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1 ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO ANTE EL RIESGO DE RECAÍDA EN ADOLESCENTES QUE REALIZARON TRATAMIENTO DE RECUPERACIÓN PARA EL TRASTORNO POR CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS ÁNGELA MARÍA NIETO SALAZAR Estudiante de Psicología UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y DE LA EDUCACIÓN PROGRAMA DE PSICOLOGÍA PEREIRA- RISARALDA 2012

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ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO ANTE EL RIESGO DE RECAÍDA EN ADOLESCENTES QUE REALIZARON TRATAMIENTO DE

RECUPERACIÓN PARA EL TRASTORNO POR CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

ÁNGELA MARÍA NIETO SALAZAR Estudiante de Psicología

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y DE LA EDUCACIÓN

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA PEREIRA- RISARALDA

2012

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ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO ANTE EL RIESGO DE RECAÍDA EN ADOLESCENTES QUE REALIZARON TRATAMIENTO DE

RECUPERACIÓN PARA EL TRASTORNO POR CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

ÁNGELA MARÍA NIETO SALAZAR Estudiante de psicología

ARTICULO DE INVESTIGACIÓN

JORGE HERNAN JARAMILLO Psicólogo

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y DE LA EDUCACIÓN

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA PEREIRA- RISARALDA

2012

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TABLA  DE  CONTENIDO   ESTRATEGIAS  DE  AFRONTAMIENTO  ANTE  EL  RIESGO  DE  RECAÍDA  EN  ADOLESCENTES  QUE  REALIZARON  TRATAMIENTO  DE  RECUPERACIÓN  PARA  EL  TRASTORNO  POR  CONSUMO  DE  SUSTANCIAS  PSICOACTIVAS  .........................................................................................................  4  

1.   INTRODUCCIÒN  O  PRESENTACIÒN  ......................................................................................  5  

2.  DESARROLLO  DEL  ARTÍCULO  ..................................................................................................  11  

METODOLOGÍA  .......................................................................................................................  20  

RESULTADOS  ...........................................................................................................................  21  

3.  CONCLUSIONES  .......................................................................................................................  25  

4.  REFERENCIAS  ...........................................................................................................................  27  

ANEXOS  .......................................................................................................................................  30  

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ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO ANTE EL RIESGO DE RECAÍDA EN ADOLESCENTES QUE REALIZARON TRATAMIENTO DE

RECUPERACIÓN PARA EL TRASTORNO POR CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS1

Resumen: Se describen las estrategias de afrontamiento que usan los adolescentes ante

el riesgo de la recaída una vez finalizaron su tratamiento de recuperación por consumo

de sustancias psicoactivas, por medio de la Escala de estrategias de Coping-modificada

(EEC-M) (Londoño et al, 2006), la cual evalúa las formas de afrontamiento que utilizan

las personas ante situaciones estresantes que se le presentan en la vida. Los resultados

hablan de tres estrategias utilizadas con mayor frecuencia ante el riesgo a recaer, éstas

son la solución de problemas, búsqueda de apoyo social y profesional.

Palabras claves: Consumo de sustancias psicoactivas, Adolescencia, Estrategias de

afrontamiento.

Abstract: It is describe the coping strategies used by adolescents to the risk of relapse

after their recovery treatment by use of psychoactive substances, through the Coping

Strategies Scale-modified (EEC-M) (Londoño et al, 2006), which assesses the coping

strategies that people use to stressful situations that are presented in life. The results

show three strategies used with more frequency before the risk to relapsing, these are

solution of problems, search of social support and professional.

Key words: Consumption of psychoactive substances, Adolescents, Coping strategies.

1Trabajo realizado para optar por el título de psicóloga de la Universidad Católica de Pereira

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1. INTRODUCCIÒN O PRESENTACIÒN

“La transformación de un futuro de bienestar asegurado en uno de incertidumbre

subyace tras la aceptación de que vivimos en lo que algunos llaman expresivamente la

sociedad del riesgo” (Melillo, A. 2001, p. 83). Según esto, es necesario reconocer la

existencia del riesgo que constantemente corre la vida de cada sujeto, dando lugar a

situaciones que en algunos casos llegan afectar la funcionalidad del mismo dentro de su

sistema social; es decir, habitualmente los seres humanos tienen experiencias que

necesariamente incluyen factores de riesgo para su supervivencia y su bienestar,

teniendo en cuenta al ser humano como un ser social y de necesaria interacción con su

medio.

Lo anterior quiere decir que los individuos se encuentran inmersos dentro de un

contexto que protagoniza situaciones de vulnerabilidad frecuentemente. Dichas

situaciones vulnerables en ocasiones afectan al sujeto y a medida que éste se perjudica

física, emocional o mentalmente, también se afecta su medio, por ejemplo, las

relaciones familiares, las relaciones socio afectivas, las actividades laborales o

educativas, entre otras.

Ahora bien, considerando la presencia del riesgo como parte de la vida de los seres

humanos, ha sido significativo enfocar el mismo, en el problema de salud pública que

afecta a la sociedad en general. Éste es el Trastorno por consumo de sustancias

Psicoactivas, pues “Tanto Ellis (1992) como Beck (1999) sostienen que el abuso de

sustancias es el resultado de múltiples decisiones que empujan a una persona a

enfrentarse a situaciones de riesgo” (citados por Korovsky, G, p.5).

Durante largo tiempo dicha discusión, ha considerado el estudio de todos los factores

implícitos y es partiendo de éstos que se ha venido desarrollando y ejecutando los

planes de tratamiento que pretenden además de la recuperación del sujeto, la inserción

social, familiar, laboral, entre otras. Pues, a pesar de que en un principio se pensó el

tratamiento del Trastorno por consumo de sustancias psicoactivas, como un proceso

individual del sujeto, hoy en día investigaciones desde el campo de la psicología por

ejemplo, han intervenido y propuesto una visión más amplia en la que todos los actores

6

participantes de la problemática, se sienten involucrados en el proceso de recuperación

y de prevención.

Sin embargo, la mirada está puesta sobre las bases de que ése mismo sujeto corre el

riesgo de recaer cuando se producen situaciones emocionales perturbadoras. Beck (1999)

por ejemplo, citado por Korovsky, señala que hay factores internos como la ira, la

frustración, la depresión, la soledad, y estímulos externos como los conflictos, la presión

social, la marginación, que exponen al sujeto y lo predisponen ante una recaída (p. 2).

