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OI|\IIXPUCADO

EL

MUNDO

DE LO

EXTN,AÑ0,INSOLITO

Y

MISTEN,IOSO

Publicado

por

Editorial Delta, S.A.,

Barcelona,

y

comercializado

en exclusiva

por

Distribuidora Olimpia,

S.A.,

Barcelona

Vol.X-Fasc.113

Director:

José Mas

Godayol

Director

editorial:

Gerardo

Romero

Jefe

de

Redacción:

Pablo Parra

Coordinación

editorial:

Gloria

Gutiérrez

Redactores

y

colaboradores:

Prof.

A. J.

Ellison,

Dr. J.

Allen

Hynek, Brian lnglis, Colin

Wilson,

Beatriz

Podestá

Para

la

ediciónringlesa:

Editorial

Director:

Brian

lnnes.

Editor:

Peter

Brgokesmith. Editorial

Manager:

Clare

Byatt

Asesor

para

la

edición

española: Julio

Peradejordi

Realización

gráfica:

Luis

F. Balaguer,

F.

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llustración: Orbis,

Atlas

y

agencias

Redacción

y

administración:

Paseo

de Gracia, 88,

5.o,

Barcelona-8

Tels.

(93)

21510

3?:21510

50

-

Télex:97848

EDLTE

LO INEXPLICADO,

EL MUNDO

DE LO

EXTRAÑO,

INSÓLITO

Y

MISTERIOSO se

publica

en

forma

de 120

fascÍculos de

aparición

semanal,

encuadernables

en diez

volúmenes.

Cada

fascículo

consta de

20

páginas

interiores

y

sus correspondientes

cubier-

tas.

Con el

fascículo

que

completa

cada uno

de

los

diez

volúme-

nes de

que

se compone

la obra, se

pondrán

a

la

venta las

tapas

para

su

encuadernación.

Además, coleccionando

la tercera

y

cuarta

páginas

de cubierta,

se obtendrá

un

interesante dossier

sobre

los MAESTBOS

DE LO

INSOLITO.

El

editor se

reserva

el

derecho

de modificar

el

precio

de

venta

del

fascículo en el transcurso de

la obra, si

las circunstancias

del

mercado

así

lo

exigieran.

@

1980

Orbis

Publishing

Ltd. London

O

1981 Editorial Delta, S.A.

Barcelona

ISBN: 84-85822-15-3 (obra completa),

84-85822-72-2

(tomo

10),

84-85822-1

6-1

(fascículo)

Depósito legal:

B.

1263/1982

Fotocomposición:

Tecfa, S.A.,

Barcelona

098311

lmpresión:

Cayfosa,

Santa

Perpétua

de

Mogoda

(Barcelonai

lmpreso en

España

-

Printed in Spain

-

noviembre

1983

Distribuye

para

España: Marco lbérica,

Distribución

de

Edicio-

nes,

S.A.,

Carretera

de

lrún,

km 13,350" Varian-

te

de

Fuencarral,

Madrid-34.

Distribuye

para

Argentina: Viscontea

Distribuidora,

S.C.A.

La

Rioja 1134/56, Buenos

Aires.

Distribuye para Colombia: Distribuidoras Unidas Ltda., Transver-

sal 93,

n.o

52-03,

Bogotá

D.E.

Distribuye

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México:

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lntermex, S.A.

Calzada

Va-

lleio,

n.o 1020,

México

16.

D.F.

Distribuye

para

Venezuela:

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rrenquín aCruz de

Candelaria,

178, Caracas,

y

todas sus sucursales

en el

interior del

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fas-

cículos más las tapas,

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b) Los

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do a continuación

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dora

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(Paseo

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88, 5.o,

Barcelona-8),

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c) Se realizará un envío cada

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de

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y

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Los fascículos

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pueden

adquirirse en el

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o

librería habitual,

sin

variación

alguna sobre

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de

venta

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vigor

en el

momento

de

la

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También

pueden

reci-

birse

por

correo, con

incremento

del

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haciendo

llegar su importe

a

Distribuidora Olimpia, en

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estable-

cida en

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b).

Para

cualquier

aclaración,

telefonear al

n.o

(93)

2157521

.

No

se

efectúan envíos

contra

reembolso.

FIN DEL MUNDO

Cuando

ya

falta

poco para

el

año

2000,

la

humanidad comienza

a

replantearse,

a

veces

por

medios

paranormales,

la

inminencia

del

fin del mundo.

EDGAR CAYCE

La vida, obras

y

herencia de uno de

los

clarividentes

más

famosos de todos

los

tiempos: Edgar Cayce,

el

hombre

que

sanaba en sueños.

CURIOSIDADES

NATURALES

Arenales

que

retumban,

rugen, rechinan

y

silban: uno de

los

muchos

fenómenos

escalofriantes con

que

la

naturaleza

demuestra

su

poder.

DROGAS

Las

experiencias

psicodélicas

sugieren,

con sus

dramáticas

secuelas,

que

la

frontera

entre

las drogas

"civilizadas»

y

las

drogas destructivas

es

casi

inexistente.

RITUALES

DE

MAGIA

Los

nazis, en sus

reuniones

multitudinarias,

invocaban

al dios

Ares con

sus

fanfarrias

y

sus

evoluciones

marciales.

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Cuando

Ruth era

pequeña,

su

padre

intentó violarla. Pero

el

verdadero horror

empezó

muchos

años

más

tarde, cuando

una alucinación empezó a

perseguirla.

El

caso

de

esta

mujer

proporciona

una

visión

única

acerca

de la naturaleza de la

realidad.

¿euÉ

rs

<<LA

REALIDAo»?

¿Y

qué son los

sue-

ños?

Según el

punto de vista del hombre de

ciencia,

las

cosas

son reales

cuando

pueden

ser

comunicadas

por

los sentidos o

por

instrumen-

tos

que

constituyen extensiones

de

los

senti-

dos, cuando

se

las

puede

medir

y

se

puede

ob-

servar su conducta, cuando

se

pueden

hacer

deducciones

acerca

de ellas

y

establecer

leyes

científicas.

Las investigaciones

han demostrado la exis-

tencia

de

"realidades»

que están más allá

de

las

que percibimos con los cinco sentidos, co-

mo

las notas cuyo

tono

es demasiado

agudo

para

ser apreciado

por

los oídos humanos. Y

quizás

exista

también

otra

«realidad»,

la

que

perciben

los místicos mientras

se

hallan

en

éx-

tasis. Pero

la

verdad

es que,

para

la mayoría,

la cordura

representa

el terreno

común de

las

percepciones

sensoriales

compartidas;

en ge-

neral el carro va detrás

de los

caballos,

y no

al

revés.

Pero,

¿qué

pasa cuando nuestra mente

nos

traiciona,

no con errores casuales sino

inter-

pretando

de forma totalmente equivocada los

datos

que

le

proporcionan los

sentidos? No

sa-

bemos qué

pensar, por

ejemplo,

de

Sybil Isa-

bel

Dorsett, quien dividida entre sus

16

perso-

nalidades, se

veía

en el

espejo, según

el

mo-

mento, como una rubia sofisticada, con

pelo

castaño, como una

pelirroja alta

y

esbelta,

co-

mo un hombre

moreno

de

ojos

castaños,

como

un hombre

de ojos

celestes,

como una tímida

rubia

platino.

como una

menuda

morenita...

y

con

sus

correspondientes

caracteres.

¿Y

qué podemos

pensar

de

Ruth,

una

nor-teamericana

de veinticinco

años,

casada con

Paul, que

vivía

en

Londres con

sus

tres hijos?

Ruth era

paciente del

psiquiatra

Morton

Schatzman;

sus

experiencias, narradas en el li-

bro

de

Schatzman

The story of Ruth

(La

histo-

ria de Ruth),

que

fue adaptado

para

la televi-

sión

por la ssc en 1982, no necesitaron de nin-

guna

invención

para

resultar

apasionantes.

Ruth

describió

sus

síntomas al

doctor

Schatzman:

sus

relaciones íntimas

con

Paul

le

parecían

sucias;

sentía

miedo de las

puertas;

evitaba

a

la

gente;

sentía

pánico

ante las multi-

tudes

y

odiaba ir

de

compras; no tenÍa

apetito;

su

relación

con

sus

hijos dejaba mucho que

de-

sear,

y

sentía

que

su

cerebro

estaba

a

punto

de

Ksmsmdñ§ñms

qeee

&cec§aara

Arriba: la

actriz Connie

Booth

interpretó

a Ruth en el

documental

dramatizado

de

la

aec

La historia

de

Ruth

en

1

982.

Ruth,

una norteamericana

que

vivía

en

Londres

con

su

marido

Paul, tenía

un

nivel medio

de

inteligencia

y

era

perfectamente

normal

salvo

por

una cosar una

alucinación

tridimensional

de su

padre

(que

seguía viviendo en

los

Estados

Unidos)

la

perseguía y

atormentaba, haciendo

que

reviviera

el

infierno

por

el

que

había

pasado

cuando,

a los

diez

años,

había

sido víctima de

un

intento

de

violación

(a

la

izquierda)

[fotos

@

BBC TV]

2205

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Las

alucinaciones de

Ruth

Existen muchas leyendas en

las

que

víct¡mas

indefensas

son

perseguidas

-y

a

veces

desafiadas-

por

seres

paranormales,

fantasmas

o

qu¡zás

aluc¡naciones.

Las

más

famosas Íueron las Furias de

la

leyenda

griega que perseguían

a

Orestes

(a

la

derecha). Se creía

que

el

fantasma

de César se

había

aparecido a

Bruto, el

«amigo»

que

le asestó el

golpe

mortal

(arriba

a la derecha).

La

culpa, en

forma

de

la

aparición de

una

"dama

agraviada",

advirtió a

lord Lyttelton

de su

próxima

muerte

(en

la

página

siguiente,

arriba).

El

padre

de

Ruth

la

perseguía

tan incansablemente

como

las Furias,

burlándose

de

su

terror. Decía

perseguirla

de

esa

manera

porque

«no

le habÍa

hecho

suficiente daño"

cuando

era

n¡ña

(fotos Mary Evans P.L.)

2206

estallar.

Era la tercera

de

una familia

de

cuatro

hijos; el más

pequeño

nació cuando ella tenía

diez años. Mientras su madre

daba

a luz

a

su

hermanito, el

padre

de

Ruth intentó

violarla...

y

casi

lo

consiguió.

Que

esta

situación

fue real

y no imaginaria,

lo

confirman varios

hechos:

su

padre

era

un

borracho

habitual,

tomaba

drogas

con regularidad,

era

violento (una

vez

disparó contra

Ruth con un revólver,

pero

erró

el tiro),

había

falsificado cheques

y

estuvo

in-

ternado

varias

veces

en

manicomios

y cárceles.

«Un

odio

repugnante»

Ruth contó a su

madre

que su

padre

había in-

tentado

violarla,

y

aunque ella, aparentemen-

te, no la creyó, la envió inmediatamente al ho-

gar

infantil adonde la habían llevado

en otras

ocasiones,

cada

vez que

su

padre

abandonaba

a

la familia.

Ruth se casó a

los diecisiete

años,

jamás

volvió

a

vivir

con sus

padres,

y

sentía

«un

odio

repugnante»

por

su

padre.

Lo

que

Ruth no contó

inmediatamente

al

doctor Schatzman

era

que,

casi diariamente,

veía una alucinación

de su

padre que

parecía

tan

sólida como

cualquier persona viviente.

Empezó

a

verla un año después del nacimiento

de su hijo menor.

A veces

veía

su

cara

super-

puesta

a

la de Paul

o

a

la del

bebé,

y

aún cuan-

do no

la veía,

sentía

la

presencia

de

su

padre

en

la

casa.

Ella

creía

que

la

alucinación

la esta-

ba empujando al suicidio. IJna

vez su

<<padre»

estuvo

sentado

con ella

a la mesa de

un amigo,

y parecia

tan

sólido

y

normal

que

Ruth pensó

que

si

hubiera

estado en

su casa

le habría ofre-

cido

café. En otra ocasión, la alucinación

ocu-

una silla entre dos visitantes. La oía hablar

y

veía como

seguía

sus

conversaciones. aunque

era invisible e inaudible

para

el

resto

de los

presentes.

Ruth fue internada en un centro

que

el

doc-

tor Schatzman

y

otros colegas había fundado

en

l97l en

Londres. Allí continuó viendo

a su

padre;

sentía,

por

ejemplo,

que

su

cama

se

movía

cuando las

piernas

de su

padre la gol-

peaban

(aunque

en

realidad no

se

movía). Lo

veía con mucha claridad

-<<Vss

cada uno

de

sus

dientes>-,

lo escuchaba reír

y hasta

sentía

el olor de

su sudor en

presencia del médico.

Schatzman vio que Ruth

pensaba

de forma

racional;

el conjunto de

su

conducta no era

el

de una

psicótica, y

sabía que, estadísticamen-

te,

es común

en Occidente

que personas

que

gozan

de

plena

salud

mental

tengan experien-

cias

alucinatorias. Había

leído

que los

senoi,

una tribu malaya,

piensan

que

la

vida de los

sueños

es

tan

importante

que

enseñan

a

los

ni-

ños a afrontar,

dominar

y

utilizar

aquello

que

les

causa

terror en

sus

pesadillas; por

ello sugi-

rió

a

Ruth que

siguiera

su

ejemplo

y

se

enfren-

tara

con

la

aparición de su

padre.

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La victoria no fue

inmediata ni

fácil.

Ruth

continuó viendo

a

su

padre,

a

veces

superpues-

to

a

algún perfecto desconocido; le

oía, le olía.

