/as jvenes sancionados con alguna medida establecida en el catlogo de sanciones, stas se concentran mayoritariamente en aquellas cuya duracin supera el ao de ejecucin. Especficamente, la mayora porcentual lo representan los 10 y 12 meses, con un 31,82%; los 16 a 18 meses, corresponden al 18,18%, al igual que entre los 22 y 24 meses.

La situacin judicial de los/as adolescentes, corresponde a un 43,59% en calidad de condenados y un 56,41% de no condenados, es decir que se encuentran en etapa de investigacin como imputados de un delito.

Por ltimo, las causas imputadas o por las que han sido condenados, corresponden a Robo con Intimidacin y Robo con Violencia, con un 20,5% respectivamente y Hurto, en un 10,3% de los casos. El Robo con Fuerza en lugar habitado, la infraccin a la Ley de Drogas y el Robo por Sorpresa, se distribuyen homogneamente con un 7,7% cada uno. Segn lo referido por SENAME en su informe sobre la implementacin de la Ley 20.084, los delitos de mayor frecuencia tambin lo representan el Robo con intimidacin y el Robo con violencia (SENAME, 2010). En el mismo informe se seala que para el caso de adolescentes atendidos en algn Programa de Tratamiento en convenio con CONACE, el delito de mayor presencia es el Robo. En el caso de los planes ambulatorios intensivos en medio libre, aparece tambin con fuerte presencia el Hurto y los delitos de Ley de drogas (SENAME, 2010). En cuanto a esto ltimo, se constata que para el caso del presente estudio, la infraccin a la Ley de drogas representa porcentajes similares al Robo con Fuerza y al Robo por sorpresa.

Antecedentes de Prcticas y Usos de Drogas.

La edad de inicio en el consumo para cualquier droga, presenta un rango que va entre los 7 y 15 aos, con un promedio que lo sita en los 11 aos de edad.

La droga principal al momento del ingreso a tratamiento, corresponde a pasta base de cocana, en un 61,54% de los casos, seguido del alcohol, con un 17,95%. La marihuana representa al 15,38% de los casos, mientras los inhalantes y la cocana, alcanzan la misma representacin porcentual con un 2,56%, respectivamente.

En relacin a la edad promedio de inicio en el consumo, el alcohol, los inhalables y la marihuana, presentan los 13 aos. La pasta base de cocana los 14 aos y la cocana presenta un promedio de edad de inicio en los 15 aos. As se observa, coincidente con lo expuesto por la Pontificia Universidad Catlica, que la progresin caracterstica muestra iniciaciones en alcohol, inhalables, seguida casi inmediatamente de marihuana y las escaladas hacia pasta base y cocana resultan posteriores. Tambin se puede advertir la precocidad en el uso de inhalables, tpicamente una droga de inicio y que deja de progresar (Instituto de Sociologa, 2007), lo que se observa tambin en el presente estudio, una vez que los/as adolescentes que la presentan como droga principal al momento de ingreso a tratamiento, slo alcanzan al 2,56%.

Para el caso de las 2 drogas principales que aparecen como ms prevalentes, es la pasta base la que presenta mayor frecuencia, alcanzado el uso diario en un 57,14% de los casos. Por su parte el alcohol registra como mayor frecuencia 1 a 2 veces por semana en un 66,66% de los/as adolescentes de la muestra. En un anlisis referido a otras caractersticas del patrn de consumo, los/as adolescentes refieren que su consumo lo realizan en compaa de pares, en un 63,16%; y en compaa de pares y tambin en solitario, en un 34,21%. Si se desagrega este comportamiento segn las 2 drogas de mayor uso en la muestra, se obtiene que para el caso de la pasta base de cocana, un 47,61% refiere prcticas de consumo en solitario, mientras que para el caso del uso de alcohol, este porcentaje disminuye al 11,11%.

Los criterios diagnsticos corresponden a un 35,90% para el caso de abuso y un 64,10% para el caso de dependencia, segn los criterios DSM-VI.

