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MANEJO DE TEMPERATURA AMBIENTAL Y CALIDAD DE AIRE, SU INFLUENCIA EN LÍNEAS DE POLLO DE ENGORDE: UNA REVISIÓN
ENVIRONMENTAL TEMPERATURE AND AIR QUALITY MANAGEMENT, ITS INFLUENCE IN BROILERS: A REVIEW
Título breve sugerido: Manejo de ambiente en pollo de engorde
Diego Pantoja-Estrada1
1M.V. Esp. Sanidad Animal. Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales. Bogotá D. C. inovacionveterinaria@gmail.com
RESUMEN
El ambiente interno de las casetas de pollos de engorde presenta particularidades en la temperatura ambiental y calidad de aire, ya que la producción se lleva a cabo en establecimientos cerrados con limitaciones de espacio y ventilación. Este trabajo revisa varios estudios relacionados con la fisiología y desempeño de las aves en distintos escenarios de temperatura ambiental y calidad de aire, adicionalmente explica de qué manera éstas variables influyen en la salud avícola y en el rendimiento zootécnico. Se obtuvo artículos procedentes de bases de datos de libre acceso de revistas internacionales, se analizaron los hallazgos más importantes y se compilaron de acuerdo a la temática tratada. En la revisión se ratifica la importancia de diferenciar el manejo de ambiente en dos etapas del ciclo productivo; crianza y finalización, destacando que la etapa inicial prioriza la temperatura mientras en la segunda se prioriza el control de calidad de aire y la ventilación. Varios estudios consideran que la modulación de temperatura en la incubadora ejerce un efecto en la termorregulación del pollo adulto, adicionalmente se considera que los distintos tipos de estrés conllevan a una disminución en el consumo de alimento y siempre se traduce en mal desempeño. Conocer los efectos de la alteración de temperatura y calidad de aire ayuda a la intervención oportuna para prevenir problemas sanitarios.
Palabras clave: Desempeño de pollos asaderos, análisis ambiental, polución del aire (CAB Thesaurus).
SUMMARY
The environment on broiler houses presents particularities in environmental temperature and air quality because the production is accomplished in houses with limitations of space and ventilation. This worship reviewed several studies relatives to broiler physiology and broiler production in different environmental temperature and air quality scenarios. The review
explains the way in which this variables influence the birds health and birds performance. It was obtained articles from free access databases of international journals; the most important findings were analyzed and were compiled according his topic. The review ratifies the importance to separate the environmental management in two periods. The brooding period prioritizes the environmental temperature while the finalization period prioritizes the air quality and ventilation. Several studies consider that changes in incubation temperature have effect on birds’ thermoregulation system after hatch. The studies consider that various types of stress generate lower feed consumption and low performance as a consequence. To know the effects of fluctuations on environmental temperature and air quality helps to opportunely intervene in order to prevent bird health problems.
Key words: Broiler performance, environmental assessment, air pollution (CAB Thesaurus).
INTRODUCCIÓN
Al igual que otras especies destinadas a la producción, el objetivo de los
pollos de engorde es lograr alta producción con el menor costo posible.
Teniendo en cuenta que en la producción intensiva, los pollos viven
confinados en casetas durante toda su vida, es necesario proporcionarles las
condiciones ambientales óptimas, buen manejo y nutrición, para potencializar
sus habilidades genéticas (Kocaman et al. 2012).
Dawkins (2003) resume lo concerniente a bienestar animal en dos preguntas:
¿Los animales son saludables? ¿Tienen acceso a lo que necesitan?
Mientras la primera pregunta es relativamente fácil de responder, la segunda
es muy compleja, ya que involucra conceptos que no han sido entendidos en
su totalidad y adicionalmente no son fáciles de medir.
En la avicultura se tiene en cuenta el comportamiento de las aves y las
variables ambientales dentro de las casetas para proporcionar un ambiente
confortable y alcanzar el nivel óptimo de rendimiento. La temperatura, la
calidad del aire, la humedad y la luz, son factores críticos a considerar para
lograr este objetivo, toda vez que las fallas en el suministro de estos
elementos se traducen en retraso del crecimiento, pobre conversión
alimenticia, y aumento en la incidencia de enfermedades, decomisos y
mortalidades (Estrada et. al. 2007).
La temperatura en pollos de engorde es esencial desde la incubación.
