el valor de las mercancias
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PRODUCCIÓN MERCANTIL: producción de artículos no para el propio consumo, sino
para el cambio en el mercado por medio de la compra-venta de mercancías. Es condición de
la producción mercantil la división social del trabajo y la existencia de productores dueños
de los medios de producción. La producción y el cambio de las mercancías se regulan en
consonancia con la ley económica llamada ley del valor (ver). La producción mercantil no
constituye un modo de producción especial. Por su forma y contenido, alcanza un
desarrollo diferente en el régimen esclavista, en el feudalismo, en el capitalismo y en el
socialismo en dependencia del nivel y del carácter de las fuerzas productivas y de las
relaciones de producción, del modo de producción dominante. En las condiciones de la
esclavitud y del feudalismo, existía la producción mercantil simple de extensión limitada a
una pequeña esfera dado que en la sociedad dominaba la economía natural y casi todo lo
que se producía se destinaba a satisfacer las necesidades de los propios productores y de las
clases explotadoras sin que asumiera la forma de mercancía. Bajo el capitalismo, la
producción mercantil se basa en la propiedad capitalista privada sobre los medios de
producción y en el trabajo asalariado de los obreros. Pasa a ser dominante y general ya
que se presentan como mercancías no sólo los medios de producción y los artículos de
consumo, sino, además, la fuerza de trabajo. A la producción mercantil basada en la
propiedad privada sobre los medios de producción le es propia la contradicción entre el
trabajo privado y el trabajo social, dado que la propiedad privada separa a los hombres,
hace que el trabajo de cada productor sea un asunto de su exclusiva incumbencia. Bajo el
capitalismo esta contradicción de la producción mercantil se presenta como contradicción
entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación de los
frutos del trabajo. En consecuencia sufren cambios esenciales las leyes económicas
propias de la producción mercantil simple. La producción mercantil capitalista se
desarrolla bajo la acción de leyes económicas espontáneas y ello hace que le sean
inherentes la anarquía y la competencia, las crisis económicas de superproducción, la
irreconciliable lucha de clases entre el proletariado y la burguesía. La producción mercantil,
bajo el socialismo, se diferencia radicalmente de la producción mercantil capitalista que la
precede, así como de la producción mercantil simple. Estas diferencias se deben a todo el
conjunto de las relaciones de producción y ante todo al hecho de que en la base de la
producción mercantil socialista se encuentra la propiedad social y no la propiedad privada.
El nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y el grado de socialización real de la
producción en la fase socialista hacen necesaria la conservación de la producción mercantil
y de las relaciones monetario-mercantiles bajo el socialismo. Uno de los rasgos importantes
de la propiedad social bajo el socialismo y que condicione la necesidad de que se conserve
la producción mercantil, estriba en que dicha propiedad presenta dos formas: la estatal y la
cooperativo-koljosiana. Realizar la producción de las empresas estatales y cooperativas
significa venderla, y ello implica un cambio de poseedor. Junto a las relaciones reciprocas
que existen entre las dos formas de propiedad socialista constituyen un factor de suma
importancia, que determina la necesidad de la producción mercantil bajo el socialismo,
varias particularidades de la propiedad socialista estatal misma que la diferencia de la
propiedad en la fase superior del comunismo. Una de dichas particularidades consiste en
que la propiedad del Estado sobre todas las empresas estatales y su producción se conjuga
con la autonomía económica de dichas empresas. Esta autonomía implica que el Estado
entrega determinados recursos para uso exclusivo de tal o cual empresa, se los asigna. La
división social del trabajo entre las diferentes empresas estatales exige que su producción
pase regularmente de unas empresas a otras. La autonomía económica de las empresas
excluye que se cedan gratuitamente entre sí el producto fabricado; la producción se realiza
en calidad de venta, a precios que permiten la restitución equivalente de las inversiones de
trabajo socialmente necesarias. El que las empresas estatales establezcan sus raciones
económicas en el plano de la circulación mercantil, sobre la base de la equivalencia y del
cálculo económico, estimula el ahorro de trabajo vivo y materializado induce a alcanzar
mejores resultados económicos. Otras particularidades distinguen también la producción
mercantil bajo el socialismo de la producción mercantil en las formaciones presocialistas.
