artigas cuaderno 11

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FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM Editor: Juan B. Artigas Consejo editorial : Xavier Cortés Rocha Fernando Green Carlos Chanfón Olmos Ricardo Arancón García Elisa García Barragán Guillermo Tovar y de Teresa Luis Ama! Simón Javier Villalobos Jaramillo Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo Tipografía electrónica: Gabr iel Garduño Soto y Alejandro Cruz Ulloa. Impresión: Jaime Salcido y Romo, Editor. Estrella Cefeida 76, Col. Pra- dos de Coyoacán. C.P. 04810, México D.F. Tel. 679 53 08 Ti raj e: 1500 ejemplares Distribución y correspondencia: En la Dirección de la Facultad de Ar- quitectura de la UNAM y al Dr. Juan B. Artigas. Seminario de Historia de la Arquitectura Virreina!. División de Es- tudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura, UNAM. Edificio de Pos- grado. Primer nivel, junto a la Torre JI de Humanidades, Ciudad Univer- sitaria. C.P. 04510, México D.F. Portada: Convento de Acolman, detalle de la portada. Dibujo Alfredo Valencia. Notas: El consejo editorial se reserva el dere- cho de selección y autoriza la reproduc- ción parcial de artículos, debidamente entrecomillados, siempre que se cite la fuente. o se devolverán originales. Los editores sólo responden del interés científico de la publicación, el conteni- do y las ilustraciones son r es ponsabili- dad de los autores. Estos Cuadernos de Arquitectura Virreinal no persiguen fi- nes lucrativos. cuadernos de arquitectura virreina! 11 índice Editorial o 1 Índice de los números 1 al lO. Índice alfabético por autores Índice de eventos Índice de libros Índice de colaboradores. Curricula vitarum. .5 10 12 14 Fumigación y consolidación de retablos de madera dorada. Luis A. Torres Montes ... 33 Métodos simplificados en fotogrametría arquitectónica. Antonio Almagro ... .. 42 El conocimiento científico. Leoncio Lara Sáenz ... 55 Cursos de seminario (1958). Waldemar Deonna. Lección 8. Juan de la Encina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Eventos Presentación del libro La Arquitectura de San Cristóbal de Las Casas, de Juan Benito Artigas. Palabras del Mtro. en Arq. Xavier Cortés Rocha , Director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. . .................. . "El arte sin la ciencia nada es", los Tratados de Arquitectura: siglos XVI y XIX. Leonardo F. Icaza Lomelí y José Antonio Terán Bonilla Primer Simposium Internacional de Arte Sacro en México, 1992. 69 73 80

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Page 1: ARTIGAS Cuaderno 11

FACULTAD DE ARQUITECTURA

UNAM

Editor: Juan B. Artigas

Consejo editorial: Xavier Cortés Rocha Fernando Green Carlos Chanfón Olmos Ricardo Arancón García Elisa García Barragán Guillermo Tovar y de Teresa Luis Ama! Simón Javier Villalobos Jaramillo

Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo

Tipografía electrónica: Gabr iel Garduño Soto y Alejandro Cruz Ulloa.

Impresión: Jaime Salcido y Romo, Editor. Estrella Cefeida 76, Col. Pra­dos de Coyoacán. C.P. 04810, México D.F. Tel. 679 53 08

Ti raje: 1500 ejemplares

Distribución y correspondencia: En la Dirección de la Facultad de Ar­quitectura de la UNAM y al Dr. Juan B. Artigas. Seminario de Historia de la Arquitectura Virreina!. División de Es­tudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura, UNAM. Edificio de Pos­grado. Primer nivel, junto a la Torre JI de Humanidades, Ciudad Univer­sitaria. C.P. 04510, México D.F.

Portada: Convento de Acolman, detalle de la portada. Dibujo Alfredo Valencia.

Notas: El consejo editorial se reserva el dere­cho de selección y autoriza la reproduc­ción parcial de artículos, debidamente entrecomillados, siempre que se cite la fuente. o se devolverán originales. Los editores sólo responden del interés científico de la publicación, el conteni­do y las ilustraciones son responsabili­dad de los autores. Estos Cuadernos de Arquitectura Virreinal no persiguen fi­nes lucrativos.

cuadernos de arquitectura virreina!

11 índice Editorial • • o • • • • • • • • • 1

Índice de los números 1 al lO.

• Índice alfabético por autores

• Índice de eventos

• Índice de libros

Índice de colaboradores. Curricula vitarum.

.5

10

12

14

Fumigación y consolidación de retablos de madera dorada.

Luis A. Torres Montes ... 33

Métodos simplificados en fotogrametría arquitectónica.

Antonio Almagro ... .. 42

El conocimiento científico.

Leoncio Lara Sáenz ... 55

Cursos de seminario (1958). Waldemar Deonna. Lección 8.

Juan de la Encina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

Eventos

Presentación del libro La Arquitectura de San Cristóbal de Las Casas, de Juan Benito Artigas. Palabras del Mtro. en Arq. Xavier Cortés Rocha, Director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. . .................. .

"El arte sin la ciencia nada es", los Tratados de Arquitectura: siglos XVI y XIX.

Leonardo F. Icaza Lomelí y José Antonio Terán Bonilla

Primer Simposium Internacional de Arte Sacro en México, 1992.

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Page 2: ARTIGAS Cuaderno 11

Al estar preparando el índice y los •curricula vitarum" de auto­res de los diez primeros números de estos Cuadernos de Arquitec­tura Virreina! se vuelve inevitable hacer una remembranza de la labor desarrollada durante poco más de seis años, además de otros dos de preparación previa a la presentación pública del número uno, en la que fuera capilla del Palacio de Minería, egregio edifi­cio, el día 20 de agosto ck 1985. Dicho primer número vería luz en el año conmemorativo de la Autonomía Universitaria, que aseguró la libertad de cátedra en nuestro centro docente y el asentamiento de la misma en el país.

Para entonces haría cosa de diez años que el doctor Paul Gen­drop y quien suscribe habíamos solicitado de la Coordinación de Extensión Uñiversitaria de la UNA.V, apoyo para "la publicación de una revista de historia de la arquiter.tura mexicana en la cual ca­da uno de nosotros se encargaría de la sección de su respectiva es­pecialidad, esto es, arquitectura mesoamericana y arquitectura virreinal. No hubo posibilidades de realización, tal cometido que­daba fuera de las expectativas de aquel momento.

Años más tarde, en tiempo del rector Rivero Serrano, teniendo a mi cargo el departamento de Curso Vivo de Arte de la Coordina­ción de Difusión Cultural, se llevó a cabo en la ciudad de Puebla, una reunión de evaluación de actividades por parte de los directo­res de Escuelas, Facultades e Institutos de Investigación de la UNAM, a la cual fui invitado para organizar varias visitas guiadas que se llevarían a efecto para tan distinguidos concurrentes, en la Angelópolis.

Una vez allí, el arquitecto Ernesto Velasco León, director enton­ces de la Facultad de Arquitectura, me invitó a hacerme cargo de una publicación orientada a impulsar la investigación y difusión de la arquitectura de la época virreinal en México. Volvía así lapo­sibilidad de impulsar aquella rama del conocimiento, se nos ofre­cía a los investigadores un campo de actividad que jamás se había abierto en nuestra Escuela, primero, y Facultad de Arquitectura, después, en sus más de doscientos años de vida. Reconocemos des­de luego, la oportunidad brindada por el arquitecto Ve lasco León y el apoyo con que sustentó este proyecto durante su gestión.

Había que pensar en el nombre de la revista. No, revista no, por­que una revista es algo de validez pasajera, algo que se lee y se de­secha. Pretendíamos que los artículos tuviesen la validez de un libro, un libro coleccionable que se fuera armando poco a poco, al­go que permaneciera. Por mi parte, siempre había rechazado el tér­mino de •colonial" para designar aquella época de la historia, porque nos es ajeno, impuesto por la historiografía de México escri­ta desde los Estados Unidos de América -porque allí sí se estable­cieron colonias-, cuyos investigadores habían estudiado o difundido mejor el tema antes que nosotros, con lo cual habían conformado ya determinados criterios. Además, el término 90nlle­va una enorme carga peyorativa de corriente marxista mal enten­dida y de pragmatismo, que -por decirlo de alguna manera muy

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Page 3: ARTIGAS Cuaderno 11

brevemente- prefieren el dicho de •time is money• en vez de nues­tra sabia máxima ·el tiempo es oro", porque el tiempo pasa y es ne­cesario aprovecharlo de manera positiva, del oro como sinónimo de incorruptibilidad, de eternidad, de los valores profundos que se de­ben atesorar.

Tomemos en cuenta, también, que el territorio que hoy es México -concepto del siglo pasado-, • nunca fue colonia -idem- sino Virreinato de Nueva España. La diferencia en lo indi'vidual estri­ba en considerarse a si mismo esclavizado o participe de una histo­ria, historia de creatividad de la cual son testimonio los ejemplos arquitectónicos de nuestra publicación y tantos otros campos del vivir y del ser. Buena parte de nuestra •intelectualidad• no acierta a discernir, todavía, los aspectos positivos de aquella cultura, cada vez más alejada, de los siglos XVI al XVIII, cuyo conocimiento es tan necesario para la comprensión y la aceptación del "uno mismo•. Expusimos algunas de estas razones entre el Consejo Técnico de la Facultad y se aprobó el nombre de Cuadernos de Arquitectura Virreina!.

Los propósitos serian, tal y como se anunció en la presentación de la colección y en la primera página editorial, ·enriquecer el pro­ceso enseñanza-aprendizaje, poniendo especial énfasis en el desa­rrollo del espíritu critico y de investigación ... para traducirlos en planteamientos nuevos dentro de esta actividad, -la arquitectóni­ca- tanto dentro del aula universitaria como fuera de ella", y la aplicación de sus conclusiones a la arquitectura que se estuviese proyectando en estilo actual y con respecto de su ubicación en con­textos de arquitectura histórica; del cuidado de ésta última, de su uso y conservación. Por todo lo anterior, serian los Cuadernos, Ullll •colaboración universitaria a la difusión y protección del patrimo­nio monumental y urbanístico de la nación•.

Se formó un Consejo Editorial encabezado por la máxima auto­ridad de la Facultad, su director; por la doctora Elisa García Ba­rragán directora del Instituto de Investigaciones Estéticas y por la doctora Clara Bargellini, adscrita a la misma institución y profe­sora del Doctorado en Arquitectura; el investigador Guillermo To­var de Teresa, Cronista de la Ciudad de México; el doctor Carlos Chanfón Olmos, Maestro Emérito, Premio Universidad Nacional y Miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM; el arquitecto Ricar­do Arancón, experto en arquitectura universal y sutil conocedor de la nacional; el maestro Juan Antonio Siller que tanto colaboró a la difusión en el interior del país. Todos ellos aportaron consejos y orientaciones, no necesariamente en las reuniones académicas, si­no también en los comentarios de los pasillos y en tomo de la mesa de café. Son valiosos sus escritos que enriquecen el cometido co­mún. El doctor José Antonio Terán aportó artículos de investi­gadores a quienes nosotros no conocíamos, han sido una gran ayuda.

En las páginas impresas renovamos, para nosotros y para los es­tudiantes, las enseñanzas de los maestros más distinguidos de la Facultad en los últimos cincuenta años, como José Villagrán,

2

• Véase: Jaime Labastida 'Magarén. Mentiras de nuestra historia•, Dia­rio Excélsior, México D.F. Martes 28 de Enero de 1992, p. 6A

