antonio s. pedreira

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Antonio S. Pedreira Vida Antonio Salvador Pedreira de Pizarro nació el 13 de junio de 1899 y falleció el 23 de octubre de 1939. Fue un escritor, educador, erudito y humanista puertorriqueño por formación y vocación. Quedó huérfano a corta edad y pasó a la tutela de sus padrinos. Educación Demostró desde temprana edad amor por las letras e inclinación por el periodismo.Sus estudios primarios los hizo en Caguas y los Secundarios en la escuela superior de la Universidad. En el 1918 ingresó en la Universidad de Puerto Rico, donde se graduó de la Escuela Normal en el 1920 y de Bachillerato en Artes en 1923. En 1920, Pedreira viajó a la ciudad de Nueva York con la intención de ser medico e ingresó en la escuela de medicina de la Universidad de Columbia. Estuvo expuesto a las realidades del discrimen racial proliferado en la ciudad de Nueva York durante su corta estadía. Esto fue uno de los factores que influyeron la decisión de Pedreira de unirse al movimiento nacionalista de Puerto Rico y ser abiertamente un defensor de la independencia de Puerto Rico. Se dio de baja de la escuela de medicina debido a problemas financieros. En el 1926 obtuvo la maestría en Artes. En la misma universidad de Columbia continuó haciendo su doctorado. Llevado por el deseo de participar del ambiente intelectual de la España del momento, se marchó a este país a terminar sus estudios. En el 1932, se recibió de Doctor en Filosofía y Letras de la Universidad central de Madrid y regresó a su país natal. Vida Laboral Por vocación, Pedreira fue maestro. A partir del año 1921 enseñó en la Universidad de Puerto Rico. Luego, mientras estudiaba en Nueva York enseñó en la Universidad de Columbia y en el Instituto de Artes y Ciencias de Brooklyn. A su regreso a Puerto Rico, en el 1927, pasó a ser el primer Director del

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Antonio S Pedreira

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Page 1: Antonio S. Pedreira

Antonio S. Pedreira

Vida

Antonio Salvador Pedreira de Pizarro nació el 13 de junio de 1899 y falleció el 23 de octubre de 1939. Fue un escritor, educador, erudito y humanista puertorriqueño por formación y vocación. Quedó huérfano a corta edad y pasó a la tutela de sus padrinos.

Educación

Demostró desde temprana edad amor por las letras e inclinación por el periodismo.Sus estudios primarios los hizo en Caguas y los Secundarios en la escuela superior de la Universidad. En el 1918 ingresó en la Universidad de Puerto Rico, donde se graduó de la Escuela Normal en el 1920 y de Bachillerato en Artes en 1923. En 1920, Pedreira viajó a la ciudad de Nueva York con la intención de ser medico e ingresó en la escuela de medicina de la Universidad de Columbia. Estuvo expuesto a las realidades del discrimen racial proliferado en la ciudad de Nueva York durante su corta estadía. Esto fue uno de los factores que influyeron la decisión de Pedreira de unirse al movimiento nacionalista de Puerto Rico y ser abiertamente un defensor de la independencia de Puerto Rico. Se dio de baja de la escuela de medicina debido a problemas financieros. En el 1926 obtuvo la maestría en Artes. En la misma universidad de Columbia continuó haciendo su doctorado. Llevado por el deseo de participar del ambiente intelectual de la España del momento, se marchó a este país a terminar sus estudios. En el 1932, se recibió de Doctor en Filosofía y Letras de la Universidad central de Madrid y regresó a su país natal.

Vida Laboral

Por vocación, Pedreira fue maestro. A partir del año 1921 enseñó en la Universidad de Puerto Rico. Luego, mientras estudiaba en Nueva York enseñó en la Universidad de Columbia y en el Instituto de Artes y Ciencias de Brooklyn. A su regreso a Puerto Rico, en el 1927, pasó a ser el primer Director del Departamento de estudios Hispánicos de la U.P.R., cargo que ocupó toda la vida. Desde su cátedra en ese departamento dictó cursos generales y monográficos de literatura española, creando toda una generación de discípulos.

