capÍtulo ii marco teÓrico 2.1 antecedentes de la investigación
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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
2.1 Antecedentes de la Investigación
Con el propósito de apoyar el soporte teórico del estudio, se revisaron los
antecedentes, que sirven de base. Por lo tanto, se debe destacar la
contribución realizada por los planteamientos de diferentes autores, así como
también diversos trabajos de investigación los cuales constituyen importantes
hallazgos porque sirven en la comprensión del comportamiento de las
variables objeto de estudio. A la luz de la revisión realizada, se presentan a
continuación los siguientes aportes.
En torno a la ética del cuidado y la teoría ecológica liberadora, existen
investigaciones que han incursionado en el estudio del mismo, así como en
los múltiples factores que intervienen en el proceso enseñanza - aprendizaje.
Tal es el caso de Montiel (2011), Universidad Central de Venezuela, quien
presenta su tesis titulada, “Ética del cuidado como Educación para la Paz”.
La teoría estuvo sustentada por Millan (2006), Munch (2007), Ruiz (2008),
entre otros. El objetivo general, es la creación de un guía de factores
influyentes en la ética del cuidado como educación para la Paz. El tipo de
investigación empleada fue de campo, con un diseño no experimental.
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La población estuvo conformada por los Gerentes educativos del Hatillo, la
muestra, quedo resumida en 7 directores de las escuelas regionales. Por su parte
la técnica de recolección de datos fue la encuesta y el instrumento, el cuestionario
estructurado por 30 ítems con dos alternativas (SI) y (No), la validación estuvo a
cargo de 4 expertos en Gerencia educativa de la misma universidad.
Como resultado se obtuvo que dentro de los factores influyentes se
encuentransituaciones reales; como las necesidades ajenas, el deseo de
evitar el daño, la circunstancia de ser responsable de otro, proteger o
atender aun ser humano. Además, se visualizó, la moralidad como
compromiso se deriva precisamente de la certeza del bienestar, e incluso la
supervivencia, requieren más autonomía y justicia; el reconocimiento
y cumplimiento de derechos y deberes.
Respecto a lo dicho, el aporte que se obtuvo está relacionado con el
enfoque del desarrollo moral de las personas en el ejercicio del cuidado en la
profesión docente supone un compromiso de naturaleza ética en la relación
con el estudiante y consigo mismo, con sus colegas, con la sociedad y con
la humanidad en general. El Código de Ética impone a los miembros de la
profesión docente en quienes recae la responsabilidad de cumplir con los
estándares establecidos, el deber de desempeñar su rol dentro de un
contexto ético y moral que responda a las más altas exigencias establecidas
en la sociedad.
Se indica además, el trabajo expuesto por Inestroza(2011), en la
Universidad de los Andes, “La ética del cuidado como elemento clave en el
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proceso educativo”, el Marco teórico estuvo sustentado por Ringler (2009),
Barton (2008), Castillo (2006), se planteó como objetivo general una
estrategia de trabajo dirigida a la orientación profesional gerencial para
reforzar la ética del cuidado como elemento clave en el proceso educativo.
El tipo de investigación empleada para este estudio fue de campo, con
diseño no experimental. La población fue constituida por los gerentes
escolares del sector Caja Seca, con una muestra aleatoria de tres escuelas,
la técnica de recolección de datos fue la encuesta y el instrumento, el
cuestionario estructurado por 25 ítems con 3 alternativas: Siempre (S), Casi
Siempre (CS) y Nunca (N), la validación y confiabilidad, estuvo a cargo de 4
expertos de diferentes universidades.
El resultado de esta investigación expresa la necesidad de implementar
un sistema de influencias educativas para valorar la ética del cuidado dentro
de las competencias del director, por tanto la autora de esta investigación
considera a los objetivos de trabajo, válidos para todos los Gerentes
educativos, tomando en cuenta al gerente como líder comunitario, con
necesidad de abordar técnicas apropiadas para lograr la orientación hasta
donde llega la responsabilidad de un apersona y la comunidad en general
sobre la conservación del medio ambiente, sin tratarse de determinar quien
tiene más o menos responsabilidad o de asignar culpa a alguien en
particular, sino, que cada uno asuma su papel.
Además, como aporte, se obtuvo que la ética de cada persona también es
importante. Por qué la población se está haciendo daño asimismo, está
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contaminando el planeta, provoca daño a la capa de ozono por los químicos
contaminantes, lo cual se aspira ser resuelto algún día, debido a que la ética
del cuidado en las fuentes emisoras de gases cada día está influenciando su
concientización de los graves daños que le han provocado al medio
ambiente.
Seguidamente se presenta a Rangel (2010), quien presenta la
investigación titulada, “La educación desde la ética del cuidado y la
compasión”, la fundamentación teórica se baso en los planteamientos de
Arellano (2008), Mejías (2009), Burgoa (2007), entre otros, se presenta como
objetivo general, el análisis sobre la relación existente entre ética del cuidado
y la compasión en educación, el tipo de investigación fue el proyecto factible
apoyado en el diseño de tipo documental, con una población de 14 escuelas,
aplicándole la selección simple para obtener una muestra de 6 escuelas.
En la misma investigación, se aplicó un instrumento a 10 Gerentes
escolares, una entrevista estructurada, lo que permitió identificar los rasgos
distintivos de la situación. Los datos recolectados se obtuvieron con la
aplicación del instrumento, un cuestionario compuesto por 20 preguntas
cerradas, se analizaron de manera cuantitativa y cualitativa, contrastándose
con los fundamentos teóricos y normativos que regulan esta parte de la
educación, para la validación se utilizó la fórmula T de Student, la
confiabilidad se realizó a través de la fórmula de AlphaCronbach, arrojando
una confiabilidad de 0,99, lo que significa que fue altamente confiable.
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Se obtuvo como resultado, que si en las escuelas básicas realmente se
desean estudiantes comprometidos consigo, los demás, y el ambiente, los
docentes y gerentes educativos deben hacer un esfuerzo mayor a través de
la institución educativa, brindándole a los estudiantes oportunidades para la
vivencia de relaciones de cuidado, pues, ningún conocimiento académico
podrá llevar a una verdadera solución de los problemas humanos vigentes
sin el amor al planeta y a la vida.
De allí se extrajo como aporte para esta investigación, el hecho de que la
pedagogía del cuidado aporta una perspectiva sin duda ignorada en la
educación moral: la centralidad de los sentimientos y, en
concreto, del sentimiento del cuidado surgen del deseo natural de ser
cuidados, aceptados, amados; y sobre todo sentirse profundamente en la
vida de cada cual.
Por otra parte, se ha considerado para este estudio, la tesis presentada
por Arguello (2009), Universidad Central de Venezuela, titulada, “Estrategias
para desarrollar una conciencia ecológica, en los alumnos del sistema
educativo venezolano”, la fundamentación teórica estuvo basada en los
postulados de Fedman, (2008), Levine (2009), Aizpurua (2007), entre otros,
Se presenta como objetivo general, diseñar una estrategia para desarrollar
una conciencia ecológica, en los alumnos del sistema educativo venezolano .
El estudio tuvo una metodología enmarcada en un proyecto factible
fundamentado en un diagnóstico previo llevado a cabo mediante un diseño
de campo, desarrollando la investigación en cuatro fases: diagnóstico,
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factibilidad, diseño y validación. La población estuvo integrada por 12
gerentes educativos, siendo una población finita, no se extrajo ninguna
muestra sino que se tomó en su totalidad, a quienes se le aplicó un
cuestionario, analizado con estadísticas descriptivas. El estudio se enmarcó
en la modalidad de proyecto factible, con diseño de campo.
Como resultado se obtuvo que la tendencia actual en la educación es
tener sobre todo el desarrollo de las habilidades para contribuir y promover
en el alumno un conocimiento, transformarlo y relacionarlo en crear las
actividades de manera eficiente y efectivo en contribuir en un cambio y
responder a las necesidades elementales para ayudar al medio ambiente en
construir aprendizajes significativos y útiles para el desempeño real del
desarrollo de las personas en busca de alternativas para enfrentar las
consecuencias negativas del medio ambiente ecológico y además en tener
un adecuado proceso de alcanzar y buscar acciones a futuras de mejorar
la calidad de vida en la Tierra.
Este antecedente, deja como aporte, la posibilidad de conservar el
verdadero progreso no planeado donde se vulneran las leyes tanto
ecológicas como humanas. Asegurando la preservación de un medio
ambiente de calidad donde se cultive tanto las necesidades estéticas y de
recreo como las de productos. Además, asegurar un rendimiento continuo de
plantas, animales y materiales útiles, estableciendo un ciclo equilibrado de
renovación en la vida del ser humano.
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Igualmente, Fernández (2009), presenta “La educación y el proceso de
deterioro del medio ambiente”, Universidad Rafael Urdaneta, la teoría estuvo
sustentada por Villegas (2005), García (2006), Montero (2006), entre otros. El
Objetivo general estuvo orientado al análisis de la influencia del proceso
educativo para detener el deterioro del medio ambiente. El tipo de
investigación fue descriptivo con diseño no experimenta l transeccional
descriptivo. La población estuvo configurada por las escuelas del Mojan,
seleccionándose una muestra aleatoria estratificada de 7 escuelas, donde se
aplicó un cuestionario, analizado con estadísticas descriptivas.
Para desarrollar la investigación se consideraron las fases de diagnóstico,
factibilidad y diseño de la propuesta. El instrumento de recolección de datos
fue validado a través del criterio de juicio de expertos y la confiabilidad se
estimó mediante el coeficiente Alfa de Cronbach obteniendo un valor de 0,92
considerándose confiable. Los resultados se procesaron en función a la
estimación de frecuencias y porcentajes y de promedio aritmético.
Los resultados obtenidos demostraron que en la actualidad los jóvenes no
han aprendido el significado de la conservar, fomentar, preservar el medio
ambiente y el valor de la conciencia de comprender la problemática actual
presente en el país respecto al ambiental, así como las
estrategias aprendidas por los jóvenes, en la escuela , la familia y la sociedad,
con ausencia de cultura hacia un medio ambiente por mejorar la calidad de
vida del ser humano en el planeta (Tierra).
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A todo ello, se obtuvo como conclusión que el alumno desarrollara
alternativas de cómo evitar las causas y los efectos provocados por el
desarrollo social humano en el medio ambiente, mediante el análisis de los
factores influyentes en los aspectos políticos, el social y el económico,
identificando los recursos naturales más importantes, así como su manejo
y utilidad, promoviendo alternativas fomentadoras de un desarrollo sostenible
y participativo.
Como aporte, se obtuvo el proceso formativo mediante el cual se busca
que el individuo y la colectividad conozcan y comprendan las formas
de interacción entre la sociedad y la naturaleza, sus causas y consecuencias
para que actúen en forma integrada y racional con el medio ambiente. Así, el
alumno utilizará en forma de liberadora, flexible y adaptativa mejorar los
procesos de aprendizajes significativos.
Igualmente se presenta el estudio de Cubillan (2008), titulado, “Los
problemas ambientales y la ética del cuidado”. La teoría estuvo representada
por los planteamientos Omaña (2007), Piñeiro (2006), Mendieval (2005),
entre otros. Como objetivo general se presenta el diseño de una visión
panorámica de los problemas ambientales y la ética del cuidado. El tipo de
investigación fue descriptiva, con un diseño no experimental, en fases:
diagnóstica,factibilidad, diseño y validación. Como técnica se consideró la
entrevista en profundidad, la cual se aplicó a todos los gerentes que se
involucraron.
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Se tomaron como instrumento la grabadora y una guía de entrevista, con
un cuaderno para registrar en forma pormenorizada todos los elementos
manifestados en la comunicación e informaciones y expresiones verbales de
los informantes, lo cual permitió posteriormente el análisis y la descripción
crítica, objetiva y reflexiva de la entrevista. Como resultado expresa que se
deben identificar escenarios actua les a través de la interacción de todos los
involucrados en el proceso educativo, para determinar la influencia de la ética
del cuidado en la preservación del ambiente.
El aporte de este antecedente esta basado en las actividades humanas
con propósitos de noble existencia colectiva que puedan ser realizadas
mediante el uso de las tecnologías propias del proceso de producción,
distribución, consumo o desecho de los diversos bienes y servicios, que
permitan lograr una prestación o uso final con menor impacto en el
medio ambiente, pero en gran parte la sociedad humana debe de reutilizar,
reciclar y reducir, basados en la ética del cuidado.
Atendiendo a lo anteriormente expuesto, el autor de esta investigación
considera, la cultura, la tolerancia y la motivación como parte de la conducta del
ser humano, la cual permite buscar los cambios desde el nivel preescolar hasta
la vida cotidiana del ser humano, este proceso de aprendizaje debe estar
basado en la ética del cuidado, para desarrollar una conciencia ecológica en los
alumnos del sistema escolar venezolano. Además, es importante que
la conducta humana cambie para mejorar la calidad del medio ambiente. Pero
es fundamental integrar a la sociedad como una forma altruista de ayudar a la
reparación social del medio ambiente.
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2.2 Bases Teóricas
Para la presente investigación es necesario destacar las principales
conceptualizaciones que Organismos internacionales como la ONU y leyes
nacionales como la ley orgánica del ambiente de la república Bolivariana de
Venezuela (2006) exponen de forma clara como: ”Ambiente seguro, sano y
ecológicamente equilibrado: Cuando los elementos que lo integran se
encuentran en una relación de interdependencia armónica y dinámica
haciendo posible la existencia, transformación y desarrollo de la especie
humana y demás seres vivos”.
Como aparece expreso en el Art. 3. En el campo de las ciencias de la
educación se convierte esta transformación en un compromiso y un reto, al
cual el Estado Venezolano denomina Educación ambiental: “Proceso
continuo, interactivo e integrador, mediante el cual el ser humano adquiere
conocimientos y experiencias, los comprende y analiza… en la gestión del
ambiente y el desarrollo sustentable”. Lo dicho en la Ley orgánica del
ambiente, compete al presente estudio de la ética del cuidado como una
ética de la liberación y apoyo para el modelo a plantear a lo largo del esbozo
teórico.
2.3 La ética liberadora como antecedente de la nueva perspectiva ética
La Ética de la Liberación es universal porque se basa en reconocer (les) a
las víctimas de algún determinado sistema; el derecho a una comunidad de
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vida y a un proyecto de vida. En este sentido, la Ética del cuidado como
liberación es una ética de la vida cotidiana y al mismo tiempo es una
superación crítica de la complicidad inconsciente e implícita de todos
aquellos que asumen una posición de negación de las víctimas del sistema.