Decuypere y Michels (1992), establecieron que la manipulación de los
parámetros en esta etapa pueden influenciar las respuestas fisiológicas de
las aves después del nacimiento, entre ellas se destaca la resistencia al
estrés térmico de aves adultas. El manejo de temperatura en granja se
diferencia en dos etapas, la crianza durante los primeros 21 días de vida,
período en el cual los polluelos no pueden regular su temperatura corporal y
dependen de una fuente de calor externo (Pedersen & Thomsen 2000), y la
etapa de engorde y finalización, a partir de los 22 días, momento en el cual
los pollos pueden controlar su temperatura, proceso acompañado por el
crecimiento de plumas (Estrada et. al. 2007).
La calidad del aire dentro de las casetas también tiene un impacto directo en
la salud avícola, dado que los contaminantes aéreos, como, gases, olores,
polvo, toxinas y microorganismos (Hartung et. al. 1998.), son considerados
los principales factores de riesgo para las enfermedades respiratorias
(Almuhanna et. al. 2011).
Es esencial conocer los efectos generados por la variación de la temperatura
ambiental o la calidad de aire. Por ejemplo, se sabe que durante los
episodios de estrés calórico las aves aumentan su consumo de agua y
disminuyen el consumo de alimento, lo que eventualmente resulta en
disminución del crecimiento y productividad (Kusnadi & Djulardi 2011), la
misma consecuencia ocurre cuando el ambiente dentro de la caseta supera
el límite tolerable de amoniaco.
El objeto de la presente revisión es compilar la información disponible en las
bases de datos de acceso libre, referente al manejo de ambiente de casetas
de pollo de engorde, teniendo en cuenta dos factores ambientales;
temperatura y calidad de aire. Una vez reunida la información se describe los
hallazgos más destacados de cada investigación que generen un impacto en
la salud y producción avícola, asimismo se explica los procesos fisiológicos
que ocurren en las aves ante los cambios en el ambiente.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una revisión de artículos procedentes de revistas internacionales.
Como estrategia de búsqueda en las bases de datos se emplearon los
siguientes términos incluidos en el Thesaurus CAB: “Pollos de carne”,
“Temperatura ambiental” y/o “Calidad del aire, además se incluyó en la
búsqueda los términos que guardan relación según el Thesaurus CAB. Se
consideraron las publicaciones en inglés, español y portugués,
posteriormente se clasifico la información según el tema mediante una lista
de chequeo. Finalmente se evalúo cualitativamente cada artículo para incluir
la información pertinente en cada categoría: temperatura ambiental y calidad
de aire.
TEMPERATURA AMBIENTAL EN LA ETAPA DE CRIANZA
En el período de “Crianza”, durante los primeros 21 días de vida, el pollo no
es capaz de controlar su temperatura corporal, toda vez que no regula por
completo sus procesos metabólicos, por ello durante esta etapa se les
considera heterotermos (Estrada et al. 2007). Como resultado, éstos son
dependientes de la temperatura ambiental para mantener la temperatura
corporal óptima, es por ello que los sistemas de suplementación de calor
juegan un rol importante durante esta etapa. En este sentido, se sabe qué; la
temperatura ambiental de confort en pollos de engorde durante la primera
semana de vida oscila entre los 31-33°C, temperaturas superiores a éste
rango pueden inducir hipertermia y deshidratación, generando bajo consumo
de alimento y retardo en el crecimiento (Faria Filho et. al. 2005), en tanto que
las temperaturas inferiores, pueden generar hipotermia e inducir hipertensión
pulmonar con síndrome ascítico (Maxwell & Robertson 1998).
Adicionalmente, el enfriamiento de las aves conlleva a que los nutrientes
utilizados para el crecimiento se utilicen para generar calor corporal. El
rendimiento de los pollos que sobreviven al enfriamiento es limitado, a causa
de la supresión de los sistemas inmunológico y digestivo (Fouda et al. 2013).
En la figura 1 se observa la importancia del sistema de calefacción dentro de
las casetas en relación con la temperatura externa en clima frío. Utilizando
calefacción mediante aire caliente (ventilación forzada), se observó que, se
logra aumentar la temperatura ambiental interna, pero la temperatura del piso
siempre es menor que la temperatura a la altura del techo, y debe tenerse en
cuenta que la temperatura del piso es la más importante para mantener a los
pollos en la temperatura confort.
