capitulo xi kamen

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Capitulo XI: cultura popular y contrarreforma : Gran parte del cristianismo español era solamente un barniz. La religión de la gente quedaba poco desarrollada. Era todavía un periodo de prácticas religiosas irregulares, de ausencias de obispos y clero y de una ignorancia de la fe extendida a curas y feligreses. La gente mezclaba la religión formal con la superstición popular en su intento cotidiano por sobrevivir contra las vicisitudes del clima y de la mortalidad. La unidad natural en lo religioso era la parroquia rural , que coincidía normalmente con los límites del poblado. Como se dieron cuenta pronto los reformadores religiosos y los inquisidores, las parroquias rurales eran comunidades muy cerradas que tenían un tipo especial de religiosidad y sus propios santos. A principios del XV se hizo un esfuerzo por cristianizar España. La inmensa confusión de jurisdicciones era un obstáculo casi infranqueable: iglesias, monasterios, órdenes, señores feudales, obispos, etc. Todos disputaban la autoridad de los demás. Hasta que Felipe II no impuso en 1564 los decretos del Concilio de Trento en España y forzó a los obispos a realizar sínodos diocesanos (reuniones) y a las órdenes religiosas a que se reformaran a mismas sistemáticamente, no comenzó el programa realmente serio de reforma. ¿Cuál fue la contribución de la Inquisición en la cristianización de España? La inquisición contribuyo activamente a la Contrarreforma en España. Es dudoso que esta acción fuera tan exitosa o importante como la de otras ramas de la iglesia. Los procesos de la inquisición se iniciaban por abajo, es decir, podía influir en la cultura popular. Pero el santo oficio tuvo la desventaja de ser un Cuerpo extraño. Es decir, los párrocos estaba en contacto con la comunidad, pero la inquisición era un cuerpo represivo, que operaba además por medio de gente forastera y que, aunque temida, no fue nunca querida. El resultado es que sus éxitos nunca fueron absolutos.

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Capitulo XI: cultura popular y contrarreforma:

Gran parte del cristianismo español era solamente un barniz. La religión de la gente quedaba poco desarrollada. Era todavía un periodo de prácticas religiosas irregulares, de ausencias de obispos y clero y de una ignorancia de la fe extendida a curas y feligreses. La gente mezclaba la religión formal con la superstición popular en su intento cotidiano por sobrevivir contra las vicisitudes del clima y de la mortalidad. La unidad natural en lo religioso era la parroquia rural, que coincidía normalmente con los límites del poblado. Como se dieron cuenta pronto los reformadores religiosos y los inquisidores, las parroquias rurales eran comunidades muy cerradas que tenían un tipo especial de religiosidad y sus propios santos.

A principios del XV se hizo un esfuerzo por cristianizar España. La inmensa confusión de jurisdicciones era un obstáculo casi infranqueable: iglesias, monasterios, órdenes, señores feudales, obispos, etc. Todos disputaban la autoridad de los demás. Hasta que Felipe II no impuso en 1564 los decretos del Concilio de Trento en España y forzó a los obispos a realizar sínodos diocesanos (reuniones) y a las órdenes religiosas a que se reformaran a sí mismas sistemáticamente, no comenzó el programa realmente serio de reforma.¿Cuál fue la contribución de la Inquisición en la cristianización de España?La inquisición contribuyo activamente a la Contrarreforma en España. Es dudoso que esta acción fuera tan exitosa o importante como la de otras ramas de la iglesia. Los procesos de la inquisición se iniciaban por abajo, es decir, podía influir en la cultura popular. Pero el santo oficio tuvo la desventaja de ser un Cuerpo extraño. Es decir, los párrocos estaba en contacto con la comunidad, pero la inquisición era un cuerpo represivo, que operaba además por medio de gente forastera y que, aunque temida, no fue nunca querida. El resultado es que sus éxitos nunca fueron absolutos. La blasfemia o la falta de respeto a las cosas sagradas era en aquel tiempo un delito publico contra Dios que era castigado tanto por el estado como por la iglesias, de manera que la Inquisición no era más que un elemento menor dentro de una tendencia amplia, que se hizo más fuerte después del Concilio de Trento, para reforzar el respeto de la gente ante lo sagrado.Más que aligerar las sentencias a causa del bajo nivel de conocimiento religiosos en las zonas rurales, la inquisición de hecho endureció el castigo para así conseguir un ejemplo de mayor disciplina. Fue a nivel de delitos verbales, mas en el de las herejías que vino a estar en contacto con la gente común de España durante gran parte de su historia.La inquisición contribuyo en cierto modo a la evolución de la religión en España. El santo oficio intento imponer un respeto nuevo por lo sagrado, especialmente en arte, en las devociones públicas y en los sermones. Ordenaron retirar y enterrar imágenes de culto inadecuadas y se censuró la imaginería religiosa. En cuanto a las devociones públicas, ayudo a reprimir los excesos devocionales, tales como la credulidad en las visiones de la Virgen. Las obras teatrales, por ejemplo, tenían que ser aprobabas por la Inquisición por lo que hubo ocasionales conflictos con los autores.Por otro lado, en cuanto a los sermones, ninguna otra forma de propaganda fue utilizada mas profusamente que la palabra hablada, vistos los altos niveles de analfabetismo. Por la misma razón, ninguna otra forma de comunicación fue tratada por la inquisición. Los sermones eran para el público de aquellos tiempos lo que la televisión es en nuestra época: la forma más directa de controlar la opinión. El impacto del santo oficio sobre los sermones predicados entre otros denunciados, fue tal vez más decisivo que su