Sentía que

é1

leía sus

pensamientos y

que trata-

ba de apoderarse de ella. El

psiquiatra

insistía

en

que

tenía

que

mandar al cuerno

a

la apari-

ción,

cosa

que

-finalmente-

hizo, pero

por

lo

menos

en una ocasión

su

característico

olor

permaneció

allí.

Una

figura

paterna

muy

real

Durante su sexto día en el centro Ruth vio có-

mo

Paul

se

transformaba en

su

padre (llevaba

las

mismas ropas), y

cuando

él tocó suavemen-

te

su

mano sintió que la apretaba hasta hacerle

daño. Esa noche se negó

a

dormir con

su

mari-

do

porque

le

parecía

que era

su

padre.

Al

día

siguiente

vio

la

cara de su

padre

superpuesta

a

la

del

doctor

Schatzman.

Este

le

sugirió

que

intentara deliberadamente

transformarlo en

su

padre, porque

enfrentarse

con algo

hace

que

inspire

menos temor; si

podía convocar a la

aparición

a

voluntad,

también

podría

hacer

que desapareciera.

Cuando

Ruth lo logró, el

siguiente

paso

fue crearla de forma indepen-

diente

-sin

usar un

cuerpo auténtico como

«maniquí»-

y

hacer que

se

marchara.

Ruth

logró

hacerlo.

Otro

progreso

1o

obtuvo

cuando

logró

de

nuevo

superponer

la imagen de

su'padre

a

Schatzman,

pero

la

aparición

llevaba ropas

di-

ferentes de las del doctor. Cuando Schatzman

se acercó a ella,

la

aparición hizo

lo

mismo,

y

cuando

Schatzman

apoyó suavemente la mano

sobre

la de

Ruth, ésta

volvió a sentir que

le

apretaban

la

mano

causándole

dolor.

Pudo ha-

cer

que

la

alucinación

desapareciera,

pero

la

experiencia

la fatigó

mucho.

Cuando

Ruth abandonó el centro, al

cabo

de

11 días,

Schatzman

le

sugirió

que,

lejos

de

gstar

<<loca»,

tenía

el

don

de convocar aparicio-

nes a

voluntad

y

luego

de hacerlas

desapare-

Abajo:

en una escena

de

la

adaptación

televisiva, Ruth

siente

repugnancia

ante

los

avances

sexuales

de

Paul,

ya

que

no es

a

su marido

(interpretado por

Colin

Bruce)

a

quien

ve acostado

a su

lado,

sino

a

su

padre.

Sin

embargo,

en una etapa

posterior

de su tratamiento,

Ruth

descubrió

que

no

sólo

podía

convocar a una

alucinación

de

Paul

cuando

éste

estaba

ausente,

sino además

hacer

el

amor con

«él»,

experiencia

que

realizó

dos veces

y que

le

resultó

muy

satisfactoria

desde

el

punto

de

vista

sexual

(foto

o

BBc TV).

Las

alucinaciones

de

Ruth

cer.

La

historia de

su familia hacía

suponer

al

médico que

el

don

podía

ser hereditario.

En

ese momento el doctor

tuvo

que

marcharse

a

Nueva York durante dos

semanas

y

media;

en

ese

tiempo

el

padre

de Ruth

se

apareció

a ella

ocho veces,

por

1o

menos.

Una

vez

se

las

arregló

para

hacerlo

desapa-

recer;

otra

vez

le

plantó

cara

dirigiéndole

un

comentario trivial,

y

en una tercera

ocasión,

cuando

se le apareció

mientras

se

bañaba,

le

pidió

que

le

pasara

una

toalla.

Entonces

la

aparición

desapareció durante

19

días

pero

reapareció

súbitamente superpuesta

a

Paul

en

la cama.

A

su

regreso,

Schatzman

sugirió

a Ruth que

tratara

de crear una aparición más

simpática,

como experimento

para

poder

controlarlas.

Tras

algunos

esfuerzos,

Ruth

proyectó

una

imagen

completa

de Becky, su mejor

amiga,

y

mantuvo conversaciones

mentales

con

ella.

Las apariciones de Ruth

se

comportaban

en

general,

con

normalidad

(aunque

ocasional-

mente atravesaban puertas

cerradas), pero

ella

también convertía en alucinaciones las conse-

cuencias

de

sus

acciones; sentía una corriente

de aire cuando

«Becky,

abría una

puerta,

la

veía

poner

dentífrico

en un cepillo

y

ofrecérse-

lo,

aunque en

realidad

la

puerta,

el dentífrico

y

el cepillo no

se

habían

movido. La duración

de

las

apariciones

variaba

desde

algunos

segun-

dos

hasta

15 o 20 minutos,

y

su

creación la

ex-

citaba y

la

agotaba al

mismo

tiempo.

Descu-

brió que

sus apariciones

tenían

pesonalidad;

aunque

al final

siempre podía

hacerlas desapa-

recer, no siempre lograba que

hicieran

lo

que

no querían hacer.

A continuación Ruth

«duplicó»

al doctor

Schatzman en

presencia

del original,

creando,

en

realidad,

rn

doppelgringer (véase página

2082),

q:ue quedó

sentado

en una silla

a

la

iz-

quierda

del

doctor.

Cuando

Schatzman

intentó

sentarse

en la silla

que

ocupaba

su doble,

éste

lo

hizo

en la de

Schatzman,

y

cuando

pasó

de-

220',7

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Las alucinaciones de

Ruth

lante de su

aparición,

ésta quedó

fuera

de

la

vista

de Ruth. Ella

los vio a

ambos

reflejados

simultáneamente

en

un espejo,

y

cuando el

doctor

Schatzman tendió los

brazos al

aire.

Ruth lo

vio

bailando con su doble.

Ruth realizó

otro

progreso

cuando creó una

aparición

de

misma

con la cual estableció co-

municación

mental, aunque la experiencia le

resultó agotadora.

Un

mundo crepuscu¡ar

A eslas alturas Ruth

ya

no era una

paciente.

sino una colaboradora del

psiquiatra.

Cuando

observó

que

las

piernas

de

una

aparición

arrojaban

sombra, realizaron

experimentos

con luz

y

oscuridad.

Ruth

podía

imaginar

el os-

curecimiento

y

la

iluminación de una

habita-

ción,

pero

no distinguía

el

título

de

un

libro en

un cuarto que en realidad estaba oscuro, aun-

que

ella lo

.,viera,

iluminado. Podía andar al-

rededor de

una aparición, observándola

desde

todos los ángulos, tocarla

(estaba

un

poco

más

fría que

un ser viviente),

y

ver

y

sentir cómo

rnovía partes

de

su cuerpo,

aunque

no se

mo-

vieran realmente

o

se

movieran muy poco.

Las

apariciones

escribían

mensajes

que

Ruth veía,

pero para

todos los

demás

no

había nada en el

papel, y

cuando se las fotografiaba

no

apare-

cían en las

sillas donde Ruth

las

veía sentadas,

ni sus voces eran registradas

por

magnetófo-

nos:

ello

demostraba que

carecían

de realidad

objetiva.

A continuación,

Ruth

descubrió

que

podía

crear la

aparición

de

su

padre

superpuesta

a

su

imagen

en el espejo, y

lo

hizo

en

presencia

del

doctor

Schatzman, para

evitar

ser

«poseída».

«Sintió»

las

emociones

de

su

padre y

eso

la

asustó,

pero

.él»,

en respuesta

a

las

preguntas

del psiquiatra,

suministró

información

sobre

mismo. Para

Ruth

el

experimento significó

una

considerable

incomodidad,

pero

aunque

sintió

el

miedo,

la ira y

el deseo

sexual

de

su

padre,

éste no

se apoderó

de

ella. La experien-

cia

se

parecía

a

un

trance,

en

cierto modo

era

como un trance

mediúmnico.

Sin

embargo,

no

se

pudo

determinar

si la

información

que 1e

proporcionó

su

..padre,

era

cierta,

ni

si Ruth

la conocía

ya

de antemano.

Durante varias

de estas

sesiones salieron a

la

luz

algunos hechos

vinculados

con el

pasado

de

su

padre

y con

la infancia

de

Ruth. Ruth

sentía

simulláneamente sus propios

sentimientos

y

los de

su

padre, y

cuanto

más sabía acerca

de

é1,

más

pena

le

daba. Descubrió que podía

crearlo

y

unirse con

él sin usar el espejo, y

se-

guir

experimentando

sus

sentimientos como

antes.

<<Cuanto

más

me relajaba-dijo

Ruth-

menos le veía y más

me transformaba

en é1.»

Schatzman descubrió que podía

hablar

directa-

mente con

el

padre

a

través

de Ruth,

y

encon-

tró una

personalidad

plausible,

consistente

consigo misma

pero

no con la

de Ruth.

Schatz-

man

se

preguntó

si

podría

tratarse

de

un

aspec-

to

oculto

de ella; quizá

se identificaba

con

su

padre en cuanto

agresor.

Una

sorprendente

novedad

ocurrió

cuando

Ruth viajó a Estados

Unidos

y

pasó

algún

tiempo

con su

padre.

Creó

una

aparición de

Paul cuando iban

en coche

y,

aparentemente,

su

padre

también la

vio.

Qttizá

resulte

aún más

sorprendente

el éxito que

obtuvo haciendo

el

amor dos veces

con apariciones

de Paul, que

«creó»

en

noches

en que

Paul

estaba ausente.

Según

afirmó

ella,

ambas

experiencias

fueron

muy

satisfactorias

desde

el

punto

de vista

se-

xual.

Pero otros experimentos

fracasaron.

Por

ejemplo, Ruth

trató de

imaginar

unos

calzon-

cillos

nuevos

que

se

había

comprado

Paul

e

in-tentó crear

su aparición

con

ellos

puestos,

pero

Abajo:

el

doctor

Morton

Schatzman,

psiquiatra

cuya

actitud

comprensiva

e

imaginativa

ante los

problemas

de

Ruth

permitió

que

las

alucinaciones

que

ella veía

dejaran de

atormentarla; además, la

ayudó a

controlarlas

y

hasta

a

crearlas

a

voluntad

(foto

Dr. M.

Schatzman).

A

la

izquierda:

Ruth hace

confidencias

a

su

psiquiatra,

el

doctor

Schatzman

(¡nterpretado

por

el actor

Peter Whitman) en

la

versión televisiva

de su tragedia

(foto

o

BBc

TV).

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vagrna

no eran

iguales

a

los verdaderos.

Y

cuando in-

tentó

obtener

de su

aparición

información

acerca

de

la

vida

del

doctor

Schatzman,

los

errores

fueron

mucho

más numerosos

que los

aciertos.

Gradualmente,

las

limitaciones

de la extra-

ña habilidad

de

Ruth

se hicieron

evidentes.

Las apariciones

no

podían

proporcionar

infor-

mación

acerca

de objetos

que

quedaran fuera

del campo

visual

de

Ruth. Sus

hijos

no las

veían.

Y aunque

tres

sujetos

adultos

que ha-

bían tenido

alucinaciones

más

de una

vez tra-

taron

de ver

las apariciones

de

Ruth

y

sintie-

ron

y

hasta

entrevieron

figuras,

no

describie-

ron

lo

mismo que ella

veía.

Una

vez,

con

todo,

Paul

vio una

imagen

de

Ruth creada

por ella sentada

en

un sofá.

La

oyó

hablar

y

vio

cómo

se movían

sus

labios;

después

encontró a

la

verdadera

Ruth

sentada

en

otro

lugar, donde

había

permanecido

du-

rante

algún tiempo.

Pero la

mayor

parte

de

es-

tas

pruebas revelaron

sólo

1o subjetivo

de

las

apariciones

de

Ruth.

En

cuanto

a las

fugaces

experiencias

de

Paul

y

del

padre de

Ruth, son

atribuibles

a

alguna

forma

de

percepción

ex-

trasensorial.

El

avance

final en

la terapia

de Ruth

ocurrió

cuando

logró

crear

un

doble

de ella

misma.

Quizás

este

doppelgringer,

qlue

le

hizo recordar

incidentes

olvidados

de

su

juventud,

fuera

sim-

plemente

un mecanismo

que

le

permitió

apro-

vechar

su memoria

subliminal.

Sea

cual

sea

la

explicación,

Ruth

recordó

con

mucho

detalle

incidentes

de

su

pasado, muchos

de los

cuales

fueron confirmados

por

su

madre.

A

veces

po-

día

unirse con

su

aparición

y

esto

le

permitía

entrar

en

«trances

de

memoria,

que,

en

algu-

nos

aspectos,

eran como

los

de los mediums

espiritistas,

y

en

otros se

parecían a

la regre-

sión hipnótica.

Con

el tiempo

aprendió

a

em-

plear esta técnica

de

«trance>>

sin necesidad

de

crear un

doble,

pero

necesitaba

que

otra

per-

sona

estuviera

presente

para contarle

lo

que

decía,

ya

que

después

ella

no

1o recordaba.

Los

psiquiatras

utilizan con

frecuencia

el test de

Rorschach

para

entender

mejor la mente

de

sus

pacientes.

La

prueba

se

basa

en manchas de

tinta

obtenidas

al

azar; a

los

pacientes

se les

pregunta qué

les recuerdan

las

manchas. A Ruth se

le

mostraron

varias manchas, tanto en

su

ser

adulto como en

los momentos en

que regresaba

a la

adolescencia.

La

que

aparece a la izquierda

fue

enseñada a la Ruth

"adolescente",

que

vio en ella

las

cabezas de dos bebés

que

sangraban. En otra sesión

vio

a

dos viejas

y

una

vagina en

la

misma mancha, descr¡pc¡ón

que

hubiese

podido

hacer cualquiera.

Ruth, hipnotizada, dijo

que

la

mancha reproducida

a la

derecha

le recordaba

un

animal

peligroso

con

pinzas, y

un

pene.