La producción mercantil en el socialismo excluye la existencia de relaciones de explotación
y la posibilidad de que surjan. En las condiciones de la producción mercantil socialista, la
economía no se desarrolla de manera espontánea, no existen la lucha competitiva ni la
anarquía de la producción. Bajo el socialismo, la producción mercantil se desarrolla de
manera planificada. No posee el carácter universal que es inherente a la producción
mercantil bajo el capitalismo. No pueden ser objeto de compra-venta -ni son por
consiguiente mercancías- la fuerza de trabajo, la tierra y el subsuelo, los bosques y las
aguas, las fábricas, las plantas industriales, las minas, los ferrocarriles, etc. En el régimen
de producción mercantil socialista que se encuentra bajo el control consciente y planificado
de la sociedad, no existe el fetichismo de la mercancía inherente a la producción mercantil
espontánea. La producción mercantil, bajo el socialismo, sirve con éxito al sistema
socialista de economía en todas las etapas de su desarrollo, incluida también la fase actual,
el período de la edificación de la sociedad comunista en todos los frentes. La producción
mercantil desaparecerá en la fase superior del comunismo después de haberla utilizado
plenamente en la fase del socialismo.
Valor del uso y valor de cambio.
Los bienes económicos se dividen en bienes de uso y bienes de cambio. Así, pues, el
mismo valor se dividirá en valor de uso y valor de cambio, según que tenga por fundamento
la utilidad de uso o la utilidad de cambio. En fin, el mismo valor de uso puede ser: 1.º,
individual o social; 2.°, personal o común; 3.°, abstracto o concreto, y 4.°, valor de
producción o de consumo, según la naturaleza del uso o según las personas a que se refiera.
De estas nociones derivan varias importantes conclusiones.
1. ° No es necesario que el valor sea una propiedad absoluta; puede ser con frecuencia
relativa y extrínseca. La utilidad de los bienes económicos, ¿no depende en gran parte de
las condiciones sociales, de los hábitos, de las costumbres, de las cambiantes exigencias de
la moda, del clima y de otras mil consideraciones? Así se explican las numerosas
variaciones de valor de un mismo objeto.
2. ° El valor, ordinariamente objetivo, puede, en determinados casos, ser meramente
subjetivo, lo que acontece en lo que se llama pretium affectionis. Tal es, por ejemplo, el
valor que se atribuye a un recuerdo mortuorio.
3. ° No se debe confundir la utilidad con el valor, aunque aquélla sea el fundamento de éste.
Una cosa útil para uno, puede no tener valor para él. El niño atribuye gran valor a sus
juguetes, poco útiles, y niega todo valor a un remedio desagradable que le devuelva la
salud. Los zuecos, calzado muy higiénico, no tienen valor para los aldeanos de Inglaterra.
Para poner más de relieve la noción del valor, tal cual acabamos de exponerla, no estará
demás el pasar una rápida revista de las principales teorías que se le han opuesto.
MERCANCÍA:
Producto del trabajo destinado a satisfacer alguna necesidad del hombre y que se elabora
para la venta, no para el propio consumo. Los productos del trabajo se convierten en
mercancías tan sólo cuando aparece la división social del trabajo y cuando existen
determinadas formas de propiedad sobre los medios de producción y los frutos del trabajo.
Por consiguiente, o mercancía es una categoría histórica. En los modos de producción
esclavista y feudal, la gran masa de los productos del trabajo se obtienen en un régimen de
economía natural y no se presentan en calidad de mercancías. Sólo en la producción
capitalista todos los frutos del trabajo se convierten en mercancías y también se convierte
en mercancía -esto es lo más característico del capitalismo- la fuerza de trabajo. Toda
mercancía posee dos propiedades, tiene un doble carácter. En primer lugar, la mercancía ha
de satisfacer tal o cual necesidad humana, ha de ser útil al hombre, y dicha propiedad
constituye el valor de uso de la mercancía. Como quiera que la mercancía sea un producto
destinado al cambio, su valor de uso es portador del valor, es decir, del trabajo social
invertido en su producción y materializado en la mercancía. Estas dos propiedades de la
mercancía son una consecuencia del doble carácter del trabajo. El gasto de trabajo concreto
crea el valor de uso de la mercancía, y el trabajo abstracto crea el valor de la misma, Como
valores de uso, las mercancías son cualitativamente heterogéneas y en consecuencia no
conmensurables entre si desde el punto de vista cuantitativo. Como valores, las
mercancías constituyen condensaciones de trabajo social homogéneo de los productores. La
magnitud del valor de las mercancías está determinada por la cantidad de trabajo
socialmente necesario.
