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BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA 24 (1-2), 1985 224 La obra consta de cuatro partes: la primera o “Introducción” contiene la relación de los materiales y métodos, la discusión sobre los caracteres emplea¬ dos en la delimitación de las especies y su ecología y distribución; la segunda trata de las especies alucinógenas, con una historia de los hongos psicotrópicos, la distribución de las especies alucinógenas conocidas, investigaciones de culti¬ vo y químicas, su importancia y los problemas que involucran dichos hongos, y los nombres comunes de las especies alucinógenas; la tercera trata específica¬ mente de la taxonomía del género, con la descripción de éste, sus interrelacio¬ nes, clasificación y clave de las secciones. La cuarta, que abarca la mayor pro¬ porción del volumen, está dedicada a la descripción de las especies. Sigue una quinta parte, que abarca la bibliografía muy extensa las especies dudosas y las excluidas, las especies y variedades consideradas y un índice de los taxones. El gran mérito de este trabajo que está cuidadosamente editado e impre¬ so, con muy pocos errores tipográficos—, es haber resumido en un volumen todo el conocimiento actual sobre el género, del cual no existían monografías siquiera parciales. Sólo cabría criticar la redacción en inglés que es bastante heterodoxa. Para llevar a cabo esta empresa, el autor se ha basado en el estudio de ma¬ teriales tipo de todas las especies en que ellos estaban disponibles, ya sea visi¬ tando personalmente o estudiando materiales de numerosos herbarios de todo el mundo. Uno de los rasgos de interés para nosotros es que contiene un gran número de especies sudamericanas, ya sea autóctonas o introducidas. Señala el Dr. Guzmán la importancia del estudio de material fresco en este género —criterio aplicable en rigor a todos los Agaricales— por cuanto diversos caracteres se pierden al estado seco. En especial es importante observar atenta¬ mente el tipo de reacción que se produce al cortar los carpóforos, que por oxi¬ dación pueden dar coloraciones diferentes, sobre todo ep el viraje al azul en las secciones Stuntzae, Mexicanae Cubensae y Zapotecorum. Las secciones han sido separadas básicamente en la naturaleza de los cisti- dios y el tamaño y forma de las esporas, además del rasgo antedicho. De las especies estudiadas, 17 han sido registradas para la Argentina, pero cabe suponer que su número es apreciablemente mayor. Jorge E. Wright Mykologie, por Müller, E. y W. Loeffler. Thieme, Stuttgart y New York; 336 p., 4a. ed. 1982. DM 34. Ha llegado a nuestras manos la cuarta edición de este libro en formato de bolsillo, en el cual los autores han reordenado y actualizado todo el conocimien¬ to moderno respecto a los hongos. Tal como en ediciones anteriores, esta edi¬ ción tiene la virtud de sintetizar en breve espacio una gran cantidad de antece¬ dentes que ofrecen conocimientos básicos a quienes se inicien en ei estudio de la micología, así como información al docente e investigador que tengan nece¬ sidad de un texto de consulta rápido que permita dilucidar rápidamente cual¬ quier duda. La acogida que ha tenido esta obrita desde su primera edición en 1968, es notoria si se considera que en 1972 fue traducida al polaco y en 1976 al inglés y al español, correspondiendo éstas últimas a la segunda edición alemana de 1971. Por esta razón nos permitimos comparar la cuarta edición con esta última.

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Page 1: ARGENTINA · prácticas microbianas de reciclaje y a micosis humanas, respectivamente. En el primero son analizados: la incorporación mediante labranza de materia orgáni¬ ca al

BOLETIN DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE BOTANICA 24 (1-2), 1985224

La obra consta de cuatro partes: la primera o “Introducción” contiene larelación de los materiales y métodos, la discusión sobre los caracteres emplea¬dos en la delimitación de las especies y su ecología y distribución; la segundatrata de las especies alucinógenas, con una historia de los hongos psicotrópicos,la distribución de las especies alucinógenas conocidas, investigaciones de culti¬vo y químicas, su importancia y los problemas que involucran dichos hongos,y los nombres comunes de las especies alucinógenas; la tercera trata específica¬mente de la taxonomía del género, con la descripción de éste, sus interrelacio¬nes, clasificación y clave de las secciones. La cuarta, que abarca la mayor pro¬porción del volumen, está dedicada a la descripción de las especies. Sigue unaquinta parte, que abarca la bibliografía —muy extensa— las especies dudosasy las excluidas, las especies y variedades consideradas y un índice de los taxones.

El gran mérito de este trabajo —que está cuidadosamente editado e impre¬so, con muy pocos errores tipográficos—, es haber resumido en un volumentodo el conocimiento actual sobre el género, del cual no existían monografíassiquiera parciales. Sólo cabría criticar la redacción en inglés que es bastanteheterodoxa.

Para llevar a cabo esta empresa, el autor se ha basado en el estudio de ma¬teriales tipo de todas las especies en que ellos estaban disponibles, ya sea visi¬tando personalmente o estudiando materiales de numerosos herbarios de todoel mundo. Uno de los rasgos de interés para nosotros es que contiene un grannúmero de especies sudamericanas, ya sea autóctonas o introducidas.