Figura 1. Relación entre temperatura interior y exterior (Tomado de
Fouda et al. 2013).
0
5
10
15
20
25
30
35
Te
mp
era
tura
(°C
)
9 días de edad
Piso
Techo
Exterior
Recomendado
La temperatura influye en la termorregulación del pollo desde la etapa de
incubación, se ha descubierto que, una exposición a estrés calórico en éste
período induce la síntesis de proteínas de shock calórico (Hsp por sus siglas
en inglés) (Lindquist & Craig 1988), proteínas involucradas en la capacidad
termorreguladora del pollo. Las Hsp forman parte de los mecanismos de
defensa celular responsables de proteger el organismo en condiciones
adversas. En las aves la respuesta al estrés calórico depende del tiempo y la
severidad del episodio que genera el estrés. Teniendo en cuenta esta
premisa, la temperatura de incubación parece ser una buena herramienta
para inducir una mejor respuesta de las aves adultas ante el estrés calórico,
se ha observado que cuando se maneja bajas temperaturas en incubadora y
en granja, la sensibilidad al estrés calórico aumenta, mientras que, las
temperaturas altas incrementan la resistencia al estrés calórico del pollo
adulto (Givisiez et. al. 2003). Este hecho ha sido atribuido a la aclimatación
de las aves sometidas a episodios de estrés calórico en la incubadora,
capaces de sintetizar altos niveles de Hsp (Givisiez et. al. 1999), cabe
destacar que, existen varios estudios referentes al grado de severidad y
duración de los episodios de estrés calórico controlado en la etapa de
incubación, pero en términos generales se prefiere la modulación de
temperatura en la incubadora, toda vez que en granja se puede afectar el
rendimiento y producción. Cuando huevos en incubación fueron expuestos a
40,5°C por 6, 8 o 12 horas en el día 3 o 18 de incubación, se observó una
mejoría en la resistencia al calor en las aves de 35 días de edad (Arjona et
al. 1990).
Durante las primeras semanas de vida del pollo, su desarrollo es crucial para
el desempeño zootécnico a futuro, porque algunos procesos fisiológicos
influencian en gran parte el peso corporal y la conversión alimenticia del pollo
adulto. Ejemplo de ello son la hiperplasia e hipertrofia celular, la maduración
del sistema termorregulador y la diferenciación celular en la mucosa
gastrointestinal, procesos fisiológicos que se llevan a cabo durante la etapa
de crianza de las aves (Faria Filho et. al. 2005).
Bajo condiciones de estrés calórico, las aves consumen mayor cantidad de
agua y reducen el consumo de alimento, esto se traduce en detrimento del
crecimiento y productividad (Kusnadi & Djulardi 2011). La disminución de
crecimiento se ha asociado a bajos niveles de Triyodotironina (T3) en
plasma, puesto que de esta hormona depende el suministro de oxígeno para
los procesos metabólicos del crecimiento (Sugito et.al. 2007). Las altas
temperaturas ambientales también provocan el aumento de glucosa en
plasma debido al proceso de gluconeogénesis generado a partir de lípidos
(Kusnadi & Djulardi. 2011).
Desde el punto de vista inmunológico, la disminución en tamaño de la Bolsa
de Fabricio y del bazo bajo condiciones de estrés calórico, representan un
efecto que altera el funcionamiento del sistema inmune, afectando el
crecimiento linfoide y reduciendo la cantidad de linfocitos (Kusnadi 2004;
Kusnadi et al. 2005; Onbasilar et. al. 2008; Zulkifli et al. 2000). Este efecto se
debe a que el estrés calórico estimula la producción de corticosterona en
plasma (Yuninato et al. 1997), y ésta a su vez inhibe el desarrollo de los
órganos linfoides. En la figura 2 se resumen los eventos fisiológicos durante
el estrés calórico.