Sin un análisis del por qué se niega a la víctima, será imposible proyectar
una superación de estas posiciones de negación.
En la práctica, por un lado, un acto de palabra visto desde el lugar de la
víctima negada, oprimida y excluida, y por otro, una invitación a unirse a la
comprensión de las razones del sistema que, para existir, tiene necesidad de
crear víctimas. Naturalmente, también en las oposiciones entre las víctimas
se pide una toma de conciencia (ética liberadora), un constante y progresivo
proceso de toma de conciencia, que lleve a una liberación de las víctimas y a
la construcción de una nueva realidad (ética del cuidado), donde las víctimas
dejen de ser tales.
Esta propuesta no tiene solamente raíces latinoamericanas, hablando de
Leonardo Boff, ya que más allá de ello, se logra reconstruir una corriente
cálida de la Ética de la Liberación a partir de las éticas y de las filosofías que
fueron excluidas de la historia. Se recupera pues, desde la filosofía de los
antiguos egipcios hasta la denuncia de la opresión por parte de Rigoberta
Menchú, una conciencia crítica que es a la vez un pensamiento fecundo,
aunque también el menos conocido.
La corriente cálida de la Ética de la Liberación pasa también por Marx y
por el marxismo, pero más bien, la Ética de la Liberación está fundada sobre
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una relectura de Marx y de algunas pocas figuras clave del marxismo
occidental (Rosa Luxemburgo, Gramsci, Bloch y Lukács), y también del
pensamiento de Levinas que fue maestro de Dussel. De acuerdo con
Leonardo Boff(2007) se pueden mencionar, en términos generales, las
siguientes características de la teología de la liberación:
a) Es la primera teología histórica que nace de la periferia del
cristianismo y que presenta un nuevo modo de hacer teología, con una
sistematización coherente de los contenidos de la fe. Coloca en su centro la
práctica de liberación con los pobres. Por ser profética, al denunciar las
opresiones. Es pastoral porque se interesa por transformaciones prácticas.
Es militante porque las transformaciones deben ser hechas a partir de los
pobres y abiertas a los demás.
A partir de esa práctica, redescubre al Dios bíblico como el Dios de la
Vida. Él, por esencia, se coloca al lado de los que menos vida tienen, los
pobres; su proyecto histórico es de liberación en plenitud. Desvela la
dimensión libertadora objetiva de la práctica, del mensaje y de la utopía de
Jesús. Clarifica la misión de las Iglesias, que es la de ser actualizadoras de la
dimensión liberadora integral del cristianismo en la diversidad de los tiempos
y de las culturas.
b) La Teología de la Liberación significó un llamado a la conciencia
mundial. Pone su atención sobre la suerte de las "grandes mayorías" de la
humanidad, condenadas a la miseria ya la exclusión por causa de la otra
parte minoritaria, insensible, cruel y sin piedad. Movió Estados, órganos de
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seguridad del sistema mundial y atrajo la ira de los poderosos. Por eso,
personas que apoyaron esta teología fueron perseguidas, presas, torturadas,
desaparecidas, y muchas, asesinadas: obispos, sacerdotes, teólogos, laicos,
jóvenes, hombres y mujeres. Se granjeó también la admiración de los
mejores espíritus de nuestro tiempo.
c) El peso de la TL se hizo sentir en el aparato central de la Iglesia
católica, en el Vaticano. Los papas tomaron frecuentemente posición ante
ella. Las instancias doctrinales reaccionaron en 1984 y en 1986 con
diferentes niveles de compromiso. Fundamentalmente, y en contradicción
con la versión dominante en los medios de comunicación, la TL fue aprobada
por la Iglesia. Esta llamó la atención, eso sí, sobre dos peligros que siempre
acosaron a ese tipo de teología: la reducción de la fe a la política y el uso
acrítico del marxismo. Evitado ese peligro -pues un peligro nunca invalida el
coraje del pensamiento-la Teología de la Liberación es útil y necesaria en la
presente coyuntura del flagelo planetario de los pobres.
En realidad, las Iglesias sumieron las principales intuiciones de la
Teología de la Liberación: 1) la opción preferencial por los pobres, contra la
pobreza y en favor de la liberación; 2) la dimensión histórico-liberadora de la
fe cristiana; 3) las comunidades cristianas de base como expresión de un
cristianismo deliberación en el cual fe y vida, mística y política se articulan
para producir la liberación nacida de la propia fe; 4) la liberación como un
proceso abierto e integral: liberación de opresiones de todo tipo -incluso de la
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específicamente religiosa, del pecado- y liberación para la realización de las
capacidades humanas personales y colectivas.
d) Esta Teología constituye una referencia indiscutible para los
oprimidos y marginados. No son pocos los que confiesan: estoy contra el
cristianismo histórico pero a favor de la TL. Lo que ella suscita no interesa
sólo a los que profesan el sueño cristiano. Interesa a todos los que no
perdieron su humanidad mínima: la libertad, la dignidad, la vida, el compartir,
la comunicación entre todos. Mediante los debates que esta teología suscitó,
algo de evangelio penetró en el mundo entero incluso allí donde era
sistemáticamente negado y silenciado. Con ocasión de los debates
occidentales sobre esta cuestión, las televisiones de aquellos países hicieron
programas de información que cubrieron todo el territorio.
La Teología de la Liberación obligó a las demás corrientes de teología a
preguntarse por su significado social. No basta que las teologías sean
ortodoxas y los argumentos internamente bien articulados. Las teologías no
pueden ser sólo productos para el consumo interno de los cristianos. Tienen
que ser más. Deben pensarlas cuestiones del mundo y de las personas de la
calle, porque estas cuestiones tienen que ver objetivamente con Dios, pues
de una forma o de otra, él está presente en ellas.
Muy especialmente las teologías deben preguntarse cuál es la
funcionalidad ideológica que asumen dentro de la sociedad: pasan de largo
de los conflictos que comportan graves violaciones de la justicia (pecado
social) y con eso se hacen alienadas, cuando no piezas de legitimación del
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status quo; o las incluyen como denuncia profética, haciéndolas material de
su reflexión de búsqueda de operacionalidad transformadora. En caso
contrario, las teologías difícilmente se libran, nollensvolens, de la alienación,
de la mistificación y del cinismo histórico.
La cuestión que todas las teologías han de responder en el fondo es ésta:
¿cómo anunciar a Dios como Padre y Madre en un mundo de miserables?
Sólo tiene sentido que lo anunciemos dentro de un proceso de
transformaciones que haga verosímil decir que Dios es Padre y Madre, y
todos nosotros hijos e hijas, hermanos y hermanas de hecho, y no sólo en la
retórica religiosa. En la respuesta a esta cuestión se mide la verdad histórica
y la relevancia social de cada corriente teológica.
e) La Teología de la Liberación viene revestida de irrecusable
grandeza ética. Muestra compasión con el sufrimiento humano. Se asocia al
destino de los condenados de la tierra. Escoge el camino más difícil, más
digno: pensar, actuar y compartir la causa, la lucha y la esperanza junto con
todos los oprimidos, en vistas a una convivencia en libertad, en solidaridad y
colaboración. Tal opción puede costar onerosos sacrificios, persecuciones,
prisiones, torturas y, no en pocos casos, la propia vida.
Esta teología convoca para la generosidad y suscita grandes y nobles
sentimientos en quienes profesan la fe cristiana. Fundamentalmente les dice:
todo dolor humano, en cualquier parte del mundo, toda injusticia en cualquier
cuerpo ofendido, toda violación de la sacralidad de la vida en cualquier lugar
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y bajo cualquier forma, es violación, injusticia y dolor que afectan a tu piel,
entristecen tu alma y afligen tu corazón. Por eso, hazte uno con los
humillados y ofendidos y, juntos, realicen la liberación y reconstruyan la vida
en sinergia y en solidaridad.
f) La Teología de la Liberación es sal saludable que se diluyó en toda
la comida y le dio sabor nuevo y mejor. Ya no se puede disociar evangelio y
liberación. Esta es parte del evangelio, como buena noticia para la
humanidad en este final del milenio y para el alborear del próximo.
Ahora bien, la diferencia entre teología de la liberación y las demás
teologías, pero que a su vez unifica a las diversas ópticas dentro de éste
movimiento, radica principalmente en dos aspectos: el primero es la opción
preferencial por los pobres y en segundo lugar el método propuesto para ello;
ver, juzgar, actuar. No importa cuál sea el campo de mayor relevancia, todas
las teologías de la liberación confluyen en un mismo interés, el cual, se
relaciona con la búsqueda de una sociedad diferente, más igualitaria acorde
a los designios divinos.
2.4 Bases para una ética liberadora
Para la concepción de una ética liberadora, debe partirse de las
siguientes bases:
1. El punto de partida radical de una ética liberadora no está ni en las
sustancias del universo ni en el sujeto sapiente sino en la aprehensión
primordial de la realidad. La dimensión ética o moral del hombre es intrínseca
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a su realidad, radica en su estructura psico-biológica misma, irreductible a
cualquier otro dinamismo o dimensión del hombre, la sociedad y la historia,
pero inseparable de ellas. Por el carácter intelectivo del sentir, toda acción
humana es ética y por el carácter de la intelección, toda ética es actividad
humana.
Se elude así todo reduccionismo psicologista, historicista,
sociologicista, biologicista o antropológico. El sentir humano es el lugar
radical de la imbricación hombre-mundo. De ese modo no podemos hablar
de la historia, la sociedad, la psicología y de la biología humana sin esta
dimensión constitutiva, ética, del hombre ni se puede hablar de ética humana
sin sus dimensiones históricas, biológicas, sociales y psicológicas. No hay
una dimensión ética previa a la sociedad, a la historia, a la sociología y a la
biología, sino que dicha dimensión se da siempre como psicológica, histórica
y social y siempre condicionada por ellas.
2.- Del mismo modo una ética liberadora no parte del Yo o el individuo
ni de la especie o la sociedad, sino de la peculiar versión a los otros de
nuestra estructura psico-orgánica por la que sólo podemos ser individuos
específicamente y personas socialmente. "Antes de que se tenga la vivencia
de los otros, los otros han intervenido ya en mi vida y están interviniendo en
ella. Esto es inexorable y radical" (Zubiri. 2000).
3. En el horizonte de la naturaleza se reduce la felicidad al control de
las pasiones, a la impasibilidad, o a la acción contemplativa y en el horizonte
del sujeto si se prima la sensibilidad se reduce a la contemplación
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consumista y al bienestar tecnológico y si se prima la razón se suele remitir la
felicidad a otro ámbito: el cielo, el futuro, etc.
En una ética liberadora la felicidad es la realización del hombre mismo.
El ajustamiento a la realidad es la experiencia de felicidad. "La felicidad
consiste en hacer lo que quiero hacer de mí, de la realidad, de la historia, o
quiero ir haciendo. El fundamental ajustamiento conmigo mismo, con mis
exigencias y posibilidades. De ahí la alegría y plenitud que acompañan a la
realización de lo que queremos ser y hacer" (Velasco. 2005).
Así pues, La felicidad no es un premio ni una consecuencia del actuar
mismo, sino el mismo actuar como plenitud del hombre. Se puede ser feliz
incluso en un mundo radicalmente injusto y esta felicidad no tiene porque ser
enajenante. "El mundo irá cambiando más cuantos más hombres
experimenten la plenitud de ser y actuar verdaderamente como hombres. La
felicidad es el mayor motivo para transformar el mundo. No podemos esperar
a que cambie el mundo para empezar a gozar de la realidad. Ir siendo
hombres es ir siendo felices. La felicidad es el motor más humano del actuar
moral. El que es feliz quiere hacer felices a los demás.
4. Una ética liberadora se fundamenta en la propia libertad, esta
libertad en que nos deja el sentir intelectivo humano por el momento de
alteridad de la impresión de realidad. Las cosas quedan en nuestros sentidos
en tanto que otras, como independientes de nuestro sentir mismo. Asumir la
propia libertad, perder el miedo a esta libertad, es el fin de una ética
liberadora. El miedo a la libertad se va perdiendo en la medida en que
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asumimos y nos reconciliamos con la propia realidad histórica, social, familiar
y psicológica.
Cuanto menor es la experiencia de ser amados tal como somos, más
ardua es la reconciliación. Pero sólo así podemos ser libres, amar y crear y
no poner la seguridad en las cosas, las estructuras, los conceptos, sino en
nosotros mismos. Ya no se tratará de hacer la voluntad de Dios, (o si se
quiere la voluntad de Dios es que seamos libres) ni del partido, ni de la moda.
No se tratará de un tener que hacer, sino de querer hacerlo. Esto significa
asumir la propia historia, deshacer esta tarea de siglos consistente en
introyectar el desprecio que llega a justificar la propia dominación. Todavía
somos enemigos de nosotros mismos.
5.- Libertad es sinónimo de creatividad, de imaginación. Una ética
liberadora es al mismo tiempo una moral creativa. Supone una moral que
continuamente se disuelve a sí misma, se critica, se reformula y transforma;
que está atenta a la vida, a la dirección y exigencias que brotan de la
realidad. Una moral que no puede imponerse uniforme y masivamente.
Mientras haya historia las posibilidades de humanización del hombre siguen
abiertas e indeterminadas.
Cuanto más libertad y creatividad haya en la historia más alternativas
y posibilidades reales de humanizarse se irán abriendo. Una moral de este
tipo exige unas estructuras sociopolítico-económicas, un pensamiento
científico-poético, una religiosidad y unas instituciones (universidades,
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escuelas etc.) que favorezcan estas características. Los mecanismos de la
represión siempre suelen ser lógico-mecánicos y repetitivos.
6.- Una ética de la liberación hace la justicia. En su sentido más radical
la justicia consiste en ajustarse a la realidad. No es algo natural o dado, ni
una ley de razón. No se trata para actuar moralmente de tener mucha fuerza
de voluntad, ser muy coherente, tener muy buenas intenciones o tener
grandes ideales, sino de algo aparentemente mucho más modesto pero
mucho más difícil: ajustarse a la realidad.
7. Una ética liberadora se fundamenta en el conocimiento de los
diferentes dinamismos reales. En la historia hay lugar para la creatividad
humana, pero sólo dentro de un sistema de posibilidades concretas
determinadas por las condiciones fácticas. La historia, la psicología, la
economía, presentan posibilidades, necesidades y exigencias que como tales
tienen sus propios dinamismos. Irlos conociendo puede facilitar nuestro
ajustamiento a la realidad.
