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ÁNFORA Manizales - Colombia Año 18 N° 31 182 p. Julio - diciembre 2011 ISSN 0121-6538

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ÁNFORA Manizales - Colombia Año 18 N° 31 182 p. Julio - diciembre 2011 ISSN 0121-6538

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Revista ÁNFORA • ISSN 0121-6538 • Fundada en 1993Periodicidad semestral • Tiraje 300 ejemplares

Año 18, N° 31 - 182 páginas • julio - diciembre de 2011Manizales - Colombia

Universidad Autónoma de ManizalesRector. Gabriel Cadena Gómez

Director académico. Iván Escobar Escobar

La revista Ánfora es una publicación de la Universidad Autónoma de Manizales -UAM-, dirigida a investigadores y, en general, a la comunidad académica nacional e internacio-nal, que trabaja en ciencias sociales y humanas. El interés de la revista es propiciar el debate en relación con los temas del desarrollo humano regional sostenible, de la cultura política y de la ética relacionada con el desarrollo, el empresariado y los temas sociales.

Comité Editorial:

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Ph. D. en Ciencias de la Educación. Profesor. Docente Universidad de León (España).

Francisco Javier Mancha García. Magíster en Administración Pública. Ingeniero Agróno-mo. Docente Universidad Autónoma de México (México).

María del Carmen Vergara Quintero. Ph. D. en Ciencias Sociales Niñez y Juventud. Odon-tóloga. Docente Universidad Autónoma de Manizales (Colombia).

Melina Vázquez. Socióloga. Ph. D. en Ciencias Sociales Docente Universidad de Buenos Aires (Argentina).

Óscar Aguilera Ruiz. Ph. D. en Antropología. Comunicador social. Docente Universidad Católica del Maule (Chile).

Ricardo Alberto Castaño Zapata. Ph. D. en Historia. Historiador. Docente Universidad de Caldas (Colombia).

Comité Científico:

Carlos Emilio García Duque. Ph. D. en Filosofía. Filósofo. Docente Universidad de Cal-das (Colombia).

Carlos Pérez Zavala. Ph. D. en Antropología Social. Antropólogo. Docente Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco (México).

Pablo Ariel Vommaro. Historiador. Ph. D. en ciencias sociales. Profesor e investigador IIGG-UBA/CLACSO-FISYP (Argentina).

César Vallejo Mejía. Ph. D. en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Economista. Codi-rector del Banco de la República (Colombia).

Germán Muñoz González. Ph. D. en Ciencias Sociales Niñez y Juventud. Filósofo, educa-dor. Docente Universidad Distrital (Colombia).

José Carlos Luque Brazán. Ph. D. en Ciencia Política. Antropólogo. Docente Universidad Autónoma de la ciudad de México (Perú).

Mario Waldo Sandoval Manríquez. Ph. D. en Sociología. Trabajador Social. Docente Uni-versidad Católica Silva Henríquez (Chile).

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EditorJosé Rubén Castillo García

Comité técnico María del Carmen Vergara Quintero, Camilo Giraldo Giraldo, Darío Ángel Pérez.

La revista se encuentra indizada en Latindex.

Sistema de arbitraje: doble ciego

Traductores de los resúmenes al inglésInés Gabriela Guerrero Uchima, Mónica Naranjo Ruiz y Carlos Arturo Muñoz Torres

docentes del Instituto de Idiomas. Universidad Autónoma de Manizales.

Traductera al portuguésÉlida Duque Flórez. Docente de la Universidad de Caldas

Correctores de estiloCamilo Giraldo Giraldo y Darío Ángel Pérez

Suscripciones y [email protected]

Versión electrónica enwww.autonoma.edu.co

Dirección postal (address)Universidad Autónoma de Manizales

Departamento de Ciencias Sociales y HumanasAntigua Estación del Ferrocarril

Manizales - Colombia

Teléfonos (57) (6) 8727272 ext. 109directo (57) (6) 8727519

Línea gratuita01 8000 510123

Se permite su reproducción citando la fuente.

El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores y no compromete la posición de la revista.

ÁNFORA Manizales - Colombia Año 18 N° 31 182 p. Julio - diciembre 2011 ISSN 0121-6538

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Alteridad y oportunidad: discurso y migraciónAlterity and oportunity: speech and migrationAlteridade e oportunidade: discurso e migração

Carola Mick 13

Migración internacional: actividades agrícolas y distribución del ingreso en una comunidad indígena mexicana

International migration: agricultural activities and income distribution in a Mexican indigenous communityA migração internacional: atividades agrícolas e distribuição de renda em uma comunidade indígena mexicana

Renato Salas Alfaro 29

Migración y crisis: como factor de riesgo en el retroceso del imaginario romántico de una sociedad mestiza y multicultural: la construcción de una ciudadanía mundial

Migration and crisis as a risk factor in the retreat of the romantic concept of a mixed, multicultural society: the construction of world citizenshipMigração e crise como fator de risco no retrocesso do imaginário romântico de uma sociedade mestiça e multicultural: a construção de uma cidadania mundial

Enrique Javier Díez GutiérrezAna Salas Rodríguez 53

EditorialEditorialEditorial

7José Rubén Castillo García

Construcción social de la categoría desplazado, vínculos con las instituciones e implicaciones en la política pública

Social construction of the displaced category, links to institutions and public policy implicationsA construção social da categoria de deslocados, links para instituições e as implicações políticas públicas

Gina Marcela Arias Rodríguez 75

ContenidoContents • Conteúdo

Investigaciones • Research • Investigações

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La integración regional en la política migratoria argentina

The role of regional integration in argentina immigration policyO papel da integração regional na política de imigração argentina

Julieta Nicolao 101

Luis Fernando Sánchez J.

La teoría de conjuntos y la teoría del juego en el marco de las migraciones

Set theory and game theory in the context of migrationDefina a teoria ea teoria dos jogos no contexto da migração

123

Los autoresAuthorsAutores

165

171

Pautas para la publicación de artículos en la revista ÁNFORA

Instructions for authorsDiretrizes para a publicação de artigos na revista AMPHORA

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Para comprender las migraciones internacionales en América (1990 – 2011): apuntes epistémicos, teóricos y empíricos

Understanding International Migrations in America (1990-2011). Epistemic, Theoretical and Empirical NotesPara entender a migração internacional na Amé-rica (1990 - 2011): Notas epistemológica, teórica e empírica

José Carlos Luque Brazán

ÁrbitrosRefereesÁrbitros

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Reflexiones • Reflections • Reflexões

Revisiones • Revisions • Revisões

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EditorialEditorialEditorial

Divulgar la producción de las comunidades académicas y científicas de las Ciencias Sociales y Humanas, con

calidad y rigor ÁNFORA, revista de la Universidad Autónoma de Manizales (Colombia), es un

órgano de difusión científica dedicado a divulgar los resultados de investigaciones en el área de las Ciencias Sociales y Humanas. Su historia se inicia en 1993, y ha enfrentado este reto de diferentes maneras: mediante el abordaje de contenidos generales del área o acotando las publicaciones a temas específicos, en monográficos como es el caso de la presente edición que se refiere a los asuntos de las migraciones, tema pertinente y relevante local e internacionalmente.

La convocatoria tuvo gran acogida, puesto que llegaron artículos procedentes de diferentes países, que comprometen experiencias migratorias de diversas poblaciones. Se recibieron propuestas provenientes de Europa (España y Luxemburgo), y de Amé-rica Latina: Norte (México), Caribe (Cuba) y del sur (Argentina y Colombia). Por su parte, los evaluadores de los textos son de estos mismos países y de Uruguay. Esto nos permite decir que en la actual edición de la revista se ve reflejado el punto de vista que tiene actualmente la comunidad académica internacional sobre estos tópicos, lo cual, como ya se indicó, destaca la pertinencia de la temática.

En algunos casos, los autores abordan la realidad particular de sus países y de sus regiones, y en otros, según sus posturas culturales hacen lectura de otros contextos.

Mick, de Alemania, indaga sobre las migrantes campesinas peruanas que se desem-peñan en Lima como empleadas domésticas. La autora penetra en su realidad y enaltece “las interdependencias entre la migración y el contexto social y cultural. Conceptualiza a los migrantes como víctimas de factores contextuales y, sobre todo, los reconstruye como actores sociales a la vez sujetos y constructores de la realidad social”. Para ello, se apoya en la subjetivación individual y colectiva en el marco de un mundo globalizado. Legitima sus voces y ve la migración como un fenómeno social, mediante el análisis crítico del discurso que le permite analizar las formas de referirse a la migración campo ciudad de la población referida y devela sus representaciones respecto a sus condiciones de existencia.

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Díez y Salas, de España, expresan la preocupación por establecer el impacto de la crisis económica actual de las sociedades europeas, y auscultan las propuestas sociales, políticas y educativas. En razón de esto, establecen los posibles vínculos entre el proyecto de inter-culturalidad que se proclama en los discursos educativos y el modelo de ciudadanía que se está construyendo. Manifiestan varias inquietudes, una de las cuales se refiere a la posible permanencia del Estado de Bienestar, que puede ser visto como una realidad que sirve de pretexto para que las comunidades nativas conviertan al migrante en un chivo expiatorio, o que se pueda hacer realidad el discurso mediante el cual es posible la construcción de socie-dades mestizas y pluriculturales, donde se valore la diversidad y la diferencia.

En América Latina, se comparten experiencias de todo el continente y se analizan los meandros que viven los migrantes mexicanos, colombianos y argentinos, y otros que por ahora no entran en esta edición, pero que nos muestran sus apuestas, es el caso de sectores de migrantes en países como Cuba y Chile.

Salas expresa la experiencia de los indígenas mexicanos e indica que ellos son por-tadores de los efectos de la migración internacional de las personas del centro y norte de su país cuando buscan mejores formas de vida en los Estados Unidos. Son personas que han vivido de actividades agrícolas, que persisten en los lugares de origen. Utiliza el coeficiente de Gini para abordar el impacto de las remesas en la demanda de trabajo, la producción agrícola, la ganadería, la recuperación de tierras abandonadas y en la distribución del ingreso total en la comunidad.

En Argentina, Nicolao expone los resultados del proceso de integración del Merca-do Común del Sur –Mercosur–, que fue el marco de la política migratoria de dicho país entre 2003 y 2007. El estudio permite establecer la incidencia que pudo haber tenido la institucionalidad de Mercosur en las políticas de migración y en la legislación que respaldan las dinámicas de la población argentina.

En Colombia, aparecen diversas expresiones para abordar la temática. En principio, se hace lectura de la realidad de la grave crisis humanitaria de los desplazados que han llegado a tal situación como resultado de las diversas formas de violencia que se viven en el país. Arias hace lectura de esta problemática mediante la Psicología Social Crítica, con un enfoque construccionista, y se respalda en la Teoría Fundada. Descubre la identidad de la “figura de los desplazados”, principalmente de los campesinos, los indígenas y la población afrocolombiana, que han sido afectados, vilipendiados y estigmatizados por diversos sectores de la sociedad. Esto permite comprender los impactos psicosociales y el comportamiento de factores culturales, sociales, políticos y económicos que enmarcan la situación que viven estos sectores de la población del país.

El trabajo de Sánchez, de la Universidad de Caldas, analiza las dinámicas territoria-les leídas con base en las teorías de conjuntos y del juego, lo cual implica la apropiación del espacio y la construcción de los significados que circulan por las sociedades para darle sentido a los procesos de convivencia humana y a “la construcción de las fronte-

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ras como espacios de alteridad”. Este es un buen pretexto para comprender la dinámica social, las formas en que se manifiesta el poder, las identidades y las tradiciones de los colectivos de migrantes. Allí, se puede encontrar propuesta interesante, mediante la cual se puede interpretar el fenómeno de la migración.

Luque, de México, con una visión académica formada en el Perú, con una fuerte tra-dición Quichua, nos convoca a dar a conocer las reflexiones que se están produciendo en Hispanoamérica sobre este campo temático, y que nos permiten ubicarnos en este con-texto con una mirada propia de las Ciencias Sociales y Humanas. Como puede verse, en los articulistas se percibe el acontecer de sus realidades particulares, y Luque aporta una perspectiva teórica con base en la cual propone comprensiones sobre los asuntos episte-mológicos que enmarcan la movilidad humana, tomando como base una reconstrucción crítica e “histórica sobre los enfoques y modelos teóricos usados en los últimos treinta años para examinar, comprender y explicar los procesos internacionales migratorios en América Latina”.

Sin duda, al compartir el producto de ÁNFORA, resultado del esfuerzo de un equipo de trabajo que ha respaldado y estimulado la Universidad Autónoma de Manizales, su red de investigación y el Departamento de Ciencias Humanas, para canalizar los aportes que han enviado diversos académicos, estudiosos de esta temática, permite decir que estamos contribuyendo a la construcción nacional e internacional de comunidades académicas y científicas, al propiciar escenarios de divulgación, lo que nos da la oportunidad de comu-nicarnos con articulistas y evaluadores de estas temáticas.

En esta forma, se construyen afinidades, vínculos y redes de interlocutores que repercuten, mediante esta divulgación, en los contextos regionales, nacionales y conti-nentales. En esta ocasión, en un abordaje de las Ciencias Sociales y Humanas respecto a los asuntos específicos de la migración.

La revista publica artículos en toda la gama de las Ciencias Sociales y Humanas, con un espíritu incluyente, plural, con apertura epistemológica y metodológica. En ocasiones se publican números monográficos, como el presente, que ofrece el tema de migraciones. Los pares académicos, que ejercen como árbitros de ÁNFORA, evalúan la seriedad científica en todas las áreas de conocimiento, según los diversos paradigmas y enfoques. Ésta es una manera de comprender el rigor y las orientaciones básicas tanto institucionales como editoriales que le dan identidad a esta publicación.

En este sentido, los trabajos se manejan con distintas perspectivas, en Salas se en-cuentra el rigor del enfoque analítico, que respalda con decantados procesos estadísti-cos. Mick, Arias y Díez-Salas invitan a comprender los asuntos de la interculturalidad de las migraciones, bien sea recuperando las voces de los sujetos, con un enfoque constructivista de la Psicología Social o estableciendo el impacto del contextos social, cultural, político y su implicación en las políticas públicas relacionadas con este tema.

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Estos autores coinciden en abordar dicha temática con un enfoque investigativo de corte hermenéutico.

Otras maneras de abordar el tema se encuentran en Luque, Nicolao y Sánchez quie-nes realizan disquisiciones teóricas que les permiten ofrecer apuestas epistemológicas y hacer comparaciones para observar lo que ocurre con los procesos de cambio en las orientaciones políticas de la migración o analizan las movilizaciones con apoyo en las teorías de conjuntos y del juego.

ÁNFORA busca, pues, difundir textos de calidad, de diversas procedencias, niveles de escolaridad, enfoques metodológicos y teóricos, con el fin de hacer escuela en las investigaciones de las universidades latinoamericanas, puesto que los trabajos están conectados a procesos de investigación y de formación en maestrías y doctorados. Por eso, en este número se conjugan diversas nacionalidades tanto de los articulistas como de los evaluadores. Esto lleva a compartir los diferentes puntos de vista que provienen de diversos escenarios, y a valorar las formas de abordar la sociedad y las diferentes culturas. Sin duda, se ha tenido un impacto importante en los sectores que han acom-pañado este proceso, lo cual redunda en la calidad de la publicación.

Los artículos derivan de procesos de investigación y se cuenta con diferentes tipos de resultados, de los cuales, unos provienen de conclusiones, otros de los procesos de revisión que alimentan los estudios y otros de las teorías que los animan. Todos son el resultado del esfuerzo de investigadores que han cumplido con labores académicas y que desean publicar sus textos como una forma de continuar con sus reflexiones sobre las temáticas que les preocupan.

Estamos ante grandes retos, uno de los cuales es ganar visibilidad de los contenidos de las revistas de Ciencias Sociales y Humanas, conscientes de que los procesos de in-vestigación trascienden el marco de los imaginarios colectivos y de las representaciones sociales, que sólo ven calidad en el conocimiento pragmático.

En este número, se pone a consideración de los lectores algunas modificaciones en el formato de la revista, buscando con ello hacerla ágil, visualmente atractiva y eficaz en el cumplimiento de sus objetivos de divulgación de los conocimientos que producen las comunidades académicas afines al área de conocimiento de la revista.

Con esta publicación y con las siguientes, se espera ser parte del discurso de la comunidad académica y científica, que sus contenidos sean consultados y referidos, y en esa calidad, puedan ser asumidos como propios por las disciplinas del campo de las Ciencias Sociales y Humanas.

José Rubén Castillo García Ph. D.Profesor titular de la Universidad Autónoma de ManizalesEditor Revista ÁNFORA

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Alteridad y oportunidad: discurso y migración • Carola Mick • pág. 13 - 27

Alteridad y oportunidad: discurso y migración

Recibido el 13 de abril de 2011 - aprobado el 10 de mayo de 2011

Carola Mick* • Alemania

ResumenObjetivos. El presente artículo argumenta en favor de una conceptualización hete-

roglósica del fenómeno migratorio. Con apoyo en resultados de un estudio discursivo con migrantes peruanas en Lima, Perú, elabora una metodología de análisis que se in-teresa tanto por la sujeción de los migrantes como por su subjetivación individual y co-lectiva por medio de la migración en un mundo globalizado. Materiales y método. Se basa en el establecimiento del diálogo con los migrantes, es decir, en la legitimación de sus voces como participantes en la construcción social de la migración como fenómeno social. Con base en el concepto del discurso y su análisis crítico, elabora los recursos simbólicos diversos e híbridos a los que recurren los migrantes al construir la realidad social de la que forman parte. Resultados. Al abrirse a la diferencia cultural del otro migrante mediante la metodología propuesta, se logra entender la realidad social que construyen los migrantes en, con y por la migración. El encuentro con la diversidad de sus voces demuestra las oportunidades que residen en la alteridad. Sus voces permiten nos solamente acercarse conceptualmente al fenómeno social de la migración, sino que también dan una idea de las posibilidades de agencia individual y colectiva social en un mundo posmoderno globalizado. Conclusión. El encuentro con las voces de los migrantes, tal como lo permite el análisis del discurso propuesto, puede promover la conciencia de las condiciones de existencia en el mundo moderno y sensibilizar en miras a la discursividad de la realidad social en general.

Palabras claves: migración, análisis crítico del discurso, diálogo intercultural, sub-ordinación cultural.

* Investigadora. Ph. D. en Sociolingüistica. Université du Luxembourg. Campus Wal-ferdange, L-7201 Walferdange. [email protected]

Otherness and Opportunity: discourse and migration

Alteridade e oportunidade: discurso e migração

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AbstractObjectives. This paper aims at arguing in favor of a heteroglossic conceptualization

of migration. (Introduction). Based on the results of a discourse study with Peruvian mi-grants in Lima, Peru, an analysis methodology was designed. This is interested in both the subjection of migrants and their individual and collective subjectivity by means of/be-cause of migration in a globalized world. Materials and method. The methodology was carried out by establishing a dialog with migrants, that is, by approaching the legitimation of their voices as participants in the social construction of migration as a social phenome-non. Considering a critical discourse analysis, various and hybrid symbolic resources were developed. These resources are used by migrants when constructing the social reality in which they are involved. Results. When opening oneself to the cultural difference of mi-grants, following the proposed methodology, one can understand the social reality built by migrants within migration and by the migration phenomenon. Finding the diversity of its voices shows the opportunities contained within their otherness. Their voices allow us not only to conceptually approach the social phenomenon of migration, but also give us the idea of the possibilities of individual and collective social behavior in a globalized postmo-dern world. Conclusion. The voices of migrants, as proposed by our discourse analysis, can raise awareness of the conditions of survival in the modern world and sensitize to the discourse analysis of the social reality at large.

Keywords: migration, critical discourse analysis, intercultural dialog, cultural subordination.

ResumoIntrodução. O presente artigo argumenta em favor de conceituar a (heteroglóssia) do

fenômeno migratório. Com apoio em resultados dum estudo discursivo com migrantes peruanas em Lima, Peru, elabora uma metodologia de analise que se interessa tanto pela sujeição dos migrantes como por sua subjetivação individual e coletiva por médio da mi-gração num mundo globalizado. Materiais e método. É baseada no estabelecimento do dialogo com os migrantes, é dizer, na legitimação de suas vozes como participantes na construção social da migração como fenômeno social. Baseado no conceito do discurso e seu analise critico, elabora os recursos simbólicos diversos e híbridos aos que recorrem os migrantes ao construir a realidade social da que formam parte. Resultados. Ao abrir se à diferencia cultural do outro migrante mediante a metodologia proposta, logra se entender a realidade social que constroem os migrantes em, com e pela migração. Os encontros com a diversidade de suas vozes permitem não somente acercar se conceitualmente ao fenôme-no social da migração, além também dão uma idéia das possibilidades de agencia individual e coletivo social num mundo post- moderno globalizado. Conclusão. O encontro com as vozes dos migrantes, tal como permite o analise do discurso proposto, pode promover a consciência das condições de existência no mundo moderno e sensibilizar com miras à discursividade da realidade social em geral.

Palavras Chave: migração analise critico do discurso, dialogo intercultural, subordi-nação cultural.

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IntroducciónYou are part of a dialogue that may not, at first, be heard or heralded - you may be ignored - but your personhood cannot be denied

Bhabha, H. (1996, p. xxv)

El fenómeno de la migración en la cienciaDurante varios años, los estudios de la migración internacional fortalecieron un

modelo monocausal del fenómeno migratorio: consideraron la migración como conse-cuencia de la ponderación por actores individuales de las ventajas y desventajas econó-micas de diferentes regiones o países. Ignoraron el contexto político, social y cultural en el que se toma la decisión de migrar, y conceptualizaron la agencia individual de manera restringida como mero producto de factores externos (Lee, 1966, pp. 47-57).

En el cruce de las teorías de la economía política y del estructuralismo, se elaboran perspectivas amplias hacia el fenómeno migratorio. Lo consideran como un proceso dinámico multi-vectorial que se articula a las fuerzas sociales ejercidas por el capital y el estado (Bhabha, 1996; Papastergiadis, 2000; Chambers, 1994). Estas teorías decons-truyen la ilusión de autonomía de los actores sociales de la migración y demuestran su sujeción a fuerzas ajenas en el tiempo de la globalización.

El presente artículo pretende complementar este enfoque mediante una metodolo-gía que permite tomar en cuenta las interdependencias entre la migración y el contexto social y cultural. Conceptualiza a los migrantes como víctimas de factores contextuales y, sobre todo, los reconstruye como actores sociales a la vez sujetos y constructores de la realidad social. La perspectiva adoptada se interesa por las múltiples causas y los motivos desencadenadores de la migración y especialmente por las consecuencias y posibilidades sociales que entraña. Se acerca a los actores principales de la migración, los migrantes, por medio del diálogo, y analiza su construcción de la realidad social por medio del concepto del discurso. Al tomar en cuenta su punto de vista hacia el fenó-meno social de la migración que ellos mismos constituyen, la metodología propuesta tiene el objetivo de cuestionar conceptos universalistas característicos de modelos mo-nocausales de la migración. Por medio del análisis de la construcción simbólica de la realidad social por los mismos actores, buscamos entender cómo “el desplazamiento transforma a los migrantes, y [cómo] su presencia cataliza nuevas transformaciones en los espacios penetrados” (Papastergiadis, 2000, p. 205) . Se utiliza el concepto teórico del discurso (Foucault, 1971) para enfocar a la vez la subjetivación individual y colecti-va de los migrantes y su sujeción en, con y por el contexto social al que participan. El enfoque propuesto pretende reconstruir la migración de manera crítica como un proce-

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so social y cultural dinámico y “reconsiderar lo social a partir de la diferencia cultural considerada como su factor constitutivo” (Papastergiadis, 2000, p. 18). Por su anclaje metodológico a la vez en la sociología, la antropología y la lingüística (Mick, 2009), la metodología expuesta aquí permite analizar el fenómeno migratorio en el contexto del mundo moderno, y también analizar las condiciones modernas de subjetivación indi-vidual y social en general y contribuir a su fortalecimiento. En este sentido, el presente artículo pretende contribuir al debate acerca de formas de democracia y ciudadanía adaptadas a las condiciones de vida social en el tiempo moderno.

Materiales y métodos

La realidad social vista por la teoría del discursoLa teoría del discurso francesa se basa en lo que el filósofo Friedrich Nietzsche

(2000), en la segunda mitad del siglo XIX, diagnostica como una ‘crisis del lenguaje’. Sus reflexiones provocan un cuestionamiento de los fundamentos epistemológicos en todas las ciencias sociales, que consideraba el lenguaje como una herramienta para acer-car, analizar y orientarse en una realidad exterior. La escolástica, por ejemplo, usaba el procedimiento discursivo como una manera para los seres humanos –desprovistos de intuición divina– de llegar a entender su existencia en una realidad dada. A través de los siglos, se fue perdiendo la confianza en la neutralidad y objetividad del lenguaje, y la subjetividad de la persona que se sirve de esta herramienta simbólica ganaba cada vez más importancia. La tradición del discurso establecida en el siglo de las Luces en Fran-cia supone que la personalidad del orador y su dominio del arte de la argumentación deciden la credibilidad de lo expuesto. Esto significa que, poco a poco, el concepto del discurso se va transformando de una herramienta en una realidad. El lenguaje ya no sirve solamente para hablar de la realidad, sino también para definir la verdad.

Max Weber (1920) y Ludwig Wittgenstein (1918) contribuyen a la elaboración de metodologías compatibles con la epistemología que sigue a la crisis del lenguaje. Cons-truyen los fundamentos de lo que Richard Rorty (1989) llama el linguistic turn en las ciencias sociales. La sociología comprehensiva de Max Weber subraya que el signifi-cado del lenguaje solamente emerge de y en la práctica social. En y por la interacción mediada por símbolos, los seres humanos construyen su entorno social, el contexto en el que interactúan y el conocimiento común que les permite interactuar. La ciencia que se interesa por el significado, entonces, tiene que enfocar, entender y analizar estos procesos interactivos, y –como sigue lógicamente de la teoría de Weber– los investiga-dores también tienen que participar en estos procesos interactivos para poder re-/co-/construir el significado.

Ludwig Wittgenstein argumenta en favor de una coincidencia entre la conciencia humana, el lenguaje y las representaciones de la realidad. Al hablar, se recurre a recur-

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sos simbólicos para referirse a las representaciones y modelos cognitivos de la realidad. Solamente por la mediación de tales metáforas se puede conceptualizar la realidad y negociar representaciones intersubjetivas. Aunque contribuye a sacudir la certeza de la existencia de una realidad exterior que se puede analizar por medio del lenguaje, a la vez establece la posibilidad de analizar la realidad como un fenómeno interactivo a través de los símbolos usados por los interlocutores, es decir, a través del discurso. Y lo hacen tanto la sociolingüística (Firth, 1968) como la etnometodología (Garfinkel, 1967) y el análisis de la conversación (Kallmeyer, & Schütze, 1976).

Por la creciente influencia del concepto de “ideología” en la ciencia, se impone una pregunta crítica central para el análisis del discurso: si toda realidad es mero efecto del lenguaje, ¿cuáles son entonces las posibilidades de agencia de los sujetos, si es que existen?

Mientras que la sociología del conocimiento de Karl Mannheim (1952) relaciona el carácter ideológico del pensamiento humano con factores contextuales, la teoría del discurso francesa se interesa por el papel del lenguaje en el funcionamiento ideológico, es decir discursivo. Sostiene que

(…) el sujeto que habla no es tanto el responsable del discurso (aquel que lo detenta, que afirma y juzga mediante él, representándose a veces bajo una for-ma gramatical dispuesta a estos efectos) como la inexistencia en cuyo vacío se prolonga sin descanso el derramamiento indefinido del lenguaje (Foucault, 1987, p. 74).

El sujeto ya no se considera como usuario autónomo del lenguaje como herramienta, sino que es dependiente del lenguaje y obligado a usarlo para lograr la subjetivación.

Resultan dos perspectivas críticas interdependientes del análisis del discurso en la tradición francesa: el análisis de la sujeción del individuo a estructuras discursivas que lo constituyen como sujeto, y su agencia en y con estas estructuras. El concepto de performatividad, así como lo desarrolla Judith Butler (1995), ayuda a pensar transfor-maciones promovidas por sujetos dentro de y con estructuras discursivas:

To be constituted by language is to be produced within a given network of power/discourse which is open to resignification, redeployment, subversive ci-tation from within, and interruption and inadvertent convergences with other such networks (Butler, 1995, p. 134).

El análisis complementario de estructura y agencia discursivas tiene lugar en el cruce de cuatro dimensiones de la realidad, así como las diferencia, de manera heurís-tica, Gilles Deleuze (1995, pp. 155- 163) en la obra de Michel Foucault: interesan en un primer y en un segundo lugar las líneas de la visibilidad y de la enunciación. En ellas se materializa el discurso, sea como lenguaje, palabras, argumentos, pronunciación o ges-tos, o sea como monumentos, reglas sociales, la arquitectura, la infraestructura etc. Es en la materialización donde se archivan los significados creados y negociados a través

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del tiempo. Tercero, interesan las líneas de fuerza, es decir las relaciones de poder, las jerarquías construidas por el discurso con sus efectos de dominación, subordinación y resistencia. La cuarta línea de la objetivación pregunta por la toma de auto-conciencia del dispositivo e interesa sobre todo por las posibilidades de acción (en la sujeción) que abre: “Una línea de subjetivación debe hacerse en la medida en que el dispositivo lo deje o lo haga posible. Es hasta una línea de fuga. Escapa a las líneas anteriores, se escapa” (Deleuze, 1995, p. 157).

En el siguiente capítulo, se expone una metodología del análisis crítico del discurso que permite abordar estas cuatro líneas.

Análisis crítico del discurso (CDA)Como se expuso anteriormente, la ciencia postmoderna solamente puede ser inter-

pretativa (Geertz, 1973). Tiene que participar en las prácticas de constitución de senti-do para poder analizarlas y ser consciente de la posición poderosa de los discursos de la ciencia en la constitución social de la realidad (Foucault, 1971). Deduce Jean-François Lyotard (1979, pp. 97-105) que el papel social de una ciencia postmoderna es la búsque-da y la producción transformadora de lo desconocido en la sociedad. Para encontrar lo desconocido, entender e integrar sus metaprescriptivos o presupuestos (Lyotard, 1979) en el discurso conocido dominante, el análisis propuesto entra en diálogo con los que viven en realidades ajenas, marginadas o excluidas de la producción social de sentido legitimada. El análisis crítico del discurso se considera como “biased and proud of it” (van Dijk, 2001, p. 96), porque toma posición y porque evalúa posibilidades de trans-formación social a partir de las realidades alternativas observadas.

Se basa en datos recogidos de manera etnográfica, por un trabajo de campo extenso, participación observante, colección de documentos auténticos y entrevistas cualitativas con diferentes actores afectados por el problema social observado. Como se interesa por la constitución discursiva de realidad social, el análisis crítico del discurso parte del análisis de la práctica social y analiza sus interrelaciones con el contexto discursivo y situacional. El análisis necesariamente es interdisciplinario y adapta sus herramientas dinámicamente a los procesos analizados de constitución de sentido (Weiss, & Wodak, 2003, p. 23), combina macro, meso y micro metodologías:

CDA has the double function of first, illuminating the relationship between linguistic tools, forms as well as structures and the concrete language action, and second, to make transparent the mutual interactions between discourse ac-tions and political as well as institutional relations (Wodak et al. 1998, p. 44).

El marco unificador del enfoque expuesto aquí es el concepto del discurso de Michel Foucault así como su desarrollo en el modelo de performatividad de Judith Butler. El análisis de estructuras lingüísticas se interesa por marcadores lingüísti-cos así como lo demuestra van Dijk (Wodak et al., 1998), con el objetivo de recons-

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truir diferentes niveles de construcción social de significado interdependientes: el análisis de la organización temática y discursiva permite analizar la construcción de significado más cercana al texto; el análisis del turn taking y del boundary making (Bloome et al., 2005) se acerca a la construcción de relaciones sociales entre los interlocutores implicados; y el análisis de contextualization cues y la intertextualidad (Goodwin & Duranti, 2000) permite enfocar las interdependencias entre la inte-racción observada y el contexto situacional y cultural relacionado. Estos métodos ayudan a relacionar el análisis de la forma lingüística con la realidad intersubjetiva construida y constitutiva. Complementariamente, el análisis del discurso pregunta por aspectos estructurales limitantes y la performatividad creativa de los discursos observados. Esta combinación de metodologías permite abordar las interrelaciones entre la práctica social y el contexto discursivo y situacional y, por consiguiente, ayuda a demostrar posibles transformaciones de estos contextos por y en la inte-racción (Mick, 2009).

El análisis que se propone aquí enfoca los discursos de los migrantes y enfoca su construcción de identidad individual y colectiva como sujeción y subjetivación simul-táneas (Goodwin & Duranti, 2000). Se basa en un diálogo entre los investigadores y los migrantes, en el que sus voces se encuentran y se entrelazan. Como vamos a ver enseguida, la necesaria relación de confianza entre los sujetos implicados en el estudio no está dada de antemano. Tiene que romper las barreras discursivas que separan a los migrantes de los que vienen a interrogarlos, para poder descubrir, entender e introducir lo desconocido en el debate.

El siguiente capítulo muestra un ejemplo del análisis crítico del discurso, pero no recurre a documentos auténticos de voces migrantes. A partir de una citación crítica sobre el fenómeno migratorio presenta reflexiones meta-teóricas, cuya aplicación prác-tica se puede apreciar en Mick (2009).

Alteridad y oportunidad en la migraciónSe abordan las dimensiones de alteridad y oportunidad en el fenómeno migratorio

por medio de un análisis discursivo de una cita de Iain Chambers:

The migrant’s sense of being rootless, of living between worlds, between a lost past and a non-integrated present, is perhaps the most fitting metaphor for the (post)modern condition (Chambers, 1994, p. 27).

La cita construye una categoría social a la que da el nombre del migrante. Como no se especifica ni la posición adoptada al hacer esta observación ni la motivación específica por hacerlo, se insinúa que esta categoría tiene valor general. Define a los migrantes como un grupo excepcional frente al marco de referencia presupuesto que no se tiene que mencionar explícitamente. Presenta la categoría de los migrantes

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como un conjunto homogéneo, y al caracterizarlo se refiere a un miembro como si sirviera de representante de un colectivo.

Las características que menciona Chambers para definir a los migrantes se destacan por la negatividad inherente a su formulación: dice que son sin y entre, se les perdió y les falta algo. Sitúa al grupo construido en el afuera de lo que se puede describir con palabras positivas, en el afuera de los conceptos brindados por el discurso vigente. En el sentido de este orden del discurso los migrantes son otros: no caben en los esquemas lingüísticos disponibles y frente a ellos son seres marginados y excluidos por su alteridad.

Para caracterizar este tipo de alteridad, Chambers se refiere a los tres criterios del espacio, del tiempo y de la agencia. Como no se problematizan ni se cuestionan estos criterios, aparentemente se consideran como válidos y apropiados para describir a este tipo de grupo social . Por medio de cada uno de los criterios, la citación crea exclusión: al hablar de mundos en plural tiende a establecerse una frontera social entre el mundo de los migrantes y el mundo de los otros. Sin embargo, no localiza a los migrantes en uno de estos varios mundos, sino que los posiciona en el intermedio. El autor destaca que el discurso vigente prescinde de palabras para referirse a ese lugar migrante. De manera similar, la citación clasifica a los migrantes como pertenecientes a otro tiempo, situándolos en un espacio entre el pasado y el presente. Al quitarles su orientación en el momento presente implícitamente, también cuestiona la posibilidad de avance hacia un futuro conocido. Al usar los participios pasados perdido e integrado, la cita, además, insinúa que los migrantes son seres pasivos, que sufren acciones, que están subordina-dos y expuestos a decisiones anónimas.

Estas voces dominantes inevitablemente resuenan en las narraciones de los migran-tes. En el caso de las empleadas domésticas en Lima, Perú (Mick, 2009; y Mick 2011), es-tos discursos dominantes establecen una diferencia entre ellos y nosotros, provincianos y capitalinos, cholos y limeños, quechua e hispanohablantes. La legitiman con referencia a los criterios del tiempo y del espacio, como vimos arriba, y los relacionan con diferencias en la riqueza y la educación. Reproducen un discurso que los margina y los excluye por su origen del mundo limeño que el discurso vigente establece como “legítimo”.

Un análisis del fenómeno migratorio que quiere ir más allá de la mera confirmación de la alteridad de los migrantes expuesta aquí e impuesta por discursos dominantes univer-salistas tiene que trascender las fronteras ideológicas establecidas. Tiene que desprenderse de la posición monológica, ir a los diferentes “mundos” separados discursivamente e in-cluir la voz de los marginados y excluidos como expertos en el proceso de investigación.

ResultadosAl abrirse a la diferencia cultural del otro migrante mediante la metodología pro-

puesta, se logra entender la realidad social que construyen los migrantes en, con y por la

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migración. El encuentro con la diversidad de sus voces demuestra las oportunidades que residen en la alteridad. Sus voces permiten nos solamente acercarse conceptualmente al fenómeno social de la migración, sino que también dan una idea de las posibilidades de agencia individual y colectiva social en un mundo posmoderno globalizado.

Entrar en diálogo significa acercarse al fenómeno migratorio “desde abajo”, es de-cir, desde los mismos individuos y sus historias individuales (Mick, 2009). Nos ense-ñan, primero, que es imposible analizar la migración como un fenómeno homogéneo. Hay tantos tipos de migración como hay migrantes, y cada migración individual es un fenómeno social complejo (Papastergiadis, 2000, p. 50). En el caso del estudio con empleadas domésticas en Lima, se recogieron 32 narraciones individuales en entre-vistas autobiográficas. Se diferencian tanto por el motivo de migración, como por el camino migratorio, las experiencias y las relaciones sociales en la capital y por la ma-nera de integrar estas vivencias al construir su identidad individual y colectiva (Mick, 2009; y Mick 2011). Analizar la heteroglosia (Bakthin, en Todorov, 1981) particular de diferentes discursos que resuenan en cada una de las voces de los migrantes contraria a una visión simplista: aborda la migración como un fenómeno social complejo, situa-do, multi-vectorial, multicausal, ayuda a construir esquemas científicos a partir de las experiencias individuales en vez de encasquetarles en categorías universalistas proba-blemente inapropiadas.

Al tomar en consideración las experiencias individuales vividas por los mismos migrantes, el enfoque dialógico, segundo, permite elaborar una teoría apropiada para la construcción de identidad en condiciones híbridas: las biografías individuales de los migrantes llenan el “entre” dos mundos con contenidos positivos, que van más allá de la mera yuxtaposición de experiencias separadas en “dos mundos”. En cuanto al criterio del espacio, Bhabha (1996, p. 13) clasifica la condición migrante por el término de “unhomeliness - es decir la condición de iniciaciones extra-territoriales y trans-culturales”.

Subraya que ser unhomely no significa necesariamente ser sin hogar, sino “afirmar el profundo deseo de solidaridad social” que trasciende fronteras. Significa considerar di-ferentes espacios, el “hogar” y en el “mundo”, como meras construcciones discursivas, y construir diferentes tipos de relaciones o puentes entre ellos. Los discursos de los migrantes deconstruyen concepciones antagónicas, binarias del mundo, y reconstru-yen una existencia individual y colectiva más o menos integrada. En cuanto al criterio del tiempo, Bhabha acepta que los fenómenos migratorios cuestionan concepciones lineales del tiempo, así como la idea evolucionista y teleológica de la superioridad de lo moderno. Utiliza los conceptos de “contingencia”, “indeterminación” y “desfase” para subrayar que los migrantes no quieren formar parte de un presente ni de un futuro cuyo pasado los excluyó, y asumen creativamente la responsabilidad de “traducir cada tiempo local y particularmente”:

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The borderline work of culture demands an encounter with ‘newness’ that is not part of the continuum of past and present. It creates a sense of the new as an insurgent act of translation. [...] The ‘past-present’ becomes part of the necessity, not the nostalgia, of living Bhabha (1996, p. 13).

Bhabha describe la traducción como un momento de enunciación contingente, dis-perso en la historia, que mantiene viva la construcción del pasado y en el que reside la oportunidad de un presente y de un futuro nuevo. Y es la obligación a traducir cons-tantemente la que abre las posibilidades de agencia activa, de “relocalización y reins-cripción” Bhabha (1996, p. 277), “bricolaje”, selección, transformación y reinvención (García Canclini, 2009/1989).

En el caso de las empleadas domésticas en Lima, se reconstruyeron seis diferentes estrategias discursivas en el cruce de discursos dominantes y dominados (Mick, 2009). Mientras que algunos todavía luchan con las categorizaciones opresoras impuestas, otros transforman las fronteras construidas en oportunidades para el encuentro enri-quecedor y la construcción de un mundo social abierto a experiencias diversas. Al ac-tuar de manera consciente en el cruce de diferentes realidades, culturas y experiencias individuales, contribuyen a un cambio de los criterios vigentes del discurso dominante. Por su autoestima consciente y la interacción orgullosa entre diferencias y similitudes, logran deconstruir las fronteras en el encuentro con los “otros”, cuestionar la vigencia de los criterios básicos por los que se legitiman y dar el ejemplo de una existencia que trasciende fronteras (Mick, 2011).

Escuchar las voces de los migrantes, tercero, significa enfrentarse con el etnocen-trismo de los discursos universalistas que marginalizan y excluyen la realidad de la mi-gración. La construcción de identidad de los migrantes no solamente tiene lugar entre diferentes culturas, sino también dentro de relaciones de poder. Como destaca Monica Heller, demuestra el acceso desigual a recursos sociales, culturales y económicos:

Tracing trajectories and focussing on spaces they traverse is one way to grasp what is at stake, and for whom. It is one way to identify key producers of dis-courses of language and identity, and to discover how value gets attributed to linguistic practices and their practitioners (Heller, M. 2007, p. 548).

El diálogo revela la sujeción de los marginados a modelos culturales dominantes así como su resistencia y agencia subversiva (Mick, 2009): “Las negociaciones complejas y profundamente asimétricas que se desarrollaron en las zonas de “contacto” testi-monian cómo las culturas son transformadas, pero no determinadas, por relaciones de poder” (Papastergiadis, 2000, p. 128). En el caso de las empleadas domésticas, la diferencia del poder social se refleja no solamente en su condición profesional y perso-nal, sino también en sus discursos. Siempre se articulan con referencia a los modelos dominantes que los marginalizan y excluyen. Pero al utilizar estos modelos como re-cursos renuncian a ser excluidos y los integran en sus voces. Deconstruyen y subvier-

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ten las fronteras y los criterios diferenciadores: los utilizan para criticar o incluso para construir el mundo social que según su posición social y cultural particular les parece la mejor alternativa. Y algunas de las estrategias discursivas cuestionan e invierten ex-plícitamente los discursos vigentes que los quieren subordinar.

En este sentido, se entiende a Bhabha (1996, p. 7) cuando dice que “la mirada más verdadera podría pertenecer a la visión doble del migrante”. La experiencia de la migra-ción puede ayudar a relativizar pretensiones discursivas universalistas y a transformar las restricciones estructurales en recursos y oportunidades. El enfoque dialógico pro-puesto intenta aprender de esta doble visión. Rompe con la idea ideológicamente moti-vada de la existencia independiente de diferentes grupos dentro de la sociedad globali-zada (Marcus, 1986), como lo subraya la cita de Chambers (1994, p. 27). No solamente yuxtapone realidades migrantes y no-migrantes, sino también las penetra al definir la situación migrante como metáfora apropiada para la vida social en la postmodernidad en general. Papastergiadis (2000) subraya que, además de ser una metáfora apropiada, la migración también es una fuerza central en la constitución de la modernidad. Lo ex-plica Bauman haciendo referencia a la heteroglosia característica del mundo moderno:

Dada la multiplicidad de roles que desempeñamos y de los ambientes en los cuales cumplimos esta tarea, cada uno de nosotros está ‘parcialmente desplazado’. Podríamos decir que, debido a la multiplicidad de oportunidades que compiten entre sí y se cancelan mutuamente y a la cacofonía de voces que nos instan a aprovecharlas, todos nosotros estamos - siempre y en todas partes - ‘parcialmente excluidos’ (Bauman, 2001, p. 30).