Es en este sentido que cobra interés el presente estudio, ya que se piensa en las

capacidades que tiene el propio sujeto para afrontar: “Las crisis se asocian generalmente

con el estrés emocional, en tanto suponen un cambio no planificado repentino, no deseado,

en la vida de una persona. Si bien una crisis predispone a una recaída, puede ser también

una oportunidad de aprender” (Korovsky, G; Rial, C & Olave, M. 2008, p. 2). Entonces,

se concibe al sujeto como directo responsable y capaz de hacer frente a sus crisis con los

recursos individuales, como podrían ser las estrategias de afrontamiento que ellos emplean.

Dichas estrategias son pensadas como capacidades en el sujeto para transformar sus

vivencias y el sentido simbólico de las mismas; por tanto se hace importante retomar la

drogodependencia como fenómeno que apunta a conocer las estrategias que los sujetos

emplean frente al riesgo de una recaída.

Los diferentes estudios han realizado indagaciones importantes que permiten hoy el

desarrollo del presente, y ofreciendo novedad a los estudios, se trasciende un poco más

de la recuperación, y se dirige el foco hacia los aspectos propios del sujeto para afrontar

el riesgo de la recaída. De lo anterior surge la siguiente pregunta ¿Cuáles son las

estrategias de afrontamiento que implementan los adolescentes ante riesgo de la recaída

por consumo de sustancias psicoactivas?

Y se tiene en cuenta la edad adolescente debido a que según algunos autores como

Papalia, es “una transición en el desarrollo entre la niñez y la edad adulta que implica

cambios psicosociales, cognitivos y físicos” (p. 409), por tanto, es una época de muchas

preocupaciones y presiones psicosociales, donde las conductas de riesgo son evidentes y

donde se deben tener estrategias para responder acertadamente a dichas demandas

7

sociales, por lo que aquellos sujetos que logran enfrentarse de forma asertiva obtienen

mayores y mejores resultados frente a los principios y valores sociales.

En este sentido, los adolescentes, necesariamente han construido formas de

enfrentarse a las demandas de tipo social, las cuales pueden ser de tipo cognitivo,

afectivo o comportamental, consideradas por Lazarus y Folkman como Estrategias de

Afrontamiento, es decir, que si bien son una construcción social hacen parte de la

configuración de la individualidad, lo cual permite abordar el tema del consumo desde su

propia responsabilidad.

En el caso de consumo de sustancias psicoactivas, el adolescente debe emplear

unas estrategias que le permitan enfrentar la problemática, como por ejemplo, la

búsqueda de ayuda profesional, social, familiar, entre otras. Una de las estrategias es la

búsqueda de ayuda institucional, entrando a formar parte de una comunidad terapéutica

que le permita enfrentar su problema de consumo. Es por esta razón que el objetivo del

trabajo está orientado a identificar las estrategias de afrontamiento utilizadas por el

sujeto para prevenir la recaída, una vez que ha pasado por las diferentes fases de las

intervenciones propuestas en la intervención terapéutica.

Por tanto, la utilidad del estudio cobra sentido a medida que se identifiquen

aspectos, que aporten a los nuevos planes de tratamiento o a la modificación de los ya

existentes, argumentando la necesidad de enfocar el beneficio del mismo en el sujeto y

no en el determinismo ambiental, es decir, que dicho estudio será útil si posterior a este

se emplean medios de intervención que partan de la particularidad de cada sujeto

teniendo en cuenta sus manera de afrontar las situaciones vulnerables y las situaciones

estresantes.

Pensando en la situación del riesgo a recaer, diferentes autores han hecho sus

intervenciones, por ejemplo, un estudio realizado en Perú en el año 2001, denominado:

“Calidad de vida y recaídas en adictos a sustancias psicoactivas de Lima

metropolitana”. Sus autores, Anicama, J., Mayorga, E. & Henostroza, C, pretendieron

identificar, los estilos de vida y las características de las recaídas de los consumidores

de sustancias psicoactivas.

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La población estudiada, fueron personas entre 21 y 41 años que se encontraban

recibiendo tratamiento en algún centro terapéutico de la ciudad. Los instrumentos

utilizados fueron la escala de calidad de vida de Olson y Barnes (1982), la cual mide las

percepciones que tiene cada sujeto en la experiencia de su ciclo vital, algunas de estas

son: la vida marital y familiar, amigos, domicilio y facilidades de vivienda, educación,

empleo, religión, etc. Y el segundo instrumento utilizado fue el cuestionario de recaída

para adictos a sustancias psicoactivas elaborado por Marlatt en 1985, cuyo objetivo es

medir factores intrapersonales y factores interpersonales que son determinantes en la

recaída del sujeto.

Los datos que arrojó el estudio señalan precisamente una relación inversa entre las

dos variables, ya que la calidad de vida se deteriora o es de menor calidad cuando el

consumo de sustancias es mayor, de la misma manera se identificó que a mayor edad

menor calidad de vida, al igual que a mayor tiempo de consumo. Cabe señalar también,

que el 76, 12 % de las recaídas responden a factores intrapersonales y sólo el 23,88% a

factores interpersonales, lo que pudo aportar significativamente al presente estudio, para

justificar la razón de concebir al adolescente como principal responsable de sus

comportamientos y sus maneras de afrontar.

Ambos estudios convergen entonces, que la eficacia de los planes de tratamiento y

a su vez la eficacia del bienestar del adolescente, depende del estudio previo a la

particularidad y visión propia de la realidad, de cada individuo.

Otros autores, como Perea, J; Oña, S, & Ortiz, M, en el 2009 desarrollaron un

estudio en la Universidad de Oviedo, España, para identificar el grado de determinación

que poseen los patrones de personalidad en la deshabituación o no de las conductas de

consumo de tabaco. La investigación de nombre: “Diferencias de rasgos clínicos de

personalidad en el mantenimiento de la abstinencia y recaídas en tratamiento del

tabaquismo”, ha fijado su mirada en la variable Patrones de personalidad, indicando que

“son características arraigadas que impregnan todas las facetas de la actividad del

individuo” (Millon, 1976, 1998), por tanto, se interesaron en comparar rasgos de

personalidad en grupos que participaron de tratamientos de tabaquismo y establecer

diferencias o similitudes entre un grupo de personas que logran la abstinencia y otro que

presentan recaídas.