DOBLE CARÁCTER DEL TRABAJO: doble contenido del trabajo creador de
mercancías; esta dualidad se debe a que el valor de uso de la mercancía es fruto del trabajo
concreto, mientras que el valor de la mercancía lo es del trabajo abstracto. El primero en
descubrir el doble carácter del trabajo fue Marx y este descubrimiento constituye la base
científica de la teoría marxista del valor por el trabajo. El doble carácter del trabajo es
inherente a la producción mercantil. Bajo la producción mercantil simple y capitalista, el
doble carácter del trabajo expresa la contradicción entre el trabajó privado y el social,
originada por el dominio de la propiedad privada sobre los medios de producción. Bajo el
socialismo, el doble carácter del trabajo que crea mercancías se diferencia radicalmente del
doble carácter del trabajo bajo el capitalismo, pues en ese caso el trabajo concreto y el
abstracto son dos aspectos del trabajo directamente social, basado en el dominio de la
propiedad social sobre los medios de producción. En la etapa superior del comunismo, al
desaparecer la producción mercantil, el trabajo deja de poseer un doble carácter.
2. El doble carácter del trabajo representado en la mercancía
Tomemos dos mercancías, v. gr.: un Jean y 5 libras de mojarra roja. Y digamos que la
primera tiene el doble de valor que la segunda; es decir, que si 5 libras de mojarra = m, 1
jean = 2 m.
“Del mismo modo que el jean y la mojarra son valores de uso cualitativamente distintos, los
trabajos a que deben su existencia – o sea, el trabajo del confeccionista y del piscicultor –
son también trabajos cualitativamente distintos. Si no fuesen valores de uso
cualitativamente distintos y, por tanto, productos de trabajos útiles cualitativamente
distintos también, aquellos objetos bajo ningún concepto podrían enfrentarse el uno con el
otro como mercancías. No es práctico cambiar un jean por otro, valores de uso por otros
idénticos”
Pasemos ahora de la mercancía considerada como objeto útil a la mercancía considerada
como valor.
Partimos del supuesto de que el jean vale el doble que las 5 libras de mojarra roja.
1 jean tiene un TTSN de 8 horas a $ 3.125 la hora igual a $ 25.000, 5 libras de mojarra tiene
un TTSN de 4 horas a $ 3.125 la hora igual a $12.500
Luego 1 jean = a 10 libras de mojarra
3. La forma de valor o valor de cambio
“las mercancías vienen al mundo bajo la forma de valores de uso u objetos materiales:
hierro, tela, trigo, etc. Es su forma prosaica y natural. Sin embargo, si son mercancías es por
encerrar una doble significación: la de objetos útiles y, a la par, la de materializaciones de
valor. Por tanto, sólo se presentan como mercancías, cuando poseen esta doble forma: su
forma natural y su forma de valor”....
... Todo el mundo sabe, aunque no sepa más que eso que las mercancías poseen una forma
común de valor que contrasta de una manera muy ostensible con la abigarrada diversidad
de formas naturales que presentan sus valores de uso: esta forma es el dinero. Ahora bien,
es menester que consigamos nosotros lo que la economía burguesa no ha intentado siquiera:
poner en claro la génesis de la forma dinero......
......La relación de valor entre dos mercancías constituye, por tanto, la expresión más simple
de valor de una mercancía”.
A. FORMA SIMPLE, CONCRETA O FORTUITA DEL VALOR
X mercancía A = y mercancía B, o bien: x mercancía A vale y mercancía B.
(10 libras de mojarra = 1 jean, o bien 10 libras de mojarra valen 1 jean)
1. Los dos polos de la expresión del valor; forma relativa del valor y forma
equivalencial.
“En esta forma simple del valor reside el secreto de todas las formas del valor. Por eso es
en su análisis dónde reside la verdadera dificultad del problema. ...
Dos mercancías distintas, A y B, en nuestro ejemplo el jean y la mojarra, desempeñan aquí
dos papeles manifiestamente distintos. El jean expresa su valor en la mojarra; la mojarra
sirve de material para esta expresión del valor. La primera mercancía desempeña un valor
activo, la segunda un papel pasivo. ...La primera mercancía .....reviste la forma relativa del
valor. La segunda mercancía funciona como equivalente, o lo que es lo mismo, reviste la
forma equivalencial.
... el valor del jean solo puede expresarse en términos relativos, es decir, recurriendo a otra
mercancía;....Y a su vez, esta otra mercancía que funciona como equivalente,.....Se limita a
suministrar el material para la expresión del valor de otra mercancía...