Esto lo confirma García Canclini haciendo alusión a la temporalidad en el mundo moderno, que “perdió la creencia en el tiempo lineal y en los mitos que respondían las contradicciones, [sino] vive la historia como cambio y suma de excepciones” (García Canclini, 2009/1989). Son los mismos conceptos característicos de la migración, la de reterritorialización (Papastergiadis, 2000), la heteroglosia (Bakhtin en Todorov, 1981) y la contingencia (Rorty, 1989) los que mejor permiten describir la condición postmo-derna. Con el fin de los metarrelatos universalistas del proyecto moderno, éste se reveló como “una marcha interminable hacia lo desconocido” (Papastergiadis, 2000, p. 11). Se perdió el héroe de este relato, símbolo de soberanía, saber y libertad con el que se identificaba el pueblo (Lyotard, 1979). Al vivir en “la encrucijada” (Lyotard, 1986) de una multiplicidad interminable de discursos, las verdades del mundo externo vuelven a ser efectos del lenguaje. Y esta conciencia limita (sujeta) y empodera a la vez, como subraya Rorty al insinuar nuevas posibilidades de agencia: “El mundo puede, una vez que nos programamos con un lenguaje, provocarnos creencias. Pero el mundo no nos puede proponer un lenguaje” (Rorty, 1989).

El encuentro con las voces de los migrantes, tal como lo permite el análisis del discurso propuesto, puede promover la conciencia de las condiciones de existencia

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en el mundo moderno y sensibilizar en miras a la discursividad de la realidad social en general. Desvía la atención científica de las verdades inevitablemente ideológi-cas hacia las herramientas discursivas por las que se construyen, y pregunta por las posibilidades de agencia a la vez que por las restricciones estructurales que impo-nen. Esto contraría la parálisis provocada por las inseguridades, las incertidumbres y la desprotección (Bauman, 2001), características del mundo moderno dominado por la lógica neoliberal del mercado, al devolver una única certeza: la existencia subjetiva en y con el discurso. Libera la ilusión de la autonomía y la libertad in-condicional, desvía la atención hacia lo simbólico y devuelve el derecho y la obli-gación al lenguaje y a la narración. La narración y la construcción de un lenguaje apropiado en la traducción abre las posibilidades de reinvención del mundo social individual y colectivo, apoyada (y restringida) por la variedad de verdades y recur-sos disponibles. Rorty describe un tal proyecto de reconstrucción de comunidad con las siguientes palabras:

A historicist and nominalist culture of the sort I envisage would settle […] for narratives which connect the present with the past, on the one hand, and with utopian futures, on the other. More important, it would regard the realization of utopias, and the envisaging of still further utopias, as an endless process –an endless, proliferating realization of Freedom, rather than a convergence toward an already existing Truth (Rorty, 1989, p. XVI).

De esta manera, hace posible una cierta forma de emancipación en la sujeción dis-cursiva inevitable. Corresponde al momento de la obligación a traducir creativamente diferentes espacios, tiempos y discursos en el proceso incesante de subjetivación, así como lo demuestran las voces migrantes. Dan una muestra de posibilidades de recupe-rar y explotar una cierta forma de agencia adaptada a la condición postmoderna.

Conclusiones

Discurso, migración y modernidadEl enfoque metodológico propuesto del estudio de la migración, como lo demues-

tra la argumentación desarrollada arriba basada en la cita de Chambers, presenta una herramienta científica para recuperar una cierta forma de agencia en la condición post-moderna. Demuestra que la inclusión de la multiplicidad de voces de la migración excluida por discursos vigentes abre nuevas posibilidades de futuros sociales diversos. Además de simplemente reconocer y celebrar la diversidad social existente, el enfoque ya implica un cambio social significativo de la cultura hegemónica: “El momento en el que el subalterno entra en el espacio público de la representación y de la negociación es el primer paso hacia la superación de la subalteridad” (Papastergiadis, 2000, p. 191). Es-cuchar y considerar la voz de actores “oprimidos” en la lógica del discurso dominante equivale a subvertirlo, como subraya James Paul Gee:

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It is through attempts to deny this inevitable multiplicity and indeterminacy of interpretation that social institutions (like schools) and elite groups in a society often privilege their own version of meaning as if it were natural, inevitable, and incontestable. It is by stressing this multiplicity and indeterminacy - in the context of searching and on-going investigations of meaning - that the rest of us can resist such domination (Gee, 2008, p. 129).

El hecho de que la heterogeneidad de las vivencias de una y misma realidad social impuesta sea tomada en cuenta por un discurso hegemónico implica una actitud polí-tica crítica (Lyotard, 1979; Marcus, 1995).

Y a la vez, el establecimiento de un diálogo contribuye a construir un ambiente de solidaridad, como lo describe Bhabha:

Somebody returns your call and suddenly, the circuit of signs, gestures, gesti-culations is established and you enter the territory of the right to narrate. [...] In another’s country, that is also your own, your person divides, and in following the forked path you encounter yourself in a double movement ... once as stran-ger, and then as friend (Bhabha, 1996, p. XXV).

La apertura del diálogo a las voces marginadas (Habermas, 1988) no solamente responde a un ideal humanista y a “la creación de un sentido más expansivo de solida-ridad” (Rorty, 1989, p. 196), pues también sirve para contrariar colectivamente el miedo generalizado paralizador en el mundo moderno (Bauman, 2007). Es la condición sine qua non de la reinvención de colectividades capaces de reconstruir un espacio público que garantice la libertad individual.

En este sentido, el método científico propuesto para abordar el fenómeno social y cultural de la migración puede contribuir a la reconstrucción del ágora en el sentido de Bauman, del espacio constitutivo de una democracia. Reúne narraciones particulares, necesariamente penetradas por lo público, en un debate para buscar palancas que, co-lectivamente aplicadas, resulten suficientemente poderosas para elevar a los individuos de sus desdichas individuales; el espacio donde pueden nacer y cobrar formas idea-les tales como el ‘bien público’, la ‘sociedad justa’ o los ‘valores comunes’ (Bauman, 2007).

Es en este espacio donde se juntan recursos discursivos diversos. En él ocurren las traducciones creativas entre diferentes realidades, y en él se co/re/construye cons-tantemente la identidad colectiva como un concepto suficientemente abstracto para garantizar la libertad individual. Idealmente, en este espacio se negocian los mitos de pertenencia y de ciudadanía, para co/re/construirlas como comunidades de práctica (Lave & Wenger, 2007) motivadas por la “voluntad de vivir, de hacer, de introducir el acto de poesis” (Bhabha, 1996, p. XX). Los discursos migrantes dan muestras de la construcción de tales comunidades imaginarias que trascienden fronteras como es indispensable en el mundo postmoderno globalizado.

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Migración internacional:actividades agrícolas y distribución del ingreso en

una comunidad indígena mexicana*

International Migration, Agricultural Activities and income distribution in a Mexican indigenous community

Recibido el 14 de abril de 2011 - aprobado el 2 de mayo de 2011

Renato Salas Alfaro** • México

Migração internacional, atividades agrícolas e distribuição do ingresso numa comunidade indígena mexicana

ResumenObjetivos. Este trabajo explora el efecto que tiene la migración internacional y las

remesas sobre las actividades agrícolas y la distribución del ingreso en una comunidad indígena de reciente migración internacional. Materiales y método. La información proviene de una encuesta aplicada probabilísticamente en el año 2005, en el 35% de los hogares. El efecto sobre la distribución del ingreso se estimó mediante la técnica de descomposición del coeficiente de Gini. Los efectos sobre la agricultura se evaluaron con modelos que relacionaron variables agrícolas –demanda de peones, producción, abandono de tierras y ganadería– con factores productivos, socio-demográficos y de financiamiento a la migración en el hogar. Resultados. Los resultados muestran que la migración internacional no afecta la demanda de trabajo agrícola ni la ganadería, pero impulsa la producción agrícola y la recuperación de tierras abandonadas. Conclusión.Las remesas no afectan la demanda de trabajo ni la producción agrícola, pero impulsan la ganadería y la recuperación de tierras, además empeoran de manera marginal la dis-tribución del ingreso total en la comunidad.

Palabras claves: migración internacional, comunidad indígena, actividades agríco-las, distribución del ingreso.

* Trabajo resultado de la tesis doctoral, sustentada en 2007; Instituto Tecnológico de Oaxaca, México.

* * Economista • Ph. D. en Ciencias en Planificación de Empresas y Desarrollo Regional • Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, de la Universidad Autónoma del Estado de México • [email protected]

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AbstractObjectives. This paper explores the effect of international migration and remittan-

ces on agricultural activities and income distribution in an indigenous community of recent international migration. Materials and method. The information derives from a probabilistic survey applied in 2005 in 35% of homes. The effect on income distri-bution was estimated by means of the method of decomposition of Gini coefficient. The effects on agriculture were evaluated with models that related agricultural varia-bles - demand of workers, production, land abandonment and cattle breeding – and production, sociodemographic and financial factors with migration at home. Results. Results show that international migration does not affect the demand of agricultural work nor cattle breeding, but drive agricultural production and recovery of land aban-donment. Conclusion. Remittances do not affect the demand of work nor agricultural production, but drive cattle breeding and land recovery. Additionally, they make worse, in a marginal way, the total income distribution within the community.

Keywords: International migration, indigenous community, agricultural activities, income distribution.

ResumoObjetivos. Este trabalho explora o efeito que tem a migração internacional e as

remessas sobre as atividades agrícolas e a distribuição do ingresso numa comunidade indígena de recente migração internacional. Materiais e método. A informação ori-gina se duma pesquisa aplicada probabilisticamente no ano 2005, a porcentagem 35% dos lares. O efeito sobre a distribuição do ingresso se estimou mediante a técnica de decomposição do coeficiente de Gini. Os efeitos sobre a agricultura se avaliaram com modelos que relacionaram variáveis agrícolas – demanda de peões, produção, abando-no de terras e gado- com fatores produtivos, sócio-demograficos e de financiamento à migração no lar. Resultados. Os resultados mostram que a migração internacional não afeita à demanda de trabalho agrícola nem o gado, mas impulsiona a produção agrícola e a recuperação de terras abandonadas. Conclusão. As remessas não afeitam a demanda de trabalho nem a produção agrícola, mas impulsionam o gado e a recupe-ração de terras, além empioram de maneira marginal a distribuição do ingresso total na comunidade.

Palavras chave: migração internacional, comunidade indígena, atividades agrícolas e distribuição do ingresso.

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IntroducciónEn México, algunas comunidades del centro y del norte del país tienen ya más de un

siglo migrando hacia Estados Unidos (EU). Actualmente, es una actividad generaliza-da que incluye a poco más del 80% de las localidades mexicanas (Conapo, 2002). No obstante, el beneficio que otorga en ambos países, con mano de obra o con remesas, no la exime de los crecientes traumas que deben enfrentarse en ambos países y que, de forma alarmante, incluyen la muerte y el secuestro de los migrantes*. La migración, en cuanto movimiento de personas, implica a su vez el trasiego de sueños, formas de vida, costumbres, intenciones y, en general, una serie de aspectos que definen y representan al ser humano. En este sentido, la migración internacional tiene consecuencias para los lugares de origen y destino. Éstas son tan diversas que parece imposible dimensionarlas todas, pero esto mismo permite acercarse, por lo menos de manera parcial, a algunos efectos específicos. Dado que los estudios de caso, aunque han dado cuenta de algunos efectos que ejercen la migración y sus remesas a nivel de comunidad, sus resultados son contrastantes y se focalizan en ciertos aspectos. Por otro lado, dada la diversidad de este fenómeno, es imposible que las evidencias encontradas en una comunidad, den cabal cuenta del efecto que tiene la migración en otras comunidades.

Desde los trabajos pioneros realizados en los años setenta, una vertiente de investi-gación, sobre todo cualitativa, ha sostenido que la migración fomentaba la diferencia-ción de clases sociales, en función de la desigual recepción de ingresos, ligada al status migratorio de los hogares, mientras que algunos de éstos crecían económicamente, otros se pauperizaban. En estos estudios, resalta la formación de un círculo vicioso de mayor migración en la comunidad de origen. La migración fomenta la concentración de la tierra, el ganado y el capital. Las remesas, por su parte, se destinan al consumo conspicuo. La conclusión final es que la migración internacional es un drenaje de recur-sos para las comunidades. Algunas investigaciones realizadas a partir de los años 80 s destacan el potencial de aprovechamiento productivo de las remesas internacionales en la generación de mejores condiciones de vida en el ámbito local (Adelman, Taylor and Vogel, 1988).

Allí, la migración internacional se percibe como un generador de ingresos, que los hogares pueden utilizar en actividades de producción local. Incluso, señalan que el simple hecho de consumir las remesas forma efectos multiplicadores de ingreso que fomentan, mediante el nuevo consumo, la formación de opciones productivas dentro

* Por ejemplo, las mujeres de Centroamérica en su paso por México, hasta se inyectan anticoncepti-vos para no quedar embarazadas por violación (Díaz y Kunher, 2007); en el caso de la extorsión y secuestro de estos migrantes, se estima que genera ganancias anuales superiores a los 50 millones de dólares para las bandas del crimen organizado y autoridades de seguridad pública mexicanas; cuando los familiares en EU no pagan, los ponen a vender droga, violan a las mujeres o matan a los migrantes (Ramírez, 2010; Pérez y Cilia, 2010).

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o fuera de la comunidad, según la fortaleza de sus vínculos sectoriales. Con énfasis en los determinantes de la migración, sostienen que las remesas compensan en exceso el drenaje económico inicial de la emigración internacional.

Por su parte, los estudios que han analizado la relación que guardan la migración in-ternacional y las remesas con las actividades agrícolas, en algunos que siguen una visión económica de la migración, se cuantifica en términos económicos y estadísticos dicha relación (Lucas, 1987). Sin embargo, utilizan exclusivamente el “volumen de producción” como variable representativa de toda la actividad agrícola, y dejan de lado otras activida-des que se imbrican con éstas (traspatio, recolección de leña, consumo, cuida de anima-les), y que resulta difícil separar unas de otras, sobre todo en una comunidad indígena. Por otro lado, los estudios que analizan los efectos de las remesas internacionales sobre la distribución del ingreso en México, tienen limitaciones en el tamaño de la muestra. Uno considera una muestra de 30 hogares (Stark, Taylor and Yitzhaki, 1986); otro, aunque contempla una muestra nacional de aproximadamente 1.700 hogares, desagregan el aná-lisis por regiones geográficas del país que, según ellos, representan las etapas migratorias de las comunidades que allí se encuentran (Taylor, Mora, Adams and López, 2005).

Materiales y métodoEste trabajo analizó, con datos obtenidos directamente en los hogares, la forma y la

intensidad con la que afectan la migración internacional y las remesas en la distribución del ingreso y sobre las actividades agrícolas en la comunidad de San Miguel del Valle en Oaxaca. Para tal efecto, se levantó una muestra probabilística en 155 hogares que repre-sentan el 35% del total, se aplicó un cuestionario a los jefes de hogar, adicionalmente se realizaron entrevistas a profundidad a diversos actores. El trabajo de campo se realizó en el verano de 2005, por lo cual las cantidades refieren el año 2004, en razón de que la comunidad solamente realiza un ciclo agrícola. El cuestionario obtenía información económica cuantificable y algunos datos etnográficos de los hogares. Éste comprendió cuatro secciones; la sociodemografía del hogar, las actividades agrícolas, las fuentes y montos de ingreso y sus actividades de migración internacional; interrogaba a los jefes de hogar sobre las actividades agrícolas y sus fases, los tipos de trabajo que empleaban y su origen, las diferentes fuentes de ingreso -monetario y en especie- a las que recu-rren, la historia de la migración del hogar. Asimismo inquiría sobre la autovaloración hacia sus activos –casas, ganado, autos–, y las formas de financiamiento de la migra-ción internacional en el hogar. La selección de la muestra siguió el procedimiento del muestreo aleatorio simple sin reposición para poblaciones humanas; los resultados que aporta, son estadísticamente validos para realizar inferencias hacia la población total. Una vez determinado el número de hogares, se procedió a su determinación concreta, el marco muestral se conformó por el padrón total de hogares que poseía la agencia municipal y la clínica de salud local. Para la aplicación del cuestionario, fue necesario

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recurrir al apoyo de sus autoridades, quienes inicialmente, condicionaron que no se hicieran promociones religiosas ni políticas a los hogares. Una vez convenidos en el reclamo, el agente municipal y su cabildo autorizaron la realización de entrevistas en los hogares; posteriormente avisaron a éstos con el fin de que cooperaran, que una persona pasaría a aplicarles unas preguntas sobre sus actividades diarias. Se eligió ini-cialmente un hogar al azar, mediante la elección de un número aleatorio obtenido de la calculadora, con el apoyo de una persona nativa de San Miguel, el hogar fue ubicado en el mapa de la comunidad, el segundo hogar fue elegido, omitiendo los dos hogares que le sucedían, en el orden del padrón de registros.

Los efectos sobre las actividades agrícolas se analizaron mediante un modelo lineal múltiple que relacionó variables agrícolas omitidas en otros trabajos (producción, con-sumo, ganadería, tierras en abandono y demanda de peones), con factores de produc-ción en el hogar –tierra, capital y trabajo–, y se adicionó un vector del financiamiento de la migración y otro de las características sociodemográficas en el hogar. El efecto sobre la distribución del ingreso se examina con la descomposición del coeficiente de Gini. Ésta desagrega el coeficiente de Gini del ingreso total en tres componentes empíricos: (Sk) que representa la proporción del ingreso de cada fuente en el ingreso total; (Gk) que representa el coeficiente de Gini para cada fuente de ingreso; y (Rk) que representa la correlación Gini de la fuente de ingreso (k) al rango del ingreso total*. Igualmente, considerando que la migración internacional en San Miguel es de reciente masificación, se puede esperar, según los planteamientos teóricos, que funja como un buen contraste para evaluar los efectos en el área agrícola como en la distribución del ingreso.

La comunidad de San Miguel del ValleSan Miguel es una comunidad zapoteca, localizada a 37 km de la ciudad de Oaxaca

Capital y 9 km al norte de Tlacolula. Su población total se compone de 2.509 habitantes que viven en la comunidad y de otros 845 que radican en EU. Es una comunidad fundada alrededor del año 1400, aunque su poblamiento inició en los años 70 s. Anteriormente,

* Esta técnica sigue un procedimiento basado en la siguiente propiedad: el coeficiente de Gini es expresado como dos veces la covarianza entre el ingreso del pueblo y la función acumulada de sí mismo, dividida por la media del ingreso general, puede ser igual a la suma de las covarianzas de cada fuente del ingreso total y la función acumulada del ingreso total, igualmente dividido entre la media general del ingreso.

Esto permite determinar la proporción del coeficiente del Gini total, que corresponde a cada fuente de ingreso (Lerman and Yitzhaki, 1985).

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los hogares se encontraban dispersos entre los cerros. Cuenta con un jardín de niños, dos escuelas primarias y una tele-secundaria. Cuenta con una clínica de salud, un edificio de la agencia municipal, uno de la oficina de bienes comunales, un templo del siglo XVII, un panteón, un mercado de abastos, un módulo de turismo, una terminal de transporte y una caseta telefónica privada. Casi toda la población habla lengua zapoteca y alrededor del 95% práctica la religión católica. El 38% de la PEA comunal se ocupan en el sector primario, 55% en el sector secundario y 7% en el terciario; más del 95% de la PEA ocupa-da percibe a lo mucho dos salarios mínimos mensuales de ingreso, situación que permite considerar que son auto empleadas o consideradas como ayudantes del padre o esposo, que es quien recibe el ingreso por sus labores del tejido de la lana.

El sistema de gobierno –político y religioso– en la comunidad ese establece por usos y costumbres. Las responsabilidades en la organización administrativa y espiritual se asignan entre los hombres, jefes de familia; los cargos duran un año, inician a la edad de 15 años como policía auxiliar y terminan cuando son designados encargados del templo; una persona cede a la comunidad alrededor de 15 años de su vida cumpliendo cargos; nunca percibe pago; en algunos cargos (salud, forestal, educación), se forman grupos para rolarse días de cumplimiento, de este modo en los días libres laboran sus tierras y telares para obtener su sustento.

Las actividades económicas en la comunidadLa comunidad practica una serie de actividades económicas, cada una de las cuales

tiene su importancia diferenciada, pues el rendimiento económico no decide la prefe-rencia. Por ejemplo, se prefiere la agricultura a la artesanía, aunque ésta aporta mayores ingresos al hogar. La actividad agrícola es muy importante porque en ella participa toda la familia, el producto es propio y va directamente a la alimentación; el tejido, en cambio, normalmente es de alguien más. La artesanía textil es ampliamente practica-da en San Miguel, igual que en otras comunidades (Hernández, 2001); aquí se realiza desde 1970, aunque antes se tejía ropa y cobijas sólo para uso personal. Esta práctica ha pasado de padres a hijos, lo que ha generado una habilidad nata, pero este don es aprovechado por los vendedores de Teotitlán del Valle –comunidad vecina– donde se subcontrata a los tejedores de San Miguel para que elaboren prendas que después ellos venden. Éstos financian la artesanía mediante la dotación del hilo, especificación del producto y con préstamos por adelantado. La actividad textil se trabaja en un 66% de los hogares muestreados; les proporciona poco más del 80% de sus ingresos salariales, pero sobre todo les representa una actividad para los ratos de ocio, el tiempo estival o el receso migratorio. Igualmente, sirve para mantener ocupados a los hijos, la esposa y los abuelos. Esta es la razón principal de que, siendo una actividad que aporta ingresos al hogar, no sea valorada como actividad primaria, porque los productores no poseen su producto.

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No obstante, a pesar de que el maíz es base de la alimentación zapoteca (De la Fuente, 1998), su importancia está menguando, pues actualmente sólo 70% de los ho-gares realiza esta actividad. La retirada de una actividad tan importante se ha visto afectada por la obtención de mayor ingreso mediante la migración internacional, por la mayor disposición de productos básicos a menores precios en tiendas locales, aunque igualmente el tipo de suelo agrícola y la irregularidad de las lluvias han contribuido a desincentivar estas labores. Por ejemplo, una evaluación a precios de mercado del volumen físico de producción del año 2004, versus los costos en que se incurre (con-siderando y sin considerar el valor de la fuerza de trabajo familiar empleada) muestra que todos los hogares tienen pérdidas económicas en esta actividad. No obstante, entre las razones que empujan a seguir laborando el campo es que estos hogares perciben que la calidad de su grano supera al comprado, además que tener el trabajo acumulado en el hogar no garantiza poder emplearlo por un salario. Por lo tanto, perciben que la actividad agrícola, aunque proporciona poco producto, es un respaldo real.

La migración internacional en San MiguelLa migración internacional en San Miguel empezó en el programa bracero con la

salida de cinco migrantes para EU. Es después de 2000 cuando han partido de la co-munidad alrededor del 65% de los emigrantes totales muestreados. La falta de dominio del idioma español, la obtención de los alimentos de sus cosechas, la ubicación de los hogares en el cerro, las condiciones de pobreza aguda que azotaba a la entidad fueron la razón primaria de que la migración no se masificara durante o inmediatamente des-pués a este programa. Esta situación ocurrió en otras comunidades del centro del país, donde los retornados contaban sus historias y enganchaban a otros. Como se muestra

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 1. Evolución migratoria de San Miguel

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(gráfica 1), la masificación migratoria en San Miguel se registra en los años ochenta, concuerda con los tiempos de aplicación en el país de políticas económicas neoliberales y el retiro de apoyos a los pequeños productores, y con el crecimiento de la economía californiana de los años ochenta y noventa, en cuyo nicho de empleos urbanos arriba-ron los migrantes de San Miguel.

Históricamente, los migrantes de San Miguel han elegido como destino principal Los Ángeles, a donde arriba el 70% de éstos; Santa Mónica con el 10%; Las Vegas con 7%; Colorado, Santa Ana y Pomona con menores porcentajes. A diferencia de las comunidades pioneras del centro y norte del país, donde sus migrantes iniciales eran los jefes de hogar (Mines, 1981; Dinerman, 1982; Reichert, 1981), en San Miguel, son los hijos varones quienes emprenden el recorrido y la masificación. En la migración de San Miguel, alrededor del 75% de los migrantes son hijos varones, casi todos (94%) tienen edad entre 14 y 30 años. Desde el principio, se dirigen hacia centros urbanos en busca de empleos relacionados con la cocina, los servicios de aseo en moteles y otros. Esta modalidad se enmarca dentro de lo que se ha llamado la “nueva ola de migración hacia centros urbanos”, cuyo origen se ubica primordialmente entre los zapotecos de los Valles Centrales en Oaxaca (Cohen, 2001).

Los migrantes expresan que en la comunidad hay trabajo aunque sea poco y pesado, pero que “bien sirve para irla pasando”. Es decir, no migran por falta de recursos eco-nómicos para sobrevivir. Más bien, es visualizada por los migrantes como una forma para acumular activos o financiar algunos gastos fuertes. Por ejemplo, las artesanías aportan 1.5 pesos por cada uno proveniente de remesas internacionales; el traspatio aporta 0.65 centavos por cada peso de remesas. El concepto de necesidad económica a que se refieren los migrantes es contextual, según el funcionamiento de los hogares que producen y consumen, se vinculan por lazos de parentesco y compadrazgo. Este enredo social les permite enfrentar con mayor éxito los problemas de subsistencia, por lo que la migración queda para requerimientos mayores, como cuando los jóvenes de-sean casarse, construir o asumir un cargo. No obstante que ésta les provee recursos y hasta les permite acumular activos o financiar algunas labores de producción, algunas esposas de migrantes expresan que preferirían tener en casa a sus familiares, aunque vivieran peor. En general, de la población que directamente se relaciona con la migra-ción, apenas el 10% acepta que sus familiares migren, otro 19% ya se acostumbró, pero al resto no le gusta. Incluso, algunos migrantes ya no desean seguir migrando, pero carecen de apoyos para iniciar su vida localmente. Esto contrasta con lo que afirman algunos sobre la existencia de una gran aceptación y una cultura de migración en Va-lles Centrales de Oaxaca, y que la migración se realiza como parte de la experiencia cotidiana (Cohen, 2001).

En este caso, es importante la opinión familiar, en razón de que diversos rasgos de la cultura zapoteca hacen que la influencia que ésta tiene sobre las decisiones del migrante sea tan importante, que nadie sale del hogar sin la bendición y las recomen-

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daciones de toda la familia. Por ejemplo, en esta muestra, más del 75% de los migrantes asume promesas y acuerdos con sus familiares encaminadas al envío de dinero y sobre todo portarse bien, alejarse de los vicios, velar por su seguridad y mantenerse fiel a sus costumbres. Además, transformar un acto individual de decisión en un evento familiar tiene una ventaja económica: el consentimiento de la familia es garantía para gestionar apoyo financiero para los gastos de migración, que aún son caros y que suelen obtener-se del consumo de sus propios ahorros, la venta de activos y, sobre todo, de los présta-mos ex profeso. Dado que las deudas en una comunidad se asumen como compromiso familiar, la posibilidad de quedar en peor situación es alta.

Otros rasgos que derivan de la migración internacional y la capacidad económica que ésta provee se aprecian directamente sobre el sistema de cargos. Por ejemplo, existe cierta motivación entre la gente instruida o de posición económica holgada a buscar su inserción en los cargos un poco más arriba de la ordenación tradicional (topil, poli-cía). Asimismo, la comunidad permite que la persona originalmente asignada se libere pagando a otra para que lo cumpla en su persona. En promedio, se pagan $100 pesos diarios, o entre $15.000 y 18.000 pesos por año, aunque el monto depende del cargo. Esto empezó desde que los migrantes, que no pueden estar presentes en la comunidad, son quienes más pierden al estar un año sin percibir ingreso y porque pueden pagar. Las renuencias de los migrantes influyen para que en las asambleas se acuerde integrar algunas niñas para cumplir el papel de promotoras de salud y otras comisiones meno-res. Asimismo, en el caso de las mujeres adultas, antes no cumplían cargos pero ahora la comunidad empieza a integrar a las esposas de los migrantes en varias tareas. El argumento es que los esposos ganan dinero y no aportan trabajo.

En la tabla 1 puede apreciarse que, casi el 60% de los hogares tienen al menos un migrante internacional, alrededor de un cuarto de la población comunal vive en EU, cada familia con migrantes recibe en promedio poco más de 3.500 dólares anuales, que a su vez representan más del 50% de sus ingresos totales.

Tabla 1. Características seleccionadas de emigración

% de familias con migrantes 58%Promedio de emigrantes por familia 1.89Promedio de edad de emigrantes en su primer viaje 14–30 años (82%)Población de la comunidad que vive en Estados Unidos 25%Parentesco de migrantes 75% hijos; 25% JefesPromedio de experiencia migratoria del migrante 6 añosDólares gastados en autos 87 100 dólaresInversión total de los hogares en migración internacional (años 2000–2004) 274 000 pesosRemesas recibidas en promedio en familias con migrantes 3 554 dólares% de las remesas en el ingreso del hogar de los hogares con migrantes 53%Edad promedio de hogares 29.34 años

Fuente: elaboración propia.

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Un poco de teoríaComo es previsible, se requiere un marco analítico adecuado a las condiciones de

San Miguel, que permita, por un lado, la exploración de los efectos que tiene la migra-ción y las remesas sobre la actividad agrícola y sobre la distribución del ingreso. Pero no existe uno que cubra a cabalidad los diferentes aspectos y consecuencias de la mi-gración sobre una comunidad.

No obstante, dado que esta investigación tiene un énfasis socioeconómico, se con-sidera que los planteamientos de la Nueva Teoría Económica de la Migración (NTEM) son una buena aproximación para analizar los efectos de interés, dado que ésta se es-pecializa en el análisis económico de la migración y las remesas sobre las actividades productivas en las localidades rurales*. Aunque igualmente tiene carencias para expli-car cualquier impacto empírico que se desee estudiar. Por ejemplo, cuando relaciona remesas con actividades agrícolas o productivas sólo considera el volumen físico de producción. Aún así, la consideración de que las decisiones de migración se toman en el interior del hogar, como una forma de procurarse ingresos que pueden usarse para superar algunas restricciones (crédito, liquidez) que restringen la realización de sus ac-tividades productivas, es aproximada a la situación que atraviesa la toma de decisiones migratorias en el hogar.

En este sentido, la obtención y el uso de las remesas internacionales constituyen la piedra angular que vincula, las causas de la migración con sus impactos. Todo se encuentra mediado por un acuerdo moral mutuo entre migrantes y hogares, lo que asegura la remisión de ingresos al hogar (Lucas and Stark, 1985). Con esta perspectiva, podemos realizar el análisis respecto al hogar y la comunidad en el grupo representa-tivo de hogares.

Resultados

Migración internacional, remesas y distribución del ingreso en la NTEM

Los efectos que tienen la migración internacional y las remesas sobre la distribución del ingreso en las comunidades dependen de la historia migratoria. Un trabajo pionero

* El planteamiento general sostiene que cuando una familia rural intenta transformarse hacia la produc-ción comercial, en el proceso enfrentará restricciones: capital para invertir y cobertura de riesgo. Cuando estos mercados fallan, la familia reorganiza sus recursos productivos para buscar fondos y superar esas restricciones, entre sus opciones, la migración se torna muy atractiva dado que puede proporcionar un amplio flujo de ingresos; les incrementa las fuentes y cantidades de ingresos, de modo que el hogar puede realizar sus actividades de producción en las localidades de origen (Stark, 1982).

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argumentaba que las remesas empeoran la distribución del ingreso en las localidades rurales y producen pérdida de bienestar, en razón de que éstas no alcanzan a compen-sar el efecto adverso de la salida de trabajo y capital para migración, pues la cantidad en que llegan es pequeña y arriba a los hogares de mayor ingreso (Lipton, 1980). Otro trabajo, establece una visión más optimista: sostiene que en los inicios de la migración, pocos hogares se inmiscuyen en ella porque es una etapa costosa, por lo cual los mi-grantes pioneros suelen provenir del grupo de hogares con mayores ingresos, puesto que se da un efecto negativo sobre la distribución del ingreso. No obstante, una vez que la migración se propaga y los hogares más pobres se inmiscuyen en la corriente migratoria, sus ingresos mejoran y la distribución del ingreso se modifica hacia los más pobres (Stark, Taylor and Yitzhaki, 1986). En un análisis sobre las remesas y la desigualdad en Egipto, se detectó que las remesas del extranjero tienen un efecto ne-gativo en la distribución del ingreso porque son recibidas principalmente por hogares de altos ingresos, que son a su vez quienes envían más migrantes (Adams, 1989). Otros trabajos teóricos proponen la hipótesis de que, si las remesas llegadas a la localidad ori-gen logran rebasar una cantidad crítica, los residentes se beneficiaran de la migración, y lo mismo sucede si ellos no las reciben directamente o si no tienen relación directa con los migrantes remitentes. Analizando una frontera de posibilidades de producción hipotética, señala que la demanda de bienes no comerciables del mercado local de los hogares receptores, crea opciones de comercio a los hogares no receptores, con ello, la reducción de la actividad local por la migración se revierte en el largo plazo y se redis-tribuyen los ingresos (Djajic, 1986).

Migración internacional, remesas y actividades agrícolas en la NTEM

La relación que guardan la migración internacional y las remesas con las actividades agrícolas es el tema que más analiza está teoría. No obstante, es el “volumen físico de producción” lo que ha recibido la atención directa (Rozelle, Taylor, and Brauw, 1999). Con ello, omiten actividades agrícolas importantes para el funcionamiento de una comunidad, tales como la demanda de trabajo, el abandono de tierras cultivables, el consumo de granos básicos y la ganadería y los rituales simbólicos y religiosos en que descansan estas actividades. No obstante, aunque esta teoría no analiza estos as-pectos, se pueden derivar de ella. La llegada de recursos económicos potencialmente puede generar una mayor demanda de trabajo agrícola y un menor abandono de tierras, aunque mayores recursos también pueden producir menor demanda de granos básicos para alimentación del hogar y menor producción agrícola.

El trabajo pionero plantea que las remesas impulsan los niveles de producción local: directa –gasto concreto– e indirectamente –efectos multiplicadores–. Aunque los efec-tos directos son pequeños debido a que las comunidades tienen lazos débiles en su vin-culación productiva, porque los mercados regionales capturan el gasto de las remesas.

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El efecto indirecto a su vez, resulta del propio gasto de las remesas y de la generación de diversos efectos multiplicadores de consumo que motivan la dinámica de todos los sectores económicos –empleo, ingreso, inversión– en la localidad y la región (Adelman, Taylor y Vogel, 1988). Los autores establecen, mediante una matriz de contabilidad social, que los efectos indirectos en una comunidad rural son positivos pero menores a la unidad. Cada peso adicional de remesas que ingresa motiva los niveles de actividad intersectorial de tal forma que el ingreso por actividades agrícolas aumenta en $0.417 unidades adicionales. Por su parte, en el estudio sobre migración e ingresos en locali-dades de China, se muestra que si bien la salida de trabajadores para migración genera en el corto plazo un efecto negativo sobre el volumen de producción agrícola del hogar, la productividad total del cultivo en cambio se compensa por las remesas en un plazo más largo. Éstas contribuyen a los ingresos del hogar, de tal forma que, por cada uni-dad adicional que arriba al hogar, aumenta en 0.44 unidades la producción, aunado a que cada migrante nuevo aumenta el ingreso del hogar en 819 unidades monetarias. La conclusión es que las remesas fomentan la productividad agrícola (Rozelle, Taylor and Brauw, 1999). Similar argumento se esgrime para un análisis sobre la emigración de Botswana, Lesotho, Malawi, Mozambique y Sudáfrica, hacia las minas de Sudáfrica y el efecto de este proceso en la producción agrícola de los primeros. Se concluye que en el corto plazo la emigración reduce la producción de cultivos en los sectores de subsisten-cia de Botswana, Lesotho, Malawi y Sudáfrica, y que, excepto en Lesotho, los ingresos de los migrantes han incrementado la productividad de los cultivos y la acumulación de ganado vacuno en el largo plazo (Lucas, 1987).

Sobre la ganadería, las evidencias muestran que ésta concentra las remesas interna-cionales como flujo de inversión (Yunez, Taylor y Becerril, 2000). Es decir, los hogares acumulan de este modo ya que les funciona como fondo contingente para tiempos de crisis, y porque el poseer ganado, es un buen principio para generar procesos de acu-mulación mayores puesto que los migrantes se motivan a enviar más remesas.

La demanda de peones, el abandono de tierras y el consumo doméstico no son aspectos explícitamente estudiados en este enfoque. Y no se tienen evidencias con-tundentes sobre esta relación. En algunos trabajos previos, encuentran una relación positiva entre remesas y demanda de trabajo agrícola (Acevedo, 2003; Reyes et al., 2001; Cruz, 2002; Tablada y Marrioni, 2003; Rionda, 1992) y en otros se muestra que la migración es más rentable que el trabajo agrícola, porque no se demandan trabajadores agrícolas, pues la salida de migrantes es suplida con los niños, las mujeres y los ancianos del hogar (Dinerman, 1982, p. 72; Wiest, 1983, p. 72). Por su parte, aunque el consumo doméstico no se considera como variable dependiente, en los estudios se mencionan efectos aunque de manera indirecta. En los trabajos de matrices, se muestra que el con-sumo de productos básicos crece con la llegada de las remesas, pero otro trabajo sos-tiene que pasa lo contrario, dado que muy poco de las remesas se gasta en la localidad y que la mayoría de productos y alimentos es comprada fuera de ellas (Adelman, Taylor

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and Vogel, 1988; Wiest, 1983, p. 70). En suma, en esta investigación consideramos que el consumo de básicos es una variable primordial (cultural, económica y monetaria) dentro de las actividades agrícolas, puesto que buena parte de éstas, además de las actividades productivas, salariales, donaciones, transferencias y traspatio en general que realizan los hogares, se orienta a la satisfacción de esta necesidad. Para reflejarlo, se analiza en función del planteamiento keynesiano y de la teoría del ciclo vital (Ando, and Modigliani, 1963), considerando como determinantes en el hogar, las remesas, los ingresos corrientes y la riqueza del hogar, más un vector de características sociocultura-les. Por su parte, el abandono de tierras se agregó en esta investigación para verificar si las remesas contribuyen en el uso productivo de las tierras cultivables. Algunos traba-jos pioneros sostienen ampliamente que ésta fomenta la compra de tierras como signo de status, por lo que es retirada de las actividades agrícolas (Dinerman, 1982; Mines, 1981; Reichert, 1981; Wiest, 1979).

Las remesas internacionales y la distribución del ingreso en San Miguel

La cantidad de ingresos que producen los hogares y su importancia relativa –tabla 2–, muestra que los salarios y las remesas internacionales acumulan la mayor propor-ción. En el año de referencia, se generaron $7.373.277 de ingreso total muestral. Las actividades salariales aportaron $3.483.010 (47%), de los cuales casi todos fueron ge-nerados localmente (apenas 5% proviene del exterior) y alrededor del 80% los proveen las actividades artesanales, mientras que por concepto de remesas arribaron alrededor de 216.000 dólares, que, a una tasa de cambio de $11, equivalen a $2.378.211 (32%). El resto del ingreso se compone de actividades del traspatio, donaciones, regalos, gana-dería y el autoconsumo. Como puede notarse, estas actividades otrora estructurales y definitorias de la cultura local, cada vez tienen menor peso.

Una primera aproximación a la forma en que se distribuyen los ingresos, se muestra en las dos columnas de la derecha. Casi tres cuartas partes de los ingresos totales son obtenidas por los hogares que tienen migración internacional, el resto se reparte entre los que no tienen migrantes. Es apreciable que en esta comunidad las remesas son recibidas principalmente por aquellos hogares que ya cuentan de manera importante con otras fuentes de ingreso local. Está situación efectivamente sugiere que las remesas alientan la existencia de una distribución de ingresos sesgada hacia los hogares más ricos, en lugares de origen donde la migración recién comienza a masificarse. Para vi-sualizar esta situación, elaboramos la distribución del ingreso comunal –gráfica 2–. La línea gruesa continua exhibe la manera como se distribuyen los ingresos totales, la línea punteada muestra la distribución de los ingresos domésticos –sin remesas– y la línea delgada de la derecha representa la forma en que se distribuyen las remesas internacio-nales; la diagonal representa una distribución ideal. Se aprecia una ligera desigualdad

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en la distribución de los ingresos comunales, pero las remesas internacionales son las más desigualmente distribuidas entre los hogares de San Miguel; situación compren-sible dado que no todos tienen migrantes. Asimismo, es visible que entre los ingresos totales y los domésticos (línea punteada vs línea gruesa), no existe una dominancia,

La comunidadFamilias sin migrantes

Familias con migrantes

Fuentes de ingreso (pesos corrientes) Monto % % de la fuente % de la fuente

Ingresos anuales por salarios 3483010 47.24% 43.92% 56.08%

Dólares anuales de remesas 216201 32.30% 0.0% 100%

Ingreso anual por transferencias 265280 3.60% 34.1% 65.9%

Ingreso por negocios 447400 6.07% 30.0% 70.0%

Ingresos por pagos en especie 25700 0.35% 41.24% 58.76%

Ingresos por regalos 23100 0.31% 5.6% 94.37%

Ingresos por retiro de inversiones 274600 3.72% 5.4% 94.5%

Ingresos por prestamos 129500 1.76% 11.0% 89.0%

Ahorros anuales del hogar 93020 1.26% - -

Ingreso por autoconsumo de leña 194883 2.64% 38.98% 61.0%

Ingresos de traspatio(frutas) 26306 0.36% 22.18% 77.8%

Ingresos de traspatio (animales) 95660 1.30% 39.55% 60.44%

Ingreso agrícola 29627 0.40% 0.0% 100%

Ingreso total del pueblo 7 373 277 100.00% 26.0% 74.0% Fuente: Elaboración propia

Tabla 2.Las fuentes de ingreso en San Miguel

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ninguna de ellas está claramente diferenciada respecto a la otra, por lo cual de manera gráfica es difícil asignar un peso a las remesas sobre la distribución del ingreso total.

Para determinar el efecto que tienen las remesas internacionales sobre la distribución del ingreso en la comunidad, se utiliza el método de descomposición del coeficiente de Gini. La tabla 4 consigna los resultados. Como ya había quedado explícito, las remesas internacionales representan un tercio del ingreso total en San Miguel (Sk=0.32), y se distribuyen en mayor medida hacia hogares de mayor ingreso (Gk=0.80). Esta situa-ción se verifica con la correlación que muestran las remesas al rango del ingreso total en los hogares (Rk=0.8186), que es muy alta. Los hogares de mayor ingreso capturan 80 centavos de cada peso de remesas que arriban a la comunidad. Cuando se conjuntan las tres medidas (SGR), se obtiene que las remesas contribuyen con el 55% del valor que asume el coeficiente de Gini de la distribución del ingreso total comunal. Es decir, casi la mitad del valor del coeficiente de Gini del ingreso total se debe a las remesas. No obstante, una vez que al ingreso doméstico le sumamos el ingreso internacional, el coeficiente apenas empeora en 8% (pasa de 0.355 a 0.38; línea 4, columna 3 hasta línea 9, columna 3). Esto sugiere que se da apenas un efecto visible negativo de las remesas internacionales, sobre la distribución del ingreso comunal, un efecto real pero insigni-ficante en términos estadísticos. Este pequeño efecto puede verificarse en la gráfica 2. Ambas distribuciones del ingreso doméstico y del total se acompasan y sólo en la parte baja donde se ubican los hogares pobres, prácticamente son iguales. De la parte media hacia arriba, en los hogares de mayor ingreso las remesas empeoran la distribución. Parcialmente esto podría sugerir que con las remesas, los hogares de medio hacia arri-ba, se diferencian entre ellos, porque algunos reciben remesas y otros no, en cambio los hogares de menores ingresos se homogenizan en razón de que casi no reciben. De este modo, con las remesas se forman dos grandes grupos socioeconómicos, pero la des-

Tabla 3. Remesas y desigualdad según todas fuentes

Fuente: elaboración propia

Fuente de ingreso

% en el in-greso total

(Sk)

C.Gini para fuente de

ingreso

(Gk)

Correlación Gini de la fuente al ingreso total

( Rk )

Contribución al C.Gini del in-greso total

(Sk Gk Rk )

% proporcional al Gini del in-

greso total

Remesas 0.3225 0.8049 0.8186 0.2125 0.55

Ingreso Doméstico 0.6775 0.355 0.712387 0.171338 0.4463

Salarios 0.4724 0.4353 0.5844 0.1202 0.31

Transferencias 0.0360 0.6637 0.1095 0.0026 0.01

Negocios 0.0607 0.8519 0.0958 0.0050 0.01

Acts_financieras 0.0548 0.9349 0.6845 0.0351 0.09

Otro ingreso 0.0536 0.6237 0.2539 0.0085 0.02

Ingreso total 1 0.3839 1 0.3838 1

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igualdad que se muestra ocurre entre los hogares ricos, aunque sus efectos se resienten también hacia los hogares pobres.