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La muestra fue de 115 personas, de las cuales participaron 105 y a quienes se les

aplicó el Inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-II) Millon, 1999, el cual

evalúa 10 escalas básicas de personalidad (esquizoide, evitativa, dependiente,

histriónica, narcisista, antisocial, agresivo-sádica, compulsiva, pasivo- agresiva y

autodestructiva) y tres escalas de personalidad patológica: esquizotípica, límite y

paranoide.

Los resultados del estudio indican, que las personas que han recaído en el consumo

de cigarrillo, tienen rasgos de personalidad auto destructivos, evitativos y pasivo-

agresivos; mientras que los rasgos de personalidad dependientes permiten al sujeto

mantener la abstinencia. Los autores argumentan que diferentes rasgos de personalidad,

se convierten en trastornos que suponen un factor riesgo ante la posibilidad de recaer.

Por tanto, identificaron que la personalidad límite y esquizotípica, por sus características

de inflexibilidad para el cambio, la labilidad emocional y la tendencia a repetir

comportamientos auto derrotistas ante nuevas dificultades, suponen significativamente

cambios perjudiciales en el modelo biosocial.

Por otra parte, las personas que mantienen la abstinencia cumplen características

personales dependientes que llevan al éxito, por medio a la renuncia de sus deseos y

subordinación ante el otro que emocionalmente es importante para él.

De la misma forma que el antecedente investigativo, se pretende identificar las

características con las que algunos individuos se diferencian de otros en cuanto a los

resultados de su tratamiento. Sin embargo, el sustento de los autores es a partir de una

escala que mide personalidad; y dicen que “El modelo de Millon, desde una perspectiva

integradora, que considera el estilo de personalidad como el resultado de una historia de

interrelación entre factores contextuales y constitucionales y que defiende que son

sistemas dinámicos en un continuum entre la normalidad y la patología, puede orientar

y esclarecer qué estilos de afrontamiento pueden estar relacionados y favorecer o

dificultar el éxito en el tratamiento” (Perea, J; Oña, S, & Ortiz, M 2009, p. 6), es decir

que se tiene en cuenta la capacidad del individuo para afrontar, y a pesar de que lo

hacen desde las características de la personalidad, dan cuenta de la importancia que

tiene el afrontamiento del ser humano.

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En Mexico, Martínez K, & Gasspar C. (2008), pretendieron describir el modelo de

recaídas de Marlatt y Gordon en cuatro adolescentes consumidores de alcohol que

iniciaron tratamiento para disminuir el consumo, respondiendo positivamente frente al

riesgo de la recaída y utilizando como principal estrategia de afrontamiento el

autocontrol, a partir del estudio denominado “Situaciones de consumo, afrontamiento y

autoeficacia en relación a las recaídas en adolescentes consumidores de alcohol”.

Como lo propone Lazarus y Folkman citados por las investigadoras: “En una

situación de riesgo las estrategias de afrontamiento juegan un papel importante ya que

son los esfuerzos cognitivos, emocionales y conductuales dirigidos a manejar las

demandas internas y ambientales que ponen a prueba o exceden los recursos de la

persona” (p. 48).

Dicho estudio se realizó con cuatro adolescentes consumidores de alcohol, y utilizó

los siguientes instrumentos de medición: una evaluación inicial para conocer la cantidad

y frecuencia del consumo de alcohol, el cuestionario de confianza situacional, el cual

mide la autoeficacia del sujeto frente al riesgo de la recaída, y el folleto de planes de

acción que permitió la programación de actividades para enfrentar el consumo.

Los resultados obtenidos indican que el número elevado de estrategias para

enfrentar situaciones no garantiza el manejo adecuado sino que la efectividad está en el

uso adecuado de la estrategia que sea pertinente para la situación de riesgo.

Por tanto, el estudio acerca de las recaídas implica generalmente la importancia del

sujeto en su individualidad, con sus recursos y maneras de afrontar. Si bien es

importante reconocer que los seres humanos en medio de sus relaciones sociales y su

qué hacer constantemente se ven expuestos a situaciones de vulnerabilidad, como ya se

mencionó anteriormente, se parte de dicha aceptación para considerar de mayor

importancia los aspectos generados después de que el mismo sujeto se expuso a una

experiencia resbaladiza que le cambió su funcionamiento vital2, y es objetivo de éste

estudio describir las maneras como los adolescentes afrontan esta realidad.

2 En el sentido de que cambian aspectos como las relaciones sociales, el cambio de contexto en caso de recibir un proceso terapéutico, problemas familiares que lo obligan a salir de su hogar, sentimientos de

11

2. DESARROLLO DEL ARTÍCULO

Según el estudio nacional del consumo de sustancias psicoactivas 2008, uno de los

grupos de edad de mayor consumo en la sociedad colombiana es la adolescencia,

mencionando que si bien son cada vez más tempranos los inicios del consumo el factor

predominante se encuentra entre los trece y los dieciséis años de edad. Y se tiene en

cuenta dicha edad ya que el impacto que está teniendo para la población es acelerado

ante el incremento de las conductas de riesgo, lo que ha generado incluso que las

normas sean mucho más estrictas y por ende las investigaciones mucho más amplias.

Ahora bien, para comprender más a fondo el tema de situaciones vulnerables

enmarcado, en este caso, en el consumo de SPA, es importante tener en cuenta lo que

afirma Caballo ¨… la posibilidad de crisis debidas a acontecimientos de la vida es algo

inherente a la existencia humana ¨ (p.335), es decir las diversas situaciones que viven

los seres humanos generan según su grado de dificultad unas crisis que son inevitables y

estarán siempre presentes, ya sea por la pérdida de alguien o de algo, ya sea por una

separación, o por una enfermedad, o por problemas económicos, o como en éste caso

por consumo de sustancias psicoactivas y especialmente por sus implicaciones.

Entonces, el dónde, el cuándo y la manera en la que se producen los problemas

determinarán el impacto que tengan sobre las personas y por esto se hace importante

conocer las formas de reacción de éstas, para identificar posteriormente medidas de

intervención y prevención para el mismo problema de salud pública.