Cuando

se

le

preguntó

si

había visto alguna

vez el pene

de

su padre, la

Ruth

adolescente

respondió

recatadamente:

"No;

nunca.

TenÍa mucho

cuidado

de

no

hacer

esas cosas.»

Pero

cuando

se

leyeron las notas

de

la

sesión

a la

Ruth

"normal"

ésta dijo

que

eso

era mentira:

"Lo

agitaba delante

de mí cuando estaba

borracho."

Sin duda,

a

la Ruth

"adolescente"

no le

gustaban

los

psiquiatras

y

decía

cualquier

cosa

con tal de cooperar

lo

menos

posible, pero

su

nivel

general

de

asociaciones

no

era

el

de una

psicótica

(fotos

Dr. M.

Schatzman).

Las alucinaciones de

Ruth

En

sus

regresiones

Ruth

hablaba

y

se com-

portaba

como

una

niña

o

una

adolescente'

Cuando

le hicieron

hacer

pruebas

psicológicas

mientras

regresaba

a

varias

edades,

sus

resul-

tados

fueron

los

correspondientes

a

niñas

de

esas

edades.

Demostraron

que sí

estaba

revi-

viendo

su

vida

de niña

y

adolescente.

Otras

pruebas

demostraron

que las

apariciones

de

Ruth

afectaban

a

su vista

y

oído

como

lo hu-

bieran

hecho

entes

de carne

y

hueso;

fueron

resumidas

por el

psiquiatra

y

neurofisiólogo

que

realizó

las

pruebas con

las siguientes

pala-

bras:

«Usted ha creado

la aparición

de

una

persona real.»

Otras

pruebas

realizadas

para

comprobar

si

las acciones de

una aparición po-

dían afectar

físicamente

a Ruth

tuvieron

un

éxito

limitado.

El doctor

Schatzman

llegó a

la

conclusión

de

que,

lejos

de

estar

«loca»

o tener

el cerebro

dañado,

Ruth

demostraba

una

ca-

pacidad

extraordinaria

para la

creatividad

y

la

proyección.

¿Por

qué llegaron

las alucinaciones

cuando

lo hicieron?

En

7976, cuando

empezaron, su

hila

mayor

tenía

tres

años,

la edad

que tenía

Ruth cuando

ingresó

en

el

hogar

infantil

por

primera

vez,

y

su

hijo

mayor

siete,

la edad

que

ienía

ella cuando

su

padre volvió

a

vivir con

la

familia

después

de su

primer abandono.

Estos

recuerdos

de

traumas

infantiles, quizá

sub-

conscientes,

unidos

a

la

nostalgia

de

su

país,

pudieron

provocar

las

experiencias.

¿Qué

pódemos

decir

de

Ruth

después

de su

teápia?-Porque

ahora

las

apariciones

consti-

tuyen

para

el[a

una

diversión.

Cuando

condu-

ce-solá

puede

poner una

aparición

en

el

asien-

to

del acompañante

para

que le haga

compa-

ñía,

o

conversar

silenciosamente

con

otra

du-

rante

una

fiesta

aburrida.

Pero

las

implicacio-

nes

de

su

historia

en

el campo

de

la

investiga-

ción

psíquica

son,

sin

duda,

trascendentales.

Para

las

personas como

Ruth,

¿dónde

termina

la

alucinación

y

dónde

empieza

la

realidad?

Véase página

2254.

\

2209

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fumru

mwa§mremffiffiffi

M&#me

ffiffiffix-*ffimxx

uN

su Epopeya

del café,

H.E.

Jacobs

narra

una

anécdota

divertida

y, como

veremos

a

conti-

nuación,

particularmente

reveladora.

Hacia

el

año

1000,

los monjes

yemenitas de Chehodet

se encontraron

frente

a

un

problema

que, a

pe-

sar

de

toda

su

sabiduría,

eran

incapaces

de re-

solver:

sus

valiosos rebaños

de

cabras,

al vol-

ver

de los

pastizales,

eran

presa de una

agita-

ción inexplicable;

esos

animales,

generalmente

tan

pacíficos, organizaban

tal alboroto

en

los

establos

por

la

noche,

que los monjes

no

po-

dían

pegar

ojo.

Como última

solución,

fueron

a

consultar

al

imán. Éste

acabó

por

descubrir

el

motivo de

tales anomalías:

las cabras

del

convento

co-

mían

los frutos

rojos

de

un arbusto

desconoci-

do,

y

sobre

todo

parecían

deleitarse

con los

granos

que contenían

estas

bayas.

Al

ver

esto,

el

imán

«tuvo

la idea

de secar

los

granos sobre

22L0

¡Hasta

los animales

se

drogan

En todas

las épocas,

los hombres

han

buscado

lapazo

la

curación

en c¡ertas

sustanc¡as

quím¡cas

que

brinda

la naturaleza.

¿Se

puede

llegar

a

nuevos

estados

de conciencia

grac¡as

a

las drogas?

¿Cabe

considerar

la

droga

como

un

hecho

propio

de

la

civilización?

He aquí,

sin

duda,

un

tema

delicado

e

i

ndudablemente

polém¡co.

el

hogar

y de utilizarlos

para

preparar

una

be-

bida,

y

descubrió

que

esta

bebida

no

sólo

le

impedía

dormirse

y

le mantenía

despierto

para

la plegaria, sino

que

también le proporcionaba

una

maravillosa

exaltación

de todos

sus

miem-

bros

y del cerebro».

El

imán

acababa

de

descu-

brir

el

café

y

algunas

de

sus

propiedades.

Ciertamente,

en

el

caso

del café,

como

en el

de

los otros

estimulantes

contra

el sueño

como

el

té,

el mate,

la

nuez

de cola,

el

betel

y,

en

cierta

medida,

el tabaco,

aunque

resulte

difícil

determinar

dónde

empieza

el abuso

-variable

según

la sensibilidad

particular

y

según

las cos-

tumbres

culturales-,

sólo

el exceso

en

la

con-

sumición

de

estas

sustancias

resulta

peligroso.

En

este

caso,

la dependencia

es

únicamente

psicológica,

y

la

opinión

general

es

que

estos

productos

no

provocan

ni

hábito,

ni toleran-

óia,

ni

costumbre, al

menos en

el

sentido

que

Arriba:

unos

mercaderes

chinos

examinan

la

calidad

de

un

envío

de

opio.

Desde

hace

siglos,

China

es el

país

que

más

ha

sabido

explotar

las

cualidades

sedantes

de

las opiáceas...

Y

también

sus

efectos

sobre

el

psiquismo

humano

(foto

CooPer/IGDA).

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los

toxicólogos

dan

a esos

términos.

Para

resu-

mir,

el bebedor

de café o

de

té,

el mascador

de

betel

o el fumador

de

tabaco

pueden

interrum-

pir

brutalmente

su

hábito sin

más

consecuen-

cia

que una cierta

sensación

de frustración:

en

la medida

en

que organismo

no

se

acostumbra

verdaderamente

a

estas

drogas menores,

no

existe

una imperativa

necesidad

de ingestiones

más

frecuentes

o de dosis más elevadas.

Al

lle-

gar a cierto nivel,

el

consumo

se estanca;

el

individuo no está

destinado

a experimentar

la

tiranía

física

y

moral

de la

farmacodepen-

dencia.

Aniba:

un típico

fumadero de

opio. Cada civilización

ha creado

su droga

particular;

China

fue

la

cuna de la

civilización

del opio

(foto

Cooper/IGDA).

Abajo:

un

episodio de

las

guerras

del opio entre China

y

Gran

Bretaña

(1

840-1

842).

La

posesión

de

las

drogas,

y

sobre

todo

su

tráfico,

ha

provocado

siempre

pasiones

desaforadas

(foto

Cooper/IGDA).

Drogas

Estamos

lejos

de los

fenómenos

observados

en el

caso de

las drogas

«duras»,

como el

opio

y

sus

derivados.

En

Las confesiones

de un

fu-

mador

de

opio,

Thomas

De

Quincey

declara

que había

llegado a

ingerir

hasta

8

000

gotas

de láudano

diarias.

El

consumo

de los

morfi-

nómanos

y

de los

heroinómanos

llega

a extre-

mos

estremecedores.

Parece

inútil añadir

que,

llegados

a este

punto,

los toxicómanos

no

son

más

que

desechos

humanos.

Para

llegar al

mismo

extremo,

se estima

que un

individuo

adicto al

café

debería

ingerir siete

litros de su

bebida

favorita

cada

dia, cosa

nunca

vista.

Leyenda

o no,

la

historia

del descubrimiento

del

café

por el imán

es

realmente

ejemplar

en

numerosos

aspectos.

En

primer lugar,

porque,

según

parece,

el uso

de

las drogas

psicotrópi-

cas es

muy

anterior

a

la

aparición

del

hombre

sobre

la

Tierra,

y la

prueba

es

que muchos ani-

males,

aunque

aún

no estuviesen

completa-

mente evolucionados,

recurren

a ellas

de

ma-

nera

natural

(lo que no

quiere decir

que

deba-

mos

tomarlos

como

modelo).

Además,

porque

los

seres

humanos,

en

todo

momento,

en

cual-

quier parte,

han buscado

la

embriaguez

o

la

paz,

es

decir,

el olvido

de

los

aspectos

más

du-

ros de

su

prc,pia

condición,

mediante

la absor-

ción

de ciertas

sustancias

de

las

que, con toda

seguridad,

no

tardaron

en

apreciar

las

propie-

dades,

aunque

no

conociesen

sus

componentes

químicos

ni

los efectos

a

largo

plazo, a menudo

desastrosos.

sobre

el organismo.

Sólo

a

partir de

principios del

siglo

xlx

los

químicos

y farmacólogos

occidentales

intenta-

ron identificar

los

principios

activos

(casi siem-

pre

alcaloides)

contenidos

en estos

venenos

del sistema

nervioso

que

constituyen

en

la

mayoría

de

los

casos

los

psicotropos. Final-

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Drogas

mente,

cabe

observar

que

la especie humana

se

ha

servido constantemente

de

las

drogas, no

tanto para

satisfacer

alguna

inclinación

perver-

sa o

para

paliar

una

carencia afectiva

(como

es

el caso de los actuales

drogadictos), como

para

conseguir

otros objetivos, afortunadamente

más nobles.

¿Drogas

o

fármacos?

Sanar,

aliviar

el sufrimiento:

he

aquí

uno de

estos

objetivos;

desde

un

principio,

el hombre

orientó su búsqueda hacia la utilización médi-

ca de

esas

sustancias que resultan tan

peligro-

sas

cuando

se

manejan sin discernimiento.

Por

ejemplo, en

la Antigüedad

se

utilizó

con fines

sedantes el opio

-cosa

ya

mencionada

por Hi-

pócrates-,

que hacía ya

tiempo

que

se había

descubierto

en

Oriente. En

la mayoría

de

ca-

sos

se

empleaba en

tratamientos

sintomáticos:

calmar

más

que

curar.

Además,

al

habituar al

enfermo

a su

droga, se

le

priva

de una

parte

de

su

libre

albedrío

y

se le convierte

en

toxicóma-

no,

de tal manera que actualmente

la

utiliza-

ción de las

opiáceas ha sido

prácticamente

proscrita

por

el cuerpo médico, o al

menos

es-

trictamente limitada.

Si

la

codeína

y

la

papaverina,

otros

extractos

de la

adormidera, figuran

aún en

la composi-

ción de

ciertos medicamentos

(principalmente

antitusígenos

y

antiálgicos),

es

a

causa

de

su

baja

toxicidad. No

es

lo

mismo

en

el

caso de la

efedrina,

o

de

sus

análogos

sintetizados,

las

anfetaminas, que constituyen

potentes pero

a

la vez temibles

estimulantes contra

el sueño.

El

khat,

que

conocen desde hace mucho tiem-

po

los habitantes

de Abisinia

y

del Yemen,

quienes mascan

sus hojas, las fuman

o

beben

el

producto

de

su cocción, suprime

-¡pero

a

qué

precio -

la

sensación de

fatiga

y

de

ham-

bre:

en

un

primer

momento aumenta

la

activi-

dad intelectual, la

atención,

la

memoria,

la

imaginación,

la

fluidez verbal,

mucho

más que

el

café,

pero

de una manera menos

inocenle.

Durante la primera mitad

del

siglo xx, los

médicos creyeron

poderse

servir de las

propie-

dades de la efedrina

y

de las anfetaminas

para

luchar contra los

estados depresivos

y

la me-

lancolía. Pero

estas

sustancias

se

revelaron

ca-

rentes

de todo efecto terapéutico,

y

aún

peor,

ya que

agravan

las

neurosis

y

las

psicosis.

Cuando se

emplean como anorexígenos

(como

calmantes

del hambre)

en

las curas

de

adelga-

zamiento, llegan

precisamente

a

provocar

es-

tados

mentales patológicos.

En

cualquier

caso,

sobrecargan

el

cuerpo

y

fatigan

el

cerebro.

Podría decirse 1o mismo de la coca,

cuyas

hojas

mastican desde tiempo inmemorial los

indios

de

los Andes

para

conseguir

más

fuerzas

y

apaciguar el hambre, y

de

la

cocaína,

que

es

uno

de

sus principales

alcaloides activos. To-

mada

en

pequeñas

dosis, la

cocaína

es

real-

mente

estimulante

y

provoca

estados

de eufo-

ria.

Antes

de ser utilizada

como

analgésico

lo-

cal,

suscitó

vivas

esperanzas

(pronto decepcio-

nadas)

en

el mundo médico,

que

creyó

haber

encontrado

en

ella

un remedio milagroso

con-

tra

la

tuberculosis

y

que más tarde la utilizó

también

como

tónico.

