barro y canto. una mirada al pensamiento nahuatl 1.3 la existencia, la muerte l os nahuas concebían...

10
La manera de conocer el pasado mesoamericano a través de su arte 12

Upload: nguyenhuong

Post on 03-Oct-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

La manera de conocer el pasado

mesoamericano a través de su arte

12

1 La cosmovisión náhuatl 4

1.1 El Origen 5 1.2 El Universo 6

1.3 La existencia, la muerte 7

2 In xóchitl in cuícatl, lo único verdadero sobre la tierra 8

2.1 Los Huehuetlahtolli 82.2 Los cantares 9

2.2.1 Principales rasgos de la poesía náhuatl 10 2.3 Poesía y filosofía 12

3 Los sonidos del barro 15

3.1 La cosmovisión náhuatl en la cerámica arqueológica 15

3.2 La interpretación de la cerámica arqueológica 16

3.3 “Atavíos de los dioses” 173.4 “Garras, colmillos y plumajes preciosos”:

Los animales en la cerámica arqueológica 18

4 Los Tlamatinime 19

4.1 Poetas de la región tezcocana 20 4.2 Poetas de México-Tenochtitlan 224.3 Poetas de la región poblano-tlaxcalteca 234.4 Poetas de la región Chalco-Amecameca 24

Epílogo 25

Glosario 26

Bibliografía 29

Selección de piezas 30

Créditos 66

BARRO Y CANTO:Una mirada al pensamiento náhuatl

12

Fundación Cultural Armella [email protected] [email protected]

3

Introducción

Mesoamérica. Los monumentales edificios, la es-cultura, la orfebrería, los códices, la cerámica. Tes-tigos de una gran historia que poco a poco se ha venido descifrando a partir de las revelaciones y la memoria de estos bellos objetos de la producción humana. La piedra, el metal, el amate y el barro: su palabra.

Pero la creación de nuestros pueblos ancestrales no se limita a las construcciones materiales. Éstas se encuentran íntimamente vinculadas con la reflexión sobre el origen y el Cosmos, con la pregunta sobre la procedencia y el destino último del hombre; en una palabra, con el pensamiento.

Los nahuas. Grupo mesoamericano cuyas manifestaciones culturales causan asombro a propios y extraños. México-Tenochtitlan, Tezcoco, tal vez los ejes principales. Los tlamatinime, los poetas y los tlacuhilos. Hoy, la Fundación Cultural Armella-Spitalier desea emprender con usted un viaje por la filosofía y la literatura de nuestros antepasados, de la mano de las piezas que forman parte del acervo que resguarda.

El barro, sus formas, secretos y colores; el canto, su densidad lírica, su música, la profundidad de su pensamiento. Una mirada al pensamiento náhuatl expresada a través de in xóchitl in cuícatl: la flor y el canto. La poesía.

4

1 La cosmovisión nahuátl

¿Qué es cosmovisión? Es, sencillamente, la manera de ver e interpretar el mundo y el univer-so. Todos los pueblos del planeta han construido la propia a partir de la contemplación de su entorno, así como de la necesidad de explicarse, primero, los fenómenos naturales y, después, en una fase más profunda, a sí mismos. El ser humano trae en él la urgencia de explicarse su origen primero y de desentrañar el significado de la vida y de la muerte. De ahí, de esos cuestionamientos, surge la filosofía.

Los pueblos de Mesoamérica no fueron la excep-ción. Ejemplo de ello es el Popol Vuh, texto maya que, aunque escrito durante el siglo XVI, contie-ne el pensamiento ancestral de esa cultura sobre el origen del mundo y la genealogía de los seres humanos.

¡Y los nahuas! Esa agrupación de pueblos unidos por la que fue la lengua franca de la época, des-pliega su imaginación en la fundación de mitos de hondo calado. Y la poesía, in xóchitl in cuícatl, se convierte posteriormente en el vehículo perfecto para expresar tales mitos y creencias, ambos re-sultado de siglos de constante reflexión filosófica.Sí, la poesía. Pero la verdadera poesía. Aquella que buscaba —y busca— acercarse a la verdad. En la Grecia de Homero, en la Italia de Dante,en el Tez-coco de Nezahualcóyotl, en el México-Tenochtitlan de Axayácatl... o de Octavio Paz. En palabras de

Miguel León Portilla, historiador mexicano.

