SOSMUJERboletín informativo nº 1enero-junio 2010

ellasLas viudas de Vindravan, en el recuerdo[páginas 4 y 5]

Un día en un ‘ashram’[páginas 6 y 7]

enero-junio 2010 - boletín informativo nº 1 sos mujer / 2

© D

iana

Ros

PRESIDENTA

Diana Ros

TESORERO

Julio Ros RamosSECRETARIA

Cándida Cano YáñezREDACCIÓN

Diana Rosana VegaDISEÑO Y MAQUETACIÓN

ana VegaCONTACTO

C/ Dolores Ibarruri, 16 4º a28944 MadridTlf.: 91 641 63 05Tlf.: 93 804 34 38contacta@sosmujer.orghttp://www.sosmujer.org/

las opiniones expresadas por los colaboradores de este número no necesariamente son compartidas por sOs Mujer.

SOS Mujer es una organización sin ánimo de lucro inscrita en el Registro Nacional de Asociacio-nes (Grupo: 1/Sección: 1/Número Nacional: 592650) desde el 13 de mayo de 2009, que lucha por los derechos legítimos de las viudas indias. SOS Mujer, con el siguien-te número de identifi cación fi scal: G85613339, tiene su sede en Ma-drid. El artículo 1.1 de su Estatuto establece que SOS Mujer tiene por objetivo “promover y dar apoyo a acciones de generación de ac-tividades económicas sostenibles, de acuerdo con las estrategias de desarrollo locales combinadas con actuaciones en materia de necesi-dades sociales básicas y fortaleci-miento institucional”.

© Texto y fotografías: sOs Mujer

COLABORADORES

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“Ojalá las viudas indias dejen de vivir en el anonimato. Ojalá la próxima vez que se miren en el

espejo se reconozcan y vean en su propio refl ejo a un ser humano con

los mismos derechos que cualquier otro”.

LA CITADiana Ros/Presidenta de SOS Mujer

PRIMER BOLETÍN DE SOS MUJER

sOs Mujer inició sus andaduras en noviembre de 2008. Tras dos años de toma de contacto con la problemática de las mujeres viudas de Vindravan, la ONG publica su primer boletín informativo, con el objeto de dar a cono-cer sus actividades y sus novedades más destacadas.

Origen de la ONGFue la lectura de algunos de los textos sagrados del Hinduismo (como los que se citan en la película Agua, de Deepa Mehta, 2005), lo que impulsó a Diana Ros a conocer de primera mano la penosa situación de estas muje-res. en la India viven más de 30 millones de viudas, con un porcentaje ele-vado de jóvenes. los datos son escalofriantes: cerca del 8% de menores indias, entre los 10 y los 14 años, están casadas; este porcentaje aumenta al 50% entre los 15 y los 19 años. Cuando se quedan viudas viajan a Vin-dravan (donde viven más de 30.000), abandonadas a su suerte.

Uno de los viajes que realizó Diana supuso un punto de infl exión en su vida. los rostros demacrados de aquellas mujeres despojadas de Huma-nidad, los blancos harapos que cubrían sus cuerpos enjutos y sus pies de-formados tras años y años de caminar descalzos, se grabaron en su retina. Pasaron a formar parte de su imaginario y ni tan sólo al regresar a Madrid lograba olvidar aquellas miradas vacías. las perpetuó con su cámara de fotos, consciente de que el primer paso para superar una vida tortuosa es dar a conocer su existencia. era necesario actuar.

se decidió a fundar su propia ONG. Y aquí estamos. ella y sus colaboradores, entusiasmados por dar forma a un proyecto tan ambicioso como gratifi cante.

introducción

Como mujer occidental resulta francamente complicado acceder al mundo de las viudas indias, veta-do por unas tradiciones ancestrales que prevalecen sobre la legislación vigente. Hagamos un pequeño ba-lance del estado de la cuestión.

las viudas indias pertenecen a la casta de los Intocables. Éstos, también conocidos como dalits, son considerados por los hindúes como tan bajos como el mar. Du-rante muchos años han sido sacri-fi cadas miles de mujeres indias en la pira funeraria de sus maridos, siguiendo una tradición que se re-monta al siglo XVI. el sati (o la au-toinmolación) se consideraba un acto de fi delidad a los maridos. Aún hoy pervive esta tradición, a pesar de haber sido prohibida en la In-dia desde el año 1829, durante la ocupación británica. Muchas de las propias viudas prefi eren autoinmo-larse a vivir sin sus maridos, pues-to que, como rezan los textos sagrados del Hinduismo, “una viuda debe sufrir hasta que muere, debe ser come-dida y casta” (Ley de Manu, Cap. 5).

en un país donde el peso de las tradiciones prima sobre la aplica-ción de la legislación vi-gente, resulta muy difícil para una mujer occidental adentrarse en ese sub-mundo de las viudas. Ya no únicamente está vetado a los europeos, sino también a cualquier extranjero. De hecho, cual-quier injerencia externa es vista como una intromisión en las tradi-

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actualidad

ciones locales, y ello hace que sea aún más complejo abordar una pro-blemática ya de por sí embrollada.

