MODA ESTÉTICAY AUTOESTIMA

El deseo de agradar es al espíritu,

lo que el adorno a la belleza.

La influencia de la moda en el cambio social de los valores estéticos y corporales es una realidad

visible.

La moda constituye un cambio temporal de estilo tanto en la forma de vestir, como en la arquitectura, la decoración de interiores y exteriores, el arte, la

ciencia, y también el pensamiento.

La moda ha presentado distintas peculiaridades en todas las culturas y en todas las épocas.

Los medios de comunicación muestran imágenes de todo tipo, pero especialmente enfatizan y potencian la imagen del

cuerpo humano.

A través de las imágenes y de los mensajes que con ellos presentan, facilitan la difusión e interiorización colectiva de

ciertos patrones estéticos.

Todos somos conscientes de la importancia de nuestro aspecto exterior en las relaciones que mantenemos con los demás e incluso en

nuestra propia autoestima.

Pero, ¿Qué ocurre si nos gusta agradar y trasmitir una buena imagen pero, a la vez, no

queremos participar de esa frustrante obsesión por alcanzar unas metas que no

podemos conseguir?

Todas las alternativas son posibles, pero las más acordes con nuestro equilibrio emocional serán las que partiendo del ejercicio de nuestra libertad y sistema de valores, favorezcan

el mostrar una presencia física con la que nos sintamos a gusto.

No olvidemos que una buena parte del atractivo que comunicamos depende de cómo nos vemos a nosotros

mismos.

El atractivo también puede favorecer el acceso a diversos escenarios sociales y profesionales, una persona atractiva es

normalmente considerada más exitosa y con mayores habilidades sociales, con más gancho y más competente.

Compararse con ideales elevados puede ser peligroso, al conducir a sentimientos de poca valía personal y al

desarrollo en algunos casos de desórdenes alimenticios y emocionales.

La imagen saludable es un factor relacionado con el atractivo físico, pero no corresponde siempre con estados de salud

adecuados.

Sentirse bien por dentro se refleja exteriormente, es aconsejable llevar unos hábitos de vida saludable, en cuanto a alimentación, ejercicio físico, procura dormir bien, valórate como persona y cuídate en la medida de lo posible sin llegar

a obsesionarte.

Lo que pensamos de nosotros mismos, de nuestra forma de ser, de nuestra imagen exterior e interior, de nuestras

capacidades, de nuestro valor como personas, forma parte de eso que llamamos autoestima.

“la peor crítica que nos pueden hacer es la que nos hacemos a nosotros mismos”.

El no estar a gusto con nosotros mismos, limita nuestra capacidad de desarrollar nuestra autoconfianza y respeto.

Podéis comprobar vuestra autoestima reflexionado sobre cuestiones como:

Si te apreciasSi te respetas

Y si te aceptas tal y como eres

La siguiente lista de indicios negativos e indicios positivos pueden definir una autoestima adecuada o

deficiente:

Los indicios negativos de una autoestima deficiente pueden ser los siguientes:

Autocrítica rigorista: crear estados habituales de insatisfacción consigo mismo: ¿Qué cosas nos os gustan de

vosotros mismos?

Hipersensibilidad a la crítica: sentirse fácilmente herido y experimentar resentimiento hacia los demás: ¿Qué cosas o

frases os hacen sentiros mal por parte de los demás?

Deseo excesivo de gustar: estar siempre pendiente de nuestro físico o la imagen que queremos que los demás

vean.

Entre los indicios positivos que nos podemos encontrar que favorezcan una buena autoestima nos

encontramos los siguientes:

Creer en los propios valores y principios: ¿os sentís bien con vuestra forma de ver las cosas?

Como personas sentirse igual que cualquier otra persona: ¿en que situaciones os habéis sentido en

inferioridad de condiciones frente a otras personas? ¿Qué valor os dais como personas?

Dar por supuesto que se es interesante y valioso para los demás, al menos para aquellos con quienes nos relacionamos amistosamente: ¿describe alguna situación en la que alguien te haya hecho saber lo

importante que eres para el o para ella?

No dejarse manipular por los demás: Saber que nos gusta y que cosas van bien con nosotros sin hacer mucho caso a los patrones estéticos dominantes.

Construyamos nuestro propio modelo, partiendo del conocimiento de nuestro cuerpo, sabiendo cómo es,

cómo se expresa, cómo siente y qué le gusta.

Aceptémonos como somos, y cambiemos de nuestro aspecto sólo lo que nos desagrada.

Nuestro atractivo no se mide por comparación.

Analicemos con criterios personales el prototipo que nos propone la moda. Y tomemos de él sólo lo

que puede resultarnos útil para mejorar nuestra calidad de vida y hacerla más saludable.

Márcate metas posibles. Aprovechemos nuestros recursos para conseguir un físico agradable y

atractivo, pero no olvidemos que tan importante, o más, que gustar a los demás es agradarnos a

nosotros mismos.

APRENDE A GUSTARTE

Gustarte, valorarte, aceptarte, todo ello conforma una buena autoestima.

El primer paso que tenemos que dar es aceptarnos a nosotros mismos tal cual somos, sin culpas,

vergüenzas.

Para aceptarnos es necesario conocernos mirando interiormente y exteriormente.

La autoaceptación es la condición previa del cambio.

Un ejercicio sencillo que puedes practicar en tu casa es el siguiente:

Ponte delante de un espejo que abarque toda tu figura y mírate la cara y el cuerpo.

Presta atención a tus sentimientos mientras lo haces

Es posible que unas partes de tu cuerpo te gusten más que otras.

Seguramente algunas partes de tu cuerpo te resultaran más difíciles de mirar, porque te perturban o te disgustan.

Tal vez veas en tu rostro una expresión que nos deseas afrontar y te sientas impulsado o impulsada a rechazar u olvidar.

Sigue mirando tu imagen en el espejo e intenta decirte a ti mismo o misma:

Sean cuales sean mis defectos o imperfecciones, me acepto tal como soy, sin reservas y por

completo”.

Sigue contemplándote, respira hondo y repite esta frase varias veces durante unos minutos.

Puedes practicar este ejercicio durante varios días o cuando sientas que tu estado de ánimo decae.

Aceptar no significa que no puedas imaginar o desear cambios o mejoras, si existen aspectos de ti que no te gustan y tienes

posibilidad de cambiarlos, te encontraras mejor para hacerlo, una vez que hayas aceptado los hechos tal y como son:

“No nos sentimos inclinados a cambiar aquellas cosas cuya realidad negamos”