Obras modernas de la vida en el México antiguo.

Códices mexicanos.

Mictlantecuhtli.

Miguel León Portilla, nuestro guía en este recorrido: ...la verdadera poesía [que] implica un peculiar modo de conocimiento, fruto de una auténtica experiencia interior, o si se prefiere, resultado de una intuición.

Como nos asomaremos a este tema un poco más tarde, empecemos a contar las historias que los nahuas transmitían, primero de manera oral y luego a través de amoxtli, para explicarse el mundo y a sí mismos...

Una mirada al pensamiento náhuatl

5

ción de Quetzalcóatl, con su aliento ayudó para que ambos astros se movieran e iluminaran suce-sivamente al mundo. De aquí surge, entonces, el orden del cosmos.

Gerónimo de Mendieta da cuenta de otro relato de creación de los mexicas: Quetzalcóatl baja al Mictlán, acompañado de Xólotl, para recoger los huesos de generaciones pasadas. Mezcla éstos con su sangre y así da vida a una nueva estirpe humana.

Los nahuas, herederos de las tradiciones religiosas de los toltecas, tal vez recibieron de ellos también sus principales mitos de creación.

1.1 El Origen

En Teotihuacán, en la absoluta oscuridad del mundo sin sol, reuniéronse los dioses. Entre ellos se encontraba Nanahuatzin (el Purulento), dios empobrecido, y Tecuciztécatl, que era un dios rico. Nadie quería sacrificarse para dar luz al planeta. Fi-nalmente, Nanahuatzin lo hizo: voluntariamente se arrojó a las llamas y se convirtió en el Sol; lo siguió Tecuciztécatl, quien desde entonces es la Luna.

Escultura representando a Quetzalcóatl.

Representación en cerámica de Ehecatl.

Nanahuatzin, el sol. Tecuciztécatl, la luna.

Sacrificios rituales en honor a Tezcatlipoca. (1)

El resto de los dioses se lanzó también a las llamas, pues así lo exigía el Sol para poder alimentarse con su sangre. Ehécatl, dios del viento y advoca-

6

1.2 El Universo

Para los mexicas, el Universo estaba conformado por dos planos: uno horizontal y el otro vertical. El horizontal llamábase Tlaltícpac y era la superficie del mundo, habitada por los seres humanos, animales y plantas. El vertical se dividía en dos: uno hacia arriba, el supramundo u Omeyocan; y otro hacia abajo, el inframundo o Mictlán. El cruce de ambos planos era el ombligo de la creación entera y se encontraba en el Templo Mayor, lugar sagrado de México-Tenochtitlan.

Pero vamos por partes. Hablemos primero del Tlal-tícpac que, como ya dijimos, es el nivel terrestre. De su centro surgen los cuatro rumbos del univer-so. A cada uno de ellos le correspondía un dios creador: el oriente era territorio de Tezcatlipoca Rojo; el norte, de Tezcatlipoca Negro; el sur, de Huitzilopochtli o Tezcatlipoca Azul; y el poniente de Quetzalcóatl.

Ahora bien, el nivel celeste, primera parte del plano vertical, estaba conformado por trece cielos y se estableció a partir de la observación y el movimien-to de los astros. Aunque existen varias versiones, podemos mencionar, por ejemplo, que el primer “cielo” era la casa de la luna y de las nubes, y el octavo era el sitio donde se gestaban las tempesta-des. Los dioses, por su parte, habitaban el noveno, décimo y undécimo; los últimos dos eran la morada de la dualidad, de Ometecuhtli y Omecíhuatl.