Estos resultados son semejantes con investigaciones que cuantifican valores similares para los mismos indicadores en otros lugares (Sk=0.16, Gk=0.9, Rk=0.86 y SkGkRk=0.12), aunque en aquel, las remesas tienen una contribución de 30% al coeficiente de Gini, y un efecto más visible hacia el empeoramiento en la distribución del ingreso en la localidad de menor historia migratoria (Stark, Taylor and Yitzhaki, 1986). Nuestros resultados son compatibles también con otro trabajo que obtiene valores de (Gk=0.41, Rk=0.77), y una influencia de las remesas del 38% en el valor del coeficiente de Gini total (Taylor and Wyatt, 1996). En relación con los valores que se presentan de manera agregada en simi-lares indicadores (Sk=0.16, Gk=0.87 y Rk=0.5), y una influencia neta de las remesas de 13% sobre el coeficiente de Gini total; la diferencia con nuestros resultados es marcada, en parte debida a que su muestra es de carácter nacional e incluye zonas de reciente y añe-ja tradición migratoria, lo cual lo hace incomparable (Taylor, Mora, Adams and López, 2005). No obstante, con la región Sur-Sureste, lugar donde se ubica San Miguel y que corresponde a una zona de reciente masificación migratoria, se presenta cierta similitud (Sk=0.14, Gk=0.95 y Rk=0.78) con una influencia de casi 17% en el coeficiente de Gini, y sobre todo un efecto negativo de las remesas mucho más contundente.

La migración internacional, las remesas y las actividades agrícolas La forma específica y la intensidad con que la migración internacional y las remesas

afectan las actividades agrícolas en San Miguel, se describe en la tabla 4. Los coeficientes que se exhiben son estadísticamente significativos. Es fácil apreciar que ni las remesas, ni la migración internacional ejercen ninguna influencia significativa sobre la contratación de peones en la comunidad. Ésta depende de factores endógenos. Las reservas del hogar y su composición interna, en cambio, ejercen mayor influencia. Por ejemplo, hogares con pose-sión de activos ganaderos e integrantes en situación de dependencia económica son quienes más demandan este trabajo en $0.03 y $87 pesos. En hogares con niños, se reduce la de-manda de peones en casi $112 pesos. Este resultado corrobora el reclamo de los estudios no económicos, en el sentido de que los infantes suplen a los migrantes, porque en estas comu-nidades no se promueve la demanda de trabajo agrícola. Igualmente, los hogares que reci-ben dólares destinados a financiar gastos de emigración, promueven la demanda de peones en $113 pesos. Este resultado tiene sentido porque estos hogares tienen menores presiones económicas y la ubicación de recursos en la migración no reduce su capacidad productiva, pero también refleja el compromiso que los migrantes establecieron con sus hogares, al no desprotegerlo con la realización de este nuevo gasto. Con estas consideraciones, es previsi-ble que los resultados encontrados en San Miguel sean diferentes a los efectos encontrados en estudios principalmente fuera de la visión económica de la migración, quienes trabajan en comunidades con fases diferentes o más avanzadas de migración y cuyos hallazgos su-

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Coeficientes significativos no estandarizados

Demanda de Peones

Volumen de Producción

Hectáreas en Abandono Ganadería

Remesas que ingresan al hogar * * -0.0000052* 0.056**

Ingresos domésticos del hogar * * -0.000058**** *

Valor del ganado 0.03** -0.012**

Compra de insumos -0.9467** 0.4966**

Renta de maquinaria -0.46** 0.1987** 0.0004* -2.86*

Dólares gastados en vehículos * -0.00018** *

Riqueza en equipamiento del hogar 0.0044****

Riqueza en vehículos 0.0013**

Ingreso agrícola neto -0.689** 5.7**

Hectáreas propias del hogar * * 0.217** *

Hectáreas en abandono -32.93* *

Trabajo familiar * * 111.4*

Migración a USA por hogar * 25.84**** -0.585** *

Educación de los migrantes * -9.65*

Niños -111.95** * *

Dependientes económicos 87.27** *

Contratación de peones 0.2782**

Experiencia migratoria del hogar 0.122** *

Estado civil del migrante 0.464**

Producción de maíz 2.2955** -17.5**

Producción de fríjol 9.24** 0.005**** -80.98**

Consumo de fríjol -1.629* 0.5657* -0.004****

Venta de terrenos y animales * * 0.69**** *

Consumo de ahorros propios * * 0.27* *

Recibo de dólares ex profeso 138.14* -81.27** -0.574* 1329.8****

Constante 16.399*** -40.69**** 0.071*** -210.2***

R2Ajustado 0.78 0.907 0.684 0.6

F 50.78 136 26.64 26.64

Probabilidad de ocurrencia *p<0.05 **p<0.01 ****p<0.1

Tabla 4. Resultados de la regresión

Fuente: elaboración propia.

brayan relaciones directas (Nava y Marrioni, 2003, p. 661), e inversas (Dinerman, 1982, p. 72; Fitting, 2004, p. 83; Wiest, 1983, p. 74) entre la migración internacional, las remesas y la demanda de trabajo en las comunidades.

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En relación con el volumen de producción, se puede resaltar que mientras éste es influido positivamente por la migración internacional que registran los hogares, no recibe ninguna influencia de las remesas. Aunque se trabajó con la misma variable de respuesta que usan los estudios económicos de la migración, ellos encuentran que la producción agrícola es afectada negativamente en un corto plazo por la salida de integrantes del hogar para labores de migración internacional y en mayor plazo se ve impulsada positivamente por las remesas generándose un incremento en el ingreso y el volumen de producción (Rozelle, Taylor and Brauw, 1999, p. 287). En San Miguel, es la migración lo que induce el efecto positivo en la producción, mientras que ésta permanece insensible a los efectos de las remesas internacionales. Aunque es previsi-ble que tales efectos negativos de la migración y positivos de las remesas se presenten a futuro, conforme la comunidad acumule mayor experiencia migratoria y el rol que juega cada integrante del hogar en la actividad productiva, se defina con más claridad. Es decir, quien lleva a cabo la actividad agrícola realiza también otras. Por ejemplo, los coeficientes muestran que conforme una mayor cantidad de hogares financien la mi-gración internacional de nuevos integrantes con remesas recibidas para tal propósito, y conforme los nuevos migrantes provengan del grupo de mayor educación, en esta comunidad la producción agrícola será negativa. Ahora, la producción agrícola en San Miguel revela que los hogares con migrantes impulsan el incremento en la producción en casi 26 kg, pero cuando su educación es superior al promedio, la producción se re-duce en alrededor 10 kg. Cuando el hogar financia la migración con dólares recibidos ex profeso, la producción se contrae hasta en 81 kg. Este efecto negativo sugiere que la acumulación de migrantes en el hogar termina por minar sus actividades productivas agrícolas. Igualmente, se destaca que la compra de insumos, la renta de maquinaria y la riqueza del hogar fomentan la producción en pequeñas cantidades excepto por la gana-dería –efecto negativo– que dada su naturaleza de traspatio, compite por los recursos en el hogar.

Por su parte, el abandono de tierras recibe un pequeño efecto negativo tanto de la migración internacional como de las remesas internacionales y de los ingresos domés-ticos del hogar. Como ya se observó, la teoría económica de la migración no tiene plan-teamiento al respecto, pero, al considerar las remesas como fuente de capital, se tenía la expectativa de que apoyaran el uso productivo de las tierras. Los coeficientes revelan que en esta comunidad, aunque en pequeñas cantidades, las tierras abandonadas se es-tán reduciendo por el uso de las remesas internacionales, aunque igual efecto inducen otros ingresos del hogar. El coeficiente respectivo sugiere que la migración internacio-nal beneficia en gran medida la labranza de las tierras en paro. Por cada migrante del hogar, se constata una reducción en las tierras en abandono en más de media hectárea. En cambio, la renta de maquinaria y la alta posesión de tierra fomentan el aumento de hectáreas cultivables en abandono. Con maquinaria en menor cantidad de tierra se pro-ducen los alimentos. Igualmente, alta posesión de tierra induce a obviar la producción

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o a dejar en descanso alguna área cultivable. Los coeficientes también sugieren que, conforme los hogares acumulan experiencia migratoria y los nuevos migrantes son ca-sados, el abandono de tierras crecerá en mayor proporción. Asimismo, la necesidad de alimentos en el hogar impulsa la recuperación de tierras aunque en menor proporción dada la disposición de éstos en las tiendas locales. En el caso de que el hogar venda al-gún activo –animal, terreno–, o consuma sus ahorros en financiar nuevas migraciones, las hectáreas en abandono tienden a aumentar entre 0.69 y 0.27 Ha; pero el efecto es revertido en mayor medida cuando tal gasto es asistido con dólares ex profeso.

En la Ganadería, las remesas internacionales inducen un efecto positivo, pero, en cambio, es insensible a la migración internacional. Al principio, la expectativa era que ésta fuera un medio de acumulación de remesas, similar a lo que se había detectado en otros lugares, incluso en perspectiva no económica (Mines, 1981, p. 60; Reichert, 1981, p. 63; Yunez, Taylor y Becerril, 2000; Lucas y Stark, 1985). Los resultados sugieren que en esta comunidad, por cada peso adicional de remesas que se recibe, el valor total de la ganadería aumenta en una proporción de 0.056 pesos, y que en aquellos hogares donde se financia la migración con remesas ex profeso, el valor de los activos de ganado au-menta más de 1.300 pesos. Esto recuerda que en San Miguel, como en otras regiones, los migrantes envían las remesas para ayudar a sus familias, pero también para ateso-rarlas en esta actividad. Igualmente, a medida que crece el volumen de producción el hogar tiene más posibilidades de alimentar su ganado –traspatio principalmente–, en consecuencia aumentan su posesión de animales. El trabajo familiar induce un efecto similar, mientras más días de trabajo dedican en sus actividades agrícolas, el atesora-miento en ganadería aumenta, en razón de la estrecha vinculación entre ganado de traspatio y producción agrícola. Cuantos más días de trabajo, se produce más alimento y se inducen mayores compras de animales. En contraste, la migración internacional, la edad de los migrantes y la experiencia migratoria de los hogares no inducen efectos sobre esta actividad. Igualmente, los gastos que realizan los hogares en reparación o construcción de la casa, así como los pagos que efectúan en maquinaria, empujan una menor inversión en compra de animales.

ConclusionesLa reciente historia migratoria de la comunidad y de acuerdo con el planteamiento

de la Nueva Teoría Económica de la Migración, al inicio se conjeturó que las remesas internacionales afectarían negativamente la distribución del ingreso en San Miguel. En contraste, según los resultados obtenidos, no se encontró evidencia de que tal cosa estuviera ocurriendo. En el año de referencia –2004–, la comunidad resentía una dis-tribución de ingresos un poco mejor que la que existía a nivel nacional de 0.46. La evidencia sugiere que la hipótesis de que los pueblos con historia migratoria reciente experimentan necesariamente marcada desigualdad en la distribución del ingreso ante

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el arribo de las remesas internacionales, debe ser discutida en función de la estructura y diversificación de ingresos que estructuralmente prevalece en la comunidad. La exis-tencia de otras fuentes de ingresos en los hogares, pueden compensar y amortiguar en la comunidad los efectos de las remesas. Como se señala, en San Miguel la desigualdad que éstas registran proviene de la diferenciación económica que exhiben entre sí los hogares más ricos, aunque el efecto arrastra también los pobres.

En relación con las actividades agrícolas, está investigación revela que la salida de jóvenes y recursos económicos del hogar hacia la migración internacional, aunque sí reducen su capacidad productiva, no es ésta ni sus remesas los factores que determinan el desempeño de la actividad agrícola en ésta y, presumiblemente, en ninguna otra co-munidad. Si bien, en los hogares se pueden apreciar relaciones positivas y negativas en-tre migración, remesas y demanda de trabajo agrícola (sobre todo aquellos con menos de tres migrantes que exhiben producción mayor), en las comunidades, al menos dos factores diluyen éstas: no hay un mercado laboral y los hogares cuentan con reserva de trabajadores. En este sentido, la demanda de trabajo agrícola depende más de variables endógenas (número de niños, dependientes económicos, posesiones de ganado, finan-ciamiento de la migración), ni la migración internacional o las remesas pueden incidir sobre la estacionalidad y el patrón productivo de subsistencia de las actividades agríco-las, menos en la geografía de las tierras cultivables o en la irregularidad de las lluvias.

En relación con las tierras que se abandonan, este trabajo aporta evidencia de que la migración internacional y las remesas contribuyen a su recuperación, a diferencia del planteamiento que sostiene que éstas son variables que promueven su abandono. Aunque la propia geografía sinuosa de la comunidad podría alentar este efecto sobre todo en el largo plazo, conforme la experiencia migratoria del hogar se acumule. Un indicador relativo a los hogares es que, actualmente, sobre todo en aquellos con más de tres migrantes, las tierras son abandonadas. En la ganadería, se observa que con las remesas aumenta la acumulación de diversos ganados en los hogares, aunque la migra-ción internacional por sí sola no altera esta variable.

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Migração e crise como fator de risco no retrocesso do imaginário romântico de uma sociedade mestiça e

multicultural: a construção de uma cidadania mundial

Migración y crisis como factor de riesgo en el retroceso del imaginario romántico de una sociedad mestiza y multicultural:

la construcción de una ciudadanía mundial

Enrique Javier Díez Gutiérrez* • EspañaAna Salas Rodríguez** • España

ResumenIntroducción: Se analiza cómo está afectando el contexto actual de crisis económica los

discursos y las propuestas sociales, políticas y educativas sobre la interculturalidad en el ámbito español y europeo. Se indaga si el proyecto de interculturalidad que se proclama en los discur-sos educativos es posible en el actual modelo de ciudadanía europea que se está construyendo y se plantea si es posible construir real y efectivamente una sociedad mestiza como se proclama en los discursos públicos en una sociedad que está consolidando un muro defensivo estruc-tural de carácter mental, social, laboral, económico, político y legal frente a la diversidad y la diferencia. Materiales y métodolo. La mayor parte de los supuestos conflictos de diferencia cultural tienen que ser abordados desde la perspectiva previa de conflictos de intereses sobre la distribución de la riqueza, la participación en el poder, las condiciones para esa participación y distribución, comenzando por la reparación de las situaciones heredadas de discriminación y dominación. Resultados. El proyecto intercultural, hoy por hoy, máxime en un contexto de crisis, es inútil, estéril, poco viable porque le falta condiciones y eso no es responsabilidad de las instituciones y organizaciones que trabajan en él, sino de los responsables políticos, porque sin presupuestos es inviable. Conclusiones. La clave radica en evitar el anclaje de la ciudadanía en la nacionalidad (tanto por nacimiento como por naturalización), una identidad que pone de relieve la incapacidad de la propuesta liberal para superar las raíces etnoculturales del pretendi-do modelo republicano de ciudadanía.

Palabras claves: migración, racismo, políticas públicas de migración, políticas escolares frente a migrantes, integración cultural, España.

Migration and Crisis as Risk Factors in the Setback of the Romantic Imagery of a Racially Mixed and Multicultural

Society: The Construction of a Worldwide Citizenship

Recibido el 14 de abril de 2011 - aprobado el 2 de mayo de 2011

** Psicopedagoga • española • Doctoranda del Máster de Investigación en Psicología y Ciencias de la Educa-ción • [email protected]

* Ph. D. en Ciencias de la Educación • Español • Pro-fesor Ciencias de la Educación de la Universidad de León • [email protected]

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AbstractObjectives. This paper aims at analyzing how the current economic crisis affects social,

political and educational discourse and specific proposals on interculturality in the Spaniard and European context. Introduction. It describes the possibility of the interculturality project in the educational discourse within the model of European citizenship being currently built. It also considers the possibility of building a real and effective racial mixture in society, as expressed in public speeches. This occurs in a society which tries to consolidate a structural defensive wall of mental, social, labor, economic, political and legal orders against diversity and difference. Materials and method. Most assumed conflicts of cultural difference should be approached from the perspective of conflicts of interests on wealth distribution, participation in power, distribution and participation conditions, beginning by the recovery of the situations inherited from discrimination and domination. Results. At present, the intercultural project, especially in a crisis context, is useless, sterile, and no feasible because it lacks conditions. And this is not a responsibility of involved institutions and organizations, but of the political repre-sentatives, because this is not feasible without a budget. Conclusions. The key is avoiding the anchorage of citizens in an official citizenship status by birth or by naturalization. This kind of identity highlights the inability of the liberal proposal to overcome ethnocultural roots of the assumed Republican model of citizenship.

Keywords: migration, racism, public policies of migration, school policies against migrants, cultural integration, Spain.

Resumo Objetivos. Analisa se como está afetando o contexto atual a crise econômica os discursos

e as propostas sociais, políticas e educativas e sobre o intercultural no âmbito espanhol e europeu. Indaga-se se o projeto intercultural que proclama se nos discursos educativos é possível no atual modelo de cidadania europeu que se está construindo e se traça se e possível construir real e efetivamente uma sociedade mestiça como proclama se nos discursos públicos numa sociedade que está consolidando um muro defensivo estrutural de caráter mental, social, laboral, econômico, político e legal em frente à diversidade e a diferencia. Materiais e método. A maior parte dos supostos conflitos de diferencia cultural têm que ser abordados desde a perspectiva previa de conflitos de interesses sobre a distribuição da riqueza, a participação no poder, as condições para essa participação e distribuição, começando pela reparação das situações herdadas de discriminação e dominação. Resultados. O projeto intercultural, hoje por hoje, máxime num contexto de crise, e inútil, estéril, pouco viável porque falta lhe condições e isso não é responsabilidade das instituições e organizações que trabalham no projeto, por o contrario são responsáveis os políticos, porque sem pressupostos é inviável. Conclusões. A chave radica em evitar a ancoragem da cidadania na nacionalidade (tanto por nascimento como por naturalização), uma identidade que põe de relevo a incapacidade da proposta liberal para superar as raízes etno- culturais do pretendido modelo republicano de cidadania.

Palavras Chave: migração, racismo, políticas de migração, políticas escolares, em frente a migrantes, integração cultural, Espanha.

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Introducción

El contexto europeoEl primer ministro británico, David Cameron, ha seguido los pasos de Angela Mer-

kel en Alemania, al declarar fracasado el multiculturalismo en el Reino Unido. Ca-meron entonó este réquiem por la multiculturalidad en un discurso pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2011. Para el primer ministro se trata de dejar atrás la “tolerancia pasiva” para adoptar un “liberalismo muscular activo”. La vague-dad de la fórmula, apenas disimulada por su vistosidad propagandística, muestra que el discurso de Cameron busca ocupar el espacio político al que aspira la ultraderecha británica, una de cuyas marchas había sido convocada el mismo día en que el primer ministro hablaba en Múnich. Con esta maniobra, Cameron, como en su día Merkel y también otros dirigentes europeos, legitiman el discurso de la ultraderecha.

La Unión Europea (UE), una de las zonas con mayor nivel de bienestar del mundo, acoge a unos 24 millones de inmigrantes, entre ellos 3,8 millones sin papeles, según las últimas estimaciones. Ambos grupos representan el 4,7% de la población de la UE, que ha adaptado su legislación paulatinamente, ante la crisis económica, para frenar la lle-gada de nuevos inmigrantes. Todos los países han endurecido su política inmigratoria. En España se ha pasado de las regularizaciones extraordinarias al endurecimiento de las condiciones de reagrupación familiar y al fomento del regreso a los países de origen. En Francia las autoridades han fijado una cifra de expulsiones de ‘sin papeles’, unas 28.000 anuales. En Italia, donde los extranjeros pagan más de lo que reciben en presta-ciones y servicios sociales, la ley que convirtió en delito ser un inmigrante clandestino continúa suscitando críticas entre la comunidad internacional. Mientras Alemania ha impuesto medidas como la superación de un examen previo como paso obligatorio para obtener la nacionalidad alemana. Y el Reino Unido, deseoso de reducir la inmi-gración a los niveles de los años 1990, se dispone a restringir los visados a estudiantes y familiares de fuera de la UE. Los cónyuges que deseen reunirse con sus parejas debe-rán poseer un nivel básico de inglés como requisito previo. A partir de abril, Gran Bre-taña solo concederá un máximo de 21.700 permisos anuales para trabajadores, límite considerado arbitrario e incluso criticado por miembros del partido conservador en el poder (El País, 08/02/2011). El referéndum de iniciativa popular de noviembre de 2010 en Suiza, organizado a petición del principal partido del país, la Unión Democrática de Centro1 legalizó la expulsión -una vez purgada su pena- de todo extranjero condenado por crimen grave (homicidio, robo, proxenetismo, tráfico de drogas, robo con efrac-ción) o simplemente por haber “percibido abusivamente prestaciones de la Seguridad Social, o por no haber pagado una pensión alimenticia” (Ramonet, 2011).

1 Una formación que ya había obtenido un éxito en 2009 al conseguir que se prohibiera la construc-ción de minaretes en las mezquitas

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La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI), en su informe anual de 2009, expresó su preocupación por el “aumento general” de la “estigmatiza-ción” a los y las inmigrantes acusándoles de ser “los responsables de la degradación de las condiciones de seguridad, el desempleo y los déficit de los sistemas de salud”.

El contexto españolEn España, el Ayuntamiento de Vic (Osona) se unió a los de Salt, L’Hospitalet y

Lleida y aprobó una moción para reclamar la capacidad de decisión de los consistorios en los procesos de arraigo y reagrupamiento de inmigrantes que, según la iniciativa, po-drían ser denegados según el criterio de cada municipio. Esta moción establece que los informes municipales sobre arraigo y reagrupamiento familiar de inmigrantes tengan carácter “vinculante” para todas las administraciones públicas en los casos en que sean desfavorables, es decir, que sus informes puedan impedir “dar papeles a inmigrantes”. La moción fue aprobada por CiU, PSC y ERC, con el rechazo de ICV2. Precisamente, hace poco más de un año, el pleno del Ayuntamiento de Vic aprobó una normativa que impedía inscribir en el padrón a los inmigrantes que no dispusieran de permiso de residencia, escudándose en la ley de extranjería. Finalmente, tras una tormenta política, el consistorio decidió dar marcha atrás y acató un informe de la Abogacía del Estado que desvinculaba los permisos de residencia y trabajo del derecho a empadronarse y obtener así las prestaciones sociales básicas. Los ayuntamientos de Salt, L’Hospitalet y Lleida aprobaron anteriormente mociones en las que demandan potestad para vetar a los “inmigrantes incívicos”. El candidato del PPC a la alcaldía de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, denunciaba en febrero de 2011 que “cada vez más” los delincuentes son extranjeros, acusando a las administraciones de esconder datos sobre la proceden-cia de dichos delincuentes.

La investigación internacional Transatlantic Trends: Inmigration 2010, un macroestudio3 de la Fundación estadounidense German Marshall que se hace cada año en Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Francia, Países Bajos y que en España coordina la Fundación BBVA, concluye que un 53% de los españoles y las españolas ha visto la inmigración como un problema durante 2010 (en el año 2009 llegaba al 58%). En España, al igual que ocurre en Reino Unido y EE UU, la mayoría de las personas en-cuestadas afirma que la inmigración es más “un problema” que una oportunidad en el estado actual de crisis económica.

En el caso español, el estudio revela que para la mitad de la ciudadanía “hay dema-siados inmigrantes en el país”, en parte porque sobreestiman el porcentaje que suponen

2 Izquierda de Cataluña Verde (formación política catalana en coalición con Izquierda Unida)3 El estudio se basa en entrevistas con mil ciudadanos y ciudadanas de cada uno de estos países,

relativas a la percepción del fenómeno inmigratorio, la consideración de los flujos legales e irregulares, los desafíos de la integración y la gestión de los distintos gobiernos.

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los extranjeros respecto de la población: la mayoría de los encuestados cree que supo-nen un 24% del total de habitantes, cuando la realidad es que no llegan al 12%.

En el informe de 2010 se dice que el 52% de las personas entrevistadas considera que los inmigrantes hacen bajar los salarios de la población española (en 2009, era un 62%). La responsable de la parte española del estudio, Chelo Perera, técnica del De-partamento de Estudios Sociales y Opinión Pública de la Fundación BBVA, cree que esto sucede porque, “en general, los españoles parecen ser conscientes de que la crisis también ha afectado a los inmigrantes. Eso no ocurre en otros países tanto como en España. Por ejemplo, en EEUU, donde el 63% de aquellos cuya situación financiera empeoró durante 2010 ve en los inmigrantes una amenaza en el mercado laboral”. El 67% de los entrevistados piensa que los inmigrantes se benefician más de los servicios de salud y Seguridad Social de lo que contribuyen en impuestos. La mayoría cree, sin embargo, que todos los inmigrantes, tanto los que están en situación regular como los que no, deben tener derecho a una atención médica gratuita. No piensan lo mismo cuando se les pregunta por la educación pública: la mayoría cree que debe ser sólo para los que tienen la documentación en regla. Hay, además, un alto porcentaje de los encuestados -el 70%- que cree que los “sin papeles” son una carga para los servicios sociales, escuelas y hospitales, el mismo porcentaje que sostiene que aumentan la delin-cuencia (GMF y Fundación BBVA, 2011).

Como se ve, la agenda está marcada por el discurso político y mediático que repi-ten continua y sistemática los mismos tópicos sobre los que se centran los mensajes, los estudios y las cuestiones sensibles. Por eso, no es de extrañar que los datos de las sucesivas encuestas realizadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en España muestren que las expectativas y actitudes de la sociedad española en relación con la inmigración han evolucionado desde 1996. Si en ese año la postura mayoritaria era favorable hacia la inmigración (CIS, 1996), en la actualidad se aprecian actitudes mucho más desfavorables hacia los inmigrantes, en general, entendiendo que “son de-masiados” (59,6%), y que sólo se ha de “permitir la entrada a aquellos que tengan un contrato de trabajo” (84,7%) (CIS, 2008). Aunque, como hemos visto, en el informe Transatlantic Trends: Inmigration 2010 la percepción global de los inmigrantes se mantie-ne estable desde 2008, pero anclada en una visión muy negativa y estereotipada de la inmigración4.

4 Esta estereotipación establece categorías de inmigrantes: aquellos que se considera son “adapta-bles” rápidamente, tienen buenos resultados en los colegios, no dan problemas de seguridad en los barrios, etc.; frente a otros que son expulsados de las fronteras de lo “integrable”: demasiado diferentes, demasiado musulmanes, demasiado negros, etc. (Timera, 1997). No tenemos más que observar cómo la población china es objeto de representaciones ambiguas que muestran que son cuestionados si se les toma como grupo aislado y revalorizados si se les define en relación con otros grupos.

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58Migración y crisis: como factor de riesgo en el retroceso del imaginario romántico de una sociedad mestiza y multicultural:

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El contexto de la “migración”A partir de los setenta, cuando los sucesivos gobiernos decidieron detener la inmi-

gración y reenviar fuera del país, por todos los medios, a los extranjeros convertidos en excedentes e indeseables, paradójicamente comenzaron a aumentar el stock de “sin papeles”5. Al mismo tiempo se cristalizaba la inmigración como un «problema», cuan-do en 1918 y 1945 había aparecido como una solución.

Desde finales de la década de los años 80 la representación de las personas migran-tes en España se condensa en el ícono de las pateras. Ésta y otras representaciones, en las que es dominante la iconografía de la desposesión y la desesperación, son resultado de estrategias discursivas de dominación que actúan con eficacia en nuestro imaginario colectivo colocando a cada uno “en su sitio”6. Pero en general, pivotan todas alrededor de la concepción del migrante como sujeto económico7, trabajador, productor, consu-midor. La inmigración no es considerada más que como una variable económica. La re-presentación de los migrantes como protagonistas políticos es rara, si no inexistente.

Este hecho no es una casualidad. Ignorar la dimensión política de la presencia de los migrantes es parte de una retórica que trata de ocultar la existencia de algunas de las más vergonzantes limitaciones de la ciudadanía democrática, vigentes en la era de los derechos humanos. Como explicita Suárez Navas, “que pueden vivir entre nosotros trabajadores de segunda fila, privados del reconocimiento legal de su mera existencia. Demasiado similar al régimen de esclavitud defendido por el gran filósofo Aristóteles” (2007, p. 16). Porque el “nudo gordiano” de esta relevancia política, como explica esta experta, radica en la coexistencia de los límites y las contradicciones entre la ciudadanía nacional y el universalismo moral de los derechos humanos refrendados por las socie-dades liberales, en donde el «derecho a tener derechos» es el más básico e irrenunciable (Arent, 2006). Los trabajadores y trabajadoras comprometidos en luchas políticas han descubierto que su presencia como extranjeros sólo es tolerada si permanecen sumisos y silenciosos8.

5 Los “sin papeles” no deben considerarse como extranjeros aparte, sino como un caso extremo de la negación de derechos propia de la condición de extranjero en general.

6 Los que llegan, escondidos y amontonados, son construidos como víctimas desposeídas. Aunque en esta iconografía “victimista”, al lado del desposeído siempre encontramos al criminal y al delincuen-te. El bueno y el malo, que en la lógica dominante despiertan sentimientos «naturales» de compasión y solidaridad, por una parte, y de reprobación y justificación de las políticas de control y represión, por otra.

7 La condición de migrante está asociada a que éste sea o bien un trabajador, asegurando con ello las relaciones de producción, o bien que haya sido reagrupado por un trabajador para asegurar las rela-ciones de reproducción, los cuidados, para una efectivo rendimiento laboral del mismo trabajador (Varela, 2007).

8 Se tolera su presencia si sabe no sólo renunciar a los atributos de la ciudadanía (votar, sindicarse, asociarse, etc.), sino también adoptar un comportamiento conforme a su inferioridad estatutaria.

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En el contexto actual de la crisis, marcada profundamente por una concepción neoliberal de la economía y de la sociedad, se acentúa una admisión de los migrantes simple y llanamente porque representan una ventaja de mano de obra barata y sometida en una economía globalizada y extremadamente competitiva. De hecho, los estados se mueven desde hace mucho tiempo en una contradicción: por un lado, intenta pro-mover, organizar y controlar la importación de trabajadores y trabajadoras en función de las necesidades reales o supuestas de su país, mientras que, por otro, gasta muchas energías en tratarles como personas indeseables, cuya integración duradera es juzgada la mayoría de las veces como inoportuna o imposible. Este sustrato xenófobo nunca ha dejado de estar presente, explícita o implícitamente, en las políticas migratorias.

La función de las leyes migratorias no es la de expulsar al migrante que ha entrado de forma clandestina, sino organizar simbólica y realmente su precariedad tanto jurí-dica como psíquica y recordarle constantemente la precariedad de su situación, lo que se supone garantizar su sumisión al orden económico y social. La puesta en escena del paso organizado «clandestinamente» por vías evidentemente bien conocidas por la po-licía, constituye una especie de prueba, un aprendizaje del consentimiento de la domi-nación: un conjunto de dificultades destinadas a anular los vanos deseos del extranjero de erigirse en ciudadano. De ese trabajador se espera no sólo la aceptación de pésimas condiciones de trabajo y de salario, sino también una mayor disponibilidad de horarios, desplazamientos, dedicación...

Como dice Kenneth Galbraith (1992), son necesarios los pobres en nuestra econo-mía para hacer los trabajos que los más afortunados no hacen. Por eso el suministro de trabajadores y trabajadoras extranjeros en las tareas para las que no hay ya disponibles “nativos” ha sido algo aceptado y perfectamente organizado. Esto crea la necesidad de un reabastecimiento o de algo menos agradable: mantenerles en continuo y respetuoso sometimiento. Este sistema tiene otras claras ventajas: si resultan innecesarios, se les puede enviar a su país o, como es más frecuente, negarles la entrada. Y, sobre todo, es-tos trabajadores, al llegar de países y ocupaciones con ingresos muy inferiores, se que-dan impresionados ante su nuevo bienestar relativo. No son, por tanto, tan exigentes en cuanto a salarios y otras condiciones como lo serían los trabajadores locales, y aplaca además sus exigencias el hecho de que, con algunas excepciones, no son ciudadanos que voten y que participen. Y si están en situación irregular, esto les impone un pro-vechoso silencio9. La amenaza de ser expulsado, de perder la residencia, la precariedad de la condición de inmigrante, el temor a perder el permiso de trabajo y por lo tanto el de residencia, así como la presión de sus compatriotas deseosos de venir, constituye un valioso instrumento disciplinario para la patronal.9 El sistema actual ha hecho de la ilegalidad la norma. La irregularidad se crea jurídicamente con el fin

de levantar fronteras internas a una inmigración inevitable, ciertamente necesaria y en gran medida deseada “ilegal” por las élites económicas de este país. La irregularidad (o «ilegalidad») de los inmi-grantes está vinculada estructuralmente, además, con una de las tasas más importantes de economía sumergida de Europa (Suárez, Macià y Moreno, 2007).

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Esto genera una dependencia (dependencia respecto del funcionario que le da el pa-saporte o el visado, o respecto del pasador clandestino), que le inferioriza, infantiliza y sienta las bases que impiden su propio crecimiento10. Para subsistir, para regularizar su situación, pero también para esconderse y mantener su equilibrio psíquico, depende de una serie de instancias: administraciones, abogados, asociaciones y ONGs, empleado-res, miembros de su red étnica, etc. El tipo de relaciones que sobre esta base se instau-ran con la sociedad civil contribuye poderosamente a desplazar la lógica del derecho en beneficio de la lógica de los favores. Además, en una situación irregular o “sin papeles”, debe limitar sus desplazamientos y evitar todos los lugares (metro, estaciones, grandes ejes de circulación, ventanillas de administración) donde hay riesgo de que la policía le controle. Esta limitación de la libertad de maniobra concierne a todos los aspectos vi-tales: la búsqueda de un trabajo, el empleo, el alojamiento, la escolarización de los hijos y las hijas, los servicios bancarios, el acceso a la sanidad (Morice, 2007).

Su vulnerabilidad se ve acrecentada en un contexto de crisis, pues su tradicional papel de amortiguador cíclico (primeros contratados en fase de crecimiento, primeros despedidos en fase de recesión) se acentúa. Esta crisis es aprovechada en la demagogia electoral que pone en marcha un dispositivo destinado a hacer de todo extranjero un sospechoso y un potencial “sin papeles”, y es el punto álgido de una constante escalada de la extrema derecha, que empujará a todos los gobiernos hasta hoy (sin excepción) a inspirarse en doctrinas xenófobas. Las reformas normativas tienen una progresiva orientación represiva y penalizante, en un creciente proceso de producción de irregu-laridad. A esto hay que sumar la continua inferiorización y etiquetamiento que sufren reiterando ecuaciones populares como «inmigrante=delincuente», sumada al deseo de ser considerado como un «asimilado» y a ese miedo mantenido intencionadamente a no renovar los sacro santos «papeles», que genera en ellos el sentimiento de lo que podríamos llamar ilegitimidad estatuaria potencial, definida como el sentimiento, difuso y virtualmente culpabilizante, que tiene el sujeto de “no estar en regla” y que alcanza incluso a sus descendientes (De Rudder, Poiret y Vourch, 2000; Fassin y Morice, 2001; Morice, 2007).

10 Un crecimiento marcado por el miedo al arresto y humillación por parte de la policía en un espa-cio público; a la denuncia, ya sea por parte de vecinos o de los agentes públicos; a ser víctima de la mirada culpabilizadora que les designa como “ladrones de empleo”. Un crecimiento marcado por la vergüenza que les lleva a depreciarse a sí mismos y una tendencia a culpabilizarse. En particular, las mujeres migrantes, especialmente las que están en situación irregular, son a veces víctimas de una mala imagen de sí mismas, y se consideran «malas madres», más aún cuando la negación de la ciudadanía que sufren puede traducirse en una inversión desmesurada en sus hijos e hijas. A veces, al no poder arriesgarse para hacer un viaje a su país de origen, se atormentan también con la idea de no poder visitar a sus padres y vive con vergüenza la idea de enterarse de su muerte sin haberlos visto de nuevo (Morice, 2007, 60).

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El contexto de la “integración” escolarEste es el marco de poder y opresión en el que hemos de situar el análisis de los con-

flictos que suponen la integración de las personas extranjeras y de sus hijos e hijas en los centros escolares. No es de extrañar que las consecuencias de ese clima se trasladen, casi por ósmosis, al entorno educativo. No se puede seguir ignorando los “problemas” que “nosotros” les causamos a “ellos”. Sólo en el marco de este contexto se podría analizar los “problemas” de la convivencia intercultural.

De hecho, la inferioridad y etiquetamiento, de la que antes se habló, es fundamen-talmente transferida al imaginario colectivo en todo lo que concierne a los hijos y las hijas de los inmigrantes. Éstos últimos, en conformidad con uno de los elementos constitutivos del pensamiento racista –la herencia-, heredan la condición de inmigran-te y de extranjero, sin ser ellos mismos ni inmigrantes ni extranjeros. Su condición se traduce, por medio de la segregación asociada a un conjunto de discriminaciones en todos los ámbitos importantes de la vida: escolaridad, vivienda, empleo, salud, ocio (Morice, 2007).

Las investigaciones recientes (Díaz-Aguado y Baraja, 1993; Núñez Mayán, 2010; Gai-rín e Iglesias, 2010) muestran que muy pocos profesores y profesoras proponen acciones interesantes para atender la diversidad. Una parte del profesorado considera la presencia de inmigrantes en las aulas como un “problema” añadido y una fuente potencial de conflictos, cuando no como un entorpecimiento de la marcha general de la clase (Ortiz Cobo, 2008; Sañudo, 2010). Muchos de los docentes emplean sustantivos como “incapa-cidad”, “frustración” para describir cómo se enfrentan en sus aulas a una nueva realidad. La frustración y la incapacidad de los profesores y profesoras responden a la falta de preparación de los docentes para afrontar la realidad multicultural (Soriano, 2008; Leyva, 2008). Porque, lo cierto es que la mayoría del profesorado que ejerce actualmente en el sistema educativo español no ha sido formado para trabajar en una sociedad culturalmen-te heterogénea (García y Goenechea, 2009; García Fernández y otros, 2010).

Habrá que ser conscientes que Occidente arrastra una tradición de dominación y saqueo en su relación con la mayoría de los países de donde provienen las familias de nuestro alumnado extranjero; y quinientos años de relaciones asimétricas y de desva-lorización sistemática de lo diferente, han configurado nuestra percepción del «otro» como inferior con el que cabe la asimilación o el rechazo, pero no un verdadero en-cuentro en igualdad. Así, esta cultura sólo se admira a sí misma y transforma el diálogo milenario y enriquecedor en un monólogo cultural en el que el «otro» sólo es visto como un «menor» a proteger o un peligro a conjurar. Esta visión se reproduce en la es-cuela en la que a menudo ser diferente representa un estigma que se procura solucionar tan pronto como resulta posible.

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Martín Rojo (2003, p. 231) analiza cómo las normas que fija la administración edu-cativa, si bien declaran la necesidad de fomentar modelos interculturales, se decanta fi-nalmente en la práctica por el modelo de compensatoria, y aunque manifiesta considerar la diferencia como una riqueza, parece mantener arraigada la idea del déficit en las es-trategias de actuación que propone. De manera que, a pesar de que la norma defiende explícitamente posiciones ideológicas de educación intercultural, opta por modelos de compensatoria que están vinculados a ideologías marginadoras. La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI), en su cuarto informe sobre España en febre-ro de 2011, criticaba el irregular reparto del alumnado de colectivos más desfavorecidos lo que está dando lugar a las aulas gueto, en donde acaban buena parte del alumnado denominado “inmigrante”. Esta misma autora constata que ésta es también la realidad cotidiana en la mayoría de los centros educativos, donde se encuentra arraigado el mode-lo de compensatoria en la práctica diaria. Que ni la legislación ni los centros han iniciado la transformación de los currículos, de forma que se combatan los prejuicios étnicos y que los contenidos, los estilos educativos y los materiales didácticos representen y se adapten a una audiencia plural y heterogénea. Que es pequeñísimo el porcentaje de alumnado, al que van dirigidos estos programas de compensatoria, que pasa a bachillerato. Que los centros educativos constituyen comunidades monolingües o, en todo caso “bilingües” (con el inglés como idioma dominante), a pesar el multilingüismo de los estudiantes. Constata que ni la administración impulsa el mantenimiento y uso de estas lenguas de origen del alumnado, ni el profesorado las incorpora a las prácticas educativas.

Más aún en el contexto actual que, ante los recortes económicos (1.800 millones menos de euros en los presupuestos del 2011: El País, 12 enero 2011), los centros argu-mentan que no es posible atender a la diversidad cultural con menos recursos. Parece que en época de crisis quiebran los postulados de ciudadanía y convivencia intercul-tural anteriormente defendidos en los centros educativos “decreciendo el imaginario romántico de una sociedad mestiza y multicultural” (Calvo Buezas, 2008).

Los estudios sobre convivencia escolar en España (INJUVE, 2008; Díaz-Aguado, 2008; Olmos, 2010) constatan un aumento del racismo y la xenofobia en los centros educativos, que se ve agravado con la crisis económica actual. En el estudio sobre Ac-titudes ante la Inmigración y Cambio de Valores del CEMIRA (Calvo Buezas, 2008) se con-sultó a 10.507 escolares, de entre 14 y 19 años, de once comunidades autónomas. Según sus resultados un 53% de los escolares consideró que debería expulsarse a las personas migrantes en situación irregular (“sin papeles”) y un 51% pensaba que “quitan trabajo a los españoles”. En este mismo sentido, los datos que aportó el estudio estatal sobre el comportamiento escolar, realizado por el Observatorio Estatal de Convivencia Escolar (dependiente del Ministerio de Educación) entre 23.100 estudiantes de educación se-cundaria y más de 6.000 profesores y profesoras en 300 centros (Díaz-Aguado, 2008), concluían que dos de cada tres estudiantes españoles de Educación Secundaria recha-zan trabajar con compañeros gitanos o marroquís.

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Parece pues que las cosas no han mejorado mucho, ni con una mayor profundiza-ción en el proceso democrático en España, ni con medidas en el ámbito educativo des-tinadas a potenciar una mayor convivencia y aprecio de la diversidad, ni con campañas de sensibilización ante la intolerancia. ¿Cuál es el problema, entonces?

El problema que se plantea, es analizar si el proceso de convivencia e integración social y educativa de alumnado de diferentes etnias y culturas es un “problema” de ese alumnado o, más bien, es un problema de la sociedad y de las instituciones educativas. Una sociedad y unas políticas sociales y educativas que están consolidando un “muro defensivo” mental, social, laboral, económico, político, legal, en definitiva, estructural que impide real y efecti-vamente una sociedad mestiza como se proclama en los discursos públicos, en las introduc-ciones de las normativas educativas o en las declaraciones oficiales.

Materiales y método

Abordar el contexto social para sentar las bases de la respuesta escolarSi no se aborda el contexto social y vital en el que se enmarca la acción educativa de

nuestros centros, no tiene ningún sentido las proclamas teóricas de educación intercultural ni las prácticas que en ellos se hagan, pues la interculturalidad no es “un problema” estric-tamente escolar, sino una cuestión de carácter sociopolítico (Besalú, 2002).

El proyecto intercultural es necesario en toda sociedad plural y no sólo ahí donde aparece la inmigración, o ahí donde la diferencia cultural es particularmente visible. Las condiciones de ese proyecto son sobre todo económicas, jurídicas y políticas. La mayor parte de los supuestos conflictos de diferencia cultural tienen que ser abordados desde la perspectiva previa de conflictos de intereses sobre la distribución de la rique-za, la participación en el poder, las condiciones para esa participación y distribución, comenzando por la reparación de las situaciones heredadas de discriminación y domi-nación. Ese proyecto intercultural, hoy por hoy, máxime en un contexto de crisis, es inútil, estéril, poco viable porque le falta condiciones y eso no es responsabilidad de las instituciones y organizaciones que trabajan en él, sino de los responsables políticos, porque sin presupuestos es inviable (De Lucas, 2011).

Porque el desafío que plantea la inmigración no es cómo insertar en nuestro orden de las cosas (la lógica del mercado) a quienes vienen, lo que siempre se concreta en qué cambios deben realizar los inmigrantes, sino también y sobre todo que los flujos mi-gratorios nos hacen comprender que es precisamente ese orden de las cosas el que tiene que cambiar. La respuesta a este desafío exige otra política, que se basa en profundas transformaciones en sus dos pilares, el internacional y el estatal.

Las dos condiciones básicas para ello es hacer posible y efectivo el reconocimiento del derecho a la libre circulación como derecho humano universal y, junto a ello, promover

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el establecimiento de relaciones internacionales equitativas, uno de cuyos instrumentos fundamentales debe ser la estrategia de romper las relaciones internacionales de explo-tación. De forma que la decisión de migrar no sea sólo el resultado de una necesidad imperiosa, de un destino fatal, sea para huir de la miseria o para mejorar las condiciones de vida, siguiendo el rastro de las riquezas que han sido expoliadas. Hacer posible que el hecho de migrar no sea o bien un privilegio de unos pocos (millonarios, trabajadores de excelencia científica o en el mundo del ocio) o bien un destino impuesto.