En relacin al patrn de consumo de drogas actual, un 94,74% consume alcohol; un 81,58% consume pasta base de cocana y un 94,74% consume marihuana. As mismo, un 92,11% lo hace para el caso del tabaco. Segn lo anterior, se deduce que los adolescentes con prcticas de policonsumo de drogas, alcanza al porcentaje mayoritario de la muestra.

Igualmente llama la atencin que en un 23,68% aparece la cocana como una droga de uso actual. En relacin a esto ltimo, se observa necesario mantener una mirada evolutiva, dado el aumento del uso de esta droga segn el ltimo estudio de CONACE en poblacin general, cuyo aumento constituye la cifra ms alta obtenida en la serie. Por su parte entre los jvenes de 19-25 aos se aprecia una variacin especialmente

llamativa de 2,8% a 3,8%. En relacin al nivel socio econmico, la prevalencia de ltimo ao de cocana en el nivel socioeconmico bajo es de 2,4%, mientras que en el nivel socio-econmico alto es solamente de 1,5%. La cocana es definitivamente una droga que se aloja en los ambientes ms pobres (CONACE, 2008), ante lo que se observa la necesidad de instalar intervenciones teraputicas que incluyan el impacto de esta droga como prctica creciente en este segmento etreo y socio cultural.

Antecedentes Tratamientos Anteriores.

Un 41,03% presenta tratamientos anteriores en salud mental, de los cuales un 81,25% lo hace en atencin de especialidad, mientras un 18,75% recibe el tratamiento desde la atencin primaria de salud. Para el caso del tratamiento de especialidad, sta se distribuye con un 31,25% por parte de profesional Psiquiatra y un 62,50% de parte de profesional Neurlogo.

En relacin a la edad en que fue recibida la atencin, las mayores concentraciones porcentuales corresponden a los 7 y 9 aos, ambos con un 18,75%. Considerando la necesidad de acciones tempranas de prevencin y conocidos los diversos estudios que demuestran la incidencia de trastornos del comportamiento en la niez y su correlacin con alteraciones de mayor complejidad clnica en la adolescencia2 (Mettifogo y Seplveda, 2005), es el caso de la adicciones y el comportamiento disocial, impresiona que la atencin ha sido recibida en edades ms avanzadas de la niez. Es as como la mayora porcentual, con un 24%, lo ha hecho recin a los 10 aos de edad y el 48% entre los 9 y los 12 aos (segundo ciclo bsico). De la totalidad de la muestra sealada, el 100% abandona el tratamiento y no sigue las indicaciones mdicas prescritas. Desde la praxis, los relatos de las familias coinciden con la valoracin negativa otorgada al inicio de tratamientos farmacolgicos en etapas tempranas de la vida, sustentadas en construcciones de representacin sociocultural donde la figura del frmaco, se asocia a efectos adversos para el desarrollo, por lo que muchas veces son las propias familias quienes interrumpen los tratamientos.

En cuanto a antecedentes anteriores de tratamiento por consumo de drogas, ste se presenta en un 46,15%. Las cifras se acercan a los resultados emanados en el Estudio de la Pontificia Universidad Catlica, en el que se seala que las declaraciones de participacin en programas de tratamiento alcanza al 46%, es decir2

Se postula, por ejemplo, que existe continuidad entre el trastorno oposicionista desafiante de los nios pequeos, el trastorno disocial de la conducta de los adolescentes y las conductas antisociales de los adultos jvenes (Pineda y Huerta, 2001, en Mettifogo y Seplveda, 2005).

casi uno de cada dos, de entre quienes marcan dependencia en cocana (Instituto de Sociologa, 2007). Del total de adolescentes que recibe un tratamiento anterior por drogas, un 33,33% lo hace en modalidad de atencin correspondiente a Programa Ambulatorio Intensivo para poblacin adulta; en Atencin Primaria de Salud en un 27,78% de los casos; Comunidad Teraputica en un 11,11% de los casos; Programa Ambulatorio Comunitario, tambin con un 11,11%; y 5,56% para el caso de Programa Residencial. Segn lo anterior, el 72,22% lo hace en modalidad ambulatoria. La edad del tratamiento se presenta de manera prioritaria a los 15 y 16 aos, ambos con un 26,32%, seguido de los 17 aos en un 21,05%.