Por último, el inframundo estaba constituido por nueve lugares que precedían al Mictlán, cada uno regido por deidades relacionadas con la muerte, mismos que tenían que recorrer los que habían pe-recido de muerte natural. Algunos de estos sitios son, según el Codex Vaticanum, el pasadero de agua, el lugar del viento de obsidiana y el lugar donde son comidos los corazones de la gente. Pero Fray Bernardino de Sahagún menciona otros, como las sierras que chocan entre sí y el lugar del viento frío de navajas. Quienes superaban estos graves peligros, llegaban a la presencia de Mictlantecuhtli, señor de la muerte.

Mictlantecuhtli.

Pequeña escultura representativa de Mictlantecuthli.

Representación en códice de sacrificio ritual humano.

7

1.3 La existencia, la muerte

Los nahuas concebían un estrecho vínculo entre la vida y la muerte. Esta afirmación la podemos constatar a partir del mito sobre el origen del Sol y de la Luna, así como aquél sobre la generación de una nueva estirpe humana por parte de Quetzalcóatl. Pero también, como lo veremos más delante, en los textos filosófico-literarios de los pueblos de lengua náhuatl.

Para que haya vida, debe haber primero muerte. El arte de estos pueblos atestigua lo anterior, ya que es abundante la existencia de calaveras frecuentemente representadas con ojos luminosos y brillantes, lo cual habla de una creencia de vida después de la muerte.

Por otro lado, tenemos las muy discutidas ofrendas humanas, que por cierto se han practicado en diversas culturas. Una vez más nos remitimos al sacrificio de los dioses para crear el cosmos, a la sangre de Quetzalcóatl que —unida a los huesos de los muertos— daba vida a una nueva raza. Así, la muerte de los guerreros capturados en batalla era una ofrenda a los dioses, como agradecimiento por su propia inmolación y para preservar la vida sobre la Tierra. Una vez más la relación vida-muerte.

Espacio-tiempo: el movimiento

La naturaleza del movimiento y del cambio, reflexión filosófica primigenia. Los tlamatinime llevan a cabo el esclarecimiento de esta incógnita a partir de su concepción del Quinto Sol o “edad en que vivimos”.

La humanidad pasó por cuatro edades o soles. Du-rante cada una de ellas, las fuerzas cósmicas, per-sonificadas por los hijos de la dualidad, ejercieron su dominio; cada una tuvo su tiempo. Surgieron cuatro razas distintas y perecieron ante la lucha constante de los principios del universo. Dice León-Portilla: Surgieron entonces los años del rumbo oriente, del norte, del poniente, del sur. [...] apareció el movi-miento, al espacializarse el tiempo, al orientarse los años y los días hacia uno de los cuatro rumbos del universo. Tiempo y espacio unidos: la espacializa-ción del tiempo.

El tzompantli, advocación y veneración de la muerte como ciclo vital.

“De la fiesta que al sol se hacia de baxo deste nombre, Nauholin”, Tratado segundo, Capítu-

lo X, lám. 17. (2)

8

2 In xóchitl in cuícatl, lo único verdadero sobre la tierra

2.1 Los Huehuetlahtolli

La medición del tiempo. En sus calendarios, el tonalpohualli y el solar, tanto los años como los días —y hablamos aquí de la dimensión temporal—, gozaban del influjo de un determinado rumbo del cosmos: he aquí la dimensión espacial. Esta unión hizo posible, al fin, la armonía de las cuatro fuerzas, y con esto, el movimiento del Sol y la vida.

Por fin, el Quinto Sol: nahui ollin, durante el cual es protagonista el ombligo del mundo. Es la era en que vivimos. Escuchemos a León-Portilla: ...mientras en cada siglo haya cuatro grupos de trece años dominados por el influjo de uno de los rumbos del espacio, el Quinto Sol seguirá existiendo, seguirá moviéndose. Pero si algún día esto faltare, quiere decir que entonces habrá de comenzar una vez más la lucha cósmica. Habrá un último movimiento de tierra, pero tan fuerte que “con esto —como dicen los Anales de Cuauhtitlán— pereceremos”.

Para los nahuas era fundamental conservar ese equilibrio y a ello dedicaron su energía y la esencia de su cultura.

Piedra del Sol o Calendario Azteca; marcador astronómico y calendárico. (3)

Como hemos visto, la profundidad del pensamiento nahua es indiscutible. A eso debemos agregar la cualidad estética que caracteriza sus textos literarios, bellos recipientes de esta filosofía.