Page 4: ARTIGAS Cuaderno 11

cuadernos de arquitectura

~~~...... virreinal

PRESENTACION

20 de Agosto Excapilla del

~1

DE

de LA PUBLICACION

1985, 19 horas Palacio de Minería

Juan de la Encina, Jesús Aguirre Cárdenas, Vladimir Kaspé, Vi­cente Mendiola y Rafael Álvarez García, entre otros.

Por estar los Cuadernos de Arquitectura Virreinal abiertos al conocimiento de tO<ÚJ el país, elaboramos números monográficos dedicados a Chiapas, Oaxaca y a la Villa de Metztitlán en el Esta­do de Hidalgo. En los dos primeros participaron los grandes cono­cedores locales, para hacemos disfrutar de su sabiduría y transmitir el sentir vivencial provinciano. El grupo de Yucatán es­tuvo presente desde el primer número, por cierto que va desde aquí una felicitación para ellos por la publicación de los Cuadernos de Arquitectura de Yucatán, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán, labor regional paralela a la nuestra que percibimos como propia porque estamos en lo mismo.

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Page 5: ARTIGAS Cuaderno 11

Dentro del ámbito internacional y a partir de! número seis, co­mo reflejo de las actividades de la División de Estudios de Pos­grado, a través de su Coordinación de Actualización y Educación Continua, que dirige el Doctor Luis Amal Simón, dispusimos del trabajo de Gisela A. de Arnia de Paraguay. Más adelante presen­tamos a Ramón Gutiérrez de Argentina, Rosa María Álvarez Ara­gón de Guatemala y ofrecemos en este número una investigación de Antonio Almagro de España. Alfonso Ortiz, de Ecuador'nos remi­tió un estudio suyo que daremos a conocer proximamante. A Dirk Bühler, de Alemania y a Rafael Cómez de Sevilla, por su experien­cia de México, los consideramos de casa.

Todas estas participaciones difunden en nuestro medio las co­rrientes de pensamiento internacionales de actualidad con respecto de los edificios y ciudades virreinales, y el avance de su estudio y conservación. Estamos hermanados en una actividad común de valoración de lo propio y de su difusión hacia mayores distancias. Claro está que el •corpus· de los Cuadernos seguiría conformado por investigadores nacionales con el único requisito de presentar trabajos de calidad.

Como bien puede apreciarse, la labor desarrollada se debe a la conformación de un equipo empeñado en consolidar nuestro propio sentir, con nuestras semejanzas y diferencias, una posición vital que quiere abarcar desde el rincón de la provincia mexicana hasta los últimos avances de la historiografía iberoamericana, en el Con­tinente, y más allá, en España y Portugal.

A partir del número 1 O, este devenir constante, este quehacer co­tidiano de investigadores nacionales e internacionales, modificó li­geramente, aunque con los mismos fines, el grupo directivo de los Cuadernos. Un nuevo impulso renueva la labor, en lo práctico con­tamos con un mejor trabajo de revisión e impresión editorial, para ofrecer mayor calidad. También, ahora sí, estamos en condiciones de recibir suscripciones e intercambios con otras instituciones do­centes, tanto locales como del extranjero.

Contamos para ello con el apoyo comprometido que siempre ha mostrado hacia la docencia y la investigación el arquitecto Xavier Cortés Rocha, director desde el 28 de agosto de 1990 de la Facul­tad de Arquitectura, con el incondicional empuje del doctor Fer­nando Greene Castillo, jefe de la División de Estudios de Posgrado, del Maestro en Arquitectura Gabriel Mérigo Basurto, se­cretario general y de todo el equipo de trabajo que conforma la dirección del centro docente. A todos ellos, esta editorial agra­dece su esfuerzo.

Continuamos, pues, con los altos cometidos de nuestra institu­ción. Sabemos que falta mucho todavía por hacer en el conocimien­to del ·nosotros mismos·. Estamos empeñados en trazar una marcha fructífera. O

Juan B. Artigas Ciudad Universitaria, 3 de febrero de 1992.

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Page 6: ARTIGAS Cuaderno 11

índice

de los números 1 al lO

ÍNDICE ALFABÉTICO POR AUTORES

No. pg.

Abundis Canales, Jaime. El convento agustino de San An-drés Epazoyucan. ............................................................ ................ 8- 33

Abundis Canales, Jaime y Juan Antonio Siller. La casa del Adelantado Francisco de Montejo en Mérida. ......................... 1- 25

Aguirre Cárdenas, Jesús. La Historia del Arte en la forma-ción del profesionista de Arquitectura. .......................................... 5- 19

Álvarez Aragón, Rosa María. Asunción Jocotenango (1543-1776) pueblo de albañiles. .............................................................. 6- 3

Álvarez Gasea, Dolores Elena. La Ciencia en la Restauración. . ................................................................................. 5- 24

Arancón, Ricardo. Juan de la Encina y la Escuela Nacional de Arquitectura. ............................................................ .................. 1- 69

Arnal Simón, Luis. Los jesuitas y las misiones del Noroeste. .... 5- 74

Arreola, María Victoria, Francisco N. Pérez Pérez, Jor-ge A. Solórzano Rodas. Templo y ex-convento de Huitzo, Oaxaca. . ........................................................................................... 10- 53

Arrúa, Griselda A. de. Las misiones jesuitas en el Paraguay. .. 6- 38

Artigas, Juan B. La Catedral de San Cristóbal de las Casas. 3- 8

-::---:-:---:-- Tres edificios dominicanos de Chiapas: San Cristó-bal de las Casas, Chiapa de Corzo y Tecpatán . ............................. 3- 22

Ponencia en el Coloquio "Perspectivas de la inves--:--:-:-----:-tigación científica y humanística en el Estado de Chiapas y la frontera Sur". San Cristóbal de las Casas Chiapas. 6, 7 y 8 de noviembre de 1986. Informe de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. ••...•.••••.•..•..........••••.•....•.•....•....•..••......• ••••.•..••••.....••....••....• 4- 66

---- Ponencia en el "XI Congreso Centroamericano de Arquitectos", Tegucigalpa, Honduras. 25 al 29 de noviembre de 1986. La respuesta en la historia .............................................. 4- 67

____ Arquitectura hondureña: Luquigüe, La Campa y Colohete. . ..................................................................................... 5- 4

____ Iglesias a cielo abierto: iglesias con atrio y cuatro capillas posas. ............................................................ ..................... 6- 8

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Page 7: ARTIGAS Cuaderno 11

Metztitlán, Hidalgo. Los edificios de la Villa: El convento de Comunidad, el Cabildo Indígena de Metztitlán, ar-qp.itectura civil y el convento de Los Santos Reyes. ....................... 7- 9

-:---:---:---:- Paul Gendrop Francotte, 12 de julio de 1931 - 22 de junio de 1987. . ............................................................................ 4- 80

_____ José Villagrán García, septiembre de 1901- junio de 1982. .. ......................................................................................... . 8- / 2· ____ Dibujos de Rafael Álvarez García. Ciudad de Méxi-co 16 de octubre de 1912-10 de diciembre de 1984 . ..................... 9- 42

____ Iglesias a cielo abierto, parte segunda: San Pedro y San Pablo Teposcolulay San Juan Teposcolula, Oaxaca. .. ......... 10- 24

=--:--- Levantamientos arquitectónicos: Templo de Santo Domingo de Guzmám en Oaxaca, San Jerónimo Tlacochahua-ya y Calpulalpan de Méndez, Oaxaca. .. ......................................... 10- 89

____ Oaxaca, Curso Vivo de Arte, reporte de un viaje. .. ..... 10-123

Artigas, Juan B. y Jorge Fernández Varela. San Cristóbal de las Casas, estudios preliminares para la formación de los programas operativos del Centro Histórico. Julio de 1985. .......... 3- 44

Artigas, Juan B. y Sonia Subirats. Arquitectura de Tabas-co, cambio de uso de los edificios. .. .... ............................................. 9- 5

Arvizu García, Carlos. Las fiestas populares y las fiestas en Querétaro, uso del espacio público en el virreinato. ...................... 4- 34

Bañuelos, Rafael y Martha Vilchis. Capillas, trapiches y chacoacos en el Estado de Morelos. ................................................ 4- 48

Barrera Rubio, Alfredo. Arquitectura militar de un sitio del Yucatán colonial. ........................................................................... 4- 43

Bühler, Dirk. Homenaje a Erwin Walter Palm y una reseña de sus actividades. ......................................... .............................. ... 2 - 69

Burgos Villanueva, Rafael. Nuestra Señora de la Leche en Campeche. . .. ................ ....... .... ....... .................................................. 9 - 19

Bustamante Vasconcelos, Alberto. La casa oaxaqueña, Oa-xaca y su defensa. . ........................................................................... 1 O- 17

Cabeza Pérez, Alejandro. Restauración en la arquitectura de paisaje, Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, Estado de México. . ......................... .............................................................. 6- 32

Campos, José Ángel. La arquitectura vernácula en México. .... 4- 26

Cómez, Rafael. El balcón de la virreina. Hermenéutica e his-toria de la arquitectura. ....... ........ ............ ..... . ............ .. .... . .... .. .. ...... 1- 17

Covarrubias, Francisco, Víctor A. Pérez Cruz, Rafael Torres Valdés y Elías Ojeda Aquino. Santa Cruz Mixtepex, Zimatlán, Oaxaca. . ......................................................................... 10- 82

Chanfón Olmos, Carlos. Antecedentes del atrio mexicano del siglo XVI. ... ... . .. .. ...• ... . .. ... .. . ... .. ......... ......... . .... .. ... .. .... .... ..... ... ... . ...... .. 1- 4

Eugene Emmanuel Viollet le Duc (1814-1879), su idea de Restauración. (1 A parte). ..................... ............................... 5- 40

-:-:-----::--::~ Eugene Emmanuel Vwllet le Duc (1814-1879), su idea de Restauración. (2A parte). .................................................... 6 - 57

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Page 8: ARTIGAS Cuaderno 11

Díaz-Berrio, Salvador. Primeros bienes culturales y natura­les de México inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. ... .............................. ........................ .............................. 7 - 56

Editorial l. Propósito de la publicación e invitación a participar. ... ... .. . ...... .......... ........ ....... ..... ... ....... ..... ............. .............. 1- 2

Editorial 2. Temblor de tierra del 19 de septiembre de 1985 y situación de emergencia. .............................................................. 2 - 1

Editorial3. Propósitos de .docencia y de investigación para re­lacionar los conocimientos del interior del país con los del cen-tro de México. Chiapas. ............................................................ ...... 3- 1

Editorial4. Publicación de la colección de láminas intitulada "La Arquitectura de Méxiro". Su relación con otras colecciones de lberoa-mérica. Apertura de colaboraciones para temas de lberoaméfica. ....... 4- 1

Editorial 5. Nuevos lineamientos de investigación arquitectó-nica en Hispanoamérica y en México. Búsqueda de una arqui-tectura americana. ......... ... ... ... .... ..... ... ... ...... ..................... .............. 5- 1

Editorial 6. Teoría, Análisis e -Historia de la Arquitectura. Homenaje a los maestros. ............................................................... 6- 1

Editorial 7. Olvido de la gran arquitectura del siglo XVI mexi­cano. Ruina y abandono del convento de Comunidad en Metz-titlán, Hidalgo. .. ....... .................. ............ ............ ......... .................... 7- 1

Editorial8. Homenaje a José Villagrán García. ......................... 8 - 1

Editorial9. La exposición •El Arte de la Platería, 500 años". .... 9- 1

Editorial lO. Dedicatoria de este número doble a Oaxaca. Im-pacto del turismo en la localidad. .................................................. 10- 1

Encina, Juan de la. Cursos de Seminario Waldemar Deonna (1960):

____ Lección 1. Introducción: el porvenir del arte en las sociedades modernas. ............................................................ ......... 6 - 15

____ Lección 2: Colectividad, tradición, individualismo. .. 8- 65

____ Lección 3: Leyes y Ritmos en la Historia del Arte. ..... 8- 70

____ Lecciones 4 y 5. .................. .......................................... 9- 69

____ Lecciones 6y 7. . ........................................................... 10-104

Fahmel Beyer, Bernard. Waldemar Deonna: su concepto de Arte y de Arquitectura. ......... .......... ........ ............... .................. ....... 7- 72

Fernández Varela, Jorge. y Juan B. Artigas. San Cristó­bal de las Casas, estudios preliminares para la formación de los programas operativos del Centro Histórico. Julio de 1985. .... 3- 44

Flores Olea, Víctor. Presentación de la Comisión Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural. ............................. 8 - 78

Fournier G., Patricia y Eduardo Silva T. Cerámica orna-mental asociada a arquitectura religiosa en Temoac, Morelos. ... 9- 49

García del Valle y Villagrán, Gabriel. Hace cincuenta años. .. .............................................................................................. 10-130

Godoy Patiño, Diana. Códigos e ideología en la arquitectura monástica del siglo XVI. .. ................... ............ ........................... ...... 1- 48

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Page 9: ARTIGAS Cuaderno 11

González Franco, Glorinela. El Recogimiento de Sa.•ta Ma-ría Magdalena y su capilla (1805-1808). .. .......... .... ............ .......... 5- 36

Cutiérrez, Ramón. Revisiones para una adecuada revalora-ción de la arquitectura americana. ...... .................. ........................ 9- 24

Heinze Ramírez, Carlos. Fotografías: Oaxaca, 1988. ............... 5- 62

Henríquez Inclán, Raúl. Enfoque crítico empleado por Juan de la Encina. ......... ................ ............. ................ ...... ........... ............ 1- 65

Icaza, Leonardo. Arquitectura para el agua durante el virrei-nato en México . ................................................................................ 2- 20

Kaspé, Vladimir. Diseño arquitectónico contemporáneo. ........... 3- 68

Katzman, Israel. La catalogación de la arquitectura del siglo XIX en México. ............................................................ ...................... 9- 61

Lira, Carlos. San Felipe Neri: sorpresiva y talentosa muestra del nouveau en Oaxaca ................................................................... 10-115

Martínez Rosales, Alfonso. La bonanza barroca dieciochena en San Luis Potosí. ......................................................................... 2- 56

Martínez del Sobra!, Margarita. La medalla de San Beni-to y el exorcismo en los monasterios y conventos medievales. ....... 4- 9

Meade de Angulo, Mercedes. Simón Pereyns y Luis de Arci-niega autores del Sagrario de la iglesia del convento francisca-no de la ciudad de Tlaxcala. .. .... ... ...... ... ........... ....... ... ......... ... .. ..... 8- 57

Mendiola, María Luisa. Vicente Mendiola Quezada (1900-1986). . .............................................................................................. 6- 20

Millet Cámara, Luis. Las haciendas de Yucatán . ...................... 2- 34

____ El Neoclásico en Campeche y Mérida (1790-1860). ... 9- 13

Moscoso Pastrana, Prudencia. De las ferias de San Cristó-bal y sucedido en Chamula. ........................................................... 3 - 3

Ojeda Aquino, Elías y Víctor A. Pérez Cruz, Rafael To­rres Valdéz y Francisco Covarrubias. Santa Cruz Mixte-pec, Zimatlán, Oaxaca. . .................................................................. 10- 82

Parra Moreno, Arturo. La Capilla doméstica del Marqués de Rayas, estudio de su iconología. . ............................................... 2- 43

Pérez Cruz, Víctor A., Rafael Torres Valdéz, Francisco Covarrubias y Elías Ojeda Aquino. Santa Cruz Mixtepec, Zimatlán, Oaxaca. .. ........................................................................ 10- 82

Pérez Pérez, Francisco N., María Victoria Arreola y Jor­ge A. Solórzano Rodas. Templo y ex-convento de Huitzo, Oaxaca. .. .......................................................................................... 1 O- 53

Ramírez Bohorquez, Everardo. Oaxaca, patrimonio del espíritu. . ........................................................................................... 10- 10

Sanguineti Vargas, Yolanda. Manejo de materiales de cons-trucción a nivel comunitario. .......................................................... 4- 20

Santiago Cruz, Francisco. Maderas y oro, escultura en Chiapas y Guatemala. .................................................................... 3 - 39

Siller, Juan Antonio y Jaime Abundis Canales. La casa del Adelantado Francisco de Montejo en Mérida. ......................... 1- 25

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Page 10: ARTIGAS Cuaderno 11

Silva T., Eduardo y Patricia Fournier G. Cerámica or­namental asociada a arquitectura religiosa en Temoac, Morelos. ............................................................ ............................... 9- 49

Solórzano Rodas, Jorge A., María Victoria Arreola, Francisco N. Pérez Pérez. Templo y ex-convento de Huitzo, Oaxaca. . ........................................................................................... 10- 53

Subirats, Sonia y Juan B. Artigas. Arquitectura de Tabas-co, cambio de uso de los edificios. .................................................. 9- 5

Terán Bonilla, José Antonio. Curso "Arquitectura y explota-ción agraria en Hispanoamérica: referentes andaluces·. .............. 7- 79

Torres Valdéz, Rafael, Víctor A. Pérez Cruz, Francisco Covarrubias y Elías Ojeda Aquino. Santa Cruz Mixtepec, Zimatlán, Oaxaca. .. ......................................................... ~ .............. 10- 82

Tovar de Teresa, Guillermo. Antonio de Mendoza y el urba-nismo en México. ............................................................................. 2 - 3

____ La iglesia de San Francisco Javier de Tepotzotlán: eco de la vida artística de la ciudad de México en los siglos XVII

y XVIII. .. . . .... .... ... ..... . ... ... .... ..... ... .. . . .. ... .... ... .. ... .. ......... ........ ... ... ......... 9- 30

Valencia, Alfredo. Dibujos. ......................................................... 8- 60

Velasco León, Ernesto. Presentación de los Cuadernos de Arquitectura Virreina!. .................................................................. 1- 1

Velasco Mosquera, Javier. El resurgimiento de Popayán después del terremoto del31 de marzo de 1983. ........................... 7- 66

Villagrán García, José. Lo original en la arquitectura me-xicana. Parte primera: la conquista de la originalidad, me-ta del arquitecto contemporáneo. Algunos aspectos de la originalidad en la creación arquitectónica. .............................. 8- 3

-----,-- Lo original en la arquitectura mexicana. Parte segunda: originalidad y estilo. Breve resumen de las prin-cipales doctrinas que integran la teoría actual sobre forma y estilo. Las calidades formales como método en la comprensión de la originalidad en las arquitecturas históricas. ....................................................................................... 8- 11

____ Lo original en la arquitectura mexicana. Par­te tercera: calidades formales de las arquitecturas precortesianas. ............................................................ .................. 8- 19

____ Lo original en la arquitectura mexicana. Parte cuarta: calidades formales y su originalidad en la arqui-tectura de los tres siglos virreinales. .......................................... 8- 24

--:-----:- Lo original en la arquitectura mexicana. Parte quinta: las calidades formales en el México independiente hasta nuestros días. Conclusiones.

Wright, David. Deben pintarse los monumentos novohispanos. .. ............................................................................... .

Y áñez, Enrique. Palabras en la presentación del libro Teoría de la Arquitectura de José Villagrán García. .. ............................ .

Yañiz, Arcelia. Aquí en Oaxaca, la arquitectura y el arte

8- 27

5 - 28

8- 76

escénico. .. ......................................................................................... 10- 4

9

Page 11: ARTIGAS Cuaderno 11

ÍNDICE DE EVENTOS

Exposición Arquitectura del Virreinato, análisis y gráficas. Fe­brero-abril 1984. Museo Universitario de Ciencias y Artes. Ciudad Universitaria, México. Texto introductorio a la exposi-

· No.- pg.

ción por Juan B. Artigas. Índice abreviado de la exposición. ....... 1- 56

Homenaje al maestro Juan de la Encina. (Bilbao 1883 - Méxi-co D.F. 1963). 24 de noviembre al8 de diciembre de 1983. Cur-so Vivo de Arte de la Dirección General de Intercambio Acadé-mico. Facultad de Arquitectura de la UNAM. Departamento de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes. El Colegio de México. Instituto Cultural Hispano Mexicano dependiente de la Embajada de España en México. Presentación por Juan B. Artigas. .. .. .. .............. ...... ....... .... .. .... .... .......... ... ...... .. . . .. .... ........... 1 - 65

Antecedentes de la arquitectura mexicana, arquitectura espa­ñola, italiana y del Islam. Ciclo de conferencias organizado por Curso Vivo de Arte. Dirección General de Extensión Aca-démica. UNAM. Febrero-marzo de 1985. ........................................ 1- 72

Programa de visitas guiadas dominicales al interior del país. Curso Vivo de Arte. Enero-abril de 1985. ..................................... 1- 73

Programa de visitas guiadas de Curso Vivo de Arte en colabo-ración con la Facultad de Arquitectura. Enero-marzo de 1985. .. 1 - 73

Curso Historia de la Arquitectura y del Urbanismo en México. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Arquitectura UNAM. 4 al 29 de marzo de 1985. .................................................... 1- 73

Itinerario de la Vz.sita Guiada al Poniente, Sur y Centro de Es­paña. Curso Vivo de Arte. Dirección General de Intercambio Académico. UNAM. 31 de marzo al29 de abril de 1985 ................. 2 - 65

Programa de visitas guiadas al centro del país. Enero-abril de 1985. Curso Vivo de Arte UNAM. .................................................... 2- 68

Cartel del II Congreso Iberoamericano de Urbanismo. El urba-nismo en los países en desarrollo, presente y futuro. Tlaxcala, México, 21 al 25 de abril de 1986. V Centenario del Encuentro entre Dos Mundos. ......................................... ....... .......................... 2 - 80

Ciclo de conferencias: Presencia prehispánica en la arquitectu­ra mexicana. Ciclo dirigido por Paul Gendrop. Curso Vivo de Arte y Facultad de Arquitectura UNAM. 1985. ............ .................. 3- 66

Programa del ciclo de conferencias Teoría del Arte. Curso Vivo de Arte. Agosto-octubre 1985. ... ........................ ....... ..................... 3- 67

Concesión del VI Premio de poesía Luis Cernuda a la arquitec-ta Iliana Godoy Patiño colaboradora de estos Cuadernos. Sevi-lla 1986. ....................... ................ ................................... .. ............... 4- 62

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Coloquio: Perspectivas de la Investigación Científica y Huma­nística en el Estado de Chiapas y la Frontera Sur. San Cristó­bal de las Casas, Chiapas, 6, 7 y 8 de noviembre de 1986. Cen­tro de investigación científica y humanística de Mesoamérica y del Estado de Chiapas. UNAM. ....................................................... 4- 66

XI Congreso Centroamericano de Arquitectos. Tegucigalpa, Honduras 25 al29 de noviembre de 1986. .................................... 4- 67

Correspondencia al Sr. Federico Prahl R. de Caracas, Venezuela. ....................................................................................... 4- 76

Correspondencia del arquitecto Carlos Flores Marini. ................ 4- 77

Las fundaciones jesuíticas en México y Paraguay. Programa de intercambio académico entre la Universidad Católica de "Nuestra Señora de la Ascensión" de Paraguay y la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura. Pro-grama del curso. ............................................................................. 5- 73

Curso: Arquitectura y explotación agraria en Hispanoamirica: referentes andaluces. Universidad de Verano Antonio Machado de la ciudad de Baeza, Jaén, España. 12 al 17 de septiembre de 1988. .. .... .......... .... .. .......... ...... .. .. .... .............. .......... .......... ..... ...... 7- 79

Presentación del libro Teoría de la Arquitectura de José Villa­grán García. Edición y prólogo de Ramón Vargas Salguero. Fa­cultad de Arquitectura, UNAM. México en la Casa del Libro Universitario. 12 de mayo de 1989. ............................................... 8 - 75

Acuerdo por el que se crea la Comisión Nacional para la Pre-servación del Patrimonio Cultural. Secretaría de Educación Pública. México. . .. ........... .... ... .. . . . . . .. .. . .. .. .. ... .. .. . . . . . .... .. ... ... ... ..... ....... 8- 77

Lista de miembros de la Comisión Nacional para la Preserva-ción del Patrimonio Cultural. ........................................................ 8- 79

Primer Simposio sobre documentación de arquitectura históri-ca. Puebla 2 y 3 de septiembre de 1989. Asociación de Conser-vadores de Bienes Inmuebles A.C., Colegio de Arquitectos de Puebla A.C. Coordinación de Dirk Bühler. ................................... 9- 79

II Simposium Internacional de Arte Barroco Iberoamericano en Homenaje aRené Taylor, 26 de julio al1 de agosto de 1991. Querétaro, Qro. Programa de actividades. .. .................................. 10-135

Manifiesto de Querétaro. .. .............................................................. 10-140

N Seminario de Arquitectura Andalucía/ América. Sevilla 28, 29 y 30 de noviembre de 1990. Programa ..................................... 10-141

Seminario Internacional de Barroco Iberoamericano, una ex-presión cultural de dos mundos. 9 al13 de diciembre de 1991. Granada. Universidad de Granada. Comisión Nacional del Quinto Centenario. .. ....................................................................... 10-142

Curso de conservación de materiales en monumentos históri­cos. Guanajuato, Gto. Mayo-agosto de 1991. ACBI Asociación de Conservadores de Bienes Inmuebles A.C. Facultad de Ar-quitectura de la Universidad de Guanajuato ................................ 10- 143

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ÍNDICE DE LffiROS

Artigas Juan B. La piel de la arquitectura. Murales de Santa María Xoxoteco. Facultad de Arquitectura. Universidad Nacio-nal Autónoma de México. México. 1979. ................ .. .................. .. . 2 - 81

Capillas abiertas aisladas de México. Facultad de Arquitectura. Universidad Nacional Autónoma de México. Mé- ' xico, 1983. ......................................... ......................... .. .................... 4 - 81

____ La arquitectura de San Cristóbal de las Casas. Go­bierno del Estado de Chiapas. Consejo Estatal de Fomento de la Investigación y Difusión de la Cultura. Instituto Chiapane­co de Cultura. Universidad Nacional Autónoma de México. Coordinación de Humanidades. Facultad de Arquitectura. Ins­tituto de Investigaciones Históricas. Centro de Investigaciones Humanísticas de Mesoamérica y del Estado de Chiapas. UNAM, México. 1991. ....................................................................... 10-146

Bonet Correa, Antonio, (Director). García Melero, José Enrique, Diéguez Patao, Sofía, Lorenzo Fornies, Sole­dad. (Colaboradores). Bibliografía de Arquitectura, Ingeniería y Urbanismo en España (1498-1880). Madrid, Turner Li­bro&fValuz, Topos Verlag, 1980. Dos tomos. Presentación por Carlos Chanfón Olmos. ............................................................ ....... 2 - 76

Caramuel, lván. Architectura Civil Recta y Oblícua, Conside­rada y Dibuxada en el Templo de Ierusalem. Estudio prelimi­nar de Antonio Bonet Correa. Madrid. Ediciones Turner, 1984. 3 volúmenes. Presentación por Carlos Chanfón Olmos. ............... 4- 70

Castedo, Leopoldo. Historia del Arte Iberoamericano. l. Pre­colombino. El Arte Colonial. 2. Siglo XIX. Siglo XX. Alianza Editorial. Quinto Centenario. Madrid. 1988. Presentación por Juan B. Artigas. .. ....................................................................... ;.... 9- 78

Catálogo de Bienes Inmuebles de Propiedad Federal, Munici­pio de Guanajuato. Medel Martínez, Vu:ente, Juan B. Artigas, Ortiz Lajous, Jaime et al. Secretaría del Patrimonio Nacional. México, 1975. ................................................ ............ ....................... 7- 81

Conventos del siglo XVI en el Estado de Hidalgo. Varios auto­res. Gobierno del Estado de Hidalgo. Sin datos de lugar ni fe-cha de edición. Presentación por Juan B. Artigas. ....................... 2 - 77

Chico Ponce de León, Pablo A. et al., Teoría y práctica en la conservación de un monumento: exconvento de Tecamachal-co, Puebla. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía "Manuel del Castillo Negrete" y Dirección de Res-tauración del Patrimonio Cultural, INAH. México,1982. Presen-tación de Jaime Abundis Canales. ................................................. 2 - 79

Encina, Juan de la. Fernando Chueca Goitia. Su obra técni­ca entre 1947 y 1960. Prólogo de Agustín Piña Dreinhofer. Es-cuela Nacional de Arquitectura. UNAM, México. 1982. .. ............... 6 - 81

____ El Espacio. Prólogo de Agustín Piña Dreinhofer. Escuela Nacional de Arqmtectura. UNAM, México. 1978. ............. 6 - 81

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____ El Estilo Barroco. Prólogo de Agustín Piña Drein-hofer. Escuela Nacional de Arquitectura. UNAM, México. 1980. .. 6- 81

García Barragán, Elisa. El pintor Juan Cordero: los días y las obras. Instituto de Investigaciones Estéticas. UNAM, Méxi-co. 1984. ........................................................................................... 1- 78

Gisbert, Teresa y José de Mesa. Arquitectura andina, histo­ria y análisis. Colección Arzans y Vela. Embajada de España en Bolivia. I...a Paz, Bolivia, 1985. .................................................. 5- 81

Gutiérrez, Ramón, Cristina Esteras y Alejandro Málaga. El Valle de Colea, (Arequipa). Cinco siglos de arquitectura. Li-bros de Hispanoamérica. ................................................................ 9- 81

Homenaje a Erwin Walter Palm. Angel García Cook, Eduardo Matos Moctezuma, Ignacio Bernal, Horst Hartung, Franz Tichy, Dieter Klaus y Wilhelm I...auer, Klaus Heine, Klaus Knoblich y Gerd Werner, Konrad Tyrakowsky, Miguel León Portilla, Wolfgang Trautmann, Jacques I...afaye, Horst Piets­chmann, Bodo Spranz, Gisela Beutler, Carlos Chanfón Olmos, Silvio Zavala, Sonia Lombardo de Ruíz, Marco Díaz, María Concepción Amerlinck, Ursula Dyckerhoff, Oliva Castro Mora­les, Elisa García Barragán, Eduardo Tejera Davis, José Luis Lorenzo, Sergio Zaldívar Guerra, Hans Haufe, Miguel Mes­smacher, Marta Foncerrada de Molina, Huguette Joris de Za­vala, Helga von Kügelgen Kropfmger, Clementina Díaz y de Ovando, Constantino Reyes V alerio, María Elena Landa Abre­go, Elena Estrada de Gerlero, Manuel González Galván, Efraín Castro Morales, Elisa Vargas Lugo, Xavier Moyssén, y María Josefa Martínez de Redo. BOhlau Verlag HoirVWien. 1983. Reseña de Dirk Bühler ......................................................... 2- 69

Kessell, John L The Missions of New Mexico Since 1776. Al­buquerque: University of New Mexico Press, 1980. Presenta-ción por Clara Bargellini. ....... .. ... .. .. .. ... .. .... ... . .. . .... ... . ..... .. .. ... .. .. .. ... 1- 77

Kubler, George. Arquitectura Mexicana del siglo XVI. Fondo de Cultura Económica, México 1983. Presentación y crítica de la versión en español por Juan B. Artigas. ................................... 1- 74

López Bravo, Álvaro de la Cruz y Octavio Benito Gómez Díaz. Proyecto de Restauración del exconuento dominico de Chiapa de Corzo, Chiapas. Tesis Profesional. Universidad Au-tónoma de Chiapas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 1986. Presen-tación por Juan B. Artigas. ............................................................ 3- 82

San Cristóbal y sus alrededores. J. Weber, Julio J. Sabines, Prudencio Moscoso Pastrana, Gloria Pedrero, Juan B. Artigas, Gertrude Duby Blom, Carlos Gutiérrez Liévano, Thomas A. Lee Jr., Roberto Thomson y Maria de Lourdes Poo R. Patrona­to Fray Bartolomé de Las Casas. Gobierno del Estado de Chia-pas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1984. .. .......... ...... .... ..... ... ...... ....... 1- 79

Villagrán García, José. Teoria de la Arquitectura. Edición y prólogo de Ramón Vargas Salguero. Facultad de Arquitectura Universidad Nacional Autónoma de México. México, 1988. ........ 8 - 81

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índice de colaboradores

curricula vitarum

Abundis Canales, Jaime México, D.F. 12 agosto 1950. Arquitecto egresado de la Universidad Iberoamerica­na. Maestro en Arquitectura con Especialidad en Restauración de Monumentos de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH. Pasante del Doctorado en Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Puestos desempeñados: Secretario académico del Centro Churubusco de preservación de bienes cultu­rales, INAH-OEA-UNESCO. Director de la Escuela Na­cional de Conservación, Restauración y Museografía, INAH. Director de Restauración del Patrimonio Cultural. INAH. Director del Centro Regional Tlaxcala, INAH. Di­rector del Centro Regional Quintana Roo, INAH.

Puesto Actual: Investigador del Museo de El Carmen, INAH. Publicaciones: Autor de diversos artículos, en­sayos, folletos, guías y fotografías en temas de su especialidad.

Aguirre Cárdenas, Jesús Arquitecto (UNAM-1944), Ingeniero civil (UNAM-1958), Maestro en Pedagogía (FFL-UNAM-1964), Doctorado en Pedagogía y Doctorado en Arquitectura. Asociaciones y colegios: Colegio de Arquitectos de Mé­xico, Colegio de Ingenieros Civiles de México, Acade­mia Mexicana de Arquitectura (Presidente 81-84). Academia Mexicana de Ingeniería (Presidente Espe­cialidad de Ingeniería Urbanística 88-91). Academia Nacional de Arquitectura (Emérito). Sociedad Colom­biana de Arquitectos (Socio honorario). Sociedad Me­xicana de Arquitectos Restauradores (Miembro honorario).

Universidad Nacional Autónoma de México: Junta de Gobierno (agosto 83-marzo 90). Profesor emérito Facultad de Arquitectura (desde febrero 85). Director Facultad de Arquitectura (7 4-82). Consejo Univer­sitario ( 6 Períodos). Consejo Técnico Facultad de Fi­losofía y Letras (2 períodos).

Actual UNAM: Comité Técnico Becas UNAM, Comi­sión Dictaminadora del Centro de Investigación y

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Servicios Educativos, Comisión Dictaminadora del Colegio de Pedagogía y de la Facultad de Filosofía y Letras.

Actual DDF: Miembro del Comité de Evaluación de Con-esponsables en Seguridad Estructural.

Docencia UNAM desde 1948: Gaceta de Arquitectu­ra, Facultad de Ingeniería y Facultad de Filosofía y Letras, actualmente: Posgrado en Arquitectura y Posgrado en Filosofía y Letras.

Director de tesis y exámenes de grado: Maestría y Doctorado más de 40.

Conferencias: más de 200 en temas de vivienda, construcción, sismos, urbanismo, pedagogía, didácti­ca y formación del arquitecto.

Asistencia a congresos nacionales e internacionales de: arquitectura, ingeniería, vivienda y enseñanza.

Ponencias y conferencias en el extranjero: Argenti­na (Buenos Aires), Dinamarca (Copenhague), Perú (Lima), Ecuador (Guayaquil), Italia (Roma), EUA

(Cambridge, Mass. y San Francisco), Brasil (Sao Paulo), Panamá (Panamá), <;olombia (Cali, Medellín, Cartagena, Barranquilla y Bogotá), Rep. Dominicana (Santo Domingo), Bolivia (La Paz). Cargos públicos en diferentes épocas: jefe de derecho de vía en caminos (SCOP), director de obras de planifi­cación en diversas zonas del D.F. (DDF), jefe de vía pú­blica y licencias de obras {DDF), subdirector de obras públicas (DDF), asesor técnico de la jefatura del DDF, jefe del Depto. de Asesoría Técnica de Construcción y supervisión de obras (Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas)

• No pudimos reunir la totalidad de curricula vitarum de los colaboradores, a algunos de ellos no supimos cómo locali­zarlos y los de otros que localizamos nunca llegaron. El editor ofrece una disculpa a aquellos amigos a quienes ha­biéndoles solicitado un resumen de una cuartilla, enviaron cinco, por si fue eliminado algún dat.o que querían, por otro que querían menos, al momento de integrar las cuar­tillas definitivas. Sin este tipo de incidentes perdería sen­tido la edición. Gracias a todos.

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Actividad profesional: Oficina particular (1944-74): proyecto, diseño estructural y dirección de obras.

En compañías constructoras: Residente de obras (1953-58), director técnico (1963-74), asesor técnico (1974-actual), habiendo ejecutado principalmente vivienda.

Álvarez Aragón, Rosa María Guatemalteca. Licenciada en Historia por la Univer­sidad de San Carlos de Guatemala. Estudios de pos­grado en: Ciencia Política, Estudios Latinoameri­canos, Educación Superior.

Dos años en México, UNAM, estudiando Historia e Historia del Arte. Catedrática universitaria en las materias de: Historia de Guatemala, Historia de América Latina, Teoría Política, Arte Contemporáneo Guatemalteco, Arte Hispanoamericano. Publicaciones: Folklore y arte popular de Guatemala: Diversos artículos publicados en la revista "Tradicio­nes de Guatemala" del Centro de Estudios folklóricos de la Universidad de San Carlos. Historia de Guate­mala: V arios artículos publicados en la revista "An­tropología e historia de Guatemala" del Instituto Nacional de Antropología. Guatemala.

Álvarez Gasea, Dolores Elena Nacida en Guanajuato, Gto., México.

Licenciatura en Química: Facultad de Química, Universidad de Guanajuato. (1970-1975). Estudios de Maestría en Restauración de Sitios y Monumentos. Facultad de Arquitectura. Universidad de Guanajua­to. (1984-1986).

Investigadora de Tiempo Completo en el Centro de Investigaciones en Química Inorgánica de la Univer­sidad de Guanajuato (desde 1979).

Maestra adjunta de las materias: Conservación de Materiales I y Conservación de Materiales II, en la Maestría en Arquitectura con Especialidad en Res­tauración de Sitios y Monumentos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guanajuato desde febrero de 1986. Maestra titular de la materia: Icono­logía Colonial en la Maestría en Arquitectura con Es­pecialidad en Restauración de Sitios y Monumentos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guanajuato desde febrero de 1988. Impartió el curso de Conservación de Materiales en la Maestría en Restauración de Monumentos de la Facultad de Ar­quitectura de la Universidad de San Carlos de Gua­temala Gulio-agosto de 1989). Impartió el curso de Iconología Cristiana Colonial en la Maestría en Res­tauración de Monumentos de la Facultad de Arqui­tectura de la Universidad de San Carlos de Gua­temala Gulio-agosto de 1989). Ha participado como expositora en diferentes cursos relacionados con la

conservación de materiales e iconología en distintas ciudades como: Villahermosa, Tab., Puebla, Pue., Mo­relia, Mich., México, D.F., Guanajuato, Gto.

Ha presentado ponencias y trabajos relacionados con la conservación en diversos eventos en ciudades como: Morelia, Mich., México, D.F., Guadalajara, Jal., Querétaro, Qro., Puebla, Pue., Toluca, Edo. de Méx., Ixtapa, Gro., Dalias, Tex. Asesorías en referen­cia a la conservación de materiales en monumentos como: Fuente de Neptuno en Querétaro, Qro.; Cuau­calli en Malinalco, Edo. de Méx.; Teatro Juárez de Guanajuato, Gto. Se le han publicado algunos artícu­los relacionados al tema en diferente~ revistas.

Miembro fundador de la Asociación de Conserva­dores de Bienes Inmuebles, A.C.

Arancón García, Ricardo Arquitecto. Estudios en la Escuela Nacional de Ar­quitectura (1948-1952) y en el Seminario de Historia de la Arquitectura (1957 -1964). Ha realizado viajes de estudio a Europa, Centroamérica, Estados Unidos y Marruecos.

Ha impartido cátedra en: Escuela Nacional de Ar­quitectura y Facultad de Arquitectura (UNAM), (1955-1991). Escuela de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana, (1958-1972). Escuela de Historia del Arte de la Universidad Iberoamericana (1959-1974). Maestría en Restauración de Monumentos y Sitios, Universidad La Salle, (1982). Escuela de Arquitectu­ra de la Universidad Intercontinental, (1981-1991). Diploma de Estudios Iberoamericanos, Instituto Cul­tural Hispano Mexicano, (1975-1984). Licenciatura en Arquitectura de Paisaje, Facultad de Arquitectu­ra, (1984-1991). División de Estudios de Posgrado, Facultad de Arquitectura. (1984-1991). Ha impartido 17 cursos y seminarios en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura; ENEP Ara­gón (UNAM); Sociedad Hispano Mexicana de Arquitec­tura y Universidad de las Américas. 60 conferencias en diversas instituciones, 63 visitas guiadas a monu­mentos y sitios. Ha participado en 8 congresos y se­minarios. Ha tenido actividad profesional en el pro­yecto y construcción de casas habitación, edificios e instalaciones industriales (1952-1991).