Dicho de otro modo, “¿por qué, en lugar de reivindicar eternamente la regulariza-ción de los recién llegados, no reivindicar mejor la abolición del estatuto de extranjero, estatuto necesariamente discriminatorio y excluyente y, de ese modo, la abolición de los «papeles»?” (Morice, 2007, p. 67). Como dice este autor, debemos y podemos abrir las fronteras y proclamar la libertad de circulación y de instalación. El cierre de las fron-teras no sólo atenta contra los derechos humanos; es, por encima de todo, una medida que no puede funcionar, todos los países de la UE lo han comprobado. Los países en-riquecidos tratan en vano de detener los flujos migratorios. En realidad no hacen más que exponer a los que intentan pasar a un peligro de muerte, y a los que lo consiguen a una situación de debilidad frente a los explotadores.

La libre circulación supone también la «libertad de permanecer en su país», lo que requiere un «saneamiento radical de las relaciones internacionales». Porque, lógicamente, la apertura de las fronteras, principio más realista de lo que parece, sería sin embargo un peligro si de manera simultánea los países de inmigración no renunciaran a fomentar guerras a través de terceros países, a apoyar regímenes políticos productores de miseria y a practicar el dumping social a través de la deslocalización de sus industrias de mano de obra, provocando así la competencia entre los países dominados por las producciones a bajo precio y haciendo de sus propios trabajadores las víctimas indirectas de ese dumping.

Se trata, nada menos, que de la revisión del contrato social y político, lo que afecta directamente al alcance del principio jurídico de igualdad (en lugar de ese subterfugio que es el constante, retórico y paternalista alegato de la tolerancia) y a la noción de ciudadanía, que debe ser objeto de una profunda reformulación. Porque no se trata de integrar a los inmigrantes en nuestra sociedad (en todo caso, la integración social es una cuestión recíproca, de ambas partes, no unidireccional), sino de la integración de todos, de la participación política en la vida pública, es decir, de la profundización en la democracia participativa de todos los que forman parte de la comunidad política y en la sociedad civil: todos, también las personas migrantes.

El principio jurídico de igualdadSiguiendo la propuesta de De Lucas (2011), la concreción de las exigencias del prin-

cipio jurídico de igualdad para los migrantes implica no seguir aceptando la actual respuesta parcial, de segmentación de derechos, de creación de infraciudadanos, en

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contradicción con las elementales garantías del Estado de Derecho, con la universali-dad de los derechos humanos y con las exigencias de la extensión de la democracia en sociedades cada vez más plurales. No podemos seguir ignorando el déficit de legiti-midad, la erosión de los principios del Estado de Derecho, que subyacen al dramático contraste entre nuestro proclamado universalismo de nuestra cultura jurídica y política y la institucionalización de la desigualdad jurídica y de la subordinación política de los inmigrantes que se traducen en la institucionalización de la exclusión.

La clave de la interculturalidad, “es la negociación razonable de las reglas de juego de la convivencia plural. Para ello, lo primero es reconocer la situación de asimetría, de desigualdad económica, de dominación, de acceso a la información y a los medios de difusión cultural y proponer medidas para reparar la desigualdad. Urge adoptar medi-das para garantizar la igualdad en las posiciones de partida.

La condición de miembro de la comunidad política no puede ser un privilegio ve-dado a quienes no tuvieron el premio de la lotería de nacimiento. El modelo de demo-cracia inclusiva exige un cambio en las oportunidades de alcanzar esa pertenencia. La primera reivindicación es el reconocimiento y satisfacción del derecho de acceso, de las vías que hacen posible el acceso a la condición de miembro de esa comunidad, de nuestras comunidades, y eso se ha de traducir en la adopción de un abanico de medidas que hagan posible ese reconocimiento y esa garantía. La clave de esta política, si quiere merecer el adjetivo no ya de integradora, sino de conforme a los principios de legitimi-dad que supone el respeto a los derechos, más incluso que el grado de reconocimiento de derechos (de huelga, de asociación, de reunión, etc.) son las condiciones de acceso a la comunidad, las vías para llegar a ser miembro. Y lo primero es cómo entrar. Por lo tanto, las condiciones de entrada y permanencia, las condiciones de regularización y participación en la vida pública en términos de igualdad son condiciones sine quae non. Por esa razón, antes que los derechos políticos, el rasero para medir una política que de la talla es si se inspira en el reconocimiento de un derecho humano fundamental, el de libertad de circulación. Desde luego, ahí aparece un primer problema de esquizofrenia jurídica, la ausencia de reconocimiento del derecho a inmigrar (ausente de los textos internacionales) como correlato del derecho a emigrar (el único reconocido: Artículo 13 de la Declaración del 48).

Resultados

La construcción de una ciudadanía plural e inclusivaEs necesario orientar el esfuerzo hacia iniciativas que impidan la existencia de un

muro infranqueable para quien llega y quiere convertirse en miembro de esa comunidad. Ahora no se trata del derecho de acceso sino de las condiciones del derecho de pertenen-cia, que tampoco es reconocido como tal, ni aun como facultad (De Lucas, 2011).

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Entre los requisitos que concretan el ejercicio de esa facultad y que ponen de relie-ve el objetivo de restricción se encuentran, evidentemente, algunos de los medios de acceso a la integración social: vivienda, educación y trabajo; y, obviamente, el reconoci-miento en condiciones de igualdad de los derechos. De los derechos personales, de las libertades públicas, del acceso a bienes, servicios y cauces de participación ciudadana en condiciones de igualdad de oportunidades y trato, de los derechos económicos, so-ciales (a la salud, a la educación, al salario y la seguridad social, al acceso al empleo y la vivienda), de los derechos culturales y políticos (no sólo el sufragio activo y pasivo, sino también los derechos de reunión, asociación, manifestación, participación).

Se necesita un estatuto que reconozca y garantice esos derechos en todo el espacio de la Unión Europea. Es necesario un estatuto jurídico de igualdad de derechos de los inmigrantes no comunitarios en la UE que acoja los principios propuestos y, junto a él, un nuevo modelo de ciudadanía.

Los límites de la ciudadanía, o —al contrario— de la ampliación del concepto de la ciudadanía, parecen estar, de algún modo, relacionados con los límites de la solidaridad en una sociedad de bienestar avanzada que, especialmente en un contexto de crisis, tiende a limitar y excluir a todos los que de alguna forma sutil se percibe que podrían amenazar los privilegios de ese bienestar (Hellgren, 2007). El concepto de ciudadanía participativa que sugiere Suárez (2005) es un paso más en una dirección postnacional, que funda la pertenencia social y los derechos asociados no tanto en una ciudadanía formal —y muchas veces pasiva— como en la participación activa en la comunidad donde uno vive.

Una ciudadanía múltiple o multilateral y local, como concreción de la democracia in-clusiva y plural. Una ciudadanía entendida no sólo en su dimensión técnico formal, sino social, capaz de garantizar a todos los que residen en un determinado territorio plenos de-rechos civiles, sociales y políticos. La clave radica en evitar el anclaje de la ciudadanía en la nacionalidad (tanto por nacimiento como por naturalización), una identidad que pone de relieve la incapacidad de la propuesta liberal para superar las raíces etnoculturales del pretendido modelo republicano de ciudadanía. Se trata de cuestionar el modelo de ciuda-danía liberal, apuntando a la necesaria extensión de la ciudadanía a un verdadero modelo de ciudadanía postnacional y postcolonial (Suárez, Macià y Moreno, 2007).

Conclusiones

Surge la pregunta de si no se debería aprender de aquellos “transmigrantes”11 que desobedecen fronteras externas, que desafían o aguantan cotidianamente las fronteras internas que les impone la «extranjerización permanente» (Benhabib, 2004). Cabe la

11 Transmigrantes, porque buena parte de los migrantes suelen haber pasado por uno o varios Esta-dos, antes de establecerse definitivamente.

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pregunta si estos “sujetos poscoloniales” aportan pistas fundamentales para repensar, según un cosmopolitismo transcultural, el sistema político democrático al que aspiran los pueblos o las comunidades políticas contemporáneas, pistas para contravenir el ideario democrático sobre el que se sostienen los contratos sociales que se quieren de-mocráticos (Balibar, 2000). Quizá ponerse en su piel, entender sus prácticas, permite complicar las lecturas acerca de las formas de “gobernanza” contemporáneas, tomando distancia de las narrativas hegemónicas que o bien miserabilizan la inmigración o la instrumentalizan desde los discursos de la meritocracia (Santamaría, 2007).

Reclaman el derecho a la existencia jurídica y, con ello, el derecho a tener derechos, por ser personas venidas de territorios, antes pero también intensivamente ahora, ex-poliados por la expansión colonial y neocolonial de los países centrales. Porque, en síntesis y de manera muy general, estos sujetos políticos reclaman a las democracias europeas el derecho a decidir su lugar de residencia sin que para ello tengan que cum-plir una función económica como recompensa (Varela, 2007, p. 221). Por eso la noción de ciudadanía debe regresar a su raíz y asentarse en la condición de residencia. De ahí la importancia de la vecindad, de la ciudadanía local, el modelo de ciudadanía plural e inclusiva que requiere la sociedad multicultural se juega sobre todo en este terreno: en el de la integración política (no sólo social) de la pluralidad.

Eso comporta el reconocimiento de que quienes se vieron obligados a migrar, ya sea por la desertificación de sus tierras, ya por la privatización de las economías antes estatales, ya por el cierre de las empresas transnacionales instaladas en sus «allá» o terri-torios de origen, o porque tenían preferencias «diferentes» en lo político o en lo afecti-vo o, simplemente porque sí, y han decidido residir entre nosotros como consecuencia de su proyecto migratorio, han de ser reconocidos en condiciones de igualdad como agentes de nuestras sociedades, protagonistas de la riqueza cultural, económica y polí-tica de las mismas en igualdad con los nacionales de los Estados en los que residen. Y también, como agentes de la negociación desde la que se construye el espacio público.

Además debe conllevar la adopción de medidas eficaces contra la discriminación por razones de nacionalidad, cultura, religión o sexo, en relación con los inmigrantes, sean o no trabajadores.

Esta propuesta es tan “utópica” como cuando las mujeres exigieron el voto, tan “absurda” como cuando los indios demandaban su reconocimiento jurídico como pue-blo, tan poco “realista” como cuando los gays peleaban por el derecho a ser diferentes, tan “radical” como cuando los insumisos nos oponíamos a ser parte de los aparatos de guerra del Estado español.

Hemos de recordar lo que explica la antropóloga cubana Velia Bobes, además de mu-chos otros teóricos y teóricas de la ciudadanía, que “…la ciudadanía no es una condición ontológica ni estática, sino que se relaciona con la existencia de luchas y movimientos

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sociales que demandan al Estado el mantenimiento y la posible ampliación de los dere-chos ciudadanos” (2000, p. 50). Ante la transnacionalización del régimen de fronteras, debemos transnacionalizar las resistencias al mismo. Se debe pelear por un proyecto polí-tico común que haga posible el derecho a migrar y a quedarse, a circular y a permanecer, luchar por hacer efectivo el derecho que tienen todas las personas a tener derechos, por garantizar la desaparición de todo tipo de leyes especiales que establezcan diferencias entre los nacionales de un país y los extranjeros, desmontando la «extranjerización per-manente» de personas que por motivos de etnia, género o clase son excluidas del contrato social vigente en las sociedades que se precian de democráticas (Varela, 2007).

Porque el desafío que plantea la inmigración no es cómo insertar en el orden de las cosas (la lógica del mercado) a quienes vienen, lo que siempre se concreta en qué cambios deben realizar los inmigrantes, sino también y sobre todo que los flujos mi-gratorios permiten comprender que es precisamente ese orden de las cosas el que tiene que cambiar. La respuesta a este desafío exige otra política, que se basa en profundas transformaciones en sus dos pilares, el internacional y el estatal. Las dos condiciones básicas para ello es hacer posible y efectivo el reconocimiento del derecho a la libre cir-culación como derecho humano universal y, junto a ello, promover el establecimiento de relaciones internacionales equitativas, uno de cuyos instrumentos fundamentales debe ser la estrategia de romper las relaciones internacionales de explotación.

Dicho de otro modo, “¿por qué, en lugar de reivindicar eternamente la regulariza-ción de los recién llegados, no reivindicar mejor la abolición del estatuto de extranjero, estatuto necesariamente discriminatorio y excluyente y, de ese modo, la abolición de los «papeles»?” (Morice, 2007, p. 67). Como dice este autor, se debe y se pueden abrir las fronteras y proclamar la libertad de circulación y de instalación.

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Construcción social de la categoría de desplazado, vínculos con las instituciones e implicaciones en la política pública Gina Marcela Arias Rodríguez • págs. 75 - 97

Construcción social de la categoría desplazado,

vínculos con las instituciones e implicaciones en la política pública

Gina Marcela Arias Rodríguez* • Colombia

ResumenObjetivos. Se analizó desde una perspectiva cualitativa, cómo los distintos actores

implicados en el fenómeno del desplazamiento forzado participan en la construcción social de éste como “problema” y cómo se construye socialmente la categoría “desplazado”. A su vez, se reflexionó sobre los vínculos que esta población construye con las institucio-nes gubernamentales y no gubernamentales y qué implicaciones tiene ello para el diseño, formulación y ejecución de las políticas públicas. Materiales y método. dichos análisis fueron realizados desde el enfoque construccionista de la Psicología Social Crítica. El tipo de investigación empleado fue el de la Teoría Fundamentada, realizando muestreo teórico y empleando los mecanismos de comparación y de codificación abierta, axial y selectiva. Resultados. Las personas en situación de desplazamiento reconstituyen su identidad al-rededor de la figura del “desplazado”, esta categoría les permite definirse y disponerse ante las instituciones y las organizaciones. Las personas entrevistadas han sido objeto de la estigmatización que hace la población receptora sobre ellos como auxiliadores de la guerrilla o como personas que compiten con los pobres por la atención de las instituciones del Estado. Conclusiones. La condición de desplazado enmarca al sujeto como víctima, como vividor, como sujeto de derechos con capacidad de restituir su condición de sujeto a pesar de los hechos violentos y la situación de marginalidad a la que se ve enfrentado con la llegada a un contexto diferente y muchas veces hostil.

Palabras claves: Desplazamiento forzado, construccionismo, víctima, sujeto de dere-chos, instituciones gubernamentales y no gubernamentales, vínculos.

Social Construction of Displaced Individuals as a Category, Their Relationship with Institutions and

Public Policy ImplicationsConstrução social da categoria de deslocado, vínculos com as instituições e implicações na política publica

* Psicóloga • Magíster en Psicología Comunitaria • Docente de la Universidad Católica de Pereira [email protected]

Recibido el 7 de abril de 2011 - aprobado el 21 de mayo de 2011

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AbstractObjectives. This paper aims at showing a qualitative analysis of how different actors

involved in the forced displacement phenomenon participate in their social construction as a ‘problem’ and how the ‘displaced individual’ category is socially built. It is reflected on the relationship of this population with governmental and non-governmental organi-zations as well as their implications on public policy design, formulation and implementa-tion. Materials and method. A constructivist approach of the critical social psychology served to carry out the analyses. Grounded theory was the type of study performed by means of a theoretical sampling, considering comparative mechanisms and open, axial and selective codification. Results. Displaced individuals recreate their identity based on the ‘displaced’ representation. This category allows them to be defined and placed accordingly within institutions and organizations. The interviewed individuals have been stigmatized by the community as guerrilla helpers or as individuals competing with poor for getting the state institutions’ attention. Conclusions. Displaced condition places individuals as victims, abusers, individuals of rights, who can be able to restore their condition as indivi-duals, in spite of the violence and social exclusion they face when dealing with a different and in most cases hostile environment.

Keywords: Forced displaced phenomenon, constructivism, victim, individual of rights, government and non-governmental organizations, relationships.

ResumoObjetivos. Analisou se desde uma perspectiva qualitativa, como os distintos atores

implicados no fenômeno de deslocamento forçado participam na construção social deste como “problema” e como se constrói socialmente a categoria de “deslocado”. Ao mesmo tempo, reflexionou se sobre os vínculos que esta povoação constrói com as instituições go-vernamentais e não governamentais e que implicações têm isto para o desenho, formulação e execução das políticas públicas. Materiais e método. Os analises foram realizados desde o enfoque construtivo da Psicologia Social Critica. O tipo de pesquisa empregado foi da Teoria Fundamentada, realizando uma amostra teórica e empregando os mecanis-mos de comparação e de codificação aberta, axial e seletiva. Resultados. As pessoas em situação de deslocamento reconstroem sua identidade ao redor da figura do “deslocado”, esta categoria permite lhes definir se e se dispor ante as instituições e as organizações. As pessoas entrevistadas tem sido objeto da estigmatizarão que faz a povoação receptora sobre eles como auxiliadores da guerrilha ou como pessoas que permitem com os pobres pela atenção das instituições do Estado. Conclusões. A condição de deslocado enquadra ao sujeito como vítima, como vivedor, como sujeito de direitos com capacidade de restituir sua condição de sujeito a pesar dos fatos violentos e a situação de marginalidade à que se vê enfrentado com a chegada a um contexto diferente e muitas vezes hostil.

Palavras chave: Deslocamento forçado, construcionismo, vitima sujeito de direto, insti-tuições governamentais e não governamentais vínculos.

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Construcción social de la categoría de desplazado, vínculos con las instituciones e implicaciones en la política pública Gina Marcela Arias Rodríguez • págs. 75 - 97

Introducción La pretensión de este trabajo radica en la posibilidad de dar a conocer algunos

resultados del análisis de la problemática del desplazamiento forzado desde los plan-teamientos de la Psicología Social Crítica y la Psicología Comunitaria, tratando de evi-denciar y visibilizar las implicaciones de las categorizaciones sociales, en este caso la del “desplazado”, en el diseño y ejecución de las intervenciones y en la formulación de la política pública. Dicho proceso de investigación, se realizó como tesis para optar al título de Magíster en Psicología Comunitaria de la Universidad de Chile.

Se analiza el fenómeno, no sólo como consecuencia del conflicto armado interno, sino como una estrategia de apropiación de los territorios geoestratégicos de los dis-tintos actores en disputa. De esta manera, se entiende que el desplazamiento forzado en Colombia ha modificado las regiones y han pasado a ser del dominio de los actores armados, ocasionando el despojo principalmente de campesinos, indígenas y población afrocolombiana. Esta mirada, permite ver el fenómeno no sólo desde los impactos psi-cosociales o desde la visión del daño que causa a las personas individual o socialmente, sino también verlo en la perspectiva de los factores sociales, políticos, económicos que posibilitan el problema y que a su vez lo siguen incrementando y que hace difícil la posibilidad del retorno a los lugares de origen y la prevención del fenómeno mismo. En este sentido, la perspectiva Crítica de la Psicología será adoptada como el horizonte teórico que permitirá analizar el fenómeno en su complejidad y de acuerdo con los actores allí implicados.

La investigación se desarrolló desde una perspectiva cualitativa, ya que ésta permite indagar sobre la complejidad de los procesos de construcción social donde se ven in-volucrados distintos actores, con intereses particulares. El proyecto está basado en la Teoría Fundamentada de Strauss y Corbin (1997).

El estudio es relevante socialmente por las implicaciones psicosociales, culturales, económicas y políticas que éste plantea a los científicos sociales, y a los actores implicados ya que permite analizar los intereses y los recursos de los que disponen los actores (pobla-ción desplazada, instituciones gubernamentales y no gubernamentales) para la superación o no de la situación. El propósito de la investigación se orientó hacia la comprensión de la construcción social de la categoría del desplazado desde los actores implicados y los vínculos que construyen con los organismos gubernamentales y no gubernamentales.

Problema Con respecto a la grave crisis humanitaria que vive el país, es importante plantear

que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados –ACNUR– in-formó el pasado 17 de junio del año 2008, que Colombia tiene 552.000 refugiados en el exterior, lo que hace que el país se ubique en el tercer lugar después de Afganistán con tres millones y de Irak con dos millones. La situación se hace mucho más grave cuan-

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do se informa que Colombia ocupa el primer lugar con tres millones de desplazados, desterrados y despojados de sus territorios dadas las condiciones del conflicto social y armado que azota al país desde hace más de cuatro décadas. El segundo lugar lo ocupa Irak con dos millones cuatrocientos mil y seguido la República Democrática del Congo con un millón trescientos mil desplazados internos (Santos, M. El Tiempo 2008).

En este sentido, un comunicado de ACNUR (2009) expresa lo siguiente: “…unos tres millones de colombianos se han visto forzados a abandonar sus hogares por razo-nes de violencia, persecución o graves violaciones a sus derechos humanos. Sólo el año pasado, más de 170.000 personas fueron forzadas a huir de sus hogares. Otros cientos de miles han cruzado una frontera huyendo hacia los países vecinos, o aún más lejos.”

En el año 2007, CODHES informó que: “un promedio diario de 743 personas fueron desplazadas durante los primeros seis meses del año en flujos migratorios que afectaron 32 departamentos y 579 municipios del territorio nacional. La ten-dencia se mantuvo en el trimestre siguiente (julio, agosto y septiembre), periodo que coincidió con la campaña electoral para elegir integrantes de cuerpos colegia-dos y autoridades territoriales.”

Con este marco, se puede entender que este fenómeno es de vieja data, pero que es reconocido como tal sólo en la década de los 90, donde se evidencia que los actores armados se disputan los territorios donde habita población civil, por ser territorios geoestratégicos para el desarrollo de sus acciones militares, para los cultivos ilícitos e incluso para la implementación de megaproyectos donde están puestos los intereses de capitales transnacionales. Ello permite problematizar este fenómeno no sólo por la gra-ve crisis humanitaria que se ha generado, sino también porque se ponen en evidencia los intereses de distintos actores no sólo los grupos ilegales, sino también los intereses políticos y económicos que allí se movilizan. Lo anterior, permite reflexionar que difí-cilmente el Estado colombiano podrá superar esta situación si no se tiene la voluntad real de transformar las causas estructurales que mantienen el problema.

Se entiende que Colombia ha mantenido una guerra interna desde hace más de cuatro décadas que ha tenido expresiones distintas en todas las regiones. En particular en los tres departamentos del Eje Cafetero, específicamente en Risaralda, una de las consecuencias más sentidas que se presenta es la del desplazamiento, fenómeno que incide en el aumento de los cinturones de miseria, empobrecimiento, desempleo en los centros urbanos, en este caso de la ciudad de Pereira, dado que las personas ven en es-tos lugares una posibilidad de esperanza y centro de oportunidades laborales y sociales. La agudización de esta problemática ha llamado la atención de instituciones guberna-mentales y no gubernamentales; en ese sentido, se han dictaminado leyes para atender dicha problemática como la Ley 387 de 1997 compuesta por 34 artículos que dio cabida a la vez a los decretos 951 sobre la Vivienda y el subsidio de Vivienda para la población desplazada del 24 de mayo del 2001, el Decreto 2007 de septiembre 24 de 2001, sobre

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la reubicación y la posibilidad de retorno a las tierras, y el Decreto 2562 de noviembre 27 de 2001 referente a la educación para la población desplazada en etapa escolar.

En la Ley 387 de 1997, se contempla la responsabilidad del Estado con el despla-zamiento interno, los principios rectores para su atención, la creación del Sistema Na-cional de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia, (Art. 4 al 8), construcción del Plan Nacional para la Atención Integral a la Población Desplazada, el consejo nacional y consejos municipales para dicha atención. Además de la Ley 387 de 1997, la Corte Constitucional falló la sentencia T-025 de 2004 en la que se exponen los argumentos de la población desplazada en contra de la Red de Solidaridad Social1 y otras dependencias gubernamentales por no cumplir de manera adecuada y oportuna la “misión de protección a la población desplazada y por la falta de respuesta efectiva a sus solicitudes en materia de vivienda y acceso a proyectos productivos, atención de salud, educación y ayuda humanitaria.” (Sentencia T-025 de 2004). En ese sentido, la Corte determina proteger los derechos constitucionales de la población desplazada y determina que el país se encuentra ante “un verdadero estado de emergencia social, una tragedia nacional, que afecta los destinos de innumerables colombianos y que mar-cará el futuro del país durante las próximas décadas y un serio peligro para la sociedad política colombiana; y, más recientemente, un estado de cosas inconstitucional.”

De igual manera, la Corte Constitucional expidió el Auto 092 de 2008 donde se plantea la: “Protección de los derechos fundamentales de las mujeres víctimas del des-plazamiento forzado por causa del conflicto armado”, en el marco de la superación del estado de cosas inconstitucional declarado en la sentencia T-025 de 2004. En el Auto 092 la Corte manifestó: “…adopta medidas comprehensivas para la protección de los derechos fundamentales de las mujeres desplazadas por el conflicto armado en el país y la prevención del impacto de género desproporcionado del conflicto armado y del desplazamiento forzado.” (Auto 092 de 2008). Allí se encuentra contenido la creación de 13 programas específicos dirigidos a la población desplazada femenina, generar programas para superar los vacíos en la política pública, el amparo a las mujeres des-plazadas en 600 casos específicos y comunicar al Fiscal General de la Nación sobre los crímenes sexuales cometidos en el marco del conflicto armado (Auto 092 de 208).

Las anteriores son evidencias de algunas disposiciones legales y jurídicas que el Es-tado colombiano ha dictaminado para enfrentar la grave crisis humanitaria que vive el país y que se ha agudizado desde la década de los ochenta.

Por otra parte, se ha podido evidenciar que son múltiples los pronunciamientos donde se manifiesta que este fenómeno ya no es sólo una consecuencia más del con-flicto armado. Algunos se atreven a plantear que el desplazamiento es una estrategia de redistribución territorial aprovechada por los actores armados que les permite tener el dominio territorial de sectores estratégicos para el desarrollo de sus actividades mi-

1 Ahora denominada Acción Social de la Presidencia de la República.

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litares (Zuluaga, 2003). Lo otro que es necesario considerar es que según CODHES, “el mapa del desplazamiento forzoso se corresponde con el mapa de formulación o ejecución de macroproyectos en zonas que cuentan con riquezas mineras, energéticas y zonas de cultivos ilícitos y procesamiento de drogas” (Salcedo, 2006). Esto implica entonces problematizar la situación de manera distinta, en el sentido de que los des-plazamientos de personas no se dan solamente por las confrontaciones entre actores armados, sino también por la implementación de mega proyectos a desarrollar en zonas estratégicas del país. Lo que ha permitido llegar a la afirmación: “No hay desplazados porque hay guerra, sino que hay desplazados para que haya guerra” (REDIF, 2003).

Por otra parte, defensores de derechos humanos plantean el fenómeno como una violación múltiple a los derechos humanos. Esta frase encabeza buena parte de las bibliogra-fías, noticias, proyectos y estudios que han surgido como respuesta a este fenómeno; aun así, el apoyo a la población desplazada continúa siendo fragmentado, insuficiente, dejando fuera del margen de asistencia varios de los niveles en que son vulnerados: la dignidad de las mujeres, hombres, niñas y niños desplazados.

Cada día el número de personas y familias desplazadas aumenta; pasan los días, meses y años, mientras su situación continúa siendo precaria, se ha invertido tiempo y dinero en promocionar una actitud solidaria frente a las familias desplazadas, comer-ciales donde se invita a no “invisibilizar” su condición y brindar apoyo, no obstante, estos esfuerzos no han sido encaminados de manera eficiente a las redes de apoyo y a las instituciones que encabezan lo mecanismos de atención a desplazados.

Lo que se evidencia en la mayoría de la literatura que hace referencia al fenómeno en cuestión, plantea la gravedad de la crisis humanitaria por la que pasa el país desde hace unos años dado el recrudecimiento del conflicto social y armado y los impactos que éste ha traído a la población civil, fundamentalmente campesinos, afrocolombianos e indígenas.

En este sentido, vale la pena contribuir a la discusión sobre la dimensión política de este fenómeno. De esta manera, interesa evidenciar cómo se ha construido social-mente la categoría de este sujeto desplazado, conocer sus estrategias de exigibilidad de derechos, implica problematizar la condición de “víctimas” y analizar si es posible otra noción, también como sujetos y actores políticos. Resulta importante evidenciar los mecanismos que se construyen para la exigibilidad de los derechos, del restablecimien-to, de la justicia y de la reparación. Pensar al desplazado como actor político, invita a reflexionar la relación entre el Estado, la Sociedad Civil y el desplazado como tal. En esta vía, es importante reconocer que los escasos y débiles procesos organizativos, la naturalización del desplazamiento y la situación de víctimas ayudan a consolidar la imagen de víctima, minimiza la posibilidad de construcción del sujeto desplazado como actor y sujeto político.

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Según las anteriores consideraciones, el problema sobre el que interesa profundizar es sobre la categoría desplazado, qué actores participan, cuáles son las implicaciones para el diseño de las intervenciones y de la política pública y cuáles son los vínculos que éstos generan con los organismos gubernamentales y no gubernamentales, permitien-do construir algunos aportes sobre el tipo de vínculos que se están consolidando entre el Estado y la Sociedad Civil como se mencionó anteriormente.

En este sentido, vale la pena reflexionar si efectivamente las personas en situación de desplazamiento encarnan esta visión de la política. Así, cobra relevancia indagar por la capacidad organizativa de la población en situación de desplazamiento, cuál es su posibilidad para incidir en lo público y en lo político y de esa manera evidenciar si esta capacidad organizativa confluye en procesos de participación política orientada a resolver tanto los problemas particulares como los problemas colectivos que como población desplazada presentan. En esa medida, se hace necesario indagar sobre las relaciones y vínculos que éstos construyen con otros actores gubernamentales y no gubernamentales.

Se entiende que los vínculos que los actores gubernamentales y no gubernamentales establecen con la población desplazada se dan a través de los lineamientos de interven-ción, sobre todo en el acompañamiento a proyectos productivos y el acompañamiento psicosocial. Lo que interesa entonces son las relaciones entre los desplazados: su ca-pacidad organizativa y de incidir políticamente; con los organismos mencionados. De acuerdo con estos planteamientos, se propone la siguiente pregunta de investigación ¿Cómo se construye socialmente la categoría del desplazado y cuáles son sus impli-caciones en los vínculos que se establecen con las instituciones gubernamentales y no gubernamentales? Se propuso como objetivo general comprender la construcción social de la categoría del desplazado desde los actores implicados y los vínculos que establecen con los organismos gubernamentales y no gubernamentales.

MetodologíaEste trabajo investigativo se desarrolló bajo una lógica de la investigación cualita-

tiva, específicamente la Teoría Fundamentada. Para la realización del trabajo de cam-po se consideraron informantes clave de los actores más relevantes que intervienen en el fenómeno en cuestión. Los narradores fueron identificados de acuerdo con la información otorgada por las instituciones que ya han determinado procesos organi-zativos: grupos de mujeres, líderes de asambleas barriales y personas en situación de desplazamiento que no pertenecen a ninguna organización. De esta manera, se tuvie-ron en cuenta los narradores que contaron la experiencia vivida del desplazamiento y los procesos organizativos que lidera o de los que ha participado y se pudieron realizar interpretaciones respecto a cómo se construye la categoría del desplazado desde la perspectiva de los actores intervinientes.

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De igual manera, se hizo necesario abordar a los funcionarios de instituciones gu-bernamentales y no gubernamentales, asistir a las actividades programadas por la insti-tucionalidad y donde se convocaron a las personas en situación de desplazamiento, con el propósito de observar e identificar las relaciones y vínculos que allí se construyen. Fue necesario un acercamiento a los informes y documentos que han sido producidos por estas instituciones; desde allí se trató de evidenciar las formas discursivas, la mane-ra como se construye la categorización social del desplazado y las implicaciones en los procesos de intervención. Las producciones de los académicos también se consideraron en este interés, se revisaron documentales producidos por la Red Nacional de Investi-gadores en Desplazamiento Forzado –REDIF-.

Los sujetos se seleccionaron de manera intencionada, dinámica y secuencial. Inten-cionada, porque se identificaron los actores que cumplieran con las características an-teriormente expuestas y no se escogieron al azar. Dinámica, porque la misma dinámica del trabajo de campo permitió identificar estos actores para ser entrevistados. Secuencial porque se hizo uno por uno, respondiendo a la misma dinámica que se fue generando (Patton, 1990).

La técnica empleada fue la entrevista, dado que ésta tiene como objetivo articular un espacio de palabra y de interlocución con aquel que relata su historia y que lleva a considerar ésta, como testimonio irrepetible que superpone a la crónica verídica y cronológica de los acontecimientos del pasado. Queda abierta la puesta en escena de épocas, espacios, situaciones, circunstancias que no son nunca individuales, que son inevitablemente colectivas, sociales y testimoniales. Aquí, se propone profundizar con los actores las situaciones vividas a partir de la experiencia del desplazamiento y pro-fundizar cuáles han sido los mecanismos de organización que ellos y ellas han cons-truido, qué obstáculos, dificultades y aciertos han tenido en dichos procesos. Interesa entonces, reconstruir la historia de las vivencias y conocer la experiencia de quienes han actuado bajo la dirección de las instituciones en los procesos de intervención con la población desplazada. Se espera de esta manera, ahondar en los vínculos que cons-truyen los actores sociales implicados y las posibles implicaciones que ello genera en el diseño de las políticas.

Permitió también identificar qué tipos de relaciones establecen, qué relaciones de poder se generan entre ellos, con otros grupos y con los organismos gubernamentales y no gubernamentales, qué situaciones contradictorias se generan, en fin, encuentros y desencuentros que pudieron aparecer a partir de los discursos que allí se plantean. Además de la entrevista, se realizaron registros de observación y revisión documental.

Por otra parte, se emplearon los tipos de muestreo, los cuales tratan de dar cuenta de los tres tipos de codificación que se proponen desde la Teoría Fundada: muestreo en la codificación abierta, donde la investigadora permita que el interés se dirija hacia muchas situaciones, incidentes o hechos donde puedan aflorar datos interesantes para

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la investigación, aquí la sensibilidad juega un papel importante porque se empiezan a definir cuáles serán los conceptos sobre los cuales se tratará de profundizar para la construcción de las categorías. Posteriormente, se trató de encontrar relaciones que se van construyendo entre las categorías y las subcategorías, con el fin de establecer com-paraciones para hallar similitudes o disparidades entre los acontecimientos.

Para el rigor de esta investigación, se emplearon los criterios de suficiencia y adecua-ción de los datos antes que el número de sujetos entrevistados. La suficiencia se consigue cuando se llega a un estado de “saturación informativa” y la nueva información no aporta elementos nuevos. La adecuación se refiere a la selección de la información de acuerdo con las necesidades teóricas del estudio y el modelo emergente. Se evidencia saturación teórica, cuando no se encuentran datos nuevos para una categoría, éstas se encuentran bien desarrolladas en términos de sus propiedades y dimensiones, se en-cuentran variaciones y cuando se pueden establecer relaciones suficientes y adecuadas entre las categorías (Strauss, A. & Corbin, J. 1990, p. 231).

Los tres momentos de dicha reducción de datos se pueden dar simultáneamente; és-tos implican la codificación de la información de acuerdo con las categorías de análisis; se utiliza porque los datos son de tipo textual. El criterio por el cual se lleva a cabo la codificación es temático pues ya que la agrupación se hace asociando elementos sobre un mismo tema o categoría.

La metodología, estrategia y técnicas de análisis e interpretación de la información se orientó según la perspectiva de Strauss y Corbin (2002) a partir de lo postulado en la Teoría Fundada.

El procedimiento que se siguió la realización de entrevistas puntuales con fun-cionarios de instituciones públicas, población en situación de desplazamiento, actores sociales relevantes, revisión de material documental de agencias de cooperación in-ternacional, específicamente la Agencia de Cooperación Técnica Alemana –GTZ– y algunos registros de observación de jornadas de reunión donde se encontraron funcio-narios públicos y población desplazada.

Siguiendo los planteamientos metodológicos de la Teoría Fundada, el muestreo teó-rico permite la “recolección de datos guiada por los conceptos derivados de la teoría que se está construyendo y basada en el concepto de “hacer comparaciones”, cuyo propó-sito es acudir a lugares, personas o acontecimientos que maximicen las oportunidades de descubrir variaciones entre los conceptos y que hagan más densas las categorías en términos de sus propiedades y sus dimensiones” (Strauss, A. & Corbin, J. 1990, p. 219). En este sentido, se trató de indagar sobre los incidentes, acontecimientos que permi-tieran darle mayor densidad a las categorías en sus propiedades y dimensiones. Desde esta perspectiva se asume que el muestreo es acumulativo, ya que cada acontecimiento o incidente importante se acumula a lo que el investigador ya ha venido incorporando en sus elaboraciones e interpretaciones. Al principio, el investigador se interesa por ge-

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nerar la mayor cantidad de categorías y posteriormente se dedica a densificar y a saturar las mismas (Strauss, A. & Corbin, J. 1990, p. 221).

Resultados Los resultados se presentarán de manera parcial, por efectos de la extensión del

artículo. Se exponen los resultados de cómo se construye la categoría desde el punto de vista de los mismos desplazados y desde las instituciones.

Construcción de la categoría desplazado, desde la perspectiva de los desplazados

Dentro de esta categoría se evidenciaron tres subcategorías: identidad, estigmatiza-ción sobre el desplazado, posibilidad de superar la categoría de desplazados.

Respecto a esta categoría, se identifica que las personas en situación de despla-zamiento reconstituyen su identidad alrededor de la figura “desplazado”, esta es la categoría que una vez llegados a la ciudad les permite definirse y disponerse ante las instituciones y las organizaciones no gubernamentales: para la exigencia de los subsi-dios, de los derechos, de la reparación, entre otras cosas: “… a nosotros no nos dieron arriendo, ni ropa, a nosotros aparte del mercado no nos dieron más nada. Y a nosotros nos tenían que dar muchas cosas” (E1P61).

Las personas entrevistadas evidencian que han sido objeto de la estigmatización que hace la población receptora sobre ellos como auxiliadores de la guerrilla, como personas que compiten con los pobres por la atención de las instituciones del Estado, refieren que la población receptora mantiene la creencia que las instituciones privi-legian a los desplazados y esto hace que se genere una situación de competencia. La estigmatización que se genera sobre esta población obstaculiza las posibilidades de estabilización laboral y se mantiene un círculo vicioso que hunde a la población en condiciones de pobreza y por lo tanto, se hace más difícil trascender la categorización. “Mientras nosotros seguimos siendo desplazados es un problema conseguir trabajo; la gente dice ¡ah! es que esa desplazada, pero no saben las instituciones que nosotros no somos los guerrilleros, y ellos creen que nosotros por ser los desplazados somos los guerrilleros” (E1P101).

Además de lo anterior, se demuestra que estas personas mantienen una convenien-cia al autodefinirse como “desplazados”, a pesar del tiempo que ha transcurrido (más de ocho años del desplazamiento en las personas que fueron entrevistadas) se siguen presentando y definiendo como desplazados, planteando que todavía no han obtenido todas las “ayudas” y el restablecimiento del Estado para superar la condición del des-plazamiento. Es reiterativo en las entrevistas y en el discurso de la población despla-zada que el gobierno o las instituciones “les dan o no las ayudas” como si se tratara de

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favores recibidos o no, aunque algunos reconocen que no se trata de ayudas o favores sino que más bien se trata de la responsabilidad que el Estado tiene con ellos, “Yo sufrí mucho, es una experiencia muy dura, y luego el otro hijo que estaba en la policía me llevó pa’ todo lo que era Cundinamarca, pero eso me dio muy duro, allá me pusieron un psicólogo, y así después de eso ya como al año fue que yo ya volví y declaré y en-tonces ya salieron las ayudas del gobierno” (E1P25). “(…) pero como aquí en Pereira a nosotros no nos han cumplido con esas cosas entonces seguimos ahí desplazados” (E1P96).

Es importante expresar que algunas de las personas desplazadas, hacen alusión a la necesidad de superar su condición del desplazamiento, expresando que “tenemos que sacarnos esa idea de la cabeza, nosotros no toda la vida vamos a ser desplazados” (E1P102). Se hace explícita la posibilidad de trascender la condición de desplazamiento pero se enuncia también que “como a nosotros no nos han dado lo que nos pertenece, seguimos siendo desplazados” (E1P103). Se mantiene una especie de contradicción entre la necesidad de trascender la condición y su mantenimiento porque aún no han sido reparados en su totalidad y mientras esto no suceda, el Estado deberá seguir aten-diendo sus necesidades.

Vínculos con institucionesRespecto a esta categoría se evidencian vínculos con instituciones gubernamentales

y con Organizaciones No Gubernamentales.

En las entrevistas y observaciones realizadas de actividades donde se encontraron funcionarios públicos y población desplazada, se generaron situaciones de tensión, de reclamos e incluso de acusaciones. Los líderes manifiestan que aún no han sido atendidas todas sus necesidades, que han recibido malos tratos de los funcionarios y hacen acusaciones a algunas ONG operadoras de Acción Social porque éstas no entregaron todos los recursos a los que tenían derecho para la generación de pro-yectos productivos. En el siguiente planteamiento, se evidencia desconfianza de las organizaciones de desplazados hacia algunas entidades porque no conocen cuáles han sido los manejos y la administración que se ha hecho sobre los recursos con que deben ser atendidas sus necesidades. “¿Entonces cuál es la relación que tienen con Acción Social? La directora de allá; a nosotros no nos dieron arriendo, ni ropa, a no-sotros aparte del mercado no nos dieron más nada. Y a nosotros nos tenían que dar muchas cosas, y entonces ella viene ahorita y los de Acción Social le están haciendo el seguimiento” (E1P71).

Sólo una de las mujeres entrevistadas relató haber sido adecuadamente atendida por los funcionarios de la Personería Municipal y de la Unidad de Atención y Orien-tación al desplazado. Llama la atención que esta mujer expone desempeñarse en la actualidad como manipuladora de alimentos en el programa de seguridad alimen-

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taria que desarrolla la Alcaldía, además manifiesta haber trabajado en la campaña electoral del actual alcalde y que es bien recibida por la primera dama, incluso que ésta privilegia atenderla sobre otras personas en su misma condición y por ello se han generado algunos conflictos.

En algunas ocasiones se hace evidente que los candidatos aprovechan las campañas electorales para generar promesas a la población vulnerable (entre ellas la población desplazada), generándose un mecanismo de favores por votos que se traduce en clien-telismo. En esta medida, la población desplazada reconoce que el principal interés es poder resolver las necesidades y entienden que para lograrlo se requiere recurrir a este tipo de mecanismos.

Las organizaciones de desplazados generan vínculos con entidades estatales a tra-vés de las demandas y acciones de tutela que interponen para que sus derechos sean reconocidos; ellos manifiestan que todo lo que han logrado ha sido mediante la vía de la tensión y el conflicto con las entidades, ya que perciben que éstos no reconocen ple-namente sus derechos. “Ahora estamos peleando, luchando para que el alcalde haga el favor de pavimentar la vía. Porque es que esto después de que lo pavimenten queda con otra cara. Entonces el alcalde ya se comprometió con eso, se comprometió en el colegio para pavimentar esto, y la vía de acá a la universidad” (E1P101P102).

Lo anterior, ha generado relaciones de desconfianza entre las entidades estatales y la población desplazada y ha permitido que las tensiones se hayan profundizado en la mayoría de las ocasiones. Los desplazados perciben que no han recibido todo a lo que ellos tienen derecho, llegando a hacerse innegable un reclamo de atención de tipo asistencial. Por otra parte, sienten que los funcionarios los ven a ellos como peligrosos, conflictivos, dependien-tes y mentirosos porque se les entregan los subsidios y ellos los siguen reclamando. A pesar de que algunos desplazados reclaman subsidios, “ayudas”, otros de ellos manifiestan la necesidad de superar esta relación de dependencia y asistencial, ya que son ellos mismos los que deben mejorar sus condiciones de vida. Al respecto se manifiesta que: “Eso es un pro-blema para todos, nosotros no podemos seguir siendo a diario desplazados no. A nosotras donde nos hubieran dado ya los proyectos productivos y todo lo que nos tienen que dar, no estuviéramos con esa cosa de desplazados, ya no, pero como a nosotros no nos han dado lo que es que nos pertenece tener seguimos siendo desplazados” (E1P101P102).

Respecto a las entidades no gubernamentales, los desplazados hacen manifiesta su desconfianza, critican que en muchas ocasiones se han generado promesas que no se han cumplido y que además éstas reciben grandes cantidades de recursos para la generación de proyectos productivos que no han sido adecuadamente utilizados y en-tregados. Algunos de ellos hacen acusaciones porque sus proyectos productivos fueron rechazados y porque no saben cuál fue el destino de estos recursos. En este caso, llama la atención que estas entidades no realizan rendición de cuentas a las comunidades de

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desplazados, mecanismo que podría ayudar a restablecer los niveles de confianza si las personas conocieran en qué y cómo se han invertido estos recursos.