Para el caso del tratamiento de drogas, al igual que para los tratamientos de salud mental en general, el 100% de la muestra deserta y no finaliza el proceso. Afianzado en el estudio dirigido a poblacin de similares caractersticas, se sugiere atender a que junto con los problemas de cobertura, igualmente debe considerarse las apreciaciones de calidad y efectividad reportadas por los/as jvenes. Al respecto, las declaraciones de efectividad en ese estudio resultan bajas. Alrededor de un 60% de los que han tenido tratamiento declara no haber dejado nunca de consumir ni haber reducido el consumo durante el tratamiento y/o derechamente haberse retirado antes de tiempo (Instituto de Sociologa, 2007).

8. Conclusin.

El tratamiento de adolescentes infractores de ley con consumo problemtico de drogas, ha alcanzado durante los timos aos una importante conotacin social, que se viene a poner de mayor relieve a propsito de la implementacin de la LRPA. En este contexto, el estudio presente intent entregar una aproximacin de las caractersticas clnicas y psicosociales de un grupo de adolescentes atendidos en el PAI CreSer Concepcin de Fundacin Tierra de Esperanza.

Los resultados permiten identificar que se trata mayoritariamente de adolescentes hombres, cuyas edades se concentran en los 16 y 17 aos, donde menos de la mitad de los/as adolescentes vive con ambos padres. En un 66,67% se trata de jvenes nacidos bajo la constitucin del matrimonio, seguido de quienes lo hacen de una relacin de convivencia. Mayoritariamente pertenecen a familias nucleares biparentales, seguido de las monoparentales y reconstituida, no observndose mayores diferencias en torno a las caractersticas de las familias chilenas contemporneas en general.

La caracterizacin socioeconmica familiar de los/as jvenes los clasifica dentro de indigencia urbana en el 57,89% de los casos. Lo sigue en una segunda mayora porcentual la clasificacin de pobreza urbana.

Presentan importantes antecedentes de vulneracin y maltrato, alcanzando hasta un 97,44% para el caso del maltrato psicolgico, mientras los ndices de violencia intrafamiliar tambin resultan muy elevados. Segn lo anterior, se pone de relieve el sufrimiento infantil. ste, causado por diferentes tipos de maltratos, provocan comunicaciones destructivas, que producen, por una parte, contenidos traumticos y, por otra, genera mecanismos adaptativos de autodestruccin y/o destruccin de otros, configurando conductas que resultan normales o adaptativas para ese sujeto. Lo anterior cobra relevancia, una vez que es sabido que el contenido de los daos de las vctimas de malos tratos infantiles ocasiona trastornos del apego, traumatismos mltiples, trastornos del desarrollo, trastornos de la socializacin y trastornos de los procesos resilientes, siendo posible observar las consecuencias de los procesos traumticos en el rea afectiva, cognitiva, conductual (como conductas autodestructivas, violencia hacia los dems y consumo de sustancias); y en el rea relacional, como trastornos del apego o la vinculacin. De ah la relevancia de su diagnstico y abordaje, una vez que es sabido que los buenos tratos a los nios y nias aseguran el buen desarrollo y el bienestar infantil y son la base del equilibrio mental de los futuros adultos, y por tanto, de toda la sociedad (Barudy y Dantagnan, 2005).

