armando alonso piñeiro - el periodismo porteño en la independencia

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Sobre el periodismo en la independencia

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EL PERIODISMO PORTEOEN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAEL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DELA INDEPENDENCIAHistoria del periodismo argentino Volumen IARMANDO ALONSO PIEIROACADEMIA NACIONAL DE PERIODISMORepblica ArgentinaBuenos Aires, 2008Hecho el depsito que prev la ley 11. 723Impreso en la Argentina 2008 Armando Alonso PieiroE-mail: [email protected] 978-987-1107-14-8Impreso por Editorial DunkenAyacucho 357 (C1025AAG) - Capital FederalTel/fax: 4954-7700 / 4954-7300E-mail: [email protected] web: www.dunken.com.ar HISTORIA DEL PERIODISMO ARGENTINODirector: Armando Alonso PieiroVolumen I: Fernando Snchez Zinny, El periodismo en el Virreinato del Ro de la Plata.VolumenII:ArmandoAlonsoPieiro,Elperiodismoporteoenla poca de la independencia.Volumen III: Miguel ngel Andreetto, El periodismo en Entre Ros.Pieiro, Armando AlonsoEl periodismo porteo en la poca de la independencia. 1a ed. - Buenos Aires: Academia Nacional de Periodismo, 2008.216 p. 23x16 cm. ISBN 978-987-1107-14-81. Periodismo. I. TtuloCDD 070.4Academia Nacional de PeriodismoMiembros de nmeroAixaxoo Aioxso PixiiioGiicoiio BaoixiNoia B\iRaiaii BiauxCoia CaxiNiisox CasrioJuax Caiios CoioxniisJoici CiuzHicroi DAxicoDaxiii Ainiiro DissiixJosi Ciauoio EsciinaxoHuco GaxnixiRoniiro A. GaicaOsvaioo E. GiaxaoosMaiiaxo GioxooxaRoniiro Panio GuaiiscuiJoici HaiiiixRicaioo KiiscunauxBiixaioo Eziquiii KoiixniirLauio F. LaxoJosi Icxacio LiizFiiix LuxaExiiqui J. MaciiiaExiiqui M. Ma\ocuiVcroi Huco MoiaiisJoaqux Moiaiis SoiAiniiro J. MuxixExiiquira MuxizExiiqui OiivaLiaxoio Pira RoxiioAxroxio RiquixiMacoaiixa Ruiz GuixazHiixixiciioo SnarFiixaxoo Sxcuiz Zixx\Daxiii SaxroioEixisro ScuoRai Uirizniiia Bairoioxi oi VioiaMiembros emritosNaioiix Caniiia - Josi Maia Casrixiiia oi DiosMiembros correspondientes en la ArgentinaEiiax U. Biscuoii - Caiios Huco Joixir (Cioona)Luis F. Ercuiviuiii - Caiios Liiniixaxx (Exrii Ros)Joici Exiiqui Oviioo (Mixooza)Caiios Piz oi ia Toiii (Tucuxx)Hicroi Piiiz Moiaxoo (Niuquix)Juiio Ra;xiii (Ro Nicio)Gusravo Josi Virroii (Saxra Fi)Miembros correspondientes en el extranjero Maiio Diaxixr (Esraoos Uxioos)Eiisanirra Piqui (Iraiia)Aixaxoo Runix Puixri (Esiaxa)Axoiis Oiiixuiixii (Esraoos Uxioos)Mesa DirectivaPresidente: Bairoioxi oi VioiaVicepresidente 1: Lauio Fiixx LaxoVicepresidente 2: Roniiro Panio GuaiiscuiSecretario:Josi Icxacio LiizProsecretario: Fiixaxoo Sxcuiz Zixx\Tesorero:Osvaioo GiaxaoosProtesorero: Huco GaxnixiComisin de FiscalizacinMiembros titulares:Ainiiro J. MuxixRaiaii BiauxCoia CaxiMiembros suplentes:Biixaioo Eziquiii KoiixniirNoia B\iExiiquira MuxizComisionesAdmisin:ExiiquiJ.Maciiia(cooioixaooi),JosiCiauoio Esciinaxo,RicaiooKiiscunaux,ExiiquiraMuxiz,Eixisro Scuo.Biblioteca,HemerotecayArchivo:ExiiquiMaiioMa\ocui (cooioixaooi), Coia Caxi, Biixaioo Eziquiii Koiixniir.Concursos,SeminariosyPremios:JoiciCiuz(cooioixaooi), ExiiquiraMuxiz,ExiiquiOiiva,EixisroScuo\ExiiquiJ. Maciiia.Libertad de Expresin: Lauio Fiixx Laxo (cooioixaooi), Exiiqui Maciiia,AiniiroMuxix,ExiiquiOiiva,NiisoxCasrio,Josi Ciauoio Esciinaxo.tica: Roniiro Guaiiscui (cooioixaooi), Raiaii Biaux, Macoaiixa Ruiz Guixaz \ Daxiii Saxroio.ComisinparalaRedaccindelaHistoriaIntegraldelPeriodismo Argentino:AixaxooAioxsoPixiiio(cooioixaooi),Exiiquira Muxiz \ Fiixaxoo Sxcuiz Zixx\.Publicaciones y Prensa: Axroxio Riquixi (cooioixaooi), Fiixaxoo Sxcuiz Zixx\, Noia B\i, Joici Haiiiix \ Daxiii Saxroio.Cooioixacix aoxixisriariva: Naruasua Tuais Liiii.Acadmicos fallecidosEmilio Abras .................... 6/10/98Flix Lao ....................... 7/01/99Jorge Rmulo Beovide ...... 26/2/99Roberto Tlice................ 20/05/99Alfonso Nez Malnero .. 12/03/00Germn Sopea ............... 8/04/01Jorge Roque Cermesoni....7/12/01Luis Alberto Murray .......31/07/02Luis Mario Lozzia ...........31/07/03Francisco A. Rizzuto ...... 12/06/04Ral Horacio Burzaco .....9/02/04Fermn Fvre................... 6/06/05Martn Allica.................. 9/11/05Ulises Barrera ................. 11/12/05Roberto Maidana ........... 11/08/07IntroduccinCuando la Primera Junta de Gobierno decidi la publicacin de la Gaceta de Buenos Ayres, ya haba aparecido el Correo de Comercio, que tuvo el raro privilegio de ser el ltimo peridico de la era colonial y el primero de la poca independiente. Debo subrayar la primaca de la publicacin dirigida por Manuel Belgrano, en cuanto la Gaceta era un rgano ofcial del gobierno, como lo sigui siendo durante los sucesivos gobiernos, hasta su desaparicin, en 1821.El virrey Cisneros haba sido quien dispusiera la edicin del Co-rreo de Comercio, pero eso no impidi que Manuel Belgrano y otros redactores aprovecharan sus pginas para insufar determinadas ideas, ms propias de un naciente pas autnomo que de una colonia, defni-cin esta ltima que ya se haba debilitado a partir de las Invasiones Inglesas.Bartolom Mitre advirti, en su Historia de Belgrano y de la in-dependencia argentina, la irnica paradoja del movimiento intelectual yperiodsticopuestoenmar chaporunsemanarioinstituidoporla entonces claudicante autoridad virreinal. Escribi que acaso por efecto de la fatalidad, las causas destinadas a sucumbir encuentran siempre hombres que, pretendiendo salvarlas, no hacen sino acelerar su cada () Todos se fjaron en Belgrano para realizar el pensamiento del Vi-rrey, explotndolo en el sentido de los intereses del pas. Su reputacin de hombre de letras y su experiencia en este gnero de publicaciones, le llamaba naturalmente a dirigir esta nueva empresa poltico-literaria, que era una continuacin de los trabajos en favor del comercio libre, de la industria, de la agricultura, de la e ducacin pblica, de la inde-12ARMANDO ALONSO PIEIROpendencia y de la libertad a que desde 1794 se haba consagrado, con inteligencia y perseverancia.1Me ser imprescindible, en el transcurso de los siguientes prrafos, repetirmeammismopuestoqueheestudiadolosavataresdeeste perodobelgranianoenlasexpresionesperiodsticasenotrodemis libros.2Belgranopusomanosalaobra,consuconocimientodelofcio periodstico y la colaboracin del ex director del Semanario de Agri-cultura, don Juan Hiplito Vieytes. Resulta algo injusta la opinin de muchos historiadores sobre las caractersticas primitivas, profesional-mente hablando, de estos primeros peridicos argentinos. Es menester colocarseenpocaparaevaluarlacalidadperiodsticadeaquellos precursores y comparar incluso con los peridicos europeos, particu-larmente espaoles, para advertir que exista cierto rasero tcnico en estaclasedeediciones.Ademsdelosmoldesextranjeros,hayque tener en cuenta la fuerza de la costumbre, que constitua un elemento poderoso en la reposada sociedad virreinal. Es notorio en el Correo de Comercio, como en sus antecesores, un evidente frrago de noticias, una mezcla de temas, una falta de clasifcacin y coherencia. Los blan-cos no abundan, la tipografa es gruesa y uniforme (recurdese que los tipos eran escasos, todos importados de Europa), pero la impresin es bastante buena y por lo general se mantiene la medida de caja. Mientras los artculos de fondo se presentan a una columna en todo lo ancho de pgina, algunos temas meramente informativos (precios de productos y movimiento naviero, por ejemplo) se componan a dos columnas. La uniformidad de la composicin usualmente redonda en cuerpo 10 a veces saltaba al 8 (Suplemento del 25 de agosto de 1810), para ganar espacio, o bien optaba por la bastardilla (nmero del 11 de agosto de 1810, tomo I, nmero 24, pgina 179).Prcticamente no hay errores, lo que es meritorio si se considera lainexistenciadecorrectoresenlapoca.Laspruebaseranvisadas 1 Bartolom Mitre, Historia de Belgrano y de la independencia argentina, Bue-nos Aires, 1941, p. 223.2 Armando Alonso Pieiro, Manuel Belgrano, periodista, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1973. 13EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAprimero por el mismo cajista, y luego controladas en la redaccin, se-guramente por el propio Belgrano algunas veces y por Vieytes otras.Como remarcable elemento de curiosidad, hay que citar que cierto da se dio el lujo de tirar una edicin bilinge. Es la correspondiente a un suplemento del 23 de febrero de 1811, con una proclama de Fran-cisco Javier Iturri Patio dirigida a los cochabambinos. Est impresa a dos columnas, en espaol y quechua, enfrentadas ambas lenguas en sus respectivas columnas.LosescasosnueveaosquemediandesdelafundacindelTe-lgrafo y la aparicin del Correo no haban pasado en vano. Entre el peridico fundado por Cabello y el que Belgrano inaugurara en 1810, dirigindoloconaciertoyconocimientodelofcio,haydiferencias ostensibles. Los errores tipogrfcos, tan comunes en el primero, son bastante raros en el segundo, tal como queda dicho. El cuidado es en general ms pronunciado.ElCorreoabarcensus58nmerosunagrandiversidaddete-mas: la educacin uno de los fuertes de Belgrano, la estadstica, la economa, los asuntos rurales, la medicina, el movimiento naviero, la geografa, la etnografa, la arboricultura, la poltica. Era, como todos los peridicos de la poca, un rgano de opinin y difusin antes que de noticias. Estas estaban confnadas a la entrada y salida de buques en los puertos de Buenos Aires y Montevideo y a la fuctuacin de los precios de determinados productos, incluso las tarifas de diligencias y los fetes de mercaderas por carretas.En la direccin del semanario, y la opinin es de Mitre, despleg Belgranomuchotino,granprudencia,caudaldeideasydeconoci-mientos prcticos, a la vez que un espritu metdico, sagaz y perseve-rante.Escuriosoobservarquelahoyhabitualseccinperiodsticade Correo del Lector tiene sus lejanos antecedentes en el periodismo de aquel tiempo. En lo que al rgano de Belgrano se refere, la seccin se inaugur en el sptimo nmero, correspondiente al sbado 14 de abril de 1810, con la Carta de un Labrador a los Editores, y luego fue apare-ciendo irregularmente, con no ms de una epstola por vez. Que estos mensajeshayanexistidoenrealidadoqueconstituyeranunrecurso 14ARMANDO ALONSO PIEIROperiodstico, es algo difcil de saber. Pero la sospecha es muy fuerte al comprobarse que por lo menos en la citada Carta de un Labrador, ms adelante estudiada, el estilo literario y las preocupaciones socioecon-micas de Manuel Belgrano denuncian su origen.3El 24 de enero de 1810 el virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros expi-di un decreto autorizando la publicacin del Correo de Comercio. La resolucin fue comunicada a los Tribunales de las Reales Audiencias, preladosdiocesanosyprovincialesregulares,CabildosEclesisticos y Seculares, gobernadores intendentes y militares del Virreinato y al Real Consulado. Cisneros encabezaba el decreto con un reconocimiento haca el periodismo, habida cuenta de sus objetivos, la propagacin de las luces y conocimientos tiles, como se deca en la poca4.El texto del decreto form parte de un folleto de seis pginas que Belgrano hizo circular a los pocos das. El prospecto tena impreso en susprimeroscuatrofoliosunalargaexplicacinsobrelosobjetivos de la inminente publicacin.La quinta pgina estaba ocupada por la resolucin de Cisneros, y la sexta era blanca.Juzgabaelentoncesfuturocreadordelaenseapatriaqueno considerabanecesariosubrayarlanecesidadyutilidaddeundiario, porque stos son puntos demasiado ventilados. La desaparicin del Semanario de Agricultura, que este impreso adjudica a las Invasiones Inglesas, haba dejado un largo vaco que ahora se intentaba cubrir. De-ca Belgrano que era una vergenza que la gran Capital de la Amrica Meridional,dignahoydetodaslasatencionesdelmundocivilizado, 3 Las cartasdelectoresaparecidasenlosdistintos peridicos delapoca son estudiadas ms adelante, en el captulo correspondiente.4 El Cabildo apoy la publicacin, como se desprende de las actas de las sesiones celebradas el 30 de enero y el 27 de febrero de 1810. En la prime ra, la corporacin acusa recibo de la circular del virrey, acordando manifestarle que el cavildo contri-buir efcazmente de su parte que se logren tan benfcos obgetos (Archivo General de la Nacin, Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie IV, tomo IV, BuenosAires,1927,p.29,foja18vueltadellibrooriginal).Enlasegundasesin, acuerda suscribirse formando quaderno de los que salgan, fn de incitar con ellos eladelantamientodelasProvincias,yquetenganefectoentodassusparteslos proyectos tiles que se propongan (Ibdem, p. 53, foja 42 del libro original). 15EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAno tuviese un peridico en que autnticamente se diese cuenta de los hechosquelaharneternamentememorable.Aadaqueatravs de la prensa, Buenos Aires contara con una ilustracin sustitutiva de los libros, que eran considerablemente escasos en la colonia. Pareca claro, a travs de estas palabras liminares, que Belgrano buscaba dos objetivos:elprimero,sustraeralacapitaldelaperniciosainfuencia de algunos peridicos ajenos a Buenos Aires. El segundo, la necesidad de coadyuvar al adelantamiento de la agricultura, la industria y el co-mercio mediante artculos de fondo que aconsejaran nuevas tcnicas y difundieran nuevas tendencias. Para Belgrano, estos tres rubros deban estar estrechamente vinculados, por constituir fuertes columnas de la prosperidad nacional. Que cada uno de ellos se desempeara aislada-mente,enformainterdependiente,noeradeseable,pueselprogreso alcanzable bajo este rgimen era efmero a la larga.La funcin didctica del periodismosegn BelgranoLos porteos se desayunaron con algunas de estas ideas el sbado 3 de marzo de 1810, a travs del primer mensaje editorial, dedicado a los labradores, artistas y comerciantes. La nota concluy en el nmero siguiente, del sbado 10.EnesamismaedicinBelgranoenhebraciertosconceptosfun-damentalespartiendodelabasedelareparticindelariquezayel trabajo. Entenda que ningn ciudadano deba vegetar en la inaccin salvolasobviasexcepciones,porqueellohacarecaerelesfuerzo mayor en unos pocos. Consecuentemente, pona a las labores agrarias en un plano de privilegio, debido a su infuencia bsica en el desarrollo econmico del Estado. La agricultura deba ser favorecida prioritaria-mente, la tierra deba poblarse completamente de vegetales tiles y sus cultivadorestenanqueestablecerunmtodosostenidoyfrmepara sacar el mximo provecho, por ser el arte vivifcador y que ms que otro alguno cimienta de un modo duradero y permanente la felicidad indestructible de los pueblos.La preocupacin de Belgrano por los agricultores no se origina en sus escritos del Correo de Comercio. Ya las memorias que haba ledo a fnes del siglo XVIII en el Real Consulado denunciaban claramente esa vocacin, bastantes aos atrs. En la defensa de los agricultores, de sus intereses, es donde muestra Belgrano ms evidentemente sus ideas fsiocrticas, explica un autor, para agregar: Pero su mrito esencial est en haber buscado, adems, su causa ms profunda en el rgi men de propiedad () subray la importancia del cultivo del suelo en un medio que vea slo en la ganadera una fuente de riqueza.11 GregorioWeinbergenlaintroduccinalosEscritoseconmicosdeManuel Belgrano, Buenos Aires, 1954, p. 35.22ARMANDO ALONSO PIEIROManuel Belgrano volvi sobre estas ideas casi en seguida, en su Carta de un labrador a los editores, aparecida el sbado 14 de abril de 1810.Aun para aquellos que ignoren su fliacin (porque su autora est consagrada al ser reproducida en los escritos belgranianos), su estilo y sus ideas son curiosamente parecidos al estilo y las ideas de Belgrano, porlocualnocabedudaalgunadequesteeraelautordelacarta, prefriendo dicho mtodo para hacer resaltar el inters que suscitaba, tanto el tema especfco de la agricultura, como el mismo Correo de Comercio.Seguramente el anonimato le permita tambin cierta impunidad frente a las autoridades, pues en esta Carta se efecta una crtica, segn se ver ms adelante, a la labor pblica, en lo que hace a la conserva-cin de los caminos.ComparandoelartculodeBelgranotituladoAgriculturapu-blicado el 10 de marzo de 1810, con la Carta de marras, se encuentra en la confrontacin estilstica cierta constante gramatical. El primero tiene en sus prrafos iniciales 88,60 y 52 palabras, respectivamente. La segunda registra 54,136 y 52 palabras, respectivamente. Las similitudes se repiten ms adelante en este aspecto. Pero aun hay ms detalles que denuncian que ambos trabajos pertenecen a la misma mano. Agricul-turacomienzaconunestilocondicional:Sielhombrenohubiese tenido otros estmulos que el de subvenir con su trabajo. La Carta se inicia as: Si la riqueza de los pueblos se mide constantemente por el nmero de sus habitantes. Hay coincidencia en el giro idiomti-co; hay coincidencia en el carcter de las frases, singularizadas por la exhibicin de una tesis; hay coincidencia en el nmero de palabras con queseexpresanlasideas:quincevocablos,exactamente,paracada frase distinta.En ambos escritos hay tambin ideas convergentes y utilizacin de un mismo trmino, como opulencia. Esta expresin aparece cuatro vecesenelprimero,esdecir,enuntotalde850palabras.Elmismo concepto(bajolostrminosdeopulento,abundancia,prosperi-dad) aparece tres veces en el segundo, en un total de 700 palabras. 23EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAVoy ahora a su desarrollo. Seala la Carta que slo el trabajo ase-gura la subsistencia y la riqueza de un pueblo, y que en las condiciones socioeconmicas de la poca, la labor de la agricultura es la que ms contribuye a este objetivo. As se explica el permanente fomento que recibaestaactividad,caracterizadaporlaereccindepuentes,la apertura de canales, el establecimiento de riegos y el allanamiento de caminos, todo ello para el ms fcil transporte de su produccin. Esto lepermitiaBelgranosentarotradesuspremisasmorales:Asse ha conseguido el ver poblados los campos, cubiertas las heredades de inmensas producciones; a sus habitantes alegres en medio de la ocu-pacin y la abundancia, desterrada la lbrega mendiguez y la siempre detestable ociosidad; arraigarse la virtud y desconocerse los vicios y los crmenes que degradan la dignidad del hombre.Al tomar las ideas antes expuestas como pretexto, el presunto lec-tor aprovecha para sentar algunas exigencias. La fundamental: reparar los caminos pblicos, tan descuidadamente olvidados () y con espe-cialidad las entradas principales de la Ciudad, que por tan pantanosas, ponen un estorbo real a las introducciones de los frutos que diariamente conducimos a ella.El tema deba ser muy importante, porque se insiste a rengln seguido, sealndose que no haba una sola calle de las que conducen al centro de la poblacin que no estuviera cubierta por hondonadas pantanosas. Esta anmalasituacin provocaba difcultades al transporte de losproductos agrarios (sin contar el entorpecimiento del trnsito comn), pues el riesgo dequelascarretasvolcaran,quebrndosesusejes,eracotidiano.Cada vuelco signifcaba perder buena parte de la mercadera, invertir tiempo e inutilizar bueyes para arrancar los vehculos pesadamente hundidos en el fango.Tal situacin haba hecho que el intermediario es decir, el intro-ductor, calculando los riesgos, hubiese recargado los precios. Indirec-tamente, el gobierno contribua al encarecimiento del costo de vida al no reparar los caminos.Esta era apenas una de las varias muestras de la posicin especial que adoptaba el Correo de Comercio, que como muy bien seala Vz-quez,contribuy,efcientemente,asoliviantarelespriturevolucio-24ARMANDO ALONSO PIEIROnario con comentarios mansos pero de indudable fliacin sediciosa y cruz por el ambiente caliginoso de la Revolucin de Mayo sin que la Revolucin dejara huellas en sus pginas. Se diluy entre el estrpito insurgente pese a la elevada rectora con que contaba y a su limpia y clara inspiracin.2Menos detectable en cuanto a su autora belgraniana es un largo artculo que bajo el somero ttulo de Labranza comenz a publicar-se en el nmero 23, correspondiente al sbado 4 de agosto de 1810, y concluy en el nmero 25, del 18 de agosto. Es cierto que unas iniciales B.D.hacendudardesuorigen,perolasideasmanejadasensus once pginas y el dominio que se ejerce del tema son, al menos en una primera hiptesis, las del propio Belgrano.Sealaba el autor la escasez de peones y la magra calidad de los existentesenloscampos,quenoslonocolaborabandebidamente con los labradores, sino que incluso entorpecan el trabajo rural. La falta de peones es otro entorpecimiento grave para los labradores, no porqueefectivamentefalten,sinoporquenohaycelo,enquetantos anden vagos sin querer conchabar; stos se abrigan de aquellos mismos que tienen poblaciones perjudiciales, diciendo que se hallan en actual servicio, no siendo as, y tal vez trayendo consigo un papel falso que los resguarde; otros sirviendo una semana o poco ms a un labrador, se les va con el salario de dos o tres meses, mudndose a servir a otro, sin que haya quien les haga cumplir con aquel que primero los conchab. Este prrafo, como muchos otros del artculo de referencia, es precioso para conocer las costumbres laborales de la poca, el rgimen de con-tratacin bastante elstico, por cierto y las difcultades propias del penoso trabajo rural.Agregaba la nota que apenas se recoga el trigo, lo que acarreaba una falta de control en el continuo pasaje de bueyes, caballos y vacas, cuyo ir y venir arruinaba otros cultivos, como los de maz, porotos y lentejas. Era evidente que los mismos agricultores no cuidaban mucho de los cultivos, pero como deca el articulista, no siempre la propiedad 2 AnbalS.Vzquez,LaimprentayelperidicoenlaRevolucindeMayo, Tercer Congreso Internacional de Historia de Amrica, tomo III, Buenos Aires, 1961, p. 296. 25EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAdelosterrenospodrainfuirenunamejoradelasituacin,porque quienesyaeranpropietariosnoadelantanunpasoenestablecerni casas para sus moradas () ni ponen montes.Luegodeotrasconsideracionesdetipotcnicoylaboral,surga elverdaderofantasmaqueamenazabaconprovocarelretrocesodel campo: Otro mal pero imponderable al labrador y a los pueblos, es el de los usureros enemigos de todo viviente; a stos se debe exterminar, a stos, que tragan la sustancia del pobre y aniquilan al ciudadano; se les debe considerar por una de la causas principales de la infelicidad del labrador, y como mal tan grande, no hay voces con qu exagerarlo.Similaresproblemasenfrentabaelcriadordeganado,actividad sta reputada como uno de los principales ramos de este Reyno y una mina inagotable que hace al ms vasto comercio en estas provincias y trascendental a toda la Europa. Entre las objeciones que merecan las costumbresdelapocafgurabaladelamatanzaindiscriminadade vacas, que reducan a la larga la poblacin vacuna. Y no se mataban para el consumo, sino muy a menudo simplemente para aprovechar su cuero o producir grasa, con la que se provocaba un doble mal, ya que la carne se perda lastimosamente. El autor apuntaba otros inconvenientes que era necesario desterrar: el repetido asunto de los peones inactivos, el sembrado de tierras ganaderas, el tiempo inadecuado de las yerras, el traslado de hacienda de una jurisdiccin a otra. Todo ello, para evitar el despoblamiento de nuestros campos, a fn de no caer con el tiempo, como profticamente apuntaba el autor, en la necesidad de mendigar en ajenos pases.Laspulperasdecampaacomprabanporentoncesapreciovil cueros, sebo y grasa a quien ofreciera estos productos. Los vendedores eran, por lo general, ladrones de ganado, una situacin que el Correo de Comercio denunciaba con energa, postulando la intervencin de los jueces para que requirieran comprobantes de las ventas. El semanario aclaraba incluso los perodos de mayor peligro, cuando arreciaban los robos: diciembre, enero y febrero. Y los puntos claves a inspeccionar: la frontera del Culul y Sunchales de donde procedan preferentemente las haciendas de Crdoba y Santiago. Quedaban todava algunas cosas: Los juegos de pato que acostumbraban las gentes de campo, ser muy 26ARMANDO ALONSO PIEIROconveniente extinguirlos, no slo por los daos personales sino por las haciendas que se descuadernan y donde hay semen teras no se respetan y las destruyen () La destruccin de los perros cimarrones debe ser muy recomendada a los jueces de campaa.Perodesdeluegolosmagistradosnopodandarabastonieran aptosparatareasdeestandole.Deahqueelarticulistapropusiera el nombramiento de comisionados con mando de alguna tropa y juris-diccincorrespondiente,aquienesselesdebaestipularunsueldoy cuenta de gastos. Ni siquiera el fsco iba a recargarse con esta eroga-cin, porque los estipendios podran correr por cuenta de los propios hacendados,quesindudaeranlosprimerosinteresadosenproteger supropiedad.Finalmente,sesugeraelempadronamientodetodala campaa,queasteniendolosalcaldessuspadrones,sabrncules son vagos, o se tendrn por tales a los que se hayan ocultado al padrn, descubrindose asimismo el que no tiene modo de mantener su familia sino del robo.La prdica belgranianasobre la industria y el comercioYa en el primer nmero del Correo de Comercio su editor haba sentado el valor del comercio y la importancia del oro y la plata como signos de conversin. Pero muy prudentemente adverta que el dinero es en realidad un fruto idntico a los dems; del mismo que ellos se conduce a los mercados para tener en cambio las especies que desean conseguirseporsumedio.Unpasquenotienemi nas,diceSmith, debepornecesidadarrancarlaplatayorodelospasesextranjeros, delmismomodoqueelquenotieneviasconduceelvinoquene-cesitaconsumir.DealldesprendaBelgranoqueeraintildedicar preferente a tencin a un ramo con desmedro de otros, ello en funcin de gobierno, por supuesto. Un pas que tiene con qu comprar el vino, siempre tendr cuanto necesite, del mismo modo que el que tenga con qucomprareloroy(la)plata,nolefaltarnjamsstosmetales; ellos se comprarn por cierto precio, del mismo modo que el resto de los dems frutos; y as como stos son el precio de otros, mediante la permuta, as lo son de los metales. El trueque, vale decir, el comercio, era la consecuencia lgica del anlisis.Desde luego, pueden parecer ingenuas, en principio, estas disqui-siciones, desde el riguroso enfoque de la economa poltica. Pero si nos situamos en poca y en la ausencia de tratados especializados a nivel de difusin poltica, ser fcil entender la importancia singular de estos escritos. Belgrano no escriba para los tratadistas ni los sabios, ni para el gobierno, ni los ilustrados. Se diriga al comn de la gente, a quienes realmentenecesitabaninformacin,comosiemprelovienehaciendo el periodismo.En el segundo nmero del semanario, Belgrano estableca que la agricultura y el comercio no eran sufcientes para el equilibrio de un pas sin el auxilio de la industria. De esta manera, quedaban consagra-28ARMANDO ALONSO PIEIROdoslostrespilaresdelaactividadhumanaenlapocamoderna. La combinacin de ellos produca la abundancia. Y he aqu un pensamien-to tpico del futuro jefe militar, por lo que tiene de rasgos ticos: Ver-dad es que la industria se establece por s misma y que sera perjudicial a un pas agricultor el violentar los brazos de sus habitadores haca este precisoramo,perotambinloesigualmentequehabiendomuchas manos que por dbiles son del todo ineptas a las otras profesiones, se las debe inclinar precisamente hacia el trabajo, as porque no devoren en la ociosidad el fruto del sudor del que trabaja, como porque acrecen-tndose el valor a las producciones rudas de la tierra, se aumentara con la misma proporcin el capital comerciable de la provincia, y con l su riqueza permanente. La moral belgraniana estaba considerablemente teida de preocupaciones sociales, como es fcil juzgar a travs no slo de toda su produccin escrita, sino de su propio trabajo.Quetodoslaboraranparaevitarlainjusticiasocialeraunaidea obsesiva de Belgrano, reiterada a lo largo de muchos de sus artculos y notas periodsticas. Buscaba as la correcta distribucin socioecon-mica con sus cargas y derechos. Era inevitable que hijos muy pequeos o padres muy ancianos o personas enfermas no pudieran trabajar, re-cayendo as su manutencin sobre los miembros hbiles de la familia, pero si sobre el crecido nmero de hombres totalmente inhabilitados al trabajo, que a sus expensas alimenta y viste el industrioso en todo pueblo, se le agregan otra mayor porcin de znganos, cuyo ejercicio es slo devorar la sustancia que le han proporcionado su fuerza y sus fatigas, o no quedara sobrante alguno en semejante sociedad para dar incremento a su agricultura, su industria y su comercio, o seran sus capitales tan mezquinos, que an con el mayor esfuerzo no saldran de un estado precario y miserable.Belgrano, conocedor de ciencias aparentemente tan dismiles como laeconoma,laeducacin,lapoltica,noignorabaelvalorutilitario de la estadstica, a la que tambin, como es lgico, confera carcter cientfco.EnlaedicindelCorreodeComerciodelsbado14de abril de 1810 sentaba la importancia de la estadstica a los efectos de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio, reiterndose as las conocidas preocupaciones del secretario del Real 29EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAConsulado. Un conocimiento exacto de la riqueza y fuerza del Estado era, segn Belgrano, el fn de la estadstica, para proceder con acierto en las disposiciones de buen gobierno.En el artculo titulado sobriamente al estilo general del Correo de Comercio Estadstica, su autor recuerda que los alemanes dieron la debida importancia a esta disciplina, pero por fortuna nosotros nos hallamosconestostrabajosanticipados.Serefera,porsupuesto,al aspecto terico de la cuestin, por cuanto el conocimiento estadstico delasriquezasdelVirreinatodelRodelaPlataeracompletamente nulo al alumbrar el siglo XIX. Se haba procedido a ciegas en todos los ramos, no teniendo noticias ciertas de ninguna ndole, hasta el punto que carecemos de planos geogrfcos y topogrfcos de las provincias delVirreinato,levantadosconlaperfeccinyexactitudquepidela ciencia; apenas debemos a las expediciones de la demarcacin de lmi-tes la provincia de Cochabamba, parte de la del Paraguay y Misiones y la lnea hasta el Ro Grande con el reconocimiento poco prolijo que hizo del Ro Negro Villarino en la costa patagnica. Todas las dems provincias nos son desconocidas, a pesar del gran plano que form D. Juan de la Cruz de Madrid y public el ao de 1775, por puras noticias, sin observaciones y por tanto lleno de errores crassimos.1El Real Consulado de Buenos Aires y nadie mejor que Belgrano conocaelante cedentevenadesde1801o1802trabajandoeneste sentido,peroconconsiderableprecariedad.Lascarencias,porlo tanto, eran implacablemente censadas en es te artculo: Ignoramos la superfcie del territorio que ocupamos y su extensin, los bosques que hay, la calidad de sus maderas, los climas que gozamos, la natu raleza de las tierras, el estado de la agricultura, las producciones animales, mi nerales y vegetales que nos presenta la naturaleza, la poblacin que tenemos, de la que ni an noticias logramos de los nacidos y muertos; ignoramosPerodndevamosapararsihemosdeapuntarcuanto esnecesariosaberseparaformarlosplanosestadsticosdenuestro Virreinato.1 Correo de Comercio, 14 de abril de 1810, nmero 7, tomo I, pp. 49-53.30ARMANDO ALONSO PIEIROLanecesidaddeuncensogeneraldepoblacinybieneseraya notoriaenlapoca,ycomonoestabandadastodavalascondicio-nesbsicasparaqueelgobiernotomaraasucargounrelevamiento completo,elCorreodeComercioproponaunrgimenhbrido,que inclua el autocensamiento a travs de informaciones que cada estruc-turafamiliar,econmicaypolticadebapasaralasuperioridad.El Consuladohabayainiciadolatareaconelenvodeplanillas,pero hasta ahora no se le ha devuelto un plano, ni del curato ms infeliz, sealaba grfcamente.EsbastanteprobablequeestetrabajoperiodsticodeBelgrano hayaconstituidounaconsecuenciainmediatadeaquelrelevamiento general que l mismo intentara desde la Secretara del Real Consulado. En tal sentido, pocos aspectos como esta nota titulada Estadstica han conformadouncarctertanperiodsticoporsusformasyobjetivos. Hay una informacin (el proyecto censal del Consulado), la exposicin de un problema concreto (necesidad del relevamiento para acrecentar laprosperidad delpas)y unasolucin posible (respuesta a los cues-tionarios y un rgimen combinado de censo ofcial y autocensamiento popular).Elartculotenatambinporobjetivoaventarlassospechasque en la escptica sociedad virreinal escepticismo bien hispano, por otra partehabadesper tadoelansiainformativadelConsulado.Aslo explica con toda claridad Belgrano: que sepan los habitantes de este suelo que las noticias que se solicitan, lejos de ser para perjudicarlos, como ignorantemente lo han credo al gunos, no llevan otras miras ni tienenotroobjetoqueeldelbiengeneral;quenosearredrendeco-municarlas y desechen los vanos temores de que son para imponerles gabelas y causar extorsiones; tan lejos estn de servir para eso, que an-tes por el contrario, servirn para desterrar los males de que se quejan bajo todos (los) aspectos.As,pues,lagigantescainformacinestadsticaqueserequera gigantescasisereparaenlaformidableextensindelVirreinatoy la poca en que se intentaba, lo que denuncia la visin progresista del Consulado y de su infatigable Secretario era para contribuir a la pros-peridad general: Qu satisfaccin no resultara al hombre pblico y 31EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAan al particular de saber cunto hay, cunto existe en el pas que habi-ta? Y contrayndonos al comerciante, cuntas ventajas no adquirira sabiendo la situacin de la provincia, sus producciones, su poblacin, sus relaciones de unas con otras y tantas otras materias que le ha de presentar la estadstica de cada una de ellas?.El Correo de Comercio estaba atento a muchos problemas del pas y en lo posible aportaba las pertinentes soluciones. En su edicin del 16 de junio de 1810, estudiaba la situacin general de Jujuy y profti-camente sealaba que en la industria