Jefe de la oficina del Catálogo Turístico Nacional del Departamento de Turismo y asesor del jefe del mismo (1959-1966). Miembro de las Comisiones de Admisión de Peritos Responsables de Obra, del Re­glamento de Construcciones y del de Anuncios, y coordinador de la Comisión de Normas Técnicas Complementarias del Reglamento de Construcciones, en el Departamento del Distrito Federal.

Consejero Técnico de la Facultad de Arquitectura en dos ocasiones. Consejero Técnico de la Escuela de

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Historia del Arte de la Universidad Iberoamericana. Consejero Técnico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Intercontinental en tres ocasiones. Coordinador del Seminario de Historia de la Arqui­tectura de la Escuela Nacional de Arquitectura. Coordinador del Área Teórico Humanística de la Fa­cultad de Arquitectura. Miembro de la Comisión de Monumentos Históricos en dos ocasiones.

Actualmente es miembro del Consejo Editorial de los Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana y de los Cuadernos de Arquitectura Virreinal. Coordina­dor del Seminario de Arquitectura Prehispánica de la Facultad de Arquitectura, y Consejero Universitario. Profesor, por la misma Facultad. Cuenta con 13 pu­blicaciones entre artículos y libros.

Arnal Simón, Luis Maestro en Arquitectura. Universidad La Salle. Mención Honorífica. Doctor en Arquitectura. UNAM. Mención Honorífica. Presidente de la Sociedad Mexi­cana de Arquitectos Restauradores, 1986-1988. Pre­sidente del Colegio de Maestros en Arquitectura, Restauradores de Sitios y Monumentos, 1989-1991. Premio Anual deliNAH, "Francisco de la Maza" 1987. Medalla de Plata "Gabino Barreda". UNAM, 1988. La revista Obras y Bellas Artes ha publicado su obra ar­quitectónica. Autor de Comentarios al Reglamento de Construcciones del Departamento del Distrito Fede­ral. Editorial Trillas, 1990. Coordinador de Actuali­zación y Educación Continua de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura, UNAM, desde 1986. En el ejercicio profesional, de 1965 a la fecha, su despacho ha realizado más de 400 obras de diversos géneros.

Arreola Rivera, María Victoria Originaria de Coatzacoalcos, Veracruz. Licenciada en Antropología, especializada en Arqueología en la Universidad Docente Interdisciplinaria de Humani­dades de Jalapa, Ver., 1976-80. Estudios de Maestría en Restauración Arquitectónica, UABJO, 1988-1989. Investigadora en la sección de Arqueología del Cen­tro Regional de Oaxaca, INAH.

Arrúa, Griselda A. de Paraguaya.

Directora de Arquitectura de la Universidad Cató­lica de "Nuestra Señora de la Asunción" de Para­guay. Profesora visitante en la Coordinación de Actualización y Educación Continua de la Dirección de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitec­tura de la UNAM. Tuvo a su cargo el curso Fundacio­nes Jesuíticas en México y Paraguay, en codirección con el Doctor en Arquitectura Luis Arnal Simón.

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Artigas Hernández, Juan Benito Nacido en Madrid el 1 diciembre 1934. Llegado aMé­xico en 1947, mexicano por naturalización.

Arquitecto. Maestro en Historia del Arte. Doctor en Arquitectura, Medalla Gabino Barreda. SNI. Profe­sor-Investigador de Carrera asignado al Doctorado en Arquitectura, UNAM, dicta cursos en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museogra­fía "Manuel del Castillo Negrete", INAH, SEP, cursos y conferencias en diversas instituciones del país; de Europa en: Madrid, Atenas, Sevilla y Granada, de Centroamérica en: Tegucigalpa, Hondurás y Antigua, Guatemala. Arquitecto restaurador y asesor de desa­rrollo urbano en SPN, SAHOP, SEDUE, DDF y para los gobiernos de Chiapas y Tabasco. Fue director del Curso Vivo de Arte de Difusión Cultural,Extensión Universitaria de la misma universidad. Editor-fun­dador de los Cuadernos de Arquitectura Virreinal, Facultad de Arquitectura, UNAM.

Autor de libros y artículos de investigación sobre arquitectura virreina! y moderna entre los que cuen­tan los siguientes: Coautor de Vocabulario Arquitec­tónico Ilustrado, SPN, México, 1975. Catálogo de Bienes Inmuebles de Propiedad Federal, municipio de Guanajuato, SPN, 1976. Memoria de Labores 1970-1976, SPN, México, 1976. Cabildos y Ayuntamientos en América, IAIHAU, UAM-Atzcapotzalco, México, 1990. Centros Históricos de América Latina, Junta de Andalucía, Universidad de los Andes, Colombia. Es­cala, Colombia, 1990. San Cristóbal de las Casas, Ciudad Real de Chiapas, Banco Internacional. Ed. Jilguero, México, 1991. Autor de La piel de la Arqui­tectura, murales de Santa María Xoxoteco, Facultad de Arquitectura, UNAM, México, 1979. Capillas Abier­tas Aisladas de México, Facultad de Arquitectura, UNAM, México, 1982. Centro Cultural Universitario, visita guiada en torno de su arquitectura, Curso Vivo de Arte, Dir. Gral. de Extensión Académica, UNAM,

México, 1985. La Arquitectura de San Cristóbal de Las Casas. Gob. del Edo. de Chiapas, UNAM, México, 1991.

Arvizu García, Carlos Tecnológico de Monterrey. Campus Monterrey, 1964-1969, obteniendo el t ít ulo profesional de Arquitecto. Maestría en Planificación Urbana y Regional, Uni­versidad de París VIII, París, Francia, 1979-1981. Doctorado en Urbanismo en la Universidad de París IV, Sorbona, París, Francia. 1981-1984. Tesis Doctoral: Desarrollo Urbano de la ciudad de Querétaro, México, 1531-1940.

Ejercicio Profesional: Septiembre de 1969-1975 en la ciudad de México : Ejercicio libre de la profesión, como proyectista, jefe·de taller y supervisor de obras

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de arquitectura y urbanismo en empresas privadas. Dirección General de Obras Públicas del Departa­mento del Distrito Federal.

Julio de 1975 traslado a la ciudad de Querétaro: Ejercicio libre de la profesión. En enero de 1976 se in­tegró al Tecnológico de Monterrey, Campus Queréta­ro, como Director de Mantenimiento y Construcción. Director Fundador de la Escuela de Arquitectura del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro. Con­ferencista en diferentes universidades del país.

Membresía en organizaciones: Partido Revolucio­nario Institucional desde 1970. Arquitectos Revolu­cionarios de México, A.C. desde 1970. Presidente del Colegio de Arquitectos del Estado de Querétaro, A.C. 1978-1979. Vicepresidente de Arquitectos Revolucio­narios de México Delegación Querétaro. Miembro del Comité Ejecutivo de Arquitectos Revolucionarios de México, 1990-1992. Presidente de la Asociación de Instituciones de Enseñanza de la Arquitectura de la República Mexicana, A.C. (ASINEA). 1990-1992. Publicaciones y distinciones: Autor de diferentes artí­culos y ensayos relacionados con la Historia Urbana de las ciudades mexicanas, en general y de la ciudad de Querétaro en particular. Algunas de estas publica­ciones han sido premiadas tanto a nivel local como nacional.

Barrera Rubio, Alfredo Edilberto Originario de la ciudad de Mérida, en Yucatán. Arqueólogo por la Facultad de Ciencias Antropológi­cas de la Universidad Autónoma de Yucatán. Actual­mente es director del Centro Regional de Yucatán, INAH. Trabajos de campo en sitios arqueológicos de Yucatán y Quintana Roo.

Premio "Alfonso Caso". Mención Honorífica en su Tesis de Licenciatura y autor de El modo de produc­ción Tributario en Mesoamérica.

Bühler, Dirk Nacido en Stuttgart {Alemania). Estudió arquitectu­ra en el Politécnico de Aquisgrán. Vino por primera vez a México en 1979 para participar en varios pro­yectos arqueológicos; regresó en 1981 con un proyecto de catalogación de arquitectura civil en Puebla. Labo­ró en El Colegio de Puebla A.C., como docente e in­vestigador hasta su liquidación. En 1990 se Doctoró con el tema Arquitectura civil en Puebla durante el virreinato en el Politécnico de Aquisgrán. Hasta 1991 coordinador de la Licenciatura en Historia del Arte de la Universidad de Las Américas, Puebla.

Publicaciones: Die Profanen Baudenkmiiler der Kolonialzeit in Puebla, México D. F., 1985; introduc­ción, bibliografía, aproximadamente 800 fotos y 200 dibujos esquemáticos, levantamientos arquitectóni-

cos, inventario general, 350 pp.¡ catálogo de 160 ejemplos representativos para la arquitectura civil y virreina! de Puebla.

"Das Bürgerhaus der Kolonialzeit in Puebla". So­zialwissenschaftliche Studien zu Internationalen Pro­blemen, Tomo 149. Saarbrücken/Fort Lauderdale, 352+ V p., 4 planos urbanos históricos, 47 figs., ta­blas e inventario general. ISBN 3-88156-482-9.1990.

"Del Inventario al Levantamiento" en: Bühler, Dirk (Ed.) La Documentación de Arquitectura Histó­rica. Universidad de Las Américas, Puebla 1990, pp. 44-57.

"Stadterneuerung und Denkmalptlege in Puebla" en: 'Die alte Stadt' Vterteljahreszeitséhrift für Stadt­geschichte. Stadtsoziologie und Denkmalpflege, edita­do por Otto Borst, Nr. 4/1990. Esslingen, pp. 364-375.

Inventario de Monumentos Arquitectónicos del Si­glo XVI al XX en San Pedro y San Andrés Cholula, Universidad de las Américas, Puebla, ISBN 968-499-815-5.1991. Publicaciones en preparación: La Casa de las Cabeci­tas- un elocuente ejemplo de arquitectura civil del Si­glo XVI en Puebla. Universidad de las Américas, Puebla.

La Casa de las Bóvedas - el auge de la arquitectu­ra civil del Siglo XVII en Puebla. Universidad de las Américas, Puebla.

Burgos Villanueva, Francisco Rafael Nació en Progreso, Yucatán. Arqueólogo por la Facultad de Ciencias Antropológi­cas de la Universidad Autónoma de Yucatán. Coordi­nador del Museo Regional de Campeche. Trabajos de campo en Pixoy, Chacmultún en Yucatán, Kilá y ciu­dad de Campeche en Campeche. Premio "Alfonso Ca­so" a la mejor tesis de Licenciatura en el área de arqueología, INAH, 1990.

Publicaciones: Xkokoh y Nakaskat, dos sitios del Puuc. El material cerámico de Chacmultún, Yucatán. Salvamento arqueológico en Pixoy, Yucatán. Salva­mento arqueológico en la Batería de San Lucas en la ciudad de Campeche, Campeche. Plato de Loza de la Epoca Porfiriana. Nuestra Señora de la Leche.

Bustamante Vasconcelos, Alberto Originario de Oaxaca, 9 abril1906. Escuela Nacional Preparatoria Gen. 20-24, UNAM. In­geniero Químico, UNAM. Por medio del diario El Uni­versal propuso la fundación, en diciembre de 1937, de la Sociedad Amigos de Oaxaca para tratar de evi­tar que las nuevas construcciones, para sustituir las destruidas por el temblor del 14 de enero de 1931, rompieran la armonía de la ciudad. Profesor de Industrias de Azúcar y Alcohol en la ENCQ, UNAM,

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1937-46, donde estableció el primer laboratorio espe­cializado del ramo en el país. Industria cañera, vocal, secretario vitalicio honorífico de los Laboratorios Na-• cionales de Fomento Industrial. Donador de libros, gestionó la donación de documentos relativos a Oaxa­ca, a la UABJO. Desde 1974 escribe en la prensa local abogando por la protección de los bosques. Fue vice­presidente de la Comisión Editorial del gobierno del Estado; secretario del Patronato para la Preservación del Patrimonio Histórico y Cultural del Estado. Pro­motor de la fundación de COPRODEO, impulsor de in­dustrias como la cochinilla, azulejos, papel, benefi­ciadora de aceite de coyol. Asistente a reuniones in­ternacionales de la industria cañera: Ingenio de Pa­ramonga, Perú y Manila, Filipinas.

Presidente Efectivo del Comité Organizador de la celebración de los 450 años de la fundación de la ciu­dad de Oaxaca; centenario del natalicio de José Vas­concelos; jubileo del descubrimiento de la tumba 7 de Montealbán: Antonio Caso, Dr. Bernal; centenario del cometa de 1882 por el Dr. Antonio Poveda y jubi­leo de la celebración de los Lunes del Cerro en forma de Guelaguetza. Vicepresidente del Patronato del Agua, 1984. Presidente de la Corresponsalía del Se­minario de Cultura Mexicana en Oaxaca, miembro de la Soc. Mex. de Geografía y Estadística, rama Oa­xaca. Miembro de la Comisión Nacional para la Pre­servación del Patrimonio Cultural, 1990.

Cabeza Pérez, Alejandro Nacido el 17 de julio de 1956. Arquitecto Paisajista, recibido de Arquitecto en la Facultad de Arquitectura de la UNAM con medalla Gabino Barreda. Univer­sidad de Sheffield, Inglaterra: Diplomado en Arqui­tectura del Paisaje. Formó parte de la comisión para la Elaboración del plan de estudios de Arquitectura del Paisaje, de la que es profesor fundador (1983-85). Impartió las materias de Integración de los elemen­tos de Arquitectura del Paisaje y el Taller de Proyec­tos, Elementos de Diseño de Paisaje, Teoría de la Arquitectura de Paisaje, Arquitectura de Paisaje Contemporánea, Restauración de Paisaje y Semina­rio de Tesis. Coordina la Licenciatura de Arquitectu­ra de Paisaje en la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Experiencia profesional: Director de Mejoramiento Ambiental del H. Ayuntamiento de Jalapa,Ver.: Sa­neamiento vegetal, reforestación y ornamentación ur­bana en Jalapa, Orizaba, Veracruz y Huatusco, 1986. En Grupo de Diseño Urbano:· Parque Urbano-Recrea­tivo Ah-Kim-Pech, Campeche. Parque Natural Ar­queológico Isla de Jaina, Cam. con el arquitecto Mario Schjetnan, 1986. INAH: Museo Nacional del Vi­rreinato, 1987. Jardín Mexicano del Desierto, Green

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Fair en Sendai, Japón para el Jardín Botánico Exte­rior, UNAM, 1989. Asesoría anteproyecto Parque Eco­lógico Xochimilco, 1990-1991. Proyecto Plan Maestro para el Jardín Botánico "El charco" del ingenio en San Miguel Allende, Gto. Autor de varios artículos acerca de Arquitectura del Paisaje en publicaciones especializadas.

Campos Salgado, José Ángel Estudia en la Escuela Nacional de Arquitectura de

la UNAM, donde se titula en 1975. Posteriormente re­aliza la Maestría en Investigación y Docencia en la misma escuela obteniendo el grado en 1984. Es profe­sor de la citada institución desde 1969 y también im­parte cursos en la Universidad Autónoma Metro­politana-Xochimilco. Ha desempeñado diversos car­gos habiendo fungido recientemente como coordina­dor general del Taller "Max Cetto" de la hoy Facultad de Arquitectura y como delegado por el sector acadé­mico en el Congreso Universitario realizado en 1990. Ha dictado conferencias en diversos eventos, partici­pando en el V Seminario de Arquitectura Latinoame­ricana, realizado en Santiago de Chile en el año próximo pasado. Recientemente realizó una mono­grafía del Arq. Pedro Moctezuma, cuya edición será presentada próximamente. Su experiencia profesio­nal incluye algunos edificios públicos como la Casa Museo de la Fundación Dolores Olmedo, aunque su trabajo se ha enfocado principalmente a la rea­lización de vivienda particular.

Cómez Ramos, Rafael Nacido en Sevilla (1949). Cursó estudios en la Uni­versidad Hispalense, donde.se Doctoró e inició su ca­rrera docente. Diplomado en el Centro de Estudios Superiores de Civilización Medieval de la Univer­sidad de Poitiers, ha sido becario del Centro Italiano de Estudios sobre el Alto Medievo de Spoleto y de distintas instituciones nacionales y extranjeras, ha­biendo obtenido el premio de investigación "Archivo Hispalense" (1973) de la Excma. Diputación Provin­cial de Sevilla por su monografía Arquitectura alfonsí y un accesit con Las empres(U) artísticas de Alfonso X el Sabio (1977). Descubrió en México el documento más antiguo del Archivo General de la Nación (Frag­me'lto de un beato del siglo XIII, 1985), última ilustra­ción conocida de los beatos mozárabes.

"Visiting Fellow" en el Departamento de Arte e In­dex of Christian Art de la Universidad de Princeton; Profesor Visitante del Centro Internacional "Paul Core­mans" de Restauración y Museografía en Churubusco, México D.F.; dependiente de la UNESCO; Profesor Asociado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha pronunciado conferencias en el Instituto

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de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Universidad Iberoamericana de México, Universidad de Princeton UniverSidad de Columbia, Nueva York y Biblioteca Real de Bruselas donde asistió invitado especialmen­te por Europalia 85 al Simposio Los Beatos. De nuevo en España, ha sido historiador del arte de la Delega­ción Provincial de la Consejería de Cultura de la Jun­ta de Andalucía, colaborando en el Plan General de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. En la actualidad es profesor asociado de tiempo com­pleto del Departamento de Arte de la Universidad de Sevilla.

Entre sus últimas publicaciones: Arquitectura y feudalismo en México. Los comienzos del arte novo­hispano en el siglo XVI, México, 1989; Imagen y sím­bolo en la Edad Media andaluza, Sevilla, 1990; Andalucía y México en el Renacimiento y Barroco, Se­villa, 1991.

Covarrubias Salazar, Francisco Originario de ciudad Ixtepex, Oaxaca. Arquitecto por la UABJO y Maestro en Arquitectura con Especialidad en Restauración, Facultad de Ar­quitectura "5 de mayo" de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Asistente a diversos cursos y seminarios, 1980-1984. Labora en residencia de obras y proyectos arquitectónicos. Coordinador aca­démico de la Escuela de Arquitectura, donde es con­sejero técnico propietario. Profesor de materias de Tecnología y Diseño.

Chanfón Olmos, Carl'>B Nació en la ciudad de México en 1928. Después de hacer estudios en Lenguas Clásicas y en Filosofía, in­gresó a la UNAM, donde obtuvo la Licenciatura en Ar­quitectura, la Maestría en Restauración de Monu­mentos y el Doctorado en Arquitectura. Adquirió sus primeras experiencias de gabinete en el despacho del Arq. Ricardo de Robina y su experiencia de campo en la empresa constructora "Salvador Guerrero y Alon­so" como residente y director de obras hospitalarias. Interesado en la restauración desde el inicio de su ca­rrera profesional, ha restaurado varias haciendas, templos y residencias del período virreinal y republi­cano. Director de Monumentos Coloniales y director del Centro Churubusco, INAH, éste último dedicado a la investigación, la formación de profesionales y la restauración del patrimonio cultural, bajo el patroci­nio del Gobierno Mexicano, la UNESCO y la OEA. Ahí organizó y dirigió programas de rescate, realizados por alumnos, como el de los murales de la capilla de Xoxoteco, el de los murales de Cacaxtla, el del cuadro de Ánimas de Villalpando en Tuxpan, Mich., y el de los 7000 objetos encontrados en las excavaciones del

Templo Mayor. Es consultor de la UNESCO y la OEA, para las cuales ha realizado múltiples misiones en el continente americano. Desde 1953, Profesor de Asig­natura en la UNAM, hasta que en 1985 obtuvo plaza de tiempo completo en concurso de oposición: Geome­tría Descriptiva, Estereotomía, Historia de la Arqui­tectura, Teoría de Restauración. Profesor huésped en universidades de la provincia mexicana y de países de Hispanoamérica. La Real Academia de Bellas Ar­tes de San Fernando en Madrid lo hizo Miembro Co­rrespondiente en 1984. SNI, donde tiene registradas 73 publicaciones, entre libros, artículos en varias len­guas, y paquetes de material didáctico para las mate­rias que ha impartido; destacan en sus trabajos publicados, las ediciones comentadas de tratados de arquitectura y sus investigaciones sobre la arquitec­tura y el urbanismo novohispanos en el siglo XVI. La Universidad de Guanajuato lo nombró Maestro Emé­rito y en la actualidad es coordinador de los cursos de Doctorado en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura UNAM. Maestro Emérito el 19 de Octubre de 1989 y Miembro de la Junta de Gobierno el 6 de abril de 1990. Premio Universidad Nacional 1990 en el Área de Arquitectura y Diseño, por la labor realizada en Restauración de Monumentos.

Díaz-Berrio Fernández, Salvador Arquitecto; UNAM (1964). Especialización en Urbanis­mo; Universidad de París, Francia. Especialización en Restauración; Centro Internacional de UNESCO, Roma.

Maestría en Restauración de Monumentos, Uni­versidad de Roma, Italia.

Doctorado en Restauración de Monumentos, Uni­versidad de Madrid, España. Profesor: Historia y Teoría de la Arquitectura, Proyectos y Restauración de Monumentos en la UNAM y en la Universidad de Guanajuato (1967). Teoría de la Conservación, Reha­bilitación de Ciudades Históricas y Legislación del Patrimonio Cultural en el INAH y en el Centro de la UNESCO en Roma (desde 1970). Coordinador: Maes­trías en restauración, UNAM (1969 a 1972) Escuela Nacional de Conservación y Restauración deliNAH en Churubusco (1973 a 1975 y 1983 a la fecha) y Facul­tad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Oaxaca (1988 a la fecha).

Experto de Naciones Unidas: Emiratos Árabes Unidos (1979), Chipre (1981), México (1987), Bulga­ria (1989). Experto de la UNESCO; Cuba (de 1983 a 1987). Asesor del Gobierno de Guatemala (sismo de 1976), de la SAHOP (1978) y del_Ministerio de Asuntos Culturales de Quebec. Canadá (1979). Consejero en el Centro Internacional de Roma. ICCROM (desde 1983 a la fecha). Representante de México ante el Co-

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mité del Patrimonio Mundial de la UNESCO. de 1987 a la fecha.

Participante: Redacción de resoluciones del Conse­jo Internacional de Monumentos y Sitios {ICOMOS) en México (1972 y 1988), Brujas (1975), Praga (1976), Budapest (1977) y Cap Haitien (1983).

Siete libros, 5 colaboraciones en obras colectivas y 34 artículos sobre conservación y restauración del pa­trimonio cultural. Treinta seminarios y más de 80 conferencias en Alemania, Bélgica, Bulgaria, Cana­dá, Cuba, Chipre, Francia, España, Grecia, Haití, Italia y México.

En el INAH: jefe de la Unidad de Estudios y del De­partamento de Zonas de Monumentos (1973 a 1976); jefe del Departamento de Monumentos Coloniales y de la República (1977); coordinador de la Dirección de Monumentos Históricos (1976 y 1983), jefe del Depto. de Proyectos Técnicos (1984 a 1988) y subdi­rector de Apoyo Técnico y Docente (1989 a la fecha).

Encina, Juan de la Seudónimo que eligió Ricardo Gutiérrez Abascal co­mo crítico de arte; coincide con el nombre del poeta y músico del Renacimiento Español. Nació en Bilbao el 6 de octubre de 1883 y murió en la ciudad de México el22 de noviembre de 1963.

Desde el periódico bilbaíno El Nervión y la revista Hermes, desde las publicaciones madrileñas La Voz, El Sol y la revista España difundió la crítica de arte moderna. Para 1924 había publicado Nemesio Mogro­bejo y su obra, Ignacio Zuloága, Julio Antonio, La trama del arte vasco, Los maestros del arte moderno y Crítica al Margen. Durante la Segunda República Española dirigió el Museo de Arte Moderno de Ma­drid. Llegó a México en 1938 como uno de los precur­sores del exilio español, aquí fue uno de los fundadores de La Casa de España que habría de con­vertirse en El Colegio de México. Escribió el primer libro, de historia del arte, que editaría dicha institu­ción. Impartió clase en la Facultad de Filosofía y Le­tras de la UNAM. Por invitación de José Villagrán García y de Enrique del Moral ingresó a la entonces Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM para hacerse cargo del Seminario de Historia de la Arqui­tectura dentro del programa de formación de profeso­res. Forjó sólida escuela ya que algunos de sus más de treinta discípulos, a lo largo de los doce años que duró el Seminario, impartieron con éxito clases en Arquitectura y en otros centros docentes, y muchos de ellos han ocupado puestos de dirección en educa­ción y en conservación y restauración de monumen­tos y en urbanismo. Autor de más de treinta libros de historia y de crítica de arte, traducidos algunos a di­ferentes idiomas, adecuó su conocimiento hacia la

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teoría de la arquitectura en cuya disciplina produjo indiscutibles obras maestras de crítica que no han perdido actualidad. JBAH.

Fahmel Beyer, Bernard Nació en la ciudad de México en 1952. Licenciatura en Arqueología de la ENAH en 1981. En 1984 terminó la Maestría en Antropología, y en 1990 el Doctorado en Arquitectura de la UNAM. Ha trabaja­do en el campo de la arqueología desde 1974, en re­giones tan diversas como el Altiplano Mexicano, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Chiapas y Yucatán. Es investigador del Instituto de Investigaciones Antro­pológicas de la UNAM, donde realiza estudios sobre la arquitectura prehispánica mexicana desde 1983. Ha disfrutado una beca de la UNAM para realizar la Maestría en la Universidad de Nuevo México, EVA, y una beca de la Institución Dumbarton Oak&/Harvard para terminar la tesis de Doctorado en Washington D.C. Ha profundizado en los campos de la arqueolo­gía, antropología y arquitectura oaxaqueñas, y en es­pecial en el desarrollo urbano de Monte Albán, donde ha registrado el uso de una brújula en el diseño de la arquitectura ceremonial. Su interés por la arquitec­tura europea se ha plasmado en su tesis de Maestría, y en el trabajo realizado en España durante 1990, lo­grado mediante una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores español. Su análisis antropológico de la vi­vienda peninsular urbana de los siglos XV al XVII ha pro­ducido, a la fecha, sus primeros resultados. Es Inves­tigador Nacional desde 1991, y coordinador de la Maes­tría en Arqueología, ljnea Sociedades Estatales, de la ENAH desde 1992. Ha publicado múltiples trabajos de su especialidad, y dado conferent;ias y ponencias en México, España, Alemania, Jamaica y los Estados Unidos.

Fernández Varela, Jorge Nacionalidad Mexicana, nacido el5 de julio de 1940. Mención honorífica en examen profesional para obte­ner el título de Arquitecto. Ha realizado estudios en la División de Estudios Superiores de la Facultad de Ingeniería UNAM, en el Colegio de Ingenieros Civiles de México, en la Escuela Superior de Ingeniería y Ar­quitectura del Instituto Politécnico Na"cional, y en el Centro de Educación Continua de la Facultad de In­geniería de la UNAM, relacionados con estructuras y diseño sísmico de edificios. Es profesor de. asignatura en la UNAM desde 1964. Entre sus funciones académi­cas se cuentan el haber sido jefe del taller "D" de la ENA de 1967 a 1973. Desde 1982 es profesor de asig­natura "B" definitivo, por examen de oposición, de la materia Teoría del Diseño Estructural, en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitec­tura de la UNAM.

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Ha publicado, entre otros, los siguientes trabajos: "Rigideces de Marcos en Entrepisos de Edificios", IMCYC, Instituto Mexicano del Cemento y del Con­creto, 1974; "La estructura de gestión y sus niveles de Interpretación", Deslinde, Cuadernos de Cultura Política Universitaria, 54, junio 1974, UNAM; "La Ex­tensión Académica", Deslinde, Cuadernos de Cultura Política Universitaria, 133, enero 1981, UNAM; "La Tercera Función Sustantiva de la Universidad", Cua­dernos de Extensión Universitaria, serie 1, 1981, UNAM, (Jorge Femández V arela y Guillermo Sobe­rón); "La Conceptualización de.la Extensión Univer­sitaria", Cuadernos de Extensión Universitaria, 1981, UNAM (Jorge Femández V arel a, Domingo Piga y Car­los Tunnerman); Introducción al título: La Cons­trucción de la Ciudad Universitaria del Pedregal, {Mario Pani y Enrique del Moral), UNAM, México, 1979.

Coordinador de Extensión Universitaria de la UNAM, 1977 a 1981; consejero universitario de la UNAM, 1976 a 1977; jurado de los Premios Nacionales de Diseño y Tecnología, 1977, 1978, 1979, 1980 y 1981; vocal del Consejo Consultivo de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural 1990-1991 y miembro del Consejo Interno de la División de Es­tudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, desde 1990. En lo que respecta al ejercicio profesional es presidente del Consejo de Administración de Reter, S.A. de C.V. desde 1981 y presidente del Consejo de Grupo CYCA desde 1982.

García del Valle y Villagrán, Gabriel Nació en la ciudad de México en 1922. Hizo sus estudios profesionales en la entonces Escue­la Nacional de Arquitectura, de la UNAM, donde obtu­vo título de Arquitecto en 1947. Dibujante en los talleres de los Arquitectos Mario Pani, Mauricio M. Campos y José Luis Cuevas Piectrasanta, durante una breve temporada colaboró en el taller del urba­nista, Arq. Hannes Meyer.

Colaboró en casi todas las obras que proyectó y di­rigió el Arq. José Villagrán García desde 1946 a 1968. Entre otras, vale la pena citar el Centro Uni­versitario México, el Instituto Cumbres, el Seminario de Misiones, mercados, cines y casas habitación. Ras­tro de Ferrería, parroquia de Huatusco, Ver. etc. En 1968 trabajó en el Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada. Después de este año y hasta la fecha ha trabajado en numerosas obras de restaura­ción de monumentos tales como el ex-convento de Charo, el de Metepec, la capilla de los Medina Picas­so, templos de San Jerónimo y San Hipólito, catedra­les de México y Guadalajara, etc.

Ha sido profesor de Construcción en la ENA desde 1950, donde empezó como adjunto del Arq. Santiago Greenham, hasta la fecha; en la Universidad Iberoa­mericana en 1959; en la lntercontinental, desde 1979 y en la Escuela Nacional de Conservación, Restaura­ción y Museografía (SEP) donde explica Procedi­mientos Constructivos Tradicionales y Consolidación de Monumentos.

Colaborador en las siguientes revistas: Milicia 1954. Calli 1963 y 1965. Ara Madrid, España, 1966. Arquitectura, órgano del Colegio de Arquitectos de Madrid, 1968. Traducciones: L'Art Religieuse Moder­ne, Ch. Amaud d'Agnel; se publicaron algunos capí­tulos en la revista Arquitectura de México; L' Equerre des maitres d'reuvre, Dr. Ch. Funk Hellet, inédita; L'Umidita nei monumenti, lng. Giovanni Massari, inédita.

Libros publicados: Procedimientos de construcción para estudiantes de Arquitectura. Ed. Universidad lntercontinental, 1991.

Godoy Patiño, Diana Arquitecta titulada por la UNAM. Cursos de posgrado en Teoría de la Restauración, Arquitectura Prehispá­nica y Análisis del Discurso, dentro de la UNAM. Do­cencia: Universidad La Salle, Colegio Madrid, Universidad La Salle, Instituto Cultural Helénico y Facultad de Arquitectura de la UNAM. Conferencias y visitas guiadas en Curso Vivo de Arte de la UNAM y en el Instituto Nacional de Bellas Artes. Coordinado­dra de los ciclos: "México, Su patrimonio arquitectó­nico de 30 siglos" y "500 años de sincretismo arqui­tectónico" para el Instituto Cultural Helénico.

Artículos de análisis plástico en Cuadernos de Ar­quitectura Virreinal y Cuadernos de Docencia de la UNAM; y en el suplemento cultural de la revista Siem­pre de 1989 a 1991. Poesía y crítica literaria en los principales diarios capitalinos. Poemas y artículos en la revista La nuez en Nueva York.

Libros de poesía: 5 libros publicados, entre los que destaca Mástil en tierra el cual obtuvo el premio Luis Cemuda en Sevilla, España en 1986.

Galardón Sor Juana Inés de la Cruz, en poesía, en 1989. Primer lugar en la Bienal Internacional de Poesía Breve en Valparaíso, Chile, 1991. Encuentros y coloquios de artes y de literatura en México y EUA.

Delegada en México por el Centro de Estudios Poé­ticos Hispánicos. Jurado de los Premios: Pellicer, IN­BA, 1987 y Plural de Poesía 1991. Su poesía ha sido traducida al alemán y al francés.

González Franco, Glorinela Nació en la ciudad de México el28 de septiembre de 1950. Estudió de 1969 a 1972 en la Facultad de Filo-

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sofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1974 obtuvo el título de Licenciado en

1-Iistoria, con la tesis Tetzcuco. Un siglo dA! vida novo­hispana. Realizó estudios de Maestría en Historia de México durante 1975-1977. Ha impartido cursos en instituciones como la Escuela Nacional para Maes­tras de Jardines de Niños. Ingresó al Instituto Nacio­nal de Antropología e Historia en 1975, en donde ha desarrollado diversos trabajos y publicaciones: para Cuadernos dA! Culhuacán "El gobierno indígena en Tetzcoco durante los siglos XVI y principios del XVII"; para el Boletín dA! Monumentos Históricos "Casas de baños y lavaderos en la ciudad de México. Siglo XVIII", "La Orden del Salvador. Su convento en Méxi­co", "Un arquitecto novohispano. Ildefonso de Iniesta Vejarano y Durán (1716-1781)", "La Misericordia. Recogimiento de mujeres divorciadas", "La orden de canónigos reglares de San Agustín del Instituto de San Antonio Abad. Templo y Hospital en México". Además, ha realizado en coautoría para el Boletín de Monumentos Históricos, cuatro artículos bajo el títu­lo "Notas para una guía de artistas y artesanos de la Nueva España", y los libros Artistas y artesanos a través dA! fuentes documentales. Ciudad de México, vol 1 (en prensa) y Artistas y artesanos a través dA! fuentes documentales. Pueblos Villas y ciudades, vol. 2 (en preparación).

Gutiérrez da Costa, Ramón Arquitecto. Profesor de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo en la Universidad del Nordeste de Ar­gentina. Consultor UNESCO, Proyecto Regional de Pa­trimonio Cultural y Desarrollo en temas de preservación arquitectónica y centros históricos. In­vestigador del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Presidente del Instituto Ar­gentino de Investigaciones de Historia de la Arqui­tectura y del Urbanismo; codirector de la revista Documentos dA! Arquitectura Nacional y Americana. Escritor y recopilador de arquitectura y urbanismo iberoamericano. Organizador de eventos académicos en España y el Continente Americano y coordinador de grupos internacionales de investigación. Citemos algunas de sus publicaciones, ya sea como autor úni­co o con otros: Arquitectura y Urbanismo. Cáte­dra, Madrid, 1983. Centros Históricos dA! América Latina. Junta de Andalucía.Universidad de los An­des. Escala Colombia, 1990. Estudios sobre urbanis­mo iberoamericano. Siglos XVI al XVIII. Junta de Andalucía, Quinto Centenario, Sevilla, 1990. Notas para una bibliografía hispanoamericana dA! arquitec­tura 1526-1875. Resistencia, UNNE, 1973. Evolución arquitectónica y urbanística W!l Paraguay. Resisten­cia, UNNE, 1976. Presencia y continuidad dA! España

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en la arquitectura rioplatense. Madrid, 1971. "Copo­raque, la trayectoria de un poblado andino". Anuario Hispanoamericano. Sevilla, 1983. Cabildos y Ayunta­mientos en América. UAJHAU, Universidad Autónoma Metropolitana Atzcapotzalco. TILDE. México D.F., 1990.

Heinze Ramírez, Carlos Nació en Oaxaca el16 de julio de 1933. Paralelamente con sus estudios de secundaria, a los 16 años, se inició como fotógrafo callejero de instan­táneas. Con algunas prácticas primitivas de laborato­rio, fue contratado por una empresa comercial en dondo aprendió los trucos y las técnicas de la época; además recibió sus primeras lecciones efectivas de personas muy bien intencionadas como su maestro Don Osear del Ángel y el nunca olvidado Don Fran­cisco Vives que visitaba con frecuencia Oaxaca. Ya con conocimientos de laboratorio y con la esperanza de estudiar preparatoria se trasladó al D.F. y fue contratado por "Foto Clay" como impresor en las muy modernas máquinas "Velox". Permaneció en este em­pleo durante tres años y recibió valioso cúmulo de co­nocimientos de un excelente fotógrafo de vistas: Don Manuel Garay Peza, quien le imprimió las primeras inquietudes sobre la fotografía de Arquitectura.

Terminados sus estudios preparatorios volvió a la ciudad de Oaxaca en donde decidió dedicarse de lleno a la fotografía y se hizo fotógrafo independiente. Du­rante algunos años fue fotógrafo de sociales y de otras especialidades, hasta que fue contratado por el CAPFCE como fotógrafo y laboratorista de planta. Por la calidad de su trabajo, fue trasladado a la gerencia general de este organismo s:omo jefe del departamen­to de fotografía bajo las órdenes del Arq. Francisco Art.igas Carranza. Permaneció ahí hasta el fm del ejer­cicio y se volvió a independizar anexándose a la Secre­taría del Patrimonio Nacional como fotógrafo externo en donde se dedicó de lleno a la fotografía de su predi­lección. Cuando desapareció la SPN, desarrolló trabajos publicitarios para algunas empresas del ramo.

Colaboró con la Dra. Elisa Vargas Lugo para el li­bro La iglesia dA! Santa Prisca en Taxco y con el Arq. Juan B. Artigas en la fotografía de libros tan impo­tantes como El vocabulario dA! términos Arquitectóni­cos, La piel dA! la Arquitectura, entre otros. A fines de 1984, retornó a Oaxaca en donde ha hecho sentir su presencia con exposiciones de fotografía de arquitec­tura. Trabajó en la dirección de turismo del Estado de Oaxaca, y ha colaborado en la impresión de pos­ters de atractivos turísticos. Actualmente está con­tratado en la SEDUCOP del gobierno del estado de Oaxaca, como jefe del departamento de fotografía de esta dependencia.

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Henríquez lnclán, Raúl Escuela Nacional de Arquitectura UNAM.

Obtención de Título de Arquitecto (1944). Escuela Nacional de Arquitectura. UNAM. Estudios de las ma­terias de Licenciatura y Doctorado en Filosofía (sin llegar a presentar tesis para el grado), Facultad de Filosofía y Letras UNAM. (1944-1948).

Práctica profesional privada y como jefe de zona del estado de Oaxaca para el Comité constructor de Escuelas (1944-1948). Beca del Instituto Francés de la América Latina en Francia (1949-51). Estudios en París: en la Escuela de Historia del Arte de Louvre, de Filosofía en Sorbona, y en la Escuela Superior de Urbanismo (1949-1954).

Encargado de la Construcción de la Casa de Méxi­co en la ciudad universitaria de París, (1951-1954). Maestro de Historia del Arte y de la Arquitectura en la Escuela Nacional de Arquitectura. UNAM (1954-1964). Maestro de medio tiempo (1964-1974). Primer curso en México sobre Arquitectura Moderna (1960). Primer curso en México sobre Arquitectura Japonesa (1970). Primer curso en México sobre Arquitectura Moderna Mexicana (1965).

Jefe Departamento de Artes Plásticas. Difusión Cultural UNAM (1955-1960). Subdirector Difusión Cultural UNAM. (1960-1965). Director General de Di­fusión Cultural UNAM. (1965-1966).

Arquitecto Proyectista y Encargado del Arreglo de la Plaza de San Fernando en la ciudad de México (1966-1967). Dirección de la Oficina de Vivienda y Urbanismo del DDF (1967 -1970).

Director de Diseño del Instituto Mexicano de Co­mercio Exterior (encargado de la promoción del Dise­ño Industrial en México, de la proyección y ejecución de las muestras oficiales mexicanas en el extranjero), (1971-1976). Proyecto y Ejecución del edificio del Ins­tituto Mexicano de Comercio Exterior (1972-1975).

Director General de Revalidación e Incorporación de Estudios de la UNAM (1977 -1980). Coordinador de la In­vestigación Multidisciplinaria de Vivienda de Interés f» cial UNAM (1981-1982), (suspendida por falta de fondos). Investigador de tiempo completo (1981-1986) Coordina­ción Humanidades UNAM. Investigador de tiempo comple­to (1986-1991) Facultad de Arquitectura, UNAM.

1~ Lomelí, Leonardo Federico México D.F. ellO de Septiembre de 1945. Licenciatura en Arquitectura. Escuela Nacional de Arquitectura UNAM. Maestría en Arquitectura. Es­cuela Nacional de Conservación Restauración y Mu­seografía "Manuel del Castillo Negrete" INAH. Docto­rado en Arquitectura. Facultad de Arquitectura UNAM. Pasante de la Maestría y el Doctorado en His­toria de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM.

Actividades profesionales: Como Arquitecto: dibujo, proyecto, residencia de obra y analista de precios unitarios en la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, en las di­recciones de edificios, Mejoramiento social y general de control.

Como restaurador: investigación, proyecto y resi­dencia de obra en el Instituto Nacional de Antropolo­gía e Historia en la Direccion de Monumentos históricos. Como administrativo: coordinador de la Maestría en Arquitectura con la Especialidad de Res­tauración de Monumentos en la ENCRYM del INAH.

Como docente: en materias de Licenciatura: Orga­nización de Obras, Geometría Descriptiva y Materia­les y Procedimientos de construcción en la ENCRYM

del INAH y en la ENA de la UNAM. En materias de maestría: Organización de Obras de Restauración, Introducción al Proyecto de Restauración, Análisis y Proyectos de Restauración, Materiales y Procedi­mientos de Restauración, Instalaciones en los Edifi­cios, Inventario y Cataloga~ión de los Bienes Cultu­rales y Seminarios de Investigación y Tesis en las Fa­cultades de Arquitectura de las universidades de Guanajuato, San Luis Potosí, Nicolaíta en Morelia, Michoacán, Yucatán , San Carlos de Guatemala y Veracruz.

Como investigador: en la actualidad tengo la cate­goría de profesor titular "C" en la Dirección de Estu­dios Históricos del INAH, estoy adscrito al Seminario de Historia del Arte. La temática de las investi­gaciones y publicaciones realizadas que giran en tor­no a la Historia de la Arquitectura y la Tecnología haciendo enfásis en la "arquitectura para la produc­ción, la civil y la que hemos denominado para el agua".

Kaspe, Vladimir Orígenes: Nació en 1910, en Harbin, En 1926 se tras­ladó a París. Instalado en México -desde 1942-­donde obtuvo la nacionalidad mexicana. Formación profesional: En 1929 entró, por concurso, en la Sec­ción de Arquitectura de la Escuela de Bellas Artes de París; obtuvo varias recompensas y premios. Se reci­bió en 1935 con el título de Arquitecto Diplomado por el Gobierno Francés. Alternó, hasta 1939, trabajos en oficinas de conocidos arquitectos en París, con estu­dios de posgrado. En 1946 obtuvo el título de Arqui­tecto mexicano en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM.