Resulta oportuno hablar de crisis en la medida en que el sujeto experimenta

vivencias e implicaciones en su comportamiento que genera necesariamente reacciones,

y es en este sentido que es posible pensar en las estrategias de afrontamiento para

reconocer que no todas las personas tienen consecuencias negativas ante los eventos

estresantes; por ejemplo, según estudios realizados no todos los sujetos en condición de

drogodependencia que reciben tratamiento terapéutico logran finalizar el proceso, ni

todos logran evitar su recaída y continuar con su proyecto de vida. ¿En qué consiste

entonces, que el tratamiento sea eficaz y que algunos sujetos no vuelvan a consumir?

impotencia y frustración, o consecuencias más patológicas como comorbilidad de trastornos relacionados al consumo de SPA, riesgo de suicidio, entre otros.

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Se debe comprender que no es la situación; sino la percepción que se tiene de la

misma lo que hace que se reaccione de una manera u otra. Como mencionan Lazarus y

Folkman (1980): ¨…un evento en sí mismo no determina su calidad de estresor, sino

que depende de la manera en la que es interpretado o evaluado por las personas” (p.

347). Así en un primer momento se hace importante la situación por su carácter de

nociva, negativa, maligna, entre otras, y el segundo apunta al qué se debe hacer según lo

que se comprende de la situación. Y es en el segundo momento en el que se hace

posible hablar de las Estrategias de Afrontamiento, como manera de reacción a

vivencias que desencadenan crisis.

En este sentido, existen diferentes factores de riesgo para el mantenimiento del

cambio logrado a través del proceso terapéutico realizado, y se debe tener en cuenta

que: ¨…la vulnerabilidad a estas influencias ambientales esta mediada por factores

psicológicos como la autoeficacia, la autoestima, el sentido de control personal, el ajuste

psicológico, y la percepción de oportunidades en la vida¨ (Botvin, G. p. 6), lo que lleva

a pensar en la importancia del uso de estrategias para afrontar el riesgo a recaer.

Por lo anterior es menester resaltar los aportes que ha hecho el Modelo transteórico

en las comunidades terapéuticas, ya que proporciona una mirada amplia en el concepto

de recaída, permitiendo comprenderla como parte del proceso. Así, se debe resaltar

también, que el mantenimiento del cambio logrado a través del tratamiento terapéutico

debe permitir un seguimiento igual de importante al que se realiza dentro de la

institución.

El modelo Transteórico, fue formulado por Prochaska y Di Clemente en 1984,

posterior a diversos análisis sobre adicciones, de ahí que su estudio parta de diferentes

enfoques y disciplinas. Este se clasifica en cinco estadios denominados:

Precontemplación, Contemplación, Preparación, Acción y Mantenimiento.

Dicho modelo, se aleja de la concepción tradicional del proceso de recuperación

dicotómico, pues anteriormente se pensaba el proceso en dos pasos: del consumo a la

abstinencia y entendían la recaída como un fracaso en el proceso. Por el contrario la

nueva propuesta habla acerca de un proceso en espiral y no lineal, que corresponde a

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pasar por diferentes estadios, teniendo en cuenta la recaída como parte del proceso y

como aprendizaje del mismo. Así las personas que recaen posiblemente, retoman el

proceso e inician en una etapa distinta, a partir de los aprendizajes que les deja la misma

recaída.

Los componentes psicológicos de los que se habla inicialmente, coinciden con la

visión tridimensional que proponen Prochaska y Di Clemente en el modelo, esto se

refiere a los estadios ya nombrados y que han sido pensados y dirigidos a la motivación y

disposición para modificar la conducta adictiva, los procesos de cambio que modifican el

afecto, la conducta, las cogniciones y las relaciones interpersonales, y los niveles de

cambio basados en los problemas psicológicos de la persona, cobrando su importancia en

los procesos de intervención terapéutica.

Ahora, es necesario considerar que debido a su trayectoria en forma de espiral, la

duración del proceso varía dependiendo de cada persona; sin embargo, datos elaborados

por los mismos autores, dicen que generalmente se tardan entre dos o tres años para

llegar al estadio de mantenimiento.

Otro aspecto importante son los criterios que se tienen en cuenta en el proceso y que

hacen parte de los propios recursos del sujeto: El primero se refiere a la disposición que

se tiene para el cambio, el segundo apunta al grado de conciencia del problema y la

percepción que tiene respecto a su comportamiento, el tercer criterio habla acerca del

balance decisional sobre la evaluación de los pro y los contra del proceso, el cuarto tiene

que ver con la motivación al cambio contando con la disposición de recibir o pedir

ayuda, y finalmente el criterio de autoevaluación de la eficacia habla acerca de la

capacidad de controlar y modificar su conducta.

El modelo cobra su importancia, en la medida en que los procesos terapéuticos se

basan del mismo para llevar a cabo sus planes de intervención. De ahí que se retome en

el presente estudio y se considere fundamental para el análisis en cuanto a la relación de

las capacidades del adolescente para poder afrontar los riesgos de la recaída.

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Con las consideraciones anteriores, se entiende la recaída como un proceso o una

cadena sucesiva de conductas, emociones y cogniciones que suceden antes de que se

vuelva a consumir la sustancia adictiva.

Marlatt, explica el fenómeno de la recaída desde un enfoque cognitivo-conductual,

subrayando la existencia de factores tanto personales como situacionales, que generan

en la persona una pérdida de control ante una situación de riesgo y clasifica dichas

situaciones en estados emocionales negativos, conflictos interpersonales y presión

social. (Blasco, J y colaboradores, 2008, p. 368).

Por ello, la explicación de la recaída está basada en la dificultad para hacer frente a

la situación y la incapacidad de negarse a repetir las experiencias anteriores del

consumo: “Esto se ha atribuido a la posibilidad de que el sujeto no haya adquirido

nunca las capacidades de afrontamiento necesarias, o que las respuestas apropiadas

estén inhibidas por el miedo o la ansiedad, de modo que el individuo no reconozca la

situación como peligrosa; así mismo los déficits de motivación también minarían las

estrategias de afrontamiento adquiridas” (Blasco, J y colaboradores, 2008, p. 368).

Generalmente, el problema de la recaída está condicionado por los efectos positivos del

consumo y la negación ante las consecuencias negativas del mismo, por lo cual se

considera la atención como función indispensable en el proceso del consumo y su

recuperación.

