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LAS DOS CARAS DEL LÓBULO
TEMPORAL:
CREATIVIDAD Y EPILEPSIA
Contreras Parra, Gloria Isabel
Cruz Hormigo, Mª Carolina
Gálvez Rubio, Ana
Llavat López, Susana Elena
Mazzola Lorenzo, Manuela
Pérez García, Sandra
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Índice
1. Introducción
2. Creatividad y epilepsia del lóbulo temporal
3. Epilepsia Musicogénica
4. Conclusiones
5. Bibliografía
6. Anexos
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1. Introducción
¿Qué es la epilepsia del lóbulo temporal?
La epilepsia, tal como la imaginamos nosotros, es tan sólo un tipo entre las diversas
formas de manifestación de la enfermedad. Un tipo de epilepsia relacionada con la localización
(focal) que se caracteriza por convulsiones dentro del lóbulo temporal, es decir, se produce en
la estructura medial/basal, en la neocorteza del lóbulo temporal, es la llamada “Epilepsia Del
lóbulo temporal” (ELT).
Indagamos en la enfermedad y encontramos referencias que constatan que la misma
ha acompañado al ser humano desde sus orígenes, y descubrimos, de forma sorprendente,
como salen a la luz el nombre de líderes como San Pablo, Julio César y Alejandro EL Grande;
poetas y novelistas como Byron, Dostoevsky, Edgar Allan Poe y Pintores como Van Gogh, que
sufrían epilepsia con una connotación positiva. Por otro lado, existen otros trece casos de
mujeres con epilepsia en la historia, entre las que podemos resaltar el nombre de Juana de
Arco y Santa Teresa de Jesús (o de Ávila).
La epilepsia del lóbulo temporal incluye un grupo heterogéneo de trastornos que
comparten el origen topográfico de las crisis epilépticas, pero que difieren en la edad de
comienzo, la etiología, el pronóstico y la respuesta al tratamiento. La ELT tiene un cuadro de
crisis parciales complejas con o sin generalización secundaria originadas en la porción medial o
lateral del lóbulo temporal. La etiología de ELT, según los estudios realizados a pacientes,
puede ser: esclerosis temporal medial, lesiones tumorales, malformaciones del desarrollo
cortical, traumatismos, problemas infecciosos y/o problemas vasculares.
Son escasos los estudios pero, podemos decir, que la mayoría de los pacientes
atendidos con ELT han tenido crisis en estructuras como: la temporal medial, hipocampo,
corteza entorrinal, amígdala, giro hipocampal y neocorteza temporal.
En cuanto a los pacientes que sufren este tipo de epilepsia, tal caso como el de la
conocida “Santa Teresa de Jesús”, sabemos que se puede producir de forma súbita en
diferentes periodo irregulares y que viven una serie de síntomas característicos y diferentes
que han quedado impregnados con gran descripción en numerosos escritos. Dentro de ellos
podemos destacar:
Un posible talento literario (como el reconocido Dostoievski); alucinaciones complejas,
multisensoriales, y alteración de estados de conciencia y atención del mundo exterior
(descritos en el “Libro de la Vida” de la santa Teresa); la posibilidad de aparecer talentos
visuales, artísticos y musicales (más común en epilepsia con relación fronto-temporal);
episodios paroxísticos y recurrentes que alteran la esfera afectiva de los pacientes, quiénes lo
describen con sentimientos positivos intensos de placer (sin referencia sexual) y comentan que
con frecuencia se “elevan” en un éxtasis, por lo que han llegado a denominarla “epilepsia
extática”; experiencias subjetivas inespecíficas y pobremente definidas, como sensaciones
cefálicas vagas (o lo que denominan aura), sensación de ser elevado, ligereza, etc ; y por
último, podemos decir que existe un cierto papel desencadenante musicogénico y que llena de
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perplejidad a quién lo sufre. (Mahoma y Dostoievski tuvieron episodios epilépticos tras el
estímulo sonoro de las campanas).