Obras realizadas: A. Edificios industriales: Superservicio Lomas; Talle­res para reparación de motores de avión en el aero­puerto central; Laboratorios Ingram; Laboratorios del

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"Grupo Roussel"; Vimeola y Destilería de San José (Tequisquiapan); Planta industrial de "Ransomes,

• S.A."; Nodo de Servicios en el "El Rosario" (ciudad de · 100,000 habitantes). B. Oficinas: Oficinas y bodegas de la casa "Martell, S.A."; oficinas centrales de "Supermercados, S.A." (Industrial Vallejo); diversas oficinas en combinación con edificios de apartamentos, en clubs, etc.; C. Apartamentos: Varios edificios en las Colonias Lo­mas, PoZanco, etc. D. Clubs y Centros deportivos: Clubs deportivos y so­ciales en diversos rumbos de la ciudad (en particular el Centro Deportivo Israelita y el Centro de Reeduca­ción física DINAM).

E. Escuelas: Liceo Franco-Mexicano; Escuela de Eco­nomía en la ciudad Universitaria (en colaboración con el Arq. J. Hanhausen; Instituto Franco-Mexicano de América Latina (edificio 1960); Instituto Anglo­Mexicano de Cultura (edificios 1974 y 1981). F. Hospital: Hospital para tuberculosos en Tampico (en colaboración con el Arq. J. Villagrán García); G. Residencias: Unas treinta residencias en diversas colonias de la ciudad; H. Monumento: Monumento oonmemoratiuo en Camerón (Ver.) Labor académica y otras actividades: Durante más de 30 años tuvo la Cátedra de Teoría de Arquitectura y un taller de composición en la Escuela de Arquitec­tura de la UNAM. Ha sido profesor de Teoría en la Universidad Iberoamericana y la Universidad Aná­huac y asesor en la UNAM. Actualmente es consejero y da clases de Teoría y de Taller en la Universidad Lasalle; Ha sido vice-presidente de la rama de Arqui­tectura y Urbanismo del Instituto Mexicano de Cul­tura, así como miembro del Consejo de Honor de la Sección de Estudios Superiores y de la Asociación de Egresados de la Escuela Nacional de Arquitectura; es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, etc; Ha escrito numerosos artículos y publi­cado sus textos y obras en enciclopedias, libros y re­vistas de América, Europa y Asia. En 1956 publicó su libro Arquitectura como un todo, Aspectos teórico­prácticos. Condecoraciones: Gran Medalla de la Sociedad de Ar­quitectos Diplomados por el Gobierno Francés, atri­buida al alumno posgraduado más destacado del año (1939); Orden de Palmas Académicas del Gobierno Francés, 1957. Distinción: En 1978 fue elegido Socio Emérito del Co­legio de Arquitectos Mexicanos.

Katzman, Israel Arquitecto, UNAM. Profesor de Teoría de la Arquitec­tura y del Diseño, y de Historia de la Arquitectura en

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la UNAM, 1954-1972, y en la Universidad Iberoameri­cana, 1955-1962. Miembro de la Sociedad de Arqui­tectos Mexicanos y del Colegio de Arquitectos de México A.C. Miembro de la Academia Mexicana de Arquitectura, de la Asociación de Críticos de Arqui­tectura. Invitado a pertenecer a: Comité Mexicano de Historia del Arte; Sociedad Defensora del Tesoro Ar­tístico de México; Comisión Nacional de Zonas y Mo­numentos Artísticos del INBA y la Dirección de Estudios Históricos del INAH. Autor del proyecto y constructor de más de una docena de casas para ha­bitación, proyectos para iglesias, una alberca a cu­bierto y una tumba.

Autor de seis libros impresos, dos inéditos y diver­sos artículos. Arquitectura Contemporánea Mexicana. INAH,1964. Iniciación de la Arquitectura Contempo­ránea en México. Collier, Nueva York. Arquitectura del siglo XIX en México. Tomo l. CIA, UNAM, México, 1973. Sistema de clasificación de arquitectura y urba­nismo. CIVID, INOECO, México, 1976. Diccionario Téc­nico de Arquitectura y Urbanismo. CIVID, INDECO. México, 1976. Correspondencias en cinco idiomas. Trabajo de equipo. Antes de hacer o comprar su casa. México, 1989. Autor de más de veinte artículos y con­ferencias. Israel Katzman es cita obligada para cual­quier estudio de arquitectura del siglo XIX en México. Es acucioso investigador y formador de archivos do­cumentales y fotográficos, con preparación en más de 30 centros de investigación y documentación tanto nacionales como internacionales. INDECO y SAHOP (1973-1979).

Lira, Carlos Originario de la ciudad de. Oaxaca. Inició sus estudios en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Benito Juárez de la misma ciudad, ti­tulándose en la ciudad de México. Es candidato a la Maestría de Arquitectura en Restauración de Monu­mentos por la Facultad de Arquitectura de la Univer­sidad Nacional Autónoma de México. Fue profesor de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN de 1980 a 1991 y en la actualidad es profesor ti­tular de tiempo completo en la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, en donde es también ti­tular de la materia Desarrollo del Paisaje en México, en el área de Arquitectura del Paisaje de la Especia­lización en Diseño Ambiental. Es integrante de la planta de profesores del Diplomado "Ciudad de Méxi­co" del ITAM. Entre sus publicaciones se encuentran el libro Para una Historia de la Arquitectura Mexica­na, y los artículos "San Felipe Neri: sorpresiva y ta­lentosa muestra del nouveau en Oaxaca", "Los conjuntos conventuales novohispanos, instrumentos

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de la conquista espiritual", "Arquitectura mexicana del siglo XIX". "Cuatrocientos años de occiden­talización" y "El carácter vernáculo ancestral y coti­diano de Tlacotalpan" publicados en diversas revistas.

Lucas López, David Nací el 4 de septiembre de 1967 en la ciudad de Oa­xaca de Juárez. Todos mis estudios los he cursado en esta ciudad.

En el año de 1990 concluí mis estudios de arquitec­tura, en la Facultad de Arquitectura "5 de mayo" de la Universidad Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca. El servicio social lo efectué un año antes en la agen­cia municipal de San Pablo Guilá, elaborando los an­teproyectos "Casa albergue para maestros" y un "Kiosco para la comunidad". En 1990, participé en el Segundo Concurso Nacional de Estudiantes de Arqui­tectura, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, re­presentando a mi escuela. En ese mismo año estuve en el concurso Alberto J. Pani, organizado por la Fa­cultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En ese mismo año inicié un trabajo de investi­gación urbana sobre la ciudad de Oaxaca, con el pro­pósito de optar por el título de arquitecto a nivel Licenciatura; esto por medio de un programa nacio­nal de Intercambio Académico entre la UABJO y la UNAM/ teniendo como asesor al Dr. en Arq. Juan B. Artigas. El 20 de septiembre de 1991 presenté mi examen profesional, sustentando la tesis El Cambio de Uso en los Edificios Virreinales del Centro Históri­co de la ciudad de Oaxaca, resultando aprobado por unanimidad de votos. En ese mismo año colaboré con la empresa J.P. Arquitectos, S.A de C.V., realizando un tra,bajo de investigación urbana en las ciudades de Reforma y Pichucalco, en el estado de Chiapas. Actualmente, radico en la ciudad de Oaxaca donde trabajo en forma particular.

Martínez Rosales, AHonso Doctor en Historia (grado) con título de El Colegio de México y Maestro en Derecho (certificado) de la UNAM.

Profesor investigador del Centro de Estudios His­tóricos de El Colegio d~ México (1982-). Investigador Nacional (1990.). Director fundador del Archivo His­tórico del Estado de San Luis Potosí (1978-1983). Co­laborador de la Casa de la Cultura de San Luis Potosí (1972-1989).

Asesor de investigación del Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí, 1983-1990. Director de la revista Historia Mexicana del CEH de El Colegio de México (1987 -1988).

Becario en España 1979, 1980, 1986, 1989 por el Instituto de Cooperación Iberoamericana y el Minis­terio de Asuntos Exteriores de España. Conferencias de temas de arte, historia, religión, derecho y archi­vos: San Luis Potosí, México, Pachuca, Puebla, Aguascalientes, ciudad Valles; fuera de México: Ma­drid y Zaragoza. Congresos nacionales de historia, arte, religión, derecho y archivos: San Luis Potosí, México, Querétaro, Morelia, Pátzcuaro, Toluca, Tlax­cala, Guadalajara, Monterrey.

Congresos internacionales: de historiadores mexi­canistas en Granada, España, 1988 y de Historia del Derecho en Santiago de Chile, 1991. Visitas guiadas: San Luis Potosí, México, Puebla, ~tlixco, Querétaro, San Juan del Río, Salvatierra, Morelia, Guanajuato y otros sitios; fuera de México: San Francisco de Quito, Sevilla, Toledo, Burgos, Madrid y otros sitios. Publi­caciones: El gran teatro de un pequeño mundo. El Carmen de San Luis Potosí (1985); Historia Mexica­na. Guía del núm. 1 al 150 (1991); Cuaderno de algu­nas reglas y apuntes sobre el idioma pame de Francisco Valle, edición (1989); Francisco Javier Cla­vijero en la Ilustración Mexicana, compilación (1988) y otras. Artículos: en Archivos de Historia Potosina, en Historia Mexicana, en MemoriaS de los congresos de Historia del Derecho Mexicano y otros.

Martínez del Sobral, Margarita Nació en la ciudad de México. Allí cursó sus estudios, desde primaria hasta el pos­grado, tanto en escuelas particulares como de gobier­no. Fue en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la entonces Escuela de Arquitectura, don­de obtuvo el título de Arquitecta con la tesis Museo Nacional de Arqueología. Años más tarde, cursó la Maestría en Restauración de Monumentos en la Uni­versidad La Salle, habiendo obtenido por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México el título de Maestra en Restauración, con la tesis La Restau­ración del Ex-convento de San Francisco en Tehua­cán, Pue., misma que le valió una mención hono­rífica. El Doctorado en Arquitectura lo realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México y optó por el grado de Doctora en Arquitectura, siendo su te­sis Los Conventos Franciscanos Poblanos; este traba­jo le valió mención honorífica. Le fue otorgada la Medalla al Mérito Universitario · "Gabino Barreda" premio que otorga la UNAM al promedio más alto en cada especialidad.

Durante 30 años en forma ininterrumpida ha ejer­cido su profesión, como constructora o como restaura­dora, contándose numerosas obras suyas tanto de carácter civil como religioso. Quizás sus obras más importantes sean la restauración del Ex-convento de

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San Francisco en Tehuacán y la Capilla del Semina­rio Mayor en la misma ciudad. El Gobierno del Esta­do de Puebla en coordinación con la Secretaría de Educación Pública y el INAH han publicado dos de sus libros: Los Conventos Franciscanos Poblanos y el Nú­mero de Oro, y El Caminante Celeste. En este último teniendo como co-autora a la Sra. María Elena Lan­da. Tiene además publicaciones en periódicos locales y revistas de arquitectura. Ha dado varias conferen­cias, tanto en México como en el extranjero, habiendo sido invitada a exponer sus ideas sobre análisis geo­métrico y proporciones en las Universidades de Men­doza, Argentina y El Paso, Texas. Participó también en el Congreso sobre Puebla con la ponencia La Geo­metría Prehispánica, tema que actualmente sigue investigando.

Meade de Angulo, Mercedes Licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Estudios de arqueología y de his­toria de México en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Diplomado de Cultura Virreina! en la Universidad Iberoamericana. Docencia de Historia Universal y de México, ha dictado cursos y conferen­cias en.la Universidad Iberoamericana, ENEP-Acatlán de la UNAM, Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ca­sa de la Cultura de Coyoacán. Museo de Antropología e Historia. Archivo General de la Nación. Casa de la Cultura de San Luis Potosí. Museo de la Máscara de San Luis Potosí. Archivo General del Estado de Tlax­cala. Biblioteca Central del Estado de Tlaxcala.

Experiencia profesional en el Archivo Histórico de la Nación, 1959-1960; Academia Potosina de Ciencias y Artes, 1979; en la elaboración de la Monografía del Estado de Tlaxcala. Directora del Archivo del Estado de Tlaxcala. Coordinadora del Sistema Estatal de Ar­chivos, 1981-1985, donde fundó 75 bibliotecas. Ac­tualmente es directora de la Pinacoteca Virreina! de San Diego, INBA y asesora honoraria de publicaciones del INAH en el Estado de Puebla y en la Comisión Puebla del V Centenario del Descubrimiento de Amé­rica. SN1. Miembro de varias academias e institu­ciones culturales regionales y nacionales. Autora de cerca de setenta publicaciones entre artículos y libros de temas históricos.

Mendiola, María Luisa Nacida en la ciudad de México el22 de septiembre de 1936. Arquitecta por la ENA, UNAM. Maestría en Ar­quitectura, Restauración de Monumentos, Facultad de Arquitectura UNAM, con mención honorífica y Me­dalla "Gabino Barreda". Profesora en el Área de Teo­ría e Historia de la Arquitectura, Facultad de Arqui­tectura, UNAM.

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Conferencista en -la División de Estudios de Pos­grado, Facultad de Arquitectura UNAM, 1983-1986; en la ENEP Aragón; Universidad Anáhuac, 1989; Lycée Franco Mexicain, 1989; Universidad del Valle de México, 1989; Instituto Cultural Helénico, A.C., 1991 y el Colegio de Arquitectos de México, 1991.

Viajes de estudio: Inglaterra, Francia, España, Portúgal, Italia, Dinamarca, Suecia, Holanda, Bélgi­ca, Luxemburgo, Polonia, Grecia, Turquía, Checoslo­vaquia, Yugoslavia, Rumanía, Egipto, Israel, Canadá, Estados Unidos de América, Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Brasil y Argentina.

Moscoso Pastrana, Prudencio Nació en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el6 de marzo de 1913 y murió en la ciudad de México el 8 de julio de 1991.

De gran arraigo en la vida provinciana tanto de su ciudad natal como de las fincas de cultivo de caña de azucar y cría de ganado vacuno, ha sido uno de los historiadores de Chiapas mejor documentados y con vivencia más profunda de la propia tierra y de sus formas de vida, las cuales reparten su universo entre criollos, mestizos, ladinos e indios, en una de las zo­nas de la tierra más ricas en etnias. Hombre genero­so, relata la historia, tanto de los ~~ andes

acontecimientos como de la vida cotidiana, fielmente apegado a las fuentes escritas y a las tradiciones ora­les; su trabajo, que es de gran cientificidad siempre refleja conocimiento y respeto para los temas y perso­najes tratados. Su reciente deceso significa una pér­dida sensible para el conocimiento y desarrollo de la historia de México.

Profesor y educador desde 1937 a 1973, año de su jubilación. "Primer Cronista de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas" desde 1969. Premio "Chia­pas" en Ciencias del Gobierno del Estado de Chiapas y maestro emérito de la Escuela Preparatoria de San Cristóbal de Las Casas en 1976. Autor de más de treinta publicaciones dictó un sinnúmero de confe­rencias en ciudades de su Estado, incluyendo la capi­tal, y en la ciudad de México. Formó la biblioteca más importante del Estado con más de 14,<X>O títulos de los cuales cerca de 4,<X>O están dedicados a Chiapas. Son relevantes sus colecciones de documentos y foto­grafías antiguos. Destacamos sus libros: El Pinedis­mo en Chiapas 1916-1920 (1960), Jacinto Pérez •pajarito", último lider chamula (1972), México y Chiapas. Independencia y Federación de la Provincia Chiapaneca (1974), ciudad Real de Chiapas, 450 años después (1978), La medicina tradicional en los Altos de Chiapas (1981), Guerra de Castas en 1712. Sublevación tzeltal, en San Cristóbal y sus alrededo­res (1984), La tierra lacandona, sus hombres y pro-

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blemas (1986), La arriería en Chiapas, mulas y caba­llos famosos (1988) y Bosquejo histórico de la educa­

,ción en Chiapas. JBAH.

O jeda Aquino, Elías Nació en ciudad Ixtepec, Oaxaca. Arquitecto de la UA.BJO. Profesor de la misma en las materias de Aná­lisis de Programas, Elementos y Sistemas Cons­tructivos, Tecnologías y Expresión Arquitectónica. Ha desarrollado práctica profesional en unidades ha­bitacionales, médicas rurales y en el IMSS.

Millet Cámara, Luis Alfonso Originario de Mérida, Yucatán. Arqueólogo por la Es­cuela Nacional de Antropología e Historia, México, D.F . Ha sido distinguido como Académico Corres­pondiente de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Segundo lugar, categoría ensayo de loe XII Juegos Florales de Mérida. Trabajos: Arqueología en la ciudad de México (resca­te), y asimismo en los Estados de Veracruz, Chiapas y Campeche; investigaciones en el área olmeca de Tres Zapotes, la cuenca del Bajo Grijalva y la costa de Campeche.

Delegado del INAH, en Campeche durante 1980-1982. Autor del Guión del Museo Regional de Campe­che. Director del proyecto Etzná de 1986-1987. Trabajos de campo en Izamal, Yucatán y en Tecoh, Municipio de Izamal. Publicaciones: Rescate Arqueológico en la Región de Tres Zapotes, Ver. (Tésis). Los Canales de la Costa de Campeche, SMS.

Logwood & Archaeology in Campeche, Univer­sidad de Nuevo México. Estampas Meridanas, 1985 Mérida. V arias colaboraciones en Cuadernos de Ar­quitectura Virreinal. V arias colaboraciones en Cua­dernos de Arquitectura en Yucatán. El Juego de Pelota de Etzná. Memoria del Museo Yucateco. (En colaboración) Tecoh, Izamal; Historia y Arqueología del contacto.

Parra Moreno, Arturo Originario de San Andrés Tuxtla Ver. (1939). Arquitecto (UNAM 1972) y Maestro en Arquitectura (Universidad de Guanajuato 1985). Realizó obras y proyectos en el D.F. para posteriormente especiali­zarse y ejecutar obras varias y de restauración en Guanajuato (Panteón de San Sebastián, casa Rul-Va­lenciana, etc.) en esa ciudad fue subdirector y direc­tor de proyectos de obras públicas estatales (1974-1986) profesor de la Facultad de Arquitectura y la Escuela de Artes Plásticas (1981-1991) y en EUA profesor invitado del College of Architecture de la Te­xas Technological University (1988-1989). Como coor-

dinador de la Maestría en Restauración de Guana­juato (1987-1990) organizó intercambios, cursos de especialización y simposios internacionales. Como in­vestigador destaca en iconología, construcciones mi­neras y de hospedaje e historia y traza urbanas del Bajío Virreina!, temas sobre los que ha producido ar­tículos y conferencias y el libro-tesis: El Mesón de San Ántonio ... Recientemente la televisión española lo invitó a participar en la grabación del capítulo "Guanajuato" con motivo del bicentenario de la expe­dición Malaspina. Es miembro del ICOMOS. Actual­mente la Universidad Anáhuac del Sur de la ciudad de México le encomendó abrir su Escuela de Arquitectura.

Pérez Cruz, Víctor Gaudencio Nacido en Oaxaca el 2 de enero de 1952. Arquitecto, UABJO. Profesor de Matemáticas en la Preparatoria José Vasconcelos de dicha entidad y de Teoría de la Arquitectura en la Escuela de Arquitectura "5 de ma­yo" de la UABJO, 1980-92.

Asesor y restaurador de monumentos en el Centro Regional de Oaxaca, INAH. Obtuvo recientemente el grado de Maestría, Especialidad en Restauración, en la mencionada institución.

Ramírez Bohorquez, Everardo Mi nacimiento aquí -1912-. Mis padres, oaxaque­ños; también, mi progenie toda.

Estudios primarios, en escuelas oficiales. Prepara­torios generales y la carrera de Contador de Comer­cio -que ejercí hasta descubrir mejor sabor en los cuentos- , en el Instituto de Ciencias y Artes del Esta­do, del que fui secretario durante ocho años a partir de marzo de 1986 y donde dicté algunas cátedras. Co­laborador muy cercano de los gobernadores Alfonso Pérez Gasga, Rodolfo Brena Torres, Víctor Bravo Ahúja y Manuel Zárate Aquino. Retirado ya del ser­vicio estatal, acepté la invitación del Dr. Jorge Fer­nando Iturribarría Bolaños para atender, en su administración municipal (1984-1986), las relaciones públicas. Nunca he pertenecido a partido político alguno.

En noviembre de 1933 ingresé al periodismo: mis primeras notas, en El Oaxaqueño, reseñaron aspec­tos del Primer Congreso Mexicano de Historia, que tuvo lugar en esta ciudad. De manera casi ininte­rrumpida he seguido el olor de la tinta, en diversas publicaciones y aun he sido corresponsal de Noveda­des y El Nacional. Con personas muy conocidas, en noviembre de 1953 fui fundador del diario Oaxaca Gráfico, y su director ocho años. Después, mis colabo­raciones aparecen en El Imparcial: innumerables ar­tículos bajo el título genérico de "Gentes y Cosas de

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Oaxaca", y semanariamente mi columna "Aquí, Oa­xaca ... " desde que, en enero de 1988, asumí la función 4ue desempeño honoríficamente- de Cronista de la ciudad de Oaxaca. Otros periódicos y revistas sue­len reproducir mis escritos con temas provincianos.

Aficionado a las letras, fui de los fundadores (1934) del Ateneo Oaxaqueño "Adalberto Carriedo", y su secretario varios años. En 1979 me fue premiado el ensayo "Itinerario Crítico de mi ciudad: Oaxaca", ahora con dos ediciones. Aquellos otros trabajos ("Gentes y Cosas ... ") han sido recogidos en un primer volumen, salido de la imprenta en noviembre último. Muchos más, no recopilados, únicamente figuran en colecciones que guarda la Hemeroteca Pública local.

Durante largo tiempo, miembro activo del Sindica­to Nacional de Redactores de la Prensa. Pertenezco a la Corresponsalía Oaxaca del Seminario de Cultura Mexicana y a la sección de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. En julio de 1989 ingresé a la Asociación Nacional de Cronistas de ciudades Mexi­canas, A.C.

He recibido algunas distinciones por mi actividad periodística y en la de relaciones públicas. Ostento condecoraciones de los gobiernos de Bélgica e Italia.

"Fiel a mis creencias, leal a mis amigos", es mi di­visa personal: hasta ahora no la he quebrantado. Siempre adicto a la población de mi cuna, su pasado, su presente y su porvenir alimentan mi pasión y sus­tentan mi ya larga vida. Eso es todo.

Santiago Cruz, Francisco Nacido en San Cristóbal de las Casas, Chiapas el 28 de octubre de 1920, falleció en la ciudad de México el año de 1990. Ingeniero Civil por el Instituto Politéc­nico Nacional, tomó cursos de historia en la Facul­tad de Filosofía y Letras de la UNAM y en Madrid, España. Obras publicadas: En Editorial Jus de México D.F.: La piqueta de la Reforma, 1958; Los hospitales de México, 1959; Las artes y los gremios en la Nueva Es­paña, 1960; La Nao de la China, 1962; Los piratas del Golfo de México, 1962; Relaciones diplomáticas entre la Nueva España y el Japón, 1964; El virrey Iturrigaray. Historia de una conspiración, 1965; San Juan de Ulúa. Biografía de un presidio, 1966; Fronte­ras con Rusia, 1967; Baja California. Biografía de una península, 1969; El Golfo de México. Aventura de su descubrimiento, 1971; Fray Cristóbal de la Cruz o El Rufián Dichoso, 1972 y Odiseo, fantasía o reali­dad,1976.

En la Editorial Tradición rle México D.F.: Estatu­tos de la Universidad Literaria y Pontificia de Chia­pas en el año de su fundación de 1821, Estudio preliminar de Francisco Santiago Cruz, 1976; Breve

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historia del Colegio de la Compañía de Jesús de ciu­dad Real de Chiapas, 1977; Cervantes y el sueño de América, 1981 y San Cristóbal de las Casas en el re­lato de sus historiadores, 1981.

En la editorial Patronato Fray Bartolomé de Las Casas: San Cristóbal de las Casas. El encanto de sus muros centenarios, 1978 y Epigrafía de San Cristóbal de las Casas, 1986. En otras editoriales: ciudad Real de Chiapas en la historia de fray Antonio de Remesal. Gobierno Constitucional del Estdo, 1974. Prólogo al Reglamento para los merccu:Ws de México, 1971. Bi­bliófilos mexicanos, 1976. El Río Océano. Apostillas geográficas del mundo clásico, 1976. América. Rela­tos de marinos y de canónigos, México, 1982.

Siller Camacho, Juan Antonio Nació el día 10 de julio de 1950 en ciudad Juárez, Chihuahua. Escuela Nacional de Arquitectura, UNAM. Arqueólogo de la Escuela Nacional de Antro­pología e Historia. Realizó Maestrías en Arquitectu­ra, con Especialidad en Restauración de Monumentos y Maestría en Museología, en la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía, del Insti­tuto Nacional de Antropología e Historia. Es pasante del Doctorado en Arquitectura, de la División de Es­tudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Ha sido catedrático de la Escuela Nacional de Con­servación Restauración y Museografía (Churubusco), de la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH; de la Escuela de Arquitectura de la Univer­sidad de Guanajuato, Gto.; ha impartido cursos en la Facultad de Arquitectura, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yucatán, en Mérida, Yucatán.

Investigador del Centro de Investigaciones en Ar­quitectura y Urbanismo y miembro del Seminario de Arquitectura Prehispánica de la Facultad de Arqui­tectura de la UNAM. Su actividad profesional como Arquitecto Restaurador, ha sido desarrollada en el INAH; a través de la Dirección de Monumentos Histó­ricos, en diversos departamentos como el de Supervi­sión de Obras, de Investigaciones Históricas, Catálogo, así como en el Departamento de Arqueolo­gía Subacuática y Sección de Monumentos Históricos del Centro Regional de Morelos del INAH. Fue coordi­nador de las obras de restauración del Centro Histó­rico de la ciudad de México por parte del INAH de 1980-1983; además de haber realizado diversas obras de conservación y restauración en la República Mexicana.

Investigación de campo a través de diferentes via­jes de reconocimiento a las regiones de Puuc, Río Bec, Chenes, en Campeche; Yucatán, Quintana Roo, Ta-

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basco y Chiapas en México, así como también en la Región del Petén, Tierras Bajas, Tierras Altas, y Cos­ta del Pacífico en Guatemala, Honduras y el Salva­dor; habiendo sido asesor del Proyecto Nacional Tikal en el Petén, Guatemala.

Editor de los Cuadernos de Arquitectura Mesoame­ricana, que publica el Centro de Investigaciones en Arquitectura y Urbanismo de la Facultad de Arqui­tectura de la UNAM. SNI.

Subirats Silvestre, Sonia Mexicana. Tiene estudios de Licenciatura en Psicolo­gía por la UNAM (1968-72); Maestría y Doctorado en Pedagogía por la Universidad Autónoma de Barcelo­na, España (1979-83). Ha sido becada por el Gobierno de Francia para realizar estudios en la Universidad de Montpellier; por el Instituto de Cultura Hispánica en Madrid, España; por el CONACYT para los estudios de Maestría y Doctorado en España. Experiencia laboral: Como psicóloga social en Auris Naucalpan (1971); CREA (1978). Como investigadora: Fundación Javier Barros Sierra (1979); Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (1984-89); Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior (1988); UNAM-Coordinación General de Es­tudios de posgrado (1989-1990); Colegio Madrid -coordinadora de Investigación Educativa. Como do­cente: Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (1984-89); UNAM-Facultad de Ciencias, en la Maes­tría de Enseñanza de la Biología. Ha participado en diversos cursos de capacitación, simposia, encuen­tros; impartido cursos y conferencias. Actualmente su trabajo de investigación sobre La educación racio­nalista en tiempo de Tomás Garrido que realizó en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco se encuen­tra en proceso de edición por el Gobierno del Estado de Tabasco.

Terán Bonilla, José Antonio Es arquitecto por la Universidad Autónoma de Pue­bla, Maestro en Arquitectura en Restauración de Mo­numentos por el INAH y Doctor en Arquitectura por la UNAM con mención honorífica. Además posee la Maestría en Historia del Arte y es Candidato a doctor en Historia por la UNAM. Ha impartido cursos sobre arquitectura, restauración, historia de la arquitectu­ra, historia del arte e historia del urbanismo en di­versas universidades del país y del extranjero, tales como: la Universidad Autónoma de Puebla, La ENCRM del INAH, la Universidad de Guanajuato, el ITESM campus Querétaro, La Universidad Autónoma de Yucatán, la Universidad de San Carlos en Guate­mala, la Universidad de Verano "Antonio Machado" en Baeza, España y en la Universidad de Granada en

España. Actualmente en la Dirección de E~:~tudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Fue Coordinador Académico de la Maestría en Res­tauración de la ENCRM del INAH. Fue secretario de la Sociedad Mexicana de Arquitectos Restauradores A.C. Actualmente es coordinador del Seminario de Estudios de Historia del Arte en la Dirección de Es­tudios Históricos deliNAH.

Ha ejercido la profesión de arquitecto en las ciuda­des de Puebla y México. Como restaurador ha traba­jado en forma oficial y particular en las ciudades de México y en los estados de Puebla y Guanajuato. Ac­tualmente es profesor-investigador de tiempo comple­to en la Dirección de Estudios Históricos del IN AH.

Ha impartido conferencias y ponencias sobre te­mas de restauración, historia del arte, historia de la arquitectura, historia del urbanismo, iconografía y sobre contaminación ambiental en varias ciudades de México y el extranjero (Colombia, Panamá, República Dominicana, Cuba, Guatemala e Italia).

Como investigador ha realizado diversas publica­ciones sobre historia del arte, de la arquitectura y restauración de monumentos. Algunas de ellas son: "Análisis de las Funciones Profesionales del Arqui­tecto Restaurador" en Sesta Assamblea Generale Nes­sun Futuro senza Pasato (2o. volumen) ICOMOS. Coautor del artículo "Arquitectura para la produc­ción: las haciendas de Tlaxcala en historias".

Coautor del libro Las Haciendas de Huamantla, INAH, Gob. del Edo. Tlaxcala. Paquete didáctico "Ar­quitectura eclesiástica novohispana, siglo XVII". Divi­sión de Estudios de Posgrado, Facultad de Arqui­tectura UNAM. Paquete didáctico "Metodología de In­vestigación de Centros Históricos" División de Estu­dios de Posgrado, Facultad de Arquitectura UNAM. Paquete didáctico "Taller de Proyectos de Restaura­ción" División de Estudios de Posgrado, Facultad de Arquitectura, UNAM. "Ciudad barroca" en El barroco en México, Milán, Italia Jaca Book. "Arquitectura ru­ral en México: el caso de una región" en Estudios so­bre Arquitectura Iberoamericana, Sevilla, España. "Hacia una nueva historia de la arquitectura" en Cuadernos de Arte, Ara Longa, Valencia, España.

Torres Valdéz, Rafael Nació el 21 de mayo de 1954. Arquitecto UABJO. Maestría en el área de Restauración. Profesor de Di­bujo, Diseño, Elementos y Sistemas Constructivos y Tecnologías. Asesor y jurado de treinta tesis profesio­nales. Consejero técnico de la Escuela de Arquitectu­ra. Autor de varios artículos de tecnología y arqui­tectura virreina!.

Coordinador administrativo en la Escuela de Ar­quitectura "5 de mayo", 1979 y 1982-1988. Coordina-

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dor Académico de la Facultad de Arquitectura, 1990-1992. Miembro de la Coordinación de la Maestría en Ar­

.quitectura, Área de Restauración. Ha asistido a diversos 'seminarios y cursos dedicados a su especialidad.

Tovar de Teresa, Guillermo Ciudad de México, 23 agosto 1956.

Colegio México, CUM y Derecho en la UNAM. INAH,

1967. Consejero de la Presidencia de la República, 1968-1970. Asesor del jefe del DDF, 1974-1976 y del secretario de SEDUE, 1977 -1982; del subsecretario de Cultura, 1983-1985. Beca de la John Simon Guggen­heim Memorial Foundation de Nueva York, 1985. Cronista de la ciudad de México, 1986. Creador del Consejo de la Crónica de la ciudad de México. Miem­bro de la Comisión de Artes y Letras del Consejo Na­cional de la Cultura y de la Comisión Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural. Ha dado más de cien conferencias en México, Puebla, Oaxaca, Zacatecas, San Luis Potosí, Guadalajara, Morelia, etc. y en Roma, Sevilla, Granada, Madrid, París. Co­laborador de las revistas Vuelta, Proceso, Historia Mexicana, Siempre, Archivo Español de Arte, y de di­versos periódicos nacionales. Director de la colección Arte Novohispano, Mondadori y Azabache. Siete vo­lúmenes en los cuales desarrolla el de Pintura y Es­cultura en México, 1547-1610. Actividades recientes: Ministro de la Embajada de México en España, 1990-1991. Presidente del 11 Sim­posium Internacional de Arte Barroco Hispanoameri­cano, Querétaro, Qro. 1991. Académico Corres­pondiente de la de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Entre sus libros destacamos: Pintura y Es­cultura del Renacimiento en México, prólogo de D. Angulo Iñiguez. INAH, México, 1978. México Barroco, prólogo de George Kubler, México, 1980. La ciudad de México y la Utopía en el siglo XVI, Espejo de Obsi­diana, México, 1988. Bibliografía Novohispana de Ar­te, FCE, 1988. Consideraciones sobre los gremios de pintores, doradores y escultores a fines del siglo XVII y primera mitad del siglo XVJJJ, con un índice de docu­mentos sobre el pintor Juan Correa, El Equilibrista, México, 1988. La ciudad de Los Palacios: Crónica de un patrimonio perdido. Ed. Vuelta, México, 1990.

Ve lasco León, Ernesto Nace en la ciudad de México el 5 de diciembre de 1941. Arquitecto UNAM, 1965. Diseño Industrial en Center School and Design, Londres (1967 -1969). Coordinador de la Unidad Académica de Diseño In­dustrial, Facultad de Arquitectura UNAM, 1975-1976. Director Facultad de Arquitectura UNAM, 1982-1990. Dirección y asesoría de más de 50 tesis y más de 70 veces presidente de jurado de exámenes profesiona-

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les y de grado. Director del proyecto UNAM-ASA que condujo a la modernización del sistema aeroportuario nacional, 1977-1981. Promotor de convenios de desa­rrollo tecnológico con Diesel Nacional, INFONAVIT, Si­derúrgica Nacional, SEDUE, Gobierno del Estado de Morelos, Caminos y. Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos. Investigación y desarrollo del co­nector universal para muebles modulares. Primer lu­gar "Buen diseño para la exportación", 1976, Insti­tuto Mexicano de Comercio Exterior y escogido para realizar el proyecto arquitectónico del Pabellón de México en la Expo Mundial1986, Vancouver. Ha pu­blicado dos libros y diversos artículos. Desde 1990 anteproyecto del Museo de las Ciencias, forma parte de la Coordinación de Asesores del Rector UNAM.

Creación de las Licenciaturas de Urbanismo y Ar­quitectura del Paisaje. Integración de los talleres de la Facultad. Instauración de la exposición anual de trabajos escolares. Unificación de los planes de estu­dio de Posgrado de Arquitectura y Diseño Industrial. Fundador de cuatro series de revistas de arquitectu­ra. Formación del Consejo Técnico paritario alumnos­maestros. Fideicomiso universitario para el Premio Alberto J. Pani. Remodelación espacial del vestíbulo de la Facultad y zonas aledañas. Integrante de la Co­misión de Rectoría para las pláticas con el Consejo Estudiantil Universitario (CEU). Creación del Semi­nario de Estudio e Investigación sobre Territorio y Sociedad Facultad de Arquitectura y Facultad de Economía. Desde el día 30 de enero de 1991, es sub­director Técnico del INFONAVIT.

Vilchis Peñaloza, Martha Nació en la ciudad de Méxi~o

Estudió en la Universidad de la Sorbonne de París el curso de Civilización Francesa para Extranjeros. Obtuvo la Licenciatura de Historia del Arte en la Universidad Iberoamericana. Realizó estudios en la Maestría de Arquitectura y Urbanismo en la Facul­tad de Arquitectura de la UNAM, donde labora como Profesora de Teoría Social del Espacio, desde hace 18 años.

Fue profesora de Sociología del Arte en la Escuela de Pintura y Escultura "La Esmeralda" del INBA. 1976-1986. Ha impartido diversos cursos relativos a la problemática del arte en general, historia y desa­rrollo de la pintura, la arquitectura y el urbanismo, la conservación y preservación del patrimonio artís­tico; todos ellos tanto en el contexto nacional, como en el mundial, cubriendo desde las expresiones anti­guas hasta las contemporáneas en: Universidad Ibe­roamericana, Universidad Anáhuac, Instituto Tecno­lógico de Monterrey, Instituto de Cultura Superior. Programa de Capacitación a Maestros del Tecnológi-

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co de Monterrey sobre Arte Prehispánico y Arte Vi­rreina!. Fue jefe de departamento en la Dirección de Conservación de Sitios y Monumentos de SEDUE. Du­rante 10 años realizó estudios sobre centros históri­cos de nuestro país; asimismo, participó en la recuperación del Centro Histórico de la ciudad de México y en el programa de Rutas Patrimoniales.

Desde 1979 apoyó la labor de concientización sobre el rescate del patrimonio artístico de la ciudad de México, a partir de un ciclo de conferencias "Del Templo Mayor a los ejes viales" que diseñó y coordinó con la participación de los más destacados profesio­nales en el ámbito de la arquitectura y urbanismo. Entre algunas de sus publicaciones:

"Las Haciendas del Estado de Tlaxcala", revista Obras, 1986. "Capillas, Trapiches y Chacuacos", Re­vista de Arquitectura Virreinal, Estudios de Posgra­do, UNAM, 1988. "Historia de la ciudad de México a través de sus Calles y Edificios", Serie de Artículos en el Diario Ovaciones, 1983-1985. "La Plaza Mayor: Centro, Corazón y Cerebro de la ciudad de México", revista Entorno, 1983.

Villagrán García, José ciudad de México, 22 septiembre 1901-junio 1982.

Egresado de la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México fue el gran introductor en México de las tendencias de la arquitectura moderna, tanto en el proyecto como en su realización, creador de la Teoría de la Arquitectu­ra más consistente, dedicada al quehacer de la profe­sión. Maestro de muchas generaciones de arquitectos desde la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, las universidades La Salle e Iberoamericana. Miembro de El Colegio Nacional donde dictó series de conferencias. Director de la ENA (1933-35), Miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM (1953-70). Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala y por la Universidad de Guadalajara, Ja­lisco. Dictó cursos y conferencias en la ciudad de Mé­xico, Guadalajara, Torreón, Acapulco y Monterrey; en Puerto Rico, Tegucigalpa, Guatemala, El Salvador y Lima. Profesor Emérito UNAM (1967) "Miembro afi­liado" del Instituto de los HH Maristas de la Enseñan­za en Roma, Italia (1967), acreedor al "Calli" de Oro, máxima dignidad de La Sociedad de Arquitectos Me­xicanos y el Colegio de Arquitectos de México. Premio Nacional de Artes de México otorgado por el C. Presi­dente de los Estados Unidos Mexicanos y Gran Pre­mio Nacional de Arquitectura (1979).

Entre sus múltiples proyectos y obras destacan los edificios del Sanatorio de Tuberculosis de Huipulco, D.F., (1929); del Instituto Nacional de Cardiología (1937 y 1976). Escuela primaria República de Costa

Rica (1945), estacionamiento para automóviles "Gan­te~ (1947-1948), Centro Universitario México (1945), conjunto Las Américas (1952), Escuela de Arquitec­tura y Talleres en la ciudad Universitaria, conjunto "América" en la Avenida Juárez (1952-56), mercados de San Cosme y San Lucas D.F., Rastro de la ciudad de México (1954). Hoteles Alameda y María Isabel, edificios para oficinas e iglesias, así como para ICA y de educación. Es el creador de hospitales modernos en lberoamérica, llegando a ser arquitecto consultor en materia de hospitales por lberoamérica de la WHO, Organización Mundial de la Salud (1951). Fundador y presidente del ICOMOS mexicano. JBAH.

Wright, David Nació en 1956 en Detroit, Michigan, EUA.

Inició sus estudios del idioma y la cultura de España en Barcelona, durante su último año de preparatoria. Cursó los primeros años de la Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad del Norte de Michigan. En 1976 se trasladó a San Miguel de Allende, Guana­juato; allí terminó sus estudios profesionales en el Instituto Allende y cursó la Maestría en Bellas Artes.

Desde 1980 ha sido catedrático en diversas institu­ciones de enseñanza superior en los estados de Gua­najuato y Querétaro. Ha impartido cursos sobre historia de la arquitectura mexicana (época prehispá­nica y siglo XVI) en la Maestría en Arquitectura con Especialidad en la Restauración de Sitios y Monu­mentos, en la Universidad de Guanajuato. Actual­mente presta sus servicios en la Universidad del Valle de México, Campus Querétaro, como director del Instituto de Cultura Mexicana, un centro de in­vestigaciones, difusión y apoyo académico que Wright diseñó e implementó.

Combina la docencia con proyectos de investi­gación sobre el arte, la cultura y la historia de Méxi­co. Recopila material fotográfico y documental, y participa en congresos y foros especializados. Ha pu­blicado dos libros, un capítulo en un libro colectivo, y varios artículos. Tiene otros trabajos en prensa y en preparación. Ha presentado numerosas conferencias (más de 200 hasta la fecha) en diversas univer­sidades, museos e instituciones culturales en México y los Estados Unidos. Como complemento a estas ac­tividades ha exhibido sus dibujos, pinturas y escultu­ras en varios museos y galerías del centro de México.

Y añez de la Fuente, Enrique ciudad de México 1908-1990. Arquitecto por la Escue­la Nacional de Arquitectura UNAM, donde recibió las enseñanzas del maestro Villagrán. Profesor de Teoría de la Arquitectura y Diseño Arquitectónico en la Es­cuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Insti-