Otra de las explicaciones de las recaídas está basada en las capacidades

atencionales del sujeto, y en este sentido se retoma la justificación del modelo

transteórico que considera la recaída como parte del proceso, y explica que son los

aprendizajes de las recaídas los que posibilitan retomar nuevamente el proceso.

Por otro lado, Roberto Secades Villa, brinda una clara orientación frente a la

importancia de comprender dicho fenómeno para así cualificar las acciones de

intervención, en este sentido manifiesta que todo proceso debe partir de una evaluación

individual frente a los factores de riesgo, la capacidad para reconocer el riesgo y a su

vez para afrontarlo, proponiendo cinco tipos de estrategias, y conceptuando frente a la

aplicabilidad clínica de las mismas.

15

El autor ofrece una revisión frente a algunas de las principales estrategias

identificadas para contrarrestar las recaídas, así, los autoregistros, la descripción de

recaídas pasadas, la fantasías de recaída, la observación directa y los autoinformes se

focalizan como las herramientas de uso prevalente por aquellos que sitúan su interés en

la prevención de recaídas en el uso y abuso de SPA.

Frente a los procesos de afrontamiento, mencionados anteriormente, con los que

cuenta un individuo para resolver el hecho de estar expuesto a situaciones amenazantes

y de riesgo potencial a recaídas, el autor es enfático en citarlos como una de las

variables que resulta ser muy influyente, debido a que la carencia en habilidades de este

tipo puede ser casi un determinante en la reaparición en conductas de consumo, por

ende han desarrollado múltiples instrumentos que permiten evaluar la capacidad de

afrontamiento que posee un individuo y así pensar en la posibilidad de que se presente

una abstinencia al uso de SPA.

El mismo autor, parte del concepto de autoeficacia (Bandura 1977, 1982),

estableciéndolo como una de las variables que se han estudiado con mayor imperio a fin

de conocer la determinación conductual y cognitiva que puede presentar una sujeto ante

la interacción con el ambiente, particularmente frente al tema del consumo de drogas, el

tema es retomado a fin de conocer la capacidad de un sujeto para activar de su

repertorio comportamental respuestas que afronten situaciones amenazantes, sin derivar

en recaídas de consumo.

Ahora bien, según el estudio nacional del consumo de sustancias psicoactivas 2008,

uno de los grupos de edad de mayor consumo en la sociedad colombiana es la

adolescencia, mencionando que si bien son cada vez más tempranos los inicios del

consumo el factor predominante se encuentra entre los trece y los dieciséis años de edad.

Es por esta razón, que se centra el estudio sobre este grupo de edad, ya que el impacto

que está teniendo para la población el acelerado incremento de las conductas de riesgo e

inadecuadas de los adolescentes han hecho incluso que las normas sean mucho más

estrictas y por ende las investigaciones mucho más amplias.

Y como se puede evidenciar, la adolescencia es una etapa en la que se presentan

diversas fuentes de estrés ligadas al distanciamiento de las figuras de autoridad, la

16

incertidumbre sobre el futuro, las presiones de tipo social, las relaciones con los pares y

la estructuración de la identidad y de la personalidad.

De acuerdo con González Barron (2002) “La adolescencia es considerada una etapa

del desarrollo caracterizada por continuos cambios, que pueden ocasionar estrés. Las

exigencias psicosociales derivadas de este proceso evolutivo pueden repercutir en el

desarrollo psicológico, influyendo en la confianza en sí mismo, la timidez, la ansiedad,

el sentimiento de eficacia, la autoestima o el desarrollo de estrategias de afrontamiento”

(p.363-368), lo anterior da cuenta de la inestabilidad propia de la adolescencia lo cual

puede desencadenar ciertas conductas de riesgo o por el contrario conductas protectoras

con base en las diferentes estrategias que tienen los adolescentes para afrontar las

demandas psicosociales.

Se plantea que la configuración de la identidad y la personalidad hace parte de los

procesos de socialización que ha tenido el sujeto a lo largo de su vida, donde entra en

juego el tipo de educación que ha recibido en su hogar, las creencias, las valoraciones,

las atribuciones y las diferentes situaciones con las que tiene que enfrentarse en su

cotidianidad.

Paradójicamente, el adolescente actúa en muchas de las ocasiones frente a las

demandas psicosociales en oposición a sus creencias y a la educación que ha recibido,

además al estar inmerso en su configuración de personalidad es vulnerable frente a

dichas demandas. Al respecto fierro afirma “La adolescencia es el periodo en el que la

persona consolida sus competencias específicas y su competencia o capacidad general

frente al mundo, a la realidad, al entorno social, estableciendo su adaptación y ajustes,

si no definitivos, si los más duraderos a lo largo del ciclo vital. Por una parte consuma el

proceso de internalización de pautas de cultura y de valor, y perfecciona el de

adquisición de habilidades técnicas, comunicativas y, en general sociales. Por otra parte

desarrolla y asegura la propia autonomía frente al medio, la eficiencia de las acciones

instrumentales encaminadas a un fin. Por ello mismo, un particular balanceo y sutil

equilibrio, a veces desequilibrio, de independencia y dependencia, de autonomía y

heteronomia, seguridad e inseguridad en sí mismo, manifestados en relación tanto con

la familia, la autoridad o la generación de los adultos, cuanto con los iguales y grupo de

compañeros, caracteriza al hombre y a la mujer adolescente” (p. 99).

17

Como se mencionó en otro apartado, los adolescentes emplean estrategias para

afrontar las situaciones que se le presentan en su cotidianidad, enfocándolas

particularmente en la prevención de recaídas frente al consumo de sustancias

psicoactivas y su recuperación.

Por lo tanto, Lazarus y Folkman introducen el tema de estrategias de

afrontamiento como categoría de la teoría procesual del afrontamiento, y la explican

como un proceso de adaptación que inicia la persona debido a situaciones que son para

ésta demandantes y exacerbadas. Una situación con dichas características, es el

consumo de sustancias psicoactivas y las consecuencias de vulnerabilidad que esta

contiene.

Un adolescente que tenga dependencia física ante el uso y abuso de drogas, podrá

dar cuenta de los episodios de estrés que frecuentemente experimenta y lo desbordante

que la situación puede llegar a ser, hasta el punto de apoderarse de sí mismo y no

encontrar el efecto y el sentido de dejar de consumir. Como lo mencionan Cassaretto y

colaboradores, en el texto de “Estilos y estrategias de afrontamiento”: “El estrés se

considera producto de una serie de demandas excesivas que ponen en riesgo al

individuo”. (p.34).

