“El escocés del carnaval de Las Palmas”

Me llamo Enrique Guillermo Legaza González, aunque en mi “ Certificate of Baptism”, es decir, en mi partida de nacimiento, figura Henry William Legaza González, y es que como habrán imaginado nací el 14 de septiembre de 1962, en Escocia. Concretamente en: Auchenfroe, un lugar que pertenece a un pequeño pueblo llamado Cardross

en el condado de Dunbarton, cerca de Glasgow. Mi primer apellido, poco frecuente y antiguo es recurrente en granada y con la forma legaza y legas a en Navarra, Guipúzcoa y Zaragoza. Y es que aunque m i padre era canario su padre o sea mi abuelo era de granada y mi madre de Málaga. Pues de la unión de un canario y una malagueña, nac ió un escocés. Mi padre se había dedicado a la hostele ría, recorrió numerosos lugares turísticos donde desempeñaba su profesión y Escocia fue uno de ello s.

Escocia es, simple-mente, un país mara-villoso que encierra una extraordinaria variedad de paisajes.

Lugares dignos de una postal, tierras de héroes legendarios, paisajes grandiosos, montañas imponentes, bosques antiguos que se lanzan hacia el mar, así es Escocia. Y así era yo en mis primeros años de vida en Las “High lands“, tumbado sobre una auténtica manta de pura lana escocesa.

El que estuviera así de rollizo se debe en buena parte al clima de las tierras escocesas y por supuesto a los cuidados que mi guapa y querida madre siempre me aportaba. Ella decía que antes de comer

tenía que darme en la cara, ese aire fresco que ven ía de las montañas, para que tuviera más apetito. (La sabiduría de nuestras madres) Aunque nací en Escocia, soy totalmente español y canario, lo que sucede es que parte de mi infancia la pasé en Málaga y claro está, el deje canario como q ue no se nota mucho. Desde luego mis padres lo tenían muy claro y rápidamente, me llevaron al registro ci vil

que se encontraba en Liverpool, ya sabéis la cuna d e “The Beatles”, para dar cuenta de mi nacionalidad. Y con apenas un año de vida volvimos a Canarias. Mi Vida ha transcurrido entre Málaga y Gran Canaria , aunque es en éste último lugar donde me he formado como persona. Estudié, hice la mili, me casé, formé una familia y también me enamoré del carnaval. Al finalizar El bachiller Superior, mi padre quería que estudiara para piloto de la mercante, para probar, opté en primera instancia por obtener el título de patrón de cabotaje, después llegó la “mili” y me reenganché. Ingresé en la Escuela de Especialistas de la Armada . Tengo que reconocer que al final ésta profesión no sólo me ha aportado muchos conocimientos laborales sino también me ha dado la capacidad de abrir fronteras, y conocer a mucha gente, compartiendo buenos momentos y descubriendo que el hombre se tiene que sentir arropado, ayudado y confiado por otros para poder seguir subsistiendo. Para ello nos tenemos que despojar de nuestras ideas negativas, siendo sinceros, felices y entregándote a los demás de igual forma. Por eso el carnaval es parte de mi vid a. El dicho de que el marino tiene una novia en cada puerto, creo que se cumple en un alto porcentaje, s i bien es verdad que de los múltiples sitios en los q ue he estado, he tenido la oportunidad de conocer a much as chicas, pero el destino quiso, que fuera una guapa suiza que veraneaba junto con su familia todos los años en Gran Canaria la que al final me entregara s u amor.

Fruto de ésa unión nacieron mis dos hijos: Jairo Y Fabio. A veces ésta vida nos muestra también su lado más

amargo, sobre todo cuando un hijo tan bueno, fallece, como ocurrió con nuestro querido Fabio. Pero me tengo que quedar con lo que me aportó: esa ternura, esa bondad, ese cariño que

desbordaba por todo su cuerpo y que me sentía ser e l padre más orgulloso. Eso sí, era el fan número uno, porque cada vez que llegaban los carnavales y me disfrazaba, él era el primero en darme el visto bue no. Por supuesto que siempre lo tenemos presente y en parte es lo que me motiva para seguir luchando, repartiendo alegría como la que el me transmitía a mí. Me he dedicado a mi profesión durante casi 30 años, siendo suboficial de la armada donde también ha habido hueco para las innumerables anécdotas que un marino pueda relatar, incluso como la de salir disfrazado del propio barco en el que estaba destin ado, todo sea por el por el carnaval, me decía a mi mis mo. Tengo que decir, que la principal causa por la que empecé a dar el primer paso en el carnaval, se la debo a un gran amigo y compañero de trabajo, que fue el que me alentó y de alguna manera me animó a entrar y disfrutar del carnaval.

Reconocer también que al principio no me interesaba mucho ésta fiesta y eso que en mi juventud, era una persona que le gustaba mucho la música y siempre qu e podía iba a las discotecas, pero te casas, tienes u na familia y claro, mi mente me decía que no éramos compatibles el carnaval y yo. Pero éste amigo me demostró todo lo contrario, ya que el veía el carna val de una forma en la que se podía disfrutar, saliendo con los amigos, escuchando música y disfrazados, para desinhibirse un poco. Y entonces pensé, yo ya tengo algo ganado que es el gusto por la música, me falta elegir un disfraz, y lógicamente pensé en mis oríge nes, ¿porqué no me disfrazo de escocés?, y la verdad es que en plenos carnavales improvisé mi primer traje, eso sí, haciendo gala de parte del uniforme de la marina, el resto fue pura imaginación y los resulta dos, fueron éstos.