Tras las crisis epilépticas temporales, suele haber permanencia de turbidez de
consciencia durante horas o días
Finalmente, concluir que aunque podamos ver ciertas connotaciones positivas en
algunos síntomas, recordamos que es una enfermedad llena de tormentos y dificultades que
hacen resentirse al cuerpo, al alma y a nuestra mente y así lo describe bien uno de los escritos
de la evocación de Santa Teresa:
... que sólo el señor puede saber los incomportables tormentos que sentía en mí: la lengua hecha pedazos de mordida, la
garganta de no haber pasado nada y de la gran flaqueza que me ahogaba, que aún el agua no podía pasar; todo me parecía
estar descoyuntado; con grandísimo desatino en la cabeza; toda encogida, hecha un ovillo –porque en esto paró el
tormento de aquellos días–, sin poderme menear, ni pie, ni mano, ni cabeza, más que si estuviera muerta, si no me meneaban;
sólo un dedo me parece me podía menear de la mano derecha [LV,6,1].
Ya nos hemos referido a Santa Teresa de Jesús como uno de los personales históricos
relevantes que padecieron epilepsia en el lóbulo temporal, a continuación vamos a realizar una
breve semblanza de su vida y experiencias.
SANTA TERESA DE JESÚS (1515-1582)
Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila en 1515. Sintió la vocación religiosa desde edad muy temprana y a los 19 años ingresó en un convento carmelita.
Se trataba de una niña sana, despierta, atrevida y aficionada a la lectura.
A los 17 años comenzó a padecer un cuadro febril recurrente que se acompañó reiterados episodios de alteración de conciencia. Ella utiliza el término de “mal de corazón”.
Recién cumplidos 24 años, fue desahuciada y dada por muerta durante un periodo de cuatro días En marzo de 1539. La amortajaron y en su casa se pusieron de luto. Pero su padre se negó a enterrarla. Una decisión acertada. Teresa despertó: delirando y con una parálisis que le impidió andar durante cuatro años.
La santa probablemente entró en coma por una encefalitis: inflamación del cerebro provocada por algún virus. "Es posible que esta enfermedad le dejara una pequeña cicatriz en el cerebro y que ésta fuera la causante de sus crisis de felicidad”.
Santa Teresa de Jesús padecía un tipo de epilepsia que los expertos denominan crisis de felicidad. Son las conclusiones de la obra Teresa de Jesús: una ilustre epiléptica del neurólogo Esteban García-Albea.
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Estos estados místicos son atribuidos a una epilepsia del lóbulo temporal y se caracterizan por: posibles orgasmos, histeria, intervención directa de Dios... Se han buscado infinitas explicaciones a los fenómenos místicos. La explicación teológica alude a la intervención divina. La última versión científica identifica estos episodios de éxtasis con epilepsia.
Una epilepsia que se atribuye a Santa Teresa de Jesús es una epilepsia parcial: "provocada por una pequeña irritación del cerebro y con síntomas afectivos, de placer y felicidad". Que se manifiesta con una pérdida de conciencia, convulsiones y mordeduras de la lengua.
Santa Teresa, patrona de los escritores católicos de España, supo retratar con maestría extraordinaria, los arrobamientos -así los llamaba ella- que la transportaron al éxtasis.
Unas experiencias placenteras: "Quiere el alma estar sufriendo siempre de este mal", escribió Santa Teresa. Inesperadas crisis que le sorprendían de manera improvisada. Y muchas veces inoportunas: "Esto tenía algunas veces cuando quiso el Señor me viniesen estos arrobamientos tan grandes que aún estando entre gentes no los podía resistir". Los arrobamientos son crisis de felicidad. Las frases son similares: primero una luz, luego la parálisis del cuerpo, las alucinaciones y al final la sensación de placer.