Los Huehuetlatolli o testimonios de la antigua pa-labra, son un compendio de la sabiduría de hom-bres y mujeres del México antiguo. Están consti-tuidos por un conjunto de discursos didácticos que formaban parte de la cultura y de la tradición, vin-culados estrechamente con lo que la filosofía occi-dental llama ética. Así, la madre instruye a su hija, el padre al hijo pequeño y al que ya se ha casado, el anciano se dirige al joven o el marido a su mujer. Son, en fin, la guía para vivir rectamente.

He aquí cómo conversan los gobernantes acerca del gobierno, para que no en sus manos se arruine el agua, el monte (la ciudad), para que bien la lleven a cuestas, la tengan a su cargo; para que bien conduzcan al ala, la cola. En esta exhortación pueden tomar ejemplo otros pueblos.

Aunque han llegado a nosotros transformados por la fe cristiana, lo que permanece de ellos es la experiencia de vida que regía el transcurrir cotidiano, en lo social y en lo familiar.

Una mirada al pensamiento náhuatl

9

[Voz de hombre]

Y saludarás a sus hijos en donde estén o en cualquier lugar donde los encuentres: a los de linaje, a los gobernantes y a los que presiden a la gente, a los guías en las cosas divinas, a los que rigen, a los padres; y al anciano, la anciana, y al necesitado, al desventurado, al que no es dichoso, al que no se alegra. Ellos por eso han de ser saludados, por eso los saludarás, no sólo con descuido, con muy buenas palabras. [...] Si bien te conduces, así serás obedecido, serás alabado, por ello serás elogiado.

Y ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de la madre, del padre, porque es un don, porque es su merecimiento [...], porque a ellos les corresponde el servicio, la obediencia, el respeto.

[Voz de mujer]

¿Cómo será? ¿No en verdad te pondré en vergüenza cuando delante de la gente no obre yo con prudencia? ¿Acaso esto lo harás objeto de tu enojo, habrás de dejarlo en el olvido cuando tal vez así tu corazón, tu cuerpo sean amados, mi señor, mi muchacho?

Pues así es todo lo que corresponde, lo que devuelve, lo que restituye un labio, una boca, a tu palabra que humildemente se manifiesta. ¿En quién tal vez me dejas? Porque yo tu carne, tus huesos me vuelvo. ¿Acaso en verdad me estarás ocultando algo, me estarás mintiendo? Porque yo seré lo que guardes, mi varón, mi señor.

2.2 Los cantares

No. La poesía no es producto de un arrebato. Es algo más. La poesía contiene siempre la interioriza-ción de la experiencia existencial del poeta quien, a partir de la observación y de la reflexión, la trans-forma en palabras, en metáforas e imágenes. Tras-ciende así los límites de lo subjetivo y se lanza a lo universal.

No. La poesía no habla sólo del amor. Toca también los temas más profundos y trascendentes del ser humano: la vida, la muerte, el tiempo, el Dador de vida... Así es la poesía náhuatl. Para los tlamatinime, era el vehículo idóneo para expresar los difíciles temas metafísicos que les ocupaban.

Ceremonia de bautizo. (4)

Mural de Diego Rivera representando al tlatoani “Gran Señor”

10

Así, Tecayehuatzin, señor de Huexotzinco, se pregunta: ¿Es esto lo único verdadero sobre la tierra? ¿A qué se refiere? Precisamente a los cantos

2.2.1 Principales rasgos de la poesía náhuatl

y las flores... Pero antes de entrar de lleno a los temas, hablemos un poco sobre las características de la poesía náhuatl.

En los amoxtli, libros pictográficos o códices, así como en pinturas murales o piezas de ce-rámica, aparece el glifo que representa la pala-bra y el canto. Emana de la boca de personajes como sacerdotes y dioses y se le conoce como

la “voluta de la palabra”. En ocasiones está adornado con flores, lo cual indica que son “pa-labras floridas” que se cantaban o recitaban en diversas festividades.