Estas personas relatan cómo fueron atendidas en la fase de emergencia, realizando toda la ruta de atención: desde la declaración en la UAO o Defensoría del Pueblo, la aceptación de su condición y la posterior entrega de los subsidios de arriendo y alimen-tación. Aún así, siendo beneficiarios de estos aspectos, ellos exponen que esto ha sido y sigue siendo insuficiente, porque los subsidios que les entregan son escasos, no alcan-zan para cubrir las necesidades de toda la familia, que en la mayoría de las veces son bastante numerosas (familias de cuatro o más hijos). A partir de esto, empieza entonces todo un proceso de exigencia a las entidades gubernamentales y no gubernamentales con el propósito de obtener mayores recursos y que éstos apunten a la implementación de la segunda fase: la de restablecimiento económico. En este aspecto, se manifiesta que algunas entidades no gubernamentales no han entregado todos los recursos que éstas han recibido por las agencias de cooperación internacional.

Manifiestan además que su deseo es poder superar el carácter asistencial que se mantiene en estas fases de la intervención y que imposibilita un proceso de mayor autonomía que se traduzca en la cesación de la condición de desplazamiento. En este aspecto, llama la atención que la población manifiesta que éste es su deseo pero contra-dictoriamente es repetitivo el planteamiento de que es el gobierno el que debe seguir ofreciendo lo que ellos denominan “las ayudas”.

Construcción de la categoría desplazado desde la perspectiva de las instituciones

El desplazado como víctima. Desde el punto de vista de los psicólogos que trabajan para una institución no gubernamental, se aprecia que el desplazado es visto de distintas ma-neras; en esta vía, se puede trabajar la idea de que la figura del desplazado no es una esencia, una cosa que se pueda conocer y desentrañar, sino más bien que se trata de una categoría que ha sido construida socialmente por los distintos actores que se encuentran allí involucrados (Gergen, 2003). Desde una de las perspectivas, los desplazados son vistos como “víctimas”, son las personas que han tenido que migrar de manera forzada de sus lugares de origen, despojados de bienes, asustados, temerosos en búsqueda de una “ayuda” en la ciudad. Lo anterior, que corresponde a la descripción de estos sujetos en la fase de emergencia, parece perpetuarse a través del tiempo y la victimización parece asumirse como una característica más de su propia identidad; es una especie de cosifica-ción de la condición de víctima, que muchas veces no se quiere o no conviene abandonar porque permite obtener los beneficios económicos. Pero por el hecho de que tienen más beneficios, tienen más ayudas si se quedan ahí. Es como si conviniera no trascender la condición de desplazado porque así se siguen recibiendo los beneficios y por lo tanto, se evidencia en algunos casos que no hay un interés real para superar esta condición.

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Un caso concreto narrado por uno de los psicólogos lo describe así: “un hombre que lleva más de ocho o diez años acá en la ciudad, y yo lo he visto más o menos en tres años, todo lo que él ha hablado y no ha cambiado su discurso, sigue diciendo lo mismo que es la víctima y que el Estado lo tiene que proteger” (E3P115).

Un aspecto que es llamativo para estos profesionales es que las instituciones mismas se encargan de victimizar la población desplazada “ los vuelven más víctimas”; enton-ces como “yo soy la víctima, yo tengo derechos, y todo para mí.” Aquí las instituciones mismas tienen una responsabilidad en la configuración de estas víctimas, generando una relación de dependencia con las instituciones. Se menciona que cuando se preten-de problematizar este asunto desde el proceso de acompañamiento psicosocial, se les pide a algunos que hagan un esfuerzo y ante esto responden: “no, es que a mí me tie-nen que ayudar. Se convierte en una persona demandante, que succiona los procesos” (E3P125). Cuando se le atribuye al otro la condición de víctima se le quita la posibili-dad de considerarlo como actor de su propia transformación.

Estigmatización del desplazado. Se identifica la estigmatización que recae sobre la población desplazada, las comuni-

dades receptoras consideran que ellos son intrusos o que generan algún peligro porque han pertenecido a algunos de los actores armados, situación que dificulta mucho más la integración social e incluso impide que esta población pueda acceder a oportunida-des laborales estables y duraderas. “Llega como el malo del pueblo, el que perteneció a grupos armados pero se salió y lo encontraron” (E3P19).

El desplazado como objeto de intervenciónSobre el desplazado recae el estigma de víctima, y ha sido convertido también en

objeto o destinatario de la política pública. Sobre estos sujetos se han diseñado leyes, decretos, sentencias, autos y demás recursos legales y jurídicos que han puesto la aten-ción sobre esta población para intervenir su condición. Se analiza que durante estos diez años de emergencia de la política pública, los desplazados han sido destinatarios de la aplicación de estos lineamientos y de los programas y proyectos de intervención propuestos por las instituciones gubernamentales, no gubernamentales y las agencias de cooperación internacional. No obstante, sólo recientemente esta población empieza a ser considerada como sujetos con capacidad para incidir y participar en la toma de decisiones, incluso empiezan a ser consideradas las organizaciones de desplazados para participar en el diseño y consolidación de esta política pública. De todas maneras, aún se sigue quedando en la intención y hace falta avanzar mucho más en la consolidación de los procesos organizativos y su capacidad de incidencia y participación en los es-cenarios donde se diseñan las políticas que trazarán los mecanismos de intervención. Se esperaría que en un futuro próximo el desplazado no sea “objeto” sino “sujeto” de

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la intervención, el acompañamiento, la reparación y el restablecimiento en todas sus dimensiones.

El desplazado como sujeto de derechos y agente de transformaciónLa Corte Constitucional y la Ley asumen que el desplazado es un sujeto de condi-

ciones especiales de protección; por su parte, la población desplazada expone que ellos deben conocer muy bien sus derechos para “protegerse de alguna manera del Estado, o exigirle al Estado” (E3P12). Algunos conocen sus derechos, otros no y otros a medias, pero en la medida que pasa el tiempo y deben acercarse a las instituciones para las recla-maciones de los subsidios, de la ayuda humanitaria y otros, éstos van asumiendo un rol más desde la exigibilidad de sus derechos y algunos se ocupan de asistir y participar de todas las jornadas de capacitación que deben ofrecer las instituciones para profundizar sus conocimientos y por lo tanto, hacer más efectiva la exigibilidad de sus derechos. También se hace necesario el reconocimiento no sólo de los derechos, sino también de los deberes y responsabilidades de la población desplazada. Los psicólogos hacen mucho énfasis en esto, ya que encuentran que la población desplazada es muy dada a exigir sus derechos pero a conocer poco sus deberes.

Superación de la categoría desplazadoA pesar de que algunos mantienen la condición de víctimas por los elementos ante-

riormente expuestos, se encuentran personas que plantean cómo esta condición debe ser superada a partir de sus propios esfuerzos y compromisos. Se reconoce la necesidad de organizarse como población desplazada, que las instituciones tienen su responsabi-lidad pero que ellos también se tienen que organizar y aportar desde su posición para trascender esta situación. Algunos casos ratifican el planteamiento de que es posible encontrar personas que vivieron el desplazamiento pero que ya han superado esta con-dición. Lo anterior, permite además superar las relaciones de dependencia que se han construido con las instituciones.

La condición de víctima y de desplazado se asume como algo que hay que superar y dejar en el pasado; se confronta a los compañeros que atraviesan esta condición y que mantienen una queja constante de su situación de desplazado, se les cuestiona porque ésta debe ser superada y dejada en el pasado. Un caso ilustrativo de lo anterior evidencia que hay algunas personas que efectivamente expresan que esta condición se puede superar: “Tengo otro conocido que perteneció a la JUCO en los años ochenta, lo torturaron, eso fue pues una cosa compleja, acá lo volvieron a desplazar, yo tuve que intervenir en crisis, fue la primera persona que yo vi en crisis y él ahorita me saluda y yo le pregunto cómo va y me dice, no, eso ya pasó, yo ya no tengo nada que ver estoy muy bien” (E3P309).

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Los psicólogos exponen que vale la pena aclarar que la mayoría de estos casos que conocen, son personas que han contado con redes de apoyo y factores de protección que les ha permitido superar la situación; al respecto manifiestan que: “claro las condi-ciones son muy distintas; por ejemplo, estos dos señores tenían familiares y conocían ya la ciudad, sabían donde ir y cómo hay que hablar sin problema. Entonces son como factores de protección que pueden ayudar a que ellos piensen en eso. Por ejemplo, ten-go la radiografía de un indígena, a él lo desplazaron del Putumayo y ya sabía manejar el computador; está estudiando para ser profesor y dice que el desplazamiento es muy difícil pero que ya no es la víctima, ‘soy igual que usted’, dice” (E3P313).

ConclusionesSe reconoce que los conceptos y categorías también son representaciones mediadas

por la forma de su apreciación y percepción; es decir, por la perspectiva metodológica y epistemológica que instituye al científico; pero no son sólo representaciones de ese objeto, son también las prácticas que dichas representaciones performan y provocan el advenimiento de la realidad social. Es importante dejar claro que las categorizaciones son de “manejo público” del colectivo que los elabora, y que se establecen y se fijan vía socialización, etc. Las construcciones categoriales que se hacen pueden provocar el advenimiento de la realidad, esto es que la realidad la asumimos como la representa-mos, este es el carácter performativo de los conceptos y categorías sociales, y de los que pretenden objetivar realidades sociales.

De esta manera, sobre el desplazado recaen, no sólo las nominaciones que se hacen sobre el mismo, si es víctima, aprovechado, actor/agente o acomodado, éste incorpo-ra no sólo lo que se dice de él, sino que actúa como se espera que actúe. Aunque lo anterior también es susceptible de interpelación, ya que esto no se da así de una vez y para siempre, es posible trascender dicha situación; afortunadamente queda algo del sujeto que escapa de las determinaciones, de las categorizaciones. Este escape incluso le permite incluirse como sujeto en un contexto que ha sido excluyente con él. Lo que habría que analizar es cómo ha sido posible este escape o este proceso de inclusión, con qué mecanismos cuenta, de qué se dotaron esos sujetos, en qué pugnas se tuvieron que involucrar, qué tuvieron que ganar y qué tuvieron que perder. A veces las cosas aquí se tratan de ganar y perder, se gana o se pierde reconocimiento, se gana o se pierde poder para incidir, para mantener o transformar las condiciones que parecen imponerse, mu-chas veces por la fuerza.

Vale la pena entonces reconocer, que este “sujeto desplazado” no puede ser visto como esencia de la realidad social, sustancializar la misma es lo que impide desnaturali-zar aquello que ha sido naturalizado. Si algo se le abona a la teoría social crítica, es pre-cisamente su capacidad para desencializar lo que parece natural (Ibáñez, 1994. Piper, I. 2002). Pues bien, este sujeto, muchas veces liminal y marginal, no es per se liminal, es

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porque los actores sociales con los cuales se las tiene que ver, han permitido que esto sea de esta manera, y no se trata de victimizar a la víctima, se trata de reconocer tam-bién que éste responde a los juegos del lenguaje y lo que ello genera; él juega también a ser desplazado para obtener lo que considera “las ayudas”, para sobrevivir o para exigir lo que le pertenece: las tierras o para exigir que se le reconozcan sus derechos. De esta manera se dispone y en esa disposición entra incluso en tensiones y pugnas con otras categorías sociales, los considerados como los “pobres históricos” y muchas veces, le va mejor a alguien que dice ser desplazado que pobre. No se quiere decir con esto que toda categoría conceptual exista por el derecho de autoridad de quien la enuncia, ni mucho menos que al existir y tomar fuerza la categoría produzca la existencia de lo que enuncia o categoriza. Insistimos en que se trata de modelos de representación que resultan ser perfomativos porque al necesitar de ellos para orientarnos en la realidad, estamos construyendo la realidad de tal manera que estos nos puedan orientar en ella; independientemente de su naturaleza que si bien puede ser teórica (para el científico) o social -o del sentido común- (para el sujeto corriente), resultan ser modelos desde cualquier perspectiva.

Respecto a la organización como población desplazada, les va mejor si están orga-nizados; en esta medida, se hace necesario reconocer que para el caso de los sujetos en-trevistados (actores institucionales y desplazados), los segundos se organizan porque de esta manera pueden acceder de manera más expedita a los recursos de las instituciones estatales o de las agencias de cooperación internacional. De ahí que no sea gratuito que estas entidades, desde hace un buen tiempo vienen planteando en sus planes de inter-vención, la necesidad de trabajar el fortalecimiento organizativo de la población, en el propósito de que el desplazamiento sea una condición susceptible de ser trascendida, abandonada. Aquí valdría la pena preguntarse sobre las posibilidades reales de la pobla-ción de retornar a sus tierras, ya que definitivamente el desplazamiento forzado se ha convertido en una estrategia de guerra para la apropiación de los territorios estratégicos para los actores armados, incluso para el mismo Estado colombiano y las empresas transnacionales que tienen sus intereses económicos puestos en tales territorios. Así, la reclamación de la tierra aparece como uno de los temas más álgidos del fenómeno, tema que nadie quiere tocar; si se les pregunta a los funcionarios, éstos responden alu-diendo a los decretos, los mandatos de la Corte Constitucional y demás; no obstante, los funcionarios no responden de manera clara y contundente y mucho menos exponen sobre las posibilidades reales del retorno con garantías.

Si tratásemos de responder a la pregunta ¿Qué significa ser un desplazado en Co-lombia? Tendría que responderse que se trata de una categoría que ha sido construi-da socialmente, con la participación y el concurso de los distintos actores que tienen competencia directa con el fenómeno; en esta vía, se puede entender que el desplazado no es desplazado en sí mismo, sino que éste se convierte en tal por unas condiciones objetivas que se han generado en el país: el conflicto, el desarrollo y dinámicas del

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mismo, que ha provocado que hayan personas que tengan que emigrar de sus lugares de origen por las condiciones de peligro inminente contra su vida o la de sus familias; pero no basta con saber que hay unas condiciones objetivas, sino que tiene que ver también con la manera cómo se construye, cómo se ve, cómo se percibe y cómo se trata ese sujeto hombre o mujer desplazado, tiene que ver con cómo institucionalmente o desde los actores se consolida una idea o una categoría de lo que es el desplazado. Y éste ha sido edificado como un sujeto liminal, marginal al que hay que mantenerle unas condiciones, que como lo plantean las mismas instituciones gubernamentales, “de ayu-da”, cuestión que requiere ser problematizada y porque no se trata de una ayuda sino de la responsabilidad que tiene el Estado respecto al mantenimiento de un conflicto y de su incapacidad para resolver los problemas que han mantenido por más de cuatro décadas el mismo. Además, de la responsabilidad que éste tiene para facilitar, provocar, promover las capacidades en la población mediante los recursos técnicos, humanos y financieros para modificar lo que ha sido llamado por la Corte como un estado de cosas inconstitucional que atenta contra las condiciones de vida digna que deben ser defendidas en el Estado Social de Derecho.

Respecto al fenómeno del desplazamiento, se pudo evidenciar que los actores in-dagados dan cuenta de que este fenómeno obedece al escalonamiento del conflicto armado con las distintas dinámicas que éste puede tener en las regiones, pero además se encuentra que los actores no estatales reconocen que el desplazamiento forzado se ha intensificado durante los últimos años por dos razones básicamente: la implementa-ción de la política de seguridad democrática del actual gobierno de Álvaro Uribe Vélez y por la implementación de megaproyectos en regiones de carácter geoestratégico. De esta manera, se pudo evidenciar que los actores que participan en la construcción social de la categoría, son actores gubernamentales que actúan desde el nivel nacional hasta el nivel local. Las instancias del nivel nacional como Acción Social junto con los mi-nisterios se encargan de dar las directrices que deben ser cumplidas por las instancias del nivel local, las que la mayoría de las veces carecen de recursos humanos, técnicos y financieros para darle cumplimiento. Por otra parte, se pudo evidenciar que la Corte Constitucional ha desempeñado un papel importante en el proceso de reconocimiento de los derechos de la población desplazada, así como también ha permitido que las instancias nacionales e internacionales tengan la responsabilidad de reconocer la pobla-ción no sólo en su condición de víctima sino también en su condición de agentes con capacidad para organizarse y realizar la exigibilidad de sus derechos.

Otros actores de gran relevancia lo han constituido las agencias de cooperación internacional, las cuales con el apoyo técnico y financiero han facilitado procesos de intervención con la población desplazada; se reconoce que algunas de estas agencias han empezado a hacer mayor énfasis en la generación de capacidades y no exclusiva-mente en la ayuda humanitaria o la intervención de tipo asistencial. Se pudo recono-cer también que la academia ha venido generando y circulando un discurso impor-

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tante respecto al fenómeno del desplazamiento, no sólo por los constantes análisis que desde allí se hacen sobre el desarrollo del conflicto social y armado del país, sino porque un grupo de académicos de importantes universidades han decidido apostar a la construcción del debate sobre la situación dramática del desplazamiento forzado, llegando a constituir la Red Nacional de Investigadores en Desplazamiento Forzado –REDIF-, cuyo propósito inicial fue recoger los trabajos de investigación prove-nientes de distintas disciplinas y profesiones que dan cuenta del fenómeno en las distintas regiones del país. Al momento, REDIF realiza un encuentro anual donde se socializan dichos trabajos y cuentan con más de diez publicaciones referidas al des-plazamiento, además de la cátedra permanente que se imparte en asocio con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR- y la Universidad Nacional de Colombia, en las universidades de todo el país que decidan impartir la cátedra a sus estudiantes como una manera de sensibilizar a los futuros profesionales y de generar debate y discusión sobre las nuevas dinámicas del conflicto armado y el desplazamiento forzado.

Se consideró también la necesidad de conocer las discusiones generadas desde la Sociedad Civil respecto al fenómeno del desplazamiento en Pereira; por ello, se pudo realizar una entrevista con el Consejero Departamental de Paz (instancia que agrupa asociaciones y organizaciones que velan por el cumplimiento de los derechos humanos en la región), quien es conocedor de la dinámica del conflicto en Pereira y la región y ha generado mecanismos de exigibilidad de verdad, justicia y reparación de algunos casos puntuales de desplazamiento ante instancias gubernamentales del contexto de-partamental y nacional.

Por obvias razones, también se identificó la población desplazada como un actor central en la construcción social de esta categoría, se quiso evidenciar cómo éstos asu-men e incorporan la condición de ser desplazado en un contexto que la mayoría de las veces es excluyente, con la precariedad de la intervención estatal y con las implicaciones de la victimización y el asistencialismo.

Desde el punto de vista de las instancias gubernamentales mediante la Guía de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia en Colombia (2007), el Estado colombiano reconoce la magnitud y complejidad del fenómeno del despla-zamiento y la vulneración de derechos que de allí se derivan y propone. “realizar el mayor esfuerzo para atender a la población afectada por el desplazamiento forzado, un esfuerzo en el cual concurren diferentes entidades públicas y privadas, organismos de cooperación internacional y organizaciones no gubernamentales, comunitarias y de la sociedad civil, con el propósito de mejorar la capacidad de respuesta frente al desplaza-miento y de generar alternativas que permitan superarlo” (GAIPDVC, 2007. pp. 7-8).

Es decir que Colombia es reconocida a internacionalmente como el país donde se producen los mayores esfuerzos para atender la población desplazada afectada por el

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desarrollo del conflicto armado. Además, se reconoce que aquí confluyen los esfuerzos de las entidades públicas, privadas, de la cooperación internacional, las Organizaciones No Gubernamentales y la Sociedad Civil con el propósito común de mejorar la capaci-dad de respuesta para atender las necesidades de la población desplazada.

Hasta el año 2002, la dinámica del desplazamiento forzado había mantenido una tendencia al aumento y afirman que una vez implementada la política de seguridad de-mocrática del actual gobierno de Álvaro Uribe Vélez esta dinámica empezó a decrecer (GAIPDVC, 2007. p.18) Los anteriores datos, se evidencian como contradictorios con lo encontrado en las entrevistas a actores sociales no gubernamentales, los académicos, el consejero departamental de paz, los movimientos sociales, quienes afirman que es a partir de la implementación de la política de seguridad democrática cuando el fenóme-no del desplazamiento se agudiza y en consecuencia hay una tendencia al aumento.

De lo anterior, se desprende que en Colombia no hay consenso entre las agencias, entidades y organizaciones no gubernamentales sobre el aumento o no de la población desplazada. Al respecto la Consultoría para los Derechos Humanos (CODHES) expo-ne que en el país hay cerca de tres millones de personas en situación de desplazamiento, las entidades gubernamentales exponen que hay 2.169.874 personas desplazadas hasta el 3 de septiembre de 2007. Más allá de la exactitud de los datos, interesa visibilizar las contradicciones emergentes desde las distintas posturas asumidas por los agentes so-ciales que necesariamente conllevan a tensiones entre estos actores en la búsqueda por el reconocimiento de sus intereses y sus respectivas implicaciones para la construcción de las políticas de atención del fenómeno.

Por otra parte, desde el punto de vista de las Organizaciones No Gubernamentales que han actuado como operadores de programas y proyectos de intervención financia-dos con recursos de las entidades gubernamentales y de las agencias de cooperación internacional, se puede concluir que:

El gobierno nacional, departamental y local realiza los mínimos esfuerzos en recursos humanos, técnicos y financieros para atender las necesidades de la población desplazada.

Las intervenciones se quedan en el nivel asistencial y en la atención de la fase de emergencia, realizando esfuerzos mínimos para satisfacer las necesidades básicas de esta población, además que no se reconocen las características diferenciales de los dis-tintos grupos poblacionales afectados, además que no se reconocen las necesidades reales de la población.

Las intervenciones de tipo asistencial dejan de lado aspectos subjetivos como los deseos y expectativas de la población.

De estas intervenciones de emergencia y de tipo asistencial, se generan y mantienen relaciones de dependencia. Por lo anterior, las instituciones y la población desplazada man-tienen una lógica paternalista que no permite la superación de la condición de víctima.

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En las instituciones prevalece el interés de cumplir con los indicadores; es decir, que interesa más presentar los informes a las instancias de control con indicadores satisfactorios, más no el interés principal de mejorar las condiciones de vida de esta población.

En el desarrollo de los programas y proyectos se generan relaciones de hostilidad con las instituciones públicas, privadas y con la población.

Con lo anterior, cada vez se hace más recurrente el discurso de los funcionarios, quienes plantean que la Sentencia T-025 de la Corte, declara el estado de cosas incons-titucional que vio una violación masiva, sistemática y continua de los derechos de la población desplazada y también se evidenciaron unos problemas de la política de aten-ción a la población desplazada con la asignación insuficiente de recursos y la incapaci-dad institucional; todo esto se vio reflejado en el Auto 008 que dice que a pesar de que el gobierno ha estado presentando informes a la Corte Constitucional sobre algunos avances en algunas áreas importante de la política pública, no se ha demostrado sufi-cientemente que sí se haya superado el estado de cosas inconstitucional, ni que se esté avanzando de forma acelerada y sostenida hacia su superación, porque el Estado tiene que estar presentando paulatinamente informes a la Corte y ellos van analizando si realmente ha habido avances y qué logros se han obtenido hacia la superación del esta-do de cosas inconstitucional y en el cumplimiento del goce efectivo de los derechos. En este aspecto, la Corte ha sido enfática en plantear que la situación de desplazamiento mantiene un estado de cosas inconstitucional y que las instituciones no han generado una política pertinente y eficaz para superar tal estado de cosas.

Por lo anterior, la Corte se concentra en algunos aspectos principalmente: la adopción y aplicación de indicadores de goce efectivos; es decir, que las instancias gubernamentales deben presentar un conjunto de indicadores en todos los temas para realizar la medición sobre el cumplimiento o no de todos los derechos de la población desplazada: los indica-dores de vivienda, de salud, de educación, de participación, de reunificación familiar, de estabilización socioeconómica, entre otros. Este conjunto de indicadores socioeconómi-cos ya fue presentado a la Corte y sobre éstos, se empezará a hacer el seguimiento y la me-dición del cumplimiento de las diferentes instituciones en el tema de la política pública.

Asimismo, la Corte Constitucional es concluyente con los siguientes aspectos: 1) Se evidencia un bajo compromiso de las entidades territoriales, puesto que se demuestra que el tema del desplazamiento no es un tema prioritario en la agenda política de las instancias gubernamentales del nivel local. 2) Se evidencia insuficiencia de recursos humanos, técnicos y financieros para atender la gravedad de la situación de desplaza-miento. 3) Insuficiencia en la coordinación de esfuerzos presupuestales de las entidades territoriales; es decir, que no se encuentran en los diferentes municipios y gobernacio-nes unos presupuestos relativamente acordes a la situación que tiene cada departamen-to; en algunos se encontró que tienen un presupuesto muy bajo comparativamente a la

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problemática que tienen el departamento y el municipio. 4) Precariedad de la capacidad institucional nacional para efectuar seguimiento, adoptar correctivos y comparar los resultados alcanzados por las diversas entidades territoriales. 5) Falta seguimiento del Ministerio del Interior y de Justicia y de las otras entidades del orden nacional en lo que tiene que ver con la aplicación de la política en el territorio: municipios y departa-mentos. 6) Disparidades en las entidades territoriales en cuanto a la evaluación de la situación del desplazamiento forzado y la correspondiente respuesta.

Se puede concluir que con la investigación se aportaron algunos aspectos para la comprensión de esta categoría, los vínculos que se construyen entre los actores y las implicaciones a que ello conlleva en el diseño, planeación y ejecución de la política pública de atención del fenómeno del desplazamiento. Al respecto, se puede exponer que uno de los aspectos a considerar es que la política pública aún dista de aportar en la consolidación de los procesos de participación y organización de la población des-plazada. Hace falta avanzar mucho más en acortar la brecha entre la formalidad de la jurisprudencia y el cumplimiento efectivo para la población afectada, ya que existen obstáculos para cumplir cabal y eficazmente la política.

Se asume que dependiendo de cómo se moldee y se represente la categoría del des-plazado, se sentarán las bases para la intervención del fenómeno. En este sentido, el desplazado ha sido visto como: sujeto especial de derechos, desterrado/despojado, víc-tima/liminal/marginal, peligroso/colaborador de actores armados, estorbo, vividor/aprovechado, agente/sujeto de derechos y deberes.

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Gina Marcela Arias Rodríguez • págs. 75 - 97

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La integración regional en la política migratoria argentina

Julieta Nicolao* • Argentina

ResumenObjetivo. El objetivo de este artículo es revelar el lugar que ha ocupado el proceso

de integración del Mercado Común del Sur (Mercosur) en la definición y orientación que asumió la política migratoria argentina durante el período 2003-2007. Metodología. El estudio se realizó a través de una perspectiva teórica poco explorada en el campo de las políticas migratorias, especialmente para el caso de los países no industrializados, que hace hincapié en el fortalecimiento de su dimensión internacional. Resultados. A partir del año 2003 y durante los cuatro años de presidencia de Kirchner en Argentina, se producen modificaciones en los marcos normativos y regulatorios nacionales en materia migratoria. Estas medidas dan cuenta de un rotundo cambio de orientación en la política migratoria de este país que asume un enfoque más aperturista, regionalista, y con una fuerte impronta en derechos humanos. Conclusiones. Se demuestra que el Mercosur jugó un papel sustancial en la política migratoria de Argentina durante el período bajo estudio. A través de un análisis de la política migratoria en su dimensión explícita -discurso oficial y legislación pertinente- y de la performance argentina en las instancias institucionales migratorias del Mercosur, se concluye además que dicho pro-ceso de integración ha cobrado singular relevancia sobre la política migratoria como resultado de la decisión política nacional de imprimirle a ésta un carácter regionalista.

Palabras claves: política migratoria, dimensión internacional, integración regional, Argentina, Mercosur.

Integração regional na política de imigração argentina

The Regional Integration of the Migration Policy in Argentina

* Licenciada en Relaciones Internacionales • Doctoranda en Ciencia Política • argentina • CONICET - CEIPIL (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires) • [email protected]

Recibido el 18 de abril de 2011 - aprobado el 10 de mayo de 2011

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AbstractObjectives. This paper aims at revealing the place that the integration process of

MERCOSUR (South America Common Market) had in the definition and orientation of Argentina’s migration policy during 2003 and 2007. Methodology. This study was carried out by a not much explored theoretical perspective related to migration policies, especially in non-industrialized countries, which emphasizes on the strengthening of its international dimension. Results. Since 2003 and during the four years of Mrs. Kirchner s Presiden-cy in Argentina, some changes in national regulatory frameworks about migratory issues were produced. These measurements account for a radical change in the migration policy of this country, which assumes an open, regionalist and a noticeable print about human rights. Conclusion. This study shows that MERCOSUR played a main role in Argentina’s migration policy during the analyzed period. By an analysis of the explicit migration policy, that is, official discourse and relevant legislation, and the Argentinian performance of the institutional migration entities of Mercosur, it can be also concluded that the integration process has taken a particular importance on the migration policy as a result of the natio-nal policy decision of printing it a regionalist mark.

Keywords: migration policy, international dimension, regional integration, Argentina, MERCOSUR.

ResumoObjetivos. O objetivo deste artigo é revelar o lugar que tem ocupado o proceso de

integração do Mercado Comum do Sul (MERCOSUL) na definição e orientação que as-sumiu a política migratória argentina durante o período 2003-2007. Metodologia. O estudo realizou se a través duma perspectiva teórica pouca explorada no campo das políti-cas migratórias, especialmente para o caso dos países não industrializados, que faz ênfase no fortalecimento de sua dimensão internacional. Resultados. A partir do ano 2003 e durante os quatro anos de presidência de Kirchner em Argentina, se produzem modifi-cações nos marcos normativas e regulatórias nacionais em matéria migratória. Estas me-didas dão conta dum rotundo cambio de orientação na política migratória deste país que assume um enfoque mais de abertura, regionalista, e com uma forte impressão em direitos humanos. Conclusões. Demonstra se que o MERCOSUL jogou um papel substancial na política migratória de Argentina durante o período baixo estudo. Através dum analise da política migratória em sua dimensão explicita discurso oficial e legislação pertinente – e do desempenho argentino nas instancias institucionais migratórias do MERCOSUL, exclui se além que este processo de integração tem cobrado singular relevância sobre a política migratória como resultado da decisão política nacional de imprimir lhe a esta um caráter regionalista.

Palavras Chave: política migratória, dimensão internacional, integração regional, Argentina, MERCOSUL.

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IntroducciónLa definición de políticas migratorias siempre se ha visto moldeada por factores

domésticos como por factores de carácter externo . No obstante, en los últimos años, como consecuencia del acelerado proceso de globalización, de la proliferación de blo-ques de integración regional, de la plena incorporación de la problemática migratoria a la agenda internacional, y con ella, a las agendas de numerosos organismos internacio-nales -por mencionar sólo algunos aspectos-, estos últimos han adquirido una relevan-cia particularmente intensa. Esto se pone en evidencia a través de la proliferación de convenciones internacionales (en materia de refugio, derechos humanos) que moldean obligadamente las legislaciones migratorias de los Estados nacionales; de los esquemas de admisión migratoria diferenciados que se establecen en espacios regionales; de la intensificación de las relaciones entre países de origen y destino en la gestión de los flujos, o de la multiplicación de instancias de diálogo y cooperación a nivel regional e internacional, reflejo del reciente proceso de «politización» de la cuestión migratoria a nivel global (López Sala, 2005).

Ahora bien, “La inmigración fue concebida durante décadas como un fenómeno socioeconómico al que no se le atribuyó significación política” (López Sala, 2005, p. 101). Así lo han puesto sobre el tapete distintos especialistas que destacan la falta de atención que han recibido tradicionalmente los factores políticos, y concretamente, el Estado, en los desarrollos teóricos que desde fines del siglo XIX intentan explicar los procesos migratorios internacionales (Zolberg, 1989; Massey, 1999; Hollifield, 2000; Arango, 2000 y otros). Una serie de hechos empíricos, entre los que destacan la conso-lidación del patrón migratorio en dirección sur-norte, el desarrollo de la faceta más res-trictiva de las políticas migratorias en el contexto global, el creciente impacto político de minorías étnicas en algunos Estados de recepción, influyeron para que, a partir de los decenios de 1970 y 1980, el mundo académico comenzara a dedicar mayor atención a las implicaciones políticas de las migraciones internacionales .

Sin duda, el campo de las políticas migratorias ha sido el más explorado desde entonces –y dentro de éste, la dimensión de las políticas de control y regulación-, mul-tiplicándose los modelos interpretativos construidos desde distintas escuelas de pensa-miento (Meyers, 2000). Otro grupo de teorías se ha dedicado al desarrollo de diferentes modelos de integración e incorporación de los inmigrantes a las sociedades de destino (destacando los estudios de Hammar, 1992; Faist, 1996; Entzinger, 2000; Heckmann & Schnapper, 2003); y el resto de los trabajos se ha centrado en el campo de las políti-cas de nacionalidad (Brubaker 1989, 1990, 1992; Hammar, 1990; Joppke, 1999; Soysal, 2000; entre otros).

La dimensión internacional de las políticas migratorias -y dentro de ella, todo lo que refiere a su interacción con los objetivos e intereses de la política exterior de los Estados de acogida, las implicancias que conlleva para ellos la pertenencia a organi-

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zaciones supranacionales, así como lo que respecta a las obligaciones derivadas de los compromisos internacionales asumidos, entre otros (Mármora, 2002)-, ha estado lejos de constituir la faceta más explorada. A saber, el grueso de estos estudios, enfocados desde distintas teorías de relaciones internacionales, se han dedicado a teorizar sobre la relación entre las inmigración y la política exterior, desarrollando en mayor medida el caso norteamericano en lo que refiere a la influencia y la proyección de la política exterior y de seguridad sobre su política migratoria en general, y de refugio y asilo en particular (Miller & Papademetriou, 1983; Teitelbaum, 1984; Loescher & Scanlan, 1986; Mitchell, 1992; Weiner, 1993; y otros). Del mismo modo, se ha atendido a la in-fluencia que ejercen distintas instancias supranacionales y regímenes internacionales en la definición de las políticas migratorias, sobre todo para el caso europeo (Zolberg, 1992; Hollifield, 1992; Miller, 1992; Cornelius, Martin, & Hollifield, 1994, entre otros) y del régimen internacional de los refugiados (Salomon, 1991; Skran, 1995 y otros). No obstante, esta faceta no ha sido prácticamente abordada para experiencias de países no industrializados, aunque su relevancia empírica haya ido en aumento en muchos de estos países.

En el plano regional, Mármora (2003) ha puesto de manifiesto que desde el de-cenio de 1990 el tratamiento institucional de las migraciones internacionales en toda América Latina, a través de los espacios de integración regional, el establecimiento de convenios específicos y de procesos consultivos, comienza a mostrar alternativas de políticas donde la corresponsabilidad y el consenso entre países de origen y destino se convierten en un rasgo característico. Esta modalidad se contrapone radicalmente al tradicional unilateralismo que caracterizó el accionar del Estado en este terreno y que en la etapa contemporánea se ha acentuado a través del incremento de los controles y las restricciones al desarrollo de los flujos migratorios en los países industrializados. Así lo entiende Dublanc: “En los países de la región, el avance de apertura al diálogo y la búsqueda de consensos sobre un tema cargado tradicionalmente de recelos y conflictos ha sido, en los últimos años, muy importante” (2009, p. 246).

En la década de 2000, distintos factores ejercieron influencia en la región, y espe-cialmente en el espacio sudamericano, para que el tratamiento político de la cuestión migratoria se convierta en centro de consultas y formación de consensos. Entre los más importantes destacan el renovado clima político que se vivió en la subregión desde los primeros años del nuevo milenio -vinculado al quiebre del consenso neoliberal en varios de estos Estados-; el acuerdo alcanzado sobre el valor estratégico que reviste la integración regional para los países de la región, así como la importancia que asumen los aspectos políticos, sociales y culturales en tales construcciones; y por último, los cambios en los perfiles migratorios. Al respecto, fue particularmente el incremento de la emigración de sudamericanos que se dirigen a países desarrollados con endurecidas políticas migratorias lo que ha unido a los gobiernos de la región para el diseño e im-plementación de estrategias de acción conjunta, contribuyendo a una mayor concien-

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tización sobre la problemática migratoria regional y a una mayor predisposición de los gobiernos hacia la búsqueda de compromisos en este terreno. El hecho emblemático fue la creación de la Conferencia Sudamericana de Migraciones (CSM) en el año 2000, que formalizó el diálogo subregional en la materia .

En el contexto sudamericano, Argentina destaca por su condición de receptor his-tórico de flujos migratorios internacionales y como el principal destino migratorio de América del Sur. De acuerdo al Censo Nacional de 2001 (aún no han sido publicados los resultados oficiales del Censo de 2010 y no existen proyecciones oficiales en la materia), los inmigrantes regionales representaban más del 60% de toda la población extranjera, superando el millón de personas. La inmigración de este origen es de larga data y siempre ha mantenido un volumen constante, desarrollándose de forma sosteni-da en el tiempo ; no obstante, en los últimos decenios, como consecuencia de la falta de renovación de las antiguas corrientes migratorias de ultramar y de la defunción de una proporción importante de esta población, comenzó a crecer en términos relativos hasta convertirse en la principal fuente de inmigración del país (Cerrutti, 2009).

Fuente: elaboración propia con base en Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001.

Población extranjera de origen regional en Argentina, según el Censo de Población, Hogares y Vivienda 2001

Población

total del país

Población ex-tranjera sobre

población total

Inmigrantes regionales sobre

población ex-tranjera

Distribución de la inmigración regional por país de origen

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100%

1.517.904

4,2%

1.003.810

66%

231.789

23,1%

33.748

3,4%

211.093

21%

322.962

32,2

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Ahora bien, en Argentina, los estudios sobre migraciones internacionales abarcan una literatura verdaderamente amplia y enfoques de diversas disciplinas, pero no se desvincu-lan de su evolución global y, por ende, el espectro se vuelve mucho más reducido cuando se trata de investigaciones sobre políticas migratorias. Como señala Novick, “Si bien el aparato estatal argentino posee una temprana y extensa experiencia en la formulación de políticas migratorias, mucho más reciente es el estudio de las mismas desde el campo de las ciencias sociales” (Novick, 1997, p. 86). Asimismo, la literatura existente sobre la for-ma en que se define y ejecuta la misma en este país ha sido poco desarrollada y ha estado confinada a análisis sobre factores económicos y culturales (Albarracín, 2005); ha sido analizada en el marco de la relación entre la estrategia nacional de desarrollo y las políti-

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cas demográficas desde el ámbito normativo del Estado (Novick, 1991, 1997, 2008, entre otras obras de esta autora), en su dimensión discursiva (Oteiza & Aruj, 1997; Domenech & Magliano, 2008; entre otros) y también en lo que refiere a su definición desde enfoques político-técnicos (Mármora, 2002), no así en su dimensión internacional.

A pesar de ello, en el plano empírico, cada vez se hace más evidente y visible su tras-cendencia. En los últimos años, la política migratoria argentina experimentó un vuelco considerable cuyo punto de inflexión fue la sanción de una nueva ley en la materia bajo la presidencia del Dr. Néstor C. Kirchner (Ley núm. 25.871 / 2003). Esta ley dejó sin vigencia la anterior norma sancionada durante el último gobierno de facto , instalan-do un nuevo paradigma basado, a grandes rasgos, en la promoción y el respeto de los derechos humanos, una perspectiva regionalista y cierto retorno a la tradición de puer-tas abiertas que caracterizó al país desde los inicios de su constitución como Estado (Nicolao, 2011). En este contexto, algunos atributos que asumió la misma, tales como el objetivo de iniciar un camino tendiente a la corresponsabilidad y la multilateralidad en la gestión de los flujos, la intención de enmarcarla en los esfuerzos integracionistas sudamericanos, o la incorporación de nuevos convenios internacionales tanto multila-terales como bilaterales, constituyen ejemplos elocuentes.

En suma, el presente estudio parte de concebir que las migraciones internacionales y en consecuencia, las políticas migratorias, han dejado de representar una cuestión de estricta incumbencia doméstica para los países de acogida, pues es innegable que las mismas generan efectos más allá de las fronteras nacionales, comúnmente alte-rando las relaciones exteriores entre los países involucrados en dichas corrientes. De hecho, en la última década del siglo XX, fueron incorporadas definitivamente como un tema prioritario de la agenda internacional -desapareciendo su tratamiento mera-mente coyuntural-. En este marco, proliferaron los actores sociales que intervienen en el debate migratorio y en la definición de políticas y cursos de acción -con mayor o menor influencia según el caso-, estableciéndose una articulación cada vez mayor entre los espacios nacional, regional e internacional en su tratamiento político (Domenech, 2007). Dentro de estos actores, los procesos de integración regional emergen como instancias fundamentales. De hecho, algunos especialistas han comenzado a hablar de la emergencia de una nueva tendencia hacia la internacionalización o regionalización de las políticas migratorias (López Sala, 2005).

Lejos de constituir una consecuencia del debilitamiento de la soberanía de los Es-tados y de su capacidad para regular los movimientos migratorios internacionales, tal como lo han propuesto los estudiosos de las teorías de la globalización (Baubock, 1994; Soysal, 1994; Sassen, 2001 y otros), esta tendencia responde a diversos factores, entre los que figuran la progresiva politización de la cuestión migratoria, sus efectos que trascienden las fronteras y el hecho de que el Estado también deba transformarse para dar respuesta a diversos desafíos migratorios tales como su desarrollo al interior de bloques de integración regional.

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El artículo se enmarca en una investigación en curso que plantea como hipótesis general que, contemporáneamente, los factores externos que condicionan las políticas migratorias vienen adoptando cada vez mayor relevancia. Tomando como caso de es-tudio al argentino durante los años 2003-2007, se asume que los objetivos y la práctica de la política exterior se ven plasmados en el contenido de la política migratoria, y que la pertenencia a instancias de integración regional y los compromisos internacionales asumidos en la materia, influyen de forma significativa en la elaboración y orientación que asume la misma.

Dada la complejidad de la cuestión y por razones de economía argumentativa, en este artículo se analizará sólo una de las dimensiones expresadas: aquella que intenta interpretar el lugar que ocupa el Mercosur en la política migratoria nacional, y con-cretamente, revelar si se ha convertido en una instancia de influencia en su definición durante la etapa ya mencionada.

MetodologíaLa investigación parte de considerar a una política migratoria como una política

pública que comprende al “(…) conjunto de normas, leyes, prácticas e instrumentos estatales destinados a regular el acceso secuencial de los extranjeros a diferentes esferas de la sociedad de acogida y, como prolongación natural, el acceso gradual a la titula-ridad de derechos” (López Sala, 2005, p. 112). Como toda política pública, está cons-tituida por un conjunto de medidas concretas que conforman su verdadera sustancia; comprende una determinada forma de asignación de recursos; se inscribe en un marco general de acción -de ahí que se la pueda distinguir de simples medidas aisladas-; tiene la capacidad de afectar a un determinado público, y define, obligatoriamente, metas y objetivos definidos en función de normas o valores (Müller, 2006).