Esta es la epilepsia. Una afección que no está reñida con la inteligencia. La historia lo demuestra. Ha habido epilépticos geniales a lo largo de los siglos. Algunos ejemplos: Alejandro Magno, Julio César, Napoleón, Beethoven, Lord Byron, Isaac Newton, y ahora Santa Teresa.
*Para ver las bases neurológicas de la epilepsia consultar anexos.
2. Creatividad y epilepsia del lóbulo temporal
Normalmente, en cada individuo, existe un equilibrio entre las fuerzas de excitación e
inhibición de determinadas conductas, pero en ocasiones, cuando unas áreas cerebrales se
dañan, funciones cerebrales que normalmente se hallan suprimidas se activan o “desinhiben”,
liberando facultades de las que no teníamos consciencia de su existencia. Esto puede darse
cuando hay una lesión en el lóbulo temporal anterior del hemisferio dominante, puesto que se
altera el equilibrio, pudiendo dar lugar a una desinhibición o liberación de las facultades
perceptivas asociadas con las zonas temporales y parietales posteriores del hemisferio
derecho o no dominante, fluyendo algunas conductas con una creatividad no conocida hasta el
momento. Es el caso de un paciente que desarrolló una afasia progresiva y mostró un aumento
simultáneo de la creatividad visual, o en casos donde aparecen talentos musicales o artísticos
después de una apoplejía u otras lesiones del hemisferio izquierdo.
Para nuestro trabajo, destacamos el papel que tiene Santa Teresa de Jesús, la cual, a
causa de sus crisis epilépticas mal diagnosticadas (puesto que se creía erróneamente que eran
a causa de una histeria), tenía alucinaciones de carácter afectivo de una gran creatividad, que
comenzaban con una alucinación visual elemental en forma de luz, descrita en sus textos como
algo imposible de imaginar a ojos externos. Esta misma experiencia puede encontrarse
también en otros personajes famosos que padecían el mismo problema, como Dostoievski,
Juana de Arco y Pablo de Tarso. A continuación, según lo vivenciado por Teresa, se sume en
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un estado inconsciente en el que pierde el contacto con la realidad, para prestar atención a
infinidad de acontecimientos internos y es cuando surgen alucinaciones de todo tipo, allí
donde llegue su creatividad, de contenido tanto religioso como multisensorial (agua, campo,
música…) y con una gran viveza, aunque a sabiendas que son irreales (“parecíame estar metida
en el cielo”). Su visión más conocida, el “querubín” o el “dardo” se relaciona con el dolor
espiritual y su acercamiento a Dios, propios de sus creencias religiosas y logrados en uno de
sus episodios extáticos de epilepsia, con un marcado carácter afectivo y placentero. A pesar de
la difícil descripción de este tipo de experiencias, Santa Teresa demostraba sobrados recursos
y creatividad para hablar sobre ello con todo detalle.
En otros tipos de epilepsia en los que se hallan afectadas otras zonas cerebrales, puede
apreciarse sufrimiento por parte de quienes la padecen, sin embargo, para algunos de los
personajes famosos que hemos citado, entre ellos el de Santa Teresa de Jesús, el estado de
semi-consciencia en el que se veían sumidos durante sus crisis potenciaba al máximo su
creatividad y le hacían experimentar vivencias que reflejaban un paso del miedo a la felicidad,
siendo para ellos experiencias placenteras, tal como también expresa Dostoievski en su obra El
idiota. Pero esta creatividad no incluye únicamente a la mente, sino también al cuerpo, que
experimenta sensaciones de placer y ligereza, en el caso del querubín de Santa Teresa (“No
sentir el suelo bajo los pies”). Lo curioso de esta autora, es que las visiones ocurrían en el
hemicampo visual izquierdo (“en el lado del corazón”) y también destacar que algunas de sus
alucinaciones surgieron, como al igual que en Dostoievski, tras oír ciertos estímulos musicales,
lo que se asocia a un mecanismo reflejo de la música (epilepsia musicogénica) y que es otro
ejemplo de la creatividad desbordante de algunos de los pacientes epilépticos, en el caso que
nos atañe, los del lóbulo temporal.