Vida Literaria e Ideología

El periodismo interesó vivamente a Pedreira. Para Pedreira el periódico era el vehículo principal para la expresión de la cultura puertorriqueña. Pedreira comienza su ancha misión de escritor paralela a su cometido de pedagogo. Es para la fecha en que da comienzo a sus estudios de profesor en la U.P.R., de 1918 a 1920, cuando colaboró en los principales periódicos del país publicando versos, artículos y crónicas. Pedreira creía que Puerto Rico estaba en peligro de perder su identidad cultural y expresaba sus creencias diarias en una columna de crítica literaria titulada "Aclaraciones y críticas” en el periódico "El Mundo". Sus juicios eran severos, idóneos y orientadores. Junto con Alfredo Collado, Samuel R. Quiñones y Vicente Polanco fundó la revista "Índice" en el año de 1929 y fue su colaborador constante. "Índice" llevaba a Pedreira a enfrentarse con los más serios problemas de cultura que la sociedad puertorriqueña de sus tiempos confrontaba. En el segundo número de su revista abre una encuesta con dos

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interrogaciones sobre la conciencia colectiva en Puerto Rico. “¿Que somos? ¿Cómo somos?”. Se destacó en el ensayo. Siguió los pasos de españoles tales como Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset. Buscó su inspiración en la historia y evolución cultural de la Isla. Escribió sobre el jíbaro puertorriqueño, Eugenio María de Hostos y José Celso Barbosa.

Obras

Diario de a bordo (1921)

De los nombres de Puerto Rico (1928)

Artistas (1930)

Hostos, ciudadano de América (1932)

Biblioteca Puertorriqueña (Madrid, 1932)

Insularismo, ensayos de interpretación puertorriqueña (1934) Colección de ensayos.

Aclaraciones y críticas. Prontuario histórico de Puerto Rico (1935)

La actualidad del jíbaro (1935)

Un hombre de pueblo, José Celso Barbosa (1937)

El año terrible del 87' (1937)

El Periodismo en Puerto Rico (1941), su obra póstuma, un estudio de la evolución del periodismo en la isla. el autor cubre desde la introducción de la imprenta hasta un listado extenso de todos los periódicos de la isla durante el período estudiado

Sobre Insularismo

Su ensayo historiográfico Insularismo de 1934 se considera una de las obras de análisis nacional más importante del siglo XX. Su propio autor aseguró que fue escrito para "alterar la paz" de la conciencia colectiva puertorriqueña. En Insularismo, Pedreira explora el significado de ser puertorriqueño. Incluye un estudio exhaustivo del entrelazamiento de la cultura española, taína y africana. También habla sobre la supervivencia cultural de la identidad puertorriqueña después de que la Isla fue invadida por los Estados Unidos. Insularismo se presenta como un diario de navegación, del navegar de Puerto Rico en busca de un puerto, la puertorriqueñidad. Esta interpretación del ser puertorriqueño sacude la atmósfera literaria y cultural de país. En la introducción de "Insularismo", titulada muy acertadamente “La brújula del tema”, Pedreira anticipa su defensa diciendo: “La amargura que pueda destilar este ensayo va saturado de esperanzas de renovación". La obra estudia los factores étnicos que se funden en el puertorriqueño: el amerindio, el español y el africano. “De esta fusión nace nuestra confusión”, dice el autor. Insularismo es una lectura que siempre forzará una mirada hacia adentro en busca

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de las raíces verdaderas para poder construir el futuro. "Nosotros creemos honradamente -dice Pedreira-, que existe el alma puertorriqueña disgregada, dispersa, en potencia, luminosamente fragmentada, como un rompecabezas doloroso que no ha gozado nunca de su integridad".

Estilo

Como escritor, Pedreira era lacónico y directo, con amor por la metáfora pero evitaba la retórica. Era, sobre todas la cosas, humanista y maestro, con una amplia visión de la historia y la cultura, y un sentido de belleza y justicia.

Aportación (Legado)

Como director del Departamento de Español de la Universidad de Puerto Rico, ayudó a desarrollar una nueva generación de eruditos puertorriqueños y se convirtió en su reconocido mentor intelectual. Pedreira es el escritor de la generación de 1930 más hondamente preocupado por definir el alma colectiva de nuestro pueblo.