El trabajo se sustentó en un diseño de investigación de tipo analítico-descriptivo que buscó revelar el papel desempeñado por el proceso de integración Mercosur en la definición y orientación que asumió la política migratoria nacional durante el período bajo estudio, a través de su dimensión explícita -constituida por la formalización de sus objetivos y acciones a través del discurso oficial y la legislación pertinente (Mármora, 2002)-. De este modo, se presentan los resultados de un análisis realizado sobre tres planos centrales:

a)- El de la retórica estatal, a partir del examen del discurso de los principales referentes de la dirigencia gubernamental y del ámbito migratorio (Presidente de la Nación, Ministro del Interior, Director Nacional de Migraciones, diplomáticos y can-cilleres). Aquí se seleccionaron documentos basados principalmente en intervenciones públicas, cuyo examen apuntó a descifrar si la integración regional fue utilizada por las autoridades argentinas como elemento de fundamentación del tipo de política migra-

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toria adoptado, su vinculación con los objetivos declarados, entre otros. Como marco conceptual para su análisis se adopta la perspectiva de Mármora (2002), quién asume que el diseño y justificación de las políticas migratorias se apoya generalmente en una serie de propuestas que conforman el «discurso argumental» de las mismas. En este plano, “Los principales fundamentos utilizados históricamente han estado vinculados con los derechos humanos del migrante y su familia, el desarrollo económico, la mano de obra, la estructura social, las relaciones internacionales, el espacio físico y el medio ambiente” (p. 109); variando el peso de cada uno de estos temas de acuerdo con cada momento histórico y a los proyectos nacionales e ideologías predominantes.

b)- En el de los marcos normativos que regulan la materia, a través de un análisis hermenéutico de la legislación elaborada durante el período examinado, etapa de ac-tiva renovación de los marcos regulatorios en el contexto de la instalación del «nue-vo paradigma» (Nicolao, 2011). Esta dimensión incluyó el examen de la nueva ley de migraciones, decretos emitidos por el Poder Ejecutivo Nacional, disposiciones de la Dirección Nacional de Migraciones -en adelante DNM-, y compromisos asumidos en el marco del Mercosur. El análisis pretendió observar si las transformaciones de la legislación migratoria de estos años atañen en algún aspecto a la integración regional, de qué modo y con qué implicancias. Para ello, y siguiendo a Novick (1992), se parte de concebir al concepto de ley que como el elemento ideológico-concreto que elaboran los grupos -o el grupo- que en un momento histórico puntual detentan el poder político para explicar, comprender y legitimar un conflicto específico de intereses, intentando mediante ella -la ley- resolverlo a su favor.

c)- Fuera de la dimensión explícita de la política migratoria y para complementar las aproximaciones anteriores, una tercera dimensión de análisis se concentró en el com-portamiento adoptado por el Estado argentino en los órganos del Mercosur dedicados al tratamiento de la problemática migratoria. Se examinó la performance de la delega-ción argentina en la Reunión de Ministros del Interior del Mercosur (en adelante RMI) y el Foro Especializado Migratorio del Mercosur (en adelante FEM), por constituir las dos instancias en las cuáles se aborda de forma sistemática la cuestión migratoria en dicho espacio regional, pretendiendo observar la forma de participación y el grado de compromiso asumido por los representantes argentinos en la gestión migratoria regional y las implicaciones de dicha participación. Para ello se acudió al análisis de las memorias institucionales de ambas instancias.

Resultados

Argentina: la integración regional y la política migratoria (2003-2007) A partir del año 2003 y durante los cuatro años de presidencia de Kirchner en

Argentina, se produce toda una serie de modificaciones en los marcos normativos y re-

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gulatorios nacionales en materia migratoria. Los atributos que presentan estas medidas dan cuenta de un rotundo cambio de orientación en la política migratoria de este país que, a grandes rasgos, asume un enfoque más aperturista, regionalista, y con una fuerte impronta en materia de derechos humanos. De forma resumida, estos instrumentos consagraron nuevos derechos a los inmigrantes que antes les eran negados ; instalaron como eje prioritario la regularización migratoria de los extranjeros, compromiso diri-gido a resolver la principal problemática migratoria de aquel momento: la existencia de bolsones de inmigrantes irregulares procedentes de la región -consecuencia de casi tres décadas de una legislación migratoria restrictiva y prácticas administrativas burocráti-cas y discriminatorias en la gestión de dichos trámites- y las consecuencias que ello aca-rreaba en términos de abusos y violación a los derechos humanos de esta población .

Esta transformación se vio acompañada de un punto de inflexión en el discurso político sobre las migraciones internacionales, y especialmente sobre las de origen re-gional, ya que desde el Estado nacional comenzó a presentarse una nueva visión del fenómeno migratorio, radicalmente opuesta a la que predominó en el decenio prece-dente. En el marco de estas transformaciones debe interpretarse el siguiente análisis que aborda el resultado de la investigación en los tres planos mencionados.

El lugar de la integración regional en el discurso migratorio del Estado argentino

Durante el decenio de 1990, la legislación migratoria restrictiva, las prácticas admi-nistrativas obstaculizadoras en los trámites de regularización, se conjugaron con el tinte discriminatorio del discurso oficial para dar lugar al contexto más desfavorable que vivió la población extranjera regional desde la recuperación de la democracia. En esta década, pero principalmente en su segundo quinquenio, se instaló un discurso oficial xenófobo y estigmatizante hacia los inmigrantes regionales, los cuáles fueron utilizados como chivos expiatorios por la clase dirigente argentina, en quienes depositaron la responsabilidad por distintas problemáticas sociales que padecía el país (principalmente, incremento del des-empleo, de la inseguridad y saturación de los servicios sociales) (Oteiza & Aruj, 1997).

A partir de 2003, se produjo un punto de inflexión en este aspecto y las migraciones internacionales, especialmente las de origen sudamericano, dejaron de convertirse en un fenómeno indeseado, en un «problema» para resolver, y se volvió a reconocer su aporte al país de destino, destacándose especialmente su contribución en el campo de la economía y la cultura (Domenech & Magliano, 2008). Esta transformación se vinculó al proceso de modificación del patrón migratorio nacional, y concretamente, al hecho de que Argentina es por un lado Estado receptor, pero también emisor de migrantes internacionales a países desarrollados con políticas migratorias restrictivas.

La migración es un fenómeno natural y tan antiguo como la humanidad; sin embargo, en un escenario mundial de fuerte interdependencia, donde los capi-

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tales se mueven con libertad, paradójicamente se discute hoy más que nunca el derecho a migrar. Países que hasta hace pocos años eran generadores de grandes flujos de migrantes se han convertido en receptores de los mismos. Naciones que tradicionalmente recibieron inmigrantes hoy ven emigrar a sus nacionales. Es-tados que basaron su desarrollo en la mano de obra extranjera hoy la consideran indeseable. El hecho de que el hombre busque una mejor condición de vida, no debería ser reprochable y mucho menos penalizado (Palabras del Director Na-cional de Migraciones, Dr. Ricardo E. Rodríguez, Encuentro Iberoamericano de Migración y Desarrollo, Madrid, 18 y 19 de julio de 2006)

En este marco, comenzó a asomar un discurso migratorio que intenta rescatar ele-mentos de la tradicional política migratoria argentina de puertas abiertas, conjugado con la prioridad de regularizar la situación de la población extranjera regional. En lugar de poner el acento en la promoción y el fomento de la inmigración como en el período de las migraciones de ultramar, se privilegia ahora favorecer el desarrollo migratorio en un marco de legalidad e incrementar el reconocimiento de derechos a la población extranjera en pie de igualdad con los nacionales, dirigido a favorecer su integración a la sociedad receptora. Como señalan especialistas en la materia, se pasó de la retórica de la exclusión a la retórica de la inclusión en el ámbito migratorio (Domenech & Ma-gliano, 2008).

La legalidad constituye la base de toda sociedad democrática y es la única forma de que el extranjero logre su integración plena a la comunidad de re-cepción. Desde lo ético estamos convencidos que Argentina debe volver a su política migratoria amplia. Desde lo material entendemos que ello conllevará innumerables ventajas…. (Palabras del Director Nacional de Migraciones, Dr. Ricardo E. Rodríguez, Encuentro Iberoamericano de Migración y Desarrollo, Madrid, 18 y 19 de julio de 2006).

(…) tiene que haber una política migratoria que tiene que velar por la in-corporación clara y concreta del ser humano que viene a vivir a un país deter-minado, en este caso a la Argentina, que tenga las mismas posibilidades, las mismas venturas, las mismas visiones y rumbos que tenemos el resto de los argentinos…

Por eso, igualdad de responsabilidades, igualdad de derechos, igualdad de posi-bilidades y una Patria Grande que nos contenga en una etapa inicial a todos los que integramos el Mercosur y los países del América del Sur (Discurso del Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner en la presentación del Plan Nacional de Normalización Documentaria Migratoria, Buenos Aires, 14 de diciembre de 2005).

Vinculado a lo anterior, y como rasgo novedoso, la retórica migratoria estatal co-menzó a vincularse a dos pilares esenciales a los cuáles se aludió de modo permanente como cimentando la nueva política migratoria: por un lado, el respeto y protección de los derechos humanos de la población extranjera, emergiendo como la dimensión ética que

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atraviesa integralmente a la política migratoria, y por otro, la necesidad de adecuar ésta al contexto regional, y en este sentido, a que la gestión de las migraciones acompañe la profundización del proyecto de integración Mercosur. En otras palabras, derechos hu-manos e integración regional se convirtieron en dos elementos infaltables en el discurso migratorio del Estado argentino, y desde la conceptualización de Mármora (2002), en los fundamentos del «discurso argumental» en el que se apoyó el nuevo paradigma:

Creemos fervientemente que la nueva lógica de las políticas migratorias debe fundamentar su concepción como parte de las relaciones internacionales entre los países, buscar su inserción en los objetivos de integración, y por sobre todo responder a la dimensión ética del respeto por los derechos humanos (Palabras del Director Nacional de Migraciones, Dr. Ricardo E. Rodríguez, Encuentro Iberoamericano de Migración y Desarrollo, Madrid, 18 y 19 de julio de 2006).

Así, la Argentina conjuga su acervo constitucional con su convicción de-mocrática, fortaleciendo dos de sus objetivos más preciados: respeto por los derechos humanos y fortalecimiento de la integración regional. (Palabras del Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner, XVI Cumbre Iberoamericana, República Oriental del Uruguay, 4 y 5 de noviembre de 2006).

La incorporación de la perspectiva regionalista demuestra el vínculo cada vez más estrecho que existe entre una política migratoria y los objetivos de política exterior de un determinado país. La inserción internacional de Argentina que en la etapa estudiada -y en la actual- encuentra en los vínculos con los países sudamericanos su marco privi-legiado (Colombo, 2004) contempla entre sus metas más relevantes la profundización del bloque regional en sus dimensiones políticas y sociales, entre las cuáles la movilidad de los ciudadanos al interior del mismo, constituye un factor elemental. Pero funda-mentalmente, da cuenta de una opción de política migratoria que apunta a potenciar las instancias multilaterales de diálogo y cooperación, apostando a «una gobernabilidad compartida de las migraciones internacionales» y a «lograr una postura regional sobre el fenómeno migratorio». Así como también, forma parte de la adecuación de la polí-tica migratoria a la realidad contemporánea de las migraciones en el país, determinada por el predominio de inmigrantes originarios de los países miembros y asociados del bloque Mercosur:

Los objetivos de la política que impulsa la República Argentina en esta ma-teria se han ido modificando en los últimos años, buscando orientar la goberna-bilidad de las migraciones a través de la suscripción de convenios bilaterales y de acuerdos regionales basados en la reciprocidad de trato y de derechos de sus nacionales y en la facilitación para la concesión de la residencia, teniendo como premisa encarar soluciones conjuntas y consensuadas entre los países (Sitio ofi-cial del Ministerio del Interior de la Nación, Dirección Nacional de Migraciones. Asuntos Internacionales. Recuperado de 12 de diciembre de 2005, de http://www.migraciones.gov.ar).

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La participación de mi país se enmarca en un contexto de integración regio-nal… y en la decisión de promover el tratamiento multilateral de las migraciones superando así la visión basada exclusivamente en el Estado y su soberanía.

(…) los países debemos abordar el tema buscando mecanismos de cooperación, integración y asumiendo la responsabilidad compartida, no ya como expresión de deseo sino como hechos concretos (Intervención del Viceministro de Política La-tinoamericana del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Leonardo Franco, en el marco del Dialogo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo, Nueva York, 15 de septiembre de 2006).

De esta manera, el análisis del discurso oficial migratorio permite afirmar que, a partir del año 2003, el proceso de integración regional comenzó a jugar un rol inédito en la definición de la política migratoria. Al menos en el plano explícito, se la presentó como sustentada y enmarcada en los esfuerzos de profundización de la integración mercosureña, y se intentó transmitir una imagen de Argentina abierta al mundo, pero especialmente a América del Sur, -lo cuál adquiere sentido a partir de su condición de principal receptor migratorio de dicho espacio geográfico-. Del mismo modo, como una manera de tomar distancia de las opciones políticas restrictivas y unilaterales que priman a escala global, la integración regional, y concretamente el Mercosur, apareció como el ámbito adecuado para plasmar opciones multilaterales y de cooperación en el tratamiento político que recibe el tema.

El lugar de la integración regional en la normativa migratoria argentina

En el plano de la normativa migratoria, el estudio arrojó distintos elementos de re-levancia. Entre los más destacables figuran los derivados de la nueva ley de migraciones (Ley núm. 25.871/2003), que se constituyó en la primera normativa migratoria en la historia argentina que cita un proceso de integración regional, disponiendo el derecho del Estado argentino a establecer un trato diferenciado a los inmigrantes originarios de los Estados con los cuáles está asociado; y es también la primera vez que una nor-mativa migratoria nacional incorpora disposiciones que atañen a metas de integración regional, y en concreto, a su fortalecimiento y profundización a través del objetivo de la libre circulación de personas.

(…) El principio de igualdad de trato no se considerará afectado por la posibi-lidad que tiene el Estado, conforme a los procedimientos establecidos en la Cons-titución y las leyes, de firmar acuerdos bilaterales de alcance general y parcial, que permitan atender fenómenos específicos, como el de la migración laboral fronteri-za, ni por la posibilidad de establecer esquemas diferenciados de tratamiento entre los países que con la Argentina forman parte de una región respecto de aquellos países que resulten terceros dentro del proceso de regionalización, priorizando las medidas necesarias para el logro del objetivo final de la libre circulación de perso-nas en el Mercosur (Ley 25.871, Artículo 18).

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El trato diferenciado a los inmigrantes procedentes de lo países del bloque se instaló definitivamente a partir del artículo núm. 23, inciso “l” de la misma ley que introduce el criterio de nacionalidad, que garantiza a los extranjeros originarios de los Estados parte y asociados del Mercosur, que carezcan de antecedentes penales, el derecho a radicarse en la Argentina, pudiendo obtener a tal efecto una residencia temporaria, la cuál luego de transcurrido los plazos correspondientes y cumpliendo los requisitos establecidos, puede convertirse en permanente.

Este criterio de radicación, basado en la nacionalidad del peticionante, deviene del Acuerdo de Residencia para Nacionales de los Estados Partes del Mercosur, Bolivia y Chile firmado en el año 2002 , a partir del cual, cada uno de los países suscriptores se comprometía a aplicar esta misma regla para la tramitación de la residencia legal de los nacionales de cualquiera de los países firmantes que ingresaran o residieran en sus terri-torios; acuerdo que representó un paso trascendental en el tratamiento de la movilidad de las personas al interior del Mercosur. Pero como la entrada en vigencia de este convenio dependía de la efectiva internalización del mismo a las legislaciones nacionales de los países firmantes (proceso que demoró siete años ), así como la tardía reglamentación de la ley 25.871 impidió hasta 2010 hacer efectivo el artículo núm. 23, inciso l, el gobierno argentino decidió acudir -mediante decreto del Poder Ejecutivo Nacional núm. 836/2004 y núm. 578/2005- a la creación e implementación de un Programa Nacional de Norma-lización Documentaria Migratoria para ciudadanos de los Estados Parte y Asociados del Mercosur, de manera de operacionalizar finalmente dicho criterio.

Esto significa que sin exigir reciprocidad al resto de los países miembros y asocia-dos del Mercosur, Argentina decidió garantizar ese derecho de radicación de manera unilateral, y así ofrecer solución a la irregularidad de la población extranjera regional. En esta misma línea debe entenderse la Disposición 2079/2004 de la DNM, dirigida a suspender las medidas de expulsión aplicadas por el Estado hacia los nacionales de países limítrofes, con excepción de aquellas que estuvieren fundadas en la existencia de antecedentes penales.

También se ha observado que en el transcurso del período bajo estudio, el gobierno nacional se comprometió a ratificar diversas normas aprobadas por los organismos de decisión del Mercosur, cuya entrada en vigor se demoró precisamente por la falta de ratificación de los países miembros. Entre estas puede citarse el ya mencionado Acuer-do de residencia para los nacionales de los países del Mercosur (mediante ley núm. 25.903), y el similar que lo extiende a Bolivia y Chile (ley núm. 25.902); el Protocolo de Integración Educativa y Reconocimiento de Certificados, Títulos y Estudios de Nivel Primario y Medio No Técnico entre los Estados partes del Mercosur, Bolivia y Chile (ley núm. 25.905), entre otros.

Pero más relevante aún resultaron los nuevos convenios que fueron aprobados en la órbita del bloque mercosureño en el transcurso de estos años -muchos de los cuáles,

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como se observará en siguiente apartado, fueron resultado de iniciativas argentinas-. En lo que refiere a la movilidad al interior del bloque, vale citar el Acuerdo para la con-cesión de un plazo de 90 días a los turistas nacionales de los Estados Parte del Mercosur y Estados Asociados (Decisión del Consejo del Mercado Común 10/06); Acuerdo para la creación de la visa Mercosur (Decisión CMC 16/03); Acuerdo para la facilitación de actividades empresariales en el Mercosur (Decisión CMC 32/04); en el plano de los derechos de educación, Acuerdo de admisión de títulos, certificados y diplomas para el ejercicio de la docencia en la enseñanza del español y portugués como lenguas extran-jeras en los Estados Parte (Decisión CMC 09/05); Acuerdo sobre gratuidad de visados para estudiantes y docentes de los Estados Parte del Mercosur (Decisión CMC 21/06). En materia de tráfico y trata de personas, Acuerdo contra el tráfico de migrantes entre los Estados Parte del Mercosur y el instrumento que lo hace extensivo a Bolivia y Chile (Decisión CMC 37/04); Programa para la erradicación del trabajo infantil (Resolución 36/06 del Grupo Mercado Común), entre otros.

En suma, más allá de esta cantidad de convenios suscritos en el ámbito regional, el elemento trascendental que emerge del plano normativo es la disposición que otorga derecho al Estado a establecer esquemas de tratamiento diferenciados hacia los in-migrantes procedentes de lo países del bloque que, aunque en este caso se consagra a través de una discriminación positiva hacia los extranjeros regionales en el acceso a la residencia, significa una puerta abierta para su futura profundización y extensión. De ahí la interpretación del enfoque regionalista que asume la nueva política migratoria.

El liderazgo argentino en el ámbito migratorio del MercosurDe las memorias institucionales de la gestión 2003-2007 de la DNM se desprenden

las metas explícitas de la política migratoria nacional, entre las cuales vale destacar uno de los objetivos centrales que ha guiado el trabajo de este organismo durante dicho período: posicionar a la Argentina como el líder regional en materia de políticas migra-torias. Para cumplir esta meta, la Oficina de Temas Internacionales de la DNM realizó una activa labor durante estos años, concentrando sus actividades en la presentación de las ideas fuerza que inspiran la política migratoria argentina tanto en el Mercosur como en otros ámbitos regionales e internacionales. En esta línea se interpretó el desempeño de las autoridades argentinas en las instancias del Mercosur dedicadas al tratamiento de la cuestión migratoria.

El abordaje del tema migratorio dentro de los órganos del Mercosur ha resultado tradicionalmente marginal, dado que lejos de contar desde un inicio con un grupo de trabajo dedicado específicamente a esta materia, se debatió tradicionalmente en espa-cios relacionados a otras cuestiones (laborales, de fronteras, de previsión social). No obstante, en el año 2004 comenzaron las actividades del Foro Especializado Migrato-rio- dependiente de la RMI, el primer espacio en la historia del Mercosur concentrado exclusivamente en el tratamiento de esta problemática. Uno de los primeros documen-

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tos que lanzó el FEM fue la Declaración de Santiago de Principios Migratorios, en el cuál se plasma el espíritu con el que los gobiernos encaran la política migratoria. El proyecto para esta declaración fue elaborado y presentado por la delegación argentina y aprobado por el resto de los gobiernos. A grandes rasgos, hace hincapié en reafirmar ante el resto del mundo la vocación de trabajar hacia una política migratoria apoyada en la dimensión ética de los derechos humanos y en la inserción de las relaciones interna-cionales de los países; apostar a mecanismos de diálogo multilateral abierto; adecuar la política migratoria a la realidad regional e internacional; priorizar las medidas de regu-larización migratoria como condición indispensable para la inserción de los inmigran-tes a la sociedad de recepción; reconocer la importancia de la reunificación familiar; requerir a los países extra-bloque la reciprocidad en el trato a los inmigrantes en sus territorios; comprometerse a trabajar en el combate al tráfico ilícito de migrantes, trata de personas, y otras formas de delitos transnacionales; entre otros. Como puede obser-varse, los mismos reflejan los lineamientos centrales de la política migratoria argentina explicitados en las normas y en el discurso migratorio de dicho país.

De las memorias institucionales de la RMI y el FEM también se desprende un claro protagonismo de la delegación argentina en la presentación de iniciativas, proyectos y una activa participación de sus representantes en el diseño de la agenda de dichas ins-tancias. Específicamente, destacan la elaboración de una enorme cantidad de proyectos destinados al logro de un mejor funcionamiento de los órganos que tratan las cuestio-nes migratorias en el Mercosur (iniciativa argentina para la creación de una reunión de Directores de Migraciones dentro del FEM y de elaboración de reglamento para el funcionamiento de dicha instancia; iniciativa argentina para la inclusión de los Minis-tros del Interior en las reuniones de los órganos decisorios del Mercosur; Proyecto de Modificación del reglamento interno de la RMI, entre otros).

También sobresalen las iniciativas argentinas dirigidas a instalar un seguimiento de los acuerdos firmados por el Mercosur, Bolivia y Chile, a partir de la presentación de un cuadro del estado de situación de los procesos de incorporación de dichos acuerdos a la normativa nacional de cada Estado. De hecho, la delegación argentina presentó durante estos años un estado de situación permanentemente actualizado en los distin-tos encuentros del FEM y propuso el intercambio de las normas migratorias de cada Estado parte de cara a logro de armonizaciones efectivas.

Asimismo, entre los proyectos más relevantes que las autoridades de este país han presentado en el FEM durante la etapa analizada figuran el Proyecto de Acuerdo sobre Tráfico Ilícito de Migrantes; el Proyecto sobre reglamentación de la documentación exigida para viajes de menores; una propuesta dirigida a la readmisión de nacionales de los Estados miembros residiendo en el exterior; el Proyecto sobre Plan de Acción del Mercosur para la lucha contra la trata de personas, entre otros. Finalmente, también destacan los esfuerzos de los representantes argentinos en la elaboración de propuestas de agenda para la CSM y para distintos foros migratorios de carácter internacional,

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intentando establecer una postura regional ante el tratamiento de las migraciones (caso del Foro Mundial de Migraciones y Desarrollo).

De este modo, sus aspiraciones a convertirse en el referente regional en materia de políticas migratorias -fortalecida por su condición de principal receptor migratorio del Mercosur-, condujo al país a adoptar un gran protagonismo y activismo en las instan-cias mencionadas de manera de instalar sus visiones y principios entre el resto de los países del bloque.

ConclusionesEste trabajo permite demostrar que el Mercosur jugó un papel sustancial en la política

migratoria argentina durante el período bajo estudio, aspecto que se puso de manifiesto en los tres planos examinados. De la dimensión explícita de la política migratoria se de-duce su presentación como elemento que contribuye a la profundización y fortalecimien-to de la integración regional, y a ésta, como la plataforma escogida por Argentina para el desarrollo de estrategias de cooperación, diálogo y construcción de consensos, siguiendo una tendencia contrapuesta a la que predomina en el contexto global contemporáneo.

En el terreno de la elaboración de normativa, se produjo un avance sustancial a través del reconocimiento del derecho del Estado nacional a establecer un tratamien-to diferenciado hacia los inmigrantes procedentes del bloque. Si bien este derecho se utilizó en el plano concreto de la radicación legal, por el grave problema coyuntural de la irregularidad de los inmigrantes regionales, se trata de una disposición que abre va-rias puertas a esquemas de tratamiento diferenciados en materia de reconocimiento de distintos derechos, en beneficio del grupo inmigratorio mayoritario. En tercer lugar, se observó un importante activismo de la Argentina en los órganos migratorios del Mercosur, a través de la proposición de iniciativas, proyectos, elaboración de agenda, en correspondencia con la aspiración de este país a convertirse en el referente o líder regional en materia de políticas migratorias. Incluso se ha podido observar un notable esfuerzo argentino por trasladar los principios que rigen la política migratoria nacional hacia el ámbito mercosureño.

En suma, la dimensión internacional de la política migratoria argentina se ha fortale-cido considerablemente, y con ella, el papel desempeñado por el proceso de integración regional en su definición, pero de una manera particular: como consecuencia de la deci-sión política nacional de imprimir una perspectiva regionalista a su política migratoria. Tanto la decisión de fortalecer su participación en instancias migratorias regionales, su pretensión de definir determinados cursos de acción a través de procesos de consulta y cooperación regionales, su aspiración de instalar sus objetivos migratorios en el ámbito mercosureño, su preocupación coyuntural de dar respuesta al problema de la irregulari-dad de un modo regionalista, fueron todos resultados de una decisión política nacional.

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Podría decirse entonces que en lugar de asistir a un proceso desnacionalizador de las políticas migratorias por parte del bloque regional, hemos asistido a la decisión nacional de regionalizar la política migratoria. Así, en contraposición a la visión de los teóricos de la globalización, que vinculan la regionalización o internacionalización de las mismas como señal del debilitamiento de la soberanía de los Estados en cuanto a su capacidad para re-gular las migraciones, en este caso la regionalización ha sido consecuencia directa de una determinación nacional y soberana. Cabría reflexionar de aquí en adelante sobre la forma en que estas instancias de integración se convierten en espacios de interés para países que, como Argentina, deciden focalizar, consensuar y definir su política migratoria en ámbitos compartidos con los Estados de origen de su población inmigrante.

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Disposición de la Dirección Nacional de Migraciones núm. N° 20.880/2005

Disposición de la Dirección Nacional de Migraciones núm. N° 2079/2004

Intervención del Embajador Leonardo Franco, Viceministro de Política Latinoamericana del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto en el marco del Dia-logo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo, Nueva York, 15 de septiem-bre de 2006.

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La teoría de conjuntos y la teoría del juego en el marco de las

migraciones

Defina a teoria ea teoria dos jogos no contexto da migração

Luis Fernando Sánchez Jaramillo* • Colombia

ResumenObjetivos. Con fundamento en la teoría de conjuntos y la teoría del juego, se exa-

minan las dinámicas territoriales: primero, desde la apropiación del espacio y la signifi-cación que le otorgan las sociedades; segundo, a partir de la regulación de los espacios, con miras al aprovechamiento humano, la convivencia armónica y la construcción de fronteras como espacios de alteridad. Metodología. Se examina el problema de las mi-graciones a partir de la teoría de conjuntos y la teoría del juego para analizar las estra-tegias y las consecuencias de las movilidades de los grupos de migrantes. Resultados. A partir de ese examen se observó cómo la dinámica social, enfrentada o no con la naturaleza, se convierte en un juego en el que concurren diversos poderes que generan, al tiempo, conflictos con los cuales se dan movilidades sociales hacia otros campos de juego, otros territorios, en donde su dinámica tiene otras reglas que no siempre respetan las identidades y las tradiciones de las sociedades minoritarias tradicionales o de las nuevas minorías. Conclusiones. Los análisis de caso de los expertos y tomando como elemento propositivo de análisis la teoría de conjuntos y la teoría de juegos, se logra observar la manera cómo se asientan las comunidades humanas luego de efectuar los continuos desplazamientos. Existe acuerdo en que las relaciones territoriales son dinámicas, que las fronteras se modifican constantemente, que las movilidades son un fenómeno que ha caracterizado la historia de la humanidad, y es posible recurrir a ele-mentos como las teorías mencionadas para observar y analizar mejor estas dinámicas.

Palabras claves: territorio, medio ambiente, fronteras, migraciones.

* Licenciado en Ciencias Sociales • Magister en Filosofía • Universidad de Caldas • [email protected]

Set Theory and Game Theory within the Migration Framework

Recibido el 18 de abril de 2011 - aprobado el 10 de mayo de 2011

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AbstractObjectives. This paper aims to analyze territory dynamics based on the set theory and

game theory from three different perspectives. Firstly, it is seen from the appropriation of space and the meaning given by the societies; secondly, from the regulation of space orien-ted to the human benefit and from the regulation of good living practices within the terri-tory, and thirdly, from the building of frontiers as a space of the otherness. Methodology. It examines the problem of migrations from the set theory and game theory perspective to analyze strategies and consequences of mobilities of migrant groups. Results. Based on this analysis, it is realized that the social dynamics, with or against nature, becomes a game in which various powers meet. These powers generate, in turn, conflicts where social mo-bilities take place towards other game fields, other territories. There dynamics have other rules that not always respect their identities and the traditions of minor societies or those of the new societies. Conclusions. The analyses of case reports/studies by experts based on the set theory and game theory perspective show the way how human communities settle after continuous displacements. There exists an agreement on the fact that territorial relations are dynamic, that borders are permanently modified, and that mobilities have been a fact all along human history. It is then possible to recur to elements of the above-mentioned theories to better observe and analyze this dynamics.

Keywords: Territory, environment, frontiers, migrations.

ResumoObjetivos. Com fundamento na teoria de conjuntos e a teoria do jogo, examinam se

as dinâmicas territoriais: desde a apropriação do espaço e a significação que lhe outorgam as sociedades; a partir da regulação dos espaços, com miras ao aproveitamento humano, da convivência harmônica e a construção de fronteiras como espaços de alteridade. Metodo-logia. Examina se o problema das migrações a partir da teoria dos conjuntos e a teoria do jogo para analisar as estratégias e as conseqüências das mobilidades dos grupos de migran-tes. Resultados. A partir desse exame observou se como a dinâmica social, enfrentada ou não com a natureza, converte se num jogo no que concorrem diversos poderes que geram, ao tempo, conflitos com os quais se dão mobilidades sociais dirigidas a outros campos de jogo, outros territórios, onde sua dinâmica tem outras regras que não sempre respeitam as identidades e as tradições das sociedades minoritárias tradicionais ou das novas minorias. Conclusões. Os analises dos expertos e tomando como elemento propositivo de analises a teoria de conjuntos e a teoria de jogos, logra se observar a maneira como se assentam as comunidades humanas logo de efetuar os contínuos deslocamentos. Existem acordos em que as relacionem territoriais são dinâmicas, que as fronteiras modificam constantemente, que as mobilidades são um fenômeno que tem caracterizado a historia da humanidade, e é possível recorrer a elementos como as teorias mencionadas para observar e analisar melhor estas dinâmicas.

Palavras chave: Território, meio ambiente, fronteiras, migrações.

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Introducción

Nuevas migraciones y movilidades… nuevos territoriosEl Grupo de Investigación Territorialidades de la Universidad de Caldas se conformó

para reflexionar alrededor de la concepción de los estudios territoriales, a partir de la antropología, la sociología y la historia; en ellos se busca analizar, interpretar, explicar y reconstruir las diferentes posturas y prácticas socioculturales que las distintas sociedades tienen sobre y desde el territorio, entendido éste como una reordenación del espacio cu-yos signos culturales caracterizan a una sociedad1. Las reflexiones sobre territorio y terri-torialización fueron puestas en común en los célebres Seminarios Internacionales sobre Territorio y Cultura2, el primero realizado en octubre de 1999 y el último en noviembre de 2010, de los cuales se hace necesario destacar la quinta versión, que se desarrolló en conjunto con los doctores María Teresa Rodríguez del Centro de Investigaciones y Estu-dios Superiores en Antropología Social CIESAS y Manuel Uribe del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH. En el marco de este V Seminario Internacional sobre Territorio y Cultura, celebrado en la veracruzana ciudad de Xalapa en México en septiem-bre de 2006, se examinaron las teorías y métodos en el estudio de las transformaciones territoriales, la migración y la movilidad poblacional; se trató de una reflexión teórica aplicada a estudios de caso o etnografías que apuntaron a dar contexto y debate amplio en la relación entre los temas. (Nates & Uribe, 2007: pp. 7-14).

Cuestionamientos como ¿Cuál es el rol -función y lugar- de los Estados-nación actuales en los procesos que relacionan territorialidades y migración? ¿Cómo se ex-presa la relación entre migración (o movilidad) y procesos de configuración territorial? ¿Cómo y desde dónde las transformaciones territoriales, la migración y la movilidad poblacional son generadores de nuevas identidades individuales y colectivas? ¿Cómo la migración y la movilidad de población originan tipos nuevos de identidades emer-gentes generando una suerte de categorización de grupos sociales, tanto en los lugares de partida como en los de llegada? ¿Cómo y desde dónde, en la medida en la que estos grupos sociales se recomponen y se integran (comportamientos, economía, socializa-ción, manejo espacial, cultural, etcétera), se reorganizan implícitamente? ¿Cómo, qué y desde dónde las migraciones y las movilidades de población aportan tanto a quienes se quedan como a quienes les reciben?, son algunos de los que se intentaron responder para demostrar que las realidades contemporáneas, sin contraponer lo local a lo global, tratan de pensar el mundo en términos diferenciales al relacionar los conceptos de globalización, territorio, migración y movilidad de población, evidenciando que los

1 El Grupo de Investigación Territorialidades de la Universidad de Caldas fue fundado en 1998.2 Este Seminario lo organiza el Grupo de Investigación Territorialidades de la Universidad de Caldas

desde 1999.

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Estados no dominan su territorio tanto como administran sus condiciones globales, esto es, los marcos legislativos que permiten la apertura a los capitales financieros, la inversión de las multinacionales, la mediatización de la información en forma de libre circulación de bienes y servicios, etcétera; por lo tanto, se hace necesario revisar la actualidad y el alcance de los conceptos de globalización, mundialización, innovación, integración así como su significado en relación con la estrategia de recomposición de los Estados nacionales, con miras a los análisis culturales, sociopolíticos y económicos de transformaciones territoriales, las migraciones y la movilidad poblacional.

En ese orden de ideas, trece expertos3 se aproximaron a develar estas inquietudes:

(…) a partir del examen del fenómeno de la organización territorial de los Estados mediante un análisis crítico de reformas constitucionales y nuevas cons-tituciones aparecidas entre 1995 y el 2005; el cuestionamiento sobre la perti-nencia que tiene que referirse al final de las sociedades tradicionales a partir del estudio de los regionalismos y las identidades latinoamericanas; la dualidad de las políticas de identidad europea mediante las lecciones conceptuales de dos estudios de caso; los órdenes significativos del mundo y los procesos migratorios en contextos de globalización; un enfoque interdisciplinario para el estudio del territorio indígena en los Altos de Chiapas; la sistemogénesis de una aristocracia campesina de caficultores; la migración indígena, patrones sociales y resignifi-cación cultural entre los indígenas Sikuani del Medio río Guaviare en Colombia entre 1958 y el 2001; las fronteras de las visiones del mundo y de las identidades territoriales; el papel de las fronteras en la conformación de la nación cubana; el ordenamiento territorial como una alternativa de encuentro para diversas lógi-cas; las rupturas, compromisos, anhelos, retornos y que desengañasen las rela-ciones espacio temporales con el pueblo de origen por parte de los emigrados; reflexiones desde las migraciones forzadas en Colombia, y la migración analiza-da desde los puntos de partida. (Nates & Uribe, et al.).

Una mirada transversal de estos asuntos, que con apoyo en la Teoría de Conjuntos y la Teoría del Juego se exponen más abajo, es examinada aquí explorando los puntos en común y las distancias que tomaron los panelistas en torno a la problemática de estudio prevista en el Seminario.

Metodología

Teoría de conjuntos Es inevitable cruzar por las miradas que los expertos, que concurrieron al Semi-

nario de Xalapa, le dieron a sus trabajos sin abordar una postura histórico-filosófica; primero, porque indudablemente las relaciones sociales se dan en los territorios en una

3 Sus nombres y los de sus ponencias aparecen registrados en la bibliografía que acompaña este artículo, que como se dijo, sirve de base al planteamiento que intento construir.

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Fuente: elaboración propia

Gráfica comprensiva de los movimientos migratorios y de las territorialidades

dimensión histórica que, al tiempo, se mueve en las coordenadas espacio-tiempo y, segundo, por el apoyo tangencial en la teoría de conjuntos4 y en la denominada teoría del juego. Para examinar las dinámicas de los grupos sociales en la conformación de territorios, es necesario describir la manera como ellas pueden funcionar.

Sea entonces un espacio A ocupado por una población X, ese espacio es territoriali-zado cuando en él se dan una serie de relaciones políticas, sociales, culturales (educati-vas, religiosas, deportivas), económicas, etcétera, que llevan a esa población a significar de tal manera ese espacio, que se convierte en un territorio sobre el cual la población tiene una relación de identidad. Y sea un espacio B ocupado por una población Y, te-rritorializado de manera parecida que A. Si aceptamos que en ambos territorios se dan relaciones endógenas entre los miembros que lo comparten y con el espacio mismo, también es posible aceptar que pueden existir relaciones exógenas, esto es, entre los miembros del espacio A con los de B mediante múltiples modalidades; por ejemplo, de un miembro de A que se interesa en un aspecto de B y al contrario, o todos los miem-bros de A que se interesan en particularidades de B o viceversa.

Los intereses mutuos, particulares o comunales, pueden generar una suerte de categorías5 que se distinguen según el grado de arraigo que se tenga en el territorio 4 Llama la atención la propuesta teórico-metodológica de María Teresa Ayllón Trujillo quien, para

explicar lo que ella llama el continuum migración-arraigo, se fundamenta en la Teoría General de Sistemas. Cfr., Ayllón, 2006: pp. 207-225.

5 Algunas de esas categorías son: Movilidades, migraciones, territorio, territorialidades, desplaza-mientos, fronteras, identidades, etcétera.

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con el que cada quien se identifica; un miembro de A puede tener un interés temporal para conocer el espacio B o el territorio de B si su intensión final es regresar para permanecer en A o seguir hasta C; pero también un miembro de A puede preferir o ser obligado a permanecer indefinidamente en B. En el primer caso si existiera algo en B que lo atrajera tanto como para cambiar de lugar de vivienda; por ejemplo, estu-diar, trabajar, etcétera; y en el segundo caso, si existiera en A alguna situación que lo obligue a abandonarlo sin que B sea un destino voluntariamente buscado.

Podrá encontrarse el caso de la población X que se encuentre motivada para ir a B, pero es también probable que sea obligada a ir a B; por ejemplo, en caso de guerra en A. En contraste, en B se aceptaría acoger a algún miembro de la población X que se encuentre en A para que visite B y se integre con la población Y, pero muy poco dis-puesta a tolerar a algún miembro de X para permanecer indefinidamente en B y menos para interactuar constantemente con Y. Otra posibilidad consiste en que una parte de la población X, que antes se encontraba en A, llegue a ocupar un subespacio A’ en B formando una población X’, ese espacio se significaría hasta alcanzar una identidad parecida a la que originalmente X’ tenía en A.

No obstante la simpleza de la formalización que explican los conceptos de Mo-vilidad, Migración y Territorio, habrá unas nuevas categorías que emergen de esta red de relaciones y que se complejizan en tanto las relaciones pasen a otro nivel suprarelacional. Cuando un miembro de X en A pasa temporalmente a B para inte-ractuar con Y evoca a A debido al significado que para X’ tiene A, esto es, que X’ se identifica con A, y que guarda la esperanza real de regresar alguna vez a A para interactuar con X.

Pero si las razones para que X permanezca en B obedecen a factores lejos de su control y se le impidiera relacionarse con miembros de Y en B, por razones de orden jurídico o cultural o económico, entonces X’ buscaría a otros miem-bros X de A en B que se encontraran en una situación como la suya e intentaría conformar un subespacio A’ dentro de B con el fin de formar una colonia que se resignificaría como una forma de evocar A. Esa misma colonia de A en B, es decir A’ se habría desarraigado de A, se habría desterritorializado para territoria-lizar B a través de A’.

Tanto en A como en B las relaciones entre X como entre Y están matizadas por una normatividad expresa o tácita, dependiendo de la participación de sus miembros en el diseño de esa normatividad o de los micro poderes que sientan mandatos que se transmiten por tradición cultural, cuando no por imposición del más fuerte. A y B pueden tener un tipo de normatividad que los relacione mediante tratados de co-operación o tratados tácitos impuestos por la fuerza de la costumbre; sin embargo, el conflicto se puede formar cuando se legisla en B para su población sin tomar en cuenta a la población X en A’.

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Teoría del juegoLa teoría del juego6 se ocupa sobre todo de examinar lo que ocurre cuando los hom-

bres se relacionan de forma racional; esto implica abordar el problema de las relaciones estratégicas y se basa en la aceptación tácita o explícita de unas reglas de juego. Esta teoría se aplica generalmente en la economía pero también en la ciencia política en lo que llamaríamos el juego del poder. El modelo que permite explicar los fenómenos sociales en relación con la naturaleza se fundamenta, no sólo en la presentación des-criptiva que nos posibilita la teoría de conjuntos, para hacer un análisis multivariado de esas relaciones, sino que, además, una teoría del juego permite explicar otros aspectos de las relaciones sociales con el Estado.

Para explicar mejor este aspecto se puede imaginar un juego cualquiera en el que participan los niños; afirmar o emplear la palabra juego y a los niños como actores supondría un aspecto de poca seriedad en la construcción del model; sin embargo, no hay nada más serio que el juego de los niños. Para que haya un juego es necesario que los participantes identifiquen un objeto de juego, es decir, qué vamos a jugar; posterior-mente se acuerdan las reglas del juego, esto es, las normas que regirán la acción en la que los jugadores participaran. Nótese que antes de cualquier juego de niños hay un mo-mento en el que ellos discuten esas normas y posteriormente si el desarrollo del juego lo exige proponen modificarlos y establecen nuevos acuerdos.

Puesto que los juegos son tan variados, tan novedosos y tan ingeniosos como es ca-paz de concebir la mente humana, quizás se piense que el juego de solitario exija mayor responsabilidad que el juego colectivo, pues sólo la autoconfrontación daría cuenta del autoengaño. Sin embargo, un juego colectivo pasa por la confrontación colectiva y, a menos que se respeten las normas o se convenga su modificación, podrían surgir con-flictos que también el juego debería resolver sobre la base de las normas y los acuerdos o, podrían generar un juego abusivo que tenga como resultado, a la postre, el fin del juego; por ejemplo, en un juego de fútbol, el objeto es introducir el balón en el arco contrario el mayor número de veces posible, evitando al mismo tiempo que lo haga el equipo contrario; las reglas, por populares, son generalmente conocidas y los instru-mentos, entre otros, el campo de fútbol y el balón. Si el balón fuera un instrumento de propiedad de uno de los jugadores, es decir, no es un bien común, es muy probable que su dueño quiera imponer algunas normas que le convenga o que decida llevarse el balón al no poder imponerlas y, en consecuencia, dar por terminado el juego.

Otro tipo de juego es aquel en el que se emplean las fichas, por ejemplo, el ajedrez7, este juego cumple con los requerimientos mencionados: un objeto y unas reglas de jue-

6 La Teoría de juegos fue creada por Von Neumann Morgenstern en su libro The Theory of Games Behavior publicado en 1944. No obstante, existen numerosas referencias de cómo la teoría del juego ha tenido diferentes usos en las explicaciones filosóficas.

7 En realidad el juego del ajedrez, llamado por sus conocedores como juego ciencia, tiene amparadas sus fichas por reglas mundialmente conocidas que le otorgan a cada tipo un movimiento específico en una situación dada. Lo importante aquí es que esas fichas no pueden cambiar de rol ya que par-

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go. A este respecto los jugadores juegan en concordancia con las reglas, las fichas son jugadas y, por tanto, ignoran que lo son, lo que implica estar sometidas a eventuales cambios de reglas sin importar su punto de vista, el de las fichas, si es que fuera posible que la manifestaran.

Una aplicación de la teoría del juego en el territorio o en la sociedad, el resultado sería más o menos el siguiente: todo hombre es miembro de una sociedad en tanto se relacione con otros hombres para compartir diversos intereses culturales y aprovechar los recursos que provee la naturaleza independiente de la forma como se dé ese aprove-chamiento. El espacio es el campo del juego que aquí se llamará el juego social, las reglas están representadas en la constitución y demás cuerpo de leyes aprobadas por el poder legislativo y puestas en funcionamiento por el poder judicial, y los jugadores son cada miembro de la sociedad con sujeción a las citadas normas; no obstante, si bien el cuerpo legislativo y los cuerpos ejecutivo y judicial son nombrados directamente o indirecta-mente por la sociedad, ya que ellas son sus representantes, existe en la escala de juegos el juego por el poder que puede distorsionar el objeto que busca el juego social, por ejemplo las tiranías, los autoritarismos.

Cuando el juego por el poder está por encima del juego social, los miembros de esa sociedad pueden tener dos comportamientos: el primero, es que algunos miembros de la sociedad, por ejemplo los académicos, tengan conciencia del juego y, en consecuen-cia, acuerden modificar las reglas del juego para no perder de vista el objeto del juego social, y el segundo, es que otros miembros de la sociedad carezcan de esa conciencia y se conviertan en fichas que son jugadas a favor del juego por el poder. Sólo cuando existe conciencia del juego es posible participar en su modificación si se hace necesario, y jugar activamente para alcanzar el propósito del juego social, lo contrario es estar al vaivén de invisibles jugadores que tienen otros propósitos generalmente diferentes a los de la mayoría.