De este mismo lado, se entiende que las fuentes generadoras de estrés se

determinan en los contextos, ambientes sociales y percepciones que se tengan de alguna

situación específica; sin embargo, las reacciones ante dichos eventos no son

determinados por los mismos, sino por el nivel evaluativo que hace cada sujeto. De ahí,

que el afrontamiento, se inicie cuando aparece la aceptación de las consecuencias

negativas que ha traído el consumo. Por tanto: “Lazarus y Folkman (1986) definieron el

afrontamiento como aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente

cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas, externas y/o

internas, que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del

individuo” (p. 245).

Ahora bien, como lo refieren Lazarus y Folkman, el estrés y las diferentes

respuestas emocionales están mediados por el proceso de valoración cognitiva que cada

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persona realiza. Y en ese sentido se deben reconocer dos modos de valoración que

desde el desarrollo teórico la primera indica las consecuencias que trae la situación de

estrés para el sujeto y la segunda valoración apunta al modo de afrontamiento ante la

situación amenazante. Lo que quiere decir que si el proceso de recuperación de los

adolescentes depende de sus recursos internos, son éstos mismos los que valoran las

respuestas y hechos posteriores al consumo, son ellos quienes evalúan lo malo y lo

bueno, y además, son ellos quienes emplean las estrategias para afrontar dichas

consecuencias y directamente el consumo. Por ejemplo un joven que tenga como

estrategia de afrontamiento la evitación, seguramente no podrá evaluar las

consecuencias del consumo como negativas y mantendrá la misma respuesta de

afrontamiento y recaída. Así, clasifican Lazarus y Folkman las Estrategias de

afrontamiento:

• Solución de Problemas: estrategia cognitiva en la que se busca analizar las

causas del problema y generar alternativas de solución.

• Búsqueda de Apoyo Social: estrategia comportamental en la cual se expresa la

emoción y se buscan alternativas para solucionar el problema con otra u otras

personas.

• Espera: estrategia cognitivo-comportamental que busca esperar que la situación

se resuelva por sí sola con el pasar del tiempo

• Religión: estrategia cognitivo-comportamental expresadas a través del rezo y la

oración dirigidas a tolerar o solucionar el problema o las emociones que se

generan ante el problema.

• Evitación Emocional: estrategia cognitivo-comportamental en la cual se evitan

expresar las emociones, dada la carga emocional o la desaprobación social.

• Búsqueda de Apoyo Profesional: estrategia comportamental en la cual se busca

el recurso profesional para solucionar el problema o las consecuencias del

mismo.

19

• Reacción Agresiva: estrategia comportamental en la que se expresa la ira y la

hostilidad abiertamente como consecuencia de la frustración y la desesperación,

reaccionando de manera agresiva hacia los demás, hacia sí mismo o hacia los

objetos.

• Evitación Cognitiva: estrategia cognitiva en la que se busca eliminar o

neutralizar los pensamientos valorados como negativos o perturbadores a través

de la distracción.

• Reevaluación Positiva: estrategia cognitiva que busca aprender de las

dificultades, identificando los aspectos positivos del problema. Es una estrategia

de optimismo que contribuye a tolerar la problemática y a generar pensamientos

que favorecen al enfrentar la situación.

• Expresión de la dificultad de afrontamiento: describe la tendencia a expresar las

dificultades para afrontar las emociones generadas por la situación, para

expresarlas y resolver el problema

• Negación: tendencia a comportarse como si el problema no existiera, se trata de

no pensar en el problema y alejarse de las situaciones que se relacionan con él de

manera temporal, como una medida para tolerar o soportar el estado emocional

que se genera.

• Autonomía: hace referencia a la tendencia en responder ante el problema

buscando de manera independiente las soluciones sin contar con el apoyo de

otras personas tales como amigos, familiares o profesionales.

Los aspectos desarrollados anteriormente, cobran su importancia al pensar en el eje

central del estudio, que apunta a la explicación de las estrategias que estos adolescentes

utilizan ante el riesgo de la recaída, lo que posteriormente permitirá analizar la

20

capacidad que tienen algunos para mantenerse en su conducta modificada3 y otros

retornen a los procesos iniciales4.

METODOLOGÍA

Tipo de estudio: Descriptivo. Debido a que en la investigación no experimental las

variables independientes ya han ocurrido, y no se pueden manipular, como lo son en

este caso, las estrategias de afrontamiento, es preciso mencionar que no hay influencia

sobre las mismas. Por ello, la manera como se pretende recolectar la información que se

requiere para el estudio, permitirá posteriormente describir las estrategias utilizadas.

El objetivo del diseño de la investigación Transaccional descriptivo es: “…indagar

la incidencia y los valores en los que se manifiesta una o más variables.” (Sampier, R,

1991, p.187), por tanto es pertinente su uso al pretender partir de la observación de unas

variables expuestas en el contexto social, como lo son: el consumo de SPA y sus

consecuencias, el tratamiento, el riesgo de las recaídas y las estrategias de

afrontamiento, para posteriormente describir la situación.

Diseño: No experimental, debido a que no hay un control sobre las variables en estudio

y por el contrario se realizará una observación a partir de las variables dadas que

posteriormente se analizarán para describirlas: “…no hacemos variar intencionalmente

las variables independientes. Lo que hacemos en la investigación no experimental es

observar fenómenos tal y como se dan en su contexto natural, para después analizarlos”

(Sampier, R, 1991, p.184).

Muestra: Se efectuó con nueve adolescentes que habían realizado proceso de

recuperación en la Fundación Hogares Claret, y que actualmente se encontraran en la

fase de seguimiento, es decir, que debían haber finalizado su proceso exitosamente,

debían estar ya por fuera de la institución y en la fase de un año de seguimiento.

3 Entendido como la recuperación, mantenimiento y establecimiento de una vida funcional en el adolescente. 4 Volver al consumo y a una vida sin proyectos ni funcionalidad.

21

Recolección de información: Para efectuar la recolección de información se utilizó el

instrumento Escala de estrategias de Coping modificada (EECM) (Londoño et al, 2006),

construida con 69 ítems, con opción de respuesta tipo likert, en un rango de frecuencia

de uno a seis, nunca, casi nunca, a veces, frecuentemente, casi siempre, siempre. La

prueba consta de catorce escalas cada una evaluada a partir de siete enunciados.