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tuto Politécnico Nacional y en la Universidad Autó­noma Metropolitana. Doctor Honoris Causa por di­cha universidad. Gran Premio de Arquitectura 1986 otorgado por la Academia Nacional de Arquitectura. Fue jefe del Departamento de Arquitectura del Insti­tuto Nacional de Bellas Artes y jefe del Departamen­to de Inmuebles y Construcciones del Instituto Mexicano del Seguro Social, lugar en el cual desem­peñó uno de sus trabajos más destacados como pro­yectista y constructor de hospitales. Autor de Hospitales de Seguridad Social. Arquitectura, Teoría, Diseño, Contexto y Del Fu.ncionalismo al Post-Racio­nalismo, libro del cual extrajimos estos datos curriculares.

Enrique Y añez ea uno de loa grandes creadores de la arquitectura mexicana moderna. Sus obras más significativas han sido la Casa Obrera Mínima (22 lu­gar en concurso), el Sindicato Mexicano de Electricis­tas (1er. lugar en concurso en colaboración con Ricardo Rivas), el Hospital de la Raza (1er lugar en concurso), el conjunto del Centro Médico Nacional (que hubo de ser demolido a consecuencia de loa da­ños que sufrió en el terremoto de 1985), la Escuela de Ciencias Químicas de la Ciudad Universitaria (en co­laboración con loa arquitectos Enrique Guerrero y Guillermo Rosael) y loa Hospitales Generales de ciu­dad Juárez, Tampico, Torreón y en la ciudad de México el Hospital "López Mateoa" y el "Ignacio Zara­goza".JBAH

Yañiz, Arcelia Nació en Oaxaca, 1918. Escuela para Niñas y Fede­ral Tipo. Taquimecanógrafa, 1934. Clases de literatu­ra en El Colegio del Estado, hoy Universidad. Realizando entrevista, crónica, reportaje, la crítica teatral y la noticia en diversas fuentes, colaboró en loa diarios El Oaxaqueño, Oaxaca; en loa años trein­ta, en página cultural y con poesías propias. Periódi­co La Opinión, Puebla, redactora, entrevista al general Lázaro Cárdenas. Revista Iris de Tehuacán,

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Puebla. El Mundo de Guadalajara, Jalisco. Fundado­ra de la revista Bellas Artes, del periódico Oaxaca Gráfico y jefe de redacción por diez ¡n'ioa y directora por cinco, 1953-1973. Editora de la revista Síntesis Gráfica. Sociedades: Junta de Ayuda a España. Ateneo Alber­to Carriedo del Instituto de Ciencias y Artes. Asocia­ción Folklórica Oaxaqueña. Sindicato de Redactores y Empleados de Prensa. Asociación de Periodistas Oaxaqueñoa. Sociedad de Escritores Revolucionarios. Cargos públicos: Regidora en el H. Ayuntamiento Obrero de la ciudad de Puebla en 1936. Repre­sentante de Oaxaca ante el Congreso Femenino para obtener el voto de la mujer. Delegada INBA para orga­nizar el Festival de Teatro de la Zona Sur: Oaxaca y Chiapas. Coordinadora del Grupo de Teatro de la Ca­sa de la Cultura de Oaxaca; del Grupo Rodolfo Álva­rez desde 1987. A partir de 1985, Directora de la Biblioteca Pública Central Estatal.

La gran educadora de Oaxaca ha publicado un fo­lleto de versos y un libro de crónicas, reportajes y en­sayos, docente en la UABJO y en instituciones de carácter social como el IMSS, CNC, IISEO y la Escuela Tecnológica N11 115. Acreedora a un sinnúmero de premios y preseas, entre las cuales la escritora desta­ca una charola de plata con una réplica de Monteal­bán y un diploma del Centro de Arte Dramático con la leyenda:

Por su empeño en hacer de la cultura un recurso de superación social Por su voluntad de convertir al individuo en grupo Por su extremada generosidad al dar sin esperar correspondencia Por su disposición al diálogo y a la aproximación a la comunidad Por ser y estar en la cultura de Oaxaca y de México. CADAC reconoce en Arcelia Yañiz, a su Maestraamada. O

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fumigación y consolidación de retablos de madera dorada

luís a. torres montes

Con el fin de asesorar al personal del Museo del Ban­co Central y de la Dirección de Restauración del Patri­monio Cultural de la República del Ecuador , sobre el problema de biodeterioro causado por el ataque de in­sectos que presentan los retablos dorados de la Iglesia de la Compañía de la Ciudad de Quito, y en general so­bre los problemas de control biológico para preservar los bienes culturales, se efectuaron dos visitas de ins­pección a la Iglesia de la Compañía y al Templo del Convento de San Francisco. Cada inspección fue segui­da por una sesión de trabajo con el personal de conser­vación que labora en ambos proyectos, donde se discutieron problemas específicos y generales sobre los temas arriba citados. Las visitas se efectuaron el 10 de julio de 1990 a la Iglesia de la Compañía y el 11 de julio de 1990 al Convento de San Francisco.

Se presentó un informe escrito para dejar constancia de los aspectos importantes de los temas discutidos y para ayudar a la toma de decisiones a los responsables de la conservación de estos monumentos. Por conside­rar que los problemas abordados rebasan el interés es­pecífico de la República del Ecuador, se prepara esta nota basada en el informe citado, pues son de impor­tancia general para la conservación de monumentos.

l. Fachada de la Compañía de Jesús. Del libro de fray José María Vargas OP, en Ecuador: Monumentos Históricos y Arqueológicos. Instituto Panamericano de Geografía e His­toria. México D.F., 1953.

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Los biocidas químicos han sido retirados del co­mercio en Estados Unidos y muchos países europeos y ya no se producen industrialmente, pues existe una legislación que prohíbe su uso. Estas medidas alcan­zarán en breve a los países de Latinoamérica y en­tonces se necesitará investigar e implementar alternativas para el saneamiento de las colecciones y para el tratamiento curativo y preventivo de los bie­nes culturales contra el ataque biológico, sin la utili­zación de los productos tradicionales.

La tendencia actual en la conservación busca erra­dicar el empleo de biocidas de alta toxicidad en la fu­migación y desinsectación de colecciones, empleando en su lugar procedimientos no contaminantes. De ser posible se usarán sustancias que no dejen residuos que puedan tener efectos a mediano o largo plazo pa­ra el ambiente, las personas y los materiales consti­tutivos de las obras.

2. Plano de Quito. Misma procedencia.

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Se recomienda el empleo de congelación a tempe­raturas entre - 10 y -40 "C por 72 horas, ya que los microorganismos, los insectos y sus medios reproduc­tivos no pueden sobrevivir en esas condiciones. Otra alternativa es obtener atmósferas anaeróbicas, pues los organismos requiren oxígeno para vivir. El am­biente se logra con nitrógeno que drena el aire de un contenedor donde se colocan las obras. Para que sea efectiva, la atmósfera anaerobia se mantiene por 3 a 5 días.

Durante la congelación, la madera podría presen­tar problemas pues el enfriamiento altera la hume­dad relativa del aire y se pueden provocar cambios dimensionales en los objetos por la alteración de su contenido de humedad. La congelación del agua es acompañada por la expansión del hielo, que provoca presiones que podrían dañar a las obras; en cambio, los objetos bidimensionales como el papel y los texti­les, no presentan este problema. Existen además difi­cultades para aplicar estos procedimientos a estructuras de grandes dimensiones, como son los re­tablos dorados de las dos iglesias en cuestión. Pero

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los tratamientos no sólo eliminarán los insectos, sino también los microorganismos.

El método para desinfectar objetos planos y delga­dos como documentos, materiales gráficos (fotografía, grabados, acuarelas) y aún libros, con cualesquiera de estos procedimientos, consiste en el encapsulamiento de las obras en un plástico flexible como lámina de po­lietileno, del cual se extrae el aire, procediendo des­pués a la congelación o, por medio de un drenado, se sustituyen los remanentes del aire por nitrógeno, ve­rificando que la atmósfera interna esté libre de oxíge­no. Se recomienda introducir el nitrógeno con la humedad adecuada para evitar problemas de cambio dimensional en los objetos, medida que posibilita el tratamiento de esculturas en madera.

La República del Ecuador, los países del área andi­na y de otras regiones con territorio montañoso, que tienen alturas que llegan a las nieves eternas, pre­sentan la posibilidad de congelar los objetos en forma natural sin necesidad de empleo de equipo especiali­zado y con gasto mínimo de energía, por lo cual se re­comienda la investigación de la factibilidad de emplear la alternativa de congelar los objetos en la altura, tomando en consideración los problemas de la baja presión.

Para objetos muebles se puede siempre recurrir a métodos de limpieza manual, efectuada con cui­dados y rigor extremos. Por medio de brochas, pin­celes, etc. y con la ayuda de una lente de aumento o un microscopio binocular estereoscópico, se elimi­nan los insectos, larvas, huevos, hongos y otro tipo de microorganismos y las esporas u otras formas de propágulos. Con métodos manuales se puede llegar al saneamiento de colecciones y de locales, si se lle­va un mantenimiento cuidadoso y se adoptan medi­das rígidas de control, tendientes a la eliminación de las plagas, medidas tales como la implantación de sistemas de inspección por medio de trampas y la identificación de los insectos que entren en los locales.1

Se llevará en forma similar un control de acepta­ción para evitar la reinfestación de la colección sa­neada, consistente en la aplicación del mismo tratamiento de limpieza a las obras que se incorporen a las colecciones, bien por tratarse de nuevas adquisi­ciones o por ser objetos que regresan después de un préstamo o tránsito externo, pasando períodos de cuarentena en locales aislados con condiciones simi­lares a aquéllas donde se encuentran las obras de la colección.

La investigación de las condiciones ambientales existentes en los locales que alojan las colecciones y la aplicación del control climático posible, tendientes a crear ambientes menos propicios para el crecimien-

to de plagas, es otra medida que debe correr paralela a las citadas antes.

Se recomienda extensamente el acondicionamiento del aire en los locales donde se alojan los bienes cul­turales, existiendo el conocimiento de las condiciones óptimas para prevenir el ataque de agentes de biode­terioro. Se apuntan sin embargo algunas observacio­nes al respecto:

Las condiciones de humedad relativa y temperatu­ra para el mantenimiento higiénico de bienes cultu­rales, se han dictado no sólo para lograr el control biológico, sino también para buscar la estabilidad fí­sicoquímica de sus materiales constitutivos. Conside­rando que muchos locales tieñen colecciones misceláneas, las condiciones óptimas para algunos de los objetos de la colección pueden ser contraindicadas para otros que se encuentren alojados en el mismo lo­cal, o aun en la misma vitrina.

Los estudios para establecer estas condiciones se han hecho en países de clima mediterráneo, tanto en Europa como en el norte de América, que tienen las cuatro estaciones bien marcadas y cuyas condiciones de frío y calor son extremas. Estos son países industriali­zados cuya economía es buena y poseen la infraestruc­tura tecnológica que permite el empleo de equipos de acondicionamiento de aire y calefacción central en las instalaciones que albergan bienes culturales, tanto si los edificios fueron construidos exprofeso o si son con­ventos, palacios u otras construcciones que se adaptan para contenerlos.

Se ha asumido que estas condiciones ideales son aplicables a todos los climas, países y colecciones de bienes culturales, siendo recomendadas incluso para los trópicos húmedos. Cabe preguntarse si la expe­riencia muestra que esas especificaciones tienen apli­cación general.

Para Europa, la temperatura ideal establecida es de 15 a 20"C,2 ó 18 más o menos 2"C, que significan alrededor de 10"C arriba de la temperatura de un re­frigerador y 20 a 25"C sobre un congelador. En países tropicales cuya temperatura alcanza con frecuencia 40"C o más, significa para los visitantes a un museo entrar a una temperatura de 15 a 25 grados abajo del ambiente, que equivale a entrar al refrigerador o al congelador para poder gozar las colecciones.

1 Para identificar insectos y microorganismos en bienes cul­turales consultar a F. Flieder: La Conservation des Docu­ments Graphiques: Recherches Expérimentales. Editions Eyrolles, Paria, 1969.

2 Ver el libro de N. Stollow: •eonservation Standards for Works of Art in Transit end on Exhibition", Series Mu­seums and Monuments No. XVII, Unesco, París, 1979.

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Hay además otras observaciones que apuntar:

El equipo para acondicionamiento de aire es de im­portación en muchos países de la región, y tiene pre­cio muy alto. Su uso por ello no es muy extendido, el servicio de mantenimiento es deficiente y caro, y con frecuencia es inexistente. Para la operación del equipo hacen falta técnicos cuyo salario es elevado y las insti­tuciones culturales no siempre pueden pagarlo.

Los museos se han instalado casi siempre en edifi­cios públicos o religiosos antiguos que han sido decla­rados monumentos, ésta es una medida para la protección de los edificios y una forma de darles un uso nuevo de interés social. Además muchas iglesias están abiertas en forma continua al culto y tienen ob­jetos muebles o inmuebles de gran valor cultural. Co­mo las condiciones climáticas exteriores no son extremas, estos edificios nunca pretendieron ofrecer aislamiento del ambiente exterior.

Los monumentos no fueron diseñados para con­tener instalaciones de aire acondicionado, por lo tanto, requieren trabajos de adecuación que elevan los costos de instalación y que puede requerir cons­trucción nueva y/o destrucción de construcción an­tigua, afectando a un edüicio cuyo nuevo uso se tomó para protegerlo.

Algunos estudios recientes en países europeos,3

muestran que el aire acondicionado o la calefacción central causa problemas en iglesias y otros edificios con bienes culturales que funcionan prestando servi­cios al público. Para resolver el problema se han co­menzado a implantar programas de uso intermitente, que se han establecido después de una investigación cuidadosa.

Los materiales usados tradicionalmente en una re­gión son casi siempre originarios de ella, y son aqué­llos que la experiencia ha mostrado como los más durables y adaptados a las condiciones prevalecien­tes. Por ejemplo, el Museo Nacional de la Música en la Habana, Cuba, alojado en una casa ecléctica de principio de siglo que está situada junto a la bahía, tiene colecciones de instrumentos de madera, con cuero y otros materiales orgánicos, existiendo ade­más documentos en papel. Un estudio del microclima del museo indica que durante cuatro años ha habido un promedio mayor al 80% de humedad relativa, siendo seguro que estas condiciones han prevalecido por muchísimos años durante el período anterior al que se efectuaron las mediciones, tanto en el museo mismo como en los lul!ares donde los obietos de la co-

3. Templo de la Compañía de Quito. Foto MAS en Graziano Gasparini, en su libro América, Barroco y ArquitecturaJEr­nesto Armitano Editor, Caracas, 1972.

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lección habían permánecido. Contrario a lo que po­dría suponerse, los instrumentos y objetos se encuen­tran en buenas condiciones, puesto que desde su incorporación al museo se han cuidado los problemas de ataque biológico y se ha llevado un control extre­mo de higiene ambiental.

Se puede inferir que los materiales oriundos de trópiéos húmedos, así como los objetos manufactura­dos con ellos, se conservarán mejor en humedades y temperaturas elevadas, siempre y cuando otros agen­tes agresores como los del biodeterioro, sean contro­lados en forma adecuada. El daño mayor puede surgir al tratar de aclimatar estos materiales a con­diciones que les son extrañas, como las normas que se recomiendan para los climas fríos.

Las ventajas y desventajas de fumigar los retablos de la Iglesia de la Compañía y del Templo de San Francisco con Phostoxín®, Gastoxín® u otro contrati­po son comunes a todo tipo de retablos. Una observa­ción general de importancia para el tratamiento de desinfestación por medio de gases o aspersión, en países con geografía y clima tropical de montaña, es que los objetos a tratar deben mantenerse por 12 hasta 24 horas a temperaturas superiores a los 12 "C e inferiores a los 38 "C puesto que fuera de estos lími­tes, por ser los insectos organismos heterotérmicos, muestran una reducción en su actividad metabólica y con ello la absorción del fumigante disminuye y el tratamiento no es exitoso:~

a) El producto activo de estos fumigantes es el PH3, llamado químicamente fosfma o fosfamina; es combustible y se deben tomar precauciones tanto por su alta toxicidad como por su ilamabilidad.

b) La fosfina reacciona con los metales activos, in­cluyendo la plata, produciendo manchas; en casos graves dejará sobre ellos depósitos gruesos de fosfu-

3 P. V. Nielsen en Moisture Transfer in A ir Conditioned Rooms and Cold Stores "CIIVRILEM 2nd. Symposium on Moisture Problema in Buildingsw, Rotterdam, 1974, paper 1.2.1 9 págs., desarrrolló un procedimiento para predecir la humedad relativa, la temperatura del aire y de las pa­redes en edificios con aire acondicionado: P. Schotes y co­laboradores en Kirchenheizung, Bericht und Ergebnis der Jahrs~agung der Diozesanbaumeister und baureferenten uom 24.5-27.5 in Mainz, "Das Munsterw, XXV, Heft 4 XXVI, Heft 1/2, Munchen, 1973, habla de los requerimien­tos conflictivos entre las condiciones agradables para los fieles y visitantes a ig!esias y las condiciones adecuadas para conservar obras de arte.

4 Ver "Problems in the Use ofinsectices in Occupied Premi­ses", por Piero Gallo en Recent Aduances in Conseruation, págs. 48-54, G. Thomson, Ed. Butterworths, London, 1963.

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ros o fosfatos de acuerdo a las condiciones de hume­dad y p.H. del ambiente. Se sabe de casos donde los equipos eléctricos de uso doméstico como televisión, licuadoras, hornos de microondas, etc. han quedado inutilizados por el ataque de la fosrma.

e) Un caso reciente ha mostrado que la policro­mía con base de acetato o resinato de cobre, ha quedado de color amarillento, como ocurre al en­vejecer el resinato de cobre. Considerando que muchos retablos dorados están también policro­mados, para el empleo de Phostoxínf) se debe con­siderar este problema.

d) La posible aplicación del producto a los retablos de la Iglesia de la Compañía debe tomar en conside­ración que un gran porcentaje de las superficies dora­das están recubiertas o han sido resanadas con oro falso --orete o purpurina- que son latones o aleacio­nes con base de cobre, metal que es severamente ata­cado por la fosfma. Este caso puede presentarse en otros retablos.

e) Las pruebas realizadas por el personal del Cen­tro de Conservación del Banco Central, muestran que aun el oro de hoja tiene un ligero manchado, puesto que la ley no es de 24 kilates sino de 23, habiendo

4. Retablo mayor del Templo de la Compañía. Quito, Perú. Fray José Maria Vargas, o p. cit.

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cierto porcentaje de cobre o plata, que sí son afecta­dos por el gas. El ataque sufrido por el orete y la pur­purina es más notable, quedando ambos materiales manchados por su exposición a la fosfma.

f) Las manchas en el oro pueden eliminarse sin problema mayor con una limpieza, de manera que si se fumiga la Iglesia de la Compañía con uno de estos productos, sólo será posible si el tratamiento decidido considera la eliminación posterior del orete y la pur­purina por medio de una limpieza, para con ello co­rregir el aspecto desagradable que producirían las manchas, debe además considerarse la posibilidad de redorar las partes que se limpien, tomando en cuenta el elevado costo del oro para cubrir esas superficies.

g) La posibilidad de congelación, del empleo de ni­trógeno, o del uso de otro fumigante gaseoso como bióxido de etileno presenta grandes problemas técni­cos y sólo se podría aplicar con grandes costos y con una tecnología compleja que no es accesible a los equipos de trabajo de restauración que operan en esas iglesias.

h) El photoxín® y sus contratipos no dejan acción remanente, pero sí quedarían trazas de fosfma im­pregnando la madera por cierto tiempo. La literatura no informa de una posible acción nociva a largo plazo sobre la madera y la experiencia actual indica que si ésta existe no hay motivo de preocupación.

i) La alternativa más viable para el tratamiento de los retablos en la Iglesia de la Compañía y en el Templo del Convento de San Francisco es entonces la inyección.

Si se opta por la inyección, es importante seleccio­nar el material con el qu~ se efectuará la desinfesta­ción. Es de importancia extrema adoptar estrictas medidas de seguridad para prevenir de los peligros de intoxicación aguda o crónica, así como de los pro­blemas alérgicos a los operarios y a todas las perso­nas que ocupen eventualmente los locales fumigados.

Los operarios deberán usar máscaras con filtro ab­sorbente del gas durante todo el tiempo de trabajo, tanto para protegerse del biocida como de los solven­tes. Deben usarse guantes de hule como los que em­plean los cirujanos y es recomendable el empleo de goggles. El biocida no debe entrar en contacto directo con la piel. Durante la inyección el local se debe man­tener lo más ventilado posible, restringiendo el paso al público o persona no autorizada. Algunos solventes son inflamables, por ello debe contarse con equipo contra incendio y tomarse las medidas preventivas pertinentes. A continuación se enumeran las medi­das recomendadas por la Organización Mundial de la Salud para el trabajo de aspersión con aerosoles y so­luciones de insecticidas mezclados:6

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l. Toda persona dedicada a manipular pesticidas debe estar informada -o ser informada- del riesgo que corre y recibir instrucciones que les permitan trabajar con seguridad.

2. Es necesario que se suministre supervisión médica a los trabajadores, o en su defecto, los me­dios necesarios para los tratamientos de todos los accidentes.

3. Sin importar el pesticida, quienquiera que lo aplique debe llevar puesto un protector impermea­ble que debe ser lavado tan frecuentemente como sea posible.

4. Si el producto es aplicado por aspersión, los tra­bajadores deben tener facilidades para lavarse tanto a sí mismos como sus ropas.

5. La jornada de trabajo no debe ser mayor de 8 horas, esto es de gran importancia cuando los mis­mos trabajadores manejarán por largos períodos de tiempo a los pesticidas.

6. Los trabajadores deben vestir ropas lavables las cuales deben mudarse y lavarse tan frecuentemente como sea posible.

7. Los trabajadores no deben fumar ni comer sin que previamente se hayan lavado sus manos y deben observar otras precauciones simples en los lugares donde los productos tóxicos son manejados.

8. En consideración a que siempre la etapa más peligrosa es el manejo de los productos concentrados, hay un número de estudios que llaman la atención hacia esto y han hecho recomendaciones ulteriores que están indicadas en la sección 9 del Sexto informe del Comité de Expertos en Insecticidas.6

9. El informe anterior da las especificaciones a las que deben ajustarse los materiales y el equipo em­pleado en la aspersión, tanto para su mantenimiento como para su uso.

10. Los recipientes para los biocidas deben llevar una etiqueta que especifique el contenido y deben in­dicar con claridad al operador la naturaleza del pro­ducto, su peligrosidad y toxicidad, y las precauciones necesarias que deben observarse.

Se discutió la posibilidad de aplicación de los bioci­das DDVP (Dicloro Difenil Vinil [PH] Fenato de sodio), pentaclorofenol, óxido tributil estaño y lindadno, re­visando en cada caso sus ventajas y desventajas.

El DDVP se aplica en forma de pulverización, es de­cir, de pequeñas gotitas del insecticida disuelto, que son suspendidas en el aire por un dispositivo espe­cial. Las gotitas permanecen en el aire por gran pe­ríodo de tiempo, pero no tienen una buena penetra­ción en los canales de los insectos, que suelen estar sellados por sus desechos, además las gotitas con sol­vente pueden manchar las superficies de los objetos.

Tiene una acción remanente de unos tres meses y para que su empleo sea exitoso se requiere de un programa periódico que significa su aplicación de por vida una o dos veces al año. Su corta acción re­manente indica que es relativamente volátil y por lo tanto presentará peligro de intoxicación crónica. Al igual que los otros productos recomendados, es i:fulecticida, no tiene acción contra microorganismos y sólo destruye a los insectos adultos, sin afectar a los huevos ni a otros estadios del ciclo de vida de los insectos.

El pentaclorofenol es quizás el producto más em­pleado en la fumigación comercial qe la madera y tie­ne gran aplicación en la desinsectación de bienes culturales. Existen marcas en el mercado de diferen­tes precios y calidades, pero puesto que el ingrediente activo es el mismo y la concentración para tener acti­vidad curativa es del 4.5%, la diferencia es la calidad del solvente. Algunos productos incorporan una resi­na o una parafina para consolidar y desinsectar al mismo tiempo. Se recomienda también el pentacloro­fenol como preventivo contra el ataque de insectos, empleando entonces una concentración del 0.5%.

El pentaclorofenol tiene acción remanente proba­da de unos 50 años a causa de su baja volatilidad, en consecuencia no presenta peligro de intoxicación crónica a los ocupantes usuales de los locales trata­dos, aunque su toxicidad sí es elevada y requiere de cuidados extremos durante su aplicación. Los sol­ventes determinan su penetrabilidad y la forma de precipitación o cristalización del ingrediente activo, así como la posibilidad de producir manchas a los objetos inyectados. Se recomienda probar los pro­ductos en el mercado para verificar la efectividad de impregnación y si existe deposición de cristales que pudiera afectar los materiales tratados y dar aspecto desagradable.

Su prolongado contacto con las obras hace impor­tante considerar su estabilidad físicoquímica, se sabe que el pentaclorofenol se hidroliza con la humedad generando ácido clorhídrico, que aumentará la acidez de los materiales tratados, siendo por ello contraindi­cado para materiales delgados como textiles, papel, piel y pergamino, a los cuales aumentará la acidez. No se recomienda ahora tanto para madera y mate­rial policromado pues podría afectar los pigmentos

5 Las regulaciones de la World Health Organization para el manejo de biocidas por aspersión o solución se encuentran en "Toxicité des pesticides pour l'homme", Technical Re­port Series No. 114 .

6 World Health Organization, •Comité d'experts des insecti­tides", Technical Report Series No. 110, (1956).

39

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con base de arbonatos como el blanco de España, el blanco de plomo, la malaquita y la azurita.

En algunos talleres de restauración se hacen for­mulaciones de insecticidas con pentaclorofenol, sol­ventes hidrocarburos derivados del petróleo y concentrados de Paraloid B72® como consolidante, re­sultando productos con fórmulas de 4.5 a 5% de pen­taclorofenol, de 3 a 10% de Paraloid B72® -o de otro consolidante- y solvente, el resto. De esta forma se pueden tener productos cuya composición química es­té controlada.

5. San Francisco de Quito. Alfarje en el crucero del Templo. Foto Bodo Wuth en Graziano Gasparini, op. cit.

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A pesar de las desventajas anotadas, el pentacloro­fenol es aún un producto que se recomienda con cau­tela para la fumigación de objetos tridimensionales de madera policromada. Para textiles se puede emplear el pentaclorofenato de laurilo a causa de su gran solu­bilidad, pero en general los objetos bidimensionales siempre ofrecen la posibilidad práctica de tratarse por congelación o por atmósfera de nitrógeno.

El óxido tributil estaño tiene el inconveniente de ser extremadamente tóxico, por lo que su uso es poco recomendable; es muy efectivo y tiene acción sobre microorganismos, pero por su alta toxicidad -sus to­lerancias en el aire son de 0 .25 mg/m3

- no es un pro­ducto recomendable.

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El lindano o gamma hexano es el isómero gamma del hexaclorociclohexano, es uno de los insecticidas dorados más estables. Su efectividad como i~sectici­da y su empleo sin daño para escultura policromada ha sido probado por varios autores, es el producto ac­tivo en el insecticida con nombre comercial de Xila­món®, del cual existen dos variedades, una de las cuales tiene incorporado su consolidante, su acción remanente no parece ser tan larga como la del penta­clorofenol, en cambio, su efecto sobre los materiales constitutivos de los bienes culturales son mucho me­nores, así que en caso de que la inyección sea el pro­cedimiento seleccionado, este producto podría considerarse el más seguro.

Se discutió asimismo la posibilidad de consolidar la baranda en la parte alta de la cúpula de la Igle­sia de la Compañía, puesto que el avanzado ataque por insectos la hacía sumamente deleznable. Para ello se citaron varios procedimientos como la im­pregnación y subsecuente polimerización de meta­crilatos por medio de rayos gamma. Cualquier con­solidación con resinas de termofraguado invierte el problema de conservación, siendo la pregunta lcuánto durará el consolidante? y no lcuánto tiem· po durarán los materiales originales de la obra? Las impregnaciones con resinas termoplásticas no endurecen el material de manera suficiente para darle una función de carga, teniendo en cambio la ventaja de la reversibilidad.

Una posición lógica será comenzar por preguntar qué tan importante es obtener una resistencia sufi­ciente para que la barda funcione para cargar o si bastará una consolidación para asegurar el buen es­tado de la estructura, pero que la seguridad de quie­nes lleguen a esas alturas sea regulado por el uso de la misma, que estará restringuido al mínimo, no per­mitiendo que nadie sin autorización suba y quien lo haga sea conocedor de las precauciones y que jamás se use como soporte para adornos en ninguna de las actividades religiosas. Desde el punto de vista de la conservación esta medida es la más adecuada, reco­mendando la impregnación con un material reversi­ble, cuya durabilidad sea grande y cuya interacción con los materiales originales sea mínima, sin afectar la estabilidad material ni el aspecto de la barda y cu­yo costo sea también bajo.

Los consolidantes de termofraguado que realmente aumentan la capacidad de carga de la barda son los acrílicos que polimerizan con rayos gamma y las resi-

nas epóxicas, siendo ambos, para fines prácticos, irre­versibles. El otro procedimiento que podría impartir gran resistencia mecánica a la madera es la impreg­nación con cera fundida, 7 ofreciendo la posibilidad de reversibilidad relativa y no afectando a los materia­les originales. Otras de las resinas termoplásticas co­mo el Paraloid B72®, pueden emplearse para consolidar la barda, sin llegar a dar una resistencia importante a la misma, habiendo también la alterna­tiva de usar un insecticida con consolidante, como el Xilamón® con endurecedor, el insecticida OZ® de Os­mase® que contiene óxido tributil estaño y un consoli­dante, o las formulaciones de pentaclorofenol que incorporan una cera o una resina.

La asesoría a la Iglesia de la Compañía y al Con­vento de San Francisco fue posible gracias a la cola­boración de varias instituciones mexicanas y ecuato­rianas, entre las primeras debemos mencionar al Ins­tituto de Investigaciones Antropológicas de la Uni­versidad Nacional Autónoma de México y a la Fun­dación Mexicana para los Monumentos del Mundo y entre las ecuatorianas, las autoridades eclesiásticas de la Compañía de Jesús, custodios y usuarios de la Iglesia de la Compañía y el Museo del Banco Central de Ecuador.

Fueron también muchas las personas que ayuda­ron a que la visita y asesoría se realizaran exitosa­mente, siendo justo mencionar que en las sesiones de trabajo, los asistentes aportaron sus experiencias y críticas, siendo éstas incorporadas en el informe. Sin embargo, la participación y su aportación queda anó­nima pues fue imposible registrar sus intervenciones. Podemos citar a algunas personas cuya conversación y observaciones aportaron puntos importantes al de­sarrollo de las reuniones: la directora de los Talleres de Restauración del Museo del Banco Central y del proyecto de la Iglesia de la Compañía, restauradora Rosa Torres y la química Cecilia Campaña, el restau­rador Mario Porras, la jefa del Laboratorio Químico Sra. Patricia Estévez y todos los miembros del mismo laboratorio, el arquitecto Alfonso Ortíz director del Instituto Nacional del Patrimonio Cultural del Ecua­dor, los restauradores Guillermo Erazo y Marcos Ro­sera. Agradecemos las atenciones y apoyo del Sr. Rodrigo Paliares y del Sr. Sergio Durán del Museo del Banco Central y sobre todo la incansable y cons­tante ayuda prestada por Cecilia Campaña, que hi­cieron posible la realización de mi visita de asesoría a la República del Ecuador. O

7 Ver D. Rosen, "The Wax Inmersion Method", Bulletin of the Walters Art Gallery.

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métodos simplificados en fotogrametría arquitectónica*

antonio almagro**

Ls requisitos de documentación del patrimonio arquitectónico para inventario, análisis histórico y restauración, en la mayor parte de los ca­sos no requieren de las elevadas precisiones que la fotogrametría puede ofrecer, razón por la cual los sistemas tradicionales, más flexibles en aco­modarse a la relación precisión-oosto exigidos, siguen siendo los métodos más utilizados. A nuestro entender es necesario establecer una metodolo­gía simplificada de levantamientos fotogramétricos de arquitectura. En esta comunicación se describen algunos métodos para simplificar los le­vantamientos fotogramétricos utilizando cámaras semimétricas y resti­tuidores analíticos, haciendo especial énfasis en el ADAM MPS2.

Durante muchos años la difusión de la fotogrametría como técnica de documentación del patrimonio arquitectónico ha estado basada funda­mentalmente en la mayor precisión que ofrece frente a las técnicas tradi­cionales, excluyendo las topográficas. El antagonismo entre estas técnicas tradicionales y las instrumentales se ha planteado en la antí­tesis precisión-costo, lo que ha llevado a un estancamiento en el desa­rrollo de las aplicaciones fotogramétricas al verse circunscritas a aque­llas en que es necesario lograr unas determinadas precisiones siempre que sea posible pagar su elevado costo.

La fotogrametría en sus aplicaciones clásicas tiene unos obligados al­tos costos debido al elevado precio de los instrumentos y a las operacio­nes imprescindibles que es preciso realizar (tomas fotográficas, medida de puntos de control, etc.) que hasta ahora venían obligadas por la propia metodología de trabajo. Frente a ello, los sistemas tradicionales de medi-

Comunicación presentada en el XIV SYMPOSIUM INTERNACIONAL DEL COMITI: IN­

TERNACIONAL DE FOTOGRAMETRIA ARQUI'l'ECTÓNICA. CIPA. (Delfoa 2-5 Octubre 1992).

• ·Escuela de Estudios Árabes. CSIC Granada.

Page 44: ARTIGAS Cuaderno 11

ción, utilizando cinta métrica, plomada, nivel de albañil, etc. pueden aco­modar con facilidad sus costos en función de las necesidades de precisión requeridas, y sólo cuando se requieren altas precisiones se encuentran inconvenientes graves. La flexibilidad que los sistemas tradicionales pre­sentan en su adaptación a los requerimientos de precisión son la causa más directa de que la fotogrametría no se haya extendido como método de levantamiento debido a que los sistemas hasta ahora utilizados, bien que proporcionando elevadas precisiones, son siempre muy costosos y no resulta posible flexibilizar la relación precisión-{:osto. Debe tenerse en cuenta que las necesidades de documentación del patrimonio arquitectó­nico para inventario, análisis histórico y restauración, en la mayor parte de los casos no requieren de las elevadas precisiones que la fotogrametría puede ofrecer, razón por la cual los sistemas tradicionales, más flexibles en acomodarse a la relación precisión-{:osto exigidos, siguen siendo los métodos más utilizados.

La aparición de nueva instrumentación fotogramétrica y sobre todo la implantación de los sistemas analíticos de restitución nos permiten esta­blecer nuevos planteamientos y acomodar los sistemas de levantamiento fotogramétrico a las necesidades reales. Se impone por tanto establecer métodos de trabajo fotogramétricos susceptibles de ofrecer levantamien­tos de lSajo costo y precisión adecuada a las necesidades y que no exijan de personal altamente especializado. Sólo así la fotogrametría podrá con­vertirse en la técnica principal de documentación arquitectónica y ar­queológica aprovechando sus innumerables ventajas.

A nuestro entender es necesario establecer una metodología simplifi­cada de levantamientos fotogramétricos de arquitectura. Un método sim­plificado debe ser aquel que permita reducir los costos de obtención de la planimetría ajustando las precisiones a los requerimientos existentes. La fijación de estos últimos es primordial a este respecto pues debe tenerse presente que la relación precisión-{:osto puede compararse a una función de tipo logarítmico. La fijación de los requerimientos de precisión dentro de las necesidades reales del levantamiento es, pues, la base de partida de todo trabajo de documentación planimétrica.

Analicemos los distintos elementos que intervienen en un levanta­miento fotogramétrico y veamos las formas de simplificar las distintas operaciones.

OPERACIÓN INSTRUMENI'OS PERSONAL TIEMPOS

Levantamiento fotogramétrico clásico

Tomas fotográficas Cámaras métricas especializado t

Apoyo topográfico Taquímetro especializado 2•t

Orientación Restituidor especializado o

Restitución Restituidor especializado R

Levantamiento fotogramétrico simplificado

Tomas cámaras no especializado o.s•t

fotográficas semimétricas

Apoyo cinta, plom. nivel no especializado O.l•t

Orientación rest. analítico especializado 1.s•o

Restitución rest. analítico especializado R

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Lo que este cuadro viene a plantear es que los trabajos de toma de da­tos pueden verse reducidos en prácticamente 7 veces en tiempo utilizan­do además un equipo cuyo costo es alrededor de 5 veces inferior.1

Formas de reducir costos en los levantamientos

Utilización de instrumentos menos costosos: cámaras semimétricas, restituidores de pequeño formato, restituidores de tableta. Apoyo no topográfico: se prescinde del taquímetro y se reduce el tiem­po de medición. Personal no especializado: empleo de procedimientos predefmidos.

Procedimientos para operar con simplificación del apoyo

Modelos independientes: Orientación fija de las cámaras: Caso normal (bicámaras)

Cámara izquierda como base de referencia: Nivelación de la cámara. Giros = O Formación del modelo por orientación relativa Deducción de la base mediante comprobación de una medida Introducción de la base para orientación absoluta

Fijación de elementos de orientación en el objeto: Plomada o marcas de nivelación y medición de distancia entre dos puntos Formación del modelo por orientación relativa Deducción de la base y de los giros por medición en el restituidor Orientación absoluta mediante los datos deducidos

Modelos enlazados: Orientación mediante un modelo global de escala menor: sobre éste se miden los puntos de apoyo de los modelos de escala mayor

Fijación de elementos de orientación en el objeto: Plomadas, marcas de nivelación y línea de alineación Medida de distancia entre puntos.

Orientación de bloques por ajuste de haces. (Este procedimiento será objeto de un análisis más detallado en un futuro.)

Instrucciones para la toma de fotografías con cámaras no métricas

Lo primero que hay que considerar es la escala a la que se desea hacer la restitución. Ésta no deberá ser nunca mayor de 10 veces la escala del ne­gativo. La escala del negativo viene determinada por la focal del objetivo utilizado y por la distancia desde la cámara al objeto.

Veamos en un cuadro las escalas obtenibles:

1 Véase a este respecto el gráfico realizado por H. Foramitti. ICOMOS-CIPA. 1983. Hans Foramitti et le déueloppement de la photogrammétrie architecturale p. 12.

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Escala de restitución Distancia Ese. negativo

recomendada máxima

Objetivo 40 mm.:

40 1000 200 100

20 500 100 50

10 250 50 25

4 100 20 10

2 50 10 5

Objetivo 80 mm.:

80 1000 200 100

40 500 100 50

20 250 50 25

10 125 25 15

8 100 20 10

4 50 10 5

En función de la distancia y del objetivo utilizado se obtendrá un cam­po visual. Con estas variables debe hacerse la elección del objetivo a utili­zar. La cámara puede operarse bien sobre un trípode, lo que facilitará la orientación aproximada y la nivelación de la cámara o también a pulso. En este caso la nivelación resulta más problemática, pero si disponemos de puntos fijos de apoyo, esto no supondrá ningún inconveniente.