Ni la historia, ni las posibilidades que ella ofrece de humanización son
transformables por una decisión voluntarista o individualista, ni siquiera por la
suma de voluntades reales. Hay que ajustarse siempre a los dinamismos
reales y a lo realmente posible. Hay que conocer tanto la dependencia de la
moral de los modos de producción como las condiciones en que se pueden
intentar transformaciones sociales fundamentales. Desde esta perspectiva es
inmoral todo proyecto imposible, que no tome en cuenta las posibilidades
reales de las personas.
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8- Una ética liberadora afirma que en la sexualidad humana se
expresa de un modo inmediato lo más radical del ser humano (González.
2001). Mientras en el horizonte de la naturaleza la sexualidad constituye una
actividad natural que como el comer y el beber debe ser regulada, y en el
horizonte del sujeto o bien se mantiene la sospecha de que siempre
inevitablemente es una actividad animal o bien se acaba afirmando en el
subjetivismo y hedonismo la satisfacción de las propias apetencias como
único sentido de la relación sexual.
9. La manera para construir propuestas éticas es a partir de la
experiencia humana. Esta experiencia puede ir determinando que es lo que
en la historia es humanizador o no humanizador para el hombre mismo, y
que puede hacerse para humanizar esta historia. Desde este horizonte la
experiencia es la forma más radical de encontrarse con aspectos esenciales
del mundo. Pero esta experiencia no se circunscribe a la experiencia
científica sino a toda forma de experiencia humana: experiencia de mí
mismo, de dolor, de los demás, experiencia religiosa entre otras.
Claro está que ningún modo de experiencia tiene la potestad de
convertir a la verdad en eterna y absoluta. La razón misma es
constitutivamente histórica. Pero es que además el bien humano nunca
puede quedar pleno, total y definitivamente determinado por la razón porque
la realización del hombre implica muchísimas cosas más que lo meramente
racional.
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Muchas dimensiones humanas escapan a la razón. Sólo por las
sucesivas realizaciones y fracasos vamos experimentando, comprendiendo
que es el bien para el hombre real. Se trata de llegar a una radicalidad vital
que transfunda los esbozos morales racionales en la vida integra del hombre
y que hagan del discurso mera expresión de una experiencia vivida. Esta
radicalidad vital se aleja tanto de radicalismos de acción pasajeros que
acaban siempre situándose fuera de los dinamismos reales de la sociedad y
de la historia como de los radicalismos de ideas que suelen compaginarse
con una perfecta frivolidad y conformismo vivencial.
2.5 Criterios para una ética liberadora
Igualmente, se pueden proponer unos criterios morales válidos para
toda la especie humana, teniendo en cuenta tanto la unificación reciente de
la historia como los fundamentos anteriores. Estos serían:
1. Es bueno aquello que favorezca la vida concreta humana de la
mayoría de la humanidad. Alimento, salud, trabajo, educación, libertad. Con
este criterio se establece una prioridad de la supervivencia psico-biológica
sobre la calidad de vida. La vida o la muerte de los hombres puede ser un
criterio suficientemente concreto para valorar los sistemas económicos-
políticos y las instituciones. Un sistema, una institución es tan o más buena
como más posibilidades de vida humana ofrezca. Los pobres son aquí el
obstáculo: las víctimas de las posibilidades históricas actualizadas por los
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hombres son el verdadero lugar da la autenticidad filosófica y ética. El lugar
que nos desnuda y nos desenmascara.
2. Es bueno aquello que promueva la felicidad plena del hombre en
sus acciones, estudios, trabajos, creaciones y relaciones humanas sin
necesidad de sucedáneos: Televisión, cultos religiosos, entre otros.
3.- Es bueno todo lo que facilite un mayor conocimiento de las
estructuras de la realidad, su funcionamiento, creatividad y poder crítico lo
cual a conlleva a conocer para crear, contestando con los actos a todos
aquellos que pretendan divinizar el presente. Conocer para criticar
desenmascarando en las creencias populares, en la literatura, en la
tecnología, la ciencia que se pretenda más pura, en los códigos de derecho,
la constitución, los programas de partidos políticos, la conciencia colectiva
dominante y en los medios de comunicación alejados de la verdadera
realidad del pueblo.
2.6 Hacia una Ecología Liberadora
Abordamos el complejo tema sobre el proceso de mundialización y el
aporte o la propuesta de la teología de la liberación a esta causa voraz que
está desde su llamado eslogan de progreso están acabando con la identidad
subjetiva de la tierra. Centrando nuestra atención, concretamente, en la
figura de Leonardo Boff que es uno de los iniciadores de la Teología de la
Liberación.
40
Según Boff (2007), por primera vez desde la Reforma protestante, un
sacerdote católico pone en entredicho, de manera directa, la autoridad
jerárquica de la Iglesia, su estilo de poder romano-imperial, la tradición de
intolerancia y dogmatismo, simbolizada durante varios siglos por la
Inquisición, la represión de toda crítica venida de abajo y el rechazo de la
libertad de pensamiento.
Convocado por el Vaticano en 1984 para un coloquio con la Santa
Congregación para la Doctrina de la Fe (antes el Santo Oficio), dirigida por el
Cardenal Ratzinger (Papa Benedicto XVI), el teólogo brasileño, no agacha la
cerviz, se niega a plegarse, permanece fiel a sus convicciones y Roma le
condena a un año de silencio; finalmente, frente a la multiplicación de las
protestas en Brasil y otros lugares, se le redujo la sanción a varios meses.
Diez años más tarde, cansado del hostigamiento, las prohibiciones y las
exclusiones de Roma, Boff abandona la orden de los franciscanos y la Iglesia
sin abandonar, no obstante, su actividad de teólogo católico.
Boff, nunca se inclinó ni lo hace en la actualidad como convencido de alguna
ideología contraria al proyecto de Dios donde los pobres no son pobres
porque Dios así lo haya querido o porque esa era su voluntad; sino a causa
de la injusticia primera causante del brutal crecimiento de la pobreza en el
mundo. Nos dice Leonardo Boff (2007) que toda injusticia remite a una crítica
y esta a su vez a una superación y es allí donde juega un papel, sumamente
importante, la teología de la liberación.
41
Dentro de las crítica propias de esta corriente de pensamiento está el
llamado proceso de mundialización o globalización como un sistema de
mercado mundial deshumanizador del ser humano quien una vez se
pregunto a sí mismo dentro de este proceso, por qué el mismo había pasado
a ser “objeto” mientras el capital era el “sujeto” predominante sobre él.
En cuanto a la superación de este sistema pasa por una visión humanista-
cristiana donde la dignidad del hombre es equiparable a la dignidad de la
tierra, de donde se nace y se alimenta el hombre. A partir de los años 90,
Boff se interesa cada vez más por las cuestiones ecológicas, abordando a la
vez, con espíritu de amor místico y franciscano por la naturaleza y con una
perspectiva de crítica radical del sistema capitalista. Será el objeto del libro
Dignitas Terrae. Ecología: grito da terra, grito dos pobres, (S. Paulo, Atica,
1995) y escribe innumerables ensayos filosóficos, éticos y teológicos
abordando esta problemática.
Según el autor, el encuentro entre la Teología de la Liberación y la
ecología es el resultado de una constatación: La misma lógica del sistema
dominante de acumulación y la organización social que conduce a la
explotación de los trabajadores, lleva también al pillaje de naciones enteras y
finalmente a la degradación de la naturaleza.
En contraste, mientras que el sistema capitalista busca mundializar cada
vez más el mercado, la ciencia y la técnica, la teología de la liberación, se
preocupa por mundializar aspiraciones, proyecciones y vinculaciones que
creen también grandes saltos hacía delante pero donde predomine la unión
42
de la tierra con los seres humanos creando una inmensa democracia socio-
ecológica, es decir, una comunidad de iguales donde hombre y tierra se
entiendan.
2.7 La Implosión de la Teología de la Liberación
La teología de la liberación es concebida en la actualidad como un gran
proyecto de pastoral (P. Trigo. 2007); sus primeros pensadores, por su parte,
y este es el caso del autor tratado, la piensan como una experiencia
espiritual. Algunos piensan que es el resultado de una rebelión o de un
resentimiento; por mi parte pienso más bien en una revelación del rostro de
Dios cara a cara como lo experimento Moisés con la zarza ardiendo y no se
consumía o como lo experimentó Jesús en la agonía de la cruz.
Algunas de las ideas de la Teología de la Liberación son:
1. La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica,
política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del
hombre.
2. Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e injusticias de
este mundo.
3. Garantizar el acceso a la educación y la salud.
43
4. La liberación como toma de conciencia ante la realidad
socioeconómica latinoamericana.
5. La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice
el designio histórico de Dios y la pobreza es un pecado social.
6. No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan
justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que
distinguir entre víctima y victimario.
7. Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre por los
pobres.
8. Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de
las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema
vigente.
9. Crear un “hombre nuevo” como condición indispensable para
asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo
motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de
especulación y espíritu de lucro.
10. La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente
procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su
adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
44
Sin embargo, es importante destacar, contrario a otros postulados
teológicos o filosóficos, la Teología de la Liberación, como un acto segundo,
es decir, emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los
pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, así como de apreciación de
las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su propia
historia y superadores del sufrimiento. No es, por tanto, un desarrollo
intelectual que luego se quiera llevar a la realidad.
Por otro lado, esta filosofía libertadora esta argumentada, teológica y
conceptualmente, conforme a los siguientes puntos:
a) Los derechos del pobre son derechos de Dios (Éxodo 22:21-23,
Proverbios 14:31,17:5) y él ha elegido a los pobres (Santiago 2:5) y, por tanto
es él quien ha hecho la opción preferencial por los pobres para salvar a
todos. Jesucristo se identificó con los pobres (Mateo 5:3) y claramente dijo
“quien se relaciona con el pobre con él mismo trata y a él mismo acepta o
rechaza, a tal punto que ese relacionamiento será el criterio principal del
Juicio Final” (Mateo 25:31-46).
b) Los pobres son víctimas del pecado que se convierte en un pecado
social como estructura de acciones y omisiones que mantienen la opresión,
la injusticia y la explotación. Se trata de un pecado que va más allá de los
pecados individuales y se transforma en una situación de pecado, un pecado
colectivo que se convierte en pecado estructural, de manera que la situación
de injusticia y corrupción se mantiene mediante un pecado institucional y una
violencia institucionalizada.
45
En tal situación de pecado el Reino de Dios es rechazado y el sistema de
pecado lucha contra las comunidades y personas que anuncian la buena
noticia de la liberación del pecado, de cómo podemos salvarnos de esta
generación perversa (Hechos 2:40), estableciendo unas relaciones sociales
nuevas de comunión, de plena solidaridad, de espiritualidad comunitaria que
permitan que todos aporten para que cada cual pueda resolver sus
necesidades (Hechos 2:42-47); unas relaciones de amor y fe, no solamente
de palabra, sino en los hechos(1Juan 3:16-19, Santiago 2:14-17).
c) La injusticia e inhumanidad crece en los países industrializados, la
globalización de la economía lleva claramente a la falta de solidaridad de
nuestras sociedades. La Teología de la Liberación en Latinoamérica es la
primera alternativa contra el capitalismo. La mercantilización global de todas
las cosas. Ya no solo es una teología contextual latinoamericana, sino que,
con el desarrollo mencionado, se convierte en teología contextual universal.
Uno de sus máximos exponentes, el jesuita y mártir Ignacio Ellacuría,
reclama una nueva civilización, la civilización de la pobreza, contrapuesta a
la de la riqueza, puesto que ésta se ha revelado como devoradora de las
personas y del planeta. Ellacur ía compara la muerte de personas en el
mundo pobre con la de Cristo y afirma que posee una santidad elemental.
d) La relación del cristianismo y la pobreza, ha sido fundamental para
la historia y la difusión de la religión en todos los tiempos. Apoyada a veces,
criticada en otras ocasiones, la Teología de la Liberación se ha dedicado a
difundir el evangelio cristiano con un peculiar estilo al igual en países en
46
desarrollo que en aquellos menos favorecidos en lo económico, afirmando la
necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por
los pobres, con miras a su liberación integral. Esta opción, exigida por la
realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América Latina,
debe llevar a establecer una convivencia humana digna y fraterna y a
construir una sociedad justa y libre.
e) Su filosofía es de condena a la situación de empobrecimiento que
sostiene la pobreza y de apego al pobre. Surgió haciendo énfasis en el
compromiso de la Iglesia Católica con los pobres, convirtiéndose tanto en la
respuesta como en el detonante.
f) Cristo, en tanto sitúa la resurrección en la historia, es percibido
también como liberador de la condición de la pobreza material, de la
explotación económica y la opresión política, en cuanto son consecuencias y
expresiones sociales del pecado y la Salvación es integral, material y
espiritual. El Reino de Dios comienza dentro de las nuevas relaciones
humanas que desde ahora expresan la espiritualidad del amor al prójimo
(Lucas 17:21) y se proyectan hacia la redención del pobre.
Resulta difícil definir a la Teología de la Liberación pero puede partirse de
la base que busca un análisis profundo del significado de la pobreza y de los
procesos históricos de empobrecimiento y su relación con las clases
sociales. Para llegar a ello, articula la teoría económica y social del marxismo
y otras ideologías sociales, con la visión espiritual profundamente
trascendente del cristianismo. Si hubiera que resumir la idea central de la
47
Teología de la Liberación en una sola frase, “sería opción preferente para los
pobres" (Boff. 2007).
Por tanto, la Teología de la Liberación aspira a una ruptura con la lógica
del sistema mundial actual, una ruptura radical que apunta a liberar a los
pobres, los oprimidos y los excluidos, las víctimas de la voracidad de la
acumulación injustamente distribuida y liberar la Tierra, esta gran víctima
sacrificada por el pillaje sistemático de sus recursos, que pone en riesgo el
equilibrio físico, químico y biológico del planeta como un todo. El paradigma
opresión/liberación se aplica, pues, para ambas: las clases dominadas y
explotadas por un lado y la Tierra y sus especies vivas por otro (Boff. 2007).
El concepto de "pobre" tiene obviamente un profundo alcance religioso en
el cristianismo, pero corresponde también a una realidad social esencial en
América Latina: la existencia de una inmensa masa de desposeídos, tanto en
las ciudades como en el campo, que no son todos proletarios o trabajadores.
Algunos sindicalistas cristianos latinoamericanos hablan de "pobretariado"
para describir a esta clase de desheredados que no sólo son víctimas de la
explotación sino, sobre todo, de la exclusión social pura y simple.