azucarera se encontraba parcial-mente la solucin de algunas de sus difcultades econmicas. Apuntaba los terrenos jujeos aptos para este cultivo y estimaba que el hacendado conseguira cosechar todo el ao, porque nunca le faltaran brazos, y arreglando el alimento de los esclavos a carne, frutos de las mismas ha-ciendas, como son arroz, porotos, mandiocas, maz, garbanzos y otros que se producen abundantsimamente, hara muy corto gasto; y podra dar sus azcares sin dejar de ganar competentemente por la mitad de lo que ahora le cuestan; en estos trminos hara con Buenos Aires un comercio muy considerable, la proveera de una especie tan preciosa y las crecidas sumas de dinero que se extraen por ella, quedaran dentro del mismo Virreinato.Tambin se propugnaba facilitar la navegacin del ro Bermejo, lo cual iba a provocar, segn el editorialista, no slo una expansin del comercio con la capital, sino una labor civilizadora y evangelizadora con los indios del Chaco.En todo momento Belgrano confaba en el comercio interior como medio de riqueza nacional. Que el pas diera valor a los objetos de cam-bio, signifcaba para el creador de la bandera algo ms que la natural dotacin econmica para el Estado y sus habitantes. Signifcaba evitar la prdida de los jornales reales de los obreros.2Ya por ese entonces, Belgrano estaba ausente de Buenos Aires, en cumplimiento de los deberes especfcos encomendados por la Junta. Pero haba dejado en la redaccin del semanario un largo ensayo, que sigui publicndose hasta el ltimo nmero del Correo, el 6 de abril 2 Correo de Comercio del 25 de agosto de 1810, nmero 29, tomo I, p. 193.32ARMANDO ALONSO PIEIROde 1811, tras aparecer ininterrumpidamente durante 31 nmeros. Pero abrigoseriasdudassobreelhechodequetodoelextensotextoco-rresponda exclusivamente a Belgrano. No pudo tener tiempo material para pergear un trabajo de esa envergadura, sospecha sta que se ve corroborada por algunas diferencias de estilo y el brusco salteamiento de un tema a otro.La flosofa polticaen el periodismo de la IndependenciaEs un hecho reconocido que rganos como el Correo de Comercio, so pretexto de tratar temas comos los vinculados con la industria, el comercio y la agricultura, fueron creando el clima adecuado para una comprensin del fenmeno histrico que se viva, tanto en la pennsula como en el Virreinato. Las reiteradamente citadas palabras del mismo Belgrano lo sealan con fuerza: no era otra cosa ms que una acu-sacin contra el gobierno espaol; pero todo pasaba y as creamos ir abriendo los ojos a nuestros paisanos; tanto fue que sali uno de mis papeles titulado Origen de la grandeza y decadencia de los Imperios, en las vsperas de nuestra revolucin, que as content tanto a los de nuestro partido como a Cisneros, y cada uno aplicaba el ascua a su sar-dina, pues todo se atribua a la unin y desunin de los pueblos.1Estebrevsimoensayopolticohabaaparecidoelsbado19de mayo de 18102, bajo el especial temple que viva Buenos Aires, y sin dudaconstituymotivodeapasionadoscomentarios.Noerapoca audacia afrmar, como lo haca Belgrano en el primer prrafo de este interesante trabajo periodstico, que la causa de la desaparicin de mu-chas civilizaciones no fncaba en la falta de religin, ni en general en la corrupcin, ni siquiera en el abuso de autoridad, si no simplemente en la desunin del pueblo. Veamos sus propias palabras, de gran signi-fcacin a casi dos siglos de impresas en uno de los primeros rganos del incipiente periodismo porteo:Procurandoindagarenlahistoriadelospuebloslacausadela extincindesuexistenciapoltica,habiendoconseguidomuchosde 1 Manuel Belgrano, Autobiografa del general D. Manuel Belgrano, que com-prende desde sus primeros aos (1770) hasta la revolucin del 25 de Mayo.2 Correo de Comercio nmero 12, tomo I, p. 59.34ARMANDO ALONSO PIEIROellos un renombre que ha llegado hasta nuestros das, en vano las he-mos buscado en la falta de religin, en sus malas instituciones y leyes, enelabusodelaautoridaddelosgobernantes,enlacorrupcinde costumbres y dems. Despus de un maduro examen y de la refexin ms detenida, hemos venido a inferir que cada uno de aquellos motivos, y todos juntos, no han sido ms que concausas, o mejor diremos, los antecedentes que han producido la nica, la principal, en una palabra, la desunin.Pensaba Belgrano al escribir estas frases en la situacin de Espa-a en esos momentos parcialmente ocupada por los ejrcitos napole-nicos, y por lo tanto, dividida? O meditaba tambin en la infuencia queesosgravsimosepisodioses tabanejerciendoenlaactituddel Virreinato,particularmentedeBuenosAires?Porqueenlaslneas siguientes argumentbase que la desunin es decir, la falta de cohe-rencia para enfrentar una determinada posicin origina la guerra civil. Nos dilataramos demasiado insista si nos pusisemos a referir las naciones que han existido en la Asia, frica, Europa y este continente, ydescribise mosloshechos que acreditan que la desunin ha trado consigosuanonadamiento,despusdehaberleshechoeljuguetedel primero que se aprovech de ese estado, y haberlas reducido al de la estupidez ms vergonzosa.Y a rengln seguido, el autor se denuncia a s mismo. S, no caba dudadequeelpensamientobelgranianoestabaenlamadrepatriay en las consecuencias inevitables de la confagracin europea sobre los destinos de este territorio. La historia misma de nuestra nacin, en la poca que estamos corriendo, nos presenta ms de una prueba de que la desunin es el origen de los males comunes en que estamos envueltos, y que nos dejarn muchos motivos para llorarlos mientras existamos, aun logrando salir victoriosos de la lucha gloriosa en que se halla nues-tra Espaa europea.Ladivisindeopiniones,elchoquedeinteresesyelmalorden eran los motores de la desunin en aquellas jornadas crticas de mayo. Belgrano llamaba a la refexin sobre estos hechos tan sencillos y sig-nifcativos, alentando una unidad de accin y de pensamiento que era indispensable para evitar la anarqua, la infelicidad y el fn de la pros- 35EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAperidad. El choque de aquellas semanas entre los espaoles europeos y los espaoles americanos en una excesiva simplifcacin, fuerza es reconocer, del proceso poltico de referencia poda suponer el surgi-miento de un despotismo ms agudo del padecido hasta el momento. Ella (la unin) es la nica capaz de sacar a las naciones del estado de opresin en que las ponen sus enemigos, de volverlas a su esplendor y de contenerlas en las orillas del precipicio.Sin pretenderlo, Belgrano haca de dramtico augur, porque pre-veaconpalabrasajustadasqueelprocesoactualdedesuninsobre untematancapitalcomolaopresinolalibertad,ladependenciao la independencia, poda llevar a una poca triste, como efectivamente ocurrira una dcada ms tarde: Por lo tanto, es la joya ms preciosa que tienen las naciones infelices aquellas que dejan arrebatrsela, o que permitan siquiera que se les descomponga; su ruina es inevitable, y lo peor es que se hace imposible recuperarla, o si se consigue, es pade-ciendo las convulsiones ms violentas y los males ms penosos.Tras una cita de Cicern en su original latn, muy al gusto de su tiempo,Belgranoconcluasutrabajodeestamanera:Launines deunvalorinestimableenunanacinparasugeneralyparticular felicidad; todos sus individuos deben amarla de corazn y en pensar y hablar de ella como la de la gida de su seguridad cualquiera que as lo ejecute, no importa que le falten grandes recursos; con la unin hallar los medios de suplir sus escaseces; con la unin se sostendr; con la unin ser respetable; con ella al fn se engrandecer.Buenoesrefexionarsobreestosconceptos,queimplicannada menos que una contribucin formidable del naciente periodismo argen-tino a la conformacin del inminente Estado independiente. En estas fuentes periodsticas primigenias se nutrira en las dcadas siguientes con algunas obvias interrupciones el espritu constructivo y patri-tico de la prensa.Libertad de prensa y educacinLagranmayoradelasactividadesdesarrolladasporManuel Belgrano, a travs de su corta pero profcua existencia, estuvo signada por el noble sello de la educacin, de la expansin desinteresada de la culturaespecialmenteenloconcernientealajuventud.As,muchas delasdisciplinasejercidasconstituyeronpretexto,unvehculopara objetivos de largo alcance. De esta manera entendi a la prensa, y por ello, por la noble sustancia implcita en la devocin periodstica, fue un celoso custodio de su respeto y de su libertad.El 11 de agosto de 1810 los lectores del Correo leyeron atenta-mente las cinco pginas iniciales del semanario. Las cuatro primeras estaban o cupadas por el ensayo de Belgrano La libertad de prensa es la principal base de la ilustracin pblica, rematado en la quinta por la reproduccin de una nota que haba publicado la Minerva Peruana tres meses antes.Sentadalapremisadelasignifcacindelalibertaddeprensa, Belgrano entenda que ella era necesaria para la instruccin pblica, para el mejor gobierno de la nacin y para su libertad civil, es decir, para evitar la tirana de cualquier gobierno que se establezca. Con lo cual,enpocasyprecisaspalabras,dabaconfguradalamisindela prensa:unafuncineducativaypoltica.Elau torseexplayabaan ms,recortandoconceptos:Paralainstruccinpblica,porquecon ellaseextiendenycomunicanlaslucesdeloshombresestudiososy sabios a los que no lo son, los cuales con ms facilidad y menos trabajo aprenden lo que otros han inventando, han pensado y han ledo (). Si hay muchos que escriban, habr ms que lean, y ms que hablen y se ocupen de lo que se escribe y se lee.Y por qu era necesaria la libertad de prensa en lo que hace a la correcta administracin de un pas? Porque los que mandan y man-daren, no slo procurarn mandar bien, sabiendo que cualquiera tiene facultad de hablar y de escribir, si preferen el bien pblico al suyo a 38ARMANDO ALONSO PIEIROotroparticular,ysigobernarenbien,notienenquetemerqueunou otro ignorante hable o escriba mal de lo que sea bueno, pues prescin-diendo de que el gobierno puede y debe tener las mejores plumas para que ilustren y defendan las buenas providencias, saldrn cien hombres sensatos y confundirn al atrevido ignorante y le quitarn la tentacin de ser escritor.Pero tambin era indispensable para la libertad civil de la nacin, porque con ella se modera la arbitrariedad y los abusos del poder p-blico a travs del control de la prensa. La posibilidad de un periodismo libre est en relacin directa con la posibilidad de producir y conocer la existencia de ms hombres talentosos, pero simultneamente con el hecho de que estos hombres acten con decoro y en el cumplimiento escrupuloso de sus obligaciones, pues la vigilancia permanente de la prensa acta como control de las conductas. Slo pueden oponerse a la libertad de la prensa los que gusten mandar despticamente, y que aunqueseconozcanoselespuedadecir;olosqueseantontos,que no conociendo los males del gobierno, no sufren los tormentos de los que los conocen, y no los pueden remediar por falta de autoridad, o los muy tmidos que se asustan con el coco de la libertad, porque es una cosa nueva, que hasta ahora no han visto en su fuerza, y no estn fjos y seguros en los principios que la deben hacer tan amable y til.SuponaBelgranoquequienestemanlalibertaddeprensapo-dran temer en realidad un atentado contra la religin o contra la moral oinclusodelitoscomoinjurias.Perolasolucinerabiensencilla: legislando contra tales demasas se evitaba o se castigaba el riesgo. A nadie se le quita ni ata la lengua porque con ella puede injuriar aada Belgrano a guisa de mordaz ejemplo, ni las manos porque con ellas puedematar.Secastiga,enefecto,aquienesabusandelalenguao de las manos. La pluma y la prensa no son mas daosos por s que la espada y las manos.Para evitar desviaciones o errneas interpretaciones, insista luego taxativamenteenlastresnicasexcepcionesalalibertaddeprensa: el dogma religioso, las injurias y la obscenidad. Debidamente legisla-das estas infraccio nes, Belgrano sealaba tambin, de esta manera, la responsabilidadperiodsti cayladelosmagistrados.Quelaspenas sean claras y terminantes, sin de jar arbitrariedad a los jueces; que los 39EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAautores, los impresores y los vendedo res estn sujetos a ellas; y que los impresoreshayandellevarunregistroenqueconsteelnombreyel apellido y el pueblo de la residencia del autor, y el que contravenga no podr evadir el castigo. Pero sin esta libertad no pensemos haber conse-guido ningn bien despus de tanta sangre vertida y de tantos trabajos. Qu podr prometer una nueva constitucin, sin su mayor y ms fuerte apoyo? Quin la conservar en su fuerza sin la opinin pblica, ilus-trada con esa santa, justa y natural libertad? No perdamos por miedo lo que debemos ganar perdindolo una vez, no suceda que cuando or las voces de la naturaleza y de la justicia no sea ya tiempo.El agudo ensayo belgraniano conclua luego, como ya lo he dicho, con la reproduccin de una nota de la Minerva Peruana. Reproduccin signifcativa, nada sujeta al azar, al enjuiciar el gobierno de Carlos IV y del resistido Godoy, el clebre Prncipe de la Paz, especialmente por los atentados cometidos contra la seguridad individual, la propiedad y el honor de los ciudadanos. Tales delitos del poder pblico no se habran concretado, segn el articulista, si la libertad de prensa hubiera cons-tituido un derecho de la nacin. No reiteraba cruda y rudamente, ni Espaa hubiera sido oprimida por un hombre tan vil e inepto como Godoy, ni Napolen a pesar de sus artes engaosas y de sus artifcios ydesupoderse hubiera atrevido a enojar siquiera auna nacinque tuviese un arma tan poderosa contra los tiranos. l hubiera, como el mayor de todos, huido de un pas donde la opinin pblica sostenida por la libertad de hablar y de escribir, dejaba sin efecto sus mentiras, y no daba entrada a la tirana. La monarqua espaola poda adolecer de vejez, cmo irnicamente espetara Napolen a los peninsulares, mas los ciudadanos podan renovar la vetusta institucin, pero para ello es indispensable la libertad de prensa.LosprimerosatisbosperiodsticosdeBelgranosobrelaeduca-cin aparecieron en 1802, en el Semanario de Agricultura, Industria yComercio.Setratadeunartculotitulado,ensuprimeraentrega, Educacin moral, que al concluir en el nmero siguiente, convirti enEducacinpoltico-moral.Eltrabajocomienzaconunasentida invocacinentornodelasleccionesdelosmayores,presuntamente abandonados en la inicial centuria XIX, y con una reminiscencia del siglodelasluces,comoseconocaalinmediatamenteanterior.Los 40ARMANDO ALONSO PIEIROesplendoresdieciochescosnoleocultabanaBelgranounaambigua situacin sociomoral en la civilizacin hispanoamericana: la referida a la situacin del trabajador manual, tenido en menos por otras capas de la sociedad. Buenos Aires es seguramente la poblacin en que hay menos preocupacin en esta parte descubre el periodista, y en donde el artesano se confunde comnmente y alterna con sus clases medianas, y goza por lo mismo de una distincin que no se le concede en parte alguna de las poblaciones de esta Amrica. Esta laudable costumbre, que nivela al industrioso artista con el mercado honrado, ha producido elin comparablebiendequenosedesdeeelzapatero,aunqueest lleno de comodidades, de trabajar a la par de sus esclavos. Pero el apa-rentemente buen estado de la situacin no era completo, pues privaba cierta tendencia a que los padres dirigieran a sus hijos por el camino de letras, infatuados de la esperanza vana de llegarlos a ver algn da colocados en el altar o pisando los corredores del Senado, como muy elocuente y elegantemente apuntaba el artculo. Luego de desarrollar con maestra impresiones de parecido jaez, llegaba al meollo del asun-to:Laexperienciadetodalavidanosenseaqueelhombrejams podra vivir sin alguna ocupacin, y esto mismo nos convence hasta la evidencia ser la nica causa, en las Amricas, de la infeliz constitucin en que se hallan todos aquellos que no han tenido la fortuna de heredar un crecido patrimonio. Al deber de trabajar, Belgrano aada la for-macin moral dentro de los principios del cristianismo, nico modelo en que pueden vaciar los hombres grandes.Llevado por su entusiasmo seala en los ltimos prrafos que el objeto de la nota era llevar un mensaje a la juventud. A ella sola he querido conduciros por la pintura del risueo aspecto que presentara nuestra crecida poblacin, mediante el gigante [sic por gigantesco] acre-centamiento y esplendor que le dara el no contar entre sus dichosos pobladores, ms que hombres industriosos y ocupados.1En otro breve artculo titulado simplemente Educacin, que pu-blic Belgrano el 4 de septiembre de 1805, ensaya un elogio del espritu a travs de la formacin cultural, por oposicin a la vida materialista de 1 Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, 13 de octubre de 1802, nme-ro 4. tomo I, folios 27-32, y 20 de octubre de 1802, nmero 5, tomo I, folios 33-37 41EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAquienes, dueos de terrenos fertilsimos e inmensos y congregados en una copiosa multitud, viven pobres, desnudos, sin artes y sin costum-bres. La tesis era que slo la educacin constituye el manantial inago-table del hombre, pero arremeta a la vez contra el sistema pedaggico de la poca, caracterizado por entregar a los nios a maestros con mez-quina educacin, que no saban ms que enriquecerse vendiendo su pobre enseanza, y que les abatan con castigos viles e ignominiosos. No sin frecuencia la pluma de Belgrano suele alcanzar bellas alturas, como cuando seala vehementemente: El hombre jams es esclavo de sus pasiones, sino cuando indcil a la voz de la razn se deja arrastrar de los vicios que le halagan.Los vicios de la poca, dos centurias atrs, parecen tener una ex-traa cercana: Los nios miran con fastidio las escuelas, es verdad proclamaBelgrano,peroesporqueenellasnosevarajamssu ocupacin: no se trata de otra cosa que de ensearles a leer y escribir, perocontesndeseisosietehorascadada,quehacenalosnios detestable hasta la memoria de la escuela, y que a no ser alimentados por la esperanza del domingo, se les hara mucho ms aborrecible este funesto teatro de la opresin de su espritu inquieto y siempre amigo de la novedad.Laampliacindelosprogramaspedaggicoseraunobjetivo ungidoporelSemanarioatravsdelBelgranoperiodista.Nose trataba slo de que la juventud aprendiese a leer y escribir, sino a tener conocimientos concretos de geografa y geometra y teora y prctica de la agricultura. De aquella manera, reducida y opresiva, se formaban esclavos llenos de abatimiento y vituperio. De sta, hombres libres y laboriosos, y no un zngano que sirva de peso intil a la sociedad.Triste y lamentable estado el de nuestra pasada y presente edu-cacinsecondolaBelgrano.Alnioseleabateycastigaenlas escuelas, se le desprecia en las calles y se le engaa y oprime en el seno mismo de su casa paternal. Si deseoso de satisfacer su natural curio-sidad, pregunta alguna cosa, se le desprecia o se le engaa hacindole concebir dos mil absurdos que vivirn con l hasta su ltima vejez.Los conocimientos intelectuales y prcticos no estaban divorcia-dos,enlosproyectosdeBelgrano,deunbuenadiestramientofsico. 42ARMANDO ALONSO PIEIRODe all que propugnara tambin un permanente ejercicio de carreras, lucha, natacin, de todo que al mismo tiempo sirve para su desarro-llo y crecimiento los alejan de una constitucin faca y enervada que abreviara sus das.La obsesin por las tareas del agro le haca volver a Belgrano sobre el tema, y as propona en este artculo que a los nios de las escuelas se les destinara un pequeo campo en el que a lo menos un da en la semana se les hiciese conocer el arado y el modo de labrar la tierra. De esta manera, aprenderan a plantar por sus propias manos, cuidar la conservacin de los rboles, injertar y trasplantar, introducindose ya en los vericuetos de la jardinera.Finalmente, aunque los maestros tenan la parte ms pesada de la misin educati va, los padres no quedaban al margen de sus responsabi-lidades. Ellos deban aplicar todo su cuidado y atencin en inspirarles aquellos nobles e interesantes sentimientos que han de decidir algn da sobre su suerte y su carcter. El amor a nuestros semejantes es obra de la naturaleza; pero el dirigirlos haca los deberes de verdaderos ciuda-danos es una sagrada obligacin que nos impone la sociedad. Si aquel queda en parte satisfecho con solo la educacin fsica, sta no lo puede quedar sin la moral y la poltica: admirable unin que hace a un mismo tiempo a los hombres sensibles, honrados y laboriosos.2Las ideas educacionales de Belgrano tuvieron coherencia y corres-pondencia en el tiempo. En 1818, por ejemplo, se preocupaba porque sus soldados se alfabetizaran: la escuela a la Bell y Lancaster informaba a Toms Guidotambin est establecida, y no me contentar si para el 25 de Mayo no tenemos 500 hombres, lo menos, sabiendo leer y escribir; estoy lleno de gozo al ver a nuestros paisanos aprender con tanta faci-lidad, lo que antes nos costaba aos. Ojal que esto sirva de ejemplo a nuestros pueblos! No hay otro medio de sacarlos de la barbarie.32 SemanariodeAgricultura,IndustriayComercio,4desetiembrede1805, nmero155,tomo4,folios3-7y18deseptiembrede1805,nmero157,tomo4, folios 17-20.3 Belgrano a Toms Guido, Tucumn, 24 de diciembre de 1818, Epistolario bel-graniano, Ibdem, p. 390. 43EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAEl 13 de marzo de 1802 el abogado de los Reales Consejos y se-cretariodelRealConsuladoManuelBelgranopronuncieldiscurso de clausura de los exmenes pblicos organizados por la Academia de Nutica, ante una concurrencia de la que se destacaba el virrey Joaqun del Pino. La pieza oratoria fue reproducida por el Telgrafo Mercantil en su edicin del 21 de marzo, lo que simultneamente constitua un aporte periodstico de Belgrano de no desdeable valor.Laciencianuticaeraelogiadaconentusiasmoenesteartculo, esacienciaqueponiendoencomunicacinatodosloshombresdel globo,lesproporcionasusubsistenciaycomodidades,haciendocon menos riesgo los transportes y facilitando los viajes por mar como por tierra, hasta hacer desterrar el horror que antes se tena, para entregar-se el furor de las olas y a los contratiempos de la naturaleza. Todo el razonamiento de Belgrano se centra en torno del objetivo tanto de la ciencia nutica como de cualquier otra disciplina, a saber: la prospe-ridaddelhombre.LaAcademiadependientedelConsuladopropor-cionaba, como l bien lo deca, profesionales aptos para conducir los buques; sabis que con los principios que en ella se ensean tendris militares excelentes; y sabis tambin que hallaris jvenes que con los principios que en ella adquieren, como acostumbrados al clculo y la meditacin, sern excelentes profesores en todas las ciencias y artes a que se apliquen, porque llevando en su mano la llave maestra de todas las ciencias y artes, las Matemticas, presentarn al universo, desde el uno al otro Polo, el cuo inmortal de vuestro celo patrio.RecordabaBelgranoqueelConsuladonoslohabafundadola Academia,sinoquetambinlafomentabayprotega.Enrealidad,y esbiensabido,elmismoBelgranoeraeliniciadoryprincipalsoste-nedor.4Enestemismodiscurso-artculo,Belgranorevelaalgunascosas curiosas, como el hecho de que estaba a su cargo el archivo de la Aca-4 Desde la Secretara del Consulado vio claramente que en el futuro si se quera lograr un progreso moral y material, era indispensable difundir los benefcios de la educacin, porque ella constitua el verdadero fundamento de la felicidad pblica. (Ricardo R. Caillet-Bois, en el prlogo al Epistolario belgraniano, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1970, p. 21)44ARMANDO ALONSO PIEIROdemia, con libros que aunque hablan en secreto, se producen con un lenguaje mudo pero enrgico.El Consulado concretaba su fomento a travs de sus propios acuer-dos de gobierno, de pedidos a la superioridad y al rey, de ofcios que enviaba regularmente a los sabios del extranjero para estar actualizado sobre las innovaciones cientfcas, de compra de instrumentos y libros; en fn, todo os hara ver que no es un msero fomento ni una estril subsistenciaconlaqueestecuerpo,amantedelafelicidaddeestas provincias que estn bajo sus miras, quiere perpetuar su Academia para que tanto joven que slo conoca dos carreras y la holganza, tenga cmo ejercitar su aplicacin y adquiriese los medios de vivir con comodidad y honor en provecho de la sociedad.5Cuatro aos despus, el Semanario de Agricultura registraba un acto anlogo de la Academia, en el que Belgrano sera tambin su cro-nista. En efecto, los das 27, 28 y 29 de enero de 1806 por la maana y por la tarde segn la puntillosa versin de la edicin extraordinaria lanzada por el Semanario el 19 del mes siguiente el Real Consulado celebrloscertmenespblicosdelaAcademiadeNutica,quede-penda de dicho cuerpo. En la primera jornada hizo uso de la palabra el director de la Academia, Pedro Antonio Cervio. En la segunda y ante la presencia del virrey marqus de Sobremonte, del comandante delasfuerzasnavalesdelApostadero,capitndenavoSantiagode Liniers, del ingeniero en jefe de la Real Armada Eustaquio Giannini y de otros personajes Manuel Belgrano pronunci un discurso en su carcter de secretario del Real Consulado, que el Semanario reprodujo ntegramente.La memoria segn la denominacin grata a la poca se refera a las bondades del estudio de las matemticas. Cabe hacer notar que a pretexto de un tema como ste, siempre encontraba Belgrano oportu-nidad para difundir sus ideas morales. apenas hay un objeto adujo antesuauditorio,seanatural,seapoltico,seaeconmico,queno reciba de esta ciencia de cantidades y proporciones, una como nueva vida que los eleva a un grado incalculable de perfeccin, de utilidad, y 5 Telgrafo Mercantil, Rural, PolticoEconmico e Historiogrfco del Ro de la Plata, 21 de marzo de 1802, nmero 12, tomo III, folios 169-177. 45EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIApuede ser de necesidad, si atendemos la obligacin en que est el hom-bre trabajar para alimentarse y cubrirse, vivir seguro y tranquilo en la sociedad, y de existir para s y para sus semejantes.En el verbo de Belgrano las matemticas cobraban un ritmo extra-o y mgico. Por ellas se come, se vive, se trabaja. Una vista rpida al-rededor del hombre, de sus necesidades y aun de sus placeres, nos har descubriracadamomentomilantorchasquetodoloiluminan,pero colocadas por la sabia mano de la matemtica. Mquinas para sembrar, pararegar,paracosecharlassemillasquealimentan,paradesmenu-zarlas y dulcifcarlas; mquinas para esquilar los bellones, limpiarlos, hilarlos, darles consistencia, colorido brillante y variado, textura fna y delicada, mquinas para cerrar los montes, pulir las maderas, para levantarlas, para bajarlas, para conducirlas (). Conocimiento de mate-rias, de formas, de compuestos, de medidas, de nmeros, de distancias, de lugares, de provincias, de reinos; clculos, comparaciones, proyectos que escollan a pesar de las previsiones ms anticipadas, noticias, ins-truccin, idiomas, correspondencia6Belgrano volvi a hacer uso de la palabra al concluir los exme-nes, procediendo a la distribucin de premios entre los alumnos ms aventajados.Elacto,sealaelSemanario,concluyconungran concierto.7Ms tarde, las pginas de su propio Correo de Comercio le servi-ran a Belgrano para luchar denodadamente por extender la educacin entodassusfasesyparaintentarlamodifcacindemuchasdesus defciencias.Lasescuelasdeprimerasletras,porejemplo,adolecan de falta de una constitucin formal. Sin una inspeccin ofcial peri-6 Semanario Extraordinario, edicin de 28 pginas anexa a la del 19 de febrero de 1806, nmero 179, tomo 4.7 Esta preocupacin por las matemticas no era accidental. Aos despus, en un pas en proceso de liberacin, ellas cobraran un signifcado de mayor dramatismo. Quiero () hacerle saber le escriba a Toms Guido en 1818 que ya cuenta este Ejrcito con jvenes aprovechados de su Academia de Matemticas, y que les ha entra-do con mucho calor a los ofciales, el deseo de aprender, en trmino que pienso dentro de tres meses, tener una docena de ingenieros que han de hacer honor a la Nacin. (Manuel Belgrano a Toms Guido, Tucumn, 24 de diciembre de 1818,Epistolario belgraniano, ob. cit., p. 389) 46ARMANDO ALONSO PIEIROdica, estaban entregadas a la ignorancia misma, y quin sabe, si a los vicios,proclamabaBelgrano.8Encuantoalaausenciadeescuelas, elloprovocabaqueenloscampossevivierasinley,reynireligin. Realmente, mejor vivan los indios pampas, porque al fn y al cabo ellos tenan sus reglas con qu gobernarse, conocen una autoridad que los hadepremiarocastigarsifaltanaella,yelojoceladordelcacique est sobre ellos.La inclinacin educativa del creador de la bandera se complemen-taba aqu admirablemente con su ofcio periodstico, porque los males deunaausenciadeestablecimientoseducacionalesestndescriptos muyvvidamenteconpalabrastansobriascomoconvincentes.La enseanza predispona a que los hombres tuvieran amor al trabajo, al arreglo de las costumbres, a la victoria de la virtud sobre los vicios, a queelgobiernorecibieraelfrutodesuscuidados.Hubountiempo dedesgraciaparalahumanidadexplicableacertadamenteenque se crea que deba mantenerse al pueblo en la ignorancia, y por consi-guiente en la pobreza, para conservarla en el mayor grado de sujecin; pero esa mxima injuriosa al gnero humano se proscribi como una produccin de la barbarie ms cruel y nuestra sabia legislacin jams, jams la conoci.ParaBelgrano,habaunanecesidadimperiosa:laformacindel hombre moral, y esta necesidad poda atenderse a travs de una accin concertadaentrelosCabildos,losjuecesylossacerdotes,quienes deban persuadirse de que la enseanza es una de sus primeras obli-gaciones para prevenir la miseria y la ociosidad y que de no cumplir con un deber tan santo faltan a todos los derechos y se hacen reos ante Dios y ante la sociedad.Propona pues que las escuelas de primeras letras fueran costeadas por las propias ciudades y villas, dando prioridad a la campaa, donde la situacin era marcadamente seria. Obliguen los jueces a los padres a que manden sus hijos a la escuela aada, consciente de la irrespon-sabilidad de los progenitores de la poca, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar, y si hubiere algunos que desconociendo 8 Correo de Comercio, 17 de marzo de 1810, nmero 3, tomo I, p. 17, y 24 de marzo de 1810, nmero 4, tomo I, p. 25. 47EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAtan sagrada obligacin se resistieren a su cumplimiento, como verda-deros padres que son de la patria, tomen a su cargo los hijos de ella, y pnganlos al cuidado de personas que los atiendan y ejecuten lo que deban practicar aquellos padres desnaturalizados.Desdeluego,elpensamientodeBelgrano,aunqueanteponeel derecho de la patria al de la potestad paterna, est referido al aspecto bsicodelaalfabetizacin,alordenintelectualmsquealmoralo religioso,ynotieneelalcancepolticoqueasignabanasutesislos exaltadospartidariosdelasubordinacinabsolutadelindividuoal Estado, pero tiene sin duda importancia destacar la exigencia extrema de aquel pensamiento que llega a preconizar la conveniencia de quitar alospadresdesnaturalizadosloshijosdelaPatriaparainstruirlos obligatoriamente.9Peronosolamenteenlacampaalasituacineducacionalera crtica. En la misma Buenos Aires el Correo denunciaba por pluma de Belgrano, que muchos jueces comisionados no podan ser elegidos porqueloscandidatosengeneralmuyaptosparaelpuestoeran analfabetos.Un mes despus Belgrano insista en el tema educacional, hacin-dose eco elogiosamente de la conducta asumida por el presbtero Manuel Antonio Fernndez, a la sazn viceprroco de Soriano, en la capilla de Mercedes, Ro Negro, quien haba promovido el establecimiento de una escuela elemental. Otro vecino, Julin Rosa de Espnola, no slo ofreci su propia casa para que funcionara el colegio, sino que actu l mismo comomaestro,cobrandounamnimasumaalospadrespudientes,e impartiendolainstruccinabsolutamentesincargoalosindigentes. Al publicarse este comentario10, la escuela contaba ya con 45 alumnos. NosloaplaudaBelgranoestegestotalvezinspiradoensupropia prdica periodstica, sino que exhortaba a las autoridades a apoyarlo. Su exgesis era rematada con un comentario, tpico exponente de sus conocidas ideas ticas: Mucho conviene para la felicidad pblica poner laatencinenloshombresporformarse,ynopuedehabercargode 9 EvaristoIglesias,LaescuelapblicabonaerensehastalacadadeRosas, Buenos Aires, 1946, p. 39.10 Correo de Comercio, 14 de abril de 1810, nmero 7, tomo I, p. 55.48ARMANDO ALONSO PIEIROmayor honor que cuidar de los planteles de los hombres morales; tan son las escuelas primeras de donde saca el ciudadano los primeros grmenes que desenrollados en la edad madura, producen la bondad o malignidad, y hacen la felicidad e infelicidad de la causa comn.Tressemanasdespusdeestanota,Belgranoretornasobrela educacin,peroestavezenfocandolacuestindesdeotrongulo: las buenas costumbres que el Estado tena obligacin de impartir era consecuencia a todos los ciudadanos, y en este sustrato resida la su-tileza de una grave falla. Qu pasaba con el bello sexo? Qu pronto hallaramos la contestacin si la enseanza de ambos sexos tuviera en el pie debido! Mas por desgracia el sexo que principalmente debe estar dedicadoasembrarlasprimerassemillaslotenemoscondenadoal imperio de las bagatelas y de la ignorancia11Curiosamente, Manuel Belgrano aparece como uno de los prime-ros reivindicadores de la igualdad de los sexos. Su defensa de la mujer es doblemente meritoria en una sociedad paternalista como la colonial. lqueraqueseinstruyeraenlasescuelasdesdepequea,envista delagraninfuenciaconcntricaquetienesobreelncleofamiliar. Nuestroslectorestalvezsefastidiarnconqueleshablemostanto de escuelas se defenda de antemano, pero que se convenzan de que existenenunpasnuevoquenecesitaecharlosfundamentosdesu prosperidad perpetua, y que aquellos para ser slidos y permanentes, es preciso que se compongan de las virtudes morales y sociales que slo puedenimprimirsebien,presentandoalajuventudbuenosejemplos iluminados con la antorcha sagrada de nuestra Santa Religin.HabaenlaBuenosAiresde1810unasolaescuelapblicapara nias: la de San Miguel, dedicada a las hurfanas y cuya maestra era, precisamente,unadeellas.Losotrosestablecimientossubsistana merced de lo que pagan las nias a las maestras que se dedican a ense-ar, sin que nadie averige quines son y qu es lo que saben sealaba admonitoriamente.Las preocupaciones educacionales de Belgrano difundidas a travs del periodismo no se confnaban a las escuelas de primeras letras ni a 11 Correo de Comercio, 21 de julio de 1810, nmero 21, tomo I, p. 161, y 28 de julio de 1810, nmero 22, tomo I, p. 169. 49EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAlos colegios femeninos, sino que abarcaban otros aspectos, como los de ndole tcnica. En el nmero del Correo de Comercio del 1 de setiem-bre de 1810, recordaba proposiciones anteriores suyas en el sentido de crear escuelas de ciencias exactas, que facilitan el paso a cualquiera de las profesiones tiles a la sociedad.12Lainstruccinparaanalfabetoscorrapareja,enelnimodel editordelCorreodeComercioconciertosrasgosparticularesdela educacin adulta de los alfabetos. Por ejemplo y el detalle que consig-no es signifcativo no solamente en cuanto denuncia una caracterstica intelectual de la poca, sino por la enciclopdica sed cultural de Bel-grano, propugn en las pginas de su sema nario el correcto dominio de nuestro idioma. Con una irnica referencia al abu so de latinismos por parte de los culteranistas, Belgrano aceptaba que el uso moderado de la lengua del Lacio fuera indispensable para sacerdotes, mdicos y abogados, pero peda que stos dominaran prioritariamente el espaol. no podemos ni es nuestro nimo, pensar en que las ctedras de lati-nidad se quiten de nuestros estudios, pero por qu no se podra obligar a que no entrasen en ellas antes de haber aprendido el idioma nativo? argumentaba con gracia.13La inclinacin del Correo de Comercio y de su preclaro editor por la reforma educativa de la gramtica, de las primeras letras y de disci-plinas como la lgica siguiendo en esto a autores como Condillac no los apartaba de otros rubros, como el caso de la flosofa.Dentro de ella, la metafsica era lo que ms atraa al futuro vence-dor de Tucumn y Salta, puesto que como l mismo lo dice, se propone conocer a la Divinidad de que dependemos y al alma, que es la porcin ms noble de nosotros mismos.En este sentido trata de internarse su artculo titulado, precisamen-te,Metafsica.14Obviamentesuperfcialparacualquierconocedor 12 Correo de Comercio, 1 de septiembre de 1810, nmero 27, tomo I, p. 103 (sic por 203).13 Correo de Comercio, 23 de junio de 1810, nmero 17, tomo I, p. 136, y 30 de junio de 1810, nmero 18, tomo I, p. 137.14 Correo de Comercio, 28 de julio de 1810, nmero 22, tomo I, p. 174-176, y 4 de agosto de 1810, nmero 23, tomo I, p. 177-178.50ARMANDO ALONSO PIEIROdel tema, slo pretenda, no obstante sembrar una inquietud entre los multifacticos lectores del semanario porteo. La nota est mezclada con asuntos pedaggicos, apuntando como siempre una leve crtica a los sistemas educativos. No sera utilsimo por todos aspectos explica Belgrano, que despus de haber demostrado a los discpulos que Dios existe, que el Universo es obra suya, que l gobierna por su poder y sabidura, que de l proviene el bien y el mal de nosotros, que en noso-tros hay un alma, que es un ser enteramente distinto del conjunto de la materia que nos compone, no sera utilsimo, lo repetiremos, que se les enseasen los fundamentos de nuestra Santa y Sagrada Religin? Qu objeto dan digno de la explicacin de nuestros maestros! Qu ventajas para una sociedad como la nuestra, donde todos profesamos una misma religin! Ciertamente, diramos entonces que nuestra juventud habra empleado un ao con el mayor provecho para s y para lo general del Estado.Como consecuencia de ste y otros conceptos, Belgrano propona quelametafsicaseincluyeraenelplandeenseanzadecolegiosy universidades, pero bajo un considerable tinte religioso: La religin es un sostn principal e indispensable del Estado, como todos sabemos, y es el apoyo ms frme de las obligaciones del ciudadano; volmenes enterosnosonbastantesparadescribirtodassusconexionesconla felicidad pblica y privada; rimonos de las virtudes morales que no estn apoyadas en nuestra Santa Religin; la razn y la experiencia nos lo ensea constantemente.En realidad, la enseanza propuesta no supona gastos de ninguna especie: Basta nicamente que nuestro gobierno indique a los maestros de flosofa su determinacin de que el ao de metafsica se emplee en los objetos insinuados. No dudaba Belgrano de que nadie se opondra alainiciativa,porqueslolarutina,seguramente,habaimpedidoa los catedrticos de su tiempo incursionar por este nuevo campo didc-tico. As concluye esta nota se habrn llenado los objetos sublimes de la metafsica, y desvindose de nuestras escuelas tantas cuestiones ridculaseimpertinentes,quesoneloprobiodelarazn,yqueslo sirven para confundir los talentos privilegiados, o acaso arredrarlos del estudio con perjuicio de la causa pblica.Despus de la GacetaTras la prensa colonial y la inmediatamente revolucionaria, el pas fue consolidndose a pesar de la dura anarqua de los aos veinte y la larga dictadura rosista. Es cierto que, segn algunos autores, la pren-saargentinafuedebilitndoseenmateriaideolgicaentendindose portalenmateriadeideas,perosinembargotuvounaproduccin no desdeable que refejaba las condiciones sociales y polticas de su tiempo.1Tras la extincin sin pena ni gloria de la Gaceta de Buenos Aires en1821,unasucesindettulosvaapareciendoydesapareciendoen laantiguacapitalvirreinalyasoberana.LodiceescuetamenteJuan RmuloFernndez:Cientocuatroperidicos,contandoalgunos boletines, nacen y mueren respondiendo a instancias polticas, a inte-reses comerciales. El Constitucional (1820), El Centinela (1823-1824), Crnica Poltica y Literaria (1827), El Correo Poltico y Mercantil de lasProvinciasUnidas(1827-1828),ElAmigodelPas(1833)fueron losprincipalesperidicospublicadosenBuenosAires,hastaquese acentuladictadura.LosnombresesclarecidosdeJuanCruzyFlo-rencio Varela se vinculan al periodismo del tiempo rivadaviano como redactores, como el de Ignacio Nez, de El Centinela. Dentro de ese mismo perodo propiamente dicho en 1823 haba nacido La Gaceta Mercantil, que trajo del extranjero, en 1841, la primera prensa a vapor, que vivi hasta 1852 a la sombra del gobierno y que tuvo entre sus co-laboradores a Santiago Kierman, a Jos Rivera Indarte y al rosista de fuste don Pedro de ngelis.21 ArmandoAlonsoPieiro,Protohistoriadelperiodismo,enEnciclopediade Periodismo (en colaboracin), Florida, provincia de Buenos Aires, 2006.2 JuanRmuloFernndez,Historiadelperiodismoargentino,BuenosAires, 1943, p. 60.52ARMANDO ALONSO PIEIROUnpersonajeinslitosedestacenaquellosaosporsuexcen-tricidad manifestada en los curiosos ttulos de los muchos peridicos que fund y dirigi. Me refero al padre Francisco de Paula Castae-da, porteo, cuya extravagancia inspir al historiador y poeta Arturo Capdevila un libro denominado, con toda justicia, La santa furia del PadreCastaeda.3VolvamosaFernndez,queenalgunosaspectos nohasidosuperado:Heaqulalistadesusprincipalesperidicos: Amonestaciones, 1819-1820, publicado por las imprentas de Phocion, de la Independencia y de lvarez, sucesivamente; Eu Nao Me Meto com Ningum, de julio a septiembre de 1820, imprenta de lvarez; La Ilus-tracin Pblica, 1820, imprenta Phocion; Desengaador Gauchi Pol-tico, etctera, 1820-1822, imprenta de la Independencia; Despertador Teoflantrpico Msticopoltico, 1820-1822, imprentas de lvarez y de la Independencia; Paralipmenon del Suplemento del Teoflantrpico, 1820-1822, imprenta de la Independencia; La Matrona Comentadora de los Cuatro Periodistas, 1821-1822, imprenta de la Independencia; El Lobera de a 36 Reforzado, 1822, imprenta de Nios Expsitos; Doa Mara Retazos, 1821-1822, imprenta de la Independencia, y reaparece enMontevideoel1deagostode1823;LaGuardiaVendidaporel Centinela y la Traicin Descubierta por el Ofcial de Da, septiembre a noviembre de 1822, impren ta lvarez; Derechos del Hombre, 1825, publicado en Crdoba por la imprenta de la Universidad; El Santafecino de las Otras Provincias, etctera 1825-1826, imprenta de la Conven-cin. A los citados siguen otros curiosos peridicos de menor impor-tancia, como La Excma. Matrona de los Cuatro Periodistas, La Verdad Desnuda, Vete Portugus que aqu No Es, Buenos Aires Cautivo.Tambin aparecieron por aquella poca otros peridicos dirigidos por fgu ras preclaras de la nacionalidad. Me refero a El Argentino, co-mandado por Jos Francisco de Ugarteche entre 1824 y el ao siguiente; El Tribuno, entre cuyos redactores fguraron Cavia, Baldomero Garca yDorrego;ElArgosdeBuenosAires,debuennivel,conredactores como Ignacio Nez, Santiago Wil de y nada menos que el den Grego-rio Funes. Para no dejar en el olvido el periodismo del interior, bastar 3 Buenos Aires, 1933. 53EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAcon evocar los peridicos de Santa Fe El Argentino, aparecido en 1828 y El Federal, al ao siguiente.Bajo el gobierno de Rosas se destac netamente La Gaceta Mer-cantilfundadaen1823.SuredactorprincipalfuePedrodengelis, historiador minucioso y profesional inteligente que ha honrado al pas con sus producciones.Coexistieron en aquellos aos con La Gaceta Mercantil otros ttu-los en los que no fueron menores La Crnica y El Monitor.SuelesealarseenesteperodoLaModa,dirigidoporJuan Bautista Alberdi sobre la que hablo en las prximas pginas, pero ciertamentenotenalascaractersticasdeunperidico,sinodeuna revista. Gaceta Semanal se subtitulaba, y basta con leer los propsitos informativosenunciadosenlatapadesuprimernmeroparacom-prender que no era la clsica informacin poltica o econmica de los peridicos usuales.La primera revista argentinaEl aparentemente inocente ttulo ha acarreado una polmica casi increble.Afnesde1991,sedesatladiscusinsobrelaprimaca, porque la conocida publicacin The Review of the River Plate que a la sazn celebraba su centenario afrmaba ser la primera en su gnero. Pero el Centro Naval inten t desarmar la afrmacin, sealando que ya en 1882 haba surgido el Boletn del Centro Naval. Empero, terci la Academia de Farmacia alegando que la Re vista Farmacutica rgano ofcial de dicha corporacin era la decana ya que, fundada en 1858, continuaba y contina apareciendo en forma ininterrumpi da en Buenos Aires.1Ningunadeestasfuentes,sinembargo,seocupderecordarla cita de don Juan Rmulo Fernndez2, quien en su libro clsico sobre la historia del periodismo argentino, afrm que las revistas comenzaron a publicarse en Buenos Aires, a poco de la cada de Rosas. Fue la pri-mera La Ilustracin Argentina fundada en 1853 por Benito Hortelano, espaol que haba salido de su patria por causa de sus inquietudes in-telectuales y que lleg al Ro de la Plata con un caudal de experiencia y de ilustracin.No es mi intencin reabrir aejas controversias, pero debo sealar que todas estas fuentes estn equivocadas. La primera revista argen-tina apareci en Buenos Aires en 1837; se llamaba La Moda, notable antecedente de las modernas revistas argentinas, aun siendo la primi-cial. En los primeros tiempos del periodismo nacional no exista una verdadera diferencia entre peridicos y revistas. Y, aunque hubo varias 1 Revista Historia N. 45, Buenos Aires, marzo-mayo de 1992, p. 182 Juan Rmulo Fernndez, Historia