Ya casi han transcurrido 26 años desde que me puse el primer disfraz de escocés. Lógicamente el tiempo ha pasado, pero las ganas y la ilusión siguen intactas, demostrando cada año un espíritu de lucha por éstas

fiestas, que para mí tienen un significado importan te. Mi familia es el apoyo incondicional en mi vida y gracias a ellos salgo adelante en mi vida personal y profesional.

Desde luego mis suegros, también merecen su propia distinción, porque siempre me han ayudado en todo. Gracias a ellos pude cumplir uno de mis sueños, vol ver a Escocia y descubrir mis orígenes.

No fue tarea fácil, ya que desconocía, por aquél entonces cuál era la dirección exacta, donde yo hab ía nacido y desde luego mis padres apenas podían ayudarme porque la poca documentación con la que contaban era también algo confusa. Sólo se acordaba n del pequeño pueblo y la calle dónde había nacido. P ues con esos escasos datos y una pequeña foto en blanco y negro, emprendimos rumbo a Escocia. Llegamos a la capital, Edimburgo. Y después de esta r prácticamente dos días indagando por las oficinas d e turismo, ocasionalmente, dimos con una persona que conocía ese pueblo, ya que en la mayoría de los map as no aparecía. Cogimos un tren dirección Glasgow, desde allí un autobús a Dumbarton. Preguntábamos a la gente y nadie lo conocía, hasta que se nos ocurr ió preguntar a un taxista, que nos condujo a cardross, luego faltaba lo que creíamos iba a ser más difícil encontrar la calle Auchenfroe. Pero las casualidade s de la vida hizo , que al entrar en dicho pueblo en el primer cruce nos topáramos con ella.

Desde luego fue un momento tan emotivo, que la felicidad me embargó. Es como si te hubieran devuel to un trozo de tu vida, que echabas en falta, y que necesitabas tener, para explicarte a ti mismo mucha s incógnitas. Después me adentré en esa calle, en la que me encontraba, escoltado por numerosos y frondosos

árboles, hasta que al final, en un claro y sobre un terreno un tanto elevado, posándose sobre un cuidadoso y precioso césped, típico escocés, se encontraba la casa donde nací. Sólo llevaba una pequeña foto con la que me podía guiar, con mis padres de espalda.

Pero enseguida, pude reconocer la fachada de la mansión, su tejado e incluso su invernadero. Estaba en definitiva delante de la casa donde había nacido. Habían pasado casi 40 años, del blanco y negro al color, de tus primeros pasos de vida a la madurez, de un origen de la existencia donde apenas puedes saborear, sentir y palpar todo lo que te rodea, al pleno conocimiento del ser humano donde a veces el destin o o la suerte te sitúa.

Después de ese viaje, mi vida había recobrado más fuerza y me sentía feliz, como ese niño que recibe ese ansiado juguete y que espera con ilusión. Ha seguido pasando el tiempo y lo que ha hecho ha sido confirmar aún más la idea de seguir cumpliendo , ya casi de manera obligatoria, en todos los carnava les. Mi idea e ilusión es asistir a todos los rincones d e nuestra isla y participar de los carnavales. Me considero una persona muy entregada a ésta causa y es que intento disfrutar en la medida de lo posible durante todo el año, luciendo mi disfraz, ya sea en alguna fiesta popular, algún acto benéfico o simplemente animar esas noches de fines de semana. Yo pienso, que siempre hay algún motivo para salir a la calle y demostrar a los demás que la felicidad está por encima de todo. Cuando llevas tanto tiempo dedicado al carnaval, un a de las cosas por las que te sientes orgulloso de ha cer lo que haces, es de haber conocido también a otros carnavaleros, a otros personajes, en definitiva a o tras personas que no sólo hacen lo mismo que tú, sino qu e sienten, viven y disfrutan del carnaval en un ambie nte cordial de amistad, con un objetivo que nosotros lo s personajes del carnaval llevamos hasta nuestras últimas consecuencias, y es la de llevar la felicid ad, la alegría, desde el respeto y con cariño a la gente, y cuando observas la mirada sonriente de un niño o la s risas de unos padres o el gesto cariñoso de unos abuelos, el objetivo está cumplido y te sientes realizado. Desde ésta página “ El Escocés del Carnaval de Las

Palmas”, quiere agradecer las numerosas muestras de cariño que ha recibido durante todo éste tiempo que me he dedicado a los carnavales, a mi familia, a

todos mis compañeros de profesión , a mis amigos, y a

todos los carnavaleros en general. A todos les invi to a seguir disfrutando de ésta maravillosa fiesta, para que juntos la convirtamos en algo más que una diversión , una fiesta que nos haga pensar que la vida también nos sirve para comunicarnos, para unirnos, y para sentirnos más unidos que nunca.