El proceso de radicalización de las culturas católicas de Brasil y América
Latina que desembocó en la creación de la Teología de la Liberación, no va
desde la cumbre de la Iglesia para irrigar su base ni de la base popular hacia
la cumbre (dos versiones que se encuentran a menudo en los planteamientos
de los sociólogos o historiadores del fenómeno), sino de la periferia hacia el
centro.
48
Las categorías o sectores sociales del ámbito religioso que serán el motor
de la renovación son todos, de alguna forma, marginales o periféricos con
relación a la institución: movimientos laicos de la Iglesia y sus capellanes,
expertos laicos, sacerdotes extranjeros, órdenes religiosas. En algunos casos
el movimiento alcanza el "centro" y consigue influir en las conferencias
episcopales (particularmente en Brasil), en otros casos se queda bloqueado
en los márgenes de la institución.
Aunque existen divergencias significativas entre los teólogos de la
liberación, en la mayoría de sus escritos está repetidos los temas
fundamentales que constituyen una salida radical de la doctrina tradicional y
establecida de las Iglesias católica y protestante:
1) Una implacable acusación moral y social contra el capitalismo como
sistema injusto e inicuo, como forma de pecado estructural.
2) El uso del instrumento marxista para comprender las causas de la
pobreza, las contradicciones del capitalismo y las formas de la lucha de
clases.
3) La opción preferente a favor de los pobres y la solidaridad con su
lucha de emancipación social.
4) El desarrollo de comunidades cristianas de base entre los pobres
como la nueva forma de la Iglesia y como alternativa al modo de vida
individualista impuesto por el sistema capitalista.
5) La lucha contra la idolatría (y no el ateísmo) como enemigo principal
de la religión, es decir, contra los nuevos ídolos de la muerte adorados por
49
los nuevos faraones, los nuevos Césares y los nuevos Herodes: El
consumismo, la riqueza, el poder, la seguridad nacional, el estado, los
ejércitos; en pocas palabras, la civilización cristiana occidental .
Esta nueva concepción teológica hace una fuerte crítica a lo que ella
misma entiende como Teología Occidental donde existe un triple vínculo
entre Dios, los Poderosos y la obediencia (según esta idea Dios se hace
presente en los poderosos por tanto la sumisión y la obediencia son
necesarias de cumplir); por su parte, la teología de la liberación promulga
categorías donde el verdadero vínculo es Dios, los que sufren y la liberación
(según esta teoría, Dios está presente en los que sufren y en consecuencia
corresponde liberarlos del cautiverio que los hace cada vez más pobres y
más marginados).
Existe una categoría que no comparto con el autor respecto a la
trascendencia de Dios. En la Teología (occidental si se le quiere llamar así) la
trascendencia de Dios es inherente a su esencia, si acatamos el
pensamiento de la teología de la liberación de Leonardo Boff tendríamos que
afirmar –como lo hace él- que Dios deja su trascendencia y se compromete
en la historia para liberar al hombre.
Los postulados de esta teología son, completamente, científicos a mi
manera de verlo ya que sostienen que si el marginado continúa siendo objeto
de benevolencia de los poderosos no participará nunca en una historia
común. Nada más cierto que esto. Pareciera que fueran dos historias
distintas que ni siquiera llegan a ser paralelas. El fin de la teología de la
50
liberación es procurar desarrollar una dimensión política (entiéndase como en
la polis griega: ciudadanía) donde la causa no es ideológica (partidista) sino
pragmática (los pobres y su liberación).
Por otro lado, uno de los aportes más significativos hechos por la teología
de la liberación, no sólo a la teología sino también a las ciencias sociales, es
el método de análisis-acción que propone. El “ver, juzgar, actuar” (VJA),
entra a formar parte de una cierta variación de la dialéctica, por medio de la
cual los teólogos de la liberación procuran entender su entorno y
transformarlo. Dicho método ha sido adoptado principalmente por
comunidades eclesiales de base (CEB’S), permitiendo a través de él una
teorización de sus problemas y la búsqueda de posibles soluciones. En
términos generales se puede resumir del siguiente modo:
a) Ver: Se parte de una realidad concreta de pobreza y exclusión; “se
mira la realidad de América Latina desde el ángulo de los pobres, desde los
desheredados, desde el reverso de la historia”. Para esta observación se
sirve de las ciencias sociales, con el fin de verificar antecedentes,
tendencias, impactos, etcétera.
b) Juzgar: A partir de los hechos observados, se pasa a un análisis de
esta realidad a la luz de la palabra doctrinal. En este punto se marca una
diferencia con las ciencias sociales, puesto que los hechos son analizados
desde criterios de fe. Lo que se hace entonces es una denuncia de lo que se
asume como una violación a las leyes de Dios, La palabra llama a una
conversión personal y social, a una transformación de las personas y las
51
estructuras para realizar el Reino de Dios, para instaurar ya aquí los
comienzos de una Tierra Nueva.
c) Actuar: Puesto que se exige una conversión, el método de
liberación conlleva ala búsqueda de un cambio, de un rompimiento de las
estructuras de dominación y empobrecimiento; así el actuar cristiano no
puede limitarse al asistencialismo benéfico (dar alimentos), ni tampoco al
desarrollismo paternalista (ayudar a la promoción de los países
subdesarrollados, hasta que puedan imitar a los países desarrollados), sino
apoyar al pueblo y a sus organizaciones para conseguir una transformación
En contraposición, entre las principales críticas que se le hacen a la
Teología de la Liberación está, el hecho de que asume que la teología es la
reflexión crítica sobre la praxis histórica a la luz de la Palabra. Eso significa
que la teología ya no reflexiona sobre la Revelación, sino sobre el hecho
concreto —que ellos llaman la praxis histórica— que es la lucha de los
pobres y oprimidos por su liberación.
Esta hermenéutica, esta metodología, ha sido juzgada por la
Congregación para Doctrina de la Fe, en su Instrucción “Libertatisnuntius",
como un error porque desde esa perspectiva lo que se está haciendo no es
teología sino sociología religiosa y seguramente el hecho de que la Teología
de la Liberación se quede en un plano meramente político es uno de sus
defectos principales.
Así mismo, se le critica el hecho de asumir el análisis marxista,
considerándolo el tema central y esto acarrearía desviaciones y riesgos de
52
desviación peligrosos para la fe y la vida cristiana, que también señalaba en
su momento la “Libertatisnuntius”. Desde la asimilación del análisis marxista
se reinterpreta todo lo cristiano y desde allí aparecen otra serie de
problemas, por ejemplo, la salvación se interpreta como una realidad
meramente horizontal con la consecución de una armonía que se queda en
el plano político; Jesucristo es visto como un líder político, como un
revolucionario, como un subversivo, así lo han llamado, y se pierde de vista
su dimensión divina.
Por otro lado, algunos teólogos de la liberación, a partir de estos
supuestos, han afirmado que Jesucristo no es persona divina, sino que es
simplemente un hombre en el cual Dios manifiesta su amor por los pobres,
por los oprimidos, lo cual es considerado como herejía por el Vaticano. Hay
un tercer aspecto crítico en el cual, sobre una visión muy reductiva, la Iglesia
es vista como el pueblo oprimido que lucha su liberación, se interpreta como
iglesia popular, un nombre que se plasmó en la Nicaragua de los años '80, y
que obviamente fue un experimento que fracasó; pero se entiende a la
Iglesia como los que luchan por la liberación, por lo tanto quienes no
participan de esa lucha no son iglesia.
También se crítica que la Teología de la Liberación surge como un modo
concreto de solidarizarse con los oprimidos. Así entendido seguramente no
habría mayor problema. Pero la dificultad está en entender qué cosa significa
"pobre" para la Teología de la Liberación. Una revisión muestra que el
"pobre" no es el humilde, el que confía en Dios, no es ni mucho menos el que
53
nos presenta la Sagrada Escritura."Pobre" es el oprimido, el proletario que es
explotado y que lucha justamente por su liberación.
Sin embargo, esta reflexión liberadora teológico-pastoral o teológico-
práctica no es una opción por el marxismo, sino por los pobres. Su proyecto
no es el socialismo sino la liberación integral de las personas. Así como en
su tiempo el marxismo como saber científico sirvió para descubrir que los
pobres se hacían cada vez más pobres y que los ricos se hacían cada vez
más ricos, así también el socialismo sirvió como instrumento político con
categorías propias para la liberación de los oprimidos.
Lo dicho, no pasó de ser nada más que un socialismo histórico autocrático
en algunos países y que sigue siendo la bandera y el timón de los que
buscan una salida que con el tiempo se les convierte en una gran barca que
se deja arrastrar como los barcos en el mar por el capricho de sus propios
intereses. La teología liberadora desea que el hombre sea sujeto de derecho,
como un buen ciudadano y no objeto de una norma que cada vez más lo va
empobreciendo.
Según lo antes expuesto por el filósofo y el teólogo se preguntarán
¿Cómo se sitúa este proceso de mundialización frente al crecimiento
incontrolable de la pobreza en el mundo? Y me atrevería a agregarle ¿cómo
es que este llamado proceso donde se propugna el progreso aparece frente
al creciente deterioro del ecosistema que es otra de las categorías del
proceso liberador? Tendríamos antes de responder que sostener la tesis de
54
Boff según la cual, la teología de la liberación como teoría se apoya en el
marxismo y, como práctica, tiene al socialismo como modelo.
Todo verdadero teólogo de la liberación sabe a ciencia cierta que Marx
nunca menospreció los postulados del capitalismo que eran ciencia,
progreso, desarrollo; solo se mostró muy preocupado y fuerte crítico del
divorcio que existía entre discurso y realidad. Cosa que no dista de mi crítica
personal de los sistemas tanto capitalista como socialista del siglo XXI,
particularmente, en Latinoamérica.
Otro punto a favor del socialismo, y que no podemos negar, son las
relaciones de igualdad con otros pueblos con un sentido que abarca más allá
de cualquier frontera geográfica, cosa que no encontramos en el área
capitalista. Leonardo Boff reconoce el aporte del socialismo aunque dice que
este sistema no fue el creador de la revolución de la libertad, es decir, que
aún cuando hizo el intento de saciar el hambre de pan de los pueblos no
sació el hambre de belleza de los pueblos, es decir, controló, reprimió y
asesinó a los hombres que buscaban la libertad y afirma que esta fue una de
las causas de la caída del socialismo.
Por supuesto, su postura ante el capitalismo es mucho más radical,
sosteniendo que este sistema no es una utopía como muchos piensan, sino
más bien un castigo donde todo parcializa a favor de los capitalistas
excluyendo por ende a los marginados. La fuerte crítica que hacemos
quienes compartimos una constante reflexión desde la perspectiva de la
teología de la liberación sobre el capitalismo, se encuentra bien sustentada
55
sobre el análisis o el método genético estructural, aportado por el padre P.
Trigo, según el cual, la acumulación capitalista que se impuso en el llamado
tercer mundo ha dejado más de tres cuartas partes en Asia, África y América
Latina sumergidas en un capitalismo dependiente y asociado que ha hecho
de los pobres más pobres y de los ricos más ricos.
A los defensores del capitalismo habría que entenderlos, ya que
defienden un sistema que sólo funciona en los países que ya son capitalistas
e industrializados, sólo que no se han dado cuenta –o quizás no quieran
darse- que el llamado desarrollo acelerado es destructor de la naturaleza,
capaz de provocar un holocausto colectivo.
Las reflexiones de la teología de la liberación no son en torno al
capitalismo o al socialismo aunque los toma dentro de sus categorías, sino
en torno a los pobres. Por lo tanto aquí se responde la diatriba que por
muchos años ha sido la pregunta de los detractores de la teología de la
libración; ni el socialismo, mucho menos el capitalismo han sido ni serán
punto de referencia o paradigma a ser imitado por el teólogo.
Del capitalismo solo nos interesan sus categorías que demostraron
científicamente que los pobres se estaban haciendo cada vez más
marginados aunque sus postulados no eran esos (eso fue lo que despertó en
Marx su estudio); y del socialismo tomamos su análisis histórico. Entonces
¿en qué se fundamenta la teología liberadora? Primero, las raíces de la
teología se encuentran en otro lugar. La lectura detenida del teólogo se
56
convierte en denuncia; él mismo defiende que la práctica social justa puede
transformar el sueño liberador en realidad histórica.
2.8 Postulados liberadores
Una de las categorías más resaltantes de la teología de la liberación y de
su interpretación interdisciplinaria es la visión ecologista, temática principal
de la presente investigación, que se centra, primeramente, en una fuerte
crítica de algunos sistemas políticos entre los que destaca el capitalismo y su
método basado en el crecimiento y la acumulación constante, que para el
autor de este estudio es absurda e insostenible, buscando sólo agotar los
recursos naturales del planeta pensando que pueden ser sustituidos o
recreados, cuando la realidad es que muchos de ellos no son renovables. En
el plano de una visión universalista el consumo de estos recursos es desigual
por países y por clases sociales.
Algunos sistemas políticos pensaron durante mucho tiempo y así lo
hicieron saber a los ciudadanos de cada nación o pueblo que los recursos
naturales eran inagotables y que el daño o la pérdida de la biodiversidad y de
los paisajes naturales era el precio “justo” que había que pagar,
inevitablemente, a costa del mal llamado progreso. Cosa más lejos de la
realidad que esta y, aún así se defendió durante décadas enteras.
Propone Boff (2007) que hay que entender la ecología mucho más allá del
puro ambientalismo, porque también hay ecología social; y este tipo de
sociedad energívora, que no respeta la naturaleza, que sólo se preocupa de
57
acumular, es absolutamente insostenible, porque deja de lado casi a la mitad
de la humanidad y devasta terriblemente los escasos recursos naturales.
También hay una ecología mental: tener prejuicios, regresiones que nos
llevan a tratar la Tierra y los recursos como algo fuera de nosotros. No hay
un sentido de responsabilidad con la Tierra, el sistema actual no está basado
en la cooperación, sino en el individualismo, en la acumulación privada, de
bienes materiales y competencia.
Otra gran categoría aportada por esta ciencia de la reflexión experimental
es la participación que no se debe ver como una reducción hacía una
integración (propuesta ésta planteada y muy defendida por el presidente de
Venezuela) es más bien la iniciativa por medio de la cual se deben crear
nuevas relaciones que fomenten nuevos proyectos. Nuevas relaciones que
no deben verse como espacios de discusión violenta u ofensiva amparadas
en supuestos apasionamientos sino más centradas en reflexiones que miren
al Bien común de los pueblos y no de criterios lideristas.