El que una mercancía revista la forma relativa del valor o la forma opuesta, la de
equivalente, depende exclusivamente de la posición que esa mercancía ocupe dentro de la
expresión de valor en un momento dado, es decir, de que sea la mercancía cuyo valor
expresa o aquella en que se expresa este valor”.
Quién es el que propone el cambio, cuál de los dos propietarios es el más interesado en
efectuar el intercambio, podría ser la respuesta para saber cuál de las mercancías es la que
oficia con la forma relativa. De todas formas, en unos lugares unas mercancías y en otros
otras, cumplían con esta función, hasta que la generalización de la producción y de los
intercambios fue necesario, por parte de la sociedad, la escogencia de una sola mercancía,
como equivalente, para la comodidad en los intercambios.
2. La forma relativa del valor.
En este aparte vamos a obviar, la forma tan exhaustiva, brillante e histórica a como Marx
explica esta forma del valor.
“La relación “10 libras de mojarra = 1 jean o 10 libras de mojarra valen 1 jean” arranca del
supuesto de que en 1 jean se contiene la misma sustancia de valor que en 10 libras de
mojarra. ....Pero como el tiempo de trabajo necesario para producir 10 libras de mojarra o 1
jean cambia al cambiar la capacidad productiva de la cadena piscícola o de la cadena
algodón – textil – confección, conviene que investiguemos más de cerca cómo influyen
estos cambios en la expresión relativa de la magnitud del valor....
Veamos que se sucede al cambiar los valores de las mercancías.
I. De la expresión 10 libras de mojarra = 1 jean se puede pasar a la expresión.
10 libras de mojarra = 2 jeans por lo siguiente: Al duplicarse el tiempo de trabajo necesario
para producir la mojarra, sin que el valor del jean sufra alteración, por efecto, supongamos
del agotamiento progresivo del suelo donde se producen los concentrados para el alimento
de las mojarras, se duplica también su valor.
Y, de la expresión 10 libras de mojarra = 1 jean se puede pasar a la expresión, 10 libras de
mojarra = ½ jean, si el tiempo de trabajo necesario para producir la mojarra queda reducido
a la mitad, sin que el valor del jean sufra alteración, v. gr. Por progresos conseguidos en la
genética y en la dieta alimenticia de las mojarras, el valor de las mojarras quedará también
reducido a la mitad. El valor relativo de la mercancía A. O sea su valor expresado en la
mercancía B, aumenta y disminuye, por tanto, en razón directa al aumento o disminución
experimentados por la mercancía A, siempre y cuando que el valor de la segunda
permanezca constante.
II. Si es el jean el que cambia de valor, permaneciendo constante el valor de la mojarra, de
la expresión 10 libras de mojara = 1 jean se puede pasar a la expresión 10 libras de mojarra
= ½ jean por que el valor del jean se duplica, o, se puede pasar también a la expresión 10
libras de mojarra = 2 jean, si el valor del jean queda reducido a la mitad.
III. “Mas puede también ocurrir que las cantidades de trabajo necesarias para producir la
mojarra y el jean varíen simultáneamente en el mismo sentido y en la misma proporción.
En este caso, la igualdad, cualesquiera que sean los cambios experimentados por sus
correspondientes valores, seguirá siendo la misma. 10 libras de mojarra = 1 jean”
IV. “Los tiempos de trabajo necesarios respectivamente para producir el jean y la mojarra,
y por tanto los valores, puede cambiar al mismo tiempo y en el mismo sentido, pero en
grado desigual, en sentido opuesto, etc. Para ver cómo todas estas posibles combinaciones
en el valor relativo de una mercancía, no hay más que aplicar los casos I, II y III”.
No tengo ninguna objeción a la forma clara y sustanciosa como Marx explica la expresión
del valor en el intercambio. Cuando una mercancía expresa el valor en otra, la
proporcionalidad del intercambio va a depender del valor que tenga cada mercancía en un
respectivo momento. Nos damos cuenta que las proporciones para el intercambio dependen
de los valores que vaya teniendo cada mercancía, valores que se modifican con los cambios
en la productividad y que muchas veces son mayores en unas mercancías. La búsqueda de
la eficiencia productiva ha sido una constante a través de la historia que se explica por el
desarrollo de las fuerzas productivas, como resultado del afán de los hombres de disminuir,
cada vez más, la incertidumbre sobre su futuro.
3. La forma equivalencial
“La forma equivalencial de una mercancía es, por consiguiente, la posibilidad de cambiarse
directamente por otra mercancía.