Procedimiento: Se informó a los participantes sobre los objetivos del estudio y las

condiciones éticas del mismo, y quienes voluntariamente decidieron participar en el

estudio, firmaron el consentimiento informado, al igual que sus acudientes y

respondieron el cuestionario en el tiempo esperado, sin inconvenientes.

RESULTADOS  

Las puntuaciones que aparecen en este apartado corresponden a las estrategias utilizadas

con mayor frecuencia en situaciones en las que se vivencia algún nivel de estrés. Así,

los resultados que arrojó la aplicación de la escala de afrontamiento de Coping

modificada, habla de lo siguiente: En la tabla 1. Se clasifican las escalas, con el número

de preguntas que corresponden a cada ítem, y posteriormente se ubica la respuesta de

mayor frecuencia por los evaluados. Y en el gráfico 1. Se pueden identificar claramente

dichas estrategias más utilizadas.

Así, se pudo identificar que en general los adolescentes buscan estrategias para

solucionar sus problemas, por ello se retoma el modelo transteórico para comprender

que inicialmente los adolescentes pasan por la etapa de Precontemplación en donde

niegan el problema de consumo, es decir la situación no la asumen como un problema, y

con los resultados se reconoce como un logro y ganancia, que por medio del proceso

terapéutico, se ha dotado al sujeto de estrategias para afrontar las posibles recaídas,

logrando trascender en las etapas, para reconocer el problema y buscar alternativas para

resolverlo.

Ahora bien, con los aspectos positivos anteriormente nombrados, surge un

problema y es cuestionarse si dichas estrategias no les generan evitación a los

22

adolescente a medida en que desarrollan cierta dependencia al buscar apoyo social y

profesional, ya que pierden su autonomía y su capacidad de autorregulación.

Esto significa que los adolescentes han instaurado en una de las etapas de

motivación al cambio, la necesidad de ser conscientes del problema, de las

consecuencias negativas y de buscar ayuda en otros para superar el problema y para

mantener los cambios logrados durante todo el proceso. Sin embargo, con lo anterior, se

debería determinar de suma importancia el uso adecuado de dichas estrategias, debido a

que se juegan otros aspectos, como la dependencia, que perjudica la autonomía del

adolescente, por tanto, el apoyo social y profesional deberán ir en función de contribuir

al beneficio de la vida funcional del adolescente rehabilitado, sin caer en el error de

generar una dependencia que por miedo a las consecuencias, se contribuya a las

conductas de evitación.

Resulta oportuno hablar también, de la poca frecuencia en las respuestas de los

ítems que componen la reevaluación positiva, porque si los adolescentes no encuentran

algo positivo en su problemática, como por ejemplo, los logros obtenidos durante el

proceso terapéutico, ahora que se encuentran fuera de la institución, la capacidad de

prevenir la recaída será inferior.

Hecha la observación anterior, otro aspecto que se debe considerar en la evitación

como una forma de afrontamiento completamente validada, ya que ante una situación

que al sujeto le genera estrés y malestar, busca evitar para generar una sensación

placentera; por lo que un adolescente que busque a su grupo de apoyo y profesional,

podría estar evitando afrontar la situación de riesgo, por temor a no saberla manejar y

recaer.

Como ya se mencionó en otro apartado, no se debe desconocer que la etapa

adolescente, hace parte de las condiciones por las que debe pasar cada individuo en su

ciclo vital, pero además de esto es la etapa denominada “problema”, considerando que

en esta edad es donde se vivencia mayores factores de riesgo y vulnerabilidad. Es una

edad en la cual se inician los procesos de construcción de identidad y es una edad

susceptible a las diferentes demandas del mundo que la rodea. Por tanto, algunos

adolescentes se exponen al riesgo de recaer por el hecho de no proyectarse a futuro y no

preferir la abstinencia que propone mejores consecuencias a corto y largo plazo.

23

Por ejemplo, los adolescentes que algunas veces utilizan como estrategia de

afrontamiento, la autonomía y la evitación cognitiva, están expuestos, a la exclusión y el

señalamiento que los empuja al riesgo de recaer, debido a que no permiten la

posibilidad de que otros intervengan y proporcionen alternativas como ayuda para

mejorar el problema y por el contrario, buscan eliminar los pensamientos valorados

como perturbadores a través de la distracción, en este caso, nuevamente con el

consumo, es decir, que si los adolescentes evitan afrontar sus pensamientos

perturbadores, difícilmente habrá una proyección a futuro y es debido a la poca

capacidad de reflexión y la no reestructuración de sus esquemas cognitivos5.

Y es necesario deducir de lo anterior, que en los planes de intervención juega un

papel significativamente obligatorio, la atención psicológica. ¿Hasta qué punto si se

logra durante los nueve meses de proceso una buena atención que reestructure las

distorsiones cognitivas de los adolescentes consumidores?

Se debe tener en cuenta las fases y los procesos que deben recorrer los

adolescentes dentro del tratamiento, pues estos, no dan garantía de no recaer, y por el

contrario el proceso que finaliza a los 12 meses después del egreso y del seguimiento, se

convierte para ellos en uno de los principales factores de riesgo, ya que estar en el

ambiente terapéutico les facilita evitar la situación de consumo y al salir se exponen al

riesgo siendo aún predominante la conducta evitativa, pero en este sentido, se evitan las

situaciones que al adolescente le generan malestar y en este caso, es donde intervienen

las condiciones familiares y sociales, las pautas de crianza, los refuerzos y motivaciones

de parte de sus allegados, los señalamientos y estigmatizaciones, y vuelve a jugar un

papel importante la distracción y/o evitación.

Y con relación a las estrategias de afrontamiento se debe saber que cada individuo

contiene unos procesos diferentes para sentir, vivir y enfrentarse a su realidad: “Desde

los modelos cognitivos de la emoción, se entiende que no son las situaciones en sí

mismas las que provocan una reacción emocional, sino que el factor que desencadena la

emoción es la interpretación que el individuo hace de tales situaciones” (Figueroa, M.

5 Entendidos como la organización de nuestra experiencia desde los significados que el sujeto mismo le da a las situaciones, y que por tanto guían su conducta, emociones, deseos y metas.