impacto en la literatura escrita. La intervención en el pulpito pudo en ocasiones ser francamente política.También reforzó la moral postridentina, se interesó en las cuestiones sexuales, no por el hecho en sí, sino porque implicaba una falta de respeto al sacramento del matrimonio. Además, hay claras evidencias de que la imposición de una nueva moral era en cierta forma la imposición del rigor urbano sobre la laxitud rural. El comportamiento moral del clero preocupaba a los reformadores de la iglesia desde hacía siglos, y los obispos se sintieron felices de contar con la ayuda de la Inquisición. El concilio de Trento había puesto como prioritaria la reforma clerical: los obispos definían los deberes de los sacerdotes muy estrictamente y recortaban su papel social. Pero era más fácil decretar que hacer que los decretos fueran obedecidos y el clero continúo utilizando los privilegios de siempre, subvirtiendo la ley. También intervenía en casos de sodomía: la homosexualidad era considerada como el peor de los delitos contra la moralidad. El castigo usual era quemar en vivo o la castración y la lapidación. A principios del XVI, cuando la inquisición comenzó, las investigaciones referidas a la herejía implicada en la brujería seguían estando en manos de los juzgados del estado. La renuencia que sentía la inquisición a intervenir en este asunto estaba en parte motivada por la duda de si en la brujería existían elementos heréticos. Ciertos tipos de superstición popular, y toda la gama de la astrología, eran áreas mal definidas de las que muchos hombres cultos y también clérigos eran aficionados. La campaña contra la superstición popular fue amplia, marginal a las preocupaciones de la Inquisición del XVI pero más importante en el XVII, cuando en algunos tribunales llego a representar la quinta parte de las causas.La cultura popular, especialmente en las zonas rurales, siempre había buscado formas de curación poco ortodoxas para las afecciones cotidianas: todos los pueblos contaban con curanderos que ofrecían remedios medicinales, encontraba objetos perdidos, curaba animales heridos, etc.Las curas podían ser en forma de pociones, encantamientos, hechizos, o simples consejos. Se trataba de una subcultura que coexistía con el catolicismo oficial y que no trataba de subvertirlo. En las zonas rurales, el mundo de la magia penetraba hasta en la iglesia, pues muchos clérigos practicaban costumbres tradicionales, - ritos, oraciones, ofrendas, danzas- dentro de la liturgia normal. Todo esto fue rechazado con firmeza por los obispos reformadores, por el clero pos tridentino y por la Inquisición. Desafortunadamente, en el proceso de comparación entre el oscuro mundo de la superstición primitiva y el iluminado de los evangelios, los predicadores y los hombres cultos simplificaron indiscriminadamente las fuerzas involucradas y ayudaron a crear un miedo a la “brujería”.La Inquisición al principio siguió el ejemplo de la edad media de quemar a las brujas. Hubo 2 aspectos sobresalientes del papel de la Inquisición en la brujería: por una parte, algunos inquisidores se sentían escépticos acerca de la realidad de la brujería demoníaca y, por otra parte el tribunal no reclamo la jurisdicción de estos delitos. Y aunque, esta se sentía obligada a seguir la opinión europea y a considerar la brujería un delito, en la práctica todos los testimonios de tal delito fueron rechazados por considerárseles engaños, así que España se salvó de los furores de la histeria popular contra las brujas y de la quema de estas, en una época en que esto prevalecía en Europa.