3. Epilepsia Musicogénica
La epilepsia musicogénica es una de las posibles variables en las que se presenta la
epilepsia, que es producida por música variada o incluso diversos ruidos
Mcdonald Critchley hizo un artículo pionero en que describía a once pacientes con ataques
epilépticos inducidos por la música, en este artículo se describen las características de los
pacientes que tienen este tipo de ataques, hay pacientes que tienen aficiones a la música y
debido a los ataques tendrán que sacarla de sus vidas e incluso llegan a tenerle miedo. Sin
embargo hay otros pacientes que no son aficionados a la música y que igualmente sufren
ataques epilépticos inducidos por esta.
Critchley también observo que los diferentes tipos de música también producían los
ataques, algunos pacientes respondían a música clásica, ruidos especiales o instrumentos,
música moderna o disonante, etc. Además de ser importante la música, también lo son las
características que presenta como el tono o el timbre. Con esto se llegó a la idea que la causa
fundamental para que se produjera un ataque era la cualidad de la música, no quedando
simplemente en esta idea, ya que también pudieron observar como en algunos paciente lo
mas importante ante un ataque era el impacto emocional o las asociaciones que producía la
música que escuchaban, como le ocurrió a Santa Teresa de Jesús.
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Los ataques que presentan los pacientes son variados, siendo más graves cuando
presentan convulsiones, inconsciencia, se muerde la lengua y son incontinentes. Los ataques
menos graves sufren breves ausencias, que incluso pueden pasar desapercibidas. Además de
esta diferenciación podemos distinguir entre pacientes que sufren ataques inducidos por la
música, pacientes que sufren auras musicales asociadas con ataques o que se presente ambos
tipos. Incluso se han llegado a observar pacientes a los que la música alivia o previene los
ataques, como es el caso de un hombre que afirmó que nunca había sufrido un ataque
mientras tocaba el piano. Es importante que aclaremos que todas las variables de ataques
epilépticos que estamos describiendo son crisis epilépticas del lóbulo temporal.
A continuación, vamos a describir algunos de los casos que Critchley pudo estudiar. El
primero es el caso de un crítico musical del s.XIX, Nikonov. Su primera crisis la sufrió en la
opera de Meyerbeer, el Profeta, después de éste, Nikonov cada vez se iba haciendo más
sensible a la música hasta el punto de que cualquier tipo de música le provocaba un ataque,
llegando incluso a tenerle miedo a la música que anteriormente había sido una afición. Por
tanto, tuvo que renunciar a la música y cualquier contacto con ella.
El segundo caso estudiado es el de G.G. La epilepsia se origino a partir de una encefalitis
por un herpes, que llegó a provocarle un coma y una fuerte amnesia. Cuando se recuperó de
esta amnesia comenzó a presentar ataques de forma esporádica y posteriormente en
respuesta a los sonidos, en concreto son sonidos fuertes y repentinos, con el paso del tiempo
desarrollo una sensibilidad al sonido. Para este hombre la música no solamente provocaba el
ataque sino que parecía constituir una parte esencial, ya que cuando está sufriendo una crisis
epiléptica la música se vuelve más intensa, incluso se apodera de él. Llegan a afirmar que la
música que causa el ataque se trasforma primero en una experiencia psíquica abrumadora y
después en un ataque.