Señala el Dr. Guzmán la importancia del estudio de material fresco en estegénero —criterio aplicable en rigor a todos los Agaricales— por cuanto diversoscaracteres se pierden al estado seco. En especial es importante observar atenta¬mente el tipo de reacción que se produce al cortar los carpóforos, que por oxi¬dación pueden dar coloraciones diferentes, sobre todo ep el viraje al azul en lassecciones Stuntzae, Mexicanae Cubensae y Zapotecorum.

Las secciones han sido separadas básicamente en la naturaleza de los cisti-dios y el tamaño y forma de las esporas, además del rasgo antedicho. De lasespecies estudiadas, 17 han sido registradas para la Argentina, pero cabe suponerque su número es apreciablemente mayor.

Jorge E. Wright

Mykologie, por Müller, E. y W. Loeffler. Thieme, Stuttgart yNew York; 336 p., 4a. ed. 1982. DM 34.

Ha llegado a nuestras manos la cuarta edición de este libro en formato debolsillo, en el cual los autores han reordenado y actualizado todoel conocimien¬to moderno respecto a los hongos. Tal como en ediciones anteriores, esta edi¬ción tiene la virtud de sintetizar en breve espacio una gran cantidad de antece¬dentes que ofrecen conocimientos básicos a quienes se inicien en ei estudio dela micología, así como información al docente e investigador que tengan nece¬sidad de un texto de consulta rápido que permita dilucidar rápidamente cual¬quier duda.

La acogida que ha tenido esta obrita desde su primera edición en 1968, esnotoria si se considera que en 1972 fue traducida al polaco y en 1976 al inglésy al español, correspondiendo éstas últimas a la segunda edición alemana de1971. Por esta razón nos permitimos comparar la cuarta edición con esta última.

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RECENSIONES 225

Primeramente, el número de páginas ha aumentado de 340 a 366. Revi¬sando el índice, los géneros de hongos mencionados aumentaron de 346 a 394y las especies de 402 a 444. Las figuras en el texto ascienden a 188 (seis másque en la edición de 1971). Muchas de ellas han sido reubicadas, agregándose38 nuevas, modificaciones a 19 de ellas y eliminándose 24 figuras de la ediciónde 1971. Las tablas sinópticas aumentaron de 17 a 31, de las cuales sólo cuatrocorresponden a la edición de 1971; nueve fueron modificadas y 18 son nuevas.

Respecto a la bibliografía, la dedicada a micología general aumentó de 45a 79, la dedicada a micología sistemática se incrementó en 16 referencias y lalista de revistas micológicas registró tres citas más.

Por razones prácticas, didácticas e históricas se incluyen bajo el conceptode “hongos”a todos aquellos organismos qúe forman membranas celulares porlo menos durante una porción de su vida, que carecen de clorofila, son eucarió-ticos y que poseen un talo. Los taxones con gérmenes móviles (Myxomycetesy hongos inferiores), pertenecen, conjuntamente con algas y protozoos al reino“Protistas”. Estos “protistas semejantes a hongos” se caracterizan por tenergérmenes móviles, reuniendo las siguientes clases: Myxomycetes, Acrasiomyce-tes, Plasmodiophoromycetes, Labyrynthulomycetes, Oomycetes, Hyphochytrio-mycetes y Chytridiomycetes. Estas clases no guardan entre sí relaciones filogé-nicas, pudiéndose incluso considerar a cada una de ellas como un reino aparté.El segundo reino, “Fungi”, está constituido por Zygomycetes, Endomycetes,Ascomycetes, Ustomycetes y Basidiomycetes. Además de estas dos divisiones,es mantenida la división.Fungí Imperfecti o Deuteroniycetes.

Cada clase está subdividida en subclases y órdenes. Un comentario paracada uno de éstos, ampliaría en exceso las pretensiones de la presente notabibliográfica. Sólo lo haremos de lo que consideramos más resaltante y novedo¬so. Los órdenes considerados suman 68, siendo ellos: Endosteliales, Trichiales,Stemonitales, Physarales, Liceales, Plasmodiophorales, Saprolegniales, Peronos-porales, Leptomitales, Lagenidiales, Chytridiales, Blastocladiales, Harpotrychia-les, Monoblepharidales, Mucorales, Zoopagales, Endogonales, Entomophthora-les, Dimargaritales, Kickxellales, Harpellales, Asellaríales, Eccrinales, Amoebi-,diales, Endomycetales, Protomycetales, Taphrinales, Laboulbeniales, Eurotia-les, Onygenales, Microascales, Ophiostomatales, Ascosphaeriales, Elaphomyce-tales, Pezizales, Gyttariales, Helotiales, Phacidiales, Lecanorales, Ostropales,Graphidiales, Gyalactales, Caliciales, Erysiphales, Coryneliales, Meliolales,Sphaeriales, Diaporthales, Clavicipitales, Dothideales, Ustilaginales, Exobasidia-les, Dacrymycetales, Tulasnelíales, Tilletiales, Aphyllophorales, Agaricales,Lycoperdales, Sclerodermatales, Nidulariales, Phallales, Trerr\elíales, Aurícula-ríales, Septobasidiales, Uredinales, Moniliales, Meianconiales y Sphaeropsidales.