En relacin a las trayectorias escolares, aparecen altos porcentajes de repitencia, desercin escolar, abandono y hasta 6 aos de retraso pedaggico. Para un mejor anlisis de los datos presentados, se hace necesario incorporar elementos de orden ms bien cualitativo para su comprensin. Al respecto, se concuerda con lo expuesto en el estudio de la Pontificia Universidad Catlica, el que refiere que si bien la escolaridad es altamente valorada en el discurso, los vnculos adquiridos con un proceso de educacin formal se sitan en un contexto de instituciones de trnsito y no en un entorno estable. Los/as jvenes saben que estudiar es importante (muchos no quieren repetir el modelo de sus padres), sin embargo no identifican alternativas alentadoras al respecto, preferentemente por problemas econmicos, familiares y baja autoestima (Instituto de Sociologa, 2007). Otro estudio que recoge relatos de los/as jvenes desde sus trayectorias de vida, viene a confirmar lo anterior, una vez que seala que para los/as entrevistados/as, la experiencia ms comn es el fracaso escolar asociado a problemas conductuales y de aprendizaje desde el inicio de la escolaridad. Igualmente la escolaridad aparece altamente valorada en el discurso de los sujetos, no obstante no constituye un espacio de apoyo o configuracin de figuras significativas. En ocasiones, se observa cmo ste contribuye a un proceso de estigmatizacin, agresin o expulsin del nio o joven del sistema, ms que a constituirse en una oportunidad de apoyo, valoracin o reforzamiento (Mettifogo y Seplveda, 2005). Segn el informe de evaluacin de la Ley 20.084 a cargo de SENAME, la condicin de desertores escolares y la relacin refractaria con la institucin escolar por parte de los/as jvenes, los ubica fuera de las lgicas promocionistas y distantes de los motivos de la socializacin escolar. Aparecen tambin, ellos y sus familias, desvinculados de las redes socio-comunitarias y, por tanto, distanciados de las lgicas

de accin del Estado (SENAME, 2010), todos aspectos que coinciden con la praxis observada por el equipo a cargo del presente estudio.

En relacin a antecedentes institucionales y judiciales, se trata de adolescentes con alta prevalencia de ingresos anteriores a la red SENAME, mientras, an tratandose de un dispositivo inserto en el medio libre, presenta porcentajes de hasta un 36% de adolescentes que han estado privados de libertad en algn centro del SENAME o GENCHI. Considerando las altas implicancias individuales y familiares de las experiencias derivadas de la privacin de libertad, ser necesario incluir en el abordaje clnico, el impacto subjetivo de fenmenos como la prisionizacin y sus consecuencias en el desarrollo adolescente. Al respecto, Decio Mettifogo en 2005, alude a cmo los adolescentes resignifican el espacio de los centros de detencin como crceles, compartiendo un imaginario penal adulto y en donde la dinmica institucional contribuye a asentar esta imagen y a fortalecer identidades crimingenas. El mismo estudio pone de manifiesto cmo las experiencias de institucionalizacin marcan fuertemente, generndose procesos importantes de conformacin de una identidad delictiva, incluso cuando se trata de medidas de proteccin. Procesos de orden socio cultural se conjugan en el desarrollo adolescente, donde stos comparten, a modo de cdigo, el imaginario carcelario y la identidad delictiva. En el relato de los y las jvenes aparecen referencias a los centros del SENAME como crceles donde ellos se conciben como presos, de la misma forma que los adultos. Segn el autor, las instituciones privativas de libertad tienden a fijar estas imgenes de identidad, mientras los sujetos perciben la existencia de un proceso de estigmatizacin. Por lo anterior, ste y otros efectos, deben ser necesariamente incorporados dentro de las directrices de intervencin de un Programa Ambulatorio Intensivo como el presente.

Un 41,03% registra tratamientos anteriores en salud mental mientras las experiencias previas de tratamiento en drogas, alcanzan casi al 50% de la muestra. Para ambos casos, el 100% de los/as adolescentes abandona el tratamiento.

En general, en relacin a las experiencias con las instituciones sociales circundantes al/la adolescente, se constata que la trayectoria de vida de los nios, nias y jvenes de sectores altamente vulnerables, precisamente se inscribe en una dinmica de alta conflictividad y desafiliacin con los dispositivos institucionales que tienen la responsabilidad de habilitar la ciudadana de las personas y de proteger los derechos y el desarrollo integral de estos nios. Desde este marco, la situacin de infraccin de ley, el consumo de drogas, las conductas de violencia, entre otras situaciones, son el resultado de una operacin social compleja, macro y microsocial, que genera contextos para el aprendizaje de cdigos de interaccin con el entorno (y que muchas veces estn reidos con cdigos de moral social), de despliegue de estrategias