Otra realidad es la igualdad social de donde emergen relaciones más
simétricas y por ende más humanizadoras. En conclusión, estos postulados
lo que hacen es reconocer, promover y defender las diferencias existentes;
esto hará que se noten las riquezas donde antes no se veían: en cada
individuo y en cada cultura.
Para algunos estos nuevos postulados podrían llegar a ser un mal
sincretismo filosófico. Es solo una reflexión nueva donde la teología
liberadora es concebida como la descripción de la fe de los pobres; sobre
58
esto ha vuelto la misma Iglesia católica en la V Conferencia del Episcopado
Latinoamericano reunido en Brasil, Aparecida en 2008 ¿qué busca el teólogo
con estos nuevos axiomas? Tratar de comprender su propia identidad, su
razón de ser y su existir. Desde nuestro punto de vista en Latinoamérica la
historia de las ideas hunde sus raíces más profundas en esta identidad
(filosofía) razón de ser (metafísica) y de existir (praxis liberadora) además se
le agrega la esperanza con la llegada del reino de justicia (Reino de Dios).
Ahora bien, la Teología de la Liberación tiene que ser también liberación
de la ecología. Esto puede ayudar a la ecología a desactivar en ella el mismo
dispositivo opresor que late también en el discurso teológico: el
fundamentalismo. Se trata de un peligro que también amenaza a la ecología.
La ecología, ayudada por la Teología de la Liberación, puede estar más
atenta frente a este riesgo. Nadie duda de la urgencia del cuidado de la
Tierra. Los datos son alarmantes, el escenario futuro incierto, las acciones
transformadoras escasas.
Sin embargo, la urgencia de la causa ecológica no puede auto legitimarse
por sí misma, cayendo en fundamentalismos –y autoerotismos intelectuales-
que pierdan el horizonte evangélico principal: el ser humano en su condición
histórica de oprimido. El problema del desgaste de los recursos naturales a
causa de un sistema económico que privilegia el consumo desmedido por
encima de cualquier consideración, lleva a la teología de la liberación a
cuestionar de qué manera se ve afectada la supervivencia del ser humano
59
como especie, y en qué forma este sistema de consumo perjudica
principalmente a los más pobres del planeta.
El sistema capitalista ha tenido, principalmente, dos consecuencias
funestas para la especie humana, la primera es el empobrecimiento de la
gran mayoría a favor de una estrecha minoría, y en segundo lugar un
desgaste de la naturaleza como nunca antes. Más grave aún es que este
fenómeno se presente como un círculo vicioso porque mientras más pobres,
más deterioro de los recursos naturales y viceversa. El ser humano y la
naturaleza son puestos al servicio del gran capital, y su función es la de
reproducir y perpetuar esta situación de iniquidad.
Frente a este escenario, la teología de la liberación lo que plantea es una
defensa de la naturaleza y el hombre a partir de una lucha contra el sistema
económico impuesto, y basada en su método de ver, juzgar y actuar,
propone alternativas de “desarrollo sostenible”, desde el lugar del marginado;
un cristiano sólo puede aceptar una sociedad donde quepan todos y todas y
en armonía con la naturaleza. La exclusión y la destrucción de la naturaleza
contradicen profundamente la racionalidad humana y cristiana.
Se trata entonces de volver a una comunión hombre-naturaleza, romper
con la lógica de dominación, y priorizar la armonía entre ambos. La trinidad
que se propone es Dios – Hombre – Naturaleza, a partir de la cual se
configura una nueva forma de entender la relación de lo humano y lo divino,
en la que se establece una alabanza a Dios basada en la defensa de su
creación y en la convivencia del hombre con su entorno.
60
Con relación a este asunto el teólogo brasilero Leonardo Boff(2007)
propone la recuperación del concepto de “pan en teísmo” en contraposición
al “panteísmo”, entonces, Dios está en todo, todo está en Dios; la naturaleza
hace parte de Dios, más no es Dios, por esta razón al destruir el medio
ambiente estamos atacando a Dios. Boff afirma: “Dios tiene una presencia en
todas las cosas. Porque esa es nuestra fe de cristianos, podemos decir que
comulgando con el mundo, trabajando, conviviendo, entrando en contacto
con todas las cosas estamos comulgando con Dios y con las cosas. Y porque
es así nos llenamos de ira sagrada cuando por la injusticia, por la violencia,
por la deshumanización, no reconocemos al otro como otro, lo atropellamos,
y no lo reconocemos como sacramento de Dios”
Entonces, la ecología de la liberación retoma sus reflexiones teológicas y
sociológicas, insertándolas en el contexto de la globalización y su
simplicaciones. Dicha corriente, plantea la cuestión ecológica ya no como la
simple defensa de la naturaleza (vista sólo como recursos naturales), sino
que la amplía a todo ser viviente, principalmente a la especie humana; como
medio de salvación de la Tierra se invoca hoy la ecología. No en el sentido
palmario y técnico de estionamiento de los recursos naturales, sino como una
visión del mundo alternativa, como un nuevo paradigma de relación
respetuosa y sin ergética para con la Tierra y para con todo lo que ella
contiene.
Al respecto Boff(2007) anota: “El ser de la creación al que menos se le
hace justicia, no son las ballenas, o el oso panda de China, sino los pobres
61
del mundo, condenados a morir antes de tiempo, o los pueblos en extinción.
De allí la razón impostergable de la opción por los pobres”. Sin embargo,
más allá de cualquier discusión teórica o conceptual, la preocupación por el
futuro de la tierra urge acciones concretas que permitan sortear la difícil
situación que se enfrenta en materia ambiental.
El desgaste provocado por la industrialización y el consumo, ha
degenerado en un rompimiento del equilibrio hombre-entorno donde el
primero es, sin duda alguna, el más perjudicado. Vemos entonces como el
ambiente humano, en definitiva, no es más ecosistema, y de allí la posibilidad
latente del ecocidio parcial o total; es, sobre todas las cosas, sociedad civil
consumada y proyecto de una nueva sociedad, pacto con el establecimiento
y ruptura con la tradición, anclaje en el pasado y salto hacia el porvenir, y de
aquí derivan –a partir de la lucha de los opuestos de las seducciones del
poder- los peligros del genocidio, la espada de Damocles que a todos nos
amenaza.
De esta manera, es evidente que la conservación predicada por unos es
imposible sin la posibilidad de brindar condiciones de vida adecuadas para
otros, dando como resultado una contraposición de intereses entre
sociedades diferentes y con grados de desarrollo desiguales. Por lo tanto, es
necesario puntualizar que los problemas ambientales existentes en el mundo
tienen su asentamiento en las inequidades existentes entre los países ricos y
los países pobres. Esta brecha -cada día más grande- ha obligado a
62
repensar la propuesta de desarrollo erigida hasta el día de hoy en la mayoría
de los países del mundo: producir y consumir.
Así pues, y en consecuencia, se presentan a continuación tres modos
concretos en que la Teología de la Liberación puede articularse con la
ecología desde lo que se denomina brecha metodológica. Por supuesto que
hay otros; se indican los que se consideran más relevantes. La Teología de
la Liberación puede articularse con la ecología:
a) Siendo memoria de la centralidad de los pobres: frente al peligro de
un biocentrismo abstracto de algunos ecologismos que ponen al mismo nivel
toda vida, desde un insecto hasta el ser humano. Aquí la Teología de la
Liberación debe aportar todo su vigor crítico. Sería un horror metafísico y
ético ponderar de modo indistinto la vida de la ballena franca austral y la vida
de los pobres e injusticiados de la tierra. La Teología de la Liberación debe
contribuir a desarrollar una ecología a la luz de la liberación de los pobres.
Mientras se introduzca esta perspectiva, aporte valiosísimo, puede haber
diálogo y articulación entre ambas disciplinas.
b) Proponiendo una ecología histórica y política: frente al peligro de
una ecología deshistorizada, la Teología de la Liberación puede contribuir a
la liberación de la ecología incorporando la memoria de los procesos
históricos donde se conjugaron ambientes y territorios con colectivos
humanos y procesos políticos. La tierra, los lugares, los espacios y
ambientes de América Latina están fuertemente atravesados por las luchas
políticas y sociales. Recuperar los procesos, hacer memoria de los actores,
63
resaltar lo socio-político del drama de la salvación humana puede ser un
aporte liberador para la ecología.
c) Introduciendo el principio-sospecha: Así como hay una teología que
legitima lo que el mercado tiraniza y construye, también hay una ecología
que puede responder a intereses extraños a la vida de los pobres. La
ecología es especialmente sensible a este tipo de manipulaciones del
mercado. Hay una ecología políticamente correcta que conecta fácilmente
con la sensibilidad emocional de los sujetos, logrando un alto nivel de
aceptación en el mercado y cuya finalidad es sostener y extender la
dominación de los poderes fácticos. La sospecha activa puede ayudarnos a
evitar el riesgo de canonizar automáticamente todo movimiento ecológico.
La Teología de la Liberación, desde la exploración en el cauce de estas
tres brechas, realmente puede ser un aporte fecundo para el desarrollo de
una ecología que se inserte en los procesos sociopolíticos de nuestros
pueblos. Apostamos a la potencia de esa relación y a la posibilidad de
conjugar ambos gritos, de los pobres y de la Tierra, que son gritos de Dios.
2.9La reflexión teológica
La reflexión teológica es un postulado que nace de forma secundaria ante
una profundización de la realidad de injusticia. Dios liberador opta por los
pobres no porque ellos sean buenos sino porque son oprimidos. Este
descubrimiento creó una espiritualidad, una praxis, una inserción. Se crean
nuevas categorías como “mística de liberación de los oprimidos” donde las
64
soluciones deben ser a escala mundial donde socialización y
democratización tienen también una dimensión ecológica y hasta cósmica,
donde haya ciudadanos siempre nuevos en ciudades cada vez más humanas
y menos tecnocráticas; una humanidad naturalizada.
Todo esto ha generado una creciente crisis, en otros ha causado
perplejidad. Mientras que para algunos el gran tema es el mercado entendido
como una divinidad donde lo importante es hablar de modernidad y post
modernidad como sinónimos de progreso, otros aparecen de manera furti va
hablando de cambios y propuestas menos técnicas con el respectivo toque
científico para crear alternativas que están a la vista y son accesibles pero
que tienen que competir con el capital y su fuerza devastadora.
Si bien es cierto, que la modernidad no puede ser mala porque generó
cosas positivas, también es cierto, que generó una modernidad burguesa,
una modernidad proletaria, por tanto es menester crear desde esta teología
un nuevo sujeto histórico que sea participativo más que protagónico. Hay
que construir una convergencia, un proyecto, que sea liberador y no opresor;
participativo y no autoritario; para eso hace falta una revolución mundial,
donde las relaciones sociales y ecológicas por muy distintas que parezcan
fortalezcan un nuevo humanismo.
Según el método prospectivo, la teología de la liberación asume que en
vez de mundializarse el mercado y las formas de producción, consumo y
acumulación, interesa mundializar otros hábitos culturales, como la
solidaridad, la compasión colectiva el respeto de las culturas, la justa
65
distribución de los bienes, la integración emotiva con la naturaleza, y por qué
no la misericordia. Se podría ver como en la antigua Roma los habitantes de
cualquier cultura e ideología adoptaban para todos la dignidad de ser
ciudadano con todas las ventajas sociales que esto traía.
Esta propuesta de mundialización de lo humano plantea algo más
fundamental que lo meramente social; según esta visión la democracia debe
ser entendida no como una forma de gobierno sino como un espíritu y un
valor universal. La ecología es una ciencia de carácter interdisciplinario e
integradora. Recibe y utiliza aportes de diversos campos tales como la física,
la química, la geografía, la climatología, la biología, la zoología, la
bioquímica, la fisiología, la genética, la bioestadística, la biogeografía y la
paleontología.
Por otro lado, estudia al hombre y su adaptación a la civilización (ecología
humana), señala la necesidad de que éste reglamente el uso de sus
recursos, promulgue leyes para la conservación de los mismos, se asegura
que éstas sean aplicadas y cumplidas y, además, organice su medio
(ciudades), con el apoyo de disciplinas sociales. Dentro de estas disciplinas
se cuentan: la economía, la demografía, el derecho, la sociología, la
antropología y la psicología.
2.9.1 Tendencias Ecológicas
La ecología humana estudia la relación del hombre con el medio en que
se desenvuelve, poniendo énfasis en el impacto que tiene éste sobre el
66
ambiente ya sea urbano o rural. Aparece por primera vez en 1921 en la obra
Una Introducción a la Ciencia de la Sociologíade Robert Ezra Park y Ernest
W. Burges. Ellos abordaron el estudio de las comunidades humanas y los
individuos que la forman en su relación con su propio medio espacial,
establecieron que los procesos que se realizan por la especies vegetales y
animales, tales como la adaptación, la competencia, la lucha por el espacio y
por la existencia, tienen similitud con los procesos en la comunidad humana”.
Su principal impulso lo recibe de la Escuela de Chicago, gracias a
algunos estudios hechos por sociólogos como R. D. McKenzie, Park, P. B.
Sears, Amos H. Hawleyy James A. Quinn, en el campo de la sociología
urbana. La ecología humana comprende el medio ambiente como el medio
físico o las modificaciones que el hombre le introduzca, más no el ambiente
social o espiritual como si lo hacen la sociología o la antropología. Según lo
anterior, la ecología humana se ocupa únicamente de las relaciones entre los
seres humanos y sus propias instituciones; para Amos H. Hawley la ecología
humana puede ser definida como el estudio de la forma y el
desenvolvimiento de la comunidad en la población humana.
Ecología Social: Es el estudio de los sistemas humanos en interacción
con sus sistemas ambientales, entendiéndose por sistema humano al
conjunto de individuos, grupos o naciones, y por sistema ambiental todo lo
que interacciona con el sistema humano. El sistema ambiental, se divide a su
vez en: humano, construido y natural. El humano se refiere a los diferentes
grupos sociales y sus organizaciones; el construido representa todo edificado
67
por el hombre como calles, edificios, áreas cultivadas, etcétera; por último el
natural comprende los bosques, ríos, montañas, fauna y flora.
Por su parte, autores como Eduardo Gudynas y Graciela Evia, consideran
que dicha ecología está caracterizada por tres dimensiones: la investigación
científica, una labor de acción promoción y por último un compromiso ético
de respeto a la vida. La ecología social busca entonces “una praxis
éticamente comprometida” a favor de toda clase de vida. Así, la praxis de la
ecología social descansa en una participación profunda y reflexiva. La
reflexión obliga a reconocer que siempre existe un interjuego de poderes y
por lo tanto de jerarquías, y a esto nadie escapa.