... Ya se exprese el Jean como equivalente y la mojarra como valor relativo o a la inversa, la
mojarra como equivalente y como valor relativo el jean, su magnitud de valor responde
siempre al tiempo de trabajo necesario para su producción, siendo independiente, por tanto,
de la forma que su valor revista”.
Visto de otra forma, 1 jean = 10 libras de mojarra, aquí es la mojarra quien reviste la forma
equivalencial y el jean la forma relativa. Pero si la expresión la presentamos 10 libras de
mojarra = 1 jean, se sucede lo contrario. Marx hace bastante énfasis en esto para poder
entender, más luego, la forma dinero. Pues una mercancía, dentro de todas, fue emergiendo
como equivalente, para convertirse en dinero.
4. La forma simple del valor, vista en su conjunto.
“Analizando de cerca la expresión de valor de la mercancía A, tal como se contiene en su
relación de valor con la mercancía B, veíamos que, dentro de esta relación, la forma natural
de la mercancía A sólo interesaba en cuanto cristalización de valor de uso; la forma natural
de la mercancía B, en cambio, sólo en cuanto forma y cristalización del valor. Por tanto, la
antítesis interna de valor de uso y valor que se alberga en la mercancía toma cuerpo en su
antítesis externa, es decir en la relación entre dos mercancías, de las cuales la una, aquella
cuyo valor trata de expresarse, sólo interesa directamente como valor de uso, mientras que
la otra, aquella en que se expresa el valor, interesa sólo directamente como valor de cambio.
La forma simple del valor de una mercancía es, por tanto, la forma simple en que se
manifiesta la antítesis del valor de uso y de valor encerrado en ella”.
Dicho de otra manera, tomando nuestro ejemplo, el jean es la mercancía A, la que quiere
expresar su valor y la mojarra la mercancía B, la que sirve de espejo para que el Jean
exprese su valor. El Jean es la mercancía activa y la mojarra es la mercancía pasiva. Estos
papeles de estas mercancías se pueden invertir y, en este caso la mercancía B, la mojarra es
la que quiere expresar su valor y, en este caso el Jean se convierte en el espejo, en el
equivalente donde la mojarra ve aparecer su valor.
1 jean = 10 mojarras; el jean expresa su valor en la mojarra. El jean reviste la forma relativa
y la mojarra la forma equivalencial.
10 mojarras = 1 jean; la mojarra expresa su valor en el jean. La mojarra reviste la forma
relativa y el jean la forma equivalencial.
FORMAS DEL VALOR:
Formas en que se expresa el valor de las mercancías en las diversas etapas del proceso
histórico de desarrollo de la producción mercantil. Se distinguen las siguientes formas del
valor: 1) la simple o fortuita; 2) la total o desarrollada; 3) la general, y 4) la forma dinero
del valor. La forma simple o fortuita del valor es, histórica y lógicamente, la primera forma
en que se expresa el valor de una mercancía y corresponde a la etapa inicial del desarrollo
de la producción mercantil. Puede expresarse mediante la ecuación: x mercancía A = y
mercancía B. Esta forma es simple porque el valor de una mercancía se expresa en una
mercancía sola. Es fortuita porque la mercancía que expresa el valor se determina
casualmente, dado el poco desarrollo de la producción mercantil. En la forma simple del
valor están presentes dos mercancías: una (la mercancía A), cuyo valor se expresa, y otra
(la mercancía B), que sirve para expresar el valor. La primera mercancía se encuentra en la
forma relativa del valor; la segunda, en la forma equivalente. Tres peculiaridades
caracterizan la forma equivalente del valor: 1) el valor de uso se convierte, en este caso, en
expresión de su contrario: el valor; 2) el trabajo concreto invertido en la producción del
valor de uso de una mercancía -del equivalente- aparece como expresión del trabajo
abstracto invertido en la producción de otra mercancía (la mercancía A); 3) el trabajo del
productor privado que crea la mercancía-equivalente (la mercancía B) aparece en calidad de
trabajo social. La forma total o desarrollada del valor va sustituyendo a la forma simple a
medida que se desarrolla el intercambio mercantil y éste adquiere un carácter más o menos
regular. Con la forma total del valor, la misma mercancía empieza a expresar su valor en
muchas mercancías y no en una sola:
En la forma total del valor resulta aun más palmaria la base única del mundo de las
mercancías: el trabajo invertido en la producción de las mercancías. La forma general del
valor es resultado del ulterior desarrollo de la producción mercantil, desarrollo que conduce
a la separación de una mercancía por la que se cambian, con la mayor frecuencia, todas las
demás. Con la forma general del valor, todas las mercancías empiezan a expresar su valor
en una mercancía determinada:
En este caso, una mercancía (la mercancía E) expresa el valor de todas las demás
mercancías y constituye el equivalente general (ver). De este modo, todas las mercancías
reciben una forma única de expresión del valor. El equivalente general aparece como
materialización directa del trabajo social. Cualquier mercancía puede desempeñar la
función de equivalente general, e históricamente la han desempeñado diferentes mercancías
(sobre todo, el ganado), mas poco a poco tal función se ha ido fijando en una sola
mercancía, que se ha convertido en dinero. En sustitución de la forma general del valor
aparece la forma dinero del valor. El dinero (ver), equivalente general, es una mercancía
especial a cuyo valor de uso se ha adherido sólidamente la forma equivalencial del valor.