2212

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A la

izquierda:

un

fumador

de

cannabis

en el

Nepal, en

Plena

calle.

Una

costumbre

muY

arraigada

en ciertas

sociedades

(foto

P. Boroli/IGDA).

Abalo:también

en

América, en

la

zona del

Amazonas, el empleo

de

la

droga

constituye

un rito

sagrado

(foto

Oratorio

Salesiano/IGDA).

«Yo

tomo

regularmente

pequeñas dosis

pa-

ra combatir

la

depresión

y

la

mala digestión

-escribía

Sigmund

Freud

a

finales

del siglo

¡1¡-.

Rssurniendo, ahora

me siento

realmen-

te médico.»

El padre del

psicoanálisis,

que

aconsejó

profusamente el empleo

de

esta

dro-

ga

a

sus

allegados,

pronto

se

dio cuenta

de

los

peligros

que

conllevaba

la

cocaína.

A

partir

de

aquel momento,

su

terapéutica

descartó

siste-

máticamente

todo

recurso

a

las sustancias

quí-

micas.

Drogas

de

tal

manera

que actualmente

se

emplea

con

cierto

éxito

para tratar

la esquizofrenia.

Cabe

precisar aún

que la reserpina

no debe

ser

con-

siderada

como

un estupefaciente,

ya que

su ac-

ción

depresiva

sobre

el sistema

nervioso

cen-

tral no

ha tentado

jamás,

que

se

sepa,

a

ningún

drogaCicto...

Las

puertas

del

inconsciente

De

todas

maneras,

y

aunque

los

psicofarmacó-

logos

no

hayan encontrado

por

el

momento

ningún efecto

curativo a

las

drogas

<<durasrr,

éstas contribuyen

en

algunas

ocasiones

al

diag-

nóstico

de

ciertas

enfermedades

y

a

su

trata-

miento.

Por ejemplo,

lo que

popularmente

se

conoce

con

el

nombre

de

.<suero

de

la

verdad»,

ya

sea

el

hexobarbital,

el

amorbarbital

o el

pentobarbital

(Pentotal).

Estos barbitúricos,

igual

que

el

cloroformo

o el

éter

,

si

se

adminis-

tran correctamente,

favorecen

la fluidez

verbal

y proporcionan

al

médico

elementos

de apre-

ciación

sobre

la

naturaleza

de

los

problemas

que aquejan

al

paciente. Una

vez diagnostica-

dos,

puede

procederse

a un

narcoanálisis.

Existe

también

un

método

inverso:

la

prue-

ba

anfetamínica.

Su

objetivo

consiste en hacer

ceder

temporalmente,

pero 1o

suficiente

para

la exploración,

mutismos,

reticencias

y

amne-

sias

cuando

su

origen

no

es orgánico.

Incluso

los alucinógenos,

gracias a

lo

que el

profesor

Delay

llamó

oniroanálisis,

permiten una

vía de

acceso

al

inconsciente.

El estado

de sueño

des-

pierto

conseguido

de esta

manera.

con

revivis-

cencia

de recuerdos

olvidados,

facilita

enor-

memente

el

éxito

de un tratamiento

de

carác-

ter

psicoanalítico.

Además,

los alucinógenos

han

permitido

re-

producir

diferentes

psicosis,

y por tanto

cono-

cerlas

mejor,

ya

que

no

sólo

los

psiquiatras

ob-

servaban los síntomas

objetivos

que

habían

in-

ducido,

y que

van

desde

las

rnodificaciones

neurovegetativas

hasta

los

trastornos

de

la

conciencia

y de

la

percepción, sino

que

tam-

bién

los

individuos

que se

prestaban

volunta-

riamente

a estos

experimentos

podían expli-

car, a

posteriori,

lo

que habían

vivido.

En 1969

el

profesor Pierre

Deniker

elaboró

un inventario

completo

de

los

efectos

de

las

drogas

psicodislépticas,

o

alucinógenas,

entre

las

que cabe

destacar

la

mescalina

(extraída

del cactus

peyote),

la

lisergamida

(derivada

del

cornezuélo

del centeno),

la

psilocibina

(ex-

traída

del

hongo

Psilocybe

mexicana),

y

el

ha-

chís

y

similares

(extraídos

del

cáñamo

o

can-

nabis).

Con

la voluntad

de hacer

explotar

los

límites

asignados

a

la conciencia

y

a

su

condición,

de

franquear

un tiempo

y

un

espacio

medidos,

o

de

entrar

en contacto

con el

más

allá

o la

divi-

nidad, el

hombre

de

las

civilizaciones

tradicio-

nales

pedía

a

la droga

algo

más

que simples

informaciones

médicas.

Creía

que la droga

po-

día

proporcionarle

una sabiduría

y

una

con-

ciencia

capaces

de dominar

los

grandes

fenó-

menos

naturales,

el espacio

y el

tiempo.

¿En

qué se basaba

la

creencia

de

los

antiguos

referente

a

las

drogas?

Véase

página

2238.

Arriba: el escritor

británico

Thomas

De Quincey,

ejemPlo

de

la utilización

del opio

como

excitante

literario

durante

el

siglo

xrx

(foto

Freeman/IGDA).

A la

izquierda: dos

plantas

dotadas

de

virtudes

estupefacientes:

una

planta

de

Papaver

(izquierda)

y

otra

de

Hyoscyam

us

(derecha)

[fotos

Chomon Perino/lGDAl.

Sin

embargo,

algunos

psicotrópicos

tradicio-

nales constituyen remedios

muy

apropiados

para

ciertos

desajustes

del sistema

nervioso.

La

belladona,

utilizada

durante

siglos

por

en-

venenadores,

magos

y

brujos,

y

cuyo

principio

activo es

la atropina,

es

un

antiespasmódico

eficaz

si

se administra

en

dosis terapéuticas.

De

igual

manera,

están

plenamente

reconoci-

das

las virtudes

sedantes, antiepilépticas

o an-

tiparkinsbnianas

de algunas

plantas

que

anta-

ño figuraban

en

el herbario

mágico

(como el

beleño,

por

ejemplo).

A

veces coinciden

venenos

y

sustancias

apreciadas

por los alquimistas;

por ejemplo,

en

algunas

ocasiones

se

prescribieron

e[

arséni-

co

y el mercurio

como neuroestimulantes (an-

tes del

descubrimiento

de los

modernos

pro-

ductos

sintéticos

que,

a

principios

de los

años

cincuenta,

revolucionaron

1a

psicofarmaco-

logía).

Pero en

la India, desde

hace muchos

siglos,

varios

milenios

incluso,

ya

se

curaba

la

locura

con raíces

de rauwolfia

(Rauwolfia serpenti-

na),

como

lo testimonian

algunos

textos

sagra-

dos,

y

algunos

descubrimientos

contemporá-

neos no

son más

que

redescubrimientos.

La re-

serpina,

actualizada

y probada entre

1954

y

1957 en

psiquiatría

experimental,

es,

entre

las

sustancias

extraídas de

la rauwolfia,

la

que

ha

revelado una

acción

neuroléptica

más eficaz,

2273

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Elreino

inexplorado

En

1977,

su

jetos

h

i

pnotizados

of

reciero n relatos

imaginarios

de encuentros

con OVNIS, notablemente

parecidos

a informes

«reales».

Los

entes extraterrestres

-y

los

sobrenaturales-

¿son

una

creación

mental?

EN MARZo

DE

lgJr,

Brian

Scott

y

un amigo

que

desea

ser conocido

como

Eric Wilson acampa-

ban

en el

desierto

de Arizona.

Una noche,

al-

rededor

de

las

9,

vieron

un objeto

brillante

que

flotaba

en

el cielo,

a

unos

8

km de distan-

cia.

Su

forma

era

ovalada y

oscura,

pero

a

su

alrededor

se

obervaba

un halo

luminoso,

y

de-

bajo

una luz

intensa

de

color

purpúreo.

A

pe-

sar de la

distancia,

Scott lo

enfocó con

su

lin-

terna,

y

entonces

el

objeto

se

empezó a

acer-

car.

Cuando

estuvo sobre

ellos, resultó

ser

tan

grande

que

ocultaba

el cielo

casi

por

completo;

se

mantenía

a unos

60 metros de

altura

y

los

bañaba

en

una luz purpúrea.

No

pudieron

ver

A la izquierda:

una

ilustración

perteneciente

al libro

de Bertrand

Meheust

(1978).

En

é1, el

autor

manifestó

que

existían notables

parecidos

entre los relatos

sobre

OVNIS

de

los

años

setenta

y

cuentos

de

cienciaJicción

escritos

en

períodos

anteriores.

En la mayoría

de

los

casos,

quienes

informaron

sobre

visiones

de

OVNIS no

habían

leído

tales cuentos,

ni

siquiera

oído hablar

de

ellos

(foto

Orbis).

ventanas

ni puertas,

ni

cualquier detalle

pro-

pio

de una aeronave convencional.

Scott no

recordó

nada

más

hasta

que

se

en-

contraron

en

el coche

camino

de

casa,

pero

una

señal horaria

en la radio

del

coche

reveló

que

eran

las 11

de

la noche.

Habían

pasado

dos

hcras,

de las cuales

ninguno

de

los

dos

po-

día

recordar

nada.

Unos cuatro años después,

cuando Scott te-

nía

ya

treinta y dos,

relató esta experiencia

a

un

colega

y

siguió

la

sugerencia de éste

en

el sentido de narrarla

a investigadores

de

OVNIS. La investigación

comprendía una se-

sión de

hipnotismo,

durante

la

cual Scott afir-

que

él

y

Wilson

habían

sido

introducidos

en

el

OVNI,

donde

unos

seres

altos y

feos,

con

2214

A

la

derecha:

el anima

mundi

("alma

del

mundo")

según

un

manuscrito

del

siglo xvlll.

Estas

representaciones

están

acordes

ccn

la teoría

de

los

arquetipos

formulada

por

el

famoso

psicólogo

suizo

Carl Gustav

Jung,

según el

cual

ciertas imágenes

simbólicas

-los

"mandalas"-

subyacentes

en

el

inconsciente

humano

tienen

un

significado

universal.

El

propio

Jung

afirmaba

que

los

OVNIS

y

los

entes

extraterrestres

eran

símbolos

arquetípicos

(foto

Mary

Evans P.L.).

manos

provistas

de tres

dedos, les

habían

so-

metido

a un

reconocimiento

físico.

El

jefe

de

aquellos

seres

se

había

mostrado

distante, pe-

ro

no

hostil.

Dijo

que procedía

de

<<otro

mun-

do, más

allá

de

todo

tiempo,

a

través

de años

luz...,

Dijo

a

Scott: «Cuando

regrese, todos

sabréis la verdad.

La

vida se

prolongará

a tra-

vés de

todo

tiempo,

y

todo conocimiento

será

vuestro...

Soy

ahora,

fui

y

siempre

seré.»

Ade-

más

de estas

declaraciones

un

tanlo

vagas.

Scott comunicó

otras

predicciones

más

especí-

ficas

sobre

el futuro de la

Tierra. incluida

la

de

«la

destrucción

completa del hemisferio

occi-

dental»

desde

una

dirección proveniente

del

este

y

en la

que

intervendrían

bombas

de

gran

magnitud.

Pero

unos

cuantos millares

de

per-

sonas

se salvarían

y

se

trasladarían

a otro

pla-

no

de existencia.

Esto

había de

ocurrir

el24

de

diciembre

del año 20l l-

Wilson no corroboró el relato

de

Scott.

De

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hecho,

incluso

se

mostró poco

dispuesto

a ad-

mitir que hubiera visto

un OVNI,

y

menos que

hubieran

sido objeto

de una

abducción.

Finalmente,

Wilson

se

dejó hipnotizar,

pero

ello

no afectó

a su

versión.

El

hipnotizador

su-

girió

entonces que olvidara

lo que

ocurrió,

y

describiera

lo

que

creía que

hubiera podido

su-

ceder

de haber

tenido

efectivamente lugar la

visión

del

OVNI.

«Quiero

que

ahora use

su

imaginación.

Quiero

que pretenda poder

ver

estas

cosas.»

Wilson ofreció

entonces su

histo-

ria.

Pero

¿era

hecho

o

era

ficción?

El investi-

gador,

John DeHerrera,

especuló:

Con esta duda inquietante

acerca

de

la va-

lidez

de

la

información

obtenida de un

testigo hipnotlzado.

creí acertado proce-

der

a

un experimento.

Si alguien, bajo

hipnosis,

puede

ser

inducido

a visualizar

y

describir

una

abducción

imaginaria por

un

OVNI,

¿qué

comparación

cabría

estable-

cer con un

caso

supuestamente

«real»?

Yo

compartía

esta

idea

con el

profesor

[Alvin

Lawson]

y

el médico

[doctor

W.C.

McCall]. Ellos

la creían

una gran

idea,

por

lo

que

empezamos

los preparativos.

Hadas,

demonios

y

extraterrestres

El experimento subsiguiente,

que

comenzó

a

principios de 1977, fue indiscutiblemente uno

de los más significativos

en

la

historia de

la

in-

vestigación de 1o

paranormal.

Los

sujetos

para

el

experimento fueron re-

clutados

por

medio

de

un anuncio

en un

perió-

dico

universitario,

y

fueron examinados

para

eliminar a todo

el que

tuviera

algún conoci-

miento

particular

sobre

los

OVNIS

o mostrase

interés

por

ellos. Como

a

Wilson,

se

les

pidió

bajo hipnosis

que

se

imaginaran

a

sí mismos en

un encuentro

con un

OVNI,

y

se

les

alentó

me-

diante

preguntas

directas

pero no

específicas

a

facilitar

un

relato detallado. Los

resultados

fueron

asombrosos,

ya

que los

relatos imagina-

rios fueron extraordinariamente

similares

a los

informes de

abducciones supuestamente

«au-

ténticas»,

con

los que los

sujetos

no

podían

ha-

ber

tenido la

menor familiaridad.