y mecanismos de sobrevivencia para construir un espacio propio legtimo y reconocible, que configuran formas subjetivas de habitar la exclusin. En general, presentan grandes capacidades y habilidades, pero stas tienden a ser moldeadas desde lo trasgresor. Al mismo tiempo, presentan una importante vulnerabilidad social, definida por la relacin entre los recursos del sujeto y las oportunidades que le ofrece la sociedad, y una vulnerabilidad clnica, dada por la relacin entre los aspectos deficitarios y las potencialidades del sujeto; esta vulnerabilidad se puede amplificar o inhibir segn factores del contexto y tiene su expresin en la salud fsica y mental. Por lo tanto, las intervenciones que se planifiquen deben ser efectuadas desde diversos mbitos, incluyendo lo clnico y lo socio-cultural.

Por otro lado y a pesar de lo que aparece desde el discurso judicial y de algunos mbitos del discurso socio sanitario, el tratamiento en contexto de obligatoriedad no ha constituido la va de mayor ingreso, as como tampoco en el recurso necesario para hacer efectivo el ingreso de los adolescentes a tratamiento. Es as como aquellos/as adolescentes sujetos al artculo 7 de la Ley 20.084 que estipula la Sancin Accesoria de drogas, representan slo al 7,69% de los ingresos. Lo delitos de mayor prevalencia, corresponden a Robo con Intimidacin y Robo con Violencia, coincidente con lo referido por SENAME en su informe sobre la implementacin de la Ley 20.084. As mismo, se sugiere poner atencin a la prevalencia de delitos por infraccin a la ley de drogas presentes en esta poblacin.

En cuanto a prcticas y usos de drogas, se concluye que la pasta base y el alcohol, representan las drogas principales de mayor prevalencia. Impresionan las edades tempranas en el inicio del consumo y, en general, prcticas de alto riesgo y generadoras de importantes daos bio-psico-sociales. En relacin a ello, se coincide en cuanto a que el compromiso con el uso de drogas en poblacin de adolescentes infractores de ley es extremadamente alto (Instituto de Sociologa, 2007), lo que ante la modalidad de atencin ambulatoria, exige el diseo de una programa teraputico especfico, que logre impactar sobre el importante deterioro bio-psico-social que presentan los/as usuarios. Ms an cuando desde sus vivencias y, a pesar de lo anterior, es reconocible que en esta edad y contexto, los usos de drogas no son banales ni gratuitos, sino ms bien cargados de razn y sentido (Cataln, 2001).

An buscando encontrar una caracterizacin de los/as usuarios/as atendidos por el Programa, se considera necesario enfatizar la importancia de cuidar las conceptualizaciones y abordajes metodolgicos, en el sentido de evitar aproximaciones homogenizantes, enfatizando los procesos interaccionales que se dan tambin en la etapa adolescente. En este sentido, las conceptualizaciones que se utilizan habitualmente hablan de los jvenes como categora esttica, ante lo que el equipo a cargo del presente estudio, prefiere

adscribir a un concepto de adolescente que apela a la pluralidad de jvenes y juventudes portadoras de diferencias y singularidades que construyen su pluralidad y diversidad en los distintos espacios sociales (Duarte, 2001). As, a partir de los datos obtenidos, se sugiere la incorporacin de observaciones caleidoscpicas, sensibles a las distintas necesidades de salud mental, psicosociales y culturales de los/as adolescentes, una vez que es posible distinguir diferencias claras segn la territorialidad, el acceso a drogas, los procesos del desarrollo, el gnero, la identidad, las experiencias de privacin de libertad, el impacto de fenmenos como la prisionizacin y enculturacin y el compromiso bio-psico-social en general, lo que guiar, indistintamente, las directrices a asumir en el proceso de tratamiento, necesariamente distinto para cada usuario.

As, se concluye la necesidad de disear intervenciones teraputicas que busquen integralidad y especificidad en la comprensin e intervencin del fenmeno, constatando que las dimensiones adolescencia, droga y delito, se asocian a mltiples variables clnicas, psicosociales y socioculturales que requieren ser integradas desde su especificidad y pluralidad, en las metodologas de intervencin.

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