24

pág.31), por lo que muchos de los adolescentes evaluados no dirigen sus rezos y

oraciones para resolver el problema, debido a interpretaciones y aprendizajes que les ha

proporcionado en ambiente social.

25

3. CONCLUSIONES

Por medio de los aprendizajes primarios de ensayo y error, en los que les introducen a

los individuos lo que es bueno y lo que es malo a través del temor, generalmente, se

desarrollan los mismos por medio de los estilos de aprendizaje, y dichos individuos, al

afrontarse con la vida, especialmente la etapa adolescente, llega la curiosidad y se da el

paso al riesgo que empuja caer en el consumo, en donde aparecen posteriormente los

sentimientos de culpa y debido a que no hay reforzadores positivos surgen los aspectos

individuales que no le permiten al adolescente afrontar satisfactoriamente, como lo es

por ejemplo, la baja autoestima por el señalamiento constante, por parte de sus allegados.

En cuanto a esto Beck (1995) afirma que las personas que han experimentado rechazo

familiar y/o social, aprenden que el mundo es cruel, hostil y punitivo y que ellos tienen poco

o ningún atributo para cambiar la difícil situación en que se encuentran. Lo cual está

relacionado con las estrategias de afrontamiento que utilizan los adolescentes.

Es en este sentido, donde cobra importancia fijar la mirada en el individuo y sus

características para el desarrollo de los planes de intervención terapéutica, ya que como

se puso identificar con los resultados los adolescentes en ocasiones buscan apoyo y en

ocasiones se muestran autónomos ante la sociedad. ¿Qué implicaciones tendrá entonces

que se les aplique el mismo plan de tratamiento a ambos adolescentes, si uno lo acoge

con mayor propiedad que el otro?

Por ejemplo, cuando se retomó el antecedente investigativo “Diferencias de rasgos

clínicos de personalidad en el mantenimiento de la abstinencia y recaídas en tratamiento

del tabaquismo”, los autores identificaron que los adolescentes que tienen mayor

dependencia, generan menor riesgo a recaer en el consumo, pero esto indica también,

que a medida que se mantiene la abstinencia, dejan de lado su autonomía y capacidad de

decisión. Por tanto es cuestionable el efecto que genera en los adolescentes salir de la

comunidad terapéutica, una vez han desarrollado procesos de adaptación que implicaron

la evitación al consumo ¿Qué medidas preventivas hay para los adolescentes que como

estrategia emplearon buscar el apoyo en otros que fuera de la comunidad no van a estar?

Y es que no se puede desconocer que las condiciones económicas en muchas ocasiones

tampoco permiten continuar con la atención profesional al momento de salir.

26

Por otro lado el modelo Transteórico, indica que la recaída hace parte del proceso y

que son esas experiencias resbaladizas las que movilizan al sujeto a retomar dicho

proceso. Beck por su parte, dice que “La recaída es por tanto un hecho esperable. Depende

no solo del individuo sino de todo un sistema, ya que lo que haga uno puede afectar lo que

hagan los otros” (Korovsky y colaboradores, p. 2). Y son las maneras como el sujeto asuma

estas condiciones, lo que va a determinar el progreso del mismo ante una vida funcional y el

mantenimiento de esta.

En consecuencia, se debe decir que aquí entran en juego los procesos de aprendizaje,

los esquemas, las distorsiones cognitivas y la percepción errada del riesgo, que tiene los

adolescente con problema de consumo, pues con este estudio se evidencia la veracidad de

los diversos planteamientos que giran en torno al abuso de sustancias, anotando que las

personas usuarias, presentan un deterioro significativo en su perfil cognitivo y desde los

procesos de evitación y baja reevaluación positiva, se reafirma lo que dicen Blasco y

colaboradores, retomados en otro apartado del texto: el problema de las recaídas está ligado a

la incapacidad de hacer frente a la situación perturbadora, ya que el sujeto ha desarrollado

ciertos mecanismos que no permiten dar respuestas adecuadas, debido a que las inhibe por el

miedo y por la carencia de motivación.

En cuanto a la motivación el modelo transteórico dice que no es una cualidad estática,

sino un recurso psicológico, que se debe ir incrementando en el tiempo y a medida que se

desarrolla conciencia del problema. Por lo que es fundamental reforzar dicha motivación una

vez los adolescente han salido de la institución, pues se considera que ante el riesgo a recaer,

por estar expuesto a las condiciones vulnerables, es donde el acompañamiento, la motivación

y la atención psicológica debe tomar fuerza e intervenir.

Finalmente, como lo dice Korovsky, si bien una situación valorada por el adolescente

como perturbadora predispone a una recaída, puede ser también una oportunidad de

aprender. Por lo que los procesos de intervención en la fase de seguimiento, debería fijar su

atención en la mirada desde ambas posiciones.

27

4.  REFERENCIAS  

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30

ANEXOS  

Tabla 1. Estrategias Ítems que evalúa.

RESULTADOS

ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO

ÍTEMS QUE EVALÚA FRECUENCIA EN LAS RESPUESTAS

Solución de problemas (SP) 10, 17, 19, 26, 28, 37, 39, 51, 68 Siempre (6)

Búsqueda de apoyo social (BAS)

6, 14, 23, 24, 34, 47, 57 Casi siempre (5)

Espera (ESP) 9, 18, 27, 29, 38, 40, 50, 60, 69 Nunca (1)

Religión (REL) 8, 16, 25, 36, 49, 59, 67 Nunca (1)

Evitación emocional (EE) 11, 20, 21, 30, 41, 43, 53, 62 Nunca (1)

Búsqueda de apoyo profesional (BAP)

7, 15, 35, 48, 58 Siempre (6)

Reacción agresiva (RA) 4, 12, 22, 33, 44 Nunca (1)

Evitación cognitiva (EC) 31, 32, 42, 54, 63 Nunca (1)

Reevaluación positiva (RP) 5, 13, 46, 56, 64 A veces (3)

Expresión de la dificultad de afrontamiento (EDA)

45, 52, 55, 61 Nunca (1)

Negación (NEG) 1, 2, 3 Nunca (1)

Autonomía (AUT) 65, 66 A veces (3)

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Gráfico 1. Estrategias más utilizadas por los adolescentes en proceso de seguimiento.