Los experimentadores

se

preguntaron

si los

sujetos hipnotizados no estarían

.sincronizan-

do" de algún modo con el hipnotizador.

cap-

tando el conocimiento de éste sobre

episodios

de OVNIS

y

efectuando un

«play

back»

como

experiencia personal. Pero incluso admitiendo

En

una

opulenta

mansión

cercana a

Mo-

ray

Firth. en Escocia.

una

joven

e

inocen-

te virgen

fue

seducida por

un

«joven

ma-

ravillosamente

hermoso>>, y

confesó

a

sus

padres que

no sabía

de dónde venía

é1,

ni

adónde iba

después

de

hacerle

el

amor.

Sin embargo,

cuando los padres

de la mu-

chacha

irrumpieron en

la

habitación

de

ésta.

no

encontraron

un apuesto

joven,

si-

no

un

repugnante

monstruo. El

amante

de

la

muchacha

era un

íncubo.

un demo-

nio que

obliga a

las

mujeres

a

prácticas

sexuales.

(El

demonio

lujurioso

que

sedu-

ce

a

los

hombres

en la ilustra-

ción-

es

conocido

como

súcubo.)

Este

relato procede

de

una

compilación

del siglo xvu

sobre

«operaciones

de

brujas

contra la raza humanar,

reunida

por

un

fraile

de

una

oscura

orden de Milán. Dice

al

comienzo:

«Casi

todos los

teólogos

y

los

más

eruditos filósofos

están de acuerdo,

y

tal

ha

sido

la

experiencia

de

todos

los

tiempos

y

todas

las naciones,

en que las

brujas

practican

el

coito

con demonios,

los

hombres

con

diablos

Succubus

y

las

mujeres

con diablos Incubus.»

Esta rela-

ción sexual

-para

la

cual ni siquiera

ale-

gar

violación

representaba

una defensa-

era castigada

por

la

Iglesia, y

durante

las

fanáticas

cazas

de

brujas

de los siglos

xvr

y

xvrt

podía

acarrear terribles

torturas

que

a

menudo concluían con

la

muerte.

Los demonólogos medievales

sostenían

que

los íncubos

y

súcubos

podían

asumir

forma humana

ya

fuese

como

aparición,

o

bien

en carne

y

hueso,

utilizando

el cuer-

po

de

un

muerto.

En

realidad, era

co-

rriente

que

estos demonios

adoptaran

la

forma del marido,

esposa o

amante de la

persona

a

la que

seducían.

El asalto se-

xual

por

un íncubo

o

un

súcubo era

algo

muy diferente de

la

posesión, ya

que

el

poseso

era considerado como

una víctima

y

recibía ayuda mediante

el exorcismo.

Paradójicamente, puesto

que

se

creía que

estos

demonios

del sexo

podían resistir

los

exorcismos,

la

víctima era

declarada

cul-

pable

sin atenuantes.

22t5

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Hadas,

demonios

y

extraterrestres

la telepatía

y

la conocida tendencia

de los suje-

tos

hipnotizados

a

contarle'al hipnotizador lo

que

éste quiere

oír,

sería

excesivo sugerir

que

todos

los

sujetos eran telepáticos.

Lo

que

pa-

recía

más probable

era

que

se

hubiese

puesto

en marcha otro

proceso.

Cualquiera

que pueda

ser

este

proceso,

el

experimento DeHerrera-Lawson-McCall indi-

ca

que

es

posible que

una

persona

imagine

una

experiencia con tanto

detalle que

parezca

ha-

ber tenido

acceso

a una información

teórica-

mente fuera

de su alcance.

Muchos llegaron a la conclusión de

que

es-

tos resultados invalidaban todos los

informes

sobre abducciones: los supuestos

«abducidos

auténticos»

habrían

inventado sus

experien-

cias, tal como habían

hecho

los

voluntarios.

Lawson insistió en

que

esto no

era una

conse-

cuencia

necesaria

del experimento,

y

señaló

conspicuas

diferencias

entre los

relatos

ficti-

cios

y

los reales, no tanto en

lo

que

se

dijo

co-

mo en la manera de decirlo. Sin embargo,

esto

nos lleva

a

un terreno

de la

psicología que

es

a

su

vez objeto

de

intenso debate.

Los

OVNIS

y

Ia

ciencia-ficción

Pero hay otros

hallazgos

relevantes

para

nues-

ta

cuestión.

En

1978,

en

su

libro Science-fiction

et soucoupes volantes

(Ciencia-ficción y

plati-

llos volantes), el ufó1ogo

francés

Bertrand

Meheust

comentó

las extraordinarias similitu-

des

existentes entre relatos de visiones

de

OV-

NIS en la década de los setenta

y

las historias

de

ciencia-ficción escritas medio siglo

antes, si-

militudes

que

hubieran

podido

atribuirse a

coincidencias

de haberse producido

sólo una

o

dos veces,

pero

no

al darse en

la

cantidad

que

Meheust constató.

¿Y

cómo explicar que

en 1976

un

campesino

argentino,

analfabeto, describiera

una

expe-

riencia

que

coincide

en

todo

detalle con

un

cuento

escrito en

los

años veinte

para

una re-

vista francesa de ciencia-ficción?

En

7977,

otro francés, Michel Monnerie,

lla-

mó la atención sobre el significado

de ciertos

informes sobre objetos volantes identificados,

en

Et

si

les

OVNIS n'existaient

pas?

(¿Y

si los

OVNIS

no existieran?);

y

en

The UFO

hand-

book, el

ufólogo norteamericano

Allan

Hen-

dry

también

destacó

el

valor

del estudio

de ta-

les

casos.

En un

ejemplo

citado

por

Hendry,

una mujer

inteligente y de mediana edad

des-

cribió haber contemplado un OVNI

en forma

de cigarro con ventanas,

a

través de

las cuales

pudo ver las

siluetas

de

unos

ocupantes

con

trajes

plateados; pero

los investigadores

pro-

baron sin

lugar a

dudas

que

había

visto

el

pla-

neta Venus.

La

confusión

de

Venus

con

un OVNI no

constituye novedad alguna;

pero,

¿por

qué

los

testigos, al

parecer

con toda sinceridad, aña-

den detalles totalmente ficticios?

Es casi como si, mientras describieran algo

que

no

han

visto, los testigos obtuvieran la in-

formación necesaria para

fabricar

su relato,

o

como

si

hubiera una especie de

«banco

de imá-

genes»

en el que

sus subconscientes

pudieran

obtener los detalles de

su

historia.

2216

A la derecha: el

planeta

Venus,

que

ha

sido

a

menudo

confundido

con

un

OVNI.

En

tales casos,

los

testigos

suelen añadir detalles,

como

por

ejemplo

ventanas

y

ocupantesr Aun en

el

caso de

aceptar

a los OVNIS como

arquetipos,

estas elaboraciones

van más allá de

la teoría

de Jung,

pero pueden

apoyar la idea de

que

existe una especie de

"banco

de

imágenes", al

que puede

recurrir

la

mente

subconsc¡ente

a

fin

de completar

la

percepción

de

una nave extraterrestre

(foto

Science

Photo Library).

Arriba:

Michel Monnerie,

autor

francés

que

sugirió

que

la

manera

en

que

la

gente

malinterpreta

ciertos obietos volantes

id

entif cados

liene

su i mportancla

y

requiere ulteriores

estudios

(foto

Archives

S. Moret).

Semejante

hipótesis nos aproxima

al

con-

cepto de Carl Gustav Jung

acerca del

.incons-

ciente colectivo», depósito de ideas

y

símbolos

que todos compartimos

y

del

que podemos sa-

car arquetipos, formas simbólicas

que

tienen

más o

menos

el

mismo significado

para

todos

nosotros. Pero el concepto

del

"banco

de

imá-

genes»

va más allá,

ya que

implica

detalles es-

pecíficos que

difícilmente

se clasifican

como

símbolos universales,

pero que

surgen

una

y

ofravez

en los informes.

Un

OVNI

puede

ser

visto como

un

arquetipo,

pero

el

añadido

de

una hilera de ventanas con extraterrestres

ves-

tidos con

prendas

plateadas

y

mirando

a través

de

ellas es una elaboración

que

lleva

más

allá

de la teoría del

«inconsciente

colectivo».

Bien

puede

ser

que la

razón

por

la

que cier-

tas

personas

ven una

cosa

y

otras

ven

otra

guarde

relación

con

el fondo

personal

y

cultu-

ral

del testigo.

Las

visiones de la Virgen María

son presenciadas

mayoritariamente por

católi

cos. rara

vez

por

protestantes y

casi nunca

por

no creyentes. Ello

puede

explicarse

por el

su-

puesto

de

que

la Virgen sólo elige

para

mani-

festarse a

aquellos

que

tienen

fe en ella,

pero

también

se

explica satisfactoriamente

sugirien-

do

que

las visiones deben ser relevantes

para

las

creencias

y

valores de

quienes la contem-

plan.

En

la

época

medieval,

los habitantes

de

las zonas rurales, privados de todo

y

reprimi-

dos, tenían visiones de secuestros

por

parte

de

las

hadas,

durante

los

cuales

tomaban

parte

en

interminables orgías a base de comida

y bebi-

das. Una colegiala de Essex

de nuestros

días,

en busca subconsciente de

aliento

o de compa-

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ñía, es

visitada

por

una

mujer del espacio

que

aparece

en su

dormitorio

y

comenta

con ella

sus

problemas personales.

Estos

casos

llevan

a pensar que

estas

supues-

tas experiencias son

puramente psicológicas.

Es éste, en muchos

aspectos, el enfoque

más

plausible,

y

no implica

ningún

factor

<<sobrena-

tural».

Si suponemos

que las

visiones de entes

se

originan

en

el

propio

sujeto,

¿por

qué proceso

tiene lugar

este fenómeno?

Podría

desencan-

denarlo

alguna

necesidad

por parte

del testigo,

por ejemplo

una

crisis repentina;

podría

ser el

resultado del deseo del sujeto

de

obedecer

a

A

la

izquierda:

el hada

Melusina,

según

un

grabado

medieval,

en el

momento

en

que

debe abandonar

a

su esposo mortal. Su aspecto

es

parecido

al de

la extraña

criatura sobre

la

que informaron

tres marines norteamericanos

en

Vietnam,

en el año

1969

(foto

Mary Evans P.L.).

Abajo:

la niña francesa Blandine

Piegay

ha

sido

llamada

"la

nueva

Bernadette" a

causa de sus

visiones de la Virgen

María.

Grandes multitudes se congregan

cada domingo

para

asistir a sus

reuniones.

Es típico de

las

visiones

de entes

el hecho de

que

la

Virgen se

aparezca

sobre

todo

a muchachas

católicas

(foto

Sygma).

Hadas, demonios

y

extraterrestres

las sugerencias

del hipnotizador,

o

podría

ser

una

elaboración

sobre 1a

visión de

algo

extraño

e

inexplicable.

De ser así,

debemos suponer

que el subconsciente

del testigo

fabrica un inci-

dente coherente,

en términos

adecuados a

las

circunstancias

individuales

del testigo,

y

que

esto

es

presentado

a

la mente consciente como

si

fuera un

hecho real

que

ocurriera

en el mun-

do exterior.

Sin embargo,

hace

falta algo

parecido

a un

«banco

de

imágenes>>

para explicar

aquellos

casos

en

que los testigos denotan

unos

conoci-

mientos

ajenos

a su

experiencia.

Si su subcons-

ciente

es realmente

el responsable,

tiene que

ser,

además,

capaz de

aportar

imágenes

e

ideas de

fuentes

externas

para ayudar

a

imagi-

nar

la

ofalsa»

visión.

He aquí

un supuesto

al que muchos no

qui-

sieran llegar:

que la visión

se

origina

en

el

ex-

terior.

El

origen externo

no

queda

necesaria-

mente invalidado

por

el hecho

de que la

visión

esté tan estrechamente

relacionada

con

las ne-

cesidades,

esperanzas,

temores o

expectativas

del

individuo.

El modelo teosófico

(véase pá-

gina2147)

explica esto con

cierta claridad,

ya

que supone

la existencia de unos

elementales

amorfos,

dotados

de una

gran

capacidad em-

pática.

En

base a la información

que

obtienen

de

la mente del testigo,

adoptan

instantánea-

mente una

forma apropiada-capaz

de

recon-

fortar o asustar,

o simplemente

irritar

al

testi-

go-,

como

la

de

un

benevolente

visitante ex-

traterrestre.

un

demonio malévolo

o un

hada

danzarina.

Mientras

prestaban

servicio

de

vigilancia

nocturna

en Vietnam,

en 1969, tres marines

norteamericanos

afirmaron

haber visto una ex-

traña criatura

voladora:

una mujer

negra

des-

nuda

y

con

alas, que

despedía

una

especie

de

fosforescencia

(véase

página

1112).

Parece

improbable

que los tres,

incluso

te-

niendo

en cuenta

el nerviosismo

causado

por

la

guardia nocturna,

pudieran imaginarse la

misma criatura

o equivocarse

al

ver

un

ave

de

noche. Los tres

coincidieron

en cuanto

a su

co-

lor

y forma,

y

sabían

que

habían

visto algo no-

table.

A veces.

en tales

sucesos

se

ofrece como

explicación

la alucinación

colectiva,

pero

en-

tonces

habría

que averiguar

qué

causa

tal alu-

cinación...

si es

que

existe.