Ecología Urbana. El nacimiento de la ciudad se remite aproximadamente
a5000 años atrás, como una particularidad del género humano, que busca
por medio de ella, facilitar el comercio, albergar grandes cantidades de
personas y brindar seguridad a sus habitantes. Gracias a ello, logra
consolidarse como el principal núcleo de poder hasta entonces conocido por
la humanidad. Sin embargo, con el transcurso del tiempo estos centros
urbanos han crecido a un ritmo que jamás pudo ser imaginado, trayendo
consecuencias funestas para el medio ambiente, y su impacto sobre el
ecosistema es cada vez más devastador.
Entonces si realmente queremos optar por una vida ciudadana en paz con
el planeta, las propuestas de la sostenibilidad tienen que ganar terreno y salir
del gueto en el que han sido secuestradas para colocarse al centro del
debate social y político. Las principales preocupaciones ecológicas tendrían
68
que ampliarse y resituarse para implicar a nuestro entorno más inmediato y a
nuestros hábitos más cotidianos. Hemos devolver la mirada hacia la vivienda,
la calle, el barrio, la comida de cada día, la tienda de enfrente, la pequeña
huerta, los barrios y edificios históricos aún conservados y a punto de ser
engullidos por el cemento, los procesos y consecuencias de nuestro trabajo
de cada día, etc. Impliquemos además, nuestros espíritus, mentes y cuerpos.
Ahora bien, la propuesta de un modelo filosófico de enseñanza y
aprendizaje para los estudiantes del técnico medio profesional de la unidad
educativa arquidiocesana nuestra señora del carmen surge como un modelo
de desarrollo ecosocial productivo por medio del cual se invierte en la
reflexión sobre temas de interés que generen un compromiso de cada
interlocutor.
La filosofía de la ciencia, como tratado del conocimiento científico da a la
filosofía la forma de la deconstrucción (J. Derrida) capaz de elaborar un
modelo que se estructure y se evalúe en cada uno de los programas
educativos que ofrece el sistema educativo venezolano. La comunión es la
categoría fundante de esta tesis liberadora (modelo filosófico) y su estrecha
relación con el ecosistema radica, precisamente, en la capacidad de
establecer relaciones intersubjetivas con la tierra, donde este sea vista no
como un objeto sino como sujeto de complacencia; me atrevería a afirmar
que esto es un nuevo intento de visión antropológica del hombre y la tierra.
En la teología occidental se ha dicho que la tierra ha sido el espacio o el
lugar sagrado para la relación entre el Creador y su criatura. Esta nueva
69
concepción sigue colocando al Creador en el centro de todo, pero dejando
ver que el medio ambiente ahora es un ambiente completo al que también
debe complacer, al que también debe aportarle algo.
El tema de la ecología no ha tenido en las ciencias sociales un estudio
riguroso por medio del cual sea posible esclarecer de qué forma ésta se
relaciona con el quehacer de las humanidades. Sólo en algunos aspectos de
las teorías del desarrollo o en la demografía se pueden encontrar elementos
que permitan seguir el rastro de su presencia en nuestras disciplinas. Lo
propio ha ocurrido con la teología, para la cual, las disquisiciones al respecto
son centradas en la relación hombre-Dios, y en un plano meramente
espiritual.
La ecología de la liberación intenta llenar este vacío histórico,
principalmente desde el punto de vista teológico. Sin embargo su aporte a las
ciencias sociales y puntualmente a la sociología, debe ser analizado con más
detenimiento, pues en el transcurrir de sus acciones ha demostrado que tiene
valiosas contribuciones para enriquecer el estudio de los grupos sociales y su
relación con el medioambiente.
En la tarea de abordar la discusión ecológica se han destacado varias
propuestas, tanto desde el ámbito sociológico como desde el teológico, sin
olvidar los aportes ya hechos por la biología y las ciencias exactas. Para
algunos autores es necesario plantear alternativas como el “otro desarrollo”,
que se orienta hacia la búsqueda de satisfacer las necesidades básicas de
los países pobres, que estos sean endógenos y no pierdan sus valores, que
70
sean autodependientes, tengan un manejo adecuado del ambiente y
encuentren una repartición de la riqueza evitando por todos los medios la
exclusión.
El problema no radicaría entonces en la falta de recursos o en el
agotamiento de estos sino en la mala distribución económica y social, en el
abuso de los sectores más ricos que sólo buscan su propio beneficio sin
importar que gran parte de la población mundial se encuentre desnutrida, sin
techo, sin salud, sin educación y sin tierra.
Es fácil entender por qué éstos son diseñados por y para los grupos élites,
quienes aspiran a tenerlas ciudades libres de ruido, aire puro, abundante
agua y paisajes agradables, partiendo de la premisa de que sus necesidades
básicas están cubiertas de manera más que suficiente. En contraposición
vemos como en el Tercer Mundo así como en los cinturones de pobreza y
marginalidad del mundo industrializado, la lucha es distinta: se trata de vivir
en vez de durar, de tener acceso a los bienes terrenales del hombre,
acaparados por minorías del poder y el saber.
De esta manera, es evidente que la conservación predicada por unos es
imposible sin la posibilidad de brindar condiciones de vida adecuadas para
otros, dando como resultado una contraposición de intereses entre
sociedades diferentes y con grados de desarrollo desiguales. Por lo tanto, es
necesario puntualizar que los problemas ambientales existentes en el mundo
tienen su asentamiento en las inequidades existentes entre los países ricos y
71
los países pobres. Esta brecha ha obligado a repensar la propuesta de
desarrollo erigida hasta el día de hoy en la mayoría de los países del mundo:
producir y consumir.
El capitalismo se ha empeñado en dividir al planeta entre países
desarrollados y subdesarrollados, supeditando la dinámica política, social,
económica y cultural a esta diferenciación. Los países desarrollados han
trazado sus propios ideales de desarrollo, los cuales vienen siendo
impuestos sobre los países subdesarrollados, con lo cual éstos últimos no
han tenido oportunidad de decidir sus propias políticas al respecto. Como
respuesta, han venido tomando fuerza en los últimos lustros (principalmente
en el tercer mundo) nuevas visiones de futuro, con la pretensión de redefinir
el desarrollo concebido por los países del norte, y el cual, no es otra cosa
que producir y acumular bienes.
Es cierto que los pobres claman, pero… ¿quién escucha el clamor de los
oprimidos que viene desde el mismo seno de la Tierra? Existen propuestas
pero no contribuciones. Todas estas categorías antes mencionadas de la
teología de la liberación miran hacia esto. No se busca una utopía donde
exista una sociedad pobre o una sociedad rica sino una sociedad fraterna,
justa, solidaria, donde el misterio de la existencia humana sea develado por
la misma existencia humana y la totalidad de la creación. Ese sueño puede
llegar a ser realidad y ese el meollo de la teología que en este estudio nos
ocupa.
72
2.9.2 No Hay Liberación sin Ecología
Así como Marx no fue opositor de los ideales del capitalismo tampoco
el teólogo de la liberación lo es de la Iglesia y su doctrina o de los ricos y sus
propuestas (a menos que estas vallan en contra del mismo hombre y su
bienestar social, cultural, político, ideológico, económico y religioso, es decir,
sobre su integralidad). Podemos afirmar como lo hace Boff en su libro sobre
la dignidad de la tierra (2007) que una reflexión ecológica enriquece algunos
aspectos de los sistemas políticos actuales, ya que al incorporar a la natura
como un factor de constitución de las fuerzas de una nación o pueblo estos
se vuelven a su vez (y a su favor) en sistemas o fuerzas productoras que
enriquecen no solo el capital sino también una nueva conciencia ecológica.
La política a la larga no lo es todo en la existencia humana mientras
que, por el contrario, la biodiversidad de la tierra es parte fundamental de la
existencia humana. La teología de la liberación tiene una concepción eclesial
de este pueblo liberado y su tierra: en él se pasa de la masa del pueblo al
Pueblo de Dios.
De toda esta injusticia nació una espiritualidad, una pastoral, una teología
a la que llamamos teología de la liberación. Había algo extraño entre el
Evangelio, la técnica y los pobres. Parecía ser una abierta separación; esto
generó una confrontación y, posteriormente, una reflexión, a la que hemos
denominado teología de la liberación. Esta nueva filosofía de vida no
obedece como antes a la producción injusta de la economía como sistema de
73
vida sino que se abre paso hacia la promoción y expansión de los sistemas
de vida entre los que resalta su visión de la tierra y su ligada relación con el
hombre.
Toda injusticia lleva consigo una fuerte crítica, y toda crítica liberadora
remite a una superación. En la teología de la liberación lo inmaterial adquiere
un valor superior que hace que lo material pase de sujeto a objeto, así la
anterior cosificación del hombre-objeto se invierte hasta retomar su idea
Divina y originaria de sujeto de complacencia de su Creador. La ecología
pasó de ser un discurso regional a un discurso universal que posee mayor
fuerza movilizadora y abundante propuesta de contenido discutible en la
querella actual. Llevar todo esto a la realidad es descubrir la espiritualidad
que hay dentro de la tierra e ir más allá, hasta el cosmos.
Es una propuesta integral que no busca tomar todo y encerrarlo en una
caja sino más bien ver la captación del todo en su totalidad articulada y
orgánica. La praxis liberadora de esta reflexión filosófico-teológica es la clave
para entender las nuevas categorías o el nuevo significado de las categorías
ya existentes en la teología de la liberación.
Así pues, Liberación es la ruptura radical o lenta pero definitiva y clara de
toda subyugación, de toda cosa que te impida ser persona íntegra, persona
feliz, en suma. Cuando uno se pregunta por esencialidades del ser humano,
¿que le da sentido a la peregrinación, al transito por este planeta a los seres
humanos?... la posibilidad de ser felices, y lo contrario es infelicidad. Todo lo
que te impida acceder a niveles muy profundos de felicidad, te
74
estasubyugando, es una cadena y eso hay que romperlo. Dicho en un
término filosófico no necesariamente político.
Ahora, esta aseveración tiene implicaciones inmediatamente políticas
porque cuando uno empieza a analizar se encuentra que el obstáculo
primero a las felicidades individuales y colectivas es la economía, es de tipo
económico y ¿quiénes lo fabrican?, los que controlan la economía. Entonces
la liberación, los procesos de liberación hay que hacerlos, ¿a costa de
quienes?, ¿contra quienes?, contra los que fabrican cadenas, es decir, una
economía que no les permite a todos masivamente el acceso a los bienes.
Tal como afirma Boff (2007) necesitamos pues algo más que un desarrollo
sostenido. Carecemos de una sociedad sostenida que encuentre para sí el
desarrollo sostenido para las necesidades de todos. El bienestar no puede
ser sólo social, tiene que ser socio-cósmico. Tiene que atender a los demás
seres de la naturaleza como a las aguas, a las plantas, a los animales, a los
micro-organismos, porque todos juntos constituyen la comunidad planetaria,
donde estamos insertos y sin los cuales nosotros mismos no viviríamos.
El principal fundamento bíblico de esta praxis liberadora se encuentra en
la sagrada escritura por el misterio kenótico de la encarnación de Jesús. Esta
reflexión no se limita a un simple discurso sino que implica una práctica
concreta. La teología de la liberación es un gran proyecto que tiene como
epicentro la opción preferencial por los más pobres y necesitados y, también
es una lucha no contra algún partido político sino contra la pobreza
desmedida que está afectando la dignidad del hombre y la tierra.
75
2.9.3 El Planeta Tierra
Tierras es el nombre científico otorgado a esta porción de espacio
ubicado en el Supercúmulo de galaxias Virgo. Somos el tercer planeta desde
el Sol en el Sistema Solar. Dentro de este Supercúmulo estamos en un grupo
más pequeño de galaxias llamado el Grupo Local. La Tierra está en la
segunda galaxia más grande del Grupo Local, en la galaxia llamada la Vía
Láctea, que es una galaxia espiral grande.
Nuestro planeta está localizado en uno de los brazos espirales de la Vía
Láctea, llamado el brazo de Orión, el cual está alrededor de 2/3 partes del
camino desde el centro de la galaxia. Nosotros somos parte del Sistema
Solar que está comprendido por un grupo de nueve planetas. En este,
nuestro hogar, conviven más de dos millones de diferentes formas de vida y
en el cual los seres humanos tenemos actualmente la mayor incidencia
desde todos los puntos de vista.
Se calcula que la tierra tiene unos 4,4 mil millones de años pasando por
un largo proceso evolutivo que involucra a cientos de millones de seres vivos
en todos los niveles y categorías hasta ahora conocidos, un proceso de
simbiosis equilibrado majestuosamente por una sabiduría divina a la que
llamamos Dios.
Partimos del presupuesto de que efectivamente el Universo fue creado
por una entidad superior a todo; sin embargo, acepto como principio las
teorías científicas que han dado mayor claridad al proceso de la evolución del
76
planeta y de los seres que lo habitamos. Una de estas teorías del origen del
universo y la más aceptada es la llamada Big Bang ideada por el científico
Stephen Hawking mencionada con mucha sencillez y claridad en el libro
Historia del Tiempo (1988) en el cual se pueden encontrar las siguientes
preguntas ¿Cuál es la naturaleza del tiempo?, ¿Hubo un principio o habrá un
final en el tiempo?, ¿Es infinito el universo o tiene límites?
Hablamos del origen del planeta porque es necesario conocerlo para
conservarlo o como dice el refrán popular “no se puede salvar lo que no se
conoce y no se ama”. Nosotros somos parte de este vasto universo
evolutivo. Nuestro hogar, a Tierra, está vivo con una comunidad singular de
vidas. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una
aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones
esenciales para la evolución de la vida.
A este respecto se puede decir que la Tierra desde siempre se ha
comportado como una Madre protectora y amorosa. Desde la más alta
ancestralidad, las culturas y las religiones testimonian la creencia de la Tierra
como Gran Madre, Inana, Terra Mater, Magna Mater y su acepción más
conocida Gaia. Los pueblos originarios de ayer y de hoy tenían y tienen clara
conciencia de que la Tierra es generadora de todos los vivientes. “Solamente
un ser vivo puede producir vida en sus más diferentes formas. La Tierra es,
pues, la Madre universal” (Boff. 2008).
La Tierraesta viva, una de las prueba de ello está en los estudios del biólogo
Edward O. Wilson, ganador de innumerables premios en esta área y
77
reconocido como uno de los científicos más influyentes del siglo XX, quien
afirma que “en un solo gramo de tierra, o sea, en menos de un puñado, viven
cerca de diez mil millones de bacterias, pertenecientes hasta a seis mil
especies diferentes”; o como dice la hermosa poesía del conocido poeta
inglés William Blake “Para ver el mundo en un grano de arena y el Cielo en
una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de tu mano, y la eternidad en
una hora”, haciendo clara referencia a la conexión entre nosotros y el
universo.