La base (distancia entre los puntos de toma de un par de fotografías estereoscópicas) debe de estar en una relación con la distancia al objeto entre 1/3 y 1/10. No es recomendable llegar al primer valor si el objeto tiene mucho relieve, so pena de tener luego dificultades en la visión este­reoscópica. Con la relación de 1/10 la apreciación de la profundidad y por tanto, la precisión de la medición puede resultar insuficiente. Un valor medio recomendable puede ser el de 1/5.

Las dos fotografías de un par deben tener la misma escala aproxima­da. Por ello deben tomarse a igual distancia del objeto y con los ejes para­lelos. Una ligera convergencia puede admitirse e incluso beneficia la precisión, pero si ésta es muy grande se obtienen diferencias de escala en los extremos de ambas fotografías, incompatible con una correcta visión estereoscópica. Una convergencia máxima admisible es la que se produce con un ángulo de 15 grados entre los ejes ópticos de las dos fotografías.

La toma ideal es la que tiene los planos de los negativos paralelos"al plano de proyección de la restitución. No hay limitación en principio para inclinar el eje de la cámara hacia arriba o abajo, o incluso hacia la dere­cha o izquierda. En estos casos debe procurarse que las dos tomas tengan similares inclinaciones. No obstante, debe tenerse en cuenta que en las zonas más alejadas, la escala es menor y también resulta menor la rela­ción base/distancia, por lo que la precisión de la medición en esas partes será menor. Debe considerarse igualmente que en estos casos la restitu­ción es también más laboriosa al no ser paralelos los planos del objeto y de la proyección.

45

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l. Método para fijar puntos de apoyo sin medición taquimétrica.

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D

En el momento de hacer la tomas fotográficas deben anotarse los valo­res aproximados de la distancia al objeto, la base y la inclinación de la cá­mara. Igualmente es fundamental anotar el objetivo y la posición del enfoque utilizados, ya que en las cámaras no métricas no se regis­tra el dato de la distancia principal sobre el negativo.

Procedimientos para apoyar las fotografías

Para poder restituir un par de fotografías debemos contar, además de con éstas, con sus datos de orientación, o lo que es lo mismo, debemos co­nocer las posiciones desde donde fueron tomadas la fotos en forma de sus tres coordenadas X Y Z y los tres ángulos de _giro de la cámara en cada posición n <l> K ( a e K en el caso de terrestre).

Estos valores pueden obtenerse, bien directamente, midiéndolos en el momento de realizar las tomas fotográficas, o bien indirectamente me­diante la medición de puntos de apoyo. Este último procedimiento es el más habitual y el que proporciona mejores resultados de precisión. Los datos de orientación pueden calcularse en el restituidor si conocemos las tres coordenadas (x, y, z) de al menos cuatro puntos bien visibles en cada par de fotografías. Las coordenadas de estos puntos se miden normal­mente por medio de un taquímetro, bien por radiación o bien por inter­sección de visuales.2

Los puntos de apoyo deben de elegirse de tal modo que la zona a resti­tuir quede comprendida dentro del perímetro determinado por aquéllos. Los puntos de apoyo pueden preseñalizarse y medirse previamente a la obtención de las fotos o pueden ser simples puntos del objeto que se mi­den a la vez o después de obtenidas éstas. En ambos casos habrá de te­nerse especial cuidado en que los puntos puedan ser fácilmente identifieados en ambas fotografías.

Una forma sencilla de definir puntos de apoyo preseñalizados es colo­car dos plomadas o dos jalones correctamente aplomados y una cuerda, regla o jalón horizontal que pase por la base de los primeros (Fig. 1). La cuerda, regla o jalón horizontal deberá situarse paralela al plano de pro­yección. Se miden la distancia entre las líneas verticales (plomadas o ja­lones) y la altura desde la horizontal a un punto bien visible de cada vertical que puede marcarse mediante una etiqueta adhesiva o algo simi­lar. Con estos datos es fácil calcular las coordenadas de cuatro puntos de apoyo. Si se utilizan jalones o miras no es preciso siquiera medir nada. En casos extremos puede bastar una sola vertical en la que se marquen dos puntos, uno en lo alto y otro intermedio.

Otro método sencillo aunque menos preciso de determinar los datos de orientación es utilizar un nivel de cámara. De esta forma controlamos dos de los giros (e, K). El tercer giro {a) y la base pueden calcularse to-

2 Los requisitos mínimos consisten en realidad en conocer las tres coordenadas de dos puntos y la coordenada en la dirección del eje óptico de un tercer punto. Normalmente los programas de orientación de los restituidores (como el ADAM MPS2) exigen conocer las tres coordenadas de al menos tres puntos. De todos modos hay que tener en cuenta que con sólo estos datos el programa no es capaz de coi:nprobar posibles errores en las coordenadas al no existir redundancia. Por ello debe considerarse requisito mínimo disponer de las coordenadas de al me­nos cuatro puntos. Para más completa información sobre los requisitos mínimos de apoyo véase P. Addahausl. J.Peipe. MControl Information in Architectural Photogrammetry". Invited paper. XIfrh IntematiolUll Symposium of CIPA, Cra­cow, October, 1990.

Page 48: ARTIGAS Cuaderno 11

mando una distancia entre dos puntos que defman el plano de proyec­ción. Este sistema sirve sólo para pares estereoscópicos independientes y para fotografías con el plano del negativo vertical.

Para la restitución de varios pares consecutivos debe establecerse un sistema de referencia común a todos los pares como puede ser una cuer­da horizontal y paralela al plano de proyección. Sobre ella deberán mar­carse puntos visibles de los que deben aparecer al menos dos en cada par de fotos y a ser posible en los extremos de la zona común de ambos foto­gramas. Se medirán las distancias entre los puntos marcados (Fig. 2).

Aunque estos sistemas hacen más laboriosa la orientación de los mo­delos en el restituidor, simplifican notablemente la toma de datos. De to­dos modos debe advertirse que por la menor precisión que se obtiene, no deben utilizarse para medir objetos con mucha profundidad. Las zonas a restituir deben quedar entre planos razonablemente próximos al plano en que se han tomado las distancias horizontales. Medidas complementa­rias, bien sean verticales o de profundidad, pueden ayudar a controlar la precisión de la restitución.

Forma de operar en algunos casos simplificados de fotogrametría

ler. caso: Modelo independiente: un solo par de fotografías estereoscópicas. Características del objeto: Objeto para el que no exista la necesidad de establecer a priori un sistema prefijado de coordenadas ni de planos de proyección. Toma de datos: Obtendremos dos fotografías de ejes paralelos o sensible­mente paralelos y perpendiculares a la base (caso normal al menos apro­ximado). Mediremos con precisión al menos una distancia entre dos puntos bien definidos (D.) Anotaremos la distanica al objeto y la base aproximados. (Pueden medirse a pasos largos "' 1 m.)

Orientación: Al no ser preciso orientar respecto a un sistema predefi­nido de referencia, usaremos como tal el defmido por la cámara izquier­da, que es al que se refiere una orientación relativa en los restituidores analíticos. Introduciremos como datos de partida la distancia al objeto y la base aproximados (b). Orientaremos observando al menos seis puntos reparti­dos por las zonas extremas del modelo, tanto en perímetro como en proxi­midad y lejanía. Una vez obtenida esta orientación previa, mediremos las coordenadas de los dos puntos extremos de la distancia de control tomada en el objeto. La distancia será igual a

d = .¡ ( X¡ - X2 ) 2 + ( Yl - Y2 ) 2 + ( Z¡ - Z2) 2 (1)

la escala del modelo obtenida será igual a

d e=- (2) D

Para que la escala de modelo sea V1 y podamos medir coordenadas reales deberemos modificar la base inicialmete introdnt>irJ,. ""'..-- ~ ~ ..._ _

aproximado. La base real será igual a

1 B ... -b e

(3)

1 1 1

~! 1

:~

2. Método para relacionar modelos consecutivos.

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Page 49: ARTIGAS Cuaderno 11

48

Si la cámara izquierda se situó al hacer la fotografía en una posición y en la dirección adecuadas, este procedimiento puede ser rápido y cómodo, especialmente si vamos a editar la restitución mediante un programa de CAD. Si se quieren adoptar una o varias proyecciones determinadas res­pecto a planos definidos en el propio objeto, el programa de CAD permiti­rá obtener las formas proyectadas de manera sencilla.

Forma de operar en el ADAM MPS2:

Se introducen los valores de base y distancia al objeto aproximados en la tarjeta n2 l. (Opción 2 del menú principal.) Después de introducir las fotografías se realiza la orientación interna (opción 3) y la relativa (opción 4) con al menos seis puntos. Realizado esto se adopta la orientación obtenida y se pasa a digitalización (opción 5). Con la opción 7 (digitalización) se miden las coordenadas de los puntos extremos de la medida de control tomada. Con las fórmulas [1] y [3] se calcula" la base B cuyo valor se introduce en la tarjeta 1 con la opción 2 del menú principal. Seguidamente se vuelve a calcular la orientación relativa (opción 4, opción 3, opción 4). Se vuelven a medir en digitalización las coordenadas y a comprobar la dis­tancia entre los puntos. Si esta es correcta se puede empezar la restitución. Con la versión 2.30 es posible introducir en una tarjeta tipo 5 con la op­ción 2 del menú principal el dato de la distancia entre dos puntos. Al rea­lizar la orientación absoluta se digitalizan dichos puntos con el mismo nombre que se les dio en la tarjeta 5. Tras realizar el cálculo de la orien­tación relativa, el programa calcula automáticamente las nuevas coorde­nadas de la cámara derecha.

2ll caso: Modelo independiente: un solo par de fotografías estereoscópicas.

Características del objeto: Objeto para el que el plano de proyección sea un plano vertical cuya alineación quede determinada por dos puntos del objeto.

Toma de datos: Obtendremos dos fotografías de ejes paralelos o sensi­blemente paralelos y perpendiculares a la base (caso normal al menos aproximado). La base será sensiblemente paralela al plano de proyección. Se nivelará la cámara mediante un nivel que controle los dos giros nadir y kappa. Este nivel puede ser tipo Cullmann fijo a la zapata del flash de la cámara, la precisión de este nivel puede considerarse de ± 1°. 3

Mediremos con precisión al menos una distancia entre dos puntos bien definidos (D). Si es posible serán los dos puntos que definan la alineación del plano de proyección.

Anotaremos la distancia al objeto y la base aproximados. (Pueden me­dirse a pasos largos "" 1 m.)

3 Los errores que se generan por causa de un error de nivelación pueden despre­ciarse si sólo se va a restituir una proyección paralela al plano· del negativo y con ·escaso relieve. Para un error de Nadir de 1 grado y para un punto situado 20 m más alto que la cámara, el error planimétrico será e= 20 sen 2 (1 °) = .006 m El error de kappa producirá una inclinación general de la restitución que puede controlarse mediante la nivelación de dos puntos mediante un nivel topográfico o de agua.

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Orientación: En este caso tendremos que calcular cuál es el giro de la cámara respecto al plano de referencia utilizando en los demás giros la propia nivelación de la cámara como referencia.

Mediante el procedimiento descrito más arriba, calcularemos la base real, repitiendo la orientación relativa con este valor obtenido. Simultá­neamente mediremos las coordenadas x e y de los dos puntos que definen la dirección del plano de proyección. El giro a será (Fig. 3)

(4)

Este valor se introducirá como dato de orientación de la cámara iz­quierda, realizándose una nueva orientación relativa. Convendrá reali­zar una nueva medición de los puntos y una comprobación del ángulo y la base, realizando nuevos ajustes hasta obtener resultados aceptables.

Forma de operar en el ADAM MPS2:

Se introducen los valores de base y distancia al objeto aproximados en la tarjeta n 11 1. (Opción 2 del menú principal.)

Después de introducir las fotograñas se realiza la orientación interna (opción 3) y la relativa (opción 4) con al menos seis puntos. Realizado esto se adopta la orientación obtenida y se pasa a digitalización (opción 5). Con la opción 7 (digitalización) se miden las coordenadas de los puntos extremos de la medida de control tomada y los de los dos puntos que de­terminan la dirección del plano de proyección.

Con las fórmulas [1] y [3] se calcula la base B cuyo valor se introduce en la tarjeta 1 con la opción 2 del menú principal. Con la fórmula [4] se calcula el ángulo a. Para introducir este valor deberemos rellenar dos tarjetas 6 con la opción 2 del menú principal. En estas tarjetas habrá que introducir las coordenadas de la cámara izquierda que puede ser valores de origen de coordenadas (0,0,0 o mejor 100, 100, 100) y los ángulos de orientación de esta cámara que serán a,90,0 introducidos en la forma gggmmss.4 En la otra tarjeta 6 habrá que introducir los valores aproxi­mados de la cámara derecha, que serán 100+b, 100, 100 y a,90,0.5

Seguidamente se vuelve a calcular la orientación relativa (opción 4, opción 3, opción 4). Se vuelven a medir en digitalización las coordenadas y a comprobar la distancia entre los puntos y el ángulo. Si estos son co­rrectos se puede empezar la restitución. Caso contrario se realiza un nuevo ajuste.

4 Para la introducción de estos datos deberá tenerse en cuenta el valor inicial !iel ángulo FI que haya podido resultar de la primera orientación relativa, pues el valor a calculado es la corrección que debemos introducir a este ángulo. Tam­bién habrá que tener en cuenta el signo o sentido del ángulo, considerando que el ángulo que introducimos es el del plano del negativo respecto al de proyec­ción.

6 En una orientación relativa, y siempre que estén rellenas completamente las dos tarjetas 6 de la cámara izquierda como fijos, y los de la cámara derecha co· mo aproximados para iniciar el cálculo de la orientación relativa. Como valores resultantes de la orientación quedarán para la cámara izquierda los introduci­dos en la tarjeta 6 y para la cámara derecha los que resulten de la orientación relativa tomando como base la introducida en la tarjeta l.

t .... ,

3. Determinación del giro a .

49

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•:l· .....

\' ~

\, '•

4. Determinación del giro K.

50

311 caso: Modelo independiente: un solo par de fotografías estereoscópicas.

Características del objeto: Objeto para el que el plano de proyección sea un plano vertical cuya

alineación quede determinada por dos puntos del objeto y del que conoz­camos dos puntos en una vertical y opcionalmente dos puntos nivelados.

Toma de datos: Obtendremos dos fotografías de ejes paralelos o sen­siblemente paralelos' y perpendiculares a la base (caso normal al me­nos aproximado). La base será sensiblemente paralela al plano de proyección.

Mediremos con precisión al menos una distancia entre dos puntos bien deflnidos (D). Si es posible serán los dos puntos que deflnan la alineación del plano de proyección.

Anotaremos la distancia al objeto y la base aproximados. (pueden me­dirse a pasos largos = 1 m ).

Comprobaremos la verticalidad de un plano o la existencia de una rec­ta vertical. En el primer caso será necesario disponer además de dos pun­tos nivelados. Todos estos elementos deben estar situados sensiblemente en un plano paralelo al de proyección.6

Orientación: En este caso tenemos que calcular los tres giros a, E>, K de la cámara izquierda respecto al plano de proyección. Esto lo realizare­mos deduciendo dichos ángulos mediante mediciones de los elementos de referencia.

Mediante el procedimiento descrito más arriba calcularemos la base real, repit iendo la orientación relativa con este valor obtenido. Simultá­neamente mediremos las coordenadas X. y de los dos puntos que definen la dirección del plano de proyección, las coordenadas· y, z de dos puntos en una vertical del plano que deflna la vertical y las coordenadas x, z de los puntos nivelados o situados en una línea vertical.

El giro a será

Y2- Y1 a = arctg--­X2 -x¡

(4)

El valor de K será para el caso de puntos de una vertical (Fig. 4)

y para el caso de puntos nivelados

K = arctg z2-z 1 X2- X 1

El valor de e será (Fig. 5)

e = arctg Y2 _ Y 1 Z2- Z 1

(5)

(6)

(7)

Estos valores se introducirán como datos de orientación de la cámara iz­quierüa, realizándose una nueva orientación relativa. Convendrá realizar una nueva medición de los puntos y una comprobación de los ángulos y de la base, realizando nuevos ajustes hasta obtener resultados aceptables.

6 Puede a tal efecto colocarse una plomada.

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Forma de operar en el ADAM MPS2:

Se introducen los valores de base y distancia al objeto aproximados en la tarjeta n9 l. (Opción 2 del menú principal.)

Después de introducir las fotografías se realiza la orientación interna (opción 3) y la relativa (opción 4) con al menos seis puntos. Realizado esto se adoptli la orientación obtenida y se pasa a digitalización (opción 5). Con la opción 7 (digitalización) se miden las coordenadas de los puntos extremos de la medida de control tomada y los de los puntos que determi­nan las direcciones a, e, K, del plano de proyección.

Con las fórmulas [1] y [3] se calcula la base B cuyo valor se introduce en la tarjeta 1 con la opción 2 del menú principal. Con las fórmulas [4] [5] [6] [7] se calculan los ángulos a, e, K. Para introducir estos valores deberemos rellenar dos tarjetas tipo 6 con la opción 2 del menú principal. En estas tarjetas habrá que introducir las coordenadas de la cámara iz­quierda que pueden ser valores de origen de coordenadas (0,0,0 o mejor 100,100,100) y los ángulos de orientación de esta cámara que serán Cl, e. K, introducidos en la forma gggmmss. En la otra tarjeta 6 habrá que in­troducir los valores aproximados de la cámara derecha, que serán lOO+b, 100, lOO y a, e. K.

Seguidamente se vuelve a calcular la_ orientación relativa (opción 4, opción 3, opción 4). Se vuelven a medir en digitalización las coordenadas y a comprobar la distancia entre los puntos y los ángulos. Si éstos son co­rrectos se puede empezar la restitución. Caso contrario se realiza un

. te 7 nuevo aJUS .

42 caso: Modelos consecutivos: varios pares de fotografías estereoscópicas con partes comunes (por ejemplo, modelos parciales consecutivos de una mis­ma fachada).

Características del objeto: Objeto para el que el plano de proyección sea un plano vertical cuya

alineación quede determinada por una línea nivelada que aparezca en to­dos los modelos (una cuerda con puntos definidos).

Toma de datos: Obtendremos las fotografías con la cámara bien nive­lada y con los ejes paralelos o sensiblemente paralelos y perpendiculares a la base (caso normal al menos aproximado). La base será sensiblemen­te paralela al plano de proyección que será el definido por la línea del ob­jeto (cuerda horizontal) (Fig. 2). Mediremos con precisión las distancias entre los puntos defmidos sobre la cuerda. De dichos puntos deberán aparecer al menos dos en cada par de fotos, y en lo posible en los extre­mos de la parte común de ambas fotos. Anotaremos la distancia al obje­to y la base aproximados para cada par de fotografías (pueden medirse a pasos largos "' 1 m.)

Orientación: Orientaremos el primer modelo como en el caso 2. ·Una vez orientado el modelo, mediremos las coordenadas de uno de los puntos de la cuerda. A partir de ellas podremos calcular las coordenadas de to­dos los puntos de la cuerda que tendrán las mismas cooordenadas z e y. La coordenada x de cada punto será la del anterior más la distancia en­tre los dos puntos. Para la orientación del siguiente modelo procederemos de igual modo al del caso 2 y una vez orientado mediremos las coordena-

7 Véase lo dicho en la nota 2.

5. Determinación de los giros a y 0.

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6. Diseño original de la fachada.

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das de algún punto de la cuerda cuyas coordenadas habremos determina­do. Las diferencias entre coordenadas (x 2 - x 1 ), (y 2 -y 1 ), (z 2 - z 1 ), debe­remos restarlas de las coordenadas de la cámara izquierda volviendo a calcular la orientación relativa con las nuevas coordenadas de la cámara. Con esto habremos hecho una traslación general del segundo modelo ajustándolo a las coordenadas del primero. Proseguiremos con los restan­tes modelos con el mismo procedimiento.

Forma de operar en el ADAM MPS2:

La introducción de las nuevas coordenadas para la cámara izquierda del segundo modelo una vez calculadas. se realiza mediante la tarjeta 6 de la cámara izquierda. Deberán introducirse en ella las tres coordenadas X, Y, Z. En la cámara derecha deberán introducirse unos valores aproxima­dos, que en principio serán X +b, Y, Z. En los modelos sucesivos se opera del mismo modo.

Un caso práctico: La fachada del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla.

Análisis de los resultados. En febrero de 1991, con ocasión de un curso de fotogrametría para alum­nos de tercer ciclo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Se­villa, realizamos una experiencia sobre la fachada del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, entonces en curso de restauración y adaptación para sede del Parlamento de Andalucía.

Para hacer más completo nuestro estudio, dispusimos de un dibujo de la traza, aunque modificada, de Hernán Ruiz, autor de la obra, (Fig. 6) y del levantamiento realizado por el arquitecto Dr. Alfonso Jiménez Mar­tín, con métodos manuales, para la redacción del proyecto de restaura­ción (Fig. 7).

Para nuestro análisis obtuvimos dos fotografías de ejes sensiblemente paralelos y perpendiculares a la base, mediante una cámara ROLLE! 6006

METRIC con objetivo de 40 mm. La cámara se dispuso sobre un trípode y se niveló mediante un nivel Cullmann fijo a la zapata del flash. La deter­minación de los puntos de toma y la orientación de cada cámara se reali­zó de forma visual. La distancia a la fachada y la base se midieron aproximadamente siendo 20 m y 4 m respectivamente. El tiempo inverti­do en esta operación fue de unos diez minutos.

Posteriormente se midieron diez puntos de apoyo por intersección de visuales con taquímetro desde dos estaciones. El tiempo requerido para esta operación fue aproximadamente de una hora.

Realizamos una orientación en un restituidor ADAM MPS2 utilizando 8 puntos de apoyo más un punto de paso en la parte superior de la fachada. Los RMS obtenidos para cada coordenada fueron 0.003, 0.005, 0.001 m. Con esta orientación dibujamos una simple restitución de líneas genera­les (Fig. 8, línea fina).

Posteriormente realizamos una segunda orientación del modelo utili­zando como únicos datos la distancia horizontal entre dos puntos de apo­yo situados en la parte inferior de la fachada y sobre un mismo plano. Basándonos en el sistema descrito en el caso 2 realizamos la orientación calculando la base y el giro a partir de las medidas tomadas en el resti­tuidor. Los giros e y K se ajustaron de acuerdo con el nivel de la cámara.

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Con esta nueva orientación se restituyó un contorno y los ocho puntos de apoyo. Con la ayuda de AutocAD se hizo una traslación en el espacio del segundo dibujo restituido, ajustándolo con el primero en el punto de apoyo inferior izquierdo (Fig. 8, línea gruesa). De esta forma se superpu­sieron los dos dibujos y se pudieron comprobar los errores.

Si consideramos como exacta la restitución hecha a partir de la orien­tación con los puntos de apoyo, podemos decir que la orientación sin pun­tos de apoyo es correcta de escala apreciándose como error principal un giro general debido a la imprecisión de la nivelación del giro K. Si prome­diamos este giro, los errores máximos que resultan son del orden de 2 a 3 cms. En la parte superior se aprecia una ligera sobreelevación debida al error en el giro e y a un ligero exceso de base. La suma de los errores de­bidos a todas estas causas puede considerarse < 5 cm.

Comparando la restitución con el levantamiento realizado con medios manuales se aprecia que en aquellas partes en que ha sido posible medir con la cinta métrica, los dibujos coinciden. Sin embargo, aparecen errores de cierta consideración en las zonas inaccesibles y en la ubicación de ele­mentos que están e.n distintos planos y para los que nos se ha realizado una nivelación que los relacione. En general se aprecian errores de hasta 15 cms en los vuelos extremos de las cornisas y en la parte alta de la fa­chada a la que sin duda no se pudo acceder-para medir. Aunque no dispo­nemos de datos, por nuestra experiencia podemos pensar que el tiempo necesario para realizar esta toma de datos por medios manuales sería de al menos dos horas.

Como resumen podemos sacar algunas consecuencias. En primer lu­gar, los errores cometidos en la medición con medios manuales, medición

7. Dibujo levantado por procedimientos manuales.

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que se realizó sin duda con poca minuciosidad, resultan excesivos incluso para una escala l/100. A pesar de ello, el tiempo de toma de datos fue el más largo. La toma de datos con cámara semimétrica y apoyo completo con taquímetro redujo el tiempo de toma de datos (58% del tiempo ante· rior) pero se logró una gran precisión. Por último, la toma de datos con apoyo reducido logró un ahorro considerable del tiempo (12% del tiempo de la toma manual y 200A> del tiempo con apoyo completo) sin aumentar excesivamente los errores. En cualquier caso, la precisión lograda es más que suficiente para un dibujo a escala ]/100.

El mayor tiempo necesario para la orientación de este último caso re· sulta de escasa relevancia dentro del tiempo total de restitución. En cual· quier caso se considera que el tiempo de restitución puede suponer entre un 50 y un 700/o del tiempo necesario para dibujar en limpio una medición manual.

Con instrumentos cuyo costo es del orden de un 200/o del de los instru· mentos habitualmente utilizados en fotogrametría (cámaras métricas, ta· químetro y restituidores de primer orden o analíticos) y con tiempos de toma de datos inferiores en un 900/o a los necesarios trabajando con cáma· ras métricas y apoyo taquimétrico, estos sistemas simplificados de foto· grametría permten adecuar el costo de un levantamiento a las necesidades de precisión requeridas en la mayor parte de las intervencio· nes sobre el patrimonio. La fotogrametría deja de ser una técnica sofisti· cada y costosa para ponerse al alcance de cualquier institución o profesional con responsabilidades sobre los bienes culturales. Por supues· to, el sistema no puede aplicarse a todos los casos. Dependerá del tamaño del edificio y de las precisiones que se requieran, pero un número muy considerable de edificios y objetos entran plenamente dentro del campo de aplicación de la metodología aquí expuesta. O

8. Levantamiento fotogramétrico.

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el conocimiento científico*

leoncio lara sáenz

l. El conocimiento

E1 conocimiento es un fenómeno complejo y mara­villoso que con su vehículo, el pensamiento, es lo que, por fortuna, caracteriza como sapiens al hombre. Re­gularmente se integra por un sujeto o persona que co­noce o capta algún aspecto de la realidad: el objeto por conocer; la operación cognoscitiva que se produce a través de un proceso sicoflsiológico que permite re­lacionar al sujeto con el objeto y el pensamiento o pensamientos.

Expresado de la manera más sencilla y general, el conocimiento puede ser considerado como el pensa­miento resultante de la relación que se establece en­tre un sujeto que conoce y el objeto por conocer.1

El conocimiento es, entonces, una parte de la ac­tividad pensante de los individuos que implica te­ner presente en la mente cierto objeto ideal o real, bajo el supuesto de que el mismo es considerado co­mo conocido y se distingue formalmente del sujeto cognoscente. 2

De manera histórica y convencional se presentan, sin posiblidad efectiva de delimitar con absoluta pre­cisión sus etapas, tres momentos o actitudes de los individuos respecto a las formas del conocer, a saber: subjetivista, objetivista y dialéctica. 3

La actitud del hombre primitivo para percibir al mundo que lo rodea se manifiesta en dos vertientes: la primera en cuanto a la aprehensión del objeto a través de los sentidos, es decir, captando sensorial­mente el mundo exterior, y la segunda, a través de la

Expresamos nuestra convicción de que existe la ciencia jurídica y de que, por tanto, es posible obtener conocí· mientos que puedan ser ordenados, generalizados y sis­tematizados a través de una evolución lenta y dolorosa, y con constantes retrocesos, en el noble propósito de re­gular la conducta humana para una mejor convivencia social.

Héctor Fix-Zamudio

atribución de ciertas facultades animistas a dichos objetos.

• Reproducimos aquí el primer capítulo de la obra Proce­sos de Investigación Jurídica, del doctor Leoncio Lara Sáenz, publicada recientemente por el Instituto de In­vestigaciones Jurídicas de la UNAM. Con el título de "El conocimiento científico", analiza, resume y ordena, el au­tor, las corrientes de pensamiento actuales sobre teoría del conocimiento; su validez lo hace necesario para quien pretende dedicarse a la investigación científica, cual­quiera que sea su campo de actividad. Este breve, aun­que magistral trabajo sólo puede realizarse tras años de investigación y con un gran esfuerzo de síntesis. Agrade­cemos al distinguido docente universitario que nos haya permitido publicarlo, porque también va a ser útil para nuestros estudiantes de arquitectura.

1 V. en tal sentido: Cervo, Luis Amado y Bervian, Pedro Al ­cino, Metodología científica, México, Mac Graw-Hill, 1989, pp. 1 y ss. y Neuschlozs, S. M., Análisis del conocimiento científico, 2' ed., Buenos Aires, Losada, 1944, pp. 14 y ss.

2 Se sigue a Rojas Soriano, Raúl, El proceso de la investi­gación científica, 31 ed., México, Trillas, 1983; Gutiérrez Sáenz, Raúl, Introducción al método científico y crítico de la filosofía , Buenos Aires, El Ateneo, 1966.

3 V. "Desarrrollo histórico esquemático" en Andión Gam­boa, Mauricio et al. , Guú:l de investigación científica, 31

ed., México, UAM-Xochimilco, 1985, pp. 59 y ss.

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tanera de considerar la captación de los fe-nómenos cuyos objetos recaen sobre las personas,

, marca modelos de pensamiento: el primero constitu­ye una manera primaria o vulgar de conocer, y se ca­racteriza por su subjetividad; mientras que el segundo atribuye facultades a las cosas, a los anima­les o a los fenómenos de la naturaleza, lo que otorga en época primitiva, una forma animista al pensa­miento, y refleja un objetivismo en cuanto al conoci­miento en sí.

Por lo anterior, se puede expresar que la etapa del pensamiento subjetivista representa la situación en la cual el sujeto pensante es el que determina el obje­to de conocimiento y no la realidad exterior la que implica la existencia de dicho objeto.

En esta corriente se debe mencionar el modelo de filosofía idealista, preconizado entre otros por Des­cartes y Kant, en el cual la obtención del conocimien­to presupone que tanto los pensamientos como las ideas de los individuos son lo primero y lo determi­nante, mientras que la realidad y el mundo exterior constituyen lo secundario o determinado.

De esta manera es el sujeto el que, de conformidad con sus propias facultades, crea la existencia del ob­jeto, ya sea porque se lo representa mentalmente o porque las sensaciones a través de las cuales lo perci­bió, le permiten considerarlo y crearlo en su propia mente, independientemente de que el mismo exista o no fuera de su pensamiento.

En los siglos XVIII y XIX y a través de las corrientes filosóficas denominadas materialistas, se plantea que sólo lo que existe físicamente hablando, es lo que puede ser cierto como objeto· del pensamiento, y que las cosas son en razón de su independencia material y en función de su indeterminación respecto a la concepción que de ellas tengan los sujetos pensan­tes; tal avance marca el desarrollo del pensamiento objetivista.

La historiografía alemana del siglo XIX que genera factores de análisis y de determinación del hecho his­tórico desde el punto de vista de constantes que las sociedades tienen y que llega inclusive a hablar de un "alma colectiva",4 productora del avance social e his­tórico, por una parte, y la culminación del pensa­miento idealista del Renacimiento y la consecución de las grandes revoluciones social francesa e indus­trial inglesa, por otra, culminan en el pensamiento de Carlos Marx y Federico Engels que se expresa a través de un equilibrio entre los procesos dinámicos y materialistas a través de los cuales se produce el me­dio histórico y ciertas determinaciones en la concep­ción de los mismos por los componentes de la sociedad, esto independientemente de que los referi­dos autores consideren el proceso histórico como una

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lucha permanente de clases en función del equilibrio entre el capital y el trabajo.

Esta manera de concebir el desarrrollo social e his­tórico implica también una tercera etapa en la forma del conocimiento, que es la del pensamiento dialécti­co, en el cual la relación del sujeto que conoce se pro­duce en razón de la aprehensión del objeto que tiene una existencia per se, y que es interpretada por el su­jeto a través no solamente de sus sentidos, sino por medio del raciocinio y de los juicios que le permiten, con el uso del método como forma de ordenamiento de dicho raciocinio, entender que el pensamiento y la concepción del mundo puden ser captados a través de un sistema materialista y dialéctico, es decir, sujeto a

te 1 . . 6 permanen evo uc10n.

2. Los niveles de conocimiento

Aníbal Bascuñán V aldez6 explica que la relación de conocimiento que se establece entre un agente y el mundo exterior, puede ser el producto de la aprecia­ción subjetiva y sensorial del objeto que se conoce, en cuyo caso el nivel del conocimiento es llamado prima­rio o vulgar; o bien la relación con dicho objeto puede ser explicada, descrita y valorada, en cuyo caso se ejerce el raciocinio o inordenación de juicios para ob­tener conclusiones y referencias del objeto de conoci­miento, de manera contraria a lo que ocurre con el conocimiento primario en el que la sensación se agota al ser percibida por el sujeto. Este nivel del conoci­miento es denominado racional o crítico.

Por otra parte, el conocimiento científico es uno de los tipos del conocimiento racional, en cuanto que usa para su conformación un métdo que implica la ob­servación-información, la identificación de la pro­blemática, la formulación de las hipótesis y la comprobación de la validez de éstas.

Otro tipo de conocimiento racional es el que se re­fiere a las especulaciones valorativas y a las explica­ciones del sentido y destino de hombre en cuanto a su posición en el mundo, es decir, el conocimiento fllosó­fico, que persigue, entre otros objetos, la identifica­ción y demostración de valores permantentes que independientemente del entorno histórico-social, han observado los individuos para sí como concepción de moral y en su vida colectiva como definición de moral social.

Finalmente, el conocimiento racional o crítico pue­de ser empírico-técnico en cuanto que de la experien­cia se deslindan reglas de aplicación genérica que aplicadas como formas de hacer algo permiten modi­ficar o accionar sobre la realidad del mundo exterior con el propósito de modificarla. Por su parte y de una manera más sencilla José Luis López Cano dis-

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tingue dos tipos de conocimiento: el cotidiano, que es "[ ... ]aquel pensamiento que se da en la mayoría de las personas, de manera habitual [ ... ] y que no pre­tende llegar a explicaciones profundas", y el científi­co, que de manera elemental describe como "[ ... ] todo pensamiento que busca explicaciones de amplio al­cance objetivo".7

3. Las características del conocimiento científico

Algunos especialistas8 están de acuerdo en caracteri­zar el nivel del pensamiento científico a través de tres elementos:

A. La objetividad

Consiste en la posibilidad de que las apreciaciones personales del sujeto pensante se produzcan de ma­nera independiente a las características o naturaleza del objeto por conocer, como lo señala López Cano: "la adecuación a la realidad [ ... ] o la validez indepen-diente del sujeto que conoce[ ... ] del objeto por conocer.

B. La racionalidad

El pensamiento científico se integra por conceptos, jui­cios y raciocinios; por lo tanto, el agente pensante parti­rá de sus observaciones y encontrará destino en sus resultados a través de elementos racionales, lo cual im­plica la posibilidad de asociar conceptos de conformidad con las leyes de la lógica, ordenar los conceptos en un sistema y demostrar los mismo en una teoría.

C. La sistematicidad

Mientras que el conocimiento vulgar o primario se agota con la sensación, el conocimiento científico se produce dentro de un conjunto o un sistema en el que las partes guardan relación entre sí y con el todo, y en el que los planteamientos lógicos guardan de ma­nera permanente una relación de orden y jerarquía con respecto al conjunto que los encierra.

Siguiendo la sistematización de Mario Bunge en cuan­to a la caracterización del conocimiento cientí:fico,9 encon­tramos loe siguientes elementos que en su conjunto pueden perfilar este nivel y tipo de pensamiento, a saber:

a) La factibilidad

Lo que significa que el pensamiento científico no to­ma como objeto fenómenos que no se hayan generado de alguna manera en la experiencia sensorial, de tal

suerte que este tipo de pensamientos parten de he­chos que se dan en la realidad.

b) La trascendencia

Si bien el pensamiento científico parte de los he­chos, no se conforma con ellos, sino que genera ins­trumentos que permiten replantear, remodelar o aplicar el efecto de ciertos hechos para generar otros nuevos. La voluntad de las partes en la contratación de arrendamiento no podría considerarse legalmente si no se hubiera establecido la teoría contractualista y

mucho menos si no se hubiese desarrrollado la doctri­na del acto jurídico y sus elementos fundamentales.

e) El análisis

El pensamiento científico estudia una parte de la rea­lidad, desintegra el objeto en sus partes para llegar a un conocimiento mayor y más especializado sobre ca­da uno de los elementos, pero está capacitado para, una vez realizado este análisis, proveer a una sínte­sis que permita reincorporar la particularidad a prin­cipios generales.

d) La demostrabilidad y verificabilidad

En razón del tipo de objeto de conocimiento, esto es, si éste tiene una existencia real o ideal, el conoci­miento científico estará en posibilidades, con el auxi­lio empírico, de reproducir la forma de ser en el laboratorio a través de la experimentación, y en con­secuencia de verificar la existencia de dicho objeto. Si éste es ideal a través de los juicios de la lógica y de la

4 Volksgeist o alma nacional, así denominada por Federico Savigny en su Vocación de nuestra época por la legisla­ción. Es el estilo de conducta que manifiestan todos los in­tegrantes de una nación. V. sobre el tema a Recaséns Si­ches, Luis, Sociología, 21 ed., México, Porrúa, pp. 43, 77 y 220.

5 V. Cortés, Rodolfo, Dialéctica, México, Edicol, 1978, y Ro­jas Soriano R., op. cit.

6 Cfr. Manual de técnica de la investigación jurídica, 41 ed., Santiago, Edit. Jurídica de Chile, 1971, p. 18 y Cervo, L.A. y Bervian, P . A., op. cit., pp. 3 y ss.ts

7 Cfr. Méto<UJ e hipótesis científicos, parte 1, México, Edicol· ANUlES, 1975, p. 13

8 V. Bunge, Mario, La ciencia, su método y su filosofía, Bue· nos Aires, Ediciones Siglo Veinte, 1984; Cervo, L.A. y Ber· vian, P. A., op. cit.; Gutiérrez Sáenz, R., op. cit: y cfr. Ló· pez Cano, J. L., op. cit., p.20, para el señalamiento trans· crito.

9 Cfr. La ciencia ... , cit., pp. 16 y ss.

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experiencia, previa la observación y la formulación de una hipótesis, se podrá estar en capacidad de de­mostrar la existencia o maneras de ser de dicho obje­to. Es el caso de comprobar la composición de la relación jurídica del trabajo a través del análisis e in­terpretación de las disposiciones o de la Ley Federal del Trabajo en vigor, mientras que el concepto de jus­ticia tendrá que ser inferido de su consecución. Tal es el ejemplo del equilibrio de los factores de la produc­ción ante el salario real y el trabajo subordinado, en cuyo caso la proporcionalidad entre el esfuerzo y su retribución en dinero, es lo que permite deducir que se realice el valor de la justicia en el caso concreto, de conformidad con los valores que la legislación del tra­bajo persigue, fundamentada en la consecución de la justicia social establecida o pretendida por el artículo 123 de la Constitución Política de México.

e) La metódica