Figura 2. Eventos fisiológicos de las aves con estrés calórico
Al evaluar tres rangos de temperatura ambiental durante la primera semana
de vida de los pollos, se ha encontrado hallazgos concluyentes. Las aves
mantenidas a una temperatura inferior (20°C) consumieron menor cantidad
Ave bajo estrés calórico
T3 en plasma
O2 para procesos
metabolicos
Retraso en el crecimiento
Glucosa en plasma
Gluconeogénesis desde lípidos
Corticosterona en plasma
Inhibición de crecimiento
Linfocitos Bolsa de
Fabrizio y Bazo Pequeños
Hsp
Activación de mecanismos de defensa celular
Aclimatación
de alimento y agua respecto a las aves mantenidas en temperatura neutral
(25°C) o superior (35°C), resultado relacionado con el comportamiento de las
aves para mantener el calor, ya que en condiciones de frío la parvada se
amontona para evitar la pérdida de calor, reduciendo la frecuencia de
alimentación y bebida (Moraes et al. 2002). Los pollos sometidos a
temperaturas altas también presentaron una disminución significativa en
peso corporal (Moraes et al. 2002), se ha observado que polluelos bajo
estrés calórico durante los 2 primeros días de vida presentan una pérdida de
peso corporal del 12% (Van der Hel et al. 1991).
Durante la primera semana de vida el páncreas y el intestino delgado
aumentan 4 veces su tamaño y el hígado aumenta 2 veces su tamaño
(Nitsan 1991), sin embargo, cuando la temperatura ambiente es baja se ha
observado un crecimiento superior del hígado respecto a las aves
mantenidas en temperaturas más altas (Deaton et al. 1969), el menor
tamaño del hígado en alta temperatura se asocia a la disminución de las
necesidades metabólicas (Moraes et al. 2002). El crecimiento del corazón
durante la primera semana de vida es influenciado por la temperatura de la
misma forma que lo hace con el hígado, es decir que, el corazón aumenta su
tamaño por la alta demanda metabólica y de oxígeno que supone las
condiciones ambientales de baja temperatura (Moraes et al. 2002).
La temperatura ambiental en la primera semana también influye en el
crecimiento óseo, estudios han demostrado que altas temperaturas
disminuyen el crecimiento óseo, en particular de la tibia y el fémur (Moraes et
al. 2002). Bajas temperaturas (20°C) también inducen un retraso en el
desarrollo de huesos largos (tibia y fémur) con el consecuente bajo peso a
los 7 días de edad (Moraes et al. 2002).
Entre los días 7 y 21 también se estudió el impacto de tres temperaturas
ambientales, baja, termo-neutral (confort) y alta como se describe en la tabla.
Los principales efectos indicaron que, las aves sometidas a una alta
temperatura consumieron menor cantidad de alimento (Filho et. al. 2005).
Los requerimientos de energía de mantenimiento disminuyen en estas
condiciones, de hecho, la adaptación al estrés calórico incluye la reducción
de ingesta en un intento de bajar la producción de calor endógeno (Filho et
al. 2005).
En el mismo estudio, también se demostró que la ingesta de las aves, tanto
en condiciones de frío, como en condiciones termo-neutrales no fue
diferente, lo que puede ser asociado al comportamiento de las aves para
conservar el calor (Filho et al. 2005). La ganancia de peso durante el período
de 7-21 días se vio afectada por la temperatura ambiental de las casetas, las
aves mantenidas en temperatura termo-neutral tuvieron mayor ganancia de
peso respecto a las aves en condiciones de frío o calor, y la peor ganancia
de peso ocurrió en aves mantenidas en altas temperaturas, también se
observó que en aves sometidas a bajas temperaturas ambientales se obtuvo
la conversión alimenticia más alta (deficiente), mientras que la temperatura
neutral genero la conversión alimenticia más eficiente, en tanto que, en altas
temperaturas las aves presentaron conversión alimenticia intermedia (Filho et
al. 2005). Estos resultados indican que durante este período, la energía
gastada para producir calor en condiciones de frío es mayor que la energía
generada para disipar calor en aves con estrés calórico, por ello la
conversión alimenticia es peor cuando se maneja bajas temperaturas.
La presencia del saco vitelino es un proceso fundamental en la primera
semana de vida de los pollos. El saco vitelino se constituye durante la
incubación cuando las membranas extraembrionarias engloban los
componentes de la yema, justo antes del nacimiento el saco vitelino es
halado de la cavidad del huevo hacia el abdomen del pollo como una
extensión del intestino (Khan et al. 2004). Gracias a su contenido proteico y
energético permite mantener a los pollos durante tres días después de
nacidos (Sell et al. 1991; Reis et al. 1998; Uni et al. 1998). Después de la
primera semana de vida el saco Vitelino se absorbe, sin embargo, algunos
factores conllevan a su retención, lo que constituye un problema, porque una
vez ingresan bacterias a esta estructura se presenta el medio favorable para
la multiplicación de ciertas bacterias, tanto por el contenido graso y de agua,
como también por la temperatura homogénea mantenida desde la incubación
en el huevo hasta después del nacimiento en el abdomen del pollo (Khan et
al. 2004).