Efectivamente la Tierra es Madre fecunda, la tradición lingüística
occidental lo testimonia, podríamos usar algunos ejemplos: hombre/homo
proviene del latín humus que significa tierra fecunda y Adán proviene del
hebreo adamah que significa tierra, “por eso el ser humano es la Tierra que
anda, que piensa, que siente y que ama”. (Boff, 2008, 2)
Igualmente, la Tierra produce para todos las condiciones de subsistencia, de
evolución y de alimentación, en el suelo, en el subsuelo y en el aire. Tierra es
sumergirse en la comunidad terrenal, en el mundo de los hermanos
6.000años antes de nuestra era, cuando era todavía una tierra verde, rica y
fértil pasado por toda la cuenca del Mediterráneo, por la India y por la China,
donde predominaban las divinidades femeninas, la Gran Madre Negra y la
Madre-Reina. La espiritualidad era de una profunda unión cósmica y de una
conexión orgánica con todos los elementos como expresión del Todo.
Al respecto, Leonardo Boff (2008) expone que La Ecología de la
Liberación (...) avanza en cuatro vertientes de la Ecología: Ecología
78
ambiental, que estudia la degradación del medio ambiente; Ecología social,
donde se intenta demostrar que “la pobreza y la injusticia son agresiones
ecológicas al ser más complejo y singular de la creación, que es el ser
humano”.Más adelante, aborda la "Ecología Mental", así llamada porque la
fuente del desequilibrio está en la mente humana, en arquetipos mal
conocidos, en agresiones como el antropocentrismo.
Esa concepción que pone al Hombre en el centro del mundo dejando la
Naturaleza apenas al servicio del ser humano. Son estructuras mentales que
han sido reforzadas por el judeo-cristianismo. Creced y multiplicaos, dominad
la Tierra, intimidad a los animales, las aves y los peces, según la expresión
bíblica que, desde el punto de vista de hoy, es profundamente anti ecológica.
Por otro lado, Boff (2008) manifiesta que la globalización se inserta dentro
de esta perspectiva universal. Por qué trae consigo una conciencia
planetaria. Tenemos únicamente este planeta para vivir. Debemos cuidar de
él como cuidamos de nuestras casas y de nuestros cuerpos. Estamos todos
amenazados ya sea por el arsenal de armas nucleares y químicas
construidas y almacenadas que pueden destruir la biosfera; ya sea por la
sistemática agresión a los ecosistemas que ponen en riesgo el futuro del
planeta Tierra.
Esta vez no habrá un Arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a
los demás; o nos salvamos todos: biosfera y humanos o pareceremos todos.
El fenómeno de la globalización y de su correspondiente conciencia
planetaria dará origen a otro paradigma civilizacional. Dicho paradigma se
79
caracterizará por un nuevo modo de relacionarse con la naturaleza y los
pueblos, por una nueva forma de producción, por una redefinición de la
subjetividad humana y del trabajo. En la medida que crece la conciencia
planetaria crece también la convicción de que los recursos no renovables
están agotándose y el equilibrio físico-químico del Planeta está
profundamente afectado.
Cambiamos de patrón de comportamiento con la naturaleza o vamos al
encuentro de lo peor. Por eso la sociedad del Siglo XXI consumirá con más
responsabilidad y respetará a la naturaleza. El desarrollo se hará con la
naturaleza y no contra ella o a costa de ella como sucede hasta ahora. Por
tanto se impone la tarea de ecologizar todo lo que hacemos y pensamos,
rechazar los conceptos cerrados, desconfiar de las causalidades
unidireccionales, proponerse ser inclusivo contra todas las disyunciones,
holístico contra todos los reduccionismos, complejo contra todas las
simplificaciones.
No vivimos simplemente en la tierra. Somos la tierra que anda, como
decía el poeta cantante argentino Atahualpa Yupanqui. Somos la tierra que
piensa, la Tierra que ama, la Tierra que sueña y la tierra que reza. Somos
hijos e hijas de la Tierra.
2.9.4 Un Nuevo Ethos
Las sociedades modernas se han organizado de tal modo que los
bienes naturales y humanos están siendo profundamente golpeados y
80
desapropiados de su esencia. Las políticas de conservación y defensa de los
recursos son casi nulas con respecto al deterioro acelerado de los recursos
de la tierra; se estima que dentro de algunos años necesitaremos dos
planetas Tierra para poder sobrellevar solo las exigencias de subsistencia
humana. El mismo Stephen Hawking, calcula que en unos 100 años el
planeta no tendrá las condiciones mínimas para nuestra subsistencia.
Así mismo, Boff (2008) argumenta que “Los científicos que siguen el
estado del Planeta, especialmente la Global FootPrint Network habían
hablado del EarthOvershoot Day, del día que se sobrepasaron los límites de
la Tierra. Y exactamente el 23 de septiembre de 2008 la Tierra sobrepasó en
un 30% su capacidad de reposición de los recursos necesarios para las
demandas humanas”.
No es posible seguir pensando a los hombres y mujeres del planeta como
simples compradores de bienes y servicios, olvidando que somos seres
multidimensionales, pluriculturales y multiétnicos. Si se olvidan estos tres
aspectos, no podremos esperar jamás que el sueño de una aldea global
llegue a buen término.
En este sentido, es necesaria una nueva propuesta que parta de la
creación de un nuevo ethos que implique el llamamiento de nuevos
principios: solidaridad, cooperación, que no son principios axiales sino el eje
primordial que constituye la actividad individual y colectiva. El planteamiento
de un nuevo ethos no va en menoscabo de la universalización del
pensamiento o del saber científico-tecnológico y de sus avances en materias
81
como salud, comunicaciones, etc. sino que, por el contrario, es la creación de
una posibilidad de sostenimiento de una base que es más sólida e
infranqueable. (Boff. 2001)
Una renovación global no es una revolución regional o de estado-nación.
Son las razones verdaderamente, éticas y no las políticas aquellas que
generan un verdadero cambio. No se plantea una eticidad genérica sino un
pacto ético. Los dos elementos fundamentales para llegar a alcanzar este
pacto son primeramente la razón, basada en la sensibilidad humana y en
segundo lugar la inteligencia emocional expresada por el cuidado, la
responsabilidad, la cooperación, actitudes que promueven una nueva
práctica.
Entendemos este nuevo ethos como “el conjunto de las intuiciones, de
los valores y de los principios que orientan las relaciones humanas con la
naturaleza, con la sociedad, con las alteridades, con uno mismo y con el
sentido trascendente de la existencia, Dios” (Boff, 2001) Para lograr que
esta nueva propuesta sea efectiva necesitaremos más que la buena
voluntad, será necesaria toda una renovación, interior primero y luego global,
para que los conceptos como solidaridad, responsabilidad, cooperación,
alteridad sean usados con efectividad.
En consecuencia urge la necesidad de una nueva ética universal del
cuidado. Una renovación global no es una revolución regional o de estado-
nación. Son las razones verdaderamente éticas y no las políticas aquellas
que generan un verdadero cambio. Según Boff (2008) todas las reflexiones
82
sobre el ethos han nacido de la naturaleza universal. Es el ethos el que
configura el cuidado y la responsabilidad frente la vida, frente a lo social,
frente a lo cultural; en resumen frente a la tierra entera.
El propósito fundamental de la ecología de la liberación consiste entonces
en la conformación de una nueva ética mundial, sobre la cual sea posible
construir el prototipo de hombre nuevo; movido por intereses de solidaridad y
cooperación, no sólo con sus semejantes sino también con su entorno. Pero
toda ética nace de una nueva óptica y toda nueva óptica irrumpe de una
profunda inmersión en la experiencia del Ser, de una nueva percepción del
todo ligado, religado en sus partes y conectado con la Fuente originaria de
donde dimanan todos los entes.
Este nuevo ethos no es biologicista o ecologista ni tampoco mira al todo
de la realidad como un orden de yuxtaposiciones o de realidades separadas
sino que promueve a la manera de los trascendentales del ser de la filosofía
griega una unidad de forma consciente. Este ethos no acepta la disyunción
sino la conjunción. Es eco-organizador Teo-trascendental.
No se trata de que las culturas pierdan su singularidad sino de que se
abran realmente al diálogo. Podría incluso aplicarse la teoría de la
complejidad de Edgar Morín según la cual, en este caso, nos induciría a
pensar globalmente y actuar según cada cultura o pensar conforme a cada
cultura y actuar globalmente.
Si el logos (razón) y la naturaleza (physis) no vuelven a ser uno, en la
objetivación del ser como en el pensamiento griego antiguo –aun cuando en
83
este período no se trascendió hasta su alto contenido histórico- caeríamos
fácilmente en la subjetivación en la que se enclavó el pensamiento medieval
hasta concluir en una separación de dos entes que siendo distintos
conforman una unidad única para llegar a este nuevo ethos.
El imperante retorno a la naturaleza subjetivada y al logos universal han
encauzado un horizonte de nacientes conocimientos contenidos en la ciencia
de la Tierra y de su más sagrado habitante: la humanidad. La vía para el
acceso a este conocimiento es el camino espiritual y el ejercicio ascético.
2.9.5 La Nueva Propuesta: Una alianza global
Ahora lo que está en juego no es una porción geográfica, un estado,
una frontera, la soberanía, conceptos que cada vez tienen menos relevancia
y sumergen a los países en las cegueras del conocimiento de las que nos
habla Edgar Morin en su libro (1999) “7 Saberes Necesarios para la
Educación del Futuro”. Ahora es crucial para la humanidad comprender que
debe crear una nueva forma de concebir el mundo más orientada hacia el
cuidado del planeta nuestro hogar y de los seres que lo habitamos, esta
propuesta que tiene su origen en lo espiritual debe orientarnos a la necesidad
de lograr establecer un equilibrio por el cual logremos mantener la
condiciones para la subsistencia de la vida.
Este planteamiento por tener su arraigo en la espiritualidad –no de
religiones, sino del ser-humano-religado – no se contrasta con la moral
teológica de catolicismo aun cuando su aporte a ella misma y a sus
84
estudiosos es que la Tierra como obra del plan de Dios trazado desde la
creación no es un ente inmutable, estático, sino ser-viviente que clama un
cuidado de sí misma. A este clamor ha respondido la Iglesia católica a través
del Magisterio del actual sucesor de San Pedro en Roma, el Papa Benedicto
XVI, al lanzar como lema de la jornada mundial de Oración por la Paz del
año 2010:“si quieres la Paz, cuida la Tierra”.
Así mismo, en la antigüedad se puede encontrar que “el cuidado es el
permanente compañero del ser humano” así expresaba Horacio (65-68 a.c)
que en el pensamiento antiguo el cuidado va creando en las personas
responsabilidad y compromiso. El cuidado es la primera actitud fundamental
de la ética porque ella es capaz de proteger y salvaguardar la vida de
garantizar los derechos, de construir la convivencia y la solidaridad, de luchar
por la comprensión, la compasión y el amor.
En este orden de ideas, en el año 2000 la Carta de la Tierra hacía esta
seria advertencia: “Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra,
en el cual la humanidad debe elegir su futuro... La elección es nuestra: o
formamos una alianza global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o
nos arriesgamos a nuestra propia destrucción y a la devastación de la
diversidad de la vida”. Esta no es una declaración alarmista, la verdad es que
ya el planeta ha superado su capacidad de auto regeneración
Por consiguiente es necesario el establecimiento de una alianza global en
la que todos seamos participes, no solo los políticos, esta debe ser una
iniciativa que abarque todas las culturas desde su propia riqueza y
85
autonomía. La categoría de salvaguarda de las naciones solo es un dechado
de camaradería que coloca pequeños paliativos pero no da soluciones
concretas al tema global, sea cual fuere éste.
La aparición del ecologismo en la sociedad y en particular en la política, ha
conseguido que los partidos clásicos o históricos hagan suyas muchas de sus
reivindicaciones. Las actitudes ecologistas han sido buenas para avivar la
sensibilidad de la opinión pública hacia problemas en cuya solución debemos
todos cooperar, pero son de temer las exageraciones que puedan dañar el
proceso de la ciencia y no solamente la imagen que el público tiene de ella.
En la medida en que la ecología es una ciencia, no debe carecer de un
discurso político, social y ético. El ecologismo muy a menudo doliente y
sinceramente comprometido, presenta también el desgarro estético de toda
aspiración utópica. Una ética comporta un sistema de valores coherentes de
acción universal y categórica, es decir, que comporte alguna forma de
obligación frente a un valor reconocido como tal. De aquí que nuestro
comportamiento frente a la naturaleza, debe depender en gran parte de
nuestra valoración de la misma.
La globalización ya ha sido institucionalizada bajo un proyecto
egocéntrico; este nuevo ethos u orden mundial busca la superación y corre
tras la mirada de un proyecto ecocéntrico no manipulado por discursos o por
solo planteamientos políticos-estatales. Esta nueva sensibilidad inteligente no
quiere colocar a ningún país o bloque geopolítico o económico en el centro
sino a la Tierra misma y a su humanidad en ella contenida.
86
Este nuevo espíritu del cuidado y amor solo es posible mediante la
institución de una nueva alianza global en la que todos comprendamos la
necesidad de proteger la vida que nos brinda el planeta que esta vivo con
nosotros y que nos da de sí para nuestra propia subsistencia, más aún, que
nos ayude a comprender que todos que, a pesar de nuestra complejidad,
tenemos los mismos derechos así como similares deberes y que nadie,
absolutamente nadie, tiene derecho a obviarlos.
Tal cometido es viable, para eso existe ya un documento que nos puede
inspirar: la Carta de la Tierra. En ella encontramos representado un aporte
importante para una visión holística e integrada de los problemas sociales y
ambientales de la humanidad; le dio vida la sociedad civil mundial e involucró
en su elaboración a más de cien mil personas de 46 países; fue asumida en
2003 por la UNESCO como instrumento educativo y una referencia ética para
el desarrollo sostenible.
En palabras de Boff (2008) podemos resumir a grosso modo el contenido
de este importante documento “La Carta entiende la Tierra como dotada de
vida y como nuestro hogar. Presenta pautas concretas que pueden salvarla,
cuidándola con comprensión, compasión y amor, como cabe hacer
cariñosamente con nuestra Gran Madre”. Nuestra misión en el conjunto de
los seres vivos es la de ser los protectores y los conservadores de esta
sagrada herencia recibida del Universo.