Para alcanzar la demostración, verificación de una conjetura o hipótesis, se requiere que el conocimiento transite o realice una serie de momentos o acciones que van desde la toma de la información sobre el ob­jeto, la identificación de problemas; esto es, cuestio­nes no resueltas o que ameritan diferente resolución, y la formulación de las probabilidades de solución a di­chos problemas a través de las técnicas y los métodos adecuados, permitan verificar o comprobar la veracidad o validez de la hipótesis, hasta en tanto otra respuesta igualmente válida no sustituya a la hipótesis original­mente planteada, lo cual expresa que el pensamiento o conocimiento científico trae por consecuencia verdades que tienen valor hasta en tanto no son sustituidas por otras de igual calidad, que por otras vías técnicas de­muestren o compueben la hipótesis planteada sobre el problema por resolver o ya resuelto.

f) La predictibilidad

El pensamiento científico tiende a explicar la manera de ser de un objeto o el comportamiento de un fenó­meno no solamente en el momento presente, sino que la validez de la explicación lo es para el pasado y pa­ra el futuro, de tal suerte que la predictibilidad es aquella virtud del conocimiento científico que permi­te modificar el comportamiento de un fenómeno en beneficio social o predecir dicho comportamiento.

g) La terminología

El conocimiento científico se caracteriza por el uso en su expresión de términos que siendo de orden técnico

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tienen una connotación clara y precisa y un valor se­mántico admitido regularmente, cuando menos para la expresión de ciertos fenómenos en una disciplina científica determinada. Tal es el caso del concepto efi­ciencia y eficacia que en el ámbito jurídico y procesal­mente hablando, 10 implican la eficiencia, la selección de una vía accionarla para demandar un derecho, y la eficacia, la idoneidad de la selección de la acción para pretender dicho derecho en juicio. Mientras que para la disciplina económica la eficiencia expresa el valor objetivo que puede alcanzar un bien mientras que la eficacia significa la posibilidad de que ese bien económico contribuya de manera idónea al cumpli­miento del proceso de la producción.

h) El simbolismo

El conocimiento científico puede ser expresado sim­bólicamente; en el ámbito legal la estructura del su­puesto jurídico por cumplirse es A; si este supuesto no se cumple debe ser B y si B no es debe ser C, es decir, ante la inadecuación de los hechos al supuesto, las consecuencias implican efectos diferentes. Por ejemplo, para conducir un automóvil se requeriría un permiso de conductor que implica la realización de un examen de pericia y de habilidad, así como el co­nocimiento de las normas de tránsito. Si no se reali­za dicha comprobación la licencia no se expide o bien si se conduce un vehículo sin el permiso corres­pondiente, el conductor deberá ser sancionado admi­nistrativamente en la manera en que las normas lo prevean.

i) La comunicabilidad

El conocimiento científico debe ser susceptible de ser comunicado; el pensamiento es el producto así como la acumulación social de conocimiento. No se podría pensar en las maravillosas intervenciones quirúrgi­cas a corazón abierto, si no se tuviera el antecedente descriptivo de la anatomía del cuerpo humano y el funcionamiento de sus órganos; tampoco podríamos hablar de una institución jurídica como por ejemplo el fideicomiso, si el legislador o tratadista no hubiese configurado dicho término legal ni lo hubiera puesto en vigor o no lo hubiese comunicado a terceros.

j) La utilidad

Lo cual permite estimar que el pensamiento científi­co y su consecuencia, como es el conocimiento del mismo género, deben ser en su conformación útiles a la sociedad, tanto en lo que se refiere a la estricta es-

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peculación teórica o pensamiento científico puro como el pensamiento científico tecnológicamente aplicado.

Los "mínimos de bienestar" como base del derecho social, son un ejemplo de conocimiento útil en cuanto a que su aplicación ha permitido estructurar ramas enteras de instituciones jurídicas como las del dere­cho del trabajo o las de la seguridad social.

Sin embargo, el científico se deberá plantear en es­te punto la utilidad genérica pero comprometida con su entorno social, lo cual relaciona al pensamiento científico con la ideología, puesto que ningún conoci­miento científico alguno pueden ser neutrales, dado que la integración a la vida social implica la toma de posición personal e ideológica en la producción del co­nocimiento en beneficio social.

4. La ciencia

Previamente a la definición o al acercamiento a una noción de la ciencia, debemos plantearnos diferentes maneras de explicar dicho concepto. Así, .el deseo de hallar explicaciones que sean al mismo tiempo siste­máticas y controlables por elementos de juicio, consti­tuyen pensamiento científico y nos acercan a la noción de ciencia.

La organización y clasificación del conocimiento sobre la base de principios explicativos también es una manera de explicar la ciencia, sin embargo, aquí cabe recordar el ejemplo de Arturo Rosenblueth11 en el sentido de que un directorio telefónico que contiene debidamente organizados y clasificados los nombres de usuarios, sus direcciones y el número del aparato telefónico, no obstante esa organización y clasifi­cación sobre la base de principios explicativos ono­másticos, de nomenclatura urbana y de conjuntos numéricos, no constituye un conocimiento científico.

Sin embargo, si expresamos que el pensamiento científico que trata de descubrir y formular en térmi­nos generales las condiciones en las cuales acciones de diversos tipos y sus explicaciones son los enuncia­dos resultantes de conductas predeterminadas, ya es­taríamos cerca de la noción de ciencia que estamos persiguiendo. 12 La ciencia busca resolver hechos o problemas que así lo requieran mediante respuestas adecuadas a través de la observación, la hipótesis y la prueba, así se expresa Bertrand Rusell sobre el ob­jetivo de la ciencia.13 Mientras que Karl Popper seña­la que la ciencia es analítica, empírica, descriptiva, explicativa y susceptible de demostrar que sus princi-

. fal ál'd 14 Otro to 15 - l p1os son sos o v 1 os. s au res sena an

que por "[ ... ] ciencia se debe entender el conjunto sis­tematizado de verdades en sentido teorético", es de­cir, demostradas. Ernesto Eduardo Borga entiende por ciencia la "sistematización de lo esencial de la

realidad en conceptos fundamentales aprendidos se­gún un método". 16 Por tanto, la ciencia está constitui­da por el conocimiento metódico cuyo contenido es de certeza constrictiva y de validez universal.

Los diferentes apuntamientos hechos nos propor­cionan varias palabras claves: conocimiento metódi­co, válido, mutable, sistemático, sobre problemas o hechos que requieren resolución, de tal suerte que la característica fundamental de la ciencia es su pro­ducción a través del método científico que presupone, ya sea en el ámbito de las ciencias exactas o en el de las humanísticas, la información, la delimitación de problemas, el planteamiento de las hipótesis y la de­mostración de éstas como verdades relativamente ab­solutas, que son válidas o ciertas hasta en tanto otras con mejor prueba las sustituyan.

5. El método

Como lo confirman sus componentes etimológicos, meta quiere decir a lo largo y odos que significa camino.

El método es una forma de proceder o actuar en cierto campo. Asimismo, por método podemos enten­der la forma de ordenar una actividad para conseguir un fm determinado.

Francisco Larroyo define al método como "[ .. . ] el pro­cedimiento o plan que se sigue en el descubrimiento de las crecientes verdades de la investigación". 17

Nicola Abbagnano expresa que el método es una investigación u orientación de la investigación en el sentido de la búsqueda de la verdad, así como una art. 1 d . t' 18 p 1cu ar manera e 1nves 1gar.

10 Tales términos son desarrrollados por Briseño Sierra, Hum­berl.o, Derecho procesal, México, Cárdenas, Editor, t. IV, 1969.

11 V. El método científico, México, Ediciones Científicas, La Prensa Médica Mexicana, CINVESTAV-IPN, 1988, Edicio­nes Copilco, p. 7. Este texto también puede consultarse para las diversas nociones de ciencia.

12 En tal sentido v. Nagel, Ernest, La estructura de la cien­cia, Buenos Aires, Paidós, 1968, pp. 17 y 84.

13 Cfr. La perspectiva cumtífiro, Barcelona, Ariel, 1969, p. 48. 14 En La lógica de la investigación científica, Madrid, Tec­

nos, 1962. 15 Cfr. Larroyo, Francisco y Cevallos, Miguel Angel, La ló­

gica de las ciencias, 81 ed., México, Porrúa, 1954, p. 110 16 Cfr. Ciencia jurídica o jurisprudencia técnica, Buenos Ai­

res,Losada,1943,p. 47 17 Cfr. Larroyo, F. y Cevallos, M. A., op. cit., p. 153. 18 v· · · "-filos fi. M· · ICCIOnaru> u.c:: O a, eXlCO.

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Aníbal Bascuñán Valdez apunta que el método es el camino del pensamiento científico para la búsque­da de la verdad que comprende la formulación y la inordinación de juicios en un sistema teórico, eficaz, que está presidido por reglas de la lógica".19

Si se analizan las definiciones anteriores, se podrá entender, en primer término, que el método es un instrumento científico de investigación y, en segundo, que la aplicación de este instrumento se realiza a tra­vés de diversos procesos.

Los procesos del método científico comprenden di­versas etapas que se refieren, la primera, a la identifi­cación de un problema, la segunda, a la formulación de un supuesto o hipótesis que resuelve el problema; la tercera, a la comprobación de la hipótesis, y la cuarta, a la construcción de leyes, teorías o modelos, como resul­tado de la viabilidad de la hipótesis demostrada.

Finalmente, siguiendo al destacado jurista Héctor Fix-Zamudio, señalaremos que por método científico se debe entender todo procedimiento adecuado para llegar a obtener el conocimiento sistemático de un sector de fenómenos naturales, objetos matemáticos o productos de la cultura.20

Para los efectos de mejor entendimiento de las de­finiciones anteriores, debemos recordar que un siste­ma es un conjunto vinculado y cohesionado de verdades, y que la teoría es la unidad de fundamen­tación o demostración de esas verdades.

Es necesario diferenciar el método de la técnica. Por ésta debemos entender el conjunto de usos, re­glas o procedimientos de los que se sirve una ciencia o arte para conformar su objeto. Asimismo, la técnica implica la pericia o habilidad para usar, aplicar o eje­cutar dichos modos, reglas o procedimientos.

Dicho sencillamente, la técnica es un procedi­miento para hacer las cosas, para ejecutar diversas acciones y en el caso de la investigación, es el conjun­to de reglas que implican el uso, identificación y cla­sificación de las fuentes de conocimiento, en una investigación científica.

La técnica se diferencia de la práctica en cuanto que ésta es el resultado de la acción personal o parti­cular de cada individuo al aplicar aptitudes y habili­dades, las reglas de la técnica para la construcción de un fin científico o artístico determinado.

Finalmente, en este tema señalaremos que Eli de Gortari expresa que el método "[ ... ] es , a la vez, el co­nocimiento y la aplicación de las leyes que gobiernan el trabajo científico [ ... ] es el proceso que se sigue en la adquisición del conocimiento". 21

Existen diversas clasificaciones del método. Utili­zaremos con carácter explicativo, aquélla que !:\e basa en el tipo de disciplina que lo utiliza. Así como la evi­dencia lógica es la base de las disciplinas filosóficas o

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matemáticas, la experiencia y la experimentación conforman los hechos demostrativos de la física, la química o la biología. Por otra parte, los testimonios y los documentos conforman evidencias para discipli­nas de carácter histórico.

El método teórico-deductivo se basa en el razona­miento puro, y conprende la deducción y la inducción. El método experimental no parte de situaciones da­das, sino que las crea para establecer principios en razón de la comprobación de sus comportamientos, de tal manera que estudia éstos provocándoles de manera controlada, cambios deliberados.

El método histórico. ,a través del análisis de los tes­timonios, de los documentos, de los objetos, analiza el pasado y caracteriza épocas determinadas; fmalmen­te, el método descriptivo tiene por objeto medir los elementos y explicar una situación de hecho que se produce en un entorno social debidamente caracteri­zado como representativo, para poder generalizar los fenómenos, los resultados o las variables al entorno en su totalidad. 22

6. La investigación científica

Desde el punto de vista de su composición filológica, investigar proviene del prefijo in, que significa aden­trarse y vestigium, que significa huella, antecedente o resto. La investigación es una actividad humana de carácter social mediante la cual el individuo, a través de indicios que le proporcionan las fuentes, descubre o presume la existencia de cosas nuevas, comproban­do sus conclusiones.23

Bascuñán Valdez define a la investigación científi­ca como "[ .. . ] el tránsito de un saber dado a un saber superior progresivo mediante la aprehensión dialécti­camente renovada de un saber adicional".24

Nuestra definición de investigación científica es la que expresa que ésta es la transformación dirigida y controlada de una situación indeterminada en otra unificada determinadamente que se lleva a cabo a través de la aplicación de un método que permita or­denar las conclusiones en su comprobación y en su demostración.

El proceso de la investigación científica que permi­te el conocimiento racional del objeto y los datos que éste proporciona, constituye el conjunto de reglas de la lógica; la interpretación de los mismos, así como su valoración, conforman las reglas de la epistemología.

7. El pensamiento problemático, según Hartmann

Nicolai Hartmann25 plantea que el conocimiento y la investigación científica se desenvuelven en varios

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procesos compuestos por momentos para obtener con­clusiones o descubrir nuevas verdades.

En efecto, la primera etapa del proceso de conoci­miento es aquella que tiende a advertir o conocer el carácter del objeto, sea que éste tenga una existencia real o bien una conformación ideal o eidética. A esta etapa Hartmann la denomina fenomenológica.

En la segunda etapa del proceso de conceptuación científica, una vez que se conoce el carácter real o ideal del objeto, el agente de la investigación puede plantearse diversas interrogantes sobre las caracte­rísticas o modalidades del objeto. A esta etapa se le denomina aporética.

Las interrogantes planteadas en la etapa aporética tendrán que ser resueltas a través de la comproba­ción de las hipótesis o supuestos de solución que so­bre las mismas formula el investigador, y el resultado de la demostración deberá tender a siste­matizar las nuevas verdades de manera inordinada, es decir, en un sistema teórico eficaz, lo cual incorpo­ra al saber ya existente un nuevo saber de carácter adicional, mismo que es válido hasta en tanto otra hi­pótesis no resuelva el problema planteado de otra manera o con una conjetura científica diferente. A es­ta última etapa Hartmann la denomina teórica, jus­tamente porque su objetivo consiste en la generación de leyes, acciones, teoremas o teorías.

Estas etapas de los procesos de investigación pue­den ser expresadas de otra manera, a saber:

La primera o fenomenológica, es una etapa infor­mativa, es decir, consiste en el conjunto de activida­des que realiza el agente de la investigación para allegarse las fuentes de conocimiento sobre el objeto de la investigación, así como su clasificación.

La etapa aporética se traduce en un conjunto de ac­tividades que permiten identificar problemas y plan­tear hipótesis de solución a las mismas, por lo cual esta etapa se puede denominar de planteamiento.

La última, que consiste en utilizar la técnica y los métodos específicos para demostrar la validez o inva­lidez de la hipótesis, implica un proceso de cons­trucción para llegar al conocimiento adicional, nuevo o superior.

8. Los procesos de investigación; concep­tuación técnica y documental

Como se explicó en el número anterior, la investi­gación científica es producto de una serie de procesos que están implicados en la línea del pensamiento problemático. Podemos distinguir tres procesos que corren paralelamente en torno al objeto de la investi­gación. En efecto, el primer proceso lo denominare­mos de conceptuación, que como su nombre lo indica,

atañe en una primera fase a la definición o conoci­miento de la naturaleza del objeto seleccionado como tema de la investigación. Esta etapa se ha llamado convencionalmente fenomenológica.

Al conocimiento de la naturaleza del objeto y en razón de que ésta sea real o ideal sucederá una acti­tud reflexiva del agente de la investigación para en­contrar aquellos aspectos del objeto que no tienen una explicación clara, o que ésta es ambigua o bien que carece de explicación alguna. Sobre esta base el investigador estará en aptitud de plantear supuestos, conjeturas o hipótesis que proporcionen la respuesta debida a dichas interrogantes. Esta etapa del proceso se denomina aporética.

No es suficiente para terminar el proceso de con­ceptuación el plantear interrogantes, sino que se re­quiere comprobar la validez o invalidez de la hipótesis como medio de resolución del problema identificado. De esta manera, la demostración o veri­ficación de la hipótesis traerá como consecuencia la posibilidad de generalizar válidamente el contenido de la misma y formular un juicio valedero objetiva­mente que eventualmente constituya una teoría. Por eso, esta última etapa del proceso se denomina teórica.

Paralelamente al proceso de conceptuación cien­tífica y en razón del objeto de la disciplina de que se trata, el investigador tendrá que conducir sus acciones a través de la consecución de un proceso técnico que a su vez se empata con las etapas del de conceptuación.

19 Manual de técnica ... , op. cit., p . 45. 20 V. en lo general su notable estudio: "En torno a los pro­

blemas de la metodología del derecho", en Ensayos sobre metodología, docencia e investigación jurídicas, México, Porrúa, 1988, México, UNAM, 1981, pp. 13-53.

21 Cfr. Metodología general. Métodos especiales, Barcelona, Océano, 1983, p .12

22 Sobre los diversos métodos y sus clasificacions v. Gorta­ri, E. de op. cit.; Cervo, A.L. y Bervian, P. A., op. cit.; De­wey, John, Lógica, Teoría de la investigación, México, FCE, 1950, y Olea Franco, Pedro y Sánchez del Carpio, Francisc~, Manual de técnicas de investigación documen­tal, 10' ed., México, Esfinge, 1981, y Bunge M., op. cit.

23 En tal sentido Andión Gamboa, M. et al., op. cit., p. 27. Sobre investigación científica en general v. Rojas Soria­no, R, op. cit.; Tamayo y Tamayo, Mario, Diccionario de la investigación científica, 2' ed., México, Limusa, 1988 y Bunge, Mario, La investigación científica, 31 ed., Barcelo­na, Ariel, 1973.

24 Manual de técnica ... , op. cit. p . 21. 26 En Autoexposición sistemática, trad. de Bernabé Nava­

rro, México, UNAM, 1964, passim.

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Esto es, existen reglas para identificar la natura­leza de un objeto, puesto que se requiere de la obser­

' vación, del análisis de las fuentes, de la verificación de un fenómeno ya sea de manera empírica o teórica debidamente fundamentada, y por lo tanto, la etapa que se denomina de información, consiste en el alle­gamiento que se hace el investigador de las diversas fuentes de conocimiento que están a su alcance res­pecto al objeto de la investigación.

La segunda etapa del proceso técnico de investi­gación es denominada de planteamiento, y consiste en la ejecución de varias actividades que implican el uso de técnicas específicas, a saber:

Identificación de uno o varios problemas. Aquí el investigador encuentra ciertos aspectos del objeto de conocimiento que no son conocidos o que a su juicio su sustento no es suficiente. Formalizar la identificación del problema, ex­presándolo en sus términos, es decir, tendrá que analizar si éstos son objetivos, fidedignos y universales. Elaborar o formular una conjetura, un supues­to o una directriz de trabajo que se constituya en una categoría de lo probable, es decir, en una hipótesis que amerite la debida demostra­ción. Finalmente, el investigador tendrá que dise­ñar la pn,¡eba con la especificación de las técni­cas para comprobar la hipótesis y los métodos para caracterizar genéricamente la demostra­ción.

El tercer proceso que corre paralelo al de concep­tuación científica y al técnico es el llamado proceso de documentación, que demanda del investigador en la cobertura de cada etapa, de la elaboración de los ins­trumentos documentales, que en términos generales son llamadas fichas o unidades de información, mis-

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mas que permitirán la clasificación de la información obtenida, si se trata de la primera etapa, que impli­carán el desarrollo de un índice de priorización de ob­servaciones, las que debidamente razonadas se convertirán en los problemas identificados, y que exi­girán, además, la elaboración de un esquema en vir­tud del cual se establezcan las maneras de diseñar la comprobación de la hipótesis.

Finalmente, este proceso de documentación impli­ca la anotación en lo que se podría llamar fichas constructivas de todas aquellas acciones, observacio­nes, fuentes, problemas, hipótesis y comprobación que constituyen los resultados de la investigación, y que debidamente tratadas, es decir, seleccionado el material que se juzgue conveniente dar a terceros, constituye la base del escrito fmal, de comunicación de los resultados de la investigación.

Es importante señalar , desde ahora, que la comu­nicación de resultados no forma parte de los procesos de investigación científica, sino que se rige por técni­cas y reglas particulares en razón del tipo de comuni­cación de que se trate, ya sea por la cual se inclina el investigador o bien por el tipo que sea necesario para resaltar las conclusiones obtenidas.

Así, una investigación jurídica eventualmente pue­de ser comunicada por la vía de la composición litera­ria, mientras que la resistencia de cierto material para su empleo en la construcción y su capacidad de resistencia al viento, por ejemplo, tendrá que ser de­mostrada a través de la reproducción de la resisten­cia, es decir, con un mecanismo en el que se pruebe realmente la eficacia del material y su resistencia an­te el viento. Por tanto, en el primer caso operarán las reglas de la gramática y la ciencia y arte del lenguaje y del estilo, mientras que en el segundo eventual­mente se tendrá que crear el material y reproducir fí­sicamente las condiciones a las que éste no es vulnerable, lo que demostrará físicamente reproduci­das las ventajas y características del material. O

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cursos de seminario (1958) waldemar deonna

juan de la encina

lección 8.

E1 estudio del desarrollo del arte helénico llevó a Deonna a la consideración del "realismo estéti­co". Aparece éste antes en el dibujo y la pintura que en la plástica. En la época paleolítica, las pinturas tienen una factura relativamente hábil, pero la estatuaria es aún rudimentaria. En la época dicha Dipylon, mientras el escultor de tie­rras cocidas y marfil no consigue crear otra cosa que informes figuras, los decoradores de vasos, según Pottier, osan la empresa de realizar com­posiciones que los mejores escultores no han po­dido siquiera soñar antes del siglo V a. de C.

Por consiguiente, la plástica, la escultura, tu­vo un desarrollo más lento, estuvo en retroceso, en relación con la pintura.

Mas este punto de la arqueología helénica no nos interesa en este momento. Lo que ahora nos importa en verdad es que precisamente en ese desarrollo del dibujo, la pintura y la plástica, nos sale al paso un concepto y una realidad esté­ticos a los que hasta ahora solamente hemos aludido de paso. Se trata del "realismo" en el arte.

"En Grecia -apuntaba Deonna- los pintores han sido los precursores de los escultores". "An­tes que el realismo hubiera hecho su aparición en la plástica, el dibujo lo conocía ya". "La escul-

tura, por otra parte, da a los rostros (en el siglo V) una expresión tranquila y grave, aun en la pasión misma; y el cuerpo es más bien quien se agita y no el alma". En cambio, la pintura de los vasos conoce ya todas las formas de lo patético, y es menester llegar al siglo IV, y sobre todo a la época helenística, y esperar a que triunfe el rea­lismo en el gran arte, para que veamos aparecer en la escultura estudios semejantes.

Pero, antes de seguir adelante, debemos pre­guntarnos: ¿Qué se entiende por realismo en ar­te? Para responder a esta pregunta, fieles al método establecido en estos cursos, tomaremos de guía en esta ocasión, no a un esteticista o teórico del arte, sino a un historiador que fue buen conocedor de las artes y las letras y por consiguiente, muy capacitado para esta clase de estudios. Me refiero al ilustre historiador moder­no Huizinga. En las primeras páginas de su en­sayo "Renacimiento y Realismo", hallamos un breve desarrollo, fino y perspicaz, de este tema. Antes de lanzarse a defmir, pone ejemplos.

El significado corriente del vocablo realismo -es· cribía- se trasluce con la mayor claridad apetecí· ble en algunos ejemplos a los que se aplica y en algunas antítesis en las que se le suele usar, v.gr., 'El Alcalde de las aldeas egipcias', la pintura ho-

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landesa del siglo XVII., la francesa desde Courbet a fmes del siglo XIX, etc.

Ejemplos sobran. Se ha definido también el realismo en oposición al idealismo, al romanti­cismo y a la estilización. "La forma realista pa­rece perseguir como finalidad la imitación de una realidad exterior o interior". El realismo en arte es, por consiguiente, imitación de algo exis­tente y real.

Huizinga no le asigna época ni lugar fijos en el desarrollo del arte, ni le concede dominio to­tal, absoluto, en determinados momentos en el estadio del mismo. Porque aflrma:

... Si investigamos la aparición de las formas rea­listas en la historia de la cultura, pronto vemos que el realismo no representa, ni mucho menos, una tendencia general del espíritu que, turnándo­se con otras tendencias contrarias a ella, domine épocas enteras. Aparece más bien como una planta bastante secundaria de la cultura, que crece tan pronto en unos sitios como en otros, del modo más inesperado, para volver a desaparecer súbitamen­te lo mismo que surgió. No se advierte ningún sin­cronismo entre las formas realistas en la literatura y en las artes plásticas, ni tampoco entre las diversas manifestaciones de éstas.

Por manera que puede muy bien suceder que "una determinada época produzca obras de arte realistas sin que el espíritu de esa época se halle colocado bajo el signo del realismo". Si hay un arte que en general pueda decirse idealista, ése es el gótico. Si ha habido un momento idealista en la historia, ése ha sido el siglo XIII en Occi­dente. Con todo, ¿quién ignora que junto a obras supremamente idealistas se ha producido en esa época otras de intenso realismo? Se ha calificado a la pintura española del siglo XVII de realista y, en efecto, lo es; pero ... ¿en qué otra pintura ha­llamos representaciones más profundas, más in­tensas, más vehementes, más fervorosas, de los estados del alma místicos? Se habla también del realismo de la pintura flamenca del siglo XV, úl­timo gran brote del espíritu medieval, y, sin em­bargo, ¿no hallamos en ella ricos y hondos acentos de idealismo religioso, un perfume ideal pocas veces hallado en la historia de la cultura, tan delicado y ensoñador?

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Y, añade Huizinga:

Puede ocurrir que una cultura rinda tributo como principio de forma al idealismo más extremo y

que, sin embargo, al lado de obras del arte ajusta­das a este principio, produzca otras que reflejan la más pura fidelidad a la naturaleza.

Claro ejemplo de esto pudiera ser la cultura egipcia antigua. Oriéntase siempre o casi siem­pre -en el arte faraónico u oficial- hacia lo ge­neral; hacia la idea, hacia el símbolo, sin que esto quiera decir, claro está, que desdeñe el cul­tivo cuidadoso de la forma, de la que el egipcio tuvo una clara intuición en toda su larga histo­ria. El designio principal de ese arte no era el de representar cabalmente personalidades o suce­sos, sino tipos definidos según ciertos cánones e ideas. Sin embargo, es cosa bien sabida que una zona considerable del arte egipcio se complacía en el realismo y de ello hay abundantes testimo­nios, tanto en la escultura como en la pintura. En las obras de ese pueblo que obedecieron al principio realista "el observador medio considera y goza tales obras como obras egipcias en el sen­tido más directo de la palabra".

De esta suerte, podemos decir sin ambajes que existen obras egipcias enteramente hieráti­cas, simbólicas, idealistas, y otras que repre­sentan caracteres individuales, tomados de la realidad circundante y escenas de la vida coti­diana, como pueden verse v. gr. en las pinturas de las paredes de las tumbas de los próceres de la corte del faraón, junto a las tres grandes pirá­mides. Realismo e idealismo conviven, por consi­guiente, en el arte egipcio. ¿No sucedió cosa parecida en la pintura francesa del siglo XIX? ¿Quién no capta la diferencia entre un Puvis de Chavannes y un Eduardo Manet, ambos con­temporáneos? Monet y Renoir fueron también contemporáneos de Odilon Redon, idealista y místico, soñador y realizador de fantasmas de­licados, etc., etc.

Pero sigamos leyendo a Huizinga a propósito de la significación del realismo artístico. "Una obra de arte realista -escribía- no nos dice na­da acerca del espíritu que la creó". ¿será esto posible? ¿Puede estar el espíritu de un artista tan ausente que no se transpareza en ninguna forma en la obra que realiza? ¿Puede ser tan absolutamente objetivo, tan decididamente im­personal, en su obra? Nos cuesta harto trabajo admitirlo: Es más, nos parece en realidad cosa imposible. Se ha puesto pongamos por caso a Ve-

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lázquez como ejemplo de artistas objetivos, im­pasibles, impersonales. Objetivo y hasta impasi­ble lo es v~rdaderamente. Pero ... limpersonal? Eso ya parece una tremenda equivocación. Las altas calidades de su espíritu nos penetran el al­ma cuando contemplamos cualquiera de sus obras. Su delicadeza, su serenidad, su espíritu ensoñador de la realidad, su impecable y sobria elegancia, su sentimiento de la grandeza de la forma -aún en sus momentos más realistas-, sus acentos misteriosos, su delicado modo de reír y sonreír de las deformidades del hombre, su sentido de lo teratológico, etc., todo ello, lno re­vela una personalidad, un espíritu, singularísi­mos? lDónde, pues, la ausencia de su propio espíritu, de su personalidad, en su obra? Que nos perdonen los manes de gran Bernardo Be­rendon, porque en ese punto en parte hubo de equivocarse.

Repetimos el aforismo de Huizinga:

Una obra de arte realista no nos dice nada acerca del espíritu que la creó. 'Su autor reproduce el mo­do natural de ver las cosas en su modalidad con­creta, porque era dado hacerlo así, o porque no podía hacerlo de otro modo, ya que así se lo impo­nían sus peculiares dotes'.

Esta segunda parte nos parece más justa, más exacta, que la primera. En efecto, exite una cier­ta fatalidad, hay un sino, en la manera de ver y producir de un artista. No se es idealista orea­lista a voluntad porque se quiere, porq_ue a uno le conviene, o por capricho. Cada artista nac~ con un talento definido y apropiado al cultivo de una cierta manera de arte. Si nació idealista, en vano se esforzará en realizar un arte realista; si realista, perderá el tiempo y su obra en el inten­to de ser idealista. Hay no pocos casos en la his­toria del arte y en la vida artística contempo­ránea nuestra que corroboran esto.

Cuando a Goya, por ejemplo, le encargan pin­tar un Cristo clavado en la cruz, de cuerpo ente­ro, realiza una obra en el sentido realista de representar meramente un cuerpo humano, rea­liza una obra en sentido realista que no deja de ser poderosa, pero carente de espiritualidad, de emoción propiamente religiosa, de idealismo, si se quiere. Cuando en la cúpula y las paredes de la ermita de San Antonio de la Florida, de Ma­drid, pinta los milagros del Santo, realiza una

pintura de las llamadas de género, de costum­bres y tipos populares y en vez de ángeles del cielo, pintó "ángeles" de la tierra, unas mucha­chas en plenitud corporal, opulentas y de carna­ción fresca y sonrosada, muy garbosas, muy femeninas, pero nada angelicales en el sentido d~ la religión. Precisamente ahí radica su encan­to: en ser eso, humanas, muy humanas, hechas para la vida de la tierra y no para la de los cie­los. Lo angélico y lo religioso no echaron raíces en el corazón del gran pintor, único en su género.

Huizinga va más lejos, cuando declara que "el realismo en el arte no puede presentarse siquie­ra como meta técnica de una larga formación ar­tística, pues se alza en los umbrales de la historia del arte, en las cavernas del periodo pa­leolítico". Exacto. Lo hemos visto al comienzo de esta lección sin embargo, el realismo desarrolla­do exige generalmente una gran técnica.

Y, por último, el concepto de realismo, para acabar de desconcertarnos, se trueca inevitablemente, al alcanzar su máxima imperfección, en lo contrario de lo que es, así vemos que este concepto no cua­dra ya a las esculturas de la catedral de Bamberg.

Tampoco cuadra a Rembrandt, aunque parece tan realista en ocasiones, ni al mismo Veláz­quez, sobre todo al de su última época, en la for­ma que lo han sostendio la mayoría de sus críticos, equivocándose.

Así pues, el "realismo" es algo en cierto modo fluctuante e inseguro. Aparece, desaparece, cuan­do Dios quiere, de una manera fortuita; pero des­de luego admite una mayor impersonalidad y objetividad que cualquiera otra manera de arte. Con lo dicho queda agotada... relativamente la descripción de ese concepto. Pero sigamos escu­chando a Huizinga, que todavía necesita mati­zarlo y distinguirlo más.

Sigamos --dice- las formas realistas durante un trecho de la literatura y veremos cómo se desdobla de nuevo el concepto. En el estadio de la literatu­ra, nos revela también una faceta ética. La tenden­cia a representar una materia dada ajustándose con toda fidelidad a la naturaleza, puede respon­der a un deseo irresistible de copiar, de imitar, un trozo de realidad, ya sea en forma plástica, me­diante la línea y el color, o a través de la palabra o la música. Pero puede brotar también de la necesi­dad de ver la vida, los hombres, el mundo, y de re­presentarlos, tal y como realmente son, sin afeite

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alguno, desnudos de todo falso ropaje ideal o con­vencional, sin la menor ilusión. En este caso, el realismo presenta un contenido marcadamente éti­co, aunque mejor sería decir pragmático. Cuando las artes plásticas se ajustan a él, como, por ejem­plo, en las representaciones del cadáver de la Edad Media, o en Hoghart o Steinlen, el artista obra a juzgar po: toda~> las apariencias, guiado por una intención literaria, didáctica.

Dentro del estadio de las artes del dibujo, po­dríamos poner entre otras muchas, como ejem­plos de realismo con tendencia ética, "los Caprichos" y "Los desastres de la Guerra", de Goya. En los primeros hallamos en forma satíri­ca, una descripción de vicios y flaquezas propios del hombre y de la sociedad en que vivía el pin­tor, aparte de lo que éste po:::úa de su sombría o risueña fantasía: supersticiones, escenas de bru­jería, galanteos, debilidades del hombre, lleva­das a términos de lo grotesco, en sus relaciones con la mujer, y, en fin, escenas de la vida pica­resca, con sus facetas tragicómicas, y hasta fá­bulas y apólogos en los que los animales son los protagonistas. En "Los Desastres de la Guerra" se hace una pintura de la furia y bestialidad humanas, de la sed de sangre, de las bárbaras crueldades que la guerra trae consigo y de su espantosa ignominia. Se trata de una descrip­ción, en estampas grabadas, indudablemente de tipo realista, si bien el gran pintor cargó lama­no en la expresividad, por lo que pudiera deno­minarse ese estilo como expresionismo-realista. En todas y cada una de esas tremendas estam­pas se pone de manifiesto el sentido ético que animaba la intención de su autor, -sentido éti­co superlativamente amargo, propio de un artis­ta muy sensible que contempló tantas atrocidades en una época infausta de su vida.

Pone Huizinga por su parte otros ejemplos de este realismo artístico penetrado de sentido éti­co. Cita dos ramas de la literatura ascética: la de la antigua India y la cristiana.

Las descripciones -argumenta y ejemplifica- de la engañosa apariencia de la belleza física con el fin de provocar una reacción de asco y ~borreci­miento, el tan manoseado tema de contemptu mundi, se remonta a veces, en repeticiones litera­les, hasta San Juan Crisóstomo.

En los libros ascéticos se hallan, pues, des­cripciones de la vida en sus formas más lamen-

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tables, que producen verdadero asco y horror. Van dirigidas tales descripciones a hacer aborre­cer a los lectores la vida de este bajo mundo, que se convierte en polvo y miseria, en beneficio de la otra vida que, según los ascéticos, es la verda­dera. En nuestro propio idioma, las hay de un vigor estremecedor. v. gr. en las obras de Fray Luis de Granada o del Jesuita R. P. Nierember. En la pintura y la escultura abundan también, especialmente en las medievales. En la pintura española del siglo XVII, es famosa la obra de Val­dés Leal conocida con el nombre de "Las Postri­merías", en la iglesia del Hospital de la Sangre, de Sevilla, en la que aparecen los cadáveres de un obispo y un caballero de la Orden de Calatra­va en sus respectivos sarcófagos en estado de es­pantosa descomposición. No es menester citar, también en este sentido, "El triunfo de la Muer­te", de Triani, en el Camposanto de Pisa, que fué destruido en la última gran guerra y luego re­construido de un modo que pudiéramos decir perfecto. Es una de las pocas obras que se han podido salvar de aquel maravilloso claustro.

Es evidente -observa el historiador holandés­que, aún allí donde la intención envuelve un fondo ético, el efecto realista depende siempre del em­pleo de recursos estéticos. La sátira, los sermones de moral, la burla o chanza, dejarían un sabor muy soso si su realismo consistiese simplemente en esa tendencia.

El realismo ha de ser, por consiguiente, elabo­rado estéticamente para que produzca el efecto ético deseado.

Considerado como factor puramente estético -agrega Huizinga- el realismo reclama a su vez un análisis más preciso. El efecto es siempre el de la fidelidad a la naturaleza, pero este efecto puede ser de distinta clase y conseguirse de distintos modos.

De suerte que una impresión fuerte puede lle-varnos a él,

ser provocado por una sola atracción fuerte de una imagen, pero también puede consistir en una ilu­sión de una reproducción completa y exacta de la realidad tangible.

Por otro lado,

cabe que el que plasma la forma realista la haya buscado deliberadamente como efecto, haya surgi­do de sus dotes de representación sin haberlo que­rido o hasta sin tener conciencia de ello.

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El primer tipo corresponde a un realismo que­rido deliberadamente, cuyos efectos en el público se han comprobado. Así es el que acabamos de citar de los libros y sermones ascéticos, y el mo­do cómo lo emplearon un Goya, un Hoghart, un Daumier, etc., para dar fuerza a sus sátiras. A este mismo tipo corresponden aquellas pinturas de José Clemente Orozco que representan esce­nas poco edificantes de los bajos fondos sociales y otras tantas de Diego Rivera. No se trata en ellas simplemente de una pura representación estética, aunque deprimente, sino que en la in­tención del pintor va implícito, y aun violenta­mente explícito, un reproche a la sociedad que permite y engendra tales miserias. Como Goya y tantos otros pintores, se sirven los dos mexica­nos del realismo artístico con fmes éticos y de protesta contra las lacras sociales.

El segundo tipo, o sea, aquél en que el efecto realista surge precisamente de las mismas dotes particulares de representación de un determina­do artista, sin haberlo querido deliberadamente y aun sin tener conciencia de ello, ya no tiene que ver con la tendencia ética, sino que lo puro y simplemente estético. Obedece a un impulso me­ramente temperamentaL Quien lo cultiva es rea­lista por la forma o clase de su talento. Es impulsado a su cultivo de una manera fatal. Ca­si diríamos que, como el famoso personaje de Moliere, hablaba en prosa sin saberlo, este otro es realista de la misma manera. .

Existen, por otra parte, dos medios principa­les para conseguir dar la sensación de una reali­dad presente, que está ante nuestros ojos, y que por una razón u otra llama nuestra atención y nos impresiona con mayor o menor intensidad. Pueden consistir:

l. En la copia detallada, más o menos minu­ciosa, del objeto en cuestión.