En este

caso,

parece haber suficientes

razo-

nes

para

creer

en la

realidad externa

del ente,

pero

al propio

tiempo hay

que

enfrentarse

al

hecho de

que,

pese

a

que

se

han comunicado

apariciones

de humanoides

alados en

diferen'

tes

lugares

del mundo,

ninguno de estos

seres

es conocido

por la ciencia. De

hecho, la criatu-

ra

que más se asemeja

a la

descripción dada

por los soldados

es

el hada

Melusina, tal como

se

la

suele

reproducir

en los

grabados

medie-

vales.

¿Pudieron

aquellos

hombres haber

visto

un

hada?

¿O

se trataba

de

un

demonio?

¿O

tal

vez

de un ser extraterrestre?

¿Era

un

ser físi-

co? Tal vez estos

entes nos

enfrenten

al

reto

de

una

clase

diferente de

realidad,

un

reino hasta

hoy

inexplorado en

el que nuestras nociones

actuales

sobre

lo

real

ya

no

resulten

válidas.

2277

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Un

pez

que

representa

a

Cristo

y

un ángel

que

representa

a san

Mateo:

éstos son

los

significados

medievales

de

Piscis

y

Acuario.

Junto a ellos,

el

más fantástico

de

los

componentes

delzodíaco: el

pez-cabra,

Capricornio.

EN

LA

ACTUALTDAD

cApRICoRNro

acostumbra

a

representarse con la imagen

de

una cabra.

Pe-

ro la

representación

tradicional,

y

todavía

la

más

frecuente,

es la de

un

ser mitad

cabra mi-

fad

pez.

En los

primeros

tiempos del simbolis-

mo babilónico, Capricornio era una cabra con

cuernos

y

una cola como la de las sirenas. La

tradición astrológica

griega

ensortijó

esta cola.

Los

primeros

manuscritos astrológicos medie-

vales

mostraban

a

Capricornio con un

aspecto

muy

similar al original babilónico,

pero

en

la

Baja

Edad Media la

tradición

astrológica

adoptó

la forma

de la

representación

griega.

Es

esta

imagen

la que aparece

en

la

mayoría

de

las

representaciones zodiacales de los templos

y

catedrales de Francia e Italia.

El

zodíaco italiano del siglo xrr que se en-

cuentra en San Miniato al Monte, en Floren-

cia,

nos muestra

un ejemplo de esta

imagen.

En

Chartres

(Francia),

la imagen de Capricor-

nio aparece sobre

la

puerta

norte

de la fachada

oeste de la catedrall

a

primera vista

parece

una

cabra,

pero

una cola serpentina emerge de su

cuerpo.

La conjunción de la cabra

y

el

pez

no consti-

tuye de ningún modo una rareza histórica,

ya

que

está repleta de significado

y

refleja ade-

más

la personalidad

de Capricornio. La tradi-

ción astrológica insiste

en

que

Capricornio

as-

pira

a

vivir

bajo la luz del día;

es

como

una

cabra

montés que

se esfuerza

siempre

en

subir

hacia arriba. Es

un admirador

de lo

superior,

y

es

también ambicioso,

procurando ponerse

siempre

ala cabeza

de

su

profesión.

La

cola de pez representa,

sin

embargo,

el

elemento del temor en la naturaleza de Capri-

cornio. Representa la muchedumbre en la cual

lo individual

se

funde

y

pierde

su

propia

identi-

La

cabra,

el *rg"t

y

el

pez

Arriba:

los

símbolos

actuales

de

los

tres últimos

signos

del

zodíaco

(Studio

Briggs).

A la izquierda: la

representación

de Capricornio

en el

zodíaco

labrado

de la abadía

de

Vézelay,

en Francia. La

extraordinaria

imagen

del

pez-cabra

es tan

antigua

como

la

astrología

babilónica (foto Charles Walker).

dad.

La acuciante ambición

de

superioridad

de

Capricornio

se

debe,

en

parte,

a

su deseo

de

separarse del rebaño,

de lo

que

intuitivamente

califica de mediocre.

Está constantemente

amenazado

por

la

zambullida

en

las aguas, que

constituyen

el medio

natural

del

pez.

La representación

de

Capricornio

es

una

pa-

rábola

de

la lucha por

encontrar un lugar

en

la

vida

de las naciones

civilizadas. En el momen-

to actual

de

su

evolución,

el

Hombre

se esfuer-

za

por

romper

con

el

espíritu

de

masas

(la

cola

del pez)

en

el que

sumerge su

propia

identidad

y

su lucha

personal

con las exigencias

genera-

les

del

grupo.

E,sta

ruptura

con las

antiguas

pautas

condu-

ce a un sentimiento

de alienación

y

aislamien-

to; la

soledad es el

precio

que hay que pagar

por

ser distinto y

exclusivo. No es accidental

que en el

zodíaco la

casa

de

Capricornio

se

ha-

2218

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Orígenes delzodíaco

lle

a

menudo

en su

punto más

elevado,

por

en-

cima

de

los

demás

signos.

El

problema funda-

mental

de

la

naturaleza

de

Capricornio

es el

del

aislamiento

característico

del

frío

planeta

que lo

rige:

Saturno.

Es

interesante

observar

que

en

la actualidad

la

imagen

del

pez-cabra ha

sido sustituida

en

varias

ocasiones

por

la

de

la cabra.

Es como

si

los argumentos

inconscientes

que

determinan

el

desarrollo

y

la

evolución

de los

símbolos

contemplaran sólo

el

aspecto

externo de

Ca-

pricornio, es

decir, su

ambición,

su

preocupa-

ción

por

el status,

etc.

Al

ignorar

la cola

de

pez

de Capricornio,

se

ignoran

también

el

mie-

do

y

la

soledad

que constituyen

su esencia.'

Es

difícil

precisar con exactitud

el

momento

a

partir

del

cual

empezó

a aparecer

la imagen

de

simple

cabra,

pero la representación

que

fi-

gura en un fabuloso

esquema

zodiacal

inglés

conservado

en

el

Merton

College

de Oxford

es

de fecha

muy temprana:

fue

tallada

en el

año

1497

,en

aquel momento, muy

pocos astrólo-

gos debían de

considerar

a

Capricornio

bajo

otro

aspecto

que no fuera

el del

pez-cabra.

El símbolo

de Capricornio

es

poco

más

que

el

dibuio

esquemático

de

dicho

pez-cabra'.

la

parte del símbolo

con forma

de

«V»

representa

el cuerpo

curvo,

y

el rasgo

final representa

la

cola

retorcida.

Curiosamente,

este

símbolo

se

desarrolló

más

o menos

en

la misma

época

que

la

figura

de la cabra,

como

si fuera

necesario

expresar,

por lo menos

en el

símbolo,

la duali-

dad

de Capricornio.

El siguiente

signo

del zodiaco,

Acuario,

se

representa

con

la imagen

de

un

hombre

que

vierte

el

agua de

una enorme

jarra.

Sin

embar-

go,

existe

modernamente

una tendencia

a

con-

Arriba: Capricornio

en

forma de

cabra, según

la

talla de

madera

del arco

FitzJames, conservado

en

el Merton College

de

Oxford

(foto

Charles

Walker).

A

la

izquierda:

la

representación

de

Capricornio en

la

catedral

de

Chartres.

La

cola enroscada

revela

que

no se trata de

una

simple cabra, sino de un pez-

cabra

(foto

Charles

Walker).

Arriba: el símbolo de

Capricornio

constituye una

versión

simplificada

del

pez-cabra (Studio

Briggs).

En la

página

anterior,

arriba:

la

magnífica

fachada de

la

torre del

reloj,

del

siglo

xv,

que

adorna

la

plaza

de San

Marcos

de

Venecia,

contiene

las

figuras zodiacales

más

conocidas

(foto

A. Vargo).

vertir esta

figura en una

mujer. La

imagen

pa-

rece derivar,

en sus

orígenes,

de la figura de

Hapi, dios del

Nilo

que

vertía

el

agua de

dos

jarras.

Existía

incluso una

primitiva

represen-

tación babilónica

de

un

dios que

sujetaba

un

cántaro

de agua,

pero que

tenía

también el

po-

der

de

verter

agua

de

sus

propias manos.

EI

Acuario angélico

El

nombre

babilónico

de

Acuario

puede signi-

ficar tanto

«gran estrella» como «constelación

del

gran

hombre».

Esta

última

designación

es

interesante,

porque más tarde,

cuando

Acua-

rio

fue adaptado

a

la

simbología

cristiana,

con-

servó

su

naturaleza

a

la

vez

divina

y

humana.

Cuando

los

cuatro

signos

«fijos»

del zodíaco

pasaron

a

ser

símbolos

de los cuatro evangelis-

tas,

Acuario

representó

a san Mateo.

Aunque

constituía,

de los cuatro,

el símbolo

humano,

fue representado

con

alas,

lo

cual

subrayaba su

nafuraleza

angélica

y

espiritual.

La representa-

ción

cristiana

incluía

además

un

pliego

de

per-

gaminos o

un libro

del que

procedían

los

pode-

res

espirituales,

en

lugar

de

la

jarra

de agua.

Con el

paso

del tiempo,

el elemento

huma-

no

fue enfatizado a

expensas

del

divino. Mien-

tras

la

imagen

de la constelación

se representa-

ba

habitualmente

como

un hombre

o

una

mujer alados,

la imagineríazodiacal

más

popu-

lar

empezó

a mostrar

a Acuario

como

un

ser

humano

desprovisto

de alas, como

si

el anti-

guo dios hubiera

descendido

a la Tierra.

Las finas

líneas

en

zig-zag

que simbolizan a

Acuario

son

consideradas

generalmente como

dibujos

de

las olas

del

agua.

Y

sin

embargo

Acuario,

a

pesar

de

su

nombre,

es

uno

de los

signos

de aire.

Algunos astrólogos

modernos

aseguran

que

el

dibujo

muestra una

corriente

eléctrica,

pero no existe

fundamento histórico

alguno para

esta

afirmación.

22t9

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Orígenes del

zodíaco

En realidad

este

símbolo

no

encierra

gran-

des

misterios,

ya que

las

líneas

en

zig-zag

derí-

van

de

los

primeros símbolos

medievales,

que

representaban

sin

ninguna

duda

el

agua

que

fluía

de

la

jarra

de Acuario.

El elemento

más

importante

es el

que

permanece

invisible:

el

espacio

entre

las dos

líneas.

En

él

vemos

el ai-

re

que separa

las dos corrientes,

el

aire

que

.circula

entre

las

dos

líneas

de

la vida»,

el es-

pacio cósmico

que

permite

la vida

de los

obje-

tos.

Mientras

que

Leo

rige el

corazón

y la

san-

gre,

Acuario

rige

la circulación,

cuya

principal

función

es

el

transporte

de oxígeno

-que

a

su

vez procede

del

aire-

a

todo el

cuerpo.

Los

primeros zodíacos

incorporan

el

símbo-

lo

de

Piscis

como

un

par

de

peces

que nadan

en

direcciones

opuestas.

Sin embargo,

en

los re-

lieves

egipcios

de Dandara

los

dos

peces apa-

recen nadando

en

la misma

dirección,

y sus co-

las están

unidas

por

un

hilo.

Fue

la

primera

de

estas

dos antiguas

representaciones

la adopta-

da

finalmente

por los astrónomos

medievales,

de forma

que

todos

los

zodíacos

clásicos

mues-

tran

a los

dos

peces nadando

en

direcciones

opuestas,

enlazados

por un hilo

de

plata que

sujetan

firmemente

en la

boca.

lnterpretaciones

posteriores

de

esta

imagen

sugieren que los

dos peces

representan la

dua-

lidad

de la naturaleza

humana:

el espíritu

y el

alma, visualizados

en

continuo

enfrentamien-

to. El espíritu

permanece

alejado

del

dominio

físico

de

la

Tierra

y

se

limita

a

zambullirse

en

éldevezen

cuando,

permaneciendo

a

pesar de

todo

libre

y

sin

mancha.

El alma,

por

su

parte,

empieza

a estar

contaminada

por el

mundo

material.

El espíritu

aspira

a

ascender

y

es

li-

bre;

el alma es

atraída

hacia

abajo

por

la Tie-

rra. He aquí

la oposición

simbolizada

por

los

dos

peces. La cuerda

que los

une

es

la

«cuerda

de

plata», el

lazo

que une

espíritu

y

alma

du-

rante

la

vida,

pero

que se

rompe

con

la

muerte.

E,ste

nivel

de

interpretación

pasa

entera-

2220

Arriba:

san

Mateo,

el

Acuario

cristiano,

aparece

aquí en un altar

danés,

sujetando

un libro en

lugar

de

una

jarra;

arriba a

la

derecha:

una

maravillosa

talla

de Acuario,

correspondiente

al arco

FitzJames de

Oxford

(fotos

Charles

Walker).

Abajo:

los

peces,

al

indicar dos

direcciones

opuestas,

simbolizan

el

espíritu

y

el alma

en esta

vidriera

de

la

catedral

de Chartres

(foto Sonia Halliday).

mente

por

alto

el

terreno

de

lo físico: los

dos

peces

nadan en

las aguas

del espíritu

y

del al-

ma,

y

el temperamento

Piscis

se

concibe

como

el

habitante natural

del reino

espiritual,

como

el

que

persigue la realización

de la belleza

es-

piritual

en

el

arte

y

en

la

poesía.

Por

esto

los

astrólogos

suelen insistir

en

que la

persona Pis-

cis es espiritual

y soñadoral

y

en

que su rela-

ción con

los

asuntos

prácticos

es muy

débil.

Los

primeros

cristianos

relacionaban

el sím-

bolo

del pez

-muy

frecuente

en

el

arte de

aquella

época-

con

Cristo.

Esta

conexión

fue

reforzada,

en la estructura

del zodíaco,

a fra-

vés

del

signo de Piscis:

éste

se

oponía directa-

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mente

al

signo

de Virgo,

que

en

los

primeros

tiempos

del

cristianismo

fue asociado con

la

Virgen María.