La paciente Silvia N es el tercer caso que vamos a describir, esta paciente sufría ataques
epilépticos con convulsiones y pérdida total de la conciencia. Podía sufrirlos por diferentes
motivos, pero la música era lo que más provocaba sus ataques. En especial la música
napolitana, que le producía recuerdos de su infancia, era el tipo de música que más le gustaba
y emocionaba. Este es un claro ejemplo en el que está presente la emotividad de la música y
sus asociaciones para llegar a provocar un ataque. Silvia N. a menudo mostraba alteraciones
del tiempo y de la conciencia, tenía la sensación de ser adolescente e incluso de revivir
escenas. La mayoría de sus ataques se referían al pasado excepto una vez que pudo ver el
futuro, viendo a su abuela abriéndole las puertas del cielo. Silvia N tuvo que evitar la música
para no sufrir estos ataques, pero con el paso del tiempo los ataques no iban necesariamente
precedidos por la música, por lo que se hizo imposible predecir la inminencia de estas cris
epilépticas ya que ni el tratamiento para la epilepsia le hacía efecto, por ello, decidieron
hacerle una lobectomía temporal parcial (extirpación parcial del lóbulo temporal)
No sólo los pacientes de Critchley han sufrido esta variable de la epilepsia que se le dio el
nombre de epilepsia musicogénica o también musicolepsia, también una serie de personajes
famosos, nosotros hemos estudiado el caso de Santa Teresa de Jesús, uno de sus ataques o
también llamados arrobamientos, fue provocado por la música que le producía tristeza el
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escucharla. Concretamente su ataque se produjo justo en el momento que escuchaba un
cantarcillo, lo que sugiere una mecanismo reflejo a la música, por tanto, para Santa Teresa la
música emocionante era un desencadenante musicogénico. A continuación presentamos como
Santa Teresa describe el ataque sufrido, lo escribió en la Cuenta de Conciencia 13ª:
Anoche estando con todas, dijeron un cantarcillo de cómo era recio vivir sin Dios. Como estaba yo con pena, fue tanta
la operación que me hizo que se comenzaron a entumecer las manos, y no basto resistencia sino que, como salgo de mí por los arrobamientos de contento, de la misma manera se sus- pende el alma con la grandísima pena que queda enajenada
y hasta hoy no lo he entendido
4. Conclusiones
¿Podríamos afirmar que los pacientes con epilepsia en el lóbulo temporal ven acrecentada
su creatividad? En cierto modo sí, aunque la sensación que experimentan estos pacientes que
sufren estas crisis epilépticas pueda parecer placentera a corto plazo, a la larga les resulta
doloroso y desean alejar estos ataques de ellos, es un debatirse entre el gozo y el dolor siendo
un ejemplo claro de esta sensación y experiencia Santa Teresa de Jesús cuyos repetidos éxtasis
o arrobamientos nos los describe detalladamente en su autobiografía, demostrando su interés
por aclarar a sus “médicos del cielo” las características de sus dolencias, no aceptando la
interpretación religiosa de las mismas y achacándolo aun sin comprenderlo a una enfermedad
física, motivada según hemos podido comprender en la actualidad tras largos estudios y
análisis de este caso y de otros parecidos a la epilepsia del lóbulo temporal.
En algunos casos de epilepsia en que se hayan afectadas ciertas áreas cerebrales al
alcanzar un cierto grado de consciencia parcial los enfermos afectados por esta crisis tendían a
potenciar de manera muy acusada su creatividad y experimentaban estados vivenciales de
enorme plenitud y felicidad alcanzando sensaciones muy placenteras.
Volviendo al aspecto de la musicolepsia está demostrado que algunos tipos de música
provocan ataques epilépticos en pacientes que asocian estos sonidos con sucesos vitales poco
o nada gratos de su vida, al despertar y revivir emociones que les han sido traumáticas. Siendo
incluso un simple ruido concreto asociado a alguna vivencia lo que hace que
inconscientemente se produzca un ataque epiléptico.
Creemos que no hay ningún estudio científico que pueda afirmar categóricamente que
todos los genios literarios, musicales, etc. hayan necesariamente tenido estas crisis epilépticas,
aunque una creatividad fructífera y desmesurada que se acerque siempre a la genialidad muy
bien podría estar motivada por una crisis epiléptica: ¿Podría haber sido Wolfgang Amadeus
Mozart epiléptico?