En búsqueda de los factores asociados a la retención del saco vitelino, varios
estudios han buscado una eventual asociación entre la temperatura
ambiental y el grado de reabsorción. Leeson & Caston (1978) reportaron
aumento en la incidencia de retención del saco vitelino por la fluctuación de
temperatura ambiental, tanto en ambiente frío como en ambiente caliente en
comparación con la situación control. Thaxton et al. (1974) encontraron que
el tamaño del saco vitelino no cambio al disminuir la temperatura ambiental
durante la crianza. Moraes et al. (2002) demostraron que del día 1 al día 3 de
vida hay una reducción considerable del tamaño del saco vitelino
independientemente de la temperatura ambiental a la cual fueron sometidos.
También se reportó una disminución de tamaño del saco vitelino similar
cuando los pollos fueron alimentados a las 24, 48 y 72 horas después del
nacimiento (Moraes et al. 2002). Los últimos datos indican que, la absorción
del saco vitelino es independiente de la temperatura ambiental manejada y
del tiempo de alimentación después del nacimiento (Moraes et al. 2002;
Khan et. al. 2004).
TEMPERATURA AMBIENTAL EN LA ETAPA DE FINALIZACIÓN
Una vez cumplida la fase de crianza (21 días), la termorregulación y los
procesos metabólicos en los pollos cambian. El rango de temperatura
ambiental confort disminuye notablemente, ya que los pollos de engorde
logran la capacidad de regular su temperatura plenamente y tienen la
posibilidad de conservar la temperatura de sus órganos internos de manera
bastante uniforme (Estrada et al. 2007). Los manuales de cada línea
genética recomiendan la mejor temperatura ambiental y humedad relativa en
cada fase de crecimiento, sin embargo en los estudios revisados se encontró
hallazgos interesantes. Harris et al. (1977) reporto que la mejor temperatura
ambiental para un óptimo rendimiento en pollos de engorde de 3-8 semanas
es una constante de 24°C o ciclos de 18-24°C. Deaton et. al. (1984) reporto
que al disminuir la temperatura de 26,7°C a 21°C durante un período de 24
horas, se incrementó significativamente el peso corporal a los 48 días de
edad.
Los pollos modernos desarrollados aceleradamente, durante la etapa de
finalización consumen altas cantidades de alimento para maximizar la tasa
de crecimiento, pero la ingesta y el metabolismo alimenticio tienen un efecto
de termogénesis, así que cuando se aumenta la temperatura ambiental se
agrava el problema de estrés calórico, porque se suma más calor a un
organismo ya estresado calóricamente por el alto consumo. A pesar que en
esta edad el metabolismo basal puede ser regulado y la tolerancia al calor es
mayor, el ave puede reaccionar disminuyendo voluntariamente el consumo
de alimento cuando la temperatura es alta, de esta manera se disminuye el
calor extra al ser disipado en el ambiente y limita las pérdidas por termólisis
(Olanrewaju et. al. 2010). Las aves con bajo consumo de alimento en la
etapa de finalización bajan la tasa de crecimiento, ya que se reduce la
energía metabolizable.
CALIDAD DE AIRE
La calidad de aire es uno de los principales factores ambientales
relacionados con la sanidad y el desempeño avícola, toda vez que el
confinamiento en un establecimiento cerrado implica la interacción con aire
contaminado y variedad de gases. Los mayores contaminantes del aire
dentro de las casetas son los gases (amoniaco, dióxido de carbono, sulfuro
de hidrogeno y metano), el polvo, los microorganismos y las toxinas
(Almuhanna et al. 2011).