del periodismo argentino, Librera Perlado Editores, Buenos Aires, 1943, pg. 107.56ARMANDO ALONSO PIEIROpublicaciones anteriores, La Moda fue la iniciadora de un nuevo estilo periodstico.Haba sido creada y dirigida por Juan Bautista Alberdi, el mismo autor de las Bases, modelo para la elaboracin de la Constitucin Na-cional, y que fue mucho ms all del prcer asptico que suelen mostrar los libros de texto. La revista sali durante cinco meses, en el difcil perodo del gobierno de Juan Manuel de Rosas, y se anunciaba como gacetasemanaldemsica,depoesa,deliteratura,decostumbres. CadaunodelosveintitrsnmeroseditadosllevabaellemaViva laFederacin!,sinelcualnopodaaparecerningndocumentoo publicacin,ContabaconlacolaboracindeJuanMaraGutirrezyVicente Fidel Lpez, entre otros jvenes escritores de la poca. La Moda ofre-ca textos literarios y comentarios sobre temas de actualidad. Alberdi rubricaba sus notas con el seudnimo de Figarrillo, en claro homenaje alescritoryhumoristahispanoMarianoJosdeLarra,quefrmaba como Fgaro.Pero, adems de las notas literarias, la revista traa consejos sobre la manera de vestir, que establecieron nuevos modelos de elegancia y modifcaron el viejo estilo de la burguesa portea.Aunque ms tarde Alberdi se convertira en un exiliado poltico, en la revista no apareca una crtica abierta a la poltica de Rosas, que de ninguna manera hubiera podido superar la censura. Por el contraro, algunasnotassontanelogiosasdelapolticarosistaquenopueden disimularsuintencinsatrica,comolapublicadaeldadesucum-pleaos,quelodescribe,irnicamente,comoelmodelodetodaslas virtudes cvicas.33 LaprimerarevistaargentinaenRevistaHistoriaN74,BuenosAires, junio-agosto de 1999, p. 82.Origen del pasqunEl domingo 28 de julio de 1822 los porteos se desayunaron con un nuevo peridico. Se trataba de El Centinela, de aparicin exclusiva-mente dominical. El 7 de diciembre del ao siguiente dej de a parecer, editndose un total de setenta y dos nmeros. Eran sus redactores lo que hoy llamaramos directores, pero en la poca no se haba populari-zado el adjetivo Juan Cruz Varela e Ignacio Nez, este ltimo muy conocidoposteriormenteporhaberpublicadolasfamosasNoticias Histricas, con entretelones signifcativos en torno a los primeros aos de la emancipacin, obra de la cual cabe citar la excelente edicin en dos tomos aparecida en Buenos Aires en 1952.La variedad de temas que integra la coleccin de El Centinela es enorme, y parecera que nada escapaba a su curiosidad. Desde la vida cotidiana a la educacin en particular, la femenina, el teatro, la di-plomacia, la economa poltica, el seguimiento de la carrera del general San Martn, las analogas y diferencias entre los conceptos repblica y monarqua, lo que ahora llamaramos cobertura de la Conferencia de Guayaquil entre los dos Libertadores, San Martn y Bolvar, noticias del exterior y valiosas referencias a protagonistas de su tiempo, como Artigas, Tagle, Viamonte, etc. Voy a referirme ms adelante a algunos deestosasuntos,peroexisteunodegraninters,queelsemanario titul, el domingo 26 de enero de 1823, en primera plana, Origen del trmino pasqun.El actual Diccionario de la Lengua Espaola, al defnir esta pa-labra(Escritoannimoquesefjaensitiopblico,conexpresiones satricas contra el gobierno o contra una persona particular o corpo-racindeterminada,aunqueelconceptopopularenlaArgentinaes ms genrico), tiene la precaucin de situar brevemente su origen: Del italiano Pasquino, nombre de una estatua en Roma, en la cual solan fjarse los libelos o escritos satricos.58ARMANDO ALONSO PIEIROTal etimologa es cierta, pero este peridico de hace 183 aos le dedica al asunto ms de dos pginas, con datos atractivos. El rgano periodsticocomienzaporenjuiciarelabusoquesehabahechopor entonces del vocablo en cuestin: En toda la revolucin se ha llamado pasqun a cualquier papel por slo haberse fjado en las calles con cau-tela, a hora descompasadas, y con palabras hirientes o incendiarias. Dice poco ms adelante: por la razn que vamos a dar y los ejem-plos que citaremos sin gracias, sin gusto, sin concepto elevado son una degeneracin total de lo que deben ser y de lo que fueron en los tiempos a que se debe el origen.Luego entra a explicar lo que hoy es slo parcialmente descono-cido.Queendosdistintosparajespblicosdelacapitalitaliana,se encuentran colocadas dos estatuas antiguas: a una se la llama Marfo-rio, y a la otra Pasquino. Algunos opinan que la primera, que es una fgura recostada, representa el Riu Riu: otros, que representa Panarium Jovum, y otros con ms probabilidad todava, la toman por el Marte del Foro, como parece indicarlo la misma corrupcin del nombre. Se imaginan que la segunda, que ha padecido una gran mutilacin con el transcurso de los siglos, es la de un gladiador; y cuentan que el nombre y el ofcio actual lo consigui del modo siguiente.ContinasealandolaexistenciaenRomadeunsastre,cuya agudeza de ingenio rivalizaba con la de sus agujas y tijeras: el sastre se diverta constantemente en satirizar a cuantos pasaban por delante de su tienda, la que vino a hacerse un punto de reunin para todos los afcionadosalacrticamordazypersonal.Estadeliciosaocupacin dur mucho tiempo; pero al fn vino la inexorable Parca, que tambin tiene sus tijeras, y cort el hilo de la vida de este sastre que se llamaba Pasquino.Despusdesumuerte,tratndosederecomponersucasa habitacin, se descubri debajo del piso la estatua antigua que luego se coloc en una plaza pblica con el nombre del difunto criticn.Como esa fcil advertir, El Centinela no careca del concepto de la stira que el mismo peridico adjudicaba al sastre romano.Sobre la libertad de prensaLa conformacin del periodismo en el mundo contemporneo lo ha convertido en un poder a veces superior a uno de los poderes polticos legalmente constituidos. Ello se ha potenciado en las ltimas dcadas con la insercin del periodismo electrnico, en particular con la radio-telefona y la televisin.En todos los casos se ha tratado de privilegiar la libertad de prensa, indispensable para su desenvolvimiento objetivo. Sin embargo, polticos afectados, gobiernos dictatoriales, intereses creados y otras fuerzas de distinta ndole siempre han tratado de coartar, manejar o infuir sobre esa libertad.Ahora las instituciones profesionales de todo el mundo estn de-dicadaspermanentementeaprotegeresanecesidaddelibertad.Pero tambin en esta historia hay que remontarse a algunos aos, porque la Iglesia Catlica es la institucin de mayor envergadura que ha vigilado los parmetros de esa libertad, as como alerta sobre otro factor del lado opuesto: la presin de los medios informativos que, en algunos casos, pueden incidir en la intimidad, en la vida privada y en el desarrollo de determinados sectores de la sociedad.EnelsigloXIX,conelpapaGregorioXVI,nacelahistoriade la preocupacin de la Santa Sede por el tema, estableciendo tanto los lmites de la libertad de prensa como la necesidad de una libertad que estructure una opinin pblica bien formada en benefcio de la huma-nidad.Po XII, en su intervencin ante la Unin Internacional de Perio-distas Catlicos pronunciada el 18 de febrero de 1950 en Roma se-al inequvocamente la necesidad de una opinin pblica apta para el desarrollo del Estado y de la sociedad, pero simultneamente postul que este supuesto exige libertad de informacin.60ARMANDO ALONSO PIEIROHe aqu un prrafo de la pieza pronunciada por el Santo Padre: La opinin pblica es el patrimonio de toda sociedad normal compuesta dehombresque,cons cientesdesuconductapersonalysocial,estn ntimamente ligados con la co munidad de que forman parte (). All deberaverunairregularidaddela()vidasocial().Cuandose aboga por una mayor y mejor democracia, tal exigencia no puede tener otro signifcado que el de colocar al ciudadano en condi ciones cada vez mejores de tener su propia opinin, y de expresarla y hacerla va ler de manera conducente al bien comn.Para el lector desprevenido, podra inferirse que tales antecedentes bien cercanos a nuestra contemporaneidad, poco o nada tendran que verconlosparmetroscaractersticosdelaprensaargentinaenlos primeros aos de la Independencia.Sin embargo, bastar con algunos ejemplos para verifcar que aun cuando en los primeros tiempos de la nacionalidad no se tena confor-mada una doctrina de la Iglesia sobre libertad de prensa, este concepto fue considerado liminar y casi absoluto en los iniciales peridicos del siglo XIX argentino.Aestetematambinlehededicadounpequeovolumen1,de maneraquenuevamentemeveoenlaobligacindereiterarciertas referencias.Entre los rganos ms importantes Buenos Aires tena el titulado El Censor que permaneci a lo largo de tres aos y medio: desde el 15 de agosto de 1815 hasta el 6 de febrero de 1819. Public un total de 177 nmeros, y sus redactores fueron Antonio Jos Valds y fray Camilo Henrquez.El artculo ms importante que public El Censor sobre libertad de prensa en realidad no perteneci a la redaccin, sino que consisti en una reproduccin tomada de un diario francs. Fue el jueves 25 de abril de 1816, cuando el semanario public a lo largo de ms de cuatro pginas la nota titulada, precisamente, Libertad de la prensa. Ocioso 1 Armando Alonso Pieiro, Orgenes de la libertad de prensa en la Argentina, Academia Nacional de Periodismo, Buenos Aires, 2004. 61EL PERIODISMO PORTEO EN LA POCA DE LA INDEPENDENCIAes subrayar que su mera insercin encarnaba la fdelidad del semanario porteo a los principios de la libre opinin periodstica.Loshombresmanifestansuspensamientosdepalabraypor escrito comenzaba el trabajo del rgano parisino. La manifestacin deunaopininpuede,enuncasoparticular,producirunefectode talmodoinfalible,quedebaconsiderarsecomounaaccin;encaso semejante,siestaaccinesculpable,lapalabradebesercastigada. Lo mismo sucede con la escritura. La escritura, as como la palabra, como los movimientos ms simples, puede formar parte de una accin, y debe ser juzgada como parte de esta accin si la accin es criminal. Pero si la escritura no es parte de la supuesta accin, debe, as como la palabra, gozar de una entera libertad de concedernos a la autoridad pblica el derecho de prohibir la libertad de la opinin, la investiremos del derecho de determinar sus consecuencias, y consagraremos la ar-bitrariedad en toda su latitud.Valelapenarefexionarsobreestospensamientosque,alser reproducidosconfdelidadporelsemanarioporteo,implicansu absolutacreenciaenello.Obsrvesequeeldesarrolloinicialasume la responsabilidad de la palabra escrita. Ya en 1816 se tena la certeza deunaresponsabilidadprofesional,quetienelamismavigenciaen nuestros das.Pero simultneamente con este compromiso que formaba parte delcontratosocialtanenbogaenaquellosaos,seenarbolabael derecho a la libertad. Prohibirla implicaba una clara arbitrariedad de la autoridad pblica.Poco ms adelante el editorial sealaba que los embates contra la libertad de prensa no hacan ms que convocar efectos indeseables; el periodista censurado en su independencia de criterio se vea obligado a recurrir a alusiones amargas, a emitir escritos clandestinos, ins-pirar principios maliciosos y excitar el ansia excesiva por las obras prohibidas.Estas ideas se reiteraron en el escrito comentado, con ejemplos ms o menos similares: Es indudable, adems, que la libertad de la prensa perfecciona la sociedad, cultiva las artes, rectifca las ideas y sostiene al gobierno que no lucha contra la liber