2. En la captación y acentuación de ciertos rasgos sugestivos expresivos, característicos, re­levantes, que comunican en su abreviación sin­tética, condensada, pero impresionante, una sensación equivalente a la realidad que quere­mos reproducir. Ejemplo extremo de este segun­do medio es la caricatura.

Si queremos un ejemplo del primero, no tene­mos más que ojear o recordar el dibujo de un co-

nejo o el de un ramo de violetas de Alberto Dure­ro, etc., etc.

El primer medio -dice Huizinga- es siempre un proceso conciente, deliberado; el segundo, puede ocurrir de un modo espontáneo o intencional. Es indiferente que la realidad representada responda .0 no al medio en que vive el que representa o con­templa, como lo es también el que el suceso relata­do o representado plásticamente haya sucedido en la realidad tal como se le representa.

Claro está que lo que pudiéramos llamar, en vista de lo expuesto, "realismo imitativo" y "realismo sugestivo" no están completamente aislados el uno de lo otro, en compartimientos estancos, sino que con frecuencia aparecen en­trelazados en diversas dosis, si es que puedo ex­presarme así. Es más: en el arte, lo primero sin lo segundo no pasaría de ser simplemente un amasijo de detalles; no sería en realidad una obra de arte. A la substancia y carácter del obje­to o ser no se llega simplemente por una acumu­lación de detalles por precisos que fueren. Es menester penetrar en sus rasgos característicos, relevantes, esenciales, fundamentales.

Por su parte -dice Huizinga- la interpretación de las percepciones de nuestros sentidos por medio de nuestro espíritu se traduce siempre en resulta­dos selectivos: toda imagen espiritual de algo des­cansa en una selección.

Parece Huizinga no conformarse con los términos "realismo imitativo" y "realismo su­gestivo" y propone que al primero se le llame "realismo descriptivo, analítico, o ilustrativo" y al segundo "enfático o evocador". Realmente parecen más apropiadas estas dos expresiones. "Ilustrativo" o "enfático" decía el citado historia­dor --son términos que mejor expresan, a mi jui­cio, la contraposición que tratamos de poner de realce. Estas palabras dan a entender ya de su­yo que "il~strativo" se refiera más bien al campo de las artes plásticas, mientras que "enfático" alude principalmente a la representación por medio de la palabra.

Una vez más tenemos aquí la dificultad de ha­llar términos apropiados a estas cuestiones de teoría del arte.

Dejemos en este punto las cosas por esta no­che. En la próxima lección seguiremos tratando de este mismo tema. O

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eventos

Compañeros universitarios; se­ñoras y señores:

Acepté, y con mucho gusto, participar en este acto de presen­tación del libro de Juan Benito Artigas sobre la arquitectura de San Cristóbal de Las Casas, entre otras razones porque los coedito­res, es decir, la Universidad Na­cional Autónoma de México y el Gobierno del Estado de Chiapas reconocen con esta publicación el valor de una de las tendencias más sólidas de la cultura mexica­na del siglo XX: la del estudio y la crítica de arte.

Podría af:¡rmar, en esa perspec­tiva, que este libro forma parte del conjunto de trabajos que ini­ciaron Rafael García Granados y Manuel Toussaint y que, de va­rias maneras, condujeron, entre otras cosas, a la fundación del Instituto de Investigaciones Esté­ticas de la UNAM, que con tanto éxito se ha ocupado del análisis de nuestras manifestaciones ar­tísticas. Mueve a una reflexión muy alentadora el hecho de que, ahora y como lo demuestra este libro de Artigas, sean los arqui­tectos quienes comienzan a ocu­parse de las observaciones más acuciosas de la arquitectura.

La influencia de investigadores como García Granados, Tous­saint, Fernández, de la Maza, Flores Guerrero y otros muchos

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Palabras del M. en Arq. Xavier Cortés Rocha, Director de la Facultad de Arquitectura de la uNAM, pronunciadas en la presentación del libro La Arquitectura de San Cristóbal de Las Casas, de Juan Benito Artigas, el 21 de agosto de 1991 en la Casa Universitaria del Libro.

hizo posible que tanto a la arqui­tectura como al arte mexicanos en general se le dejara de consi­derar como actividades con histo­rias sui géneris: la arquitectura, quizá más que todas las otras ex­presiones del arte en México, se debe a fenómenos muy estrecha­mente vinculados con el desarro­llo de la cultura. Lo que ahora llamamos arquitectura patrimo­nial, además, es el resultado de los esfuerzos de muchas genera­ciones de diseñadores y cons­tructores frecuentemente anóni­mos a los que habría que recono­cer, con la seriedad con que hoy lo hace Artigas, su aportación a la creación de tipologías regionales entre las que pueden encontrarse muchos de los conceptos de espa­cios y de formas que todavía nu­tren, incluso, a las escuelas mexicanas de vanguardia.

San Cristóbal de Las Casas, como varias otras de las ciudades mexicanas fundadas inmediata­mente después de la Conquista, es un asentamiento cuyos valores históricos, urbanos, arquitectóni­cos, sociales y plásticos han per­durado a lo largo de los distintos y complejos periodos de nuestra historia. Uama la atención, por ello, que entre los numerosos es­tudios que se han hecho del sitio no hubiera ya alguno exclusivo de su arquitectura y, sobre todo, de

la manera peculiar de compren­der el espacio que ha sido tradi­cional en su área de influencia quizá desde su fundación. Juan Benito Artigas ciertamente mere­ce una felicitación por esta contri­bución al conocimiento y la difu­sión de la arquitectura de esa im­portante región de México.

El libro, igual que otras publi­caciobes sobre arquitectura, cola­bora a reivindicar los aspectos más sutiles lo mismo del diseño urbano que de la composición de los más pequeños detalles. San Cristóbal es una ciudad tan inte­resante para el urbanista como para el estudioso de los rasgos formales que dan unidad y cohe­sión a las capacidades expresivas de los creadores cultos y de los constructores espontáneos. Diría que sorprende, por esa razón y hasta por lo poco habitual de su planteamiento, la manera en que Artigas aborda tanto el análisis histórico como el de los esquemas conceptuales de la ciudad.

La historia de San Cristóbal, que el libro trata y resuelve en sus tres primeros capítulos, se aparta deliberadamente de los li­neamientos que podrían tenerse por tradicionales en esta clase de estudios. Al hacerlo, prescinde de la anécdota y la visión a menudo heroica que suele atribuirse al origen de las ciudades mexicanas,

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CUAUHTEMOC LOPEZ SANCHEZ XAVIER CORTES ROCHA

ERACLIO ZEPEDA

JUAN B. ARTIGAS

PRESENTAN LA MONOGRAFÍA URBANA

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LA ARQUITECTURA DE SAN CRISTOBAL DE

LAS CASAS

G081E:RHO DEl ESTAOO DE CHlAPAI UNIVERSIDAD NAaON.Al. AIJTOfiOMA DE MEXICO

MEXKX> 1•1

UNIVERSIDAD NACIDIW. AUTDNOMA DE MEXICO 1 COORDINACION DE HUMANIDADES 1 FACIA. TAO DE AROU!TECTURA /INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTORICAS

CENTRO DE INVESTlGACIONES HUMANISTICAS DE MESOAMERICA Y DEL ESTADO DE CHIAPAS

GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIAPAS/CONSEJO ESTATAL DE FOMENTO DE LA INVEST1GACIONY OIFUSION DE LA CULTURA/INSTITUTO CHIAPANECO DE CULTURA

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pero gana en prec1s10n sobre su tema específico, que luego se de­sarrolla con amplitud y con profu­sión de datos.

En el diseño de los espacios ur­banos virreinales, quizá tanto co­mo en el proyecto de las obras de arquitectura, la influencia euro­pea se evidencia de muy diversas maneras. Todo cuanto se hizo en México durante el periodo de do­minación española y hasta mucho tiempo después, presenta, ade­más, una aleccionadora cantidad de contenidos simbólicos a los que hoy sólo es posible aproximarse si los análisis se basan en el rigor del científico y en la sensibilidad del conocedor. La organización urbana de San Cristóbal, a la que en buena medida se deben los di­versos rasgos que defmen sus ar­quitecturas, es el producto de la integración de sus barrios; como en pocos otros sitios de este país, las comunidades de indígenas, primero, de artesanos, después, y de ciudadanos celosos de su ori­gen, inclusive ahora, han colabo­rado tanto y de maneras tan diversas a formar una ciudad-mo­saico como es la antigua San Cristóbal. El libro que comenta­mos se ocupa de los barrios, en efecto, con una acertada interpre­tación de la historia, y trata a la ciudad como un asentamiento unitario, continuo y definido en el que pesan más las calidades de los trazos y la presencia de los re­mates que las diferencias entre los sectores.

Artigas aclara, y no le faltara­zón, que la comprensión de los fe­nómenos históricos debe intentar­se desde un contexto amplio y sin suponer que la fundación y el de­sarrollo de una ciudad, como es el caso, son sucesos a los que se pue­da aislar incluso para su observa­ción. Por esa misma razón, y acaso por la admirable perdurabi­lidad de los valores de la organi­zación urbana de San Cristóbal,

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me pregunto si a los estudios de carácter geométrico no conviniera agregarles un cierto contenido so­cial, como ya se insinúa en el ca­pítulo en el que se describe a Ciudad Real de Chiapa a fmes del siglo XVI.

A pesar, como,ya señalaba an­tes, de que este libro puede muy bien situarse entre las obras que aprovechan las fuentes históricas y no sólo se basan en ellas, el au­tor conduce sus ideas hacia la conclusión de que la arquitectura de San Cristóbal de Las Casas es realmente sui géneris. Y segura­mente está. en lo cierto: las cultu­ras europea y local tardaron mucho en fusionarse tanto en el área de la ciudad como en toda la región de Chiapas. Los modelos españoles no se impusieron tan pronto como en otros sitios y la arquitectura de la zona, en efecto, comenzó siendo, y así se ha desa­rrollado, como un producto pecu­liar de usanzas europeas y siste­mas tradicionales. Sólo en pre­sencia de estas consideraciones, que lo mismo abarcan la funda­ción de los barrios que incluso al­gunas costumbres que se obser­varon hasta la segunda mitad del siglo XIX, se puede explicar la im­portancia de obras de arquitectu­ra como el puente del Peje de Oro, del que Artigas se ocupa con lar­gueza y profundidad.

Con esas luces, adicionalmen­te, puede comprenderse por qué, en algunos contextos urbanos de San Cristóbal, Giacomo Vignola, el célebre arquitecto y autor ita­liano del siglo XVI, desempeña el importante papel que ya le ·reco­noce Manuel González Galván en un texto publicado en 1960 en los Anales del Instituto de Investi­gaciones Estéticas de la UNAM y que cuando advierte que muchas fachadas de aliento renacentista fueron transplantadas a la ciudad gracias a la inquietud de un pro­ductivo maestro de obras que no

sintió necesidad de ajustar, o mo­dificar, los sistemas constructi­vos, las pla..>1.tas o las cubiertas del las casas a las que daba tan distinguidas apariencias.

La arquitectura de San Cristó­bal está integrada lo mismo por el gran conjunto culto, o académico, que por la sucesión, a veces inin­terrumpida, de ejemplos de la creatividad local; por obras en las que se interpretan los conceptos y por construcciones en las que se recrean sólo las formas. Así es esa ciudad, así son sus calles y quizá así sea la cultura mexicana vista, y vivida, desde aquellas tie­rras. En un panorama más am· plio, tal vez a esa diversidad se deben los valores auténticos de la arquitectura que estamos empe­ñados en llamar mexicana.

Para subrayar algunas de las calidades de más brillante mérito, Artigas se remite a la profundi­dad del estudio, prácticamente monográfico, de algunos edificios ciertamente del mayor interés: entre ellos se destaca el conjunto de la Catedral, al que escudriña con atención y mesura. El recorri­do por la historia, por el emplaza­miento y por los espacios interio­res del edificio es por demás pul­cro y justo, pero, si me permite el autor, yo anotaría que al lado de las consideraciones estilísticas, geométricas y de trazo de som· bras de la fachada, habría la ne­cesidad de involucrar al argu­mento teológico que da lugar, y razón, a las imágenes de los ni­chos, a las proporciones que se apuntan y, en suma, a las calida­des simbólicas que siempre acom­pañan a las obras religiosas que se construyeron durante el virreinato.

Entre las fuentes de informa­ción y r eflexión que ofrece el capí­tulo relativo a las generalidades de la arquitectura religiosa chia­paneca encuentro algunas refe­rencias a uno de los conjuntos monásticos más interesantes qui·

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Page 73: ARTIGAS Cuaderno 11

zá de todo el país. Hablo del tem­plo conventual de Santo Domin­go, edificio prácticamente todo del siglo XVII y poseedor de la facha­da en argamasa más grande que se ha conservado en México. Esa obra, que, con la Catedral y otros monumentos de grandes dimen­siones, deflne buena parte de los perfiles urbanos de San Cristó­bal, es probablemente el ejemplo más rico de vinculación entre ar­quitectura y lectura teológica de toda la ciudad. Las iglesias de San Nicolás, La Caridad, Santa Lucía, La Asunción y El Carmen, a cambio, ocupan en nuestro libro el espacio que corresponde a su mérito, a su presencia entre los grupos sociales y, desde luego, a su calidad de ejemplos entre la arquitectura de San Cristóbal. Todo ello, estoy seguro, sin demé­rito de los templos de San Fran­cisco y de Cuxtitali, obras situa­das en los extremos del valor aca-

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démico y de la aportación popu­lar, respectivamente.

Uno de los mayores aciertos de nuestro libro consiste en incluir un capítulo dedicado a profundi­zar en el tema del crecimiento de la ciudad. En él se hace evidente la necesidad de vincUlar pasado con presente y con futuro. V ale, por ello, aceptar la invitación que el texto ofrece para revalorar nuestros sitios históricos, patri­moniales y monumentales con una visión generosa del pasado y de los esfuerzos de quienes, sin más compromiso que con su ver­dad, contribuyeron a delinear una parte sustancial de ese valor superior que es la identidad.

"A pesar de la naturaleza casi siempre ilusoria de los ensayos de psicología nacional, me parece re­veladora la insistencia con que en ciertos periodos los pueblos se vuelven sobre sí mismos y se in­terrogan. Despertar a la historia

signiflca adquirir conciencia de nuestra singularidad, momento de reposo reflexivo antes de en· tregarnos al hacer." dice Octavio Paz en una de las primeras pági­nas de El Laberinto de La Soledad.

Celebro, al fmal del libro y de esta charla, que Artigas no haya "robado el alma" de ningún habi­tante de San Juan Chamula con sus fotos, como agradezco, igual­mente, que al referirse a Amate­nango del Valle haya utilizado una fotografía de Gertrude Duby Bloom, ese personaje ya casi le­gendario al que se deben, junto a don Prudencio Moscoso y a otros sancristobalenses, o coletos, bue­na parte de los entusiasmos de quienes añoramos el aire puro y el ambiente de San Cristóbal, así como los empeños de los autores que se han ocupado de vivir más intensamente esa ciudad.

Muchas gracias. O

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"el arte sin la ciencia nada es" los tratados de la arquitectura: siglos XVI-XIX

leonardo f. icaza lomelí

josé antonio terán bonilla

"L a historia de la arquitectura revela nuestros secretos. En ella, la marca de lo humano se manifies­ta con orgullosa amplitud. Retando a la naturaleza, aprovechando su fuerza, esa historia nos dice quiénes somos, cómo hemos vivido, qué nos gusta y cómo lo usamos. Nos identifica, en síntesis visuales, como hombres de culturas y tiempos determinados." •

"La huella de esa historia ha quedado en piedras, madera y metales, en manejos especiales de luces y sombras, en mediciones y diseños, en máquinas y he­rramientas, en estructuras y ornamentos. Pero, tam­bién está en sus libros, en sus propuestas teóricas y prácticas para solucionar nuestra relación física con el mundo. Quizá, secreto develado, uno de sus resul­tados es el de la influencia de los escritos de arquitec­tura en las concepciones de lo bello. Líneas y proporciones dan fe de la exactitud de algo tan apa­rentemente incierto y subjetivo como el gusto por y en las cosas."

"Memoria histórica escrita en caracteres arquitec­tónicos, que es posible leer en edificios, en trazos ur­banos, plantas y fachadas, pero también en muebles, emblemas, pinturas y un sinnúmero de objetos."

• Palabras pronunciadas por el Lic. Salvador Rueda, direc-tor del Museo Nacional de Historia, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en .la ceremonia de inaugura­ción de la exposición temporal "El Arte sin la Ciencia na­da es•, Los Tratados de la Arquitectura: siglos XVI-XTX.

En las "discusiones del comité de constn.ux:ión de la cate­dral de Milán• en 1398; los maestros italianos, en un momento crítico de los trabajos llamaron al maestro Jean Vzgnot, de Pa­rís. En su respuesta a su crítica le contestaron con bastante en­fado.. . que la ciencia de la geometría era en este caso inúti~ porque la ciencia es una cosa y arte otra, a lo que el francés respondió de manera irrefutable ... "El arte sin la ciencia nada es• (Ad Quadratum, Macody Lund).

"Los tratados de la arquitectura son la semilla de gran parte de nuestra particular y multisecular con­cepción de la armonía, de la proporción, de la belleza. Identifican lo expresivo y lo estético en la corres­pondencia hombre-mundo, en la apropiación del es­pacio. Los tratados regulan las maneras de hacer y de ver, de imaginar y de actuar sobre las cosas."

"Un sentido de perfección movió a los tratadistas durante siglos. Proyectaron un universo manuable, que se repite a sí mismo desde lo más pequeño has­ta lo monumental, desde el cuerpo humano -el hombre como límite y como medida de todas las co­sas- hasta la selección de la Terra patrum, la pa­tria; desde el trazo fundamental de las ciudades hasta los pequeños objetos de uso diario. No en bal­de, alguna vez sus construcciones fueron lección de anatomía que aprovecharon pintores, filósofos y científicos. Hoy son representación facial de la evo­lución histó)"ica, para robarle la imagen a Vitruvio y la frase a Juan Bonet."

"Historia de la arquitectura que conduce a la histo­ria del gusto. Tal es el sentido de esta exposición. Al lado del asombro que producen muchos de los objetos que aquí se exhiben, está el significado real de los motivos de los tratadistas: conjunción de lo armónico y lo deseable, de la proporción geométrica y lo atrac­tivo, de lo posible y lo tolerable."

"La l).istoria de la arquitectura y la historia del gusto, diríamos ampliando la idea del arquitecto lg-

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Ln' T ratado' dr La '\rquir c~ rura ·.

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EX POSICI0/'1 TEMPORAL

1991

M t;SEO '<AO::IOI'IAL DE HISTOMIA c~.o.tillo dt ChapulltPf'C'

nacio Marquina, es la historia de la expresión física de la dinámica cultural".

De las posibles fuentes escritas referentes a la his­toria de la arquitectura, son los TRATADOS los q~e más interés tuvieron para esta exposición. De ellos se limitó a mostrar los que de una- u otra forma influye­ron para que se adoptaran modelos y procedimientos constructivos, por una parte, y por otra, como ejem­plo a seguir en la manufactura de objetos artísticos y de uso cotidiano. Asimismo, dada la amplitud que presenta el desarrollo de es~ estudio, la exposición versó sobre los TRATADOS DE LA ARQUITECTURA y sus derivados entre los siglos XVI y XIX de lo que ahora es México.

Este tema surgió como una necesidad de dar a co­nocer este tipo de documentos haciendo hincapié en la importancia que tuvieron en cuanto a los aspectos de carácter teórico, didáctico y práctico, para probar cómo se aplicaron, a través de la elaboración de una muestra de objetos en donde el observador no sólo vio libros y piezas separadamente, sino que les pudo en­contrar una relación o vínculo.

Cabe mencionar que no han sido muchos los inten­tos de efectuar exposiciones con esta temática. El doctor Carlos Chanfón realizó una --<:Un libros de su propiedad- en la Escuela Nacional de Conservación,

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Restauración y Museografía "Manuel del Castillo Ne­grete", al presentar el libro Las medidas del romano de Diego Sagredo, en 1977. Posteriormente, al año si­guiente, el historiador Ernesto de la Torre Villar, en colaboración con el arquitecto Jorge Guerra, hizo la exposición "La Arquitectura y sus Libros", en la Uni­versidad Nacional Autónoma de México, con materia­les procedentes del fondo de la Biblioteca Nacional de México. En 1989, en la clausura del curso "Los Trata­distas de la Arquitectura" -efectuado en la ciudad de San Luis Potosí y coordinado por el doctor Chanfón­se expusieron tratados de la colección del menciona­do doctor. Por último, la exposición que se presentó en el Museo Nacional de Historia {durante julio y agosto de 1991), que aquí se reseña, no sólo pretendió mostrar al expectador los tratados de arquitectura, sino que analizó el contenido de algunos y dió a cono­cer la manera en que se emplearon y aplicaron en el urbanismo, en la arquitectura y en los bienes cultu­rales muebles (pinturas, muebles, objetos de uso coti­diano y ·suntuario, etc.) en la Nueva España y en el México independiente del siglo XIX.

El objetivo que se pretendió con la reciente exhibi­ción fue presentar los TRATADOS a un público hetero­géneo. Con la intensión de mostrar cuál fue su influencia y utilización en México. Esto se procuró lo­grar mediante la exposición de obras escritas y de los objetos derivados de las mismas, para que cualquier visitante pudiera apreciarlos o interpretarlos con un enfoque contemporáneo de lo que es la historia consi­derada a través de un museo. Esto fue con la inten­ción de provocar en el participante o espectador una reflexión y no limitarlo a la experiencia de una rápi­da mirada.

Para el cumplimiento del objetivo se requirió de las siguientes actitudes básicas: primera, la de reunir los TRATADOS y objetos vinculados con ellos. Segun­da, la de su análisis, en la que se pudo distinguir su derivación hacia otras temáticas y de éstas a su pro­bable aplicación en ciudades, edificios y elementos propios de la arquitectura (preferentemente), y terce­ra y última, la de encontrar las correspondientes in­fluencias culturales de los TRATADOS hacia su apli­cación en México, por lo que se hizo una clasificación cronológica, jerárquica y temática en cuanto a fechas de edición de los tratados o de su embarque de Espa­ña a México, para poder comprobar su permanencia en cuanto al tiempo y al espacio que les fueron asig­nados por los propios usuarios.

Para la exposición, como hipótesis fundamental se manejó la utilización y sobre todo la interpretación de los TRATADOS en la arquitectura mexicana, en cuanto a su carácter teórico y práctico -debiendo ha­cer la aclaración de que aquí sólo se tomó en cuenta

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la influencia europea, así como la de puntualizar que en la arquitectura mexicana los modelos de estas obras siempre se consideraron parcialmente y no co­mo unidades rectoras- .

La metodología para el cumplimiento de la hipóte­sis y el objetivo consistió en localizar y analizar los TRATADOS, sobre todo los que fueron usados en Méxi­co, ésto se hizo con una indagación documental, p ara posteriormente buscar en la arquitectura, pintura y algunos bienes muebles su posible aplicación. Todo lo anterior llevó a la búsqueda de repositorios públicos y privados para localizar TRATADO y objetos que pu­dieran servir de ejemplo a la temática de la exposi­ción siguiendo los ordenamientos ya mencionados (cronológico, jerárquico y temático) con la intención de poderlos integrar y complementar.

Del objetivo y de la hipótesis anteriores surgió la división en tres grandes apartados o temas: el prime­ro referente a los Tratados y los Tratadistas,donde se clasificó a los libros y autores siguiendo una secuen­cia; el segundo Teoría y práctica, el que se ordenó conforme a temas específicos y, el tercero corres­pondiente a Testimonios y obras, donde se trató de corroborar y presentar con ejemplos lo anteriormente dicho.

A su vez estos temas contenían subtemas:

l. TRATADOS Y TRATADISTAS 1.1 Tratados Básicos 1.2 Tratados Subsidiarios

II. TEORÍA Y PR.ÁCI'ICA 2.1. En tanto a un carácter teórico

2.1.1. Elección del sitio 2.1.2. Antropometría 2.1.3. Sistema de medidas 2.1.4. Geometría 2.1.5. Ordenes

2.2. En tanto a un carácter práctico 2.2.1. Instrumentos y equipos 2.2.2. Adecuación al medio ambiente

2.2.2.1. Gnómica 2.2.2.2. Acústica 2.2.2.3. Hidráulica

2.2.3. Para resolver daños en edificios 111. TESTIMONIOS Y OBRAS

3.1. Aplicación de los tratados 3.1.1. Testimonios 3.1.2. Obras

l. TRATADOS Y TRATADISTAS Un tratado de arquitectura es un conjunto de es­critos organizados que contienen temas teórico­prácticos referentes a dar solución a diversos problemas constructivos.

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Para poderlos juzgar o analizar fue imprescindible ubicarlos en un tiempo y espacio, tanto en el momen­to de su realización o surgimiento, como en el mo­mento en que se pudieron estar usando o aplicando su contenido.

Las partes esenciales de que consta un tratado se reducen al contenido de principios y reglas capaces de generar nuevos conocimientos. Con base en ésto y al establecer un orden, los tratados se pudieron clasi­ficar en cuanto a tiempo y jerarquía, razón por la que se subdividieron en Básicos y Subsidiarios.

Un tratado básico es aquel en el que en su estruc­tura están conten~dos los conocimientos necesarios, de los que con su aplicación o interpretación se puede resolver cualquier problema de índole constructiva.

Un tratado subsidiario es el que deriva directa­mente de. uno básico, surge debido al desarrollo de una particularidad o una materia específica.

Para desarrollar el tema y poder mostrar lo ante­riormente expuesto, se exhibieron los tratados, las biografías y los retratos de los tratadistas con la in-

Portada de Los Tratados de la Arquitectura: Siglos XVI- XIX. Portada del tratado Tercero y cuarto Libro de Arquitectura de Sebastiano Serlio, impreso en Toledo por Juan de Ayala, 1552.

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Portada principal del templo conventual franciscano de San Bemardino en Xochi­milco D.F. Dibujo de Carlos Chanfón.

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Querubines, en el tratado Medidas del Romarw, que se aplicaron en la parte superior de la ventana coral y en el extradós del arco de acceso al templo de San Bemardino en Xochi­milco, México, D.F.

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Portada del templo conventual agustino en Atotonilco el Grande, Hgo. Dibujo de Carlos Chanfón.

Pedestal del tratado Medidas del Ro­mano utilizado en la portada del templo de Atotonilco el Grande, Hgo.

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tención de que el espectador lo!i conociera, así como que pudiera establecer su ubicación en el espacio y en el tiempo que les pertenecieron, además, desper­tar en él una curiosidad por su presencia en nuestro país.

Il. TEORÍA Y PRÁCTICA

Con este segundo tema se mostró la utilización de los Tratados de la Arquitectura en sus aplicaciones teóri­cas y prácticas. Dentro de las primeras se destacaron los subtemas siguientes: la elección del sitio, en don­de se involucran las condiciones contextuales (natu­rales y culturales) que limitan o restringen una solución arquitectónica. La antropometría que es el estudio de las proporciones del cuerpo humano regi­das y aplicadas a una base comparativa. El sistema de medidas establecido y derivado de la antropome­tría en tanto patrón dimensional. La geometría, cien­cia útil con la que se hace objetiva una idea del espacio en tanto a la dimensión o trazo de los objetos. Los ordenes arquitectónicos de los que se puede decir que son el conjunto de elementos articulados según un canon o sistema proporcional referido al diámetro de la columna o módulo.

En cuanto a las aplicaciones prácticas de los TRA­

TADOS se tocaron los temas de los instrumentos, que

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son artefactos útiles para materializar una idea pa­sando por un proyecto. Los equipos, referidos a má­quinas ingeniosas para facilitar el cambio de lugar de los objetos. La adecuación al medio, que es en sí mis­mo toda una especialización que requiere del manejo de ci encias como la gnómica, acústica y la hidráuli­ca, que serán una respuesta a las condiciones im­puestas por la naturaleza para hacer habitable un espacio. Por último, se abordó el punto relativo a la manera en que los TRATADOS resuelven el problema de los daños ocasionados a los edificios por fenóme­nos naturales o por descuido del hombre, dándoles una respuesta de aplicación práctica.

lll. TESTIMONIOS Y OBRAS

El desarrollo de este tema se subdividió en dos apar­tados, el primero referente a los testimonios y el se­gundo a las obras resultantes de la aplicación de los TRATADOS.

Los testimonios del uso de los TRATADOS DE LA AR­QUITECTURA en México tuvieron dos variantes: una la de la historia misma de los libros cuya presencia se ve manifiesta en repositorios públicos o privados, con las autografías y sellos de ordenes religiosas, que permiten fechar la impresión. Asimismo, por listas de remesas se testifica su llegada a México; otros do­cumento de origen vario complementan la informa­_!iÓn, testamentos, inventarios, cartas de examen y contratos de obras entre otros.

De la revisión documental que se· hizo de los Tra­tadistas que tuvieron una utilización comprobada en México, se escogieron, para ejemplificar, los siguien­tes autores: Marco Lucio Vitruvio, León Baptista Al­berti, Diego Sagredo, Sebastiano Serlio, Giacomo Vignola, Andrea Palladio, Juan de Arfe y Villafaña, Diego López de Arenas, Fray Lorenzo de San Nicolás, Vicente Tosca y Benito Bails. A esta lista se le agre­garon el tratado de Fray Andrés de San Miguel y el Simón García que, aunque nunca fueron publicados, pueden reflejar los conocimientos que sobre arquitec­tura podían haber imperado en los momentos en que fueron escritos.

Puede ser inimita la lista de los arquitectos, alba­ñiles o constructores que pudieron haber empleado a los tratados como fuente de inspiración o para seguir una regla de proporción o trazo. En la exposición solo se muestran algunos de ellos, como por ejemplo el in­ventario original de la biblioteca de un arquitecto no­vohispano, el acta de examen de un maestro de arquitectura en donde se consigna -por los veedores del gremio- que el sustentante debía saber efectuar obras de acuerdo a lo expuesto por determinados tra­tadistas, o el documento que contiene un listado rela­tivo a una remesa de libros -en los que se aprec~an

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tratados- enviado desde la Metrópoli a la Nueva Es­paña en el siglo XVI.

~n la sección de obras se mostró al expectador la manera en que los tratados se aplicaron en la arqui­tectura mexicana, en trazos, planos, elementos arqui­tectónicos y constructivos, detalles ornamentales, maquetas, etc. Además, se demostró que el uso de los tratados no quedó limitado a la arquitectura y al ur­banismo, sino que trascendió a retablos, pintura mu­ral, muebles y objetos de uso cotidiano y suntuario. También se ambientó la manera en que tuvo su es­tudio el arquitecto Lorenzo de la Hidalga, persona­je que al igual que otros utilizó los TRATAOOS DE ARQUITECTURA y los aplicó en sus proyectos y obras. Por último se concluyó la exposición mos­trando dibujos de plantas y detalles arquitectónicos y ornamentales del Castillo de Chapultepec (sede de la exposición), con la intensión de invitar al visi­tante a que descubriera otros aspectos de cómo ha­bían sido aplicados los tratados -de Serlio y Vignola en el inmueble y otros en las piezas de las colecciones del Museo- una vez que hubiera con­cluído su recorrido por dicha exposición en el Mu­seo Nacional de Historia.

Después de haber mostrado a través de la exposi­ción lo que es un TRATAOO DE LA ARQUITECTURA, así como confirmar su uso en México y de probar su in­fluencia en otras artes, es importante aclarar que se tomó una actitud parcial sobre la problemática plan­teada, ya que sólo se consideraron Tratados de in­fluencia europea.

Es importante resaltar lo novedoso en esta exposi­ción de considerar a la historia de la Arquitectura no como un listado de fechas o descripción de estilos, si­no como un fenómeno en el que están íntimamente involucrados los TRATAOOS y sus derivaciones que van a dar por resultado desde soluciones urbanas y arquitectónicas; hasta la factura de objetos de uso más cotidiano.

En esta exposición se llegó a demostrar a través de la comparación de los libros de los tratadistas y de los diversos objetos museables, que algunos de loe- '~''lA-

TAOOS fueron más utilizados que otros. Así, el gremio durante la época virreina!, la Academia en el siglo XIX y las escuelas en el XX les dieron un uso o inter­pretación conforme a la ideología imperante o a un gusto impuesto o definido.

Por último, la exposición que se presentó en el Mu­seo Nacional de Historia, que aquí se reseña, no solo pretendió mostrar al expectador los TRATADOS, sino que analizó su contenido y dió a conocer la manera en que se emplearon y aplicaron en el urbanismo, la ar­quitectura y en los bienes culturales muebles (pintu­ras, muebles, herramientas, objetos de uso cotidiano y suntuario, etc.) en la Nueva España y en el México independiente del siglo XIX. O

Planta arquitectónica del templo de Baco, del Libro Tercero de Serlio, ésta fue tomada como fuente de inspiración, por el Arq. Antonio Guerrero y Torres, para el diseño de la planta arquite<'+ónica del templo del "pocito" en la ciudad de México. Arco del Triunfo del Libro Cuarto de Serlio, el cual sirvió de modelo para el diseño de la portada del templo del ex-con­vento de Tecali, en el Estado de Puebla.

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Primer Simposio Internacional de Arte Sacro en México Del 24 al 28 de febrero de 1992. Comisión Nacional de Arte Sacro, AC. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología

Programa

Lunes24 Auditorio "Jaime Torres Bodet" Museo Nacional de Antropología. 10:00 Inscripciones 12:00 Inauguración 13:00-14:30 Concierto. Orquesta de Cá­mara y Coros de la Escuela Nacional Pre­paratoria, bajo la dirección del Mtro. Uberto Zanolli. Vino de honor.

Martes25 Conferencia Episcopal Mexicana Bienvenida Excmo. Sr. Adolfo Suárez Rivera 9:3()-.10:30 Mons. Francesco Marchisa­no (Italia) *Ideas generales de lo que es la Comisión Pontificia y su aplicación en la vida cultural de México~. Intervención del Excmo. Sr. Efrén Ramos Salazar. 10:30-11:00 Pbro. Giancarlo Santi (Ita­lia). "Las iglesias nuevas en Italia•. 11:00-11:30 Don Spirito Cario Colombo (Italia). "El Departamento y la Comisión para los Bienes Culturales Eclesiásticos~. 11:30-12:00 Mons. Giancarlo Menis (Italia). "El arte sacro en Udine•. 12:30-13:00 Mtro. Mariano Monterrosa. "Simbología en el arte cristiano•. 13:00-13:30 Pbro. Alberto Aranda, M. Sp. S. "La apertura postconciliar en la li­turgia y el arte~. 13:30-14:00 Dr. Juan Benito Artigas. "La participación de la comunidad en la conservación del arte sacro en Chiapas. México~.

16:00-16:30 Mtro. Felipe Ramírez y Ra­mírez. "Archivos eclesiásticos de música~. 16:3()-.17:00 Arq. Luis Ortiz Macedo. *Las catedrales primitivas en México•. 17:00-17:30 Lic. Guillermo Tovar de Teresa. "La destrucción del patrimonio re­ligioso en el siglo XlX en México•. 17:3()-.19:30. Sala l. Reunión de las Cuatro Comisiones Regionales de Arte Sacro, presidida por: Excmo. Sr. Ricardo Guízar Díaz, Excmo. Sr. Carlos Quintero Arce, Excmo. Sr. Manuel Castro Ruiz, Excmo. Sr. Manuel Pérez-Gil. 17:3()-.18:00. Sala 2. Don Antonio Toussaint. *Procesos históricos de la ar­quitectura religiosa, conventual y cate­dralicia en México•. 18:00-19:30. Sala 2. "La vigencia del retablo~, por la Dra. Clara Bargellini, Mtro. José Rogelio Ruiz Gomar, Arq. Ma-

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nuel González Galván, Mtro. Jorge Alber­to Manrique. Coordinación: Dra. Elisa Vargas Lugo, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

Miércoles 26 Conferencia Episcopal Mexicana Bienvenida. Excmo. Sr. Antonio López A viña. 9:3()-.10:00 Rvdo. Padre Ángel Sancho Campo (España). "Restauración e inter­venciones en dos templos notables: Cole­giata de San Miguel y Templo de San Hi­pólito el Real de Tamara•. 10:00-10:30 Padre Pedro Rubio Merino (España). "Restauración de la Iglesia Pa­rroquial de San Isidoro de Sevilla•. 10:30-11:00 Mons. Charles Molette (Francia). "Situación del patrimonio artís­tico e histórico de la Iglesia en Francia•. 11:00-11:30 Pbro. Claude Turmel (Ca­nadá). "La evolución de la arquitectura religiosa después de la reforma conciliar en la región de MontreaJ•. 11:30-12:00 Pbro. Jacques Larouche (Canadá). "El funcionamiento de los Co­mités de Arte Sacro en las diócesis de Saint-Jean-Longuevil en Montreal•. 12:3()-.13:00 Prof. Francesco Sisinni (Italia). • Archivos, bibliotecas y bienes eclesiásticos~

13:00-13:30 Dr. Carlos Chanfón Olmos. "Historiadores y críticos de arte religioso mexicano•. 13:30-14:00 Lic. Ernesto de la Torre Vi­lar. *El patrimonio bibliográfico religioso en México·. 16:00-16:30. Sala L Arq. Manuel Cas­tillo Rendón. *Principales templos de Yu­catán•. Sala 2. Arq.-Ing. Eduardo Merlo. *El ar­te sacro prehispánico•. 16:3()-.17:00. Sala l. Mtra. Esperanza Ramírez. *La región purépecha en la his­toria de la iglesia michoacana. • Sala 2. Profra. Glafira Magaña. "Los archi­vos catedralicios en México. Situación acWaJ•. 17:00-17:30. Sala 1. Dr. Alfonso Rubio y Rubio. *El arte sacro en Monterrey•. Sala 2. Dra. Stella María González Cíce­ro. • Antiguas bibliotecas conventuales y colegiales. Su ubicación actual•. 17:30-18:00. Sala L Arq. Gloria Álva­rez Rodríguez. "Inventarios en Michoacán•. Sala 2. Dr. en Arq. Alejandro Mangino Tazzer. "Los centros de restauración en México•. 19:00-20:00 Recital de poesía joven reli­giosa·en México.

Jueves27 Conferencia Episcopal Mexicana Bienvenida. Excmo. Sr. Ricardo Guí­zarDíaz.

9:3()-.10:00 Arq. Pedro Ramírez Váz­quez. "La arquitectura religiosa contem­poránea en México•. 10:00-10:30 Arq. Sergio Zaldívar Gue­rra. "La restauración de la Catedral Me­tropolitana de México·. 10:30-11:00 Padre Jaime Lara, Ph.D. (EUA). "Estado actual del arte litúrgico en EUA~.

11:00-11:30 Arq. Rodolfo Berbery (Ar­gentina). "Obra notables de arquitectura sacra, con inclusión de obras pictóricas, escultóricas, etc. en Argentina•. 11:30-12:00 Pbro. José Luis Duhourq (Argentina). "Informe sobre organismos de arte sacro en Argentina". 12:3()-.13:00 Sra. Rosa Puga Domínguez (Chile). *Cinco ejemplos arquitectónicos·. 13:00-13:30 Arq. Alberto González Po­zo. *Normas para el proyecto y cons­trucción de templos nuevos". 13:3()-.14:00 Arq. Fernando Pineda Gó­mez. "La restauración del Claustro de San Jerónimo~. 16:00-16:30 Rest. Rodolfo Vallín. "El arte sacro latinoamericano•. 16:30-17:00. Sala L Arq. Enrique Lan­da Verdugo. "Técnicas contemporáneas en la arquitectura sacra·. Sala 2. Arq. Jesús Corro Ferrer. *Escul­tura y muralismo religioso contemporá­neo". 17:00-17:30. Sala L Arq. Pedro Arce Cervantes. "El templo actual en el contex­to urbanístico y su interacción con la co­munidad". Sala 2. Sr. Ernesto Paulsen. "La inte­gración plástica de la escultura y la orfe­brería en el arte religioso•. 17:30-18:00. Sala L Arq. Carlos Flo­res Marini. *Centros de restauración ex­tranjeros y papel de la UNESCO en la con­servación de los monumentos religiosos del mundo•. Sala 2. Mons. Segio Correa Gac (Chile). *La Comisión Nacional para la Conserva­ción del Patrimonio Artístico e Histórico de la Iglesia en Chile•. 18:00-20:00 Mesa redonda con los re­presentantes de SEDUE, JNAH, INBA y la Co­misión Nacional de Arte Sacro. Presiden: Excmo. Sr. Manuel Pérez-Gil González, Excmo. Sr. Carlos Suárez Cázarez, Exc­mo. Sr. Javier Lozano Barragán, Excmo. Sr. Ricardo Guízar Díaz.

Coordinación General del Simposio Arq. Javier Villalobos Jaramillo

Informes en los tels. 877-20-11, 877-20-71 (Conf. Episcopal Mexicana)/660-21-27, FAX 563-02-01 (Comisión Nacional de Arte Sacro A.C. -Inscripciones).

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

RECTOR Dr. José Sarukhán Kérmez SECRETARIO GENERAL

Dr. Salvador Malo Álvarez SECJ1ETARIO ADMINISTRATIVO Mtro. Mario Melgar Adalid S ECRETARIO DE SERVICIOS

ACADÉMICOS

Dr. Roberto Castañón Romo S ECRETARIO AUXILIAR

Lic. David Pantoja Morán ABOGADO GENERAL

Dr. Leoncio Lara Sáenz DlRECfOR DE LA FACULTAD DE

ARQUITECTURA Mtro. en Arq. Xavier Cortés Rocha SEC11ETARIO GENERAL

Mtro. en Arq. Gabriel Mérigo Basurto JEFE DE LA DIVISIÓN

DE ESTUDIOS DE POSGRADO

Dr. Fernando Green Castillo

RAFAELL - PEZGUZMÁN

TRADICIÓN Y CLASICISMO EN LA GRANADA DEL XVI

ARQUITECTURA OVIL Y URBANISMO

Suscripciones

Dr. Juan B. Artigas y/o Lic. Berenice Hernández. Fa­cultad de Arquitectura, UNAM. Circuito Interior, De­legación Álvaro Obregón. Apartado Postal 20442. México D.F., C.P. 01000.