El amoniaco (NH3) es producido por efecto de la descomposición microbiana
del nitrógeno orgánico presente en el excremento de las aves (Almuhanna et
al 2011). El NH3 es altamente irritante, convirtiéndose en el gas más
perjudicial, en los estudios se ha observado una reducción en el peso
corporal de las aves sometidas a altos niveles de NH3. Al comparar un grupo
control con niveles bajos de NH3 (30ppm) y otro con altos niveles de NH3
(70ppm) no se encontró asociación estadística directa con el bajo
rendimiento, lo cual conlleva a atribuir la causa del bajo rendimiento a una
reducción de la ingesta de las aves, provocada en la mayoría de casos, por
la marcada irritación ocular que causa el amoniaco atmosférico, de esta
manera el bajo consumo de agua y alimento sumado a las condiciones de
estrés que supone el aire con alta carga de contaminantes produce atrofia y
retraso en el desarrollo de la criptas y vellosidades del epitelio intestinal (Wei
et al. 2012). Este hecho influye directamente en la absorción de nutrientes y
por tanto en una conversión deficiente (Yamauchi & Tarachai 2000). De
todos los gases, el NH3 es el que predomina dentro de las casetas, tal como
se observa en la figura 3, además, se sabe que su concentración no
presenta niveles considerables sino hasta la mitad del ciclo de producción de
pollo de engorde.
Figura 3. Medición de gases tóxicos dentro de las casetas de pollo de
engorde (Tomado de Almuhanna et al. 2011).
Al medir la cantidad de NH3 semanalmente en el interior de las casetas,
como se muestra en la figura 2, y teniendo en cuenta que el valor máximo
tolerable de NH3 para animales es de 11ppm, se evidenció valores entre
17,86 y 25,2 ppm dependiendo de las condiciones de ventilación (Almuhanna
et al. 2011).
1
10
100
1000
10000
100000
SO2 Amoniaco NO2 Hidrógeno
Co
ncen
tració
n µ
g/m
3
Tipo de gas
35 días de edad
Ventilación Natural
Ventilación Mecanica
Tabla 1. Concentración de amoniaco (mg/m3) en casetas con ventilación
natural y ventilación mecánica (Tomado de Almuhanna et al. 2011).
Ventilación Natural Ventilación Mecánica
Semana Media D. Est.* Max. Media D. Est.* Max.
1 0.06 0.02 0.12 0.05 0.01 0.06
2 0.16 0.04 0.20 0.46 0.05 0.50
3 0.13 0.04 0.27 0.19 0.19 0.63
4 1.18 0.73 5.53 5.20 1.99 16.34
5 7.75 2.05 12.50 9.40 1.89 17.66
* Desviación estándar
El polvo dentro de las casetas está compuesto por partículas generadas del
excremento, la cama y el alimento. El problema con este contaminante surge
tanto por la presencia de partículas no viables que generan distintos tipos de
reacción alérgica, como también por partículas viables, conocidas como
bioaerosoles que diseminan enfermedades horizontalmente. Al medir la
concentración de polvo inhalable dentro de casetas ventiladas naturalmente
y casetas ventiladas mecánicamente se encontró valores de 4,25 y 3,64
mg/m3 respectivamente, mostrando que en ambos casos el valor máximo
tolerable (3,4 – 3,7 mg/m3) fue superado, y aunque las casetas ventiladas
mecánicamente tienen mayor concentración de polvo, la concentración de
NH3 fue superior en un 55% durante la 4-5 semana respecto a la ventilación
natural (Almuhanna et al. 2011).
Con el propósito de contrarrestar el exceso de contaminantes es necesario
una adecuada ventilación de las casetas, ya que además de regular la
temperatura, se remueve gases, polvo y olores. El aire fresco se introduce
uniformemente, para que se mezcle y circule por todo el galpón. El
movimiento de aire dentro de las instalaciones se logra mediante presión
negativa, en instalaciones dotadas de ventiladores y extractores, estos
generan la presión negativa necesaria para retirar el aire interno y realizar el
intercambio con aire fresco exterior. Para el proceso de intercambio de aire
se debe tener en cuenta que el aire que ingresa debe hacerlo por la parte
superior de las casetas, evitando abrir demasiado las entradas de ventilación
y una velocidad de aire demasiado baja, toda vez que el aire frío en exceso y
a una velocidad baja tiende desplazarse rápidamente al piso, las
consecuencias de esta mala práctica de ventilación se refleja en el
enfriamiento de las aves y la formación de zonas frías en las paredes y en el
piso, las cuales al entrar en contacto con aire caliente se condensan para
finalmente producir humedecimiento de la cama y mayor producción de
amoniaco (Fairchild 2012).