FETICHISMO DE LA MERCANCÍA:
Materialización de las relaciones de producción inherentes a la economía mercantil basada
en la propiedad privada sobre los medios de producción. Esta materialización posee un
carácter objetivo. Los nexos sociales entre los productores privados únicamente se
manifiestan en el mercado, en el proceso del cambio de sus mercancías. Nadie controla ni
regula conscientemente estos nexos, que se desarrollan espontáneamente. Las relaciones
entre los productores aparecen como relaciones entre los productos del trabajo humano.
Esta forma específica de la expresión de las relaciones sociales se halla condicionada por el
peculiar carácter social del trabajo que produce mercancías. En la producción mercantil
basada en la propiedad privada, los frutos del trabajo son productos de trabajos privados
independientes entre sí. Al mismo tiempo, entre los productores privados existe una
estrecha conexión y dependencia recíproca basada en la división social del trabajo. Por este
motivo "la independencia de los hombres entre sí, se completa con un sistema de
dependencia material en todos los aspectos" (C. Marx). El trabajo de cada productor de
mercancías representa una partícula del trabajo social global, mas este carácter social de su
trabajo únicamente se pone de manifiesto en el mercado, donde el productor comprueba si
su mercancía es necesaria y por ende, si es necesario su trabajo para la sociedad. Resulta,
pues, que toda mercancía, para obtener un reconocimiento social, ha de ser equiparada a
otra mercancía por ejemplo al oro con el que ha de ser cambiable en una determinada
proporción. Subjetivamente, los productores de mercancías ven dicha materialización de las
relaciones de producción como una facultad misteriosa e independiente de ellos mismos
que posee una cosa de cambiarse por otras en unas determinadas relaciones cuantitativas.
Esta facultad parece una propiedad natural de la mercancía como lo son el peso u otras
propiedades físicas. Los productos que fabrica el hombre con sus manos, aparecen como
seres independientes dotados de vida propia, que se encuentran en determinadas relaciones
con los hombres y entre sí. En ello estriba, precisamente, el fetichismo que atribuye a la
mercancía propiedades sobrenaturales. "El carácter misterioso de la forma mercancía
estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social
del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su
trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la relación social que
media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social
establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores" (C. Marx). El producto
superior en que se desarrolla el cambio de mercancías es el dinero, el capital y por este
motivo el fetichismo de la mercancía encuentra su materialización más completa en el
fetichismo del dinero, del capital, en el poder del oro sobre los hombres. Parece que no es el
desarrollo de la producción mercantil y del cambio ni el desarrollo de las relaciones
sociales lo que ha conducido a que una determinada mercancía, el oro, se convirtiera en
dinero, sino, por el contrario, que todas las mercancías se cambien por oro y expresan en él
su valor únicamente porque el oro es dinero por naturaleza. Todas las categorías
económicas de la sociedad burguesa se hallan revestidas de forma material y por este
motivo poseen un carácter fetichista. La economía política burguesa, intentando eludir el
análisis de las contradicciones internas del capitalismo, se Imita a estudiar el aspecto
externo de los procesos económicos tras las relaciones entre las cosas no descubre las
relaciones sociales entre los hombres. Tan sólo la economía política marxista que descubre,
bajo la envoltura material, las relaciones de producción entre los hombres efectúa un
análisis auténticamente científico de todas las categorías de la producción mercantil y
capitalista. Al suprimirse la propiedad privada sobre los medios de producción y
establecerse la propiedad social sobre dichos medios a la ver que se organiza la economía
planificada, se elimina, bajo el socialismo, también la base económica que engendra el
fetichismo de la mercancía.
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