Instrumentos del juego, la naturaleza y la sociedadLa naturaleza suele expresarse de manera imprevista a pesar de que las disciplinas

que la estudian han alcanzado mayores niveles para comprenderla; sin embargo, la humanidad sigue sin entender la inseparable relación que tiene con esa naturaleza. El estudio de la interacción que ha existido entre el hombre y la naturaleza, que las Cien-cias Sociales han denominado Territorio, viene permitiendo la comprensión mediante la reflexión de los cambios que suceden entre esos dos elementos y de las interacciones de los complejos que identificamos como relaciones sociales y medio natural. Si bien territorio es un concepto polisémico empleado indistintamente por varias disciplinas,

ticipan inconscientemente en el juego, pero imaginemos qué lo controlaría y cómo se modificaría si las fichas tuvieran autonomía para moverse por fuera de las reglas que conocemos. Si bien es cierto que existen versiones informatizadas de este juego, los computadores juegan con fundamento en las reglas conocidas por todos.

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hay ya un consenso entre los científicos para reconocer que no se trata de un depósito de los productos naturales y artificiales creados por el hombre, sino que el territorio se constituye sólo cuando el hombre se apropia del espacio y establece allí unas relaciones socio-espaciales, para el aprovechamiento de los recursos naturales, generando todo tipo de conflictos que dejan toda una huella cultural producto de las identidades que los miembros de la sociedad logran construir. (Llanos, 2006: pp. 81-88).

En efecto, los denominados desastres naturales habrá que leerlos, no sólo en fun-ción de la dinámica de la propia naturaleza, sino a partir de la relación que ella ha tenido con la sociedad a la que ha albergado, es decir, una lectura construida sobre los efectos que esos desastres naturales causan a los miembros de esas sociedades. En el primer caso, la historia ha dado cuenta suficiente del continuo aprovechamiento de los recursos naturales; no se aprendió suficientemente de los ancestros el respeto por la naturaleza, el tránsito de las sociedades agrarias a las sociedades industrializadas dieron paso a un aprovechamiento indiscriminado que se conoció con el adjetivo explotación, que ha causado el creciente desequilibrio natural del que han hablado los ecologistas y cuyas evidencias ahora son palpables. Y el segundo, el de las relaciones de la naturaleza con la sociedad.

Reglas de juego: las constituciones, el ordenamiento territorial y las políticas de diversidad cultural

Ya se ha dicho que la Constitución es la norma por excelencia de cada Estado, es la base sobre la que se resuelven los conflictos de intereses de todos los sectores de la sociedad, se determina la organización administrativa y se reglamenta toda la relación entre la población y el poder en un democrático equilibrio para unos y para otros. Las constituciones han sido fruto de muchos debates, disputas y enfrentamientos armados y son las conquistas más es-timadas de los pueblos, las constituciones amparan los derechos y deberes de los naturales y extranjeros en relación con su territorio, tal como dice López (2006): “en ella la orga-nización territorial es un espacio reglado delimitado territorial y políticamente”. Sin embargo, parte de la normativa que guía al territorio es el denominado ordenamiento territorial, cuyo propósito es guiar los destinos territoriales para buscar un desarrollo equilibrado. La tradición también muestra que en el área rural el desarrollo territorial se ha asumido como “un proceso de transformación productiva e institucional en un espacio determinado cuyo fin es reducir la pobreza rural”. Por lo tanto, el Ordenamien-to Territorial debe orientarse a “fortalecer la concertación y la interacción entre agentes sociales y territorios, y capitalizar la voluntad política de quienes toman las decisiones para la colectividad” (Velásquez, 2006, pp. 165-172).

En este sentido, las normas generales que guían a las sociedades o las específicas que intentan el desarrollo territorial, algunas veces no alcanzan a abarcar todos los intereses sociales. Las migraciones como forma de movilidad significan cómo las territorialida-

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des son perdidas, readquiridas; es evidente que en algunos países, especialmente los europeos, el idioma sumado a la territorialidad genera una mayor identidad territorial; de este modo, surgen de la tríada de grupos autóctonos, las minorías de inmigrantes y las denominadas minorías históricas, una suerte de etnogénesis con la que, además, se generan un sinnúmero de retos por la diversidad etnocultural que se da en las or-ganizaciones subregionales y supraregionales que caracterizan a las sociedades de hoy (Dietz, 2006, pp. 45-66). De acuerdo con lo anterior, se enfrentan en las comunidades territorializadas unas comunidades corporativas no territorializadas que obligan a los gobiernos a diseñar y aplicar políticas que, a decir de Dietz (2006), son de doble rasero, es decir, desarrollo de políticas de identidad absurdas que intentan distinguir entre una etnogénesis nacional o regional basada en el territorio y otra que carece de él como los inmigrantes.

Si bien el fenómeno de la inmigración se refiere a un grupo conformado por sujetos que ingresan a un espacio no territorializado originalmente por ellos, gracias a la per-misividad o no de la normatividad o reglas de juego establecidas por el poder legislativo en ejercicio del juego político, ese ingreso se realiza de diversas formas: de manera legítima, es decir, en observancia de todas las reglas del juego, o a la sombra de esas reglas, lo que da lugar a las autoridades que administran el juego para que, aplicando las mismas reglas, excluyan del juego a quienes infringen la ley, por ejemplo, la de migracio-nes. Sin embargo, la mayoría de las reglas del juego se adaptan a los jugadores y fichas nativas, vale decir, a los detentadores del poder y a los miembros de la sociedad, que son presa inconsciente del poder de los primeros, pero poco a los inmigrantes legales.

No obstante las reglas de juego expresadas en las constituciones para los inmigran-tes, otro tipo de normas, consignadas en la tradición cultural, dificultan el disfrute de derechos legales en territorios ajenos, obligando a los inmigrantes a practicar juegos de supervivencia, a través de ordenamientos territoriales no formales, que a la postre obligan a los administradores del juego político a diseñar políticas para el manejo de la diversidad cultural.

Resultados

El Juego en acción: causa y prácticas de migraciónAlgunos aspectos que se destacan en las relaciones territoriales es el tema de

las fronteras que son, para Hernández (2006), un constructo de la mente humana; esto significa que el mundo actual es el producto de fronteras impuestas por la mente. Históricamente la disputa por los derechos ha modificado esas fronteras y ha generado todo tipo de movilidades entre ellas las que sufre Colombia como la migración forzada (Osorio, 2006, pp. 187-206); de algún modo la historia de la humanidad es la historia de la construcción y reconstrucción de fronteras y de des-

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territorialización y reterritorialización; sin embargo, las sociedades modernas han construido también unos modelos que surgen de la realización personal y que se acentúan por la seducción publicitaria que han generado los medios de comunica-ción y las nuevas tecnologías, lo cual ha empujado las sociedades hacia otras fronte-ras generando grandes migraciones internacionales principalmente como producto de la racionalidad liberal y, especialmente, de la idea de progreso. No obstante, la movilidad, en cualquiera de sus formas, genera una serie de relaciones entre te-rritorio, identidad y acción colectiva, que cuando chocan con el desconocimiento de las condiciones socioculturales de los lugares de destino se entra en crisis y se vuelve utópica la idea de progreso que se ha dado a los países desarrollados (Her-nández, 2006, pp. 67-80).

Modificaciones del juego, modificaciones del territorioUna de las posibilidades que permiten el análisis del territorio desde una mirada

multidisciplinar, con lo cual se logra un conocimiento más amplio del territorio, es la relación que existe entre tradición y progreso y la pérdida de la cultura y la identidad.

Es el caso del territorio indígena de los altos de Chiapas, estudiado por Llanos (2006: 81-88), que se ha modificado con los procesos de globalización; allí el ances-tral cultivo del maíz que se asocia con la identidad cultural indígena fue reemplaza-do por el cultivo de la flor que se convirtió en un importante elemento económico, ha transformado el territorio indígena y la concepción de tiempo con paradigma de progreso, lo cual concuerda con algunos autores (Ariel, 2006. pp. 173-186) que manifiestan que las funciones sociales y productivas de las comunidades rurales y tradicionales que se vinculan al mercado capitalista atomizan dichas sociedades y declinan la asociatividad de la vida comunitaria; sin embargo, Ariel (2006) aclara, en el caso de los habitantes de la Esperanza en la Península de Yucatán, como ellos han demostrado el surgimiento de una especie de neoruralidad que ha desdibuja-do las fronteras físicas formales entre las regiones y las grandes urbes ya que las nuevas infraestructuras permiten mayor integración regional que antes, siempre y cuando la tecnología permita compartir su patrimonio cultural. Empero, otro tipo de ejemplos de dinámicas colonizadoras es el de los indígenas Sikuani del Guaviare colombiano (González Gómez, 2006, pp. 113-130) quienes a través de distintos juegos y formas de poder fueron ocupados y obligados a emigrar hasta encontrarse en medio de micro poderes del Estado y de la globalización; es el producto de las dinámicas nacionales y la configuración del Estado para la colonización de fron-teras que obligaron a los Sikuani al sometimiento de la imposición de patrones ajenos a su cultura, que los obligaron a movilizarse para ocupar territorios cultural y ambientalmente distintos a los suyos.

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Fronteras en el juego: entre identidad y tradiciónComo se sabe, la complejidad del concepto de territorio obliga a enfocarlo desde

otras perspectivas como la del poder gubernamental, la administración jurídica o la del enfoque socio- antropológico, esto no es más que una demostración de la existencia de múltiples escalas y niveles que han sido históricamente constituidos. Uno es el caso de las fronteras interiores de Cuba que responden a un proceso histórico-económico y político que contrasta con fronteras exteriores que son de definición más compleja. (Venegas, 2006, pp. 115-164) y otro, el del territorio del Lago de Usina Hidroeléctrica (UHE) Serra da Mesa (Almeida, 2006, pp. 131-114) en donde se plantea la discusión de la relación que hay entre los espacios identitarios de una especie de cultura nativa frente a las reconfiguraciones identitarias a las que son sometidas las sociedades tradicionales ante las amenazas que genera este tipo de megaproyectos, generando al mismo tiempo lo que denominaríamos acciones simbólicas de frontera donde se construyen identi-dades como constructo histórico en una zona que se denomina lugar de alteridad, en donde se delimitan realidades estableciendo igualmente espacios de conflicto.

En América Latina, la denominada independencia del dominio español generó una concepción histórica decimonónica caracterizada por las ideas positivistas que se amparaban en la idea de progreso (Le Goff, 1995), pero al mismo tiempo por una idea de nacionalismo de acuerdo con la visión de aquella época. Las noveles naciones construyeron una visión histórica desde el centro hacia la periferia que se denominó historia nacional, una historia signada en medio de las confrontaciones por la escogencia del modelo de gobierno. En aquella época poco importaban las regiones en tanto el poder económico no tuviera algo que aportar pero al mismo tiempo se pensaba en una historia de punto final, una historia dogmática a la cual nada había que agregar y en la que las regiones y las localidades nada tenían que decir; la historia nacional que se construyó desde el centro no logró la identidad de algunas regiones.

Ahora, las celebraciones del segundo centenario de la independencia de los países de América Latina, han puesto de manifiesto la posibilidad de cambiar el paradigma regional en el que tengan peso las localidades y las regiones para construir una histo-ria local y regional cuya sumatoria da como resultado la verdadera historia nacional. Esta historia es más cercana a los miembros de las sociedades que se integran al mun-do mediante la identificación con su propio pasado y se identifican con el presente y con el futuro aportando a la solución de problemas que ahora son comprensibles para ellos. Partir del conocimiento de la historia local y regional no implica una regresión al nacionalismo, si no que es revalorizar las culturas de los pueblos que habitan las regiones, permitiendo aclarar su papel en un ambiente de globalización. (González Martínez, 2006, pp. 29-44) A pesar de las discusiones epistemológicas de las denomi-nadas historia regional y microhistoria, (Miño, 2002,pp. 867-897) y entendiendo las

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discusiones de las escuelas ítalo-mexicanas sobre historia regional y microhistoria hay que reconocer el sentido pragmático que tiene una historia que se construye de la periferia al centro.

Ejemplos más concretos de identidad y tradición son el que genera el concepto de frontera y el papel de las migraciones de colonos en las aristocracias campesinas de caficultores (Tulet, 2006, pp. 89-112), en este caso el sentido de frontera de la co-lonización cafetera se entiende o como una delimitación entre dos espacios distintos o como un espacio en vía de organización. Entendiendo primero, que las formas de origen de los caficultores se dieron por iniciativa del Estado nacional, o por la acción de actores privados o por coyunturas del país. Tulet (2006) reconoce que en la primera forma el Estado nacional facilitó la venta de lotes provocando la llegada de inversio-nistas extranjeros y obligando a los campesinos a cultivar café en parte de sus tierras; esta dinámica facilitó el fomento de explotaciones familiares. Luego, los empresarios urbanos, que trataron de encontrar una actividad sustitutiva de otros cultivos, se con-formaron en sociedades agrarias en donde el café se convierte en la base de la identidad de ese grupo por su carácter empresarial, con cuya prosperidad se alcanza la conquista y el mantenimiento del poder político. Y, finalmente, el relativo poder del café hace que el cafetero de una sociedad familiar reconozca que puede ser más pobre pero más independiente en contraste con las grandes haciendas que son las afectadas por la caída de los precios; los cafeteros familiares que sostienen la caficultura tradicional producen más que café sin perder el signo distintivo de identidad que existe con ese producto en esta parte del mundo, ya que el café es más que un producto, es una historia y unas dinámicas territoriales específicas, resultado que llevan a la caficultura a conformarse en territorios de identidad, de migración y de territorialidad.

ConclusionesCon base en los análisis de caso de los expertos que concurrieron al Seminario de

Xalapa en 2006, con el exclusivo fin de entender las similitudes del análisis territorial a partir de las movilidades y migraciones de diversas sociedades, y tomando como elemento propositivo de análisis la teoría de conjuntos y la teoría de juegos, se logra, en primer lugar, observar la manera cómo se asientan las comunidades humanas luego de efectuar los continuos desplazamientos. Existe acuerdo en que las relaciones terri-toriales son absolutamente dinámicas, que las fronteras se modifican constantemente, que las movilidades son un fenómeno que ha caracterizado la historia de la humanidad, pero es necesario recurrir a elementos como las teorías mencionadas para observar y analizar mejor estas dinámicas.

Se ha examinado cómo las sociedades establecen reglas de juego explícitas como las constituciones y las leyes en las que también se adoptan planes reordenamiento te-rritorial, e implícitas como los pactos tácitos que llamamos costumbre o relaciones de

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tradición; no obstante, la importancia que tiene el análisis de las reglas de juego social consiste fundamentalmente en la inequidad que ellas conllevan hacia sociedades cuyo poder puede ser mayor, dependiendo de los factores sociopolíticos o económicos que le favorezcan, pero también en detrimento de otros miembros que se encuentran al margen de ese poder o de esos micro poderes.

Los grupos más desprovistos de las ventajas del poder se ven obligados, o a iniciar movimientos hacia otros lugares en los que puedan construir el suyo propio, o hacia donde puedan alcanzar una cierta realización económica, o donde se puedan sentir más seguros, no obstante llegar a otros territorios se corre el riesgo de inadaptación o de desprotección de la identidad cultural del sujeto que se moviliza, el cual se ve obligado, no sólo a construir un territorio en un espacio diferente al suyo con ayuda de los suyos, sino, tal vez, a regresar y reterritorializar el espacio que antes tenía y que ahora ofrece nuevas condiciones para subsistir.

Un aspecto especial, que es paradójico, lo constituye la movilización por razones de la naturaleza. Para algunos la naturaleza es y el hombre se encuentra ahí para com-prenderla, especialmente sabiendo que forma parte de ella; pero no hay que olvidar que principalmente durante la segunda mitad del siglo XX la humanidad la ha agredido; los ecosistemas que dan equilibrio al paisaje natural han sido reemplazados por otros sistemas indiscriminados que han causado desequilibrios sin precedentes cuyas conse-cuencias vemos hoy. Desde tiempos de los griegos, Aristóteles había observado la com-plejidad de la naturaleza y la forma como ella atentaba en ocasiones contra el hombre; no obstante, cualquiera sea la causa que altere el curso normal de la naturaleza, oleadas de hombres han tenido que abandonar sus tierras temporal o permanentemente, a ve-ces perdiendo sus pertenencias materiales cuando no las vidas de sus familiares; en este caso, parece más doloroso el desarraigo para llegar a tierras de nadie o a tierras ajenas en la que nadie los quiere. Los desórdenes naturales son menos llevaderos cuando ni siquiera es posible volver porque no quedan ni los recuerdos.

Tanto los empujones que produce la naturaleza, como los que producen los juegos de poder o la aspiración que conduce al paradigma del progreso, o el simple gusto de conocer, son causas de la movilidad. El destino no siempre garantiza que los nuevos lugares sean mejores ni peores, pero la acción social consciente ayuda a que se modifi-quen las reglas de juego a favor de las minorías; es una forma de superar la imposición de las instituciones sobre las sociedades que las minorías tradicionales o las nuevas minorías tengan participación como una armónica sociedad natural.

Las migraciones, a la par que parten de un juego de poder, son también complejos que afectan los territorios de origen y de destino. Los países subdesarrollados pierden mano de obra joven que van a beneficiar la de los países desarrollados, al tiempo que muchos migrantes buscan en otros territorios las oportunidades que no tienen en su país de origen. Algunos países atraen migrantes extranjeros acomodados para que les

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dejen divisas; no obstante, queda una franja de sobrevivientes, vividores o delincuentes que juegan al margen de las reglas, de una parte, porque en el lugar de origen se dedi-caban a poco o, de la otra, porque las condiciones halladas en el nuevo territorio no les favorecen y encuentran en el mundo subterráneo la trampa o la oportunidad de participar en juegos siniestros para ellos y para las sociedades.

No obstante, siempre se establecen fronteras que cercan el mundo y que seguirán modificandose para formar un campo de alteridad en el que cada conflicto se resuelva con nuevos acuerdos y nuevos juegos que respeten y compartan identidad y tradición.

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Para comprender las migraciones internacionales en América (1990 – 2011): apuntes epistémicos, teóricos y empíricos • José Carlos Luque Brazán • págs. 141 - 163

Para comprender las migraciones internacionales en

América (1990 – 2011): apuntes epistémicos, teóricos y empíricos

José Carlos Luque Brazán* • Perú

ResumenObjetivos. Este estudio realiza una construcción histórica sobre los enfoques y modelos

teóricos usados en los últimos treinta años para examinar, comprender y explicar los procesos internacionales migratorios en América Latina. Metodología. A partir de la compilación y revisión crítica de los enfoques teóricos sobre migración en América Latina, se hizo un segui-miento a la influencia del transnacionalismo portesiano en la región y sus transformaciones ocurridas al surgir, en América Latina, una generación de investigadores interesados en com-prender, desde su realidad y subjetividad, el fenómeno migratorio. Resultados. Los estudios revisados comparten elementos como la importancia del capital social, de las redes sociales y del papel de los inmigrantes como individuos; sin embargo, no explican cómo se originan las redes sociales transnacionales, cuál es el peso que tienen las relaciones en el flujo migratorio in-ternacional e ignoran el rol que cumplen en el desarrollo y constitución de las relaciones trans-nacionales actores como los Estados. Se observó que algunos trabajos parten de una sobre-valoración normativa de lo que denominan inmigrantes “populares”. Sus argumentos realzan las virtudes positivas y casi heroicas de los inmigrantes reduciendo su explicación a contenidos normativos. Conclusiones. Un problema común de los enfoques teóricos revisados, es que elaboran una definición funcionalista del transnacionalismo reduciendo dicha conceptualiza-ción a la descripción de la intensidad y la permanencia de los intercambios económicos y de las redes sociales, dejando de lado una adecuada conceptualización del nacionalismo, el cual ha sido uno las principales discursos que han configurado la idea moderna del Estado-nación en países como México, Perú, Bolivia, Argentina y Ecuador.

Palabras claves: América Latina, Migración, Giro epistémico, colonialidad, transnacionalismo.

* Antropólogo social • Ph. D. en ciencia política (UNAM), Magíster en Ciencias Sociales (Flaxo, México) • Investigador y docente Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Understanding International Migrations in America (1990-2011). Epistemic, Theoretical and Empirical Notes

Recibido el 14 de junio - aprobado el 20 de junio

Para compreender as migrações internacionais em America (1990 - 2011): apontamentos epistemológicos, teó-

ricos e empíricos

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Para comprender las migraciones internacionales en América (1990 – 2011): apuntes epistémicos, teóricos y empíricos • José Carlos Luque Brazán • págs. 141 - 163

AbstractObjectives. This study shows a historical review on approaches and theoretical models

used in the past thirty years to examine, understand and explain international migration processes in Latin America. Methodology. Based on a compilation and critical review of theoretical approaches to migration in Latin America, a follow-up to the influence of the concept of transnationalism of Portes in the region was made. This deals especia-lly with the transformations occurred in Latin America when there appears a generation of researchers interested in understanding migration, from a real and subjective point of view. Results. Reviewed studies coincide in elements such as the importance of social capital, social networks and the role of immigrants as individuals. However, they do not explain how transnational social networks emerge or what kind of influence the relations of international migration flows have and ignore the role nations have in the development and establishment of transnational relations. It was noted that some works depart from an overestimation of regulations based on the so-called "popular" immigrants. Their argu-ments highlight positive and almost heroic virtues of immigrants but reduce the explana-tion to regulatory content. Conclusions. A common problem of the revised theoretical approaches is their functional definition of transnationalism. This reduces such a concept to the description of intensity and persistence of economic exchanges and social networks, leaving aside an adequate conceptualization of nationalism. This has been a major dis-course that has shaped the modern idea of state-nation in countries such as Mexico, Peru, Bolivia, Argentina, and Ecuador.

Keywords: Latin America, migration, epistemic turn, coloniality, transnationalism.

ResumoObjetivos. Este estudo realiza uma construção histórica sobre os enfoques e modelos

teóricos usados nos últimos trinta anos para examinar, compreender e explicar os proces-sos internacionais migratórios em America Latina. Metodologia. A partir da compilação e revisão critica dos enfoques teóricos sobre migração em America Latina, se fez um se-guimento à influencia do transnacionalismo portesiano na região e suas transformações ocorridas ao surgir, em America Latina, uma geração de pesquisadores interessados em compreender, desde sua realidade e sua subjetividade, o fenômeno migratório. Resulta-dos. Os estudos revisados compartem elementos como a importância do capital social, das redes sociais e do papel dos imigrantes como indivíduos; sem embargo não explicam como originam se as redes sociais transnacionais qual é o peso que têm as relações no fluxo migratório internacional e ignoram o rol que cumprimentam no desenvolvimento e constituição das relações transnacionais atores como os Estados. Observou se que alguns trabalhos partem duma sobre- valoração normativa do que denominam imigrantes “po-pulares”. Seus argumentos realçam as virtudes positivas e quase heróicas dos imigrantes reduzindo sua explicação a conteúdos normativos. Conclusões. Um problema comum dos enfoques revisados, é que elaboram uma definição funcionalista do transnacionalismo reduzindo dita conceitualização à descrição da densidade e a permanência dos intercâm-bios econômicos e das redes sociais, deixando de lado uma adequada conceitualização do nacionalismo, no qual tem sido uma das principais discursos que tem configurado a idéia moderna do Estado- nação em países como México, Perú, Bolívia, Argentina e Equador.

Palavras Chave: America Latina, Migração, Gira epistêmico, colonialidade, transnacio-nalismo.

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Introducción“Vivir es una fuga”

Jorge Luis Borges

Si se piensa en un fenómeno concreto que haya crecido de la mano de la globaliza-ción, es sin duda el de la movilidad humana. Desde hace veinte años las publicaciones académicas y periodísticas sobre las migraciones humanas se han expandido notable-mente y no sólo en términos cuantitativos sino también cualitativos; las nuevas rela-ciones derivadas del comportamiento y las actividades de los migrantes, han obligado a los científicos y hacedores de políticas públicas a mirar distinto, a dejar de situar desde una óptica positivista a los migrantes y verlos como sujetos, de comprenderlos como individuos provistos de derechos y deberes que tienen que ser respetados y pro-movidos más allá de las fronteras nacionales (Rivera y Lozano; 2009, pp. 8–10). Esto ha significado, en consecuencia, el desarrollo embrionario de una epistemología de la movilidad humana. El presente artículo se ubica en este proceso y tiene como objetivo pintar provisoriamente un lienzo sobre los cambios ocurridos en las diversas miradas científicas que ha abordado en las dos últimas décadas la investigación sobre las migra-ciones internaciones en América Latina tomando como punto de partida la instalación de la globalización en nuestra región.

Investigación, redes de conocimientos e instituciones: el giro epistémico

En la última década las investigaciones sobre la migración internacional en Amé-rica Latina se han incrementado exponencialmente (Canales, 2006; Gutiérrez, 2006; Ariza, Portes, 2007; Arizpe, Amescua y Luque, 2007; Imaz, 2007; Yépez del Castillo y Herrera, 2007; Gálvez, 2007; Sassen, 2007; Velasco, 2008; Solimano, 2008; Herrera y Ramírez, 2008; Martínez y Sandoval, 2009; Ulysse, 2009; Durand y Schiavon, 2010 y Portes y Rumbaut, 2010). Los temas y dimensiones abordadas han cubierto los aspectos políticos, económicos, culturales, sociales y psicológicos de dicho fenóme-no, quebrando y ampliando el enfoque economicista dominante (Durand y Massey, 2003). La migración, en este sentido, ha pasado a ser entendida como un fenómeno pluridimensional enraizado en la globalización que supera en consecuencia el nacio-nalismo metodológico imperante en las investigaciones hasta fines de la década de los 90 de la centuria pasada y superando las perspectivas etnocéntricas de las prác-ticas migratorias.

Las disertaciones e investigaciones sobre las migraciones internacionales en y desde América Latina han prestado atención a diversos núcleos temáticos como: (1) las arti-culaciones políticas, culturales, económicas y sociales que han construido los migran-tes allende de los Estados, por ejemplo, las manifestaciones religiosas; (2) las experien-

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cias políticas transnacionales, y (3) las políticas públicas que se desprenden de dicho fenómeno, tanto en los Estados receptores como en los expulsores. En este sentido se da el surgimiento de cuerpos de investigadores insertos en instituciones académicas distribuidas a lo largo de la región. Instituciones como la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede Ecuador, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), con sede en Argentina, el Instituto Mora, el Colegio de la Frontera Norte, el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad de Chile y la Universidad de Buenos Aires, han constituido en su interior núcleos de investigado-res abocados en la descripción, explicación y comprensión del fenómeno migratorio internacional en la región latinoamericana y en aquellos territorios de Europa, Asia y América del Norte en dónde existe población latinoamericana migrante.

Existe, además, una sólida red de grupos de investigadores caracterizados por la transdisciplinariedad, como la Red de Migración y Desarrollo, el Comité de Investiga-ciones en Sociología de las Migraciones de la ISA, el Centro de Estudios Migratorios en Latinoamérica (CEMLA), son sólo algunos ejemplos. Se cuenta, entonces, con ins-tituciones, grupos, espacios y redes que organizan coloquios, seminarios y congresos, además de investigaciones comparadas; todo ello da cuenta de una fuerte dinámica académica que no sólo asume una relación descriptiva con la migración internacional en la región sino que también reflexiona epistemológica, teórica y metodológicamente el fenómeno en cuestión.

Ciertamente, el presente trabajo no engloba la totalidad de experiencias, activi-dades e investigaciones en curso. Sin embargo, los datos expuestos permiten argu-mentar la existencia y consolidación de comunidades científicas en América Latina, especializadas en torno a la movilidad humana y las migraciones internacionales, lo que significa la consumación de una revolución científica silenciosa que no ha sido debidamente sopesada en el campo académico, que se caracteriza por el trabajo de investigadores radicados en las llamadas sociedades de origen del proceso migra-torio, y que devela, en consecuencia, una óptica distinta a las lecturas hechas desde las sociedades de destino (Rivera y Lozano, 2009, p. 9). El objeto de estudio se ha transformado, en efecto, en un sujeto de conocimiento que estratégicamente abre la posibilidad de conocer los contextos de salida de los migrantes y la organización social y política de la migración. Ello supone un cambio de paradigma científico (Kuhn, 2001), en la región y la apertura de distintos programas de investigación científica (Lakatos, 1978). Se tiene aquí, entonces, un giro epistemológico que se basa en la mirada nativa independizada o liberada de patrones poscoloniales. De la cons-trucción de este giro se hace el relato histórico esbozado en unas débiles pinceladas de un cuadro que hoy en día se encuentra felizmente en múltiples construcciones no concluidas y caleidoscópicas.

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El contexto y las primeras miradas teóricas y epistémicasLas primeras teorías que dieron cuenta del fenómeno migratorio internacional e

interno se basaron en una lógica positivista; tomaron básicamente variables de orden económico para explicar dicho proceso, dispositivos conceptuales como: mercados de trabajo, cálculo racional costo/beneficio, desarrollo capitalista, estructuras económicas constreñidoras, sistemas mundo y las teorías de las unidades domésticas, fueron las variables que dieron fuerza explicativa a estos enfoques. El siguiente acápite propone una presentación sucinta de las mismas, examinando sus alcances explicativos y deli-mitándolos.

La teoría de la modernizaciónEn esta visión, se presentaron los polos tradicional y moderno como parte de un

continuum pluridimensional que da cabida en principio a formas de transición, coma en donde los estilos de vida modernos penetraban en la base tradicional, transformán-dose en aspiraciones de ciertos segmentos de las sociedades latinoamericanas.

Según esta perspectiva los individuos más cultos, arriesgados e inteligentes entra-ban en conflicto con la sociedad tradicional porque ésta no era capaz de satisfacer sus aspiraciones de una vida moderna. Por ello, inducidos por una fuerte motivación de logro, emprendían la decisión de migrar en busca de beneficios del polo moderno de la sociedad un destacado investigador lo resume de la siguiente manera:

En efecto, en esta época se da un rico aunque inacabado debate en torno a las cau-sas, motivaciones, consecuencias, contextos e impactos de la migración campo-ciudad (…) se concebía a la migración como parte y expresión del proceso de modernización de la sociedad. En particular, la migración campo-ciudad era vista como consecuencia de la transición desde una sociedad rural y tradicional, como la que caracterizaba a América Latina hasta la primera mitad del siglo XX, hacia una sociedad moderna e in-dustrial. No obstante, también se planteaba que las limitaciones de la modernización en América Latina podrían tener consecuencias perversas, en la medida que la migración del campo a la ciudad no pudiera incorporar a estos nuevos contingentes a los ámbitos de modernidad urbana, reproduciendo bolsones de marginación y exclusión social. (Canales, 2006, pp. 7-8).

Como se observa, este enfoque resaltó la racionalidad instrumental de los actores, y los procesos de modernización de las sociedades latinoamericanas después de la década de los cincuenta.

Dicho marco fue usado como referencia para numerosos estudios sobre migra-ción, cuya perspectiva analítica concebía a los procesos migratorios como parte de las transformaciones asociadas al desarrollo y como parte del cambio del proceso de tran-

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sición hacia la modernidad. En América Latina este enfoque fue el modelo explicativo predominante durante mucho tiempo, a partir del cual se analizaron los procesos de desarrollo económico y crecimiento (años 60 y 70).

El enfoque neoclásico y del equilibrioSostenía que el fenómeno migratorio era un proceso de autorregulación de los ba-

lances espaciales originados por el contraste en la distribución de factores y recursos netamente económicos. La movilidad espacial de la población actuaría como un factor correctivo de las diferencias en la oferta y la demanda de trabajo entre cada uno de los países, generándose una oferta y demanda internacional del trabajo.

Este modelo, al igual que el anterior, sostiene que los individuos deciden emigrar porque su cálculo racional costo/beneficio los lleva a esperar un rendimiento neto positivo: “Los migrantes estiman los costos y beneficios de ir hacia lugares alternati-vos internacionales y migran hacia donde la expectativa neta de rendimiento es mayor respecto a un mismo horizonte temporal” (Durand y Massey; 2003, p. 9). Bajo esta perspectiva la variable que explica las motivaciones que impulsan los movimientos migratorios era netamente económica.

Las principales críticas a las dos propuestas anteriores, se centran en dos factores: el supuesto no cuestionado de la tendencia al equilibrio demográfico y la demasiada auto-nomía de los aspectos individuales y racionales en la decisión de emigrar. Excluyendo la profunda heterogeneidad de dimensiones que influyen en el fenómeno migratorio, como el ciclo de vida y las diferencias étnicas y culturales y cultura, entre otras.

El enfoque histórico-estructuralEste enfoque, que se desprendió de las teorías de la dependencia de la década

de los sesenta (Prebisch, 1949 y Cardoso y Faletto, 1969), asumía que las corrientes migratorias poseen una especificidad histórica que son generadas por los cambios en el sistema productivo y en las relaciones sociales, los cuales provocan un desa-rrollo desigual en términos espaciales ocasionados por condicionantes estructura-les incidiendo diferencialmente en grupos y clases sociales. Desde esta postura, el acto migratorio se encuentra integrado a un proceso colectivo y grupal; su sentido y su determinación causal forman parte de una dinámica más general del proceso de formación y reconstitución de las clases sociales (Ariza 2000, p. 33), es una perspectiva marxista que no toma en cuenta los condicionantes culturales y los intereses individuales en el desarrollo de los fenómenos migratorios. La variable que explica en este modelo los procesos migratorios es el desarrollo capitalista; es decididamente un enfoque que pierde de vista a los sujetos y que mantiene una impronta positivista.

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La principal crítica a esta posición teórica se centró en la adjudicación de un carácter estructural a la migración y una sobrevaloración de la influencia de los aspectos económi-cos-estructurales que obligaban a los individuos a emigrar; genera una sobrevaloración de la vinculación entre el desarrollo del capitalismo y la inmigración internacional.

La teoría de los sistemas mundialesSe desprendió de la tradición histórico-estructural que inspiró la teoría de la depen-

dencia en el decenio de 1960. Propone ligar los orígenes de la migración internacional a la estructura del mercado mundial que se ha desarrollado y expandido desde el siglo XVI (Wallerstein, 2007). En este esquema la penetración de relaciones económicas capitalistas en las sociedades periféricas no capitalistas crea una población móvil que es propensa a la migración internacional. “(…) de acuerdo con la teoría de los sistemas mundiales, la migración es resultado de las disrupciones y dislocamientos que inevita-blemente ocurren en el proceso de desarrollo capitalista” (Durand y Massey, 2003, p. 22). Sin embargo, no tomó en cuenta que la movilidad humana es un proceso de larga data, anterior al desarrollo del capitalismo e incluso al predominio de occidente como civilización hegemónica mundial.

Un criterio fundamental de esta posición consideraba que la migración refuerza la desigualdad en vez de contribuir a reducirla (Arango 2000a, 2000b). La tendencia de esta concepción de construir una generalización histórica de la explicación de las cau-sales de la migración, estableciendo un modelo reduccionista, puesto que argumenta que todos los países pasarían por un proceso similar y bajo la única lógica de acumu-lación del capital.

Una crítica importante a esta teoría se establece en el excesivo énfasis que hace de la importancia de los procesos económicos y básicamente del capitalismo en la configuración del fenómeno migratorio, pues si bien es cierto que es un factor importante no da cuenta de la totalidad del fenómeno en relación con los factores culturales y sociales como las redes étnicas y de solidaridad que permiten también el tránsito y la movilidad humana; en síntesis, su debilidad teórica radicó en sus pretensiones universalistas y en tomar al Estado como una variable importante para comprender los procesos migratorios.

La teoría del mercado dual de trabajoEsta posición, argumenta que la migración internacional proviene de las deman-

das de trabajo intrínsecas a las sociedades industriales modernas, y no es producto de decisiones individuales. La migración es causada por factores atrayentes en los países receptores (los cuales tienen una crónica e ineludible necesidad de trabajadores ex-tranjeros). Esta demanda se sostiene en cuatro características fundamentales de dichas sociedades: la inflación estructural; problemas motivacionales; dualismo económico y la demografía de la oferta de trabajo.

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El primer punto se refiere a la necesidad de aumentar proporcionalmente los sala-rios en relación con los procesos inflacionarios a través de toda la jerarquía ocupacional para mantenerlos de acuerdo con las expectativas sociales.

El segundo factor se refiere a que la gente no sólo trabaja por el ingreso sino también por el mantenimiento y la acumulación de su status social; por ello, en la estructura ocupacional los patrones requieren trabajadores que ocupen los nichos de trabajo de menor status, porque ellos no se sienten miembros de la sociedad que los recibe: “En lugar de eso se ve a sí mismo como miembro de su comunidad de origen, dentro de la cual el trabajo foráneo y las remesas acarrean honor y prestigio” (Durand y Massey, 2003, p. 19).

El tercer punto se refiere a la dualidad inherente al trabajo y al capital en las socie-dades industrializadas. “Los métodos intensivos de capital se usan para absorber la demanda básica y los métodos intensivos de capital se reservan para el componente temporal y fluctuante. Este dualismo crea distinciones entre los trabajadores, condu-ciéndolos hacia una bifurcación de la fuerza de trabajo” (Ibídem, Durand y Massey, 2003, p. 19). El dualismo que se expresa en la relación entre Trabajo (W), y Capital (K), se extiende hacia la fuerza de trabajo creando una estructura segmentada del mercado de trabajo. La demografía del trabajo, por su parte, sostenía que los problemas de mo-tivación y de inflación inherentes a las jerarquías ocupacionales modernas, junto con el dualismo de las economías de mercado crean una demanda permanente de trabaja-dores dispuestos a trabajar en condiciones mínimas, bajos salarios, gran inestabilidad y pocas oportunidades de promoción.

En el pasado estos nichos laborales fueron ocupados por adolescentes y mujeres. Las mujeres accedían a los trabajos de menor estatus, porque no afectaba su posición social, valorada en la esfera privada pero no en la pública y los adolescente no veían problemático trabajar en empleos de bajo rendimiento y con bajo status, pues con sus ingresos ellos adquieren ciertas mercancías y prendas que los valoran ante sus pares; además ellos derivan sus identidades sociales de las orientaciones de sus padres y sus familias, no de sus empleos.

Sin embargo, en las sociedades industriales modernas se han producido cam-bios; el crecimiento del trabajo femenino ha transformado el trabajo de las mujeres en una carrera por sumar status social e ingresos; el aumento de mujeres jefas de hogar ha transformado sus empleos en la principal fuente de ingresos, declinando la tasa de natalidad y aumentado su educación formal: “El desbalance entre la de-manda estructural de nuevos trabajadores y la limitada oferta doméstica de tales trabajadores ha incrementado la demanda a largo plazo de inmigrantes” (Durand y Massey, 2003, p. 20).

Una crítica a esta perspectiva propone que situar el acento en la demanda de los mercados laborales como causas de la migración internacional, excluye a otros

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factores “impulsores” de la misma (problemas ambientales, violencia política, in-tereses individuales), entregándonos sólo una explicación parcelada del fenómeno. Una cosa es afirmar que la mayoría de los migrantes acaban encontrando empleo en el lugar de destino, pero postular que esa demanda desencadena las corrientes de migración es algo completamente distinto. En segundo lugar, las corrientes migratorias actuales no parecen ser principalmente resultado, y mucho menos ex-clusivamente, de prácticas de contratación, en especial en las economías avanzadas a las que se refiere esta teoría, como las de América del Norte o Europa Occidental (Arango, 2000, pp. 39-40). Añade además que en las economías avanzadas la mayo-ría de los migrantes migran por iniciativa propia y no necesariamente para ocupar empleos preexistentes.

Los inmigrantes constituyen una oferta de mano de obra que genera su propia de-manda, es decir, empleos que no habrían existido de no ser por su presencia previa; un ejemplo de ello son los enclaves étnicos económicos de inmigrantes en áreas importan-tes como Miami o Londres (Portes y Jensen, 1989).

La perspectiva de la unidad domésticaPropone a la unidad doméstica y sus redes sociales como instancias mediadoras

entre los niveles micro y macro- estructural. Las decisiones sobre la migración no las toman actores individuales aisladamente, sino unidades más grandes de gente relacio-nada – típicamente familias u hogares- en las cuales (se refiere a las unidades) la gente actúa colectivamente no sólo para maximizar los ingresos esperados sino también para minimizar los riesgos y para reducir las limitaciones asociadas con una variedad de fallas del mercado, aparte de aquellos del mercado de trabajo.

Se trata de una opción en donde pesan los factores estructurales, pero no de manera mecánica ni unívoca. Sin embargo, no dejan de funcionar en esta estruc-tura la racionalidad instrumental que predomina en el enfoque neoclásico, dando por supuesto que todas las acciones del grupo tenderían a favorecer a la unidad do-méstica, no dando lugar a los comportamientos disidentes. Esta limitante proviene de reducir a la unidad doméstica y sus redes sociales a su función estrictamente económica, no contemplando aspectos como el capital social y la pertinencia étnica y el sentido de agencia de los migrantes como actores sociales – con sus propios motivos, intereses y expectativas-, como tampoco la dinámica del poder intrafa-miliar que influye en el proceso de toma de decisiones y en las expectativas socio-culturales de género.

El mérito de esta perspectiva fue sin duda el incorporar otras variables no econó-micas para explicar los fenómenos migratorios, abriendo paso a los enfoques pluridi-mensionales.

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Los enfoques pluridimensionalesComo respuesta a las críticas formuladas, los defensores del modelo han replanteado

su propuesta (Grasmuck y Pessar, 1991, p. 138), estableciendo las siguientes distinciones para la comprensión de la migración a partir de la unidad doméstica: se flexibilizó la no-ción de solidaridad social de sus integrantes, admitiendo las tensiones y la conflictividad generadas por las jerarquías de poder intrafamiliar; se amplió la idea de racionalidad, para incluir los aspectos culturales, además de los económicos y materiales y se admitió que las redes sociales y de parentesco condicionan tanto el consumo como la producción y el rango de las estrategias de acción posibles de los inmigrantes.

La teoría del capital socialEnfatiza la importancia que tienen las redes sociales para la migración; se trata de

uno de los dispositivos explicativos de mayor fuerza, ya sea por su duración (por el efecto demostrativo) y por el continuo flujo de elementos materiales y simbólicos que se deriva del intercambio de los lugares de origen y destino (Arango, 2000, p. 41).

Entre los elementos que definen los costos del desplazamiento de los inmigrantes como los pasajes, alimentación, hospedaje, son factores que disminuyen conforme las redes sociales crecen y se estabilizan, pues son los primeros inmigrantes los que asu-men los costos mayores y contribuyen con su experiencia a disminuir los costos de los que llegan después de ellos (Portes y DeWind, 2006, p. 12).

Por ello, en tanto que las redes se expanden y los costos y riesgos de la migración dismi-nuyen, el flujo se hace menos selectivo en términos socioeconómicos y más representativos de la comunidad y sociedad expulsoras. Ello incide en un aumento de las dificultades del gobierno para controlar el flujo migratorio, escapando a sus políticas de control.

Resumiendo, tenemos hasta el momento un conjunto de propuestas teóricas que al in-dagar y explicar las causas del fenómeno migratorio optaron por diversas variables que die-ron singularidad a sus explicaciones conceptuales y que pueden ser agrupadas básicamente en dos grandes grupos: aquellas que buscaron variables de orden económico para exponer sus puntos de vista como: De la modernización; Neoclásico y del equilibrio; Histórico-estructural; Teoría de los sistemas mundiales; El mercado dual de trabajo y la Perspectiva de la unidad doméstica. Por otro lado, se cuenta con las teorías de orden pluridimensional, entre las que destacan una versión no racionalista de la perspectiva de la unidad doméstica y las teorías del capital social que colocan un acento muy fuerte en las redes sociales.

En la primera perspectiva, se argumentaba que el desarrollo de los mercados internaciona-les y los intereses individuales de los inmigrantes explican el fenómeno migratorio, pues estos se trasladaban a aquellos lugares en donde los mercados les ofrecían mayores ingresos por su fuerza de trabajo, en tanto en la segunda perspectiva fueron las clases sociales, el modelo de desarrollo capitalista, la modernización de las sociedades, las redes sociales y el capital social.

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Los primeros enfoques desarrollaron una visión unilineal del movimiento migratorio en donde los inmigrantes ingresaban a los estados nacionales receptores y explicaban su permanencia a través de los mecanismos estructurales ligados con el desarrollo de los mer-cados mundiales en términos globales y de procesos de integración y de asimilación con los cuales se incorporaban a las sociedades receptoras, mientras que la segunda perspectiva se construyó una mirada circular de la migración (Arango 2000; Durand y Massey, 2003 y Ariza 2000, p. 33), abriendo la brecha para las posteriores propuestas transnacionales.