En referencia al control de la calidad de aire, ésta se ha dirigido a controlar
dos puntos críticos en el ambiente de las casetas. El primero que se
relaciona directamente con el aire es la velocidad de aire (m s-1) que tiene
un nivel de tolerancia mínima de 1 m s-1 y tolerancia máxima de 2,45 m s-1, la
baja velocidad de aire asociada a un incremento de temperatura es un punto
crítico de control, ya que se asocia a un aumento de la mortalidad (Owada et
al. 2007). El otro punto de control en relación directa con el aire es el nivel de
NH3, que como se mencionó previamente a niveles superiores de 11ppm se
perjudica la salud de los animales, sin embargo para efectos de control en
granja el límite que se considera aceptable es 20 ppm (CIGR 1994; Sampaio
et al. 2005; Owada et al. 2007). La calidad de aire también se relaciona
indirectamente con parámetros ambientales, como, temperatura, humedad
relativa y densidad de aves por metro cuadrado (Tabla 2).
Tabla 2. Límites críticos mínimos y máximos de tolerancia adoptados en
la producción de pollo de engorde (Tomado de Menezes et al. 2010).
Parámetros Limites
Mínimo Máximo
Ambiente Interno
Temperatura 20°C 28°C
Humedad relativa 40% 80%
Velocidad de aire 1.0 m s-1 2.45 m s-1
Densidad - 38 kg m2
Aire
Amoniaco - 20 ppm
La ventilación es una de las mejores formas de mantener a las aves en su
temperatura de confort y de esta manera evitar pérdidas de energía para
compensar las temperaturas bajas o altas (Abreu et al. 2011). Bajo
condiciones de calor en las casetas, cuando la temperatura es alta, el
movimiento de aire es esencial para mejorar el ambiente, actuando
fisiológicamente de dos formas. Al aumentar la velocidad de aire a una
temperatura inferior a la temperatura corporal de las aves, el calor se disipa
por convección y también se favorece la evaporación, además, el aire se
renueva, remplazando el aire contaminado por aire fresco y seco. Mediante
estos mecanismos se promueve la transferencia de calor desde las aves al
medio ambiente, se aumenta el nivel de oxígeno y se reduce el nivel de CO2
y NH3 (Abreu et al. 2011). La cantidad de aire necesaria para cumplir las
funciones mencionadas es variable, ya que, depende de las condiciones
climáticas, el ambiente interno y la edad de las aves (Abreu et al. 2011).
Los dos principales objetivos de la ventilación se basan en; mantener la
temperatura confort y controlar la calidad de aire. Es por tanto esencial
determinar los parámetros ambientales de temperatura de aire y humedad
relativa, toda vez que la producción de NH3 se logra reducir cuando la
humedad relativa se mantiene entre 50–70%, objetivo que se logra con el
control de ventilación como se resume en la figura (Fouda et al. 2013).
Figura 4. Efectos de la ventilación en el ambiente
En tanto que la temperatura óptima del aire oscila entre 23°C y 26°C en las
primeras dos semanas de edad, 20°C y 23°C en la tercera semana y 20°C en
la cuarta y quinta semana de edad. (Abreu et al. 2011). Cuando se supera
estas temperaturas, se ha comprobado que afecta negativamente el
rendimiento de las aves (lotes desiguales) desde el día 1 al día 49 de edad y
este efecto se intensifica en la medida que la humedad relativa aumenta
(Oliveira et al. 2006).
Para determinar los parámetros ambientales se debe tener en cuenta la
variabilidad de instalaciones de las casetas y su sistema de ventilación, la
ventilación por presión positiva se basa en un sistema de ventiladores de
circulación de aire y la mayoría cuenta con cortinas. Las casetas con
ventilación por presión negativa usan ventiladores de extracción y algunos
cuentan con cortinas, y otros pueden ser completamente cerrados. Estas
diferencias deben ser consideradas cuando se evalúa la relación entre
ventilación y ambiente de las casetas, toda vez que este conocimiento
permite realizar mejoras en la calidad de aire para reducir problemas
Ventilación
Humedad relativa
50-70%
Reducción de
amoniaco NH3
sanitarios, evitar decomisos en planta de beneficio y mejorar la calidad del
producto en general (Lima et al. 2011).