En los Ascomycetes, las dos subclases de la edición de 1971 (Endomyceti-dae y Euascomycetidae), han sido reagrupadas en tres (Taphrihomycetidae, La-boulbeniomycetidae y Ascomycetidae). Las claves dicotómicas que permitíandiferenciar los diferentes órdenes de Ascomycetidae y Basidiomycetes,, han sido .reemplazados por cuadros sinópticos. Así, indican los autores, que “los Aseo-mycetidae se pueden clasificar en un gran número de órdenes de acuerdoel desarrollo y morfología de sus ascomas, de acuerdo con la anatomía y dis¬posición de los ascos, de con su comportamiento biológico y, en ma¬yor grado, según su fase asexual. La subdivisión en Plecto-, pyreno-, Disco- yLoculoascomycetes sólo permite ayudar a comprender la clasificación dada enel cuadro sinóptico 28 ai compararlo con los sistemas usuales”. Al tratar losDeuteromycetes recalcan los autores que no siempre hay relación entre las for¬mas genéricas de estados asexuales y los géneros de estados sexuales y viceversa.

Uno de ios aspectos que resaltan en esta edición, lo constituye la clase Us¬tomycetes, formada principalmente por el orden Ustilaginales y ubicada den-

con

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tro de la subdivisión Basidiómycota. Los Tilletiales quedan formando un ordendentro de la clase Basidiomycetes, para la cual el cuadro sinóptico 30 permiteestablecer claramente las diferencias.

El metabolismo de los hongos fue asimismo redimensionado y los capítu¬los referentes a genética y ecología están actualizados. En cuanto a la micologíaaplicada, se destacan los cuadros sinópticos 18 y 19 referentes a ejemplos deprácticas microbianas de reciclaje y a micosis humanas, respectivamente. En elprimero son analizados: la incorporación mediante labranza de materia orgáni¬ca al suelo, el compostaje, la producción de bio-gas, el cultivo de hongos (Agari-cus bisporus y Pleurotos ostreatos), la fabricación de levaduras y los procesos

de Pekilo y de Matick para alimentos a base de hongos. En el segundo se men¬cionan más de 24 géneros de formas asexuales causantes de micosis, indicándo-

distribución geográfica, su reservorio saprofítico, el modo de infección, elcrecimiento en el tejido y el nombre vulgar de la enfermedad que causan.

Repitiendo, esta obrita permite reactualizar los conocimientos acerca delos organismos denominados habitualmente hongos, permitiendo modificarprofundamente, gracias a los nuevos aportes de las investigaciones recientes, losconceptos clásicos que se tenían de este grupo de organismos. Estas caracterís¬ticas, unidas a la forma amena y concisa de exponer de los autores, le permitenseguir manteniendo un lugar predilecto en las bibliotecas de naturalistas y mé¬dicos, tal como lo recomiendan sus autores al pie del título mantenido.

se su

Edgar Oehrens B.

Las células polisomáticas de algunas especies de Prosopis (Legu-minosae - Papilionoideae), por Carlos Cherubini. Rev. Fac. Cieñe.Agrarias, Univ. Nac. de Cuyo, 22 (1): 39-42, 1981.

Comienza el autor, Profesor Titular Interino de la Facultad de CienciasAgrarias de Cuyo, por considerar al género Prosopis como una Papilionoideae(!). Según él mismo, el objetivo del trabajo es “dilucidar algunos problemastaxonómicos del género”, especialmente dentro de la sección Algarobia.

Sin embargo la publicación se reduce a un comentario bibliográfico sobrelas células polisomáticas en algunas leguminosas. El resto no trae nada originalsiendo todo una repetición de lo que publicara el mismo autor treinta añosatrás (la única novedad que introduce es dibujar complejos cromosómicos deProsopis chilensis).

El autor evidentemente no conoce que Prosopis striata Bentham no per¬tenece al género y que es Prosopidastrum globosum (Gill, ex Hook, et Arn.)Burk., desde 1964. Esta misma especie es luego citada como Prosopis globosasin ninguna consideración sinonímica y como si se tratara de otra especie.

Dice haber estudiado especies del género de varias secciones, entre las quecita Adenopsis, Strom bocarpa, Cavenicarpa y Algarobia. Desconoce que el pri-

nombre pasó a la sinonimia (sección Prosopis) y que P. argentina, que lue¬go cita, pertenece a la sección Monilicarpa Ruiz Leal ex Burk. que evidencia noconocer.

mer

Utiliza luego nombres hace tiempo desechadoscomoP. juliflora var. torreya-na (=P. glandulosa var. torreyana), P. juliflora var. glandulosa (=P. glandulosavar. glandulosa), etc.