en este punto, el papel de un agente local resulta fundamental para poder desarrollar cualquier ac-tividad rela-cionada con las castas inferiores. sOs Mujer contac-tó con Komala Ghosh, una va-liente mujer que ha

sufrido en sus propias carnes el re-chazo de sus familiares y de la so-ciedad india por ayudar a las viudas de Vindravan. “lo único que puedo hacer es darles de comer y llorar

con ellas cada noche cuando me cuentan sus historias”, con-

fi esa, desolada.la implicación de Koma-

la Ghosh llegó a los oídos del Gobierno, que se vio obligado a anunciar la in-auguración de un centro de acogida para 250 viudas, que, sin em-bargo, nunca llegó a construirse. loaron la fervorosa acti-vidad de Komala y su lucha por el avance social en-tre las mujeres. sin embargo, nunca más se supo de la ayuda insti-tucional.

Ellas en el recuerdoGracias. Gracias a todas las mujeres que, procedentes de los más diversos lugares del mundo, se han puesto en contacto conmigo para animarme. Ha sido una grata sorpresa recibir tantas cartas e e-mails pidiéndome que no me rinda. Sin ELLAS esta iniciativa no sería posible.

por Diana Ros y Ana Vega

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actualidad

su indignación por la situación de las viudas se acentúa cuando re-fl exiona sobre el estancamiento que vive la India en materia de igual-dad. “la excusa de la tradición ya no sirve, esto es simplemente ex-plotación”, subraya. Cada hora dos mujeres de las castas más desfavo-recidas son violadas, varios cientos golpeadas y, al menos una, asesi-nada por alguien de su propio en-torno familiar.

a pesar del poco reconoci-miento institu-cional e inter-nacional de su valiosa labor, decenas de viudas que llegan a Vindravan todos los meses agradecen su presencia. si no fue-ra por ella, las viudas dejarían de sentirse seres humanos, dejarían de vivir para ser muertas vivientes.

Viaje a VindravanMe desplacé nuevamente a la ciu-dad de las viudas el pasado marzo. Mis sensaciones al volver a pisar el lugar donde pasó su infancia el dios

Krishna, uno de los más venerados por los hinduistas, fueron muy po-sitivas, a pesar de la afl icción e in-dignación que me produjo ver las penosas condiciones de vida de las viudas. Resultó francamente des-corazonador descubrir cómo, mien-tras hablaba con ellas, la reacción de los viandantes era de absoluto rechazo. No comprendían por qué

me interesaba por esas muje-res, por qué las escuchaba, por qué permane-cía a su lado. Ni siquiera podían concebir que pu-

diera verlas, puesto que para el resto de los ciudadanos ellas son invisibles. ¿Cómo era posible que una mujer occidental como yo se fi jara en ellas?

ajena a las tozudas muestras de rechazo e indignación de los tran-seúntes, me senté a su lado, para escucharlas y compartir junto a ellas uno de los momentos más gratifi cantes de mi estancia en la India: verlas sonreír.

© Diana Ros

En el próximo boletín os con-taré algunas de las conmo-vedoras historias de estas va-lientes mujeres. Desde SOS Mujer lucharemos para que dejen de ser invisibles, para que reciban el respeto que me-recen como seres humanos y para que puedan llevar una vida digna. Sus desoladoras historias explicadas entre lá-grimas me han cautivado y compungido de tal manera que esta lucha se ha converti-do en mi razón de ser y la de quienes me rodean. Que de-jen de sentirse invisibles, de ser simples sombras pasean-tes, para ser mujeres. Que de-jen de vivir en el anonimato, que su situación se conozca en el resto del mundo. Estos son nuestros objetivos.

“La excusa de la tradición ya no sirve, esto es simplemente explotación”, confi esa Komala Ghosh, indignada

Me he sentido muy afortunada de poder acceder a un ashram, es de-cir, al lugar donde las viudas rezan durante ocho horas a cambio de una rupia (0,014 euros) y unos granos de arroz para comer. He podido ver cómo la mayoría de ellas son mu-cho más jóvenes de lo que apa-rentan, puesto que sus rostros se encuentran marcados por el dolor. Una de las cosas que más me llamó la aten-ción fue cómo me miraban, con una especie de mezcla de curiosidad y dulzura, expectantes ante cada uno de mis movimientos y siguiendo el objetivo de mi cámara con sus mi-radas.

Al final de la sala donde reza-ban había un patio con columnas y una fuente con agua. allí era donde

se tomaban un respiro para comer o descansar unos minutos. Mien-tras fotografiaba los alrededores, algunas viudas se me acercaban, y, con gestos, me pedían que las retratara. se colocaban el pelo, el sari (el vestido tradicional indio) y

el pañuelo de su cabeza, sus úni-cos ornamentos, para lucir bellas. Tienen prohibido presumir, de ahí que nada más

enviudar les rapen la cabeza y de-ban vestir de riguroso luto blanco. Tan sólo pueden envolverse en una pieza de tela y se les despoja de to-dos sus ornamentos y sus posesio-nes, incluso de su estatus social. No obstante, aquel día en el ashram no podían evitar tratar de arreglarse ante la cámara. Nació entre noso-tras una gran complicidad, debido

en buena medida al hecho de que llevara mis brazos desnudos, sin ningún tipo de ornamento. Quizá me veían como a ellas mismas, como si también a mí me hubieran arrebatado toda mi feminidad. en su tradición, la belleza de la mujer se calcula en función de las joyas que luce. Me enseñaban sus brazos desnudos, como diciéndome “so-mos igual que tú” y yo les mostraba los míos.