No resulta sorprendente

que

ciertas

pinturas y

esculturas

cristianas

primiti-

vas muestren a una

mujer llevando.

o incluso

amamantando,

a dos

peces: tales imágenes

pertenecen

a

la tradición esotérica

que

preten-

día conectar

la astrología

pagana

con

la fe

cris-

tiana.

Ejemplo

de

ello

son las

puertas

de

bron-

ce del siglo

xIt de

la iglesia

de

San Zeno,

en

Verona

(Italia), y

también una

columna labra-

da de

la

catedral

de

Chartres.

En

algunos

casos

la

imagen de

los

peces gemelos es sustituida

por

la

de

un solo pez,

a

menudo un

delfín,

que

A la

izquierda:

un

delfín, tal como

lo

concebía

un

artista

del siglo

xv,

representa a Piscis en el arco

FitzJames

de Oxford

(foto

Charles

Walke0.

A la

derecha:

Piscis, según

el

conjunto de esculturas

zodiacales

realizado

en

el

siglo

xtt

por

Benedetto

Antelami,

para

adornar

el baptisterio de

Parma

(ltalia).

Los

peces

aparecen

junto

con

un

hombre

que

cava,

el cual

representa

el

mes

al

que

corresponde Piscis: febrero-

marzo (foto Charles Walker).

A la izquierda:

en

las

puertas

de

bronce de

la

iglesia

de San

Zeno,

en Verona

(ltalia),

Piscis está

representado como dos

peces

amamantados

por

una mujer.

Ello

refleja

la

relación

que

existe

entre

Piscis

y

Virgo

-signos

directamente

opuestos

en el

zodíaco-,

y

también

la

asociación de

Piscis con Cristo

y

de

Virgo

con

la Virgen María

(foto

Charles Walker)

Orígenes delzodíaco

fue el

primer

símbolo

de Cristo; éste

es el

caso

del

Piscis

que

figura

en

el

zodíaco

del Merton

College.

En

Chartres

hay también

otro

pez

solitario,

esta

vez

una carpa,

que representa

a

Piscis; sin

embargo, aparece significativamente

asociado

a

otro

signo. Como

se

ha dicho anteriormente,

el

principal arco

«astrológico"

de Chartres está

incompleto: sólo

figuran diez de los doce

sig-

nos zodiacales. Géminis

y Piscis

están

juntos

en

la puerta sur,

como

para poner

de

relieve

su

importancia.

Géminis está representado

por

dos

caballeros

que sujetan un

gran

escudo.

El

escudo indica

hacia

abajo,

como

si señalara el

pez

solitario del

espacio inferior.

Como

ya

hemos visto. la

marcial representa-

ción de Géminis

es

un

sírnbolo de la orden

de

los

caballeros

templarios.

que

proporcionaron

las riquezas

necesarias

para

construir

la cate-

dral; la imagen

de

Piscis

representa a Cristo, al

que

los caballeros

servían.

De este

modo, el

último

de los signos zodiacales

tiene

también

su lugar en el esquema

astrológico

de

Char-

tres,

esquema

que habla

de secretos

lazos con

la astrología

pagana, rechazados

por

el cristia-

nismo

«oficial», pero

mantenidos

vivos, a tra-

vés de los

siglos,

por

artistas

y pensadores

eso-

téricos.

2221

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Durante una intensa oleada de

OVNIS

ocunida

en

Lancashire

(lnglaterra)

a

principios

de

1977,

dos obreros de

una fábrica

tuvieron

un

encuentro

en

la

localidad de

Nelson. Alrededor

de

las

3.10 de

la

madrugada, cuando

se disponían

a incorporarse al

turno de noche,

vieron un

objeto

brillantemente

iluminado

que

descendía de las nubes, flotaba y

después se acercaba

a

ellos.

Detuvieron

el

coche, sin apagar

el

motor,

y

se bajaron.

Las

numerosas luces multicolores de

la

parte

inferior

parecían

desplazarse

y

entrecruzarse

con

mov¡mientos ondulatorios.

Después, el

motor del coche se

apagó

y

los faros

perdieron

luminosidad. Los testigos,

asustados,

intentaron en

vano

poner

el coche

en marcha,

y

de

pronto

el

obleto

se

fue

alejando

lentamente. Entonces

el

motor y

los

faros funcionaron

de

nuevo.

Posteriormente descubrieron

que

la radio estaba

averiada,

y

así

permaneció (Murray

Aikman).

¿Qué

hay

detrás

de las

historias

de

OVNIS

que

¡nterfieren con

veh ícu los?

U

na v

ez analizados

por

computadora, los informes

sug¡eren

que

en estos acc¡dentes

intervienen

tanto

agentes

naturales

como

no

naturales.

Los aNÁlrsrs

poR

oRDENADon

de

los informes

sobre OVNIS revelan

relaciones no evidenles

a

primera

vista.

Algunas

pueden

ser expresa-

das

gráficamente:

en

el diagrama de

la

página

siguiente,

cada

uno

de los rasgos

que

aparecen

en los

informes

sobre OVNIS

es

representado

por

una

palabra

o

una frase recuadrada.

«Dis-

co»

se

refiere

a

un

informe

sobre un

objeto en

forma

de disco;

«desaparece»,

a los casos en

que

el

objeto

se

desvaneció

envez de alejarse.

Unas líneas de

conexión vinculan

los

rasgos

que

tienden

a

presentarse

juntos.

como

por

ejemplo una

forma de disco

y

el informe

de

que

se oyó

un ruido durante la observación.

E,n

alrededor de un

cuarto de todos

los

casos

Eu

(casos

de interferencia

electromagnética)

estudiados por

el

investigador

Mark

Rode-

ghier,

había

habido ruido. Pero cuando

se

tra-

taba de

OVNIS

con forma de disco,

se

escu-

2222

El

27

de agosto de 1979, mientras

ccldu-

cía

su

coche

patrulla

a

las

1.40 de

la

ma-

drugada

por

las

llanuras del

noroeste

de

Minnesota

(Estados

Unidos),

el

ayudante

,c

o

o

E

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charon sonidos en

el

35

7a

de los

casos.

Tam-

bién

se

utilizan

líneas

de puntos para

vincular

características que tienden a

«evitarse»

unas a

otras. o sea. que aparecen

juntas

con menos

frecuencia de la

que

sería de esperar.

Cuando

se

ha dibujado

el

diagrama

comple-

to, aparecen 35 correlaciones separadas.

Si se

1o estudia

un

poco más,

aparecen tres

grupos.

a

los que

se llamará

<<nexos>>.

El Nexo l, en

la

parte

superior del

diagra-

ma, revela una tendencia

a

la

correlación entre

los rayos de luz, los efectos fisiológicos,

el con-

trol

del

vehículo

por

el

OVNI

y

la

«caza,

o

persecución por parte

del

OVNI.

¿,Qué

puede

significar la asociación de

estas

cuatro características?

¿Es

lógica'? La respues-

ta

podría

ser

afirmativa.

Un

rayo

de radiación

podría

afectar al metabolismo humano

y

cons-

tituir el medio

para

que

el OVNI

se hiciera con

el

control

del

vehículo

(aunque

la teoría

parez-

ca

de

ciencia-ficción). Y

no es sorprendente

que

un OVNI

persiga

a

un vehículo

si

se

pro-

pone

controlarlo. Y si controlar a

un vehículo

requiere gran

cantidad de energía.

es

com-

prensible que

el

organismo humano

se

vea

afectado.

El

incidente

ocurrido

cerca

cle

Óje-

byn, en el norte de Suecia, del que ya

hemos

hablado

(véase

página

2182), muestra todas

las

características

de Nexo I.

Nexo

I

podría partir

de la suposición de que

los

incidentes

ocurridos

fueron provocados

por

causas

fisicas

y

no

son imaginarios.

Después

hay que considerar

esos

cuatro

ele-

mentos

en un

informe

ENI:

un

OVNI er.r forma

de disco;

la

apariencia metálica

del

OVNI; un

aterrizaje; ruido.

Estos

factores

forman

otro

nexo. E,l Nexo ll aparece en la

parte

inferior

del

diagrama,

casi

tan estrechamente unido

co-

Diagrama que muestra

las

pautas

que

surgen

de

los

informes

de

los

test¡gos en

casos de

interferencias

con

vehículos. Las

líneas

enteras vinculan los rasgos

con

"correlación

positiva",

lo

cual

significa

que

es

más

probable

que

ocurran

juntos

de

lo

que

se

podrÍa

esperar. Las líneas

de

puntos

unen los rasgos

que parecen

"evitarse"

mutuamente; asÍ, los

ruidos

son

relativamente

poco

frecuentes

cuando

un OVNI

tiene

la

apariencia

de

una

luz.

Cada

.nexo»

constituye

un

grupo de

rasgos

correlacionados

que,

posiblemente, puedan

ser

explicados

por

un

agente

independiente

(Studio

Briggs).

OVNIS

y

automóv¡les

mo Nexo

I. El

sentido común no

resulta tan

útil

para

interpretar su

significado

como

en el

caso anlerior. No parecen

exislir

razones

c

priori para

esperar que

el

ruido

esté asociado

con un

OVNI

en forma

de disco. Pero

si acep-

tamos la posibilidad

de

que

algunos

OVNIS

sean objetos físicos,

entonces

Nexo

II se refie-

re

a discos metálicos

que

emiten

sonidos y

también

a

OVNIS

metálicos

(de

diversas

for-

mas) que

aterrizan

y

emiten sonidos.

(La

aso-

ciación

entre la

apariencia metálica

y

la

forma

de disco

es muy débil;

se

halla, estadísticamen-

te,

en el límite de los significativo.)

La pauta

general

de Nexo Il

se

parece

mucho a

un tipo

clásico de

«platillo

volante»:

el

incidente

de

Warneton

(Bélgica)

en

1974

(véase

página

2182)

combinaba

las

características de

Nexo

lI.

Otras correlaciones

que

aparecen

en el dia-

grama

confirman

la

sospecha de

que

Nexo lI

representa algún objeto físico real. Existe

una

ocorrelación

negativa»

entre la apariencia me-

tálica

y

la desaparición, o

sea

que

esos

objetos

de aspecto sólido tienden a

partir

de

forma

convencional. También tienden

a

no

estar aso-

ciados

con

casos

en que los motores

de

los

co-

ches

se

ponen

en marcha

espontáneamente.

Este

es

un dato

que

confirma la

posibilidad

de

que

Nexo II sea

de naturaleza

física.

El tercer nexo

que

aparece en el análisis por

del sheriff Val

Johnson

vio

una

luz brillan-

te

a

unos 4 km de distancia,

justo

por

en-

cima

del

nivel

del

suelo. Eran

tan

trrillante

que

sospechó

que podía

tratarse cle

un

avión

accidentado,

y

se

dirigió hacia ella.

Cuando

aún

se hallaba a

unos

2,5

km

de la

luz,

ésta.

súbitamente. se

dirigió hacia

él

a

toda

velocidad.

En

una

fracción

de segun-

do

le alcanzó; oyó el

ruido

de

un

cr"istal

que se rompía. sintió que sus frenos

se

atascaban

y perdió

el conocimiento.

Cuando Johnson

recobró el sentido

es-

taba

apoyado sobre

el

volante.

le

dolían

los

ojos

y

tenía un chichón

en la frente.

El

coche había

quedado cruzado en la carre-

lera

(véase

la

fotografía).

Sus

ojos sufrían

una

irritación rojiza

como la

que podría

haber causado

el arco

de

un

soldador.

Uno

de

Ios

faros del coche estaba hecho

trizas,

y

sin embargo la

carrocería estaba

intacta. El

parabrisas

estaba

roto

y

dos

de

las

tres

antenas

del

coche

estaban dobla-

das en ángulos agudos. Y tanto el

reloj

eléctrico del

coche

como

el

reloj

de

pulse-

ra mecánico

de

Johnson atrasaban

l4

mi-

nutos,

pese

a

que

habían sido

ajustados

aquella misma

noche.

§ry

Nexo

I

Nexo

ll

Nexo lll

correlación

positiva

correlación

negativa

2223

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OVNIS

y

automóviles

ordenador

tiene

que

ver

con

OVNIS

que

se

desplazan en

línea recta,

son

pequeños (menos

de

4 o 5

metros de diámetro)

y

se

describen

como una luz, sin estructura aparente.

Tien-

den a

no

presentar

apariencia

metálica, a no

emitir sonidos,

a

no

perseguir

vehículos

y

a

no

partir de

forma instantánea.

Este

grupo

de hechos no

parece

demasiado

importante

a

primera vista,

pero

existen

razo-

nes

para

esperar

que

exista un

grupo

de

carac-

terísticas como

las

de

Nexo

lll. Muchos

inves-

tigadores han propuesto

la idea de

que

el

fenó-

meno

OVNI,

en

su conjunto,

debe

tener más

de

una

causa.

Detrás

de algunas observaciones

puede

ocultarse algún tipo

de

fenómeno

natu-

ral

que

todavía no ha sido descubierto. Philip

Klass, famoso

por haber

desenmascarado

a

muchos

falsos OVNIS, ha sugerido

que mu-

chos

informes

se

explican

por

efectos de

plas-

ma.

(Los

plasmas

son

gases

que han

perdido

los

electrones de algunos de sus

átomos, de

modo que hay en ellos

una

mezcla

de cargas

eléctricas negativas

y

positivas.)

Esa hipótesis

bien

podría

explicar

algunas observaciones,

pero

no

la mayoría. Pero, ciertamente, sería

muy raro que,

por

lo

menos,

algunos casos

EM

no fueran causados por

algún tipo

de actividad

electromagnética terrestre. Nexo

III

podría

describir

este

fenómeno

natural

desconocido.