Otros datos importantes

Cita: "Podeís pensar, jóvenes de mi tiempo, que la historia empieza ahora, que soís vosotros los llamados a llenarla, a darle el contenido ideal que todo hombre quisiera para su patria".

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Antonio S. Pedreira, Insularismo

La victoria del materialismo yanqui sobre la autocomplaciente tradición humanista latinoamericana empujaba a la introspección y la autocrítica a toda una nueva generación de ensayistas: Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, José Carlos Mariátegui, Jorge Mañach y Ezequiel Martínez Estrada se dedicaron a indagar una definición más profunda de la identidad latinoamericana.

De entre todos estos pensadores, sólo Antonio Salvador Pedreira cargó con la circunstancia única de vivir en el único territorio latinoamericano bajo ocupación directa de los Estados Unidos. Su nombre encabeza el de la llamada “generación treintista” que acometió la tarea de reconstruir la cultura puertorriqueña a base tanto de resistir como de acomodarse al control norteño. Lanzado desde su posición de primer director del nuevo departamento de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, su ensayo Insularismo consiguió convertirse inmediatamente en una interpretación canónica de la identidad puertorriqueña.

La cuestión del jibarismo y su papel en la formación de Puerto Rico se enlaza con otro tema fundamental: la raza. Pedreira retrotrae el despertar de la nación puertorriqueña a El Gíbaro y al legado espiritual de Agüeybaná el Bravo que los criollos se apropian. Su análisis del jíbaro o criollo aindiado se anticipa bastante al concepto de transculturación lanzado después por el cubano Fernando Ortiz: los españoles, desgarrados de su país de origen y aislados, se adaptaron al nuevo ambiente abandonando rasgos de su tradición propia y adoptando otros de la cultura india. Aún así, la eliminación física de los indios impidió la transmisión biológica del espíritu de resistencia tan ausente, según Pedreira, en Puerto Rico: “De su organización primitiva heredaron nuestros campesinos el bohío, la hamaca, la tinaja, las higueras... mas no la bravía independencia guerrera que los lanzaba a expediciones arriesgadas fuera del Boriquén.” (p. 21)

Lo que separa a Pedreira de otros ensayistas antillanos coetáneos es precisamente la importancia que da a lo indígena ausente. En su análisis de la estructuración ternaria en Insularismo, Eduardo Béjar hace notar que casi todo en el ensayo aparece en tríadas, incluyendo los componentes de la orquesta típica (el güiro indio, el tambor africano y la guitarra española), las opciones literarias coetáneas (el vanguardismo de Evaristo Ribera, el neojibarismo de Luís Llorens Torres y el negrismo de Luís Palés Matos), y especialmente las razas constituyentes de la nación puertorriqueña. Por otra parte, lo mulato no es en Pedreira una síntesis dialéctica en el sentido hegeliano como sucede en la poesía palesiana, ya que desde su punto de vista no consigue llenar el vacío dejado por el exterminio del componente indígena.

En el libro Antonio S. Pedreira, de Cándida Maldonado de Ortiz (15), en el capítulo V expone que “Pedreira es el escritor de la generación de 1930 más hondamente preocupado por definir el alma colectiva de nuestro pueblo”; y añade, “Buceador de la cultura puertorriqueña -como le llama Fernando Sierra Berdecía- penetra en doloroso sondeo de nuestra sicología nacional”

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En Insularismo Pedreira ensayó la respuesta a una pregunta que , no formulada todavía en la abarcadora significación de sus implicaciones por ninguno de nuestros escritores, se había insinuado, sin embargo, en casi todos, como turbio asomo de una preocupación que resultaba más cómodo apartar con cautelosa timidez: ¿Qué somos los puertorriqueños? ¿Cómo somos?

Cuatro siglos había vivido Puerto Rico sin que se le hubiera contestado a plenitud esa pregunta, sin que siquiera se le hubiera planteado la necesidad de ese conocerse a sí mismo que auspicia en todo pueblo la certidumbre directora