Creemos que la solución al problema debe pasar por un cambio de
actitudes éticas, no sólo personales, sino sociales en general, las cuales
87
deben desarrollar mecanismos que impidan que determinados grupos de
poder, los que controlan la economía mundial, sean los que marquen las
pautas de comportamiento en la relación Hombre-Naturaleza, debiendo
entenderse dichas pautas dentro del funcionamiento integral de la Biosfera
como sistema termodinámicamente estable.
El comportamiento ético se debe basar en que el hombre deje de sentirse
el centro del Universo, más concretamente en que los países desarrollados, y
dentro de éstos los grupos de poder, cambien su comportamiento, cambien
las relaciones con los países del Tercer Mundo, dejando de verlos sólo como
una despensa de materias primas.
De ahí el que deban establecerse planes de colaboración, basados en el
desarrollo en común, pero desarrollo no fundamentado en la explotación
desmedida de los recursos naturales, sino compatibilizando el desarrollo con
la conservación, pues de esta manera se conseguirá una ética de la
solidaridad, no sólo entre los hombres, sino además con la Naturaleza.
Creemos que así se dispondrá de un marco de referencia apropiado para la
confección de leyes y reglamentos acordes con la realidad del
funcionamiento del plane ta Tierra y del espacio exterior, en el cual cada vez
son mayores las incursiones de la especie dominante.
El comportamiento del hombre como parte integrante de la Naturaleza
debe estar regido por el principio de precaución, es decir, hay que ser
prudentes en cualquiera de las actuaciones que se realicen con clara
interferencia en el funcionamiento sistémico del planeta Tierra. El carácter
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ético del desarrollo no significa que se pueda prescindir del respeto a la
Naturaleza, lo que significa que debemos integrarnos como parte del
ecosistema, pero no sólo porque estemos sujetos a las leyes biológicas, sino
también a las leyes éticas.
2.9.6 La Comunidad de Vida
Sería un gran error negar nuestra irresponsabilidad y aún peor sería
una insensatez tratar de ocultarla. Hemos hecho grandes avances
tecnológicos sin menoscabo del daño que estos avances podían ocasionar al
planeta, en algunas ocasiones con conciencia clara de lo que podía suceder,
en otras con una supuesta bondad e inocencia científica que tenía por
estandarte el bien de la humanidad como la de los que construyeron la
bomba atómica.
Hacemos eco de las palabras del Teólogo Brasileño Leonardo Boff
(2001) cuando nos dice. “La actividad humana, irresponsable ante la
máquina de muerte que ha creado, puede ocasionar daños irreparables en la
biosfera y destruir las condiciones de vida de los seres humanos…”La
humanidad está obligada a escoger su futuro: Formamos una sociedad
global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la
destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida.
Por consiguiente, se necesitan cambios fundamentales en nuestros
valores, instituciones y formas de vida que garanticen nuestro futuro. Estos
cambios se originan de un nuevo código de ética, que se deriva de un nuevo
89
punto de vista: la ética de amor, cuidado, cautela, solidaridad,
responsabilidad y compasión.
El desarrollo debe ser considerado como un todo, es un proceso cultural, integral,
rico en valores, abarca el ambiente natural, las relaciones sociales, la educación,
la producción, el consumo y el bienestar. La diversidad de las formas de
desarrollo responde a la especificidad de las situaciones culturales o naturales; no
existe una fórmula universal. El desarrollo es endógeno; brota de las entrañas de
cada sociedad, al definir sobrenaturalmente su visión del futuro, en cooperación
con sociedades que comparten sus problemas y aspiraciones.
Al mismo tiempo la comunidad internacional como un todo tiene la
responsabilidad de garantizar las condiciones para el desarrollo auto dependiente
de cada sociedad, haciendo disponibles para todos los frutos de la experiencia de
los otros y ayudando a aquellos entre sus miembros que tengan necesidades.
Esta es la esencia misma del nuevo orden internacional.
La coordinación de las actividades ambientales con la planificación del
desarrollo exige una definición más amplia de las metas del desarrollo. Dicha
redefinición debería insistir en la distribución del ingreso y del empleo, prestar
mayor atención a los bienes y servicios públicos que se orientan hacía el
bienestar social y dar un mayor margen a la participación política. El
verdadero desarrollo no puede consistir en una mera acumulación de
riquezas o en la mayor disponibilidad de los bienes y de los servicios, si esto
se obtiene a costa del subdesarrollo de muchos, y sin la debida
consideración por la dimensión social, cultural y espiritual del ser humano.
90
Así, para Boff (2007) necesitamos pues algo más que un desarrollo
sostenido. Carecemos de una sociedad sostenida que encuentre para sí el
desarrollo sostenido para las necesidades de todos. El bienestar no puede
ser sólo social, tiene que ser socio-cósmico. Tiene que atender a los demás
seres de la naturaleza como a las aguas, a las plantas, a los animales, a los
micro-organismos, porque todos juntos constituyen la comunidad planetaria,
donde estamos insertos y sin los cuales nosotros mismos no viviríamos.
Esta nueva ética fundamentada en esta nueva comunidad global “irrumpe
de una profunda inmersión de la experiencia del Ser, de una nueva
percepción del todo ligado “religado” en sus partes y conectado con la Fuente
originaria de donde dimanan todos los entes” (Boff. 2001). Si tuviéramos que
resumir en una sola frase la gran propuesta política, ética, espiritual y cultural
de la Carta de la Tierra —un sueño verdaderamente liberador para la
humanidad— diríamos que éste es un “modo de vida sostenible”.
Este modo sostenible, entonces, debe ser: 1) orientado hacia las necesidades
básicas y no al crecimiento que se proponen desde los grandes centros de poder
hacia las periferias, 2) ser endógeno y no imitativo de las modas y los valores
extranjeros, 3) ser autodependiente y no estar sujeto a las estructuras de poder
externas, 4) adecuarse a las necesidades ambientales, manejar correctamente
los recursos naturales y adoptar energías apropiadas y 5) buscar
estructuralmente la repartición de la riqueza equitativamente sin exclusiones de
grupos y permitir la participación popular en la toma de decisiones.
Este modo de vida sostenible reconoce el entendimiento de que los seres
humanos y la Tierra tienen el mismo destino y que enfrentan el futuro junto,
91
no separado. Deberán protegerse entre sí con el fin de garantizar un futuro
común; de lo contrario, ambos corren el riesgo de perecer porque la tierra
como madre proveedora no tendría sentido sin la vida a la cual provee. Así
pues, una sociedad sostenible es aquella que satisface sus necesidades sin
poner en peligro las capacidades de las generaciones futuras de cumplir sus
propias necesidades. Esta definición pretende inaugurar un camino hacia un
mejor uso de los recursos naturales.
Igualmente, el derecho al desarrollo sostenible debe ejercerse en forma
tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y
ambientales de las generaciones presentes y futuras. A fin de alcanzar el
desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir
parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma
aislada. Se plantea entonces la necesidad de pensar en el hábitat del ser
humano y en la urgencia de cuidarlo y preservarlo para las futuras
generaciones, pero sin detrimento de la población actual, y acorde a las
aspiraciones de todos los seres humanos.
Debemos comprender que vivir un modo de vida sustentable consiste en
permite a la Tierra, con su integridad y belleza, con sus abundantes pero
limitados recursos, satisfacer las necesidades actuales de toda la humanidad
de tal forma que le permita reproducirse, regenerarse y continuar su
evolución, como lo ha hecho por 4,4 mil millones de años, satisfaciendo así
las necesidades de futuras generaciones. Hoy día, el modo de vida a nivel
mundial es absolutamente insostenible. El destino de la tierra se cierne
92
amenazador pero no es irreparable si nos sentimos profundamente
comprometidos con esta misión;
Por otro lado, a raíz de la gran desigualdad en el mundo, la teología de la
liberación ha planteado el concepto de desarrollo a escala humana, el cual se
sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en
la generación de niveles crecientes de autodependencia y en la articulación
orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los
comportamientos globales con los locales, de lo personal con lo social, de la
planificación y con la autonomía y de la Sociedad Civil con el Estado.
Con base en esto, éste tipo de desarrollo se sustenta en tres postulados:
primero, en que es planteado para personas y no para objetos; segundo, que
las necesidades humanas son finitas, pocas y clasificables, y tercero, que
dichas necesidades son las mismas en todas las culturas y a través de la
historia, simplemente lo que cambia es la manera de satisfacerlas.
Jamás en la historia, la humanidad ha confrontado un desafío tan serio.
Para responder a este desafío, es urgente que cambiemos, de lo contrario,
nos dirigimos hacia un desastre. He aquí la importancia de la Carta de la
Tierra, que nos despierta a todos a esta situación dramática de vida o
muerte. Al mismo tiempo, evoca esperanza y confianza ya que no se trata de
una situación fatal. Si convertimos la propuesta de la Carta de la Tierra en
una realidad, tendremos un futuro y presenciaremos el nacimiento de una
nueva civilización humana ya unificada en la misma casa común.
Con toda razón, la Carta de la Tierra no fundamenta su postulado central
en el desarrollo sostenible en sí, como uno esperaría, porque el desarrollo
93
sostenible predomina en los documentos oficiales de gobiernos y organismos
internacionales. Más bien, la Carta de la Tierra dirige su enfoque hacia la
comunidad de la vida, en toda su diversidad, ya que constituye la realidad
más amenazada. Además, junto con la comunidad de la vida, la Carta de la
Tierra plantea otro punto, en esencia vinculado con ésta: el respeto y
cuidado. Por consiguiente, su primera parte dice así: “Respeto y cuidado de
la comunidad de la vida” (Parte I).
Todos los seres vivientes, acorde con las ciencias de la Tierra y la
biología moderna, desde la bacteria más primitiva, que apareció hace 3.800
millones de años, hasta las plantas, animales y seres humanos, básicamente
portan el mismo código genético. Todos los seres vivientes portan los
mismos veinte aminoácidos y las mismas cuatro bases de fosfato. Por lo
tanto, todos estamos emparentados y somos hermanos y hermanas entre
nosotros. Así también lo atestigua la Física Quántica somos seres de
energía, energía que en nuestro cuerpo se vulgariza, pero que subyace en la
continua conexión entre nosotros y el universo, no en vano dijo Carl Sagan
“nosotros somos la manera por la cual el universo se conoce así mismo”.
Tal y como lo plantea Edgar Morin (1999) con el aporte de las
contracorrientes ecológicas, hoy en día el ser humano siente el impulso de
retornar a la comunidad de hermanos y hermanas para asumir la función de:
primero sentirse parte de la comunidad de la vida, junto con los demás
miembros y segundo, aquél que se ha elevado por encima de todos como en
la novela de JosteinGarder el “Mundo de Sofía” se sitúa en lo más alto del
94
pelo del conejo como punto de referencia de la comunidad de la vida con el
objeto de intervenir creativamente en ésta, permitiendo el proceso de
evolución y aceptando de manera responsable ser el cuidador y guardián de
todos los demás seres vivientes “
Esta misión ética de las que nos habla Boff(2001) partiendo del Génesis nos
lleva a la tarea de cuidar a la comunidad de vida. Éste sentido de pertenencia a
una Comunidad Global nace del cuidado considerando éste como “la relación del
enternecimiento y de preocupación que descubre el mundo como valor. No es
primeramente, objeto de posesión por parte del ser humano, ni escenario de los
intereses utilitaristas. Tiene un valor intrínseco y una autonomía relativa. Posee
subjetividad en la medida que es sujeto de derechos, merece ser respetado,
merece seguir existiendo y se configura como parte y parcela del Todo”.
La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro
hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la
naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e
incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la
evolución de la vida.
La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la
humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos
sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles,
aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es
una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la vitalidad,
la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado.
95
Los patrones dominantes de producción y consumo están causando
devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de
especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del
desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se
está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos
violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un
aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas
ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo
amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables.
El proceso para enfrentar esta problemática requerirá un cambio de
mentalidad y de corazón; requiere también de un nuevo sentido de
interdependencia global y responsabilidad universal. Debemos desarrollar y
aplicar imaginativamente la visión de un modo de vida sostenible a nivel
local, nacional, regional y global. Nuestra diversidad cultural es una herencia
preciosa y las diferentes culturas encontrarán sus propias formas para
concretar lo establecido. Debemos profundizar y ampliar el diálogo global que
generó la Carta de la Tierra, puesto que tenemos mucho que aprender en la
búsqueda colaboradora de la verdad y la sabiduría.
Por otra parte, debe tomarse en consideración el cuidado, pues éste
representa una relación amorosa y no agresiva con la realidad. El cuidado está
atento a los procesos vitales y se preocupa de todos los seres para que éstos
puedan continuar participando en la comunidad de la vida de tal manera que
ninguno esté excluido ni abandonado en su sufrimiento. Es con cuidado, como lo
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estipula la Carta, que podremos “asegurar que las comunidades, a todo nivel,
garanticen los derechos humanos y las libertades fundamentales y brinden a
todos la oportunidad de desarrollar su pleno potencial” (Subprincipio3.a).
En su Principio 2 la Carta dice que debemos “cuidar la comunidad de la
vida con entendimiento, compasión y amor”. El cuidado debe practicarse con
comprensión. La comprensión no es un proceso abstracto de obtener la
verdad sobre las cosas, sino una forma de comunión con éstas, o sea, un
tipo de amor. Cuando comprendemos algo realmente ese algo logra que
cambiemos nuestra forma de ver el mundo. De hecho, sólo conocemos lo
que realmente amamos.
El Principio 2 también subraya que debemos cuidar de la comunidad de la vida
con compasión. “La palabra <<compasión>> se comprende mejor si la vemos
desde la perspectiva budista que abarca dos dimensiones. La primera es respetar
cada ser viviente y renunciar totalmente al deseo de poseerlo (desprendimiento).
La segunda es cuidarlos, acompañarlos en todo momento, en la felicidad y en la
tristeza y, especialmente, no permitir que sufran en soledad”. (2008, 3)
Para concluir, una última reflexión. La educación ética y la Tierra no
pueden continuar si mantenemos este curso. Es necesario que cambiemos
nuestra forma de pensar, nuestro modo de producción y de consumo, si
queremos tener un futuro de esperanza. La solución para la Tierra no nos va
a caer del cielo, sino que será el resultado de una coalición de fuerzas en
torno a una conciencia ecológica integral, unos valores éticos, unos fines
humanísticos y un nuevo sentido de ser. Sólo así honraremos nuestro Hogar
Común, la Tierra, nuestra grande y generosa Madre.
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