En el catálogo de Mark

Rodeghier

figuran

14

casos

de efectos EM que

se

corresponden

con

Nexo III.

He

aquí algunos de ellos.

El

24

de

agosto

de

1978 una

mujer

de

cin-

cuenta

y

cuatro años conducía

su

coche a

lo

largo del

río Des

Moines, en

lowa

(Estados

Unidos).

Súbitamente,

en

una

zona rural bos-

cosa, su

Ford de

1972 se

caló

y

se

detuvo. Los

faros también

se

apagaron

y

el

parabrisas

se

empañó. Entonces apareció una bola

luminosa

de

color

rojo

anaranjado

que

se

desplazaba de

este a oeste, cruzó el río

y

se

adentró en el bos-

que.

Seguía

una trayectoria recta

y

no emitía

ruido

alguno.

La mujer

no

pudo estimar

su

ta-

a1'\

4

Una bola de

fuego

durante una

tormenla.

Esta insólita fotografía

de

un

fenómeno

muy escurridizo

fue tomada

en

los Estados

Unidos

en

1

933.

Las

bolas

de

fuego

son

una de

las

explicaciones favoritas

para

los

OVNIS

luminosos,

y

probablemente

den

razón

de

algunos de ellos.

Pero

también

es

posible

que

algún

proceso

eléctrico

desconoiido,

que puede

producirse

con buen tiempo,

sea

responsable

de

gran

número

de

los OVNIS tipo

"bola

de

lu2,

(foto

Frank

W. LaneiProf.

J.C.

Jensen).

maño ni

la

distancia, aunque dijo que

aparen-

temente

era

como

[a

luna llena.

Después

su

co-

che

volvió

a

ponerse

en marcha sin que

ella

tuviera

que

tocar

el contacto.

El que

sigue

es

un

incidente

muy

antiguo,

tomado

del

trabajo de

Aimé

Michel

sobre

una

oleada de

OVNIS

producida

en

Francia.

El

14

de

octubre de 1954, una bola de fuego rojiza

pasó

sobre un coche

en el

bosque de

Chazey,

cerca de

Gueugnon. En el mismo momento, el

motor y

los aparatos eléctricos

fallaron

simul-

táneamente.

Al

cabo

de

unos

segundos, la

bo-

la de fuego

desapareció

de

la

vista, los

farcs

volvieron

a

encenderse

y fue

posible

poner

el

motor

en

marcha.

La bola no

hacía

ruido

cuan-

do pasó por

encima del coche.

El

3

de

diciembre de 1980, Robert

y

Janice

Lowrey, de veinticinco y

diecinueve años

res-

pectivamente,

iban

en coche en

dirección nor-

te

por

una zona rural de Mississippi

(Estados

Unidos), cuando Janice vio una bola de luz

que

se

acercaba al coche desde el este, al nivel

de sus ojos. Tenía

unos 30 cm de diámetro,

emitía luz

y

era blanca, con un matiz

azulado

en

el centro. No

hacía

ruido.

La

bola

pasó

so-

bre el capó

del

coche

y

desapareció rápida-

mente por

el

oeste, sin

desviarse

de

su

trayec-

toria.

Todo

esto no duró más

de

10

segundos.

Inmediatamente después

el radiador

de

su co-

che, un Monte Carlo de

1977

,

dejó de

funcio-

nar, la radio

de frecuencia modulada dejó

de

emitir

-salvo

débiles

señales-, los faros

per-

dieron

luminosidad de forma tan drástica que

apenas se

podía

ver

algo

a

60 cm de distancia,

y

el claxon

dejó de funcionar.

Sin embargo,

el

motor

no resultó

afectado.

Unos

30 minutos

después de que

llegaran

a su

destino, todo

fun-

cionaba normalmente.

Un

fenómeno

s¡n

precedentes

Los

acontecimientos

Nexo

III ocurrieron

so-

bre todo

en zonas

rurales, especialmente

con

tiempo

fresco

o frio,

a

menudo cuando no

había

nubes, y

la

mayoría duró menos de 45

segundos,

en

comparación

con una duración

típica de

3

a

10 minutos para

otros

casos

EM.

Los

OVNIS

eran

generalmente

globulares

y

viajaban

a una velocidad

inferior

a 160

km/h.

E,stas luces

pequeñas

y

silenciosas

que

se

desplazan

en línea recta e

interfieren

con los

aparatos eléctricos

y

los motores no

tienen

precedentes

en la literatura de la meteorología

o de la física

atmosférica. Podría tratarse de la

manifestación de algún fenómeno

natural

con

un mecanismo

generador

desconocido. Cierta-

mente, no parecen

ser

ni naves

extraterrestres

ni naves

en

general, y

no

actúan como tales.

Niguna inteligencia

parece

controlar

sus

accio-

nes. En

apariencia, parecen

bolas de fuego,

pero

sus acciones

y

sus

efectos son

muy

dife-

rentes. Por

el

contrario,

Nexo

I

y

Nexo Il

des-

criben

hechos

dramáticos

en

los que intervie-

nen fuertes

energías, actos aparentemente de-

liberados de

control del

vehículo afectado

y

objetos metálicos que, con frecuencia, nealizan

aterrizajes.

FStaS

no Son características

pro-

pias

de

ningún fenómeno natural,

conocido o

desconocido

para

la

ciencia actual.

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@os

drrlo

J";¡,lifi

Apocalipsis

verde

rial.

Pero

el

ambiente

demasia-

do

rígido

de

esa

vida

provincia-

na,

unido

al

marco excesiva-

mente

restringido

del

mundo

del

comercio,

suscitarÍa

en

el

jo-

ven

Aldiss el afán

de

evasión

que

no llegaría

a saüsfacer

más

que

con

la lectura de

las

prime-

ras

revistas de

ciencia-ficción

americanas,

Marvel

y

Amazing

Stories.

Esta

huida

hacia nuevos

hori-

zontes

se

le

hizo todavÍa

más

necesaria

cuando

tuvo

que

en-

frentarse

con

las leyes

infleibles

de

un

pensionado

británico.

La

exaltación

de

la

potencia

fÍsica

y

el

riguroso

reglamento

escolar

empujaron

a este adolescente

nexiliado»

a escribir

sus

primeras

narraciones,

fantásticas

o

teñi-

das de

erotismo,

y

a

redactar

un

diario

Ínümo del

que,

incluso

más tarde, sabrÍa

perpetuar

la

tradición.

En

1943,

mientras la

guerra

desataba

odios

en

todos

los

BRIANALDISS

por

un

momento

lo

según

las

más

negras

será

el

mundo

a

del siglo

xxl.

Por una estúpida supremacÍa,

fuerzas

del tercer

mundo,

de

y

de América

del Sur

a

la humanidad

a

la

crisis

más

grave

de su

Usando

materiales

han

provo-

un

desperfecto

en el

trans-

normal del

tiempo

que,

los expertos.

parece

irre'

De

esta

manera,

el al-

del 25 de

agosto

de 2020

para

un antiguo

alto

de

la Administra-

uno de

los más

viajes

que

ha co-

un ser

humano.

En efec-

por

un

nuevo

des-

del tiempo,

este

per-

a

pesar

suyo,

se

encon-

años atrás

en

Ginebra

una

joven

novelista

que

al

nombre

de

Mary

concibe

el

personaje

demencial

de

la

literatura

la criatura

del

barón

He aquÍ

una his-

en

la

que

el

ejerci-

estilo sirve perfectamen-

aventura;

es

la

que

Brian

nos

propone

seguir

en

novela

Frankenstein

desen-

Nacido

en 1925

en

East

De-

(Gran

Bretaña),

Brian

muy

pronto

el

encanto

de

la burgue-

inglesa.

La

tienda

familiar,

con

mano

de

hierro

Por

abuelo

H.H. Aldiss,

y

más

por

su

padre

Stanley,

le

al abrigo

de cualquier

de

orden

mate-

Junto

a estas

líneas: Brian

Aldiss,

un

inglés

muy

sereno

que

ha

aportado

a la

ciencia-ficción

una

nueva d¡mensión.

A

la

derecha: portada

de

una

recopilación

de

cuentos

de

Brian

Aldiss.

Abajo:

una

alegoría de

Laverdet

que

ilustra

la

aversión

de

Brian

Aldiss

por

la

división

del

mundo.

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¡¡§'§

,

purntos

del

globo,

Aldiss, enrola-

do

en el ejército,

combatió

en

Birmania

y

Malasia. La

perma-

nente

angustia de

un universo

hostil

y

el

clima

asfixiante de Ex-

tremo

Oriente fueron

dos

cie las

experiencias

que posteriormen-

te

más

influirÍan

en su

obra

lite-

raria.

Después

de la

guena,

Aldiss

se estableció como librero

en

Oxford,

y

publicó

diversos

tex-

tos

de

gran

calidad literaria

en el

boleiÍn británico 1e

libreros

y

editores, The Bookseller.

Estos

trabajos

le

abrieron las

puertas

de

Faber

and

Faber, la editorial

de T.S.

Eliot.

A finales

de 1955

publicó

su

primera

novela,

The

Bightfound

Diaries,

obra

auto-

biográfica

sobre la vida

cotidia-

na en

una

librerÍa.

Sin embargo,

Aldiss

se

sentÍa

rofundame_nte

atraÍdo

por

el

rrefrenable

auge

de la ciencia-

icción

británica de finales

de

los

cincuenta

(éxito

comercial

,*,;er;;@

Science Fantasyl.

Po¡

ello

se

volcó

resueltamente

en

este

gé-

nero,

que

se le antojaba

espe-

ciaimente pensado

para

satisfa-

cer su

desmesurada

imagina-

ción.

Recogiendo

los

temai

in-

mortalizados

por

los

autores

de

la

edad

de oro

(viajes

en

el

tiem-

po,

space

opera),

fero

añadién-

doles

su

propia

filosofÍa

impreg-

nada

de

ironÍa,

Aldiss

esbozó

lo

que

diez

años más

tarde

serÍa

la

idea

predominante

de la nueva

ola

americana.

El

espacio,

el tiempo

y

Natha-

naéL,

colección

de cuentos,

apa-

reció

en 1957,

seguido

un

año

más tarde

de

Crucero

sin esca-

/as.

En

esta

obra de

sabroso

sus-

pense,

Aldiss

describe

la

epo-

peya

de

una

nave

perdida

en

el

espacio.

En

ella

se han

sucedido

varias

generaciones,

y

los

tripu-

lantes

han

olvidado

definitiva-

mente

el

propio

objeüvo

de

su

misión.

Pero

en esta

sociedad

totalmente

Arriba:

dos

p¡nturas

de Laverdet

que

¡ntentan recrear

gráficamente

el universo

de Brian

Aldiss., unos

uniformes

que

recuerdan

la

guerra

en

la

jungla

de Birmania,

niños

y

animales fantást¡cos...

dido

a

la

edad de

piedra,

una

tribu más evolucionada

pugna

por

avanzar.

La siguiente

obra,

Ecuador,

es una

honesta

novela de espio-

naje

que

no

obtuvo el

éxito

de

críüca esperado; pero El

mundo

verde no

tardó

en consagrar de-

finiüvamente el talento

de

Al-'

diss.

En

esta novela el autor

describe

nuestro

planeta

al final

dd

su evolución.

Unas

gigantes-

cas arañas han tejido

sus

telas.

hasta la Luna,

y

el

hombre.

vuelto

a

su estado más

primiti-

vo,

se

convierte

en

un

mutante

de

color

verdoso,

que

vive

de la

recolección

y

duerme

en

los ár-

boles. Esta

obra,

cuya

acción se

tico,

inspiró

posteÍiormente

a

Francis

Ford

Coppola

pelÍcu-

la

Apocalypse

Now.

Sus otras

obras, Barba

gris,

novela

picaresca

por

excelencia,

Criptozoico,

mu

aprecia.rJa

en

los

medios

underground

ael

oSwinging

London,, y

A

cabeza

descalza,

vasto

'fresco

influido

por

James

Joyce,

permiten

a Al-

diss sobrepasar las barreras tra-

dicionales

de la

ciencia-ficción.

Maxim

Jakubowski,

reconocido

crítico,

describe'asÍ

esta úlima

obra:

nEl

libro

narra

las

insensa-

tas

perágrinaciones

de

Colin

Charteris,

automovilista

demen-

te,

a través

de

las

interminables

autopistas

de

una

Europa

abati-

da

por

una

ofensiva

psicodélica.

Las

visiones

apocalÍpticas

se

mezclan

con sombrÍas

historias

de

espionaje

y

de amor,

sobre

un

telón

de

fondo

dominado

por

la

improbable

llegada de

un

nuevo

mesÍas.,

The

shape

of

lurther

things,

ensayo

autobiográfico

publica-

do en

1970,

Billion

year

spree,

estudio

crÍtico sobre la

ciencia-

ficción

(1973),

y

Enemigos

del

sistema,

novela

violentamente

antisocialista

que

creyó

necesa-

rio

escribir tras

su

viaje

a

la

URSS,

contribuyeron

a dar

al

autor

su

altura.internacional.

Brian

Aldiss,

en la actualidad,

pone

punto

final

a una trilogÍa,

Hellonia,

en

to¡no

a la creación

de

un nuevo mundo.

Y

el

pri-

mer

volumen,

publicado

en

l9B2 en Inglaterra

y

Estados

Unidos,

hace

prever que

el

maestro aún

tiene muchas

cosas

que

decir.

Las

principales

obras

de Brian Al-

diss

figuran

en

los

catálogos

de

Ed-

hasa,

Caralt, Acervo, Martínez

Roca

y

Bruguera..

Créditos de ilustración:

Laverdet,