No hablábamos la misma lengua y, sin embargo, nos entendíamos a la perfección. sus miradas interro-gativas y sinceras me transmitían complicidad. Y qué decir de sus ma-nos, abiertas, solícitas y tembloro-sas, que me contagiaron un alboro-zo que acabó en forma de lágrimas de alegría y tristeza compartidas.

en aquel patio de acceso prohi-

En el ‘ashram’ con ellas

En la tradición hinduista, el ‘ashram’ es un lugar religioso de meditación

ellas

© Diana Ros

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por Diana Ros

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bido me rodeaban, me cogían de los brazos y me tiraban de las mangas de la camisa. Todas querían que las retratase y que les enseñara cómo habían quedado en las fotografías. Me pareció inverosímil que no se reconocieran a sí mismas en ellas, tan sólo sonreían de oreja a oreja al ver a sus amigas. Hace mucho tiempo que dejaron de reconocer-se en el espejo y de mirarse en él. Porque muchas de estas mujeres llevan toda su vida viudas, tantos años que ya ni siquiera recuerdan su edad.

sus arduas condiciones de vida han modifi cado sus cuerpos y sus almas de forma casi irreversible. Dormir en una escalera o al abrigo de un templo es muy duro, y más cuando las condiciones climáticas se vuelven insostenibles. si a eso se le añade la desnutrición, la falta de asistencia médica y la degenera-ción social a la que se ven someti-das por los cimientos de la tradición patriarcal hinduista, resulta inevi-table que ellas mismas dejen de considerarse seres humanos.

actividades

el principal objetivo de sOs Mujer es hacer que las viudas indias se sien-tan seres humanos. el problema reside en que, aunque el gobierno indio concede a cada viuda una renta anual (entorno a las 1.500 rupias), el 97% de ellas, al ser analfabetas, desconocen sus derechos, y, por tanto, no lo solicitan. además, a pesar de que las viudas tienen derechos sobre las posesiones de sus maridos, las pocas que los conocen no se atreven a reclamarlos, ya que la tradición es fortísima e inamovible.

en primera instancia, nuestra labor se dirige a conseguir las pensio-nes que les corresponde por su condición de viudas, y que, por falta de educación, desconocen. Contamos con un equipo de abogados dirigidos por el letrado Mukal Pande, que también nos han cedi-do sus ofi ci- nas para po-der trabajar en ellas.

Tamb i én se enmarca en nuestro programa de act iv idades un proyecto de formación de viudas en enfermeras, siguiendo la iniciativa im- pulsada por la ONG india Comprehensive Rural Health Project (CRHP), es decir, Pro-yecto exhaustivo de salud Rural, que consiste en la extensión de la asistencia sanitaria en las zonas más pobres de la India. se trata de nuestro proyecto más ambicioso, junto con la creación de una residen-cia, un comedor, un dispensario médico y una ofi cina permanente para poder atender cualquier necesidad de las viudas. Dado que acabamos de iniciar nuestra labor humanitaria, la ausencia de recursos económi-

cos es un obstáculo aún por salvar, así que por el momento estamos tratando de encontrar el lugar adecuado para instalar la re-

sidencia permanente.Por otro lado, se incluye entre nuestros objeti-

vos impulsar iniciativas sociales y educativas para fomentar el desarrollo socioeconómico de las viudas. entre estos proyectos, destacar la creación de un ta-

ller sanitario de formación, de un taller de bordados y costura y garantizar el acceso a la educación gratuita para

los menores. asimismo, para las niñas y las madres viudas hemos establecido contacto con una ONG en la India, Rediff, con la que iniciaremos diversos talleres educativos y de formación.

Papel de SOS Mujer

Nuestro proyecto más ambicioso es la formación de las viudas en personal sanitario y la creación de un dispensario médico

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Cualquier tipo de colaboración, en forma de e-mail, de ideas, de participación, de ayuda económica, de apoyo moral, será bienvenida. Recibiremos con entusiasmo cualquier opinión y comentario que pueda contribuir al bien-estar de las viudas indias. También estamos abiertos a las visitas a Vindravan, la ciudad de las viudas, a pesar de que aún no contamos con un espacio físico de acogida, dado que todos los recursos económicos y humanos de los que disponemos se están dedicando por el momento a atender sus necesidades más básicas.

A mi madre y a mi abuela María, a ELLAS, que me enseñaron a luchar en la vida por aquello en lo que creo. Y a mi padre, por estar a mi lado, siempre. Gracias. Gracias de corazón.

SOS Mujer

Tlf.: 91 641 63 05Tlf.: 93 804 34 38

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