Pese a la pluralidad temática expuesta en las líneas anteriores, los enfoques ante-riormente señalados no explicaban el surgimiento de espacios urbanos en donde los inmigrantes de diversas nacionalidades se agrupaban reproduciendo sus culturas y ge-nerando actividades políticas, como los cubanos en Miami, o creando sus propias or-ganizaciones sociales (Portes y Jensen, 1989). Además no tomaron al Estado como una variable importante para explicar los procesos migratorios.

En virtud de estas limitaciones, surgen desde fines de los ochenta nuevas teorías que buscaron explicar el surgimiento y la permanencia del fenómeno migratorio internacio-nal desde variables y factores de orden cultural, social y político, criticando los criterios integracionistas y asimilacionistas. Bajo esta lógica se ocuparon conceptos como redes sociales, capital cultural y social, espacios trasnacionales, proponiendo ver al fenómeno migratorio como un proceso circular que va redefiniendo las relaciones políticas, sociales y culturales de los Estados-naciones expulsores, las comunidades políticas receptoras y los inmigrantes (Faist, 2005 y Guarnizo, Landolt, Portes, 2004 y Guarnizo y Díaz, 2003). Se va articulando en la región un conjunto de trabajos en dónde la categoría “transna-cionalismo” encuentra una centralidad medular y que desde la perspectiva del centro de trabajo es el eje articulador de posibles programas de investigación y que hoy en día están configurando grupos y comunidades científicas. Sin embargo, es un enfoque (o para ser claros, diversas miradas), que tienen una fuerte influencia del “transnacionalismo” impulsado por Alejandro Portes. En el siguiente apartado estableceremos sus ideas cen-trales y algunas pinceladas sobre sus impactos en América Latina.

Aportes y problemas teóricos del transnacionalismo portesiano en América Latina

El transnacionalismo es uno de los enfoques teóricos al que han recurrido con ma-yor frecuencia distintos investigadores (Vertovec, 2004; Portes, 1996, 2005; Canales, 2006; Stefoni, 2004 y Berg y Paerregaard, 2005 y Calderón, 2006). La diversidad de dispositivos conceptuales como comunidades transnacionales, espacios transnaciona-les, redes sociales, capital social y cultural que se han ocupado en este enfoque teórico es uno de los elementos que justifican su popularidad en el ámbito académico, pero también es un punto sujeto de críticas (Ribas, 2004, p. 102 y 208), pues los autores antes mencionados consideran que el transnacionalismo corre el peligro de diluirse como

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enfoque analítico pues no cuenta con una caracterización adecuada de sus unidades de análisis y sus diversos conceptos no son compartidos por el mundo académico.

Ante los desacuerdos conceptuales algunos autores sostienen que la noción de transnacionalismo designa una área de investigación acotada y delimitada por “ocupa-ciones y actividades que requieren de contactos sociales habituales y sostenidos a través de las fronteras nacionales para su ejecución” (Portes, Guarnizo y Landolt, 2003, p. 16), siendo principios básicos estos movimientos; la intensidad de los intercambios, el sur-gimiento de nuevas formas de transacciones culturales, económicas sociales y políticas, el surgimiento de una multiplicidad de actividades que traspasan las fronteras naciona-les, movimientos geográficos transnacionales y su regularidad. Una posible explicación para dar cuenta de la importancia del “transnacionalismo como argumento explicativo, pasa por la expansión de la globalización económica, el incremento exponencial de la migración internacional y el debilitamiento de los Estados-nacionales, además del abaratamiento y desarrollo de las comunicaciones electrónicas y los pasajes aéreos; sin embargo, estos factores sólo explican una parte del fenómeno que se ha dado desde arriba hacia abajo, por lo que se hace necesario conocer otra dinámica: aquella que va en dirección contraria y que nace desde los propios inmigrantes; sus redes sociales. El crecimiento de las redes sociopolíticas, culturales (parentesco) y económicos, basados en la identificación familiar, étnica, regional, política, nacional y de género, a través de las fronteras permite a los trabajadores inmigrantes tener alguna protección frente al aislamiento cultural y su status legal inferior frente a los ciudadanos nativos, así como a no perder sus vínculos originarios (Calderón, 2003).

Distintos autores (Portes, 1989; Portes, Guarnizo y Landolt, 2003; Vertovec, 2004 y Hiernaux y Zárate, 2008), han sostenido la idea de la importancia de la densidad de las redes sociales en la configuración de relaciones transnacionales. Esta idea argu-menta que cuando las relacione sociales de los inmigrantes alcanzan cierta densidad en la sociedad receptora, estas se cristalizan en enclaves étnico-económicos, creándose un espacio en donde los inmigrantes despliegan sus capacidades políticas, culturales, sociales y económicas, con la finalidad de tener una mayor inclusión y autonomía en la sociedad receptora.

Esta perspectiva reconfigura de manera determinante las visiones anteriores que se tenían en las Ciencias Sociales sobre los fenómenos migratorios ya que no sólo busca explicarlo unidireccionalmente, sino que propone verlo circularmente, es decir de ida y vuelta y de vuelta e ida, en dónde las redes sociales de los inmigrantes van a construir espacios trasnacionales de larga duración.

Para Guarnizo, Landolt y Portes las relaciones transnacionales se construyen desde dos sentidos: del Estado y las transnacionales hacia la sociedad (desde arriba), y desde los actores de la sociedad civil y la misma ciudadanía hacia los Estados-nacionales (desde abajo), en tanto otros autores (Faist, 1998 y Calderón, 2003), proponen incor-

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porar variables histórico contextuales (Tipo de construcción del Estado, relaciones históricas entre las comunidades políticas involucradas en el movimiento migratorio transnacional, tipo de construcción ciudadana) en la construcción de dichas relaciones transnacionales.

ResultadosLos estudios revisados, si bien establecen criterios teóricos y metodológicos que

acotan el fenómeno y generan un campo conceptual que abre un programa de inves-tigación progresivo (Lakatos, 1978), comparten algunos elementos importantes: men-cionan la importancia del capital social y las redes sociales, relevan la importancia del papel de los inmigrantes como individuos, sin embargo, no explican cómo se originan las redes sociales transnacionales, cuál es el peso que tienen las relaciones en el flujo migratorio internacional e ignoran el rol que cumplen en el desarrollo y constitución de las relaciones transnacionales actores como los Estados-naciones y sus espacios simbó-licos de construcción identitarios como por ejemplo los discursos nacionalistas.

Se observa que algunos trabajos específicos (Stefoni 2003 y Portes, Guarnizo y Landolt, 2003, p. 20), parten de una sobrevaloración normativa de lo que denominan inmigrantes “populares”. Sus argumentos realzan las virtudes positivas y casi heroi-cas de los inmigrantes reduciendo su explicación a contenidos normativos; asimismo sostienen que los inmigrantes “de abajo”, son actores que accionarían en contra de las lógicas económicas neoliberales insertas en la globalización. Estos fundamentos redu-cen la complejidad de los procesos migratorios internacionales, en donde las causas de la migración son fruto de una serie de factores que van desde los desastres naturales, guerras, conflictos políticos y las reformas estructurales de los Estados.

Esta perspectiva no explica, por ejemplo, procesos como la baja participación política de los inmigrantes que cuentan con derechos políticos; las acciones políticas de los inmi-grantes para acceder al reconocimiento de ciertos derechos ciudadanos y la explotación laboral de inmigrantes sobre otros inmigrantes que no tienen sus documentos en regla.

En este sentido, Portes, Guarnizo y Landolt, proponen profundizar en el análisis de los fenómenos migratorios enfatizando para ello su construcción desde “abajo”, des-de los individuos. Sin embargo, esta propuesta tiene aspectos normativos insertos en sus propuestas teóricas para abordar el “transnacionalismo”. En los siguientes párrafos se describe este problema, con la finalidad de ofrecer una evaluación sobre este debate y proponer una salida concreta para abordar los procesos transnacionales políticos desde un punto de vista no normativo y que permita generar una mirar más dinámica del papel de los migrantes en la producción de las relaciones transnacionales y especí-ficamente aquellas que se ubican en la esfera de la política.

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La globalización desde abajo y el transnacionalismoAnte la diversidad de acepciones que estaba alcanzando el transnacionalismo como ca-

tegoría analítica y posiblemente teórica algunos autores coincidieron en la necesidad de:

“proporcionar evidencia de la existencia de este fenómeno y desarrollar concep-tos teóricos que faciliten su interpretación. Nos referimos a la creación de una co-munidad transnacional que une a grupos de inmigrantes en los países avanzados con sus respectivas naciones y pueblos de origen. Aunque el movimiento de migrantes en ambos sentidos siempre ha existido, hasta hace poco no había alcanzado la magnitud crítica y la complejidad necesaria para hablar de un fenómeno social emergente” (Portes, Guarnizo y Landolt, 2004, p. 15).

Para ello, proponen un conjunto de pautas basadas en sus estudios empíricos con el propósito de convertir el concepto de transnacionalismo en un objeto de estudio claramen-te definido y mensurable. Para alcanzar estos objetivos elaboraron un diagnóstico acerca del estado de los estudios sobre la migración transnacional, concluyendo que: “forman un campo emergente altamente fragmentado, al que todavía le falta rigor analítico y un marco teórico bien definido. Por ejemplo, los estudios existentes utilizan con frecuencia unidades de análisis diferentes (es decir, individuos, grupos, organizaciones, estados locales) y mez-clan diversos niveles de abstracción.” (Et al. Portes, Guarnizo y Landolt, 2004, p. 16).

En función de este diagnóstico, proponen tres condiciones mínimas para ello: (1) El proceso involucra una proporción significativa de personas en el universo relevante (en este caso, los inmigrantes y sus contrapartes en el país de origen); (2) Las activida-des de interés no son transitorias ni excepcionales, sino que tienen cierta estabilidad, intensidad y flexibilidad a través del tiempo; (3) El contenido de estas actividades está incluido en algunos de los conceptos existentes relacionados con el transnacionalismo, lo que ocasionaría que la invención del término fuese redundante.

Estas tres condiciones mínimas pasan a delimitar el transnacionalismo para Portes y compañía, definiendo además sus unidades de análisis: “el transnacionalismo invo-lucra a los individuos, sus redes sociales, sus comunidades y estructuras institucionales más amplias como gobiernos locales y nacionales (…) sin embargo la literatura tiende a mezclar estos niveles, lo que contribuye a una creciente confusión sobre el concepto y su significado.” (Guarnizo, Landolt y Portes 2004, p. 18).

Para superar esta confusión, proponen como unidad de análisis apropiada al individuo y sus redes sociales, porque constituyen el punto de partida más viable, esta decisión se basa en el hecho de que un estudio que se inicia con la historia y las actividades de los individuos es la forma más eficiente para comprender las estructuras del transnacionalismo y sus efectos: “A partir de los datos obtenidos en entrevistas individuales, se pueden definir las redes que hacen posible identificar

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las contrapartes de los empresarios transnacionales en el país de origen y recopilar información para establecer los efectos agregados de estas actividades.” (Portes, Guarnizo y Landolt, 2003, p. 19).

Hasta aquí, el argumento de los autores es impecable en términos de su razona-miento lógico, pero al tratar de ubicar a los individuos “populares”, en la construc-ción de las actividades trasnacionales desde abajo, comienzan los argumentos norma-tivos: “Las actividades transnacionales de origen popular no se iniciaron a partir de acciones o políticas nacionales o locales; tampoco fueron idea de los administradores de las grandes corporaciones. Por el contrario, estas actividades se desarrollaron como reacción a las políticas gubernamentales y a las condiciones del capitalismo de-pendiente en los países subdesarrollados, a medida que los inmigrantes y sus familias buscaban evadir la pobreza permanente a que estas condiciones los condenaban.” (Portes et. al, 2003, p. 20).

Las razones que anteponen estos autores para hacer de lo normativo la distinción metodológica entre el transnacionalismo construido desde abajo (los inmigrantes po-pulares) y el construido desde arriba (Las empresas transnacionales y el Estado), se debe a que ellos consideran que las actividades transnacionales son heterogéneas. Sin embargo, una tipología inicial de trabajo fundamentada en este concepto, permitiría diferenciar entre las iniciativas económicas de los empresario trasnacionales y las ac-tividades políticas de dirigentes partidistas, funcionarios gubernamentales o líderes comunitarios, cuyas metas principales son alcanzar poder político e influencia en los países emisores y comunidades expatriadas.

Otra categoría abarcaría a las múltiples empresas socio-culturales orientadas al re-forzamiento de una identidad nacional en el extranjero o al disfrute colectivo de pro-ductos y actividades culturales. En conclusión, proponen tres tipologías para definir las actividades transnacionales: Transnacionalismo económico, Transnacionalismo políti-co y Transnacionalismo sociocultural.

Desde esta perspectiva, los procesos transnacionales construidos “desde arriba” son muy conocidos y estudiados desde enfoques conceptuales como la globalización económica, las relaciones internacionales, o la difusión cultural, pero no hay muchos estudios que traten sobre el transnacionalismo construido “desde abajo”. El desarrollo del transnacionalismo desde abajo representa un hecho novedoso y por ello es impor-tante fijar la atención en él, pero quitando los elementos normativos de su análisis.

Finalmente, identifican tres condiciones necesarias que hacen posible el fenómeno transnacional: (1) Las innovaciones tecnológicas relacionadas con las comunicaciones y el transporte aéreo hicieron posible el desarrollo de las actividades transnacionales en la magnitud que hoy en día las conocemos. (2) El establecimiento de redes sociales a través de las fronteras nacionales para que surjan actividades transnacionales, y fi-

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nalmente (3) Las comunidades transnacionales, que debido al desarrollo de las cadenas sociales, representan un fenómeno que no concuerda con las expectativas convencio-nales de asimilación inmigrante expresadas en los propuestas teóricas previas que no consideraban el aspecto circular de la migración.

En este sentido es importante construir un argumento fuerte y que tome distancia de los enfoques trasnacionales de corte descriptivo y funcionalista. Para ello, se parte de una fuerte crítica a las teorías sobre el transnacionalismo (en su versión funda-mentalmente portesiana), una de las perspectivas teóricas al que han recurrido con mayor frecuencia distintos investigadores (Portes 2004, 2005; Stefoni, 2005; Berg y Paerregaard 2005 y Gelles 2005), con la finalidad de explicar los procesos circulares migratorios.

Sin embargo, queda pendiente una dimensión: ¿dónde queda el Estado?, ¿Cuáles es el pegamento simbólico que hace posible que los inmigrantes se organicen política-mente en los Estados receptores?, ¿dónde queda la dimensión política de la migración?, ¿dónde se hace una particularización de lo latinoamericano y su diversidad?

El giro epistémico en marcha en América LatinaLas miradas sobre el transnacionalismo han cambiado en la relación epistémica sur

– norte y viceversa. La idea inicial de hablar de países subdesarrollados en dónde cierta-mente hay una referencia normativa implícita dirigida al “inmigrante latinoamericano” que va a llegar a los Estados Unidos, construyéndose una concepción de individuos provistos de un bajo nivel de ciudadanía, escolaridad y con muy pocos recursos y capi-tales sociales y culturales para empoderarse en la sociedad de acogida, está cambiando rápidamente, pues ocurre todo lo contrario. Investigaciones recientes han dado cuenta de la alta capacidad de empoderamiento de los migrantes latinoamericanos en los Es-tados Unidos y también en los países de América latina en dónde también hay fuertes concentraciones de migración regional (Calderón, 2003, Gálvez, 2004; Portes, 2010 y Luque, 2009 y 2010).

Por lo anterior, se hace necesario denotar que la “calidad y variedad de vínculos se han transformado a la luz de los cambios en la tecnología de la comunicación y su ma-sificación (…) la vigencia de las políticas estatales para definir la vida cotidiana de los individuos (…) las acciones de los gobiernos siguen teniendo un efecto en las condicio-nes de vida de la población, particularmente en el terreno de las políticas de identidad (Velasco, 2008, p. 16).

Se observa en la producción de los investigadores latinoamericanos una mirada que privilegia como centro de atención los sujetos de “migración”, para después volcarse en las actividades que ellos generaron en términos transnacionales (Zárate, 2008, pp. 35–36; Yépez, 2007), mientras que Velasco nos siguiere la identidad como un factor impor-

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tante en la constitución y transformación de las relaciones trasnacionales, Zárate nos introduce en la problemática de los estudios latinoamericanos y los estudios culturales, los cuales se ubican en la subalternidad y representación, donde “la transculturización es el igualamiento de diferenciales en poder y estatus previos” (Zárate, 2008, p. 35). Estos conceptos van a ser llevados a la discusión en las perspectivas latinoamericanas que han abrevado de las propuestas portesianas pero que las van a discutir desde una epistemología localizada en el sur, relación que va influir en los trabajos contemporá-neos de Portes (Ariza y Portes, 2007), en los que se abordan conceptos como capital social, causación acumulativa, asimilación segmentada y resultados no esperados de la acción, inspirados en la idea de encaje social de Polanyi.

La idea en cual se aprecia este vuelco de Portes hacia la búsqueda del sujeto, la desarrolla en la noción de “comunidades transnacionales”, donde menciona con clari-dad que el transnacionalismo puede verse como lo contrario a la noción canónica de asimilación como proceso gradual pero irreversible de integración de los migrantes a la sociedad receptora (…) el transnacionalismo evoca la imagen de un movimiento con-tinuo de “ida y vuelta” entre países de recepción y origen que permite a los migrantes mantener su presencia en ambas sociedad y culturas y explotar las oportunidades eco-nómicas y políticas creadas por tales vidas duales (Portes, 2007, pp. 658– 659).

Aquí se ve con claridad que Portes pone en un papel de agencia (Sewell, 1992), a los migrantes como sujetos que interactúan con la estructura e influyen y modifican a la misma. Ello significa que las prácticas sociales trasnacionales ubicadas en un espacio y tiempo determinados se hallan en la raíz de la constitución tanto del sujeto como del ob-jeto social. Ello refuerza la tesis de la articulación entre un giro epistémico en formación en América Latina que tiene sus bases en un desarrollo intelectual anclado en el rechazo a la colonialidad del saber científico anterior. Un proceso que está marcha y que tiene como característica central una mirada transdisciplinaria y comprensiva del fenómeno migrato-rio internacional latinoamericano tanto en su expresión global como regional.

ConclusionesUna de las corrientes más importantes en la generación de una mirada teórica para

abordar los estudios migratorios y sobre el que se mueven una importante cantidad de investigadores en América Latina es el transnacionalismo portesiano. Sin embargo, su uso y aplicación no ha sido literal, por lo contrario ha sido sujeto de críticas y adaptacio-nes necesarias, no obstante, un problema común que comparten estos enfoques, radica en que han elaborado una definición funcionalista del transnacionalismo reduciendo dicha conceptualización a la descripción de la intensidad y la permanencia de los inter-cambios económicos y de las redes sociales, olvidándose del contexto histórico y de-jando de lado una adecuada conceptualización del nacionalismo, el cual ha sido una las principales discursos que han configurado la idea moderna del Estado-nación en países

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como México, Perú, Bolivia, Argentina y Ecuador (por sólo mencionar unos ejemplos) promovido por diversas élites políticas e intelectuales con el propósito de proporcionar un pasado adecuado y dignificante a los miembros de sus comunidades políticas.

Sostener la importancia del nacionalismo en la construcción de los Estados-na-ción modernos latinoamericanos, implica necesariamente argumentar que cada co-munidad política construye sus imaginarios nacionales de acuerdo con los intereses de sus distintas élites políticas y que por lo tanto las relaciones “transnacionales” no pueden definirse exclusivamente en torno a la cantidad de intercambios y actividades que realizan los inmigrantes entre una comunidad política y otra, sino que están orientadas por construcciones sociopolíticas e históricas concretas. Lo transnacional implica por lo tanto reconocer las diferencias que se dan entre las concepciones de nación entre las diversas comunidades políticas, establecerlas de manera relacional para comprender las semejanzas, diferencias y transformaciones que se derivan pro-ducto de la experiencia migratoria.

Otro punto fundamental se refiere a los cambios epistémicos, lo que implica la recuperación de una concepción del sujeto migrante como el eje de sus actividades y acciones transnacionales pero que tienen que ser entendidos como una totalidad micro que está articulada los niveles meso y macro de relaciones que están signadas por la globalización, el capitalismo contemporáneo, las formas societales de resistencia como el movimiento de los indignados en España (15 – M), los procesos de liberación en el mundo árabe y los consiguientes procesos conservadores. Las investigaciones sobre la migración en América Latina, en este sentido, están reconstruyendo sus categorías teóricas y metodológicas con la finalidad de dejar de lado los viejos modelos positivis-tas que se afincaron en las actividades en la relación de conocimiento sujeto – objeto. Hoy el camino hacia el futuro privilegia la relación sujeto – sujeto y va más allá del na-cionalismo metodológico, sencillamente porque los derechos humanos y los procesos de globalización construidos desde abajo no tienen una patria territorial sino que son comprendidos desde un imaginario cultural y simbólico. Estamos en consecuencia, ante los indicios de una generación global de investigadores en América Latina (Beck y Beck-Gemsheim, 2008 y Ledesma, 2009).

En este sentido, se argumenta que los inmigrantes ya tienen incorporados sus propios modelos sobre las instituciones políticas como la ciudadanía, el sistema de partidos y los mecanismos burocráticos estatales y lo hacen propositivamente, como agencias capaces de influir en su entorno social y político, pero lo construyen en fun-ción de una cultura política que los cohesiona y les da una identidad que les permite desarrollar una confianza cívica entre ellos y en esa lógica generan organizaciones para luchar por sus intereses económicos, culturales, políticos y sociales, tanto a través de mecanismos formales e informales, abriendo paso a los “otros circuitos de la política”, los no formales, los que se construyen desde abajo y en donde los indivi-duos y no las instituciones son los determinantes.

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Para comprender las migraciones internacionales en América (1990 – 2011): apuntes epistémicos, teóricos y empíricos • José Carlos Luque Brazán • págs. 141 - 163

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Los autoresThe authors

Autores

Carola Mick. Alemana. Phd. Sociolingüística -asistente investigadora. Université du Luxembourg. Campus Walferdange, L-7201 Walferdange. [email protected]

Ana Salas Rodríguez. Española. Licenciada en Psicopedagogía. Doctoranda del Máster de Investigación en Psicología y Ciencias de la Educación. [email protected].

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Español. Universidad de León. Profesor Ciencias de la Educación. Ph. D. Ciencias de la Educación. [email protected]

Julieta Nicolao. Argentina. Licenciada en Relaciones Internacionales. Doctoran-da en ciencia política. CONICET - CEIPIL (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires). [email protected].

Luis Fernando Sánchez Jaramillo. Colombiano. Licenciado en Ciencias Socia-les. Magister en Filosofía. Docente Universidad de Caldas – Colombia. [email protected].

Renato Salas Alfaro. Mexicano. Licenciado en economía. Ph. D. en Ciencias en Planificación de Empresas y Desarrollo Regional. Investigador del Centro de Investi-gación y Estudios Avanzados de la Población, de la Universidad Autónoma del Estado de México. [email protected].

Gina Marcela Arias Rodríguez. Colombiana. Psicóloga. Magíster en Psicología Comunitaria. Docente Universidad Católica de Pereira. [email protected].

José Carlos Luque Brazán. Peruano. Antropólogo social. Magíster en Ciencias sociales -Flacso, México- Ph. D. en Ciencia Política -UNAM-. Docente e investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

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Contrato de cesión de derechos patrimoniales de autor sobre artículos

científicos originales

Esta carta, debidamente firmada, es requisito indispensable para la publicación de artículos en la revista ÁNFORA

Ciudad y Fecha

Señores

Revista ÁNFORA

(Universidad Autónoma de Manizales)

Yo y/o Nosotros: Nombre (s) completos:

Autor(es) del artículo titulado:

Declaro (mos) que este artículo es un escrito original obtenido como fruto del trabajo de investigación realizado por mí (nosotros), que no se ha publicado y no se presentará para su publicación en ningún otro medio. Que los conceptos emitidos son responsa-bilidad mía (nuestra), en calidad de autores y reconozco (reconocemos) los créditos de la revista cuando utilice (mos) las referencias del texto que se haya publicado.

Además, por medio de la presente cedo (emos) los derechos patrimoniales de autor sobre el artículo de mi (nuestra) autoría a la revista ÁNFORA y autorizo (amos) a la Universidad Autónoma de Manizales para publicar el artículo en texto impreso y/o otras modalidades de publicación como la virtual y la inclusión en bases de datos.

Firmo (amos) esta constancia a los del mes de del año:

Nombre completo Nombre completo Documento de identidad Documento de identidad

Nota: Se sugiere escanear la firma y pasar el documento a PDF… luego enviar el texto a [email protected]

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Árbitros

Beatriz Nates Cruz. Colombiana. Universidad de Caldas, Manizales. Antropólo-ga. Maestría, Ph.D. y Postdoctorado en Antropología

Jorge Leal. Uruguayo. Universidad de la República, Salto-Uruguay. Sociólogo. Ph. D. por la Universidad de Granada (España).

Juan Manuel Castellanos. Colombiano. Universidad de Caldas – Manizales, Colombia. Antropólogo. Ph. D. En Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Juan Romero. Uruguayo. Universidad de la República. Sociólogo. Ph. D. en Sociología.

Leticia Allega. Argentina. Instituto de Investigaciones Gino Germani (Universi-dad de Buenos Aires) – CONICET, Buenos Aires, Argentina. Licenciada en Ciencia Política (UBA). Doctoranda en Ciencias Sociales (UBA).

Lorena Verzero. Argentina. CONICET – UBA, Buenos Aires. Investigadora. Ph. D. en Historia y Teoría de las Artes (UBA). Mgter. en Humanidades (Universidad Carlos III de Madrid)

María de Lourdes Vargas Garduño. Mexicana. Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Michoacán, México. Profesora e investigadora. Doctora en Ciencias Sociales, con especialidad en Psicolo-gía Social.

María Florencia Jensen. Argentina. Instituto de Investigaciones Gino Germa-ni- Universidad de Buenos Aires- Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONI-CET), Buenos Aires. Licenciada en Sociología. Socióloga. Mg. Antropología y Desa-rrollo, FACSO, Universidad de Chile (Distinción Máxima). Doctoranda en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA)

Mauricio Tubío. Uruguayo. Universidad de la República, Uruguay, Salto. Sociólo-go. Doctorado en Sociología por la Universidad de Granada, España.

Rafael Reygadas Robles Gil. Mexicana. Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, México, D.F. Maestro. Ph. D. en Historia.

Roberto Manero Brito. Mexicano. Universidad Autónoma Metropolitana-Xochi-milco, México DF, México. Psicólogo. Doctorado en Análisis Institucional.

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Formato evaluación de artículos: revista ánfora

Título:

Criterios de evaluación

Estado de la investigación En proceso Terminada

Decisión sobre la publicación

Se aprueba sin cambios

Se aprueba sujeto a cambios (en observaciones especifique cuáles)

Se rechaza (en observaciones indique por qué)

Está relacionado con procesos de investigación Si No

Tipo de artículo:Investigación Reflexión Revisión

Artículo corto Otro (cuál)

Categorías de análisis Puntaje máximo

Puntaje obtenido

Total para este ítem 25

2. Desarrollo del tema

2.1. La secuencia del contenido es adecuada al tema que trata 10

2.2. El desarrollo del contenido es coherente 10

2.3. Los contenidos son de actualidad y pertinentes para el desa-rrollo del tema 15

2.4. Las conclusiones son relevantes, son aporte para la sociedad y para las comunidades que trabajan el asunto. 15

1. Estructura del texto

51.1. Título: corresponde al tema tratado en el texto

101.2. Incluye y son claros los componentes básicos del artículo:

introducción, metodología, resultados y conclusiones

51.3. El resumen permite visualizar los componentes de un artícu-lo: introducción, metodología, resultados y conclusiones.

51.4. Se evidencia la relación de los contenidos con un proceso de

investigación

Total para este ítem 50

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Observaciones y recomendaciones

3. La presentación del artículo

3.1. Los contenidos se desarrollan de manera clara y concisa 5

3.2. Se referencian adecuadamente las fuentes 5

3.3. Las referencias sustentan adecuadamente el contenido 10

3.4. Se utilizan correctamente las normas APA 5

Total para este item 25

Total 100

Categorías de análisis Puntaje máximo

Puntaje obtenido

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Pautas para la publicación de artículos en la revista ÁNFORA

La revista ÁNFORA es una publicación semestral de la Universidad Autónoma de Manizales, Colombia, que recoge información y conocimientos provenientes de los resultados de investigaciones que se realizan en el campo de las Ciencias Sociales y Humanas, tanto de la sociedad colombiana como de las comunidades académicas y científicas del ámbito internacional.

Los artículos para ÁNFORA pueden ser en castellano, inglés y portugués, y su énfasis está en publicar textos que se inscriben en la propuesta de Colciencias –De-partamento Administrativo de Ciencia, tecnología e innovación de Colombia- sobre los tipos de documentos que garantizan la calidad científica, la calidad editorial, y la visibilidad y el reconocimiento nacional e internacional.

Tipos de artículosLa revista ÁNFORA se centra básicamente en artículos, que responden a resulta-

dos de procesos de investigación, así:

• Artículos de investigación científica y tecnológica: Documento que presenta, de manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investi-gación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes importan-tes: introducción, metodología, resultados y conclusiones.

• Artículo de reflexión: Documento que presenta resultados de investigación ter-minada y el texto desarrolla una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales.

• Artículo de revisión: Documento resultado de una investigación terminada en el cual se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publi-cadas o no publicadas, sobre un campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50 referencias.

• Artículos cortos, reportes de casos y revisión de temas: También se reciben tex-tos que den cuenta de contenidos derivados de procesos de investigación que sean de interés para los académicos y científicos que le aporten a las reflexiones sobre las ciencias sociales y humanas.

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Estos artículos deben ser inéditos y sometidos exclusivamente a la publicación en la revista ÁNFORA, y se debe tener en cuenta que los contenidos que se exponen en ellos son de responsabilidad exclusiva de los autores.

Presentación de texto, extensión y la forma de los artículos

Los artículos para publicar en la revista ÁNFORA, deben cumplir con los siguien-tes requisitos:

La extensión máxima de los artículos, es de 20 cuartillas, en letra Arial 11 y a es-pacio y medio. Las márgenes superior, inferior y en ambos costados es de 2.5 cm. Las referencias documentales deben realizarse de acuerdo con las normas APA –American Psychological Association.

La estructura del documento debe contener cuatro apartados: Introducción, meto-dología, resultados y conclusiones.

• La introducción: debe mencionar el estado de los conocimientos que originaron la investigación, el problema, los objetivos básicos, antecedentes, y la importancia del asunto.

• Materiales y método: incluye los procesos que permitieron obtener los resul-tados; para ello debe contar con el diseño, la población, los procedimientos, técnicas y maneras de procesar la información hasta obtener los resultados y las conclusiones.

• Resultados: en esta parte del documento se debe mostrar los hallazgos y su rela-ción con los objetivos.

• Conclusiones: incluye las reflexiones de los autores acerca de las inferencias que se derivan de los resultados, las implicaciones teóricas, teniendo como base lo que se deseaba lograr con los objetivos y con lo planteado en las teorías que han existido sobre el asunto.

Todos los textos, deben mostrar una información inicial, a manera de encabezado, el cual debe incluirse en las primeras páginas y debe contener básicamente lo siguiente:

Título del documento: debe ser corto, un máximo de 15 palabras, y debe acompa-ñarse de una nota a pié de página que indique brevemente la investigación, el estado, si es terminada o se encuentra en proceso, y/o el evento en que se respalda el texto, fecha de comienzo, y fecha de terminación, y/o fecha de realización, institución que la respalda, que lo financia y la que lo ejecuta, los contratos de financiación, y el número correspondiente con su respectiva fecha.

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Nombre del autor, acompañado con una nota a pié de página que indique de manera breve la biografía del autor, -título de mayor nivel académico, institución donde labora, ciudad, país, y correo electrónico-.

Resumen: Expresa el contenido del documento, haciendo mención de la introduc-ción, la metodología, los resultados y las conclusiones, en un texto que contemple de 200 a 250 palabras.

Traducciones: Cuando el documento ha sido aprobado para su publicación el autor, debe enviar las traducciones del resumen en inglés y en portugués.

Palabras claves: Incluye un máximo de cinco términos que permitan cumplir como descriptores temáticos del asunto que trata el artículo.

Las evaluacionesCon el fin de garantizar la calidad en los artículos y de brindar reconocimiento de

los autores, además de promover la interlocución entre los miembros de las comuni-dades académica y científica, en términos de establecer la validez de las propuestas, los procesos y los resultados de las investigaciones realizadas, la revista ÁNFORA, somete a evaluación de los artículos, mediante la técnica del doble ciego y tendrán como míni-mo dos evaluadores, y en caso que los conceptos sean contarios, se buscará un tercero que incline la decisión.

Los resultados de las evaluaciones serán conocidas por los autores, a través de una comunicación enviada por el editor, y éste será el interlocutor para efectos de las suge-rencias, correcciones y demás inquietudes tanto de los autores como de los evaluadores. Los autores tendrán un plazo máximo de 15 días para incorporar las modificaciones a que hubiese lugar.

En todo caso, cuando por situaciones editoriales, se requiere realizar cambios en los artículos, éstos se harán sobre la base de la aceptación y aprobación que hagan de ellos los autores.

Derechos de autorLuego de la aprobación del documento, el autor debe enviar un formato donde

acepte la cesión de derechos a la revista, lo cual se convierte en un requisito básico para su publicación.

Las notas aclaratorias se deben colocar al final del texto y antes de las referencias documentales.

Los artículos se enviarán de forma electrónica a la siguiente dirección: [email protected]

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Instructions for authors

ÁNFORA is a semester publication of the Autonoma University of Manizales. It is committed to collecting and publishing information and knowledge from results of research projects carried out in Human and Social Sciences. ANFORA is oriented to the Colombian society and the International Academic and Scientific Communities at large.

ÁNFORA accepts manuscripts written in Spanish, English and Portuguese. Its emphasis is oriented to publishing manuscripts within the framework of the proposal of Colciencias, Colombian Administrative Department of Science, Tech-nology and Innovation. This proposal supports the types of manuscripts, which guarantee the scientific quality, publishing quality, visibility and international and national recognition.

Types of ManuscriptsÁNFORA is mainly focused on manuscripts derived from results of research pro-

cesses and projects, such as:

Research article: Manuscripts present in detail the results of original, finished re-search projects of scientific or technology aspects. In general, manuscripts should be divided into four parts: Introduction, Method, Results and Conclusions.

Reflection papers: Manuscripts present the results of a finished research project and develop an analytical, interpretative or critical perspective of the author concerning a particular issue based on original, primary sources.

Review article: Manuscripts are based on a finished research project, which analy-zes, systematizes or integrates the results of published or unpublished research of a scientific discipline or technology in order to give an account of the advances and trends of development. Manuscripts should present a careful bibliographic review of at least 50 references.

Short papers, case reports or studies and subject reviews: Manuscripts submitted can describe content derived from research processes, which can be interesting for scientific and academic communities and can contribute to reflect on human and social sciences.

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Authors have to ensure that manuscripts have not been previously published, nor should they be submitted for publication elsewhere while being reviewed by Ánfora's editorial board or reviewers. Also, authors should be responsible for the exclusive ori-ginality of the content of their manuscripts.

Manuscript submission1. Manuscripts should be have up to 20 pages maximum, use Arial 11 pt. type, and

be one and a half line spacing. All margins should be 2,5 cm. References should use APA standards.

2. Manuscripts’ structure should include four subtitles: introduction, method, re-sults and conclusions.

Introduction: It includes the state-of-the-art of the research project, research pro-blem, basic objectives, background and the importance of the issue.

Method: It presents the processes and/or analyses used to obtain the results, descri-bed in terms of a project design, population, procedures, techniques and data proces-sing of the information. All this should lead to the results and conclusions.

Results: It shows the findings and their relation with the objectives.

Conclusions: It presents author’s reflections about inferences derived from the results and theoretical implications based on objectives and existing theories about the issue.

3. Manuscripts should have a heading with preliminary information at the begin-ning including the following information:

Title: It should be short and have a maximum of 15 words. It should be referenced in a footnote with information about the research project, if finished or in progress. Also, it can include the event where it was held, beginning date, ending date, institution supported by, financed by and carried out by and financial contract, number and date.

Author’s name: Each manuscript must be accompanied by a brief biography of the author, education status, institutional affiliation, country, city and e-mail.

Abstract: A structured abstract must cover the content of the manuscript in terms of the introduction, method, results and conclusions and include between 200 and 250 words.

Translations: On acceptance, the author must send the translation of the Spanish abstract into English and Portuguese.

Keywords: It includes a maximum of five (5) terms which serve as descriptors of the manuscript.

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Peer-reviewIn ÁNFORA, all manuscripts are subject to evaluation by means of double blind.

Thus, manuscripts will be sent minimum to two external experts. If a final review is needed, a third external reviewer will make the decision. This peer-review process aims at guaranteeing the quality of manuscripts and give recognition to authors. Mo-reover, this allows to promote the interaction among members of the scientific and academic communities in order to establish the validation of proposals, processes and results of research projects.

The results of the peer-review process will be received by authors through a letter sent by the Editor-in-Chief, who will serve as the channel for suggestions, corrected aspects and any questions for both authors and reviewers. Authors will have a 15-day deadline for making changes in manuscripts. Changes will be done after authors’ ac-ceptance and approval.

CopyrightAfter the approval of manuscripts, manuscripts should include a copyright assign-

ment and originality form, where authors are required to sign a form transferring the copyright from the author to ÁNFORA. This is a basic requirement for publication.

Notes: All notes should be placed at the end of the manuscript, just previous to the references.

Send all manuscripts via e-mail to [email protected] in an electronic copy.

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Pauta para a publicação na revista ÁNFORA

A revista ÂNFORA é uma publicação semestral da Universidade Autônoma de Manizales, Colômbia, que recolhe informação e conhecimentos provenientes dos re-sultados estudos que realizam se no campo das Ciências Sociais e Humanas, tanto da sociedade colombiana como das comunidades acadêmicas e cientificas do âmbito internacional.

Os artigos para ÁNFORA podem ser em castelhano, inglês, e português e sua ên-fase está em publicar textos que inscrevem se na proposta de Colciências

- Departamento Administrativo de Ciência, Tecnologia e inovação de Colômbia – sobre os tipos de documentos que garantiram a qualidade cientifica, a qualidade edito-rial, e a visibilidade e o reconhecimento nacional e internacional.

Tipos de artigosA revista ÁNFORA centra se basicamente em artigos, que respondem a resultados

de processo de investigação, assim:

Artigo de pesquisa cientifica e tecnologia: Documento que apresenta, de maneira detalhada, os resultados originais de projetos terminados de pesquisa. As estruturas geralmente utilizadas contem quatro apartes importantes: introdução, metodologia, resultados e conclusões.

Artigo de reflexão: Documento que apresenta resultado de estudo terminado e o texto desenvolve uma perspectiva analítica, interpretativa o critica do autor, sobre um tema especifico, recorrendo a fontes originais.

Artigo de revisão: Documento resultado do estudo terminado no qual analisam se, sistematizam e integram os resultados de pesquisas publicadas ou não publicadas, sobre um campo em ciência ou tecnologia, com o fim de dar conta dos avances e as tendências de desenvolvimento. Caracteriza se por apresentar uma cuidadosa revisão bibliográfica de pelo menos 50 referencias.

Artigos curtos, reportes e revisão de temas: Também recebem se textos que dêem conta de conteúdos derivados de processos de pesquisa que sejam de interes para os

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acadêmicos e científicos que lhe aportem às reflexões sobre as ciências sociais e huma-nas.

Estes artigos devem ser inéditos e submetidos exclusivamente à publicação na re-vista ÁNFORA, e deve se tiver em conta que os conteúdos que expõem se em eles são de responsabilidade exclusiva dos autores.

Apresentação de texto, extensão e a forma dos artigos: Os artigos para publicar na revista ÁNFORA, devem cumprir com os seguintes requisitos:

A extensão máxima dos artigos é de 20 cartilhas, em letra Arial 11 e a espaço e meio. As margens superiores, inferiores e em ambos costados é de 2.5 cm. As re-ferencias documentais devem realizar se de acordo com as normas APA – American Psychological Association.

A estrutura do documento deve conter quatro apartados:

Introdução, metodologia, resultados e conclusões.

A introdução: Deve mencionar o estado dos conhecimentos que originaram a pes-quisa, o problema, os objetivos básicos, antecedentes, e a importância do assunto.

Metodologia: inclui os processos que permitiram obter os resultados, para isto deve contar com o desenho, a povoação, os procedimentos, técnicas e maneiras de processar a informação até obter os resultados e as conclusões.

Resultados: Nesta parte do documento deve se amostrar os descobrimentos e sua relação com os objetivos.

Conclusões: incluem as reflexões dos autores acerca das inferências que derivam se dos resultados, as implicações teóricas, tendo como base o que desejava se lograr com os objetivos e com o pranteado nas teorias que tem existido sobre o assunto.

Todos os textos devem amostrar uma informação inicial, a maneira de encabeçado, o qual deve incluir se nas primeiras paginas e deve conter basicamente o seguinte:

Titulo do documento: deve ser curto, um máximo de 15 palavras, e deve acompan-har se duma notação a pé de pagina que indique brevemente a pesquisa, o estado, se é terminada ou encontra se em processo, e/ou o evento em que respalda se o texto data de começo, e data de terminação, e/ou data de realização, instituição que a respalda, que financia e a que o executa, os contratos de financiamento, e o numero correspon-dente com sua respectiva data.

Nome do autor: acompanhado com uma notação a pé de pagina que indique de maneira breve a biografia do autor, - titulo de maior nível acadêmico, instituição onde trabalha cidade, pais, e correio eletrônico.

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Resumo: Expressa o conteúdo do documento, fazendo menção dos objetivos, a metodologia, os resultados e as conclusões, em um texto que contemple de 200 a 250 palavras.

Traduções: Quando o documento tem sido aprovado para sua publicação o autor, deve enviar as traduções do resumo em inglês e em português.

Palavras chave: incluem um máximo de cinco términos que permitam cumprir como descritores temáticos do assunto que trata o artigo.

As Avaliações: Com o fim de garantir a qualidade nos artigos e de brindar recono-cimento dos autores, além de promover a interlocução entre os membros das comu-nidades acadêmica e cientifica, em términos de estabelecer a validez das propostas, os processos e os resultados das pesquisas realizadas, a revista ÁNFORA, submete a avaliação dos artigos, mediante a técnica do dobre cego e terá como mínimo dois avaliadores e em caso que os conceitos sejam contrários, buscara se um terceiro que incline a decisão.

Os resultados das avaliações serão conhecidos pelos autores, a través duma comuni-cação enviada pelo editor e este será o interlocutor para efeitos das sugestões correções e além inquietudes tanto dos autores como dos avaliadores. Os autores terão um prazo máximo de 15 dias para incorporar as modificações que houvesse lugar.

Em tudo caso, quando por situações editoriais, requere se realizar câmbios nos arti-gos, estes farão se sobre a base da aceitação e aprovação que façam deles os autores.

Direitos de autor: Logo da aprovação do documento, o autor deve enviar um for-mato onde aceite a sessão de direitos à revista, o qual converte se num requisito básico para sua publicação.

As anotações de aclaração devem se colocar ao final do texto e antes das referencias documentais.

Os artigos enviaram se de forma eletrônico ao seguinte endereço:

[email protected]

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La construcción discursiva de la diferenciaSexo-genérica en la VII conferenciaIberoamericana de ministros de juventudLorena Natalia Plesnicar 15

La creatividad como recurso económico: aproximacionesAl estudio del diseño independiente como estrategiaDe inserción de jóvenes en la ciudad de buenos airesMaría Eugenia Correa 35

La tarea de ser joven en una localidad periféricaAlejandro J. Capriati 53

Criterios de los jóvenes del departamento deCaldas (Colombia) acerca de la participación en políticaJosé Rubén Castillo García 63

Educación para el desarrollo: una mirada desdeEl sur por la construcción de una educaciónPara el cambioRigoberto Solano Salinas 87

Nativos digitales en comunidades virtuales:Un análisis de la interacción y sociabilidadDe los adolescentes en la web en el caso argentinoMarina Ollari - Daniela Szpilbarg - Juan Pablo Temelini 121

Activismo barrial de jóvenes organizados:Algunas características de la militancia territorialEn los barrios gran buenos airesMelina Vázquez - Pablo Vommaro 135

Contenido edición No 30Enero-junio de 2011

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Esta revista se imprimió en los talleres...

Manizales, junio de 2011

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