Las casetas con ventilación por presión negativa presentan mayores tasas
de emisión de NH3, respecto a las casetas que manejan presión positiva. El
clima y las características de regiones tropicales facilitan el uso de sistemas
de presión positiva, ya que no existen condiciones extremas que exijan
sacrificar la ventilación con el propósito de mantener el confort térmico de las
aves, en consecuencia la ventilación manejada por presión positiva genera
menor impacto ambiental. (Lima et al. 2011)
Desde el punto de vista ambiental, las tasas de emisión de NH3 se aumentan
con la edad de las aves debido al incremento de la excreción de nitrógeno
durante el período de engorde, es decir que, dejando de lado la ventilación,
el otro factor determinante en la emisión de NH3 es la composición de la
cama, ya que, el uso de cama nueva en cada lote de encasetado reduce
significativamente la emisión de NH3 (Lima et al. 2011).
En la actual industria avícola con el propósito de controlar la humedad de las
camas y a su vez las emisiones de NH3, con frecuencia se utiliza aditivos
como el sulfato de aluminio o el bisulfato de sodio. Estos productos son
efectivos controlando la liberación de NH3, aunque solamente trabajan
durante las primeras tres semanas de edad, después de este período el nivel
de NH3 y el pH comienza a aumentar (Moore et al. 1999). Últimamente se ha
utilizado los polímeros súper absorbentes (SAP) con el mismo propósito de
los productos mencionados, éstos polímeros son capaces de reducir la
volatilización de NH3, aunque su modo de acción es incierto, se ha
comprobado que cuando se trata las camas con SAP al 6%, la volatilización
de NH3 se reduce en 33% respecto a camas sin tratar, además, el pH
encontrado en las camas tratadas con SAP es más bajo respecto a las
camas sin tratar, lo cual podría explicar la menor volatilización de la cama,
sin embargo, otros factores estarían involucrados en su mecanismo de
acción de largo plazo, toda vez que con una sola aplicación del producto se
cubre el tratamiento de la cama para dos lotes consecutivos (Timmons &
Harter-Dennis 2011).
CONCLUSIONES
La revisión realizada sobre el manejo de temperatura ambiental en casetas
de pollo de engorde permite diferenciar este proceso en dos etapas, crianza
y finalización.
En la primera etapa, comprendida entre los días 1-21 de edad se debe
priorizar el mantenimiento de la temperatura confort, debido a que las aves
presentan la condición de heterotermos. El desequilibrio en la temperatura
ambiental influencia directamente el rendimiento del pollo no únicamente
durante esta fase, sino que también influye en la etapa de finalización, ya
que tanto por estrés calórico como por estrés por frío una de las principales
consecuencias es el retraso en el desarrollo de órganos. Cuando el tracto
gastrointestinal no se desarrolla adecuadamente se perpetúa durante toda la
vida del pollo la atrofia de vellosidades y criptas del epitelio intestinal
produciendo un déficit en la absorción de nutrientes. El sistema inmunológico
se afecta por la liberación de corticoides que implica el estrés térmico, lo cual
atrofia los órganos linfoides. Otro evento relevante durante esta etapa es la
absorción del saco vitelino, en los estudios revisados no existe unificación de
criterios en relación a la influencia de la temperatura ambiental y el grado de
reabsorción del saco, parece ser que si bien no existe relación directa entre
temperatura y reabsorción de saco, es claro que cuando los pollos mantienen
su conducta normal de alimentación los primeros 5 días de vida sin ser
alterados por estrés térmico se reduce las complicaciones de una mala
absorción como, onfalitis o colibacilosis.
En el período de engorde y finalización, de los 21 días en adelante, se
concluye que el manejo de la ventilación debe priorizarse, por dos aspectos
esenciales; el primero está relacionado con la temperatura corporal del pollo,
en esta etapa las aves pueden controlar por completo su termorregulación,
sin embargo, en la medida que aumenta el consumo de alimento se aumenta
la generación de calor endógeno, es por ello que la temperatura ambiental de
las casetas debe disminuir y la ventilación es una forma de alcanzar este
objetivo; el segundo aspecto a tener en cuenta es la renovación de aire
dentro del galpón ya que a partir de tercera semana se aumenta
considerablemente el nivel de NH3.
“El manuscrito fue preparado y revisado con la participación de todos los
autores, quienes declaramos que no existe ningún conflicto de intereses que
ponga en riesgo la validez de los resultados presentados”
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