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5. Bibliografía
Sacks, O. Musicofilia. Relatos de la música y el cerebro. Barcelona: Anagrama, 2009, pp.41-48
(“Miedo a la música: epilepsia musicogénica”) y pp. 370-383 (Irreprimible: música y lóbulos
temporales”)
García-Albea, E. (2003). La epilepsia de Teresa de Jesús. Revista de Neurología, 37, 879-887.
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Anexos
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*Bases neurológicas de la epilepsia
En los pacientes con epilepsia no se da un cuadro clínico constante, sino una variedad
de síntomas que dependen de qué lado del cerebro esté más afectado y de si el daño se
produce principalmente en los lóbulos frontales o temporales. En la epilepsia del lóbulo
temporal ninguna técnica ha conseguido superar en valor clínico a los datos de un buen relato
de los acontecimientos.
Según casos empíricos y concretamente en los estudios realizados al caso de Santa
Teresa, no existen indicios que sugieran alguna enfermedad o tara congénita.
Causas que pueden identificar los tipos de patología en la ELT:
Encefalitis por herpes. Produce una respuesta de epilepsia al sonido « sonidos repentinos y fuertes, como sirenas de ambulancia » y sobre todo a « la música ». Como en el caso de Santa Teresa que sufrió una grave encefalopatía entre los 17 y 24 años.
Traumatismos craneoencefálicos « cicatrices y probables cambios sin especificar ». Por herida que posiblemente sufrió en la adolescencia.
Malformaciones. Neuronas que se desarrollan en lugares que no les corresponde según están programadas « displasias ».
Esclerosis medial. En el hipocampo y zonas adyacentes aparecen dañados y se puede dar el caso que se pase al otro hemisferio. Al intervenir en un hemisferio, se puede mejorar el otro. En ocasiones se produce desde el nacimiento.
Tumores. Pueden ser en tumores malignos y benignos.
Reacciones que resultan de un ataque de ELT:
Reacciones de tipo Psicológico-Emocional como son arrebatos de éxtasis religioso, alucinaciones, sensaciones de revelación y sensaciones de grandiosidad. En el caso de referencia « Santa Teresa del Jesús » que presentaba crisis de éxtasis.
El « Sistema límbico » es el encargado de las respuestas emocionales y está formado por
las amígdalas, el septo y el hipocampo, además de otras estructuras. También recibe señales
de todos los sistemas sensoriales, como son la visión, odio, tacto, gusto y olfato. Es un sistema
central del procesamiento cerebral que se encarga de la información que se deriva de sucesos,
recuerdos de hechos acaecidos y asociaciones emocionales de dichos sucesos (Ramachandran,
1999).
La actividad del sistema límbico tiene que ver con la experiencia y expresión de las
emociones.
En la experiencia de emociones intervienen conexiones bidireccionales con los lóbulos frontales.
La expresión externa de las emociones requiere de la participación del hipotálamo.
Se sabe que la corteza temporal está conectada directamente con el sistema límbico,
lo que nos viene a explicar lo que experimentan los pacientes cuando dicen « que se
incendian ». Este « supuesto incendio » corresponde con una hiperactividad neuronal que se
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genera cuando se refuerza las conexiones entre la corteza temporal y el sistema límbico, por lo
que los síntomas más prominentes de queja, de los pacientes afectados, son emociones
exageradas.
Si el paciente estuviera afectado de ETL crónica, podría provocarle « muerte celular »
en las estructuras cerebrales expuestas con anterioridad y como consecuencia la
hipoactividad. Como le pasó a Santa Teresa, que fue desahuciada y dada por muerta, así lo
recuerda la propia santa:
«… que sólo aquella noche un gran parajismo (paroxismo) que me duró estar sin
sentido cuatro días, poco menos. En esto me dieron el sacramento de la unción, y cada hora o
momento pensaban espiraba, y no hacían sino decirme el credo, como si alguna cosa
entendiera; teníanme a veces por tan muerta que hasta la cera después me hallé en los ojos »
[LV, 5,10].
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